el análisis del comportamiento en los temas sociales: una

19
Revista Latinoamericana de Psicología ISSN: 0120-0534 [email protected] Fundación Universitaria Konrad Lorenz Colombia Ballesteros de Valderrama, Blanca Patricia; López López, Wilson; Novoa Gómez, Mónica El análisis del comportamiento en los temas sociales: una propuesta para una cultura en paz Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 35, núm. 3, 2003, pp. 299-316 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80535306 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Upload: doanh

Post on 06-Jan-2017

220 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

Revista Latinoamericana de Psicología

ISSN: 0120-0534

[email protected]

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Colombia

Ballesteros de Valderrama, Blanca Patricia; López López, Wilson; Novoa Gómez, Mónica

El análisis del comportamiento en los temas sociales: una propuesta para una cultura en paz

Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 35, núm. 3, 2003, pp. 299-316

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80535306

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Page 2: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

Revista Latinoamericana de Psicología2003 Vol. 35 N° 3 299-316

;

ELANALlSIS DEL COMPORTAMIENTOEN LOS TEMAS SOCIALES: UNA PROPUESTA

PARA UNA CULTURA DE PAZ 1

BLANCA PATRICIA BALLESTEROS DE VALDERRAMA*W ILSON LÓPEZ LÓPEZ

y

MÓNICA NOVOA GóMEZ

Pontificia Universidad Javeriana, BogotáABA-Colombia

.....'1:'his~<ilepreséJits~'áievlew;of.e''. e "jSsues :i~:ordertQ'

._ '.'.'•...... .···~aI,QJeJlli;··iJ' •..Siiñner, OfIl.,-:"•.....•.' ogy,-andIiartís;:fréfsómecoinCídenceSin~baVioran~~$~S"· ."are shown: Based' onbéñaviorall'rin:eipé~araeterizeal'eace·cUlture.are pt~~~~~i~rtaijce'oftP~'l>ehaVjoranaIyst'SPOJj~¿al~witllp0litjcalpsychology. .

. _ 2·"" ",.:,.l",,'" ,". '__ ,

p~';~!'~~ ori3IySis,~.,.~,.~.~·~.l!s~~~p>li6cOl

"RESUMEN

Este, ¡utÍculo'.I'tClienta unarevisi6qd~l~s"principate$llpOrte~ de~,ámijísisd~leomp<>rtiUnientocotitempotáneoa los aSuntos sociales y éultl'ttales, para apioXimarseaun inálisisdel t~rilade' las. - - - .

Continúa-

l Docentes de la Facultad de Psicología, Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, miembros del grupo de investigaciónLazos Sociales y Culturas de Paz de la Pontificia Universidad Javeriana.

* Correspondencia: BLANCAPATRICIABALLESTROS.Facultad de Psicología. Pontificia Universidad Javeriana. Cra. 7 N° 43-82.Bogotá, Colombia. E-mails:[email protected]@[email protected]

Page 3: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

300 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

Continuación '.

culturas de paz en el caso colombiano. Se describen las propuestas de varios autores como Lamal,Glenn, Guerin, 'Mattaini y Biglan, con sus orígenes en Kantor yen Skinner, desde la psicología y enHarris, desde la antropología cultural, Igualmente semuestran coincidencias entre las propuestas delanálisis del comportamiento y desde otras perspectivas no necesariamente psicológicas. Con base enlos principios conductuales y en la noción de metacontingencia se proponen aquellas que caracteri-zarían una cultura -. . ',~e~p,g~~~ '~~nte se concluye la

importancia dela< .•.....,. .,...•.'.'.•.........,.' '.'•." . (l.":' lá,~onvergencia de sutrabajo con la¡'Il~~~~(l~i.j~;;_~,t:t; .

~;__-~ -/~,i~Y_-_:-~J:,-_:t ;;¡"/~.,~_,__",::. ':):~~=:_~;:1' 1t,.... _~~~ _ /~t_.;r _ ':f ~-_~: s; -,_~-~~_/~_f~':Palabras clave: análisis,El¿f·c~ni~rtamie\1tbf~lluFád~'1~,JJis.reiIO~ltural, psicología de la paz,

psicología política.

INTRODUCCIÓN

El objetivo principal de este artículo es haceruna revisión de los principales aportes del análisis delcomportamiento contemporáneo a los asuntos so-ciales y culturales, para aproximarse a un análisisdel tema de las culturas de paz en el caso colombiano.

Durante décadas la psicología, entendida comoun campo que aglutina un conjunto de teorías sobrelo específicamente humano, equiparó el análisisexperimental de la conducta (AEC) con el trabajode laboratorio, especialmente en el laboratorio ani-mal. En este sentido, son ampliamente reconocidossus aportes en múltiples áreas de trabajo básico yaplicado en psicología; sin embargo, recibió críti-cas respecto de sus pobres desarrollos en la explica-ción y predicción del comportamiento social, variasde las cuales se hicieron desde el desconocimientoo el mal entendimiento de sus presupuestos teóricosy epistemológicos. En concordancia con este lla-mado, analistas de la conducta se han preocupadopor trabajar, ya no en el diseño de sociedadesabstractas acordes con los principios de la conduc-ta, como fuera Walden Dos (Skinner, 1948), sinotambién en aplicar este cuerpo de conocimientos alestudio de sociedades y prácticas culturales especí-ficas. Estos trabajos han partido de postular que lasciencias sociales no pueden concebir a las políticas,las relaciones de producción ni las prácticas socia-les o las instituciones sin reconocer que se dan cony entre individuos. De esta manera, lo social es el

sistema de relaciones como tal, independiente delactuar particular de cada uno de los individuosinmersos en dichas relaciones; mientras lo psicoló-gico es el vínculo que estos sistemas sociales tienencomo prácticas y normas llevadas a cabo por perso-nas con otras personas.

El analista de la conducta no solamente recono-ce esta realidad social, sino que la entiende comouna normatividad convencional que define el siste-ma de contingencias expresado en el comporta-miento de los individuos. La preocupación por lostemas sociales se encuentra en los orígenes dediversas propuestas conductistas, por ejemplo enKantor y Skinner (Kantor, 1922/1971, 1923/1971;Skinner, 1948 y 1953). No obstante, otros científi-cos sociales han hecho ver su limitado impacto, apesar de la potencialidad del paradigma para laexplicación de las problemáticas comunitarias ysociales más complejas (Homans, 1969).

El análisis del comportamiento contemporáneoproporciona elementos teóricos y metodológicosútiles para analizar el comportamiento humano ensu dimensión individual y grupal, manteniendo suénfasis en el caso único (enfoque ideográfico) comobase para encontrar principios generalizables, locual lo distancia de la tradición científica preocupa-da en primera instancia de las generalidades, paraluego aplicarlas a casos únicos, como lo afirmaBiglan (1995). El análisis del comportamientomantiene una concepción integral y coherente del

Page 4: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES 301

ser humano y entiende que los problemas indivi-duales y sociales están representados en el compor-tamiento de la gente y los arreglos ambientalesexperimentados (arreglos contingenciales). Estaperspectiva ha permitido hacer contribuciones im-portantes al trabajo en todos los campos propios dela psicología, reconociendo la necesidad de lainterdisciplinaridad.

Con estos supuestos de base, varios autores hanenmarcado su trabajo como una subdisciplina de-nominada Análisis Conductual de Sociedades oAnálisis Cultural (Baer, Wolf y Risley, 1968 y1987). Autores como Sigrid Glenn, Mark Mattaini,Peter A. Lamal, Bernard Guerin y Richard Malottentre otros, han coincidido en la importancia deconsiderar los grandes sistemas sociales -económi-cos, políticos y sociológicos- de los cuales losindividuos hacen parte.

Dentro de esta perspectiva, Glenn (1988) aprecialos conceptos del antropólogo Marvin Harris para elanálisis de la cultura, aunque posteriormente tomadistancia por las implicaciones filosóficas y concep-tuales de algunas elaboraciones del materialismocultural de Harris. Sin embargo, es útil para lapropuesta desde el análisis del comportamiento revi-sar aquí los elementos del materialismo cultural. Enprimer lugar, para Harris las culturas se puedenclasificar desde las entidades nucleares que descri-ben rituales simples (1os actones), los cuales seorganizan como prácticas culturales en grupos deindividuos denominados monoclones. La replicaciónde estas prácticas en otros grupos de individuos y sumantenimiento en el tiempo (por generaciones) sedenominan permaclones. En segundo lugar, Harrisdiferencia los ámbitos o dimensiones de organiza-ción de una cultura donde sedesenvuelven los actones,monoclones y permaclones, siendo la primera di-mensión la infraestructura, en la cual se organizan losrequisitos mínimos de subsistencia y reproducciónpara la supervivencia. La segunda dimensión es laestructura, referida a las formas de organizaciónpolítica de tipo económico, familiar, local, regionalo estatal; por último se encuentra la superestructura,con los rituales, mitos, artes, saberes científicos y nocientíficos, entre otros. Para Harris (1990) la super-estructura emerge de la infraestructura y la estructu-

ra, de forma que un cambio en las prácticas de lainfraestructura, por ejemplo en los hábitos de bús-queda y consumo de alimentos, energía o informa-ción, cambia la estructura (formas de organización,distribución y orientación valorativa sobre la defensay la seguridad) y a su vez, un cambio en la estructurase traduce en cambios en la superestructura. Nonecesariamente los cambios en cada una de lasdimensiones conducen a cambios en las otras con lamisma velocidad.

