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Foro Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central Foro Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central 2009

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Foro "Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central" Nuestro Patrimonio Cultural Compilación e edición: Ana María Sosa Ferrari Diseño/Maquetación: Ángela Velásquez Foto portada: Arturo Sosa Derechos Reservados Mujeres en las Artes "Leticia e Oyuela" MUA Noviembre 2009

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Foro Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central

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Foro Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central

Este documento está a cargo de la Asociación Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela” y cuenta con el apoyo del Programa de Seguridad Ciudadana del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

Entidad ejecutora: Asociación Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela”Coordinación: América Mejía y Edison Ariel Montesdeoca

Compilación y Edición: Ana María Sosa FerrariCoordinación Editorial: Verónica RomeroDiseño / Maquetación: Ángela Velásquez Fotografía de portada: Arturo Sosa

Todo los Derechos Reservado © Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela”Primera edición: Noviembre 2009

Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela” MUABarrio La Plazuela Ave. Cervantes, casa 1331, Apdo. Postal 5545Tegucigalpa M.D.C., Honduras [email protected]

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Foro Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central

Ponentes:

Lic. América Mejía Directora Ejecutiva, Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela”

Lic. Daniela NavarreteHistoriadora encargada de la Unidad de Centros Históricos del Instituto Hondureño de Antropología e Historia.

Ing. Edison Ariel MontesdeocaAsesor de la Cooperación Internacional.

Ms. G. GrimaldiMagister en Gestión de Proyectos y Representante del Colegio de Ar-quitectos de Honduras

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Índice

Introducción

Instalación del Foro

Centro Histórico del Distrito Central: Historia, desafios y propuestas de la gestión de su patrimonio cultural

Conociendo el Centro histórico de laCiudad: Patrimonio

Síntesis de las reflexiones e intercambio entre el público y las expositoras

Breve síntesis de lo discutido en el Foro

Cierre

2.1 Marco legal y reglamentación

2.2 Desastres Naturales

2.3 Urbanización precaria.

2.4 Patrimonio versus Modernidad.

4.1 Buenas prácticas.

4.2 Valoración de los conocimientos y la partici-pación ciudadana.

4.3 Criterios para restauración y priorización de inter-venciones.

4.4 Seguridad ciudadana.

4.5 Inversión en Cultura

3.1 Ausencia de una propuesta o plan de rehabili-tación del Centro Histórico.

3.2 Falta de planes de mantenimiento en los Bienes inmuebles.

3.3 No se ha impulsado la gestión participativa.

3.4 Poca creatividad para definir nuevos usos de los edificios patrimoniales.

3.5 Falta de formación e Información a la población.

3.6 Escasa investigación tanto en la conservación como en la gestión del patrimonio.

3.7 Falta de reglamentación.

3.8 Metas

3.9 Acciones para lograr metas.

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En el desarrollo sus acciones de gestión cultural e investigación so-bre la problemática patrimonio del cultural, Mujeres en las Artes “Le-ticia de Oyuela” (MUA) ha establecido un asocio con el Programa de Seguridad Ciudadana del Programa de Naciones Unidas para el De-sarrollo (PNUD) con el propósito de ejecutar el Proyecto Foro Taller “Conociendo el Centro Histórico del Distrito Central”. Se trata de una propuesta que articula foros temáticos, taller diagnóstico y de planifi-cación con el propósito de potenciar la incidencia de la sociedad civil sobre la problemática del Centro Histórico de la capital.

Cada foro consiste en la discusión de un tema relevante para la vida social en esta zona delimitada. Los tres temas seleccionados para los tres foros son los siguientes: primero, patrimonio histórico; se-gundo, seguridad ciudadana; y finalmente, medio ambiente. Para enriquecer la discusión se cuenta con la participación de especialistas y funcionarias de distintas dependencias del Estado, incluyendo go-bierno local. Una vez concluida la realización de los foros se pasará a desarrollar un taller de diagnóstico y planificación.

No es ocioso recordar que desde hace dos años, MUA viene partici-pando en espacios de coordinación de esfuerzos para preservar y revitalizar el Centro Histórico del Distrito Central. Este es el caso de la Comisión Ciudadana del Centro Histórico del Distrito Central. Este proyecto responde a la necesidad de incrementar y dinamizar la par-ticipación de la ciudadanía que reside y es usuaria del Centro Históri-co. Todo este esfuerzo permitirá la elaboración de un plan de acción que servirá como insumo para la planificación de dicha Comisión e

Introducción

incidirá en la gestión y desempeño de la Gerencia del Centro Histórico de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC).

Consideramos los foros espacios prioritarios de una primera reflexión con la sociedad civil, que nos permite revisar la interacción entre cul-tura y cualquier evento político social del país. De esta manera, la so-ciedad civil tiene la oportunidad de externalizar sus inquietudes sobre centros vivos y centros históricos para así contribuir a la gestión de la Comisión Ciudadana del Centro Histórico del Distrito Central que com-prende zonas delimitas de Comayagüela y Tegucigalpa. Es oportuno aclarar que un primer momento, nos focalizamos en Tegucigalpa abor-dando los tres ejes seleccionados (patrimonio, seguridad y ambiente) antes de pasar a trabajar propuestas de acciones más concretas y en la otra parte del centro histórico como es la Comayagüela.

El objetivo central del primer foro, fue poner sobre la mesa de las discusiones las opiniones de las y los participantes civiles e institucio-nales sobre la problemática del patrimonio histórico. Se conto para su realización con la participación de la Historiadora Daniela Navarrete, encargada de la Unidad de Centros Históricos del Instituto Hondure-ño de Antropología e Historia (IHAH) acreedora del Premio Rey Juan Carlos por su trabajo investigativo y autora de varias publicaciones. Asimismo, nos acompaño la Arquitecta Gloria Grimaldi, Magister en Gestión de Proyectos y Representante del Colegio de Arquitectos de Honduras (CAH) en la gestión de la Maestría Centroamericana en Con-servación de Monumentos y Gestión de Centros Históricos. Durante varios años, la Arquitecta Grimaldi se desempeñó en el IHAH; empero,

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en la actualidad imparte cátedra sobre monumentos religiosos e his-toria de la arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de Hon-duras (UNAH) y la Universidad Católica de Honduras (UNICAH).

La dinámica del foro consistió en que las dos expositoras invitadas hicieran una breve presentación de sus valoraciones sobre la temáti-ca. Cada presentación aborda los principales problemas del Cen-tro Histórico, principales metas para resolver dichos problemas del Centro Histórico en dos espacios temporales (el próximo año y en los próximos tres años), así como las principales acciones necesarias para lograrlas.

La pregunta guía para la discusión fue la siguiente: ¿Cuáles son los de-safíos de la ciudadanía y de las autoridades responsables de asegurar la revitalización, preservación, puesta en valor y defensa del patrimo-nio cultural del Centro Histórico del Distrito Central para el año 2010? Este documento arranca con una breve reseña de antecedentes y expectativas desarrollada por América Mejía, Directora Ejecutiva de MUA, seguida por las intervenciones de la Historiadora Navarrete y la Arquitecta Grimaldi. Asimismo, registra las discusiones del público bajo la moderación del Ingeniero Montesdeoca quien elabora una sín-tesis de lo discutido y extrae las principales conclusiones. El cierre del evento estuvo a cargo de América Mejía.

