periódico parroquial "comunidad" #67

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Monterrey, N. L ., México. Abril de 2011 No. 67 Q UERIDOS hermanos y hermanas en el Señor: Parafraseando a los ángeles de la primera Noche Buena de la historia al dirigirse a los pastores, me permito decirles: Os anuncio una gran alegría: ¡Cristo ha resucitado! El Señor Jesús después de haber vivido su Pasión y su Muerte y ser colocado en el sepulcro resucitó de entre los muertos para nuestra salvación. Su resurrección es la victoria sobre la muerte y el pecado, el mal y el demonio y nos da el derecho de ser hijos de Dios, en una palabra, nos redime y nos salva. El pagó con su sangre el precio de nuestro rescate, El nos salva del pecado y de la muerte y nos abre las puertas de la vida eterna. Hemos vivido en este mes el Triduo Pascual, nos hemos acercado al misterio del amor de Dios por todos y cada uno de los hombres y mujeres de toda la humanidad, de toda la historia, de todos y cada uno de nosotros. Por la oración, la penitencia, los ejercicios espirituales, nuestras obras de ayuda a los más necesitados, nos preparamos durante la Cuaresma, para entrar en conversión, vivir en conversión, conscientes de que la conversión no puede ser sólo por 40 días, sino que si ahí se ha iniciado hemos de esforzarnos por mantener esa vida en conversión todos los días de nuestra vida. Ahora vivamos la Pascua, este tiempo de 50 días en el que recibimos de Dios nuestro Padre, nuevas gracias para nuestro caminar. La fuente de esta fiesta, de la alegría pascual, es evidentemente Cristo Resucitado. Su palabra se ha cumplido, y El, que es la Palabra, ha resucitado después de haber caído en tierra, como el grano de trigo, para dar fruto. Nos llama ahora a vivir plenamente como sus discípulos, que dan testimonio de su resurrección en todas partes. Discípulos que como misioneros siembran la semilla del Reino de Dios en los corazones de todos sus hermanos, por su palabra y su vida, especialmente en el corazón de aquellos que están alejados de Dios, en los más pobres y necesitados. Con la Virgen María, primera discípula misionera, vivamos con alegría la fiesta pascual. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Que Dios los siga bendiciendo! P. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

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Periódico Parroquial de Santa Beatriz de Silva. Monterrey, N.L. México.

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Page 1: Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #67

Monterrey, N. L ., México. Abril de 2011 No. 67

Q UERIDOS hermanos y hermanas en el Señor:

Parafraseando a los ángeles de la primera Noche

Buena de la historia al dirigirse a los

pastores, me permito decirles: Os

anuncio una gran alegría: ¡Cristo ha resucitado!

El Señor Jesús después de

haber vivido su Pasión y su Muerte y ser colocado en el sepulcro

resucitó de entre los muertos para nuestra salvación.

Su resurrección es la victoria sobre la muerte y el

pecado, el mal y el demonio y nos da el derecho de ser hijos de Dios,

en una palabra, nos redime y nos salva.

El pagó con su sangre el

precio de nuestro rescate, El nos salva del pecado y de la muerte y nos abre las puertas de la vida

eterna.

Hemos vivido en este mes el Triduo Pascual, nos hemos

acercado al misterio del amor de Dios por todos y cada uno de los

hombres y mujeres de toda la humanidad, de toda la historia, de

todos y cada uno de nosotros.

Por la oración, la penitencia, los ejercicios espirituales, nuestras obras de ayuda a los más necesitados, nos

preparamos durante la Cuaresma, para entrar en conversión, vivir en conversión, conscientes de que la conversión no puede ser

sólo por 40 días, sino que si ahí se ha iniciado hemos de esforzarnos por mantener esa vida en conversión todos los días

de nuestra vida. Ahora vivamos la Pascua, este tiempo de 50 días en el

que recibimos de Dios nuestro Padre, nuevas gracias para nuestro

caminar. La fuente de esta fiesta, de la alegr ía pascual, es evidentemente Cristo Resucitado.