Para Glenn (1988), la taxonomia de Harrispermite precisar el papel de la evolución biológica,conductual y cultural, sin embargo es fácil confun-dir estos dos últimos niveles de análisis pues ambostienen como referencia la conducta. La dinámicacultural que describe Harris carece de explicaciónsobre los procesos de selección de un permaclón enla infraestructura y es aquí donde la aproximaciónde Glenn (1988) aparece como complementaria enla medida que explica cómo las metacontingenciasdeterminan el mantenimiento de las prácticas cultu-rales en la infraestructura, es decir, los permaclonesde supervivencia. (Véase Andery y Serio en estenúmero, sobre la diferencia entre la aproximaciónde Harris y el análisis del comportamiento).

El concepto de metacontingencia de esta autorahace referencia a la unidad de análisis de unapráctica cultural y ha sido de gran utilidad en losacercamientos de la mayoría de analistas del com-portamiento al campo sociocultural. Glenn (1988)acuñó el término metacontingencia, para dar cuentade la complejidad de los procesos culturales, apartir de la noción de selección de la operante yselección cultural. La metacontingencia implicauna relación entre las prácticas culturales de ungrupo de personas y el resultado de dichas prácti-cas. De esta forma, la adopción de una nuevapráctica depende de las metacontingencias queenfrente el grupo social. Esto da paso a lo que seconoce como Evolución Cultural, la cual inicia enla conducta de un individuo y se adopta como unapráctica cultural.

Posteriormente, Glenn (1988) articula dos pers-pectivas en su comprensión de lo cultural. En pri-mer lugar, el denominado paradigma evolucionista,

Page 5: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

302 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

el cual establece una relación entre la evoluciónbiológica (filogenia y ontogenia de los organis-mos), la evolución de la conducta (filogenia yontogenia de la conducta) y la evolución de lacultura. En este sentido acoge y desarrolla la pro-puesta de Skinner sobre los diversos niveles deselección (biológica, conductual y cultural). Ensegundo lugar, la propuesta de antropología cultu-ral de Harris (1990), como se describió en el párrafoanterior. Éste explica el origen y la organización delas prácticas culturales desde variables de interacciónambiental y evolutiva, enfatizando como determi-nante las variables de la dimensión descrita comoinfraestructura (las asociadas al modo de produc-ción y reproducción).

Para Glenn (1988 y 2003) Y Glenn y Field,(1994), la teoría de la evolución permite guiar laexplicación en lo biológico, lo conductual y locultural, de igual forma, conceptos como variación,selección y replicación se pueden utilizar en los tresniveles, diferenciando las unidades de análisis, lavelocidad del cambio y el tipo de interacciones conel ambiente. Por un lado, la evolución orgánica seexplica por procesos de selección durante millonesde años de historia de una especie y determinan sufilogenia; este proceso a su vez es determinante enla selección de los repertorios conductuales que unorganismo despliega en su historia de interaccionesde vida, esto es, la ontogenia. Por otro lado, en laevolución conductualla unidad básica de análisis esla operante y los subprocesos que explican la varia-ción, selección y replicación están dadas por lasrelaciones de contingencia. Por último, la evolu-ción cultural se explica a partir de identificar elentramado de contingencias de reforzarniento quemantienen, refuerzan y extinguen grupos de indivi-duos en sus interacciones (prácticas culturales).

Por su parte, Peter A. Lamal inicia en 1984sus trabajos en el área realizando un análisis de lasdiferentes condiciones que determinan las prácticassociales de control de la natalidad en la Repúblicade China, en el cual integra la definición de culturacomo las contingencias de refuerzo social manteni-das por un grupo, con el de selección de conductasy selección cultural (véase Skinner, 1979). Sinembargo es en 1989 cuando propone el estudio de

diversas circunstancias sociales, con base en lametodología funcional, en oposición a las aproxi-maciones estructuralistas. Dentro de la tradiciónpsicológica, los análisis estructuralistas se han ba-sado en la naturaleza de las personas, las situacio-nes y las características topográficas de las conductasde los individuos. Por el contrario, en la perspectivafuncional si bien es importante considerar estosaspectos como mediadores de las prácticas de laspersonas, solamente pueden entenderse a la luz delas condiciones históricas, contextuales y de rela-ción que las mantienen. Como se observa, la cues-tión crítica está en la unidad de análisis, trasladándosepara el segundo caso de la conducta entendida comoreacción, a la conducta entendida como interacción(para profundizar en este tema revísese Kantor ySmith, 1975; Skinner, 1974; Ribes y López, 1985).

Una cuestión análoga es pertinente para el casodel análisis conductual aplicado a lo social. En talsentido, Lamal (1991) explica que si bien pareceríaobvio que la unidad de análisis es el grupo más queel individuo (lo cual es característico de las inter-venciones tradicionales en psicología general ypsicología clínica), la cuestión sobre quién( es) cons-tituyen un grupo requiere de la respuesta a unconjunto de preguntas, incluyendo las que identifi-can las variables de control de una comunidad, lasdiversas contingencias relacionadas con las prácti-cas que la caracterizan y las diferencias conductualesentre ellas. En cualquier caso, ésto solamente podráinvestigarse teniendo como marco de referencia lascircunstancias o situaciones motivo de interés. Porejemplo, si el objetivo es entender las pedagogíasutilizadas en la población universitaria de un país,el foco estará no en los estudiantes ni los profesorescomo unidades aisladas, sino incluirá la legislacióny la reglamentación que determinan el acceso a laeducación, el nivel de formación del profesorado,los objetivos formativos y todo el impacto en elconjunto de la sociedad y los modelos formativosdurante la secundaria; todo lo cual permitirá deter-minar la funcionalidad de ciertas prácticas pedagó-gicas y la manera como se equilibra con el ambienteecológico en el cual se da.

Un segundo punto enunciado por Lamal (1991)está relacionado con el tipo de medidas que permi-

Page 6: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES

tan determinar el impacto de aquello aplicado.Sobre este punto existen mayores divergenciasentre el análisis conductual aplicado amacroambientes y el análisis conductual aplicadoa problemáticas individuales o de grupos meno-res. Las escalas y medidas que típicamente permi-ten evidenciar cambios en el contexto moleculardel laboratorio o el consultorio, y que sirven decontrol para conocer cuándo la intervención hacumplido su objetivo y en consecuencia debeterminarse, no se corresponden con las medidas ylos tiempos manejados en el diseño cultural (vertambién Baer, Wolf y Risley, 1987). Las razonesde estas divergencias son variadas, pero puedenresumirse considerando que las prácticas cultura-les se establecen y mantienen en un proceso histó-rico (no confundir con cronológico) en el cualmedian reglas de conducta, las cuales por defini-ción son convencionales y como tales no depen-den de una contingencia sino de múltiplescontingencias que interactúan y se retroalimentanentre sí. Tal particularidad hace que las accionesde hoy no tengan efectos directos en la poblaciónobjetivo, sino hasta dentro de varias "generacio-nes", pues solamente en ese proceso es donde semodifican las reglas de conducta que rigen lasprácticas de un grupo determinado.

Lamal (1991), continuando con los plantea-mientos de Baer, Wolf y Risley (1987) señala queotra de las características del análisis conductualaplicado a macroambientes, es su carácter princi-palmente descriptivo, más que experimental, locual resulta evidente si se tiene en cuenta que,excepto en algunos casos, los analistas del compor-tamiento no se han inmiscuido en el diseño depolíticas, ni en el diseño de prácticas culturales.Con posterioridad, el mismo Lamal (1997), al igualque otros científicos, evidencia la pertinencia de losmodelos ecológicos y la tecnología conductual enel cambio social. En este sentido, es indispensablereconocer que cierto tipo de mecanismos de modifi-cación de conducta han operado en un primer nivel,dejando por lo tanto, las bases del sistema social sinningún cambio. Fawcet, Mathews y Fletcher (1980)agruparon en este nivel aquellos factores asociadoscon la distribución del poder, la salud y otrosrecursos del sistema.

303

Sin embargo, a pesar de su limitado impactoinicial, el desarrollo de las últimas décadas hamostrado las enormes bondades del análisis cultu-ral, siendo una de las principales la capacidad parahacer predicciones acerca de circunstancias especí-ficas, lo cual va de la mano de las posibilidades dediseñar mecanismos que faciliten el control de losfactores que pueden resultar indeseables. En estesentido, ha sido fundamental reconocer que el aná-lisis conductual sobrepasa los límites de otras dis-ciplinas, lo cual no significa que se yuxtaponga aellas, sino que coopera de manera fundamental en lacreación de nuevos conceptos, principios y prácti-cas que permiten a su vez la descripción, prediccióny control de los procesos sociales. Ejemplo de elloes el uso de los principios derivados de los modelosconductuales en disciplinas afines como el materia-lismo cultural de Marvin Harris (1990), la econo-mía conductual o la sociología conductual deBurgess y Bushell (1969).

