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® 25 de enero de 2015 Cultural La sátira es parte de la literatura. Aunque a menudo cueste la censura, la prisión o la muerte. Páginas 8 a 10 EN DEFENSA DE LA SÁTIRA

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®

25 de enero de 2015

Cultural

la sátira es parte de la literatura. aunque a menudo cueste la censura, la prisión o la muerte. Páginas 8 a 10

EN DEFENSA DE LA SáTirA

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR gEnERal orlanDo tomás DeánDar martínez

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑo Mariela olvera

apartado postal 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 psicoLoGía

por Borja Vilaseca

Muy pocas personas miran fija-mente a los ojos cuando hablan

con sus interlocutores. Debido a la falta de seguridad, o de costumbre, suelen desviar la mirada a la naríz o la boca. Sin embargo, hay quienes no saben mirar de otro modo, clavando sus ojos de forma directa, franca y honesta. Y cuando uno se encuen-tra con alguien que mira así, muchos se pueden sentir algo incómodos e incluso intimidados.No es casualidad que a estas personas se le cuelgue el adjetivo de desafiado-res. Quienes van de cara por la vida suelen irradiar un aura de poder y fuerza. De hecho, suelen ser indivi-duos que enseguida están al mando de la situación. Nadie pone en duda que son líderes natos. Y que des-prenden un magnetismo de lo más seductor. Sin embargo, su liderazgo

- Hay personas que tienen tanto miedo a ser heridas que terminan viviendo a la defensiva

- Se muestran frías y desafiantes en un intento por lograr el control sobre su entorno “La mejor defensa no

es un buen ataque. La mejor defensa es no sentirse atacado”. Gerardo SchmedlinG.

a menudo deviene en autoritarismo, en especial cuando se sienten amena-zados. Es entonces cuando aflora su enorme visceralidad, arremetiendo con dureza y agresividad a quienes se atreven a confrontarlos.Están tan acostumbrados a imponer su voluntad sobre los demás que no soportan que nadie les diga lo que tienen que hacer. Poseen madera de jefes y algún que otro rasgo de tira-nos. Más que respeto, los demás les tienen miedo. No es muy recomen-dable cuestionar su autoritarismo. Ni mucho menos discutir o pelearse con ellos. Cuando piensan que alguien ha actuado de manera injusta, se sien-ten legitimados a contraatacar de forma violenta. El fuego que anida en sus entrañas tan solo necesita de una pequeña chispa para estallar en llamas, quemando todo aquello que obstaculiza su paso.El justiciero que llevan dentro quie-nes viven a la defensiva les dota de una fuerza sobrenatural, ayudán-doles a desarrollar un instinto pro-tector al servicio de los suyos, o de aquellos que consideran más vulne-rables y débiles. Y para no perder el

Vivir tras una coraza

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dominio de sí mismos, tratan desesperadamente de controlar cualquier situación. Los indivi-duos que poseen este tipo de personalidad no resultan fáciles de conocer. Viven detrás de una coraza. Cuanto más en conflic-to entran con los demás, más se protegen y se encierran en sí mismos. En casos extremos ter-minan por aislarse de su entor-no social, pudiendo llegar a vivir como ermitaños.Una historia refleja la clave para deshacerse de esa protección excesiva. Un viejo pescador vivía completamente solo en una playa alejada del pueblo. Harto de discusiones, conflic-tos y peleas, llevaba años sin relacionarse con nadie. Se había convertido en un hombre frío y distante, que pasaba los días leyendo y pescando. Un día salió a navegar con su pequeña barca en alta mar. De pronto apareció un bote que chocó frontalmente contra el del pescador. Este se pegó tal susto que dio un salto y cayó directamente al agua.Mientras nadaba para volver a subir a su barca, empezó a mal-decir al tripulante del otro bote. “¡Pero ¿cómo has podido chocar contra mí?! ¡Con lo grande que es el mar! ¡Maldito seas! ¡Ya verás como te va cuando te atrape!”. Al conseguir sentarse y recupe-rar la compostura se dio cuenta de que allí no había nadie más. Era un bote a la deriva. El viejo pescador estaba empapado, rabioso y sin nadie a quien cul-par. De pronto, por primera vez en mucho tiempo, emitió una enorme carcajada. Algo en su interior hizo clic. Y esa misma tarde se dejó caer por el bar del pueblo.Para que estos desafiadores bajen la guardia es fundamental que com-prendan las motivaciones ocultas que les llevaron a tomar el escudo y a des-enfundar la espada en primer lugar. Por más que les moleste reconocerlo, son como los cangrejos: muy duros por fuera y extremadamente blandi-tos por dentro. Su apariencia hostil y fuerte no es más que una fachada, un mecanismo de defensa que han desarrollado desde niños para que

nadie vuelva a hacerles daño. Y tam-bién para tratar de que nada, ni nadie, pueda dominarlos.Quienes viven tras una coraza com-parten un mismo tipo de recuerdo. En muchos casos, algo sucedió cuando todavía eran niños inocentes e inde-fensos. Tal vez un cambio de colegio. Una separación de los padres. Un acciden-te. Abusos y maltratos de cualquier tipo, o la muerte de un ser querido. No importa tanto el qué, sino cómo interpretó el suceso la persona que lo vivió. A raíz de afrontar alguna situa-

ción adversa suele tomar con-ciencia –siendo todavía muy niño– de que el mundo es un lugar amenazante, injusto y vio-lento, donde solo los fuertes y los duros consiguen sobrevivir.Esa es precisamente su herida. La que nace de haber conectado con su propia vulnerabilidad. Al negar y condenar esta debi-lidad, esa persona empieza a construir, ladrillo a ladrillo, una muralla que lo proteja de vol-ver a sufrir. Paradójicamente, al vivir a la defensiva, con el tiempo se convierten en adultos controladores y dominantes. Y también hiperreactivos. Es decir, que están a la que saltan. Por eso suelen mostrarse tan agresivos y cosechan multitud de conflictos.Los problemas derivados de este tipo de actitud van más allá. Una vez que cesa la lucha, estas personas tienden a culpar a los demás por el sufrimiento que han experimentado. Y al hacerlo, se sienten legi-timados para castigar a sus supuestos agresores. Pueden llegar incluso a ven-garse de ellos de forma cruel. Al mismo tiempo también se culpan a sí mismos del sufri-miento que consideran que han causado a los demás. Es entonces cuando, en un inten-to desesperado por redimirse, pueden llegar a hacerse daño a sí mismos, tanto física como emocionalmente.Llegados a este punto, cabe diferenciar entre el dolor físi-

co y el sufrimiento emocional. Es cierto que tenemos el poder de matarnos unos a otros. Pero nadie nos ha hecho sufrir sin nuestro con-sentimiento. Los demás pueden tomar decisiones que nos perjudican directamente, o comportarse de una forma con la que no estamos de acuerdo. Pueden incluso insultarnos a la cara. Pero cuando analizamos estas situaciones detenidamente, nos damos cuenta de que lo que sentimos no tiene tanto que ver con lo que ha sucedido, sino con nuestra interpretación de los hechos.

