Foro RosacruzInvierno 2011

Eterna SabiduríaPlatón (427? - 327 a.C.)

Publicación trimestral reservada para los miembros de la A.M.O.R.C.

InstruccIones PrelImInares

Guarda silencio y recibe con reverencia estas instrucciones que vienen de arriba.

Dondequiera que el Sol brille, dondequiera que el viento so-ple, dondequiera que haya un oído que escuche y una mente que conciba, que se den a conocer ahí los preceptos de la vida, que las máximas de la verdad sean ahí honradas y obe-decidas.

Todas las cosas proceden de Dios. Su poder no tiene lími-tes. Su Sabiduría es la de la eternidad y su bondad perdura por siempre.

Él está sentado en su trono en el centro del universo y el aliento de su boca da vida al mundo. Él toca las estrellas con sus dedos y ellas prosiguen gozosas su carrera. Él camina sobre las alas del viento y ejerce su voluntad en todas las re-giones del espacio ilimitado.

De su mano surgen el orden, la gracia y la belleza. En todas sus obras se advierte la voz de la Sabiduría, no obstante la comprensión mortal no la entiende.

Pero la Sabiduría de Dios es como la Luz de los Cielos, no requiere de razonamientos. La Mente de Dios es la base de la Verdad. Escucha pues su Voz, porque está llena de gracia, y aquél que la obedece establecerá en su mente la Paz Profunda.

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Sabiduría

equeña, pero importante, es la palabra sabidu-ría, y para muchos es un preciado ideal que anhelan. Pero ¿la Sabiduría es tan absoluta como pensamos, o quizás es algo más perso-

nal y relativo a nuestras necesidades comunes?

Aunque somos bombardeados con información y estí-mulos sensorios todo el tiempo, afortunadamente retenemos solamente una pequeña fracción de todo esto. La mayoría de las impresiones pasan completamente por nuestra concien-cia objetiva y tienen muy poco efecto en nosotros. Nuestra mente está sintonizada perfectamente para que automática-mente evalúe y clasifique todas las impresiones que recibi-mos y solamente permita que penetren en la mente objetiva aquellas impresiones que no pueden manejarse de manera rutinaria por el subconsciente o que han sido etiquetadas previamente como siendo particularmente importantes para nosotros. En la mayoría de los casos simplemente notamos la impresión rápidamente y la “olvidamos”, dejándola que vaya a los niveles más profundos de nuestro ser para futura referencia.

La información y conocimiento que recibimos de un instante a otro, sin importar qué tan compleja sea, es eva-luada con el máximo cuidado por la mente, y la sabiduría que derivamos de esas impresiones es claramente vincula-da no solamente con el número de veces que recibimos las impresiones y la urgencia con la que llegan, sino también queda unida a nuestro estado de alerta. Es este estado de alerta que nos da el límite crucial que necesitamos cuando buscamos convertir hechos, figuras e impresiones en algo significativo, en información integral que todo nuestro ser

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puede comprender y relacionar a algo. En otras palabras, es nuestra rapidez de comprensión lo que nos permite conver-tir simple conocimiento en Sabiduría.

No es asombroso cuánta información inútil recordamos simplemente porque decidimos, consciente o inconsciente-mente retener nuestra atención en ella..., aunque sea dañina para nosotros. Tenemos una gran responsabilidad para con nosotros mismos, esto es, vivir nuestra vida de tal forma que sólo retengamos en nuestra mente lo que verdaderamente es importante..., y relegar a la periferia todo lo que es de relevancia temporal. Hay tantas cosas que conscientemente tratamos de retener en nuestra inmediata memoria objetiva, que no tienen ninguna importancia para nuestra búsque-da interna de la maestría del ser. Como místicos aspiran-tes, nuestra búsqueda personal para una mayor maestría de nuestro ser externo..., la búsqueda para una inspiración y mayor control de nuestra vida..., seguramente demanda que seamos más cuidadosos con lo que permitimos y no permitimos que llame nuestra atención.

Ahora más que nunca, todo tipo de información es fácil y rápidamente accesible para quienes la buscan. Sin embargo, el deslumbrante volumen de información con la que somos bombardeados todos los días en la televisión, en los diarios y en Internet nos pide que seamos grandemen-te selectivos y sepamos cómo evaluar la información que recibimos. Podemos (y con frecuencia lo hacemos) desper-diciar tiempo precioso llevando a cabo acciones que termi-nan por ser de poco valor práctico para nosotros en relación con nuestra búsqueda mística. Por lo tanto, nuestro tiempo debe manejarse con discernimiento, de manera de acumular sólo el conocimiento que nos preparará con una vida más completa y más útil y, por supuesto, con el fin de obtener la maestría de la vida.