Su palabra se ha cumplido,

y El, que es la Palabra, ha resucitado después de haber caído

en tierra, como el grano de trigo, para dar fruto.

Nos llama ahora a vivir

plenamente como sus discípulos, que dan testimonio de su resurrección en todas partes.

Disc ípulos que como

misioneros siembran la semilla del Reino de Dios en los corazones de

todos sus hermanos, por su palabra y su vida, especialmente en

el corazón de aquellos que están alejados de Dios, en los más pobres y necesitados.

Con la Virgen María,

primera discípula misionera, vivamos con alegría la fiesta

pascual. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

¡Que Dios los siga bendiciendo!

P. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

Page 2: Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #67

Por su reportero Capsulito

1) Marzo, mis queridos lectores, ha sido muy emocionante.

Nos ha traído la Primavera, después de los fríos del invierno, con sus heladas y toda la cosa. Además, nos ha

traído el inicio de la Cuaresma.

1)Abril, abril, se nos va abril y nos deja, sobre todo, la

vivencia de la Pascua de Resurrección. ¡Gracias, Jesús, por tu inmenso amor por nosotros!

2)Por acá vivimos este mes empezándolo con la Hora Santa

del primer viernes. La Asociación del Santísimo, al frente, en

permanente oración.

3)Muy agradecidos por la despensa que trajeron el primer

domingo. Parece que surtió efecto la llamadita del P. Juan

Carlos, para que seamos más generosos. Pastoral Social hizo las despensas, las repartió y todos pidiendo que a los que aportaron Dios les haga rendir.

4)El día cuatro tuvimos, en medio de los trabajos de

remodelación de las oficinas parroquiales, la Merienda para Damas, muy entusiasta. Rebeca y sus muchachas llevaron

adelante este buen evento, perdón, la señora Rebeca y las señoras que forman su equipo. Dios se los tomará en cuenta.

5)Los del Santo Padre Pío no lo perdonaron, ni por estar

en la última tanda de Ejercicios Espirituales. Así que el primer martes ahí andaban en su oración, que es por el bien de todos.

6)Este mes, fueron los últimos ejercicios espirituales, para

jóvenes y adultos, de esta cuaresma, .

7)Los niños del catecismo tuvieron su retiro cuaresmal el

nueve y el 12 del mes, guiado el primero por las Hnas. Chayo y Chelo, Villa y Ursúa, respectivamente; y el segundo

por la Hna. María Luisa García, MCP.

8)El día 13 el Padre Eliezer Sandoval dio una plática

sacerdotal, muy amena, con motivo de la preparación a los 50 años de sacerdocio del Padre Eusebio Lozano Martínez, Párroco fundador de esta Parroquia de Santa Beatriz de

Silva.

9)Después vivimos los días propios de la Semana Santa,

con mucha asistencia en las acciones litúrgicas, para llevar a

culmen la preparación que nos dio el Señor a través de la

Cuaresma. Llegamos a la Pascua de Resurrección y de fiesta por 50 días a partir del día 24. Porque si la Cuaresma es

larga, más lo es la Fiesta de Pascua. ¡Aleluya!

10)Los que se lucieron fueron los muchachos y muchachas

de la Pastoral Juvenil, pues hicieron su Misión Parroquial del

15 al 24 de Abril. Gracias a todos ellos por su generosidad y su sacrificio para servir a Dios y al prójimo.

11)El 28 la Unión de Enfermos Misioneros celebró el

décimo aniversario de labores apostólicas. Muy contentos y

contentas sus integrantes, que sirven a los enfermos y a quienes los cuidan. ¡Felicidades!

12)Se acerca el 30 aniversario sacerdotal del P. Juan

Carlos Castillo Ramírez, que será el primero de mayo, pero

hasta la hora de cerrar este noticiario no nos habían dado los datos. De todos modos unámonos a su oración de

acción de gracias. Igualmente se acerca y la celebración de los 50 años de sacerdote del P. Eusebio Lozano Martínez, que será el 29 de Junio próximo. Sigamos orando por ellos y por todos los

sacerdotes, especialmente por aquellos de los que hemos recibido parte de su ministerio sacerdotal.

