pratchett terry - mundodisco 34 - thud! (¡garrotazo!)

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THUD!(GARROTAZO!)

Terry Pratchettndice Notas de Versin Pis de Pgina

La primera cosa que hizo Tak, se escribi a s mismo. La segunda cosa que hizo Tak, escribi las Leyes. La tercera cosa que hizo Tak, escribi el Mundo. La cuarta cosa que hizo Tak, escribi una caverna. La quinta cosa que hizo Tak, escribi una geoda, un huevo de piedra. Y en la penumbra de la boca de la caverna, la geoda eclosion, y nacieron los Hermanos. El primer Hermano camin hacia la luz, y se par bajo el cielo abierto. As se hizo demasiado alto. l fue el primer Hombre. No encontr Leyes, y fue iluminado. El segundo Hermano camin hacia la oscuridad, y se par bajo un techo de piedra. As obtuvo la altura correcta. l fue el primer Enano. Hall las Leyes que haba escrito Tak, y fue oscurecido. Pero algo del espritu viviente de Tak qued atrapado en el roto huevo de piedra, y se convirti en el primer troll, vagando por el mundo, no intentado y no querido, sin alma ni propsito, sin aprender ni comprender. Temeroso de la luz y de la oscuridad, siempre confuso en la penumbra, sin saber nada, sin aprender nada, sin crear nada, sin ser nada -De Gd Tak Gar (Las Cosas Que Escribi Tak), Trad. Prof W.W. W. Sangresalvaje, Imprenta de la Universidad Invisible, AM$ 8. En el original, el ltimo prrafo del texto citado parece haber sido aadido por una mano muy posterior. l que montaa aplasta l no l que sol detiene l no l que martillo rompe l no l que fuego teme l no l que cabeza alza sobre corazn l diamante -Traduccin de pictogramas Troll hallados grabados en una losa de basalto en el nivel ms profundo de las minas de melaza de Ankh-Morpork, estimado en 500.000 aos de edad en mediciones cerdo-melaza.

Thud se fue el sonido que el pesado garrote hizo al conectarse con la cabeza. El cuerpo se sacudi y se desplom. Y se haba hecho, sin ser odo, sin ser visto: el final perfecto, la solucin perfecta, la historia perfecta. Pero, como dicen los enanos, donde hay un problema siempre encuentras a un troll. El troll vio. Comenz como un da perfecto. Bastante pronto podra ser uno imperfecto, lo saba, pero por unos minutos era posible pretender que no lo sera. Sam Vimes se afeit. ste era un acto diario de desafo, una confirmacin de que l era bien, simplemente Sam Vimes. Admitamos que se afeitaba en una mansin, y mientras lo haca el mayordomo le lea partes del Times, pero eso eran slo circunstancias. An era Sam Vimes mirndose al espejo. El da que l viese al Duque de Ankh all, sera un mal da. Duque era slo una descripcin del empleo, eso era todo. -La mayora de las noticias son acerca de la actual situacin enanesca, seor -dijo Willikins mientras Sam franqueaba el rea tramposa debajo de la nariz. An usaba la corta-gargantas de afeitar del abuelito. sa era otra ancla a la realidad. Adems, el acero era mucho mejor que el de hoy en da. Sybil, que tena un extrao entusiasmo por los cachivaches modernos, le haba sugerido obtener una de esas nuevas afeitadoras, con un diablillo con tijeras, que cortaba muy rpido, pero Vimes se haba resistido. Si alguien iba a usar una hoja afilada cerca de su cara, ese alguien iba a ser l. -Valle de Koom, valle de Koom -murmur a su reflejo-. Hay algo nuevo? -No como tal, seor -dijo Willikins, volviendo a la tapa-. Hay un informe de ese discurso de Grag Aplastajamones. Dice que hubo disturbios despus. Hubo varios enanos y trolls heridos. Los lderes de la comunidad han apelado a la calma. Vimes sacudi un poco de espuma de la hoja. -Ja! Apuesto a que lo hicieron. Dime, Willikins, peleabas mucho cuando eras nio? Estabas en una banda o algo as? -Tuve el privilegio de pertenecer a los Groseros de la Calle Piernafalsa -dijo el mayordomo. -De veras? -dijo Vimes, genuinamente impresionado-. Eran unos locos bastante recios, segn recuerdo. -Gracias, seor -dijo Willikins suavemente-. Me siento orgulloso de haberme acostumbrado a dar algo ms de lo que reciba, si necesitbamos discutir la polmica cuestin de las carreras de caballos con los jvenes de la Calle Cuerda. Su arma preferida era el gancho de estibador, segn recuerdo. -Y la de ustedes? -dijo Vimes, interesado. -Un sombrero con monedas afiladas cosidas en el ala, seor. Una ayuda bienvenida en pocas de problemas. -Por los dioses, hombre! Podan sacarle un ojo a alguien con algo como eso. -Teniendo cuidado, seor, s -dijo Willikins, doblando meticulosamente una toalla. Y aqu ests ahora, con tu pantaln a rayas y tu chaqueta de mayordomo, brillando como aceite y gordo como manteca, pens Vimes, mientras arreglaba debajo de las orejas. Y yo soy un Duque. Cmo gira el mundo. -Y has escuchado a alguien decir Vamos a tener un disturbio? -dijo.

-Jams, seor -dijo Willikins, levantando el peridico. -Tampoco yo. Eso slo sucede en los peridicos. Vimes ech una mirada a la venda en su brazo. Eso haba sido bastante perturbador, aun as. -Menciona que me hice cargo en persona? -No, seor. Pero s dice aqu que las facciones rivales fueron separadas mediante los valientes esfuerzos de la Guardia, seor. -Realmente usaron la palabra valiente? -dijo Vimes. -Ciertamente lo hicieron, seor. -Bueno, bien -concedi Vimes rezongando-. Registraron que dos oficiales tuvieron que ser llevados al Hospital Gratuito, uno de ellos bastante severamente herido? -Inexplicablemente no, seor -dijo el mayordomo. -Hum. Tpico. Oh, bien adelante. Willikins tosi una tos mayordomil. -Usted debera bajar la navaja para la siguiente, seor. Tuve problemas con Su Seora por los pequeos cortes de las ltimas semanas. Vimes mir a su imagen suspirar, y baj la navaja. -Correcto, Willikins, dime lo peor. Detrs suyo, el papel susurr al ser movido profesionalmente. -El encabezado en la pgina tres es: Oficial Vampiro Para La Guardia? -dijo el mayordomo, y dio un cuidadoso paso hacia atrs. -Maldicin! Quin se los dijo? -Realmente no puedo decirlo, seor. Aqu dice que usted no est a favor de los vampiros en la Guardia, pero que entrevistar a un recluta hoy. Dice que hay una viva controversia sobre el tema. -Ve a la pagina ocho, por favor -dijo Vimes. Detrs suyo, el papel volvi a susurrar. -Y bien? -dijo-. Ah es donde usualmente ponen la tonta caricatura poltica, no es as? -Ha bajado la navaja, seor? -dijo Willikins. -S! -Tal vez sera bueno que usted tambin se retire un paso de la palangana, seor. -Hay una ma ah -dijo Vimes en tono grave. -Efectivamente lo hay, seor. Muestra a un pequeo vampiro nervioso y, si puedo decirlo, un dibujo de usted, ms grande que el natural, inclinndose sobre su escritorio, con una estaca de madera en la mano derecha. El pie dice Hay algo bueno en estaquear, eh?[1], seor. Est haciendo un juego de palabras humorstico refirindose, por un lado, al procedimiento policial normal -S, creo que lo capto -dijo cansadamente Vimes-. Alguna posibilidad de que puedas escabullirte y comprar el original antes que lo haga Sybil? Cada vez que me hacen una caricatura, ella la recorta y la cuelga en la biblioteca! -Bien, eh, Burbujeo capta muy buen su parecido, seor -concedi el mayordomo-. Y lamento decir que Su Seora ya me ha dado instrucciones de ir a la oficina del Times en su representacin. Vimes gru. -Adems, seor -continu Willikins-, Su Seora desea que le recuerde que ella y el Joven Sam se reunirn con usted en el estudio de Sir Joshua a las once en punto. La pintura est en una etapa importante, entiendo. -Pero yo -Ella ha sido muy especfica, seor. Dijo que si un comandante de la polica no puede tomarse tiempo libre, quin puede?

En este da de 1802, el pintor Metodia Ladino se despert en la noche a causa de los sonidos de preparativos de guerra que venan de un cajn de la mesa al lado de su cama. Otra vez. Una luz pequea iluminaba el stano, lo que es como decir que prestaba diferentes texturas a la oscuridad y separaba la sombra de la sombra ms oscura. Las figuras escasamente se mostraban. Era bastante imposible, para ojos normales, decir quin hablaba. -De esto no hay que hablar, comprendido? -No hay que hablar? Est muerto! -Esto es cosa de enanos! No debe llegar a odos de la Guardia de la Ciudad! Ellos no tienen lugar aqu! Alguien los quiere aqu abajo? -Tienen oficiales enanos -Ja. D'rkza. Demasiado tiempo al sol. Ahora slo son humanos cortos. Acaso piensan en enans? Y Vimes escarbar y escarbar agitando los harapos y jirones que ellos llaman leyes. Por qu debemos permitir tal violacin? Por otro lado, apenas es un misterio. Slo un troll puede haberlo hecho, de acuerdo? Dije: de acuerdo? -Eso es lo que sucedi -dijo una figura. La voz era fina y vieja y, para ser sinceros, incierta. -En efecto, fue un troll -dijo otra voz, casi gemela de la anterior, pero con un poco ms de seguridad. La pausa subsiguiente fue subrayada por el omnipresente sonido de las bombas. -Slo puede haber sido un troll -dijo la primera voz-. Y no est dicho que detrs de cada crimen hallars un troll? Haba una pequea multitud fuera del Cuartel de la Guardia en Pseudopolis Yard cuando el Comandante Sam Vimes lleg a trabajar. Haba sido una buena maana soleada hasta el momento. An era soleada, pero nada parecido a buena. La multitud tena pancartas. Fuera con los chupasangres! ley Vimes, y Nada de colmillos. Los rostros se volvieron hacia l, en malhumorado y medio asustado desafo. Dijo una mala palabra en voz baja. Otto Chriek, el iconografiador del Times estaba parado cerca, sosteniendo una sombrilla con aspecto miserable. Capt la mirada de Vimes y se acerc con dificultad. -Que hay en esto para ti, Otto? -dijo Vimes-. Vienes a obtener una imagen de un alegre buen disturbio? -Son noticias, comandante -dijo Otto, bajando la vista a sus relucientes zapatos. -Quin te envi aqu? -Solo hago las imgenes, comandante -dijo Otto, con expresin dolorida-. De todos modos, no se lo podrra decirr aunque lo supierra, a causa de la Liferrtad de Prrensa. -Libertad de echarle aceite a las llamas, quiere decir? -Eso es liferrtad parra ustedes -dijo Otto-. No foy a decirr que es agrradafle. -Pero bien, t tambin eres un vampiro -dijo Vimes, sealando con la mano a los manifestantes-. Te gusta este revuelo? -Aun siguen siendo noticias -dijo Otto mansamente. Vimes ech otra mirada a la multitud. En su mayor parte eran humanos. Haba un troll, aunque haba que admitir que el troll probablemente se haba unido a ellos basndose en principios generales, simplemente porque pasaba algo. Un vampiro necesitara una maza y un montn de paciencia antes de generarle algn problema a un troll. Aunque