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En el año 2007, el IHAH suscribió un convenio con la AMDC con el propósito de delegarle la gestión del Centro Histórico. En dicho instru-mento se acordó la creación de una oficina especial de gestión del Centro Histórico así como la constitución de una Comisión Ciudadana a fin de asegurar la participación activa de la sociedad civil en dicha gestión. Inicialmente se estableció la Comisión de Transición con-formada por miembros de sociedad civil y autoridades cuya misión radicaba en preparar las condiciones para la creación de la Comisión Ciudadana del Centro Histórico del Distrito Central (Comisión CH/DC). Esta última fue creada el 19 de junio de 2008 después de un largo pro-ceso de concertación de estatutos.

Instalación del Foro 1Esta Comisión CH/DC es un ente civil, apolítico, sin fines de lucro y de carácter voluntario (Ver recuadro No.1); en efecto, su objetivo princi-pal es apoyar el proceso de revitalización del Centro Histórico a través de la participación ciudadana en la promoción, gestión y defensa del patrimonio cultural de la capital.

Con miras a incrementar la participación ciudadana y potenciar las acciones de incidencia de la sociedad civil, así como fortalecer esta Comisión, desde MUA auspiciamos el desarrollo del Proyecto Foro Taller “Conociendo y Repensando el Centro Histórica de Tegucigalpa”. Con ello pretendemos estimular la apropiación de vecinos y usuarios del Centro Histórico y, al mismo tiempo, fortalecer un entretejido so-cial e institucional de la sociedad civil alrededor de la gestión munici-pal. De esta manera, abrimos el debate para sentar las bases de un proceso participativo para realizar un taller con actores de la sociedad civil con quienes elaboraríamos un diagnóstico y un plan de acción. Este se convertirá en un insumo para la planificación de la Comisión Ciudadana y la Gerencia del Centro Histórico de la AMDC para el perío-do 2010-2011. Los principales objetivos de la Comisión CH/DC son los siguientes:

• Asegurar la revitalización, preservación, puesta en valor y defensa del patrimonio cultural y arquitectónico del Centro Histórico del Dis-trito Central.

[Lic. América Mejía, ]

Recuadro No 1 Junta Directiva actual de la Comisión CH/DC

Fuente: Presentación América Mejía

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• Fomentar la protección del patrimonio edificado mediante la apro-piación, promoción y defensa de la correcta aplicación de la ley para el patrimonio cultural de la nación (decreto 220-97) y de lineamientos del Reglamento de Manejo para el Centro Histórico dentro de límites establecidos.

• Participar activamente en todo el proceso de gestión que empren-da en pro de la ejecución del desarrollo del plan particularizado y el buen manejo del patrimonio cultural, histórico y arquitectónico.

• Desarrollar actividades que conlleven al rescate y puesta en valor del patrimonio cultural del Centro Histórico del Distrito Central.

En este esfuerzo, nos acompaña el Programa de Seguridad Ciudadana del PNUD a cargo del Dr. Rafael Espinoza y nuestro equipo facilitador conformado por el Ingeniero Edison Ariel Montesdeoca, asesor de la cooperación internacional, quien actúa como nuestro moderador y la Magister Ana María Sosa, asesora de redes multiactoriales quien contribuye con la sistematización. Dicho esto, pasemos a escuchar a nuestras a conferencistas.

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Un foro como este despierta el interés porque, entre otras cosas, permite reconocer el esfuerzo de rescate de Centro Histórico (CH). Asímismo, sacude a los funcionarios, estimula la transmisión de infor-mación para que esta fluya y se transforme en propuestas y acciones. A mi juicio, los principales problemas del Centro Histórico puede ubi-carse en varios planos teóricos y son los siguientes: marco legal y reglamentación; desastres naturales; urbanización precaria; y, patri-monio versus modernidad.

Antes que nada, y como historiadora, me permito hacer una cro-nología de sucesos en lo que conciernen el status legal de Tegucigalpa en tanto su condición de ciudad y en la especificidad del CH de la mis-ma. El CH del Distrito Central fue declarado Monumento Nacional en 1995; con ello, se encuentra en el marco de la Ley para la Protección del Patrimonio Cultural (decreto legislativo 220-97).

En el mes septiembre, se conmemora el aniversario de Teguci-galpa. Desde mi perspectiva, las personas se refieren a esta fecha, erróneamente, como su fundación; pero, en realidad corresponde a la oficialización del campamento minero. Inicialmente, se trataba de un asentamiento de un par de mineros; después, poco a poco fue aumentando su población. En 1578, se oficializó con el nombre de Real de Minas; y en 1762, evolucionó a villa. Con esto último, se posi-cionó en la administración política de la Colonia Española. Culmina esta serie de títulos cuando es declarada ciudad en 1821, ya con una Honduras independiente. En 1880, se convierte en capital cuando se traslada esta función desde Comayagua. Finalmente, en 1938 se da

Centro Histórico del Distrito Central: Historia, desafíos y propuestas de la gestión de

su patrimonio cultural2

[Daniela Navarrete]

la unificación política de los cabildos de Comayagüela y Tegucigalpa constituyendo así el Distrito Central.

De un inicio humilde, Tegucigalpa siguió un paso vertiginoso -con algunos traspiés- hasta convertirse en la capital de la república. No se puede dejar a un lado su impronta profunda como asentamiento minero en la morfología y el urbanismo del Centro Histórico. Al no ser una fundación, propiamente dicha, como lo establecían de acuerdo a los cánones de ciudades españolas de la época, conserva sus calle-juelas y arrastra una problemática que no responde a las aspiracio-nes urbanistas de una capital. A la hora de pavimentar, el CH enfrenta grandes problemas por una sencilla razón. Las callejuelas responden al medio de movilización animal para el cual fueron creadas. Cuando se sustituye ese medio por vehículo automotriz, se provoca un conflicto entre la movilización automotriz y en el esquema urbano de una ciu-dad. (Ver recuadro No 2).

Un punto recurrente en el CH es forzar un camino -hecho para pea-tones, carretas y animales- que sea apto para vehículos. Asimismo, que sus vías funcionen para todo el parque automotriz. De más está decir que este último aumenta constantemente sin ningún control. En resumen, planteo que el CH nunca va a estar de acorde con esa expectativa. Las autoridades de diversas épocas han tratado de ir conduciendo el crecimiento de la ciudad. Una de las medidas tomadas fue el desconcentración del centro gubernamental lo cual responde a la propuesta de METROPLAN elaborada en los 70 y ejecutada en los 80.

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Recuadro No 2 Recuadro No 3

Callejuelas del Centro Histórico Fuente: Presentación Daniela Navarrete.

Foto del puente Mallol. Inundación a principios del siglo XXFuente: Presentación D. Navarrete.

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Durante mucho tiempo, la oficina de METROPLAN fue considerada simplemente como una instancia para permisos de construcción; empero se trata de una instancia de planificación urbana completa e integral.

De esta manera, se fue construyendo el nuevo centro gubernamen-tal en un intento por trasladar hacia el sur de la ciudad distintas dependencias de Estado (Casa de Gobierno, Corte Suprema, Secre-tarias de Estado). Sin embargo, como no sorprende ha habido resis-tencia para los cambios. Hoy, instancias gubernamentales (Congreso Nacional, Secretaria de Finanzas y otros) continúan ubicadas en el CH.

Cabe recalcar que este traslado marca el proceso de pérdida de los poderes simbólicos del CH; por consiguiente, el Parque Central dejó de ser el centro gravitacional de la vida social, económica y política de la capital. Un ejemplo de ello, es que el acontecimiento de anoche -clasificación de la selección al mundial de futbol- hace 50 años se hubiese festejado en el Parque Central; empero, el bullicio estaba en el Boulevard Morazán y otras zonas de la ciudad. El parque dejó de ser el referente.

