redalyc.formas de organización y acción colectiva de ...de allí la necesidad de dar cuenta de la...

29
Revista Venezolana de Gerencia ISSN: 1315-9984 [email protected] Universidad del Zulia Venezuela Cross, Cecilia; Gorbán, Débora Formas de organización y acción colectiva de desempleados y recicladores en el Conurbano Bonaerense Revista Venezolana de Gerencia, vol. 9, núm. 26, abril-junio, 2004, pp. 201-228 Universidad del Zulia Maracaibo, Venezuela Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29002603 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Upload: others

Post on 11-May-2020

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

Revista Venezolana de Gerencia

ISSN: 1315-9984

[email protected]

Universidad del Zulia

Venezuela

Cross, Cecilia; Gorbán, Débora

Formas de organización y acción colectiva de desempleados y recicladores en el Conurbano

Bonaerense

Revista Venezolana de Gerencia, vol. 9, núm. 26, abril-junio, 2004, pp. 201-228

Universidad del Zulia

Maracaibo, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29002603

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Page 2: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

Revista Venezolana de Gerencia (RVG)Año 9. Nº 26, 2004, 201-228

Universidad del Zulia (LUZ) · ISSN 1315-9984

Formas de organización y acción colectivade desempleados y recicladores en elConurbano Bonaerense

Cross, Cecilia y Gorbán, Débora*

ResumenEl artículo centra la atención en las acciones colectivas que encuentran en la ausencia de

trabajo asalariado su núcleo articulador, incluyendo la protesta, como expresión de poder queconstituye un desafío y convoca a la solidaridad; la protesta es entendida como un momento deexposición directa, pública y disruptiva, de prácticas que la exceden. De allí la necesidad de darcuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en tantoformas de sociabilidad que fortalecen la identidad, como motor y posibilidad de la acción colecti-va. Metodológicamente el estudio recurre a entrevistas e historias de vida entre “recicladores” ytrabajadores desempleados organizados, denominados “piqueteros”; en la lectura de las entre-vistas nos concentramos en el rastreo de aquellos aspectos y dimensiones de los relatos que po-nen de relieve la crisis entre trabajo e identidad política, centrando el análisis, en aquello que lossujetos dicen en relación a la política y lo que ésta significa para ellos, tanto en función del pasa-do, como de cara al futuro.

Palabras clave: Desempleo, trabajo precario, recicladores, protesta social, identidad, neolibera-lismo.

201

Recibido: 03-11-17. Aceptado: 04-04-12

* Becarias CEIL-PIETTE del CONICET (Arg.). E-mail: [email protected];[email protected]

Page 3: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

Organizational Forms and Collective ActionAmong the Unemployed and Recyclersin Conurbano Bonaerense

AbstractThis article focuses on the collective actions that find articulation in the absence of salaried

work, including protest as an expression of power that constitutes a challenge and convenes solidar-ity; protest is understood as a moment of direct, public and disruptive exposition, and practices whichexceed the same. In this respect there is a need to understand the interaction between everyday real-ity and critical moments of protest, both as social forms, which strengthen identity, and as a motor thatpotentiates collective action. Methodologically the study utilizes interviews and life histories of “recy-cled” and organized unemployed workers known as “piqueteros”; in the readings and interviews weconcentrate on following those aspects and dimensions of the stories that outline the crisis betweenwork and political identity, centering this analysis on what those subjects said in relation to policy, andwhat this means to them, both in relation to the past, and in the future.

Key words: Unemployment, precarious work, “recyclers”, social protest, identity, neoliberalism.

1. Introducción

La desintegración de la sociedadindustrial a partir de mediados de la déca-da del ’70, ha sido objeto de numerosostrabajos de investigación y análisis teóri-cos en las ciencias sociales. Esta crisisha tenido un impacto tan fuerte no sólo anivel económico y productivo, sino en elplano político, que a esta altura de losacontecimientos, asociar la caída del es-tado benefactor a la crisis de las institu-ciones y actores políticos tradicionales,se ha convertido casi en un lugar comúnentre los cientistas sociales.

Como veremos oportunamente, lacrisis del trabajo ha golpeado con mayorfuerza a los sectores más pobres de la so-

ciedad, quienes han sufrido más directa-mente los efectos de la precarización y eldesempleo de largo plazo. Es por esta ra-zón que focalizaremos nuestra atenciónen éstos; porque si bien es cierto que eldeterioro de sus condiciones materialesde vida es muy profundo, no lo es menosque la crisis de la política ha realimentadosu vulnerabilidad. Dentro de éstos, he-mos escogido a los trabajadores desocu-pados pobres. A fin de buscar dos sub-grupos cuya actitud frente a la falta de tra-bajo fuera diferenciada, nos centraremosen los recicladores1 y en los trabajadoresdesempleados organizados (piqueteros),residentes en el conurbano bonaerense.

El hecho de escoger a un sector dela población privado de los beneficios de

202

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

1 En Argentina los recicladores son conocidos como “cartoneros” o “cirujas”, es decir aquellaspersonas que trabajan recolectando papeles, cartones y demás materiales reciclables en la víapública para después venderlos.

Page 4: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

la relación laboral clásica nos obligó a re-visar en primer lugar los indicadores quedan cuenta de la crisis del trabajo y la con-centración del ingreso, en el último cuartodel pasado siglo. De esto nos ocupare-mos en el primer apartado del presenteartículo.

Debido a la capital importancia queha tenido el peronismo en el proceso deincorporación de los sectores popularesal ámbito político en los años ‘40, asícomo en el “vaciamiento de la Plaza”2 enla década del ’90 (Martuccelli y Svampa,1997), en el segundo apartado analizare-mos la crisis de las instituciones políticastradicionales a la luz de dichos aconteci-mientos.

Una vez explicitado el contexto po-lítico y socio económico en que situare-mos nuestro análisis, circunscribiremosnuestra perspectiva de análisis en térmi-nos teóricos, para finalmente dar paso alanálisis de la información recabada en elcampo y a las conclusiones de nuestrotrabajo.

Para la realización de este trabajo,entre octubre de 2002 y marzo de 2003 serealizaron 20 entrevistas e historias devida entre “recicladores” y “piqueteros”.La elección de estos dos grupos respon-de a que representarían, provisoriamen-te, dos modalidades polares de subsis-tencia. Somos conscientes de que estadistinción, de utilidad en el plano analíti-

co, no puede ser empleada para clasificara los sujetos reales en el plano empírico,dado que ambas condiciones no son mu-tuamente excluyentes. Por esta razón,hemos caracterizado como piqueteros aquienes participan de alguna organiza-ción de desocupados (aún cuando reco-jan basura como complemento de sus in-gresos) y como recicladores a quienes notienen ningún tipo de vinculación con es-tas organizaciones, ni perciben ningún in-greso adicional al obtenido en su activi-dad de recolección.

En la lectura de las entrevistas,nos concentramos específicamente enel rastreo de aquellos aspectos y dimen-siones de los relatos que ponen de relie-ve la crisis entre trabajo e identidad polí-tica. Para ello hemos centrado el análi-sis, en lo que los sujetos dicen en rela-ción a la política y lo que ésta significapara ellos, tanto en función del pasado,como de cara al futuro.

2. El legado de los ’90:Pobreza, desempleo y fiestaespeculativa para pocos

El signo de los ‘90 fue el proceso devalorización financiera, que se instala enArgentina durante la última dictadura mili-tar. En este sentido, y contrariamente a loproclamado por el discurso dominante, elpapel del Estado es central. Su función

203

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

2 El “vaciamiento de la plaza” refiere, en un nivel simbólico, a la transformación de la figura delconductor peronista y su relación con los sectores populares en la Argentina, así como a la ero-sión de la eficacia simbólica de la noción de ‘pueblo’, la cual constituyó la referencia central en lavida política nacional durante cincuenta años. Esta frase es utilizada por Martuccelli y Svampa(1997) en el trabajo donde analizan la significación del peronismo a lo largo de la historia, susrelaciones con los sectores populares y la crisis de estas relaciones en los años noventa.

Page 5: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

primordial es la de transferir ingresosdesde los sectores asalariados y medios,hacia el capital concentrado en todas susexpresiones.

En el período inmediato posterior ala implementación del Plan de Convertibi-lidad, esto es entre 1991-1992, se produ-ce una expansión significativa del em-pleo. El incremento alcanza un 4,6% ha-biendo sido muy dinámico el sector asala-riado. Esto se explica en buena medidapor la recuperación de la economía en laetapa post hiperinflacionaria. Esta etapaviene acompañada además por un creci-miento del poder adquisitivo de los sala-rios: el salario mínimo real urbano sufreun incremento del 150% en este período(Beccaria, 2002).

Sin embargo, esta tendencia no seprolongó más allá de 1993 dónde la tasade empleo se estancó para caer con pos-terioridad, esto es entre mediados de1994 y mediados de 1995. Ya para 1993,el desempleo comienza a ser percibidocomo un problema acuciante. Por enton-ces, alcanza a un 10% de la PEA, lo quepuede ser explicado casi exclusivamentea partir de la ampliación de la oferta deempleo (Ver Gráfico 2).

En lo que respecta a los salarios, apartir de 1993, el lento crecimiento y/o ladestrucción de puestos de trabajo, y elconsecuente mayor subempleo, sumadoa las nuevas (des)regulaciones introduci-das para el mercado laboral, restringieronel poder de negociación de los sindicatos.El resultado fue un reducido dinamismode los sueldos y salarios, que se estanca-ron primero y se deterioraron después(Beccaria, 2002; Zapata, 2002).

Lo cierto es que en los primeroscinco años del período, el empleo estuvo

signado por dos fuerzas de sentidoopuesto: por un lado la expansión econó-mica favoreció la creación de puestos detrabajo en una economía que había atra-vesado una fuerte etapa de estancamien-to. Paralelamente, un aumento en la pro-ductividad (sobre todo en el sector servi-cios) y la reestructuración estatal, tendie-ron a destruirlos y a reducir su elasticidada los crecimientos del producto (Becca-ria, 2002).

Mientras tanto, en el contexto deuna tasa de desocupación en permanen-te crecimiento y el deterioro constante delos salarios, las utilidades del capital con-centrado local experimentaron una ten-dencia alcista que se mantuvo hasta1998 (Gráfico 1). En un trabajo realizadoen 2002 por el INDEC sobre grandes em-presas, se puede observar que por unaparte, en el período de 1993 al 2000, lasutilidades de las 500 mayores empresasaumentaron un 14%, mientras que el va-lor agregado lo hizo un 30%. Por otra, laparticipación de los salarios cayó desdeun 46,4% hasta 32,3% el mismo período.Lo que se pone de manifiesto a partir delanálisis de estos datos es el aumento delos beneficios empresarios en desmedrode los ingresos de los asalariados. A suvez, del total de las utilidades percibidaspor las 500 empresas más grandes, el90,9% es concentrado por las 200 mayo-res. Estos últimos datos, permiten apre-ciar la magnitud y el alcance del procesode concentración del capital y el ingreso.

