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PAPEL DEL PERIODISMO EN EL PROCESO DE PAZ Y EN EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA . TOMAS ISIDRO ACOSTA BARRETO CARMELO PATERNINA FLOREZ PABLO SANDOVAL LOGOS INTERNACIONAL

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Medios de comunicacion y postconflicto

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PAPEL DEL PERIODISMO EN EL PROCESO DE PAZ Y EN EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA.

TOMAS ISIDRO ACOSTA BARRETOCARMELO PATERNINA FLOREZPABLO SANDOVAL

LOGOS INTERNACIONALFACULTAD CIENCIAS DE LA COMUNICACIONPROGRAMA DE PERIODISMO SINCELEJO-SUCRE2015

CUL DEBE SER EL PAPEL DEL PERIODISMO EN EL PROCESO DE PAZ Y EN EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA

TOMAS ISIDRO ACOSTA BARRETOCARMELO PATERNINA FLOREZPABLO SANDOVAL

Trabajo de Grado como requisito parcial para optar por el ttulo de Licenciado en comunicacin social y periodismo

Dirigido por. Diana Amaya JinetesDoctora en Ciencias de la comunicacin

LOGOS INTERNACIONALFACULTAD CIENCIAS DE LA COMUNICACIONPROGRAMA DE PERIODISMO SINCELEJO-SUCRE2015

NOTA DE ACEPTACIN____________________________________________________________________________________

_____________________________Firma del Presidente del Jurado

_____________________________Firma del jurado

_____________________________Firma del jurado

Corozal, Sucre_______________ de 2015

DEDICATORIA

Dedicado con plena gratitud al mximo creador y facilitador de la vida, nuestro padre celestial DIOS por darnos la sabidura, entendimiento y fortaleza para sellar con xito esta etapa y permitirnos abrir nuevas puertas en nuestra vida.A nuestros padres, familias y amigos por brindarnos el apoyo y la confianza necesarios para cumplir con nuestro proyecto y deseos de superacin. A nuestra apreciada docente asesora Diana Amaya por aportarnos sus conocimientos, tiempo, experiencia profesional, dedicacin e inters por contribuir en esta experiencia hecha realidad que hoy da nos permite sentirnos orgullosos y con deseos de seguir adelante.

Toms Acosta Barreto Carmelo Paternina FlrezPablo Sandoval

AGRADECIMIENTOS

Gracias Dios por darnos la vida, por toda la felicidad que nos das junto con nuestros seres queridos, permitirnos compartir y vivir tanto tiempo junto a ellos.A nuestros padres, familiares y amigos por guiarnos en el camino de la sabidura, felicidad y bsqueda del xito.A estudiantes y docentes del programa de Comunicacin de Logos Internacional, por su colaboracin y tiempo para recolectar la informacin necesaria que ha permiti el desarrollo de la presente investigacin. A nuestra valiosa, respetosa y prestigiosa Universidad Logos Internacional, por abrirnos las puertas a nuestra formacin profesional y brindarnos las herramientas necesarias para contribuir al cierre de esta importante etapa acentuada en nuestro proyecto de vida

nicamente los autores son responsables del contenido expuesto en el siguiente trabajo

CONTENIDO

1.INTRODUCCIN.132. MARCO REFERENCIAL142.1 ANTECEDENTES152.2 MARCO TERICO172.2.1Historias de paz ..212.2.2 Lnea de tiempo de acontecimientos de conflicto en Colombia .182.2.3 Porque no escribir historias de paz?...........................................................232.2.4 Diana Uribe "regalo de paz".....292.2.6 Otras investigaciones..302.2.5 Los medios como espacio clave en la produccin de la informacin del conflicto armado y la negociacin..242.2.6. Las omisiones desde los gneros y formatos de opinin..272.2.7. El seguimiento crtico de la poltica de paz...282.2.8 Mandato de los pueblos302.2.9 La verdad, justicia. amnista e impunidad...35 2.2.10 El conflicto, luchas por la significacin de la guerra y la paz.372.2.11 El periodismo y sus desafios en el postconflicto..402.2.12 Los medios en medio del conflicto.....41CONCLUSIONES.48BIBLIOGRAFA53ANEXOS.52

ANEXOS

Anexo A. Preferencia de estilos de aprendizaje en estudiantes de enfermera55

RESUMEN.

El presente trabajo de investigacin tuvo como objetivo identificar, y analizar, el papel que han cumplido los medios de comunicacin en los procesos de paz que se han dado en diferentes pases, a travs de varios aos. Con este conocimiento se pretende tomar lo positivo de la participacin de los medios en esos escenarios e implementarlo, adaptarlo o descartarlo en el proceso que de paz que se lleva a cabo en Colombia. Igualmente analiza la funcin de la comunicacin social en el postconflicto

Tomando como referencia la experiencia adquirida en los procesos de Sud frica, con Nelson Mandela y el Apartheid o desde Nepal hasta Irlanda del Norte, varios pases y comunidades han tenido que lidiar con legados de divisin y violencia de carcter tnico, ideolgico o religioso, en muchos casos con poco xito.A menudo esto se debe a que los mecanismos establecidos despus de los conflictos para enfrentar la reconciliacin, la verdad y la justicia han sido inadecuados.

En Bosnia-Herzegovina, el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia ha hecho importantes aportaciones a la bsqueda de la verdad. Pero las vctimas se quejan de la lentitud e inaccesibilidad del proceso. Adems, muchos serbo-bosnios estn convencidos de que el tribunal es selectivo y tiene motivaciones polticas.En Nepal, el acuerdo entre el Gobierno y la guerrilla maosta para crear una comisin de la verdad e investigar las desapariciones se pospuso durante siete aos. Cuando los legisladores promulgaron por fin la ley de capacitacin en mayo del 2013, las vctimas se quedaron consternadas al descubrir que ese organismo tendra potestad para recomendar amnistas en casos de crmenes contra la humanidad, algo que va en contra de los principios internacionales y de las directrices de las Naciones Unidas.En Irlanda del Norte, el Acuerdo de Viernes Santo, justamente aplaudido por detener el derramamiento de sangre e iniciar la reconciliacin, se ha topado para gran frustracin de las vctimas con resistencias polticas derivadas de un elemento esencial del proceso de paz: la creacin de mecanismos de esclarecimiento de los crmenes pasados.Colombia, no ha querido permanecer en el atraso y ha intentado en el pasado llegara un acuerdo de paz con los grupos que se encuentran al margen de la ley en especial con las Farc, en el proceso de paz realizado en el Caguan; el cual fracas, pero ha decidido iniciar nuevamente un proceso de paz con el grupo de las FARC, el ms representativo de los grupos al margen de la Ley, a quienes se les ha otorgado recientemente el status de Grupo Beligerante lo que ha llevado a que se sienten a la mesa de negociacin con el fin de logar la tan anhelada Paz para Colombia. Los medios de comunicacin en Colombia han tenido hasta la fecha poca intervencin directa con el proceso y se han limitado a difundir lo que se ha ido evacuando en el proceso, debido a la particularidad y las restricciones impuestas por los negociadores de ambos bandos. Los aciertos y errores cometidos se encuentran a disposicin de los participantes en el proceso de paz para aprovecharlos o evitarlos y dentro de los participantes se incluyen los comunicadores quienes tienen una influencia poderosa para que este llegue a feliz trmino incluyendo el periodo que seguir a la firma de este proceso en lo que se denomina postconflicto .PALABRAS CLAVES: Proceso de paz, posconflicto, medios de comunicacin, comunicadores.

ABSTRACT

The present research aimed to identify and analyze the role they have met the media in peace processes that have taken place in different countries, through several years. With this knowledge is to take the positive involvement of the media in these scenarios and implement, adapt or discard in the peace process is carried out in Colombia. Also analyzes the role of social media in post-conflict

Drawing on the experience gained in the process of South Africa with Nelson Mandela and Apartheid or from Nepal to Northern Ireland, several countries and communities have had to deal with legacies of division and violence ethnic, ideological or religious nature, in often with limited success. Often this is because the established mechanisms for post-conflict reconciliation deal, truth and justice have been inadequate.

In Bosnia-Herzegovina, the International Criminal Tribunal for the former Yugoslavia has made significant contributions to the search for truth. But the victims complain about the slowness of the process and inaccessibility. In addition, many Bosnian Serbs are convinced that the court is selective and politically motivated.In Nepal, the agreement between the government and the Maoist guerrillas to create a truth commission and investigate the disappearances was postponed for seven years. When lawmakers enacted finally law training in May 2013, the victims were dismayed to discover that the agency would have the power to recommend amnesty for crimes against humanity, something that goes against international principles and UN guidelines.In Northern Ireland, the Good Friday Agreement, justly applauded by stopping the bloodshed and initiate reconciliation has run -for great frustration of the victims with political resistance derived from an essential element of the peace process: the creation mechanisms for clarification of past crimes.Colombia, has refused to remain in the backlog and has decided to start a peace process with the FARC group, the most representative of groups outside the law, who was recently awarded the status of Group Belligerent what has allowed to sit at the negotiating table to attaining the much desired peace to Colombia.The media in Colombia have had to date little direct involvement with the process and were limited to disseminate what has been evacuating in the process, due to the particularity and restrictions imposed by the negotiators on both sides the recently is the successes and errors committed are available to participants in the peace process to take advantage or avoid them and within participating communicators who have a powerful influence for this come to fruition are included.

1. INTRODUCCIN.

Al tratar de identificar cual es la percepcin que tienen los colombianos del trabajo que realizan los medios de comunicacin frente al proceso de paz nos encontramos con una variedad de opiniones que va desde los ms reacios crticos hasta algunos que alaban la funcin de los medios en el suceso ms importante de la historia reciente de Colombia. En algunos casos los medios de comunicacin colombianos pueden ser vistos como arenas centrales donde cada uno de los actores sociales lucha por su significacin y de la cual dependen los consensos y disensos sobre la aceptacin pblica de los relatos de la paz y la guerra en Colombia.Se puede afirmar que las representaciones que los medios de comunicacin construyen de los diversos actores, que hacen parte del conflicto armado en Colombia, son definitivas para la creacin de las mentalidades e imaginarios que en la opinin pblica se establecen de cada uno de los actores. La legitimacin o negacin de estas narrativas conllevan a una lucha por el sentido que estas acciones, dinmicas, desarrollos y propuestas pueden presentar en la conciencia colectiva de la sociedad.Los medios de comunicacin deben ser vistos como arenas o campos centrales, en donde cada uno de los actores del conflicto desarrolla una lucha por la significacin, por el sentido, en la medida en que busca estar representado o aparecer de una manera determinada segn su inters. Es por lo anterior que la informacin empieza a ser vista como un recurso estratgico, a travs del cual cada uno de estos actores busca crear marcos de interpretacin determinados y por medio de los cuales adquiere una imagen definida ante la sociedad sobre sus compartimientos en pos de la paz o la guerra.

