reflexiones sobre la historia feinmann

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Reflexiones sobre la historia Por Jos Pablo Feinmann Aunque por imperativos epocales tuve que leerlos a todos, nunca me interesaron los historiadores que expresaban al llamado revisionismo hist rico. De entre ellos, me deslumbraron m s los nacionalistas de derecha. Grandes plumas, elegancia de la prosa, formaci n s lida, los hermanos Irazusta y, sobre todo, el egregio Carlos Ibarguren se apoderaron de mis largas jornadas de lectura. Qu suced a con los dem s? Muy simple: toda posici n epistemol gica que meramente se reduce a ser la negaci n de su enemigo se somete a ste. Los revisionistas del 30 se dedicaron a una explicitaci n m s o menos rigurosa (convincente, sin duda) de la historia oficial (la de la oligarqu a que hab a ganado las guerras civiles en el siglo XIX) para desmentir cada una de sus afirmaciones. Ser la contracara de mi enemigo me hace su esclavo. No tengo una cara propia. No supe construirla. Eleg un camino incorrecto: el del plagio en negativo, no el de la creaci n. As , el revisionismo escribe la historia de los derrotados y construye un pante n alternativo. Lo que fue negado por los triunfadores ellos lo reivindican, lo exaltan y explican el fracaso del pa s por la mala resoluci n de ese conflicto. En lo esencial (siempre hay que preguntarse por el fundamento de las cosas, no vamos a entrar a discutir aqu con Heidegger, pero sencillamente digamos que todo lo que sucede, aun cuando no responda a ninguna teleolog a, sucede porque una serie de cosas sucedieron antes, esta sucesi n se descubre de adelante hacia atr s, cuando ya ocurri , ya que no est inscripta en ninguna finalidad secreta, inmanente, de los hechos que se han venido desarrollando: en ninguna parte estaba pre-fijado que Urquiza se retirar a en Pav n, no pertenece a ning n telos fin de los hechos hist ricos, fue un producto del elemento de azar que debemos incluir en la historia o de una negociaci n en caliente con sus enemigos de Buenos Aires que le hizo cambiar la gloria por las ovejas), el revisionismo ha existido gracias a la historia oficial. Sin historia oficial no habr a revisionismo hist rico, ya que nada tendr an que revisar sus vigorosos pero dependientes historiadores. Es (me permitir este ejemplo) lo que ocurre en la actual pol tica argentina. Hay un gobierno que, mal o bien, hace cosas. Y hay una oposici n que sistem ticamente las niega, se opone. As , el pa s (toda su enorme complejidad) ha sido reducido a la antinomia K/anti-K. El revisionismo hist rico (con mayor talento, por supuesto) jug ante la historia oficial un papel semejante al que la oposici n anti-K juega contra el gobierno K. Los anti-K s lo han avanzado en la tarea sencilla y nulamente aut noma y creativa de oponerse a todo lo K. No se puede crecer as . Nadie debiera extra arse de la pobreza humana y conceptual que presenta la llamada oposici n. (Nota: que ha sido injuriada duramente por un periodista contratado para buscar su crecimiento y su triunfo. Son una mierda , me han dicho que les dijo. Las heces han logrado un notable protagonismo en esta Argentina de hoy, sin debates, sin ideas, devaluada intelectualmente.) Esta gente a quienes tambi n se les dice opo , acaso para se alar que est n siempre divididos o que ni siquiera llegan a ser una oposici n , � �� para dibujar su propio rostro, s lo atina a llevar a cabo la copia en negativo del rostro de su enemigo. (Dado el odio que cunde en el pa s lamento tener que escribir esta palabra. Desear a escribir adversario . Pero un adversario tendr a propuestas y no odio.) Hace un par de d as estaba parado frente a una librer a. Se me acerca una persona y pregunta si yo soy Feinmann. Le digo que s . Me dice, tartamudeando un poco, se lo ve a tramado por los nervios: Usted... es un sorete kirchnerista . Se da vuelta y se va. No fuera que se me diera por contestarle. Pero no: me qued , algo absorto, tratando de elucidar qu me habr a querido decir. Por su cara advert que me odiaba. Pero me resultaba arduo comprender qu concepto pol tico encerraba la f rmula: sorete

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  • Reflexiones sobre la historia