Entre tanto, desde 1995 se produjouna masiva fuga de capitales golondrinaa razón de U$S 2500 MM por año (Cal-cagno y Calcagno, 2000). Una vez estabi-lizada la situación financiera, es decir en-tre la última mitad de 1996 y hasta media-

204

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 6: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

dos de 1998 (momento en el que la Ar-gentina entra en proceso recesivo), elempleo crece fuertemente. En esta eta-pa, éste creció a una tasa del 6% anual, locual se explica en un 50% por el creci-miento del empleo no registrado, que a fi-

nes de los 90 ascendía al 38%. Es proba-ble que este crecimiento pueda ser efectode la proliferación de modalidades decontrato precarias, como el período deprueba. De hecho, está modalidad regis-tró una tasa de despidos 8 veces superior

205

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

105,8 102,8

108,5

117,3

121,8117,7

163,8167,4

153

137,4

128,5

118,7

100

9090,592,6

9498,6

93,3

60

80

100

120

140

160

180

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

PBI

Ventas

Salario

Gráfico 1Evolución del PBI a precios de mercado, evolución de las ventas

de las 200 primeras empresas y el salario promedio real, 1993-1999(índice base 1993=100)

Fuente: Dirección nacional de cuentas nacionales y área de economía y tecnología de FLACSO.

50

45

40

35

30

25

20

15

5

0

10

1989

1990

19

91

19

92

1994

1995

1993

1996

1996

1997

199

8

199

9

2000

20

01

2002

2002

1989

1990

19

91

1992

1993

1994

1995

1997

199

8

199

9

2000

20

01

Actividad

Empleo

Desempleo

Subocupación

* Sin datos disponibles hasta 1991

** Corresponde a ondas de mayo a octubre

Gráfico 2Aglomerado GBA - Actividad, empleo, desempleo y subocupación

demandante* (1989-2002)**

Fuente: Elaboración propia.

Page 7: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

a la de los contratados por tiempo indeter-minado, lo que hace suponer que dichapolítica no fue utilizada como una instan-cia para poner a prueba la aptitud de lostrabajadores, sino como una forma deprecarizar la relación laboral (Beccaria,2002). Sin embargo, la expansión del em-pleo no registrado fue característica entodo el período, aún en empresas “forma-les”, debido a que, por un lado, a diferen-cia de lo que ocurrió en otros países deAmérica Latina, el cuentapropismo nocumplió un rol de actividad refugio(Beccaria, 2002) y por el otro, el Estadoabandonó su función reguladora (Battisti-ni, 2002).

Así como la recesión afectó negati-vamente el nivel de los salarios, fue terri-blemente destructiva en términos de em-pleo. La desocupación siguió creciendodurante 1999, a pesar de que por enton-ces se registró un crecimiento de trabaja-dores en situación de subocupación, queayudó a amortiguar la caída. En 2000 y2001, esta tendencia no va a ser reverti-da, sino profundizada: A pesar de quedesciende la tasa de actividad, el desem-pleo abierto seguirá en aumento, princi-palmente por destrucción neta de pues-tos de trabajo. Hacia octubre de 2001, ladesocupación alcanzaba a un 19% de laPEA, si sumamos a los subocupados de-mandantes, esta cifra se eleva hasta un29,8% (Fuente EPH, INDEC).

La instauración de un modelo deacumulación basado en la valorizaciónfinanciera, se encontraba de algunamanera condenado a terminar en unacrisis de las magnitudes de la actual. Di-cho esquema, supone y supuso pun-tualmente en este caso, la destruccióndel aparato productivo y de la mano de

obra, creando desempleo e instalando unmodelo de concentración de la riqueza ypauperización difícilmente soportable.De hecho, lo sorprendente no son los he-chos acontecidos en 2001, sino que ha-yan tardado tanto tiempo en ocurrir. Añosatrás Oszlak (1997) señalaba que: “...larazón por la cuál las reformas económi-cas han dañado a los gobiernos demo-cráticos menos de lo esperado, no sedebe a que los costos hayan sido inespe-radamente leves, sino a que los interesesafectados resultaron inesperadamentedébiles”.

El estallido de la desocupaciónpuede ser explicado fácilmente como re-sultado directo de las llamadas “reformasestructurales”. La apertura comercial en-sayada fue abrupta, sin que el Estadoasistiese al proceso de adecuación pro-ductiva. En un contexto de fuerte atrasotecnológico, es esperable que aumente larelación empleo-producto agregada delsector de transables como consecuenciade la desaparición de firmas o sectoresde poca eficiencia. Por otra parte, el atra-so cambiario desalentó la inversión con fi-nes exportadores.

Adicionalmente, si bien el tercer sec-tor sufrió un importante incremento, este nose vio convertido automáticamente en em-pleos debido al crecimiento de la producti-vidad sectorial. Es decir que en este caso,el aumento de la productividad, ocurridasobre todo con posterioridad al proceso deprivatizaciones, estuvo acompañada por lacaída del empleo o de la elasticidad em-pleo-producto (Beccaria, 2002).

Sin embargo, pueden identificarseotras causas complementarias, cómo elfracaso estatal para encarar políticas quepermitieran encontrar salida a las situacio-

206

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 8: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

nes de desempleo prolongado, la resis-tencia de los empresarios a contratar per-sonas que hubieran perdido su “emplea-bilidad”, el aumento de modalidades pre-carias de contratación, la continua reduc-ción salarial para compensar los diferen-ciales de productividad respecto a otroslugares del mundo lo que generó, comohemos visto, una presión adicional sobreel mercado de trabajo al incrementar lademanda de empleo (Battistini, 2002).

La crisis institucional desatada endiciembre de 2001, aceleró los tiempospolíticos y económicos y generó la caídano sólo de dos presidentes, sino tambiénde la paridad cambiaria y del modelo.Para mayo de 2002, el desempleo alcan-zaba a un 21.5% (sin los planes Jefe yJefa de Hogar hubiera sido del 23.6%) delos activos, lo que sumado a los subocu-pación demandante arrojaba una cifra del34.2% de los argentinos con serios pro-blemas de empleo. En octubre 2002 es-tas cifras disminuyeron (17.8% y 31.6%respectivamente), a pesar de que se re-gistró un leve incremento en la tasa de ac-tividad (41,8% a 42,9%)3. Adicionalmen-te, debemos señalar dos fenómenos quese asociaron al desempleo para terminarde configurar el actual escenario de po-breza y marginación. En primer término,que la desocupación en el período estu-diado golpeó con mayor fuerza a los jefes

de hogar. En segundo, que la destrucciónde puestos de trabajo vino acompañadapor una marcada devaluación de las cali-ficaciones, manifestada por el deteriorosalarial de los sectores de la poblacióncon secundario completo y más, y unmarcado aumento del desempleo abiertoen los sectores con menor nivel de ins-trucción (Beccaria, 2002). Este efecto,ampliamente distorsivo para el mercadode trabajo debido a que suboptimiza la in-versión educativa (sobre todo la estatal),es sin embargo una estrategia corrientedel sector empresario cuando la oferta detrabajo supera con creces a la demanda(Todaro, 1999).

En términos de perspectivas haciael futuro, el panorama no se muestra másalentador. De hecho, si la salida prematu-ra del sistema educativo condena a quie-nes la sufren a un futuro errante en el mer-cado de trabajo, no es menos cierto queesta situación no se agota en el tramo de lageneración que la padece directamente.De hecho, de acuerdo a los datos analiza-dos, ocurre que la pobreza es menos de-terminante a la hora de predecir el aban-dono de la escuela por parte de los jóve-nes, que el nivel de instrucción alcanzadopor los jefes de los hogares a los que éstospertenecen. En efecto, en el distrito de LaMatanza4, el 70% de los jóvenes pobres oindigentes, pertenecen a hogares cuyo

207

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

3 Fuente EPH, INDEC.

4 La Matanza es el distrito (en Argentina se denomina partido) mas extendido de la provincia deBuenos Aires, tiene una extensión 323 kilómetros cuadrados, y cuenta, según el Censo Nacio-nal de 1991, con 1.121.298 habitantes. Se encuentra geográficamente ubicado en el Cen-tro-Este del Gran Buenos Aires. Es el distrito con uno de los mayores índices de pobreza e indi-gencia del conurbano bonaerense, donde a su vez se concentran la mayor cantidad de organi-zaciones de desocupados, a pesar de haber sido históricamente un bastión de justicialismo.

Page 9: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

jefe o cónyuge o ambos, han alcanzado laprimaria completa como máximo niveleducativo. En palabras de López “La bajaescolarización se constituye entonces enun indicador cierto de pobreza y un meca-nismo central de transmisión intergenera-cional de la pobreza: Padres pobres conbaja escolarización con hijos pobres querepiten la historia educativa de sus pa-dres situación que reproduce el estado depobreza” (López, 2001: 19).

Es cierto, por otra parte, que mu-chos de estos jóvenes no hubieran accedi-do a la escuela media en el pasado pero,en ese momento, el trabajo operaba comoun ámbito de aprendizaje y formación, asícomo también habilitaba el pasaje de losjóvenes a la vida adulta, hecho que no severifica en el contexto actual de inestabili-dad y desempleo (Kessler, 2002).

A lo largo de estas páginas hemospodido ver cómo la convertibilidad setransformó en sinónimo de paridad cam-biaria, y ésta a su vez no sólo de moderni-zación y crecimiento, sino también dedesviación del gasto público, desregula-ción, apertura del mercado de capitales,aumento de la dependencia crediticia ex-terna y la privatización de las empresaspúblicas. Sin embargo, todo esto redundóen la creciente pauperización de los sec-tores populares y el cada vez más exclu-yente mercado laboral, convirtiéndose enel corolario perfecto de una serie de atro-pellos que minaron la capacidad de resis-tencia y las herramientas de construcciónde las instituciones que tradicionalmente

habían representado los intereses obre-ros. Lo que queremos afirmar, una vezmás, es que todas estos cambios fueronel fruto de un particular clima ideológico yeconómico internacional así como tam-bién de un proceso de debilitamiento de“las defensas sociales”, de más de 25años, que fueron plasmados en una parti-cular política estatal. De esto nos ocupa-remos en el próximo apartado.

3. El peronismo en laArgentina: Una historia deesperanza, pasión y traiciones

3.1. Combatiendo al capital?

Más allá de los recurrentes debatespresentes en la historiografía y las cien-cias sociales en torno al rol del peronismocomo momento de integración plena delos sectores populares a la vida políticaargentina5 no es posible negar que la im-plementación de la versión argentina delestado providencia , llegó de la mano delos dos primeros gobiernos de Juan Pe-rón (1946-1952; 1952-1955).