2.1 Marco legal y reglamentación

En materia legal, hice una síntesis apretada. Honduras cuenta con marco legal que protege nuestro patrimonio el cual aparece consig-nado en los siguientes instrumentos: Constitución de la República

(Artículos 172 y 173) Ley de Protección del Patrimonio Cultural de la Nación (Decreto Legislativo 220-97), Ley de Municipalidades (Artículo 14.4) y en el Código Penal se contemplan las sanciones. Para el manejo del CH, el cual es una zona urbana que está dentro de la planificación general de la ciudad; desde mi perspectiva, se requiere implementar un reglamento y plan particular. Ese plan debe regularizar, planificar y comenzar hacer los cambios de uso, delimitar áreas de parqueo, residencial y comercial (etc.). Eso a grandes rasgos es lo que com-prende un plan de manejo. Por su parte, el reglamento se ocupa de la aplicación de reformas en edificios, pintura, fachadas, uso de casas y edificios.

Ahora bien, uno de los desafíos consiste en lograr la implementación de esta legislación. Como funcionaria, pienso que hay herramientas legales para la protección del CH. Es oportuno subrayar que en algu-nos casos, a pesar de los avances, no se concluyen los procesos. Este es el caso del reglamento del CH del Tegucigalpa. El mismo está ela- borado pero no ha sido publicación en La Gaceta. Por consiguiente, no puede entrar en vigencia. En ese sentido, falta contundencia en la definición de herramientas legales. Esto crea problemas; porque, sin el reglamento, los funcionarios están con las manos atados. De esta manera se alimenta una actuación contraproducente a la hora de hacer renovaciones, ya sea por desconocimiento de la población o por tradición de habitantes que tienen muchos años de residir en la zona. En resumen, lo actuado no es suficientemente; por lo tanto, redunda en intervenciones inadecuadas.

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Recuadro No 5

Recuadro No 4

El caso del Mercado Los Dolores convertido en el Hoyo de Merriam Fuente: Presentación D. Navarrete.

Peatonal ocupada por vendedores ambulantes Fuente: Presentación D. Navarrete.

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2.2 Desastres naturales

En nuestro país, los desastres naturales no son cosa nueva. Existen datos que dan cuenta de problemas de esta naturaleza en la ciudad capital. Para muestra un botón, en el siglo XIX se reporta hundimien-tos terribles en el Barrio El Jazmín, colindante con el Rio Choluteca. La amplitud provocada por los desastres a finales del siglo XX, hace que los estudiosos de la materia tengan dudas en utilizar el concepto de desastre natural. Como es bien sabido, detrás de las inundacio-nes se esconde la deforestación, el uso inadecuado de los suelos, tirar basura en los alcantarillados (e.o.). Por consiguiente, debemos abor-dar la construcción social de los desastres naturales.

2.3 Urbanización precaria

Es preciso articular la urbanización precaria con una problemática mayor que la engloba. Es decir, tiene elementos vinculantes con la economía de subsistencia y, también, la ausencia de planificación. Como mencionado otrora, el CH es parte de una estructura más am-plia que es el Distrito Central. Al no existir una regularización para el resto de la ciudad, es evidente que habrá un impacto en CH. Esto es así; porque lo que ocurre en la salida al sur o en los barrios margin-ales impacta en el CH debido a una interrelación. El CH no es burbuja. La economía informal apostada en el CH nos evidencia problemas profundos en la sociedad nacional (Ver Recuadro No. 4). La reubi-cación de las y los vendedores ambulantes despejó la Calle Peatonal.

Sin embargo, la ocupación por parte de vendedores (u otros), puede volver a ocurrir si no se toman las medidas respectivas. No se trata, solamente, de contar con una Policía Municipal que despeje la zona; sino, de abordar asuntos más complejos, profundos y de corte macro económico de nuestro país.

Es preciso enfatizar en la ausencia de urbanización la cual debe ser entendida como producto de la planificación. Esto se contrapone con la realidad imperante en Tegucigalpa, que es la desurbanizacion. Es decir, un aumento de la población urbana sin regularización, orde-namiento ni planificación.

2.4 Patrimonio versus modernidad

En la actualidad, existe tensión entre patrimonio y la modernidad. Es una relación que puede equilibrarse; pero aun es una tarea pendiente para la población del Distrito Central. No puede soslayarse que en el CH se realizaron reformas y modificaciones dramáticas sin tomar en cuenta el valor patrimonio de las edificaciones. Un caso emblemático lo constituye la demolición del antiguo Mercado Los Dolores. (Ver recuadro No. 5)

El antiguo Mercado Los Dolores fue demolido en los años 70 en el marco de METROPLAN. En su lugar, se construyó La Explanada de Los Dolores con la intención de crear un sitio de encuentro y de estacio-namiento. Empero, nadie conoce ese sitio con ese nombre sino como

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el Hoyo de Merriam. Cuando la ciudadanía tiene una percepción de una obra expresa su agrado o desagrado. En este caso, el juicio es con-tundente y responde a la insatisfacción provocada por las continuas inundaciones a causa de problemas de alcantarillado y drenajes.

Las limitaciones en el marco legal alimentan no sólo las intervencio-nes inadecuadas sino, también, la imposibilidad de aplicar sanciones. Esto camina de la mano con la falta de cultura y de apreciación por el patrimonio. En términos de subjetividades, el gusto y la estética se desarrollan de acuerdo al grupo socioeconómico de pertenencia y al nivel educativo.

En efecto, pervive la idea de que lo viejo no sirve o está pasado de moda. Adicionalmente, los materiales tradicionales (barro y teja) se han convertido en sinónimo de pobreza. La tendencia es que la gente aprecia las casas con materiales modernos (bloque y cerámica) aunque rompan con el entorno del CH.

Por un lado, es preciso señalar que el costo de la restauración de un inmueble es bastante alto. Algunas familias desean restaurar sus vi- viendas pero no cuentan con los recursos necesarios para sufragar la madera para cambiar el artesón ni encuentran la mano de obra calificada. Por otro lado, el nuevo patrimonio arquitectónico no está contemplado en el marco legal institucional ni en la mentalidad de habitantes. Los edificios modernistas deberían estar contemplados en la categoría de monumento nacional. Este es el caso de los siguientes IHSS, Larach, Congreso Nacional, el campus de UNAH y Edificio de la

Sanidad hoy Secretaría de Saludo (e.o.). Muchos de ellos fueron cons-truidos en los años 50 por el Arquitecto Mario Valenzuela (Recuadro No. 6)

Entre los desafíos principales, para la gestión institucional de la Uni-dad de Centros Históricos del IHAH, vale la pena enlistar los siguientes:

• Apoyar estrategias en revitalización CH. • Aplicación de la reglamentación. • Elaborar y revisar las herramientas técnicas existentes. • Facilitar y activar procesos de participación ciudadana. • Fortalecer capacidades técnicas del personal.

Uno de los principales logros enmarcado en el Convenio suscrito entre el IHAH y la AMDC es la creación de la ventanilla única que es la Geren-cia del Centro Histórico de la AMDC. Esta ya se encuentra en funcio-namiento y elimina el largo camino de trámites engorrosos; porque en dicha gerencia se realiza todo el proceso.

