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Paqui Beltrán Conesa
Ángeles Beltrán Escrig
Elena Bernat Gómez
Carme Castaño Martín
Lola Doménech Aguilar
Salvador Garbí García
Jesús Romero Centelles
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Postgraduado Comunicación e Historia
Universitat per a Majors
Universitat Jaume I
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ÍNDICE:
1. Origen y evolución del pueblo judío
2. Cronología judeo-española
3. Judíos en España
o Referencia de los primeros judíos en España
o Al-Andalus
o Aragón
o Valencia
4. La medicina en el judaísmo
o Medicina muy unida a la salud e higiene
o Limpieza del cuerpo = limpieza del alma
o Maimónides, 10 tratados y 3 campos
5. Los judíos en la Edad Media
6. La expulsión de los moriscos
7. Conclusiones
8. Bibliografía
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Origen y evolución del pueblo judío
Introducción
La historia del Pueblo Judío que presentamos pretende mostrar su trayectoria a lo largo
del tiempo, desde las primeras referencias que tenemos basadas en su propia tradición,
pasando por los hechos y acontecimientos más importantes que fueron sucediendo en
distintas épocas, hasta el momento en que las tropas de Roma conquistan y dominan
todo su territorio. Finalmente hacemos una breve referencia a la diáspora o dispersión y
finalmente a la constitución del Estado judío en 1945.
Esta historia está ligada al lugar o lugares a los que llegaron, vivieron, se multiplicaron,
afianzaron sus costumbres y creencias, lucharon y se esforzaron en constituirse como
pueblo. Está también, en gran medida, condicionada por las ambiciones de los pueblos
vecinos, por invasiones de distinto tipo y por sus propias aspiraciones. El pueblo judío,
unas veces, sufrió guerras, dominaciones y exilios ocasionados por invasiones de otros
pueblos y, otras, fue él mismo el que comenzó las guerras, bien para conquistar nuevas
tierras o para librarse del dominio de sus enemigos. También hubo enfrentamientos
internos, primero entre las distintas tribus que lo conformaban y después entre los dos
principales reinos que se constituyeron, el de Judá al sur y del de Israel al norte. La
unidad de ambos se produjo con David y Salomón y tres siglos después de la muerte de
este último bajo la dinastía davídica. El mesianismo o creencia en la venida del Mesías,
anunciado por los profetas también aumentaba sus esperanzas y la lucha por
reconquistar o por el retorno a su territorio se mantuvo siempre y Judea consiguió la
independencia en el 141 a. C., aunque la invasión romana acabó con ella, al ser
convertida en provincia romana. Tras esta invasión, las agitaciones y revueltas internas
provocaron duras repuestas por parte de los distintos emperadores romanos, hasta que
finalmente en el año 134 d. C. los judíos fueron expulsados de Jerusalén y empezó la
diáspora o dispersión por todo el mundo. La religión monoteísta que rendía culto a un
solo Dios, Yahvé, fue un elemento importante en la aglutinación de los judíos aunque
pasó por momentos de crisis. Por encima de otras, prevaleció la religión que provenía
de Abraham y Moisés, la referida al Dios del Padre que les había hecho su ―pueblo
elegido‖ y les había prometido la tierra de Canaán a cambio de su fidelidad. Esta
conciencia, junto con el sentimiento de pertenecer a su pueblo y la esperanza en el
Mesías perduró y se mantuvo aún después de la diáspora. Hoy existe el estado de Israel
que fue constituido en el año 1948.
El país de Canaán y las primeras noticias sobre el pueblo judío
En el país de Canaán es donde aparecen por primera vez referencias a la existencia de
algunas familias o clan judío en una época remota. El conocimiento de este país y de su
historia nos permitirá entender y situar mejor la evolución histórica del pueblo judío.
Canaán, situado entre Mesopotamia y Egipto, cunas de grandes civilizaciones y de
grandes imperios, sostuvo importantes relaciones comerciales con ellos y recibió sus
influencias culturales hasta el punto de lograr desarrollar una civilización tan avanzada
como la suya; en ocasiones fue víctima de sus ambiciones militares. Estaba formado por
un conjunto de ciudades-estado y de naciones pequeñas y débiles, dominadas
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sucesivamente por los imperios vecinos y por distintos pueblos bárbaros. Actualmente
aquel antiguo país está formado por Siria, Líbano, Israel y Jordania.
En la antigüedad lo formaban tribus o naciones diferentes, Moab, Edam, Amón, Judá,
Israel, etc. que, a pesar de dedicarse preferentemente al comercio, no lograron nunca ser
libres.
Fueron invadidas consecutivamente por tribus como los ghasulianos, sobre el 4000 a.
C. Posteriormente, estuvieron bajo la dominación de los egipcios, en la época del
Antiguo Imperio el 2.615 a. C. Sobre el 2000 a. C., fueron invadidos por otro grupo de
tribus, los amorreos, de raza semita, que hablaban una lengua considerada como una
forma primitiva del hebreo. Ocho siglos después de la invasión amorrea el pueblo de
Canaán, conservaba tradiciones acerca de sus antepasados y situaban en esta época de
la invasión amorrea la llegada de tribus hebreas, pueblo que posteriormente dominaría
este territorio. Se hablaba de un antepasado llamado Abraham (en el Génesis,14,13
Abraham, es llamado ―el Hebreo‖), nacido en la ciudad de Ur (Sumeria) que, con su
familia o clan, había atravesado Mesopotamia hasta llegar a Canaán, y se había
establecido al S. de Palestina, cerca de Hebrón (Gn. 13,17). Según la misma tradición
Dios había hecho un pacto con Abraham por el que si sus gentes se mantenían fieles a
El y a sus mandatos, serían ―su pueblo elegido‖ y otorgaría todo Canaán a sus
descendientes.
La siguiente invasión fue la de los hurritas o hicsos (1.600 a.C.), tribus bárbaras
procedentes del Asia Central. Los amorreos no pudieron resistir y algunos de ellos se
unieron a los invasores y los acompañaron hasta Egipto donde ocuparon la parte
septentrional del delta del Nilo, alrededor del 1680 a. C. Los habitantes posteriores de
Canaán, que se consideraban descendientes de Abraham, mantenían la tradición sobre la
entrada de sus antepasados en Egipto, a consecuencia de una hambruna, en tiempos de
la invasión de los hicsos. Un nieto de Abraham, Jacob, había tenido doce hijos y uno de
ellos, José que se había ganado el favor del rey egipcio, llegó a ocupar el cargo de
primer ministro y llamó al resto de la familia a Egipto, donde se establecieron y
multiplicaron.
Tras esta invasión Egipto resurgió en la parte meridional del Nilo, expulsó a los hicsos
en el 1570 a. de C y recuperó su integridad territorial se formó el Nuevo Imperio que
fue el de su mayor grandeza. Sus reyes, los faraones, eran tenidos por los monarcas más
poderosos de la Tierra. En 1469 a. de C. el faraón Tutmosis III, en venganza, ocupó
todo el territorio de Canaán, desde la península del Sinaí hasta el Eúfrates y todos sus
territorios junto con el Valle del Nilo constituyeron el imperio egipcio.
Durante un siglo Canaán permaneció bajo la dominación egipcia. Fue un siglo de
prosperidad, paz y desarrollo del comercio. En este momento, Canaán, hizo una gran
contribución a la cultura mundial, pues además de la invención de las ciudades, la
alfarería, los viajes marinos y la técnica de los tintes, crearon el alfabeto. Pero seguía
rodeada por los hititas al N. y los egipcios al S que se atacaban constantemente, hasta
que en el 1287 firmaron un tratado de paz por el que se repartieron Canaán, quedando el
territorio Norte para los hititas y el del Sur para los egipcios.
Consolidación del pueblo israelita y salida de Egipto. El periodo tribal
En los últimos años del faraón Ramsés II, de nuevas tribus hebreas llegaron a orillas
del Jordán. Varias de ellas formaron una coalición para llevar a cabo una acción militar
contra Canaán, se identificaron como descendientes de los hijos de Jacob, nieto de
Abraham, y se llamaron ―los hijos de Israel‖, los israelitas. Su objetivo era instalarse en
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los territorios del O. del Jordán, Canaán, la tierra ―que mana leche y miel‖, prometida
por Dios a Abraham.
Alrededor del 1240 los israelitas atravesaron el Jordán conducidos por Josué, el sucesor
de Moisés, que los había liberado de Egipto, y se establecieron cerca de Jericó,
realizaron campañas hacia el N y el S. y todo Canaán quedó bajo su poder. Estos hechos
coinciden con los relatos bíblicos de la liberación y salida de los judíos de Egipto
guiados por Moisés, la marcha por el desierto, la alianza en el Sinaí, donde recibe los
mandamientos en las Tablas de la Ley, y el mandato de la construcción del Arca de la
Alianza (Éxodo,14 y siguientes).
En el 1.185 a. de C. un grupo de los ―pueblos del mar‖, se establecieron en la costa N.
de la península del Sinaí. Los israelitas, les llamaron ―filisteos”. La región ocupada por
los filisteos era la costa y a la zona interior se la llamó Palestina.
Los israelitas quedaron limitados a la región montañosa central de Canaán a lo largo de
la costa occidental del Jordán, donde se establecieron las tribus de Raquel- Manases,
Efraín y Benjamín, que se aliaron con las tribus descendientes de Israel y Jacob que
estaban en el N. y con las de Dan, Rubén y Gad, que se encontraban al E. del Jordán.
En el S. se habían situado las tribus de Judá y Simeón que ocupaban la zona más árida y
menos desarrollada.
Las tribus de Israel formaban una confederación muy laxa y excepto en momentos muy
difíciles se comportaban como entidades independientes. Cada una tenía sus propias
tradiciones y sus dirigentes, algunos de los cuales fueron recordados por sus victorias
sobre sus enemigos, por juzgar disputas y tomar decisiones apropiadas, impartir
justicia, etc. Se les llamaba ―Jueces‖.
Además de la necesidad de defenderse de los enemigos, existía un factor que unía a
estas tribus, la Religión monoteísta. Adoraban al Dios del Padre (Gn 31,5-29), el Dios
que había prometido una tierra y una descendencia al padre Abrahán. Su forma de culto
era primitiva y sencilla, muy diferente a la de los rituales cananeos. Durante este
período tribal la tribu más fuerte fue la de Efraín y su centro de culto estaba en Silo. Las
tribus manifestaban su adhesión a la confederación haciendo peregrinaciones y
sacrificios en Silos desde las distintas tribus. No obstante la frecuencia con que surgían
guerras civiles entre las mismas tribus y la consiguiente debilidad que comportaba hizo
pensar en la conveniencia de establecer una monarquía hereditaria, para mantener la
estabilidad política y social.
Sobre el 1050 a. C. los filisteos aprovechando esta circunstancia, atacaron a la tribu de
los efrainitas, que a pesar de haber reunido a la confederación y haber trasladado el Arca
de la Alianza al campamento para apoyar la moral de los israelitas, no pudieron resistir
el ataque de los filisteos y toda la Confederación israelita quedó bajo la dominación
filistea. La única resistencia nacional estuvo conducida, en forma de guerrilla, por un
líder llamado Samuel en los montes de las tribus de Efraín y Benjamín.
Instauración de la monarquía y unificación de Judá e Israel
Los israelitas pensaban que la causa de los desastres estaba en la desunión, la
desorganización y la falta de un jefe, tenían que elegir un rey y consideraron a Saúl
como el candidato apropiado. El prestigio que le dio haber derrotado a los Amonitas,
hizo triunfar la corriente que deseaba proclamarlo rey y fue consagrado como tal por
Samuel, el Sumo Sacerdote (1020 a. C.), aunque pronto comenzaron las desavenencias
entre ambos.
El nombramiento de Saúl como rey de Israel fue una provocación para los filisteos y
ocasionó una nueva guerra. Saúl y su hijo Jonatan vencieron a las guarniciones filisteas
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en dos ocasiones, obligándolas a retirarse. Esta victoria hizo que Judá, que estaba
dominada por los filisteos se rebelara contra ellos y proclamara su fidelidad a Saúl. De
nuevo un ejército judeo-israelita derrotó a los filisteos y todo Judá pasó bajo dominio
de Israel.
Saúl reinó durante veinte años en los que los israelitas fueron más fuertes que nunca.
La incorporación de Judá conllevó que los miembros de esta tribu afluyeran a la corte.
Entre ellos se encontraba David, hombre inteligente y con instinto político y militar que
pertenecía a la familia de Belén, En esta época se pueden situar las narraciones bíblicas
de David y Goliat y las desavenencias y disputas entre Saúl y su hijo Jonatan y David.
La persecución de David por Saúl, provocó que la mayoría de las tribus de Judá negaran
su apoyo a David que se vio obligado a cometer una traición, al aceptar la protección
del rey filisteo y luchar a su servicio.
La dominación temporal de los filisteos sobre Israel
En el año 1.000 a C, el ejército filisteo, aprovechando estas circunstancias internas,
marchó de nuevo contra Israel. En Gilboé derrotó a los israelitas y se estableció la
dominación filistea. El final fue trágico. La obra de Saúl fue destruida, Jonatan fue
muerto luchando por su padre y Saúl se suicidó.
David, de carácter ambicioso, tenía entonces treinta años y persuadió a los ancianos de
Judá para que lo proclamasen rey de este territorio. Una vez logrado, estableció la
capital en la ciudad de Ebrón y convenció a los filisteos de que les seguiría siendo fiel.
Su aspiración era convertirse también en rey de Israel, pero debía lograrlo sin levantar
sospechas en los filisteos.
Lo consiguió aprovechándose de las circunstancias. Por una parte, las enemistades entre
los mismos israelitas y por otra, el haber contraído matrimonio cuando estaba en la corte
con la hija de Saul , Mical, que le fue arrebatada al huir de la corte y convertirse en un
proscrito. Como rey de Judá forzó a que le devolvieran a Mical y en la condición de
yerno del difunto rey Saúl, se sentía con derecho a reclamar el trono israelita.
La fortuna siguió favoreciendo a David. El rey israelita había sido asesinado y, sin rey,
los ancianos israelitas fueron a Ebrón y humildemente le pidieron que los gobernase.
David accedió y en el 991 a. C., era rey de Judá e Israel.
El reino unido fue llamado, según la Biblia, Israel, pero realmente nunca fue un reino
unido. David se esforzó en unificarlo y pensó trasladar la capital de Ebron a Jerusalén.
Para ello tuvo que conquistar Jerusalén que desde dos siglos antes estaba en poder de la
tribu cananea de los Gebuseos. Los filisteos intentaron en vano que David devolviera
Jerusalén como señal de fidelidad y al negarse estalló otra vez una guerra en la que los
filisteos fueron derrotados
La unidad política y religiosa. El imperio de David El siguiente paso de David fue lograr la unidad de su doble reino. Para crear un
nacionalismo que identificara a Israel y Judá llevó el Arca de la Alianza a Jerusalén y la
ubicó en un santuario, cerca del palacio y asumió el carácter de Rey-Sacerdote.
También designó a un sumo sacerdote, Abiatar, como figura religiosa suprema de la
Nación.
Una vez conseguida la unidad política y religiosa, comenzó el periodo expansionista. Se
apoderó consecutivamente de los reinos fronterizos cananeos Amón, Moab y Edam,
después se dirigió al N., conquistó los pequeños reinos arameos y llegó hasta el Éufrates
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superior, adueñándose de la mitad occidental de la Media Luna Fértil. Con los fenicios,
firmó tratados de alianza y comercio.
En este momento los territorios que formaban el imperio de David se correspondían con
los que posteriormente según la tradición habían sido prometidos por Dios a los
descendientes de Abraham (Génesis 15, 18)
Después de cuarenta años de reinado, surgió el problema sucesorio. David se tuvo que
enfrentar a su hijo Absalón que se había sublevado contra él y a los israelitas que no
habían abandonado su conciencia de pueblo independiente de Judá. Ambas rebeliones
fueron sofocadas. Finalmente en el 961 a. C., David, enfermo y casi moribundo,
influido por su esposa favorita Betsabé nombró sucesor a su hijo Salomón.
A Salomón lo consideraron un rey sabio. Su reinado fue una época de paz y
prosperidad, renunció a hacer nuevas conquistas y quiso colocar su reino a la altura de
las civilizaciones del Nilo y Mesopotamia. Emprendió un vasto programa de
construcciones, un templo para albergar el Arca y un Palacio; fomentó el comercio y
permitió la tolerancia religiosa, aunque el Templo Yahvista era el más grande y el
mejor; centralizó la administración y dividió el país en doce distritos, que no tenían que
ver con las antiguas tribus y puso un gobernador en cada distrito. Esto quebrantó el
patriotismo tribal, pero los impuestos y el trabajo forzado en proyectos de construcción
hicieron que el descontento aumentara.
Israel estaba descontento porque estaba sujeto a impuestos y a trabajos forzados, como
Mohab y Amon, mientras que Judá estaba libre de impuestos. El resentimiento también
tenía base religiosa pues pensaban que Siló era el verdadero centro del yahvismo en
Israel. Por otra parte hubo actividad guerrillera en el sur de Judá y en el norte, en las
ciudades-estado arameas.
La crisis en el reino davídico y separación de Israel y Judá
En el 930 a. C. sobrevino la crisis y hubo insurrecciones como la de Jeroboam que fue
sofocada. El malestar continuó y los descontentos se refugiaron en Egipto a la espera de
una oportunidad para retornar a su país. Esta se presentó al morir el rey Salomón, en el
922 a de C., al que sucedió su hijo Roboam. Este fue aceptado por Judá, pero los
israelitas le exigieron concesiones entre ellas la disminución de impuestos. Ante la
negativa, Israel se rebeló apoyado por los egipcios que enviaron al insurrecto Jeroboam,
que vivía exiliado en Egipto y como consecuencia de los conflictos se produjo la
separación entre Israel y Judá. Su unión había durado sólo 70 años y una vez separados
no pudieron mantener el reino Davídico.
El reino del sur, Judá, estaba respaldado por la tradición de los reyes David y Salomón y
su rey era un nieto de David. Jerusalén siguió siendo su capital y en ella estaba el
templo.
El reino del norte, Israel, eligió por rey a Jeroboam que estableció la capital en Siquem
y posteriormente en Tirsa. Creó dos centros de culto y en ambos colocó la figura de un
toro, símbolo de la fertilidad. El partido profético que le había ayudado, se pasó a la
oposición y durante toda la existencia del reino de Israel persistió la hostilidad entre
ambos poderes lo que propició la debilidad del reino.
Durante los dos siglos siguientes, lo sacerdotes de Israel y Judá reunieron las tradiciones
por escrito. Los de Israel utilizaban el nombre de Elohin para Dios y redactaron los
llamados Documentos E. Las tradiciones de Judá le daban a Dios, el nombre de Yahveh
y sus escritos se llamaron documentos J. Ambos documentos trataban de las mismas
tradiciones que procedían de la época del imperio, cuando David y Salomón sintetizaron
una historia tradicional común. Pero la religión, aunque con el mismo Dios y ritos
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diferenciados, no impidió que la guerra entre los dos se prolongase indefinidamente y
causase su debilidad.
El reino de Judá siguió bajo la dinastía Davídica durante más de tres siglos. El
sentimiento de pertenecer esta dinastía fue lo que mantuvo unido al pueblo aún después
de la destrucción del reino.
El reino de Israel, aunque más fuerte y rico que el de Judá, carecía de raíces. A la
muerte de Jeroboam se sucedieron distintas dinastías a través de golpes de estado.
Durante una de estas dinastías, la de Omri, Israel rechazó a los sirios, fundó Samaria, la
convirtió en la capital y después quiso aglutinar al pueblo en una sola religión. Como
tenía buenas relaciones con Fenicia, Omri pensó en proporcionar a Israel el culto
nacional de Tiro que adoraba a la diosa de la fertilidad, Astarte, que era ya muy popular
en Israel. Los yahvistas lo combatieron desesperadamente y su principal defensor fue
Elías, el yahvismo se hallaba en peligro de supervivencia. Al morir el profeta Elias, del
Partido profético, le sucedió Eliseo que consiguió pactar con el general Jehú, de
convicciones yahvistas que dio un golpe de estado, se hizo proclamar rey por el
ejército, y acabó con Ococías de Judá y todos los miembros de la dinastía Omri, que
eran partidarios del culto Tirio. Con Jehú comienza la cuarta dinastía de Israel.
En Judá, después de la muerte de Ococías, quedaba su madre Atalía que, creyendo que
los yahvistas darían un golpe de estado, ordenó el asesinato de todos los miembros
masculinos de la dinastía davídica incluidos sus propios nietos. Reinó durante seis años
en los que a pesar de todo, el Templo se mantuvo. El sumo sacerdote Joyada, pretendía
poner en Judá un rey de la dinastía de David y para conseguirlo organizó una reunión
secreta con los jefes militares y les presentó a un niño de seis años como hijo de
Ococias, que se había salvado de la matanza de Atalía escondido en el templo y cuidado
por una hermana de Ococias. Los generales aceptaron la historia y proclamaron rey al
niño Joas. El pueblo también lo aceptó y hubo gran júbilo por el restablecimiento de la
dinastía de David. Atalía fue capturada y muerta.
La influencia religiosa fenicia de Tiro terminó tanto en Israel como en Judá. El profeta
Eliseo y el partido davídico habían triunfado. Pero el triunfo del yahvismo en el interior
fue acompañado con problemas en el exterior.
Nuevo dominio sirio
Siria atacó a los reinos yavistas y en el 814 a.C., Israel y Judá quedaron acorralados
entre el río Jordán y el mar Muerto al este y la planicie costera al oeste. Conservaron su
independencia al precio de pagar un fuerte tributo a Siria y parecía que Israel estaba a
punto de desaparecer. Pero en el 798 la situación cambió, Siria estaba en desorden e
Israel reanudó la guerra. Venció a Siria y recuperó los territorios que había perdido.
Judá también sufría en este período. El rey de Siria amenazó a la misma Jerusalén y solo
se retiró a cambio de un gran tributo que suponía una sangría al tesoro del templo.
Alrededor del 786, las tierras Yahvistas habían restablecido su poder y en esta ocasión
es Judá la que ataca a Israel. Parece que el agresor fue Amasías de Judá. Israel logró la
victoria y Amasías fue hecho prisionero y forzado a admitir la ocupación temporal de
Jerusalén. Sus fortificaciones fueron destruidas y el templo saqueado, aunque Judá
conservó su rey y cierta autonomía, fue tributario de Israel. Amasias fue derrocado y
asesinado. Le sucedió su hijo Azarias conocido por Ozias, que siguió bajo la influencia
de Israel, pero reconstruyó Judá, construyó las fortificaciones de Jerusalén y se apoderó
de algunas ciudades-estado filisteas. La reanimación del comercio contribuyó a la
prosperidad de Judá.
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En Israel, Jeroboam II, hijo de Joas, completó las conquistas de su padre, hizo a Siria
tributaria y ocupó la mitad occidental de la Media Luna Fertil. En este reinado surgió, a
la muerte del profeta Eliseo, un nuevo partido profético preocupado por las reformas
sociales, dándoles forma religiosa.
La caída de Israel y desaparición de Siria. La dominación asiria
En el 748 a. C, Israel entró en un periodo de confusión que fue aprovechado por Asiria
que había comenzado un periodo de expansión. Las naciones de la costa mediterránea,
Israel y Judá, fracasaron y Asiria cobró tributos a todas ellas. Menajem de Israel y Ozías
de Judá, se inclinaron ante Asiria, para mantener su autonomía, pero los tributos exigían
pesados impuestos que agobiaban al pueblo.
Esto creó un clima de odio hacia los dominadores y en el 726, un nuevo golpe en Israel
puso fin a la dinastía. El nuevo Rey, Pecaj, se dedicó a organizar una nueva coalición
antiasiria. Para ello se unió con Siria y ambos pidieron la adhesión de Judá, pero los
sucesivos reyes de Judá no quisieron unirse a la coalición. En esta decisión el rey de
Judá, Ajad, estuvo aconsejado por el profeta Isaías que abogaba por la neutralidad, a
pesar de las amenazas de Israel y Siria de invadir a Judá si no se unía a su coalición.
Esto sucedió, pero Ajad pidió ayuda a Asiria que respondió a la llamada.
Los ejércitos asirios avanzaron y en el 732 a. C., Siria fue aplastada y ocupada su
capital, Damasco, perdiendo su independencia para siempre. Los sirios o arameos
fueron deportados en masa a territorios extraños, a la vez que llevaban a extranjeros a
ocupar el lugar vacío debilitando así la conciencia nacional.
Israel sobrevivió a la destrucción, pero Asiria le arrebató los dos tercios septentrionales
de su territorio. Pecaj, siguió siendo rey, pero su territorio sólo comprendía la región
que rodeaba Samaria. Pecaj, fue asesinado por un cabecilla, Oseas, que se proclamó rey
en 732 y fue reconocido por Asiria a cambio de un gran tributo.