Lamal, en 1991, expresó "el análisis conductualde sociedades es aplicable a cualquier colectividad,trascendiendo tiempo y espacio. La historia ha com-prendido las sociedades y prácticas sociales pasadasusando desde siempre nuestros conceptos (los deriva-dos de la teoría de la conducta). Así entonces, elestudio de las sociedades contemporáneas es un cam-po en el cual tenemos todo que decir" (p. 10). Desdeeste escrito se reconoce un conocimiento todavíaincompleto sobre la manera de influenciar grupos conuna historia de poder bien establecida, enfrentadosbajo contingencias (intereses) marcadamente incom-patibles, como es el caso de Colombia.

Respecto de lo ecológico, las propuestas con-vocadas por el análisis del comportamiento se apo-yan en la ecología por la complejidad sistémica delfenómeno de interés, el cual siempre se da en unnicho determinado. La ecología conductual enfatizaen las interdependencias entre ambiente, organis-mo y conducta, imposibilitando por tantoacercamientos lineales e intervenciones simples.De tal manera, los modelos ecológicos son subsi-diarios de la psicología ambiental, en la cual lacomunidad es entendida como un ecosistemahabitacional, donde se producen intercambios so-ciales que ejercen control entre sí y que suelen estar

Page 7: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

304 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

ligados a metacontingencias (Wicker, 2002). Losmodelos ecológicos centran su interés en el estudiodel intercambio de lo ambiental y su impacto sobreel comportamiento humano. Estos modelosecológico-conductuales son una expansión de lanoción de conducta operante de Skinner (1953),aplicada a sistemas sociales múltiples, en donde lascontingencias de refuerzo y castigo pueden enten-derse en un continuo de simples a complejas y entreindividuos y comunidades (Hovell, Wahlgren yRusos, 1997).

El concepto de contingencia surge delconductismo operante skinneriano, que a su vez sedesprende del supuesto Darwiniano acerca de quelos organismos modifican su conducta en virtud delas consecuencias, es decir que ella es seleccionada.La selección genética implica un ambiente ecológicocon un genotipo expresado a través de fenotiposrepresentados en la reproducción. A partir de lasdiferencias fenotípicas, producto de la interacciónentre genoma y ambiente, hay mejor adaptación alos cambios del ambiente ecológico. El cambio delas contingencias en la naturaleza puede favoreceralgunas características en el nuevo ambiente aúncuando esas características pudieron ser desventa-josas en el pasado. El azar juega un papel importan-te en el proceso evolutivo, no solamente laadaptación, y este factor es crucial en el análisis dela cultura, donde se evidencia frecuentemente quehay prácticas desfavorables que se mantienen (elterrorismo es muestra de ello).

La operante es una clase de conducta caracteri-zada por su efecto en el ambiente y en consecuenciapor su susceptibilidad al reforzamiento. Este plan-teamiento permitió explicar cómo por efecto delcastigo, del reforzamiento positivo y negativo y porestímulos discriminativos, se seleccionan conduc-tas que son dañinas para el organismo y la sociedad.Este planteamiento aplicado a la selección de prác-ticas culturales implica un intercambio de las ope-rantes sociales o contingencias sociales que seproveen los individuos entre sí, en el que la conduc-ta de cada individuo suministra estimulación yconsecuencias para las conductas de otros. Lo queun individuo hace en una cultura depende del resul-tado de los costos y beneficios de dicha práctica.

Por su parte, Biglan (1995) también encuentraútil la clasificación de M. Harris de infraestructura,estructura y superestructura, así como el término demetacontingencia de S. Glenn. Para este autor esimportante abordar los temas sociales desde lapsicología, en conjunto con la antropología y lasociología y en esa dirección plantea como indis-pensable desarrollar una ciencia de prácticas cultu-rales que permita modificar el comportamientohumano en la dimensión social. Este autor afirmaque tiene mínimo tres ventajas considerar el com-portamiento humano como originalmente lo defi-nieron J. R. Kantor y B. F. Skinner -todo lo que hacela gente, sea o no observable por otros. La primeraventaja es evitar el supuesto demasiado fácil de queel comportamiento observable es causado por acti-tudes, cogniciones, o sentimientos, entre otros even-tos internos. Desde luego es cierto que en ocasionesesos eventos anteceden el acto observable, pero sonparte del mismo evento conductual. Por otro lado,es necesario conocer cómo afectar ese evento paralograr cambios en el comportamiento. La segundaventaja es que permite formular una manera másprecisa de pensar acerca del funcionamiento huma-no por cuanto analiza de forma más comprehensivael papel de eventos como pensar y sentir en dichofuncionamiento. Es claro que en gran parte de lapsicología todavía son ambiguos los conceptoscomo cognición, actitud, pensamiento, sentimien-to, principalmente porque se usa el mismo térmi-no para referirse a eventos organísmicosespecíficos, a constructos hipotéticos, o a mani-pulaciones ambientales. La tercera ventaja estáen que lleva a analizar todos los eventos deinterés en términos que permitan identificar va-riables posibles de manejar, de las cuales estoseventos son una función. «Esto es cierto sea elevento una respuesta motora observable, un pen-samiento, un sentimiento, o un evento fisiológi-co. La estrategia es identificar aspectos delambiente manipulable que influyen la probabili-dad de esos eventos.» (p. 47). Para este autor, asícomo para los demás analistas del comporta-miento revisados para este escrito, todavía eslimitado el conocimiento sobre cómo reducir laprevalencia de comportamientos perjudiciales yno saludables, lo cual se constituye en un enormereto para las ciencias del comportamiento.

Page 8: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES 305

Para Biglan y Smolkowski (2002) las comuni-dades tendrían que monitorear sistemáticamenteel bienestar de sus miembros, tendrían que tener elbienestar como meta explícita y en ese monitorio elpsicólogo comunitario tendría un papel importante.Igualmente importante es asegurar que la comuni-dad disponga de procedimientos de intervención,para lo cual es necesario conocer la evidenciaempírica sobre políticas y programas que puedaninteresar a la comunidad. Como contextualista,Biglan también hace énfasis en la necesidad de quesean los miembros de la comunidad quienes deci-dan las metas de trabajo, con base en la compren-sión de los procesos de su comunidad. Esto serelaciona con dos aspectos articulados en la psico-logía comunitaria y en la salud pública. Uno es lanecesidad de tener efecto más allá de los casosclínicos identificados (afectar la incidencia y preva-lencia de una problemática), aspecto fundacionalde la psicología comunitaria. El segundo es elrespeto por la autonomía de los miembros de lacomunidad, lo cual se relaciona con quién define lasnecesidades de cambiar qué.

Otro autor interesado en la relación entre lapsicología y otras ciencias sociales es Guerin (1994),para quien es central el tema del control contextual,denominado control social posteriormente (Guerin,200 1), por sus numerosas implicaciones en la com-prensión del comportamiento humano. Como escri-be el autor, posiblemente el término control contextualpueda relacionarse en el lenguaje común con lapsicología estímulo-respuesta por el efecto dispara-dor que puede deducirse de los eventos con textuales,pero aclara que ya Skinner había intentado una nuevaforma de pensar el tema del control del estímulo ensu propuesta analítica, según la cual el efecto ocontrol consiste en hacer más probable la ocurrenciade la conducta en contextos similares. Para Guerin,es en este sentido que el contexto puede ser estímulodiscriminativo y prefiere referirse a contexto delestímulo más que a estímulo.

Al tratar sobre conducta social Guerin (1994)considera difícil definirla y prefiere hablar de laspropiedades sociales de las contingencias, en lascuales incluye contingencias donde esténinvolucradas personas, sea como contexto estimu-

lar, como determinante de consecuencias o comoparte del comportamiento mismo. En sentido am-plio, siempre que una persona esté implicada enalguno de los términos de la relación de contingen-cia se puede hablar de conducta social. Más quedistinguir entre conducta social y no social, se tratade separar conducta social con y sin una comunidadverbal presente.

En su libro de 1994, Guerin distingue entrecontingencias donde las personas actúan directa-mente como estímulo discriminativo, como conse-cuencia o como co-comportador/a, y contingenciasen las cuales una comunidad verbal mantiene elcomportamiento, independientemente de la pre-sencia de otra persona. De esta manera, lo complejode las contingencias sociales está en el hecho de nonecesitar consecuencias inmediatas o directas paraquien proporciona la consecuencia en el gruposocial; dichas contingencias son difíciles de discri-minar por las múltiples maneras como un gruposocial refuerza a un individuo particular.