El punto de inflexión en la vida de quienes viven detrás de una coraza llega el día en que empiezan a cues-tionar una creencia tan falsa como limitante: “Los demás son la causa de mi sufrimiento”. Es entonces cuando comprenden que el poder –el de verdad– no con-siste en vivir a la defensiva o tratar de controlar, sino en ser verdade-ramente dueños de sí mismos. Para lograrlo, han de dejar de ser reactivos para empezar a cultivar la responsa-bilidad. Es decir, deben aprender el arte de responder de forma proacti-va frente a cada situación adversa y cada persona conflictiva con la que se cruzan.La culpa existe en una sociedad vic-timista, una que condena el hecho de que las personas necesitemos cometer errores para evolucionar. Por ello, el gran aprendizaje vital de estos desafiadores pasa por per-donarse a sí mismos por los errores cometidos en el pasado, lo que les permitirá liberarse del sentimiento de culpa que cargan a sus espaldas. Ese es precisamente el significado de la palabra “inocencia”: el estado del alma libre de culpa. Solo así pueden perdonar a quienes consideran que les agredieron: llegando a compren-der que, más que maldad, el motor de los errores de los demás fue la ignorancia y la inconsciencia. Vivir sin coraza implica aceptar y sentir la propia vulnerabilidad. Esta es la auténtica fortaleza.

325 de enero de 2015 / el mañana / DomingopsicoLoGía

para soltar la culpaun LiBro

w‘Matar a un ruiseñor’Harper Lee (Zeta)Estados Unidos, años treinta. Un negro es acusado de violar a una joven blanca. Un abogado blanco lo defenderá, dejando sus propios prejuicios a un lado. Una oda a la inocencia, al perdón y a la redención.

una peLícuLa

w‘El Padrino’Francis Ford CoppolaEn esta película, Marlon Brando interpreta a un capo de la mafia de Nueva York que valo-ra el perdón y que tiene sentido de la justi-cia. Un gran personaje de la historia del cine.

“Solo podemos perdo-nar cuando comprende-mos que el otro nunca nos ha hecho daño”.

irene orce.

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4Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 cuLtura

por rocío montes

Mientras se sube la escalera hacia la pri-mera planta, desde un altavoz se escu-chan las voces y los gritos de las mani-festaciones sociales que, a favor y en contra del presidente Salvador Allende, marcaron las semanas previas al golpe de Estado de 1973. Desde otra esquina, el sonido se confunde con una graba-ción de los aviones Hawker Hunter que poco después del mediodía del 11 de septiembre bombardearon e incendia-

El recuerdo del horror en Chile

El MusEo dE la MEMoria rElata El golpE dE Estado y la dictadura dE pinochEt a través dE la ExpEriEncia dE las víctiMas

ron el palacio de La Moneda. Los dos registros sonoros ponen los pelos de punta incluso a quien los ha escuchado muchas veces y son una emotiva intro-ducción al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Abierto al público en enero de 2010, hace ahora cinco años, es un espacio con que el Estado busca una reparación simbólica para las vícti-mas de la dictadura de Augusto Pinochet y educar a las nuevas generaciones sobre el pasado reciente de Chile.En un edificio moderno de cinco mil qui-

nientos metros cuadrados en una zona histórica del Poniente de Santiago, el museo repasa desde los días previos al golpe hasta la llegada de la llegada de la democracia en marzo de 1990. Cientos de documentos, fotografías, publicacio-nes, registros audiovisuales, iconografía y objetos componen la colección per-manente que retrata los diecisiete años del régimen. “Tenemos la colección más importante de América Latina de la experiencia de las víctimas de la dictadura”, explica su

director, ricardo Brodsky.Cuando la presidenta, Michelle Bachelet, lo inauguró en su primer período, no era evidente la reacción que iba a tener el público: el golpe de Estado y sus causas siguen siendo moti-vo de división en la sociedad chilena, aunque prácticamente nadie justifica las violaciones a los derechos humanos abiertamente. La ciudadanía contestó con entusiasmo. Cerca de 730.000 personas han visitado el museo, uno de los más exitosos de

eL muraL con las iMágenes de las víctiMas es iMpresionante y eMotivo.

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525 de enero de 2015 / el mañana / DomingocuLtura

no podemos cambiar nuestro pasado. Sólo nos queda aprender de lo vivido. Esta es nuestra responsabilidad y nuestro desafío”, señaló la presidenta, Michelle Bachelet, cuando el 11 de enero de 2010, en su primera administración, inauguró el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. la propia dirigente socialista y su madre pasaron por centros de detención: Villa grimaldi y Cuatro Álamos. Su padre, el general alberto Bachelet, falleció en marzo de 1974 en la cárcel tras ser torturado por sus propios compañeros de armas. En uno de los pasillos del centro se exhiben los trabajos manuales y artesanías realizadas por los presos políticos, como las muñequitas conocidas como “soporopos”, hechas por mujeres para enviar sus mensajes al exterior. También el repujado en cobre que el militar Bachelet realizó durante su encierro, con la siguiente leyenda: “Estas manos son dolor, son poesía y amor. Diciembre de 1973”.la presidenta llevó adelante la construcción del museo después de la recomendación de las dos comisiones de la verdad que se han constituido en Chile desde el retorno a la democracia. De acuerdo a los datos actualizados del Informe Rettig, cuya primera conclusión se entregó en 1991, bajo la dictadura fueron asesi-nados 3.216 chilenos. El Estado también ha reconocido 38.254 víctimas de prisión política y tortura, según los resultados actualizados del Informe Valech, que entregó sus primeras cifras en 2005. actualmente, en todo Chile siguen abiertas investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos.El gobierno de Bachelet envió en diciembre al Congreso un proyecto de ley que establece que la amnistía, el indulto, la prescripción y la media prescripción no serán aplicables a los crímenes y delitos de guerra, lesa humanidad y genocidio cometidos en dictadura. Fuentes del Poder Judicial indican que si se llega a aprobar la eliminación de la media prescripción, la medida tendrá un alto impacto a la hora de juzgar a los exmilitares: hasta la actualidad, los tribunales la aplican con frecuencia.

Varios Visitantes observan la obra de alFredo Jaar.

3.000 muertos y casi 40.000 torturados

El golpe de Estado y sus causas siguen siendo motivo de división en la sociedad chilena.

Chile. Casi un 20% del público es extran-jero, en su mayoría europeo, norteame-ricano y brasileño.“Es un lugar indispensable para conocer este período de la historia de Chile. El mural con las imágenes de las víctimas es impresionante y emotivo”, señala Sophie Prenat, una turista parisina de 34 años. La visitante se refiere a la sala de reflexión en la primera planta, un cubí-culo de vidrio desde donde se observa un mural con unas 1.200 imágenes de ejecutados y detenidos desaparecidos. Junto a los asientos, el público puede buscar los nombres de las víctimas en una pantalla, donde se puede leer la información consignada en el informe retting de 1991, la primera comisión de la verdad que conformó Chile sobre las personas que perdieron la vida en dic-

tadura. Uno de los más buscados es el cantante Víctor Jara, asesinado el 14 de septiembre de 1973 de 44 balazos.Uno de los espacios más conmovedores es el de la sala de tortura, donde se expli-can los tipos de violencia psicológica, sexual y física que sufrieron las víctimas. En un espacio oscuro, se puede obser-var la réplica de la parrilla: un engra-naje conectado a una cama donde se le ponía electricidad a los detenidos para que hablaran. También el mapa de Chile con luces que identifican a los más de 1.132 centros de detención que hubo en

todo el país. De fondo, el testimonio de algunos sobrevivientes: “Yo sangraba por el ombligo”, relata una mujer.Un guía señala que los visitantes tam-bién se impactan cuando entran al espacio dedicado a los niños. Según los informes oficiales, 153 menores resulta-ron muertos, 40 siguen desaparecidos y 2.200 fueron presos políticos o tortura-dos. El más pequeño de los asesinados tenía 13 años, Carlitos Fariña. También se exhiben documentos estremecedores: “Papito, en la escuela tengo notas lin-das y estudio mucho para que no tengas

una hija floja. Mamita me dice que debo portarme bien y estudiar mucho para que tú vuelvas”, señala una carta escrita por Patita, una niña cuyo padre estaba detenido en isla Quiriquina, en el sur de Chile. De las 1.196 donaciones que ha recibido el museo, 1.009 son regalos de las familias.Pero pese a que resulta impresionante conocer en detalle el horror de esta etapa —incluso para los chilenos, como reflejan los mensajes del libro de visitas—, el centro intenta generar la conciencia acerca de hechos que nadie quiere que se repitan. “Este espacio no hace pornografía de la violencia para atrapar el público, sino que pone el acento en la experiencia de las víctimas y de quienes lucharon por los derechos humanos”, relata Brodsky.