Este hecho ha dejado una fuerteimpronta en la constitución del salariadonacional, y en nuestra cultura política, entanto en el momento de la incorporaciónde los asalariados como sujetos políticosrelevantes, la condición de trabajadoraparecía asociada a la identidad políticaperonista (Battistini, 2003).

Esta situación se dio en un contex-to bastante particular, que es lo que Mar-

208

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

5 Para un resumen acabado sobre estos discursos ver Martuccelli y Svampa,La Plaza Vacía. Lastransformaciones del peronismo, Losada, Buenos Aires.

Page 10: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

tuccelli y Svampa (1997) han llamado “elmodelo nacional popular”.

Este modelo, con sus particularesformas de estructurar el discurso y de leerla realidad, marcó a la política argentina,mucho más allá de la duración del gobiernoperonista. Con Perón en el exilio, los sindi-catos adquieren un rol protagónico que sinembargo no logra eclipsar o desplazar la fi-gura del líder, a pesar de los numerosos in-tentos propios y ajenos por lograrlo.

Hasta principios de los ‘70 en Ar-gentina, las estructuras del sindicalismoperonista actuaron como núcleos desdelos cuales los trabajadores construían yreafirmaban su identidad social y a partirde las cuales se posicionaban frente a al-gunos sectores del capital, encarnadosen laoligarquía. Ésta, cuyos límites preci-sos son difíciles de establecer, dado quese trata de una categoría política antesque económica, va a cumplir la funcióndelalter que refleja el nosotros peronista.La identidad así reforzada, se articula apartir de círculos concéntricos de inclu-sión, interrelacionados desde líneasideológicas comunes: por un lado comoapelación al sistema político (sobre todoal Estado), y por otro, como espacio dereivindicación de los derechos de los tra-bajadores al interior de la producción (através de la organización sindical). Sibien la forma de articulación entre ambasesferas fue transformada a partir de 1955por la proscripción del partido y el exiliode Juan Perón, la intrincada relación en-tre pertenencia social e identidad políticano pudo ser rota, al menos hasta el adve-nimiento de la última dictadura militar(1976-1983) (Battistini, 2003).

En efecto, ante los distintos proce-sos que dificultaron la acción directa del

círculo político partidario, el sindicato co-menzó a ocupar un lugar de preponde-rancia y pasó a ser, para los trabajadores(sobre todo en el caso de los más jóve-nes) el espacio privilegiado de integra-ción. Los jóvenes que llegaban, de lamano de sus padres, al partido o al sindi-cato, lo hacían desde la convicción dequien ha adquirido de pleno derecho unstatus social que no puede serle arreba-tado. Por otra parte el desarrollo de servi-cios desde las estructuras obreras, hizoque a partir de los años sesenta, las mis-mas generaran una atracción per se, gra-cias a la posibilidad de ofrecer recursosde propiedad social. En todo este proce-so, lo político actuaba como articuladorde distintas dimensiones que incluían altrabajador y a su propia historia, dotándo-lo de una pertenencia social susceptiblede reforzar su identidad colectiva. En esemismo sentido las relaciones con la em-presa eran más reflejas que refractarias.Como fue dicho, la existencia de conflic-tos de intereses y de tensiones que atra-vesaban estas relaciones, no anulaban laposibilidad de reeditar permanentementeel pacto social. Esta posibilidad estabasustentada en el hecho de que ambos tér-minos se reconocían como interlocutoresválidos; generando espacios de negocia-ción, desde la cooperación o aún desde elconflicto (Battistini y Gorbán, 2003).

Esta situación es la que va a soste-ner en el tiempo a la llamada “resistencia”peronista, que va a ver coronados sus es-fuerzos con la vuelta del líder a principiosde la década del ’70. Sin embargo, paraentonces, las profundas diferencias ideo-lógicas y políticas (exacerbadas con lamuerte de Perón,) que van a cruzar tantoal movimiento como a la sociedad en su

209

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 11: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

conjunto, darán lugar a uno de los perío-dos más sangrientos y oscuros de nues-tra historia.

3.2. Seduciendo al capital

Como dijimos anteriormente, elmodelo nacional popular inaugurado porla primera presidencia peronista, no pudosobrevivir a la caída a nivel mundial delestado providencia. Sin embargo, nodebe olvidarse que en la Argentina estederrumbe vino de la mano de una dicta-dura militar feroz y sanguinaria, que su-puso además una transferencia brutal deriqueza a favor de los sectores más con-centrados del capital como hemos vistoen el apartado anterior.

Lo que el mal llamado “Proceso deReorganización Nacional” vino a destruires una relación de fuerzas que no era fun-cional a las pretensiones capitalistas.Esta relación que, como dijimos, no habíapodido revertirse totalmente con la pros-cripción del peronismo, ni con la muertede Perón, a partir de mediados de la dé-cada del sesenta había empezado a ma-terializarse en formas aún “más peligro-sas” para el conservadurismo que el fan-tasma populista.

La crisis económica de la décadadel setenta junto a la crisis de la deuda ex-terna del año 1982, azotaron en distintosgrados las economías de varios paísesdel mundo, pero la reconversión producti-va y la reforma del estado tienen en elcaso argentino otro objetivo, aún más im-portante, que la adaptación a un nuevocontexto macroeconómico: “...el objetivo“velado” es realmente el cambio en la re-lación de poder entre capital y trabajo,que se había tornado en demasiado incó-

modo a las pretensiones empresarias enlos ‘70” (Battistini, 1995).

De hecho, y como ya se ha señala-do en el primer apartado, el rumbo que ladictadura imprimió a las políticas guberna-mentales no pudo ser revertida por el ad-venimiento de la normalidad institucional.

En el marco de un proceso hiperin-flacionario feroz, el peronismo vuelve algobierno en julio de 1989 de la mano deCarlos Menem. Sin embargo, va a hacer-lo con una nueva matriz que refleja lo ine-xorable de las transformaciones opera-das en el entramado social.

De esta forma, los trabajadoresquedan huérfanos de protecciones socia-les, aún simbólicas, generando una in-compatibilidad entre aquella “estructuradel sentir” y la nueva realidad del peronis-mo en el poder. La fase de fuerte “dualiza-ción social parece ir acompañada en lopolítico por una creciente despolariza-ción, producto de la crisis generalizadade los lenguajes políticos” (Martuccelli ySvampa, 1997: 48). Bajo una aparienciapluralista, esta forma de hacer política pa-rece adaptarse a un escenario de crisisde las formas de representación y conso-lidación de las democracias presidencia-listas, las que en este proceso van va-ciándose de sentido.

Paralelamente, y más allá de lasestrategias adoptadas, las organizacio-nes sindicales no poseen los medios ne-cesarios para reeditar su rol de articula-dores del conflicto y la movilización so-cial. Sea tanto porque carecen de los re-cursos materiales para hacerlo, como porla profunda crisis de legitimidad en la quelos sume su falta de poder político real, sudistancia con la problemática obrera y/ola crisis del trabajo en todas sus formas.

210

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 12: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

De esta forma, los lazos simbólicosy materiales que establecían los vínculosindividuales con ellas se han roto. Peroademás, esta ausencia se suma a lainhospitalidad de un “afuera” donde laamenaza comienza con la desocupación ytermina con la desafiliación (Castel, 1995).En el espacio laboral quedan los trabaja-dores aislados, en permanente competen-cia entre sí debido a la proliferación de for-mas atípicas de contratación y sin un “no-sotros” que los contenga y les otorgue pro-tección. Por fuera de este espacio, quedanlos trabajadores sin empleo, azotados porla pobreza, atrapados entre la desespera-ción por lo que han perdido y la incertidum-bre frente al porvenir.

Cómo fue dicho, en los años delpleno empleo el trabajador se reconocíacon otros en la fábrica y desde allí encon-traba un lugar desde donde referenciarsepolíticamente. En la actualidad, al haber-se desdibujado el espacio de lo político, ellugar de la fábrica pierde efectividad paraasegurar la identidad social del trabaja-dor. Hasta los setenta, a pesar de la con-vivencia de distintas formas ideológicas,la doctrina y el simbolismo peronista seerigían como un referente colectivo, quedotaba a la cultura del trabajo de un senti-do explícito y positivo.

Al mismo tiempo y sumado al em-pobrecimiento progresivo de las capasmedias, las formas de protesta socialdel período, de carácter violento y dis-perso, “expresan la crisis de represen-tatividad de los actores políticos en unamodernidad cada vez más excluyente” .El resultado de esto es la desorienta-ción de los diferentes actores que en-frentan el abrupto final del antiguo mo-delo de integración social, al mismo

tiempo que “experimentan subjetiva-mente las consecuencias de la crisis delas identidades sociales” (Martuccelli ySvampa, 1997: 44).

En efecto, si la desestructuracióndel espacio público, reforzada y encabe-zada por el gobierno menemista, dejó alos sectores populares sin referencia, nocorrieron mejor suerte las demás expre-siones mayoritarias de la política nacio-nal. Este espacio que no pudo ser llenadopor ninguna otra manifestación política,terminó por desdibujar también a los de-más sectores de la vida política nacional.La experiencia fallida de la Alianza y lacuasi desaparición del radicalismo comotal en el escenario electoral, no han he-cho si no reforzar la sensación de que ladistancia entre los políticos y la sociedad,es cada vez más profunda e insalvable.Los acontecimientos de diciembre de2001 llevaron al paroxismo esta certeza:Tras el reclamo por “Que se vayan todos”,la legitimidad de la autoridad guberna-mental, pero también la de los organis-mos parlamentarios, locales y judicialesllegó a su punto mas bajo.

Frente a esta situación, es necesa-rio volver a poner la lupa sobre las situa-ciones particulares y los intentos de re-construcción del entramado social quecon carácter más o menos deliberado,ensayan los sectores más desfavoreci-dos de la sociedad. Las grandes explica-ciones en términos institucionales pier-den efectividad en vistas del vaciamientode sentido que las instituciones han sufri-do. Esta es la convicción desde la cualnos hemos propuesto analizar la crisispolítica que nuestro país se encuentraatravesando. De esto nos ocuparemosen los apartados que siguen.

211

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 13: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

4. Algunos aspectos teóricospara pensar la crisis

El concepto que utilizaremos paradar cuenta de esta problemática es el deacción colectiva, debido a que interesaparticularmente contemplar el compo-nente subjetivo que el concepto acciónsupone. De esta forma, estamos en con-diciones de contemplar el posicionamien-to de determinado sector no sólo frente alEstado, sino en relación a los demás sec-tores sociales6 con quienes se relaciona(en forma conflictiva o cooperativa) enpos de acceder a determinados recursosmateriales y simbólicos socialmente valo-rados y disponibles en el espacio público.Nos referimos a recursos que les permi-ten no sólo su reproducción material sino,además, su afirmación social como indivi-duos valiosos y dignos.

