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" BOLETIN DEDIVUlGACION TECNICA N! 1 O

, 'NOCIONES .... ·.·GBASICAS· "DE'

CONSERVACION· , ,

GOEWRRAGjES . ,lng.Qco.RINALDO A.BRERO "

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jISSN 0481-6927 !

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NOCIONES BASICAS DE CONSERVACION DE FORRAJES (*)

AUTOR

Ing. Qco. Rinaldo A. Brero (** )

( * ) Trabajo presentado para su publicación el9deenerode 1978.

(* *) Técni ce del Departamento de Producción Animal de la Estación Experimental Regional Agropecuaria Rafaela •

Boletín de Divulgación Técnica N2 10

INTA

Repúbli ca Argentina

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria

Estación Experimental Regional Agropecuaria Rafaela

Abri 1 de 1978

..

I NDICE

I NTRODUCCION ......................................... .

Principales sistemas de conservación de forrajes ..................... ..

LA HENIFICACION ....•........•.. , ... , ..................... .

Pérdidas de elementos nutritivos durante la henificación .......... .. Pérdidas durante el almacenaje del heno ............................... .. Peligro de incendio en el heno almacenado .......................... .. Precauciones a tomar para evitar el pel igro de incendio .......... .. Técni cas para acelerar el secado del forraje ......................... .. Localidad del heno .......................................... : .............. . Nueva técni ca para la cosecha del heno ................................ ; Heno-Moreno ................................................................. .

DESHIDRATACION DE FORRAJES .............................. .

Equipos util'izados ............................................................. . Almacenaje de la alfalfa deshidratada .................................. .

EL ENSILADO .•••...........•................................

Página

5

7

7 11 I? 14 15 19 20 2?

'23

24 26

26

Breve historia del proceso de ensi lado .................................... 27 Descripción del proceso de ensi lado •... ................................... 28 Microbiología del ensilado .................................................. 1(1

Factores que intervienen en el proceso fermentativo .................. ~'; El oreo del forraje previo a su ensilado ................................. .. Especies forrajeras que pueden ser ensi ladas ............................ . El uso de aditivos durante el ensilado .................................... . Pérdidas de nutrientes en el si lo .......................................... .. Distintos tipos de silos ....................................................... .

17

Á" y.,

Consejos prácticos para hacer silos comunes ............................. 51 La calidad del silajecomo alimento para el ganado .... : .............. 54 Criterios utilizados para evaluar silajes ................................ .. Suministro de silaje a la hacienda ........................................ .

57 58

BIBLIOGRAFIA ••.•.•....•..•.•.•...••.•.••.• ; . . . • . . • • . . . • . . . ... 59

I NTRODUCCION

El pastoreo de los prados naturales o cultivados constituye la forma más simple de alimentación del ganado, cuando el crecimiento de los pastos se mantiene duran­te todo el año en el nivel que cubre las necesidades de mantenimiento y produc­ción del mismo. Desafortunadamente, existen altibajos estacionales de producción de forraje que d~pend('>r., de las condiciones climáticas del medio y cuya correc­ción no es posible hasta que eventualmente se logren dominar los factores atmos­féricos que influyen en la planta, o se obtengan variedades con una gran capaci­dad de adaptación alas variaciones ambientales.

La existencia de un crecimiento irregular de los pastos, agravada muchas veces por la acción concurrente de circunstancias imprevisibles como plagas y sequías que afectan aún más la disponibi I idad de forraje verde en determinadas ocasiones, crea al productor situaciones apremiantes.

El régimen· pluviométrico determina el ritmo de producción estacional de forraje, lo que trae como consecuencia que en los meses de abundantes lluvias el volumen de pasto producido esté muy por encima de las necesidades de mantenimiento y productividad de los animales, yen los menos lluviosos no se alcance muchas ve­ces a disponer del mínimo de nutrientes para su supervivencia.

El problema planteado tiene aparentemente dos soluciones: una de ellas sería la que s-e basa en la coincidencia de las mayores exigencias alimentarias del gana­do con el período de máxima producción de pasto, lo que podría lograrse con el "estacionamiento" de las pariciones; la otra consistiría en la transferencia de los excedentes de forrlJjes que ocurren en las épocas propi cías para su crecimiento, para usarlos cuando la escasez de pasto hace necesario suplementar la alimenta­ción del ganado.

La primera solución es parcialmente satisfactoria cuando se debe mantener una carga animal elevada, pues en estos casos nunca será posible eliminar totalmente la necesidad de forrajes conservados. Además la adecuación de los requerimientos alimentarios de los animales a la curva de producción de forraje sólo es posible para aquella parte de los animales directamente afectados al tambo, como es el caso de las vacas en el período de lactancia.

La segunda de las soluciones propuestas, o sea la conservación de los excedentes de forraje, parece ser la más ventajosa para las condiciones actuales de organiza ción de las explotaciones ganaderas. -

- 5-

La reserva de forrajes, es por consiguiente una necesidad ineludible debido a la inexistencia de un ritmo de producción constante de forraje y o la exigencia dio ~ia y permanente de los animales de un mínimo de alimento poro mantenerse y pro duci r efi ci entemente. También constituye una práctica ineludible en las zonas se mi-áridas, en que los períodos de intensa sequía onu.lan la producción de forraje y hacen necesario disponer de reservas que suplan a la pastura.

La conservación de forraje constituye entonces un enlace compensador entre la producción, de forraje verde y la alimentación animal, pudiendo ademá.s,desempe ñar un papel importante en el mejoramiento del grado de-eficiencia en ro utiliza ción de las pasturas, siempre que las pérdidas producidas dur~nte el proéeso seañ reducidas y las ca'r<J.cterísticas de·1 forraje conse~vado obtenido correspondan al de un alimento de valor nutritivo elevado y de excelente apetecibilidad, pára poder satisfacer las exigencias de la producción animal.

PRINCIPALES SISTEMAS DE CONSERVACION DE FORRAJES

Los' pto~edimientos más comunes que permiten conservar forrajes para la alimenta ción del ganado, puedenagrl:1"parse en dos categorías: en Ja,primera de ellas se -incluyen aquellos que no' exigen gfandes inversiones de dinero y cuya realización, PQf su simpli cidad, .pl!ede lIevárlCió' cabo el productor rural sin más requisitos que la observación de las'~no¡'mas que la experiencia ha establecido para cada caso.

Las principales técnicas que integ~bn esta categoría son dos, y se las conoce co-. mo:

1) Henifi cado, o secado natural, 11) Ensilado de forraje verde.

De'ntro de la segunda categoría debe,! inCluirse aquellos otros procedimientos que por su naturaleza requieren grandes y' costosas instalaciones, las que no están al alcance de los ganaderos medianos o chicos, como sería el caso de la:,

1/1) Deshidratación artificial.

Cada uno de los procedimientos posee ventajas e inconvenientes que hacen que la elección dependa de una serie de factores, como características del forraje, condiciones climáticas, destino del forraje conservado, disponibilidad'de ,la ma­quinaria adecuada, mano de obra, etc. que intervienen en cada caso parti cu lar.

Los métodos de conservación citados pueden dar productos de excelente calidad pero, no obstante, esn'ecesario aclarar que ninguno de ellos mejora la cal idad del forraje orig inal, ni aún en los casos en que el procedimiento ha sido usado con la mayor eficie"cia.

Síemprese producen p'érdidas de nutrientes en el' torraje conservado, cuyas magni tudes v.?rí~n desde valores muy reducido~, p~ra las situacion~s más. favora~les, ha} ta la perdida tota I cuando no se usa la tecnl ca adecuada o I ntervl enen CI rcustan­cias fortuitas'que malogran el proceso de conservación.

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..

LA HENIFICACION

La heni fi cación es, posibjemente, fa más antigua de los técnf..cas de conservación de forrajes conocidas, ya que su proceso operativo se encuentra descripto en im-portantes tratados de agricultura romana. .

Es un proceso muy simple cuyo principal objetivo es la rápida evaporación del agua contenida en los tejidos de la planta. La pronta eliminación de la humedad del pasto cortado depende estrechamente de las condiciones ambientales, tenien do en ese sentido fundamental importancia el estado higrométrico del aire, elgr~ do de humedad ~el suelo y la ve lo ci da ct.'d e I viento. La rapidez de secado está re­lacionada, además, con la especie de la planta, con su estado de madurez y con la densidad del cultivo.

La estrecha vinculación de la henificacióncon los factores climáticos constituye el inconvenIente mós serio de este procedimiento, pues obl iga muchas veces a d~ morar el corte, a la espera de condi ciones de secado más favorables, lo que trae como consecuencia la cosecha de un forraje muy maduro y por consiguiente de me nor '1Olor nutritivo. . -

Por ofra parte la Jaita de control sobre la pérdida de nutrientes valiosos para la so .Iud y producción del animal, motivada por las transformaciones químicas y bioló=­gicas que se producen en los tejidos vegetales, en el lapso de vida que le queda a los tejidos después del corte de la planta, constituye, ;vnto con las pérdidas me cóni cas, otro j nconveniente de impottancio. • -

PERDIDAS DE ELEMENTOS NUTRITIVOS DURANTE LA HENIFICACION

La magnitud de las pérdidas originadas durante el proceso de secado depende, prin cipalmente, d~1 tiempo de permanencia del vegetal en el campo, lo que a su ve; estó en estrecha vinculación cantos fenómenos climáticos y con el manipuleo a que es sometido el posto cortado ha.sta que se ha completado la henificadón.

Para un mejor estudio de estas pérdid<;ls se dividirán las mismas en dos categorías:

1) Pérélidas por transf~rmaciones químicas. 2) Pérdidas mecóni cas y físi co-quími caso

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1) Pérdidas por transformaciones quími cas:

Mientras el contenido de humedad de la planta que se está henificando no alcan­za valores inferiores al 10 % I con el que prácticamente se asegura una buena conservación (62 ), se producen modifi caciones de la composi ción quími ca del

. forraje como consecuencia de la actividad celular de los tejidos vegetales, en que intervienen enzimas propias de las células o de:ficmgos que se desarrollan en el pasto cortado, dando como resultado el desprendimiento de gases y energía té2: mica.

Según Jouin (25) las reacciones bioquímicas que se producen y la naturaleza de los productos de la degradación que se originan, varían de acuerdo con el conte­nido de humedad, la temperatura y la naturaleza del forraje.

Las transformaciones químicas que tienen lugar en la planta no afectan por igual a todos sus componentes; generalmente los más atacados. son los hidratos de carbo no solubles y los compuestos nitrogenados, sustancias éstas de gran valor nutritivO' para los animales.

Las proteínas sufren una simplificación molecular, QQnc!9 origen a componentes so lubles que pueden ser eliminados de los tejidos vegefales por acción del agua de­lluvia.

Los glc,cidos o hidratos de carbono también experimentan modificaciones importan tes; una parte es quemada durante el proceso de respiración celular, produciendo anhidrido carbónico, vapor de agua y cCllor, en tanto que la otra es reducida a sustancias más simples por acción enzimática. Estas pérdidas son pequeñas cuando el secado de la planta se realiza dentro de un corto período.

Fleischman (13), en su trabajo de investigación sobre las pérdidas de nutrientes que se producen durante la henificación bajo diferentes condiciones climáticas, encuentra, para los casos en que las mismas son excelentes, que no se producen pérdidas de materia seca en el forraje y que, por el contrario, si el proceso de secado no es muy rápido, con luz solar sin interrupciones, puede producirse un aumento de peso que atribuye a fenómenos de osi mi la~ión. Cuando los factores atmosféricos son muy desfavorables para la henificación, los resultados que obtie ne revelan pérdidas de materia seca superiores al 20 % . -

Watson y Nash (62) estiman que en los hidratos de carbono estructurales y en las cenizas no se producen cambios, pero si en la fracción extracto libre de nitróge­no, donde la pérdida de sacarosa y dextrosa puede ser considerable según la lon­gitud del período de secado y la temperatura reinante durante el mismo.

Estas pérdidas, lo mismo que las correspondientes a almidón y dextrina, son insi11. nificantes en condiciones favorables para una rápida henificación.

Stanford y col. (53) sosti ene n que un buen heno puede cOhtener más de 20 % de proteína, pero que el heno obtenido del mismo cultivo, aunque en condiciones climáticas desfavorables, puede caer a valores cercanos al 11 % •

- 8 .:.

... "

Las vitaminas son también componentes nutritivos de la planta que pueden estar afectados por 'modiHcaciones durante el proceso de secado. .

De todas ellas, la vitamina A (que como tal no existe en la plantcr, pero sí su pre éurs()r, el caroteno) fue a la que más atención se prestó por su importanda en la alimentación animal.

Waite y Sas.try (58) estudiaron extensamente el comportami ento del caroteno du­rante la henificación de una mezcla de raygras y timote en estado de pre-espíga zón y para dos períodos de 4 días de duración cada uno, bajo condiciones clim6-ticas distintas.

Para el primero de estos períodos, la temperatura promedio del día fue de 22/2~C y con 46 horas de luz solar y para el s~gúndo la temperatura promedio del día fue sólo de 10°C con 27 horas de sol y 1,2 mr.n de lluvia.

Los valores de las pérdidas de caroteno encontradas por los autores fueron de al­,.rededor de87 y 50 % respectivamente.

Las mayores pérdidas en el primer período se deben a las temperaturas' más eleva­das' y a una más extensa acción fotoquími ca.

Wi egner, cittido por Watson (60), señala que la porción de materia seca que ~~ pierde corresponde a la fracción más digestible de !d planta y que la pérdida de

. nutrientes es, por esta razón, mayor que el porcentaje que indica la materi.asécó'.

Bgsch y Deijs(4) establecen una pérdida de materia seca de 2,5 a 3 % por cada 24 horas durante el proceso de henifi cación, de tal modo que/, si el proceso no ex -cede de 48 horas, la reducción del valor nutritivo del forraje no será elevada. Kfo obstante,. la pérdida de caroteno se considera de 10 % en 24 horas en el caso de gramíneas y de 15 % para alfalfa.

Una parte de la pérdida de caroteno durante el proceso de henificación se debe a la ac·ción de enzimas, cuyo valor depende del tiempo y temperatura durante el cual la enzima puede actuar.

Waugh y col. (63) realiz~ron una experiencia que demuestra que la destrucción del caroteno debido a la áctividad enzimáti ca no es igual en todas las especies, siendo mayor en alfalfa, trébol rojo y trébol dulce que en avena, POd protens'isy cebadi Ila. , .

Pepkowitz (43) demostró que las pérdidas de caroteno debidas a la acción foto­quími ca, particularmente en presencia de clorofi la, dependende la intensidad y cantidad de luz a la cual se expone'el forraje.