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6Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 matemáticas

por miguel ángel criado

Ahora que se acercan las ceremonias de los Oscar y los Goya, un estudio muestra cómo este tipo de premios no siempre reconocen a las películas más importantes. Tampoco el saber de los mejores críticos, las encuestas a los cinéfilos o los ingresos en taquilla son la mejor manera de determinar la relevancia de un filme. Una investiga-ción concluye que la red de referencias entre las propias películas en forma de citaciones, los homenajes o las parodias

es el método más objetivo y científico para saber qué película merecerá ser recordada.Un equipo de matemáticos y biólogos expertos en sistemas complejos cree haber encontrado la fórmula para saber qué películas habría que salvar si el mundo se acabara. Y las claves están en los propios filmes. Usando algorit-mos como el Pagerank, originalmente desarrollado por Google, estos inves-tigadores han demostrado que la red entretejida entre los distintos títulos en forma de referencias entre unos y

Un método científico permite saber qué películas pasarán a la historia

la red de conexIones entre fIlmes predIce los títulos más relevantes mejor que los crítIcos, las encuestas a los afIcIonados, los oscar o los Ingresos en taquIlla

otros supera a cualquier otra forma de medir la importancia de una película.¿Cómo valorar que una película es real-mente grande? ¿Cuáles aguantarán el paso del tiempo? Como en otros ámbitos de la creación humana, existen sistemas de reconocimiento en forma de pre-mios como los Oscar de la Academia de Hollywood. También están las opi-niones de los críticos o las votaciones de los aficionados. Hay además datos cuantitativos, como el rendimiento económico de un título. Pero ninguna de estas métricas ofrece un sistema

automatizado, objetivo y científico de valorar un filme.En 1988, el Gobierno de Estados Unidos encargó a la Librería del Congreso la creación del registro Nacional de Películas (NFr, por sus siglas en inglés). En sus archivos solo tienen sitio los fil-mes que por distintas razones (estética, impacto social, valor histórico o influen-cia en la industria, entre otras) han modelado la cultura americana. Para ser candidata, una cinta debe tener al menos 10 años y el proceso de revisión puede durar varios. A fecha de hoy, de

Las PeLícuLas llaMadas a ser eternas reciben un Mayor núMero de citaciones de los FilMes posteriores.

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7matemáticas 25 de enero de 2015 / el mañana / Domingo

El método basado en las citaciones y el PageRank de las películas superó en capa-cidad predictiva a Ebert y a las votaciones populares y fue, de media, al menos tan bueno como las puntuaciones de Metacritic. “las opiniones de la gente son, por supuesto, muy importantes y la valoración media del usuario es en realidad bastante predictiva. Sin embargo, los humanos son parciales y las puntuaciones de las películas presentan sesgos en contra de, por ejemplo, los filmes de terror”, sostiene amaral.El estudio mostró además un efecto aparentemente contradictorio pero que, en opinión de los autores, es la clave para determinar la grandeza de una película. El número de referencias entre filmes presenta una curva relacionada con el tiempo. la mayoría de las películas tienen conexiones con títulos coetáneos. Para los autores, esto se debería a que comparten el mismo momento histórico cultural. De hecho, la mayor parte de las citas se hacen a películas estrenadas en el año anterior. a medida que el lapso entre el estreno de un filme y otro aumenta, el número de citas disminuye.Sin embargo, con algunas películas, el descenso se detiene y las referencias vuelven a repuntar pasados los 25 años y más allá. En el caso de Cuando Harry... y Casablanca, el lapso es de 47 años. Son precisamente las películas que reciben una explosión de citas con el paso del tiempo las que tienen mayor probabilidad de estar en el nFR. “Otras son tan evidentemente clásicos que con 10 años les basta”, acota el investigador portugués.Para amaral, este sistema automatizado podría servir también para medir la ver-dadera relevancia de otros ámbitos de la creación como la literatura, las series de televisión, la pintura o los cómics. Pero su objetivo último es aplicarlo a la propia investigación científica: “Cada año, se publican en el mundo más de un millón de estudios científicos. al igual que con las películas, va a ser difícil distinguir un buen artículo científico de la media. nuestro próximo objetivo es desarrollar una buena forma de medir las citaciones científicas para saber qué se cuece en la literatura científica”.

eL gráfico Muestra las conexiones entre una subMuestra de las Más de 15.000 películas analizadas.

El sistema usa una versión del algoritmo PageRank de google para medir la relevancia de las películas.

La hueLLa deL tiempo

las decenas de miles de títulos salidos de Hollywood desde comienzos del siglo pasado, solo 625 películas se han merecido estar en el NFr.A falta de un valor absoluto, los inves-tigadores usaron su sistema de refe-rencias entre películas para ver si este método automático y objetivo predecía mejor que otras métricas si un filme está en el listado del NFr o no. La idea la tomaron prestada del sistema de cita-ciones científicas. Cuando un investi-gador publica un estudio, está obligado a citar los trabajos de anteriores cientí-ficos en los que se apoya el suyo. En el caso del cine, los directores no suelen poner en los títulos de crédito que una escena o diálogo determinado se inspi-ra en otra película. La investigación da una lista de las películas más citadas y entre las 10 primeras están El mago de Oz, La guerra de las Galaxias, Psicosis, Casablanca, Lo que el viento se llevó,

Ciudadano Kane y El Padrino.“Este sistema automático aprovecha el hecho de que los directores se influ-yen unos a otros”, dice el codirector del instituto Northwestern de Sistemas Complejos de la universidad del mismo nombre (Estados Unidos), el portu-gués Luis Amaral. “Probablemente, Quentin Tarantino haya visto todas las películas de serie B que se han filmado. Esta inmersión posiblemente se revele en su propio trabajo ya sea en la forma de un homenaje directo o influyendo en el aire de la película o el estilo de contar la historia”, añade.Lo que han hecho los investigadores ha sido plasmar en una gráfica las citas o referencias de más de 15.400 títulos para crear una red de más de 42.000 conexiones entre filmes. En algunos casos, como la escena de Cuando Harry encontró a Sally (1989) en la que los protagonistas están viendo Casablanca,