De hecho al hablar de afirmaciónsocial o recursos simbólicos no hacemossino afirmar esta pretensión. La accióncomo tal, supone la atribución de significa-dos por parte de quién la lleva a cabo, losque pueden ser aprehendidos a partir deldiscurso y adquieren su sentido en un es-pacio social de significados compartidos.

A lo largo del presente artículo ve-remos como en el caso estudiado resultanecesario incorporar una perspectiva queexceda la conformación de subjetivida-des plurindividuales, debido a la impor-tancia que van a adquirir la conformaciónde nuevos sujetos colectivos, para expli-car y atender en toda su dimensión el fe-

nómeno abordado. En efecto, de las en-trevistas realizadas surge claramentecómo el análisis bidireccional (entre insti-tuciones y sujetos) se muestra estéril de-bido a la incapacidad de unos y otros dereconocerse mutuamente. Éste déficit re-presentativo es producto de un estadoque podríamos denominar “anomia políti-ca”. Siguiendo a Novaro (1995), sosten-dremos que “lo que era representativo yano lo es, porque lo que buscaba ser repre-sentado ya no existe”.

Creemos que la razón por la cualestas perspectivas no pueden dar cuentade lo que hemos llamado anomia política,es que dichas explicaciones no puedenencontrarse mientras sigamos pensandoen una sociedad constituida por indivi-duos aislados, a la espera de canales ins-titucionales que formalicen sus vínculoscon el ámbito público. Especialmente,cuando a partir de la crisis del trabajo, loscanales existentes se muestran estérilespara expresar la complejidad de la socie-dad actual. En una sociedad donde lacondición de subalternidad y el ser asala-riado han dejado de corresponderse, y enla que no han surgido nuevos canales decomunicación entre el espacio público yel privado, no tiene sentido forzar las in-terpretaciones reduciéndolas al mero es-tudio de las causas de la apatía electoralo la caída de la tasa de afiliación sindical,sencillamente porque esas prácticas hanadquirido su sentido en un contexto histó-rico y social determinado (y más bien aco-tado en lo que a la historia del capitalismo

212

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

6 De hecho es una pregunta perentoria en este marco, la forma en que ese alter socialse constru-ye.

Page 14: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

se refiere) y no deben ser dotadas de uncarácter de inmanencia del que carecen.De ahí que lo que proponemos es anali-zar, sin perder de vista los cambios expe-rimentados por nuestra sociedad en losúltimos años y sin sobrestimar sus impac-tos estructurales, las presentes articula-ciones entre trabajo, identidad política, yacción colectiva.

Consideramos que esta es la formaen que mejor podremos explicar la con-flictividad actual, en un contexto en quelas viejas formas de la política se niegan amorir y las nuevas no terminan de nacer.

5. Acción colectiva e identidad

Todo abordaje empírico requiere deuna delimitación teórica, desde donde po-der “leer” la realidad. En el caso de estudiopropuesto, afrontar la complejidad que re-viste supone recurrir a un bagaje de herra-mientas que nos permitan aprehenderprocesos diversos. En el siguiente aparta-do nos proponemos dar contenido a esebagaje a partir del desarrollo, e imbrica-ción, de dos conceptos principales: la ac-ción colectiva y la identidad política, am-bos en relación con el trabajo.

La acción colectiva o su estudio seencuentra estrechamente ligada al análi-sis de los movimientos sociales (Tarrow,1997; Mellucci, 1999; Tilly, 1978, 1986).Desde diferentes perspectivas se ha in-tentado definir cuáles son los elementosteóricos que dan lugar a la acción colecti-va a fin de poder dar cuenta de la natura-leza y condicionamientos de los movi-mientos sociales. Si bien no es el objetivode este artículo indagar acerca de laconstitución o no de movimientos socia-les en el caso de los dos grupos estudia-

dos, creemos que los conceptos teóricosdesarrollados en estos abordajes nosayudarán a comprender las formas enque se construyen lazos de sociabilidad,a partir de las experiencias compartidas yla realidad cotidiana pero también en elmarco de la protesta y la movilización. Deesta manera, podremos liberarnos de losconstreñimientos impuestos por aquellosesquemas tradicionales e institucionales,que nos imponen la “necesidad” de en-contrar “nuevos modos” que reproduzcanviejos esquemas.

Para S. Tarrow (1997), la accióncolectiva adopta formas diversas, es de-cir que puede ser: breve o sostenida en eltiempo, institucionalizada o disruptiva,monótona o dramática. De hecho, esdentro de las instituciones y de la manode los grupos constituidos, donde se pro-duce la mayor parte de las acciones co-lectivas, que lejos de suponer una ame-naza o un cambio, en su mayor parte,sostienen el orden estatuido. Nosotrospodríamos agregar que estas formas dela acción colectiva son las que se desa-rrollan en las instituciones que hoy se en-cuentran discutidas. Sin embargo, Ta-rrow va a poner el acento sobre otro tipode acción, que creemos resulta intere-sante para pensar las actuaciones políti-cas de los sectores populares: la accióncolectiva contenciosa. Esta acción colec-tiva es tal cuando es utilizada por genteque carece de acceso regular a las insti-tuciones mencionadas, que actúa ennombre de reivindicaciones nuevas o noaceptadas y que se conduce de un modoque constituye una amenaza fundamen-tal para otros (Tarrow, 1997).

En efecto, cuando los canales polí-ticos de comunicación entre lo público y lo

213

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 15: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

privado no pueden sobreentenderse, esnecesario abordarlos a través de concep-tos que nos permitan aprehenderlos ensu conformación. Es por eso que ennuestra red conceptual entenderemos ala acción colectiva como proceso (Meluc-ci, 1999) en el cual interviene co-constitu-tivamente la identidad como construc-ción. Estos conceptos nos permiten, asirla dimensión relacional, y de esta maneraobservar como se construyen estas ac-ciones, como se desarrollan, quiénes sonsus enemigos, con quién entablan losconflictos. Por otra parte, siguiendo lapropuesta de Tarrow, 1997) pensar entérminos de redes o estructuras de inte-racción, es decir de los grupos de contac-to directo e instituciones en que se hayaninsertos los potenciales participantes deacciones colectivas, nos permitirá darcuenta de aquellas acciones que desdeotros enfoques ni siquiera son percibidas.

En este artículo nos centraremosespecíficamente, en las acciones colecti-vas que encuentran en el trabajo (ausen-cia de trabajo asalariado) su núcleo arti-culador, ya sea que éste aparezca entrelos objetivos de la acción, los interesesdetrás de ella o entre los motivos que lamovilizan. Queremos aclarar que enten-demos a la protesta como un elementodentro de este tipo de acción colectiva, esdecir como un momento de exposición di-recta, pública y disruptiva, de prácticasque la exceden. En este sentido, sostene-mos la necesidad de dar cuenta de la inte-racción entre los aspectos que hacen a larealidad cotidiana y aquellos que se po-nen en juego en el momento crítico de laprotesta, alimentándose y alimentandolas formas de sociabilidad que los gene-ran y que (a su vez) permiten generar.

Al mismo tiempo, consideramoscon Tarrow (1997) que estas accionescolectivas tienen poder porque desafíana sus oponentes, despiertan solidaridad ycobran significado en el seno de determi-nados grupos de población, situaciones yculturas políticas.

En este contexto, la identidad actúacomo motor y como posibilidad de la ac-ción, según Pizzorno la participación en laacción colectiva es necesaria para confir-mar la propia identidad colectiva y renovarla eficacia del círculo de reconocimientoen el cual uno puede continuar actuando ysiendo visto como la misma persona. Esdecir, no solamente la confirmación o for-mación identitaria se convierte en una mo-tivación para la acción (refutando las teo-rías de rational choice) sino que a su vezse transforman en un resultado de la mis-ma. De esta forma, la acción colectiva ac-túa como lugar de construcción de refe-rencias identitarias que hacen que los be-neficios obtenidos a través del desarrollode la acción no sean sólo materiales sinotambién – y a veces fundamentalmente-simbólicos, ya que actúan “asegurando” laidentidad de las personas que en ella parti-cipan en reemplazo del papel que anterior-mente ejercían otras instituciones (sindi-catos, partidos).

De esta manera, entender el ele-mento identitario como constitutivo y moti-vador de la acción colectiva, nos permitecomprender las apuestas “de sí”, las lu-chas por el sentido de un determinado es-tado de cosas que se ponen en juego enaquella. Y esto es así porque “La gente nopuede actuar sin una identidad. Cuandonadie cuestiona la identidad que ha recibi-do, hace uso de ella, cuando la identidadse encuentra amenazada o deteriorada lu-

214

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 16: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

chan, incluso sin ser conscientes de quelo hacen, por asegurarse una. El sentidode mi acción no es asegurar utilidadessino el reconocimiento” (Pizzorno, 1989).

Como hemos mencionado ante-riormente, los individuos actúan paraconfirmar o salvaguardar lo esencial delos sentidos y la identidad de su existen-cia, sobre todo si los modelos disponiblesbajo la forma de repertorio y de reivindica-ciones, forjados en el curso de la historiadel grupo, se ven amenazados (Tilly, Ta-rrow, Mc Adam).

En el próximo apartado, realizare-mos el análisis de las entrevistas efec-tuadas a piqueteros y recicladores, to-mando como marco los conceptos teóri-cos hasta aquí explicitados. Pero prime-ramente daremos cuenta del abordajemetodológico utilizado en la investiga-ción así como las técnicas empleadas enel trabajo de campo.

6. Piqueteros y recicladoresfrente a la política

Cómo fue explicado oportuna-mente, el objetivo de este trabajo escentrarnos en el análisis de posiciona-miento político de un grupo de trabaja-dores pobres desocupados o informa-les quienes, a partir de las violentastransformaciones llevadas a cabo en los90, han sido arrojados fuera del esque-ma productivo tradicional ó, como en elcaso de los más jóvenes, que no han in-gresado nunca en él.

6.1. Un pasado común

“Las diferencias de ahora, con todoesto del tema de los presidentes, todoeso, fueron quedando mucha gente sintrabajo. Y bueno, estamos así. Cada vezhay más pobres. Porque antes por lo me-nos había clase media, clase alta, y lospobres. Ahora desapareció la clase me-dia y quedaron los pobres y los que tienenplata nada más. O sea, que cada vez haymás... la gente que era de clase mediaahora pasa a ser pobre también y des-pués quedaron los ricos nada más. Cadavez hay más desocupación, no hay traba-jo. Las fábricas que cerraron [son] unmontón.” Mario7 – Vª La Cárcova

En la búsqueda de algunas razo-nes que permitan explicar la crecientebrecha entre los sectores más pobres denuestra sociedad, y las formas tradicio-nales de representación política, vimosque no era posible analizar a los dos gru-pos con los que trabajamos, en términode actitudes polares frente a la política. Apesar de que a priori podría decirse quelos piqueteros en tanto sectores movili-zados y los recicladores, en tanto traba-jadores informales sin una aparente arti-culación política que trascienda su activi-dad, se encuentran transitando caminosparalelos a partir de su situación de de-sempleo y marginación del mercado detrabajo, la forma en que articulan su dis-curso no permite sostener estas diferen-cias en forma taxativa.

