luis cabrera teorico y critico de la revolucion

236
Luis Cabrera: teórico y critico de la Revolución

Upload: others

Post on 21-Feb-2022

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

LuisCabrera:teórico

y criticode la

Revolución

Page 2: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

:V°,^ --ser,

.,

^-h^.

Page 3: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Luis Cabrera:teórico y críticode la Revolución

Page 4: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Eugenia Meyer

Luis Cabrera:teórico y críticode la Revolución

NLI IU UIZ 48

Page 5: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Secretaría de Educación Pública

Secretario

Víctor Bravo Ahuja

Subsecretaría de Cultura Popular

y Educación Extraescolar

Gonzalo Aguirre Beltrán

Dirección General de Educación

Audiovisual y Divulgación

María del Carmen Millán

Subdirección de Divulgación

Roberto Suárez Argüello

^E P.

Primera edición: 1972.© Secretaría de Educación Pública.SEP/SETENTAS, Sur 124, N° 3006; México 13, D. F.Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico.

Page 6: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

A Guillermo Cabrera,

con gratitud.

Page 7: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Mucaos son los testimonios que llegan hasta nosotros,producidos por los intelectuales mexicanos en los alboresdel presente siglo. Es posible que Luis Cabrera, quien sesignificó por una actividad periodística constante desde laspostrimerías del porfiriato hasta los años cincuentas, seauno de los más fecundos escritores en el orden político.Cabrera fue apoyado o combatido, pero generalmente leídoy respetado. De hecho puede decirse que tuvo la cualidadintelectual que le permitió profetizar una gran mayoríade los cambios que sufriría nuestro país durante el presentesiglo. Luego de ser considerado un enfant terrible durantela dictadura, se transformaría en profundo escritor políticoal iniciarse el movimiento maderista, en teórico del carran-cismo y, después, a la muerte de Carranza, en crítico de laRevolución. Cabrera habría de mantener una línea deconstante interés por la vida política de México y durantemás de cuatro décadas analizó, previno y condenó el desa-rrollo de nuestro acontecer político.

El pensamiento político de este hombre tan notable,considerado frecuentemente como el cerebro de la Re-volución, formado en las postrimerías del siglo xix, recep-tor de la tradición educativa del positivismo, debiera sercalificado más como de un liberal que de un revoluciona-rio. Cabrera mismo se definía como precursor democráticode la Revolución. Fue testigo presencial del desmorona-miento del gobierno de Díaz; advirtiendo la difícil situa-ción a la que había orillado a México, quiso alertar al

Page 8: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

país contra los grupos opositores; señaló incluso las posi-bilidades pacíficas de la sucesión presidencial tratando pre-cisamente de evitar el gran caos que para él significabauna lucha revolucionaria.

Cabrera fue reyista. Pensaba que así se lograría uncambio evolutivo, y al iniciarse la lucha maderista supoanalizar, desprovisto de la euforia y la pasión de aquellosmomentos, las gravísimas consecuencias de un movimientoque se había iniciado realmente sin planes o programascon contenido social.

Se unió a dicho movimiento más por interés en buscarsoluciones a los conflictos nacionales que por convenci-miento de la causa; y es a partir de su participación enla XXVI Legislatura de 1912 cuando Cabrera estará pre-sente en la vida nacional, opinando, proponiendo, previ-niendo o condenando.

Cabrera mostraría durante gran parte de su actividadpolítica y periodística una honda preocupación por el pro-blema agrario de México. Fue él quien condenó pública-mente la situación de servidumbre en que estaban las clasesrurales durante el porfirismo; él quien denunció la desi-gual distribución de la tierra, las estructuras feudales ylos despojos a las colectividades indígenas, así como lainminente necesidad de buscar soluciones a estos males.Prueba de ello es su notable discurso del 3 de diciembrede 1912, donde propugnaba la estructuración de una leyal respecto. Su esfuerzo fructificaría años más tarde en lapromulgación de la Ley del 6 de enero de 1915, en queCarranza recoge las proposiciones de Cabrera respecto ala restitución de los ejidos a las colectividades indígenas.

El interés de Cabrera por la cuestión agraria se man-tendría vigente en los años por venir; razón por la que confirmeza y posición bien definida criticó ferozmente la po-lítica implantada por Lázaro Cárdenas en materia agra-

10

Page 9: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ría, aferrándose —quizás en extremo— a sus hipótesis deveinte años atrás.

A partir de entonces, a riesgo de ver tambalearse suprestigio, Cabrera, un tanto decepcionado por lo que pa-saba en el país, empezó a lanzar una serie de notables ar-tículos de carácter político, y por algún tiempo continuósiendo la conciencia denunciadora de los males del país,tal como lo había sido durante la declinación del porfi-riato. Asimismo empezó durante sus últimos años a redac-tar artículos que muestran clara tendencia universalista.Sus intereses y preocupaciones miraban más allá de lasfronteras nacionales.

Luis Cabrera: el hombre

Luis Vicente Cabrera Lobato nació en una familia humil-de, el 17 de julio de 1876, en Zacatlán de las Manzanas,ciudad cabecera de la municipalidad y distrito de esenombre en el estado de Puebla.

Sus padres, Cesáreo Cabrera, modesto panadero pue-blerino, y Gertrudis Lobato, vieron crecer a sus hijos enesa vida campirana que dejaría hondas huellas en Cabreray que habría de influir años más tarde en su inquietudfrente a la injusticia social, bien experimentada en su cunazacateca.

De niño asistió a una modesta escuela rural dirigidapor el maestro José Dolores Pérez. Por las tardes Cabreraayudaba a su padre en el trabajo, con lo cual pudo en-tablar contacto directo con la población náhuatl, cuyalengua aprendió.'

1 Durante muchos años, Cabrera se empeñó en hacer un Dic-

cionario de aztequismos sobre la flora y fauna del Estado de Pue-bla. Dicho trabajo aparecerá en el segundo volumen de las

11

Page 10: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El maestro Pérez insistió, en 1889, para que Cabrerafuese enviado a la capital para estudiar en la Escuela Na-cional Preparatoria. Sin embargo, su precaria salud, aménde los escasos recursos con que contaba, lo obligaron aabandonar temporalmente sus estudios.

Poco después, en 1895, se dedicó a la enseñanza en Te-comaluca, estado de Tlaxcala. Luego, cuando su situacióneconómica se lo permitió, volvió a la capital a reanudarsus estudios y en 1896 ingresó en la Escuela Nacional deJurisprudencia.

Cabrera vaciló algún tiempo sobre la posibilidad deser médico o ingeniero, pero tanto su tío Daniel Cabreracomo el maestro Pérez influyeron decisivamente para quese decidiera por la abogacía.

Los años de estudiante universitario se significaron tam-bién por una serie de penurias económicas; por ello, mien-tras cursaba sus estudios, tuvo que ayudarse trabajandocomo impresor, corrector de pruebas, prefecto de interna-dos, maestro de escuela nuevamente y cronista teatral ytaurino.2

Durante los años de 1898 a 1900 su tío Daniel Cabrera,a la sazón director de El Hijo del Ahuizote, lo animó aescribir y hacer algunas caricaturas atacando o poniendo aldescubierto las arbitrariedades del régimen porfirista.

Reanudó sus estudios de Leyes y el 18 de mayo de 1901se recibió de abogado al presentar un estudio sobre Losseguros sobre la vida en México. Ejerció después comoabogado postulante en la ciudad de México. Se asoció pri-mero con un antiguo compañero universitario, el licenciadoRodolfo Reyes (1901-1904) . Más tarde trabajó en el bu-

Obras Completas de Luis Cabrera, el de su producción literaria(Ediciones Oasis, 1972).

2 Crónicas que aparecieron anónimas en El Noticioso de la ciu-dad de México, el año de 1896.

12

Page 11: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

fete de los señores William A. McLaren y Rafael Hernán-dez, donde permaneció de 1909 a 1912. Cuando pudo seindependizó estableciendo su primer despacho particular,el cual mantuvo hasta 1912.

Muchos años después Cabrera definiría su vida de abo-gado diciendo que durante cincuenta años había sido abo-gado, pero sin duda habría que descontar "diez años, de1913 a 1922, en que hice mi servicio militar obligatorio,consagrando mi vida por entero al servicio de la patria,sin ejercer para nada la profesión... Y luego, tengo queconfesar con mortificación que no pocas veces he sidoinfiel a mis deberes profesionales descarriándome por Iossenderos de la política elucubrativa...

Hacia el año de 1908 comenzó a disertar sobre temaspolíticos bajo el seudónimo del "Lic. Blas Urrea", unode los anagramas que formó con las letras de su nom-bre,4 en diversos periódicos independientes: Partido De-mocrático, Diario del Hogar, El Dictamen, etc. Nunca fuecolaborador exclusivo ni redactor a sueldo fijo de ningúnperiódico determinado. Posiblemente fue en El Partido De-mócrata, a cargo de Jesús Urueta, donde publicó los másimportantes artículos contra los científicos, "desarrollandosus propias ideas, tomando su nombre de guerra y bajoéste comenzó a laborar con absoluta independencia decriterio, procurando la publicación de sus escritos dondecuadraban mejor con la actitud y tendencia de cada pe-riódico". 5 Cabe agregar aquí que Cabrera siempre prefiriópublicar sus escritos en periódicos o revistas, por considerar

3 Discurso de Luis Cabrera, pronunciado en su jubileo profe-sional, el 18 de mayo de 1951.

4 El otro fue el de Lucas Ribera, que utilizó para firmar suproducción literaria y sus traducciones de cinco idiomas dife-rentes.

5 Reunidos en: Blas Urrea. Obras Políticas. México, ImprentaNacional, 1921, p. XVIII.

13

Page 12: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que ello permitía una más amplia difusión. A esto se debequizá que su bibliografía muestre una extraordinaria des-proporción entre libros publicados y los artículos y folletosque vieron la luz en diversos periódicos a lo largo de másde cincuenta años.6

Junto con sus hermanos Federico en Chiapas, Alfonsoen Veracruz y Lucio en Puebla y en la ciudad de México,participó desde el año de 1908 en la organización delPartido Antirreeleccionista. Aunque se afilió al partidoencabezado por Madero y Vázquez Gómez, conviene re-cordar que con quien simpatizaba era con Bernardo Re-yes; pero como éste no se decidió a iniciar una lucha abier-ta contra el gobierno, Cabrera lo abandonó.

Cabrera reconocía cualidades humanas en Madero, perono lo consideró preparado para tornar el mando del mo-vimiento. Por su parte, Madero conocía los artículos pu-blicados por aquél contra el viejo orden y sus ataquesdirectísimos a los científicos. Sin embargo, desaprobó la la-bor del autor porque "o no creía en la existencia delGrupo Científico, o no le atribuía la importancia políticao instintivamente no le era antipático". 7 Esto explica tam-bién el hecho de que los artículos de Cabrera nunca apa-recieran en el órgano oficial del Partido Antirreeleccio-nista, El Antirreeleccionista, dirigido por Félix V. Pala-vicini.

En 1911 Cabrera empezó a impartir la cátedra de De-recho Civil en la Facultad de Leyes. Un año más tardelo nombraron director de la Escuela de Jurisprudenciaen la recién integrada Universidad Nacional. 8 Fue en-

6 Véase la Bibliografía de la producción política de Luis Ca-brera que aparece al final de este volumen.

7 Obras Políticas, p. 20.8 Por decreto federal del 26 de mayo de 1910 se estableció

la Universidad Nacional de México, que había sido suprimida

14

Page 13: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

tonces cuando se suscitó una huelga estudiantil que habríade culminar con la creación de la Escuela Libre de De-recho.9

A la derrota del porfiriato, Francisco León de la Barra,presidente interino, le pidió a Cabrera que ocupara laSubsecretaría de Gobernación cuyo Secretario era EmilioVázquez Gómez. Sin embargo, Cabrera no aceptó, pueshabía ya decidido participar en la XXVI Legislatura, parala cual presentó su candidatura independiente por el 119Distrito Electoral.

La participación de Luis Cabrera en esta legislaturacubre un capítulo aparte e importantísimo de su vida. Eta-pa que, además, habría de tener grandes repercusionesideológicas en su vida de luchador. Muchos fueron losproyectos presentados por é1, 1° y muchas sus ideas reco-gidas tiempo después por el Congreso Constituyente de1916.

Durante el gobierno de Madero, Cabrera observó conpesar las diversas crisis ministeriales. Alguna vez el Pre-sidente pensó ofrecerle la cartera de Fomento que habíadejado vacante Jesús Flores Magón, pero aquellos que lorodeaban (Rafael Hernández, Pedro Lascuráin, ErnestoMadero y especialmente su padre Francisco Madero) lo

en forma definitiva durante el gobierno de Maximiliano de Habs-burgo. La inauguró el 22 de septiembre del mismo año JustoSierra, Ministro de Instrucción y Bellas Artes.

9 La huelga estudiantil se inició el 28 de junio, y el 19 dejulio se inauguró la Escuela Libre de Derecho. Cabrera insistiósiempre en que la huelga fue una maniobra del Partido Católico.( Véase Lucio Mendieta y Núñez: Historia de la Facultad de De-recho. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Di-rección General de Publicaciones, 1956.)

Y0 Véase en la Bibliografía de Mercedes Cabrera el compendiode discursos pronunciados por Cabrera, tanto en la XXVI comoen la XXVII Legislaturas.

Page 14: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

disuadieron de su propósito arguyendo que Cabrera era"demasiado radical".

A principios de 1913, y como miembro del Bloque Re-novador de la citada legislatura, Cabrera fue con un grupode diputados liberales encabezados por José Novelo a su-plicar a Madero que prosiguiera por el camino de la Re-volución, ya que la contrarrevolución iba cobrando muchafuerza. Sin embargo, estos intentos de advertencia y quizátambién de premonición no tuvieron éxito y por ello Ca-brera decidió viajar a Nueva York y enviar a su esposae hijos a España. Estuvo en La Habana; cuando debíaregresar a México, perdió el barco de vuelta. Por ello setrasladó a Nueva York, donde su hermano Ramón loenteró de la trágica muerte de Madero y Pino Suárez.11

Permaneció varios meses en Europa, hasta que decidió11 Fue entonces cuando remitió el telegrama publicado por El

Imparcial, el jueves 6 de marzo de 1913 y que decía lo siguiente:"Nueva York, marzo 5 de 1913. Señor Director de El Impar-cial. México.

"Le suplico se sirva publicar en El Imparcial, que encontrándo-me accidentalmente fuera del país, desde fines del pasado enero,ninguna participación he podido tomar en asuntos públicos. Tam-poco me ocuparé de la política hasta regresar a México, estimandoinconveniente hacerlo desde el extranjero. Opino que los elemen-tos personalistas del maderismo deberían cesar en su resistencia,pues es un esfuerzo inútil después de la muerte del señor donFrancisco I. Madero y del licenciado José María Pino Suárez.Los elementos renovadores que nunca fueron personalistas, conmayor razón deben aceptar los hechos consumados sin tratar deenmendarlos, tomando la situación actual como el punto de par-tida para sus futuros trabajos dentro de las vías constitucionales,procurando el pronto restablecimiento de las libertades, peroabsteniéndose de obrar hasta conocer los programas políticos delos nuevos hombres sobre administración de justicia, autonomíamunicipal, reclutamiento militar, reformas agrarias y demás idea-les renovadores. Le anticipo las gracias por la inserción de estasdeclaraciones."

16

Page 15: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

regresar a México para unirse a Carranza en su luchacontra el gobierno de Victoriano Huerta. Es importanterecordar que Cabrera siempre había reconocido en Ca-rranza grandes cualidades. Tiempo atrás, sin conocerlo aún,lo había propuesto como candidato loable para ocuparla vicepresidencia de la República12 en uno de sus máscélebres artículos sobre la posible solución al conflicto,tratando de evitar la lucha armada.

Cabrera se unió a los constitucionalistas en Nogales, So-nora, el 19 de diciembre de 1913. A partir de esta fecha,habrían de unirle con el Primer jefe lazos de amistad ylealtad absolutas. Habría de cooperar con Carranza du-rante toda la lucha armada. Asistiría a la ConvenciónMilitar de la ciudad de México, donde el 2 de octubrede 1914 pronunció un memorable discurso en defensa delPrimer Jefe y en su nombre trataría infructuosamente deconvencer a Zapata de deponer las armas. Luego, en di-ciembre de 1914, Cabrera fue designado Secretario deHacienda de Carranza; asumió entonces la complicada ta-rea de financiar la lucha carrancista. Su habilidad paracrear toda una política financiera y su interés en lograruna legislación que protegiese al campesinado mexicano,explican el que Cabrera aparezca como el teórico por ex-celencia del carrancismo.

Por un lado, Cabrera siempre negó su gran influenciasobre Carranza," pero es obvio igualmente que fue él quiendio un carisma social a la lucha constitucionalista.

12 Cabrera señalaba a Carranza como posible candidato a lavicepresidencia del país, en el artículo "La solución del conflicto",publicado los días 18 y 19 de abril de 1911 en el periódico LaOpinión de Veracruz.

13 Cabrera siempre insistió en restarse el mérito de haber sidoel responsable de la política hacendaria de Carranza. Advertíaque de hecho, aunque fue nombrado Ministro de Hacienda el 14

17

Page 16: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Su labor como Secretario de Estado continuó hasta el1 4 de mayo de 1917, en que terminó el régimen pre-cons-titucional de la Primera Jefatura.

A fines de 1916 y principios de 1917 permaneció enlos Estados Unidos formando parte de la Comisión MixtaMexicano-Americana que discutió la situación creada porla invasión del territorio nacional encabezada por el ge-neral Pershing, en misión punitiva contra Villa. Por ello,curiosamente Cabrera ni siquiera estuvo en México cuan-do se redactó nuestra nueva Carta Magna de 1917, quetanto debe a su inspiración en sus artículos más trascen-dentales.

Al restablecerse el orden constitucional ocupó una curulcomo diputado en la XXVII Legislatura y más tarde en-cabezó una comisión de estudios enviada por Carranza ala América del Sur. A su regreso nuevamente fue nombra-do Secretario de Hacienda, cartera que desempeñó desdeabril de 1919 hasta la muerte de Carranza, ocurrida enTlaxcalaltongo el 21 de mayo de 1920.

Cabrera acompañó a Carranza en su salida de la ciu-

de diciembre de 1914, sólo desempeñó esa función durante dosaños y dos meses, ya que en abril de 1915 había viajado ala península yucateca, Tabasco y Chiapas. Luego en julio delmismo año fue enviado por Carranza a los Estados Unidos y aEuropa, de donde no volvió hasta marzo de 1916. Desde agostode ese año hasta febrero del siguiente permaneció en los Esta-dos Unidos. El 30 de abril de 1917 dejó de ser ministro hasta el9 de abril de 1919 en que se le llamó para ocupar nuevamentela cartera, que dejó vacante Rafael Nieto.

Con mucha precisión señalaba que Venustiano Carranza gober-nó como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista por cuatroaños y un mes, de los cuales, él únicamente le prestó sus servi-cios en asuntos hacendarios un año y un mes. Luego, ya siendoPresidente Constitucional, Carranza gobernó tres años y días y élsólo colaboró como su ministro por un año y un mes. (Véase alrespecto: La herencia de Carranza, p. 43.)

18

Page 17: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

dad de México y presenció el crimen que acabó con suvida. Quizá por ello tuvo que permanecer oculto en unacasa de las calles de Pino, entregado a la tarea de escri-bir La herencia de Carranza. 14 Fue por esa época cuan-do un grupo de coterráneos lo apoyaron y pudo así publi-car sus Obras Políticas."

Tanto durante el gobierno de Obregón como en el deCalles, Cabrera se mostró una vez más como un incisivocrítico de la política nacional, mostrando abierta oposi-ción a los gobiernos subsecuentes. Especialmente en laconferencia que pronunció en la Biblioteca Nacional, en1931, la que definió como el Balance de la Revolución,defendió con valentía sus puntos de vista, condenó elPacto de Sonora y criticó el camino que había tomadola Revolución Mexicana. Ello provocó que el presidenteen funciones Pascual Ortiz Rubio lo tomara prisionero ydesterrara a Guatemala, en donde permaneció del 10 demayo hasta el 24 de junio, cuando decidió volver por sucuenta considerando que el destierro era una acción anti-constitucional.

De 1929 a 1930 Cabrera había permanecido en Euro-pa y ello le brindó la oportunidad de visitar Rusia. Esposible que este contacto y sus experiencias directas con lasituación soviética lo predispusieran, al menos en parte,contra la política cardenista de socialización, nacionaliza-ción y expropiación.

14 A partir de entonces, Cabrera habría de dedicar gran partede su tiempo y talento a escribir una serie de ensayos y discur-sos que tenían siempre el mismo propósito. Esto es, resaltar ydefender la personalidad de Venustiano Carranza. Fue su apolo-gista por excelencia.

15 En dicho volumen se incluían los artículos publicados en di-ferentes periódicos entre los años de 1909 a 1912. Asimismo seincluía una introducción de tipo histórico explicativo y un apén-dice con los documentos principales de esa misma época.

19

Page 18: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

En 1934 pronunció una notable conferencia sobre losproblemas generales de México 1 ' y ese mismo año un grupode amigos planearon proponer su candidatura a la presi-dencia de la República, honor que declinó públicamente,censurando el sistema electoral mexicano y advirtiendoque en México no existía un régimen democrático.17

El año de 1936 publica La Revolución de entonces yla de ahora, donde ataca de manera directa la políticaobrera y agraria del general Cárdenas. Escribe a continua-ción una serie de artículos sobre los cambios experimen-tados en La Laguna y en Yucatán.

Al decretarse la expropiación petrolera en 1938, en me-dio de la euforia colectiva, volvió a resonar la voz disi-dente de Cabrera. Más bien pesimista, trataba de señalarla imposibilidad en que realmente nos encontrábamos parahacer frente, tanto a los compromisos de esta expropiacióncomo a la posibilidad de desarrollar una producción au-tónoma de nuestro petróleo. Estas críticas, amén, de suactitud de protesta durante todo el gobierno del generalLázaro Cárdenas, harían que la prensa y los órganos ofi-ciales empezaran a etiquetarle como "viejo revoluciona-rio convertido en reaccionario". Sin embargo, Cabrera dis-taba de darse por vencido o de retirarse a la inactividad:prueba de ello es su multifacética producción periodísticaen los cuarenta y los cincuenta.

Durante la segunda Guerra Mundial, el Primer Ma-gistrado Manuel Ávila Camacho lo designó Presidentede la Junta de Intervención de los Bienes del Enemigo.Fue en esa época cuando produjo una interesante serie de

16 Los problemas trascendentales de México. México, EditorialCultura, 1934.

17 Véase: La candidatura presidencial del Lic. Luis Cabrera.Diversos escritos con motivo de su postulación a la Presidenciade la República.

20

Page 19: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

artículos en que criticaba la conflagración mundial, lasarmas y métodos de destrucción masiva que se estaban uti-lizando.

En 1946, el Partido de Acción Nacional le ofreció lacandidatura para la primera magistratura, pero Cabreradeclinó una vez más el ofrecimiento.

En 1950 decidió abandonar su despacho de abogado yal poco tiempo fue llamado por Adolfo Ruiz Cortinescomo consejero presidencial. Al aceptar, envió una signifi-cativa carta al Diario de Yucatán en que anunciaba que,en consecuencia, a partir de entonces, 14 de mayo de 1953,dejaría de escribir.

El 12 de abril de 1954 murió Luis Cabrera en la ciudadde México, luego de haber producido con su ágil plumauna considerable obra, en que se recogen las horas másdramáticas así como las más creadoras de nuestra histo-ria contemporánea.

Luis Cabrera: el teórico de la Revolución

La obra política de Cabrera tiene dos etapas bien defi-nidas por su propia actitud. A saber: la etapa combativa,de arenga, en que aparece como el teórico de la Revolu-ción, y concluye con la muerte de Carranza en 1920; lasegunda, en que se convierte de hecho en el crítico por ex-celencia del acontecer político de México, y establece unaprofunda división entre lo que él llamó La Revoluciónde entonces y la de ahora. De allí quizá también la perio-dización que Cabrera hacía de la Revolución Mexicana:De 1906 a 1910, pródromos de la Revolución, que nodebían confundirse con la Revolución, puesto que simple-mente fueron síntomas del malestar social e intentos lega-les más o menos utópicos que se plantearon para resolverese malestar; de 1910 a 1916, periodo de destrucción o

21

Page 20: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

lucha; luego, de 1914 a 1923, periodo de legislación, con-solidación y reconocimiento del régimen revolucionario.

Para Cabrera, la Revolución había concluido teórica-mente el 30 de abril de 1917, al instaurarse el gobiernoconstitucional. Pero, "teniendo en cuenta las resistenciasque Carranza encontró todavía para gobernar conformea los preceptos de la Constitución de 1917, las diversas in-surrecciones o intentos de restauración que tuvo que ven-cer, y sobre todo la renuncia de los países a reconocernuestra Constitución, tendremos que llegar a la conclu-sión de que la Revolución no terminó propiamente hastael año de 1923, cuando los Estados Unidos en vía detransacción, y porque les convenía admitieron expresa-mente la vigencia de nuestra Revolución."'

A partir de esa fecha, consideraba él que los gobiernossubsecuentes sólo podían llamarse revolucionarios, porcuanto que emanaron de una revolución. "Pero son absur-dos los conceptos vulgares que oímos emplear todos losdías en el lenguaje de la propaganda política llamandotodavía `la revolución' a los regímenes constitucionales pos-teriores a ella. Eso sin contar con la falacia maliciosa deachacar a la Revolución los errores de los gobiernos poste-riores, o de atribuir a éstos los méritos de aquélla. .."19

Como se observa, la obra de Cabrera queda dividida endos etapas fundamentales: la de la participación activaque llamaremos teórica y la de la crítica o juicio a pos-

teriori.

La primera etapa se inicia con los artículos en quepretendía descubrir a propios y extraños los verdaderostejemanejes de la política gerontocrática del porfirismo.Sobre esta primera aportación periodística él mismo se-

18 "La Revolución Mexicana". El Porvenir. Monterrey, N. L.,22 de noviembre de 1950.

19 I bid em.

22

Page 21: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ñalaba que había vertido en ella toda la hiel de sus pa-siones y que sus escritos no eran totalmente suyos, sino"una mera traducción de las ansias de libertad y de lossueños de redención de muchas generaciones de mexicanosque hablaban por mi boca. El único mérito que me tocaes haber sabido interpretar y haber tenido el valor dedecir lo que muchos sentían y anhelaban vagamente enla época en que yo escribía".'0

Aunque su obra pueda considerarse en buena partecomo revolucionaria, por sus tendencias ideológicas dentrodel marco imperante en la política mexicana de fines delsiglo xix y principios del xx, Cabrera no participó activa-mente en la lucha armada; en cambio, enfiló su plumacontra el porfirismo tratando de sacudir a los grupos ador-mecidos y las ideologías anquilosadas por los treinta añosde dictadura, para que participaran activamente en labúsqueda de soluciones a los graves problemas nacionales.