Salmanasar V, nuevo rey de Asiria, prosiguió la política expansionista y ante la
negativa de Oseas de pagar tributo, marchó sobre Israel y puso sitio a Samaria. Esta
resistió, pero en el 722 otro rey, Sargón II, la conquistó y puso fin para siempre al
Reino de Israel, que había existido 200 años desde la rebelión conducida por Jeroboam.
Los israelitas son llevados al exilio en Asiria
Sargón II, para evitar revueltas, convirtió a Israel en provincia asiria y deportó 27.000
personas de la clase gobernante, terratenientes y administradores, que fueron
establecidos a 700 Km. al N.O. de Samaria. Allí se mezclaron con los nativos y
perdieron el sentido de identidad nacional. Para poblar las regiones despobladas,
Sargón, trajo deportados de otras regiones. Los recién llegados se mezclaron con los
israelitas que se habían quedado. Los pobladores de esta región, de alrededor de
Samaria, fueron llamados ―samaritanos‖ por las generaciones posteriores. Los
samaritanos mantuvieron las costumbres de los anteriores israelitas y eran yahvistas. Se
consideraban descendientes de los israelitas y sostenían que su forma de religión era
pura y original.
Los habitantes de Judá, defendían la validez de su yahvismo y afirmaban que sus
antecesores israelitas habían sido expulsados en masa y que los samaritanos eran una
raza híbrida y que su forma yahvista era una herejía.
En Judá, murió Ajaz (715) y subió al trono su hijo Ezequías, que aunque pagaba
tributos, aprovechaba toda oportunidad para resistirse a la dominación. Una causa de
esta resistencia estaba en la religión, no querían aceptar el culto a los Dioses de los
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invasores. Ezequías hizo todo lo posible por reforzar el yahvismo y la nación para
preparar una nueva revuelta. Estableció relaciones con los yahvistas que anteriormente
habían formado Israel, con los filisteos y los edonitas, también contaba con la ayuda
financiera de Egipto y con el apoyo de los sacerdotes y los profetas. Y esperó la
oportunidad de atacar. A la muerte de Sargón II de Asiria, le sucedió su hijo Senaquerib.
Ante este rey inexperto, Ezequías, se negó a pagar el tributo. Pero Senaquerib envió un
considerable ejército, devastaron Judá y Ezequiel quedó aislado en Jerusalén.
Senaquerib le puso sitio, pero Jerusalén, resistió un largo asedio. Senaquerib, ante
nuevas amenazas en sus fronteras, decidió aceptar el tributo y regresó. Este hecho tuvo
una gran importancia no solo para Judá, sino para el mundo, pues se atribuyó a Yahvéh
y al Templo, la causa de la liberación y se consideró a Yahvéh, más fuerte que los
dioses asirios, surgiendo una nueva concepción de la religión y de Dios.
Judá estaba devastado, Ezequías nombró gobernador a su hijo Manases que, a su
muerte, le sucedió en el trono. Manases fue sumiso y pagó los tributos, incluso aceptó el
culto asirio y Judá siguió en paz y prosperidad. Los ejércitos asirios que llegaron a
Egipto, no tocaron a Judá gracias a la política de Manases (Libro de las Crónicas). A
Manases le sucedió su hijo Amón, que continuó la política de su padre, fue asesinado y
le sucedió su hijo Josias de ocho años de edad.
Nueva unión de Israel y Judá
El imperio asirio, en el 627, a la muerte de Asurbanipal, entró en definitiva decadencia.
Las rebeliones fueron numerosas. Judá experimentó un gran alivio y el yahvismo y el
nacionalismo se hicieron más fuertes. Las fuerzas de Judá se desplazaron hacia el N. y
ocuparon lo que antes era Israel, llegando cerca de Damasco y se apoderaron de
Transjordania. Por primera vez después de tres siglos de la muerte de Salomón, los
territorios de Israel y Judá quedaron unidos bajo la dinastía davídica que gobernaba en
Jerusalén. Su rey Josias ordenó la restauración del Templo. En un hueco de la
construcción el S. Sacerdote Helcías, descubrió un viejo ―Libro de la Ley‖, que
establecía el yahvismo como la única religión. Fue fechado, en tiempos de Moisés, que
lo había recibido del mismo Dios en el monte Sinaí, contenía las instrucciones dadas por
Moisés al pueblo israelita, el Deuterenomio. Josías aceptó el ―Libro de la Ley‖ y
emprendió una completa reforma religiosa. El templo fue el único santuario y Judá
pareció volver a la época de esplendor de David y Salomón. Pero esto no duró mucho.
Otro pueblo, los caldeos con capital en Babilonia, se unieron con los medos (pueblo
nómada del NE. del Tigris) y en el 612 a.C. se apoderaron de Nínive, la capital asiria.
Egipto también se agitó y su nuevo faraón Nekao II, aspiraba a extenderse por Asia y
decidió subir hasta el Éufrates para apoyar a Asiria, pero en este camino estaba Judá,
que se enfrento a los egipcios en Megido. Vencieron los egipcios y Josías fue muerto. El
rey caldeo envió a su hijo Nabucodonosor a combatir a los egipcios, que fueron
derrotados y se refugiaron al sur.
Nabucodonosor pone sitio a Jerusalén. El exilio en Babilonia Los caldeos con Nabucodonosor se apoderaron de la costa mediterránea. Judá
sobrevivía y Jerusalén no había sido conquistada. Su rey Joaquim prestó fidelidad al
invasor esperando la oportunidad de rebelarse. El profeta Jeremías le aconsejaba no
enfrentarse y que no confiara ciegamente en la protección del Templo (Jeremías 9-10, 7-
4). Pero Joaquim finalmente se negó a pagar el tributo y en el 597 a. C., el ejército
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caldeo puso sitio a Jerusalén. En el asedio murió Joaquim y le sucedió su hijo Jaquin.
Judá era débil pero aún así, desoyendo a Jeremías y apoyado por Egipto, los sacerdotes
y el clero, que creían en la protección del Templo, convocó a los pequeños reinos de la
región, Moab, Amón, Edom y Tiro, y le negó el tributo a Caldea. En vista de esto,
Nabucodonosor se dirigió hacia el S., entró en Jerusalén por segunda vez, la saqueó y
destruyó el Templo hasta sus cimientos, 367 años después de ser consagrado por
Salomón. Otro gran grupo de judíos fue llevado al exilio y la población quedó
mermada. Sus clases gobernantes, sus terratenientes y administradores, quedaron
dispersos por los valles del Tigris y Éufrates (Babilonia) y sobre los que permanecieron
se puso un gobernador de la nueva provincia caldea. Solo gobernó 3 meses y fue
asesinado. Los judíos, pensaron que este hecho sería considerado como un recrudecimiento del
nacionalismo y el pánico les llevó a huir a Egipto, quedando Judá despoblado. Parecían
quedar deshechos los últimos restos de la obra de David y que el yahvismo podía
desaparecer aunque no ocurrió. El sentimiento de que Yhaveh y el Templo
prevalecerían sobre las potencias invasoras, perduró e inspiró a los hombres de Judá en
el exilio. Creyeron que su religión podían llevarla en sus corazones y que su fe podían
practicarla en un país que no fuera el suyo. Ello fue posible porque Nabucodonosor era
un rey ilustrado, no maltrató ni persiguió a los judíos, se contentó con que no se
rebelaran. En los valles inferiores del Tigris y el Éufrates donde fueron deportados, la
Cautividad de Babilonia, fueron tratados con tolerancia y se les permitió adorar a
Yahveh. Algunos se adaptaron a la economía y llegaron a tener posiciones muy
cómodas. Algunos judíos, se hicieron babilonios, pero la mayoría siguió siendo
yahvista, cosa posible gracias a poseían ejemplares del ―Libro de la Ley‖, además de
los rollos atribuidos a Isaías y Jeremías. Podían reunirse, leer la Ley, interpretarla,
meditar sobre ella, etc. El yahvismo vivió sin templo en estas reuniones o sinagogas.
A pesar de la cautividad había yahvistas que no renunciaban a sus aspiraciones
nacionalistas, opinaban que Yahveh, había castigado a Judá por sus pecados pero que,
después de su arrepentimiento, los exiliados volverían a su tierra y resurgiría Jerusalén,
bajo un Rey de la casa de David. Las palabras de los profetas fueron examinadas
minuciosamente en busca de pasajes que pudieran interpretarse, para fortalecer el
espíritu nacional (Isaías, 11,1-2; 2, 2-4). Esta visión del establecimiento de un Judá
ideal, bajo un rey del linaje de David, es llamado ―mesianismo‖. El yahvismo que
elaboraron los exiliados con el profeta Ezequiel es lo que hoy llamaríamos judaísmo.
Nueva invasión: Los persas
Los judíos del exilio, continuaron su vida relativamente confortable en Babilonia. A la
muerte de Nabucodonosor (561 a. C.), el imperio caldeo sufrió una rápida decadencia, a
la vez que surgía un nuevo conquistador, Ciro, caudillo de los persas. En el 559 a.C., los
persas dominaban los territorios del N. y E. de Caldea y en el 546 a.C. su imperio se
extendía por Asia Menor. Parecía que nadie podía detenerlos pues Caldea estaba en
continuo desorden.
Los judíos exiliados en Babilonia previeron que si llevaban una política pro-persa
estarían de parte del vencedor y que Ciro, en agradecimiento, les devolvería a Judá.
Surgió, de entre los judíos, un nuevo profeta pro- persa, cuyo nombre no conocemos.
Sus escritos fueron atribuidos a Isaías, que había vivido dos siglos antes, por lo cual los
escritos de este nuevo profeta aparecen en Isaías a partir del capítulo 40 y es llamado
―el Segundo Isaías‖. Este profeta, exalta el advenimiento de Ciro y expone una nueva
concepción de Yahveh. Yahveh, ya no era solamente el Dios de los judíos y el único
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que ellos podían adorar. Era, el único Dios del universo y el único que cualquiera podía
adorar eficazmente. Según esta concepción, toda la historia obedecía a los designios de
Dios (Isaías 41,2 y 45,1). Con el segundo Isaías, surgió el verdadero monoteísmo, que
fue otra de las grandes innovaciones.
Retorno de los exiliados judíos a Judea
Las previsiones de los exiliados se cumplieron y en el 538 a. C., Ciro y los persas
invadieron Caldea. Ciro permitió a los exiliados retornar a Judá, fue un retorno más de
carácter religioso que nacional. Un grupo de judíos inició el retorno al lugar donde
había estado Jerusalén, otros muchos se quedaron y contribuyeron con dinero y bienes a
los que retornaban. Los que se quedaron formaron una comunidad judía en Bagdad que
siguió existiendo hasta el siglo XX en que regresaron al estado de Israel.
En el 521 a .C., subió al trono persa el rey Darío que permitió la continuidad de los
trabajos del Templo y en el 516 se terminó el segundo Templo. Judá o Judea contaba
con unos mil kilómetros cuadrados y estaba rodeada de enemigos: Samaría al norte, los
amonitas al Este, los idumeos al Sur y los filisteos al oeste. Los sueños mesiánicos que
habían alentado a los judíos en el exilio habían desaparecido. Pero gracias a Esdras no
se derrumbó todo el proyecto. Esdras era un escriba perteneciente al grupo de judíos
dedicado al estudio y análisis de los conocimientos relacionados con la ley judía.
Cuando llegó a Jerusalén, la realidad estaba muy lejos del ideal. Los judíos se estaban
mezclando con la gente de la tierra y el templo se descuidaba. Esdras, les leyó los libros
de la Ley y les explicó los textos, entusiasmándoles. Posteriormente exigió un programa
de pureza racial. Así empezó una historia de separación de los judíos respecto a los no
judíos, pensando que era la única forma de defender la conciencia nacional. Se exigía
una total adhesión a la Ley, sobre todo de aquellas partes que más les separaba de los
demás. Esto también contribuyó a separarlos de los gentiles y con el tiempo daría origen
a la intolerancia religiosa.
El resurgimiento religioso promovido por Esdras, se prolongó gracias a Nehemías, que
era un judío, copero del rey persa Artagerges I. Nehemías usó de su influencia para
conseguir que el Rey diera el permiso para fortificar Jerusalén. Se construyeron nuevas
murallas y fue de nuevo una ciudad fortificada, contenía el Templo que era oficiado por
los Sumos Sacerdotes y podía ofrecer una resistencia firme. Durante el siglo siguiente
vivieron seguros bajo los persas. El judaísmo se desarrollo considerablemente y tomó
mucho de la cultura dominante.
Nueva invasión: los macedonios y nueva emigración de judíos a Egipto En el 356 a.C., subió al trono de Macedonia el Rey Filipo II. Este llegó a dominar
Grecia, también proyectaba atacar el imperio persa, pero en el 336, fue asesinado. Su
hijo, Alejandro el Magno, uno de los más grandes capitanes de todos los tiempos, atacó
a Persia, gobernada por Darío III. En el 334, Alejandro, atravesó Asia Menor, derrotó a
los persas que se retiraron al Tigris y el Éufrates y fortaleció su poder sobre la costa
mediterránea al rendirse las ciudades fenicias. Después, marchó hacía el sur, pero no
tuvo en cuenta a Jerusalén, conquistó Gaza y de aquí se dirigió a Egipto que capituló
sin luchar. Entonces decidió que era el momento de atacar a Persia. Derrotó a Darío en
los valles del Tigris y sometió al extenso imperio persa. En el 324 a .C. Alejandro
volvió a Babilonia y en el 323 murió.
Al morir Alejandro el Magno sin descendencia, el imperio se desmembró. Sus
generales trataron de apoderarse de una u otra parte del imperio. Después de diversas
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guerras entre ellos, Tolomeo se proclamó Rey de Egipto; Seleuco de Babilonia y el
resto de Asia; Casandro, de Macedonia y Grecia, y Lisímaco de Tracia y Asia Menor.
Después de este reparto el territorio de Judá, centrado en Jerusalén, quedó en manos de
Tolomeo de Egipto, siguió así durante un siglo y tuvo un período de bienestar. En
Egipto sólo los gobernantes de las ciudades y una pequeña minoría eran griegos, Los
reyes tendieron a equilibrar lo griego y lo egipcio, introduciendo a los judíos. Se les
estimuló a emigrar a Egipto y establecerse en Alejandría, la capital tolomaica, que se
convirtió en la gran metrópoli políglota del mundo antiguo, con su población dividida
en tercios entre judíos, griegos y egipcios. La colonia judía de Alejandría, tuvo
problemas con la lengua, pues el hebreo había desaparecido y los judíos hablaban
griego, por lo que no podían leer ni comprender los libros bíblicos. Los judíos
alejandrinos presionaron para que se tradujera la Biblia al griego. Se mandó llamar a
sabios de Judea para realizar la traducción (setenta y dos), esta traducción se llamó ―la
traducción de los setenta o Septuaginta‖.
En el 219 a.C. los últimos años de la dominación tolemaica, los Sumos Sacerdotes
conservaban su condición en Jerusalén. Judea era una pequeña región interior, cuya
única ciudad importante era Jerusalén, de unos 1.900 Kilómetros cuadrados. Pero los
judíos, no estaban solo en Judea, muchos colonizaron Galilea, al norte de Samaria y
también había tres colonias en Mesopotamia, Egipto y Asia Menor, a raíz de la diáspora
(dispersión). Donde quiera que estuviesen los judíos, Jerusalén y el Templo, eran el
centro de su conciencia nacional. En la época de las celebraciones, Jerusalén se llenaba
de judíos de todas partes que iban a ofrecer sus sacrificios. En este momento surgió un
nuevo peligro para los judíos, la implantación progresiva de la cultura griega. Los
judíos, incluso los de Judea, adoptaron modos de vida griegos aunque otros se aferraron
a las viejas costumbres. Este enfrentamiento entre dos tendencias determinaría, con el
tiempo, el carácter de las distintas religiones monoteístas.
En el 223 a. C., Antioco III, rey seleucida de Babilonia, se alió con Filipo de Macedonia
y vencieron a Tolomeo V de Egipto. Como consecuencia de ello Judá pasó a estar bajo
la dominación seleucida. Antioco III, apoyó a los judíos autorizando a los deportados a
volver, liberó a los esclavos y les permitió seguir con sus leyes nacionales, al tiempo
que se aprovechaba de los tesoros del Templo. Antioco IV, comenzó la conquista de
Egipto, no encontrando mucha resistencia. Puso sitio a Alejandría, pero tuvo que
regresar a Jerusalén, donde había un conato de guerra civil. A su regreso a Judea castigó
a los judíos díscolos, ocupó la ciudad y entró en el Templo, llevándose todo lo de valor
.En el 168 a. C., regresó a Alejandría y continuó su asedio, pero los tolomeos pidieron
ayuda a Roma y Antioco IV, de regreso a Antioquía en el 167 a. C., resolvió poner fin
al judaísmo. Ordenó que los judíos, se hicieran griegos y súbditos leales, que el Templo
se convirtiera en santuario griego, que se adorara a Zeus. Por primera vez se iniciaba
una persecución de carácter religioso, no nacional. En el segundo libro de los Macabeos,
se narran relatos de martirios, antes de romper con sus principios judíos. Son las
primeras narraciones de mártires. Durante este período se escribieron los libros de
Daniel y los libros apócrifos de Tobías y Judit. En ellos se pretendía alentar a la
resistencia y a superar los peligros y sufrimientos, por la fe y el valor. Más tarde la
resistencia dejó de ser una aceptación pasiva para convertirse en resistencia activa que
respondía a la violencia con violencia.
Comienzo de la dinastía de los judíos Macabeos
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Las nuevas leyes del oficial Antíoco desencadenaron la rebelión judía contra los
seleucidas. Había ordenado a los sumos sacerdotes que ofrecieran sacrificios a Zeus. El
S. Sacerdote Matatías se negó y con sus hijos, se refugió en las colinas de Gofna. Otros
judíos se les unieron y formaron una guerrilla. A la muerte de Matatías, le sucedió su
hijo Judas Macabeo, al que se le unieron otras tribus. Los seleucidas intentaron sofocar la revuelta pero fueron derrotados en varias ocasiones,
lo que permitió a la guerrilla entrar en Jerusalén y llegar al Templo, donde Judas
Macabeo, destruyó el altar a Zeus y construyó uno nuevo donde se realizaron sacrificios
apropiados. Todavía hoy se celebra el aniversario de esta consagración con la fiesta
judía de la Hamiká o dedicación.
Judas Macabeo intentó liberar a todos los judíos de la antigua tierra de Canaán. Pero en
el 162 a.C., ante un poderoso ejercito seleucida, fue derrotado y se refugió, con el resto
de sus hombres a las colinas de Gofna. Las tropas seleucidas, volvieron a ocupar
Jerusalén y al ofrecer a los judíos que respetarían su religión muchos se retiraron de la
lucha. Solo quedaban un grupo de intransigentes en las colinas. Judas Macabeo, intentó
que Roma se interesara por la situación judía, lo que provocó que el rey seleucida
decidiera eliminarlos antes de que interviniera Roma y en el 161, Judas Macabeo, fue
derrotado, murió en la batalla y el resto de supervivientes se dispersó. Pero dos de sus
hermanos, Jonatan y Simón, después de darle sepultura, se refugiaron en el desierto.
La revuelta macabea, parecía haber llegado a su fin, pero el Templo siguió siendo
judío, lo que significaba que el judaísmo se había salvado no solo por la supervivencia
de los macabeos, sino por las continuas luchas sucesorias entre los seleucidas. Jonatan
aprovechó astutamente estas situaciones, apoyando a unos u otros según le conviniera y
bajo su dirección los macabeos dominaron ambos lados del Jordán, una superficie de
2.000 Km. cuadrados.
Judea independiente. 142 a. C.
Jonatan murió asesinado por el rey seleucida en el 142 a. C., pero quedaba su hermano
Simón que también intervino en una guerra dinástica seleucida a favor de Demetrio II,
a cambio de la total independencia de Judea. Y en el 142 a.C. hubo un estado judío
independiente por primera vez, desde la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor,
445 años antes. Simón gobernó como rey y Sumo Sacerdote. Fortaleció el nuevo reino,
apoderándose de los puestos fortificados de Jerusalén y de la ciudad costera de Jaffa,
para darle salida al mar.
Pero en el 137, un nuevo rey seleucida, Antioco VII, decidió restablecer su dominio
sobre Judea, pero los macabeos lograron vencerle. Entonces Antioco utilizó otro método
para acabar con ellos, les invitó a un banquete al que acudieron Simón y sus hijos y los
asesinó .Quedaba Juan Hircano, que se había refugiado en los montes. En el 133,
Antíoco VII, volvió a invadir Judea y tomó Jerusalén, pero lo que necesitaba era dinero
y Juan Hircano se lo proporcionó, a cambio de la entrega de Jerusalén y Juan Hircano
fue aceptado como gobernante. La larga lucha de Judá por la libertad había sido ganada.
Cuando Juan Hicario murió en el 104 a. C., el reino judío macabeo era la mayor
potencia militar del E. pero tuvo problemas internos. El judaísmo se dividió en grupos
hostiles. Había grandes diferencias entre los sacerdotes y los legos.
Los sacerdotes, ―sadoquín‖, ―saduceos‖ en castellano, tenían en sus manos el templo y
el ritual oficial, eran ortodoxos y tradicionalistas, solo aceptaban la ley mosaica, los
cinco primeros libros de la Biblia, y rechazaban los textos agregados, tomados de las
creencias babilónicas, persas y griegas, y rechazaban toda reforma.
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Los legos, no formaban parte del Sanedrín, asamblea legislativa, que se reunía en
Jerusalén y decidía sobre asuntos religiosos, se llamaban a sí mismos‖ peruhim‖,
separados, en español ―fariseos‖ aceptaban todas las adiciones al judaísmo
introducidas en el exilio.
También había pequeños grupos ascéticos, como el de los esenios (curadores). Vivían
en comunidad, excluían a las mujeres y estaban repartidos por las costas del mar
Muerto, como los monjes cristianos posteriores.
A la muerte de Juan Incario I, le sucedió su hijo Aristóbulo I, este conquistó Galilea y el
reino Macabeo alcanzó su máxima extensión. Adoptó el título de rey y Sumo Sacerdote.
Los judíos entraron en un período de prosperidad que duraría dos generaciones. Sin
embargo otro enemigo llamaba a sus puertas, Roma.
La dominación romana
En el 88 a.C., Asia Menor caía bajo la influencia de los romanos y el pueblo judío
estaba enredado en querellas dinásticas. El rey Aristóbulo II, apoyado por los saduceos
disputó el trono a su hermano y llamó a Roma en su ayuda. En el 65 a.C. el general
romano Pompeyo, se dirigió hacia el Sur, conquistó la región de Siria y la anexionó a
Roma como provincia. Luego marchó hacia Judea, no hubo oposición hasta llegar a
Jerusalén. Pompeyo puso sitio a la ciudad que finalmente cayó. El reino judío de los
macabeos llegó a su fin y Judea se convirtió en provincia romana.
Pompeyo no intervino en la vida religiosa de los judíos, pero fue eliminada la
dominación judía sobre los samaritanos y las ciudades griegas y solo permanecieron
bajo el control de Jerusalén Galilea, Idumea y Judea. Pompeyo volvió a Roma
llevándose consigo a Aristóbulo y sus dos hijos.
Aunque Roma dominaba toda Asia Menor, Siria y Judea, un nuevo peligro aparecía por
el Este, los partos. Los judíos, con Antipatro, se mantuvieron fieles a los romanos y al
subir Julio Cesar al poder le mostró su gratitud por su lealtad haciéndolo procurador de
Judea. Antipatro puso a sus dos hijos en cargos, subordinados a él, el mayor Fasael,
gobernó Jerusalén y el menor, Herodes, Galilea. Antipatro y sus hijos se mantuvieron
fieles a Roma y organizaron la resistencia contra los partos.
Herodes, en Galilea, se ganó el favor de los dos hombres que dominaban Roma,
Octavio y Marco Antonio, y logró ser nombrado rey de Judea, Idumea, Galilea y
Samaria, pero debía reconquistarlas por sí mismo, pues Octavio y Marco Antonio
estaban a punto de enfrentarse. Herodes luchó en Judea contra Antígono Matatías, el
último descendiente de los macabeos, y finalmente tomó Jerusalén, pero fue rechazado
por los judios antirromanos como el destructor de la dinastía macabea y por apoyar el
dominio de Roma sobre su tierra. Con la finalidad de ser aceptado, se casó con
Mariamne, descendiente de los macabeos, fundiéndose así los linajes de idumeos y
macabeos. Tuvieron dos hijos, Alejandro y Aristóbulo. Pero esto no sirvió de nada, pues
los judíos, siguieron odiando al idumeo que los gobernaba. Herodes, trató de gobernar
con acierto y durante 33 años en Judea hubo paz y prosperidad. Fue un gran constructor,
embelleció el país, no descuidó el Templo y lo dotó de más magnificencia de la que
había tenido nunca. Favoreció a los fariseos y solo exigió que, conservando la libertad
de culto, mantuviesen la religión ajena a la política.
Pero todo esto no sirvió, los judíos no se apaciguaron y siguieron odiándolo. Aumentó
entre los judíos la creencia en la llegada de un Mesías, descendiente de la casa de David,
que acabaría con los enemigos y crearía un poderoso reino con capital en Jerusalén.