215

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

7 Los nombres de los entrevistados han sido modificados a fin de resguardar su privacidad.

Page 17: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

Su histórica pertenencia al mismosector socio-económico, pareciera pre-valecer, en algunos aspectos, sobre es-tas diferencias actuales, en al menos dossentidos: por un lado porque el cirujeo8 esuna actividad común entre quiénes se en-cuentran en ambos grupos, ya sea comoforma de complemento de ingresos ocómo actividad principal, insumiéndolesen cualquiera de los casos muchas horasde su jornada y viviendo en forma pareci-da esa realidad de trabajar en la calle. Porotro lado, porque sus referencias a un pa-sado, más o menos remoto, en el que eltrabajo permitía la existencia digna, pro-pia y familiar, es la base desde la que searticulan las demandas presentes, peroes también lo que da sentido a un presen-te de penurias y privaciones. Esta preva-lencia de una particular “cultura del traba-jo” es lo que permite explicar esa visióncomún del pasado, mas allá de las dife-rentes trayectorias particulares.

En efecto, ese pasado más favora-ble, estaba signado por la posibilidadcierta de conseguir un trabajo, un trabajoque además otorgaba ciertos beneficiossociales, especialmente valorados cuan-do se tiene una familia a cargo. Frente aesto, el momento actual representa paralos trabajadores el quiebre y cierre de eseperíodo.

“No, él [su padre] me dijo que enese momento, era diferente... El me decíaque se laburaba y se ganaba bien, eraotra época me decía mi papá, ...” (Rubén,25 años, FTV, La Matanza)

“Yo soy de Entre Ríos y cuando vi-nimos acá había trabajo de sobra, elegíastrabajo. Yo vine a los 13 años. (sus pa-dres) tenían trabajo, había trabajo de so-bra, elegías trabajo, te gustaba este teibas a aquel, este te pagaba más y así.(su papá) trabajaba también de albañil(Carlos, 26 años, reciclador o cartonero,Vª La Cárcova)

“Yo fui (...) oficial zapatera, trabajéen una empresa también de limpieza deoficinas, Y mirá, trabajé en total, trabajécuando tenía 18 años, empecé trabajan-do, trabajé, estuve trabajando como 7años en la fábrica de zapatos, despuésestuve trabajando como 2 años en la delimpieza, después quedé sin trabajo yque me tradujo? Al cartoneo” (Sonia, 56años, recicladora, Vª La Cárcova).

Esta particular forma de ver y en-tender el trabajo, hace que el momentoen el que se asume la responsabilidad deformar una familia propia sea un hito fun-damental, a partir del cual se vuelve ne-cesario, y hasta imprescindible, conse-guir un empleo tradicional. En efecto ycomo fue dicho anteriormente, el ingresoal “mundo del trabajo” se convertía enuna instancia de pasaje e ingreso a lavida adulta. Aún entre los más jóvenes, aquienes en su mayoría puede percibirsecomo víctimas de segunda generación dela inestabilidad laboral, el drama del de-sempleo no parece tocarles directamentesi no hasta que son ellos quienes debenocuparse de que a sus hijos no les falte“nada”.

216

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

8 Nos referimos a la actividad de los recicladores tal como es denominada en la Argentina, cirujeoo cartoneo.

Page 18: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

“no entienden que nos falta... todostienen chicos y quieren llevarle algo a lacasa, póngale fruta o un poco de menudo,eso es lo único que tenemos para llevar.Carne a veces... pocas veces nos dan, al-guna fruta que uno encuentra en los cajo-nes, porque a veces tenemos que sacarlas cosas de ahí, buscar lo mejor y llevarloa mi casa. Y algo de plata cuando se ven-de...” (Juana, 45 años, recicladora, Zára-te).

“Mi viejo nos dio todo hasta que, loque pudo.... Mi vieja también hasta quedesgraciadamente murió, ... y bueno malo bien mi viejo... para comer nunca nosfaltó... nos habrá faltado para una garrafao para pagar la luz pero de comer mi viejo,gracias a Dios, nunca nos hizo faltar, .... Alos 18 años tuve mi primer hija, y.... bueno¿viste? Ahora me toca a mí mantenercuatro hijos, y se te hace duro todos losdías, ...Gracias a Dios por lo menos delPlan Vida todavía le dan la leche a mi se-ñora, ... pero son 3 veces a la semana y alos chicos no les podés decir, “bueno es-perá hasta mañana”, porque no podés...uno que es grande, bueno, la pasó, yaestá, pero ellos que son chicos... En esesentido, te ayudan mucho los familiares,... o sea porque la situación te es negracuando no tenés un peso, mas si tenéschicos... si no tenés chicos, bueh, te la re-buscas, ... de una forma u otra te la rebus-cas, pero los chicos no... y primordial-mente tienen que estar los chicos, y yo lostraje al mundo, viste y yo los tengo que....mal o bien, le doy lo que puedo” (Emilio,25 años, FTV, La Matanza).

Las aspiraciones, tanto futurascomo aquellas en función de la cuales seevalúa la propia infancia y la de sus hijos,no parecen haberse modificado: “Tener

un techo, que no falte para comer, quepuedan estudiar, al menos terminar la es-cuela primaria...”. En este sentido, pode-mos afirmar que sin demasiadas distin-ciones, el trabajo aparece asociado a lacondición de dignidad, de la vida adulta,entendida ésta como tal a partir del mo-mento en que se debe asumir la respon-sabilidad de los hijos. Lo que es acepta-ble para un joven sin hijos, se vive comoun problema en la medida en que el mis-mo joven tiene una familia a su cargo. Eltrabajo es reconocido como la única posi-bilidad de “ganarse el pan dignamente”,sigue representando valores tradicional-mente ligados a una cultura del trabajo,les permite ser reconocidos positivamen-te por otros y por sus semejantes. Parale-lamente, pareciera existir un fuerte man-dato por el cual cualquier situación labo-ral debe ser aceptada en pos de que “nofalte nada”, si es que esto fuese posible.En muchos de los casos, ni siquiera losmas grandes sacrificios se revelan comosuficientes para lograr este ideal, enton-ces la situación de frustración es inmen-sa, pero sin embargo parece que lo esmás por las carencias vividas en el hogar;que por la actividad que se realiza paratratar de paliar las necesidades.

“Nosotros consideramos que estees un trabajo como todos los demás. Aho-ra lo que la gente discrimina, ya es la gen-te digamos, por que es como le decíahoy... la gente porque ellos tienen cómopara estar todos los días, tener un pedazode pan, darle de comer a los hijos, tener laleche para los hijos, pero hay gente queno tiene ni para darles una taza de matecocido a los chicos... Realmente a noso-tros no nos parece incómodo esto, por-que es un trabajo como todos, y si no nos

217

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 19: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

rebuscamos con esto; tampoco tenemospara comer, y tampoco para sobrevivir, ...y nosotros pensamos en las criaturas pri-mero, después en los grandes digamos,porque los que mas sufren son los chicos”(Ana, 27 años, recicladora, Curita).

Sin embargo, subsiste una sensa-ción de vergüenza entre aquellos que de-ben salir a pedir o a juntar residuos paravender, si bien cumplir con el mandato deque “no falte nada” no pone en cuestiónrealizar trabajos que aparecen como “in-cómodos”. Salir de noche, recolectar enbarrios lejanos al ámbito cotidiano, sonintentos por sobrellevar la vergüenza pro-pia y la discriminación ajena. En últimainstancia, la vergüenza es dejada a unlado ya que “se sale por necesidad” ócomo dice uno de los entrevistados “porobligación”.

“De este trabajo nada me gusta,pero tengo que mantener a mi familia, yqué querés que haga?... yo no veo la horade abandonar la carreta... si a mí me saleun trabajo, yo dejo. Pero si yo dejo la carre-ta ahora, quién me da de comer a mí?... Oa mis hijos?... O a mi señora?... Nadie.”(Mario, 38 años, cartonero, Curita).

“No es un trabajo, es una cosa queuno hace por obligación, porque no tieneotra cosa para hacer... uno quiere hacerotras cosas pero no puede porque nohay. Mas que un trabajo es una obliga-ción, que tiene que hacer para poder so-brevivir. Que nombre le daría? y cartone-ros ya nos pusieron, cirujas son los queduermen en la vía pública. La gente ledice cartonero, la gente que anda bus-cando cosas para vender” (Juan, 49años, reciclador, Curita).

“Y la primera vez sentí mucha ver-güenza, pero había que salir. Voy de no-

che para que no me vean. A nadie le gus-ta hacer este trabajo, pero bueno yo pien-so ‘acá no me conoce nadie’” (Fernando,41 años, Vª Hidalgo, reciclador).

De todas formas, en la medida enque se empieza a percibir que el proble-ma es compartido por la mayor parte de lagente en el barrio, esta sensación vasiendo revertida. Entonces, el nuevo cli-vaje que permite la revalorización perso-nal empieza a estar entre aquellos que“trabajan” (aun como recicladores o ciru-jas) y los que roban o se abandonan, y no“la luchan”, aunque esa lucha sea vista enesta primera instancia como una pelea in-dividual o familiar, por la propia subsis-tencia. Retomado a Pizzorno podemosdecir que esto expresa una lucha por lapropia identidad, por asegurarse unacuando ésta se encuentra amenazada odeteriorada, ya que el sentido de la (pro-pia) acción no es asegurar utilidades,sino el reconocimiento del ámbito socialen el que un individuo se encuentra inser-to (Pizzorno, 1989).

“....cartoneros nos dicen, nos dicenciruja, nos dicen de todo pero viste paranosotros es lo mismo. No hay diferencia,no hay nada,. Somos cartoneros, y acáandamos, juntando cartón para mantenera nuestra familia, es lo que unohace....Ahora somos muchos pero paramí esta bien. Es una manera de buscar laplata, limpio, no?” (Pablo, 38 años, reci-clador).

“... ahora yo tengo compañeros dela primaria que los conozco porque so-mos casi todos del mismo barrio, que es-tán todos sin trabajos, mayormente sontodos compañeros que son de mi edad yya todos tienen chicos, ... Te digo la ver-dad, vos salís a la noche a buscar cartón y

218

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 20: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

ves chicos, señoras con chicos que estánjuntando cosas de la basura... aunque yotambién lo hago, no me da ni vergüenzani nada, porque yo no le estoy haciendomal a nadie... Hay mucha gente que temira con mala cara, porque estás revi-sando la bolsa y yo prefiero estar revisan-do la bolsa y no robar... mi forma de ser esasí.... Si me miran, con tal de que no medigan nada, está todo bien, total yo hagola mía. Mientras que yo no los moleste aellos, me da lo mismo si te miran o no temiran, si te miran de arriba a abajo, total...(Raúl, 25 años, FTV, La Matanza).