Las experiencia realizada por Lardinois, Elvehjem y Hart (31) con varias plantas secadas al aire entre las que se contaban alfalfa, trébol y timote, con el propósi;.. to de determinar las pérdidas de los principales miembros del complejo B (tiarnina, riboftavina, biotina, ácido nícotíniéó y ácido pantoténico) durante su conserva-

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Clan, demostró que, en condi ciones normales de almacenaje, estas sustancias son estables, pues práctifíamente no se reg istraron pérdidas.

Douglass, Tobiska y Vai I (12) estudiaron el comportamiento- de algunos integran­tes del complejo vitamínico, B, llegando a la conclusión que la cantidad de tia­mina perdida durante el proceso de secado de la planta es mayor cuando se hace con luz directa del sol que cuando incide luz difusa sobre el material- a secar. Por otra parte el contenido de riboflavina o vitamina B2 permanece prácticamente cons tante bajo disN ntas condi ciones de secado. Con respecto a la vitamhla C estos mis mas autores consideran que la pérdida es total, pues no la han encontrado en mues tras de heno de alfalfa.

En cuanto a la vitamina D, el secado natural del pasto aúmenta su cantidad pues­to que el ergoesterol r que es su precursor, al ser activado por las radiaciones 50-

'lares se-transforma en esta vitamina.

Thomas y /lkore (55), en una experiencia realizada en 1945, encontraron que el con,tenido de vitamina D para un heno de:Qlfalfa obtenido por secado a galpón, era-de 213 Unidades Internacionales, mientras que el contenido en el heno obte­nido con la misma alfalfa, pero por henificado natural en el campo, fue de 440 Unidades Internacionales.

2) Pérdidas mecáni cas y físi co-quími cas:

Dentro de este grupo las pérdidas más importantes son originadas por la caída o ~o tura de hojas, especialmente en el caso de las leguminosas, y el lavado producf: do por el agua de lluvia. Algunos autores, entre los que se encuentranShepherd y col. (48), estiman que la pérdida debida a la primera de las CaUsas menCionadas es de 20 % Y que con tiempo lluvioso se pl.léde perder de 20 a 40 % de materia s~ ca" 20% de proteína cruda, y 35 % de la fracción extracto libre de nitrógeno dü rante !!a henificación de la alfalfa. -

Hart y Burton (22), en sus e~peri enci as de secado con Pasto Bermuda, determi na ron que las pérdidas de prot:eíno"ho estaban significativamente correlacionadascon la éantidad de lluvia S:_9ídá~ lo que indica que el lavado no es un factor importGm­te de pérdida para e~N~ componente de la planta, pero sí lo es, lo mismo que la humedad elevada, para la materia seca digestible.

Watson y Nash (92) I consideran que las pérdidas debidas al lavado no son muy importantes mientras' la planta no haya comenzado a secarse pero sí cuando las cé lulas están muertas, p'ues pierden su capacidad de permeabilidad selectiva, permT tiendo la entrada del agua que disuelve y arrastra los nutrientes solubles y más cIT gestibles, dejando,:en el campo un forraje de inferior digestibilidad. - -

Westgate (64) reg'6 perfectamente heno de trébol con agUa, imitando la lluvia, durante uña hora, en cada uno de los tres dí as sucesivos que duró su experiencia, encontrando que la muestra regada perdiÓ las tres cuartas partes de azúcar, un no veno de proteína y tres cuartos de cel1¡¡'Q. " -

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..

Guilbert y col. (20), encontraron que la pérdida por lavado de la fracción extrae to libre de nitrógeno en heno secado a campo estuvo comprendida entre 6 y 35 %/~ pero que las pérdidas reg istrados en la materia orgání ca fueron pequeñas.

Salman y otros (46) determinaron las pérdidas de hojas en la cosecha de alfalfa durante 7 años consecutivos y encontraron que las mismas alcanzaban un 19 % I

constituyendo este valor el 9,2 % del total de la cosecha. Estas pérdidas de ho­jas son, por otra parte, variables de acuerdo con la estación y sus valores están comprendidos entre 8,6 y 25 %.

Watson y a~ociados (59) en.contraron que cuando el tiempo no es favorable para la henificadón, las p&'raidas de materia seca, equivalente almidón y equivalente proteírió, fueron de: 36,7¡ 58,7 y 53,7 % respectivamente.

PERDIDAS DURANTE EL ALMACENAJE DEL HENO

CuandoeJ.~eno que se almacena está sufi dentemente seco y se lo protege del agua ae lLuvia, las pérdidas que se producen hasta el momento de su utilización son reduciQas.En este caso 1a principal pérdida se debe a la oxidación del caro­tena y la magnitud de la misma está en relación con la cantidad de oxigeno presen te y la temperatura reinante. .. -

Por el contrario, cuando el contenido de humedad no es el correcto, se facilita el desarrollo de hongos, fermentaciones y procesos de hidrólisis que pueden producir daños considerables en el forraje almacenado. En estos casos la elevación de tem peratura puede ser grande con lo que se favorece la velocidad de destrucción deT caroteno y se reduce la digestíbi I idad de las protefnas.

Kellner(26) estableció que la proteína cruda de la pga sp. poseía una digestib..!, bi l.idad de 86,5 % cuando el heno presentaba, por efecto de la temperatura, un color marróndaro¡ 75, 1 % cuando el color era marrón oscuro y solamente 2, 6 % cuando el mismo era negro. .

Woodward y Shepherd (67) estudiaron las pérdidas durante el aJmacenaje de dos lotes de heno con aproximadamente 27 y 25 % de humedad respectivamente cuan­do el material entró en el granero, encontrando en el momento de su utilización (efectuada entre 3 y 5 meses más tarde), que los contenTaos de carotenode 46 y 74 partes por millÓn iniciales en la materia seca pasaron a 2,9 y 4,9, registrando una pérdida de peso del heno de 23, 1 y 21,2 % y una reducción de materia seca de 4~1 y 3,5 %. Respecto de las temperaturas máximas del heno almacenado, las· mismas fueron, para el lote 1 de 50 0 C y para el lote 2 de 48,9 o C, temperaturas éstasiquealas tres semanas disminuyeron hasta igualarse con la del ambiente.

Las experiencias realizadas por Smith (50), vinculadas con el efecto del almace­naje sobre la vitamina A, demuestran que las hojas de heno de alfalfa almacenado de agosto a noviembre, pierden el 50 %de caroteno, no habiendo posterior des­trucción de esta sustancia durante los siguientes meses fríos, pero, al elevarsenue

- 11 -

va mente la temperatura en primavera, se vuelve a estimular la destrucción de la vitamina A, la que luego de 12 meses de almacenaje reduce su contenido en el heno a sólo el 25 % del inicial.

En consecuencia las condi ciones para una buena conservación del heno son: lograr un buen secado en el material cercano a un 15 %de humedad y asegurar luego al mismo la mejor protección posible contra la humedad y las altas temperaturas.

PELIGRO DE INCENDIO EN EL HENO ALMACENADO

Cuando se almacena heno que no posee el grado de sequedad adecuado, es prob~ ble que se produzca en su masa un calentamiento capaz de originar temperaturas que pueden provocar su combustión espontánea. Este hecho ha preocupado a mu­chos investigadores, quienes realizaron exhaustivos estudios con el objeto de des cubrir las causas y el mecanismo del proceso. -

La teoría elabord,ia por Miehe (35) considera que la principal fuente de ,;alor en el heno almacenado proviene de la acción de microorganismos más que de un pro­ceso de respiración de la planta. Si el calor producido en la masa de forraje no se disipa, la temperatura puede elvarse, por la actividad mi crobiana mencionada, hasta valores próximos a los 70 ° C, que es el nive', máximo que se puede 0'1 can­zar por medios biológicos. La idea de Miehe, de atribuir un papel preponderante a los microbios en la producción de calor, se debe a que las células de las p'lan­tos mueren a temperaturas próximas a los 45° C. A partir del momento en que ce­sa su actividad respiratoria, debería detenerse, por consiguiente, la producción de calor en el heno almacenado de no ser por las bacterias termógenas que co~ie~ zan a actuar activamente luego de germinar sus esporos a una temperatura próxi­ma a la mencionada, elevándose desde ese instante hasta el valor de 70° C indi ca do, que es incompatible con la vida de estos mi croorganismos y que puede dar o~ gen, además, a la carbonización del heno por un proceso de desti loción seca. Con esto admite Miehe que luego de la etapa de calentamiento de origen biológ..!. co debe seguir otra donde se producen ciertos cambios, ya sean físicos o químicos que hacen al heno sensible a los procesos de oxidación química pura que elevan aún más su temperatura hasta llegar a la ignición.

Haldane y Makgill (21 ) se manifiestan partidarios de la teoría de Miehe al esta­blecer, por sus investigaciones, que el desarrollo de calor en una gran masa de, heno ~úmedo se debe casi exclusivamente al crecimiento y la actividad de bacte­rias termógenas, I'as que son capaces de provocar un aumento de temperatura en el medio que puede llegar a los 70°C, pero aclarando que, a temperaturas más bajas que la señalada, puede tener lugar junto a la oxidación biológi ca una simple ox..!. dación química.

Las experiencias realizadas años más tarde por Hoffman (23) también confirman la teoría anteriormente expuesta, pues mediante ellas se pudo llegar a la conclu­sión que junto a la acción de los agentes biológicos en el calentamiento del heno, se produce una oxidación de carácter puramente quími co, evidenciada por una

- 12 -

pérdida excesiva de oxígeno respecto del anhídrido carbónico formado y que esta oxidación química es más marcada o notable más allá del límite de temperatura usualmente atribuido a la qctividad de mi croorganismos.

Watson y Nash (62) Y Hoffman (23) citan, en sus respectivos trabajos, las con­clusiones a que arribaron Surri y Srown en las investigaciones realizadas por cada uno de ellos respecto de las causas que provocan el excesivo calentamiento del heno alm.acenado bajo condiciones inadecuadas .

Surrí, al referi rse al tema, manifiesta que el calor que se produce en el heno di­fícilmente eleve su temperatura por encima de los 70°C y cuanqlo esto ocurre la existencia de una actividad enzimáti ca, lll1:crcibiana o de amba~ debe ser desecha­da.

Por otra parte, si a parti r de la temperatura mencionada los aumentos que en ella se producen se deben únicamente a fenómenos de naturaleza químico, no seria de ·sacertado suponer que esos mismos agentes pueden estar acfivos en niveles térmi-­cos inferiores.

Surri sostiene además que, en el caso de un heno con elevado contenido de hum! dad donde las células vegetales han muerto y como lógica consecuencia cesado el proceso respiratoriú de las mismas 01 elevar la temperatura a niveles próximos o los 45°C, los incrementos posteriores de temperatura pueden ser originados por el calor desprendido en reacciones químicas producidas en el heno almacenado, pe­ro este proceso quimi co por sí solo podría ser insufi ciente como para elevarla tem peratura del forraje a 70°C. Surrí supone, sin embargo, que, si en la henificacion la respiración enzimática se hace más resistente a la elevación de temperatura de lo que generalmente se imagina, el calor resultante del proceso respiratorio podría detenerse recién ami veles térmicos de 60°C o superiores y no alas temperaturas inferiores supuestas.

Admitiendo esta suposi ción, Surri considera que se puede llegar en el heno a tem peraturas próximas a los 70°C sin la cooperación de microorganismos, pero que -más allá de este valor la producción de energía térmica debe atribuirse únicamen­te a fenómenos quÍr:ni cos y físi coso

Por su parte Srownj sobre la base de los estudios realizados sobre el tema que se viene tratando, establece una teorió según la cual el calentamiento espontáneo o igni ción de grandes masas de heno se debe o una fermentación provocada por gérmenes que actúan en condi ciones anaeróbi cas, que producen compuestos no sa turados altamente inestables y capaces de oxidarse fáci Imente desprendiendo can­tidades de calor crecientes, llegando en casos extremos a destruir toda acción bio lógica. y provocar, finalmente, la ignifición del heno almacenado. -

La duración de estos productos rápidamente oxidables depende de la cantidad de aire que tiene acceso a la masa de heno que está fermentando y, también, de la cantidad de humedad presente que actúa como medio reaccionante.

- 13 -

Cuando el ai re tiene acceso, estas sustancias son destruidas tan pronto como ellas se forman; esto signifi ca que cuando la actividad mi crobiana es destruida al llegar 1) la temperatura que es incompatible con su desarrollo, en el medio no existe una cantidad de tales comp'Jestos como para que mediante su oxidación el nivel térmi-co pueda llegar a sus límites m.Jximos. .

Por otra parte, según Brown, el calor producido durante el período de actividad mi crobiana probablemente se deba a la oxidación de estos productos inestables, los que en el caso de no haber sido completamente destruidos participan en la ele vación de temperatura de la etapa final del proceso de caler.tamiento.

Las observaciones realizadas por Laupper (32) en henos almacenados que llegaron al punto de inflamación, le permitieron establecer que el calentamiento del mate­rial Gomienza en un punto determinado de su masa, formándose una cámara de com bus~í6n rodeada por una capa aislante cons~ituida por los productos volátiles prove nientes de la destilación seca del heno. El calor aumenta gradualmente en I:;¡ cómo ro elevando la presión de los gases que se forman y que finalmente escapan violen-:-" tamente por conductos que ellos mi smos provocan. Estos gases a I ponerse en contae to con el aire se inflaman debido a la presencia de hierro pirofórico formado durañ te la desti loción seca del heno y que actúa como catalizador de la reacción de ox¡ dación.

Resumi endo, puede deci rse que en el proceso de calentami ento del heno almacena do pueden seña larse tres fases:

En la primera de el ¡as el calor producido es una consecuencia del !proceso de respiración celular y la temperatura máxima 'J la que se puede llegar es de apro ximadainente 45°C, a la que, teóricamente, las células de los tejidos vegetales deberían estar muertas.

La segunda fase, caracterizada por la actividad de ci ertos mi croorganismos ter­mógenos que son los responsables de la producción de energía calóri ca, aL!n cuando algunos autores sesti enen que junto a esta fuente de calor de origen bio lógi ca puede coexistir otra de naturaleza puramente qurmi ca. -

En esta etapa intermedia se alcanza una temperatura cercana a los 70 oC que de tiene todo proceso bacteriano en el heno almacenado y que es una advertencia­respecto del peligro de inc'.:!ndi o.

La tercera fase, que comienza a partir de esta temperatura, es consecuencia de la acción de procesos puramente químicos y frsi cos, cuya producción de calor conduce, finalmente, a la igni ción del heno.

