domingo cultural 2015/04/26

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® 26 de abril de 2015 Cultural Con la muerte de sus maridos, pierden su identidad y su valor, relegadas al rechazo social. PÁGINAS 4 A 7 Estallido de color para las viudas indias

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®

26 de abril de 2015

Cultural

Con la muerte de sus maridos, pierden su identidad y su valor, relegadas al rechazo social. PÁGInaS 4 a 7Con la muerte de sus maridos, pierden su identidad y su valor,

Estallido de color para las viudas indias

Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR GENERAL oRLAnDo TomÁS DEÁnDAR mARTÍnEZ

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑO Mariela Olvera

apartado poStal 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 PsicologíA

Por borja vilaseca

Es cierto que no podemos cambiar a nuestro jefe ni a nuestros compa-ñeros de trabajo. Tampoco podemos hacer mucho para que varíen nuestras condiciones laborales. Sin embargo, nuestro grado de satisfacción e insa-

tisfacción no tiene tanto que ver con nuestras circuns-tancias, sino con la actitud que tomamos frente a ellas.El primer nivel de actitud engloba a quienes “odian lo

de vivir el trabajoIndependientemente del tipo de trabajo

que desempeñemos, existen cuatro actitudes distintas de afrontar el día a día laboral

Cuatro formas

que hacen”. Es decir, a todos aquellos que no solo detestan su empleo, sino también la cantidad de dinero que per-ciben por sus servicios. No intentan disimular su descontento para con la empresa en la que trabajan. Debido a su malestar, tampoco podrían. Su len-guaje corporal es de lo más elocuente, y la expresión de su rostro, completa-mente transparente. Están enfadados con el mundo y convencidos de que son víctimas del sistema.El segundo nivel de actitud representa a quienes “cumplen con lo que hacen”.

“Elije un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”.

CONFUCIO

326 de abril de 2015 / el mañana / DomingoPsicologíA

Para saber máslibro w‘Vivir sin jefe’. Sergio Fernández, (Plataforma). El libro describe los erro-res que cometen aquellos que deciden trabajar por su cuenta, emprendiendo sus propios proyectos, dándole un nuevo sentido a su dimensión profesional.

PelículAw‘Jerry Maguire’. Cameron Crowe. Una película que narra la historia de un representante de deportistas de élite cuyo trabajo le ha llevado a olvidar lo que de verdad importa, así como el viaje de reinvención para volver a amar lo que hace.

Sin duda alguna, es el perfil mayo-ritario en nuestra sociedad. En este caso, las emociones predominantes son la impotencia, la resignación o la indiferencia. En general no saben qué les gustaría hacer con su vida laboral. O simplemente no se atreven a dar pasos en la dirección de sus sueños por miedo a salir de la zona de como-didad en la que llevan años instalados. Durante ocho horas al día se dedican a cumplir con sus obligaciones labo-rales. Ni más ni menos. Sin embargo, la rutina termina alienándoles, mar-chitando su ilusión y consumiendo su energía vital.Si pudieran permitírselo, no trabaja-rían. Conciben el trabajo como un trá-mite necesario para ganar dinero con el que pagar sus facturas. Suelen mirar el reloj mientras están en la oficina y su mayor deseo es que llegue el vier-nes para poder desconectar. Mientras, algunos suelen rellenar quinielas o jugar a la lotería, esperando que un boleto ganador les libere del estado de esclavitud económica en el que se encuentran. Pero dado que ese cupón nunca llega, su grado de enajenación aumenta de forma exponencial con-forme van pasando los años.Al llegar las vacaciones, quieren hacer tantas cosas que las terminan viviendo con estrés y ansiedad. Y una vez de vuelta a la rutina laboral, casi todos sufren el denominado “síndrome pos-vacacional”. Así, durante los primeros días de septiembre padecen insomnio, pérdida de apetito y falta de concen-tración. Si bien estos síntomas surgen como consecuencia de un desajuste temporal de los hábitos, también acos-tumbran a sentir desasosiego y vacío existencial, lo que pone de manifiesto la insatisfacción que vienen acumu-lando durante todo el año. Cuenta una historia que tres albañiles esta-ban desempeñando la misma tarea a las afueras de un pueblo. De pronto apareció un niño, que se acercó a ellos con curiosidad. Estaba intrigado por el tipo de obra que estaban constru-yendo. Al observar al primer obrero, se dio cuenta de que no paraba de negar con la cabeza. Parecía molesto y enfadado. Sin embargo, el mucha-cho se armó de valor y le preguntó: “¿Qué está usted haciendo?”. El albañil, incrédulo, lo miró despectivamente y le respondió: “¿Qué pregunta más

tonta es esa? ¿Acaso no lo ves? ¡Estoy apilando ladrillos!”.Aquella respuesta no fue suficiente para el niño. Por eso se dirigió al segun-do operario, cuya mirada irradiaba resignación e indiferencia. “Perdone que le interrumpa, señor”, dijo el niño con cautela. “Si es tan amable, ¿me podría decir que está usted hacien-do?”. Cabizbajo, el albañil se limitó a contestarle: “Nada importante. Tan solo estoy levantando una pared”.Finalmente, el niño se acercó hasta el tercer obrero, quien silbaba mientras disfrutaba de su tarea. Tanto es así que el pequeño se acercó con más tranqui-lidad y confianza. Y nada más verlo, el albañil le saludó: “¡Buenos días, jovencito! ¿Qué te trae por esta obra?”. Sorprendido por su buen humor, el jovencito le contestó: “Tengo mucha curiosidad por saber qué está usted haciendo”. Aquel comentario provocó que el operario irradiara una enorme sonrisa. Y, con cierto tono de satis-facción, le respondió: “¡Estoy constru-yendo el hospital infantil del pueblo!”.A pesar de que solemos asociar el tra-bajo con el cumplimiento de un deber o una obligación, podemos convertir nuestra dimensión profesional en una forma de expresar lo mejor de noso-tros mismos. Esta es precisamente la principal característica del tercer nivel de actitud, que agrupa a quienes “aman lo que hacen”. Es decir, a aque-llos que, a pesar de no dedicarse –ni mucho menos– a su profesión soñada, tratan de poner al mal tiempo buena cara. De hecho, se caracterizan por la energía positiva que desprenden mientras trabajan. Y no precisamente porque ejerzan tareas divertidas. Se trata de una actitud.Las personas que aman lo que hacen cuentan con una desarrollada inteli-gencia emocional. Saben cómo con-vertir los problemas laborales en opor-tunidades de aprendizaje. En vez de quejarse o protestar por lo que les falta o por lo que no tienen, suelen valorar y agradecer aquellas cosas provechosas que les aporta actualmente su trabajo.Como consecuencia de este cambio de actitud, irradian un buen humor contagioso, creando a su alrededor un clima agradable, que además revierte en su propia satisfacción. De manera natural, fomentan relaciones basadas en la confianza y la complicidad. Están

