rastier, signo y negatividad

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  • 7/30/2019 Rastier, Signo y Negatividad

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Sistema de Informacin Cientfica

    Franois RastierSigno y negatividad: una revolucin saussureana

    Tpicos del Seminario, nm. 18, julio-diciembre, 2007, pp. 13-55,

    Benemrita Universidad Autnoma de Puebla

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Tpicos del Seminario,

    ISSN (Versin impresa): 1665-1200

    [email protected]

    Benemrita Universidad Autnoma de Puebla

    Mxico

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    Significacin y negatividad.

    Tpicos del Seminario, 18.Julio-diciembre 2007, pp. 13-55.

    Signo y negatividad:una revolucin saussureana

    Franois RastierCentre National de la Recherche Scientifique

    Traduccin de Vernica Estay Stange

    Las cosas existen no por sus determinacionespositivas, en ese caso, ellas no existen, sino porla multitud infinita de sus determinacionesnegativas.

    Raymond Queneau

    Mientras que toda la tradicin lgico-gramatical de Occidenteconduce a ello, Saussure no encuentra el origen del habla en lalengua, razn por la cual l aspira explcitamente a una lingsti-ca del habla.1 Ms an, l se rehsa a atribuir el origen del hablaa una instancia incondicionada, es decir, absoluta, y se separadecisivamente de la filosofa del lenguaje.

    Saussure problematiza la oposicin entre relacioneslingsticas in praesentia, fundadas sobre la compatibilidad, ylas relaciones in absentia, fundadas sobre la incompatibilidad.

    Ciertamente, los autores del CLGno retienen ms que las rela-ciones llamadas asociativas, fundadas sobre una similitud par-

    1 Ciertamente, Bally y Schehaye no retuvieron nada de ello en la edicin delCurso, aunque Bally desarroll enseguida el proyecto de tal lingstica. sta per-tenece a Saussure, como lo demuestra el primer captulo de los ELG,intituladoDela doble esencia del lenguaje.

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    cial, pero los ejemplos dados no son vlidos sino para las combi-naciones de morfemas en el seno de la lexa. Por ejemplo, reha-cerest en relacin asociativa con deshacer. Pero el propsitosaussuriano parece aqu gravemente atenuado: lo que es cons-titutivo de la relacin paradigmtica, es precisamente la in-

    compatibilidad. 2 En efecto, en un lugar dado de la cadenasintagmtica, no se puede tener ms que rehacero deshacer. Lasexperiencias de los asociacionistas en el siglo pasado mostraron,por otra parte, que la relacin de antonimia es fundamental, y lasexperiencias contemporneas sobre el priming o atraccinnohan hecho ms que confirmarlas.

    As, la ausencia como presencia negada (en trminos lgicos)o inhibida (en trminos psicolgicos), permanece en el funda-mento de la actividad del lenguaje, ya que toda enunciacin su-pone en cada eleccin de un signo la exclusin de signos delmismo paradigma que podran ocupar el mismo lugar. En efecto, lainhibicin global condiciona y acompaa la activacin local.

    En lgica, esto supondra que la negacin precede a la afir-macin, o ms precisamente, que la afirmacin resulta de unasuma de negaciones. En altica, la presencia podr ser definidacomo una suma de ausencias rechazadas.

    En la teora de las zonas antrpicas, la zona distal es una zonadel mbito humano sin sustrato perceptivo inmediato:3 sta es

    2 Saussure afirma, por ejemplo, en aplicacin del principio negativo que est enel fondo de la lengua: La lengua, por lo tanto, consiste en la correlacin de dosseries de hechos: 1 en que cada uno de ellos slo consiste en oposiciones negativas oen diferencias, y no en trminos que ofrezcan una negatividad en s mismos, 2 en quecada uno no existe, en su propia negatividad, ms que porque a cada instante una

    diferencia del primer orden viene a incorporarse a una diferencia del segundo, einversamente.ELG, I, 24, p. 75 ...Los diferentes trminos del lenguaje, en lugar deser trminos diferentes como las especies qumicas, etctera, no son ms que diferen-cias determinadas entre trminos que seran vacos e indeterminados sin esas diferen-cias. ELG, I, 20a, p. 67 Ver igualmente la seleccin en los anexos.

    3 Cf. Rastier, 1996b, 2001a. El nivel semitico del mbito humano se carac-teriza por cuatro desenganches o rupturas de gran generalidad, y que parecenestar diversamente demostradas en todas las lenguas descritas, tan bien que es

    posible conferirles por hiptesis un alcance antropolgico.

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    establecida y configurada por la actividad semitica. La enun-ciacin consiste entonces en pasar de lo distal ausente al signoproximal presente, por una inhibicin que se denomina ordina-riamente actualizacin. En otros trminos, la eleccin de un signo,descrito como una activacin, se acompaa de la inhibicin de

    su antnimo y de los otros signos pertenecientes a la misma clase.La seleccin paradigmtica aclara, en el nivel del signo, un

    fenmeno ms general, que debe relacionarse con lapercepcinsemntica (cf. Rastier, 1991, cap. 8). Esta percepcin jerarquizatres tipos de construcciones: formas, fondos, y el segundo planode las formas y de los fondos, es decir, los paradigmas de lasotras formas y fondos concurrentes que unen la percepcin pre-sente al corpus de las experiencias lingsticas pasadas.4

    El proceso fundamental de seleccin paradigmtica es carac-terstico de las lenguas humanas, por oposicin a los lenguajesanimales. Aqul est relacionado con la conquista de la ausenciapor parte de nuestra especie, que podr a denominarse la

    filognesis de la zona distal.5 Su sustrato fisiolgico parece es-tar relacionado con el desarrollo excepcional en el hombre delcrtex prefrontal, donde precisamente, se trata la percepcin delos objetos ausentes.

    posible conferirles por hiptesis un alcance antropolgico. (i) La ruptura perso-nal opone al par interlocutivo YO/T una tercera persona, que se define por suausencia de la interlocucin (aunque ella estuviera presente fsicamente): L, SE(impersonal), ESO. (ii) La ruptura local opone el parAQU/ALL a un tercer trmi-no, ALL, o EN OTRO LADO, que tiene igualmente la propiedad definitoria deestar ausente del hic et nunc. (iii) La ruptura temporal opone el AHORA, el OTRO-RA, y el FUTURO PRXIMO al PASADO y al FUTURO. (iv) Finalmente, la rupturamodal opone lo CIERTO y lo PROBABLE a lo POSIBLE y a lo IRREAL.

    Las posiciones homlogas sobre los ejes de la persona, del tiempo, dellugar y del modo, son con frecuencia combinadas o confundidas. Lashomologas entre estas rupturas permiten distinguir tres zonas: una de coinci-dencia, la zona identitaria; una de adyacencia, la zona prox ima l; y una deextraeza, la zona distal.

    4 A diferencia de la percepcin animal, la percepcin humana, culturalizada,deja en cuanto tal un gran lugar a los procesos descendentes.

    5 Cf. Rastier, 1996b.

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    1. La reconcepcin del signo como pasaje

    El kenomay el sema asociativo: hacia un modelo contextual delsigno

    La necesaria reconcepcin del signo puede apoyarse sobre estepasaje de Saussure: (...) no se debe dividiry admitir por unaparte la palabra y por otra su significacin. Juntas constituyenun todo. Slo se puede constatar el kenoma y el sema aso-ciativo (ELG, Kenoma; la palabra kenoma sin duda deknos, vaco rompe con la ontologa de lo pleno que manifes-taba la mnada semitica; por sema asociativo, es convenienteentender aqu el signo lingstico contextualmente definido).

    Un nuevo recurso a la semitica visual permitir, tal vez, in-terpretar la forma grfica de estas figuras. El kenoma () repre-senta, desde una perspectiva onomasiolgica (que va, pues, delsignificado al significante), el significado abierto haciasignificantes indeterminados. Es posible notar, adems, que larepresentacin grfica no indica separacin alguna entresignificante y significado: juntos constituyen un todo.

    En cuanto al sema asociativo ( ), su figura se opone entodos los sentidos a la mnada del CLG. La distincin alto/bajocede ante la oposicin derecha/izquierda, que seala los contex-tos precedente y siguiente. Por otro lado, en ruptura con las for-mas redondas de la ontologa identitaria de la tradicin deParmnides, sus formas son cncavas y no convexas, y traducenas grficamente la ontologa negativa de la diferencia. Estas doscavidades se diferencian por su orientacin espacio-temporal

    hacia lo anterior y hacia lo posterior y ya no por la orientacinalto/bajo, que figuraba entre las dos caras del signo saussureanodel vulgo, la diferencia ontolgica entre materia y espritu o en-tre lenguaje y pensamiento.

    Precisaremos cmo este vaco ontolgico y esta apertura per-miten pasar del modelo lgico-gramatical del signo a la teoratextual de la interpretacin. Conservaremos el trmino kenoma

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    para designar el signo as concebido, oponindolo implcitamentealpleroma de la mnada tradicional en semitica.

    Hacia un modelo textual del signo: el pasaje

    A modo de conciliacin, se podra sugerir que la identidaddelsigno queda definida por la relacin alto/bajo de la semiosisclsica, que contina siendo problemtica puesto que estdesprovista de univocidad; pero su valordiferencial, tanto enel plano del significado como en el del significante sigue de-terminado por su relacin con los contextos derecho e izquierdoen los cuales aparece. Esta conciliacin temporal no oblitera lanecesidad de redefinir la unidad local segn la problemticainterpretativa ya se trate de un signo, de una frase o, por ejem-plo, de un pargrafo.