“Y con los planes no alcanza, no? Esdecir la gente, la mayoría va a los comedo-res, con dos tres chicos es imposible... Yome arreglo dando clases, yo siempre dabaclases a los chicos de secundario, preparochicos para dar examen ... con eso y algu-na cosa que le salga a mi marido... cuandoconsigue... cuando hay. Pero está todo elmundo tratando de hacer ... Hay muchagente a la vez que cartonea, muchísima, yel tema del lugar donde se llevan los resi-duos es un lugar que está lleno de gente,escarbando en la basura y tratando de con-seguir algo... por ahí el más joven es comoque dice: bueno, ya está, lo tengo que ha-cer, lo hago, viste? Por ahí vio en la casaque laburaban la madre y el padre, pero elque tiene mas de 40 años le cuesta más,...le cuesta un poco más” (Susana, 46años, FTV, La Matanza).

“Porque esto vos lo haces porqueestas sin laburo, pero muchos discrimi-nan y dicen que sos ciruja, que sos ratero,que lo otro... hay muchos capaz que vie-nen, que se vienen con un carro y a apro-vechan a robar y todo eso, y la culpa todocae entre nosotros. Cualquier cosa quehaga, ven un carro ya lo primero es los ci-

rujas. Y no son toda la gente así” (Juan,26 años, reciclador, Vª La Cárcova).

Por otra parte, y como decíamosanteriormente, el apego a los valores dela cultura del trabajo se observa tanto en-tre “piqueteros” como entre “reciclado-res”. Las transformaciones descriptas enla primera parte de este artículo, han de-vastado el modelo de trabajo que instala-ra el peronismo en los ‘50, desde lo mate-rial pero también y fuertemente desde losimbólico. Y es en este último plano quetal modelo o concepción del trabajo hasobrevivido, al menos en lo que hace alos valores que se sostienen, se defien-den y se intentan transmitir, aún desde eldesempleo y la lucha diaria por la subsis-tencia. Es decir, las “marcas” de una so-cialización anterior dentro de un modelonacional popular encarnado en el pero-nismo, en el caso de los mas viejos, asícomo la transmisión y aprehensión deaquellos valores forjados en el mismo, enel caso de los más jóvenes, permiten ex-plicar aquella “coincidencia”. Y esto esasí ya que, su común pertenencia de cla-se, les confiere una historia y un pasadocolectivo en común.

Estas coincidencias también, y pormotivos similares, se observan a la horade dar cuenta de sus opiniones y percep-ciones, respecto de “los políticos” y “lapolítica”. En los testimonios de los entre-vistados encontramos referencias al vín-culo existente entre la situación de po-breza y carencias en la que viven y la ac-tuación de la dirigencia en general. Pi-queteros y recicladores coinciden ensostener una visión negativa de los polí-ticos en tanto se los percibe como ajenosa la realidad y a la problemática inmedia-ta que atraviesan.

219

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 21: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

Una aclaración inmediata debieraser que al hablar de los políticos, casi inva-riablemente lo hacen desde una visiónacotada y parcial que incluye en este gru-po casi exclusivamente a los dirigentes delos partidos políticos tradicionales, y aquienes ejercen algún cargo público. Porextensión, la política es la actividad queestos desarrollan, tanto en función de laadministración de los asuntos públicos,cómo en las prácticas que llevan a cabopara conseguir los votos de la gente de losbarrios en los que viven. Esto no es undato menor, en tanto y en cuanto suponeuna mirada influida por una estrategia dis-cursiva producto de la visión neoliberal dela política, en la que los asuntos privadosse dirimen en el mercado, los públicos enel estado, sin que, preferentemente, debaexistir una conexión entre ambas esferas.

Egoísmo, desinterés, ausencia,desconfianza, descreimiento son algu-nas de las características atribuidas a ógeneradas por, las acciones de los políti-cos, que parecen desprenderse de losdiscursos de los entrevistados.

“No, no me presenté [ a los PlanesJefes y Jefas] porque nunca creí. Yo teníauna nenita enferma tenía, y anduve pidien-do los remedios para ella, y no se lo que-rían dar,... los políticos, sillas de ruedas,que me hacia falta a todo el mundo y nun-ca nadie me dio nada. Ahora cuando dije-ron para anotarse en ese jefas y jefes defamilia no fui. No creía, si nunca me dieronnada. Y ahora salieron... pero yo no meanoté” (Pablo, 38 años, reciclador, Curita).

“... y los políticos... le importa el bu-che de ellos... A los políticos ni yo ni vos leimportan....a ellos no les interesa si hoyvos tenés para comer o no, mientras ellostengan para comer... a ellos no les va a

faltar un plato de comida, en cambio a mihay muchas veces que me faltó.. Peroellos no me van a dar de comer...” (Emilio,25 años, FTV, La Matanza.

Ahora bien, es interesante ver queen esta lectura existe un dejo de resenti-miento respecto a esta distancia entre lapolítica (y los políticos) y la problemáticacotidiana de la gente. Así, ese resenti-miento se expresa en forma de reproche,y también, como veremos más adelante,como demanda hacia el Estado.

“Estoy pensando todavía. Me pare-ce que el voto no va a ser lo mejor paranadie, no? Me parece que mucha genteeste año no va a votar. Va a ir y va a ponerel voto en blanco, para quien es no se, elvoto en blanco.

E: Y, posiblemente para Menem.Y bueno. Entonces van a tener que

poner cualquier cosa, no se. Porque ahorano pensaría en votar porque con todo loque pasó, todo lo que... Ya no te da con-fianza más nadie para votar ahora” (Dario,25 años, Vª La Cárcova, reciclador).

“Porque los supermercados no tedan nada, y la cámara de supermercadis-tas deja de proveer, ellos dicen que le dana la municipalidad, pero la municipalidadtampoco lo recibe, o sea que nosotros tra-tamos de negociar que se lo diera al mu-nicipio y que el municipio lo repartiera enlos comedores, pero tampoco se logró...Solo en el caso de la gente que los presio-nan, como en el caso de la gente del blo-que piquetero, y que tienen un acuerdopolítico del PJ y por eso les dan algunosalimentos... es muy difícil el diálogo con lagente de la Secretaría de, no con la Se-cretaría así en particular, pero como or-ganización, .... y ese tema le pasa a todaslas organizaciones, aquellos que transan

220

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 22: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

con el PJ, tienen más posibilidades losque no, nos vamos quedando afuera, ...”(Mirta, 43 años, FTV, La Matanza).

Sin embargo, como se adelantara,a pesar de este sentimiento de “ajenidad”que se expresa respecto a las estructuraspartidarias tradicionales, se sigue de-mandando al Estado y al gobierno por lasolución de los problemas en que se ha-yan inmersos. Lo que parece legitimareste reclamo, es lo grave y profundo de lacrisis, que de acuerdo a los relatos nodeja margen para que las personas que-den libradas a sus propias fuerzas.

“Al fin y al cabo el gobierno se tieneque dar cuenta que hay mucha hambre...Acá y en las provincias se nota mas ... por-que yo tengo parientes que son de la pro-vincia, parientes de parte de mi papá queson del Chaco... el tiene primos, sobrinos,allá; que viven de la cosecha del algodón,... hoy en día no tienen ni para comer,prácticamente que ellos van a cazar algo...Acá no vas a cazar en el medio de la capi-tal.... “(Rubén, FTV, La Matanza).

“Mejorando, para mí principalmen-te es que le tienen que dar trabajo a lagente, porque... mucha gente hay sin tra-bajo, privilegiar eso porque tienen quedarle trabajo a la gente para que puedanalimentar sus hijos, y no andar pidiendo,entendés? Ojo, que pedir no quiere de-cir... A mí pedir no me da vergüenza, laotra vez yo me fui a juntar cartón a SanJusto pasé por una panadería y me llama-ron y me dieron factura, pan, que a vecesvos no lo podés comprar, ... por lo menosno digo que el pan es super, pero parauna taza de mate cocido tenés, ...” (Emi-lio, FTV, La Matanza)

“Y nose, que le pedirías al estado. Yno se, que se yo, que hagan una buena

administración y que el país salga ade-lante, nada más. Que le den trabajo a lagente. Vos fijate que hay millones de gen-te que sobrepasa... Vos fijate que acá, lostrabajos que te dan ahora son de 20, de18 a 30 años, de 30 para adelante diceque no porque ya no va más. Y cómo?Entonces lo que tienen de 30 a 50 no pue-den trabajar en ningún lado tampoco, por-que ya sobrepasan la edad. Entonces nose. Si cada vez va a haber así con laedad, cada vez más gente va a haber sintrabajo igual, así que... Aparte quieren cu-brir muchas cosas con los “Planes Traba-jar”. Vos fijate que en una familia que tie-ne 3, 4 chicos, no te alcanzan 150 pesos.”(Dario, 38 años, reciclador, Vª La Cárco-va)

Estas explicaciones en torno a loque el pasado y el presente significan,nos devuelven una imagen sensiblemen-te distinta de la lisa y llana apatía por lapolítica con que se han pretendido expli-car las actitudes políticas de los sectorespopulares en la Argentina. Lo que vemosdetrás de estos relatos es una profundadesazón por la indiferencia (o por la faltade sensibilidad) que las instituciones tra-dicionales tienen frente a las urgenciasque deben afrontar estos sectores. Enefecto, pareciera que la política ha que-dado relegada al ámbito de la administra-ción de los bienes estatales, administra-ción que no considera ni incluye el dramade la pobreza entre sus prioridades.

Cabe resaltar que ambos gruposhan sido y son sujetos de prácticas políti-cas clientelares de parte de las estructu-ras políticas tradicionales. Sin embargo,para ellos en muchos casos éstas no sóloconllevan un significado político sino tam-bién de supervivencia, y es en este último

221

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 23: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

sentido que estas prácticas son re-significadas por aquellos, ya que se cons-tituyen en una vía más a través de la cualpueden acceder a recursos dirigidos a sa-tisfacer sus necesidades mas inmedia-tas.

“No, en mi familia nunca se habló depolítica, nunca discutimos de política... No,siempre íbamos a votar, cada vez que nostocaba ir, pero... la general es obligatoriaasí que... las internas no, casi nunca fui-mos,... y eso que algunas internas ahí enel barrio te pagan, ... Hay muchos queagarran viaje, son $15 viste? Por lo menostenés para comprar pan y eso...Así quemuchos agarran viaje, van y votan... perono es muy interesante la política encasa...” (Dario, reciclador, Vª La Cárcova).

“Yo...para mí, no entiendo de políti-ca, no me interesa la política. Para mí esque nadie tenga hambre, que todos ten-gamos una educación para que nos ma-nejen los de arriba...porque eso es lo queestán queriendo hacer. Los chicos se es-tán muriendo de hambre...” (Elvira, 33años, FTV, La Matanza).