PRECAUCIONES A TOMAR PARA EVITAR EL PEU GRO DE ~ NC END! O

Es aconsejable, para evitar el peligro de incendio yola vez obtener forraje de elevada t::alidad, co;sechar el heno con un porcentaje de materia seca no inferior al 70 por ciento y evitar henificar los cultivos con malezas de tallos gruesos y j~

- 14-

\ •

gosos que requi ere~ para su secado un tiempo muy superior al que necesita la al­falfa. Ese material húmedo dentro del fardo puede provocar un calentami ento ex­cesivo en el mismo y constituir un peligro de incendio.

Como norma general se recomienda cuando, no se han podido seguir las indicacio nes señaladas y se corstata, mediante la introduccLón de un termómehro en el he::" no almacenado que la temperatura se aproxima a los 65G C, mover con mucho cui­dado algunos fardos con el fin de hacer conductos en la masa henificada que ha­gan posible la disipación del exceso de calor y lograr así la disminución de la tem peratura.

En el caso que la misma sea más elevada es contraproducente hacer canales de eli minación de calor. Lo más aconsejable sería inyectar anhídrido carbónico en los-~ lugares críti ces como lo aconsejan Poelt y Ruder (44) o en caso contrario recurrir al agua. .

Si no se dispone de termómetro, se recomienda introducir un alambre o hierro den tro del fardo o parva y dejarlo por un tiempo, no menor de 15 minutos, luego deT cual se extrae y se toma la punta con la mano. Si la temperatura es muy molesta o no se puede soportar, existe el peligro de incendio.

TECNICAS PARA ACELERAR EL SECADO DEL FORRAJE

Cuando se desea henificar en ciertas épocas del año durante las cuales 'las condi­ciones de secado no son óptimas y los riesgos por lluvia son de consideraci6n, es muy conveniente recurri r al acondicionado del forraje para acortar el proceso de henificadón. Esta técnica consiste fundamentalmente en aplastar o quebrar'los ta Ilos, lo que les permite ceder más fácilmente la humedad y hace que la diferen=­cia de tiempo de secado respecto de las hojas no sea muy grande.

Para llevar a cabo este trabajo se recurre a máquinas especialmente diseñadas que constan esencialmente de rodillos que actúan, según su construcción aplastando el forraje!' Fig. (1) (lIcrusherll) o bien quebrando los tallos en zig-zag (lIcrimper ll), Fig.(2).

No existe mucha diferencia, en la prácti ca, en la naturaleza del trabajo que se obtiene con una ~ otra máquina, pero la acción menos rigurosa delpplastador ti~ ne ventajas cuando se trata de leguminosas o mezcJas que las contienen en gran p\oporción, por cuanto :Ias pérdidas de materia seca son menores.

Tiene mucha importancia en la utilización de este procedimiento que el mismo se aplique inmediatamente después de haber pasado la guadañadora o dentro def tíem po más breve posi ble. -

Lo ideal sería el uso de una segadora combinada con 10 acondi cionadora lográndo se así, en una soia operación, el corte de" forraje y su acondicionado. -

- 15 -

Rodillos aplastan el forraje

,-

~,....___ Resorte de tensi6n regulabl e

Pantalla donde choca el forra i e

~ Rodillo recolector

Figura 1.-

- 16-

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/ /

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I

Resorte de tensi6n regulable

Rodillos dentados que quiebran los tallos

Figura 2.-

- 17-

Pantalla donde choca el forraje

Si se deja transcurri r un lapsa prolongado entre una y otra tarea, en el caso de que no se disponga de la máquina combinada, los resultados que se obtienen no son muy satisfactorios porque la planta puede haber perdido la turgencia necesaria para que la presión de los rodillos de la máquina pueda romper las células de los tejidos del vegetal, lo que permite una rápida exudación de los jugos de la planta que facili­ta su evaporación en contacto con el aire y las radiaciones solares.

Otros rec¡uisitos que se deben tener presente son:

1 ) uno cuidadoso regulación de lo tensión de los resortes paro que lo presión entre los rodillos aplaste o quiebre los tollas de la planto, según el cosa, pero sin dañar sensiblemente a las hojas;

2 ) la velocidad de avance del tractor debe estor en relación con el número de re~luciones de los rodillos y con la densidad del cultivo poro evitar atoro mientas en lo máquina y -

3) orientc:rr convenientemente la pantalla que se encuentro en lo porte poste­rior de lo acohdi cionadora de tal modo que el pasto que poso o través de los rodi lIos choque en lo misma y caiga formando una hi lera de pasto espon josa poro permiti runo fáci I aereación. -

Los inconvenientes que pres~nta este procedimiento, que consisten en uno mayor pérdida de materia seca en el campo y un lavado más intenso del forraje en el ca­so de llover cuando el material está casi seco, se ve compensado, como lo sug ie­re Shepherson (49) por uno menor pérdida durante el almacenaje y uno mejor ca­lidad.

En la Estación Experimental de Rafaela, Brero (6) realizó ensayos sobre alfalfa y trébol de olor blanco poro comprobar lo eficiencia de la acondicionadora de rodi­llos aplastadores. Los resultados obtenidos (gráficos 1 y 2), muestran un significo tivo acortamiento del período de secado poro los parcelas trotadas mecánicamente,

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CURVAS DE Va.OCIDAD DE SECADO DE lA ALfALfA

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Octubre de 1967

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CURVAS DE VelOCIDAD DE SECADO DEL MELILOTUS ALBUS

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Setiembre de 1967

GRAFICO 2

lo que hizo posible, en el caso del trébol de olor, el enfardado del material aC0!2 di donado, si endo imposible cosechar lo parcela testigo debido 01 empeoramiento de los condiciones climáticos.

El uso de los acondi ciof'1adoras de forrajes se justifi ca plenamente, como lo seña­lan Kepner y otros (27) cuando:

1 ) Se troto de salvar uno cosecha de forraje que en otra forma se perdería por molos condiciones climáticas .

2 ) Es necesario acortar el período de henifi cación paro hace'r factible lo reo Iización de otros tareas.

3) Lo mejor calidad del heno permite obtener mejor precio de vento o mejo­rar el nivel de producción animal.

LA CALIDAD DEl HENO

Lo calidad del heno depende fundamentalmente dela especie de planta uti I izada, de su grado de madurez, de lo técnica utilizada por el operador y del cuidado que se pone durante lo cosecho del material.

- 19 -'

Por otra parte, existe una relación estrecha entrel el tiempo de permanencia del fo rraje en el campo durante su secado y la pérdida de calidad del mismo.

Para la alfalfa el momento de corte más indicado, para la cosecha del mayor por..., centaje de nutrientes digestibles, es elde comienzo de floración. En este estado, sí bien no se logra el mayor rendimiento en materia seca del cultivo, la cal.idad del heno así obtenido es muy superior al correspondiente a un esfado de madurez avanzado.

Una de las razon"es que confirman lo di cho es que, al estado de madurez temprana, la planta posee un mayor número de hojas y más fuertemente adheridas al ta:l'lo, lo que reduce la pérdida de las mismas durante la cosecha.

En términos generales puede decirse que un heno excelénte es qquel que:

Conserva en buena medida su color verde.

Posee muchas hojas y tallos herbáceos.

No contiene malezas ní cuerpos extraños.

NUEVA TECNICA PARA LA COSECHA DEL HENO

la constante preocupación por mejorar las técni cas que permiten cosechar el heno y obtener el mismo en una forma o estado que faci lite su transporte, almacenaje y se adapte a los más modernos sistemas de alimentación del ganado ha conducido a la creación de una máquina de la que se esperan óptimos resultados.

Esta máquIna cosecha al forraje henifi cado y lo transforma en pequeños cubos que son despedidos de la cámara compresora y dirigidos, mediante una garganta espe"" cialmente diseñada, al acoplado recolector que puede ir enganchado en la parte posterior de la máquina.

La presión necesaria para la formación de los comprimidos de heno se logra media:!. te distintos mecanismos:

1) a pistón, (Fig. 3)

2) a rodillos convenientemente diseñados, (Fig. 4)

3) a tornH10 sin fin. (Fig. 5)

El tamaño y forma del forraje comprimido que sale de la máquina depende del diséño de la matriz.

..., 20...,

Figura 3.-

Figura 4.-

• Figura S.-'

' .

":' 21'-

Salida del forraje co",!primido '

Salida del forraje c:omprimido

La presión de trabajo que generalmente se usa en estasmiliquinas es muy elevada; según Dobie (11 ) una presión de aproximadamente 350 ato por cm2 es la más acon seiable para lograr una buena densidad y estabil ¡dad en el producto. El mismo au::­tor sostiene, además, que esta presión puede ser reducida si el forraje permanece comprimido por un tiempo más largo bajo la presión máxima. .

A pesar de que la máquina es de construcción simple, se presentaron ciertos proble mas básicos que era necesario resolver para que este nuevo procedimiento de cose­cha del heno tuviera éxito. Tales inconvenientes fueron señalados por Lundell y­HuI/ (33) y consistían en:

1) la disipación del calor producido por fricción cuando el forraje se so­metía a la acción de repeti das YJY 'el'evadas presiones,

2) la creación de un mecpnismo que permita un flujo ininterrumpido y uniforme de forraje en la cámara de compresión,

3) el desgaste prematuro de los materiales y otros elementos sometidos a presiones elevadas como consecuencia de la fricción del forraje séCO agravada a menudo por la presencia de tierra y otros elementos abra­sivos y

4) dar a la máquina mayor capacidad de trabajo para hacer de ella una unidad comercialmente aceptable.

Además de los problel11cs de orden mecáni co citados se presentaron otros que de­pendían de la caLidad y clase del heno util izado. El heno mezcla de leguminosas y gramíneas, según Dobie, puede procesarse exitosamente cuando la proporción de las primeras es superior a la de las segundas.

El contenido de humedad del forraje es otro factor importante para que la máquina pueda operar satisfactoriamente. Al respecto, Lundell y HuI! sugieren realizar un cuidadoso henificado de tal modo de obtener un heno con un porcentaje de hume­dad uniforme, que proporcione mi crofardos cuyo contenido de agua esté compren­dido entre 14 y 18 %. Otro modo de operar, al que se refiere Geoffrey ( 14), consiste en secar el forraje hlilsta un 90 % de materia seca aproximadamente y re­gular luego el conte,nido de humedad en la cámara de alimentación de la máquina uti lizando los rociadores que la misma posee. Se procede así puesto que aparent!: mente el éxito del apelmazado del forraje sometido a presión depende dela ligni­na, según Geoffrey, pero para que ésta actúe eficientemente debe ser humedeci­da.

HENO-MORENO

Se da este nombre a un producto intermedio entre heno y si laje que según Watson y Nash ( 1 ) tuvo origen en Ing laterra, como consecuencia de la difi cultad de ob­tener heno en las regiones muy húmedas.

- 22 -

(11

La preparación del heno-moreno consi ste esencialmente en dejar orear el forraje cortado hasta un contenido de materia seCCl cercano al 50%, haciendo luego mon­tones de más o menos 50 kg., con el pasto libre de rocío o agua de lluvia- para evi tar un posterior ataque de hongos. Estos montones se compactan por simple pisoteo­y se dejan durante 3 o 4 días, durante los cuales la temperatura en el interior del forraje puede llegar a los 70°C, y en esta forma lograr la evaporación de gran par te de la humedad remaner¡te del forraje y detener completamente la actividad vi':­tal de los tejidos vegetales.

Luego de transcurrido ese ti empo se desparraman los montones, se deja enfriar el forraje y luego se lo recoge nuevamente y almacena construyendo parvas a las que se puede incorporar sal.

La calidad del heno-moreno es inferior a la del heno obtenido en condiciones nor males, puesto que la elevada temperatura que se produce durante el proceso redU­ce la digestibilidad de las prqteínas, además de la pérdida de azúcares originada en la producción de energía térmioa.

DESHIDRATACION DE FORRAJES

Este método de conservación de forrajes es, hasta el presente, el más perfecto téc nicamente, y proporciona un alimento de elevado valor nutritivo y con muy pocas pérdidas durante el proceso de su elaboración.

El secado de forraje mediante procedimiento térmico, permite además cierta inde­pendencia de las condiciones climáticas en la época de la cosecha de la planta, lo que hace posible elegir el momento de corte más oportuno para lograr la mayor riqueza en proteínas, vitaminas y sales minerales, juntamente con una más eleva­da digestibi I idad de todos sus componentes..'.

La alfalfa es una de las forrajeras que más se uti I iza en las plantas deshidratadoras debido a su gran producción y, particularmente, por SU elevado valor forrajero, pero es importante, además, contar Gon otras especies de buen desarrollo para pro veer material a la deshidratadora en la época en que la alfal fa no produce, logran dose así un mejor rendimiento económico de las instalaciones. -

Lamentablemente, el costo elevado de equipos e instalaciones hace que la difu­sión de este método de conservación de forraje no se haya generalizado.

- 23 -

EQUIPOS UTILIZADOS

Los deshidratadores de forrajes más utilizados son los rotativos a tambores concén tri cos ( Fig. 6). En estos equipos el forraje cosechado con cortapicadoras es de;: cargado en una tolva alimentadora desde donde automáticamente pasa al secador rotativo, encontrándose el material fresco con los gases más calientes, cuya tem­

peratura puede alcanzar valores comprendidos entre los 700 0 ( y 900°(, pasando luego a un segundo y posteriormente a un tercer tambor donde la temperatura de los gases de combustión y la del forroje va decreciendo paulatinamente.

Al llegar el material seco junto con los gases y el vapor de agua extraído al final del último tambor, pasa luego ayudado por ventiladores al primer ciclón donde

el forraje continúa secándose y el vapor de agua que lo acompaña es eliminado.

El matEfrEal: pasa a un segundo ci c1ón donde se completa el secado. En este mo­mento la temperatura de los gases,según Kirk (28), se encuentra entre los 104°( y 126°C¡ Y !I,QI*=tE1I!f:(ilr<Mlíj@¡;¡. dl1!~ri:9f'Q.los 65°(.

El forraje deshidratado pasa luego a un molino a martillos donde es reducido a ha rina. El proceso de moli;enda puede ser usado, de acuerdo con Reed (45), para­incorporar al material aceites vegetales que, aumentando su densidad, hacen más

fácil su manejo, a la vez qye este mismo aceite puede ser utilizado como vehíc.!::

lo de agentes antioxidantes que protegen ciertos elementos nutritivos del forraje.

Bolton (3) señala que los aceites vegetales, tales como el de maní, agregados

al forraje seco en cantidades comprendidas entre 9 y 14 kg por tonelada de hd­

rina, mejoran su color y aumentan su contenido calórico, a la vez que se elimi­

nan los problemas del estado polvoriento.