haba algo bueno, si podas llamarlo as: este pequeo espectculo menor sacara el Valle de Koom de la mente de la gente. -Es extrao que no se hayan fijado en ti, Otto -dijo, algo ms tranquilo. -Fueno, yo no soy un oficial -dijo Otto-. No tengo una espada ni una placa. No soy una amenaza. Solamente trrafajo. Y los hago rrerr. Vimes lo mir. Nunca haba pensado antes en eso. Pero s el pequeo y confuso Otto, con su capa negra de opereta, bordeada en rojo, plena de bolsillos para todas sus pertenencias, sus brillantes zapatos negros, su cuidadoso corte en pico de viuda, y, no lo ltimo, su ridculo acento, que se haca grave o agudo, de acuerdo a con quien hablaba, no pareca una amenaza. Se vea gracioso, una broma, un vampiro de comedia. Nunca se le haba ocurrido previamente a Vimes que, slo posiblemente, la broma estuviera en los otros. Hazlos rer y no tendrn miedo. Salud a Otto con la cabeza y pas adentro, donde la Sargento Cheery Pequeotrasero estaba de pie -sobre una caja- en el demasiado alto pupitre del oficial de servicio, con sus galones nuevos y brillantes en la manga. Vimes tom nota mental de hacer algo con la caja. Algunos de los oficiales enanos se estaban poniendo susceptibles con respecto a su uso. -Pienso que podramos poner un par de muchachos afuera, Cheery -dijo-. Nada provocativo, slo un pequeo recordatorio a la gente de que estamos aqu para mantener la paz. -No creo que vayan a ser necesarios, seor -dijo la enana. -No tengo inters en ver una imagen del Times mostrando al primer recluta vampiro de la Guardia siendo acosado por los manifestantes, sargento -dijo severamente Vimes. -Pens que no lo tendra, seor -dijo Cheery-. De manera que le ped a la Sargento Angua que la traiga. Entraron por la puerta posterior hace una media hora. Ahora le est enseando el edificio. Pienso que estn en el cuarto de las taquillas. -Le pediste a Angua que lo hiciera? -dijo Vimes, con su corazn hundindose. -Siseor? -dijo Cheery, vindose sbitamente preocupada-. Es es eso un problema? Vimes la mir. Ella es una buena oficial, pens. Deseara tener dos ms como ella. Y mereca el ascenso, el cielo lo sabe, pero, se record a s mismo, ella era de Uberwald, no? Deba haber recordado la cosa entre ellos y los hombres lobo. Tal vez la culpa es ma. Les dije que todos los polis son nada ms que polis. -Qu? Oh, no -dijo-. Probablemente no. Un vampiro y un hombre lobo en la misma habitacin, pens, mientras se diriga escaleras arriba a su oficina. Bien, tendra que lidiar con ello. Y se ser slo el primero de nuestros problemas. -Y llev al Sr. Psimo al cuarto de entrevistas -grit Cheery detrs de l. Vimes se detuvo en mitad de la escalera. -Psimo? -dijo. -El inspector gubernamental? -dijo Cheery-. El que usted me dijo? Oh, s, pens Vimes. Nuestro segundo problema. Eso era poltica. Vimes jams pudo tomarle la mano a la poltica, que estaba llena de trampas para el hombre honesto. sta haba saltado la semana pasada, en la oficina de Lord Vetinari, en la reunin diaria habitual. -Ah, Vimes -dijo su seora cuando entr Vimes-. Muy amable de su parte al venir. No es un da excelente? Hasta ahora, pens Vimes al ver a las otras dos personas en la habitacin.

-Me buscaba, seor? -dijo, mirando otra vez a Vetinari-. Hay una marcha de la Liga Anti Difamacin del Silicio en la Calle Agua y tengo todo el trfico parado hasta Puerta Menor -Estoy seguro de que eso puede esperar, comandante. -S, seor. se es el problema, seor. Eso es lo que est haciendo. Vetinari onde lnguidamente una mano. -Pero una congestin de carros llenos en la calle, Vimes, es un signo de progreso -declar. -Slo en sentido figurado, seor -dijo Vimes. -Bien, en cualquier caso, estoy seguro que sus hombres pueden lidiar con eso -dijo Vetinari, sealando un asiento vaco-. Usted tiene muchos ahora. Un gran gasto. Sintese, comandante. Conoce al seor John Smith? El otro hombre en la mesa sac la pipa de su boca y brind a Vimes una manitica sonrisa de amistad. -No puedo creer que hayamos tenido este placer de vvverlo-dijo, extendiendo una mano. No pareca posible hacer rodar las V de esa manera, pero John Smith lo lograba. Estrecharle la mano a un vampiro? Malditamente no, pens Vimes, ni siquiera a uno que vesta un pulver mal tejido. En su lugar, hizo un saludo. -Encantado de conocerlo, seor -dijo claramente, en posicin de atencin. Era realmente una prenda espantosa, ese pulver. Tena un mareante diseo en zigzag, en colores extraos, desangelados. Pareca un regalo tejido por una ta daltnica, el tipo de cosas que no te atreves a tirar para que no se ran de ti los recolectores mientras patean tus cestos de basura. -Vimes, el Sr. Smith es -comenz Vetinari. - Presidente de la Misin en Ankh-Morpork de la Liga de la Templanza de Uberwald -dijo Vimes-. Y creo que la dama a su lado es la seora Doreen Guiando, tesorera de la misma. Esto es acerca de tener un vampiro en la Guardia, verdad, seor? Otra vez. -S, Vimes, lo es -dijo Vetinari-. Y s, otra vez. Nos sentamos? Vimes? No haba escape, lo saba, mientras se hunda con resentimiento en un asiento. Y esta vez iba a perder. Vetinari lo haba acorralado. Vimes conoca todos los argumentos a favor de tener diferentes especies en la Guardia. Eran buenos argumentos. Algunos de los argumentos en contra eran malos argumentos. Haba trolls en la guardia, estaba llena de enanos, un hombre lobo, tres golem, un Igor y, no ltimo, el Cabo Nobbs[2], as que, porqu no un vampiro? Y la Liga de la Templanza era un hecho. Los vampiros que usaban el Listn Negro de la Liga (Ni una gota!) eran un hecho, tambin. Es verdad que los vampiros que haban jurado abandonar la sangre podan ser algo extraos, pero eran inteligentes y listos, y una ventaja potencial para la sociedad. Y la Guardia era el brazo ms visible del gobierno de la ciudad. Por qu no dar un ejemplo? Porque, dijo la golpeada pero aun funcional alma de Vimes, odias a esos condenados vampiros. No haba confusin, no haba disimulos, no haba evasivas del tipo el pblico no los tolerar, o aun no es el momento. Odias a esos condenados vampiros y es tu condenada Guardia. Los otros tres lo estaban mirando. -Seorr Fimes -dijo la Sra. Guiando-, no podemos ayudarrlo perro safemos que todafa no ha empleado a ninguno de nuestrros miemfrros en la Guarrdia Di Vimes, porqu no lo haces?, pens Vimes. S que puedes. Deja entrar a tu vida la vigsimo tercera letra del alfabeto. Pdele alguna al Sr. Smith, tiene ms que suficientes. De todas formas, tengo un nuevo argumento. Y tiene un culo de polica.[3]

-Sra. Guiando -dijo en voz alta-, ningn vampiro ha presentado una solicitud para unirse a la Guardia. No estn mentalmente ajustados a la forma de vida de un polica. Y es Comandante Vimes, gracias. Los ojitos de la Sra. Guiando brillaron maliciosos. -Oh, est usted diciendo que los fampirros son estpidos? -No, Sra. Guiando, estoy diciendo que son inteligentes. -Y, de paso, se era el problema de usted tambin. Por qu una persona lista querra arriesgarse a ser vio a ver su cabeza pateada diariamente por treinta y ocho dlares al mes ms asignaciones? Los vampiros tienen clase, una educacin, un von delante de su nombre. Hay cien cosas mejores que hacer para ellos que caminar las calles como poli. Qu quiere que haga, forzarlos a unirse a la fuerza? -Les sera ofrecido rango de oficial, Vvvimes? -dijo John Smith. Haba sudor en su rostro y su sonrisa permanente era manitica. Los rumores eran que haba encontrado al Compromiso muy difcil de cumplir. -No. Todo el mundo comienza en las calles -dijo Vimes. No era completamente cierto, pero la pregunta lo haba ofendido-. Y en la Guardia Nocturna, tambin. Buen entrenamiento. El mejor que hay. Una semana de noches lluviosas, con niebla, el agua goteando por su cuello y ruidos extraos en las sombras bien, entonces sabemos que tenemos un polica verdadero Lo supo tan pronto lo dijo. Haba ido derecho a la trampa. Haban encontrado un candidato! -Fien, stas son fuenas noticias! -dijo la Sra. Guiando, apoyndose en el respaldo. Vimes quera sacudirla y gritar: No eres un vampiro, Doreen! S, te casaste con uno, pero l no se volvi uno hasta el momento en que estuvo mas all de lo humano imaginar que posiblemente l quera morderte! Todos los Cintas Negras reales tratan de actuar normalmente y de ser discretos! Nada de capas flotantes, nada de chupar y definitivamente nada de rasgar los camisones de las jvenes! Todos saben que John No-Soy-Un-Vampiro Smith acostumbraba ser el Conde Vargo St Gruet von Vilinus! Pero ahora fuma en pipa y usa esos horribles pulveres y colecciona bananas y hace modelos de rganos humanos con palitos de fsforo porque piensa que los hobbies lo hacen ms humano! Y t, Doreen? Naciste en Calle Colgado! Tu mam era lavandera! Nunca nadie quiso rasgar tu camisn, no sin una gra! Pero ests en esto, correcto? Es un maldito hobbie. Tratas de verte ms vampiro que los vampiros! Incidentalmente, esos dientes falsos con punta traquetean cuando hablas! -Vimes? -Hmm? -Vimes se dio cuenta de que la gente haba estado hablando. -El Sr. Smith tiene buenas noticias -dijo Vetinari. -En efecto -dijo John Smith, sonriendo maniticamente-. Tenemos un recluta para usted, comandante. Un vvvampiro que quiere pertenecer a la Guardia. -Y, porr supuesto, le fiene fien la noche, y no serr un prroflema -dijo Doreen triunfalmente-. Nosotrros somos la noche! -Usted me est diciendo que debo -comenz Vimes. Vetinati lo interrumpi rpidamente. -Oh, no, comandante. Respetamos completamente su autonoma como cabeza de la Guardia. Claramente, usted debe contratar a quien usted crea adecuado. Todo lo que pido es que el candidato sea entrevistado, en un espritu de imparcialidad. S, claro, pens Vimes. Y la poltica con Uberwald se har un poquito ms fcil, si puedes decir que tienes un Listn Negro en la Guardia. Y si rechazo a este hombre, tendr que explicar porqu. Y a m no me gustan los vampiros, bien?, probablemente no servir.

-Por supuesto -dijo-. Envemelo. -Mejor diga envemela. Es ella -dijo Lord Vetinari. Mir a su carpeta-. Salacia Deloresista Amanita Trigestatra Zeldana Malifee -hizo una pausa, pas varias pginas y dijo-, creo que podemos saltear algo de esto, pero finaliza von Jorobado. Tiene cincuenta y uno -pero aadi rpidamente, antes que Vimes pudiera aprovechar esta revelacin-, que no es en absoluto una edad avanzada para un vampiro. Ah, ella prefiere ser conocida simplemente como Sally. El cuarto de taquillas no era bastante grande. Nada poda ser bastante grande. La Sargento Angua intentaba no respirar. Una gran sala, estaba bien. El aire libre, an mejor. Lo que ella necesitaba era espacio para respirar. Ms especficamente, necesitaba espacio para no respirar vampiro. Condenada Cheery! Pero no haba podido rehusarse, se habra visto mal. Lo nico que pudo hacer fue sonrer, soportar y luchar contra el creciente deseo de rasgar la garganta de la chica con los dientes. Ella deba saber lo que estaba haciendo, pens. Ellos deban saber que exudaban ese aire de comodidad sin esfuerzo, seguros de s mismos en cualquier compaa, en casa en todos lados, haciendo a todos los dems sentirse de segunda e incmodos. Oh, dioses. Llmame Sally, por cierto! -Lamento esto -dijo en voz alta, intentando forzar los cabellos de la nuca a no erizarse-, est algo cerrado aqu. -Tosi-. De todas maneras, es esto. No te preocupes, siempre huele as aqu. Y no te molestes en cerrar tu armario, todas las llaves son iguales y de todos modos la mayora de las puertas se abren con un golpe bien colocado. No dejes valores aqu, est lleno de policas. Y no te sorprendas demasiado cuando alguien ponga agua bendita o una estaca adentro. -Es posible que ocurra? -dijo Sally. -No es posible -dijo Angua-. Es seguro. Por ejemplo, yo encontraba collares de perro y bizcochos con forma de hueso en el mo. -Te quejaste? -Qu? No! No te quejas! -salt Angua, deseando poder dejar de inhalar en ese momento. Y estaba segura de que su cabello era un lo. -Pero pensaba que la Guardia era -Mira, no hay nada que hacer con lo que t o lo que nosotros somos, bien? -dijo Angua-. Si fueras un enano, habra sido unos zapatos con plataforma o una escalera o algo, aunque eso no sucede a menudo en estos das. Mayormente lo intentan con todos. Es una cosa de policas. Y despus ellos miran lo que haces, ves? A nadie le importa si eres un troll, o un gnomo, o un zombi, o un vampiro -no demasiado, aadi para s misma-. Pero no los dejes creer que eres una quejosa o una informadora. Y en realidad, los bizcochos eran bastante buenos Ah, has conocido a Igor ya? -Muchas veces -dijo Sally. Angua forz una sonrisa-. En Uberwald, encuentras Igors todo el tiempo. Especialmente si eres un vampiro. -Me refiero al de aqu -dijo. -No lo creo. Ah. Bueno. Angua normalmente evitaba el laboratorio de Igor porque el hedor que emanaba de all era, o dolorosamente qumico u horrible y sugestivamente orgnico, pero ahora lo inhal con alivio. Se dirigi a la puerta con una velocidad un poco ms alta que la requerida por la buena educacin, y golpe. Se abri con un crujido. Cualquier puerta abierta por un Igor crujira. Era una habilidad. -Hola, Igor -dijo alegremente Sally-. Choca esos seis!