2. MARCO REFERENCIAL (Marco de antecedentes Marco terico conceptual).

Existen en Colombia varias investigaciones acerca de la intervencin de los medios de comunicacin en el proceso de paz uno de ellos lleva por ttulo Periodismo y Paz (una propuesta metodolgica para construir historias de paz) realizado por un grupo conformado por la universidad de Manizales, el diario La Patria de esa ciudad, varios periodistas municipales, y la Deutsche Gesellschaft fr Internationale Zusammenarbeit (GIZ) la cual tena como propsito promover la determinacin, investigacin y redaccin de historias de paz que le ofrecieran a la sociedad un referente de construccin de paz, en oposicin a los mltiples mensajes noticiosos y de toda ndole que reproducen culturas de violencia.

La Paz Cuenta como se le llam al proyecto estuvo inspirado en el proyecto Peace Counts de la agencia alemana de periodistas Zeitenspiegel, que acompa un primer ejercicio con la cooperacin en Ccuta en octubre de 2010.

El grupo se propuso determinar un mtodo de trabajo que facilitara la investigacin y redaccin de historias de este carcter para ponerlo a disposicin de colegas, investigadores e interesados en la construccin de paz.

Durante el ao 2010 se llev a trmino un proceso de capacitacin de fotgrafos que fueron entrenados para captar imgenes de paz, con calidad, con buena produccin fotogrfica, lo que se vio reflejado en la publicacin de un calendario con fotografas y mensajes de paz y una exposicin itinerante por municipios de Caldas.

Durante ese proceso se cont con el apoyo de talleristas nacionales e internacionales que mostraron a los participantes sensibilidades, tcnicas, contextos y estticas posibles en la realizacin de una fotografa.

Desde La Patria, por ejemplo, los participantes mejoraron su calidad en la reportera grfica. Si hubiera que medir, se podra asegurar que desde entonces son muchas ms las primeras pginas con fotos de los asistentes al curso que antes de la capacitacin.

Jornadas de dos das seguidos donde ni en el momento del almuerzo se dejaba de compartir conocimientos, experiencias con invitados extranjeros y personas con un recorrido que daban fe de algunos trucos y formas de acercarse y explorar el campo de la imagen. Al final siempre se generaba un debate donde el cumplimiento de la intencin, concepto y parte tcnica jugaban papel primordial.

El proceso permiti crear lazos entre lo que pareca un grupo muy diverso, pero que al final termin entendiendo que el lenguaje visual es uno y que cada quien, desde sus experiencias, desde sus visiones distintas y con tan diferentes equipos tcnicos para la toma de fotografas poda retratar escenas de paz, ms all de lo que esto significa para la mayora: que no haya guerra.

El resultado exitoso del taller de fotografa puso a los representantes de la GIZ, de la Universidad de Manizales y de La Patria a pensar en cmo continuar con un proceso de este tipo que permitiera seguir rescatando historias de paz.

2.1 ANTECEDENTES

Algunas entidades y grupos interdisciplinarios han realizado estudios referentes a como contribuir a travs de los medios de comunicacin en los proceso de paz y en el post conflicto. Entre otras investigaciones encontramos la realizada por la universidad de Manizales, el diario La Patria de esa ciudad, varios periodistas municipales, y la Deutsche Gesellschaft fr Internationale Zusammenarbeit (GIZ)

En febrero del 2011 empezaron las primeras conversaciones de lo que poda significar reunir a un grupo, otra vez variopinto, en el que estuvieran algunos fotgrafos del primer proceso, as como personas nuevas que hubieran participado en otras experiencias en los procesos que desarrolla la GIZ en el departamento, sin cerrar la puerta a quienes quisieran participar y beneficiarse de una nueva capacitacin.

En esa primera reunin convinieron en que podan aventurarse a hacer periodismo de calidad, explorando gneros, atrevindonos a usar el mismo rigor que se hace en el periodismo de investigacin o de precisin para producir historias de paz, en un departamento que tiene todava mucho por contar de su pasado reciente de conflicto interno, y an ms de su pasado ms prximo de paz.

Tras esa primera reunin surgi un borrador de cronograma que se pretenda ejecutar en cinco meses. Este estableca varias fases que permitieran el desarrollo del proceso y culminara con la publicacin de reportajes de calidad. Para esto sera clave contar con editores que cumplieran con su papel de salvaguardas de la veracidad de la informacin.Era importante determinar cul sera el rol de cada uno de los actores y quin tendra qu responsabilidades frente a la planeacin, la ejecucin y, sobre todo, al acompaamiento.

Se trataron las diferencias entre conflicto - violencia y paz. Tres conceptos que siempre entraa el problema.

Conflicto: Relacin entre dos o ms partes, individuos o grupos que consideran que tienen objetivos incompatibles. Los conflictos terminan involucrando a otros actores y tienen etapas:

Preconflicto Enfrentamiento Crisis Resultado Postconflicto

Cultura de paz: conjunto de valores, actividades, tradiciones, comportamientosy estilos de vida, basados en el respeto a la vida y los Derechos Humanos, que promueven la no violencia y el abordaje pacfico de los conflictos y la bsqueda de un desarrollo equitativo.

En cuanto al papel de los periodistas en estas historias de paz, se hizo hincapi en que no son los gestores, no son activistas, les corresponde saber simplemente qu es lo que quieren de ellos. En muchas ocasiones la labor del periodista se confunde con un actor ms en la solucin o en la generacin del conflicto y si quien est haciendo la reportera no entiende su papel puede terminar enviando mensajes errados a la comunidad y a los propios actores del conflicto. Es necesario ser claro desde el principio para mostrarse transparente frente a lo que se pretende y para que la comunidad no se llene de expectativas que no son cumplibles.

1. Para ver si estos conceptos haban quedado claros se realiz un taller:2. Se repartieron copias de noticias publicadas por el peridico La Patria ese da.3. El grupo deba identificar la nocin de violencia, conflicto y paz, implcita en los textos.4. Se abri discusin en torno a varias de esas noticias. Lo que para unos era una cosa para otros era otra.5. Finalmente, de la mano del facilitador, se fueron precisando los trminos para que todos hablramos el mismo idioma.El capacitador compar el trabajo del periodista con el del mediador, que tiene una visin desde el contexto local, es imparcial con claridad sobre su parcialidad; es decir, entiende el contexto de s mismo y su rol. Cuando encuentra esa faceta suya con la que puede aportar vuelve a su lugar.

Conclusin: Esta parte terica es fundamental, pues uno de los primeros inconvenientes que aparece es la confusin conceptual frente al tema. Es comn que se mezclen las interpretaciones y lo nico general es que paz es ausencia de enfrentamiento armado. Sobre estos conceptos hay que reiterar permanentemente.

Luego de un receso que se prest para que hubiera intercambio entre los participantes sobre los dilemas que se empezaban a presentar, se pas a una segunda parte. Una lnea de tiempo de hechos que han acaecido en Colombia y Caldas en los ltimos 30 aos, con el fin de dar un contexto de situaciones que muchos de nosotros hemos olvidado, pero que al recordarlas y verlas en conjunto, muestran una dinmica de las cosas, una poca marcada por el narcotrfico, las intentonas fallidas de paz y el escalamiento del conflicto armado del Estado con guerrillas y paramilitares. Este trabajo estuvo a cargo de Fernando-Alonso Ramrez, quien elabor esta cronologa de hechos en Colombia y que apelaban a la memoria de los participantes o a precisar a los ms jvenes la historia.

Esta lnea de tiempo no buscaba abarcar todo, sino ser simplemente referente que permitiera contextualizar a quienes estn elaborando las historias y para demostrar que hay hechos cclicos sobre los que se vuelve cada tanto. Adems es una buena oportunidad para compartir la experiencia de cmo recuerda cada uno algn acontecimiento de los relatados.Tres palabras, tres smbolos, tres conceptos.

LINEA DE TIEMPO DE HECHOS RELACIONADOS CON LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

1982: Aparece el movimiento Muerte a Secuestradores.1984: Asesinan a Rodrigo Lara Bonilla. Se firma la tregua con las guerrillas y aparece la Unin Patritica.1985: Noviembre 6 y 7 se presenta el asalto al Palacio de Justicia que protagoniz el M-19.1986: Asesinato del director de El Espectador Guillermo Cano. Se presenta la matanza de Tacuey, una purga dentro de las Farc.1988: Secuestro de los dirigentes del Partido Conservador lvaro Gmez Hurtado y de Andrs Pastrana Arango.1989: Asesinato de Luis Carlos Galn Sarmiento, candidato del Partido Liberal a la Presidencia. Su candidatura la remplaza Csar Gaviria Trujillo, elegido presidente en 1990. El narcotrfico hace explotar un avin de Avianca y un bus cargado con dinamita frente a las instalaciones del DAS en Paloquemao en Bogot.1990: Asesinato del manizaleo Bernardo Jaramillo Ossa, candidato a la Presidencia de Colombia por la Unin Patritica, y de Carlos Pizarro Leongmez, candidato del M-19. Se promueve la Sptima Papeleta, un movimiento que busca una nueva Constitucin Poltica.1991: Se instala la Asamblea Nacional Constituyente y se publica la Constitucin Poltica de Colombia. Por primera vez, despus de 40 aos, un civil es nombrado Ministro de Defensa: se trata de Rafael Pardo Rueda. Se entregan Pablo Escobar y los hermanos Ochoa, miembros del Cartel de Medelln. Son recluidos en una crcel de Envigado.1992: Se fuga Pablo Escobar de la crcel conocida como La Catedral en Envigado.1993: Es dado de baja en Medelln el capo Pablo Escobar.1994: Asume la Presidencia Ernesto Samper Pizano. Poco tiempo despus de su posesin se conoci que dineros del narcotrfico entraron a su campaa.1995: Asesinan al dirigente conservador lvaro Gmez Hurtado. Capturan a los hermanos Rodrguez Orejuela, jefes del cartel de Cali.1996: Las Farc atacan la base militar de Las Delicias en Putumayo y asesinan y secuestran soldados.1997: Son liberados los soldados secuestrados en la base de Las Delicias.1998: Se publica una fotografa en la que, despus de su eleccin como presidente, Andrs Pastrana est reunido con alias 'Manuel MarulandaVlez' o 'Tirofijo'. Se decreta el despeje en el Cagun.1999: Se inicia la zona de despeje en el Cagun en busca de un proceso de paz con las Farc. Asesinan al periodista y humorista Jaime Garzn, cuando se diriga a su trabajo en la emisora RadioNet.2000: Se presenta un hecho de violencia inaudito: el collarbomba que explot cuando rodeaba el cuello de una mujer en Boyac.2001: Asesinan a la cacica Consuelo Araujo, exministra de Cultura.2002: Tras el secuestro de un avin en el que viajaba el congresista Jorge Eduardo Gechem, que tambin fue plagiado, se ordena terminar con la zona de despeje y el proceso de paz. Son secuestradas ngrid Betancur y Clara Rojas. Fue asesinado monseor Isaas Duarte, Obispo de Cali. lvaro Uribe Vlez asume la Presidencia.2003: Explota bomba en el club El Nogal en Bogot. Se inicia proceso de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia.2004: Asesinan a Carlos Castao, jefe de las Auc.2005: El Congreso de la Repblica modifica la Constitucin y aprueba la reeleccin presidencial.2006: Es reelegido lvaro Uribe Vlez para un segundo mandato presidencial

POR QUE NO ESCRIBIR HISTORIAS DE PAZ?

