domingo cultural 2015/02/22

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® 22 de febrero 2015 Cultural Internet es un nuevo campo de batalla en el que los ‘hackers’ se comportan como soldados y los retos de seguridad se multiplican. PÁGINAS 6 Y 7 La próxima guerra será cibernética

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Page 1: Domingo Cultural 2015/02/22

®

22 de febrero 2015

Cultural

Internet es un nuevo campo de batalla en el que los ‘hackers’ se comportan como soldados y los retos de seguridad se multiplican. PágInas 6 y 7

La próxima guerra será cibernética

16Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 entrevista

AméricA se parece a las películas. O al revés, las películas se parecen a américa.

En lAs cAllEs dE sAlinAs se encuentra unO cOn persOnajes cOmO lOs de la película Gran tOrinO, filme que explOraba la desindustrialización y la inmiGración.

Algo no encaja entre el mundo en el que Eastwood creció y el actual. “Vivimos en una sociedad muy tímida, en la que nadie quiere ser ofendido. Cuando era pequeño, la gente hacía bromas sobre cuestiones raciales, se reían unos de otros. Ahora, en nuestro país parece que tengas que darles un trofeo a todos los niños en la escuela para evitar insultar a nadie”.Desde los años cincuenta, cuando entró en el negocio del cine con pape-les secundarios en series de televisión, Clint Eastwood vive en la burbuja de Hollywood. Pero también en la de Carmel, donde no reside ningún negro, según la Oficina

del Censo. Tampoco se ven pobres en las calles impolutas de una de las capitales del 1% más rico en el país de las desigualdades. “Me gusta Carmel porque no se parece nada a Estados Unidos”, comentó, durante una cena en Washington, una argentina que vive en este país. La frase resume bien la sensación de irrealidad que invade al visitante. Los EU de Clint Eastwood no hay que buscarlos en Carmel. El viaje termina a 20 kilómetros, por la carretera que conduce hacia el interior, hacia el valle agrícola de Salinas, conocido como la ensaladera del mundo. “Es una depre-sión larga y estrecha entre dos cadenas montañosas, y el río Salinas fluye y gira

por el centro hasta que por fin cae en la bahía de Monterrey”, describió en Al este del Edén su hijo más célebre, John Steinbeck.La ciudad de Salinas, con 155.000 habi-tantes, es la capital del condado de Monterrey. Y era el Edén de Steinbeck y de la película del mismo título prota-gonizada por James Dean. Ya no lo es. El paisaje es el de tantas ciudades de provincia norteamericanas: un centro urbano vacío, desolado, y barrios indis-tintos de modestas casas unifamiliares y avenidas anónimas flanqueadas por gasolineras, restaurantes de comida rápida y comercios. El 75% de sus habi-tantes son hispanos, la mayoría de origen mexicano.Salinas es una de las ciudades con más homicidios per capita de California. Durante años ha sido territorio de las gangas, de las bandas latinas como Los Norteños. En las prisiones californianas, el tatuaje con las palabras “salad bowl” (la ensaladera) o “salis” infundía un respeto inmediato. Lo explicó en 2009 Karl Vick, periodista de The Washington Post, en un reportaje sobre veteranos de guerra que adiestraban a la policía de Salinas. Los primeros enseñaban a los segundos cómo aplicar a la persecución de las gangas los métodos de contrain-surgencia que las Fuerzas Armadas de EU usaban en Irak y Afganistán.“Ser policía es un trabajo duro. No me gustaría serlo, aunque haya imitado a uno. Muchas veces tienes en contra a la sociedad. Y sin embargo debes proteger a las masas. Imagina cómo sería el país sin los agentes. Sería como el Salvaje Oeste, o algo así”, dijo Eastwood en esta entre-vista al hablar de las tensiones raciales en Ferguson, el suburbio de San Luis (Misuri) donde en agosto de 2014 un policía blanco mató a un joven negro desarmado. “La sociedad los necesita, pero deben tomar las decisiones correc-tas”.En 2014 la violencia disminuyó en Salinas. Fue un buen año comparado con otros: 19 homicidios. A mediados de enero de 2015 habían muerto en la ciudad californiana cuatro personas en tiroteos. El primero se llamaba Paul Morales, de 25 años. El 7 de enero, a las nueve de la noche, alguien fue a su casa, en Madrid Street, y le disparó a la cabe-za. En apariencia, los gangs no tuvieron nada que ver.

Para Debbie Aguilar, una nieta de mexi-canos residente en Salinas, la muerte de Paul Morales es como revivir una pesa-dilla. El 16 de noviembre de 2002, a la una de la madrugada, su hijo Stephen murió a tiros mientras regresaba en coche de una tienda 7Eleven. Tenía 18 años. El caso sigue abierto. “A la una de la madrugada nadie ve quién dispara, solo te despiertas con los bang, bang, bang. Nunca ha habido justicia”, dice.Paul Morales es su sobrino, y ahora, dos días después de su muerte, ella y otros familiares han organizado una colecta para sufragar el funeral y el entierro. Tras el asesinato de su hijo, Debbie Aguilar –enérgica, habladora, una madre coraje de las barriadas– fundó la organización A Time for Grieving and Healing (tiem-po para el duelo y para sanar), que ayuda a padres y madres de las víctimas de la violencia de las gangas. “Recé para que otro miembro de mi familia no volviera a sufrir lo que sufrimos yo y mi difunto marido”, dice.La colecta es una mezcla de velatorio y fiesta vecinal. Los niños y adolescentes vienen y van por la calle sobre sus skate-boards. Los mayores temen que caigan en manos de las gangas. Aguilar, madre de tres hijos además del muerto, piensa en marcharse, pero le retiene la familia que reside aquí.Las conversaciones se cruzan en la West Curtis Street, en el norte de Salinas. Anochece. La calle quedaría a oscuras si no fuese por las luces de las casas particulares.Por este barrio trabajador de casitas modestas y dignas, golpeado por la cri-sis y las bandas, desfilan los espectros del policía violento Harry Callahan, la boxeadora de Million Dollar Baby, el jubilado de Gran Torino, los muchachos de Mystic River. También la familia de Debbie Aguilar –admiradora de Clint Eastwood: lo sabe todo de su reciente divorcio de Dina Ruiz, que trabajó de periodista en Salinas– ha visto cómo la corriente de la historia desbordaba sus historias privadas. “Hay gente que dice que es como si alguien nos hubie-se echado una maldición”, dice Debbie Aguilar. “Pero yo soy una sirviente del Dios Todopoderoso. Y mi Dios dice que yo soy una vencedora. Soy una vence-dora”. A veces los extranjeros se sor-prenden: Estados Unidos es como las películas. No: las películas son como Estados Unidos.

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1522 de febrero de 2015 / el mañana / Domingoentrevista

“Uno de los dilemas de la humanidad es que está destinada a luchar”.

UnA cAllE de salinas, en carmel (califOrnia).

justificarte ante ti mismo, te vendes en exceso”. Clint Eastwood se mueve en la ambigüedad. No se deja atrapar en una definición única. Hizo campaña en 2012 para Mitt Romney, el candidato repu-blicano a la Casa Blanca, pero sus posi-ciones en la política exterior están más próximas a la izquierda. Se labró fama de conservador con Harry el Sucio, pero se acerca más a lo que en EU se conoce como un libertario, alguien que desea que el Estado se inmiscuya lo mínimo en su vida, se trate de los impuestos o de las costumbres privadas.Una visión superficial de El francoti-rador puede dar la impresión de que glorifica sin más a los guerreros, y muchas de las críticas han llegado por este flanco. Pero el propio Eastwood admite en esta entrevista que la pelícu-la puede entenderse como un alegato contra unas guerras, las de Afganistán e Irak, excepcionales en la historia de EU. No han sido heroicas y para la pri-mera potencia mundial han terminado de mala manera, sin victoria. Al mismo tiempo, los estadounidenses celebran a sus combatientes como héroes; nunca la palabra héroe se había pronunciado tanto como ahora.La promoción de una película es una operación compleja. Implica movilizar a agentes de prensa y convocar en Los Ángeles a periodistas de todo el plane-ta. Incluye normas como abstenerse de pedir autógrafos y fotografías al entre-vistado, o entregarle regalos. Obliga a esperar cuatro horas para acceder a hablar, cara a cara, con la estrella. El encuentro con Clint Eastwood se desa-rrolla en el lobby de un teatro en los estudios de Warner Bros, entre calles falsas para los rodajes e inmensas naves que albergan los platós. Durante una de las entrevistas se oye en la sala a alguien conversar por teléfono. Eastwood pega un grito: “¡Deja ya de molestar!”. Sus asesoras de prensa ríen. Como dicien-do: él es así.Clint se acerca a la mesa. Se calza unas Nike gastadas y una americana oscura. Anda erguido y sonriente. Mientras hablamos, come cacahuates y bebe agua. Sus respuestas son largas y digresivas: le gusta hablar de su última película. Solo más tarde, escuchando la voz gastada en grabación de la entrevista, se hará aparente que es un anciano.La edad altera la mirada. “Abordas temas nuevos y los miras desde una perspectiva

distinta”, dice. “Los miras desde la pers-pectiva de los 84 años de conocimientos y no de 44 años de conocimientos o de cualquier otra edad. Probablemente todo es distinto. Probablemente habría hecho cosas diferentes en el pasado si pudiera volver y rehacerlas”. –¿Cuáles? –Solo vales lo que sabes en un momento determinado. Estoy seguro de que, con los conocimientos que tengo ahora, haría de manera distinta algunos temas que abordé en el pasado. Pero quizá no sería tan bueno porque con la edad quizá pierdas algo o pases cosas por alto. ¿Quién sabe?En el ensayo Sobre el estilo tardío, el intelectual palestino Edward Said estu-dió a una serie de artistas del pasado –de Shakespeare a Beethoven– en “el último periodo de su vida, el declive de su cuerpo, el comienzo de la mala salud o de otros factores que incluso en una persona más joven traen la posibilidad

de un final prematuro”. Said se propu-so describir cómo, hacia el final de sus vidas, la obra y el pensamiento de estos artistas adquirían “un nuevo dialecto”, lo que él denomina el estilo tardío. En el caso de Eastwood, este es el que le ha consagrado como uno de los cuatro o cinco clásicos vivos del cine norteame-ricano de nuestro tiempo junto a Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o Woody Allen.En Clint Eastwood el pasado es presen-te. Su biografía impregna cada historia suya. Todas las guerras son la misma guerra. Recuerda las calles de Oakland, una de las ciudades californianas en las que creció, cuando terminó la II Guerra Mundial. “Nunca habrá otra guerra. Esto es el final”, decían. “Cuatro o cinco años después”, rememora, “me reclutan para la guerra de Corea, y unos años más tarde hay la guerra de Vietnam, y después seguimos, y nos vamos a Irak

porque intentamos proteger a los veci-nos (de Irak), y de nuevo regresamos a Irak para atrapar a (Sadam) Husein, y lo hacemos sin ningún plan. Me doy cuenta de que no hay ningún plan en la vida y de que muchas cosas depen-den de las circunstancias. Uno de los dilemas de la humanidad es que está destinada a luchar”.Eastwood es hijo de la Gran Depresión. Sus padres viajaban de pueblo en pue-blo de California con pequeños trabajos para salir adelante. “En aquel momen-to no lo entendía, pero ahora sí: les vi luchando para llegar a fin de mes. Hubo un tiempo, en los años treinta, en que no había guerra: la guerra consistía en sobrevivir a una economía horrible en una época en la que no existía un Estado de bienestar, no recibías nada. Cuando te arruinabas, te arruinabas”, dice. “A medida que envejeces te resis-tes a volverte pesimista, pero tienes que entender el viejo dicho: si no prestas atención a la historia, estás destinado a repetirla. Y es verdad, porque la mayo-ría de la gente no presta atención a la historia. Sin duda nosotros (los nor-teamericanos) no lo hemos hecho”.

Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR gEnERal orlanDo tomás DeánDar martínez

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑo Mariela olvera

ApArtAdo postAl 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 psicología

por Francesc Miralles

Aunque a menudo no le damos importancia, la intuición viene a ser un sexto sentido que, en palabras de Carl Gustav Jung, “explora lo desco-nocido y adivina posibilidades que a veces no son evidentes”. En el mundo de los negocios, la ciencia e incluso la política, el poder intuitivo desem-peña un papel fundamental. Quien desarrolla esta forma de percepción es capaz de captar indicios de lo que sucederá en el futuro.Julio Verne es un ejemplo clásico de creador intuitivo y visionario. Varias de sus invenciones literarias acabaron plasmándose en la realidad

¡Tengo una corazonada!Los mensajes de la intuición son determinantes para nuestro éxito y nuestra creatividad, siempre que podamos contar con el apoyo de una mente racional

un siglo más tarde. Sin embar-go, el llamado sexto sentido también opera en la vida coti-diana. Exclamamos “¡Tengo una corazonada!” cuando la oficina del inconsciente, que trabaja día y noche, nos da una información que puede ser vital para nuestro futuro inmediato.El psiquiatra Eric Berne, fun-dador del análisis transaccional, observó que los niños desarrollan su inteligencia intuitiva entre los 6 y 18 meses de vida. Denominó “peque-ño profesor” a esta capacidad para detectar cambios sutiles en el tono de voz de los adultos, por ejemplo,

con los que el pequeño se da cuenta de si hay o no tensión en el ambiente, y de si es aceptado en su entorno. Esta herramienta tan desarrollada en los llamados “ani-males superiores”, como los perros y gatos que conviven con nosotros,

está también presente en todo ser humano. Pero a menudo la des-atendemos y queda eclipsada por el pensamiento racional.Sin embargo, tener bien engrasado nuestro sexto sentido es clave para lograr el éxito en muchos ámbitos de

“La mente intuitiva es un regalo sagrado, y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra

al sirviente y se olvida del regalo”. Albert einstein

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322 de febrero de 2015 / el mañana / Domingopsicología

para conectarnos

Web especializadathepremonitions.comDirigida por un grupo de investiga-dores, esta curiosa web participativa busca elaborar estadísticas a través de las aportaciones de los internautas. En su última actualización habían recibido más de 7.500 premoniciones por parte de voluntarios que cuentan sus experien-cias personales.

“Nuestra mente es capaz de anticipar,

de hacer un pequeño salto en el futuro para

advertirnos de los peligros”. Dick biermAn

la vida. El guardameta, por ejemplo, se sirve de la intuición para lanzarse al lado de la portería donde será chuta-do el penalti instantes antes del dispa-ro. Del mismo modo actúan algunos inversores en Bolsa o la mayoría de editores, que contratan un libro que saldrá al mercado uno o dos años más tarde, con lo que solo pueden intuir lo que será el gusto de los futuros lectores.En su libro Intuition: Its Powers and Perils (La intuición: sus fuerzas y peligros), David G. Myers habla del “procesamiento dual” de los aconte-cimientos. Este es consciente e inconsciente a la vez, lo cual nos permite saber mucho más de lo que creemos que sabemos. En sus propias palabras: “Somos capaces de diagnosticar problemas y tomar decisiones, igual que un mecánico de automóviles o un médico después de escuchar o dar un vistazo. Un profesional del juego del ajedrez, por ejemplo, tras una rápida mirada al tablero, puede, de manera intuitiva, saber cuál es el movimiento correcto basándose en miles de opciones almacenadas en su memoria”.En su libro “La inteligencia emo-cional” aplicada al liderazgo y a las organizaciones, Robert K. Cooper y Ayman Sawaf mencionan un estudio que analizó a 93 ganadores de pre-mios Nobel en un periodo de 16 años. Al estudiar los procesos que estas personalidades habían seguido para alcanzar sus descubrimientos, con-cluyeron que en 82 casos la intuición había desempeñado un papel impor-tante, mientras que solo 11 se habían servido de forma casi exclusiva de la lógica racional y los hechos cono-cidos.La intuición es, por tanto, un pode-roso aliado, pero corremos peligro si no la complementamos con el pensamiento racional y la observa-ción de los hechos. Muchas perso-nas sobrevaloran sus corazonadas, lo cual les hace perder dinero en malas inversiones, contratar a empleados sin periodo de prueba o, en el plano sentimental, aventurarse en relacio-nes catastróficas por haber seguido un impulso irracional. El valor de nuestro sexto sentido se multiplica con la experiencia y el aná-

lisis racional, y a la inversa. Muchas predicciones científicas y empresa-riales han fracasado estrepitosamen-te al basarse solo en hechos contras-tados e ignorar las inspiraciones que provienen de la intuición. Veamos algunas de ellas.En 1486, los asesores de los Reyes Católicos evaluaron así la propuesta de Cristóbal Colón: “Tantos siglos después de la Creación es improbable que alguien pueda encontrar tierras desconocidas con algún valor”. En 1830, Dionysius Lardner, catedrático de Filosofía Natural y Astronomía del University College de Londres, afirmaba: “Los viajes en trenes de alta velocidad no son posibles porque los pasajeros no podrán respirar y mori-rán asfixiados”. En 1981, Bill Gates declaró que “640 kilobytes deberían ser suficientes para cualquier perso-na”. Un iPhone 6 tiene 128 millones de kilobytes.La lista de predicciones fallidas es tan interminable como la de aciertos logrados tras sumar el conocimiento racional a una emoción que nos seña-la algo importante.Hablamos de un “golpe de inspira-ción” cuando un artista es pionero en un estilo que acabará siendo una moda generalizada, o cuando un fabricante lanza al mercado un pro-ducto que no existía, ni siquiera en la mente de los consumidores.Lo que a menudo se engloba en el concepto “pensamiento lateral” sirve también para hallar respuesta a pro-blemas que no hemos logrado resol-ver a través del pensamiento racio-nal. El periodista y psicólogo Erik Pigani dice al respecto: “Encontrar de repente la solución a un problema que arrastramos durante un mes es algo habitual. Durante este tiempo, nuestro cerebro ha estado seleccio-nando informaciones y, sin nuestro conocimiento, ha llegado a una con-clusión, y por tanto puede responder a la pregunta”. Entonces surge el famoso “¡Eureka!”, que en griego clásico se tradu-ce como “¡Lo he descubierto!”. A menudo tenemos la impresión de que esta es una capacidad propia de los genios. Sin embargo, puede ser entrenada y potenciada como cualquier otra habilidad humana. De hecho, tal como sucede con las

sincronicidades –las casualidades significativas–, al tomar conciencia de los mensajes de la intuición ya logramos que esta se refuerce. Este sería el primer paso para sacar parti-do al músculo secreto de la creativi-dad. En su libro Awakening Intuition (Despertando la intuición), la psicóloga Frances Vaughan propone además las siguientes medidas para potenciar esta capacidad:- aquietar la mente. Así como no se puede pintar una figura nítida en un lienzo emborronado, la intuición necesita de espacio mental para hacer aflorar sus mensajes. Practicar la relajación, el yoga o la meditación sirve para ale-jar el ruido de fondo de modo que pueda llegar la inspiración.- tomar nota de nuestras emociones. Cuando ante una persona, lugar o hecho experimentamos un senti-miento particular, debemos obser-varlo porque probablemente lleva un mensaje de nuestra oficina interior. Hay que respetar estas primeras impresiones.- practicar la atención. Observar algo durante más de tres segundos es todo un desafío, pero constituye la base del desarrollo de la intuición: aprender a enfocar la mente sobre una sola cosa o problema.Frances Vaughan señala que el mayor obstáculo para la intuición es el autoengaño. En sus propias palabras: “Debemos ser capaces de separar las reacciones emocionales de las percepciones. Si estamos realmente molestos o preocupados por algo, no nos daremos cuenta de que en cual-quier situación existen muchos más elementos fuera de nosotros mismos. Cuando las corazonadas resultan ser falsas, por lo general, lo que sucede es que hemos confundido la intuición con un deseo”.Es muy valioso incorporar el poder de la intuición a nuestra vida diaria, pero no debemos obcecarnos hasta el punto de medirlo todo por estos mensajes sutiles, a menudo en forma de primeras impresiones. Enriquecer nuestro análisis racional con la magia del inconsciente es el binomio per-fecto para una vida profunda, des-pierta y creativa.

14Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 entrevista

“a veces, intentando justificarte ante ti mismo, te vendes en exceso”.

dEbbiE AgUilAr es nieta de mexicanOs residente en salinas. Ha sufridO la viOlencia de las GanGas O bandas. así perdió a su HijO stepHen en 2002, acribilladO a balazOs, y a su sObrinO paul a principiOs de 2015, también pOr disparOs.

Groslambert, un barcelonés que lleva años frecuentando la región y que ahora vive en la ciudad vecina de Monterrey. “Es un poco como un justiciero, como un Robin Hood”. Las calles de Carmel lucen impolutas: hasta que Eastwood llegó a la alcaldía estaba prohibido comer helado. En el centro todo son restaurantes, tiendas de lujo, galerías de arte. Nada malo puede ocurrir, más allá del mordisco de un tiburón a un surfista en la playa. “Es difícil llenar sus zapatos”, dice el actual alcalde, Jason Burnett. Usa la expresión fill the shoes, que significa que es difícil ocupar el cargo que antes ocupó otro: Clint Eastwood.Carmel es culta y exquisita. En las estanterías de uno de los cafés de Ocean Avenue hay libros en francés y japonés. En la mesa vecina hablan del atenta-do islamista contra Charlie Hebdo. Es enero y el alcalde lleva bermudas. “Es un gran exalcalde”, dice Burnett. “Está ahí para dar consejo cuando se lo pido. Solo se mete para ayudar. Lo aprecio. Y hablo varias veces con él”. –¿Le llama? –Sí. Y siempre es muy rápido al respon-der, dado lo ocupado que está. A los 84 años, una edad en que la mayoría disfruta de la jubilación, Eastwood tra-baja sin parar. Algunas de sus mejores películas –Sin perdón, Million Dollar Baby, Mystic River, Banderas de nues-tros padres, Gran Torino– las rodó cumplidos los 60.Clint Eastwood promociona ahora El francotirador, que está por estrenarse y está basada en el caso real de Chris Kyle, el francotirador más efectivo de la historia del Ejército de Estados Unidos. Es la cinta número 38 que dirige. Como actor ha participado en casi el doble. Es incapaz de nombrar una por la que le gustaría ser recordado. “No”, dice. “Una no. Solo el conjunto de la obra. Lo que la gente saque de ello. Una vez que has acabado una película, ya no es tuya: les corresponde a ellos interpre-tarlas o descartarlas”. El crítico Richard Schickel, autor de Clint Eastwood: A Biography, ha escrito de él que “su manera de representar la masculinidad, con una especie de inconsciencia cons-ciente, es su mayor fuente de energía”. Sus películas, de Harry el Sucio a Gran Torino, son retratos de hombres soli-tarios y desubicados, hombres, según Schickel, con dificultades para conec-tar, “no solo con otros hombres, sino

con sus comunidades, con las mujeres, con la moral convencional, con las mejo-res versiones de sí mismos”.“Vaya americano fue Clint Eastwood. Quizá jamás existió otro americano como él”, dejó escrito en 1983 el escritor Norman Mailer, uno de los primeros en vislumbrar que Eastwood era algo más que el actor y director de westerns y películas de acción. Cuando los críticos y los intelectuales lo menospreciaban, Mailer lo comparaba con Hemingway. “Lo que separaba a Eastwood de otras estrellas de la taquilla”, escribió, “era que sus películas (especialmente desde que empezó a dirigirlas) acabaron hablando cada vez más de su visión de la vida en América”. La obra de Eastwood puede mirarse así: como un fresco, una disec-

ción de los mitos y los traumas de EU. Harry el Sucio es la película de la era de la ley y el orden, la criminalidad ram-pante y las políticas policiales de mano dura: un prólogo a la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca. Gran Torino –la historia de un obrero industrial, viudo y jubilado, que ve cómo su barrio de toda la vida se llena de inmigrantes asiáticos– radiografía el declive de ciudades como Detroit y la transformación demográfica de Estados Unidos.El francotirador es otra cosa: la primera incursión de Eastwood en las guerras que EU inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. El protagonista se enrola en los Navy Seals, el cuerpo de élite al que pertenecían los ejecutores de Osama bin Laden.

Hace seis años, Eastwood me dijo en una entrevista en Nueva York que era dema-siado pronto para abordar las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán: “Imagino que probablemente en 20, 30 ó 40 años alguien escribirá una gran historia sobre nuestros tiempos. Ahora la gente está confundida respecto a la guerra contra el terrorismo”.Con El francotirador encara por fin las guerras recientes y sus secuelas: el regre-so de los veteranos, el medio millón de excombatientes con la herida invisible y vergonzante del estrés postraumático y la agónica pregunta: ¿para qué tanto dolor, tanta muerte?“Me atrajo el personaje del francoti-rador. Era un personaje interesante y tenía una vida interesante”, explica Eastwood. La película, un éxito de taqui-lla en Estados Unidos que ha suscitado la polémica entre quienes la consideran panfletaria y racista y quienes creen que refleja las consecuencias de la guerra, está nominada para seis Oscars: si gana alguna estatuilla, se sumará a las cinco que el cineasta posee.No es la guerra por sí misma lo que inte-resa a Eastwood en El francotirador, sino su impacto en la vida de una persona. Como no es, ni siquiera en sus filmes históricos, la Historia con mayúsculas lo que busca el cronista americano, sino su intersección con las historias en minús-culas. “Debe haber resultado tremendo para su psique”, continúa Eastwood. “Después de estudiar un poco (a Chris Kyle), creo que era extremadamente patriótico, pero al final supongo que no le salió muy bien. Se sometió a una gran presión. El ir y venir con el resto de su equipo era esencial para él, hasta el punto de que puso en peligro su vida familiar, sus relaciones. Lo que intenté mostrar es que amaba lo que hacía. Al principio debió de sentir la excitación de matar a 160 personas, pero llega un punto en que… Intentamos mostrar que no eran solo 160 soldados: había mujeres y niños”.Tanto dolor y muerte dejan secuelas. “Puedes decirle a un psiquiatra (como hace Kyle en la película) que al final irás a tu Creador sabiendo que has hecho lo correcto. Pero ¿lo piensas de verdad? Y cuando él le dice esto al psiquiatra, ves que en su mirada se dispara un poco su energía, igual que ocurre cuando una persona intenta venderse con sus palabras. ¿Sabes? A veces, intentando

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1322 de febrero de 2015 / el mañana / Domingo entrevista

por Marc Bassets

Harry el Sucio necesita un descanso. Solo una pausa, lo suficiente para repo-nerse y regresar a su oficio: rodar pelí-culas. “He hecho dos proyectos segui-dos este año y he dicho a mis hijos que me tomaré seis meses para reposar y mejorar en otros ámbitos”, dice Clint Eastwood en los estudios de Warner Bros en Burbank, cerca de Los Ángeles.¿Cuáles? En realidad Harry el Sucio dejó hace décadas de ser Harry el Sucio: hoy es uno de los cronistas más precisos de la América contemporánea. Pero es el mismo tipo lacónico de las películas sobre el policía de gatillo fácil que despreciaba el Estado de derecho. Guarda algo del hombre sin nom-

bre de los spaghetti western de Sergio Leone, a quien se le atribuye la siguiente descripción de Eastwood: “Solo tiene dos expresiones. Una con sombrero y otra sin”. Como respuesta a la pregunta sobre sus planes, Clint Eastwood coloca las manos como si agarrase un palo de golf y las mueve. “No me digas”, sonríe una asesora de prensa.Un viaje en busca de la América de Eastwood debería comenzar en Carmel. A 500 kilómetros de Los Ángeles y a orillas del Pacífico, este pueblo de 4.000 habitantes es su paraíso parti-cular desde que en los años cincuenta,

durante la guerra de Corea, hizo el ser-vicio militar en la cercana base de Fort Ord y descubrió esta burbuja de lujo y sofisticación. Aquí es donde ha criado a sus hijos, donde ha convivido con sus mujeres, donde se refugia del mundanal ruido y donde juega al golf.Esta no es la América de las películas de Eastwood: las malas calles, las ciu-dades degradadas, el árido Far West. En Carmel, que toma el nombre de la iglesia de San Carlos Borromeo de Carmelo, fundada en 1771 por el fraile mallorquín Junípero Serra, Eastwood tiene un pub, un resort, un club de golf. Malpaso Road, la carretera que da nombre a su produc-tora, está a unos kilómetros, camino de Big Sur, la zona de acantilados y bosques que fue santuario de beatniks y hippies en los años cincuenta y sesenta.Clint, le llaman. Y las anécdotas fluyen.Cuentan que una vez ayudó a una divor-ciada que no podía pagar la hipoteca. O que cederá terrenos al pueblo para que pueda abastecerse de agua en tiempos de sequía. Clint colocó Carmel en el mapa cuando fue alcalde a finales de los años ochenta. Administraba el pueblo y era como si rodase la película de su gente: Clint ciudadano, Clint cineasta.Lejos de los focos de Hollywood y el glamour de Sunset Boulevard, esto es Clint City. “Hay como un halo de magia con Clint East wood aquí”, dice Nico

El gran cronista de Norteamérica

Clint EAstwood, dE 84 Años, Es un EstAdounidEnsE úniCo. sus pElíCulAs son El rEtrAto CErtEro dE un pAís llEno

dE ContrAdiCCionEs.

- En su nuEvo filmE, ‘El frAnCotirAdor’, ExplorA El ConfliCto dE irAk. unA CintA quE, Como hA oCurrido AntEs Con su obrA,

vuElvE A susCitAr lA polémiCA.

“En Carmel hay un halo de magia con Clint. Es como un justiciero, un Robin Hood”.

4Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 ciencia

por Javier sampedro

Tras el genoma humano, llega el epige-noma humano. Lo que hace un gen no solo depende de su secuencia (gattac-ca…), sino de otras cosas que se pueden pegar sobre ella (de ahí epi, literalmente “encima de”), como los grupos más sen-cillos de la química orgánica (metilo, –CH3) y ciertas proteínas especializadas en empaquetar ADN (histonas). Estas modificaciones epigenéticas explican que, aunque todas las células de una persona tengan el mismo genoma, unas se conviertan en células de la piel, otras en neuronas, y así hasta los más de un centenar de tipos celulares especializa-dos, o diferenciados, que constituyen el cuerpo. Como las modificaciones epi-genéticas dependen del entorno, tam-bién está cada vez más claro su papel esencial en todo tipo de respuestas al ambiente y enfermedades. Un macro-proyecto revela hoy el mapa epigenó-mico humano, que localiza dónde están esas modificaciones (metilos, histonas) en todos los tipos celulares importantes del cuerpo humano, y también en 58 enfermedades (genéticamente) com-plejas. Como pasó con el proyecto Genoma Humano, la información se hará pública y gratuita para todo el mundo.El macroestudio se presen-ta en varios artículos de Nature, Nature Communications, Nature Biotechnology, Nature Methods, Nature Neuroscience, Nature Immunology y Nature Protocols. Todo el material se puede consultar en una web habilitada para ello.El principal coordinador del nuevo macroproyecto, Manolis Kellis, del Massachusetts Institute of Technology (MIT, junto a Boston), amplía una metá-fora clásica para explicar el concepto: “El proyecto genoma humano nos dio el libro de la vida que codifica a un ser humano. Todas nuestras células tienen una copia del mismo libro, pero cada una lee dis-tintos capítulos, dobla la esquina de dis-tintas páginas y subraya distintos párra-fos y palabras. El epigenoma humano es esta colección de marcas situadas en el genoma de cada tipo celular, en la forma de modificaciones químicas del propio ADN, y en su empaquetamiento a gran escala”.La numerología del proyecto se esca-

Un macroproyecto revela el mapa de los ‘interruptores’

del genomaEl proyECto EpigEnomA humAno loCAlizA lAs modifiCACionEs dEl Adn quE ExpliCAn El dEsArrollo dE lA pErsonA y sus grAndEs EnfErmEdAdEs

pa enseguida al ámbito de las grandes cifras: más de 100 tejidos primarios y tipos celulares, 2.800 experimentos cada uno a escala del genoma entero, 150.000 millones de sondas o fragmentos de ADN que cubren el genoma 3.000 veces. Pero, como suele ocurrir, estas grandes cifras sirven sobre todo para marear al lector, o para impresionar al financiador. El proyecto epigenoma, probablemen-te, se puede entender mejor por sus objetivos a medio plazo, que se pueden expresar en términos más cualitativos.

Los investigadores de todo el mundo podrán a partir de ahora comparar la funcionalidad del genoma –qué genes están activos, activables o cerrados a conciencia— en cada tejido y tipo celular del cuerpo, consiguiendo un entendimiento profundo de lo que hace diferente a una célula del corazón de una del hígado, o de la piel, o del cerebro. Y también dispondrán de una referencia normal con que comparar las distintas células y tejidos de sus pacientes, reve-lando así cuáles son los elementos de control que causan su enfermedad en

cualquier tejido u órgano.Ya en esta fase inicial, los investigadores han asocia-do las variantes genéticas conocidas (variaciones en la propia secuencia del ADN gattacca….) con su funcionalidad en tipos celulares específicos. Por ejemplo, se sabía que cierta variante genética se asocia con una alta o baja estatura, pero no a qué se debe ese efecto; ahora se ha podido ver que esa variación está activa (o tiene efectos sobre la actividad de ciertos genes) en las células madre, que así mantienen durante más o menos divisiones celu-lares su capacidad de proliferación.Del mismo modo, los científicos ya pueden ver que las variantes genéticas asociadas a la diabetes de tipo 1, la artri-tis reumatoide y la esclerosis múltiple están activas en las células del sistema inmune.

los investigadores podrán a partir de ahora comparar la funcionalidad del genoma en cada tejido y tipo celular

del cuerpo.

El EpigEnomA hUmAno es la síntesis del GenOma y el entOrnO.