Entre las acciones realizadas en los últimos meses cabe destacar la elaboración conjunta (IHAH y AMDC) del reglamento de protección de CH; sin embargo, como mencionado otrora, no ha sido publicado en La Gaceta. La mera existencia del instrumento es un avance. Adi-cionalmente, la Unidad ha participado en la Comisión CH/DC, desde sus orígenes; asimismo, ha contribuido en las actividades de la AMDC rotulando calles y principales monumentos.

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En actividades netamente de conservación, se ha trabajado en la ac-tualización del inventario de bienes inmuebles del CH y en restaura-ciones puntuales (p.e. Antigua Casa de Gobierno y la Casa Morazán). Actualmente, se está brindando apoyo técnico a la restauración del Correo Nacional.

De igual manera, se hacen publicaciones. Entre estas puede men-cionarse la Guía Histórica Tegucigalpa a pie, la Colección de Centros Históricos y una publicación especial sobre Tegucigalpa: su ciudad y su gente del historiador Omar Aquiles Valladares.

La estrategia más importante realizada por la Unidad es la política de desconcentración y creación de comités técnicos para los centros históricos. Tiene la misión primordial de consolidar la alianza IHAH, AMDC y otras instancias presentes y activas en el CH. Esta política tiene cobertura nacional lo cual implica trabajar con los once centros históricos declarados. En el caso de Tegucigalpa, una ventaja es la sede del IHAH lo cual permite un acompañamiento más cercano. Esta política ha tomado mucho de la experiencia de la Comisión CH/DC la cual es una primera plataforma que está sirviendo para canalizar la confluencia de actores. En ésta se encuentra una diversidad de insti-tuciones a ser: públicas, culturales privadas y del sector empresarial privado.

Inicialmente hubo muchas expectativas y algunas de estas fuera del alcance. Sobre la marcha, se hicieron modificaciones y plantearon ob-jetivos más concretos. Existe conciencia de que los técnicos tienen

un alcance y un límite; asimismo, es preciso reconocer la voluntad política (p.e. gerencia, alcaldía o directivos) la cual determina el em-puje del trabajo en CH.

Inicialmente, hubo voluntad política del IHAH y AMDC al suscribir el convenio (2007). Estamos a unos cuantos meses para terminar la gestión de la actual AMDC y tener un cambio de gobierno. Se vuelve esencial que ciudadanos e instituciones logren un compromiso con los candidatos a alcalde para que el CH sea ubicado entre los puntos medulares de la agenda. Este año se realizara un foro con dichos can-didatos para lograr el compromiso de una gestión prioritaria del CH.

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Recuadro No 7

Recuadro No 8

Dibujo digitalizado que parece una caricatura del pequeño pueblo minero que evoluciona y se convierte en capital de la república.Fuente: Imagen tomada del Texto “Tegucigalpa. Síntesis Histórica” de José Reina Valenzuela y aparecido en la presentación de G. Grimaldi

Antigua ENEE, hoy en estado de abandonoFuente: en presentación de G. Grimaldi

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Recuadro No 6

Centro de Salud Luis Alonzo Suazo Fuente: Presentación D. Navarrete.

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En esta presentación se aborda los principales problemas del CH, prin-cipales metas para resolverlos y principales acciones para lograrlos. Es un intento de plantear una visión del problema haciendo acopio de la experiencia de haber formado parte del IHAH y en los últimos años haber ejercido profesionalmente en otros ámbitos, sobre todo, en la docencia. Ahora bien, no abarca todo, se obvia a propósito el abordaje del tema económico; porque se asume que está inmerso en todo pro-ceso. En todo caso, los recursos se gestionan. Organicé la presentación en siete problemas y son los siguientes:

1. Ausencia de una Propuesta o Plan de Rehabilitación del Centro Histórico.

2. Falta de Planes de Mantenimiento en los bienes inmuebles.

3. No se ha impulsado la gestión participativa.

4. Poca creatividad para definir nuevos usos de los edificios patrimo- niales.

5. Falta de formación y de información a la población

6. Escasa investigación, tanto en la conservación como en la gestión del Patrimonio nacional.

7. Falta de una reglamentación específica que permita la aplicación concreta de una Ley general.

Conociendo el Centro Histórico de la Ciudad: Patrimonio3

3.1 Ausencia de una Propuesta o Plan de Rehabilitación del Centro Histórico

Para suplir la ausencia de una propuesta de rehabilitación del CH, es preciso hacerse cuatro preguntas básicas que permitan hacer una reflexión constructiva; porque no es factible abordar toda la proble- mática de una sola vez.

En efecto, responder la primera pregunta: ¿qué rehabilitar?; permite valorar qué inmuebles son los prioritarios y en qué porcentaje. Se jus-tifica una ruta crítica que permite trazar cómo darle vida a este CH. La segunda pregunta ¿por qué rehabilitar?; constituye un momento de reflexión para fundamentar las razones que sustentan por qué ese y no otro inmueble. Al proponer la rehabilitación debe tenerse en mente a quienes beneficiará así como quién será el responsable de su conservación y posterior mantenimiento. Se contesta: ¿para quién re-habilitar? Y finalmente, para abordar el ¿cómo rehabilitar?; se debe considerar el aporte y conocimiento de profesionales en la materia así como recurrir e involucrar a asociaciones profesionales y de la misma sociedad civil. Es decir, la comunidad. También podría darse el caso de colaborar con asociaciones y colegios de países extranjeros así como la Cooperación Internacional.

Este plan debe incluir medidas equidad y ampliar cobertura para llegar a las distintas zonas del Distrito Central. Comayagüela y San Juancito también son parte del DC y deben ser atendidos. Por tanto, no se debe continuar con la concentración de todas las iniciativas en Tegucigalpa.

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Asimismo, se debe partir de un diagnóstico preliminar el cual debe contar desde su inicio con la participación y perspectiva de la sociedad civil. En otras palabras, no se trata solamente de un ejercicio técnico sino que debe contener el sentido común de la población.

3.2 Falta de Planes de Mantenimiento en los bienes inmuebles

Un plan de mantenimiento puede compararse con una sencilla plani-ficación para el aseo cotidiano de la casa. Decir qué se hace, cuándo, en qué orden. No puede soslayarse que la ausencia de un plan camina de la mano de una debilidad - léase ausencia- de un “sentido de con-servación” en la población. O sea, no hay presión social para proteger y conservar el patrimonio.

Este problema se presenta también en edificios que son propiedad del Estado. Cabe preguntarse: ¿qué edificio del Estado cuenta con un plan o programa de mantenimiento propio? Puede decirse que en Villa Roy, se intentó varias veces tener un programa de esta natura-leza; empero, persisten problemas de sostenibilidad y disponibilidad del público a cooperar. El caso de la Basílica de Suyapa es un claro ejemplo; porque una colecta viene detrás de la otra. La gente no ter-mina de comprender el proceso y se pregunta: ¿al fin, cuándo estará lista? Un programa de mantenimiento propio muchas veces no está en la agenda ni está incluido en la gestión institucional. Esto es una constante tanto en inmuebles privados como públicos.

Por otro lado, se necesita conocer propuestas de nuevas técnicas o formas de mantenimiento que estén actualizadas. No obstante, de-ben ser de probada seguridad y que no signifique experimentar en nuestro patrimonio.

Hace un tiempo se dio en Copan Ruinas un taller de aplicación de técnicas que produjeron más daño que mejora. Con este ejemplo, es preciso enfatizar que no podemos estar siempre en un ciclo vicioso de prueba y error con nuestro patrimonio. Las técnicas a aplicar deben ser seguras y eficaces.

