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CARDOSO, CIRO F. S. LATINOAMERICA Y EL CARIBE (SIGLO XIX): LA PROBLEMÁTICA DE LA TRANSICIÓN AL CAPITALISMO DEPENDIENTE Introducción Es un proceso de transición que condujo a estructuras muy semejantes a las de la época de la colonización mercantilista, a otras características de lo que suele llamarse capitalismo dependiente, subdesarrollado o periférico. Los elementos más importantes en la explicación de las formas y de la duración del proceso de transición al capitalismo dependiente, son los que definen los tipos y los grados de cristalización de los sistemas económico-sociales conformados durante la Colonia. Asociando esta hipótesis con la anteriormente expuesta el autor distingue las siguientes situaciones, que constituirán las divisiones fundamentales del texto: 1) Transiciones netamente caracterizadas: a) regiones “euroafricanas”: proceso de transición que tiene como eje la abolición de la esclavitud; b) regiones “euroindígenas”: proceso de transición cuyo centro es la llamada reforma liberal 2) El paso al capitalismo dependiente en las regiones relativamente vacías, que no llegaron a conocer la articulación vigorosa de estructuras coloniales, se da a través de variados procesos, puesto que no se plantea la necesidad de destruir patrones anteriores de organización muy arraigados 3) Transiciones “frustradas”, aquellos en que fracasaron los intentos de un cambio radical en el ordenamiento estructural Cada grupo de países o regiones así definido será abordado a través del estudio comparativo de cierto número de casos. Otros factores tienen que ser tomados en cuenta para la explicación de los diferentes procesos de transición: - Por ejemplo, aquellos relativos a las vinculaciones externas. En la gran mayoría de los casos, el proceso de transformaciones estructurales, por diferente que haya sido en distintos países o regiones, condujo a lo que la CEPAL llama crecimiento o desarrollo hacia afuera. Sin embargo, algunos análisis intentan demostrar que el crecimiento dependiente se hizo, en algunos países, en detrimento de otro modelo posible –el desarrollo capitalista “nacional”, autocentrado-, que precisamente las vinculaciones con el capitalismo internacional hicieron abortar. Por ejemplo el plan industrialista de líderes conservadores como Alamán y Antuñano en México, abandonado a partir de 1850 por el estado liberal a favor del modelo de un crecimiento subordinado a la división internacional del trabajo. Es cierto que un sistema económico, en el interior de su propia lógica, puede comportar diversos procesos alternativos posibles de transformación. Pero habría que demostrar, la posibilidad objetiva de éxito de la alternativa descartada en la lógica del sistema, y ahí es donde en opinión del autor el ejemplo mencionado no funciona adecuadamente 1 . 1 En el caso de la industria textil mexicana muchos autores han confundido las intenciones de los industrialistas con las posibilidades reales de una industrialización autónoma (el hecho por ejemplo de que Alamán tenía la intención de instalar una industria pesada, produciendo maquinaria, no significa que ello 1

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CARDOSO, CIRO F. S.LATINOAMERICA Y EL CARIBE (SIGLO XIX): LA PROBLEMÁTICA

DE LA TRANSICIÓN AL CAPITALISMO DEPENDIENTE

IntroducciónEs un proceso de transición que condujo a estructuras muy semejantes a las de la

época de la colonización mercantilista, a otras características de lo que suele llamarse capitalismo dependiente, subdesarrollado o periférico.

Los elementos más importantes en la explicación de las formas y de la duración del proceso de transición al capitalismo dependiente, son los que definen los tipos y los grados de cristalización de los sistemas económico-sociales conformados durante la Colonia. Asociando esta hipótesis con la anteriormente expuesta el autor distingue las siguientes situaciones, que constituirán las divisiones fundamentales del texto:

1) Transiciones netamente caracterizadas:a) regiones “euroafricanas”: proceso de transición que tiene como eje la

abolición de la esclavitud;b) regiones “euroindígenas”: proceso de transición cuyo centro es la

llamada reforma liberal2) El paso al capitalismo dependiente en las regiones relativamente vacías, que

no llegaron a conocer la articulación vigorosa de estructuras coloniales, se da a través de variados procesos, puesto que no se plantea la necesidad de destruir patrones anteriores de organización muy arraigados

3) Transiciones “frustradas”, aquellos en que fracasaron los intentos de un cambio radical en el ordenamiento estructural

Cada grupo de países o regiones así definido será abordado a través del estudio comparativo de cierto número de casos.

Otros factores tienen que ser tomados en cuenta para la explicación de los diferentes procesos de transición: - Por ejemplo, aquellos relativos a las vinculaciones externas. En la gran mayoría de los casos, el proceso de transformaciones estructurales, por diferente que haya sido en distintos países o regiones, condujo a lo que la CEPAL llama crecimiento o desarrollo hacia afuera. Sin embargo, algunos análisis intentan demostrar que el crecimiento dependiente se hizo, en algunos países, en detrimento de otro modelo posible –el desarrollo capitalista “nacional”, autocentrado-, que precisamente las vinculaciones con el capitalismo internacional hicieron abortar. Por ejemplo el plan industrialista de líderes conservadores como Alamán y Antuñano en México, abandonado a partir de 1850 por el estado liberal a favor del modelo de un crecimiento subordinado a la división internacional del trabajo. Es cierto que un sistema económico, en el

interior de su propia lógica, puede comportar diversos procesos alternativos posibles de transformación. Pero habría que demostrar, la posibilidad objetiva de éxito de la alternativa descartada en la lógica del sistema, y ahí es donde en opinión del autor el ejemplo mencionado no funciona adecuadamente1.

- Otros factores son los que aparecen ligados al movimiento de independencia y constitución de estados nacionales: grados de participación popular, efectos demográficos y económicos de las guerras, etc. Por ejemplo la independencia “fácil” de Brasil es distinta a la independencia “difícil” de gran parte de Latinoamérica.

1) a) La superación del esclavismo en AfroaméricaAfroamérica comprende parte de Brasil, el Caribe (Guayanas, Antillas, zona

costera y valles aledaños de Venezuela, parte del litoral caribeño de México), el sur de los Estados Unidos, y ciertas partes de la América Española continental (costa pacífica del Perú, porciones de Colombia, etc.). El autor se limito a aquellos países o colonias que tuvieron en la esclavitud negra el fundamento de las relaciones de producción.

Factores generales que influyeron en la disolución del sistema esclavistaSegún Fernando Cardoso, los límites de la elasticidad del sistema esclavista tal

como existió en América –o sea, su capacidad para cambiar y sobrevivir sin pérdida de sus características esenciales- pueden ser así definidos:

a) Prosecución de la trata, para el abastecimiento del mercado con mano de obra abundante y relativamente barata;

b) Coyunturas económicas tales que permitan grandes beneficios sin que se presente la necesidad de racionalizar la producción: ésta puede llevarse a cabo en el marco de una “economía del derroche”;

c) Inexistencia de la competencia de una producción basada en la mano de obra asalariada: el desarrollo del capitalismo implica la destrucción del sistema

Se examinará estos tres puntos para decidir si definen las condiciones de supervivencia del esclavismo.

1 En el caso de la industria textil mexicana muchos autores han confundido las intenciones de los industrialistas con las posibilidades reales de una industrialización autónoma (el hecho por ejemplo de que Alamán tenía la intención de instalar una industria pesada, produciendo maquinaria, no significa que ello fuera efectivamente posible)

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a) Existen dos posiciones opuestas acerca de cómo interpretar el proceso de abolición de la trata y el papel de Inglaterra:

- La tesis tradicional de Ragatz y Williams vincula el fin de la trata, y posteriormente el de la esclavitud, al proceso de declinación de las Antillas azucareras a principios del siglo XIX. Con la revolución industrial el mercado inglés se expande mundialmente, las Antillas británicas pierden importancia en ese comercio y el mercantilismo, protector del azúcar y los mercados coloniales, es combatido por el pensamiento libre-cambista. La trata empieza a ser una actividad menos importante en el comercio británico total, pero central en el puerto de Liverpool. Este contexto explica la abolición de la trata británica en 1807 impulsada por corrientes religiosas y humanitarias; también la abolición de la esclavitud (en 1833-1838) y de los privilegios mercantilistas de las Antillas británicas (en 1846 es abolido en Inglaterra el proteccionismo aduanal al azúcar de estas islas). Esta teoría vincula el fin de la esclavitud a los intereses industriales ascendentes.

- Por el contrario Drescher demostró que: los intercambios entre Inglaterra y sus Antillas aumentaron entre la independencia de Estados Unidos y la abolición de la trata; el comercio de esclavos por los ingleses llegó a su auge a principios del siglo XIX, en vísperas de la abolición británica de la trata; entre 1788-1815 el comercio azucarero del Caribe británico conoció su apogeo, ampliando Inglaterra su potencial esclavista mediante conquistas coloniales (1793-1806). Drescher busca las causas de la abolición de la trata en los argumentos mismos de los debates parlamentarios británicos al respecto, entre 1788 y 1806, relacionados con los problemas morales y la pérdida de hombres que sufría África. Los abolicionistas creían que la expansión económica a corto plazo desembocaría en la revuelta o declinación de larga duración.

Pero para Ciro Cardoso, las explicaciones de la tesis tradicional (de la escuela econométrica) son insuficientes porque no realiza una explicación en conjunto e interpreta episodios aislados de la totalidad social. El telón de fondo está constituido por un proceso de dimensiones macro-históricas y mundiales: el advenimiento del capitalismo como sistema dominante, lo que modifica todos los niveles de la estructura social, inclusive la ética y las representaciones mentales colectivas relativas a la mano de obra y al trabajo.

Tampoco alcanza con causalidades “éticas”. No es coincidencia que el país más avanzado en las transformaciones capitalistas haya tomado la iniciativa contra la trata y en seguida contra la esclavitud colonial.

La trata británica fue abolida en 1807 y Gran Bretaña presionó a las demás potencias, luego a los buenos países americanos, para que hicieran lo mismo. Aún así, se notan contradicciones internas en la posición británica, por ejemplo la

existencia de intereses capitalistas ingleses vinculados a la financiación de la trata hacia Brasil y Cuba. De todos modos no se duda de la eficacia política británica contra la trata, no sólo capturando barcos negreros y liberando las personas, sino también subiendo el precio de los esclavos de trata para que los tratantes potenciales busquen formas sustitutivas de aprovisionamiento de mano de obra.

Terminada la trata africana, se llevaron a cabo ciertas soluciones alternativas. La de largo plazo estaría constituida por patrones demográficos que permitieran el crecimiento vegetativo de la población esclava (esto se da en Estados Unidos). En América Latina y el Caribe esta alternativa no se dio. Pero sí la trata interregional o interprovincial. Por ejemplo en Brasil, al cierre de la trata africana en 1850, se lo sustituyó con la compra de esclavos de las provincias menos prósperas del norte y noreste por los hacendados del café. Esta solución podía posponer pero no impedir el colapso del sistema esclavista.

b) Esta segunda condición apunta hacia características de “derroche” e “irracionalidad” del sistema esclavista, y la imposibilidad de racionalizar una economía sin abolirlo previamente.

Pero se exageró la imposibilidad de efectuar cambios técnicos y organizativos en una economía esclavista de tipo colonial. Por ejemplo, en Brasil, al finalizar la trata africana (en 1850), los propietarios de esclavos reorganizaron las actividades económicas en la zona cafetalera entonces predominante, incluyendo: 1) Innovaciones técnicas en el transporte (ferrocarriles) y máquinas de vapor (procesamiento de los granos de café), con el fin de ahorrar mano de obra esclava en tales sectores y transferirla a las actividades agrícolas; 2) El traslado de esclavos antes empleados en actividades domésticas o económicas menos rentables (tabaco, azúcar, etc.) hacia la producción cafetalera. Las innovaciones técnicas mencionadas, y otras de distintos rubros al café, fueron posibilitadas por la liberación de capitales antes invertidos en la trata africana.

De cualquier manera la introducción de elementos capitalistas (bancos, empresas ferrocarrileras, etc.) en la consecución del esclavismo, a la larga profundizan las contradicciones del sistema.

c) El desarrollo del capitalismo lleva a la destrucción del esclavismo de tipo colonial. Pero el fin de la esclavitud no significó necesariamente el triunfo del trabajo asalariado. Este “desarrollo del capitalismo” debe entenderse de dos maneras diferentes. Por una parte se constituye, fuera de América, un núcleo capitalista dominante. Este factor “externo” aparece internalizado en las nuevas formas e intereses que señalan la adaptación a las modalidades organizativas del mercado mundial. Por otra parte, en el interior de los países de América, el siglo

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XIX vio el desarrollo gradual de sectores económicos progresivos, “modernos”, que terminaron por chocar con las estructuras esclavistas. La importancia relativa del desarrollo interno de tales sectores económicos “modernos” (apenas antes de la eliminación del sistema esclavista) parece constituir el elemento explicativo central del peso que, en cada caso de abolición de la esclavitud, tuvieron los factores externos e internos.

Diferentes tipos de procesos de abolición de la esclavitud Los procesos de abolición de la esclavitud no se explican por distintos sistemas

esclavistas, sino por los grados de dependencia política y vulnerabilidad a presiones externas, por el desarrollo interno y externo de las estructuras económicas, por las coyunturas locales e internaciones.

El autor distingue 4 tipos fundamentales de procesos abolicionistas en América.a) Haití es el único caso en que el fin de la esclavitud resultó de una

revolución social y nacional (1790-1804), llevada a cabo por los esclavos y en un contexto cambiante de red de divisiones, alianzas y procesos sociales tanto a nivel local como metropolitano. Sin embargo, esto no significo un pasaje directo al capitalismo dependiente.

b) Estados Unidos es otro único caso de abolición de la esclavitud pero a través de una guerra civil.

c) En el Caribe británico, francés y holandés (Antillas y Guayanas) el fin de la esclavitud fue impuesto por las metrópolis respectivas, que vivían el proceso de advenimiento o consolidación del capitalismo como modo de producción dominante. Aparte les era conveniente una abolición “desde arriba” para evitar una revuelta como la de Haití.

d) En Cuba y en Brasil la abolición de la esclavitud fue un proceso lento, vinculado a la vez a las presiones británicas contra la trata, y a la perdida gradual de importancia y viabilidad del sistema esclavista (y de la fracción de la clase dominante que parecía depender de su continuación) debido a cambios estructurales ocurridos en las regiones o los sectores económicos más dinámicos: los grupos más “modernos” –los cafetaleros de Sao Paulo, por ejemplo-. Por otra parte, los esclavos constituían apenas el 4% de la población brasileña en el momento de la abolición (1888); y en Cuba una parte de los esclavos fue liberada por el pacto de Zanjón que concluyó la Guerra de los Diez Años (1878), y con miles de bajas de habitantes de color.

El mercado de mano de obra después de la abolición

En diversos países los patrones de organización de la mano de obra, durante el período consecutivo a la disolución del sistema esclavista, presenta similitudes.

a) Primera similitud: el fin de la esclavitud fue seguido por una tendencia a la expansión de la economía campesina. Los ex-esclavos trataban de obtener tierra y volverse económicamente independientes. Pero la expansión de un campesinado negro asumió formas diversas. En Haití esta tendencia chocó con los intentos de la clase dominante negra y mulata, de crear grandes propiedades con mano de obra dependiente. En Brasil, la tendencia a la expansión campesina fue limitada por el monopolio sobre la propiedad de la tierra ejercido por la clase dominante rural.

b) Segunda similitud: la esclavitud no cedió lugar predominantemente al trabajo asalariado, sino a formas que implicaban grados variables de dependencia personal: aparecería, arrendamiento. Y en las Antillas y Guayanas hubo una reedición del sistema colonial de los engagés, con amplia importación de trabajadores dependientes venidos de la India o China (1838-1924). Luego fue la aparcería (aquel por el cual el propietario de una finca rústica encarga a una persona –aparcero- la explotación agrícola de dicha finca a cambio de un porcentaje en los resultados) la forma de contrato de trabajo predominante. En Haití, el sistema de trabajo en las plantaciones bajo Toussaint-Louverture no era mucho mejor que la esclavitud. Lo mismo se puede decir del sistema de patronato cubano definido por los rebeldes en el Reglamento de Libertos en 1869-1870, y más tarde por la ley del patronato de 1880.

c) Tercera similitud: el proceso abolicionista no resultó primariamente –excepto en Haití- de un movimiento de esclavos. Así, en casi todos lados, los ex-esclavos eran abandonados a su suerte. Pero por ejemplo en Haití, la nueva clase dominante negra y mulata intentó, luego de la eliminación de la minoría blanca, reglamentar el trabajo de las masas rurales y atarlas a la tierra.

d) Cuando la competencia laboral (inmigración de trabajadores calificados y ex-esclavos) se planteó, en varios países, causó un grado variable de desempleo, subempleo y marginalización de los ex-esclavos, que tendieron a concentrarse en barriadas cercanas a los centros urbanos.

1) b) El significado económico de las reformas liberalesLas regiones euroindígenas comprende México, parte de Centroamérica y la

vertiente andina de Sudamérica. Las sociedades euroindígenas se caracterizan en la época colonial por ciertos rasgos comunes, de los cuales el más importante era la supervivencia de las estructuras comunitarias indígenas, muy cambiadas y

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subordinadas al aparato productivo minero y agrícola montado y dominado por los españoles. Las oposiciones: minas, haciendas, plantaciones/comunidades indígenas; ciudades españolas/pueblos de indígenas; propiedad privada/ propiedad corporativa (ya sea la comunitaria, urbana o rural; o los bienes de manos muertas de la Iglesia), seguían reconocibles durante el siglo XIX. La destrucción de estas estructuras ocurrió a través del proceso conocido como reforma liberal.

Presentación sumaria de los casosa) México. Durante la primera mitad del siglo XIX, algunos parámetros

centrales de la estructuración colonial (exclusivismo comercial, concentración de poder político y económico en la ciudad de México, la prosperidad de la minería de metales preciosos, etc.) fueron borrados o atenuados, durante las guerras de independencia y las luchas, sin alguna sustitución viable. Las tres décadas después a la independencia política (1821) se caracteriza por la persistencia de rasgos heredados de la Colonia, ya que no existía un poder central fuerte como para intentar cambios radicales. Esto se desarrollaba en un marco estructural de atraso: el país se había fragmentado en múltiples economías regionales poco significativas; existencia de barreras aduaneras internas; inexistencia de una verdadera red de comunicaciones; sistema financiero arcaico basado en la usura; el comercio de importación/exportación bajo control de extranjeros residentes; persistencia de un sector de la Iglesia y de las comunidades indígenas. Y un marco coyuntural abrumador: devastaciones y repercusiones financieras, demográficas y económicas de las guerras de independencia y de las luchas internas/externas; fracaso de proyectos de revitalización de la minería con capitales extranjeros; balanza de comercial y de pagos deficitaria; competencia de los textiles extranjeros a la producción de los obrajes y talleres locales; revueltas indígenas y bandolerismo; falta de control del gobierno sobre las zonas rurales; intervenciones extranjeras desastrosas en los negocios del país, culminando en la guerra de 1845-1848 con los Estados Unidos.

Las ideologías ascendentes –como en liberalismo en la época- se propagan verticalmente, cortando las estructuras de clases, tanto como horizontalmente, en cada nivel del edificio social. Diferencias entre la ideología liberal y la conservadora. Durante el proceso de reformas liberales (entre 1854 y 1862, y después de 1876), el liberalismo adquirió un carácter de clase bastante definido: era el instrumento eficiente de una transformación de la sociedad mexicana según los intereses de algunos de los sectores de la clase dominante: la burguesía agraria, minera, comercial y ferrocarrilera; pero no así la industrial: la expansión de la industria ocurrió a pesar de la Reforma y no debido a ella.

Desde el punto de vista económico, lo esencial de la Reforma liberal mexicana está constituido por las medidas y procesos siguientes:

- La ley Lerdo (1856), completada por la ley de nacionalización de los bienes del clero (1859), como instrumento de disolución y apropiación del patrimonio eclesiástico y de las comunidades indígenas

- La ley sobre la apropiación de baldíos (1863)- La intensificación de la construcción de ferrocarriles que tendría el resultado

de restablecer la primacía del eje México-Veracruz y de vincular el país con los intereses del marcado mundial

- La consagración del laissez-faire (Constitución de 1857) - Intentos de reanimar la minería- El refuerzo de los órganos de intervención económica del Estado

En lo concerniente a las medidas agrarias (venta de tierras eclesiásticas, control sobre la mano de obra rural, ley acerca de los baldíos), su resultado fue el fortalecimiento del latifundio, indígenas desposeídos lanzados al mercado de trabajo.

Hacia mediados del siglo XIX la propiedad comunal y ejidal constituía aún una realidad económico-social considerable, y la Reforma liberal fue la creadora de instrumentos cuya aplicación, en el mismo período y durante le Porfiriato, llevó a la desaparición casi total de esa forma de propiedad. El Porfiriato, caso clásico de crecimiento hacia afuera con gran afluencia de capitales extranjeros, constituye, en el período 1876-1910, la prolongación de la fase de la Reforma.

b) Guatemala. El régimen conservador de Carrera y luego de Cerna estuvo basado en una alianza de burócratas y comerciantes de la capital, la Iglesia y una masa rural numerosa (dedicada al nopal y a la grana o cochinilla). Las fincas eran cuidadas por ladinos y mestizos, ya sea aparceros y arrendatarios en tierras pertenecientes a criollos ausentitas de la capital, ya sea propietarios ellos mismos. No se creó un sistema amplio de crédito rural ni una red de transportes. Los comerciantes capitalinos y la Iglesia proveían los créditos en forma de adelantos a las cosechas que compraban y exportaban. Como la exigencia de mano de obra no era grande, las comunidades indígenas fueron, en gran medida, dejadas en paz, constituyendo la masa indígena uno de los pilares de sustentación del régimen conservador.

En la década de 1860 se produce la crisis de demanda y de predios de la grana. Así, la expansión del café se volvió irresistible.

El café necesitaba un cambio radical del sistema de tenencia de la tierra, del crédito agrícola, del control sobre la mano de obra y del sistema de transportes. La revolución liberal de 1871 realizó las reformas necesarias.

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Hubo tres procesos que cambiaron el sistema de tenencia de la tierra (para que su transferencia resultará fácil) a favor de la expansión del café, constituyendo la reforma agraria liberal:

1) Nacionalización de propiedades eclesiásticas (bienes que escapaban a las transacciones comerciales por encontrarse inmovilizados -manos muertas). Se distribuyeron gratuitamente o vendieron con la condición de ser plantadas de café

2) Abolición del censo enfitéutico (1877). Consistía en alquilar la tierra con derechos permanentes de ocupación del arrendatario, aunque la propiedad formal no cambiaba de manos. Ahora los arrendatarios debían comprar las tierras en 6 meses. Pero pocos indios o ladinos pobres podían comprarlas. Entonces al cumplirse ese plazo, las tierras que no eran compradas el gobierno las subastaba públicamente

3) Política de venta y distribución de baldíos (a los que también se le incorporaron las tierras eclesiásticas y lotes no adquiridos por sus ocupantes). La política de los gobiernos federales fue de distribuirlos o venderlos en fáciles condiciones de pago, para favorecer el cultivo del café. Se consideraban como baldíos igualmente las tierras ocupadas sin un título formal de propiedad. La intención del gobierno era de favorecer la constitución de medianas propiedades, evitando la conformación de latifundios, pero como en México, tal finalidad no fue alcanzada.

En Guatemala no se abolió el sistema de ejidos y tierras comunales. La mayoría de la población guatemalteca estaba constituida por indígenas comunitarios. El café requería de más brazos y los jornaleros eran pocos. Entonces se reclutaba trabajadores indígenas haciéndoles préstamos o anticipos pero no cumplían con las obligaciones contraídas, sin que existiera coerción.

Entonces el gobierno liberal llevo a cabo algunas medidas respecto a la cuestión de la mano de obra. Por ejemplo, que la cantidad de indígenas que se necesite podía ser sacada de su jurisdicción. Los jornales se pagaban por adelantado al alcalde o gobernador del pueblo y los trabajadores que no cumplan con las obligaciones impuestas serían castigados, reprimiendo.

Pero lo central en el sistema de control sobre la mano de obra fue el Reglamento de Jornaleros de 1877 que duró 70 años. Este decreto beneficiaba a los hacendados. La desposesión de una masa de indios y ladinos pobres creaba una reserva de mano de obra, y se complementaba con dispositivos que permitían el reclutamiento forzoso de indios, completando el aprovisionamiento de brazos que necesitaban las plantaciones. El Reglamento de Jornaleros forzaba a los indios comuneros al trabajo en las fincas.

La revolución liberal abolió el diezmo eclesiástico. El sistema de ferrocarriles, empezado con capitales nacionales y tecnología foránea, terminó bajo el control total de capitales norteamericanos.

c) El salvador. En el siglo XIX el añil tuvo un auge considerable. La estructura de la producción añilera era semejante a la de la cochinilla: predominio de pequeños productores, en la dependencia de comerciantes urbanos que les hacían avances y controlaban la comercialización. Las demandas de mano de obra se satisfacían a través de la exigencia de trabajo a las comunidades.

La crisis del añil se agudiza en 1879-1882. El cultivo del café fue impulsado desde el período conservador, despegándose entre 1864 y 1880.

Se llevó a cabo una fase de reformas liberales para remover los obstáculos que presentaban las tierras comunales y ejidos. La revolución liberal fue en 1885 estando a la cabeza de un gobierno autoritario Menéndez. Antes, Zaldívar tomó la iniciativa de las reformas liberales, otorgándoles plena propiedad de los lotes ejidales o comunales a aquellos ocupantes que plantarán café o productos comerciales. Las comunidades ladinas no disponían de capitales, créditos o conocimiento técnicos suficientes. Entonces en 1881 una ley estableció la extinción de las tierras comunales y en 1882 de los ejidos. Las tierras comunales fueron divididas en lotes recibidos en plena propiedad por sus usuarios, y los ejidos fueron repartidos entre sus ocupantes actuales. Las tierras y bienes eclesiásticos fueron confiscados.

Desde las leyes de 1881 y 1882 el acceso a la tierra se volvió imposible para miles de campesinos desposeídos lanzados al mercado de trabajo. No hubo un sistema de reclutamiento forzoso como en Guatemala; el estado se limitaba a reprimir el no cumplimiento de las obligaciones laborales a los intentos de rebelión.

Los aspectos financieros y relativos al transporte son similares a los mencionados en relación a Guatemala pero con dos diferencias: 1) Un grado más importante de control ejercido por el poderoso grupo cafetalero salvadoreño; 2) La inexistencia de acceso al Atlántico, por ende, la necesidad de exportar por el puerto de Guatemala, creando una red ferroviaria conjunta.

Comparación y visión de conjuntoLos casos presentados, a través de su comparación, permite establecer las

condiciones para que se diera una reforma liberal, y el significado económico de la misma.

a) En cuanto a las condiciones, la reforma liberal se dio donde una clase dominante emergente, capaz de organizar a su alrededor una economía

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nacional para responder al mercado mundial, debió romper las resistencia de estructuras heredados de la Colonia

b) Esta reforma liberal significó, desde el punto de vista económico, un reordenamiento profundo de las estructuras del país, para adecuarlas a las necesidades de los sectores dinámicos de las clases dominantes, en una producción de productos de exportación

c) La reforma liberal constituyó un proceso de acumulación originaria que necesitaba el capitalismo agrario y dependiente de América Latina para instalarse, 1) acumulando capital y medios de producción en manos de la burguesía, 2) separando entre los trabajadores y los medios de producción, para ampliar un mercado de trabajo.

De cualquier manera, no existe una similitud formal entre los procesos liberales europeo y latinoamericano, ya que las masas populares en Latinoamérica, como los indígenas, eran despreciados, sin igualdad política o libertad individual.

Si bien se produce la acumulación originaria que necesitaba el capitalismo agrario, esto no significa que, como resultado, surgió un proletariado rural asalariado típico.

La reforma liberal mexicana se parece a la de Guatemala en la expropiación de los bienes del clero, y a la de El Salvador en la casi total extinción de las formas comunales de propiedad. Pero, los procesos guatemalteco y salvadoreño son más ordenados en función de una burguesía cafetalera bien caracterizada, y el caso México es más complejo. En los tres casos se intenta lograr un control sobre la mano de obra rural, pero en Guatemala con la persistencia de las estructuras comunales, se llevó a que el trabajo forzado de los indígenas se inscribiera en las leyes, en contradicción con los principios liberales.

El sector menos exitoso de las reformas liberales fue el financiero. En este sector, y en el de los transportes y comercialización, donde el influjo y dominio extranjeros aparecían mejor caracterizados, mientras que en el de la producción agrícola para exportación, en muchos casos el control ejercido por la burguesía agraria de cada país pudo ser total o casi total.

2) El desarrollo capitalista dependiente en los países “vacíos”Se trata de aquellas regiones que, durante la época colonial, permanecieron

marginales, poco pobladas. Se incluye en esta categoría al sur de Brasil, Uruguay, la zona pampeana de la Argentina, parte de Chile, la Amazonia y Costa Rica. En el caso de los países del Cono Sur, un factor importante fue la inmigración europea masiva en la segunda mitad del siglo XIX. Debido a la ausencia de fuertes sistemas coloniales, la transición al capitalismo dependiente se hizo sin

pasar crisis estructurales del tipo de la abolición de la esclavitud o de las reformas liberales, lo que tuvo consecuencias importantes. Se verán dos casos muy diferentes: Costa Rica y Argentina.

a) Costa Rica. Este país llegó a la independencia (1821) sin contar con un producto de exportación sólidamente establecido.

Una vez lograda la separación de la metrópoli y debido a la ausencia de estructuras coloniales heredadas del período español, Costa Rica se lanzó a la expansión cafetalera poco más de diez años después de la independencia, sin convulsiones internas importantes. Sin embargo la Colonia dejó su herencia, ya que la mayoría de los plantadores de café descendían de familias notables de la conquista y de la Colonia. Por otro lado el capital posibilitó dar comienzo al negocio del café. Y por último, el asilamiento y atraso de Costa Rica en la época colonial plantearon desafíos a la expansión cafetalera en sus comienzos: falta de un sistema de transporte, de conocimientos técnicos, de mano de obra abundante, etc.

El gobierno facilitó el acceso a los terrenos baldíos, ya sea por compra a bajo precio, por arrendamiento o por distribución gratuita. El diezmo eclesiástico fue abolido. En 1832 se subsidió a cafetaleros incipientes y el negocio del café se expandió en las décadas siguientes.

En el caso costarricense no hubo necesidad de reformas liberales drásticas, por no existir una reacción conservadora fuerte. Hubo cambios estructurales, pero gradualmente y sin choques demasiado importantes.

Tres procesos caracterizaron a Costa Rica la formación de la base territorial para la expansión cafetalera: 1) La apropiación de terrenos baldíos; 2) La compra-venta de tierras apropiadas anteriormente; 3) La disolución de formas comunales de propiedad

Se sostiene que no hubo concentración de tierras en este período porque la falta de mano de obra era contante y los recursos financieros de los cafetaleros eran limitados. Por eso los salarios de peones y jornaleros –al contrario del resto de Centroamérica- presentaban tendencia constante al alza.

Causas de escasez de mano de obra. Primero, la población era reducida, no había recibido una inmigración en gran escala, excepto de europeos con algún capital que aprovecharían la riqueza aportada por el café y convirtiéndose en parte de la élite cafetalera.

Segundo, existía una estructura de la tenencia de la tierra donde la propiedad parcelaria estaba muy difundida. La mayoría de la población disponía de lotes de tierra en plena propiedad, lo que disminuía la oferta de mano de obra. Inclusive

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después de terminar sus propias faenas agrícolas, los pequeños finqueros buscaban trabajo como jornaleros o carreteros.

Y debido a la atracción de los salarios más altos pagados por la United Fruit Company, muchos trabajadores costarricenses emigraron hacia las plantaciones bananeras desde entonces.

Pese a saber de la escasez de mano de obra, la actitud del estado frente al mercado de trabajo fue casi siempre de no intervención. Es decir, sólo se acordaba entre patrones y empleados.

De cualquier manera los trabajadores agrícolas, y por supuesto los peones sin tierras, se volvieron dependientes de los cafetaleros más importantes, debido al monopolio que ejercían estos últimos sobre el beneficio del producto, la comercialización y el crédito rural. De todos modos, el trabajador rural costarricense era básicamente un asalariado, no un “siervo”.

Pasada la primera fase del café se requería bastante capital porque subía el precio de la tierra, el costo de la fuerza de trabajo, etc. Y este capital solo podía provenir desde el extranjero. Entonces las casas comerciales europeas facilitaban el pago de futuras cosechas, canalizándose el crédito a través de casas comerciales creadas en San José. A su vez, estos comerciantes locales extendían el crédito, en condiciones de usura, a los pequeños finqueros que plantaban café. Éstos se endeudaban y la situación se convertía en un factor para mantener el predominio social del grupo de cafetaleros-exportadores. Por lo tanto, la banca no funcionó como dispensadora de crédito rural a los pequeños finqueros.

En 1857 se establece el Banco Nacional Costarricense. Los cafetaleros-comerciantes lo ven como una gran amenaza al sistema de usura que les garantizaba el control social sobre los pequeños finqueros dependientes. Provocaron un golpe de estado que derrocó a Mora (mayor exportador de café, lo que llevaba a pensar que intentaría quedarse con el control total de la vida económica); luego lo fusilaron. El BNC dejó de funcionar. Y continuó el sistema de créditos extranjeros y usura.

Después de la 1º Guerra Mundial los vínculos comerciales y financieros de Costa Rica se establecen con el capital norteamericano, no ya el británico.

La oligarquía cafetalera contó con el monopolio sobre el capital, la comercialización y gran parte de los medios de producción para lograr control social y político.

b) Argentina. Los conflictos después de 1810 aparecen vinculados a la rápida e intensa expansión económica (comercial, ganadera y después agrícola) de la región pampeana y de Buenos Aires (centro de poder económico y político) chocando con los intereses de las provincias del Interior.

En el Virreinato del Río de la Plata (1778), Buenos Aires había funcionado como capital, puerto y centro comercial. En 1810 se produce la guerra de la independencia, que durante varias décadas terminó por arruinar la ganadería de Entre Ríos y de la Banda Oriental, por lo que se abrió una nueva perspectiva para el Litoral y zonas del interior. Ya se venía multiplicando el cimarrón (ganado salvaje) y se lo aprovechaba por el cuero y el sebo. De mediados del siglo XVIII a principios del XIX, se desarrolló la estancia, forma más organizada de explotación ganadera. A partir de 1815, además del cuero y del sebo, empezó a exportarse el tasajo (carne salada producida por los saladeros).

Desde 1815 a 1852, la ganadería se caracterizó por un nivel bajo de inversiones de capital destinadas a las estancias y saladeros y concentrándose en el mismo ganado, ya que la tierra carecía de valor. La escasa mano de obra era reclutada según el sistema basado en el endeudamiento de los peones. En esta fase se consolida el grupo de terratenientes de Buenos Aires. En las décadas de 1820 y 1830 se formaron las principales fortunas agrarias. Hacendados, comerciantes y militares de Buenos Aires (y comerciantes extranjeros), tuvieron acceso fácil a las tierras públicas y las acapararon. Desde la revolución de 1810, la venta de dichas tierras se utilizaba para pagar las deudas del estado, o recompensar servicios de tipo militar.

Entre 1830/1840, las sequías, el bloqueo francés y las competencias provinciales del Litoral, marcaron la decadencia de la actividad saladeril en la región de Buenos Aires. Pero surgió la exportación de lana.

La lana, al contrario del tasajo, era un producto que podía ser vendido a mercados europeos. La crianza de carneros llevó al cierre de los campos y al aumento de la demanda de mano de obra especializada. Una oleada de inmigrantes europeos aparece ligada a las innovaciones que afectaron la crianza de ovinos. Los bovinos fueron expulsados hacia zonas periféricas.

Los pueblos originarios eran empujados cada vez más al sur y oeste porque se necesitaba tierra para el ganado. Se producen la campaña al “desierto” de Rosas en 1883, y de Roca en 1879/81. Las enormes extensiones de tierras incorporadas por esta última campaña fueron acaparadas por los terratenientes ganaderos.

Empezó entonces el período más importante de la expansión agrícola y ganadera argentina (1880-1924), con su triple base: 1) Inmigración europea masiva impulsada por el estado; 2) grandes inversiones extranjeras, sobre todo británicas; 3) extensión de la red ferroviaria.

La 1º fase de la expansión de la agricultura de cereales, empezada en 1856, acelerada con la extensión de los rieles y frenada después de 1890, correspondió a la colonización de Santa Fe y Entre Ríos por inmigrantes. Desde fines de la década de 1870, la Argentina, de importadora que era, pasó a ser exportadora de

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cereales. Entre 1870/1896 se aceleró la adquisición de lotes por los colonos; así, el primer ciclo cerealero aparece vinculado a la pequeña propiedad. Sobrevino la crisis mundial de 1890 y, al bajar los precios del trigo, los pequeños propietarios se arruinaron, propiciando un nuevo proceso de concentración de fundos. Además, nuevas áreas se incorporaban a la producción agrícola como Córdoba y Buenos Aires. Se afianzó entonces la 2º fase de expansión agrícola (cereales y lino), caracterizada por el predominio del sistema de arrendamiento.

El Interior En la época colonial, las provincias del noroeste se caracterizaban por una

agricultura diversificada, una actividad artesanal variada, y la crianza de mulas para el transporte; estaban vinculadas comercialmente con las minas del Alto Perú, pero los vínculos fueron rotos por la guerra de independencia. Entre 1839/1850 se produce cierta recuperación, las economías provinciales del noroeste argentino volvieron a establecer relaciones comerciales con las minas bolivianas.

Bajo el régimen de Rosas (1829-1852) la política libre-cambista y el control comercial estricto ejercido por Buenos Aires (puerto único de la argentina), perjudicaron a los intereses del Interior. Los ríos Paraná y Uruguay estaban cerrados para el comercio, pero éste último era difícil de controlar y pronto se convirtió en vía comercial.

La caída de Rosas en 1852 abrió camino a un fortalecimiento de la unidad nacional, a través de un acuerdo de la oligarquía de Buenos Aires con ciertos sectores oligárquicos del Interior. El Litoral y el Interior realizan un acuerdo proteccionista para garantizar productos locales en un mercado en la primera región. Pero el equilibrio estable solo se alcanzó al forzarse en 1880 la federalización de Buenos Aires. Las economías del Interior, a través de las vías férreas, eran volcadas hacia el Litoral, pero sobre todo a capital federal, unificando el mercado nacional y subordinándolo a los intereses del Litoral y de Buenos Aires en particular.

Fase 1880-1914. Análisis de la estructura económica de la región pampeana hecha por Pérez Brignoli, partiendo de la presentación de los parámetros, de los elementos del modelo y del proceso de acumulación y reproducción de la renta y de la ganancia.

Parámetros para que el modelo funcione: 1) una frontera agrícola en expansión extensiva; 2) Mercados externos en expansión para los productos ganaderos y los agrícolas de clima templado; 3) Existencia de transportes internos (red de ferrocarriles) y externos (barcos de vapor, refrigeración), que influían en la posibilidad de exportar carne congelada.

Algunos elementos del modelo:

- Predomino de actividades agropecuarias de exportación - Acaparamiento de tierras por una oligarquía terrateniente- Afluencia de inmigrantes europeos- Subordinación del desarrollo agrícola al ganadero, a través del sistema de

arrendamiento- Afluencia de inversiones extranjeras en los sectores de banca y finanzas,

comercio y capital social básico- Desarrollo urbano (expansión de los servicios y de un sector industrial)- Política estatal del tipo laissez-faire, en beneficio de la oligarquía

terrateniente y del capital extranjero- El excedente de la oligarquía era invertido: a) en mejorar el ganado y en las

instalaciones de las haciendas ganaderas; b) en actividades industriales dedicadas a los productos agropecuarios de exportación (frigoríficos, molinos, curtidurías, etc.); c) Consumo de lujo (incluyendo los edificios públicos y privados)

Modalidades de la acumulación y reproducción de rentas y gananciasLa oligarquía terrateniente ganadera recurría a un sistema de arrendamiento de

la tierra a agricultores (inmigrantes no europeos) que, al cabo del periodo del arriendo, éstos debían entregar la tierra cultivada de pasto (alfalfa). El agricultor, para la cosecha, contrataba obreros agrícolas asalariados y además necesitaba invertir en semillas, instrumentos y animales de tiro; por lo que funcionaba como un empresario capitalista. El arriendo ganadero se basaba en la racionalidad económica típica de este empresario (minimización de los costos y maximización de las ganancias), puesto que: 1) La mano de obra era escasa y por ello cara (se necesitaba más mano de obra agrícola que ganadera); 2) La ganadería resistía mejor los cambios climáticos y a las variaciones de precios de corta duración (distinto a las actividades agrícolas), entonces no había incentivo para que el terrateniente ganadero se dedicara directamente a las actividades agrícolas.

Los ganaderos terratenientes percibían la reta del arrendamiento, además de beneficios indirectos de este sistema: 1) recuperación de sus terrenos cubiertos de alfalfa a costo mínimo (las semillas de alfalfa); 2) Las mejoras introducidas por el arrendatario. A esto se le agregaba la valorización de la tierra.

La reproducción de estos mecanismos de acumulación de la renta dependía de ciertas condiciones:

1) Libertad jurídica para la relación contractual de arriendo (no interfería el Estado); 2) Existencia de grandes unidades agrarias y de métodos extensivos de producción agrícola; 3) Expansión sostenida de la demanda externa de productos agropecuarios

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En cuanto a las ganancias, las empresas ganaderas dependían de la diferencia entre el precio pagado por los frigoríficos y los costos de producción. Estas empresas acumulaban y reproducían su capital con un mínimo de inversiones, puesto que la apropiación de la tierra y el mejoramiento del ganado ya se había producido.

En cuanto a las empresas agrícolas era distinto. Las ganancias dependían de la diferencia entre los precios pagados por el acopiador (comerciante de granos que compraba a los productores para vender a los exportadores o en el mercado interno) y los costos de producción. Debido a la dependencia del agricultor hacia el terrateniente, el comerciante (que le prestaba dinero para financiar la cosecha) y las fluctuaciones climáticas, sólo inversiones considerables podían garantizarle ganancias suficientes para acumular capital y ampliar su empresa. Para independizarse necesitaba comprar la tierra y construir silos, lo que significaba enormes sumas de capital. Las ganancias del terrateniente y del acopiador se garantizaban manteniendo subordinado al agricultor.

Al controlar el aparato de estado, los terratenientes manejaban en su provecho dos mecanismos que operaban sobre la economía en su conjunto: el sistema crediticio y el sistema monetario.

Comparación y visión de conjuntoDiferencias:1) En el caso argentino existe un proceso de concentración de la propiedad de

la tierra, en Costa Rica no.2) Inmigración europea masiva en Argentina, en Costa Rica no.3) Condiciones naturales y estructuras económicas más complejas en

Argentina.

Similitudes:- Estrecha vinculación comercial y financiera con Gran Bretaña- Dependencia de los agricultores hacia prestamistas que a la vez controlaban

la comercialización de los productos agrícolas- Existencia de regiones “vacías”- El desarrollo capitalista dependiente fue distinto en ambos casos, pero no

necesitó la destrucción previa de estructuras preexistentes significativas (ausencia de fuertes estructurales coloniales previas).

Pérez Brignoli identifica en la Argentina del siglo XIX dos procesos de acumulación originaria: 1) En el Litoral, la adquisición y concentración de tierras públicas sacadas a los pueblos originarios y vendidas por el estado a bajo precio;

2) En el Interior ocurrió la desposesión de los productores directos. En el caso de Costa Rica, se mantuvo el régimen de pequeña propiedad parcelaria.

3) Las transiciones frustradas o inacabadasEste proceso ocurrió en sociedades de tipo euroafricano (Haití), euroindígena

(Perú, Bolivia), mixto (Colombia), o en zonas “vacías” (la Amazonia). En casi todos estos casos, el siglo XIX vio desarrollarse procesos ya mencionados como: abolición de la esclavitud, confiscación de los bienes del clero, venta de tierras comunales indígenas, reforma liberal, etc. Sin embargo, no se pudo configurar una transición completa, una transformación profunda de todos los niveles de la estructura económico-social.

Factores que pueden explicar la ausencia de un proceso completo o definido de transición al capitalismo dependiente:

- Bajo nivel de fuerzas productivas internas, y ausencia de vínculos intensos con el exterior como para impulsar cambios estructurales profundos (Haití)

- Ausencia de una clase dominante vigorosa, capaz de ordenar a su alrededor una economía desarticulada (Honduras, Colombia)

- Intervención norteamericana para restaurar el orden antiguo e interrumpir un proceso de reforma liberal (Nicaragua)

- Derrotas militares que significaron perdidas irreparables de recursos naturales y/o humanos (Bolivia, Paraguay)

- Economía coloniales de peso, pero debilitadas por un ciclo coyuntural negativo, sin que las actividades dominantes dieran lugar a una clase dominante capaz de imponerse nacionalmente y lograr un cambio profundo estructural (Perú, Bolivia)

- Una resistencia popular fuerte para contrarrestar los procesos de desposesión (Perú)

- Una expansión económica considerable (caucho) pero de corta duración extractiva no provocó un poblamiento denso de la región y dotarla de estructuras económicas sólidas (Amazonas)

HondurasSe caracterizó por una economía desarticulada, con múltiples actividades locales

poco importantes y no vinculadas entre sí, y las guerras civiles consecutivas a la independencia. Bajo la influencia de Guatemala, se produce un intento de reforma liberal. Pero faltaba una clase dominante capaz de dar sentido al estado y a la política de reformas. Por eso todo quedó inconcluso. Recién a fines del siglo XIX, Honduras se integró al mercado mundial, a través de los enclaves minero y bananero (controlados por compañías extranjeras), alrededor de los cuales se

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organizó la economía del país. Es el único caso latinoamericano de “economía de enclave”.

NicaraguaLas medidas agrarias en pleno período conservador quedaron sin aplicarse por la

impotencia del aparato estatal. La verdadera reforma liberal se dio entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en parte bajo la influencia del café, expresándose en la Ley Agraria de 1902. Pero faltó una clase dominante fuerte. Entonces ese proceso se interrumpió con la intervención armada norteamericana y la restauración conservadora resultante.

Amazonia brasileraA partir de la sequía de 1877 en el Nordeste de Brasil, la Amazonia brasileña

recibió campesinos de esta región, que constituirían la mano de obra de extracción del caucho (cuyo apogeo fue entre 1890/1910). Las compañías exportadoras y navieras extranjeras controlaban el comercio del producto. El trabajador que extraía y preparaba el caucho era el seringueiro, el cual recibía anticipos del “patrón”, viviendo en la miseria y estando en constante deuda con el “patrón”. Éste, a su vez, dependía del aviador, con el cual estaba endeudado. Los vapores cobraban fletes altísimos y los exportadores extranjeros controlaban los precios de compra, limitando a un grupo reducido a obtener grandes ganancias.

Esto apogeo del caucho finalizó debido al desarrollo de la competencia de Malaya y las Indias Orientales Holandesas, que cultivaron árboles de caucho: los precios más bajos y su calidad superior arruinaron la prosperidad amazónica.

ConclusiónLos procesos abordados apuntan al “carácter limitado del pasaje al capitalismo”

como eje central de la problemática latinoamericana del siglo XIX.

ARNAUD, PASCAL EL ESTADO NACIONAL EN AMÉRICA LATINA: UNA DERIVACIÓN

DEL CAPITAL, en Estado y sociedad en el pensamiento norte y latinoamericano A partir de mediados del siglo XIX, América Latina estaba compuesta de un

gran número de formaciones socioeconómicas regionales; y el Estado central, cuando existía, tenía sólo una presencia formal, que comprobaba la frágil dominación sobre los poderes públicos regionales. El subcontinente se enfrentaba a un medio internacional cambiante. Una reflexión sobre los dos términos de esa relación, las formaciones socioeconómicas regionales de América Latina y el mercado internacional de la segunda mitad del siglo XIX, lleva a considerar al

Estado Nacional surgido entonces, como el vector de la penetración del capital en el subcontinente y como el promotor de la destrucción-integración de las formaciones socioeconómicas regionales en vista de la creación de varios medios nacionales, propicios y conformes a la valorización del capital.

I. Las formaciones socioeconómicas de medio sigloHasta los años 1850, no existió una real unidad socioeconómica entre las

regiones que pertenecían oficialmente a un mismo país.El proceso de adaptación de la estructura ex colonial consistió también en el

cuestionamiento de las relaciones de producción vigentes en la colonia. La mutación de la actividad económica descansó fundamentalmente sobre la redefinición de la explotación de la tierra. La tendencia a la autosuficiencia de las unidades de producción respondía a la necesidad de autorreproducirse en ciertos momentos.

La consecuencia principal de ese proceso consistió en el surgimiento de la clase de los propietarios de la tierra con la implantación de nuevas relaciones de producción en la actividad agropecuaria. Así se resolvieron los problemas de extracción de un excedente por parte de las oligarquías terratenientes, interesadas en sustituir a la capa superior de la jerarquía burocrática y comercial y al Estado metropolitano en la explotación del subcontinente. La comercialización del excedente se efectuaba todavía en el exterior, de tal manera que se desarrolló o se mantuvo un sector urbano importante, intermediario de las economías capitalistas. La reestructuración tuvo así dos dimensiones que se expresaban en el control de la actividad productiva básica (del campo) y en el control del contacto con los mercados extranjeros.

La adaptación regional de la estructura socioeconómica heredada de la colonia acarreó así el aislamiento de cada región y la creación de circuitos de intercambio autónomos.

La conservación de una cierta división del trabajo, interna a cada región, evitaba costos sociales, manteniendo activa una parte de la población especializada desde la colonia, y obstaculizaba la salida de ingresos para la compra de substitutos en el exterior.

La dimensión regional de la adaptación de la estructura ex-colonial implicaba formas autónomas y contradictorias de articulación con las economías capitalistas. La explotación agropecuaria permanecía vinculada con los mercados extranjeros de materias primas.

Durante la primera mitad del siglo XIX, la articulación con el exterior, es decir, con los países capitalistas, fue un sustento crucial para las oligarquías latinoamericanas. La adaptación regional a los nuevos contactos con estos países,

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caracterizados por la regulación capitalista de la actividad económica difundida por el comercio con productores capitalistas, desembocó en el fortalecimiento tanto de estructuras socioeconómicas regionales diferentes como de fuertes antagonismos entre ellas, en razón de su interdependencia respecto al contacto con el exterior. La conservación de la unidad colonial fue muy problemática. En América española no fue posible.

Brasil conservó su unidad. Las opciones separatistas existían, pero no llegaron a destruir la unidad política del país. En primer lugar, las diferentes regiones, después de la independencia, pudieron seguir perteneciendo a una misma entidad política sin nuevas interferencias entre sus variadas organizaciones socioeconómicas particulares. En segundo lugar, las relaciones con las economías capitalistas, Inglaterra sobre todo, se habían estrechado desde la colonia, con la “asociación” entre Portugal y ese país a principios del siglo XVIII; el cambio introducido por la ruptura con la metrópoli no fue tan drástico como en América española. De todos modos, en América española la estructura socioeconómica se caracterizaba a mediados del siglo XIX por su compartimentación en entidades regionales y la diversidad de su reproducción dentro de cada uno de ellas.

Las economías regionales descansaban sobre la explotación de los recursos naturales, organizado en función de las relaciones comerciales con los países capitalistas. Su razón de ser residía en la extracción de un excedente de la explotación de los recursos naturales. Por haber sido la actividad dinámica en torno de la cual se desarrollaron otras que fueron complementarias en la reproducción de cada economía regional, las tentativas de desarrollo capitalista fueron repetidamente marginadas o aplastadas entre 1820/1860, como en Chile, México y Paraguay. Las economías regionales del medio siglo se caracterizaban por tener una reproducción específica, muy diferente de la reproducción de una economía capitalista, en la cual la acumulación de capital y la regulación de la actividad económica a través del intercambio generalizado constituyen dos necesidades sociales imprescindibles.

La reproducción de las economías regionales en América Latina descansaba sobre la mezcla de la regulación directa, heredada de la colonia e individualizada a nivel de los propietarios, y de la regulación por el mercado, vigente en una economía capitalista. Se habían reproducido ciertos rasgos de la estructura colonial, como el monopolio sobre el trabajo y la tierra, que permitía a unas minorías la apropiación del excedente. Pero con la definición de nuevas relaciones de producción en la explotación de la tierra, se había sustituido la forma difusa de captación del excedente, imperante hasta la independencia, en América española sobre todo, por una forma semejante a la vigente en una economía capitalista.

Por lo tanto, entre la independencia política y los años 1860, aún cuando inducido indirectamente por la influencia de los países capitalistas, la evolución de América Latina no originó la introducción y el desarrollo de relaciones de producción capitalistas. A diferencia de lo acontecido en este tiempo en los países capitalistas, se produjo un debilitamiento de la estructura política y de la multiplicación de poderes públicos regionales.

Las relaciones con las economías capitalistas eran de todos modos muy importantes para la reproducción de las economías regionales.

II. La necesidad de la introducción del capital A partir de los años 1860 empezó la fase imperialista. La diferencia con la fase

anterior consistía en la exportación de capital, es decir, la diversificación de las relaciones con regiones no-capitalistas.

La exportación de capital financiero estimulaba también la exportación de bienes de capital y permitía una expansión de los mercados, en el exterior. La generalización del ferrocarril y la modernización de transportes marítimos empezó en los años 1880. El uso de esos modernos medios de transporte, que tuvo repercusiones sobre los precios relativos de las producciones de todos los continentes, primero de las materias primas.

Habían surgido al unísono con el progreso técnico un conjunto de cambios estructurales en la organización de las empresas capitalistas y en el sistema financiero, que brindaban los medios de una política expansiva y agresiva en dirección de las regiones no-capitalistas.

La introducción de técnicas capitalistas en la explotación de los recursos naturales, primero indirectamente en el transporte de las producciones, después directamente en el proceso de producción, cambiaba la rentabilidad relativa de cada región, a nivel mundial. Se volvía necesario el uso de equipos industriales solo para conservar su posición sobre los mercados capitalistas e internacionales de materias primas. Con esa perspectiva se puede entender porque el interés en los bienes de capital no era unilateral; fuera de los grupos capitalistas de los países productores de estos bienes existían grupos en las mismas regiones no-capitalistas decididos a conseguirlos y usarlos.

