analisis de america profunda por trozos desde donde hay que partir

8/18/2019 ANALISIS de America Profunda Por Trozos Desde Donde Hay Que Partir

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Al introducirme en América profunda, escucho el eco de una multitud de voces que reclamanincesantemente se les permita vivir un instante de regocijo , dejando atrás esa desgracia que durantevarios siglos ha permanecido inherente a su destino. Los ataques unas veces cargados de brutal violencia,otras de cándida hipocresía, han dejado en indefensa infancia a cuantos habitan el continente mestizo yque bajo el letargo del profundo sueo, todavía no logran sacudirse del yugo de la dominaci!n, hoydisfrazada de m"ltiples matices que a"n hacen mucho más angustiosa la e#istencia , y donde parece noasomar un horizonte de esperanza y redenci!n.

$s en esta situaci!n, donde va a ser su aparici!n el fil!sofo argentino %odolfo &usch, quien encumbr! surefle#i!n sobre el hombre americano en especial sobre esos sujetos populares cuyo rostro preciso essu miseria y marginaci!n. 'onsecuente con ello, &usch se encamina a rastrear la originalidad de América yen ese sondeo reconocer al hombre americano en el desarraigamiento colosal de lo no aleccionado, enotras palabras, levanta la mirada sobre aquello que ha perdurado a la orilla de las categorías del avance,la masificaci!n y la fachada social.

Ahora bien, el saborear el pensamiento de Kusch, implica necesariamente el tener que

decidirnos por el hedor de América, y éste a su vez nos cuestiona hasta que punto estamos

maduros para abandonar todo aquello que nuestra formación fue depositando en nosotros,e intentar reflexionar que la sapiencia se alcanza en la soledad, lejos de ese infernal ruido

que ensordece nuestra mente. Introducirse en y con Kusch, es una provocación a pensar

desde nosotros mismos, comenzar a encontrarnos a nosotros mismos, es un llamado avencer el miedo de ser nosotros mismos, recuperando el sentido de nuestra identidad

americana, en un acto retador hacia aquellos que ven en el orien americano alo

repunante.

!e esta manera, Kusch nos invita a pensar a América a partir de su propio entorno, no conello instituir una petulancia localista, pues su intención supera esta presunción y por lo

tanto su sinificado apunta a una exiencia del pensar mismo previsto como un acto

le"timo y eneralizante.

#tro tema fundamental del pensamiento de Kusch, tiene que ver con la noción de estarentre los abor"enes, incompatible al de ser aluien de los occidentales, quienes solucionan

sus contratiempos acudiendo al trabajo sobre la realidad existente, en otras palabras,

transform$ndola% en cambio, el &star como cateor"a que implica la totalidad y por esemismo hecho indio' universo, encierran una relación (nica y armónica y cualquier

desacople debe ser reparado con el equilibrio interno de esa totalidad, a través del ritual.

)asta aqu" he querido dar una visión muy eneral sobre América profunda, a partir de ahora

me introduciré directa y concretamente en la obra y trataré de desmenuzar muchos de sus pasajes, con el fin de dar a conocer desde mi reflexión toda esa cara de sinificación que

lleva intr"nseca esta obra, y quiz$ desconocida para la mayor"a, dado que ha permanecido

oculta, inorada y desprestiiada por muchos.


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Introduciendome en la obra, quiero evocar ese hermoso pasaje del encuentro

del padre Avila con el indio *achacuti, en el que se narran acontecimientos

concernientes al viracochismo, y cómo los espa+oles perseu"an con tanto

ah"nco alunas pr$cticas que ve"an demoniacas y perturbadoras del orden

social que se estaba instaurando, puesto que de ninuna manera se pod"a

seuir permitiendo la idolatr"a que se ve"a manifiesta. &n este sentido Kusch

expresa

(abía ocurrido que los indios creyeron que todas las huacas del reino, cuantas habían los cristianos derrocado y quemado, habían resucitado) * que ya las huacas andaban por el aire secas y muertas de hambre, porque los indios no le sacrificaban ya)y así fue que hubo muchos indios, que temblaban y se revolcaban por el suelo, y otros tiraban pedradas como endemoniados, haciendo visajes)diciendo que la huaca fulana, se le había entrado en el

cuerpo. + &-'(, ///0 11, 2.

Pues bien, aquí se nos plantea una actitud espiritualistanaturalista que ubica y revela el suceder habitual comunitario,custodia el mundo de la vida y despliega una actituddependiente e inexcusable en los individuos que se hermanancon la deidad. Se trata de una doctrina de lo determinado quese concibe y se experimenta como práctica vigente, querenueva acatamientos en la vida comunitaria y se liga aldestino de los individuos y del colectivo en la vida misma. Elacumulado de deidades humanas ( huacas) o con corporeidad

humana, tiene su máxima explicitacin en la Pachamama, lamadre tierra que crea todo lo que es vida habitual y cultural!pero donde lo cultural pertenece a una cosmovisin quea"usta lo natural a una experiencia diaria, que le exigecustodiar la naturale#a, salvo que se le anto"e desa$ar a la iradivina.

En esta cosmovisin, es impensable la admisin de laracionalidad positivista (con respecto a %ios), quien examina

no en proporcin a lo que el su"eto hace en lo cotidiano, sinolo que &ste hace, y en que orden le conviene a la ley divina.Es decir, se trata de dos cosmovisiones distintas quecohabitan opuestamente en muchas prácticas religiosas yculturales que se e'ectan en m&rica *atina y que sin duda,van 'undando ciertas conciliaciones populares que sellan las


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maneras de ilustrar y de asimilar lo divino! pero que tambi&nimprimen hondamente el trato del hombre con la cultura, laciencia y las vivencias.Siguiendo adelante en nuestro recorrido por m&ricapro'unda, nos encontramos con una nueva locucin que vaa$rmando la posicin +uscheana respecto a la ira divina! %ice

%e cualquier manera cabe se-alar que en Salcamayhua se da conpatente evidencia un

terror ante lo divino. odo ello supone una actitud di'erente, porqueencierra esa 'e indígena que apunta a algo más que al simple hombre, algo que estáa'uera y que no

es el hombre, sino lo inhumano, la naturale#a o el dios terrible, como

quiera llamársele. ( ib, /0)

En este espacio csmico primitivo la vida es acecho del caosy la ira, pero asimismo es evidencia de un dios ordenador yrenovador.Suplicar ayuda a ese dios tiene como $n con"urar su posibleira, su 'uer#a devastadora. El ímpetu de la destruccin divinapuede mani'estarse como sequía, inundacin, terremoto y

en'ermedades. *a turbacin y la #o#obra ante la irritacinasoladora que se precipita desde lo alto, impulsa al indio aimplorar por medio de la plegaria y el ayuno, en otraspalabras, su situacin le empu"a a rituali#ar esa pro'undaangustia ante las 'uer#as extra-as que amena#anconstantemente su existencia.

1nversamente a esta concepcin, 2usch escribe en m&ricapro'unda, cmo la cultura occidental, trata de esquivar este

miedo montando la ciudad como arte'acto que suprime osuplanta la ira divina con la creacin de otro mundo donde elhombre de"a de ser hombre para convertirse en una meraconducta traducida en acciones. En re'erencia a ello 2uschduce


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El monta"e de la cultura de ciudad responde a esa necesidad de cubrir alinconsciente mediante toda clase de elementos conscientes. El indígena en cambio, nocuenta con estructuras que puedan evadirlo psíquicamente y está como inmerso ensu mundo de

angustia. ( 23S45, /666 11, 07 ) y mas adelante!