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522 de febrero de 2015 / el mañana / Domingociencia

por leontxo garcía

Todo se ve claro en el documental La Dama del Ajedrez, de Agustí Mezquida. El ajedrez con las reglas actuales nació a finales del Siglo XV en España, muy probablemente en Valencia. La diferen-cia con el que trajeron los musulmanes es la incorporación de la dama, que da un gran dinamismo al juego porque es la pieza más potente, en homenaje a Isabel La Católica. El ajedrez arábigo o antiguo era una magnífica excusa para ligar en la Edad Media; más concretamente, para entrar en los aposentos de una mujer sin ser etiquetado de indecente. Tenía su lógica: el juego era mucho más lento que ahora, menos dinámico, porque la pieza que ocupaba el lugar de la dama, alferza, sólo podía ir a una casilla con-tigua en diagonal. Es decir, las partidas eran muy largas, y se iban mezclando con bailes, conversaciones y requie-bros. En realidad, lo más frecuente no

El ajedrez moderno nació en España hace 500 añosisAbEl lA CAtóliCA inspiró lA figurA dE lA dAmA Como lA piEzA más potEntE

era jugar una partida entera, sino algo parecido a los diagramas con la leyen-da “Blancas juegan y ganan” que se ven ahora en los periódicos: se partía de una posición determinada que obligaba a buscar una combinación brillante, casi siempre difícil de encontrar, lo que tam-bién generaba tiempo para el lisonjeo y el cortejo paciente.Así se explica la curiosa trama de los 64 poemas (uno por cada casilla del table-ro) Schachs d’Amor (ajedrez amoroso), publicados en 1475 por Cstellví, Fenollar y Vignoles, en los que ya se entrevé que algunos intelectuales valencianos están

barruntando la introducción en el table-ro de una potente figura femenina que dé mayor dinamismo al juego de reyes, exportado por los musulmanes a lo que hoy es España hacia el Siglo IX. Al prin-cipio, como un pasatiempo exclusivo de los ricos, pero el tiempo lo hizo intercla-sista e interétnico, como se demuestra en el maravilloso Libro de Xadrez, dados e tablas, escrito por Alfonso X El Sabio en 1283, que se conserva en el monas-terio de El Escorial. El rey de entonces subraya, en castellano antiguo, una idea vigente hoy: el ajedrez es una magnífica herramienta para la buena convivencia de musulmanes, judíos y cristianos.Y ahora viene el ingrediente que con-vierte a esta historia real en una buena base de novela o película de ficción. El libro que muy probablemente demostra-ría el nacimiento del ajedrez moderno en Valencia ha desaparecido. Se trata de Llibre dels jochs partits dels scha-chs en nombre de 100, publicado por

el segorbino Francesch Vicent en 1495. La profunda investigación del historia-dor valenciano José Antonio Garzón, quien ha dedicado más de media vida a ello, con importantes aportaciones de Ricardo Calvo (1943-2002) y de su viuda, Carmen Romeo, indican que ese libro es el primer tratado de ajedrez moderno. Se sabe que un ejemplar se perdió tras el asalto de las tropas napo-leónicas a la abadía de Monstserrat, en 1811. El coleccionista estadounidense John White y el propio Garzón han bus-cado otros, sin éxito. Se ha convocado el Premio Internacional Von der Lasa, dotado con 20.000 dólares, a quien encuentre alguno.Como casi toda creación española, ésta incluye una polémica. El historia-dor Joaquín Pérez de Arriaga sostiene que la desaparición del libro de Vicent impide asegurar que el ajedrez moder-no se inventara en Valencia, y por tanto debe considerarse a Salamanca como su lugar de nacimiento, basándose en el libro de Lucena, Repetición de amores y arte de ajedrez, impreso en 1497. Sin embargo, los expertos de Valencia con-sideran que esa obra es, básicamente, una traducción al castellano de la de Vicent, escrita en valenciano.Sea como fuere, está muy claro que el ajedrez moderno nació en España, un gran imperio entonces, que lo exportó a gran parte de Europa y a América. Sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles desconocen ese hecho, lo que seguramente no ocurriría si el país inventor fuera Francia, Alemania o el Reino Unido. No parece descabellado sugerir que el ajedrez –cuya imagen está ligada a la inteligencia– forme parte de la marca España, pero la probabilidad de lograrlo no es muy grande, a juzgar por lo que Agustí Mezquida, director del docu-mental La Dama del Ajedrez, ha sufrido durante ocho años. “En TVE prefieren comprar documentales de la BBC al por mayor, porque son más baratos, que uno español como el mío. También lo ofrecí a la Semana Internacional de Cine (Seminci), de Valladolid, pero lo rechazaron. Luego comprobé que todas las películas aceptadas versaban sobre hechos posteriores a la Guerra Civil. Y me pregunto si los organizadores con-sideran que lo anterior a la Guerra Civil es prehistoria”, explicó Mezquida tras la proyección.

El ajedrez moderno nació en España, un gran imperio entonces, que lo exportó a gran parte de Europa y a

américa.

FotogrAmA del dOcumental ‘la dama del ajedrez’. diriGidO pOr aGustí mezquida.

12Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 cine

“Para mí el ritmo es Dios. El arte es la palpitación de ese ritmo y, si no lo tienes, es imposible crear algo. Yo lo poseo”.

El dirEctor mExicAno cOn el actOr edward nOrtOn, en el rOdaje de birdman.

cambió mi perspectiva formal”.–¿Y sus hijos qué dijeron? –Amores perros les encantó. Se sorprendieron muchísimo de que fuera una pelícu-la tan moderna. Les pareció un poco hip, les asombró que su papá, ese viejo, de pronto tuviese un aspecto medio moderno. 21 gramos les impresionó, no la articularon, pero les impactó. Y Babel les emocionó. Biutiful les dio un bajón tremendo…Lo dice riendo, con un dejo de orgu-llo por sus hijos. Cuando habla de la familia, se le nota próximo, emerge una calidez profunda. Lo mismo ocurre al analizar su país. Ha filmado en todos los rincones del planeta; su obra, como él mismo recuerda, busca una univer-salidad sin pasaporte, pero su punto de vista está arraigado, embebido en México. De algún modo, sigue anclado en aquel puerto lejano de Veracruz: “Puedo volar donde me dé la gana sin cortar esas raíces”. Pero México, esa

tierra negra y solar, le duele. La trage-dia de Iguala, el bárbaro terremoto que ha sacudido al país, le recuerda a otros “hartazgos” sufridos a lo largo de su existencia; como cuando vivió de niño, junto a su padre, la salvaje devaluación del peso con López Portillo; o la abis-mal crisis de confianza de Salinas de Gortari…“Estoy acostumbrado a estos grandes derrumbamientos. Ahora, la diferencia radica en que la corrupción es tal que ha llegado a los niveles más básicos de la vida. Antes se secuestraba a los ricos, ahora el tipo que vende vegetales o refrescos en la calle, el que arregla llantas, la gente más humilde, es extor-sionada por bandas de narcos que han

tomado los Ayuntamientos y que se reparten el dinero con el alcalde. Ya no es que los Gobiernos sean una parte de la corrupción, sino que el Estado es la corrupción. Esa impunidad no puede sostenerse; no sé en qué forma va a cam-biar, pero tiene que cambiar”, comenta Iñárritu para, acto seguido, como en su propio cine, someter la cuestión al movimiento pendular de su cáma-ra mental: “¿Quién es el culpable de la corrupción? ¿Somos nosotros, son ellos, o ellos somos nosotros? Eso me provoca mucho conflicto”.–¿Y siente miedo en México? –Es un miedo como el que nos causa el lobo, le tememos porque no lo vemos. Sabemos de él porque vivimos en el

mismo espacio, por sus huellas, por sus rastros de sangre. Pero no tenemos ni idea de cuándo va a aparecer. Ese es el miedo que se siente en México. La invi-sibilidad. Puedes llegar a una oficina a denunciar, y el lobo puede estar ahí, pero no lo ves. El narco se permeó. Esa es la parte del vértigo. Estamos en una estepa. Iñárritu ha terminado su segun-do campari y parece dar por olvidado el cigarrillo electrónico. La entrevista, después de más de dos horas, ha llegado a su fin. El director se ha alejado un momento a su habitación para atender una llamada. Luego, obsequioso, calienta la cena en el horno y abre una botella de vino tinto de Oregón para compartirla. A la maña-na siguiente, volverá a la orilla del río Bow. Enfundado en su ropa polar negra, buscará la complicidad del Chivo mien-tras afinan nuevos simulacros. Ambos, bajo los álamos deshojados, dejarán sus huellas en la nieve.

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1122 de febrero de 2015 / el mañana / Domingocine

El rEAlizAdor mExicAno juntO a leOnardO dicapriO, cOn quien Ha trabaja-dO en su últimO prOyectO aún sin estrenar, ‘tHe revenant’.

minUcioso y ExigEntE, alejandrO GOnzález iñárritu da indicaciOnes a sean penn en un descansO de la Grabación de ‘21 GramOs’ (2003).

precipicio. Una comedia agridulce (“a non funny comedy”, bromea el direc-tor) que tiene mucho de repaso vital: un actor que años atrás alcanzó el estrella-to por interpretar a un superhombre lo apuesta todo con una obra de teatro en Broadway, pero a medida que se acer-ca la hora del estreno, ese hombre, de más de 50 años, atormentado por su voz interior, se enfrenta a su pasado, a su familia, a sí mismo. A la perplejidad del arte.“Birdman es una película que tiene alas que me han liberado. He cambiado la forma de abordar los temas, pero estos siguen siendo los mismos: quién coño somos, qué significado tiene y de qué trata esta vida. Es una película para todos los que sentimos eso. Habla de la necesidad de reconocimiento, de confundir la admiración con el amor; de entender ya demasiado tarde que era amor lo que tuvimos y que no lo supi-mos, y que eso era lo único que necesitá-bamos tener. Los seres humanos somos criaturas patéticas y adorables. Todos tenemos algo de Birdman”. El director se ha puesto un segundo campari. Dice que le abre el apetito. Durante la con-versación han traído la cena. Solomillo con espinacas. Los platos aguardan a ser recalentados en el horno. A lo largo de la entrevista, Iñárritu habla con convic-ción. No gesticula demasiado. Sólo en ciertos momentos, enfatiza sus palabras con un golpe de manos. Ocurre al tra-tar la crisis de los 50 años, los amores perdidos, al analizar los problemas de México y el cinismo de Estados Unidos, que vende las armas y com-pra las drogas a su vecino del sur. Pero también sazona sus contestaciones de humor. Entonces sonríe abiertamente, busca la complicidad con la mirada. En ningún momento parece cansado. Su voltaje es constante. No hay bajones. Ni siquiera cuando entra en los mean-dros de Birdman. En la obra no sólo se representa otra obra (De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver), sino que, en un juego de espe-jos, el actor principal, Michael Keaton, que se hizo famoso por haber interpre-tado Batman, en la película representa a Riggan Thompson, conocido por haber encarnado a Birdman. La ficción, la rea-lidad y la metarrealidad se superponen, como muñecas rusas, en la cinta.–¿Qué buscaba al escoger a Keaton/Batman para interpretar a Riggan

Thompson/Birdman? –La metarrea-lidad que Michael Keaton agregó a la película era muy importante, pero también un factor de alto riesgo. Y no fue el único, Edward Norton tiene la misma reputación que el personaje que interpreta, el actor de Nueva York que ha estado en la escena del teatro, pesa-do, dominante y sobreintelectualizado.

En el plató reinó eso: el gozo de poder representarse a uno mismo desnudo y sin vergüenza. Se abordó de una forma honesta, no intelectual, no irónica. Esta película es sincera. Yo estoy ahí dentro y esas son mis miserias, mis realidades. Yo he sido todos esos personajes. O he sido yo o he trabajado con ellos o he sido víctima suya. Ese ha sido mi mundo.

Esa fue la apuesta. Y son elecciones reales, no es el actor interpretando a los actores fallidos; no, es el actor que ha pasado por eso.–¿Y cómo fue el rodaje con esos planos-secuencia tan largos? –Fue extremada-mente meticuloso y arriesgado, porque si fallaba no había forma de esconder mi mierda. Iba a quedar expuesta. Pero curiosamente por la misma efervescen-cia e inseguridad del proceso, hubo un gozo que yo no había conocido. Por primera vez me reía a carcajadas en el plató. E incluso sentía culpa. Me decía: “¿Cómo puedo disfrutar en un set si esto es trabajo?”. Yo tengo un concepto protestante, en el trabajo no se ríe uno. Pero en esta ocasión, fue una libera-ción. –¿Improvisa o va con la idea ya totalmente fija? –Tengo dos virtudes. Una es el concepto. Veo con precisión todo lo que no debe ser y lo que debe ser. La segunda es el ritmo. Para mí el ritmo es Dios. Sin ritmo no hay danza, ni arquitectura ni música… Las estre-llas tienen un ritmo, el universo está rítmicamente ordenado, el arte es la palpitación de ese ritmo y, si no lo tie-nes, es imposible crear algo. Ese ritmo lo poseo. Suena abstracto e idiota, pero cuando pongo una escena sé natural-mente cuándo debe haber un espacio entre una palabra y la otra; sé cuánto tiene que estar separado un actor del otro y de la cámara, sé qué lentes debe usar, sé si debe estar más arriba o más abajo, sé la velocidad…Iñárritu habla, a veces, como filma. Se distancia, se eleva, vuelve en picado al punto original. Mira hacia delante. Al igual que otros autores, no es propenso a revisar su obra pasada. La primera vez que lo hizo fue en Los Ángeles, en 2010. Alquiló un cine y preparó tres días de sesión para sus hijos, que acababan de cumplir 15 y 17 años y que nunca antes habían visto sus películas. Proyector, sala oscura, negativos. “Mis hijos han sufrido mis ausencias y me dije, ‘por lo menos que vean que lo que hice merecía la pena”.Iñárritu se enfrentó entonces a su pro-pio cine. Digirió su “perturbadora vita-lidad”, se dejó arrastrar por su “flujo sanguíneo emocional”, pero también advirtió que algo se había quebrado. “Hay abuso en la construcción, en la fragmentación, me avergüenzo de ciertas cosas, me incomodan, pero tras Birdman soy un nuevo cineasta,

6Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 tecnología

por gordon M. goldstein

El año pasado, a medida que se acercaban las navidades y el equipo de seguridad nacional del presidente de los Estados Unidos Barack

Obama y los dirigentes empresariales estadounidenses preveían unas cuan-tas semanas de tranquilidad, el mundo cambió, al menos para los expertos que llevaban tiempo observando el agra-vamiento de una crisis mundial en ciberseguridad. La división de Sony en Estados Unidos sufrió un ataque informático de dimensiones históri-cas. Toda la infraestructura de datos y comunicaciones de la compañía fue víctima de piratas despiadados que dejaron al descubierto un tesoro de contratos confidenciales, contenido creativo, correos electrónicos emba-razosos, información económi-ca reservada, acuerdos de compensación, docu-mentos legales secretos y mucho más. Se calcula que los daños totales sobrepasa-ron los 100 millones de dólares. El propósito del ataque no era el robo de secretos profesionales ni el espiona-je industrial convencional. El objetivo aparente era crear el caos y la destruc-ción en venganza por la intención de Sony de distribuir The Interview, una comedia de humor grosero en la que se ridiculizaba al líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un.En las semanas posteriores, los exper-tos en seguridad informática se apre-suraron a dar su opinión sobre la importancia del espectacular ataque, que se cobró su última víctima con la dimisión de la copresidenta de Sony Amy Pascal. La mayoría se mostró de acuerdo en que representaba una ame-naza de dimensiones nuevas. Un Estado que arremetía contra una empresa de forma pública y descarada, con las consiguientes acusaciones por parte de Estados Unidos y la promesa de

Un mundo en ‘ciberalerta’AtAquEs rECiEntEs Como El sufrido por sony por lA pElíCulA ‘lA EntrEvistA’ AnunCiAn unA époCA

dE insEguridAd prolongAdA E intEnsA dEbido A lAs AmEnAzAs informátiCAs

represalias contra Corea del Norte. Solo esto ya era todo un hito en la evo-lución de la guerra cibernética. Pero el significado del ataque fue aún mayor.Visto en su contexto, este nuevo punto de inflexión en el opaco mundo de la guerra informática era completamente previsible. Esa es la tesis de un nuevo y oportuno libro escrito por Shane Harris, periodista e investigador en un think-tank de Washington: @ War: The Rise of the Military-Internet Complex (En guerra: el ascenso del complejo militar de Internet). El relato de Harris es al mismo tiempo escalofriante y fascinan-te, y destaca la propuesta de que hemos entrado en una nueva era de la seguri-dad internacional en la que las amenazas cibernéticas son mucho más letales y ubicuas. Una de las puertas de entrada a ese nuevo mundo es TOR, sistema de enrutamiento en red que permite a los usuarios conectarse a Internet de forma anónima mediante un sistema

Una de las puertas de entrada a ese nuevo

universo es TOR, sistema que permite conectarse

a la Red de forma anónima.

de miles de puntos de transmisión que encaminan el tráfico a través de capas y más capas de encriptación. TOR, que son las siglas de The Onion Router (el router de cebolla), puede obtenerse con una sencilla descarga de un programa gratuito. “Cualquiera puede usar TOR: narcotraficantes, consumidores de por-nografía infantil, piratas informáticos, terroristas y espías, todos los cuales han descubierto una forma viable de man-tener el anonimato en la red y eludir a las fuerzas de la ley y los servicios de inteligencia”, explica Harris.

TOR fue creado en el Laboratorio de Investigaciones Navales de Estados Unidos en 2002, y lo emplean disidentes políticos y defensores de la democra-cia en todo el mundo para garantizar la libertad de expresión y comunicacio-nes a pesar del control de regímenes políticos represivos. Harris dice que “en los últimos años, el Departamento de Estado ha dado millones de dólares para extender TOR, y ha facilitado su uso por parte de activistas y disidentes en otros países: por ejemplo, los rebeldes que libran una cruenta guerra civil en Siria para derrocar al dictador Bachar El Asad”. Harris aprehende una de las tremendas paradojas que se dan hoy en el campo de la seguridad cibernética: “Estados Unidos practica dos políticas directa-mente contradictorias: está intentando sostener TOR y, al mismo tiempo, des-mantelarlo”.El gobierno de Obama ha revelado que

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7tecnología 22 de febrero de 2015 / el mañana / Domingo

los principales ataques• 1985. La agencia de inteligencia soviética KGB reclutó a un hacker alemán que se intro-dujo en el sistema informático del Lawrence Berkeley National Laboratory, en EU. Su obje-tivo era robar información militar.

• 1991. Durante la primera Guerra del Golfo, un grupo de hackers holandeses penetró en los sistemas de 34 instalaciones militares de EU.

• 2000. El gusano ILoVEYoU salió de Filipinas y a través de cartas de amor ficticias golpeó a millones de ordenadores en todo el mundo.

• 2007. Los sistemas informáticos de orga-nismos oficiales, servicios básicos y bancos de Estonia fueron objeto de varios ataques atribuidos a hackers rusos.

• 2013. La empresa Mandiant culpó a la Unidad secreta 61398 del Ejército chino, con sede en Shanghái, de los ataques a ins-tituciones, compañías y periódicos de EU perpetrados a lo largo de los tres años ante-riores. Los hackers se apoderaron también de documentos sobre el cazabombardero F-35.

