desnutrición- lic. ramona romero
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Desnutrición
La desnutrición es una situación patológica en la que el balance negativo de nutrientes es causado por la falta de aporte de alimentos o la inadecuada absorción de los mismos.La desnutrición se manifiesta por una pérdida peso, que alcanza valores inferiores al normal y se produce un consumo de las reservas del propio cuerpo primero grasas y luego proteicas.Según la causa que provoque desnutrición, ésta puede ser primaria o secundaria. La desnutrición primaria es provocada por una carencia exógena de nutrientes y se cura una vez que se ha restablecido la alimentación normal.La desnutrición secundaria es producida por enfermedades que interfieren con la ingestión, digestión, absorción o utilización de los nutrientes, y se cura totalmente una vez que ha desapareció la enfermedad que le dio origen.El marasmo es un tipo de desnutrición caracterizada por una carencia calórica proteica.El marasmo se hace presente, con mayor frecuencia entre los 6 y 18 meses de vida. Con frecuencia se debe a falta de alimentación materna y/o al uso de una fórmula láctea muy diluida. Se manifiesta, en un primer período, por un importante descenso del peso corporal, a costa del consumo de tejido adiposo, lo cual se hace evidente en el adelgalzamiento de miembros y abdomen, así como en sus músculos blandos (nalgas). En lo que respecta a la cara, las mejillas adelgazadas dan impresión de ojos hundidos; y el cabello seco, débil y opaco.En un segundo período de la enfermedad se acentúa la pérdida de masa muscular, la pared abdominal se ve más adelgazada, la piel se torna pálida, con alteraciones tróficas, presentan apatía, llanto débil y monótono. A esta altura ya se ve alterada la talla y la circunferencia de los miembros.El proceso de deterioro continúa con disminución de las proteínas viscerales y deterioro de órganos tal como la atrofia intestinal, que es la causante de diarreas, lo cual conlleva a la deshidratación, también alteraciones en el páncreas, hígado y sistema nervioso central. Los niños con marasmo son muy susceptibles a sufrir infecciones y deficiencias de vitaminas liposolubles: A, E, D, K, con todas las consecuencias que estas carencias generan.
La asimilación deficiente de alimentos por el organismo, conduce a un estado patológico de distintos grados de seriedad, de distintas manifestaciones clínicas, que se llama Desnutrición.
El término Desnutrición, ya adoptado definitivamente en la terminología de nuestro Hospital, ha venido a simplificar extraordinariamente, la confusión y variedad de nombres, que existían en las distintas escuelas de Pediatría y que se usaban para denominar padecimientos semejantes: las entidades clínicas llamadas Hipotrepsia, Hipotrofia, Distrofia, Atrepsia, Atrofia de Parrott, Descomposición, Consunción, Malnutrición y otras más, son, sencillamente, distintos grados de un mismo padecimiento de etiología variada, que ahora denominamos genéricamente con el nombre de Desnutrición.
La palabra desnutrición señala toda pérdida anormal de peso del organismo, desde la más ligera hasta la más grave, sin prejuzgar en sí, de lo avanzado del mal, pues igualmente se llama desnutrido a un niño que ha perdido el 15% de su peso, que al que ha perdido 60% o más, relacionando estos datos siempre al peso que le corresponde tener para una edad determinada, según las constantes conocidas.
La desnutrición puede ser un trastorno inicial único, con todo el variado cortejo sintomático de sus distintos grados o puede aparecer secundariamente como síndrome injertado a lo largo de padecimientos infecciosos o de otra índole y, entonces sus síntomas y manifestaciones son más localizadas y precisas.
La clasificación de los distintos grados de desnutrición ha sido objeto de terminología también distinta y a veces confusa y poco connotativa; nosotros seguimos la terminología simplista que iniciamos en el Hospital y que señala con bastante claridad, el estado que guarda un niño desnutrido en sus distintas etapas.
Llamamos desnutrición de primer grado a toda pérdida de peso que no pase del 25% del peso que el paciente debería tener, para su edad; llamamos desnutrición de segundo grado cuando la pérdida de peso fluctúa entre el 25 y el 40%, y, finalmente llamamos desnutrición de tercer grado, a la pérdida de peso del organismo más allá del 40%.
Causas que producen la desnutrición
Se puede decir que el 90% de los estados de desnutrición en nuestro medio, son ocasionados por una sola y principal causa: la sub-alimentación del sujeto, bien sea por deficiencia en la calidad o por deficiencia en la cantidad de los alimentos consumidos.