*a cultura occidental, en cambio es la del su"eto que a'ecta al mundo y lomodi$ca y es la ena"enacin a trav&s de la accin, en el plano de una conciencianaturalista del día y la noche, o sea es una solucin que crea hacia 'uera como puraexterioridad, como invasin del mundo o como agresin del mismo y, ante todo, comocreacin de un

nuevo mundo. %e ahí la estática de uno y la dinámica del otro. ( ib. 88/ )

En estos dos apartes, podemos encontrar bien de$nido laescisin de dos mundos, el aymara y el occidental. odo lo

occidental es lo inverso a lo quichua y desde este hori#onte se

puede entender como el europeo ante lo misterioso toma una

actitud evasiva y pre$ere abrigarse en el amparo de los

ob"etos que le proporcionan seguridad y a la ve# solucin a su

necesidad material. %esde esta percepcin, el occidental crea

su propio mundo ale"ado de todos los miedos e inseguridades

y de esa manera acude a 'undar la ciudad, como el 'uerte quele resguarda de todos los peligros inminentes que le

amena#an su estabilidad, entonces, construye la ciudad que

no respira el aliento de dios porque ignora la naturale#a

divina. sí, en el occidente moderno lo real es el ícono

cerebral de un individuo t&cnico y racional proyectado sobre

las cosas.

4on este presupuesto, se puede a$rmar que el occidental

respira el pathos de ser alguien construido sobre un vacio

libre de la divinidad, cuya actitud primordial es la expansin y

control del espacio. Este ímpetu dominador se expresa

mediante la produccin de ob"etos, símbolos estos, de su


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a'erramiento y para mayor seguridad se levantan murallas

que encierran toda la ciudad como 'orma de negacin y

evasin del desasosiego natural que causan las 'uer#as

inmoderadas de la naturale#a. %e esta manera, la ciudad se

enarbola como el gran amparo donde no se avistan las'uer#as ruidosas y ocultas del espacio. Entonces, el occidental

en su deseo de ser alguien, niega el espacio como energía

sagrada y simplemente lo percibe como un espacio vacio que

hay que llenarlo, para lo cual es necesario crear el patio de

ob"etos.

El problema para occidente, queda aparentementesolucionado pues ante los rigores de la naturale#a emerge la

proteccin de la ciudad, en donde tras las de'ensas vigilantes

de &sta se proporciona el amparo. Pero el hombre que queda

en los alrededores, en la sabana, expuesto al in9u"o

inmane"able de la naturale#a, es negado en la concepcin

temporal de occidente, y, el hombre lcido en con"eturar y

determinar los rigores del tiempo mediante su control, se

a$rmará y ba"o su "uicio todo será pronosticado. *a ciudad seeleva así como e"e uni$cador y protector.

4ontinuando con esta idea, se puede vislumbrar que la

perspectiva occidental opta por expulsar esos miedos

ancestrales que 2usch llama :la ira de dios;, y por eso, es

atinado el enunciado de que el miedo al mundo 'ue suplido

por la implantacin de otro mundo de donde para 2usch, elhombre occidental se identi$ca por su pretensin de

trans$gurar la tierra, de mane"arla, y en este sentido, quien

personi$ca este ánimo agresivo por predileccin es el

mercader, quien salva las di$cultades a trav&s de la creacin


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y uso de utensilios que le admiten someter el mundo,

manoseando el precepto natural.

En dicha pretensin, se cataloga al su"eto en la culturaoccidental como el que a'ecta al mundo y lo modi$ca como

e'ecto de su racionalidad cientí$ca y de esa manera, cambia

el concepto del hombre que observa, por el hombre que

acta. En este sentido, el nuevo mundo insinuado por 2usch,

es el mundo ocupado de la ciudad que se instituye en la guía

de la modernidad occidental ya que ahuyenta al g&nero

humano de todo un pasado de espantos y temores originales.

El otro ángulo de esta cosmovisin dual americana de 2usch,es el del estar, enrai#ado en la manera en que se relaciona elhombre americano con la naturale#a. El hombre americanocuando nace se siente lan#ado, :yecto; para usar laexpresin +uscheana dentro del cosmos. El indígena seencuentra dentro del mundo, es parte del paisa"e, a di'erenciadel europeo que está ante el mundo para poder dominarlocon sus utensilios. 2usch a$rma

< siendo, como es, la cultura quichua una cultura de meseta, sometida ala naturale#a y encuadrada dentro del ámbito de su re"illa mágica, está sumergida eneso que llama= mos la ira de dios, la cual esconde una emocin mesiánica, que engendraun comporta= miento espiritual.

Estamos avocados necesariamente a escudri-ar todo esepasado americano

lleno de circunstancias y no de cosas. Ello hace ineludibleasegurar la presencia de un universo en que la vida seaviable, entonces el estar se concibe como una actitudexistencial por la que el indio subsiste ligado a la divinidad,sin olvidar su ira y mucho menos su con$an#a en el con"uro ylas 'uer#as mágicas. El estar del quechua es, a un mismotiempo, resquicio a la huella sagrada de la materia, al


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recndito ardor divino que se alo"a en el tiempo. 4ontrapuestoa esto, como ya lo he mencionado anteriormente el europeose escuda, en lo quim&rico y sucedáneo. El su"eto de laracionalidad moderna no repica ya dentro del residuo sagradoy primordial del existir. >oy aquí hay que seguir con el estar=.

.

'omo seala 3aríaLuisa %ubinelli0

$l estar implica falta de esencia fija. 'oloca en el primer plano un mundo poblado decircunstancias,no de cosas. $llo hace necesario asegurar la vigencia de un mundo en que la vida seaposible. $l estarrefiere inmediatamente al habitar en el aquí y el ahora de un modo que asegure eldomicilio en mediode situaciones riesgosas que se instalan sin cesar en el aquí. 4or ello se requieresoportar eldesgarramiento en que siempre se halla el hombre. 5o es posible el estar sino como6estar con7.5uevamente aparece aquí el ritual como una forma de asumir el e#istir con lo absoluto y los otros+%ubinelli 89/2.

$l estar ocurre en el mundo, en la naturaleza: el ser se distancia, objetiva el mundo,paramejor manipularlo, calcular. $n el estar todo ocurre en la naturaleza, le ocurre alhombre.$n el ser todo ocurre afuera, separado del hombre. -i todo le ocurre al hombre,entonceséste deseará mantener el equilibrio y buscará el balance0 no destruirá ni manipulará

parasacar ventaja personal. -u conducta es ética ya que desea el equilibrio de la dualidad.5ohay aquí dicotomía, es decir, separaci!n. La dualidad del pensamiento indígenaprehispánico busca el equilibrio, no la eliminaci!n de uno de los términos, como síocurre enlas dicotomías que fundan el pensamiento europeo. 4ositivo y negativo son necesarios.5o se


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trata de destruir el mal, sino de mantener el equilibrio. ;oda acci!n tieneconsecuencias. -inada le ocurre al hombre y todo ocurre allí afuera, en una distancia que no le afecta,que leprotege del desorden e#terno, desorden que hay que eliminar, entonces, como

consecuencia, no es necesaria una conducta ética, y, por tanto, este hombre no esresponsable de las consecuencias de sus acciones ya que el fin justifica los medios.

Los fines ya los conocemos muy bien, y se e#presan en un sinn"mero de hermosaspalabras,como por ejemplo0 libertad, progreso, orden, democracia. $l desorden es parte delafuera, elhedor es parte del afuera. $s lo que hoy, siguiendo el hilo de este razonamiento, nosdicenlos ide!logos neoliberales0 que el terrorismo viene de afuera, de otras culturas, que la

pobreza la producen los pobres, que los cambios en los ritmos naturales, como el hoyoen lacapa de ozono y el deshielo de los polos, ocurren allí afuera: y que, como no nos afectadirectamente, ya que no hay evidencia del caso, todo va bien, como si aquí nadahubieraocurrido. 4ara que todo siga bien, se levantan murallas, pues sirven para procesar ainmigrantes ilegales y mantenerlos afuera de nuestras fronteras. 1gualmente setortura fuerade nuestros límites, en este mundo de ganadores, donde las dictaduras ocurren s!lo enlos

países del ;ercer 3undo, pues para que todo sigua bien aquí adentro en el mejor detodoslos mundos. $nrique 2.

Ahora bien, al identificar esta e#periencia y elaborar el concepto de estar como modode viviren la naturaleza, %odolfo &usch nos provee con una categoría epistemol!gica situada.