Es usual que por la dinmica de las redacciones de los medios informativos, por el desarrollo tecnolgico que hace de la informacin un bien perecedero de vertiginoso consumo, por la cultura y hbitos de los lectores y por una relacin peligrosa de los comunicadores y sus fuentes, hoy por hoy es poco probable que historias en torno a hechosde paz compitan con historias de violencia, o si se quiere, incluso, con la anteriormente llamada crnica roja.

Esta hiptesis la sustentan las estadsticas que dan cuenta del porcentaje de hechos de paz en contraste con el de hechos de violencia:los primeros no llegan al 2%1, lo cual es contundente y difcilmente admite debates.

Cuando el escenario est diseado para buscar, determinar, investigar y redactar historias sobre hechos de paz, uno esperara que la cosa fuera diferente. Pues no. Lo que viene a continuacin son algunas reflexiones sobre el intento de comunicadores de dos regiones de Colombia, que quisieron participar en un ejercicio de periodismo investigativo sobre hechos de paz y que vieron frustradas sus intenciones.

La primera reflexin hay que hacerla frente a la hiptesis central de este documento, y es que no contamos con referentes de paz. Qu es la paz? Ausencia de conflictos, ausencia de guerra, ausencia de violencia, armona, tranquilidad?Paz, paz, que entre dos burros no hay ms! Este estribillo, que los nios cantbamos en el siglo pasado cuando haba un conato de pelea entre dos amiguitos, sirve para introducir este aparte. La paz era invocada cuando asomaba la violencia, no el conflicto. Pero nuestra sociedad no avanza en la construccin de una cultura que ensee a tramitar las diferencias sin hacer uso de la fuerza o la violencia. De 1. Measuring Peace in the Media, Special Report, Institute for Economics and Peace, Sidney, octubre de 2010.http://www.visionofhumanity.org/info- center/measuring-peace- in- the-media/ hecho el estribillo tiene un saborcito peyorativo de la paz: es asunto de burros. Y as nos formaron.

Ms all del anlisis sociolgico de la resolucin de conflictos, lo cierto es que para las personas no es fcil relatar hechos de paz. Piense usted, lector, en una historia violenta de la semana pasada; piense en una del mes pasado y ahora piense en algn hecho de paz en los ltimos meses. Qu tal? El primer asunto es que la categora paz no dice mucho y casi siempre se asocia con una situacin romntica de marco armonioso. Pero cuando se entra en materia, para la mayora de la gente, y por supuesto la mayora de los comunicadores, no es fcil distinguir de qu se habla.

Generalmente hay gran cantidad de confusiones con injusticia social, pobreza y otros factores de lo que los tericos de la paz llaman violencia estructural, pero que cuando se indagan los hechos que buscan el referente de paz se asocian con caridad, servicio social y solidaridad.

Esa es tal vez la primera dificultad. Cuesta mucho identificar una historia de paz. De all que hayan sido postulados para trabajar historias de personas que ayudan a los pobres, que tramitan solicitudes ante organismos del Estado e incluso que hacen trabajos de magia o hechicera.

Pero veamos, despus de filtrar las historias que no eran clasificables, qu result y cmo se frustraron: La historia de un hombre que estuvo vinculado a un grupo armado ilegal, que se desmoviliz y que hoy ayuda a familiares de vctimas a esclarecer lo ocurrido y, en la mayora de los casos, encontrar sus restos mortales. Este hombre fue contactado por uno de los reporteros, a quien le manifest que estaba dispuesto a dar una entrevista y acompaar el desarrollo de su historia, pero que como no tena otra fuente de ingreso, l cobraba por sus servicios. Eso significaba que l cobrara por el reportaje.

Cuando el periodista intent persuadirlo frente a la necesidad de hacer visible su trabajo como un gesto de reconciliacin y que el oficio periodstico no consideraba el pago a las fuentes, el hombre cambi su actitud. No volvi a atender el telfono, localizarlo se hizo casi imposible, y al final refiri a otra persona, alegando que estaba muy ocupado.

Como es obvio, la otra persona nunca apareci y el desmovilizado desapareci. El reportero consider que haba invertido suficiente tiempo y energas en la bsqueda de esta historia y declin su intencin de hacer otro reportaje.

Otra historia tiene que ver con un sacerdote catlico que era prroco de un municipio del departamento, donde era conocido la presencia y control de actores armados ilegales. Este sacerdote se enfrent pblicamente a los armados e invitaba a la poblacin a hacer un frente comn para oponer una resistencia civil pacfica a su accionar. El sacerdote ya no vive en el pas, y cuando al fin pudo ser contactado por el periodista manifest que su enfrentamiento pblico le haba valido el retiro de la Parroquia, que hoy se encontraba en otro pas en una condicin de desmejora de su estatus y que por favor no publicara nada, pues esto podra significarle la vida. El reportero asinti y manifest que no encontraba otra historia a la cual dedicarle su tiempo y claudic.

Un caso curioso por la forma como se frustra el reportaje tiene que ver con la historia de una mujer que se ha venido haciendo famosa por su habilidad para tramitar tutelas para personas desplazadas o vctimas de la violencia. Se trata de una mujer de extraccin humilde, que comienza a ayudar a otras personas a reclamar por esta va jurdica los derechos que consideran vulnerados. Es tal su xito que cobra fama y a la fecha dedica un da a la semana para atender las solicitudes. Esta persona no cobra por sus servicios y afirma que ayuda porque conoce qu hay que hacer y porque la institucionalidad no funciona si no es a travs de tutelas. Son cientos los beneficiarios y hay muchas personas dispuestas a hablar. Pero la reportera no logra sacar un da para acompaar a la protagonista de la historia, requisito que considera indispensable. Y nunca logra acompaarla porque su carga de trabajo es tal y el medio para el que trabaja no est en condiciones de brindar un remplazo por un da, a pesar de que comparte la intencin del reportaje.

En conclusin, la historia se frustra por la falta fsica de tiempo de la reportera, a pesar de que tena ms del 50% del material del reportaje.

Otro caso que conocimos fue el de un grupo juvenil de un municipio del departamento que se destaca en las estadsticas por el conflicto y la violencia. Las dos personas que propusieron el tema (promotores culturales, no periodistas) destacaron el valor del grupo, que adems de hacer msica, realizaba un trabajo preventivo con integrantes de otros conjuntos. El punto es que tradicionalmente se hace un concierto durante un da en el que participaban bandas de diferentes grupos y gneros musicales. Esta actividad tradicionalmente ofreca un espacio para el enfrentamiento fsico entre integrantes y seguidores de cada expresin cultural. Este colectivo de jvenes acuerda condiciones parael respeto y la convivencia y logra reducir a cero las peleas durante el da de concierto. Las personas que adelantaron la investigacin propusieron un presupuesto de trabajo para dedicarle tiempo completo a la historia durante dos semanas. A los organizadores le pareci exagerado el tiempo y no aprob el presupuesto (que principalmente era para desplazamiento y alimentacin) y esto hizo que los reporteros abandonaran la historia por su incapacidad econmica.

Otra historia giraba en torno a un sacerdote que realizaba un trabajo de apoyo a comunidades desplazadas, brindando ayuda humanitaria y buscando oportunidades laborales para que encontraran fuentes de empleo. Aparentemente la historia era aceptable, pero el reportero arga a su favor la cantidad de trabajo como un inconveniente para avanzar. En cada encuentro se haca presente para explicar qu haba distrado su atencin, siempre junto a la promesa de abordar la historia a partir de la siguiente semana. Pas el tiempo y sus intenciones se fueron diluyendo, con un argumento que al final se desgast y nunca regres ni construy la historia.

O la de otra periodista que asisti puntualmente a todas las sesiones, present un plan de trabajo para abordar la historia del servicio de una universidad que ayudaba con el tratamiento de poblacin vulnerable de una zona que estaba siendo reubicada y que durante un par de semanas envi correos en blanco, asegurando que tena un problema con un virus en su computador. Por supuesto, la historia nunca lleg y la periodista nunca escribi el reportaje. Lamentablemente en nuestro trabajo tambin se encuentran mentirosos y embaucadores que simulan su participacin, pero que no tienen el inters o el coraje para acometer el trabajo.

Como se desprende de estos relatos, son muchos los factores que influyen a la hora de frustrar la elaboracin de un reportaje: tiempo, recursos econmicos, fuentes, seguridad de las personas que se involucran en la historia, pero principalmente nuestra forma de hacer periodismo. Por qu?

Otros aportes lo han realizado periodistas de modo individual como el caso de Diana Uribe quien presenta una utopa de lo que sera un eventual fin de la guerra en Colombia. En un programa radial, llamado Regalo de paz, esta periodista muestra a sus oyentes una perspectiva positiva de lo que sera el estado del pas si cesara la violencia, tranquilidad en el campo, apertura al mundo, economa floreciente, educacin, salud y en fin toda clase de eventos positivos para los colombianos, sin embargo ella alega que para llegar a ese final feliz solo se necesita que creamos que es posible hacer la paz.

En varias investigaciones realizadas sobre el papel de los medios de comunicacin en los procesos se ha encontrado que estos son muy importantes para el derrotero de los procesos. Por ejemplo en Una Investigacin realizada en el ao 2002 por un grupo acadmico de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot, Colombia denominada Periodismo, guerra y paz. Campo intelectual periodstico y agendas de la informacin en Colombia, cuyo director fue Jorge Ivn Bonilla Vlez, como co-investigador estuvo Catalina Montoya, y cont con el apoyo de un grupo de investigacin conformado por: Andrea Cadelo, Camilo Tamayo, Ana Mara Montaa, Marcela Sanabria, Carlos Solano y Jos Alejandro Cepeda.