A su vez la sub-alimentación la determinan varios factores: alimentaciones pobres, miserables o faltas de higiene, o alimentaciones absurdas y disparatadas y faltas de técnica en la alimentación del niño. El 10% restante de las causas que producen la desnutrición lo encontramos causado por las infecciones enterales o parenterales, en los defectos congénitos de los niños, en el nacimiento prematuro y en los débiles congénitos; por último, hay un sector que tiene como origen la estancia larga en hospitales o en instituciones cerradas, es decir, el hospitalismo.
El hospitalismo es una entidad patológica indeterminada y misteriosa que altera profundamente el aprovechamiento normal de los alimentos y que se instala en el organismo de los niños hospitalizados por lago tiempo, a pesar de que están rodeados de todas las atenciones higiénicas y médicas y a pesar también, de que la alimentación a que están sometidas sea correcta desde todos los puntos de vista que se la considere.
Es una especie de desminución profunda de la facultad reaccional, defensiva y de aprovechamiento que normalmente tiene el organismo del niño, que afecta la fisiología normal del sistema digestivo y que repercute hondamente en todos los procesos de anabolismo.
En la época del arzobispo Lorenzana, 1780, los frailes que atendían la Casa de Cuna anotaban en sus libros que ''los niños morían de
tristeza''; no encontraban en ellos mal alguno, solamente no progresaban, no querían comer, se ponían tristes y morían.
Muchos años después hemos comprobado nosotros –Rev. Mex. De Puericultura. Tomo III. Pág. 245.– como la desnutrición se instalaba en niños de la Casa a pesar de toda la técnica médica y dietológica de que se les rodeaba; para salvarlos sólo había una medida, cambiarlos de la Institución Cerrada a su propio hogar o a un hogar substituto.
Está probado el mal que resiente el sistema de defensas, reacciones y aprovechamiento alimenticio de un niño menor de dos años después de cuatro o más meses de hospitalización.
La sub-alimentación, causa principal de la desnutrición, tiene múltiples orígenes, pero en nuestro medio son la pobreza, la ignorancia y el hambre las causas que corren parejas disputándose la primacía en la patogenia de la sub-alimentación, que acarrea la desnutrición.
Por lo general el niño alimentado al pecho, aun viviendo con una madre en situación precaria de higiene y de abandono, progresa satisfactoriamente hasta los seis o siete meses de edad; pasado este tiempo se inicia la tragedia lenta pero segura del estacionamiento o de la pérdida de peso que lleva al niño hacia la desnutrición. El pequeño sigue creciendo y aumentando en edad, y la madre, por el contrario, entra en la fase negativa de la lactancia y cada día está menos capacitada para satisfacer, solamente con su pecho, las necesidades alimenticias del niño; la ignorancia le impide saber qué otra cosa puede darle o la pobreza le impide adquirir lo que ella sabe que su hijo puede comer; la criatura medio se sostiene con los restos de leche materna que le da una mujer mal alimentada y ya en el periodo de hipogalactia fisiológica; primeramente hay estancamiento en el peso, después se inicia la desproporción entre el peso y la edad y posteriormente la desproporción entre los tres factores, peso, edad y talla, que normalmente siguen curvas paralelamente ascendentes. En la desnutrición la única curva que se mantiene normal es la de la edad, estableciendo con las otras, una extraordinaria divergencia.
Cuando el niño cumple un año, apenas si conserva el peso que tenía a los seis meses; unos meses antes o en esta época, se ha iniciado el destete y la alimentación mixta, a veces disparatada y a veces miserable por su exigua cantidad y calidad; en un caso o en otro se sigue arruinando la fisiología de los sistemas de aprovechamiento del organismo y acentúandose el desplome de la curva del peso; las infecciones se implantan fácilmente en este terreno debilitado, afectando, bien sea las vías enterales o localizándose en los sitios parenterales más susceptibles que complican el cuadro con diarrea periódica que agota progresivamente las exiguas reservas que al organismo le van quedando.
En esta pendiente de desnutrición, el niño rueda con mayor o menor rapidez pasando de la desnutrición ligera a la media y de la desnutrición media a la muy grave, en forma insensible y progresiva, si no hay la mano médica experta y oportuna que lo detenga en su caída.
Cuadros clínicos
Desnutrición de primer grado
El niño se vuelve crónicamente llorón y descontento, contrastando con la felicidad, el buen humor y el buen sueño que antes tenía; este paso es insensible y frecuentemente no lo notan las madres, a menos que sean buenas observadoras; tampoco se aprecia que adelgace, pero si se tiene báscula y si se compara su peso con los anteriores, se nota que éstas se han estacionado en las últimas cuatro o seis semanas. En este periodo no se observa diarrea, sino por el contrario ligera constipación, no hay vómitos u otros accidentes de las vías digestivas que llame la atención. Las infecciones respetan al niño que aun conserva su capacidad reaccional y defensiva casi íntegra, como generalmente acontece en la iniciación del mal.
