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® 4 de enero de 2015 Cultural Lectura se escribe con L de libertad. La mejor forma de estimular al niño: permitirle que elija libros que conecten con sus intereses. Páginas 8 a 10 B IBLIOTECA NO APTA PARA MAYORES

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Page 1: Domingo 2015/01/04

®

4 de enero de 2015

Cultural

Lectura se escribe con L de libertad. La mejor forma de estimular al niño: permitirle que elija

libros que conecten con sus intereses. Páginas 8 a 10

BiBlioteca no apta para

mayores

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR GENERAL ORLANDO TOMÁS DEÁNDAR MARTÍNEZ

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑO Mariela Olvera

apaRtado postal 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

Un libro para “niños tontos”

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el atractivo de la velocidad con una fuerza digna de manifiesto futurista. Así, texto e ilustración se integran en un collage cuya potencia expresiva trasciende las limitaciones plásticas de la página para hacer partícipe al niño de un espacio lúdico generoso en estímulos sonoros, visuales, kines-tésicos…Si el poema ilustrado ¡Fuego! culmina más o menos a mitad del libro con la palabra “koniek” (es decir, fin), la mitad restante propicia nuevas reflexiones y experiencias tanto para el lector adulto como el infantil. En orden de aparición se suceden una introducción de las figuras de Jan Brzechwa (que se pronuncia “bshe-gfa”) y Agnieszka Borucka-Foks; la relación histórica de la publicación de este libro; la transcripción del himno que Rubén Darío escribió para los bomberos de Chile; una argumen-tada justificación de la traducción del poema polaco y su versión al castella-no en romance; un catálogo ilustrado de voces para avisar de un incendio en varios idiomas (inglés, francés, italiano, alemán, ruso, árabe, chino y euskera); una nota sobre la fiesta popular de las fallas y, finalmente, otra vez el poema de Brzechwa, en esta ocasión en polaco: Pali sie!En contra de lo que pudiera parecer a los más escépticos, estas páginas tienen la capacidad de transmitir el entusiasmo que tiene su editor por esta obra y finalmente reparar en que muchas cosas (y entre ellas, los libros para niños) pueden ser de otra mane-ra. Así, al avanzar por esta exposición hacemos nuestros los interrogantes planteados. Por ejemplo, ¿por qué bailamos can-ciones en idiomas que no conoce-mos y, en cambio, nos cuesta mucho abrir un libro en una lengua que no dominamos? La consecuencia, segu-ramente prevista por el editor, es que al terminar el libro intentamos leer el poema en polaco y avanzamos con la satisfacción y orgullo que suscita recitar un trabalenguas, adentrarnos en el territorio de la poesía fonética y disfrutar como niños al permitirnos hacer el tonto.

34 de enero de 2015 / EL MAÑANA / DOMINGOESPECIAL

Por Gustavo Puerta Leisse

“Libros para niños tontos”. Esta desafiante frase fue uno de los lemas empleados por Media Vaca en una serie de carteles que, al tiempo que promocionaban la editorial valen-ciana, reivindicaban un modo de comprender la infancia, los libros y la literatura infantil. En este cartel ilus-trado por Javier Olivares hay un lúdico cuestionamiento a las convenciones imperantes y al orden establecido. Por una parte, los adultos no compramos libros para niños tontos pues difícil-mente consideramos a nuestros niños como tontos; tampoco queremos ali-mentar su tontería y, en caso de que así fuera, seguramente no nos decidi-ríamos por adquirir uno de los raros libros de Media Vaca cuando existe oferta comercial tan extensa de libros, discos y películas convencionales francamente condescendientes con la inmadura inteligencia y sensibili-dad infantil.Al igual que sus padres o maestros, un niño común tampoco tendría por qué encontrar alicientes para abrir obras aparentemente destinadas a un subsector de la población falto de entendimiento o razón. Imagínense, además, las nefastas consecuencias que en estos tiempos del bullying pueden acarrear el ser sorprendido con un libro para tontos en las manos.A pesar de la reacción que el mensaje de este cartel es capaz de producir en quienes reparan en él, lo cierto es que ha logrado su cometido: ha desper-tado nuestra curiosidad y queremos saber qué es eso de un libro para niños tontos y por qué precisamente para tontos. Y, por si esto fuera poco, a este póster lo acompañan otros dos, ilus-trados por Arnal Ballester y Miguel Calatayud, que respectivamente anun-cian: “Libros para niños ilustrados” y “libros para niños feroces”. Así pues, más allá de la promoción publicitaria, nos encontramos ante una declaración editorial de principios: la propuesta de Media Vaca se dirige a un segmento del público infantil muy distinto al que otras editoriales atienden y, en este sentido, sus libros, además de ir en

‘¡Fuego!’ es un poema infantil muy conocido en Polonia. Cargado de humor, narra con agilidad la extinción de un incendio. Su traducción es un ‘collage’ lleno de estímulos

una dirección alternativa, cuestionan las formas asentadas de comprender el libro infantil, su lectura y sus lectores.¡Fuego!, del poeta Jan Brzechwa y la ilustradora Agnieszka Borucka-Foks, es un extraordinario ejemplo del talan-te transgresor de Vicente Ferrer, el edi-tor de Media Vaca, y de los horizontes que todavía están por explorar en la literatura para niños. Se trata de un poema muy conocido entre los niños polacos cargado de humor y agilidad que narra los percances y proezas a los que se enfrentan unos bomberos ante el desafío de extinguir un incen-

dio. Tanto por su ritmo, la recurrencia de los llamados, los gritos y las voces, como las cadencias de la narración, los personajes involucrados y los obstá-culos superados resulta una lectura emocionante que invita a ser leída en voz alta, memorizada, compartida y representada.La propuesta gráfica enfatiza el dina-mismo. El ensamblaje digital de imá-genes fotográficas, ilustraciones y objetos; la sobreposición de planos; la incorporación de dibujos a línea fina y el uso de la tipografía como recur-so expresivo plasman eficazmente

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4DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

Por Elisa Silió

Ni las trilogías de mundos distópicos, ni diarios gráficos, ni los personajes de la tele que arrasan en librerías. Veinticinco investigadores de litera-tura para niños, libreros, animadores a la lectura y blogueros se han decan-tado por los textos de siempre en su listado de mejores libros de literatura

IlustracIón de ‘Al sur de lA AlAmedA. TomA 1’, mejor novelA juvenil.

LOS MEJORES TÍTULOS DE 2014:

sueños, piratas y una revolución pingüina25 especialistas y libReRos eligen lo Más destacado del año paRa niños y jóvenes

infantil y juvenil que por tercer año consecutivo elabora Babelia. En la categoría de álbum ilustrado el títu-lo más votado ha sido un clásico: La cocina de noche, de Maurice Sendak. En primeros lectores (de 6 a 12 años) lideran las aventuras piratas de El teso-ro de Barracuda, de Llanos Campos. Mientras que una chilena, Lola Larra, sorprende con la novela juvenil —apta

para adultos— Al sur de la Alameda, ilustrada por su compatriota Vicente Reinamontes. La fuerza y la presencia de imágenes es tal que podríamos eti-quetarlo como álbum ilustrado.Sendak, autor de Donde viven los monstruos, ha marcado todo el plan editorial de Kalandraka en 2014. En el álbum La cocina de noche, de 1970, Sendak evoca pasajes de su infancia.