Angua los dej charlando. Los Igors eran serviles por naturaleza, los vampiros naturalmente no. Era una combinacin ideal. Al menos ahora podra ir a tomar aire. La puerta se abri. -El Sr. Psimo, seor -dijo Cheery, conduciendo un hombre no mucho ms alto que ella dentro de la oficina de Vimes-. Y aqu est la copia de la oficina del Times El Sr. Psimo era ordenado. De hecho, sobrepasaba el ser ordenado. Era la clase de persona plegable. Su traje era barato, pero muy limpio, sus pequeas botas chispeaban. Su cabello resplandeca tambin, an ms que las botas. Tena una divisin central y haba sido tan severamente aplastado que pareca pintado en la cabeza. Todos los departamentos de la ciudad eran inspeccionados de cuando en cuando, haba dicho Vetinari. No haba razn para pasar por alto a la Guardia, verdad? Era, despus de todo, un sumidero importante de los cofres de la ciudad. Vimes haba sealado que un sumidero era donde las cosas iban a la basura. Sin embargo, haba dicho Vetinari. Slo sin embargo. No se puede discutir con sin embargo Y el resultado fue el Sr. Psimo caminando hacia Vimes. Parpadeaba al caminar. Vimes no poda pensar en otra forma de describirlo. Cada movimiento era bueno, era ordenado. Monedero y gafas con una cinta, puedo apostarlo, pens. El Sr. Psimo se pleg sobre la silla enfrente del escritorio de Vimes y abri los broches de su maletn con dos pequeos chasquidos de fatalidad. Con una pequea ceremonia se coloc unos lentes. Tenan una cinta negra. -Mi carta de acreditacin de Lord Vetinari, vuestra gracia -dijo, tendiendo una hoja de papel. -Gracias, Sr A. E. Psimo -dijo Vimes, echndole una ojeada y ponindola a un costado-. En qu puedo ayudarle? De paso, es Comandante Vimes en el trabajo. -Necesitar una oficina, vuestra gracia. Y una revisin de su papeleo. Como usted sabe, estoy encargado de entregar a su seora una visin completa y un anlisis costo/beneficio de la Guardia, con sugerencias para mejoras en cada aspecto de sus actividades. Su cooperacin es apreciada pero no esencial. -Sugerecias para mejoras, eh? -dijo Vimes alegremente, mientras por detrs de A. E. Psimo la Sargento Pequeotrasero cerraba sus ojos en pnico-. Muy bueno. Siempre he sido conocido por mi actitud cooperativa. Mencion esa cosa de Duque, verdad? -S, vuestra gracia -dijo A. E. Psimo meticulosamente-. No obstante, usted es el Duque de Ankh y sera inapropiado dirigirme a usted de cualquier otra manera. Me sentira irrespetuoso. -Ya veo. Y como debo dirigirme a usted, Sr. Psimo? -dijo Vimes. Con el rabillo del ojo vio una tabla del piso del otro lado de la habitacin levantarse casi imperceptiblemente. -A. E. Psimo ser suficiente, vuestra gracia -dijo el inspector. -La A significa -dijo Vimes, sacando sus ojos de la tabla por un momento. -Solo A, vuestra gracia -dijo pacientemente A. E. Psimo-. A. E. Psimo. -Quiere decir que usted no ha sido nombrado, sino inicializado? -Algo as, vuestra gracia -dijo el hombrecito. -Cmo lo llaman sus amigos? A. E. Psimo lo mir como si hubiese una suposicin importante en esa sentencia que l no comprenda, de manera que Vimes sinti un poco de pena por l. -Bien, la Sargento Pequeotrasero har lo necesario para usted -dijo, con fingida jovialidad-. Encuentra una oficina para el Sr. A. E. Psimo, y hazle ver todo el papeleo

que requiera. -Todo el que sea posible, pens Vimes. Sepltalo en esas cosas, si lo mantiene lejos de m. -Gracias, vuestra gracia -dijo A. E. Psimo-. Necesitar entrevistar a algunos oficiales, tambin. -Por qu? -dijo Vimes. -Para asegurar que mi informe sea detallado, vuestra gracia -dijo con calma A. E. Psimo. -Puedo decirle todo lo que necesite saber -dijo Vimes. -S, vuestra gracia, pero no es as como funciona una investigacin. Debo actuar en forma completamente independiente. Quis custodiet ipsos custodes?, vuestra gracia. -Conozco sa -dijo Vimes-. Quin vigila a los vigilantes?. Yo, Sr. Psimo. -Ah, pero, quin lo vigila a usted, vuestra gracia? -dijo el inspector, con una sonrisa breve. -Yo hago eso, tambin -dijo Vimes-. Crame. -Le creo bastante, vuestra gracia. No obstante, debo representar el inters pblico aqu. Intentar no molestar. -Muy bueno de su parte, Sr. Psimo -dijo Vimes, dndose por vencido. No se haba dado cuenta de que haba estado molestando tanto a Vetinari ltimamente. Pareca uno de sus juegos-. Muy bien. Disfrute su esperemos breve estada con nosotros. Deber excusarme, es una maana ocupada, con esa condenada cosa del Valle de Koom y todo lo dems. Adelante, Fred! Era un truco que haba aprendido de Vetinari. Era difcil para un visitante quedarse cuando su reemplazante estaba en la habitacin. Por otro lado, Fred sudaba mucho en este clima calido; era el campen de los sudadores. Y en todos estos aos, nunca haba aprendido que cuando te parabas frente a la puerta de la oficina, la tabla larga suba y bajaba ligeramente en la junta, justo donde Vimes poda verla. La tabla se estabiliz y se abri la puerta. -No entiendo cmo lo hace. Sr. Vimes! -dijo el Sargento Colon alegremente-. Estaba por llamar! Despus que has dado una orejeada decente, pens Vimes. Me gusta ver cmo A. E. Psimo arruga la nariz, pens. -Qu hay de nuevo, Fred? -dijo-. Oh, no te preocupes, el Sr. Psimo estaba yndose. Acompalo, Sargento Pequeotrasero. Buenos das, Sr. Psimo. Fred Colon se quit el casco tan pronto el inspector fue conducido afuera por Cheery, y se sec la frente. -Est haciendo calor otra vez -dijo-. Va a haber tormentas, me parece. -Si, Fred. Y qu necesitas, exactamente? -dijo Vimes, logrando indicar que, aunque Fred era siempre bienvenido, ste no era el mejor momento. -Er algo grande est pasando en las calles, seor -dijo Fred seriamente, a la manera de uno que haba memorizado la frase. Vimes suspir. -Fred, quieres decir que algo sucede? -S, seor. Son los enanos, seor. Quiero decir, los muchachos de ac. Est empeorando. Se estn reuniendo. Adonde mire, seor, hay una reunin. Se detienen cuando alguien se acerca. Hasta los sargentos. Se detienen y te miran, seor. Y eso pone tensos a los troll, como se puede esperar. -No vamos a ver repetir el Valle de Koom en esta estacin, Fred -dijo Vimes-. S que la ciudad est llena de eso ahora mismo, con el aniversario cerca, pero caer como una tonelada de cosas rectangulares para construir sobre cualquier polica que intente alguna

de reconstruccin histrica en el cuarto de taquillas. Estar afuera, sobre su culo, antes de darse cuenta. Asegrate que todos lo comprendan. -Sseor. Pero no estaba hablando de esas cosas, seor. Todos nosotros lo sabemos -dijo Fred Colon-. Es algo diferente, nuevo, de hoy. Se siente mal, seor, me hace hormiguear el cuello. Los enanos saben algo. Algo que no dicen. Vimes vacil. Fred Colon no era el ms dotado para investigar. Era lento, estlido, y no muy imaginativo. Pero se haba arrastrado por las calles por tanto tiempo que haba abierto surcos, y dentro de su estpida y gorda cabeza haba algo que era muy inteligente, que olfateaba el viento, y escuchaba los rumores, y lea lo escrito en las paredes, aunque admitamos que mova los labios al hacerlo. -Probablemente es ese condenado Aplastajamones que est revolviendo las cosas otra vez, Fred -dijo. -Los escuch mencionar ese nombre en su jerga, s, seor, pero hay ms que eso, lo juro. Quiero decir, se vean realmente inquietos, seor. Es algo importante, seor, lo puedo sentir en mis entraas. Vimes consideraba la admisibilidad de las entraas de Fred Colon como Prueba A. No era algo que ibas a hacer flamear en una corte, pero el sentimiento de las tripas de un antiguo monstruo callejero como Fred contaba mucho, de un poli a otro. -Adonde est Zanahoria? -Afuera, seor. Tom el turno rotativo y el turno maana en Calle Mina de Melaza. Todos estamos haciendo doble turno, seor -aadi Fred, en son de reproche. -Lo lamento, Fred, sabes cmo es esto. Mira, quiero verlo cuando venga. Es un enano, debe escuchar los rumores. -Pienso que es un poquito demasiado alto para escuchar este rumor, seor -dijo Colon, con voz rara. Vimes inclin la cabeza a un costado. -Qu te hace decir eso, Fred? Fred sacudi la cabeza. -Solo una sensacin, seor -dijo. Y aadi, en una voz teida de nostalgia y desazn-: Era mejor cuando ramos solo usted y yo y Nobby y el muchacho Zanahoria, eh? Sabamos quin era quin en los viejos das, sabamos lo que pensaba el otro -S, pensbamos Quisiera que las apuestas estuvieran de tu lado, por una vez, Fred -dijo Vimes-. Mira, s que esto nos tiene mal a todos, correcto? Pero necesito que los oficiales veteranos lo resistan, de acuerdo? Qu tal tu nueva oficina? Colon resplandeci. -Muy agradable, seor. Es una lstima la puerta, por supuesto. Hallar un nicho para Fred Colon haba sido un problema. Al mirarlo, veas a un hombre que, si caa a un precipicio, bien poda tener que parar a pedir indicaciones sobre el camino a seguir. Tenas que conocer a Fred Colon. Los policas nuevos no lo conocan. Ellos solo vean a un cobarde, estpido hombre gordo, lo cual, para ser sinceros, estaba muy cerca de la verdad. Pero eso no era todo lo que l era. Fred haba mirado al retiro a la cara, y no quera ninguno. Vimes haba eludido el problema, dndole el puesto de Oficial Custodio, para la diversin general[4], y una oficina en la Escuela de Entrenamiento de Guardias, cruzando el callejn, la cual era mejor conocida, y probablemente para siempre, como la vieja fbrica de limonada. Vimes haba introducido el puesto de Oficial de Enlace de la Guardia, porque sonaba bien y nadie saba qu significaba. Y se lo haba dado al Cabo Nobbs, que era otro embarazoso dinosaurio en la Guardia de hoy. Y haba funcionado, tambin. Nobby y Colon tenan un conocimiento de la ciudad, a nivel de calle, que rivalizaba con el de Vimes. Deambulaban por ah, aparentemente sin