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Desafortunadamente la mayoría de las personas van por la vida simplemente existiendo..., llenando su tiempo con asuntos muy fáciles de manejar..., viviendo solamente al día y obteniendo casi nada de sus experiencias. Como rosacruces sabemos que el cambio perdurable para mejorar es un proceso necesariamente lento y acumulativo.

Al buscar conocimiento y experiencia, necesitamos dar-nos cuenta que obtenemos más en la contemplación silen-ciosa que leyendo o estudiando largamente. Esto se debe a que por medio de la contemplación silenciosa verificamos y trasmutamos en sabiduría el conocimiento que hemos adquirido. Con la sabiduría, finalmente somos capaces de comprender, y verdaderamente vivir, los resultados lógicos de nuestros esfuerzos bien dirigidos. Es mediante estos preciosos momentos que somos capaces de interiorizar el conocimiento adquirido y obtener la habilidad de vivir completamente.

La Contemplación congrega y sintetiza nuestro cono-cimiento acumulado y lo une en un patrón ordenado que cuando se interioriza y se vive verdaderamente, resulta en lo que se llama “sabiduría”. En este sentido, la sabiduría es por supuesto relativa y no absoluta, pero poco importa esto, ya que sirve mejor para nuestras necesidades que la sabiduría realizada por cualquier otra persona.

El objetivo principal del conocimiento está en su apli-cación en nuestra vida personal, y es durante los periodos contemplativos que logramos una comprensión detallada de cómo aplicar específica e inteligentemente el conocimiento que hemos adquirido. Francis Bacon escribió que un gran error que con frecuencia cometemos, es comprender erró-neamente el propósito final del conocimiento: “...algunos lo buscan [el conocimiento] por simple curiosidad, otros por entretenimiento, otros más lo buscan por reputación, algu-

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nos otros por el triunfo en la contienda y otros más por di-nero. Finalmente, algunos buscan el conocimiento para el uso y el beneficio de la humanidad”, y eso se espera que se aplique a todos los rosacruces, ¿o no?

Parece ser un ideal noble, ya que muchas personas en-cuentran difícil ver por qué el conocimiento adquirido debe-ría utilizarse principalmente para el beneficio de los demás y no para sí mismo. En estos días, es costumbre pensar prin-cipalmente en lo que uno quiere. Vivimos en una sociedad del “yo primero”. Sin embargo, cuando ingresamos en el camino del desarrollo místico, nos alejamos de ese tipo de sociedad, por lo menos de cierta manera, y vamos más allá de los estándares aceptados de la sociedad. Entramos en un mundo nuevo de pensamiento y revelación en el que se trascienden los estándares normales de la sociedad, o de otra manera, nos hundiríamos con seguridad.

Las creaciones de arte y los descubrimientos de la cien-cia se originan en las mentes excepcionales de hombres y mujeres, y nosotros aspiramos gradualmente alcanzar esa misma esfera de inspiración de pensamiento. Porque son es-tas ideas inspiradas y nuestros pensamientos creativos, los que tendrán el mayor efecto en el futuro bienestar de la hu-manidad..., una humanidad de la que perfectamente pode-mos formar parte por décadas o centurias por venir.

Por lo tanto, debemos tener siempre en cuenta el propó-sito de todos nuestros esfuerzos en el estudio y practica de los principios de las enseñanzas de la Orden. Éstos no están ahí simplemente para ayudarnos personalmente, sino para que podamos asistir a nuestros semejantes. Cuando pensa-mos de esta manera, atraemos hacia nosotros la inspiración y guía que necesitamos..., y viene en abundancia cuando estamos listos. Con motivos egoístas experimentamos poca

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inspiración, pero con motivos benévolos el universo es como un libro abierto. Una cosa es estar bien informado, y otra es ser verdaderamente sabio.