• 2014. La multinacional Sony sufre un ataque a su sistema informático. Se produjo a pocos días del estreno de la película The Interview , que parodia al dictador norcoreano Kim Jong-un. El FBI sostuvo que Pyongyang se encuentra detrás de del ataque.

el FBI está muy seguro de que el ataque a Sony se originó en Corea del Norte. Esa revelación contrasta con la complejidad habitual de lo que el mundo de la ciber-seguridad denomina el “problema de la atribución”, es decir, la dificultad de asignar la responsabilidad indudable de los ataques informáticos. Un problema que resulta especialmente complicado en el caso de China. Harris afirma que el ejército de Estados Unidos tiene acceso a una base de datos en la que figuran dosieres sobre todos los piratas identificados en China, con detalles sobre “qué tipos de software malicioso le gusta utilizar a cada hac-ker, qué sistemas suele atacar y dónde se cree que opera”. No obstante, esa élite de piratas informáticos, que, según Harris, está formada por un mínimo de 20.000, sigue siendo secreta para gran parte del público. Los hackers chinos se han infiltrado en las redes de empresas energéticas esta-dounidenses para robar datos sobre la extracción de gas y petróleo de esquisto. En 2010, dice Harris, “Google descu-brió pruebas de una de las campañas de espionaje en la red más amplias y trascendentales de la historia de Estados Unidos. Todo indica que unos piratas chinos habían penetrado en los siste-mas de casi tres docenas de empresas como Symantec, Yahoo!, Adobe y las redes Juniper...”. De acuerdo con la consultora de ciberseguridad Mandiant, un selecto equipo chino de penetración conocido como Unidad 61398, formado por 20.000 especialistas que trabajan en Shanghai, rompió metódicamente las defensas de innumerables entes guber-namentales, empresariales y de medios de comunicación, entre ellos The Wall Street Journal, The Washington Post y, sobre todo, The New York Times. “Los analistas de Mandiant descubrieron que los espías chinos habían invadido las redes de los periódicos y estaban espiando a más de 60 empleados, entre ellos un periodista que estaba en China preparando un reportaje de denuncia sobre la corrupción política... Los espías trataban de enmascarar sus identidades encaminando el tráfico a través de orde-nadores de los que se habían adueña-do en universidades norteamericanas, en Carolina del Norte, Nuevo México, Arizona y Wisconsin, una técnica que Mandiant había visto en otras campañas de espionaje de las que sabía que habían

comenzado en China”.Por supuesto, Corea del Norte y China no son los únicos países que utilizan sofisticados programas informáticos. Muchas potencias hacen lo mismo, incluido Estados Unidos, que, según Harris, es uno de los arquitectos de la nueva era de la guerra cibernética. En los próximos cinco años, dice el autor, el Departamento de Defensa estadouni-dense planea gastar 26.000 millones de dólares en tecnología de ataque y defen-sa en la Red. La línea entre las dos opcio-nes es difusa por naturaleza, afirma. “La misma infraestructura que se crea para defender una red es la que se utiliza para lanzar un ataque”.En la nueva era de la ciberseguridad, controlar estas armas puede ser difícil. “No existe ninguna manera clara de hacer respetar un acuerdo sobre armas cibernéticas”, concluye Harris. “Las ins-talaciones de enriquecimiento nuclear se pueden inspeccionar. Los carros de combate, los buques y los aviones pue-den verse desde lejos. Pero un arma informática puede cons-truirse en un ordenador. Es casi invisible hasta que se pone en funcionamiento”.La perspectiva de una inseguridad pro-longada e intensa debido a las amena-zas procedentes del ciberespacio va a inquietar al sector público y al privado por igual, quizá profundamente, durante

el próximo decenio. El mercado mun-dial actual de productos y servicios de seguridad informática representa alre-dedor de 67.000 millones de dólares. Es probable que el costo haya aumen-tado angustiosamente desde el ataque a Sony y que siga creciendo a medida que continúen los ataques a grandes empresas, como las recientes incur-siones en gigantes estadounidenses de sectores tan distintos como la distribu-ción comercial —Target—, la banca —JP Morgan— y los seguros de salud, una de cuyas empresas, Anthem, sufrió hace solo unos días el último y espectacular ataque. Según Joseph Demarest, director adjunto de la división cibernética del FBI, que recientemente prestó decla-ración ante la Comisión de Banca del Senado estadounidense, el 90% de las empresas serían tan vulnerables como lo fue Sony ante su ataque. Si eso es verdad, estamos en un nuevo mundo de peligros informáticos. Y no ha hecho más que empezar.

* Gordon M. Goldstein es miembro del Programa Roger Hertog de Derecho y Seguridad Nacional en la Facultad de Derecho de Columbia y autor de Lessons In Disaster: McGeorge Bundy and the Path to War in Vietnam (Lecciones en el desastre: McGeorge Bundy y el Camino a la guerra en Vietnam).

10Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 cine

los EspAcios, las palabras, lOs actOres, tOdOs lO tienen y el directOr mexicanO lO dOmina. cOn Gael García bernal, unO de lOs prOtaGOnistas de ‘babel’ (2006).

sin trEgUA. sus actOres saben que nO la Hay trabajandO cOn él, perO tam-bién que terminarán cOnectandO. iñárritu Habla cOn javier bardem durante el rOdaje de ‘biutiful’ (2009).

drenar rápidamente y llenar de un vacío existencial. En ese sentido, soy un hombre que observa más las pérdidas que las ganancias, estoy obsesionado con la pérdida, porque me duele perder lo que he tenido.El vacío y la pérdida. Iñárritu ha empezado a dar golpecitos con el dedo índice al cigarrillo electrónico, de aspecto galáctico. Aspira, da otro golpecito, aspira. Pero nada. No funcio-na. Riéndose de su fracaso, lo vuelve a conectar al mac y se toma un trago de campari. “Probaremos luego”. Iñárritu no parece darse fácilmente por ven-cido. Quienes le conocen dicen que nunca lo hace. Quizá sea herencia de su padre, un banquero que se arruinó y se rehízo vendiendo fruta, o de su propia expe-riencia iniciática, en la que conjuró un amor cruzando el océano. Sea lo que sea, desde aquel instante no dejó de estar en movimiento. Tras sus aven-turas por Europa y el norte de África, regresó a la Ciudad de México para ensayar la carrera de Comunicación, aunque muy pronto eligió otros derro-teros. Fue locutor de radio, dirigió la estación musical número uno en el DF, y se volcó en la música (“soy más musicólogo que cinéfilo”, dice). Pero ni tener banda propia ni componer para seis películas le dio paz. No era un vir-tuoso. El perfeccionismo, esa pulsión que le permite rodar a 30 grados bajo cero, chocó contra él mismo. “Tengo los dedos torpes”, confiesa.El cine se le apareció como única salida. Anuncios, cortometrajes, televisión. Poco a poco descubrió que tenía un talento natural para un mundo en el que no existían antecedentes familiares (“salgo de mí mismo, soy una flor extra-ña”). Las horas pasadas en la Cineteca Nacional empapándose de neorrealis-mo italiano, el ADN de su cine, hicieron el resto. Estudió dirección teatral con el legendario Ludwik Margules, un tiráni-co maestro que le inculcó la necesidad de tener bajo su bota cada milímetro de la escena y de hacerlo con un espí-ritu renacentista. “Nada puede escapar, todo es responsabilidad mía, de todo he de saber”. El demiurgo empezaba a despuntar. La alianza con el guionista Guillermo Arriaga culminó este pro-ceso. En 2000 se estrenó la desgarra-dora Amores perros, luego vinieron 21 gramos (2003), Babel (2006), Biutiful

(2010) y ahora Birdman. La escalera le llevó cada vez más arriba. La huella del carguero Toluca iba por delan-te. Memphis, a orillas del Misisipi, Barcelona o Marruecos fueron el esce-nario de sus películas. “Aquel viaje me marcó para siempre”.Aupado por los premios, entre ellos el de mejor director en el Festival de Cannes por Babel, el mexicano se volvió un artista codiciado por los gigantes de la pantalla, se erigió en la cabeza visible de una camada que, junto con sus ami-gos Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, ha pulverizado todos los techos para los creadores hispanos. “Pero no es un boom, hay una sincronía, una generación que comparte un espacio de la cinematografía y que además es amiga. Lo del boom está tan desgasta-do, el boom siempre trae un tum-tum-tum, como el final de una canción…”. En este camino ascendente se fue a vivir a Los Ángeles, rompió sonoramente con Arriaga y avanzó en la madurez. En el camino también cruzó la barrera de los 50 años. El tiempo empezó a agostarse. Su mirada volcánica se serenó. Pudo sentarse, como él mismo explica, “a la orilla del río a ver el flujo desbordante de los pensamientos y sentimientos”.–¿Le influyó mucho cumplir 50 años? –Decían que los 40 eran duros, aunque yo ni me di cuenta cuando los pasé. Pero con los 50 entré en una melancolía profunda. Aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar las luces de la fiesta. –Todo se vuelve pasado. –La fiesta se va a acabar. Pero no me preocupa el pasado, sino lo que voy a perder, nuevamente.Birdman es hijo de ese crepúsculo. A medida que se acercaba al medio siglo de vida, Iñárritu buscó puerto en la meditación zen. Hizo un retiro. Observó sus voces internas, sobre todo, esa que le convierte en el centro del universo en los rodajes, desde la que irradia el magnetismo que le recono-cen sus amigos. “Esa voz inquisidora”, explica el director, “a la que llamo el Torquemada interno, un tipo al que le presentas cualquier caso y te mandará al fuego, un terrorista con el que no hay negociación posible”. Fue esa voz la que dio la clave de Birdman.Sobre su huella construyó una pelícu-la casi experimental, asentada sobre gigantescos planos-secuencia, que se mueven continuamente al borde del

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22 de febrero de 2015 / el mañana / Domingocine

por Jan Martínez ahrens

Los barcos, a veces, albergan historias secretas. El Toluca, un carguero de la compañía Transportación Marítima Mexicana, fue uno de ellos. Anclado en el puerto de Veracruz, enroló en 1980 a un muchacho de 17 años y pelo negrísimo que buscaba poner un océa-no entre su pasado y su presente. Pocos

Iñárritu, el director que no se rinde

- El dirECtor mExiCAno sE EnfrEntA A su primErA obrA históriCA, ‘thE rEvEnAnt’, Con El ánimo ExigEntE quE siEmprE lE impulsA.

- más sinCEro quE nunCA, En EstE EnCuEntro dEjA ClAro quE nunCA sE dA por vEnCido.

- dEspués dE nuEvE nominACionEs A los osCAr Con ‘birdmAn’, siguE bAtAllAndo su pArtiCulAr “guErrA A muErtE por logrAr unA buEnA pElíCulA”.

meses antes se había escapado de casa con una mujer mayor que él. La fuga terminó en desastre: el padre de la dama amenazó al padre del soñador; ella se sumió en una crisis profunda, y él perdió el hilo, fue expulsado del colegio y, bajo el sol del trópico, acabó embarcado en el Toluca, donde daban comida y transporte a cambio de fre-gar el suelo y engrasar las máquinas. A

bordo del buque, recorrió el curso del Misisipi, descubrió Barcelona y alcanzó la Toscana y Sicilia. Corría 1980 y en Alejandro González Iñárritu se había abierto el hambre de mundo. Dos años después volvería a embarcarse. Esta vez, arribó a Bilbao, y desde allí, con mil dólares que le había dado su padre, vivió un año a la deriva. Vendió en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo),

durante semanas durmió al raso en el parque madrileño del Retiro y, al final, saltó a Marruecos. Sin saberlo, en su interior se había dibujado la geografía de su obra. La huella sobre la que anda-ría a lo largo de los años, la semilla de su cine. A la mujer, nunca la volvió a ver. Han pasado casi 35 años, el Toluca hace ya mucho que fue desguazado y, a orillas del río Bow, en la gran planicie de la

“Con los 50 entré en una melancolía profunda. aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar

las luces de la fiesta”.

En los prEmios globos dE oro, la película ‘birdman’ cOnsiGuió el Galar-dón para el mejOr actOr de cOmedia, micHael KeatOn, y mejOr Guión. en la imaGen, el cuartetO artífice recOGiendO el premiO: iñárritu, en primer planO, juntO a nicOlás GiacObOne, armandO bO y alexander dinelaris.

A sUs EspEctAdorEs y a lOs actOres. en la fOtOGrafía, cOn brad pitt durante el rOdaje de babel, un filme que dice que emOciOnó a sus HijOs.

canadiense Calgary el sol parece recién salido del congelador. No es un lugar fácil para un rodaje. La temperatura rondaría los 30 grados bajo cero, si no fuera por el cálido chinook, el único viento capaz de frenar las aterradoras masas de aire ártico. Su aliento agita esta mañana los álamos desnudos, bajo cuya sombra se juega un simulacro de muerte.Sobre la nieve hay sangre demasiado roja para ser sangre, un fantasma indio embadurnado de ceniza al que por las tardes le gusta escuchar la música un poco empalagosa de Herbie Hancock y, sobre todo, un tipo de ojos acuosos y pelo rubio que se parece a Leonardo DiCaprio, actúa (o eso intenta) como él, pero que no es Leonardo DiCaprio. Sólo una imitación, como la sangre o el fantasma, pero que hoy, bajo la brisa del chinook, sirve para moldear, en una incesante cadena de repeticiones y correcciones, las escenas que habrán de rodarse la semana siguiente, cuando llegue el verdadero DiCaprio.“A cada paso, esculpo al animal que hay dentro de la piedra”. Alejandro González Iñárritu es quien impone el orden a orillas del helado Bow. Tiene 51 años y sigue embarcado en su viaje inte-rior. Broncíneo y de barbas velazque-ñas, su poderosa voz mueve los hilos de la trama. Todo gira a su alrededor. Y no es fácil. Sus pasos conducen con extre-ma rapidez de un universo a otro. Hoy le ha tocado una masacre en un poblado indio, un diálogo entre dos tramperos de 1823 y una pesadilla con fantasmas y cabezas despellejadas. Tres escenas que forman parte de The Revenant, su próxima película. Un prewestern de espacios abiertos y tensos silencios. Su primera obra histórica y rodada en condiciones extremas. “Me excita poder fallar”, señala el realizador.A su lado, siempre cerca, camina el director de fotografía, su compatriota Emmanuel Lubezki (Ciudad de México, 1964), ganador de un Oscar por Gravity. Entre sí se llaman por sus apodos. Negro (Iñárritu) y Chivo (Lubezki). Dos viejos amigos del DF. Al equipo se dirigen en perfecto inglés. Pero cuando tienen que decidir sobre aspectos fundamentales, ambos se apartan y, de pie en la nieve, deliberan en español, mientras los demás integrantes del rodaje, estáticos, esperan la decisión que luego ejecuta-rán bajo el mando único de Iñárritu.

“Soy muy duro, muy militante, muy exi-gente; se me teme más que se me quiere. La gente sabe que no va a haber tregua, pero logro conectar con ellos, porque no exijo nada de lo que no doy y porque la experiencia crea una catarsis, lleva a un conocimiento profundo de las capa-cidades de todos nosotros. Cualquiera puede hacer una película, pero lograr una buena es abrir una guerra a muerte, principalmente contigo mismo. Por eso me da miedo cada vez que voy a empe-zar una, porque no la suelto”.La afirmación es empíricamente com-probable. Iñárritu actúa como una centrifugadora. No para un segundo. En pocos minutos decide sobre la ves-timenta del indio que hace de fantasma, el color de la sangre (“más oscura, que han pasado 24 horas de la masacre”), la duración de las tomas, la inclina-

ción de la cámara, la longitud de los pasos del falso DiCaprio, la perspec-tiva del poblado, el gesto triste de una anciana india… Todo tiene su huella. El universo gira aceleradamente a su alrededor. Pero en esta rutina, hoy es un día distinto. Aunque nadie lo diga en voz alta, por superstición o modes-tia, todos saben que Birdman, la últi-ma película de Iñárritu, ha recibido la noche anterior nueve nominaciones a los Oscar y por los apartados más codiciados: mejor película, director, actor (Michael Keaton), actor y actriz de reparto (Edward Norton y Emma Stone), guión original, fotografía, soni-do… La gloria cinematográfica aletea esta mañana entre los álamos helados. No es la primera vez que Iñárritu ve sus películas aclamadas, pero nunca con

tanta fuerza.–¿Cómo vive la expectativa de los pre-mios? –Lo vivo con distancia, porque, si no, te vuelves loco. En mi carrera me he vuelto un experto en pasar, en un segundo y sin haber hecho nada, de ser un exitoso nominado a un perdedor. No quiero decir que no tenga ninguna importancia, puedo sentir cierta excita-ción, no nerviosismo; hay encanto, pero no es Santa Claus. A fin de cuentas, la competición en el arte es absurda. No quiero darle lógica y decir: “Es que soy el mejor y voy a ganar porque tengo estos méritos”. Si piensas así, acabas perdiendo la cabeza.La noche es clara en Calgary. En el cen-tro de la ciudad, a la altura del piso 25 de un cortante edificio de cristal y acero, Iñárritu, harto de hoteles, ha instala-do su vivienda. Es un apartamento de tonos marrones, aséptico y funcional. Apenas hay detalles personales a la vista, aunque los muebles, sin estri-dencias, denotan una confortable pro-visionalidad, perfecta para un nómada que ha bajado del todoterreno que le trae del rodaje, en calcetines y hablando de México y Octavio Paz. Ahora, ya en la estancia, Iñárritu se ha servido un campari con mucho hielo, ha sacado un cigarrillo electrónico que ha conectado al mac y se ha reclinado en un alero del sofá para responder a las preguntas del periodista. Sus frases son articuladas; la voz, grave y fuerte, arrastra una modu-lación radiofónica, pero suena sincera. A veces, antes de hablar, medita. Largos segundos hasta que cincela la idea. Y entonces la desgrana con seguridad.–¿Cómo explica su éxito? –Es difícil de explicarlo, yo no puedo ser objetivo. En un mundo donde la ironía reina, donde hay que separarse, protegerse y reírse de cualquier cosa que sea honesta o tenga una carga emocional, yo apuesto por la catarsis. Me gusta invertir emocionalmente en las cosas. Y la catarsis, cuando toca la vena emocional, tiene la posibilidad de abrir las puertas incluso de quienes se protegen. –Aunque Birdman desborda humor, sus personajes se mueven en la amargura. ¿Es usted pesimista, está desencantado? –La inteligencia puede definirse como la posibilidad de poseer dos ideas opuestas simultáneamente y tener la capacidad de operar. Yo soy dos piernas con una contradicción constan-te cuyo resultado es mi obra. Me puedo

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8Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 cine 9

22 de febrero de 2015 / el mañana / Domingocine

por Jan Martínez ahrens

Los barcos, a veces, albergan historias secretas. El Toluca, un carguero de la compañía Transportación Marítima Mexicana, fue uno de ellos. Anclado en el puerto de Veracruz, enroló en 1980 a un muchacho de 17 años y pelo negrísimo que buscaba poner un océa-no entre su pasado y su presente. Pocos

Iñárritu, el director que no se rinde

- El dirECtor mExiCAno sE EnfrEntA A su primErA obrA históriCA, ‘thE rEvEnAnt’, Con El ánimo ExigEntE quE siEmprE lE impulsA.