Herodes debía aplastar cualquier brote mesiánico, pues eran peligrosos. Florecían en
Judea grupos extremistas que se adherían a esas ideas como los ―celotes‖, que se
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negaban a pagar impuestos a Roma y afirmaban que Judea debía liberarse por la fuerza.
De este grupo surgió otro más radical los ―sicarios‖ que eran terroristas que creían en el
asesinato como instrumento político.
Herodes estaba entre el patriotismo judío y el riesgo de la venganza romana. Con el
paso del tiempo se volvió receloso, ante el peligro de perder el poder o ser asesinado. En
el 29 a.C. en un ataque de celos, hizo matar a su mujer Mariamne y en la vejez los
recelos le llevaron a ejecutar a dos de los hijos que tuvo con ella .Uno de estos hijos
dejó vástagos pequeños, descendientes de los macabeos. De ellos, Herodes Agripa fue
enviado a Roma, regresando a la muerte de Herodes.
En el testamento Herodes el Grande dividió el reino en tres partes. Herodes Arquelao
gobernó Idumea, Judea y Samaria. Herodes Antipas gobernó Galilea y una región al E.
del Jordán y Herodes Filipo gobernó Iturea. Herodes Arquelao fracasó por la política
rígida de mantener la ley y el orden a toda costa que llevó a continuos disturbios. En el
6 d. C. fue despojado de la etnarquía. Herodes Antipas, siguió siendo tetrarca de
Galilea. Fue un buen político, estaba casado con una hija del Rey Nabateo pero se
separó de ella para casarse con Herodías, descendiente de los macabeos, que estaba
casada con Herodes Filipo, hermano de Herodes Antipas,. Esto era considerado como
incesto por los judíos más conservadores.
Un profeta, llamado Juan, predicaba el arrepentimiento, la conversión y como signo de
purificación de los pecados sus seguidores se sumergían simbólicamente en el Jordán.
―Juan el Bautista‖, predicaba al E. del Jordán , territorio de Herodes Antipas, lo acusó
de violar las leyes judías contra el incesto y utilizó un duro lenguaje contra Herodías.
Ello hizo que Herodes Antipas lo encarcelase y posteriormente lo ejecutara.
Otro predicador galileo, Jesué, en griego Jesús, prosiguió la labor de Juan. Predicaba la
conversión y la llegada del Reino de Dios (de verdad, justicia, paz y amor) por todo el
territorio, reuniendo a discípulos a su alrededor. Se dirigió a Jerusalén, donde algunos lo
saludaban como al Mesías esperado .Los S .Sacerdotes, no aceptaban las enseñanzas de
Jesús que completaban la Ley y los Profetas y cuestionaban sus enseñanzas y prácticas
religiosas. Para evitar problemas juzgaron necesario suprimir este nuevo brote
mesiánico. Además la situación con Roma era muy tensa..
En el año 26, fue nombrado procurador para gobernar Judea, Poncio Pilatos, que llegó
decidido a no tolerar nada. Jesús, predicaba una doctrina amable. Rechazaba el uso de la
fuerza (Mateo5,39) y aconsejaba pagar los impuestos romanos (Mateo 22,21). Tampoco
hizo manifestaciones públicas de su mesianismo hasta el final. Pero el partido sacerdotal
juzgó que tenía que tomar medidas para que este germen de mesianismo no triunfara.
Uno de sus seguidores iniciales, Judas Iscariote, quizá miembro de una facción
extremista, que deseaba un Mesías diferente, reveló el paradero de Jesús a los
sacerdotes que le hicieron arrestar y lo entregaron a Pilatos. Para los romanos todo judío
que se considerase un Mesías o fuese considerado por otros como tal, era como si se
considerara rey de los judíos y esto era una traición. Por ello Jesús recibió el trato
habitual que recibían los traidores según la ley romana y fue crucificado, tal vez en el
año 29.
Los que habían oído las enseñanzas de Jesús las recordaban, las trasmitían y con ellas se
elaboró una breve biografía recogida en tres versiones en los Evangelios de Mateo,
Marcos y Lucas, pues el cuarto Evangelio, el de Juan, es de una generación posterior y
está enfocada desde otro punto de vista.
Nadie habría creído que los seguidores de Jesús dejarían huella en el mundo. Eran
judíos que se diferenciaban de los demás porque creían que el Mesías ya había llegado y
en sus enseñanzas. Pero la mayoría no aceptaba un Mesías que aparentemente había
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sido ejecutado. Pese a la oposición, este movimiento de discípulos de Jesús empezó a
propagarse y judíos de otras comunidades se interesaban.
En Damasco había una fuerte comunidad. Saulo, un fariseo, perseguidor de los
seguidores de Jesús, fue a reprimir este brote de cristianismo. En las cartas que
posteriormente escribió a las diversas comunidades cristianas narró que en este tiempo
tuvo una visión de Jesús y como resultado de ello se convirtió de perseguidor en
seguidor. En Antioquía los seguidores de Jesús, eran llamados ―mesianistas‖, que en
griego equivale a ―cristianos‖.
La situación en Judá, continuaba siendo turbulenta. Los emperadores romanos, como
Calígula, quisieron hacerse adorar como dioses en los templos de Judá, lo que ocasionó
grandes agitaciones que lograron rescindir el decreto. A Calígula le sucedió Claudio,
amigo también de H. Antipas, que le nombró rey de todo el territorio que había
gobernado Herodes. Por última vez Judea estuvo materialmente mejor que nunca desde
el tiempo de Salomón, 1.000 años antes. Pero a los 2 años murió y Judá pasó a ser
gobernada por procuradores romanos terminando su momento de grandeza. El judaísmo
se había extendido pero al considerar indispensable la circuncisión resultaba duro y la
mayoría de los conversos habían sido mujeres. Otro inconveniente era que el judío era
tanto miembro de una nación como de una religión.
Saulo reapareció en Antioquía, donde había una fuerte comunidad cristina y con
Bernabé comenzó a predicar el mensaje de Jesús, su muerte y resurrección. Recorrió
Asia Menor, Macedonia y Grecia, pero como los judíos no respondían a la idea
mesiánica de Jesús, pensó ofrecer el mensaje a los gentiles. Para Saulo, el mesianismo
era universal, creer en Jesús no exigía aceptar las aspiraciones políticas y nacionales del
judaísmo. Adoptó el nombre romano de Pablo y predicó abiertamente a los gentiles,
instándoles a aceptar a Jesús, sin la circuncisión, ni los rituales de los fariseos. Esto
ocasionó una división entre los judíos cristianos circuncisos y los incircuncisos,
dispuestos a aceptar las enseñanzas de Jesús a la luz de la filosofía griega. Estas dos
concepciones chocaron y dieron lugar al Concilio de Jerusalén. Santiago defendió la
concepción judeo-cristiana y Pablo, la gentil-cristiana. El resultado fue la victoria de
Pablo y el cristianismo se apartó del judaísmo nacional.
La agitación en Judea iba en aumento. El rumor de que el procurador quería apoderarse
del tesoro del templo provocó motines en Jerusalén. Los celotes, dominaban la situación
se apoderaron del Templo y luego de Jerusalén. La legión romana penetró en Jerusalén
pero tuvieron que retirarse derrotados por los judíos. Esto unió a todo el país a la
revuelta. El emperador Nerón ante esta rebelión importante, envió tres legiones al
mando del general Vespasiano que ocupó Galilea y después Judea, provincia por
provincia, arrinconando a los celotes al O. del mar Muerto.
La destrucción de Jerusalén por Tito
La muerte de Nerón provocó un período de anarquía, el trono imperial estaba libre y los
diversos generales se adueñaron del trono. Los ejércitos de Judea y Egipto proclamaron
emperador a Vespasiano que marchó a Roma, derrotó a sus rivales y se convirtió en
Emperador. Vespasiano ordenó a su hijo Tito que se dirigiese a Judá para completar la
dominación. En el 70, Jerusalén fue sitiada, las murallas destruidas, el segundo Templo
destruido después de seis siglos de existencia y mil años después de que Salomón
construyese el primer Templo. La rebelión judía había terminado.
En Judá, muchos judíos se quedaron, fueron dejados en paz y gozaban de libertad
religiosa. Podían estudiar sus Libros Sagrados y efectuar culto en las sinagogas, pero
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Jerusalén quedó en ruinas y por un edicto no se volvería a reconstruir el Templo y era
abolido el sumo sacerdocio..
Pero pese a todo el judaísmo sobrevivió, por todas partes había maestros judíos. El
centro del saber era la ciudad de Jamnia a 50 Km. al O. de Jerusalén. Allí se reunieron
en los 90 sabios judíos que elaboraron la edición final de la Biblia. Decidieron que
libros incluir y cuales omitir. El resultado de esta labor es llamado el ―texto
masorético‖, tradición. Se supone que la Biblia hebrea es aún ese texto.
La ultima revuelta: Bar Koziba y la expulsión
En el 130, el emperador Adriano, visitó las diversas partes de su imperio y en Judea
observó que las ruinas de Jerusalén seguían siendo lugar de veneración por los judíos.
Decidió construir allí una nueva ciudad totalmente romana y pagana. Los judíos al
enterarse se sintieron arrastrados a una nueva rebelión, cuyo jefe militar fue Bar Koziba.
En el 131 estalló la revuelta. Las fuerzas romanas fueron sorprendidas y obligadas a
evacuar los campamentos cercanos a Jerusalén. Pero los romanos se reagruparon y el
mismo Adriano acudió a Judea. Los romanos restablecieron su dominio y en el 134 los
judíos fueron obligados a abandonar Jerusalén. La ciudad que había sido la capital judía
desde David, once siglos antes, quedó fuera del control judío durante más de dieciocho
siglos
Pero el judaísmo sobrevivió en Galilea, en muchas ciudades del Imperio y fuera del
Imperio en los valles del Tigris y del Éufrates, en Egipto, en Roma, etc. Posteriormente,
se dispersaron por todo el mundo, encontrándose en casi todos los países. En todas
partes eran una minoría más o menos impotente o influyente, según las circunstancias.
La dispersión de los judíos por todo el mundo, los convirtió en una minoría cultural en
muchos países, lo que provocó rechazos que se manifestaban en genocidios,
persecuciones, expulsiones y demás acciones discriminatorias, totalmente deplorables e
inaceptables.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, algunos pensadores propusieron remediar esta
situación de desarraigo territorial, mediante la creación de un Estado Nacional para el
pueblo judío. Esto llevó a la creación del movimiento sionista y la posterior creación o
proclamación del Estado de Israel en 1.948. Con la creación del Estado de Israel se
dieron por finalizados los casi 2000 años de ―galut‖, exilio de la Tierra Prometida.
Desde entonces todos los judíos del mundo tienen la posibilidad de volver y obtener la
ciudadanía israelí.
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CRONOLOGÍA JUDEO-ESPAÑOLA
SEFARDÍ
Cronología de los judeo-españoles
Año Acontecimientos
70 Toma y destrucción de Jerusalén por Tito.
132 Levantamiento de bar-Koziba (Bar Kochba, el hijo de la Estrella) en Jerusalén contra Roma.
135 Adriano repele la rebelión. Resistencia y suicidio colectivo de judíos en Masada. Los judíos son expulsados de Israel.
175 Redacción de la Mishná por Yehuda Ha-Nasi, como actualización de la Torá, en Galilea.
220 Lápida hebrea de Adra.
314 Concilio de Elvira (Granada). En él se dedica ya especial atención a las relaciones entre judíos e hispanos.
415 Invasión visigoda de la Península. Los arrianos visigodos protegen a los judíos.
589 III Concilio toledano. Conversión del rey Recaredo al catolicismo y restablecimiento de las normas represivas dictadas por el Concilio de Elvira.
20
612 Accede Sisebuto al trono visigodo, con voluntad de cumplir los preceptos del III Concilio toledano. Edicto de expulsión.
629 Los judíos son expulsados del reino franco de Dagoberto. El emperador Heraclio conquista Jerusalén.
633 IV Concilio toledano. Se insiste en la separación total entre judíos y cristianos.
675 Regreso de judíos a España bajo el reinado de Wamba.
694 XVII Concilio toledano. El rey Egica persigue a los judíos, acusándoles de conspirar con los musulmanes marroquíes.
711 Invasión musulmana de la Península. Comienza un período de auge judío en la España islámica. La invasión se produce al mando de Muza ben Nossair (musulmán) y Tarik, bereber al que se reconoce como judío de la tribu de Simeón.
845 Ramiro I de Asturias manda quemar a magos y nigromantes de sus reinos. Entre los condenados hay algunos judíos.
863 Muhammad I convoca en Córdoba un concilio ecuménico al que asisten cristianos judíos y musulmanes.
875 Judá Hebreo se establece en Barcelona bajo el reinado de Carlos el Calvo.
900 Primera referencia a la presencia de judíos en León.
21
905 Primeras noticias de la existencia de comunidades judías en el reino de Navarra.
958 Hasdai ben Shaprut de Córdoba cura de su obesidad a Sancho I el Craso, rey de León y de Navarra.
970 Muerte de Hasdai ben Shaprut, que ha escalado los más importantes cargos políticos de Al Andalus.
974 Carta puebla de Castrojeriz. En ella el conde Fernán González de Castilla otorga igualdad de derechos a cristianos y judíos.
993 Nace Samuel Hanaguid (Ibn Nagrella).
1002 Muerte del caudillo musulmán Almanzor y comienzo de la desintegración del Califato de Córdoba. Los judíos se esparcen por los reinos de Taifas.
1013 Matanza de judíos en Córdoba causada por la intervención judía en las luchas internas por el Califato.
1020 Concilio de León. Primeras leyes de este reino relativas a judíos. Nace Selomó ibn Gabirol.
1035 Asalto y matanza en la judería de Castrojeriz a la muerte de Sancho III el Mayor
1050 Hay noticias de la presencia en Barcelona de judíos que se dedican principalmente a la acuñación de moneda.
1056 Muere Samuel Hanaguid (Ibn Nagrella).
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1058 Muerte de lbn Gabirol.
1066 Matanzas de judíos en el reino de Granada. El papa Alejandro II aconseja a los obispos castellanos que respeten la vida de los judíos.
1069 Florece el astrónomo Ben Yahia (Azarquiel) compilador de las Tablas Toledanas.
1070 Código dels Usatges, en el que se reglamenta la presencia de los judíos en el condado de Barcelona. Nueva matanza de judíos en Granada.
1075 Nace Yehudá Ha-Leví.
1085 Conquista de Toledo por Alfonso Vl. Comienza una intensa in migración de judíos desde Al Andalus a la España cristiana.
1086 Unos cuarenta mil judíos combaten junto a Alfonso VI contra los almorávides en la batalla de Zalaca.
1088 Los judíos ortodoxos del reino de Castilla persiguen a los judíos caraitas venidos de la zona musulmana y les obligan a establecerse sólo en las zonas fronterizas.
1090 Alfonso Vl de Castilla otorga la Carta inter Christianos et Judaeos, donde se regulan derechos y obligaciones de éstos en su reino.
1099 Primera Cruzada. Godofredo de Bouillon conquista Jerusalén.
1107 Yusuf ben Texufin y sus almorávides ponen sitio a la
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ciudad judía de Lucena.
1109 Matanzas en las juderías castellanas a raíz de la muerte del rey Alfonso VI.
1123 Los judíos burgaleses organizan un escuadrón de voluntarios para luchar por Castilla contra Sancho Aznar
1125 Yehudá Ha-Leví; escribe El Cuzarí.
1126 Fundación de la Escuela de Traductores de Toledo, de la que forman parte numerosos intelectuales judíos.
1127 Nacimiento de Benjamin de Tudela.
1130 Fecha fijada por Yehudá Ha-Leví para la llegada del Mesías. Surge uno falso en Córdoba: Moshé Dray.
1132 Auge intelectual de Abraham ibn Ezra.
1135 Nace Maimónides.
1139 Alfonso Vll de Castilla concede un fuero especial a los judíos de Guadalajara, equiparándoles a los caballeros de su reino.
1141 Muere Yehudá Ha-Leví.
1145 El rey de Navarra García Ramírez cede la sinagoga de Estella al obispo de Pamplona para que sea consagrada.
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1148 Invasión almohade en Al Andalus y destrucción de la ciudad judía de Lucena. Emigración masiva de judíos a la zona cristiana de la Península.
1150 La Escuela de Traductores de Toledo se enriquece con la incorporación de Gerardo de Cremona.
1156 Los judíos toledanos intervienen en las pugnas políticas creadas por la minoría de edad de Alfonso VIII.
1162 Sublevación de judíos y musulmanes en Granada contra los invasores almohades. Fuerte represión ante esta resistencia.
1170 El rey Sancho de Navarra encomienda a los judíos la defensa de los castillos de Tudela y Funes. Fuero concedido por Fernando II a los judíos de Salamanca.
1177 El fuero de Palencia exime a los judíos de la jurisdicción real y les hace depender directamente del obispo y del cabildo.
1180 Matanza de judíos en Toledo, instigada por altos personajes de la corte castellana y por la probable leyenda de la judía Raquel. En el fondo de esta matanza está la derrota cristiana en Alarcos y la sospecha de que los judíos toledanos vendieron esclavos cristianos a los almohades en el mismo campo de batalla.
1190 Fuero de Cuenca. Hay en él una implícita igualdad de trato para judíos y cristianos pero se establece tajantemente la separación doméstica de ambos pueblos.
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1196 Es quemada la judería de León por orden de Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón. Los judíos leoneses son sometidos a un régimen de esclavitud.
1200 En torno a esta fecha comienzan los estudios cabalísticos en los reinos cristianos peninsulares.
1204 Muerte de Maimónides en Fostat. Aparece la primera traducción hebrea de su Guía de Descarriados.
1208 Crecimiento máximo de la aljama de Palencia bajo la protección del obispo y del cabildo.
1212 Batalla de las Navas de Tolosa. Significa el fin del auge de los almohades y el comienzo de la gran reconquista castellana.
1213 Carta puebla de Tlascala (Toledo) en la que figuran considerables privilegios para la comunidad judía.
1215 IV Concilio de Letrán. En él se especifica que los judíos residentes en la Europa cristiana deben ostentar signos distintivos que les diferencien de los cristianos.
1219 Concordia del arzobispo de Toledo Ximénez de Rada con los judíos de su diócesis. Fernando III el Santo obtiene del papa Honorio III la supresión de las señales distintivas para los judíos del reino de Castilla.
1225 Primera referencia en escrituras públicas a la presencia de judíos en el principado de Asturias.
1228 El viernes santo hay un intento de saqueo de la
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aljama de Gerona. Los judíos son salvados en última instancia por las tropas de Jaime I el Conquistador
1230 Asalto a varias juderías del reino de León a consecuencia de la muerte del rey Alfonso Xl.
1232 Queda establecido el tribunal del Santo Oficio -la Inquisición- encomendado al cuidado de los frailes dominicos.
1233 El arzobispo de Santiago de Compostela decreta que los judíos gallegos cumplan los requisitos impuestos por el Concilio de Letrán (véase 1215).
1234 Los monjes franciscanos del sur de Francia queman públicamente los libros del filósofo judío Maimónides.
1235 Muerte del cabalista Ezra ben-Salomón. Conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador. La isla tiene un fuerte contingente de ciudadanos judíos que son absolutamente respetados por el rey catalanoaragonés.
1238 Toma de Valencia por Jaime I. El rey favorece a los judíos establecidos en la ciudad y presuntos colaboradores en la conquista. concediéndoles repartimientos.
1240 Los judíos comienzan a ocupar cargos públicos importantes en el reino de Castilla.
1247 Carta puebla de Carmona (Sevilla). Se establecen privilegios a los judíos que vinieran a habitar la ciudad.
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1248 Conquista de Sevilla por Fernando III el Santo. Una de las condiciones de la capitulación es que la ciudad se entregue vacía de musulmanes.
1249 Jaime I de Aragón concede privilegios a los judíos de su reino para ejercer oficios gremiales.
1250 El papa Inocencio IV fuerza a los obispos castellanos a cumplir severamente la separación entre judíos y cristianos en sus diócesis.
1252 Muerte de Fernando III de Castilla. Su hijo y sucesor Alfonso X hace grabar sobre su tumba un epitafio en latín, castellano, árabe y hebreo.
1256 Una bula del papa Alejandro IV permite al rey Teobaldo II de Navarra prohibir a los judíos de su reino el ejercicio de la usura
1257 Jaime I de Aragón protege a la aljama de Lérida contra la quema de libros judaicos ordenada por el papa Gregorio IX.
1263 Jaime I de Aragón ordena que sean tachados de los libros hebreos aquellos pasajes que resulten peligrosos o contrarios a la fe cristiana. Se mantienen las controversias del cabalista Nahmánides de Gerona con el converso Pau Cristiá
1265 Proceso contra Nahmánides.
1266 Se construye en Zaragoza un puente sobre el río Ebro con el producto del impuesto que pagan los judíos de la ciudad.
1267 Se concede autorización para el establecimiento de
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la Universidad rabínica de Barcelona. Nahmánides emigra a Israel.
1270 Muerte de Nahmánides en Akko.
1272 Alfonso X se hace cargo de la ciudad de Murcia. Conquistada por su suegro Jaime I de Aragón. Dispone que los judíos de la ciudad vivan apartados de los cristianos.
1273 Una cédula de Jaime I confirma los privilegios y las franquicias concedidas con ocasión de la conquista de las islas a los judíos que las habitaban.
1274 Ataque cristiano al burgo de San Cernín de Pamplona, con la colaboración de los judíos de la Navarrería.
1277 Destrucción de la Navarrería -con la aljama de Pamplona por soldados franceses, a consecuencia de los sucesos de 1275
1278 Nuevo saqueo del call de Gerona, provocado y ordenado por el obispo Pere de Castellnou. Los judíos son protegidos por el rey Pedro III.
1280 Prendimiento y ejecución del almojarife judío don Cag de la Maleha por orden del rey Alfonso X de Castilla
1281 Alfonso X impone tributo extraordinario de 12.000 maravedíses a las aljamas de Castilla y León.
1283 Pedro III de Aragón reduce las posibilidades de los judíos de su reino para el ejercicio de cargos públicos y el cobro de rentas reales.
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1284 Pedro III pide tributos extraordinarios a los judíos de Aragón para fortificar las fronteras del reino frente al peligro francés
1285 Los almogávares, tropas mercenarias de Aragón, saquean el call de Gerona antes de entrar en batalla contra las tropas de Felipe de Francia. Pedro III ordena ahorcar a los responsables del saqueo.
1286 Moisés de León termina el Séfer ha Zohar, libro fundamental de la Cábala.
1288 Los judíos de Huesca contribuyen a la campaña de Alfonso III de Aragón en Sicilia con tributos extraordinarios.
1290 Expulsión de los judíos de Inglaterra.
1291 Repartimiento de Huete.
1293 Cortes de Valladolid. Leyes restrictivas contra judíos.
1294 Primera acusación conocida en España de crimen ritual por parte de judíos, en Zaragoza.
1295 Profecías de los rabinos castellanos consignan este año como el de la llegada del Mesías (es el 5055 de la era judía).
1297 Un edicto del rey Jaime II de Aragón pone a los judíos bajo la jurisdicción y el capricho de los obispos aragoneses y de la orden de los dominicos.
1301 El concejo de Toro consigue que los pleitos con los
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judíos se sometan a un juez designado por el rey y no a un juez propio.
1305 Las Cortes convocadas en Medina del Campo obtienen del rey Fernando IV de Castilla la promesa de que los judíos no ejerzan como cobradores de impuestos.
1306 Expulsión de judíos de los reinos de Francia.
1308 Vejaciones a los judíos navarros de Estella por el senescal de la ciudad.
1309 Acusación de crimen ritual en Mallorca. Severas medidas restrictivas contra los judíos.
1311 El Concilio de Vienne anula la orden de los templarios y trata de ayudar al pueblo judío.
1312 Ciertas irregularidades en los pagos de impuestos de las aljamas castellanas obligan a Fernando IV a reestructurar el sistema de cobros, en las cortes convocadas en Palencia.
1313 Un concilio convocado en Zamora y las Cortes de Dueñas dictan restricciones contra los judíos, impidiéndoles incluso el ejercicio de la medicina con pacientes cristianos.
1315 El obispo de Mallorca impone multas y reduce privilegios a la comunidad judía de la ciudad. Construcción de la sinagoga de Córdoba. que aún se conserva.
1319 Reedificación de la Navarrería de Pamplona y la aljama de la ciudad, por orden del rey Carlos IV tras
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su destrucción en 1277.
1320 Matanza de judíos a manos de tropas francesas en el norte de Aragón y Navarra. Comienza la llamada Guerra de los Pastores.