La explotación de los recursos naturales iba a tomar una dimensión mundial; potencialmente, la valorización de cada región en vista de la acumulación de capital se volvía posible, por la disponibilidad de bienes de capital. La exportación de capital se volvió así una necesidad para los países capitalistas.

La búsqueda de nuevas fuentes de materias primas alentaba la apertura de la explotación de nuevas regiones, en las cuales el uso de bienes de capital se combinaba con una renta diferencial ventajosa. La competencia inter-capitalista

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entre grupos privados se desdobló en una competencia internacional entre países. La dimensión económica del proceso se fue insertando en un complejo conjunto de elementos políticos, militares, sociales e ideológicos, con el fortalecimiento del nacionalismo.

La reconversión de la explotación de los recursos naturales en vista de los mercados capitalistas exigía el uso de bienes de capital. Así la diversificación de las relaciones de las regiones no-capitalistas con los países capitalistas, significaba la generalización de la dominación del capital; la introducción masiva de bienes de capital implicaba la infiltración de las relaciones de producción capitalistas.

Permanecieron independientes políticamente ciertas regiones, de tal manera que la imposición capitalista fue concebida también desde el interior, con el objetivo de una mutación particular, relativamente autónoma, de su estructura socioeconómica. Este es el caso de América Latina.

III. El Estado nacional, emanación del capital¿Qué significaba la integración nacional y la transición al capitalismo? Se

podría definir como la homogeneización de las estructuras y formas socioeconómicas, dentro de cada espacio geopolítico, en vista de su conformación a la lógica de la valorización del capital. Pero no existía un solo camino. La resolución de los conflictos sociales y regionales en América Latina, conferiría durante un tiempo rasgos específicos al desarrollo capitalista de cada país.

Las modalidades de la transición al capitalismo se relacionaban con las inevitables incidencias de la introducción de capital sobre la tradicional reproducción socioeconómica. La dimensión social del uso de capital podía expresarse a través de la consideración de los costos sociales que engendraba. Estos costos sociales representaban des-economías externas, porque no fueron asumidos por sus responsables, es decir, los capitalistas privados. Resultaban de la naturaleza no-capitalista de las formaciones socioeconómicas latinoamericanas del medio siglo: el desplazamiento de los productos artesanales, la reconversión de las otras actividades económicas, como comercio y transporte, la destrucción de capas sociales vinculadas con las formas socioeconómicas tradicionales, como administración y religión, la formación de mano de obra para el trabajo en unidades de producción capitalistas, todos estos fenómenos tenían un costo en el caso de la introducción de capital.

La realidad del costo social era imprescindible. Su forma dependía de la manera de proceder a la transición al capitalismo. El costo podía aparecer como positivo. Con otras circunstancias, la desaparición de estructuras tradicionales se registraría negativamente a nivel del erario público, bajo formas de indemnizaciones o de

gastos policíacos o militares de represión. De todos modos, iría conformándose una nueva estructura socioeconómica en substitución de las anteriores. El problema tenía dos dimensiones: tanto la consideración para las actividades y los grupos amenazados y desplazados por la introducción de capital, como la distribución de los beneficios del uso de esos bienes de capital y de la reorganización y extensión de la explotación de los recursos naturales que originaría.

Todo dependía de la solución que se daría a nivel nacional al problema de la introducción del capital, necesidad social que se hacía cada año más precisa, desde mediados del siglo XIX.

Tomaba esa necesidad un giro particular en América Latina, en razón de la interdependencia entre formaciones socioeconómicas regionales.

La potencial explotación capitalista de los recursos naturales planteaba la necesidad de la introducción de capital y de la integración nacional. La valorización de los recursos naturales requería capital, así se podría competir en los mercados internacionales. Pero el financiamiento del capital era posible únicamente a partir de los ingresos de exportación, es decir, de la explotación de los recursos naturales por lo menos durante una primera fase. El problema era desencadenar el movimiento.

La expansión de la explotación, con el uso del capital, permitiría un financiamiento de crecientes compras de bienes de capital, favorables a una nueva expansión de los recursos naturales. Así al principio, entre 1860/1880, era necesario movilizar un excedente que sirviera de origen al movimiento en espiral entre uso de capital y explotación de los recursos naturales.

Estas tareas podían ser realizadas a partir de un proyecto nacional, nacido de un compromiso social e interregional. La dificultad residía en la movilización de las energías disponibles, tanto de los recursos humanos como materiales y financieros, que participarían en la formación del capital. El destino del excedente debía cesar de corresponder únicamente a las exigencias de la reproducción de una formación socioeconómica no-capitalista (no-económicas como construcción de iglesias, mantenimiento de una plétora de burócratas y militares, etc.). Se presentaba la necesidad de reorientarlo hacia un uso más “productivo”, como compra de equipos de transporte en los países capitalistas, financiamiento de la reconversión de las actividades tradicionales, agropecuarias y mineras para la explotación, artesanales para la industrialización. En ese sentido, la creación de las vías institucionales por las cuales imponer e implementar concretamente un proyecto nacional implicaba la reforma de los existentes sistemas fiscales, cuyo alcance regional los volvía inadecuados frente a las nuevas tareas colectivas, como la construcción de una red de ferrocarriles, por ejemplo.

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De hecho, los únicos grupos que tenían los medios financieros y políticos de realizar directamente la definición de la economía nacional, eran las oligarquías terratenientes. Su visión de la evolución por venir se relacionaba con su posición peculiar, dentro de cada región, de tal manera que no tenían mucha conciencia de la dimensión interregional y nacional de los problemas que enfrentar. Se hallaban fácilmente interesados en una cooperación estrecha con los capitalistas extranjeros. Las oligarquías terratenientes de las partes interiores del subcontinente, proveedoras de bienes alimenticios solo para los mercados internos, tenían menos conciencia de la necesidad de la introducción del capital y de la integración nacional. Tal era el caso del centro mexicano y peruano, tradicionalmente minero.

Otros grupos sociales trataron de proponer una opción nacionalista a la integración interregional requerida para la explotación capitalista del territorio nacional. Elementos del sector urbano, intermediarios con las economías capitalistas, percibieron mucho más que las oligarquías terratenientes el desafío planteado por los cambios internacionales, en las técnicas de transporte de producción, los mecanismos de financiamiento y los mercados de materias primas (los ejemplos en cada país se encuentran entre 1850/1880). Les faltó siempre, sin embargo, un margen de maniobra suficiente entre las opciones oligárquicas y extranjeras. Nunca se logró implementar con éxito una reforma fiscal. La posibilidad de una opción interna, nacionalista, trabada por las discrepancias regionales respecto a la introducción del capital se agotó paulatinamente durante los largos y terribles conflictos sociales, civiles y militares, internacionales e interregionales, absorbieron una gran inversión de energías, entre 1850/1870. De allí se impuso la segunda forma de movilizar un excedente en vista de la introducción del capital. La definición e imposición de una estructura política central, fue el resultado de 2 o 3 décadas de guerras y luchas sociales, por falta de compromisos sociales e interregionales viables. La existencia del Estado fue justificado después, de muchas maneras; según las ideologías de los partidos victoriosos; sin embargo lo fundamental era su extraña dependencia de las relaciones económicas con los países capitalistas.

Por falta de un proyecto nacional viable y de un marco institucional para llevarlo a cabo, la actuación del Estado central se reveló siempre más determinada por la evolución de las relaciones económicas con el exterior, de las cuales se obtenían los medios financieros para sustentarlo. Las economías regionales no apoyaban al Estado nacional; las actividades de exportación tampoco lo hacían directamente.

El origen del Estado Nacional se hallaba en los cambios en las relaciones de América Latina con el exterior, es decir, en la nueva dinámica de la reproducción

de las economías capitalistas extranjeras. El Estado existía gracias a, y para el crecimiento de los intercambios con el exterior, que consistían en exportación de materias primas e importación de mercancías capitalistas o bienes de capital. Pero la llegada de estos bienes dependía de la rentabilidad de la explotación de los recursos naturales. El papel del Estado fue el de asegurar la estabilidad y la seguridad de las inversiones, cuya realización originaba disturbios en la reproducción tradicional de las formaciones socioeconómicas regionales. Los conflictos sociales encontraron una salida cuando un compromiso interregional, que podía ser el caso extremo de la dominación absoluta de una oligarquía como la de Buenos Aires en Argentina, se impuso.

La orientación que imponía el Estado a la actividad económica, dentro de cada territorio nacional, tenía su origen en la nueva dimensión de la explotación de los recursos naturales, conferida por su articulación necesaria con la acumulación de capital. Lo importante era participar del proceso de expansión de la explotación de los recursos naturales, que se combinaba con el ensanchamiento de los mercados de bienes de capital. Así surgió otro modo de financiamiento del Estado en América Latina; los créditos extranjeros aumentaban los medios de los poderes públicos par realizar su tarea, la creación del medio propicio a la introducción del capital. Se generalizaron, sin embargo, solo después de la consolidación de la estructura política capaz de garantizarlos.

Con los préstamos capitalistas se estrechaba la relación entre Estado y capital. La acción del Estado fue conformándose a la lógica del capital. La regulación capitalista a través del intercambio se generalizó como único criterio válido para realizar la integración nacional, la transformación de las formaciones socioeconómicas regionales y la transición al capitalismo.

Primero se presentaba la exigencia de la “economía”, relacionada con la necesaria valorización de todo momento o aspecto del proceso de mutación, en razón del modo de financiarlo. Así, la entrada de capitales acrecentaría la competitividad de la actividad exportadora nacional, permitiendo fortalecer al Estado y a la economía nacional. Una perspectiva predominantemente económica sobre la evolución por venir se impuso.

A nivel internacional, la integración de América Latina a la explotación capitalista de los recursos naturales se llevó a cabo en función de la estabilidad relativa respecto a la explotación de otras regiones; el problema para los países independientes latinoamericanos era poder resistir la competencia de las regiones desiertas, en las cuales los costos sociales de la reconversión de las estructuras no-capitalistas eran casi nulos. La ausencia de una movilización interna del excedente en los años 1850/1870 desembocó en el sometimiento total del proceso de adaptación a la lógica del capital, a la regulación capitalista de la actividad

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socioeconómica; el capital era introducido según las condiciones sociales de su valorización que se encargaba de definir y asegurar el Estado Nacional.

La justificación se hallaba en la creencia de la necesidad de atraer la más grande cantidad de capitales, arma para aumentar la competitividad del país frente a sus rivales sobre los mercados internacionales. Así encuentran una explicación las políticas agrarias y mineras tan particulares de los gobiernos latinoamericanos de fines del siglo XIX; las ventajas y los regalos aparentemente desconsiderados correspondían a la visión estrictamente económica del proceso de valorización de los territorios nacionales. Así surge una lógica a las políticas tan represivas que caracterizaron a los estados latinoamericanos; casi siempre meras dictaduras sin otro apoyo que la violencia: la mutación tan radical y brutal impuesta a las formaciones socioeconómicas no podía tener otro giro político. La ambivalencia del Estado fue así llevada a un extremo: por un lado, subsidios, incentivos fiscales, oferta de recursos naturales y mano de obra, asistencia y ayuda a los que “invertían” y mejoraban supuestamente la rentabilidad relativa del territorio nacional; por otro lado, compra de material militar, represiones, imposición de un aparato burocrático y militar, a los que resistían a la substitución de su modo de vida tradicional por su integración en el proceso capitalista de producción; porque empeoraban la rentabilidad del territorio nacional.

En América Latina se llevó a la formulación de necesidades sociales de carácter político e ideológico, que satisfizo la formación del estado nacional. Luego aconteció la implementación de un proyecto unificador de las estructuras socioeconómicas no-capitalistas.

ANSALDI, WALDOSOÑAR CON ROUSSEAU Y DESPERTAR CON HOBBES: UNA

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA FORMACIÓN DEL ESTADO NACIONAL

ARGENTINO,en Estado y sociedad en el pensamiento nacional

SOÑAR CON ROUSSEAULa revolución de 1810 es una revolución política y de independencia (o

anticolonial).En este caso, la disputa por el poder político no se da en términos de clase

versus clase, sino en términos de una relación de dominio colonial, es decir, de colonia versus metrópolis. Puede plantearse también en términos de pasaje de Estado colonial a Estado nacional.

Construir el Estado nacional implica edificar un “nuevo sistema”, pero será ambigua en su resolución y su manifestación primera será la “máscara de Fernando VII” (ocultar intenciones separatistas y simular fidelidad a Fernando VII para no ser reprimidos). A su vez que conserve la estructura de castas definida por el “antiguo orden”.

El principio legitimador del nuevo sistema que inaugura la revolución es el de la voluntad general. Los “primeros principios de la razón” que constituyen la base del nuevo orden son definidos por Rousseau. Mariano Moreno, secretario de la Junta, toma el pensamiento de éste (excepto lo referido a la religión); y también Monteagudo, quién será sucesor ideológico y político de Moreno.

Mariano MorenoLa concepción igualitaria rousseauniana también es dable apreciar en los

fundamentos y en el ánimo con que es redactado el decreto del 6 de diciembre de 1810, de supresión de los honores del Presidente de la Junta.

Para Moreno, el congreso debe elegir un gobierno, promulgar una constitución que asegure la felicidad de los pueblos, y debe hacerse “sobre los principios de razón, base de todo derecho”… Pacto social, soberanía popular, que se expresa en la voluntad general del pueblo, amor a la patria (como ética): he ahí el fundamento del nuevo Estado. La revolución, para Moreno, es “la instauración de un orden cuyos rasgos esenciales habían sido fijados por Rousseau” (T. Halperín Donghi).

En su concepción política, es necesario que el Congreso defina una constitución que reemplace a las leyes de Indias. Su argumentación es implícita, pero claramente independentista. Y para reemplazar las leyes de Indias es necesaria una revolución, por más que se declame fidelidad a Fernando VII.

En el contexto, los pueblos no son “infelices” por la invasión napoleónica, sino por la dominación española de 3 siglos.

Finalmente el Congreso no será tal sino una Junta Grande. Tampoco declarará la independencia, ni sancionará la constitución. Moreno renunciará a su cargo y morirá en alta mar (o “lo morirán”).

Bernardo Monteagudo. Éste retoma los argumentos de Moreno, y apunta a la declaración de la independencia, acto necesario previo a la promulgación de una constitución. A su vez insiste en la apelación a la voluntad general, resaltando el valor de igualdad.

José Gervasio Artigas. En él también aparece la concepción rousseauniana de SOBERANÍA. Artigas es el jefe del ala más consecuentemente revolucionaria, popular, democrática, liberal, republicana y federal de la revolución rioplatense.

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Juan José Castelli. Expuso en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 que “La SOBERANÍA particular de los pueblos será declarada objeto único de nuestra revolución”, doctrina que Artigas reitera.

Los años 1810/1816 están signados por la controversia respecto de la necesidad, conveniencia y/u oportunidad de declarar formalmente rotos los vínculos coloniales con la metrópoli española.

La revolución rioplatense forma parte de la crisis internacional (guerra franco/española -alianza de España y Portugal con Gran Bretaña) que está reordenando el mundo en un contexto de expansión del capitalismo.

1808. Prisión de Fernando VII En este lapso se da la guerra entre la España borbónica y la Francia

1814. Liberación de Fernando VII napoleónicaLa primera abre la resistencia popular, la sucesión de Juntas y el reformismo

liberal que culmina en la Constitución de 1812. La segunda se traduce en una restauración absolutista ferozmente represiva.

La guerra es más complejo que el enfrentamiento entre criollos contra españoles. Las guerras de Independencia:

- ponen frente a frente a los propios americanos;- y la guerra contra los ejércitos del rey abre la puerta a las guerras civiles

(Cita indirecta a T. Halperín Donghi) Importancia de la guerra en el proceso revolucionario, porque es un acto violento y por la incidencia que tiene en la compleja trama de vinculaciones políticas y sociales en el interior de las fuerzas criollas, entre los grupos de la elite dirigente y entre alguno de éstos con los sectores populares (los urbanos de Buenos Aires en primer lugar). Se trata de un hecho político que ha comenzado en 1806/1807 con las invasiones inglesas. En estos años se produce una militarización de la sociedad porteña, que la revolución extenderá espacialmente.

Hay dos elementos claves que destaca Ansaldi para entender el proceso de constitución del Estado nacional a partir de una revolución y una guerra de independencia:

1) la convocatoria a las armas involucra de un modo creciente a las clases subalternas, las que por esta vía ingresan abruptamente a la vida política (elemento esencial para entender la revolución como proceso político);

2) y la dificultad para sujetar el poder militar a un único centro de decisión política, de poder central (hace a uno de los componentes decisivos de un Estado nacional)

En la primera década del siglo XIX, el poder colonial español en el Río de la Plata es erosionado por dos grandes agentes destructivos:

- las invasiones inglesas a Buenos Aires y Montevideo;- y la caída de la monarquía borbónica en España

Entre 1806/1812 se produce un nudo histórico, que implica una larga crisis orgánica, de la cual la revolución es un acelerador, no su solución. La crisis comienza con la deposición del virrey Sobremonte, y la imposición, en su lugar, de Liniers, que afectado por ser francés es reemplazado por Cisneros, quién no logra un control efectivo del poder político y antes del año es desplazado por la revolución. La Junta que se hace cargo del gobierno el 25 de mayo de 1810, convoca y moviliza política y militarmente a la sociedad porteña y después a las restantes ciudades y provincias.

En el nudo histórico 1806/1812 se pueden diferenciar 4 momentos, correspondientes a las fluctuaciones de la coyuntura política rioplatense:

a) entre junio de 1806 (primera invasión inglesa) y agosto de 1808 (llegada del emisario de Napoleón para que José Bonaparte sea reconocido como rey de España pero es rechazada la propuesta y jura de Fernando VII como rey de España)

b) agosto de 1808 hasta julio de 1809, fecha de arribo de Cisneros, nuevo virrey del Río de la Plata, designado por la Junta Central de Sevilla

c) entre julio 1809 y mayo de 1810, es depuesto Cisneros y se instala la Junta criolla

d) desde mayo de 1810 hasta octubre de 1812, cuando es destituido el Primer Triunvirato y se procura, bajo el impulso de la Logia Lautaro y la Sociedad Patriótica, la profundización de la revolución convocando a una Asamblea Constituyente

Este nudo histórico desata la crisis orgánica rioplatense. A lo largo de él no solo comienza a disolverse el sistema hegemónico colonial, sino que se ven hechos que señalan un avance de los grupos que constituirán la burguesía argentina, como los comerciantes librecambistas y ganaderos bonaerenses, alcanzando un significativo nivel de conciencia, que sobrepasa el de la solidaridad corporativa, visible en el debate por la liberalización del comercio (1809). Esto produce el enfrentamiento de las ideologías transformadas en “partidos”.

El nudo histórico pone de manifiesto el agotamiento del grupo social dominante –expresión de la dominación colonial-. Hay crisis porque el poder colonial (lo viejo) se resiste a sucumbir y el poder burgués criollo (lo nuevo) está naciendo dificultosamente. En la crisis se fractura la relación orgánica colonial redefinida

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por el reformismo borbónico: la burocracia colonial, los comerciantes monopolistas, el clero realista, las instituciones y las ideas del antiguo régimen se han tornado anacrónicos, incapacitados para expresar los nuevos intereses.

En los tres primeros momentos del nudo histórico 1806/12 la crisis tiene protagonistas a los sectores de la vieja clase dominante, representante del poder colonial, y a aquellos sectores de las clases subalternas locales que comienzan a escindirse del sistema hegemónico colonial. Esta ruptura entre la burguesía criolla (hasta entonces una clase subalterna) y la ideología dominante es un aspecto inicial esencial de la crisis orgánica. En este sentido, el tercer momento del nudo histórico pone de relieve dos aspectos: - la confluencia de la crisis económica y de la crisis política; - la explícita pretensión de los grupos criollos vinculados a la producción y a la comercialización vacunas de generalizar al conjunto de la sociedad los que son solo sus intereses particulares. El documento que expresa la posición de los “hacendados y labradores”, es la Representación de septiembre de 1809, elevada al virrey Cisneros por Moreno.

En el cuarto momento, en cambio, la naturaleza de las tareas políticas convoca a la ampliación de la participación activa de otros grupos subalternos, sobre todo de las regiones del Interior.

Este es el momento en el que ese aludido conjunto caótico de reivindicaciones expresa una revolución. Una revolución no se define básicamente por el ejercicio de la violencia: lo que la define fundamentalmente es la irrupción abrupta y masiva de las clases subalternas en el escenario político. En el caso rioplatense estamos lejos de un furor revolucionario por parte de la mayoría de estos sectores subalternos (artesanos, campesinos indios, trabajadores libres, esclavos), quienes no alcanzan ese nivel de desarrollo que permite la aparición del “espíritu de escisión” ni plantear alguna alternativa hegemónica o llegar a elaborar una alianza con la burguesía de Bs. As. y a través de ella participar en el nuevo sistema hegemónico. Subalternos bajo la colonia, estos grupos seguirán en la misma condición, a veces incluso agravada bajo la República. Es, en este plano, el estructural, donde la revolución argentina alcanza sus límites: al no modificar radicalmente la vieja sociedad, la revolución no se hace social.

Este cuarto momento del nudo histórico culmina con la rebelión cívico-militar (Logia Lautaro y Sociedad Patriótica) y el decreto convocando a asamblea general constituyente, ambos en 1812. Por primera vez se plantea desde el ámbito oficial la caducidad del poder real y la cuestión de la independencia nacional.

La crisis orgánica deviene revolución anticolonial. Se plantea el problema fundamental de “¿quien manda?”. La revolución también enfrenta el problema de construir un Estado nuevo, su resolución obliga a resolver la construcción de un

orden político democrático. Pero este tema es una larga indefinición que prolonga la crisis orgánica durante siete décadas.

Si bien la revolución de mayo es esencialmente política, no por ello deja de incidir decisivamente en el plano estructural. Como cualquier revolución, la de mayo no hace más que crear las condiciones políticas para e cambio de la sociedad. Lo que está en el centro del debate es la definición de dichas condiciones políticas, pues de ellas depende el modelo societal al que se aspira, al alcance y los límites de los cambios sociales.

De allí la necesidad de analizar los procesos que se desenvuelven con el desarrollo de la crisis orgánica, entre los cuales 3 se destacan: la creación de la nación, la constitución del mercado interno y la formación del Estado nacional. Los tres, a su vez, son otras tantas expresiones de un proceso englobante: la constitución de la burguesía como clase fundamental de la sociedad argentina. Hay una acción recíproca entre ellos, de modo que la burguesía argentina al tiempo que se construye como clase, constituye la nación, el mercado y el Estado. En esta trama, el Estado tiene una importancia estratégica, por su participación en el proceso de producción y reproducción de un modo de producción capitalista y, consecuentemente, de cambio social.

La revolución debe resolver el problema de la independencia, que llevó seis años. Paradójicamente, es en uno de los momentos más difíciles, en 1816, cuando se proclama finalmente la independencia que no se pudo, supo o quiso consagrar en una coyuntura aparentemente más favorable, la de 1813, cuando la Asamblea toma decisiones que en la práctica son rupturistas, independentistas.

La Asamblea que comienza a sesionar en 1813 (con la omisión del juramento de lealtad a Fernando VII) se plantea un programa máximo (la declaración de la independencia y la sanción de una constitución) y uno mínimo: decide su carácter soberano, declara caduca la actividad del Tribunal del Santo Oficio, prohíbe los tormentos. En cuanto al derecho privado se decide eliminar el servicio personal de los indios, liberar hijos de madres esclavas y a los esclavos que ingresen al país, abolir títulos de nobleza, etc.

El rechazo de la diputación oriental (junio de 1813) cambia la correlación de fuerzas a favor de los partidarios de no declarar la independencia.

Fracasa la Asamblea del año XIII en sus objetivos máximos. Los revolucionarios moderados se tornan oportunistas. Sensible al contexto internacional, la cambiante dirección revolucionaria va resignando sus mejores propuestas hasta renunciar a su condición de revolucionaria. Entonces, un Congreso reaccionario, conservador, monárquico (“fin de la revolución, principio del orden”), proclama la independencia en 1816.

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El congreso de Tucumán aborda la solución monárquica para el nuevo Estado, objetivo que lleva a gestionar ante las cortes europeas un príncipe para un reino en disponibilidad; esto finaliza por la crisis de 1820, la que también arrastra en la caída ese remedo de Estado Nacional que ha intentado construir en la primera década revolucionaria.

La década revolucionaria comprendida entre 1810 y 1820 (batalla de Cepeda/Tratado de Pilar) se caracteriza por la persistencia de la política tendiente a construir un Estado Nacional. Este edificio estatal termina derrumbándose y en la caída se reestructura el espacio político administrativo conocido desde la revolución. Ésta mantiene inicialmente las divisiones establecidas por la corona española.

La estructura administrativa del Estado colonial experimenta innovaciones y continuidades tras la revolución. Haperin Donghi trazó un cuadro del tramo inicial del proceso constitutivo del Estado nacional: la revolución opta inicialmente por emplear las magistraturas preexistentes, pero pronto descubre que son fuente de peligro y se muestra ante las mismas “prudente”. Se reforma el sistema judicial pero no de manera importante. En otros casos, la revolución avanza más.

“(…) Surge un Estado más poderoso que la vieja administración colonial. Ese estado todavía no se ha identificado con el país al que gobierna la revolución naciente (…)”.

La crisis del 1820 arrasa con el monarquismo, con el incipiente Estado central (no nacional), con el proyecto radical artiguista y con la propia revolución. Se trata de un nudo histórico: la fragmentación del espacio político rioplatense en una pluralidad de provincias herederas de la división virreinal revolucionaria. Tal ruptura significa la organización de varias repúblicas independientes, apenas unidas por la voluntad de no acentuar la potencialidad de la tensión fragmentadora.

Las Provincias Unidas del Río de la Plata se desintegran para dar lugar a nuevas entidades políticas: Buenos Aires; República de Entre Ríos (Entre Ríos, Corrientes, Misiones); República Federal del Tucumán (Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca); Los pueblos Unidos del Cuyo (Mendoza, San Juan, San Luis)- República Federal de la provincia de Córdoba; Santa Fe; Salta (que incluye a Jujuy); la Rioja.

De allí se separan algunas provincias, pero tienden a reunificarse. También se separan Bolivia, Paraguay y Uruguay.

“(…) El derrumbe institucional de 1820 no significa en el interior un traspaso de poder político a sectores sociales nuevos, ni a un reajuste importante entre los ya dominantes”.

Esta fragmentación política se apoya en la persistencia de economías provinciales (más que regionales), en las cuales predomina el capital comercial. “Ese dominio del capital comercial sobre la producción generará pautas características en las sociedades tradicionales, uno de cuyos rasgos será el particularismo regional (…) El proceso de la independencia habría ido acompañado por una crisis de los viejos sectores mercantiles y un reemplazo de ellos en la función dirigente, en la economía y en la política, por los productores rurales, cuyo ascenso se habría expresado políticamente en la figura del caudillo”.

La revolución y las guerras de independencia y civiles, desatan dos tensiones contrastantes: una hacia el centralismo, otra hacia el fraccionalismo o el regionalismo: ambas herencia colonial. Una manifestación del choque de estas tendencias es la situación de soberanía múltiple (fragmentación de la autoridad gubernamental en varios núcleos). En dos coyunturas se aprecia con transparencia: en 1815/1820 y entre 1852/1862.

Debe prestarse atención, en el caso de la tendencia al regionalismo, a la diferencia entre el que se expresa a través de la solución federal (unidad de la diversidad), el que lo hace mediante el autonomismo y el que opta por el fraccionalismo o separatismo. Regionalismo federal es el de Artigas; regionalismo autonomista es el de Buenos Aires (notable bajo el liderazgo de Rosas); regionalismo fraccionalista o separatista, el que lleva a la independencia del Paraguay, del Alto Perú y de la Banda Oriental.

Entre 1815/1820 hay dos gobiernos: el directorial, pro-monárquico, con capital en Buenos Aires y reconocida en varias provincias y el “Sistema de los Pueblos Libres” o Liga Federal, cuya jefatura ejerce Artigas, con orientación republicana, federal y liberal.

“¿Qué separa a los Pueblos Libres de Buenos Aires? 1) la oposición al centralismo del poder revolucionario instalada en la antigua sede virreinal; 2) adhesión más decidida a los principios democráticos”

“El gobierno nacional sucumbió en 1819/20, antes el régimen de Pueyrredón preparó la ruina de su rival; al aceptar la nueva intervención portuguesa a la Banda Oriental contribuyó a despojar a Artigas de su base política; así, no le quedaba al Litoral fluvial, más intermediario con el resto del mundo que Buenos Aires”.

La disolución de los dos poderes con vocación supraprovincial, potencia a los pactos como camino jurídico hacia la constitución del Estado: Pacto del Pilar (1820), firmado por Sarratea (Bs. As.), Pancho Ramírez (Entre Ríos) y López (Santa Fe), y pone fin a la guerra y se pronuncia a favor de un nuevo intento de “organización de un gobierno central”, que debería definir bajo la forma federal, un congreso a reunirse.

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Pero, hay dificultades para tornar real la construcción estatal nacional:- contradicciones de clase (entre grupos sociales diferentes)- contradicciones interregionales (conflictos provinciales) Trilateralidad

del conflicto social rioplatense- contradicciones campo/ciudad (antagonismo urbano/rural)

La dificultad para una explicación exhaustiva, en términos de conflictos interclases, deviene de que no sabemos qué son, en rigor, las clases de la sociedad argentina del siglo XIX.

Es un exceso de simplificación creer que hay un conflicto estructural entre comerciantes y terratenientes, que se expresa en las lecturas reduccionistas de las fórmulas comerciantes unitarios o liberales versus terratenientes federales. Esos conflictos se tornarán comprensibles cuando se logre explicar como se articulan con la sociedad.

La crisis de 1820 cierra la primera etapa del proceso de construcción de un Estado Nacional. Al mismo tiempo, abre un período, mucho más largo, que se prolongo hasta 1852/1853, caracterizado por la existencia de unidades político-administrativas (provinciales) autónomas. En este período se produce un segundo, breve intento de recomposición nacional, el experimento 1825/27. Otra vez, las Provincias Unidas se fragmentaran en dos Estados: el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina. Cuando la República se reunifica en 1862, se inicia el cuarto y último momento del proceso constitutivo del Estado Nacional, que culmina en 1880, momento en que una solución neo-centralista disfrazada de federalismo deja en pie las grandes tendencias estructurales y las grandes ficciones y simbologías políticas de la sociedad argentina decimonónica.

La consagración de la primacía de la fragmentación sobre la unificación se expresa en la inexistencia de una clase social dominante nacional y de un Estado que defienda y/o represente sus intereses y, a la vez, que hay una proliferación de poderes provinciales más opuestos que coincidentes entre sí. Además, este movimiento de desestructuración de la colonia, tampoco lleva a la generalización de relaciones de producción capitalistas.

Pero ni las provincias ni las regiones pueden aislarse por completo (excepto Bs. As.). Esta tensión entre ambos movimientos –a la fragmentación y a la centralización- surge de la convergencia de varios elementos, al menos tres: a) la herencia colonial de los particularismos localistas, b) la redefinición de la división del trabajo, c) la redefinición de la vinculación con el mercado mundial.

Así, entre 1820/1852 el espacio geográfico y social se fragmenta como medio para mantener la posibilidad de la reunificación.

La definición de una identidad colectiva es esencial para la consolidación y desarrollo de una sociedad. La nación es una estructura de conciencia social que asegura la identidad colectita (Habermas). En el caso argentino, el constructor y garante de esta identidad será el Estado, no la nación.

Es importante hacer referencias al papel de las tradiciones y representaciones políticas en el proceso de formación del Estado.

Tradiciones y representaciones políticasLas revoluciones, al inaugurar nuevos procesos históricos (romper con el pasado

colonial, declarar la independencia, Constitución, nuevo orden político, etc.), necesitan apelar nuevos valores, tradiciones, símbolos y representaciones, es decir, crear un nuevo imaginario social.

Una preocupación inicial de los revolucionarios es dotar de legitimidad a su accionar y al nuevo orden que aspiran construir. Aquí el fundamento es el pensamiento de Rousseau: pacto social, voluntad general, soberanía popular, igualdad, libertad. Se trata de valores que, como el de la independencia se construyen básicamente en el lenguaje. Pero también aparecen otros símbolos, cuyo objetivo es definir una nueva identidad social. Se presta atención a la educación, a la prensa, a la poesía para resignificar esta nueva identidad colectiva y nacional.

Ya concluida la revolución, Rosas aparece como el político más hábil en el manejo de símbolos y representaciones.

El discurso revolucionario apela a los nuevos valores: libertad, igualdad, nación. Por el otro la invención de la tradición, la apelación a un pasado (pueblos originarios), que ahora son argentinos.

En los jóvenes de la “generación del ’37”, aparece la filiación de una política que pretende superar las antinomias entre rosistas y antirosistas, unitarios y federales, etc. Mayo es, así, una expresión síntesis; ella contiene los valores fundacionales: libertad, igualdad, fraternidad. Pero ahora debe completarse con otros dos valores: progreso (“fin de toda sociedad libre”) y democracia (“fundada en la igualdad de clases”).

El Estado nacional todavía es una tarea inconclusa; para su construcción ya se está terminando de soñar con Rousseau. Ahora ya es claro que Hobbes, a través del Laviatán rosista, está instalado en la sociedad argentina.

Acumulación originaria y EstadoEl obstáculo fundamental se encuentra en el plano estructural: si el Estado es

una institución que concentra y ejerce el poder social, para que él exista deben existir las clases, lo que supone relaciones de clase, en la que una de ellas es

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dominante. Las clases son, una realidad estructural, aunque también lo son en el plano jurídico-político. Sin clases plenamente definidas, la construcción del Estado se torna difícil. Sin una clase nacional, no hay Estado Nacional. Por esta razón, la larga crisis orgánica tarda en encontrar una solución.

En el caso argentino se trata de una situación de transmisión: de la situación colonial económica y política a la situación de independencia política y dependencia económica. Esta transición es también la etapa de acumulación originaria del capitalismo argentino; como tal, un proceso de redistribución de clases, que aquí presenta singularidades:

1º Aunque existe una desposesión inicial, la acumulación originaria no se hace a expensas de una clase preexistente. La burguesía no acumula comprando patrimonio –básicamente tierras- a sus antiguos propietarios, sino al Estado (tierras públicas) a través de un proceso de expansión de las fronteras interiores, que desaloja a los pueblos originarios y a los gauchos y consolida la propiedad terrateniente. Las compra a muy bajo precio o las obtiene gratuitamente. Hay apropiación privada, pero sin que la transferencia de la propiedad implique una relación entre clases.

2º Las clases que se van conformando a lo largo y como consecuencia de ese proceso de acumulación no son exacta o totalmente resultado de la transformación radical de la estructura social colonial. Así la burguesía terrateniente de Buenos Aires es el resultado de la transformación operada en las décadas de 1810 y 1820 en los comerciantes urbanos porteños que, siguiendo el camino marcado por sus iguales de origen inglés, contrariando los patrones de inversión del siglo anterior, se convierten en productores rurales.

3º La destrucción del sistema colonial debe más al efecto corrosivo de los comerciantes ingleses y de las relaciones con las economías capitalistas centrales, que al poder superador de las fuerzas sociales locales. Esta acción destructiva de la economía capitalista europea tiene varios efectos, dos de ellos son:

a) La desarticulación de las economías regionalesb) El proceso de acumulación originaria del capitalismo agrario en el Litoral

a) (Ansaldi plantea una hipótesis de trabajo): esa articulación acentúa la desigualdad de desarrollo de cada una de las regiones y provincias argentinas y se traduce en un mecanismo perverso mediante el cual la burguesía bonaerense se desarrolla, y va subordinado, económica, política e ideológicamente, a los grupos dominantes del interior, pero este proceso de desarrollo/subordinación favorece el creciente carácter capitalista de los terratenientes y comerciantes bonaerenses, su condición de burguesía provincial. Este proceso de desarrollo de una burguesía provincial que no puede (no sabe o quiere) convertirse en nacional, se traduce, en

una posición política autonomista (y desde 1820 hasta 1860 esa política es dominante). Su lugar es ocupado por el Estado provincial bonaerense (como clase). Mitre, es un claro ejemplo de situación en la que el Estado interviene para potenciar las relaciones de producción capitalistas, a despecho de los límites de la propia clase que detenta el poder provincial. He ahí, el Estado de Buenos Aires desempeñando, en la organización nacional (1860-1880) una función de “clase dirigente” aunque, en rigor, ella va siendo transferida a y es finalmente cumplida por el Estado Nacional. Ella implica que estamos en presencia de una revolución pasiva, un proceso de desarrollo y unificación capitalista “desde arriba”.

Se trata de los grupos sociales (terratenientes y comerciantes) originados en el final de la dominación colonial que se transforman, avanzando hacia una más clara condición burguesa, en una mezcla de nuevo y viejo.

La historia de las clases subalternas durante el siglo XIX, en cambio, presenta otras singularidades, también diferenciadas regionalmente. La acción de las clases subalternas rurales se expresa a través de movimientos sociales conocidos como montoneras, muy heterogéneas por cierto. En el Litoral, las montoneras persiguen una adaptación a la penetración capitalista, mientras en el Interior, por lo general, expresan una resistencia a dicha penetración.

Parece que las montoneras expresan la defensa de los intereses coyunturalmente coincidentes de las clases dominantes y de las subalternas del Interior, aunque estratégicamente éstas carecen de un proyecto de organización de la sociedad posible de ser una opción independiente y viable. En el caso de las clases subalternas es decisivo su carácter local, provincial (regional) lo que acentúa su tendencia a la disgregación y dificultad para generar un “espíritu de escisión”, condición necesaria (más no suficiente) para superar la subalternidad y aspirar a ser fundamento de un sistema hegemónico alternativo. Por último, el proceso de reestructuración de las clases subalternas argentinas se ve profundamente afectado por el impacto del flujo inmigratorio que llega al país a partir del último tercio del siglo XIX, que dará lugar a la aparición de tres nuevas clases sociales:

- Los obreros industriales urbanos (que reciben también aporte de inmigrantes internos)

- las clases medias urbanas - los chacarerosEstas nuevas clases existen como consecuencia de una política poblacional

definida e impulsada por el Estado nacional.La acumulación originaria del capital en Argentina es un proceso de

redistribución de clases que crea nuevos grupos y clases sin desplazar o superar a los de la sociedad colonial y revolucionaria.

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b) Este efecto opera en el plano de los fuertes condicionamientos de la economía argentina, que lleva a trabar la posibilidad de un desarrollo independiente, no obstante el fuerte crecimiento que se operará después de 1880.

En este plano de los condicionamientos, el análisis debe prestar atención a dos movimientos:

- Por un lado, el que se desenvuelve en el ámbito de “lo INTERNO” (acumulación originaria, redefinición de clase, construcción del Estado…)

- Por el otro, el que se despliega en el ámbito de “lo EXTERNO” (economía mundial, en particular la de los países que tienden a definirse como los hegemónicos, las relaciones internacionales políticas y militares). Relación que plantea una contradicción entre una economía dependiente y una política autónoma

Esta atención se origina para dar cuenta de una contradicción básica: la existente entre una economía que rompe con la situación colonial y se rearticula con el mercado mundial a través de la dependencia (escasa autonomía), y el plano de la política, donde se afirman los elementos que permiten una alta autonomía. La economía se va haciendo progresivamente dependiente, profundizándose en la segunda mitad del siglo XIX, circunstancia que acentúa la relatividad de la autonomía política.

Dos rasgos típicos de la sociedad latinoamericana, según Lechner: 1) subordinación, del proceso de acumulación del capital al movimiento del mercado mundial, y de manera complementaria 2) yuxta y sobreposición de distintas relaciones de producción (heterogeneidad estructural).

Al disociar analíticamente estos dos rasgos, se aprecia la ambigüedad del peso o fuerza del Estado: débil en el plano externo, fuerte en el interno.

Los ganaderos y comerciantes exportadores bonaerenses pueden prescindir de un Estado y un mercado nacional, puesto que sus intereses están en el mercado exterior. En cambio, los comerciantes importadores porteños necesitan de un mercado interno creciente, más amplio que el reducido a la provincia de Bs. As.

Merced al consecuente agotamiento de la mano de obra esclava, las zonas productoras tradicionales entraron en crisis y debieron sustituirla por maquinaria de ingenio –precisamente aquella que la industria inglesa producía y necesitaba exportar-. El desarrollo de zonas nuevas, pues implicaba renovar rápidamente la maquinaria a través de las importaciones. Esta y otras circunstancias configuran una coyuntura internacional favorable al crecimiento de la industria azucarera tucumana y a la sustitución de las importaciones de este rubro.

Ahora bien, ni articulación entre lo interno y lo externo, ni tampoco la primacía de éste en el plano económico implican una situación que dejan sin margen alguno a los sectores burgueses argentinos.

Si la crisis de hegemonía existe porque “espacio social y espacio estatal no coinciden”, es obvio que la solución implica la coincidencia o correspondencia entre ambos espacios. En el caso argentino, ella se alcanza hacia 1880, cuando se definen el Estado y el mercado nacionales y una estructura social hegemonizada por una clase que se ha convertido en nacional a través de un mecanismo de articulación de intereses particulares subordinados a los de carácter general que obran como unificadores. Esa circunstancia permite la acción de una clase, la burguesía, en la que la dirección es detentada por los terratenientes bonaerenses, capaz de definir e imponer un sistema hegemónico.

Dos “obstáculos cruciales” al proceso de acumulación en los comienzos de la acumulación originaria:

- la existencia de formas institucionales de producción que dificultaban una supervisión y control estrictos de la fuerza de trabajo

- el tamaño relativamente pequeño del proletariado y, por consiguiente, escasez de trabajo explotable. Diversas políticas estatales, como la inmigración abierta, la despoblación rural, etc., contribuyen a solucionar la escasez de mano de obra.

En Buenos Aires, la cuestión de la supervisión y control de la fuerza de trabajo se realiza mediante la combinación de esfuerzos estatales y privados. En la combinación de ambos se destaca Rosas, quién desde el plano de lo privado (propietario y/o administrador de estancias ganaderas) tiene una especial preocupación por disciplinar la fuerza del trabajo en el ámbito de la unidad de producción. Desde el plano público (gestión de gobierno) muestra mucho interés por el cumplimiento de la abundante legislación represiva de la desocupación. Esto apunta al afianzamiento del orden social y político, de un cierto orden pensado como soporte de la estructura agraria.

En la visión de Rosas y de los terratenientes bonaerenses, la estancia -unidad de producción económica- es concebida también como célula de la organización social y política.

Al menos en la fase intermedia del proceso de constitución del Estado, fase que corresponde a la disgregación de un poder central, tiene fuerte influencia la concepción predominante en la base social agraria (terrateniente) y su visión “privatizadora” del poder político (o del poder público) que piensa a éste a imagen y semejanza de la Estancia. Así es modelado el imaginario colectivo de esa sociedad, es decir, en una organización social y política paternalista y caudillista.

Por eso, no extraña que el proyecto de Urquiza, tras derrocar a Rosas, se funda en un acuerdo entre caudillos provinciales, en su mayoría tenedores del poder en su respectiva jurisdicción bajo el rosismo. En cambio, la propuesta de Mitre, sí es

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toda una novedad, la de privilegiar el papel del partido político, a pesar del escaso carácter orgánico de éste, al menos como aparece en la década de 1850 y tal como puede vérselo en una serie de artículos publicados en “Los debates”.

Los años que siguen a la caída de Rosas y hasta 1880, en el período de la llamada Organización Nacional ponen en un primer plano las dificultades para concluir o por lo menos para atenuar las relaciones anárquicas entre los grupos dominantes provinciales. El fracaso de Mitre y de su estrategia fundada en el papel hegemónico del Partido de la Libertad, llevan a la posibilidad y a la viabilidad de la función “piamontesa” ejercida por el Estado, el Estado provincial de Buenos Aires primero, deslizándose después hacia el Estado Nacional, que es quién realiza la tarea de la unificación de la sociedad.

Ningún concepto define mejor el coronamiento del proceso que va de 1806/1812 a 1880, que el de la revolución pasiva

La revolución pasiva Es una combinación de elementos de renovación y de restauración, de cambios

y permanencias, esto es, de instauración de modificaciones efectivas tanto estructurales como superestructurales, y de freno o bloqueo del potencial transformador, especialmente el que radica en las clases subalternas y sus demandas y, por lo menos en el caso argentino, de reconocimiento del poder y privilegios de las facciones de clases dominantes en las provincias. La revolución pasiva es un proceso de transformación capitalista que resulta del acuerdo entre clases o grupos dominantes, con exclusión de las clases subalternas, con empleo sistemático de la violencia o coerción y con una decisiva intervención del Estado en la economía. Es una solución “desde arriba, elitista y antipopular. El Estado desempeña el papel del partido político.

Pone en primer plano la necesidad de la burguesía de estos países de construir efectivamente un Estado moderno para poder hacer avanzar el capitalismo, en un contexto de reconstrucción del orden económico internacional caracterizado por la consagración de la división del trabajo a esa escala y el pasaje a la fase monopólica o imperialista. Es mediante la lucha que las clases se constituyen. Las clases se estructuran, desestructuran y reestructuran en el proceso de las luchas de clases, proceso que es continuo en el de constitución y desarrollo del capitalismo, incluso en situación de capitalismo dependiente. Es un proceso que define a las clases por sus contradicciones.

Este proceso de formación de clases se da en el plano estructural, de las relaciones de producción, y en el político-jurídico-ideológico.

El caso argentino muestra algunas características. Una de ellas es el carácter fragmentario de las clases o la ausencia de clases nacionales: los campesinos no

existen en algunas regiones; los peones rurales son una masa heterogénea. Después de 1880, nuevos actores sociales, como los proletarios industriales urbanos y los chacareros, aparecerán limitados especialmente. Las clases subalternas ratifican su calidad de heterogéneas.

La burguesía, ese conjunto de clases dominantes provinciales que se transforman sin un revolucionamiento de la sociedad desde abajo, tiende a constituirse por añadidos al núcleo más dinámico que se constituye inicialmente en Buenos Aires. Pero frente a ella no tiene una clase contradictoria con la cual confrontar: las viejas clases dominantes heredadas y continuadoras de la sociedad colonial se reestructuran para adecuarse al proceso constitutivo de la burguesía, en lugar de tener un rol de terratenientes no capitalistas por ej., interesados en obstaculizarlo. Las clases subalternas acentúan su disgregación y ninguna de ellas alcanza a definir una clase capaz de constituirse en su opuesta a escala nacional. Cuando la sociedad argentina se estructura de un modo predominantemente capitalista, a fines del siglo XIX, la burguesía como clase nacional no tendrá que enfrentar a una clase obrera nacional. La peculiaridad del camino argentino del desarrollo del capitalismo, básicamente agrario, fragmento a los contradictores de la burguesía (chacarero: rural/ obrero industrial: urbano). En esa lucha de clases hay un actor ausente, pero esto indica la desigualdad del tiempo de formación de cada clase. No podía ser de otro modo en un contexto de transición.

Hay una alianza entre clases o gobiernos provinciales o regionales dominantes (comerciantes importadores, agroindustriales tucumanos, sector financiero porteño) para ocupar el poder y definir el carácter de la sociedad y del Estado, con exclusión de las clases subalternas.

La Organización Nacional es un período en el que resalta un conjunto de transformaciones, en todas las cuales el Estado –sea provincial o nacional- desempeña un papel crucial: expansión de las fronteras interiores, creación de instituciones bancarias, tendido de líneas férreas, establecimiento de un sistema nacional de comunicaciones, monopolización de la violencia legítima, apertura al capital extranjero, salud pública, sistema de enseñanza, etc. En estos terrenos el Estado actúa con firmeza, sobre todo bajo la presidencia de Sarmiento (1868-1874). Durante ese proceso, las funciones transformadoras del Estado Nacional se caracterizan a través de tres ministerios claves: Interior; Guerra y Marina; Justicia, Cultura e Instrucción pública. Un aspecto relevante del período es la eliminación violenta de toda disidencia, provenga de clases subalternas o de fracciones de clases dominantes regionales reacias a la subordinación al Estado Nacional y/o al acuerdo con la alianza interoligárquica, constituida esta alianza por fracciones burguesas de Buenos Aires, los administradores del poder cordobeses y los

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agroindustriales tucumanos, cuya forma organizativa será la Liga de los gobernadores y sobre todo el Partido Autonomista Nacional.

Las campañas militares contra los indígenas, la subordinación de los gauchos, la derrota de las últimas montoneras son parte esencial de la ofensiva del Estado nacional hacia la eliminación de las disidencias y hacia la instauración del monopolio de la coacción. Dentro de ese contexto hay que ubicar también la guerra contra Paraguay, la redefinición del espacio estatal, el avance sobre formas de propiedad comunal, la liquidación de antiguas formas de tenencia de la tierra y el ordenamiento capitalista de la propiedad, y finalmente la capitalización o federalización de la ciudad de Buenos Aires.

También las limitaciones en el ejercicio del derecho de ciudadanía, cuya legitimidad se funda en el principio de la soberanía popular. El viejo principio de la legitimidad del orden colonial, es desplazado. La discusión será luego entre quienes entienden que la soberanía reside en los pueblos y quienes creen que ella es de la nación. Este nuevo principio, implica la resolución de otra cuestión: el grado de inclusividad que comprende el derecho de ciudadanía. Se trata de una cuestión clásica en el proceso de formación de los Estados Nacionales modernos y contemporáneos. Esto se inscribe en una cuestión englobante central: la de la consagración y práctica efectiva de los derechos del hombre y del ciudadano como parte constitutiva del Estado, más específicamente como límites a la arbitrariedad del poder. En este sentido, la hipótesis de Ansaldi es que el Estado argentino que se constituye hacia 1880 es, en rigor, más un Estado central que un Estado nacional. La forma que adquiere el Estado a su vez, estructura la forma del conflicto entre las clases.

…Y DESPERTAR CON HOBBESEn nuestra historia, la forma de hacer política de la burguesía, en tanto

constitutiva de su propia formación como clase nacional, adquiere sus características distintivas en las décadas de 1870/1880. Una de ellas es la eliminación de las luchas facciosas (1), reemplazadas por el “choque de macizas corrientes de opinión pública”, que sólo en la década de 1890 se convertirán en partidos políticos más o menos orgánicos, sin olvidar el fuerte peso que en la acción política no partidaria tienen las asociaciones de interés surgidas como consecuencia de las transformaciones operadas en la estructura social argentina por la presencia de los inmigrantes: sociedades de socorros mutuos, sindicatos obreros, asociaciones patronales, etc., es decir, instituciones de la sociedad civil que no alcanzan a funcionar igual que los partidos políticos en la articulación entre ella y la sociedad política. Por un lado, hay una negación de participación política; y por el otro, una concepción restringida, elitista, de la política, que por

añadidura va asociada a una práctica no democrática, fraudulenta y violenta en ocasión de los actos electorales.

Desde el punto de vista formal, el Estado nacional argentino es delineado por la Constitución de 1853. El aparato gubernativo (2) (son 4 aparatos: gubernativo, administrativo, judicial y represivo) comprende los organismos ejecutivos y legislativos a niveles nacional, provincial y municipal. Pero es recién después de 1862 –una vez reunificada la república y eliminada la situación de soberanía múltiple- que puede considerarse que comienza a efectivizarse la plena constitución de los poderes nacionales. Tanto a nivel nacional como provincial, la nota distintiva es el afianzamiento de las prácticas centralizadoras, a despecho de la proclamación de la forma federal. El resultado del centralismo es el reforzamiento del Poder Ejecutivo, y el debilitamiento de las provincias y de los municipios.

La constitución de un aparato administrativo (3), en cambio, es de una complejidad mayor, cubre diversos campos: la burocracia, el sistema de obtención de recursos fiscales, el sistema escolar, la organización del control de la salud pública, la definición de la construcción y administración de los sistemas de transporte y de comunicaciones, entre otros. Habermas dice: “El Estado moderno es esencialmente un Estado impositivo y la administración financiera la pieza clave de su administración general”, frase pertinente a la importancia de la lucha (poscolonial) por el control de los recursos aduaneros recaudados en Bs. As.

La constitución del aparato judicial (4) federal, comienza a definirse prácticamente también a partir de 1862, con la sanción de una ley nacional que da forma a la Suprema Corte de Justicia y a los tribunales inferiores en todo el territorio nacional. Posteriormente se sancionan los códigos de comercio y civil. La función de regulación social de ambos códigos, representa un avance en la secularización.

El aparato represivo (5). Se trata de uno tanto o más eficaz que los anteriores en el proceso de consolidación estatal. Incluye la formación de un ejército nacional y de las policías provinciales, amén del sistema penitenciario. El primer objetivo de su constitución es la monopolización de la violencia legítima. Las acciones decisivas, se inician bajo la presidencia centralizada de Mitre (1862/1868), quién apunta a la “organización centralizada de la defensa nacional”, proyecto que en cierto sentido se interrumpe y demora a raíz de la guerra contra el Paraguay. En sus comienzos este ejército coexiste con las Guardias Nacionales de cada provincia, que obedecen a los grupos dominantes locales.

Durante la presidencia de Sarmiento se avanza en el proceso constitutivo del ejército, particularmente con la creación del Colegio Militar en 1869 y de la Escuela naval militar en 1872.

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Durante los 18 años que van de la reunificación de la República a la federalización de Buenos Aires, el ejército nacional se encuentra frente a tres grandes tareas: la guerra contra el Paraguay, la represión de los alzamientos de los caudillos provinciales (Peñaloza, Toboada, Varela, López Jordan, Mitre, Tejedor), y la ocupación de las tierras indígenas… “Era el brazo secular de la oligarquía en el poder, el instrumento político del grupo dirigente”. La figura paradigmática de esta simbiosis, entre oligarquía, ejército y Estado nacional, es el general J. A. Roca, presidente entre 1880/1886, para quien el primer objetivo de su gobierno es avanzar en la modernización del ejército nacional.

Dentro del simultáneo doble proceso de organización y modernización estatal y societal, la tríada Ejército- Ferrocarriles- Telégrafo, juega un papel esencial para la consolidación de la centralización del poder y la eliminación de las disidencias.

“El ejército argentino fue un factor que retardó el proceso de construcción del Estado. El ejército se transforma en un aliado decisivo de los gobiernos de la organización nacional en la década del 1880, con la unificación de la sociedad nacional y de su integración en el mercado mundial.