    En el plano del significante, el kenoma es un pasaje entre

    dos blancos, si se trata de una cadena de caracteres; entre dospausas o puntuaciones, si se trata, por ejemplo, de un perodo.Este pasaje puede remitir a las extensiones conexas, por ejem-plo, por reglas de isofona, de isotopa semntica o de concor-dancia de morfemas.

    En el plano del significado, el signo es unfragmento que apun-ta hacia sus contextos izquierdo y derecho, prximo y lejano.Esto vale tanto para el semema como para el contenido delsintagma o del perodo. Es posible as sustituir la mnada se-mitica apcrifa del CLG por esta figura delpasaje:

    fragmento del contenidoextractode la expresin

    Figura 1: El pasaje

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    Distinguiremos la incidencia del extracto y el alcancedelfragmento. Un extracto puede ser convencionalmente aislado,ya que las estructuras de la expresin proceden esencialmentede la mesolingstica. Por el contrario, un fragmento no puedeserlo, ya que las estructuras del contenido son macrolingsticas.6

    Si mantenemos la intencin de operar sobre unidades mni-mas, observamos que la seleccin de un pasaje y, a fortiori, elaislamiento de un signo exigen dos operaciones: concebir lahiptesis de que a un extracto mnimo le corresponde un frag-mento, de manera que sea posible aislarlos; luego, descon-textualizndolos, asignarles una relacin trmino a trmino en-tre significacin y expresin que literalice la primera y fije lasegunda.7

    El concepto aparentemente anodino depasaje contina sien-do uno de los ms probados por la hermenutica, como lo de-muestra, por ejemplo, la teora de los pasajes paralelos en Hillelel Viejo. Un pasaje supone una seleccin, y por consiguiente un

    punto de vista; establecidas por decisin de mtodo, sus fronte-ras son, pues, relativas y naturalmente revisables. As, las rela-ciones que lo caracterizan, una vez que se lo ha aislado, poseenuna medida que vara con los propsitos mismos de la interpre-tacin, en lo que concierne tanto al alcance como a la inciden-cia.

    6 Se podra incluso sostener la paradoja de que un texto permanece como unfragmento en la medida en que apunta hacia un intertexto.

    7 As, la conmutacin se apoya sobre el hecho de que ciertos signos, comolos afijos, permanecen poco sensibles al contexto, ya que estn muy integra-dos. Sin volver aqu sobre el problema de la conmutacin y las antinomias

    que l suscita (cf. Rastier, 1987, cap. III), nos encontramos, sin embargo, fren-te a una apora: si se puede aislar un morfema, no es posible atribuirle unasignificacin; si es posible aislar una significacin, no se le puede asignarun morfema y slo uno. Esto es vlido a fortiori para las combinaciones demorfemas que son las lexas, y que no obedecen a la ley lgico-gramatical de lacomposicionalidad. En fin, la conmutacin de unidades ms extensas, comoel perodo o el captulo, prevista por Hjelmslev, plantea problemas todavams complejos.

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    Esta concepcin selectiva del pasaje resulta directamente dela problemtica interpretativa: ste se define en ella a la vez comoun lugardel texto y como un momento de un recorrido, que loselecciona y lo asla. Esta situacin, menos paradjica de lo queparece, sigue siendo comn en las ciencias de la cultura: los da-

    tos son aquello que uno se da a s mismo, puesto que nada seimpone, y se escoge siempre.8

    Las consecuencias de esta redefinicin de la unidad lingsti-ca son mltiples e interesan tanto al estatuto del lxico como aldel texto. As, incluso una palabra es un pasaje: su expresin esun extracto de un texto; su contenido, un fragmento de un mito.Desde luego, las estrategias de seleccin de los pasajes difierensegn los modos de interpretacin. Por ejemplo, la interpreta-cin gramatical reducir al mximo el tamao de los pasajes yprivilegiar los pasajes contiguos; otra forma de interpretacin,la lectura literaria de tipo universitario, escoge, por el contrario,pasajes ms extensos. Si cada modo de interpretacin privilegia

    lugares del texto y momentos del recorrido, introducir estasinequidades cualitativas sigue siendo legtimo. Ciertamente, paraestas necesidades normativas, la problemtica lgico-gramati-cal postula una uniformidad y una isonoma generales, a las cua-les la problemtica retrica/hermenutica opone momentos sin-gulares: puntos de conexin entre isotopas, puntos de titubeo dela argumentacin y de la sucesin de los hechos, rupturas depuntos de vista, todos estos momentos corresponden, a la vez,a puntos caractersticos de las formas textuales y a gestos califi-cados del enunciador o del intrprete.

    Como las unidades dependen de los recorridos que las actua-lizan, las modelizaciones del texto deben tomar eso en cuenta.Ahora bien, la modelizacin inmanentista de la semitica clsi-ca se resume en el establecimiento o reconocimiento de relacio-nes o funciones (en la teora de Hjelmslev), sin guardar memoriade su establecimiento: las estructuras textuales son, entonces,

    8 Por otro lado, es sabido el carcter selectivo de toda percepcin.

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    concebidas como formas estables, objetivadas, categorizadassegn las tcnicas probadas de la metodologa lgico-gramati-cal. El texto es concebido como un conjunto emprico que ladescripcin descompone en sus elementos, mientras que un re-lato, por ejemplo, puede manejar varias versiones internas leg-

    timas segn las elecciones axiolgicas del intrprete (cf. Rastier,1989, II, cap. 5). Superponindose a este tipo de descripcin, osuplantndolo, la problemtica retrica/hermenutica consideraque las estructuras ya no son formaciones ontolgicas estables,sino lugares y momentos de recorridos enunciativos einterpretativos. Su objetividad depende de los consensos de lec-tura.

    Los mtodos estadsticos permiten hoy calificar los pasajesligados como correlatos semnticos y coocurrentes expresivos.9

    Plano del contenido

    fragmento

    extracto

    Plano de la expresin

    Figura 2: El pasaje y sus contextos

    La redefinicin del signo como pasaje permite aprehender lapolisemia por ser ies de transformaciones textuales e inter-textuales, para relacionarla con los discursos, campos genricosy gneros, desde una perspectiva ya no acrnica sino pancrnica,

    9 Para una aplicacin al anlisis temtico asistido por computadora, cf .Rastier, 2001, cap. VIII.

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    donde la estabilidad de las acepciones no descansa en la esta-bilidad supuesta de los referentes, sino en fenmenos de conser-vacin diacrnica. La cuestin de la polisemia se convierte enproblema de la innovacin semntica, o neosemia.

    El cambio es evidentemente semntico:10 dicho de otro modo,

    puesto que el signo no tiene contenido intrnseco permanente apriori, ste debe ser especificado describiendo la evolucin delos conjuntos de correlatos. El problema de la identidad se di-suelve entonces: Probablemente no cabe decir de una poca aotra lo que es el mismo sema, ni hay medio de evaluarlo, ya queel sema depende en su existencia de todo el entorno parasmicoen el mismo instante.11 Ms generalmente, en tanto forma se-mntica o elemento de forma semntica, un significado lexicalno es ms que un momento en una serie de transformaciones.

    Los dos signos y los dos planos

    Adems de que la simetra y el equilibrio aparente del signosaussureano del CLG no son ms que engaos, las relacionescontextuales entre signos no determinan menos el sentido quelas relaciones internas del signo, considerado aisladamente.Mejor an, podramos formular la hiptesis de que la semiosisclsica, definida por estas relaciones internas entre caras del sig-no, permanece sobredeterminada por relaciones contextuales,tanto homoplanas como heteroplanas. En efecto, del principiodiferencial se deduce que toda definicin de unidad es relacional,y Saussure afirma:

    Una de las consecuencias de este hecho es que nunca se puede consi-

    derar una unidad lingstica cualquiera (en la perspectiva por poca)ms que haciendo intervenir, explcita o implcitamente, al menos es-

    10 El cambio est enteramente en el mbito de los semas. Est todo enteroguiado por el sentido. Saussure, ELG, p. 104.

    11 ELG, loc. cit. Porsema, Saussure entiende aqu el significado. Cf. la oposi-cin sema/soma.

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    trictamente cuatro trminos: 1) el signo que se estudia; 2) otro signodiferente; 3) una parte (que siempre ser mucho [ms] pequea de loque se piensa) de lo que contiene; 4) una parte (igualmente muy

    pequea).12

    Habiendo admitido el principio de contextualidad, resta apli-carlo conjuntamente a los dos planos del lenguaje.

    Ciertamente, la diferencia entre los dos planos del lenguajehereda mucho de la oposicin entre lo sensible y lo inteligible (ysus objetos, la materia y el espritu). El carcter indisociableha sido pensado como recto y verso, segn la frmula del CLG, opresuposicin recproca (en trminos lgicos). De hecho, se tra-ta de correlaciones de diferencias y, por consiguiente, esto im-plica siempre varios signos diferentes en sintagmtica. Pero elprincipio de esta correlacin sigue siendo un misterio. No estcodificado en lengua: se hace en la accin enunciativa (produc-tiva: enunciacin sin sujeto) e interpretativa. Los recorridos inter-

    estratos constituyen un medio para figurarlo. stos parecen seradmitidos por Saussure en tanto forma elemental, como lo de-muestra la siguiente figura:13

    Idea a Idea b

    Sonido a Sonido b

    Figura 3: Relaciones contextuales heteroplanas

    12 ELG, XX Resmenes. [a] A notar. Lot II, continuacin de XI: Vida de lalengua. [N. B. : Restablezco las grafas ordinarias sin pretender elucidar comple-tamente estas palabras elpticas]. Ubicacin de la cita en la edicin en espaol:24 [Signos y negatividad], p. 75 [N. del T.].