objetivo, para nada amenazantes, y observaban y escuchaban a los equivalentes urbanos de los tambores de la selva. Y a veces los tambores iban a ellos. Una vez, la sudada oficinita de Fred haba sido el lugar donde unas damas con brazos desnudos haban mezclado grandes tandas de Zarzaparrilla y Lava de Frambuesa y Ruido de Jengibre. Ahora la tetera estaba siempre encendida y era casa abierta para todos sus antiguos compaeros, ex guardias y viejos convictos -a veces el mismo individuo- y Vimes firmaba feliz el vale de las donas consumidas cuando se dejaba caer por ah para escapar de debajo del pie de su esposa. Lo vala. Los viejos polis mantenan los ojos abiertos, y cotilleaban como lavanderas. Tericamente, el nico problema actual en la vida de Fred era su puerta. -El Gremio de Historiadores dice que tenemos que preservar tanto de la vieja estructura como sea posible, Fred -dijo Vimes. -Lo s, seor, pero el Cuarto de las Tonteras, seor? Lo digo en serio, realmente! -Es una hermosa placa de bronce, sin embargo, Fred -dijo Vimes-. Es la forma en que llamaban al jarabe bsico para las bebidas, me dijeron. Un importante hecho histrico. Puedes pegar una hoja de papel por encima. -Lo hice, seor, pero los muchachos lo sacan y se ren. Vimes suspir. -Solucinalo, Fred. Si un viejo sargento no puede solucionar este tipo de cosas, el mundo se ha convertido en un sitio extrao. Eso es todo? -Bueno, s, seor, realmente. Pero -Vamos, Fred. ste va a ser un da ocupado. -Ha escuchado sobre el Sr. Brillo, seor? -Limpias superficies testarudas con l? -dijo Vimes. -Er qu, seor? -dijo Fred. Nadie se pona perplejo mejor que Fred Colon. Vimes se sinti avergonzado. -Lo siento, Fred. No, no he odo hablar del Sr. Brillo. Por qu? -Oh, nada en realidad. Sr. Brillo, l Diamante!. Se lo ve en las paredes ltimamente. Un graffiti troll; ya sabe, grabado profundamente. Parece estar causando un rumor entre los troll. Ser importante? Vimes asinti. Ignorabas la escritura en las paredes a tu propio riesgo. Algunas veces era la forma en que la ciudad te deca, si no lo que haba en su mente burbujeante, al menos lo que haba en su chirriante corazn. -Bien, escucha, Fred. Dependo de ti para no dejar que un zumbido llegue a ser un aguijn -dijo Vimes, con alegra extra para mantener en alto el espritu del hombre-. Y ahora vamos a ver a nuestro vampiro. -La mejor de las suertes, Sam. Pienso que ste ser un largo da. Sam, pens Vimes mientras el viejo sargento sala. Los dioses saben que se lo ha ganado, pero slo me llama Sam cuando est realmente preocupado. Bien, todos lo estamos. Estamos esperando a que caiga el primer zapato. Vimes desdobl la copia del Times que Cheery haba dejado sobre su escritorio. Siempre lo lea en el trabajo, para ver las noticias que Willikins crey que no era seguro lerselas mientras se afeitaba. Valle de Koom, Valle de Koom. Vimes sacudi el peridico y vio Valle de Koom en todas partes. Condenado, condenado Valle de Koom. Los dioses maldigan ese miserable lugar, aunque obviamente ya lo haban hecho lo haban maldecido y lo haban olvidado. Hasta haca poco era apenas otro erial rocoso en las montaas. En teora estaba a una gran distancia, pero ltimamente pareca estar mucho ms cerca. Ahora, el Valle de Koom no era en realidad un sitio, ya no ms. Era un estado mental.

Si queras los hechos desnudos, era donde los enanos haban emboscado a los trolls y/o donde los trolls haban emboscado a los enanos, un da inicuo bajo las crueles estrellas. Oh, ellos haban peleado unos contra otros desde la Creacin, hasta donde Vimes saba, pero no fue hasta la Batalla del Valle de Koom que el odio mutuo se convirti en Oficial, y como tal haba desarrollado un tipo de geografa mvil. Donde cualquier enano peleaba con cualquier troll, era el Valle de Koom. Aun si era una pelea en una taberna, era el Valle de Koom. Formaba parte de la mitologa de ambas razas, un grito colectivo, la razn ancestral por la que no podas creer en esos cortos, barbudos/grandes, rocosos bastardos. Hubo muchos Valles de Koom desde aquel primero. La guerra entre los enanos y los trolls era una batalla de fuerzas naturales, como la guerra entre el viento y las olas. Tena un impulso propio. El sbado era el Da del Valle de Koom y Ankh-Morpork estaba llena de trolls y enanos, y sabes qu? Cuanto de ms lejos venan trolls y enanos de las montaas, ms les importaba el condenado, condenado Valle de Koom. Los desfiles estaban bien, la Guardia haba hecho buen trabajo al mantenerlos separados, y de todos modos ocurran en la maana, cuando todos estaban mayormente sobrios. Pero cuando los bares de enanos y los bares de trolls se vaciaban por la noche, el infierno sala a pasear con las mangas enrolladas. En los viejos malos das la Guardia hubiera encontrado algo para hacer en otro lado, y volvera slo cuando los temperamentos caldeados se hubiesen extinguido. Entonces traeran el vagn aprate y arrestaran a todo enano y troll demasiado borracho, aturdido o muerto para moverse. Era simple. Eso era antes. Ahora, haba demasiados enanos y trolls -no, correccin mental, la ciudad se haba enriquecido por las vibrantes, y crecientes, comunidades de enanos y trolls- y haba ms s, llammoslo veneno en el aire. Demasiados polticos antiguos, demasiados resentimiento. Demasiado alcohol barato, tambin. Y entonces, justo cuando uno pensaba que era tan malo como poda ser, aparecan Grag Aplastajamones y sus amigos. Los profundos, los llamaban. Enanos tan fundamentales como el lecho rocoso. Haban aparecido haca un mes, ocuparon una vieja casa en Calle Melaza y contrataron a un puado de muchachos locales para abrir los stanos. Eran los grags. Vimes conoca suficiente enans para saber que grag quera decir renombrado maestro en las tradiciones enanescas. Aplastajamones, sin embargo, haba llegado a maestro a su propia manera especial. l predicaba la superioridad del enano sobre el troll, y el deber de todo enano era seguir los pasos de sus antepasados y remover la trollidad de la faz del mundo. Estaba escrito en algn libro sagrado, aparentemente, as que eso lo haca bueno, y aparentemente obligatorio. Los enanos jvenes lo escuchaban, ya que hablaba de historia y de destino y de todas las otras palabras que siempre se repiten para poner lustre en una carnicera. Era algo que se suba a la cabeza, excepto que los cerebros no estaban involucrados. Los idiotas malignos como l eran la razn para ver a los enanos caminando por ah, no slo con las hachas de batalla culturales, sino con pesadas cotas de malla, cadenas, espadas anchas todas las estupideces para pavonearse-en-tu-cara, que era conocido como clang. Los trolls escuchaban tambin. Veas ms liquen, ms graffiti de clan, ms grabado corporal, y garrotes mucho, mucho ms grandes, arrastrados por ah. No siempre haba sido as. Las cosas se haban relajado mucho en los ltimos diez aos ms o menos. Los enanos y los troll, como razas, nunca seran amigos, pero la ciudad los haba puesto juntos, y a Vimes le haba parecido que haban logrado andar juntos, sin nada ms que abrasiones superficiales.

Ahora, la olla de fundir estaba llena de bultos otra vez. Que los dioses maldigan a Aplastajamones. A Vimes le picaba por arrestarlo. Tcnicamente, no haca nada malo, pero eso no era una barrera para un polica que conoca su negocio. Por cierto, poda agarrarlo bajo Conducta Capaz De Causar Una Brecha En La Paz. Vetinari se haba opuesto, sin embargo. Haba dicho que eso slo poda inflamar la situacin, pero, cunto peor poda llegar a ser? Vimes cerr los ojos y record esa pequea figura, vestida con pesada bata de cuero negro con capucha, as no poda cometer el crimen de ver la luz del da. Una pequea figura, pero con palabras grandes. Record: -Cuidado con el troll. No crean en l. Retrenlo de su puerta. Es nada, mero accidente de las fuerzas, iletrado, impuro, el inaceptable del mundo mineral, envidioso eco celoso de la vida, criaturas vivas y pensantes. En su cabeza, una roca; en su corazn, una piedra. No construye, no explora, no planta ni cosecha. Su nacimiento fue una accin de robo, y dondequiera que arrastra su garrote, roba. Cuando no est robando, est planeando robar. El nico propsito de su miserable vida es su final, alivio de la msera roca, su demasiado pesada carga de pensar. Lo digo con tristeza. Matar a un troll no es asesinato, es un acto de caridad. Fue alrededor de ese momento que la multitud irrumpi en la sala. Fue mucho peor que lo que poda ser. Vimes parpade otra vez delante del peridico, en esta ocasin buscando cualquier cosa se atreviera a sugerir que la gente en AnkhMorpork todava viva en el mundo real. -Maldicin! Se par y baj corriendo la escalera, donde Cheery prcticamente se agach ante la ruidosa aproximacin. -Sabas de esto? -demand, golpeando el peridico sobre el Libro de Novedades. -Saber acerca de qu, seor? -dijo Cheery. Vimes empuj un corto artculo ilustrado en la pgina cuatro, con su dedo apualando la pgina. -Ves eso? -gru-. Ese idiota con cerebro de arveja del Correo simplemente ha ido y ha emitido una estampilla de Valle de Koom! La enana mir el artculo nerviosamente. -Este dos estampillas, seor -dijo ella. Vimes mir ms de cerca. No haba visto muchos detalles antes que descendiera la niebla roja. Oh. S, dos estampillas. Eran casi idnticas. Ambas mostraban el Valle de Koom, un rea rocosa rodeada de montaas. Ambas mostraban la batalla. Pero en una, pequeas figuras de trolls perseguan a los enanos de derecha a izquierda, y en la otra, los enanos daban caza a los trolls de izquierda a derecha. Valle de Koom, donde los trolls emboscaron a los enanos y los enanos emboscaron a los trolls. Vimes gimi. Elige tu propia estpida historia, una ganga, a diez peniques, muy coleccionable. -Emisin en Memoria del Valle de Koom -ley-. Pero no queremos que lo recuerden! Queremos que lo olviden! -Son slo estampillas, seor -dijo Cheery-. Quiero decir, no hay ninguna ley contra las estampillas -Debe haber alguna contra ser un condenado tonto! -Si la hubiera, seor, estaramos recargados de trabajo todos los das! -dijo Cheery, sonriendo. Vimes se relaj un poco. -Sip, y nadie podra construir celdas lo bastante rpido. Recuerdas la estampilla con perfume de repollo del mes pasado?

-Enve a sus hijos e hijas expatriados el olor familiar del hogar?. En realidad se prendan fuego si ponas demasiadas juntas! -Todava no puedo quitar el olor de mis ropas, seor. -Hay gente viviendo a cien millas de aqu que tampoco puede, estimo. Al final qu hicimos con las condenadas cosas? -Las puse en la taquilla de evidencias N 4 y dej la llave en la cerradura -dijo Cheery. -Pero Nobby Nobbs siempre roba cualquier cosa que -comenz Vimes. -Es verdad, seor! -dijo Cheery alegremente-. No las he visto en semanas. Hubo un estruendo de la direccin de la cantina, seguido por gritos. Algo en Vimes, tal vez la parte de l que haba estado esperando el primer zapato, lo propuls a travs de la oficina, siguiendo el corredor, hasta la puerta de la cantina, a tal velocidad que dej espirales de polvo en el piso. Lo que vieron sus ojos fue una escena en varios tonos de culpa. Una de las mesas de caballete estaba volteada. La comida y la barata vajilla de lata estaban esparcidas por el piso. A un lado de la confusin estaba el troll Agente Mica, actualmente sujeto por los trolls Agentes Fluorita y Esquisto; del otro lado, estaba el enano Agente Frenaescudos, que actualmente era levantado del suelo por el probablemente humano Cabo Nobbs y el definitivamente humano Agente Eglefino. Haba guardias tambin en las otras mesas, todos atrapados en el acto de levantarse. Y, en el silencio, audibles slo para los odos bien sintonizados de un hombre buscndolos, estaban los sonidos de manos detenidas a una pulgada del arma de su preferencia, y siendo bajadas muy lentamente. -Muy bien -dijo Vimes, en el resonante vaco-. Quin va a ser el primero en decirme un enorme embuste? Cabo Nobbs? -Bien, seor Vimes -dijo Nobby Nobbs, bajando al silencioso Frenaescudos al suelo- estee Frenaescudos, aqu levant s, levant por error la jarra de Mica, por decir y nosotros le indicamos eso y saltamos -Nobby aceler, las verdaderamente increibles mentiras ahora negociadas con todo xito- as fue que se volc la mesa porque -y aqu la cara de Nobby asumi una expresin de virtuosa imbecilidad que era realmente bastante aterradora de ver-, en realidad se iba a enfermar si tomaba un trago de caf troll, seor. Por dentro, Vimes suspir. Era tan poco convincente esa excusa que en realidad no era mala. Por una cosa tena la virtud de ser completamente increble. Ningn enano se habra acercado a levantar una jarra de espresso troll, que era un cocido qumico fundido, con xido espolvoreado arriba. Todos lo saban, as como todos saban que Vimes poda ver que Frenaescudos sostena un hacha sobre la cabeza y el Agente Fluorita estaba congelado en el acto de arrebatar un garrote a Mica. Y todos saban, tambin, que Vimes estaba de humor para echar al primer condenado idiota que hiciese un movimiento equivocado y, probablemente, a cualquiera que estuviese cerca. -Eso es lo que pas? -dijo Vimes-. De manera que no fue, como habra podido ser, alguien haciendo un desagradable comentario acerca de un compaero oficial y otros de su raza, tal vez? Algn pequeo retazo de estupidez para aadir al caos que est flotando en las calles justo ahora? -Oh, nada de eso, seor -dijo Nobby-. Tan slo una de esas cosas. -Casi un desagradable accidente, verdad? -dijo Vimes. -Ssseor! -Bien, no queremos accidentes desagradables, Nobby -No, seor!

