stern, steve - los pueblos indigenas del perú (1)

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    STEVEJ STERLOSPUE LOSINDGENAS DELPERUYEL DE S AF I O DE L A C O N Q U I S T A ESPAOLA

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    Los pueblos indgenasdel Per y el desafo deconquista espaolaHuamanga hasta 1640

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    Alianza AmricaMonografas

    Steve J. Stern

    Los pueblos indgenasdelPer y el desafode la conquista espaolaHuamanga hasta 1640Versin espaolaFernando Santos Fontenla

    Alianza Editorial

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    Titulo original:Peru s Indian Peoples and the Challenge of Spanish Conquest-Huamanga to 1640

    Sieve J. Stern 1982 Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1986Calle Miln, 38, 28043 Madrid; telf. 200 0045ISBN: 84-2064209-6Depsito legal: M.42.057-1986Impreso en Lavel. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid)Printed in Spain

    Dedicadoa la memoria de mis abuelos Israel y Judy Weisz

    y a sus hijos Nosenlipe, Leah, Moritz,Ester, Joseph, Abraham,

    Bordehay y Rachel

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    ndice

    Expresiones de agradecimiento 11Introduccin , 15Los pueblos indgenas del Per y el desafo de la conquista espaola. 211. Paisajes precolombinos 232. Ascensin y cada de las alianzas postincaicas 593. Una divisoria histrica 934. La economa poltica del colonialismo 1335. Los indios y la justicia espaola 1856. La economa poltica de la dependencia 2197. La tragedia del xito 2558. La herencia colonial de Huamanga 293Material de referencia 307Apndice A. Deu das, salarios y trabajo en Castrovirreyna, 1597-1603. 309Apndice B. Gua de documentos coloniales de tenencia de tierras ... 313Apndice C. Cuentas oficiales de las poblaciones tributarias de Huamanga, 1570-1635 315Apndice D. Asientos de indios en la ciudad de Huaman ga, 1570-1640. 317Abreviaturas utilizadas 322Glosario 323Bibliografa 3259

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    Expresiones deagradecimento

    La mejor forma de comprender los esfuerzos individuales es comopartes de un producto ms amplio, creado socialmente. Este libro no esninguna excepcin, y sera imposible dejar plena constancia de las redesintelectuales y personales de apoyo e influencia que han contribuido almanuscrito. Por su generoso acceso a unos magnficos materiales de archivo debo dar las gracias a la seorita Graciela Snchez Cerro, al doctorGuillermo Durand Flores, a don Mario Crdenas, a la seorita MaraMendo Muoz, a don Alfredo R. Alberdi Vallejo y a don Juan ClmacoZorrilla Arambur. Por su hospitalidad, su amistad y las experienciasque compartieron conmigo, doy las gracias a don Moiss Ortega, doaEmilia Contreras de Ortega, don Juan Mateo, doa Amrica Ortega deMateo, las seoritas Paula y Claudia Mateo Ortega, doa Yolanda Kron-berger, don Carlos Lmaco Barnett, doa Amanda Crdoba Miranda ydoa Marcia Koth de Paredes. Durante mis investigaciones en el Pertuve la fortuna de gozar de la compaa social y del estmulo intelectualde Olinda Celestino, Marisol de la Cadena, Carlos Degregori, Alberto Flores Galindo, Modesto Glvez, Enrique Gonzlez Carr,Patrique Husson,Jos Ignacio Lpez Soria, Helen O'Brien, Juan O'Brien, Scarlett O'Phelan ,Cristina Rossel, Ernesto Yepes y Madeleine Ziga. El doctor LorenzoHuertas Vallejos comparti generosamente su compromiso, su experiencia y su curiosidad intelectual. Su ejemplo y su amistad son algo inolvidables, y jams podr estarle lo bastante agradecido.Los especialistas en los Andes tienen una deuda intelectual enormecon John V. Murra. Tambin le debo agradecer su aliento personal. Adel11

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    12 Expresiones, de agradecimientoStern y Egon Stern, mis padres, participaron especialmente en la formacin de mi visin del mundo y de las preguntas que hago. Mi deudapara con ellos y para con los padres de mi esposa, Ignacia Mallon y Richard MalIon, son enormes. Este libro tuvo su origen en mis cursos dedoctorado, en los que a veces los vnculos de la relacin intelectual y dela amistad personal se entrecruzan maravillosamente. Tuve la suerte decompartir esos vnculos con Steven Hahn, Rachel Klein, Rosario Prez yBarbara Wenstein. Todos y cada uno de ellos me ensearon muchas cosas. Tambin tuve la gran suerte de contar con una comisin notable decrticos y asesores. Richard Morse y Peter Winn tuvieron la amabilidadde alentarme en mi tarea, y me ayudaron a situarla en una perspectivahistrica. Karen Spalding fue una gran inspiracin. No slo es una pionera intelectual que ha establecido unas cotas altsimas, sino que ademses un maestra, una crtica y una amiga muy generosa. Las percepciones,las crticas y la consagracin a la enseanza de Emilia Viotti da Costahan mejorado mi trabajo en todas y cada una de las fases de su evolucin. Resulta imposible dar suficientes gracias a una profesora-estudiosadesbordante de curiosidad y emocin intelectuales, y tan excepcional-mente generosa con su tiempo y su energa. Debo un agradecimientomuy sentido a Florencia E. Mallon. Su crtica honesta, su enorme capacidad intelectual y su espritu generoso constituyen una combinacinexcepcional de cualidades que he tenido la suerte de conocer directamente. La pena, sin embargo, es que no me haya sabido transmitir sutalento literario.Mis colegas en la Universidad de Wisconsin, Thomas E. Skidmorey Peter H. Smith (actualmente en el Instituto de Tecnologa de Massachusetts) han sido una fuente de aliento personal y de estmulo intelectual desde que nos conocimos. Mi tarea tambin se ha visto facilitadapor los intercambios con Heraclio Bonilla, John French, Brooke Larson,Rolando Mellafe, Franklin Pease, y Ann Wigtman. Elizabeth Steinbergy Peter Givler, de la University of Wisconsin Press, y el editor de micoleccin, Pericles Georges, me han impulsado y animado, con sus elogios, sus crticas y.sus sugerencias, para mejorar el manuscrito y terminarlo. Les agradezco sus comentarios a ellos y a dos revisores del manuscrito.Este no se podra haber terminado sin el apoyo material de una seriede personas y de instituciones. Agradezco a la Fundacin Danforth, alConsejo de Investigaciones sobre Ciencias Sociales y Consejo Estadounidense de Sociedades Eruditas y al Programa de Becas de FormacinFullbright-Hays las subvenciones que me permitieron realizar los estudios de doctorado y la investigacin para mi tesis doctoral. Doy las gracias al personal del Departamento de Historia de la Universidad de Wis-

    Expresiones de agradecimiento 13consin-Madison, y especialmente a Betty Jo Newton y Katy Spohn, quemecanografiaron el manuscrito con gran cuidado y competencia. GailRichman y Karyn Rotker me han ayudado a completar la lista de manuscrito y de publicaciones citados para la bibliografa.Este libro est dedicado a diez personas, la m ayora de las cuales perdieron la vida a manos de los nazis. Nunca las conoc directamente, perohan influido mucho en mi vida. El citarlas es recordar que el ignorarla experiencia pasada de la humanidad equivale a dejarse caer en unaespecial forma de amnesia que comprende mal la herencia del presentey va en contra de la perspectiva de edificar un futuro ms justo.

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    Introduccin

    El presente libro narra cmo la conquista transform a los vigorosospueblos autctonos de la Sierra andina en una casta inferior de indiossubordinados a los colonizadores espaoles, y a la creacin europea deun mercado mundial. Pese a la labor pionera de algunos historiadoresy antroplogos se trata de algo que todava no se ha narrado, y sobretodo no se ha narrado desde el punto de vista de las experiencias, loslogros y los fallos de los pueblos andinos colonizados.En resumen, en este libro se estudia la creacin de una nueva sociedad deuna sociedad colonial en los Andes durante el siglo siguientea la conquista espaola del Imperio Inca en 1532. A fin de comprendermejor este proceso he preferido adoptar un enfoque regional, pero unenfoque en el cual se tiene presente el contexto ms am plio que condiciona la historia de toda regin. La investigacin a nivel regional me hapermitido contemplar a la gente, las instituciones y las tendencias deforma mucho ms concreta. Igual importancia tiene el hecho de que unenfoque regional reeja una dinmica fundamental de la colonizacinespaola. Los conquistadores fundaron una serie de ciudades importantescomo puntas de lanza para su control y su expansin sobre sus hinterlandsrespectivos. Donde el enfrentamiento entre europeos e indios cre un nuevo tipo de sociedad en las Americas fue a los niveles regional y local.La regin que he seleccionado para estudiar este proceso ha sido lacontrolada po r la ciudad de Huamanga (hoy Ayacucho), fundada en 1539El desarrollo colonial de Huamanga estuvo condicionado por todas lastendencias socieconmicas clsicas: poblacin autctona decreciente, auge15

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    16 Steve J. Sternde la agricultura comercial y de las manufacturas de paos, expansinminera, etc. El descubrimiento de importantes centros mineros (Huan-cavelica y Castrovirreyna) en la regin facilita una visin de cerca delas relaciones entre las economas minera y agrcola y entre los centroscomerciales urbanos y los hinterlands rurales. Los estallidos de herejasantieuropeas entre los indios de Huamanga dejaron tras de s datos quenos permiten acercarnos ms a las ideas de los propios indios. ComoHuamanga no era la capital del Imperio Inca, su historia nos habla claramente de las experiencias de las sociedades andinas locales el campesinado sin lasdeformaciones queimpone el caso especial de la liteindia del Cuzco. Por ltimo, Huamanga abarca una zona geogrfica lobastante amplia (Mapa 1) como para que podamos tener en cuenta lasvariedades locales significativas de las tendencias coloniales. Por estosy otros motivos, Huamanga es una regin muyadecuada en la que estudiar la dinmica principal en la que se bas la fundacin de la sociedadandina colonial.Adems, Huamanga tuvo mucha importancia a lo largo de todo elperodo en estudio.En sus primeros aos coloniales tena un valor estratgico como zona en la que la consolidacin de los colonizadores espaoles poda neutralizar la amenaza militar que representaban los rebeldesincas al noroeste de Cuzco'. Poco despus Huamanga adquiri una importancia econmica vital. La regin estaba en medio del camino de lasierra que enlazaba Lima, Jauja, Cuzco y Potos (en Charcas, o sea, enla actual Bolivia). As, Huamanga serva de corredor comercial entre losdos mercados ms importantes de la Sudamrica espaola: Lima, la capital de la costa del Pacfico, que controlaba los enlaces comerciales conEuropa, y Potos, la ciudad fabulosamente rica que surgi a raz deldescubrimiento de una vena enorme de plata en 1545, y que tena150.000 habitantes en 1600.Adems, Huam anga era una regin mineraimportante por derecho propio. Tena minas de mercurio y de plata queoriginaran dos centros urbanos: Huancavelica (1564) y Castrovirreyna(1591), respectivamente, ademsde la ciudad de Huamanga. Elm ercur io,en especial, era indispensable para beneficiar la plata de Potos a partirdel decenio de 1570, y los virreyes espaoles consideraban con raznque Huancavelica y Potos eran los dos pilares econmicos en los quese sustentaba el virreinato del Per. La estratgica ubicacin econmicade Huamanga, las minas de mercurio y de plata y las grandes poblaciones indias eran todas ellas razones suficientes para atraer la atencinde colonizadores comerciantes y funcionarios.Al relatar una historia de opresin no pretendo limitarme a repetiruna historia ya muy conocida: que los colonizadores espaoles maltra

    taron a los indios y los explotaron. Tampoco pretendo escribir una his-

    Introduccin 17

    umOH WiM lASRAfam MNMSin WISCONSIN MAO ISC I

    Nota.Parinacochas y Andahuaylas pertenecieron formalmente al hinterland dela ciudad del Cuzco, pero en determinados aspectos estaban orientados hacia Huamanga. Andahuaylas perteneci al obispado de Huamanga en el siglo xvn, y Parinacochas a la Intendencia de Huamanga en el x v m . No citar datos ni pautas deesas provincias perifricas ms que cuando estn acordescon losdatosde losdistritos nuclearesde Huamanga.MAPA 1.LaregindeHuamangaen elGran Per,circa1600.

