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® 29 de marzo de 2015 Cultural La isla caribeña afronta un nuevo futuro ante el desbloqueo de relaciones con Estados Unidos. PÁGINAS 8 A 11 Cuba, año cero

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®

29 de marzo de 2015

Cultural

la isla caribeña afronta un nuevo futuro ante el desbloqueo de relaciones con estados Unidos. PÁGInaS 8 a 11

Cuba, año cero

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR GENERAL oRLAnDo TomÁS DEÁnDAR mARTÍnEZ

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑO Mariela Olvera

apartado postal 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2Domingo \ el mañana \ 29 de marzo de 2015 PSicologÍa

Por Xavier guix

Y de repente asoma a nuestro discur-so una especie de lamento que dice: “Lo siento, me sabe mal”. Es difícil afirmar que todo el mundo lo haya dicho al menos una vez, porque los humanos podríamos dividirnos entre aquellos a los que les cuesta horrores aceptar sus faltas y los que se preci-pitan en atribuirse todas las culpas, es decir, que casi todo les sabe mal. La empatía, por exceso o por defec-to, pierde su condición virtuosa para devenir en una limitación.Exploremos ese “me sabe mal” más allá de su uso protocolario, aquel que resuelve de un plumazo una situa-ción que no tiene solución, o no da

La tiranía del

- La empatía por exceso o por defecto deja de ser una virtud para convertirse en limitación- Hay que saber decir no y asumir nuestra propia forma de ser

‘me sabe mal’más de sí. Es esa carita que ponen los profesionales cuando tienen que decirte que no. Es también el intento de amigos o familiares de empatizar, algo forzadamente, cuando no están por resolver nuestras expectativas.Tampoco se tratará el tema como jus-tificación. Quien más, quien menos se ha escudado alguna vez en lo mal que le sabe no poder correspondernos. Ya sea por no decir la verdad, o por evitar un compromiso o una deuda futura, el caso es que a veces se teatralizan demasiado los imponderables, las excusas, logrando así el efecto con-trario, es decir, que sea el interlocutor quien responda “no te preocupes”.En todos estos casos funciona la con-vención. Lo que se experimenta no

“La moral descansa naturalmente en el sentimiento”. ANATOLE FRANCE

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329 de marzo de 2015 / el mañana / DomingoPSicologÍa

PReguntaS a HaceRSe anteS de SentiRSe

culPaBle

¿Hasta qué punto la capa-cidad de empatizar me está confundiendo? ¿Hay alguna verdad que trato de ocul-tar? ¿De verdad, de verdad qué me sabe tan mal? ¿Me cuesta expresarme con sin-ceridad? ¿Siento que no voy a poder ver sufrir al otro? ¿Me estoy haciendo cargo del dolor ajeno? ¿Anticipo algún sentimiento de culpa? ¿Estoy aguantando la situación porque me he precipita-do? ¿Tengo un sentimiento de no haber obrado bien? ¿Me siento mal por ser yo mismo?

“Lo que se mueve por sí mismo es inmortal”. PLATÓN

Para saber másliBRoS

◗ ‘La enfermedad mortal’ Soren Kierkegaard. (Editorial Trotta)

◗ ‘Investigación sobre los principios de la moral’ Hume. (Biblioteca Nueva)

es un verdadero sentimiento, sino un mero uso del lenguaje despojado de su significado literal, con fines mera-mente protocolarios, e incluso como fórmula inequívoca que indica que ahí es donde acaba toda expectativa. Sin embargo, para muchas personas, lo que les sabe mal, les sabe muy mal, tan mal que su vida queda condicio-nada por ese tirano que les muestra su rostro más débil.Sin duda quienes llaman la atención son aquellas personas que siempre tienen en la boca el “me sabe mal” y que de verdad lo sufren. ¿Qué les ocurre? Que viven de la pena ajena, que se hacen cargo del sufrir de los demás, que acarrean con lo que los otros deberían resolver por sí mismos. Les puede su corazoncito buenista. No saben cómo decir que no y, sobre todo, anticipan la culpa que sentirían de quedarse con los brazos cruzados o de ir a su conveniencia.Las personas que dan más valor a los demás que a sí mismas no acaban de ser conscientes de que, con el tiempo, han creado un patrón de comporta-miento basado en la culpa anticipada, aunque no la tengan. Si con su actitud causan algún tipo de sufrimiento (por muy leve que sea), se sienten tan mal que no lo pueden soportar. De repen-te, se notan tan débiles que prefieren cargar con la situación en lugar de atravesar ese sentimiento culpatorio. Se han metido en un complejo dilema: ¿cómo se puede ser feliz si para ello alguien saldrá damnificado?Sin duda, para algunas personas el tema del merecimiento no está nada claro. Pasan por la vida como deudo-ras y creen de veras que no merecen nada. Y mucho menos si, por lograr sus propósitos, otros tendrán que fastidiarse. Toda la atención la tie-nen puesta en un único objetivo: no molestar.Padres a quienes les sabe mal haber regañado a los hijos, luego les com-pensan exageradamente. Parejas que han roto viven un auténtico calvario porque quien lo ha dejado o ha llevado la iniciativa no soporta ver sufrir al otro. Es tanta la pena que prefieren volver, malvivir en la relación, antes que sostener ese dolor y atravesarlo de una vez. Quien sufre de debilidad emocional se acaba uniendo a los demás a través de la culpa. Siempre

deben. Siempre tienen la sensación de hacerlo mal. Se pasan la vida com-pensándolo todo.Existe otra manera aún más rebusca-da de usar el “me sabe mal”. Es una práctica habitual de las personas adictas a la inmediatez, de las que no saben esperar, de las precipitadas. Dado que no pueden contenerse, lo fuerzan todo y se fuerzan a sí mismas. Dicho llanamente, “la lían” y luego les sabe mal. Negocios, relaciones, actividades, compromisos… todo se convierte en una carga cuando, por correr demasiado, no se han evaluado ni las consecuencias ni la perseveran-cia necesaria.Llegados a este punto ocurre algo curioso. Una vez liada, en lugar de dejar las cosas en su sitio, siguen adelante con los compromisos, solo que ahora por obligación. Como les sabe mal, pagan su penitencia aguan-tando el chaparrón, procurando que-dar lo mejor posible. De ahí la frase anterior de san Agustín. No obstante, esa es siempre una mala solución, un grave error, porque entonces todo va a la deriva. Prefieren hundirse con la situación a reconocerla, a asumir su error: “Lo siento, me precipité”. Es preferible el coraje de ser sinceros a malvivir en una mentira, por muy extraordinaria que sea.Muchas de estas dificultades tienen su origen en lo que el filósofo Soren Kierkegaard denominó “la enfer-medad mortal”. Entre otras cosas, la describe como la desesperación del hombre por no querer ser uno mismo o querer desesperadamente ser uno mismo. O pecamos de debilidad, o pecamos de obstinación. O nos sabe mal ser nosotros mismos, o nos sabe mal ser por encima de todo nosotros mismos.No es tarea fácil la asunción de nuestra propia forma de ser. No nos enseñan a ser nosotros mismos, sino a serlo según mamá o papá, según la familia, según los modelos sociales, según la tradición, según la religión, según… Cuando realmente somos como que-remos se produce la paradoja de que nos sabe mal. Asumir nuestra propia esencia es una tarea de por vida, que queda abortada cada vez que lamen-tamos ser como somos. ¿Y qué es lo que somos? Seres en proceso, que aprenden de sí mismos. Si nos sabe