El proceso constitutivo del Estado Nacional se define durante el período de la Organización Nacional y se consolida en 1880. Un Estado que invoca al liberalismo e incluso a la democracia, aunque los niega en la práctica.

La sociedad argentina se reestructura significativamente, aunque con limitaciones (por eso el proceso de revolución-restauración), impulsada por el avance del capitalismo a escala mundial. La reestructuración de la sociedad es posible por la constitución del Estado. El rol de éste tiende a ocupar el espacio vacío creado por la debilidad de la burguesía argentina para dirigir, como clase, ese proceso.

La clave de bóveda del proceso estatista argentino, que se inicia con la apelación a Rousseau y culmina en un resultado hobbesiano, es la centralización del poder gubernativo.

El avasallamiento de los poderes provinciales encuentra un medio eficaz en la figura constitucional de la intervención federal, que se convierte (incluso más allá de 1880) en un recurso ordinario de unificación electoral de todos los grandes resortes efectivos, localizados en los gobiernos.

“Paz y administración” es el lema positivista argentino. Esa paz es concebida de modo hobbesiano: sociedad sujeta bajo una autoridad absoluta. Para este Estado, la acción política es entendida en los términos de Hobbbes, de fortalecimiento del poder del soberano sobre la base de la renuncia ciudadana. En el caso argentino, los ciudadanos no renuncian a la acción política: ella les es negada y lucharan por la misma. El Estado oligárquico, el del régimen, no desea ciudadanos activos políticamente.

Al cerrarse la etapa fundacional del Estado argentino, su forma es la de Leviatán y Buenos Aires su morada.

KATZ, FRIEDRICHMÉXICO: LA RESTAURACIÓN DE LA REPÚBLICA Y EL

PORFIRIATO (1867-1910),en Historia de América Latina, Cambridge

La restauración de la República, 1867-1876Las secuelas de la guerraLos liberales que acceden al poder en 1855 tienen como modelo de estabilidad a

Estados Unidos. Su programa aspiraba a reemplazar los que consideraban los pilares inestables del viejo orden –la iglesia, el ejército, los caciques regionales, los pueblos comunales- por una “estructura moderna”. Comenzaron por debilitar la posición de la iglesia, primero con leyes de reforma y después con la Constitución de 1857

- El catolicismo dejó de ser la religión oficial; las cortes perdieron parte de su jurisdicción; el matrimonio podía consumarse en una ceremonia civil; los clérigos podían juzgarse en tribunales civiles; se pusieron a la venta las tierras de la iglesia.

- Al ejército también se lo privó de algunas prerrogativas, como ser los privilegios judiciales: los oficiales podían ser juzgados por tribunales civiles; el jefe del Estado y gran parte de su gabinete podían ser civiles.

- Los antiguos caciques omnipotentes (pilares del régimen conservador derrocado) fueron obligados a ceder el poder a hombres nuevos nombrados por los liberales.

Ley Lerdo (1856). Afectaba tanto a la iglesia como a los pueblos comunales. Prohibía a la iglesia poseer o administrar propiedades exentas de usos religiosos y extendía la prohibición de propiedad corporativa a las instituciones civiles, con lo que abolía la tenencia comunal de la tierra. Las tierras tenían que ser vendidas. A partir de entonces, solo podían poseer tierras los campesinos de forma individual o las sociedades y compañías privadas.

Benito Juárez (liberal) regresa a la Ciudad de México en 1867, después de la guerra victoriosa contra los franceses entre 1862 y1867 (que había seguido a los tres años de guerra civil entre liberales y conservadores). Los liberales esperaban

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que con las medidas mencionadas, México, atrajera inmigrantes europeos de todas las religiones para asegurar el crecimiento económico, la estabilidad política y el desarrollo de las instituciones democráticas. A su vez, que la iglesia y comunidades indígenas sean reemplazadas por una extensa clase de pequeños propietarios. Si este desarrollo no se producía, los liberales confiaban en que pasar las tierras en “manos muertas” a “manos vivas” de una clase propietaria orientada al capitalismo, la consecuencia fuera un desarrollo económico considerable y estabilidad política (democrática o no). Al mismo tiempo, la destrucción del viejo ejército conservador significaría el fin de los golpes militares.

Si bien la iglesia perdió su influencia económica y política, se redujeron las propiedades comunales de la tierra, y el ejército conservador quedó disuelto, no se produjo el resultado esperado. La expropiación de las tierras de la iglesia no hizo surgir una clase de pequeños campesinos (las adquirieron los propietarios locales más pudientes), por lo que se incrementó la economía y cohesión política de la clase dominante de los hacendados. El nuevo ejército liberal no aporto mayor estabilidad que el conservador, ya que estaba formado por un grupo de soldados poco uniforme (en tropas regulares y guerrillas) dirigidos por jefes locales cuyo grado de adhesión al gobierno era diverso y, además, era demasiado numeroso para las necesidades de un período de paz. El sentimiento de nacionalismo despertado a través de la victoria sobre los franceses no alcanzó para conseguir la integración. Durante los años de guerra, varias provincias habían logrado una existencia casi autónoma.

Estos problemas derivaban de los surgidos a raíz de la guerra civil y de la guerra contra los franceses. Esos diez años de guerra sumergieron a la economía mexicana en el caos, puesto que la riqueza de la iglesia con la que contaban los liberales para implementar parte de sus proyectos se había gastado en costear la guerra. Minas y campos se encontraban abandonados. La base del impuesto federal descendió muchísimo.

La nación mexicana estaba compuesta, por una parte, por un ejército enorme controlado sólo vagamente por la administración central, y, por otra parte, por los aparatos del gobierno, que estaban tremendamente debilitados. El movimiento liberal estaba resquebrajado y por eso no constituía una base social y política coherente como para enmendar esa debilidad. El partido liberal no era de tal carácter (liberal) en su composición social: solo recibía apoyo de una burguesía poco numerosa compuesta de fabricantes textiles y comerciantes que especulaban con préstamos al gobierno. El resto de la burguesía era en general extranjera.

El movimiento liberal recibía su fuerza sustancial de los grandes terratenientes; algunos de ellos se asociaron a los liberales porque esperaban obtener acceso a las propiedades de la iglesia. Para otros (como Terrazas que luego sería gobernador

de Chihuahua), la motivación era oponerse al intento de los conservadores de imponerles un control centralizado.

Los propietarios (como Terrazas) miraban con mucha a la clase media (que también apoyaban a los liberales): comerciantes locales, pequeños empresarios, rancheros, pequeños funcionarios del gobierno y algunos intelectuales radicales. Esta clase media veía el poder de los terratenientes como el mayor obstáculo para su propio avance, y por tanto instigó al gobierno central a vigilar más estrictamente a los caciques regionales.

Las dos alas del partido liberal cooperaron juntas en períodos de guerra, pero cuando ésta terminó surgieron las disputas entre ambas. De cualquier manera, los grandes propietarios (hacendados) y la clase media estaban unidos para oponerse a las demandas del “sector popular” (grupo heterogéneo que reunía a algunos campesinos, proletariado textil incipiente, herreros y dependientes. Su meta era la redistribución de la tierra a gran escala. Durante la guerra contra los franceses se habían organizado para apoyar el llamado general de Juárez. Pero luego de la guerra no dieron señales de disolverse.

Estrategia política de JuárezLa escisión del partido liberal fue lo que ayudó a Juárez a mantenerse en el

poder. Los hacendados y la clase media lo atacaron alternativamente pero no intentaron derrocarlo. Tampoco el sector popular deseo su cese, puesto que lo consideraba de su estirpe, un indio de raíces pobres que sostenía sus orígenes.

Juárez intento implementar las siguientes enmiendas: 1) un Senado en la Cámara de Diputados para contrarrestar el poder del Congreso; 2) que el presidente tenga el derecho a vetar cualquier proyecto de ley; etc. Durante un breve período, las dos fuerzas antagónicas del partido liberal se unieron en oposición a las medidas de Juárez y el presidente mexicano se vio obligado a retirar las enmiendas propuestas ante la creciente oposición que se desarrolló frente a ellas.

Para conservar el poder, Juárez realizó concesiones a los dos grupos sociales que se habían opuesto a sus proyectos. a) A los hacendados les concedió autoridad prácticamente ilimitada sobre sus dominios; b) para asegurarse el apoyo de la clase media hizo crecer el aparato burocrático estatal, invirtió presupuesto para el mejoramiento de la educación pública, mantuvo algunas instituciones democráticas, libertad de prensa, entre otras.

Una parte de la clase media liberal estaba compuesta por oficiales del ejército que apoyaba a Juárez. Aunque parezca contradictorio (puesto que el estamento militar era considerado una de las causas del atraso de México y que la Constitución de 1857 había suprimido los privilegios militares), al incrementarse

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las revueltas y contradicciones en la sociedad, el gobierno juarista comenzó a depender del ejército, logrando que los oficiales ejerzan influencia política, social y económica en el campo mexicano.

A cambio de apoyo para su causa Juárez llegó a un acuerdo con sus antiguos enemigos (conservadores). Concedió, por ejemplo, una amnistía (en 1870) dirigida a aquellos que colaboraron con Maximiliano. Como resultado, los terratenientes recuperaron sus posesiones y los funcionarios conservadores pudieron solicitar otra vez puestos en el gobierno. Por otro lado, la iglesia no alcanzaría a recuperarse y tener el poder como décadas anteriores.

Juárez esperaba que estas medidas conciliadoras pudieran evitar que un golpe de Estado lo derrocara y le permitieran pacificar el país. Pero la pacificación no estaba resuelta porque para complacer a la elite del país, Juárez había sacrificado los intereses del campesinado. Se produce el descontento del campo y el gobierno era demasiado débil para reprimirlo, lo que debilitó aún más la administración juarista. Esto estimuló a otras fuerzas a desafiar al gobierno.

El descontento de los campesinos provenía tanto de la frustración de sus expectativas como del deterioro real de sus condiciones de vida. Los veteranos de guerra, al volver al campo, no poseían tierras ni empleo.

Durante los años de la guerra contra los conservadores y los franceses los ejércitos liberales necesitaban el dinero de la venta de tierras de la Iglesia para financiar la guerra. Pero al finalizar la guerra no se elaboró un programa de distribución de la tierra ni de crear una clase de campesinos. Las tierras de los hacendados conservadores, o fueron devueltas a sus anteriores propietarios, o vendidas a lo terratenientes liberales.

El campesinado también sufría la desigual carga impositiva. La alcabala (aduana interna) y la contribución personal. Un hacendado pagaba lo mismo que su empleado.

La deuda de peonaje continuo, y ligado a ésta el poder arbitrario sobre el peón, pese a un débil esfuerzo de Juárez de suprimirlo.

Levantamientos campesinos en la época de JuárezDurante el período de restauración de la República se produjeron revueltas en

las tres zonas: norte, centro y sur. En el centro, cerca de la capital y en Hidalgo, hubo levantamientos campesinos influenciados por el socialismo. En el sur, los movimientos campesinos conservaron las características del período colonial; es decir, fueron mesiánicos, mezclando ideas sociales y religiosas en una única visión de origen milenario. Pero en ambas regiones los levantamientos fueron sofocados pero siguieron operando.

En el norte, los apaches al verse desplazados hacia el oeste por los pobladores norteamericanos, realizaban incursiones a través de la frontera mexicana. De manera gradual, al final de la presidencia de Juárez, los hacendados comenzaron a armar y organizar a sus peones en milicias privadas. Como resultado, se reforzaron las colonias militares existentes y se crearon otras nuevas. El campesinado independiente, que estaba siendo eliminado en el centro y en el sur, se fortalecía en el norte. Y se desarrollaba una nueva alianza entre los hacendados norteños y los campesinos para luchar contra los apaches. A pesar de estas milicias campesinas, los gobiernos de la República restaurada se mostraron incapaces de controlar la situación tanto en la frontera norte como en otro tipo de rebeliones.

También el bandolerismo estaba extendido. Peones fugitivos, campesinos descontentos y soldados desmovilizados recorrían los campos asaltando diligencias y haciendas, y atacando los cargamentos de las minas de oro y plata.

La primera rebelión de DíazPorfirio Díaz nació en 1830 en Oaxaca (estado natal de Juárez). En 1847 se

alistó en el ejército para luchar contra las fuerzas norteamericanas. Luego participó, destacadamente, en la guerra contra los franceses. En 1867 fue candidato para la presidencia en oposición a Juárez. Se presentó nuevamente en 1871 y perdió otra vez. En este mismo año, en el plan La Noria, declaró que las elecciones habían sido fraudulentas e hizo un llamamiento a la rebelión. El plan tenía un específico punto político: que se limitara la presidencia a un solo mandato.

El llamamiento de Díaz a las armas tuvo cierto eco. Se apoderaron grandes zonas como Oaxaca (pero fueron derrotados por las tropas federales), ciudades del centro y algunas zonas del norte de México. Porfirio Díaz avanzaba para tomar Ciudad de México pero tuvo que retirarse precipitadamente porque no obtuvo respuesta ante una llamada de revuelta general, y Juárez envió sus propias tropas a luchar.

La sucesión de JuárezEn julio de 1872 Juárez muere. Según la Constitución debía sucederlo el

presidente del Tribunal Supremo, que en aquél momento era Lerdo de Tejada. A diferencia de Juárez, Lerdo no era de ascendencia india sino criolla. También estuvo vinculado activamente durante la invasión francesa como una de las voces por la independencia de México. En 1871 perdió las elecciones presidenciales contra Juárez, pero volvió a ocupar su cargo en el Tribunal Supremo, y tras la

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muerte de Juárez decidió convocar elecciones inmediatamente, pese a que tenía el derecho de asumir la presidencia. En octubre de 1872 Lerdo gana las elecciones.

Durante los últimos años el gobierno de Juárez fue apoyado por la coalición entre los intelectuales liberales (cuyo liberalismo social era cada vez más reemplazado por un liberalismo económico) y los propietarios liberales (cuya razón para apoyar al liberalismo social o político era la oposición al poder económico y político de la Iglesia que había desaparecido una vez que ésta perdió su supremacía). A ambos se unió el ejército. Todos dieron su apoyo a Lerdo. Éste era conservador en materia social, al igual que Juárez en su última época.

Lerdo fortaleció el papel del Estado, se le permitió crear el Senado (lo que diluía el poder de la Cámara de Diputados y aumentaba el poder bipolar del Ejecutivo).

En cuanto a la pacificación del país, Lerdo cosechó los beneficios de la reciente victoria militar de su predecesor sobre Porfirio Díaz. A éste y a sus hombres les ofreció una amnistía. P. Díaz aceptó, se le destituyó de su cargo militar y permaneció exiliado en su hacienda. Por unos años esto desalentó a otros posibles levantamientos.

A su vez, Lerdo, consiguió extender el poder del gobierno federal hasta regiones que se habían resistido al control de Juárez.

El rápido desarrollo de al economía respondía en parte a la mayor pacificación del país y en parte al hecho de recoger el fruto de iniciativas económicas emprendidas anteriormente por Juárez. En 1873 se inauguró la primera línea importante de ferrocarril que unía Ciudad de México y el puerto de Veracruz.

En 1876 Porfirio Díaz intento derrocar a Lerdo, y tuvo más éxito que cuando lo intentó con Juárez, debido a que Lerdo carecía del prestigio militar de Juárez y además porque perdía el consenso de la clase alta por su política enérgica contra la Iglesia. Lerdo expropió las propiedades de la Iglesia y expulsó del país a los jesuitas no nacidos en México.

El apoyo de la clase alta a Lerdo estaba sujeto a su política contradictoria respecto a la construcción de los ferrocarriles. Si bien apoyo la construcción de la línea férrea Ciudad de México-Veracruz, era reticente a la idea de construir una línea de ferrocarril que uniera México con los Estados Unidos. Finalmente cede por presión y da la concesión a un promotor norteamericano para tender las vías férreas. Pero los que estaban a favor de esto sentían haber esperado bastante para que les otorgaran una concesión provechosa en la construcción de esta línea, mientras que los que se oponían temían la absorción y control de México por parte de los Estados Unidos. Estos oponentes se unieron en 1876 a Porfirio Díaz.

La primera administración de Díaz, 1876-1880El alzamiento de Tuxtepec

En 1876 Díaz dio el golpe. Lanzó una proclama, el plan de Tuxtepec, llamando a la revuelta armada contra Lerdo. Igual que el plan de La Noria, el nuevo contemplaba el principio de la no reelección. Pero extendía este principio al nivel municipal. La insistencia en la democracia municipal era una causa muy popular entre las clases media y baja de la sociedad mexicana, y también entre algunos hacendados cuyo poder iba disminuyendo debido a la autoridad creciente de los gobernadores, que eran usualmente terratenientes del estado. Lerdo renunció a la presidencia.

En 1877 tuvieron lugar las elecciones y Díaz se convirtió en el nuevo presidente. El régimen de P. Díaz:

- Tuvo un carácter militar más acentuado que los regímenes de Juárez o Lerdo, ya que dedicó un mayor porcentaje del presupuesto a gastos militares. Para asegurarse la lealtad del ejército, Díaz incluyó a la nómina a sus propios soldados y a los que habían luchado al lado de Lerdo e Iglesias. De todas formas el ejército era demasiado débil.

- Intentó recuperar y reforzar la coalición existente entre las clases medida y alta que había servido de base social y política al régimen de sus predecesores. Con respecto a las clases altas, su política fue “divide y vencerás”.

- Destituyó de sus cargos a caciques locales leales a sus predecesores, y nombró en su lugar a oponentes de parecida extracción social. Aún así, permitió a los hombres destituidos conservar sus propiedades y extender su influencia económica.

- La clase media recibió concesiones políticos de P. Díaz. Hizo que el Congreso recién elegido proclamara el principio de la no reelección no sólo aplicable al presidente sino también a los gobernadores. De esta forma muchos cesados de la clase media tendrían mayores oportunidades de acceder al poder.

P. Díaz no llevó a cabo una represión masiva, ni decretó el encarcelamiento o la ejecución de sus enemigos. Tampoco acabó con los grupos políticos. Se siguieron celebrando elecciones nacionales, regionales y locales, ni más ni menos honestas que las que sus predecesores celebraban. La prensa continuó teniendo un amplio margen de libertad.

Durante diez años, desde 1867 hasta 1877, México había conocido cierto respiro respecto a la intervención exterior.

Las relaciones con Estado Unidos, que habían sido buenas durante la intervención francesa, empezaron a enfriarse entre 1867 y 1877. Las causas del conflicto:

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- Como los pobladores norteamericanos continuaban su avance hacia el oeste, las tribus indias y los ladrones de ganado se refugiaban en la frontera mexicana, para luego lanzar sus ataques sobre los Estados Unidos. Las autoridades de ambos lados se intercambiaban acusaciones por no proceder con la energía suficiente en contra de los asaltantes.

- Los bienes en esta zona eran más baratos, lo cual contribuyó a que se extendieran las actividades de contrabando y causó descontento entre los comerciantes norteamericanos.

- Estaba la oposición de Díaz a las concesiones sobre el ferrocarril que Lerdo al fin había hecho a los promotores norteamericanos.

Los Estados Unidos se negaron a reconocer el gobierno de P. Díaz, a no ser que resolviera a su favor algunos de los puntos conflictivos entre los dos países. México entregó dinero a Estados Unidos como una especie de indemnización en el período de Lerdo. Pero Estados unidos quería un trozo de México.

La crisis se disipó y se atrajo a las inversiones norteamericanas. Díaz recibió a grupos influyentes de promotores norteamericanos y les otorgó valiosas concesiones sobre el ferrocarril. Como resultado de estas medidas, los inversores norteamericanos presionaron a los Estados Unidos para que reconociera el gobierno de Díaz. Finalmente, en 1878 se lo reconoció.

Elaboración de la estrategia porfirianaLas tres medidas políticas más importantes que tanto caracterizaron su régimen

durante su primer mandato a partir de 1878, como al de su sucesor temporal Manuel González (1880-1884) y el del propio Díaz, otra vez, después de 1884. La primera, otorgaba concesiones de todo tipo a los inversores extranjeros (especialmente norteamericanos). La segunda medida: el gobierno mexicano intentaba renovar y fortalecer sus lazos con Europa como medio para contrarrestar la influencia norteamericana. Y la tercera había: mantener la estabilidad política a cualquier precio. Hasta 1900 la aplicación de estas medidas fortaleció al Estado mexicano y entre 1900 y 1910 crearon las bases para la Revolución mexicana.

P. Díaz tuvo como prioridad lograr la estabilidad interna y, para conseguirla, llevó a cabo una compleja política de concesiones y represiones.

La política interna de Díaz, que prometía la estabilidad a la vez que generosas ayudas, estimuló a los empresarios norteamericanos a firmar el contrato para la construcción de dos líneas principales de ferrocarril que unieran Estados Unidos y México.

Díaz logró también restablecer las relaciones diplomáticas con Francia. Con el restablecimiento de relaciones, Díaz buscaba crear un contrapeso económico con

los Estados Unidos y otras potencias europeas. El capital francés y los banqueros franceses asumieron un papel fundamental en la creación del Banco Nacional de México.

El interregno de González, 1880-1884Fiel a su promesa, P. Díaz no se presentó como candidato en 1880; en su lugar,

se presentó su protegido el general Manuel González.González se distinguió por su corrupción. Intentó poner en práctica las tres ideas

políticas fundamentales de su predecesor: concesiones a los intereses extranjeros, especialmente norteamericanos, nuevo acercamiento a Europa, y el mantenimiento del orden interno a cualquier precio. Aumentó el número de concesiones especiales a los inversores extranjeros para mantenerlos y estimular su interés. El Congreso aprobó una nueva ley con el fin de estimular aún más el paso de las tierras públicas a manos privadas. La nueva ley permitió confiar a compañías privadas la tarea de inspeccionar las tierras públicas y recompensarlas con un tercio de la tierra que ellas determinaran como “públicas”. No fue sorprendente que las compañías arremetieran duramente contra los derechos de los pequeños propietarios.

Una concesión mayor que se hizo a los empresarios extranjeros fue la de revocar el viejo código minero español que estipulaba que el propietario de un terreno no era dueño del mineral que hubiera en su propiedad.

A pesar de caracterizarse por la corrupción, el gobierno de González también poseía una imagen negativa debido a los efectos de la crisis económica en México. Esto no impidió que México experimente una transformación entre 1880-1884: primera línea ferroviaria entre México y Estados Unidos (1884); crecían las inversiones norteamericanas; México retomaba las relaciones diplomáticas con los países europeos relevantes; la construcción del ferrocarril y la victoria final sobre los apaches (1880-1884) abrió nuevos caminos a través de la frontera norte de México. A partir de entonces, bajo el mandato de P. Díaz que fue elegido presidente de nuevo en 1884 y continuó en el cargo hasta 1911, México conoció su más profunda transformación económica, política y social desde su independencia en 1821.

El régimen de Díaz, 1884-1900Entre 1877 y 1900, la población de México aumentó pero de forma bastante

desigual. En los estados fronterizos de Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas la población aumentó un 227% entre 1877 y 1910. En ciudad de México, Guadalajara y Monterrey el crecimiento fue aún mayor.

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El desarrollo económico bajo el régimen de DíazEntre 1884 y 1900, México experimentó un rápido crecimiento económico. Este

desarrollo fue más destacado en los sectores orientados hacia la exportación. La minería fue el sector que registró el crecimiento más rápido. Hasta la construcción del ferrocarril, la minería en México estaba restringida a los metales preciosos, especialmente plata y algo de oro, pues el transporte mediante mulas era demasiado caro para dedicarlo a otros minerales. El sistema ferroviario comprendía miles de km, por lo tanto la extracción de cobre, zinc y plomo se hizo tan rentable como la de plata. En agricultura, los cultivos comerciales aumentaron a pasos agigantados. El ejemplo más espectacular fue el henequén (hilo sisal). En 1891 los Estados Unidos aprobaron una tarifa que imponía altas tasas aduaneras sobre los minerales importados no procesados. Las tarifas por metales procesados eran más bajas y como resultado las mayores empresas de los Estados Unidos establecieron fundiciones en México.

El desarrollo económico fue rápido hasta el final del siglo para la industria ligera orientada al consumo interno y prosperaron las industrias textiles.

Después de 1900 el desarrollo industrial decayó notablemente, en parte debido a la caída del nivel de vida que frenó el aumento de la demanda de productos industriales. Además el crecimiento industrial se vio limitado debido a la política gubernamental de P. Díaz que no ayudó a los productores nacionales a prosperar. La industria, a diferencia del ferrocarril, nunca recibió ayudas.

Durante el Porfiriato se originaron serios conflictos en el sector agrícola, localizados no tanto en el de la producción de bienes como en el nivel de modernización técnica. Aunque se produjo cierta revolución tecnológica en plantaciones de productos de gran demanda como el henequén y el azúcar, las haciendas productoras de trigo y maíz todavía utilizaban técnicas anticuadas y tradicionales.

Los avances tecnológicos que llevaron a la modernización y al abaratamiento de la producción agrícola en los Estados Unidos no tuvieron la misma importancia en un país como México, donde había abundancia de mano de obra barata.

Surgió una notable desproporción como resultado del rápido crecimiento económico: la diferencia entre el control nacional y extranjero de la economía. Con excepción de la agricultura, los sectores más importantes de la economía estaban en manos extranjeras.

El gobierno de Díaz hizo todo lo que estuvo en su mano para fomentar las inversiones europeas sin restringir las estadounidenses. Hasta finales de siglo solo se hacían préstamos a Europa y solo se otorgaban concesiones bancarias a banqueros europeos.

En aquellos sectores en los que tanto los europeos (especialmente británicos) como los norteamericanos compartían intereses (como eran el ferrocarril y las minas), se había establecido cierta división del trabajo, concentrándose los británicos básicamente en la parte central y sur de México, mientras el capital estadounidense se encauzaba sobre todo hacia el norte del país.

El conflicto más grave que por razones de influencia económica se produjo en México antes de finales del siglo XIX, tuvo por protagonistas a franceses y alemanes. En 1888 el gobierno mexicano firma préstamos con un banco alemán. A través de este tratado, los alemanes no solo se aseguraron ventajosísimos tipos de interés, sino que también forzaron al gobierno mexicano a firmar un pacto secreto que concedía a la compañía un monopolio sobre las finanzas externas del país. Seis años después, con ayuda francesa, consiguió romper el acuerdo. Los franceses también proveían de armas a México.

Diferencias regionales en el desarrollo de MéxicoOtro desequilibrio que el desarrollo porfirista contribuyó a agudizar fue la

progresiva desigualdad regional entre el centro, el sur y el norte mexicanos. Durante el Porfiriato, el norte y el sureste de México experimentaron un auge económico y fueron absorbidos por el mercado mundial.

La economía de la mayoría de los estados del sureste se caracterizaba por una escasa diversificación agrícola y aún menos industrial, dedicándose a la exportación de uno o dos productos, como el henequén en Yucatán. Los propietarios de las haciendas que cultivaban henequén y de los ferrocarriles que lo transportaban desde el interior de Yucatán hasta la costa eran mexicanos. Los compradores y transformadores de la fibra eran compañías norteamericanas. En los estados de Chiapas y Tabasco la situación era diferente. Las materias primas como el caucho y el café eran producidas directamente por empresas extranjeras. El punto en común entre estos estados y Yucatán era el que su economía estaba basada en una o dos cosechas y que dependía plenamente de las condiciones del mercado mundial.

El norte tenía una economía mucho más diversificada, y exportaba gran variedad de minerales: cobre, estaño, plata y artículos de consumo como ganado y madera aserrada. Además un sector mucho mayor de la economía del norte estaba destinado a producir para el mercado interno, como los productivos campos de algodón con sistemas de irrigación situados en la región de Laguna en los estados de Coahuila y Durango. Se desarrolló una industria del acero y se construyeron fundiciones para minerales de propiedad mexicana y norteamericana.

En las vastas regiones de México central la economía experimentó los menores cambios. Este fue el caso de las grandes fincas productoras de maíz y trigo.

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Lo que realmente se modeló fue un país que dependía de las inversiones extranjeras. Esta dependencia mostraba dos aspectos diferentes pero complementarios: por una parte el dominio o la propiedad extranjera de sectores importantes, no agrícolas, de la economía mexicana, como los bancos, la minería, la industria y los transportes. Por otra parte, México se convirtió en un país subdesarrollado productor de materias primas que depende de los mercados del norte industrializado.

La transformación política de MéxicoEn los años posteriores a 1884 el régimen de P. Díaz se convirtió en una

dictadura. P. Díaz impidió que ninguno de sus opositores fuera elegido para el Congreso. Éste, ahora servil, aprobó enmiendas a la Constitución para que Díaz pudiera ser reelegido en 1888, en 1892 (año en que se cambia la Constitución para extender el período presidencial a 6 años), en 1898, en 1904 y en 1910. La prensa mexicana de la oposición fue controlada.

La consolidación de la dictadura estuvo fuertemente ligada a dos hechos: el logro de la estabilidad interna (Pax Porfiriana) y el surgimiento de un Estado mexicano fuerte y eficaz, hechos a su vez relacionados con el desarrollo económico del país.

Los golpes militares, los levantamientos de caudillos, el bandolerismo en el campo, al terminar el siglo XIX habían desaparecido. Sólo continuaron los ataques de los indios nómadas y las revueltas campesinas dispersas principalmente en el norte.

Esta disminución de los niveles de violencia estaba ligada con la formación del Estado mexicano, y la condición previa par el desarrollo del Estado porfiriano era el incremento de la renta pública. P. Díaz sabía que los créditos forzados o impuestos altos (medios de anteriores gobiernos) ahuyentaban a los inversores extranjeros y enfrentaban a la oligarquía nacional. Por lo tanto las rentas públicas en el período de P. Díaz procedían principalmente de los impuestos limitados pagados por las empresas extranjeras, del impuesto aduanero (de importación) y sobre los metales preciosos. Todas estas contribuciones dependían del crecimiento de las inversiones extranjeras y de la mejora del tipo de interés sobre el crédito internacional, que permitiría a México conseguir más préstamos en mejores condiciones.

Con un apoyo financiero sólido, P. Díaz aprovecho para apretar a los grupos más rebeldes. Uno de estos grupos era el de los caciques regionales (como Terrazas en Chihuahua y Pesqueira en Sonora). Reemplazó a muchos de éstos por hombres de él. Con P. Díaz, el sistema mejoró porque el ferrocarril recién

construido permitió que el ejército llegara rápidamente hasta las provincias y ayudara a dominar a los posibles rebeldes.

P. Díaz estimuló tanto a los caciques en el poder como a los que habían sido destituidos, enriquecerse actuando como intermediarios de los inversores extranjeros que quisieran instalarse o adquirir propiedades en aquellas regiones. De esta manera, P. Díaz dio a los miembros de la oligarquía local tanto a los entrantes como a los salientes, un poderoso papel en el mantenimiento de la estabilidad en su región, ya que cualquier revuelta local podía ahuyentar a los posibles inversores.

También se nombraron vigilantes de los funcionarios civiles locales a comandantes militares que no fueron originarios de las regiones que controlaban. Esto contrarrestaba posibles levantamientos locales. Aparte elevo de categoría el cargo de “jefe político” correspondiente a los administradores de distrito, que debían obediencia en primer lugar al gobierno central y no a los gobernadores.

P. Díaz aplicó el favorecimiento combinado con la represión para la clase media que actuaba principalmente en Ciudad de México. Este grupo desempeñaba un papel importante en el Congreso y editaba periódicos de la oposición. P. Díaz impidió que los miembros de la oposición fueran elegidos para formar parte del Congreso y consideró fuera de la ley a todos los periódicos de la oposición. A su vez se les concedió nuevas oportunidades. Por ejemplo se aumento el número de puestos burocráticos estatales. Por otra parte, la destitución de los hombres fuertes locales o caciques rara vez supuso su total eliminación de la esfera política; por ejemplo Terrazas de Chihuahua, quien organizó un poderoso grupo político que se oponía a la existencia de la estructura política en el estado. Como resultado, surgió una especie de sistema bipartidista en Chihuahua al igual que en otros estados. Este sistema, a su vez, dio a las clases medias regionales mayor influencia política ya que ambos partidos se disputaban su apoyo.

P. Díaz se opuso a la creación de los partidos políticos tanto de oposición como gubernamentales. En 1891 algunos intelectuales y miembros de la clase alta intentaron consolidar el sistema porfirista a través de la creación de un partido liberal basado en los principios “científicos” del positivismo (por lo cual se conoció a estos hombres como los científicos). Su objetivo era ensanchar la base del régimen para fortalecerlo, al tiempo que imponer cierto control sobre el propio Díaz. Por otra parte, la creación del partido podría asegurar algún tipo de sistema de sucesión y prevenir la reanudación de rebeliones y las luchas una vez que Díaz muriera o fuera incapaz de terminar su mandato.

De cualquier manera, el presidente se negó y prefirió continuar con la táctica de enfrentar entre sí a las diferentes camarillas existentes dentro de la elite mexicana. Una de estas camarillas estaba liderada por Rubio, quien encabezaba un grupo de

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civiles: financieros, terratenientes, tecnócratas, burócratas y similares. Después de su muerte en 1895 Limantour, ministro de Hacienda desde 1893 fue reconocido como cabecilla del grupo, al que se oponía una camarilla dirigida por militares. Su principal portavoz era el anterior presidente Manuel González y posteriormente pasó a ser el líder Reyes. El grupo estaba formado por militares camaradas del presidente, y era extremadamente crítico frente al progresivo aumento de poder e influencia de los científicos.

P. Díaz utilizó ante el ejército el mismo método empleado para pacificar a los hombres fuertes locales; es decir, la combinación de represión e incentivos. Por una parte, aumentó el presupuesto militar (compra de armas) y dio importantes puestos políticos a muchos jefes militares. Por otra parte, Díaz debilitó a la influencia del ejército a través de la creación de otras fuerzas paramilitares. Entre ellas, una de las más importantes eran los Rurales nacionales. Los Rurales estatales también estaban mejor pagados y recibían mejor trato que los soldados regulares del ejército.

La política de represión, conciliación y cooperación llevada a cabo por P. Díaz frente a las clases media y alta fue aplicada también a controlar la Iglesia católica. P. Díaz no siguió adelante con las medidas anticlericales de Lerdo, y nunca abolió las restricciones legales que las leyes de reforma habían impuesto a la Iglesia ni le devolvió sus antiguas propiedades. De todos modos la Iglesia consiguió recuperar cierta recuperación política y económica.

El fortalecimiento del Estado porfirista costó a amplios sectores de la clase alta y media tradicional la perdida de gran parte del poder político que antes poseían, pero, en compensación, participaron de los frutos del rápido desarrollo económico de México. No se puede decir lo mismo del campesinado, que durante el Porfiriato perdió sus derechos políticos tradicionales, al tiempo que sufrió agudas pérdidas económicas.

La pacificación de la frontera norteDurante el último cuarto del siglo XIX, el Estado mexicano empezó a asegurar

su control sobre la frontera norte: Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Durango. La derrota infligida a los apaches y la construcción del ferrocarril incentivaron la llegada de masas de inmigrantes procedentes de los Estados Unidos y del sur de México, algunas compañías (propietaria de minas y fundiciones) norteamericanas del norte de México trajeron técnicos y administradores. Los que trabajaban en el ferrocarril norteamericano ocupaban los puestos más elevados en la administración y en la división de operaciones del ferrocarril mexicano, mientras que los mineros norteamericanos constituían una parte importante de la fuerza de trabajo minera, sobre todo en Cananea.

Los recién llegados al norte no desplazaron a la elite de la zona. Las grandes familias norteñas habían perdido parte de poder político a favor del gobierno central y compartían el poder económico con los empresarios extranjeros, pero, en general, resurgieron muy fortalecidos por las transformaciones que se estaban produciendo en la zona fronteriza.

Hasta finales del siglo XIX, los cambios económicos y sociales que produjeron México central y los Estados Unidos con su dominio político y económico sobre el norte mexicano, condujeron a mejoras sustanciales no solo para la clase alta sino también para las clases media y baja de la sociedad. Sin embargo, el norte fue también la región con mayor violencia social y política durante el período porfirista. En algunos aspectos, hasta finales de siglo, estos conflictos se dieron entre lo que se podría llamar el sector moderno de la sociedad, por un lado, y los elementos “tradicionales” de la sociedad norteña, por otro.

Los indios yaquis y los antiguos colonos militares de Chihuahua, que fueron los que más se resistieron a la modernización porfirista y que se levantaron en armas contra las autoridades, constituían un sector tradicional en el sentido de que se aferraban a sus derechos adquiridos y a sus tierras. Sin embargo, no eran “tradicionales” como oposición a la tecnología moderna.

Los antiguos colonos militares asentados principalmente en Chihuahua constituyeron durante el período colonial y el siglo XIX uno de los principales pilares de “una clase media agraria”. Poseían suficientes tierras y eran económicamente independientes. A diferencia de lo que ocurría en los pueblos del sur y del centro del país donde los campesinos habían poseído la tierra comunalmente hasta la ley de reforma de 1856 y no podían venderla, para los campesinos de los pueblos del norte la tierra era un bien que podían comprar y vender libremente.

La causa que llevó a los indios yaquis y a muchos antiguos colonos militares del norte a protagonizar una serie de levantamientos contra el régimen de P. Díaz no fue la oposición a la economía capitalista “moderna”, sino la negativa a aceptar que esta economía se desarrollara a sus expensas.

P. Díaz después de tratar de convencer a los yaquis de que aceptaran la pérdida de la mayoría de su territorio y del fracaso de los intentos llevados a cabo para dominarlos mediante campaña militares, el gobierno recurrió a la puesta en práctica de nuevas medidas de represión. Entre 1903 y 1907 lanzó una campaña a gran escala contra los indios y deportó a un gran número de ellos a las plantaciones de henequén de Yucatán. Esta táctica diezmó a la población yaqui y además fue beneficiosa económicamente.

A principios del siglo XX los conflictos entre los sectores moderno y tradicional se recrudecieron una vez más, complicándose ahora con la aparición de agudas

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tensiones dentro del propio sector moderno. Los elementos subversivos existentes dentro de ambos grupos iban a hacer caer finalmente al régimen de Díaz y a invadir todo México entre 1910 y 1920.

La expropiación de las tierras de los campesinos en el sur y el centro Cuando P. Díaz cayó en 1911 solo un 5% de toda la tierra dedicada a la

agricultura permanecía en manos de las comunidades rurales y más del 90% de los campesinos mexicanos no poseían tierras.

El surgimiento de nuevos mercados para los productos agrícolas mexicanos, tanto en el interior como en el exterior del país, llevó a los hacendados a intentar aumentar sus territorios para aumentar el rendimiento. Algunos de los ejemplos más notables en los que el crecimiento masivo en la producción para el mercado fue paralelo a la destrucción económica de las comunidades rurales se dieron en las plantaciones de azúcar de Morelos y en las haciendas de henequén en Yucatán.

La formación de nuevos mercados no fue el único incentivo para la expropiación de las tierras, ya que la especulación fue un motivo igual de poderoso. Mientras se llevaba a cabo la construcción del ferrocarril el valor de las tierras a lo largo de su trazado se disparó y los especuladores se lanzaron sobre ellas.

En la época de P. Díaz, los incentivos para expropiar tierras encontraron un nuevo soporte legal. A la Ley Lerdo se habían sumado nuevas leyes durante la legislatura de Manuel González, que permitieron a las compañías deslindadoras inspeccionar las tierras públicas y quedarse con un tercio de lo que encontrasen. Más importante aún fue el hecho de que durante el período de P. Díaz el gobierno mexicano era lo suficientemente fuerte como para encabezar un ataque masivo contra las comunidades rurales. Los ferrocarriles acabados de construir dieron al ejército y a los Rurales mayores posibilidades que antes de aplastar cualquier tipo de resistencia por parte del campesinado.

Los beneficiarios directos de estas expropiaciones fueron los hacendados, que eran cada vez más pudientes. Pero había una clase media agraria en proceso de desarrollo, “agricultores” donde se incluía a la mayor parte de la clase media agrícola. Algunos se hicieron usurero, agentes del Estado o de los hacendados, mientras que otros se convirtieron en líderes populares.

En un pueblo del estado de Morelos, sus habitantes eligieron en 1909 a Emiliano Zapata (campesino relativamente pudiente) para que los representara en sus intentos por recuperar las tierras que la vecina hacienda les había arrebatado.

Es posible que el surgimiento de esta clase media agraria proporcione una de las mejores explicaciones a la relativa falta de resistencia por parte de los campesinos en el centro y sur de México contra la proliferación de tierras expropiadas. El

debilitamiento de la oposición campesina en las décadas de 1880 y 1890 estaba ligado al creciente poder estatal, al reforzamiento del ejército y la movilidad que permitía el ferrocarril y a la creación de nuevas unidades policiales, es decir que no solo se explica por la represión. Junto al apoyo cada vez mayor que el gobierno consiguió por parte de la incipiente clase media, se dieron otros fenómenos que probablemente contribuyeron a debilitar la resistencia del campesinado como el desmantelamiento de la administración comunitaria del pueblo (su autonomía) y la transformación de la relación patrono-cliente. A principios del siglo XIX, los caudillos regionales, que dependían del apoyo de los campesinos en sus luchas con los rivales de otras regiones, habían asumido la función del patrono. El Estado porfirista absorbió a muchos de estos tradicionales protectores del campesinado y después los volvió en contra de sus protegidos. P. Díaz priorizaba atraer capital extranjero y de mantener buenas relaciones con los hacendados.

En 1910 Díaz decretó una medida a nivel nacional que prohibía la venta de más tierras públicas. Pero la mayoría de las mejores tierras ya habían sido vendidas y adjudicadas.

La evolución del peonaje hacia la esclavitud o hacia la libertadEn muchas haciendas del centro y sur de México, el estatus de los trabajadores

(llamados peones), estuvo sujeto a cambios no menos drásticos que los que padecieron las comunidades libres expropiadas. Como la producción de cosechas de gran demanda se hacía cada vez más rentable, muchos hacendados empezaron a restringir los contratos de arrendamiento, ya que preferían emplear a trabajadores para que cultivaran las tierras de sus fincas. El sistema de arrendamiento no se acabó. En otros casos, los contratos de aparcería, que eran más desfavorables para los campesinos, sustituyeron a los arrendamientos. Hasta fines del siglo XIX había dos tipos de aparcería en la hacienda:

- “Medieros al rajar”. Tenían sus propios animales y aperos de labranza. Recibían el 50% de la cosecha

- “Medieros al quinto”. Utilizaban los animales y aperos de la hacienda. Recibían el 40% porque debían abonar una quinta parte (10%) como pago por el uso de los medios de producción. A principios del siglo XX casi todos trabajaban de medieros al quinto.

Otra diferenciación se daba en el tipo de trabajador que los hacendados empleaban. En las zonas periféricas del norte y el sur del país con frecuencia los hacendados se encontraron con verdadera escasez de mano de obra. Mientras que en el norte el peonaje tendía a desaparecer, en las zonas del sur (especialmente en las plantaciones de henequén de Yucatán, de tabaco en Oaxaca y de café en

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Chiapas) los trabajadores comenzaron a ligarse a las haciendas en condiciones de peonaje parecidas a la esclavitud. Los campesinos no podían abandonar las fincas hasta haber pagado todas sus deudas.

El aislamiento en muchas zonas del sur, la falta de una industria que pudiera competir con los propietarios de las fincas por la escasa mano de obra existente, el fortalecimiento de las fuerzas policiales en las haciendas y de los órganos estatales hacían que fuera difícil para los peones burlar a sus dueños. Estas medidas represivas se vieron reforzadas por la puesta en práctica del precepto “divide y vencerás”: se reunió en el sur a rebeles yaquis, vagabundos de la zona centro, culies chinos y coreanos, los hacendados se aprovecharon de los antagonismos existentes entre unos y otros, y entre éstos y los mayas, para evitar que surgiera la revuelta. Los terratenientes triunfaron tanto en el aspecto económico como en el social y político: la producción se elevó, la resistencia fue mínima y la estabilidad resultante atrajo nuevos capitales e inversiones.

Las tendencias contradictorias existentes en el campo –mayor libertad e incentivos económicos junto con un aumento de la represión y la semiesclavitud- que se manifestaban en las zonas periféricas del norte y el sur del país, también aparecieron en el centro. Las expropiaciones de tierras y el aumento demográfico dieron origen a grandes masas de trabajadores desempleados.

En otras partes del centro de México, en cambio, la aparición de nuevas industrias, la construcción del ferrocarril y la necesidad que tenían los hacendados de contratar un mayor número de trabajadores para el cultivo de las cosechas de gran demanda, desencadenaron el efecto contrario y produjeron escasez de mano de obra. Lo que llevo a muchos hacendados a mantener el sistema de peones por endeudamientos.

El surgimiento de una clase nacional gobernanteLa elite económica mexicana de principios del siglo XIX tenía un carácter local

o regional. Algunos de sus componentes eran terratenientes, mientras que los miembros de la elite que vivían en Ciudad de México eran esencialmente comerciantes o “agiotistas”, es decir, especuladores que obtenían sus principales ingresos de conceder créditos al gobierno y de especular con las finanzas gubernamentales. La mayoría de los mineros y comerciantes eran extranjeros.

Algunos miembros de la clase nacional gobernante que emergió durante el Porfiriato eran terratenientes regionales, pero habían empezado a extender sus actividades hacia otros sectores de la economía y hacia otras regiones del país. Por ejemplo el clan Terrazas-Creel que eran hacendados y se expandieron, poseían plantas de procesamiento de alimentos, controlaban el mayor banco del

estado, actuaban como intermediarios para compañías extranjeras que deseaban hacer negocios en México y también eran directores de algunas compañías.

El sector más poderoso y articulado de esta nueva clase en el poder era el grupo conocido como los científicos, grupo de financieros, tecnócratas e intelectuales.

Uno de los rasgos más característicos de la clase gobernante fue su orientación proeuropea. Pero también actuaban como intermediarios de las empresas norteamericanas. El apoyo europeo, según creían ellos, era crucial para mantener la independencia de México.

Las simpatías que la clase gobernante sentía hacia Europa se vieron reforzadas por la alianza con los comerciantes de origen europeo, principalmente franceses, y en menor número alemanes, que habían empezado a establecer sus industrias en México cuando las importaciones desde Europa se hicieron demasiado costosas.

Esta clase nacional gobernante y el papel predominante de los científicos dentro de ella fue origen de profundas divisiones dentro de la elite mexicana. Las elites regionales frecuentemente se oponían a ellos con el argumento de su situación privilegiada y apoyaba esta actitud el otro grupo que se autodenominaba “nacional”, el ejército.

Hasta fines del siglo XIX, P. Díaz consiguió controlar a estos grupos.

El surgimiento de un proletariado industrialLa modernización traída por el Porfiriato hizo crecer la clase trabajadora. El

rápido crecimiento económico llevó consigo el aumento de los obreros industriales.

Las condiciones en las que vivían variaban mucho. En la región petrolera las compañías ofrecían vivienda, construyeron escuelas, servicio médico rudimentario, etc. En las fábricas textiles las condiciones podían ser muy duras.

Hasta finales de siglo, las huelgas o cualquier otro tipo de movimiento de protesta por parte de los obreros industriales fueron muy escasos. Éstos estaban experimentando un aumento respecto al nivel de vida medio, y aun siendo duras las condiciones, eran mucho mejores que en las haciendas y que sus pueblos donde perdieron la tierra. Además, el régimen de P. Díaz se propuso controlar activamente a los trabajadores industriales, propiciando organizaciones de trabajo tales como el Congreso Obrero y la Convención Radical, que mantenían estrechas relaciones con el gobierno. Estas organizaciones repartían propaganda a favor de P. Díaz y en contra de las ideologías radicales. Al mismo tiempo, intentaron mediar en algunos conflictos entre trabajadores y empresarios, y ayudaron a crear sociedades mutualistas.

A finales de siglo, la actitud de la clase trabajadora sufrió un cambio. Uno de los factores que influyó fue el creciente contacto con los extranjeros. La mayoría de

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las empresas eran de propiedad extranjera. Los obreros extranjeros trabajaban en la misma empresa y ganaban varias veces más que ellos. Poco a poco se fue desarrollando entre los obreros mexicanos un sentimiento de nacionalismo. Esto fue en el caso del ferrocarril.

El sometimiento de la clase mediaEl régimen de P. Díaz sometió a la clase media compuesta por funcionarios del

Estado, comerciantes, intelectuales, oficinistas, artesanos y similares, que tradicionalmente había sido una clase rebelde y levantisca. Hasta finales de siglo, este sometimiento se llevó a cabo mediante el uso de cierto grado de violencia y represión.

Cuando Díaz volvió al poder en 1884, comenzó a suprimir gradualmente los derechos que durante su anterior mandato había otorgado a la clase media para conseguir su apoyo. Casi todos los partidos políticos independientes desaparecieron, las elecciones parlamentarias apenas existían y el Congreso, de hecho, perdió su poder. La prensa, que fue una vez dominio de los liberales, pasó a estar cada vez más controlada por el gobierno.

Muchos miembros de la clase media querían la Pax Porfiriana. Aquellos que no entraron al servicio del gobierno se beneficiaron del auge general de la economía. Sin embargo, el número de oponentes al régimen comenzó a crecer progresivamente, pues frente a los sectores de la clase media que salían beneficiados del sistema, había importantes sectores de esta misma clase que no habían sacado provecho o que empezaban a sufrir pérdidas económicas a finales de siglo.

Los grandes perdedores fueron los arrieros y transportistas locales, que se vieron desplazados por los recién construidos ferrocarriles, y los artesanos, que no pudieron competir con las nacientes industrias textiles.

Los maestros fueron activos en su oposición al régimen.La oposición de los intelectuales a la dictadura era un fenómeno más o menos

natural. En cambio la oposición masiva de los comerciantes al régimen de P. Díaz se producía porque debían competir entre sí o bien con los extranjeros o bien con clientes de la oligarquía que conseguían de las compañías extranjeras concesiones para administrar sus tiendas. Los pequeños empresarios que querían establecer fábricas o pequeños negocios dependían del crédito que les concedieran los bancos, que, o bien pertenecían a los extranjeros, o bien a los miembros de la oligarquía.

La crisis del Porfiriato, 1900-1910

Hasta finales de siglo el presidente mexicano logró evitar fuertes enfrentamientos de oposición (“Pax Porfiriana”). Pero de 1900 a 1910 se desarrollaron movimientos de oposición a nivel regional, se registraron huelgas que afectaron a miles de trabajadores y surgieron tres movimientos de oposición a nivel nacional, dos de los cuales postulaban el derrocamiento del régimen por la fuerza.

La Pax Porfiriana se apoyaba en el hecho de que P. Díaz había logrado neutralizar a los grupos y clases sociales que tradicionalmente habían liderado los movimientos revolucionarios en México: el ejército, la clase alta y la clase media. Pero el régimen de Díaz ya no pudo mantener el consenso entre las clases alta y media en esta década. La escisión entre estos grupos se produjo en un momento en el que el descontento popular y la insatisfacción de los Estados Unidos con respecto al régimen de P. Díaz iban en aumento. Cuando los miembros de todos estos diferentes grupos y clases unieron sus fuerzas, estalló la Revolución mexicana.

Causas de este giro: depresión económica, cambios políticos a nivel regional y nacional, creciente represión gubernamental, lucha por la sucesión del presidente que envejecía, resurgimiento del nacionalismo y la aparición de México como escenario de la rivalidad europeo-norteamericana, factores que contribuyeron a destruir la Pax Porfiriana y posteriormente a acabar con el régimen.

- En 1907-1908 una crisis cíclica en los Estados Unidos se extendió a México, provocando despidos masivos y la reducción de los salarios. También hubo una crisis agrícola derivada de las malas cosechas, lo que produjo escasez de alimentos y condujo a un aumento de los precios.

En este punto el régimen porfiriano no estaba dispuesto a ayudar a sectores de la clase alta, a la mayoría de la clase media, ni a los sectores más pobres de la sociedad. No ofreció ninguna reducción de impuestos a las medianas empresas afectadas y permitió que la oligarquía tratara de descargar el peso de la crisis sobre los sectores sociales más pobres, sobre los de la clase media y sobre los miembros de la clase alta que no estaban ligados estrechamente a los científicos. Los bancos controlados por extranjeros y la oligarquía redujeron los créditos, aumentaron el interés de los préstamos y comenzaron a cobrar las deudas pendientes a un ritmo acelerado.

- Otro factor que contribuyó a la desestabilización del régimen fue el surgimiento de una oposición fuerte por parte de la clase obrera. Ésta se reflejo en la proliferación de huelgas masivas que provocaron una represión oficial sin precedentes, y en la creación de un partido político de oposición de ámbito nacional con una fuerte inclinación hacia el anarcosindicalismo.

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Entre 1900 y 1910 los movimientos sociales más importantes protagonizados por los obreros mexicanos no tuvieron lugar durante la caída económica sino durante el auge inmediatamente precedente. Los conflictos laborales de mayor magnitud fueron las huelgas generales en Veracruz (1906), Sonora (1907) y Chihuahua (1908). El nacionalismo aparecía íntimamente ligado a las demandas de los trabajadores, que fueron sofocadas con brutal crueldad (Cananea).

Las características de estas matanzas, el alcance que tuvieron y la existencia de un partido nacional de oposición con orientación laboral, llevaron a miles de mexicanos a simpatizar con el primero y más radical movimiento de oposición a escala nacional surgido durante el Porfiriato: el Partido Liberal Mexicano (PLM), fundado por intelectuales de provincia a principios de siglo. Este partido postulaba la vuelta a los principios sostenidos por las facciones radicales del movimiento liberal en la época de Juárez. El partido asumió pronto rasgos e ideología anarcosindicalistas. El PLM ejerció su influencia sobre los obreros industriales y ciertos sectores de la clase media. Para éstos el conflicto con la administración de P. Díaz era un conflicto de clase y una lucha generacional. A los ojos de muchos jóvenes, el régimen de Díaz representaba a una sociedad dictatorial subordinada al capital extranjero. La generación anterior ocupaba aún los puestos en la burocracia federal y Díaz no parecía tener intención de hacer ningún tipo de cambio.

La oposición que obligó a Porfirio Díaz a dejar el poder incluía desde hacendados disidentes hasta campesinos militantes.