-Ninguno de nosotros quiere accidentes desagradables, espero -dijo Vimes, echando una mirada a la habitacin. Pudo ver con grave agrado que algunos de los agentes transpiraban por el esfuerzo para no moverse-. Y es fcil tener uno, cuando tu mente no est puesta con firmeza en el trabajo. Comprendido? Hubo un murmullo general. -No los oigo! Esta vez hubo variaciones audibles sobre el tema de Ssseor! -Correcto -solt Vimes-. Ahora salgan a mantener la paz, porque es seguro como el infierno que no lo van a lograr aqu adentro! Dirigi una mirada especial a los Agentes Frenaescudos y Mica y volvi a zancadas a la oficina principal, donde casi tropieza con la Sargento Angua. -Lo lamento, seor, estaba buscando -comenz. -Ya termin, no te preocupes -dijo Vimes-. Pero estuvo cerca. -Algunos de los enanos estn realmente al borde, seor. Puedo olerlo -dijo Angua. -T y Fred Colon -dijo Vimes. -No creo que sea slo esa cosa de Aplastajamones, seor. Es algo enanesco. -Bien, no puedo derrotarlos en esto. Y justo cuando el da no puede empeorar, tengo que entrevistar al maldito vampiro. Era demasiado tarde cuando Vimes vio la urgencia en los ojos de Angua. -Ah creo que debo ser yo -dijo una vocecita detrs de l. Fred Colon y Nobby Nobbs, habiendo sido despertados de su larga pausa para caf, procedieron poco a poco por Calle Ancha, ventilando el uniforme. Que entre una cosa y la otra, probablemente era una buena idea no volver al Yard por un rato. Caminaban como hombres que disponen de todo el da. Disponan de todo el da. Haban escogido esta calle en particular porque era activa y ancha, y no encontrabas demasiados enanos ni trolls en esta parte de la ciudad. Su razonamiento era impecable: en muchas reas, justo ahora, haba enanos o trolls pasendose en grupos, o, alternativamente, quedndose quietos en grupos, para el caso de que esos bastardos paseantes buscasen problemas en el vecindario. Haba habido algo de violencia durante semanas. En esas reas, consideraban Fred y Nobby, no haba mucha paz, de modo que era desperdiciar esfuerzos mantener la poca que quedaba, verdad? No intentaras poner ovejas en sitios donde todas las ovejas eran comidas por los lobos, verdad? No era razonable. Se vera tonto. Mientras que en grandes calles, como Calle Ancha, haba montones de paz, la cual obviamente deba cuidarse. El sentido comn les deca que era verdad. Era tan evidente como la nariz en tu cara, especialmente la de la cara de Nobby. -Mal negocio -dijo Colon mientras paseaban-. Nunca vi a los enanos as. -Siempre se pone difcil, sarge, antes del Da del Valle de Koom -observ Nobby. -Sip, pero Aplastajamones realmente los est haciendo hervir, y no me equivoco -Colon se quit el casco y se sec la frente-. Le cont a Sam sobre mis tripas y qued impresionado. -Bueno, debera -asinti Nobby-. Cualquiera se impresionara. Colon se toc la nariz. -Se viene una tormenta, Nobby. -No hay ni una nube, sarge -observ Nobby. -Es una figura retrica, Nobby, una figura retrica -suspir Colon, mirando de lado a su amigo. Cuando continu, fue en el tono indeciso de un hombre con algo en mente-. A propsito, Nobby, hay otro asunto acerca del cual, digamos, quiero hablar contigo, de hombre a -hubo solo una pequesima vacilacin- hombre. -S, sarge?

-T sabes, Nobby, que siempre he tomado un inters personal en tu bienestar moral, que t no tienes pap que te encamine correctamente -consigui decir Colon. -Correcto, sarge. Yo sera un extraviado, sin remedio, si no lo hubieras hecho -dijo virtuosamente Nobby. -Bien, sabes que me has contado acerca de esa chica con la que ests saliendo, cul era su nombre -Tawneee, sarge? -sa es la conejita. La que dices que trabaja en el club? -Es cierto. Es eso un problema, sarge? -dijo Nobby ansiosamente. -No como tal. Pero cuando saliste en tu da franco la semana pasada, yo y la Agente Jolson fuimos llamados al Club del Minino Rosa, Nobby. Sabes? Hay baile-del-cao y baile-en-la-mesa y cosas de esa naturaleza? Y, sabes de la Sra. Patata, que vive en Nuevos Bodrios? -La vieja Sra. Patata, la de los dientes de madera, sarge? -La misma, Nobby -dijo Colon magistralmente-. Ella hace la limpieza all. Y parece que cuando ella lleg a las ocho en punto de la maana a-eme, con nadie alrededor, Nobby, bien, apenas puedo decirlo, pero parece que ella tena en su cabeza echarse un giro en el cao. Compartieron un momento de silencio mientras Nobby pasaba esta imagen en el cine de su imaginacin, y enviaba precipitadamente gran parte al piso de la sala de edicin. -Pero si ella debe tener setenta y cinco, sarge! -dijo, mirando a la nada con fascinado horror. -Una chica puede soar, Nobby. Por supuesto, ella olvid que no era tan gil como sola ser, y adems se enganch el pie en los calzones largos, y entr en pnico cuando su ropa cay encima de su cabeza. Estaba en mala forma cuando entr el gerente, despus de que se pasara cabeza abajo por tres horas, con los dientes postizos cados en el suelo. No quera soltar el cao, tampoco. No era una linda vista creo que no preciso hacerte un dibujo. Para terminar, Preciosa Jolson tuvo que arrancar el cao y darlo vuelta y nosotros la deslizamos afuera. Esa chica tiene los msculos de un troll, Nobby, lo puedo jurar. Y entonces, Nobby, cuando la estbamos llevando detrs de la escena, esa joven, vestida con dos ceques y un cordn de zapato, llega y dice que es amiga tuya. Yo no saba dnde poner mi cara! -No se supone que la pongas en ninguna parte, sarge. Te arrojan afuera por ese tipo de cosas -dijo Nobby. -Nunca me dijiste que era bailarina de cao, Nobby! -gimi Fred. -No lo digas de esa forma, sarge -Nobby sonaba algo herido-. Estos son tiempos modernos. Y ella, Tawneee, tiene clase. Ella siempre lleva su propio cao. Nada de relaciones promiscuas. -Pero, quiero decir mostrar su cuerpo en forma vulgar, Nobby! Bailar por ah sin camiseta y prcticamente sin calzones. Es sa una forma de conducirse? Nobby consider esta pregunta de honduras metafsicas desde varios ngulos. -Esteee s? -aventur. -De todas formas, pens que estabas saliendo con Verdad Empujacochecito. sa que maneja un pequeo puesto de mariscos -dijo Colon, sonando como si estuviera pidiendo clemencia. -Oh, Cabezademartillo es una chica agradable si la agarras en un da bueno, sarge -concedi Nobby. -Quieres decir esos das en que no te dice maricn y te persigue por la calle arrojndote cangrejos?

-Exactamente esos das, sarge. Pero, buena o mala, no te puedes liberar del olor a pescado. Y sus ojos estn muy separados. Quiero decir, es difcil tener una relacin con una chica que no te puede ver si te paras justo enfrente de ella. -No puedo creer que Tawneee pueda verte si ests cerca, tampoco! -solt Colon-. Ella tiene casi seis pies de alto, y tiene un pecho como bueno, es una gran chica, Nobby -Fred Colon no saba qu decir. Nobby Nobbs y una bailarina con gran cabello, gran sonrisa y grande en general? Mira esta imagen, y esta otra! Te hace la cabeza, realmente. Se puso a la lucha. -Ella me dijo, Nobby, que ha sido Miss Mayo en la hoja central de Chicas, Risitas y Ligas! Bueno, quiero decir! -Qu quieres decir, sarge? De todas formas, ella no ha sido slo Miss Mayo, ha sido la primera semana de Junio, tambin -seal Nobby-. No les alcanzaba el espacio. -Ehhh. Bueno, te pregunto -tropez Fred-, si una chica que muestra su cuerpo por dinero es la esposa adecuada para un poli. Pregntate eso! Por segunda vez en cinco minutos, lo que pasaba por cara en Nobby se arrug en profundos pensamientos. -Es una pregunta con trampa, sarge? -dijo al fin-. Porque de hecho s que Eglefino tiene esa imagen clavada en su taquilla y cada vez que la abre dice Ahhh. Mira esas -De todas maneras, cmo se conocieron? -dijo rpidamente Colon. -Qu? Oh, nuestros ojos se encontraron cuando met un pagar en su liga, sarge -dijo alegremente Nobby. -Y no estaba recin golpeada en la cabeza, o algo as? -No creo, sarge. -No est enferma? -dijo Fred Colon, explorando cada probabilidad. -No, sarge! -Ests seguro? -Ella dice que tal vez somos dos mitades de la misma alma, sarge -dijo Nobby soadoramente. Colon se detuvo con un pie levantado por sobre el pavimento. No miraba a nada, sus labios se movan. -Sarge? -dijo Nobby, confundido. -S s -dijo Colon, ms o menos para s mismo-. S. Puedo verlo. No es la misma tela en cada mitad, obviamente. Una especie de tamizado. El pie baj. -Yo digo! Era ms un balido que un grito, y vena de la puerta del Museo Real de Arte. Una figura alta y delgada haca seas a los vigilantes, que fueron hacia all. -Ssseor? -dijo Colon, tocndose el casco. -Nos hahn robadoh, oficiales! -Un robador? -dijo Nobby. -Oh, cielos -dijo Colon poniendo una mano precavida sobre los hombros del cabo-. Se han llevado algo? -Sh. O mejor dicho, pienso que nos hahn robadoh, veh? -dijo el hombre. Tena la actitud de una gallina preocupada, pero Colon estaba impresionado. Escasamente llegabas a comprender al hombre, de tan aristocrtico. No era tanto un habla como un bostezo modulado. -Soy Sir Reinaldo Cosido, curador de Bellas Artes, y estaba caminando por la Galerah Larga y oh, cielos, se llevaron el Ladino! El hombre miraba a dos caras en blanco.