a gusto consigo mismas y con su vida profesional. Y así es como suelen sen-tirse aquellos con los que interactúan, sean jefes, compañeros, clientes o pro-veedores.En esta misma línea viven su pro-fesión las personas que se agrupan en el cuarto nivel de actitud: los que “hacen lo que aman”. En este colectivo se encuentran quienes se han alineado con una misión y un propósito que va más allá de ellos mismos. Es decir, aquellos que desarrollan una activi-dad útil, creativa y con sentido, que verdaderamente contribuye a mejo-rar la vida de los demás. Se nota que respetan el trabajo que han escogido y hablan de ella con pasión y entu-siasmo.Las personas no deciden movidas por la lógica ni la razón. Por el contrario, sus opciones son fruto de escucharse a sí mismas. Así, la palabra “vocación” procede del verbo latino vocare, que significa “una llamada que viene desde nuestro interior para poner nuestra voz en acción”. Al seguir nuestra vocación, lo que hacemos en la vida se convierte en un fiel reflejo de quie-nes hemos descubierto que somos. Y el 100% de las veces nos conecta con valores como el altruismo y la gene-rosidad.Hacer lo que se ama está vinculado con el descubrimiento y el desarro-llo de los talentos innatos. De hecho, es una inmejorable oportunidad para desplegar el potencial que reside en cada uno. Tanto es así que estas per-sonas no conciben su función profe-sional como un trabajo. Para ellas, no tiene sentido hablar de horarios. De hecho, ninguna siente que trabaja. Y sin importar el dinero que ganen, se sienten inmensamente ricas.Aunque no lo han buscado, suelen disfrutar de una cierta abundancia económica, la cual nunca es un obje-tivo en sí mismo, sino que siempre viene como resultado de su contri-bución a la sociedad. Curiosamente, todas ellas –sin excepción– se sienten inmensamente afortunadas y agrade-cidas por el aprendizaje derivado de todo lo que han experimentado a lo largo de la vida, especialmente de los hechos más adversos y dolorosos. Principalmente porque han sido los que han necesitado para descubrir su lugar en el mundo.

4Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 rePortAJe

Por Ana gabriela rojas

Una nube de polvos rojos, amarillos, violetas. El aire se vuelve de colores. Cuando se asientan, dibujan las silue-tas de cientos de mujeres, la mayoría ancianas. Algunas entonan los can-tos religiosos dictados por el sitar, el acordeón y la tabla. Otras bailan alzando las manos y moviendo las caderas. Las más sensibles lloran y se abrazan a la que pasa al lado. Todas son viudas. Desde que perdieron a sus maridos sufren el rechazo de la sociedad. En India ser viuda es un tabú: muchos las consideran respon-sables de sus muertes.

El día que el luto se pinta de colores

CONDENADAS A LA MENDICIDAD Y AL LUTO ETERNO, LAS VIUDAS EN INDIA RECUPERAN LA FELICIDAD GRACIAS AL HOLI, EL FESTIVAL DE LA PRIMAVERA. ESTE ES EL RETRATO DE ESE FUGAZ INSTANTE

DE ALEGRÍA.

Cargan, sin excepción, con una histo-ria de sufrimiento. “Ya no lloro más porque se me han acabado las lágri-mas”, dice Locki Mukherjee. Pero por un día se han olvidado de su destino. Es una efeméride muy especial: el Holi es un festival hinduista que celebra la llegada de la primavera y el triunfo del bien sobre el mal. Las calles se llenan de personas que comparten su felicidad pintándose unas a otras

de colores. Después de mucho tiem-po, las viudas han vuelto a coquetear con la vida, a jugar con polvos verdes, naranjas o rosas. Al menos por unos instantes olvidan que, como mandan las costumbres, deben permanecer enlutadas el resto de sus vidas.Según HelpAge, una ONG que defien-de los derechos de los mayores, en India hay en torno a 22 millones de viu-das. Decenas de miles se instalan en

ciudades sagradas como Vrindavan, Haridwar o Varanasi porque buscan liberarse del círculo de la reencar-nación o acaban allí simplemente porque fueron abandonadas por sus familias. Allí, olvidadas, viven todo tipo de horrores; sin embargo, en general, sus condiciones en India son pésimas, explica el director de HelpAge, Mathew Cherian. “Su situa-ción es un reflejo de la discrimina-ción de género que se vive en el país, especialmente en las mujeres solas. En una sociedad patriarcal, cuando pierdes a tu marido, pierdes tu iden-tidad y todo tu valor, no eres nada”.Muchos aquí consideran que las

La situación de las viudas es un reflejo de la discriminación que viven las mujeres. Cuando pierden a su esposo,

se quedan sin identidad y valor.

terminadO el festival, Las mujeres se desprenden de sus Vestidos de ceremonia y regresan a sus austeras habitaciones en Los ashrams.

526 de abril de 2015 / el mañana / DomingorePortAJe

la ciudad de las viudas. en VrindaVan y Los puebLos coLindantes ViVen en torno a 15.000 mujeres. tan soLo 900 afortunadas ViVen en ashrams.

Hace tres añOs que Las Viudas pueden ceLebrar de nueVo eL hoLi; hasta entonces, sus saris soLo se teñían por acci-dente o por aLgún niño que jugaba con eLLas, todaVía ajeno a La tradición y Los prejuicios.

viudas traen mala suerte. Los supersti-ciosos creen que sus sombras plantan maldiciones, por eso no son bienveni-das en las celebraciones. Tienen que vivir en duelo, lo que para los más ortodoxos significa que deben vestir solo saris blancos, el color del luto. No deben usar adornos, como aretes o pulseras, ni dejar crecer sus cabellos, ni cubrir sus pies desnudos.Vrindavan, la “ciudad de las viudas”, tiene unos 57.000 habitantes. Situada al norte de India, a orillas del río sagrado Yamuna y tan solo 150 kilómetros al sur de la vibrante capital, Nueva Delhi, parece estar suspendida en un tiem-po detenido cientos de años atrás y tener su propia lógica. Los hinduistas creen que fue allí donde el juguetón dios Krishna pasó su infancia. Por ello sus devotos han levantado miles de templos, creando una de las mayores concentraciones de construcciones sagradas del mundo. En el espacio que queda entre ellas, en pequeñas callejuelas retorcidas, vacas y monos campan a sus anchas.Las viudas llegan a Vrindavan huyendo de los abusos y la humillación que les reservó su destino. Muchas tomaron la determinación solas por su fe en el dios Krishna. A otras las abandonaron allí sus familias cuando se convirtie-ron en una carga que no quisieron o pudieron soportar. Un estudio para ONU Mujeres estimó en 2011 que en esta ciudad y los pueblos colindantes hay unas 15.000, “viviendo muy por debajo del umbral de la pobreza”. Aunque el Gobierno les procura una pensión de viudedad de 500 rupias al mes (siete euros), solo la cobra el 25%.La ciudad sagrada es una de las capi-tales del Holi, el escenario de las mayores guerras del color. En ella se encuentra la esencia de la celebración, pues la leyenda del juego está entre-lazada con la historia de Krishna. El coqueto dios de piel azul envidiaba la resplandeciente tez clara de su amada Radha, por eso su madre le sugirió que pintara a la diosa del color que él qui-siera. Un día al año, a finales de marzo, los indios cubren a sus seres queridos con polvos de colores.Todos menos las viudas. Sus saris solo se teñían de color por accidente, con el polvo que quedaba en las calles tras el festival, o por algún niño que jugaba con ellas, aún ignorante de las

6Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 rePortAJe

“Me he olvidado del sentido de la felicidad. Ya no espero nada de la vida, estoy al final de ella. Solo espero la muerte

para que acabe mi sufrimiento”.

una viuda, Vestida emuLando aL dios Krishna, baiLa en eL ashram de meera sahabgini, en VrindaVan.

supersticiones. Pero desde hace tres años Sulabh International organiza para ellas una fiesta de los colores. “Las viudas deseaban volver a cele-brar el Holi, era una reivindicación de su existencia”, dice Bindeshwar Pathak, el fundador de la ONG, que tiene como misión la emancipación de los intocables. Pathak reconoce que su labor no tenía nada que ver con las viudas. “Pero cuando vi las condiciones de vida de estas muje-res, a las que les es arrebatada inclu-so la dignidad, tuve que hacer algo. De alguna manera, ellas también son intocables”. En agosto de 2012, el Tribunal Supremo decretó que Sulabh se haría cargo de parte de las viudas de la ciudad: ahora ayudan a 900 que viven repartidas en siete casas.Esta medida se tomó como res-puesta a un informe de la Autoridad Nacional de Servicios Legales que había concluido que las viudas sobre-vivían con las limosnas que pedían fuera de los templos y sufrían todo tipo de explotaciones. Carecían de los servicios más básicos de salud o vivienda. Eso en vida. Tras su muerte, a sus cuerpos les esperaba una última infamia: en lugar de ser cremados, se cortaban y metían en sacos que luego se arrojaban al río.Las miles de viudas que malviven en Vrindavan deambulan como almas en pena. Sus espaldas encorvadas están cubiertas por saris blancos desgastados por el tiempo. Muchas piden limosna con cuencos de metal. Algunas duermen a la intemperie. Otras alquilan, solas o con otras mujeres, cuartuchos en casas vie-jas. Las más afortunadas viven en ashrams, lugares de meditación, como los regentados por Sulabh y otras organizaciones. En un antiguo ashram escondido en el laberinto de Vrindavan las viudas se despiertan de madrugada y se preparan para cantar bhajans, los cantos devocionales hin-duistas. Sobre todo cantan a Krishna, porque creen que son sus esposas espirituales y el dios las protege.A mediodía comienza el movimiento de viejecitas por la casa color azul cielo distribuida en torno a un patio central bordeado por columnas y arcos que desembocan en pequeños cuartos. Cada una tiene una cama de

madera con un colchón que no merece ese nombre. Todas sus pertenencias están en cajitas o botecitos que guar-dan debajo de la cama o en bolsas de plástico atadas a una cuerda. Cada una tiene su propio altar de Krishna o de Kali, o de ambos, con humildes ofrendas de comida, dulces e incienso. En el ashram hay un altar de mayores dimensiones, quizá más apropiado, para honrar a sus dioses.Sobre esa hora, las ancianas sacan de debajo de la cama una pequeña estufa de aluminio y empiezan a cocinar. Son decenas sentadas en cuclillas cortan-do verduras e hirviendo el arroz. El ashram se llena de olores. Jengibre, cúrcuma, chile flotan en la habita-ción. Cada una emplea las especias a su gusto. Sus combinaciones reflejan la extrema diversidad cultural india. La de cada región, pero también la de cada comunidad y casa. Para las viudas, seguir cocinando significa

mucho: es un orgullo y a la vez las hace sentirse unidas al mundo. Es al mismo tiempo trabajo y entretenimiento.Manu Gosh, a sus 84 años, irradia ener-gía. Menuda, como la mayoría, con un vaivén al caminar y regordeta. No tiene dientes, pero los labios hundidos no le restan autoridad: es una de las voces cantantes de la comunidad, cuya existencia se asemeja a la de un monas-terio. Viven con lo mínimo. Entre ellas hay hermandad, las unió su destino.“La celebración del Holi nos ha hecho sentirnos vivas otra vez. Cuando perdí a mi marido, hace más de 40 años, tuve que alejarme de cualquier placer en la vida. Jugar con los colores es una de las cosas que me ha devuelto la alegría”, explica esta mujer a la que su familia casó a los 10 años con un hombre que sumaba 15 más que ella. Casi justifica a sus padres: “Vivíamos otros tiempos, más difíciles. Éramos 11 hermanos y muy pobres”. Su marido falleció y ella

se quedó con tres niños pequeños, que perdió uno tras uno. Su sonrisa solo se borra al recordarlos. “No podía ali-mentarlos y cuando enfermaban no podía hacer nada. Creo que murieron por la pobreza”, dice al borde del llan-to. Entonces dejó Calcuta por Nueva Delhi, donde sobrevivía limpiando casas. Cuando llegó a Vrindavan, tra-bajó en una tienda de té y también mendigó. Pero su vida cambió cuan-do llegó al ashram: ahora es mucho mejor, asegura. “Aquí nos dan 2.000 rupias al mes (28 euros), nos visita un doctor, tenemos una ambulancia y estamos muy bien”, relata mien-tras cocina, sentada en la postura de la flor de loto. Cuando se descuida, sale un ratón de entre sus cosas y le roba un poco de cilantro. Tanto Gosh como la gran mayoría de las viudas que han acabado aquí son del Estado de Bengala Occidental, donde hay un gran culto a Krishna. Allí las mujeres tienen derecho a las propiedades del marido, por lo que algunos hijos pre-fieren deshacerse de ellas y quedar-se con la casa, explican los expertos.El ashram en el que viven es cono-cido como el del “baba loco” porque

7rePortAJe 26 de abril de 2015 / el mañana / Domingo

en un ‘asHram’, Lejos de festejos muLtitudinarios, dos ancianas disfrutan de La ceLebración, que se proLongará durante toda La jornada.

