cronica del descubrimiento de los sarcofagos de san jeronimo

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    CRNICA DEL DESCUBRIMIENTO DE LOS SARCFAGOS DE SAN JERNIMO

    Amazonas es una regin maravillosa y extensa, llena de lugares enigmticos, que alberga hermosos paisajes naturales o magnficas obras creadas por nuestros antepasados los que son la viva huella de un pasado glorioso. Obras hechas por hombres fuertes y valientes; obras que an en la actualidad siguen causando admiracin y asombro a propios y extraos. Pero, an existen zonas por explorar que ocultan muchas otras maravillas.

    En febrero del ao 1 998, el seor Alejandro Lucero, siendo Gobernador del distrito de Jazn, organiz un viaje de exploracin a un lugar llamado Gololque en la localidad de San Jernimo, distrito de Jazn, provincia de

    Bongar, Amazonas para constatar la existencia de unas ruinas arqueolgicas. La comitiva estuvo conformada por el Sr. Lucero, Newman Aguilar Torres (estudiante de Arqueologa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos), yo y varios pobladores de San Jernimo. La partida fue desde San Jernimo. Luego de un sacrificado ascenso de dos horas, por un camino escabroso, llegamos a las ruinas indicadas. Aparentemente se trataba de un pequeo fortn militar, estratgicamente ubicada en la cima de una gran roca desde donde se puede divisar en todas direcciones, diseada para la defensiva. Hacia el oeste, est circulado con muros defensivos y es la

    parte ms accesible; lo dems es infranqueable. El ingreso lo hicimos por el tronco de un rbol cado

    que nos sirvi de puente. En el interior existen escalinatas y construcciones circulares.

    Expedicin a las Ruinas de Gololque. Febrero de 1998.

    Al regresar de Gololque, por la tarde, Newman y yo nos sentamos a descansar al borde de un canal por

    donde discurre un agua cristalina que brota de entre una roca, muy cerca de all, donde saciamos nuestra sed. Este lugar es llamado PURUN LLACTA (Pueblo Viejo), fue el pueblo ancestro de San Jernimo, del cual solo quedan vestigios; y que fuera abandonado a consecuencia de las llamadas reducciones impuestas por los espaoles durante la colonia. Desde este lugar, con la ayuda de binoculares, pudimos observar en un peasco de en frente un grupo de estatuas. Esto nos caus gran alegra. Se trataba de un grupo de sarcfagos que, por lo inaccesible del terreno y lo difcil de verlos a simple vista, se haban salvado del saqueo y destruccin. Preguntamos a un poblador que por all pasaba por el poseedor de las tierras cercanas al peasco que se observaba al frente, el cual albergaba a los sarcfagos y nos mencion el nombre de Francisco Ventura; adems nos dijo que ese peasco se llamaba El Tigre. Ms tarde, en el pueblo, ubicamos al Sr. Ventura a quien le pedimos que nos llevara a este lugar, el cual accedi; pues, por casualidad del destino, al da siguiente tena que viajar a ese lugar que era su potrero llevando ganado.

    Ruinas de Gololque. Febrero de 1998.

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    Punto de donde fueron avistados, por primera vez, los sarcfagos. Se encuentran en el peasco que se ve al fondo.

    Esa noche pernoctamos en San Jernimo. A la maana siguiente, muy temprano, partimos llenos de optimismo hacia el encuentro con el legado de nuestros antepasados. Al inicio seguimos la ruta del da anterior hasta el lugar donde avistamos los sarcfagos (PURUN LLACTA), all le indicamos al Sr. Ventura para que se ubique a la distancia donde queramos llegar, luego seguimos por la izquierda, respecto al sendero del da anterior, y nos fuimos internando por una encaada entre dos montaas en cuya ruta visitamos unas ruinas destruidas en un extenso abrigo rocoso. Continuamos en ascenso entre un bosque, siguiendo un sendero escabroso hasta llegar a la cima de una montaa donde haban restos de viviendas circulares. Seguimos la ruta en descenso por otra pequea encaada, abrindonos paso por entre los jhuyales (planta gramnea). Habiendo recorrido unos 200 metros el Sr. Ventura nos mostr el peasco que le indicamos a la distancia. Del lugar donde estbamos no se vea nada, pues las tumbas estaban ubicadas detrs de una pequea saliente a modo de pico en medio del peasco. Llevado por mi espritu aventurero baj ms por la pendiente hasta ubicar los sarcfagos que