Los escritos de Cabrera muestran la lógica hornogenei-dad de criterio que les presta el hecho de provenir de unsolo hombre. En sus primeros escritos analizó a fondolos problemas y la ya insostenible dictadura porfirista,llegando a la conclusión de que uno de los más gravesproblemas del país era la existencia, el control y la vigen-cia que tenía el Grupo Científico en la vida pública. Ungrupo profundamente abstracto y a la vez bien definidocomo entidad política. Decidió, pues, en forma práctica,a través de una serie de artículos periodísticos, descubrirsu existencia, su funcionamiento y su directa interferenciaen la vida política del país. 21 La alta calidad de sus ata-ques obligó a los científicos, encabezados por su jefe y a la

20 Obras Políticas, p. vu.21 "El Partido Científico. Qué ha sido, qué es, qué será. Para

qué sirve la Ciencia." El Partido Democrático. México, 24 dejulio de 1909.

23

Page 22: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

sazón ministro de Hacienda Limantour, a bajar de supedestal de silencio para contestar a Cabrera pidiéndoleque especificara "cargos concretos"."

El primero de los artículos sobre los "cargos concretos"apareció publicado el 24 de julio de 1909 en El PartidoDemócrata. En él Cabrera se propuso demostrar cómo erael grupo de los Científicos quien manejaba el porfirismo,al mismo Díaz y embaucaba al vicepresidente RamónCorral; cómo se valían de las armas y del dinero de lanación, de los puestos públicos, los capitales extranjeros,los intereses creados y se mostraban como el más formida-ble enemigo de la justicia y el progreso nacional.

Advertía la existencia de diversos partidos a lo largode la trayectoria política de México y definía luego al delos científicos como "el insumergible partido moderadode todos los tiempos y todos los países".23 Le parecían,pues, el factor político de más fuerza y ambición de los

22 Carta enviada por José Ives Limantour a Jesús Urueta, di-rector de El Partido Democrático, con fecha del 28 de julio de1909. En consecuencia, Cabrera escribió "Tres capítulos de loscargos concretos". El primero, publicado en El Partido Demo-crático el día 4 de septiembre de 1909 en que atacaba a El Im-parcial, por recibir a través de su director el licenciado RafaelReyes Spíndola, una cuantiosa subvención del gobierno, cuandoel periódico era de hecho órgano del Partido Científico. Elsegundo capítulo de "Cargos concretos" fue publicado en el mis-mo periódico el 30 de octubre de 1909. Quizá el más importante,pues en él analizaba los diferentes puestos públicos, la formade obtenerlos y cómo se llevó a efecto la invasión lenta, siste-mática y triunfante de los científicos en el gobierno de PorfirioDíaz. El tercero de los cargos concretos: "La cuestión del Ban-co de Campeche", fue publicado en El País, el 8 de marzo de1912. Allí se acusaba a Limantour, ministro de Hacienda delporfirismo, de permitir y facilitar el enriquecimiento de los cien-tíficos a través de diferentes negocios públicos, como ejemploconcreto, el de concesión del Banco de Campeche.

23 Obras Políticas, p. 9.

24

Page 23: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que constituían el antiguo régimen. Partido que habíatomado el pomposo nombre de "científico", aunque sólohubiese tomado de la ciencia lo que iba de acuerdo a susintereses, ya que había sabido valer su influencia en losmedios gubernamentales para apoderarse de los mejoresempleos en las cámaras y las oficinas y aprovechaba laciencia en última instancia para preparar la derrota delgeneral Díaz. 24 Advertía: "Los científicos aplican la cien-cia a las resoluciones de nuestras cuestiones nacionales ypara ello han estudiado todas las ciencias, todas menosuna, que es la que ignoran, la ciencia del patriotismo",','limitando, en consecuencia, la democracia y la libertad delpaís.

Tanto como se preocupa por formar un esquema bienestructurado de la vida política en los albores de nuestrosiglo, es importante advertir que Cabrera se recrea condetalle en la personalidad y carácter de Porfirio Díaz, aquien llega a considerar como uno de los hombres de másfuerza política que ha tenido nuestro país. Acepta que laprimera etapa del gobierno porfirista, que va de 1876 a1892, muestra una intención de unir, de controlar; la se-gunda, que se puede contar a partir de 1893, se caracte-riza por la falta de cambios y en donde la fuerza quedaen segundo plano en tanto que los favores públicos son"más hábil y hasta más científicamente manejados ".26

Por sobre todo, Cabrera advertía que el gobierno de Díazfue un sistema dictatorial y personalista que se sostenía

=* Para situarlo correctamente en forma concreta, aunque elpropio ministro Limantour había, en innumerables ocasiones, ne-gado su existencia, Cabrera advirtió que éste se originó en 1896con Rafael Reyes Spíndola. Proporcionó también una relacióndetallada de quienes lo constituían.

25 Obras Políticas, p. 28.

a6 Op. cit., p. 38.

25

Page 24: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

valiéndose de represiones y favores, de la fuerza y el ha-lago, de la muerte o la riqueza, como grandes cimientosde la "paz porfiriana".

Sin embargo, importa recordar que Cabrera presentaen los escritos de este periodo una imagen realista y haceun balance objetivo de los logros y de las limitaciones delos treinta años del gobierno de Díaz. De hecho, marcauna pauta distintiva en la historiografía producida en estaépoca, empeñada en valerse de una imagen maniqueísta,de negación total, para poder así justificar en forma plena,absoluta, la gesta revolucionaria de 1910, con su aureolade validez y de perfeccionismo utópico.

Sentía que la responsabilidad histórica recae siempreen los grupos sociales, no en los individuos. Eran los par-tidos los que en México habían cambiado el destino nacio-nal. "El Partido Liberal fue el responsable de la guerra deReforma, como el Reaccionario lo fue de la intervencióny ambos han aceptado francamente sus responsabilidades.Los Juárez, los Almonte, no fueron más que el productonatural de esos grupos a los que obedecieron tal vez cie-gamente por ineludibles leyes sociológicas." 27 Los partidosson, por lo tanto, grupos de ciudadanos que se unen con-forme a determinadas ideas y que toman su nombre yse forman según el problema que es de más inmediataresolución. Así, cuando ese problema era la dependenciao independencia de México respecto a España, se lla-maron realistas o insurgentes; cuando el problema con-sistió en la forma de gobierno ya monárquica o republi-cana, se llamaron imperialistas o republicanos. CuandoMéxico se resolvió por constituirse en república, el proble-ma pasó a ser entre el dilema de la federación o el cen-tralismo. Los partidos se llamaron entonces federalista o

27 Op. cit., p. 38.

26

Page 25: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

centralista, y así sucesivamente. Sentía pues, que los par-tidos políticos cambian de nombre, pero no de forma. Enel fondo, permanecen estáticos a lo largo de la historia.

Al iniciarse la lucha revolucionaria en noviembre de1910, Cabrera insistiría en mantener su posición de perio-dista de combate pero no de participar con las armas. Aesta época corresponde su notable artículo: "La situaciónpolítica"; lo escribió por considerar necesario que los re-volucionarios y la opinión pública comprendiesen que elrégimen porfirista estaba incapacitado para realizar refor-ma alguna. Por ello, no debía aceptarse una transforma-ción del dictador ni de su gobierno. Sin embargo, es inm-portante advertir que Cabrera no apoyaba esta lucha re-volucionaria. Sentía que los cambios debían hacerse en unplano evolutivo, que debían encontrarse soluciones prác-ticas legales. No obstante, los revolucionarios, particular-mente Madero, estaban entusiasmados con el efecto quesu "brillantísima campaña periodística ha llevado a ca-bo. Así es como debe combatirse. Los ataques de usted, sincomprometerlo con las autoridades, causan un efecto en elpúblico mucho más hondo que otros ataques. "28

Cabrera veía en el movimiento maderista una lucha aúningenua y trataba de desenmascarar a fondo las sombríascombinaciones de un régimen corrupto para evitar sorpre-sas posteriores. En su intento de prevenir a los revolucio-narios, analizó las diferentes posibilidades de transacción,de cambios superficiales o de fondo en el gabinete; peroconcluía en la insuficiencia de cualquier cambio, ya queen realidad, de hablar con franqueza, un cambio de siste-ma en política nunca se había logrado más que por medio

28 Carta fechada en San Pedro, Coah., el 13 de octubre de

1909. (Véase: Archivo de don Francisco I. Madero, Epistolario1900-1909, México. Editorial de la Secretaría de Hacienda y Cré-dito Público, 1963.)

27

Page 26: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

de un cambio general de personas. El problema de un cam-bio de sistemas se confundía con el de la renovación delpersonal político. Esto lo condujo a suponer que lo máspráctico sería un cambio general de los hombres en elpoder, cosa en sí problemática ya que con facilidad, al sus-tituirlos, se pondrían hombres ya viciados por el régimen,y no otros liberados del sistema, capaces de promover laapertura de una nueva era en la política nacional. Propo-nía, pues, "el restablecimiento de la independencia de lospoderes por medio de la elevación de nivel moral de és-tos y de la abstención de los funcionarios ejecutivos... Elcambio de sistemas y la reforma se efectuará por sí sola.El cambio de sistemas puede, pues, resumirse diciendo:independencia del poder legislativo; independencia delpoder judicial; independencia del municipio e indepen-dencia de los electores ".29

Por ello fue precisamente Cabrera el primero en pedirpúblicamente la renuncia del general Díaz, pues conside-raba humanamente imposible que un hombre ya octoge-nario cambiase su sistema de gobierno, dictatorial y oli-gárquico, por otro democrático e igualitario. Cabrera secatalogaba así de manera absoluta, sin esgrimir las armas,en un rebelde más, en un enemigo público, descubierto ydeclarado, contra el gobierno. Lo cual no le impidió coope-rar a su manera con la nueva ideología.

Empezó entonces a fomentar una conciencia revolucio-naria, sin proponer la revolución como solución a los con-flictos. Analizó los grandes males que aquejaban al país:el caciquismo, el peonismo, el fabriquismo, el hacendis-mo y el cientificismo, desmintiendo que la ambición per-sonal de Madero y de sus amigos fueran la causa de laperturbación de la paz, como tanto se esforzaba la pren-

29 Obras Políticas, pp. 186-187.

28

Page 27: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

sa oficial en hacer creer al pueblo. Aunque insistía en quela solución del problema político nacional comenzaríacon la retirada de Díaz, reconocía que no era esto lo únicoque debía resolverse. Le preocupaba la vicepresidencia delpaís y advertía que De la Barra sería un caso equívoco.Aunque hombre culto, educado, sociable, "de mediana in-teligencia e ilustración", carecía de una personalidad su-ficientemente vigorosa; era de hecho un anodino en polí-tica, incapaz de aportar elementos reformadores.

Es en este punto donde Cabrera, con un amplio crite-rio analítico, propone a Venustiano Carranza, a quien porcierto no conocía personalmente en aquella época, dicien-do que reunía "las condiciones que en los actuales mo-rnentos necesita tener el vicepresidente, por sus tenden-cias renovadoras, por su honradez e independencia, porsu valor político propio y por su situación especial que lepermite controlar los elementos más importantes del par-tido renovador y ser por lo tanto una garantía de cambiode sistemas y de restablecimiento de la paz".'o

No menos que la elección de un vicepresidente, impor-taba también reunir un nuevo gabinete de transición entreel antiguo y el futuro régimen, constituido por gente queentendiese la política del porfirismo, pero que tuviera ala vez tendencias evolucionistas. Incluso propone un ga-binete en el que destaca Bernardo Reyes, para Ministro deGuerra, y la continuidad en Hacienda de Limantour, yadivorciado de los científicos. Ello —advertía Cabrera— per-mitiría una evolución que, si bien no todo lo rápidamenteque pudiera desearse, al ser paulatina y gradual, aseguraríala estabilidad nacional. La estabilidad permitiría a su vez laelaboración e implantamiento de nuevas leyes y sistemasmás acordes con los problemas del país.

so Op. cit., p. 197.

Page 28: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Resulta por demás interesante observar cómo Cabreramoldeaba ya una conciencia, más tarde calificada como"revolucionaria". Sin embargo, debe insistirse en que todoel planteamiento de este hábil político ni siquiera teníaen cuenta la necesidad de una revolución. Cabrera era unliberal convencido, un hombre analítico muy temeroso delos desmanes y caos que traería consigo una revolución.Por ello quizá proponía un cambio evolutivo, un periodode transición entre el viejo y el nuevo orden y, sobre todo,la posibilidad de instaurar reformas concretas. Éstas em-piezan ya a bosquejar lo que habría de ser en 1917 la nue-va constitución mexicana: no reelección, sufragio efectivo,rehabilitación del poder municipal, eliminación de las je-faturas políticas, supresión del contingente como mediode reclutamiento militar; defensa de la pequeña propie-dad agraria y revisión de las leyes de enjuiciamiento ci-vil y penal.

Las proposiciones de Cabrera, aunque no desatendidas,no fueron del todo escuchadas en estos momentos en quela lucha civil ya se había iniciado. Ni Díaz ni los miem-bros de su gobierno e incluso ni Madero siquiera estabandispuestos a escuchar las advertencias y sugerencias deCabrera.

El ejército maderista finalmente sitió Ciudad Juárez el18 de abril; poco después, el 24, aceptaba Madero un ar-misticio. En este momento Cabrera, comprendiendo quela Revolución sólo podría terminar por su completo ani-quilamiento, por su triunfo o por una transacción, decidiódirigir una carta abierta a Madero. En ella, decía al cau-dillo que el aniquilamiento o el triunfo definitivo lleva-rían demasiado tiempo y que por ello la única soluciónpráctica y real sería la transacción. Sin embargo, sabiendodel carácter influible de Madero, en su escrito del 27de abril de 1911 le advertía que había contraído una grave

IN

Page 29: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

responsabilidad histórica al iniciar una revolución, y porlo tanto debía lograr el restablecimiento de la paz, perono a costa de una transacción incondicional con Díaz, puesello significaría el sacrificio de los principios de la Revo-lución. "Usted, que ha provocado la Revolución, tiene eldeber de apagarla, pero guay de usted si asustado por lasangre derramada o ablandado por los ruegos de parientesy de amigos o envuelto por las astutas dulzuras del Prín-cipe de la Paz o amenazado por el yanqui, deja infructuo-sos los sacrificios hechos. El país seguirá sufriendo de losmismos males, quedaría expuesto a crisis cada vez másagudas y una vez en el camino de las revoluciones queusted les ha enseñado, querría levantarse en armas paraconquistar cada una de las libertades que dejara pendien-tes de alcanzar. "31

Cabrera, con la misma visión certera de antes y des-pués, anticipaba en los horizontes del futuro lo que des-graciadamente sucedió. Vale la pena observar cómo sumente analítica, aunada a su profundo conocimiento tantode los hombres como de la historia de México, adivinóen tantas y tantas ocasiones los destinos del país. En aque-lla ocasión, fiel a su ideología liberal y evolucionista, vol-vía a insistir en una renovación paulatina y ordenada.Insistía en que Madero recordase las verdaderas necesi-dades del país, los grandes problemas que habían llevadoa la lucha. 32 Observaba con angustia la posibilidad de

Ri Op. cit., p. 205.32 Cabrera reconoció siempre que tomó sus ideas sobre los

problemas de México de las que Andrés Molina Enríquez habíaexpuesto en su Los grandes problemas nacionales ( México, Impren-ta de A. Carranza e Hijos, 1909). Al respecto advertía en su Ba-lance de la Revolución (p. 55) : "Dándoles una aplicación perso-nal y pensaba que la solución de los ejidos y su reconstitución podíahacerse por medios más efectivos y más radicales que los procedi-mientos de evolución jurídica que aconsejaba Molina Enríquez."

31

Page 30: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que, al no lograrse un arreglo justo, las revoluciones, ma-nifestaciones de rebeldía, podrían repetirse una y otra vez,ahora que ya estaba sembrada la semilla revolucionaria.

Cuando se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez yFrancisco León de la Barra asumió la presidencia, Cabre-ra juzgó que esta situación daba ventaja a los del viejoorden, ya que éstos eran más hábiles, más inteligentes,ricos y experimentados en política. Consideraba que esteperiodo interino acabaría permitiendo la reinstauración delviejo orden. Empezó entonces una nueva etapa de su vidacomo escritor político. Volvió a publicar una serie de ar-tículos periodísticos tratando de definir qué era, por quéera y a dónde conduciría la revolución maderista.

La falta de unidad entre los revolucionarios, el acuerdode conservar el ejército federal y el licenciamiento de suspropias fuerzas, sólo podrían minar las ya endebles fuerzasdel movimiento rebelde. Comprendió la necesidad urgentede hacer cambios dentro del gobierno y en lo personal senegó a cooperar con De la Barra, en quien veía la perpe-tuación del viejo orden. Fue entonces cuando publicó "LaRevolución dentro del Gobierno", que habría de causarun tremendo efecto, a tal grado que Madero mismo pen-só que Cabrera había arruinado su carrera política.31

Indicaba en dicho artículo que, como todos los mexica-nos, él deseaba la paz. Pero sin que esto le impidiera verla realidad de lo que acontecía, pese a que muchos empe-zaron a tacharlo de "incapaz de hacer labor creadora, unaespecie de filósofo anarquista que predica perpetuamentela destrucción sin decir cómo debe reconstruirse lo des-truido"S4

Así como había propuesto un cambio evolutivo y pau-

s8 Obras Políticas, p. 24.84 Op. cit., p. 248.

32

Page 31: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

latino, condenaba la situación en que estaba el país bajoel interinato de De la Barra, quien por su debilidad y com-promisos con el antiguo régimen sólo iba minando a laRevolución mientras la reacción se recobraba y adquiríanuevas fuerzas. El gobierno provisional no se fortalecíasin disciplinar y organizar a los revolucionarios. En otrocaso, había que depurar el ejército de los "maderistas deúltima hora", incluso clesintegrarlo de manera absoluta,antes de una traición o su alianza con el ejército federal.Mencionaba los problemas económicos, la falta de atenciónpor parte de la Revolución a las cuestiones obreras y agra-rias; especialmente la falta de control legal, y la lentitudejecutoria de la ley, un fenómeno que siempre aparececon las revoluciones. Notaba un relajamiento del princi-pio de autoridad. Da la impresión —señalaba Cabrera—de que se disfruta de una especie de vacaciones delictuo-sas; algo así como una tolerancia en las infracciones detodas las leyes y principalmente de los reglamentos de po-licía; en especial los revolucionarios gozan de una situaciónprivilegiada o fuero tácito.

Ante este estado de caos, lo predecible era que las elec-ciones presidenciales acabasen en tragedia, especialmentesi se entablaba una lucha entre candidatos revolucionariosy porfiristas. Por ello, trataba de demostrar y convencer alos miembros del gobierno interino: para que la Revolu-ción se convirtiera en un verdadero gobierno, deben sus-tituirse todos los elementos del antiguo régimen por ele-mentos revolucionarios.

No lo hicieron así De la Barra ni Madero, y la historiahabría de otorgar la razón a Cabrera.

Cabrera trató de despertar a la realidad a los revolu-cionarios haciéndoles ver cómo de hecho no habían logradola situación política y, en tanto estos elementos no fue-

33

Page 32: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ran eliminados, persistía el peligro y la amenaza de unanueva guerra.

Confesaba con honestidad su falta de fe en los propó-sitos maderistas, su equivocación respecto a posibilida-dades del éxito, su intolerancia al iniciarse el movimiento.Pero ahora que éste había intentado dar el primer pasohacia el cambio, no debía retrocederse sino actuar, seguiradelante.

Es en este momento cuando surge en la obra periodísticade Cabrera una filosofía del concepto de revolución. Acep-taba, como primera premisa, que para llevar a efecto losideales de una verdadera revolución hay que desconocerlos sistemas legales anteriores y crear los nuevos por pro-cedimientos rápidos. De hecho, toda revolución debe ten-der a convertirse en gobierno para consolidar sus princi-pios legales y ponerlos en vigor. Entendía que toda revo-lución atraviesa por dos etapas: la destructiva, revoluciónpropiamente dicha, y la fase reconstructiva, que de hechoya está fuera de la misma revolución. Desde el puntode vista teórico aceptaba la premisa de que las revolucio-nes son evoluciones, es decir, estados patológicos y críticosde la sociedad, situaciones anormales. Las revoluciones im-plican —según Cabrera— el desconocimiento general yabsoluto de todas las autoridades, de todos los principiosde autoridad, y de todas las leyes políticas de un país; sonla negación de las formas constitucionales y no están su-jetas a más reglas que las que imponen la necesidad mi-litar o el plan revolucionario. Por ello, tienen que adolecerde todos los vicios y deben tener todas las condicionesparticulares que se les critican.

Para realizarse, las revoluciones necesitan del nepotis-mo, único medio de asegurar el principio de autoridaddel jefe revolucionario; exigen también el militarismo

34

Page 33: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

para adquirir fuerza; es inevitable una gran dosis dearbitrariedad para hacer posible el dominio de los jefesde la revolución sobre los elementos desencadenados; im-plican la irregularidad en sus procedimientos o, para hablarclaro, el desconocimiento de la ley. Resultan crueles en suforma de actuar; deben desconocer todo principio de auto-ridad, cuando ésta dimana del poder que se combate; arras-tran consigo grandes peligros de insubordinación y pue-den caer en la anarquía como consecuencia inevitable.Por lo mismo que las revoluciones son estados anómalosen la vida de los pueblos, resulta disparatado juzgarlascon el criterio con que se juzgaría un gobierno constituido.

Cabrera formula así una idea de revolución conformeal punto de vista teórico, considerándola como sacudi-miento político que una clase inferior efectúa para libe-rarse de la presión de otra clase privilegiada. Siendo unintento de cambio, debe destruir antes de crear. La des-trucción resulta del hecho de que las revoluciones soncasi siempre inconscientes: esbozan si acaso sus tendenciasindicando sus propósitos destructores, pero o no ofrecenbases para la reconstrucción o las que ofrecen resultantotalmente inadecuadas a las necesidades posteriores.

Cabrera buscaba justificar el movimiento maderista.Ciertamente no lo había apoyado, ni creía que fuera lasolución a los problemas nacionales. Sin embargo, antela realidad de los hechos, trataba de apoyar a Madero,recordándole sus responsabilidades y los peligros en quepodía caerse. Trataba también de prevenir así como deinstruir al pueblo sobre las ideas implicadas en la Revo-lución, sobre los vicios a los que se podía llegar y sobrela necesidad de destruir el viejo sistema dictatorial: "Lasdictaduras son en la vida de los pueblos lo que la meta-morfosis en los insectos. La oruga que desea llegar al

35

Page 34: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

grado de libertad de la mariposa necesita pasar por elperiodo de atonía de la crisálida. "35

Para pasar de un régimen de opresión a otro de libertaddebe atravesarse primero por uno de transición. Si esterégimen ha sido determinado previamente, no tendrá lascaracterísticas de una tiranía e históricamente quedará jus-tificado su empleo contra la tiranía y en favor del pue-blo. Pero todo el proceso de transición y reconstruccióndebería realizarlo quien haya llevado a efecto la fase des-tructiva apoyado por todas las fuerzas del país.

Esta insistencia de Cabrera en responsabilizar a Maderoplenamente presenta ya un síntoma de inquietud, de des-confianza y ansiedad frente a los obstáculos que se pre-sentarán en el camino de la reconstrucción. Sabía que elpaís tendría que atravesar aún por un doloroso periodode anarquía hasta lograr que la Revolución dejara de serlopara convertirse en gobierno, emanado de la lucha, perocon una profunda fuerza constructora. Reconstrucción quesólo se lograría con la unificación del pueblo en una em-presa conjunta. Y era eso precisamente lo que Cabrera vis-lumbraba; una falta de unidad y de apoyo unánime enfavor de Madero.

Pese a una serie de vicisitudes, Madero ocupó la pre-sidencia el 6 de noviembre de 1911. Sin embargo, sugobierno no mostró gran solidez. El interinato había mi-nado sus fuerzas. Los conflictos se multiplicaban al igualque las rebeliones. Su gabinete, contra las advertenciasde Cabrera, estaba constituido en gran parte por porfiristasy pocos eran los auténticamente revolucionarios. Subsistíauna atmósfera de inquietud, de incertidumbre y confusión;había fundamento para los vaticinios catastróficos que endiversas ocasiones se escucharon.

35 Op. cit., p. 282.

36

Page 35: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

En medio de este estado de cosas, agravándose la situa-ción y fortaleciéndose las esperanzas de la contrarrevo-lución, nació la XXVI Legislatura, donde las ideas revo-lucionarias volvieron a hacerse oír. Fue allí donde la Re-volución empezó a organizar sus programas de reformassocio-económicas y donde adquirió una verdadera pro-yección histórica el movimiento revolucionario de 1910.

La campaña electoral que condujo a esta legislación serealizó respetando los procedimientos democráticos, pese aque Madero había tenido considerables dificultades conel congreso porfiriano. Las elecciones se llevaron a caboen julio con resultados heterogéneos. Había miembros delviejo y del nuevo orden. Desde un principio se distinguióel famoso "triángulo parlamentario", con Olaguíbel, Gar-cía Naranjo y Lozano, luego aumentado con Querido Mo-heno; éstos desarrollaron verdaderas batallas verbales con-tra el Grupo Renovador, al que pertenecía Alardín, Gon-zález Garza, Palavicini, Bordes Mangel, Rendón, Urueta,Gustavo Madero, y a quienes iba a unirse Luis Cabrera.Este grupo mostró desde un principio su desacuerdo conla política conciliadora del presidente Madero.

También estuvo presente el Partido Católico, es decir,el antiguo grupo conservador, y algunas personas que sedefinían a sí mismas como independientes, todos los cualesestuvieron en un principio con los renovadores pero, pre-viendo la caída del gobierno, desertaron.

Uno de sus críticos, Manuel Bonilla, ha señalado: "Elespectáculo que diariamente daba aquella Cámara forma-da de tan distintos elementos, fraccionada en tan numero-sos grupitos, enemigos unos de otros, era asombroso paratodos los políticos del país, y especialmente para los dela ciudad de México, que son los más malos y que, habi-tuados a los métodos del porfirismo, bajo el cual habíannacido y se habían desarrollado, no acertaban a compren-

37

Page 36: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

der que pudieran producir algo útil, a la postre. Lo únicoque creían posible que saliera de aquella confusión, deaquella ebullición constante de pasiones y de odios, erala muerte del país. "36

Los ataques directísimos y la heterogeneidad de las ten-dencias dificultaban el proceso de la legislatura. En laprimera etapa de sesiones, que cubrió el periodo com-prendido entre el 12 de septiembre y el 15 de diciembrede 1912, Cabrera tuvo oportunidad de exponer su ideolo-gía revolucionaria, especialmente en el aspecto agrario.Fueron muchas y distinguidas sus intervenciones dentrode la Cámara. Sin embargo, al referirse alguna vez a aque-lla época de su vida, Cabrera reconoció su pobreza de ex-presión como orador. Nunca había tenido pretensiones detal; si ocupó continuamente la tribuna fue porque la pala-bra hablada era la única forma eficaz que se tenía en elparlamento para trasmitir sus ideas, ya que los proyectosescritos nadie los leía.