Esta apuesta investigativa parte del hecho de que en los casos de conflicto armado los medios juegan un papel muy importante en la medida en que es a travs de estos que los diferentes actores inmersos en l buscan ganar visibilidad. Es por esta importancia que los medios de comunicacin son muchas veces concebidos por los actores oficiales como cajas de resonancia o teatro de operaciones de la ilegalidad, para dar a entender que en muchos casos stos se dedican a amplificar las acciones y los discursos de los grupos al margen de la ley.

Este papel que se le imputa a los medios los hacen ver como partes que favorecen a determinados grupos, ya que de acuerdo con estos conceptos lo que se hace es conceder ventajas estratgicas a los enemigos de la sociedad para llevar a cabo sus objetivos propagandsticos. Partiendo de lo anterior, la investigacin plantea que los medios pueden desempear distintos roles: sirvientes creyentes, en donde reproducen sin ninguna distancia crtica los marcos de interpretacin de las autoridades; agentes intermediarios, en donde ofrecen modelos de interpretacin y puntos en comn entre los retadores y las autoridades; y abogados del desvalido, en donde amplifican las peticiones de los opositores en contra de las autoridades.

El presente trabajo muestra una aproximacin hacia el reconocimiento de investigaciones que abordan el objeto de estudio en el contexto internacional, nacional, regional y local sobre la influencia de los medios de comunicacin en los procesos de paz que se han llevado a cabo en diversos pases donde se ha llegado o no a la firma de acuerdos de paz y su posterior perodo de postconflicto, el cual es muy importante para el logro integral de la paz.

2.2.5. Los medios comoespacio claveen la produccin de la informacin y la comunicacin del conflicto armado y la negociacin de paz

Relativizando la importancia de los medios en la comunicacin del proceso de paz con el fin de ver tambinotras responsabilidades institucionalesen la comunicacin del mismo, no pretendemos sin embargo, descargar a los medios masivos comerciales de sus responsabilidades en la comunicacin y en la construccin de opinin favorable o desfavorable a la negociacin y al dilogo. Los medios de comunicacin comerciales constituyen quizs el escenario principal de la comunicacin masiva del proceso de paz a la poblacin. Prensa escrita, radio, revistas semanales de opinin, pginas especializadas en Internet, pero sobre todo la televisin, han sido los espacios donde se construy la visibilidad comunicativamasiva del proceso de paz.Cada uno de esos medios, con sus distintos pblicos, lecturas preferenciales del conflicto y la negociacin, y sus diferentes estratos sociales de influencia, jug sin duda un determinado papel en la construccin de las representaciones y disposiciones anmicas de la poblacin hacia el proceso. Tuvieron siempre esos medios, conciencia de las funciones y roles por ellos jugados y de su responsabilidad en la configuracin de los climas de la opinin pblica hacia el proceso? El empobrecimiento del debate pblico y la ausencia de agendas en los medios para orientar el cubrimiento del conflicto y la negociacin de paz.Colombia est viviendo un grave problema con su actual sistema de medios masivos y de informacin periodstica consistente en el empobrecimiento del debate pblico sobre los grandes asuntos nacionales, en virtud de situaciones como la censura oficial en determinadas coyunturas; los intereses econmicos y polticos de los grandes grupos econmicos que controlan y monopolizan cada vez ms los medios, determinando la orientacin de la opinin; o las autocensuras de acadmicos y periodistas, funcionarios judiciales y sindicalistas, por la situacin de intimidacin y amenaza -efectiva o potencial- de los distintos actores armados, as como por la falta de garantas a la vida y la seguridad de los mismos en el ejercicio de sus profesiones. Es revelador del clima de autocensura cmo en muchas informaciones y anlisis de la prensa diaria se han vuelto asunto de todos los das las expresiones: "el analista poltico que pidi no revelar su nombre..." "el funcionario consultado quien prefiri el anonimato..."Otros indicadores del empobrecimiento del debate pblico tienen que ver con la farandulizacin de los noticieros televisivos y el sobredimensionamiento dentro de su estructura de la informacin deportiva. En ellos ha desaparecido la editorializacin, que aos atrs estuvo presente en los telediarios, estn ausentes el anlisis y la contextualizacin histrica de la noticia, e incluso gneros como la crnica y el reportaje tienen hoy da muy poca presencia.

En el cubrimiento de los sucesos informativos de la vida nacional desde los telediarios, est primando gravemente un periodismo de relacin de hechos de orden pblico, presentados de manera inconexa y fragmentaria, privilegiando las escenas y situaciones dramticas y las expresiones de dolor de las vctimas, que abundan en nuestro pas y que constituyen hechos altamente "noticiables" desde las lgicas y rutinas ocupacionales de la profesin periodstica. No hay informacin sobre las estrategias militares y polticas de los actores de la guerra, sobre sus proyecciones estratgicas en territorios y geografas regionales, sobre los aspectos tecnolgicos y propiamente militares del conflicto armado interno, y menos sobre la economa poltica de la guerra y las maneras como ella explicara el comportamiento de los actores armados.

En este periodismo televisivo de relacin de hechos de orden pblico inconexos y caticos ni siquiera se utilizan mapas del pas y de sus regiones para ayudarle a los colombianos a comprender el curso diario de los hechos blicos. Las vctimas de las masacres paramilitares o guerrilleras aparecen muchas veces sin identidades claras, sin nombres ni oficios, como meros datos estadsticos, y las notas periodsticas que cubren estos hechos de terror con frecuencia penetran poco en los mviles de los hechos y en su ubicacin dentro de las estrategias polticas y militares de quienes los cometen.Causa y consecuencia de este periodismo coyunturalista, dramtico y sensacionalista, es la ausencia en los espacios noticiosos televisivos de una agenda temtica propia con una jerarqua de temas y asuntos para el debate ciudadano, formulada desde sus equipos de trabajo y sobre todo desde sus directores y jefes de redaccin.Hay que reconocer sin embargo, en medio de este predominio del raiting y del melodrama por encima del inters nacional y del equilibrio y la responsabilidad social en la produccin de la informacin sobre el conflicto y la negociacin, los importantes esfuerzos e iniciativas adelantados desde la prensa escrita, particularmente desde las Unidades de Paz como tambin desde otras secciones, para complejizar y dar fondo histrico a la lectura ciudadana del conflicto, para ofrecerle a los lectores elementos de juicio acerca de cmo han sido los procesos de negociacin de conflictos armados internos en otras latitudes y cmo se propiciaron o se dificultaron los procesos de aproximacin entre las partes.Pero este trabajo responsable, reflexivo, equilibrado, de orientacin de la opinin para comprender una negociacin de paz que se lleva a cabo en medio de la guerra, recibiendo inevitablemente todo el ruido y las percepciones negativas y pesimistas que ella genera en la poblacin, nunca se asumi seriamente y responsablemente desde la informacin y opinin televisiva, desde sus directores y jefes de redaccin.

2.2.6 Las omisiones desde los gneros y formatos de opinin

Otro problema estructural del sistema informativo actualmente operante en Colombia, es la reduccin dramtica de los espacios de opinin, sobre todo en radio y televisin, y que los pocos espacios de opinin y de debate poltico que se mantienen, se encuentran relegados a las altas horas de la noche, para las audiencias de noctmbulos o trasnochadores ocasionales.La concentracin de los medios de comunicacin en manos de los grandes grupos econmicos y financieros, la prdida de audiencia de los canales televisivos 1 y A ante el auge de los canales privados RCN y Caracol, la desaparicin del diario El Espectador como diario nacional y su adquisicin por el grupo Santodomingo, la nueva situacin hegemnica del peridico El Tiempo casi como nico espacio del periodismo de prensa escrita a nivel nacional, son factores que estn incidiendo en la prdida de pluralidad de voces en el sistema informativo y comunicativo colombiano, sin que queramos decir con esto que la situacin anterior en cuanto a diversidad poltica y cultural en nuestro sistema de medios fuera la mejor.

Todo esto se tradujo, en el cubrimiento informativo y de opinin del proceso de paz, en la ausencia de muchas voces y de muchos temas que debieron haberse abordado. La voz de la sociedad, de los ciudadanos comunes y corrientes, la de las organizaciones de la sociedad civil, particularmente la de las asociaciones y grupos articulados al movimiento por la paz y a la defensa de los derechos humanos (lderes y experiencias de "territorios de paz", por ejemplo), fue siempre marginal y espordica en la informacin de los medios comerciales.Es curioso, por ejemplo, la precaria o nula labor jugada por los medios comerciales en la divulgacin y estmulo a la apropiacin ciudadana de las normas del derecho internacional humanitario (DIH). Hemos tenido que sufrir los atentados de las FARC contra el embalse de Chingaza para que gracias a la accin comunicativa liderada por el alcalde de Bogot Antanas Mockus, los medios empiecen a divulgar los bienes pblicos intocables y protegidos por el DIH y ciertas normas inviolables an en medio de la guerra.Una divulgacin masiva del DIH por parte de los medios masivos evitara eventualmente muchos abusos de los actores armados contra la poblacin civil en distintos lugares del territorio nacional, y podra estimular canales de comunicacin y espacios de solidaridad y mutuo apoyo entre la poblacin de Bogot, las capitales departamentales y la de las regiones campesinas y de colonizacin.

2.2.7 El poco o nulo seguimiento crtico de la poltica gubernamental de paz

Con respecto a la poltica gubernamental de paz, no hubo nunca un seguimiento crtico y una clara fiscalizacin por parte de los medios y del periodismo, a las acciones y omisiones de quienes la manejaron. Un seguimiento crtico e independiente por parte del periodismo a la conduccin gubernamental del proceso de paz tampoco tena que reducirse, como muchas veces lo hizo, a darles la voz a los crticos de derecha y a los enemigos acrrimos y declarados de la negociacin poltica en los partidos o en el congreso.Sin sugerir que estas voces debieron ser ignoradas, hay que anotar que con respecto al proceso de paz, la crtica generalmente recay sobre la falta de voluntad poltica de la insurgencia para sentarse seriamente a negociar en la mesa (crtica por lo dems vlida), pero muy poco se abordaron las insuficiencias y falta de compromiso del gobierno con un proyecto serio y coherente de paz y de pas posconflicto, ms all de la retrica y la indudable buena voluntad del presidente Pastrana hacia la paz.No hubo una crtica a fondo sobre una serie de aspectos que evidenciaban la ausencia de un proyecto gubernamental conducente a una senda clara de reconciliacin nacional: la falta de garantas para la actividad sindical, periodstica, judicial, para la poltica de oposicin o de defensa de los derechos humanos, en un pas con el ms alto ndice de asesinatos de lderes sindicales y periodistas en el mundo (quin se va a embarcar seriamente en un proceso de paz sin garantas para la vida y la seguridad personal y familiar?); el no diseo de una poltica civil y militar de proteccin a la poblacin civil en medio del conflicto; la carencia de liderazgo con respecto a una reforma poltica de fondo; la falta de una poltica eficaz y de participacin ciudadana contra la corrupcin oficial y los delitos de cuello blanco; la fragmentaria representatividad social de los negociadores gubernamentales; la ausencia de una poltica de empleo; las tensiones permanentes entre el ejecutivo y el estamento militar alrededor de la poltica de negociacin y de la zona de despeje; la falta de una poltica militar unificada y de liderazgo del poder civil sobre el estamento militar alrededor de un discurso nico y una poltica coherente y estratgica de paz.