lo fundó un asceta entregado a la devoción. Las mujeres que lo desean reciben clases: algunas trabajan con máquinas de coser, otras hacen varas de incienso o aprenden a escribir. Las hay de todas las edades, pero abundan las ancianas. Una de ellas, Lalita Dasi, ya no oye bien, pero está segura de que ya ha cumplido 110 años. Aunque encorvadísima, todos los días cami-na hasta la tienda para comprar sus verduras, y para cocinar se sienta en cuclillas. Es tan pequeñita, tan delga-da, que parece que es solo piernas. Como casi todas, se pinta a diario con polvos de sándalo un gran rombo en la nariz y una “v” que le cubre la frente: el signo de Krishna.En el ashram del “baba loco” se repiten un par de quejas: algunos baños están muy sucios, y con las lluvias, el agua se mezcla con los drenajes abiertos en la ciudad e inunda las habitaciones. A pesar de ello, las viudas son conscien-tes de que aquí tienen mejor vida que cuando deambulaban por las calles.Una de ellas es Ram Bhai, de 65 años. Camina sin zapatos y lleva la ropa tan

vieja y rota que uno de sus marchitos pechos asoma sin que ella se perca-te. Navega las calles con su bastón, pidiendo limosna. “Un día moriré y nadie recogerá mi cuerpo”, dice con la voz quebrada. Sus ojos tienen un halo azul, tal vez signo de cataratas. Con la muerte de su marido, relata, llegaron los malos tratos en su familia. “Me convertí en una carga. Ya no ser-vía ni para limpiar la casa. Un día me subieron al coche y me abandonaron aquí”. Habla en un hindi casi poético, pero cuenta cosas muy tristes. “Me he olvidado del sentido de la felicidad. Ya no espero nada de la vida, estoy al final de ella. Solo espero la muerte para que acabe mi sufrimiento”.Locki Mukherjee también mendiga junto a un templo. Su marido murió cuando ella tenía 18 años. “Eres una viuda, ya no perteneces a esta fami-lia”, le dijeron. Al explicar que en Vrindavan sufre discriminación, un pandit (un sacerdote hinduista) grita: “Estas mujeres son un gran proble-ma para nosotros. Bengala Occidental está contaminando la ciudad con ellas.

El Gobierno tendría que hacer algo”.Ella dice que los vecinos de Vrindavan nunca les ayudan, que sobreviven gra-cias al dinero de turistas y peregrinos –esta ciudad es la más sagrada para muchas sectas, entre ellas los Hare Krishna–. La supervivencia económi-ca de las mujeres en India, en muchos casos, depende de sus familiares varo-nes. Cuando fallece su marido, se que-dan en un estado muy vulnerable.Las viudas del ashram del “baba loco” saben que son relativamente afortuna-das y el Holi es la ocasión para cele-brarlo. Después de los cantos devocio-nales, hoy han tenido que deshojar las montañas de rosas que se usarán en la celebración. Una fila de mujeres, tijeras en mano, se disponen a cortar un lazo que cruza el patio del ashram. Con ello simbolizan que rompen con las tradiciones que las oprimen. Con la música a todo volumen empieza el juego. Primero cogen con ternu-ra unos polvos de colores y, con las yemas de los dedos, tiñen las mejillas o la frente de la amiga más cercana. “Radhe, Radhe, es Holi”, justifican

entre risas su travesura. Después, la timidez se termina y empiezan a volar los polvos de colores, lanzados desde la distancia. Los saris se manchan de rosa, rojo, amarillo, verde, naranja. Todo es fiesta. Se arrojan flores, rosas y caléndulas. Una mujer se tira al suelo y lanza pétalos hacia arriba para que caigan sobre ella; después se recuesta sobre una pequeña montaña de flores y retoza como una niña pequeña. Dos mujeres se abrazan y ríen a carcajadas y comienzan a dar vueltas; se les une otra y otra. Bailan, primero con ritmo, luego enloquecidas. Las más mayores se esconden en las esquinas, pero no quieren perderse la acción: siguen mirando. Cuando la catarsis está en su máximo apogeo, la celebración se traslada a un patio externo, donde dos vasijas de barro cuelgan de un árbol. Cuando las revientan con un palo, brota agua de violeta. Así comien-za la guerra. Todo se vuelve salvaje. Aparecen las pistolas de agua y las viudas con sus saris mojados se vuel-ven las guerrilleras del color. Al menos por hoy se sienten vivas.

8Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 televisión

Por bárbara celís

Quienes hace veinte años soñaban con ser escritores solían despreciar la televisión. Lo mismo le ocurría a los directores de cine y a los actores, demasiado concentrados en buscar la fama a través del celuloide como para prestarle atención a esa caja insignifi-cante cargada de contenidos popula-res alejados del arte con mayúsculas.Hoy, sin embargo, escritores, directo-res y actores se pelean por conseguir que su nombre aparezca en alguno de los títulos de crédito que han trans-formado la historia de la televisión

“La novela está muerta. Para entender el mundo bastan Internet y el vídeo a la carta”michael hirSt tranSformó en la Serie vikingoS laS leYendaS Sobre ragnar lodbrok, reY conquiStador

del Siglo ix, en un apaSionante culebrón de aventuraS

“He tratado de romper y atacar todos los prejuicios sobre los vikingos. No eran unos salvajes

que lo destrozaban todo”.

fOtOgrama de La serie ‘ViKingos’, deL canaL de teLeVisión history channeL.

desde que la ya mítica Los Soprano diera un vuelco a la narrativa catódica en 1999. Le han seguido muchas otras series de calidad extrema, desde The Wire a Breaking Bad o True Detective, y el fenómeno ha sido tal que hasta un canal como el History Channel, que jamás se había atrevido con la ficción, buscó a alguien que pudiera transfor-

mar historia en drama. ¿El elegido? Michael Hirst, quien propuso escribir la serie Vikingos transformando las leyendas sobre Ragnar Lodbrok, el rey que inició la expansión conquistadora vikinga en el Siglo IX, en un apasio-nante culebrón de aventuras, poder y pasiones cercano a Juego de tronos, pero caracterizado por su fidelidad

histórica y cuya tercera temporada estrena el canal TNT.Hirst era el clásico aspirante a escri-tor cuya vida dio un vuelco tras un encontronazo con un director de cine tan interesante como poco comercial, Nicholas Roeg, y gracias al que des-cubrió que escribir para contar una historia en imágenes podía ser tan satisfactorio como hacerlo en un libro. “Empecé con el cine, pero las series son mejor.¿Cuántos libros vende un escritor corriente?, ¿3.000?, ¿5.000? Mi serie Vikingos se emite en 132 países, la ven millones de personas y eso es lo que queremos los artistas, ¿no?