mal ser como somos, eso es lo que aprenderemos.Más allá de los usos de esta expresión en la vida social, existe un aspecto importante a tener en cuenta. Cuando algo “nos sabe mal”, no siempre revela un problema de debilidad emocional. También puede manifestarse lo que el filósofo inglés Hume llamó sentimien-to moral. Puede ocurrir que al evaluar nuestra conducta nos sintamos incó-modos. Se trata de una conciencia de no haber actuado bien, al menos de acuerdo con nuestros valores. Hume observó que, aunque la razón sea suficiente para instruirnos acerca de la cualidad de nuestras accio-nes, se requiere que un sentimiento se despliegue para poder dar una pre-ferencia a las tendencias útiles sobre las perniciosas. Según él, entonces la moral está determinada por el senti-miento. Visto de esta manera, cuando algo nos sabe mal quizá se expresa una conciencia moral. Por muchas razo-nes que justifiquen nuestra conducta, el sentimiento nos advierte que algo, para nosotros, no está bien con rela-ción a nuestra actitud. Ante nuestros dilemas morales (la vida psicológica humana está llena de ellos), dispo-nemos de una brújula interior, de un sentimiento moral, que acompaña y distingue el bien y rechaza el mal.Solo tres palabras, “me sabe mal”, designan algo cuyo sabor es amargo, difícil de tragar o que nos deja mal cuerpo. Esas tres palabras intentan describir cómo se organiza en nues-tro interior un desajuste exterior. Lo que sabe mal, como el asco, pretende ser expulsado para sentirnos aligera-dos. Si se queda dentro, sufriremos. Si se arroja hacia fuera de cualquier manera, también. Si tratamos de disi-mular, aún será peor. A menudo, la única manera de resolver lo que nos ha sabido mal es ingerir algo que nos sepa bien. Algo que, como la alquimia, transforme el sabor. Y ese algo pasa por el movimiento y por el sonido, es decir, por los gestos y las palabras. Gestos amables y palabras de corazón. Cuando es así, nada sabe mal.

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4Domingo \ el mañana \ 29 de marzo de 2015 moda

Por elisabet Sans

Mientras el comercio convencional se ha estancado en los últimos años, las compras por Internet están en su mejor momento. “En Europa, el (comercio) electrónico ha crecido en torno al 20%-25% en 2014”, apunta José Luis Zimmermann, director general de Adigital. “Cada vez hay más oferta online y más internautas compradores. Es lógico que el volumen de ventas sea mayor. Es una tendencia mundial. En Reino Unido, con uno de los mercados elec-trónicos más maduros, sigue creciendo por encima del 10%”. Según el último Estudio sobre Comercio Electrónico B2C, publicado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) en noviembre, el comercio online facturó en 2013 un total de 14.610 millones de dólares (un 18% más que el año anterior). Una cifra que aumentó hasta los 1,17 billones en todo el mundo.En un local del Soho londinense, los modelos se pasean entre los invitados para mostrar las prendas de una nueva colección diseñada para ocasiones especiales. Mientras, unas decenas de periodistas llegados desde distintos países degustan el catering a la vez que curiosean los burros llenos de ropa y las estanterías con accesorios, y alguno incluso se atreve a cortarse el pelo o a hacerse la manicura. Podría ser la fiesta de presentación de una marca convencional. Pero no. El anfitrión es ASOS, la tienda de moda online. Un gigante con una oferta en su página

MODA A UN CLIC DE DISTANCIA

- el planeta vive la fiebre del comercio electrónico. cada vez Hay más internautas dispuestos a consumir en la red y empresas que quieren satisfacer esa demanda que no para de aumentar frente

al declive del convencional.

- entramos en asos, el gigante de la moda mundial en internet, al que se conectan nueve millones de personas para adquirir las Últimas tendencias.

cAnterA ProPiA. uno de los 150 modelos de asos posa en uno de los 11 estudios Que la compaÑÍa tiene en londres.

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529 de marzo de 2015 / el mañana / Domingomoda

En cuatro semanas pueden diseñar un producto

y ponerlo a la venta en su web, en la que publican 150 artículos nuevos cada día.

en coorDinAciÓn. varias redactoras de la publicaciÓn mensual sobre tendencias de la firma.

cAos orDenADo. burros llenos de ropa son una constante en todo el recorrido por las oficinas de asos.

web de 60.000 productos de marca propia y otros miles de firmas tradi-cionales. “Nos centramos en las nece-sidades de nuestros clientes veintea-ñeros y estamos orgullosos de tener una amplia oferta global. Ofrecemos las últimas tendencias a gran veloci-dad, unos 150 nuevos productos se publican cada día en la web, con un servicio de atención al cliente las 24 horas todos los días de la semana”, explica Riccardo Orlando, el director de desarrollo de ASOS para el sur de Europa, una compañía que se ha mar-cado como objetivo para los próximos años alcanzar los 3.000 millones de dólares en ventas, recalca Orlando.Más de 1.200 personas –en total son unos 4.000 empleados– ocupan cuatro plantas de la sede central de la compa-ñía en Londres. Y acaban de adquirir la quinta. Las líneas generales de la marca se diseñan en el imponente edificio Carreras, construido en Camden con aires egipcios en los años veinte por la tabacalera del mismo nombre. “Tenemos las chicas ASOS vintage, las que son un poco más glamurosas y también la que es más moderna. Pensamos en todas ellas, y también en que si una quiere todos los looks los puede tener”, dice Leandra O’Sullivan, directora de diseño de la división de mujer. Una descripción que encaja con el ambiente juvenil (pocos son los que superan los 40 años) que se respira en estas oficinas, donde los tacones de infarto conviven con las zapatillas y el encuentro de ropa (ordenada o amontonada) es una constante en todo su recorrido. O’Sullivan es de las que parecen haber puesto menos empeño frente al espejo, una imagen no menos pensada cuando más tarde nos adelanta que la moda sport es una tendencia (y por tanto, un mercado) en expansión esta temporada.La directora de diseño trabaja en dos tiempos. “Uno de ellos está muy pega-do al día a día y en lo que hay que poner

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6Domingo \ el mañana \ 29 de marzo de 2015 moda

“El gran reto de las compras por Internet es el comercio transfronterizo”.

eDiFicio HistÓrico. parte de las oficinas, donde trabajan mÁs de 1.500 personas.

a la venta inmediatamente. Tendencias que detectamos y queremos ofrecer rápidamente, también para ver lo que piensan nuestras clientas”, cuenta. En cuatro semanas son capaces de completar el proceso: del diseño a su puesta a la venta en la web. Una gigantesca organización lo hace posi-ble. O’Sullivan lidera un equipo de 34 diseñadores. Una vez terminada la prenda, y seleccionado el modelo entre una cantera de 150 maniquíes –la top británica Cara Delevingne ha sido uno de ellos– cuyas fotos empapelan las paredes, empieza a rodar la maqui-naria. Como si de una cadena de comi-da rápida se tratara, todo está medido al milímetro para economizar el tiem-po. En un largo pasillo hay 11 estudios donde se trabaja sin descanso. Por cada uno de ellos pasan al día dos modelos

que, tras la hora de rigor de peluquería y maquillaje, posan con 30 productos distintos. En una sola jornada, en los ocho estudios de ropa para mujer se fotografían 60 prendas, 65 en los tres dedicados al sector masculino. Cada uno de los maniquíes tiene de cuatro a seis minutos para cambiarse de ropa, pasar por el estudio y luego dirigirse a la pasarela, dos espacios donde se les graba desfilando (editan una media de 600 vídeos diarios). Y hay más: siete pequeños puestos para fotografiar al detalle los complementos, más otros tres con plataformas que giran 360

grados (en total, 2.000 imágenes a la semana). Lo que se fotografía por la mañana, ese mismo día ya está accesible en la web, que tiene unos 9 millones de compra-dores activos (en 2013 eran 7,1 millones), recalca la cifra Orlando. Así de rápido quieren saciar el hambre de tendencias.Un ritmo frenético que se combina con la planificación de las colecciones, en lo que se pueden tomar incluso meses. “Los diseñadores compartimos puntos de inspiración: vamos a exhibiciones, mercados vintage, nos fijamos en la calle y en las redes sociales… todo eso

lo ponemos en común para construir las tendencias”, cuenta O’Sullivan. Estilos que luego reflejan también en su revista mensual en papel, lanzada en 2007, o en su aplicación semanal, en funcio-namiento desde 2011 (y con versión en francés y alemán).Por algo han cambiado su nombre. Nacida en el año 2000 de la mano de Quentin Gri�ths y Nick Robertson (su actual presidente ejecutivo, nombrado en 2011 oficial del Imperio Británico por Isabel II) como As Seen On Screen, su objetivo inicial era que la gente encon-trara en la web ropa o accesorios que habían visto puestos en alguna cele-bridad. Pronto se dieron cuenta de que vendían más moda que simplemente “la ropa vista en pantalla”, así que en 2002 la compañía se transformaba en ASOS. Hoy sus prendas las llevan desde