    13 Nouveaux documents, BPU, 1996, VI [Valeur-Collectivit], 2002.

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    Esta figura sugiere que el contexto de una unidad de la expre-sin puede ser una unidad del contenido, y recprocamente.

    A modo de ilustracin personal, detallemos los tres pa-sajes fundamentales de signo a signo, formas elementales de losrecorridos enunciativos e interpretativos. Consideremos dos sig-

    nos 1 y 2, denominando Se al significante y So al significado.Estos recorridos se reagrupan en tres pares:a) La semiosis (en el sentido clsico de relacin entre las dos

    caras del signo o, ms correctamente, los dos planos del len-guaje) comprende dos pasajes:(i) El pasaje Se

    1 So

    1segn el modelo empirista clsico, el

    cual indica que la especie introducida por el sentidohace venir al espritu alguna otra cosa (San Agustn,De doctrina christiana, I, 2).

    (ii) El pasaje inverso So1 Se

    1queda demostrado cuando,

    por ejemplo, se escucha lo que se espera escuchar, inclusocuando otro sonido ha sido pronunciado. Y metodol-

    gicamente, el concepto de significante cero expresa elmismo tipo de pasaje del significado al significante.14

    14 Sobre el significante cero, cf. Lemarchal, 1997. La semiosis, o relacinfundamental que une las dos caras del signo, debe ser relacionada con los dos

    planos del significante y de los textos y de las otras ejecuciones semiticas, y yano definida como una relacin entre el significante y el significado del signo. Porotra parte, sta no puede ser definida por una relacin lgica simplementeformulable, como la inferencia en la tradicin intencionalista, o la presuposicinrecproca en la tradicin estructuralista. En fin, el significante no es el punto de

    partida, puesto que l mismo debe ser reconocido. En fin, la semiosis no pue-de ser fijada ms que como resultado de la interpretacin, y no como su puntode partida. La identificacin de los significantes parece ser uno de los puntos de

    entrada en el recorrido interpretativo, pero est precedida por las expectativas ypresupuestos que definen e l contrato propio del gnero textual de la prctica encurso; as, sta parece ser igualmente un punto de regreso. Redefinir de este modola semiosis la relaciona necesariamente con el concepto de recorridointerpretativo. En otros trminos, el sentido no est dado por una codificacin

    previa que asociara estrictamente significantes y significados: l se produce enrecorridos que discretizan y unen significados entre ellos, pasando porsignificantes.

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    b) Dos tipos de contextualidad se establecen en el interior de unmismo plano (se les puede llamarhomoplanas).(i) El recorrido So1 So2 reconoce una diferencia, o esta-

    blece ya sea una isotopa elemental, ya sea una aferenciapor propagacin de sema. El fenmeno de la aferencia es

    mantenido y ampliamente reconocido por diversos auto-res (as, Pustejovsky lo ha integrado recientemente a suteora del lxico). Ms generalmente, en psicolingstica,los experimentos de atraccin (priming) realizados desdehace un siglo demuestran masivamente el carctersemntico de las asociaciones entre palabra-fuente y pa-labra-objetivo.

    (ii) El recorrido Se1 Se

    2permite una modificacin fonti-

    ca contextual (por ejemplo, el enlace): en cada lengua, sedestacan as variaciones fonticas regulares donde loscontextos izquierda y/o derecha del fonema influyen ensu realizacin. En los niveles superiores, se destacan

    isofonas (asonancia, aliteracin) o alofonas (contrastessignificativos). Las investigaciones saussureanas sobre losanagramas han intentado encontrar reglas para los fe-nmenos de isofona.15

    c) Los dos tipos de contextualidad heteroplana rompen con laseparacin postulada de los dos planos del lenguaje.(i) El recorrido Se

    1 So

    2elimina la ambigedad de un sig-

    nificado por el significante vecino.(ii) El recorrido converso So1 Se2 atribuye una significa-

    cin al significante vecino, por ejemplo, en el caso deuna rima. La atraccin, estudiada en psicologa desdehace un siglo, proporciona numerosos ejemplos de estosrecorridos: atraccin del sonido de un tem por el sentido

    15 Las isofonas conciernen a leyes generales perceptivas de similitud y debuena continuacin. Como todas las leyes perceptivas, stas son explotadas porlas artes del lenguaje. Con los convertidores grafemas-fonemas, es posible ahoracomprobar experimentalmente las hiptesis sobre la significatividad de lasisofonas. Cf. Beaudouin, 2000, cap. VIII.

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    de otro, o inversamente, e incluso atraccin recproca.Estos recorridos son igualmente vlidos tanto para las ta-reas de produccin como para aqullas de interpretacin.Es decir, esquemticamente:

    So1

    So2

    Se1

    Se2

    Figura 4: Los recorridos enunciativos e interpretativos elementales

    En suma, completamos el modelo tradicional de la semiosis,

    inferencia de un significante hacia su significado, subrayandoque las relaciones constitutivas del sentido como recorrido vande significado en significado, como tambin del significado ha-cia el significante.

    En esencia, el sentido consiste en una red de relaciones entresignificados en el seno del texto16 y, desde esta perspectiva,los significantes pueden ser considerados como interpretantesque permiten construir algunas de estas relaciones. stas conti-nan siendo de tipo perceptivo: estimacin de similitud, recono-cimiento de forma, categorizacin.17

    Estimamos que resulta imposible postular dos recorridosinterpretativos paralelos o sucesivos, como lo hace en

    psicolingstica el cognitivismo fodoriano. El recorrido de sig-nificados es inseparable del recorrido de significantes, ya que

    16 Extendemos al texto la problemtica saussureana del valor, fundamento dela semntica diferencial. En cuanto a la primaca de lo semntico, para nosotrosno es ms que una hiptesis de trabajo.

    17 Cf. Rastier, 1991, cap. VII sobre la percepcin semntica.

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    las relaciones homoplanas y heteroplanas se condicionan mu-tuamente. As, frente a la enunciacin como pasaje del pensa-miento al lenguaje, y a la interpretacin como pasaje inverso,nosotros proponemos un modelo comn de constitucin y de re-corrido de las formas. La relacin pensamiento-lenguaje es sus-

    tituida por la relacin entre el plano del significante y el delsignificado.18 El significado puede tener la preeminencia o, enotros trminos, los procesos principalmente descendentes de lapercepcin semntica pueden tener ventaja sobre los procesosprincipalmente ascendentes de la percepcin fontica o grfica;de cualquier modo, la preeminencia de uno de los dos planos noest fijada a priori, sino que depende del momento del texto y dela tarea en curso.

    Dualidades lengua/habla y significante/significado

    Otro paralelismo entre las dos dualidades se encuentra en esta

    serie de figuras que pareca enigmtica: adems de las lneaspunteadas, que liberan lo sensible y lo inteligible, la relacin degradualidad parece figurada por la utilizacin de una diagonal;esto es lo que sugiere una nota del ELG (p. 99):

    Hace falta el smbolo y no o

    Ahora bien, la figura rectangular representa comnmente ladualidad lengua/habla, y en este extracto Saussure extiende estafiguracin a la dualidad significante/significado, que a partir deentonces ya no corresponde en modo alguno a una mnada, in-

    cluso separada. En efecto, se trata no solamente de una oposi-cin relativa, sino tambin gradual, y Saussure afirma que tratar

    18 Los trminosplano del contenido yplano de la expresin nos parecen dis-cutibles, ya que suponen la imagen tradicional de la enunciacin como infusindel espritu en una materia. Por otro lado, el concepto lingstico de expresindebe ser restructurado.

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    de separar las dos cosas, aqu las dos caras del signo, es lo quecreemos que es el vicio fundamental de las consideraciones gra-maticales a las que estamos acostumbrados (ELG, p. 55). As,paradjicamente, la dualidad significante/significado arruina eldualismo que separaba lo sensible y lo inteligible.19

    Como la separacin entre los seres (diversos y variables) y elSer (uniforme e invariable) sigue apoyndose sobre aqulla queopone la materia al espritu, el fin del dualismo semitico marcael fin de esta separacin constitutiva de la ontologa occidental.

    Las consecuencias son considerables, ya que no es posibleconcebir ni aislara fortiori significante puro alguno,20 significa-do puro alguno: todas las entidades tienen dos caras, pero ningu-na concuerda con el signo del CLG, puesto que todas conocen,por as decirlo, grados de dominancia entre significante y signi-ficado. A ttulo de ejemplo, proponemos ordenar algunas de ellassobre la diagonal que delimita las dos caras del signo del ha-bla presentado aqu abajo:

    Formasy fondos semnticos

    Predicados, periodosLexas y trminos

    Prosodia y formas rtmicasPuntemas

    Elementos y cualidades tipogrficas

    Figura 5: Algunos grados de dominanciarelativa entre significante y significado

    19 En efecto, los significados y los significantes se interdefinen sin correspon-derse trmino a trmino, y bajo el ttulo de Principio fundamental de la semiolo-ga, Saussure observa: En la lengua no hay signos ni significaciones sino DIFE-RENCIAS de signos y DIFERENCIAS de significaciones, las cuales 1 no existenms que unas gracias a otras (en los dos sentidos) y por lo tanto son inseparablesy solidarias; pero que 2 nunca llegan a corresponderse directamente (ELG, p.72).