A comienzos del nuevo siglo se produjo en México un profundo cambio político. Durante los últimos 10 años de su mandato, Díaz tenía como lema “divide y vencerás”. Hasta finales de siglo, Díaz había logrado establecer a nivel nacional y regional un complejo sistema de equilibrios que evitaba que ningún grupo o camarilla consiguiera acaparar el poder. A nivel nacional Díaz permitió y alentó la proliferación de grupos que rivalizaran con los “científicos”. A nivel regional los “caudillos” tradicionales habían sido sustituidos por hombres que ascendieron con P. Díaz, pero competían con sus predecesores por el poder local. P. Díaz era el gran árbitro que mantenía el precario equilibrio entre ellos. Estrategia que se iba desgastando a finales de siglo.

A nivel nacional, los científicos presionaban a Díaz para que les concediera más poder, y también que especificara que su sucesor sería miembro de su grupo.

(estaban vinculados a los intereses extranjeros. Éstos querían una garantía de que continuaría la misma política pese a que muera P. Díaz)

La oposición de Díaz a importantes sectores de la elite del noroeste y la creciente hostilidad de éstos contra él estaba fundada en los conflictos que tenían con los intereses extranjeros.

En Chihuahua la ofensiva de los científicos estaba dirigida contra los campesinos y contra sectores de la clase media.

Se dictó una nueva ley agraria para el estado que establecía que las tierras municipales podrían venderse ahora al mejor postor. Como resultado, se empezaron a expropiar las últimas posesiones de las colonias militares. Para los campesinos, que ya estaban empobrecidos por anteriores expropiaciones, la nueva ley suponía una amenaza para el hecho mismo de su existencia.

La ofensiva de los científicos y la crisis de 1907 crearon una situación única en Sonora, Chihuahua y Coahuila. Esta región representaba características excepcionales, ya que en ella importantes sectores de todas las clases sociales tanto hacendados, como clase media, obreros industriales, y colonos desposeídos, estaban unidos en su oposición al régimen de Díaz.

Existía en casi todo México una clase media descontenta porque había sido excluida del poder político. La clase media norteña estaba afectada económicamente por la crisis de 1907, y además, políticamente desde el momento en que Díaz cedió el control político de estos estados a la oligarquía.

Esta misma crisis económica (1907) afectó a la clase trabajadora industrial. Con la posible excepción de Ciudad de México, era en el norte donde se daba el mayor índice de desempleo obrero en vísperas de la Revolución. Los tres estados del norte que habían sido el principal objetivo de la ofensiva de los científicos constituyeron la base más firme para los movimientos de oposición que surgieron en México entre 1907 y 1910.

En el estado de Morelos, el ataque de los científicos afectó principalmente a una sola clase social: el campesinado. Al crecer la demanda de azúcar, los propietarios de plantaciones comenzaron a expropiar las tierras de pueblos libres que componían el estado de Morelos.

Los miembros disidentes de la clase alta y de la clase media mexicana intentaron otra vez limitar la influencia de los científicos y convencer a Díaz para que eligiera como candidato a la vicepresidencia a una persona que no perteneciera a ese grupo. Su candidato era Reyes y su organización política se llamaba Partido Democrático. Su influencia y su vigor aumentaron en gran medida como consecuencia de un importante error táctico cometido por Díaz en 1908. En una entrevista realizada por Creelman, P. Díaz declaró que creía que México estaba ya maduro para la democracia, que él no se presentaría como candidato en las próximas elecciones presidenciales y que daba la bienvenida a los grupos políticos de la oposición.

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Pero cuando miles de personas, principalmente de la clase media, empezaron a manifestarse en apoyo a Reyes, Díaz declaró abiertamente que nunca le aceptaría como candidato a la vicepresidencia.

Los hacendados disidentes del norte no sentían temor ante los campesinos; allí los antiguos seguidores de Reyes apoyaron a otro partido nacional de oposición que se estaba formando: el Partido Antirreeleccionista, encabezado por Madero (pudiente hacendado de Coahuila). Éste en 1908 publicó un libro sobre la reelección presidencial. En él señalaba que el problema fundamental de México era el absolutismo y el poder ilimitado concentrado en un solo hombre. Sólo la introducción de la democracia parlamentaria, un sistema de elecciones libres y la independencia de la prensa y de los juzgados podrían transformar a México en un Estado moderno y democrático. El libro se expresaba en contra de las excesivas concesiones hechas a los extranjeros y reprochaba a Díaz el haber sido demasiado blando con respecto a los Estados Unidos. Las cuestiones sociales apenas se mencionaban.

Cuando Madero formó su partido, Díaz creyó que serviría para dividir y debilitar al único grupo de oposición al que realmente temía, el Partido Democrático de Reyes. El programa de Madero consiguió movilizar a importantes sectores del campesinado mexicano. Cuando los desilusionados seguidores de Reyes se unieron al partido, los antirreeleccionistas se convirtieron en el único grupo político en México que reunía en sus filas a miembros de todas las clases sociales, desde los ricos hacendados hasta los peones más humildes de las grandes haciendas. Esta heterogénea e inesperada coalición fue la que consiguió derrocar al régimen de Díaz en 1910-1911.

Las relaciones de la administración de Díaz con el gobierno y algunas empresas norteamericanas se habían hecho cada vez más tensas entre 1900 y 1910.

El fin del PorfiriatoMadero es arrestado en junio de 1910. Al poco tiempo se realizaron las

elecciones. Madero queda libre y en octubre de ese año anuncia un programa, el plan San Luis Potosí. Acusando a Díaz de haber llevado a cabo elecciones fraudulentas, Madero asumió el cargo de presidente provisional y convocó al pueblo a la revuelta en noviembre de 1910. Aunque su plan era de carácter esencialmente político, incluía una cláusula en que se prometía la devolución de las tierras injustamente confiscadas a las comunidades rurales.

La revuelta no se materializó en Coahuila. El movimiento popular estalló en el oeste de Chihuahua, y bajo la dirección de Orozco y Pancho Villa.

A principios de 1911 Madero asumió el liderazgo de los revolucionarios en Chihuahua. Las revueltas locales se empezaron a extender por todo México.

Zapata encabezó una rebelión campesina en Morelos. Se produjeron revueltas de menor envergadura por todo el país. La mayor parte del campo mexicano estaba en manos de los revolucionarios. A esto se sumó que el presidente Taft movilizó miles de soldados a lo largo de la frontera mexicano-norteamericana y envió barcos de guerra norteamericanos a los puertos mexicanos. En mayo de 1911, Madero y el gobierno federal firmaron el tratado de Ciudad Juárez, que contemplaba la dimisión de P. Díaz. El gobierno provisional convocaría elecciones en octubre de 1911, y mientras tanto se disolvería el ejército revolucionario. En muchas partes del país, los revolucionarios depusieron las armas pacíficamente, excepto Zapata. En las elecciones Madero fue elegido presidente.

PLA, ALBERTO J.AMÉRICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS: DE MONROE A JOHNSONC.E.A.L., 1971Antología, prólogo y notasCuando se produce la lucha por la independencia de las colonias españolas en

América (1810-1824) la primera actitud de los Estados Unidos es de no intervención. Posteriormente (1823), con Monroe, se inaugura el período de “América para los americanos”, posición clara que se supone sigue nutriendo actualmente la política exterior de ese país.

Hacia fines del siglo XIX, con la aparición del imperialismo, no solo se transforma la política internacional en general, sino específicamente la política norteamericana.

A partir de allí, Estados Unidos realiza una definida política imperialista (ya no simplemente mercantilista), y el llamado “Corolario Roosevelt” (de los años 1903-04) lo expresa acabadamente: la política agresiva del nuevo imperialismo se llamará “la política del garrote” (del big stick).

Los sucesos internacionales harán que esta política se adecue a un conjunto de circunstancias. Por ejemplo, con la crisis de los años 1929-33 surge la necesidad de una nueva actitud, y ella se llamará “El nuevo Trato” (el New Deal) de Franklin D. Roosevelt, y después de la segunda guerra mundial, la guerra fría primero y luego la revolución cubana someterán a pruebas de fuego a toda la política exterior norteamericana, con lo que se oscilará entre el viejo “garrote” hasta una especie de nuevo New Deal, con la llamada Alianza para el Progreso.

1. de la independencia hasta Monroe

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Las luchas por la independencia en América Latina fueron muy débiles hasta 1815. Sólo en Buenos Aires se mantenían triunfantes, aún cuando todavía ni se había declarado la independencia formal (el Congreso de Tucumán será en 1816). En las demás regiones, luego de los primeros estallidos, todo es derrota.

Estados Unidos no tiene estructurada en ese momento una política clara. No reconoce la independencia de ninguno de los países. Por otra parte, EEUU hace poco ha conquistado su propia independencia y debe mirar más hacia adentro de sus fronteras, buscando su propia consolidación. De todas maneras tienen puestos los ojos en lo que pasa en América Latina.

En 1816 se inicia otra etapa de las luchas por la independencia de América Latina, donde los sucesivos triunfos culminarán con el éxito total hacia 1824, cuando los españoles sufren la derrota definitiva.

EEUU comienza a reconocer la independencia de los países de América Latina en 1822. El reconocimiento va unido al envío de representantes. Ya no son cónsules sino, en general, encargados de negocios.

Pero al hacer esto EEUU actúa como autodefensa. En 1823 Francia invade a España, se produce la derrota liberal y la restauración de Fernando VII. Las tropas españolas ese año retoman Lima.

En diciembre de 1823 el presidente Monroe hará su declaración, que se puede resumir así: neutralidad frente a los acontecimientos europeos, intervención frente a América Latina.

Las armas de bolívar y San Martín derrotan en Ayacucho (1824) a los españoles.Había nacido la doctrina Monroe, y los EEUU se abrogan por ella un cierto

papel tutelar, como “hermano mayor”. Por un lado parece que ofrecen garantías a las nuevas repúblicas; por el otro garantizarán su intervencionismo particular y excluyente de otras potencias europeas.

2. Aplicación de la Doctrina MonroeLa doctrina Monroe se aplica hasta fines del siglo XIX. Con el llamado

“corolario Roosevelt” hay un cambio esencial. Ahora se tratará de una política imperialista; por el contrario, en el siglo XIX se trató de la política especial que aplica un capitalismo moderno en expansión. Los EEUU son en 1823 una joven república capitalista que necesita formar y consolidar su mercado interno y, al mismo tiempo, realizar su unidad nacional. En la época del imperialismo, las ocupaciones militares, las inversiones financieras, llevan a crear zonas dependientes de países semi-coloniales: un ejemplo es Puerto Rico.

A pesar de lo explicitado por Monroe hay una serie de intervenciones europeas en América. Por ejemplo, en 1838 los franceses ocupan Veracruz. Luego vendrán en 1845 los ingleses. EEUU parece haberse olvidado de la doctrina Monroe.

Ello no es obstáculo para que el presidente Polk (1845-1849) reafirme los principios de la doctrina Monroe. Pero es ese mismo presidente Polk quien, en 1845, precisará que “no habrá nuevos dominios europeos sobre ningún punto de América del Norte”. Y quien cierra los ojos a la intervención en el Río de la Plata y, por otro lado, inicia el expansionismo norteamericano hacia el oeste: Texas y México.

En 1836 Texas había declarado su independencia de México y en 1847 entra en la unión como nuevo Estado federal. En 1848, México, vencido en la guerra con EEUU, pierde la mitad de su territorio.

En 1852 los EEUU insisten en querer comprar Cuba a España y nuevamente es rechazada su petición. En 1855 William Walker, con el apoyo de una casa financiera, llegó a tomar el gobierno de Nicaragua y el presidente norteamericano Pierce se apresuró a reconocerlo como presidente.

Para los EEUU, no se trata de una política de principios sino de definir o encontrar las formas a través de las cuales garantizar su propia expansión: la expansión del dinámico capitalismo norteamericano.

En 1861 EEUU se desenvuelve en una guerra civil, la Guerra de Secesión, que finaliza con el triunfo del norte contra el sur esclavista en 1865.

En 1864 los españoles están todavía en Santo Domingo (desde 1861) y atacan a Perú y Chile; los franceses siguen con Maximiliano en México (desde 1862 hasta 1867).

Entre 1866 y 1895 se puede decir que hay un período de calma. Es el período de la transición.

3. De Monroe al Corolario RooseveltEn 1898 EEUU interviene en la guerra de la independencia de Cuba contra

España. También ocuparán Puerto Rico y las Filipinas. Si no se quedan en Cuba es por oposición decidida de Inglaterra. España era un dueño sin peligro. Por eso Cuba accederá a la independencia, una independencia tutelada por la Enmienda Platt, pero que muestra no la relación de fuerzas en el nivel de Cuba, sino en el nivel internacional.

El principal artífice de esta política es Theodore Roosevelt (1901-1908/ es reelegido en 1904), y su nombre quedará ligado a lo que se conoce como “corolario Roosevelt” de la doctrina Monroe. En 1903 se explicará así: del “lands off” de Monroe al “lands on” de Theodore Roosevelt.

La United Fruit Co., la Standard, la América Suggar Co. y otras corporaciones dominarán Cuba y Puerto Rico. Monocultura y dominio del capital financiero van de la mano en los países dependientes.

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Asimismo sigue la política del garrote: en 1904 Theodore Roosevelt ocupa Santo Domingo imponiendo un protectorado, que también existía en Cuba; fabrican la independencia de Panamá, provincia de Colombia, segregada al solo efecto de los intereses de la compañía del Canal.

Control militar, control de aduanas, supervisión de las finanzas nacionales, son los métodos empleados.

A partir de la guerra mundial de 1914-18, EEUU cambiará los matices de su intervención política. La crisis de 1929 hará replantear todo el esquema. Es todo el mundo capitalista el que debe reacomodarse.

4. Del New Deal a la Alianza para el ProgresoCon el ascenso a la presidencia de Franklin D. Roosevelt (1933-1945/ reelegido

tres veces) habrá un giro en su política exterior.Por un lado debe encarar problemas internos, prioridad de política nacional. Por

el otro, trata de desligarse de los compromisos militares en el nivel internacional.Así, en 1934 retira las tropas de Haití; también se deroga la Enmienda Platt,

excepto en lo relativo al mantenimiento de las bases (Guantánamo). La segunda Guerra Mundial lleva a popularizar la consigna de lucha “en defensa

de la democracia”, que trae como consecuencia consolidar la táctica del New Deal, en contra de sectores ultra que siguen siendo intervencionistas a todo trance.

A partir de allí hay dos períodos más en esta política de Estados Unidos hacia América Latina: el período de la guerra fría, donde aún se mantiene la tradición del New Deal y ello hace que el intervencionismo se enmascare, y luego el período de la Alianza para el Progreso.

En la etapa de la guerra fría la política de EEUU consiste en ayudar activamente a los sectores pro-yanquis, pero sin realizar una acción militar directa.

Con la Alianza para el Progreso, Kennedy tratará de borrar la imagen de la época de la guerra fría para volver a un cierto New Deal, pero de alcances mucho más cortos.

Su fracaso es proclamado desde el principio. Así como en general los latinoamericanos rechazaron la doctrina Monroe, los mismos pueblos latinoamericanos rechazaron la Alianza para el Progreso.

Se produce la revolución cubana. La expedición de Bahía de Cochinos fue un fracaso, y en 1962, cuando se produce el incidente de los cohetes balísticos instalados en la isla, son los EEUU los que retroceden al reconocer la existencia de Cuba con gobierno socialista.

La Alianza para el Progreso se convirtió así en el arma de competencia con Cuba. El imperialismo competía con la revolución socialista. Pero, como se la definiera en su época, llegó muy tarde y haciendo demasiado poco. Su fracaso se

simboliza por un lado en el asesinato de Kennedy y, por el otro, en la existencia de Cuba, pero también de Chile y otras situaciones semejantes revolucionarias y antiimperialistas en el continente, como en Perú, Bolivia, Uruguay, etc.

Debido a este fracaso, el gobierno norteamericano ha vuelto a la política del garrote. Johnson lo hizo en 1965 cuando invadió la República Dominicana. Desde 1934 no había existido una intervención militar directa en un país latinoamericano.

James MonroePresidente de los EEUU entre 1816-20 y entre 1820-24. En su mensaje de

diciembre de 1823, analizó la política de su país sobre la base del rechazo de la intervención europea en los asuntos americanos. Ese planteo se sintetizó en la fórmula de América para los americanos, que fue interpretada por los latinoamericanos como América para los norteamericanos. Desde el corolario Roosevelt a la doctrina Monroe, se convirtió en la justificación de la política imperialista.

Fragmentos de su 7º mensaje anual, 2 de diciembre de 1823“…Nos ha parecido (…) afirmar como principio en el cual están

comprometidos los derechos e intereses de los Estados Unidos, que los continentes americanos, en virtud de la condición libre e independiente que han asumido y conservado, no deben considerarse en lo sucesivo como campo de futura colonización por ninguna potencia europea…”

La Enmienda Platt (mayo de 1903) El 2 de marzo de 1901, el Congreso de los Estados unidos aprueba una ley que

se conocerá como Enmienda Platt, referente a la autorización de gastos del Ejército para el período que termina el 30 de junio de 1902. Ulteriormente la Enmienda se incorporó en idénticos términos a la Constitución cubana y al Tratado del 1º de julio de 1904 entre estos dos países. Los cambios de forma, solo hicieron que los contenidos de la Enmienda se adecuaran al hecho de la ocupación militar en Cuba. En base a esta Enmienda, todavía hoy los EEUU, unilateralmente, siguen ocupando la base de Guantánamo.

“Artículo III. El gobierno de Cuba consiente que los EEUU puedan ejercer el derecho de intervenir para la preservación de la independencia cubana y el mantenimiento de un gobierno adecuado…”

“Artículo IV. Todos los actos realizados por EEUU en Cuba durante su ocupación militar, serán tenidos por válidos, ratificados, y todos los derechos legalmente adquiridos a virtud de aquellos, serán mantenidos y protegidos.”

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“Artículo VII. Para poner en condiciones a los EEUU de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el gobierno de Cuba venderá o arrendará a los EEUU las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el presidente de EEUU”

Theodore RooseveltAsume la presidencia al ser asesinado McKinley. Fue reelegido en 1904.

Intervino en Cuba, construyó el canal de Panamá y fue símbolo de la política del imperialismo. Al asumir anunció su filosofía: “…llevar un gran garrote (a big stick); así llegaremos lejos”. En América Latina el Destino Manifiesto yanqui fue simbolizado así como la política del garrote.

Fragmento del Mensaje Anual, 6 de diciembre de 1904“No es verdad que los Estados Unidos sienten hambre de tierra….(…) Todo pueblo que es bien conducido puede contar con nuestra amistad

desinteresada. Si una nación nuestra que sabe como actuar con eficiencia razonable (…) en asuntos sociales y políticos, si conserva el orden y paga sus obligaciones, no deberá temer interferencia de los Estados Unidos (…) en el hemisferio Occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina Monroe puede forzar (…) en casos flagrantes de (…) conductas erradas o de impotencia, al ejercicio de un poder de policía internacional…

(…) Nosotros interferiríamos (…) si resultara evidente que su incapacidad o falta de voluntad para hacer justicia en su país y en el extranjero violasen los derechos de los Estados Unidos…”

GONZALES, OSMARLAS DIFICULTADES PARA CONSTRUIR EL ESTADO NACIONAL EN

EL PERÚ. DESDE LA INDEPENDENCIA HASTA LA REPÚBLICA

ARISTOCRÁTICA (1821-1900),en revista Secuencia

En el presente artículo el autor realiza una lectura que indaga en las condiciones histórico-sociales que retrasaron la formación del Estado nacional peruano desde el tiempo de la posindependencia (1821-1824) hasta el inicio de la república oligárquica en 1894-1895.

El objetivo del autor es abalizar la formación del Estado peruano desde una lectura que atienda tanto los procesos de largo plazo, como los cambios específicos que se producen en distintas etapas históricas. Luego, analiza los cambios que ocurren en el ámbito de las elites que lo controlan y sus contradicciones, siguiendo a la vez las transformaciones que se producen en los diferentes sectores de las clases populares. Finalmente se discuten cuestiones relacionadas con el Estado oligárquico peruano.

EL ESTADO PERUANO: UN OGRO INÚTILEl autor toma el tiempo de la independencia (1821-1824) para analizar el

proceso de formación del Estado peruano porque ayuda a situar en una perspectiva histórica la aparición del populismo, y evita entender éste como un hecho que careció de antecedentes.

Existe una idea consensuada en las ciencias sociales peruanas en considerar el Estado en el Perú como una institución inútil.

También, tanto liberales como marxistas, coinciden en señalar que el Estado siempre ha estado alejado de la sociedad “real”. Los primeros sostienen esto por la característica mercantilista del Estado, es decir, la de operar al servicio de pocos privilegiados que utilizan al Estado para enriquecerse. Y los segundos le objetan su carácter clasista y su subordinación a intereses económicos internacionales que le impiden cumplir funciones de carácter nacional. El Estado en el Perú nunca ha sido representativo de la sociedad. Más aún, lo ha caracterizado su fuerza coaccionadora utilizada para sustituir esa incapacidad de representación.

Otro punto en cual se coincide es que el Estado moderno empezó a constituirse en el Perú durante el gobierno de Piérola, luego de la derrota del general Nicolás de Cáceres en la guerra civil de 1894 (Aunque algunos autores disienten en este punto).

DE LA INDEPENDENCIA A LA GUERRA DEL PACÍFICOLa elite rentista limeña era leal a la corona (porque su poder económico y

político se basaban en los privilegios extraídos de su relación con la metrópoli). Por ello Perú fue el último país en Sudamérica en declarar la independencia. Este sentimiento contrastaba con las aspiraciones separatistas de las elites criollas de caracas, Santiago y Buenos Aires, mismas que se habían beneficiado con las reformas liberales borbónicas y con el nuevo comercio internacional. Debido a éste surgieron pujantes burguesías comerciales para las cuales resultaba contraproducente mantenerse bajo el dominio español. Liquidado el monopolio

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comercial de España en 1778, estas burguesías obtenían sus mayores ingresos del comercio, principalmente, con Inglaterra.

Ante el fidelismo de elite limeña, los ejércitos de San Martín y Bolívar debieron ocupar el territorio peruano para declarar la independencia de los países sudamericanos. Por este hecho algunos autores como Heraclio Bonilla sostienen que la independencia peruana no fue conquistada, sino otorgada. Sin embargo, existen evidencias de que ciertos sectores sociales peruanos participaron activamente en la guerra separatista (como los indígenas agrupados en guerrillas y montoneras en la sierra central).

Al respecto hay que señalar dos aspectos:- Primero, la participación indígena rebelde se limitó a zonas donde la

explotación servil no era significativa (sierra central, básicamente). Pero hubo sectores indígenas que optaron por el bando fidelista. El sector indígena soportó el peso de la guerra, porque participó tanto en el ejército realista como en el libertador, colaborando en proyectos que no le eran propios al actuar bajo el mando de sectores criollos y mestizos (el último proyecto indígena fue liquidado en 1781 con la derrota de Tupác Amaru en el Cuzco).

- Segundo, la fragmentación de las elites criollas peruanas, explicable por sus diferentes anclajes económicos, regionales o locales, impidió la formación de un Estado central, convirtiéndose Perú en un escenario de pugnas entre caudillos militares. Esta fragmentación explica en parte que la independencia no sea un momento fundante, simbólico, en el cual se identifiquen los peruanos como tales (es decir, en el que se consensuen los valores nacionales).

Luego de la independencia y fundado formalmente el Estado peruano, Simón Bolivar, al implantar la Dictadura Vitalicia (1823-1826) se propuso formar un Estado centralizado, sostenido por propietarios individuales. Esto produjo dos consecuencias distintas:

- Por un lado atentó contra los intereses de los poderes regionales y locales. Por lo tanto éstos se opusieron a los decretos bolivarianos por temor a que acaben con las formas productivas tradicionales basadas en la mano de obra indígena de la que eran directos beneficiarios.

- Pero por otro lado, la idea de Bolivar de convertir a los campesinos indígenas (fuertemente arraigados en una organización comunal) en propietarios individuales, dejó a los mismos más vulnerables frente a las elites criollas que aprovecharon el “reaparto de tierras” en beneficio propio profundizando el sistema de servidumbre (Bolivar fue un opositor del mantenimiento de los privilegios indígenas, por eso, abolió los títulos nobiliarios prehispánicos en 1825).

Bolivar es expulsado de Perú en 1826 y las luchas entre caudillos militares y el estado de guerra subsecuente impidieron constituir un poder central legitimado. Los criollos que suceden a los españoles en asuntos de gobierno fueron hacendados que no tenían mayor poder que el regional o local. Es decir, no se conformó un poder de alcance nacional durante este período temprano de formación del Estado. Solo instituciones como la Iglesia y el ejército permanecieron en el panorama político y social de la nueva república. Los caudillos militares que controlaban el Estado actuaron como fuerza supletoria de una clase dominante poco organizada y consolidada para afrontar funciones directrices. El panorama era un Estado pobre (con deuda externa), instituciones débiles, clase propietaria sin atributos de conductora y una sociedad fragmentada por motivos económicos, raciales y sociales. En estas condiciones nació el Perú como país independiente.

Andrés de Santa Cruz pretendió concretar un proyecto que significaba la unión de Bolivia (Alto Perú) y Bajo Perú en forma de una Confederación (1836-1838) para crear un Estado sólido (y reequilibrar el juego de poderes entre las elites norteñas y limeñas por un lado, y las sureñas por el otro). Entonces, los caudillos limeños y norteños se vieron amenazados en sus intereses ante los propietarios bolivianos que eran más liberales económicamente (tenían una relación beneficiosa con Inglaterra) y estaban articulados con el poder regional del sur de Perú. En 1838 la Confederación es derrotada.

Esta derrota fortaleció a la elite limeña favoreciendo la autonomía de los poderes locales. Éstos organizaban ejércitos propios, entre sí entraban en guerra, y establecían alianzas efímeras2. La base económica de los poderes locales estaba dada por la cantidad de mano de obra indígena de la que disponían. En el territorio peruano coexistían ciclos económicos regionales diversos que no se correspondían. La crisis de una zona podía ser contemporánea de un período de auge de otra. En el plano social, esto explica porque no se produjo un movimiento indígena articulado en el ámbito nacional, pues las rebeliones solo aparecían en aquellas regiones que experimentaban crisis.

La crisis fiscal del Estado peruano, producto de la guerra de independencia, obligó a los sucesivos gobiernos a restituir el tributo, una institución colonial que en la república se denominó “contribución personal”; siendo el sector indígena el más afectado ya que era la población mayoritaria.

2 “De esta manera la reestructuración de la sociedad siguió la suerte de los caudillos frente a otros. Pero la incapacidad de afirmar su dominio personal motivo la continua mudanza de clientelas en su afán de mantener o conseguir las prebendas políticas que, al igual que en el virreinato, les permitían explotar colonialmente la población dominada y enriquecerse”

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El pago del tributo indígena sustentaba la transferencia del excedente económico al gobierno, llegando a ser, en ocasiones, la tercera parte del ingreso público3.

En la década del 1840, el boom del guano permitió la introducción de circulante, pasando a segundo plano la contribución indígena. Por eso Ramón Castilla abolió la contribución indígena en 1854, pero es restituida en 1876 cuando el guano estaba prácticamente agotado (San Martín había abolido el tributo indígena en 1821 pero fue restituido en 1826).

El comercio del guano fue central en al conformación del Estado peruano y de sus elites. Dicha comercialización significó el abandono del modelo proteccionista, característico a partir de la independencia, y la adopción del modelo liberal ligado al mercado internacional. Las rentas producidas por el guano fueron percibidas por comerciantes extranjeros pero en 1850 pasaron a manos del sector privado peruano por medio de la “consolidación de la deuda nacional”, lo que significaba que el Estado honraba a aquellos que habían financiado la guerra de independencia. La consolidación fue un gran negocio para quienes controlaban el poder y sus allegados, y se prestó a una gran corrupción. Ese sector privado elevo impunemente los intereses de sus bonos frente al Estado, contando con la complicidad de un gobierno corrupto como el de Echenique (1851-1854). Ascendió significativamente la deuda interna. Entonces el gobierno redime los bonos del sector privado peruano y a su vez los vende en el mercado internacional servidos con las rentas del guano. Por lo tanto la deuda interna fue convertida en deuda externa en beneficio de una minoría

¿Quién se beneficia con el comercio guanero? Las familias que serían el punto de origen de lo que después se conocería como la oligarquía peruana. Pero además trajo otras consecuencias:

- Se forma un gobierno fuerte en Lima, haciendo posible que ésta ya no dependa de las provincias

- Se inicia una de las características más importantes del desarrollo político peruano: la centralización del poder político en los gobiernos limeños apoyados en la economía exportadora costeña y dominados por los intereses exportadores.

- En 1871 se conforma el Partido Civil por parte de la plutocracia guanera

Desde la década del 1850 al 1870 el sector empresarial intento el control del guano y del salitre pero se enfrentó al avance de capital extranjero, respondiendo

3 Políticamente, las relaciones que estableció el Estado con la población indígena tendrían sus repercusiones en la configuración que adquirió el Estado republicano, pues azuzaron los conflictos intercaudillos y las fragmentación

a éste con una acumulación de capital, movilizando sus bienes inactivos y reactivando las plantaciones cañeras respaldadas por el Estado, pues ésta había financiado la manumisión de esclavos (la liberación de esclavos significo para el Estado un egreso importante de pesos que fueron a parar a propietarios privados quienes luego reinvirtieron en las haciendas de caña de azúcar). A esto se sumó el tendido ferroviario, también financiado por el Estado y ejecutado por contratistas extranjeros. Es decir que hubo pugna entre el capital privado peruano y el extranjero por el control de los recursos, y no simple arrasamiento de éste sobre aquél. La conclusión fue la fusión de viejos y nuevos intereses en los bancos comerciales e hipotecarios para facilitar el paso de fondos al sector agrícola y salitrero. Sobrevino la guerra de 1879 y truncó una transformación más moderna en la comprensión de la elite peruana.

Aparte de los abundantes ingresos que significó para el Estado peruano la comercialización de la riqueza guanera, ésta fue fundamental para explicar el enorme endeudamiento externo que el Estado contrajo bajo la garantía del recurso natural.

El Estado endeudado atravesó una época de fraude y corrupción. Un préstamo exuberante fue para financiar la política ferrocarrilera impulsada por el presidente Balta (1868-1872). Para entonces, su ministro de Hacienda Piérola, despojó del control del comercio guanero a los consignatarios nacionales para entregárselo al agente francés Dreyfus. Primer enfrentamiento de Piérola con la plutocracia limeña.

En 1876 el Estado se declara en bancarrota por no utilizar productivamente los ingresos que dejaba el comercio del guano, excepto una pequeña parte destinada al ferrocarril (20%). El resto se dirigió a la burocracia civil y militar (54%), al pago de deudas (19%) y un ínfimo al gasto social (7%). El fin de la era del guano dejo una creciente deuda externa del Estado, que estaba acostumbrado al crédito externo. En esas condiciones, el Estado peruano, entró en la gran crisis mundial y luego a la guerra con Chile.

En este momento de formación del Estado peruano los obstáculos para construir un poder central (nacional) fueron:

- La ausencia de un sector político capaz de subordinar a los contendientes e ir formando instituciones. El control estatal fue visto como un botín de particulares

- El usufructo de las riquezas naturales (entonces propiedad del Estado) y las redes privadas que se construyeron alrededor de su comercio, impidieron un proceso de acumulación a escala nacional que articule diferentes regiones a un proyecto capitalista. Se conformaron elites de poder regional con débil articulación entre sí.

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- Los prejuicios raciales marginaban del Estado y del sentido de comunidad a los indígenas que eran la mayoría de la población. Los indígenas solo eran tomados en cuenta a la hora de las guerras entre caudillos, para las faenas agrícolas y mineras o para rendir tributos. Y estaban marginados de un concepto amplio de ciudadanía.

Bajo estas condiciones era muy difícil que el Estado peruano adquiera alcance nacional.

DE LA GUERRA DEL PACÍFICO A LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA La guerra del pacífico (1879-1883) entre Perú y Chile, también llamada “la

guerra del guano y del salitre”, llegó cuando se buscaba un elemento sustituto del guano, como el salitre (fertilizante demandado por Inglaterra para la expansión de su economía agrícola), hallado en la región sur del Perú y norte de Bolivia. Las elites chilenas (relacionadas provechosamente con el mercado exterior), expansivas y poderosas, necesitaban del recurso salitrero para seguir con su desarrollo económico. El Estado chileno declara la guerra primero a Bolivia pero Perú se involucra por el tratado de defensa mutua que firma con Bolivia en 1873.

Las pugnas intraelites reaparecieron luego del vacío de poder ocasionado por el viaje del presidente de Perú Prado en 1879 a Europa. Piérola asume ilegítimamente el poder, se autoproclama dictador, y se recrudece el conflicto iniciado con la plutocracia limeña cuando el Estado había arrebatado a los consignatarios del guano la comercialización de ese producto, encontrando esta vez apoyo entre las oligarquías provincianas. Si bien estas alianzas fueron provechosas políticamente para el caudillo, en el plano militar tuvieron nefastas consecuencias. Piérola, al privilegiar su rivalidad con los civilistas4 (al negarles abastecimiento y recursos a batallones dirigidos por militares afines al civilismo) dejó inermes puntos estratégicos para la defensa del territorio peruano contra la invasión chilena.

Los sectores sometidos a relaciones de esclavitud o servidumbre, como los chinos, negros e indígenas de ciertas regiones, vieron la posibilidad de liberarse de sus condiciones de explotación cuando el ejército chileno tocó tierra peruana.

Se hizo patente el temor de ciertas elites frente a una insurrección popular cuando solicitaron a las tropas chilenas que permanecieran en territorio peruano, alargando un conflicto que ya había sido resulto. Salvo en la zona de la sierra central, los indígenas no se sintieron comprometidos con la defensa de un Estado

4 El partido Civil, fundado en 1870, fue una consecuencia directa del auge del comercio guanero. Dicho partido se convirtió en el eje político de la llamada república aristocrática

que no percibían como suyo, y que solo había prolongado su situación de sojuzgados vivida desde la colonia. La excepción fue en la sierra central, que el terrateniente general Cáceres comprometió al sector indígena en la guerra contra Chile. En esa misma zona se habían organizado las guerrillas y montoneras de indígenas y mestizos que lucharon por la independencia del imperio español, lo cual es expresivo de la peculiaridad de la sierra central5.

Los elementos señalados (pugnas entre las elites, contradicciones sociales y falta de integración nacional) pusieron en evidencia el problema de la precariedad del Estado peruano. La derrota militar del Perú hizo tomar conciencia en ciertas elites de que había que racionalizar al Estado, lo que implicaba la discusión de dos temas centrales: la definición de un territorio (esencial para afianzar un poder con pretensiones nacionales y soberanas) y preguntarse quienes debían conformar la nacionalidad peruana (dentro de un clima y propuestas racistas).

No se podía prescindir de los indígenas, tanto por su importancia como fuerza de trabajo como por ser sujetos que pueden rendir al Estado tributos o impuestos. Aquí aparece el segundo problema de la ciudadanía. Un Estado central es tal en tanto es capaz de recabar impuestos legítimamente (desde la represión hasta la disciplina a los ciudadanos), lo que implica la necesidad de que el Estado se racionalice.

La racionalización del Estado responde a una política expresa de una clase o alianza de clases que busca darle dirección. Pero en el Perú no hubo clases consolidadas económicamente y de alcance nacional, con proyecto e ideología definidos, que se disputaran la hegemonía; sino que se trató de pugnas entre caudillos con cierto soporte social proveniente de sus respectivos poderes locales. Con el fin de la guerra en 1883 volvió el militarismo.

Nuevamente el Perú se vio envuelto en enfrentamientos entre caudillos, especialmente entre Miguel Iglesias (terrateniente del norte) y Cáceres. En 1885 Cáceres derrota a Iglesias y asume la presidencia. Una vez en el gobierno intenta recuperar las haciendas que habían quedado en manos de los guerrilleros

5 “Económica y políticamente, esta región estuvo integrada al desarrollo de Lima y de la costa. Durante la guerra de independencia, apoyo de manera independiente a los ejércitos de San Martín y Bolivar. Los mineros y comericantes que encabezaron este esfuerzo, consolidaron mas tarde su posición económica y política, comprando haciendas a precios muy bajos. Ademas de diversificar sus inversiones en la agricultura, minería y el comercio, esta nueva clase dominante regional contrajo alianzas matriomoniales con importantes familias de otras zonas. Hacia la década de 1870, algunos de ellos habían participado en la consolidación de la deuda interna, la organización de los primeros bancos, el contrato Dreyfus, y la fundación del Partido Civilista” (Mallon)

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indígenas del centro, quienes durante la guerra con Chile y junto al apoyo de Cáceres, habían escarmentado a los propietarios colaboracionistas con el invasor. El Cáceres nacionalista dio lugar al Cáceres terrateniente. Por eso restituyó la contribución personal y creó las Juntas Departamentales, otorgando privilegios al poder local sobre el central.

Luego de la guerra, el Perú se sumerge en una profunda crisis económica y de endeudamiento. Entre 1884 y 1895 cuantiosos recursos pasaron a manos de intereses foráneos, siendo las compañías comerciales extranjeras (de importación y exportación) los acreedores, carácter que les permitía imponer las reglas de juego económico. En consecuencia el control comercial se decidió entre casas comerciales y los bancos sobrevivientes que habían sido respaldados con créditos de instituciones financieras de Londres, París y Nueva York. En estas circunstancias se produjo un intercambio: el estado solicitaba préstamos al sector privado local para satisfacer sus necesidades básicas, y a cambio permitía la realización de políticas liberales en materia financiera, mismas que eran controladas por los bancos locales. De esta manera el sector privado se afianzó por encima del control estatal.

El sector financiero expandido fue exitoso en la intermediación entre el sector comercial y los sectores de bienes raíces urbanos y el manufacturero incipiente. Los oligopolios que se formaron tuvieron como objetivo proteger las ganancias obtenidas en la manufactura, servicios públicos, inversiones urbanas y recolección de impuestos concedida por el Estado. Hacia 1900 un sector de la elite ya había logrado una mínima autonomía financiera. Se percibía un desarrollo económico en diversos recursos: construcción de ferrocarriles, puertos, impulso de la minería del cobre, el comercio y manufactura del algodón, etc. Se apoyó el crédito hipotecario.

En la sierra central las familias notables recabaron sustanciosos ingresos de corporaciones extranjeras y se enriquecieron los abogados (por la firma y legalización de los contratos).

Las estrategias económicas seguidas por las clases propietarias tomaron otros caminos por la:

a) permanencia de una economía rentista y tradicional (una familia)b) un grupo tradicional de la costa diversificó sus inversiones hacia otros rubros

(idem)c) del comercio y la política llegó a la industria de la publicación con el diario El

Comercio (idem) d) grupos de inversionistas consolidados diversificaron sus intereses inclusive hacia

la industria (idem)

Una expresión de la diversificación de los grupos empresariales es que los bancos de Lima financiaron a numerosos sectores, como las industrias textiles, servicios eléctricos, asociaciones agrícolas, comerciantes chinos, ganaderos y grupos de inversión, etc. Los bancos más grandes de la época eran el Banco Callao/ Perú-Londres (cerca de los grupos de exportación) y el Banco Italiano (ligado al abastecimiento del mercado interno).

LAS MONTONERAS DE 1894 Y EL INICIO DE LA REPÚBLICA OLIGÁRQUICA

Ante el proyecto de Cáceres de perpetuarse en el poder, se formó la Coalición Nacional en 1894 integrada por el Partido Demócrata (fundado en 1884 por Piérola) y la Unión Cívica (fundado en 1892 por Valcárcel), y apoyada por los civilistas. Éstos, repuestos de la crisis de posguerra, se aliaron con Piérola quién organizó las montoneras y derrocó a las oligarquías provinciales, acabando con el segundo militarismo. Es el inicio de la “República aristocrática” (1895- 1919) (aunque algunos autores sostienen que no existía una aristocracia sino oligarquías), época de mayor estabilidad institucional y crecimiento económico de la oligarquía peruana.

En 1895, la elección de Piérola como presidente significó un trastocamiento general de la política económica: revaluación del circulante y adopción del patrón oro, impuestos a la importación, pero libertad de los derechos de importación para la maquinaria. Piérola también promovió la centralización del poder y la autoridad del Estado, derogó la contribución personal a fin de extinguir las Juntas departamentales creadas por Cáceres. Pero en 1896 creó el impuesto a la sal que era la restitución del tributo indígena controlado por el Estado. La consecuencia fueron múltiples rebeliones indígenas.

Entre 1895 y 1900 se llevaron a cabo intensas políticas proteccionistas. Comerciantes y banqueros invirtieron en fábricas privilegiadas gracias al amparo del Estado, que les redituaban altas tasas de ganancias. Las principales industrias protegidas estaban bajo el control oligopólico y contaban con el respaldo financiero institucional. Entre 1901 y 1902, cuando se desató una crisis del azúcar, la crítica liberal a las medidas proteccionistas encontró audiencia. Los exportadores, los mineros y los productores se opusieron a los impuestos. Las instituciones financieras apoyaron la modernización.

El Estado que se construyó sobre estas bases económicas siguió siendo débil, con escaso aparato administrativo y limitadamente centralizado. El Estado oligárquico fue altamente privatizado.

Las elites oligárquicas se constituían como un grupo social privilegiado que buscaba explicitar sus diferencias con el resto de la sociedad, consideradas “razas

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inferiores”. Construir un Estado y una sociedad nacionales bajo este contexto era muy complejo. El poder de los hacendados apenas dio forma a un precario Estado peruano a principios del s. XIX.

DISCUSIÓN SOBRE EL ESTADO OLIGÁRQUICOPara Sinesio López, el Estado oligárquico debe ser analizado en tres niveles.

Económicamente, la base del Estado oligárquico residía tanto en la sobreexplotación de la fuerza del trabajo y en la apropiación diferencial de la renta para desarrollar la economía capitalista como en el estímulo a la apropiación de la renta absoluta de los gamonales. Políticamente, su poder “se funda exclusivamente en la violencia institucional” ejerciéndose sobre una “masa indiferenciada de clase”, y produciéndose un consenso pasivo. Socialmente estaba conformado por un bloque dominante integrado por la oligarquía, los gamonales y el imperialismo. Su dominio se sostenía en la explotación de un proletariado poco numerosos y disperso, y en el bloqueo a las aspiraciones de movilidad social de las clases medias.

Comentarios críticos:En primer lugar, el Estado oligárquico no estaba conformado como una

institución plenamente moderna para poder reconocerle el uso legítimo de la coerción. En segundo lugar, existía cierta capacidad de aceptación del statu quo, aun cuando no se produjera una ideología plenamente articulada por parte de las elites oligárquicas. En tercer lugar, hablar de masas indiferenciadas de clase es relativo, pues las clases trabajadoras de entonces ya comenzaban a exhibir cierta conciencia y capacidad de organización que se traducían en una presión sobre el Estado y las elites para la conquista de ciertas reivindicaciones laborales. En cuarto lugar, al definir el bloque dominante, López identifica a la oligarquía únicamente con los hacendados agroexportadores, perdiendo de vista que aquélla es mucho más que ellos. Por otro lado la dependencia económica del país no supone considerar al imperialismo como parte del bloque dominante.

En pleno desarrollo del Estado oligárquico, la sociedad fue contradictoria y dinámica, de conflicto social permanente, no fue una situación estática.

BARRAN, J. y NAHUM, B. “EL BATLLISMO URUGUAYO Y LA REFORMA MORAL”

1903 asume Batlle y Ordoñez (Part Colorado). 2 presidencias ByO: 1903-1907 y 1911-1915, pero el batllismo gobernó hasta 1933. Particularidad: nace bajo la influencia del poder estatal y es representante de una elite política, el Part Colorado (el cual monopolizaba la política, la burocracia y el ejército), pero es

apoyado masivamente por los sectores obreros y medios historiografía lo compara con Yrigoyen (su contemporáneo en Arg) Texto se centra en el 2 periodo, donde se llevan a cabo ‘reformas morales’!!!

Consecuencias de su gob:1) Est interventor en economía reformas económicas apuntaban a una

nacionalización de serv públicos + Est interviene en ámbitos privados + ref fiscal (establec de un impuesto inmobiliario a los grandes terratenientes) que los obliga a subdividir latifundios

2) Est mediador en conflictos sociales apoyo gubernamental al mov sindical controlado por anarq + proyectos de legislación laboral + educación tecnificada y establecimiento de su gratuidad en todos sus niveles

3) Aparición de la sociedad mas secularizada de Latinoam (separ entre Est e Iglesia en 1917, sanción ley de divorcio en 1907) ref moral!

Oposición: terratenientes - inversores británicos - Iglesia

EL BATLLISMO RADICAL (y la reforma moral)Ser batllista radical (el mismo Batlle era uno de ellos) significaba en 1911 ser

“partidario de las 8 horas, de la estatización de los serv públicos, del ataque al latifundio arcaizante, y también porque se enviaba a los hijos a educarse en escuelas laicas y publicas, se aceptaba no solo el casamiento civil rechazándose el religioso, se impulsaba a hijas mujeres a estudiar en la Universidad, y se disculpaba a los anarquistas cuando estos se mostraban irrespetuosos ante los símbolos nacionales”.

El ala radical del batllismo intento enjuiciar la “mentalidad dominante”, heredera del conservadurismo de la sociedad del novecientos (criticada tmb x el anarq y el socialismo) desprecio hacia las convenciones tradicionales proponía nacimiento de un hombre nuevo a partir de la transformación de las estructuras educacionales y jurídicas existentes era un peligro en todos los aspectos para la clase conservadora Confianza en la educación como institución liberadora: en 1914 se dispone la

gratuidad total de la enseñanza en todos sus niveles. Influencia del anarquista Francisco Ferrer con su Escuela Moderna (q acá en Arg tmb influye en el proyecto de las escuelas anarquistas para los hijos de los trabajadores) Nacionalismo batllista: nacionalismo se construye con la llegada de

inmigrantes a fines del siglo XIX (a diferencia de Arg, q era anterior), e incluía cierta admiración y respeto por lo extranjero y era cercano al internacionalismo de la izq europea, a diferencia del ‘patriotismo’ del Part Blanco y la Iglesia, q rechazaban y veían con temor lo foráneo. Pone en tela de juicio la idea de patria. Este nacionalismo/internacionalismo respondía a la búsqueda del apoyo de las

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clases populares, donde la mayoría eran inmigrantes Paradoja: este internacionalismo se convirtió a largo plazo en uno de los medios por los cuales la sociedad oriental logro la nacionalización de los inmigrantes radicales, quienes se incorporaron al batllismo y dejaban de lado sus tradiciones políticas europeas para adherir a una uruguaya. En corto plazo, despertó miedos y sospechas en las clases altas. Anticlericalismo batllista: 3 corrientes anticlericales confluyen en el

batllismo: la burguesa (que denunciaba al sacerdote por vagos), la popular (que criticaba el no cumplimiento de sus votos de castidad y su gusto por el dinero) y la de la izquierda europea y uruguaya (que lo denunciaba su complicidad con las clases altas y la explotación capitalista y la prédica de la resignación ante el orden social) antecedentes: ideas liberales de desp de la 2da mitad del s XIX, asociadas al intelectualismo y con una connotación burguesa: criticaban a la vida de holganza del clero y el daño económico q esto causaba, y la acumulación de bienes en manos muertas (su logro mas imp fue la ley de Conventos de 1885, se extinguía todo tipo de casa religiosa dedicada a la vida contemplativa), pero fue poco peligroso el anticlericalismo batllista (vs Unión Cívica, el partido católico) transforma el contenido de este anticlericalismo burgués y se realinea con todos los sectores sociales, lo amplia socialmente triunfo en elecciones 1910 ante la unión del socialismo, el anarq y el batllismo en este punto, a los conservadores (a pesar de ser anticlericales x ser liberales) no les quedo otra más q unirse a la Iglesia como oposición en la Unión Cívica, xq para ellos, la antigua postura anticlerical estaba ahora desvirtuada (ponele)

1911: Ofensiva anticlerical!! Medidas: retira repres de Urug en el Vaticano, se suprimen honores del Ejer a la Iglesia y la exención de clérigos al serv militar, proyectos de leyes de enseñanza laica y control a la enseñanza privada (como en Arg) (incluso se propuso el cierre definitivo de toda escuela religiosa), templos son expropiados y declarados bienes del Est, secularización del juramento de funcionarios públicos, autorización de celebrar el carnaval el miércoles de ceniza (y permiten disfrazarse de curas y monjas jajajaj genial) +

Idea de matrimonio libre: matrim debía sustentarse en el amor, no un acuerdo económico entre 2 flias, donde la mujer quedaba cosificada y desprotegida como propiedad del marido, sin respaldo económico ni legal si este decidía divorciarse. El divorcio y la posibilidad de la independencia económica de la mujer debía ser facilitado por todos los medios y garantizado por el Est 1913: se sanciona Ley de Divorcio, por la sola voluntad de la mujer (ya no importaba la voluntad del hombre ni había necesidad de llegar a un acuerdo entre la pareja, si la mujer sola quería, se podía divorciar por su voluntad) reconocimiento de derechos de la mujer e igualdad de oportunidades!! Ya en 1912 Batlle reclama derechos

políticos para la mujer, xq aunque pudiera divorciarse, esta medida solo está dirigida a los sectores más altos (xq las más pobres no pueden sostenerse económicamente por si solas y el divorcio las sumergiría en la miseria), en cambio la reforma política podía llegar a todos los estratos sociales voto femenino se convierte en proyecto de ley con el batllismo (sancionado en 1917, es el primer país en América que reconoce el sufragio fem)

ROCK, D. “ARGENTINA, DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL A LA REVOLUCION DE 1930”

Crecimiento económico de Arg antes de la IGM, que continúa creciendo desp de 1917 y hasta a 1929, pero a un ritmo más desacelerado y menos uniforme, donde se reducen inversiones extranjeras. Este crecimiento económico se sustentaba en sector exportador

CRISIS 1913 Y 1921 provocaron huelgas y paros en las ciudades y el campo, la caída de los precios de la tierra urbana y rural, quiebras y restricciones al crédito.

Economía argenta:1895-1913 = crecimiento incesante. Fuente principal de inversiones e

importaciones: Inglaterra 1913-1917 = depresión x cese de inversiones extranjeras, descenso de ingresos

arancelarios, se contraen deudas externas.Desempleo, emigración, descenso en los salarios, prolongación de la jornada

laboral, inflación, descenso del paro y disminución del nivel de vida política de reducción de gastos y austeridad llevada a cabo por el pres. De la Huerta! Sin embargo no hubo huelgas importantes

1917-1921 = recuperación económica, estimulada por la demanda post guerra (notable en el caso de la carne congelada y de conserva). Crecimiento industrial. Sindicatos comienzan a florecer en número e intensidad huelgas

Hay un proteccionismo involuntario1921-1924 = recesión x contracción posguerraDesempleo, caída del movimiento sindical, descenso de importaciones,

disminución del ingreso público. Impacta en el sector ganadero que termina con su auge, se produce un retorno a la agricultura

1924-1929= recuperación económica. Diversificación industrial (n campos como bienes de consumo duraderos, químicos, electricidad y metalurgia). Fuente principal de inversiones e importaciones: EEUU (lo que creo tensiones con Ing). Arg estaba diversificando las fuentes de sus importaciones, pero reduciendo sus mercados de exportación

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Gobierno de Yrigoyen 1916-1922:Desde 1890, se estaba debilitando la confianza en la durabilidad del gob oligarq.

1) Tras la rev de 1905 y actuando en la semiclandestinidad, los radichetas habían empezado a ensanchar su base social en las clases medias urbanas y rurales. 2) obreros comienzan a realizar huelgas encabezadas por el anarq. Para calmar las aguas, en 1912 se sanciona Ley Sáenz Peña, q prometía el voto universal para varones adultos, la representación de minorías en el Cong y el fin del fraude electoral. Sus objetivos eran satisfacer los pedidos de la UCR así como brindar un canal democrático y moderado a los partidos obreros (en realidad le querían dar una oportunidad al PS para que desplace a los anarq, q les eran muy antipáticos). Tmb pretendía fogonear a los oligarcas para que finalmente conformen un partido conservador fuerte y unido que pueda ganarse un apoyo popular y reaccione. Fracasa xq: el PS no logra hacerse con el control de sindicatos, el anarq decae pero lo reemplaza el sindicalismo revolucionario; la UCR crece popularmente; los conservadores siguen estancados.

1914: muere S.Peña. Lo reemplaza Victorino de la Plaza. 1916: Elecciones presidenciales triunfo del Part Radical y de Yrigoyen!!!De todas maneras los conservas estaban tranquis, xq los radicales, al aceptar el

juego político electoral, dejaron de lado sus aspiraciones revolucionarias insurgentes, y tmb xq seguían siendo mayoría en el Cong y controlaban muchos gobiernos provinciales. Su influencia seguía intacta en el Ejer, la Iglesia, la Soc Rural, etc. (puaj). Si ellos eran quienes le otorgaban la democracia popular al pueblo, ellos se reservaban el derecho de quitarla (lo q hacen en el golpe del 30).

1era pres de Yrigoyen no fue una transición hacia la democracia representativa como querían los conservas (aunque al principio del mandato se apreciara una clara continuidad entre el gob radical y sus predecesores conserv), sino que fue un periodo movilizado x las fluctuaciones económicas y sus correspondientes respuestas sociales. Continuidad se observa en asuntos internacionales y miembros del gobierno fuertemente vinculados a inst conservadoras.

Gobierno Yrigoyen: PROBLEMAS CON EL CONGRESO: mayoría conservadora no votaba por

las resoluciones oficiales. Yrigoyen se manejo mediante resoluciones de gabinete e intervenciones federales. Estas últimas buscaban el control de las provincias y el reemplazo de gobernadores conservadores, lo cual ayudaría a cambiar la composición del Congreso eventualmente. Obtiene mayoría en Diputados, pero nunca logra dominar Senado. REFORMA UNIVERSITARIA: gobierno radical apoya desde un comienzo

a los estudiantes. Las tres universidades (Bs As, Cba y La Plata) recibieron

estatutos nuevos que garantizaban su autonomía y expresaban sus reclamos, pero que realmente las ponían directamente bajo el control del gobierno central. RELACION CON SINDICATOS (leer Falcon y Monserrat para más datos!):

el radicalismo siempre tuvo como rival principal al PS desde 1912 hasta 1930. El problema era que al PS le iba bastante bien con la clase obrera. Al los radichetas no, carecían de respaldo sindicalista. El objetivo del gob era entonces ganarse el voto obrero! Medidas: arbitraje e intervención en conlficto de la FOM (y luego en la huelga de los FFCC). Esto, durante un tiempo, le otorgo al radicalismo cierta popularidad entre el sector obrero y les ayudo a derrotar al PS en las urnas.