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detrás, que el pensamiento, en suma, no cae del cielo plat!nico de las ideas. $n lo quecompete a América, este conocimiento es una categoría cuyo lugar de enunciaci!n yanoestá en $uropa o en la 5orteamérica anglosajona, sino que encuentra sus raíces en elestar

de la América prehispánica, y se reconstruye en diálogo con el concepto de ser quetraen alas Américas los inmigrantes europeos.

$l indígena sabe que al encontrarse dentro de un mundo hostil no puede alterar deningunaforma las condiciones c!smicas ni mucho menos el azar o la 6ira divina7. -u templeemocional de respeto a esta condici!n primigenia de la e#istencia humana en el mundoesdiametralmente opuesta a la actitud dinámica del europeo, puesto que aquél

responderá conun sentido de estatismo . $#plica &usch que0

$ra un estatismo que abarcaba todos los aspectos de la cultura quechua, como si todaellacorrespondiera a un canon uniforme, que giraba en torno al estar en el sentido de unestar aquí,aferrado a la parcela cultivada, a la comunidad y a las fuerzas hostiles de lanaturaleza. $ste mero estarencierra todo lo que el quechua había logrado como cultura. -upone un estar yectoB

en medio deelementos c!smicos, lo que engendra una cultura estática, con una economía de amparo y agraria, conun estado fuerte y una concepci!n escéptica del mundo +América profunda CDECF2.

4ara apaciguar las inclemencias de la 6ira divina7 el indio desarrolla una cotidianeidadqueen vez de ser antag!nica se hermana con el mundo. $sta hermandad se realizamedianteritos cuyo fin es el de conciliar la ira de los elementos naturales, que puedenmanifestarsecomo una inundaci!n de las parcelas de tierra o bien la destrucci!n de la cosecha demaíz.$l indio sabe que se encuentra a merced del agua, el viento, el fuego y el simple azar.$sta


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Para 2usch existe un modo propio de ser en m&rica, el :estarsiendo;. Se trata

de una categoría que combina la modalidad existencial propia del indígena,

como es :el mero estar en torno a un centro; con el distintivo :querer ser más;

del europeo. 4aracteri#a al aborigen el hecho de debatirse entre las 'uer#as de

la naturale#a intentando por medio de la magia con"urar a los dioses para:tornar en 'asto lo ne'asto;, esto es, la tormenta en calma, la sequía en

humedad o en una palabra, la 'uria de la naturale#a en la calma necesaria para

que la semilla se desarrolle y el 'ruto pueda aparecer. Este principio :seminal;

no slo es origen del alimento sino que organi#a toda la cultura indígena.

Pero tambi&n sucede que en su a'án de :ser más;, el europei#ado habitante de

las ciudades reniega del continente sinti&n=dolo :hediento;, como sucede

muchas veces cuando un porte-o llega al ltiplano. En realidad ?dice 2usch= setrata del miedo a que m&rica lo atrape. El e"emplo paradigmático lo

constituye Sarmiento con su @acundo. Ese persona"e :hediento; que causa su

recha#o, termina por subyugarlo al punto que lo lleva a escribir qui#ás la obra

más trascendente en su honor.

* siendo como es la cultura quichua una cultura de meseta, sometida a la naturaleza yencuadrada dentro del ámbito de su rejilla mágica, está sumergida en eso quellamamos la ira de dios, la cual esconde una emoci!n mesiánica, que engendra uncomportamiento espiritual. 88D.


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Lo importante y lo más evidente de la ciudad eran las murallas. $llas separaban a laespecie humana de todo un pasado de miedos y espantos originales. Afuera estaba laotra vida sumergida en el azar de lo fasto y nefasto, el maíz y la maleza y todo ellomezclado con una muerte inoportuna e imprevista. $l ciudadano en cambio tenía su

muerte prevista. Afuera era cosa de morir a la intemperie, e#puesto al capricho de laira. 'laro que se trataba de una seguridad material y por tanto superficial, en la queno entraba la intimidad y la plegaria, sino el médico o el estado. 4or eso la religi!n sedesvincula de su dios y se convierte en una forma de conducta, confiada a los diosesmenores que son las profesiones. Los técnicos reemplazan paulatinamente a lossacerdotes.


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mundo andino y vió lo que hay en nosotros como occidentales. #lanteólas diferencias y las oposiciones, pero tambi!n los posibles caminos deencuentro y confluencia

(acer eso sería revivir un mundo aparentemente superado, algo así como se despertara el miedo aldesamparo, como si se nos desalojara del hogar para e#ponernos a la lluvia y al viento o como si se nosdiera la vida de aquel mendigo que nos esperaba a la puerta de la iglesia, y en adelante tuviésemos querecorrer la puna, e#puestos al rayo, al trueno y al relámpago. $s un miedo antiguo como la especie, que elmito de la pulcritud remedi! con el progreso y la técnica, pero que repentinamente se aparece en unaiglesia del cusco, provocado, entre otras cosas, por un mendigo que nos pide una limosna para humillarnos.15;%I


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. (as ciudades americanas se erigen sobre las costas y las llanuras que se muestran sin

esquinas en penumbras, sin meandros intransitables. (o llano puede ser recorrido por

el caballo y la rueda) es tierra que el ojo puede apropiarse en un solo acto de la

mirada. En cambio, el quechua se agazapa en la meseta, el altiplano, la geografa de

estribaciones rocosas, de pliegues monta"osos. *erritorio de defensa mediante el

pucará y de mayor elevación que asegura una mayor proximidad del dios al que se le

debe orar +-.

. El estar es una actitud existencial por la que el inca permanece próximo a la

ebullición divina de la realidad. Nunca olvida la posible ira del dios, y tampoco nunca

decrece su confianza en el conjuro y las fuerzas mágicas. El estar del quechua es, a un

mismo tiempo, abertura a la impronta sacra de la materia, a la secreta voluntad divina

que anida en cada fibra del tiempo, al mito como epifana o revelación narrativa de los

orgenes de la vida y como generador de un modelo !tico que ense"a la acción

correcta para permanecer dentro de un orden sagrado. #or el contrario, el europeo se

abroquela, encierra, en lo ficcional y sustitutivo. El sujeto de la modernidad racionalista

no resuena ya dentro del magma sacro y primario del existir.

/#or eso, ya sea tiempo quizá de acercarnos/, me susurra luego el pensador de la

%m!rica profunda.

. ))

9. $n cada línea se tropieza con la evidencia de que el autor + se refiere a-alcamayhua2 estaba firmemente atrapado por el magma original de sus antepasados ysaturado de creencias inconfesables para la época. 4ágina 9.

;odo ello supone una actitud diferente porque encierra esa fe indígena que apunta aalgo más que al simple hombre, algo que está afuera y que no es el hombre, sino lo


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inhumano, la naturaleza o el dios terrible, como quiera llamársele. $n el *amqui se da el juego entre hombre y naturaleza en su antagonismo primitivo, en ese margen en dondefermentan las antiguas raíces de la religi!n, y se incuba una ética, una doctrina o unateología. 4agina 9

* puede ser que recitara los himnos solo por vergKenza, porque el se sentía pobre,sucio y pardo, mientras todo eso, que había en la iglesia, era demasiado bonito.

4ens! el yamqui con picardía que su dios tendría vergKenza de ser dios y lloraría esetiempo en que la gente lo había olvidadop. * se sentiría solo, porque el templo estabatodo lleno de cosas que no eran él. 4ag.=


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estructuras que puedan evadirlo psíquicamente y está como inmerso en su mundo deangustia.pag 9>

La cultura occidental, en cambio es la del sujeto que afecta al mundo y lo modifica y esla enajenaci!n a través de la acci!n, en el plano de una conciencia naturalista del día yla noche, o sea es una soluci!n que crea hacia fuera, como pura e#terioridad, comoinvasi!n del mundo o como agresi!n del mismo y, ante todo, como creaci!n de un nuevomundo.