1321 Conversión de Abner de Burgos.
1322 El obispo de Zaragoza confisca en nombre de la Iglesia los bienes de los judíos de la ciudad.
1326 Los judíos del reino musulmán de Granada son obligados a llevar divisa que los distinga de los creyentes islámicos
1327 Asaltos a distintas juderías navarras en momentos en los que el reino se encuentra sin monarca después de la muerte de Carlos IV
1328 Alfonso IV de Aragón acoge en su reino a judíos emigrados de Navarra, en cuyo reino y sobre todo en Tudela se están produciendo graves persecuciones coincidentes con la muerte del rey Carlos IV y la crisis dinástica que ocasionó. Los cronistas hebreos cifran en más de 10.000 los judíos muertos en este pogrom, cifra que parece bastante excesiva.
1336 Los judíos de la Navarrería de Pamplona son reducidos a residir en una aljama tapiada.
1340 Las aljamas de Portugal llegan a un acuerdo a escala nacional para pagar en comunidad los tributos exigidos por la hacienda real.
1341 El ayuntamiento de la ciudad de Sevilla decreta que los judíos vendan sus productos y hagan sus transacciones comerciales únicamente dentro de las
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aljamas en que habitan.
1348 La Peste Negra. Las juderías navarras son especialmente afectadas por la epidemia. Hay asaltos y matanzas en las de la Corona de Aragón, sobre todo en las de Barcelona. Gerona y Tarragona, en Cataluña. y en las de Valencia y Sagunto. Cortes de Alcalá. Alfonso XI propone que los judíos dejen de ser banqueros para hacerse agricultores.
1350 Samuel Ha Leví es nombrado tesorero de Pedro I de Castilla.
1351 Cortes de Valladolid. Nuevas medidas restrictivas a judíos
1354 Conferencia convocada por las aljamas de Castilla. en la que se tratan los problemas comunes de todas ellas y sobre todo, el fenómeno de los malsines, conversos esquiroles
1355 Ataque a la judería de Toledo por las tropas del pretendiente al trono de Castilla, el bastardo Enrique de Trastámara se calculan 1.200 judíos muertos
1357 Construcción de la sinagoga del Tránsito en Toledo
1360 Matanza de judíos en Nájera. después de la batalla que mantienen ante la ciudad las tropas del rey Pedro I y las del pretendiente Enrique de Trastámara.
1361 Muere Samuel Ha Leví a manos de Pedro I de Castilla.
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1366 Bertrand Duguesclin cerca Toledo. Los judíos de la aljama resisten valerosamente defendiendo la puerta del Cambrón, vecina a la judería. Varias juderías castellanas son esquilmadas por los mercenarios extranjeros que intervienen a favor de uno y otro de los contendientes de la guerra civil. Sufren especialmente las juderías de Briviesca. Aguilar de Campoo y Villadiego
1369 Un decreto real castellano ordena la confiscación de bienes de los judíos toledanos, a la vez que aumenta sus tributos.
1370 Un pogrom extermina la totalidad de los judíos de la ciudad belga de Bruselas. La reina Juana de Navarra protege a los judíos amenazados de su reino.
1371 Pedro IV de Aragón obliga a los judíos de Valencia a no habitar viviendas que se encuentren fuera del call que tienen asignado. Cortes de Toro. Nuevas medidas antijudías
1375 Fecha de composición del Atlas catalán de Abraham Cresques, judío mallorquín. Primeras quejas expresadas por los judíos a causa de las arbitrariedades racistas de Ferrant Martínez, llamado el arcediano de Écija. El papa Gregorio XI recuerda a la corona de Castilla su obligación de no proteger a sus súbditos judíos
1379 Juan I de Castilla pone a los judíos de su reino bajo la protección de sus monteros de Espinosa. Para el sustento de dicha fuerza los judíos tienen que pagar un impuesto de 12 maravedíes por Torá
1380 Comienzan matanzas generales de judíos en Francia. que se extienden hasta 1382.
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1382 El infante don Juan de Aragón autoriza la construcción de una nueva sinagoga en Zaragoza.
1383 La aljama de Sevilla protesta ante el rey Juan I de Castilla por el trato recibido del arcediano de Écija. que está proclamando abiertamente el pogrom. Las cortes prohiben a los judíos residir en barrios cristianos.
1384 Las aljamas navarras, muy deterioradas, se unen para pagar en conjunto los tributos ordenados por la corona. La de Pamplona, en esta circunstancia, es especialmente pobre.
1385 Las tropas inglesas del duque de Lancaster toman Ribadavia, en Galicia. La judería de la ciudad es saqueada e incendiada, tras la defensa llevada a cabo por sus judíos.
1388 Don Pedro Tenorio, el obispo de Toledo, nombra gran rabino de la ciudad a su médico, Rabbi Hayen.
1389 Don Pedro Gómez Barroso, arzobispo de Sevilla. prohibe las actividades antijudias de Ferrant Martínez, el arcediano de Écija.
1390 Censo de judíos en Castilla. Se recuentan 3.600 cabezas de familia. Muere el arzobispo de Sevilla y queda como máxima autoridad en la diócesis el arcediano de Écija, que ordena inmediatamente la destrucción de las sinagogas y de todos los libros hebreos de la diócesis y el traslado de las lámparas santas judías a la catedral de Sevilla. Muere Juan I de Castilla en Alcalá de Henares. Conversión de Salomón Ha Levi (Pablo de Santa María) rabino mayor de Castilla y toda su familia.
1391 En el mes de junio comienza el gran pogrom contra
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los judíos en las ciudades españolas. Matanzas en Sevilla, Valencia y Barcelona.
1392 Juan I de Aragón funda la segunda aljama de Barcelona y permite la creación de una nueva universidad rabínica.
1393 Juan I de Aragón encarga al Rabbi Hasdai Crescas la restauración especial de la sinagoga de Valencia.
1395 Enrique III de Castilla castiga al arcediano de Écija por "alborotador del pueblo".
1401 Martín I prohibe la restauración del call de Barcelona. Carlos de Navarra vende los bienes de los judíos de su reino.
1404 Las cortes de Valladolid son las únicas de Castilla que se pronuncian a favor de los judíos perseguidos en el reino.
1406 Muerte de Enrique III de Castilla. Su médico, don Mayr, es acusado de haberla provocado: es sometido a tormento, durante el cual muere.
1408 Los judíos castellanos y aragoneses son obligados a no vivir fuera de las juderías y a llevar trajes distintivos especiales.
1412 Estatuto de convivencia restringida entre cristianos y judíos propuesto por la reina doña Catalina de Lancaster y posiblemente redactado y dirigido por el obispo burgalés don Pablo de Santa María judío converso. Comienzan las predicaciones del dominico Vicente Ferrer para conseguir la conversión en masa de los judíos peninsulares. En Segovia se acusa a los judíos de profanar la hostia. La sinagoga se convierte en iglesia, hoy del Corpus Christi. Se promulgan las
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leyes restrictivas de Ayllón y Cifuentes.
1413 Tienen lugar las llamadas Disputaciones de Tortosa: Josué Ha Lorquí, converso fanático, discute con rabinos de las aljamas aragonesas.
1415 Bula del papa Benedicto XIII o antipapa, según se mire, contra los judíos. La bula provoca conversiones en masa. Se consagran la sinagoga de Barbastro y varias sinagogas catalanas.
1424 Alfonso V de Aragón prohibe que los judíos se instalen en Barcelona. Les permite únicamente una residencia de paso, siempre que lleven distintivos especiales.
1429 Una epidemia diezma la judería de Zaragoza.
1432 Sínodo judío en Valladolid, bajo la presidencia de Rabbi Abraham Benveniste.
1434 Concilio de Basilea. El representante de Castilla en el concilio es Alfonso de Cartagena, converso, hijo del obispo burgalés Pablo de Santa María. Se recuerda su defensa de los privilegios eclesiales y sociales de Castilla.
1435 Muerte del obispo Pablo de Santa María, converso y arzobispo de Burgos.
1448 Una nueva epidemia afecta gravemente a las juderías aragonesas.
1449 Trece israelitas toledanos de familias principales son excluidos de la función pública que ejercían después de una matanza en la aljama. Saqueo y asesinatos en
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la judería de Ciudad Real.
1461 Aparece el Fortalitium Fidei del converso Fr Alonso de Espina, alegato contra los judíos. Estos escritos habrán de servir de consignas para el inquisidor Torquemada.
1467 Los conversos toledanos provocan un motín en la ciudad, a consecuencia del cual son duramente castigados.
1469 Protesta en las Cortes de Ocaña por las actividades usurarias de los judíos castellanos.
1473 Aparece el Almanaque Perpetuo, del judío salmantino Abraham Zacuto. Quema de judíos en Valladolid y persecución de conversos en Córdoba.
1474 El alcaide del Alcázar de Segovia, el converso Andrés Cabrera, logra a duras penas impedir una matanza masiva de judíos en la aljama de la ciudad.
1476 Una pretendida celebración de cultos judíos en el Viernes Santo provoca en Castilla una violenta reacción popular contra los conversos.
1478 Se autoriza el establecimiento de la Inquisición en Castilla.
1480 Las Cortes convocadas en Toledo acuerdan la prohibición de convivencia entre judíos y cristianos en Castilla. Son nombrados inquisidores generales de los reinos hispánicos Tomás de Torquemada en Castilla y Pedro de Arbués en Aragón.
1481 Se publica un edicto de gracia al que se acogen unos veinte mil conversos en Castilla para escapar a los
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tribunales de la lnquisición. La lnquisición comienza a actuar en Sevilla.
1482 Se instala en Guadalajara la primera imprenta judía. Se imprimen los Comentarios, de David Kimji.
1483 Se establece un tribunal del Santo Oficio en Ciudad Real. Por muerte de Arbués Torquemada es nombrado inquisidor general.
1484 Los regidores de Burgos acuerdan que ningún judío pueda comerciar en comestibles y vituallas.
1485 Se completa la expulsión de judíos de Andalucía.
1486 La ciudad de Vitoria acuerda medidas represivas contra los judíos de su aljama.
1487 Toma de Málaga por los Reyes Católicos. Don Abraham Senior, administrador real, logra rescatar a muchos judíos por veinte mil doblas jaquesas, embarcándoles con destino a África en dos galeras.
1491 Comienza el sitio de Granada. Don Abraham Senior y don Ishaq Abravanel abastecen económicamente a las huestes cristianas. Proceso del llamado Santo Niño de la Guardia.
1492 Enero: toma de Granada. Son dadas seguridades a los judíos de la ciudad. Edicto de Expulsión, decretado en los reinos de Castilla y de Aragón. Julio: Salida de España de los judíos no conversos.
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Judíos en España REFERENCIA DE LOS PRIMEROS JUDÍOS EN ESPAÑA
La tradición sitúa la llegada de los primeros judíos a la península Ibérica en las naves
de Salomón, que junto a las fenicias, comerciaban con Tarsis. Otra tradición afirma que
su llegada tuvo lugar tras la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor el año 587 a.
C. en calidad de refugiados, encontrándose aquí con sus compatriotas venidos durante el
comercio fenicio.
Es más probable suponer que los primeros asentamientos judíos en la península tuvieron
lugar tras la destrucción de Jerusalén por Tito el año 70. La guerra contra Roma y la
desaparición del Templo provocaron la Diáspora de los judíos por el Mediterráneo, que
pudieron llegar a Hispania en el siglo I. En el año 135, los romanos sofocaron la última
rebelión judía, aplastando a su jefe Bar Coziba. En esta época ya se encuentran
epitafios y monedas en nuestras excavaciones. Otro dato es la carta de S. Pablo a los
romanos sobre su visita a España, lo que puede indicar la presencia de comunidades
judías en la Península. También en esta época, Jonatán ben Uziel, identifica a España
con la Sefarad biblica, de ahí que los judíos españoles se llamen sefardíes.
Los primeros asentamientos parece que tuvieron lugar en la costa mediterránea y su
presencia se ha detectado en ciudades como Ampúrias, Mataró, Tarragona, Adra,
Málagta, Cádiz y Mérida. Uno de los primeros restos arquitectónicos con que contamos
es la estrella funeraria del samaritano Iustinus de Mérida, fechada en el siglo II. Este
epitafio, así como la lapida de la niña de Salomónula o la del rabí Lasies, permite
asegurar la llegada de judíos en los primeros siglos de nestra Era. Los judíos de la
España romana, debieron ser simples trabajadores o incluso esclavos que fueron
progresando poco a poco en las ricas ciudades comerciales de la costa.
La importancia de las comunidades judías debía ser tal en el siglo IV que el Concilio de
Elvira, Granada, se pronuncia en algunos de sus cánones contra los judíos. Es la
primera vez que la Iglesia se preocupa por el peligro que los judíos represetan para los
nuevos cristianos que, con la convivena, pueden judaizar.
Las primeras invasiones de los bárbaros en la Península supusieron notables
convulsiones tanto en la sociedad hispano-romana como en la judía. Los hebreos habían
ido creando una tímida explotación agraria para subsistir, pero el enfrentamiento con la
Iglesia se acentuó, produciéndose la conversión forzosa de los judíos en Mahón. Con la
invasión de España por los visigodos se produce una época de tolerancia del poder
hacia los judíos. La monarquía arriana, pese a su inestabilidad política, será
complaciente con sus súbditos judíos. Durante esta época, judíos y cristianos no se
diferenciaban más que por su religión. Los judíos eran pequeños propietarios y se
dedicaban al comercio, contando con la tolerancia de los visigodos.
Pero la conversión de Recaredo en el III Concilio de Toledo supone el comienzo de las
persecuciones bajo la monarquía católica: Sisebuto expulsa a los judíos del reino, Egica
los persigue y separa de los cristianos y Chintilla obliga a los judíos de Toledo a abjurar
de los ritos y prácticas de su fe. Los niños judíos eran separados de sus padres para ser
educados como cristianos. De entre los restos arqueológicos de ésta época, destacan
varias inscripciones, como la pileta de Tarragona o la memoria de Meliosa. También es
de gran interés una estela del siglo VI-VII decorada con pavos reales.
AL-ANDALUS
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El siglo de oro en la Península Ibérica
Dos cientos años después de la conquista musulmana, se inicia para los judíos del
andalus una Edad de Oro, con el desarrollo extraordinario de la vida intelectual, que
tenía que producir un florecimiento de los conocimientos humanos que hasta entonces
nunca había sido experimentado en el campo de la ciencia, de la poesía y de la filosofía.
Lo que los judíos crearon en aquellos siglos juntamente con los árabes, fue más un bien
para Occidente: se convirtieron en los maestros de Europa. La posteridad tiene que
agradecerles el que se salvaran los preciosos tesoros de la Antigüedad. Ellos hicieron lo
posible para preservar los múltiples conocimientos que estaban a punto de perderse para
siempre y aportaron un nuevo impulso para revivificarlos desarrollarlos y promoverlos
enérgicamente. En primer lugar se ocuparon de Aristóteles .Que llega a Europa
procedente del área árabe y judía, sienta las bases para la Escolástica. Solo cuando el
gigantesco trabajo estuvo ya realizado, Europa se dio cuenta de ello, pues en el
Occidente cristiano la investigación científica y el pensamiento no eran libres. Las
ciencias exactas, la medicina, la astronomía y las matemáticas no hicieron su entada en
la Europa Central hasta que llegaron a ella los escritos y las obras científicas árabes
traducidas al latín.
Aquella época que comenzó hacia el año 950 bajo los califas de la dinastía ommiada,
tolerantes y de espíritu abierto, continuó durante más de tres siglos fue denominado ―el
sueño dorado de la Historia Universal‖Y sin embargo ¿Quién e acuerda ya de ello?,
¿Quién conoce los nombre de sus filósofos y médicos, poetas y científicos, hombres de
estado y diplomáticos judíos?. Hasta hoy, uno de los más grandes capítulos del
desarrollo y del progreso humano ha permanecido como una hoja en blanco en la
historiografía de los libros escolares.
Cuando un árabe escucha la palabra ―Andalucía‖ sueña con un paraíso sobre la Tierra,
piensa en Abderramán el Grande (912-961), fundador del califato de Córdoba,
independiente de Bagdad, en el curso de tan solo veinte años, consiguió que surgiera un
floreciente y poderoso reino, del caos de pequeños reinos desorganizados. Se debe
agradecer a este soberano, tanto por su bienestar como por su cultura altamente
germinada, estuviese casi durante un siglo a la cabeza del mundo civilizado.
Su califato comprendía todo el Sur y la parte central de la Península Ibérica, incluyendo
ciudades tan florecientes como Sevilla, Granada y Lucena, la antigua Toledo que había
sido la capital en la época visigoda, también los prósperos puertos de Almería, Murcia
y Valencia. Pero una ciudad descollaba entre todas Córdoba ―la ciudad de ciudades‖
magnífica capital y residencia de los califas en el corazón de Andalucía. Su fama llega
a todos los países.
Córdoba era hacia mediados del siglo X, con sus veintiocho suburbios, la ciudad más
grande de toda Europa, alojaba casi medio millón de habitantes cuando ninguna otra
ciudad, a excepción de Constantinopla, contaba con más de treinta mil almas.
En la metrópoli junto al Guadalquivir, se inició una evolución única de las aptitudes y
cualidades que están latentes en el judaísmo, aparte de la Torá y el Talmud cuando el
mundo le brinda la oportunidad. . Los tres siglos de la era árabe constituyen un ejemplo
de ello. En Córdoba surgió entre sus filas una figura: Chasdai ben Issac ibn Schaprut,
médico personal y ministro de Comercio y Finanzas, prestó servicios incalculables al
califa Abderramán III, en calidad de diplomático y ministro de asuntos exteriores.
Dominaba la Torá y el Talmud y brillaba en filosofía, estudió el latín igual que el
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hebreo y el árabe, protector y mecenas de jóvenes estudiantes amantes de la poesía y
conocedores de la ciencia
Debido el peligro que representaba el califato de los fatimitas de Africa,. Chasdai
consiguió asegurar para su señor la ayuda del reino de Bizantino. Logró también la paz
con los reyes cristianos de León y Navarra que intranquilizaban continuamente el
califato con sus ataques.
En el 949 recibió de Bizancio el libro Dioscórides, se trataba de la célebre compilación
de medicamentos antiguos, la hizo traducir del griego al latín y luego con su
colaboración al árabe, de esta forma fue dado a conocer a los médicos y científicos de
su país, constituyó la base para la evolución de la farmacología. En el se basó más
adelante la importante obra de Ibn al-Baitar (1197-1248), el más grande botánico árabe
que contiene más de mil cuatrocientas plantas medicinales, así como substancias
curativas animales y minerales, con recetas médicas detalladas.
El corazón de Andalucía, la capital del poderoso califato fue elegida para sede de una
importante escuela independiente. La joven Córdoba empezó a ensombrecer la fama de
la debilitada Bagdad. De una escuela talmúdica hasta entonces solo discreta, evolucionó
con el rabino Moisés una Academia de gran prestigio: Córdoba se convirtió en la Sura
de Andalucía. La asistencia de estudiante aumentó de tal manera en pocos años que sus
salas y patios apenas podían albergar a toda la juventud ansiosa de saber, El deseo era
tanto más vehemente de estudiar en esta Academia, cuanto aquí figuraban en el plan de
estudios las ciencias profanas además del Talmud.
Mientras que la Europa cristiana se había atascado en una ignorancia y en el califato
oriental el espíritu abierto de otros tiempos se iba paralizando gradualmente, en el
califato de Andalucía se acercaba el tiempo de un florecimiento cultural único.
Lo que había empezado el gran Abderramán lo continuó su hijo y sucesor Hakim II
(961-976) con más ardor todavía. Poeta el mismo y devoto de la sabiduría, el joven
califa no tenía más que una meta: Andalucía debía estar por encima de los demás países,
gastó sumas enormes para reunir libros raros y valiosos. En Kairuan y en el Cairo, en
Bagdad y en Basra se encontraban sus enviados que compraban manuscritos y obras
antiguas y originales, de sabios que versaban sobre nuevas investigaciones. Así creó en
Córdoba una biblioteca que no tenía parangón en Europa. Según nos informan los
cronistas de la época, albergaba un fondo de unos cuatrocientos mil libros. En la
academia musulmana estudiaban muchos miles de oyentes.
Se inició una nueva formación humanística. Hizo venir a Córdoba a investigadores y
poetas judíos, entre ellos hombres que estaban dedicados al estudio de la lengua hebrea
y que la enriquecieron en todos los aspectos. Menakem ben Saruk que vino de la
cristiana Tortosa, hacia el año 950, después de largos años de trabajo científico, publicó
bajo el título‖Machberet‖ el primer diccionario hebreo que facilitó el ulterior trabajo de
investigación. Donasch ben Labrat (910-980aprox.) se trasladó de Fez a Córdoba, se
había destacado ya por sus estudios gramaticales, fue el primero que introdujo en la
lengua y en la poesía hebrea la escansión árabe. También el poeta Isaac Gicatilla se
estableció en Córdoba, y José ibn abitar, que tradujo textos talmúdico al árabe por
encargo del califa, y hacia el año 1000 Jehudá ben David Chajug, el más grande
discípulo de Menaquem La posteridad le dio el título honorífico de ―padre de los
gramáticos‖. Fue el primero que reconoció las raíces de tres letras de las palabras en la
lengua hebrea.
Córdoba fue el centro de los esfuerzos científicos del judaísmo. Generosos donativos de
sus miembros protegían las escuelas y especialmente la Academia. Vivian en la capital
cerca de mil familias ricas. Llevaban mantos de seda y costosos turbantes. Viajaban en
ricos coches y cabalgaban sobre caballos con moños de plumas como los musulmanes y
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adquirieron una manera de ser caballeresca, una ―grandeza‖, que les diferenciaba de los
judíos de los demás países
Los días estaban contados para el orgulloso califato de los ommiadas fundado por
Abderramán en Andalucía. Los guerreros bereberes del Norte de África, que durante
muchos años se habían traído a la Península como mercenarios para las luchas
fronterizas con los cristinos, se convirtieron en una desgracia para el poderoso reino. En
abril de 1013 el caudillo africano Solimán entró en Córdoba con sus huestes y durante
muchos días la esplendorosa metrópoli fue víctima del saqueo y la destrucción. Las
comunidades se vieron afectadas. Presas de un terrible pánico muchas familias judías y
árabes abandonaron la ciudad.
El califato de Córdoba se extinguió con una sangrienta guerra civil, fue sucedido por un
gran número de reinos musulmanes, gobernado cada uno por un emir: en Sevilla y en
Granada, en Almería y en Zaragoza. En ellos encontraron nuevas posibilidades de vida
los sabios y poetas políticos y comerciantes judíos que habían huido de Córdoba,
especialmente en los Estados dominados por los bereberes en los que nadie disimulaba
su simpatía por los judíos. En muchas ciudades de Andalucía la vida intelectual judía
inició otro impetuoso avance.
De nuevo un judío se elevó a la categoría de prestigioso hombre de Estado: Samuel ha-
Nagid (993-1063 aprox.) un doctor salido de la Academia de Córdoba fue nombrado
visir del reino de Granada.
Un humilde sabio con una formación polifacética, no era únicamente un experto en el
Talmud. Dominaba las ciencias profanas como ningún otro, conocía tan bien la
literatura árabe como la filología y la filosofía, era un maestro de la geometría y no tenía
rival en la lógica y en la polémica, hablaba y escribía en seis idiomas y además tenia
vocación de poeta.
La sagacidad y prudencia de Samuel, fue pronto reconocida en la residencia real y su
consejo era solicitado en todas las cuestiones políticas importantes. Cuando el visir
enfermó de gravedad, propuso al sabio consejero como sucesor. Su proposición
encontró buena acogida y el emir Habbus, nombró a Samuel visir del mayor reino
musulmán.
Junto a su responsabilidad ostentaba el cargo de rabino y jefe de todos los judíos del
reino. En el año 1027 el nuevo ministro de Estado se trasladó al magnífico palacio del
Gobierno de Granada. Durante veintiocho años dirigió con inteligencia y habilidad los
asuntos de Estado, en un tiempo lleno de intranquilidad consiguió mantener la paz en el
reino granadino, a pesar de las rivalidades existentes entre los príncipes bereberes y
árabes, en constante lucha y enemistad ―Samuel el príncipe‖ murió‖ hacia el año 1063.
Cuando de forma inesperada en diciembre del año 1066, bandas guerreras de la vecina
Almería cayeron sobre Granada, todos los judíos se vieron obligados a huir del reino en
el que habían vivido en paz durante quinientos años. La sangrienta persecución de
Granada fue la primera en la Península Ibérica desde la dominación del Islam.
Los dispersos encontraron asilo en otros Estados árabes, mucho se establecieron en el
reino de Sevilla, el segundo reino en importancia de Andalucía. Su soberano el emir
Motalid (1049-1069) era considerado tolerante y estimulaba con gran ambición la
poesía y la ciencia. Reclutaba hombres destacados, de cerca y de lejos, para su país. En
su corte vivía el doctor judío José ibn Migasch. El emir Motamid (1069-1091) sucesor
del anterior, nombró astrólogo de su corte al astrónomo y talmudista Isaac ibn Albalia
(1035-1094) natural de Córdoba. Le otorgó además la dignidad de ―Nassi‖, o sea,‖jefe
de todas las comunidades judías que entonces se hallaban establecidas en el reino de
Sevilla.