Para Guerin el concepto de comunidad verbaltiene que ver con que los comportamientos llegan adesligarse o a desemparejarse del ambiente nosocial (propiedades físico-químicas de los objetos)y son efectivos solamente en un contexto social. Porejemplo, hablar sólo tiene consecuencias en uncontexto social. Por eso la conducta verbal incluyetambién la música, el arte, los gestos, el uso deldinero, los rituales y los comportamientos simbóli-cos, así como todo conocimiento construido social-mente. Desde esta perspectiva, las palabras norefieren cosas, solamente refieren las personas a lascosas. En concordancia con lo anterior, en el camposocial, es importante tener en cuenta que muchoscomportamientos funcionan porque exclusivamen-te mantienen la comunidad verbal, mantienen elgrupo social como un todo. Es el caso concreto denumerosos rituales de carácter nacionalista comoizar el pabellón o bandera nacional, cantar el himnoen ocasiones especiales, las festividades patrias,entre otros. Esta perspectiva de Guerin es compar-tida por varios otros conductistas.

En su capítulo de discriminaciones sociales(discriminación en el sentido técnico, no en el

Page 9: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

306 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

sentido de exclusión social), se hace énfasis en lafunción de estímulo discriminativo que puede tenerla presencia de la gente en el comportamiento deuna persona. Puede ser discriminativo de cambiosen las consecuencias específicas para una persona,o discriminativo de cambios generalizados en lasconsecuencias en presencia de casi todas las perso-nas. Al comparar las personas con otros objetos enel ambiente, las personas tienen propiedades distin-tas a los objetos, de forma que cualquier caracterís-tica puede funcionar como estímulo discriminativode consecuencias diferentes. Sin embargo, en estesentido Guerin no analiza la interacción con objetosdiseñados tecnológicamente para responder a cam-bios de conducta de las personas (Guerin, 1994).Extendiendo la definición de Guerin se podría decirque la diferencia entre personas y objetos estádeterminada por la capacidad de variabilidad en lainteracción, lo cual ha sido explicado por la teoríade marcos relacionales y por el interconductismo.

Guerin no está de acuerdo con el término "señalsocial" o "significado social" por dos razones: 1) dala impresión de que el significado de señal estuvieraen el objeto mismo o que fuera inherente al objetoy no en una historia de contingencia (la historia decontingencia es lo psicológico) y 2) ignora el com-ponente motivacional de los estímulosdiscriminativos y los trata como pura "informa-ción". Este autor habla de la posibilidad de que lasdiscriminaciones se generalicen en una determina-da comunidad social, por ejemplo, ciertos gestos omovimientos "señalan" conducta agresiva, mien-tras la sonrisa "señala" reforzadores positivos, bajodeterminadas condiciones. Igualmente detalla sietetipos comunes de discriminaciones generalizadas,haciendo el paralelo entre la postura desde la psico-logía social y el análisis del comportamiento, conénfasis en el papel de las consecuencias para com-prender mejor esos fenómenos, con la ventaja sobreasumirlos como algo fijo o innato.

Para Guerin (1994 Y200 1), como para la mayo-ría de analistas del comportamiento, no se requierenprincipios nuevos para entender la conducta social,pero sí reconocer sus propiedades diferentes a la dela conducta individual, propiedades que no sonobvias ni evidentes y que han facilitado la

postulación de conceptos como representación co-lectiva o mente grupal. Este autor afirma que elhecho de no atender a las consecuencias del com-portamiento y al contexto en el cual ocurren, contri-buye a debilidad de la psicología social para tenerresultados en el cambio del comportamiento de lagente. Parte de la psicología social desatiende lasconsecuencias o las disfraza como "impulso haciala consistencia", "deseo de auto-estima, de auto-definición", lo cual es recurrir a concepciones está-ticas que dificultan el cambio.

El interés de Guerin (2001) por la relación entrela psicología y las ciencias sociales lleva a atendera explicaciones que incluyen el contexto histórico ysocial, lo mismo que a adaptar métodos de investi-gación de las ciencias sociales. Aunque su posturaes de analista del comportamiento, aclara que no esnecesario aceptar esta perspectiva para comprenderlos puntos que trata en su escrito sobre el reconoci-miento del control social en toda acción humanaaún cuando se trate de acciones realizadas en sole-dad, como tocar guitarra en la habitación. Sin em-bargo, en vez de defender la afirmación filosóficade "todo comportamiento humano es social", esteautor prefiere describir las formas como las transac-ciones o interacciones sociales influyen las accio-nes humanas, lo cual permite pensar sobre la genteen términos de relaciones, más que en términos deobjetos. •

Guerin (2001) afirma que las proclamas encontra de las nociones individualistas y a favor de laconstrucción social han dado pocos detalles sobrela forma de comenzar a pensar en una personatotalmente socializada, ¿qué significa exactamen-te? Para este autor, decir que somos sociales debidoa los efectos de una "identidad social" es volver a laexplicación en términos de una necesidad ubicadadentro del individuo. Por su parte, el uso de "repre-sentaciones" en algunas teorías de la psicologíasocial aleja la naturaleza social del humano, alasumir implícitamente que es necesario tener repre-sentaciones del mundo para actuar y que ese mundorepresentado se mantiene dentro de la persona, locual desafía la idea de algo realmente social. Elautor pone como ejemplo la postura de SergeMoscovici (1984) Yafirma que el uso de procesos

Page 10: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES

cognitivos y representaciones mentales hace ambi-gua la teoría de la representación social.

Guerin (2001) reconoce dos limitaciones prin-cipales de algunas teorías del construccionismosocial y de la construcción social de conocimiento,la primera es el relativismo extremo y la segunda elsobre-énfasis en el lenguaje, como si éste fuera todoen la vida de la gente. No obstante, dice que algunosanalistas del discurso han comenzado a hacer énfa-sis en bases concretas del poder social que hacentrabajar al lenguaje. Para este autor, el lenguaje esuna forma especializada de hacerle cosas a la gente(véase también 'Guerin en este número).

Respecto del análisis del discurso y el análisisconversacional, Guerin (2001) dice que hanretomado algunas maneras de pensar la acciónhumana como transacción o interacción social, porejemplo, han pensado muchos "procesos cognitivos"como eventos entre la gente y no como procesosinternos. De esta manera, en el análisisconversacional, las representaciones y categoríasson formas de actuación con influencia en la gentea través del lenguaje, en lugar de sistemas almace-nados de conocimiento construido a partir de lainteracción con el mundo. Cuando la representa-ción es abstracta, no refleja estructuras cognitivas oneurológicas, sino el efecto retórico de diferenciasde afirmaciones abstractas en comparación conafirmaciones concretas; desde esta perspectiva, lasestructuras de la cognición se convierten en propie-dades de influencia del hablar. La crítica de Guerina estas posturas del discurso y la conversación es laforma como se aborda la unión entre las bases nolingüísticas del poder y el intercambio social; deesta manera, cuando hablan de "interés" (p.e., inte-rés por la igualdad) y "apuestas" (p.e., apuestas porla vida, por la paz), no se aclaran los métodos deintegración para establecer sus bases, para lo cualsería necesario mejorar la integración con otrasciencias sociales.

Por otra parte, las teorías basadas en nocionesdisposicionales o individualistas llevan a que lasintervenciones se dirigen al problema equivocadoporque dejan por fuera el control social delcompor-tamiento individual, Se requiere comprender mejor

307

los prerrequisitos sociales del comportamiento, conuna visión diferente de "cultura". En esta dirección,es indispensable que los fenómenos estudiados porla psicología estén disponibles para otras cienciassociales, con el objeto de tener un mayor acerca-miento con ellas y realizar investigacióninterdisciplinaria, de ahí su propuesta de una psico-logía que este articulada con el conocimiento deotras ciencias sociales que pueda emprender inter-venciones para mejorar la vida de la gente (Guerin,2001).

Teniendo en cuenta que el tema del controlsocial es central en la propuesta de Guerin (2001),el autor comienza por aclarar que la perspectivapsicológica y de los eventos sociales es determinan-te, pues se trata de describir las ocasiones en lascuales las acciones humanas no ocurrirían sin laintervención de otra persona; esto tiene que ver conactos que proporcionan o no ocasión para el com-portamiento. El autor cita a Bentley y a Kantor, eindirectamente a Skinner, para cuestionar sobre lapropiedad social de los arreglos de estímulos endiversas situaciones y la forma como no se hareconocido claramente este hecho en las cienciassociales, y afirma que su respuesta hace referenciaa que la mayoría del control social en la actividadhumana no es obvia, más aún, esa característica serelaciona con la efectividad misma del control,porque si fuera obvio podría moldear algúncontracontrol. Aparte de no ser obvias, implicacontingencias sociales complejas, múltiples y en-trelazadas. Sobre las ventajas de hablar en términosde indi vidualismo y disposiciones mentales, Guerinafirma seguir a Nicholas Rose. Finalmente, al pro-ponerlas 18 formas de control social en el compor-tamiento humano, aún en solitario, Guerin (2001)aclara que todavía es necesaria investigación paraapoyar su propuesta, la cual servirá para que suslectores observen e indaguen de forma diferente eltema del control social.