En definitiva, el ser de la política,las prácticas reales de los políticos (su in-diferencia, su ausencia, su ajenidad) seenfrenta con el deber ser según los pro-pios testimonios de los entrevistados, conaquello por lo que la política (los políticos)debería luchar y defender. Esta brecha sehace presente no sólo entre la prácticareal de las estructuras políticas tradicio-nales (y sus “representantes”) y aquellasreclamadas por los sectores populares (ysus necesidades), sino también en elsentido que unos y otros le otorgan a lapolítica.

Sin embargo, parece haber un pun-to de quiebre en el cual las representacio-

nes de piqueteros y recicladores comien-zan a distanciarse. El futuro y cómo éstosse proyectan, desde que lugar, y las per-cepciones respecto de su presente y el dela sociedad, se convierten en ejes que po-nen de manifiesto las diferencias en susniveles de organización.

6.2. El futuro

“No, Argentina tiene que ser lo queera. Yo me acuerdo que antes había tra-bajo, cuando vos buscabas te daban tra-bajo”. Miguel, Vª La Cárcova)

Proyectarse hacia el futuro, la pro-yección de sí mismo y de los semejantes,y la forma en que este se piensa, permitedar cuenta de las expectativas, deseosde los sujetos, y esto no es ajeno a la rea-lidad del presente. Pizzorno dice que “Eldictado impuesto por los yoes futuros sehace probablemente mas extenso cuantomas débil es la persistencia de los yoespasados”, es decir que cuando la identi-dad anclada en el pasado no le proporcio-na al yo la seguridad de ser reconocidopor parte de aquellos entre los que debeactuar, las nuevas identidades asentadasen destinos futuros comunes se manifies-tan (Pizzorno, 1989).

Para aquellos que se encuentran in-sertos en redes que los interpelan en tantoatienden a su realidad particular, su per-cepción respecto al futuro incluye estos“destinos futuros comunes”. En el caso delas organizaciones de desocupados, és-tas y lo que ellas representan para susmiembros, parecen cumplir esta función.No debido a que se espere una transfor-mación de quienes detentan el poder pú-blico ni un cambio fundamental de las con-diciones que atraviesan, a partir de la pro-

222

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 24: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

pia acción, si no porque creen en la propiacapacidad de instalar las demandas demodo tal que no sea posible seguir igno-rándolas. Sin embargo, y a pesar del rea-lismo de sus representaciones, la conti-nuidad del proyecto “de lucha” iniciado enel presente, les permite trazar una fugahacia adelante donde se encuentra ence-rrada la esperanza del cambio.

“Ojalá sería posible una posiciónmás estable, pero no. Yo creo que estapelea sigue y no, no se termina. O sea,puede matarnos a balazos y seguir dandopalos pero no termina, la luchas va másallá de un mes o dos meses. Yo creo quecomo están, yo no creo, es difícil que searreglen las cosas acá, es difícil. No veoun futuro mejor, yo no lo veo. Ojalá quecon lo que venimos luchando día a día al-gún día lo puedan llegar a ver mis hijos olos hijos de mis hijos, mis nietos, pero...”(Claudia, 28 años, FTV, La Matanza).

“Ahora me siento cómoda, mesiento cómoda, sí...Me siento cómodacon lo que estoy haciendo si bien a ve-ces se complican algunas cosas peroeste me parece que vale la pena luchar.No solamente por lo tuyo, por la chiquitasi No que por el conjunto y como quetambién nosotras incluimos a la familia,porque la experiencia que nosotras va-mos teniendo la volcamos en nuestrascasas, entonces se van sumando losmaridos, los hijos, los hermanos, escomo que van entendiendo cuál es eltipo de lucha que nos estamos dandodentro de la FTV, y... también es unamanera de demostrarle a los chicos queno se puede bajar los brazos, porquepor ahí, viste, el padre baja los brazos, yno hay que seguir viste? y eso es una

Argentina mejor por el futuro de todos”(Mirta, 43 años, FTV, La Matanza).

Paralelamente, en el caso de losrecicladores esta proyección cambia con-siderablemente, específicamente debidoa que no han podido encontrar formas deacción colectiva a partir de las cuales en-cauzar su desesperación, parecen viviratrapados en un presente perpetuo depobreza e indignidad, en el cual la posibi-lidad de pensar el futuro queda reducidaal anhelo de volver al trabajo perdido, aotro que no implique “salir con la carreta”,ó bien proyectan en sus hijos aquellasoportunidades que a ellos les fueron ne-gadas o truncadas, procurando asegurar-les, al menos, la educación.

“No lo que mas me gusta es traba-jar de albañil. Aparte laburás, ganás más,no te discriminan tanto” (Carlos, 49 años,reciclador, Curita).

“Y pude estudiar gracias a mi papá,gracias a Dios sí. Pude estudiar y así mis-mo puedo darle la enseñanza a mis hijostambién, porque ellos lo necesitan, nosé... el futuro para ellos, no quiero que, nohay ninguna deshonra, pero que ellos ter-minen como yo en una carreta (Coty, 45años, recicladora, Curita).

“Yo pienso que bien. Yo piensoque en el futuro tengo mi casa, tengo mimujer, tengo... ya terminamos toda lacasa, no nos falta nada, tenemos todaslas cosas adentro que sacamos todo acrédito y tenemos que pagarlo con esto,juntado cartón, todo eso, saqué televi-sión, saqué el centro musical, el ropero,todo lo fui pagando con lo que juntabacartones, así que... ya para el futuro, loúnico que nos queda es vivir ... y ya está,nada más” (Pablo, 38 años, reciclador,Vª La Cárcova).

223

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 25: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

De todas formas, ambos gruposcomparten un mismo aspecto en lo querespecta a esta percepción del futuro y laposibilidad de que éste se modifique. Enningún caso se deposita en la política nien sus instituciones tradicionales la res-ponsabilidad de mejorar sus condicionesde vida, y de los demás. En todo caso, lasexpectativas, si las hay, residen en las fu-turas acciones y evolución de la organiza-ción a la que pertenecen y aquello quedesde éstas puedan lograr. O bien, en lasuerte e ingenio personal y de la familiaen función de mejorar, en lo inmediato, supropia situación económica.

A su vez, también se pueden ob-servar similitudes entre ambos grupos ala hora de intentar relatos que den cuentade su historia reciente y su vínculo con lapolítica en general. Las interpretacionesque desarrollan, se centran en aspectosmas individuales, localizados y de cortoplazo, sin referir a grandes explicaciones,más abarcativas, que permitan esclare-cer el porqué de su situación. En efecto,en muchos casos, aquellas señalan el fi-nal de la década del 90 como el períodooscuro que signa, sino el comienzo, laprofundización de sus avatares. Sin em-bargo, en esta alusión no aparecen de-masiadas relaciones entre la caída per-sonal y las políticas adoptadas por los go-biernos de turno. En todo caso, las refe-rencias a la vinculación existente entreambas se circunscriben a un período in-mediato al empeoramiento de la situaciónindividual, ó a un representante políticoen particular, pero en la mayoría de loscasos son leídas como datos aisladosdesde la propia vivencia.

“Cuando estábamos con Menem,mal o bien, ojo no es porque lo defienda a

Menem, pero mal o bien trabajába-mos...yo trabajaba, tenía mi familia... elquilombo empezó cuando se fue Menemy entró el De la Rúa este, porque fue así,con De la Rúa es cuando yo peor esta-ba...No digo que Menem fue mejor... peroyo estaba mejor, la plata te alcanzaba, ami nunca me faltó para comer, trabajo:poco, mal o bien, había, entendés?...Yome quedé sin trabajo en el 98. Al final, enel 98.. Pero no por culpa de él,... porqueera una empresa dónde todos metíanmano para todos lados y se hacían los bo-ludos con la gente, porque dentro de todaesta gente, había mucha gente boliviana,no es porque yo le tenga bronca a los boli-vianos, no tengo nada... pero por pocospesos te sacan el trabajo. A ellos les con-venía mas tener gente en negro, que nocubrir, que tener que pagar obra social ytodo eso ... Y ellos me tenían que cubrir laobra social porque yo tenía chicos, no so-lamente a mi, a todos mis compañeros...”(Raúl, 25 años, FTV, La Matanza).

“yo no le hecho la culpa al gobier-no ni nada. Yo de afuera no puedo verbien lo que esta pasando, no se quientiene la culpa, si se están robando comodicen entre políticos, yo no entiendo. Loúnico que se es que uno pensaba conese plan de jefes y jefas tener un trabajoy nos anotamos y todo y nos perdieronlos papeles porque fuimos a la munici-palidad, mucha gente hubo, fuimos a lamañana temprano a anotarse y a mu-chos se les perdió los papeles y resultaque fuimos otra vez a averiguar y estáncobrando otras personas lo nuestro. Ydebe ser alguno que esta cobrando elsueldo que a uno le tendrían que dar.Así que no, no se. No le hecho la culpa anadie, no se como es, que esta pasando

224

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 26: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

no se” (Juana, 45 años, recicladora, Zára-te).

“Es que yo pensaba así, porque yopensaba así, decía estos piqueteros demierda están cortando la ruta, qué se creenque son los dueños de la ruta y ahora estoyacá. Y yo creo que ellos pensarán lo mismopero no saben lo que va a pasar des-pués...yo creo que piensan lo mismo. Claro,porque se dan cuenta quienes somos, por-que todo esto habrá empezado hace 2 añoso 3 quizá y yo decía eso y ahora me ven ahí,entendés? Y a mí me conocen yo...mi casaes la 3ra o 4ta casa del barrio, porque éra-mos los primeros hace 28-30 años, enton-ces a mí me conocen desde que yo tenía 6años. ¿Entendés? Cómo puede ser que lafamilia está ahí...Es como que los que tienentrabajo no se dan cuenta... Me gustaría, megustaría que entiendan, porque hay muchosque no...o no quieren entender “(Elvira,33años, FTV, La Matanza).

7. A modo de conclusión: Lapolítica como desafío y comorespuesta

Como hemos visto, las profundastransformaciones estructurales que afec-taron a nuestro país desde el 76’ hasta elfinal de la década del 90’, junto a la repre-sión del Estado durante la dictadura, sig-nificaron la reindividualización y desco-lectivización de los componentes de la re-lación salarial, poniendo en crisis al traba-jo y su función como principal integradorsocial. Así, en este proceso, la falta detrabajo se tradujo en pobreza y hambre,pero también y fundamentalmente, en elquiebre de lazos sociales, solidaridades yen una crisis de las identidades políticas.Dentro de éstas, el peronismo, que en un

momento supo incluir en su construcciónaquellos valores sociales tradicionalmen-te ligados a la identidad de los sectorespopulares, no pudo escapar al distancia-miento entre los dirigentes y las masas.De esta manera, se quebraba la referen-cia entre la vida cotidiana y lo político, en-cerrando a “la política” en los locales par-tidarios y en los pasillos, lobbies y oficinasde las instituciones públicas de gobierno.