Algunos conservadores tildaron de escandalosas algunas escenas.Probablemente muchos de los padres hayan crecido escuchando alguno de los populares versos que recopila 12 poemas de Federico García Lorca, el segundo mejor álbum infantil: ‘La tarara’, ‘El lagarto está llorando’ o ‘Caracola’. A nadie escapa que la infancia marcó la obra del poeta

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54 de enero de 2015 / EL MAÑANA / DOMINGOESPECIAL

ÁLBUM ILUSTRADO1. La cocina de noche. Maurice Sendak. Kalandraka.2. 12 poemas de Federico García Lorca. Ilustraciones de Gabriel Pacheco. Kalandraka.3. Ahab y la ballena blanca. Manuel Marsol. Edelvives.4. Todos mis patitos. Janosch. Libros del Zorro Rojo.5. El lago de los cisnes. Charlotte Gastaut. Thule.

PRIMEROS LECTORES1. El tesoro de Barracuda. Llanos Campos. Ilustraciones de Júlia Sardà. SM.2. El libro de las camas. Sylvia Plath. Ilustraciones de Quentin Blake. Libros del Zorro Rojo.3. Escarabajo en compañía. Pep Bruno. Ilustraciones de Rocío Martínez. Ekaré.4. El hombrecito vestido de gris y otros cuentos. Fernando Alonso. Ilustraciones de Ulises Wensell. Kalandraka.5. Matti y Sami y los tres errores más grandes del universo. Salah Naoura. Lóguez.

NOVELA JUVENIL1. Al sur de la Alameda. Lola Larra. Ilustraciones de Vicente Reinamontes. Ekaré.2. El rey Matías I. Janusz Korczak. Nube de Tinta.3. Alianzas. Cuentos de la luna llena. Iria G. Parente y Selene M. Pascual. Everest.4. Los libros de A. Josep Lluís Badal. Ilustraciones de Zuzanna Celej. La Galera.5. Ciudades de papel. John Green. Nube de Tinta.

los elegIdos

en la categoría de álbum Ilustrado el TíTulo más voTAdo hA sido un clásico: lA cocinA de noche, de mAurice sendAk.

granadino, que recorrió pueblos de la geografía española recogiendo el cancionero infantil. Y en esta ocasión lo complementa los dibujos oníricos y simbólicos del mexicano Gabriel Pacheco. El mejor libro para lectores principiantes coincide con el histó-rico Premio Barco de Vapor: El teso-ro de Barracuda, de Llanos Campos. Chispas, un grumete de 11 años, se propone dar con el tesoro del legen-dario pirata Phineas Johnson Krane. Las pistas para encontrarlo están en un libro, así que la iletrada tripulación del Cruz del Sur decide aprender a leer. El segundo puesto es para El hombrecillo de gris, ocho relatos poéticos en los

que Fernando Alonso reflexiona, con ilustraciones de Ulises Wensell, sobre la libertad y la justicia, la felicidad y sueños, la igualdad y la tolerancia.“Hace unas semanas, cuando empeza-ron las protestas y se decidió la toma del colegio, yo pensaba que eso del centro de alumnos no tenía nada que ver conmigo. Ahora no sé qué pienso. Todo fue culpa de Paola. Por ella me quedé”. Así Nicolás, el adolescente protagonista de Al sur de la Alameda, resume su historia. La de un estudian-te que sin esperarlo se ve involucra-do en los inicios de la “revolución pingüina”. Esta revuelta estudiantil enfrentó en 2006 a la presidenta de

Chile Michelle Bachelet y 600.000 alumnos de secundaria. En contraste, Reinamontes narra de forma gráfica el punto de vista de una segunda persona que observa desde una ventana.El segundo puesto en juvenil es para El rey Matías I, de Janusz Korczak, considerado uno de los clásicos de la literatura polaca del Siglo XX. Un jovencísimo monarca se enfrenta a sus ministros para llevar a cabo sus ideales. Un relato, de los de antes. Especialistas: Teresa Colomer (Grup de Recerca de Literatura Infantil i Juvenil de la UAB), Pedro César Cerrillo (Centro de Estudios de la Promoción de la Lectura Infantil),

Elisa Yuste ( Consultoría de cultura y lectura), Luis Miguel Cencerrado (Bibliotecario y documentalista), Inés Puig (Leoteca) y Javier Flor (Peonza). Blogs: El equipo de El Templo de las Mil Puertas, Alba Úriz (Letras y esce-nas), Ana Nebreda (Biblioabrazo), Román Belmonte (Donde viven los monstruos), Sofía Anaínez (Volvoretas) Carmen Sáez y Mari Cruz Zurbano (La casa de Tomasa). Librerías: Club Kirico, Hipérbole, Imaginaria, Rayuela, Rayuela Infancia, Liberespacio, Dragón Lector, Hada Lucía, 35 Formiguetes, Luz de Lula, Iuvenis, Reino de Bután, Cascanueces, La mar de letras y Leolo.

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6DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 PSICOLOGÍA

Por Francesc Miralles

Desde que las primeras tribus se reu-nieron alrededor del fuego, la felici-dad ha sido un tema de conversación interminable, ya que sus concepcio-nes y enfoques son casi infinitos. La realización personal implica algo distinto para cada individuo, depen-diendo de su cultura, necesidades y situación. Aún así, con el paso del tiempo han ido emergiendo ciertos mitos sobre la felicidad, antiguos y modernos, de validez supuestamente universal.En este artículo se examinan tres de los más extendidos para entender un poco mejor la aspiración humana más esencial.La teoría de que la felicidad es una herencia que se recibe a través de los genes tiene tantos partidarios como detractores. Aceptarlo equivale a asumir que si la lotería genética no nos ha favorecido, estamos condena-dos a la negatividad y el pesimismo, mientras que otras personas fluirán con alegría y naturalidad en el río de la vida.¿Qué hay de cierto en esta creencia? Para tratar de averiguarlo, David

Cada uno debe encontrar su propia receta. Pero dejar de esperar que ocurran ciertas cosas es un primer paso para alcanzarla.

Tres mitos sobre la felicidad

Lykken, profesor de Psicología de la Universidad de Minnesota, llevó a cabo en la década de 1990 una ambi-ciosa investigación. Los sujetos del estudio fueron 4.000 parejas de geme-los, tanto idénticos como mellizos, que habían sido educados de igual modo y con las mismas oportunidades. Tras cotejar las entrevistas de unos y otros, los investigadores concluyeron que aproximadamente el 50% de la feli-cidad es heredada genéticamente y el otro 50% es aprendida.Si se representa el nivel de satisfac-ción como un queso, una mitad sería una tendencia natural del carácter de cada uno. Ya en los bebés se observan temperamentos dulces y otros que son más irascibles e insatisfechos. La mitad restante dependerá del modo en el que cada cual decida vivir las cosas.Por tanto, la felicidad personal ni fun-ciona con piloto automático ni tam-poco se decide por completo según este estudio, sino que sería la suma de la naturaleza y de las decisiones vitales. Que la felicidad se lleva en los genes sería, por tanto, una verdad a medias. Del mismo modo que un tími-do patológico puede subir a un esce-

nario y desplegar el espectáculo más atrevido, también la persona melan-cólica tiene la libertad de abandonar ese estado de ánimo y darse una fiesta.A diario, la publicidad bombardea con mensajes para convencer acerca de que determinados bienes procurarán la felicidad. Así, en los anuncios se ve a un conductor que fluye serenamente con su deportivo, o bien a una familia exultante al estrenar nueva casa. En un plano más personal, a menudo se supedita la felicidad a encontrar pare-ja o a conseguir un trabajo mejor. Sin embargo, poner condiciones a nues-tro bienestar equivale a postergarlo una y otra vez mientras el tiempo va pasando.En su libro Los mitos de la felici-dad, Sonja Lyubomirsky, profesora de Psicología de la Universidad de California, afirma que en “la idea de ‘seré feliz cuando…’, la falsa promesa no estriba en que lograr esos suce-sos no nos vaya a hacer más felices; casi seguro que sí. El problema es que esos logros, aún cuando en principio sean totalmente gratificantes, no harán tan inmensamente felices, ni durante tanto tiempo, como se cree. Por consiguiente, cuando alcanzar