Good bye!, se despide Capsulito,

su reportero favorito

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Page 3: Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #67

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PLEGARIA A NUESTRA

SEÑORA Virgen María, conscientes de que desde la Cruz, cuando parecía que Jesús nada tenía ya que darnos, nos bendijo con el don de tu maternidad espiritual para nosotros, hoy te decimos con todo el corazón: ¡Madre nuestra, nuestra Madre del Cielo! Somos tus hijos y hoy estamos contigo para vivir la alegría maravillosa de la Resurrección de tu Hijo, nuestro Salvador. Te amamos, Madre nuestra, la sencilla Señora de Nazareth, donde el Ángel que te anunció tu elección divina para ser la santísima Madre del redentor. Recíbenos, María, la sencilla Señora de Belén, que das a luz a Cristo para la salvación del mundo. Bendícenos, tú que padeciste el dolor de ver desaparecido a Jesús por tres días, para que nuestras angustias encuentren en ti su consuelo y en Dios su solución. Enséñanos a creer en Dios, con aquella fe con la que conseguiste en las Bodas de Caná el milagro de Jesús y así como El convirtió el agua en el mejor vino, ayúdanos a ser cada día mejores y agradables a Dios y mejores hermanos. Tú que ciertamente te encontraste en el Via Crucis de Jesús, concédenos estar siempre con El, en el gozo y en la aflicción y reconociendo con dolor nuestros pecados, auxílianos para no caer nuevamente en ellos. Señora de los Dolores, que al pie de la Cruz viviste los momentos más intensos de la Pasión y de la muerte de Cristo, quédate siempre a nuestro lado,

ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Madre y Señora nuestra, que con toda seguridad recibiste el saludo de Cristo Resucitado al alba de la Resurrección, ayúdanos a estar siempre como auténticos discípulos de tu Hijo amado, que desde la Cruz nos bendijo concediéndote a nosotros como Madre Clementísima. Ahora que estamos en este tiempo de gracia que tu Hijo Jesús nos regala, ayúdanos a renovar la historia

de nuestra vida. Queremos caminar contigo, ese camino de nueva vida, para llegar contigo un día al cielo del Cordero. Queremos ser los verdaderos hijos de tu amor, que arrepentidos van de su pecado, pecado que reconocen y detestan y que quieren dejar lejos. Enséñanos, Señora y Madre nuestra, a abandonar por siempre la injusticia, a dejar muy atrás el egoísmo, a aprender de tu amor y tu servicio, a entregarnos, María, como Cristo. Queremos quitar ya de nuestra vida, ese tracto carnal que contamina, esa sucia actitud que es dañina.

Queremos ya sin ídolos, caminar con renovada esperanza, la esperanza que el Señor con su resurrección nos ha dado. Madre, llena de amor, ayúdanos a servirnos, amarnos, respetarnos y amarnos, para ser auténticos discípulos misioneros, como lo espera Jesucristo nuestro hermano. No te alejes de nosotros, Madre nuestra y bendícenos por tu Hijo Resucitado. Amén.

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NUEVO PLAN

DIOCESANO DE PASTORAL 2011-2015.

A L ir conociendo y profundizando el nuevo Plan Diocesano de Pastoral Orgánica 2011-2015, de

nuestra Iglesia diocesana de Monterrey, podemos ir viendo que tiene una muy marcada

insistencia en la renovación personal y pastoral, que debemos de conseguir poco a poco, pero también con

agilidad, con entusiasmo, con perseverancia. Podemos ir captando esto al considerar la “Misión” que el

Plan nos señala: “Ser una Iglesia evangelizada y evangelizadora, para que, a partir de la conversión personal y pastoral alcance la

renovación parroquial y que, por medio de la comunión ponga a todos en estado permanente de misión y lograr con ellos la

transformación de la sociedad”.