    20 Esto, entre parntesis, vuelve muy difcil toda pretensin formal.

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    El reconocimiento de estos grados permite dar cuenta de laheterogeneidad semitica de las unidades lingsticas, ascomo de la diferencia no contradictoria entre primera y se-gunda articulacin: aceptaremos sin dificultad que un puntemano funciona como un lexema, y sin embargo, es semantizado y

    semantizable.La tradicin lgico-gramatical se ha instalado en el espacio

    medio de la diagonal aqu presentada, ah donde la relacin en-tre significante y significado parece proporcionada: reducindo-se a las palabras y a proposiciones, esta tradicin poda abordarla significacin lxica en trminos de referencia, y el contenidoproposicional en trminos de verdad. Pero ella no supo conside-rar los espacios perifricos: ni el espacio superior, donde lossignificados son asociados a significantes ampliamente indeter-minados (como aqullos de las formas semnticas del nivel tex-tual), ni el espacio inferior, donde significantes son asociadosa significados ampliamente indeterminados. Para ello, habra

    sido preciso adoptar una perspectiva interpretativa que slo laproblemtica retrica/ hermenutica parece capaz de asumir,extendindose al nivel textual.

    Ms all del problema de las unidades lingsticas, el modelogradual de la entidad lingstica permite adems una concilia-cin entre tres nociones: (i) la de discurso, tanto en el sentidotransfrstico de la lingstica de Harris como en el sentido psico-sociolgico de las teoras de la enunciacin; (ii) la de texto, quepertenece a los campos disciplinarios de la lingstica de corpuso de la hermenutica; (iii) la de documento, que pertenece, entreotras, a la filologa. Esta conciliacin enriquece el concepto detexto hasta volver a fundarlo, ya que entonces puede ser articula-do con las prcticas sociales en las cuales es producido, as comocon los soportes, incluidos los numricos, a partir de los cualeses interpretado.

    En suma, las dualidades lengua/habla y significante/signifi-cado encuentran una articulacin comn en una doble concep-cin de la textualidad. La primera, proveniente de los estudios

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    sobre los textos narrativos, religiosos y sobre todo mticos, pri-vilegia la relacin entre unidades locales y unidad global, a tra-vs de esas mediaciones que son las normas de gnero y de dis-curso: la segunda, que privilegia la poesa, acenta las relacionesentre el plano del significante y el plano del significado. Estas

    dos concepciones se complementan, ya que las normas textualesdeterminan tanto a la semiosis como a la relacin entre local yglobal; mejor an, las relaciones entre global y local en cadaplano del lenguaje no pueden ser establecidas sin considerar lasemiosis que especifica la relacin entre plano del significado yplano del significante.

    II. Angustiante negatividad

    Como el signo es siempre concebido a imagen del hombre, lasconcepciones saussureanas se transponen tambin, como vere-

    mos, a ciertos elementos de antropologa filosfica.

    El lenguaje sin subjetividad y la crtica del sujeto

    Por un misterio a fin de cuentas transparente, la tradicinontolgica remite a una teora del sujeto. La lingstica y la se-mitica contempornea han declinado diversamente un sujetoautorreflexivo, idntico a s mismo, siempre condicionante (tras-cendental), y que se parece bastante a un sustituto de la potenciadivina.

    Ahora bien, en sus manuscritos sobre el pensamiento hind,Saussure critica repetidas veces la subjetividad personal, acu-

    sndola de inconsistencia: resolucin del yo que consiste ennegarlo como inexistente y constituido por una coleccin de co-sas contingentes como las ruedas o el timn de un coche (1993,p. 221).21 Con la imagen de la rueda, Saussure retoma ah una

    21 La traduccin es nuestra.

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    comparacin clsica del budismo, que niega la plena realidaddel yo, hecho de piezas y de pedazos.22

    A partir de entonces, la identidad personal ya no es necesariani deseable:

    No es acaso ridculo e incluso intolerable estar constantemente ence-rrado en su yo particular y sometido a ese pequeo yo? Dara muy

    poco por conocer los sentimientos de Octavio despus de la batallade Actium (tema notable de composicin latina), pero dara todo porhaber sido durante 3 minutos Octavio mismo, ya sea antes, ya seamucho antes de esta batalla, e incluso por haber sido mi cocinera, yhaber percibido el mundo a travs de sus ojos, sin perder, por ejemplo,la facultad de comparar lo que veo con las singulares imgenes que yotraera de esta excursin (p. 223).23

    Esta extraeza para s mismo parece adems convertirse enuna condicin del conocimiento, cuando Saussure agrega:

    Es, desde luego, para todo el mundo; pero no ser, en el fondo, elpunto de separacin de los espritus que no conciben otro espritu msque a travs de ellos mismos, y que constituyen la eterna y tranquilamayora, y de aqullos que vana pero arduamente ambicionan conocerel mundo a travs de algo ms que ellos mismos.

    Saussure critica as elyo como obstculo para el conocimien-to, precisamente cuando toda la filosofa trascendental desdeKant hace de l la condicin primera.

    Mientras que la ontologa de la tradicin de Parmnides quepreside la tradicin lgico-gramatical concuerda con un sujetoautorreflexivo, idntico a s mismo, condicionante (trascenden-

    tal), los pensamientos crticos respecto a la ontologa ponen enescena un sujeto condicionado, inconstante, incluso ilusorio.

    22 Saussure aplica el principio general de que la pretendida sustancia no esms que una coleccin de accidentes: en semntica, esto conlleva, por ejemplo,que no hay significacin propia, invariable e independiente del contexto.

    23 La traduccin es nuestra.

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    De-ontologa y negatividad

    Mientras que las teoras occidentales de la significacin siemprese han apoyado sobre la representacin lingstica del Ser, pordos movimientos convergentes Saussure destaca el significado,

    abriendo as la posibilidad de una semntica autnoma. Por unaparte, rompe con el sustancialismo ontolgico de tradicinaristotlica:

    Tendemos perpetuamente a convertir median te el pensamiento las ac-ciones diversas que necesita el lenguaje en sustancia. [...] No hayque admitir en absoluto una sustancia fundamental que reciba a conti-nuacin atributos.24

    Por otra parte, rompiendo con la tradicin dualista que separa elpensamiento del lenguaje, l devuelve el significado a las len-guas, o no lo considera sino ah:

    Lo que no existe son a) las significaciones, las ideas, las categorasgramaticales fuera de los signos; quiz existen fuera del mbito lin-gstico; es una cuestin muy dudosa que en todo caso han de exami-nar otros estudiosos que no sean lingistas.25

    Estas dos rupturas, que abren el espacio para una semnticalingstica (cf. Rastier, 1991, cap. III), resultan de dos operacio-nes dialcticas complementarias. El reconocimiento de unanegatividad, llevado a sus ltimas consecuencias, hace del len-guaje un sistema diferencial de oposiciones y no una codifi-cacin de identidades referenciales. Por otro lado, una dudacientfica desempea la funcin de suspenso o de pochconstitutiva. A la duda, en lo que respecta al exterior de la len-gua, responde la negatividad, en lo que concierne a su interior.La negacin de la sustancia y la duda constitutiva permiten rom-

    24 ELG, I, 28, p. 82.25 ELG, I, 24, p. 74, 75.

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    per con la positividad que instaura la ontologa y, por otra par-te, todas las formas contemporneas del positivismo han comba-tido el saussurismo, ya sea desde afuera, como Ogden y Richards,ya sea desde dentro.

    Ciertamente, con frecuencia la negatividad ha sido puesta al

    servicio del Ser, incluso para rebasarlo en el Uno (Platn, Plotino,y toda la tradicin de la teologa negativa, en el Pseudo-Dionisos,Escoto Erigena, Nicolas de Cusa); en la poca romntica, lanegatividad hegeliana termin por imponerse, al servicio del Esp-ritu. Sin embargo, su negatividad original salva al saussurismode toda forma de ontologa, en particular la de la Totalidadromntica que, no obstante, ha contribuido histricamente, so-bre todo en los formalistas rusos, a la formacin del conceptomoderno de estructura. Lo que est en juego no es poco, ya queadems de la concepcin de la estructura como entidad autno-ma de dependencias internas (Hjelmslev), el problema de la to-talidad interesa a la concepcin misma de la lengua, considerada

    en s misma y por s misma, segn la frmula de Bopp, discre-ta pero abusivamente atribuida a Saussure por los autores delCLG. Este problema interesa finalmente a la unidad lengua-na-cin como definitoria de la cultura, segn la culturologa rusaactual, heredera de las formas dogmticas de la tradicin deHumboldt y de las tesis estalinianas presentadas en El marxismoy la cuestin nacional.26

    Las consecuencias de la de-ontologa

    No sin riesgos se rompen hbitos seculares de pensamiento, y

    las consecuencias de la ruptura con la ontologa pueden dar enSaussure un giro resignado e incluso angustiante. Nosotros des-tacaremoscinco: el desamparo, el yo privado de sustancia, el fin

    26 Se sabe que la unidad de un pueblo, de una lengua y de un territorio justifi-ca regularmente las depuraciones tnicas, es decir las masacres.

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    de la verdad como correspondencia, el rgimen de la dificultad,la contingencia del orden.