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En el reino de Zaragoza se desarrolla también una activa vida intelectual. Su soberano,
Moktadir, había nombrado visir a Chasdai abu-Fadi en 1066. El dignatario judío,
además de los asuntos propios de su cargo, cultivaba la poesía. Escribió poesías en
lengua árabe que encontraron una gran acogida.
En la ciudad residencial actuaba como rabino de la comunidad Bachja ibn Pakuda un
célebre maestro escribió en lengua árabe la obra ―Deberes del corazón‖. Bachja declaró
los deberes del corazón tan importante como los deberes rituales.
En Zaragoza vivió el filósofo y poeta Salomón ben Judá ibn Gabirol (1020-1058)
denominado el ―ruiseñor de la piedad‖, cuyos himnos, oraciones y canciones de queja y
arrepentimiento han permanecido inolvidados. Su fama como filósofo se debe a su
célebre escrito ―Fuente de vida‖, Más adelante esta obra ejerció una gran influencia
sobre la teología cristiana de la Edad Media, traducida del árabe al latín.
Los reyes cristianos de Castilla tomaron a su servicio súbditos judíos los emplearon en
los asuntos de Estado y les confiaron misiones diplomáticas, el motivo para la tolerancia
no era otra, que estaban familiarizados con las costumbres de los musulmanes además
de dominar el árabe y el castellano por igual, esto les hacía eficaces intermediarios, en
todas las negociaciones entre los gobiernos cristianos y árabes. Alfonso VI de Castilla,
rey desde1075 hasta 1109, reconocía este hecho. Por ello encomendó al medico judío
Amram ibn Schalbib la recaudación anual de tributos de sus vasallos musulmanes y la
dirección de todas las negociaciones entre ellos y sus reinos. Y llamó a la corte al doctor
judío Cidellus como consejero de confianza para las cuestiones árabes.
Las tropas castellanas de Alfonso VI, asaltaron el reino de Sevilla, dos años más tarde
en el 1085, la noticia del avance victorioso del soberano cristiano, sembró de terror en
toda la comunidad musulmana. Tras un sitio de cinco años el sultán Kadir de Toledo se
rindió a los castellanos. El Islam se sintió amenazado en lo más hondo. Los príncipes de
Andalucía solo encontraron una solución: la ayuda militar del Norte de Africa.
Con un numeroso ejército, Jusuf Abentexufín , caudillo de la secta beremer de los
Almorávides, pasó el estrecho y entró en Andalucía, reforzada por contingentes de
tropas mahometanas, una enorme fuerza militar avanzó de Sevilla hacia el Norte donde
el rey Alfonso se encontraba con un fuerte ejercito.
El 23 de Octubre los dos ejércitos se enfrentaron en Zalaca, cerca de Badajoz. A ambos
lados luchaban guerreros judíos. La batalla que empezó en lunes, terminó con una
victoria rotunda por parte de los musulmanes La victoria no trajo ninguna ventaja, se
hizo evidente demasiado tarde que se había traído el enemigo al propio país. Jusuf
Abentexufín humilló a todos los emires y los degradó a la situación de vasallos. La
dominación de los almorávides había empezado.
Los nuevos dueños de Andalucía no eran fanáticos religiosos y dejaron a los judíos en
paz. Y tampoco los almorávides pensaron en renunciar a los servicios de los judíos
cultos. Alí el segundo califa de la nueva dinastía (1106-1143), se sirvió de ellos lo
mismo que su hermano y corregente Tamim. El médico personal de Alí el judío
Salomón Almoalem de Sevilla, hombre celebrado como poeta, obtuvo el título de visir.
El médico judío Abraham ibn Kamnial de Zaragoza gozaba de gran prestigio en la corte
Rara vez hubo una época tan rica en inteligencias preclaras, tan fructífera en actividad
intelectual como la que esperaba al pueblo judío. Mientras que más allá de los Pirineos,
con la primera Cruzada se cernió la desgracia sobre las comunidades judías de la Europa
Central.
Destacaron:
El año 1.085 nació en Toledo Jehudá halevi, figuró como gran poeta y pensador.
En Lucena, Isaac ben Jacob Alfasi, sobrepasó a los doctores como autoridad talmúdica.
En Granada, Moisés ben Esra el ―Maestro‖ de las oraciones de penitencia
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En Toledo, Abraham ‖ibn Era, escribió obras sobre gramática, astronomía y filosofía
Jehudá Aljarisi, un último poeta de calidad del florecimiento.
Tras la muerte de estos, nunca más han surgido tales poetas ni se han escuchado tales
cantos. Nosotros solo recogemos las espigas que ellos dejaron.
La desgracia vino del Sur de África, cuando con los fanáticos almohades, enemigos de
los judíos, penetraron por tercera vez en la Península Ibérica bandas guerreras bajo el
estandarte del profeta .Bajo su soberanía se desencadenó el fanatismo religioso. Quien
no quería convertirse al Islam debía abandonar el país. Una oleada de persecuciones se
abatió sobre las comunidades judías y todas las sinagogas fueron destruidas Muchos
judíos se convirtieron en apariencia para salvarse. Otros muchos prefirieron huir.
En el 1147 Sevilla cayó en sus manos y en el 1148 Córdoba; a ellas siguieron Málaga y
Lucena. No se salvo ni una sola comunidad de Andalucía ni una sola sinagoga se escapó
de la destrucción o la profanación. En Granada se ofreció una tenaz resistencia que duró
poco. Musulmanes, cristianos y judíos tomaron juntamente las armas y acaudillados por
In Dahri llevaron a cabo sangrientas luchas contra los almohades. Pero fracasaron frente
a la superioridad numérica. Presos de pánico, amenazados de muerte, en bandadas los
fugitivos huían hacia el Norte, en dirección a los reinos cristianos.
De nuevo Israel había tenido que abandonar una patria a la que se había acostumbrado:
el Sur de la Península, donde había vivido durante setecientos años; de nuevo había
tenido que iniciar una peregrinación. En los territorios mahometanos no quedaba ya ni
un solo judío que profesara abiertamente su religión; las Academias y sinagogas estaban
desiertas y los cementerios donde quedaron sus antepasados estaban cubiertos de
maleza. El que había podido escapar con vida, a partir de hora vivió entre los
descendientes de los visigodos.
El centro de la intelectualidad era ahora Toledo, cuya comunidad creció en número de
diez mil con la llegada de los fugitivos y que poseía varias sinagogas que en belleza no
podían compararse con ninguna otra.
Tras los horrores de la invasión de los almohades empezó de nuevo en la comunidad
mahometana-una época de paz. Las comunidades judías, las ―almajas‖ pudieron gozar
de una vida tranquila y las ciencias y la poesía pudieron desarrollarse sin obstáculos.
Sin embargo, la vida espiritual del judaísmo no debía alcanzar ya más, su punto álgido
en la Península Ibérica. El hombre que sobrepasó a todos lo demás sabios, de la escuela
arábigo, que debía pasar a la historia del judaísmo como uno de los pensadores más
significativo, realizó la obra de su vida en Egipto: Moisés Maimónides, a quien el
pueblo dio el título de ―segundo Moisés‖ vino al mundo en Córdoba el 30.3.1135. En el
1148 cayó la desgracia sobre su ciudad: los almohades conquistaron Córdoba y echaron
de allí a la comunidad judía, empezó para el y su familia una vida insegura y errante,
llena de privaciones de una ciudad a otra
Adquirió una cantidad poco corriente de conocimientos en diversas materias:
matemáticas y astronomía, ciencias naturales y medicina. Esta última debía servirle más
adelante para ganarse la vida. Con la ayuda de las fuentes árabes profundizó en el
sistema filosófico de Aristóteles. Su primera obra importante, un lexicón de conceptos
de lógica y empezó un comentario a la Misná. Hacia el año 1160 Moisés y los suyos
marcharon hacia el Norte de África. En Fez se vieron de nuevo amenazados por los
musulmanes fanáticos. Por mar llegaron a Akko, en Palestina; de allí pasando por
Jerusalén y Hebrón, llegando a Egipto. En al Fustat, actualmente El Cairo viejo,
encontraron finalmente la paz tras casi veinte años de vida errante. Allí empezó la gran
época de Moisés Maimónides.
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En esta etapa terminó su comentario a la Misná. A el siguió otro trabajo enorme:
empezó la tarea de desbrozar y ordenar el Talmud, la obra legislativa de casi mil años
que había crecido hasta convertirse en un verdadero laberinto. Como fruto de diez años
de trabajo surgió una obra gigantesca que marcó una era para el mundo judío: la
―Mishne Torah‖, o repetición de la ley. Se había creado un manual, construido bajo
principios científicos.
La muerte de Maimónides dejó un vacío doloroso irreparable. En el tiempo más difícil,
cuando sobre las comunidades judías se cernió la larga y penosa noche de la Edad
Media, el judaísmo se encontró sin caudillo y sin una autoridad espiritual.
ARAGÓN
En un ambiente de respeto y convivencia, Aragón fue un lugar propicio y acogedor
para el mantenimiento y el desarrollo de la cultura judía.
Parece ser que la situación de los judíos en Aragón, bajo la época del Imperio Romano,
fue pacífica; pero no ocurrió lo mismo en tiempos de la ocupación visigoda (415), ya
que tras la conversión de Recaredo al catolicismo (589), al pretender la unidad religiosa
en todo el reino, se insistió en la separación total entre judíos y cristianos (633),
persiguiendo continuamente a las minorías judías. Así las cosas, la llegada de los
musulmanes (711), supuso un alivio para los judíos, ya que consintieron la práctica de
las religiones del Libro.
Durante los siglos X y XI, coincidiendo con el Califato y los reinos de Taifas, los judíos
aragoneses constituyeron pequeñas comunidades, en las que se dedicaban a la artesanía
y al comercio.
En la época taifal se produjo en el reino de Zaragoza un periodo de esplendor para los
judíos en cuanto a las ciencias, artes y el pensamiento, ya que los reyes de estas
dinastías se rodearon en su corte de poetas, artistas y científicos que profesaban esta
religión. Destacaron figuras como el poeta y filósofo Solomo Ibn Gabirol, también
destacó Ibn Paquda en las mismas materias e igual medida, y no quedaron eclipsados
poetas como el tudelano Yehuda ha-Leví y Moses Ibn Ezra. Pese a sucesos como el del
asesinato de Santo Domingo de Val en 1250, que fue adjudicado a un crimen ritual
efectuado por los judíos, el siglo XIII es una etapa de esplendor para este grupo social
porque consiguieron introducirse en la corte como funcionarios, médicos, traductores,
diplomáticos y administradores de los cristianos, ejerciendo de forma habitual una
función pública importante al frente del gobierno del estado. El financiero turiasonense
Moshé de Portella o el bilbilitano Aaron Abinafia (Aaron ibn Yahia) tendrán la
protección de Pedro III. Las relaciones con los cristianos se mantendrán relativamente
cordiales, hasta que en 1283 al prohibir reduce a los judíos aragoneses ejercer cargos
públicos. Comienza así una nueva etapa en la historia del judaísmo aragonés que
prácticamente se corresponde con el siglo XIV.
Todo cambió, en el siglo XIV, época de persecuciones y conversiones, que
desembocaron finalmente en la expulsión de todos los judíos del reino, en 1492, Nos
queda su recuerdo en no pocas huellas materiales diseminadas por todo el territorio
aragonés.
La situación iba a cambiar con la reconquista cristiana y con el surgimiento del reino de
Aragón. Como era preciso repoblar y organizar administrativamente los extensos
territorios conquistados al Islam, el monarca aragonés pidió la colaboración de los
judíos que vivían en la zona y de los que llegaban de territorio musulmán, huyendo del
fanatismo religioso de los almohades. Conforme se iban conquistando las ciudades
aragonesas, mientras a los mudéjares se les saca extramuros, a los judíos se les permite
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vivir en sus anteriores barrios. A partir de este momento, los judíos pasaron a ser
propiedad del rey de Aragón gozando de su protección, pero no tienen los mismos
derechos que los demás aragoneses habiendo nacido igualmente en el reino. Su libertad
estaba condicionada y tenían que satisfacer las peticiones de dinero de su señor en
concepto de impuestos. En el fuero de Teruel de 1177 se dice que los judíos son siervos
del rey y forman parte de su patrimonio.
Persecuciones en las juderías
A lo largo del siglo XIV, las aljamas de judíos crecieron y se organizaron desde el punto
de vista político, administrativo y judicial, a imitación de lo que hacían las comunidades
cristianas, pero su relación con éstos se irá deteriorando poco a poco.
Con Jaime II (1291-1327) se establecen algunas normas como la de la obligación de
vestir ropas con señales distintivas y se reglamenta el préstamo por parte de los judíos.
No tuvo apenas incidencia el movimiento antisemita de los pastorellos en 1320 (tan solo
en Jaca y alguna judería del Pirineo), que en su camino desde Francia hasta Oriente para
liberar los Santos lugares, fueron masacrando a todas las comunidades judías que
encontraron a su paso.
1348 fue un año clave por la llegada de la Peste Negra a toda Europa, quedando
diezmada la población aragonesa. Según las impresiones exageradas de Pedro IV, causó
la muerte de las tres cuartas partes de la población del reino. Entre la población
comenzó a correr el bulo de que los causantes de la peste fueron los judíos que habían
envenenado los ríos y por eso comenzaron otra serie de persecuciones.
En la segunda mitad del siglo XIV los judíos aragoneses se vieron afectados por nuevas
epidemias y algunas aljamas sufrieron severas persecuciones por motivos diversos con
escaso fundamento, como ocurrió en 1377 en Huesca, donde fueron acusados de haber
profanado hostias consagradas. Pero en plena crisis económica, las persecuciones más
graves ocurrieron en 1391, ya que fueron generalizadas en toda la península. Son los
llamados pogroms en donde fueron asesinados multitud de judíos a manos de la
población de baja extracción social. En Aragón los hechos no fueron tan graves como
en otros lugares de la península, pero se acabaron asaltando muchas juderías como las
de Aínsa, Barbastro, Tamarite, Jaca o Huesca. La aljama de Zaragoza se libró, porque
en esos momentos el rey se hallaba residiendo en la ciudad.
Todas estas desgracias provocaron una oleada de conversiones de judíos para salvar la
vida. Además, a partir del siglo XV, con las aljamas en quiebra económica, se
comenzará a usar una persuasión sistemática y amenazante para que los judíos abracen
el cristianismo.
En un ambiente de indudable tensión (evidente antisemitismo), se trataba de persuadir al
judío ofreciéndole la oportunidad de abandonar su religión, convenciendo a los rabinos
más significados –y con ellos a la mayor parte de la comunidad hebrea- de que Jesús era
el verdadero Mesías y que la única verdad era la fe cristiana.
La Disputa de Tortosa
La Disputa de Tortosa fue el más importante debate interreligioso entre representantes
de cristianos y judíos durante la Edad Media en España.Papa Luna, Vicente Ferrer, y el
judío converso alcañizano, Jerónimo de Santa Fe (anteriormente Joshua Ha-Lorki), en
plena campaña de persuasión para la conversión de judíos, organizaron la llamada
―Disputa de Tortosa,‖ entre 1413 y 1414, fue el debate interreligioso más importante
entre representantes cristianos y judíos durante la Edad Media en España. Los rabinos
debieron asistir obligados por la autoridad papal, además de que la presencia de judíos
entre el público también fue obligatoria. En definitiva, unos encuentros entre las
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máximas autoridades religiosas de la Corona para reconocer la primacía de una u otra
religión.
La figura fundamental de entre los predicadores cristianos fue el valenciano San Vicente
Ferrer, quien tenía significación religiosa y política: Posibilitó la reunión en Caspe, de
nueve compromisarios, para nombrar sucesor a Fernando de Antequera; a finales del
XIV, asistió a la confrontación de una guerra civil (banderíes) entre el obispo Jaime de
Aragón y la familia de los Vilaragut; también vivió ―el rebrote dels bandos‖ en 1396
(entre Soler y Centelles); Así mismo posibilitó la creación de un ―Studi General‖,
mediando entre el Consell y la Iglesia, acerca de la enseñanza.
La peste negra, (desaparece 1/3 de la población europea) las continuadas guerras de
Francia e Inglaterra, las persecuciones y matanzas de personas de las minorías hebrea, o
mudéjar, provocaron la intensa y continuada llegada al Reino de Aragón, de multitud de
familias foráneas. Se crean diferentes y opuestas clases sociales, el pueblo siente miedo
y está desconcertado; no va a contar con un solo pontífice, ( serán dos, o tres: Roma,
Aviñón, y Peñíscola) que deba y pueda marcar, un ejemplo a seguir.
La predicación del Mestre Vicent no admitía discusión. Así pues, comenzaron las
predicaciones del dominico Vicente Ferrer para conseguir la conversión en masa de los
judíos peninsulares. (1412) La presentaba como inspirada e inflexible; razón por la que
no convencía a los rabinos, que se preciaban de maestros, de suerte que se llegó a la
―Disputa de Tortosa‖, precisamente, porque se optó por llevar a dicho congreso la
discusión de las verdades fundamentales.
El Papa Benedicto XIII se encontraba en situación crítica y ansiaba obtener éxito en
dicha iniciativa, apremiando a su amigo Vicente Ferrer en sus trabajos apostólicos hacia
los judíos. El Papa, profundo conocedor del mundo hebreo e, inclinado a su conversión,
ayudado por el judío Joshua‘ Lorqui, (converso, Jerónimo Santa Fe), asumieron las tesis
de Vicente Ferrer llevando la voz de la primera fe cristiana frente a los numerosos
rabinos que acudieron a la discusión, que iba a ser un verdadero dictado de las tesis
cristianas, sin atender a las razones judías. Inducían a los no creyentes para que la
abrazaran siendo un verdadero dictado de las tesis cristianas. Al debate llegaron poco
más de veinte rabinos de Cataluña y Aragón. Habían acudido obligados por la autoridad
papal bajo la pena de fuerte multa en caso de no hacerlo a tiempo, y, mientras duró la
disputa, debieron defenderse de las acusaciones y amenazas de todo tipo de la parte
cristiana. Esta disputa se desarrolló bajo la sombra de la reciente degollina de 1391 en la
judería de Sevilla, en la que fueron asesinados 4000 judíos a manos del populacho. El
debate no fue estrictamente tal, sino una serie de sesiones de adoctrinamiento religioso,
con el objetivo de forzar a las autoridades religiosas judías a reconocer ―errores‖ de su
religión frente a sus correligionarios y reconocer que el Antiguo Testamento avalaría
que Jesucristo había sido el Mesías. Los rabinos debieron asistir a las mismas obligados
por la autoridad papal, además de que la presencia de judíos entre el público también
fue obligatoria.
El converso Joshua ‗a Lorqui, Jerónimo de Santa Fe, ( renegado judío bautizado bajo el
nombre cristiano de Jerónimo de Santa Fe) que fue evangelizado por Vicente Ferrer, se
entregó por completo en la tarea de convencer a sus hermanos para que aceptaran la
verdad de que Jesús era el Mesías prometido, rechazando todas sus objeciones. En
agosto de 1412 le expondrá al Papa textos originales del Antiguo Testamento, según los
cuales todos los signos del verdadero Mesías se habían cumplido con Jesús.
Ciertamente, toda esta problemática va tomando cuerpo doctrinal en la ―Disputa de
Tortosa‖ (1413-1414). La controversia o debate tuvo resonancia notoria en Sefarat.
Benedicto XIII abriría, el 7 de febrero de 1413, la primera sesión del Congreso,
interviniendo personalmente en las disputas, aunque, al mismo tiempo, delegó la
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presidencia en el P. General de los dominicos Fray Joan de Podionuncis. Y Jerónimo de
Santa Fe sostendrá el argumento fundamental del mesianismo de Jesús, delante de los
catorce rabinos asistentes, a los que no se les permite argumentar sino tan solo indagar
y preguntar. Las palabras del Pontífice fueron determinantes: “Vosatres, qui sou els
mes sabuts dels hebreus, sapiau que yo estic en este lloc, ni vos he congregat en ell per
a disputar si es verdadera la nostra religió o la vostra perque estic fermament cert de
que es la meua religió l’unica verdadera. Va ser la vostra, en atres edats, la verdadera
Llei pero ara està del tot anulada. Ni sou cridats ací per atre autor mes que per
Jeronim de Santa Fe, el cual te oferit en sicera evidencia que ha de provar-vos el que la
vinguda del Messies es va verificar fara temps, valentse del vostre Talmut, llibre forjat
en atre temps per Mestres mol mes sabuts que vosaltres. Guardeu-vos, per tant, de
disputar d’una cosa”.
Cada día eran más los judíos que abrazaban la fe cristiana, renegando del judaísmo.
Como mantenedor de las tesis hebreas, los judíos eligieron al eminente rabino Ben
Veniste de la Cavallería, muy bien visto en la Corte de Fernando I quien como su hijo el
futuro Alfonso V, parece mantenerse al margen de la cuestión dogmática.
Curiosamente, finalizada la Conferencia de Tortosa, toda la familia de los Cavallería se
convertiría y los dos hermanos Bonazos y Vidal, tomaron los nombres de Fernando y
Gonzalo, pasando a ser funcionarios de las Cortes.
Y en Tortosa seguirá el Pontífice todo el Congreso. Hasta el 15 de junio de 1414,
cuando se traslada la Curia Romana a San Mateo, donde proseguirá hasta sesenta y
nueve sesiones, a lo largo de veintiún meses. Jerónimo de Santa Fe expondrá los diez
errores del Talmut, que venían a modificar la escritura ante sus antiguos hermanos
sorprendiendo al rabino zaragozano Zerahía ha-Levi, designado aquel día para crear
controversia. Andreu Beltrán (después prelado en Barcelona y Gerona) y el castellano
Garcí Álvarez.
Astruc ha – Levi, en nombre propio y de los demás rabinos conversos, pronunció la más
completa abjuración y, cuando acabó, los otros once respondieron: “I mosatres estem
conformes en dita cédula y nos adherim ad ella‖.
El resultado del Congreso de Tortosa fue, sin duda, extraordinario, mas es curiosa la
actitud de Benedicto XIII, quien poco después de concluído aquel, a la vez que
indignado por la oposición de los dos rabinos (y unos cuantos más) que se habían
negado a abjurar, promulgó un Decreto General para toda la Iglesia sujeta a su
obediencia y el 11 de mayo de 1415, estando ya el Papa en la Capital del Reino, publicó
su Bula contra Judeos cuyas cláusulas tienen un contenido meramente doctrinal
(referentes al Talmut) como ya hicieran Gregorio VIII e Inocencio IX y, posteriormente,
Gregorio IX, de manera que, pasado un mes de dicha Bula, quedara prohibido poseer
aquel libro. (Talmut)
No había duda de que la nueva Bula suponía un conjunto de disposiciones, las más
odiosas para los judíos: Venía a renovar las medidas tradicionales de separación entre
judíos y cristianos; obligaba a entregar ornamentos y vasos sagrados; imponía el cierre
casi absoluto de las sinagogas; disponía la prohibición de vivir juntos judíos y
conversos; ordenaba el confinamiento de los hebreos en juderías y vetaba el ejercicio de
las profesiones liberales, al tiempo que retiraba el uso del traje y distintivos habituales
de los judíos –rueda partida en dos colores, amarillo y rojo, que llevaban en el pecho los
varones- con lo que la Bula, realmente, venía a corroborar L‘Ordenament de Valladolid
de 1412 que, al año siguiente, el propio Fernando I, habría puesto en rigor en sus nuevos
dominios.
La obra del dominico Vicente Ferrer fue fecunda abundante y positiva de suerte que no
podemos valorarla en función de la política de los Monarcas.
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Fernando I que dispensa un gran favor a los bautizados, parece como si Alfonso V el
Magnánimo pretendiera cambiar su política para con ellos, mostrando ahora un mayor
interés por mantener sus comunidades y prosiguiendo un celo proselitista
Por parte de los judíos destacaron las figuras del darocense Josef Albo o la del
zaragozano Vidal Benveniste o Astruc Ha-Leví de Alcañiz, y aunque sus razonamientos
y actuaciones en el debate fueron dignos e incluso brillantes, el resultado fue nefasto, ya
que se convirtieron más de tres mil judíos, la mayoría de la clase dirigente.
Siguiendo con el asedio a las aljamas aragonesas en 1415, Benedicto XIII proclamó una
bula en la que mandaba clausurar las sinagogas, recoger los ejemplares del Talmud y
confinar a los judíos en sus barrios. Las conversiones se producían en número muy
importante. En Daroca por ejemplo, la judería compuesta por unas cuarenta familias se
clausuró después de esa fecha, aunque a mitad de siglo volvió a recuperarse.
Por regla general, de los que se convirtieron, unos pocos lo hicieron de buena fe, y otros
muchos, aunque se comportaban como cristianos, seguían manteniendo muchas
costumbres judías: eran los llamados judaizantes. Al principio, la inserción de los
conversos en la sociedad no resultó traumática, pero con el tiempo, estos individuos
acabarían siendo rechazados tanto por sus antiguos correligionarios como por los
cristianos lo que contribuiría a desencadenar el problema converso.