    indiferentes a todo contemplaban el horizonte, desde all pude tambin ubicar un posible sendero en la pendiente del cerro. Mis compaeros llamaban insistentemente, pues haba pasado un tiempo ms o menos prolongado y se trataba de un lugar peligroso. Cuando regres donde me esperaban, inmediatamente fui en direccin de los sarcfagos, siguiendo la ruta que trac de vista momentos antes y guiado por mi instinto. Ingres por la grieta de una roca al inicio del peasco y continu tratando de seguir una lnea horizontal por la ladera abrindome paso entre los jhuyales, llegando a veces al borde del precipicio, pas luego por un abrigo rocoso donde al final encontr una especie de ventana; pero desde all no pude divisar los sarcfagos porque obstaculizaban unos arbustos y bejucos que los cubran; pero ya saba que estaban cerca. Ante las llamadas insistentes de ellos que me esperaban apenas pasando la grieta, regres para indicarles que me siguieran. Llegamos hasta donde haba avanzando solo, luego pegado a la roca pude llegar a una especie de plataforma natural, el mismo que ahora sirve de mirador, desde donde por primera vez, atnito y emocionado, vi de cerca los

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    sarcfagos que avistamos a la distancia; los cuales indiferentes y altivos seguan contemplado el horizonte. Estbamos perturbando el descanso eterno de los espritus de nuestros ancestros, cuyos restos se han mantenido en el tiempo por estar colocados estratgicamente en lo alto de un peasco, en un abrigo rocoso y cubiertos por bejucos; por eso, en ese lugar, los tres hicimos un compromiso de mantener el secreto hasta que llegara el momento indicado para hacerlo pblico.

    Vista panormica desde el yacimiento.

    Despus de 13 aos y por otra ruta, en el mes de

    mayo del 2 011, regres de nuevo al lugar en compaa de Francisco Ventura, su hijo Ivan Ventura y Anthony A. Villar Q. En este viaje pude constatar que uno de los sarcfagos, que vimos en nuestro primer viaje, haba cado al abismo al ceder la plataforma que lo sostena.

    Tom fotografas y realic filmaciones. Con estas pruebas me present en la oficina de la Direccin Regional de Cultura de Amazonas en la ciudad de Chachapoyas, siendo atendido por el Lic. Luis Enrique Malaver Pizarro, Arquelogo de dicha entidad, en cuyo poder dej imgenes en vdeo y fotografa. Posteriormente present, un documento escrito, una carta dirigida al Director Regional de Cultura de Amazonas con fecha 6 de agosto 2 011, dando cuenta del hecho.

    Fotografa de los sarcfagos de El Tigre. Febrero de 1998.

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    El da 9 de setiembre se realiz una asamblea en la localidad de San Jernimo, contando con la

    participacin de pobladores de la localidad y sus autoridades, representantes de la Direccin Regional de Cultura de Amazonas, representantes del Grupo MALQUI (Leimebamba) y un grupo de espelelogos espaoles en la cual, se inform a la poblacin sobre la existencia de dichos restos arqueolgicos, su valor histrico, cultural y el proceso a seguir hasta la puesta en valor. Adems se tomaron acciones para su cuidado y preservacin. Las acciones de dicho acontecimiento tan trascendental fueron difundidas por Radio Programas del Per.

    El da 10 de setiembre nos constituimos al lugar donde se encontraban los sarcfagos (cerro El Tigre) para la realizacin del registro por los encargados del Ministerio de Cultura. Partimos desde la localidad de San Jernimo a las 7 de la maana; unos, caminando; otros, a lomo de acmila. Nos acompaaron muchos entusiastas pobladores que no les interes lo agreste del sendero, pues una buena parte del camino se tendra que realizarlo a pie por un sendero recin abierto a filo de machete entre un bosque enmaraado, adems las condiciones atmosfricas no eran tan buenas, estaba lloviznando; pasando serios apuros los que no estn acostumbrados a caminar en estas condiciones, pues los expertos lo hicimos todo el recorrido en dos horas.

    Grupo de espelelogos espaoles.