926 de abril de 2015 / el mañana / Domingotelevisión

“Podríamos poner a Putin o a Cameron en ‘Juego de tronos’ o ‘Vikingos’? Creo que sí. Los hombres no cambiamos”.

Audiencia. Además, ya nadie te paga por escribir un libro”. A sus 62 años, él es también el guionista de Los Tudor y el productor de Los Borgia, aclama-das por su capacidad de entretener sin perder la perspectiva histórica.Con su rostro pálido y su caminar lánguido, Hirst tiene un aspecto inequívocamente inglés. Y gustos inequívocamente británicos, como el de citarnos para una entrevista en un club privado, algo que en otros países resultaría extraño, pero en Londres es bastante normal. Eso sí, no nos lleva a cualquier club, sino al único que, según los entendidos, merece la pena porque la mayoría se ha convertido en el destino de los que quieren presu-mir de ricos y famosos, pero el Two Bridges sigue aceptando a un público heterogéneo y cuenta entre sus miem-bros a muchos intelectuales. “Cuando vengo a Londres me gusta venir aquí”, dice pidiéndose un café tras llegar en tren desde Oxford, donde vive con su esposa y sus hijos. El lugar no tiene nada de especial, por dentro parece un restaurante normalito aunque con solera, pero los camareros conocen a Hirst y le saludan con familiaridad.Él va directamente al grano. “La novela está muerta. Es un formato muerto. Pertenecía al Siglo XIX y reflejaba la sociedad del Siglo XIX. Entonces había escritores maravillosos y había

que leer novelas para entender el pla-neta, y el amor, y la tragedia, y agran-dar tu propia existencia, pero ahora que el mundo es más pequeño basta con Internet y el vídeo a la carta”. Así arranca la conversación con este guionista especializado en temas his-tóricos que dice devorar ensayos, pero al que difícilmente veremos con una novela en la mano, al menos contem-poránea. “La última gran novela que se ha escrito es Cien años de soledad y García Márquez ha sido el último gran novelista. Ya sé que suena radi-cal, pero es cierto, la novela es un género en decadencia”. Lo dice un hombre contradictorio, que hizo su tesis doctoral sobre Henry James, pero describe las series como “el mejor lugar para un escritor del Siglo XXI”, aunque confiesa no ver las que hacen otros: “Para que no me influyan y me acusen de copiar”. Sus Vikingos han conseguido enganchar a millones de personas, incluidas las mujeres, debi-do entre otras cosas a lo progresistas que las sociedades vikingas eran en términos de género respecto a otras de su época. “He tratado de romper y atacar todos los prejuicios sobre los

vikingos. No eran unos salvajes que lo destrozaban todo, al contrario. Por ejemplo su actitud hacia las mujeres en el Siglo IX es mucho más avanza-da que la de los sajones. Ellas podían divorciarse, volverse a casar, tener propiedad privada, participaban en las batallas. Lagertha, la primera mujer de Ragnar, tiene legiones de fans (de la serie) en todo el mundo. ¿Por qué? Es madre, esposa, pelea, opina y eso gusta”, explica.“La gran ventaja es que las series te permiten desarrollar los personajes como podía hacer Dickens en sus libros. Y al igual que en su época se acudía a lecturas públicas, ahora la gente discute en los foros sobre sus personajes favoritos de las series. En el cine no es así, no hay tiempo. En Vikingos, por ejemplo, hemos podido explicar muy bien el paganismo, creo que era importante tomar sus creen-cias religiosas en serio para entender-los mejor. Por otro lado, está el monje católico, que es un gran personaje, basado en un monje real que después escribió sus memorias. Él es nuestros ojos, está en shock, pero también está impresionado al descubrir cosas sobre

su sociedad que aún nos sorprenden, como el hecho de que fueran gente tan apegada a la familia a pesar de la violencia que mostraban al invadir otros lugares”, señala Hirst.No obstante, este guionista que tra-baja solo, escribiendo uno a uno los capítulos de la serie y participando en muchas de las decisiones creativas —“algo imposible en el cine”, apun-ta—, afirma que aunque Vikingos es una serie histórica, en el fondo engan-cha porque “es una saga familiar cuyos protagonistas son hombres y mujeres que tienen problemas como los de hoy, que aman y se desenamoran, que tienen que pelear por sus hijos, que luchan por su lugar en la socie-dad…”. Por otro lado, considera que las series históricas, e incluye Juego de tronos, “aunque sea pura fantasía”, nos ayudan a entender que el mundo no ha cambiado tanto. “¿Podríamos poner a Putin en Juego de tronos o en Vikingos? Yo creo que sí. A David Cameron también, un manipulador viscoso como él no desentonaría en esas luchas por el poder. Creo que las sociedades cambian, algunos valo-res también, aprendemos a hacer las cosas mejor, construimos cohetes y puentes, pero los hombres no cam-biamos, seguimos cometiendo los mismos errores. Y la historia es la prueba”.

10Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 ActuAlidAd

Por bernard Haykel

Las noticias acerca de la aterradora violencia en el mundo musulmán, de Nigeria a Afganistán, y las que hablan de islamistas extremistas, de Europa a Yemen, llevan a los occidentales a preguntarse cada vez con mayor fuerza si el islam necesita una reforma. En otras palabras, si podría benefi-ciarse de algo similar a la Reforma protestante en Europa, que en últi-mo término condujo a la Ilustración y al Siglo de las Luces, de los que todos somos herederos y benefi-ciarios. Lo que este planteamien-to olvida a menudo es que aque-lla reforma fue un periodo largo y extremadamente violento que provocó la muerte de millones de europeos, en especial durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Si bien es cierto que el deseo de una reforma para los musulma-nes no debería sugerirse a la lige-ra, lo cierto es que, en realidad, el islam ya está experimentando una reforma en la actualidad, y todos nosotros somos sus testigos.Muchos de los mismos rasgos que

Los dilemas del islam: la reforma pendienteuna batalla de ideaS Se libra en el mundo

muSulmán. el empuJe de loS SalafiStaS acalla laS voceS de quieneS abogan por una interpretación moderna de la religión

PeregrinOs a La meca dan VueLtas a La Kaaba.

La autoridad religiosa tradicional ha

experimentado una enorme pérdida de

prestigio.