3.3 No se ha impulsado la gestión participativa.

Hasta ahora, la actividad ha sido exclusiva de la institución encargada (IHAH) desaprovechando la potencialidad del trabajo asociado. En-tre las desventajas de no involucrar a la comunidad en los planes de restauración, cabe señalar las siguientes: esta no conoce los costos de los trabajos, no se apropia y no desarrolla la cultura de patrimonio. Y, no puede ser de otra forma mientras no sea consultada.

Es oportuno preguntarse: ¿cuántas entidades civiles participan en la Comisión Ciudadana del CH/DC y cuántas son estatales? Antes de responder, no es ocioso recordar que las autoridades están de paso; entre tanto, la comunidad es permanente. La participación ciudadana asegura la vigencia, aplicación y cumplimiento de un plan.

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Por un lado, la labor aislada de cada institución propicia que se incurra en duplicidad de acciones. Para evitarlo, se requiere del estableci-miento de vínculos y coordinación interinstitucional. El IHAH ha sido “encomendado” con esa labor; pero no es “exclusiva” de él -nunca podría cumplir debido a la gran envergadura del reto- por tanto, debe ser compartida.

Por otro lado, no puede obviarse que las instituciones encargadas tienen limitaciones en materia de recursos para dar cobertura a todo el territorio. Ello implica falta de personal calificado y asignación fi-nanciera. Consecuentemente, es necesario conocer con qué cuenta el país. Es decir, número de restauradores “graduados”, número de ellos capacitados en gestión del patrimonio y número de estos desempe-ñándose en el IHAH; así como los montos asignados para este fin en los presupuestos.

3.4 Poca creatividad para definir nuevos usos de los edificios patrimoniales

La restauración no es un fin en si misma. La labor debe dirigirse prin-cipalmente a los usuarios, en este caso, del CH. Con esto en mente, deben proponerse nuevas actividades y funciones para los edificios; empero, no en forma aislada sino considerando todo el conjunto. Ante la dinámica contemporánea y la vida social, no debe limitarse a pro-poner lo mismo de siempre. O sea, museos y bibliotecas. La ley nos define claramente el patrimonio tangible e intangible. El segundo es

el que da ese sustento y permite que la vida en el CH perdure en el tiempo. El primero es material, por lo tanto, se va deteriorando con el tiempo. Un reto es cómo lograr la valoración, remergencia y dina-mismo del patrimonio intangible. Es decir, el valor cultural latente que está en manos de la gente quien lo vive y, además, contribuye para la supervivencia del edificio. Es decir que tengan utilidad social y no se dejen morir (como el antiguo edificio de la ENEE, recuadro No 8).

Con eso en mente, debemos pensar en nuevas actividades, funciones y usos para los edificios. Empero, no de forma aislada sino tomando en cuenta toda la cuadra y calles a la redonda. Esto es así; porque el edificio restaurado se relaciona con su entorno. Por consiguiente, es preciso ver la integralidad y coherencia para lograr potenciar el valor cultural y la revitalización del casco urbano, o por lo menos, el CH. Hace poco estuve en Ojojona, observé que se iba a instalar una biblioteca en un edificio restaurado. La oferta se repite (biblioteca o museo), da la impresión que no hay otra idea. A veces, la institución encargada está tan agobiada por la extensa labor que pierde “frescura y creatividad” en las posibilidades de una edificación. Por ello, se olv-ida de recurrir a una población que a diario “usa” esos edificios y que podrían aportar buenas ideas.

Otro punto a resaltar es que la gente conoce su patrimonio. En una visita en Cedros, la gente recomendaba cuales eran las mejores vistas para hacer una sesión de fotografías. Es precisamente la comunidad que da vida a los espacios físicos quien puede dar aportes más frescos y creativos que los foráneos pueden proponer.

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3.5 Falta de formación y de información a la población

Como docente, nos gusta estimular la búsqueda de conocimientos y cultura. Es agradable encontrar a las nuevas generaciones involu-cradas en esa búsqueda, sobre todo, si es por un deseo personal de realización. Sin embargo, a la par también, se encuentra la poca sen-sibilidad de la población para conocer más del patrimonio y, por lo tanto, poca disposición de contribuir a su conservación.

Lo arriba mencionado no se da en aislamiento. Las personas que es-tamos involucradas tenemos la responsabilidad de socializar infor-mación. Sin embargo, no siempre es el caso. Por consiguiente, pervive en nuestra sociedad un pobre difusión de lo que se hace (ya sea bueno o malo). Eso permite aprender lecciones de lo actuado, compartir esos aprendizajes con las y los involucrados así como con otras comuni-dades. Una manera de suplir esta deficiencia es formar e informar “en equipo”. Ello implica involucrar a los centros educativos, a los medios de comunicación, a las universidades, a gremios profesionales (etc.). Esto permitirá difundir información de buena calidad. Ello implica, también, el involucramiento de otras instituciones (p.e. Instituto de Turismo) en el tema de difusión de patrimonio y educación. Asimismo, implica involucrar a toda la población. La participación social es la que asegura los procesos. Caber mencionar que la participación de las per-sonas de la tercera edad, por ejemplo, puede ser aprovechada para potenciar la capacidad de comunicar el valor del patrimonio.

Otro elemento relevante es la diversificación de las modalidades y metodologías de enseñanza. La forma de educar sobre nuestro patri-monio debe ser mucho más creativa, ágil y agradable. No tiene porqué ser aburrida. Construir la identidad, la memoria y la vida social es lo más emocionante que hay para conocer.

3.6 Escasa investigación, tanto en la conservación como en la gestión del Patrimonio nacional.

Como es sabido, una deficiencia en Honduras es la labor investigativa tanto en conservación y gestión del patrimonio nacional. Esto se debe a diversos factores entre los cuales cabe mencionar la baja inversión en esta acción. Además, no se trata solamente del dominio de destre-zas técnicas sino de lograr el involucramiento de la comunidad. No es ocioso recordar que para contar con el apoyo de la cooperación inter-nacional se requiere capacidad de gestión. La Maestría Centroameri-cana esta aportando en este sentido porque ambas (gestión y conser-vación) caminan a la par; porque restaurar sin gestión es una acción de corto plazo. El inmueble restaurado volverá a decaer porque no se convierte en un centro vivo. Si bien es cierto que es bueno aprender de la experiencia ajena, no menos cierto es que sería un error aplicar en nuestro país “ciegamente” soluciones foráneas. Estas medidas pu-eden ser efectivas para otras realidades; pero no necesariamente son las más adecuadas para nuestro caso. Incluso, no puede descartarse que hasta puedan ser caducas.

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Con esto en mente, es necesario promover e incentivar la labor de investigación en las universidades la cual deba promover el involucra-miento de la comunidad. En ese sentido, las facultades de historia, periodismo, mercadeo, publicidad, arquitectura y turismo pueden ser clave. Asimismo, se debe contar con todo ese recurso humano que somos los hondureños.

3.7 Falta de una reglamentación específica que permita la aplicación concreta de una Ley general.

En un extremo de la cuerda, en arquitectura tuvimos la experiencia de METROPLAN el cual era reglamento pero no una ley. Esto implicaba que el incumplimiento del reglamento no conllevaba castigo. Mien-tras en el otro extremo, tenemos la ley de patrimonio pero no conta-mos con un reglamento que facilite su aplicación. El marco normativo está incompleto e impacta negativamente en los procesos.