La felicidad se lleva en los genes: “Yo soy el amo y capitán de mi destino”

NelsoN MaNdela.

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general, los individuos que ganan más de 90.000 dólares anuales no son más dichosos que los que tienen unos ingresos entre 50.000 y 90.000 dóla-res. Una amplia encuesta realizada en Japón arrojó resultados similares.Por tanto, habría que precisar un poco más el tópico y decir: el dinero no da la felicidad, siempre y cuando tenga-mos suficiente para atender nuestras necesidades básicas. Si carecemos de ingresos para pagar la hipoteca, satis-facer las facturas o llenar la nevera, en ese caso el dinero sí da la tranquilidad

7PSICOLOGÍA 4 de enero de 2015 / EL MAÑANA / DOMINGO

La alcanzaré cuando…“La felicidad está en la

antesala de la felicidad” eduard PuNset.

cada momento es únIco“En la propia vida es donde están las pequeñas gotas de felicidad, los momentos, quizá minutos o segun-dos, donde nos damos cuenta de que ese instante es único y vale la pena. En la misma rutina diaria pode-mos encontrar esa tranquilidad en los momentos más sencillos, y disfrutar de ellos es lo que aporta calma, bienestar, serenidad y satisfacción a nuestra vida. Buscar la felicidad en el futuro es injusto para noso-tros mismos, puesto que no valoramos lo que hemos conseguido hasta este momento, hasta el presente, y continuamente anhelamos algo que no tenemos, algo que, en ocasiones, ni siquiera sabemos qué es”.

Nika Vázquez Seguí (Psicóloga)

Para conectarnoswUNA PELÍCULA ‘LA SAL DE LA TIERRA’ WIM WENDERS & JULIANO RIBEIRO SALGADOEn compañía del hijo de Sebastião Salgado, el director alemán hace un recorrido por la vida y obra del fotógrafo que mejor ha retratado la felicidad e infelicidad de los seres humanos durante los últimos 50 años. Una lección magistral sobre la aventura de existir.

wUN DISCO‘CLYCHAU DIBON’ CATRIN FINCH & SECKOU KEITALa arpista más reconocida de Gales y el maestro senegalés de kora Seckou Keita unen sus talentos para este disco instrumental que es un inesperado monumento sonoro. Piezas sutiles e inspiradoras en las que viejas melodías del país de Gales se fusionan con la música mandinga.

tales objetivos no nos haga tan felices como esperábamos, pensaremos que nos pasa algo o que debemos ser los únicos que nos sentimos así”.Una vez se pasa la novedad, el sen-timiento de insatisfacción vuelve a hacer acto de presencia y se necesi-tará otro deseo hacia el que proyec-tarse. En resumen: se consume más tiempo persiguiendo otras cosas que disfrutando de las que ya se tienen.La misma autora señala que otro mito igual de extendido y perjudicial es la creencia “no seré feliz si…”. Es decir, supeditar nuestro bienestar interior a que no sucedan acontecimientos negativos. “Cuando sufrimos un cam-bio de fortuna adverso, nuestra reac-ción suele ser sobredimensionada”, afirma Lyubomirsky. “Entonces nos parece que no podremos volver a ser felices, y que la vida que conocemos se ha acabado ya”.La realización personal no se puede someter a condiciones, ya que la vida es cambiante y siempre vamos a bas-cular entre experiencias positivas y negativas. Aceptar con naturalidad los altibajos de la existencia es lo que nos puede procurar un bienestar durade-ro e incondicional.Sobre esta cuestión se han realizado numerosos estudios que sirven de contrapunto a mitos como el de Bután. En 1972, el rey de este país propuso el término “felicidad interior bruta” como alternativa al producto interior bruto, que en su país era realmente bajo.Se llegó a decir que Bután era el país más feliz del mundo, afirmación dis-cutida por numerosos viajeros que han visitado la zona y han podido ver a algunos de sus habitantes que sufrían de pobreza y enfermedades, aunque la religión budista les facilite afrontar estas situaciones con mayor serenidad.Acerca de esto, los investigadores aportan una conclusión clara: aun-que solo sea por su calidad de vida, las personas que viven por encima del umbral de pobreza son ya más felices que las que tienen que luchar por sobrevivir.Sí es cierto que a par-tir de un nivel de ingresos suficiente, engrosar la cuenta bancaria no apor-ta más sensación de este sentimien-to. Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que, por término

necesaria para poder vivir con más satisfacción.Hay muchos otros mitos de este esta-do de ánimo en la cultura popular, pero tampoco responden a una verdad válida para todos. La satisfacción de cada individuo tiene una medida tan personal, dependiendo de sus inclina-ciones y prioridades, que no hay nada que pueda hacer feliz a todo el mundo.Algunas personas incluso encuen-tran alegría en estrellarse y tener que empezar de cero. Como afirma el filósofo André Comte-Sponville, “la desesperanza da alas. El que lo ha perdido todo se vuelve ligero, no veas en ello elogio alguno de la tristeza, al contrario. La tristeza es siempre una pesada carga. La des-

esperanza no es la infelicidad (…) y está muy cerca de la felicidad misma. Feliz es aquel al que nada le cabe esperar. Tener esperanza es esperar; la felicidad comienza cuando ya no se espera”.Dejar de esperar que sucedan ciertas cosas es una buena clave para no ser infelices. Si uno consigue liberarse de las creencias sobre la felicidad, estará más cerca de conseguirla por sus pro-pios medios, fomentando un modo de vida que permita estar en paz consigo mismo a la vez que se convierte en alguien útil para los demás.La buena noticia es que no hay fór-mulas mágicas para conseguir llegar a este estado de ánimo. Cada uno de nosotros deberá descubrir, en el cami-no de la vida, su propia receta.