1126 de abril de 2015 / el mañana / DomingoActuAlidAd

La reacción del resto del mundo musulmán ante el ascenso violento de los radicales podría tardar años.

condujeron a los cambios en Europa hace cinco siglos son evidentes hoy en el mundo islámico, en especial entre la secta suní mayoritaria, que representa alrededor del 85% de los musulmanes. Como entonces, la autoridad reli-giosa tradicional ha experimentado una enorme pérdida de prestigio; centros de aprendizaje y guías espi-rituales en otro tiempo venerables, como la Universidad Al Azhar en Egipto, están dominados por los gobiernos. Se han convertido en meros portavoces que proporcio-nan cobertura religiosa a cualquier medida ilegítima o impopular que la autoridad política desee. El clero de formación tradicional ha perdido el prestigio social y la autoridad moral que ejercía en el periodo premo-derno. Mientras esto ocurría, han tenido lugar otros dos cambios, de nuevo muy similares a los acaecidos en la historia europea. El primero es la difusión de la alfabetización masiva, de tal modo que en el mundo árabe actual muchos saben leer y, lo que es más importante, se sienten capacitados como individuos para interpretar las escrituras religio-sas. El segundo cambio es la difu-sión barata de materiales impresos e información, mucho más fácil ahora, en la era de Internet y de las redes sociales.El efecto acumulativo de estos cam-bios ha conducido a una fragmen-tación de la autoridad y a un auge de voces múltiples —y opuestas— acerca de qué constituye una inter-pretación y una práctica correctas del islam. Como consecuencia de todo ello, hay una batalla de ideas en marcha.De momento, los vencedores son los salafistas o wahabíes, musulmanes suníes que defienden una inter-pretación literal del Corán y de las tradiciones de Mahoma (plasmadas en los hadices, breves relatos en los que se recogen palabras del profeta) porque constituyen las enseñanzas originales del islam. Los salafis-tas, que no son siempre violentos o militantes, son reformistas que desean en último extremo recupe-rar la autenticidad, y se presentan como los verdaderos musulmanes, diferentes de otros cuyas enseñan-

zas se han ido corrompiendo a lo largo del tiempo por la adopción de influencias no musulmanas. Ese punto de vista es, por supues-to, una proyección moderna sobre el pasado de un imaginario islam verdadero, que sirve a los actuales objetivos sociales y políticos de los salafistas. Uno de sus objetivos, sin embargo, es el de desacreditar otras interpretaciones del islam, en especial las sostenidas por chiíes y sufíes. Si se disculpa la analogía imprecisa, podríamos considerar a los salafistas como unos calvinistas musulmanes de nuestros días, que pretenden reformar el islam impo-niendo una versión intransigente y antihistórica de la fe.Hay otros reformistas musulmanes, del tipo que muchos europeos apre-ciarían, que abogan por una inter-pretación tolerante y democrática del islam, pero sus voces quedan enmudecidas por la crudeza de los salafistas. Para empezar, esos musulmanes liberales tienen un temor justificado a estos últimos, que son inmisericordes con sus adversarios. En segundo lugar, a los musulmanes liberales se les suele ver como protegidos de los gobier-nos, como el de Egipto, cuyo líder, el presidente general Abdelfatá al Sisi, ha afirmado también que el islam está terriblemente necesita-do de reforma y de interpretaciones novedosas que contrarresten las de salafistas-yihadistas. Los liberales son despachados por algunos como defensores de los regímenes auto-ritarios o, aún peor, como agentes de los valores y las maquinacio-nes occidentales. Como tales, su influencia es limitada, por ahora al menos.Este proceso reformista en marcha puede durar años, incluso siglos, y su desenlace final es totalmente impre-decible. Lo que sabemos es que los salafistas han tomado la delantera. Es previsible que el resto del mundo musulmán les dé la espalda y reac-cione ante su ascenso violento. Pero esa reacción también podría tardar

años. Esta reforma del islam sería de interés solamente académico si no tuviese una dimensión política y combativa que ha adquirido ya categoría mundial. ¿Cómo se expli-ca la violencia política? Muchos musulmanes se sienten política y militarmente débiles y humilla-dos, y algunos desean firmemente revertir esa situación recuperando la gloria y el poder que los musul-manes disfrutaron en un pasado lejano. Granada y Al Andalus des-empeñan una función emblemática a este respecto, porque representan la cumbre del poder pasado. Grupos salafistas como Al Qaeda y el Estado Islámico consideran que el origen de la debilidad musulmana radica, por una parte, en el abandono de las verdaderas enseñanzas de la fe y, por otra, en los incansables ataques de los infieles contra los musulmanes. Al fin y al cabo, Dios ha prometido en el Corán que a los verdaderos creyentes se les dará el poder sobre la tierra (capítulo 24, versículo 55), y en consecuencia el actual orden en el que dominan los no musulmanes es una aberración que debe corregirse. Para ello, los musulmanes deben purificar su fe, pero también luchar activamente contra los no creyentes.Para los yihadistas salafistas, los enemigos infieles no son solo los países y la civilización occidenta-les, sino también los despóticos Gobiernos apóstatas que mandan en buena parte del mundo árabe e islámico, regímenes como el de Riad, El Cairo y otros lugares. Para anular la decadencia islámica y recuperar el poder, los yihadistas salafistas llaman a los musulmanes a la lucha armada, un deber religio-so abandonado por los musulmanes que ahora debe retomarse. La yihad es la única forma de recuperar el poder y, dado que el enemigo es tan abrumadoramente superior, todos los métodos de resistencia y acción violentas están permitidos. De hecho, los yihadistas salafistas ordenan a los musulmanes ejercer

por su cuenta actos de violencia siempre que se les presente la opor-tunidad. Dios dará la victoria a sus creyentes, porque lo ha prometido en las escrituras.El Estado Islámico representa la interpretación más extrema y vio-lenta de esta visión literalista del islam. Se centra en combatir a los enemigos, en especial a los chiíes, porque los considera herejes capa-ces de destruir la fe desde dentro. Pero el Estado Islámico también da la bienvenida a una guerra con Occidente, porque considera que está librando una batalla apoca-líptica por el destino del mundo y busca la redención y la gloria que Dios les ha prometido a los creyen-tes. Al mismo tiempo, sin embargo, esta organización ha establecido un Estado de hecho, con ministe-rios, tribunales y servicios sociales, todo a semejanza del régimen islá-mico de los siglos VII y VIII, con un califa como líder. Esta forma de gobierno es utópica y se presenta como un orden político virtuoso que sigue las leyes y la guía de Dios.El Estado Islámico ha seducido a numerosos musulmanes que han emigrado a su territorio. Lo que empuja a estos emigrantes es el deseo de hallar una alterna-tiva a la realidad política y social en la que se encuentran y que dista mucho del ideal imaginado y ansiado. El Estado Islámico es la manifestación más clara de la reforma que se está produciendo en la actualidad, pero su realidad es brutal, como pronto han com-prendido algunos emigrantes, y su excesiva violencia es insostenible a largo plazo, porque hace la vida imposible. En consecuencia, es improbable que el Estado Islámico perdu-re mucho, pero la razón para su existencia —a saber, el deseo de los musulmanes de reformar su religión, adquirir poder y obtener el lugar que les corresponde en el mundo— seguirá insatisfecha. Para que esto se resuelva, la refor-ma debe seguir su curso, como lo hizo en Europa.Bernard Haykel es catedrático de Estudios sobre Oriente Próximo en la Universidad de Princeton.

12Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 culturA

Por elena reina

Él le daba una clase de amor que no había experimentado antes. Era apasionado, carnal, pero también tierno. Así se lo dijo ella, que en sus cartas ya no era Frida Kahlo, sino Mara. Y él no era Josep Bartolí, aquel artista español que tuvo que huir de

El inédito amor de Frida Kahlo y un artista españolnueva York SubaSta 25 miSivaS entre la mexicana Y JoSep bartolí

la Guerra Civil y sobrevivir a campos de concentración, sino Sonja —nom-bre de mujer— y le respondía desde Nueva York. En esa ciudad se subas-taron el 15 de abril las más de 25 misi-vas inéditas que la artista mexicana envió a su amante entre 1946 y 1949 en las que, además, le habla de un embarazo hasta ahora desconocido.

En una carta del 46 la artista con-fiesa haber tenido un retraso en su período. Y entonces aparece la Kahlo más cursi: “¿Podrías imaginarte un pequeño Bartolí o una Marita?”.Inmovilizada en una cama de Nueva York, esperando una difícil opera-ción en su columna vertebral, cono-ció a Bartolí gracias a su hermana.

Cristina, que había acompañado a Kahlo al hospital, los presentó y él la visitó los días que estuvo ingre-sada. Cuando se recuperó y regresó a México, comenzaron una intensa correspondencia. Siempre firmando con nombre de mujer para evitar las sospechas de su marido. “Rivera tole-ró el amor de Kahlo con otras muje-res, pero era tremendamente celoso con los hombres”, explica Hayden Herrera, biógrafa de Frida Kahlo.La casa Doyle, encargada de la subas-ta, explicó que las misivas contienen varios dibujos, fotografías, flores prensadas y otros recuerdos. Entre todas suman más de 100 páginas. Bartolí guardó la correspondencia con Kahlo hasta su muerte en 1995 y posteriormente su familia las vendió a su actual dueño, quien la subas-ta ahora. Se espera que las cartas se coticen entre 80.000 y 120.000 dólares.Kahlo habla en sus textos también sobre algunas de sus pinturas más conocidas, de su tormentosa relación con el muralista mexicano Diego Rivera, de cuánto le costaba dibujar por su enfermedad y de la soledad que sentía. En una carta fechada el 12 de diciembre de 1946, la artista cuenta: “Estoy trabajando lentamen-te, pero con mucho gusto. Terminé un dibujo que le debía a Marte R. Gómez, y no es demasiado feo”. Hayden Herrera, advierte que las car-tas hacen sentir cierta claustrofobia, tanta como la que debía sentir ella en su vida. Y utiliza a Bartolí para cier-to chantaje emocional: “Le promete que va a mejorar para él, que solo él puede hacerla feliz y que él es el apoyo sin el cual no podría pintar”, apunta Herrera. En octubre de 1946 Kahlo escribió: “Mi Bartolí... no sé cómo escribir cartas de amor. Pero quiero decirte que mi ser está abierto para ti. Ya sabes, mi cielo, tu llueves sobre mí y yo, como la tierra, te recibo. Mara”.

una fOtOgrafía de La artista mexicana frida KahLo.

1326 de abril de 2015 / el mañana / DomingoculturA

Por Jan Martínez Ahrens

El amor de Frida Kahlo, plasmado en 25 cartas manuscritas dirigidas a su amante español Josep Bartolí, fue vendido por la casa de subastas Doyle de Nueva York al precio de 137.000 dólares. El comprador, un supuesto coleccionista de arte que permanece en el anonimato, tendrá en sus manos un legado cuyo valor queda fuera de las cuentas corrientes. A lo largo de las 100 páginas que componen este archivo inédito desfila sin tapujos la pasión profunda y casi adolescente

una de las cartas escritas por KahLo a bartoLí.

Pasión al descubierto

detalle de una de Las 25 cartas inéditas de frida KahLo.

que la artista mexicana, un icono transgresor y feminista, sintió por Bartolí, un republicano que, saltan-do de un tren, había logrado escapar de las garras de la Gestapo y de un destino incierto en el campo de con-centración de Dachau. El fugitivo, tras un largo periplo por África y México recaló en Nueva York, donde se abrió paso como pintor y dibujante. Allí, en un hospital de la metrópolis esta-dounidense, conoció, de la mano de Cristina, la hermana menor de Kahlo, a la inagotable pintora mexicana. Era junio de 1946.

14Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 libros

Por José Andrés rojo

El 22 de noviembre de 1912 Max Brod, el amigo íntimo que desobedeció la orden de Franz Kafka de quemar todos sus escritos cuando hubiera muerto, le escribió a Felice Bauer, la entonces novia del escritor. Intentó explicarle que el autor pasaba una mala época y que sus padres no eran conscientes de que para un ser excep-cional como él “son necesarias con-diciones igualmente excepcionales con objeto de que su delicada espi-ritualidad no se marchite”.Ese ser excepcional, frágil, tremen-damente nervioso, y básica y fun-damentalmente obsesionado con la escritura, redactó entre el 17 de noviembre y el 7 de diciembre de 1912 una de las obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Se publicó unos años después, en 1915, así que toca celebrar un siglo de vida de aquella singular historia que se inicia cuando el viajante de comer-cio Gregor Samsa, “tras despertar de un sueño intranquilo”, descu-brió que se había transformado en “un monstruoso bicho”. La editorial Nórdica ha aprovechado la ocasión para estrenar una nueva traducción, de Isabel Hernández, en un volumen que ha ilustrado Antonio Santos, con prólogo de Juan José Millás y que ha optado por titular La metamorfosis. Navona se ha decantado en cambio por La transformación, y de llevar la narración del alemán al español se ha ocupado Xandru Fernández.Kafka (1883-1924) había conocido a Felice en agosto de 1912 y en septiem-bre le escribió la primera carta. El 1 de noviembre ya le dejaba perfecta-mente claro cuál era su mayor obse-sión: “Mi vida, en el fondo, consiste y ha consistido siempre en intentos

El bicho de Kafka cumple un siglo

-Se celebra el centenario de la edición de ‘la metamorfoSiS’