- más sinCEro quE nunCA, En EstE EnCuEntro dEjA ClAro quE nunCA sE dA por vEnCido.

- dEspués dE nuEvE nominACionEs A los osCAr Con ‘birdmAn’, siguE bAtAllAndo su pArtiCulAr “guErrA A muErtE por logrAr unA buEnA pElíCulA”.

meses antes se había escapado de casa con una mujer mayor que él. La fuga terminó en desastre: el padre de la dama amenazó al padre del soñador; ella se sumió en una crisis profunda, y él perdió el hilo, fue expulsado del colegio y, bajo el sol del trópico, acabó embarcado en el Toluca, donde daban comida y transporte a cambio de fre-gar el suelo y engrasar las máquinas. A

bordo del buque, recorrió el curso del Misisipi, descubrió Barcelona y alcanzó la Toscana y Sicilia. Corría 1980 y en Alejandro González Iñárritu se había abierto el hambre de mundo. Dos años después volvería a embarcarse. Esta vez, arribó a Bilbao, y desde allí, con mil dólares que le había dado su padre, vivió un año a la deriva. Vendió en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo),

durante semanas durmió al raso en el parque madrileño del Retiro y, al final, saltó a Marruecos. Sin saberlo, en su interior se había dibujado la geografía de su obra. La huella sobre la que anda-ría a lo largo de los años, la semilla de su cine. A la mujer, nunca la volvió a ver. Han pasado casi 35 años, el Toluca hace ya mucho que fue desguazado y, a orillas del río Bow, en la gran planicie de la

“Con los 50 entré en una melancolía profunda. aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar

las luces de la fiesta”.

En los prEmios globos dE oro, la película ‘birdman’ cOnsiGuió el Galar-dón para el mejOr actOr de cOmedia, micHael KeatOn, y mejOr Guión. en la imaGen, el cuartetO artífice recOGiendO el premiO: iñárritu, en primer planO, juntO a nicOlás GiacObOne, armandO bO y alexander dinelaris.

A sUs EspEctAdorEs y a lOs actOres. en la fOtOGrafía, cOn brad pitt durante el rOdaje de babel, un filme que dice que emOciOnó a sus HijOs.

canadiense Calgary el sol parece recién salido del congelador. No es un lugar fácil para un rodaje. La temperatura rondaría los 30 grados bajo cero, si no fuera por el cálido chinook, el único viento capaz de frenar las aterradoras masas de aire ártico. Su aliento agita esta mañana los álamos desnudos, bajo cuya sombra se juega un simulacro de muerte.Sobre la nieve hay sangre demasiado roja para ser sangre, un fantasma indio embadurnado de ceniza al que por las tardes le gusta escuchar la música un poco empalagosa de Herbie Hancock y, sobre todo, un tipo de ojos acuosos y pelo rubio que se parece a Leonardo DiCaprio, actúa (o eso intenta) como él, pero que no es Leonardo DiCaprio. Sólo una imitación, como la sangre o el fantasma, pero que hoy, bajo la brisa del chinook, sirve para moldear, en una incesante cadena de repeticiones y correcciones, las escenas que habrán de rodarse la semana siguiente, cuando llegue el verdadero DiCaprio.“A cada paso, esculpo al animal que hay dentro de la piedra”. Alejandro González Iñárritu es quien impone el orden a orillas del helado Bow. Tiene 51 años y sigue embarcado en su viaje inte-rior. Broncíneo y de barbas velazque-ñas, su poderosa voz mueve los hilos de la trama. Todo gira a su alrededor. Y no es fácil. Sus pasos conducen con extre-ma rapidez de un universo a otro. Hoy le ha tocado una masacre en un poblado indio, un diálogo entre dos tramperos de 1823 y una pesadilla con fantasmas y cabezas despellejadas. Tres escenas que forman parte de The Revenant, su próxima película. Un prewestern de espacios abiertos y tensos silencios. Su primera obra histórica y rodada en condiciones extremas. “Me excita poder fallar”, señala el realizador.A su lado, siempre cerca, camina el director de fotografía, su compatriota Emmanuel Lubezki (Ciudad de México, 1964), ganador de un Oscar por Gravity. Entre sí se llaman por sus apodos. Negro (Iñárritu) y Chivo (Lubezki). Dos viejos amigos del DF. Al equipo se dirigen en perfecto inglés. Pero cuando tienen que decidir sobre aspectos fundamentales, ambos se apartan y, de pie en la nieve, deliberan en español, mientras los demás integrantes del rodaje, estáticos, esperan la decisión que luego ejecuta-rán bajo el mando único de Iñárritu.

“Soy muy duro, muy militante, muy exi-gente; se me teme más que se me quiere. La gente sabe que no va a haber tregua, pero logro conectar con ellos, porque no exijo nada de lo que no doy y porque la experiencia crea una catarsis, lleva a un conocimiento profundo de las capa-cidades de todos nosotros. Cualquiera puede hacer una película, pero lograr una buena es abrir una guerra a muerte, principalmente contigo mismo. Por eso me da miedo cada vez que voy a empe-zar una, porque no la suelto”.La afirmación es empíricamente com-probable. Iñárritu actúa como una centrifugadora. No para un segundo. En pocos minutos decide sobre la ves-timenta del indio que hace de fantasma, el color de la sangre (“más oscura, que han pasado 24 horas de la masacre”), la duración de las tomas, la inclina-

ción de la cámara, la longitud de los pasos del falso DiCaprio, la perspec-tiva del poblado, el gesto triste de una anciana india… Todo tiene su huella. El universo gira aceleradamente a su alrededor. Pero en esta rutina, hoy es un día distinto. Aunque nadie lo diga en voz alta, por superstición o modes-tia, todos saben que Birdman, la últi-ma película de Iñárritu, ha recibido la noche anterior nueve nominaciones a los Oscar y por los apartados más codiciados: mejor película, director, actor (Michael Keaton), actor y actriz de reparto (Edward Norton y Emma Stone), guión original, fotografía, soni-do… La gloria cinematográfica aletea esta mañana entre los álamos helados. No es la primera vez que Iñárritu ve sus películas aclamadas, pero nunca con

tanta fuerza.–¿Cómo vive la expectativa de los pre-mios? –Lo vivo con distancia, porque, si no, te vuelves loco. En mi carrera me he vuelto un experto en pasar, en un segundo y sin haber hecho nada, de ser un exitoso nominado a un perdedor. No quiero decir que no tenga ninguna importancia, puedo sentir cierta excita-ción, no nerviosismo; hay encanto, pero no es Santa Claus. A fin de cuentas, la competición en el arte es absurda. No quiero darle lógica y decir: “Es que soy el mejor y voy a ganar porque tengo estos méritos”. Si piensas así, acabas perdiendo la cabeza.La noche es clara en Calgary. En el cen-tro de la ciudad, a la altura del piso 25 de un cortante edificio de cristal y acero, Iñárritu, harto de hoteles, ha instala-do su vivienda. Es un apartamento de tonos marrones, aséptico y funcional. Apenas hay detalles personales a la vista, aunque los muebles, sin estri-dencias, denotan una confortable pro-visionalidad, perfecta para un nómada que ha bajado del todoterreno que le trae del rodaje, en calcetines y hablando de México y Octavio Paz. Ahora, ya en la estancia, Iñárritu se ha servido un campari con mucho hielo, ha sacado un cigarrillo electrónico que ha conectado al mac y se ha reclinado en un alero del sofá para responder a las preguntas del periodista. Sus frases son articuladas; la voz, grave y fuerte, arrastra una modu-lación radiofónica, pero suena sincera. A veces, antes de hablar, medita. Largos segundos hasta que cincela la idea. Y entonces la desgrana con seguridad.–¿Cómo explica su éxito? –Es difícil de explicarlo, yo no puedo ser objetivo. En un mundo donde la ironía reina, donde hay que separarse, protegerse y reírse de cualquier cosa que sea honesta o tenga una carga emocional, yo apuesto por la catarsis. Me gusta invertir emocionalmente en las cosas. Y la catarsis, cuando toca la vena emocional, tiene la posibilidad de abrir las puertas incluso de quienes se protegen. –Aunque Birdman desborda humor, sus personajes se mueven en la amargura. ¿Es usted pesimista, está desencantado? –La inteligencia puede definirse como la posibilidad de poseer dos ideas opuestas simultáneamente y tener la capacidad de operar. Yo soy dos piernas con una contradicción constan-te cuyo resultado es mi obra. Me puedo

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7tecnología 22 de febrero de 2015 / el mañana / Domingo

los principales ataques• 1985. La agencia de inteligencia soviética KGB reclutó a un hacker alemán que se intro-dujo en el sistema informático del Lawrence Berkeley National Laboratory, en EU. Su obje-tivo era robar información militar.

• 1991. Durante la primera Guerra del Golfo, un grupo de hackers holandeses penetró en los sistemas de 34 instalaciones militares de EU.

• 2000. El gusano ILoVEYoU salió de Filipinas y a través de cartas de amor ficticias golpeó a millones de ordenadores en todo el mundo.

• 2007. Los sistemas informáticos de orga-nismos oficiales, servicios básicos y bancos de Estonia fueron objeto de varios ataques atribuidos a hackers rusos.

• 2013. La empresa Mandiant culpó a la Unidad secreta 61398 del Ejército chino, con sede en Shanghái, de los ataques a ins-tituciones, compañías y periódicos de EU perpetrados a lo largo de los tres años ante-riores. Los hackers se apoderaron también de documentos sobre el cazabombardero F-35.

• 2014. La multinacional Sony sufre un ataque a su sistema informático. Se produjo a pocos días del estreno de la película The Interview , que parodia al dictador norcoreano Kim Jong-un. El FBI sostuvo que Pyongyang se encuentra detrás de del ataque.

el FBI está muy seguro de que el ataque a Sony se originó en Corea del Norte. Esa revelación contrasta con la complejidad habitual de lo que el mundo de la ciber-seguridad denomina el “problema de la atribución”, es decir, la dificultad de asignar la responsabilidad indudable de los ataques informáticos. Un problema que resulta especialmente complicado en el caso de China. Harris afirma que el ejército de Estados Unidos tiene acceso a una base de datos en la que figuran dosieres sobre todos los piratas identificados en China, con detalles sobre “qué tipos de software malicioso le gusta utilizar a cada hac-ker, qué sistemas suele atacar y dónde se cree que opera”. No obstante, esa élite de piratas informáticos, que, según Harris, está formada por un mínimo de 20.000, sigue siendo secreta para gran parte del público. Los hackers chinos se han infiltrado en las redes de empresas energéticas esta-dounidenses para robar datos sobre la extracción de gas y petróleo de esquisto. En 2010, dice Harris, “Google descu-brió pruebas de una de las campañas de espionaje en la red más amplias y trascendentales de la historia de Estados Unidos. Todo indica que unos piratas chinos habían penetrado en los siste-mas de casi tres docenas de empresas como Symantec, Yahoo!, Adobe y las redes Juniper...”. De acuerdo con la consultora de ciberseguridad Mandiant, un selecto equipo chino de penetración conocido como Unidad 61398, formado por 20.000 especialistas que trabajan en Shanghai, rompió metódicamente las defensas de innumerables entes guber-namentales, empresariales y de medios de comunicación, entre ellos The Wall Street Journal, The Washington Post y, sobre todo, The New York Times. “Los analistas de Mandiant descubrieron que los espías chinos habían invadido las redes de los periódicos y estaban espiando a más de 60 empleados, entre ellos un periodista que estaba en China preparando un reportaje de denuncia sobre la corrupción política... Los espías trataban de enmascarar sus identidades encaminando el tráfico a través de orde-nadores de los que se habían adueña-do en universidades norteamericanas, en Carolina del Norte, Nuevo México, Arizona y Wisconsin, una técnica que Mandiant había visto en otras campañas de espionaje de las que sabía que habían

comenzado en China”.Por supuesto, Corea del Norte y China no son los únicos países que utilizan sofisticados programas informáticos. Muchas potencias hacen lo mismo, incluido Estados Unidos, que, según Harris, es uno de los arquitectos de la nueva era de la guerra cibernética. En los próximos cinco años, dice el autor, el Departamento de Defensa estadouni-dense planea gastar 26.000 millones de dólares en tecnología de ataque y defen-sa en la Red. La línea entre las dos opcio-nes es difusa por naturaleza, afirma. “La misma infraestructura que se crea para defender una red es la que se utiliza para lanzar un ataque”.En la nueva era de la ciberseguridad, controlar estas armas puede ser difícil. “No existe ninguna manera clara de hacer respetar un acuerdo sobre armas cibernéticas”, concluye Harris. “Las ins-talaciones de enriquecimiento nuclear se pueden inspeccionar. Los carros de combate, los buques y los aviones pue-den verse desde lejos. Pero un arma informática puede cons-truirse en un ordenador. Es casi invisible hasta que se pone en funcionamiento”.La perspectiva de una inseguridad pro-longada e intensa debido a las amena-zas procedentes del ciberespacio va a inquietar al sector público y al privado por igual, quizá profundamente, durante

el próximo decenio. El mercado mun-dial actual de productos y servicios de seguridad informática representa alre-dedor de 67.000 millones de dólares. Es probable que el costo haya aumen-tado angustiosamente desde el ataque a Sony y que siga creciendo a medida que continúen los ataques a grandes empresas, como las recientes incur-siones en gigantes estadounidenses de sectores tan distintos como la distribu-ción comercial —Target—, la banca —JP Morgan— y los seguros de salud, una de cuyas empresas, Anthem, sufrió hace solo unos días el último y espectacular ataque. Según Joseph Demarest, director adjunto de la división cibernética del FBI, que recientemente prestó decla-ración ante la Comisión de Banca del Senado estadounidense, el 90% de las empresas serían tan vulnerables como lo fue Sony ante su ataque. Si eso es verdad, estamos en un nuevo mundo de peligros informáticos. Y no ha hecho más que empezar.

* Gordon M. Goldstein es miembro del Programa Roger Hertog de Derecho y Seguridad Nacional en la Facultad de Derecho de Columbia y autor de Lessons In Disaster: McGeorge Bundy and the Path to War in Vietnam (Lecciones en el desastre: McGeorge Bundy y el Camino a la guerra en Vietnam).

10Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 cine

los EspAcios, las palabras, lOs actOres, tOdOs lO tienen y el directOr mexicanO lO dOmina. cOn Gael García bernal, unO de lOs prOtaGOnistas de ‘babel’ (2006).

sin trEgUA. sus actOres saben que nO la Hay trabajandO cOn él, perO tam-bién que terminarán cOnectandO. iñárritu Habla cOn javier bardem durante el rOdaje de ‘biutiful’ (2009).

drenar rápidamente y llenar de un vacío existencial. En ese sentido, soy un hombre que observa más las pérdidas que las ganancias, estoy obsesionado con la pérdida, porque me duele perder lo que he tenido.El vacío y la pérdida. Iñárritu ha empezado a dar golpecitos con el dedo índice al cigarrillo electrónico, de aspecto galáctico. Aspira, da otro golpecito, aspira. Pero nada. No funcio-na. Riéndose de su fracaso, lo vuelve a conectar al mac y se toma un trago de campari. “Probaremos luego”. Iñárritu no parece darse fácilmente por ven-cido. Quienes le conocen dicen que nunca lo hace. Quizá sea herencia de su padre, un banquero que se arruinó y se rehízo vendiendo fruta, o de su propia expe-riencia iniciática, en la que conjuró un amor cruzando el océano. Sea lo que sea, desde aquel instante no dejó de estar en movimiento. Tras sus aven-turas por Europa y el norte de África, regresó a la Ciudad de México para ensayar la carrera de Comunicación, aunque muy pronto eligió otros derro-teros. Fue locutor de radio, dirigió la estación musical número uno en el DF, y se volcó en la música (“soy más musicólogo que cinéfilo”, dice). Pero ni tener banda propia ni componer para seis películas le dio paz. No era un vir-tuoso. El perfeccionismo, esa pulsión que le permite rodar a 30 grados bajo cero, chocó contra él mismo. “Tengo los dedos torpes”, confiesa.El cine se le apareció como única salida. Anuncios, cortometrajes, televisión. Poco a poco descubrió que tenía un talento natural para un mundo en el que no existían antecedentes familiares (“salgo de mí mismo, soy una flor extra-ña”). Las horas pasadas en la Cineteca Nacional empapándose de neorrealis-mo italiano, el ADN de su cine, hicieron el resto. Estudió dirección teatral con el legendario Ludwik Margules, un tiráni-co maestro que le inculcó la necesidad de tener bajo su bota cada milímetro de la escena y de hacerlo con un espí-ritu renacentista. “Nada puede escapar, todo es responsabilidad mía, de todo he de saber”. El demiurgo empezaba a despuntar. La alianza con el guionista Guillermo Arriaga culminó este pro-ceso. En 2000 se estrenó la desgarra-dora Amores perros, luego vinieron 21 gramos (2003), Babel (2006), Biutiful