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8DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

consejos paRa foMentaR la lectuRa entRe los pequeños: en vez de iMponeR, aniMaRlos a elegiR. adMitiR el huMoR y lo cRuel coMo paRte del Relato. lo MejoR que pueden

apoRtaR los padRes: el ejeMplo de leeR

biblioteca a su Medida

Por Virginia Collera

“Leer es fundamentalmente un sínto-ma. De una imaginación saludable, de nuestro interés en este y otros mundos, de nuestra capacidad para estar calla-dos e inmóviles, también para soñar despiertos”. Esta breve enumeración de Mark Haddon, autor de El curio-so incidente del perro a medianoche, podría ser más larga, llenar las 202 líneas de este artículo. Porque, cuando se habla de lectura, todos los argumentos son a favor: leer diariamente por placer está asociado a un mejor rendimiento en el informe

PISA —programa de la OCDE que eva-lúa las competencias en lectura, mate-máticas y ciencia de alumnos a punto de terminar la etapa de enseñanza obliga-toria—; en promedio, los lectores habi-tuales tienen una puntuación superior a un año y medio de escolarización a los que no lo hacen, según un estudio publicado en 2011.¿Por dónde se empieza a construir una biblioteca estimulante que nos ayude a

crear lectores?“Lo primero que hay que hacer es hablar con tus padres, abuelos, tíos y que te recuerden las canciones infantiles que te cantaban y escribírselas a tus hijos. Hay que conectar con tu origen”, acon-seja Gustavo Puerta. Este especialista en literatura infantil destaca la importancia del componente afectivo de las prime-ras lecturas entre padres e hijos. “Es muy importante la lectura en voz alta,

que lean juntos libros que tengan una cualidad fundamental: deben estimular tanto al padre como al niño”. En este momento, advierte Puerta, es cuando suele cometerse el primer error: “Hay que alimentar la elección, que el niño elija sus propios libros, que tenga la posibilidad de equivocarse”.Bestiario (Libros del Zorro Rojo), la extravagante enciclopedia animal de Adrienne Barman, es un imán tanto para padres como para hijos. Pero, según Enrique García Ballesteros, propietario de la librería especializada en literatura ilustrada para niños y adultos Venir a Cuento de Madrid, esta coincidencia “es

“Es importante que padres e hijos lean juntos, y que los libros sean estimulantes”, dice Gustavo Puerta

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94 de enero de 2015 / EL MAÑANA / DOMINGOESPECIAL

dIbujos de césAr Fernández AriAs pArA lAs ‘100 gregueríAs ilusTrAdAs’ de rAmón gómez de lA sernA.

excepcional”. Los padres no piensan en lo que le gusta al niño sino en lo que les gusta a ellos. “Y compran en consecuen-cia. Los tíos, en cambio, sí respetan más los gustos del niño y son más atrevidos en sus elecciones”.¿Qué le gusta al niño? ¿Cuáles son sus intereses o aficiones? Eso es, después de conocer su edad, todo lo que necesita saber García Ballesteros para ofrecer sus recomendaciones. Si le gustan los fósiles o los trenes, los libros sobre los primeros o los segundos son los que tendrán una mayor probabilidad de éxito. “Una parte del fracaso de la lec-tura tiene que ver con la incapacidad de que los chavales vean que hay una conexión entre sus intereses y su biblio-teca”, apunta Puerta.Corregir esa inercia es complicado, pero hay resistencias mayores, señala García Ballesteros. “Hay dos cosas que los padres no entienden bien pero están muy en relación con el pensamiento de los niños: el humor negro y el humor surrealista. Este último muchas veces a los adultos no nos dice nada, pero a ellos les encanta”. Él siempre recomienda 100 greguerías ilustradas (Media Vaca), de Ramón Gómez de la Serna —con dibujos de César Fernández Arias—; Los niños tontos (Media Vaca), de Ana María Matute, o Un perro en casa (Ekaré), de Daniel Nesquens. Pero, reconoce, la tasa de rechazo es alta.“A los adultos nos ha cambiado el humor, en nuestra literatura ya no hay casi nadie que escriba ex profeso para provocar la sonrisa”, opina Nesquens. Sabe que sus libros, en deuda con Jardiel Poncela, Tono y Miguel Mihura, no son para todos. Aquella avenida era de las más bonitas de la ciudad. Tenía de todo. Incluso un agujero que cabía en la palma de la mano. “Pero cuando empecé en esto pensé que lo mejor que tenía un niño era su imaginación y que, precisamente por eso, porque aún era un territorio virgen, podría tomarme ciertas licencias. Para ellos escribo, pero también busco que mis historias gusten al padre, al tío o al abuelo”. Una señora lleva un paraguas. Y un perro. El paraguas se llama paraguas y el perro, Chiver. A estas alturas, con el bagaje de más de una década de ferias del libro a sus espaldas, dice reconocer cuando se enfrenta a una batalla perdida. Y casi siempre las pierde ante los mayores.La historia de Erika, de Ruth Vander Zee

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10DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

Gemma Lluch. Profesora de la Universidad de Valencia. Experta en literatura infantil y juvenilLuces en el canal, de David Fernández Sifres (SM)La cocina de noche, de Maurice Sendak (Kalandraka)Yo puedo, de Susan Winters (Ekaré)Issun Bôshi, de Icinori (Kalandraka)Historias de ratones, de Arnold Lobel (Kalandraka)

Inés Puig Vázquez. Maestra y fundadora de LeotecaEl tragasueños, de Michael Ende (Juventud)Los niños de las raíces, de Sybille von Olfers (ING Edicions)Olivia, de Ian Falconer (Fondo de Cultura Económica)El gran libro de cuentos para niños, de Franz Hohler y Nikolaus Heidelbach (Juventud)Leche del sueño, de Leonora Carrington (Fondo de Cultura Económica)

Enrique García Ballesteros. Librero, Venir a cuento (Madrid)¿Dónde está mi zapato?, de Tomi Ungerer (Kalandraka)Rosa caramelo, de Adela Turín (Kalandraka)Tío Budo, de Víctor Coyote (Fulgencio Pimentel)El monstruo rosa, de Olga de Dios (Apila Asociación Cultural)Manu en la playa, de Diego Arandoja (Bang Ediciones)

Daniel Nesquens. EscritorCuando el mundo era joven todavía, de Jüre Schubiger (Anaya)Un gorila, Anthony Browne (Kalandraka)Prohibido leer a Lewis Carroll, de Diego Arboleda (Anaya)Eloísa está debajo de un almendro, de Jardiel PoncelaPom… Pom… ¡Pompibol!, de Javier Sáez Castán (Anaya)

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“Los niños deben vivir en los libros los problemas de la sociedad para luego saber enfrentarse a ellos”,