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    18 Steve J. Sterntoria definitiva ni completa (empresa que a mi juicio sera imposibley estara mal concebida) de los pueblos autctonos de Huamanga enlos aos de 1532 a 1640. Y aunque los colonizadores espaoles ocupanun lugar muy destacado en mi comentario, mucho menos pretendo haberescrito su historia, tema complicado y vasto que merece, y ha recibido,gran atencin por sus propios mritos.Lo que yo deseo es centrarme ms concretamente en cmo hicieronfrente los pueblos indios de Huamanga al desafo de la conquista europea, y con qu consecuencias para ellos mismos, para sus colonizadores y para la sociedad que se cre. Al narrar esta historia espero alcanzar tres objetivos relacionados entre s. En primer lugar, deseo documentar y comprender las luchas y los logros de los pueblos andinos frente a su colonizacin. En segundo lugar, deseo demostrar cmo sus actoscondicionaron la evolucin de la sociedad colonial y limitaron las opciones de la clase dirigente europea. Aunque los autctonos no lograronabolir la estructura opresiva como un todo, su resistencia y sus adaptaciones creativas desafiaron a los colonizadores y los obligaron a elaborarnuevos modos de explotacin, so pena de ir deslizndose hacia la decadencia. Por ltimo, espero utilizar laexperiencia colonial en Huamangacomo estudio monogrfico que pueda enfocar cuestiones clave en la historia de las sociedades de clases. La clase dirigente europea, pese a momentos de crisis y de cuasi fracaso, logr establecer una sociedad explotadora que ha durado siglos. El estudio de cmo logr superar los mltiples obstculos que los autctonos recalcitrantes les interpusieron enel caminoy que los indios amigos les ayudaron aeliminar puedeservirnos para comprender las fuerzas que apoyan o socavan la tentativapor parte de una clase dominante de consolidar su hegemona sobre unasociedad. El comprenderlo puede incluso profundizar nuestra percepcindel carcter polifactico de la explotacin en s.Es posible que al lector le resulte til una gua de los captulos quesiguen. El captulo 1 constituye una introduccin a la vida indgena enHuamanga antes de la conquista espaola, en el contexto de un comentario ms general en el que se reconstruyen las instituciones y las relaciones caractersticamente andinas que se hallan en muchas de las culturas serranas del Per meridional y central y de Bolivia. En el captulo 2 se estudia el primer ciclo de las relaciones hispano-indias enHuamanga; se centra en las circunstancias favorables a las alianzas opor lo menos a la cooperacin entre los pueblos autctonos de laregin y los conquistadores, espaoles y en la dinmica que llev inexorablemente al derrumbamiento de las alianzas entre indios y blancos.En el captulo 3 se documenta la crisis de las relaciones coloniales ini--ciales, manifestada en el movimiento milena-ista anticristiano generali-

    Introduccin 19zado en Huamanga en el decenio de 1560. El captulo culmina con lasreacciones espaolas a una crisis general del virreinato del Per, comprendidas las reformas generales establecidas por el Virrey Franciscode Toledo en el decenio de 1570.En los captulos 4 a 7 se estudian diversas consecuencias sociales,econmicas y polticas de la reforma del rgimen, as como de la resistencia y la adaptacin de los indios. A un determinado nivel cabe interpretar esos captulos como dimensiones diferentes de un solo procesoque define todo el perodo de 1570 a 1640. A otro nivel, la secuenciade captulos corresponde a una evolucin cronolgica. En el captulo 4se estudia la economa poltica del rgimen colonial reestructurado enel decenio de 1570. En el captulo 5 se documenta una estrategia deresistencia india que fue adquiriendo cada vez ms importancia en elsiglo xvii: el empleo con gran destreza de las instituciones y los mecanismos judiciales espaoles para socavar las prcticas explotadoras. Enel captulo 6 se comenta la evolucin del carcter de la economa poltica colonial, y en particular del sistema laboral, que sustentaba el rgimen colonial en el siglo xvn. Lo que yo sostengo, en parte, es quelos nuevos sistemas laborales representaron una adaptacin europea alas crisis y los problemas planteados por la resistencia india que se describe en el captulo 5. En el captulo 7 se analiza el auge de una minora de indios triunfadores o de xito, cada vez ms destacada a partirde 1640, y se estudian las formas en que sus logros afectaron a la evolucin de la estructura y de la cultura internas de la sociedad autctonay provocaron nuevas formas de enfrentamientos y de conflictos entre losindios.Las ilustraciones que se reproducen en los captulos 1 a 7 se hanextrado de una extraordinaria carta de 1.200 pginas de longitud,escrita al Rey de Espaa por un indio aculturado y descontento de la

    parte meridional de Huamanga, Felipe Guarnan Poma de Ayala.La descripcin que hace Poma de Ayala de la vida precolombina y la colonial,as como las reformas que propone, constituyen una de las fuentes indgenas disponibles ms valiosas del Per colonial. Sus dibujos, tan reveladores, figuran en el facsmil publicado de su carta que se mencionaen la Bibliografa. Existe una importante edicin crtica de su carta publicada por Siglo XXI Editores en Mxico en diciembre de 1980, demasiado tarde para consultarla cuando se estaba preparando la presenteobra *.* En la edicin espaola de este libro todas las citas e ilustraciones de Poma

    de Ayala remiten a la de Siglo XXI, a la que alude el autor (N. del T.).

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    2 Steve J.StemEn el ltimo captulo del libro se evala la significacin histricade un siglo de colonizacin en Huamanga. En l se identifican los legados persistentes que, con algunas modificaciones, siguen configurandohoy da la vida en las regiones serranas indias. Se procede a analizarlas fuerzas que sostuvieron la hegemona de una clase dirigente colonialy en consecuencia hicieron que un ataque en masa por el campesinadoindgena contra la estructura explotadora resultara irrealista a fines delsiglo xvii. Por ltimo, en el captulo 8 se examina la evolucin del sistema laboral de Huamanga como producto de una lucha y un conflictosociales constante. Las pautas especficas de explotacin de la mano deobra empleadas por los colonizadores fueron cambiando, como consecuencia de las presiones y en reaccin a las adaptaciones y la resistencia de los indios. Vistos desde esta perspectiva, los pueblos autctonosde Huamanga fueron agentes de su propia historia, aunque no pudieranconformar la sociedad conforme a sus propios sueos.

    Los pueblos indgenas del Pery el desafo de la conquista espaola

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    1. Paisajes precolombinos

    Visto desde Huamanga el tapiz de colores rojos y morados que tienlas montaas hacia el norte parece magnfico y acogedor, como si alguien hubiera pintado un crepsculo espectacular en la roca.Pero visto de cerca, por alguien a quien se le hubiera encargado latarea de subsistir o de cultivar alimentos all, el paisaje escarpado dela alta sierra andina puede convertirse en algo fro y hostil. Cincuentay siete de sus cimas llegan a alturas de ms de 5.400 metros, y muchosde los puertos estn a tres kilmetros sobre el nivel del mar1. En Huamanga y otras partes meridionales de la sierra, la estacin de las lluvias(diciembre a marzo) es corta, y las posibilidades de riego son limitadas.Las caractersticas speras y agrestes del paisaje elcambiante caleidoscopio de faldas y cuestas, los estrechos valles de los ros y las hondasgargantas cortadas por los arroyos de montaa, la dureza pedregosa dela propia tierra predominan casi en todas partes, salvo en algunaspunas altas, los pramos donde sirven de pasto las extensiones de ma-tojos de hierba (ichu). Esas tierras altas estn puntuadas por una tramade valles altos y bajos entre las montaas, de donde parten los manantiales de los arroyos que corren hacia el oeste y el sur, hacia la costa,y del sistema fluvial de la Amazonia, hacia el norte y el este. Hacia

    1 Wendell C. Bennet, The Andean High lands: An Introduction, en Hand-book of South American Indians, comp. por Julian H. Steward (7 vols., Washington, D.C., 1946-1959), 2:2. Vase en la bibliografa una gua de los ttulos de losmanuscritos citados en las notas a lo largo de todo este libro.23

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    24 Steve J. Sternel oeste de Castrovirreyna y Lucanas (vase el mapa 1) se desciende alas trridas tierras deUdesierto y los valles fluviales de la costa del Pacfico; por las faldas orientales de Huanta se dirige uno a la reginde la montaa, las zonas relativamente clidas y hmedas de transicinhacia las selvas amaznicas.Este paisaje vertical suele incorporar una variedad asombrosa demicroambientes ecolgicos en una superficie relativamente reducida. Porejemplo, en casi cualquiera de las subregiones de Huamanga se puedeir a pie de campos agrcolas templados a pastos fros de la puna, obajar a los valles calientes o la montaa, en el espacio de unos das.En todos los Andes, el viajero que sube o baja unos centenares de metros advierte los cambios de temperatura y de clima, ve cmo cambianla fauna y la vegetacin. Al bajar se nota que el aire deja de ser fro,se ve que empiezan a abundar los cactus o se encuentran huertos regados que anuncian la llegada a tierras ms secas y calientes. Al subir,se vuelve a sentir el fro del aire, se pasa al lado de campos de patatasy por fin se llega a prados y fuentes solitarios que son los hogares preferidos de las llamas altas y lanudas. Incluso a la misma altura, una seriede variables ngulo de la pendiente, grado de erosin, calidad de lacobertura del suelo, horas de sol y de lluvia, y drenaje, posibilidadesde riego, direccin e intensidad del viento, frecuencia de las heladascrean diversas bolsas ambientales, cada una de las cuales tiene su configuracin ecolgica particular2.La agricultura es aleatoria. La mitad de las veces, una estacin delluvias escasas amenaza a los cultivos en todas las tierras, salvo las preciadsimas de regado3. En las zonas altas, la estacin seca comporta fluc-