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7moda 29 de marzo de 2015 / el mañana / Domingo

nueVA colecciÓn. varias prendas en el showroom.

la primera dama Michelle Obama –como hace cuatro años con un vestido de 64 dólares de la colección solidaria ASOS África que después se agotó– hasta algunas actrices en las alfombras rojas.“Estamos en una buena situación por-que no tenemos tiendas, no hay restric-ción por la cantidad de productos que podemos tener. Podemos hacerlo todo: de productos más comerciales como los vaqueros a prendas que sabemos que solo querrá un grupo selecto”, reflexiona O’Sullivan, dedicada a la industria de la moda desde hace 14 años (los últimos 3, en la niña bonita británica de la moda online).“No es que en el e-commerce se venda más barato, sino que, entre otras cosas, tienes acceso a una oferta mayor”, coincide José Luis Zimmermann, de Adigital. “El punto de partida del comercio onli-ne de moda en Europa son las compa-ñías que iniciaron su modelo de negocio vendiendo ropa con descuentos; esas firmas fueron pioneras en habituar al usuario a adquirir por Internet un tipo de producto que antes no compraba. Lo que da el ‘boom’ definitivo es la entra-da de Zara en el mercado online (en 2010) y la llegada de Amazona (2011)”, recuerda. El gasto medio por compra-dor electrónico en Europa en 2013 fue de 848 dólares. Casi el 50% de estos internautas (algo más de 8,5 millones de personas) encaminaron sus compras hacia el sector de la moda y los comple-mentos, con un porcentaje mayor entre las mujeres, las personas de entre 25 y 34 años, los habitantes de ciudades de 20.000 a 50.000 personas y los consu-midores de clase media-alta. Es decir, el sector al que se dirige ASOS.Con un aumento progresivo de los usuarios y compradores en la Red, está claro que a la compañía británica los números de cara al futuro le acompa-ñan. Riccardo Orlando apunta las cifras: “Cerramos 2014 con 975,47 millones de libras (unos 1.345 millones de dólares) y con un aumento en las ventas del 27%”. Una facturación un 14% inferior a la del año anterior que la compañía atribuye a un incendio en su almacén de Reino Unido y a las inversiones para mejorar su estructura logística.“En ASOS siempre se ha tratado de hacer un largo camino para conseguir un gran premio: ser el destino mundial de moda

para los veinteañeros”. Zimmermann, director general de la Asociación de la Economía Digital, apunta que el comer-cio transfronterizo es el principal reto del comercio electrónico. Y continúa: “Europa es el mercado más interesante del mundo en términos digitales, ya que hay unos 500 millones de compradores maduros. Pero es un mercado de difí-cil acceso para las pymes, por su frag-mentación. No se está aprovechando la oportunidad del mercado único digital”.Un problema a solucionar y una oportu-nidad de negocio de los que han tomado nota en el gigante británico de la moda. “Hemos atravesado un periodo de gran inversión: una ampliación del almacén en Reino Unido, uno nuevo en la Unión Europea (en 2013 abrieron nuevas oficinas en Francia, Alemania y Berlín), los programas informáticos, y hemos lanzado la web en China. Esos son cos-tos a corto plazo, pero los beneficios a medio plazo serán significativos”, detalla Orlando. Además, ya trabajan para mejorar la navegación de su web en español y la aplicación para teléfonos móviles.Leandra O’Sullivan tiene su propio reto en ese sentido. “Somos una marca glo-bal. Cuando desarrollamos tendencias, pensamos en lo que el cliente quiere donde quiera que esté. Algo en lo que hay que seguir incidiendo es en la cues-tión de las estaciones en cada lugar del planeta. Tenemos que ser capaces de ofrecer las mismas tendencias al mismo tiempo sabiendo que es invierno o vera-no según en qué parte del mundo te sitúes”, dice.Colecciones de ropa premamá, para tallas grandes, específicas para chicas altas o bajas, y hoy centrados en conver-tirse en el referente para quienes buscan traje para ocasiones especiales, desde un baile de fin de curso hasta una boda. También trabajan en futuras líneas, aun-que O’Sullivan no se atreve a adelantar nada. Por ahora nos quedamos en los consejos que lanza desde el showroom de la sede central, donde se expone la colección presentada la noche antes en el Soho. Para la próxima primavera recomienda el look setentero, hippy, los maxivestidos y la ropa más casual. Quizá habrá que hacerle caso. Por algo ASOS cambió su leitmotiv: de “The online fashion store” (la tienda de moda en la Red) a “Discover fashion online” (descubre la moda en Internet).

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8Domingo \ el mañana \ 29 de marzo de 2015 RePoRtaJe

CUBA, APOTEOSIS ‘NOW’cuba y estados unidos retomaron la vía diplomática el pasado diciembre. los Habitantes de la isla

caribeña encaran un nuevo futuro entre la incertidumbre y la esperanza del cambio.

Por iván de la nuez

1 Patria o Muerte y El Máximo Líder, Con la Revolución Todo y Contra la Revolución Nada, El Futuro Pertenece por Entero al Socialismo y El Enemigo Más Grande de la Humanidad, La Tierra Más Hermosa según Colón y El Primer Territorio Libre de América según Fidel…Tales absolutos no han desaparecido de la propaganda o el convencimiento, de los sueños o las pesadillas de los cuba-nos, pero es bueno saber que, desde hace algunos años, esa isla del Caribe ha ido abandonando lentamente la vida en mayúsculas, los discursos altisonantes de Todo o Nada que han distinguido su política, su cultura o su lenguaje.En principio, el maximalismo operó, como no podía ser de otra manera, a partir de los discursos oficiales, pero muy pronto la política del enalteci-miento –incluido un curioso culto a la personalidad de Fidel Castro en nega-tivo– contaminó distintas esferas de la oposición o el exilio. Para los adeptos a la Vida Mayúscula, Cuba parecía limi-tarse a lo que emanara de la Plaza de la Revolución o la Casa Blanca, fortale-zas encargadas de emitir unas marchas militares que apenas dejaban escuchar otro susurro que no se adscribiera al hilo musical de la Guerra Fría.Vinieran de alabarderos o críticos, esas audiciones compartían un sínto-ma invariable, consistente en reparar lo menos posible en los cubanos de a pie que decían representar, en esos individuos –y llamarlos así ya indica su mérito– que continuaron avanzando e intentando evolucionar dentro de sus circunstancias. La sociedad silenciosa que trató, durante todos estos años, de dignificar la supervivencia y relajar el férreo diccionario que los definía unas veces como meros figurantes de un Parque Temático llamado Revolución y otras veces como seres perfectos programados en los laboratorios del

Hombre Nuevo.Algo de todo eso pasó a mejor vida, por decreto oficial, el pasado 17 de diciembre de 2014, día que muchos cubanos vene-ran a Babalú Ayé, san Lázaro para los católicos. Ese mediodía, Barack Obama y Raúl Castro aparcaron sus respectivos monólogos y ensayaron un dúo, cierto que no del todo afinado, para notificar simultáneamente al mundo la inminen-cia de sus relaciones diplomáticas. Un pequeño paso en la historia del hombre,

pero tal vez un gran paso en la historia de la ecualización.De sopetón, el calendario que estable-cía la convocatoria de elecciones en Cuba, seguida por el fin del embargo norteamericano y culminada con el esta-blecimiento de las embajadas, quedó dinamitado en el mismo minuto que la secuencia comenzó por el final.Ese 17 de diciembre quizá pase a la his-toria como el día en que, oficialmente, Cuba empezó a operar con minúsculas.