    Se constat la existencia de 21 sarcfagos, 9 de ellos en buen estado y los dems necesitan restauracin. Los ms preservados estn bellamente decorados con pictografas de colores. Posiblemente, estos sarcfagos albergaran cuerpos de nios porque son pequeos, no pasan del metro y medio de altura y la cavidad que alberga a la momia es reducida. Este yacimiento se encuentra ubicada en una zona muy agreste, a 2 928 msnm.

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    Una de las costumbres ms resaltantes de los Chachapoyas es que dentro de sus tradiciones funerarias

    utilizaron el sarcfago o el mausoleo. Entre los yacimientos de sarcfagos destacan: Caraja, Chipuric, Petun, Gun, Ucaso, etc. Ahora vale destacar tambin los sarcfagos de El Tigre, donde suntuosas tumbas fueron colocadas en sarcfagos de arcilla, palos y piedras emplazados en un abrigo rocoso en lo alto de un precipicio del cerro del mismo nombre. Para ellos, la muerte no era el final de la vida, sino una fase superior a la que se debera prestar mucha atencin; por eso es que le dieron mucha importancia a sus entierros.

    Estos restos constituyen el legado histrico de nuestros antepasados, los cuales debemos cuidarlos y protegerlos como la joya ms valiosa.

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    OTROS ATRACTIVOS TURSTICOS DE SAN JERNIMO Tambin, en San Jernimo, hay otros lugares que merece nuestra atencin. En un faralln del cerro llamado

    Shunguito, cerca del pueblo, existen restos de sarcfagos que desgraciadamente han sido vilmente saqueados y destruidos. Segn la versin de personas mayores del pueblo, en este lugar haba grandes andamios de pona (especie de palmera) sobre los cuales estaban colocados gran cantidad de sarcfagos. En la parte ms agreste del peasco hay mausoleos muy particulares, hechos de piedra y barro, en cuyos muros se pueden ver varias hornacinas que posiblemente albergaban cuerpos momificados, dolos u ofrendas. Estos mausoleos estaban techados; pues an quedan restos de algunas vigas y los huecos vacos en los muros donde fueron colocadas; los constantes incendios ocasionados por los propios lugareos que desconocan la gravedad de sus hechos habran sido,

    en parte, los causantes de su destruccin adems de los saqueadores de tumbas. Esta zona habra sido considerada como un lugar sagrado desde tiempos muy remotos, pues tambin existen vestigios de arte rupestre. La existencia del hombre en nuestra zona se remonta en el tiempo a los albores de la historia, cuando el hombre lleg en estado primitivo y su principal actividad era la

    Mausoleo de Shunguito.

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    caza; adems de una profunda vida amnica y emotiva tal como lo muestran las pictografas que dejaron por doquier en las cuevas y abrigos rocosos que encontraron a su paso.

    YACIMIENTOS RUPESTRES

    geesc

    La Escalera. Ayasamana

    Chawac Ayasamana

    Chawac La Unin

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    La naturaleza ha prodigado a nuestra zona de un territorio con diferentes tipos de climas que van desde el

    valle del Uctubamba (clima clido) hasta la frgida cordillera de Gololque; lo cual permite la existencia de una variada flora y fauna, y bellos paisajes. En sus bosques an existe el rbol de la quina o cascarilla, una gran variedad de orqudeas y hermosas flores exticas.

    ORQUDEAS

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    FLORES EXTICAS

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    Adems de bellas aves como el pilco, gallito de las rocas, tucanes, pavas, etc. Cerca del pueblo es el hbitat de una de las aves ms bellas del mundo, el picaflor cola de esptula.

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    Los pobladores de San Jernimo son gente hospitalaria y trabajadora; an conservan sus tradiciones y costumbres a pesar de ser un pueblo prehispnico. Segn data ciertos documentos de la comunidad existentes en la oficina de PALEOGRAFA Y MANUSCRITOS de la BIBLIOTECA NACIONAL DEL PER, el pueblo de San Jernimo ya exista en 1558 con el nombre de SAN JERNIMO DE CUNIMAL, perteneciente a la encomienda de Francisco de Texedo, de la Real Audiencia de los Chachapoyas. Este pueblo, al igual que otros aledaos, sufri el peso del yugo espaol.

    MIULER VILLAR SANCHEZ