Seguramente esta falta de problematizacin del proceso de negociacin y de las complejas tareas sociales y gubernamentales necesarias para obtener la paz, contribuy tambin a sembrar en la opinin pblica un cierto facilismo y unas expectativas falsas sobre la paz como algo fcil y rpido de lograr. Creo que hacia el futuro habra que evitar la creacin de esas expectativas facilistas y ayudarle a la opinin a construir visiones complejas de los senderos de la reconciliacin. De lo contrario, seguiremos como opinin pblica fluctuando de manera ciclotmica entre la euforia y el desencanto con la paz, sin una capacidad de aprender colectivamente de las experiencias del pasado.

2.2.8 La puesta en escena sensacionalista y melodramtica del conflicto y la negociacin en los propios formatos de opinin

Los gneros de opinin en los espacios televisivos, los cuales debieron haber ofrecido a la sociedad elementos de juicio para digerir la complejidad de la negociacin en medio de la confrontacin militar y haber dado fondo, contexto histrico y comparativo internacional a sus audiencias, optaron muchas veces por el sensacionalismo y el melodrama en la escogencia de sus temas y maneras de abordar el proceso de paz y de negociacin y situaciones conexas con l, como el secuestro de nios por la guerrilla o la muerte -afectado por un cncer- del nio Andrs Felipe, sin poder ver a su padre, un oficial retenido por la guerrilla.Esos hechos noticiosos, que por supuesto no podan no ser abordados por los medios y el periodismo, muchas veces fueron asumidos como verdaderas cruzadas mediticas sin medir los efectos contraproducentes de esas campaas con respecto a los fines buscados (la liberacin de los nios secuestrados o del padre de Andrs Felipe) y los potenciales impactos negativos sobre los climas de opinin y estados de nimo de la poblacin con respecto al apoyo a la negociacin de paz.(1)El estmulo de actitudes viscerales y condenatorias hacia la insurgencia, versus la necesidad de su interpelacin crtica y argumentadaLos medios tienen que tener cuidado con las pasiones y estados de nimo que propician y alimentan con sus mensajes y puestas en escena de los conflictos. Ya los propios abusos de la insurgencia (extorsin, secuestros, boleteo, asesinatos o muertes de secuestrados en cautiverio) han creado por s solos en sus vctimas y familiares dolores, actitudes visceralmente antiguerrilleras o intenciones de retaliacin y de venganza.Tratamientos de sucesos informativos como el caso del nio Andrs Felipe, convertido en una verdadera cruzada, y otros similares que se construyeron desde los medios masivos durante los tres aos largos del proceso, mostraron dificultades en el periodismo para trascender cierta lgica primaria de condena y de juzgamiento mediticos al interlocutor guerrillero, comunicativamente bastante ineficaz para las necesidades de acercamiento entre las partes y de avance de la negociacin.Creo que en cuanto al papel del periodismo en la interpelacin crtica a la insurgencia en medio de una negociacin poltica -y esto es conveniente tenerlo en cuenta hacia el futuro cuando soplen de nuevo vientos de paz y de negociacin-, requerimos trascender la acusacin muchas veces moralista y facilista, desde un cierto sentido comn elemental y bsico de condena al guerrillero, para configurar unacapacidad de interpelacin tica y polticaal accionar insurgente que antes que condenarlo, le siembre cuestionamientos y dudas en torno a su militarismo, su falta de visin poltica, sus cercanas con la delincuencia comn, sus rigideces ideolgicas y anacronismos doctrinarios y le ayude a acercarse a una comprensin fresca y menos acartonada de este pas: de sus nuevas generaciones, sus valores, dilemas e ideales; de la complejidad cultural y poltica de los contextos urbanos y metropolitanos; de las transformaciones en el plano internacional, etctera. Interpelacin inteligente, que supone dilogo y respeto por el otro, y no simplemente acorralamiento o la lgica del ajuste de cuentas a la hora de la entrevista al lder insurgente.

2.2.8 Mandato de los Pueblos

En 1956, el Congreso Nacional Africano (CNA) celebr un Congreso del Pueblo, para definir los objetivos de la lucha contra el apartheid. La Carta de la Libertad adoptada all estableci los principios fundamentales del movimiento de liberacin: el pueblo debe gobernar, la tierra debe pertenecer a los que la trabajan, debe haber trabajo y seguridad, vivienda digna y confort, y el pueblo debe compartir la riqueza del pas. La lucha por la liberacin sostuvo este mandato mediante la movilizacin, la resistencia popular y la lucha armada durante casi medio siglo de represin, prohibicin, crcel y muerte ocasionados por el apartheid.Terminar la guerra.

A finales de la dcada de los 80, las fuerzas de liberacin (formadas por un movimiento popular a nivel nacional, el Congreso Nacional Africano y el Congreso Panafricano en el exilio y sus fuerzas de guerrilla) haban interrumpido sus procesos de articulacin en el escenario comn, pese a que no eran lo suficientemente fuertes como para hacerse con el poder poltico. La violencia de la represin estatal cost numerosas vidas al movimiento, por lo que detener la violencia y construir paz era ledo como una nueva oportunidad (ms all de la resistencia) para poner fin a la represin bsica del apartheid. Por su parte, el rgimen del apartheid y sus partidarios internacionales saban que tenan que detener la guerra de liberacin, desmovilizar al movimiento popular y establecer un estado legtimo para que los negocios y las ganancias estuvieran a salvo.

Detener la violencia, punto de comn acuerdo

El gobierno del apartheid trat de mantener conversaciones con Nelson Mandela mientras ste estaba en prisin. El rgimen esperaba llegar a un acuerdo con los lderes encarcelados, pero Mandela se neg: no iba a negociar soluciones en las que el pueblo no estuviera plenamente representado. A continuacin, los empresarios liberales se pusieron en contacto con el CNA en el exilio. Comenzaron las conversaciones sobre las conversaciones para establecer cmo llevar a las partes a una mesa de negociacin: los dirigentes exiliados sostuvieron que los lderes encarcelados deban ser liberados, los exiliados deban retornar para participar del proceso, y se deba acordar un alto el fuego.Sabemos ahora que el movimiento de liberacin no se dio cuenta que estas conversaciones sobre las conversaciones permitieron a los empresarios establecer contactos con los combatientes por la libertad que ms tarde conformaran el nuevo gobierno. En efecto, las races de la corrupcin germinaron en esta etapa inicial, cuando los lderes del movimiento de liberacin comenzaron a identificar los caminos hacia el poder.Alto el Fuego

En febrero de 1990, el Estado del apartheid liber a Mandela y a otros lderes encarcelados manteniendo a los cuadros menos conocidos en la crcel. Concedieron una amnista temporal para que los exiliados pudieran participar en las conversaciones y derogaron algunas de las leyes del apartheid ms odiadas, a la vez que sostuvieron las divisiones racistas bsicas vigentes. El CNA acord el alto el fuego, y se dio inicio a las negociaciones formales. Sin embargo, la polica y los militares se mantuvieron armados y operativos, mientras que los ejrcitos de liberacin fueron restringidos a bases localizadas en Estados vecinos. Los combatientes por la libertad que actuaban en el interior del pas an eran perseguidos, detenidos y asesinados.Vigilantes.

Las fuerzas militares del apartheid armaronvigilantes,similares a la contra en Nicaragua y El Salvador. Losvigilantesatacaban a comunidades negras movilizadas. Su objetivo eran los compaeros y dirigentes sindicales y de movimientos sociales alineados con el CNA. Testigos, e incluso fotografas, muestran a la polica escoltando a losvigilantesen las masacres de personas. A lo largo del proceso de paz (1990-1994) se estima que 40.000 personas perdieron la vida. Cuando las comunidades formaron unidades de resistencia armada para protegerse, el rgimen envi al ejrcito y a la polica para restablecer el orden y reprimir an ms dichas comunidades. Esta violencia culmin en el asesinato de Chris Hani, comandante militar del CNA y lder del Partido Comunista de Sudfrica, el 10 de abril de 1993.

La leccin.

Un alto el fuego debe ser cumplido por todas las partes. Dejar que las fuerzas estatales reaccionarias puedan hacer uso de las armas es una receta contrainsurgente para daar la movilizacin de masas y debilitar la condicin del movimiento de liberacin en las negociaciones.

Negociaciones.Con un alto el fuego vigente y la represin continua contra el movimiento de masas, los actores principales, el Estado y los partidos (blancos) por un lado, y los lderes polticos del movimiento de liberacin por el otro, iniciaron las negociaciones formales para perfilar el Estado post-apartheid (de 1990 a 1993). Se pidi a las organizaciones de base de la sociedad civil que hicieran sugerencias, pero no se les concedi una voz directa en las negociaciones. No obstante, un equipo de la Universidad de Harvard (en EE.UU.) ayud a dar forma a los acuerdos finales. En opinin del politlogo Mahmood Mamdami este procedimiento subordinaba el proceso democrtico a un acuerdo entre las cpulas.En las negociaciones, el CNA exigi un gobierno elegido democrticamente de acuerdo con la lgica de un hombre un voto, en una Sudfrica no racial, no sexista y unida. Era evidente que en unas elecciones libres la mayora negra (ms del 80 por ciento de la poblacin) abrumadoramente elegira a Nelson Mandela y al CNA. Despus de estas elecciones, se supona, el gobierno democrtico eliminara las estructuras del apartheid e impulsara las demandas de justicia social y econmica.El rgimen propuso que la institucionalidad existente integrara un cogobierno de transicin con lderes representantes de la poblacin negra y el poder dividido de tal manera que los funcionarios del antiguo rgimen pudieran bloquear los cambios sociales.La leccin.En cada etapa del debate, la negociacin y el compromiso, el movimiento popular debe tener pleno acceso y posibilidad de aporte; no importa lo honestos, heroicos y bienintencionados que nuestros lderes sean, nadie debe ser puesto en posicin de tomar decisiones sobre nosotros, sin nosotros.