    (i) El desamparo.Quienquiera que pose el pie sobre el terrenode la lengua, puede decirse que ha sido abandonado por todas lasanalogas del cielo y de la tierra (Notas inditas, CFS, 12, 1954,p. 64).27 La mencin del cielo y de la tierra confiere a esta expre-sin un alcance oracular: no es, o no es solamente el lingista,sino ms bien el Hombre quien es abandonado. Sin recursos,aparentemente, puesto que la analoga sigue siendo la garantadel vnculo potico y religioso con el mundo y con Dios. sta esla primera forma del sentido espiritual,28 ya que establece unvnculo entre dos planos de realidad y, por la unidad deseada,parece fusional: unitiva, sugiere ya un modo de la coincidenciacon el Ser.(ii)El fin de la representacin. Mientras que la verdad es clsi-camente definida como adequatio rei et intellectus, la conside-

    racin de las lenguas vuelve inconcebible esta definicin:

    apenas necesitamos decir que la diferencia de trminos que constituyeel sistema de una lengua no corresponde en modo alguno, aunque setrate de la lengua ms perfecta, a las relaciones autnticas entre lascosas; y, en consecuencia, no hay ninguna razn para esperar que lostrminos se apliquen completamente, y ni siquiera incompletamente, aobjetos definidos, materiales u otros.29

    Como si la objetivacin de la lengua confinara a la nada atodos los hechos de otro orden, Saussure persigue este propsitopor una extraa y formidable personificacin de la lengua:

    De modo que la existencia de hechos materiales es, como la existenciade hechos de otro orden, indiferente a la lengua. Siempre avanza y semueve gracias a la mquina formidable de sus categoras negativas,

    27 La traduccin es nuestra [N. del T.].28 Cf. Toms de Aquino, Suma teolgica, Cuestin I, art. 10, conclusin.29 ELG, I, 26, p. 77.

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    verdaderamente desligadas de todo hecho concreto, y por eso mismoinmediatamente preparadas para almacenar cualquier idea que vengaa aadirse a las precedentes.30

    Como vemos, el fin de la concepcin representativa del len-guaje permite reconocer su creatividad: por su autonoma res-pecto de toda ontologa preformada, la lengua puede presentaracumulativamente todas las ideas nuevas. Ahora bien, la creati-vidad lingstica no es verdaderamente concebible a partir de laproblemtica lgico-gramatical fundada sobre el signo; de ah,sobre todo, el fracaso del chomskismo del cual se debe darcuenta. En efecto, esta creatividad no puede fundarse ms quesobre una teora de la accin y no de la representacin yaque slo una prctica puede hacer nacer algo nuevo, articulandoelementos hasta entonces heterogneos. As, slo la problemti-ca retrico-hermenutica, que se apoya en el texto y las otrasejecuciones semiticas complejas, puede dar cuenta de la creati-

    vidad. Tal problemtica conduce naturalmente a una lingsticadel habla, en la medida en que la lengua es una antologa invete-rada de prcticas de habla.

    Finalmente, el principio diferencial de la lingsticasaussureana, aplicado a los contextos y a los textos, permite con-cluir que cada ocurrencia es un hpax: ste justifica as la intui-cin de Schleiermacher, extendiendo a toda enunciacin la fa-cultad de innovacin lingstica.

    (iii) El rgimen de la dificultad. La diferencia entre el sentidopropio y el sentido figurado, que proviene de la retrica anti-gua, ha servido de garanta al alegorismo patrstico y a la di-visin entre sentido literal y sentido espiritual. sta sigue sien-do el fundamento de todas las semnticas positivas: el sentidopropio o literal depende de una denotacin natural e inmedia-ta, ya sea la simplex apprehensio tomista o la evidencia del

    30 ELG, I, 26, p. 78. La lengua, como personificada, recuerda aqu una espe-cie de Noche baudelairiana, potente y misteriosa.

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    empirismo lgico; mientras que, por su parte, el sentido figu-rado es considerado objeto de inferencia, esto es, en nuestrosdas, de clculos pragmticos.

    Pero desde el momento en que el signo deja de ser definidopor la relacin de representacin que determina su referencia,

    este dispositivo milenario queda arruinado: No hay diferenciaentre el sentido propio y el sentido figurado de las palabras (o:las palabras no tienen ni sentido figurado ni propio), porque susentido es eminentemente negativo.31 La idea es corrosiva: nohay referencia, y por lo tanto no hay sentido propio y como lareferencia no es ms que una opinin comn, no hay doxa nicomodidad intelectual. Toda interpretacin se encuentra as bajoel rgimen de la dificultad, y se torna igualmente difcil recono-cer o asignar significaciones, ya sea que el sentido sea juzgadopropio o figurado.

    (iv) El fin del dualismo, el orden paradjico y la unidad con-

    tradictoria. La sempiterna trada semitica de tradicinaristotlica (signoconceptoreferente) se encuentra com-pletamente desmantelada. Adems de la relacin de represen-tacin del concepto con respecto al objeto, aqulla que rela-cionaba el signo y el concepto se vuelve inconcebible: enefecto, el significante no representa al significado ms de loque el significado representa al objeto.

    Ms an, Saussure concibe la multiplicidad de los significa-dos y de los significantes como una combinacin indisoluble.En efecto, la reflexin parte de lo que Hjelmslev llamar la pre-suposicin recproca de los dos planos del lenguaje: lo nicoque es dado es la diversidad de los signos combinada

    indisolublemente y de manera infinitamente compleja con la di-versidad de las ideas.

    Los dos caos, al unirse, proporcionan un orden. Nada hay msintil que pretender establecer el orden separndolos. Como sa-

    31 ELG, I, 23, p. 74.

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    bemos, nadie [sobre la tierra]32 piensa en separarlos radicalmen-te. Lo que se hace es simplemente distinguir uno del otro y partirad libitum de ste o de aqul, tras haber hecho previamente deaqul o de ste una cosa con existencia propia. Eso es precisa-mente lo que nosotros llamamos querer separar los dos caos, lo

    cual creemos que es el vicio fundamental de las consideracionesgramaticales a las que estamos acostumbrados.33

    El trmino de caos, la frmula negativa nadie sobre la tierra,evoca una vez ms el tema del desamparo, lejos de toda pro-videncia. Sobre este segundo plano metafsico se destaca unaconclusin decisiva: si los dos planos del lenguaje son inse-parables, esto pone fin al dualismo tradicional que haca de laexpresin el receptculo neutro de un contenido preexistente,as como a la concepcin instrumental del lenguaje, que lopona al servicio de un pensamiento autnomo respecto de lasestructuras lingsticas.

    En cuanto al sentimiento trgico de abandono, resulta sin duda

    de la ruptura con la tradicin ontolgica, que supone ecum-nicamente una plenitud del mundo y de Dios, una suerte de ar-mona del cosmos, diversamente sensible en las tradicionesaristotlica y platnica. Al describir el encuentro de dos caoscreadores de un orden contingente y no providencial, Saussureevoca los grandes temas del desamparo, desde Lucrecio, por su-puesto, hasta el Althusser pstumo del materialismo del encuen-tro.34

    Por el fondo mtico de sus palabras, la personificacin de lalengua, lo trgico del abandono, no habr Saussure salido de lametafsica de tradicin aristotlica slo para crear una nueva?Esta cuestin legtima lleva a reconsiderar la actividad terica

    32 El agregado es nuestro [N. del T. ].33 ELG, I, 11, pp. 51-5234 Cf. Le couran t souterra in du matrialisme de la rencontre (1982), in

    Althusser, 1994, pp. 553-594. Por otro lado, este texto anti-ontolgico no deja deretomar, adaptndola a la historia, la tesis caractersticamente saussureana de quela estructura precede a sus elementos.

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    en s misma, en esta fase de meditacin de la cual dan aqu testi-monio los borradores saussureanos. La ciencia y el mito no estndefinitivamente separados por el progreso de los conocimientos,pero la actividad crtica debe sin cesar trazar entre ellas una de-marcacin. Sin duda, las teoras se abstraen de los mitos y se

    tornan cientficas cuando logran someterse a validaciones inter-nas o externas, las cuales desempean el papel de un principiode realidad. Quiz la personificacin de la lengua, en su mqui-na formidable, no constituye solamente una figura pica, sinoque condiciona o anuncia, sobre la isotopa mtica del textosaussureano, su objetivacin sobre la isotopa cientfica. En re-lacin con las teoras anteriores, sta ha cambiado de rol: ya noes un instrumento, sino un agente.35 En trminos de anlisis na-rrativo, ella ha accedido al rango de herona, y se ha despojadode los trapos de la sirviente devota pero torpe del Espritu.

    Si Saussure hubiera sido filsofo, habramos podido evocarel paso de la crtica de la ontologa a la de-ontologa, como las

    necesarias consecuencias ticas de una crtica de la ontologa.En efecto, sin un Ser al cual conformarse, la moral normativa dalugar a una tica de la responsabilidad.

    35 Sobre la coexistencia de isotopas mtica y cientfica en las teoraslingsticas, cf. Rastier, 1971. Ms generalmente, las hiptesis cientficas y lasficciones filosficas e incluso literarias proceden sin duda de una creatividadimaginativa comn. Mientras que los aristotlicos suponan un mundo pleno, fi-nito, centrado, los neoplatnicos formulaban cosmologas del vaco, del infinito,de la pluralidad de mundos: las conclusiones de Giordano Bruno fueron verifica-

    das por Galileo. Sin embargo, las ciencias no se reducen a ficciones verificables:no se constituyen ni se mantienen sino por una lucha indefinida, de dudosa reso-lucin, contra el mito incluyendo en sus formas ms imperceptibles, que son lasevidencias ordinarias de la doxa. Pero antes de que esta lucha llegue a su trmino

    provisional, encontramos en los borradores de los sabios, en Kepler como enSaussure, intuiciones poticas en el sentido ms fuerte, que sin duda dan testimo-nio de la unidad del pensamiento creador, antes de su elaboracin en los gnerosacadmicos.