El grado cero a partir del cual una isla atrapada –para bien y para mal– en su excepcionalidad emprendió el camino que la colocaría más cerca del estándar que de la épica. Con su advenimiento pactado al mundo corriente de la glo-balización, del Mercado sin Democracia y de la universalización de un modelo chino que hace mucho tiempo dejó de ser exclusivo de ese país, solo para sus (oblicuos) ojos.Desde Cuba, El Enemigo se convirtió en

PAnorámicA de una calle de la habana.

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929 de marzo de 2015 / el mañana / DomingoRePoRtaJe

cArtel a las afueras de santiago de cuba en contra del embargo comer-cial a la isla.

en lA locAliDAD De GibArA, en la costa nororiental cubana, un muchacho se levanta temprano para comprar pan.

Desde Cuba, el enemigo se convirtió en “el país vecino”“el país vecino”. Desde Estados Unidos, un país en la lista del terrorismo mutó en socio económico viable para el futuro inmediato. Esa transformación semán-tica ha sido descrita por el periodista cubano Carlos Manuel Álvarez en un artículo publicado en El Malpensante. Un texto alentado por la esperanza de que, una vez cambiado el discurso ofi-cial, más temprano que tarde tendría que cambiar inexorablemente el diálo-go de cada uno de los cubanos “con ese poder, sea lo que sea que nos inspire”. Para Álvarez, superada esa enciclopedia bélica, los cubanos pasarían a convertir-se, ni más ni menos, en “una tribu que entierra su dialecto”.Entre las consecuencias directas de ese entierro destaca la eliminación de los traductores; intermediarios que un día pudieron llamarse Unión Europea o México, la ONU o Suiza, todos pillados a contrapié por el acontecimiento; tanto como los hermanos del Socialismo del Siglo XXI, cuya sorpresa quedó simboli-zada en el rostro de un Nicolás Maduro petrificado tras el anuncio.El new deal entre Cuba y Estados Unidos fue celebrado, en casi todo el mundo, como el entierro definitivo de la Guerra Fría. Aunque podría pensarse al revés: que los dos contendientes, más que ente-rrarla, decidieran recuperar su efecti-vidad a la hora de lidiar con un mundo caótico. Ante la inestabilidad venezo-lana o la extensión del narcotráfico, los Estados fallidos o la crisis europea, la situación en Ucrania o el terrorismo, la amenaza del Estado Islámico o la pujan-za de China –sin olvidar ni un segundo la caída de los precios del petróleo–, un regreso a la diplomacia de la era bipolar podía tener sus ventajas para afrontar una geopolítica sin brújula.

2 Esa mengua de la Vida Mayúscula se deja leer, asimismo, como una erosión en el monopolio de Estado sobre las vidas; desgaste que abarca la información, el entretenimiento, la alimentación, la escuela, la medicina o la posibili-dad de viajar. Una marea de paquetes televisivos, restaurantes, “repasado-res” de asignaturas escolares, vende-dores ambulantes, enfermeros, viajes al extranjero y la compraventa de casi todo lo imaginable ha conseguido dina-mizar el país y remover los rituales de su vida cotidiana. Gracias o a pesar del

Estado, Cuba se desliza cada vez más por el camino de un país caribeño que apuntala sus prestaciones sociales con el sector más o menos informal de una economía privada cada vez más pujante (estamos hablando del país latinoame-

ricano con mayor concentración estatal de su economía o de cualquier esfera de la vida).Solo hay que pensar en Internet, sin banda ancha y bajo control. Aún así, allí se ha convertido en práctica habi-

tual una perversión del networking, sea para negocios o para navegar, bajarse archivos y, en definitiva, dotarse de una libertad que el Estado no quiere conceder pero no puede impedir (no del todo).Ese famoso 17 de diciembre en que el país vivía su euforia ante La Noticia –de súbito, todo lo demás fue secundario–, compartí un taxi con varios descono-cidos en la noche habanera. El taxista nos apabullaba sin misericordia con un reguetón de altos kilates hasta que alguien, desde atrás, le soltó: “Mi her-mano, cambia esa mierda y pon la FM, que ya empezó a entrar como emisora local”. Una más entre la multitud de bromas de esos días en los que, ante cualquier contratiempo, la gente repe-tía con socarronería el mismo estribillo: “Tranquilo, que eso lo arregla Obama”. Eran chistes, desde luego, pero también expresiones de alivio en un país some-tido durante décadas a una demanda continua de sacrificio, y que ahora veía abierta una válvula de escape sin saber muy bien hacia dónde.Por esa misma fecha, y en medio de la tertulia política a la intemperie en que se había convertido el país, alguien sugería un grafiti con dos varian-tes posibles. Una: “Abajo Raúl, Viva Fidel”. Otra, lo contrario: “Viva Raúl, Abajo Fidel”. Como los chistes sobre Obama, o sobre una inminente invasión norteamericana –esta vez desarmada– que resolvería todos los problemas, evidentemente este grafiti imaginario exageraba. Pero también transmitía algo cierto en la percepción de la dife-rencia entre un raulismo reformista y un fidelismo revolucionario. Lo que fuera que haya sido la revolución, y lo que quedara de ella, había entrado en reparaciones, al punto de que el trova-dor Silvio Rodríguez propuso eliminar la R y apostar por la Evolución en aras de salvar el proyecto originario.

3 En cualquier caso, las “reformas rau-listas” –así se las nombra incluso a nivel oficial– no están encaminadas a cambiar el modelo político. Su obje-tivo inmediato propugna un ajuste del sistema a base de conectarlo con la economía de mercado, relajar una política migratoria propia de la Guerra Fría, restablecer relaciones diplomáti-cas con Estados Unidos o cambiar el

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10Domingo \ el mañana \ 29 de marzo de 2015 RePoRtaJe

DurAnte el ocAso en una plaYa de cienfuegos, un grupo de muchachos se ejercita en el boxeo.

niños con el uniforme escolar en la habana.

El pasado 17 de diciembre, Barack Obama y Raúl Castro aparcaron el monólogo y ensayaron un dúo.

discurso del rigor del sacrificio por el de los beneficios del trabajo. Esto es, tunear el socialismo cubano de cara al Siglo XXI sin comprometer el poder de la cúpula dirigente ni ceder en lo político aquello que se tolera en lo económico. Una versión del modelo chino, como en otra época se apostó a una versión del modelo soviético.Pero en un país regido por las reformas, lo opuesto no es la contrarrevolución, sino la contrarreforma. Y este detalle tiene su importancia a la hora de enten-der el espectro crítico que generan las nuevas medidas. Un extenso y contra-dictorio campo en el que entrarían, por descontado, la burocracia del Gobierno y la ultraderecha de la oposición o el exilio, cuyo principal valor en Bolsa ha sido históricamente el inmovilismo, que la vida siga igual. También la llamada oposición moderada, que aprecia en los cambios la posibilidad de una transición pactada con el Estado. Ahora, además, habría que incluir a buena parte de una izquierda crítica tan interesada en deba-tir el modelo político como preocupa-da por la desigualdad que agudiza el modelo económico. Incluso desde el arte, habitualmente guarecido en una burbuja proteccionista, las posiciones críticas no se han hecho esperar.El caso más sonado ha sido el intento de performance de Tania Bruguera o, con menor eco mediático, el del grafitero El Sexto, ambos arrestados. En otra línea, el teórico Desiderio Navarro ha desarrolla-do campañas contra la publicidad sexis-ta o racista de la nueva economía, mien-tras que los artistas José Ángel Toirac o Reynier Leyva Novo han regresado al discurso primigenio de la Revolución para comparar la práctica actual de sus líderes con sus discursos de antaño. Si las sesiones del Parlamento cubano son infumables, el debate improvisado en casas, o esquinas va convirtiendo a la isla en un ágora extraoficial donde la gente debate desde la mejor manera de irse o mantenerse en el país hasta la última frivolidad de la nueva jet set, desde los precios inflados de los alimentos “por la libre” hasta la última teleserie. Da lo mismo si ha sido vista en el paquete pri-vado o en algún programa de la televi-sión oficial, como Vivir del cuento, que se ocupa de registrar las contradicciones de un país en el cual favorecer o entor-pecer los cambios ya no está aparejado con militancias obvias (hay revolucio-