(2010) y ahora Birdman. La escalera le llevó cada vez más arriba. La huella del carguero Toluca iba por delan-te. Memphis, a orillas del Misisipi, Barcelona o Marruecos fueron el esce-nario de sus películas. “Aquel viaje me marcó para siempre”.Aupado por los premios, entre ellos el de mejor director en el Festival de Cannes por Babel, el mexicano se volvió un artista codiciado por los gigantes de la pantalla, se erigió en la cabeza visible de una camada que, junto con sus ami-gos Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, ha pulverizado todos los techos para los creadores hispanos. “Pero no es un boom, hay una sincronía, una generación que comparte un espacio de la cinematografía y que además es amiga. Lo del boom está tan desgasta-do, el boom siempre trae un tum-tum-tum, como el final de una canción…”. En este camino ascendente se fue a vivir a Los Ángeles, rompió sonoramente con Arriaga y avanzó en la madurez. En el camino también cruzó la barrera de los 50 años. El tiempo empezó a agostarse. Su mirada volcánica se serenó. Pudo sentarse, como él mismo explica, “a la orilla del río a ver el flujo desbordante de los pensamientos y sentimientos”.–¿Le influyó mucho cumplir 50 años? –Decían que los 40 eran duros, aunque yo ni me di cuenta cuando los pasé. Pero con los 50 entré en una melancolía profunda. Aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar las luces de la fiesta. –Todo se vuelve pasado. –La fiesta se va a acabar. Pero no me preocupa el pasado, sino lo que voy a perder, nuevamente.Birdman es hijo de ese crepúsculo. A medida que se acercaba al medio siglo de vida, Iñárritu buscó puerto en la meditación zen. Hizo un retiro. Observó sus voces internas, sobre todo, esa que le convierte en el centro del universo en los rodajes, desde la que irradia el magnetismo que le recono-cen sus amigos. “Esa voz inquisidora”, explica el director, “a la que llamo el Torquemada interno, un tipo al que le presentas cualquier caso y te mandará al fuego, un terrorista con el que no hay negociación posible”. Fue esa voz la que dio la clave de Birdman.Sobre su huella construyó una pelícu-la casi experimental, asentada sobre gigantescos planos-secuencia, que se mueven continuamente al borde del

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1122 de febrero de 2015 / el mañana / Domingocine

El rEAlizAdor mExicAno juntO a leOnardO dicapriO, cOn quien Ha trabaja-dO en su últimO prOyectO aún sin estrenar, ‘tHe revenant’.

minUcioso y ExigEntE, alejandrO GOnzález iñárritu da indicaciOnes a sean penn en un descansO de la Grabación de ‘21 GramOs’ (2003).

precipicio. Una comedia agridulce (“a non funny comedy”, bromea el direc-tor) que tiene mucho de repaso vital: un actor que años atrás alcanzó el estrella-to por interpretar a un superhombre lo apuesta todo con una obra de teatro en Broadway, pero a medida que se acer-ca la hora del estreno, ese hombre, de más de 50 años, atormentado por su voz interior, se enfrenta a su pasado, a su familia, a sí mismo. A la perplejidad del arte.“Birdman es una película que tiene alas que me han liberado. He cambiado la forma de abordar los temas, pero estos siguen siendo los mismos: quién coño somos, qué significado tiene y de qué trata esta vida. Es una película para todos los que sentimos eso. Habla de la necesidad de reconocimiento, de confundir la admiración con el amor; de entender ya demasiado tarde que era amor lo que tuvimos y que no lo supi-mos, y que eso era lo único que necesitá-bamos tener. Los seres humanos somos criaturas patéticas y adorables. Todos tenemos algo de Birdman”. El director se ha puesto un segundo campari. Dice que le abre el apetito. Durante la con-versación han traído la cena. Solomillo con espinacas. Los platos aguardan a ser recalentados en el horno. A lo largo de la entrevista, Iñárritu habla con convic-ción. No gesticula demasiado. Sólo en ciertos momentos, enfatiza sus palabras con un golpe de manos. Ocurre al tra-tar la crisis de los 50 años, los amores perdidos, al analizar los problemas de México y el cinismo de Estados Unidos, que vende las armas y com-pra las drogas a su vecino del sur. Pero también sazona sus contestaciones de humor. Entonces sonríe abiertamente, busca la complicidad con la mirada. En ningún momento parece cansado. Su voltaje es constante. No hay bajones. Ni siquiera cuando entra en los mean-dros de Birdman. En la obra no sólo se representa otra obra (De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver), sino que, en un juego de espe-jos, el actor principal, Michael Keaton, que se hizo famoso por haber interpre-tado Batman, en la película representa a Riggan Thompson, conocido por haber encarnado a Birdman. La ficción, la rea-lidad y la metarrealidad se superponen, como muñecas rusas, en la cinta.–¿Qué buscaba al escoger a Keaton/Batman para interpretar a Riggan

Thompson/Birdman? –La metarrea-lidad que Michael Keaton agregó a la película era muy importante, pero también un factor de alto riesgo. Y no fue el único, Edward Norton tiene la misma reputación que el personaje que interpreta, el actor de Nueva York que ha estado en la escena del teatro, pesa-do, dominante y sobreintelectualizado.

En el plató reinó eso: el gozo de poder representarse a uno mismo desnudo y sin vergüenza. Se abordó de una forma honesta, no intelectual, no irónica. Esta película es sincera. Yo estoy ahí dentro y esas son mis miserias, mis realidades. Yo he sido todos esos personajes. O he sido yo o he trabajado con ellos o he sido víctima suya. Ese ha sido mi mundo.

Esa fue la apuesta. Y son elecciones reales, no es el actor interpretando a los actores fallidos; no, es el actor que ha pasado por eso.–¿Y cómo fue el rodaje con esos planos-secuencia tan largos? –Fue extremada-mente meticuloso y arriesgado, porque si fallaba no había forma de esconder mi mierda. Iba a quedar expuesta. Pero curiosamente por la misma efervescen-cia e inseguridad del proceso, hubo un gozo que yo no había conocido. Por primera vez me reía a carcajadas en el plató. E incluso sentía culpa. Me decía: “¿Cómo puedo disfrutar en un set si esto es trabajo?”. Yo tengo un concepto protestante, en el trabajo no se ríe uno. Pero en esta ocasión, fue una libera-ción. –¿Improvisa o va con la idea ya totalmente fija? –Tengo dos virtudes. Una es el concepto. Veo con precisión todo lo que no debe ser y lo que debe ser. La segunda es el ritmo. Para mí el ritmo es Dios. Sin ritmo no hay danza, ni arquitectura ni música… Las estre-llas tienen un ritmo, el universo está rítmicamente ordenado, el arte es la palpitación de ese ritmo y, si no lo tie-nes, es imposible crear algo. Ese ritmo lo poseo. Suena abstracto e idiota, pero cuando pongo una escena sé natural-mente cuándo debe haber un espacio entre una palabra y la otra; sé cuánto tiene que estar separado un actor del otro y de la cámara, sé qué lentes debe usar, sé si debe estar más arriba o más abajo, sé la velocidad…Iñárritu habla, a veces, como filma. Se distancia, se eleva, vuelve en picado al punto original. Mira hacia delante. Al igual que otros autores, no es propenso a revisar su obra pasada. La primera vez que lo hizo fue en Los Ángeles, en 2010. Alquiló un cine y preparó tres días de sesión para sus hijos, que acababan de cumplir 15 y 17 años y que nunca antes habían visto sus películas. Proyector, sala oscura, negativos. “Mis hijos han sufrido mis ausencias y me dije, ‘por lo menos que vean que lo que hice merecía la pena”.Iñárritu se enfrentó entonces a su pro-pio cine. Digirió su “perturbadora vita-lidad”, se dejó arrastrar por su “flujo sanguíneo emocional”, pero también advirtió que algo se había quebrado. “Hay abuso en la construcción, en la fragmentación, me avergüenzo de ciertas cosas, me incomodan, pero tras Birdman soy un nuevo cineasta,

6Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 tecnología

por gordon M. goldstein

El año pasado, a medida que se acercaban las navidades y el equipo de seguridad nacional del presidente de los Estados Unidos Barack

Obama y los dirigentes empresariales estadounidenses preveían unas cuan-tas semanas de tranquilidad, el mundo cambió, al menos para los expertos que llevaban tiempo observando el agra-vamiento de una crisis mundial en ciberseguridad. La división de Sony en Estados Unidos sufrió un ataque informático de dimensiones históri-cas. Toda la infraestructura de datos y comunicaciones de la compañía fue víctima de piratas despiadados que dejaron al descubierto un tesoro de contratos confidenciales, contenido creativo, correos electrónicos emba-razosos, información económi-ca reservada, acuerdos de compensación, docu-mentos legales secretos y mucho más. Se calcula que los daños totales sobrepasa-ron los 100 millones de dólares. El propósito del ataque no era el robo de secretos profesionales ni el espiona-je industrial convencional. El objetivo aparente era crear el caos y la destruc-ción en venganza por la intención de Sony de distribuir The Interview, una comedia de humor grosero en la que se ridiculizaba al líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un.En las semanas posteriores, los exper-tos en seguridad informática se apre-suraron a dar su opinión sobre la importancia del espectacular ataque, que se cobró su última víctima con la dimisión de la copresidenta de Sony Amy Pascal. La mayoría se mostró de acuerdo en que representaba una ame-naza de dimensiones nuevas. Un Estado que arremetía contra una empresa de forma pública y descarada, con las consiguientes acusaciones por parte de Estados Unidos y la promesa de

Un mundo en ‘ciberalerta’AtAquEs rECiEntEs Como El sufrido por sony por lA pElíCulA ‘lA EntrEvistA’ AnunCiAn unA époCA

dE insEguridAd prolongAdA E intEnsA dEbido A lAs AmEnAzAs informátiCAs

represalias contra Corea del Norte. Solo esto ya era todo un hito en la evo-lución de la guerra cibernética. Pero el significado del ataque fue aún mayor.Visto en su contexto, este nuevo punto de inflexión en el opaco mundo de la guerra informática era completamente previsible. Esa es la tesis de un nuevo y oportuno libro escrito por Shane Harris, periodista e investigador en un think-tank de Washington: @ War: The Rise of the Military-Internet Complex (En guerra: el ascenso del complejo militar de Internet). El relato de Harris es al mismo tiempo escalofriante y fascinan-te, y destaca la propuesta de que hemos entrado en una nueva era de la seguri-dad internacional en la que las amenazas cibernéticas son mucho más letales y ubicuas. Una de las puertas de entrada a ese nuevo mundo es TOR, sistema de enrutamiento en red que permite a los usuarios conectarse a Internet de forma anónima mediante un sistema

Una de las puertas de entrada a ese nuevo

universo es TOR, sistema que permite conectarse

a la Red de forma anónima.

de miles de puntos de transmisión que encaminan el tráfico a través de capas y más capas de encriptación. TOR, que son las siglas de The Onion Router (el router de cebolla), puede obtenerse con una sencilla descarga de un programa gratuito. “Cualquiera puede usar TOR: narcotraficantes, consumidores de por-nografía infantil, piratas informáticos, terroristas y espías, todos los cuales han descubierto una forma viable de man-tener el anonimato en la red y eludir a las fuerzas de la ley y los servicios de inteligencia”, explica Harris.

TOR fue creado en el Laboratorio de Investigaciones Navales de Estados Unidos en 2002, y lo emplean disidentes políticos y defensores de la democra-cia en todo el mundo para garantizar la libertad de expresión y comunicacio-nes a pesar del control de regímenes políticos represivos. Harris dice que “en los últimos años, el Departamento de Estado ha dado millones de dólares para extender TOR, y ha facilitado su uso por parte de activistas y disidentes en otros países: por ejemplo, los rebeldes que libran una cruenta guerra civil en Siria para derrocar al dictador Bachar El Asad”. Harris aprehende una de las tremendas paradojas que se dan hoy en el campo de la seguridad cibernética: “Estados Unidos practica dos políticas directa-mente contradictorias: está intentando sostener TOR y, al mismo tiempo, des-mantelarlo”.El gobierno de Obama ha revelado que

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522 de febrero de 2015 / el mañana / Domingociencia

por leontxo garcía

Todo se ve claro en el documental La Dama del Ajedrez, de Agustí Mezquida. El ajedrez con las reglas actuales nació a finales del Siglo XV en España, muy probablemente en Valencia. La diferen-cia con el que trajeron los musulmanes es la incorporación de la dama, que da un gran dinamismo al juego porque es la pieza más potente, en homenaje a Isabel La Católica. El ajedrez arábigo o antiguo era una magnífica excusa para ligar en la Edad Media; más concretamente, para entrar en los aposentos de una mujer sin ser etiquetado de indecente. Tenía su lógica: el juego era mucho más lento que ahora, menos dinámico, porque la pieza que ocupaba el lugar de la dama, alferza, sólo podía ir a una casilla con-tigua en diagonal. Es decir, las partidas eran muy largas, y se iban mezclando con bailes, conversaciones y requie-bros. En realidad, lo más frecuente no

El ajedrez moderno nació en España hace 500 añosisAbEl lA CAtóliCA inspiró lA figurA dE lA dAmA Como lA piEzA más potEntE

era jugar una partida entera, sino algo parecido a los diagramas con la leyen-da “Blancas juegan y ganan” que se ven ahora en los periódicos: se partía de una posición determinada que obligaba a buscar una combinación brillante, casi siempre difícil de encontrar, lo que tam-bién generaba tiempo para el lisonjeo y el cortejo paciente.Así se explica la curiosa trama de los 64 poemas (uno por cada casilla del table-ro) Schachs d’Amor (ajedrez amoroso), publicados en 1475 por Cstellví, Fenollar y Vignoles, en los que ya se entrevé que algunos intelectuales valencianos están

barruntando la introducción en el table-ro de una potente figura femenina que dé mayor dinamismo al juego de reyes, exportado por los musulmanes a lo que hoy es España hacia el Siglo IX. Al prin-cipio, como un pasatiempo exclusivo de los ricos, pero el tiempo lo hizo intercla-sista e interétnico, como se demuestra en el maravilloso Libro de Xadrez, dados e tablas, escrito por Alfonso X El Sabio en 1283, que se conserva en el monas-terio de El Escorial. El rey de entonces subraya, en castellano antiguo, una idea vigente hoy: el ajedrez es una magnífica herramienta para la buena convivencia de musulmanes, judíos y cristianos.Y ahora viene el ingrediente que con-vierte a esta historia real en una buena base de novela o película de ficción. El libro que muy probablemente demostra-ría el nacimiento del ajedrez moderno en Valencia ha desaparecido. Se trata de Llibre dels jochs partits dels scha-chs en nombre de 100, publicado por

el segorbino Francesch Vicent en 1495. La profunda investigación del historia-dor valenciano José Antonio Garzón, quien ha dedicado más de media vida a ello, con importantes aportaciones de Ricardo Calvo (1943-2002) y de su viuda, Carmen Romeo, indican que ese libro es el primer tratado de ajedrez moderno. Se sabe que un ejemplar se perdió tras el asalto de las tropas napo-leónicas a la abadía de Monstserrat, en 1811. El coleccionista estadounidense John White y el propio Garzón han bus-cado otros, sin éxito. Se ha convocado el Premio Internacional Von der Lasa, dotado con 20.000 dólares, a quien encuentre alguno.Como casi toda creación española, ésta incluye una polémica. El historia-dor Joaquín Pérez de Arriaga sostiene que la desaparición del libro de Vicent impide asegurar que el ajedrez moder-no se inventara en Valencia, y por tanto debe considerarse a Salamanca como su lugar de nacimiento, basándose en el libro de Lucena, Repetición de amores y arte de ajedrez, impreso en 1497. Sin embargo, los expertos de Valencia con-sideran que esa obra es, básicamente, una traducción al castellano de la de Vicent, escrita en valenciano.Sea como fuere, está muy claro que el ajedrez moderno nació en España, un gran imperio entonces, que lo exportó a gran parte de Europa y a América. Sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles desconocen ese hecho, lo que seguramente no ocurriría si el país inventor fuera Francia, Alemania o el Reino Unido. No parece descabellado sugerir que el ajedrez –cuya imagen está ligada a la inteligencia– forme parte de la marca España, pero la probabilidad de lograrlo no es muy grande, a juzgar por lo que Agustí Mezquida, director del docu-mental La Dama del Ajedrez, ha sufrido durante ocho años. “En TVE prefieren comprar documentales de la BBC al por mayor, porque son más baratos, que uno español como el mío. También lo ofrecí a la Semana Internacional de Cine (Seminci), de Valladolid, pero lo rechazaron. Luego comprobé que todas las películas aceptadas versaban sobre hechos posteriores a la Guerra Civil. Y me pregunto si los organizadores con-sideran que lo anterior a la Guerra Civil es prehistoria”, explicó Mezquida tras la proyección.

El ajedrez moderno nació en España, un gran imperio entonces, que lo exportó a gran parte de Europa y a

américa.

FotogrAmA del dOcumental ‘la dama del ajedrez’. diriGidO pOr aGustí mezquida.

12Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 cine

“Para mí el ritmo es Dios. El arte es la palpitación de ese ritmo y, si no lo tienes, es imposible crear algo. Yo lo poseo”.