Es muy común que en las plantas deshidratadoras se incorpore al equipo una má­

quina o dispositivo que comprime fuertemente la harina de alfalfa haciéndola PE.

sor a través de matri ces especiales que la transforman en perdigones. En esta for­

ma se logra aumentar notablemente su densidad, lo que signifi ca menor espacio

para su almacenaje, mayor comodidad para su transporte y mas fácil distribución

cuando se lo usa en los sistemas mecánicos de alimentación para el ganado.

- 24-

!

N lJl

Sistema de alimentación

Figura 6.- ESQUEMA DE UN EQUIPO DESHIDRATADOR DE FORRAJES

,

Salida de los gases húmedos

!

ALMACENAJE DE LA ALFALFA DESHIDRA TADA

Generalmente lá alfalfa deshidratada antes de su utilización permanece almacena da durante un cierto tiempo. Es en esta etapa donde pueden producirse importantes pérdidas de sustancias de elevado valor para la nutrí ción animal si no se las prote­ge convenientemente.

El caroteno o provitamina A es el componente que puede destruirse en gran cantI­dad si no se toman las precauciones debidas. Como la causa de su degradación es un proceso de oxidación, para protegerlo se recurre al uso de antioxidantes, soble los cuales existe la duda de que puedan dejar residuos tóxicosen los alimentos de consumo humano. En la actual idad se venden productos aprobados por organismos· especializados, con las correspondientes especificaciones de su uso, pero como lo señala Bolton, la absoluto inocuidad de un producto es difícil de probar y ocurre que productos autorizados son más tarde cancelados sobre lo base de nuevas inves­tigaciones.

Otro factor importante paro reducir las pérdidas de caroteno es la temperatura de a Imacenaj e, que debe ser. lo más baja posible, pues se ha demostrado que su des­trucción está relacionada directamente con el aumento de temperatura. Respecto del contenido de humedad de la alfalfa deshidratada, se considera que el más ade cuado es el cercano a 8 % . -

EL ENSI LADO

El ensi lado de forraje verde, es una técni ca de conservación que sebosa en proc~ ,05 químicos y biológicos que se producen en los tejidos vegetales, cuando éstos contienen suficiente cantidad de azúcares fermentables y se encuentran en un me­dio de anaerobiosis adecuado.

Presenta la parti cularídad, respecto de las técnicas anteriores, que la conserva­ción se realiza en un medio húmedo y que debido a la formación de ácidos que a~ túan como agentes conservadores es posible la obtención de un alimento suculento y de valor nutritivo muy similar al forraje original.

Este hecho es muy importante pues da a este procedimiento cierta independencia de los fadores climáticos, lo que significa para el productor rural mayores posibi­lidades de hacer reservas de forrajes. Puede ensi lar los pri meros cortes que coi n(~ den generalmente con tiempo húmedo e inestable, y henificar más tarde cuando las condiciones de buen secado son más fáciles de lograr.

Es conveniente hacer notar que las modificaciones físico-químicas que se producen en el material ensilado no mejoran el valor alimenticio del forraje usado.

- 26 -

Iniciación de un Silo Torta

BREVE HISTORIA DEL PROCESO DE ENSILADO

El uso de esta técnica data de muchos ai'los atrás, lo que hace difícil dec ir con exactitud donde y cuándo se originó la práctica del ensi lado. Carr ier ( 9 I !>eñala que lo mismo pudo haber sido conocida y practi cado por los romanos, pero que lo primera referencia en los tiempos modernos sobre la técni ca de ensi lado de forra­je verde proviene del profesor John Symonds de la Universidad de Cambridge, en 1786, qui en relata los observaciones real izadas en Ital ia sobre lo conservación de hojas de árbo les en cascos y pozos.

Carrier sostiene que lo práctico moderno del ensilado es una consecuencia de lo fabricación de "forraje ácido" muy en boga en Alemania y Hungría y que consistía en el almacenaje de forraje verde con el agregado de sal, en pozos de aproxima­damente 4 metros de profundi dad, el que se compactaba mediante el pi soteo rea­lizado por varios personas.

Voisin (57) cito o Goffard y Roederer como los primeros franceses que preconiz~ ron el ensi lodo de forraj e verde .

Roederer en 1867 ensi ló maíz pi codo mezclado con pa'ja, con el propó~i to de co.':: servar el maíz y hacer uti lizable la pajo.

Goffard, realizó numerosos experiencias, las que divulgó en escritos y conferen­cias que le dieron gran prestigio en el campo del ensilado.

- 27 -

la aparición del método de conser vac ión de forraje verde, en America, es cOil5i ­derada por Carrier como una consecuencia de la gran publicidad dada al tema en FIar' ci a, aparee ¡ endo la primera expl i cación del nuevo proceso de conservacion en 1875 en una revista publ i cada en Balt imore.

Segun Smith y Davis (51) el primer silo se construyó en EE.UU. en la localidad de Maryland en 1876.

Compactando un Si lo Torta

DESCRIPCION DEL PROCESO DE ENSILADO

rl for raje que se desea conservar por vio húmeda es cosechado con una máquina especialmente diseñada para ese propósito, la que corta y pi ca el forraje en tro­zos pequeños que luego se transportan y acumulan sobre el mismo terreno o en construcciones especiales.

rn esta masa ve rde de forraje amontonado comienza muy pronto a produci rse una serie de transformaciones bioquímicas qUé al cabo de 4 o 5 semanas concluyen, dando como resultado un producto que se cOnoce con el nombre de si laje.

Para mejor c.omprensiÓn del proceso de ensi lado convi ene di vi di r lo en dos etapas prinLipales, de las cuales la pri me ra corresponde a la respiración aeróbica y lo segunda o lo anaeróbi ca.

Esto etapa se c.aracteriza por uno serie de transformaciones quimi cas en el ~orraie ensi lado como consecuencia de la respiración ce lular y de la actividad enzimáti­ca. Estos fenómenos tienen lugar en el material ensilado por el hecho de que, cua '2

28 -

JI

do se corta la planta, separándola de sus raíces o se la saca del suelo que la nu­tre, las células que constituyen sus tejidos no mueren inmediatamente por estacau sa? sino que continúan viviendo y desarro'llando actividades similares a las que po seían antes de que la planta fuera cortada o separada de su medio. -

La respiración se encuentra entre las importantes funciones que realizan las célu­las vegetales y se cumple tomando el oxígeno de la atmósfera que las rodea, el cual reacciona con los azúcares dando origen a la aparición de anhídrido carbóni co, vapor de agua y energía en forma de calor.

S¡ bien es cierto que las reacciones bioquimi cas que caracterizan al proceso de re~ píradón son bastantes complejas, las mismas pueden representarse por una muysim pie: .,.....

glucosa + oxígeno ----------> anhídrido carbónico + agua + energía

Las enzimas, conocidas en otra época con el nombre de fermentos, son verdaderos catalízadores orgánicos, de origen vegetal o bacteriano, y cuya actividad perdu­ra después de lo muerte del organismo que la produjo.

La acción de estos aceleradores químicos comienza en esta etapa y se caracteriza por originar hidrólisis y degradaciones de ciertas sustancias contenidas en la plan­ta tales como hidratos de carbono y proteínas.

Los mohos, levaduras y baderias aeróbicas están también presentes en esta etapa y su actividad se limita al período inicial y:hasta tanto no se haya expulsado el aire contenido en la maso ensi lada. Si por cualquier circunstancia la eliminación del aire se retrasa o no se logra una total expulsión, los daños que pueden ocasio nar son considerables. -

Cuando el si lo está bi en construido, es decir si no existe la posibi I idad de entra­da de aire, este primer ciclo se cumple en un tiempo relativamente breve, que­dando prácticamente anulada la actividad de estos microorganismos y, como con secuencia de la eliminación del oxígeno, las células vegetales también mueren; se rompe su estructura, se libera el jugo celular y la temperatura del silo comien za a disminuir .

2) Etapa de respiración anaeróbica.

En esta segunda etapa de fermentación propiamente di cha, un nuevo grupo de mi croorganísmos comienza a desarrollarse activamente favorecido por la difusión del líquido celular cuyo contenido en azúcares fácilmente fermentables le sirve como fuente principal de energ ía.

El papel más importante de estos mi crobios es el de actuar sobre los hidratos de carbono solubles contenidos en la planta ensilada y transformarlos en otras sus­tancias más simples. Los principales productos de esa actividad bacteriana,están constituídos por los ácidos orgánicos, láctico, acético, etc., que vanacidificon do el medio 'hasta un nivel que hace posible la conservación del forraje. -

... '29 -

En esta fase del proceso debe predomi nar una fermentación lácti ca intensa, la que ha rá posible prese rvar eficientemente el forraje verde ensilado .

MICROBIOLOGIA DEL ENSILADO

Algunos investigadores sostienen que la respiración protoplasmática y la actividad enzimátíca son los dos factores más importantes vinculados con la conservación del forraje por ens ilado y que la acción microbiana es un fenó meno secundario que só lo t rae aparej ado compl i caciones en el proceso. Otro grupo opina, por el contra=­r io, que la acti vidad mi crobiológ i ca corresponde al aspecto más sal i ente del pro­ceso, a ta l punto que lo consideran, cuando se encauza correctamente, como el medio más efi caz para la obtención de silaj e de buena calidad.

Musgrave y Kennedy (40) estiman que si bien la actividad de la célula vegetal desempeña un papel importante no debe menospreciarse las modi ficaciones provo­cadas por mi croorganismos, puesto que del grupo de bacterias que predomi na du­rante la etapa activa de la conservación dependerá la calidad del silaje.

Allen y otros ( 1 ) expresan 'que los cambios químicos que se producen durante el proceso de ensi lado se deben a la actividad respiratoria d.e la planta y al creci­mi ento de la flora mi c robiana, hecho que se manifi esta en gran medida simultánea mente, por lo que resulta dificil cuantificar la acción de cada factor. -

Gouet y otros ( 16) real izaron estudios para determi nar el origen de ciertas transfor moci ones químicas que se producen e n el forra je ensilado . Los resultados obtenidos demostraron que la glicolisis se debe a la fermentación bacteriana, y la proteolisis a la actividad de proteasas vegeta les y bacterianas.

Silo Torta terminado

- 30 -

No caben dudas que la actividad microbiana durante el proceso de ensilado tiene una importancia extraordinaria, ya que los análisis bacteriológicos realizados por numerosos investigadores en muestras de silaje revelan contener un gran número de mi crobios y de diferentes especies. Estos mi croorganismos se encuentran originaria­mente en las plantas que se ensilan en cantidades variables, que dependen de las condiciones climáticas y de la especie forrajera.

Allen y otros ( 1 ), con el propósito de conocer la flora mi crobiana del forraje, rea I izaron una exhaustiva investigación en varias muestras de diferentes plantas, en-­contrando para la microflora total valores comprendidos entre 1,6 y 42,8 millones de gérmenes por gramo de material estudiado, siendo sus principales representantes los lactobaci los y los col iformes. Los anaerobios, obl igados formadores de esporos, se encuentran también presentes en la planta, pero en menor cantidad y sólo se de sarrollan si la concentración de hidrogeniones del medio es baja. -

Langston y otros (30 ) señalan que es opinión generalizada entre la mayoría de los investigadores que estudian la fermentación del ensilado, que los coliformes, pro­ductores de ácido acético, están presentes en la planta verde en cantidades rela­tivamente grandes pero que sin embargo, su actividad se detiene al subir la temp!. Iratura de la masa ensilada, lo que permite un amplio desarrollo de las bacterias lácticas.

Las bacterias lácticas se dividen en dos grandes grupos desde el punto de vista de los productos que se forman al fermentar los azúcares.

Uno de ellos corresponde al denominado bacterias lácticas homofermentativas o bac terias lácticas verdaderas, que se caracterizan por producir un rendimiento de 80 -a 98 % de ácido láctico cuando atacan a los hidratos de carbono fermentables y una escasa producción de otras sustancias. Pertenecen al grupo de bacterias Gram­positivas, no esporulan y son generalmente inmóviles.

Son homofermentativas, según Thimann (54) las Termobacferias, Estreptobacterias, Estreptococos y Pediococos.

El otro grupo de bacterias lácticas denominadas heterofermentativas se caracteri­za por fermentar sólo cerca del 50 % de los azúcares en ácido lácti co, transformán dose el resto en gases, alcoholes y ácidos grasos volátiles. El mismo autor incluye ~ en este grupo a los Betabacterios, Betacocos o Leuconostoc y Bacterium bifiduin.

De todas las bacterias lácti cas, la que predomina durante el proceso de ensilado, bi en conducido, es, según Allen y otros (1 ), el Streptobacterium plantarum.

Otro grupo importante dentro de las bacterias del ensi lado y cuyo desarrollo trata de impedirlo por .todos los medios esta técnica de conservación de forrajes, es el que corresponde a los Clostridium,que tiene como habitat a la tierra y el pqsto.

Estos mi croorganismos son los responsables de las fermentaciones butíricas que pro­ducen ácido butírico utilizando como sustrato a la glucosa y ácido láctico, produ-

- 31 -

ciéndose su descomposición según Voisin (57) de acuerdo con las reacciones si­guientes:

C6 H12 06

(glucosa)

(áci do lácti co)

CH3:-<::H2-CH2--CObH: + 2 C02 + 2 H2

(ácido butírico)

CHTCHi-CH2,,"COOH +',2 C02 +2 H2

(ácido butírico)

Los investigadores holandeses Van Beynum y Pette, citados por Voisin (57), logra ron aislar dos especies distintas, e! Clostridium tyrobutyricum y el Clostricfrium -saccharobutyrlcum. El primero ataca los lactatos produciendo granCOñTidadde an TiTcfri cocar5oní cae hi drógeno, gases éstos a los que se atribuye el hi nchamiento -de los quesos de pasta dura cuando se los fabrica con leche de animales alimenta­dos con si laje de mala cal ¡dad.

El segundo no ataca los lactatos pero fermenta los azúcares.

Langston y otros (30) señalan la presencia de otra especie en el silaje provenien­te de forraje de primavera, el Clostridium sporógenes. Estos microorganismos tienen la facultad de atacar las proteínas y aminoód¿os. En casos extremos, según Barnett (2) se llega a la desaminadón de estos ácidos aminados con producción de amonia co y probablemente tambi én a una descarboxilación con producción de aminas que­interfieren en la obtención de un medio ácido adecuado para una buena conserva­ción del forraje.