Los místicos verdaderos son selectivos en lo que permi-ten que permanezcan sus pensamientos. Saben cuáles im-presiones y pensamientos son irrelevantes para su búsqueda interna (quizás hasta dañinos) y a cuáles hay que darles su cuidadosa atención. Utilizando el proceso de contemplación para evaluar y tejer los “hilos de sus pensamientos” en un telar, usan su sabiduría adquirida para evaluar lo que es práctico y de utilidad para ellos. Como místicos aspirantes, nunca descuidemos el darnos suficiente tiempo para pensar contemplativamente, y retirarnos mentalmente en un mun-do de soledad tan frecuentemente como podamos. Esto es el alimento, el aire y el agua de la vida mística.

En estados de soledad, podemos ir profundamente al interior de nosotros mismos y recibir la inspiración y la iluminación que necesitamos para vivir sabiamente y con maestría. Sin la guía divina que viene en estos contactos inspiracionales, el conocimiento que tenemos permanece en estado académico, no se interioriza, y no se vuelve parte de nuestra sabiduría personal. A través de los contactos in-ternos frecuentes y el uso práctico de nuestro conocimiento personal en la vida diaria, aprendemos a ser una influencia real para el bienestar creativo de la humanidad.

El desarrollo místico nunca ha sido fácil, pero el domi-nio de las artes de concentración, meditación y contempla-ción trae consigo la recompensa más apreciada que la vida tiene para ofrecer y eventualmente nos inicia en una nueva forma de pensar más allá de las experiencias comunes de la mayoría..., concediéndonos en esta vida el sagrado regalo de la Sabiduría. –SJ/GM-EGL

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ConCentraCión, Como una forma de vida

uy pocas personas comprenden que la concen-tración es una manera de vivir, ya que no es un simple ejercicio, o una manera de lograr algo especial de vez en cuando. Una vez que

se tiene la habilidad para aplicar la técnica de concentración a voluntad, se encontrará a sí mismo usando la técnica en más y más situaciones, y haciendo esto sin pensar específi-camente en ella.

Nuestras mentes están típicamente atiborradas con pen-samientos errantes fluyendo dentro y fuera como pequeñas olas de una marea. Vivimos de nuevo momentos de nues-tro pasado inmediato, pensamos con anticipación en cosas que deberán llevarse a cabo. Nos preocupamos por las con-secuencias de cosas que dijimos o hicimos, y sin saber las exactas consecuencias, pensamos en cada posible manera en la que las cosas podrían tener su desenlace para noso-tros. Lamentamos las pérdidas y nuestras fallas, fantasea-mos y pasamos mucho tiempo pensando en las cosas que queremos.

Todas estas cosas “se deslizan” dentro y fuera de nuestra mente durante todo el día, si no hemos aprendido a aplicar la gran efectividad de la apropiada concentración. Los pen-samientos continúan mezclándose y mezclándose sin cesar, y al final terminan por nublar nuestra concentración, evitan-do que llevemos a cabo algo útil al pasar de los días.

El propósito de la concentración es, por supuesto, man-tener la atención en un único objetivo o tema, y permane-cer en éste hasta que el objetivo se haya alcanzado. Centrar nuestra atención es una herramienta muy poderosa, ya que

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permite a nuestra mente estar en el punto que queremos estar. Piense en esto por un momento. Si pudiera tener en su mente sólo lo que quisiera tener en ella, no solamente podría lograr cosas maravillosas..., sino también eliminaría esos pensamientos negativos, y perturbadores, que nublan su mente durante el día. En otras palabras, una mente per-fectamente concentrada en una sola cosa exclusivamente no puede mantener otros pensamientos.

Por lo tanto, la concentración no es algo para usar oca-sionalmente para un propósito especial, sino que debería utilizarse constantemente para traer la manifestación del es-tado de desarrollo de nuestra mente. –ECR

Diligencia

Como los días que han pasado se fueron para siempre, y como los que están por venir pudieran no lle-gar a ti en el estado presente de tu ser, te es necesario, ¡oh hombre!, emplear el estado presente sin lamentar la pérdida del pasado, o sin contar demasiado con lo que ha de venir, porque de tu estado próximo nada puedes saber, excepto lo que tus acciones de ahora dispongan para él.

Este instante es tuyo, el próximo está en el vientre del futuro y no sabe lo que podrá traer, la madurez de lo que no ha nacido está de acuerdo con la ley.

Cada estado futuro es lo que tú has creado en el pre-sente.