De manera análoga, Mark Mattaini aplica losprincipios del análisis del comportamiento a lostemas sociales y específicamente centra su interésen la paz y la búsqueda de mecanismos de acciónno-violenta para el cambio social (2001 a, 2001 b,2002a, 2002b). Su modelo parte de los principios de

Page 11: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

308 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

selección por consecuencias y del hecho de que laconducta de los indi viduos y aún más claramente delos grupos, se encuentra bajo el control de reglas,las cuales determinan contingencias dereforzamiento o castigo aún sin ser reconocidas porlas personas. En tanto que el comportamiento hu-mano está mediado por procesos lingüísticos (ver-bales), el actuar bajo reglas es una condición sinequa non de la vida en sociedad, que inevitablementeremite al estudio de la conducta verbal y su desarrollo.

La extensión realizada por Mattaini y Thyer(1996) al concepto de cultura de Skinner, en rela-ción con que las prácticas culturales son una clasede operante, caracterizada de generación en genera-ción y entre individuos de una misma generación,ha enriquecido el estudio de las culturas no-violen-tas desde la perspectiva del análisis de la conducta.Para Mattaini y Magnabosco (1998) la mayor difi-cultad del análisis de la conducta ha estado en noreconocer los mecanismos e interdependencia en-tre los diferentes niveles de relación social o quediversas prácticas sociales tienen entre sí. En estesentido, no hay que olvidar que esta restricción noestá determinada por una visión limitada de losfactores implicados en el contexto cultural, sino queestá determinada por: a) la competencia entre diver-sas metas o contingencias, lo cual es propio de laorganización de lo social, b) las contingencias sondiferidas en el tiempo y e) son múltiples y entrela-zadas. A tales características, Mattaini, al igual quelos otros teóricos considerados en esta revisión,coinciden en establecer que los mecanismos decambio y diseño de prácticas sociales deben estardeterminados por dos condiciones; por un lado, losprogramas deben basarse en el reconocimiento eincentivo de acciones prosociales más que en alter-nativas coercitivas, y por otro lado, tales programasdeben contemplar los niveles macrocontingenciales,sin limitarse a las intervenciones de nivel inferior(ideoclón propuesto por Harris).

Las condiciones bajo las cuales se desarrollauna práctica cultural están influenciadas, segúnMattaini (1996), por las ocasiones, las cuales hacenreferencia a las circunstancias bajo las cuales unaconsecuencia particular sigue una conducta; losantecedentes estructurales, o condiciones de la

persona o la situación que posibilitan la ocurrenciade una práctica determinada; las operaciones deestablecimiento, o condiciones situacionales queafectan a un organismo alterando momentánea-mente la acción reforzante de los eventos (funciónreforzan te) y la frecuencia de ocurrencia del reper-torio del individuo para la situación dada con baseen la sensibilidad a la consecuencia, es decir sufunción evocativa (Michael, 1993); la imitación demodelos que representan algún tipo de autoridadrespecto del manejo de las contingencias, fenó-meno importante en el aprendizaje social y lasreglas que gobiernan la conducta, mencionadasanteriormente.

Además de esta taxonomía propuesta, granparte de los beneficios del modelo de Mattaini yThyer (1996), es el énfasis puesto en el diseñocultural, que como bien su nombre lo indica señalala planeación explícita, el establecimiento y laestabilización de ciertas prácticas de no violenciacaracterizados por procesos conductuales cuidado-samente estudiados. Ellos son, el énfasis en el no-refuerzo (extinción) de prácticas agresivas, elmantenimiento de la extinción de contingenciasaún bajo el refuerzo negativo y el castigo, el aban-dono explícito de algunas formas de poder coerci-tivo, el refuerzo inmediato de las acciones deseadas,la presentación de estímulos discriminativos paraacciones no- coercitivas por parte de otros, la pre-sentación de estímulos discriminativos para el tra-tamiento positivo, los cambios mediadossocialmente en las relaciones de equivalencia y lasreglas, y la celebración de las instancias exitosas decontracontrol no violento.

En resumen, se encuentra convergencia entrelos analistas del comportamiento revisados y otraspropuestas de otros teóricos sociales en relacióncon la necesidad de contar con una visión amplia ymolar de lo social, sin pretender explicaciones quese reduzcan a uno o unos pocos componentes de losocial. De igual manera se concluye la exigencia dehacer conceptualizaciones que permitan llevar aacciones de cambio disponibles para la totalidad delos individuos de la sociedad, entendida como untodo integrado por personas cuyas prácticas socia-les comunes permiten reconocerlas como culturas.

Page 12: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES

Al aplicar el concepto de metacontingencias, seencuentran algunas coincidencias con el manejoque hacen Díaz González, Landa, y Rodríguez(2002), con base en los postulados teóricos de Ribesy López (1985) del concepto macrocontingencia yde análisis macrocontingencial, teniendo en cuentaque este autor no utiliza el concepto propuesto porGlenn. Para estos autores, las macrocontingenciasincluyen valoraciones normativas con una historiasocial (relaciones en el pasado) y todo análisismacrocontingencial implica análisis de la corres-pondencia entre microcontingencias sociales nor-mativas y otras definidas por el individuo o losgrupos. La característica principal de unametacontingencia es la conjunción de contingen-cias con resultados grupales, de forma que implicaconexiones entre prácticas culturales y sus resulta-dos agregados, de lo cual se deriva su importanciaen la comprensión de prácticas culturales y losefectos de retroalimentación de forma que los resul-tados agregados tienen efecto en la incidencia deprácticas culturales, como lo señalan Mattaini yMagnabosco, 1997.

LAS CULTURAS DE PAZ

El interés de los teóricos sociales de diversasvertientes conceptuales, ha estado en las últimasdécadas en las culturas de paz. Dada la relevanciahistórica, se realizará un estudio proponiendo comounidad de análisis las relaciones entre diversostipos de contingencias en función de las cualesestán las prácticas que expresan una cultura de paz.

Por diversas razones, los planteamientos acercade las culturas de paz han sido limitados si secomparan con la multitud de textos sobre la violen-cia y las condiciones favorables al desarrollo deconductas de agresión. Sin embargo, desde 1990 laAmerican Psychological Association (APA) con-formó la División 48, dedicada a la psicología de lapaz. La UNESCO en 1999 proclama las culturas depaz definiéndola como una cultura de vida donde seconvive en la diferencia, en la ética de la solidari-dad, con prácticas de escucha, atención al prójimoy responsabilidad; implica lucha contra la exclu-sión y garantiza la igualdad política, la equidad

309

social y la diversidad cultural. La línea de investi-gación en Lazos Sociales y Culturas de paz, de laPontifica Universidad Javeriana, ha acogido estapreocupación y ha centrado su interés en la revisiónde autores como Lederach (1998), Fisas (1998) yGaltung (1998) quienes se han aproximado a lacomprensión y la postulación de mecanismos deacción pertinentes para la construcción de culturasde paz.

Para Fisas (1998) la paz ha evolucionado comoconcepto, según las condiciones históricas por lasque ha atravesado la humanidad y las característi-cas de las diferentes situaciones con las que lospueblos han tenido que enfrentarse. Este autordescribe seis significados: a) ausencia de guerra, b)equilibrio de factores (dinámicos, sociales, econó-micos, etc), c) dicotomía entre paz negativa y posi-tiva (la primera referida a ausencia de violenciadirecta y la segunda a ausencia de violencia indirec-ta), d) paz feminista, e) paz holística tipo Gaia, conénfasis en la relación entre los seres humanos y elplaneta y f) la paz holística interna y externa. Fisasacoge el pronunciamiento de la UNESCO y descri-be una metodología en la cual incluye un programadinámico relacionado con desarrollo, seguridadeconómica y política, democracia y solidaridadglobal contra amenazas comunes de la guerra y laviolencia, entre otros.

Para Lederach (1998), psicólogo social, unacultura de paz se caracterizaría por incorporar a susprácticas cotidianas procesos de no-violencia, lascuales convergen con las mencionadas por Mattainiy colaboradores; entre esos procesos el autor iden-tifica como fundamental la reconciliación, entendi-da como el producto de la relación necesaria entrediversos sistemas implicados en un conflicto, que asu vez supone encuentro entre ellas. La relevanciade esta categoría está determinada por dos condi-ciones, una implica la integración de cuatro compo-nentes verdad, misericordia, justicia y paz. y laotra, plantea una perspectiva a largo plazo, quedemuestra sentido de la responsabilidad con lasgeneraciones venideras. A su vez, similar a lo dichopor los analistas del comportamiento, para Lederachno hay que olvidar que en las culturas de paz, comoen las violentas, la responsabilidad de los diversos

Page 13: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

310 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

implicados para guiar el tipo de manejo o tratamien-to que se da a la construcción de la paz no esequitativa en todos los niveles de una sociedad, porlo tanto, las propuestas de una cultura de paz debenidentificar con claridad las figuras que ejercenliderazgo: Liderazgo de nivel superior, liderazgode nivel medio y liderazgo de base; para reconocera su vez los tipos de consecuencias diferencialesque recibe cada nivel y la manera en que ellas sonreproducidas por los participantes.