    Por Jos Pablo Feinmann

    Aunque por imperativos epocales tuve que leerlos a todos, nunca meinteresaron los historiadores que expresaban al llamado revisionismohist rico. De entre ellos, me deslumbraron m s los nacionalistas de derecha. Grandes plumas, elegancia de la prosa, formaci n s lida, los hermanos Irazusta y, sobre todo, el egregio Carlos Ibarguren seapoderaron de mis largas jornadas de lectura. Qu suced a con los dem s? Muy simple: toda posici n epistemol gica que meramente se reduce a ser la negaci n de su enemigo se somete a ste. Los revisionistas del 30 se dedicaron a una explicitaci n m s o menos rigurosa (convincente, sin duda) de la historia oficial (la de la oligarqu a que hab a ganado las guerras civiles en el siglo XIX) para desmentir cada una de susafirmaciones. Ser la contracara de mi enemigo me hace su esclavo. Notengo una cara propia. No supe construirla. Eleg un camino incorrecto:el del plagio en negativo, no el de la creaci n. As , el revisionismo escribe la historia de los derrotados y construye un pante nalternativo. Lo que fue negado por los triunfadores ellos loreivindican, lo exaltan y explican el fracaso del pa s por la malaresoluci n de ese conflicto. En lo esencial (siempre hay que preguntarsepor el fundamento de las cosas, no vamos a entrar a discutir aqu conHeidegger, pero sencillamente digamos que todo lo que sucede, aun cuandono responda a ninguna teleolog a, sucede porque una serie de cosassucedieron antes, esta sucesi n se descubre de adelante hacia atr s, cuando ya ocurri , ya que no est inscripta en ninguna finalidad secreta, inmanente, de los hechos que se han venido desarrollando: enninguna parte estaba pre-fijado que Urquiza se retirar a en Pav n, no pertenece a ning n telos fin de los hechos hist ricos, fue un producto del elemento de azar que debemos incluir en la historia o de unanegociaci n en caliente con sus enemigos de Buenos Aires que le hizocambiar la gloria por las ovejas), el revisionismo ha existido gracias ala historia oficial. Sin historia oficial no habr a revisionismohist rico, ya que nada tendr an que revisar sus vigorosos pero dependientes historiadores. Es (me permitir este ejemplo) lo que ocurreen la actual pol tica argentina. Hay un gobierno que, mal o bien, hacecosas. Y hay una oposici n que sistem ticamente las niega, se opone. As , el pa s (toda su enorme complejidad) ha sido reducido a la antinomia K/anti-K. El revisionismo hist rico (con mayor talento, porsupuesto) jug ante la historia oficial un papel semejante al que laoposici n anti-K juega contra el gobierno K. Los anti-K s lo han avanzado en la tarea sencilla y nulamente aut noma y creativa de oponerse a todo lo K. No se puede crecer as . Nadie debiera extra arse de la pobreza humana y conceptual que presenta la llamada oposici n.(Nota: que ha sido injuriada duramente por un periodista contratado parabuscar su crecimiento y su triunfo. Son una mierda , me han dicho que les dijo. Las heces han logrado un notable protagonismo en estaArgentina de hoy, sin debates, sin ideas, devaluada intelectualmente.)Esta gente a quienes tambi n se les dice opo , acaso para se alar que est n siempre divididos o que ni siquiera llegan a ser una oposici n , para dibujar su propio rostro, s lo atina a llevar a cabo la copia ennegativo del rostro de su enemigo. (Dado el odio que cunde en el pa slamento tener que escribir esta palabra. Desear a escribir adversario . Pero un adversario tendr a propuestas y no odio.) Hace un par de d as estaba parado frente a una librer a. Se me acerca una persona y preguntasi yo soy Feinmann. Le digo que s . Me dice, tartamudeando un poco, selo ve a tramado por los nervios: Usted... es un sorete kirchnerista . Se da vuelta y se va. No fuera que se me diera por contestarle. Pero no:me qued , algo absorto, tratando de elucidar qu me habr a querido decir. Por su cara advert que me odiaba. Pero me resultaba arduocomprender qu concepto pol tico encerraba la f rmula: sorete

  • kirchnerista. Por qu le resultaba tan sencillo definirme como kirchnerista? Me hab a le do? No lo imaginaba leyendo alguno de esos libros gordos que, m s de uno, tanto me reprocha. Por qu algo tan complejo para m era tan f cil para l? Hab a dicho: usted es. Nunca, he dedicado mi vida a la filosof a y la literatura (y pienso seguirhaci ndolo largamente), me result sencillo el problema del ser. Y, en general, no me gusta ser algo sino estar abierto a mis infinitasposibilidades y ser lo que vaya eligiendo ser. Una roca es. Una monta aes. El universo (que, aunque est en expansi n, no lo sabe) es. Acaso esa buena persona me hab a hecho un favor. Por fin sab a qu era. Un sorete. Pero no cualquier sorete, sino uno kirchnerista. Hac a apenas unpar de d as, en un reportaje que me hizo Alejandro Fantino, l dijo: Pero vos no sos K . No me gusta ser reducido a una letra, de modo que le contest afirmativamente. Hoy, como siempre, admiro a la se ora Cristina Fern ndez, que ejerce la Presidencia de la Naci n. Pero si yo le digo sencillamente Cristina Fern ndez es porque creo que las mujeres no deben llevar el apellido de sus maridos. No deben ser de nadie.