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interpretando experienCias internas

Un fráter de Costa Rica se dirige a nuestro foro: “Algunas veces, en mis meditaciones en el Sánctum, tengo impresiones claras de escenas que no me son familiares en ese momento. Unos días, una semana o unas cuantas semanas después, ordinariamente ocurren circunstancias que me ubican en la escena o que se desarrollan tal como las vi en mi meditación. Además tengo un sueño periódico que no puedo entender (el cual procede a describir con gran ex-tensión y detalle). ¿Podría explicarme estos eventos?”

ste tipo de experiencias y otras de naturaleza similar, no son exactamente lo que estamos tratando de conseguir. Indican, no obstante, que nuestros periodos de meditación y nues-

tros ejercicios están obteniendo lo que se supone deben pro-porcionar, esto es, la estimulación de la mente subconsciente o inconsciente.

Las experiencias de esta clase deberían ser conside-radas de suma importancia e interés para todos nosotros. Las impresiones, visiones o ideas simbólicas que les vienen, tanto en su periodo de meditación como cuando se están quedando dormidos, o cuando casi están por despertar, tie-nen un significado muy especial y deberían ser cuidadosa-mente anotadas. Para ello, les sugerimos que mantengan un pequeño cuaderno de notas en el cual puedan escribir fe-chas y descripciones breves de estas experiencias, visiones, cuadros, símbolos o impresiones que pueden venirles de su mente subconsciente, de su memoria o de alguna fuente dentro o fuera de ustedes mismos.

Sin embargo, deseamos además que entiendan que es casi imposible, o al menos muy difícil, que otra persona in-

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terprete las experiencias de esta naturaleza que reciben. Por ejemplo, si una experiencia es tan simbólica o misteriosa que los confunde y que no pueden entender su significado, pien-sen cuán difícil será para otra persona tratar de explicarlo.

Estas experiencias, sean impresiones, ideas, visiones o escenas, tienen alguna relación con su propio desarrollo in-dividual, su vida o su progreso interno. Éstas vendrán a us-tedes, tan naturales como deberían ser, como resultado de su desarrollo psíquico interno. Algunas veces son proféticas, es decir, les dirán por adelantado algo que ocurrirá o que puede ocurrir para lo cual deberían estar preparados. Fre-cuentemente, sin embargo, simplemente indican un desarro-llo interno en progreso.

Debería ser obvio que ninguna persona, fuera del indi-viduo que experimenta estos eventos, podría decir posible-mente lo que significan estas cosas o qué simbolizan. En la mayoría de los casos, algunas veces pronto, o más adelante, una visión o impresión es seguida por otra relacionándose, haciendo que el individuo comprenda perfectamente lo que debería entenderse a través de las experiencias.

Por esta razón, sugerimos que hagan anotaciones de la fecha y naturaleza de cada una de estas experiencias. Así estarán preparados para el momento en que les llegue una segunda o tercera experiencia relacionada, y no tendrán que atenerse únicamente a su memoria. Podrán consultar su libro de notas, ver la conexión y descubrir un significado maravi-lloso que sólo ustedes podrán entender. De hecho, este tipo de cosas deberían conservarlas para sí mismos y considerar-las como algo especial, una clase de conocimiento privado que su ser interno les ha dado, una especie de comunicación sagrada. –ECR

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Libertad y responsabiLidad

Observando el abuso de la libertad que sigue siendo tan generalizado, y la completa falta de responsabilidad que se ejerce por muchas personas que toman su libertad por un hecho, no puedo dejar de llegar a la conclusión que la liber-tad real, el tipo que trae un estómago satisfecho, sonrisas, buena voluntad y, sobre todo, paz interna a nuestras vidas, seguramente no es realizable en nuestro planeta. ¿Es esto correcto, o existe una forma de libertad perfecta que todavía no encuentro?

odos entendemos lo que significa la palabra li-bertad, ¿no es así? Pero en realidad no, porque la palabra es tan maleable como hay mentes para pensar. Por supuesto, tenemos amplios

parámetros dentro de los cuales se encuentra la libertad, y fuera de los cuales no hay libertad. Sin embargo, tan impor-tante como es el concepto, la libertad no es tan comúnmente acordada como se podría creer. Para un individuo menos evolucionado, la libertad significa la adquisición personal de poder y de la habilidad para gratificar los apetitos a voluntad sin la necesidad de compensar de ninguna forma por los privilegios que se tienen.