    2 Vase una descripcin ms completa de la ecologa andina en Javier PulgarVidal, Las ocho regiones naturales del Per (Lima, 1946); Jaime Rivera Palomino,Geografa general de Ayacucho (Ayacucho, 1971), especialmente los mapas en laspginas 58/59 y 66/67.Vanse descripciones hechas en el siglo xvi de la ecologa y las posibilidadeseconmicas de la regin de Huamanga en Damin de la Bandera (1557), Relacin general de la disposicin y calidad de la provincia de Guamanga, RGI, 176,177,179; Pedro de Carabajal (1586), Descripcin fecha de la provincia de VilcasGuarnan, RGI, 206 a 218; Pedro de Ribera y Antonio de Chaves y de Guevara(1586), Relacin de la ciudad de Guamanga y sus trminos, RGI, 182 y 183,192; Luis de Monzn y otros (1586), Descripcin de la tierra del repartimientode los Rucanas Antamarcas, RGI, 238 y 244 a 247; id . (1586), Descripcin dela tierra del repartimiento de Atunrucana y Laramati, RGI, 227 a 230, 232a 234; id . (1586), Descripcin de la tierra del repartimiento de Atunsora, RGI,220 y 221, 223 y 224.3 Vase AGN, DI, Leg. 6, C.107, 1642, f. 14r; Juan Polo de Ondegardo (1571),Relacin de los fundamentos acerca del notable dao que resulta de no guardar

    Paisajes precolombinos 25tuaciones diarias extremas de la temperatura, que ponen en peligro incluso a los tubrculos y los cereales ms resistentes con sus heladasnocturnas y sus deshielos diurnos 4.Por hostil y confusa que parezca esa ecologa, sin embargo las comunidades andinas elaboraron mtodos muy eficientes de explotar sumedio. De hecho, los grandes excedentes econmicos producidos por esosmtodos sustentaron a varias grandes civilizaciones de la sierra a lo largode siglos. Veamos las interrelaciones que los pueblos indgenas crearonentre ellos y con la naturaleza para producir abundancia y un estilo devida caractersticamente andino.La organizacin de la vida material

    La autonoma econmica y la comunidad eran los dos principios gemelos de la vida material. El primer principio exiga que la gente seesparciera en formas dispersas de asentamiento adaptadas al rigor y lapluralidad ecolgicos de su medio ambiente. Econmicamente, la dispersin reduca el efecto de las malas cosechas en bolsas ambientales concretas y facilitaba el acceso a una diversidad de zonas ecolgicas adaptadas a la produccin de recursos diferentes. Incluso los grupos socialespequeos se asentaban en una serie de islas econmicas ideadas paraaprovechar la diversidad de microambientes5. Adems de cultivar losalimentos principales, como las patatas y el maz en su zona nuclear(a alturas muchas veces de 2.800 a 3.400 metros), las comunidades solan establecerse en: 1) las zonas ms altas de la puna (entre los 3.700y los 4.600 metros) para dedicarse al pastoreo de llamas y alpacas, yquiz para practicar la caza o extraer sal, y 2) en valles ms bajos ya los indios sus fueros, en Coleccin de libros y documentos referentes a lahistoria del Per (4 vols., Lima, 1916), 3:71.4 Acerca de las consecuencias de este fenmeno para la cubierta edafolgicade los Andes, vase Carl Troll, Structure Soils, Solifluction, and FrstClimatesof the Earth (Wilmette, III., 1958).5 Vanse los estudios monogrficos que figuran en John V. Murra, Formacioneseconmicas y polticas del mundo andino (Lima, 1975), 59 a 115. Cf. Domingode Santo Toms al Rey, Lima, 1 de julio de 1550, en La iglesia de Espaa enel Per, ed. de Emilio Lissn Chaves (4 vols., Sevilla, 1943-1946), 1: Nm. 4,195 y 196; Bandera (1577), Relacin general, 176. Mi comentario acerca de laeconoma poltica y las pautas de asentamiento andinas se basa en gran parteen los trabajos innovadores de Murra, cuyos ensayos se recopilaron en Formaciones. Murra sugiri muchos de los trminos (archipilago, verticalidad, adyacente, etc.) que ahora son frecuentes en los estudios sobre los Andes. Tambintengo una deuda para con Karen Spalding por mltiples conversaciones y porcompartir un manuscrito titulado The Web of Production.

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    26 Steve J. Sterntierras ms calientes para producir hoja de coca, aj, fruta, algodn, madera, quiz ms maz, etc. Al enviar colonizadores (mitmag) desde laszonas nucleares, o mediante la conquista de pueblos preexistentes en zonas ecolgicas estratgicas, las comunidades incorporaban en sus dominios una serie de colonias o islas cuyas condiciones naturales les permitan cultivar coca, pastorear animales, extraer sal, etc. Incluso en laszonas nucleares, las prcticas agrcolas y de pastoreo dispersaron a lascomunidades en sistemas de asentamiento no contiguo.Como los hogares y las comunidades definan la viabilidad econmicay por encima de ella, la riqueza en cuanto a autonoma econmica,las comunidades hicieron todo lo posible por crear esos archipilagosde productores dispersos que explotaban zonas ecolgicas complementarias. Por ejemplo, los pueblos yauyos y chocorvos, que se asentaron enlas punas altas de Castrovirreyna, cultivaban campos de algodn en losvalles ms clidos que descendan hasta la costa del Pacfico. Los grupos tnicos asentados en la regin del Ro Pampas de Vilcashuamn competan con otras comunidades por las tierras clidas productoras de cocade las zonas septentrionales de Lucanas. El pueblo soras de Lucanasoriental recorri ms de 100 kilmetros para extraer sal cerca de Hua-manga, al noroeste, y para cultivar aj en las tierras clidas costeras alsudoeste6. Al trabajar en tantos microambientes diferentes como podan,estos pueblos y otros limitaron su dependencia del trueque con otrascomunidades u otros grupos tnicos.Dentro de este contexto, los hogares y los grupos de parientes intentaban poner a su propio alcance los requisitos para producir todos losproductos agrcolas, pecuarios, minerales y manufacturados que necesitaban. Mediante la combinacin de actividades agrcolas, pastoriles y detejido en el hogar o en el grupo ms extenso de parientes, estos pueblosredujeron al mnimo la dependencia respecto de grupos especializadosde trabajadores externos al grupo de parentesco. Es cierto que algunoshogares, grupos de parentesco o comunidades se fueron especializandoen actividades como la alfarera, la platera, el trasquilado de ovejas oel pastoreo. Pero, al menos en las sociedades en pequea escala dispersas por toda Huamanga, la autonoma econmica constante de los hogares fren la aparicin de una divisin compleja del trabajo basada enesa especializacin. Los artesanos seguan trabajando la tierra y ejerciendo el pastoreo; los pastores especiales encargados de cuidar de los animales de la comunidad seguan teniendo derecho a los campos y losanimales del hogar; los trabajadores enviados a cultivar los campos de

    6 A G N , JR, Leg. 24, C.65, 1618, ff. 252r-v, 268r; RPIA, tomo 13, partida LV,331; Monzn y otros (1586), Descripcin ... de Atunsora, 224.

    Paisajes precolombinos 27coca volvan para atender a sus intereses en la zona nuclear 7. Pese auna cierta estratificacin y especializacin, los hogares mantenan el derecho y la obligacin de producir alimentos, tejer su propia ropa ydems8.El impulso hacia la autonoma econmica implicaba el control directode microambientes dispersos. Pero, expresado en trminos prcticos,cmo podan los hogares movilizar el acceso a tierras y recursos dispersos, y a la mano de obra necesaria para trabajarlos? El acceso a laasistencia en forma de mano de obra de otros hogares era, despus detodo, la clave del bienestar econmico en el sistema agrcola andino, degran densidad de mano de obra. Sin un trabajo en equipo, cuntasfaldas pedregosas se podan despejar, o en cuntas se podan hacer terrazas? Cuntos campos de patatas y cereales se podan plantar y cosechar? Cuntas zonas ecolgicas se podan explotar? Sin relaciones cooperativas, quin iba a construir y mantener los canales de riego? Cmopoda uno protegerse bien ante las incursiones injustas contra camposdispersos?Ah es donde el principio de la comunidad haca que la autonomaeconmica resultara ms prctica. Los vnculos de parentesco definanla identidad de la gente en trminos de familias ms amplias, que ens mismas eran componentes de una comunidad o familia tnica. Esosvnculos de comunidad entre parientes unieron a los productores dispersos en un rgimen de cooperacin que proporcionaba la autonoma econmica a todos los integrantes de la familia colectiva. Al nivel msntimo, el del hogar, se calificaba a un gran grupo de parientes de hermanos y hermanas (hasta los primos terceros descendientes de un tatarabuelo comn y que vivan en varias unidades domsticas). Esa tramaextensa de parientes de hogar se una con otros grupos para formarun ayllu mayor, que era la unidad de parentesco bsica de la estructurasocial andina. Formalmente, el ayllu era un linaje endgamo que afirmaba (por fines sociales) descender del mismo antepasado. Hasta bienentrado el siglo xvn, los pueblos indgenas seguan considerando el matrimonio fuera de sus propios linajes de ayllu como un acontecimientoespecial y excepcional9. Sin embargo, la agrupacin del ayllu era mucho

    7 AGN, DI, Leg. 4, C.61, 1616, ff. 86rv, 93 v-97 r; RPIA, tomo 21, partida XLVII, 459; Bandera (1557), Relacin general, 176 a 177. Cf. Murra,For-maciones, 64, 70 y 71, 78 a 80; Karl Marx, Form aciones Econmicas Precapita-listas, trad.8 Comprese la pauta hallada en sociedades de la costa por Mara Rostorowskide Diez Canseco, Etniay sociedad: costa peruana prehispnica (Lima, 1977), 221a 224, 231, 235, 260 a 262.9 As se describa el matrimonio en el ayllu en AGN, DI, Leg. 6, C.119, 1648.ff. 110v , 111 r, 111 v, 115v , 120v , 121r , 125r .

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    28 Steve J. Stenrms flexible en la prctica que en la teora, pues denotaba simultneamente ayllus menores y mayores (ayllus dentro de otros ayllus), permitamatrimonios exogmicos estratgicos que podan crear nuevos, ayllus,etctera10.Al calificarse de hermanos descendientes de un dios-antepasadomtico, los ayllus ampliaban los lmites del grupo de parentesco paraincluir un todo mayor . Al unir los hogares en ayllus, incorporar esosayllus primarios en linajes de ayllus ms extensos y forjar los ayllus msextensos en grupos ms inclusivos de pueblos emparentados, el parentesco serva como un idioma que defina los lmites de una comunidad,una tribu o un grupo tnico (utilizar estos trminos de manera intercambiable, aunque en general el de comunidad implicar una poblacin en menor escala, que puede formar parte de una familia tnica otribal ms extensa).Dentro de esta red imbricada de relaciones de parentesco que se retrotraa para incluir varias generaciones de antepasados, las personasy las familias encontraban su identidad ylos medios de supervivencia u.Los campos, los pastos, las aguas y los animales dispersos a disposicinde las famiales andinas no les pertenecan como propiedad enajenada,sino que ms bien pertenecan al dominio colectivo de sus ayllus, comunidades y grupos tnicos. Es cierto que cada hogar y cada ayllu en elseno de la comunidad trataban de lograr la autonoma econmica y elacceso directo a los diversos microam bientes. Pero esas unidades existancomo dependencias de redes ms amplias y no como entidades librese independientes. Era por pertenecer a un ayllu mayor por lo que unhogar ejercitaba derechos a tierras, animales y mano de obra. El trabajopara las autoridades locales y estatales tenda a organizarse en formade tareas comunes que se asignaban a los ayllus. La movilidad social

    10 Acerca de la orientacin sim ultneam ente endogm ica y exgena de los linajes del ayllu y las posibilidades de seguir la descendencia matrilineal o patri-linealmente, vase R. T. Zuidema, Th e Cegu System of Cuzco (Leiden, 1964),26 y 27, nota 10; Billie Jean Isbell, Parentesco andino y reciprocidad, en Reciprocidad e intercambios en los Andes peruanos, comp. por Giorgio Alberti y Enrique Mayer (Lima, 1974), 132.11 Vase, por ejemplo, Francisco de Avila (circa 1598), Dioses y hombres deHuarochir, trad, de Jos Mara Arg uedas (Lima, 1966), 63, 65, 139, 141, y laslistas de dioses-antepasados en Cristbal de Albornoz (circa 1582), Instruccinpara descubrir todas las guacas del Pir y sus camayos y haciendas, ed. de PierreDuviols, en Journal de la Socit des Amricanistes, 56. 1 (1967), 20 y 21.12 Estos comentarios d eben mucho a las observaciones de Karl Marx acercade las relaciones de produccin en las sociedades asiticas. Formaciones Econmicas Precapitalistas.