De los autores colombianos Ardila (2001) defi-ne la psicología de la paz como un campo deinvestigación y aplicación de acciones conducentesa la paz, con la misión de desarrollar sociedadessostenible s mediante la prevención del conflictodestructivo y la violencia, el alivio de las conse-cuencias de éstos, la construcción de culturas de pazy de comunidad global. Esta propuesta como lasdemás permite reconocer un movimiento mundial,en el cual los psicólogos se sienten convocados aparticipar de forma activa, en la búsqueda de alter-nativas que permitan reducir la velocidad en elincremento de las acciones violentas y sus conse-cuencias para el conjunto de la humanidad.

EL CASO COLOMBIANO

Desde el análisis del comportamiento, Balles-teros (2002) hace un intento de aplicar sus concep-tos y principios a la comprensión de la paz comoresultado de prácticas culturales en el medio colom-biano. En su ejercicio aplica los diagramas propues-tos por Mattaini para describir las reglas, lascondiciones motivacionales, los modelos y las oca-siones estimulares para prácticas de paz, incluyen-do los resultados de las mismas tanto a nivelindividual como cultural.

En este artículo se amplía la propuesta de Ba-llesteros (2002) para incluir un análisis más detalla-do de las metacontingencias prevalecientes en laactualidad y las que serían necesarias para efectiva-mente hablar de una cultura de paz. Esta se refiereal conjunto de prácticas culturales que se mantienebajo el control de contingencias que por principioestarían en la categoría de no-coercitivas. En con-

cordancia con la nOCIOn de contingencia ymetacontingencia,la cultura de paz requiere condi-ciones estructurales, de tipo macroeconómico,ecológico y sociopolítico en diversos grados decomplejidad y de interdependencia.

En el caso de Colombia, confluyen demasiadosgrupos con intereses distintos, especialmente gru-pos armados (FARC, ELN, Paramilitares) cuyasacciones han tenido efectos graves en la sociedadgeneral. Entre estos efectos está la ausencia de unaprotesta social lo suficientemente poderosa paracontrarrestar el poder de las armas, hecho relacio-nado con prácticas de solidaridad y de organizarseen asociaciones civiles con propósitos explícitos de"hacer juntos", y la ausencia de una izquierdademocrática, silenciada por la izquierda y la dere-cha armada. Esta situación de violencia que afectaa los colombianos, estuvo inicialmente restringidaal contexto rural, sin embargo en tiempos recientesse ha extendido a las ciudades capitales, caracteri-zándose por eventos terroristas que alteran las diná-micas de convivencia de los ciudadanos a pesar delas múltiples manifestaciones de los diferentesestamentos de la sociedad por preservar la vida y losderechos humanos.

Para propósitos de este artículo, se entiendecomo el nivel más molar o macro el de las políticasinternacionales desarrolladas para el ordenamientosocial global por organismos en distintos camposdel desarrollo social humano. En el campo econó-mico, se encuentran el Fondo Monetario Interna-cional -FMI-, la Organización Mundial delComercio -GMC-, entre otras, las cuales diseñanlas políticas macroeconómicas con influencia en elcrecimiento económico y por ende en las condicio-nes de distribución de recursos en un país. Comoresultado de estas políticas y de las políticas dequienes toman las decisiones macroeconómicas delpaís, se observa que el ingreso per capita de Colom-bia ha descendido de US$ 2.145.00 en 1995, hastaUS$ 1.798.00 en 2000; con un alto grado de des-igualdad en ingresos de acuerdo con el coeficienteGINI (Coeficiente de concentración del ingreso), elcual señala que el 20% de los hogares más ricosconcentra el 52% de los ingresos, mientras el 58%de la población se encuentra por debajo de la línea

Page 14: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES 311

de pobreza absoluta (Garay, 2002a). Estos datosmuestran que la inequidad en la distribución de lariqueza (exclusión económica) es una problemáticacentral para analizar los factores que influyen en lasituación social del país. Las políticas establecidaspor el FMI o cualquier otro organismo internacionalo nacional son macrocontingencias, las cuales, comose dijo, pueden ser contrarias entre sí, con un efectoespecial que lleva a las metacontingencias caracte-rísticas de una sociedad conformada por gruposculturales tan diversos como el caso colombiano.

En el campo social, vale la pena mencionarque aunque la Organización Mundial de la Salud-OMS-, la Organización de Naciones Unidas-ONU- y la Organización de Naciones Unidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO-han señalado la necesidad de aumentar la inversiónsocial, en Colombia ha sido insuficiente para am-pliar significativamente la cobertura general delsistema de seguridad social, el cual cubre apenas el54% de la población en salud y el 29% en pensiones(Garay, 2002a). La inversión y cobertura en educa-ción han tenido una evolución positiva en los últi-mos 30 años, llegando a188% en educación primariay 52% en la básica secundaria, sin embargo, existedesarticulación en las políticas y asignación derecursos, con la consecuente desorganización delsistema educativo, caracterizado por una visióncortoplacista que afecta su calidad (Garay, 2002b).

En el campo jurídico, Colombia tiene un altoíndice de impunidad y de corrupción, lo cual serelaciona con el hecho de la carencia de estudios ensociología jurídica que permitan evaluar y analizarlas leyes, normas e instituciones sociojurídicas. Porotra parte hay relación estrecha entre todos losniveles de la pirámide de la justicia, con la conse-cuencia de que la crisis colombiana es resultado deldeterioro de la justicia, relacionado a su vez con eldecremento de los mecanismos pacíficos de solu-ción de conflictos (Garay, 2002b).

La cuestión fundamental se relaciona con lavaloración de la vida como determinante de unacultura de paz. En Colombia, como en muchos otroslugares del mundo, la vida es un valor relativo,negociable, justificable y dependiente de variables

económicas, políticas e ideológicas en función delpoder. De esta manera, se incrementan las prácticasde negociar la vida, como medio lucrativo o deconsecución de reconocimiento, por ejemplo, latasa de homicidios en Colombia es de 64 por cada100.000 habitantes y la cantidad" de secuestroextorsivo fue de 3.041 en el año 2001. En estadirección, una cultura de paz implica restablecer lavida como valor absoluto mediante acciones comoeducar en el respeto a la vida, en la negociación noviolenta de conflictos, en renunciar a valores yacciones que compiten con la preservación de lavida humana y en prevenir y combatir ciclos deescalada de conducta violenta.

En este nivel de complejidad se encuentranvarios tipos de metacontingencias, unas reglamen-tan las acciones de seguridad social y otras regla-mentan las acciones de tipo financiero, las cuales secontradicen y compiten entre sí. Por ejemplo, losparámetros establecidos por el FMI respecto de laglobalización de los mercados, dificulta la inver-sión de recursos en salud y educación, si ellos debenderivarse del PIB.

Es un hecho el dominio de las metacontingenciaseconómicas sobre aquellas que privilegian el desa-rrollo social equitativo, dado que todo intercambiode bienes y servicios requiere el ajuste de la monedaa ciertos parámetros determinantes para establecer-la como el reforzador artificial generalizado máspoderoso de la cultura humana; en consecuencia,cualquier metacontingencia que compita con estereforzador artificial estará en desventaja. De estamanera, el acceso a otros reforzadores se restringesi no se cuenta con recursos económicos,metacontingencia que a su vez es corresponsabledel desequilibrio entre los pueblos, precisamentepor la forma como se regulan las relaciones depoder económico.

Si se piensa en la cultura de paz, las prácticas deun grupo social estarían dirigidas a buscar y mante-ner intercambio de bienes y servicios de beneficiomutuo que impliquen relaciones entre iguales, sinque en ellas esté implicada la dominación por laposesión de dinero. Esto exige el reconocimientocon base en intereses compartidos distintos a lo

Page 15: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

312 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

económico, las posibilidades equitativas de accesoa bienes y servicios en función del intercambio derecursos entre grupos, valorar como reforzadoreslas interacciones de ayuda y colaboración entrepaíses e instituciones y reformar las políticas depréstamo y pago de la deuda externa de paísesen desventaja económica (usar alternativas nomonetarias).

Otra metacontingencia que se considera impor-tante para este análisis, con las relaciones de podercon base en el conocimiento. En este sentido, elconocimiento es reconocido como un reforzadornatural, pero los arreglos contingenciales estableci-dos por las instituciones sociales han cambiado eluso de dicho reforzador, de forma que en vez deconstituirse en práctica de paz, se vea implicado enprácticas de poder autoritario. De esta manera seusa el conocimiento para segregar, imponer y domi-nar demarcando relaciones jerarquizadas y autori-tarias en instituciones sociales, con el resultado deldominio sobre el menos versado. Así, el conoci-miento se establece como reforzador poderoso paragenerar elitismo y exclusión.