Desmovilizacin del movimiento popular

Mientras que los lderes participaban en las negociaciones, el movimiento de masas en el territorio fue progresivamente marginado, hasta ser desmovilizado. Por un lado, los ataques de vigilantes y la represin del estado devastaron las estructuras comunitarias; pero, por otro, el CNA se reestructur como un partido poltico legalizado y disolvi el Frente Unido Democrtico (la coalicin de organizaciones del movimiento social alineadas al CNA), pidiendo a sus partidarios trabajar para obtener el voto en las elecciones venideras.La leccin.Deberamos haber trabajado para construir ms movilizacin de masas y participacin en todos los niveles durante el periodo de negociaciones, en lugar de desmantelar las estructuras existentes en el territorio.

Compromiso

Con el tiempo, las partes acordaron el compromiso de nombrar a un ejecutivo de transicin interino con poder compartido, que gobernara durante un perodo limitado. El gobierno interino supervisara las elecciones nacionales para elegir un nuevo gobierno y una asamblea constituyente. Para llegar a este compromiso, el CNA asumi algunas garantas, llamadas clusulas de extincin que limitaban lo que el posterior gobierno electo poda hacer. Algunas de estas garantas establecan que: Los funcionarios del antiguo rgimen conservaran sus puestos de trabajo en el nuevo gobierno. Esto implic que los funcionarios del antiguo rgimen se convirtieran en responsables de implementar los cambios, a lo que sistemticamente se negaban. Los miembros de las fuerzas armadas y la polica del antiguo rgimen tambin se mantendran en sus puestos con el nuevo gobierno electo. La nueva Carta de Derechos estableca que la proteccin de la propiedad privada era un derecho humano fundamental. La demanda de la lucha de liberacin de redistribuir la tierra de los nativos que fue tomada por los colonos blancos durante el colonialismo y ms tarde, durante los desplazamientos del apartheid, no fue considerada un derecho humano fundamental.

Este compromiso fue promovido y acogido por las fuerzas neoliberales en todo el mundo desarrollado, por las empresas transnacionales y las Naciones Unidas.2.2.9 La verdad y la reconciliacin, la justicia, la amnista y la impunidad.

El nuevo gobierno de Sudfrica estableci una Comisin de Verdad y Reconciliacin (CVR), tambin con el aplauso internacional. Las directrices para la CVR fueron acordadas durante las negociaciones: los supervivientes y vctimas de violaciones graves a los derechos humanos recibiran reparacin por parte del Estado; los autores materiales recibiran amnista una vez realizado el recuento completo y veraz de sus violaciones [1].Muchas de las vctimas y supervivientes sienten hoy que el proceso de la CVR fue defectuoso. Muchas personas nunca acudieron a la CVR. Se estima que ms de 85.000 personas cumplan con las condiciones establecidas para ser consideradas como vctimas y supervivientes de abusos de derechos humanos, pero la CVR recibi el testimonio de slo 21.000, y acord la reparacin de 16.000. El gobierno pag menos de la mitad de la cantidad de dinero que la CVR sugiri entregar en concepto de reparaciones. Muchos de los autores materiales de las violaciones (en especial funcionarios de alto nivel del gobierno del apartheid, oficiales policiales y militares) se negaron a declarar, o slo relataron lo que ya era de conocimiento pblico. La CVR concedi la amnista solamente a 849 personas. Sin embargo, el Estado no enjuici a aquellos que no recibieron la amnista y continuaron con sus vidas inmutables. Viendo esto, muchas de las vctimas y supervivientes sienten que la CVR mont un espectculo, pues los responsables nunca fueron llevados ante la justicia. El proceso de la CVR garantiz la impunidad a los autores.De igual modo, tanto la CVR como el nuevo gobierno no hicieron responsables a las empresas transnacionales que apoyaron el apartheid.El nuevo gobierno no ha cumplido con las exigencias de la lucha de liberacin.

Casi veinte aos despus, las exigencias de la lucha de liberacin no han sido satisfechas. Hoy en da, los incondicionales de la lucha (incluyendo a algunos en el nuevo gobierno) hablan de una revolucin en dos fases. Llevar al movimiento de liberacin al frente de un gobierno democrtico constituy la primera fase. El debate contina sobre la forma en que debemos trabajar de cara a la segunda fase, para poner en prctica la justicia social, la igualdad y la dignidad. Puede el gobierno actual hacer eso, o debemos reconstruir el movimiento de masas?

Las representaciones que los medios de comunicacin construyen de los diversos actores que hacen parte del conflicto armado en Colombia son definitivas para la creacin de imaginarios o mentalidades sobre los mismos.

Sobre el estudio

Esta ficha trata de identificar las razones por la cual los medios de comunicacin colombianos pueden ser vistos como arenas centrales donde cada uno de los actores sociales luchan por su significacin y de la cual dependen los consensos y disensos sobre la aceptacin pblica de los relatos de la paz y la guerra en Colombia.La investigacin Periodismo, guerra y paz. Campo intelectual periodstico y agendas de la informacin en Colombia, fue realizada en el ao 2002 por un grupo acadmico de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot, Colombia. El director de la investigacin fue Jorge Ivn Bonilla Vlez, como coinvestigador estuvo Catalina Montoya, y cont con el apoyo de un grupo de investigacin conformado por: Andrea Cadelo, Camilo Tamayo, Ana Mara Montaa, Marcela Sanabria, Carlos Solano y Jos Alejandro Cepeda.Esta apuesta investigativa parte del hecho de afirmar que las representaciones que los medios de comunicacin construyen de los diversos actores, que hacen parte del conflicto armado en Colombia, son definitivas para la creacin de las mentalidades e imaginarios que en la opinin pblica se establecen de cada uno de los actores. La legitimacin o negacin de estas narrativas conllevan a una lucha por el sentido que estas acciones, dinmicas, desarrollos y propuestas pueden presentar en la conciencia colectiva de la sociedad.De acuerdo con esta investigacin los medios de comunicacin deben ser vistos como arenas o campos centrales, en donde cada uno de los actores del conflicto desarrolla una lucha por la significacin, por el sentido, en la medida en que busca estar representado o aparecer de una manera determinada segn su inters. Es por lo anterior que la informacin empieza a ser vista como un recurso estratgico, a travs del cual cada uno de estos actores busca crear marcos de interpretacin determinados y por medio de los cuales adquiere una imagen definida ante la sociedad sobre sus compartimientos en pos de la paz o la guerra.

En los casos de conflicto armado los medios juegan un papel muy importante en la medida en que es a travs de estos que los diferentes actores inmersos en el buscan ganar visibilidad. Es por esta importancia que los medios de comunicacin son muchas veces concebidos por los actores oficiales como cajas de resonancia o teatro de operaciones de la ilegalidad, para dar a entender que en muchos casos stos se dedican a amplificar las acciones y los discursos de los grupos al margen de la ley.

Este papel que se le imputa a los medios los hacen ver como partes que favorecen a determinados grupos, ya que de acuerdo con estos conceptos lo que se hace es conceder ventajas estratgicas a los enemigos de la sociedad para llevar a cabo sus objetivos propagandsticos. Partiendo de lo anterior, la investigacin plantea que los medios pueden desempear distintos roles: sirvientes creyentes, en donde reproducen sin ninguna distancia crtica los marcos de interpretacin de las autoridades; agentes intermediarios, en donde ofrecen modelos de interpretacin y puntos en comn entre los retadores y las autoridades; y abogados del desvalido, en donde amplifican las peticiones de los opositores en contra de las autoridades.

De acuerdo con lo planteado, es claro que las autoridades oficiales ( como las Fuerzas Armadas, el Gobierno, entre otras) tienen ventajas para acceder a los medios de comunicacin y crear sus propios marcos de interpretacin ante la sociedad, pero hay que tener en cuenta que no existe un rol unificado ni homogneo en cuanto al cubrimiento de la guerra y la paz por parte de los medios. Es posible que los retadores puedan vencer estos obstculos para usar los medios noticiosos a su favor como herramienta de influencia poltica. Esta competencia entre actores, se presenta en dos dimensiones bsicas: la dimensin estructural que consiste en analizar la manera cmo los actores luchan por el acceso a los medios de comunicacin y a sus marcos de interpretacin, y la dimensin cultural, referida a analizar cmo las creencias, las normas y las rutinas periodsticas tienen influencia en los marcos de significacin del conflicto, agenciados por los medios.Preguntarse por las representaciones que los medios de comunicacin realizan de los actores armados que hacen parte del conflicto armado colombiano, es una cuestin definitiva y clave para entender cmo se apropian o rechazan los relatos de guerra y paz en las esferas pblicas del pas. El anlisis de estas representaciones aporta a la construccin de paz en la medida en que logra generar una pedagoga en los procesos de recepcin e igualmente permite entender los relatos como construcciones sociales que definen los imaginarios o mentalidades.

Se plantean entonces unas preguntas que pueden aportar al debate sobre la configuracin del campo medios de comunicacin, conflicto armado y paz en Colombia y que sirven de punto de partida para la decodificacin del sentido en estas luchas por las significaciones. Algunas preguntas pueden ser: Cmo construyen los medios de comunicacin las representaciones sobre los actores del conflicto armado en Colombia y qu dinmicas subyacen?, Cul debe ser el horizonte de la cobertura y el rol informativo de los medios de comunicacin en relacin al conflicto armado?, A qu se refieren las organizaciones no gubernamentales con la mala preparacin y mejor profesionalizacin de los periodistas que cubren conflicto armado?, Qu tipo de cdigos y matrices culturales son las que se configuran en el rgimen comunicativo de la visibilizacin de los relatos de la guerra y la paz en Colombia?. El ir respondiendo paulatinamente estas preguntas a travs del tiempo, puede ser un mecanismo interesante para dar cuenta de los discursos que sobre la guerra y la paz reciben diariamente los colombianos.

2.2.10 El conflicto colombiano: luchas por las significaciones de la guerra y la paz en la esfera pblica

Pasando al caso del conflicto armado colombiano, esta investigacin precisa que los medios de comunicacin a travs del tiempo han generado un desplazamiento informativo,concepto utilizado por el autor para explicar como anteriormente (en la poca del proceso de paz del gobierno de Belisario Betancur, presidente de Colombia de 1982 a 1986, con el M-19, grupo guerrillero de la dcada de los ochenta en Colombia que se desmoviliz en 1989) los medios hacan nfasis en la relativa fascinacin por la guerrilla, en el discurso seductor y carismtico de sus comandantes y en el drama humano de los combatientes recin descubiertos, y como en la actualidad la informacin que se nos presenta est ms orientada a destacar el lado militar inhumano de los guerreros subversivos; adicional a esto, tambin se ha presentado una reubicacin del encanto que antes se tena en la guerrilla del M-19, en otros actores armados como los paramilitares.