Las juderías aragonesas Las poblaciones más dinámicas aragonesas tuvieron sus juderías. La más importante fue
la zaragozana que contó con casi 1.500 habitantes divididos en dos barrios, el de la
judería vieja, dentro de la muralla romana, situado entre la calle Mayor, la de San Gil y
el Coso; y el de la judería Nueva o de los Callizos, extramuros en torno a San Miguel.
Tenía una muralla con varias puertas y postigos que la separaban de la ciudad cristiana.
Contó con cuatro sinagogas y la mayor se encontraba en el actual Seminario de San
Carlos. En la judería de los Callizos se conserva todavía una sala de los baños públicos
que data de fines del siglo XIII.
La segunda judería en importancia aragonesa por su número de habitantes (cerca de mil)
fue la de Calatayud. Se situaba en torno al castillo de 'la judería' desde la Cuesta de
Santa Ana. Su sinagoga mayor está en la actual ermita de la Consolación.
La judería de Huesca se extendía al suroeste de la ciudad, desde la puerta de Ramián
hasta las "fuentes de la judería". Tuvo tres sinagogas a las que acudían unos quinientos
habitantes. Tras las persecuciones y saqueos del siglo XIV se hizo necesaria la
intervención del rey para impedir su disolución. En Jaca, el asentamiento hebreo estuvo
en el barrio del Castellar y contó con dos sinagogas para unos 350 habitantes.
En Tarazona se desarrolló una de las comunidades más activas asentadas en dos
juderías: la Judería Vieja, a los pies de la antigua zuda musulmana (actual palacio
episcopal) y la Nueva que surge a partir del siglo XV. Una de las estampas típicas de
Tarazona, las casas colgadas, forma parte del legado hebreo. Además tuvo dos
sinagogas a las que acudían más de las doscientas personas que formaban parte de esta
aljama.
En la provincia de Zaragoza, también existieron importantes juderías en localidades
como La Almunia de Doña Gomina, Épila o Almonacid de la Sierra, en donde
conservamos su arco de entrada a la judería; Daroca, cuya comunidad compuesta por
unas cuarenta familias se extinguió en 1415 por la bula de Benedicto XIII, pero volvió a
recuperarse a mitad dde siglo en torno al llamado Barrio Nuevo. La iglesia de Santiago
de Aguarón se sabe que fue la antigua sinagoga de la población. En Cinco Villas, en
ocasiones llegaron a alcanzar el 25% de la población total, destacando las poblaciones
de Ejea, Biel, Uncastillo, Sos del Rey Católico, Luesia, El Frago o Tauste.
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En el Bajo Aragón destaca la judería de Caspe ubicada en la calle Barrio Verde, la de
Alcañiz en el Barrio Santiago, que tuvo un periodo de esplendor porque fue en el siglo
XIV un importante centro de estudios rabínicos, pero tras la conversión de Jerónimo de
Santa Fe vio cómo quedaron apenas quince casas. En la judería de Híjar se ha
mantenido casi intacta su sinagoga, el mejor ejemplo aragonés. En la capital turolense,
donde se conserva el topónimo de la Subida de la Judería, destaca esta comunidad por
su número de población (400 personas).
Edicto de expulsión de los judíos
El último paso, ya irreversible, lo darán los Reyes Católicos tras la conquista de
Granada firmando el edicto de expulsión de los judíos el 31 de marzo de 1492. Los
judíos tenían un plazo de tres meses para bautizarse o emprender la marcha. De los
9.000 judíos aragoneses, se estima que iniciaron este nuevo éxodo unos 5.000 ó 6.000, y
se dirigieron principalmente hacia el reino de Navarra o por mar hacia territorios
costeros mediterráneos. Se sabe que de los que marcharon a Navarra retornaron una
buena parte recuperando sus antiguas viviendas. No parece un número muy importante
de población pero sí que lo es en realidad, porque en aquella época vivían en Aragón
unas 230.000 personas.
Los conversos y judaizantes
Los conversos también reciben el nombre de 'cristianos nuevos' y raramente accedían al
cristianismo libremente. No estuvieron bien vistos por los 'cristianos viejos' pero aún
con todo, en Aragón, la convivencia de unos y otros fue más llevadera, gracias a la
protección de los reyes. Así pues, no es de extrañar que algunas familias de conversos
llegaran a acumular grandes fortunas y a ocupar puestos de importancia en la
administración del reino como los Santángel, Cavallería, Zaporta o la familia de
Alfonso Sánchez. Esta riqueza fue también en gran medida causante de acusaciones y
detracciones como las que originó el famoso Libro Verde de Aragón, en el que se
detallaron genealogías de familias aragonesas de ascendencia judía.
Otro caso distinto era el de los judaizantes, que también eran conversos, pero aunque se
habían bautizado seguían actuando (ya por convicción o por desconocimiento) bajo las
normas y tradiciones judías: seguían circuncidándose, se casaban por el rito judío,
guardaban las fiestas judías, seguían yendo a la sinagoga, guardaban el ayuno en el Yom
Kippur, comían carne solo de la judería y no comían alimentos prohibidos por la
religión judía, etc.
La excusa que necesitaba la monarquía para reintroducir la Inquisición fue la relajación
en las costumbres religiosas de los nuevos cristianos. En Castilla se implantó en 1478 y
en Aragón en 1483 bajo el mando de Torquemada.
En Aragón hubo gran oposición al establecimiento de la Inquisición, no sólo porque
perjudicaba a los influyentes conversos, además también vieron los aragoneses una
intromisión castellana y un peligro para sus Fueros, por eso salieron en su defensa.
Para que fuera mejor aceptada la nueva institución fueron nombrados inquisidores
generales los aragoneses Gaspar Juglar y Pedro de Arbués. El asesinato de éste último
en la Seo, ordenado por importantes familias de conversos zaragozanos, condujo al
definitivo afianzamiento del nuevo tribunal y a multitud de autos de fe en los que se
condenó, confiscó los bienes y ejecutó a estos conversos.
Los judíos destacados en el Aragón medieval
Pedro Alfonso o Abraham ibn Ezras destacan por su importante aportación en el campo
de las matemáticas y la astronomía,
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Moshé Sefardí nacido en Huesca. En esa misma ciudad se bautizó en 1106, tomando el
nombre de Pedro Alfonso en honor del rey Alfonso el batallador, que lo había
apadrinado y acogido en su corte.
A través de sus escritos vemos que destacó en diferentes facetas, como en sus polémicas
contra el judaísmo en sus Diálogos. También fue afamado médico y científico. No se
conserva ninguna obra entera en esta área, pero sí se sabe que estuvo en la corte
francesa y que fue el médico personal del rey inglés Enrique I, hacia 1110. Realizó
traducciones de autores musulmanes y se le considera como el eslabón que enlaza el
mundo oriental y la entonces adormilada cristiandad occidental.
La obra de Pedro Alfonso que más fama le dio y que más se transmitió fue su Disciplina
Clericalis de finalidad didáctica y moralizante para los clérigos y doctos, con cuentos de
temática de origen oriental.
Escuela de traductores de Tarazona.
Con la conquista del valle medio del Ebro por Alfonso I el Batallador, posibilitó la
restauración de sus sedes episcopales. La huella cultural que había dejado el reino taifa
de Zaragoza fue muy profunda y ello propició la llegada de eruditos que mostraban
especial interés por las traducciones al latín y al hebreo de textos árabes,
fundamentalmente los dedicados a la astrología, astronomía, álgebra y alquimia.
En Tarazona, y bajo el patrocinio del obispo Miguel de Toulouse -que rigió la sede
turiasonense desde la conquista de la ciudad en 1119 hasta 1151-, trabajó especialmente
Hugo de Santalla quien tradujo del árabe al latín varias obras científicas. No obstante,
resulta un tanto impropio hablar de una escuela de traductores en Tarazona, ya que en
esta localidad aragonesa no hubo continuidad en la labor intelectual tras la desaparición
de Hugo de Santalla y la del obispo don Miguel. Sería mejor hablar de una escuela de
traductores en todo el valle del Ebro y Abraham ibn Ezra fue uno de los judíos que
tradujo obras del árabe al hebreo.
La organización en las aljamas
El término aljama se refiere tanto a las comunidades de mudéjares como las de judíos.
Esta palabra proviene del árabe y quiere decir en esa lengua conjunto de personas. Las
aljamas eran verdaderas células autónomas insertas entre la población cristiana,
rigiéndose por sus peculiares ordenanzas. Podemos considerarlas como entidades
equivalentes al concejo de los cristianos.
Todas las ciudades de Aragón tuvieron sus aljamas judías, pero no es tan solo un
fenómeno urbano también las hay en los pequeños núcleos rurales. Disfrutaban de un
alto grado de independencia, aunque estaban sometidas al poder político del Estado
cristiano. Contaban con sus propias autoridades y leyes basadas en la Torah y el
Talmud.
Dentro de la aljama, la sociedad se encontraba muy estratificada, y conformaba una
microciudad dentro de la ciudad cristiana. Al frente se hallaba el rabbi o rabino,
designado por el rey. En la organización de la aljama también tenían su importancia los
ancianos, los adelantados y los jueces. Por debajo de estos había una serie de
funcionarios que ejercían distintos cargos como el bedin (policía) o el almutazaf, que
vigilaba los pesos y medidas del mercado. Evidentemente, dependerá el número de
funcionarios del tamaño de la aljama, pero debe haber un mínimo de diez familias para
la existencia de ésta y una serie de edificios públicos como las sinagogas o carnicerías.
Conforme vaya avanzando el tiempo, las aljamas dejarán de pertenecer solo al rey y
pasarán a ser propiedad también: de la Iglesia (El Frago, Biel, Aguarón...), de las
Órdenes Militares (Alcañiz, Alcorisa, Montalbán...) y la nobleza (Ayerbe, Gurrea,
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Tamarite, Sariñena, Épila, Ricla, La Almunia, Híjar...). Aunque las aljamas que
pertenecen al rey seguirán siendo las más importantes: Zaragoza, Teruel, Huesca,
Barbastro, Calatayud, Tarazona, Jaca...
Cómo vivían los judíos aragoneses
Se ha dicho anteriormente que con la conquista cristiana los judíos permanecieron en
sus antiguas viviendas intramuros que estaban agrupadas en torno a un barrio: la
judería.
Originariamente, las juderías surgieron por la propia voluntad de los judíos quienes de
esta manera tenían un lugar donde vivir en comunidad y poder así más fácilmente
guardar sus leyes y costumbres. Las juderías estaban abiertas a las gentes de las demás
religiones e igualmente los judíos podían vivir en cualquier parte de la ciudad, pero eso
fue cambiando y con el tiempo se les acabó confinando en sus barrios y cerrándolos con
murallas. Zaragoza fue delimitada por Alfonso III, por medio de un decreto en 1288.
Esto produjo una cierta endogamia con matrimonios entre miembros de la comunidad.
Dentro de la sociedad existían varios estamentos sociales. El más alto estaba ocupado
por las familias adineradas y muy cultas, con grandes posesiones inmobiliarias,
dedicados al comercio y el crédito financiero. Tanto los judíos como las Órdenes
Militares serán los principales prestamistas del reino, aplicando unos intereses de un
20% anual e incluso más altos a veces. La Iglesia condenó duramente y prohibió
constantemente esta práctica identificándola con la usura. Ésta es una de las razones de
la mala consideración de los judíos.
Otro de los oficios típicos de los hebreos fue el de médico y los hubo muy famosos
como Yoná ibn Yanah que trabajó en la corte taifal tuyibí; Moshé Sefardí (Pedro
Alfonso después de su bautismo) fue médico en la corte aragonesa y la inglesa; y en el
siglo XIV fue famoso Sem Tob (Sem Tob Isaac Saprut), que aunque nació en Tudela
ejerció la mayor parte de su vida profesional en Tarazona. Sirva como ejemplo una
contabilidad realizada entre 1350 y 1391 en donde se documentan más de doscientos
médicos hebreos en la Corona.
La mayoría de los judíos se dedicó a la artesanía y el comercio, especialmente el que
tenía que ver con los tejidos. Muy pocos hebreos se dedicaron a labores agrícolas y
ganaderas, en manos de los cristianos principalmente.
La vida de un judío medieval, igual que la de un cristiano, estaba impregnada en todas
las facetas por la religión. Sus celebraciones litúrgicas las realizan en las sinagogas,
pero estos edificios también sirven como centro de estudio y de reunión. Las sinagogas
no tienen una tipología fija y siguen unas reglas funcionales. En cuanto a la decoración
es muy escasa y sin ornamentos figurados, ya que no se puede representar a Dios. Los
espacios fundamentales en una sinagoga son el arca donde se custodian los rollos
sagrados de la comunidad y el bimah o púlpito donde se lee la Torah.
Desde sus festividades hasta lo que se comía dependían de la religión. Los judíos tienen
unos alimentos permitidos, son los llamados kosher. Existen animales que no pueden
ser consumidos, como el cerdo, pero además poseían sus propias carnicerías porque
existe una determinada matanza ritual de los animales, desangrándolos con un corte en
la garganta, ya que la Torah prohíbe el consumo de sangre.
En cuanto a sus festividades, la ordinaria es el shabat, celebrada el sábado y destinada al
descanso, tiene la misma significación que el domingo para los cristianos o el viernes
para los musulmanes. El día más solemne del año es el del Yom Kipur en donde se
guarda ayuno y se conmemora el perdón y el arrepentimiento.
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COMUNIDAD VALENCIANA
Los asentamientos mas antiguos se sitúan en Mérida, Castilla, y Andalucía, varios
autores dicen que también en Sagunto.
Los judíos eran anteriores a otros pueblos españoles, vinieron con la primitiva diáspora
que se disperso con el Imperio Romano.
El yacimiento judío valenciano es una sinagoga encontrada en la Alcudia, lo que destaca
es una inscripción en griego degenerado, de ahí que diversos autores digan, que es una
basílica reconstruida, denotando presencia de judíos con negocios en el mediterráneo.
En Orihuela también han encontrado vestigios de presencia judía, así como en la
Necrópolis de Játiva, en la que se encontró un anillo (sello judío antiguo).
El III concilio de Toledo y la adopción de catolicismo, fue fatal para los judíos.
Los judíos vieron en el Islam a sus salvadores en los primeros años de la conquista,
durante la dominación musulmana, judíos y cristianos quedaron protegidos, y se
restablecieron las comunidades judías, en las zonas urbanas. Denia se convirtió en un
gran taifa, en la que participaron activamente los judíos, destaca el papel de algunos
hebreos que tras convertirse en rabinos, desempeñaron importantes funciones en estas
comunidades.
En el Cairo, se han recogido documentos de litigios, entre judíos de Denia y mercaderes
tunecinos, apareciendo como testigos, grandes judíos de Denia.
Igualmente, existen documentos sobre Valencia, durante la conquista del Cid, en el que
aparecen referencias sobre los judíos, se les recuerda que son inferiores a los cristianos.
A la muerte de Almanzor, el estado se fragmenta, apareciendo los llamados Reinos de
Taifas, Valencia cae en manos de Rodrigo Días de Vivar, el Cid, por unos años hasta su
muerte y es reconquistada definitivamente en el año 1.238 por Jaime I.
En vísperas de la conquista por Jaime I, los judíos suponían en Valencia el 7 %. El siglo
XIII, fue la edad de oro de los judíos, Jaime I, firmó los límites de la antigua judería de
Valencia, otorgándoles, ciertos derechos, esto atrajo a muchos judíos, por las
concesiones de Jaime I, obtuvieron casas y tierras por los servicios prestados. La
mayoría procedían de Cataluña y Aragón, así como del norte de Africa y Marsella.
Para impulsar las actividades comerciales, quedaron exentos de algunos impuestos,
estas concesiones salían extraordinariamente del monarca, o por necesidad de tributos.
Estas exenciones, eran para atraer población, para repoblar territorio reconquistados, les
reducían los impuestos para fomentar el negocio y la apertura de tiendas, (esta es la
teoría actualmente del PP. Y que no entiende este Gobierno), los judíos eran
considerados por el Rey como una gran fuente de ingresos.
Los territorios alicantinos, fueron incorporados a la corona de Castilla, mediante el
pacto de Alcaraz, los judíos son nombrados en 1.252 por Jaime I, como intérpretes
árabes.
Tenían la prohibición de la Iglesia de ejercer cargos públicos, pero la realeza, hacía caso
omiso, pues necesitaba a los judíos como personal cualificado, el reconocimiento les
vino sobre todo como traductores de árabe.
Como funcionarios públicos, destacaron en Valencia, como arrendadores de derechos
reales, de rentas y gabelas, como la sal, y arrendadores de tributos.
Si bien Jaime I, había dado y otorgado privilegios a judíos próximos a él, esto no era lo
mas corriente, pues el rencor de la iglesia y del pueblo iba en aumento.
En el Siglo IV, Pedro III, tuvo que acceder a las peticiones y no permitió que tuviesen
ciertos privilegios, se le prohibió leyes propias de alimentos, los judíos dejaron de
colaborar con el poder y solo se quedaron como fuente de ingreso, las aljamas se
empobrecieron.
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El reinado de Jaime II, sirvió para salvaguardar la existencia de los judíos, intervino
con frecuencia en las disputas internas, volviendo a legislar sobre el gobierno de las
aljamas y el reparto de tributos.
Jaime II, fue un monarca empeñado en difundir la fe cristiana entre los judíos, les
presionaba para que se convirtieran, pero a su vez, les protegía de los cristianos, la
tenacidad de los judíos levantaban mucho odio de los cristianos.
Jaime II, en la conquista del reino de Murcia, aumentan las aljamas, y sabiendo la
importancia de la economía que generaban los judíos, apoyó la inmigración de nuevas
familias, disminuyendo en Elche los impuestos para que vinieran más judíos.
En 1.320 se levantaron actos violentos contra los judíos, que Jaime II eliminó, a pesar
de un problema de desorganización, las aljamas se consolidaron en el siglo XIV, los
judíos oriolanos fueron exentos de pagar tributos en 1.326.
En 1.350 en Valencia lapidaron a judíos, Pedro IV impuso un castigo a los asaltantes,
en 1.354, se reunió con representantes de todas las aljamas, para arreglar estos
problemas, pero la organización, no llego a ponerse en marcha.
Superados los años de crisis, se inicia una etapa de recuperación, Pedro IV protegió a
los judíos, no por su bondad, sino porque necesitaba dinero para la guerra.
La guerra de los dos Pedros, se vivió sobre todo en Valencia, por lo que los judíos de
Alicante, desaparecieron por muertes o emigración.
Las aljamas de Sagunto y Liria, también sufrieron atropellos, En cambio Valencia,
creció y sobrepaso los límites establecidos, comenzaron las obras de la judería nueva,
truncadas en 1.391.
La ampliación de la judería, aumento más el odio entre los cristianos, pero aun así la
península era un oasis, para los judíos que estaban siendo desterrados de toda Europa, el
antijudaísmo era latente.
El 9 de julio de 1.391, estalla un motín en el Mercat, donde exaltados enarbolaron el
estandarte de la cruz, las autoridades consiguieron, se devolviese parte del saqueo, la
revuelta se propaga a las alquerías cercanas, en Burriana tuvo mayor virulencia, la
aljama de Sagunto (Monverde), tuvo mayor suerte, la aljama de Alcira fue asaltada, el
10 de julio y su perdón fue el 16 de enero de 1.393.
La situación en Játiva, se creía que podía ser controlada, pero las noticias, decían que
estaban realizando conversiones masivas, los judíos, se refugiaron en el cercano
Castillo.
El rey otra vez se vio sin voluntad, temía que los vecinos de Játiva, huyeran hacia
Castilla, y decidió imponer solo una pequeña multa.
Los asaltos a las juderías de Valencia, fueron terribles, se mantuvo el orden social judío,
hubo divisiones en el seno familiar, el problema era que a pesar de las conversiones
masivas, seguían practicando las tradiciones judías, esto suponía un problema con la
aparición de la inquisición y al final con la expulsión de los judíos en 1.492.
La ira de los cristianos sobre los judíos, no era solamente por la religión, sobre todo, la
envidia en lo laboral, pues estos eran más competentes que los cristianos.
La reconstrucción de las aljamas valencianas, fue muy penosa, pues desde las cortes y
sus vecinos cristianos, el antisemitismo hacía que emanaran leyes segregacionistas.
Después de las revueltas, las relaciones volvieron a su cauce, por las medidas
proteccionistas del Rey sobre los judíos, ya que estos eran una fuente mas de ingresos.
En las localidades mas pequeñas, la recuperación de las aljamas, fue mas fácil, por
ejemplo las aljamas de Burriana, al final del siglo XIV
Ya se habían restablecido.
El apoyo de Juan I a los judíos, contrasta con la política antisemita de los cristianos, la
entronización de la dinastía Trastámara, indujo a los judíos a una política de conversión,
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aunque algunos, seguían practicando el judaísmo, hay que distinguir el judaizante del
converso, ya que, si bien todos los judaizantes fueron conversos, no todos los conversos
judaizaron. Su origen se remonta a las numerosas conversiones de judíos, ocasionados
con motivo del asalto a la judería de Valencia (1.391), y que tuvo repercusión, en casi
todas las demás del Reino Valenciano.
La oleada de conversiones, ya no fue interrumpida, el gobierno las favoreció
concediendo plenitud de derechos a los bautizados (muy mermados por la legislación
antisemita de la primera mitad del Siglo XV), y otorgando incluso cargos públicos de
importancia a los mas notables.
Asimismo influyeron las predicciones de San Vicente Ferrer y la controversia de
Tortosa (1.413-14), a la que se añadió la bula de Benedicto XIII, lleva a los judíos a
fuertes restricciones religiosas.
La muerte de los personajes anteriores y la entronización de Alfonso V el Magnánimo,
trajo aires de libertad para los Judíos, gracias a este acontecimiento y tamaño, era
reducido, por lo que las juderías, ya no tendrán un peso decisivo en Valencia, salvo la
judería de Sagunto.
En esta primera época, resulta muy complejo, dilucidar el grado de voluntariedad de
estos conversos (llamados también ―marranos‖), en su retorno a las practicas judaicas, si
es que alguna vez llegaron a abandonarlas totalmente. Muchas de ellas, especialmente
las relativas a la alimentación, formaban parte de unos hábitos difíciles de cambiar. A
ello hay que añadir, el carácter de urgencia que tuvo su conversión, el propio consejo
de la ciudad de Valencia, reconoce en abril de 1.413, que los conversos ―no son ben
informats de la religió‖ y, a instancias de Vicente Ferrer, estipula que abandonen sus
casas de la judería y sean instruidos para facilitar su integración en la sociedad cristiana.
Durante el Siglo XV, Valencia Ciudad, pasa por un desarrollo vertiginoso, creciendo de
los 4.000 habitantes que tenía a principios de siglo a mas de 80.000 en 1.483, hubo
estabilidad en las aljamas judías, la producción agrícola e industrial, así como el
comercio, alcanza una expansión sin precedentes, y durante y durante el reinado de
Alfonso V el Magnánimo, Valencia se convierte en una de las capitales más
florecientes de Europa, por su actividad cultural y financiera.
El mantenimiento de la política mediterránea y el apoyo económico prestado judíos
valencianos a la corona en el descubrimiento de América, crea un problema de
descapitalización y una tendencia en las clases acomodadas a vivir de rentas, dando
como consecuencia un aumento de precios y un decaimiento del comercio, lo que
degenera, aunque sin éxito, en una sublevación de los gremios.
La literatura de la época refleja también, además de los documentos, la práctica de
costumbres y ritos judíos por parte de los conversos. En el ―Llibre de les Dones‖ de
Jaume Roig, se lee: ―hoc són marranes… son batejades e la judaica llei, e mosaica, en lo
cor tenen‖.
En las relaciones de los viajes de Nicolaus von Popen (1484), se dice que la cuarta parte
de la población de Valencia, para conservar sus haberes y fortuna, aceptaron la fe
cristiana, entre cien, apenas se halla uno que la practique verdaderamente. Jerónimus
Münzer, entre 1494 y 1495, da noticia de la existencia de sinagogas clandestinas en la
ciudad (una de ellas, descubierta en 1501 por el Santo Oficio, estaba regentada por
miembros de la familia de Lluís Vives). Pero el problema judaizante como tal, surgió
con el establecimiento de la inquisición castellana en el Reino de Valencia (1.484) y se
agudizó muy pronto por el decreto de expulsión de 1.492 que, al disponer una única
opción entre el bautismo o el exilio, aumentó considerablemente el número de
conversiones forzosas.
La labor del tribunal del Santo Oficio, diezmó rápidamente los núcleos criptojudíos y
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acentuó su carácter secreto y endogámico, no exento de cierto orgullo de clase. En
general los judaizantes, solían pertenecer a la clase media urbana, dándose también
casos entre el alto clero y la nobleza, como Lluis Mercader, prior de la cartuja de Vall
de Crist. La pena de todo reo considerado culpable, consistía en su relajación al brazo
secular (equivalente a una sentencia de muerte en la hoguera, acompañada de gran
aparato teatral) y, como consecuencia, sus bienes eran confiscados, por el erario real.