la referencia es obvia. En otras, la cosa se complica.Por fortuna, los autores del estudio, recién publicado en PNAS, contaron con la ayuda de la internet Movie Data Base (iMDb), la auténtica biblia del cine en la red. Para cada película, la web tiene un apartado denominado connections en el que aparece un lis-tado de las referencias a otros títulos que incluye. Allí se puede descubrir, por ejemplo, que la mítica secuencia en la que E.T. y su amigo Elliot pasan por delante de la Luna a bordo de su bicicleta voladora es, en realidad, un homenaje de Spielberg a la secuencia final de El ladrón de Bagdad (1924).Una vez obtenida la red de conexiones, los científicos compararon su valor pre-dictivo con otras métricas. Descartaron los ingresos en taquilla por su incapa-cidad para determinar la relevancia de una película. Es el caso de Sopa de ganso (1933), con-siderada la mejor película de los her-manos Marx, fue un fracaso económico para la Paramount. Y, al revés, la mayor parte de los taquillazos se olvidan al

poco tiempo.“El número de filmes que reciben las nominaciones al Oscar a Mejor Película es muy pequeño, y el número de pelí-culas que lo gana es más pequeño toda-vía”, razona el coautor del estudio, Max Wasserman para descartar también a los premios como métrica. “Además, los Oscar se ven influidos por la populari-dad, la promoción y hasta la política”, añade. Quedan entonces los críticos y el público. Los investigadores incluyeron en su análisis las valoraciones hechas por roger Ebert, el mayor crítico estadouni-dense de la historia. Durante 40 años, incluso tras perder la capacidad de hablar y hasta de comer por un cáncer, Ebert realizó cente-nares de críticas de películas hasta poco antes de su muerte, en 2013. Otra métrica que usaron fue la de Metacritic, un sistema que agrega las críticas de varios expertos sobre cada película. En cuanto a los cinéfilos, incluyeron en su trabajo las votaciones totales y puntuaciones medias hechas por los usuarios de iMDb.

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8Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 reportaJe

homero, mahoma, sócrates, quevedo o swIft defendIeron la rIsa ante la IncongruencIa

Cuando la razónse ríe de la locura

por alberto manguel

Si el primer sonido pronunciado en el mundo fue (según san Juan) el verbo, el segundo debió haber sido una car-cajada. Tan ridículo, tan arrogante, tan absurdo es el comportamiento humano, que el inteligente Dios de Juan debió haber estallado en risotadas al ver las estupideces de las que sus criaturas eran capaces. Homero dijo que el monte Olimpo resonaba con las carcajadas de los dioses, y el segundo salmo nos avisa que Dios se reirá en lo alto, burlándose de los necios. Platón, sin embargo, no juzgaba que la risa fuese cosa seria y rechazaba la noción de un dios (o un tirano) risueño. Aristóteles, por su parte, definió el sentido del humor como una reacción natural del ser humano ante el reconocimiento de una incongruencia. Siglos después, Mahoma alabó la risa y condenó la falta de humor: “Mantén siempre el corazón ligero, porque cuan-do el corazón se ensombrece el alma se ciega”.Desde siempre, o al menos desde los orígenes de la conciencia humana, nos hemos comportado de manera absurda y, al mismo tiempo, hemos reconocido ese absurdo, si no en nosotros mis-mos, al menos en nuestros congéneres. Sócrates arguyó que nos burlamos de quienes se sienten superiores a nosotros sin serlo y que el peligro está en delei-tarnos en lo que es, al fin y al cabo, un vicio. Pero lo ridículo, como tantas otras calidades humanas, suele estar en el ojo ajeno. La conducta de Sócrates, que él mismo debió juzgar como seria e inta-chable, fue vista por ciertos de sus con-temporáneos como risible. Aristófanes, por ejemplo, en Las nubes, se burló de la famosa técnica socrática con agudeza satírica y genio mordaz. Hablando de la escuela de Sócrates un personaje dice así: “Ahí habitan hombres que hacen creer con sus discursos que el cielo es un horno que nos rodea y que nosotros somos los carbones. Ellos enseñan, si se les paga, de qué manera pueden ganarse las buenas y las malas causas”. “Si se les paga”, “las buenas y las malas cau-sas”: toda la fuerza está en esas pocas palabras fatales, hábil y precisamente colocadas.Aristófanes no fue el primero que supo burlarse de nuestras necias acciones y presuntuosas filosofías. Para señalar lo absurdo de confiar el poder a quienes

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925 de enero de 2015 / el mañana / DomingoreportaJe

Para ser sátira, el impulso de burlarse debe ser artístico. las pintadas antiislámicas en una mezquita

no son literatura.

fotograma de la película “los viaJes de gulliver”, adaptación de swiFt.

lo explotan para su propio benefi-cio (como los directores del Fondo Monetario internacional regulando las finanzas de los países a los cuales presta dinero), un mural egipcio de fines del segundo milenio antes de Cristo mues-tra a un gato encargado de cuidar a una bandada de gansos, explícita crítica de los gobiernos venales que el medievo cristiano retomaría en fábulas y poe-mas satíricos. Tan feroz pueden ser estas burlas que, según cuenta Plinio el Viejo, quienes eran objeto de las sátiras del poeta Hipognato de Éfeso en el siglo Vi antes de Cristo, acababan colgándose de un árbol, demasiado avergonzados para seguir viviendo.Sátira, esa forma crítica de la burla, fue nombrada por primera vez por Quintiliano para referirse a una forma particular de la métrica latina, pero el concepto se extendió rápidamente a cualquier tipo de texto que utilizase la ironía para criticar una situación o a un personaje, y hasta a una sociedad ente-

ra, como en Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift. Después de que Gulliver le cuenta al rey de Brobdingnag la histo-ria del mundo europeo, el rey pronuncia este juicio inapelable: “La única con-clusión a la que puedo llegar es que la mayoría de vuestros conciudadanos for-man parte de la más perniciosa raza de infame alimaña que la naturaleza jamás permitió arrastrarse por la superficie de la tierra”. La sátira puede ser intemporal: las palabras del rey se aplican también a nuestro miserable siglo. La sátira no se limita a la sátira: Doña Perfecta, de Galdós; Casa desolada, de Dickens; Guignol’s Band, de Céline, pueden ser leídos como sátiras.Obviamente, la sátira jalona todas las literaturas, orientales y occidentales, y

son raros los autores que no la hayan practicado en algún momento de su obra. De Luciano a rabelais y Erasmo, de Diderot a Voltaire y Grimmelshausen, de Pushkin a Mark Twain y Clarín, de Günter Grass a Doris Lessing y Joseph Heller, la sátira ha sido siempre la car-cajada de la razón frente a la solemni-dad de la locura. En castellano, basta recordar el tono irónico de Borges en sus ficciones swiftianas El informe de Brodie y Utopía de un hombre que está cansado. Durante la absurda guerra de las Malvinas, Borges publicó una carta abierta en la que denunciaba la suer-te de jóvenes conscriptos enviados al frente por generales “que nunca oyeron silbar siquiera una bala”. Cierto general ofendido le objetó que él era un general

argentino y que él sí había oído silbar una bala en la batalla. Borges le respon-dió pidiendo disculpas por el error que había cometido. “Me he equivocado”, dijo. “Hay un general argentino que alguna vez oyó silbar una bala”.No solo la literatura: todas las formas de creación artística han utilizado la sátira para sus propios fines. Los grabados de Goya, de Daumier, de Grosz son fero-ces denuncias de la insensata crueldad de sus contemporáneos. Las cancio-nes populares, desde los goliardos de la Edad Media a Janis Joplin y Georges Brassens, se burlan sagazmente de la sociedad en la que vivimos. Y el cine, por supuesto, nos ofrece obras maestras del género satírico: El gran dictador, de Chaplin; Play Time, de Jacques Tati; Dr. Strangelove (¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú), de Kubrick; ¡Bienvenido, Mr Marshall!, de Berlanga, y tantos otros son ejemplos perfectos del arte de ofen-der con destreza artística.Porque suele ser justa, porque suele