-Metodia Ladino? -intent-. La batalla del Valle de Koom? Es una obra de arte inapreciable! Colon alz su estmago. -Ah -dijo-, esto es serio. Mejor vamos a echarle una mirada. Quiero decir al local donde estaba ubicada. -Sh, sh, por supuesto -dijo Sir Reinaldo-. Vengan por aquh. Estoy dado a comprender que la Guardia modernah puede saber mucho simplemente mirando el lugar donde estabah ubicada la cosa, no es as? -S, como ya no est? -dijo Nobby-. Oh, sh. Somos buenos en eso. -Eh s, bastante -dijo Sir Reinaldo-. Vengan por aquh. Los vigilantes lo siguieron. Haban entrado antes al museo, por supuesto. La mayora de los ciudadanos lo haban hecho, en esos das en no se presentaba nada mejor que hacer. Bajo el gobierno de Lord Vetinari haba alojado menos exhibiciones modernas, ya que su seora tena opiniones, pero un plcido paseo entre las tapiceras antiguas y las bastante marrones y polvorientas pinturas era una forma placentera de pasar una tarde. Adems, siempre era agradable mirar las pinturas de grandes mujeres rosadas sin nada de ropa. Nobby estaba teniendo un problema. -Eh, sarge, que est pasando? -susurr-. El tipo suena como si estuviera bostezando todo el tiempo. Qu es una galleh-riah? -Una galera, Nobby. As es como habla la clase alta, eso es. -Apenas puedo comprenderlo! -Muestra su categora, Nobby. No sera muy bueno si la gente como t lo comprendiera, verdad? -Buen punto, sarge -concedi Nobby-. No haba pensado en eso. -Encontr que haba desaparecido esta maana, seor? -dijo Colon, mientras segua al curador a una galera an sembrada de escaleras y protectores de polvo. -Sh, ciertamente! -De manera que fue robada anoche? Sir Reinaldo dud. -Estee no necesariamenteh, me temo. Hemos estadoh reformando la Galerah Larga. La pintura erah demasiado grande para moverla, por supuestoh, as que la cubrimos con protectores de polvo desde el mes pasadoh. Pero cuando los retiramos esta maanah, estabah slo el marco. Observe! El Ladino ocupaba -ms bien, haba ocupado- un marco de unos diez pies de alto por cincuenta de largo, el cual estaba bastante cercano a ser una obra de arte por derecho propio. Todava estaba all, enmarcando nada ms que revoque desparejo y polvoriento. -Supongo que algn coleccionista rico lo tiene ahorah -gimi Sir Reinaldo-. Pero cmo puede mantenerlo en secretoh? El lienzo es una de las ms reconocibles pinturas en el mundo! Cada persona civilizada en el mundo lo ubicara en un instanteh! -A qu se parece? -dijo Fred Colon. Sir Reinaldo llev a cabo la reduccin de suposiciones que era la respuesta normal a cualquier conversacin con un Excelente de Ankh-Morpork. -Probablemente pueda encontrar una copiah -dijo dbilmente-. Pero el original tiene cincuenta pies de largoh! Nunca lo ha vistoh? -Bien, recuerdo que me trajeron a verlo cuando era un chiquillo, pero es un poco largo, realmente. En realidad, no hay manera en que puedas verlo. Quiero decir, para cuando llegaste al final, te has olvidado de lo que pasaba al principio. -Desgraciadamente, es una lamentable verdad, sargentoh -dijo Sir Reinaldo-. Y lo que es ms irritante es que el punto central de la reformah fue construir una habitacin

circular especial para poner el Ladino. Su ideah, usted sabe, fue que el espectador estuviera completamente envuelto por el mural y se sintiera dentro de la accin, como aquh. Usted estara en Valle de Koom! l lo llam arte panoscpico. Diga lo que quiera sobre el inters corrienteh, pero los visitantes extras habran hecho posible mostrar la pinturah como creemos que se debe mostrar. Y ahora estoh! -Si la iban a cambiar de lugar, por qu no la tomaron y la pusieron en algn lindo lugar seguro, seor? -Quiere decir enrollarlah? -dijo Sir Reinaldo, horrorizado-. Eso podra causar muchos daos. Oh, qu horror! No, tenamos un cuidadosamente planeado ejercicio para la semanah prximah, a realizar con suprema diligenciah -tembl-. Cuando pienso en alguien quitndolo del marco me siento tan dbil -Eh, esto debe ser una prueba, sarge! -dijo Nobby, que haba regresado a su actividad habitual de deambular y empujar las cosas para ver si tenan algo de valor-. Mira, alguien dej aqu un montn de vieja y apestosa basura! Haba cruzado hasta un pedestal que, en efecto, pareca un alto montn de harapos. -No lo toque, por favor! -dijo Sir Reinaldo, apurado- Eso es No Me Hablen De Los Lunes! Es el trabajo ms controvertido de Danielarina Buchona! No ha movido nada, verdad? -aadi nerviosamente-. Literalmente no tiene precio y ella tiene una lengua muy filosah! -Es slo un montn de basura vieja -protest Nobby, retrocediendo. -El arte es mayor que la mera suma de sus componentes mecnicos, cabo -dijo el curador-. Seguramenteh usted no dira que Tres Grandes Mujeres Rosadas y Un Pedazo de Gasa, de Caravati, es slo, ejem, un montn de pigmentos viejos? -Qu hay acerca de esto? -dijo Nobby, sealando al pedestal adyacente-. Es slo una gran estaca con un clavo! Es arte, tambin? -Libertad? Si estuviera en el mercado, probablementeh llegara a los treinta mil dlares -dijo Sir Reinaldo. -Por un pedazo de madera con un clavo? -dijo Fred Colon-. Quin lo hizo? -Despus de ver No Me Hablen De Los Lunes, Lord Vetinari graciosamente hizo clavar a la Sra. Buchona a esta estacah por la orejah -dijo Sir Reinaldo-. Ella logr liberarse por la tardeh. -Apuesto a que estaba furiosa! -dijo Nobby. -No despus de que gan varios premios por esto. Creo que est planificandoh clavarse a s misma a otras varias cosas. Puede ser una exhibicin muy excitanteh. -Dgame entonces, seor -dijo Nobby cooperativamente-, por qu no deja ese viejo marco donde est y le da un nuevo nombre, como Arte Robado? -No -dijo Sir Reinaldo framente-. Sera una tonterah. Sacudiendo la cabeza ante los caminos del mundo, Fred Colon camin hasta la pared tan cruelmente, o cruelmenteh, desnudada de su cubierta. La pintura haba sido cortada rudamente del marco. El Sargento Colon no era un pensador de alta velocidad, pero ese punto lo golpe como algo extrao. Si tienes un mes para afanar la pintura, por qu estropear el trabajo? Fred tena el punto de vista de un polica sobre la humanidad, que difera en algunos aspectos de el del curador. Nunca digas que esta gente no hara algo, no importa lo extrao que fuera. Probablemente haba all afuera algunos locos ricos que compraran la pintura, aunque significase verla slo en la privacidad de su propia mansin. La gente poda ser as. En efecto, saber que se era su gran secreto, probablemente les produjera un delicioso estremecimiento en su interior. Pero los ladrones haban recortado la pintura como si no les importase venderla. Haba varias pulgadas rasgadas a lo largo de Un momento

Fred se ech para atrs. Una Pista. Ah estaba, justo ah. Fred tena un delicioso estremecimiento en su interior. -Esta pintura -declar-, esta pintura esta pintura que no est aqu, quiero decir, obviamente fue robada por un troll. -Mis dioses, como puede decirloh? -dijo Sir Reinaldo. -Estoy muy complacido de que me haya hecho usted esta pregunta, seor -dijo Fred Colon, que lo estaba-. Ver, he detectado que la parte alta del murial fue cortada verdaderamente cerca del marco -seal-. Ahora, un troll sera capaz fcilmente de alcanzar all arriba con su cuchillo, y de cortar por el borde del marco arriba, y bajar un poco por cada lado, ve? Pero un troll promedio no se dobla muy bien, de modo que cuando fue a cortar abajo, hizo algo de confusin y dej todo desigual. Adems, slo un troll puede cargarla. Una alfombra de escalera es bastante mala, y un murial arrollado debe ser un montn peor que eso! Estaba resplandeciente. -Bien hecho, sargento! -dijo el curador. -Bien pensado, Fred -dijo Nobby. -Gracias, cabo -dijo generosamente Fred Colon. -O pueden haber sido un par de enanos con una escalera -sigui Nobby alegremente-. Los decoradores han dejado algunas atrs. Estn por todos lados. Colon suspir. -Vers, Nobby -dijo-, son los comentarios como se, hechos delante de un miembro del pblico, la razn por la cual soy un sargento y t no. Si fueron enanos, hubieran sido eficientes todo alrededor, obviamente. Est este lugar cerrado con llave por la noche, Sr. Sir Reinaldo? -Desde luego! No slo con llave, sino con barrotes! El Viejo John es meticuloso con esoh. Y l vive en el tico, as que puede hacer una fortalezah de este lugar. -Es se el cuidador? -dijo Fred-. Necesitaremos hablar con l. -Ciertamenteh, pueden hacerloh -dijo Sir Reinaldo nerviosamente-. Ahora, creo que tengo algunos detalles acerca de las pinturas en el almacn. Se apresur hacia una pequea puerta. -Me pregunto cmo lo sacaron -dijo Nobby, cuando estuvieron solos. -Quin dice que lo sacaron? -dijo Fred Colon-. Un sitio grande como ste, lleno de ticos y stanos y esquinas extraas, bien, por qu no esconderlo y esperar un poco? Entras como cliente un da, te escondes debajo de una sbana, tomas el murial en la noche, lo escondes en algn lado, y sales con los clientes al otro da. Simple, eh? -sonri ampliamente a Nobby-. Tienes que sobrepasar a la mente criminal, ves? -O pueden simplemente tirar abajo una puerta y salir con el murial en medio de la noche -dijo Nobby-. Por qu complicarse con un plan astuto cuando uno simple funcionar? Fred suspir. -Puedo ver que este caso va a ser complicado, Nobby. -Deberas preguntarle a Vimes si podemos tenerlo nosotros, entonces -dijo Nobby-. Quiero decir, ya conocemos los hechos, verdad? Colgando en el aire, sin pronunciar, estaba: Dnde quieres estar en los prximos das? Ah afuera, donde estn las hachas y los garrotes y parece que van a volar, o aqu adentro investigando todos los ticos y los stanos muy, muy cuidadosamente? Pinsalo. Y esto no es ser cobarde, correcto? Porque un murial famoso como ste es seguramente parte de nuestra herencia nacional, verdad? An si es slo la pintura de un montn de enanos y trolls peleando.

-Pienso hacer un informe adecuado y sugerir al Sr. Vimes que tal vez debamos manejar nosotros este caso -dijo lentamente Fred Colon-. Necesita la atencin de oficiales maduros. Sabes mucho de arte, Nobby? -Si es necesario, sarge. -Oh, vamos, Nobby! -Qu? Tawneee dice que lo que ella hace es Arte, sarge. Y ella usa ms ropas que un montn de las mujeres en las paredes de por aqu, as que, por qu ser arrogantes al respecto? -S, pero -Fred Colon vacil aqu. En su corazn, l saba que girar arriba y abajo alrededor de un poste usando como vestido un hilo dental, definitivamente no era Arte, y ser pintada yaciendo en una cama vistiendo nada ms que una sonrisa y un puado de uvas era Arte, bueno y slido, pero poner tu dedo en porqu las cosas eran as, era algo difcil. -No hay urnas -dijo al fin. -Qu urnas -dijo Nobby. -Las mujeres desnudas son Arte solo si hay una urna -dijo Fred Colon. Esto le sonaba algo dbil hasta a l, de manera que aadi-, o un pedestal. Si estn los dos es mejor, por supuesto. Es un signo secreto, ves?, que ellos ponen ah para decir que es Arte y est bien mirarlo. -Y qu hay de una planta en una maceta? -Est bien si hay una urna. -Y qu pasa si no hay urnas, ni pedestales, ni plantas en maceta? -dijo Nobby. -Tienes alguna en mente, Nobby? -dijo Colon con sospecha. -S, la Diosa Anoia[5] surgiendo de los Cubiertos -dijo Nobby-. La tienen aqu. Est pintada por un tipo que tiene tres es en el nombre, a m me suena bastante artstico. -La cantidad de es es importante, Nobby -dijo con gravedad el Sargento Colon-, pero en estas situaciones debes preguntarte: dnde est el querubn? Si hay un nio pequeito, gordo y rosa, sosteniendo un espejo o un abanico o algo similar, entonces todava est bien. Aun si est sonriendo. Obviamente no puede haber urnas en todos lados. -Est bien, pero suponiendo -comenz Nobby. La puerta distante se abri, y Sir Reinaldo vino, apurado, cruzando el piso de mrmol con un libro bajo el brazo. -Eh, me temo que no hay una copia de la pinturah -dijo-. Claramenteh, una copia que le haga justicia debe ser bastante difcil de hacer. Pero, ejem, este tratadoh, bastante sensacionalistah, tiene al menos muchos bocetos detallados. En estos das todo visitante parece tener una copia, por supuestoh. Saban que pueden identificarseh ms de dos mil cuatrocientos noventa enanos y trolls individuales por las marcas en la armadurah o en el cuerpo, en la pintura original? Esto dej a Ladino bastante loco, pobre tipoh. Le llev diecisis aos terminarlah! -Eso no es nada -dijo Nobby, contento-. Fred no ha terminado todava de pintar la cocina, y comenz hace veinte aos. -Gracias por eso, Nobby -dijo Colon framente. Tom el libro de manos del curador. El ttulo era Codex del Valle de Koom-. Qu tan loco? -dijo. -Bien, descuid el resto de su trabajo, usted veh. Estaba mudando constantemente de alojamientoh porque no poda pagar el alquiler y tena que llevar ese lienzo colosal con l. Imagneseh! Tena que mendigar pinturas por la calle, lo cual le llevaba un montn de tiempo, ya que no hay mucha gente que lleve un tubo de Marrn Siena encimah. Deca que le hablaba, tambin. Encontrar todo aquh. Bastante dramatizado, me temoh. -La pintura le hablaba?