Por otro lado, no podemos pasar por alto que el patrimonio a con-servar varía de región en región en el territorio nacional. El origen de la comunidad, las características de la población, las actividades económicas son diferentes. Esto implica que no podemos pensar en una solución única y universal. La reglamentación debe ser sensible a la especificidad del patrimonio. Si se trata de una comunidad par-ticular, se debe trabajar ese reglamento en equipo, adecuado a las circunstancias culturales de ese grupo.

La participación comunitaria tiene la ventaja de que facilita la individu-ación y, al mismo tiempo, propicia la apropiación y el compromiso por su cumplimiento.

3.8 Metas

Esta sección la desarrollé transformando los problemas en objetivos o metas a alcanzar estableciendo dos líneas temporales. La primera en el corto plazo a ser logradas a diciembre 2010 y la segunda a mediano plazo a ser logradas diciembre de 2012.

Las metas a corto plazo son las siguientes: • Impulsar la gestión participativa. • Elaborar una reglamentación específica que permita la aplicación concreta de una Ley general. • Impulsar la formación y la información a la población. • Aumento en la creatividad para definir nuevos usos de los edificios patrimoniales

En la primera, gestión participativa, ya se está trabajando. En la segun-da, existen avances, pero falta completar el proceso para su debida aplicación. La tercera no puede soslayarse por ninguna razón y debe ir en constante expansión. El logro de la cuarta brinda espacio para la colaboración de distintas instituciones y profesionales para elaborar propuestas de forma participativa con la población usuaria de dicho patrimonio.

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Las metas a mediano plazo son las siguientes: • Impulsar la elaboración de una Propuesta o Plan de Rehabilitación del Centro Histórico. • Impulsar la investigación, tanto en el tema de conservación como en el de gestión del patrimonio nacional. • Procurar la creación de planes de mantenimiento en los bienes inmuebles.

Todos seres necesitan desarrollar el adecuado proceso de gestación para dar vida a un producto maduro y con posibilidad de superviven-cia. Para elaborar un plan de rehabilitación del CH se necesita invertir cabeza, tiempo, maduración y, por supuesto, sondearlo entre la po-blación. Debe desarrollarse un proceso que lleve a su acuerdo, apro-bación, publicación, difusión para luego pasar a su ejecución.

Debemos impulsar investigación tanto individual como institucional; esta última no sólo se refiere a las instituciones públicas. A la par, debe desarrollarse una formación más especializada en conservación y en gestión del patrimonio nacional para contar con el recurso profesional y técnico en nuestro país.

Asimismo, debemos procurar que los bienes inmuebles cuenten con sus propios planes de mantenimiento. Hay unos edificios que están mejor conservados que otros; pero todos necesitan mantenimiento. Una forma de arrancar es a través de una o dos experiencias piloto.

3.9 Acciones para lograr las metas

Para logra las metas propuestas en los dos tiempos previstos, es pre-ciso realizar acciones concretas que nos ayuden a caminar hacia ahí.

En ese sentido, se proponen las siguientes acciones: • Involucrar a los usuarios del Centro Histórico • Procurar el trabajo interinstitucional: IHAH, Alcaldía, Universida- des, Colegios Profesionales e Iglesia. • Consultar, informar, comunicar. • Planificar y ejecutar. • Documentar y digitalizar todas las acciones realizadas.

La revitalización del CH no es posible si no se cuenta con la comunidad quien es la que reside, vive y usa. Asimismo, el trabajo interinstitucio-nal permite superar las limitaciones individuales e ir más allá. Es decir, acercarse más al objetivo deseado. No podemos olvidar a las iglesias quienes pueden formar a sus curas o ministros en el gusto estético para que valoren las esculturas y cuadros bajo su custodia. Además, para que ellos busquen ayuda profesional y técnica para su adecuada conservación y restauración.

Quienes tienen la responsabilidad sobre el patrimonio deben constan-temente, consultar, informar y comunicar. Es necesario saber lo que se está haciendo. Esto debe ir acompañado de planificar y ejecutar. Hacer ambos; porque suele suceder que se hace uno y no el otro. En cualquiera de los casos, las acciones resultan incompletas e, incluso,

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pueden convertirse en contraproducentes (sobretodo si no se ha pla-nificado). A su vez, es crucial cumplir lo planificado.

Todas las acciones realizadas deben ser documentadas y digitalizadas para construir memoria; porque las personas estamos de paso. Con demasiada frecuencia, cuando un profesional llega a una institución no encuentra memoria institucional. Esto no significa que necesaria-mente ese vacio es producto de mala intención sino simplemente que no se toma la precaución de hacer un respaldo de la información. Ahora con las posibilidades que ofrecen los medios digitales no hay excusa. Debe tenerse acceso expedito al reporte de obra y distintos planes. Por ejemplo, SPS se tiene una parte de la información digi-talizada y otra en texto, mapas y planes; por consiguiente, permite valorar si se cumplió con lo planificado. Esa herramienta no se tenía hace 35 años y vale la pena explotarla al máximo.

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4.1 Buenas prácticas

Existe una buena cantidad de buenas prácticas pero no son conocidas. El IHAH ha sido pionero en trabajos de investigación. Organizaciones sociales y la AMDC, en varias de sus administraciones, han realizado acciones que constituyen buenas prácticas. No obstante, son aisla-das no se conocen y se mueren. Por consiguiente, no se aprovecha lo actuado para construir una plataforma de aprendizaje.

En efecto, las instituciones no han capitalizado las buenas prácticas lo cual se refleja en la fragilidad de la memoria institucional. Per-vive la falta de seguimiento, desarticulación, discontinuidad y desin-formación. Este elemento no es exclusivo del IHAH; desafortunada-mente, es una tendencia que prevalece en las demás instituciones del Estado y los gobiernos locales.

Síntesis de las reflexiones e intercambio entre el público y

las expositoras4

[Moderación: Ing. Montesdeoca]

Tomando como guía la pregunta siguiente:

¿Cuáles son los desafíos de la ciudadanía y de las autoridades responsables de asegurar la revitali-

zación, preservación, puesta en valor y defensa del patrimonio cultural del Centro Histórico del

Distrito Central para el año 2010?

Indudablemente, hacer acopio de las buenas prácticas en las distintas instituciones involucradas, aprender de ellas y difundirlas permitiría comenzar con buen pie cada día y en cada cambio de administración. Eso pasa por la revisión de la cultura institucional y hacer los correc-tivos correspondientes para lograr una gestión efectiva basada en el aprendizaje institucional y en una cultura de transparencia.

4.2 Valoración de los conocimientos y la participación ciudadana

Ha existido más participación comunitaria de lo que se piensa; em-pero ha carecido de suficiente visibilidad y valoración. Los programas MUA dan cuenta de varias experiencias valiosas en el CH. Un ejemplo de ello, es el esfuerzo realizado en el Barrio Abajo. Otras instituciones, Instituto de Turismo y la AMDC, han hecho lo propio.

La gente conoce más de lo que pensamos y tiene idea del valor de los procesos de restauración. Si bien esta información no es manejada al dedillo, si lo es en su debida dimensión. A manera de ejemplo, cuando se estaba restaurando la Iglesia de Los Dolores, se instaló una báscula para indicar el monto que debía ser recaudado. La gente sabía no sólo el valor sino que, día a día, podía percibir cómo se aproximaba a la meta.