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    Referencias bibliogrficas

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    Anexo

    Negatividad y ontologa enDe la doble esencia del lenguaje, deFerdinand de Saussure. Seleccin establecida por FranoisRastier.

    Los extractos que se leern a continuacin fueron establecidos a par-tir de una transcripcin paleogrfica de los manuscritos elaborada

    por Rudolf Engler, la cual fue utilizada como documento de trabajo.No habra que buscar en estos prrafos fidelidad filolgica, pues noha sido esa la pretensin: hay variantes que han sido desechadas, seha uniformado la puntuacin, se ha reconstituido la ortografa, hayabreviaturas que fueron suplidas, etc.

    Aunque siendo el testimonio de un criterio de seleccin ligera-mente diferente, slo el texto crits de linguistique gnerale publicadoen Gallimard (2002) por Simon Bouquet et Rudolf Engler puede ser-vir de referencia (cf. pp. 17-97). El lector podr remitirse all cmo-

    damente siguiendo los nmeros de cada seccin en numeracinarbiga.

    3g. [IIIf] : [Valeur : Forme] On est oblig de poser commefait primordial le fait GNRAL, COMPLEXE et compos deDEUX FAITS NGATIFS : de la diffrence gnrale des figuresvocales jointe la diffrence gnrale des sens qui sy peuventattacher.

    On ne saurait assez insister sur le fait que les valeurs dont secompose primordialement un systme de langue (un systmemorphologique), un systme de signaux ne consistait ni dans

    les formes ni dans les sens, ni dans les signes ni dans lessignifications.Elles consistent dans la solution particulire dun certain

    rapport gnral entre les signes et les significations, fond sur ladiffrence gnrale des signes plus la diffrence gnrale dessignifications plus lattribution pralable de certainessignifications certains signes ou rciproquement.

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    6c. [VIc] [Forme] Forme = Non pas une certaine entitpositive dun ordre quelconque, et dun ordre simple; maislentit la fois ngative et complexe : rsultant (sans aucuneespce de base matrielle) de la diffrence avec dautres formesCOMBINE avec la diffrence de signification dautres formes.

    10. [IX] De lessence double du langage Toute espce designe existant dans le langage (I le signe VOCAL de tout ordre :signe complet tel quun substantif, ou un pronom, signecomplmentaire comme un suffixe ou une racine, signe dnutoute signification complte ni(complmentaire comme un( son dtermin de la [langue] ou signe non vocal comme

    le fait de placer tel signe devant tel autre ) a une valeur

    purement par [opposition (?)], par consquent non positive, maisau contraire essentiellement, ternellement NGATIVE.

    12. [XI] [Vie du langage] Tout ce que reprsente pourlesprit le signal maritime dun drapeau rouge ou bleu procde,non de ce quil est, non de ce quon est dispos y associer, mais

    exclusivement de ces deux choses : 1) de sa diffrence avec lesautres signes figurant au mme moment, 2) de sa diffrence avecles signes qui auraient pu tre hisss sa place, et la place dessignes qui laccompagnent. Hors de ces deux lments ngatifs,si lon se demande o rside lexistence positive du signe, onvoit tout de suite quil nen possde aucune.

    20 a. [XVI] [Ngativit des termes] La ngativit des ter-mes dans le langage peut tre considre avant de se faire uneide du lien du langage; pour cette ngativit, on admetprovisoirement que le langage existe hors de nous et de lesprit,car on insiste seulement sur ce que les diffrents termes dulangage, au lieu dtre diffrents termes comme les espceschimiques etc. ne sont que des diffrences dtermines entre destermes qui seraient vides et indtermins sans ces diffrences.

    20b. [XVI] [b) Dossier S6] On ne se pntrera jamais assezde lessence purement ngative, purement diffrentielle, dechacun des lments du langage auxquels nous accordonsprcipitamment une existence : Suppose quoi[que] peut-tre,

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    je ladmets, nous soyons appels reconnatre que, sans cettefiction, lesprit se trouverait littralement incapable de matriserune pareille somme de diffrences, o il ny a nulle part aucunmoment un point de repre positif et ferme.

    [un linguiste doit] tudier un certain secteur de faits ngatifs

    et dpourvus en eux-mmes de sens et dexistence, son tudesera profitable dans la mesure o il aura oppos les termes quilfallait opposer; pas autrement, et cela dans un sens non banal : savoir que le fait dont il soccupe nexiste littralement pasailleurs que dans la prsence de faits opposables.

    Il semble que la science du langage soit place part : en [ce]que les objets quelle a devant elle nont jamais de ralit en soi,ou part des autres objets considrer nont absolument aucunautre substratum leur existence hors de leur diffrence ou DESdiffrences de toute espce que lesprit trouve moyen dattacher LA diffrence fondamentale : mais sans que lon sorte nullepart de cette donne fondamentalement et tout jamais ngative

    de la DIFFRENCE de deux termes, et non des proprits dunterme.

    Toutes les fois que dans une branche quelconque de lalinguistique, et en se rclamant dun point de vue quelconque,un auteur sest livr une dissertation sur un objet de phontique , de morphologie , de syntaxe dtermin par

    exemple lexistence dune distinction grammaticale de fmininen indo-europen, ou bien la prsence dun n cacuminal ensanscrit cela signifie quil a voulu tudier un certain secteurde faits ngatifs et dpourvus en eux-mmes de sens etdexistence, son tude sera profitable dans la mesure o il auraoppos les termes quil fallait opposer; pas autrement, et celadans un sens non banal : savoir que le fait dont il soccupenexiste littralement pas ailleurs que dans la prsence de faitsopposables.

    22 b. [XVIII] Ne pas sacrifier Il ny a dans la langue nisignes, ni significations, mais des DIFFRENCES de signes et des

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    DIFFRENCES de significations : lesquelles 1) nexistent lesunes absolument que par les autres, (dans les deux sens), et sontdonc insparables et solidaires; mais 2) narrivent secorrespondre directement. (Do lon peut immdiatementconclure : que tout, et dans les deux domaines, (non sparables

    dailleurs) est NGATIF dans la langue repose sur uneopposition complique, mais uniquement sur une opposition,sans intervention daucune espce de donne positive.

    Le principe de la ngativit des signes ou des significations(ce qui est tout fait la mme chose ds quon se pntre de lasolidarit affirme plus haut) se vrifie ds les plus lmentairessubstractions du langage :

    Nous persistons dire que la langue ne salimente dans sonessence que [d] oppositions[,] dun ensemble de valeursparfaitement ngatives et nexistant que par leur contrastemutuel.

    23. [XIX] Corollaire [Signification-Sens] Il ny a pas de

    diffrence entre le sens propre et le sens figur des mots (ou : lesmots nont pas plus de sens figur que de sens propre), parce queleurs sens est minemment ngatif.

    24. La langue consiste donc en la corrlation de deux sriesde faits :

    1) ne consistant chacun que dans des oppositions ngativesou dans des diffrences, et en des termes diffrents offrant unengativit en eux-mmes,

    2) nexistant chacun, dans leur ngativit mme,quautant qu chaque instant une DIFFRENCE du premierordre vient sincorporer dans une diffrence du second etrciproquement.

    25. [XXI] Sur la ngativit de la synonymie Il ny a plusrien dans soleil si ce nest lopposition avec lide dombre; etcette ide dombre elle-mme nest que la ngation combine decelle de lumire, de nuit parfaite, de pnombre et cetera joint la ngation de la chose illumine par rapport lespace obscurciet cetera.

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    [divers] idiomes exprimeront par des termes tout faitdiffrents des ntres les mmes faits o nous faisons intervenirle mot lune, exprimant par exemple par un premier mot la lunedans ses phases mensuelles, dans un second la lune comme astrediffrent du soleil, dans un troisime la lune par opposition aux

    toiles, dans un quatrime le terme comme flambeau de la nuit,dans un cinquime le clair de lune par opposition la lune mme,etc Et chacun de ces mots na toujours de valeur que par laposition ngative quil occupe par rapport aux autres : ce nest aucun moment une ide positive juste ou fausse de ce quest lalune qui dicte la distribution des notions sous les 10 ou 12 ter-mes qui existent, mais cest uniquement la prsence mme deces termes qui force de rattacher chaque ide ou au premier ouau second, ou tous les deux par opposition au troisime et ainside suite, sans autre donne que le choix ngatif faire entre lestermes, sans aucune concentration dide diverse sur lobjet un.Ainsi il ny a jamais rien dans un mot que ce qui ntait pas

    davance hors de lui et ce mme mot peut contenir, et enfermeren germes tout ce qui nest pas hors de lui.

    26. Autrement dit : Si un mot nvoque pas lide dun objetmatriel, il ny a absolument rien qui puisse en prciser le sensautrement que par voie ngative. Si ce mot au contraire serapporte un objet matriel, on pourrait dire que lessenceabsolue mme de lobjet est de nature donner au mot unesignification positive, [mais] ce nest plus au linguiste de venirenseigner que nous ne connaissons jamais un objet que par lideque nous nous en faisons, et par les comparaisons justes oufausses que nous tablissons : en effet je ne sais aucun objet ladnomination duquel ne sajoute une, ou plusieurs ides, ditesaccessoires mais au fond exactement aussi importantes que lideprincipale lobjet en question ft-il le Soleil, lEau, lAir,lArbre, la Femme, la Lumire, etc.