Otro de los desplazamientos a los que se refiere el autor, es el desplazamiento a la espectacularidad.

En su criterio, las agendas de informacin, que construyen la realidad social segn criterios de novedad, impacto, sorpresa y escndalo, se han dejado llevar por la atraccin que les genera la produccin de acciones blicas, llegando hasta el punto de transformar la realidad en noticias donde la espectacularidad llega al extremo de rayar con la desmemoria y el cinismo. En este tema se refiere por ejemplo a los grandes despliegues informativos para reproducir hechos como los secuestros en aviones, iglesias, edificios, carreteras y recintos polticos, dejando a un lado otros temas como las movilizaciones sociales por la paz, los pronunciamientos sobre el respeto al DIH o las acciones civiles por la paz; que no por poco importantes han dejado de tener despliegue en los medios.

El tercer desplazamiento al que se refiere la presente apuesta investigativa es al desplazamiento y transformacin de las narrativas, reflejado en la ausencia de relatos de carcter narrativo-testimonial, como los que se generaron en la poca del proceso de paz con el M-19 en la ya mencionada dcada de los ochenta en Colombia. En la actualidad, para los autores, estos relatos han sido reemplazados por las noticias que producen los medios de comunicacin: prensa, radio, televisin e internet.

En el momento de indagar sobre el papel del periodista en la cobertura informativa sobre la guerra y la paz en Colombia surgen conceptos como el de idiotas tiles, utilizado para referirse al periodista en momentos en los que ha cometido errores que muchas veces han sido cruciales para la paz y la guerra en el pas. Se presume que estos errores son incidentales y nunca de mala fe. Sin embargo en el momento de cometerlos se apela a la ingenuidad y a la mala preparacin de los periodistas, permitiendo que stos en muchos casos acten como idiotas tiles ante los grupos armados quienes muy conscientes del poder de la informacin manejan a su antojo y conveniencia el discurso informativo.

Igualmente se expone el concepto de sndrome de la chiva, a travs del cual los periodistas, por el afn de obtener la primicia, consiguen informacin sin contrastar las versiones. En palabras de Enrique Santos Caldern, director de El Tiempo, peridico de mayor circulacin en Colombia, este sndrome responde a un desbocado afn competitivo por soltar exclusivas sin la debida comprobacin, refirindose a este afn por conseguir la informacin. Los investigadores toman el concepto de competencia del investigador francs Pierre Bourdieu para afirmar que sta tiende a favorecer la uniformidad de la oferta, es decir, que contrario a lo que podra pensarse, la competencia no es un factor determinante a la hora de generar originalidad y diversidad en el contenido de la informacin.

2.2.11 El periodismo y sus desafos en el posconflicto

La guerra en Colombia dej entre 1985 y 2012, 11.751 vctimas de masacres y 150.000 de asesinatos selectivos.

2.2.12 Qu tan preparado est el periodismo colombiano para hablar de paz? As ha sido el trabajo de algunos medios de comunicacin.El escenario poltico que enfrenta el pas es crucial: la posibilidad de encontrar soluciones al conflicto armado que ha azotado a Colombia durante ms de cincuenta aos, a travs de los Dilogos de Paz. Con todo, los medios de comunicacin han estado ah, pero cabe preguntarse: Qu tanto han favorecido para que los ciudadanos asuman una posicin crtica frente a la guerra y el posible posconflicto?

2.2.13 Los medios en medio del conflicto

En una sociedad que necesita informacin, la relacin entre conflicto interno y medios de comunicacin es imprescindible. Desde siempre, los medios se han acercado al drama de la guerra para retratarlo, hacerlo ms prximo, presionar posibles soluciones, influir en la opinin pblica y promover mejores y diferentes debates.

En la prensa, por ejemplo, se han librado batallas ideolgicas y se han generado luchas polticas. Tatiana Prez Robles, historiadora de la Universidad de Antioquia, seala que los partidos polticos se configuraron a partir de la prensa de mitad del siglo XX y que fue este medio una influencia significativa para que estallara la guerra. De ah que cada partido poltico tuviera uno o varios peridicos que le pertenecan, que eran militantes o seguidores y cuyas publicaciones daban cuenta de la ideologa del partido.En esa medida, una guerra comenzaba porque efectivamente los intelectuales de los peridicos partidistas se enfrentaban a travs de un lenguaje blico que invitaba al pueblo a ir a la guerra, a armarse y a formar las guerrillas liberales o conservadoras.A su vez, durante las violentas protestas de El Bogotazo, la radio demostr su gran poder para convocar a los ciudadanos: Fue desde la misma radio que Jorge Zalamea, y otros jvenes universitarios del momento, desde la Radiodifusora Nacional, empezaron a dar rienda suelta a la idea de que la gente se fuera a armar, explica Prez.Esto nos permite ver el fuerte lazo que se ha tejido a travs de la historia entre los medios de comunicacin y el conflicto armado en Colombia. Sin embargo, nos cuestiona el hecho de que no haya una construccin similar con el concepto de paz.

La paz es nicamente la ausencia de guerra?

Como bien sabemos, el gobierno colombiano y las Farc se encuentran en negociaciones de paz. Sin embargo, y suponiendo que se llegue a un acuerdo, nada nos asegura que finalice la violencia poltica, pues esta ltima es tan amplia como la misma paz.El conflicto con las Farc es el ms representativo, pero no el nico del pas. Y aunque los dilogos que se estn desarrollando en La Habana hacen que muchos colombianos imaginen la paz, existen muchos aspectos que dicho pacto dejara sin resolver directamente.El narcotrfico es uno de ellos. Juan Diego Restrepo, columnista enSemana.comy editor del sitioverdadabierta.com, indica: El narcotrfico es el gran negocio de este pas, el gran negocio internacional; por esto, desmovilizar las FARC no significa desmovilizar el narcotrfico.Como ste, otros temas pasan desapercibidos. A diario se viven diferentes problemticas internas en las regiones, que evidencian la carencia de control del Estado ante las situaciones que atentan contra la justicia y la dignidad de la poblacin.

Colombia, el pas de los afanes

Hasta el momento, los diferentes medios de comunicacin del pas han abordado los dilogos en La Habana, a partir de un punto de vista gubernamental. Tenemos un cubrimiento limitado de los dilogos, que es consecuencia de una prensa que solo busca informacin en comunicados de prensa y que no permite generar opinin pblica, cuestionar el proceso ni discutir ni profundizar en temas que nos competen a todos.En Colombia, el flujo de informacin es apresurado y el afn de la chiva no permite investigar ni crear conocimiento ni ahondar en la paz para comprender todos sus matices. Desprenderse de esa necesidad de rapidez y dar paso al contenido elaborado es la gran responsabilidad de los medios de comunicacin.Luis Carlos Hincapi, comunicador social-periodista, docente y actual coordinador del pregrado de Periodismo en la Universidad de Antioquia, afirma que el gran reto de los medios de comunicacin es la autorregulacin, lo que implica detener el afn de querer la chiva y la informacin de primera mano. Para Hincapi, y de cara al posconflicto, los medios deben crear corrientes de opinin pblica, una carencia actual, y empezar a trabajar en un lenguaje de posguerra, hoy denominado de posconflicto: La paz se construye en el contexto del respeto por los derechos humanos, el reconocimiento de la ciudadana de las personas y, sobre todo, en trminos de equidad: en un pas inequitativo no podra haber, en mi criterio, una paz duradera.La falta de compromiso de los medios de comunicacin representa un riesgo no solo para su labor informativa, sino para su labor pedaggica. As lo sostuvo Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz, de la Universidad Nacional, cuando critic a aquellos periodistas que estn mal informados sobre el conflicto y el proceso de paz, una situacin que los lleva a hacer mal su trabajo y a desconocer el contexto.

La paz no se firma, se construye

Si se firma la paz en las mesas de negociacin, terminar la violencia poltica en Colombia? Cada vez estamos ms convencidos de que la paz es una nocin que se construye en conjunto, que nos compete a todos.

Javier Daro Restrepo, Maestro de la Fundacin Nuevo Periodismo Iberoamericano, dijo a los medios, el 6 de febrero de 2014, que otra mirada del proceso de paz debe interesarse por las respuestas a la desigualdad, a la injusticia, a la pobreza y el hambre, que son varios de los tantos orgenes de la guerra. Cuando estos se convierten en el tema constante de los medios de comunicacin, se puede decir que la prensa trabaja para una paz sostenible.

Por su parte, Humberto de La Calle, jefe de la delegacin del Gobierno en los Dilogos de Paz en La Habana, se refiri, en la versin digital de la Revista Arcadia, al papel del arte, incluida la comunicacin, en los Dilogos de Paz: El arte toma fragmentos de realidad y los va llevando hacia la versin mtica del conflicto. Pero dicho esto, tambin el arte contribuye a ese reservorio de verdad verdadera que, como es tpico, constituye uno de los pilares de la aplicacin de justicia en el momento de la transicin.

El arte, la literatura, la implementacin de la palabra y el smbolo son sumamente importantes para la construccin de una paz que perdure, pero han sido descuidados por la prensa nacional. Solo algunos medios alternativos o comunitarios le han apostado a la construccin de paz con estas referencias. Un periodismo comunitario es el que construye capital social. No se refiere a reunir un patrimonio en dinero, sino que el capital se crea es con redes ciudadanas, institucionales, comunitarias, en la nocin de barrio, de liderazgo, de participacin, igualitaria, equitativa, explica el profesor Luis Carlos Hincapi.

Las preguntas estn ah: ser que estamos preparados para el posconflicto? Estaremos realmente preparados para la paz, y la concrecin de los acuerdos que se firmen entre Gobierno e insurgencia? Porque terminado el conflicto armado, vendra una fase de aclimatacin de la paz, como la llama el negociador De la Calle. Los retos apenas comienzan.

Pese al hermetismo que ha rodeado las negociaciones, los medios de comunicacin pesan muchsimo sobre su desarrollo. Y tienen mucho por hacer: un periodismo que contextualice y contribuya a crear un imaginario de paz es ms necesario que nunca.Juan David Crdenas*Opinin de los Colombianos. Los dilogos de paz, un proceso que en principio parece un escenario netamente poltico, encierran tambin una intensa disputa comunicacional entre los actores involucrados: el gobierno, la guerrilla, la oposicin poltica al proceso y la sociedad civil organizada, entre otros.