Igualmente al reflexionar en la “Visión” que nos da el mismo Plan: “Que el Pueblo de Dios que peregrina en Monterrey,

configurado con Cristo y en espíritu de comunión, construya el Reino de Dios llevando el Evangelio a todos, preferentemente a los pobres y necesitados en la búsqueda de una renovación

pastoral de la Iglesia”.

Así mismo el “Objetivo General” nos propone: “Impulsar a todos los sectores del Pueblo de Dios a vivir en auténtico

discipulado para que en LA PROFUNDIZACION DE LA PALABRA DE DIOS, se tenga la EXPERIENCIA PERSONAL Y COMUNITARIA DE

ENCUENTRO CON CRISTO, se RENUEVE LA PARROQUIA COMO ESPACIO DE COMUNION Y FRATERNIDAD, se CONTRIBUYA A LA TRANSFORMACION SOCIAL y convertidos en MISIONEROS

VAYAMOS A TODOS, preferentemente a los marginados y alejados”.

Al ver estos elementos del Plan, ubicamos que se darán

en base a ellos las “Líneas de Acción”, que nos proponen el Encuentro con Cristo, la profundización de la Palabra, la

Comunión y la Misión, como cuatro ejes de acción del Plan.

Esto incluye fuertemente la Renovación Parroquial que ha de suscitar, como Casa y Escuela de Comunión y de Formación,

los elementos humano-cristianos que nos lleven a todos, pastores y fieles, a la vivencia transformadora de la sociedad, al vivir como

discípulos misioneros nuestra propia tarea.

Hay que precisar que el Plan 2011-2015 ha de ser asimilado y asumido por todos los sectores del Pueblo de Dios:

Ministerio ordenado (Obispos, Sacerdotes, Diáconos), Vida Consagrada (Religiosos, Religiosas, Seculares consagrados

-hombres y mujeres-, miembros de Sociedades de Vida Apostólica, etc.) y los Laicos –hombres y mujeres- que en la sociedad, en la diócesis, en la parroquia, en la más pequeña

capilla, van viviendo como hijos de Dios.

“En cada Parroquia, el Párroco y el o los Vicarios, y los laicos, han de conocer muy bien este Plan Diocesano, hacerlo suyo y aplicarlo

según la realidad de su propia Parroquia, esforzándose por esta Visión que nos da el Plan:

la Renovación de las Parroquias, para que lleguen a ser verdaderos centros de comunión, donde se encuentre un sentido de pertenencia y unión con

Dios y con cada uno de sus hermanos parroquiales.”

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VOCACIONES

U N día, Jesús de Nazareth, encontró por el

camino a un hombre, que siempre hemos pensado que era joven, y el joven le preguntó: “¿Maestro, qué he de hacer para alcanzar el

cielo?”.

Jesús le respondió; “Guarda los mandamientos”. El le dijo que los guardaba desde niño, a lo que Jesús respondió: Entonces

ve y vende todo lo que tienes, reparte lo que ganes entre los pobres y después ven y sígueme. El joven se quedó triste porque

era rico. Jesús lo miró con amor y siguió su camino. Así narra san Mateo (19,16-22) esta vocación, que como

vemos implica un encuentro con Jesús, y que en este caso fue impedida por los bienes materiales.

Hoy, Jesús sigue pasando entre nosotros, ve a los niños, a

los adolescentes, a los jóvenes, a los adultos jóvenes… y de entre ellos puede llamar al que El quiera.

No es el nivel social, el ingreso económico, las

propiedades, la profesión, ni la edad siquiera lo que determina una vocación. La vocación está en Dios, que llama a quien quiere, como quiere y cuando quiere.

A sus elegidos los mira con un amor especial, pues con

sus cualidades y defectos, quiere que estén con El, quiere asociarlos también a su obra de salvación del género humano.

Los llama, los invita… y espera una respuesta. Una

respuesta generosa que sea capaz de darle un “Sí”. Sin embargo, hay muchas cosas que pueden detener esa respuesta. Quizá no

el dinero, pero si el programa de vida que la sociedad propone como el mejor y el único: estudia, trabaja, contrae matrimonio, compra una casa, ten dos automóviles, forma un patrimonio, ten

dos hijos y serás feliz.