    De telle manire quen ralit toutes ces dnominations sontgalement ngatives, ne signifient rien que par rapport aux idesmises dans dautres termes (galement ngatifs), nont aucun

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    moment la prtention de sappliquer un objet en soi, etnabordent en ralit cet objet sil [n]existe quobliquement, partelle ou telle ide : particulire do il rsultera (en exprimant lachose grossirement), parce que nous prenons momentanmentici ce fait extrieur pour base du mot 1) quil faudra

    continuellement changer de terme pour le mme objet, appelerpar exemple la lumire clart , lueur , illumination , etc.2) que le mme nom du mme objet servira pour beaucoupdautres : ainsi la lumire de lhistoire, les lumires duneassemble de savants.

    La supposition traditionnelle que le mot possde unesignification absolue sappliquant un objet dtermin, cestcette prsomption que nous combattons. Depuis le premiermoment, le mot naborde lobjet matriellement que selon uneide qui est la fois parfaitement insuffisante si on la considrehors de lobjet : ide ds le commencement ngative.

    Enfin, il est peine besoin de dire que la diffrence des ter-

    mes qui fait le systme dune langue ne correspond nulle part,ft-ce dans la langue la plus parfaite, aux rapports vritables en-tre les choses ; et que par consquent il ny a aucune raisondattendre que les termes sappliquent compltement ou mmetrs incompltement des objets dfinis matriels ou autres.

    Ainsi, aucun moment, limpression mme que fait un objetmatriel, na le pouvoir de crer une seule catgorie linguistique ; il ny a jamais donc que des termes ngatifs dans chacundesquels lobjet nouveau est incompltement embrass, en mmetemps quil est disloqu sur plusieurs termes.

    27. De lessence [XXIII] [Remarques additionnelles] Considre nimporte quel point de vue, la langue ne consiste

    pas [en] un ensemble de valeurs positives, valeurs absolues, maisdans un ensemble de valeurs ngatives et relatives nayantdexistence que par le fait de leur opposition.

    Aucun signe nest donc limit dans la somme dides positivesquil est au mme moment appel concentrer en lui ; il nestmomentanment limit que ngativement, par la prsence

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    simultane dautres signes; et il est donc vain de chercher quelleest la somme des significations dun mot.

    Une autre manifestation flagrante de laction parfaitementngative des signes toujours dans lordre des faits de synonymieest livre par lemploi figur des mots (quoiquil soit impossible

    au fond de distinguer jamais lemploi figur de lemploi direct).Ainsi : si lide positive de supplice tait vraiment la vritable

    base de lide de supplice, il serait tout fait impossible de parlerpar exemple du supplice de porter des gants trop troits , cequi na pas le moindre rapport avec les pouvantes du supplicedu gant et de la roue. On dira : mais cest le propre justement dela locution figure. Trs bien. Prenons donc un mot qui reprsenteen somme au sens direct un ensemble de faits tout faitsemblable celui que reprsente supplice. Nous voyons en faitquil ny a rien dautre que le fait NGATIF de lopposition dusupplice avec martyre, torture, tourment ou avec tel autre motqui fixe lensemble des emplois.

    Alors mme quil sagit de dsignations trs prcises commeroi, vque, chien, la notion complte enveloppe dans le mot nersulte que de la coexistence dautres termes; le roi nest plus lamme chose que le roi, sil existe un empereur, ou un pape, silexiste des rpubliques, sil existe des vassaux, des ducs, etc. ; le chien nest plus la mme chose que le chien si lon lopposesurtout au cheval en en faisant un animal impudent et ignoble,comme chez les Grecs ; ou si lon loppose surtout la bte fauvequil attaque en en faisant un modle dintrpidit et de fidlitau devoir comme chez les Celtes. Lensemble des ides runiessous chacun de ces termes correspondra toujours la somme decelles qui sont exclues par les autres termes et ne correspond rien dautre.

    Corollaire. Il ny a pas de diffrence entre le sens propre etle sens figur des mots parce que le sens des mots est unechose essentiellement ngative.

    Proposition. Considre nimporte quel point de vue quiveuille tenir compte de son essence, la langue consiste, non dans

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    un systme de valeurs absolues ou positives, mais dans unsystme de valeurs relatives et ngatives.

    Toute espce demploi qui ne tombe pas dans le rayon dunautre mot nest pas seulement partie intgrante, mais partieconstitutive du sens de ce mot, et ce mot na pas en ralit dautre

    sens que la somme des sens non rclams.28. [XXIV] Index ETRE. Rien nest, du moins rien nest

    absolument (dans le domaine linguistique). Il suit de l quaucunterme, en le supposant parfaitement juste, nest applicable horsdune sphre dtermine.

    Versin en espaol (de los extractos establecidos por FranoisRastier) tomada de Escritos sobre lingstica general, ClaraUbaldina Lerda Mur (trad.), Gedisa, Barcelona, 2004:

    Negatividad y ontologa enDe la doble esencia del lenguaje, deFerdinand de Saussure.

    3g. [IIIf]: [Valor y formas] Nos vemos obligados a estable-cer como hecho primordial el hecho GENERAL, COMPLEJO ycompuesto de DOS HECHOS NEGATIVOS: de la diferencia gene-ral de las figuras vocales aunada a la diferencia general de lossentidos que pueden adjuntrseles.36

    No insistiremos nunca bastante en el hecho de que los valoresde que se compone primordialmente un sistema de lengua (unsistema morfolgico), un sistema de seales, no consisten ni en

    las formas ni en los sentidos, ni en los signos ni en las significa-ciones. Consisten en la solucin particular de determinada rela-cin general entre los signos y las significaciones, basada en ladiferencia general de los signos ms la diferencia general de las

    36 La traduccin de este prrafo es nuestra [N. del T.].

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    significaciones ms la atribucin previa de ciertas significacio-nes a ciertos signos o inversamente.

    6c. [VIc] [Forma] Forma = No una determinada entidadpositiva de cualquier orden, y de un orden simple; sino entidad ala vez negativa y compleja: resulta (sin ninguna clase de base

    material) de la diferencia respecto a otras formas COMBINADAcon la diferencia de significacin de otras formas.

    10. [IX] De la esencia, etctera Toda especie de signo queexiste en el lenguaje (1 el signo VOCAL de cualquier orden,signo completo como una palabra o un pronombre, signo com-plementario como un sufijo o una raz, signo despojado detoda significacin completa ni complementaria como un de-terminado sonido de la lengua; o signo no vocal como elhecho de situar tal signo ante otro) tiene consecuentementeun valorpuramente no positivo, es decir, esencialmente, eterna-mente NEGATIVO.

    12. [XI] [Vida del lenguaje] Todo lo que representa para la

    mente la seal marina de una bandera roja o azul procede, no delo que es, no de lo que estemos dispuestos a asociarle, sino ex-clusivamente de estas dos cosas: 1) de su diferencia respecto aotros signos exhibidos en el mismo momento, 2) de su diferen-cia respecto a los signos que se habran podido izar en su lu-gar, y en el lugar de los signos que lo acompaan. Fuera deestos dos elementos negativos, si nos preguntamos dnde re-side la existencia positiva del signo, vemos en seguida que noposee ninguna.

    20a. [XVI] [Negatividad y diferencia, 1] La negatividaddelos trminos en el lenguaje puede ser considerada antes de ha-cerse una idea del lugardel lenguaje; respecto a esta negatividad,se puede admitir provisionalmente que el lenguaje existe fuerade nosotros y de la mente, pues slo se insiste en que los diferen-tes trminos del lenguaje, en lugar de ser trminos diferentescomo las especies qumicas, etctera, no son ms que diferen-cias determinadas entre trminos que seran vacos e indetermi-nados sin esas diferencias.

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    20b. [XVI] [b) Dossier S6] No se estar nunca lo bastanteconvencido de la esencia puramente negativa, puramente dife-rencial, de cada uno de los elementos del lenguaje a los que atri-buimos precipitadamente una existencia; no hay ninguno, en nin-gn orden, que posea esta existencia supuesta, aunque admito

    que quiz nos vemos obligados a reconocer que, sin esta ficcin,la mente se vera realmente incapaz de dominar semejante sumade diferencias sin encontrar en parte alguna y en ningn momen-to un punto de referencia positivo y firme.

    [un lingista debe] estudiar cierto sector de hechos negativosy desprovistos en s mismos de sentido y de existencia; su estu-dio ser provechoso en tanto en cuanto haya opuesto los trmi-nos que haba que oponer; y si no, no lo ser, y esto en un senti-do no trivial: a saber, el hecho del que se ocupa no existeliteralmente ms que en presencia de hechos oponibles.

    [...] parece que la ciencia del lenguaje est situada aparte:porque los objetos que tiene delante no tienen jams realidad en

    s mismos, o aparte de los otros objetos que se han de conside-rar; no tienen absolutamente ningn substrato de existencia fue-ra de su diferencia o DE LAS diferencias de toda clase que lamente puede unir aLA diferencia fundamental (pero cuya dife-rencia recproca constituye toda la existencia de cada uno deellos): pero sin que se salga por ninguna parte de este dato fun-damentalmente negativo para siempre de la DIFERENCIA de dostrminos, y no de las propiedades de un trmino.