Esta actitud conciliadora cambia en 1919 Semana Trágica: huelga de empleados de Vasena, represión policial, violencia generalizada, gobierno se paraliza, interviene el Ejer y la Liga Patriótica. Según Rock, Yrigoyen se paraliza y se mantiene en 2do plano xq era consciente de la oposición q se estaba ganado en los círculos militares y navales (por malabares en el tema de los ascenso militares, donde favorecía a los simpatizantes radicales, y su uso en intervenciones militares) esto se refleja en elecciones para Senado de 1919, hay voto castigo, los radicales ganan de pedo.

1921: Patagonia Rebelde: Yrigoyen vuelve a no poner resistencia y deja q Ejer intervenga.

Estos hechos demuestran la fragilidad de la autoridad del presidente. No obstante, recupera popularidad, al repartir puestos burocráticos y recompensas políticas a sus seguidores de clase media. Esto provocara fracturas dentro de la misma UCR, q se agudizan bajo el gob de Alvear.

Gobierno de Alvear 1922-1928:Elegido por una gran mayoría en las provincias y por una pluralidad del voto

popular vs la oposición conserv y socialista. Asumió su cargo en el contexto de la depresión económica, cuyos problemas principales eran 1) la crisis en la industria de la carne 2) la reforma arancelaria 3) la deuda pública.

1) Refleja el poder que estaban acumulando los industriales de la carne en Arg. Auge de la carne finaliza en 19221 cuando el gob británico, el principal comprador, deja de acumular carne argenta y liquida lo que había acumulado. Gob desea intervenir en un comienzo pero fracasan sus medidas de protección. Consec: los criadores tuvieron q soportar la depresión sin recibir ayuda gubernamental.

2) 1923: Alvear presenta medidas en el Cong para que se hagan cambios en el arancel nac. Esto fue considerado como un desplazamiento de la política económica hacia el proteccionismo para estimular la ind nac, pero en realidad no produjo ningún efecto relevante en la ind. La reforma fue proteccionista solo en medida muy limitada. En realidad, fique un

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cambio en las valoraciones arancelarias y no de los derechos propiamente dichos (los que hubieran proporcionado la verdadera oportunidad de cambiar el desarrollo de la economía nac), cuyos objetivos apuntaban al incremento de los ingresos públicos.

3) La austeridad fiscal era impopular entre los seguidores del Part Radical, xq truncaba las oportunidades de movilidad social y de escapar a la depresión econ. Pero para controlar los gastos de Est, era necesario sacar los cargos públicos nombrados por Yrigoyen y entregar la supervisión de asuntos financieros al Cong. Consiguió q reducir la deuda y que los números cierren.

1924: Politiqueo! división del partido radical en a) personalistas o yrigoyenistas, fieles al peludo, eran mayoría en el Cong; b) antipersonalistas, compuestos por conservadores, por el sector elitista del part, y radicales de provincias enojados con Yrigoyen por las intervenciones federales. En un comienzo Alvear se alinea con los antipersonalistas, pero en 1925, en un intento por reunificar el part, rompe con ellos. Sin el apoyo del presi, esta facción queda reducida a otra facción conserv y pierde poder, dejándole todo el terreno preparado para el regreso de Yrigoyen.

Para 1928, Yrigoyen disfrutaba de una popularidad sin precedentes en la hist de la política arg, lo que lo hacía más peligroso q nunca ante los ojos de sus opositores (el conservadurismo y las FFAA). Había rumores de golpe de Est pero el riesgo de provocar una guerra civil era tan grande que no hicieron nada.

1928 Campaña presidencial de Yrigoyen: se abordaba un asunto fundamental que le valió gran apoyo popular, la creación del monopolio estatal del petróleo, asunto que se vinculaba íntimamente a la cuestión de las relaciones entre Arg y EEUU.

La historia del petróleo en Arg estuvo marcada desde sus comienzo en la voluntad explícita de impedir que los recursos petroleros cayeran en manos extranjeras. Sin embargo la crisis del combustible entre 1916-1922 modero estas reservas y se permitió la presencia de un sector privado (en su mayoría extranjera), mientras que la mayoría seguía perteneciendo al sector publico. En 1922 se crea YPF (Arg fue el primer país junto a la URSS en crear una industria petrolera de propiedad estatal e integración vertical). Bajo el gob de Alvear, se reanima la ind, generando gran interés en las compañías extranjeras, q aumentan sus inversiones. Para 1928, el sector privado (la más importante era la compañía Standard Oil, yanqui of course) representaba un tercio de la producción: en este contexto, Yrigoyen inicio una campaña en contra de la Standard y comprometiéndose a extender el monopolio estatal a toda la producción petrolera. Se presento la nacionalización del petróleo como la solución mágica! Si lo

lograba no solo conseguiría poner el petróleo y toda su producción bajo control estatal sino le quitaría este poder a las provincias, destruyendo uno de los mayores focos de oposición (porque seguían siendo antipersonalistas y conserv), además que conseguiría una enorme popularidad entre las clases medias.

El componente nacionalista solo iba dirigido contra la Standard Oil, no contra todo el capital extranjero, x su afiliación con la oligarquía de Salta y porque era una compañía yanqui. Este antinorteamericanismo no representaba al Part radical ni a las clases medias, sino representaba los intereses de los hacendados de la pampa y de los conserv, quienes historicam estaban en su contra. Eliminada la Standard, el papel de principal importador de petróleo le quedaba a Inglaterra, lo que según Yrigoyen ayudaría a reducir el superávit comercial y mejoraría la posición negociadora de Arg.

Golpe de 1930:1928 amplio triunfo de Yrigoyen, quien estaba consciente que el éxito de su

gobierno dependía de su poder de mantener a raya a la oposición. Pero se vuelve a encontrar con el problema de la mayoría del Cong, no pude gobernar, vuelve a recurrir a intervenciones federales (con los riesgos que esto implicaba en medio de esta situación de tensión).

Para 1930, Yrigoyen se recupera de estos problemas: aplasto la oposición en el interior, en nuevas elecciones obtiene mayoría en el Senado, mantiene a raya a la oposicion, mejora relaciones comerciales con Ing y tmb con EEUU. Venía muy bien, muy seguro, pero CRISIS DE 1929 efectos en Arg: caída de precios y disminución de reservas de oro, a lo cual Yrigoyen respondió con medidas como las que tomaron los conservas en la crisis del 13. Obligado a reducir el gasto público, su autoridad comienza a ser cuestionada fuertemente por todos los sectores sociales, quedando sin respaldo popular ni del partido. En 1930, pierden elecciones a manos del PS.

1930 la oposición encuentra la oportunidad de reunir fuerzas para sacarlo del cargo levantamiento de septiembre de 1930 conservadores vuelven al poder bajo la protección de los militares y dan inicio a la Década Infame (hasta el golpe del 43 y el ascenso de Perón en el 45)

BERGQUIST, CHARLES LOS TRABAJADORES EN LA HISTORIA LATINOAMERICANA

CAPITULO 2. CHILE

Singularidad de la historia chilena

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Entre todas las naciones latinoamericanas Chile parece haber experimentado la evolución política que más se aproxima a los patrones establecidos en las naciones industrializadas.

De ahí el segundo rango distintivo de Chile: su sistema político estable y democrático. Después de su independencia, a diferencia de muchos países latinoamericanos, Chile pronto se estabilizó políticamente. Desarrollo un Estado fuerte y un vigoroso sistema partidista. Se efectuaban elecciones periódicas y se establecieron reglas para la transferencia pacífica del poder político.

Desde el siglo XIX depende, como muchos países latinoamericanos, de las exportaciones de bienes primarios a los países industrializados.

Pese a que la herencia de la era colonial constituyó un factor importante, el determinante primordial de la estabilidad política de comienzos del siglo XIX fue el hecho de que Chile, entre todos los países hispanoamericanos, fue el único en desarrollar una economía exportadora viable entre 1830 y 1860. Las crecientes exportaciones de plata, cobre y trigo afirmaron la comunidad de intereses en el seno de la clase dominante de exportadores e importadores. Dicha clase, asentada en el centro del país, se dividía en bandos contendientes en torno a cuestiones secundarias, pero permaneció unificada alrededor de puntos básicos como la economía política liberal y el mantenimiento del statu quo social. El creciente comercio internacional estimulado por las exportaciones reforzó el consenso y proporcionó ingresos para construir un Estado eficiente y fuerte. Cuando se alcanzaron los límites técnicos de la agricultura y la minería y la economía de exportadora dejó de crecer. Luego de la guerra contra Perú y Bolivia se anexó los campos de salitre del desierto de Atacama. Se incrementó el valor de las exportaciones chilenas y, aunque gran parte de los medios de producción de la industria del salitre pasó a poder de los británicos después de la guerra, el Estado chileno, entre 1880 y 1930, percibió cuantiosos ingresos directa, mediante impuestos a las exportaciones, e indirectamente, a través de las aduanas, del comercio exterior generado por la producción de salitre.

La economía exportadora de salitre transformó la dinámica de la política chilena. Discrepancias sobre el significado de la pérdida del control chileno sobre las propiedades salitreras y sobre la destinación de los ingresos salitreros precipitaron el rompimiento del consenso elitista y las normas constitucionales en la breve y sangrienta guerra civil de 1891.

* Las fuerzas sociales y políticas desatadas por la expansión de la economía del salitre en la media centuria que siguió a 1880 generaron una tercera característica distintiva, la más importante de la historia moderna de Chile: el surgimiento de un movimiento obrero fuerte de izquierda. Su surgimiento en los albores del presente siglo destruyó la estabilidad política y provocó un rompimiento temporal del

sistema partidista en los años veintes. En los decenios que siguieron al colapso de la economía del salitre, en 1930, en un ambiente condicionado por la explotación de un nuevo recurso mineral, el cobre, el movimiento obrero chileno ayudó a reconstruir el sistema partidista y empujó toda la política hacia la izquierda. Tal proceso influenció el curso de la historia política de Chile y alteró el patrón del desarrollo económico nacional. Si la temprana aparición de una economía exportadora viable en el centro de Chile ayuda a explicar la singularidad política del país en el siglo XIX, las economías exportadoras de salitre y cobre moldean dicho legado en el siglo XX.

Estructura de la economía exportadora del salitreEn el norte de Chile, precisamente en la zona desértica de la pampa, emergió un

enorme complejo minero e industrial en las últimas décadas del siglo XIX.Los depósitos de salitre en Sudamérica fueron desarrollados en respuesta a las

necesidades y la tecnología cambiantes de la industrialización europea. Una serie de factores condujeron a una agricultura más intensiva y científica y crearon una necesidad de fertilizantes. El guano se aprovecho para este fin en los años 1830 y 1840, pero a medida que se agotaba este recurso, la demanda continuaba creciendo. El salitre era más costoso que el guano; por eso se aplicaron grandes inversiones de capital y nuevas tecnologías europeas a los sistemas de producción y transporte que hicieron posible la explotación de depósitos de salitre en los desiertos del sur del Perú, Bolivia y norte de Chile a partir de 1870. El salitre se utilizaba como fertilizante y también como materia prima para la elaboración de pólvora y explosivos.

La economía exportadora de salitre, apropiada por Chile en 1880, influenció en todos los aspectos de la sociedad chilena durante los siguientes 50 años.

Las considerables fluctuaciones en la demanda mundial y en los precios del salitre llevaron a los mayores productores chilenos, a partir de 1890, a conformar carteles con el fin de limitar la producción y asegurar ganancias estables. Estos esfuerzos chocaban con los intereses del Estado chileno, cuyos ingresos por el salitre dependían del volumen y no del valor de las exportaciones, pero consiguieron algunos éxitos antes de la 1° guerra mundial. Pero aumentaba el crecimiento de la importancia de los fertilizantes sintéticos y la competencia fomentada por el cambio en las tecnologías de procesamiento en el seno de la industria chilena –especialmente cuando el capital y la tecnología estadounidense ingresaron a la industria en los años 1920-. El gobierno chileno había subsidiado reservas en procura de neutralizar los efectos de la contienda sobre la producción, pero fue con la Gran depresión y el colapso de la industria cuando el Estado decidió asumir un papel importante y directo en la producción y venta del nitrato.

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El salitre es un producto voluminoso y la técnica para extraerlo era intensiva en trabajo. Por consiguiente, en vez de invertir en grandes instalaciones de almacenamiento, las empresas descubrieron que era más fácil y barato despedir a los obreros y reducir o clausurar operaciones durante las caídas cíclicas. En épocas de depresión, miles de obreros se veían obligados a abandonar el norte y a buscar trabajo en el centro del país. Pero como la actividad de todos los sectores de la economía chilena se veía afectada por la suerte del salitre, los grandes descensos en la producción salitrera limitaban el empleo en todo el país (en las obras públicas, industria y agricultura). El desempleo y los recortes salariales durante estos períodos, facilitaban el reclutamiento de obreros en el centro de Chile una vez que la demanda de trabajadores revivía en el norte. Los salarios reales eran más altos en el enclave salitrero que en otros sectores de la economía chilena, y los trabajadores respondían al reclutamiento por las compañías del salitre.

El Estado suministró transporte gratuito a los obreros y sus familias que salían del norte durante las depresiones de la industria, y proporcionaba alimento y vivienda a los desempleados en los puertos salitreros y en la capital del país. Hacia 1913, el Estado reclutaba obreros durante los auges para emplearlos durante las caídas.

Hasta 1924, con las reformas laborales, no se les exigía a las compañías que avisaran con anticipación a los obreros que iban a ser despedidos, ni que los indemnizaran o que contribuyesen al costo del transporte al sur.

Al comienzo de la 1° guerra mundial la fuerza de trabajo descendió pero se elevó en 1918. El empleo disminuyó durante la depresión de la posguerra, entre 1920/22.

También existieron políticas inflacionarias del gobierno durante la era del salitre. Las tasas de cambio fluctuantes y los salarios reales decrecientes provocaron algunas de las más significativas movilizaciones obreras, particularmente en el sector del salitre, en el período comprendido entre 1890 y 1925.

El ingreso económico del gobierno chileno se ampliaba constantemente con la explotación del salitre, pese a las fluctuaciones y crisis económicas, hasta 1930.

La más importante de las fuentes directas de ingreso fue el impuesto a las exportaciones de salitre y yodo (un subproducto del procesamiento del salitre). Otra importante fuente directa de ingresos fue el impuesto creado para gravar la adquisición de tierras salitreras.

Además de estas contribuciones directas al tesoro, la expansión de la industria del salitre estimuló el crecimiento del comercio exterior, con lo que las rentas aduaneras por importaciones se incrementaron.

En 1916, en pleno auge salitrero, solo 4% de las rentas del gobierno provinieron de impuestos internos, comparado con 61,5% de los impuestos a las exportaciones y 27,1% de tributos por importaciones.

Con crecientes y ahora sustanciales ingresos a su disposición, el Estado podía ampliar su aparato coercitivo y su control administrativo sobre el territorio chileno.

Las políticas impositivas y de gastos del gobierno, así como la influencia de la expansión salitrera en los mercados nacionales y los sistemas laborales, se conjugaron para promover cambios importantes en el desarrollo de la agricultura y la industria chilenas.

La influencia de la expansión salitrera en el proceso de urbanización fue poderosa y compleja. El incremento de la actividad económica en el norte, el crecimiento del comercio de importación y del comercio costero, lo mismo que el flujo de ingresos del salitre a través de una amplia burocracia estatal hacia obras públicas y una infraestructura humana y material, crearon nuevas oportunidades económicas para los migrantes rurales en las ciudades, los pueblos y los puertos del norte y del centro de Chile. El auge salitrero afectó de manera compleja la agricultura y la industria, y estimuló y respondió al proceso de urbanización.

A pesar de que el Estado consiguió captar casi la mitad de las ganancias generadas por la producción de salitre, el resto fue a parar en buena parte a manos de capitalistas foráneos y remitida al exterior.

El dominio británico sobre la industria salitrera hacia 1885 era no tanto el resultado de las adquisiciones hechas a comienzos de los años ochentas, sino más bien consecuencia del acceso al capital necesario para expandir y modernizar la producción, la forma más apropiada de fomentar la explotación capitalista en la región salitrera.

El capital inglés construyó y manejo la mayoría de los ferrocarriles e instalaciones portuarias del enclave salitrero y los barcos británicos dominaban el transporte de carga con Europa. Casas comerciales alemanas e inglesas se encargaban de vender el salitre en el extranjero y financiaban la producción en Chile.

El único sector de la industria del salitre netamente dominado por los chilenos fue el de la mano de obra. Y a diferencia de Argentina, Uruguay y Brasil, Chile nunca tuvo un gran contingente de obreros extranjeros inmigrantes en la agricultura, la manufactura o la minería.

La vida y el trabajo en la pampa salitreraLa raíz del carácter distintivo del movimiento obrero chileno consiste en la

experiencia única de los trabajadores en la producción del salitre. Las condiciones

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de vida y de trabajo en la pampa del salitre eran muy diferentes de las que imperaban en las otras economías exportadoras de América Latina. Su capacidad de definir una cultura obrera autónoma y de construir instituciones sociales y políticas progresistas para su clase, refleja no solo su determinación y creatividad, sino también el ambiente único en el que trabajaron y vivieron.

Uno de los rasgos sorprendentes de dicho ambiente fue la movilidad geográfica de los obreros salitreros. La naturaleza cíclica de la industria, especialmente después de 1914, forzó a miles de obreros salitreros a dejas la pampa y a veces el norte durante los períodos de crisis. En épocas de expansión de la industria y alta demanda laboral, los obreros con frecuencia solo permanecían en un trabajo unos pocos días o semanas antes de salir en busca de mejores salarios o condiciones de vida. Entonces se elaboraron mecanismos crediticios y de pago, que buscaban retener a los obreros y que servían también al capital; pero fueron una fuente constante de inconformidad laboral y un blanco de las protestas obreras durante todo el período.

Al moverse de empleo en empleo, los obreros sacaban ventaja de una serie de condiciones estructurales en la zona del salitre. En el desierto septentrional, los capitalistas no podían aprovechar en forma inmediata una reserva de trabajadores desempleados y mal pagos.

La principal carta de negociación del trabajador consistía en su capacidad de desplazarse a otro lugar en procura de paga y condiciones mejores. A pesar de que las compañías y los reclutadores del gobierno ofrecían incentivos de vivienda y transporte gratuito para las personas dependientes (con familia nuclear), tal política tuvo un éxito limitado.

La mayoría de las oficinas empleaba, después de 1900, a algunos cientos de obreros. La existencia de numerosos empleados compitiendo entre sí en un mercado laboral estrecho abría el campo para luchar por mejores condiciones de trabajo y de vida, y limitaba asimismo la capacidad de los propietarios de disciplinar a los obreros, quienes protestaban, incumplían las normas o se unían con sus compañeros para conseguir reivindicaciones.

La dispersión de las instalaciones productivas condujo al rápido desarrollo de redes de comunicación en la pampa salitrera.

El procesamiento del salitre era tan peligroso como su extracción; también era insalubre, desagradable y fatigoso. Los trabajadores organizaron muy pronto sociedades de ayuda mutua a fin de sostener a los afiliados enfermos o heridos. La necesidad de una seguridad mínima figuraba entre las primeras exigencias colectivas de los obreros del salitre.

Las sociedades de ayuda mutua (“filarmónicas” en Chile), se extendieron del centro hacia el norte en el siglo XIX y existían en muchas oficinas. En ellas los

obreros aprendían a tocar instrumentos musicales y a bailar, clases de educación elemental. También había clubes de deporte y teatro.

Las organizaciones de este tipo eran defensivas. Valiéndose de ellas los obreros procuraban sostenerse espiritual y materialmente en tan destructivas condiciones sociales de vida y trabajo. Muy pronto los obreros empezaron a formar instituciones que buscaban cambiar su situación como clase. Dichas instituciones eran bulliciosas, creativas y combativas.

La organización obrera en el norteEn toda América Latina, los intentos de los trabajadores de los enclaves

exportadores por organizarse y mejorar su situación económica y social enfrentaron una fuerte represión oficial y privada. No obstante, en el caso de la economía del salitre en Chile, durante el período 1880-1930, se descubre que, a pesar de la represión, los intentos de los obreros por organizarse, aliarse con otros sectores de su misma clase y construir un movimiento sindical y político capaz de ejercer una considerable influencia en la vida política nacional, resultaron exitosos.

Como en otras economías exportadoras latinoamericanas, en Chile los primeros trabajadores que se organizaron y forzaron concesiones por parte de sus patronos no fueron los vinculados directamente a la producción exportadora, sino los de la infraestructura de transporte que había crecido al servicio de la economía de exportación (obreros marítimos, portuarios y ferroviarios). Pero en Chile, estos obreros del transporte en breve fueron respaldados por los trabajadores del salitre. El resultado fue una institución, netamente chilena, formada por la clase obrera en los albores del siglo XX, la mancomunal.

En parte sociedades de ayuda mutua, en parte grupos de resistencia, en parte vehículos para la creación y extensión de la cultura de la clase obrera, las mancomunales respondían a las necesidades y aspiraciones de los trabajadores del enclave salitrero. Estas organizaciones crecieron en los principales puertos de la región salitrera en los primeros años del siglo XX, en torno a núcleos de trabajadores portuarios. Pronto se incorporaron artesanos, empleados de los servicios portuarios, ferrocarrileros y los obreros del salitre. Las mancomunales también se expandieron hacia el sur y se convirtieron en organizaciones poderosas y muy militantes en la zona carbonífera. Eran organizaciones regionales que reunían obreros calificados y no calificados de diferentes actividades con el fin de unir recursos y coordinar acciones.

Las mancomunales realizaban huelgas generales, y la más significativa es la huelga masiva de 1907 en la zona salitrera, que terminó en diciembre de ese año, en la masacre de Iquique. La masacre y la represión laboral generalizada que

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siguieron a la huelga de 1907 virtualmente destruyeron la organización sindical efectiva en el norte y pusieron fin a la era de la mancomunal propiamente dicha. Muy pronto, instituciones estructuralmente similares resurgieron en la pampa y en los puertos salitreros. Tales organizaciones también realizaron huelgas, pero se concentraron aún más en las actividades culturales, ideológicas y organizacionales que tan importante papel habían desempeñado en los esfuerzos de las primeras mancomunales. La mancomunal no logró establecer organizaciones obreras duraderas a nivel de fábrica para proteger y hacer avanzar los intereses del proletariado chileno. Hizo algo más importante: ayudó a los obreros a forjar una concepción independiente y autónoma del mundo que los rodeaba.

Las mancomunales y las organizaciones que les sucedieron en el norte, continuaron y ampliaron las funciones de ayuda mutua de las primeras organizaciones obreras. Los afiliados contribuían a diversos fondos para sostenerse a sí mismos en caso de lesión o enfermedad, para pagar costos de funerales, etc.

A diferencia de anarquistas y anticlericales, los socialistas minimizaban la cuestión de la Iglesia y más bien se concentraron en redefinir el concepto de patriotismo. Aprovechaban el hecho de que los obreros del salitre no tardaron en percibir y hacer énfasis en la dicotomía estructural entre el capital extranjero y la clase obrera chilena.

Los anarquistas y socialistas traducían su oposición doctrinaria al capitalismo en términos que los obreros pudiesen entender mediante su experiencia diaria. Hablaban del abuso del sistema de pago con fichas y lo relacionaban con los males de la propiedad privada. Abogaban por la abolición de las clases sociales mediante la reorganización de la producción en cooperativas controladas por los obreros. Los socialistas propugnaban la nacionalización de la economía del salitre.

Las actividades políticas, sociales y culturales se unían en torno a la prensa obrera, una institución clase en el desarrollo del movimiento laboral chileno. Luis Emilio Recabarren, a comienzos de los años ’20 era el líder del movimiento obrero chileno. Su experiencia en las mancomunales lo radicalizó y pasó su vida fundando y editando periódicos obreros, como El despertar de los Trabajadores (Iquique, 1912-27).

Un indicativo de la creciente autonomía cultural y el inconformismo político de los obreros del salitre es el poderío expansivo de los partidos reformistas y de izquierda en el norte. Estos partidos -radicales, demócratas y socialistas- hallaron más apoyo en el norte. El Partido Socialista (Partido Obrero Socialista) fue fundado en Iquique en 1912. Hasta la represión de 1926/27, la fuerza electoral y

parlamentaria del Partido Comunista (sucesor del Partido Socialista) se expandió rápidamente.

Los trabajadores de la pampa tenían dos estrategias: se desplazaban en procura de mejores condiciones y organizaban sociedades de ayuda mutua para enriquecer su vida intelectual y protegerse a sí mismos y a sus familias de las fuerzas naturales y humanas que escapaban a su control. Esto los distinguía de otros trabajadores, como los rurales.

En la fatídica huelga de 1907 los obreros exigían la abolición del sistema de vales y la reducción inmediata de fichas, sin descuento, en todas las oficinas. Deseaban que las fichas fuesen cambiadas a una tasa superior a la tasa de cambio internacional oficial de las libras esterlinas y los pesos chilenos. Pedían también “libre comercio”, mecanismos adecuados de seguridad, escuelas nocturnas gratuitas y dos semanas de preaviso para los obreros en caso de despido por cualquier razón. A su vez exigían inmunidad para quienes estuvieran comprometidos en la acción colectiva, reconocimiento legal y público de las organizaciones que habían formado para presionar por sus demandas.

Los capitalistas de inmediato se dieron cuenta de lo que estaba en juego. Trataron de romper las organizaciones obreras, establecieron listas negras, impedían la entrada de los obreros a las oficinas, etc. y cuando todo esto fallaba acudían a las fuerzas del Estado para proteger sus intereses.

Cantidades significativas de obreros salitreros se volvieron anarquistas y socialistas. Lo hacían porque tales ideologías anticapitalistas coincidían con su percepción del mundo. La sociedad en el norte estaba dividida en dos clases. Una mandaba, la otra trabajaba. Una era rica, la otra pobre. No solamente eran las clases étnica y culturalmente distintas, condición que también se daba en la agricultura y la industria chilenas, sino que el capital era extranjero, a tiempo que la fuerza de trabajo era chilena.

Las ideologías anarquista y socialista chocaban ya que la primera insistía en la unidad mundial del proletariado, mientras que los primeros socialistas chilenos eran más propensos a enfatizar la unidad entre las aspiraciones de los trabajadores y las de otros chilenos patriotas. Los socialistas se aliaban en coaliciones electorales con partidos que tenían aspectos reformistas y nacionalistas en sus programas. Buscaban promover soluciones legislativas para los problemas de la clase obrera a nivel nacional. En los años ’20 la estrategia socialista parecía a los obreros chilenos mucho más efectiva y menos peligrosa que la actitud intransigente de los anarquistas.

Los anarquistas se oponían tanto a las solicitudes al Estado como a formar partidos políticos para competir por el poder estatal. Fueron los anarquistas quienes dirigieron la gran huelga de 1907. Pero la represión sistemática y el

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fracaso relativo de la acción directa, sumados al creciente éxito de la organización sindical y las estrategias electorales socialistas en los años 20, llevó a que la influencia anarquista cediera el paso a la de los militantes socialistas.

La economía exportadora del salitre no llevó a la acumulación de capital ni a una economía diversificada en el norte. Las ganancias se remitían al exterior o se distribuían en el sur a través del Estado.

Los avances en la situación de los obreros se evidenciaron cuando la economía exportadora dejó de crecer y empezó a experimentar las violentas convulsiones que radicalizaron todavía más a los obreros y culminaron con el virtual colapso de la producción de salitre después de 1930. La mayoría de las mejoras sobrevino en los años ’20 como resultado de la acción directa y la política militante de instituciones y partidos nacionales de la clase obrera. El más importante de estos órganos del movimiento obrero estaba dominado por líderes socialistas cuya base de poder radicaba en el norte. Dichas instituciones desempeñaron un importante papel en la insurgencia de los obreros del salitre y el transporte, así como de trabajadores urbanos, estudiantes y empleados, en el período que siguió a la PGM. La insurgencia obligó a la clase gobernante chilena a hacer concesiones y a adoptar una nueva estrategia de control laboral. En 1924, a costa del derrumbe total del sistema político, la clase gobernante chilena abandonó la fracasada política de simple represión física de los obreros organizados. Trató de contener el potencial revolucionario de los obreros por medio de mecanismos legislativos, integrando sus sindicatos a la vida institucional de la nación.

Estado, empresas, trabajadores y sindicatos - Falcón y MonserratEn el orden de las relaciones entre el Estado, las empresas capitalistas y los

trabajadores urbanos y sus organizaciones representativas, durante los años 1916 y 1930 se produjeron modificaciones sustanciales respecto al período oligárquico. Es posible distinguir 4 etapas.

(Tener en cuenta que antes de esta época la cuestión social era cuestión de policía)

1) Primera etapa: el movimiento obrero entre 1916 y 1919

1915 9no Congreso de la Federación Obrera Región Argentina (FORA), dirigida por los anarquistas y que en su 5to Congreso había adoptado como eje fundamental de su actividad la propaganda de los principios del comunismo anárquico. En ese congreso participaron por primera vez los sindicalistas

revolucionarios, sin definición ideológica expresa. Esto provocó la división de la FORA en dos:

- FORA V: anarquistas- FORA IX: mayoría sindicalista1916 la llegada del radicalismo al gobierno ofreció inesperados puntos de

intersección entre los sindicatos de la FORA IX e Hipólito Yrigoyen. Sus arbitrajes en los conflictos entre capital y trabajo entre 1916 y 1918, que en más de una ocasión favorecieron a los trabajadores, sumados a la predisposición de los sindicalistas a recibir apoyo estatal fueron generando una particular relación, especialmente entre el gobierno y la Federación Obrera Marítima (FOM). Esta inclinación a negociar y a apoyarse en el Estado provenía de su inserción en gremios del sector servicios, estructurados nacionalmente, vinculados a la economía agroexportadora y enfrentados a poderosas compañías extranjeras.

La base de los acuerdos tácitos entre la FORA IX y el gobierno descansaban en un implícito interés mutuo: los radicales no construían organizaciones gremiales que compitieran con las de los sindicalistas y éstos no intervenían en los procesos electorales. Ambos tenían un enemigo en común: el Partido Socialista (PS), que sin dejar de participar en minoría en la FORA IX, centraba el grueso de su estrategia en la tarea parlamentaria destinada a la sanción de leyes protectoras del trabajo.

La FOM junto a un sector de los ferroviarios nucleados en la Federación Obrera Ferroviaria (FOF) eran los gremios que mayor caudal de afiliados le brindaban a la FORA IX, y una presencia a nivel nacional que la FORA V no tenía.

En los conflictos atravesados por los gremios pertenecientes a la FORA IX el gobierno aparecía con su intervención como el elemento principal para hacer efectiva la huelga y colocar a los trabajadores en igualdad de condiciones con el sector empresarial a la hora de sentarse a negociar demandas. El Estado aparecía vehiculizando indirectamente a las demandas de los trabajadores, y de esta manera modificando sustancialmente la relación de fuerzas existente entre patrones y obreros. Los sectores patronales comenzaban a inquietarse por el nuevo rumbo que estaba tomando el tratamiento de la cuestión obrera en el contexto de la política laboral del yrigoyenismo.

Sin embargo, ante los reclamos de empleados municipales, la actitud asumida por el gobierno fue diferente “los trabajadores que dependían del Estado se encontraban al servicio del interés general, por lo cual debían dejar de lado su situación personal en pos del bien de la comunidad” esta actitud también se relacionaba con que los representantes obreros de este conflicto no estaban ligados ideológicamente con el sindicalismo revolucionario, y a su vez militantes del PS habían logrado cierto acercamiento hacia estos trabajadores. Además,

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había entre ellos un gran porcentaje de extranjeros, carentes de derechos electorales. En los casos de huelgas municipales, la estrategia del gobierno es la represión policial y el reemplazo de los huelguistas extranjeros por nativos.

Ante el rechazo del arbitraje estatal, en el caso de las huelgas dirigidas por militantes anarquistas, las situaciones comenzaron a tornarse más violentas la gran represión desatada pone al descubierto los límites de la política laboral del yrigoyenismo.

2) Segunda etapa: la Semana Trágica y la Legislación Laboral (1919 – 1922)

a – Semana Trágica:Obreros de los talleres metalúrgicos Vasena (Bs As) desde diciembre de

1918 realizaban una huelga en demanda de aumento salarial y reducción de la jornada laboral. El 7 de enero de 1919 se produjo un incidente cuando un grupo de huelguistas apredrearon a los que seguían trabajando. La respuesta fue dada a tiros por la custodia policial, con un saldo de numerosos muertos y heridos.

La FORA V llamó a una huelga general para el día 9, durante toda esa jornada se produjeron choques entre piquetes de huelga y la policía, culminando con una agresión a tiros de las fuerzas represivas contra el cortejo que acompañaba al cementerio a las víctimas del día 7, con un saldo de muertos y heridos.

Por la noche el comandante de la división del ejército con sede en Campo Mayo decidió marchar con sus tropas a la ciudad, corriendo rumores sobre un golpe de Estado. La huelga seguía desarrollándose, pero de forma despareja por los distintos sectores de trabajadores.

La FORA IX lanzó luego una huelga general, para levantarla más tarde al entrar en negociaciones con el gobierno en torno a la satisfacción de las demandas de los obreros de Vasena y la libertad de todos los detenidos. Las “guardias cívicas” organizadas por la Liga Patriótica se lanzaron a una feroz persecución de anarquistas y judíos. Después de una semana de fuerte convulsión social, el episodio quedaría concluido.

Causas fue producto de la indignación popular frente a la masacre del 7/01, agravada por la del 9. Los acontecimientos se originaron en un estallido emocional, primando lo afectivo sobre lo cognitivo. Un factor coadyuvante y precedente fue la situación económica de posguerra, signada por los numerosos conflictos laborales. Además, influyeron la baja de los índices de desocupación y al mismo tiempo el descenso del salario real por el incremento del costo de vida.

Papel del mov huelguístico pese a su masividad, existieron grados diferentes de participación. La presencia de las masas se reflejó en el acatamiento del paro y el acompañamiento del cortejo fúnebre.

Los enfrentamientos armados fueron protagonizados por grupos numéricamente reducidos, organizados generalmente por anarquistas.

Estrategia del mov obrero no tuvo una estrategia común. FORA IX proclamó la huelga cuando de hecho ya se había iniciado en otros sectores de trabajadores. Sindicalistas revolucionarios y socialistas compartían la opinión de llevar la situación por canales pacíficos, teniendo en cuenta a la negociación como vía de solución y a la huelga como medio de presión, pero además los socialistas veían en esta situación el momento propicio para impulsar desde el parlamento una legislación laboral. Los que intentaban la profundización del movimiento hacia una salida insurreccional era los anarquistas, pero entraron también en negociaciones cuando la FORA IX levantó la huelga.

Comportamiento del gobierno Yrigoyen propició negociaciones con los huelguistas y trató de disuadir a los empresarios de su postura intransigente. A medida que la violencia se incrementaba, el gobierno adoptó dos tácticas simultáneas: “pacificar” la situación a través de la acción policial y conservar las alianzas que había logrado con el movimiento obrero en los últimos 3 años.

Papel de la Liga Patriótica actuó como un factor disruptor tanto en las estrategias del gobierno como en las del movimiento obrero. Su aparición como fuerza de choque y de presión política expresaba la desconfianza de la derecha en la capacidad del gobierno radical para contener al movimiento obrero. Éste fue el sentido de las acciones represivas de las guardias cívicas que se erigían como custodias de la sociedad civil ante lo que consideraban la impotencia o complicidad del Estado frente al “peligro rojo”. La aparición de este movimiento es uno de los productos más significativos de la Semana Trágica.

Consecuencias replanteo de las políticas del gobierno ante la censura que generó en la mayoría de las relaciones con el mov obrero, paradójico fortalecimiento de las corrientes sindicales, que tuvieron las estrategias menos radicalizadas en el conflicto; mayor presencia autónoma de los grandes capitalista y de la élite conservadora, expresada por el accionar de la Liga Patriótica y disimulado aumento del protagonismo militar.

b – Legislación Laboral:

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La Semana Trágica marcó un corte relativo en el tipo de relaciones que se habían venido dando en la vinculación entre el Estado y un sector del movimiento sindical, probablemente motivado por la nueva posición de fuerzas adquirida por los capitalistas y sus aliados a través de la Liga Patriótica.

El gobierno inauguró una nueva estrategia: al mismo tiempo que establecía una legalización del accionar sindical, debía instaurar ciertos mecanismos de control que evitaran los desbordes de los segmentos más radicalizados y la consecuente ofensiva de las derechas.

Yrigoyen intentaba lograr un equilibrio (la “armonía social” kraussista) postulando al Estado como su garante, poniéndolo por encima de los extremistas de ambos bandos en pugna.

1921 el Poder Ejecutivo mandó al Congreso un proyecto de Código de Trabajo que buscaba un equilibrio de poder entre las partes: consagraba el derecho a huelga y legalizaba la sindicalización, lo que favorecía a los obreros y vedaba la injerencia sindical en la contratación de la mano de obra y preveía la represión de las acciones “antirompehuelgas”, lo que favorecía a los capitalistas. La obligatoriedad del fallo arbitral para ambas partes y la posibilidad de disolver sindicatos reforzaban el papel supervisor del Estado.

3) Tercera etapa: Las organizaciones sindicales y el nuevo gobierno radical

Marcelo T. de Alvear asume la presidencia en 1922, en un momento de progresivo descenso de los niveles de conflictividad social, situación que se prolongará por lo menos hasta el año 1927. Cada vez más las organizaciones sindicales optaban por fórmulas de diálogo y entendimiento para la resolución de sus protestas antes que por la declaración de huelgas y movilizaciones. Otra situación que coadyuvó a esta estabilidad fue el mejoramiento de la economía argentina durante la década del `20, combinada con un paulatino descenso del costo de vida y un alza en los índices de los salarios.

Otra cuestión relacionada a la disminución de la conflictividad social fue el proceso de reacomodamiento y realineamiento por el que atravesaron las organizaciones obreras del país.

1922 se funda una nueva central obrera, la USA, a instancias del sindicalismo. Si bien los sindicalistas pretendían originar un espacio de unidad de las organizaciones obreras del país, la votación de un estatuto impregnado por los principios del sindicalismo revolucionario resultó intolerable para las demás corrientes ideológicas. Uno de los embates más severos que sufrió la USA fue la negativa a formar parte de la misma de los trabajadores ferroviarios nucleados en la FOF tanto la FOF como el otro gremio ferroviario, La Fraternidad, se habían

puesto de acuerdo con la necesidad de conformar un bloque compacto para una mejor defensa de los intereses del gremio. en junio de 1920 forman la Confraternidad Ferroviaria, que en 1922 pasa a llamarse Unión Ferroviaria (UF).

La década del `20 encontró al sindicalismo revolucionario en progresiva pérdida de su potencial sindical, teniendo como contrapartida el crecimiento de la influencia del PS en gremios significativos de la época.

Parte de los esfuerzos de algunos sectores del socialismo se vieron concretados en 1926 se funda la Confederación Obrera Argentina (COA), integrada por los gremios municipales, los cortadores y sastres, la Unión de Obreros Curtidores y la Confraternidad Ferroviaria. La inclusión de la CF en la COA fue un duro golpe para la USA, ya que era uno de los gremios que más caudal de afiliados tenía. Sólo la FOF, como otro de los gremios clave, siguió fiel a la USA.

El anarquismo no participó de los intentos de unión del movimiento obrero que se efectuaron en 1922 y 1929.

El otro sector que tomó impulso fue el Partido Comunista (PC). Al igual que los socialistas, los gremios comunistas abandonarán la USA en 1926, ya que sus diferencias ideológicas con los sindicalistas se habían agudizado, el principal conflicto es la negativa del sindicalismo revolucionario de dar una dimensión política a las reivindicaciones de los trabajadores en una alternativa electoral.

Las diferencias con los socialistas no permitieron que los comunistas integraran la COA, y progresivamente fueron dejando de lado la idea de unidad del movimiento obrero, hasta que en 1929 crearon su propia central: el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC) a finales de la década del `20 coexistían cuatro centrales obreras que competían por espacios en el campo sindical: USA, COA, FORA Y CUSC.

Políticas sociales de Alvear tenía como objetivo la consolidación definitiva de las transformaciones sociales que el yrigoyenismo había iniciado, a través de una profundización de la legislación laboral y del impulso de medidas que tendieran a que en el futuro las diferencias entre el capital y el trabajo se resolvieran mediante la conciliación y la negociación.

A esto se debe el planteamiento de diferentes normativas, como la ley 11289 que extendía el beneficio jubilatorio a los sectores más dinámicos de la economía. No obstante, la aplicación de leyes que reglamentaran ciertas cuestiones laborables provocaba gran resistencia, ya que ni los trabajadores ni los patrones estaban dispuesto a afrontar los costos económicos y sociales que se requerían (hay una objeción a la forma de financiamiento, que se basaba en un descuento sobre el salario del trabajador y una contribución obligatoria de la patronal).

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También el socialismo se opuso a esta medida como resultado la ley se suspende hasta que el Congreso la modifique.

Huelga de la FOM en 1924 Debido a la aceptación o no de la ley de jubilaciones, se produjeron enfrentamientos en el gremio marítimo con la Sociedad de Capitanes y Oficiales, lo que llevó a la ruptura del pacto que mantenían. Como consecuencia, la FOM perdió el control de la contratación de mano de obra en los barcos y puertos, tarea que desempeñaba la oficialidad. Los armadores aprovecharon el malestar reinante entre ambos sectores para presionar a los oficiales con la contratación de personal “libre” y de esta manera quebrantar el poderío que la FOM mantenía desde el `16. A pesar de las circunstancias, los trabajadores marítimos declararon un paro indeterminado, recibiendo el apoyo de la USA. Pero también recibieron el ofrecimiento de la Confraternidad Ferroviaria para mediar ante las autoridades gubernamentales. Ambas propuestas reflejan dos tácticas de lucha sindical distinta, que apelaban a métodos diferentes de consecución de las reivindicaciones: la defensa de la acción directa y el camino del diálogo y la negociación. Finalmente, y con el apoyo de la CF, la FOM aceptó sentarse a dialogar con el Poder Ejecutivo, y firmó un acuerdo con los armadores la FOM sale fracturada y derrotada del conflicto, lo cual fue un duro golpe para la USA.

En este contexto, el PS va intentando ocupar los espacios dejados por los usistas en el movimiento obrero, penetrando en los ferroviarios y en una agrupación de los trabajadores del puerto, que dificultará la acción de la FOM.

1925 a partir de este año Alvear se aboca a la presentación de proyectos de ley que le brindaran un orden jurídico a las relaciones entre capital y trabajo Código para la marina mercante propone a creación de un organismo paritario, la Junta de Trabajo, que tendría tres funciones: 1) ser un órgano consultivo sobre las cuestiones relacionadas con los procesos del trabajo marítimo, 2) intervenir en los conflictos del sector como árbitro y propender a la conciliación de las partes, 3) ser un tribunal de derecho. Otro instrumento que se incluía en este proyecto era la celebración de contratos colectivos. También proponen un Código de Trabajo para ordenar las distintas leyes laborales que se venían sancionando desde 1905 tienen la misma suerte que otros proyectos, porque si bien buscan ampliar la intervención del Estado en los problemas sociales, NO LOGRAN ENTENDER LA COMPLEJIDAD DE LA PROBLEMÁTICA, y por ello no son sancionados.

4) Cuarta Etapa: La vuelta de Yrigoyen y el reinicio de los conflictos.

Como producto de los vínculos establecidos con algunos sectores del movimiento obrero, los sectores de los ferroviarios y de los marítimos se encontraban muy cercanos a Yrigoyen, impulsando y apoyando su candidatura.

En el caso de los marítimos, ya para 1928 habían logrado la recomposición de su gremio, reeditando los acuerdos entre la FOM con la Sociedad de Capitanes y Oficiales. El paso siguiente era recuperar el espacio de poder que habían perdido frente a los armadores, para lo cual declararon un paro para octubre de 1928 en reclamo del reconocimiento de la FOM como única entidad representante de los intereses de los trabajadores marítimos. El yrigoyenismo escuchó sus demandas y, por intermedio del ministro del interior Elpidio González, actuó como árbitro, logrando un acuerdo que puso fin a la huelga, otorgando a la FOM el reconocimiento que reclamaba a los armadores. la intervención directa del Estado sigue siendo el eje de la política laboral del yrigoyenismo.

1928 huelga portuaria en Rosario que se extiende a las zonas rurales, interrumpiéndose casi por completo la actividad comercial. El gobierno dispone la intervención militar de las zonas afectadas por los conflictos.

Después J.F. Uriburu le da el golpe en el `30 y chau peludo!

KNIGHT, ALANLA REVOLUCIÓN MEXICANA: DEL PORFIRIATO AL NUEVO

RÉGMIEN CONSTITUCIONALEl maderismoFrancisco Madero nació en Parras, Coahuila (Noreste) en 1873. Pertenecía a una

de las doce familias más ricas de México: terratenientes y dueños de plantaciones de algodón, minas, molinos de harina y fábricas textiles. Era una familia de linaje liberal. Francisco estudió agricultura en Estados Unidos.

Comenzó en Coahuila combatiendo el caciquismo y la democracia artificial, haciendo un llamado del liberalismo clásico (la propia escritura de Madero se apuntalaba con referencias a Juárez y a la Constitución de 1857).

A medida que pasó de la política municipal a la estatal, Madero empezó a involucrarse con la apenas incipiente trama de la oposición nacional. A la vez se oponía fuertemente a la idea de una revolución armada. Finalmente, estimulado por la entrevista de Díaz con Creelman, Madero publicó en 1909 La sucesión presidencial en 1910.

El libro denuncia al militarismo y al absolutismo como vicios políticos endémicos y aboga por un partido antirreeleccionista independiente que pudiera trabajar en la elección democrática de un vicepresidente y presunto sucesor de Díaz. Madero reconoce de éste su contribución a la paz y el progreso económico.

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A pesar de esto los mexicanos estaban sumergidos en la ignorancia política. El propósito era “la realización del gran ideal democrático” y los medios, las elecciones libres y limpias, la libertad municipal y el respeto a los derechos de los estados.

En primer lugar, el programa atacaba con un vibrante acorde haciendo resonancia en la tradición liberal mexicana. En segundo lugar, al prometer la no reelección en todo lo largo y ancho de la jerarquía política –desde los caciques locales hasta el gran cacique nacional instalado en palacio- el programa intentaba cambios de importancia. Su programa representaba una profunda y verdadera amenaza para las maquinaciones de la dictadura de Díaz.

El Partido Democrático se fundó en enero de 1909, fundado por un grupo de militares liderado por el general Reyes. El Centro Antirreeleccionista de Madero (luego llamado Partido) apareció en la ciudad de México en mayo. Para el gobierno Reyes parecía ser el principal enemigo (general, ex-ministro, con una gran clientela y poder en Nuevo León).

Madero emprendió la publicidad de la causa antirreeleccionista con sus propios fondos. En junio de 1909 apareció el periódico El Antirreeleccionista, un semanario editado por José Vasconcelos y Madero inicia viajes por gran parte de México realizando su campaña.

En este tiempo (1909-1910) el Partido Antirreeleccionista se estableció como la oposición más importante P. Díaz para las elecciones de 1910. La mayoría de los maderistas eran ex-reyistas.

Geográficamente, el maderismo fue un movimiento particularmente desarrollado en el noreste. Se establecieron clubes antirreeleccionistas en muchas ciudades del noreste.

La preponderancia del norte no solo reflejaba las raíces personales de Madero sino también el carácter más desarrollado, urbano y letrado de la sociedad norteña: era, sobre todo, un producto del ingrediente fundamental del maderismo, la clase media. Los líderes nacionales del Partido Antirreeleccionista eran en general gente acomodada y de buena educación.

El maderismo atrajo el apoyo de la clase artesana y trabajadora. El apoyo antirreeleccionista se extendió entre los trabajadores industriales entre 1909 y 1910, en particular entre los trabajadores textiles pero también entre los del ferrocarril, los mineros, impresores y electricistas. A algunos de estos, sobre todo a los artesanos, les atraía el programa maderista de elecciones libres, derechos individuales y educación. El artesanado sentía aprecio por la patriótica clase media urbana que constituía el factor dominante del maderismo.

El maderismo de la clase obrera tenía una obvia dimensión económica. Su propio desarrollo exitoso indicaba que los trabajadores percibían una conexión

entre las reformas políticas y el mejoramiento económico y, de manera importante el reclutamiento se realizó en aquellas fábricas que contaban con una historia de conflictos laborales. El maderismo era más la expresión de una clase media en ascenso, acomodada y que demandaba su lugar bajo la luz política. La mayoría de los maderistas veían en la reforma un fin en sí mismo, por la razón de que era correcta mientras el statu quo no lo era. Es decir que, para este autor, un deliberado interés por el propio beneficio económico no podía justificar el apoyo que recibió el maderismo entre 1909 y 1910.

Los maderistas proponían fórmulas políticas para la solución de cuestiones sociales y económicas.

Los maderistas no solo se habían beneficiado con la política económica de P. Díaz sino que, además, la veían como la única área del régimen digna de aprobación. El itinerario de la clase media estuvo determinado por la cronología política de la década de 1900.

El maderismo solo mostró leves signos de nacionalismo económico, principalmente en lo que respecta a la industria petrolera y a la mexicanización de los ferrocarriles. En ambos casos, los maderistas solo participaron en un modesto cambio superficial del pensamiento económico que pareciera afectar por igual a la institución porfirista que a la propia.

Muchos maderistas venían de los estados norteños y se habían beneficiado de las inversiones extranjeras. Esto no significa que los intereses extranjeros fueran inmunes a la crítica maderista. La principal corriente de oposición en la década de 1900, no tenía intención de romper con la política porfirista en lo que concernía al desarrollo económico y al papel de los intereses extranjeros que operaban dentro de él.

Madero y sus seguidores insistieron en los temas políticos; una vez en el poder, se concentraron casi por completo en las reformas políticas. Entre los líderes maderistas, la mayoría contaba con una posición económica segura y acaudalada; se trataba de los beneficiarios y no de las víctimas del desarrollo económico porfirista.

La motivación maderista –a pesar de encontrarse vinculada a una clase social reconocible, la clase media en ascenso, urbana y rural- era profundamente ideológica y no puede reducirse a los intereses económicos objetivos de dicha clase y aún menos a los miembros individuales de tal clase. Los opositores liberales de la década de 1900 tenían un ojo puesto en el pasado mexicano –el pasado de Hidalgo y Juárez- y otro en el presente global, la época del capitalismo liberal y occidental. Por eso se invocan los nombres los grandes nombres liberales del pasado; son frecuentes las referencias a la Constitución de 1857. Más tarde, la soldadesca revolucionaria habría de citar los lemas juaristas y los manifiestos de

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la revolución refrescarían la memoria de P. Díaz respecto a sus propias promesas liberales tres décadas atrás. Tales propuestas ideológicas podrían encubrir los intereses clientelistas o de clase. Para los trabajadores industriales, el liberalismo maderista podía parecer como una cuestión de sustento; para los que estaban “fuera” de la política, ofrecía un posible acceso al poder. Sin embargo, para la mayoría de la clase media maderista, el atractivo primario era de carácter ideológico y, la ideología, actuaba como una variable importante y autónoma.

Para la clase media letrada, la dictadura de P. Díaz parecía cada vez más incongruente en un mundo en donde la democracia liberal era la norma, observando de ejemplo a los Estados Unidos.

La revitalizada oposición liberal de la década de 1900, siguiendo los antecedentes mexicanos y el ejemplo extranjero, buscaron subvertir el dicho porfirista de “mucha administración y poca política” para reemplazarlo con una variante propia: “mucha política y buena administración”. Como tal, el maderismo fue, por encima de todo, un movimiento profundamente político e ideológico.

Reforma: tierra y trabajoMadero y sus correligionarios estaban esencialmente dedicados a las reformas

políticas en el sentido estricto del término. Esto no significa que Madero haya negado la importancia de los problemas sociales y económicos; su correspondencia y publicaciones revelan una clara defensa de la distribución de la tierra y la conciencia de las demandas de las clases trabajadoras. Pero no consideraba que la solución directa a estos problemas fuese tarea principal de su régimen. Su tarea era asegurar un gobierno representativo y honesto, de tal suerte que los distintos grupos pudieran ejercer presiones y luchar por reformas a través de las vías constitucionales. Asimismo, la clase media podía abogar por sus políticas “sociales”: equilibrio fiscal, obras públicas, educación, etc. Pero la distribución del presupuesto permaneció intacta.

La pasividad del Estado se ilustra en la esfera de las reformas agrarias y laborales: dos áreas políticas que más tarde habrían de convertirse en sinónimos de “la” revolución mexicana. Sin embargo, en cada caso es necesario distinguir entre acción oficial –legal, gubernamental y sistematizada- y reformas de facto, extraoficiales y realizadas por las partes interesadas y en su propio beneficio. En relación con la reforma agraria, la mayor parte de los cambios efectuados durante 1910-1920 fueron del segundo tipo: de naturaleza local, popular y técnicamente ilegal; ocurrieron en desafío –más que en respuesta- a la política oficial. Los esfuerzos por recuperar y redistribuir la tierra figuraron en la revolución desde sus inicios; pero las autoridades, tanto porfiristas como maderistas, lucharon por

obstaculizarlos. Madero consideraba que las reformas se efectuarían legal y gradualmente.

Una vez obtenida la libertad, la gente podría elegir a sus representantes ante el Congreso; éstos legislarían por el bien común en lo concerniente al problema agrario y a otras cuestiones. El artículo nº 3 del Plan San Luis Potosí, fuente de interpretaciones erróneas, sólo advertía la revisión de los despojos arbitrarios e inmorales de la tierra. Por lo tanto no habría reivindicaciones ni repartos de facto. Madero no se oponía al crecimiento ni a la protección de la pequeña propiedad.