Por si fuera poco, se va dando también otro programa: para que te casas, así estás bien, vive, disfruta, se feliz… lo

demás? Ya veremos cuando.

Para superar esta realidad, que choca con los criterios del evangelio, de la voz de Dios, que para cada uno propone una

vocación, una misión, un camino de felicidad, se nos invita a encontrarnos personalmente con Cristo, conocerlo, aceptar sus

enseñanzas, amarlo, optar por El, y si nos propone una vocación de servicio específico como es el sacerdocio o la vida

consagrada, ser capaces de darle ese “Sí” que Jesús espera.

Para el llamado a esa vocación, ahí está la felicidad, aunque los criterios del mundo cuestionen y hasta reprueben en

ocasiones esa respuesta de amor.

Pidamos al dueño de la mies, que haya muchos niños, jóvenes y adultos, que escuchen su llamada, que no pongan pretextos a la respuesta, sino que sean valientes y generosos

ante el llamado, pues Dios, tiene el gran detalle de fijarse en ellos, de llamarlos, para que estén con El, sean de El y se asocien a su

tarea de salvación de la humanidad.

Que ningún llamado se quede en la duda, y, menos en el rechazo a la invitación de Jesús.

Familia, Parroquia, Sociedad, Círculo de amigos y

familiares, tenemos todos una gran responsabilidad a favor de las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada. Oremos y apoyemos su respuesta.

Equipo de Pastoral Vocacional

Santa Beatriz de Silva

Page 6: Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #67

P OR la gracia de Dios pudimos vivir la pasada Cuaresma y nos hemos de adentrar en la PASCUA DE

RESURRECCION.

Celebraremos con Cristo 50 días de fiesta por su triunfo, que es también nuestro, sobre la muerte, el pecado y el demonio.

Cristo Resucitado ha quitado de

nuestra vida la esclavitud a la que estábamos sometidos por el pecado original.

Su muerte y su resurrección, nos han abierto la vida y nos han dado el

sentido para la vida, porque para el que cree en El la vida no se acaba, al llegar

la muerte, se transforma, y cumplida nuestra misión en la Tierra se nos

prepara una mansión eterna en el Cielo.

La vida vale la pena vivirse,

pues, porque es la peregrinación a la vida eterna, y al estar con Dios seremos eternamente felices. No se

acaba todo con la muerte, no es aquí el cielo o el infierno, aquí estamos de

paso y nuestro andar, con Cristo, ha de llevarnos a esa vida eterna.

Es muy posible que durante la

Cuaresma y ahora en este tiempo litúrgico de la Pascua, hicimos y vayamos a hacer muchos propósitos para una vida mejor,

elaborar muchos planes y establecer metas para la vida familiar, laboral, de fe, etc.

Ojalá que no se queden en pensamientos, que hasta

pueden escribirse, sino que los llevemos a la práctica.

Cristo Resucitado va delante de nosotros y espera que en el camino demos TESTIMONIO de nuestra adhesión a El, de

que somos sus DISCIPULOS, que han aprendido sus enseñanzas, las viven y como MISIONEROS las comparten con sus hermanos

de camino.

Estas acciones pueden ser personales y llevarse a cabo de muy buena manera.

Pero, por qué no COMPROMETERNOS organizadamente

con Cristo a través de una vida de fe más intensa, de una integración más asidua a la vida parroquial y, por qué no,

integrarnos a alguno de los grupos que en cada Parroquia existen, con muy variados

carismas, que nos pueden permitir realizar organizada y

sistemáticamente nuestro compromiso cristiano.

Que la Cuaresma y la Pascua nos lleven verdaderamente a ser DISCIPULOS

COMPROMETIDOS de Jesús, que en Comunión sirven a los demás.

Si cada uno trabaja por Jesús

individualmente puede lograr mucho, pero si trabaja en Comunión,

organizadamente como Iglesia, puede lograr mucho pero mucho más.