Así, el dato principal que se observa, y solamente si se busca, es el estacionamiento en el peso o un ligero descenso de él que persiste a través de las semanas; el niño avanza en edad y el peso se va quedando a la zaga, avanzando penosamente o estacionado.
Desnutrición de segundo grado
Insensiblemente la pérdida de peso se acentúa y va pasando del 10 ó 15%, a pérdidas mayores; la fontanela se hunde, se van hundiendo también los ojos y los tejidos del cuerpo se hacen flojos, perdiendo su turgencia y su elasticidad; el niño duerme con los ojos entreabiertos, es pasto fácil de catarros, resfriados y otitis, se acentúa su irritabilidad; fácilmente hay trastornos diarréicos y a veces se percibe, desde esta etapa de la desnutrición, discretas manifestaciones de carencia al factor B, así como edemas por hipoproteinemia.
El final de la etapa segunda en la desnutrición es ya francamente alarmante y obliga a los padres a recurrir al médico si antes no lo habían hecho.
Si el médico es impresionado por el accidente enteral agudo, o por la faringitis o la otitis y sin hacer una cuidadosa búsqueda en la dieta del pequeño paciente para estimar su calidad y su rendimiento energético, pasa por alto este renglón vital de orientación, y prescribe ''para la infección'', el niño habrá dado un paso más en la pendiente fatal de la desnutrición.
Por otra parte, si las medidas dietéticas y terapéuticas a que se acuda no son lo suficientemente cuidadosas y efectivas, el paciente cae en una exquisita intolerancia a toda clase de alimentos y a toda cantidad que se le dé; esta intolerancia obliga a cambios frecuentes en la dieta, y a nuevos intentos de acomodación digestiva por parte del organismo, en los cuales se pierde tiempo, se va aumentando la destrucción de sus reservas, y el desplome de la curva de peso, que cada vez se aleja más del paralelismo normal con la curva de la edad.
Desnutrición de tercer grado
La desnutrición de tercer grado se caracteriza por la exageración de todos los síntomas que se han enumerado en las dos etapas anteriores de desnutrición, y el niño llega a ella bien sea porque no hubo una mano experta que guiara la restitución orgánica, o porque la miseria y la ignorancia hicieron su papel homicida, o porque a pesar de las medidas tomadas, ya la célula y su mecanismo metabólico habían entrado en una fase negativa o de desequilibrio anabólico que no permiten que se aproveche ni las cantidades mínimas para sostener la pobre actividad del paciente.
Los ojos se hunden, la cara del niño se hace pequeña y adquiere el aspecto de ''cara de viejo''; se ven prominentes todos los huesos de la cara y la bola grasosa de Bichat hace su grotesca aparición como última reserva grasosa de este sector del organismo.
Los músculos de los miembros cuelgan como pesadas cortinas forrados de piel seca y arrugada; los huesos de los miembros superiores, del dorso y del tórax se observan forrados de una piel escamosa, arrugada, sin vitalidad y sin la menor elasticidad. Los ojos de la criatura quedan vivos, brillantes y siguen con una gran avidez, los movimientos que a su alrededor se desarrollan, como buscando ansiosamente el alimento que le podría servir de salvación.
Muchos desnutridos llegan a esta etapa sin tener edemas por carencia proteica o manifestaciones de carencias vitamínicas y en cambio a otros se les ve hinchados de sus piernas, del dorso de las manos y de los párpados y sobre estos edemas hay manifestaciones peligrosas hipercrómicas, acrómicas y discrómicas, que dan el conocido, mosaico de colores y de formas, que en Yucatán se conoce con el nombre de ''culebrilla''.
Sobre el estado angustioso de autoconsunción, se observan como síntomas predominantes, la intolerancia absoluta a la alimentación, que toman a veces vorazmente; los vómitos fáciles, los accidentes digestivos de aspecto agudo o semi-agudo y las infecciones focales que estallan con periodicidad desesperante y virulencia cada vez mayor.
El cuerpo del paciente se encuentra en completa bancarrota orgánica; las células solamente tienen capacidad para transformar en alimentos de consumo, los aminoácidos que extraen de las miserables reservas proteicas que van quedando en los músculos; no hay alimento por sencillo, puro y apropiado que se busque, que pueda aprovecharse y a veces ni siquiera tolerarse. Es la etapa de los balances negativos en todos los sistemas del organismo que en estado normal se encadenan, se equilibran y se complementan para la asimilación.