Parte importante de la política agraria maderista se forjó en el molde del siglo XIX. La mayoría de los maderistas sostenía que debía continuar la conversión de tierras ejidales comunales en lotes privados. Esto no resulta sorprendente a la luz no solo de su filosofía del laissez-faire, sino también en vista de sus antecedentes familiares como rancheros y beneficiarios de las leyes de desamortización. Ésta también beneficio a terratenientes y caciques en detrimento de las tierras comunales de los pueblos. La división de tierras comunales y la alienación de terrenos baldíos continuó al mismo ritmo que durante el régimen de Díaz. Las innovaciones nacionales en el terreno agrario fueron, a la manera típicamente maderista, bien intencionadas pero ineficaces. Ante las expectativas de la compra de tierras excedentes por el gobierno, su valor se incrementó aún más y las ofertas de venta de los hacendados se limitaron a las propiedades menores. A nivel nacional, la política maderista no fue sino un liberalismo retocado, en el que al apego tradicional a la propiedad, y a los principios del mercado, se aunó una preocupación esclarecida (pero a menudo impráctica y contradictoria) por la justicia social. Esta política evidentemente no satisfacía a los rebeldes agrarios que pugnaban por medidas más drásticas, más rápidas y menos liberales para resolver el problema.

Los maderistas –a menudo de orígenes norteños y predominantemente urbanos, comerciales y profesionistas- no abogaban a favor del peonaje endeudado. Era inmoral, retrógrado e ineficiente. La mano de obra asalariada resultaba más productiva y redundaba en beneficio del mercado doméstico. No obstante, al igual que muchas propuestas maderistas, esta reforma era buena en teoría pero deficiente en la práctica, ya que el gobierno del estado, carente de una sólida base de apoyo social, difícilmente podría amenazar los intereses arraigados de los hacendados del sur.

En lo que respecta a las reformas fiscales, el régimen maderista obtuvo mayores triunfos. En este terreno, el gobierno estaba impelido por las demandas de la clase media y por la evidente desigualdad de los anticuados avalúos catastrales (significa “valorar –poner precio- las fincas rústicas y urbanas”); a esto se sumaba la necesidad de recursos del gobierno enfrentado a crecientes pérdidas y

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problemas presupuestales. Bajo estas presiones, el gobierno estaba dispuesto a arriesgarse al descontento y a la oposición de los terratenientes. El revalúo catastral se convirtió en una cuestión medular en varios estados del Bajío, región donde la revuelta agraria había sido débil, pero donde un sector numeroso de pequeños propietarios se beneficiaban con dichas reformas.

La permanencia de las tierras de los pueblos durante todo el período colonial, se debió a su carácter comunal; la legislación liberal, al destruir la tenencia comunal, había abierto las puertas hacia una transferencia masiva de tierras de los pueblos a la hacienda y al cacique. Esta transferencia había sido enteramente legal en un 90% de los casos, y la política maderista (enunciada en el Plan San Luis) de rectificar solo los despojos ilegales atacaba únicamente la superficie del problema.

Mientras la opinión educada reaccionaba con lentitud (y la política oficial prácticamente no reaccionaba) a las demandas populares patentes en docenas de revueltas campesinas, la actitud del régimen frente a los trabajadores urbanos (que habían jugado un papel marginal en la violencia política de 1910-1913) fue más tolerante y reformista. Tal como los maderistas civiles (que no se habían enfrentado en el campo de batalla) recogieron los frutos en 1911, así también los obreros urbanos (sin participar en la lucha armada) obtuvieron logros durante el nuevo régimen. Esto se debió a que los trabajadores urbanos (o, al menos, sus sectores organizados) se mostraron capaces de operar dentro del nuevo orden constitucional. Los obreros urbanos votaron y se afiliaron a los partidos. Los sindicatos nacientes mejoraban su organización, ventilaban sus demandas y obtenían logros ocasionales y limitados. Así contaron con el aliento de Madero; la lucha por mejorar las condiciones a través de medios pacíficos eran virtudes encomiables en el contexto de la nueva política, mientras que las apropiaciones de tierras, el bandidaje y la violencia eran vicios reprochables. La clase media y la clase trabajadora de la ciudad (estibadores, trabajadores del ferrocarril, operarios textiles) compartieron intereses y una buena parte de ideología comunes; hasta cierto punto, pensaban y actuaban de manera similar, en contraste con el campesinado.

La aportación de la clase trabajadora urbana al triunfo de la revolución de 1910-1911 fue menor pero, aún antes de la victoria de Madero, se hizo evidente el aumento de actividades entre los sindicatos. Durante el verano de 1911 las apropiaciones de tierras y las revueltas campesinas ocasionaron un vacío de autoridad en el campo, a lo que se sumaron repetidas huelgas en las ciudades, los puertos y los campamentos mineros. La incidencia de huelgas se correlacionó en gran medida con el debilitamiento de la autoridad producido por la revolución y con la presencia de ciertos grupos ocupacionales que se hallaban a la vanguardia

de la organización de la clase trabajadora: mineros y obreros de la fundición, ferrocarrileros y estibadores. También los trabajadores del servicio público y artesanos, los operarios de tranvías, los electricistas y panaderos, zapateros, peluqueros, dependientes de comercios, carpinteros y albañiles., todos de distintas ciudades de México.

Las huelgas coincidieron con el descontento general y fueron consideradas como parte del amplio debilitamiento de la autoridad, y del rápido incremento de las pretensiones populares. Las huelgas fueron un producto de la revolución, y no viceversa.

El declinar de la actividad huelguística se derivó tanto de factores internos como externos al propio movimiento laboral. La militancia de mediados de 1911 tendió a debilitarse dentro de los sindicatos jóvenes, débiles e inexpertos. La organización sindical todavía se encontraba en embrión, el número de sus miembros era reducido y los fondos prácticamente inexistentes. Todavía rondaba el espectro del desempleo.

La militancia también se vio afectada por factores externos, especialmente por la renovación de la autoridad política que trajo consigo el interinato y la toma de posesión de Madero como presidente. Aunque las huelgas continuaron durante 1911-1912, éstas se tornaron más esporádicas.

Con respecto a los objetivos, la organización y los métodos de la agitación laboral del movimiento de 1911-1913, es válido afirmar que éstos fueron “económicos” y apolíticos en términos generales. Los sindicatos mexicanos en gestación adquirieron “conciencia sindical” y lucharon por logros económicos, sin representar una amenaza seria de carácter ideológico o político frente al régimen.

Mientras muchas disputas se centraron en los salarios y las condiciones laborales, un número significativo se derivó de la intransigencia empresarial y adoptó la forma del cierre forzoso en lugar de la huelga. Las industrias estaban dispuestas a realizar cierres, ignorar las órdenes del gobierno y traicionar acuerdos previos realizados con dirigentes laborales.

Los obreros no recurrían a la huelga (ni a otras formas de “acción directa”) para obtener logros políticos, para derrocar a un gobierno o fomentar la revolución. Las huelgas no eran revolucionarias. El recurso se aplicaba para obtener mejoras graduales. A menudo, las huelgas estallaron con el fin de mantener los estándares amenazados, más que encaminarse a la conquista de nuevos beneficios. Por lo tanto, solo en raras ocasiones la huelga era usada como arma política; en cambio, la actividad política servía a veces para fines económicos de manera pragmática y calculadora.

Empresas de todas las nacionalidades sufrieron huelgas en el curso de 1911-1913: minas norteamericanas (Cananea), fundiciones británicas (Wadley),

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fábricas francesas (Orizaba), así como numerosas industrias cuyos propietarios o administrativos eran mexicanos o españoles. Cabe subrayar que la cuestión de la propiedad extranjera rara vez fue causa de conflicto; salvo algunos casos pocos usuales.

Debido a que el principal objetivo de la mayoría de los trabajadores urbanos era conservar sus empleos y, en lo posible, obtener logros económicos modestos, este sector generalmente se mostró hostil hacia la violencia política que amenazaba con desequilibrar la economía y arrojarlo a las filas de los desempleados. Además, apoyaron al gobierno constituido y desplegaron cierta docilidad y clientelismo que se tornaron evidentes en sus relaciones con ciertos patrones. Los intereses de la ciudad se unieron en un frente común en oposición a la rebelión rural.

A estas manifestaciones políticas se sumaron los síntomas de un nuevo desarrollo: el reclutamiento de trabajadores urbanos en formaciones militares para la defensa del régimen. La participación tardía de los trabajadores urbanos en la lucha armada surgió no de manera “espontánea” ni autónoma, como en el caso de los movimientos populares en el campo, sino en forma de reclutamiento oficial, bajo la égida del gobierno establecido y con la intención de pacificar, en lugar de subvertir. El apoyo al gobierno significaba paz y estabilidad, objetivos que buscaban los trabajadores; pero además representaba poder político, meta cultivada por los dirigentes obreros y que se ofrecía a cambio de lealtad, apoyo y servicios prestados. Así, el período de Madero presenció la evolución gradual de una alianza –desigual- entre el gobierno cimentado en la ciudad y el movimiento laboral, también de carácter urbano.

La moderación y el clientelismo reflejaron la debilidad inherente al movimiento obrero. La organización de los trabajadores se limitaba a sociedades mutualistas y eran escasos los sindicatos combativos. Mientras las minas y puertos más grandes dieron origen a la creación de sindicatos fuertes, los centros comerciales e industriales permanecieron vulnerables al dominio de patrones autoritarios o de la élite empresarial. En lo que respecta al proletariado clásico –los operarios de fábricas en la ciudad de México, Orizaba, Puebla y comunidades industriales menores-, éste constituyó una minoría dentro de la clase trabajadora urbana y sufrió desventajas específicas. En la industria textil, por otra parte, los administradores solucionaron los excedentes de producción mediante cierres, recurso que ofrecía la ventaja adicional de sofocar movimientos sindicales.

Para el análisis de ejemplos de desarrollo ideológico y militancia práctica es necesario tener presente que dichos casos son excepcionales dentro de un movimiento obrero débil, desorganizado y fragmentario. En ese análisis, cuatro aspectos llaman la atención: primero, las organizaciones laborales nacionales;

después, tres concentraciones geográficas de poder proletario: Orizaba y la industria textil, Torreón y Cananea.

Gracias al clima de libertad propiciado por el régimen de Madero, los sindicatos comenzaron a integrar asociaciones regionales y nacionales. La organización laboral más importante durante el período de Madero fue la Casa del Obrero Mundial, establecida en septiembre de 1912. La Casa se gestó en el seno de un grupo anarquista de la ciudad de México que contaba con el apoyo de sastres e impresores de la capital; se caracterizó por su dirigencia cosmopolita y su énfasis en los principios de autogestión, educación e ilustración. Entre sus objetivos se pretendía abarcar a todos los movimientos laborales del país. Sin embargo, al fomentar huelgas y promover la lucha de clases, se opuso a los principios maderistas de armonía y conciliación industrial. Por esta razón, la Casa del Obrero Mundial y el Departamento del Trabajo pronto se enfrascaron en una lucha por ganarse a los trabajadores. Fue responsabilidad de los regímenes posteriores decidir cómo habrían de enfrentar el creciente desafío de la Casa, bien fuera mediante la competencia pacífica, la cooptación o las medidas represivas.

Este conflicto sintetizó los distintos conceptos en torno a la movilización de los trabajadores: por una parte estaba una clase obrera moderada, auspiciada por el Estado y, por tanto, dependiente; por la otra, el movimiento de los obreros militantes y autónomos.

La industria textil fue el principal campo de batalla de estas ideologías en conflicto. A fines de 1911, los operarios de Orizaba se lanzaron a la huelga en busca de mejores salarios y jornadas laborales de diez horas. La mayoría de las industrias textiles cerraron. Los empresarios concedieron la jornada de diez horas e incrementos salariales modestos; sin embargo, se rehusaron a negociar las propuestas de salarios mínimos y uniformes. Muchos patrones no tenían intenciones de cumplir con el acuerdo. Hacia el verano de 1912, la desilusión de los trabajadores se hizo manifiesta en otra ola de huelgas a la cual el gobierno respondió con una segunda convención textil. Éste fue un ejercicio característico del gobierno maderista: bien intencionado, productivo y prolijo en soluciones teóricas que difícilmente se traducían en acciones concretas.

En todas las regiones el poder del proletariado organizado varió en proporción inversa al poder del campesinado insurgente.

Cananea (los episodios de 1906 fueron atroces) fue un caso atípico en el contexto del movimiento laboral mexicano y sus vínculos con la revolución fueron más tenues y complejos de lo que pudiera suponerse. Se trataba de una populosa comunidad minera de reciente formación, aislada del resto de México (y, por lo tanto, con salarios más elevados), familiarizada con los procedimientos de la sindicalización norteamericana y profundamente afectada por las dos

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nacionalidades que integraban su fuerza de trabajo. En junio de 1911 hubo una serie de peticiones conocidas: la jornada de ocho horas y la supresión del sistema de pago mediante vales.

A fines de 1912, los mineros presentaron un conjunto de demandas ante la empresa: sustitución de todos los capataces norteamericanos por mexicanos, incremento salarial del 20%, reducción de una hora en la jornada de trabajo y reconocimiento del sindicato. Cuando la empresa rechazó todas estas demandas, estalló una huelga enorme.

Hay pocas evidencias de que Cananea estuviera en la corriente principal de la historia revolucionaria de 1910-1913. En lo que se refiere a objetivos, tácticas y logros, los mineros estaban muy lejos de compararse con los rebeldes de Morelos, Chihuahua o La Laguna que derrocaron a Díaz y que representaron la mayor amenaza para Madero a la par que marcaron su período.

Al renovarse la agitación laboral en centros como Orizaba, Torreón o Cananea, el régimen de Madero siguió, inicialmente, una típica línea liberal. El Estado podía ofrecer las precondiciones necesarias –libertad política y democracia representativa- para que los trabajadores se organizaran, formaran sindicatos y lucharan por obtener sus demandas de manera legal y pacífica. Madero no se opuso a la formación de sindicatos, como tampoco ignoró la posibilidad de reformas legislativas diseñadas para ayudar a la clase trabajadora.

Aunque el régimen maderista se mostró tolerante ante las huelgas ordenadas, también estaba dispuesto a usar la fuerza para enfrentarse a las huelgas que consideraba subversivas, como por ejemplo Cananea y Torreón. En el campo de las relaciones laborales los principios de la justicia social tenían que equilibrarse con los derechos de la propiedad y los imperativos de la producción. Así, el gobierno se encontró en una posición muy difícil a la hora de conciliar los intereses patronales con su propia simpatía por la causa de los trabajadores.

De ahí que para finales de su período presidencial, Madero ya hubiera abandonado su postura no intervencionista y de laissez-faire. El intervencionismo, desganado y torpe, se convirtió en característica saliente de la política laboral de Madero.

Resultaba evidente y relevante el hecho de que, haciendo a un lado los aspectos de la política positiva del gobierno, durante el período maderista las organizaciones de las clases trabajadoras gozaron de un grado de libertad sin precedentes. Aunque hubo manifestaciones de represión, éstas fueron menores y menos consistentes que en épocas de Díaz. Si bien es cierto que se perdieron muchas huelgas, cabe destacar que su número tampoco tenía precedentes y que dieron una valiosa experiencia acumulativa a los trabajadores.

Zapatismo y revoluciónEmiliano Zapata y sus seguidores elaboraron el Plan de Ayala, publicado el

28/11/1911, que denuncia en contra de Madero y llama a la reforma agraria. Zapata no repudió el Plan de San Luis (liberal); por el contrario, se apropió del manifiesto maderista y lo utilizó como ejemplo de las promesas justas pero insatisfechas. Su tema central es la indignación producto de la traición de Madero a la causa revolucionaria. Tanto el preámbulo como las cláusulas giran en torno al tema de la revolución traicionada.

Debido a su precisión y radicalidad, superaban al Plan de San Luis. Los zapatistas mostraron una reticencia característica hacia las conciliaciones; así dispusieron que el acuerdo político posrevolucionario debería ser obra de una junta revolucionaria sin presidente provisional y solo con un jefe del ejército revolucionario (Pascual Orozco, o Zapata, si el primero declinaba). Conforme a las promesas de Madero, las tierras de los pueblos ilícitamente usurpadas serían devueltas pero además una tercera parte de todos los monopolios rurales serían expropiados. Al respecto, el Plan señalaba que los “terratenientes, científicos o jefes” que se opusieran a las disposiciones, estarían sujetos a la posibilidad de expropiación total. Sin embargo, en algunos aspectos el Plan de Ayala aún era moderado: estipulaba indemnizaciones y la expropiación se limitaba a un tercio de la propiedad de los terratenientes. Por lo tanto, los zapatistas no proponían una reestructuración fundamental de la sociedad rural.

A pesar de su radicalidad, que con el paso del tiempo se tornaría más acentuada y esquemática, el movimiento zapatista fue fundamentalmente defensivo, retrospectivo y nostálgico. Representó “una reacción conservadora en contra de los cambios sociales y económicos que afectaban a la cultura indígena”. La defensa de esa cultura fue fundamental para el zapatismo; su guía, inspiración y principio organizativo fue la libre asociación de los pueblos propietarios de tierras. Fue un movimiento comunal que no se limitó al marco estrecho de la demanda de restitución y protección de tierras comunales, sino que, además, el sentido de sus peticiones, de sus agrupamientos y objetivos, era comunitario. Pero también era compatible con el usufructo individual y con los conflictos personales. Por lo tanto, el zapatismo desplegó una poderosa solidaridad, subordinó los intereses militares a los civiles y rehuyó los excesos del caudillismo que marcaron a otros movimientos populares.

Hacendados, capataces y caciques no tuvieron lugar en el Morelos zapatista que se organizó conforme a los lineamientos de “la utopía de una asociación libre de clanes rurales”. En la práctica, esto significó una forma de anarquismo rural. Se trataba de un ‘anarquismo’ ajeno a Bakunin, nutrido por una tradición claramente mexicana, cuyo principal discurso ideológico era popular, patriota y liberal. En

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ninguna parte del Plan de Ayala se hace referencia a la ‘paz’ o al ‘progreso’ o a la ‘democracia’. Portaron el emblema de la virgen de Guadalupe. El zapatismo tampoco se unió a los principios de moral estricta, sobriedad, trabajo duro.

Los zapatistas y sus enemigos urbanos (maderistas, posteriormente constitucionalistas) diferían principalmente en su concepción del Estado. Los zapatistas desdeñaban el Estado y no procuraban alcanzar el poder nacional como lo hicieron sus enemigos. Eran patriotas, pero no nacionalistas. Por lo tanto, en términos de su práctica, el zapatismo mostró un cercano parentesco con el anarquismo rural. Durante su fugaz apogeo, el zapatismo se aproximó al ideal proudhoniano de una sociedad marcada no por la disolución total del orden y la estructura, sino por el renacimiento de las pequeñas unidades locales y sociales (familias, clanes, pueblos) con autogobierno y formas de asociación flexibles y voluntarias.

Para que ocurra una revolución es necesario satisfacer dos condiciones (aquí se interpola la propia definición operativa del autor). Primero, un grupo o grupos deben luchar por el poder –a través de medios violentos o pacíficos- a fin de instrumentar políticas en concordancia con una visión específica de la sociedad. Las visiones de la sociedad (o ideologías) son importantes. Pero no son decisivas en lo que concierne a la definición. Para que cualquier visión o ideología sea un aporte revolucionario, debe ser lo suficientemente poderosa para satisfacer el segundo criterio de revolución: un elevado grado de genuina movilización popular. Ésta ocurre solo cuando la lucha por el poder, la lucha entre visiones opuestas de la sociedad, involucra a grupos numerosos que actúan no bajo coerción, sino a partir de su identificación con los movimientos específicos participantes. Los zapatistas fueron revolucionarios, aunque no resultaran triunfadores en la “historia de éxito” de la historia.

A fines de 1911, el zapatismo resurgió, lo que permitió tomar el control de la mayor parte de Morelos. El zapatismo actuaba ahora como núcleo de un movimiento más amplio en el que se incluyeron gavillas rebeldes semiindependientes, bandidos “sociales” y bandoleros a secas, que se remontaron hacia los estados vecinos más allá de Morelos.

Conforme se extendió la actividad zapatista, el gobierno optó por aplicar medidas más severas. En enero de 1912 se declaró la ley marcial en Morelos, Tlaxcala, Guerrero y en algunas partes de Puebla y del Estado de México, lo cual indicaba la magnitud de la rebelión al sur de la capital.

Los hacendados no podían ignorar la amenaza real que significaba el zapatismo para sus intereses, especialmente el zapatismo radicalizado de 1912.

Durante la primavera de 1912, Madero y el gobierno central tenían otra razón de peso para procurar la conciliación en Morelos: el rápido crecimiento de la

rebelión de Orozco, que amenazaba con derrocar al propio régimen, y que un año atrás animaba revueltas en varios estados de México. Al igual que en 1910-1911, la suerte de México parecía centrarse en Chihuahua, “gestador de tormentas”.

Katz:“Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria en el norte de México”

Pancho Villa (1923 muere asesinado); la figura más controvertida que se produjo durante la Rev. mexicana, era al mismo tiempo unos de los bandidos sociales + conocido del estado, y vendedor de ganado, dos profesiones que no estaban en contradicción absoluta.

La falta de una ideología de Villa y de los cambios que se realizaron en los territorios que controló durante casi dos años, el aspecto agrario de su movimiento.

* Los colonos desempeñaron un papel clave en la Revolución. Los campesinos constituían una parte esencial del ejército Rev. en Chihuahua. Eran descendientes de los colonos militares que habían recibido tierras y ayuda económica del gobierno mexicano, a cambio de luchar contra las tribus nómadas del norte, en especial con los apaches. En las guerras contra los indígenas estos colonos habían gozado del apoyo económico y militar del gobierno del estado, y también de los hacendados más ricos. Después de la derrota de las tribus indígenas, empezó a cambiar la actitud de los hacendados con los colonos militares. Por un lado ya no los necesitaban para rechazar las incursiones indígenas; y por otra sus tierras se volvían cada vez más atractivas para los grandes terratenientes de Chihuahua. Se elevó mucho el valor de las tierras debido al paso del ferrocarril, lo mismo sucedió con las tierras situadas cerca de la fronteras con los Estados Unidos, cuyo valor había aumentado por el desarrollo económico del SE norteamericano. Los hacendados de Chihuahua con el apoyo entusiasta del gobierno del estado, hicieron todo lo posible para apoderarse de esas tierras, no es sorprendente que estos colonos hayan desempeñado un papel clave en la Revolución En 1910 se le unieron otros sectores de la población rural: rancheros, trabajadores semiagrícolas y semiindustriales

De 1907 a 1910 México se vio afectado por la recesión económica que hubo en Estados Unidos. Las minas cerraron sus puertas, a muchos trabajadores mexicanos los despidieron las compañías norteamericanas del SO de Estados Unidos, y los bancos de Chihuahua no otorgaban créditos a los campesinos que otrora le servía para ayudar a sortear las dificultades.

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*La frontera c/ los EU permitía un fácil acceso a la compra de armamento. *Los revolucionarios de Chihuahua fueron los que principalmente contribuyeron

a obligar a renunciar a Porfirio Díaz.*En 1913, después de que sus tropas habían logrado controlar todo Chihuahua y

Villa se había convertido en gobernador del estado publica un decreto de gran importancia para su ejército, su administración y para la gente de los territorios que estaban bajo su gobierno. El decreto ordenaba la confiscación de tierras a los terratenientes mexicanos + ricos y poderosos en Chihuahua. A corto plazo los ingresos de estas tierras se destinaban al mantenimiento del ejército revolucionario y para pagar las pensiones de las viudas y de los huérfanos de los soldados que habían muerto durante la Revolución. A largo plazo, después de la victoria de la Revolución, según el decreto, una parte de estas tierras se distribuiría entre los veteranos de la Rev., otra se la devolverían a sus antiguos dueños (los colonos), a los cuales se las habían robado los hacendados, una tercera parte quedaría a disposición del Estado Rev. para pagar las pensiones de las viudas y de los huérfanos de los soldados revolucionarios. Una última parte se dedicaría a otorgarles créditos a los campesinos de Chihuahua. Lo notable del decreto era que los principales beneficiarios serían los descendientes de los colonos militares de Chihuahua. En la práctica, las cosas resultaron un poco diferentes. Una parte de las haciendas las administraron directamente los jefes militares, algunos de estos jefes militares llegaron a considerar que estas haciendas eran sus propiedades personales.

No hubo cambios revolucionarios en el campo durante la administración de Villa: ni hubo rebeliones campesinas , ni ocupación en gran escala de las tierras de las haciendas por parte de los campesinos; ni hubo cambios fundamentales en las condiciones de trabajo y de la vida de las haciendas “¿significa esto que la Revolución en la zona villista sólo reemplazó una clase dominante por otra?” La primera promesa de Villa de distribuir las haciendas de la oligarquía: sólo incluía a los soldados revolucionarios, sus flias. y también a los campesinos desposeídos, pero nada decía de los campesinos sin tierra en gral.

Otorgarle tierras a sus grales. fue unos de los medios que usó para obtener su apoyo. Esto también creó una nueva clase de terratenientes que no les habría gustado que se distribuyeran sus tierras recién adquiridas.

Hacer regresar a las tropas durante la guerra para adquirir tierras habría reducido su ejército. Quizá el ejemplo del ejército zapatista que deseaba luchar hasta lo último por defender sus tierras pero que no quería luchar lejos de sus pueblos, le sirvió de advertencia a Villa. Todos estos argumentos pueden explicar por qué Villa y la jefatura de la Rev. en Chihuahua decidieron no realizar una distribución de tierras a gran escala. Sin duda un motivo fue el hecho de que la población

campesina del estado era más pequeña en comparación con los demás estados mexicanos: una gran parte de los habitantes era mineros o vaqueros, y su interés en tener tierras propias era mucho + limitado que el de los campesinos. Para estos hombres, como para villa, la reforma agraria debería realizarse sólo después de su regreso. Cuando finalmente regresaron, no eran un ejército victorioso, sino vencido, y Villa había perdido el poder para otorgarles la tierra.

KATZ, FRIEDRICHIII. PANCHO VILLA, LOS MOVIMIENTOS CAMPESINOS Y LA

REFORMA AGRARIA EN EL NORTE DE MÉXICOLa meta de este capítulo es enfocar las raíces del descontento agrario en

Chihuahua y la política agraria que ideó o realizó Villa en los territorios que controló entre 1913 y 1915.

Los campesinos que constituían una parte esencial del ejército revolucionario en Chihuahua, en 1911 y en 1913, eran descendientes de los colonos militares que habían recibido tierras y ayuda económica, primero de la administración colonial española y más tarde del gobierno mexicano, a cambio de luchar contra las tribus indias nómadas del norte, en especial con los apaches. Adquirieron armas y práctica militar.

En las guerras contra los indígenas estos colonos habían gozado del apoyo militar, y económico del gobierno del estado, y también de los hacendados más ricos para luchar contra los apaches. Después de la derrota de las tribus indígenas, los hacendados por una parte ya no los necesitaban para rechazar las incursiones indígenas; por la otra sus tierras se volvían cada vez más atractivas para los grandes terratenientes de Chihuahua. Se elevó mucho el valor de las mismas. Desde 1900 en adelante los hacendados de Chihuahua, hicieron todo lo que estaba de su parte por apoderarse de esas tierras.

En 195 la legislatura del estado de Chihuahua aprobó una ley especial que facilitaba la expropiación de las colonias militares.

Ya que los colonos militares despojados estaban unidos con otros grupos de la sociedad rural y urbana en Chihuahua, su movimiento tuvo una importancia decisiva para el curso de la Revolución en México. En 1910 se le unieron otros dos sectores de la población rural: rancheros y trabajadores semi-agrícolas y semi-industriales. Estos últimos trabajaban una parte del año como medieros o trabajadores agrícolas en las haciendas y se pasaban el resto del tiempo en Estados Unidos como mineros, leñadores o trabajadores inmigrantes.

La región con la más grande concentración de pequeños propietarios, y también de trabajadores agro-industriales, era el distrito de Guerrero, en la región montañosa de la Sierra Madre en Chihuahua. De 1908 a 1910 las cosechas fueron

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muy malas en Guerrero. La creciente demanda de maíz y la venta de tierras públicas buenas por parte del gobierno, impulsaron al uso cada vez más frecuente de las tierras marginales, donde era más factible que se malograran las cosechas.

En otras épocas los campesinos habrían podido encontrar trabajo en las minas vecinas, o hasta en Estados Unidos. Pero de 1907 a 1910, México se vio muy afectado por la recesión económica que hubo en Estados Unidos. Las minas cerraron, a muchos trabajadores mexicanos los despidieron las compañías norteamericanas en el suroeste de Estados Unidos, y los bancos de Chihuahua no otorgaban créditos. El gobierno del estado se negó a hacer algo por los campesinos y también los obligó a pagar impuestos cada vez más elevados, mientras que los grandes hacendados prácticamente no pagaban nada. El poder político en Chihuahua, el control de su banco más grande, sus principales haciendas y algunas de sus minas, estaba concentrado en las manos del clan Terrazas-Creel.

Los hombres que dirigieron el movimiento de Guerrero, que se convirtió en el foco de la Revolución en Chihuahua, no eran campesinos, sino, con una excepción, miembros de la élite tradicional del distrito. Pascual Orozco era arriero. La única excepción fue Pancho Villa quien había sido aparcero. Al estallar la Revolución, Villa era bandido social y vendedor de ganado.

Aparte del hecho de que el monopolio del poder político y económico que ejercían los Terrazas en Chihuahua había logrado la unificación de los grupos sociales más divergentes en el estado, el éxito de los revolucionarios se debió a otros dos factores. La frontera con Estados Unidos permitía un fácil acceso a la compra de armamentos. La situación social (clase media) de una gran parte de las fuerzas revolucionarias hizo más fácil para éstas que para los zapatistas en Morelos o para los yaquis en Sonora obtener el apoyo de la población urbana. Estas mismas fuerzas volvieron a reunirse después del asesinato de Madero y después del golpe de Estado de Huerta.

En 1913 sus tropas controlaron Chihuahua. Villa, convertido en gobernador de este estado, publicó un decreto, en el que se ordenaba la confiscación de las tierras y propiedades que pertenecían a los terratenientes mexicanos más poderosos de Chihuahua (Terrazas, Creel, etc.). A breve plazo los ingresos de estas tierras se destinaron a la tesorería pública (lo que significaba al ejército) y para pagar las pensiones de las viudas de los soldados que habían muerto durante la Revolución.

A largo plazo, después de la victoria de la Revolución, según el decreto, deberían aprobarse leyes que cambiarían la propiedad de esas tierras. Una parte de éstas se distribuiría entre los veteranos de la Revolución, otra parte se la devolverían a sus antiguos dueños, a los cuales se las habían robado los hacendados, una tercera parte quedaría a disposición del estado, con la meta

básica de pagar las pensiones de las viudas y de los huérfanos de los soldados revolucionarios. Una última parte se dedicaría a otorgarles créditos baratos a los campesinos de Chihuahua.

Los principales beneficiarios serían los descendientes de los colonos militares de Chihuahua.

El decreto de Villa establecía que estas tierras serían administradas por el Banco del Estado de Chihuahua. En la práctica, las cosas resultaron un poco diferentes. Una parte de las haciendas las administraron directamente los jefes militares, quienes enviarían una parte de los productos de las tierras al alto mando del ejército. Otra parte quedó bajo el control directo o indirecto de las instituciones del estado. En 1914 se creó la Administración General de Confiscaciones del Estado de Chihuahua, bajo la dirección de Silvestre Terrazas, para que administrara estas propiedades.

Estaba emparentado con la dinastía de los Terrazas en Chihuahua pero había luchado contra el régimen de Díaz y también contra la administración Terrazas-Creel en el estado.

¿Qué pruebas hay de cambios revolucionarios en las haciendas, aparte del hecho de que se las confiscaron a los dueños originales? Hubo muy pocos cambios.

No hay evidencias que muestren alguna mejoría notable en las condiciones de trabajo y en los términos de los alquileres o las aparcerías, en comparación con el período pre-revolucionario, para beneficiar a los grupos más pobres con las haciendas.

Muchas propiedades les fueron rentadas a arrendatarios ricos. Algunos de los arrendatarios ricos, que rentaban gran parte de las haciendas, les subarrendaban las tierras a pequeños arrendatarios.

En contraste con lo que sucedía en Chihuahua, una gran parte de las propiedades confiscadas en La Laguna se las rentaban directamente a los aparceros pobres. Los informes de las haciendas de Chihuahua (en contraste con la región de La Laguna) mencionaban una grave escasez de mano de obra.

Puede decirse que, excepto por las confiscaciones y las expulsiones en gran escala de los antiguos dueños de las propiedades agrícolas que realizó el gobierno villista, y algunas mejoras de las condiciones a los pequeños arrendatarios y a los medieros, no hubo cambios revolucionarios en el campo durante la administración de Villa en el norte de México: ni hubo rebeliones campesinas, ni ocupaciones en grane escala de las tierras de las haciendas por parte de los campesinos, ni hubo cambios fundamentales en las condiciones del trabajo y de la vida en las haciendas. ¿Significa esto que la Revolución en la zona villista sólo reemplazó a una clase dominante por otra? ¿Había planes de reforma agraria y de distribuir las propiedades confiscadas, elaborados por Villa y su administración?

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Villa se propuso que una gran parte de los ingresos se gastara con fines militares. Esto también convirtió el ejército revolucionario en más fuerte y mejor equipado, que desempeño un papel decisivo en la derrota de Huerta. Otra parte de estos ingresos se gastó con fines sociales, aunque esto ocurría a menudo de una manera esporádica, y con frecuencia dependía del capricho de Villa: regalaba ropa, zapatos, redujo el precio de la carne, etc.

La primera promesa de Villa de distribuir las haciendas de la oligarquía de Chihuahua la hizo en diciembre de 1913 en su decreto de expropiación de las propiedades de los Terrazas, los Creel, etc. Este decreto era más limitado que el Plan de Ayala de Zapata, porque solo estaban incluidos los soldados revolucionarios, sus familias, y también los campesinos desposeídos, pero nada se decía en él acerca de los campesinos sin tierra en general.

Solo se realizó un intento sistemático de cambiar la estructura agraria de Chihuahua después de la ruptura de Villa con Carranza, y que el primero se alió con Zapata. Pero Villa fue derrotado. Y no hay pruebas de que la tierra fuera distribuida durante este período ¿Por qué?

La primera razón fue que Villa, en vista de la proximidad de la frontera norteamericana, podía, a diferencia de Zapata, usar los recursos de las propiedades confiscadas para comprar armas en los Estados Unidos. Una distribución de las tierras en una etapa temprana podría haber significado una fuerte reducción de los fondos a su disposición. Un importante factor en la decisión de Villa fue que deseaba obtener el apoyo de sus generales. En 1913 la rebelión anti-huertista en el estado de Chihuahua ya se había iniciado independientemente de su dirección. Otorgarles haciendas a sus generales fue uno de los medios que usó para obtener su apoyo y su adhesión. Y a éstos no les habría gustado que se distribuyeran de nuevo sus propiedades recién adquiridas.

Villa ante el problema de la reforma agraria. Él estaba a favor de otorgar las tierras al pueblo pero se advirtió que el interés personal de Villa era mucho más limitado en su naturaleza y que le interesaban básicamente sus soldados. Por eso no es una coincidencia que el decreto de 1913 declarara a los soldados revolucionarios los principales beneficiarios de la reforma agraria.

Pero no se explica porque no hubo una vigorosa presión de los campesinos en esa dirección, ni porque no ocurrieron más ocupaciones de tierras ni rebeliones campesinas en el territorio villista. Un motivo fue que la población campesina del estado de Chihuahua era pequeña. Una gran parte de sus habitantes eran mineros o vaqueros, y su interés en tener tierras propias era más limitado que el de los campesinos. Otra causa puede haber sido que, desde principios de 1914 hasta fines de 1915, una gran parte de la población de Chihuahua estaba en el ejército y la lucha se desarrollaba lejos de su estado natal.

Para estos hombres, como para Villa, la reforma agraria debería realizarse sólo después de su regreso. Cuando finalmente regresaron, no eran un ejército victorioso, sino vencido, y Villa había perdido el poder para otorgarles tierras.

GILLY, ADOLFO I. LA GUERRA DE CLASES EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA(REVOLUCIÓN PERMANENTE Y AUTO-ORGANIZACIÓN DE LAS

MASAS)1. IntroducciónLa discusión sobre la interpretación de la revolución no se puede encerrar en la

disputa de sus nombre: democrática, burguesa, popular, anti-imperialista, campesina; o de sus secuencias, concluida, derrotada, victoriosa, inconclusa, interrumpida, permanente. Lo primero es comprender qué fue la revolución.

2. Fuerzas componentes y determinantesLa revolución mexicana aparece como una violenta irrupción de las masas de

México, fuera de la estructura de la dominación estatal y contra ella, que altera, trastorna y transforma de abajo a arriba todas las relaciones sociales del país. Esa actividad tiene un motor central: la revolución se presenta como una gigantesca guerra campesina por la tierra. Pone en cuestión el poder y la estructura del Estado, controlado hasta entonces por un bloque de poder en el cual la hegemonía indiscutible la detentaban los terratenientes.

La base de masas de los tres principales ejércitos revolucionarios (el de Obregón, el de Villa y el de Zapata) la constituyó el campesinado insurrecto.

Fueron diferentes las relaciones de esas tres fracciones militares con el Estado de los terratenientes y de la burguesía mexicanos. El obregonismo era un desgajamiento de ese Estado (como lo era en su conjunto el carrancismo).

El villismo, cuya base de campesinos y trabajadores se nutría de una región donde estaban mucho más desarrolladas que en el centro y el sur las relaciones salariales y capitalistas en el campo, tampoco enfrentaba programáticamente, en sus objetivos últimos, a ese Estado. Quería la tierra, quería la justicia, pero no las imaginaba fuera del marco de las relaciones capitalistas de producción que habían ido creciendo durante toda la época de Porfirio Díaz. El maderismo de Villa era la expresión del sometimiento ideológico del campesinado a la dirección de una fracción de la burguesía y, en consecuencia, a su Estado.

El zapatismo no se planteaba la cuestión del Estado ni se proponía construir otro diferente. Pero en su rechazo de todas las fracciones de la burguesía, en su voluntad de autonomía irreductible, se colocaba fuera del Estado. Y quien está

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fuera del Estado, si al mismo tiempo decide alzar las armas, se coloca contra el Estado.

La lucha contra el “mal gobierno” acabó así en una insurrección contra la clase dominante, los terratenientes, y toda su estructura estatal.

El desarrollo del capitalismo en México bajo el porfirismo combinó un intenso proceso de acumulación originaria y un intenso proceso de acumulación capitalista (reproducción ampliada). En el Porfiriato la acumulación originaria bajo la forma brutal de las compañías deslindadoras y de la guerra de las haciendas contra los pueblos, fue un rasgo dominante del período. Este proceso fue acompañado, estimulado y luego dominado por el desarrollo de las industrias: minera, petrolera, textiles, alimenticia (entre ellas, la azucarera), henequenera, en la figura de cuyos trabajadores se mezclaban inextricablemente la “libre” coerción capitalista del salario con las coerciones extraexocómicas de las relaciones de producción precapitalistas. El peón acasillado era un ejemplo típico de esta doble coerción. A nivel de la acumulación del capital las haciendas eran ejemplos de la combinación de ambos procesos de acumulación en forma masiva y en una misma empresa.

La construcción de los ferrocarriles, orgullo del régimen porfiriano, expresó esta combinación. Ellos se extendieron expropiando tierras de las comunidades para tender sus vías, incorporando a los campesinos así despojados como fuerza de trabajo para su construcción, desorganizando sus formas de vida y de relación tradicionales y arrastrándolos al turbión mercantil del capitalismo. El avance de las vías férreas está constelado de insurrecciones campesinas.

El campesinado resistió constantemente ese proceso. Lo resistió como campesino comunitario despojado y lo resistió como peón o como trabajador asalariado. Resistió en su doble carácter combinado. es fundamentalmente el campesinado quien hace saltar desde abajo toda la lógica del proceso de desarrollo capitalista. No puede impedirlo ni sustituirlo por otro diferente, pero lo interrumpe y lo cambia de sentido. Y así como el campesinado se había visto envuelto en el turbión económico y social del desarrollo capitalista, respondió envolviendo al capitalismo en el turbión social y político de su propia guerra revolucionaria.

Los procesos del contexto internacional (revolución de Rusia en 1905, crisis del capitalismo en 1907, etc.) incidieron sobre la sociedad mexicana y se combinaron con una crisis de la transición en el Estado burgués. Esta transición estaba determinada por el ascenso de un nuevo sector de la burguesía que pasaba de terrateniente a industrial (sin dejar de ser propietaria de tierras), uno de cuyos prototipos era precisamente la familia Madero, sector que buscaba una transformación en los métodos de dominación del Estado, para acordarlos con las

transformaciones económicas sufridas por el país. Esta crisis tomó la forma política de la crisis interburguesa que opuso al maderismo, como movimiento nacional, al régimen de Porfirio Díaz.

Una de las razones que explican la aspereza con que se enfrentaron las dos fracciones de la burguesía, sea el hecho de que no se sentían amenazadas por el proletariado en su dominación estatal. Un ala del liberalismo, la de Ricardo Flores Magón, había abrazado las concepciones del anarquismo y proclamaba, con el programa del Partido Liberal Mexicano de 1906, los ideales de la revolución social. Pero los movimientos de la clase obrera, por resueltos que pudieran haber sido sus métodos de lucha frente a la represión estatal, nunca pasaron del nivel económico. El proletariado mexicano, en ninguno de sus sectores importantes, se proponía cambiar el régimen del trabajo asalariado y luchar por el socialismo, sino mejorar su situación económica y social dentro del régimen capitalista imperante.

Esto significaba una ausencia de intervención y de organización política independientes del proletariado con relación a la burguesía, lo cual hacía sentir a ésta que podía ir relativamente lejos en sus disputas interiores sin riesgo de que esto diera lugar a una iniciativa política autónoma de su enemigo histórico, el proletariado. La ideología del magonismo era producto de un proceso de transición combinado en el pensamiento de una parte de la vanguardia obrera y de un sector de la pequeñoburguesía radical hacia las ideas socialistas. Pero luego de sus fracasos iniciales en sus insurrecciones de Palomas, Viesca y Baja California, el papel del magonismo en la revolución fue marginal.

La fracción burguesa de Madero contaba, por el contrario, con las aspiraciones democráticas de la pequeñoburguesía, cuyo crecimiento en las ciudades había acompañado al del capitalismo, y de mayor participación en los asuntos del gobierno.

El conjunto de este proceso del cual surge la relación de fuerzas sociales entre las clases al comienzo de la revolución y en su curso mismo, estaba además sobredeterminado por una lenta definición de las clases, cuya razón debe buscarse en el hecho de que el desarrollo del capitalismo significó para México perder, primero, la mitad del territorio nacional y enfrentar, segundo, una nueva invasión extranjera para reducir la nación al rango de colonia. Esto ha hecho que la solidaridad de nación se sobreponga fuertemente sobre la división en clases, y que la burguesía, como clase dominante, pueda capitalizar en su provecho esa solidaridad identificando su causa con la de la nación, y deteniendo o postergando el desarrollo de la autoidentificación y definición de éstas (clases subalternas).

3. La clave de la revolución: el zapatismo

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El zapatismo es la única fracción que nunca interrumpió la guerra, y que tuvo que ser barrida. Después de los acuerdos de Ciudad Juárez (mayo de 1911), todas las fracciones revolucionarias, al llamado de Madero, depusieron las armas, menos la de Zapata: la revolución no había triunfado, la tierra no se había repartido. El Plana de Ayala (noviembre de 1911): entre mayo de 1911 (caída de P. Díaz) y febrero de 1913 (asesinato de Madero), solo el Ejército Libertador del Sur mantuvo la continuidad en armas de la revolución, combatido por el mismo Ejército Federal. La revolución burguesa maderista, concluida y hecha gobierno, reprimía a la revolución campesina zapatista.

¿Qué es lo que explica la tenacidad y el éxito de los campesinos zapatistas en mantener solo contra todos lo que Marx llamaba la permanencia de la revolución?6.

La clave de toda revolución es que las masas decidan por sí mismas, que puedan “gobernar sus propios destinos”, fuera de las decisiones y de las imposiciones del Estado de las clases dominantes. Para esto lo decisivo no es que tengan dirección, programa o armas: todo ello es necesario, pero no es suficiente. Lo decisivo es que tengan una organización independiente a través de la cual puedan expresar las conclusiones de su pensamiento colectivo y ejercer su autonomía.

La clave de la resistencia permanente del sur, es que allí existía esa organización. Eran los pueblos la resistencia contra el despojo de tierras primero, y contra las consecuencias de la explotación terrateniente después; es decir, contra la acumulación originaria y contra la explotación capitalista. Los campesinos no hacían distinción entre ambos procesos. Se les presentaban mezclados como una sola opresión.

Los pueblos, todavía vivos como centro de vida comunal de los campesinos en su resistencia de siglos al avance de las haciendas, fueron el organismo autónomo con que entraron naturalmente a la revolución los surianos.

La clave del sur reside en que la lucha por la tierra encontró en el curso de la revolución una forma de organización independiente del estado y de sus fracciones políticas, propia de los campesinos, anclada en su tradición.

El Plan de Ayala huele a tierra. En todas las reformas agrarias burguesas, incluidas la prometida por Madero y la ley carrancista de 1915, se dispone que los campesinos deben acudir ante los tribunales para probar su derecho a la

tierra poseída por el terrateniente y que, oídas ambas partes, el tribunal decidirá. En el Plan de Ayala se dispone que la tierra se repartirá de inmediato y que serán los terratenientes expropiados quienes deberán presentarse ante los tribunales para justificar el derecho que invocan a la tierra que ya les ha sido quitada. Es decir, al principio de “primer se discute y después se reparte”, los campesinos surianos

6 “El grito (de los obreros) ha de ser: la revolución permanente” Marx

opusieron el principio revolucionario de “primero se reparte y después se discute”. Esta inversión radical constituye una subversión de la juricidad burguesa.

Que las masas decidan, está su coincidencia con la prédica antiestatal del magonismo. Flores Magón no aceptó la oferta de Zapata, en septiembre de 1914, de publicar su periódico Regeneración en territorio zapatista.

En 1914 había que jugarse el destino con Zapata. No lo hizo. No fue, sin duda, a causa de una falta de valentía, que los magonistas tenían hasta para regalar.

La trayectoria del zapatismo es, en la revolución mexicana, la doble revolución, la revolución en la revolución, la vía por la cual las masas persisten en afirmar sus decisiones más allá de las inevitables mediaciones de las direcciones, el camino de su autonomía y su autogobierno organizado. El autogobierno campesino de los pueblos de Morelos.

4. Combinación, dinámica y periodización de la revoluciónLa revolución burguesa se desarrolla combinada con esta revolución de los

campesinos. La expresión “combinada” alude al hecho de que una parte de la revolución campesina era relativamente independiente en programa y en organización y, al serlo, tendía un puente hacia una dirección proletaria que estaba ausente. No niega la existencia de estas condiciones en forma tendencial, en la revolución zapatista, el hecho de que no encontrara aquella dirección obrera.

Fue la causa de que los zapatistas tuvieran que replegarse nuevamente a buscar salidas en las alianzas burguesas; y de que Genovevo de la O, para volver a entrar en México con sus hombres después de la muerte de Zapata, no encontrara otra vía que hacerlo cabalgando junto a Obregón en 1920, aliándose con éste para derrotar al ala de Carranza. (Por eso no se puede hablar de simple derrota de los campesinos en general y en abstracto, sin tener en cuenta que el triunfo de Obregón, no el de Carranza, es el balance definitivo -1920- del ciclo revolucionario iniciado en 1910).

Prácticamente, en todo el curso de la revolución hay siempre dos guerras: una guerra política y una guerra social de clases. A partir del golpe huertista, la segunda se radicaliza constantemente bajo el impulso del movimiento ascendente de las masas. A través de esto el autor intenta una periodización de la revolución mexicana.

1. Desde el Plan de San Luis Potosí y el 20 de noviembre de 1910 hasta los acuerdos de Ciudad Juárez y la elección de Francisco I. Madero a la presidencia (mayo-junio de 1911). La revolución se presenta como una lucha entre dos

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fracciones de la burguesía, en la cual el sector que intenta apoderarse del control del Estado acude a la movilización de las masas en su apoyo.

2. Desde el Plan de Ayala (noviembre de 1911) hasta el golpe de Victoriano Huerta y el asesinato de Madero (febrero de 1913). La actividad revolucionaria es mantenida por la fracción zapatista. El maderismo enfrenta a la revolución campesina, mientras introduce algunas reformas políticas democráticas en el Estado.

3. Desde el Plan de Guadalupe (marzo de 1913) hasta la batalla de Zacatecas (junio de 1914). La revolución vuelve a extenderse como una nueva crisis interburguesa entre la fracción de Huerta y Carranza. Esta lucha, en la cual triunfan los ejércitos constitucionalistas, culmina con la destrucción del Ejército Nacional por la División del Norte en Zacatecas.

4. Desde la Convención de Aguascalientes (octubre de 1914) hasta la ocupación de México por los ejércitos campesinos (diciembre de 1914). Se unen villistas y zapatistas, atrayendo hacia sí a un sector pequeñoburgués radical del constitucionalismo y controlando así la Convención de Aguascalientes. Queda sellada la ruptura con el ala de Carranza y Obregón. La Convención aprueba el Plan de Ayala. La División del Norte y el Ejército Libertador del Sur, ocupan la capital del país, e intentan establecer su propio gobierno nacional.

5. Desde las batallas del Bajío (abril-julio de 1915) hasta el Congreso Constituyente de Querétaro (diciembre 1916-enero1917). La incapacidad de las fracciones campesinas para organizar el Estado nacional; la inestabilidad y la defección posterior de las débiles tendencias pequeñoburguesas que los apoyaron; la radicalización del constitucionalismo y sus leyes agrarias, obreras y administrativas.; son todos factores convergentes que determinan el paulatino repliegue de las masas y el avance de las fuerzas burguesas y pequeñoburguesas organizadas bajo la bandera constitucionalista. La Casa del Obrero Mundial se inclina definitivamente hacia el constitucionalismo y firma el pacto de los Batallones Rojos dirigido contra los ejércitos campesinos. Obregón derrota a la División del Norte en las cuatro batallas sucesivas del Bajío y a fines de 1915 ésta ya ha sido completamente destruida. El zapatismo se repliega sobre el Estado de Morelos. A la derrota del villismo sigue el enfrentamiento abierto de Carranza con el movimiento obrero y la derrota de la Casa del Obrero Mundial en la fracasada huelga general de julio de 1916. Calles recomienza en Sonora la represión contra los yaquis. Los revolucionarios en el poder, al mismo tiempo que

se preocupan en reorganizar el Estado dictando la Constitución de Querétaro, retoman la guerra del Estado contra los campesinos y se vuelven en todas partes contra aquellos de sus aliados populares que quieren hacer inmediatamente efectivas las promesas que los llevaron a tomar las armas: zapatistas, villistas, yaquis, obreros, gente pobre de México.

6. Desde el Congreso de Querétaro hasta el asesinato de Zapata (abril de 1919). Apoyándose en el “pacto constitucional”, busca afirmarse la fracción burguesa, mientras la fracción pequeñoburguesa se repliega con Obregón. Aquella se desgasta en la guerra contra los zapatistas de Morelos. Cuando finalmente este bastión se disgrega con el asesinato de su jefe, la suerte de su antagonista, el carrancismo, también está sellada: se produce un aislamiento social de la revolución en retirada. En noviembre de 1919 ese curso lo lleva al fusilamiento del general Felipe Ángeles. Álvaro Obregón prepara su regreso.

7. Desde el Plan de Agua Prieta (abril de 1920) hasta la presidencia de Obregón (diciembre de 1920). Sobre la derrota del ala radical de la revolución, la de Emiliano Zapata, y el agotamiento de las fuerzas de su ala derecha y conservadora, la de Carranza, asciende Obregón, el general revolucionario invicto que con el apoyo del ejército, asume el poder cuando las masas, fatigadas, se repliegan. Es asesinado Carranza y la entrada de Obregón a la capital, flanqueado por el general González, el verdugo del zapatismo, y el general Genovevo de la O, el principal jefe campesino sobreviviente del ejército zapatista: imposible un símbolo más transparente del juego de equilibrios. Villa rinde sus armas, Obregón es elegido presidente y asume el cargo en diciembre de 1920. La revolución ha terminado.

5. La cuestión del EstadoLa revolución destruyó el viejo Estado de los terratenientes y la burguesía

exportadora, el Estado sancionado en la Constitución liberal de 1857, y estableció un nuevo Estado burgués –la Constitución de 1917 garantiza, ante todo, la propiedad privada-, pero amputado de la clase de los terratenientes. Se cortó la vía de transformación de los terratenientes en burguesía industrial (como en cambio ocurrió en Argentina, Uruguay, Chile) y ésta tomó un nuevo origen, especialmente en la pequeñoburguesía capitalista que utilizó el aparato estatal como palanca de la acumulación de capital.

El corte entre el Estado porfiriano y el Estado posrevolucionario es terminante. Consiste en que el Ejército Federal fue destruido y fue sustituido por un nuevo ejército.

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Ese ejército fue destruido en la batalla de Zacatecas por un ejército dirigido por Pancho Villa, que tomó Zacatecas desobedeciendo las órdenes de Carranza. De ahí la condena al general Ángeles, quien “traicionó” a su clase poniendo sus conocimientos militares al servicio del ejército revolucionario de los campesinos insubordinados contra las órdenes de Carranza. El ejército fue destruido.

En la Convención de Aguascalientes convergieron todas las fracciones y se sancionó la ruptura con el Estado anterior que en los hechos se había producido con la derrota del Ejército Federal.

Querétaro se produjo un año después de la ruptura de Aguascalientes. Querétaro es en cierto modo la continuidad que ha incorporado la ruptura: esto se refleja en la Constitución de 1917, que no es la que quería Carranza, sino la que modificaron los “jacobinos”.

En las mismas clases que componen la formación social hay una continuidad. Pero también una alteración de las relaciones entre ellas al nivel de la transferencia del poder y de la propiedad agraria, y no tanto a los campesinos, sino a la nueva burguesía ascendente entrelazada con la clase terrateniente en declinación a partir del momento en que pierde las todopoderosas palancas del Estado. Una nueva fracción de las clases poseedoras asciende al poder apoyándose en los métodos revolucionarios de las masas y organiza el Estado conforme a sus intereses y teniendo en cuenta sobre todo las nuevas relaciones entre las clases.