narios que quieren cambiar las cosas y hay nuevos ricos, con toda su ideología capitalista y moviendo mucho dinero, cuya mayor rentabilidad reside en que todo se mantenga como está).La contrarreforma arrastra, por otra parte, momentos incomprensibles, ejemplos de que el inmovilismo no es patrimonio exclusivo de la burocracia. Así pues, resulta difícil entender a los representantes del exilio, que han puesto tradicionalmente su brújula en la impor-tancia de Estados Unidos para la polí-tica cubana, y que no se han apuntado parte del éxito en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. O que ningún sociólogo les haya advertido de la creciente “miamización” que está viviendo Cuba. Un síntoma perceptible a primera vista: desde la música de los hoteles hasta las inversiones familiares en los nuevos negocios, pasando por el lenguaje y la cultura popular. Por menos que eso, Fidel Castro hubiera decreta-do su famosa transformación del Revés en Victoria y le hubiera pasado la papa caliente al lado enemigo.

4 Que el capitalismo es hoy El Sistema universal es indiscutible (hasta Corea del Norte está explorando su versión del modelo chino). Y que ese capitalismo solo les está funcionando a los capitalis-tas parece también fuera de toda duda. Destruida la fantasía del hombre hecho a sí mismo que podía cambiar el estigma de su pobreza ancestral, este capitalismo selectivo se incrusta en las élites y en unos Gobiernos que legislan para él (que no para todos los capitalistas) como pre-mio a su lealtad (que no a su capacidad competitiva). Un capitalismo al que le queda poco del viejo liberalismo, y en el que resulta difícil encontrar algo del espíritu de Adam Smith en La riqueza de las naciones. Ese capitalismo tiene su raíz en las implantaciones de las dictadu-ras del Cono Sur o en la China comunista de Den Xiaoping. Otro capítulo impor-tante de esa historia vendría vinculado a las transiciones de las sociedades comunistas, con sus terapias de choque y el surgimiento de los nuevos oligarcas desde las ruinas del antiguo régimen. Un tercer episodio de Capitalismo Selectivo podríamos encontrarlo en los Emiratos Árabes, donde el matrimonio entre petróleo y monarquía no para de seducir a Occidente.

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1129 de marzo de 2015 / el mañana / DomingoRePoRtaJe

JÓVenes cubAnos retratados en la habana. en sus manos estÁ el incierto futuro de la isla caribeÑa.

escenA en el estadio de cienfuegos.

Estados Unidos o Europa, Rusia o China, son cada vez más proclives a este capi-talismo para militantes bajo el cual el Estado funciona, según el caso, como director de operaciones, mediador o mero subordinado. Unos teóricos hablan de “capitalismo patrimonial”, otros de “capitalismo del 1%” y otros de “capitalismo especulativo”. A mí me gusta llamarle a la nicaragüense: “piña-ta”, pues solo los que aceptan el pacto pueden tirar del hilo de las ganancias.La Cuba de hoy no es ajena a esas corrien-tes, lo que puede explicar la dificultad

interna para expandir el modelo entre los cubanos y, al mismo tiempo, la faci-lidad con que este puede encajar en el mundo, más allá de los límites de la isla. Dicho esto, poco futuro cabe esperar de una economía escorada hacia los servi-cios o el entertainment, con el turismo encumbrado como la última mutación del viejo monocultivo del subdesarrollo, mientras se soslaya el pensamiento críti-co o eso que ahora llamamos “sociedad del conocimiento”. (Es fácil poner una peluquería, pero prácticamente impo-sible imaginar una editorial; y es mucho

más aceptable que esto que estoy con-tando yo aquí lo exponga un artista a que lo escriba un ensayista).Esto me hace pensar en la conocida frase de José Martí a Máximo Gómez, que ha operado hasta hoy como una espada de Damocles sobre la fallida democracia cubana: “Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”. Ante la nueva economía, vale la pena actualizarla y advertir, en los nuevos tiempos, que un pueblo tampoco se refunda, General, como se instala un paladar.

5 En su nueva novela, La mucama de Omicunlé, la dominicana Rita Indiana nos regala una distopía caribeña en la que los grandes temas de siempre –los de Alejo Carpentier o Lidia Cabrera, los de Aimé Césaire o Antonio Benítez Rojo– son actualizados desde una trama tejida entre República Dominicana, Puerto Rico o Cuba. (Siempre con la presencia de Haití estremeciendo el porvenir como el zombi insepulto de una revolución convertida en catás-trofe). El libro contempla, para 2024, la deriva definitiva de unos Estados neoliberales que desembocan en la corrupción y de unos Estados boliva-rianos que se bifurcan con el totalita-rismo. Sobra decir que cada cual ha aceptado su parte en el guión, que es su parte en el pastel, aunque no han podido impedir, a diferencia de la cri-sis de los misiles de 1962, un desastre nuclear. wEsta premonición infortuna-da se repite en Jorge Enrique Lage, cuba-no nacido, como Indiana, en los años setenta y cuya distopía nos remite a un Big Bang del que ha surgido una Cuba de viejas consignas y nuevas mafias, de antiguas lealtades y nuevas tribus, unidas por una autopista sin destino. Alejandro Campins, mientras tanto, ha preferido desplazarse a lugares donde comenzaron gestas revolucionarias para reproducirlos tal cual están hoy, con una pintura más cercana al Stalker de Andréi Tarkovski que al pop revo-lucionario de Raúl Martínez. Ante esta serie, titulada Avalancha, uno no sabe si es nuestro presente el que se pre-cipita sobre esos espacios hasta ahora sagrados, o si son esos paisajes los que se abalanzan sobre nosotros para com-plicarnos todavía más una actualidad llena de incertidumbres.

Estas obras traslucen el panorama de un país que, no completada su Utopía, se dedica a evitar el Apocalipsis. Con todas las tensiones colgando sobre esa mezcla de zonas poscomunistas y régimen socialista, autoritarismo y cultura del espectáculo, partido único y turismo, polo científico y remesas fami-liares, control de Internet y Netflix a la vista, modelo chino y sabor cubano…En el presente de Cuba late la posibi-lidad de una transición entre la pre-democracia y la posdemocracia, algo perfectamente avalado por el orden del mundo. Y es que tampoco los manua-les liberales dan mucho más de sí y toca reconocer que, entre todas esas ma yúscu las que se han desplomado, la Democracia tiene un apartado impor-tante entre las palabras vacías. Como esas tinajas de jardín, tan bellas como frágiles, y tan inmóviles como huecas.Así como el comunismo demostró que no era eterno, no hay muchas razones –salvo la inercia– para confiar en la eter-nidad de un capitalismo que hace aguas por todas partes y al que esos futuris-mos caribeños han puesto delante un espejo capaz de desvanecerle cualquier ínfula de inmortalidad.Ahora mismo da igual que los socia-listas cubanos mantengan que la tran-sición ya sucedió. O que los liberales cubanos sostengan que está por alcan-zar. Lo que no pueden esquivar los unos y los otros es que sus soluciones están bastante gastadas y jactarse de que han dado con la pócima mágica del porvenir es bastante increíble.A la generación de la Utopía ya no le queda tiempo. Y la generación del Apocalipsis, aquellos hijos de la Revolución que despertaron a la madu-rez con la caída del muro de Berlín, no tuvo espacio. La generación de la Apoteosis, esa que ha despegado en el Siglo XXI, tiene a mano las dos dimen-siones. Y ojalá ellos den con esa fórmu-la esquiva que les permita construir, a contracorriente de Cuba y del mundo, un país en el que justicia social y demo-cracia no sean palabras antagónicas en el diccionario.Mientras tanto –y ahora que se permite el cuentapropismo–, muchos cubanos exprimen, como pueden, la libertad por cuenta propia; a la espera de que los experimentos que se ciernen sobre ellos surtan algún efecto para mejorar sus vidas.