afirma Gemma Lluch

—ilustrada por el legendario Roberto Innocenti—, es otra de las reco-mendaciones frecuentes de García Ballesteros. Es un libro para niños mayores de ocho años, un testimonio sobre el Holocausto, sobre la maldad en el mundo, que enseguida provoca el rechazo de los padres. “Los niños deben trabajar y vivir todos los proble-mas de la sociedad para saber enfren-tarse a ellos. Si les quitas esos libros no les permites gestionar sentimien-tos que luego se van a encontrar en la vida real. Muchas veces los padres les permiten que vean el telediario pero no que resuelvan esos problemas en la literatura”, defiende Gemma Lluch, profesora de la Universidad y espe-cialista en literatura infantil y juvenil. “Cuanto más sórdida es la realidad, más la edulcoramos”, coincide Maribel García Martínez, de Lóguez Ediciones. “Ahora es difícil plantear determinadas temáticas empeñadas en presentar una realidad poco amable. En nuestro caso, lo que hacemos es tratar cuestiones como la pérdida o el duelo de forma subyacente. Al final, lo importante es la calidad”. Lluch propone que no cedamos sin reservas el imaginario de los niños a Disney y regresemos a nuestros cuentos tradicionales. “Son una fuen-te de aprendizaje increíble. Antonio Rodríguez Almodóvar o Enric Valor nos cuentan de qué manera, como pue-blo, hemos explicado la vida”. Puerta también reivindica que no abandone-mos el pasado. Que recuperemos las obras de auto-res como José Luis García Sánchez, Miguel Ángel Pacheco, Lolo Rico o Pere Calders. “En el ámbito anglosajón están Dr. Seuss, La pequeña oruga glo-tona, de Eric Carle; Donde viven los monstruos o La cocina de noche, de Maurice Sendak, una serie de libros que han leído abuelos, padres, hijos y nietos porque hay una estructura edi-torial que ha mantenido estos clásicos vivos y ha creado una tradición. En el ámbito hispanoamericano carecemos de ella. Primero, porque la industria editorial ha estado volcada fundamentalmen-te en la escuela, y, segundo, porque tenemos una literatura infantil muy cortoplacista que no se plantea crear un producto de calidad que perdure en el tiempo, sino que quiere atender

al tema y la estética de hoy”. Y ese es, subraya, otro de los males de la literatura infantil y juvenil actual.Si bien hay muchas editoriales que están sacudiéndose esa literatura edulcora-da y moralizante —Kalandraka, Media Vaca, Libros del Zorro Rojo, NubeOcho, Los Cuatro Azules, Barbara Fiore, por citas solo algunas—, cunde la “autoayu-da”. “A mí muchas veces me plantean cuestiones del tipo: ‘¿Tienes un libro que transmita valores ecológicos?”, relata García Ballesteros. “Mi sugerencia es que lea Pulgarcito, donde el niño verá

que el protagonista no destroza el bos-que y esos valores estarán implícitos. Yo creo que lo mejor es ofrecer buenas historias. Los niños diferencian muy bien”.Aún a riesgo de sonar a moraleja, lo importante, coinciden todos los con-sultados, es leer. Leer, leer y leer para, idealmente, invertir la tendencia: según el mismo informe de la OCDE, la lectura por placer cotiza a la baja. Entre 2000 y 2009, el promedio de estudiantes que dijeron leer diariamente por placer des-cendió en cinco puntos porcentuales

durante el periodo —de un 69% en el año 2000 a un 64% en 2009—. Leer libros buenos y otros no tan buenos, porque ambas lecturas son clave, insiste Lluch, “para construirnos como ciudadanos plurales”. Para comprender éste y otros mundos. “Leer te da la posibilidad de entender el lenguaje de la literatura, y en él también se basan el lenguaje del cine, el del teatro, el del periodismo. Además de la librería, doy clases de historia y cine y me encuentro cada vez más con universitarios que leen pero no com-prenden, una percepción compartida por muchos profesores de secundaria. No basta con culpar a la enseñanza: hay que permitir a los niños que constru-yan su bagaje literario de forma natural, sin imposiciones, porque así es como a todos nos gusta leer”, concluye García Ballesteros.

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114 de enero de 2015 / EL MAÑANA / DOMINGOESPECIAL

Por Álex Grijelmo

1. Ese nombre tan raro. Mafalda tiene un nombre extraño. Nació hace unos 52 años gracias a la publicidad, porque a Quino le encargaron unas tiras para una campaña subliminal de los elec-trodomésticos Mansfield. El nombre “Mafalda” serviría para evocar la marca. Se trataba de crear una familia que usara esos aparatos, pero los diarios argen-tinos se negaron. Así que la campaña encubierta nunca se hizo. Dos años más tarde, el jefe de redacción de la revista Primera Plana le preguntó a Quino si tenía algo distinto de lo que venía publi-cando ya con regularidad. Y entonces él echó mano de las tiras fallidas. Ahí empezó todo: el 29 de septiembre de 1964.2. Llevada al cine. Mafalda ha sido pro-yectada en la pantalla grande con dos producciones. La primera, elaborada en Argentina, le puso una voz al personaje. El propio Quino cuenta que al salir del cine oyó decir a la gente: “¡Pero ésa no es la voz de Mafalda!”. Y el dibujante añade ahora a su propio relato: “¡Como si hubiera tenido voz alguna vez!”. Lógico: cada cual se había hecho su idea sobre la voz de la niña. Sea por eso o por otras cuestiones, Quino dice con claridad: “No me gusta nada esa versión”. Más tarde, su amigo el realizador cubano Juan Padrón le propuso intentarlo de nuevo, esta vez sin voz. “Aquello quedó ya muy bien”, recuerda Quino. “Y eso a pesar de que Mafalda no decía las cosas que decía Mafalda. Todos los personajes habla-ban así como pichipichipichi”… Unos sonidos sin significados. “Fue una linda experiencia”. Los derechos de esta serie respaldada por Quino están ahora en manos de Imagina International Sales.3. Personajes incendiados. Una gran exposición de 2.100 metros cuadrados sobre Mafalda se inauguró en la prima-vera de 1992 en Madrid, con motivo del V Centenario. Allí estaban, en tamaño grandote, los personajes de Quino. Los visitantes pudieron sentarse en el cole-gio de Mafalda, recorrer el almacén de

SÓLO DIBUJOS, Y SIN VOZa quino no le agRada la veRsión cineMatogRáfica de sus tiRas: sus peRsonajes ‘hablan’

Manolito, ver los dibujos animados de toda la pandilla y escuchar aquella vieja radio. Tras recibir cientos de miles de personas durante 66 días, iba a llevarse a Sevilla y a otras ciudades, pero faltó financiación. Los muñecos quedaron recluidos en un almacén… y éste se incendió. ¿Fatalidad del destino?: es posible, porque los muñecos los había fabricado Manolo Martín, ¡un artista fallero!4. La prolongación. Con motivo del 50º aniversario de Mafalda se han abierto en Buenos Aires tres exposiciones. Una de ellas recoge la propuesta de Alicia Colombo, esposa del dibujante, de

mostrar cómo las ideas de aquella niña, desarrolladas en sólo 1.928 tiras, siguen vivas en las geniales viñetas que Quino ha seguido publicando durante toda su vida. “El disco duro continúa ahí”, dice él. “Se ven los temas que he tocado siem-pre. Se muestra una tira de Mafalda y a continuación los dibujos que se derivan de ella. Y la gente dice: ‘Mira, claro…, son las ideas de Mafalda”. Y añade… otra vez: “Para qué volver a dibujar a Mafalda. Continúa siendo actual. Nuestra época se parece mucho por los desastres que sigue cometiendo el ser humano”.5. Preguntas difíciles. ¿Cómo se apelli-da Mafalda? No se sabe. Su papá en los

dibujos no tenía ni nombre de pila… La madre sí: Raquel. ¿Cuál es el perso-naje preferido de Quino?: Felipe. ¿Qué habría pasado ahora si…? En una cena a la que asistió en Oviedo con algunos amigos poco antes de recibir el Príncipe de Asturias, uno de los comensales le preguntó si hoy en día los papás de Mafalda estarían divorciados. Sin aguardar a la contestación, se abrió un interesante debate al respecto, con profundas reflexiones psicológicas. Finalmente, todos miraron a Quino esperando la respuesta definitiva. Y él dijo: “No lo sé…, para mí son sólo dos dibujos…”.