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10Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 reportaJe

-Las nubes. Aristófanes. Traducción de Francisco R. Adrados. Cátedra. - Los viajes de Gulliver. Jonathan Swift. Traducción de Antonio Rivero Taravillo. Pre-Textos. - Doña Perfecta. Benito Pérez Galdós. Alianza / Cátedra / Castalia. - Casa desolada. Charles Dickens. Traducción de José Rafael Hernández Arias. Valdemar. - Guignol’s Band. Louis Ferdinand Céline. Traducción de Carlos Manzano. Debolsillo. - El informe de Brodie. Jorge Luis Borges. Debolsillo. - Los días felices. Samuel Beckett. Traducción de Antonia Rodríguez Gago. Cátedra.

una historia de sátiras

Viñeta del palestino naJi al alí, el dibuJante que Murió asesinado en londres en 1987.

señalar faltas morales y pretensiones falaces, porque hiere, porque denun-cia, la sátira suele provocar la furia de aquellos a quienes acusa. Y porque el objeto de la sátira es muchas veces un personaje autoritario y poderoso, la reacción es con frecuencia la censura, la prisión, la muerte del poeta. “No he de callar por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo”, advierte el más célebre de los satíricos españoles, Francisco de Quevedo, a sus censores. Quevedo tuvo más fortuna que muchos de sus colegas, desde Ka’b bin al Ashraf, poeta contemporáneo de Mahoma, quien se burló en sus versos de la nueva religión y fue asesinado por seguido-res del profeta, hasta los humoristas de Charlie Hebdo.Pero sátira no es vituperio. El texto satí-rico que, si es eficaz, ofende, debe hacer-lo no solo con justicia sino sutilmente. Para ser sátira, el impulso de burlarse de lo ridículo debe ser un impulso artístico. No he leído el nuevo libro de Michel Houllebecq, Soumission, que imagina el triunfo de un Gobierno islámico en Francia, pero si resulta ser un texto satí-rico que ofrece al lector un punto de vista valioso para entender el mundo

en que vivimos, será, ante todo, memo-rable como novela. Las pintadas antiis-lámicas garabateadas sobre las paredes de las mezquitas no son literatura.Sin embargo, más interesante, más curioso que este impulso de burlarse de la necedad ajena es la sensitividad desmesurada, la furia incontenible, el ultraje sentido ante una sátira por los detentores de una fe que se define como incólume. Tal indignación in loco paren-tis tiene algo de blasfemia. Suponer que la divinidad en la que creen estos fie-les es tan sensiblera e insegura que le ofende una broma o una caricatura, que tiene un complejo de inferioridad tan fuerte que necesita la alabanza cons-tante, que es incapaz de defenderse a sí misma y que, si insultada, debe ser vengada por guerreros armados, como si fuese una doncella deshonrada, es prueba de una colosal arrogancia. Mejor sería seguir el consejo de Winnie en Los días felices, de Beckett: “¿Qué mejor manera de ensalzar al Todopoderoso, que acompañando de risitas sus chistes, sobre todo los peores?”.Sin duda, el Señor del Universo podría, si quisiera, adoptar el estilo de los supuestos ofensores para contrarrestar la ofensa de una manera contunden-

te y elegante. Cuando, en la pieza de rostand, el vizconde de Valvert trata de insultar a Cyrano de Bergerac acusán-dolo de tener una nariz enorme, éste le enseña, con la espada y la palabra, cómo se debe componer una sátira hábil, ori-ginal y exquisita, pasando revista, en un largo catálogo en verso, a una multitud de estilos en los cuales el vizconde, si fuese más diestro, hubiese podido insul-tarlo mejor: dramático, amable, trucu-lento, tierno, curioso, pedante, y así sucesivamente hasta darle a su ofensor la estocada final. Esta técnica, de desarmar al agresor mejorando su técnica (es decir, humi-llándolo al demostrar su poca habilidad satírica), es pocas veces utilizada por los grandes y poderosos, quienes pre-fieren responder al insulto percibido con la cárcel, el exilio o la guillotina. Esa reacción siempre resulta en lo contrario de lo que el ofendido quiere: la supues-ta ofensa es ratificada y el ofensor es ensalzado.Hay excepciones. Entre las muchas his-torias acerca del califa Harun al rashid, narradas en las Mil y una noches y en los libros de Stevenson, hay una que justifi-ca los apodos de El Justo y El Sabio que sus súbditos le concedieron. El califa

tenía la costumbre de vestirse de mer-cader y pasearse por las callejuelas de Bagdad para ver con sus propios ojos cómo vivía su gente y qué decían de su gobierno. Una tarde, en medio de una plaza, vio a una multitud reunida en torno a un hombre que contaba cuentos según la antiquísima tradición oriental. El califa se puso a escuchar y, asom-brado, oyó que el narrador contaba la historia de Harun al rashid, en la cual el califa era pintado como un personaje libidinoso y borracho que después de una noche de orgía se extraviaba en los jardines de su propio palacio y acaba-ba tumbado de bruces en un estanque. Después de acabados la risa y el aplauso, el califa felicitó al cuentista. “Tu historia es muy buena pero des-graciadamente incorrecta. No fueron 20 doncellas que Harun al rashid con-quistó, sino 100, y no fueron 100 jarras de vino que bebió aquella noche, sino 200. Sé lo que te digo, porque estuve presente en la fiesta. Yo soy Harun al rashid”. Ante la mirada aterrada del hombre, el califa estalló en carcajadas, le dio un bolso de monedas de oro y le pidió que la próxima vez que contase la historia se asegurase de que los detalles fuesen exactos.

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1125 de enero de 2015 / el mañana / Domingoeconomía

por Joseph e. stiglitz

Hace ya mucho tiempo se reconoce que los niños conforman un grupo especial. Ellos no eligen a sus padres, y mucho menos las condiciones generales en las que nacen. No tienen las mismas capacidades que los adultos para pro-tegerse o cuidar de sí mismos. Es por ello que la Sociedad de Naciones apro-bó la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño en 1924, y la razón por la que la comunidad internacional adoptó la Convención internacional sobre los Derechos del Niño y de la Niña en 1989.Lamentablemente, Estados Unidos no está cumpliendo con sus obligaciones. De hecho, ni siquiera ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y de la Niña. EU, con su altamente valorada imagen de tierra de oportuni-dades, debería ser un ejemplo a seguir en cuanto al tratamiento justo e ilustra-do de los niños. En cambio, emana la luz del fracaso —un fracaso que contribuye al aletargamiento global de los derechos del niño en el ámbito internacional.Si bien puede que una infancia esta-dounidense promedio no sea la peor del mundo, la disparidad entre la rique-za del país y la condición en la que sus niños se encuentran no tiene parangón. Cerca de 14,5% de la población esta-dounidense en general es pobre, pero el 19,9% de los infantes —es decir, unos 15 millones de niños— viven en con-diciones de pobreza. Entre los países desarrollados, únicamente rumanía tiene un nivel de pobreza superior. La tasa de EU es dos tercios más alta que la del reino Unido, y hasta cuatro veces la tasa de los países nórdicos. Para algunos grupos, la situación es mucho peor: más del 38% de los niños negros, y del 30% de los hispanos, son pobres.Nada de esto ocurre porque los esta-dounidenses no se preocupan por sus hijos. Esto ocurre porque Estados Unidos durante las últimas décadas ha adop-tado un programa de políticas que ha causado que su economía se torne en salvajemente desigual, dejando a los segmentos más vulnerables de la sociedad cada vez más y más atrás. La creciente concentración de la riqueza —y una reducción significativa de los impuestos sobre dicha riqueza— se tradujo en que se tiene menos dinero

de todo el daño que puede hacer la pobreza, el que causa a los menores es el que más nos debe preocupar