Es indudable que las condiciones físicas y químicas que prevalecen en la masa de forraje ensi lado no son constantes durante todo el proceso de conservación, lo que hace que tampoco sea permanente el predominio de un determinado grupo de bac­teri::ls sino que, por e! contrario, las distintas especies de mi croorganismos desarr~· Ilan hasta llegar ti un máximo cuando el medio es favorable y mueren o decae su actividad cuando los cambios que se producen dentro de la masa ensilada son ina­decuados para su superviviencia.

Al respecto, Gouet y otros ( 18) sostienen que en el comienzo los mi crobios que están presentes son los aerobios obligados, los que luego de un corto desarrollo d~ . saparecen sin haber contribuído en nada al proceso de conservación. Los coliFor­mes son los primeros mi croorganismos que establecen su predominio en la masa en­silada, los que son seguidos al poco tiempo por los Streptococus y Leuconostoc. Con el aumento de la concentración de hidrogeniones del medio estos mi croorga­nismos disminuyen su actividad permitiendo el desarrollo de los Lactobadlius y Pediococus, que son las especi es que predominarán en el medio hasta que los pro­ductos de su propio metabolismo detengan su actividad, quedando asi terminado el proceso.

- 32 -

FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO FERMENTATIVO

Por lo que se ha escrito hasta aquí sobre la mi crobiología del ensi lado se despren­de que, durante el proceso de conservación de forraje verde, pueden producirse distintos ti pos de fermentaciones: lácti ca, acéti ca, butíri ca, etc, las que depen­derán de la especie de bacterias, de la cantidad presente en el forraje que se en­sila y de las condiciones que prevalezcan en el interior del silo.

El requisito primordial de este procedimiento de conservación, es, por consiguien te, el de brindar a las bacterias lácticos, supuestamente presentes en el forrajeen cantidad adecuada, todos los elementos para que en el medio se creen las condi­ciones indispensables que hagan posible un rápido desarrollo, para tener una pro~ ta y abundante producción de ácido lácti co. Este ácido, que no es más que una sustancia proveniente del metabol ismo de las bacteriaslácti cas, es el responsable de la conservación del forraje verde almacenado. .

Los pri nd poi es factores a los que debe prestarse preferente atención con el fi n de lograr una correcta evolución del proceso de fermentación lácti ca son:

1 ) Contenido de azúcares fermentables en la planta. 2) Control de la temperatura en el Forraje ensilado. 3) Contenido de humedad de la planta.

1 ) Contenido de a~úcares fermentables:

La cantidad de azúcares fermentables que contiene el material verde que se ensi­la ha sido reconocida como un factor muy importante para obtener un producto conservado de buena cal ¡dad.

El porcentaje de hidratos de carbono solubles presente en los forrajes es variable y depende de la especie que se considere, su estado de desarrollo, de las condi­ciones dimáticas y del momento del día en que se efectúa la cosecha.

Brero y otros (7) I en experiencias realizadas con alfalfa en el centro de Santa Fe, encontraron que el contenido de hidratos de carbono solubles en las muestras cosechadas por la tarde eran significativamente superiores al de la mañana.

Murdoch (39 ) señala que el pasto ovi 110 conti ene menos azúcares que el raigras cualqui era sea su estado de Il)adurez y que se han encontrado diferencias muy mar codos en los porcentajes de hidratos de carbono en distintas variedades de raigras.

Las leguminosas en general, contienen menos azúcares que las gramíneas, siendo ésta una de las razones por la cual la alfalfa presenta mayores dificu.ltades para su ensilado que el sorgo y el maíz.

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Gouet y otros (18) sostienen que los principa les hid ratos de carbono fe rme ntable:. están constituidos por glucosa, fructosa y sacarosa, ci tan do además, que cietlo s hidratos de carbono estructurales pueden tener participación en la fe rmenta ción como consecuencia de la acción de enzimas vegetales capaces de provocar su hi­dról isis, dando origen a g lúcidos que son susceptibles de ser fermentados por 105

mi cr~organismos del ensi lado.

La cantidad de ácidos totales, presentes muchas veces en el ensilado, es supel ;0 1

al que podría originarse por fermentación de los azúcares conte nidos en el jugo c e lular, lo que hizo suponer también a Barnett ( 2 ) que otros hidratos de ca rbono p~ drian ser utilizados por las bacterias productoras de ácidos para desar rollar su ac­tividad, considerando en ese sentido a los frudosanos del fo rraje como los proba­bles contribuyentes de glúcidos fermentables, po r ser polisa cá ridos que se hid rolj zan fácilmente.

Un hecho importante que se debe tener en cuenta es que no sól o es indispensable, para lograr una eficiente evolución del proceso fermentativo, contar en la masa ensilada con una cantidad suficiente de azúcares, sino que los mismos deben e s­tar disponibles para satisfacer los requerimientos nutricionales de las bacterias .

G reenbill (1 9 ) cita en su trabajo que la fe rmentación bacteriana que tiene luga , en el forraje ensi lado, no. ocurre en el interior de las células veg etales si no que es un proceso exterior que necesita la contribución de los líquidos citoplasmático;.

Parece ocurrir, según el mismo autor, que los jugos celulares se l iberan luego de cumpl irse la etapa de la respi ración aeróbi ca y como consecuencia del deterioro fisiológico de la membrana celular.

Cosecha de .~ for~~i~

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..

a

La aparición de las cortapicadoras de forraje ha contribuido al mejoramiento de esta técni ca de conservación puesto que estas máquinas, al producir cierta lace­ración, facilitan la salida del jugo celular por acción me'éánica, con lo que las bacterias pueden comenzar inmediatamente su actividad fermentativa sin tener que esperar la muerte de las células vegetales y su posterior plasmó lisis para po­der disponer de alimento.

Las ventajas del tratamiento mecánico son aún mayores si se tiene en cuenta que el picado de la planta favorece su compactación y, por consiguiente, pueden 10-g rarse las condi ciones anaeróbi cas en el medio más rápidamente, lo que acelera la muerte de las numerosas células que no han sufrido el efecto de laceración.

2) Control de la temperatura en la masa ensi lada.

Es un hecho generalmente aceptado que la elevación de la temperatura en la ma­sa de forraje ensilada se debe a la respiración de las células vegetales, en cuyo proceso se queman azúcares con producción de calor.

Mc. Donald y otros (34) estiman que la respiración aeróbi ca es la principal fue~ te de calor en el s'ilo y atribuyen poca importancia a la contribución que en este aspecto puede obtenerse del proceso anaeróbico. Sostienen además, que el aumen to de temperatura que se produce en la masa ensi lada está estrechamente vincula-= do con la magnitud y velocidad de la respiración celular, el grado de hermetici­dad del silo y el calor específico del forraje almacenado.

Watson y Nash (62) consideran que la evolución de la temperatura dentro del ~ lo es un factor de mucha importancia, pero que es incorrecto suponer que ella por sí sola controle el curso de la actividad bacteriana.

Fue costumbre, a lo largo de muchos años, aconsejar una demora en la iniciación de la compactación del forraje con el fin de permitir una elevación de la tempe­ratura de la masa ensi lada hasta un nivel comprendido entre los 30 y 45 0 e, como lo señala Murdoch (38), con lo cual se suponia que podrían disminuirse los ries­gos de una fermentación butírica, basándose en que ese intervalo de temperatura favorecería el desarrollo de las bacterias lácticas y no a las bacterias productoras de ácido butíri ca.

La temperatura óptima para el normal crecimiento del Streptobacterium plantarum es, según Breirem y otros (5), de 320 e, lo que hace suponer que éste debería ser el índice térmico a alcanzar en el interior del forraje ensilado, pero ocurre que a temperaturas próximas al valor señalado pueden crecer sin inconvenientes un grupo de bacterias indeseables, cuya actividad provoca una serie de transtorma­ciones químicas perjudiciales para una vigorosa fermentación láctica, que es la condición indispensable para la conservación natural del forraje.

Los partidarios de la llamada fermentación cal iente sostenían, además, que los elostridium, por ser anaeróbi cos obligados-, no podrían desarrollarse en un medio

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donde no se hubiese eliminado completamente el aire, mientras que sí podrían ha­cerlo las bacterias lácticos por tener la facultad de vivir en medios anaeróbicos o en aquellos en que existen pequeñas cantidades de ai re.

Lancaster (29) expresa, en base a sus experiencias y las realizadas en va rios paí­ses por otros investigadores, que está en desacuerdo con la teoría de la fermenta­ción caliente sosteniendo que en el proceso de ensilado el aire debe ser completa mente eliminado con el objeto de obtener un proceso fermentati vo a una baja tem peratura compatible con la del medio ambiente.

Las razones que pe rm iten sostener lo antedi cho se basan en que se ha demostrado que la aer.eación 1'")0 · controla ni la fermentación lácti ca ni la bu tir i ca y que, pOI el contrario, favorece la destrucción de los azúcares que constituyen precisamen­te el sustrato de las bacterias lácti caso Por ot ra parte , cuanto más compactado es­tá el silo; mejo res son las condiciones anaeróbicas que en él imperan y por consi ­guiente se obtendrá un s·ilaje con menores pérdidas de nutrientes y mejor calidad.

De todq lo expuesto se desprende que;

a ) La producción de calor en la masa ensilada es conse cuencia de un proceso de res piración que se manifiesta por el aumento de tempe ratura del silo.

b) Si bien con temperatur~s elevadas (superiores a 50 0( ) es difícil el desarrollo

de bacterias produ ctoras de ácido butíri ca, las mismas no son aconsejables por­que traen aparejadas pérdidas importantes de hidratos de carbono, como osí tam bién reducción de la digestibilidad del silaje, especialmente de la fracción -protei ca .

c ) La exclusió n del aire retenido en el forraje pi cado, mediante una efectiva com pactación, es la condición más importante para el control de la temperatura en el forraje ensilado.

Salida· de.l forraje de la cortapicadora

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3) Contenido de humedad de la planta.

El porcentaje de materia seca presente en el forraje en el momento de su ensilado, es un factor más que debe considerarse en el análisis,del proceso de conservación.

Cuando el contenido de agua de la planta es muy grande, superior al 80 por cien­to, se facilita mucho la compactación, pero se crean, a la '!tez, dos importantes problemas. Uno de ellos es la 'pérdida de nutrientes que se produce en el silo como consecuencia del abundante escurrimiento de los jugos de las plantas que se origi­na por su reducido tenor de materia seca y el otro es que, como citan Breirem y otros (5), el medio excesivamente húmedo crea condiciones favorables al desarro 110 de Clostridium tyrobutyricum. Kapelle, citado por Barnett (2) I sostiene que­el contenido de materia seca del forraje ideal para conservar el ensilado es el com prend ido entre 25 y 30 % ., - '

EL OREO DEL FORRAJE PREVIO A SU ENSILADO

Como c~nsecuencia de las dificultades que se encontraron al ensilar plantas forr~ jeras con tenores elevados de humedad, surgió una nueva modalidad en la conser­vación por ensi lado que consiste esencialmente en cortar la planta, dejarla tendi­da en el mismo campo para que sufra un ligero marchitamiento acorde con el'con­tenido de materia seca que se desea lograr y luego, previo hi lerado con rastri 110 de descarga lateral, cosechar el forraje con la cortapicadora.

Es conveniente que el oreo no se prolongue demasiado para evitar que el conteni­do de materia seca del forraje no sobrepase de ,35 % , puesto que de no ser así se presentarán serias dificultades para su compactación.

El pi cado fino del forraje en esta técni ca tiene mucha importancia, porque al per mitirle una mejor acomodación se facilita su prensado, logrando de este modo elF minar gran parte del aire atrapado en la masa de forraje almacenada con lo que se evita el desarrollo de hongos y un calentamiento excesivo.

Este procedimiento requiere cierta habilidad en quien lo practica, especialmente en lo que concierne a la obtención de un marchitamiento que no supere en mucho los límites previstos. Fijar tiempos necesarios para corseguir un determinado por­centaje de materia seca en la planta resulta muy riesgoso, puesto que el secado a campo depende de una serie de parámetros, todos ellos variables según las cir­cunstancias.

Murdoch (37) considera que el oreo del forraje previo a su ensi lado mejora el pro ceso de conservación de ciertas plantas que, como la alfalfa, poseen un contenido elevado en proteína y bajo en azúcares fermentables, lo que las convierte en forra , jeras difíciles de preservar por ensilado directo. Otra excelente ventaja que desta­ca Murdoch es la buena apetecibi lidad de este alimento, lo que permite que el ,-:-" animal consuma mayor cantidad de materia seca cuando se lo compara con los si/ajes comunes. _ 37 _

Cortapi cadora de pi cado fi no, apta para co~echar forraj e oreado

/l/ieringa (66 ) estima que la mayor ve(1taja del oreo del forraje antes de 5U en~ila dó co nsi ste 'en ' la inhibición del desarrollo de las bacterias butíricas durante la etcl po fermentativa , la que considera como una consecuencia del aumento de la pre--­'iión osmótica del jugo celular.

:stablece, además, que la resisten cia de los Clostridium está ligada a la co n-.:e n-- ración ,de h'idtogeniones del medio, es decir, que para un valor determinado de l :.>f-J la posibilidad de crecimiento de las bacteri as butí ricas dependerá de la pre~io;l osmótica del mis'mo.

Gou~t y ot ros ( 17 ) , en 'sus éxperien cias, determina ron que la reducción del po,­:entaje de humedad de la alfalfa por marchitamiento si gnifi cabo luego en e l P'O v :­

;0 de fe rmentación, una disminucion de la población microbiana total, pero conte 1iendo la misma una mayor proporción de bacter ias lácticos, y la inhibición dei -

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..

crecimiento de los Clostridium. Observaron además un retardo en el desarrollo bac teriano, al que supusieron como una posible consecuencia de las modificaciones -físico-químicas del medio debidas al oreo, las que harían más dificil para los mi­crobios la obtención de su alimento.

Wilson (65) observó que las dificultades para obtener un silaje de calidad con le guminosas no se debería solamente al escaso porcentaje de azúcares fermentables que ellas poseen, sino también al poder neutralizante de ciertos elementos miner.9, les que integran su composición química. Smith (52) comprobó en sus investigaci~ nes, respecto de este hecho, que la disponibilidad de los iones inorgánicos capa­ces de formar sistemas reguladores con los ácidos orgánicos débiles producidos du­rante el proceso de fermentación, podría ser reducida si el forraje, previo a su en si lado, era sometido a un oreo. -

Brero y Berger (8) realizaron experiencias en la Estación Experimental de Rafae­la, sobre ensi lado de alfalfa en mi crosi los de laboratorio, uti lizando distintos tra tamientos que consistían en variaciones del contenido de materia seca en la alfaT fa a ensilar obtenidos mediante diferentes tiempos de exposición del "forraje en el campo, .los que se compararon con un testigo que estaba representado por el ensi­lado de la misma alfalfa pero sin oreo. Los resultados de las experiencias permitie ron destacarlas bondades de los si lajes obtenidos con alfalfa oreada~ que se carac terizaron particu larmente por la ausencia de ácido butíri co en la mayoría de los -casos y un bajo tenor de nitrógeno amoniacal, lo que evidenció una correcta co~ servación, en contraste con los silajes obtenidos de los tratamientos testigos.