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12DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

Por Nuria Barrios

La crueldad es un tema habitual de la literatura infantil: niños abandonados, lobos hambrientos, padres violentos, madrastras sanguinarias, hermanos celosos… Es normal: nacemos, vivi-mos, gozamos y sufrimos en un mundo cruel y los niños ven el mundo como es, y lo entienden igual que nosotros lo entendemos; es decir, no mucho. Pero en la oscuridad brillan las pequeñas luces, y una filósofa, una ilustradora y una editora acaban de lanzar su pro-puesta para hablar sobre la crueldad, jugando. Se llama Mundo cruel y fun-ciona como una modernísima caja de Pandora, repleta de preguntas diminu-tas e inofensivas: ¿matar hormigas te parece cruel? ¿Es cruel obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer? (como bañarse). ¿Debería permitirse a los extraterrestres tener a humanos en jaulas? ¿Qué te haría sentir más cul-pable, matar a un perro o a un caracol por accidente? Si el cazador matara a Blancanieves, ¿quién sería responsable de su muerte? ¿El cazador o la reina?… Preguntas que provocan reflexiones nada inocentes: ¿hay vidas que valen más que otras? ¿Tiene sentido castigar la crueldad con más crueldad? ¿Matar forma parte de la vida? ¿Es posible ser cruel sin proponérselo? ¿Hay veces en las que ser cruel puede resultar divertido? ¿Son a veces necesarios los castigos? ¿Cómo decidimos lo que es aceptable y lo que no es aceptable como castigo?…“Abre, mira, piensa”, dice un lateral de la caja que contiene Mundo cruel. Falta añadir, pues está presente desde la pro-pia presentación: ¡juega! La narración sale de su formato, se abre, fragmenta y fluye, creando una nueva y apasionante secuencia narrativa. En 14 láminas se dibuja una cartogra-fía de la crueldad a partir de escenas cotidianas en la vida de un niño; es decir, en la vida de todos nosotros. Como si fuesen las cartas de una baraja, cada lámina ilustra una escena y por detrás, en bocadillos negros como en

¿Matar hormigas es cruel?un libRo-caja indaga, Mediante el juego y pReguntas inofensivas, en toRno a la cRueldad

los cómics y tebeos, plantea varias pre-guntas. Situaciones frecuentes, como dejar al perro solo en casa durante todo el día, dan pie a cuestiones muy sen-cillas que contienen temas muy com-plejos: ¿es cruel hacer vivir a un perro grande en un apartamento? Llamamos a las personas que tienen mascotas sus “dueños”, ¿pueden ser dueñas unas per-sonas de otras?, ¿los padres son dueños de sus hijos?…Como si fuese un libro de páginas sueltas, las catorce láminas se pueden ordenar como cada cual desee. La caja

contiene además tres láminas prepara-das para que el lector cree sus propias escenas de Mundo cruel. Hay otra lámi-na en la que se propone al lector, entre otras cosas, convertirse en “reportero de la crueldad” y entrevistar a la abuela, al carnicero o a la novia del hermano para saber, por ejemplo, si piensan que la crueldad puede estar justificada. Y se incluye de regalo un cartel fantástico y extraordinario, que parece un moderno guiño a El jardín de las delicias, de El Bosco. La fantasía, decía Sendak, es el núcleo de toda la escritura para niños,

como lo es de la escritura de cualquier libro, de cualquier acto creativo, quizás del acto de vivir.Las autoras de Mundo cruel, la filóso-fa, la ilustradora y la editora, lo llaman “filosofía visual para niños (y no tan niños)”. Este es el primer título de una colección a la que han bautizado con un nombre inglés, Wonder Ponder, que contiene los dos conceptos básicos del proyecto: asombrarse y reflexionar. Y, por supuesto, jugar. Las tres conciben el libro como un objeto transformable y transformador.

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134 de enero de 2015 / EL MAÑANA / DOMINGO ESPECIAL

las ilustRaciones de oliveR jeffeRs consiguen que los niños (y los MayoRes) MiRen y usen sus lápices de coloRes de una ManeRa distinta

La rebelión de los coloresPor Nuria Barrios

Un día, en la escuela, cuando Duncan va a sacar sus lápices para dibujar, se encuentra una pila de cartas dirigidas a él con la lista de quejas de cada uno de los colores. El rojo sufre estrés y se lamenta de que le haga trabajar más duro que a los demás. ¡Trabaja hasta en vacacio-nes! Todo el año se lo pasa coloreando camiones de bomberos, manzanas, los Papá Noel de Navidad y los corazones de San Valentín… El beige está harto de que le llamen “marrón claro” o “color hueso” y de ser el segundón del lápiz marrón. Duncan solo lo usa para pintar cosas aburridas como el trigo. El gris está agotado de los enormes espacios que tiene que colorear: ¡elefantes, rinoceron-tes, hipopótamos…! E irónico comenta que también hay cosas grises pequeñas como piedritas y pingüinos bebés.El blanco se queja de que Duncan solo lo use para pintar la nieve y eso le hace sentir vacío. El negro odia que lo utilice para dibujar el contorno de cosas que por dentro pinta de otros colores. ¡No es justo! ¿Por qué no pintar una pelota

de playa negra alguna vez? El amarillo y el naranja no se hablan porque cada uno reclama ser reconocido como el autén-tico color del Sol. El azul está tan corto y rechoncho después de pintar todos los océanos, los lagos, los ríos, las gotas de lluvia y los cielos despejados, que ya no alcanza a asomarse por el borde de la caja de los lápices. El rosa, por el contrario, recrimina a Duncan que no lo haya usado ni una sola vez. ¿Qué piensa? ¿Que el rosa solo es un color para niñas? Con lo bien que quedaría un dinosaurio o un vaquero pintados de rosa.Y así, en cartas escritas a mano sobre papeles a rayas y cuadriculados, todos los colores van exponiendo sus quejas y dan un ultimátum: o Duncan cambia o se verán obligados a despedirse de su trabajo. El niño se pone manos a la obra y, con creatividad y mucho color, con-seguirá una solución que hará felices a todos. El simpático texto y los graciosos dibujos llenos de vida del galardonado ilustrador Oliver Jeffers consigue que los niños (y los mayores) miren y usen sus lápices de colores de una manera distinta.