La desigualdad y los niños de EU

estados coMo caliFornia gastan casi tanto en prisiones coMo en educación superior, y algunas veces Más.

para gastar en inversiones destinadas al bien público, como por ejemplo en educación y protección para los niños.Como resultado, la situación de los niños en Estados Unidos empeora. Su destino es un doloroso ejemplo de la forma como la desigualdad no solamente socava el crecimiento eco-nómico y la estabilidad —tal como al

fin lo reconocen economistas y orga-nizaciones, como el Fondo Monetario internacional— sino que también viola nuestras más preciadas nociones sobre cómo debería ser una sociedad justa.La desigualdad de ingresos se correla-ciona con inequidades en los ámbitos de salud, acceso a la educación, y expo-sición a riesgos ambientales; todas estas

desigualdades agobian más a los niños en comparación con el resto de seg-mentos de la población. De hecho, se diagnostica con asma casi a uno de cada cinco niños estadounidenses pobres; esta es una tasa superior en un 60% a la de los niños que no son pobres. Los problemas de aprendizaje son casi dos veces más frecuentes entre los niños de

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12Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 economía

Las dificuLtades en las priMeras etapas de la vida están estrechaMente ligadas con la desigualdad de oportunidades.

las familias que ganan menos de 35.000 dólares al año en comparación a lo que ocurre en los hogares que ganan más de 100.000. Y hay quien en el Congreso de Estados Unidos quiere eliminar los cupones de alimentos —pese a que 23 millones de hogares estadounidenses dependen de ellos— amenazando así con llevar al hambre a los niños más pobres.Dichas desigualdades en resulta-dos están estrechamente ligadas a desigualdades en oportunidades. inevitablemente, en los países en los que los niños tienen una alimentación inadecuada, un acceso insuficiente a los servicios de salud y educación, y una mayor exposición a los riesgos ambien-

tales, los hijos de los pobres tendrán perspectivas de vida muy distintas que los hijos de quienes son ricos. Y, en parte debido a que las perspectivas de la vida de un niño estadounidense dependen más de los ingresos y educación de sus padres en comparación con lo que ocurre en otros países avanzados, EU tiene la menor igualdad de oportuni-dades entre todos los países avanza-dos. Por ejemplo, en las universidades estadounidenses de más alta categoría sólo aproximadamente un 9% de los estudiantes proviene de la población con ingresos que se ubican en la mitad inferior de la distribución de ingresos, mientras que el 74% provienen de la población con ingresos ubicados en el

cuarto superior.La mayoría de las sociedades reconocen la obligación moral de ayudar a garanti-zar que los jóvenes puedan alcanzar su potencial. Algunos países incluso impo-nen un mandato constitucional de la igualdad de oportunidades educativas.Sin embargo, en Estados Unidos se gasta más en la educación de los estudiantes ricos que en la educación de los pobres. Como resultado, el país está perdiendo algunos de sus activos más valiosos, y algunos jóvenes —al verse desprovistos de habilidades— se dedican a activida-des disfuncionales. Hay Estados, como por ejemplo California, que gastan casi tanto en prisiones como en educación superior, y algunas veces más.

Si no se toman medidas compensatorias —incluyendo una educación preescolar que idealmente comience a una edad muy temprana— la desigualdad de oportunidades se traduce en resultados desiguales durante toda la vida en el momento que los niños llegan a la edad de cinco años. Esto debería incentivar a que se realicen acciones para imple-mentar políticas.En los hechos, si bien los efectos nocivos de la desigualdad son de amplio alcance, e imponen costos enormes a nuestras economías y sociedades, son también evitables en su gran mayoría. Los extremos de desigualdad observa-dos en algunos países no son el resulta-do inexorable de las fuerzas económicas y de las leyes. Las políticas adecuadas —como tener redes de protección social más fuertes, aplicación de impuestos progresivos, y una mejor regulación (especialmente del sector financiero), por nombrar sólo unas pocas políti-cas— pueden revertir estas tendencias devastadoras.Con el propósito de generar la voluntad política que tales reformas requieren, debemos confrontar la inercia y falta de acción de los formuladores de políticas mostrando los sombríos datos fácticos relativos a la desigualdad y sus efec-tos devastadores en nuestros niños. Podemos reducir las privaciones que se sufren durante la infancia y podemos aumentar la igualdad de oportunidades, con lo que sentaríamos las bases para un futuro más justo y próspero —un futu-ro que refleje los valores que nosotros mismos profesamos—. Entonces, ¿por qué no lo hacemos?Del total del daño que inflige la des-igualdad en nuestras economías, socie-dades y ámbitos políticos, el daño que causa a los niños debería ser el más preocupante. Cualquiera que sea la responsabilidad que pudiesen tener los adultos pobres por su destino en la vida —puede ser que no trabajaron lo suficientemente fuerte, no ahorraron lo necesario o no tomaron buenas deci-siones— las circunstancias particulares de los niños recaen bajo su responsabi-lidad, sin que ellos tengan ningún tipo de opción al respecto. Los niños, más que cualquier otra persona, necesitan recibir la protección que les brindan sus derechos, y EU debería proveer al mundo con un brillante ejemplo de lo que esto significa.

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1325 de enero de 2015 / el mañana / Domingo arquitectura

por anatxu Zabalbeascoa

La proyectista Fernanda Canales (México, DF, 1974) ha hecho historia escribiendo una historia. Tras diez años de investigación, ha publicado dos volúmenes -Arquitectura en México, 1900-2010 (Arquine)- que explican la modernidad arquitectónica de su país con contexto, raíces y consecuencias. investigar la historia le ha servido para hacer autocrítica y para transformar lo que construye. “Antes sentía que un pro-yecto sería bueno si se parecía a lo que estaba haciendo alguien más o si apare-cía en las revistas. Ahora hago proyec-tos con los errores que los profesores me empujaron a evitar. Creo que esos

FErNANDA CANALES:

la MExicana culMina una historia dE la arquitEctura dEl últiMo siglo En su país. su obra rEtrata la ModErnidad huyEndo dE prEjuicios y folclorisMos

errores harán que el espacio funcione”.Autora de proyectos como el Centro Cultural Elena Garro (2012) en DF o el Centro de Estudios Superiores de Diseño (2008) en Monterrey, Canales cuenta que muchas de las historias de la arquitectura mexicana llegaron desde el exterior. Desde fuera se decidió qué era lo moderno y se folklorizó la imagen de lo construido. Además, ese recuento de

los edificios del Siglo XX estaba escrito a trozos. Quedaban temas pendientes como el urbanismo, el diseño, los pro-fesores o los discípulos. Ni siquiera Luis Barragán, el arquitecto mexicano más importante del Siglo XX, tuvo una monografía hasta que cumplió 74 años: “Y aún entonces se la hicieron en Nueva York, en el MOMA”.preGunta. Y ganó el Pritzker cuatro

años después.respuesta. Sí, tras la muestra del MOMA y antes de que consiguiera el reconocimiento interno. En México se le criticaba. Se consideraba escenográ-fico. Era independiente, una figura ais-lada sin vínculo con la universidad. Por eso durante años se le dio la espalda.p. ¿Qué otros proyectistas fueron menospreciados?r. Alberto Arai, autor de los frontones de la Ciudad Universitaria, o Augusto Pérez Palacios, que diseñó el estadio olímpico, recibieron reconocimiento pero luego se perdió su rastro. No hay publicaciones tampoco sobre ruth rivera, la hija de Diego rivera, que fue la primera arquitecta graduada en el

‘Construimos a partir de destrucciones’

La arquitecta Mexicana Fernanda canales.