En una cultura de paz, esta metacontingenciaestablecería el compartir y promover el conoci-miento, con acceso igualitario al conjunto de lasociedad y con relaciones horizontales entre laspersonas e instituciones, contrapuestas a las verti-cales; el acceso garantizado al conocimiento lleva-ría al enriquecimiento cultural, sobre todo en paísescon tanta diversidad cultural, como Colombia. Deacuerdo con el análisis de Garay (2002b) en lostalleres del milenio sobre educación, cultura y ética,la educación debe ampliarse a ámbitos más allá delos propiamente formales del conocimiento, pro-moviendo la participación ciudadana, de acuerdocon el avance del proceso de globalización. Laeducación no es un gasto, es una inversión social-mente rentable y un elemento estratégico para eldesarrollo sostenible de un país (Sarmiento, 1999).

El poder político se puede analizar como otrametacontingencia para explicar prácticas no sola-mente a nivel nacional, sino internacional y local.Para este escrito, en el caso colombiano encontra-mos necesario el cambio hacia metacontingencias

de responsabilidad socio-política. Las metacon-tingencias actuales refuerzan prácticas incompati-bles con prácticas de paz, debido al centralismo enla toma de decisiones y en la asignación de recursos,a la corrupción y al clientelismo, sin procesos deconcertación y prospección a largo plazo, teniendocomo consecuencia la exclusión, la sumisión y elpaternalismo. El cambio consistiría en promoverpolíticas de participación y de concertación, tanto anivel nacional, como regional y local. Varias pro-puestas gubernamentales y no gubernamentalesparecen estar guiadas hacia el establecimiento decontingencias en este sentido, sin embargo, se re-quieren esfuerzos significativos para reemplazarprácticas de corrupción, por un lado, y depaternalismo, por otro, como interferentes impor-tantes. Los proyectos de participación ciudadanahan de estar sustentados en contingencias tanto decorto como de largo alcance, con el fin de pasar deplanes de gobierno a planes de Estado. Este tipo demetacontingencia llevaría a reforzar prácticas decompromiso con lo público alrededor de interesescolectivos, lo mismo que repertorios de autogestióne inclusión social. Desde otras vertientes en psico-logía social, este proceso ha sido denominadoempoderamiento (Sánchez Pilonieta, 2(02).

En el campo del poder social se puede definircomo metacontingencia la organización del reco-nocimiento al interior de los grupos e instituciones.Los criterios que se han privilegiado con base en losparámetros de competencia individual y grupal hanfavorecido prácticas de competencia desleal, decompetitividad como equivalente a surgir aún acosta del beneficio del otro; en resumen, a pasar porencima del otro, quien se convierte en instrumentopara lograr metas que sean reconocidas socialmen-te. Como reglas asociadas con este tipo de prácticasse encuentran el desconocimiento de las necesida-des de los demás, la instrumentalización del serhumano y el lenguaje del desequilibrio (p.e., ricoversus pobre, oprimido versus poderoso). Las prác-ticas asociadas con este tipo de conductas refuerzana su vez la sumisión y el resentimiento, convirtién-dose así en un ciclo de .retroalimentación difícil deinterrumpir. De manera acorde con una cultura depaz, la metacontingencia estaría definida por elreconocimiento social con base en conductas de

Page 16: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES

cooperación, solidaridad, inclusión, respeto por ladiferencia y valoración de la diversidad, todo locual permitiría acogerse a definir al ser humanocomo un fin, manteniendo un lenguaje de la equi-dad y la justicia social; en conclusión, el altruismocomo patrón generalizado.

En el tema de las culturas de paz se haceindispensable hacer referencia a la filosofía sobre elser humano como metacontingencia por cuanto,como ha sido analizado por diversos autores, tantoen la filosofía como en la psicología y otras cienciassociales, la concepción de ser humano determina eltipo de acciones que se está dispuesto/a a asumircon el fin de solucionar diversos problemas queafronta la humanidad como una unidad. Tiene quever con lo que Fisas (1998) denomina la ética globalunificada. Se requiere una filosofía del ser humanocon una concepción holista, donde se conciba comoser integral, sujeto y a la vez objeto de su propioconocimiento como coextensivo con la naturalezay su comunidad, no la inmediata en su mediocircundante, sino con la comunidad humana. Estafilosofía, como cualquier otra es una construcciónsocial/verbal y como tal es responsabilidad de per-sonas o grupos con funciones de "autoridad verbal"para audiencias específicas, lo cual significa quedichas audiencias asumen como verdad y comoregla aquellas afirmaciones provenientes de sus au-toridades verbales. De ahí la responsabilidad socialde los líderes religiosos, políticos o de cualquierorden, incluyendo los medios de comunicación.

La psicología cuenta con datos suficientes paraentender que cuando se asumen concepcionesdicotómicas en las cuales el ser humano es diferentede la naturaleza, la probabilidad de comprometersecon el destino de la humanidad como unidad inte-grada disminuye, por cuanto otras contingencias sehacen dominantes. Por ejemplo, aumenta la proba-bilidad de inmolarse (dar la propia vida) matando aotros o de asesinar a otros bajo contingencias deexclusión. De igual manera, creer que el hombreestá determinado por condiciones inabordables enfunción de sus propiedades especiales y únicas quelo hacen inmodificable, trae como consecuenciaevitar el diseño de contingencias ambientales quepropicien repertorios promotores de las prácticas

313

de autocontrol y reciprocidad positiva. Este tipo dereglas refuerzan la falta de compromiso con elcambio y la irresponsabilidad con el destino de lahumanidad, generando a su vez, resistencia a laspropuestas de cambio individual y cultural.

De manera contraria, una filosofía del hombreen la cultura de paz, consiste en considerarlo comoparte de la naturaleza cambiante y evolutiva, educaren la autorregulación y en la corresponsabilidadcon el bienestar humano. Habría por tanto, com-promiso con el diseño cultural y la explicaciónde la conducta humana basada en modelosinteraccionistas y probabilísticos de tipocontingencial. En última instancia, la metacon-tingencia implicaría reforzar el compromiso con elcambio y la responsabilidad con el destino de lahumanidad.

La filosofía del ser humano descrita anterior-mente tiene que ver con la metacontingencia rela-cionada con valores ecológicos. Diversosmovimientos mundiales y regionales han estadopreocupados por el futuro de la tierra y sus recursos,cuyo conjunto conforma el hábitat de las distintasespecies, muchas de ellas en vías de extinción porel descuido del ser humano. Una cultura de paz nopuede ser independiente de prácticas ecológicasconcretas y sus resultados. El sistema educativo hacomenzado a tomar un papel activo hacia la forma-ción de lo que algunos autores llaman concienciaecológica, la cual en términos conductuales implicarepertorios de cuidado de la naturaleza, de usoracional de los recursos disponibles, de consumirestrictamente lo necesario, entre otros. En estacategoría de prácticas culturales se encuentra elproyecto GAIA (Fisas, 1998) y el desarrollo susten-table y en Colombia, las Comunidades de Paz paralos habitantes del Urabá Chocoano, para quienesuna cultura de paz es una apuesta vital mediada porel fuerte arraigo a la madre tierra donde lo quecuenta es la relación trascendente con la naturalezanutricia, interacción que asegura el bienestar porencima de la consideración económica. Fortalecer-se en la comunidad de paz significa conservar lavida, de manera digna, donde la decisión por laorganización da fortaleza personal y colectiva(Sacipa, 2001, 2003).

Page 17: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

314 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

CONCLUSIONES

En general, el criterio de aplicación del análisisdel comportamiento se ha centrado en la observa-ción de conductas concretas de la gente en contex-tos reales, con un criterio tecnológico dirigido acaracterísticas prácticas y posibles de modificaciónen el ambiente físico y social. De ahí la propuestaoriginal de la ingeniería conductual, basada en lanecesidad de ingeniarse formas concertadas deaplicar los principios conductuales a sistemas so-ciales (familia, escuela, comunidad, gobierno, etc.).

El estudio cuidadoso de los modelos propuestospor los analistas del comportamiento en el análisisde las prácticas conductuales y culturales ha mos-trado beneficios, sin embargo, es necesario diluci-dar las vías de interacción entre los diversos nivelesmetacontingenciales, así como los sistemas de eva-luación del diseño cultural con indicadores quepermitan identificar los logros como producto dedicho diseño y no de otros factores. Es claro queexplicar los eventos culturales desde esta perspec-tiva supone incluir en el análisis diversas y comple-jas interacciones contextuales y sus determinantesevolutivos.

Es tarea del analista del comportamiento estu-diar en detalle y hacer evidente para las comunida-des científicas y no científicas las metacontingenciasy contingencias del diseño cultural en el cual nosencontramos. Hablar de diseño cultural no implicaque "alguien controle, manipule o deshumanice",sino por el contrario, es concebir un trabajo concer-tado, participativo e inclusivo en pro de objetivoscomunes, inacabados y en permanente formula-

ción, como lo ha demostrado la comunidad de losHorcones en México.

Una conclusión a partir de todo lo escrito esentender que el eje de una cultura de paz estáalrededor de construir ymantenermetacontingenciasque moldeen y refuercen prácticas culturales nocoercitivas de inclusión social, equidad, solidari-dad, pluralismo y corresponsabilidad. Parafraseandoa Mattanini (2002a), cada una de las prácticasmencionadas requiere ser estudiada cuidadosamentecon el fin de mejorar la comprensión de las dinámi-cas conductuales implicadas.