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14DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

en ‘Mi pequeño bosque’ y ‘Mi pequeño jaRdín’ la ilustRadoRa KatRin Wiehle dibuja sin contoRnos,

jugando solo con el coloR

Cien por cien natural

Estos libros parecen salidos directa-mente de un árbol. Uno tiene la sensa-ción de que si los colocara junto a un tronco desaparecerían ante nuestros ojos para convertirse en rama o en anillo rugoso o en una gruesa raíz que escapa-ra del suelo y se enroscara a nuestros pies como un animal prehistórico. Mi pequeño bosque y Mi pequeño jardín son los primeros volúmenes de una colección que cuenta además con otros títulos como Mi pequeño estanque y Mi pequeña jungla. La portada dice que son 100% natura-les, que están hechos con el 100% de papel reciclado y que están impresos con tintas ecológicas. Pero, aunque esa información no apareciera, bastaría con sujetarlos entre las manos y pasar las gruesas hojas para sentir el árbol, la tierra, las piedras; su tacto áspero, su denso olor oscuro. En cada uno de ellos, tres animales presentan al lector el entorno. En Mi pequeño bosque, que ha sido elegido

en Alemania como el Libro más Bello por la Fundación Stiftung Buchkunst, son el zorro, la ardilla y el tejón quienes nos acompañan en un paseo al bosque y nos muestran lo distintas que son las hojas, lo que crece a la sombra de los árboles y los animales que allí habitan: escarabajos, liebres, mapaches, lechu-zas, pájaros carpinteros, lobos, ciervos… En Mi pequeño jardín son el erizo, el ratón y el gorrión quienes nos llevan de paseo y nos presentan a los demás ani-males que viven en el jardín, en la hier-ba y bajo tierra: hormigas, lombrices, topos, caracoles, orugas, mariquitas, saltamontes… Y nos señalan las flores, los frutos y las verduras que crecen allí. Su autora, la ilustradora Katrin Wiehle, dibuja animales y árboles sin contornos, jugando solo con el color, mate y rico sobre la superficie acartonada de las hojas. Sus imágenes planas y sin apenas texto transmiten una fuerza primitiva y onírica. Ojalá traduzcan pronto sus demás libros.

Nina y Milo son dos primos que viven en Buenos Aires frente al parque del Rosedal. Por ese parque, como suce-de en todos los parques del mundo, pasean padres, niños y perros. Entran y salen, pero hay alguien que ha hecho del Rosedal su casa: un vagabundo rumano que se llama Gudrek, un gigantón rubio con la piel que parece de cuero de tanto estar al sol y que va ataviado con un impermeable largo, en invierno y en verano, que solo deja al aire sus enormes pies descal-zos. Gudrek apenas habla, duerme a la sombra de la estatua de un poeta ucranio y está siempre acompañado de sus perros: Fausto, un weimara-ner plateado, y Yáñez, un perro mil leches. Ellos son su familia, su mana-da, sus afectos verdaderos. A pesar de su fiero aspecto, a Nina y a Milo les gusta hablar con él a escondidas de sus padres o permanecer callados a su lado, observando las idas y venidas de los paseantes.Un día, Nina empieza a tener extraños sueños donde aparecen perros, que aúllan lastimeros mientras son gol-peados. La niña no ve nunca quién los golpea, pero los sueños se repiten y no pasa mucho tiempo antes de que

empiecen a desaparecer los perros del barrio. Un personaje nuevo ha apareci-do en el parque: un joven huidizo que lleva tatuado en el cuello un cuchi-llo manchado de sangre. Nina tiene miedo, pero Milo la anima a seguir al chico como si fuera un juego. Cuando Yáñez, uno de los perros de Gudrek, desaparece, el juego deja paso a un oscuro peligro. Los sueños son cada vez más angustiosos y detallados y ni siquiera Gudrek está ahí para acompa-ñar a los chicos, pues le han encarce-lado. Nina y Milo deberán continuar solos una búsqueda que subrayará su fragilidad y les llevará a poner a prueba su coraje.En esta novela de aventuras, con un fuerte suspenso, hombres y anima-les forman una manada, donde los papeles nunca están claros y a veces los valientes se tornan vulnerables y los asustadizos se transforman en héroes para salvar a los seres que más quieren. Inés Garland (Buenos Aires, 1960), la autora de El jefe de la mana-da, acaba de ser galardonada con el Premio Nacional de Literatura Juvenil alemana por su novela Piedra, papel o tijera. Es la primera escritora ibe-roamericana en recibir este premio.

en esta novela de aventuRas, con un fueRte suspenso, hoMbRes y aniMales foRMan una

Manada, donde los papeles nunca están claRos

El mejor amigo del niño

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Por Nuria Barrios

Un buen libro es como una hoguera que comienza a arder cuando abres la primera página. Hay libros que cuentan una sola historia, igual que un tronco puede ser suficiente para el fuego; hay otros libros que cuentan un sinnúmero de historias, grandes y pequeñas, como ramas que fueses echando a las llamas para alimentar la hoguera. En ambos casos, el mismo fuego calienta a quien cuenta y a quien escucha, protegiéndo-los de la soledad, de la oscuridad que se aprieta contra las ventanas, del miedo que, a veces, esconde el silencio, del vacío que acecha. La enciclopedia de la tierra temprana es una novela gráfica repleta de historias. Se abre con un amor imposible entre dos jóvenes, un hombre procedente del helado Norte y una mujer del Polo Sur, incapaces de acercarse el uno al

VIDA EN TORNO AL FUEGOla bRitánica isabel gReenbeRg fiRMa su pRiMeRa novela gRáfica en toRno a la histoRia

de la tieRRa y su cosMogonía

otro porque sus campos magnéticos se rechazan. Decididos a no separarse, se casan, pero la única forma que tienen de mantener vivo su amor es contán-dose historias al final del día, cuando se guarecen del hielo y de la inmensa y pavorosa noche estrellada dentro de su iglú, en torno a un fuego.Locamente enamorado de su amada, el protagonista le cuenta cómo llegó hasta ella a través del mar helado, mientras viajaba por tierras desconocidas, igual que Odiseo. El joven inicia su relato con su propio y misterioso origen, cuando tres her-manas lo encontraron, siendo un bebé, abandonado en una canasta a la orilla de un lago. Sus recuerdos dan paso a la historia de la tierra de donde procede y su peculiar cosmogonía. En su épica narración se van mezclando los relatos de la Biblia con los de la mitología: la creación del mundo, el tiempo de los

gigantes, el primer hombre y la prime-ra mujer, la trágica historia de Caín y Abel, el arca de Noé, el bebé Moisés encontrado en una canasta al lado del río, la torre de Babel, Polifemo y las sire-nas, los terribles monstruos marinos… Historias de amor y desamor, de celos y destrucción donde juegan un papel fundamental los dioses: una santísima y caprichosa Trinidad formada por un Dios Águila, orgulloso y vengativo, y sus dos hijos cuervos, que se entretienen mirando las vicisitudes de los humanos, cómodamente sentados en una estancia que parece un gran aseo con innumera-bles bañeras e inodoros.Como ha hecho siempre la literatura, el joven narrador hace suyo los rela-tos antiguos y los convierte en nuevos para su amada. Y fabulando, alimenta la hoguera que les hace olvidar la tie-rra helada, el espacio oscuro, el amor imposible. La enciclopedia de la tierra

temprana es la primera novela gráfica de la británica Isabel Greenberg. En sus dibujos, que evocan a los grabadores expresionistas alemanes, la imaginería inuit y los tapices de Bayeux, predo-minan el blanco y negro y el círculo dorado que crea la ficción, que es el fuego. La novela ha ganado el premio británico a la Mejor Novela Gráfica de 2014 y ha sido nominada a los presti-giosos premios Eisner, los Oscar del mundo del cómic.Entre todas las historias, hay una donde un chamán le entrega una piedra blanca al joven inuit antes de que emprenda el peligroso viaje que le llevará hasta su amada. El único consejo que le da es que se la meta en la boca cuando se encuentre en dificultades. Así hará el joven y, en cada ocasión, será capaz de entender y hablar todas las lenguas y calmar y seducir a sus enemigos. Esa poderosa piedra blanca es la ficción.