El catabolismo aumenta su curva desproporcionadamente, y su función de arrastre y desecho adquiere proporciones catastróficas y destructoras, llevándose todo lo poco utilizable que va quedando en el desastre, de moléculas proteicas, de reservas glicogénicas o de reservas grasosas. Las sales minerales y el agua también tienen abiertas sus compuertas y no es extraño que un cuadro de anhidremia aguda se implante con el más ligero accidente diarreico.
La terminación de estos cuadros es generalmente acelerada por accidentes digestivos agudos o por infecciones enterales o parenterales, que dan la más diversa sintomatología final.
Profilaxis de la desnutrición
Hay que considerar dos aspectos a cual más de importantes en la prevención de la desnutrición.
1o. Factor familiar. 2o. Factor médico.
Factor familiar
I. Es obvio que combatiendo la miseria se evitaría en un gran porcentaje la desnutrición, pero no está a nuestra mano médica señalar medidas de alcance nacional que eleven el standard de vida de nuestro pueblo. Sin embargo, queda el factor ignorancia familiar que debe de ser combatido intensamente por todos los medios a nuestro alcance; el médico se debe de convertir en educador de sus clientes y en propagador de los conocimientos de puericultura más elementales para que los padres aprendan a distinguir al niño sano del enfermo y acudan oportunamente al consultorio o al hospital.
Debemos enseñar a los padres a estimar el enorme valor que tiene el pesar cada semana a los niños de menos de dos años; a estimar el peligro de no ganar en peso por varias semanas o a perderlo; a temer a los vómitos y a la diarrea.
La profilaxis de la desnutrición es obra de conjunto de los médicos, de las enfermeras, de las trabajadoras sociales, de los departamentos oficiales, de las Instituciones privadas y en una palabra, de todo elemento social que tenga contacto con la madre y el niño de un país.
Factor médico
II. Es indispensable que el médico conozca el valor energético de los alimentos y cómo integrar una fórmula correcta de alimentación; también debe saber las necesidades calóricas de un organismo para poder dictar medidas dietéticas que prevengan la desnutrición.
El médico que sabe darle a la curva de peso el valor inmenso que tiene durante el primer año de la vida, puede prevenir la desnutrición de los niños confiados a su cuidado o combatirla oportunamente.
Los cambios frecuentes de leche en los niños, traen desadaptación digestiva y alteración de la función del sistema que puede conducir a la desnutrición.
El médico debe tener paciencia para conseguir la adaptación digestiva a nuevas fórmulas y aconsejar paciencia también a la madre en lugar de entrar en el tortuoso camino de cambiar una y otra y más veces de leches, porque ''no le caen'' al niño o porque otro médico aún no las ha empleado.
Verificado el rendimiento energético de una alimentación, verificada su digestibilidad, su pureza y su técnica de preparación, se comete un error si antes de cambiarla no se espera un término razonable de adaptación digestiva.
Combatiendo a tiempo las infecciones y equilibrando los defectos congénitos se previenen también algunos estados de desnutrición.
Aunque durante las infecciones está lógicamente disminuida la capacidad para digerir, no hay que pecar por dietas muy pobres, pues se conduce al organismo a un peligroso estado de desnutrición. (Dieta en la fiebre tifoidea o en las variadas infecciones por salmonelas y shigelas).
La infección prolongada conduce a la desnutrición y la desnutrición prolongada por su parte, expone al organismo a la invasión fácil de las infecciones.
El conocimiento de este peligroso círculo por el médico, lo pondrá alerta para prevenir la desnutrición.
Tratamiento
Desnutrición del Primer Grado
Si el médico ha hecho un buen diagnóstico etiológico valorizando cuidadosamente la historia de la alimentación aun en los detalles más mínimos, el tratamiento de la desnutrición de primer grado es sencillo y rápido, a menos que obedezca a infecciones incontrolables o a defectos congénitos imposibles de remediar.
Si la causa es por sub-alimentación, como pasa en un 90% de los casos, basta completar las necesidades energéticas del paciente con una dieta apropiada para su edad y antecedentes, para que el niño recupere su peso, vuelva a su buen sueño, y a su disposición general feliz y contento.
Ningún medicamento, ninguna vitamina, ningún tónico, son necesarios, sólo alimento digestible y suficiente y el éxito es rotundo.
Se puede decir que 100% de pacientes se salvan si son correctamente tratados y vistos con oportunidad.
Desnutrición de Segundo Grado
Dos medidas deben de guiar la terapéutica en estos casos:
1a. Dar una alimentación de alto valor energético en el menor volumen de la fórmula, para poder ministrar 250, 300 o más calorías por kilo, por día, sin acarrear vómitos. 2a. Combatir tenazmente las infecciones; drenar los oídos si están enfermos, quitar adenoides, vigilar el riñón, vigilar la piel, etc.