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estar , como consecuencia, es dejadoatrás, en la visi!n lineal del tiempo que trae

* siendo como es la cultura quichua una cultura de meseta, sometida a la naturaleza yencuadrada dentro del ámbito de su rejilla mágica, está sumergida en eso quellamamos la ira de dios, la cual esconde una emoci!n mesiánica, que engendra uncomportamiento espiritual. 88D.


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pensamiento@uscheano sobre América, nos concentraremos en dos conceptos coyunturales.

-eg"n &usch, la especificidad de las realidades americanas estaría marcadas por ladiferencia que se puede reconocer entre dos verbos del castellano, el ser y el estar .

4ara&usch, el estar define el universo indígena, y el inmigrante trae consigo el ser , yambas dan forma a la América contemporánea. $ste hecho es contrario a lo queocurre en $uropa y en la América anglosajona donde el estar ha sido eliminado por unacultura del control basada en el miedo a todo lo que no sabe controlar.


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progreso0 la inmigraci!n, para aclarar la morena piel: la técnica, para controlar,e#traer yusar los recursos naturales en beneficio del hombre que calcula, es decir, delmercader.


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paramejor manipularlo, calcular. $n el estar todo ocurre en la naturaleza, le ocurre alhombre.$n el ser todo ocurre afuera, separado del hombre. -i todo le ocurre al hombre,entonces

éste deseará mantener el equilibrio y buscará el balance0 no destruirá ni manipularáparasacar ventaja personal. -u conducta es ética ya que desea el equilibrio de la dualidad.5ohay aquí dicotomía, es decir, separaci!n. La dualidad del pensamiento indígenaprehispánico busca el equilibrio, no la eliminaci!n de uno de los términos, como síocurre enlas dicotomías que fundan el pensamiento europeo. 4ositivo y negativo son necesarios.5o setrata de destruir el mal, sino de mantener el equilibrio. ;oda acci!n tiene

consecuencias. -inada le ocurre al hombre y todo ocurre allí afuera, en una distancia que no le afecta,que leprotege del desorden e#terno, desorden que hay que eliminar, entonces, comoconsecuencia, no es necesaria una conducta ética, y, por tanto, este hombre no esresponsable de las consecuencias de sus acciones ya que el fin justifica los medios.

Los fines ya los conocemos muy bien, y se e#presan en un sinn"mero de hermosaspalabras,como por ejemplo0 libertad, progreso, orden, democracia. $l desorden es parte del

afuera, elhedor es parte del afuera. $s lo que hoy, siguiendo el hilo de este razonamiento, nosdicenlos ide!logos neoliberales0 que el terrorismo viene de afuera, de otras culturas, que lapobreza la producen los pobres, que los cambios en los ritmos naturales, como el hoyoen lacapa de ozono y el deshielo de los polos, ocurren allí afuera: y que, como no nos afectadirectamente, ya que no hay evidencia del caso, todo va bien, como si aquí nadahubieraocurrido. 4ara que todo siga bien, se levantan murallas, pues sirven para procesar ainmigrantes ilegales y mantenerlos afuera de nuestras fronteras. 1gualmente setortura fuerade nuestros límites, en este mundo de ganadores, donde las dictaduras ocurren s!lo enlospaíses del ;ercer 3undo, pues para que todo sigua bien aquí adentro en el mejor detodoslos mundos. $nrique


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universo, el homo conqueror . (e aquí las antag!nicas cosmovisiones, 6el desgarro7, quechocan en América, en las que, como subraya $nrique 3areque, 6la oposici!n de estar yser es la de dos e#periencias humanas que se enfrentaron en América0 el ser como

horizonte de la dinámica cultural europea y el estar como modo de supervivencia yacomodaci!n al ámbito americano7 +3areque =>2.

Ahora bien, al identificar esta e#periencia y elaborar el concepto de estar como modode viviren la naturaleza, %odolfo &usch nos provee con una categoría epistemol!gica situada.


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un estado fuerte y una concepci!n escéptica del mundo +América profunda CDECF2.

4ara apaciguar las inclemencias de la 6ira divina7 el indio desarrolla una cotidianeidadqueen vez de ser antag!nica se hermana con el mundo. $sta hermandad se realiza

medianteritos cuyo fin es el de conciliar la ira de los elementos naturales, que puedenmanifestarsecomo una inundaci!n de las parcelas de tierra o bien la destrucci!n de la cosecha demaíz.$l indio sabe que se encuentra a merced del agua, el viento, el fuego y el simple azar.$staactitud 6trata de que el cerro imponente sea el hermano7, elucida &usch, 6y lo sea elrío y latierra y también el cielo con sus relámpagos y sus truenos7 +América profunda HC2. *

concluye &usch0 6-e trata, en fin, de que se humanice el mundo con la plegaria y con elrito y que el mundo sea el organismo viviente que ampara y protege7 +América profunda HC 2.

'arlos Peorlegui seala con precisi!n, refiriéndose a la categoría del estar , que0

Orente a la l!gica occidental griega, apoyada en la categoría ser +configurada comoesfuerzo por llegara ser2, y frente a la categoría acontecer, como historia y ética, de la tradici!n judía,

está la realidadindígena, constituida por la categoría central de estar así , que implica pasividad ymayor cercanía a larealidad. La cultura indígena estaría constituida, seg"n &usch, por un contacto previo yemocional conla realidad. $l mundo del estar está configurado por un mundo mágico, lleno desímbolos, mientras queel mundo del ser , tiene un radical carácter agresivo, conquistador, racional, fuera detodo control+Peorlegui D/H2.

1nteresa aquí comprender que las filosofías del ser, impuestas por las instituciones de

occidente a lo largo y ancho del planeta en que vivimos, han cumplido con su tiempo yque ya es hora de repensar los nichos culturales, emocionales, y racionales desde loscuales nos


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levantamos. Las Américas han traído a la mano muchas racionalidades, muchas l!gicas,muchas maneras de vivir, de sentir y de emocionarnos. &usch nos ha enseado acontemplar y ha dado forma a una serie de categorías de pensamiento que hoy nosestimulan a dialogar y a guiar en la interpretaci!n de este 6desgarramiento ontol!gicoentreser y estar 7 +Ibras completas =>2, invitando a que otros refle#ionen también sobrelaproblemática americana, por si acaso 6QIccidente en América es un episodio y no unatotalidadR7 +Ibras completas >>=2. 5os corresponde a nosotros saber responder.

'omo conclusi!n se puede decir que el concepto de estar es un concepto clave para lacomprensi!n de las Américas. (oy en día ya sabemos, como nos ha enseado la6Piologíadel conocimiento7 de (umberto 3aturana y Orancisco Garela, que el sujeto estáacoplado a

su nicho ecol!gico, que no hay separaci!n como tal, que todo el cartesianismo no hasidonada más que otra gran narrativa que es conveniente criticar e ir dejando de lado, yaque ladistinci!n -ujetoSIbjeto, es s!lo otra fantasía del pensamiento que hemos heredadode$uropa. $n consecuencia, es muchísimo más fructífero encaminar, con Levinas y3ench"entre otros, la mirada hacia el más allá del ser, más allá de las barreras con las que elser nos

protege sin dejarnos salir de su jaula.

4odremos hablar de una situaci!n postcolonial cuando sepamos escuchar elpensamientoque viene del estar , con &usch, con los ?er@en 3apuche, con %igoberta 3ench", conlosTapatistas, con Los sin tierra, y con la cultura popular que ellos anuncian. $l paradigma

hegem!nico está en crisis, no puede dar todas las respuestas a los problemas actuales.

Muizás las respuestas estén en el estar que %odolfo &usch anticip! para nosotros. AlasAméricas hay que saber repensarlas desde otra+s2 racionalidad+es2.

Ibras citadas


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Peorlegui, 'arlos. (istoria del pensamiento filos!fico latinoamericano . Pilbao0niversidadde .

EEEE. 6na l!gica de la negaci!n para comprender a América7 y 6La negaci!n en elpensamiento popular7. Ibras 'ompletas . ;omo 11. %osario0 $ditorial Oundaci!n %oss.///.>9DE>=>, >=DE=CF.