Las ventajas del si laje obtenido mediante el oreo previo del forraje pueden resu­mirse como sigue:

1) Se evitan las pérdidas por escurrimiento de los jugos de las plantas.

2) Las bacterias lácti cas disponen de mayor cantidad de azúcares por unidad de peso como consecuencia de la reducción del contenido de humedad del forraje.

3) Se reduce notablemente el acarreo de agua, como puede comprobarse por el sigui ente ejemplo: para cambi ar el contenido de materia seca de un fo rraje de 20 a 40 % es necesario eliminar una cantidad de agua igualól -50 % del peso total de forraje, es decir 100.000 kg de pasto con 20 % de materia seca se reducirían a 50.000 kg de forraje con 40% de materia seca.

4) La menor actividad bacteriana durante el proceso de conservación se mani fiesta en una menor destrucción de azúcares. -

5) La supresión de la fermentación butíri ca y la menor degradación de las pr~ teínas garantizan un si laje de buena cal idad.

6) Posee una excelente apetecibilidód por lo que el animal lo come sin repa­ros, ingiriendo mayor cantidad de rro teria seca en comparación con el si­laje sin oreo.

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""": .

ESPECIES FORRAJERAS QUE PUEDEN SER ENSILADAS

Le conservación de forraie por ensi lado exige que la composi ción quími ca de la planta reúna ciertos requisitos.

El forraje a conservar por fermentación, como ya se ha visto, debe poseer un con tenido elevado de glúcidos y uno relativamente bajo de proteínas, para evitar que los productos nitrogenados que pueden produci rse por su degradación actúen como neutralizantes del ácido láctico formado, que reducirían la acidez del medio ha­ciendo así posible la aparición de transformaciones químicas muy perjudiciales po ro la buena cal idad del si laje. -

La importancia de la relación azúcar/proteína fue señalada por 10th y otros (56) quienes, en sus experiencias, llegaron a determinar que esos valores para la alfal fa y el maíz eran de 0,2 y 1,5 respectivamente. -

Estas consideraciones hacen ver claramente que la composición química de la plan ta desempeña un papel muy importante en la fermentación del material ensi lado y­que sobre la base de ella pueden establecerse dos grupos de forrajeras:

1) las de fácil conservación mediante procesos fermentativos y 2) las que presentan dificultades cuando se las quiere conservar por el mismo

procedimiento, sin tratamiento previo o sin el agregado de sustancias con servadoras. -

Pertenecen al primer grupo las gramíneas en general, destacándose, dentro de es­ta familia, el sorgo y el maíz, pues además de poseer excelentes cualidades para ser conservadas por fermentación cuando su estado de desarrollo corresponde al de madurez pastosa de sus granos, proveen gran volumen de forraje.

Las leguminosas integran el segundo grupo, dentro de las cuales la alfalfa y los tréboles son las más importantes.

Desde hace muchos años se conocen las dificultades que ofrece la producción de silaje de alfalfa de buena calidad como lo demuestran las experiencias de Shaw' (1900), Upson (1915), Swanson y lague (1917) y Wilson (1935) (Breroyéo-L (8 )) .

Más reci entemente, Smith (1962) (52) determinó que la cantidad teóri ca de azú cares que se requiere para producir silaje de alfalfa, en el caso de no existir la -posibilidad de formación de sistemas reguladores de la acidez del medio, es de aproximadamente 0,132 % . Pero en la práctica este valor teórico se incrementa hasta alcanzar un 6 o 7 % del peso total del forraje, suponiendo que la fermenta ción de un mol de glucosa produce un mol de ácido láctico. Este aumento en los requerimientos de aZÚcares en el proceso de fermentación de la alfalfa se debe a que los iones inorgánicos contenidos en los tejidos vegetales de esta leguminosa neutralizan los ácidos orgóni cos que se forman durante la conservación, lo que

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I .¡::... ......

¡

¡

1

I Silaje

¡Sorgo !-...

Maíz

; Alfalfa

forraj e ! I

Alfalfa ¡ I

Sorgo

Maíz I

I

Materia Proteína Seca %

% M. Seca

34,7 8,5

22,4 10.,2

21,2 16,7

Cuadro ¡

Azúcares solubles -1 !

Materia Seca Proteína bruta Relación % % en Mated a Seca 1 % en Materia Seca I Azúcar/Proteína

24,4 25,2 3,9 0,15 .,

35,2 9,4 10,4 1 , 1

24, 1 8,6 15,9 1,8 i

r

Cuadro 1I

~ I

I , Aci dos orgáni cos expresados en % de material fresco : N-NH

Azúcares Solubles o 3 J pH

r Propióni ca r % Mated a Seca i Yo de ! ! N.total ~ Láctico Acético Butíri ca I ! I I 1: 2.,8 : 7, 1 ¡ 4/ 2 I 1,8 0/6 0,0 0,0

3,9 .~ ;

3,8 5,9 1,7 0,6 0,0 0,0 ¡ I I , .

1,3 39,6 5,7 0,0 I 1 , 1 0,5 1,9 r

1 t r

1 (

hace necesario una mayor producción de ácidos para lograr una concentración de iones hidrógeno en el medio, suficiente como para asegurar 1.0 conservación del forraje ensilado.

En el cuadro I (pág. 41 ) están agrupados los valores obtenidos, en los laboratorios de la Estación Experimental Agropecuaria de Rafaela, en los análisis químicos reo Iizados sobre distintas muestras de forrajes y en el cuadro 11 (en la misma páginaT los resultados correspondientes a los si lajes producidos con esas mismas plantas.

Puede observarse en el cuadro I que los valores de azúcares solubles en el maíz y sorgo son muy superiores al correspondiente de alfalfa y lo mismo puede decirse respecto de las relaciones azúcar/proteína.

Esta diferencia en el contenido de g lúcidos del forraje se refleja en la composi ción quími ca de los respectivos silajes. En el caso del silaje de alfalfa se nota una au­sencia de ácido lácti co, tenores elevados de ácido butiri ca, nitrógeno amoniacal y pH, lo que es característico de un silaje de mala calidad. Por el contrario los valores registrados en los si lajes de sorgo y maíz revelan que el proceso de conser vación se ha desarrollado en forma altamente satisfactoria. -

EL USO DE ADITIVOS DURANTE EL ENSILADO

Se recomienda el uso de estas sustancias cuando la escasez o exceso de algún ele mento de la planta hace insegura su conservación por ensilado, o en aquellos .€a-= sos en que se desea mejorar el valor nUtritivo, la apetecibilidad del forraje utili­zado para preservar, o ambos aspectos a la vez.

Un inconveniente que se presenta frecuentemente en el uso de estos materiales es el de su correcta distribución en el forraje que se ensi la, problema que se agudiza, como lo señala Murdoch (39), cuando la cantidad aconsejada es pequeña. Según el mismo autor la falta de homogeneidad en la repartición de la sustancia que se agrega puede ser la causa, en muchos casos, de su inefi cacia o de la variabi lidad de los resultados de acuerdo con las circunstancias.

Conviene destacar, por otra parte, que la aplicación de cualquier tipo de aditi­vos no exime de la observación de todas las normas establecidas para la ejecución de la técnica de conservación por ensilado.

Son muchos los aditivos disponibles en la actualidad y cada uno de ellos tiene una manera parti cu lar de actuar, como puede verse a conti nuación:

1) Proporcionar hidratos de carbono fermentables, como sería el caso de in­corporar melaza, suero de leche desecado, etc. a la masa de forraje ensi­lada, para que al ser util izados por las bacterias lácti cas se produzca una rápida y enérgica fermentación con abundante formación de ácido láctico.

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2 ) Absorber el exceso de humedad del forraje, lo que puede lograrse con el uso de granos, heno, paja, etc., materiales éstos con elevado contenido de materia seca.

3) Impedir el desarrollo de microorganismos inde~eables sin perjudicar a las baete­. rías que desempeñan un papel importante durante la conservación.

Entre los aditivos que cumplen esta misión se destaca el metabisulfito de .sodío y !a mezcla constituida por formiato de cal cio y nitrito de sodio.

4) Acídí fi car artificialmente, a medida que el forraje se incorpora al si lo, uti I i­zando ácidos minerales que aumentan rápidamente la concentración de los iones hidrógeno en el medio a un nivel que haga imposible el desarrollo de cualquier tipo de fermentación.

5) Mejorar e! valor nutritivo¡ la palatabilidad del silaje, o ambas características, lo que puede conseguirse con el agregado de urea, cloruro de sodio o sal de ca cina, melaza, grano molido de cereales, etc.

Se han ensayado una gran cantidad de otros productos, entre los cuales se cuentan los antibióti'cos p ácido benzoico, ácido salicílico, bórax, inoculación de bacterias lácticas y inyección de gases en la masa ensilada para desalojar el aire y obtener un medio propicio que asegure una buena conservación, tales como anhídrido car­bónico y anhídrido sulfuroso, pero ninguno de ellos ha tenido mayor difusión.

El aditivo que se usa muy frecuentemente es el cloruro de sodio (sal común) cuya Introducción en este tipo de proceso data de muchos años atrás.

La razón de su difusión tan genera! izada puede encontrarse en que ,la sal es un pro dueto de bajo costo y de fáci I adquisición. Según Watson y Nash (62) su efi cacib' como agente conservador es dudosa¡ pero le asignan un efecto inhibitorio específi ca sobre ciertas toxinas a veces presentes en el silaje. -

Existe en la actualidad m ucho interés por el uso de la urea como aditivo tendien­te a mejorar la fracción nitrogenada del silaje, especialmente cuando se utilizan en su elaboración forrajes de bajo valor proteico.

La dosis generalmente aconsejada es la de 5 kilogramos por cada tonelada de forra je verde, la que debe ser perfectamente distribuida en la masa ensilada. -

Hughes y otros (24) seña~an respecto del uso de la urea, que la misma puede util¡ zarse incorporada al material que se ensila para aumentar su contenido de proteína~ bruta equívalente, pero advierten que la aplicación debe ser realizada solamente por operadores hábiles y que debe descartarse su uso cuando la planta está muy ata cada por la sequia o cuando el si lo será consumido luego de un corto periodo desde su terminación.

Como es común en la mayoría de los aditivos, cuando se agrega urea a un forraje que se ensila con un excesivo contenido de humedad, las pérdidas del aditivo in-

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corporado por arrastre del líquido que drena del silo puede ser de importancia.

Watson y Nash (62) citan las experiencias realizadas por Bentley y otros en 1955 y al respecto señalan que el nitrógeno de la urea adicionada durante el ensilado de maíz fue retenido en su mayor parte por el forraje, Jo que pudo comprobarse mediante el análisis químico del silaje posteriormente o'btenido, expresando ade-­más que un porcentaje elevado del nitrógeno contenido en la urea se había trans­formado en sales amoniacales de los ácidos orgánicos normalmente presentes en el sil'aie de maíz, las que en ensayos de digestibi lidad en ovejas demostraron haber sido utilizadas eficientemente por estos animales.

Davis y otros ( 10) ensilaron sorgo azucarado con tres niveles distintos de urea : 4,5; 13,5 y 22,5 kg por tonelada de forra· le ensilado, que compararon con el si­laje testigo obtenido con el mismo materia pero sin ningún agregado. Los análi­sis quími cos real izados demostraron que solamente una pequeña cantidad de la urea se había transformado, manifestándose la presencia de amoníaco libre en el silaje correspondiente a la mayor concentración de urea no así en los siguientes tratami entos.

Las observaciones respecto a la aceptación del si laje obtenido, por parte de las vacas lecheras, revelaron que el tratamiento con 4,5 kg. de urea por tonelada fue consumido por los animales en cantidades aproximadamente iguales al correspon­di ente si laje sin aditivos, observándose menor aceptabi I idad en la dosis i nterme­dia. El silaje con la concentración más alta de urea fue completamente rechaza­do miéMras el amoníaco libre se encontraba presente en el silaje.

La utilización de los carbohidratos solubles como estimulantes de la fermentación lácti c~, en aquellos forrajes cuyo tenor en azúcares no asegura una buena conse,! vación, ha dado excelentes resultados, motivo por el cual su uso se ha generali-zado. .

Oade~yo:t.ros(42) señalan que las melazas, agregadas al forraje que se ensila,f~ vorecen et desarrollo de las bacterias lácticas, las que hacen al medio rápidamen te ácido, colaborando así en la producción de un silaje apetecible. Estos mismos­autores probaron, en sus experiencias, el efecto que la inco'rporación de azúcar desecada de caña podría tener en la conservación de forrajes, infiriendo que si bien los resultados fueron satisfactorios no superan los obtenidos con melaza.

En las experiencias realizadas por Lelter (68) durante los años 1954-9 con el pro pósito de estudiar el comportamiento de la alfalfa ensilada con distintos aditivos'; se comprobó que el agregado de hidratos de carbono (melaza, sacarosa, glucosa, gel de almidón) en cantidades capaces de elevar el contenido de azúcares fermen tables de ra alfalfa hasta un nivel de 12-16 % I simi'lar al tenor de ciertas gramí-­neas, actúa favoreciendo el desarrollo de los procesos que conducen a la obten­ción de un silaje de buena calidad.

No obstante lo expresado, Zelter, hace una diferenciación entre los carbohidra­tos utilizados, destacando que la melaza y la glucosa son más eficaces para pro­mover una intensa acidificación lácti ca que la sacarosa y el gel de almidón.

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Breirem y Ulvesli (5) citan, en su trabajo, experiencias realizadas para probar la eficacia de ciertos aditivos, en las que la utilización de melazas no dieron respues tas muy satisfactorias con forrajes cuyo contenido de humedad era elevado. -

Cuando se trata de ensi lar forrajes que no reúnen los requisitos para orientar un adecuado proceso de fermentación se aconseja generalmente -el uso de 30 kg de me laza por cada tonelada de forraje verde que se incorpora al silo, Iq cual debe di=­luirse con una cierta cantidad de agua para que sea más fácil su distribución.Cuan do se trabaja con concentrociones próximas a la señalada una parte del azúcar -agregado queda sin transformar lo que confiere al silaje una mayor apetecibilidad •

Los granos molidos de sorgo, maíz, cebada, avena, etc. se han ensayado también como aditivos del forraje que se ensi la, para mejorar su conservación. La propor­ción de granos que debe agregarse al material que se incorpora al silo es muy va­riable como así también los resultados obtenidos.