Hay otra serie de medidas que completan la lucha: Complejo B Hipodermoclisis de suero fisiológico 25 c.c. por día; estimular la actividad de la piel con fricciones generales de alcohol a 50%, vigilar la ingestión suficiente de líquidos, imponer cierto grado de actividad física para combatir la astenia y la indiferencia; pequeñas transfusiones de sangre total (10 c.c. por kilo), aplicadas cada cinco días.
El éxito se obtiene en un 60 o 70% de los casos si no hay infecciones que se hayan apoderado del organismo y le impidan toda posibilidad de restablecimiento.
Desnutrición de Tercer Grado
La mayoría de los tratamientos y medicinas fracasan ante una Desnutrición de Tercer Grado; cuando el niño ha perdido más del 50% del peso que debería tener de acuerdo con la edad, la lucha es desesperada, costosa y casi siempre inútil; principalmente cuando se trata de una desnutrición que ha venido progresando poco a poco,
consumiendo totalmente las reservas y agotando la facultad reaccional y defensiva del organismo.
Es menos sombrío el pronóstico cuando se trata de una desnutrición violenta causada por fiebre tifoidea, o por vómitos acetonémicos o por algún otro trastorno que en poco tiempo desnutre; en estos casos la reacción favorable del organismo, sus defensas vivas y la fuerte combustión de la convalecencia lo ponen a salvo en pocos días.
La desnutrición de tercer grado requiere una gran discreción para realimentar, buscando que el sistema digestivo restablezca su capacidad funcional para digerir, muchas veces totalmente perdida.
Alimentos en pequeño volumen, sin grasa y de gran valor energético a expensas de los hidrocarbonados y las proteínas, son los de elección.
Leche láctea semidescremada y con 10% de Dextro-Malto o miel de maíz es el alimento con que iniciamos la realimentación en el Hospital; al mismo tiempo, si el niño pasa de un año, agregamos pan para provocar la masticación y la salivación, y plátano bien maduro.
Todo síntoma agudo debe de combatirse con tenacidad: anhidremia, infección enteral, infección parenteral, infecciones de la piel, etc.
Se hacen transfusiones diariamente 15-20 c.c. por kilo de peso, precedidas siempre de igual o doble cantidad de suero fisiológico o glucosado al 5%.
La hemoconcentración en la desnutrición de tercer grado debe de evitarse siempre; pero como es una condición casi inesperable y por otro lado el paciente necesita sangre total, se inyecta primero suero y después la sangre total; algunos pacientes reaccionan en las primeras 6 u 8 transfusiones, otros han necesitado 20 ó 22 y muchos ni con esta cantidad de sangre logramos hacerlos que aprovechen algo del alimento que se les da y aumenten de peso.
Se agrega Complejo B, vitamina C y vitamina A si encontramos signos de carencia a estos factores.
Son frecuentes las reacciones inversas, o paradójicas de Finkelstein; a medida que más alimento se da, principalmente si son prótidos, el peso más se desploma en lugar de aumentar, con el aumento de la fórmula. Estas reacciones inversas son debidas quizás a la barrera hepática que no puede llevar a cabo su función normal sobre las proteínas. Hemos logrado combatir estas reacciones inversas dando por vía endovenosa aminoácidos, amigen Mead, diariamente en una proporción de 3 a 4 gramos por kilo.
El Amigen es un Hidrolizado de proteínas que no requiere ninguna enzima específica para su aprovechamiento por la célula, así es que salva la deficiencia enzimática del estómago e intestino, salva la función hondamente alterada del hígado y va a la célula directamente.
El amigen nos ha dado una gran ayuda cuando la sangre total no ha sido suficiente.
La capacidad digestiva revelada por mayor apetito, mayor actividad, evacuaciones de mejor aspecto, detención de la pérdida de peso, exige constantes y cuidadosos aumentos en la dieta: huevo, jugo de carne, sopas, etc., hasta dar la dieta normal para la edad.
Debe de tenerse siempre en cuenta que a pesar de guiar bien un tratamiento dietético y terapéutico y observar reacciones favorables en el paciente, éste requiere un periodo de restitución que varía de una semana a cinco o seis, durante las cuales no aumenta peso, si acaso se sostiene sin perder más.
No debe de hacerse cambio dietético alguno tratando de acelerar la curación so pena de exponerse a un fracaso; la paciencia, la discreción y los pasos lentos, son atributos indispensables en el tratamiento de la denutrición de tercer grado.
La desnutrición de tercer grado es indispensablemente un trastorno que sólo en un hospital bien equipado y con experiencia, se puede tratar con alguna probabilidad de éxito.