“la historia de la arquitectura mexicana se ha contado a partir de 20 figuras clave y había más. El propio Barragán

tenía socios. Esta es una historia de las historias no contadas”.

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14Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 arquitectura

“la fortificación de los edificios lo único que hace es aumentar el contraste y la agresividad. Cuanto más

arquitectura prepotente hagamos, más lo fomentaremos”.

Politécnico. Los archivos en México no forman parte del patrimonio protegido. Eso hace que la historia sea incompleta.p. Es la primera vez que una mujer escribe una historia de la arquitectu-ra. ¿Altera su mirada la información seleccionada?r. He tratado de ser más integradora: cuento menos la historia de los arqui-tectos y más la de la ciudad.p. ¿Qué prejuicios ha tratado de evitar?r. La historia de la arquitectura mexica-na se ha contado a partir de 20 figuras clave y había más. El propio Barragán tenía socios. Esta es una historia de las historias no contadas. Hubo utopías que no se construyeron que han dado pie a proyectos. La Ciudad Universitaria hubiera sido impensable sin un pro-yecto anterior de Villagrán con sus alumnos. incluso el nuevo aeropuerto (que construirá Norman Foster con Fernando romero, yerno de Carlos Slim) tiene raíces históricas en el que Alberto Kalach y Teodoro González de León propusieron.p. En los sesenta, Mario Pani ya abordó el problema de la densidad y constru-yó un barrio para 100.000 habitantes. ¿Cómo diseñar una ciudad que parece no tener límite?r. Después del proyecto olímpico de 1968, DF dejó de verse de manera conjunta. Luego se ha construido una ciudad indeterminada. La historia arquitectónica de los últimos 50 años en México ha dejado visiones fragmen-tarias y de corto plazo.p. Pero México tuvo un mismo partido en el poder, el Pri, a lo largo de 60 años.r. incluso, así no ha habido continui-dad política para construir las ciudades. Somos un país acostumbrado a cons-truir a partir de destrucciones. El perio-do nuevo hispano destruye la arquitec-tura precolombina y el Siglo XXi no reconoce como patrimonio histórico el del XX. Solo dos proyectos, la casa de Barragán y la Ciudad Universitaria, están protegidos, y porque son patri-monio de la Unesco.p. ¿La modernidad uniformizó las ciu-dades?r. Sí, pero, curiosamente, la primera modernidad mexicana no fue un pro-ducto importado. Nació de ideas de la época y trabajaba con herramientas, materiales y costumbres locales sim-plificándolos. Puede verse en el trabajo de Juan O’Gorman: un muro de cactus,

por ejemplo. Han sido las últimas déca-das del Siglo XX y esta primera del XXi las que han hecho que las ciudades se parezcan cada vez más unas a otras.p. ¿Qué las acerca?r. Se han convertido en territorio y los monumentos son los mismos. Antes Oaxaca era muy distinta a Veracruz y ahora todas tienen infraestructuras anodinas similares: supermercados o centros comerciales, y el mundo entero encarga edificios simbólicos a los mis-mos proyectistas. Eso rompe cualquier símbolo.p. ¿La arquitectura latinoamericana puede indicar una vía de futuro por su costumbre de trabajar con pocos medios?r. En sentido estricto sí, pero puede convertirse en un discurso vacío si sólo se toman las referencias visuales y se desestiman las dinámicas de autocons-trucción.P. Hacer este libro la ha transformado como arquitecta.r. Completamente. Cuando estudié en México en ningún momento fuimos a visitar una obra del Siglo XX. Tampoco aprendimos el nombre de ningún urba-nista, más allá del deslumbramiento por lo que ocurre fuera y el descono-cimiento de lo que ocurre dentro. En 1992, cuando empecé a estudiar, las referencias eran opacadas por la figura de Barragán, por lo que producían sus discípulos, vaya. El Siglo XX no parecía tener nada más. El pasado estaba revi-sado, historiado, pero no el Siglo XX. Por eso quise entender quiénes eran los que decidían cómo serían las ciudades cuando estas crecieron más que en toda su historia.p. ¿Un arquitecto puede acartonar su obra cuando conoce tan exhaustiva-mente la historia?r. Tras hacer el libro, me doy cuenta de que debo regresar a lo que creía antes de empezar a estudiar. Debo borrar lo aprendido y volver a ver sin prejuicios, como un ciudadano más que como un arquitecto.p. ¿Por qué? ¿Los modelos estaban mal elegidos?r. Primaban los valores formales y el discurso conceptual. Era considera-do cursi hablar del espacio interior. Ha sido un error olvidarnos de que la arquitectura tiene también que ver con trabajar con la mano y con el cuerpo. El orden geométrico abstracto y todo lo

que tiene que ver con el exterior ha pesa-do mucho más que la manera en que debían utilizarse los espacios. Aunque suene muy básico, esa parte tan esencial se nos había olvidado.p. En muchas ciudades latinoamerica-nas se levantan arquitecturas agresivas para proteger a quienes viven en ellas. ¿Es ese el futuro de las ciudades?r. La fortificación de los edificios lo único que hace es aumentar el contraste y la agresividad. Cuanto más arquitectu-ra prepotente hagamos, más lo fomen-taremos. Hacer el libro me sirvió para ver cómo se han tratado los mismos temas en distintas épocas. Y la segu-ridad es una constante. Mi generación cree que nos ha tocado el tema de la seguridad como a ninguna otra y esta-mos lidiando con la guetificación de las ciudades (gated comunities) como si fuera algo nuevo. Si revisas la historia, en la época de la revolución mexicana o con los primeros edificios modernos, Enrique Yáñez hizo una casa en la que

dejaba agujeros en la fachada para que los usuarios pudieran sacar el rifle.En octubre de 1968, tras la matanza de Tlatelolco en la plaza de las Tres Culturas, empezó a temerse el espacio público de la ciudad. Se comenzó a ver la plaza no como un lugar cívico sino como un riesgo. Más de 30 personas jun-tas eran un peligro. Esta visión de un Gobierno totalitarista empieza a anular cualquier diseño de espacio público, lo privatiza. Pero el DF de los últimos sí ha salido más a la calle. Ha cambiado, sabe que debe quitar muros. El espacio públi-co existe cuando la sociedad se apropia de él. En México hay una tradición de apropiación desmedida: los mercados, los puestos callejeros. Más del 70% de lo que se construye es informal. Así que la naturaleza de apropiación es paradigmática, pero se puede salvar la segregación social gracias al peso de la arquitectura informal. La democra-tización de los espacios terminará por imponerse en el mundo.