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Un libro para “niños tontos”

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16DOMINGO \ EL MAÑANA \ 4 de enero de 2015 ESPECIAL

Por Antonio Muñoz Molina

Igual que un feto parece atravesar aceleradamente en nueve meses toda la duración de la vida sobre la Tierra, desde los primeros organismos uni-celulares hasta el Homo sapiens, hacia los siete u ocho años un niño está completando el tránsito desde las culturas orales, el pensamiento mágico y los mitos, hasta la máxima sofisticación del razonamiento abs-tracto y la lectura.Hace menos de cinco mil años que empezaron a escribirse historias inventadas. Pero antes de la escritu-ra se extiende un continente, un pla-neta ignorado de narraciones orales que se urdieron y se contaron a lo largo de al menos cuarenta mil años, quizás desde el tiempo de las prime-ras representaciones artísticas. Un niño de tres o cuatro años vive en ese mundo, que es el de los cuentos y el de los mitos, el de las primeras tentativas de explicación natural de los fenómenos visibles, y también el de los juegos, en los que aprende pre-cozmente los mecanismos sutiles de la ficción. El juego, como la literatu-ra, se basa en lo que Coleridge llamó “suspensión voluntaria de la incredu-lidad”, que es justo lo contrario de la creencia. El creyente está convencido de la existencia de seres sobrenatura-les y de hechos absurdos. El niño que juega, como el lector de una novela o el espectador de una película, en vez de creer, deja en suspenso la incredulidad, de modo que disfruta cabalgando sobre un palo de escoba, aunque sabe que no es un caballo, o se conmueve hasta las lágrimas por la muerte de don Quijote o la de King Kong, teniendo plena conciencia de que los dos nunca existieron, si bien don Quijote era un hombre verosímil y King Kong una criatura fantástica.Groucho Marx exclamó célebre-mente, delante del mapa desplegado

Relatos inicialesMucho antes que el doMinio del lenguaje se ha desaRRollado esa heRRaMienta fundaMental

de la liteRatuRa que es el deseo y la capacidad de poneRse en el lugaR de otRo

de una batalla, que aquel mapa podía entenderlo un niño de cuatro años, y a continuación rogó que le trajeran a un niño de cuatro años. Los mecanismos psicológicos en los que se basa el juego de la ficción forman parte tan integral-mente de nuestro patrimonio cognitivo que un niño de cuatro o cinco años los domina por completo, igual que domina con perfecta fluidez las complicaciones gramaticales de uno o dos idiomas.Nacemos tan programados para segre-gar y requerir historias como para bus-car el amparo de nuestros padres y el trato con nuestros coetáneos. Mucho antes que el dominio del lenguaje se ha desarrollado esa herramienta funda-mental de la literatura que es el deseo y la capacidad de ponerse en el lugar de otro, de adivinar sus pensamientos y predecir sus reacciones. El adulto des-vía la mirada hacia un lado y el bebé capta ese movimiento y vuelve los ojos en la misma dirección. Antes de contar historias en voz alta o de escucharlas ya nos las estamos contando a nosotros mismos, estableciendo en silencio hipó-tesis narrativas sobre lo que nos rodea. De noche, en la cama, en la oscuridad y el silencio, apenas sabiendo hablar y mucho antes de saber leer, el niño y la niña fantasiosos se cuentan cosas a sí mismos, mantienen conversaciones en voz baja con un muñeco o con un padre o un hermano ausentes o imaginarios, o con un dedo pulgar, como el pobre niño asustado y trastornado de El resplandor.Los cuentos son una deriva natural de ese instinto. La palabra impresa y la lectura son una innovación tecnológi-ca, teniendo en cuenta lo reciente de su aparición, comparada con la amplitud de la experiencia narrativa humana, y más aún teniendo en cuenta lo limitada que ha sido la transmisión escrita hasta hace

poco más de un siglo. El niño es un pri-mitivo animista que distingue ojos en los árboles y caras en las rocas y que se rinde al hechizo de una voz, un presocrático que imagina explicaciones insensatas, aunque no milagrosas, para los fenó-menos naturales, lo mismo la aparición nocturna de la luna que el soplido del viento o el brillo del relámpago. Su sen-tido todavía literal del idioma le puebla el mundo de posibilidades asombrosas y hasta aterradoras cuando escucha las metáforas implícitas en las expresiones de los adultos. Que las paredes oyen, que se ve el cielo abierto, que están cayendo chuzos de punta, que en algún sitio hay un gato encerrado, que el alma se cae a los pies, que huele a chamusquina, que a alguien se lo ha tragado la tierra, que se puede caminar con pies de plomo. Cuando yo era niño me perdía en espe-culaciones sobre cómo sería posible eso que se contaba de algunas personas, que habían tirado la casa por la ventana. Esa resonancia originaria de las palabras comunes es el fundamento de la poesía.Hace más de treinta mil años, en la cueva de Chauvet trabajaban extraordina-rios pintores, idénticos en su talento a Miguel Ángel o a Van Gogh: es inevitable suponer que habría también narrado-res magistrales. Abruma la magnitud de todo lo que se habrá perdido sin rastro, lo que no dura en las cuevas, lo que no tiene existencia tangible, la narración oral, la música. Pero igual que cada vida humana empieza en el origen unicelular y acuático de la vida, la capacidad de fabulación se inaugura en cada concien-cia infantil, asistida y modelada por el lenguaje, que sirve por igual para nom-brar lo existente y lo inexistente, lo visi-ble y lo invisible, lo que sucedió ayer y lo que todavía no ha sucedido, para decir la verdad y para mentir, incluso para fingir

que es verdad lo que el narrador y el oyente saben que es mentira.Yo nací a tiempo de conocer el fin de una cultura oral. Recuerdo cie-gos mendigos cantando por la calle coplas de crímenes y de milagros. Recuerdo a las niñas que acompasa-ban el juego del corro con romances que se habían transmitido desde hacía siglos. Algunos los he reco-nocido en antologías de canciones sefardíes. Los más recientes habían tenido su origen en la muerte de la reina María de las Mercedes y el luto de Alfonso XII y en el rechazo popular a las guerras de Marruecos. Las madres cantaban villancicos medievales y cuplés aprendidos en la radio, cada uno de los cuales con-tenía una historia que subyugaba al niño silencioso y atento, que iba por la casa siguiendo la canción, detrás de las tareas sucesivas de las mujeres. Cada tarde las novelas de la radio ali-mentaban la misma fascinación por los relatos en voz alta. A la caída de la noche los niños mayores contaban a los otros historias antiguas de miedo o argumentos de películas, y así el cine se agregaba a la tradición oral. El mundo narrativo de las mujeres y el de los hombres también estaba segregado: los hombres cantaban mucho menos y la mayor parte de las historias que contaban tenían que ver con la guerra, la guerra misteriosa y lejana que no había sucedido en el cine.Pero no hay motivo para la nostalgia amarillenta, ni para la pesadumbre apocalíptica sobre la tecnología. El mundo de los relatos en voz alta no se ha extinguido ni puede extinguirse. Todos estamos siempre escuchando y contando historias. Y cada vez que un adulto, un padre o una madre, un abuelo, empieza a contarle un cuento por primera vez a un niño los dos habitan intemporalmente en los orí-genes de la literatura.

“Un niño de tres o cuatro años vive en ese mundo, que es el de los cuentos y el de los mitos”.