Requiere tres o cinco meses de cuidados constantes, es extremadamente caro luchar con un paciente de este tipo que la mayoría de las veces es gente pobre en recursos económicos y de escasa cultura.
Los cálculos hechos en el Hospital del Niño nos enseñan que con los esfuerzos, el dinero y los elementos que empleamos para salvar a un niño que ha caído en Desnutrición de Tercer Grado, habría para prevenir la desnutrición en cien niños normales; o para curarla en setenta y cinco con desnutrición de primer grado.
Las medidas de las instituciones del Gobierno o privadas que se preocupan por la madre y el niño, deben de ser predominantemente preventivas para la desnutrición.
Conclusiones
1a. Se propone nueva terminología para substituir las palabras Hipotrepsia, Atrofia, Descomposición, Atrepsia, Hipertrofia, Distrofia, etc., etc., considerándolas como grados distintos de un mismo trastorno que afecta a todo el organismo y que se llama simplemente
desnutrición. 2a. La nueva terminología se guía por la mayor o menor pérdida de peso que el organismo sufre, sin prejuzgar factores etiológicos o patogénicos. 3a. Se llamará Desnutrición de Primer Grado a la pérdida de peso que no sobrepase el 15% del peso normal para la edad del paciente. Se llamará Desnutrición de Segundo Grado a la pérdida de peso que oscila entre el 15% y el 40%; y por último se llamará Desnutrición de Tercer Grado a aquella pérdida de peso del organismo que sobrepase el 40% del peso que debería tener.
Objetivos!!
Realizar campañas de vacunación y cualquier otra acción sanitaria destinada a la preservación del bienestar de la población.
Trabajar en la formulación de planes y programas de prevención sobre la droga, alcoholismo, HIV/SIDA, violencia institucional y familiar.
Lograr la ruptura de la “transmisión generacional de la violencia” en todos sus aspectos
Revalorizar el vínculo familiar. Cualquier otra afección con contenido social que aqueje a los sectores más
indefensos.
Ciclo de Desnutricion
El Kwashiorkor
El Kwashiorkor es una enfermedad de los niños debida a la ausencia de nutrientes, como las proteínas en la dieta. El nombre de Kwashiorkor deriva de una de las lenguas Kwa de la costa de Ghana y significa "el que se desplaza", refiriéndose a la situación de los niños mayores que han sido amamantados y que abandonan la lactancia una vez que ha nacido un nuevo hermano.
Cuando un niño nace, recibe ciertos aminoácidos esenciales para el crecimiento procedentes de la leche materna. Cuando el niño es destetado, si la dieta que reemplaza a la leche tiene un alto contenido en fécula y carbohidratos, y es deficiente en proteínas, como es común en diferentes partes del mundo donde el principal componente de la dieta consiste en almidones vegetales, o donde el hambre hace estragos, los niños pueden desarrollar Kwashiorkor.
Los signos de Kwashiorkor incluyen abombamiento abdominal, coloración rojiza del cabello y despigmentación de la piel. El abdomen abombado es debido a ascitis o retención de líquidos en la cavidad abdominal por ausencia de proteínas en la sangre y favorece el flujo de agua hacia el abdomen. Generalmente, la enfermedad puede ser tratada añadiendo a la comida alimentos energéticos y proteínas; sin embargo, la letalidad puede ser tan alta como del 60% y puede haber secuelas a largo plazo como niños con talla corta, y en casos severos, desarrollo de retraso mental.
Existen varias explicaciones para el desarrollo del Kwashiorkor que no dejan de ser controvertidas. Se acepta que la deficiencia de proteínas, en combinación con la falta de energía y micronutrientes en la dieta, es muy importante pero no son los factores más importantes. El trastorno es muy parecido a la deficiencia de nutrientes indispensables como el hierro, el ácido fólico, el yodo, el selenio, la vitamina C, especialmente cuando se combinan con la ausencia de antioxidantes, como el glutatión, albúmina, vitamina E y ácidos grasos poliinsaturados. La deficiencia de nutrientes y antioxidantes exponen al estrés y a la mayor susceptibilidad de padecer infecciones.
Otros síndromes de malnutrición son el marasmo y la caquexia; sin embargo, se deben al efecto de otras enfermedades.
Desnutrición infantil en América Latina27 noviembre, 2010 By Obrar Leave a Comment
De acuerdo con las Naciones Unidas, el hambre y la desnutrición afectan a cerca de 53 millones (10 por ciento) de personas de América Latina y el Caribe. Casi 9 millones (16 por ciento) de niñas y niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica o retardo en talla.