Sir Reinaldo puso una cara. -Creemos que eso quera decir. En realidad no sabemos. No tena ningn amigoh. Estaba convencido de que si iba a dormir por la noche se convertira en polloh. Se escriba a s mismo notas que decan No eres un pollo, aunque a veces pensaba que se estaba mintiendoh. La opinin general es que se concentraba tanto en la pintura que le dabah algn tipo de fiebre cerebral. Hacia el fin, estaba seguro de que estaba perdiendo su menteh. Deca que poda escuchar la batallah. -Usted cmo lo sabe, seor? -dijo Fred Colon-. Usted dijo que no tena amigos. -Ah, el incisivo talento de los policas! -dijo Sir Reinaldo, sonriendo-. l se escriba notas a s mismo, sargentoh. Todo el tiempoh. Cuando su ltima casera entr en su cuarto, encontr varios cientos de ellas, guardadas en viejas bolsas de alimento para pollos. Afortunadamenteh, ella no saba leer, y como tena la idea fija que su inquilino era algn tipo de genioh, y en consecuencia poda haber algo que ella pudiera vender, llam a una vecinah, una tal Srta. Adelina Alegremente, que pintaba acuarelahs, y la Srta. Alegremente llam a un amigo, que enmarcaba cuadros, que apresuradamente convoc a Efran Dowster, el notorio pintor paisajistah. Los estudiosos estn perplejos con las notas desde entonces, buscando algn acercamiento a la mente torturada del pobre hombreh. No estn en orden, sabe. Algunas son muy extraas. -Ms extraas que No eres un pollo? -dijo Fred. -S -dijo Sir Reinaldo-. Oh, est todo eso sobre voces, signos, fantasmas Tambin escribi su diario en pedazos de papel al azar, sabeh, y nunca dio ninguna indicacin tal como la fecha, o dnde estaba, para el caso de que los pollos lo hallasen. Y usaba un lenguaje muy cautelosoh, porque no quera que los pollos lo encontrasen. -Lo siento, pens que haba dicho que el pensaba que era un poll -comenz Colon. -Quin puede figurarse el proceso mental de un perturbadoh, sargento? -dijo Sir Reinaldo cansinamente. -Eh y hablan las pinturas? -dijo Nobby Nobbs-. Han sucedido cosas ms extraas, verdad? -Ah, ah, no -dijo Sir Reinaldo-. Al menos, no en mi poca. Desde que este libro fue reimpreso, ha habido un guardia aqu durante las horas de visita y l dice que nunca escuch una palabra. Por cierto, esto ha fascinado siempre a la gente y siempre han habido historias acerca de tesoros escondidos all. Por eso el libro ha sido republicado. La gente ama los misteriohs, verdad? -Nosotros no -dijo Fred Colon. -Ni siquiera s quin es mister Ros -dijo Nobby, ojeando el Codex-. Vea, escuch algo sobre este libro. Mi amigo Dave, que maneja el negocio de estampas, dice que hay una historia sobre un enano, correcto, que apareci en ese pueblo cerca de Valle de Koom, ms de dos semanas despus de la batalla, y l estaba todo herido, porque haba sido emboscado por los trolls, y muerto de hambre, cierto, y nadie saba mucho enans, pero era como si l quisiera que lo siguieran y l segua diciendo esa palabra, y al fin era en enans, por tesoro, cierto, slo que cuando lo siguieron al valle, cierto, l muri en el camino, y nunca hallaron nada y entonces este tipo artista encontr una cosa en Valle de Koom y escondi el lugar donde lo encontr en esta pintura, pero le daba bananas. Como si estuviera hechizada, dijo Dave. l dijo que el gobierno silenci todo. -S, pero tu compadre Dave dice que el gobierno siempre silencia cosas, Nobby -dijo Fred. -Bueno, eso hacen. -Excepto que l siempre consigue escuchar algo, y nunca ha sido silenciado -dijo Fred. -Yo s que te gusta apuntar el dedo de la burla, sarge, pero hay un montn de cosas en marcha de lo que no sabemos nada.

-Como cul, exactamente? -replic Colon-. Nmbrame una cosa que est pasando de la cual no sepas nada. No puedes, verdad? Sir Reinaldo se aclar la garganta. -sa es por cierto una de las teorahs -dijo, hablando cuidadosamente, como tenda a hacer la gente despus de escuchar el cruce de ideas del Fondo De Cerebros ColonNobbs-. Desafortunadamenteh, las notas de Metodia Ladino apoyan cualquier teora que uno pueda preferir. La popularidad actual de la pintura es, sospecho, porque el libro efectivamente revisa la vieja historia de que hay un enorme secreto escondido en la pinturah. -Eh? -dijo Fred Colon, animndose-. Qu clase de secreto? -No tengo ideah. El paisaje fue pintado con gran detalleh. Una seal hacia una caverna secreta, tal vez? Algo acerca del posicionamiento de alguno de los combatientes? Hay toda clase de teoras. Viene gente bastante extraah, con cintas de medicin y expresin de intenciones bastante preocupantes, pero no creo que hayan encontrado nunca nadah. -Tal vez uno de ellos lo afan? -sugiri Nobby. -Lo dudoh. Tienden a ser individuos bastante furtivos que traen sndwiches y un frasco y estn aqu todo el da. La clase de gente que ama los anagramas y los signos secretos y tienen pequeas teoras y granos. Probablemente inofensivos, excepto el uno al otro. Por otro lado, por qu robarloh? Nos gusta que la gente se interese en l. No creo que esa clase de persona quiera llevrsela a casah, porque es demasiado grande para meterla debajo de la camah, Saban que Ladino escribi que a veces, durante la noche, escuchaba gritos? El ruido de la batallah, uno se ve forzado a suponer. Tan triste. -No es algo que quisieras poner sobre la chimenea, entonces -dijo Fred Colon. -Precisamenteh, sargento. Aun si fuera posible tener una chimeneah de cincuenta pies de largo. -Gracias, seor. Otra cosa ms, sin embargo. Cuntas puertas tiene este lugar? -Tres -dijo Sir Reinaldo-. Pero dos estn siempre con llave. -Pero si el troll -o los enanos -dijo Nobby. -O, como mi joven colega seal, los enanos, intentasen salir -Grgolas -dijo orgullosamente Sir Reinaldo-. Dos que vigilan constantemente la puerta desde el edificio de enfrenteh, y una en cada una de las otras puertas. Y durante el da est el personal, por supuesto. -Puede sonar como una pregunta tonta, seor, pero ha buscado por todos lados? -He tenido al personal buscando toda la maana, sargento. Debe ser un rollo muy grande y muy pesado. El sitio est repleto de rincones extraos, pero el rollo debe ser muy obvio. Colon salud. -Gracias, seor. Vamos a mirar un poco por aqu, si no le importa. -S buscando urnas -dijo Nobby Nobbs. Vimes se acomod en su silla y mir a la maldita vampiro. Ella poda haber pasado por diecisis; era por cierto difcil de creer que no era mucho ms joven que Vimes. Tena el cabello corto, algo que Vimes no haba visto antes en un vampiro, y se vea, si no como un chico, s como una chica a quien no le molestaba pasar por uno. -Lamento el comentario all abajo -dijo l-. No ha sido una buena semana y est empeorando hora a hora. -No tiene por qu asustarse -dijo Sally-. Si es de alguna ayuda, a m no me gusta esto ms que a usted. -No estoy asustado -dijo Vimes, cortante.

-Lo siento, Sr. Vimes. Usted huele a miedo. No demasiado -aadi Sally-. Slo un poco. Y su corazn est latiendo ms rpido. Lamento si lo he ofendido. Slo estoy intentando que se sienta cmodo. Vimes se recost. -No intente hacerme sentir cmodo, Srta. Von Jorobado -dijo-. Me pone nervioso cuando la gente hace eso. No es como si tuviera alguna posicin cmoda donde ponerme. Y tampoco haga comentarios sobre mi olor, gracias. Ah, y es Comandante Vimes, o seor, comprende? No seor Vimes. -Y yo preferira ser llamada Sally -dijo la vampiro. Se miraron el uno al otro, ambos conscientes de que esto no estaba saliendo bien, ambos inseguros de que pudieran hacerlo mejor. -As que Sally usted quiere ser una poli? -dijo Vimes. -Un polica? S. -Algn polica en su familia? -dijo Vimes. sta era una pregunta inicial estndar. Siempre ayudaba si ellos haban heredado alguna idea acerca de ser polica. -No, slo los muerde-gargantas -dijo Sally. Hubo otra pausa. Vimes suspir. -Mire, slo quiero saber una cosa -dijo-. Fueron John No-Soy-Un-Vampiro Smith y Doreen Guiando los que la metieron en esto? -No! -dijo Sally-. Yo me aproxim a ellos. Y, si le sirve de algo, no pens que fuese a haber toda esta conmocin, tampoco. Vimes se vea sorprendido. -Pero usted present la solicitud para unirse a nosotros -dijo. -Si, pero no veo por qu tiene que haber todo este inters! -No me culpe a m. Fue su Liga de la Templanza. -De verdad? Su lord Vetinari fue citado en el peridico -dijo Sally-. Toda esa cosa acerca de la no-discriminacin, siguiendo las mejores tradiciones de la Guardia. -Ja! -dijo Vimes-. Bien, es cierto que en lo que me concierne, un poli es un poli, pero las mejores tradiciones de la Guardia, Srta. Von Jorobado, mayormente consisten en encontrar un sitio fuera de la lluvia, gorronear comida, rondas de cerveza gratis en la trasera de las tabernas, y llevar siempre dos cuadernos. -Usted no me quiere, entonces? -dijo Sally-. Pens que necesitaba todos los reclutas que pudiera tener. Mire, probablemente soy ms fuerte que cualquiera de su nmina, excepto los trolls; soy bastante lista, no me molesta trabajar duro, y tengo excelente visin nocturna. Puedo ser til. Quiero ser til. -Puede convertirse en un murcilago? Lo mir conmocionada. -Qu? Qu clase de pregunta es sa para hacrmela a m? -Probablemente est entre las menos complicadas -dijo Vimes-. Por otro lado, puede ser til. Puede? -No. -Oh. Bien, no importa -Puedo volverme un montn de murcilagos -dijo Sally-. Uno es difcil de hacer, porque hay que lidiar con cambios en la masa corporal, y no lo puedes hacer si has sido Reformado durante un tiempo. De todas formas, me da dolor de cabeza. -Cul fue su ltimo trabajo? -No tena ninguno. Tocaba msica. Vimes resplandeci.