Anímate y pregunta en tu Parroquia las posibilidades de realizar

tu compromiso cristiano y ser cada día mejor discípulo misionero de Jesús.

Busquemos sumar así la vivencia

personal de la fe con la vivencia comunitaria, la salvación personal con la ayuda al hermano

para que también la logre; discípulos para Jesús

y misioneros para los demás.

Dejemos a un lado la tibieza, seamos generosos con Dios que como prueba de su amor nos dio a su Hijo Jesucristo,

que nos amó hasta el extremo.

¡Felices Pascuas de Resurrección!

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Y AHORA ¿QUÉ SIGUE?

Page 7: Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #67

LA FAMILIA, CLAVE DEL

DESARROLLO INFANTIL

E L niño tiene ante sí un cercano horizonte, un pequeño mundo, llamado muchas veces universo

mágico, en el que sus imágenes están acompañadas de reacciones emocionales, físicas,

sociales, de fe, etc. Físicamente vive en su hogar, que hablando en forma

general se convierte en el lugar desde donde piensa, planea y actúa, de acuerdo a su capacidad.

El pequeño mundo que le acompaña está básicamente formado por su padre, su madre, sus hermanos y hermanas…

Aunque habrá casos en que vivan con él otras personas. De manera que física y espiritualmente el hogar, la familia,

cuentan con marcada ventaja sobre otros factores que, considerados influencias extra-familiares, puede, y así lo hacen,

ejercer su acción sobre el desarrollo de la personalidad infantil.

Ahora que en muchos hogares el niño “sale” de su hogar desde antes de los cinco años para ir a la guardería o al jardín de

niños, su mundo se verá ampliado tempranamente y a lo valioso de su familia, añadirá lo que lo extra-familiar le puede brindar.

Con todo, los de casa, son los más importantes. Son ellos

los que estimularán, o también obstaculizarán, sus esfuerzos en vías de su desarrollo.

La clase de padres (papá y mamá) que el niño tenga y la

clase de relaciones que con ellos sostenga, siguen siendo los factores ambientales más importantes.

Esto en lo que respecta a la clase de persona que llegará a ser, de los problemas a los que se enfrentará en su búsqueda

de la madurez y de las maneras en que tratará de resolver estos problemas.

Comparada con la influencia de los maestros y

compañeros, la familia, dicen los psicólogos, es la fuerza más poderosa en la modelación de la conducta del niño, al menos en

los primeros años escolares y aún posiblemente en el período adolescente.

Así, lo que ocurre en los primeros años en el seno de la familia, podrá constituirse un factor decisivo para la personalidad

de cada niño, para el resto de su vida.

Pues, bien sabemos, que las tendencias que se internalizan en la infancia, persistirán psicológicamente, aún

cuando el hogar se haya alejado en el tiempo y en el espacio. La familia realiza una evidente multiplicidad de funciones:

es camino para la expresión del afecto, brinda cariño y elimina sentimientos de soledad, y de igual manera proporciona

seguridad, aún en el plano económico.

En la familia se forjará, o no, la autonomía y madurez del futuro adulto. Las familias, por supuesto, varían en su estilo de

vida, de ejercer su acción sobre cada uno de los niños que la forman y por qué no decirlo, aún sobre los no tan niños.

En México se ha ido alargando el tiempo de permanencia en la familia. Los matrimonios se han ido postergando, por lo que

es más necesaria la calidad de la vida familiar, para que niños y adultos sean felices y los pequeños se formen sana y

maduramente. Equipo de Pastoral Familiar

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Page 8: Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #67

DIOS NOS HA DADO UNA

RESURREXIT SICUT DIXIT HA RESUCITADO, SEGÚN PREDIJO

Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo:

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará».