El dirEctor mExicAno cOn el actOr edward nOrtOn, en el rOdaje de birdman.

cambió mi perspectiva formal”.–¿Y sus hijos qué dijeron? –Amores perros les encantó. Se sorprendieron muchísimo de que fuera una pelícu-la tan moderna. Les pareció un poco hip, les asombró que su papá, ese viejo, de pronto tuviese un aspecto medio moderno. 21 gramos les impresionó, no la articularon, pero les impactó. Y Babel les emocionó. Biutiful les dio un bajón tremendo…Lo dice riendo, con un dejo de orgu-llo por sus hijos. Cuando habla de la familia, se le nota próximo, emerge una calidez profunda. Lo mismo ocurre al analizar su país. Ha filmado en todos los rincones del planeta; su obra, como él mismo recuerda, busca una univer-salidad sin pasaporte, pero su punto de vista está arraigado, embebido en México. De algún modo, sigue anclado en aquel puerto lejano de Veracruz: “Puedo volar donde me dé la gana sin cortar esas raíces”. Pero México, esa

tierra negra y solar, le duele. La trage-dia de Iguala, el bárbaro terremoto que ha sacudido al país, le recuerda a otros “hartazgos” sufridos a lo largo de su existencia; como cuando vivió de niño, junto a su padre, la salvaje devaluación del peso con López Portillo; o la abis-mal crisis de confianza de Salinas de Gortari…“Estoy acostumbrado a estos grandes derrumbamientos. Ahora, la diferencia radica en que la corrupción es tal que ha llegado a los niveles más básicos de la vida. Antes se secuestraba a los ricos, ahora el tipo que vende vegetales o refrescos en la calle, el que arregla llantas, la gente más humilde, es extor-sionada por bandas de narcos que han

tomado los Ayuntamientos y que se reparten el dinero con el alcalde. Ya no es que los Gobiernos sean una parte de la corrupción, sino que el Estado es la corrupción. Esa impunidad no puede sostenerse; no sé en qué forma va a cam-biar, pero tiene que cambiar”, comenta Iñárritu para, acto seguido, como en su propio cine, someter la cuestión al movimiento pendular de su cáma-ra mental: “¿Quién es el culpable de la corrupción? ¿Somos nosotros, son ellos, o ellos somos nosotros? Eso me provoca mucho conflicto”.–¿Y siente miedo en México? –Es un miedo como el que nos causa el lobo, le tememos porque no lo vemos. Sabemos de él porque vivimos en el

mismo espacio, por sus huellas, por sus rastros de sangre. Pero no tenemos ni idea de cuándo va a aparecer. Ese es el miedo que se siente en México. La invi-sibilidad. Puedes llegar a una oficina a denunciar, y el lobo puede estar ahí, pero no lo ves. El narco se permeó. Esa es la parte del vértigo. Estamos en una estepa. Iñárritu ha terminado su segun-do campari y parece dar por olvidado el cigarrillo electrónico. La entrevista, después de más de dos horas, ha llegado a su fin. El director se ha alejado un momento a su habitación para atender una llamada. Luego, obsequioso, calienta la cena en el horno y abre una botella de vino tinto de Oregón para compartirla. A la maña-na siguiente, volverá a la orilla del río Bow. Enfundado en su ropa polar negra, buscará la complicidad del Chivo mien-tras afinan nuevos simulacros. Ambos, bajo los álamos deshojados, dejarán sus huellas en la nieve.

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1322 de febrero de 2015 / el mañana / Domingo entrevista

por Marc Bassets

Harry el Sucio necesita un descanso. Solo una pausa, lo suficiente para repo-nerse y regresar a su oficio: rodar pelí-culas. “He hecho dos proyectos segui-dos este año y he dicho a mis hijos que me tomaré seis meses para reposar y mejorar en otros ámbitos”, dice Clint Eastwood en los estudios de Warner Bros en Burbank, cerca de Los Ángeles.¿Cuáles? En realidad Harry el Sucio dejó hace décadas de ser Harry el Sucio: hoy es uno de los cronistas más precisos de la América contemporánea. Pero es el mismo tipo lacónico de las películas sobre el policía de gatillo fácil que despreciaba el Estado de derecho. Guarda algo del hombre sin nom-

bre de los spaghetti western de Sergio Leone, a quien se le atribuye la siguiente descripción de Eastwood: “Solo tiene dos expresiones. Una con sombrero y otra sin”. Como respuesta a la pregunta sobre sus planes, Clint Eastwood coloca las manos como si agarrase un palo de golf y las mueve. “No me digas”, sonríe una asesora de prensa.Un viaje en busca de la América de Eastwood debería comenzar en Carmel. A 500 kilómetros de Los Ángeles y a orillas del Pacífico, este pueblo de 4.000 habitantes es su paraíso parti-cular desde que en los años cincuenta,

durante la guerra de Corea, hizo el ser-vicio militar en la cercana base de Fort Ord y descubrió esta burbuja de lujo y sofisticación. Aquí es donde ha criado a sus hijos, donde ha convivido con sus mujeres, donde se refugia del mundanal ruido y donde juega al golf.Esta no es la América de las películas de Eastwood: las malas calles, las ciu-dades degradadas, el árido Far West. En Carmel, que toma el nombre de la iglesia de San Carlos Borromeo de Carmelo, fundada en 1771 por el fraile mallorquín Junípero Serra, Eastwood tiene un pub, un resort, un club de golf. Malpaso Road, la carretera que da nombre a su produc-tora, está a unos kilómetros, camino de Big Sur, la zona de acantilados y bosques que fue santuario de beatniks y hippies en los años cincuenta y sesenta.Clint, le llaman. Y las anécdotas fluyen.Cuentan que una vez ayudó a una divor-ciada que no podía pagar la hipoteca. O que cederá terrenos al pueblo para que pueda abastecerse de agua en tiempos de sequía. Clint colocó Carmel en el mapa cuando fue alcalde a finales de los años ochenta. Administraba el pueblo y era como si rodase la película de su gente: Clint ciudadano, Clint cineasta.Lejos de los focos de Hollywood y el glamour de Sunset Boulevard, esto es Clint City. “Hay como un halo de magia con Clint East wood aquí”, dice Nico

El gran cronista de Norteamérica

Clint EAstwood, dE 84 Años, Es un EstAdounidEnsE úniCo. sus pElíCulAs son El rEtrAto CErtEro dE un pAís llEno

dE ContrAdiCCionEs.

- En su nuEvo filmE, ‘El frAnCotirAdor’, ExplorA El ConfliCto dE irAk. unA CintA quE, Como hA oCurrido AntEs Con su obrA,

vuElvE A susCitAr lA polémiCA.

“En Carmel hay un halo de magia con Clint. Es como un justiciero, un Robin Hood”.

4Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 ciencia

por Javier sampedro

Tras el genoma humano, llega el epige-noma humano. Lo que hace un gen no solo depende de su secuencia (gattac-ca…), sino de otras cosas que se pueden pegar sobre ella (de ahí epi, literalmente “encima de”), como los grupos más sen-cillos de la química orgánica (metilo, –CH3) y ciertas proteínas especializadas en empaquetar ADN (histonas). Estas modificaciones epigenéticas explican que, aunque todas las células de una persona tengan el mismo genoma, unas se conviertan en células de la piel, otras en neuronas, y así hasta los más de un centenar de tipos celulares especializa-dos, o diferenciados, que constituyen el cuerpo. Como las modificaciones epi-genéticas dependen del entorno, tam-bién está cada vez más claro su papel esencial en todo tipo de respuestas al ambiente y enfermedades. Un macro-proyecto revela hoy el mapa epigenó-mico humano, que localiza dónde están esas modificaciones (metilos, histonas) en todos los tipos celulares importantes del cuerpo humano, y también en 58 enfermedades (genéticamente) com-plejas. Como pasó con el proyecto Genoma Humano, la información se hará pública y gratuita para todo el mundo.El macroestudio se presen-ta en varios artículos de Nature, Nature Communications, Nature Biotechnology, Nature Methods, Nature Neuroscience, Nature Immunology y Nature Protocols. Todo el material se puede consultar en una web habilitada para ello.El principal coordinador del nuevo macroproyecto, Manolis Kellis, del Massachusetts Institute of Technology (MIT, junto a Boston), amplía una metá-fora clásica para explicar el concepto: “El proyecto genoma humano nos dio el libro de la vida que codifica a un ser humano. Todas nuestras células tienen una copia del mismo libro, pero cada una lee dis-tintos capítulos, dobla la esquina de dis-tintas páginas y subraya distintos párra-fos y palabras. El epigenoma humano es esta colección de marcas situadas en el genoma de cada tipo celular, en la forma de modificaciones químicas del propio ADN, y en su empaquetamiento a gran escala”.La numerología del proyecto se esca-

Un macroproyecto revela el mapa de los ‘interruptores’

del genomaEl proyECto EpigEnomA humAno loCAlizA lAs modifiCACionEs dEl Adn quE ExpliCAn El dEsArrollo dE lA pErsonA y sus grAndEs EnfErmEdAdEs

pa enseguida al ámbito de las grandes cifras: más de 100 tejidos primarios y tipos celulares, 2.800 experimentos cada uno a escala del genoma entero, 150.000 millones de sondas o fragmentos de ADN que cubren el genoma 3.000 veces. Pero, como suele ocurrir, estas grandes cifras sirven sobre todo para marear al lector, o para impresionar al financiador. El proyecto epigenoma, probablemen-te, se puede entender mejor por sus objetivos a medio plazo, que se pueden expresar en términos más cualitativos.

Los investigadores de todo el mundo podrán a partir de ahora comparar la funcionalidad del genoma –qué genes están activos, activables o cerrados a conciencia— en cada tejido y tipo celular del cuerpo, consiguiendo un entendimiento profundo de lo que hace diferente a una célula del corazón de una del hígado, o de la piel, o del cerebro. Y también dispondrán de una referencia normal con que comparar las distintas células y tejidos de sus pacientes, reve-lando así cuáles son los elementos de control que causan su enfermedad en

cualquier tejido u órgano.Ya en esta fase inicial, los investigadores han asocia-do las variantes genéticas conocidas (variaciones en la propia secuencia del ADN gattacca….) con su funcionalidad en tipos celulares específicos. Por ejemplo, se sabía que cierta variante genética se asocia con una alta o baja estatura, pero no a qué se debe ese efecto; ahora se ha podido ver que esa variación está activa (o tiene efectos sobre la actividad de ciertos genes) en las células madre, que así mantienen durante más o menos divisiones celu-lares su capacidad de proliferación.Del mismo modo, los científicos ya pueden ver que las variantes genéticas asociadas a la diabetes de tipo 1, la artri-tis reumatoide y la esclerosis múltiple están activas en las células del sistema inmune.

los investigadores podrán a partir de ahora comparar la funcionalidad del genoma en cada tejido y tipo celular

del cuerpo.

El EpigEnomA hUmAno es la síntesis del GenOma y el entOrnO.

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322 de febrero de 2015 / el mañana / Domingopsicología

para conectarnos

Web especializadathepremonitions.comDirigida por un grupo de investiga-dores, esta curiosa web participativa busca elaborar estadísticas a través de las aportaciones de los internautas. En su última actualización habían recibido más de 7.500 premoniciones por parte de voluntarios que cuentan sus experien-cias personales.

“Nuestra mente es capaz de anticipar,

de hacer un pequeño salto en el futuro para

advertirnos de los peligros”. Dick biermAn

la vida. El guardameta, por ejemplo, se sirve de la intuición para lanzarse al lado de la portería donde será chuta-do el penalti instantes antes del dispa-ro. Del mismo modo actúan algunos inversores en Bolsa o la mayoría de editores, que contratan un libro que saldrá al mercado uno o dos años más tarde, con lo que solo pueden intuir lo que será el gusto de los futuros lectores.En su libro Intuition: Its Powers and Perils (La intuición: sus fuerzas y peligros), David G. Myers habla del “procesamiento dual” de los aconte-cimientos. Este es consciente e inconsciente a la vez, lo cual nos permite saber mucho más de lo que creemos que sabemos. En sus propias palabras: “Somos capaces de diagnosticar problemas y tomar decisiones, igual que un mecánico de automóviles o un médico después de escuchar o dar un vistazo. Un profesional del juego del ajedrez, por ejemplo, tras una rápida mirada al tablero, puede, de manera intuitiva, saber cuál es el movimiento correcto basándose en miles de opciones almacenadas en su memoria”.En su libro “La inteligencia emo-cional” aplicada al liderazgo y a las organizaciones, Robert K. Cooper y Ayman Sawaf mencionan un estudio que analizó a 93 ganadores de pre-mios Nobel en un periodo de 16 años. Al estudiar los procesos que estas personalidades habían seguido para alcanzar sus descubrimientos, con-cluyeron que en 82 casos la intuición había desempeñado un papel impor-tante, mientras que solo 11 se habían servido de forma casi exclusiva de la lógica racional y los hechos cono-cidos.La intuición es, por tanto, un pode-roso aliado, pero corremos peligro si no la complementamos con el pensamiento racional y la observa-ción de los hechos. Muchas perso-nas sobrevaloran sus corazonadas, lo cual les hace perder dinero en malas inversiones, contratar a empleados sin periodo de prueba o, en el plano sentimental, aventurarse en relacio-nes catastróficas por haber seguido un impulso irracional. El valor de nuestro sexto sentido se multiplica con la experiencia y el aná-

lisis racional, y a la inversa. Muchas predicciones científicas y empresa-riales han fracasado estrepitosamen-te al basarse solo en hechos contras-tados e ignorar las inspiraciones que provienen de la intuición. Veamos algunas de ellas.En 1486, los asesores de los Reyes Católicos evaluaron así la propuesta de Cristóbal Colón: “Tantos siglos después de la Creación es improbable que alguien pueda encontrar tierras desconocidas con algún valor”. En 1830, Dionysius Lardner, catedrático de Filosofía Natural y Astronomía del University College de Londres, afirmaba: “Los viajes en trenes de alta velocidad no son posibles porque los pasajeros no podrán respirar y mori-rán asfixiados”. En 1981, Bill Gates declaró que “640 kilobytes deberían ser suficientes para cualquier perso-na”. Un iPhone 6 tiene 128 millones de kilobytes.La lista de predicciones fallidas es tan interminable como la de aciertos logrados tras sumar el conocimiento racional a una emoción que nos seña-la algo importante.Hablamos de un “golpe de inspira-ción” cuando un artista es pionero en un estilo que acabará siendo una moda generalizada, o cuando un fabricante lanza al mercado un pro-ducto que no existía, ni siquiera en la mente de los consumidores.Lo que a menudo se engloba en el concepto “pensamiento lateral” sirve también para hallar respuesta a pro-blemas que no hemos logrado resol-ver a través del pensamiento racio-nal. El periodista y psicólogo Erik Pigani dice al respecto: “Encontrar de repente la solución a un problema que arrastramos durante un mes es algo habitual. Durante este tiempo, nuestro cerebro ha estado seleccio-nando informaciones y, sin nuestro conocimiento, ha llegado a una con-clusión, y por tanto puede responder a la pregunta”. Entonces surge el famoso “¡Eureka!”, que en griego clásico se tradu-ce como “¡Lo he descubierto!”. A menudo tenemos la impresión de que esta es una capacidad propia de los genios. Sin embargo, puede ser entrenada y potenciada como cualquier otra habilidad humana. De hecho, tal como sucede con las

sincronicidades –las casualidades significativas–, al tomar conciencia de los mensajes de la intuición ya logramos que esta se refuerce. Este sería el primer paso para sacar parti-do al músculo secreto de la creativi-dad. En su libro Awakening Intuition (Despertando la intuición), la psicóloga Frances Vaughan propone además las siguientes medidas para potenciar esta capacidad:- aquietar la mente. Así como no se puede pintar una figura nítida en un lienzo emborronado, la intuición necesita de espacio mental para hacer aflorar sus mensajes. Practicar la relajación, el yoga o la meditación sirve para ale-jar el ruido de fondo de modo que pueda llegar la inspiración.- tomar nota de nuestras emociones. Cuando ante una persona, lugar o hecho experimentamos un senti-miento particular, debemos obser-varlo porque probablemente lleva un mensaje de nuestra oficina interior. Hay que respetar estas primeras impresiones.- practicar la atención. Observar algo durante más de tres segundos es todo un desafío, pero constituye la base del desarrollo de la intuición: aprender a enfocar la mente sobre una sola cosa o problema.Frances Vaughan señala que el mayor obstáculo para la intuición es el autoengaño. En sus propias palabras: “Debemos ser capaces de separar las reacciones emocionales de las percepciones. Si estamos realmente molestos o preocupados por algo, no nos daremos cuenta de que en cual-quier situación existen muchos más elementos fuera de nosotros mismos. Cuando las corazonadas resultan ser falsas, por lo general, lo que sucede es que hemos confundido la intuición con un deseo”.Es muy valioso incorporar el poder de la intuición a nuestra vida diaria, pero no debemos obcecarnos hasta el punto de medirlo todo por estos mensajes sutiles, a menudo en forma de primeras impresiones. Enriquecer nuestro análisis racional con la magia del inconsciente es el binomio per-fecto para una vida profunda, des-pierta y creativa.

14Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 entrevista

“a veces, intentando justificarte ante ti mismo, te vendes en exceso”.

dEbbiE AgUilAr es nieta de mexicanOs residente en salinas. Ha sufridO la viOlencia de las GanGas O bandas. así perdió a su HijO stepHen en 2002, acribilladO a balazOs, y a su sObrinO paul a principiOs de 2015, también pOr disparOs.