Aceptaba también que desde un principio se convirtióen "cabeza de turco para la contrarrevolución". 37 Sus ata-ques directísimos contra el viejo orden y los científicoscontinuaron. Insistía en señalar la urgencia de producirlos cambios legislativos que consolidaran la renovación. Yesto "no hay que esperarlo de don Francisco I. Madero, nohay que esperarlo de su gabinete, no hay que esperarlode la autoridad política en todas sus manifestaciones; hay

36 Manuel Bonilla (hijo). El régimen maderista. México, Ta-lleres Linotipos de El Universal, 1922, pp. 56-57.

3i Diego Arenas Guzmán. Historia de la Cámara de Diputadosde la XXVI Legislatura Federal. México, Instituto de EstudiosHistóricos de la Revolución Mexicana. Comisión Nacional parala Celebración del Sesquicentenario de la Independencia Nacio-nal y del Cincuentenario de la Revolución Mexicana, 1961. Tomo1, p. 12.

38

Page 37: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que promoverla, iniciarla, luchar por ella, perseguirla aquíen el seno de la Representación Nacional. Si fuéramossimple y sencillamente a permanecer dos años asociadospara aplicar las leyes que se encuentran vigentes, no iría-mos por el camino de la renovación; si fuéramos a perma-necer simplemente ocupándonos de asuntos que implicanla aplicación de una ley preexistente, lucida tarea vendría-mos a hacer. No, señores; precisamente venimos a refor-mar leyes, precisamente venimos a cambiar muchas con-diciones de la existencia política y sobre todo, económicasy sociales de nuestro país, y en ese trabajo no se tratasimplemente de la apreciación equitativa y justa del espí-ritu y de la letra de determinada ley, sino que se trata delas tendencias, se trata de la condición que las clases tie-nen y de la que nos toca a nosotros procurarles ".38

Fue entonces también cuando Cabrera advirtió: "Den-tro de tres meses cuando el Gobierno del señor Maderohaya caído, tirado por el grupo que se llama independien-te, entonces nos admiraremos y diremos: fue un error nohaber tenido la mayoría en la Cámara, y yo digo: el errorempezamos a hacerlo. . . ¿ Vamos a tratar de cumplir lasideas de la revolución proclamada por el señor FranciscoMadero? Entonces es necesario que el espíritu de esteCuerpo responda al espíritu de la revolución. "39

Cabrera tenía especialmente en cuenta la excesiva pasi-vidad de Madero frente a la problemática agraria y porello se avocó la tarea de preparar su célebre discurso del3 de diciembre de 1912, sobre La reconstrucción de los eji-dos de los pueblos como medio de suprimir la esclavituddel jornalero mexicano.

3s Véase el discurso de Luis Cabrera del 13 de septiembre de1912 pronunciado en la XXVI Legislatura.

39 Ibidem.

39

Page 38: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

No había un problema agrario único, sino muchos pro-blemas agrarios, muchas cuestiones agrarias, y se necesi-taban para su resolución muchas leyes agrarias. Lo mástrascendental era lograr la libertad de los pueblos de lapresión económica y política que sobre ellos ejercían lashaciendas, entre cuyos linderos se encontraban como pri-sioneros los poblados de los proletarios. Para ello era ne-cesario pensar en la reconstrucción de los ejidos, procu-rando que éstos quedaran inalienables, tomando las tierrasde donde las hubiese, de las grandes propiedades circun-vecinas, ya fuese por medio de compra, expropiación porcausa de utilidad pública previa indemnización, o inclusopor medio de arrendamientos o aparcerías forzosas.

El diputado Cabrera reconocía no haber encontradouna actitud de apoyo por parte del Ejecutivo. Veía a Ma-dero muy ocupado en lograr la paz, dejando a un lado losproblemas económicos, siendo así que la problemática eco-nómica debe resolverse para lograr una condición de equi-librio más o menos estable entre los diversos elementossociales.

Cabrera recordaba que ya Ricardo Flores Magón en suPrograma del Partido Liberal Mexicano e incluso en suPlan de San Luis habían advertido las necesidades de tie-rra como causa del malestar político, y la necesidad detierra era una especie de fantasma, una idea vaga que enestado nebuloso flotaba en las conciencias y en los espíri-tus. Se adivinaba que el problema agrario consistía en dartierras; pero no se sabía ni dónde ni a quiénes ni quéclase de tierras. A Cabrera le parecía natural que al triun-fo de una revolución que prometió justicia, se pensaraen llevar a cabo la reivindicación del campesinado, asícomo resolver las injusticias de la desigual distribuciónde la tierra. Debían, pues, considerarse los dos factores: latierra y el hombre.

40

Page 39: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Insistía en que de no crearse un sistema de explotaciónagrícola en pequeño, que sustituyese a las grandes explo-taciones de los latifundios, el problema agrario sólo podíaresolverse por la explotación de los ejidos como medio decomplementar el salario del jornalero. El complementode los salarios de esta clase no puede obtenerse más que pormedio de las posesiones comunales con cierta extensiónde terreno donde sea posible la subsistencia. Ciertas clasesrurales siempre y necesariamente tendrían que ser servido-¡as, necesariamente serían jornaleras; pero es deber del go-bierno que no permanezcan todo el año como clases tra-bajadoras con bajísimos salarios en las grandes haciendas.

En consecuencia, debía realizarse una urgente expropia-ción de tierras para reconstituir los ejidos a título de uti-lidad pública. Había que resolver la cuestión agraria porencima de las reivindicaciones y averiguaciones de lo quehubiese en el fondo de los despojos cometidos contra lospueblos. Y si esas tierras no se conseguían habría que to-marlas donde las hubiese; habría que robarlas o arrebatar-las si fuese necesario, para que ya "en la próxima cosechalos campesinos tengan tierra en donde sembrar".

Aparece en esta época el Luis Cabrera que ya no conde-na como periodista de combate, sino al abogado conscientede la urgencia de reconstruir con la ley en la mano, derevestir de legalidad los deseos revolucionarios y las ne-cesidades de una gran mayoría del pueblo mexicano. Em-pieza a esbozarse la necesidad de elaborar otra constituciónque satisfaga las necesidades de las mayorías, ante lo ex-temporáneo e impráctico que resultaba la Constitución de1857.

A pesar de su trascendencia, estas proposiciones no tu-vieron éxito. El Bloque Renovador no encontró apoyoen Madero, quien no quiso o no pudo comprender la ver-dadera situación del país. Cabrera, presintiendo el caos

41

Page 40: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que esa revolución inconclusa iba a desencadenar, decidiósalir del país. Nada podía hacer en ese momento. Ya enel exterior, al enterarse de la caída del gobierno maderista,decidió volver y unirse al carrancismo, del que habríade convertirse en su teórico por excelencia.

Generalmente se reconoce en Cabrera el motor intelec-tual del carrancismo; él fue quien dio forma al decretodel 12 de diciembre de 1914, 4° expedido en Veracruz, y

40 Dicho Decreto incluye los siguientes artículos:

lo. Subsiste el Plan de Guadalupe de 26 de marzo de 1913,hasta el triunfo completo de la revolución y, por consiguiente,el ciudadano Venustiano Carranza continuará en su carácter dePrimer Jefe de la Revolución Constitucionalista y como Encar-gado del Poder Ejecutivo de la Nación hasta que, vencido elenemigo, quede restablecida la paz.

2o. El Primer Jefe de la Revolución y Encargado del PoderEjecutivo expedirá y pondrá en vigor, durante la lucha, todaslas leyes, disposiciones y medidas encaminadas a dar satisfaccióna las necesidades económicas, sociales y políticas del país, efec-tuando las reformas que la opinión pública exige como indispen-sables para establecer un régimen que garantice la igualdad de losmexicanos entre sí; leyes agrarias que favorezcan la formación dela pequeña propiedad, disolviendo los latifundios y restituyendoa los pueblos las tierras de que fueron injustamente privados;leyes fiscales encaminadas a obtener un sistema equitativo de im-puestos a la propiedad raíz; legislación para mejorar la condicióndel peón rural, del obrero, del minero y, en general, de las clasesproletarias; establecimiento de la libertad municipal como institu-ción constitucional; bases para un nuevo sistema de organiza-ción del Ejército; reformas de los sistemas electorales para obtenerla efectividad del sufragio; organización del Poder Judicial in-dependiente, tanto en la Federación como en los Estados; revisiónde las leyes relativas al matrimonio y al estado civil de las per-sonas; disposiciones que garanticen el estricto cumplimiento delas Leyes de Reforma; revisión de los Códigos Civil, Penal y deComercio; reformas del procedimiento judicial, con el propó-sito de hacer expedita y efectiva la administración de justicia;revisión de las leyes relativas a la explotación de minas, petró-

42

Page 41: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

a la Ley del 6 de enero con la cual se inició de hechola reforma agraria nacional. Habría de ser también Ca-brera quien, a la derrota de Huerta y luego de firmadoslos Tratados de Teoloyucan y los de Niágara Falls, inten-tara convencer a la opinión pública de que el país reque-ría un gobierno civilista. El periodo de lucha armada,de militarismo y destrucción, debía dejar paso al de re-construcción, irrealizable sin un gobierno civil.

leo, aguas, bosques y demás recursos naturales del país, paradestruir los monopolios creados por el antiguo régimen y evitarque se formen otros en lo futuro; reformas políticas que garanti-cen la verdadera aplicación de la Constitución de la República,y, en general, todas las demás leyes que se estimen necesariaspara asegurar a todos los habitantes del país la efectividad yel pleno goce de sus derechos, y la igualdad ante la ley.

3o. Para poder continuar la lucha y para poder llevar acabo la obra de reformas a que se refiere el artículo anterior, elJefe de la Revolución queda expresamente autorizado para con-vocar y organizar el Ejército Constitucionalista y dirigir las ope-raciones de la campaña; para nombrar a los gobernadores y co-mandantes militares de los Estados y removerlos libremente; parahacer las expropiaciones por causa de utilidad pública, que seannecesarias para el reparto de tierras, fundación de pueblos ydemás servicios públicos; para contratar empréstitos y expedirobligaciones del Tesoro Nacional, con indicación de los bienes conque han de garantizarse; para nombrar y remover librementelos empleados federales de la administración civil y de los Es-tados y fijar las atribuciones de cada uno de ellos; para hacer,directamente, o por medio de los jefes que al efecto autorice,las requisiciones de tierras, edificios, armas, caballos, vehículos,provisiones y demás elementos de guerra; y para establecer con-decoraciones y decretar recompensas por servicios prestados a laRevolución.

4o. Al triunfo de la Revolución, reinstalada la Suprema Jefa-tura en la ciudad de México y después de efectuarse las eleccio-nes de Ayuntamiento en la mayoría de los Estados de la Repú-blica, el Primer Jefe de la Revolución, como Encargado delPoder Ejecutivo, convocará a elecciones para el Congreso de la

43

Page 42: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Sobre esta base, insistió en la Convención de la ciudadde México (2 de octubre de 1914) en que la presenciade Carranza en el poder era fundamental. Era él quienhabía dado el triunfo al movimiento. Y aunque el suyofuese un gobierno militar, el gabinete estaba constituidopor civiles. Había que discutir la forma de gobierno y lasreformas sociales a realizarse y, sobre todo, se imponía lanecesidad de transformar el gobierno provisional en otrocon carácter constitucional. Para ello, era inaplazable laelaboración de una constitución adecuada a nuestras ne-cesidades.

Tampoco esta vez fue escuchada la voz de Cabrera. Lashondas divisiones intestinas entre los altos jefes del movi-miento constitucionalista habían ya hecho mella y Ca-rranza tuvo que emigrar a Veracruz, donde estableció sugobierno. Es allí donde, con la influencia de Cabrera,Carranza da un verdadero contenido social a su movimien-to: el 12 de diciembre de 1914, habla ya de satisfacerUnión, fijando en la convocatoria las fechas y los términos enque dichas elecciones habrán de celebrarse.

5o. Instalado el Congreso de la Unión, el Primer Jefe de laRevolución dará cuenta ante él del uso que haya hecho de lasfacultades de que por el presente se halla investido, y especial-mente le someterá las reformas expedidas y puestas en vigor du-rante la lucha, con el fin de que el Congreso las ratifique, en-iniende o complemente, y para que eleve a preceptos constitucio-nales aquellas que deban tener dicho carácter, antes de que resta-blezca el orden constitucional.

6o. El Congreso de la Unión expedirá las convocatorias corres-pondientes para la elección de Presidente de la República, yuna vez efectuada ésta, el Primer Jefe de la Nación entregará alelecto el Poder Ejecutivo de la Nación.

7o. En caso de falta absoluta del actual Jefe de la Revolucióny mientras los generales y gobernadores procedan a elegir al quedeba substituirlo, desempeñará transitoriamente la Primera Je-fatura el Jefe de Cuerpo de Ejército, del lugar donde se encuen-tre el Gobierno Revolucionario al ocurrir la falta del Primer Jefe.

44

Page 43: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

las necesidades económicas, sociales y políticas del país,mediante las reformas que habrían de garantizar la igual-dad y libertad de todos los mexicanos. Se expedirían leyesagrarias para promover la formación de la pequeña pro-piedad, disolviendo los latifundios y restituyendo a lospueblos las tierras de que habían sido injustamente priva-dos. Se dictarían una serie de leyes para mejorar la con-dición del peón rural, del obrero y en general de laclase proletaria. Se revisarían los códigos civil, penal yde comercio. Se aplicarían enmiendas al régimen judicial,con el propósito de hacer expedita y efectiva la adminis-tración de justicia. Se llevarían a cabo reformas políticasy, más en general, se expedirían las leyes que se estimasennecesarias para asegurar a los habitantes del país susderechos e igualdad ante la ley.

Si bien es cierto que la labor de Cabrera durante esteperiodo preconstitucional de Carranza está revestido deun profundo interés por las reformas sociales, no lo es me-nos que a esta época responden las más duras críticas porsu injerencia, primero como consultor y luego como mi-nistro de Hacienda'" Especialmente se ha criticado sumanera de financiar la lucha carrancista y, en concreto, lafabricación del papel moneda conocido como "bilimbique",que apareció sin el respaldo de ninguna garantía banca-ria. A esta época corresponde aquella famosa frase cons-tantemente repetida por sus detractores: "El dinero hayque sacarlo de donde lo haya." Más tarde, una vez logradoel triunfo, el gobierno constitucionalista se encargaría deasegurar la validez de ese dinero.

Sólo relativamente aquella compleja política hacenda-ría del constitucionalismo corresponde a la ideología de

41 Véase al respecto: Antonio Manero. La reforma bancaria en

la Revolución Constitucionalista. México. Instituto Nacional deEstudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1958.

45

Page 44: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Cabrera. Uno de sus más terribles críticos, José Vasconce-los, señalaba: "Se acusa a Cabrera del engaño que elpúblico sufrió con los bilimbiques; pero se olvida o sepretende olvidar que el bilimbique es creación originaly exclusiva del Primer Jefe.

"La teoría misma del bilimbique es de la cosechadel señor Carranza, no precisamente de su invención, perosí de su adaptación, del medio guatemalteco al mediomexicano contemporáneo. Sin embargo, en materia definanzas, Carranza se ha mostrado más expedito que sumaestro Estrada Cabrera, pues mientras éste deja que lasemisiones de papel moneda se acumulen hasta formarmontañas, Carranza, en cambio, las declara nulas y lasrecoge y las quema con perfecto cinismo."42

El punto de vista del gobierno sobre esta cuestión pue-de resumirse en las declaraciones hechas por Carranzaen Matamoros el 29 de noviembre de 1915: "Nosotros locreamos, porque era una necesidad, porque era el mediomás equitativo para que la carga de la Revolución pesarasobre todos los ciudadanos. Cuando empezó la lucha, yera íhecesario dar a los soldados, sin tener más recursosque los que quitábamos a los pueblos, se me propuso, en-tre otras, la idea de emitir bonos, según el sistema em-pleado en épocas pasadas para sacrificar a la Nación. Yono acepté ninguno de los medios propuestos y resolvílanzar papel moneda para que fuera equitativo el gastoque la guerra traería consigo, para que sirviera como me-dio de cambio y para sufragar también todos los demásgastos en los ramos de la administración que se iba creando.Si hubiéramos recurrido a los préstamos forzosos, habríansido unos cuantos los que hubieran soportado ese peso,

42 José Vasconcelos. La caída de Carranza. De la Dictadura ala libertad. México, Antigua Imprenta Murguía, 1920, pp. 77-78.

46

Page 45: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

y, cualesquiera que sean los errores o las ideas políticasde nuestros enemigos, nadie tiene derecho para cometeresa injusticia. El peso de la guerra lo soportamos todosnosotros."

Resulta difícil delimitar responsabilidades en esa políticahacendaria. ¿Fue o no exclusiva del presidente en funcio-nes? Se sabe de la gran influencia ejercida por Cabrerasobre Carranza. Entonces habría que dividir las respon-sabilidades, aunque Cabrera siempre insistió en conside-rarse humilde colaborador del carrancismo y nunca suteórico.

Al triunfo del constitucionalismo, Cabrera desempeñóun sinnúmero de comisiones, especialmente en el extran-jero. Fuera de México pronunció una serie de impor-tantes discursos para aclarar o explicar la razón de ser dela Revolución constitucionalista. 43 Fue así como Cabreraprestó importantísimos servicios en esta su última fase deservidor público.

Cabrera reconoce entonces el caos que había brotadode la lucha maderista, asegurando que el número decaudillos y generales cabecillas surgidos en los últimosaños, desde que se inició la lucha, y que se llamabana sí mismos "gobiernos legítimos de México", era tangrande como el número de presidentes mexicanos duran-te todo el siglo xix. Desde el inicio del movimiento re-volucionario en México, seis años atrás, habían preten-dido ser gobiernos todas las formas posibles de adminis-tración, desde un gobierno brutalmente militar, sin orga-nización de ningún género, como el de Zapata o el deVilla, hasta un gobierno con apariencias democráticas,

43 Véase al respecto el discurso del 10 de noviembre de 1916,ante la Academia Americana de Ciencias Políticas y Sociales y laSociedad de Arbitraje y Paz de Pensilvania, titulado: México ylos mexicanos.

47

Page 46: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

pero sin cabeza, como el derivado de la Convención deAguascalientes. Con el triunfo del carrancismo se lograba,pues, finalmente un control político, que debía tender ala reconstrucción; una reconstrucción que se enfrentabaal eterno problema del país: lograr que las leyes políticasy civiles fueran efectivas. Para ello era necesario, antetodo, encontrar las fórmulas políticas y legales conformea las cuales debía gobernarse México, para que una vezdictadas, tales leyes pudieran aplicarse efectivamente enbusca de auténtica igualdad de derechos para todos losmexicanos.

Insinuaba ya la idea de que debía darse por concluidala Revolución, y que ésta sólo debía juzgarse tomandolos hechos ocurridos en su conjunto; ni podría analizarsehasta pasado un periodo considerable de tiempo. Sin em-bargo, Cabrera se adelanta a formular una justificaciónhistórica: "Se dice que la Revolución Mexicana no espropiamente una revolución sino un periodo anárquicoque los países que se encuentran en paz consideran in-necesario, y sin embargo, si puede mostrarse con hechosque la Revolución Mexicana ha seguido exactamente elcurso de toda revolución, y si puede demostrarse que enla actualidad misma el Gobierno Revolucionario de Mé-xico sigue un programa bien definido de reconstrucciónde un nuevo régimen, debería llegarse a la conclusión deque el pueblo mexicano no está haciendo una obrade locura, destruyendo a ciegas sus riquezas y sus hombres,sino una obra de transformación, dolorosa, pero necesaria,de la cual deben esperarse resultados que compensen lossacrificios que en la actualidad se hacen.""

Confiesa que en ciertos momentos se intentó realizaruna reforma paulatina y lenta, pero este proceso evolutivo

a4 Ibidem.

48

Page 47: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

no tuvo éxito. Se optó entonces por la revolución, que des-de un punto de vista sociológico debe interpretarse comola rebelión de un pueblo contra un sistema social que haencontrado erróneo. Las revoluciones tienen que emplearla fuerza para destruir esos sistemas y poder implantaruno nuevo. Es inevitable pasar por un periodo destructivo,de caos y guerra.

Concluido ese periodo, se llega al de un "gobierno re-volucionario", en el cual sigue usándose la fuerza comoforma de gobierno dictatorial para poder así implantar lasreformas requeridas; dicho de otra manera, para echarlos cimientos de un nuevo edificio social, económico y po-lítico. Eso explica la falta de éxito de la revolución deMadero, pues sólo vio el lado político de la situación me-xicana. Pensó que un cambio de gobierno era suficientepara lograr todos los cambios requeridos por el país. Poreso Madero transigió con el régimen de Díaz y consintióen gobernar con las mismas leyes, con los mismos hom-bres. De hecho ni destruyó el viejo orden ni creó otro nue-vo, con lo que dio lugar a que la reacción, encabezada porVictoriano Huerta, triunfase con los mismos hombres delporfiriato, con su mismo dinero y sus mismas tendencias.

Cabrera insiste en sus apreciaciones: la Revoluciónconstitucionalista desde un principio se trazó una línea deconducta que a los ojos de los extraños podría parecerradical. Pero para lograr cambios realmente positivos enel país, debía destruirse el viejo orden en su totalidad, asabiendas de que sobrevendría un periodo de anarquía ycaos antes del de la reconstrucción. La historia demues-tra que las grandes conquistas de la libertad humanasiempre se han alcanzado por medio de sacrificios tantode vidas como de propiedades.

Fue justamente en 1916 cuando Cabrera denunció lainoperancia de la Constitución de 1857, elaborada bajo los

49

Page 48: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

patrones de la francesa y la norteamericana, sin tomar encuenta las condiciones particulares de México. Esa Cons-titución, desde un punto de vista teórico, había perma-necido vigente, pero en realidad "nunca se ha implantadoen su totalidad, ya por la guerra de Reforma, la inter-vención francesa y una serie de condiciones especialesque sucedieron tras la administración de Juárez. Obvia-mente con la llegada del general Díaz al poder, la Cons-titución de 1857 fue olvidada por completo al entrar envigor un gobierno dictatorial.

"Ello provocó como consecuencia última que los mexi-canos nunca hayan podido probar su constitución paraverificar si era adecuada o no. "45

De estos conceptos debió partir el propósito de Ca-rranza de revisar la Constitución. Y finalmente Méxicotuvo una nueva Carta Magna en 1917.

En este análisis, conscientemente subjetivo y defensorde la labor del constitucionalismo carrancista, destaca unavez más el lúcido instinto premonitorio de Cabrera cuan-do decía: "Aunque Carranza no vea el fin del movimiento,no por eso cambiará el desarrollo de la Revolución; sig-nificará sólo que el mismo Carranza y los hombres quelo rodean sólo representan meros eslabones en la cadenade hombres que habrán de sacrificar sus vidas por la li-bertad y el bienestar del pueblo mexicano."4G

El 21 de mayo de 1920 Venustiano Carranza fue asesi-nado en Tlaxcalaltongo. Esta fecha marca el final de laprimera etapa de Cabrera como escritor político y teóricodel movimiento revolucionario.

45 Ibídem.46 Ibídem.

50

Page 49: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Luis Cabrera: el crítico de la Revolución

De acuerdo con Cabrera, en su apasionada La herenciade Carranza, la Revolución se había iniciado realmenteen 1913, y había terminado en 1920 con el asesinato deCarranza. La obra de reconstrucción había quedado inte-rrumpida y quienes la habían detenido sangrientamenteestaban obligados a continuar con los propósitos y la ta-rea de reconstruir el país.

A partir de entonces, Luis Cabrera se propone no vol-ver a participar en la vida política nacional de maneraactiva. Sin embargo, sí tratará de hacer un análisis dequé fue lo que llevó al movimiento revolucionario a darlemuerte a su jefe. En el escrito antes mencionado, atribu-ye la derrota de Carranza a su deseo de entregar el podera un civil y no a Obregón o a González.

Consideraba que uno de los grandes conflictos no resuel-tos por el Primer Jefe, porque no tuvo el tiempo parahacerlo, fue el de convertir en ejército las huestes revolu-cionarias. De hecho no pudo moralizarlo. Quizá por esocareció del apoyo de los caudillos y no pudo controlarlojamás.

Así como en 1910 había opinado que todos los partidoseran enemigos del general Díaz, en 1920 advertía que to-dos los generales —obregonistas y gonzalistas— eran enemi-gos de Carranza.

Carranza era un civilista, sin ninguno de los atributosdel tribuno militar. El ideal de un ejército respaldando algobierno jamás se había realizado en la historia de Mé-xico. Por esa constante histórica, el ejército que habíapeleado "por el poder", contra Huerta y Villa, no seresignó a perderlo y pasar a ser simple servidor del go-bierno. Para Cabrera el más grave error de Carranzaen 1920 fue creer que contaba personalmente con gran par-

51

Page 50: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

te del ejército para sostenerse, cuando no le faltaban másque unos cuantos meses en el gobierno. ¿Cómo podía elejército renunciar a lo que durante cien años había con-siderado como su derecho: "Nombrar presidentes, no resig-nándose a ser meramente defensor de las instituciones ysostén de la autoridad constituida?"' T

Cabrera insistía por entonces, como consecuencia delmovimiento que derrotó a Carranza, en diferenciar lasrevoluciones de los cuartelazos. Las revoluciones las hacenlos pueblos contra el ejército que apoya a un régimen opre-sor, en tanto que los cuartelazos los efectúa el ejército, casisiempre contra la voluntad del pueblo. Las revolucionesson movimientos sociales profundos más bien que políticosy sus fines nunca son tan mezquinos como para confor-marse con sólo un cambio de gobierno, sino que aspirana la derogación de las grandes injusticias sociales y econó-micas que propician la servidumbre.

Al responsabilizar a Alvaro Obregón, da por seguro quepronto ocupará éste el poder, convirtiéndose por consecuen-cia en el heredero de Carranza.

Hace luego un "inventario histórico-político" de los lo-gros de Carranza y advierte que el saneamiento hacen-dario, el prestigio internacional y el intento de la recons-trucción del país pasaban a ser responsabilidad del he-redero, Obregón. Concluía diciendo que el fruto másvalioso de la lucha carrancista, el respeto a la voluntaddel pueblo y la trasmisión pacífica del país, no estabaninventariadas y por lo tanto no podían recobrarse.