Sin embargo, para la persona que está buscando una realización espiritual más grande, la libertad incluye la ha-bilidad y la posibilidad de alcanzar metas de una naturaleza más elevada para cumplir un “propósito de bondad” en la vida. Como místicos no podemos olvidar ni un momento que la libertad no está sola, sino implica siempre la obliga-ción de asumir nuestra propia responsabilidad. Por lo tanto para los místicos, libertad y responsabilidad son dos lados de la misma moneda, una no puede existir sin la otra.

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Estando dotados del libre albedrío mediante el cual di-rigimos nuestra inteligencia innata, las decisiones que toma-mos determinan el grado de libertad que gozaremos poste-riormente. Al estar frente a múltiples opciones, aprendemos a elegir sabiamente y a discernir la naturaleza verdadera de las cosas a través de la combinación de la intuición y el ra-zonamiento.

A medida que comenzamos nuestro camino definido por la vida, nos enfrentamos con una elección crucial: po-demos recorrer un camino de rectitud y justicia, o podemos entregarnos al fascinante mundo de la tentación. Tras esta elección depende el camino de nuestro destino. La des-honestidad, el engaño, la hipocresía, o cualquier emoción negativa no tienen cabida en el corazón de un místico ver-dadero. Si realmente desea ser un místico, enfrente la ten-tación, entienda su propósito en su evolución, y no ceda. Sólo le tomará unos pocos minutos de valentía para vencer el reto de la tentación y dominar cualquier situación.

Una vez que se establece un camino genuino de desarro-llo y revelación mística, el estudiante serio indudablemente selecciona el camino de la rectitud, el que a veces puede parecer frustrante y lleno de obstáculos aparentemente insu-perables, pero al final trae consigo maravillosos sentimientos de rectitud interna y de “vivir bien”. Esa sensación, esa cer-teza de que estamos viviendo en concordancia con nuestra más elevada comprensión del mayor bien, trae estabilidad, paz y el sentimiento de libertad que no se logra de ningu-na otra manera. Vivir con rectitud puede parecer la forma más “blandengue” para continuar, pero en su corazón, sabe que es lo correcto, y la única opción. A través de la deter-minación y la fuerza de voluntad, y con paso firme para no ceder a la tentación, va a superar todos los obstáculos, uno por uno. De esta manera, creará un hermoso templo

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de realización espiritual al adquirir el necesario valor moral, sinceridad, dignidad, y otras elevadas cualidades que nos distinguen como verdaderos místicos. Este camino, y sólo este camino, nos lleva a la liberación del ser interno, y a la libertad más grande que la humanidad pueda tener.

Nosotros, innata y naturalmente, anhelamos la libertad. Sin embargo, al tratar de expresar nuestra libertad individual, debemos tener cuidado de no interferir con la libertad de los demás. La Orden Rosacruz defiende la libertad de expresión del alma y de la personalidad, de manera que la evolución individual pueda tener lugar sin interferencias indebidas en el desarrollo del prójimo. En otras palabras, la libertad que buscamos es de naturaleza trascendental, del tipo que se de-sarrolla en privado y en silencio dentro de nosotros..., sin ruido ni ostentación en el fulgor de la luz pública. Tenemos el derecho de ser libres en la medida en la que no interfiera con los derechos y privilegios de los demás.

No somos islas, estamos conectados a todos los seres vi-vos y, por lo tanto, debemos protegernos contra la libertad de expresión desenfrenada y sin sentido que defienden algu-nos como pretexto para llevar a cabo sus acciones egoístas y, por desgracia, muchas veces para iniciar el conflicto y la guerra. Por todo esto, no podemos ni violar las necesidades de nuestra propia naturaleza en el ejercicio de nuestra liber-tad personal, ni violar las leyes que rigen a los seres huma-nos en general.

Por otra parte, también dependemos de los demás para nuestra supervivencia y bienestar. Sin importar cuan libres seamos, nunca debemos olvidar nuestro vínculo común con todos los seres humanos, de hecho nuestra unión con todos los seres vivos de nuestro planeta. Debemos aprender esto y reconocer que algunas fuerzas en el universo trabajan a

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través de nosotros para el mayor bienestar de todas las cosas vivientes, y no sólo para el beneficio de nosotros mismos. Si hacemos caso omiso de esta unión, pagaremos un alto pre-cio, que puede ser en la forma de la libertad disminuida, o bien, una pérdida completa de la misma. Por esa razón, con el fin de experimentar armonía y libertad dentro de nosotros, es necesario cooperar con la leyes universales y naturales.