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1525 de enero de 2015 / el mañana / DomingoLa imaGen

por Juan José millás

He aquí una combinación curiosa de fotografía amable y siniestra. Amable porque sí, porque hace buen día y da gusto salir de casa y recorrer en bata el breve trecho de jardín que sepa-ra la puerta de la vivienda del buzón de correos, donde hoy, por fin, quizá se encuentre la carta que llevamos esperando toda la vida. Las cartas

importantes son la metáfora de otras más importantes. En la cumbre de la pirámide se hallaría la carta metafísi-ca, que es, lógicamente, una carta de Dios. Después de esa carta, ¿para qué queremos el buzón? Pues en eso esta-mos, en eso está la mujer que acaba de abrirlo y sonríe al conjunto de sobres que aparecen dentro. Hoy sí, se dice, hoy me he levantado sin la neuralgia habitual, los niños se han vestido solos,

han desayunado deprisa, se han metido contentos en el bus escolar. Mi marido tenía que viajar y se fue a primera hora. Me ha dado tiempo a tomarme un café (quizá a encender un cigarrillo) sola, completamente sola, como una prince-sa, ya era hora. Y no empiezo a trabajar hasta el mediodía…En esto, la mujer ha escuchado la llegada del cartero. Hoy sí. Ahí debe de estar la carta con el contrato de la novela, o de

la película, o de la serie de televisión. Algo va a pasar, se nota cuando algo que cambiará tu vida está a punto de ocurrir. El costado siniestro de la foto lo da el punto de vista, el emplazamiento de la cámara. ¿Qué hacemos nosotros, usted y yo, escondidos en el fondo del buzón? Lo que hacemos es observar una actividad íntima, espiar cruelmente los dedos de esa mano que avanzan hacia la decepción. Usted y yo somos el diablo.

Usted y yo somos el diablodespués de esa carta, ¿para qué queremos el buzón? pues en eso estamos,

en eso está la mujer que acaba de abrIrlo

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16Domingo \ el mañana \ 25 de enero de 2015 opinión

por Javier Gomá Lanzón

Siempre que la filosofía ha tratado de emular a la ciencia ha desvirtuado su esencia originaria. Ese intento de emu-lación, tan vano como fallido, explica algunos de los extravíos de las tenden-cias filosóficas contemporáneas, que parecen desconocer que, en último tér-mino, la filosofía es un género literario: es literatura conceptual.Las ciencias de la naturaleza tienden a la especialización y describen los pro-cesos repetitivos de una región espe-cífica del mundo, mientras que la filo-sofía está llamada a hacerse cargo del todo del mundo y se pregunta por el “ser” de éste (aquello que lo hace inte-ligible), no por las particularidades de los entes que lo componen. Y aún más importante, la verdad de las ciencias reside en su verificación empírica en el laboratorio o en el experimento, una validación replicable tantas veces como se quiera si se repiten las condiciones dadas, mientras que la filosofía nunca, nunca, ha sido ni puede ser sometida a verificación empírica, como tampoco lo han sido ni lo pueden ser la poesía, la novela o el teatro. ¿De qué naturaleza es, pues, la verdad de la filosofía de Platón, Locke, Kant o Bergson? De exactamen-te la misma que las obras de Homero, Sófocles, Dante, Shakespeare o Tolstói. Estos nombres siguen siendo nuestros contemporáneos a despecho del tiempo transcurrido desde que escribieron lo suyo porque la lectura de las literaturas de unos y de otros, filósofos y poetas por igual, sin distinción en este aspecto, es todavía hoy fecunda y significativa para nosotros. De modo que lo que el laboratorio es para la ciencia, lo es para la literatura (incluida la filosofía), ese aplauso continuado y sostenido durante siglos que las personas dotadas de buen gusto dedican a una obra maestra de la imaginación. En resumen, el laboratorio de las humanidades se halla en ese con-senso trenzado por generaciones acerca

‘La academia de PLatón’. Mosaico poMpeyano (110-80 antes de cristo) en la colección del Museo arqueológico de nápoles.

Ignorar que la fIlosofía es un género lIterarIo ha producIdo muchos extravíos

Filosofía como literatura conceptual

de la excelencia de dicha obra y de su indeclinable actualidad.De la naturaleza literaria de la filosofía se siguen dos consecuencias para ésta.La primera se refiere al estilo. Cuando la filosofía aspira a ser una ciencia, imita su lenguaje codificado, jerga reservada a iniciados, tan alejada de ese lenguaje natural usado, por ejemplo, por Platón en sus diálogos o por Descartes en esa deliciosa pieza autobiográfica que es el Discurso del método. Lenguaje natural, sí, pero de estilo elevado, elegante y bello, literariamente eficaz. Si la verdad de la filosofía pende de la aceptación de los lectores, que se convencen por la fuer-za puramente lingüística de lo escrito y sin prueba empírica que lo corrobore, el filósofo ha de desarrollar un sentido

poético para juntar palabras —como el compositor para juntar notas o el pin-tor para combinar líneas y colores— y, una vez juntadas, para usar con destreza los recursos retóricos disponibles a fin de producir un texto capaz de mover al lector y captar su asentimiento intelec-tual. Este cuidado por el estilo supone un esfuerzo adicional para el filósofo, pero añade encanto y sugestión a su obra, pues, como dijo Samuel Johnson, “what is written without effort is in gene-ral read without pleasure”.La segunda de las consecuencias tiene que ver con el contenido. Los novelistas ¿escriben sus novelas para que las lean sólo otros novelistas? No. Pues de igual forma no hay razón para pensar que un filósofo ha de escribir su literatura para

entretenimiento o solaz exclusivamente de otros filósofos como él, enredados en debates librescos. El verdadero filósofo, como el novelista, se dirige a la perso-na común, no especializada, y aborda en su filosofía las cuestiones generales que conciernen a ésta, que son las de todos. Aunque se informa de lo que ha dicho la tradición filosófica a través de los libros, luego la entera tradición se pone al servicio de la dilucidación del enigma de vivir porque su discurso no gira en torno a los prestigiosos títulos que componen el canon, sino en torno a cómo hacer más sabia nuestra vida, más consciente, más entusiasmada, más sig-nificativa, más digna de ser vivida. Dice Hegel que “filosofía es el propio tiem-po captado por el pensamiento” y, en efecto, la filosofía convida a una mejor comprensión del tiempo que vivimos y que somos, haciendo más luminosa la experiencia de nuestra mortalidad. Como si anduviéramos a tientas por la habitación chocando con los muebles y de pronto prendiéramos la luz del inte-rruptor: nada cambia fuera, pero todo se ve mejor y eso nos cambia por dentro.Por supuesto que hay diferencias entre la literatura poética y la filosofía, aunque ambas nacen de una primera visión ori-ginaria que desencadena una emoción y un eros, el sustrato del quehacer filosó-fico, como recordó Scheler. Por usar la conocida dicotomía de Wittgenstein, la poesía muestra, mientras que la filosofía dice. Es decir, la poesía conmemora el mundo mientras que la filosofía lo defi-ne. Y este intento de apresar el mundo en una definición y de convertir el eros en idea, exige lo que también Hegel llamó el “duro trabajo en el concepto”.Muy joven, esbozó Hume un breve artí-culo, De escribir ensayos, que luego no incluyó en la reunión posterior de sus escritos. Allí distingue entre eruditos (que buscan la verdad en soledad) y con-versadores (que experimentan el placer de exponerla en sociedad). Lamenta la separación en su tiempo entre unos y otros, lo que da lugar a esa filosofía sin placer ni experiencia, cultivada por hombres carentes de modales y de gusto por la vida, de un lado; y de otro, a esa conversación abocada a la cháchara interminable y tediosa. Hume se pre-senta como un ciudadano del Estado de la erudición enviado como embajador al reino de la conversación.Como Hume, nosotros.

El verdadero filósofo, como el novelista, se dirige a la persona común, no especializada, y aborda en su filosofía

las cuestiones generales que conciernen a ésta, que son las de todos.