Tras sus escritos en torno a la herencia de Carranza,Cabrera se propone, el 14 de junio de 1920, 47 en carta aRafael Alducin, no tener ligas políticas de ninguna clasecon los nuevos políticos y retirarse definitivamente de la

67 La herencia de Carranza, p. 104.

52

Page 51: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

vida pública, sin que tales propósitos le impidieran inte-resarse en el desarrollo de la vida nacional. Leía todo loque estaba a su alcance; estudiaba especialmente la seriede críticas lanzadas en su contra desde el inicio del ré-gimen obregonista. Finalmente en 1931 se decidió a daruna conferencia, que denominó El balance de la Revolu-ción. De repente había sentido deseos de bajar de lospicachos del silencio en que se encontraba, sabiendo muybien que en México a todo el que no pensaba como elgobierno se le acusaba de querer "hacer política". En talcaso, se le podía desterrar y, si se le tenía por demasia-do peligroso, podrían eliminarlo definitivamente.

Cabrera reconsideraba, a veinte años de iniciada lalucha inaderista, los logros y fracasos de la Revolución.Y volvía a su tema: aunque ésta haya terminado, noha concluido su tarea. No se trataba de un fracaso, sinode una labor incompleta.

De nuevo esgrime su filosofía revolucionaria: la revo-lución debe entenderse como una crisis en el desarrollode un pueblo. Crisis que por su propia naturaleza es tran-sitoria y se encuentra limitada por dos épocas de evoluciónpacífica, casi siempre dos largos periodos de paz. Repiteque los objetivos de una revolución son el de sustituir unrégimen económico, social o político reconocidamente in-justo, por otro que se considera más apropiado para eldesarrollo futuro del país. Acepta que las reformas ver-daderamente trascendentales para los pueblos nunca sehan efectuado, ni podrán efectuarse con procedimientoslegales y constitucionales, puesto que precisamente la re-volución tiende a modificar los principios de derecho ode política que privan en un momento histórico, y paradesterrar esos principios se necesita emplear la fuerza.

Durante la primera etapa, la destructiva, se llega a ex-tremos increíbles, al total relajamiento de las costumbres.

53

Page 52: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Luego, durante el periodo legislativo, la revolución debeconvertirse en leyes según los ideales que la originaron.Sólo cuando esos principios han quedado incrustados en lasleyes fundamentales del país y cimentados por la aceptacióno sumisión de los vencidos, puede decirse que la revolu-ción ha terminado. En definitiva las revoluciones termi-nan por su propia naturaleza transitoria.

Sobre estas bases, Cabrera, entiende que en Méxicohan quedado atrás las épocas de destrucción y de legisla-ción: luego la Revolución Mexicana ya ha terminado.

Y si la Revolución ha terminado, es menester iniciarla labor reconstructora, comenzando por hacer un balancede lo que no se había logrado hasta entonces. Por ejem-plo, corresponde al Estado educar a la población mexica-na en un nivel primario, dejando que la educación profe-sional corra por cuenta de instituciones privadas.

La verdad es que la Revolución sólo dotó a los pueblosde los ejidos, pero no les dio crédito, irrigación, ni fomen-tó la pequeña propiedad. El propio ejido responde a unplanteamiento transitorio, no definitivo, de solución a losproblemas agrarios nacionales. Es obligación de los gobier-nos emanados de la Revolución resolver esta y otras nece-sidades.

Resuena la voz denunciadora de Cabrera: "La Revo-lución no ha hecho nada, absolutamente nada, para resol-ver nuestros problemas políticos." Libertad, igualdad, jus-ticia, sufragio efectivo, no reelección, autonomía de pode-res, municipio libre, soberanía de los estados e indepen-dencia internacional sólo son palabras. Palabras que sevan con el viento. Es hora de ponerlas en práctica, y nodejarlas en flamantes declaraciones teóricas.

En parte, los graves problemas políticos siguen en piepor nuestra falta de valor civil, primero para confesarlosy luego para enfrentarnos con ellos. Sería ilusorio pensar

54

Page 53: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que la Revolución había logrado realizar una "revolu-ción de la justicia", no obstante ser ésta su objetivo esen-cial.

Igualmente, pese a la proposición revolucionaria de ga-rantizar la libertad de imprenta, ésta se había convertidoen una falacia. De hecho subsistían los tres grados de faltade libertad de imprenta. A saber: primero, se perseguíaa quienes escribían; segundo, no se permitía publicar loque se escribía; y tercero, no se quería leer lo ya publicado,en parte por no querer aceptar la verdad o la realidadpolítica nacional. En cuanto a su promesa de no volvera participar en política, ¿acaso podía renunciar a su de-recho de pensar y decir lo que pensaba?

Años después, en 1936, decepcionado por el giro equí-voco que a su juicio había tomado la Revolución, escribeotra serie de artículos en que diferencia "La Revoluciónde entonces y la de ahora". Apunta con un dejo de amar-gura: la Revolución había estallado hacía sólo un cuartode siglo; pero había envejecido ya tanto, que no la reco-nocían ni sus mismos progenitores. Por mucho que se insis-tiera en considerar como representantes máximos de laRevolución a los que estaban en el poder, no había formade definir su carácter ni adivinar hacia dónde iban.

Hacia 1936 la Revolución se enfrentaba, según Cabrera,con la disyuntiva: comunismo o nacionalismo. Por negarsea aceptar la primera salida como posible ruta a seguir, sele consideró tránsfuga de la Revolución. "Se me llamatránsfuga de la Revolución, y defensor de los reaccionariosporque no estoy de acuerdo en la forma de aplicar lasleyes agrarias en determinados casos, aunque yo siga sien-do ferviente defensor del ejido como medio de emanciparal campesino, aunque yo siga creyendo que la pequeñapropiedad es la única salvación de nuestra agricultura, y

55

Page 54: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

yo siga preocupándome sinceramente por el bienestar delas clases rurales. "4e

Por todo ello Cabrera, que se catalogaba a sí mismocomo revolucionario de la vieja guardia, diferenciaba entre"la Revolución de entonces y la de ahora". La primera erala iniciada por Madero y consumada por Carranza; la se-gunda, "la que pretende destruir nuestra Constitución".La Revolución de entonces había luchado por la libertadaunque sin obtenerla ni entonces ni ahora. Todas las posi-bilidades quedaron interrumpidas con el asesinato de Ca-rranza.

No tenía inconveniente en reconocer que quizá en 1910se había equivocado en la forma de postular la voluntaddel pueblo; sin duda, en nombre de la Revolución se ha-bían cometido excesos. Y si los problemas obrero y cam-pesino permanecían sin resolverse, esto se debía a unacuestión más radical: la libertad, coartada por los sindi-catos o por el propio Banco Ejidal que él consideraba "unaencomienda".

Condenó la política de expropiación, el sindicalismo yla falta de libertad de enseñanza. Los revolucionarios deentonces consideraban que corresponde a los padres edu-car a sus hijos, y al Estado sólo garantizar la neutralidady la libertad de enseñanza. La educación debe ser laica—afirmaba—, pero debe salvaguardar la libertad domés-tica para enseñar a los hijos cualquier doctrina religiosa.Todo, menos "la moderna idolatría del Estado", impuestapor la Revolución de ahora.

Se sentía viejo y cansado. Los revolucionarios de enton-

ces estaban ya incapacitados para luchar con las armas,48 Véase la carta al Director de Excelsior en que además ad-

vierte que decidió no publicar un capítulo final sobre "El albaceade la herencia y el heredero y sus derechos a la sucesión", porconsiderar que se extralimitaba de sus propósitos.

56

Page 55: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

pero al menos podían escribir y protestar. Y es precisa-mente lo que Cabrera haría hasta el fin de sus días.

Claro que nadie piensa a los 20 años igual que a los70. Por eso, al redactar su Credo político y social, hace unbello balance de su pensamiento de "entonces y ahora".Es quizá en este artículo publicado en 1936 donde se resu-me más hondamente su ideología de viejo luchador. Untexto quizá de desaliento y decepción ante los escasos lo-gros revolucionarios, pero donde persiste un alto espíritude crítica de la situación nacional.

Al inicio de la lucha revolucionaria Cabrera había in-sistido en que los mexicanos no estábamos realmente pre-parados para la democracia. Tres décadas después sosteníala misma idea. Calles había realizado una obra maestra alestablecer el tipo de gobierno institucional de trasmano,así como al crear el Partido Nacional Revolucionario, quedefinía así: "Una organización formada por elementos ofi-ciales de alguna valía, funcionarios, empleados, etc., cuyafunción esencial consiste en hacer las elecciones que antesestaban a cargo de la Secretaría de Gobernación, por locual se le llama vulgarmente el Ministerio de la Imposi-ción."49

Creía que las elecciones son una farsa, pues es imposi-ble el triunfo de un candidato independiente. (Por estarazón Cabrera se negó a aceptar su postulación como can-didato presidencial en 1934.)

En la época comprendida entre 1910 y 1913 se habíalogrado abrir los diques del ansia popular —afirma—, peroa partir de 1920 se abrieron las compuertas de la corrup-ción. Y añade a modo de justificación: "Los que desata-mos la Revolución Política Social en 1913 no somos res-ponsables de la situación actual, ni ésta es la consecuencia

Veinte Años Después. México, Ed. Botas, 1937, p. 137.

57

Page 56: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

histórica de la Revolución sino el resultado del Movimientode Agua Prieta."50

Los escritos de la última época de Cabrera muestran unterrible desencanto ante la realidad mexicana y dejan per-cibir también su duda frente a los logros obtenidos por laRevolución. Es ya un crítico escéptico de la propagandaoficial, que se niega a ver las necesidades de cambio a unnivel más profundo. Lo que México necesita es "una ver-dadera revolución en el orden moral, un cambio radicalde sistemas de gobierno, o una transformación política paraacomodar nuestra Constitución y nuestras leyes a la verdadde nuestro medio social y una reforma fundamental denuestras bases económicas y sociales para que entremosfrancamente del lado que debemos entrar en la gran re-volución social y económica que divide al mundo entero"."'

Condenaba la idea de que México tratase de imitarel régimen soviético, aunque quizá en Rusia el comunis-mo pudiera haber resuelto sus problemas. Nuestro paísera un río revuelto a cuyas márgenes había aún demasiadospescadores.

La propia Revolución estaba ya enterrada en un loda-zal del cual difícilmente saldría sin el esfuerzo de gentenueva, capaz de buscar nuevos procedimientos para lograruna verdadera transformación social.

Su constante preocupación por el problema agrario quevenía aquejando a México desde tiempos ancestrales loconvirtió en un crítico feroz y tenaz de la política que enmateria agraria implantó Lázaro Cárdenas. Muchas vecescon razón y otras tantas sin ella, mantuvo firme su plumapese a los ataques que llovían sobre él en esa época, ensu mayoría tachándolo de viejo retrógrado y reaccionario.

50 Op. cit., p. 170.

51 Op. cit., p. 162.

58

Page 57: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Sin embargo, como lo muestra su producción periodís-tica, Cabrera no se dio por vencido. Por varios lustrosmás seguiría opinando, criticando y enjuiciando la evolu-ción política de México y, sobre todo, el giro que se habíadado a los preceptos revolucionarios.

Luis Cabrera puede ser considerado como una de lasfiguras intelectuales más brillantes y más controvertidasde cuantos destacaron a partir de la lucha revolucionaria,especialmente si se consideran sus esfuerzos por dar cohe-rencia a las reivindicaciones populares.

59

Page 58: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Advertencia*

La presente selección de textos de la obra política de LuisCabrera tiene como meta presentar un panorama generalde la dinámica de su pensamiento.

Generalmente los libros o ensayos que hacen referenciaa la ideología política de Cabrera se detienen en 1920,cuando deja de ser un forjador del pensamiento revolucio-nario para convertirse en crítico del mismo.

Por ello, nos ha parecido fundamental presentar algu-nos de sus escritos posteriores, a fin de formarnos unaimagen más precisa de su ideología.

SEP/SETENTAS agradece a Ediciones Oasis la autorización parareproducir estos textos de las Obras Completas de Luis Cabrera.

•1

Page 59: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La Revolución es la Revolución 1

NOTA PRELIMINAR

Acababa casi de entrar a México don Francisco I. Madero, cuan-do ya se hacía a la Revolución el cargo gravísimo de haber sidouna Revolución. El licenciado Jorge Vera Estañol, que durantelos últimos tiempos del general Díaz había desempeñado las car-teras de Instrucción Pública y de Gobernación, escribió un folleto2con objeto de atacar a Madero y a los revolucionarios, aunqueaparentemente con el de convocar para la organización del Par-tido Popular Evolucionista. La idea fundamental de Vera Estañol

120 de julio de 1911.

2 El Partido Evolucionista. Programa Político. 5 de julio de1911.

El nombre con que se publicó por primera vez este artículofue "La Revolución es Revolución." El público, por eufonía qui-zás, agregó el artículo "la" haciendo así la frase que más tardehabría de ser tan conocida. El autor ha tenido que resignarsey admitir el cambio impuesto por la costumbre.

Lo que no podrá nunca admitir el autor es la interpretaciónque de sus palabras hicieron muchos dizque "revolucionarios" quepor los años de 1913, 1914 y 1915, durante la Revolución Cons-titucionalista mataban, incendiaban, estupraban, plagiaban, saquea-ban, robaban y "se" incautaban de caballos, automóviles, muebles,casas y aun haciendas, pretendiendo justificar sus rapiñas y delitoscon la frase "La Revolución es la Revolución". Todos esos crí-menes, por más que fueran consecuencias deplorables del estadode guerra, deben cargarse a la cuenta del militarismo codiciosoy sanguinario, pero nunca a la del escritor, quien no puede me-nos de repudiarlos y condenarlos, recordando la frase que sirvede epígrafe a este libro, teniendo que oír él mismo "las verdadesque dijo, torcidas por bribones para hacer una trampa para losimbéciles."

61

Page 60: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

era que las reformas que la opinión pública nacional exigía,debían hacerse por medios evolutivos, dentro de la normalidady de la ley; y con este motivo emprendía una serie de bienapuntados ataques contra la Revolución, inculpándola precisa-mente de las consecuencias que toda revolución trae.

Frente a este criterio se levantó el del Lic. Blas Urrea, con-densado en la frase "La Revolución es la Revolución" que se hizofamosa, primero por el sinnúmero de protestas que entre los reac-cionarios suscitó, y luego por la tremenda verdad contenida enella, y de cuya evidencia se dieron cuenta los revolucionarioscuando en 1913 palparon las consecuencias de no haber sidodemasiado revolucionarios.

Para comprender bien el siguiente estudio, no está por demásinsertar por vía de nota preliminar la siguiente declaración he-cha por el Lic. Urrea a la prensa en los días en que aparecióel folleto que motivó este artículo.

EL LIC. BLAS URREA Y EL FOLLETODEL LICENCIADO VERA ESTAÑOL

Reportazgo publicado en El Tiempo, de i9 dejulio de 1911.

Un periodista metropolitano celebró una entrevista conel Lic. Blas Urrea, sobre el folleto del señor licenciadoJorge Vera Estañol y que ha Provocado tantas discusiones.

El resultado de dicha entrevista fue el siguiente:

Lic. URREA. El folleto del licenciado Vera Estañol tienedos partes: una, que es la crítica de la Revolución, yla otra, la Convocatoria Para formar un partido. Consideromás importante la Convocatoria, y por eso la analizarécon mayor cuidado en mi próximo artículo.

La idea del señor licenciado Vera Estañol no es nueva.

62

Page 61: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Con anterioridad se han publicado trabajos más com-pletos, como el del serior licenciado Molina Enríquez, paraformar el "Partido Evolucionista", que es uno de los me-jores que han llegado a mi bufete. La novedad del licen-ciado Vera Estañol está en que convoca a formar un par-tido eludiendo entrar a tratar la cuestión presidencial.

Si hubiera publicado solamente la Convocatoria, sin lacrítica, muchos profesionales se habrían adherido, tenien-do en cuenta el prestigio de Vera Estañol; pero publicadala Convocatoria con la crítica resultará que los renovado-res simpatizadores de la revolución no se adherirán alpartido, haciéndolo sólo los del antiguo régimen.

Creo que el licenciado Vera Estañol se equivocó comopublicista, uniendo la Crítica de la revolución a la Con-vocatoria. Como político también se equivoca, porque enlos momentos actuales el problema principal debe ser eldel restablecimiento de la paz, procurando la mayor fuer-za en el Ejecutivo Federal, mientras que los trabajos dellicenciado Vera Estañol parece se encaminan a restarleesas fuerzas procurando una verdadera soberanía de losEstados, cuya conveniencia está todavía por discutirse enMéxico.

REPÓRTER. Pues el señor Ministro Vázquez Gómez, enreciente entrevista con un grupo sonorense, declaró que elpartido triunfante está resuelto a respetar en todas partesesa soberanía.

Lic. URREA. Ignoro lo que el gobierno piensa; pero co-mo yo no formo parte del gobierno, creo que es un pro-blema no resuelto el de la conveniencia de la absoluta so-beranía de los Estados.

REPÓRTER. ¿Es usted partidario de la revolución?Lic. URREA. En el país, muy pocos fueron partidarios

de la revolución cuando estalló y muchos de los más ra-dicales antirreeleccionistas y yo mismo no tuvimos fe en el

63

Page 62: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

éxito, porque creíamos que, en vista de los poderosos ele-mentos con que el gobierno a cada rato decía contar, elmovimiento tenía que ser sumamente sangriento y al finverse sofocado. Por eso dije en mi Carta Abierta a Ma-dero, que el cirujano debía meditar muy seriamente antesde abrir la herida, pero que una vez abierta era necesariono curarla sin haberla desinfectado por completo.

En cuanto a que yo me haya convertido en revolucio-nario cuando estaba yo seguro de la impunidad (cargoque me hace el licenciado Vera Estañol), me basta decirque mis ideas antirreeleccionistas son conocidas desde ha-ce mucho tiempo.

REPÓRTER. ¿Cuáles piensa usted que hayan sido los mó-viles que el señor licenciado Vera Estañol tuvo para escri-bir su folleto?

Lic. URREA. Para conocer esos móviles, se necesita teneren cuenta los antecedentes políticos del autor.

El licenciado Jorge Vera Estañol ha sido durante mu-cho tiempo un abogado de reconocida reputación profe-sional, que ejercía su profesión con aparente independen-cia respecto del gobierno del general Díaz, y digo conaparente independencia, porque no obstante no tener ellicenciado Vera Estañol cargo público ninguno ni injeren-cia ostensible en materias políticas, no es un secreto paranadie que por virtud de su asociación profesional con ellicenciado Manuel Calero, por conducto de éste gozabade todas las ventajas que en el antiguo régimen traía elfavor oficial.

El bufete de Calero y Vera Estañol era un bufete enel que el licenciado Manuel Calero representaba la influen-cia y el licenciado Vera Estañol la aptitud profesional.En estas condiciones el licenciado Vera Estañol pudo con-quistar una posición económica independiente a la sombrade la protección del gobierno del general Díaz.

64

Page 63: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

En el curso del último año, el licenciado Vera Estañolllegó a asumir el carácter de empleado público por virtudde la designación que se hizo de él como abogado especial_para defender al gobierno federal contra el juicio que leentabló la Compañía del Tlahualilo.

Durante toda la época en que el licenciado Jorge VeraEstañol ejerció su profesión con la relativa independen-cia a que antes me refiero, es indudable que como hombreinteligente se había dado cuenta de nuestra situación po-lítica y de los gravísimos problemas que ella entrañaba;pero por prudencia tal vez o por conveniencia, se habíaabstenido de tomar parte en los asuntos políticos, mos-trando el mismo silencio egoísta que otras muchas perso-nas mostraban.

En las conversaciones privadas hacía conocer su desa-cuerdo con la marcha política del país; pero en públicojamás se atrevió a decir nada.

Llamado más tarde el licenciado Vera Estañol a formarparte del Gabinete de los cincuenta y ocho días, desempe-ñó primero la Secretaría de Instrucción Pública y la deGobernación juntamente, sin que durante su permanenciase haya sabido qué influencia buena o mala pudo tenersobre las decisiones que tomó el general Díaz en los últi-mos momentos de su existencia política. Lo que sí se sabees que el licenciado Vera Estañol, después de haber per-manecido en el Gabinete durante los últimos momentosdel Gobierno del general Díaz, se retiró nuevamente al ejer-cicio de su profesión.

Resulta, pues, que el hecho de haber sido ministro haoperado un cambio en su conducta: antes de absoluto si-lencio, y ahora convertido en escritor público. Se com-prende entonces que si el Gabinete en que estuvo el licen-ciado Vera Estañol fracasó, ese fracaso es la principalcausa para el cambio de actitud del señor Vera o, lo que

65

Page 64: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

es lo mismo, que en el cambio de su actitud política sepercibe una no pequeña dosis de despecho.

REPÓRTER. El licenciado Vera Estañol critica a ustedque no ha querido aceptar puestos en el gobierno provisio-nal y que usted no los quiso por secundarios y porqueéste era el momento de hacer negocios. ¿Qué motivo tuvousted para no aceptar dichos puestos?

Lic. URREA. A m2 no me han ofrecido, propiamente,puestos secundarios; formalmente y con insistencia se merequirió para que prestara mis servicios en la Subsecreta-ría de Instrucción Pública. (Esto fue el 22 de mayo.)Contesté al señor Madero diciéndole textualmente: "Nin-gún puesto federal bajo el gobierno del señor De la Barra."Más tarde me hicieron algunas insinuaciones, que noreputo como ofrecimientos, respecto de la Secretaría dejusticia, gobierno del Distrito Federal, del Estado de Pue-bla y del de Veracruz.

Para rehusarme a aceptar cualquiera de dichos puestos,tuve ante todo en consideración que ellos son superioresa mis capacidades personales, y creo que el que tengaverdaderas aspiraciones políticas como yo las tengo, nodebe comenzar su carrera en puestos de gran responsabi-lidad, para no correr el riesgo de quedar inutilizado mástarde, como ha sucedido al señor licenciado Vera Estañol,el cual, aun cuando hubiera desempeñado satisfactoria-mente los dos Ministerios que tuvo a su cargo, no puedevolver a desempeñar cargos políticos, sino de ministro paraarriba.

En cuanto a mí, me propongo comenzar mi carrerapolítica lanzando humildemente mi candidatura paradiputado.

Otra de las causas que yo di para no aceptar algunosde los puestos en que se requerían mis servicios, fue el deque no creo juicioso que un individuo desempeñe un puesto

66

Page 65: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

político de importancia cuando el único medio de subsis-tencia que tenga es el sueldo procedente de ese puesto.Personalmente no me avergüenza decir que en los diezaños que llevo de ejercer mi profesión, no he podido ad-quirir independencia económica, ya sea porque no tengoyo las notables aptitudes profesionales del licenciado VeraEstañol o ya porque no haya podido tener oportunidadde aprovechar la influencia oficial como pudo hacerlo elbufete de los licenciados Calero y Vera Estañol.

Por lo tanto, y teniendo en cuenta las muy fundadasesperanzas que existen de una regeneración en la adminis-tración de Justicia, pensé que, dadas mis condiciones pro-fesionales, el mejor empleo que podía yo hacer de miactividad, era dedicarme a mi profesión para continuarluchando por realizar mi ideal de adquirir cierta indepen-dencia económica que me permita más tarde emprenderuna carrera política, es decir, seguir el mismo procedimien-to que ha seguido el licenciado Vera Estañol, con la soladiferencia de que él durante la época de trabajo profe-sional, no sólo no desempeñó puestos políticos, sino aun seabstuvo de manifestar sus ideas acerca del estado de cosaspor que atravesábamos.

Por último, yo no tengo en mi oficina un socio a quiendejar mi bufete mientras desempeño un puesto público, ala vez que percibo las utilidades de un despacho profesio-nal regenteado por el socio.

Por lo demás, y como manifesté personalmente tanto alseñor Madero como a los señores Vázquez Gómez, mi re-nuencia a aceptar algunos puestos no significa desacuerdocon ellos, sino que les he dicho que estoy enteramentedispuesto a prestar mis insignificantes servicios donde quie-ra que se necesiten, con la sola limitación del ejercicio demi profesión que deseo conservar.

REPÓRTER. Una última pregunta, señor Urrea: ¿Cuán-

67

Page 66: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

to ha ganado usted como escritor público, durante los añosque lleva de escribir?

Lic. URREA. Ni un solo centavo. Prisiones para mí ypara mi familia, sinsabores, dolores de cabeza...

El artículo prometido en este reportazgo es el titulado

LA REVOLUCIÓN ES LA REVOLUCIÓN

EL SEÑOR licenciado don Jorge Vera Estañol acaba de pu-blicar, en forma de folleto, una circular cuyo propósito apa-rente es lanzar una convocatoria para la constitución deun partido que llama "Popular Evolucionista."

Dicha circular se compone de dos partes perfectamentediferentes y casi pudiera decirse sin relación la una con laotra. La primera se ocupa en relatar los antecedentes quedieron origen al gobierno provisional y en criticar los actosde la revolución y del gobierno revolucionario. La segundaparte es propiamente la convocatoria para la constitucióndel Partido Popular Evolucionista.

Quiero abstenerme por ahora de emitir mi juicio acercade la conveniencia de la formación de ese partido y de susprobabilidades de éxito. Pero por lo que hace a la parteexpositiva del folleto, deseo precisar algunas ideas que laopinión pública ha apuntado ya.

LA PROPAGANDA DEMOCRÁTICA

En mi concepto no hay nada de vituperable en la incon-gruencia que existe entre las ideas del libro de don Fran-cisco I. Madero La sucesión presidencial y su conductacomo revolucionario. Como escritor político, don Francisco

68

Page 67: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

I. Madero hablaba de una evolución democrática, en elsupuesto de que ésta fuese posible y de que debiera efec-tuarse por los medios pacíficos y constitucionales que nues-tras leyes ponían al alcance de los ciudadanos. El error delseñor Madero consistió, cuando escribió su libro, en creerque el Gobierno del general Díaz era un Gobierno delsiglo xx, que respetaría cuando menos las más rudimen-tarias formas constitucionales y consentiría en la organiza-ción y funcionamiento de un partido y en la participaciónpacífica de los ciudadanos en el Gobierno por medio delvoto, para transformar el régimen personalista en un ré-gimen democrático. Pero una vez convencido de ese error,la conducta del señor Madero no es ilógica. Las ideas desu libro seguirán siendo ciertas como verdades teóricasaplicables a una evolución democrática, y sus ideas revo-lucionarias seguirán también siendo lógicas frente a unrégimen dictatorial decidido a no evolucionar.

En estas condiciones nada de extraño tiene que en 1910se hubieran tachado de revolucionarias las propagandaselectorales que precedieron a las elecciones federales. Laverdad es que una vez que el Gobierno dictatorial delgeneral Díaz estaba decidido a no evolucionar, y resuelto ano dejar libre curso a la actividad electoral, cualquierapropaganda que se hubiera emprendido, por pacífica quefuese, tenía que aparecer como revolucionaria a los ojosdel régimen dictatorial contra el cual fuera encaminada.