Asimismo, sus descendientes hasta la quinta generación quedaban inhabilitados para
ostentar cargos públicos, para ejercer oficios de médico, boticario, notario, escribano
etc., para llevar armas y objetos de lujo en sus vestidos.
En los procesos de la inquisición de Valencia, se observa que, frente a las bien escasas
acusaciones estrictamente teológicas, como leer o poseer libros en hebreo, blasfemar
contra la Virgen o Jesucristo (la circuncisión entre los varones, tampoco era frecuente),
abundan las de índole doméstica, tales como guardar el sabat (―los disaptes, no feia
faena ninguna‖, proceso contra Leonor Esparsa, esposa del médico y poeta Lluís
Alcanyis) y el ayuno del perdón (―habillats i folgant en casa‖, proceso a Blanquina
March, madre de Lluís Vives), así como respetar las diversas leyesdietéticas, prescritas
en el Pentateuco: no comer ―congrio, ni anguillas, ni caracoles, ni llebres, ni pescado
que no tuviese escamas ni tocino‖, ―llevar el nervi de la cuixa del moltó‖ o comer pan
sin levadura (―pa alis‖) durante la Pascua judía (proceso contra Joana Desfar, esposa del
Notario Joan Franses).
A partir de la segunda mitad del siglo XVI, desaparecen los casos judaizantes en la
situación inquisitorial. Los más reacios, cayeron bajo el testimonio de delatores
(malsines), no siempre desinteresados ni ajenos a la familia del reo, o consiguieron
emigrar.
A diferencia de la etapa posterior al pogrom de 1.391 (asalto a las juderías matando a
sus habitantes), en esta época los huidos, ya no se dirigieron a tierras norteafricanas,
sino, principalmente, a Italia y sur de Francia (Rosellón y Montpellier). Las cifras han
sido enormemente exageradas, (Zurita afirma que perecieron 11.000, Escolano 7000,
etc).
Parece ser que el número de víctimas no llegó a ser el 5 por ciento del total (y Bear y
Millás, estiman que la población judía del Reino de Valencia a finales del siglo XIII, era
de 10000). Lo cierto es que las aljamas valencianas, no se resarcieron del desastre a
pesar del interés real (desde el punto de vista patrimonial, la juderia pertenecía a la
Reina) para restaurarlas. A ello contribuyó, no sólo la conversión (fuertemente
estimulada por la Controversia de Tortosa, 1413 – 1414) y el exilio, sino también, la
legislación antisemita que caracterizó a este siglo (Pragmática de Fernando de
Antequera en 1414, a imitación del Ordenamiento de Valladolid, Bula de Benedicto
XIII, 1415, que vedaba a los judíos el ejercicio de numerosos oficios y restringía
enormemente su proselitismo con la confiscación de libros hebraicos, prohibición de
ampliar o de abrir nuevas sinagogas y cierre de las que alguna vez hubieran sido iglesia,
y les obligaba a la asistencia a tres sermones cristianos anuales, etc).
Con Alfonso el Magnánimo, mejoro algo su condición, al derogarse (1419) la Bula del
antipapa, con el nombramiento papal de Martin V. Con el edicto de expulsión (1492)
proclamado por los Reyes Católicos, que les concedía cuatro meses de plazo para
bautizarse o abandonar su reino, desaparecen como tales los judíos de España.
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LA MEDICINA EN EL JUDAÍSMO
Desde los inicios de su historia hasta los tiempos modernos, los judíos han ejercido una
notable influencia en el desarrollo de la ciencia médica. Sus antiguos sacerdotes eran los
custodios de la salud pública
El médico, (instrumento a través del cual el Creador sanaba a un enfermo) tenía altos
estándares éticos y valoraba su vocación como algo espiritual y no simplemente como
una profesión ordinaria
Los sabios veían una conexión muy cercana entre la medicina y la religión, esto es,
entre el cuerpo y el alma.. El cuerpo, pensaban, pertenecía a Dios y era una especie de
préstamo concedido a los hombres durante su estancia en la tierra. El cuidar el cuerpo,
mantenerlo limpio y sano, era un deber religioso a través del cual se honraba al Creador
Por su importancia en el marco de los asuntos religiosos, la medicina fue santificada por
la ley bíblica.
El estudiar o enseñar la palabra divina en espera de un sueldo no era ético por lo que
aquellos que dominaban las escrituras hebreas elegían la medicina, (como profesión
adicional) para lograr su sustento. Esta tendencia se intensificó durante la Edad Media,
cuando a los judíos se les excluyó de casi todos los oficios y la medicina permaneció
como una de las pocas ocupaciones dignas a través de la cual podían subsistir.
HISTORIA.
Periodo bíblico
Es la Biblia la principal fuente de información sobre la medicina entre los antiguos
hebreos. De hecho, de los 613 preceptos comandados por la halajá o ley judía, 213 son
de naturaleza médica.
Desde los tiempos más antiguos, la fe judía trató de suprimir las costumbres y las
prácticas mágicas comunes a otros pueblos.
Indudablemente, los hebreos se vieron influidos por los conceptos y las prácticas
médicas de las naciones circundantes, particularmente de los egipcios, entre los que la
medicina estaba muy desarrollada. Por ello, aunque los judíos no aceptaban las
supersticiones y las creencias de sus contemporáneos, si atribuían la salud y la
enfermedad, a una fuente divina.
La salud estaba en manos del Creador, y los médicos eran simplemente un instrumento
divino. Los sacerdotes hebreos no tenían autoridad como médicos, pero ostentaban una
posición de guardianes de la salud comunitaria, con la responsabilidad de hacer cumplir
las leyes relativas a la higiene social.
La singularidad de la medicina bíblica recae en sus regulaciones en torno a la higiene
social, las mismas que son notables hasta nuestros días. La higiene y profilaxis se
convirtieron en dogmas religiosos cuyo objetivo era el lograr el bienestar y la
preservación de la nación.
Los antiguos hebreos tenían conciencia de que las enfermedades contagiosas se
diseminaban a través del contacto directo, por lo que establecieron una serie de medidas
preventivas como era el hervir y tallar la ropa y los utensilios de cocina Entre las
regulaciones sanitarias se incluían el aislamiento de los afectados y la purificación de
instrumentos de esta índole. Así mismo, la legislación dentro de la vida sexual, el baño
frecuente, las estrictas regulaciones dietéticas y sanitarias, la observancia de un día de
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descanso, (el sábado), evitaron que enfermedades prevalecientes en la zona se
diseminaran.
Las enfermedades más comunes de la época son mencionadas en diversos versículos
bíblicos: gonorrea, epilepsia, osteom elitis, plaga bucónica, lepra. A excepción del caso
de la picadura de serpiente, los remedios y tratamientos no incluyen rituales mágicos.
La terapia bíblica abarcó el lavado de la parte afectada y la utilización de aguas
terapéuticas, bálsamos, aceites y vendas.
Época Talmúdica. (Siglo II a.e.c. Al VI e.c.
Como resultado de los periodos de exilio y del contacto con otras culturas, las
comunidades judías se abrieron a la influencia de filosofías extranjeras, (como la persa,
egipcia y griega), que tuvieron impacto en el desarrollo de la medicina. No obstante, la
actitud judía hacia la salud no es del tipo milagroso prevaleciente entre esas culturas.
La santidad de la vida humana y la importancia de la salud son expresadas
constantemente en la literatura de la época. El médico, como instrumento de la voluntad
divina, tenía muy buena reputación y era altamente estimado e incluso se le consideraba
como uno de los 10 elementos necesarios para crear una ciudad.
Entre los judíos (a diferencia de los egipcios), no había médicos especializados, pero el
Talmud (compendio de leyes), menciona dos tipos de médicos: rofe y rofe umman,
esto es, médico experimentado y cirujano. Se cree que no existían hospitales y en caso
de enfermedad, los pacientes acudían a la casa del médico. No obstante, se sabe que se
habilitaban partes de las sinagogas para el cuidado de los enfermos y que contaban con
salas de operación construidas con mármol, para mantenerlas limpias.
Por ley, los médicos debían recibir honorarios adecuados a su trabajo y no se aprobaban
los servicios médicos gratuitos, porque creían que ―un médico que no cobra, es porque
no vale‖. Sin embargo, se les exigía que tuvieran consideración para las personas de
escasos recursos, tradición que se mantuvo a lo largo de los siglos.
Por sus leyes rituales, los judíos tenían la oportunidad de observar y diagnosticar
enfermedades. Los escritos de la época demuestran un gran conocimiento de
embriología y patología. Se describen diversas enfermedades de los pulmones, de la
piel, de los riñones, del sistema circulatorio y de los ojos. El Talmud habla de difteria y
hemofilia.
Se reconoce que una lesión en la espina dorsal causa parálisis, que la comida grasosa es
difícil de digerir, y se recomienda comer verduras frescas y tomar agua natural.
Los remedios y medicinas que se mencionan están realizados a base de polvos,
bálsamos, compresas, bebidas e inciensos.
La principal contribución de la medicina talmúdica, se centra, no en el tratamiento de
una enfermedad como en la Biblia, sino en la prevención de las enfermedades y el
cuidado de la salud comunal. Las medidas higiénicas recomendadas son de naturaleza
práctica, religiosa y ética, porque creían que ―la limpieza del cuerpo, lleva a la limpieza
del alma‖.
Época Medieval
La gran variedad de climas y costumbres a las que los judíos se vieron expuestos en sus
constantes migraciones, tuvieron gran influencia en sus conocimientos médicos. El
principal mérito de los médicos judíos de la época, se centra en sus trabajos como
traductores y transmisores de la medicina griega y árabe a Europa.
59
Así mismo, los estrechos nexos familiares y los constantes viajes comerciales judíos,
permitieron que el conocimiento sobre medicina se difundiera con gran rapidez. A pesar
de que los médicos judíos eran bien considerados, sufrieron constantes persecuciones.
Desde el siglo IV a. C. En adelante, distintas regulaciones impidieron que los médicos
judíos atendieran a las poblaciones no judías o que tuviesen posiciones oficiales. Sin
embargo, la medicina continuó siendo una vocación espiritual compatible con la
profesión rabínica y los judíos continuaron ejerciendo como médicos de la corte, por lo
que el número de médicos judíos aumentó.
Los judíos jugaron un papel revelante en la ocupación árabe de España entre los más
prestigiados médicos de la época destacaron Yeuda Haleví, Hasdai ibn Shaprut y
Averroes, indiscutiblemente, el más importante fue Moisés Maimónides (siglo XII),
médico personal del Sultán Saladín de Egipto, quien basó su obra en la convicción de
que un cuerpo sano es un prerrequisito para una alma sana, que le permite al hombre
desarrollar sus capacidades intelectuales y morales, para llegar al conocimiento de Dios.
En sus 10 tratados divide a la medicina en tres campos: preventiva, curativa y cuidados
para los convalecientes. Las innovaciones que propone en sus trabajos sobre asma y
envenenamiento, tienen vigencia hasta la fecha.
Época moderna
Con el edicto de Tolerancia proclamado por José II de Austria en 1782, y la
Emancipación suscitada a raíz de la Revolución Francesa, las puertas de las escuelas
médicas europeas, se abrieron para los judíos permitiéndoles contribuir en gran medida
al progreso en diversas áreas de la ciencia médica.
En distintas latitudes, a lo largo del siglo XX, los judíos han sido galardonados con el
Premio Nobel de Medicina, por su contribución a la medicina clínica, a la
quimioterapia, inmunología, hematología, oncología y dermatología, entre otras.
Entre ellos podemos mencionar a Paul Ehrlich, con su descubrimiento del salvarsán de
Ernest Chain con la penicilina, de Jonas Salk y Albert Sabin con la vacuna contra la
poliomielitis, de Minkowsky con la insulina, de Arthur Kornberg con la síntesis del
DNA, de SelmanWachsman con la estreptomicina, de Karl Landsteiner con su
separación de los grupos sanguíneos y de Oscar Liebereich con la invención de las
drogas para la epilepsia.
60
Los judíos en la edad media
Maimónides
Moisés ben Maimónides a quien el pueblo dio el título de ―segundo Moisés,‖el hombre
que sobrepasó a todos lo demás sabios de la escuela arábigo-hebrea, que debía pasar a
la historia del judaísmo como uno de los pensadores más significativos, realizó la obra
de su vida en Egipto. El más importante filósofo judío de la Edad Media, vino al mundo
en Córdoba el 30 3 1135, hijo de una familia de doctores. Su padre, rabino y
comentador del Talmud de la escuela de Alfasi, instruyó muy pronto a su hijo
extremadamente dotado tanto en la literatura hebrea como en la árabe. Cuando en 1148
cayó la desgracia sobre su ciudad natal: los almohades conquistaron Córdoba y echó de
allí la comunidad judía. Empezó para ellos una vida insegura y errante llena de
privaciones; un huir constante de una ciudad a otra. Despreocupado de lo que ocurría a
su alrededor, estudiaba incansablemente y adquirió una cantidad poco corriente de
conocimientos en diversas materias matemáticas y astronomía, ciencias naturales y
medicina. Esta última debía servirle más adelante para ganarse la vida. Con la ayuda de
las fuentes árabes profundizó en el sistema filosófico de Aristóteles, del que fue un fiel
adepto durante toda su vida. Contando solo dieciséis años escribió su primera obra
importante, un lexicón de conceptos de lógica, y a los veinte años empezó un
comentario a la Misná. Hacia el año 1160 Moisés y los suyos marcharon al Norte de
África. En Fez, donde se habían establecido, se vieron de nuevo amenazados por los
musulmanes fanáticos. Después de algunos años de estancia en esta ciudad y ante el
temor de ser forzada su conciencia, no les quedó otro remedio que huir- Por mar
llegaron a Akko, en Palestina; de allí, pasando por Jerusalén y Hebrón llegaron a Egipto
En al-Fustat, actualmente el Cairo viejo, encontraron finalmente la paz tras casi veinte
años de vida errante. Allí empezó la gran época de Moisés Maimónides.
En esta época surgió la gigantesca obra de un doctor genial y espíritu enciclopédico:
terminó su comentario a la Misná. A el siguió otro trabajo enorme: Moisés empezó la
tarea de desbrozar y ordenar el Talmud, la obra legislativa de casi mil años que había
crecido hasta convertirse en un verdadero laberinto.
Como fruto de diez años de trabajo (1170-1180) surgió una gran obra que marcó una
época para el mundo judío: la ―Mishne Torah‖, o ―repetición de la ley‖, Moisés consiguió
compilar de manera clara y sistemática en un códice legislativo, la compleja materia de la
enseñanza tradicional, todas las leyes judías, dogmas de fe y prescripciones rituales. Todo
estaba ordenado de forma que un lector poco versado pudiera encontrar lo que buscaba sin
dificultad. Se había creado un nuevo manual, construido sobre principios científicos.
Desde hacía ya tiempo la fama deliran doctor había llegado a todos los lugares del
mundo conocido y su nombre era respetado tanto en Oriente como en Occidente. De
todas partes se dirigían a el para que les aconsejara y les enseñara. El consolaba a las
lejanas comunidades del Yemen que sufrían una grave persecución religiosa, y les
animaba a permanecer fieles a su fe. Las persecuciones no venían de manera inesperada
sino que ya habían sido predichas por los profetas. ―Es precisamente porque Dios nos ha
distinguido con su gracia a nosotros, los hijos de Israel, por lo que los pueblos nos
odian, no por nosotros mismos…‖, escribe Maimónides a dicha comunidad. ― No o
dejéis abatir por la excesiva medida del sufrimiento. El sirve sólo para probaros y para
demostrar que únicamente los descendientes de Jacob, los descendientes de aquellos que
recibieron la doctrina en el monte Sinaí están en posesión de la verdadera religión.‖
61
A las comunidades de la Provenza en la Galia Franca les advertía para que no
concediesen demasiada importancia a la Astrología, que lindaba con la idolatría. Como
jefe de la comunidad de El Cairo daba conferencias sobre el Talmud a las que acudían
oyentes desde muy lejos. Juntamente con su profesión de médico y su actividad como
rabino, Maimónides continuaba sin interrupción sus estudios y su trabajo científico y
literario. Escribió un tratado sobre sustancias venenosas y otros escritos de medicina y
un manual de higiene que tuvieron en gran estima los médicos de la Edad Media. Pocas
veces la vida de un sabio estuvo llena de un trabajo tan incansable, tan fructífero y tan
polifacético. Este hombre recopila todo su saber: en su ―Guía de los perplejos‖, Moreh
Nebukim (1190) escrita en árabe pero con caracteres hebreos , desarrolla una filosofía
religiosa del judaísmo; emprende la atrevida tarea de reunir en el judaísmo, formando
una sola unidad dos conceptos del mundo, la religiosa y la filosófica; de conciliar la fe y
el saber. Maimónides presuponía que‖si la religión debe conducir a un claro
conocimiento de Dios, debe concordar con las exigencias de la razón. Pues no solo la fe
sino también la razón es una fuente de la revelación. La primera esta corporeizada en la
Biblia, y la segunda en la filosofía de Aristóteles‖. Así creó Maimónides, lleno de
espíritu de Aristóteles pero desviándose de el, una metafísica propia, convencido de que
―el conjunto del Universo no representa otra cosa sino las ideas de Dios hechas
realidad.‖
Tanto los sabios judío s como los musulmanes se familiarizaron con las ideas de la
―Guía de los perplejos‖, que había encontrado una amplia acogida y había sido
traducida del árabe al hebreo y al latín discutieron los pros y contras de la obra. Entre
los rabinos puritanos de la Provenza el ―Moreh Nebukim‖ levantó gran revuelo y fue
calificado de peligroso para la fe.
En tiempos de Maimónides, el filósofo árabe Ibn Roxd (1126-1198) se ocupó también
de Aristóteles en relación, con la doctrina del Corán. Este fue luego conocido con el
nombre de Averroes Las obras de estos dos espíritus descollantes tuvieron una fuerte
influencia en el mundo intelectual de la Edad Media cristiana.
―La teoría de Aristóteles fue conciliada con la teología de la Biblia por Maimónides‖,
dice el historiador de literatura Gustav Karpeles. ―En Maimónides lo escolásticos
pudieron aprender qué postura tenían que adoptar frente a las concepciones de los
sabios de la Antigüedad, las cuales estaban en contradicción con sus ideas religiosas; de
él pudieron aprender una posición independiente frente a la filosofía griega y árabe. De
hecho puede observarse la influencia de Maimónides sobre Alberto Magno y Tomás de
Aquino, lo mismo que el franciscano Duns Scotus se ve influenciado por Avicebrón-
Gabirol y el filósofo Ibn Daud. Cuando se dice de Alberto Magno que él escribió de
nuevo Aristóteles porque donde la iglesia es de otra opinión, como por ejemplo con
referencia a la eternidad del mundo, mantuvo la doctrina bíblica de la creación y afirmó
la inmortalidad del alma humana, no debe olvidarse añadir que precisamente estas
teorías que se apartan de Aristóteles, Alberto Magno las recibió de Maimónides; incluso
puede afirmarse que varios puntos importantes, como por ejemplo la creación del
mundo y la profecía, los tomó directamente, es decir, son una copia extractada de una
serie de tratados de Moreh Nebukim. La influencia que ejerció el rabino Moisés de
Egipto sobre los dirigentes de la filosofía escolástica…se extiende hasta la
determinación del concepto de Dios, cuya argumentación y pruebas sigue fielmente
Tomás de Aquino tomándolas de la ―Guía de los perplejos‖ que él había leído en su
traducción latina. También la teoría del mal existente en el mundo, que de Tomás pasó a
Leibniz y a la filosofía moderna, es original de Maimónides, así como la ética escolática
que, cuando se eleva por encima de Aristóteles…sólo a utilizado una clara
62
diferenciación, que ya Maimónides…había distinguido entre virtudes éticas y de
conocimiento.‖
Sin embargo para el judaísmo de Centroeuropa, Maimónides llega en mala hora.
Cuando el escribió su ―Guía de los perplejos‖, habían ya empezado las persecuciones y
la desgracia. En el sufrimiento, sólo la oración y la podían dar a los judíos consuelo y
fuerza, pero nunca las especulaciones filosóficas.
El ininterrumpido trabajo había minado la salud del gran pensador y la titánica actividad
creadora llena de grandeza y amplitud, había consumido las fuerzas del genio.
Maimónides murió a la edad de setenta años, el 13 de Diciembre de 1204. Sus restos
mortales fueron trasladados a Tiberiades, en Tierra Santa. Se promulgó un día general
de ayuno y en Jerusalén, el día de su entierro, se leyó el pasaje de la Biblia que relata la
conquista del Arca de la Alianza por los filisteos. ―Con Moisés ben Maimónides‖,
escribieron a su muerte, ―por segunda vez se ha despojado al pueblo judío del Arca de la
Alianza del Señor.‖
La muerte de Maimónides dejó un vacío doloroso irreparable. En el tiempo más difícil,
cuando sobre las comunidades judías se cernió la larga y penosa noche de la Edad
Media, el judaísmo se encontró sin caudillo y sin una autoridad espiritual.
Precursores del humanismo y del renacimiento
El tesoro de antiguos y nuevos conocimientos que se había acumulado en los países del
Islam había crecido de manera gigantesca, casi incalculable. Todo el saber heredado de
la Antigüedad, incrementado con la activa investigación y los estudios continuados
durante siglos, se encontraba en las bibliotecas de las escuelas árabes y en las judías, en
una amplitud que abarcaba todos los terrenos: desde las ciencias naturales hasta la
filosofía. Al terminar el primer milenio, este tesoro cultural empezó a filtrarse hacia los
países de Centroeuropa a través de muchos conductos; al principio se trataba más bien
de descubrimientos casuales que eran dispersados por escolares cristianos y sabios
judíos o árabes y que muy a menudo despertaban un asombro incrédulo . Solo poco
apoco fue despertando el interés, pero luego creció más y más hasta que finalmente esta
―importación‖ espiritual y cultural se convirtió en un torrente que determinó que
también en Occidente se llegara al ―descubrimiento del mundo y del hombre‖, produjo
el pensamiento escolástico y, con el Renacimiento y el Humanismo, abrió el camino
para el despertar espiritual con el que finalizó la Edad Media y se inició la Edad
Moderna.
La Provenza en la Galia Franca, pareció estar predestinada para desempeñar el papel de
intermediaria entre Oriente y Occidente: Sus ciudades de Marsella, Montpellier,
Narbona, Arles y Aix, que albergaban una numerosa población judía y que se habían
echo ricas con el comercio marítimo, hacia ya mucho tiempo que mantenían un vivo
contacto con el mundo hispano-árabe. Entre los provenzales, que en parte estaban bajo
la autoridad real y en parte bajo la autoridad de condes independientes, predominaba un
espíritu abierto. Aquí florecían como en ningún otro lugar de este lado de los Pirineos,
la vida intelectual y las ciencias, se convirtió en una gran esclusa para el torrente de
bienes espirituales y de conocimientos que empezó a desembocar en Occidente, dando
vida y fructificando, y que finalmente debía poner fin a los largos tiempos de ignorancia
y oscurantismo. Aquí se produjo también las grandes traducciones. En particular, dos
ciudades alcanzaron gran fama en este aspecto: Narbona y Lunel, junto a Montpellier.
En estas ciudades dos familias de esclarecidos sabios aportaron una valiosa contribución
como traductores de las obras de la Edad de Oro durante varias generaciones: la de los
tibónidas y de los Kimjitas.
63
Jehudá ben Saúl ibn Tibon (1120-1190, un fugitivo de Granada, se había establecido
con su familia en Lunel y ejercía la profesión de médico. Era un conocedor profundo del
árabe y su cultura era polifacética. Por consejo del jefe de la comunidad, Meschullam
ben Jacob, que poseía tanto una cultura talmúdica como filosófica, se dedicó a partir del
año 1150 a la traducción de las obras de los filósofos judeo-arábigos. Tradujo los
escritos religiosos-filosóficos del gaón Saadia de Babilonia; la obra popular y piadosa
―Deberes del corazón‖ de Bachjia ibn Pakuda; el diálogo religioso-filosófico ―Kusari‖
de Jehudá Haleví, que era muy leído en aquella época; los tratados del gramático
lexicógrafo y filosofo Merwan ibn Dschanach (hacia 990-1050), y las obras del gran
filósofo Salomón ibn Gabirol.
Jehudá ibn Tibon dejó a su hijo Samuel (1150-1230), médico y escritor filosófico, un
testamento en el que decía: ―Hijo mío, no dejes de ocuparte en la enseñanza y en las
ciencias médicas, y dedícate solo en menor grado al negocio; pero ocúpate en la
enseñanza. Estudia también los libros profanos, pues en ellos encontrarás lo que
necesitas para la vida práctica. Acostúmbrate a repasar, una vez por semana, las
especias y hierbas oficiales, y no utilice en tu profesión de médico nada que no
conozcas. Tampoco dejes de escuchar el Talmud de boca de tus maestros, y enseña a los
demás cuando regreses de la Academia de tu maestro, es decir, por la noche. Y todo lo
que hayas aprendido de mí y de tus maestros, enséñalo tú a discípulos diligentes, a fin
de que tu saber se reafirme y fortalezca mediante la trasmisión a los demás y la
discusión.‖
Samuel heredero de una valiosa biblioteca, sobrepasó incluso a su padre en el arte de
traducir. Mantenía correspondencia con Maimónides y obtuvo del gran sabio la
autorización para traducir su celebrada obra ―Guía de los perplejos‖ del árabe al hebreo.