Mt. 17, 22-23a

C RISTO ha resucitado. Esta es una sólida convicción

de la comunidad cristiana. Es una vedad que todavía ahora, a casi veintiún siglos de que tuvo lugar sigue nutriendo la fe de la Iglesia, la fe de todos los

bautizados. Cristo vive, de eso no podemos tener duda. La historia de salvación que en el suplicio de la cruz, parecería haber

terminado en derrota, da un vuelco extraordinario cumpliendo cabalmente las palabras del Señor que escuchamos en los

evangelios y que Cristo pronunció para dar consistencia al misterio de su encarnación-pasión-muerte-y resurrección.

Somos parte de una comunidad universal y milenaria de

testigos que a lo largo de los siglos han dado testimonio de que creemos en un Señor Resucitado. Con la Resurrección del Señor Jesús todo adquiere un sentido nuevo. Los apóstoles

experimentaron esta nueva perspectiva, que les ayudó a leer en clave nueva todo lo que escucharon al Maestro. Lo que

permanecía oculto ahora estaba radiante de luz, lo que era confuso ahora se puede entender claramente. Cristo ha

resucitado y con él la fe de ese puñado de hombres que se escandalizaron al verlo ultrajado en la cruz.

Esta es la gran fiesta para la que nos preparamos durante todo el tiempo de la cuaresma. Es una fiesta que debe ocuparnos

de una manera especial, es una fiesta en la que “podemos” estar felices, es una fiesta en la que necesariamente DEBEMOS estar

felices y gozosos. Porque en la vida del cristiano, del bautizado, ya nada debe de llenarnos de espanto, Cristo ha muerto, sí, pero

ha resucitado, ha vencido, y porque él ha vencido nosotros también en Él podemos vencer.

Esta sólida convicción fue la que dio una fuerza

extraordinaria a los primeros cristianos que fueron perseguidos y martirizados por crueles verdugos. Ya nada nos puede atemorizar, porque Cristo ha vencido al pecado y a la muerte y si

la maldad nos atemoriza, es porque todavía no hemos asumido esta verdad absoluta, el Señor Jesús tiene poder sobre el pecado

y la muerte, la maldad ya no tiene supremacía, el

Resucitado la ha humillado a tal punto que aquellos que quieran de veras, librarse del mal puedan hacerlo unidos a Él.

Esta convicción debe de acompañarnos a cada instante.

Tal vez el temor a la violencia actual, tiene sumidos en la incertidumbre a muchas personas, tal vez la cercanía de eventos

trágicos y dolorosos nos llenan de preocupación. Sin embargo no podemos paralizarnos ante este aparente “dominio del mal”, el

mal avanza cuando la gente con fe y valores no hace nada.

Es por eso que debemos seguir adelante sin miedo, teniendo a Cristo Resucitado como nuestra mejor y más grande motivación. Y si nos suceden desgracias, si nos sentimos

aplastados por la injusticia, abrumados por una pena que parece no tener fin, hemos de estar seguros de que esa no es la última

palabra sobre nuestra existencia.

El mal puede decir, puede vociferar, puede rugir, pero todavía falta la última palabra, que pertenece a Dios y a su

justicia, de la cual nadie, se podrá librar. No es para nada una venganza, es juicio recto y misericordioso basado en la conducta

de cada uno, es palabra de Vida, palabra de Resurrección, que hará resurgir del sepulcro a todos.

Es palabra que pondrá en orden toda las realidades, que pondrá en su lugar cada situación y dará remedio a aquello que

está torcido. Cristo no se quedó inerte en el sepulcro, ha resucitado y salido del sepulcro, y así como su palabra se

cumplió, así la última palabra de Vida que Dios pronuncia será cumplida de forma definitiva.

Celebremos, demos testimonio, gocemos, demos gracias, oremos confiadamente, vivamos intensamente nuestra dignidad

bautismal, experimentemos a Cristo Resucitado en este tiempo de pascua. Muramos a todo aquello que nos esclaviza, que nos

aflige, que nos ata, que nos hace infelices, dejemos en manos de Dios el juicio definitivo sobre el mal y la opresión, para que

abnegándonos a nosotros mismos podamos resucitar con Cristo.

!Feliz Pascua de Resurrección!

P. Eliezer Israel Sandoval Espinosa

Vicario parroquial

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