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JILL ABRAMSON:

‘No me arrepiento de mi trabajo

en The New York Times”duró tres años antes de ser apartada por sus diferencias con la propiedad del medio y confiesa que Haber sido fiel

a sus principios pudo estar entre las causas de su cese

Por ana carbajosa

Nadie le regaló nada. Recorrió todos los escalones del periodismo hasta lle-gar a la cima de The New York Times. Formada en Harvard, reportera en publicaciones tan prestigiosas como Time o The Wall Street Journal, llegó al Times, a la ‘venerable dama gris’, con su siglo y medio de historia, en 1997. Allí continuaría su escalada logrando puestos que nunca antes una periodis-ta había conseguido en ese diario. Por fin, en 2011, fue la primera mujer en convertirse en su directora. Un nom-bramiento que supuso un hito. Y un cambio en el estilo y el equipo direc-tivo del periódico, al que accedieron por primera vez mujeres. Tres años más tarde la despidieron. El propietario, Arthur Sulzberger, ofreció una escue-ta explicación donde afirmaba que Jill Abramson tenía mal carácter. Hoy, a mitad de camino entre la universidad, la literatura y el periodismo, afirma que el mundo aún necesita buenos reportajes y critica la cruzada de Obama contra los filtradores de secretos de Estado.Le gusta hablar de periodismo; quiere reflexionar sobre cómo contar histo-rias que atrapen al lector y sean rele-vantes. En la era de los 140 caracteres, esta mujer, que durante décadas ha escrito, leído y editado montañas de textos, cree que aún hay espacio para la narrativa pausada y bien escrita. Su nuevo proyecto consiste en publicar textos a medio camino entre la litera-tura y el reportaje, que destaquen por su calidad.Llega con botas de cowgirl y el gesto torcido. No ha dormido mucho y las pocas ganas de conversación son evi-dentes. Su fama de mujer de carácter difícil se confirma de inmediato. Si lo que pretende es intimidar, lo consi-gue en minutos. Algo que logra con la entrevistadora y, especialmente, con el fotógrafo.El clima de la entrevista es tenso. Abramson solo se relaja cuando habla de lo que de verdad le importa, por ejemplo, la guerra declarada por la Administración de Obama a los filtra-dores de información. O sus esfuerzos por promocionar a mujeres en The New York Times; algo de lo que se siente especialmente orgullosa. Con su voz nasal y un fortísimo acento neoyor-quino, aclara que no tiene interés en

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Jill AbrAmson, retratada en 2013, cuando era directora de ‘the new York times’.

“Se están produciendo grandes cambios pero el apetito por leer historias bien contadas es mayor que nunca”.

comentar su despido del Times. “Estoy cansada de hablar de ello. Ha pasado ya casi un año”. Pero luego concede y queda claro que todavía ama a ese diario. Que su despido fue un golpe durísimo y que todavía está dolida. Pero que no tiene la menor intención de quedarse engan-chada. Es una mujer inteligente y sabe que no tiene demasiado sentido invertir en amores no correspondidos. Y no ha tardado en embarcarse en proyectos con los que promete hacer mucho ruido.Usted defiende que uno de los proble-mas del periodismo es la falta de relatos bien escritos. ¿Cómo debe ser la nueva narrativa periodística?Se están produciendo grandes cam-bios, pero los principios siguen siendo los mismos. Hace más de cien años, el famoso poeta Matthew Arnold definió el periodismo como el arte de contar his-torias con un fin, con un sentido, y creo que es una buena definición. El apetito por leer reportajes así, bien contados, es mayor que nunca. Los lectores quieren que los periodistas les cuenten grandes relatos que aborden cuestiones serias. En Estados Unidos, no sé si aquí tam-bién, hay un fenómeno que se ha hecho tremendamente popular en los últimos meses. Es un podcast llamado Serial. Se trata de la disección detallada de un caso de asesinato que sucedió hace casi 20 años. La reportera ha hecho un trabajo tan profundo y ha revelado los detalles de la investigación de una forma tan inte-resante que lo ha convertido en adictivo. Si piensas en el formato –12 capítulos–, supone en principio una novedad en el periodismo, pero en realidad es una de las formas más viejas de contar historias. Charles Dickens escribió muchas de sus novelas como seriales. En Inglaterra había gente en los muelles esperando a que desembarcara la última entrega de Curiosity Shop. Todo el mundo quería saber qué le iba a pasar a Little Nell, y ese es el mismo apetito que la gente tiene ahora por las series. Hay hambre de buena narrativa. Cuando ésta adopta la forma de periodismo, tiene que tener un sentido. Tiene que ilustrar un problema social o explicar cómo la gente real sufre para vivir y cuáles son los problemas económicos. El proyecto en el que estoy trabajando con Steve Brill consiste pre-cisamente en eso, en publicar historias de calidad, con profundidad.Pero ahora todo va muy rápido. ¿De ver-dad cree que hay tanta gente dispuesta

a parar y leer reportajes extralargos?Debemos tener cuidado. No podemos decir que hay un solo tipo de perio-dismo que define nuestra era. Estamos en un momento de transición. No hay duda de que la gente quiere las noticias al instante, quieren tener información y entender qué pasa en el mundo, y eso a veces puede ser corto. Pero eso no significa que no quieran además gran-des historias largas. Cualquiera de las webs de noticias con más éxito tienen noticias cortas, pero también tienen historias más largas y periodismo de investigación. Buzzfeed, Vice o la que sea.Cuando a usted la nombraron directora de The New York Times se convirtió en símbolo para mujeres de todo el mundo. Tres años más tarde la despi-dieron y el impacto fue también bru-tal. ¿Qué ha aprendido de lo sucedido? ¿Qué les diría a las mujeres jóvenes que aspiran a puestos de responsabilidad?A una mujer que quiera asumir respon-sabilidades en un mundo dominado por hombres la animaría a perseguir sus sueños. No quiero que el hecho de que me despidieran se traduzca en una lección negativa para mujeres jóvenes. Quiero que tengan ambición en sus carreras, pero también les diría que tienen que ser fieles a sí mismas. No puedes triunfar si tienes una voz inte-rior que constantemente está cuestio-nando si estás siendo demasiado trepa, o demasiado mandona, o demasiado asertiva. Yo soy consciente de que el hecho de que yo fuera fiel a mí misma pudo haber sido un factor decisivo en que finalmente me despidieran. Pero también, si miro atrás y veo los 17 años que pasé en The New York Times, me doy cuenta de que ocupé los puestos más importantes de la redacción. Fui la primera mujer que dirigió la delega-ción de Washington, la primera jefa de redacción durante ocho años y la pri-mera directora durante casi tres. Pasé un tiempo fantástico y no me arrepien-to ni de un día de mi trabajo allí. No voy a fingir que el fin de esos días no fue doloroso. Dolió. Pero, de verdad, no me arrepiento. Creo que The New York Times es una institución irremplazable en nuestra sociedad. Es el mejor medio de comunicación del mundo, creo en sus valores periodísticos y también creo que su éxito es vital.Abramson no ha querido hasta al

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Jill aBRamSon

(Nueva York, 1954) se graduó en Historia y Literatura en 1976 por la Universidad de Harvard, donde fue la editora de Arte en The Harvard Independent, además de trabajar para la revista Time entre 1973 y 1976. De allí pasó a The American Lawyer (1977-1986), Legal Times (1986-1988), The Wall Street Journal (1988-1997) y, finalmente, The New York Times (1997-2014). En este último diario alcanzó cotas nunca antes holladas por una mujer: fue la primera en dirigir la delegación del Times en Washington, la primera jefa de redacción (cargo en el que estuvo ocho años) y la primera directora, puesto en el que se mantuvo durante casi tres años hasta su traumático despido.