De los países de la región, Guatemala es el país que registra la más alta prevalencia de niños con desnutrición crónica (49%), seguido de Honduras (29%) y Bolivia (27%).
Brasil y México concentran más del 40 por ciento del total de casos de baja talla para la edad por su elevada densidad demográfica, aunque no tienen prevalencias tan elevadas (11% y 18% respectivamente).
Además de los 9 millones de niños desnutridos, se estima que hay 9 millones adicionales que están en riesgo de desnutrirse o que en la actualidad presentan algún grado leve de desnutrición, haciendo un total aproximado de 18 millones de niñas y niños que necesitan atención inmediata preventiva para evitar un mayor deterioro en su estado nutricional. De este total, aproximadamente 13 millones tienen menos de 3 años de edad, etapa crucial para intervenir y evitar daños irreversibles por el resto de sus vidas.
Existen suficientes evidencias científicas y empíricas que demuestran que la desnutrición en los niños menores de tres años tiene un impacto negativo durante todo su ciclo de vida. Por ello se encuentran expuestos a mayores riesgos de muerte durante la infancia, y de morbilidad y desnutrición durante todo el ciclo vital. La desnutrición limita su potencial de desarrollo físico e intelectual a la vez que restringe su capacidad de aprender y trabajar en la adultez.
La desnutrición crónica infantil se concentra particularmente en las poblaciones pobres e indígenas que habitan en las zonas rurales más aisladas o en la periferia urbana, y en su mayoría son herederos de las condiciones socio-económicas desfavorables. En estas
poblaciones la prevalencia de la desnutrición crónica supera el 70 por ciento. La mayoría de estos niños y niñas son víctimas del ciclo intergeneracional de pobreza y desnutrición.
Enseguida apareció la Revolución verde cuando hubo un auge en la productividad agrícola
en el mundo en desarrollo, evidentemente ocasionada por la demanda. La producción de los
principales cultivos se duplicó. Se utilizó la ciencia moderna para encontrar formas de
producir más alimentos. También hubo grandes innovaciones en la agroquímica, para
producir nuevos plaguicidas y fertilizantes. Con esto se perdió una gran parte de la
biodiversidad agrícola tradicional. Ocasionándose un grave deterioro del medio ambiente.
A pesar de que aumentó la productividad agrícola, sigue habiendo hambre. En pleno siglo
XXI nos toca constatar que el hambre afecta a más de mil millones de personas, así lo
afirma Oliver de Schutter, relator especial en derecho a la alimentación de la ONU. El
hambre y la desnutrición están empeorando debido a la crisis económica y alimentaria. Ya
que en los mercados locales los precios son todavía muy altos para que los hogares pobres
vivan decentemente.
Aunado a esto ha emergido un nuevo mecanismo que consiste en generar un creciente
consumo de alimentos industrializados de alta densidad calórica con base en azúcar, harinas
refinadas, grasas y productos de origen animal, debido a los sistemas alimentarios
dominantes realizados por las diferentes industrias alimentarias mediante una mayor
disponibilidad, oferta, promoción y bajo costo de los mismos, siendo los principales
promotores de patrones alimentarios obesigénicos, esto se traduce en una epidemia de sobre
peso y obesidad, ocasionan un gravísimo problema de salud pública por los padecimientos
asociados a estos.
Algunos autores mencionan que este problema se empezó a generar al término de la
Segunda Guerra Mundial. Propiciándose una dependemos del mundo de la tecnología el
cual nos ha llevado a tener una vida sedentaria. También dependemos de la industria
alimentaria la cual en los últimos tiempos tiene mayor importancia que la agricultura
(siembra), la modernización de esta se subordinó progresivamente a un modelo
agroexportador basado en cultivos rentables y en la importación de alimentos, lo que con el
tiempo generó simultáneamente una disponibilidad muy alta de energía alimentaria (hasta
alzancar 3200 kcals. per cápita desde 1989). Pero resulta que este fallido concepto de
desarrollo alimentario nos ha traído repercusiones muy drásticas, que ahora son muy
difíciles de frenar.
Es importante recalcar la Hipótesis de Barker, la cual define lo siguiente: los niños que
sufrieron desnutrición durante el periodo fetal y los primeros años de vida, tienen entre dos
a cinco veces más riesgo de presentar obesidad de adultos y también los padecimientos
asociados a ella, cuando acceden a una alimentación abundante.
Es muy notorio que las mujeres que antes preparaban alimentos frescos, hoy acuden a las
tiendas para adquirir fast-food (sopas instantáneas, pastelillos, galletitas, frituras, refrescos
embotellados) los cuales afectan gravemente la salud.
El origen de esta epidemia en gran medida se debe a un cambio profundo en los hábitos
alimentarios y de la dieta tradicional.