    Paisajes precolombinos 29tena un sentido colectivo, ms que individualB . Los diversos grupos deparentesco, dioses y autoridades que componan la sociedad general compartan derechos imbricados a un dominio comn que nadie poda expropiar realmente. En 1578, cuando se concedieron a la comunidad indiade Motoy, en Huanta, 330 pesos en compensacin por las tierras quehaba perdido, cada uno de los hogares y cada una de las personas incluidos los hurfanos tena algn derecho sobre ellas. La comunidaddistribuy el dinero entre todos conforme a un clculo de los derechosdesiguales e imbricados de que gozaban todos los hogares y todos losmiembros a la propiedad de la comunidadM.En este contexto, los hogares y los ayllus activaban y reforzabanvnculos comunitarios o tnicos al efectuar intercambios recprocos demano de obra entre parientes. Esos intercambios aportaban energapara trabajar los recursos, y unan a los productores dispersos en relaciones de cooperacin. La riqueza en la sociedad andina proceda delacceso a la mano de obra basado en la construccin de esa red de parentesco y obligaciones mutuas. El intercambio recproco de serviciosmovilizado por grupos de parientes en el seno de sus ayllus se convirtien el modelo ideal ampliado hacia afuera a los vnculos entre ayllus dela comunidad o el grupo tnico, ms amplios. Esa ampliacin de la cooperacin permita a los grupos extenderse cada vez ms en busca derecursos distantes y realizar tareas colectivas, como las de riegos y construccin de puentes y de terrazas; en resumen, aumentar las fuerzas productivas de las que disponan. El intercambio equitativo era el principiocentral que rega la reciprocidad local. Los regalos e intercambios quedefinan esas relaciones estaban cuidadosamente calculados, con una precisin y una formalidad cada vez mayores a medida que las peticionesde mano de obra iban pasando de grupos de parientes ms cercanos ams lejanosB. El trmino deayni,que sirve de palabra raz para la reciprocidad medida, tanto en el idioma quechua como en el aymara, reflejaba el espritu que rega las relaciones laborales en los contextos comu-

    13 Karen Spalding, De indio a campesino: cambios en la estructura social delPer colonial (Lima, 1974), 69; John V. Murra, The Economic Organization ofthe Inca State (tesis doctoral, Universidad de Chicago, 1956), 72, 251, 308. Latesis de Murra existe tambin en castellano: La organizacin econmica del estadoInca (Mxico, 1978).14 ADA, Corregimiento, Causas O rdinarias [Leg. 2], 1678, ff. 937v-938r.15 Vase Polo, citado en Murra, Formaciones, 28. Vase una tipologa til delos intercambios recprocos en la sociedad andina contempornea en Enrique Mayer, Las reglas de juego en la reciprocidad andina, en Reciprocidad, comp. porAlberti y Mayer, 45 a 62.

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    Steve J. Stern

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    t*\h isru> corvoLa importancia de losantepasadosen las culturas andinas.Al muerto se le lavaysele vistecon susmejores atavos,se lehonra con unaprocesiny una fiesta, despusse le deposita en un lugardereposo como una tumba o unacueva. Elcalendario anual comprenda otros festejosyofrendasa losantepasados.En todas lasilustraciones de la Nueva cornica de Poma de Ayala, la ltima palabra que aparece en el pie a la derecha es la primera de la pgina siguiente; poresono setranscribe otra vez.(N. del T.)

    Paisajes precolombinos 31nitarios. En quechua,aynillmanta llamkakuni significaba trabajar lomismo para otroque lpara m t.Como relacin laboral preferida quedefina elintercambio entreunacomunidaddeparientes,la reciprocidad ayni fomentabaunacomprensinparticularde los derechosy lasobligaciones,de la justiciay la venganza.Elvocabulario indgena demuestraque lospueblos andinos concebanideas comola justicia,lasrepresaliasy el malcomportamientoentrminosdeequilibriosy desequilibriosen la calidad moralde lasrelacionesde cadaunojuzgadas conforme a criterios dederechosyobligacionesrecprocos con loshogares,lasayllus, las autoridades,las fuerzas sobrenaturales,etc. Unvengadoroayniycamayokeraliteralmente elguardin de una relacin ayni de reciprocidadn, que segua los principiosdel ayni mediante el castigo de todo dao con otro igual. El conceptodetincu(lo que esjusto,lo que esimpecable, acabadoycompleto)18vinculaba la justicia a un concepto de encuentro entre entidades idealmente igualesyemparejadas recprocamente.En elquechuadelsigloXVII,un tincu era la reunin o el encuentro de doscosas.Unaspecto deun encuentro tincu era la competicin, una tentativa de sacarle ventajaa la otra parte. Tincuni significaba encontrarse para combatir; un tin-cuctnasiyera mi adversario en los festivales, en los deportes, en laspeleas. Pero el otro aspecto de los puntos de encuentro tincu era elde lacooperacin, laigualdad,elajuste. El modificador tincuska calificaba a algo ajustado, correcto.Tinqui era el trmino utilizado paradescribir un par de cosas iguales, como guantes, calcetines, zapatos,orejas, ojos. Las cosas emparejadas con algn fin reciban el nombredetinquipura tinquintin. Lapartcula modificadora puraindicaba la forma idealdeemparejamiento recproco: los unoscon losotros,uno conotro,uno yotro, mutuamentew. El concepto tincu de lo justo o loperfecto serefera alemparejamiento necesario de entidades distintasen relaciones idealmente equivalentes, pero amenudo conflictivas,a finde lograrunaunidad mayor.Aligualque en las sociedades africanasorganizadas conforme aprincipios tribuales defamilias, lospueblosandinos conceban lajusticia en trminosde la calidad moralde lasrelaciones de obligacin mutua, en trminos de restablecer el equilibrioo dereconciliar a enemigos20.

    16 Diego Gonzlez Holgufn (1608), Vocabulario de la lengua general de todoel Per llamada qquichua o delInca, ed. de lun G. N. Lobato (Lima, 1901),41.17 La partcula modificadora camayok indica a un guardin. Gonzlez Hol-gun (1608), Vocabulario... del Inca, 49.18 Insercin hecha por el autor de la edicin, lun G. N. Lobato, ibid.,362.19 Ibid., 362, 280, respecto de todas las definiciones.20 Vase Tristan Piatt, Symmetries en miroir. Le concept de yananiin chez

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    32 Steve |. SternO sea, que las comunidades andinas no slo invocaban las relacionesde reciprocidad como una relacin laboral bsica que permita a losparientes ampliar su mbito econmico, sino tambin como un valorcultural que configuraba gran parte de la vida social de la comunidad.Por ejemplo, lo que nosotros calificamos de caridad sola adoptar elmatiz de un intercambio recproco. La comunidad plantaba los campos

    asignados a los ancianos y los impedidos, pero stos a s vez prestabanunos servicios esenciales como adivinos, brujos y curanderos2\ Esas prcticas, como las referencias mltiples en las palabras races andinas,expresaban un ideal de intercambio recprocamente equilibrado entre loscopropietarios de un dominio comn.Estratificacin, rivalidad, conflicto

    Sin embargo, la realidad no siempre se adaptaba a esos ideales. Comoveremos ms adelante, el impulso hacia la autonoma econmica, el carcter de familia tribual de la identidad y la propiedad, y los intercambios recprocos que regan el trabajo cooperativo eran todos ellosfactores inseparables de la dinmica de estratificacin social, rivalidady poder.Por ejemplo, las relaciones de reciprocidad no funcionaban comouna expresin idlica de una armona imperturbable, sino ms biencomo una institucin cultural manipulada por diversos grupos en susrelaciones sociales. Elayllu con menos hogares o con menos vnculos deparentesco que se pudieran reflejar efectivamente en una asistencia laboral tena que trabajar ms tiempo y ms intensamente a fin de realizarsu parte de las tareas de la comunidad22. Los intercambios o las contribuciones iguales de tiempo de trabajo no implicaban que las partes queintervenan en ellos fueran efectivamente iguales. Por el contrario, ladinmica de una reciprocidad cuidadosamente medida dependa de lasalianzas entre hogares competitivos y linajes a menudo desiguales, todoslos cuales aspiraban a la autonoma econmica, la riqueza y el poder.La competencia y la desigualdad impartan un carcter de doble filoles Macha de Bolivie, Annates. Economies, Socits, Civilisations, 33 (1978), especialmente 1106, nota 13; Paul Bohannan, Justice and Judgment among the Tiv(Oxford, 1957), 195 (citado por Piatt) ; Meyer Fortes, Oedipus and fob in WestAfrican Religion (Cambridge, 1959), reimpreso en The An thropology of Fo lk Religion, comp. por Charles Leslie (Nueva York, 1960), 33. Cf. el notable cuento deEnrique Lpez Albjar, Ushanan-Jampi, en sus Cuentos andinos (Lima, 1920),43 a 56.21 Polo (1571), Relacin de los fundamentos, 115 y 116.22 Murra, Formaciones,34.