3areque, $nrique. 6Líneas fundamentales del pensamiento de %odolfo &usch7. Azcuy,$duardo A. $d. &usch y el pensar desde América . Puenos Aires0 Oernando JarcíaJambeiro, 8CFC. =HE>8.

4osse, Abel. Piblioteca esencial . Puenos Aires0 $mecé $ditores, 8CC8.

EEEE. 6La pasi!n seg"n $vo7, La 5aci!n +Puenos Aires2, FSS//=.http0SS???.lanacion.com.arSarchivoSnota.aspRnotaUidVDDFFHWorigenVacumuladoWacumuladoUidV

%ubinelli, 3aría Luisa. 6%odolfo &usch +8CE8CDC27. alif de Pentranou, 'lara Alicia.$d.-emillas del ;iempo. $l latinoamericanismo filos!fico contemporáneo . 3endoza0

$


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%odolfo &usch

(acia una condici!n postcolonia

pensada desde categorías epistemol!gicas situadas

'$5;%I


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Intogénesis y fenomenología de la conciencia colonizada

82 $l miedo a saber y la necesidad de ver sin mirar

na primera distinci!n que introduce &usch en las elaboraciones que analizamos aquíse refiere a la dicotomía que a su entender se da en nuestros países entre lossectores cultos y los populares: donde los primeros orientan su pensar en torno del6que7, mientras que para las masas se constituye en mucho más relevante el 6como7 delas situaciones problemáticas.Así se deriva la diferente apreciaci!n que para cada sector de nuestras sociedadestiene la ciencia occidental y la técnica derivada. 4ues el decir popular no se basa en los

objetos que tiene en la mira la ciencia, sino que mas bien parte de una afirmaci!n detono ético. 3ientras, que por su parte, la aplicaci!n hist!rica que de las cienciascontemporáneas y de sus tecnologías derivadas que se ha hecho en nuestra América,se caracteriza por estar cruzada por aspectos no racionales, es decir, en cierta formae#ternos a las ciencias mismas. $sta no racionalidad consistiría en la funci!n que laciencia occidental tiene en nuestra sociedades, y sobre todo, en el rol instrumental yla funci!n política que terminan otorgándoles las clases dirigentes e intelectualesurbanas, que durante aos han sido la reserva del iluminismo universalista y surepresentaci!n en Latinoamérica.

;oda técnica, por definici!n, se aplica a lo ya conocido para obtener resultadosesperados, predichos por la teoría, pues en la raíz de la técnica se encuentra lanecesidad de ser instrumento de dominio, en primer termino de la naturaleza, y, seg"nla disciplina y la circunstancia hist!rica, sometimiento de las masas.4ero estas técnicas y el conocimiento científico que las sostienen son producto de loe#terno a América, e hist!ricamente se han mostrado estériles a la hora de alcanzarsus metas.Orente a cada proyecto de desarrollo, frente a cada diagnostico de la racionalidadoccidental enfrentando nuestra realidad se ha impuesto la irrupci!n de lo americanocomo 6irracionalidad7, falta de adecuaci!n: y en la e#plicaci!n de los mismosimpulsores de estos modelos de comprensi!n de la realidad0 inferioridad esencial delelemento americano, incapacidad o desdén.


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$ste rechazo a la racionalidad europea se basa en cierta certeza interior delamericano, de cada uno de nosotros, sobre las falencias de los modelos de comprensi!ne#traos: cierta certeza en la falsedad de cualquier afirmaci!n de tipo unívoco, ocualquier probabilidad, cualquier regla matematizable sobre nuestra cultura.

Muienes más han adoptado estos esquemas, y los defienden y divulgan a"n hoy conmayor fanatismo son quienes más ligados hist!ricamente han estado al proceso decolonizaci!n, y hoy en día quienes se atribuyen la representaci!n en estos parajes delespíritu universal de la humanidad0 nuestras clases medias y dirigentes, pero sobretodo nuestros intelectuales.La técnica y el conocimiento occidental aportan a estos sectores la referencia de laque carecen por historia y voluntad. * les otorgan un mundo ordenado y previsible,racional y calculable, donde inevitablemente su rol será el de administradores de unproceso de creciente racionalizaci!n hasta convertir a América a la imagen del

espiritu universal: hasta incluirla en la (istoria con may"sculas. $l objetivismocientificista permite manipular lo visible, lo mensurable y descartar como no conocible, y por lo tanto no real, a lo no visible. -eg"n &usch este afán por desconocer una partede la e#istencia se reduce al miedo de asumirla, y por lo tanto presupone la certeza deestos sectores de que efectivamente hay aspectos relevantes de la realidad ensentido e#tenso que sus modelos no consideran. $ste miedo es el miedo a reconocerseamericanos.La legitimidad ética de esta concepci!n se centra en la conceptualizaci!n del individuoque act"a frente a la naturaleza para saldar sus necesidades: pues bien, Qcuantossomos los que actuamos efectivamente en funci!n de este ideal de la acci!nR, Qcuantos y en que medida dedicamos nuestras vidas a la transformaci!n del mundo, a contribuiral despliegue de idea universal y a actualizar su concepto en nuestras tierrasR.La respuesta a estos interrogantes rebela hasta que punto este recurso es solo la justificaci!n y legitimaci!n, mas o menos inconsciente, de nuestras vidasdesarraigadas y sin referencia vivencial. La creaci!n del ente, del objeto, hacehincapié en su propiedad visible y descarta cualquier otro tipo de fen!meno, pues senos dice que la "nica forma de acci!n racional es la que se basa en cierto sustrato

objetivo com"n que nos dan nuestros sentidos, nuestra percepci!n: pero ocurre que elfundamento en América de esta visi!n no es la transformaci!n sino precisamenteevitar el verdadero cambio, pues el miedo nos hace calcular, y a lo sumo, para quienesdetentan el poder circunstantancialmente, también controlar, pero nunca transformar,al menos en su sentido verdadero. La racionalidad apropiada en estas tierras no es unproducto natural, ni mucho menos ha sido hist!ricamente universal, sino que más bien


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responde a una determinada cultura desarrollada en un tipo hist!rico finito y en unlugar del planeta acotado: y es precisamente en funci!n de esas variables y otras masimportantes que, en tanto sistema, constituye una originalidad que la haceintransferible fuera de ese marco.

-in hallar una e#plicaci!n acabada que de cuenta de las insuficiencias de los modelosoccidentales, el intelectual latinoamericano, percibe, o más bien 6sabe7, que susherramientas no sirven. A diario comprueba el aislamiento al que se condena al tratarde e#plicar a sus semejantes la escolástica europea de la realidad objetiva, de losparámetros matematizables, y hasta llega a incursionar en la traslaci!n a las cienciashumanas de estos paradigmas racionalistas, pese a saber todo el tiempo que seencuentra en el mundo de las más pura abstracci!n. $n Latinoamérica la personalidaddel cientista social contemporáneo se asemeja a la del matemático de los países a losque por aquí se desea emular, un rat!n de biblioteca con su mundo pequeo y calculable

de realidad a la medida, su propio lenguaje y hasta el orgullo actuado +ya que nosentido2 de ser absolutamente incomprensible para sus coterráneos. ;odo esto pararepresentar el ser científico, es decir ser europeo.$l sudamericano se encuentra así partido por una dicotomía epistemol!gica, cuando porun lado posee un saber abstracto producto de su socializaci!n institucional, y por otroen la practica, en su vida cotidiana, se ve sorprendido aplicando esquemas ypensamientos, cuyo origen intuye pero automáticamente descalifica como residuo,como carencia o defecto de su educaci!n.(ay así un saber estudiado y aprendido junto con un saber del no saber, en el sentidotradicional. n saber que es vivido 6meramente7. $ste "ltimo consiste en lo que &uschdenomina el 6estar en el mundo7, el estar 6domiciliado7en el mundo, que incluye unadimensi!n de la negatividad y una concepci!n implícita de la muerte. Así, para ellatinoamericano urbano la muerte es el epílogo de la vida y su final, pues carece de laconcepci!n del 6estar nomás7, es decir que carece de las raíces culturales ygeográficas que dotan de sentido a la muerte, carece de la estructura simb!lica quede cuenta de ella y de su vida cotidiana: mientras que el campesino aislado o elindígena de las comunidades mas apartadas posee a traves del universo simb!lico de su

religi!n una e#plicaci!n, que es a la vez una apropiaci!n mediante el mito de toda lavida, inclusive de la muerte misma.Así para el indígena es totalmente válido 6+...2 un dios solo nos alienta a asumir toda lamiseria de no ser mas que puro miedo.7X8Y, pues el miedo a la naturaleza, a la muerte oa la vida es universal, solo que cada cultura lo enfrenta en funci!n de su circunstancia,por eso el hombre sudamericano aculturizado vive a"n mas dramáticamente el fin que

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el más racionalista de los europeos.