    Terminemos: si algo expresa el concepto sorete K es que ese se or (unpobre tipo, pero esto tampoco importa) piensa c mo y desde la mierda.Esto es: no piensa, insulta. No piensa: agrede. No piensa: odia. Nonecesito decir que el odio es la negaci n del pensamiento y de todoconsenso posible. El odio alimenta el conflicto pero no lo enriquece. Alfinal, lo nico que se sabe es que se odia. Como en las guerras. Unsoldado mata a los enemigos primero por Dios y por la patria. Despu spor la patria. Despu s ya no sabe qu es la patria. S lo ve un terreno cenagoso lleno de cad veres de propios y extra os. Entonces sigue matando pero ya no sabe por qu . Primero por el odio que se obstina enpermanecer. Despu s el odio desaparece. Y sigue matando por nada. Hastaque alg n otro, un enemigo que tampoco sabe ya por qu mata, lo mata a l.

    Volviendo al revisionismo. Hay que buscar una cara propia. Y ciertosimportantes rasgos de esa cara est n en la de mi enemigo. El tambi n hizo el pa s. No puedo negarlo en totalidad. Un solo ejemplo: hacemuchos a os (en 1975) escrib a Filosof a y naci n. Algo me llev a la historia de Belgrano de Mitre. La le y me interes mucho. Hab a elementos de trabajo que jam s habr a encontrado en otra parte. Lo que significa: para dibujar nuestro propio rostro necesitamos tomarelementos del rostro del enemigo. Pero no para hacer un trabajocontraf ctico con ellos. Sino para incluirlos como parte de nuestro ser,de nuestra cara. Esto es lo que Borges consigue brillantemente en suPoema conjetural . Cuando Laprida siente en su garganta el filo mortal del montonero de Aldao que lo mata, siente tambi n que al fin seencuentra con su destino sudamericano. (No en vano adjetiva: El ntimo pu al .) Alberdi (en los P stumos V, cap tulo XIX) habla de una democracia civilizada y de una democracia b rbara. Esta surge despu s de la Revoluci n de Mayo y se organiza contra ella. Escribe el Plat n argentino, como lo llamar Felipe Varela: Los pueblos resist an, no la independencia respecto de Espa a, que Buenos Aires les ofrec a, sino la dependencia respecto de Buenos Aires, que esta provincia pretend asustituir a la de Espa a . Y as , luego de d cadas de sangrientas guerras civiles, triunf Buenos Aires al conseguir sus objetivos. Pusocaudillos adictos en todas las provincias (que luego generaron dinast asperversas como los Ju rez en Santiago del Estero) y se dedic a hacer no un pa s, sino una ciudad. La bella ciudad de Buenos Aires.

    En suma, dibujar el rostro que habr de definirnos requiere una profundacomprensi n del rostro del Otro. Alberdi dice que el problema de lanaci n argentina habr de encontrar su soluci n el d a en que las dos democracias (la civilizada y la b rbara) consigan hermanarse para hacerun pa s. Es cierto que el gran ejemplo de denostar todo lo que no erapropio lo dio nuestra clase olig rquica, nuestros liberales. (Hace pocosali en este diario una peque a y valiosa nota de Pacho O Donnell dedicada a mostrar los nombres de las callecitas de Buenos Aires, como

  • dice Horacio Ferrer. Todos celebraban xitos, triunfos de la oligarqu a argentina en sus avatares por liquidar a negros, gauchos e indios. Esaes la muestra que consagra y cosifica al odio. No lo sabemos porqueignoramos qui nes fueron. Pero si alguien nos explicara qu heroicas cosas hicieron Paunero, Sandes, Irraz bal, Roca y sus soldados y susRemington, acaso pregunt ramos: Y por eso tienen una calle en su memoria? .)

    La historia es conflicto. La historia, en la Biblia, surge de ladesobediencia, del pecado. Desobedecer a Dios es poner laresponsabilidad de hacer la historia en los hombres. Aunque asimismo lahistoria los hace a ellos. Porque vaya si lo sabemos la historia tambi n la hacen los otros. Y acaso, como hoy, ya no la haga nadie puesnadie puede controlarla. De aqu los aromas apocal pticos que recorren el planeta. Nunca, antes, estuvieron tan presentes. Nunca, antes, tantoslocos desde los halcones del complejo-militar industrial norteamericanohasta los fundamentalistas del Islam, o los imprevisibles de Rusia,Pakist n, India o la derecha israel estuvieron en posesi n y pose dos por tan destructivos elementos dise ados para la hecatombe, ladevastaci n, por la t cnica de modernidad inform tica.

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