Las cantidades ensayadas en diversas experiencias oscilaron entre 2 y 10 % del pe so del pasto uti !izado. -

Como la mayor parte de los carbohidratos contenidos en ,los granos que generalmen te se usan como aditivos corresponden a los almidones y éstos, en las condi ciones­más favorables son sólo parcialmente utilizados durante la fermentación, es acon­sejable incorporar el grano molido junto con sustancias ricas en enzimas capaces de dElsdoblar los almidones en azúcares que puedan servir de sustrato a las bacte­rias lácticos.,

Nilsson y Rydin (41 ) señalan en sus experiencias que el agregado de una mezcla de cereal y malta rica en enzimas, al material que se ensila, eleva su contenido de azúcares fermentables favoreciendo el proceso de ensilado. Esto se debe, según dichos autores, a que el complejo enzimático de la malta que actúa como catali­zador en el mecanismo de hidrólisis de ciertos polisacáridos, encuentra en el inte rior de la masa ensi lada campo propi cio para trabajar activamente.

Para el ensilado de la alfalfa, Nilsson y Rydin aconsejan adicionar, a medida que el forraje verde se incorpora al si lo, entre 4 y 6 % de su peso, de una mezcla ho­mogénea, compuesta por una parte de malta rica en enzimas amilolíticas y celulo lítitas y cuatro partes de harina de cereal. El agregado de cantidades superiores~ a las señaladas es aconsejable cuando además de mejorar el proceso fermentativo se desea elevar el valor nutritivo y la apetecibi I idad del si laje •

Respecto del uso de distintas clases de ácidos como aditivos con el objeto de ase­gurar la conservación del, material que se ensi la, ya que no existen dudas de que el principal factor que interviene en ese proceso es la producción de ácidos en la masa almacenada, merece destacarse la labor realizada por Virtanen, que lo con­dujo a la invención del método que lleva su nombre.

El procedimiento de Virtanen consiste en la adición de una mezcla de ácido sulfú ri co y clorhídri co, convenientemente diluídos en agua, al forraje a medida que -el mismo se incorpora al silo. La cantidad de solución ácido que se agrega no es

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la misma para todas las especies forrajeras, debiéndose usar mayor cantidad en las leguminosas que en las gramíneas.

El método Virtanen admite la utilización de cualquier otro ácido, P-Jesto que el principio en que se basa es el de crear un medio ácido en la masa ensilada que ejerza una acción efectiva que impida el desarrollo de procesos enziniáticos cual­quiera sea su origen, ya sea bacteriano o vegetal.

La razón por la cual se prefiere el uso de ácidos minerales fuertes, como el ácido clorhídri co y sulfúri co, se debe a que por su naturaleza estos ácidos poseen una constante de disociación mayor que otros, produciendo en consecuencia la concen tración de hidrogeniones necesaria para un pH 4 (que es el valor óptimo en el en:: silado) con menor cantidad de ácido.

No obstante los buenos resu Itados que pueden log rarse en la conservación de forra je verde mediante el uso del método de Virtanen, la difusión de esta técnica no -:­fue lo suficientemente grande como era de esperar.

Las causas que impidieron la popularidad de este método consistieron en:

1) La difi.cultad de determinar la cantidad de ácido que se debe incorporar al forraje verde durante el ensi lado con el fin de obtener en el medio una aci­dez compatible con la posterior uti lización del si laje.

2) Los inconvenientes originados por el manipuleo de ácidos fuertes.

PERDIDAS DE NUTRIENTES EN EL SILO

Desde el momento de la incorporación del forraje al si lo hasta la época de la uti­lización del si laje elaborado, se producen pérdidas de elementos nutritivos de la planta cuyas causas obedecen a distintos orígenes, según se enumera a continua­ción:

1) Pérdidas que se producen en la periferia del silo, dependiendo la magnitud de las mismas de la mayor o menor efi ciencia lograda en la aislación del si lo del medio ambi ente.

2) Pérdidas debidas al escurrimiento de los jugos presentes en la ·planta y que de penden en gran medida de su contenido de humedad. Cuando se ensi la forraje con menos del 70 % de agua es muy difícil que se produzcan pérdidas de este tipo.

3) Pérdidas cuyo origen proviene de transformaciones químicas y bioquímicas que se producen como consecuencia de los fenómenos de respiración y fermenta-·· ción bacteriana.

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De estas tres distintas fuentes de pérdidas, que deben ser tenidas en cuenta cuan­do se desea conocer la pérdida total de un silo"las dos primeras son consideradas como posibles de evitar, estableciendo en el silo condiciones especiales para el resguardo de los agentes atmosféricos y eligiendo forraje no muy sucuJento, mien­tras que por el col'ltrario la tercer fuente de pérdidas señalada debe corsiderarse como inevitable. Cuando las condiciones en el silo son favorables para la respira­ción de las células vegetales y cierto tipo de actividad bacteriana, el volumen de las pérdidas que se producen puede llegar a ser grande. Ahora bien, en el caso de estar perfectamente contro lados los fenómenos mencionados ,la pérdi da de nutri en­tes no es muy signifi cativa, pero no llega nunca a eliminarse •. Esta es la razón por la cual comunmente se dice que las pérdidas originadas por las·transformaciones químicas y bioquími'cas que se producen durante el proceso de ensilado son el pre­cio que se debe pagar por este método de conservación de forraje verde.

Se han realizado en diversas partes del mundo una cantidad muy grande de traba­jos con el fin de determinar el porcentaje de materia seca que se pierde durante la conservación por ensilado, utilizando para ello distintas técnicas y tipos de silo.

En Nueva Lelandia, Minson y Lancaster (36) efectuaron experiencias con el pro pósito de establecer comparaciones respecto de las pérdidas originadas en 6 silos­que sólo diferían en la forma en que fueron tapados. Las coberturas utilizadas en esas oportunidad fueron:

1 ) Chapas de hierro galvanizado suspendidas a (JJ cm de la superficie del silo,

2) Una capa de tierra de 12,5 cm de espesor,

3) Una película de polietileno cargada con una capa de tierra de espesor igual a la anterior,

4) Una capa de piedra caliza molida de 7,5 cm de espesor,

5) Una capa de aserrín de 12,5 cm de espesor y

6) El testigo sin cobertura.

Los porcentajes de pérdidas obtenidos en cada caso, calculados por diferencia en tre la materia seca total ensilada y la materia seca correspondiente al silaje de -buena calidad extraído, fueron de: 32,6; 25,0; 12,0; 23,6; 30,0; y 34,2 respec­tivamente.

Watson y Smith (61) establecieron, luego del análisis de numerosas experiencias, que el total de materia seca que generalmente se pierde durante el ensilado de fo rraje verde es del orden del 15 - 30 % , sin dejar de admitir que pueden producir .se pérdidas superiores al 50 % . -

La diferencia tan amplia en las pérdidas encontradas en las distintas experiencias es una prueba de los muchos factores que intervienen en este procedimiento de co!!

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servación y que atentan contra su rendimiento (condiciones climáticos adversos, falto de hermeticidad en el silo, molo compactación, utilización de forrajes ina­decuados, etc) lo que obligo o tenerlos siempre presentes poro adoptar medidos convenientes que reduzcan sus efectos, evitando de este modo que los pérdidas sean el evadas.

DISTINTOS TIPO S DE SILOS

Existen dos maneras principales de almacenar forraje verde; una de ellas consiste eh amontonar el pasto cosechado en un lugar del campo trotando de observar lo me jo r posible los principios básicos del ensilado pero sin usar instalaciones costosas,­y lo otro es lo que recurre a construcciones especiales que exigen elevadas Inver­s!ones.

En el pri m~r coso están comprendidos los si los puente, torta, subterráneo y semi­subterráneo y en el segundo los si los tor res herméti cos al al re yagua. Entre ambos grupos pueden incluirse los silos al vacío.

Los si los puente, subterráneo y semisubterráneo se están di fundiendo notablemen­te debido a su bojo costo, sU fáci I y rápida construcción, su adaptación a los pe­queños, medianos y grandes explotaciones, lo reducido necesidad de maquinarias y su posi bi lidad de transformarlos en si los que aseguren uno mejor conservación del forraje ensilado mediante el uso de pared de modero, hormigón, etc. ~tos silos, principalmente los aéreos, requieren, no obstante/. mucho habilidad en 'l el compac todo y en su cobertura debido a lo gran superficie expuesto o los agentes climáti ':­cos que presentan.

Etapa ini cial de un Si lo Puente

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,

t

Respecto al tamaño de los silos a construir debe tenerse en cuenta que si bien es ci erto que cuanto mayor es su capaci dad menores serán las pérdi das de materia se ca, no debe descartarse la posibilidad de que una vez abierto el silo no sea nece­saria su total utilización, siendo en ese caso más difícil prolongar la conservación del silaje remanente. Por consiguiente lo más aconsejable es construir un silo deun tamaño que permita ser consumido total mente a corto plazo para evitar sobrantes que disminuirán su calidad por enmohecimrento y putrefacción.

Para las pequeñas y medianas explotaciones el tamaño de los silos que generalmen te se adopta, osci la entre las 50 y 200 toneladas y para las grandes explotaciones son comunes las de 300 a 400 toneladas .

Por supuesto que en el caso de los grandes silos debe contarse con equipos suficien tes como para no dilatar su terminación, pues en tal caso podrían surgir inconve-­nientes tales como pérdidas por excesivo calentamiento, mayores riesgos por llu­via' pérdida de cal idad del forraje por madurez avanzada, etc.

En cuanto a los si los especi ales a los que se ha hecho mención anteriormente, se instalan en grandes establecimientos donde se justifíca una alimentación mecaniza da del ganado. -

En estos si los se almacena forraje con elevado porcentaje de materia seca (50 a 60 %)¡ al silaje resultante se lo denomina heno-silaje, o simplemente silaje de baja humedad.

Un forraje con tal característica es posible ensilarlo sin inconvenientes en estas construcciones por cuanto una vez terminado el ensilado se pueden cerrar herméti­camente, lo cual hace posible que al cabo de pocas horas se establezca en el inte rior del forraje ensilado el ambiente anaeróbico indispensable para una buena con­servación.

Para poder operar con estos silos se hace indispensable contar con otro tipo de ma­quinarias. En primer lugar la cortapicadora es de diseño especial, distinto_a las ca munes¡ que permite un picado muy fino del forraje aún en los casos de tral'arse de­material con muy bajo contenido de humedad. El pi cado fino es un requisito impar tante en estos silos pues facilita una mejor acomodación del material y por consi':­guiente mayor aprovechamiento de la unidad, ya que la compactación en estos ca sos se realiza por el mismo peso del forraje. -

Como para amortizar el elevado precio de estas insta lociones es necesario llenar los silos varias veces en el año, se requiere disponer de una acondicionadora de forraje para acelerar el secado cuando las condiciones ambientales no son muy fa­vorables para reducir el por-centaje de humedad de la planta a los valores señala­dos. Además como el llenado del si lo se realiza por la parte superior es necesario contar con el equipo correspondiente para elevar el forraje.

La descarga de estos silos se hace por la base mediante rascadores diseñados para ese fin, y el material es conducido directamente a los comederos con la ayuda de transportadores heli coidales.

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Los silos a l vacío han despertado mucho interés en los ultimas tiempos debido a la excelente calidad del producto que con ellos puede obtenerse, en razón de que e l principio básico de esta técnica es el mismo que el del proceso de ensilado, que consiste precisamente en la eliminación del aire que queda retenido dentro de la masa del forraje.

Dos son los elementos esenciales en este procedimiento; el primero de ellos es la bomba de vacío y el segundo la preparación del ambiente hermético al aire (que se logra usando telas de material plástico) dentro del cual deberá encontrarse el fa/raje cuando comience a funcionar la bomba de vacío.

La bolsa de plástico que envuelve el fo rraje debe ser lo suficientemente resistente como para i mped i r su pe rforación por los ta lIos de la planta ensi lada, cuando por efecto del vacío la tela se adhiere flJertemente 0'1 pasto. Al producir el vacío den­tro del recinto donde se encuentra el forraje, la presián atmosférica actúa compae tondo el material en forma similar al apisonado que se realiza con los métodos tra­dicionales, o tal vez más eficiente .

El éxito de la compactación por vacío depende de la obtención de un medio herme t ico , sin el cual fracasa este procedimiento.

Estos si los al vacío, dadas I'as di fi cultades que generalmente ocurren cuando se de­sea obtener un medio hermético, se adaptan mejor a las pequeñas explotaciones donde las necesidades de forraje conservado son menores y además una bomba de vacío de las que se usan con las máquinas de ordeño podría ser suficiente.

Para silos de grandes dimensiones se necesitan bombas de vacío capaces de extraer entre 90 y 100 m3 de aire por hora para realizar la operación en poco tiempo.

Si lo Puente construido con protección latera~ .. ~~ .. .e~s_t. ~~ X _ E.I?"~.b~~

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1

f

CONSEJOS PRACTICaS PARA HACER SI LOS COMUNES

1 ) La reserva de forraje debe programarse teniendo en cuenta las necesidades de alimento para las exigencias más rigurosas.

2) Calcular para ese fin la superficie necesaria del cultivo que se va a emilar,so bre la base de una producción normal que en el caso de ser sorgo podría estima r se entre 35 y 55 toneladas por ha de forraje cosechado por la cortapicadora, se­gún se trate de variedades o híbridos. -Incrementar el valor obtenido en 40 a 50 % para compensar las pé rdidas que se producen hasta el momento en que el forraje conservado es consumido po r el animal.

3) Sobre la base de la cantidad de forraje a ensila r se deben establecer las dimen siones de ! si lo. Como información orientadora puede citarse que en la Estación Experimenta I de Rafaela se construyeron dos si los de sorgo pesando el forraje que se ensilaba, ambos de 80 tt. Y de las siguientes dimensiones: 6 m de ancho. 1,50 m de altura, 20 m de largo y 14 m de diámetro, 1,50 m de altura respec­tivamente. El cálculo de la densidad del si lo recién terminado dio un valor de 680 kg/m3 .

El valor. de la densidad dependerá de la compactación, la que a su vez está I i gada al tamaño del picado del forraje ya su contenido de humedad.