Por otra parte, la puesta en eviden-cia de la pobreza de la democracia “quesupimos conseguir”, fue interpretada des-de múltiples enfoques. Así, desde algunosdiscursos se denunció la creciente apatíay el desinterés de la población y se soste-nía que si la “gente” se reencontraba conla dirigencia, y aumentaba su participa-ción, la democracia podía perfeccionarse.Sin embargo, creemos que lo que en ver-dad sucedió fue que tanto los partidoscomo las instituciones se vaciaron de con-tenido, volviéndose en muchos casos es-tériles para dar solución a los problemasreales de la ciudadanía. De esta forma, lasdemandas de los sectores populares noencontraron eco en las estructuras fantas-mas, ocupadas en negocios, lobbies, “pa-quetes de medidas” y “reformas estructu-rales”. A su vez, la percepción por parte deestos sectores de la complicidad de los po-líticos con su situación de pobreza y exclu-sión, se ha expresado en los relatos de losentrevistados, cuando sostienen que lapolítica se “olvidó de ellos”.

En definitiva, tanto los “piqueteros”como los “recicladores”, pertenecen alsector que más fuertemente sufrió nosólo el embate de las políticas neolibera-les implementadas en Argentina, sino asu vez fueron los más vulnerables frentea la impotencia y la connivencia de la polí-

225

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 27: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

tica y los políticos. En este sentido, lacoincidencia que surge a partir de sus re-latos respecto a la desacreditación de po-líticos e instituciones, no constituye undato menor, puesto que pone evidenciaun “quiebre” manifiesto en la relación conla política en términos de lo que puedenesperar efectivamente de ella.

Y esto último es sustantivo ya queimplica que aquellos que en algún mo-mento de la historia de nuestro país com-partieron una identificación política co-mún, el peronismo, que fue articuladorano solo de una determinada representa-ción de lo político y de pertenencia, sinotambién de un horizonte posible a partirdel cual pensar el futuro, hoy encuentranesas referencias diluidas.

Por otra parte, el pasado “común”de recicladores y piqueteros, tal como sedesprende de los relatos, pone de relieveaquellos aspectos que aún hoy despuésdel desmembramiento de la sociedad sa-larial persisten en los imaginarios de lostrabajadores. Aquí las coincidencias res-pecto a los valores asociados al trabajo yal rol de éste como constructor de unaidentidad particular, como una forma deser reconocido por los otros, permanece.Sin embargo, las diferencias son sustan-tivas a la hora de dar cuenta de sus repre-sentaciones y percepciones sobre el futu-ro. En este sentido, se percibe la distin-ción que señala la pertenencia a una or-ganización. En efecto, en el caso de lospiqueteros, a partir de su participación enuna organización, esta presente la “ilu-sión” de poder influir en la dirección delcambio. Participar de una forma de ac-ción colectiva que se extiende más allá deun momento de exposición pública en uncorte de ruta, les permite pensarse cons-

titutivamente con un colectivo, con Otrossemejantes con quienes identificarse,compartiendo espacios y acciones, cons-truyendo discursos y especialmente pro-yectándose hacia otros “nosotros” desdela acción colectiva.

En el caso de los recicladores,cuesta encontrar esa pertenencia políti-ca, una pertenencia que trascienda la ac-tividad que realizan, y las condiciones devida que comparten. No aparece una re-presentación en torno del futuro que loscoloque como artífices posibles de un re-direccionamiento de la situación que atra-viesan. La construcción de una identidadcomún, política podríamos decir, a partirde una acción colectiva sostenida en eltiempo, no aparece en el caso de los reci-cladores como una posibilidad cierta, almenos no por el momento.

Si bien el carácter cualitativo de esteestudio no nos permite extender las conclu-siones debido a las características intrínse-cas de este tipo de estrategia, creemos quela perspectiva utilizada sí nos permite apor-tar a un debate que exige recuperar la vozde los protagonistas de la realidad, para nocaer en análisis eruditos que naturalicen ladebilidad de nuestra democracia. En efec-to, para analizar la política y su relación conla sociedad en la Argentina actual, no po-demos dejar de lado el papel y la responsa-bilidad de la dirigencia, en los procesos po-líticos y económicos que desembocan enescenarios como el de hoy, así como nopodemos suponer “comportamientos políti-cos” a partir de supuestas preferenciaselectorales. Creemos que poder compren-der la crisis de la política implica realizar unanálisis que piense a los sujetos en su rela-ción con otros, como sujetos políticos en elsentido que Arendt (1998) le da al término.

226

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________

Page 28: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

No podemos pensar que la solución deesta suerte de “anomia política” radica enel reemplazo de algunos dirigentes porotros. Recuperar la política (en su sentidomás amplio señalado en este artículo) im-plica reconstruir los lazos de solidaridad,desde las prácticas y estrategias cotidia-nas, atravesadas por la necesidad de se-guir construyendo y sosteniendo una po-lítica distinta, que nace en las calles, enlos barrios; para constituirse en una he-rramienta de transformación de una reali-dad que nos duele. Una realidad que exi-ge anteponer a los efectos pretendida-mente apolíticos de la ideología neolibe-ral, más política, más debate, un mayorencuentro entre los distintos sectores so-ciales, y más valor para enfrentar un de-safío que nunca debemos abandonar:Refundar la democracia. Porque una de-mocracia de excluidos, es la más cruel delas paradojas.

Referencias Bibliográficas

Arendt, Hanna (1998), La condición humana.Piados, Barcelona, España.

Basualdo, E. (2000), Concentración y cen-tralización del capital en Argentinadurante la década de noventa. Uni-versidad Nacional de Quilmes, Bue-nos Aires.

Battistini, Osvaldo (1995), Convenios Colec-tivos y Flexibilidad Laboral: La Ne-gociación por el poder. II CongresoNacional de Ciencia Política. Mendo-za 1 al 4 de Noviembre.

Battistini, Osvaldo (2002), “La democraciaconstruida sobre la violencia” enBattistini, O. coord. La Atmósfera In-candescente. Escritos políticos so-bre la Argentina movilizada . Traba-jo y Sociedad, Buenos Aires.

Battistini, Osvaldo y Gorbán, Débora (2003), “Lamutación del trabajo en la Argentina. al-gunas reflexiones en torno a las tesis deR. Castel”. Trabajo presentado en Pre-Congreso La Plata de la ASET para elVI Congreso Nacional de Estudios delTrabajo “Los trabajadores y el trabajoen la crisis” Del 2 al 4 de Julio de 2003.Facultad de Humanidades y Cienciasde la Educación de la UNLP.

Battistini, Osvaldo (2003), “Cultura obrera enArgentina: desde su apogeo hasta ladilución” trabajo presentado en el IVCongreso de la ALAST, La Habanna,septiembre 2003.

Beccaria, Luis (2002), “Empleo, remuneracio-nes, y diferenciación social en el últi-mo cuarto del siglo XX” en VV.AA. So-ciedad y Sociabilidad en la Argenti-na de los 90 , UNGS, Biblos, BuenosAires.

Calcagno, Alfredo Eric y Calcagno, Eric(2002), La deuda externa explicadaa todos (los que tienen que pagarla,nueva edición actualizada; Catálo-gos, Buenos Aires (1999).

Castel, Robert (1995), La metamorfosis de lacuestión social , Paidós, Buenos Ai-res.

Dirección nacional de cuentas nacionales yárea de economía y tecnología de laFacultad Latino Americana de Cien-cias Sociales (FLACSO).

Encuesta Permanente de Hogares (EPH) rea-lizada por el Instituto Nacional de Es-tadística y Censo (INDEC).

Gutiérrez Castañeda, G. (1996), “Sujetos de-mocráticos e imaginarios sociales”.En R. Lanz et al. (coord.). ¿Fin del su-jeto? Mérida. Universidad de los An-des/Universidad Central de Vene-zuela. Caracas.

Kessler, G. “De proveedores, amigos, vecinosy barderos: acerca de trabajo, delito ysociabilidad en los jóvenes del GranBuenos Aires” en VV AA Sociedad y

227

________________________ Revista Venezolana de Gerencia, Año 9, No. 26, 2004

Page 29: Redalyc.Formas de organización y acción colectiva de ...De allí la necesidad de dar cuenta de la interacción entre la realidad cotidiana y el momento crítico de la protesta, en

Sociabilidad en la Argentina de los90, UNGS, Biblos, Buenos Aires.

López, Artemio (2001), Consultora Equis(Equipos de Investigación Social) “ElOjo de la Tormenta” en www.lamatan-za.gov.ar/pdfs/matanza2001.pdf

Martuccelli , Danilo y Svampa, Maristella(1997) , La plaza vacía. Las transfor-maciones del peronismo , Losada,Buenos Aires.

Melucci, Alberto (1999), Acción colectiva,vida cotidiana y democracia . Cole-gio de México.

Novaro, Marcos (1995), “Crisis de representa-ción, neopopulismo y consolidacióndemocrática” en Sociedad, BuenosAires, Abril.

Oszlak, O. (1997), “Estado y sociedad nuevasreglas del juego”, en Revista delCLAD , octubre.

Palermo, V. y Novaro, M. (1996), Política y po-der en el gobierno de Menem, Nor-ma, Buenos Aires.

Pizzorno, A. (1989), “Algún otro tipo de alteri-dad: Una crítica a las teorías de la elec-ción racional”, Sistema 88, Florencia.

Tarrow, Sidney (1994), El poder en movi-miento. Los movimientos sociales,la acción colectiva y la política.

Alianza Universidad (Madrid, 1997[1994]).

Tilly, Charles (1978), From Mobilization toRevolution, McGraw-Hill PublishingCopany.

Tilly, Charles (1986), The Contentious French:Four Centuries of Popular Struggle.The Belknap Press of Harvard Univer-sity Press, Cambridge, USA.

Tilly, Charles, Tarrow, Sidney y MacAdam,Doug (1998), “Para una cartografía dela política contestaria.” Politix, n° 41.

Todaro, Michael (1999), Economía para unmundo en desarrollo . Introduccióna los principios, problemas y políti-cas para el desarrollo . Fondo deCultura Económica, Mexico.

Vitullo, Gabriel (1999), “Participación electoral,comportamiento político y desestruc-turación social en Argentina y Brasil”publicación electrónica en Clacso.

Zapata, Francisco (2002), “Salarios mínimos yempleo en Argentina, Chile y México”en Papeles de Población N°32 Cen-tro de Investigación y Estudios Avan-zados UAEM, México, Abril/ Junio.

228

Formas de organización y acción colectiva de desempleadosCross, Cecilia y Gorbán, Débora ___________________________________________