“No puedes triunfar si constantemente cuestionas si eres demasiado trepa, demasiado mandona

o demasiado asertiva”.

momento detallar cuáles fueron las cau-sas de su despido, más allá de los “pro-blemas con la gestión de la redacción” que esgrimió el presidente de la com-pañía, Arthur Sulzberger. Muchas han sido las versiones extraoficiales que han circulado. Supuestos enfrentamientos entre la directora y miembros de la ges-tión empresarial o el haber puenteado a uno de sus grandes rivales y actual director del diario, Dean Baquet, son dos de ellas. Una tercera cobró especial fuerza y fue desvelada por Ken Auletta en un artículo de The New Yorker, en el que sostuvo que Abramson se enteró de que su predecesor ganaba más que ella y contrató a un abogado para rene-gociar su salario. Al parecer, no sentó nada bien en la empresa. Fuera o no la gota que colmó el vaso, lo cierto es que la brecha salarial en el periodismo es una realidad que trasciende el caso Abramson. Un reciente estudio de la Universidad de Indiana cifraba en un 83% lo que ganaban las periodistas com-parado con el sueldo de sus colegas.El haber protestado por ganar menos dinero que sus predecesores se ha cita-do frecuentemente como una de las principales causas de su despido. ¿Por qué cree que las periodistas ganamos menos?Es importante para cualquier periodis-ta, y en especial para las mujeres perio-distas, preguntar cuando reciben una promoción cuál va a ser su salario y cuánto ganaba la persona a la que van a reemplazar.¿Por qué no lo hacen? Katty Kay y Claire Shipman, autoras de The Confidence Code, defienden que las mujeres nego-cian peor sus sueldos porque creen menos en sí mismas que los hombres. Que, si no sientes que eres la mejor para el puesto para el que te han elegido, es muy difícil exigir más dinero. ¿Cree que hay algo de eso?Sí. Creo que hay algo de verdad en eso. En mi caso, yo no creo que hiciera las preguntas necesarias en el momento adecuado.Usted transformó la redacción de The New York Times. Prácticamente la mitad de los nombres pasaron a ser de mujeres. El mundo no se vino abajo y el Times tampoco. ¿Fue tan difícil?Es algo de lo que estoy muy orgullosa. En el momento en el que lo hice no me pareció difícil. Me pareció que a la gente a la que ascendí se lo merecía, que eran

periodistas fantásticas, y el hecho de que la redacción fuera más diversa era algo necesario. Pero no a todo el mundo en The New York Times le encantó lo que yo hice.Todo eso forma ya parte del pasado. ¿Cómo es su vida ahora? ¿Echa de menos la redacción?No, si soy honesta, no. Es curioso. Estoy muy involucrada con el periodismo y las noticias. No me había dado cuenta de que he trabajado en una redacción desde que terminé la universidad todos los días de mi vida. Adoro este nuevo periodo en el que soy dueña de mi tiem-po. No tengo que ir a una oficina, no tengo que seguir un esquema dictado por otra gente, puedo concentrarme en proyectos que me importan. Claro, echo de menos a algunos de mis colegas a los que adoro. Todavía les veo para cenar o en eventos sobre periodismo. Pero ha sido una revelación para mí darme cuenta de cuánto disfruto no estando en una oficina y cuánto me gusta dar clases. Enseño en Harvard dos días a la semana, que paso con 14 de los más brillantes estudiantes que se pueda ima-ginar. Son grandes escritores y lectores perceptivos.Usted sostiene que la persecución de Obama a los filtradores es especial-mente severa. Que la publicación de los Papeles del Pentágono tal vez hoy no habría ocurrido.Lo es. (El presidente Richard) Nixon abandonó la persecución de Daniel Ellsberg (el hombre que reveló los papeles del Pentágono). Si esto pasara ahora, habría una determinación de perseguirle lo más duramente posible. John Kiriakou, que filtró información sobre el programa de torturas de la CIA, acaba de salir de la cárcel después de dos años y está bajo arresto domicilia-rio. Sé que es ilegal filtrar información clasificada, pero también creo que ha habido un abuso de una oscura ley de 1917 aprobada en la I Guerra Mundial para perseguir a los espías, y ahora lo usan para castigar a los filtradores y para obligar a los periodistas a revelar sus fuentes. Creo que supone un exceso, que se utiliza para impedir la publica-ción legítima de información de segu-ridad nacional. Creo firmemente que si se declara una guerra contra el terror en nombre de los ciudadanos estadouni-denses, la gente tiene que conocer las dimensiones de esa guerra. Necesitas

saber qué implica y si lo consientes. Los reporteros que cubren temas de seguridad nacional me cuentan que el clima para ejercer su oficio nunca ha sido tan difícil. Que ningún funcionario que trabaje con material de seguridad nacional quiere responder a sus lla-madas ni correos electrónicos porque tienen miedo de acabar implicados en investigaciones de filtraciones. Soy una realista y una ciudadana estadouniden-se. Yo quiero que nuestro país esté pro-tegido y me tomo la seguridad nacional muy en serio, pero para conservarla no tenemos que renunciar a los principios en los que se ha fundado nuestro país, como la libertad de prensa.¿Cuándo no debe publicarse una histo-ria? Usted recibió llamadas difíciles por parte de la Administración advirtiéndo-le de que, si revelaba ciertas informa-ciones, tendría las manos manchadas de sangre.Hay casos claros de filtraciones que no deberían ser publicadas. Si una historia pone en peligro directamente la vida de una persona o los movimientos de tropas durante una guerra, por ejemplo. A veces el peligro viene por los detalles. A menudo, yo pude negociar tanto con la Administración de Bush como con la de Obama para publicar las historias omitiendo algunos detalles.

¿Por qué cree que el presidente Obama adopta una posición tan dura contra las filtraciones?Porque las odia. En parte porque no las puede controlar. Piensa que las de verdad dañan la seguridad nacional, pero también Nixon alegaba que los papeles del Pentágono ponían en peli-gro la seguridad del país. No creo que haya habido ejemplos convincentes de historias que The New York Times o The Washington Post o The Guardian hayan publicado sobre estos programas y que hayan puesto en peligro al país o la seguridad nacional de una manera seria. No digo tampoco que no hayan producido ningún daño, pero…A estas alturas, Abramson ha entrado ya en calor y baja la guardia. Con la libreta cerrada y la grabadora apagada, la entrevistada recobra las ganas de con-versación y hasta la sonrisa. También pregunta y escucha y deja claro que es verdad, como se dice de ella, que es una mujer de curiosidad omnívora. Eso sí, solo cuando le apetece. Ahora comparte impresiones de sus viajes a Jerusalén, habla de los extremismos religiosos y confiesa que le encantaría conocer a Edward Snowden, el gran filtrador y un hombre al que admira. De repente se encuentra cómoda y parece no tener prisa por irse.

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1529 de marzo de 2015 / el mañana / Domingoactualidad

De donde vienen los dichos...Hay dicHos populares y palabras que nos acompañan desde nuestra infancia. sentenciados por abuelos, tíos y padres, pasan de generación en generación sin que mucHas veces nos preguntemos cuál es su ori-

gen, como se dice popularmente, de dónde vienen.

Por la Redacción

Mande es una expresión de cortesía con la que aún hoy los padres corrigen a sus hijos: “¡No se dice “¿qué?”, se dice “mande”!”.Algunos dicen que es apócope de “mande usted” o “mándeme usted”, de mandar, del latín mandare, que alguien con autoridad exprese la voluntad de que se haga algo. Los mexicanos contes-tamos regularmente con esta expresión a alguien que nos llama —cuando, lite-ralmente, uno se pone a sus órdenes— o cuando no se ha oído o entendido con claridad lo dicho por el interlocutor, de manera equivalente a “dígame” o “dime”. A menudo se utiliza con tono interrogativo.