-De veras? Algunos de los muchachos han estado hablando de formar una banda de la Guardia. -Podran usar un cello? -Probablemente no. Vimes tamborile con los dedos en el escritorio. Bien, ella no haba saltado a su garganta todava, verdad? ste era el problema, por supuesto. Los vampiros estaban bien hasta el punto en que, sbitamente, no lo estaban. Pero, a decir verdad, justo ahora, tena que admitirlo: necesitaba a cualquiera capaz de pararse derecho y terminar una frase. Este maldito negocio estaba cobrando su peaje. l necesitaba hombres all afuera todo el tiempo, slo para mantener una tapa sobre las cosas. Oh, justo en este momento eran slo rias, y piedras arrojadas, y rotura de ventanas, y corridas, pero todas esas cosas se sumaban como copos de nieve en una avalancha. La gente necesitaba ver polis en una poca como sta. Les daban la ilusin de que el mundo entero no se haba vuelto demente. Y la Liga de la Templanza estaba bastante bien y apoyaba a sus miembros. Estaba interesada en que nadie los encontrase parados en un dormitorio extrao con una embarazosa sensacin de estar llenos. Ellos la vigilaban -No hay lugar para pasajeros en la Guardia -dijo-. Estamos demasiado presionados justo ahora para darle nada ms que lo que es hilarantemente conocido como entrenamientoen-el-trabajo, pero usted estar en las calles desde el primer da Eh, cmo est con esa cosa de la luz del da? -Estoy bien con mangas largas y sombrero de ala ancha. De todas maneras, llevo mi equipo. Vimes asinti. Una pequea pala y un cepillo, una ampolla de sangre animal, y una tarjeta diciendo: Auxilio, me he derrumbado y no puedo levantarme Por favor, brrame en un montn y rompa la ampolla. Soy un Listn Negro y no le har dao. Gracias por adelantado. Sus dedos tabalearon otra vez sobre el escritorio. Ella le devolvi la mirada. -Est bien, est adentro -dijo Vimes por fin-. A prueba, para comenzar. Todos empiezan as. Complete el papeleo con la Sargento Pequeotrasero abajo, reprtese al Sargento Detritus para su equipo y lectura de orientacin, y trate de no rer. Y ahora que tiene lo que quera, y esto no es oficial cunteme por qu. -Perdn? -dijo Sally. -Un vampiro que quiere ser poli? -dijo Vimes, echndose hacia atrs en la silla-. No puedo hacer que encaje, Sally. -Pienso que puede ser un trabajo interesante, al aire libre, que puede ofrecer oportunidades de ayudar a la gente, Comandante Vimes. -Humm -dijo Vimes-. Si puedes decir eso sin sonrer, puedes llegar a ser un poli, despus de todo. Bienvenida al trabajo, agente interina. Espero que tengas Portazo. El capitn Zanahoria dio dos pasos dentro del cuarto, vio a Sally y vacil. -La agente interina von Jorobado acaba de unrsenos, capitn -dijo Vimes. -Eh bien hola, seorita -dijo Zanahoria rpidamente, y se gir hacia Vimes-. Seor, alguien asesin a Aplastajamones!

Los Excelentes de Ankh-Morpork volvan paseando hacia el Yard. -Lo que yo habra hecho -dijo Nobby-, es cortar la pintura en trozos pequeos, digamos, de unas pocas pulgadas? -Eso es con diamantes, Nobby. As es como te libras de diamantes robados. -Est bien, entonces, qu piensas de esto? Cortas el murial en trozos del tamao de pinturas ordinarias, bien? Entonces pintas una pintura del otro lado de cada uno, y los pones en marcos, y los dejas por el lugar. Nadie notar las pinturas extras, correcto? Entonces te puedes ir y afanarlas cuando la excitacin haya pasado. -Y cmo las sacars, Nobby? -Bueno, primero buscas algo de cola y un palo realmente largo, y Fred Colon sacudi la cabeza. -No me puedo imaginar que eso suceda, Nobby. -Bien, entonces buscas pintura del mismo color de la pared, y pegas la pintura a la pared en algn lugar en que quepa, y la pintas por encima con tu pintura de paredes, as se ve como la pared. -Tienes algn trozo conveniente de pared en mente, Nobby? -Qu tal adentro del marco que aun est ah, sarge? -Condenado infierno, Nobby, eso es ingenioso -dijo Fred, detenindose de golpe. -Gracias, sarge. Eso significa mucho, viniendo de ti. -Pero todava tienes que sacarlo de adentro, Nobby. -Recuerdas todas esas sbanas para el polvo, sarge? Apuesto a que en unas pocas semanas un par de tipos en mameluco sern capaces de salir caminando con un gran rollo blanco debajo del brazo, y nadie pensar dos veces en eso, porque todos pensarn que el murial ha sido afanado semanas atrs. Hubo unos momentos de silencio antes que el Sargento Colon dijera, en voz muy baja: -Es una mente muy peligrosa la que tienes all, Nobby. Muy peligrosa, efectivamente. Y cmo llevas afuera la nueva pintura, pensaste? -Oh, eso es fcil -dijo Nobby-. Y s dnde obtener unos mamelucos de pintor, tambin. -Nobby! -dijo Fred, conmocionado. -Est bien, sarge. No puedes condenar a un hombre por soar, creo. -Esto puede darnos mrito, Nobby. Y podemos tener algo ahora. -Ests jugando en el agua otra vez, sarge? -Puedes rer, Nobby, pero slo tienes que mirar alrededor -dijo Fred pesimista-. Ahora son slo bandas peleando, pero se va a poner peor, anota mis palabras. Toda esta pelea acerca de algo que sucedi hace miles de aos! No s por qu no se vuelven al lugar de donde vinieron si quieren hacerlo! -La mayora de ellos proviene de aqu ahora -dijo Nobby. Fred gru su desdn por un mero hecho de geografa. -Guerra, Nobby. Ja! Para que sirve? -dijo. -No s, sarge. Liberar a los esclavos, tal vez? -Absol de acuerdo, est bien. -Defenderte de un agresor totalitario? -Muy bien, te acepto eso, pero -Salvar a la civilizacin de una hora de? -No har ningn bien en el largo plazo, es lo que estoy diciendo, Nobby, si escuchases por cinco segundos seguidos -dijo Colon. -S, pero en el largo plazo, qu lo hace, sarge? -Dilo otra vez, prestando atencin a cada palabra -dijo Vimes.

-Est muerto, seor. Aplastajamones est muerto. Los enanos estn seguros de eso. Vimes mir a su capitn. Despus mir a Sally y dijo: -Te di una orden, Agente Interina Jorobado. Ve y alstate! -Cuando la chica hubo salido, dijo-: Espero que ests seguro acerca de esto, capitn -Se est extendiendo entre los enanos como, como -comenz Zanahoria. -Alcohol? -sugiri Vimes. -Muy rpido -concedi Zanahoria-. Anoche, dicen. Un troll entr a su local en Calle Melaza y lo golpe hasta matarlo. Escuch a algunos de los muchachos hablando de eso. -Zanahoria, no deberamos saber si algo como eso ha sucedido? -dijo Vimes, pero en el teatro de su mente Angua y Fred Colon repetan sus profecas a lo Casandra. Los enanos saban algo. Los enanos estaban preocupados. -No lo sabemos, seor? -dijo Zanahoria-. Quiero decir, yo se lo he dicho. -Lo que digo es, por qu no est su gente gritando por las calles? Asesinato poltico y el resto de esas cosas? No deberan estar reclamando por el sangriento asesinato? Quin te lo dijo? -Agente Doblahierro y Cabo Fundeanillos, seor. Son muchachos slidos. Fundeanillos ascender pronto a Sargento. Eh hay algo mas, seor. Pregunt por qu no lo habamos odo oficialmente, y Doblahierro dijo esto no le va a gustar, seor dijo que la Guardia no deba saberlo. -Zanahoria mir a Vimes detenidamente. Era difcil ver el cambio de expresin en el rostro del comandante, pero ciertos pequeos msculos se pusieron firmes. -Por orden de quin? -dijo Vimes. -Aparentemente de alguien llamado Ardiente. l es el intrprete, supongo que usted lo llamara as, de Aplastajamones. l dijo que es asunto de los enanos. -Pero esto es Ankh-Morpork, capitn. Y un asesinato es un Asesinato. -S, seor. -Y nosotros somos la Guardia de la Ciudad -continu Vimes-. As dice sobre la puerta. -En realidad, mayormente dice Los polis son machos de bar en este momento, pero tengo a alguien borrndolo -dijo Zanahoria-. Y -Eso significa que si alguien es asesinado, es nuestra responsabilidad -dijo Vimes. -S lo que quiere decir, seor -dijo con cuidado Zanahoria. -Lo sabe Vetinari? -No puedo imaginar que no lo sepa. -Tampoco yo -Vimes pens por un momento-. Que hay del Times? Hay una multitud de enanos trabajando all. -Me sorprendera que se lo pasen a los humanos, seor. Yo llegu a escucharlo porque soy enano y Fundeanillos realmente quiere ser sargento y francamente lo escuch por casualidad, pero dudo que los enanos impresores quieran mencionarlo al editor. -Ests dicindome, capitn, que los enanos en la Guardia mantendran en secreto un asesinato? Zanahoria se vea conmocionado. -Oh, no, seor! -Bien. -Ellos slo mantendran el secreto con los humanos. Lo siento, seor. Lo importante en este punto es no gritar, se dijo Vimes. No cmo le llamaban cabrearse? Trtalo como un ejercicio de aprendizaje. Encuentra por qu el mundo no es como t pensabas, ensambla los hechos, asimila la informacin, considera las implicaciones. Entonces te cabreas. Pero con precisin.

-Los enanos siempre han sido ciudadanos respetuosos de la ley, capitn -dijo-. Hasta pagan sus impuestos. De sbito piensan que est bien no informar de un posible asesinato? Zanahoria poda ver el reflejo acerado en los ojos de Vimes. -Bien, el hecho es -comenz. -S? -Mire, Aplastajamones es un enano profundo, seor. Quiero decir, realmente profundo. Odian venir a la superficie. Dicen que viven en el nivel del sub-sub-subsuelo -Ya lo s. Y? -Hasta dnde baja nuestra jurisdiccin, seor? -dijo Zanahoria. -Qu? Tan abajo como queramos! -Eh, eso significa en cualquier lugar, seor? Muchos de los enanos de aqu vienen de Cabezadecobre y Llamedos y Uberwald -dijo Zanahoria-. Estos lugares tienen leyes de superficie y leyes subterrneas. Yo s que no es lo mismo aqu, pero bien, as es como ellos ven el mundo. Y, desde luego, los enanos de Aplastajamones son todos profundos, y usted sabe lo que piensan los enanos normales de ellos. Estaban condenadamente cerca de adorarlos, pens Vimes, presionndose el puente de la nariz y cerrando los ojos. Esto se pona peor y peor. -Muy bien -dijo-. Pero esto es Ankh-Morpork y tenemos nuestras leyes. No puede hacer dao que verifiquemos el estado de salud del hermano Aplastajamones, cierto? Digamos que tenemos una buena razn para preguntar? S que es slo un rumor, pero si hay bastante gente creyendo un rumor como se no seremos capaces de ponerle fin. -Buena idea, seor. -Dile a Angua que la quiero en eso. Y Eglefino. Y Fundeanillos, puede ser. T vienes tambin, por supuesto. -Eh no es buena idea, seor. Sucede que s que muchos profundos estn nerviosos conmigo. Ellos creen que soy demasiado humano para ser un enano. -De veras? Seis pies y tres pulgadas en medias, pens Vimes. Adoptado y criado por enanos en una pequea mina en las montaas. Su nombre en enans es Kzad-bhat, que significa Golpea Cabezas. Tosi. -Por qu podran pensar as, me pregunto? -dijo. -Est bien, ya s que soy tcnicamente humano, seor, pero el tamao tradicionalmente nunca ha sido una definicin enanesca de enano. El grupo de Aplastajamones no est feliz conmigo, creo. -Lamento or eso. Llevar a Cheery, entonces. -Est loco, seor? Usted sabe lo que piensan sobre las enanas que admiten serlo. -Muy bien, entonces llevar al Sargento Detritus. Creern en l, verdad? -Podra decirse que es algo provocativo, seor -comenz Zanahoria, dudoso. -Detritus es un poli de Ankh-Morpork, capitn, al igual que t y yo -dijo Vimes-. Supongo que yo soy aceptable, verdad? -S, seor, por supuesto. Aunque creo que usted les preocupa. -De veras? Oh -Vimes dud-. Bueno, eso es bueno. Y Detritus es un oficial de la ley. Todava tenemos algunas leyes aqu. Y, por lo que a m concierne, llegan hasta abajo. Todo el camino hasta abajo. Una cosa malditamente estpida para decir, pens Vimes cinco minutos mas tarde, mientras caminaba por las calles a la cabeza de su pequeo grupo. Se maldijo a s mismo por haberlo dicho.

Los policas permanecan vivos mediante engaos. As es como funcionaba. Tenas tu Cuartel de la Guardia con las grandes luces azules afuera, y te asegurabas de que siempre hubiese robustos vigilantes visibles en los grandes sitios pblicos, y te pavoneabas por ah como si fueras el dueo del lugar. Pero no eras el dueo. Era to