Groslambert, un barcelonés que lleva años frecuentando la región y que ahora vive en la ciudad vecina de Monterrey. “Es un poco como un justiciero, como un Robin Hood”. Las calles de Carmel lucen impolutas: hasta que Eastwood llegó a la alcaldía estaba prohibido comer helado. En el centro todo son restaurantes, tiendas de lujo, galerías de arte. Nada malo puede ocurrir, más allá del mordisco de un tiburón a un surfista en la playa. “Es difícil llenar sus zapatos”, dice el actual alcalde, Jason Burnett. Usa la expresión fill the shoes, que significa que es difícil ocupar el cargo que antes ocupó otro: Clint Eastwood.Carmel es culta y exquisita. En las estanterías de uno de los cafés de Ocean Avenue hay libros en francés y japonés. En la mesa vecina hablan del atenta-do islamista contra Charlie Hebdo. Es enero y el alcalde lleva bermudas. “Es un gran exalcalde”, dice Burnett. “Está ahí para dar consejo cuando se lo pido. Solo se mete para ayudar. Lo aprecio. Y hablo varias veces con él”. –¿Le llama? –Sí. Y siempre es muy rápido al respon-der, dado lo ocupado que está. A los 84 años, una edad en que la mayoría disfruta de la jubilación, Eastwood tra-baja sin parar. Algunas de sus mejores películas –Sin perdón, Million Dollar Baby, Mystic River, Banderas de nues-tros padres, Gran Torino– las rodó cumplidos los 60.Clint Eastwood promociona ahora El francotirador, que está por estrenarse y está basada en el caso real de Chris Kyle, el francotirador más efectivo de la historia del Ejército de Estados Unidos. Es la cinta número 38 que dirige. Como actor ha participado en casi el doble. Es incapaz de nombrar una por la que le gustaría ser recordado. “No”, dice. “Una no. Solo el conjunto de la obra. Lo que la gente saque de ello. Una vez que has acabado una película, ya no es tuya: les corresponde a ellos interpre-tarlas o descartarlas”. El crítico Richard Schickel, autor de Clint Eastwood: A Biography, ha escrito de él que “su manera de representar la masculinidad, con una especie de inconsciencia cons-ciente, es su mayor fuente de energía”. Sus películas, de Harry el Sucio a Gran Torino, son retratos de hombres soli-tarios y desubicados, hombres, según Schickel, con dificultades para conec-tar, “no solo con otros hombres, sino

con sus comunidades, con las mujeres, con la moral convencional, con las mejo-res versiones de sí mismos”.“Vaya americano fue Clint Eastwood. Quizá jamás existió otro americano como él”, dejó escrito en 1983 el escritor Norman Mailer, uno de los primeros en vislumbrar que Eastwood era algo más que el actor y director de westerns y películas de acción. Cuando los críticos y los intelectuales lo menospreciaban, Mailer lo comparaba con Hemingway. “Lo que separaba a Eastwood de otras estrellas de la taquilla”, escribió, “era que sus películas (especialmente desde que empezó a dirigirlas) acabaron hablando cada vez más de su visión de la vida en América”. La obra de Eastwood puede mirarse así: como un fresco, una disec-

ción de los mitos y los traumas de EU. Harry el Sucio es la película de la era de la ley y el orden, la criminalidad ram-pante y las políticas policiales de mano dura: un prólogo a la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca. Gran Torino –la historia de un obrero industrial, viudo y jubilado, que ve cómo su barrio de toda la vida se llena de inmigrantes asiáticos– radiografía el declive de ciudades como Detroit y la transformación demográfica de Estados Unidos.El francotirador es otra cosa: la primera incursión de Eastwood en las guerras que EU inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. El protagonista se enrola en los Navy Seals, el cuerpo de élite al que pertenecían los ejecutores de Osama bin Laden.

Hace seis años, Eastwood me dijo en una entrevista en Nueva York que era dema-siado pronto para abordar las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán: “Imagino que probablemente en 20, 30 ó 40 años alguien escribirá una gran historia sobre nuestros tiempos. Ahora la gente está confundida respecto a la guerra contra el terrorismo”.Con El francotirador encara por fin las guerras recientes y sus secuelas: el regre-so de los veteranos, el medio millón de excombatientes con la herida invisible y vergonzante del estrés postraumático y la agónica pregunta: ¿para qué tanto dolor, tanta muerte?“Me atrajo el personaje del francoti-rador. Era un personaje interesante y tenía una vida interesante”, explica Eastwood. La película, un éxito de taqui-lla en Estados Unidos que ha suscitado la polémica entre quienes la consideran panfletaria y racista y quienes creen que refleja las consecuencias de la guerra, está nominada para seis Oscars: si gana alguna estatuilla, se sumará a las cinco que el cineasta posee.No es la guerra por sí misma lo que inte-resa a Eastwood en El francotirador, sino su impacto en la vida de una persona. Como no es, ni siquiera en sus filmes históricos, la Historia con mayúsculas lo que busca el cronista americano, sino su intersección con las historias en minús-culas. “Debe haber resultado tremendo para su psique”, continúa Eastwood. “Después de estudiar un poco (a Chris Kyle), creo que era extremadamente patriótico, pero al final supongo que no le salió muy bien. Se sometió a una gran presión. El ir y venir con el resto de su equipo era esencial para él, hasta el punto de que puso en peligro su vida familiar, sus relaciones. Lo que intenté mostrar es que amaba lo que hacía. Al principio debió de sentir la excitación de matar a 160 personas, pero llega un punto en que… Intentamos mostrar que no eran solo 160 soldados: había mujeres y niños”.Tanto dolor y muerte dejan secuelas. “Puedes decirle a un psiquiatra (como hace Kyle en la película) que al final irás a tu Creador sabiendo que has hecho lo correcto. Pero ¿lo piensas de verdad? Y cuando él le dice esto al psiquiatra, ves que en su mirada se dispara un poco su energía, igual que ocurre cuando una persona intenta venderse con sus palabras. ¿Sabes? A veces, intentando

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1522 de febrero de 2015 / el mañana / Domingoentrevista

“Uno de los dilemas de la humanidad es que está destinada a luchar”.

UnA cAllE de salinas, en carmel (califOrnia).

justificarte ante ti mismo, te vendes en exceso”. Clint Eastwood se mueve en la ambigüedad. No se deja atrapar en una definición única. Hizo campaña en 2012 para Mitt Romney, el candidato repu-blicano a la Casa Blanca, pero sus posi-ciones en la política exterior están más próximas a la izquierda. Se labró fama de conservador con Harry el Sucio, pero se acerca más a lo que en EU se conoce como un libertario, alguien que desea que el Estado se inmiscuya lo mínimo en su vida, se trate de los impuestos o de las costumbres privadas.Una visión superficial de El francoti-rador puede dar la impresión de que glorifica sin más a los guerreros, y muchas de las críticas han llegado por este flanco. Pero el propio Eastwood admite en esta entrevista que la pelícu-la puede entenderse como un alegato contra unas guerras, las de Afganistán e Irak, excepcionales en la historia de EU. No han sido heroicas y para la pri-mera potencia mundial han terminado de mala manera, sin victoria. Al mismo tiempo, los estadounidenses celebran a sus combatientes como héroes; nunca la palabra héroe se había pronunciado tanto como ahora.La promoción de una película es una operación compleja. Implica movilizar a agentes de prensa y convocar en Los Ángeles a periodistas de todo el plane-ta. Incluye normas como abstenerse de pedir autógrafos y fotografías al entre-vistado, o entregarle regalos. Obliga a esperar cuatro horas para acceder a hablar, cara a cara, con la estrella. El encuentro con Clint Eastwood se desa-rrolla en el lobby de un teatro en los estudios de Warner Bros, entre calles falsas para los rodajes e inmensas naves que albergan los platós. Durante una de las entrevistas se oye en la sala a alguien conversar por teléfono. Eastwood pega un grito: “¡Deja ya de molestar!”. Sus asesoras de prensa ríen. Como dicien-do: él es así.Clint se acerca a la mesa. Se calza unas Nike gastadas y una americana oscura. Anda erguido y sonriente. Mientras hablamos, come cacahuates y bebe agua. Sus respuestas son largas y digresivas: le gusta hablar de su última película. Solo más tarde, escuchando la voz gastada en grabación de la entrevista, se hará aparente que es un anciano.La edad altera la mirada. “Abordas temas nuevos y los miras desde una perspectiva

distinta”, dice. “Los miras desde la pers-pectiva de los 84 años de conocimientos y no de 44 años de conocimientos o de cualquier otra edad. Probablemente todo es distinto. Probablemente habría hecho cosas diferentes en el pasado si pudiera volver y rehacerlas”. –¿Cuáles? –Solo vales lo que sabes en un momento determinado. Estoy seguro de que, con los conocimientos que tengo ahora, haría de manera distinta algunos temas que abordé en el pasado. Pero quizá no sería tan bueno porque con la edad quizá pierdas algo o pases cosas por alto. ¿Quién sabe?En el ensayo Sobre el estilo tardío, el intelectual palestino Edward Said estu-dió a una serie de artistas del pasado –de Shakespeare a Beethoven– en “el último periodo de su vida, el declive de su cuerpo, el comienzo de la mala salud o de otros factores que incluso en una persona más joven traen la posibilidad

de un final prematuro”. Said se propu-so describir cómo, hacia el final de sus vidas, la obra y el pensamiento de estos artistas adquirían “un nuevo dialecto”, lo que él denomina el estilo tardío. En el caso de Eastwood, este es el que le ha consagrado como uno de los cuatro o cinco clásicos vivos del cine norteame-ricano de nuestro tiempo junto a Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o Woody Allen.En Clint Eastwood el pasado es presen-te. Su biografía impregna cada historia suya. Todas las guerras son la misma guerra. Recuerda las calles de Oakland, una de las ciudades californianas en las que creció, cuando terminó la II Guerra Mundial. “Nunca habrá otra guerra. Esto es el final”, decían. “Cuatro o cinco años después”, rememora, “me reclutan para la guerra de Corea, y unos años más tarde hay la guerra de Vietnam, y después seguimos, y nos vamos a Irak

porque intentamos proteger a los veci-nos (de Irak), y de nuevo regresamos a Irak para atrapar a (Sadam) Husein, y lo hacemos sin ningún plan. Me doy cuenta de que no hay ningún plan en la vida y de que muchas cosas depen-den de las circunstancias. Uno de los dilemas de la humanidad es que está destinada a luchar”.Eastwood es hijo de la Gran Depresión. Sus padres viajaban de pueblo en pue-blo de California con pequeños trabajos para salir adelante. “En aquel momen-to no lo entendía, pero ahora sí: les vi luchando para llegar a fin de mes. Hubo un tiempo, en los años treinta, en que no había guerra: la guerra consistía en sobrevivir a una economía horrible en una época en la que no existía un Estado de bienestar, no recibías nada. Cuando te arruinabas, te arruinabas”, dice. “A medida que envejeces te resis-tes a volverte pesimista, pero tienes que entender el viejo dicho: si no prestas atención a la historia, estás destinado a repetirla. Y es verdad, porque la mayo-ría de la gente no presta atención a la historia. Sin duda nosotros (los nor-teamericanos) no lo hemos hecho”.

Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

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2Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 psicología

por Francesc Miralles

Aunque a menudo no le damos importancia, la intuición viene a ser un sexto sentido que, en palabras de Carl Gustav Jung, “explora lo desco-nocido y adivina posibilidades que a veces no son evidentes”. En el mundo de los negocios, la ciencia e incluso la política, el poder intuitivo desem-peña un papel fundamental. Quien desarrolla esta forma de percepción es capaz de captar indicios de lo que sucederá en el futuro.Julio Verne es un ejemplo clásico de creador intuitivo y visionario. Varias de sus invenciones literarias acabaron plasmándose en la realidad

¡Tengo una corazonada!Los mensajes de la intuición son determinantes para nuestro éxito y nuestra creatividad, siempre que podamos contar con el apoyo de una mente racional

un siglo más tarde. Sin embar-go, el llamado sexto sentido también opera en la vida coti-diana. Exclamamos “¡Tengo una corazonada!” cuando la oficina del inconsciente, que trabaja día y noche, nos da una información que puede ser vital para nuestro futuro inmediato.El psiquiatra Eric Berne, fun-dador del análisis transaccional, observó que los niños desarrollan su inteligencia intuitiva entre los 6 y 18 meses de vida. Denominó “peque-ño profesor” a esta capacidad para detectar cambios sutiles en el tono de voz de los adultos, por ejemplo,

con los que el pequeño se da cuenta de si hay o no tensión en el ambiente, y de si es aceptado en su entorno. Esta herramienta tan desarrollada en los llamados “ani-males superiores”, como los perros y gatos que conviven con nosotros,

está también presente en todo ser humano. Pero a menudo la des-atendemos y queda eclipsada por el pensamiento racional.Sin embargo, tener bien engrasado nuestro sexto sentido es clave para lograr el éxito en muchos ámbitos de

“La mente intuitiva es un regalo sagrado, y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra

al sirviente y se olvida del regalo”. Albert einstein

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®

22 de febrero 2015

Cultural

Internet es un nuevo campo de batalla en el que los ‘hackers’ se comportan como soldados y los retos de seguridad se multiplican. PágInas 6 y 7

La próxima guerra será cibernética

16Domingo \ el mañana \ 22 de febrero de 2015 entrevista

AméricA se parece a las películas. O al revés, las películas se parecen a américa.

En lAs cAllEs dE sAlinAs se encuentra unO cOn persOnajes cOmO lOs de la película Gran tOrinO, filme que explOraba la desindustrialización y la inmiGración.

Algo no encaja entre el mundo en el que Eastwood creció y el actual. “Vivimos en una sociedad muy tímida, en la que nadie quiere ser ofendido. Cuando era pequeño, la gente hacía bromas sobre cuestiones raciales, se reían unos de otros. Ahora, en nuestro país parece que tengas que darles un trofeo a todos los niños en la escuela para evitar insultar a nadie”.Desde los años cincuenta, cuando entró en el negocio del cine con pape-les secundarios en series de televisión, Clint Eastwood vive en la burbuja de Hollywood. Pero también en la de Carmel, donde no reside ningún negro, según la Oficina

del Censo. Tampoco se ven pobres en las calles impolutas de una de las capitales del 1% más rico en el país de las desigualdades. “Me gusta Carmel porque no se parece nada a Estados Unidos”, comentó, durante una cena en Washington, una argentina que vive en este país. La frase resume bien la sensación de irrealidad que invade al visitante. Los EU de Clint Eastwood no hay que buscarlos en Carmel. El viaje termina a 20 kilómetros, por la carretera que conduce hacia el interior, hacia el valle agrícola de Salinas, conocido como la ensaladera del mundo. “Es una depre-sión larga y estrecha entre dos cadenas montañosas, y el río Salinas fluye y gira

por el centro hasta que por fin cae en la bahía de Monterrey”, describió en Al este del Edén su hijo más célebre, John Steinbeck.La ciudad de Salinas, con 155.000 habi-tantes, es la capital del condado de Monterrey. Y era el Edén de Steinbeck y de la película del mismo título prota-gonizada por James Dean. Ya no lo es. El paisaje es el de tantas ciudades de provincia norteamericanas: un centro urbano vacío, desolado, y barrios indis-tintos de modestas casas unifamiliares y avenidas anónimas flanqueadas por gasolineras, restaurantes de comida rápida y comercios. El 75% de sus habi-tantes son hispanos, la mayoría de origen mexicano.Salinas es una de las ciudades con más homicidios per capita de California. Durante años ha sido territorio de las gangas, de las bandas latinas como Los Norteños. En las prisiones californianas, el tatuaje con las palabras “salad bowl” (la ensaladera) o “salis” infundía un respeto inmediato. Lo explicó en 2009 Karl Vick, periodista de The Washington Post, en un reportaje sobre veteranos de guerra que adiestraban a la policía de Salinas. Los primeros enseñaban a los segundos cómo aplicar a la persecución de las gangas los métodos de contrain-surgencia que las Fuerzas Armadas de EU usaban en Irak y Afganistán.“Ser policía es un trabajo duro. No me gustaría serlo, aunque haya imitado a uno. Muchas veces tienes en contra a la sociedad. Y sin embargo debes proteger a las masas. Imagina cómo sería el país sin los agentes. Sería como el Salvaje Oeste, o algo así”, dijo Eastwood en esta entre-vista al hablar de las tensiones raciales en Ferguson, el suburbio de San Luis (Misuri) donde en agosto de 2014 un policía blanco mató a un joven negro desarmado. “La sociedad los necesita, pero deben tomar las decisiones correc-tas”.En 2014 la violencia disminuyó en Salinas. Fue un buen año comparado con otros: 19 homicidios. A mediados de enero de 2015 habían muerto en la ciudad californiana cuatro personas en tiroteos. El primero se llamaba Paul Morales, de 25 años. El 7 de enero, a las nueve de la noche, alguien fue a su casa, en Madrid Street, y le disparó a la cabe-za. En apariencia, los gangs no tuvieron nada que ver.

Para Debbie Aguilar, una nieta de mexi-canos residente en Salinas, la muerte de Paul Morales es como revivir una pesa-dilla. El 16 de noviembre de 2002, a la una de la madrugada, su hijo Stephen murió a tiros mientras regresaba en coche de una tienda 7Eleven. Tenía 18 años. El caso sigue abierto. “A la una de la madrugada nadie ve quién dispara, solo te despiertas con los bang, bang, bang. Nunca ha habido justicia”, dice.Paul Morales es su sobrino, y ahora, dos días después de su muerte, ella y otros familiares han organizado una colecta para sufragar el funeral y el entierro. Tras el asesinato de su hijo, Debbie Aguilar –enérgica, habladora, una madre coraje de las barriadas– fundó la organización A Time for Grieving and Healing (tiem-po para el duelo y para sanar), que ayuda a padres y madres de las víctimas de la violencia de las gangas. “Recé para que otro miembro de mi familia no volviera a sufrir lo que sufrimos yo y mi difunto marido”, dice.La colecta es una mezcla de velatorio y fiesta vecinal. Los niños y adolescentes vienen y van por la calle sobre sus skate-boards. Los mayores temen que caigan en manos de las gangas. Aguilar, madre de tres hijos además del muerto, piensa en marcharse, pero le retiene la familia que reside aquí.Las conversaciones se cruzan en la West Curtis Street, en el norte de Salinas. Anochece. La calle quedaría a oscuras si no fuese por las luces de las casas particulares.Por este barrio trabajador de casitas modestas y dignas, golpeado por la cri-sis y las bandas, desfilan los espectros del policía violento Harry Callahan, la boxeadora de Million Dollar Baby, el jubilado de Gran Torino, los muchachos de Mystic River. También la familia de Debbie Aguilar –admiradora de Clint Eastwood: lo sabe todo de su reciente divorcio de Dina Ruiz, que trabajó de periodista en Salinas– ha visto cómo la corriente de la historia desbordaba sus historias privadas. “Hay gente que dice que es como si alguien nos hubie-se echado una maldición”, dice Debbie Aguilar. “Pero yo soy una sirviente del Dios Todopoderoso. Y mi Dios dice que yo soy una vencedora. Soy una vence-dora”. A veces los extranjeros se sor-prenden: Estados Unidos es como las películas. No: las películas son como Estados Unidos.