Sin embargo, algunas decisiones tomadas por la AMDC han atentado contra la memoria de la comunidad y sus prácticas de convivencia. Las mismas han sido tomadas a puerta cerrada sin tomar en cuenta la

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opinión de las y los vecinos y usuarios del CH. Con frecuencia, las regu-laciones del tráfico vehicular y otras medidas tomadas han resultado contraproducentes propiciando el éxodo de las familias de antaño. Las propiedades fueron vendidas y los nuevos dueños (p.e. comerciantes palestinos y chinos) no necesariamente comparten el compromiso con la preservación del patrimonio cultural. Asimismo, las interven-ciones en el CH han sido más renovaciones que restauraciones. Se ha socavado la memoria y vida cultural del CH sacrificando tradiciones propias de la comunidad (p.e. el toro fuego del Barrio Guanacaste y Feria de San Miguel de Tegucigalpa). El abordaje del patrimonio no es asunto exclusivo de la Comisión, AMDC e IHAH sino que involucra a la ciudadanía. Para lograr un mane-jo participativo del patrimonio cultural se requiere hacer investigación para conocer las tradiciones de los barrios, consultar a la población e incorporar a la gente que vivió ahí para que contribuya con ideas. El proceso de toma de decisiones debe ser producto de acuerdos lo-grados entre las partes involucradas (ciudadanía, gobiernos locales, instituciones) para así determinar los usos a los espacios públicos ar-ticulando lo económico y cultural. La gente debe ser escuchada. Esa es una forma de hacer una campaña continua para la construcción de ciudadanía.

Un ejemplo del involucramiento de la comunidad es la restauración del Correo Nacional. Es una iniciativa que surge de las y los emplea-dos quienes han realizado una colecta y son ellos mismos quienes están reparando su lugar de trabajo. El IHAH no cuenta con apoyo

presupuestario; no obstante, se sumó para orientar la reparación bajo criterios técnicos. Sin embargo, las familias particulares con casas de inicios de siglo, que incluso tienen una capilla dentro del inmueble, enfrentan serias limitaciones para darles mantenimientos. Es difícil encontrar mano de obra que domine técnicas de antaño en la con-strucción así como contar o acceder a los recursos para cubrir los costos de un artesón de madera, puertas antiguas, restauración de piezas religiosas y demás. No hay mecanismos (subsidios, coinversión) ni políticas de incentivos para conservar patrimonio.

No es posible soslayar que el patrimonio es expresión de la idea de colectivo, de lo que somos. Hasta ahora, los instrumentos de regu-lación no se aproximan a las mayorías. Las disidencias son fuertes. Se puede construir ciudadanía en centro vivos que constituyen símbolos para la cohesión social; pero no en espacios abandonados y muertos. El CH es lugar de trabajo de miles de personas activas en tiendas, oficinas, restaurantes, microempresas y el sector informal. Hoy por hoy, estamos inmersos en profundos problemas estructurales la po-blación está pidiendo a grandes voces que se le escuche. Es el mo-mento de dialogar.

4.3 Criterios para restauración y priorización de intervenciones

Las intervenciones aplicadas a distintas bienes inmuebles obligan a preguntar: ¿cuáles son los criterios utilizados?; ¿quién regula y da seguimiento al cumplimiento de los mismos? En ese sentido, se plan-

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tean muchos cuestionamientos sobre las intervenciones efectuadas en los siguientes: antiguo edificio del Instituto San Miguel, Hospital San Felipe, Catedral, Parque Central, Correo Nacional, bustos en el Parque La Merced y Parque Valle.

De forma puntual, se percibe los siguientes ejemplos de errores e incoherencias en las intervenciones: ausencia de visión estética y de conjunto al eliminar los arboles, levantar pared disfuncional que obstaculiza vista al espectáculo presentado e instalar una pantalla gigante en el Parque Central que resulta intrusiva y mata la vistosi-dad de la estatua de Morazán; ruptura del esquema de la época al instalar un techo estilo maquila en el antiguo edificio del Instituto San Miguel; daño severo a un icono de la historia nacional como es el caso de la demolición de muros del Hospital San Felipe; aplicación de color inadecuado a la Catedral; aplicación de varias manos de pintura de aceite sobre los bustos de próceres en los parques La Merced y Valle; por mencionar algunos casos.

Asimismo, se cuestiona la baja prioridad dada –léase, abandono negligente- a bienes patrimoniales a ser: el edificio de la antigua PC y la totalidad del casco histórico de Comayagüela. No se percibe inci-dencia de parte del IHAH en las decisiones de la AMDC sobre el CH en los siguientes:

• Tráfico vehicular (sobre todo del paso de autos pesados que provo - can vibraciones en los edificios del CH, medidas para circulación vial y estacionamiento apropiado).

• Servicios públicos (servicio de agua y alcantarillado, fibra óptica de telecomunicación).

• Manejo de desechos sólidos (ausencia de basureros). • Regulación de propaganda de los negocios instalados en CH (rótu- los, contaminación auditiva y visual).

• Regulación para la instalación de instituciones y negocios (institu- tos de secundaria sin infraestructura mínima que obliga a las y los estudiantes a permanecer en la calle todo el día). • Uso del espacio comercial (ausencia de comercios atractivos y tradi- cionales que convoquen al público).

• Violación a derechos humanos (persecución y violencia perpetrada contra la gente que sobrevive del comercio ambulante, además, se atenta contra la tradición de mercado).

• Política de incentivos para casa abandonadas (propietarios con intenciones aviesas dejan caer porque es mas barato).

En cuanto a criterios para restaurar hay dos corrientes, por lo menos en su raíz. Una de ellas es restaurar completamente; y, la otra es de-jar que el edificio muera por si solo como un organismo vivo. Luego, en la historia de la restauración, emergen puntos de vista que tratan de sincretizar estas dos posturas.

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Ni una restauración total ni dejarlo morir sino valorar lo que es más adecuado a las circunstancias. Es decir, hay un margen de maniobra que permite una decisión contextualizada a las características, valor social, razones del daño (desastres u otro), etc. del inmueble.

Al momento de hacer la planificación, se debe ponderar y explicar los criterios de la restauración. En todo caso, la institución respon-sable debe explicar su postura a la ciudadanía y dejarla opinar. De esta manera, es mas fácil comprender y a la medida que se desarrolla el proceso se participa ya sea comentando, apoyando o vetando.

En breve, los criterios de restauración son puntos de discusión, no hay una respuesta única sino, por el contrario, está vinculada al planteamiento de la oferta que se está instalando. Los comentarios planteados en relación a las edificaciones intervenidas en el CH indi-can que no se ha dado la comunicación deseable entre la institución responsable y la comunidad residente y usuaria; asimismo, deja entre- ver que la difusión de la información al público es insuficiente.

El IHAH -como instancia reguladora y, hasta cierto punto, como ejecu-tora- no es un ente aislado. Las otras instituciones –en este caso la AMDC- deben estar en continuo dialogo y los procesos deben basarse en acuerdos interinstitucionales para que tengan buen suceso. Todo ello con el propósito de establecer puntos de articulación y unificar esfuerzos.

Los criterios de restauración aplicados a las distintas edificaciones son diferentes. Algunos son productos de: estudios históricos y pondera-ciones entre criterios del bien público habilitado para la optimización de los servicios que debe prestar y la conservación por lo menos de la fachada. No puede soslayarse, que también se han realizado inter-venciones con decisiones equivocadas (no haber considerado que las tonalidades rosáceas de la Catedral son resultado de la oxidación de la cal y no de un color en particular) y, en el extremo máximo, la ausencia total de criterios.