LI enado de un Si lo Subterraneo con acoplado va I cador ------

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4) La ub.i cación de los silos aéreos debe buscarse en los lugares altos del campo para evitar los daños que pudiera ocasionar la acumulación del agua de llu­via en los lugares bajos. Otra precaución que se debe tener con los silos es la de impedir que lleguen a ellos tos animales y aves de corral, los que pue­den perjudicar la superficie del silo haciendo pdsible la penetración de aire yagua.

En el caso de los silos subterráneos o semi.:.subterráneos, por la necesidad de hacer una fosa no tienen la independencia de los silos aéreos,-!os cualespue den construirse todos los años en lugares distintos. Por esta razón es necesarIO ubicarlos en un lugar del campo que no resulte muy incómodo cuando se cam bie de potrero para producir el forraje que seiráa ensilar. Los terrenos muy permeables y los que tengan la napa de agua muy próxima a,la superficie! no son aconsejabres para ensi lar forraje en silos subterráneos. Por otra parte cuan do se cuente con terreno apto, la fosa no debe ser muy ancha, puesto que coñ el' úso y debido alos desprendimientos de tierra que se producen ff si no se ha­cen paredes, el silo se irá ensanchando por sí 5010, lo que pod~ra traer como consecuencia la obtención de un silo de tal capacidad que resurte difrci! !!e narlo con el forraje disponible.

5) La operación de ensi lado propiamente di cha debe comenzar cuando la planta se encuentra en el estado de madure.z lechosa a pasrpsa de sus granos, en el caso de tratarse de só:rgo y maíz l o floración generalizada para la arfalfa.

6) La cortapi cadora deberá encontrarse en buenas condiciones, con las cuchi-llas bien aH ladas. y regulada para un pi cado fino. -

7)

8)

9 )

Cuando se trata de una máquina ala que debe enganchprse~ el acoplado rec~ lector, de forraje, es aconsejable utilizar aquellos que$~add;p:tan bien al tipo de cortapicadora y que sean lo más cerrados en lo posible para evitar pérdida de forraje.

La tarea de compactación debe realizarse con un tractor pesado, y a partir de las primeras carradas. Recordar que es el peso del tractor el que efectúa el apisonado del- forraje, razón por la cual se lo debe utilizar en la marcha· más lenta y sin salir del silo.;. cuando sea posible, realizando una operación de avance y retroceso. En esta forma se aumentará su eficacia y se reducirá la cantidad de tierra que generalmente se incorpora al; forraje mediante las ruedas de,1 tracte;c, cuando ingresa al silo. Es importante mantener el for'raje lo más li mpio posible, pues de este modo se reduce la introducción de bode rias indeseables que podrían interferir en el proceso de fermentación.

El si lo debe llenarse lo más rápidamente posible para evitar un aumento exc~ sivo dela temperatura que perjudi caria el proceso de fermentación deseable, para lo cual es necesario coordinar perfectamente todas las tareas.

(uande> se ha conduído la tarea de ensilar el forraje, se debe proceder a ta­p~H el s;[;lo para ais'larlo del ambiente que lo rodea. En los silos subterráneos esta operación se realiza cubrí endo el pasto con una capa de ti erra cuyo es-

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pesor dependerá de los ca racterísticos del mater ial disponible y sufi ciente co mo poro evi tar lo entrado de ai re yagua en el si lo. -

En los si los aéreos lo cobertura puede hacerse con el mismo forraje, o con pos to de inferior calidad y de ser posible de elevado contenido de humedad po ro facilitar su rápido descomposición y obtener de este modo uno copo aislante.

El uso de las telas de material plástico para cubrir los silos da buenos resulto dos si se consigue con ellas, mediante un pral i jo trabajo, crear en el forraje ensilado condiciones anaeróbicas. El espesor de la tela debe ser de 150 0200 micrones paro evitar, o hacer más difícil, su desgarramiento por la acción del viento y las perforaciones que generalmente producen los tallos del pasto en­silado.

Cuando el forraje que se cubre contiene mucha humedad es conveniente agr~ gar sobre lo tela plásti ca uno C<;lpa de tierra para que actúe como aislante de la temperatura y disminuya lo condensación de aguo que se produce en la por te superior del si lo, como consecuencia de las variaciones de temperatura en tre el día y la noche. -

10) El volar de lo densidad del silaje es muy variable y depende muy especialmen te de la especi e forrajero ensi lada, del porcentaje de humedad, del grado de­compqctación, y de la profundidad a que se encuentro lo muestro extraída.

En la Estación Experi mental de Rafaela se obtuvieron los sigu ientes valores; Si laje de 01 faifa 714, 716, 771 y 778 kg/m3¡ Si laje de alfalfo con oreo :504 y 532 kg/ m3¡ Si laje de maíz: 610 kg/ m3, y Si laje de sorgo :690 y 710 kg/m3 .

Llenado de un Si lo Subterráneo usando lo descargo lateral del acoplado

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LA CALIDAD DEL SILAJE COMO ALIMENTO PARA EL GAt'JADO

La~ tr ansformaciones químicos, físico-químicos y biológicos que se producen en el for ra je ensi lodo en los etapas de respi roción y fermentación , traen aparejados lo produccion de sustanci m que no existen en lo planto verde y que posan o ser c..om ponente~ característicos del silaje elaborado.

La aparic ion de estos nuevos elementos que integran la composición química del al, mento c.omer vado por este procedi miento creó lo espectati va respecto del com portamiento del animal frente al consumo de dicho producto.

E ~ta Incertidumb re relaci onada con las consecuencias que podría acallear el uso de si/aje en la roción del ganado, fue mot ivo de constante preocupación entre lo ~ producto res e incitó a los investigadores a realizar interesantes trabajos vincula­dos con el tema .

Ent re las principales preocupac.iones que merecieron la atención de los nutricio­nl~tas debe mencionarse el conocimiento de los efectos que produciría , en el metu bo lrsmo y salud del ganado , lo ingestión de un alimento mucho más ecido que los habituales y, específicamente, la reaccion a los ácidos láctico, acético y butiri co q ue son los principales responsables de esa acidez. .

L leb ~ cher, citado por Schoch (47), realizó experiencias con ovejas paro deterrn l nar el efedo producido por el agregado de ecido acéti ca, ácidos lodi ca y acet i ca juntos y ácido butírico a la ración básica que se utilizaba para alimentarlos. L o~ resultados de di cha investigación señalaron que, cuando se agregaban a la die ta cantrdades de ácido acético de 0,52 y 0,75 gramos por cada kilogramo de pe-

Si lo Puente o Terraplé!1_ tapado con pe .~~~~ de e~ás!i ca

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1

• ,

I

so vivo y por día, lo que significaba en la materia seca consumida un porcentaje de 2,78 y 5,90 respectivamente, la digestibilidad de la proteína cruda y la fija­ción del nitrógeno se vieron perjudicadas. Este efecto perjudicial no se advirtió cuando el forraje consumido por los animales contenía 0,56 gramos de ácido acé­tico y 1,08 gramos de ácido ,láctico por cada kg de peso vivo y por día. En cuan­to a la ad i ción de áéido butí'ri co a la ración pudo constatarse que la misma favo­recería la fijación del nitrógeno •

Lelter (69) considera que los ácidos orgáni cos formados durante la fermentación del forraje ensilado y que conducen a la obtención de un silaje de excelente ca­lidad, no producen efectos anormales en el metabolismo del rumiante que consu­me dicho alimento, afirmando además que dosis moderadas de ácido acético' favo­recen la formación de grasa en la leche puesto que este ácido es un metabol ito que desempeña un papel importante en su síntesis. ,

Respecto de los silajes con abundante contenido de ácido láctico, Zelter estima que no influyen desfavorablemente, ni en la salud, ni en la producción del animal que lo consume.

El ácido butírico" presente en cantidades variables en los silajes defectuosos, po­dría ser un factor de importancia en la aparición de acetonemia en vacas leche­ras, particularmente en aquellas de gran producción que son alimentadas durante largos períodos con si lajes que contienen dicho ácido en grandes dosis.

Hughes y otros (24) señalan que los ácidos acético y butíri co o bi en algún ele­mento vinculado a su producción tendrían un efecto limitantesobre el consumo de silaje pudiendo además perjudicar el funcionamiento de las glándulas tiroides.

Sostienen también estos autores, que el consumo de silajes con tenores elevados de ácido butírico hace más susceptibles a las vacas lecheras a la acetonemia.

El ácido butíríco en el sílaje es un producto de la actividad de ciertos microorga nismos que pueden desarrollarse en la maSa ensilada cuando las condiciones rei-­nantes les son favorables. Por esta razón, cuando el silaje contíene dicho ácido también están presentes las bacterias que lo producen o sus esporos. Este hecho implica una muy probable contaminación de la leche con estos microorganismos cuando se alimenta a las vacas de tambo con silaje de mala calidad.

Esta contaminación de la leche no se realiza en el interior del animal sino exte­riormente, debido a restos de sus deyecciones o partículas de silaje que pueden caer accidentalmente dentro de los tachos que la contienen.

La leche así contaminada, si se la destina a la fabricación de ciertos tipos de que sos, puede ocasionar problemas en su elaboración tales como hinchamientos, gri-e tas, gusto desagradable, que reducen su valor comercial. -

Gouet (15) atribuye este fenómeno a la abundante producción de gas originada durante la fermentación de los lactatos por Clostridium tyrobutyricum y C. sporo­genes.

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E~tos accidentes pueden contrarrestarse produciendo si lajes de mejol calidad, ex tremando las medidas de higiene en el. tambo, dando el silaje a lo:, animales de~­pues del ordeño y en un lugar alejado de donde se realiza dicha tarea.

Otra de las incógnitas que llamó la atención de los nutricionistas se refiere a los efectos que podrían causar las sustancias producidas en el si laje como consecuen­cIa de la degradación de las proteínas.

El grado de descomposición de estas sustancias, provocado por la acción de enzi­mas vegetales y microbianas varía de acuerdo con las condiciones que predominan en la masa de forraje ensi lada.

Ahora bien, cuando esta proteolisis se detiene en la formación de aminoácidos, la calidad del silaje no se ve afectada por esta circunstancia. Por el contrario, si el

proceso continúa y selJega a la descarboxilación o desaminación de estos ácido!> se tiene en el primer caso formación de aminas tales como putrescina, histamina, cadaverina, tiramina, etc, mientras que en el segundo caso se forma amoníaco y ácidos grasos superiores.

Estas sustanci.as, particularmente las aminas y el amoníaco, pueden, segun Zeltel i 69 ), provocar trastornos e.n la salud del animal.

ESQUEMA DE UN SILO SUBTERRANEO

CORTE TRANSVERSAL

0.30 m

CORTE LONGITUDINAL

25 m

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-,--- ... _-----0.80 m

( cub.ierta de tierro'

J

CRITER!OS UTlUZADOS PARA EVALUAR SlLAJES

Es indispensable establecer ciertos puntos de referencia o normas que permitan e1a sificar los silajesobtenídos con cierta exactitud .

Los caracteres organolépticos" es decir, la determinación de la calidad de! forra je conservado por fermentación mediante simples observaciones! no proporcionañ un dato exacto" no obstante que la información obtenida respecto de su estructura" olor, color" etc, puede resultar de utilidad para tener una orientación respecto de lo ocurrido durante el proceso de ensi lado.

Así por ejemplo, un sí laje que presenta un color castaño oscuro! con olor ataba­cado y de gusto poco ácido, es característi co de un proceso .donde la temperatura de la masa ensilada no pudo controlarse por falta de compactación o de hermetici dad del silo. Un si laje como el que se acaba de describir es apetecido por el gd-­nado F pero e lex ces ¡ vo c::a lo r al que estuvieron sometí das las proteínas de la plan ta disminuye su digestib¡ I ¡dad. -

En férminos generales! el aspecto ofrecido por un silaje bien logrado debe serffen cuanto a su color y estructura, muy similar ar que posee la planta en el momento de su incorporación al silo, debiendo poseer además, un olor agradable y un sa­bor netamente ácido.

No caben dudas que cuando se desea conocer más exactamente el grado de con­servación de! forraje almacenado debe recurrirse al anális¡s de laboratorio.

Estos análísis incluyen generalmente determinaciones tales como: pHú' contenido de ácido láctico, acético, butírico y nitrógeno amoniacal en por dento de nitró geno total. -

La medida de la acidez efectiva o pH del si laje (excluyendo los oreados y sobre­c;alentados) constituye un buen criterio para establecer su calidad. No obstante, cuando este dato se complementa con los porcentajes encontrados de los ácidos mencionados y del nit'rógeno amoniacaL, la apreciación que se logra de la cali­dad del silajeobtenido es mucho más completa.

Como ejemplo", se dan en el cuadro 111 los resultados de cuatro análisis de silaje rea1 izados en los laboratorios de la Estación Experimental de Rafaela con su res- . pediva clasí ficación. .

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Cuadro ni ~ I

J Acidos orgóñi cos expresados ~ Nítrógeno

en %de material fresco 'amoniacal en SILAJE DE pH '<'

I~C·~ticO~1t B~tíri co % de nitróg~ Clasifi cación

Láctico no total

~rgo I ~ --

4,2 1,8 0,6 0,0 7, 1 Muy bueno

~l .-

l

Maíz 3,9 1,7 0,6 0,0 5,9 Muy bueno

Alfalfa 5,7 0,0 1 , 1 1,9 39,6 Malo

Alfalfa oreada 4,6 1,7 0,7 ¡ 0,0 9,7 Muy bueno ! fi

- .-

SUMINISTRO DE SILAJE A LA HACIENDA

El aprovisionamiento de silaje a los animales puede realizarse en forma manual, automatizada, o de autoalímentación.

El primer caso es el mas común y comprende la extracción del si laje del si lo y su dístribucíón en comederos, o debajo de los alambrados para evitar su pisoteo. La extraccÍón especialmente en los sí los subterráneos, resulta una labor algo pe­nosa, pero con la aparición en el mercado de máquinas diseñadas para realizar esta tarea ese inconveniente queda técni camente solucionado.

El suministro automatizado del silaje se realiza en los grandes establecimientos ganaderos donde el si laje se produce en si los especiales y donde toda la explota ción está muy mecani zada. -

E l · d l' . ~ di' I 1I t f! lb k 11 sistema e autoa ImentaclOn se pue e usar en os SI os puen e y un er y se

,

11

logra adaptando al si lo eh el momento de su apertura, un dispositivo que permite í ntrodud rsólo la cabeza del animal y al que puede desplazar con su cuerpo a m~

_ dida que el silaje se va consumiendo.

Los principales inconvenientes de este sistema de suministro son: por un lado, si no se cuenta con piso firme, en los días lluviosos se forma un lodazal en las cer­canías del silo, y por el otro, no todos los animales pueden comer sin ser moles­tados.

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~)

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