    Paisajes precolombinos 33oneroso a las relaciones de reciprocidad en el seno de familias regionales o locales estratificadas. E ntre los pueblos de Huarochiri al nordestede Lima, por ejemplo, se consideraba que el grupo checa estaba constituido por los hermanos menores de los quintes, y por eso odiaban tantoa los quintes. Por qu estaban las relaciones entre los hermanosmayores y menores en el linaje teidas de hostilidad? Porque los hijosmenores de los dioses-antepasados Pariacaca y Tutayquiri eran hijos alos que se tena poco en cuenta, y por eso se les daban muy pocas tierras y poca ropa23 .La extensin,de las redes de parentesco y de reciprocidad que permitan una sociedad ms amplia generaban tambin, pues, conflictos estructurales entre la lealtad al ayllu propio o a los parientes ms cercanosdel hogar propio, y la necesidad de cooperar con los parientes competitivos en contextos comunitarios o tnicos ms amplios que pudieranexplotar una gama mayor de recursos 24 . Los ayllus grandes, e inclusolos pequeos, de los pueblos lucanas y soras en el sur de Huamangamantuvieron un sentido tan fuerte de identidad y de intereses separadosque hablaban lenguas o dialectos locales diferenciados 25. El mismo impulso hacia la autonoma social y econmica que haca que el intercambio igual entre parientes fuera el medio preferido de cooperacin econmica tambin engendr rivalidades que enturbiaban las relaciones entrehogares desiguales o hermanos de ayllu. No es de extraar que elverbo aymara correspondiente a intercambio recproco de trabajo (trabajar para otros con objeto de que ellos trabajen despus para l) significara al mismo tiempo contradecir, o discutir los unos con losotros 26.Incluso las sociedades ms primitivas tienen dirigentes o autoridadesque custodian las normas y los intereses colectivos del grupo. En la sociedad andina, desde la divisin de la comunidad general o grupo tnico

    en dos mitades emparentadas,pasando por otra subdivisin en cuatro o23 Avila {.circa1598), Dioses y hombres, 181.24 Agradezco a Karen Spalding que me haya facilitado sus notas sobre losarchivos de pleitos coloniales por tierras. En ellas se documentan las rivalidadesinternas en el seno de una red de agrupaciones y lealtades ms amplias. Spaldingha encontrado muchos pleitos costosos entre ayllus de la misma waranga (grupode unas mil unidades). Sin embargo, en un enfrentamiento con un linaje de otrawaranga, un ayllu poda contar con que toda su waranga lo apoyara en sus reivindicaciones, pese a las rivalidades internas que pudiera haber.25 Vase Monzn y otros (1586), Descripcin ... de los Rucanas Antamar-cas, 239, 241, 243; id. (1586), Descripcin ... de Atunrucanas y Laramati, 228,230, 232; id. (1586), Descripcin ... de Atunsora, 221.26 El verbo aymara es aynisitha. Ludovico Bertonio (1612), Vocabulario de la

    lengua Aymara, ed. de Julio Platzmann (2 vols., Leipzig, 1879), 2:29.

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    34 Steve J. Stern Paisajes precolombinos 35ms linajes o pueblos, hasta la proliferacin de ayllus ms pequeosy ms ntimos, a cada nivel de organizacin social y para la comunidadcomo un todo, un seor kuraka simbolizaba la unidad de identidad yde intereses de su pueblo. Un kuraka muy excepcionalmente una mujer heredaba su cargo gracias a una relacin de parentesco cercanocon el seor anterior27. Igual importancia tenan las relaciones de reciprocidad local que regan el intercambio entre los hogares y los ayllusde la comunidad y establecan criterios culturales para juzgar las responsabilidades y los privilegios legtimos de la autoridad del kuraka. Entreotras obligaciones, el seor kuraka haba de representar al grupo, defender su dominio contra las intrusiones de otros ayllus u otras comunidades, redistribuir los derechos a las tierras y hacer que se impusieran lasreivindicaciones legtimas a los recursos, atender a la circulacin y elalmacenamiento de los productos en las zonas nuclear y adyacentes delarchipilago econmico del grupo, organizar el trabajo y los rituales ydistribuir generosamente un ro de regalos. A su vez, un kuraka dealto nivel adquira derechos especiales a servicios laborales. A cambiode su gestin de las normas y los intereses de la comunidad, su pueblo (organizado por ayllus le labraba los campos, le apacentaba los animales, le teja el pao y atenda a las necesidades de su hogar, comolas de agua y madera28.El intercambio entre los jefes y sus parientes tena que parecerms o menos equivalente para que gozara de legitimidad. Los ritualesde reciprocidad expresaban una transaccin social calculada, ms bienque una institucin automtica: el jefe tena que solicitar los serviciosde los ayllus de su zona29 . Un seor tnico que tuviera xito vinculabaa su gente con l mediante un estilo generoso que redistribua los productos excedentes en forma de regalos de los almacenes" personalesy comunitarios. Al consolidar unos vnculos funcionales de obligacionesmutuas con los ayllus de su jurisdiccin, un kuraka principal no slo

    27 Vase Monzn y otros (1586), Descripcin ... de Atunrucana y Laramati,231; Bandera (1557), Relacin general, 178 y 179; BNP, A 371, 1594, passim.Aunque no conozco casos de jefas en Huamanga antes de la conquista espaola,las nuevas investigaciones sugieren la posibilidad de que futuros estudiosos descubran grandes pautas de autoridad y jefatura femeninas. Vase Irene Silverblatt,Andean Women in the Inca Empire, Feminist Studies, 4:3 (1978), 37 a 59;Silverblatt, Andean Women under Spanish Rule, en Women and Colonization:Anthropological Perspectives, comp. por Mona Etienne y Eleanor Leacock (NuevaYork, 1980), 149 a 185.28 Vase Bandera (1557), Relacin general, 178; Carabajal (1586), Descripcin ... de Vulcas Guarnan, 206; Monzn y otros (1586), Descripcin ... deAtunrucana y Laramati, 231.29 Formaciones,215 y 216.

    poda contar con ayuda temporal en la agricultura de toda la comunidad, sino tambin con rotaciones de trabajadores de mit'a durante perodos limitados de servicio, e incluso de servidores permanentes, losyana, durante toda suvida30.En la relacin entre la lite kuraka y el hogar o el ayllu de trabajadores advertimos una dinmica enfrentada en potencia con la ausenciageneral de una divisin del trabajo o de intereses que pudiera dividira la sociedad en clases opuestas. Por una parte, el seor tnico simbolizaba la unidad comunitaria de su pueblo. Su prestigio se deba a sucondicin de custodio o gestor no de propietario ni decreador delas propiedades y las normas de la comunidad. Mediante la gestin delas actividades de la comunidad y la redistribucin generosa de losexcedentes acumulados, el jefe se ganaba la legitimidad como representante que encarnaba la colectividad y sus intereses. Por otra parte, elintercambio recproco entre un kuraka principal y su pueblo ya norepresentaba un intercambio autnticamente mensurable de tiempo detrabajo igual en la produccin, que era la norma que rega la reciprocidad entre los hogares y los ayllus. El beneficiario de un grupo de trabajofueseuna pareja de recin casados que acogiera a un proyecto de construccin de su vivienda, o un kuraka que patrocinara la recoleccin comunitaria de los campos a l asignado* trataban de crear un estadode nimo festivo, una sensacin ms amplia de unidad y de festejo, paralo que obsequiaban a los trabajadores con comida y chicha. Pero no sepoda contar con que ms adelante el kuraka, al contrario que los recincasados, devolviese un trabajo productivo en un contexto anlogo. Unacierta irona o doble filo matiza una relacin recproca en la queel jefe que pide reiteradamente mano de obra lo hace en un contextode generosidad, y quienes le prestan sus servicios lo hacen con alegra,en medio de canciones, bailes y festejos. El jefe de xito ofreca a supueblo una buena gestin y un ro de regalos y de hospitalidad; elpueblo, a su vez, se lo devolva con su trabajo, y lo exima del trabajoproductivo en el campo 31.

    Un seor astuto de un grupo numeroso poda crear una red de dependencias y de obligaciones mutuas que reforzaban su posicin privilegiadacomo dirigente de la comunidad. En Lucanas Andamarcas algunas lites30 Ibid., 211 a 221; Bandera (1557), Relacin general, 178.31 Cf. Nathan Wachtel, Sociedad e ideologa: ensayos de historia y antropologa andinas (Lima, 1973), 59 a 78, esp. 64 a 69; Maurice Godelier, Economa,fetichismo y religin en las sociedades primitivas (Madrid, 1974), 176 a 197,esp. 188 y 189; Godelier, Modo de produccin asitico y los esquemas marxistasde evolucin de las sociedades, en Godelier y otros, Sobre el modo de produccin asitico (Barcelona, 1969), 20, 24, 30 y 31, 46 a 54.

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    36 Steve J. Sternllevaban tocados especiales para simbolizar su diferenciacin como figuras excepcionales de la comunidad32. La posicin contradictoria de lasgrandes lites como encarnaciones de la unidad colectiva, que gozabande relaciones privilegiadas con el pueblo y los recursos, creaba una posibilidad incipiente de divisin o explotacin de clases basada en lasrelaciones diferenciadas con la propiedad o los medios de produccin dela sociedad. En la medida en que las lites autctonas, o sus parientesprimarios del hogar o del ayllu, adquiran la capacidad de ampliar ot ransformar los pr incipios de parentesco comuni tar io en una dominacinbasada en su organizacin de la fuerza militar, poltica, econmica y(como veremos ms adelante) religiosa, las relaciones sociales iban adoptando un carcter ms seor ial o autor i tar io 3 3 . A medida que el intercambio de servicios mutuos entre las lites y los hogares comunes ibapasando al nivel de reinos regionales en gran escala y por ltimo alEstado inca, la reciprocidad se iba haciendo menos ntima, se iba liberando de los vnculos del parentesco, se haca ms directamente jerrquica y ms vulnerable al sabotaje o a la rebelin 3 4 .Pero en las sociedades locales y regionales de Huamanga esa dinmica exist a ms bien como una tendencia incipiente que como un rgimenestablecido, como una semilla cuya fructificacin dependa de circunstancias histricas. Es posible que se difundiera una tendencia ms fuertea las relaciones de clase por toda Huamanga cuando fueron surgiendoen la regin estados expansionistas o comunidades polticas en gran escala, como el Imper io War i (circa 800) o la Confederacin Chanka (circa 1430)M. Pero la conquista inca (circa 1460?) limit la autonomade las lites locales y transform a las comunidades o los grupos tnicosindependientes en campesinados subordinados cuyo excedente de t rabajosustentaba al Imper io Inca. Adems, al t rasladar a una ser ie de pobla-

    32 Monzn y otros (1586), Descripcin ... de los Rucanas Antamarcas, 243.Sobre la importancia simblica del pao en la sociedad andina, vase Murra, For-maciones, 145 a 170.33 Cf. Marx, Formaciones Econmicas Precapitalistas, sobre formas ms democrticas o despticas de organizacin oriental; Godelier, Modo de produccinasitico, 55; Godelier, Economa, fetichismo y religin,182, 191 y 192.34 Mara Rostworowski de Diez Canseco ha demostrado que los pueblos de lacosta rechazaban muchas veces el ideal de la sierra de autonoma econmica vertical y como alternativa establecan redes comerciales, a fin de deshacersede relaciones onerosas con pueblos de las tierras altas.Etnia y sociedad,21a 95.35 Vanse historias de Huamanga antes de los incas en Luis Guillermo Lumbreras, Las fundaciones de Huamanga. Hacia unaprehistoria de Ayacucho (Lima,1974); Medardo Purizaga Vega, El Estado regional en Ay acucho (perodo intermedio tardo,1200-1470) (Huancayo, 1970). Vase asimismo Fernando de Santilln(1563), Relaciones del origen, descendencia, poltica y gobierno de los Incas,en Tres relaciones de antigedades peruanas (Asuncin del Paraguay, 1950), 45.