2 Los efectos de la culpa y del complejo de inferioridad en la conciencia

A la visibilidad como propiedad del conocimiento urbano le falta la capacidade#plicativa, pues si bien la ciencia es un desarrollo de la cultura, y en tanto tal tratade rendir cuenta de la realidad en forma simb!lica, carece, por su centralidadobjetiva, de la capacidad de aprehensi!n de la realidad americana en toda sucomplejidad, y esto se nota. Lo nota ante todo el científico y el intelectual, perotambien el ambiente promedio de nuestras ciudades que incorpora una red simb!licaque no le es propia y vive en consecuencia tras lo logros materiales del ser, que debenser visibles para los demás, mensurables, comparables. Así organiza sus sociedades entorno a la propiedad de objetos y es en tanto tal, es decir, cuantitativamente se

cualifica: 6+...2 vivimos un itinerario e#terior, el del seuelo. -e es alguien mediante lascosas de afuera, como el ingeniero, y además se es alguien para que los otros me vean.*o mismo no sé lo que soy.7XYLa ciencia occidental representa a su modo una especie de magia, pues es una formacultural de enfrentar el miedo, el refugiarse en los objetos, solo que no es la nuestra,solo que no alcanza: entonces, cuando esto se percibe se abre paso la desesperaci!n, elhedonismo nihilista, o el escape químico o etílico, o sino, mas civilizadamente, noshacemos revolucionarios abstractos.-ucede que al mismo tiempo que percibimos la insuficiencia de nuestros modelosurbanos no estamos dispuestos a dar otro paso que nos acerque hacia las raíces, haciaAmérica, pues en nuestra visi!n tradicional América es siempre lo salvaje, lo inferior,pero sobre todo es el caos, y nada espanta mas a nuestros habitantes de ciudad que eldesorden, que ven siempre a las puertas de las urbes latinoamericanas: pues ese caosno es necesariamente una revoluci!n proletaria, se intuye que quizás carezca desentido alguno si lo miramos desde la conciencia burguesa europea. $s en suma un saltoal vacío, lleno de cabecitas, caudillos, cholas y @oyas, es sucio y oloroso, es en suma tanamericano que nos repele.

unto con la desvalorizaci!n e incomprensi!n voluntaria de lo propio viene laconcepci!n legitimante de la historia con may"sculas, pues en definitiva, que haaportado América a la evoluci!n y el progreso de la humanidadR. (ay aquí una visi!n dela Jran (istoria, la de la Oilosofía de la (istoria, la que no considera al hombreconcreto sino a lo sumo a los procesos que lo abarcan. $sta visi!n no humana nose#plica la evoluci!n de la humanidad como historia universal, gloriosa, grande, con



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tendencia al creciente incremento de las posibilidades materiales de la humanidad, queaun hoy mantiene cierta calificaci!n seg"n las disponibilidad de medios de los países,todavía cree en el progreso cualitativo de la humanidad, al menos aquí, nuestras clasesmedias todavía lo sostienen. 4or supuesto que en esta historia no hay cabida para

nosotros, como no sea ser objetos de los actores de ella, o a lo sumo, si insistimos,alg"n día nos reserve un lugar entre los países que actualizan el concepto de ella.$n oposici!n a esta historia enciclopedista e#iste en nuestros pueblos una noci!n dehistoria encarnada en la vida particular y colectiva del hoy, una historia pequea quedota de identidad a las comunidades, y que es mas real que la anterior. $sta otrahistoria no posee una épica de la conquista sino del sacrificio, no se interesada en ladominaci!n como motor sino en la entrega como ética y desde allí contribuye areforzar la identidad de nuestros pueblos. 4aradigmas de esto son para &usch lafiguras trágicas del pueblo que describen el mismo ciclo de ascenso y destrucci!n

irreversible, como si pagaran su gloria con la vida. $stas e#periencias, las de estasfiguras prototípicas, se engarzan con la historia particular de los integrantes denuestros pueblos y por tanto se actualizan en mitos que permanecen vivos, en tantosímbolos.5uestros pueblos tienen la certeza de que en eso consiste la vida, en una relaci!n dedesafío a la muerte, que es cotidiana, violenta, sin sentido, pero que es resignificada, ypor tanto apropiada, y así, de alguna manera, anulada, mediante el sacrificio gloriosode los héroes del pueblo. 6Antes el pacha lo reunía todo, hoy, al cabo de la e#perienciaoccidental, no solo hay espacio sino tambien dos tiempos0 un finito y pequeo y untiempo infinito que flota encima. n tiempo de hombre, sobrellevado subversivamente,en el cual escondemos nuestros episodios menores de nuestra vida cotidiana, connuestra fe y nuestra amargura, y un tiempo mayor que se nos escurre, pero nos imponela hora, el reloj, o la misma historia que nos cuentan. $s en suma la contradicci!n entrelo finito y lo infinito, un desgarramiento del cual nos vengamos cuando nos inventamosun 5apole!n popular.7XHY$l tiempo hist!rico es e#terior e impone mandatos de adecuaci!n de todo tipo queresultan imposibles o alienantes para el habitante de América. $ste el precio a pagar

por la magia occidental de la ciencia, por el sentido simb!lico que nos aporta. 3as bienpoco es el resultado neto, pero tanto es el miedo, la culpa y el complejo deinferioridad hacia lo americano que preferimos vivir desarraigados a dejarnos Zestar.ZAnte el miedo e#istencial a la vida insegura y a la muerte certera hay dos caminosposibles. 4or un lado la maquina y por otro el mito. Ambos constituyen herramientassimb!licas de la cultura para enfrentar el miedo e intentar dotar de sentido a la



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e#istencia. na es nuestra la otra no.na e#tensa cita del propio &usch, creemos que resume gráficamente esta dicotomíae#istencial. 'uando el brujo Xseala &uschY 6+...2da vuelta un recodo en la montaa y setopa con un pico nevado, recobra el miedo, nombra a este 6abuelo7 y lo adora +...2, lo

que el brujo sobrelleva es la montaa que queda cuando ha cerrado los ojos. $ses es el6abuelo7. $s un poco la montaa capturada. Q4or queR, por cierta urgencia de sacrificioen suma, una manera de invertir la polaridad, de no quedarse afuera con la montaa depiedra, sino adentro con una montaa simbolizada y devorada, que asume lo que elmismo brujo no se atreve a ver, toda su raíz vital, donde todos guardamos el terrororiginal. +...2 Q* que distancia hay entre el brujo y nosotrosR. 4ues la distancia quemedia entre tener los ojos cerrados y tenerlos abiertos. 'on lo primero entramos enotro mundo, con lo segundo solo vemos cosas.7X9Y