LA REVOLUCIÓN Y LA OPINIÓN PÚBLICA

A nadie debe sorprender que la opinión pública del paíscambiara durante los seis meses que transcurrieron de no-viembre de 1910 a mayo de 1911, y que las ideas revolu-cionarias que al principio no habían tenido acogida ni en

69

Page 68: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

los más radicales antirreeleccionistas, fueran ganando te-rreno poco a poco hasta el grado de convertir en revolu-cionaria la opinión pública de todo el país, formando asíuna atmósfera enteramente irrespirable para la dictaduradel general Díaz.

El licenciado Vera Estañol en su folleto, al referirsea este fenómeno, hace una pequeña alusión a mi persona,atribuyéndome haber condenado el movimiento revolucio-nario en un principio y haberme afiliado a las ideas revo-lucionarias solamente cuando ya estaba yo seguro de laimpunidad. Cualquiera otro se empeñaría en comprobar la

,antigüedad de sus ideas revolucionarias. Yo no.Lo cierto es que yo como otras muchas personas, como

la generalidad de la opinión pública sensata del país,condené el movimiento revolucionario en sus comienzosporque creía erróneamente que, dados los poderosísimoselementos con que el gobierno federal decía a cada pasoque contaba, la revolución llevaba trazas, o de ser un sa-crificio lastimosamente estéril, o de convertirse en una gue-rra sangrienta y dilatada.

Madero, sin embargo, vio más claro, y tuvo la fe quenosotros no teníamos.

Las verdaderas causas de que la opinión pública, queal principio era pacifista, haya evolucionado hasta conver-tirse en universalmente revolucionaria, son muy fáciles deexplicarse.

La revolución se creyó en un principio una verdaderaobra de romanos, sumamente difícil, y que exigía muchoselementos, muchos esfuerzos, muchos sacrificios y muchotiempo. Pero cuando se vio que el antiguo régimen casi sedesmoronaba por sí solo, la opinión pública, no por volu-bilidad, sino por instinto de conservación, por la lógicanatural de los acontecimientos, comenzó a ver en la revo-lución un centro de cohesión y un poder más fuerte que

70

Page 69: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

el del antiguo régimen. Nada de raro tenía entonces quela opinión pública se pusiera del lado de la revolución y laapoyara como el medio más expedito y más idóneo derestablecer la paz y garantizar los intereses.

La caída del general Díaz fue efecto de su debilidad.La desintegración del antiguo régimen estaba tan avanza-da que las simples alarmas infundadas de aparición degrupos revolucionarios en algunos lugares, fueron suficien-tes para proceder al abandono inmediato de los puestospúblicos por las autoridades políticas. En estas condicionesla revolución tenía que triunfar sin necesidad de balasy con sólo la fuerza de la opinión pública, y el miedoo el remordimiento de las autoridades dictatoriales.

A la caída del general Díaz contribuyeron, además, comoen otra ocasión he dicho, los procedimientos empleadospor aquél para sofocar la revolución, procedimientos queno fueron más que síntomas de debilidad.

Las presuntuosas declaraciones de Limantour, la orga-nización precipitada del Gabinete de los cincuenta y ochodías, las promesas de enmienda, las ofertas de reformas,los intentos vacilantes de transacción, el cambio de banderapolítica, en fin, todos los esfuerzos hechos para detener losavances de la revolución, fueron verdaderamente ridículosfrente a la incontrastable fuerza de la opinión pública.

Hasta las medidas militares, persecutorias y diplomáti-cas habrían sido ridículas, si no hubieran sido infamementecrueles y estúpidamente peligrosas para la Patria. Peroprecisamente el carácter de desesperación que tenían esasmedidas, fue la causa más inmediata del incremento de larevolución.

Qué parte haya tenido el licenciado Vera Estañol en laresponsabilidad por el fracaso de los últimos actos del go-bierno del general Díaz, no lo sabemos. Dice él que sulabor se encaminó a detener la revolución armada y a dar

71

Page 70: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

curso a la revolución de las ideas, recomendando las me-didas enérgicas contra los revolucionarios y abogando porla libertad de los reos políticos.

Por cuanto a las medidas enérgicas contra los revolu-cionarios, debe decirse que el tipo de ellas fue la ley desuspensión de garantías, que en mi concepto constituyóel disparate más grande de los que pudo haber hecho elgobierno del general Díaz, supuesto que, como medidasangrienta y de terror, por sí sola bastó para aumentarel efectivo de las fuerzas revolucionarias en una propor-ción que nunca habría alcanzado sin esa ley.

Respecto de la intervención del licenciado Vera Estafiolen favor de los reos políticos, era desconocida, y no podíasospecharse, supuesto que durante el gobierno de los cin-cuenta y ocho días, y precisamente siendo Vera Estañol mi-nistro de Gobernación, fue cuando más atestadas de presospolíticos se hallaron las cárceles de la República, y cuandose llegó hasta la crueldad de prohibir las visitas de susfamilias a los reos políticos en la Penitenciaría de México.Los únicos actos que he conocido como debidos a la inter-vención del licenciado Vera Estañol, en favor de los pre-sos políticos, fueron ciertas excarcelaciones que tenían porobjeto único utilizar a los excarcelados en trabajos detransacción con los revolucionarios.'

Parece ser que el objeto principal del licenciado VeraEstañol, más que la convocatoria para la organización deun partido político, fue formular ciertas críticas contra losactos de la revolución y de sus jefes.

Dichas críticas pueden resumirse como sigue:

1 4 La revolución no dio programa de reconstrucción.1 Entre los presos políticos se encontraban tres hermanos del

autor: don Lucio, don Alfonso y don Ramón.z Robles Domínguez, Galicia Rodríguez, etc.

72

Page 71: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

24 La revolución adolece de los mismos vicios dictato-riales que tuvo el gobierno del general Díaz, y

34 La revolución no ha podido reconstruir lo destruido.

LA REVOLUCIÓN SIN PROGRAMA DE RECONSTRUCCIÓN

Ni la revolución inglesa, ni la revolución francesa, ninuestra revolución de independencia, ni la revolución deAyutla, previeron la forma de reconstrucción de los anti-guos regímenes.

La revolución de San Luis tampoco podía dar basespara la reconstrucción.'

La verdad es que no hay revolución en el mundo que sehaya emprendido previendo de antemano los medios dereconstrucción del orden social o de sustitución del régi-men que se pretende hacer desaparecer. Las revolucionesson casi siempre inconscientes; esbozan, si acaso, sus ten-dencias indicando sus propósitos destructivos; pero, o noofrecen base para la reconstrucción, o las que ofrecen resul-tan enteramente inadecuadas a las necesidades posteriores.

Las revoluciones se componen de dos etapas perfecta-mente definidas: la primera, que constituye la faz mera-mente destructiva, y que puede llamarse la revolución pro-piamente dicha, y la segunda, que constituye la faz recons-tructiva, y que en muchos casos está enteramente fuera delperiodo revolucionario.

Ahora bien, la tarea de reconstrucción escapa a todaprevisión y varía al infinito en cuanto a su naturaleza ya su duración, según la marcha de la revolución en suetapa destructiva.

s Igual cosa puede decirse de la Revolución Constitucionalista,

pues Carranza no dio más programa en el Plan de Guadalupe,que el derrocamiento de Huerta.

73

Page 72: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Una tendría que haber sido la tarea y la forma de re-construcción, en el caso de que el general Díaz se hubierarendido desde el principio y otra muy distinta en el casode que la revolución se hubiera visto obligada a arrebatarplaza por plaza, de manos del gobierno, por la fuerza delas armas.

Los VICIOS DE LA REVOLUCIÓN

El objeto principal del folleto a que vengo aludiendo, hasido formular una crítica de los actos del gobierno provi-sional, o como yo lo llamaría, del gobierno revolucionario.Se acusa al gobierno revolucionario de nepotismo, de fa-voritismo, de militarismo, de indiferencia por la suerte dela Nación, de insubordinación, de anarquía, de crueldad,de saña, de cesarismo, de arbitrariedad y de otros viciosmás que se supone no debían existir en el gobierno pro-visional.

El impulso más ingenuo de los simpatizadores de la re-volución y aun de su jefe mismo, ha sido negar los carac-teres que se atribuyen al gobierno provisional. Pero si seconsidera con detenimiento la cuestión, se comprende quela verdadera defensa del gobierno revolucionario no con-siste en negar esos cargos, ni en pretender poner deacuerdo la conducta de la revolución con su situación teó-rica, sino en ver si esa conducta ha respondido a las ne-cesidades de la situación actual.

Más útil sería tal vez la tarea de comparar los actos delgobierno "revolucionario" con los actos del gobierno"constitucional" del general Díaz, pues, por esa compara-ción, se vería que la revolución, aun en pleno periodo des-tructivo, ha sido más justa, más democrática, más cons-

74

Page 73: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

titucional y más humana que el gobierno del general Díazen pleno periodo constitucional.

I. Nepotismo y favoritismo. No me toca justificar losnombramientos de los señores Madero, Hernández y Váz-quez Gómez, para ministros; pero precisamente la presen-cia de personas de la más absoluta confianza de los jefesde la revolución en el gobierno provisionario, era la únicagarantía que podía tenerse de que este gobierno obede-ciera las tendencias revolucionarias, supuesto que la laborposterior de la revolución iba a depender exclusivamentede la posibilidad de ejercer un absoluto controlamientosobre el gobierno provisional. Cualquiera otro sistema queno hubiera sido el de designaciones concretas de los nuevosministros, habría sido un error de la revolución.4

Por lo demás, el nepotismo y el favoritismo del gobiernorevolucionario, son nada en comparación del nepotismoy favoritismo del gobierno "constitucional" del generalDíaz.

Durante el gobierno del general Díaz, en efecto, hemosvisto a su hijo como empresario de grandes obras públicascosteadas por el Estado, como jefe de su Estado Mayory como su secretario particular; a su sobrino, con gradosmilitares obtenidos al vapor, lo hemos visto como Ins-pector General de Policía de toda la República, comodiputado y como gobernador del Estado de Oaxaca; ypara no extendernos demasiado, baste decir que en todos

4 Don Ernesto Madero era tío del Jefe de la Revolución; donRafael Hernández, su primo. Por lo demás, el autor siempre desa-probó estos dos nombramientos, no porque fueran de parientesde Madero, sino porque aquéllos eran connotados científicos. Laexculpante que el autor da, se refiere exclusivamente a los doshermanos Vázquez Gómez, don Francisco y don Emilio, que fue-ron los dos ministros más radicales en el Gobierno de De la Barra.

75

Page 74: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

los Congresos de la Unión hemos visto a todos los parien-tes del general Díaz y a todos los parientes de todas laspersonalidades políticas de segundo orden; su yerno, susconcuños, sus sobrinos, sus médicos, su dentista, sus bufones,sus panegiristas y en general todos sus amigos personales,han vivido perpetuamente en el Congreso, porque en el go-bierno "constitucional" del general Díaz se creía necesa-rio que todos los puestos públicos estuvieran desempeña-dos por personas de la más absoluta confianza.

Cuando se habla de la presencia de dos hermanos, unoen la Secretaría de Instrucción y otro en la Secretaría deGobernación, se olvida que esas mismas dos carteras estu-vieron, una en la mano derecha y otra en la mano iz-quierda del mismo autor de la crítica contra los hermanosVázquez Gómez.

Y cuando se ataca al gobierno revolucionario por teneren la Secretaría de Gobernación al hermano del candida-to a la Vicepresidencia ahora que el problema vicepresi-dencial ha quedado reducido a un problema de segundoorden, se olvida que cuando ese mismo problema de lavicepresidencia era el más trascendental de los problemaspolíticos de México, la Secretaría de Gobernación estuvoprecisamente en manos del candidato a la Vicepresidencia,no sólo durante la preparación de las elecciones, sino du-rante las elecciones mismas.5

II. Militarismo e ilegalidad. Después de la rendición delGobierno Federal, algunas autoridades científicas, AvelinoEspinosa en Sonora, Jesús del Valle en Coahuila y algunosotros locos o tontos, quisieron oponer resistencia a la re-volución, y ésta tuvo necesidad de emplear la fuerza para

5 Don Ramón Corral, Secretario de Gobernación del general

Díaz.

76

Page 75: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

hacerse obedecer.' Esto se califica de golpe de Estado.Debían calificarse así también todos los actos de la revo-lución y principalmente la renuncia del general Díaz, ydeberían seguirse llamando del mismo modo todos los de-más actos de presión que se están ejecutando y los que seránecesario que la revolución siga ejecutando para hacerseobedecer.

No hay que perder de vista que la revolución no puedeni debe limitarse a los medios exclusivamente constitucio-nales para cumplir con sus fines, sino que como revoluciónque es, tiene que seguir apelando a la fuerza de las armasen todos aquellos casos en que alguna autoridad quieraresistirle para sostener las formas del antiguo régimen.

La revolución triunfante pudo cambiar, de golpe y porun solo acto revolucionario, todas las autoridades políticasde toda la República, sin que se le imputara la ejecución deun golpe de Estado. Si no lo hizo fue porque pudoencontrar otros procedimientos más prudentes para llevara cabo esos cambios que era necesario efectuar; pero laforma de remover autoridades por medio de renunciaspresentadas al nuevo Gobierno y de designaciones francaso sugeridas, no cambia el carácter del acto en sí que esesencialmente revolucionario. Y si para efectuar el resto dela renovación se encontraran resistencias, aunque seande apariencia constitucional, la revolución no podría cru-zarse de brazos y declararse impotente, sino que procede-ría a emplear la fuerza, pues si las formas debieran detenera la revolución, resultaría que el triunfo de ésta, es decir,su ingreso al gobierno, equivaldría a haberla dejado ma-niatada e impotente, o lo que es lo mismo, el vencedor

" Puede también citarse el caso del coronel Luis G. Morelos,fusilado por Banderas, como represalia de los actos de crueldadcometidos por aquél al principio de la revolución en Sinaloa.

77

Page 76: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

habría sido el antiguo régimen, y la formación del gobiernorevolucionario habría sido una simple chicana política paradominar a la Revolución.

Mi opinión franca es que la revolución tiene expeditasu acción para emplear la fuerza cuando encuentre resis-tencias provenientes de elementos del antiguo régimen quese escudan tras de las formas constitucionales para impedirla consumación de la tarea renovadora de la revolución.

Otra cosa es cuando se juzga al Gobierno del generalDíaz en pleno funcionamiento constitucional, pues nadieolvida que el general Díaz, tan celoso de las aparienciasconstitucionales, no tuvo empacho en autorizar descaradosy frecuentes golpes de Estado, como los de Coahuila y Nue-vo León en 1909, que se apresuraban a justificar y a cali-ficar de actos de suma habilidad política, los mismos queahora quisieran ver maniatada a la revolución por las for-mas legales.

III. Indiferencia por la suerte de la Nación. El licencia-do Vera Estañol culpa al gobierno revolucionario de indi-ferencia por la suerte de la Nación, acusándolo de haberabandonado la Baja California. La contestación a este car-go la darán los hechos. Después de varios meses de inaccióno impotencia del general Díaz, el primer acto del Gobiernorevolucionario fue enviar a Viljoen a combatir a los socia-listas, los cuales comenzaron a capitular.?

7 Aprovechándose de la situación creada por la Revolución, va-

rios mexicanos y algunos norteamericanos intentaron independerde México, la Baja California, para hacer de ésta un campo delibre experimentación socialista. Un tal Dick Ferris, jefe de ungrupo de socialistas de Los Ángeles, California, y de filibusterosy aventureros de Arizona y Texas, se proclamó Presidente de la"República de la Baja California," y el 3 de junio manifestabaa la prensa norteamericana en el puerto de San Diego, Cal., quecambiaría la bandera mexicana por otra socialista, y se dirigiría al

78

Page 77: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

IV. Insubordinación y anarquía. El señor Vera Estañolculpa a la revolución de insubordinación, recordando elincidente de desavenencia entre Orozco y Madero .8

Olvida cuidadosamente Vera Estañol que los autores in-telectuales de ese incidente fueron los elementos enviadospor el Gobierno del general Díaz para sembrar la cizañaen el campo revolucionario, de los cuales el principal eraun extranjero que casi podríamos asegurar fue invitadoa la aventura pacificadora por el mismo Vera Estañol, su-

Gobierno Norteamericano, para que reconociera la independenciade la nueva nación. Esta aventura fracasó, primero, por la divi-sión y la anarquía que estalló entre los filibusteros; segundo, porla resistencia de los habitantes de la Baja California, y tercero,por las partidas de fuerzas maderistas y federales que los batie-ron, ejecutando a algunos de los cabecillas socialistas y filibusteros.

s A los tres días de tomada Ciudad Juárez, se sentía entre lasfuerzas maderistas de Orozco, Blanco y Villa, una gran falta devíveres, así como una desorganización completa, al mismo tiempoque un intenso disgusto contra la actitud asumida por don Fran-cisco Madero, al salvar la vida al general Juan Navarro y a to-dos los demás jefes y oficiales federales hechos prisioneros y aquienes por orden del Jefe de la Revolución, se trató con todogénero de consideraciones, facilitándoles alimentos. Tan deplora-ble como fatal estado de cosas, después del triunfo, fue aprove-chado inmediatamente por algunos instrumentos porfiristas parasuscitar en el ánimo de los jefes revolucionarios la hostilidad aMadero, quien acababa de nombrar su Gabinete Provisional. Pas-cual Orozco se presentó en el campamento de don FranciscoMadero, demandando en tono agresivo, víveres y municiones parasus fuerzas, desaprobando el nombramiento de ministros y pro-testando contra la libertad concedida a Navarro y las considera-ciones que se tenía a los oficiales federales. Asegúrase que la es-cena fue violenta; que Orozco amenazó rudamente al Jefe dela Revolución, quien en un arranque lírico, muy propio de sunoble temperamento, arengó a los numerosos insurrectos queacompañaban a Orozco, haciéndoles ver lo antipatriótico de suconducta y prometiéndoles satisfacer pronto sus necesidades y susideales, con lo cual los aplacó y terminó el incidente.

79

Page 78: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

puesto que es su amigo íntimo, su compadre y su cliente;nos referimos a Oscar Braniff.9

Por lo que se refiere a la insubordinación, si se comparala revolución en esta materia con el Gobierno del generalDíaz en sus últimos tiempos, se ve que mientras aquéllapresentaba notables ejemplos de disciplina como el de Fi-gueroa en Guerrero, resistiendo a las insidiosas invitacio-nes del general Díaz para desconocer a Madero, el ejércitodel dictador en cambio presentaba los más desastrosos sín-tomas de disgregación, cuando la mayor parte de la ofi-cialidad nueva se alistaba en las filas insurgentes.

Tratándose de la anarquía, sería tonto querer recha-zar el cargo hecho a las masas revolucionarias. No haymasa en ninguna parte del mundo, que no presente losmismos caracteres que presentaron las de la ciudad deMéxico, las de Torreón o las de Pachuca; y puede afir-marse, sin temor de equivocación, que los desórdenes ylas manifestaciones anárquicas que se han presentado has-ta ahora, son verdaderamente insignificantes, comparadascon la conducta de otras masas de pueblo en Europa yEstados Unidos, no digamos ya en pleno periodo revolu-

s Braniff, efectivamente, ya en persona, ya por medio de nume-rosos amigos y corresponsales mercantiles en Chihuahua, se insinuócon los principales jefes maderistas, regalándoles víveres y dinero.Ostentó admiración y cariño por éstos, expresándoles piedad porla injusticia que cometía don Francisco Madero al tenerlos aban-donados y faltos de subsistencia, cuando ellos eran los verdade-ros héroes, mientras a los vencidos se les trataba bien, siendolo peor que en el Gabinete que acababa de nombrar, daba los prin-cipales puestos a sus amigos y parientes, ya que Ernesto Ma-dero, figuraba como Ministro de Hacienda. Desde ese día, lareacción científica y conservadora empezó a apoderarse de Oroz-co, a quien no había de soltar hasta la muerte de éste y de supadre. El otro comisionado fue el licenciado Toribio EsquivelObregón, quien escribió a su modo una relación de los sucesosde Ciudad Juárez.

80

Page 79: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

cionario y cuando el jefe del Estado abandona despavo-rido su puesto, sino solamente en el curso de una huelgao de cualquiera manifestación de protesta.

V. Saña y persecución. Se tacha a la revolución de cruelen sus persecuciones, recordando con grandes aspavientosel incidente de la detención del tren en que viajaba elgeneral Díaz, incidente que no debería ni mencionarsepor ser tan bochornosamente ridículo para el Presidentecaído.1°

Los casos que se dieron de detención de trenes fuerontodos verdaderamente sorprendentes por la forma pruden-te en que se efectuaba el registro de pasajeros, pues conmuy contadas excepciones, los revolucionarios se limitabana registrar el convoy para cerciorarse de que no conducíantropas o pertrechos y a recabar de los pasajeros la entregade sus armas personales.

Los dos únicos casos que conozco en que se haya dis-parado sobre los trenes detenidos, son el de Cuernavacaen que se trataba de un tren que imprudentemente con-ducía un carro con tropa agregado al tren de pasajeros,y el del tren de pasajeros en que viajaba el general Díaz.

10 El incidente no tuvo importancia; la verdad de las cosas,fue que en Tepeyahualco, un destacamento de rebeldes que notenía noticia del pacto de Ciudad Juárez, al aproximarse el trenen que salía de incógnito el ex presidente Díaz, plantó una ban-dera tricolor para hacer detener el convoy y registrarlo, segúncostumbre militar; pero el conductor hizo que el tren pasara,y la bandera fue derribada, lo cual hubo de ser considerado comoun acto hostil por los maderistas, que abrieron el fuego. Los za-padores que formaban la escolta del general Díaz, contestaron,y éste se vio obligado a salir, acompañado de su esposa, haciendonotar que ya no era nadie y que iba a salir del país, despuésde haber entregado el Gobierno. Rectificado el error, la avanzadainsurrecta dejó pasar el tren.

81

Page 80: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Este último caso se explica lógicamente supuesto que eltren conducía tropas, pero a mayor abundamiento la deten-ción no fue intencional respecto del ex presidente. En efec-to, habiendo renunciado el general Díaz el 25 de mayo alatardecer, y no teniendo motivo fundado para huir clan-destinamente, como no fuera el de su amor propio las-timado, era absolutamente imposible que los revoluciona-rios que detuvieron el tren pudieran sospechar que enese convoy, custodiado por escolta oficial, a todo vaporhuía agazapado y quejumbroso el héroe de cien batallas yel hombre que había sido árbitro de los destinos del paísdurante treinta y cinco años.

En punto a la crueldad, el gobierno del general Díaz noresiste la comparación con la revolución ni aun en susépocas más benignas.

Las persecuciones, prisiones y aun ejecuciones hechaspor la revolución, fueron en muy corto número. Los actosde crueldad injusta son muy contados y no aparecieronsino después de las primeras aplicaciones de la ley desuspensión de garantías; las prisiones fueron de muy pe-queña duración y los reos juzgados siempre con rapidezy con un amplio espíritu de equidad. En cambio, en plenoperiodo constitucional del general Díaz, tuvieron lugar ungran número de actos de crueldad innecesaria, que es inú-til referir por el momento. Concretándose a los últimostiempos precisamente en el periodo de lucha contra ladictadura y la revolución, es sin duda el gobierno delgeneral Díaz el que ofrece las mayores muestras de cruel-dad, tanto por la aplicación de la pena de muerte a los reospolíticos por medio de procesos militares, y por losasesinatos ejecutados en rebeldes con motivo de la suspen-sión de garantías, como principalmente por el gran nú-mero de prisiones innecesarias y dilatadas, hechas con talinjusticia, que resultaban víctimas de ellas personas que

82

Page 81: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

según las palabras del mismo señor Vera Estañol, no te-nían otra culpa que su condición de antirreeleccionistas,que para él no es delito.

En lo referente a la crueldad, hay que decir nada másque durante la permanencia de Vera Estañol en la Secre-taría de Gobernación tuvieron lugar los infames asesinatosefectuados por Blanquet y Popoca en Matamoros Izúcary por el coronel Cauz en Chignahuapan, asesinatos queno se explican ni siquiera por el ardor de la lucha o porla ebriedad del triunfo, sino que fueron verdaderas heca-tombes o degüellos cometidos enteramente en frío, sobremujeres y niños indefensos, y los de Chignahuapan espe-cialmente preparados por medio de falsas promesas deamnistía hechas por el general Díaz.

Debía mostrarse más prudencia en no hacer este cargoa la revolución pues no solamente el gobierno del generalDíaz resulta mal parado, sino que en opinión de propiosy extraños la reciente revolución ha tenido caracteres talesde benignidad y ha sido tan parca en crueldad y tanhumana en los medios de represión, que se considera co-mo una verdadera excepción entre las revoluciones latino-americanas, y puede tomarse como ejemplo de lo que se haadelantado en el siglo xx en el sentido de humanizarlas guerras intestinas, que hasta ahora han sido siempre lasmás crueles y las más sanguinarias de todas las guerras."

VI. Cesarismo y arbitrariedad. Supone el Lic. Vera Es-tañol que las órdenes de un caudillo revolucionario debe-rían expedirse por bandos promulgados dentro de las for-mas constitucionales o cuando menos sujetos a algún regla-

11 Desgraciadamente los enemigos de los principios revolucio-narios, extremando con los asesinatos de Madero y Pino Suárezlos procedimientos de crueldad, provocaron después en la Revo-lución Constitucionalista las naturales represalias.

83

Page 82: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

mento previamente establecido para la revolución, puestoque critica al caudillo revolucionario diciendo que el señorMadero ha podido llegar a decir "el Estado y el pueblosoy yo" por la gran cantidad de facultades constituciona-les que se arrogaba.

Si un Presidente de la República en tiempo de paz di-jera, como pudo decir el general Díaz, "el Estado y elpueblo soy yo," la crítica sería irrefutable; pero en tiempode guerra, la concentración de funciones, la arrogación defacultades extraordinarias, la creación de un dictador ode un imperator es algo no sólo explicable, sino ineludibley que los gobiernos han acostumbrado hace muchos siglos.

Con mayor razón todavía un caudillo de una revolu-ción, durante el periodo plenamente revolucionario, estáobligado a ser la única autoridad, y forzosamente debepoder decir en cualquier momento "la revolución soy yo,"es decir, que él es el jefe, el director, el controlador, elárbitro único de la situación revolucionaria.