El rasgo fundamental de esa reorganización no está en el artículo 27 de la Constitución. Está en el artículo 123. El artículo 27 fija los marcos para arreglar los problemas de la propiedad agraria, es decir, la cuestión capital en el estallido de la revolución. Pero el artículo 123 se refiere a la cuestión capital del futuro, no del pasado: las relaciones del Estado con el movimiento obrero. Es el pacto que el Estado ofrece al proletariado a condición de que se someta a su ordenamiento jurídico. A través del artículo 123, es el Estado –y no la organización autónoma de la clase obrera- quien da el programa por el cual luchará el movimiento obrero en la república que surge de la Constitución de 1917.

El artículo 123 no es una trampa, es una conquista real. La trampa está en presentarlo como el programa histórico sobre el cual debe organizarse el movimiento obrero, en sustitución de la perspectiva de su organización independiente del Estado para luchar por el socialismo. Es por eso que el artículo 123 constituye la pieza jurídica clave de la estabilidad de la república burguesa.

Lo que surge de la Constitución de 1917 es una república burguesa, un Estado burgués. Esto en lo que se refiere al carácter de clase del Estado: ese carácter no puede sino definirse con el nombre de la clase dominante a cuyos intereses sirve fundamentalmente –no exclusivamente- el Estado.

Pero Estado no es lo mismo que gobierno. Un Estado burgués por su connotación de clase, puede tener diversos tipos de régimen de gobierno, desde la dictadura fascista hasta la república parlamentaria como puede tener diversos regímenes de gobierno un Estado obrero o un Estado feudal.

Obregón sube apoyado por el ejército, que ve con desconfianza las tentativas de restauración de Carranza; por los campesinos zapatistas que esperan el cese de la represión carrancista y el reconocimiento legal de algunas de sus conquistas revolucionarias; por los obreros de la CROM que también se oponen a Carranza y confían en la aplicación del pacto del artículo 123; por buena parte de la pequeñoburguesía urbana, que busca la estabilidad y el cese de las conmociones revolucionarias, y sólo lo ve posible a través de alguien capaz de mediar con obreros y campesinos; por una parte de las clases poseedoras –industriales y aun terratenientes-, que también buscan la estabilidad y el cierre del ciclo revolucionario para reflotar sus negocios. Por razones diferentes, y aún antagónicas, Obregón es llevado al poder alzándose en equilibrio por encima de esas fracciones de clase, para desarrollar una política típicamente burguesa.

Este juego de fuerzas contrapuestas da como resultado una gran preponderancia del aparato político, que se alza para administrar como “cosa propia” el Estado burgués. Pero puede hacerlo porque la fracción vencedora es a la vez la representante y la directora de un ala de la revolución, no de la contrarrevolución. De ahí proviene su legitimidad ante las masas.

El Estado de la nueva burguesía se impuso sobre las masas pero se quedó dependiente de su apoyo y su consenso.

6. Los nombres de la revolución: ruptura y continuidadComo revolución burguesa está incompleta porque no ha resuelto el problema

de la tierra ni el de la independencia nacional.Por la dinámica interior del movimiento de masas, por la “irrupción violenta de

las masas”, particularmente en su fracción más radical, la revolución superaba los marcos burgueses y adquiría un sentido potencial y empíricamente anticapitalista. Esto se expresó en la legislación zapatista y en su alianza con el magonismo. A falta de dirección obrera, este contenido no podía desarrollarse ni manifestarse en toda su plenitud; pero quedó presente en la conciencia y en la experiencia histórica de las masas, que fueron sus portadores y protagonistas. Hay que pensar que era apenas 1916, y que faltaba para la revolución rusa de 1917.

Es esta dinámica la que quedó, no incompleta, sino interrumpida, dejando en las masas un sentimiento de revolución inconclusa que lo utiliza la burguesía como alimento de sus mistificaciones ideológicas. Interrumpida porque obviamente no continuó, pero tampoco fue dispersada, aplastada ni vencida.

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La idea de la interrupción de la revolución es una respuesta al siguiente problema fundamental de la historia contemporánea de México; saber si una ruptura completa e histórica separa a la futura revolución socialista de la experiencia y las conquistas de la revolución mexicana; o si lo que ésta ha dejado en la conciencia organizativa y en la experiencia histórica de las masas mexicanas puede integrarse y trascrecer en los contenidos anticapitalistas de la revolución socialista. Según las respuestas, surgen dos concepciones diferentes de las tareas de los revolucionarios.

La idea de la simple continuidad de una revolución victoriosa es una idea burguesa, ingrediente básico para asegurarse el consenso de las masas. Pero dar por simplemente derrotadas a las masas en la revolución es una idea ultraizquierdista –es decir, propia de una ideología pequeñoburguesa- que pasa por encima de la experiencia y la conciencia reales acumuladas en las masas.

Las masas que salieron de la tormenta revolucionaria en 1920 no eran las mismas que la desencadenaron en 1910: habían derribado varios gobiernos; habían destruido la clase de sus opresores más odiados, los terratenientes; habían ocupado con sus ejércitos revolucionarios la vieja capital de los opresores; habían destruido a su ejército, el mismo que por tantos años había sido el símbolo de la represión y el terror contra las masas; habían ejercido formas de autogobierno; habían ocupado y repartido tierras; habían enviado a sus jefes militares a la Convención.

La Revolución Mexicana

1822-55: período Santanista.1855-76: período teñido por las “reformas liberales” que habían expropiado

tierras a la Iglesia y a los indígenas. [Para 1910, el 80% de la población mexicana vivía en el campo, el 97% no tenía tierras, el 1% de los propietarios tenía el 87% de la tierras cultivables].

- El problema es agrario-campesino. [En todo México predominan las grandes haciendas].

Revolución Mexicana, período de la historia de México comprendido entre la caída de la dictadura de Porfirio Díaz en 1910 y el ascenso al poder de la burguesía, tras superar los intentos de revolución social protagonizados por los campesinos dirigidos por Zapata (asesinado en 1919).

Porfirio Díaz (gral.)¹ [ejercía un poder piramidal que no permitía el ascenso político de ninguna clase].

El “porfiriato”: periodo comprendido entre 1876 y 1911. Este ejerció una dictadura modernizadora que propició un gran crecimiento económico. Desempeñaron un importante papel en la dictadura porfiriana un grupo de intelectuales y profesionales, llamados “científicos” [que hoy, en día, serían llamados “tecnócratas”], que veían al porfiriato como instrumento necesario para la modernización y la democracia.

1° etapa: “la revolución maderista” 1910 - 1911El punto de partida del proceso revolucionario fueron las declaraciones

realizadas por el presidente Porfirio Díaz al periodista estadounidense Creelman en 1908, en las que afirmaba que el pueblo mexicano ya estaba maduro para la democracia y que él no se presentaría a elecciones porque no deseaba continuar en el poder. A partir de estas declaraciones, comienza en el país una intensa actividad política y en ese mismo año apareció el libro “La sucesión presidencial en 1910”, escrito por Francisco Madero 2 quien crea los clubes antirreleccionista y posteriormente fue designado candidato a la presidencia por el Partido Nacional Antirreeleccionista.

Finalmente en las elecciones de 1910, contrariando sus propias declaraciones, Porfirio Díaz fue reelecto por fraude para su séptimo mandato y Madero intenta negociar con él la vicepresidencia de la República, pero fue encarcelado por el dictador, aunque poco tiempo después fue trasladado a San Luis Potosí donde queda en libertad. Consciente de que no se podía llegar a nada por la vía democrática, redacta junto a sus colaboradores el “Plan San Luis Potosí”: llamando a la insurrección general [desde Texas envía el plan a todos los clubes, poniendo fecha y hora a la revolución] logrando el apoyo de los campesinos al incluir en el punto tercero algunas propuestas de solución al problema agrario. Consciente de que iba a ser encarcelado de nuevo, se exilia en Texas. En mayo del mismo año se produce en Morelos la insurrección de Emiliano Zapata 3 al frente de los campesinos, que ocuparon las tierras en demanda de una reforma agraria y en noviembre se produce la insurrección de “Pancho” Villa 4 y Pascual Orozco en Chihuahua [Los insurgentes son apoyados por los EE.UU]. En 1911 Porfirio Díaz renuncia a la presidencia y se va a vivir a París donde muere cuatro años después.

1911 Francisco Madero gana las elecciones sin oposición. Una vez en el poder, sufre el asedio de la prensa y los porfiristas, van perdiendo rápidamente envergadura política y al mismo tiempo tiene que enfrentarse a

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muchos de sus seguidores, porque no es capaz de llevar a cabo ninguna de las reformas políticas y sociales que había prometido. Madero teme a la revolución y es jaqueado por todos lados, pide el desarme de los ejércitos revolucionarios, Zapata se niega y elabora el “Plan Ayala” En 1912, estallaron rebeliones en el norte y en el sur protagonizadas, por Pancho Villa y Emiliano Zapata.

2° etapa la contra-revolución.El 9 de febrero de 1913, tuvo lugar el inicio de la que dio en llamarse la

“Decena Trágica” 5, que comenzó con una sublevación militar en la ciudad de México. Madero designó comandante de la plaza al general porfirista Victoriano Huerta 6 pero éste decidió traicionarlo al pasarse del lado de los sublevados. Al día siguiente, los rebeldes detuvieron Francisco Madero y a su vicepresidente, José María Pino Suárez. Huerta asume la presidencia y asesina a ambos cuando esperaban para ser juzgados.

Penúltima etapa: la revolución constitucionalista 1913-1914El gobierno de Huerta no fue reconocido por el gobernador de Coahuila,

Venustiano Carranza7, quien en marzo de 1913 proclamó el Plan de Guadalupe 8, bandera de la revolución constitucionalista, al que no tardaron en sumarse el coronel Álvaro Obregón y Pancho Villa en el norte. [En esta etapa se forman los grandes ejércitos, “las grandes batallas”]. Los ejércitos del norte están fuertemente armados porque reciben el apoyo de los EE.UU (que tiene muchos intereses en el norte del país). Mientras que en el Sur Zapata: no reconoce a Carranza como líder y sigue peleando por su parte contra el régimen Huertista [Ha medida que estos ejércitos van avanzando hacia la capital van a ir expulsando los políticos huertistas de sus puestos].

La oposición a Huerta en la capital se realiza a través de la Casa del Obrero Mundial, de tendencia anarquista y defensora de las clases obreras urbanas, pero cercana a los planteamientos agrarios del movimiento zapatista y su lema “Tierra y Libertad”, que los alejaba tanto de Huerta como de Carranza. Las tropas constitucionalistas, formadas por campesinos y gente del pueblo, derrotaron al Ejército Federal por todo el territorio nacional: Villa ocupó Chihuahua con su División del Norte; Estados Unidos, tomando partido por los oponentes a Huerta, hizo desembarcar su infantería de Marina en Veracruz en1914. Después del

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triunfo constitucionalista en Zacatecas, Huerta presentó la renuncia y al día siguiente y salió del país.

1914 [ año crucial para la revolución ]* En el Tratado de Teoloyucan se acordó la disolución del Ejército Federal

[eliminando así una de las pocas bases de poder que mantenía la oligarquía porfirista] y la entrada de los constitucionalistas en la capital, que se produjo el 15 de agosto de 1914.

* En la Convención de Aguascalientes, en noviembre de 1914, se acordó el cese de Carranza como jefe del Ejército Constitucionalista y de Villa como comandante de la División del Norte, así como el nombramiento de Eulalio Gutiérrez como presidente provisional. Carranza se trasladó a Veracruz, y la ciudad de México quedó en poder de Villa y Zapata, cuya colaboración inicial terminó un mes más tarde con la salida de ambos de la capital y la reanudación de las hostilidades.

-Toma de la ciudad de México: Villa y Zapata se reúnen y se sacan la famosa foto en el sillón presidencial.

-El presidente provisional Eulalio Gutiérrez empieza a conspirar a favor Carranza y Obregón.

-1915 Eulalio Gutierres huye [Se produciendo un vacío de poder que los Villistas van a ocupar momentáneamente].

- Zapata se retiró a Morelos, donde continuó defendiendo sus posiciones frente a las tropas constitucionalistas.

- Mientras pasa todo esto, Carranza se estaba armando fuertemente en Vera Cruz y con el apoyo de los EE.UU su ejército aumenta en n° a 100.000 contra lo 40.000 de Villa y los 20.000 de Zapata.

Comienza la disputa por el mando dentro del Ejército Revolucionario: por un lado: Villa y Zapata [sectores + radicales de la revolución]; y por el otro Carranza, que luego forma una alianza con Obregón. [que se convierte en su ppal. Gral de Carranza. Estudioso militar aplica estrategias militares de la 1° guerra mundial].

Empieza última parte de la revolución:Constitucionalistas vs. Convencionalistas Resumiendo: Carranza y Obregón vs. Villa y Zapata . - Carranza toma la región central del país y logra combatir a los ejércitos de

Villa y Zapata desplazándolos al N. y al S. Reduciéndolos a grupos guerrilleros. [1° encarna la guerra contra Villa porque lo veía como principal amenaza hasta que finalmente lo vence].

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[ La alianza entre Carranza como lider político y Obregón como lider militar (a diferencia de Villa y Zapata) ambos logran formar excelentes alianzas a nivel nacional e internacional].

Con los decretos de finales de 1914 y la Ley Agraria de enero de 1915, Carranza ganó para su causa a amplios sectores de la población, mientras los ejércitos carrancistas al mando del general Obregón ocuparon Puebla en enero de 1915 y derrotaron a Villa por lo que Estados Unidos reconoció al gobierno de Carranza un mes después. Villa inició en el norte una guerra de guerrillas y trató de crear conflictos internacionales con los Estados Unidos, cuyo gobierno, en 1916, envió tropas en su persecución [poniendo precio a su cabeza] aunque éstas no lograron capturarlo. En el sur, Zapata realizó repartos de tierras en Morelos y decretó algunas medidas legales para intentar consolidar las reformas agrarias y las conquistas sociales logradas, pero también los zapatistas fueron derrotados por las tropas constitucionalistas al mando de Pablo González y obligados a replegarse a las montañas.

1917 Carranza asume como presidente y exige la entrega de armas a Zapata, éste se niega continúa su guerra de guerrillas.

- Nueva Constitución: los legisladores quieren llegar a un acuerdo entre las diferentes facciones de la revolución. Se promulgan las leyes agrarias, pero Carranza sigue entregando tierra a los Hacendados.

1919 muere Emiliano Zapata traicionado por Pablo González que finge romper filas con Carranza y unirse con Zapata [Zapata necesitado de forjar alianzas porque su ejército está reducido a guerrilla cae en la trampa].

- el principal problema de Carranza sigue siendo su sucesor. 1920 Alvaro Obregón mata a Carranza y asume inmediatamente la presidencia

de la nación.[los zapatistas lo apoyan y éste toma sus demandas].-realiza una purga matando a muchos líderes revolucionarios.1923 manda a matar a Villa con la policía secreta donde éste es acribillado a

balazos dentro de su coche.- Muerto Villa y Zapata la revolución es derrotada. El poder es tomado por el

“arco + conservador de la revolución”.[Para 1924 la revolución entra en su etapa constitucional con el PRI. En 1994 se

produce el levantamiento armado por los zapatistas en Chiapas en contra del gobierno de Fox].

1930 Lázaro Cárdenas hizo el mayor reparto de tierras.

¹Porfirio Díaz: a su temprana edad se alistó en el Ejército para luchar contra la invasión estadounidense, aunque no llegó a combatir en la llamada Guerra Mexicano-estadounidense.

Su régimen estuvo marcado por logros importantes, pero también por un gobierno severo. Durante su mandato la economía de México se estabilizó y el país experimentó un desarrollo económico sin precedentes: apoyado en gran medida por el alto crecimiento de población que el país experimentó en esas décadas, aumentaron los latifundios a costa de las tierras de las comunidades indígenas, la desamortización de los bienes eclesiásticos y las tierras baldías. Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente. Se favoreció la llegada e inversión de capital extranjero (sobre todo estadounidense) en la explotación de los recursos mineros del país. La industria minera, la textil y otras experimentaron una gran expansión; se construyeron vías férreas y líneas telegráficas. Por otra parte, los inversores extranjeros agotaron gran parte de la riqueza del país, casi todos los antiguos terrenos comunales de los indígenas pasaron a manos de un pequeño grupo de terratenientes y se extendió la pobreza y el analfabetismo. Las manifestaciones del descontento social fueron reprimidas por Díaz con mano de hierro.

2 Francisco Madero: hijo de un rico industrial y latifundista, era una persona de baja estatura con voz chillona, pero que tenía un fuerte carácter [al principio Porfirio Diaz no lo veía como una amenaza]. Firma el “Plan de San Luis”, en el que se reivindicaba, entre otras cosas, la devolución de las tierras a los campesinos y el "sufragio efectivo, no reelección", tan esgrimido por el propio Díaz en época anterior.

* ver: ALAN KNIGHT, “Revolución Mexicana: del porfiriato al nuevo régimen constitucional”.

3 Emiliano Zapata: Nacido en el estado de Morelos, hijo de humildes campesinos, inició sus actividades revolucionarias en 1909, cuando armó a 80 hombres que tomaron unas tierras para repartirlas entre los campesinos que las cultivaban, defendiendo el lema “la tierra es para quien la trabaja”. Al año siguiente, tras asumir Madero a la presidencia y traicionar la reforma agraria, Zapata se declara en su contra, formulando su propio programa de reforma agraria, denominado “Plan de Ayala”, éste no reconocía al gobierno de Madero y designaba jefe de la revolución a Pascual Orozco y, en su defecto, al propio Zapata. Bajo el lema de “tierra, justicia y libertad”, el Plan, pretendía la recuperación de tierras y su redistribución entre los campesinos.

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En 1913, después de que Orozco fuera declarado traidor por haberse unido a Huerta, se convirtió en jefe de la Revolución Zapata defendía que las propiedades nacionalizadas fueran entregadas a los campesinos sin tierras o que sus rendimientos sirvieran para proteger a las viudas y huérfanos de los caídos por defender los ideales del Plan de Ayala. En la Convención de Aguascalientes (1914), se pretendieron imponer, sin éxito, estos postulados.Zapata protagonista fundamental de la Revolución Mexicana, fue considerado por sus enemigos un simple saqueador, mientras que los campesinos y gran parte del pueblo elevaron su figura a la condición de héroe y mito revolucionario.

* ver: ALAN KNIGHT [Ley Marcial: represión en Morelos].4 Pancho Villa: es la figura + controvertida de la revolución, su ejército llegó a

ser muy numeroso compuesto por divisiones movilizadas a través de trenes. Durante la administración de Madero, sirvió a las órdenes del general Victoriano

Huerta, encargado por el gobierno de someter a los seguidores de Pascual Orozco. El recelo de Huerta estuvo a punto de costarle la vida; condenado a muerte por insubordinación, en 1912 se fugó de la cárcel militar donde esta detenido.

Huyó a Estados Unidos y se instaló en El Paso (Texas), pero en 1913, al ser asesinado Madero, cruzó clandestinamente la frontera para combatir contra Huerta y se une a la oposición revolucionaria que encabezaba Venustiano Carranza. Al frente de un improvisado ejército formó la División del Norte.

En 1914 tomó Zacatecas, hito de las armas revolucionarias que tuvo como consecuencia inmediata la caída de Huerta. A continuación entró en contacto en Xochimilco con Emiliano Zapata, y ambos entraron en la ciudad de México en noviembre de ese año, tras rechazar la autoridad de Carranza. En 1915, Villa controlaba todo el norte de México. Cuando Carranza retomó el poder en 1916, Villa se mantuvo en la oposición, pero sufrió graves derrotas en la región del Bajío frente a las fuerzas del general Álvaro Obregón, por lo que se retiró a Chihuahua. Allí luchó para arrebatar a los grandes terratenientes sus propiedades, mostrándose de nuevo como el temido guerrillero de los primeros años.

* ver: KATZ:“Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria en el norte de México”

5 Decena Trágica: en la Ciudad de México se encuentran grandes reservas de pertrechos que el Ejército Federal de Porfirio Díaz al no ser desarmado, tras la asunción de Madero, se subleva e inmediatamente toma estas grandes reservas en contra el presidente constitucional.

6 Victoriano Huerta: Su política fue igual a la de Porfirio Díaz, pidió numerosos empréstitos al exterior que solo usaba para reforzar su ejército.

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7 Venustiano Carranza: político que asume el mando gral. del Ejército Constitucionalista.

8 Plan de Guadalupe: manifiesto acordado en la hacienda del mismo nombre por el cual se rechazaba el acceso al poder de Victoriano Huerta y se nombraba como jefe de las tropas constitucionalistas a Carranza (que se declaraba continuador de la obra de Madero), el plan le permitió el acceso a la presidencia de Carranza.

DOYON, L. “LA ORGANIZACIÓN DEL MOVIMIENTO SINDICAL PERONISTA (1946-1955)”

1) ESTRUCTURA DEL SINDICALISMO PERONISTAModelo de organización sindical peronista: se basa en la organización del

sindicato de tipo industrial, consecuencia de la reestructuración del movimiento sindical en 1920! Es aquel en el que cada rama de actividad, independientemente del oficio y ocupación de los trabajadores agrupados, está representada por un sindicato nacional único (vs sindicatos de oficios). Manejado por líderes socialistas y sindicalistas (alejamiento del anarq): las 2 corrientes coincidían en la necesidad de un movimiento obrero unificado y apoyado en solidas organizaciones nacionales.

1930 creación de la CGT. Crece participación del comunismo1940 movimiento obrero dominado por fuertes sindicatos del tipo industrial,

reagrupados en su mayoría en una única confederación obrera (la CGT).1943 golpe militarAntes del golpe se había producido una división entre comunistas y socialistas x

negatividad del gob de romper con países del Eje. PC se retira de la CGT y conforman una nueva organización. Esta división paralizo la capac de resistencia cuando los sindicatos de FFCC pasaron a manos del Est.

Tradición de lucha del movimiento obrero se consolida bajo el régimen militar Secretaria de Trabajo y Previsión apoyaba la reunificación y expansión del movimiento sindical se alió políticamente con socialistas y sindicalistas para poder cumplir con este obj , el cual permitiría facilitar la centralización de la planificación económica dirigida por el Est y abría la posib de introducir un modelo corporativista creación de sindicatos fuertes y nacionales, cuya influencia estuviese bajo el control estatal, permitiría lograr la satisfacción de demandas obreras urgentes y aseguraría una orientación ideológica especificas congruentes con las necesidades de un desarrollo capitalista, así como tmb crearía la infraestructura necesaria para instalar contratos colectivos nacionales.

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1944 CODIGO LABORAL: Se centraba en el reconoc legal de los sindicatos (no contemplaba cuestiones organizativas ni ideológicas) grupos opositores meten presión para q se contemplen las demandas del movimiento así se sanciona el decreto 23852 de asociaciones profesionales: marco legal q va a asegurar la consolidación rápido de organizaciones cohesionadas con gran peso en el mercado de trabajo y un papel político importantísimo.

1948 casi todas las organizaciones estaban bajo una confederación nacional única. Tmb se consolidaba la figura del sindicato único x industria, hecho facilitado por la organización sindical del sector industrial (excepción sector alimentario y algunos trabajos de cuello blanco).

El movimiento obrero estuvo dominado x org únicas por industria q agruparon a los obreros de los sectores claves de la econ, cohesionados, unificados y homogéneos, alienados y dirigidos por una confederación única y nacional (situación que distinguía a Arg de cualquier otro país latinoam).

Importante papel: comisiones internas (CI).Su inclusión fue resultado directo de las presiones ejercidas por los obreros, y no tenía ningún respaldo legal (salvo la vaga cláusula del art 49 del código, la única institucionalización antes de 1945). Los patrones estaban en contra de las CI xq su existencia significaba el fin del control unilateral que ejercían en la vida de la empresa. Recién en 1947 se los comenzó a incluir en la negociación de los contratos colectivos, aunque sin definir claramente sus deberes, funciones y responsabilidades. Nunca recibieron un reconocimiento legal completo (y hasta el mismo Perón se hizo el tonto, porque sabía esto rompería sus relaciones con la patronal y les otorgaría mucho poder a las bases obreras)

Igualmente, las CI permitieron alcanzar un alto nivel de penetración en el nivel de planta y se integraban a la estructura vertical del sind. Permitió el contacto continuo y directo entre el sindicato y los obreros, resolviendo problemas y organizando medidas concretas, comunicando y contribuyendo a crear una conciencia de imprescindibilidad del sindicato. Es uno de los logros más importantes del movimiento argentino desp de 1945.

2) LA DISTRIBUCION DEL PODER DENTRO DEL MOVIMIENTO SINDICAL

Creación de CGT y la centralización como sindicatos nacionales rompe con la relativa autonomía que gozaban en el pasado.

ANTES: descentralización, relaciones de tipo horizontal, sindicatos locales, que podían unirse regionalmente independientemente de la actividad profesional de cada uno.

AHORA: centralización, relaciones verticales, sindicatos nacionales del tipo industrial, que despojaba a las secciones locales del derecho a declarar huelga y

negociar acuerdos colectivos. A pesar de esto, se respeto a la sección local como un cuerpo semiautónomo, manteniendo desde el sindicato nacional un dialogo constante con las secciones para lograr consenso (herencia sindical de los anarq, socialistas y sindicalistas).

Bajo el régimen peronista este limitado dialogo se va debilitando progresivamente. Xq? Xq el dominio de la dirección sindical sobre las secciones locales se aseguro mediante el control de los fondos y el poder de intervención.

La destitución de líderes locales (opositores o no convencidos totalmente del régimen peronista) era un recurso utilizado frecuentemente, y según Doyon, constituye el testimonio más revelador de la desaparición de la autonomía local bajo el peronismo. Como los líderes sindicales temían perder los derechos y logros obtenidos si se enfrentaban al régimen, adoptaron una actitud pragmática y redefinieron el papel de las secciones locales bajo un proceso de intensa centralización: colocaron a las secciones locales bajo su control y echaron a todos aquellos lideres que no aceptaban estos cambios + verticalizacion del proceso de decisiones + se provecharon de la falta de experiencia de los nuevos trabajadores q se incorporaban al mercado laboral. Sorprendente es que este nuevo papel de las seccionales jamás fue institucionalizado por completo, aunque era un recurso q se seguía aplicando sistemáticamente. Aquellos sindicatos con experiencias previas q no quisieron centralizarse adoptaron la forma de federaciones para preservar sus autonomías (ind de la carne, FOTIA, FONIVA y Luz y Fuerza).

Otro punto importante es que dsp de 1947, la nueva relación entre sind nac y la CGT constituyo una dramática ruptura de la antigua tradición organizativa del mov. Antes de Perón, los sindicatos (ya sea locales o nacionales) eran el principal centro de decisión; desp de Perón, la CGT fue e l principal centro de decisión, cediendo la autonomía de sus organizaciones a la voluntad de la confederación. En un comienzo, esta afiliación era voluntaria, con el correr de los años, el régimen peronista afiliaba a la fuerza, presionando y obligando a que no quede otra opción más q afiliarse. Se agudizaron las intervenciones (aunque esto significara una violación al estatuto de la CGT, hasta su modificación en 1950). Los sindicatos no se resistieron a la intervención, pero comenzó a crecer un gran resentimiento en algunos sectores obreros, aunque jamás se hizo explicita.

La CGT ya no se limito a coordina las políticas de sus miembros, sino que asumió la función de mediar entre los sindicatos y el Est. Al sucumbir progresivamente bajo el control del régimen, esta función se sustituyó por la de ejecutar políticas gubernamentales en el movimiento sindical.

3) LA BUROCRATIZACION DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES

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Desp de 1946 se produce un proceso de burocratización de los sindicatos. Bajo el régimen peronista, el movimiento obrero se convirtió en un movimiento de masas, signado por la afiliación masiva y la modificación de la organización sindical en virtud de esto. En 1950, el proceso de sindicalización llega a su tope. Se produce entonces un proceso de institucionalización de las organizaciones sindicales que se encarguen de la división de tareas: se creó una clase profesional de líderes sindicales dedicados a la implementación de metas fijadas y a la creación de cargos administrativos no electivos de dedicación completa a la función administrativa. Los afiliados delegaron la administración diaria un grupo elegido derivo en la creación de una burocracia considerable, de una elite sindical!!

Esto trajo como consecuencia una reducción del alto nivel de participación de las bases en los procesos de decisión y de desmovilización obrera., acentuado por la idea de acción colectiva difundida por el régimen (la cual era en si misma desmovilizadora). La verticalidad expresaba esta relación de subordinación ante el Est, para alcanzar el obj de justicia social.

Así, tras el desplazamiento de gran parte de la dirigencia sindical tradicional así como de nuevos lideres inconformes con el nuevo régimen y posibilidades. Esta expulsión de un sector de líderes nuevos le saco al movimiento un grupo de activistas que pudieron haber hecho reformas a la ideología sindical peronista. A pesar de que durante el régimen peronista se produjo una rápida institucionalización de las relaciones laborales, la masiva eliminación de los líderes militantes entre 1947-1950 respondió a la directa intervención del Est. Este alto nivel de rotación del liderazgo se mantuvo hasta el golpe del 55, creando un vacío de poder en la cúpula de las organizaciones sindicales (especialmente en las nuevas org) que aun no habían logrado consolidar un sist de selección de líderes.

En 1954 intentaron reasumir su liderazgo, resultado de la recuperación de la crisis del 52, amenazando con huelgas. Ante el peligro q esto representaba para el gobierno, Perón concedió y respondió ante las demandas de los líderes sindicales quienes pedían que se les permitiera formular protestas que los sindicatos pudieran canalizar (ya formuladas en los espacios de las comisiones internas). La falta de estabilidad en el liderazgo sindical fue en gran parte el resultado del fracaso del movimiento obrero en mantener su autonomía respecto del régimen, lo que se tradujo en un fortalecimiento de la influencia del Est sobre las organizaciones gremiales.

El sindicalismo peronista arraso con los primeros dirigentes, los cuales fueron desplazados, dejando que el régimen pudiera construir su propio mito dirigido a subrayar el papel predominante de Perón. Lo a tal punto que fue capaz de arrasar casi completamente la conciencia del papel jugado por los

trabajadores y sus líderes en la conquista de beneficios sociales con los que el régimen peronista termino siendo identificado.

4) CONCLUSIONES- estructura organizativa de los sindicatos inspirada en los viejos dirigentes

gremiales preperonistas del tipo industrial. El Est provee un apoyo político y legal a la aplicación de este modelo en nuevos sectores del mercado de trabajo no sindicalizados previamente. Se implanta el sindicato único por actividad, garantizando estatalmente el monopolio de la representación de un solo sindicato por sector (bloqueando la formación de sindicatos rivales).

- desarrollo de CI complejizo el modelo organizativo preexistente.- autonomía de las secciones locales se subordina al sindicato nacional, y estos a

la CGT. Import del recurso de intervención de organizaciones obreras para enmarcarlas en la política peronista. El control no fue directamente ejercido por el Est, sino q se las transfirió a la central obrera y a los niveles intermedios, que funcionaron como agentes de un sindicalismo de Est.

- Su importancia política para el peronismo le brindo, paradójicamente, un mecanismo de corrección a sus limitaciones, porque Perón se preocupo por mantener un mínimo de legitimidad en su funcionamiento, lo cual se aprecia en las amenazas de huelgas de 1954, respaldando a dirigentes no enmarcados en su política (opositores) para que estos pudieran a partir del control de las CI maniobrar y dialogar con los obreros. Esto le devolvió flexibilidad y legitimidad al movimiento obrero, lo cual le permitió sobrevivir al golpe del 55.

WARMAN, A. “EL REPARTO”Quien gano la rev? 1920: Carranza presi, Zapata muerto.Venustiano Carranza 1er jefe constitucional (1917-1920). Obj: instaurar el

orden pol.1º que nada reclama rendición incondicional de ejer zapatista (asesina al Emi en

1919 y exige la rendición del ejer). Hay un qilombito xq Magaña, el sucesor de Zapata, luchaba para mantener vivo el zapatismo y se une al Plan de Agua Prieta (a favor de Obregón vs Carranza) con la promesa de la ref agraria pero Genovevo de la O los traiciona y los deja solos (desp se vuelve re obregacionista).

Desp de 10 años de lucha, el poder se encontraba en manos de los caudillos militares, los cuales conformaban un conjunto de cuerpos agrupados alrededor de jefes relativamente indptes entre los que armaban y desarmaban alianzas super inestables (caudillos eran el ejer constitucionalista). Dominaban jefes norteños, provenían de la clase media provinciana, vivían del ejer y crearon a partir de él y en él una nueva red de rel sociales, basados en la confluencia de intereses a corto

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plazo cobijados bajo la Const. del 17. Este grupo social rechazo unánimemente el proyecto carrancista de transferir el poder a un gob de administradores civiles y burócratas y de pasar la legalidad formal a la mierda Carranza, lo hacen cagar caudillos eligen a Obregón para q lo reemplace (pero gobierna unos meses de La Huerta en un interinato)

Álvaro Obregón (1920-1924). Obj: reconstrucción nacional.Apoyado por Genovevo de la O (antiguo zapatista) y pablo González (antiguo

carrancista). Guerra en Morelos se termina, el ejer rebelde del sur se incorpora al ejer nac, pero obregón entrega el gobierno de Morelos a los zapatistas e inicia la ref agraria institucional (es más vivo q Carranza e intenta mantener las buenas relaciones, dándole espacio de acción al os zapatistas, haciéndoles pensar que eran ellos los q resolvían cuando era el mismo Obregón quien manejaba sus hilos), desconociendo la reforma zapatista y haciendo borrón y cuenta nueva. Esto no fue un problema de implementación técnica sino que se trato de una decisión política. La entrega de tierras zapatista fue declarada ilegitima por una razón de ppios: xq fue hecha al margen de la ley. Mediante el llamado del gobierno de Morelos a los pueblos (el reclamo y respuesta en 24 hs) fue desatendido y desalentado, no se le dio pelota a las restituciones históricas. El reparto de tierras no era entendido como un acto de justicia social sino como una concesión unilateral del Est (el proc de redistribución territorial como monopolio del gob). Reparto es un proceso super lento y burocrático. En 1929 se da por finalizado el reparto de tierras en Morelos donde apenas el 1% fue restituida a sus poseedores, el 99% se repartió según el régimen de posesión ejidal. Se preservó la propiedad de las haciendas, pero terrat nunca recuperaron su poder. Impor es q Morelos fue el est al q se le prestó mayor atención, los repartos en otros est fueron muy pocos.

Había una crisis fuerte como consec de los años de guerra, los recursos estaban mal invertidos, el gob estaba profundamente desorganizado (caudillos seguían controlando y gobernaban en su beneficio personal). La “generosidad” de Obregón con Morelos era parte del plan de reconstrucción nac, cuyo objetivos era encauzar las ref sociales bajo la dirección del Est en un proyecto conciliatorio y populista: había que restablecer el poder central, reactivar económicamente, mantener una coexist con la presencia capitalista y por todo esto era urgente la conciliación entre los grupos movilizados por la rev.

Así, el prob agrario era el central para iniciar la reconstrucción nac. Su resolución permitiría trasferir la lealtad de los campesinos beneficiados al Est así como capitalizar políticamente la participación de ex revolucionarios en su gob, los cuales contaban con el apoyo y la confianza del pueblo (como sucede con la aparición de la figura del cacique). Terratenientes nunca recuperaron su poder y tmb negociaron su subordinación al Est. Hacia 1924 la rev parecía haber entrado

en si etapa constructiva. En todos partes la rev estaba haciendo justicia a sus preferidos.

1924 levantamiento de de la Huerta, aspirante a suceder a Obregón, cuando este nombra a Calles como su candidato. Fracasa xq no lograr ser apoyado por ningún otro sector (todos estaban representados en el gob y compartían sus intereses) y no logra derrocar al presi. El ejer pierde poder político.

Plutarco Elías Calles (1924-1928, pero es el jefe máximo de la rev hasta 1934). Obj: continua con programa de Obregón, la reconstrucción y desarrollo económico capit pero modifica su implementación.

1929 funda PNR, planeado para dirimir pacíficamente el problema de la sucesión presidencial (xq Obregón muere en 1928 cuando había sido reelecto). El PNR se convirtió en la única arena pol licita en el país.

Calles consigue completar la centralización pol y asegurar su hegemonía. Economicam, funda el Bco de Mex (1925) e introduce el impuesto a la renta.

Apoyo el surgim de la “clase media rural”, la cual no prospero y contribuyo a fortalecer los latifundios. 1925 sanciona ley reglamentaria sobre repartición de tierras ejidales y constitución del patrimonio fliar, cuyos obj eran frenar la posible acción del campesinado y extender el dominio directo del Est sobre ellos. Sin embargo, se volvió a repartir tierra mala, a mayor velocidad, lo cual se vinculaba con el levantamiento de los cristeros.

1926 Cristiada: se creó alrededor del conflicto entre Ig y gob y se convirtió en un reb armada. La reb fracaso xq los cristeros no pudieron formular un proyecto autonomo ni crear un liderazgo propio, siendo manipulados y entregados x la Ig y la clase media urbana.

Papel super importante en control y distribución de tierras de los caciques y caudillos, instaurándose como el grupo dominante dentro de la comunidad.

EN MEX, EN LA DECADA DEL 20, AUN NO EXISTIA UNA CLASE DOMINATE, QUE CONTRIBUYA A PROMOVER EL DESARROLLO CAPITALISTA EN SU PROPIO BENEFICIO. Esto no sugiere no exista el capit en Mex, pero esta dominación intervenían un conjunto de intereses coincidentes: los de las empresas extranjeras, los de los empresarios, los de los caciques locales, los de los caudillos, y los del gob. Pero esta coalición no constituía una clase ni por su rel con los medios de produc ni por su conciencia y articulación interna, sino que eran un conj de fuerzas que mantenían una relación frecuentemente contradictoria y conflictiva. Sus intereses concretos entraban en contradicción y ninguno podía conseguir la hegemonía.

Unos de los principales instrum para lograr reconciliación fue el manejo de la corrupción con intención pol. La pol se convirtió en carrera y en uno de los caminos más rápidos de movilidad soc filibusteros: eran un grupo dependiente

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del Est, carentes de autonomía. Eran empresarios, propietarios, contratistas, entre otras ramas predilectas, sujetos a la nec y merced de las decisiones pol del caudillo o jefe de est. Si bien parecen estar sometidos al gob en realidad constituyen una de las clases dominan, constituyendo la intima rel entre empresarios y Est.

No se logro conseguir la paz interna del todo. Todavía quedaban focos de conflicto (recordar Cristiada y la radicalización de la Liga Agraria de Veracruz, tmb seguían los caudillos).

1929 crisis económica: daño más fuerte al sector de exportación. Todos los esfuerzos de años de gobierno se pierden. Los efectos más duros se trasladaron a las clases más pobres. Bancarrota no se tradujo en la toma de medidas colectivas hasta 1933, q recién se aplicaron 1934 bajo el gob de cárdenas.

HAMILTON, N. “LAS CONTRADICCIONES DE LA ALINAZA PROGRESISTA”

Lázaro cárdenas presidente de Mex 1934-1940Cárdenas establece alianza con obreros y campesinos como bases populares

y derrota a Calles. Movilización de estos grupos tenía 2 propósitos: 1) trabajadores urbanos: su movilización se daría dentro de las inst del sist capit, con una orientación paternalista. Las huelgas debían funcionar para equilibrar las fuerzas e producción. Así, el Est apoyaría a los trabajadores, la parte mas débil (vs clase propietaria), en su luchar por lograr la justicia efectiva dentro del sistema, sin cambiarlo. Esta meta coincidiría con el populismo de otras partes de Latinoam. 1920 Obreros industriales organizados en la CROM, íntimamente vinculada al Est. Control se refuerza aun mas tras la sanción de la Ley Federal de Trabajo de 1931, la cual estipula que la exist legal de los sindicatos dependía del reconocimiento del Est y gobiernos locales. 2) campesinos: el objetivo de su movilización era la eliminación de la dominación económica y política de las clases terratenientes y de las relaciones feudales de producción. Esta meta no coincide con ningún planteo, nadie se la había (quería) proponer.

Bajo el Plan Sexenal (el cual sentaba las bases para fundar el desarrollo capit en la industrialización), estos sectores eran aliados necesarios para obtener y mantener el control del aparato estatal así como para realizar reformas y cambios estructurales, pero se daba por hecho q era el Est quien controlaría esta alianza. Los mismos grupos sostenían esto, según la experiencia vivida de la Rev (la cual había demostrado que q los campesinos podían hacer una rev pero sin ayuda no iban a dar frutos). El gob de Cárdenas tendió a reforzar la dependencia al Est y estimulo relaciones autoritarias y paternalistas, justificadas por la experiencia histórica.

Había resistencias en estos sectores, señaladas por la presencia de tradiciones independientes y anarquista, cuya influencia en diversos sectores obreros (como el petróleo) se mantuvieron indptes, así como la exist de ligas agrarias independientes (como la de Veracruz).

El peligro de esta alianza con las clases movilizadas era que en el desarrollo de la propia dinámica podía conllevar un aumento de la conciencia de clase que se le diera vuelta. Cárdenas estaba dispuesto a correr ese riesgo.

MOVILIZACION Y ORGANIZACIÓN LABORAL1936 dos acontec q caracterizan el desarrollo del mov obrero y su rel con Est:

1) confrontación entre Cárdenas y los grupos empresariales en Monterrey (ciudad industrial). En este conflicto el presi reafirma s), u apoyo al mov obrero y expone su plan de 14 puntos, pilar de su pol laboral. 2) establecimiento de la Confed de Trabajadores de Mex (CTM) en reemplazo de la CROM y del fracaso de CGOGM; respondía a estas metas y unificaba los distintos sectores del mov obrero. La CTM incorporo a asociaciones artesanales y sindicatos de empresas individuales, federaciones regionales y sindicatos industriales. Así, es posible afirmar q el proceso de organización laboral se realiza desde arriba, a partir de la intervención directa e indirecta del Est y la CTM. Su orientación ideológica era marxista, influenciada por Toledano (del PS) y el PC Mexic, ambos bajo el Comintern y la estrategia del Frente Pop (unificación de sectores progres vs el fascismo para la defensa de la URSS) desp de 1935 (cambio radical en la política del PC). Ya no había contradicciones entre este programa y el gob de Cárdenas (para el PC era un gob progre y nacionalista que luchaba contra los fachos, por eso siempre lo bancaron y colaboraron con su gob). Además el gob de Cárdenas le dio legitimidad al Est como representante de la rev mexic así, la posibilidad de conflicto ideológico queda eliminada.

Movilización obrera y pacto laboral: cárdenas apoyo a los trabajadores en casi todos las conflictos obreros. Los reclamos se centraban en el reconocimiento de los sindicatos, los contratos colectivos, etc., todos coherentes para el Plan Sexenal. Implícito en los obj de la política laboral del gob y del mov obrero había un pacto entre el capital y el trabajo, impuesto por el Est, que limitaba los esfuerzos huelguísticos de los obreros a las ganancias del sist exist. Además: establece pago del salario del séptimo día como obligatorio + Bajo su gob, se produce un aum de los salarios del 17% + Se eleva el poder adquisitivo.

Organización del trabajo: - cárdenas quiere evitar unión entre campesinos y obreros. Se los mantiene separados, sosteniendo tensiones pasadas entre los sectores encarnadas en las relaciones entre Toledano como líder de la CTM y Portes Gil como jefe del Part Nacional Revoluc (PNR). No obst, esta opos entre

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lideres no reflejaba las rel entre obreros y campesinos a niv local; es más, la CTM en sus orígenes pensaba incluir sindicatos rurales y org campesinas.

Para evitar toda unión 1935 Cárdenas decreta org de comunidades agrarias bajo el PNR, como 1er paso en la formación de una confed campesina indpte, objetando la inclusión en la CTM (el cual reclamo una org única para Mex y acusando al PNR de dividir la clase trabaj mexicana). Xq no podían juntarse?

1) el gob quería coordinar y controlar personalmente los problemas vinc con la ref agraria

2) Cárdenas testaba en deuda con los campesinos por ser los 1eros, mediante la CCM en apoyar su candidatura

3) Cárdenas deseaba conservar este sector como su base de poder personal, porque no quería que Toledano acumulara demasiado poder

4) Cárdenas tenía miedo ante la posib de una poderosa alianza entre estos sectores vs el Est, por eso debían mantenerse separados y no unirse en la CTM

- hay tensiones entre los líderes del PC y Lombardo por el control de puestos claves. A lo largo de estos años hay un montón de acusaciones y divisiones entre ellos canalizados en diferentes conflictos laborales (como los maestros, los electricistas, los FFCC, entre otros). En estos conflictos, la cuestión de trasfondo eran los métodos antidemocráticos de la CTM, aplastando cualq tipo de iniciativa indpt de repres obreros e ignorar la opinión de los cuadros. El PC termino cediendo y abdicando a la dirección de la CTM, bajo el lema de “unidad a cualq costo”.

- proceso de vinculación de la CTM al gob: aunque sus estatutos prohibían cualq tipo de colaboración, Toledano convenció al CTM de participar en las elecciones para defender el Plan Sexenal, convirtiéndose en un medio de cooptación y un factor de institucionalización del autoritarismo de la confed.CTM no solo participaba activamente en el PNR sino q era subsidiada por en gob.

Conclus: para la clase trabaj, el gob de Cardenas represento un mejoramiento real de los salarios y cond de trab, y un aum de su p organizativo. La f de trab industrial se unifico en la CTM, lo cual tuvo su costo para el movimiento obrero, mediante el surg del autoritarismo en la dirección y en sus rel con el gob. Hubo manipulación de líderes obreros, rápida sindicalización ‘desde arriba’, el abandono de prácticas democráticas o diferentes formas de organización sindical. El control de los líderes de la CTM (Toledano y sus amigos) ligaron la confed al gob de Cárdenas, lazo justificado no solo por los beneficios y logros laborales sino x el reconoc como el legitimo repres de la REv.

EL ESTADO Y LOS CAMPESINOS

Movilización campesina y reforma agraria: 1936 huelga general de plantadores de algodón de la comarca lagunera (en Coahuila y Durango). Esta comarca producía todo el algodón para la ind textil en Mex. Estos campesinos hicieron intentos de organizarse en sindicatos y comités agrarios solicitando tierras legalmente y mejoras en las condiciones de trabajo, basándose en las Const del 1917 (el art 27 y 123) y la ley agraria de 1915. El gob responde promulgando una ley que permitía la expropiación de cualq propiedad en interés publico (lo q permitía expropiar tierras que producían agricult comercial para export, lo cual antes estaba prohibido). Estas expropiaciones se iniciaron con la expropiación de las plantaciones algodoneras de La Laguna, siendo este el modelo para las futuras expropiaciones de haciendas comerciales (las haciendas henequeneras de Yucatán, las haciendas arroceras y trigueras de Yaqui en Sonora, las haciendas arroceras y ganaderas en Michoacán y en los ppales ingenios azucareros) Se forman ejidos, poseídos y trabajados colectivamente: no solo era un medio para lograr la justicia social para los campesinos sino q era un modelo de eficacia económica concepto de ejido antecedentes: circular 51, influida por experiencias socialistas y soviet, en Mex la intento realizar el PC con la Liga Camp de Veracruz.

Cárdenas, influenciado por estas experiencias, consideró que el ejido colectivo (una forma cooperativa de producción) era necesaria para mantener los niveles de eficacia técnica y productividad y se correspondía ideológicamente con su gob, combinando el objetivo social de la distrib de la tierra con el obj econ.

Hubo problemas: disputas por el agua disponible para el riego, la infraestructura técnica y administrativa seguía bajo control de los terratenientes (campesinos seguían sin controlar la producción). Algunas cosas se corrigieron en las expropiaciones siguientes, otras no terratenientes controlaron el equipo de procesamiento la explot de la pob rural dejo de estar basada en la propiedad de la tierra para basarse en la propiedad y control del crédito, del mercado y de los insumos agrícolas.

Reacción terratenientes: no tenían base legal para reclamar, entonces recurrieron a la violencia, creando las guardias blancas y apoyando movimiento sinarquista (mov militante, relig cuasi político que movilizo a los grupos más marginales del campesinado vs los campesinos peticionarios y receptores de tierras y sus aliados, los maestros rurales) y ataques en la prensa. Muchas veces funcionarios locales y estatales apoyaban a los terratenientes x las divisiones internas entre el Depart Agrario (q representaba a los ejidatarios) y los funcionarios locales cercanos a los terrat 1936: cárdenas decide armar a los campesinos, creando una reserva rural.

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La movilización campesina proporcionaba una base de apoyo político para llevar a cabo la ref agraria de Cárdenas así como tmb era una justif pol para atacar los interés privados, realizando expropiaciones sin indemnizaciones (xq no tenían fondos para pagarlas) exist de una rel causal reciproca entre moviliz de campesinos y ref agraria de Cárdenas: el conflicto campesino hizo necesaria la reforma para mantener la estabilidad pol, pero al mismo tiempo Cárdenas fomentaba la movilización campesina(controlada) como justif de la ref. agraria (o sea hago la ref xq están haciendo quilombo pero justamente xq hay quilombo necesito hacer la ref). La movilización campesina, en parte espontanea (como en la comarca), era estimulada y fomentada por el gob mismo, constituyéndose en la condición necesaria para la realización efectiva de una ref estructural que se oponía a los intereses de los terratenientes mexic y extranj. Esta estrategia de promover la movilización como justif para la ref agraria se apartada radicalmente de todos los prog de gob anteriores (quienes intentaron contener esta movilización).

El Est y la organización campesina: debido a la hostilidad del medio, los ejidatarios necesitaban apoyo externo. Este tenía que venir desde la clase obrera y del gob fed. Como cárdenas hizo todo lo posible para truncar una posible unión entre obreros y campesinos, se centro en el apoyo estatal. 1) Se crea el Banco Ejidal (con una concepción paternalista), quien supervisaba los ejidos y tena el poder de negar la entrega de créditos si se le antojaba (sus funcionarios eran cercanos a los terratenientes y eran super corruptos) la burocratización reforzaba las estructuras autoritarias basadas en la creencia de que los ejidatarios no podían manejar sus propios asuntos. 2) papel de la Confed Nac Campesina (CNC): bajo control de Portes Gil (como repres del gob). Representaba mas de 3 millones de campesinos y trabajadores rurales hubo resist al control del gob pero se superaron con el obj de preservar la unidad campesina.

EL ESTADO, LA TRANSFORMACION AGRARIA Y EL CAMPESINADO BAJO CARDENAS

Durante el periodo de Cárdenas, los campesinos recibieron mas tierras que durante todos los gob anteriores desde la rev y se distribuyo el doble de tierras. Esta ref se diferencio de los anteriores repartos tanto cualitativa como cuantitativamente:

1) Antes las expropiaciones se centraban en las haciendas tradicionales y tierras marginales de baja calidad. Cárdenas expropio no solo propiedades tradicionales sino tmb haciendas comerciales de alta productividad.

2) Antes se enfatizaba en la pequeña unidad productiva (considerando al ejido como etapa intermedia anterior a la peq propiedad). Cárdenas

primordial importancia al ejido y a su operación colectiva como instrumento nec para mantener y aumentar producción.

Resultado: REESTRUCTURACION SUSTANCIAL DEL SECTOR RURAL!No consiguió eliminar las grandes propiedades ni quitarles totalmente el poder a

los terratenientes (quienes seguían controlando otros momentos del proceso de producción) pero sí consiguió destruir gran parte de su poder y logro su obj de eliminar o reducir las relaciones feudales de producción, convirtiendo a Mex en un país autosuf en producción agrícola y en donde las exportaciones agrícolas financiaron su crec industrial.

Críticas: obstaculizo condiciones para acumulación capitalista (xq los ejidos se encontraban fuera del mercado capit de tierras y trabajo) y recampesino una población rural que se encontraba parcialmente proletarizada. No elimino prop privada y no alentó produc agrícola capit. Retraso o invirtió el proc de concentración de tierra y capital y la proletarización en zonas rurales, limitando la producción agrícola y quitando tierras y mano de obra del mercado. Cárdenas dio una solución campesina a demandas proletarizadas. El resultado fue transformas un importante segmento del proletariado rural (concepto conflictivo) en ejidatarios, lo cual debilito al proletariado en su conflicto con el cap agrario. Cárdenas consideraban al ejido colectivo como una alter colectivista a la producción agrícola y capitalista más que como una forma de recampesinizacion. Ref agraria se vio acompañada por la aparición de nuevas formas de dominación y control (Bco. Ejidal, la CNC)

Política cárdenas = Movilización + control!LAS CONTRADICCIONES DE LA ALIANZA PROGRESISTADesde la perspectiva del Est esta alianza con campesinos y trabajadores urbanos

es contradictoria no solo en términos de la función del Est en una soc de clases sino tmb en términos de la dinámica propia xq hasta q punto el Est actuaba en base a una alianza con estas clases y hasta q punto perseguían estas sus intereses a través del Est? Cárdenas da x sentado que en esta alianza el Est era dominante: por eso desarrollo tendencias autoritarias y paternalistas. Pero al mismo tiempo se preocupó xq estos sectores fueran capaces de defenderse de las clases domin y de la misma burocracia estatal. Es contradictorio al palo!

Por su parte, estos sectores fracasaron internamente en reconocer esta contradicción implícita en su alianza y la importancia de mantener su autonomía, al suponer la continuación de un Est que se encontrase x encima de las clases que podía ser árbitro en el conflicto de clases.

WARMAN: la ref agraria pretendía incrementar la participación del campesino en un desarrollo orientado hacia el interior y presidido por la industria nacional (siguiendo el Plan Sexenal). No obstante, este programa de desarrollo industrial

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sobre bases agrarias recogía superficialmente las lecciones de la crisis del 29, haciendo depender el crec de las activ que habían resistido al colapso: la agricult para consumo interno (basada en el maíz) y la industria de transformación para el mercado nacional. Tmb se expropiaron empresas petroleras inglesas y yanquis (ver carpeta ahí lo explican mejor)

1937 cambio en la política agraria: se frena el reparto para no afectar las empresas productivas, a las q se le otorgan garantías políticas para incrementar su actividad. Se crean la inafectabilidades ganaderas, para acelerar crec del sector para exportar. El maíz como cultivo estaba entrando en crisis. Inflación. Se empieza a ir todo a la mierda!!!!!

1935-1938 2da Crisitiada.

ANEXITO TIERNO!! ART 27 Y 123 DE LA CONSTITUCION DE 1917 (estoy desquiciada)

Artículo 27 - La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares constituyendo la propiedad privada.

 Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública y

mediante indemnización.  La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada

las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, para hacer una distribución equitativa de la riqueza pública y para cuidar de su conservación. Con este objeto se dictarán las medidas necesarias para el fraccionamiento de los latifundios; para el desarrollo de la pequeña propiedad; para la creación de nuevos centros de población agrícola con las tierras y aguas que les sean indispensables; para el fomento de la agricultura y para evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad. Los pueblos, rancherías y comunidades que carezcan de tierras y aguas o no las tengan en cantidad suficiente para las necesidades de su población, tendrán derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, respetando siempre la pequeña propiedad. Por tanto, se confirman las dotaciones de terrenos que se hayan hecho hasta ahora de conformidad con el decreto de 6 de enero de 1915. La adquisición de las propiedades particulares necesarias para conseguir los objetos antes expresados, se considerará de utilidad pública.

 Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales o substancias

que en vetas, mantos, masas o yacimientos constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria; los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas; los productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los fosfatos susceptibles de ser utilizados como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos.

 Son también propiedad de la Nación las aguas de los mares territoriales, en la

extensión y términos que fija el Derecho Internacional; las de las lagunas y esteros de las playas; las de los lagos interiores de formación natural que estén ligados directamente a corrientes constantes; las de los ríos principales o arroyos afluentes desde el punto en que brota la primera agua permanente hasta su desembocadura, ya sea que corran al mar o que crucen dos o más Estados; las de las corrientes intermitentes que atraviesen dos o más Estados en su rama principal; las aguas de los ríos, arroyos o barrancos, cuando sirvan de límite al territorio nacional o al de los Estados; las aguas que se extraigan de las minas; y los cauces, lechos o riberas de los lagos y corrientes interiores en la extensión que fije la ley. Cualquiera otra corriente de agua no incluida en la enumeración anterior, se considerará como parte integrante de la propiedad privada que atraviese, pero el aprovechamiento de las aguas, cuando su curso pase de una finca a otra, se considerará como de utilidad pública y quedará sujeto a las disposiciones que dicten los Estados.

 En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la

Nación es inalienable e imprescriptible, y sólo podrán hacerse concesiones por el Gobierno Federal a los particulares o sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas, con la condición de que se establezcan trabajos regulares para la explotación de los elementos de que se trata y se cumpla con los requisitos que prevengan las leyes.

 La capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la Nación, se

regirá por las siguientes prescripciones:  I. - Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades

mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus

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accesiones, o para obtener concesiones de explotación de minas, aguas o combustibles minerales en la República Mexicana. El Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros, siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar por lo mismo la protección de sus gobiernos por lo que se refiere a aquéllos; bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder en beneficio de la Nación los bienes que hubieren adquirido en virtud del mismo. En una faja de cien kilómetros a lo largo de las fronteras y de cincuenta en las playas, por ningún motivo podrán los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas.

II. - Las asociaciones religiosas denominadas Iglesias, cualquiera que sea su

credo, no podrán en ningún caso tener capacidad para adquirir, poseer o administrar bienes raíces, ni capitales impuestos sobre ellos; los que tuvieren actualmente, por sí o por interpósita persona, entrarán al dominio de la Nación, concediéndose acción popular para denunciar los bienes que se hallaren en tal caso. La prueba de presunciones será bastante para declarar fundada la denuncia. Los templos destinados al culto público son de propiedad de la Nación, representada por el Gobierno Federal, quien determinará los que deben continuar destinados a su objeto. Los obispados, casas curales, seminarios, asilos o colegios de asociaciones religiosas, conventos, o cualquier otro edificio que hubiere sido construido o destinado a la administración, propaganda o enseñanza de un culto religioso, pasarán desde luego, de pleno derecho, al dominio directo de la Nación, para destinarse exclusivamente a los servicios públicos de la Federación o de los Estados en sus respectivas jurisdicciones. Los templos que en lo sucesivo se erigieren para el culto público serán propiedad de la Nación.

 III. - Las instituciones de beneficencia, pública o privada, que tengan por objeto

el auxilio de los necesitados, la investigación científica, la difusión de la enseñanza, la ayuda recíproca de los asociados o cualquier otro objeto lícito, no podrán adquirir más bienes raíces que los indispensables para su objeto, inmediata o directamente destinados a él, pero podrán adquirir, tener y administrar capitales impuestos sobre bienes raíces, siempre que los plazos de imposición no excedan de diez años. En ningún caso las instituciones de esta índole podrán estar bajo el patronato, dirección, administración, cargo o vigilancia de corporaciones o instituciones religiosas, ni de ministros de los cultos o de sus asimilados, aunque éstos o aquéllos no estuvieren en ejercicio.

 IV. - Las sociedades comerciales por acciones, no podrán adquirir, poseer o

administrar fincas rústicas. Las sociedades de esta clase que se constituyeren para

explotar cualquier industria fabril, minera, petrolera, o para algún otro fin que no sea agrícola, podrán adquirir, poseer o administrar terrenos únicamente en la extensión que sea estrictamente necesaria para los establecimientos o servicios de los objetos indicados, y que el Ejecutivo de la Unión, o los de los Estados, fijarán en cada caso.

 V. - Los bancos debidamente autorizados, conforme a las leyes de instituciones

de crédito, podrán tener capitales impuestos sobre propiedades urbanas y rústicas, de acuerdo con las prescripciones de dichas leyes, pero no podrán tener en propiedad o en administración más bienes raíces que los enteramente necesarios para su objeto directo.

 VI. - Los condueñazgos, rancherías, pueblos, congregaciones, tribus y demás

corporaciones de población que de hecho o por derecho guarden el estado comunal, tendrán capacidad para disfrutar en común las tierras, bosques y aguas que les pertenezcan o que se les hayan restituido o restituyeren, conforme a la ley de 6 de enero de 1915; entretanto la ley determina la manera de hacer el repartimiento únicamente de las tierras.

 VII. - Fuera de las corporaciones a que se refieren las fracciones III, IV, V y VI,

ninguna otra corporación civil podrá tener en propiedad o administrar por sí bienes raíces o capitales impuestos sobre ellos, con la única excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al objeto de la institución. Los Estados, el Distrito Federal y los Territorios, lo mismo que los Municipios de toda la República, tendrán plena capacidad para adquirir y poseer todos los bienes raíces necesarios para los servicios públicos.

 Las leyes de la Federación y de los Estados en sus respectivas jurisdicciones,

determinarán los casos en que sea de utilidad pública la ocupación de la propiedad privada, y de acuerdo con dichas leyes la autoridad administrativa hará la declaración correspondiente. El precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada se basará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure en las oficinas catastrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido manifestado por el propietario o simplemente aceptado por él de un modo tácito, por haber pagado sus contribuciones con esta base, aumentándolo con un diez por ciento. El exceso de valor que haya tenido la propiedad particular por las mejoras que se le hubieren hecho con posterioridad a la fecha de la asignación del valor fiscal, será lo único que deberá quedar sujeto a juicio pericial y a resolución judicial. Esto

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mismo se observará cuando se trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las oficinas rentísticas.

 Se declaran nulas todas las diligencias, disposiciones, resoluciones y

operaciones de deslinde, concesión, composición, sentencia, transacción, enajenación o remate que hayan privado total o parcialmente de sus tierras, bosques y aguas a sus condueñazgos, rancherías, pueblos, congregaciones, tribus y demás corporaciones de población que existan todavía, desde la ley de 25 de junio de 1856; y del mismo modo serán nulas todas las disposiciones, resoluciones y operaciones que tengan lugar en lo sucesivo y produzcan iguales efectos. En consecuencia, todas las tierras, bosques y aguas de que hayan sido privadas las corporaciones referidas, serán restituidas a éstas con arreglo al decreto de 6 de enero de 1915, que continuará en vigor como ley constitucional. En el caso de que, con arreglo a dicho decreto, no procediere, por vía de restitución, la adjudicación de tierras que hubiere solicitado alguna de las corporaciones mencionadas, se le dejarán aquéllas en calidad de dotación, sin que en ningún caso dejen de asignársele las que necesitare. Se exceptúan de la nulidad antes referida, únicamente las tierras que hubieren sido tituladas en los repartimientos hechos a virtud de la citada ley de 25 de junio de 1856 o poseídas en nombre propio a título de dominio por más de diez años, cuando su superficie no exceda de cincuenta hectáreas. El exceso sobre esa superficie deberá ser vuelto a la comunidad, indemnizando su valor al propietario. Todas las leyes de restitución que por virtud de este precepto se decreten, serán de inmediata ejecución por la autoridad administrativa. Sólo los miembros de la comunidad tendrán derecho a los terrenos de repartimiento y serán inalienables los derechos sobre los mismos terrenos mientras permanezcan indivisos, así como los de propiedad, cuando se haya hecho el fraccionamiento.

 El ejercicio de las acciones que corresponden a la Nación, por virtud de las

disposiciones del presente artículo, se hará efectivo por el procedimiento judicial; pero dentro de este procedimiento y por orden de los Tribunales correspondientes, que se dictará en el plazo máximo de un mes, las autoridades administrativas procederán desde luego a la ocupación, administración, remate o venta de las tierras y aguas de que se trate y todas sus accesiones, sin que en ningún caso pueda revocarse lo hecho por las mismas autoridades antes de que se dicte sentencia ejecutoriada.

 Durante el próximo período constitucional, el Congreso de la Unión y las

legislaturas de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, expedirán leyes para

llevar a cabo el fraccionamiento de las grandes propiedades, conforme a las bases siguientes:

 a) En cada Estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que

puede ser dueño un solo individuo, o sociedad legalmente constituida;  b) El excedente de la extensión fijada deberá ser fraccionado por el

propietario en el plazo que señalen las leyes locales, y las fracciones serán puestas a la venta en las condiciones que aprueben los gobiernos de acuerdo con las mismas leyes;

 c) Si el propietario se negare a hacer el fraccionamiento, se llevará éste a

cabo por el Gobierno local, mediante la expropiación;  d) El valor de las fracciones será pagado por anualidades que amorticen

capital y réditos en un plazo no menor de veinte años, durante el cual el adquiriente no podrá enajenar aquéllas. El tipo del interés no excederá del cinco por ciento anual;

 e) El propietario estará obligado a recibir bonos de una deuda especial para

garantizar el pago de la propiedad expropiada. Con este objeto el Congreso de la Unión expedirá una ley facultando a los Estados para crear su deuda agraria;

 f) Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los

bienes que deben constituirlo, sobre la base de que será inalienable y no estará sujeto a embargo, ni a gravamen ninguno;

 Se declaran revisables todos los contratos y concesiones hechos por los

Gobiernos anteriores desde el año de 1876, que hayan traído por consecuencia el acaparamiento de tierras, aguas y riquezas naturales de la Nación por una sola persona o sociedad, y se faculta al Ejecutivo de la Unión para declararlos nulos, cuando impliquen perjuicios graves para el interés público.

 Artículo 123 - El Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados

deberán expedir leyes sobre el trabajo, fundadas en las necesidades de cada región, sin contravenir las bases siguientes, las cuales regirán el trabajo de los obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, y de una manera general, todo contrato de trabajo:

 

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I. - La duración de la jornada máxima será de ocho horas;  II. - La jornada máxima de trabajo nocturno será de siete horas. Quedan

prohibidas las labores insalubres o peligrosas para las mujeres en general y para los jóvenes menores de dieciséis años. Queda también prohibido a unos y otros el trabajo nocturno industrial, y en los establecimientos comerciales no podrán trabajar después de las diez de la noche;

 III. -Los jóvenes mayores de doce años y menores de dieciséis, tendrán como

jornada máxima la de seis horas. El trabajo de los niños menores de doce años no podrá ser objeto de contrato;

 IV. - Por cada seis días de trabajo deberá disfrutar el operario de un día de

descanso, cuando menos;  V. - Las mujeres durante los tres meses anteriores al parto, no desempeñarán

trabajos físicos que exijan esfuerzo material considerable. En el mes siguiente al parto disfrutarán forzosamente de descanso, debiendo percibir su salario íntegro y conservar su empleo y los derechos que hubieren adquirido por su contrato. En el período de la lactancia, tendrán dos descansos extraordinarios por día, de media hora cada uno, para amamantar a sus hijos;

 VI. - El salario mínimo que deberá disfrutar el trabajador, será el que se

considere suficiente, atendiendo las condiciones de cada región, para satisfacer las necesidades normales de la vida del obrero, su educación y sus placeres honestos, considerándolo como jefe de familia. En toda empresa agrícola, comercial, fabril o minera, los trabajadores tendrán derecho a una participación en las utilidades que será regulada como indica la fracción IX;

 VII. - Para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta

sexo ni nacionalidad;  VIII. - El salario mínimo quedará exceptuado de embargo, compensación o

descuento;  IX. - La fijación del tipo de salario mínimo y de la participación en las utilidades

a que se refiere la fracción VI, se hará por comisiones especiales que se formarán en cada municipio, subordinadas a la Junta Central de Conciliación que se establecerá en cada Estado;

 X. - El salario deberá pagarse precisamente en moneda de curso legal, no siendo

permitido hacerlo efectivo con mercancías, ni con vales, fichas o cualquier otro signo representativo con que se pretenda substituir la moneda;

 XI. - Cuando por circunstancia extraordinaria, deban aumentarse las horas de

jornada, se abonará como salario por el tiempo excedente un ciento más de lo fijado para las horas normales. En ningún caso el trabajo extraordinario podrá exceder de tres horas diarias, ni de tres veces consecutivas. Los hombres menores de dieciséis años y las mujeres de cualquier edad no serán admitidos en esta clase de trabajos;

 XII. - En toda negociación agrícola, industrial, minera o cualesquiera otra clase

de trabajo, los patrones estarán obligados a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas, por las que podrán cobrar rentas que no excederán del medio por ciento mensual del valor catastral de las fincas. Igualmente deberán establecer escuelas, enfermerías y demás servicios necesarios a la comunidad. Si las negociaciones estuvieren situadas dentro de las poblaciones y ocuparen un número de trabajadores mayor de cien, tendrán la primera de las obligaciones mencionadas;

 XIII. - Además, en estos mismos centros de trabajo, cuando su población exceda

de doscientos habitantes, deberá reservarse un espacio de terreno, que no será menor de cinco mil metros cuadrados, para el establecimiento de mercados públicos, instalación de edificios destinados a los servicios municipales y centros recreativos. Queda prohibido en todo centro de trabajo el establecimiento de expendios de bebidas embriagantes y de casas de juego de azar;

 XIV. - Los empresarios serán responsables de los accidentes del trabajo y de las

enfermedades profesionales de los trabajadores, sufridas con motivo o en ejercicio de la profesión o trabajo que ejecuten; por lo tanto, los patronos deberán pagar la indemnización correspondiente, según que hayan traído como consecuencia la muerte o simplemente incapacidad temporal o permanente para trabajar, de acuerdo con lo que las leyes determinen. Esta responsabilidad subsistirá aun en el caso de que el patrono contrate el trabajo por un intermediario;

 XV. - El patrono estará obligado a observar en la instalación de sus

establecimientos, los preceptos legales sobre higiene y salubridad, y a adoptar las medidas adecuadas para prevenir accidentes en el uso de las máquinas,

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instrumentos y materiales de trabajo, así como a organizar de tal manera éste, que resulte para la salud y la vida de los trabajadores la mayor garantía compatible con la naturaleza de la negociación, bajo las penas que al efecto establezcan las leyes;

 XVI. - Tanto los obreros como los empresarios tendrán derecho para obligarse

en defensa de sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etc.;

 XVII. - Las leyes reconocerán como un derecho de los obreros y de los patrones

las huelgas y los paros;  XVIII. - Las huelgas serán lícitas cuando tengan por objeto conseguir el

equilibrio entre los diversos factores de la producción, armonizando los derechos del trabajo con los del capital. En los servicios públicos será obligatorio para los trabajadores dar aviso, con diez días de anticipación, a la Junta de Conciliación y Arbitraje de la fecha señalada para la suspensión del trabajo. Las huelgas serán consideradas como ilícitas únicamente cuando la mayoría de los huelguistas ejerciere actos violentos contra las personas o propiedades o, en caso de guerra, cuando aquéllos pertenezcan a los establecimientos y servicios que dependan del Gobierno. Los obreros de los establecimientos fabriles militares del Gobierno de la república, no estarán comprendidos en las disposiciones de esta fracción, por ser asimilados al Ejército Nacional;

 XIX. - Los paros serán lícitos únicamente cuando el exceso de producción haga

necesario suspender el trabajo para mantener los precios en un límite costeable, previa aprobación de la Junta de Conciliación y Arbitraje;

 XX. - Las diferencias o los conflictos entre el capital y el trabajo se sujetarán a

la decisión de una Junta de Conciliación y Arbitraje, formada por igual número de representantes de los obreros y de los patronos y uno del gobierno;

 XXI. - Si el patrono se negare a someter sus diferencias al arbitraje o a aceptar

el laudo pronunciado por la Junta, se dará por terminado el contrato de trabajo y quedará obligado a indemnizar al obrero con el importe de tres meses de salario, además de la responsabilidad que le resulte del conflicto. Si la negativa fuere de los trabajadores, se dará por terminado el contrato de trabajo;

 

XXII. - El patrono que despida a un obrero sin causa justificada o por haber ingresado a una asociación o sindicato, o por haber tomado parte en una huelga ilícita, estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir el contrato o a indemnizarlo con el importe de tres meses de salario. Igualmente tendrá esta obligación cuando el obrero se retire del servicio por falta de probidad de parte del patrono o por recibir de él malos tratamientos, ya sea en su persona o en la de su cónyuge, padres, hijos o hermanos. El patrono no podrá eximirse de esta responsabilidad, cuando los malos tratamientos provengan de dependientes o familiares que obren con el consentimiento o tolerancia de él;

 XXIII. - Los créditos en favor de los trabajadores por salarios o sueldos

devengados en el último año, y por indemnizaciones, tendrán preferencia sobre cualesquiera otros en los casos de concurso o de quiebra;

 XXIV. - De las deudas contraídas por los trabajadores a favor de sus patronos,

de sus asociados, familiares o dependientes, sólo será responsable el mismo trabajador, y en ningún caso y por ningún motivo se podrá exigir a los miembros de su familia, ni serán exigibles dichas deudas por la cantidad excedente del sueldo del trabajador en un mes;

 XXV. - El servicio para la colocación de los trabajadores será gratuito para

éstos, ya se efectúe por oficinas municipales, bolsas del trabajo o por cualquiera otra institución oficial o particular;

 XXVI. - Todo contrato de trabajo celebrado entre un mexicano y un empresario

extranjero, deberá ser legalizado por la autoridad municipal competente y visado por el cónsul de la Nación a donde el trabajador tenga que ir, en el concepto de que además de las cláusulas ordinarias, se especificará claramente que los gastos de repatriación quedan a cargo del empresario contratante;

 XXVII. - Serán condiciones nulas y no obligarán a los contrayentes, aunque se

expresen en el contrato:  a) Las que estipulen una jornada inhumana, por lo notoriamente excesiva,

dada la índole del trabajo;  b) Las que fijen un salario que no sea remunerador a juicio de las Juntas de

Conciliación y Arbitraje;  

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c) Las que estipulen un plazo mayor de una semana para la percepción del jornal;

 d) Las que señalen un lugar de recreo, fonda, café, taberna, cantina o tienda

para efectuar el pago del salario, cuando no se trate de empleados en esos establecimientos;

 e) Las que entrañen obligación directa o indirecta de adquirir los artículos

de consumo en tiendas o lugares determinados;  f) Las que permitan retener el salario en concepto de multa;  g) Las que constituyan renuncia hecha por el obrero de las indemnizaciones

a que tenga derecho por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, perjuicios ocasionados por el incumplimiento del contrato o despedírsele de la obra;

 h) Todas las demás estipulaciones que impliquen renuncia de algún derecho

consagrado a favor del obrero en las leyes de protección y auxilio a los trabajadores.

 XXVIII. - Las leyes determinarán los bienes que constituyan el patrimonio de la

familia, bienes que serán inalienables, no podrán sujetarse a gravámenes reales ni embargos y serán transmisibles a título de herencia con simplificación de las formalidades de los juicios sucesorios;

 XXIX. - Se consideran de utilidad social: el establecimiento de cajas de seguros

populares, de invalidez, de vida, de cesación involuntaria de trabajo, de accidentes y otras con fines análogos, por lo cual, tanto el Gobierno federal como el de cada Estado, deberán fomentar la organización de instituciones de esta índole, para infundir e inculcar la previsión popular;

 XXX. - Asimismo, serán consideradas de utilidad social las sociedades

cooperativas para la construcción de casas baratas e higiénicas, destinadas a ser adquiridas en propiedad por los trabajadores en plazos determinados.

HALL, M. y SPALDING, H. LA CLASE TRABAJADORA URBANA Y LOS PRIMEROS MOVIMIENTOS

OBREROS EN AMÉRICA LATINA, 1880-1930

en Historia de América Latina, Cambridge En el período que va de 1880 a 1930 los trabajadores urbanos se convirtieron en

una fuerza significativa en la vida nacional de la mayoría de los países latinoamericanos.

La economía, la burguesía y el EstadoLa mayoría de los países latinoamericanos participaban en el orden económico

internacional en calidad de exportadores de productos básicos e importadores de productos manufacturados. La economía de los países latinoamericanos dependía de las decisiones que se tomaban en otra parte, estaba sujeta a las fluctuaciones del mercado mundial, y además la población activa estaba muy segmentada. A veces, los empleados del sector de exportación estaban muy aislados de otros trabajadores, pero su capacidad de negociación era mayor. Por ejemplo, los carpinteros o empleados de la industria textil cuando realizaban una huelga, ésta no tenía la contundencia comparable a la del sector de exportación. Si los trabajadores ferroviarios y de carga de materia prima de exportación interrumpían el proceso de comercialización, una grave crisis amenazaba las economías nacionales. Mineros y trabajadores de transporte con frecuencia se vieron sometidos

a la fuerza del control estatal, aunque a veces su capacidad de negociación les permitía obtener importantes ganancias económicas y de vez en cuando políticas

Los ferroviarios de casi todos los países fueron los trabajadores que se organizaron primero y con mucha eficacia, aunque en algunos casos la fuerza de su posición negociadora los separaba del grueso de la clase trabajadora y empujaba a sus sindicatos hacia el reformismo. Los estibadores y trabajadores portuarios de Santos eran miembros combativos y unidos del movimiento obrero brasileño durante gran parte del siglo XX; los portuarios de Rio de Janeiro, en cambio, se convirtieron en un bastión del reformismo

Chile: las organizaciones político-económicas de los mineros, y no la de los artesanos de los pequeños talleres de Santiago, más adelante darían forma al movimiento obrero

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Los trabajadores ajenos al sector de exportación se encontraban generalmen- te dispersos en empresas bastante pequeñas; éstas proporcionaban artículos y servicios que no podían obtenerse con facilidad del extranjero. Era típico que, por ej., el primer movimiento laboral de la mayoría de las ciudades lo formasen, entre otros, impresores, diversos tipos de obreros de construcción, panaderos, etc. También ocupaban un lugar prominente los sastres, fabricantes de zapatos y sombreros, trabajadores de oficios como la metalistería, fabricación de vidrio y construcción de muebles.

Éstos no eran necesariamente artesanos independientes, en el sentido estricto de pequeños productores especializados y dueños de sus propios medios de producción. Estos casos todavía existían, aunque a principios de siglo eran generalmente trabajadores asalariados que se veían en la necesidad de vender su capacidad laboral en el mercado.

Los oficios urbanos adquirieron proporciones significativas en casi toda América Latina a finales del siglo XIX, pero, dado que la capacidad importadora era alta, este sector no estaba tan desarrollado como en las ciudades europeas. Por otra parte, muchos de estos oficios ocupaban un puesto poco decisivo en la economía, lo cual limitaba el poder político y económico de los trabajadores. Sin embargo, en muchos casos, los artesanos consiguieron formar organizaciones bastante combativas e interpretaron un papel importante en la mayoría de los movimientos obreros latinoamericanos hasta mucho después de 1930.

El proletariado industrial, en el sentido de trabajadores empleados en fábricas grandes y mecanizadas, acababa de aparecer en número significativo a principios del siglo XX y en ninguna parte ocupaba un lugar central en la economía nacional antes de 1930. Las fábricas textiles representaban las mayores empresas modernas. La mayoría de las demás actividades industriales seguían muy ligadas al sector de la exportación, como ocurría en el caso de las plantas preparadoras de carne y las fábricas de harina en Argentina.

La distinción entre fábrica y taller, de hecho, seguía estando lejos de ser clara. La prontitud con que se creó una importante reserva de mano de obra industrial

también marcó el desarrollo del movimiento obrero desde su nacimiento. En el caso de Brasil, la importación en gran escala de inmigrantes por parte del Estado, para que trabajaran en las plantaciones de café de Sao Paulo, surtió el efecto complementario de inundar el mercado de trabajo en las ciudades. Los gobiernos de Argentina también fomentaron activamente la inmigración. Aunque la política argentina también tenía por finalidad principal obtener mano de obra barata para

la agricultura, servía igualmente para limitar la capacidad de negociación de los trabajadores urbanos. En México, hacia finales del siglo XIX, el rápido crecimiento demográfico y el avance de la agricultura capitalista vinieron a surtir el mismo efecto, es decir, saturar el mercado de trabajo y mantener bajos los salarios. La creación de esa nutrida reserva de mano de obra durante las primeras fases del proceso de industrialización, por ende, hizo que a la clase trabajadora le resultase difícil organizarse en varios de los países más importantes de América Latina, sobre todo porque la eficacia de la huelga como arma disminuye cuando es fácil sustituir a los huelguistas.

Los trabajadores se enfrentaban a una burguesía intransigente, fruto del hecho de que la mano de obra representaba una elevada proporción de los costes totales y de las condiciones competitivas que predominaban en muchas industrias. Por consiguiente, a los industriales no siempre les resultaba fácil pasar el aumento de los costes de la mano de obra a los consumidores. Estas condiciones, que son típicas del período competitivo del capitalismo inicial, eran frecuentes tanto en sectores de muchas empresas pequeñas como de propietarios de grandes y modernas plantas textiles, de Brasil y México por ejemplo, que también tenían dificultades para restringir la competencia. Asimismo los propietarios recurrían a la coacción, ya que aún no habían ideado otras formas de ejercer control –ideológico e institucional- sobre los trabajadores. La composición heterogénea de la burguesía en sus primeros tiempos, así como su reciente formación, hizo que en algunos casos la cooperación extensa entre los diversos segmentos resultara difícil. Las empresas diferían mucho en la nacionalidad de sus propietarios, así como en su tamaño y su grado de mecanización. No obstante, los propietarios de los diversos sectores conseguían movilizar al Estado en su favor, organizar cierres patronales, coordinar las normas que debían seguirse en casos de huelga y confeccionar listas negras de militantes con gran eficacia.

Esto influía de diversas maneras en las relaciones de los industriales con los trabajadores y con el Estado. Grandes intereses extranjeros dominaban la mayoría de las actividades importantes en el sector exportador, como la minería, las industrias cárnicas y los ferrocarriles. En casos como los mineros de Chile o México, el resentimiento que en los nacionalistas despertaban los propietarios y administradores extranjeros era un elemento importante en la conciencia de la clase trabajado- ra. La propiedad extranjera no se limitaba al sec-

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tor de la exportación, también poseían fábricas textiles, la empresas industriales, etc. La burguesía industrial no era hegemónica en ningún país de América Latina

antes de 1930 (el Estado permanecía en manos del sector exportador desinteresado de una expansión industrial a gran escala) pero alcanzaba sus objetivos principales, siendo unos de ellos la represión por parte del Estado a los trabajadores. Por ejemplo:

- México: Porfirio Díaz promovió y defendió los intereses del capital extranjero, reprimiendo fuertemente a los trabajadores de las grandes empresas extranjeras.

- Argentina: los grupos agrarios que dominaban el Estado defendían los intereses del capital extranjero en el sector exportador, pero las organizaciones obreras consiguieron cierto espacio para actuar, en parte porque los trabajadores industriales no parecían amenazar directamente los intereses agrarios.

- Brasil: era un poco diferente. Muchos plantadores importantes (a raíz de la crisis del café en 1890 aprox.) participaban en actividades industriales y comerciales. Formaban un bloque unido con los industriales inmigrantes, y el Estado se embarcó en una política de represión exhaustiva contra la clase trabajadora.

En varios países de Latinoamérica el Estado promovía la inmigración (lo que le permitía la manipulación del mercado de trabajo), mantenía una política monetaria donde la depreciación del papel moneda sirvió para rebajar los salarios reales (en pos de los intereses industriales), pero su principal papel en las luchas entre el capital y el trabajo fue coaccionar a éste. A principios del siglo XX se producen varias matanzas en Chile y México.

Además, casi todos los gobiernos latinoamericanos cerraron sedes sindicales, saquearon redacciones de periódicos, prohibieron o dispersaron manifestaciones, apalearon y encarcelaron líderes obreros. A su vez en varios países se dictaron leyes para expulsar del país a los militantes nacidos en el extranjero (En Argentina se denominó Ley de Residencia o Ley Cané sancionada en 1902). También, antes de la primera guerra mundial se probaron otros medios de controlar a la clase trabajadora, aparte de la represión directa. Porfirio Díaz en México y da Fonseca en Brasil intentaron crear organizaciones sindicales dóciles, aunque los resultados fueron desiguales. Sin embargo, antes de 1917, apenas existía legislación social, exceptuando algunas medidas como el descanso dominical, horarios, reglamentación del trabajo de mujeres y niños. Muchas de

estas leyes estaban restringidas, generalmente, a empleados del Estado, o a ciertas zonas geográficas tales como las capitales de nación.

La composición y la condición de la clase trabajadoraLa composición étnica de la clase trabajadora de los primeros tiempos variaba

mucho de un país a otro e, incluso, de una ciudad a otra. En Buenos Aires, Montevideo y Sao Paulo, los inmigrantes europeos (españoles, italianos y portugueses sobre todo) formaban hace tiempo una mayoría entre los trabajadores. En Río de Janeiro y La Habana los ex-esclavos nacidos en África y sus descendientes constituían una parte importante de la clase trabajadora.

Algunos inmigrantes de la clase trabajadora tenían cierta experiencia política antes de su llegada. Sin embargo, muchos militantes se quejaban de la inexistencia de tradiciones revolucionarias entre los inmigrantes y de que éstos no estuvieran familiarizados con los asuntos políticos ni con las organizaciones obreras. Los trabajadores especializados no eran numerosos o con experiencia industrial, lógicamente dado que la campaña de inmigración era para satisfacer las necesidades de la agricultura de exportación. A su vez, muchos inmigrantes buscaban ganancias económicas inmediatas para volver a Europa; sus proyectos individuales de ascensión social representaban un obstáculo para la creación de formas de organización más amplias; tampoco se prestaban fácilmente a estrategias políticas que dependían de la participación electoral. A veces los prejuicios o diferencias culturales entre los trabajadores también hicieron fracasar huelgas y debilitaron o destruyeron organizaciones; y en consecuencia dificultaba la posibilidad para crear organizaciones y formas de acción colectivas, sobre todo en las primeras fases de industrialización.

Se organizaron campañas nacionalistas contra la supuesta subversión extranjera, tales como la Liga Patriótica en Argentina.

En la mayoría de las ciudades latinoamericanas las condiciones de vida de las clases trabajadoras eran preocupantes: hacinamiento, agua contaminada, saneamiento insuficiente, etc.

Dado que, en general, los sindicatos eran débiles o no existían, a la vez que el mercado de trabajo imponía pocos límites, los propietarios instituían regímenes de trabajo muy coactivos: insultos, jornadas de trabajo largas, sometimiento a los trabajadores (en particular niños y mujeres) a diversas formas de agresión física, los accidentes no eran indemnizados, etc.

La irregularidad en el empleo significa que las tasas salariales dan una imagen incompleta del nivel de vida. Las fluctuaciones violentas del mercado mundial de exportaciones latinoamericanas producían desempleo en gran escala, de forma regular.

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El movimiento obrero antes de la primera guerra mundialPara protegerse de estas condiciones de vida, artesanos y otros trabajadores,

fundaron mutualidades; organizaciones que amparaban tanto a los propietarios de los talleres como a sus empleados. Los trabajadores y sus jefes todavía eran capaces de unirse para defender los intereses de su ramo.

El movimiento que nació en este ambiente en México representaba esencialmente los intereses de los artesanos independientes y de los pequeños empresarios. Detrás de ideas políticas de signo igualitario y liberal del movimiento, había una intención de unir a los productores directos con los medios de producción. Los anarquistas ejercieron una influencia en ciertos períodos. En particular, los anarquistas atacaban continuamente toda forma de colaboración con el Estado. Sin embargo, en el sistema político de la república restaurada (1867-1876) y los primeros años del régimen de Díaz, el apoyo de los artesanos y sus seguidores pasó a tener bastante valor para diversas figuras políticas. Las ventajas de tal colaboración atrajeron a una parte importante del movimiento, a pesar de la oposición de los anarquistas y otros.

El Gran Círculo de Obreros empezó a funcionar en 1870 en México a modo de coordinadora nacional de las diversas organizaciones que existían, que en su mayor parte eran mutualidades. Al principio los anarquistas dominaban el Gran Círculo, pero fueron vencidos en 1872, y la organización empezó a recibir una subvención del gobierno. Luego aquél deja de funcionar virtualmente producto de las divisiones políticas internas y su debilitamiento.

Entre 1871 y 1880 hubo varias huelgas, que dividieron más al movimiento. Varias de ellas estaban encabezadas por mutualidades que se componían principalmente de trabajadores asalariados y que empezaban a hacerse cargo de algunas tareas que luego corresponderían a los sindicatos. En estas disputas, el Gran Circulo procuró hacer de mediador entre huelguistas y patronos. Postura que reflejaba la contradicción de un movimiento que intentaba unir a trabajadores asalariados y artesanos independientes. Como muchos de estos últimos eran patronos, veían con inquietud la propagación de la huelga como táctica.

A medida que México se integraba en la economía mundial durante los años 1880, el primer movimiento obrero se desintegró porque ya no podía conciliar los intereses contradictorios de los pequeños propietarios y los trabajadores asalariados. P. Días apenas necesitaba ya la participación de grupos subalternos, por lo tanto la dictadura dirigió sus medios de represión contra los trabajadores asalariados.

En otras partes de América Latina a mediados del siglo XIX, los artesanos independientes y los trabajadores asalariados eran mucho menos numerosos que

en México y, durante algún tiempo, las mutualidades siguieron siendo casi la única forma de organización obrera. La aparición de organizaciones cuyas funciones iban más allá de las propias de las mutualidades que solían denominarse “sociedades de resistencia”, data de su creciente incorporación en la economía mundial y del crecimiento del trabajo asalariado en el decenio de 1880 o incluso después.

Los movimientos obreros que empezaron a surgir en Latinoamérica a fines del siglo XIX se inspiraban en las experiencias de los trabajadores de otras partes del mundo. Fue un proceso complejo y variado que dio origen a la formación de varios agrupamientos políticos diferentes.

Los anarquistas ejercían influencia en muchos países de Latinoamérica, aunque diferían en cuestiones de estrategia y tácticas. Muchos anarquistas seguían escépticos en relación con la eficacia de los sindicatos, que ellos consideraban reformistas. En lugar de sindicatos, estos anarquistas trabajaban por medio de reducidos grupos afines para convencer a los trabajadores y otras personas de la necesidad de una revolución que destruyese el Estado y diera paso a una nueva sociedad. Otros anarquistas, si bien compartían las dudas referentes al potencial revolucionario de los sindicatos, se afiliaban a ellos de todos modos, arguyendo que eran un lugar útil para hacer propaganda y que, a veces, era posible influir en las luchas sindicales para que tomaran direcciones revolucionarias.

El anarcosindicalismo empezó a propagarse a modo de reacción ante el carácter cada vez más reformista de los movimientos socialistas, así como ante la ineficacia de anteriores métodos anarquistas. El anarcosindicalismo representaba una adaptación de ciertos principios anarquistas a las condiciones del capitalismo industrial.

El anarcosindicalismo era una doctrina tanto proletaria como revolucionaria. El concepto de acción directa ocupaba un lugar central. Esto significaba que los trabajadores debían recurrir a huelgas, sabotajes, boicots. Los anarcosindicalistas afirmaban que la participación de los trabajadores en las elecciones no hacía más que fortalecer el orden capitalista. Insistían en que su objetivo era destruir el Estado, en vez de hacerse con el control del mismo. Hacían hincapié en que el sindicato era tanto el principal instrumento para la lucha presente como el núcleo de una sociedad nueva.

Los anarcosindicalistas esperaban destruir el orden existente mediante una huelga general revolucionaria. Pero en la práctica no seguía al pie de la letra esta doctrina. Aparte los trabajadores sindicados representaban un porcentaje reducido de la clase obrera en toda América Latina.

La historia del movimiento obrero durante este período en la mayoría de los países da ejemplos frecuentes de sindicatos aparentemente anarcosindicalistas

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tratando directamente con el Estado, por ejemplo, o de huelgas que pedían la intervención estatal. Por otro lado, también abundan los casos de actuación ejemplar por parte de los anarcosindicalistas, los cuales en algunas huelgas generales y en otras ocasiones, movilizaron a partes importantes de la clase trabajadora.

Con algunas excepciones, el socialismo avanzó poco en América Latina. El tamaño y la composición de las clases trabajadoras, así como la naturaleza del Estado, hacían que la mayoría de los países fuese un terreno poco prometedor para las estrategias socialdemócratas basadas en la participación electoral de los trabajadores. El Partido Socialista argentino (fundado en 1896) siguió a una política de reformismo parlamentario muy moderado. El Partido Obrero Socialista (POS) chileno, fundado en 1912 por Recabarren adoptó una postura menos reformista.

Los trabajadores que organizaban las sociedades de resistencia que comenzaron a aparecer en las postrimerías del siglo XIX eran artesanos especializados. Durante las fases de expansión de la economía, cuando el paro era relativamente escaso, con frecuencia los trabajadores conseguían formar sindicatos y organizar huelgas para pedir mejoras materiales. Luego cuando se producía un descenso, que iba unido a la represión contra el movimiento obrero, se perdían ventajas económicas y de organización que antes lograran.

La forma de organización de la clase trabajadora que predominaba en la mayoría de loa países continuó siendo el sindicato profesional local, aunque con el paso del tiempo se hizo frecuente la aparición de sindicatos industriales. El número de afiliados y de organizaciones fluctuaba. En varios países, sin embargo, especialmente en Argentina, resultó posible mantener federaciones sindicales de carácter nacional, provincial y local.

Con la excepción parcial de Argentina y Uruguay, el papel de los partidos políticos en el movimiento obrero fue poco importante hasta después de 1917. Las huelgas resultaron ser el arma más eficaz de que disponían los trabajadores para atacar a los patronos y al Estado. Las exigencias estaban relacionadas con las reducciones de horarios, los aumentos de los salarios reales y el reconocimiento de los sindicatos. Como consecuencia se reprimió de manera extremadamente dura y violenta a los huelguistas, despidos en masa, etc.

Huelgas generales estallaron en diversas ocasiones y paralizaron varias ciudades, ya en el primer decenio del siglo XIX. Si bien las huelgas generales del período movilizaron a un número inmenso de personas, los resultados tangibles resultaban casi siempre muy pequeños o efímeros. Además de las huelgas, los trabajadores también recurrían al boicot, al trabajo lento y, de vez en cuando, al sabotaje.

Las historias nacionales específicas presentan variaciones considerables en el empleo y los resultados de diferentes tácticas y formas de organización durante los últimos dos decenios del siglo XIX y el primero del XX. En América Central y gran parte del norte de América del Sur, los movimientos de la clase trabajadora fueron generalmente débiles y fragmentarios antes de la primera guerra mundial.

El movimiento obrero más fuerte apareció en Argentina. Se formaron varios sindicatos. Los anarquistas desempeñaban un papel activo en varias de las nuevas organizaciones. Los socialistas ejercieron una influencia significativa en el movimiento obrero durante este período y también aparecieron otras corrientes.

Durante el primer decenio del siglo XX se sindicaron muchos sectores por primera vez y las huelgas se hicieron más frecuentes e importantes.

En 1901 surge la Federación Obrera Argentina (FOA), que representaba a 27 sindicatos de la capital y el interior. Los socialistas y muchos otros afiliados no anarquistas abandonaron la FOA en 1902 y formaron la Unión General del Trabajo (UGT).

Mientras la FOA (que en 1904 pasó a denominarse Federación Obrera regional Argentina –FORA) caía progresivamente bajo la influencia anarquista, en el seno de la UGT comenzó a aparecer una clara corriente sindicalista. Los sindicalistas, que estaban descontentos tanto con la moderación de los socialistas como con lo que ellos consideraran la ineficacia de los métodos anarquistas, formaron una nueva organización, la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA) en 1909.

La FORA y la CORA se unen en 1914. En el 9º Congreso de la FORA los sindicalistas se apropian de esta unión (llamándola FORA IX) y los anarquistas se retiran fundando la FORA V (adhiriendo a las declaraciones anarquistas del 5º Congreso de la FORA de 1905). LA FORA IX empezó a colaborar un poco con el Estado, durante el gobierno de Irigoyen.

Durante los primeros años del siglo XX en Chile, aparecieron sociedades obreras de resistencia en varios ramos en Santiago y Valparaíso, así como entre los trabajadores portuarios. En las zonas mineras del norte de Chile, durante el mismo período, surgió una forma distinta de organización: las mancomunales. Estas asociaciones, que eran una combinación de mutualidad y sindicato, se formaron sobre una base territorial en vez de profesional. Las mancomunales, compuestas principalmente de mineros del nitrato y trabajadores del ramo de transportes, unían a obreros especializados y no especializados en unas organizaciones que resultaron cohesivas y militantes.

En Brasil, aunque anteriormente se habían registrado algunas huelgas, así como cierta actividad sindical, durante el decenio de 1890 el movimiento obrero empezó a crecer en una escala mucho mayor. En Río de Janeiro se produjo una

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huelga general en 1903 que comenzó con los trabajadores de la industria textil. En 1906 en Sao Paulo se produjo otra huelga general con los empleados del ferrocarril a la cabeza.

El primer congreso de trabajadores brasileños se reunió en 1906. Las resoluciones fueron de signo anarcosindicalistas, se voto a favor de formar una organización nacional, la Confederación Operaria Brasilera (COB) que empezó a funcionar en1908. Ésta facilitaba el intercambio de información a escala nacional.

En México, a pesar de la severa represión que el régimen de Díaz dirigió contra las clases trabajadoras, hubo un mínimo de 250 huelgas entre 1876 y 1910. Algunos tipos de organización obrera consiguieron existir, sobre todo entre los trabajadores ferroviarios, pero el gobierno reprimió a las que daban muestras de una militancia significativa.

El Partido Liberal Mexicano (PLM) sufrió la persecución del gobierno de P. Díaz. El PLM contenía a muchos adversarios de Díaz, y su programa oficial de 1906 era bastante liberal y reformista.

Los militantes vinculados al PLM desempeñaron papeles importantes en los dos conflictos laborales más significativos de las postrimerías del período de Díaz. El primero en 1906, en Cananea (estado de Sonora), donde los trabajadores mineros reclamaban aumento salarial. En 1907 en la fábrica textil de Río Blanco. El régimen sofocó la insurrección.

Aunque el régimen logró en gran parte aislar a los elementos más militantes del PLM de la clase trabajadora incrementando la persecución, la agitación laboral en gran escala continuó hasta la caída de Díaz en 1911.

México y los orígenes del sindicalismo controlado por el EstadoLa historia del movimiento obrero mexicano entre 1910 y 1930 difiere de la de

otros movimientos latinoamericanos. A partir de 1910 los trabajadores urbanos se convirtieron en una fuerza política importante. El movimiento obrero era a la vez un aliado potencial para las facciones opuestas y una amenaza para los que trataban de aferrarse al poder. El resultado final –un movimiento obrero ligado al aparato del Estado- anunciaba las formas de organización que a partir del 1930 se encontrarían en varios países latinoamericanos.

Durante el gobierno de Madero continuó la persecución al PLM y otros grupos, pero también tuvo lugar una extensa labor de organización de sindicatos y de actividad huelguística. En 1912, trabajadores de Ciudad de México fundaron la Casa del Obrero Mundial. El apoyo a la Casa procedía principalmente de los artesanos, trabajadores especializados y los de servicios; los vínculos con los trabajadores industriales continuaron siendo mucho más débiles. En la Casa había

representantes de distintas corrientes, aunque parece ser que la influencia anarquista y anarcosindicalista estaba generalizada.

En 1915 la Casa aceptó un pacto con la facción constitucionalista encabezada por Carranza y Obregón. De acuerdo con las condiciones del pacto, la Casa proporcionó varios contingentes de soldados, los llamados “batallones rojos”, para que se utilizaran contra los ejércitos campesinos de Zapata y Villa. A cambio de ello, los constitucionalistas permitieron a miembros de la Casa organizar sindicatos prometiendo medidas para mejorar las condiciones de los trabajadores y apoyo a sus “justas demandas” en los conflictos con sus patronos. La Casa fundó gran número de sindicatos más allá de la capital.

En 1916 los constitucionalistas habían eliminado gran parte de las amenazas militares de las facciones rivales y, ante las perturbaciones causadas por las huelgas, tomaron medidas para restringir el poder del movimiento obrero. Carranza disolvió los batallones rojos y detuvo a varios miembros de la Casa. EN medio de una severa inflación la Casa convocó a una huelga general. Carranza consiguió aplastarla.

En las diversas cláusulas de la Convención Constitucional de 1917 se especificaba la jornada de 8 horas, fijaba límites al trabajo de las mujeres y los niños, imponía algunas restricciones al ejercicio del derecho de despido por parte de los patronos y sancionaba los principios de un salario mínimo, la participación en los beneficios y la indemnización por accidente. Las cláusulas de la Constitución que se referían al trabajo sólo se cumplieron parcialmente hasta el decenio de 1930.

Generalmente las cláusulas laborales de la Constitución de 1917 sirvieron para garantizar ciertas condiciones materiales mínimas para los trabajadores, al mismo tiempo que eliminaban o restringían cualquier medio autónomo (los sindicatos independientes, por ejemplo) que los trabajadores pudieran utilizar para expresar su voluntad política y económica.

La Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) nació en 1918. Resultó ser un elemento importante en el control estatal del movimiento obrero durante el decenio de 1920, y permaneció bajo la dirección de líderes obreros encabezado por Morones. En 1919 Morones y sus colegas formaron el Partido Laborista Mexicano, para apoyar la candidatura del general Obregón a la presidencia del país. Durante dicha presidencia (1920-1924) la CROM creció mucho. Junto con el Partido Laborista, la CROM servía para mantener el orden, restringir las huelgas no autorizadas y debilitar o destruir las organizaciones obreras rivales.

En 1921 un gran número de anarcosindicalistas, comunistas y otros se oponían a la política de la CROM formaron la Confederación General del Trabajo (CGT).

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La CROM alcanzó su mayor poderío durante la presidencia de Calles (1924-1928). Varias figuras de la CROM y de su Partido Laborista ocuparon puestos importantes en el gobierno y el Congreso. Su corrupción y gangsterismo se incrementó. En sus declaraciones hacía llamadas a la “consolidación armoniosa del trabajo y el capital”, además de a la creación de “un espíritu de confianza para los industriales y los capitalistas extranjeros”.

En 1928 el candidato a presidente Obregón fue asesinado. Divida internamente y privada de la mayor parte del apoyo del Estado durante el gobierno interino de Portes Gil, la CROM perdió gran parte de su poder después de 1928. Algunas funciones que antes estaban en manos de la CROM ahora eran cumplidas por el Estado, que empezó a controlar la inscripción de sindicatos y el carácter de los contratos laborales, así como a determinar la marcha de las huelgas y a imponer el arbitraje obligatorio.

La agitación laboral en la posguerra, 1917-1920En gran parte de América Latina, a excepción de México, los años

comprendidos entre 1917 y 1920 habían sido testigos de una explosión sin precedentes de actividad obrera.

Las grandes huelgas y movilizaciones nacieron en parte de las penalidades que la primera guerra mundial había causado. La interrupción del comercio internacional y las consiguientes dislocaciones económicas en los países que dependían mucho del comercio exterior produjeron inicialmente mucho paro y una acentuada subida del coste de la vida. En general, la interrupción de las importaciones de manufacturas fue un estímulo para la industria latinoamericana. La expansión económica irregular que en algunos países hubo hacia 1917 creó condiciones más favorables a la acción obrera de las que habían existido desde antes de que comenzara la guerra.

El efecto de la Revolución rusa también interpretó un papel en los acontecimientos de 1917-1920 en América Latina. Inspiró a los militantes a alarmó a la mayoría de los grupos gobernantes.

La huelga general en Sao Paulo en 1917 al principio fue un paro laboral para pedir aumento de salarios en una gran industria textil. La policía reprimió y provocó una huelga general. El Estado empezó a clausurar sindicatos.

En Argentina hubo muchas huelgas. La más violenta de las sacudidas fue la llamada Semana Trágica en 1919, que había comenzado con una huelga de los trabajadores del metal. La represión fue seguida de una huelga general.

Los grupos “patrióticos” de derechas, que habían participado en la represión contra el movimiento obrero, salieron muy fortalecidos de los sucesos de 1919.

Junto con sus aliados militares y civiles, ayudaron a restringir los intentos de Irigoyen de establecer lazos más estrechos con los sindicalistas.

En Chile los trabajadores portuarios y de las plantas de envasado protagonizaron una breve insurrección en 1919 y se adueñaron de la ciudad hasta que el ejército los aplastó.

Los movimientos obreros en el decenio de 1920 y la aparición de partidos comunistas

La depresión de la posguerra, que afectó a la mayoría de los países latinoamericanos en 1920/21, contribuyó a poner fin al ciclo de expansión de los movimientos obreros. No obstante, la intensidad de la movilización de la clase trabajadora durante los años 1917-20 produjeron cambios significativos en las características de la lucha entre el capital y el trabajo durante el decenio de 1920. El Estado reforzó el aparato represivo. Al mismo tiempo empezaron a probarse otras formas de controlar a la clase trabajadora.

La mayoría de los gobiernos adoptaron o ampliaron formas de legislación social deseosos de disminuir la agitación obrera y, en algunos casos, responder a presiones electorales. Entre las medidas se encontraban las limitaciones de la duración de la jornada laboral, la reglamentación del trabajo femenino e infantil y el pago de indemnizaciones en los casos de accidente, pensiones y vacaciones.

La mayoría de los movimientos anarcosindicalistas entraron en un período de seria crisis. Las corrientes reformista y colaboracionistas ganaron fuerza en varios países, en parte, a resultas de una política estatal que de forma creciente estimulaba a tales movimientos para fines políticos. Al mismo tiempo, aparecieron también partidos leninistas que competirían con las tendencias que predominaban en los movimientos obreros latinoamericanos antes de 1917.

El prestigio inmenso de la Revolución rusa sirvió para inspirar a los militantes de todo el continente. Los primeros partidos comunistas sufrieron mucho a causa de las disputas entre facciones y de los efectos de la persecución. Durante los años 20 lograron en varios casos crear sindicatos entre grupos que antes no estaban organizados; los ejemplos más notables de ello son los campesinos de algunas partes de México, Perú y Chile, y los trabajadores administrativos de Argentina y Chile.

El contraste con los socialistas y los anarcosindicalistas, los comunistas pretendían combinar –bajo la dirección del partido- estrategias dirigidas tanto a la participación laboral como a la organización de sindicatos. Los comunistas apoyaban a veces a gobiernos nacionalistas que trataban de limitar la penetración extranjera en las economías nacionales. Los anarcosindicalistas, en cambio, veían pocas diferencias entre el capital nacional y el extranjero.

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En la estrategia de los partidos comunistas en general era necesario el paso de la región por una serie de etapas históricas (en especial, la etapa de la revolución burguesa) y el carácter temporalmente progresista de la burguesía nacional. Estos análisis eran el origen de estrategias dirigidas a acelerar la revolución burguesa y la industrialización nacional.

A partir de 1928 el Comitern entró en lo que se denomina su “tercer período” e hizo grandes esfuerzos por obtener la adhesión a su nueva e intransigente línea de “clase contra clase”. Esta política se oponía, entre otras cosas, a la colaboración de los comunistas con los socialistas y otros elementos no comunistas.

El primer partido comunista latinoamericano había aparecido en México en 1919. Después de que abandonaran la CGT anarcosindicalistas en 1921, los comunistas encontraron dificultades para mantener lazos efectivos con el movimiento obrero. En el período 1926-1927, el partido ya ejercía considerable influencia entre los trabajadores del ferrocarril y algunos mineros. La estrategia sindical de los comunistas había consistido en trabajar a través de la CROM, pero, ante el desorden de esta organización en 1928 el partido creó una organización independiente dirigida por él mismo. La Confederación Sindical Unitaria de México.

Las divisiones que desde hacía mucho perturbaban el movimiento obrero argentino persistieron durante el decenio de 1920. En 1922, la FORA IX, que englobaba a los comunistas, cambió su nombre por el de Unión Sindical Argentina (USA). La FORA V, que era más pequeña, continuó representando a una importante corriente anarquista dentro del movimiento obrero. También existían grupos independientes, entre los que destacaban los trabajadores del ferrocarril, que fueron la base de otra organización nacional, la Confederación Obrera Argentina (COA), fundada en 1926.

Al finalizar el decenio, el movimiento obrero argentino seguía dividido en tres confederaciones nacionales (la USA, la FORA y la COA), varios agrupamientos independientes y una nueva organización sindical comunista, el Comité de Unidad Sindical Clasista. Poco después, no obstante, las principales confederaciones -excepto la anarquista FORA- se unieron para formar la Confederación General del Trabajo (CGT).

El grupo que formó el Partido Comunista en Argentina nació de una escisión que se había producido entre los socialistas en 1917 a causa de la participación en la primera guerra mundial. Los socialistas partidarios de la neutralidad fundaron el Partido Socialista Internacional (PSI) en 1918. Luego el PSI se convirtió oficialmente en el Partido Comunista en 1920.

En Chile el Partido Obrero Socialista (POS) decidió pedir la admisión en el Comitern en 1920 y pasó a ser oficialmente el Partido Comunista en 1922.

En Brasil no surgió ningún partido socialista significativo, y ex anarcosindicalistas fundaron el Partido Comunista en 1922.

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