Por un lado, no siempre la opinión técnica es escuchada a nivel direc-tivo y no todas las instituciones se rigen por marcos lógicos y planifi-caciones estratégicas. Por otro lado, no se puede pasar por encima de atribuciones de cada institución involucrada (AMDC, IHAH, u otra). Una vez producido el daño se pasa el caso al Ministerio Publico para darle trámite a todas las denuncias. Cabe notar que un gran ausente en este foro es la AMDC con quien se comparte responsabilidades y debería estar presente. Por otro lado, no podemos dejar de partir de la realidad de nuestro país y de las condiciones en que sobreviven las instituciones. Una intervención como la que se logró en el Palacio de los Ministerios (hoy, Museo de Identidad Nacional) es algo que ocurre una vez en varios años.

Si bien es cierto que ya no se asumen posiciones del más absoluto purismo y se valora la función del inmueble hacia el público, no menos cierto es que la disposición moderna se debe acomodar al edificio.

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Lo que está sucediendo en el Hospital San Felipe así como que a sa-biendas se aplicó un color erróneo en la Catedral constituyen ante-cedentes peligrosos que no se deben dejar pasar. Ponen de manifiesto las limitaciones de la normativa nacional para la conservación del pat-rimonio. En algunos casos, como en Comayagua, para que pueda ex-istir un archivo moderno debe haber apertura de la iglesia para que el mismo deje de ser secreto y se convierta de uso para la feligresía. En todo caso, las Comisiones deben ser multidisciplinarias e incluir usu-arios y vecinos y no sólo instituciones.

4.4 Seguridad ciudadana

En el imaginario colectivo el CH es un sitio violento donde la vida no vale nada. La seguridad ciudadana es un punto crucial a discu-tir. Visitar el CH o hacer una excursión implica tomar medidas pre-ventivas porque la delincuencia callejera está a la orden del día. De alguna manera, las personas mayores no infundimos en nuestros hijos la visita al CH. Las nuevas generaciones prácticamente no conocen el centro debido a la inseguridad. Cuando lo visitan, es con las escuelas y colegios; pero no, con sus padres.

Sin seguridad ciudadana no podemos recuperar el espacio. Debemos tomar medidas y ejecutar acciones para romper con el miedo. No se puede dar vida al CH si no hay seguridad. Este tema será abordado más adelante, en un foro específico para tal fin.

4.5 Inversión en cultura

El tema financiero es importante. Desafortunadamente, no se percibe que se invierte en cultura sino que se ve como un gasto. Por tanto, no sorprende que la voluntad política hacia el sector sea precaria. La asignación presupuestaria no debe responder a una visión de nos-talgia ni porque una parte de la población tiene un pie en otro siglo.

En efecto, el patrimonio cultural produce ingresos, sobre todo, por la vía del turismo. La cultura debe estar presente en las cuentas naciona-les y su aporte al PIB. En breve, el enfoque en la cultura debe pasar a una visión de inversión.

Bien manejado, el patrimonio puede generar un cierto usufructo. Ese beneficio es justo, sobre todo, si parte de lo recaudado puede ser rein-vertido en su conservación. Esto está ligado con los planes de man-tenimiento que no solamente son de carácter físico –que eso requiere un gasto- sino también del valor dado por la población. Es decir, esta vinculado al uso o funciones que se le da a las edificaciones.

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Las dos intervenciones de las expositoras se complementan. Resalta la transformación forzada de una pequeña comunidad minera a capital de la república donde se han producido reformas por ges-tores públicos sin referentes y guías adecuados siguiendo dinámica de la piqueta del progreso. La normativa para conservar y dar uso al patrimonio es incompleta limitando la aplicación de la misma. Se debe realizar acciones de incidencia y presión social para lograr voluntad política se mantenga y no sólo se de al inicio de los procesos.

Es notoria la ausencia de propuestas y planes, poca creatividad, es-casa investigación y reglamentación incompleta así como que la insti-tución responsable se encuentra sobre saturada en sus capacidades. Las labores de restauración requieren de un enfoque de inclusión acti-va de ciudadanía que pasan por plantear acciones basadas en un diag-nóstico preliminar participativo. Los planes de rehabilitación deben incluir Comayagüela, San Juancito y Tegucigalpa. Cada inmueble debe contar con su respectivo plan de mantenimiento y uso elaborado de forma participativa. Las estrategias tanto de coordinación interinstitu-cional como de investigación y difusión son claves para contribuir a la sensibilización general de los centros culturales y del CH en particular.

Entre los distintos aspectos que se discutieron y donde hay insumos importantes a rescatar son: la sistematización de buenas practicas; la valoración de los conocimientos y la participación ciudadana; la capitalización de eventos tradicionales; el cruce temático de patri-monio, seguridad ciudadana y ambiente; la instalación de la cultura en las cuentas nacionales como inversión y no gasto; el debate y

Breve síntesis de lo discutido en este foro5

cuestionamiento de los criterios de restauración aplicados a distintas intervenciones y las regulaciones en distintos aspectos (basura, esta-cionamiento, tráfico, etc.) donde debería haber acuerdos y cumplirse entre las instituciones responsables.

La idea central de estos foros es reunir a los diferentes actores de la sociedad quienes viven y usan el CH con el propósito de ir construy-endo un entretejido social que pueda ir, a su vez, formulando una pro-puesta que exprese compromiso con un CH vivo en todas sus formas posibles. Es evidente que hay divorcio entre la institucionalidad y lo que la ciudadanía quisiera que se realizara con la gestión pública.

No es ocioso recordar que la AMDC es una de las municipalidades que presenta mayores dificultades para trabajar con la sociedad civil. Mu-chas alcaldías en el país han logrado establecer otra dinámica con sus poblaciones lo cual se revierte en procesos interesantes de ejercicio ciudadana y construcción del bien común.

Apoyando la participación ciudadana y, en particular, la Comisión Ciudadana se podrá abrir un espacio para abordar temas prioritarios (patrimonio, ambiente y seguridad) para presentar una propuesta. Ello permitirá un ejercicio ciudadano más activo y no esperar pasiva-mente a que las instituciones inviten, adivinen nuestros pensamientos y nos resuelvan nuestros problemas. Eso no funciona así. Con la mu-nicipalidad, es preciso ser más proactivos. Cuesta tiempo; pero es una inversión que vale la pena.

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Agradecemos los aportes de nuestros ponentes cuyas reflexiones constituyen insumos para la Comisión Ciudadana. A lo largo de es-tos tres foros, hemos hecho un esfuerzo por establecer un diálogo sobre los elementos vinculantes e interrelaciones entre patrimonio, ambiente y seguridad ciudadana. Invitamos a la diversidad de par-ticipantes a sumarse al siguiente paso que es el taller de planificación para poder contar con un plan particularizado para el Centro Histórico que se constituirá en un instrumento de incidencia de la Comisión Ciu-dadana frente a la AMDC para revitalizar este espacio de convivencia y cohesión social.

Cierre6

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AMDC: Alcaldía Municipal del Distrito Central

CAH: Colegio de arquitectos de Honduras

CH: Centro Histórico

Comisión Ciudadana CH/DC: Comisión Ciudadana del Centro Históri-co del Distrito Central

DC: Distrito Central

ENEE: Empresa Nacional de Energía Eléctrica

IHAH: Instituto Hondureño de Antropología e Historia

MUA: Mujeres en las Artes “Leticia de Oyuela”

PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

UNAH: Universidad Nacional Autónoma de Honduras

UNICAH: Universidad Católica de Honduras

Glosario

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