H2 $l -uelo0 na base material para el mitoR

$s a esta altura bastante obvio que entre los caminos e#puestos media la decisi!n,pues ninguno de ellos es 6natural7: pero aquí se manifiesta nuestra cobardía, pues estadecisi!n difiere sustancialmente de las que nos habitu! a tomar el sistema ordenado ycalculista de la sociedad burguesa occidental contemporánea. $s en cierta medida,como ya dijéramos, un salto al vacío, a la indeterminaci!n, pero son este tipo dedecisiones las "nicas fundantes de cultura. Iccidente, y mas precisamente la actualcivilizaci!n hegem!nica de origen europeo 6+...2 surgi! de una voluntad cultural salvaje,sostenida por bárbaros analfabetos, precisamente cuando los medios econ!micos erandesastrosos7.X>Y$sta b"squeda tiene otro fundamento mas allá de la necesidad de toda comunidad dedotarse de signos y símbolos, de relatos y e#plicaciones, de visiones e identidades:tambien incluye su base, su concretud, su materialidad, en suma, su arraigo y su suelo.;oda cultura cumple con la misi!n de arraigar, en el sentido de dotar de significado ala e#istencia, y toda cultura lo hace en referencia a un lugar especifico, a un suelodeterminado, pues la lucha contra el miedo requiere no solo la certeza del símbolo

sino, y quizás con mayor perentoriedad la firmeza del suelo. $s imposible unareferenciaci!n sin la nociones del sentido de la vida y el lugar donde transcurre. $ncierto modo esto ultimo constituye la base material de la e#istencia en tanto antecede y condiciona el tipo de simbología a desarrollar. 4ues si bien las funciones de la culturason las mismas el contenido de sus e#plicaciones del mundo no son los mismos para unazteca, que para un malayo, un uruguayo o un judío.

http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn4http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn5http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn4http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn5


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Ahora bien, para &usch este entorno material es parte de la 6biología7 de los pueblos,en tanto es su naturalidad, su entorno constitutivo y parte orgánica de su cultura.-eguramente el no hablaría de base material, pues esto implica una visi!n objetiva delpaisaje, del hábitat, pero representa para nosotros un interesante punto de uni!n, una

bisagra entre una descripci!n de antropología filos!fica de América y su posiblepra#is. -i tomáramos a &usch hasta aquí, la materialidad del basamento culturalpermitiría empalmar con la pra#is mar#ista : pero veremos que esto es totalmenteincoherente para él.Aquí, en el terreno de la materialidad, entra la necesidad como motor cultural. 4araoccidente +y desde ya tambien por eso mismo para 3ar#2 la necesidad es objetiva, esnecesidad de bienes para satisfacer, básicamente el hambre. $sto determina unconcepto de hombre enfrentado a la naturaleza en permanente lucha por sue#plotaci!n y dominaci!n para usufructo de sus productos obtenidos mediante el

trabajo social.Ahora bien, la necesidad se define desde el conjunto vivencial que constituye lacultura pues las necesidades varían de acuerdo al entorno físico, y a laconceptualizaci!n que el hombre hace de él y de la vida. (ay obviamente unas primerasnecesidades básicas de supervivencia que son enteramente materiales en el sentidooccidental, pero toda cultura salda estas necesidades de maneras com"nmentedistintas: y una vez superado el nivel de la mera subsistencia la necesidad se revistede otras connotaciones, las más propiamente humanas. Ante todo la simb!lica.4ara occidente la definici!n de necesidad provoca que se manifieste como voluntad depan y objetos mientras que en las culturas americanas la necesidad es pan y mito.Ahora bien los objetos de occidente tambien cumplen, o mejor dicho, primariamentecumplen la funci!n cultural del símbolo, que es universal, la diferencia entre ambasesta dada por el contenido que salda esa funci!n. Mue viene determinado a su vez porel suelo en tanto 6domicilio en el mundo7. La necesidad universal del símbolo se saldaen funci!n del ethos asociado a cada suelo, de ahí salen la economía y la política entanto decisi!n de administrar los bienes. $n este sentido las concepci!n mar#ista decultura difiere profundamente de la del pensamiento de una filosofía americana, pues

la primera se limitará a identificarla como lo institucional superestructural, mientrasque desde la otra visi!n, la americana, la cultura es absolutamente todo. %esulta l!gicoentonces que en su cultura 3ar# identifique a la e#plotaci!n como apropiaci!n detrabajo y consecuente privaci!n de la capacidad para saldar necesidades materiales,pues en su cultura las necesidades son primariamente materiales: no es el caso de lasculturas americanas, donde la principal necesidad es simb!lica y la apropiaci!n más


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dolorosa no es tanto la de los bienes como la de la dignidad.


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pensar que no es más que otra forma de trasladar el ámbito de la investigaci!ncientífica occidental a la cultura: y si así fuera, la intenci!n ultima estaría en lacomprensi!n para el pronostico y la dominaci!n de esa cultura, pues no es otra laintenci!n de la ciencia occidental al cosificar a los objetos de estudio. $l manipular la

realidad esta a la base de la indagaci!n científica.$n todo caso la tarea no debe ser entonces una pregunta sobre la verdad de la culturaamericana sino mas bien un acercamiento a ella desde lo volitivo y el reconocimiento,desde la apropiaci!n, o mejor dicho desde el sumergimiento en ella. 4ues la b"squedano es de la verdad l!gica sino del peso del vivir de nuestra cultura.* si la cultura es opci!n frente al vivir es tambien en parte política, decisi!n política.4ero como aclara &usch, 6 (a de ser política en su sentido profundo como algo queconsiste en despertar un ethos.+...2 5o se logra con las buenas razones de unaburguesía pensante. $n América es cuesti!n quizá de caudillos. 5o se si después de

eso vendrá la tecnología. 'reo que sí, pero será funcional al fin.7X=YLo esencial del mundo es la relaci!n dialectica e#istente entre el ser y el no ser, por loque una ciencia que centre su mirada en el ente sesga su capacidad de análisis ycomprensi!n. $n este sentido el discurso y mas genéricamente el habla se dan dentrode un marco totalizante que incluye una realidad que es en sí dialéctica entre lostérminos enunciados, en América el habla contempla esta característica.$sta totalidad del habla implica en sí no solo el discurso afirmativo, sino tambien suopuesto, el antiEdiscurso, y la contradicci!n. $l sustrato que afirma y sostiene latotalidad viene dado por la e#periencia com"n cultural, es decir la tradici!n que apuntaen el sentido que el habla trata de comunicar y trasmitir. $n América la tradici!n sereduce al símbolo, que no es otra cosa que el sentimiento religioso actualizado en loconcreto, y hacia donde se referencia toda habla y discurso en forma implícita. $statradici!n unifica las subjetividades y otorga el sentido: por eso el lenguaje no escomprensible sino desde el habla, que en ultima instancia siempre remite a lasverdades de la tradici!n.$sta noci!n de totalidad concreta , mediante la dotaci!n de sentido, da el 6domiciliaren el mundo7. $n suma, 6el sentido profundo de la cultura está en que puebla de signos

y símbolos el mundo. * que este poblamiento es para lograr un domicilio en el mundo alos efectos de no estar demasiado desnudo y desvalido frente a él.7XDY-i la cultura es el fen!meno de base, se debe alterar la concepci!n del sujeto, pasandodel individuo occidental a los pueblos americanos que constituyen, que se forman encultura, pero sobre todo que la viven , practican y actualizan. A su vez el desarrollo delconcepto de totalidad y su contenido se desarrollan en la pra#is del sujeto americano.

http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn6http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn7http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn6http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=5830153850874943005#_ftn7