Un proceso de paz no es simplemente una negociacin poltica que busca la concertacin entre actores histricamente opuestos. Detrs de esta dimensin hay un forcejeo ms hondo: la lucha por establecer una interpretacin particular de la historia del conflicto, sus causas, consecuencias y responsables, una interpretacin que enmarque y contextualice cualquier resultado de la negociacin.Los medios de comunicacin cumplen un papel fundamental en cualquier proceso de paz pues son los responsables de la construccin de la realidad en torno a este.

Por eso, los medios de comunicacin cumplen un papel fundamental en cualquier proceso de paz pues son los responsables de la construccin de la realidad en torno a este, as como los encargados de crear los encuadres (frames) para interpretar los acontecimientos, de determinar los temas esenciales del proceso (agenda setting) y de seleccionar los protagonistas o referentes de la construccin de esa realidad (priming).

El profesorGadi Wolsfeld, terico israel, ha propuesto un modelo de anlisis de la influencia de los medios de comunicacin sobre los procesos de paz a partir de un estudio sistemtico y comparativo de experiencias como la israel-palestina, el proceso de paz en Surfrica y el proceso de Irlanda del Norte. Para Wolsfeld, los medios pueden tener una gran influencia sobre cuatro aspectos cruciales en todo proceso de paz:a)La definicin de la atmsfera poltica;b)La influencia sobre la naturaleza del debate;c)El impacto sobre el comportamiento y las estrategias de los participantes; yd)El impacto sobre la visibilidad pblica de los actores de la negociacin.

Problemas de la falta de informacin

Para analizar el papel de la informacin en el proceso de La Habana es necesario tener claro que por acuerdo de las partes se ha venido manejando un alto grado de hermetismo en torno a las negociaciones, que solo se rompi la semana pasada con la publicacin de los textos de los primeros acuerdos.

Este hermetismo ha hecho difcil que la opinin pblica construya posiciones informadas frente al proceso y ha dejado un margen muy grande a la especulacin entre los sectores que aprovechan para difundir sus ideas de oposicin al proceso.

Es entendible que por motivos estratgicos, y con las lecciones aprendidas de pasadas experiencias, los actores del conflicto hayan optado por la confidencialidad para poder avanzar en sus negociaciones prolongadas y complejas sin el ruido que suele resultar de las filtraciones.

Sin embargo, y pensando en que los acuerdos deben ser refrendados por la ciudadana, el vaco informativo podra convertirse en grave obstculo para la legitimacin de lo acordado.

Por otro lado, a medida que el proceso de paz se alarga y transcurren semanas o meses sin novedades en la mesa de negociacin, este puede perder presencia en la agenda pblica y convertirse en un asunto rutinario, que se instala en la agenda noticiosa como algo normal, siempre presente, pero sin muestras de evolucin.

Esto, por supuesto, se rompe en aquellas coyunturas, positivas o negativas, como son los nuevos acuerdos o los acontecimientos violentos que tengan la capacidad de afectar la agenda pblica y reorganizarla alrededor de ellos.

El principal damnificado de esta ausencia de informacin es el ciudadano del comn. Como muestran variosestudiosque se vienen realizando en el Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana, a medida que pasa el tiempo, no se ven avances claros y no se tiene buena informacin sobre qu se est negociando, variables como la credibilidad, el optimismo e incluso el inters frente al proceso tienden a disminuir.Y a eso han de sumarse los esfuerzos de distintos sectores involucrados en la negociacin que han colonizado el espacio meditico con sus marcos de interpretacin del proceso en una lucha permanente por la construccin de sentido.-Por una parte est la guerrilla con su esfuerzo, ms poltico que comunicativo, para posicionar un encuadre sobre las causas histricas del conflicto.-Por otra parte est la oposicin poltica que busca posicionar un encuadre sobre el conflicto y sus remedios. -Est el gobierno con su propia lectura acerca de las soluciones del conflicto y los escenarios del post-conflicto,-Y hay sectores diversos de la sociedad civil organizada que buscan imponer sus propias perspectivas. En este contexto, los ciudadanos, a partir de su sistema de valores y convicciones, y con la escasa informacin que tienen sobre el conflicto o el proceso de paz, construyen opiniones y actitudes que se vern reflejadas en un eventual proceso electoral de refrendacin de los acuerdos.

Nuevos fines para los medios

Si bien es una realidad que no existe mucha informacin sobre el proceso de La Habana, y que quizs los medios se resisten a dar pantalla a las FARC - que suele pronunciarse ms que el gobierno en la mesa de negociaciones y por fuera de ella- creo que los medios pueden contribuir a una mayor y mejor informacin para que los ciudadanos puedan tomar mejore decisiones sobre el tema.

Frente a la pregunta: qu deben hacer los medios frente al proceso de paz?, una de las respuestas ms obvias y necesarias es: ms periodismo.

Otro de los hallazgos de los estudios del Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana es la baja frecuencia en los medios de artculos de contextualizacin y opinin que, ante la ausencia de pronunciamientos oficiales, puedan dar visiones externas y plurales que ayuden al ciudadano a ver los diferentes puntos de vista, los trasfondos histricos y las implicaciones de un proceso poltico tan importante para el pas.

Los medios de comunicacin, pblicos y privados, podran y deberan ser protagonistas de la paz, no nicamente a travs de campaas publicitarias, sino tambin en los procesos de reconstruccin de la memoria histrica del conflicto, haciendo visibles a las vctimas de la violencia y a sus experiencias. La transmisin de los valores de una cultura de paz y reconciliacin debe ser uno de los fines de los medios de comunicacin.

Testimonios y experiencias de personas con historias de vida marcadas por la violencia, pero a la vez por el perdn y el espritu de reconciliacin, pueden ser muy poderosas y persuasivas a la hora de lograr una mayor sensibilidad de la poblacin sobre la relacin costo-beneficio de la convivencia pacfica en una sociedad con tantos problemas como la nuestra.Los medios son herramientas fundamentales en la construccin de los imaginarios frente a la paz, y con su cubrimiento noticioso y el discurso que construyen frente al conflicto y el proceso van a ser una gua poderosa de las opiniones y actitudes ciudadanas.

De ellos se puede desprender la sensacin generalizada de que esta paz ser la terminacin del conflicto y no necesariamente la construccin de un Estado y una sociedad ms justos e incluyentes. Por eso es una obligacin de los medios plantear la discusin en torno a qu paz y qu pas queremos tener todos los ciudadanos despus de la eventual firma de los acuerdos de La Habana.

En ese orden de ideas sera muy importante tener una visin ms integral de la historia (en el sentido histrico) y de la historia (en el sentido narrativo) de las implicaciones del proceso de paz que involucre dentro del imaginario nacional no solo a los actores polticos en conflicto, combatientes y no combatientes, sino a todos los sectores sociales y a las expresiones particulares de la violencia.

Para esto se debe generar la conciencia de los costos del conflicto sobre las poblaciones indgenas, las minoras raciales, los campesinos, los sectores sindicales, los defensores de derechos humanos, los educadores y otras personas cuyos dramas individuales, absorbidos por la dimensin poltica y blica del conflicto, a menudo pasan desapercibidos.

Igualmente se debe generar conciencia frente a los costos econmicos, ambientales, sociales, culturales y psicolgicos de la guerra.

De la construccin colectiva del imaginario frente a la paz que hagan los medios de comunicacin depender cmo la sociedad colombiana afronte el proceso de refrendacin de los acuerdos, la ejecucin de los mismos y, sobre todo, la evolucin de una convivencia social basada en la verdad, la justicia y la reparacin.La paz no puede ni debe ser nicamente un asunto de polticos y combatientes por fuera de las fronteras del pas. La paz debe ser un asunto de todos los colombianos y como tal los medios deben ayudar a construir un nuevo imaginario.

El papel del periodismo en la historia reciente de la paz y de la guerra merece varios comentarios. Si, durante los dilogos de Pastrana (1998-2002), los peridicos nacionales crearon unidades de paz para cualificar el cubrimiento del proceso e informar mejor a la ciudadana, bajo la era Uribe (2002-2010) estas desaparecieron y los grandes medios y los periodistas terminaron, por intimidacin o por complicidad con algunas honrosas excepciones, alabando al lder mesinico, hacindose los de la vista gorda frente a sus abusos y amplificando acrticamente la versin oficial de que, en cuanto a las Farc, estbamos en el fin del fin.La idea de que es posible derrotar militarmente a la guerrilla, mediante una ofensiva militar relativamente exitosa por lo menos hasta el pico de la Operacin Jaque en el ao 2008 es hoy uno de los obstculos por superar.

Gobierno, Farc y medios de comunicacin tienen una responsabilidad enorme con la sociedad colombiana a la hora de dar a conocer los detalles de los dilogos de paz. Todos tienen fallas de forma y de fondo (tanto en los mensajes como en la manera de decir las cosas), lo que desorienta a la opinin pblica.

El doble canal gubernamental en el tratamiento discursivo de las Farc, que flucta entre las declaraciones agresivas del ministro de Defensa y los altos mandos militares que incluye calificativos como bandidos o terroristas y el reconocimiento de esa organizacin como interlocutor poltico vlido en la mesa de negociaciones, recuerda similares desencuentros en los tiempos del Cagun. Tales discursos envan signos confusos a la opinin pblica sobre la construccin de confianza y la viabilidad de la paz.

Los desencuentros no son solo discursivos. EnEl Tiempodel domingo 17 de febrero, mientras que una columna del ministro del Interior, Fernando Carrillo, aparece con el ttulo Profundizar la descentralizacin, un reto para consolidar la paz, otro reportaje de la misma edicin se titula: Llega ms tecnologa para acelerar fin de la guerra. Un recuadro cita a la viceministra de Defensa, Diana Quintero, que dice: para cumplir la misin, hay que utilizar acelerantes: tecnologa de punta, para arreciar contra los violentos.Si bien el artculo dice que el plan no solo se aplica para guerrilla y bacrim, sino para las bandas delincuenciales que azotan las ciudades, la inversin de 7,2 billones de pesos en seguridad, la compra de cinco helicpteros Black Hawk S70i (el helicptero ms veloz y a la vez ms silencioso del mercado mundial de armamento) y el aumento del pie de fuerza (en 20.000 policas y 5.000 soldados profesionales), son indicios de la precaria confianza construida hasta ahora en La Habana.El Gobierno y sus negociadores tienen razn en delimitar una agenda y en no permitir la inclusin de lo divino y lo humano en ella, pues eso la hara inviable procedimentalmente. Pero obran a veces como si el pas fuera un paraso de democracia, segu