La frase aquella de ordene al pueblo, que tanta alhara-ca ha provocado por considerarse antidemocrática, nomerece la atención de la gente seria. Madero pudo haberdicho: "exija usted," "obligue usted" o "reprima usted"al pueblo, y lo único criticable en su telegrama era su des-conocimiento de la imposibilidad en que se hallaba Ro-bles Domínguez de hacerse oír, y menos aún de impedirlas manifestaciones tumultuosas de la plebe de México,a la cual nadie hubiera podido sofrenar, si el general Díazno hubiera renunciado la tarde del 25 de mayo.12

12 Don Francisco Madero, en un telegrama dirigido al Ing.Robles Domínguez, notificándole los convenios de Ciudad Juárez,le decía que los hiciera conocer y respetar, y en otro telegramaescrito violentamente, en contestación a las noticias que aquélle enviaba acerca de los tumultos populares que exigían la re-nuncia del general Díaz, escribió la frase "ordene al pueblo" el

84

Page 83: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

VII. Efectividad del Sufragio. El pasado gobierno ha-bría deseado que la pasada revolución hubiera aceptadosu proyecto de ley electoral para la convocación de laspróximas elecciones, es decir, que la revolución se hubierasometido a las formas que el general Díaz quisiera impo-ner para desarrollar más tarde el programa de reconstruc-ción del gobierno.

La sabiduría, la eficacia y la idoneidad del proyectode ley electoral, son cosas de las cuales estamos todavíapor convencernos. La antigua ley electoral constituía unprocedimiento malo y defectuoso, es cierto, pero ya cono-cido en la práctica, mientras que el ensayo de la nueva leyelectoral, por primera vez y en momentos de agitaciónpolítica, habría constituido la caída más torpe, más im-prudente y más ingenuamente tonta de la revolución, enla ratonera puesta por el gobierno del general Díaz.

LAS REVOLUCIONES SON REVOLUCIONES

Al concluir estos capítulos de sus imputaciones al gobiernorevolucionario, el licenciado Vera Estañol confiesa que laimparcialidad recomienda juzgar "con cierta lenidad y be-nevolencia" los hechos de la revolución.

Aquí sí tiene razón el escritor; pero no es la imparcia-lidad la que pide que se use cierta lenidad y benevolen-cia al juzgar los hechos de la revolución, sino que son lalógica y el sentido común los que aconsejan no juzgar unestado revolucionario conforme a los principios con que sejuzga un régimen constituido.

Esto es, en realidad, el verdadero punto de vista desdedonde deben mirarse los actos del gobierno revolucionario.

acatamiento a las resoluciones de una y otra parte, etc., etc. Ma-dero hablaba y escribía siempre con impulsivismo sentimentalaunque éste tomara la forma imperativa.

85

Page 84: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Las revoluciones son revoluciones, es decir, estados pa-tológicos y críticos de las sociedades y constituyen situa-ciones anormales. Las revoluciones implican necesariamen-te el desconocimiento general y absoluto de todas las au-toridades, de todos los principios de autoridad y de todaslas leyes políticas de un país; son la negación de las for-mas constitucionales y no están sujetas a más reglas quelas que impone la necesidad militar o el plan revoluciona-rio. Por tanto, tienen forzosamente que adolecer, debenadolecer, de todos aquellos "vicios," digo mal, deben tenertodas aquellas "condiciones" que se critican a la Revolu-ción de San Luis.

Las revoluciones necesitan el nepotismo, que es casi elúnico medio de asegurar el principio de autoridad del jeferevolucionario; exigen el militarismo para tener fuerza;requieren una gran dosis de arbitrariedad para hacer posi-ble el dominio de los jefes de la revolución sobre elemen-tos desencadenados; implican la irregularidad en sus pro-cedimientos supuesto que proclaman nada menos que eldesconocimiento de la ley; presumen la crueldad en los me-dios de obrar, supuesto que tienen como instrumento laguerra; deben desconocer todo principio de autoridadcuando se trata de la autoridad que dimana del poderque se combate; arrastran consigo grandes peligros deinsubordinación, y la anarquía puede ser uno de sus re-sultados inevitables puesto que es la que les ha dado elnombre de "revoluciones".

Las revoluciones son en suma estados anormales de lavida de los pueblos; por consiguiente, el disparate másgrande que puede hacerse es juzgarlas con el criterio omedirlas con la medida con que se juzgaría un gobiernoconstituido. Si alguien juzgara un estado de sitio, un inte-rregno de ley marcial, o un periodo de suspensión degarantías tachándolo de inconstitucional, se pondría sim-

86

Page 85: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

plemente en ridículo; pero el que juzga un régimen típica-mente revolucionario con el criterio con que se juzga ungobierno en pleno funcionamiento democrático, o está loco,o es uno de los elementos corrompidos a los cuales habarrido la revolución, que clama despechado.

LA REVOLUCIÓN COMO RECONSTRUCTORA

El general Díaz renunció el 25 de mayo; el señor De laBarra tomó posesión del Gobierno el día 26; el licenciadoVera Estañol se puso a escribir su folleto el día 27 y acabóde formular sus críticas el 5 de junio, o sea dos días antes dela llegada del jefe de la revolución a la capital de laRepública. Es decir, que se quiere que en diez días el go-bierno revolucionario tome todos los caracteres de ungobierno constituido.

La verdad es que el Gobierno provisional no es un go-bierno constitucional sino que es la revolución misma adue-ñada del poder y en pleno periodo destructivo. Es ungobierno enteramente sui generis.

Sobre este punto es necesario precisar las ideas.Las revoluciones tienen, como antes he dicho, dos fun-

ciones y dos etapas perfectamente definidas. La etapa des-tructiva o propiamente revolucionaria, y la etapa re-constructiva. Los espíritus superficiales podrían creer que laetapa destructiva concluye cuando concluyen teóricamentelas hostilidades; pero una consideración más sesuda hacecomprender que son cosas totalmente distintas el final teó-rico de las hostilidades de la guerra y el final del periododestructivo de una revolución.

Cuando el gobierno del general Díaz dio la machincue-pa política el día 1° de abril, creyó ingenuamente quecon cambiar de bandera había concluido con la revolución,

87

Page 86: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

y se equivocó. Los que crean ahora que con haberse puestoel poder en manos de la revolución ésta ha concluido ydebe detenerse en su labor de renovación, se equivocanpor segunda vez.

La revolución de San Luis comenzó su obra de destruc-ción por la fuerza de las armas; pero antes de concluirsu tarea, el gobierno del general Díaz se rindió.

¿Quiere decir que la obra destructiva de la revoluciónhabía concluido o debía pararse donde estaba el 25 demayo? De ningún modo.

La rendición del general Díaz no significó que la tareade demolición hubiera concluido, sino que fue un arreglopara que lo que hasta ese momento se había venido ha-ciendo por la fuerza de las armas, pudiera continuarse pormedio del poder que el general Díaz abandonaba en ma-nos de la revolución.

La guerra ha concluido en teoría, y se procura que con-cluya de hecho; pero la revolución se encuentra en plenoperiodo de demolición, y todavía le falta mucho que ba-rrer antes de comenzar a reconstruir. ¡ Qué más quisieranlos científicos y partidarios del antiguo régimen, sino quela revolución dejara las cosas como están y suspendiera suobra a medio hacer!

La revolución propiamente dicha, es decir, el periododestructivo, aún no ha concluido, y mal puede pedírseleque comience a reconstruir. El licenciado don Emilio Váz-quez Gómez ha visto muy clara la situación y ha entendidobien su papel de agente revolucionario, encargado de darsatisfacción a las aspiraciones revolucionarias por mediosadministrativos, cuando se propone continuar la obra derenovación comenzada, y aconseja la remoción general deautoridades políticas.13

13 Al hacerse cargo de la Secretaría de Gobernación en el Ga-binete de De la Barra, el Lic. don Emilio Vázquez Gómez em-

88

Page 87: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

No es lógico exigir a la revolución que antes de un mesde triunfar acabe de demoler y comience a reconstruir.No es lógico ni siquiera pedir que ya comience desde luegola reconstrucción, porque ninguna revolución en el mun-do ha comenzado a ser gobierno regular al día siguientede derrocar al régimen caduco.

Después de la tarea de demolición desgraciadamentenos falta pasar todavía por un doloroso periodo de anar-quía más o menos franca, que sociológicamente es ine-vitable.

Después podrá emprenderse la reconstrucción.La guerra separatista en los Estados Unidos duró cua-

tro años, y la reconstrucción norteamericana que es in-dudablemente el ejemplo de convalecencia política másrápida de que se tiene noticias en toda la historia de lasrevoluciones, duró once años.

Suponiendo que la revolución de San Luis tarde todavíaen concluir su tarea destructiva de aquí a noviembre, ha-brá empleado en ella un año entero. Bien podemos darnospor satisfechos con que en otros tres años se efectúe lareconstrucción.

QUIRN DEBE HACER LA RECONSTRUCCIÓN

La labor demoledora de las revoluciones es siempre laparte más fácil de la tarea, sobre todo cuando van contra

pezó a poner en práctica el sistema de eliminación de las autori-dades políticas porfiristas, para poner en su lugar a las revolu-cionarias, quedando en pugna aquel funcionario, no sólo con elpresidente De la Barra, sino con los miembros conservadores dedicho Gabinete, como don Ernesto Madero, don Rafael Hernán-dez y el general Eugenio Rascón, pugna en la cual fatalmentehubo de quedar vencido el ministro revolucionario, que tuvo quedimitir.

89

Page 88: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

un régimen tan profundamente desintegrado como el delgobierno del general Díaz. Así se explica que el derroca-miento de la dictadura tuxtepecana haya podido hacersecon una facilidad que espantó a los mismos revoluciona-rios; sin elementos casi, a poco costo, con poca sangre, conpocos hombres y sin gran esfuerzo intelectual.

La caída del general Díaz fue más bien obra del estadosocial que de la fuerza armada. Esto explica hasta ciertopunto la benignidad de la revolución, pero a la vez da ideade la gran dificultad de la tarea reconstructiva, teniendoen cuenta la falta de elementos sanos de que pueda echar-se mano.

La revolución pudo hacerse por un puñado de hombres,con relativa facilidad en cuanto a su aspecto demolitivo;pero en cuanto a la reconstrucción, sería injusto y egoístaquerer que la hagan esos mismos hombres solos. Esa labortiene que efectuarse por el concurso de todos los ele-mentos sanos, enérgicos y honrados que ofrezca la revolu-ción, obrando de acuerdo con los elementos sanos, enér-gicos y sobre todo honrados, que puedan quedar del anti-guo régimen agrupados todos alrededor de un hombre.

Ahora bien, lógicamente y por la naturaleza misma delas cosas, ese hombre no puede ser otro que el mismo queencabezó la tarea destructiva, porque políticamente nopuede ser otro, ni debe ser otro.

Por tanto, todos los elementos de algún valor en el país,y aun cuando no hayan estado de acuerdo en los proce-dimientos revolucionarios, están obligados por patriotismo,por deber y hasta por conveniencia a agruparse alrede-dor del jefe de la revolución para emprender la recons-trucción del nuevo régimen. No porque se suponga queese jefe sea el más apto para gobernar, sino precisamenteporque es de presumirse que un mismo hombre no puede

Page 89: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

reunir a la vez condiciones necesarias para ser un fer-viente revolucionario y un gran estadista.14

Yo por mí sé decir que no seré quien comience el corode adulaciones al señor Madero, suponiéndole cualidadesextraordinarias como gobernante, pero tampoco escati-maré mi insignificante cooperación y la daré con toda bue-na voluntad y con toda buena fe.

Como revolucionario el señor Madero ha tenido éxito;ahora estará obligado a ensayar como gobernante. Podráhacerlo mal, pero lo único que podemos exigirle es lealtady honradez, bastando por lo demás que deje libre el cam-po a la actividad administrativa de los partidos políticosque son los obligados a reconstruir lo destruido.

Para eso es absolutamente indispensable que todos loshombres de algún valor abandonen su actitud de absten-ción egoísta y se pongan decididamente, como lo ha hechoaun el mismo general Reyes, al lado del jefe de la revolu-ción, contribuyendo a crearle su prestigio de gobernantey ayudando cada cual en la tarea que le corresponde,siquiera sea para no verlo echarse en brazos de los elemen-tos viciados del antiguo réimen.ls

Y esa obligación de agruparse alrededor del caudillocrece de punto cuanto mayores sean las probabilidades desu ineptitud como gobernante, pues si el señor Maderoresulta no ser un genio en la ciencia del gobierno, tantomejor: deberemos felicitarnos de esa decepción, porquequerrá decir que ha concluido la desgraciada época de losgobiernos milagrosamente geniales, de los gobernantes in-

14 Desgraciadamente el tiempo vino a confirmar esta tesis, ytodavía se deplora que Madero no haya reunido a sus virtudesde apóstol, la energía y la previsión del gobernante.

Y5 Esta "noble actitud" del general Reyes duró bien poco, puesmuy pronto, faltando al solemne compromiso contraído, se levan-taba en armas contra el señor Madero.

91

Page 90: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

sustituibles y de las dictaduras, para dar paso a la erade los gobernantes honrados y de simple sentido común,a la era de los gobiernos verdaderamente republicanos enque es el pueblo el que gobierna alrededor del Jefe delEstado.

92

Page 91: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El balance de la Revolución*

IDEAS GENERALES SOBRE UNA REVOLUCIÓN

EN OTRA ocasión he tratado de definir lo que es una Re-volución. Pues hay que precisar los conceptos con objetode evitar que se profane el nombre de Revolución confun-diéndola con otras diversas formas de alteración de la paz:

"Una revolución es la rebelión de un Pueblo contra lainjusticia de un régimen social o económico. Las revo-luciones las hacen los pueblos para salir de una condi-ción de servidumbre o de inferioridad en que los tiene su-midos un régimen. Mas como todo régimen está repre-sentado y sostenido por un gobierno, las revoluciones apa-rentemente tratan de derrocar gobiernos, pero en el fondosu objeto esencial es cambiar las leyes y las costumbrespara establecer otras más justas.

"Una Revolución podría teóricamente hacerse pacífica-mente, sin derrocar a un gobierno. Las más de las veces lasrevoluciones abarcan varios gobiernos, y por su misma na-turaleza no son instantáneas, sino que pasa tiempo, a vecesmuchos años para que se realicen y consoliden. Las re-voluciones las hacen los pueblos contra el Ejércitoque apoya un régimen opresor. Los cuartelazos los da elEjército casi siempre contra la voluntad del Pueblo.Las revoluciones, en fin, son movimientos sociales pro-fundos, más que políticos, y sus fines no son mezquinos

* Conferencia pronunciada el 30 de enero de 1931 en la Bi-blioteca Nacional de México.

93

Page 92: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que se conformen con un cambio de gobierno, sino queaspiran a la derogación de las grandes inquietudes socia-les y económicas que son la causa de su servidumbre.

"Tal fue la Revolución Francesa, tipo mundial e his-tórico de revoluciones. Tal fue la Revolución de Dolores,que comenzada en 1810, no terminó hasta 1821. Tal fuela Revolución de Ayutla, que comenzada en 1854, no ter-minó realmente hasta 1867. Tal es la Revolución de 1910,que aún no puede terminar.

"En algunos casos se ha profanado el nombre de Re-volución. Durante treinta años, mientras gobernó el gene-ral Díaz, todos, al referirse a sus pronunciamientos les lla-maban `la Revolución de la Noria', `la Revolución deTuxtepec'; pero la Historia, que no conoce de bajezas,dice ahora: `El plan' de la Noria, `el plan de Tuxtepec',reconociendo que aquéllos no fueron más que `planes' paraescalar el gobierno. Recién muerto Madero, los periódicosde la época siempre aludían a `aquello' diciendo: `la re-volución de la Ciudadela'. Pero cuando Félix Díaz se dis-tanció de Huerta pasó de moda el término, y aun a pesardel miedo que inspiraba el tirano, nadie se atrevió allamar revolución al golpe de mano dado por Huerta yBlanquet en el Palacio Nacional.

"Condenado, pues, el abuso de la palabra revolución,diremos que los cambios de gobierno hechos por la fuerzaarmada son de dos clases: insurrecciones y cuartelazos.

"Insurrección es el levantamiento en armas de un hom-bre o de un grupo de hombres desconociendo a un gobier-no y con propósitos de derrocarlo. Generalmente las in-surrecciones se hacen con fuerzas irregulares armadas parael caso. Cuando los levantados en armas son militaresque se alzan con sus fuerzas, la insurrección se llama pro-nunciamiento. En la historia de México se cuentan más

94

Page 93: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

de mil pronunciamientos desde 1821 hasta 1921, mientrasque apenas se cuentan tres revoluciones.

"Cuando el derrocamiento de un gobierno se hace pormedio de un golpe de mano dado por las fuerzas mismasencargadas de la defensa de ese gobierno, entonces se diceque éstas han dado un cuartelazo.

"Hay, por supuesto, otros muchos matices que no haypara qué discutir aquí. Golpe de Estado se llama, porejemplo, al desconocimiento de un poder por otro: casisiempre el Ejecutivo es el que desconoce al Legislativo yal Judicial; pero también se dan casos de que el Legislativo,apoyado por el Ejército, desconozca al Ejecutivo.

"Una revolución no surge nunca de uno de los pode-res, sino de elementos extraños al gobierno, y casi siem-pre desconoce a todos los poderes: como que desconoceal régimen mismo y aun las leyes vigentes."

Una revolución es, pues, una crisis en el desarrollo his-tórico de un pueblo. Por su naturaleza, la revolución estransitoria y se encuentra limitada por dos épocas de evo-lución pacífica, casi siempre dos largos periodos de paz.

Los propósitos de una revolución son siempre trans-formar un régimen económico, social o político, reconoci-damente injusto, por otro que se cree más apropiado parael desarrollo futuro del país.

Por eso la revolución requiere siempre la suspensión dehecho del funcionamiento de las instituciones constitucio-nales y de la administración de justicia.

Las reformas verdaderamente trascendentales para lospueblos, nunca se han hecho, ni podrán hacerse jamás,por procedimientos legales y constitucionales, porque pre-cisamente tienden a modificar los principios de derechoo de política que privan en ese momento histórico, y paradesterrar esos principios se necesita el uso de la fuerza.

1 La herencia de Carranza, por el Lic. Blas Urrea.

95

Page 94: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Toda revolución tiene, pues, dos aspectos y, por consi-guiente, dos etapas: el periodo destructivo y el periodolegislativo.

El periodo destructivo se caracteriza por el uso de lafuerza y por el desconocimiento del derecho, lo cual pareceal principio un absurdo.

El periodo de destrucción se emplea en derrocar por lafuerza de las armas el poder militar, económico, políticoo religioso de un régimen.

Esta destrucción es naturalmente ilegal, juzgada confor-me a los principios anteriores, y como acto de fuerza nosolamente trae todas las consecuencias de la guerra civil,sino que llega hasta el asesinato, el robo, el saqueo, laexpropiación y el relajamiento de las costumbres, y causapor consiguiente el espanto de los conservadores amena-zados y la desconfianza de las naciones que no están enrevolución.

Durante el periodo legislativo, pero todavía por mediode la fuerza y fuera de las normas pre-revolucionarias,la revolución convierte en leyes los principios o ideales quele dieron origen.

Cuando esos principios han quedado incrustados en lasleyes fundamentales del país, y cimentados por la acep-tación o sumisión de los vencidos, puede decirse que larevolución ha terminado.

Porque las revoluciones terminan, por su propia natu-raleza: son transitorias. Un país puede soportar muchoscambios de gobierno, y en algunos, las crisis ministerialesson el pan nuestro de cada día, pero las revoluciones nopueden repetirse sin poner en peligro la nacionalidad.

En los países como el nuestro, donde las revolucionesson necesarias, éstas constituyen un procedimiento de rozapara la nueva vida de la nación; pero aun en los países tro-picales, donde la maleza ahoga los cultivos y donde la roza

96

Page 95: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

asume proporciones de incendio, no puede decirse que laroza sea la agricultura misma, sino un mero procedimien-to de destrucción de la maleza para poder obtener de latierra lo que el hombre necesita para su sustento. Perodespués de haber rozado, el hombre se prepara a sembrar.

La aplicación de estas ideas generales a la RevoluciónMexicana, nos hace dividir ésta en los siguientes periodos:

De 1906 a 1910, pródromos de la Revolución.De 1910 a 1917, periodo de destrucción.De 1917 a 1927, periodo de legislación.

En lo sucesivo, la Revolución puede considerarse ter-minada y se abre el periodo de reconstrucción sobre lasnuevas bases establecidas por la misma Revolución.

Causas de la Revolución

Las causas verdaderas de una Revolución no son aparen-tes, ni se conocen fácilmente: se analizan y se definen casisiempre a posteriori.

Las revoluciones comienzan por actos inconscientes delas masas, casi siempre motivadas por un malestar econó-mico y que asumen aspectos suicidas, dada la despropor-ción entre los medios de represión con que cuenta el po-der público y la debilidad y desorganización de los rebel-des, cuyos actos tienen los caracteres de la delincuencia.

Los levantamiento de Jiménez, de Las Vacas, de Aca-yucan, las incursiones casi ingenuas de los Flores Magón,fueron pródromos de la Revolución de 1910.

En el terreno de las ideas, los estudios de los sabios ysus opiniones de gabinete no constituyen el origen de unaRevolución. Las ideas de Rousseau y de los filósofos dela Enciclopedia no fueron el principio de la Revolución

97

Page 96: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Francesa, sino meras teorías utópicas, que más tarde ha-brían de ser aprovechadas como bandera por la revolu-ción de 1789.

Don José María Luis Mora, uno de los pensadoresmás grandes que ha tenido México, estudiaba ya en 1831la nacionalización de los bienes del clero y, sin embargo,no puede considerársele como iniciador intelectual de laGuerra de Reforma, que fue la Revolución de Ayutla.

Don Juan Alvarez no sabía ni siquiera que don JoséMaría Luis Mora hubiese escrito su famoso estudio sobrelos bienes del clero, premiado por el Congreso de Zaca-tecas. Ocampo sí lo sabía.

En muchos casos, los iniciadores de una revolución nosólo desconocen las verdaderas causas del malestar socialque la producen, sino que niegan expresamente que susactos persigan tales o cuales propósitos de reforma social,aunque los hechos se encargan más tarde de probar que losiniciadores mismos obraron inconscientemente en cuantoa las causas profundas de la Revolución y en cuanto a losideales que perseguían inconscientemente también los quelos siguieron.

Don Miguel Hidalgo y Costilla no pensó en la inde-pendencia absoluta de México, ni menos en la forma re-publicana. Don Juan Alvarez no pensó en la separaciónde la Iglesia y el Estado; y el mismo don Francisco I.Madero declaró repetidas veces que la oligarquía científicano tenía ningún poder y que el pueblo mexicano no pre-tendía reformas agrarias. Por eso hay que hacer justiciaa los precursores intelectuales de una revolución, y máscuando estos precursores ven claramente que sus ideasno pueden convertirse en instituciones, sino por medio deuna revolución.

Entre los precursores intelectuales de la Revolución de1910, es costumbre listar a los escritores y periodistas que

98

Page 97: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

siempre se mantuvieron en actitud de oposición contra elGobierno del general Díaz, protestando contra su tiranía,aun en aquellos tiempos en que la autoridad de él era in-discutible y en que todo el país aceptaba espontáneamen-te su gobierno. Éstos no fueron,, sin embargo, los precurso-res intelectuales de la Revolución. Miraban más bien alpasado, apuntando a la ilegalidad de origen y a los erro-res políticos del general Díaz, pero no predicaban unaverdadera revolución. Su mérito consistió en haber man-tenido ardiendo el fuego del antirreeleccionismo, pero nocontribuyeron a preparar la revolución económica y so-cial que en seguida se desencadenó.

Entre éstos podemos mencionar, sin emitir juicio sobreellos, a Iglesias Calderón, a Ciro B. Ceballos, a DanielCabrera, a Filomeno Mata y a los hermanos Ricardo yEnrique Flores Magón. Todos ellos tienen su lugar enla Historia, como representantes de la inflexible rebeldíacontra la Dictadura y contra el continuismo del generalDíaz, pero el movimiento intelectual que preparó la Re-volución de 1910 en lo político, fue ajeno a la labor de losperiodistas e historiadores antes mencionados, como el mo-vimiento de insurrección de don Francisco I. Madero fueindependiente y ajeno por completo a los movimientos in-surreccionales de 1906.2

Precursores democráticos. Entre los documentos histó-ricos que contribuyeron a despertar el espíritu democrá-tico en el año de 1908, merece especial mención la entre-vista "Creelman", que fue realmente la que abrió elcampo a la discusión de la sucesión del general Díaz porprocedimientos democráticos y a la organización de parti-

2 Debo rectificar este juicio en cuanto a los hermanos Flores

Magón, que sí pensaban en una revolución, pero sobre basestotalmente distintas de la que hizo Madero.

99

Page 98: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

dos políticos que creyeron llegado el momento de aspiraral Gobierno cuando faltara el general Díaz.

Después de la entrevista Creelman y coincidiendo conla organización de los primeros partidos políticos, apare-cieron diversos documentos, que en mi concepto contri-buyeron al despertar de la opinión pública, y de los cualesmenciono los siguientes:

El Partido Democrático, por Francisco de P. Sentíes;Cuestiones electorales, por el licenciado Calero; La reelec-ción indefinida, por el licenciado Emilio Vázquez; ¿Haciadónde vamos?; del licenciado Querido Moheno; Méxicotal cual es, por Carlo de Fornaro, y La sucesión presiden-cial en 1910, por don Francisco I. Madero.

A todos estos los llamo yo documentos históricos queprepararon el movimiento y la opinión dentro del campoexclusivamente político en el sentido de una renovacióndemocrática del Gobierno.

Se trata en todos ellos de la necesidad de efectuar uncambio de gobierno por medio de procedimientos demo-cráticos.

El problema político de México. La situación de Mé-xico en los días del Centenario de 1910 puede resumirsediciendo que existía un indiscutible malestar que trajo unprincipio de crisis política exacerbada por la discusiónque había comenzado dos años antes sobre la sucesión delgeneral Díaz y por la organización de los diversos grupospolíticos que se proponían recibir la herencia política delDictador.

El problema se estudiaba, sin embargo, con tal super-ficialidad y con tal desconocimiento de las condicionesverdaderas de lo que era o se creía que era el pueblo me-xicano, que puede decirse que el problema se planteabaen un terreno puramente teórico y utópico, sin tomar encuenta las dificultades materiales del sufragio, más allá

100

Page 99: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

de la capacidad de leer y escribir. Y, sin embargo, el pro-blema político era sumamente complejo.