Con una actividad incansable, tradujo también –aparte de su propia actividad literaria –
varias obras del más grande contemporáneo de Maimónides: el filósofo árabe Ibn Roxd.
También el hijo de Samuel, Moisés ibn Tibon (1240-1283), continuó la tradición de la
familia y escribió numerosas traducciones de libros árabes. Su yerno Jacob Anatoli,
visitó hacia 1230 al emperador hohenstaufen Federico II de Nápoles, el cual le pagó los
honorarios de un año entero para que tradujera los escritos de Aristóteles. Anatoli
terminó allí una serie de traducciones de escritos sobre astronomía que ya había
empezado en la Provenza. Además, dio conferencias sobre Maimónides, que
consideraba igual a los profetas. En su ―Manual para estudiantes‖ compara los pisos del
Arca de Noé con tres grupos del saber humano: las ciencias exactas, la física y la
metafísica.
Los tibónidas fueron, con sus traducciones, los dispersores de las ideas filosóficas y al
mismo tiempo de un estilo hebreo-filosófico. La familia de los Kimji se hizo célebre por
ser sus miembros grandes filólogos.
José ben Isaac Kimji (hacia 1105-1170), que había salido de la Península Ibérica y se
había establecido en Narbona, tradujo escritos filosóficos, redactó comentarios a los
libros bíblicos y escribió poesía y una gramática en lengua hebrea. De entre sus hijos el
que más destacó, al lado de Moisés, fue David. Se convirtió en un filólogo y exegeta
clásico y su gramática hebrea y su ―Diccionario de raíces hebreas‖, estructurado en
forma de lexicón, tuvieron un significado fundamental. Con su ayuda las generaciones
futuras de sabios y teólogos cristianos pudieron disponer de los conocimientos de la
lengua hebrea.
Estas dos familias continuaron durante tres generaciones un trabajo intelectual de
enorme envergadura y de gran importancia para el futuro. Pero no estaban solas, aunque
constituyen ejemplos de primer orden. Lo mismo que en Palermo y en Nápoles, en el
64
Sur de Italia, y lo mismo que en las ciudades de la Provenza, también los judíos de
Toledo que se encontraban bajo el dominio de los reyes castellanos y que eran expertos
en lenguas, se dedicaron a la traducción. ¡Qué vida espiritual tan activa dominaba en
aquella época! ¡Qué profundo saber enciclopédico existía en el ambiente de sabios
judíos y árabes!
Mucho antes de tan celebrado Renacimiento, el plan escolar para los alumnos judíos de
Italia comprendía la poesía, filosofía y ciencias naturales. En la Provenza, en el siglo
XII, el plan escolar para los alumnos a partir de los quine años comprendía, sin contar la
enseñanza de religión—hebreo, Torá y Talmud--, poesía profana, la lógica de
Aristóteles, los elementos de Euclides, aritmética, los escritos matemáticos desde
Nikomachos hasta Arquímedes, óptica, astronomía, medicina, ciencias naturales, ¡y
metafísica!.
Al baluarte de la ciencia médica en Salermo sigue en la Provenza la fundación de un
centro hermano: la universidad de Montpellier. En ella enseñan profesores judíos, en
sus conferencias se incluye todo el saber médico de los árabes y en sus prácticas no
faltan ni la cirugía ni la oftalmología.
Junto con la Provenza, la Italia meridional se había convertido en aquel tiempo en el
segundo gran ―puente‖ entre Oriente y Occidente. Entre los traductores que el
emperador Federico II empleó en su corte figuran muchos sabios judíos. Se sentía allí
gran interés por la matemática y las ciencias naturales, además de la filosofía árabe.
Faradsch ben Salim, en un trabajo que duró decenios, tradujo la obra colosal ―al-Hawi‖
del gran médico árabe ar-Rasi (Rhases,) en la que estaban compilados todos los
conocimientos de medicina desde los griegos primitivos hasta el año 925.
Jehudáh ben Salomón Kohen ibn Mosca de Toledo (1126) mantenía correspondencia
con el emperador hohenstaufen; mas adelante fue llamado a la corte de Nápoles. Allí
escribió una obra de carácter enciclopédico sobre una base aristotélica, la ―Enseñanza
de la sabiduría‖. Como apéndice añadió a la obra las preguntas de los filósofos
imperiales y sus respuestas. Por deseo del rey Alfonso X, ibn Mosca tradujo al
castellano una célebre obra sobre astronomía escrita por Alí ibn Ridschal. Leví ben
Abraham de Villefranche (1259-1316), muy amigo de Moisés ibn Tibon, estimulado por
éste escrito ―Corona de gracias‖ que es una enciclopedia de todas las ciencias. La
dividió en dos grandes partes tomando como base las dos columnas del templo de
Salomón: Yakín abría el camino a la aritmética, la geometría, la astronomía, la física y
la metafísica; Bóaz, la segunda columna, conducía a las cuestiones religioso-filosóficas
de la profecía, los secretos de la ley y de la creación. Muy a disgusto del puritano
rabino, Leví ben Abraham escribe también una poesía didáctica que titula: ―Frasquitos
de perfumes y amuletos‖, en la cual trata el origen de la filosofía, de la metafísica y de
la moral. Schemtob ben José Palquera (1260), de la Hispania, trata en una obra de la
relación entre el cuerpo y el alma. Su ―Libro del que busca el saber‖, da testimonio del
gran valor que se daba a las ciencias. Un alumno afanoso del saber que se dirige al
―maestro de la ciencia, de la cultura y de la piedad‖, recibe el siguiente consejo:
―…después de la enseñanza escrita y oral estudiar la obra de Maimónides ―Mishne
Torah‖ y el comentario a la Misná. Esto es suficiente para la formación de un judío
religioso en casos dudosos…Después del estudio de la doctrina, ocúpate de las ciencias,
y de entre ellas, primeramente de aquellas que constituyen una preparación para la física
y la metafísica. Entonces comprenderás el temor de Dios y el concepto de Dios.‖ El
alumno no debe dedicarse al estudio de las ciencias exactas hasta después de cinco años.
Luego debe dedicarse un año a cada una de ellas: aritmética, geometría, óptica, música
y astronomía. Entonces finalmente se llega a la lógica.
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El Sur de Italia era una isla feliz al borde de Europa, donde judíos cultos discutían y
mantenían correspondencia con un emperador, donde la filosofía y las ciencias exactas
formaban parte del plan de estudios de las escuelas judías, y donde una gran cantidad de
obras y escritos de sabios judíos, tratan sobre todos los terrenos del saber religioso y
profano. El tiempo estaba maduro, más que maduro. Los ricos tesoros del saber y del
progreso humano estaban dispuestos. El Occidente no tenía más que cogerlos. Pero no
obstante, los poderes que allí regían opusieron su veto pues veían en todo ello un
peligro para la fe. Se puso una barrera a la entrada de los avances espirituales
conseguidos en el resto del mundo, y las obras de los grandes pensadores fueron puestas
en el Índice. Y Europa entró en otro camino, escogió una senda a través de largos,
oscuros y penosos siglos….
66
La expulsión de los judíos
El matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, en 1469, crea las
condiciones para la política de unificación que, en lo económico, administrativo y
judicial se prolongará durante mucho tiempo; don Fernando deseaba la unidad
respetando la pluralidad de los Estados integrantes de la monarquía.
Tras unificar los territorios bajo una misma monarquía, con lo cual se cerraba el largo
período de siete siglos que había durado la Reconquista, había que suprimir los
elementos religiosos contrarios al catolicismo.
El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos tomaron posesión de la ciudad de Granada.
Justamente tres meses después, el 31 de marzo de 1492, decretaron la expulsión de
todos los judíos de España.
Según Henry Kamen, hispanista, España o la sociedad medieval española, deben ser
elogiadas por haber tolerado a esa minoría mucho más tiempo que otras naciones, ya
que cuando los Reyes Católicos decretaron su expulsión esta medida la habían puesto en
práctica los principales países europeos. El que no lo hubieran hecho antes hay que
atribuirlo más bien a debilidad política. Juzgado el hecho con perspectiva histórica,
resulta evidente la incompatibilidad existente entre judíos y cristianos.
La imposible coexistencia ofrece un cuadro bastante revelador de hechos objetivos: en
1329 murieron asesinados en Navarra 10.000 judíos, según el cronista Moret. En 1391
se produjo una sublevación general contra ellos y muchos de ellos tuvieron que
convertirse al cristianismo para salvarse.
La reina Catalina promulgó en 1412 la famosa pragmática de Valladolid, claramente
antisemita, la cual fue ratificada poco después por la bula de Valencia en 1415 y el
concilio de Zamora; se les requisaban los libros sagrados, se les cerraban las sinagogas,
se les prohibía ejercer oficios, y quedaban recluidos en las juderías, marcados por una
señal amarilla o roja en sus vestidos
En Segovia, el obispo Juan Arias de Ávila mandó ajusticiar a 16 judíos bajo la
acusación de haber martirizado a un niño cristiano. En 1473 hubo varias matanzas de
judíos en Jaén, Andujar y Córdoba. Los judíos fueron acusados de provocar la crisis
económica que azotaba a la región.
Los Reyes Católicos se habían planteado el problema de la expulsión de los judíos
desde el comienzo de su reinado, pero fueron demorando las medidas. Es más, en el
comienzo de su reinado los judíos adquirieron cierta relevancia, los nuevos soberanos se
valían de los judíos, que eran los únicos que entendían del cobro y de la administración
de las rentas públicas. Sin embargo, parece que el pensamiento de la expulsión iba
tomando cuerpo antes de 1483 en que se preparó un decreto, que no llegó a llevarse a la
práctica, sobre el destierro de los judíos andaluces, y algo semejante se intentó en 1486
con respecto a los aragoneses.
El inquisidor Torquemada fue el más fiero u celoso promotor de la expulsión de los
judíos. Cuenta Prescott que, al enterarse los israelitas de lo que se tramaba,
comisionaron a uno de los suyos para que tratase de parar el golpe, pero la conversación
con los soberanos fue bruscamente interrumpida ―por el inquisidor general Torquemada,
que entrando precipitadamente en la cámara del palacio en que se hallaban los monarcas
dando audiencia al enviado de los judíos, sacó un crucifijo de debajo de los hábitos, lo
alzó en alto y exclamó: Judas Iscariote vendió a su maestro por treinta monedas de
plata; Vuestras Altezas van a venderle ahora por treinta mil: aquí está, tomadle y
vendedle; y arrojó sobre la mesa el crucifijo‖.
67
Se trataba simple y llanamente de forzar a los judíos a desaparecer como confesión y
convertirse en masa o ser expulsados del territorio en el que vivían desde la época del
Imperio romano.
El decreto concedía a los judíos tres meses de plazo, a partir del 29 de abril en que se
publicó, para convertirse libremente a la fe católica, o vender sus haciendas y salir para
siempre del territorio español, bajo pena de confiscación de sus bienes.
Los que se decidieron por el destierro podían enajenar sus bienes, pero les estaba
prohibido sacar del territorio oro, plata y mercancías vedadas, aunque el decreto,
aparentemente, daba toda clase de facilidades para enajenar los bienes, en la práctica los
resultados no eran tan optimistas, como dice Prescott ―el único medio que les quedaba
para llevarse sus caudales era el de las letras de cambio, medio que no era fácil entonces
por ser el comercio muy limitado e imperfecto. La venta de sus objetos, por otra parte,
era de todo punto imposible, pues muy pronto el mercado se vio lleno, y pocos serían
los que quisieran dar su valor por una cosa, que si no se enajenaba dentro del término
prefijado, tendría luego que venderse por su dueño a cualquier precio‖.
Parece, no obstante, que algunos judíos opulentos pudieron colocar grandes sumas fuera
de España. Sin contar los que se hubieran anticipado a la medida, ya que el decreto de
expulsión venía conociéndose desde mucho tiempo atrás.
Según el cronista Bernáldez, los judíos que emigraron de Castilla a Portugal fueron
93.000; los que pasaron de Castilla la Vieja y Rioja a Navarra fueron 2.000; en Laredo
embarcaron 300 familias de Castilla del Norte y de Vizcaya; en Andalucía quedaron
varios millares de casas vacías. En total, se calcula que de Castilla salieron 130.000
judíos y 70.000 de Aragón. Para los cronistas e historiadores judíos la cifra es superior.
Isaac ben Yudah Ababanel asegura que en un solo día salieron 300.000 judíos.
Julio Caro Baroja, que ha estudiado el tema en profundidad dice lo siguiente: ―Si en
total la población montaba a unos siete u ocho millones, cabe imaginar que el número
de familias conversas era mucho mayor que el número de familias expulsadas; entre la
cifra de 40.000 y la de 160.000, admitida por varios eruditos modernos, que la de
240.000, que acaso pudiera darse como indicadora del número de conversos de nuevo
cuño que se resistieron a abandonar sus hogares y que fueron asimilados unos y
perseguidos otros, por no haber renunciado del todo a sus ritos y creencias. Hay una
cifra no manejada que es la que nos dan los escritos en defensa del estatuto toledano,
según los cuales, en medio siglo de funcionamiento de la Inquisición, se habían
quemado y reconciliado hasta 50.000 personas‖.
El marqués de Lozoya escribe: ―la expulsión de los judíos produjo en la vida española
efectos muy diversos. En el orden económico contribuyó al empobrecimiento de
España, que si bien no había consentido que saliese de ella oro ni plata, arrojaba a los
únicos capaces de contrarrestar la tradicional desidia hispánica para los asuntos
económicos‖.
“Con el rey y la Santa Inquisición, chitón”.- Esta frase indica claramente la reserva y
cautela con que los españoles que asistieron al nacimiento y desarrollo del Santo Oficio
que inspiraba terror a todos, por el poder que ejercía en la sociedad, los medios de
tortura que empleaba y el carácter inapelable de sus sentencias.
Cualquier represión racial, política o religiosa siempre es antipática, por más que se
haga en interés de la pureza, de la unidad o del patriotismo. Y la Inquisición española no
podía librarse de esta repulsa.
Quien da al Santo Oficio su verdadero carácter siniestro es el dominico fray Tomás de
Torquemada, nombrado por el Sumo Pontífice presidente del Consejo Supremo de la
Inquisición (11 de febrero de 1482). Era palentino de nacimiento y fue confesor de la
reina Isabel en su juventud. Férreo, dominante y fanático creó la doctrina del Tribunal
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del Santo Oficio. A tal fin encargó a los jurisconsultos Juan Gutiérrez de Chaves y
Tristán de Medina la redacción de las célebres ―Instrucciones‖ u ―Ordenanzas‖ de los
inquisidores. El Santo Oficio se fue extendiendo y abarcando cada vez más funciones.
El 17 de octubre de 1483, Torquemada se convertía en inquisidor general de Aragón,
Valencia y Cataluña por una bula papal. No resultó fácil a Torquemada extender los
tribunales inquisitoriales por el reino de Aragón. Los principales caballeros y la rica
burguesía, en la que abundaban los conversos, resistieron la presión regia y clerical.
Consecuencia de ello fue el asesinato del inquisidor Pedro de Arbués, más tarde elevado
a los altares. En Cataluña resultó todavía más difícil instalar el Santo Oficio. Celosos en
la defensa de sus instituciones tradiciones, los catalanes se resistieron a aceptar un
Tribunal de espíritu centralista y unificador.
En 1498 murió el fanático Torquemada y le sucedió fray Diego de Deza. El marqués de
Lozoya resume con estas palabras: ―La Inquisición, reacción violenta de los cristianos
viejos contra judíos y conversos, fue, tal como se entendió en los últimos años del siglo
XV, un error indefendible de los reyes, de sus consejeros y del pueblo español‖.
El historiador Sánchez-Albornoz, escribe al respecto:‖No cabe negar el daño tremendo
producido por el temor a la Inquisición. Impidió con rigor el libre desarrollo de las
meditaciones filosóficas; contribuyó indirectamente a sangrar el caudaloso potencial de
curiosidad intelectual que el humanismo y los descubrimientos habían creado en los
peninsulares y no dejó de contribuir al aislamiento cultural de los españoles que fosilizó
la vida intelectual del país; y la rápida declinación de las universidades peninsulares,
que llegaron a ser parodias de las que había conocido en la época humanista‖.
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Conclusiones
El pueblo judío formado en sus inicios, sobre el 2000 a. C., por la unión de varias tribus
hebreas, de procedencia sumeria, descendientes de Abraham, que saliendo de su tierra se
instalaron en el País de Canaán.
Su historia está ligada al lugar o lugares donde vivieron, afianzaron su creencia en Yahvé,
sus costumbres y se constituyeron como pueblo. También estuvo condicionada por las
numerosas guerras causadas por sus ambiciones, las ambiciones de los pueblos vecinos o
extranjeros que sucesivamente les invadieron y por los propios enfrentamientos internos.
Primero entre las mismas tribus y posteriormente entre los dos reinos, el de Israel y el de
Judá, que sustituyeron a las tribus. Estos reinos solo permanecieron unidos durante los
reinados de David y Salomón, siendo la época de mayor esplendor. Los periodos de
desavenencias internas y de debilidad fueron aprovechados por los países vecinos para
invadirles en sucesivos momentos de su historia.
La invasión de Israel por los asirios, provocó la primera deportación de los israelitas
sobre el 722 a. C. y posteriormente en el 597 a. C., la conquista de Judea por los caldeos
con Nabucodonosor, acabó con la deportación y cautividad de los judíos a Babilonia.
A pesar de la cautividad, la mayoría siguieron fieles a sus creencias y a su sentimiento de
pueblo. El mesianismo, creencia en la venida del Mesías liberador, anunciado por los
Profetas, les daba esperanzas de reconquistar y retornar a su Tierra.
Esto ocurrió en el período de la invasión persa, cuyo rey Ciro conquistó Judea y permitió
a los judíos exiliados en Babilonia a retornar a Jerusalén, donde poco a poco fueron
resurgiendo, de manera que después de muchas dificultades, en el 142 a. C. con la
dinastía de los Macabeos logró ser un estado independiente.
Pero en el 88 a. C., los romanos les invadieron y Judea fue convertida en provincia
romana. Esto provocó una serie de revueltas que condujeron a los sucesivos Emperadores
romanos a querer eliminarlos. En el 134 d. C. se acabó con la última rebelión de Bar
Koziba, que conllevó la expulsión de la mayor parte de los judíos, la destrucción de
Jerusalén y su Templo y la dispersión o diáspora. Pero el judaísmo sobrevivió en Galilea,
en los valles del Tigris y del Eúfrates, en Egipto, y en muchas ciudades primero de
Europa y después de todo el mundo.
Los judíos, después de la diáspora, en las diferentes naciones donde se instalaron
formaron minorías culturales, cuyo aislamiento social para preservar su identidad, les
impedía integrarse. Según las circunstancias sociales que les rodeaban, unas veces fueron
valorados, considerados y aceptados, pues por su cultura y conocimientos eran
necesarios. Ocuparon altos cargos en la administración, ejercieron como diplomáticos,
recaudadores, médicos, traductores, estudiosos, filósofos, poetas, científicos, botánicos,
comerciantes, etc., muy cercanos a reyes y nobles. Pero otras veces, cuando las
circunstancias eran negativas surgían las dificultades de convivencia por su religión, su
enriquecimiento, las influencias, envidias, etc. Se les consideraba culpables de todas las
calamidades, enfermedades, peste etc. y eran expulsados e incluso aniquilados
Los judíos que se instalaron en España, constituyeron una de las comunidades más
prosperas de su historia, tanto bajo el dominio musulmán en la época del Califato de
Córdoba donde preservaron los conocimientos existentes y los desarrollaron e
impulsaron, como posteriormente, en los diversos reinos cristianos, antes de que en el
1.492 fuesen expulsados por los Reyes Católicos, que habiendo conseguido la unidad
política, querían lograr también la unidad religiosa.
En la época romana, no se conoce la fecha exacta en que las comunidades judías se
instalaron en Hispania. Algunas pruebas materiales de la presencia judía en la península
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son las inscripciones judías trilingües (hebreo, latín y griego) halladas en Tarragona y en
Tortosa, cuya fecha varía según los autores entre los siglos II y IV d. C. Otro resto
arquitectónico es la estrella funeraria de Iustinus de Mérida, fechada en el siglo 2 d. C. En
el s. IV, las comunidades judías debían tener tal importancia que en el Concilio de Elvira
en Granada, en algunos de sus cánones se pronuncian contra los judíos. La Iglesia se
preocupa por el peligro que pueden representar para los nuevos cristianos.
En la época visigoda, a comienzos del s. VI, se consolida en la Península Ibérica el
dominio visigodo. Estos, cristianos arrianos, no mostraron inicialmente ningún interés
por perseguir a los judíos, hasta la conversión de Recaredo al catolicismo en el III
Concilio de Toledo, que supuso el comienzo de las persecuciones contra los judíos, bajo
la monarquía católica.
En los Reinos Cristianos, en el plano cultural, los judíos fueron los trasmisores de los
conocimientos árabes. Gracias a ellos en las Cortes como la de Alfonso X, junto con
otros colaboradores árabes, se pudo llevar a cabo la enorme obra de recopilación,
traducción y divulgación de todo el saber humano de la época. Otro de los campos fue el
de la medicina, esto no impidió que se redactaran decretos prohibiendo a los cristianos
valerse de médicos judíos, cuyo incumplimiento, empezando por el rey mismo, era
notorio. El judío era el recaudador de tributos y el tesoro. Su posición cerca del Rey y de
los nobles, así como de los prelados era clave lo cual explicaría el vacío posterior cuando
ocurrió la expulsión.
En la España contemporánea los estatutos de sangre contenidos en la Inquisición, no
desaparecieron por completo hasta que por fin en 1869, el artículo 21 de la nueva
Constitución, reconocía la libertad de culto.
A pesar de las expulsiones e incluso genocidios, sobrevivieron .Sus creencias muy
arraigadas y la convicción de ser un pueblo elegido por Dios, les proporcionaba los
valores que les hacían resurgir de las dificilísimas situaciones y les impulsaba a seguir y
a superarse.
La diáspora o dispersión de los judíos por todo el mundo, se prolongó durante casi 18
siglos. Durante la segunda mitad del XIX algunos pensadores propusieron remediar esta
situación mediante un Estado Nacional para el pueblo judío. Se formó un movimiento
sionista, que llevó a la ONU, a la creación del Estado de Israel en 1948, con lo que se
dieron por terminados los casi 2000 años de ―galut‖ exilio de su, para ellos, Tierra
Prometida.
En la actualidad el Estado de Israel, aunque reconocido internacionalmente, no es
reconocido por sus vecinos palestinos, por lo cual, se mantienen entre ellos unas
relaciones de contienda intermitente.
Ningún otro pueblo ha sufrido una historia como la de los descendientes del pueblo
bíblico en su dispersión de 2000 años. Se cumplió exactamente y de forma
desconcertante una profecía bíblica hecha tres mil años antes en el quinto libro de
Moisés, ―Deuteronomio‖.
El escenario del curso seguido por su destino en la Tierra entera, desde el Próximo
Oriente, desde Egipto y África hasta Europa y América, así como hasta India y China.
Igual que en tiempo bíblico, después de su expulsión de la tierra de los patriarcas, cuando
su ―casa de servicio‖, fue el mundo entero, el pueblo judío tuvo que sufrir las más duras
pruebas. Solamente unas pocas etapas felices interrumpen las épocas del más profundo
dolor. Pero a pesar de todos los sufrimientos y miserias, sin Estado ni tierra propios, sin
protección, sin poder y sin justicia, este pueblo lo resiste todo, firme en su fe en Dios que
las amenazas de muerte no logran debilitar. Y sobrevive a todo. Despreciado y
perseguido, en el transcurso de los siglos da a los pueblos sus grandes contribuciones y
rendimientos culturales.
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Es la historia de un pueblo fuera de lo común, al que no se parece ningún otro pueblo de
la Tierra. Envuelto en un profundo secreto divino, figura entre los grandes misterios del
acontecer histórico.
Después de dos mil años un círculo se cerró: la estrella de David saluda desde el monte
de Sión en Jerusalén. Los dispersados entre todas las naciones poseían de nuevo su
antigua patria: Erez Israel, la Tierra de Promisión en la que se encontraba la cuna del
pueblo judío.
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BIBLIOGRAFÍA
- Enciclopedia de la Región Valenciana.
- Historia de España, Tomo: Los Reyes Católicos - Los Austrias. Club
Internacional del Libro
- ―Historia del pueblo judío‖, Werner Keller. Ed. Omega S.A. Barcelona 1984
- ―Historia de Israel y de Judá‖ de Francois Castel
- ―La Tierra de Canaan‖ de Isaac Asimov.
- Webgrafía:
o www.ispana.es/hebreos
o http//:jimj.net/artículos