Por Paloma Báez

La expresión “domingo siete” proviene de la tradición oral del medievo, de la cual existe una versión divulgada por los hermanos Grimm a finales del Siglo XVIII.La historia habla de dos persona-jes antagónicos en sentimientos e intenciones —uno “bueno” y el otro “malo”— que se encuentran ante una situación desafortunada y, mientras uno enfrenta las circunstancias con valentía y honestidad, el otro prefiere huir y sacar ventaja; al final, el primero es premiado y el otro recibe un castigo.Lo interesante es que por distintas que sean las versiones del relato —ya sea que se trate de dos compadres, herma-nos o amigos—, y por más comunes que sean los sentimientos aludidos en la anécdota, hay una cancionci-ta —cantada por brujas, hechiceras, gnomos o el personaje fantástico de su preferencia— que participa como detonante del desenlace de la historia:“Lunes y martes / y miércoles, tres”, que el hombre de corazón honrado completa desde su escondite en el mítico bosque: “Jueves y viernes / y sábado seis”; entonces, los seres, llenos de júbilo, recompensan al hombre con regalos por haber acabado la canción.El antagonista, al ver los tesoros que el otro lleva consigo, decide internar-se en el bosque en busca de la misma suerte; sin embargo, cuando los seres entonan “… y sábado seis”, el inte-resado irrumpe escandaloso con un “¡domingo siete!”. Los seres, en lugar de premiarlo, le dan tremenda tunda que lo dejan sin ganas de volver a cantar nada en toda su vida, pues el domingo es el día del Señor y no se debe pronunciar. La moraleja es clara: la valentía y la sinceridad son premia-das, y la codicia, representada por el

Salió con Su domingo Sieteinoportuno, desagradable e impruden-te “¡domingo siete!”, recibe su castigo.Es curioso que la moraleja no trascen-diera tanto como la expresión; porque los padres, más que insistirnos con tanto énfasis en practicar la honradez y la valentía, suelen expresar su descon-fianza y temor con un constante: “No me vayas a salir con tu domingo siete”.Sí, porque sobre advertencia no hay engaño y más vale dejar claro que lo que le están diciendo es: “No te vayas a embarazar” o “No vayas a embarazar a alguien”. Y aunque el uso más común de la expresión se refiere a un emba-razo inoportuno, también se aplica a cualquier situación no deseada en la que se arruinan los planes; por ejemplo, cuando alguien está a punto de quedar-se a solas con la persona que le gusta y, del modo más inoportuno, un tercero irrumpe estropeando el encuentro.

¿de dónde viene la coStumBRe de ReSPondeR ‘mande’?

Quienes fueron educados bajo la edu-cación tradicional del Siglo XX, recor-darán que los niños que contestaban al llamado de un adulto diciendo “¿qué?” eran considerados maleducados o irrespetuosos.Al parecer, esta expresión se usa desde los tiempos del Virreinato, y era la manera en que las castas inferiores —mestizos, indios— mostraban su sumisión a las personas de castas supe-riores —blancos, criollos—; también hay quien afirma que esta habla cere-moniosa es heredada de las maneras del náhuatl. Lo que sí es que, aunque mucha gente asegura que implica una actitud servil, es más bien una manera de cortesía que matiza una respuesta directa como “¿qué?”.

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16Domingo \ el mañana \ 29 de marzo de 2015 oPinión

Por elvira lindo

La política es tan caprichosa que cada cierto tiempo se hace una la prome-sa de no pensar en ella. El politólogo Sánchez-Cuenca me ha reprendido en alguna ocasión por meterme donde no me llaman: la política, argumentando que es cosa de los que entienden, que son, obviamente, los que salen de la facultad de Políticas, una facultad en la que desde hace años se venía cocien-do el futuro del mundo a fuego lento y nosotros, los indocumentados de fuera, estábamos ahí, ignorantes del estado de la cocción.Ya quisiera yo hacerle caso al profesor Sánchez-Cuenca y traer a cuento aquí sólo las cosas que me hacen feliz. Qué se yo, el nuevo disco de Bob Dylan; las espléndidas memorias del poeta hún-garo Faludy, que narra con humor el Siglo XX desde sus peores escenarios, o hacerme eco en estas líneas de un tras-torno psicológico al que han bautizado

Guerra y pazla mayor tendencia es la de crearse una presencia

pÚblica torturada por la realidad sin tregua

En la vida del artista, como en la de cualquiera, cabe la conciencia cívica, pero también copas y risas.

hace no mucho, la misofonía, un mal que padecemos aquellos que tenemos un oído selectivo que enloquece con el sonido que produce el que come palomitas o chicle, el que se sorbe los mocos o el que hace clic con el boli o crac con la mandíbula mientras come.Cualquiera de estos asuntos daría para un artículo: las neurosis que comparto con tantos otros espíritus obsesivos, el amor por el Dylan viejo o la pasión por la vida de los poetas excéntricos que aún siendo protagonistas involuntarios del comunismo, el nazismo y otros ismos que jodieron la vida a tantos inocentes en el pasado siglo, saben contarlo con la ironía de los aventureros más que con la pesadumbre de las víctimas. Todo sería convertible en artículo, incluso asun-

tos aún más frívolos: la incomprensible tendencia de las reinas de la moda a no llevar medias en este pu… invierno o esa nueva operación de cirugía estética que consiste en eliminar la grasilla del monte de Venus para que no sea monte sino pura pradera.Podría hablar de esto y de mucho más, mi lado frívolo es infinito y lo cuido como a un niño de pecho en estos tiempos en los que la mayor tenden-cia, por encima de piernas desnudas o pubis liposuccionados, es la de crearse una presencia pública torturada por la realidad sin tregua ni descanso. 24/7, como dirían los americanos, de grave-dad ideológica. Lo veo en cómicos, en actrices, en músicos. Entrevistas polí-ticas de principio a fin sin dejar para el arte ni las raspas. Ni pizca de esa excentricidad ni locura que ha sido el sello de identidad de los artistas. Ay, seguro que ya hay alguien dispuesto a aclararme que todo arte es político y que en el fondo haría suyas las pala-bras de Lenin: “El arte pertenece a la gente. Debe ser entendido y amado por las masas. Debe unir y elevar sus sen-timientos, pensamientos y voluntad. Debe agitarlos para activar y desarrollar los instintos artísticos dentro de ellos. ¿Deberíamos servir un pastel exquisi-to a una pequeña minoría mientras los masas de obreros y campesinos están necesitados de pan?”.Qué momento éste. Me atrevería a decir que, por sistema, sospecho de la since-ridad de quienes muestran o presumen de un compromiso sin respiro alguno. No me lo creo, porque en la vida del artista, como en la de cualquiera, cabe todo. Cabe la conciencia cívica, pero también las copas y las risas. Y las risas y las copas no son pecado, aunque viva-mos en tiempos moralistas, ni nada que haya que esconder vergonzosamente. Otra cosa es que la situación política invada, con razón a veces, las conver-saciones y que con más frecuencia que antes colonice también nuestras colum-nas, en las que aquellos que no somos analistas políticos debemos dar una de cal y otra de arena. Una de alegría y otra de aspereza para que no parezca que

vivimos todos en un tormento conti-nuo y en una permanente tertulia. Así que me permitirán profesores y cate-dráticos que, de vez en cuando, y sin abusar dedique estas líneas a mostrar mi estupefacción por lo errática que es la política.Comenzaba esta columna hablando de que las alianzas y los juegos políticos son tan insospechados que le hacen sentirse a una descreída o idiota. Que son aquellos mismos líderes que piden fidelidad los que luego, a la primera de cambio, no la guardan.

HoY He eStado contigo...

Hoy he estado contigo sin estar,

y en mi erótico sueño dibujéel cálido erizado de tu piel

proponiéndote entera para amar.

Hoy he estado contigo sin estar;

despierto y dormido te sentí,y pude en el romance

percibirque no hay lejos “tan lejos”

para dar.

Te viví, te sentí, te disfruté….

Y ningún argumento he de aceptar

que pudiese venirme a convencer

que no es cierto que estuve, porque sé

que aunque lejos me encuentre, a mi pesar,

hoy he estado contigo sin estar…

Flavio Hinojosa gutiérrez