Como se mencionó antes, acompañando al libre albedrío está la obligación voluntaria de asumir la responsabilidad de lo que hemos querido que suceda. Cada decisión activa una condición kármica para bien o para mal, de la que no pode-mos escapar. De esta manera determinamos las condiciones que darán forma a nuestro futuro. Por lo tanto, debemos hacernos responsables de todo lo que hacemos, decimos y pensamos, ya que indudablemente siempre tenemos la ca-pacidad y el derecho de elegir, y con esta facultad viene la responsabilidad de vivir las consecuencias de las decisiones que hemos tomado.

Al aceptar la responsabilidad de nuestras acciones, expre-saremos cada vez más ética, y nos volveremos más com-prensivos, compasivos, tolerantes y amorosos..., y adqui-riremos una fuerza cada vez mayor para moldear nuestro destino personal, y finalmente el destino de la humanidad y de todos los seres de nuestro amado planeta Tierra.

Para desarrollarnos óptimamente, desde luego, debemos aprender a pensar por nosotros mismos y llegar a nuestras propias conclusiones. Uno de los mayores obstáculos de la libertad humana moderna es la sumisión a la opinión públi-ca. Es difícil sostener nuestra opinión contra una multitud de opiniones que a veces podrían oponerse a la nuestra, ya sea en nuestra familia, en el trabajo, o en los medios de comunicación. Sin embargo, no debemos permitir que sea-

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mos influenciados por otras mentes solamente porque es más fácil aceptar los planes ya hechos y cuidadosamente pensados de otros, que hacer un real esfuerzo y trabajo de ser originales con nuestros pensamientos. Debemos evaluar constantemente las nuevas situaciones por nosotros mismos, si queremos crecer en experiencia y en comprensión.

Únicamente hay una clase de libertad que podemos ad-quirir, una que trasciende las limitaciones del mundo exter-no, no depende de otros, no cuesta nada, y sólo requiere de entrenamiento paciente y esfuerzo personal. Es la libertad del Ser Interno para que tome a cargo los asuntos del ser externo, la libertad que el ser externo otorga al Ser Interno para estar en el centro del escenario, la libertad que la per-sonalidad externa da al alma-personalidad para que tome el control.

Sólo cuando a esa expresión personal del alma del indi-viduo se le permite tomar las riendas de su vida, sólo hasta entonces se encuentra la más elevada forma de libertad que un ser humano puede alcanzar. Solamente cuando el ser ex-terno es absorbido por el ser interno, es que tenemos la po-sibilidad de encontrar la verdadera libertad de pensamiento, palabra y acción. Para alcanzar esa libertad, debemos asi-dua y constantemente luchar por la excelencia a través de la liberación de nuestras mentes de cualquier cosa que limite nuestro pensamiento libre. Es un proceso de transmutación, de limpieza, en la que las condiciones negativas se trasfor-man en acciones positivas. Hasta que ese estado de perfec-ción se alcance, hasta que esa armonía entre el ser externo y el ser interno se realice, nunca experimentaremos la libertad en el sentido profundo de esa palabra.

Como místico, tiene la misión de trabajar diligentemente hacia esa meta, para que pueda moverse a estados más ele-

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vados de libertad, de manera que pueda avanzar en su pro-pia evolución, en el progreso de la humanidad, y envuelva a todos los seres vivientes con la gracia del Cósmico.

Pida entonces al Dios de su corazón que pueda adquirir la madurez necesaria para que alcance esa apreciada y mara-villosa meta: la Libertad. –ECR

preguntas más freCuentes

uál es la importancia de los Grados de atrium? Primeramente, para aclarar un con-cepto erróneo, los Atria no son Grados. La Sección de estudios de Neófito está divida en

tres atria, o portales, a través de los cuales el estudiante pasa en su camino al trabajo de los Grados de la Orden. El tra-bajo de Grado empieza después que el estudiante completa los Atria y empieza la Sección de Iniciado, que está dividida en varios Grados.