    Paisajes precolombinos 37ciones tnicamente extranjeras a las zonas del Ro Pampas, Huanta,Angaraes y otras, los incas fomentaron la divisin de la sociedad localen comunidades contrapuestas, en lugar de en comunidades pol t icas engran escala 36 .Adems, las lealtades a toda prueba a los parientes ms cercanos delos hogares y de los ayllus y a las reciprocidades formales entre ayllustendan a fragmentar la autoridad. La descentralizacin entre grupos depar ientes compet i t ivos y econmicamente autnomos l imitaba ms la evolucin de las relaciones de clase en la sociedad local o regional. Loscontratos de trabajo entre grupos tnicos y europeos, en los primerosdecenios despus de la conquista espaola, requeran la aprobacin conjunta de los jefes de varios ayllus a fin de lograr la cooperacin de losgrupos comunitarios o tnicos. En esos contratos, la unidad suprema dela comunidad no estaba representada en la voluntad de uno o dos seores , sino ms bien en las relaciones recprocas y los acuerdos de unaconfederacin de linajes, cada uno de ellos representado por su propiojefe (o jefes)37 . A los niveles inferiores de la organizacin del ayllu (yen algunas zonas para la comunidad como un todo), las lites kurakasno eran sino miembros activos de la comunidad a quienes se les encargaban funciones especiales. Su obligacin de representar y gestionar losintereses ms amplios del grupo de parientes no los eximan de atendera los cultivos y de pastorear animales M.

    O sea, que en las sociedades locales de Huamanga a principios delsiglo xvi la dinmica local y la imperial (la inca) sofocaba el desarrollode las contradicciones de clase entre la lite de la comunidad y el hogartrabajador o el ayllu. La dinmica de la explotacin se centraba, poruna parte, en la relacin entre la lite y la burocracia incas, y, por laotra, las comunidades conquistadas. En el contexto local, los jefes delos ayllus y de las comunidades mayores seguan representando la unidad36 Vase un comentario sobre el impacto de la conquista inca en las litescomunitarias y la sociedad local en R. T. Zuidema, Algunos problemas etnohist-ricos del Departamento de Ayacucho, Wamani, l (Ayacucho, 1966), 68 a 75;John Earls e Irene Silverblatt, Ayllus y etnias en la regin Pampas-Qaracho. Elimpacto del imperio incaico (monografa presentada en el III Congreso Peruanodel Hombre y la Cultura Andina, Lima, 1977); Spalding, De indio a campesino,71 y 72.37BNP, Z313, 1616, ff. 164r-165r; ADA, PN, Romo 1577, ff. 202r-204 r. Vaseun contrato de otra regin (Hunuco, al norte de Huamanga) que requiri la aprobacin de 16 jefes, en BNP, A455, 1571; cf. BNP, A236, 1597, ff. 20r, 22 r; Marx,Formaciones Econmicas Precapitalistas.38 Monzn y otros (1586), Descripcin ... de Atunrucana y Laramatt, 228;Monzn y otros (1586), Descripcin ... de los Rucanas Antamarcas, 239. Cf. Mu

    rra, Formaciones, 30, 34 y 35.

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    38 Steve J. Sterncomunitaria de sus pueblos. Los seores kurakas realzaban su condicinal mejorar el bienestar colectivo de los grupos de parentesco o tnicosfrente a la rivalidad con grupos competidores. En el seno de la sociedadlocal, la dinmica de clase lleg, como mximo, a una forma embrionaria o primitiva.El resultado fue que el conflicto en el seno de la sociedad, local oregional, tenda a expresar las contradicciones de grupos tnicos o deparientes competidores, y no las de clases sociales opuestas. Como yahemos visto, incluso dentro de los lmites de una comunidad o un grupotnico, la competencia por la autonoma econmica, la riqueza y el podercreaban tensiones y desunin, dividan a las familias tnicas en hogaresy ayllus ms ricos y ms pobres. A esas contradicciones internas hemos deaadir los feroces conflictos de las comunidades y los grupos tnicosrivales por recursos preciososM. En toda Huamanga, los pueblos vecinosmantuvieron su diferenciacin, o su separacin, tnica de los dems mediante el porte de ropas con dibujos exclusivos, especialmente los tocados, y mediante el empleo de sus propios idiomas o dialectos *\ La bsqueda por cada grupo de un archipilago de bolsas productivas fomentaba los conflictos al entremezclar los terrenos y los asentamientos delas diferentes comunidades. Adems, en las bolsas de colonias codiciadasen las que los colonizadores mitmaq extraan la sal, cultivaban la cocao el aj, recolectaban frutas, etc., las comunidades y los grupos tnicosse enfrentaban entre s en un contexto multitnico en el que todos losgrupos maniobraban continuamente para aumentar su participacin enlos recursos de la zona ecolgica. En esos casos, la coexistencia era precaria: los acuerdos sobre divisin de recursos se derrumbaban en unenfrentamiento abierto41 . Los restos arqueolgicos esparcidos por Lucanas

    39 Hay una noticia de enfrentamientos especialmente feroces entre comunidadesvecinas de grupos tnicos entremezclados al sur del ro Pampas, documentadosdesde el siglo xvi hasta la actualidad en R P I A , tomo 5, partida VI, 18 a 21;tomo 8, partida XL, 132 a 134; tomo 10, partida CXXIII, 404 a 409; tomo 10,partida CXL, 468 y 469; tomo 13, partida LV, 328 a 334; tomo 14, partida VI,39 a 60; tomo 21, partida X L V H , 457 a 469.40 Monzn y otros (1586), Descripcin ... de Atunsora, 221, 222; id. (1586),Descripcin de . . . Atunrucanas y Laramati, 228, 232; id. (1586), Descripcin ...de los Rucanas y Antamarcas, 239; Carabajal (1586), Descripcin ... de VilcasGuarnan, 206.41 Acerca de los adyacentes multitnicos y los combates por recursos estratgicos, vase Carabajal (1586), Descripcin ... de Vilcas Guarnan, 208, 209, 214y 215; Ribera y Chaves (1586), Relacin de la ciudad, 194; RPIA, tomo 13,partida LV, 331; ADA, Corregimiento, Causas Ordinarias [Leg. 2 ] , 1678, f. 940v ;AGN, Minera, Leg. 2; Ayacucho 1622, f. 79r; AG N, DI , Leg. 1, C.9', 1567;Leg. 2, C.17, 1573, f. 178 r. Vase asimismo Mu rra, Formaciones, 67 a 69, 79 y 80.El primer documento de AGN, DI citado se comenta y reproduce en Waldemar

    Paisajes precolom binos 39y Andahuaylas confirman una historia de guerras y enfrentamientos locales entre comunidades y grupos tnicos rivales 42.O sea, que el modo de produccin local tenda a dividir a los productores en grupos econmicamente autnomos y competidores con sentidos localizados o descentralizados de identidad. La contradiccin y losconflictos sociales tendan a manifestarse en trminos tnicos ms bienque de clase. Incluso cuando la organizacin global de la sociedad creabarelaciones de clase, como ocurra en el Imperio Inca, las contradiccionesde clase adquiran un matiz tnico. Los incas, que eran un pueblo extranjero y expanstonista, conquistaron a pueblos que antes eran independientes y los convirtieron en un campesinado explotado. Sin embargo,la conquista por invasores extranjeros dio a la explotacin econmicauna coloracin tnica, tanto ms cuanto que los incas trasladaron a colonias de pueblos extranjeros (mitmaq) a la regin para establecer sucontrol. El objetivo de la liberacin un retorno a la condicin independiente, la expulsin de los extranjeros reforzaba la conciencia comunitaria o tnica.Religin y sociedad

    Los hogares y los ayllus andinos gozaban de una vida religiosa y ritual especialmente rica. Las deidades ancestrales adoradas por los pueblos andinos llenaban todos los aspectos de la vida. Las ideologas y lasrelaciones religiosas prestaban una objetividad externa a las relacionesde parentesco de la comunidad, debido en parte a que dotaban a losdioses de la dinmica misma de la rivalidad tnica y del intercambiorecproco que regan la vida material. Ms adelante veremos, asimismo,que las funciones socioeconmicas de ila religin iban ms all de su capacidad para confirmar la calidad objetiva y natural de la economapoltica local. El poder de los dioses sobre la vida material tambin erauna importante fuente de control social que reforzaba los privilegios yla autoridad de las lites polticas y religiosas de la comunidad. Porltimo, el cumplimiento de obligaciones religiosas por hermanos deayllu creaba contextos de cooperacin al refrenar los aspectos destructivos de las rivalidades locales, y facilitaba las tareas productivas de todala comunidad.Espinoza Soriano, La coca de los mitmas cayampis en el reino de Aneara . Sigl oxv i , Anales Cientficos de la Universidad Nacional del Centro del Per (Huan-cayo, 1973), 7 a 67.42 Centro de Colaboracin Pedaggica Provincial . . . de Parinacochas, Monografa de la Provincia de Parinacochas (2 vols., Lima, 1950), 1:47.

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    4 Steve J. StemLa mitologa y las instituciones religiosas daban una visin explicativa, una visin con coherencia interna del mundo, que serva para interpretar la experiencia. Cuando la colectividad ms amplia de linajes delayllu se reuna todos los aos para implorar la lluvia, saba que el aguaera un don que se les haca a cambio de sus servicios al dios apropiado.Si las lluvias no llegaban pese a los rituales y a las expectativas, el desastre no creaba una crisis de la visin del mundo, ni implicaba que elsistema andino de conocimiento no explicara el tiempo que haca. Porel contrario, las temporadas largas de sequa significaban que la comunidad no haba rendido el homenaje adecuado al dios del trueno, quese haba enfadado. Y cuando por fin llegaban las lluvias para eliminardel aire el polvo asfixiante, qu alegra Ahora el dios del trueno llenara de vida la tierra agrietada por la sequa, ahora los ayllus podansembrar los campos y plantar Cualesquiera fuesen los episodios meteorolgicos del ao, eran perfectamente inteligibles en el sistema de relaciones lgicas que conoca la sociedad local43 .Pero si la imagen del cosmos d&los pueblos and inos pareca plausible no era simplemente por su lgica y su capacidad explicativa internas, sino tambin debido a su coherencia con las relaciones locales conocidas. Los grupos de parentesco en el seno de una jerarqua de hogares y de ayllus rendan homenaje a redes paralelas de huacas, seres ofuerzas sagrados materializados en montes, aguas, cuevas, piedras, momias de antepasados (malquis), etc.**. Como fundadoras-creadoras mitolgicas, las huecas eran antepasados en un sentido social, ms bien queestrictamente genealgico. Toda la comunidad o todo el grupo tnicoadoraban a un grupo de grandes huacas poderosas, entre ellas las montaas o las aguas pacarinas, veneradas como lugares mitolgicos de orige n45 . Entre las principales huacas haba algunas cuyo prestigio traspasaba las fronteras de determinados pueblos, pero la mayor parte se

    identificaba especficamente con familias locales o regionales de pueblos.De los diversos linajes de cada grupo, cada parcialidad o Ayllo tienesu Huaca principal, y otras menos principales. A cada nivel de autori-45 Vase, respecto de la capacidad explicativa de los sistemas de pensamientono occidentales, Claude Lvi-Strauss, La mentalidad salvaje (Mxico, FCE); E. E.Evans-Pritchard, Witchcraft, Oracles and Magic among the Azande (Oxford, 1937);R. Horton, African Traditional Thought and Western Science, Africa, 37 (1967),50 a 71, 155 a 187.44 Vase una definicin de las huacas en Juan de Matienzo (1567), Gobiernodel Per, ed. de Guillermo Lohmann Villena, en Travaux de l Institut Frangaisd'tudes Andines, 11 (Pars, 1967), 129.45 Pablo Joseph de Arriaga (4621), La extirpacin de la idolatra en el Per,

    ed. de Horacio H..Urteaga (Lima, 1920), 21; Albornoz (circa 1982), Instruccinpara descubrir, 25 a 35.