Otra conclusión tiene que ver con la importan-cia de reconocer, como se ha dicho, convergenciasentre el análisis del comportamiento y otras pro-puestas o posturas conceptuales. Desde luego, no sepretende que todos los autores se lean entre sí, perose considera deseable evitar mantener visiones ter-giversadas o incompletas de las diversas posturas,con el fin de enriquecer la comunidad científica entorno de los problemas sociales, en este caso con-creto, las culturas de paz.

Es imposible cerrar este escrito sin señalar elpapel político del analista del comportamiento encuanto a que su conocimiento de los procesosconductuales y culturales son fundamentales paralograr congruencia entre el diseño y la ejecución depolíticas públicas y lo que hemos definido comocultura de paz. En este sentido, es indispensabletener en cuenta la convergencia de las propuestasdel análisis del comportamiento y la psicologíapolítica.

REFERENCIAS

Andery, M. A. YSerio, T. M. (2003). Metacontingencias y dialéctica: ¿son incompatibles? Revista Latinoamericana de Psicología,35, 273-280.

Ardila, R. (2001). ¿Qué es la psicología de la paz? Revista Latinoamericana de Psicología, 33, 1, 39-43.

Baer, D. M., WolfM. M. y Risley, T. R. (1968). Sorne current dimensions of applied behavior analysis. Journal of Applied BehaviorAnalysis, 1,9-97.

Baer, D. M., Wolf, M. M. YRisley, T. R. (1987). Sorne still-current dimensions of applied behavior analysis. Journal of AppliedBehavior Analysis, 20, 313-327.

Ballesteros, B. P. (2002). La realidad colombiana desde el análisis del comportamiento: la paz resultado de prácticas culturales.Universitas Psicológica, 1,81-91.

Page 18: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO EN LOS TEMAS SOCIALES 315

Biglan, A. (1995). Changing cultural practices: a contextualistframeworkfor intervention research. Reno, NV: Context Press.

Biglan, A. y Smolkowski, K. (2002). The role of the cornrnunity psychologist in the 21st Century. Prevention & Treatment, 5, 15,Disponible en: http://wateway1.obid.com/obidweb.cgi

Burgess, R. L. Y Bushell D. (1969) (eds). Behavioral sociology: the experimental analysis of social process. New York: ColumbiaUniversity Press.

Díaz González E., Landa, P. y Rodríguez, M. L. (2002). El análisis contingencial: un sistema interconductual para el campo aplicadoEn G. Mares y Y. Guevara (comp.) Psicología 1nterconductual: avances en investigación tecnológica. (Vol 2, pp. 4-49).México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Fawcet S. B., Mathews, R.M. Y Fletcher, R. F. (1980). Sorne promising dimensions for behavioral cornrnunity technology. Joumalof Applied Behavior Analysis, 13,505-518.

Fisas, V. (1998). Cultura de paz y gestión de conflictos. Barcelona: Icaria

Galtun, J. (1998). Actores constructores de paz. En: H. Roa y V. Torrijos. (Eds) ¿Es posible la paz en Colombia?: tendenciasrecientes en la investigación mundial entre paz y conflictos, (pp.75-87) Bogotá, ESAP.

Garay, L. J. (2002 a). Colombia entre la exclusión y el desarrollo: propuestas para la transición atestado social de derecho. Bogotá:Contraloría General de la República.

Garay, L. J. (2002 b). Repensar a Colombia: hacia un nuevo contrato social. Bogotá: Tercer Mundo.

Glenn, S. (1988). Contingencies and metacontingencies: toward a synthesis of behavior analysis and cultural materialismo TheBehavior Analyst, 9, 193-196.

Glenn S. (2003). Selección en dos niveles en la evolución de la ciencia. Revista Latinoamericana de Psicología, 35, 281-288.

Glenn, S. S. & Field, D. P. (1994). Functions of the environment in behavioralevolution. The Behavior Analyst, 17, 241-259.

Guerin, B. (1994). Analyzlng social behavior: behavior analysis and the social sciences. Reno, NV: Context Press.

Guerin, B. (2001). Individuals as social relationships: 18 ways that acting alone can be thought of as social behavior. Review ofGeneral Psychology, 5, 406-428.

Harris, M. (1990). El materialismo cultural. Madrid: Alianza (G. Gil Catalina, trad.)

Homans, G. e. (1969). The sociological relevance ofbehaviorism. En R. L.Burgess y D. Bushell (Eds.) Behavioral Sociology: Theexperimental analysis of social process, (pp. 1-26) New York: Columbia University Press.

Hovell, M. F., Wahlgren, D. y Rusos, S. (1997). Preventive medicine and cultural contingences: a natural experiment. En P. A.Lamal (Ed.), Cultural contingencies: behavior analytic perspectives on cultural practices, (pp. 1-30) Praeger: London.

Kantor, J. R. (192211971). An essay toward an institutional conception of social psychology. En J. R. Kantor (Ed.), The aim andprogress of psychology and other sciences (pp. 357 - 384). Chicago: Principia Press.

Kantor, J. R. (192311971). What are the data and problems of social psychology? En 1. R. Kantor (Ed.), The aim and progress ofpsychology and other sciences (pp. 396 - 403). Chicago: Principia Press.

Kantor, J. R. Y Smith, N. (1975). The science of psychology: an interbehavioral survey. Principia Press: Chicago.

Lamal P. A. (1989). The impact of behaviorism on our culture: sorne evidence and conjectures. The Psychological Record, 39,529-535

Lamal P. A. (1991). Behavioral analysis of societies and cultural practices. Hemisphere Publishing Corporation. U. S. A.

Lamal, P. A. (Ed.). (1997). Cultural contingencies: behavior analytic perspectives on cultural practices. Praeger: London.

Lederach, J. (1998). Construyendo la paz. Bilbao: Bakeaz

Mattaini, M. A. (1991). Choosing weapons for the war on "crack": an operant analysis. Research on Social Work Practice, 1,188-213.

Mattaini, M. A. (1996). Public issues, human behavior and cultural designo En M. A. Mattaini, y B. A. Thyer (Eds.), Findingsolutions to social problems. (pp. 13-40). Washington, D.e.: American Psychological Association.

Mattaini, A. y Magnabosco, J. L. (1997). Reworking welfare: untangling the web. En P. A. Lamal (Ed) Cultural contingencies:behavior analytic perspectives on cultural practices, (pp. 151 - 167). Westport, CT: Praeger.

Mattaini, M. A. (200la). Constructing cultures of no-violence: the peace power! Strategy. Education & Treatment Children, 24,430-445

Mattaini, M. A. (2001 b). Editorial: The science of behavior and human rigths. Behavior and Social lssues, 11, 1-2

Mattaini, M. A. (2002 a). Editorial: the science of noviolence. Behavior and Social1ssues, 11, 100-104.

Mattaini, M. A. (2002 b). Editorial: the globalization of violent behavior. Behavior and Social1ssues, 12, 1-3.

Mattaini, M. A. with the PEACE POWER Working Group (200lc). Peace power for adolescents: strategies for a culture ofnonviolence. Washington, D.e.: NASW Press.

Page 19: El análisis del comportamiento en los temas sociales: una

316 BALLESTEROS DE VALDERRAMA, LÓPEZ y NOVOA

Michael, J. (1993). Concepts and principies of behavior analysis. Kalamazoo, Michigan: Westem Michigan University Press.

Moscovici S. (1984). The phenomenon of social representation. En R. M. Farr y S. Moseovici (Eds), Social representations (pp.3-69) New York: Cambridge University Press.

Ribes, E. y López, F. (1985). Teoría de la conducta: un análisis de campo y paramétrico. Trillas: México.

Sacipa, S. (2001). Hacer la paz en medio de la guerra. Ponencia 24° Congreso de Psicología Política, México.

Sacipa, S. (2003). Lectura de los significados en historias del desplazamiento y de una organización comunitaria por la paz.Universitas Psicológica, 2, 49-56

Sánchez Pilonieta, A. (2002): Dispositivos de empoderamiento para el desarrollo psicosocial. Universitas Psychologica, 1, 39-48

Sarmiento, A. (1999). Para una visión prospectiva de lo social: pobreza, equidad, educación y salud. En H. Gómez Buendía (comp.).Para dónde va Colombia (pp. 183-188). Bogotá: Tercer Mundo/Colciencias.

Skinner, B. F. (1948). Walden two. New York: Maemillan

Skinner, B. F. (1953). Science and human behavior. New York: Macmillan

Skinner, B. F. (1974). About behaviorism. New York: Knopf

Skinner, B. F. (1979). Contingencias de reforzamiento: un análisis teórico. México: Trillas

UNESCO (1999). Movimiento mundial para la cultura de paz y no violencia. Quito: Autor.

Wicker, A. W. (2002). Ecological psychology: historical contexts, current conception, prospective directions. En R. B. BechtlelyA. Churchman. (Eds). Handbook of enviromental psychology, (pp. 114-126). Wiley & Sons Ine. New York.