-nuevaS verSioneS llegan eStoS díaS a laS libreríaS

de escribir, en su mayoría fracasados. Pero el no escribir me hacía estar por los suelos, para ser barrido”. Por entonces estaba trabajando en una novela, que Brod publicaría con el título de América. Pero se había atas-cado. Como a Felice le daba cumplida cuenta de todo lo que le ocurría, el 17 de ese mismo mes le anunció que se le había ocurrido un cuento que lo llevaba asediando desde “lo más

hondo” de sí mismo.Lo sorprendente de esta singular historia es la naturalidad con la que Gregor se toma su transformación. Las cosas han cambiado, parece que no lo entienden cuando se dirige a sus padres y a su hermana, va a llegar tarde al trabajo, no sabe muy bien todavía cómo va a bajar de la cama para poner-se en marcha, tiene un molesto dolor en el costado y cuando lo toca con una de sus patas siente escalofríos. Pero, en fin, Gregor es consciente de que algo tendrá que hacer, y se aplica a ello.“También al héroe de mi cuento le han ido hoy las cosas excesivamente mal”, le contó Kafka a Felice en una carta del 23 de noviembre de aquel año. Le acababa de advertir que el cuento le daría “un miedo espeluznante”. El 24 insiste: “Mi amor, pero qué extrema-damente repulsiva es la historia que acabo de apartar a un lado para recu-perarme pensando en ti. Ha avanzado

ya hasta un poco más de la mitad, y en conjunto no estoy descontento de ella, pero en cuanto a nauseabunda, lo es de un modo ilimitado, y cosas como esas, te das cuenta, provienen del mismo corazón en el que tú habitas y toleras como morada”.Un asunto nauseabundo que produce un miedo espeluznante. Kafka segu-ramente tenía razón cuando hablaba así de su pieza, pero lo paradójico del asunto, como ocurre con casi todo en su obra, es que el relato está también atravesado por un sutil humor y que habrá algunos a los que, más que miedo, lo que les inspira el viajante de comercio convertido en escarabajo es una tremenda ternura, simpatía,

El autor escribió su historia en 21 días de finales de

1912 y la publicó en 1915

ilustración de antonio santos para ‘La metamorfosis’, de KafKa, en La edición de nórdica Libros.

1526 de abril de 2015 / el mañana / Domingolibros

Franz Kafka tituló su narración Die Verwandlung, cuya traducción lite-ral es La transformación. Era un tipo extremadamente meticuloso, obse-sivo incluso, con la utilización de las palabras, le interesaba su precisión y que dijeran exactamente lo que dicen. Así que no utilizó el término Metamorphose, que también existe en alemán y que acota el significado más general de “transformación” al referirlo específicamente al cambio que se produce cuando los seres humanos se convierten en animales, plantas, manantiales, etcétera.“Yo traduje el libro de cuentos cuyo primer título es La transformación, y nunca supe por qué a todos les dio

por ponerle La metamorfosis”, expli-có Jorge Luis Borges en una entrevista publicada el 3 de julio de 1983. “Es un disparate. Yo no sé a quién se le ocu-rrió traducir así esa palabra del más sencillo alemán. Cuando trabajé con la obra, el editor insistió en dejarla así porque ya se había hecho famosa y se la vinculaba a Kafka”.En el tercer volumen de las obras completas de Kafka que ha publica-do Galaxia Gutenberg, se explica en las notas que el título procede segu-ramente de una precoz traducción (anónima) que se hizo de la narración en 1925 en Revista de Occidente. Fue ahí donde se tituló La metamorfosis. Sigue todavía teniendo fortuna.

Otra de las ilustraciOnes para ‘La metamorfosis’, en La edición de nórdica Libros.

KafKa, en 1905.

¿‘La transformación’ o ‘La metamorfosis’?

complicidad incluso. ¿De qué habla, en realidad, este cuento?El responsable de la edición de las obras completas de Kafka en espa-ñol, Jordi Llovet, ha escrito que hay algo esencial en su arte narrativo: “El sentido literal de un relato no es más que un armazón que sugiere, sino fuerza, una actividad interpretativa; y esa actividad no es sólo laberíntica,

sino interminable”. Tiene razón, al mismo tiempo que se va leyendo la narración, van surgiendo hipótesis muy diferentes sobre el sentido de lo que cuenta. Hay, pues, muchas interpretaciones posibles. Y todas, además, perfectamente discutibles. Nabokov se enfadaba con aquellos que decían que el bicho era “muy apropiado para caracterizar el senti-

miento de inutilidad frente al padre”: “Me interesan las chinches, no las chinchorrerías; así que rechazo esta clase de disparates”.Eso sí, Kafka velaba constantemen-te por todos los detalles. Cuando el relato iba a publicarse en 1915, y supo que llevaría alguna ilustración, escribió de inmediato a los edito-res: “Resulta que se me ha ocurrido,

dado de que Starke será realmente el ilustrador, que quizá esté en su deseo querer dibujar el mismísimo insecto. ¡Esto no, por favor! El insecto mismo no debe ser dibujado. Ni tan solo debe ser mostrado desde lejos...”. Conviene decir que en las ilustracio-nes de Antonio Santos del nuevo libro de Nórdica, el bicho no aparece por ninguna parte.de vivir el trabajo

16Domingo \ el mañana \ 26 de abril de 2015 lA iMAgen

Por Juan José Millás

Existe, entre el fotoperiodismo y la fotografía artística, una quere-lla similar a la establecida entre el texto que llamamos literario y el informativo. Hay quien coloca una frontera intransitable entre ambos y hay quien la reduce a una línea imperceptible. Pero si de lo que se trata es de tomar partido, convie-ne manejarse con ejemplos prác-

ticos. Un día de trabajo, el célebre texto de Truman Capote apareci-do en Música para camaleones, ¿qué es, un cuento o un reportaje? Personalmente (de qué otro modo, si no) lo leería como un reportaje si arriba pusiera reportaje o como un cuento si arriba pusiera cuento. He ahí un caso en el que los límites se confunden. Los hay a decenas, pero no tenemos espacio.¿Qué diríamos de la fotografía que

hoy nos ocupa? ¿Es artística o infor-mativa? ¿Puede ser artística una fotografía informativa o informativa una fotografía artística? Parece que sí. Pero fijémonos en esta: ¿pertene-ce a la primera o a la segunda cate-goría? Dependerá del contexto en el que se publique. Originalmente per-tenecía a un reportaje, teñido por una polémica que no viene al caso, sobre la ciudad de Charleroi. Pero lo que yo digo es que si aquí no hay arte

(si no hay mirada o representación), ¿dónde lo hallaremos? Hagan uste-des un experimento: recorten un papel del tamaño de la puerta, tapen con él la figura humana y, tras dejar que sus ojos vaguen unos minutos por el lúgubre contexto, levanten el papel y analicen los efectos que les provoca esa explosión de carne, aunque también de sonrosada luz. Esa disparidad aparente es arte. E información.

Arte e información

haY quien coloca una frontera intranSitable entre amboS conceptoS Y haY quien la reduce a una línea imperceptible