    Paisajes precolombinos 41dad, los ayllus y los hogares conservaban y adoraban las momias de susantepasados, que ellos dicen que son hijos de las Huacas. Los hogares adoraban objetos conopas, por lo general piedras. Esos dioses de loshogares actuaban como guardianes de la familia, de sus cosechas, etc.46 .As, los pueblos andinos proyectaban su red de grupos de parentesco y de linajes en un espacio cosmolgico que daba a cada grupo de parientes, y a la comunidad en general, una objetividad ms externa ymultigeneracional47 ....la [adoraci n] de [las huecas] es pblica y comn de toda la Provincia, de todo el pueblo o de todo el Ayllo, segnes la Hueca, y la de las Conopas es secreta, y particular de los de cadacasa. La experiencia de los extirpadores espaoles (clrigos catlicosencargados de extirpar la religin autctona) sugiere que las contradicciones internas que afectaban a la vida de la comunidad tambincondicionaban las lealtades religiosas. Pese al mayor prestigio de lasprincipales huacas regionales, las lealtades parecan intensificarse a medida que se iba descendiendo hacia las deidades relacionadas con losgrupos de parentesco inferiores y ms ntimos. Los extirpadores habanerrado, sealaba un viejo sacerdote, al no quemar las momias de losantepasados mu ertos, a quien [los indios] estiman ms que sus Huacas. Las conopas domsticas representaban unos problemas enormes,porque se ha experimentado, que ms fcilmente descubran las Huacas comunes, que las particulares que cada uno tiene 48.Los pueblos andinos no slo crearon una red de relaciones de antepasados paralela a sus propias relaciones de parentesco, sino que tambin dotaron a las relaciones sobrenaturales de la dinmica de la vidamaterial. La mitologa expresaba las realidades de la lucha local entregrupos tnicos rivales que luchaban por la autonoma econmica y laexpansin vertical. Segn los pueblos huarochires, su dios antepasadoPariacaca haba tenido que expulsar a pueblos de todas las partes de laregin a fin de despejar la zona para sus hijos. Uno de los hijos dePariacaca, que tambin era un dios local, derrot despus a los pueblosde las tierras ms bajas y ms clidas a fin de aumentar los recursos adisposicin de sus siete ayllus hijos. El combate militar no slo enfrentaba entre s a pueblos rivales, sino tambin a las huacas relacionadas con ellos. Al igual que otros pueblos andinos, los incas ofrecan sa-

    46 Arriaga (1621), La extirpacin, 22, 25, 27. Al citar de Arriaga tambin heconsultado la traduccin publicada en ingls por L. Clark Keating (Lexington,1968).47 Cf. el anlisis que hace Meyer Forte de los cultos de antepasados Tale enOedipus and fob, en Folk Religion, comp. por Leslie, 47.48 Arriaga (1621), La extirpacin, 27, 74, 140 respecto de tod as las citas.

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    42 Steve J.Stemorificios a sus deidades antes de lanzarse a aventuras militares, y pedanque se debilitara a las huacas de sus enemigos 49 .Las mitologas locales proyectaban las expectativas y las tensionesdel intercambio recproco en las relaciones con los dioses. Considrese,por ejemplo, una nar racin huarochir sobre Topa Inca Yupanqui , queencabez a los incas en la mayor parte de sus conquistas entre 1463 y1493. Topa Yupanqui , t ras grandes combates, no logr der rotar a unode sus enemigos. Se pregunt por qu haba honrado a tantas huacas cono ro , plata,- pao s y comida, y convoc a las huaca s a un a re unin en laplaza del Cuzco. All el inca trat de que se le recompensara por susgenerosidades y servicios anteriores a los dioses y pidi formalmente laayuda de las huacas en una guerra que ya haba consumido millares devidas. Al no or ms que silencio, aadi una amenaza de quemar todaslas posesiones de las huacas a las que haba servido hasta entonces si nolo ayudaban. Por fin, Macahuisa (hijo de Pariacaca) respondi con eljuramento de i r a donde quisiera Topa Yupanqui . Para consumar sualianza, Macahuisa envi unas lluvias torrenciales en una campaa queacab por destruir a la oposicin. Desde ese tiempo, dicen, el Incareverenci ms an a Pariacaca. Le dio cincuenta de sus hombres deservicio y dijo: Tadre Macahuisa, qu puedo of recer te? '5 0La extensin de las relaciones de reciprocidad a un plano sobrenatural de deidades de antepasados hallaba su expresin ms viva en el rit ua l 51 . En las grandes conmemoraciones relacionadas con las cosechas,los ritos de la fecundidad y similares, el sacerdote mayor de la comunidad ms amplia supervisaba los preparativos. Adverta a los kurakas ya ot ros que preparasen chicha (cerveza de maz) y recoga las diversasofrendas a los dioses. El da sealado los sacerdotes y sus ayudantesofrecan comida, chicha, paos y otros regalos a una jerarqua de huacasy malquis. Los hijos del dios buscaban el bienestar material viday salud y buenas chcaras a cambio de aquel lo . El crepsculo t raala celebracin del pacarcuc, vigilia que duraba toda una noche de can-

    49 Avila(circa1598),Dioses y hombres, 27, 47, 99, 141,77; Juan Pqlode Onde-gardo (1554), De los errores y supersticiones de los indios..., en Coleccin delibros y documentos, III, 38; John H. Rowe, Inca Culture at the Time of theSpanish Conquest, en Handbook,comp. po r Steward, 2: 280 y 281.50Avila (circa 1598), Dioses y hombres, 130 a 135.51 En mis comentarios acerca de los rituales he utilizado la sugerencia deClifford Geertz de que la funcin social del ritual es unificar el ethos y la visindel mundo de un pueblo mediante el uso de smbolos sagrados. Geertz define elethos como un estilo o una calidad de relaciones sociales que incluye implcitamente determinadas ideas y determinados valores. La visin del mundo es unaimagen ms conceptual y objetiva de la forma en que funciona el universo.Geertz, The Interpretation of Cu ltures (Nueva York, 1973), 90, 127.

    Paisajes precolombinos 43ciones, bailes, narracin de cuentos y abstinencia (de relaciones sexuales y de comer sal y pimienta)52 . Un acontecimiento crtico del festivalla confesin de culpas como el robo, los malos tratos, el adulterioo el olvido de las deidades revelaba su significado ms profundo. Elconfesor, deca un extirpador espaol, les dize q' se enmiende, etc .Y ponen sobre vna piedra llana de los polvos de las ofrendas, y haceque los sople y con una piedrezuela q' llaman Pasca, q' quiere dezir perdn.. . el que confiessa le refriega la cabeca, con maz blanco molido,y con agua le lavan la cabeca en algn ar royo, o donde se juntan losros, que l laman Tincuna3 . La conjuncin de dos ros, llamada tincuna,era la culminacin simblica de la ceremonia. El significado de la purificacin ritual andina se hallaba en el concepto tincu de un encuentroo un punto de encuentro que establece la unidad, la armona y la justicia al equilibrar o igualar las relaciones recprocas 54 . Idealmente, lacelebracin ritual restableca el equilibrio en las relaciones recprocascon los dioses percibidos como antepasados.O sea, que los vnculos de reciprocidad no slo insuflaban energaa las relaciones sociales y econmicas en la tierra, sino que tambinalimentaban un sistema de derechos y obligaciones mutuos que defina lasrelaciones con las deidades-an tepasad os. -Aquellos dioses vivan comopersonalidad es de la comunida d m s 'amplia y cosmolgica de cada grupo tnico. Como tutores o guardianes del bienestar de la comunidad,las pr incipales huacas se sumaban a los kurakas como poseedores dederechos especiales a la tierra, los animales y el trabajo. Los aylluslocales labraban tierras asignadas a santuarios de la comunidad antes desembrar sus propias tierras hacia el final de la estacin seca 55 . Al igualque el Inca Topa Yupanqui, los hogares y los ayllus que servan y festejaban a las huacas esperaban recibir a cambio servicios concretos:cosechas abundantes, buena salud, rebaos fecundos, l luvias a t iempo,etctera56 . Al igual que en todas las relaciones de reciprocidad, la leal-

    52 Arriaga (1621), La extirpacin,49 y 50; cf. A vila (circa 1598), Dioses yhombres, 62 a 79.53 Arriaga (1621), La extirpacin, 50 y 51.54 Vase una confirmacin de la importancia de la confluencia de dos ros enla purificacin andina en Polo (1554), De los errores, 35; Cristbal de Molina(1574), Relacin de las fbulas y ritos de los incas,en L as crnicas de los Molinos,ed. de Francisco A . Loayza (Lima, 1943), 83.55 Rowe," Inca Culture , 265 y 266; M urra, Economic O rganiza tion, 157y 158; Sally Falk Moore,Power and Property in IncaPeru (Nueva York, 1958),133. Acerca de los hogares especiales de las huacas principales en Huamanga,vase Bandera (1557), Relacin general, 176.56 Acerca de la relacin entre el bienestar material cotidiano y las relacionescon los dioses, vase Polo (1554), De los errores, 8 y 13 a 15; Milona, Relacinde las fbulas,83.

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    44 Steve J. Sterntad dependa de las expectativas de servicios del otro participante en elintercambio. Una entidad que no quisiera o no pudiera satisfacer esasexpectativas se enfrentaba con la posibilidad de represalias o de un olvido deliberado. Un astuto observador espaol exhort a los extirpadoresa quemar o destruir las huacas pblicamente para demostrar su impotencia, [p]orque la comunidad tiene en poco la guaca que una vez fuevencida57 . Desde el punto de vista opuesto, las huacas. se olvidaran ose vengaran de quienes olvidaran sus obligaciones para con los dioses.En general, los pueblos andinos interpretaban los desastres como epidemias, malas cosechas, grandes tormentas o las guerras como obra dedeidades ofendidas o olvidadasSB . Los indios invocaban la confesin paracurar de enfermedades, pues entienden que... estn enojados sus Mal-quis, y las Huacas, y que por esso enferman w. En un sentido fundamental, la mala salud constitua una advertencia de que las relacionessociales estaban funcionando mal. Tu mujer es adltera, deca un mitohuarochiri. Y por ser ella te ha enfermado0.Dada la influencia de los dioses en el bienestar material, las instituciones religiosas constituan instrumentos muy poderosos de privilegioy de control social en la sociedad local. Haba que ser idiota para burlarse de la necesidad de mantener relaciones equilibradas y recprocas con los dioses. No se poda tomar a broma la autoridad de los sacerdotes, porque sus conocimientos especializados les permitan controlar lasrelaciones con fuerzas sobrenaturales. La gente iba a ver habitualmentea los confesores-sacerdotes de susayllus a fin de lograr una purificacin-tincu antes de iniciar un viaje largo o cuando padeca una enfermedad61.Como agente de una huaca importante, el huacamayoc diriga los rituales necesarios para lograr el favor de una deidad, y administraba losconsiderables derechos sobre ganados, tierras y mano de obra que exigael dios. Aquellos sacerdotes gozaban de autoridad suficiente para reprehende [r] a los descuidados en el culto, y veneracin de sus Huacas.Consultados para todas las cosas, y formaban el grupo de curanderosque dirigan los sacrificios a las huacas o las conopas de,sus clientes62 .Las relaciones de un grupo con los sacerdotes de alto nivel encarna-

    57 Albornoz {circa 1582), Instruccin para descubrir, 3758 Vase Avila (circa 1598), Dioses y hombres, 47, 49, 149, 151; Felipe GuarnanPoma de Ayala (1615),"Nueva crnica y buen gobierno (Mxico, 1980), 109, 137,158, 286.59 Amaga (1621), La extirpacin, 52.60 Avila (circa 1598), Dioses y hombres, 39. Vanse ejemplos de la relacinentre la buena salud fisiolgica y las relaciones sociales en Molina (1574), Relacinde las fbulas, 13 a 15, 33.61 Arriaga (1621), La extirpacin, 33, 52.62 Ibid., 32 y 33.

