testimonios (noviembre 2010) 01

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Testimonio de Ana Maria PUSCASU (JOC Italia)

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Page 1: Testimonios (Noviembre 2010) 01

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Hacer la diferencia*

Me llamo Ana Maria Puscasu, soy una chica rumana de 22 años. Desde el 2004 vivo en Italia, en una pequeña ciudad llamada

Alba. Llegué aquí con mi familia. Fue una elección dolorosa pues tuvimos que renunciar a nuestra ante-rior vida por un nuevo país, una nueva lengua, nue-vas amistades y relaciones.

En el tumulto de las novedades que tenía por de-lante, una de ellas cambiaría mi vida para siempre: fue el encuentro con el grupo JOC de mi ciudad. Comencé a frecuentar el grupo de Revisión de Vida por curiosidad y por las relaciones de amistad que había establecido con los chicos. Poco a poco co-mencé a descubrir cómo aquel grupo era un lugar de maduración personal y parte de una gran asociación, existente a nivel nacional e incluso internacional. El movimiento estaba constituido por muchos jóvenes que, como yo, tenían ganas de crecer y de compro-meterse, de ser protagonistas en todos los ámbitos de la vida, de desarrollar la responsabilidad con los demás y hacia si mismos; y todo esto, impregnado de una energía divina, de una fe encarnada en la co-tidianidad, una fe que se expresa en las miradas y en las sonrisas de las personas que nos encontramos to-dos los días y a quienes conseguimos transmitir el mensaje de amor y de providencia que el Señor nos ha confiado.

En poco más de un año me convertí en militante, tomé la responsabilidad en la Campaña de Acción y comencé el seguimiento de un grupo base. El tra-bajo en la Comisión de Campaña estaba ya muy estructurado por lo que mi contribución fue, senci-llamente, muy natural. Ser responsable de un grupo base, en cambio, fue una elección llena de miedos pues era mi primera experiencia y quería tener cla-ro el recorrido educativo a proponer. Mi formación al respecto fue acompañada por personas que me pusieron en el camino a recorrer. La misma histo-ria de J. Cardijn me inspiró y, poco a poco, me hizo comprender cómo solamente creyendo firmemente en las personas que tienes delante puedes realmente cambiar alguna cosa en ellos y cómo, con confianza y naturalidad, se pueden crear vínculos que difícil-mente se olvidan.

Pensando en profundidad en el sentido de la mili-tancia, me viene a la cabeza, sobre todo, el vínculo con los jóvenes y una frase que me ha acompañado

durante mi formación: “Vosotros sois la auténtica y la gran fuerza de transformación de la historia. Sed conscientes de la riqueza que hay en vosotros, patri-monio de todos y testimonio viviente del amor de Dios”.

En estas palabras está resumida mi mayor convic-ción adquirida desde que conocí el proyecto de la JOC: la atención al mundo juvenil, a todas las difi-cultades y prejuicios que los muchachos viven en sus ambientes; la necesidad de proponerles un espacio y un método específico que pueda ayudarles a ver y captar la importancia de hacer la diferencia, de con-seguir un cambio; la importancia de no pararse de-lante de los problemas cotidianos, de no resignarse a las migajas que la sociedad actual puede ofrecer, de no aceptar cualquier tipo de trabajo, de superar unas relaciones personales basadas en la superficialidad, en prejuicios infundados y opresores.

Pero es necesario ir más allá, querer más, pretender más: comprometerse en la educación de los demás, avanzar en la toma de conciencia, caminar en bús-queda de la fe. Es necesario ayudarles a descubrir, dentro de si mismos, aquellas capacidades y valores por los cuales cada uno de nosotros es original y único, conservarlos y desarrollarlos, promoverlos e estimular a las personas del entorno a hacer lo mis-mo. Soñar el mundo en el cual se quiere vivir y, por él, comprometerse en primera persona, para que sea posible.

A veces, sin darnos cuenta, esperamos grandes cam-bios y grandes respuestas cuando lo que más desea-mos se encuentra a un paso de nosotros. Ahora, (en mi responsabilidad de Tesorera Internacional) el punto de encuentro con las personas que encontra-ré en mi camino será el del testimonio: el de mi ex-periencia de joven trabajadora; de inmigrada com-prometida en el mundo social, lugar en el que he reencontrado un poco el sentido de pertenencia, de “casa”, que había perdido yéndome de mi tierra; de cristiana que busca una fe encarnada en los peque-ños hechos cotidianos. Partir de mi misma para lle-gar a los demás, darles aquello que me ha sido dado a mí, enseñarles cómo hacer la diferencia (el cambio, la conversión).

Ana María Puscasu. JOC de Italia.

* Esta monografía es extracto de la presentada por Ana María como candidata para el puesto de Tesorera Internacional de la CIJOC

Noviembre 2010