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5o cabe pues, mas que asumir la realidad que nos plantea nuestra propia cultura, peroesto como ya viéramos, plantea para el habitante de las ciudades, de nuestrosubcontinente un problema gnoseol!gico, moral, y practico, pues el mismo es productohíbrido de la cultura, tanto de la propia como de la e#traa. $l "nico camino factible a

recorrer, una vez superado el freno a la voluntad de asunci!n de las propias raíces, escomenzar desde cero. $sto significa emprender un camino de conocimientoantropol!gico no ortodo#o, en el sentido que el instrumental te!rico no tendrá yafunciones e#plicativas sino utilidad como herramienta que facilite el acercamiento.-e deberá en un primer momento tomar al observado, al indígena americano, alcampesino, al integrante del pueblo en tanto objeto de una hermenéutica que nos llevehacia el contenido de la filosofía americana a traves de la empatía de la comunicaci!nmas profunda.La ciencia occidental se muestra impotente ante la necesidad de comprensi!n de la

totalidad, pues esto está para ella mas allá de lo conocible. Así un fen!meno típico denuestra América como el peronismo termina siendo encorcetado en las categorías másperegrinas de la imaginaci!n científica de los centros universitarios propios y dele#terior +que para el caso es e#actamente lo mismo2.-e impone la necesidad de pensar lo preEontico, pero no ya en tanto instancia anterior,o inferir del ser, sino como sustrato de él, invirtiendo así, en cierta medida y dealguna forma, la relaci!n que occidente desarrolla entre esencia y atributo. 4ero,podemos 6pensar7 lo preEonticoR, cuesti!n que debe ser e#amina no ya frente a laimposibilidad de la ciencia para conocer lo no objetivo, sino mas bien desde el punto devista ético y moral que implica aplicar la ciencia de la dominaci!n a la cultura propia. Lacultura propia no debe pensarse porque en ese instante muere en tanto organismovital. La cultura debe vivirse para actualizarse.La cultura viva es operar puro, pues al ser parámetro de vida, solo desde su practicase puede acceder a la comprensi!n de su sentido, es decir de la totalidad que lafundamenta, y recién en esa instancia podríamos discutir la posibilidad de una filosofíaamericana.Iperativamente, esto se traduce en la necesidad del intelectual urbano de someterse

a la comunicaci!n tolerante en tanto intercambio, a los efectos de alcanzar un nivel decomunicaci!n superior de comunicaci!n pura, que sirva para aprehender la esencia dela cultura. $n esta comunicaci!n esta implícita la dialectica que supone el encuentro dedos culturas distintas, y aunque &usch no lo e#plora, se podría deducir por e#tensi!n,el surgimiento de un nuevo termino que responda a la comunicaci!n pura, una síntesissuperadora de los términos del dialogo intercultural. -in embargo en tanto que el


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lenguaje puro, el habla, remite a símbolos, la empatía es inalcanzable pues el vacío quemedia entre las dos culturas es constitutivo de la relaci!n, y carece de ne#o, o puentea nivel de la comprensi!n, mas allá de la voluntad de los emisores.Oorzar la comunicaci!n implica destruir el 6domicilio en el mundo7 de ambos

interlocutores +un prístino ejemplo hist!rico es el proceso de aculturaci!n sufrido porlas comunidades guaraníes frente a lo más humano de la civilizaci!n europea enAmérica en esos tiempos, como eran los ilustrados y tolerantes jesuitas2

2 $n torno a la Liberaci!n autentica y una $tica propia

$n definitiva, y como consecuencia de lo dicho hasta ahora, solo cabe vivir la cultura,renegar del concepto analítico y de la vocaci!n de estudio objetivo para pasar a ladecisi!n de situarse en la cultura americana, de 6estar7 en ella, 6domiciliarse en ella7.

-olo así podremos concientizar y vivenciar plenamente la cotidianeidad que nos enraízaen América y contradecir la conciencia europea. 4ues, 6si objetivamos científicamentela cultura popular, borramos nuestro compromiso con ella aun cuando hablemos deliberarla. 'abe entonces ser preEcientificos y asumir nuestra condici!n real.7 XFYGale la pena citar e#tensamente a &usch cuando resume su postura epistemol!gica dela siguiente forma0 6Oalta una antropología nueva que no reduzca al hombre encompartimentos estancos, sino que recobre a este en su esencialidad. 4ara lograr estoquizá debemos confundir las lenguas como en la torre de Pabel, porque no esimportante que haya lenguas, sino que se trata de recobrar un habla original anterior atoda lengua que sirva de comunicaci!n. * ese habla nos la da el pueblo7: y sobre todo,6;odo esto lleva a pensar que conviene superar ya el periodo critico en el que noshallamos embarcados. La critica de lo ya dado no hace mas que consolidar al enemigo.;odos estamos ya de acuerdo y por eso mismo debemos ensayar la palabra nueva7 XCY'riticar una cultura es conocerla por oposici!n a vivirla, y eso implica matarla.


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porque no es necesario, pues al incorporar la muerte a la cultura se hace instanciapropia del sujeto y parte constitutiva de él.Oinalmente, en forma que nos resuena un tanto e#traviada, dirá0 6La elecci!n de laautenticidad ya es el centro y todo lo otro será la periferia, incluso Iccidente, y

lograr esto es la cuesti!n, aun cuando esto se contradiga con el nivel ontol!gico7 X8/Yn psic!logo amplio no dudaría en calificar a esta formulaci!n de neurosis, pues aquísurgen los aspectos mas problemáticos y polémicos de &usch para los americanos convoluntad de cambio. 4ero esto será profundizado en el 'apitulo H.-u formulaci!n filos!fica resulta muy sugestiva cuando identifica al ser como unacircunstancia del 6estar7, como una forma dependiente del 6estar siendo7, como unaactualizaci!n de él. Así invierte a Arist!teles: ahora lo esencial es el estar y lapropiedad el ser, que se circunstancializa en funci!n de aquel. $ste 6estar7 es un estarpreEontico, no objetivo, ni material: precisamente constituye la forma mas completa

del ser, que lo incluye en una manifestaci!n determinada y objetiva, pero que loe#cede ampliamente desde lo hist!rico, lo colectivo, y lo geográfico, entre otrasdimensiones.-e podría afirmar, en contrario y siguiendo la l!gica tradicional, que precisamentetodas las categorías apuntadas constituyen determinaciones del ser, que se mantieneesencial, sin embargo, no es concebible un ser sin lo dado por ellas, pues sería un serindeterminado, un ser abstracto, una contradicci!n. Al mismo tiempo toda indagaci!nsobre el 6estar siendo7, es decir sobre el ser determinado por el estar esencial esimposible para la conciencia, pues esta no puede pensar la totalidad. -olo lafenomenología del estar siendo nos dará la certeza interior de haber recuperadonuestra esencia cultural, mas claramente aun a traves de su manifestaci!n concreta,es decir el símbolo, el puente entre el ser y el estar.

'apítuloHAlgunas observaciones criticasLa voluntad de integraci!n del intelectual como variable e#plicativa de laradicalizaci!n del discurso.

82 La (istoria frente a su consideraci!n filos!fica

Ante todo pude resultar en cierto modo discutible el hecho de tomar como referentesde la cultura de América a las civilizaciones mas aisladas hist!rica y geográficamente,o en todo caso tan representativas como ellas, como la cultura aymará o quechua lo



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son, la incaica o la azteca que evidentemente tuvieron un desarrollo cultural bastantediferente, sobre todo en su concepci!n de la acci!n, o la dominaci!n.-in un conocimiento en profundidad parece, a simple vista evidente, que la actitud devaloraci!n de la muerte era distinta en estas culturas, y sus diferencias en cuanto a la

relaci!n con la objetividad puede rastrearse en el uso de la fuerza y la conquistasobre otros pueblos. $n todo caso estas divergencias deberían e#plorarse paraverificar en primer lugar si son tales y en que medida afectaría la composici!n delimaginario de América, como así también su relaci!n y convivencia con los objetos.n problema que hace a la centralidad del modelo de &usch en tanto proyecto políticose relaciona con la e#periencia hist!rica que demuestra el destino que viven lassociedades que tienden a la entropía o la autarquía de cualquier tipo. La e#pansi!neuropea es la principal referencia hist!rica que impugna la viabilidad de proyectos deeste tipo. $n este sentido si los caminos para la supervivencia cultural son la magia o la

acci!n, perdemos de vista al Itro, que &usch ignora en tanto categoría. -u apelaci!n alfinal de su 3étodo hacia el aislamiento denota no poca problematicidad en relaci!n a lanegaci!n del Itro, inclusive a la percepci!n de peligro potencial que pudiera llegar arepresentar, sobre todo teniendo en cuenta el comportamiento hist!rico delimperialismo occidental y sus sectores afines en nuestros países.


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analisis de america profunda por trozos desde donde hay que partir

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