    Cada vez que en una rama cualquier de la lingstica, partien-do de un punto de vista cualquiera, un autor se ha dedicado adisertar sobre un objeto de fontica, de morfologa, de sin-taxis determinado por ejemplo la existencia de una distincingramatical de femenino en indoeuropeo, o bien la presencia deuna n cacuminal en snscrito, significa que ha querido estu-diar cierto sector de hechos negativos y desprovistos en s mis-mo de sentido y de existencia; su estudio ser provechoso entanto en cuanto haya opuesto los trminos que haba que opo-ner; y si no, no lo ser, y esto en un sentido no trivial: a saber, el

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    hecho del que se ocupa no existe literalmente ms que en pre-sencia de hechos oponibles.

    22b. [XVIII] En la lengua no hay signos ni significacionessino DIFERENCIAS de signos y DIFERENCIAS de significacio-nes; las cuales 1 no existen ms que unas gracias a otras (en los

    dos sentidos) y por lo tanto son inseparables y solidarias; peroque 2 nunca llegan a corresponderse directamente.

    De ello se puede concluir inmediatamente: que todo, y en am-bos mbitos (por lo dems, inseparables), es NEGATIVO en lalengua, que descansa en una oposicin complicada, pero nica-mente en una oposicin sin que sea necesaria la intervencin deninguna clase de dato positivo.

    El principio de la negatividad de los signos o de las significa-ciones (que es enteramente lo mismo en cuanto asimilamos lasolidaridad afirmada ms arriba) se comprueba ya en los sustratosms elementales del lenguaje.

    [...] persistimos en decir que la lengua en su esencia no se

    alimenta ms que de oposiciones, de un conjunto de valores com-pletamente negativos y que solamente existen por mutuo con-traste.

    23. [XIX] Corolario [Significacin-Sentido] No hay dife-rencia entre el sentido propio y el sentido figurado de las pala-bras (o: las palabras no tienen ni sentido figurado ni propio),porque su sentido es eminentemente negativo.

    24. La lengua, por lo tanto, consiste en la correlacin de dosseries de hechos

    1 en que cada uno de ellos slo consiste en oposiciones ne-gativas o en diferencias, y no en trminos que ofrezcan unanegatividad en s mismos.

    2 en que cada uno no existe, en su propia negatividad, msque porque a cada instante una diferencia del primer orden vienea incorporarse a una diferencia del segundo, e inversamente.

    25. [XXI] Sobre la negatividad de la sinonimia Ya no haynada en sol nada de sol excepto la oposicin con la idea de som-bra; y la propia idea de sombra no es ms que la negacin com-

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    binada de la de luz, noche perfecta, penumbra, etctera, unida ala negacin de la cosa iluminada en relacin con el espacio os-curecido, etctera.

    [...] una multitud de idiomas expresarn mediante trminoscompletamente diferentes de los nuestros los mismos hechos en

    los que nosotros hacemos intervenir el trmino luna, que expre-sen por ejemplo mediante una primera palabra la luna en susfases mensuales, con una segunda, la luna como astro diferentedel sol, con una tercera, la luna por oposicin a las estrellas, conuna cuarta, la luna como antorcha de la noche, con una quinta, elclaro de luna por oposicin a la propia luna, etctera. Y cada unade estas palabras sigue sin tener valor ms que por la posicinnegativa que ocupa en relacin con otras: en ningn momento esuna idea positiva, correcta o errnea, de lo que es la luna lo quedicta la distribucin de las nociones entre los diez o doce trmi-nos lo que fuerza a unir cada idea o al primero o al segundo, o alos dos por oposicin al tercero y as sucesivamente, sin otro

    dato que la eleccin negativa que se ha de hacer entre trminos,sin ninguna concentracin de la idea diversa del objeto nico.De modo que no hay nunca nada ms en esa palabra que lo quepreviamente no existafuera de ella; y esa palabra puede conte-ner y encierra en germen todo lo que no est fuera de ella.

    26. Dicho de otro modo: si una palabra no evoca la idea de unobjeto material, no hay nada absolutamente que pueda precisarsu sentido que no sea por va negativa.

    Si por el contrario dicha palabra se refiere a un objeto mate-rial, se podra decir que la esencia misma del objeto es de natu-raleza tal que puede dar a la palabra una significacin positiva.En ese caso no es cosa del lingista predicar que slo conoce-mos un objeto por la idea que nos hacemos de l y por las com-paraciones correctas o errneas que establecemos: en realidad,no conozco ningn objeto a cuya denominacin no se aadanuna o varias ideas, llamadas accesorias, pero en el fondo tanimportantes como la idea principal, esto es, el objeto en cues-tin, ya se trate del Sol, delAgua, delAire, delrbol, de laMu-

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    jer, de laLuz, etctera. De tal modo que en realidad todas estasdenominaciones son igualmente negativas, no significan nadams que en relacin con las ideas puestas en otros trminos(igualmente negativos), no tienen en ningn momento la preten-sin de aplicarse a un objeto definido en s, no se enfrentan en

    realidad a ese objeto, cuando existe, ms que oblicuamente, atravs y en nombre de tal o cual idea particular de lo que sederivar (expresndolo grosso modo), puesto que tomamos mo-mentneamente ese hecho exterior como base de la palabra 1que ser necesario cambiar continuamente de trmino para refe-rirse al mismo objeto, llamar por ejemplo a la luz claridad,resplandor, iluminacin, etctera, 2 que el nombre del mis-mo objeto servir para muchos otros: as, la luz de la historia,las luces de una asamblea de sabios. En este ltimo caso, seconsidera que un nuevo sentido (llamado figurado) ha apareci-do: esta conviccin parte puramente de una significacin abso-luta que se aplica a un objeto determinado; es esta presuncin lo

    que combatimos. Desde el primer momento la palabra no se en-frenta al objeto material ms que segn una idea que es a la vezperfectamente insuficiente si se la considera relativamente a eseobjeto e infinitamente amplia si se la considera fuera del objeto:idea desde el comienzo negativa.

    En fin, apenas necesitamos decir que la diferencia de trmi-nos que constituye el sistema de una lengua no corresponde enmodo alguno, aunque se trate de la lengua ms perfecta, a lasrelaciones autnticas entre las cosas; y, en consecuencia, no hayninguna razn para esperar que los trminos se apliquen com-pletamente, y ni siquiera incompletamente, a objetos definidos,materiales u otros.

    [...] de modo que en ningn momento la impresin que pro-duce un objeto material tiene el poder de crear una sola catego-ra lingstica; no existen nunca, por lo tanto, ms que trminosnegativos en cada uno de los cuales el objeto nuevo es abarcadode modo incompleto al tiempo que queda dislocado en variostrminos.

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    27. De la esencia [XXIII] [Observaciones adicionales] Seacual sea el punto de vista desde el que se la considere, la lenguano consiste en un conjunto de valorespositivos y absolutos sinoen un conjunto de valores negativos o de valores relativos queno tienen existencia ms que por el hecho de oponerse.

    Por lo tanto, ningn signo est limitado en la suma de ideasposibles que puede albergar slo en un mismo momento; sloest limitado negativamente por la presencia simultnea de otrossignos; y por lo tanto es vano buscar cul es la suma de las signi-ficaciones de una palabra.

    Otra manifestacin flagrante de la accin totalmente nega-tiva de los signos, mantenindonos en el orden de la sinoni-mia, viene dada por el uso figurado de las palabras (aunqueen el fondo sea imposible distinguir nunca el uso figurado deluso directo).

    As, si la idea positiva de suplicio fuera la autntica base desuplicio, sera totalmente imposible hablar, por ejemplo, del

    suplicio de llevar unos guantes demasiado estrechos, lo que notiene la ms mnima relacin con los espantos del suplicio de laparrilla y de la rueda. Se dir: es que eso es precisamente lopropio de la locucin figurada. Muy bien. Tomemos entoncesuna palabra que represente, en suma, en su sentido directo unconjunto de hechos enteramente semejante al que representa su-plicio.

    Vemos pues que no es en modo alguno la idea positiva conte-nida en suplicio y martirio, sino el hecho negativo de su oposi-cin el que establece toda la serie de sus usos y permite cual-quiera con tal de que no se interponga en el mbito vecino.

    Incluso cuando se trata de designaciones muy precisas comorey, obispo, mujer,perro, la nocin completa envuelta en la pa-labra slo resulta de la coexistencia de otros trminos; el rey noes lo mismo que el rey si existe un emperador, o un papa, siexisten repblicas, si existen vasallos, duques, etctera; elperrono es lo mismo que elperro, si se opone especialmente a caba-llo, considerndolo un animal imprudente e innoble, como ocu-

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    rra entre los griegos, o si se opone especialmente a la fiera a laque ataca, considerndolo un modelo de intrepidez y fidelidad asu deber, como era el caso entre los celtas. El conjunto de lasideas reunidas tras cada uno de estos trminos correspondersiempre a la suma de las que se excluyen en otros trminos y nocorresponden a nada ms.

    (Corolario.) No hay diferencia entre el sentido propio y elsentido figurado de las palabras porque el sentido de las pala-bras es algo esencialmente negativo.

    (Proposicin x.) Considerada desde cualquier punto de vistaque quiera tener en cuenta su esencia, la lengua consiste, no enun sistema de valores absolutos y positivos, sino en un sistemade valores relativos y negativos.

    Toda clase de uso que no caiga en el radio de otra palabra es,no solamente parte integrante, sino parte constitutiva del sentidode esa palabra, y esa palabra no tiene en realidad otro sentido

    que la suma de los sentidos no requeridos.28. [XXIV] ndice SER. Nada es, al menos nada es absolu-tamente (en el mbito lingstico). Ningn trmino, aun supo-niendo que sea perfectamente exacto, es aplicable fuera de unaesfera determinada.