Una población compuesta de elementos heterogéneoscon un quince por ciento de indígenas, un sesenta porciento de mestizos, y un veinticinco por ciento de criollosy extranjeros, de la cual, el setenta y cinco por ciento eraanalfabeto, no podía constituir una nación propiamentedicha, ni menos podía considerarse como un pueblo desdeel punto de vista político y democrático.3

México era lo que ahora se llama un pastel azteca:hasta el fondo una capa de indios analfabetos, y lo quees peor, que ni siquiera hablaban el español; a continua-ción otra capa de indios en periodo de comunidad semi-civilizada, agrupados bajo el cacique; en seguida, unacapa de indios mestizos campesinos, esclavos de la tierra;luego, una capa heterogénea de rancheros pobres, arrieros,obreros y sirvientes, todos ellos esclavos de la tienda, dela fábrica o de la hacienda; después, una oblea casiimpalpable de clase media, pequeños comerciantes y profe-sionistas; luego, la maciza capa de terratenientes abstenis-tas, y por encima, la pesada capa de extranjeros comer-ciantes, industriales, mineros, banqueros y empresarios todoscon intereses en México, pero insolubles en el medio denuestra raza.

Para todas estas clases de tan diferente nivel de cultura,había que encontrar una sola fórmula legal, una Consti-tución, un Código Civil y un Código Penal, que pudieranaplicárseles a todos por igual y con los cuales pudieran re-solverse no solamente los conflictos existentes entre indi-viduos de la misma clase, de indio a indio, de labriego a

3 Estudios posteriores me han hecho rectificar estos datos, quepara 1910 deben ser los siguientes: indígenas 35%, mestizos55%, criollos 10%. Mis conclusiones sobre la heterogeneidad derazas no cambian.

101

Page 100: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

labriego, entre arriero y zapatero, sino lo que era másdifícil, los conflictos surgidos entre un individuo de unacapa inferior y otro de una superior.

El problema político era de imposible solución. La adop-tada por el general Díaz consistía en tener una Constitu-ción y un sistema legal meramente teóricos, que solamen-te eran aplicables por completo a los extranjeros y a loscriollos en la parte declarativa de derechos; y a los indiosy a los mestizos, en la parte represiva.

El resultado tenía que ser una Dictadura absoluta enla cual la aplicación de la ley variaba según la clase depersonas, con todas las consecuencias naturales de seme-jante sistema y cuyos resultados inevitables tenían que serel privilegio para los de arriba y la servidumbre para losde abajo, la falta de libertad y de garantías para las capasinferiores, y la falta absoluta de justicia para esas mismascapas en los conflictos con las capas superiores.

Nuestra Constitución representaba teóricamente un sis-tema individualista, y aplicada conforme al criterio perso-nal del dictador o de sus representantes en los gobiernosde los Estados, resultaba siempre en favor del individuo dela clase alta sobre el individuo y aun sobre los gruposde la clase baja.

Las soluciones. Cuando el problema de la sucesión delgeneral Díaz se presentó y, por consiguiente, comenzó a dis-cutirse la posibilidad de la aplicación de nuestra Consti-tución en materia electoral, cada uno de los grupos quese había formado creyó encontrar la solución del problemapolítico según sus tendencias. El Partido Reyista, propia-mente dicho, aprobaba por completo el sistema persona-lista del general Díaz y la subsistencia teórica de la Cons-titución. Para el reyismo, lo único que se necesitaba erasustituir al general Díaz, ya viejo, por el general Reyes,

102

Page 101: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

todavía joven y continuar la política personalista del ge-neral Díaz.4

El Partido Democrático, formado por un núcleo de inte-lectuales idealistas, creyó en la necesidad de reformardesde luego nuestro sistema electoral limitando el sufragioy reformando las leyes electorales. Este grupo fue el quemás se aproximó a darse cuenta del absurdo de nuestrosistema constitucional en materia electoral, aun cuando novio el absurdo de todo nuestro sistema político y de nuestraConstitución.

El Partido Liberal puro, compuesto de jacobinos teori-zantes, creía que el problema democrático se resolveríaeliminando la influencia del clero sobre las masas analfabe-tas y consideraba que todo el problema consistía en elcambio del general Díaz, a quien reputaba conciliador yfalso liberal.

Madero había visto exclusivamente el lado democráticode la cuestión y era el que más se aproximaba a las opi-niones utópicas de los antirreeleccionistas, uniéndose ínti-mamente con éstos desde la organización del Partido Anti-rreeleccionista.

La idea central de los trabajos de Madero, era la deque dando al pueblo sufragio efectivo, éste, con su buensentido, se encargaría de elegir gobernantes que atendie-ran a sus demás necesidades y a su bienestar, cuidandode sus libertades.

La revolución maderista de 1910, hecha a raíz de laselecciones de ese año, tomó como agravio la imposición delgeneral Díaz y de don Ramón Corral, y bajo la banderade Sufragio Efectivo y No Reelección, se propuso derro-car al dictador.

4 El autor mismo, muy al principio de su vida política, llegó

a pensar que ésa era la solución más conveniente para México.Pero a tiempo se retiró del reyismo.

103

Page 102: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Hay que confesar que el éxito de la Revolución de 1910y la caída del general Díaz se debieron sobre todo al des-moronamiento interno del régimen porfirista y a la con-siderable fuerza de la opinión pública que, siguiendo lasideas democráticas de Madero, creía también que un cam-bio de gobierno sería el principio de un cambio de régimen.

Transacción de Ciudad Juárez. La transacción de Ciu-dad Juárez fue una medida política del antiguo régimenpara salvarse de la revolución. Los revolucionarios, y es-pecialmente Madero, creyeron haber obtenido con estatransacción todo lo que el país necesitaba, mientras quelos hombres del antiguo régimen y especialmente el grupocientífico creyeron haber salvado al país de la revolución,sacrificando al general Díaz.

El papel que en esta transacción haya desempeñado elgrupo científico, no puede todavía conocerse con claridad,aunque parece ya comprobado que los científicos traicio-naron al general Díaz y a Corral con la esperanza de con-servar el poder por conducto del gobierno de De la Barra.

Por cuanto al punto esencial, "las condiciones de laopinión pública" o sean las verdaderas necesidades del país,quedó explicado en los tratados de Ciudad Juárez, que"el nuevo Gobierno las estudiaría para satisfacerlas encada Estado, dentro del orden constitucional".

Los tratados de Ciudad Juárez dejaron, pues, estable-cido que las reformas que necesitaba México, deberíanser emprendidas por los medios constitucionales. Esta es-tipulación cierra el primer periodo de la revolución, apla-zando para más tarde el estudio y la resolución de losproblemas más trascendentales.

En la transacción de Ciudad Juárez se equivocaron am-bas partes. Los hombres del antiguo régimen, con De laBarra como representante de la tendencia conservadora,creyeron que con el cambio de Presidente quedaba ase-

104

Page 103: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

gurada la permanencia del antiguo régimen, supuesto quepara hacer alguna de las reformas trascendentales que yaentonces se apuntaban, habría sido necesario seguir los pro-cedimientos constitucionales reformando la Constitucióny las leyes, lo cual haría imposible llegar a esas reformas.De la Barra creyó que sería muy fácil desarmar a la revo-lución y volver a todos los insurrectos a su condición previade siervos.

Por su parte, Madero se equivocaba creyendo haberconquistado el poder, y se entregó en manos de la maqui-naria militar y burocrática del porfirismo y del cientifi-cismo.

Todo el tiempo que transcurrió desde la toma de pose-sión de don Francisco León de la Barra hasta la muerte delseñor Madero, puede considerarse como un periodo enque tienen lugar todos los intentos de reacción que pudie-ron emplearse contra una situación que amenazaba elpoder del antiguo régimen.

El intento de disolución del Ejército Revolucionario, lapostulación de De la Barra con propósitos de defraudarla elección de Madero, las insurrecciones posteriores dePascual Orozco y de Félix Díaz y, sobre todo, la oposiciónque encontró Madero en la Prensa, en el Senado, en unaparte del Ejército y en la mayor parte de los elementosburocráticos con que estaba gobernando, indicaban cla-ramente que no bastaba tener un nuevo presidente paracambiar un régimen.

Cuando en 1912 se efectuaron las nuevas elecciones alCongreso de la Unión y entraron al Senado una minoríade revolucionarios y como diputados una mayoría de re-formadores, comenzó a sentirse la posibilidad de que algu-nas de las reformas sociales o económicas se abrieran pasoa través de la difícil barrera de una reforma constitucional.

El principio de No Reelección no había tenido ninguna

105

Page 104: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

dificultad en pasar en la Cámara baja y en el Senadoanteriores. Pero cuando en 1912 la XXVI Legislaturacomenzó intentos serios de reforma, la reacción sintió elpeligro e hizo sentir sus efectos naturalmente sobre el poderEjecutivo.

La muerte de Madero no fue sino la consecuencia lógicade los convenios de Ciudad Juárez.

ASPECTOS SOCIAL Y ECONÓMICO DE LA REVOLUCIÓN

La Revolución tenía, sin embargo, otros aspectos que nose habían tocado en los documentos oficiales y que ni si-quiera habían tenido entrada en los programas de los par-tidos políticos ni en el Plan de San Luis. Eran los aspectoseconómicos y sociales que hasta entonces no habían podi-do ver los elementos activos de la revolución. Cierto esque esos problemas habían sido apuntados y estudiados porlos precursores intelectuales de la Revolución.

Entre estos precursores, merece mencionarse en primerlugar al licenciado don Andrés Molina Enríquez. Su libroLos grandes problemas nacionales, publicado en 1909, esel documento más importante corno precursor de la Revo-lución, tanto en lo social como en lo económico.

En él abrebaron todos los escritores políticos; y aun aho-ra, a más de veinte años de distancia, es el mejor catálogode nuestros problemas nacionales.

Sirviéndome de sus puntos fundamentales, aunque sinseguirlo en sus detalles, analizaré la situación de Méxicoantes de la Revolución y el estado en que se encuentranlos problemas económicos y sociales de México en la ac-tualidad.

Las causas fundamentales de la revolución fueron eco-

106

Page 105: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

nómicas: las desigualdades sociales y políticas eran todasconsecuencias de la desigualdad económica.

El libro de Molina Enríquez estudiaba ya el problema dela propiedad y del crédito territorial, tratando a fondo ladivisión de las grandes propiedades, el fomento de la pe-queña propiedad y sobre todo la subsistencia y protecciónde la propiedad comunal de los pueblos indígenas, de lasrancherías y de las comunidades. Pero ni Madero ni losrevolucionarios democráticos habían leído el libro de Mo-lina Enríquez.

En 1908 en el seno del Partido Democrático, don Car-los Basave, uno de los pensadores de la Revolución, aun-que no escritor por mera modestia, presentó una iniciati-va para que se incluyera en el programa del Partido De-inocrático un capítulo sobre la división de la gran propie-dad rural, que no fue aceptado.

El programa del Partido Democrático publicado enenero de 1909 solamente incluyó un captíulo sobre leyesagrarias que decía: "Pedimos por último, leyes que prote-jan la libertad del trabajador de los campos, y que de unamanera general mejoren su condición económica y moral.También pedimos que se dicten leyes que ensanchen yfaciliten el crédito agrícola, y otras que tiendan a hacerefectiva la subdivisión de los terrenos poseídos por co-munidades."

Como puede verse, el Partido Democrático no sólo ig-noraba el problema agrario, sino que intentaba resol-verlo exactamente en sentido contrario de lo que mástarde había de proponerse la Revolución.

En abril de 1910 se publicó el programa aprobado porla Convención del Partido Antirreeleccionista y en él se in-cluye un punto relativo a la materia agraria que dice losiguiente: "5 9 Que se fomenten las obras de irrigación y

107

Page 106: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

la creación de bancos refaccionarios e hipotecarios en be-neficio de la agricultura, de la industria y del comercio."

En el mes de abril de 1911, el Lic. Blas Urrea publicóuno de sus artículos políticos denominado "La solucióndel conflicto" en el cual apuntaba como causas de la Re-volución, que estaba ya muy avanzada, las siguientes: "Elcaciquismo: o sea la presión despótica ejercida por las auto-ridades locales que están en contacto con las clases prole-tarias, y la cual se hace sentir por medio del contingente,de las prisiones arbitrarias, de la ley fuga y de otras múl-tiples formas de hostilidad y de entorpecimiento a lalibertad del trabajo.

"El peonismo: o sea la esclavitud de hecho o servidum-bre feudal en que se encuentra el peón jornalero, sobre todoel enganchado o deportado al sureste del país, y quesubsiste debido a los privilegios económicos, políticos yjudiciales de que goza el hacendado.

"El fabriquismo: o sea la servidumbre personal y eco-nómica a que se halla sometido de hecho el obrero fabril,a causa de la situación pivilegiada de que goza en lo eco-nómico y en lo político el patrón, como consecuencia dela protección sistemática que se ha creído necesario impar-tir a la industria".

"El hacendismo: o sea la presión económica y la com-petencia ventajosa que la gran propiedad rural ejerce so-bre la pequeña, a la sombra de la desigualdad en el im-puesto, y de una multitud de privilegios de que goza aqué-lla en lo económico y en lo político y que producen laconstante absorción de la pequeña propiedad agraria por lagrande.

"El cientificismo: o sea el acaparamiento comercial yfinanciero y la competencia ventajosa que ejercen losgrandes negocios sobre los pequeños, como consecuencia

108

Page 107: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

de la protección oficial y de la influencia política que susdirectores pueden poner al servicio de aquéllos.

"El extranjerismo: o sea el predominio y la competen-cia ventajosa que ejercen en todo género de actividadeslos extranjeros sobre los nacionales, a causa de la situaciónprivilegiada que les resulta de la desmedida protecciónque reciben de las autoridades y del apoyo y vigilancia desus representantes diplomáticos."

En el mismo artículo, el Lic. Blas Urrea apuntaba unatímida e ingenua solución al problema agrario, en los si-guientes términos: "Reformas agrarias: la creación de lapequeña agricultura es un problema vital, pero de largasolución. Por ahora lo único urgente es que las autorida-des locales y federales emprendan una serie de reformasy medidas administrativas, encaminadas a perfeccionar loscatastros para poner sobre un pie de igualdad ante el im-puesto a la grande y pequeña propiedad rural; y aun talvez convendría dar ciertas ventajas a la pequeña propie-dad sobre la grande.

"Más tarde se estudiarían los medios económicos de des-membración de la gran propiedad rural, así como los deevitar el desmoronamiento de ciertas propiedades comuna-les que es un error haber desintegrado."

En el mes de mayo de 1911 el Partido Católico, com-puesto naturalmente de terratenientes, publicaba un ma-nifiesto y programa en el cual se contenían los siguientespuntos.

"VI. Se esforzará por aplicar a los modernos problemassociales, para bien del pueblo obrero y de todo el proleta-riado agrícola e industrial, las soluciones que el cristianismosuministra, como las únicas que, conciliando los derechosdel capital y del trabajo, podrán ser eficaces para mejo-rar las condiciones de vida de las clases trabajadoras, sin

109

Page 108: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

perturbaciones del orden y sin menoscabo de los derechosde los capitalistas o empresarios.

"VII. Pondrá especial empeño en la fundación, desa-rrollo y fomento de instituciones de crédito para la agri-cultura y la industria en pequeño, a fin de substraerlas ala acción de la usura y de favorecer el libre desenvolvi-miento de esas principales fuentes de la riqueza pública."

En el mismo año de 1911, dos días antes de que entraraMadero a la ciudad de México, el licenciado Vera Esta-ñol publicaba su manifiesto de convocatoria para la orga-nización del Partido Popular Evolucionista y como criteriode la clase media profesional, puede tomarse la cláusulaVII de su programa, que dice así: "VII. La reforma delas leyes de la propiedad territorial, incluyendo el derechoal uso de las aguas, a efecto de exigir más que la perfeccióntécnica de la titulación, la eficacia práctica y jurídica dela posesión inmemorial, con lo cual se sancionará la pro-piedad indígena, cuyo desconocimiento ha dado lugar atantos trastornos públicos."

Podrá decirse que era natural que el Partido Católicoy el Partido Popular Evolucionista, de tendencias conser-vadoras no ofrecieran un programa agrario, y sin em-bargo, ambos partidos incluían en la parte democrática desu programa la No Reelección, la independencia del Po-der Judicial y algunos otros postulados de la Revolución.

En junio de 1911 el mismo señor Basave presentaba alPartido Independiente de Jalisco en forma modesta denotas, un estudio para fundar el programa de política na-cional agraria especialmente en lo relativo a la divisiónde las grandes propiedades que era el aspecto principal delproblema en el Estado de Jalisco, y a la autocolonizaciónseleccionada de Baja California y Quintana Roo.6

5 En el Plan de San Luis se hace una promesa vaga de resti-tución de sus tierras "a los pequeños propietarios en su mayoría

110

Page 109: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Después del triunfo de la Revolución Maderista y conmotivo de la campaña electoral para la Presidencia, lasideas de una reforma agraria comenzaron a asumir mayorprecisión.

En el mes de agosto de 1911 se celebró en México laconvención del Partido Constitucional Progresista, en lacual se discutió y aprobó el programa original de la Con-vención de 1910.

En este programa se incluía el siguiente punto:"VIII. Fomentar la grande, y muy especialmente la pe-

queña agricultura, y la irrigación a la cual se destinaráuna parte de los fondos públicos. En cuanto a la minería,la industria y el comercio, se les concederán todas las fran-quicias que aseguren su desarrollo y prosperidad."

Se ve, pues, que hasta los momentos de la elección deMadero, no había opiniones propiamente agraristas ni me-nos ejidales, sino que la literatura electoral se mantenía enel terreno de los propósitos vagos de fomento de la peque-ña propiedad.

El Plan de Ayala, en el capítulo de adiciones al Plande San Luis, expone su programa agrario en los siguientestérminos:

"Sexto. Como parte adicional del Plan que invoca-mos, hacemos constar: que los terrenos, montes y aguasque hayan usurpado los hacendados, científicos o caci-ques a la sombra de la justicia venal, entrarán en pose-sión de esos bienes inmuebles desde luego los pueblos ociudadanos que tengan sus títulos, correspondientes a esaspropiedades, de las cuales han sido despojados por malafe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance conlas armas en las manos la mencionada posesión, y los

indígenas" que hubieran sido despojados de sus terrenos. Pero nohabla de las propiedades comunales de los pueblos, ni de recons-titución de los ejidos.

111

Page 110: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

usurpadores que se consideren con derecho a ellos, lo de-ducirán ante los tribunales especiales que se establezcanal triunfo de la revolución.

"Séptimo. En virtud de que la inmensa mayoría de lospueblos y ciudadanos mexicanos no son dueños más quedel terreno que pisan, sufriendo los horrores de la mise-ria sin poder mejorar en nada su condición social ni poderdedicarse a la industria o a la agricultura, por estar mo-nopolizados en unas cuantas manos las tierras, montes yaguas; por esta causa se expropiarán, previa indemnización,de la tercera parte de esos monopolios a los poderosos pro-pietarios de ellos, a fin de que los pueblos y ciudadanosde México obtengan ejidos, colonias, fundos legales parapueblos y campos de sembradura o de labor y se mejoreen todo y para todo la falta de prosperidad y bienestarde los mexicanos."

El Plan de Ayala lleva fecha 28 de noviembre de 1911,pero no fue conocido en México hasta 1914, después deltriunfo de las fuerzas constitucionalistas, de modo que lasideas expuestas en este documento, más bien históricoque político, no influyeron en el desarrollo de los principiosagraristas y ejidales que aparecieron en México el año si-guiente.

La idea del ejido

Durante la campaña electoral para la elección de Dipu-tados a la XXVI Legislatura en mayo de 1912, el licen-ciado Luis Cabrera, en su manifiesto y programa que lesirvió de base para su campaña política en el Distritoque abarca San Angel, Coyoacán, Tlalpan y Milpa Alta,reproducía tomándolas del artículo de abril de 1911 delLic. Blas Urrea, las causas económicas fundamentales de

112

Page 111: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

la Revolución: el Caciquismo, el Peonismo, el Hacendis-mo, etc., etc.

Cabrera había leído el libro de Molina Enríquez y,como amigo personal del autor, había tenido frecuentesy largas conversaciones con él sobre la materia agraria.Cabrera tomó sus ideas agrarias de Molina Enríquez, perodándoles una aplicación de acuerdo con su experiencia per-sonal, pensaba que el problema primordial era el de losejidos y que su reconstitución podía hacerse por mediosmás efectivos y más radicales que los procedimientos deevolución jurídica que aconsejaba Molina Enríquez.

En el programa del licenciado se contenía el siguientecapítulo, que era indudablemente una novedad respectode las ideas expresadas por Molina Enríquez: "La crea-ción y protección de la pequeña propiedad agraria es unproblema de alta importancia para garantizar a los peque-ños terratenientes contra los grandes propietarios. Paraesto es urgente emprender en todo el país una serie de re-formas encaminadas a poner sobre un pie de igualdad anteel impuesto, a la grande y a la pequeña propiedad ruralprivada.

"Pero antes de la protección a la pequeña propiedadrural, es necesario resolver otro problema agrario de mu-cha mayor importancia, que consiste en libertar a los pue-blos de la opresión económica y política que sobre ellosejercen las haciendas entre cuyos linderos se encuentrancomo prisioneros los poblados de proletarios.

"Para esto es necesario pensar en la reconstitución de losejidos, procurando que éstos sean inalienables, tomando lastierras que necesiten para ello, de las grandes propiedadescircunvecinas, ya sea por medio de compras, ya por mediode expropiaciones por causa de utilidad pública con in-demnización, ya por medio de arrendamiento o aparceríasforzosos."

113

Page 112: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Esta fue la primera vez que se hablaba francamentede la expropiación de tierras para reconstituir los ejidos delos pueblos. Este programa agrario debía aparecer dema-siado atrevido entonces y si hubiera sido expuesto enalgún distrito rural de Tlaxcala o Puebla, el licenciadoCabrera habría sido derrotado, pero por fortuna nadiedio importancia a sus palabras en un Distrito Electoral endonde no había grandes haciendas.

El licenciado Cabrera, siguiendo sus ideas y ya comodiputado a la XXVI Legislatura, presentó el día 3 de di-ciembre de 1912, en unión de otros diputados del GrupoRenovador, la iniciativa de ley para la reconstitución delos ejidos de los pueblos. A él le tocó fundar esa iniciativay su discurso puede considerarse como el primer docu-mento público oficial en el que se plantea francamente lapolítica ejidal de la Revolución.e

Fracaso de los medios legales

Por supuesto, fue imposible llevar a cabo el estudio y apro-bación de la Ley. El mismo señor Madero la considerósumamente peligrosa y en diversas entrevistas personalesque tuvo con los Diputados Renovadores, declaró termi-nantemente que esa iniciativa era inoportuna y que enrealidad él no creía que existiera un problema agrario enMéxico de esa naturaleza.

No obstante que los renovadores tenían la mayoría enla Cámara de Diputados, se convencieron, sin embargo,de la imposibilidad de hacer reformas trascendentales pormedio de nuevas leyes dentro de las normas constitucio-nales.

6 "La reconstitución de los ejidos de los pueblos como mediode suprimir la esclavitud del jornalero mexicano". México, 1913.

114

Page 113: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El mismo licenciado, presidente del Congreso en noviem-bre de 1912, en un discurso pronunciado en un banqueteque se celebró en el Palacio Nacional para conmemorarel segundo aniversario de la Revolución, decía al hablarde la tarea de reformas del Congreso: "Frente a la obraseria y meditada de reformas que constituye la tarea dela Cámara de Diputados, se presentan como elementosde perturbación dos impaciencias sociales que es muydifícil contener: la impaciencia por las reformas, aun-que no haya paz, y la impaciencia por la paz, aunque nohaya reformas.

"Las clases proletarias, y en general todos los elementossociales que, buscando una condición económica y políticamejor que la que habían podido tener bajo el régimen degobierno personal, hicieron el movimiento de 1910, mues-tran una gran impaciencia por las reformas, impacienciaque pone en peligro la tarea de reforma, encomendadaa la Cámara de Diputados. La desconfianza de que losmedios constitucionales sean efectivos para lograr esasreformas, la creencia que se tiene de que dichas reformasno pueden conseguirse sino por los mismos medios deviolencia y extra-legales por los que se efectúan todas lasrevoluciones, ponen en peligro la paz.

"En este punto, y cualesquiera que sean las ideas per-sonales del que habla acerca de la ineficacia de los me-dios constitucionales para lograr implantar ideales revo-lucionarios, debo callar mis propias ideas, supuesto que,como he dicho, hablo únicamente procurando traducirel sentir general de los miembros de la Cámara de Dipu-tados.

"La segunda de las impaciencias a que me he referido,es la más peligrosa. Es la impaciencia por el restableci-miento de la paz, aunque fracasen las reformas.

"Determinados elementos económicos provenientes espe-

115

Page 114: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

cialmente del extranjero y comprometidos en empresasextractivas, industriales y mercantiles, consideran el res-tablecimiento de la paz como una necesidad preferentea la regeneración política de nuestro país. Creen que porencima de las reformas, por encima de la renovación depoderes, por encima de la justicia y por encima de nues-tras libertades está la conservación de la paz, y exige queel Gobierno se dedique exclusivamente al restablecimien-to de la paz, aun cuando dejase pendiente, para más tar-de, la resolución de los ideales revolucionarios.

"Esta tendencia ha tenido su más clara manifestaciónen el reciente movimiento revolucionario de Veracruz,cuyo propósito, al decir de las proclamas, era el restableci-miento de la paz por medio de la fuerza.'

"Sobre este punto, creo interpretar fielmente el sentirde los miembros de la Cámara de Diputados, diciendo queel restablecimiento de la paz, sin la realización de losideales revolucionarios, sólo aprovecharía a los interesesextranjeros y semi-extranjeros, pero no a la nación misma,y que la paz, sin una base sólida de libertades políticas,de libertades civiles, y sin el funcionamiento de las insti-tuciones democráticas, tendría que convertirse necesaria-mente en paz mecánica dictatorial. Puede decirse que si elgeneral Díaz, con todos los elementos de poder, de rique-za, de sumisión y de prestigio personal en el interior yen el exterior del país fue impotente para contener el mo-vimiento revolucionario de 1910, cualquiera otra persona,cualquiera institución o cualquiera otra fuerza que preten-diera restablecer la paz, por la paz misma, sin apoyarlaen una condición económica y política aceptada por lanación, tendría que fracasar."

El Congreso fracasó pues, y durante el Gobierno Cons-7 La insurrección de Félix Díaz, de tendencias netamente res-

tauratorias del régimen porfirista.

116

Page 115: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

titucional del señor Madero no se hizo ninguna reformade carácter social y económico.

Comenzada la Revolución Constitucional, muchos po-líticos urgían al Primer Jefe para que definiera sus ideasy lanzara un programa de reformas sociales. Desde Sono-ra en fines de 1913, Zubaran, Alvarado, Escudero, LucioBlanco, apremiaban constantemente al señor Carranza paraque definiera una política de reformas sociales, sospechán-dolo en el fondo un conservador de la escuela porfirista.El señor Carranza por sagacidad política y por prudenciase abstuvo de hacer tal cosa en aquellos momentos, y nolo apremiaron tanto los principales jefes militares, ya queSonora, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, y aun Sinaloa,Durango, Zacatecas y Tamaulipas no eran regiones dondeel problema agrario y sobre todo el ejidal, se hicieransentir agudamente.