La importancia de los estudios de Atrium está en su naturaleza introductoria. Orientan y preparan al estudiante para el gran camino que seguirá. Los Atria dan al nuevo miembro una perspectiva de la naturaleza y el trabajo de la Orden, además de una oportunidad para decidir si continúa o no en el camino a seguir, el camino ulterior para una ma-yor iluminación.

cuando damos tratamiento de curación a otra per-sona, ¿adquirimos su Karma? No hay forma de que poda-mos “adquirir” el Karma de otra persona, ya sea a través de un acto de compasión o de uno de pesar. Nuestro Karma es

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únicamente dependiente de nuestros propios actos y pensa-mientos. La palabra Karma tiene sus orígenes en la palabra “acción”, y en este contexto, se refiere a su propia acción. Cualquier acción, incluso un acto de amor, de caridad, o de curación hacia otra persona tendrá consecuencias kármicas para ambas partes, el dador y el receptor de la bendición.

Sin embargo, la premisa detrás de un acto de compasión es que se van a obtener beneficios positivos y edificantes de ese acto, beneficios que ayudarán a nuestro ser externo a acercarse más a la radiante claridad del Alma-Personalidad, el Maestro Interno. Es cierto que la curación imparcial que se traduce en un mínimo de compensación kármica de ambas partes, es ciertamente posible, aunque poco frecuente, ya que se requiere de una sintonía sumamente refinada con la Voluntad Cósmica. Sin duda, solamente un Avatar tiene esa sintonía profunda.

¿cómo debo prepararme para mi periodo de sánc-tum? La preparación para el periodo de Sánctum debe ser breve, fácil y sin complicaciones, pero esencialmente con-siste en un proceso de lustración, o limpieza de mente y de cuerpo. La limpieza del cuerpo es simple, pero por lo me-nos debemos lavarnos las manos y beber un vaso de agua fresca, conscientes de que al hacerlo, estamos dando pasos externos para limpiar nuestro cuerpo, en preparación para los pasos internos que haremos para purificar nuestros pen-samientos. La purificación interna consiste en el uso sutil de una invocación como “Con humildad, receptividad y amor me preparo para mi periodo de Sánctum”. Muchas mono-grafías tienen una pequeña invocación al inicio de su estu-dio, esta invocación dicha con convicción, sirve para prepa-rar nuestra mente adecuadamente.

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¿debo repetir la monoGrafía hasta que la haya aprendido antes de continuar con la siGuiente? Puede repetir una monografía tan seguido como lo desee. Pero en cuanto a la memorización, esto ciertamente no es necesa-rio. Siempre y cuando entienda lo que la monografía está diciendo y pueda colocarla en el contexto en relación con las enseñanzas que ha recibido hasta ahora, puede pasar a la siguiente. Las monografías contienen su propio resumen, éste le recordará los puntos previamente estudiados cuando sea necesario.

Sin embargo, es muy recomendable hacer un repaso re-gular de las pasadas monografías. Revise el contenido de las lecciones del mes pasado varias veces, dándose el suficien-te tiempo para contemplar el tema, meditar efectivamente y efectuar apropiadamente los ejercicios. Recuerde que los ejercicios dados en las monografías están destinados a efec-tuarse repetidamente, una y otra vez, tantas veces como sea necesario para que el ser externo aprecie finalmente lo que el ser interno ya aprendió.

¿cómo puede una persona contrarrestar vibracio-nes neGativas? En pocas palabras, el principio rosacruz es inundar la consciencia con vibraciones positivas. La luz disipa la oscuridad y si llenamos nuestra mente con pen-samientos constructivos, positivos, no habrá espacio para nada más. Los pensamientos malintencionados de los de-más solamente tendrán poder si los aceptamos, y les damos un valor. –ECR

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El Foro Rosacruz es una publicación dedicada exclusiva-mente a los miembros de la A.M.OR.C. Los temas que en él se presentan son confidenciales, debiendo concedérseles la misma privacidad que a las enseñanzas de la Orden.

Los temas tratados son un complemento al material con-tenido en las monografías, y en ningún modo sustituyen a las enseñanzas que figuran en las mismas, ya que es en ellas donde residen las verdaderas enseñanzas de nuestra Orden. Sin embargo, contienen numerosos temas seleccio-nados de las enseñanzas rosacruces vistos desde una pers-pectiva diferente, posibilitando al estudiante adquirir una comprensión más clara de los conceptos desarrollados.

Este sistema informal de instrucción es merecedor del interés y atención que ha recibido por muchos años y todo miembro de la A.M.O.R.C. debería leer esta publicación como parte integrante del sistema de instrucción de la Orden Rosacruz AMORC.

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