En el siguiente cuadro se muestra este cambio.
PERIODO CONSUMO AUMENTO
En un periodo de 14 años El consumo de refresco
Aumentó 40% en la
población en general y 60%
entre los más pobres.
En el mismo lapsoCayó el consumo de frutas y
verdurasEn un 30%.
El consumo del frijol Ha caído en más de 50%.
En estos tiemposEl consumo de harinas
refinadasHa crecido brutalmente.
Se ha sustituido El consumo de avena por
Cereales procesados de caja,
elaborados con harinas
refinadas y azúcar.
Se ha cambiado
La harina integral de maíz
para elaborar atole y otro
alimentos
Por la bolsita de sabor,
elaborada con harinas
refinadas y azúcar.
Se estima que unos dos mil millones de personas en todo el mundo sufren carencia de
micronutrientes, sobre todo de vitamina A, yodo, folato, hierro y zinc. Todos estos
micronutrientes pueden ser fácilmente asimilados mediante una dieta diversificada y
equilibrada.
Tanto la desnutrición como la obesidad están teniendo graves consecuencias sobre el
bienestar de la población y la economía nacional. Los daños a la salud y al desarrollo de las
capacidades de la población que son ocasionados por estos padecimientos, imponen serias
limitaciones a la viabilidad social y económica de una nación.
Los países y en especial México, necesitan realizar grandes cambios y nuevas propuestas
sustentables en sus políticas públicas agrícolas, alimentarias y de salud, para prevenir y
atender esta problemática, sobre todo regular la industria productora de alimentos chatarra
con el fin de evitar prácticas comerciales y publicitarias dañinas. Ya que este problema está
presente en todas las clases sociales.
También es importante exigir la regulación de las escuelas, ya que el Instituto Nacional de
Salud Pública considera que tienen un ambiente obesigénico, es decir, son fábricas de
obesos. Cabe mencionar que ocupamos primer lugar en obesidad infantil en América
Latina. Desafortunadamente las instancias encargadas de esta regulación optan por
privilegiar la presencia de comida chatarra y refrescos embotellados en las mismas.
Me atrevo a mencionar que se está violentando nuestro derecho a la alimentación, a la salud
y por supuesto nuestra “seguridad alimentaria” está en riesgo.
EL CAMBIO ALIMENTARIO DE LOS NIÑOS, CAUSA DESNUTRICIÓN.
La combinación de la desnutrición y la infección, causa la mayoría de las muertes en los
niños pequeños de los países pobres; cada año mueren cerca de 13 millones de niños por
infecciones y enfermedades parasitarias; todos o casi todos estos niños mueren desnutridos.
(Organizaciones de las Naciones Unidas)
COMO EMPIEZA LA DESNUTRICIÓN
Debido a las condiciones de pobreza extrema en la que se vive, difícilmente se cubre con la
dieta habitual en el campo, a base de frijol y maíz, las necesidades en calorías y proteínas
que requiere el organismo. Estas carencias repercuten en el desarrollo del niño y lo harán
victima fácil de las enfermedades.
Debemos agregar a esto las condiciones ambiéntales que aceleran más las infecciones, por
todo esto, no debemos pensar que un niño que nace con peso mayor de 2.5 kgrs., ya se
encuentra en condiciones de un desarrollo satisfacción.
EL CICLO DESNUTRICIÓN –INFECCIÓN.
Los malos hábitos de alimentación (consumo de alimentos chatarra: golosinas, refrescos,
papitas etc.) y la falta de recursos económicos para obtener el mínimo vital en proteínas,
vitaminas, grasas, carbohidratos, que necesita nuestros cuerpo, nos llevan a la pérdida de
peso y disminuye el crecimiento en los niños, llevando a una pérdida de las reservas
nutricionales; contribuyendo a la disminución de los sistemas de defensa del cuerpo.
Hay un daño progresivo de la mucosa de las vías respiratorias y digestivas, bajando la
resistencia, provocando la invasión de microbios que produce enfermedad. Esto quiere
decir que producen enfermedad. Esto quiere decir que las enfermedades se presentan más
seguidas, que sean graves o que duren más tiempo. Las infecciones llevan a una falta de
crecimiento por la falta de apetito, aumento en el consumo de energía, mal
aprovechamiento de los alimentos ingeridos y por los cambios en las prácticas alimenticias
(algunos niños NO son bien alimentos cuando están enfermos. También hay reservas
nutricionales limitadas, que pronto se agotan cuando se necesita responder rápidamente
contra la enfermedad.
Todos estos factores aumentan la desnutrición, llevando a un nuevo daño de los
mecanismos de defensa, cerrando así el círculo