    Paisajes precolombinos 45ban una contradiccin en potencia anloga al intercambio recprocoentre kuraka principal y hogar o ayllu. El sacerdote, igual que el jefe,ofreca y controlaba unos servicios indispensables de gestin que necesitaban asignados al sacerdote en nombre de la deidad, festejaban el santuario con donativos y sacrificios, etc. En un sentido profundo, las relaciones polticas y las religiosas se interpenetraban las unas a las otrasestilstica y conceptualmente. La misma palabra aymara,angu cama, serva para designar a una llama ofrendada a los dioses o a una llama guisada para jefes tnicos visitantes. Los indios utilizaban el mismo gestode echar a volar un beso para expresar su reverencia por los seorespolticos y los sobrenaturalesa. De hecho, el sacerdocio comunitariosantificaba las instituciones locales al comprometer los linajes con lasobligaciones y las relaciones con los dioses-antepasados comparables alas que imperaban en la estructura social civil 64 .Como era de esperar, los datos sugieren la existencia de fuertesvnculos entre las lites polticas y religiosas que supervisaban conjuntamente las relaciones de la sociedad. Una inspeccin religiosa de la Hua-manga meridional varios decenios despus de la conquista espaola organiz listas de huacas por kurakas y seores menores 65. El acceso alsacerdocio se realizaba por lo general dentro de los lmites establecidospor las relaciones y la autoridad preexistentes. Los sacerdotes, igual quelos kurakas, heredaban sus puestos de sus padres o de parientes cercanos. Pero ... quando falta el primer modo por va de herencia, o quan-do les parece, los otros ministros eligen el que juzgan, que ser ms apropsito, con parecer de los curacas... 66 Es cierto que tanto hombrescomo mujeres podan llegar al sacerdocio especialmente a los cargosmenores de adivinacin y curandera por su propia iniciativa. Peroincluso en esos casos, el que se tuviera xito al reivindicar los derechosdel sacerdocio dependa de que el aspirante se viera aceptado por losparientes o por autoridades prestigiosas67 .

    63 Murra, Formaciones, 221; Pedro de Cieza de Len (1553), El seoro de losIncas (2.a parte de la crnica del Per), ed. de Carlos Aranbar (Lima, 1967),cap. 13. Vase una descripcin del gesto mochar en Polo (1554), De los.errores, 6.64 Cf. Fortes, Oedipus and fob, en Folk Religion, comp. por Leslie, 47.65 Relaciones de Amancebados, Hechiceros y Huacas (1584), en Las informaciones de Cristbal de Albornoz: documentos para el estudio del Taki Onqoy,ed. de Luis Millones (Cuernavaca, 1971), 4/11 a 4/16, 4/22 a 4/27, 4/33, 4/36a 4 /38 .65 Arriaga (1621), La extirpacin, 36.671Vase ibid., Avila (circa 1598), Dioses y hombres, 113; Polo (1554), Delos errores, 31.

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    46 Steve J. SternAdems de reforzar la autoridad de los sacerdotes y los jefes locales,la prctica religiosa desempeaba una funcin unificadora importanteen la sociedad local. Como ya hemos visto, incluso en la comunidad o lasfamilias tnicas, el modo local de produccin tenda a dividir a lagente en grupos rivales de parientes que competan por los recursos.Sin embargo, los rivales competitivos tenan que cooperar entre s para

    proteger y ampliar el mbito econmico de la sociedad local. Un cuentohuarochir explica claramente el problema. Cuando el dios-antepasadoPariacaca ensanch un canal de riego, los animales tuvieron que organizarse para barrer el canal. Pero todos ellos queran ser los primerosy supervisar el proyecto. Por fin, gan el zorro, que se declar kuraka,pero su mandato tropez con el desafo de los animales rebeldes68 . Laprctica ritual en el servicio de los dioses principales obligaba a los hogares a sumergir esos antagonismos en la cooperacin para realizar lasgrandes tareas necesarias. De lo contrario, el incumplimiento de las obligaciones pondra en peligro a todos al encolerizar a la deidad olvidada.Los estudios antropolgicos de pueblos africanos han demostrado queuna forma de controlar los antagonismos entre colaboradores conflicti-vos es ritualizar la hostilidad en forma de bromas o chistes amigables.De hecho, determinados rituales dan margen para que se expresen lashostilidades internas, pero de una forma que afirma un principio mselevado y unificador. En las sociedades andinas esa funcin la desempeaban los rituales. Permitan a los hermanos de linaje dar rienda sueltaa sus antagonismos, pero impona unas formas amistosas, o por lomenos controladas, como los intercambios burlones o las competicionesde tipo deportivo. As, y al orientar la cooperacin necesaria al serviciode los dioses, la prctica ritual tenda a domesticar las hostilidades internas, a poner la competencia al servicio de la unidad superior de lacomunidad. Al disfrazar las hostilidades con atavos amistosos, divertidos o burlones, la prctica ritual controlaba idealmente las contradicciones internas en deferencia a un principio superior: el del cumplimientocooperativo de los derechos y las obligaciones mutuos 69 .Las actividades cooperativas que exigan los rituales tenan una importancia econmica porque en las sociedades andinas, al igual que muchas sociedades precapitalistas, se entrelazaban las actividades econ-

    68 Avila (circa 1598), Dioses y hombres, 51.69 Vanse datos acerca de las sociedades andinas en Avila {circa 1598), Diosesy hombres, 65, 73, 140 a 147; Rowe, Inca Culture, 263. Vanse importantescontribuciones tericas basadas en sociedades afr icanas en Victor Turner, TheForest of Symbols: Aspects of Ndembu Ritual (Ithaca, 1967), esp. el cap. 1;A. R. Radcliffe-Brown, Structure and Function in Primitive So ciety (Nueva York,ed. de Free Press, 1965), 90 a 116.

    Paisajes precolombinos 47micas con las religiosas. Muchas actividades productivas (la siembrade los campos, la recoleccin, la limpieza de los canales de riego, etc.)que exigan un trabajo cooperativo entre grupos de parientes competitivos u hostiles se realizaban en un marco ritual 70 . La cooperacin ritualen el cumplimiento de obligaciones religiosas comunes movilizaba simultneamente a la red comunitaria de parientes para la realizacinde actividades productivas en comn. El ritual, el trabajo cooperativoy la riqueza eran elementos que iban de la mano en la sociedad andina.La creencia en que las relaciones con los dioses afectaban al bienestarmaterial reforzaba la autoridad de las lites de la comunidad, pero estabaarraigada, no obstante, en la experiencia prctica. Como deca un comentario popular, la waranga (grupo de unas 1.000 unidades) que trabajaba a fondo en los campos del dios-antepasado Macahuisa se hacamuy rica y gozaba de muchos productos 7l . Al reunir a parientes deaylluen la adoracin de antepasados comunes, al hacer hincapi en la importancia de unas relaciones recprocas equilibradas en todas las dimensiones de la vida, y al movilizar actividades laborales comunes en uncontexto festivo supervisado por los seores de la comunidad, la prctica ritual realizaba unos servicios imprescindibles para el modo de produccin de la comunidad.La dominacin inca

    Cabe concebir el anlisis esbozado hasta ahora como un modelo dela dinmica de sociedades locales o regionales independientes. Sin embargo, sabemos que los incas conquistaron Huamanga hacia 1460 y convirtieron a las comunidades y los grupos tnicos en un campesinado cuyotrabajo excedente sustent a un Estado expansionista (al hablar decampesinado me refiero a productores o comunidades agrcolas orientados hacia la subsistencia, cuya integracin en una estructura polticams amplia los somete a la autoridad y a las exigencias econmicas delEstado o de una clase terrateniente de seores). Por tanto, hemos de estudiar hasta qu punto los incas deformaron o transformaron la dinmica interna de la produccin local y de la organizacin social.La conquista inca no fue fcil. Despus de que Pachacut Inca Yu-panqui (1438-1471) lograse derrotar a los chancas en Andahuaylas,tropez con una resistencia feroz de los grupos tnicos ms occidentales.En el sur de Huamanga los pueblos soras y lucanas estaban bien orga-

    70 Vase un ejemplo sucinto en Avila (circa 1598), Dioses y hombres, 52 a 55.71 Ibid., 111.

  • 7/22/2019 STERN, Steve - Los pueblos indigenas del Per (1)

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    48 Steve I. Stern

    ACJQSTO

    cYvam wi

    Siembra de campos de maz en agosto. Obsrvese lacomplementariedad de los sexos.Hombres y mujeres trabajaban como unidades para arar la tierra y plantar lasemilla El sol y la luna, deidades ma sculina y femenina respectivamente, influan enel bienestar de los agricultores. La siembra se realizaba en un clima de fiesta, comose advierte por los trajes de los hombres y por la mujer de la derecha que les traechicha.

    Paisajes precolombinos 49nizados y eran ricos y ferozmente independientes. Resistieron en unafortaleza regional durante ms de dos aos el asedio inca, hasta que seles agotaron las reservas de comida. En el norte Huamanga, los pueblosangaraes combatieron con la misma desesperacin: Sus habitantes...fueron los ms valerosos y esforzados del reino, y as trajeron siemprea sus ingas embarazados en continuas guerras...72 .

    Para dominar la regin de Huamanga los incas tuvieron que organizar un aparato de poder estatal impresionante. Poblaron Huanta, Angaraes y el Ro Pampas con una serie de asentamientos de etnias forneas, entre ellas algunos grupos de incas por privilegio. Algunas delas colonias mitmaq asentadas para establecer la hegemona imperial recibieron privilegios especiales, como el acceso a los preciados camposde coca, para aumentar su lealtad y su prestigio. Adems de intensificarlas rivalidades tnicas y la fragmentacin preexistentes en esas zonas,los incas establecieron centros de control polticos y administrativo enQuinua y Huamanguilla. Al sur, en Vilcashuamn, establecieron el cuartel general del podero militar, econmico y religioso del Estado. Allconstruyeron los gobernantes incas un enorme palacio y templo del sol,acantonaron guarniciones militares y construyeron almacenes estatalesen los que guardar coca, lana, carne seca y otras mercancas. El centrourbano y sus almacenes, las poblaciones de trabajadores serviles y lastierras y los rebaos cercanos consagrados al Estado y a sus dioses podansustentar a una poblacin urbana de por lo menos 10.000 personas73 .Como estadistas agudos, Pachacuti y su hijo Topa Inca Yupanqui(1471-1493) trataron de actuar dentro de los modos culturales apreciadospor todos los pueblos andinos. El Estado, igual que los grandes kura-kas,utilizaba la generosidad para establecer y reforzar obligaciones ylealtades. Los regalos rituales, especialmente en telas, creaban dependencia al obligar a sus receptores a actuar a la recproca. En lugar ded