Al llegar el Ejército Constitucionalista a la ciudad deMéxico, el señor Carranza debió haberse dado cuenta másexacta de la importancia del problema ejidal en los Esta-dos de la Mesa Central y sobre todo en la parte sur de losEstados de Puebla y de México y en el Estado de More-los, donde el zapatismo llevaba a cabo expropiaciones detierras de los latifundistas para ponerlas en manos de lossoldados del Plan de Ayala.

Fue entonces, en fines de 1914, estando Carranza enVeracruz, cuando expidió la famosa Ley de 12 de diciem-bre de 1914 de que varias veces se ha hablado en este ci-clo de conferencias y la cual en su artículo 2 4 resumetodos los puntos de un programa de reformas sociales y eco-nómicas que debían llevarse a la práctica durante la luchacivil que se presentaba de nuevo, y en la cual, Villa re-presentaba la tendencia a restablecer el orden constitucio-nal antes de hacer las reformas, mientras que Carranzarepresentó la tendencia a efectuar las reformas en un pe-

117

Page 116: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

riodo preconstitucional, no restableciendo el orden legalsino hasta después de haber incorporado en la Constituciónlos nuevos principios.

La historia de este aspecto de la lucha ha sido muy bientrazada e inteligentemente resumida por el ingeniero Pa-lavicini en su conferencia del día 26 de diciembre. Baste,por consiguiente, decir que en la Constitución de 1917quedaron incorporadas las leyes que se habían dado ya ylos principios que la Revolución exigía, tales como habíansido listados en la Ley de 12 de diciembre de 1914.

Los tres primeros años de gobierno de don Venustia-no Carranza, puede considerarse que se emplearon ínte-gros en luchar no ya contra la resistencia interior a losnuevos principios, sino contra la resistencia internacionala aceptar la vigencia de esos principios, especialmente enlo que se refería al aprovechamiento de los recursos natu-rales de México.

La muerte de Carranza y el advenimiento del generalObregón, con la interrupción de las relaciones diplomá-ticas con los Estados Unidos, pusieron al Gobierno Mexica-no en un estado de inferioridad seria para la defensa delos principios contenidos en la Ley del Petróleo, en laLey de Extranjería y en la aplicación de las Leyes deReforma: y puede decirse que el periodo presidencialdel general Obregón se caracterizó por la necesidad deamainar con el fin de obtener el reconocimiento diplomá-tico de su Gobierno.

Las modificaciones al principio general de la Ley delPetróleo, el privilegio en favor de los extranjeros en cuantoa la aplicación de la Ley Agraria, los tratados que crearonlas comisiones de reclamaciones y el primer tratado La-mont-De la Huerta, son todos actos que implican un sa-crificio de la Revolución a cambio del reconocimiento.

El general Calles, que no tuvo ya el problema del reco-

118

Page 117: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

nocimiento del general Obregón, pudo continuar en ladefensa de los principios contenidos en la Constitución de1917, especialmente la dotación de ejidos y la igualdadde extranjeros y mexicanos ante la posesión de bienesraíces.

EL BALANCE DE LA REVOLUCIÓN

Antes de entrar al análisis de los principios revoluciona-rios y de la suerte que han corrido al cerrarse el ciclo re-volucionario, es indispensable llamar la atención sobre queen el curso de la Revolución Mexicana se han producidootros acontecimientos de carácter mundial que han influidoconsiderablemente ya en pro, ya en contra de la con-quista de los principios revolucionarios, por lo cual, ni todoel éxito, ni toda la responsabilidad por el fracaso de ciertastendencias, debe atribuirse a los hombres de la Revolución,sin tomar al mismo tiempo en cuenta la situación mundialexterior.

Me refiero principalmente a la guerra europea que sedecía ser una revolución de carácter democrático interna-cional y que se proponía desterrar las tiranías de los gran-des imperios sobre las pequeñas nacionalidades, propósitoque se veía con simpatía aun por los mismos germanófilospero que desgraciadamente fracasó en los tratados de Ver-salles, creando en todo el mundo una situación muchomás difícil para las pequeñas nacionalidades que la quehabían tenido antes de la Guerra Mundial.

Otro de los acontecimientos de gran importancia mun-dial es la revolución económica iniciada en Rusia que seconoce con el nombre de comunismo, la cual ha influidodesfavorablemente sobre México porque, siendo los Esta-

119

Page 118: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

dos Unidos la nación que ha asumido la jefatura contra elcomunismo, y siendo esta nación al mismo tiempo vecinanuestra y la que internacionalmente ejerce más influenciasobre nosotros, México se ha visto en situación desfavora-ble para defender todos aquellos aspectos de su revoluciónque pudieran considerarse emparentados con la Revolu-ción Rusa."

El comunismo no es en sustancia una tendencia ni másutópica, ni más peligrosa, que cualquiera otra de las teo-rías económicas socialistas que se han conocido, pero bastaque Estados Unidos hayan creído peligrosa para sus pro-pias instituciones la propagación del comunismo, para quela Revolución Mexicana se viera atacada suponiéndolauna derivación de la propaganda soviética.

Los problemas nacionales

Para hacer un catálogo de los problemas nacionales, debetenerse en cuenta que el fin último, el objeto esencial detodo acto en política, es el engrandecimiento de la patria.

Los partidos políticos no son otra cosa que la organiza-ción de los ciudadanos que profesan la misma opiniónsobre el mejor modo de obtener el adelanto y el engran-decimiento de la patria, y la Revolución misma se hahecho, no para dar a unos predominio sobre los otros, sinopara abrir nuevos senderos que conduzcan al engrandeci-miento de la patria; mayor bienestar social, suficiencia enla satisfacción de las necesidades del pueblo, mejor desa-rrollo de los recursos naturales; y en general, mayor felici-dad y más alto nivel humano de los mexicanos.

Los elementos constitutivos de la patria, son: el territo-

8 En 1931 el gobierno republicano de Hoover era rabiosamen-te anticomunista.

120

Page 119: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

rio nacional, la gente que lo habita y la organización socialy política conforme a la cual vive esa gente.

De estos tres factores, el físico, el étnico y el social, sederivan los problemas fundamentales de nuestro país, asaber: los sociales, los económicos y los políticos. Si quere-mos darnos cuenta de los resultados alcanzados por la Re-volución, debemos analizar estos tres grupos de problemaspara ver en qué estado nos encontramos, qué se ha hechohasta ahora y sobre todo qué es lo que falta por hacer.

Quizás peque yo en este análisis de pesimismo, pero nopor eso podrá llamárseme escéptico. Más vale exagerarla importancia de la tarea que nos queda por realizar,que confiarnos perezosamente, como siempre nos hemosconfiado los mexicanos, en que tenemos un territorio ri-quísimo, en que somos una raza capaz y en que nuestrasinstituciones son tan perfectas como las de cualquier otropaís civilizado.

Problemas geográficos

Nuestro país está naturalmente mal dotado desde el pun-to de vista físico e hidrográfico. Un gigantesco sistemamontañoso aísla las diversas regiones en que se dividenuestro país y una elevada y extensa altiplanicie nos privade corrientes de agua que pudieran servir de vías de comu-nicación o constituir sistemas de irrigación.

México se encuentra por consiguiente, dividido en regio-nes aisladas que son casi totalmente extrañas las unas alas otras. La Mesa Central, como núcleo más favorecidopor la naturaleza y más habitado; las mesas del Norte,áridas en lo general, a excepción de los dos centros de To-rreón y Saltillo; la vertiente del Pacífico, rica pero aisladade la Mesa Central por un sistema montañoso casi infran-

121

Page 120: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

queable; la vertiende del Golfo, rica, pero insalubre; laregión montañosa del Sur, construida por los Estados deMichoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas; la región del Su-reste, constituida por los Estados de Yucatán, Campechey Tabasco y la larga lengua de territorio árida y despo-blada de la Baja California enteramente aislada del restodel país por el Golfo de California y por el Gran Desiertode Sonora.

Nada de raro tiene, pues, que en estas regiones se ha-yan desarrollado civilizaciones casi independientes que notienen de común entre sí más que el idioma, en la partede población en que el español ha penetrado.

El problema principal en un país como éste consiste,por consiguiente, en las vías de comunicación como mediode unificar el territorio.

Comunicaciones. Hasta antes de la Revolución, el úni-co esfuerzo que se había hecho para la unión de las diver-sas porciones del territorio era la construcción de losferrocarriles, pero como se sabe, el programa de construc-ción de estas líneas obedeció más bien a la necesidadamericana de ligar la Mesa Central y la Altiplanicie delNorte con los Estados Unidos, que a poner en comunica-ción las diversas regiones separadas; tales fueron los dosprincipales sistemas del Ferrocarril Central y el Nacional.

El Ferrocarril Mexicano y el Interocéanico, así comolas líneas de San Luis a Tampico, de Nogales a Mazatlány de Irapuato a Manzanillo, y los sistemas del Panameri-cano y de Casas Grandes, responden a una necesidad se-mejante, o sea a ligar el centro del país con los principalespuertos fronterizos del Golfo y del Pacífico, y a la mismanecesidad debían responder la línea corta de Tampico yla de Ojinaga a Topolobampo.

El ferrocarril Nacional de Tehuantepec mismo no fue

122

Page 121: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

construido con propósitos nacionales, sino para dar pasoa productos extranjeros.

Las líneas ferrocarrileras transversales, la de Monterreya Torreón, la de San Luis a Aguascalientes, y las de Urua-pan, Cuernavaca, Cuautla, Oaxaca, Tepehuanes, etc., tu-vieron siempre el carácter de tributarias de las líneastroncales con tendencias a salir hacia puertos y fronteras.

El capital ferrocarrilero con que se hicieron las vías decomunicación de México, fue casi todo extranjero, inglés,francés o americano y por consiguiente, durante toda laépoca del general Díaz, el manejo de las líneas se encon-tró en manos de extranjeros.

La consolidación ferrocarrilera efectuada para formar elsistema de las Líneas Nacionales, puso teóricamente en ma-nos de México el control ferrocarrilero, con excepción delFerrocarril Mexicano y del Sud-Pacífico, pero no mexica-nizó el sistema por cuanto a su servicio, que continuabahaciéndose en provecho del comercio de importación y deexportación ni por cuanto a su personal, que era extran-jero en su mayoría.

La Revolución destruyó muchas vías y desorganizó con-siderablemente el servicio ferrocarrilero, pero la incauta-ción de las líneas primero por razones militares y con-tinuada después por razones de carácter económico, trajocomo consecuencia la mexicanización de las líneas ferro-carrileras hasta cierto punto, pudiendo decirse que a pesardel desorden y el mal manejo posterior, y a pesar tam-bién de la corrupción que ha privado siempre en la admi-nistración de las Líneas Nacionales, se ha avanzado sinembargo mucho en el sentido de nacionalizar dichas líneas.

La Revolución construyó el ramal de Cailitas a Duran-go, completando el sistema transversal del Norte. Mástarde, bajo el Gobierno del general Obregón, se concluyóla línea del Sud-Pacífico, uniéndola con el sistema de las

123

Page 122: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Líneas Nacionales, obra que si bien agrega una terceralínea de succión a nuestro sistema ferrocarrilero, en cam-bio deja unidos con el centro a los Estados de Sonora,Sinaloa y Nayarit que habían estado siempre aislados, yen cierto sentido aproximó la Baja California a la MesaCentral. Falta unir los Estados de Yucatán, Campeche yTabasco con el centro por vías ferrocarrileras, obra de vitalimportancia para México, que desgraciadamente no llevatodavía trazas de realizarse.

En materia de navegación, la política revolucionaria hafracasado por completo, pues no logró controlar las líneasde navegación del Pacífico, ni las del Golfo, sino que,por el contrario ; las ha abandonado y destruido al gradode que el servicio de cabotaje de los puertos mexicanoses ya casi nulo.

La Revolución recibió Salina Cruz, Coatzacoalcos,Frontera y Tampico, en condiciones de poder utilizarse,pero en la actualidad, estos puertos se hallan sumamentedescuidados, al grado de que Salina Cruz y Frontera pue-den considerarse como enteramente cerrados. El sistemade puertos libres fracasó víctima del burocratismo.

La comunicación por carretera podríamos llamarla co-municación democrática, individual, pues existe por símisma y no requiere la intervención de una empresa ca-pitalista porteadora.

Por el desarrollo del automovilismo, la carretera se haconvertido en el factor más importante de transformacióndel territorio. Es increíble lo que en estos últimos cincoaños han hecho las carreteras y el automóvil en el sentidode aproximar a los habitantes del país, entendiéndose bienque esa aproximación no es obra exclusiva de las carrete-ras construidas por el Gobierno, sino el resultado espon-táneo de la iniciativa privada. El automóvil barato es elque ha abierto los caminos regionales, aprovechando las

124

Page 123: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

carreteras troncales, al grado de que puede decirse quepor cada kilómetro de carretera troncal construida por elGobierno, hay diez kilómetros de carretera local abiertapor la iniciativa de los particulares y si acaso dirigida porlas autoridades locales.

El plan general de carreteras troncales que se estáabriendo, incide en el mismo error en que incidieron losferrocarriles. La línea México-Laredo y la proyectada lí-nea Nogales-Suchiate, son absurdas, porque en vez de con-tribuir al desarrollo del país, facilitarán la penetración im-perialista y la absorción de las fuentes de recursos natura-les y de nuestro enclenque comercio nacional.

En otras regiones se ha cometido el error de construirlas carreteras a lo largo de las líneas ferrocarrileras yaexistentes, sobreponiendo dos vías de comunicación y pri-vando por consiguiente a las vías ferrocarrileras de lasexiguas fuentes de recursos con que antes contaban. Talesson las líneas México-Puebla, México-Jalapa, México-Pa-chuca, México-Toluca, México-Cuautla.

La política futura en materia de carretera deberá con-sistir en el desarrollo de las líneas transversales y de laslíneas locales, irradiando de los centros ya comunicados,con objeto de unir a los mexicanos entre sí para facilitarlas comunicaciones de los habitantes del país y ponernosen contacto a los mexicanos con los mexicanos, que es loque más falta nos hace.

El turismo internacional no tiene tantas ventajas comogeneralmente se le atribuye, pues si es cierto que es unaoportunidad de que nuestro país se conozca, es más bienuna oportunidad de tentaciones imperialistas.9

9 Después de abierta la carretera México-Laredo se ha visto quepor cada turista americano que viene a gastar cien dólares a Mé-xico, hay cien turistas mexicanos que van a gastar mil pesos aEstados Unidos.

125

Page 124: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Lo que más necesitamos desarrollar es el turismo na-cional, que nos haga conocernos los unos a los otros, quenos aproxime, que nos ligue con lazos económicos y que noshaga salvar las cadenas de montañas que nos aíslan.

Irrigación. Las obras de irrigación existentes antes dela Revolución no respondían ninguna de ellas a lanecesidad de retener las aguas torrenciales para aprove-charlas durante el estiaje, sino meramente a regularizary aprovechar corrientes de carácter constante. Si a estose agrega que solamente la gran propiedad obtenía capi-tales para emprender esas obras de irrigación y que aunlas instituciones como la Caja de Préstamos favorecieron lasconstrucciones de esas obras en la gran propiedad, seexplica la conclusión a que llego de que antes de la Revo-lución la irrigación no había cumplido con su propósitode modificar las condiciones climatológicas del territorio,ni de favorecer la pequeña agricultura.

Recientemente, ya en pleno periodo de reconstrucción,han comenzado a construirse obras de irrigación con pro-pósito de retener aguas torrenciales y de favorecer la crea-ción de la pequeña propiedad. La presa de Aguascalien-tes sobre el río de Santiago; la del Mante en Tamaulipas;la presa Requena en el Valle del Mezquital y la de DonMartín sobre el río Salado, son las obras que osténtamoscomo resultado de una política irrigadora que tiende amodificar las condiciones climatológicas y a fomentar lapequeña propiedad.

En todo caso, la moderna política de irrigación no debeponerse en el haber de la Revolución, sino de los Go-biernos posteriores del periodo de reconstrucción.

126

Page 125: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Problemas sociales

El factor étnico. Si el criterio mexicano carece de uni-dad, la gente que lo habita tampoco es homogénea.

Siguiendo las líneas generales de clasificación de Moli-na Enríquez, pero simplificándolas, podemos decir queexisten cuatro grupos étnicos que se encuentran cada unoen periodo distinto de evolución, a saber:

El elemento indígena, que a pesar de su pluralidad deorigen podemos considerar como un solo grupo étnico; me-xicanos, totonacos, zapotecas, tarascos y aun los otomíes,yaquis y tarahumaras, todos son indígenas que por sudistancia y civilización pueden considerarse como un gru-po aparte del resto de nuestra población. Los indíge-nas pueden calcularse en un 15% de la población deMéxico.

Los mestizos, que forman un 60 % de la población yrespecto de los cuales puede también decirse que cualquieraque sea la raza indígena sobre que estén injertados, cons-tituyen un grupo relativamente homogéneo y se hallan to-dos ellos más o menos en un periodo semejante de civi-lización.

Los criollos, que forman un 20% de la población, sonlos descendientes de razas europeas, nacidos en México.

Y por último, los extranjeros, 5%, entre los que predo-minan los españoles, franceses, alemanes y americanos.10

Para los efectos de la heterogeneidad de los componen-tes de la nación mexicana, basta mencionar esos cuatrogrupos que constituyen cuatro capas superpuestas en dis-tintas etapas de civilización, que pudiéramos enumerar di-

10 Estas cifras exigen una seria rectificación. Un cálculo máscuidadoso basado en el censo de 1930, que el autor no conocíaentonces, nos da las siguientes proporciones: indígenas, 25%;mestizos, 70%; criollos, 4%; extranjeros 1 %.

127

Page 126: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ciendo: indígenas siglo xv, mestizos siglo xvii, criollos si-glo xrx y extranjeros siglo xx.

El problema esencial en materia étnica consiste enlograr la homogeneidad. En México no existen afortuna-damente prejuicios de raza y por otra parte, la propor-ción de raza negra y asiática es insignificante y no consti-tuye un problema nacional aunque es motivo de preocupa-ción local en nuestras costas de Veracruz y Sonora.

La unificación de nuestra raza no puede hacerse indu-dablemente ni a base del criollo, porque no podemos pres-cindir de la mayoría que lleva sangre indígena, ni a basedel indígena porque no podemos efectuar una absorcióncompleta de las razas blanca y mestiza en la raza indígena.La moderna tendencia de resucitar ciertas costumbres in-dígenas, no pasa de ser un esnobismo artístico, pero en elfondo, es un error pretender reanimar idiomas, costum-bres y artes indígenas, como sería un error pretender elpredominio social y la hegemonía política del indio sobreel mestizo y el criollo.

A este respecto, don Andrés Molina Enríquez, en sulibro Los grandes problemas nacionales, dice lo siguiente:"La base fundamental e indeclinable de todo trabajo en-caminado en lo futuro al bien del país, tiene que ser lacontinuación de los mestizos como elemento étnico prepon-derante y como clase política directora de la población.Esa continuación, en efecto, permitirá llegar a tres resul-tados altamente trascendentales: es el primero, el de quela población pueda elevar su censo sin necesidad de acudira la inmigración; es el segundo, el de que esa poblaciónpueda llegar a ser una nacionalidad; y es el tercero, el deque esa nacionalidad pueda fijar con exactitud la nociónde su patriotismo. Todo ello hará la patria mexicana, y sal-vará a esa patria de los peligros que tendrá que correr ensus inevitables luchas con los demás pueblos de la tierra."

128

Page 127: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Yo estoy enteramente de acuerdo en que la unificacióndebe procurarse alrededor del elemento mestizo, que es eltipo más numeroso y homogéneo y de condiciones de pro-creación y resistencia más adecuadas al clima, para el cre-cimiento de la población.

Hay, pues, que disolver el elemento indígena en el ele-mento mestizo y hay que proporcionar a éste facilidadeseducativas y económicas para que absorba al elementocriollo o cuando menos para que se iguale con él en losocial y en lo económico.

El trabajo de mezcla y de homogeneidad, no puede ha-cerse dejando a cada grupo en el estado económico en quese encuentra, porque si bien es cierto que no hay prejuiciode raza o casta para la mezcla de nuestros diversos com-ponentes, sí existen resistencias derivadas de la condiciónsocial de cada grupo.

A raíz de la conquista, la mezcla de razas se hizo abase de unión ilegal del hombre blanco con la mujerindígena; y después, poco a poco, por la unión tambiénilegal del mestizo varón con la indígena hembra.

Cuando estuvo adelantada ya la formación del elemen-to mestizo, comenzó a ser posible la unión legal del indí-gena varón con la hembra mestiza, pero siempre que elindígena hubiera adquirido, por medio de la educación,un rango social que de hecho lo equiparara a la hembramestiza.

La homogenización de nuestra raza es, pues, una cues-tión económica, más bien que una cuestión racial.

Lo que hasta ahora ha hecho la Revolución ha sido enlo fundamental espontáneo, inconsciente e involuntario.El gran movimiento de población que durante la guerracivil puso en contacto a todas las razas, echando a unosen brazos de otros con el consiguiente relajamiento de lascostumbres, ha venido a crear una nueva generación de

129

Page 128: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

mestizos cuya presencia aún no sentimos y de cuyos efectosno podemos todavía darnos cuenta, pero que existe.

La familia. La Revolución hizo, sin embargo, dos obrasconscientes que contribuirían a la homogenización de laraza: el divorcio y la redención de los hijos naturales.

El divorcio tuvo por objeto principal la emancipaciónde la mujer que tenía en la mayor parte de nuestras clasessociales la condición de verdadera esclava.

Conforme al criterio criollo, el divorcio ha producidoun gran relajamiento en los lazos de familia, pero a esterespecto debemos advertir que esto no es más que unaconsecuencia natural de las condiciones generales que pre-valecen en todo el mundo.

Por cuanto a las clases proletarias, la oportunidad deldivorcio aun cuando no el uso efectivo de él, ha mejo-rado considerablemente la condición de la mujer. Falta,por supuesto, mucho que hacer en la materia: Restable-cer la consistencia de la familia, reformando las leyesdel divorcio, de modo que éste presente menos facilidadesy se circunscriba a los casos de imposibilidad absoluta decohabitación y de manera que en todo caso el divorciodeje asegurado el futuro de los hijos existentes.

La Revolución concedió personalidad y derechos a loshijos naturales y borró el anatema de los espurios. Perocomo México tendrá que producir todavía gran propor-ción de hijos naturales, falta dar un paso más y admitircon decisión el principio de investigación de la paternidaden favor exclusivo del hijo, para que éste, siendo natural,llegue a tener un estado social bien definido, aceptado ysobre todo desprovisto del carácter vergonzoso que ha teni-do hasta ahora."

Y1 En la época de esta conferencia todavía no estaba vigenteel Código Civil de 1928 que teóricamente reconoce los derechos

130

Page 129: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El idioma. La diversidad de idiomas es uno de los másgrandes obstáculos para la unificación de nuestra raza.

A este respecto, nada ha hecho la Revolución fuera dela agitación y mezcla de grupos sociales producidos por laguerra civil, que han contribuido a aproximar a los ele-mentos heterogéneos.

Es un hecho que el único idioma que puede tener pre-tensiones de generalidad en la República Mexicana, es elidioma español. Debe, por consiguiente, tenderse a la pro-pagación del idioma español entre las clases indígenas.

Son contrarios a la unificación de la patria todos esosesnobismos académicos que pretenden la conservación yaun la purificación de los idiomas indígenas, que comolenguas muertas pudieran tener un interés histórico y ar-queológico, pero que como lenguas vivas son barrerasétnicas. Debemos escoger el español como lengua única yconvertir a ella a toda nuestra población indígena.

Existe otro peligro más para la unificación de la lenguaen la actualidad y es la propagación del inglés, que se haintroducido ya en casi todo el elemento criollo.

Molina Enríquez, en 1908, decía ya lo siguiente a esterespecto: "Tratándose del uso del idioma inglés entrenosotros, las cosas son mucho peores. Todo el mundo reci-be publicaciones en inglés; todo el mundo se anuncia eninglés; todo el mundo aprende inglés; todo el mundo quie-re hasta pensar en inglés. Los letreros en inglés se venpor todas partes, los rubros en inglés por todas partescirculan, y hasta nuestros nombres propios aztecas se hantransformado como el de Popocatépetl en Popo, para estaren inglés. El inglés se ha hecho una condición indeclinablede la calidad del empleado: el inglés se ha hecho el idio-

de los hijos naturales, pero que rodea de tales requisitos deprocedimiento judicial el reconocimiento, que lo hace casi im-posible.

181

Page 130: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ma de los negocios; y hasta las declaraciones semi-oficia-les de nuestro Gobierno, aparecen al público en inglés.De seguir así, dentro de algunos años el idioma nacionalno existirá: lo habremos sacrificado a un servilismo re-pugnante." Después de veinte años, las cosas han seguidopeor a ese respecto.

La propagación del inglés ha continuado y ahora elproblema no consiste solamente en la existencia de un nue-vo idioma usado con mucha generalidad en el comercioy en sociedad, sino lo que es peor, en que el inglés hacomenzado a corromper y podrir el español en forma tal,que constituye ya una verdadera amenaza para la índolelatina de nuestro idioma.

A la corrupción del idioma español, por el inglés, hancontribuido varios factores. El desarrollo de los deportesanglo-sajones cuya terminología no se traduce, dejando,por consiguiente, un sedimento de palabras extranjerasaún en los nombres mismos del deporte: box, beisbol, bas-ketbol, futbol, golf, etc., etc., y como la conversaciónjuvenil está naturalmente llena de alusiones a los deportes,el idioma mismo de la vida diaria de nuestra juventudcomienza a verse considerablemente invadido por la ter-minología deportista no digerida ni traducida.

Viene en seguida el cine, en el que, por una cortesíamal entendida, habíamos tolerado la aparición simultá-nea de leyendas en inglés y en español, circunstancia quese ha agravado con la exhibición de cintas habladas eninglés, siendo de notar que México es el único país queconozco, en donde se permita la exhibición de cintas ha-bladas en un idioma extranjero.

La prensa periódica, que como órgano de educacióndebería contribuir a la depuración del idioma, lejos de lle-nar esa misión, contribuye por el contrario a la corrupciónde nuestra lengua. Los periódicos de la ciudad de México,

132

Page 131: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

sobre todo, son los que mayor responsabilidad tienen al res-pecto, pudiendo asegurarse que, fuera de las páginas espe-ciales en inglés y de las secciones de deporte, donde elnúmero de anglicismos se cuentan por millares, en el restode su composición, no hay menos de 100 anglicismos encada página.

La propaganda comercial, con propósito de atraer alconsumidor turista, ha multiplicado considerablemente losletreros en inglés, aumentándose esta corrupción por ladetestable literatura de las mercancías importadas que traensus anuncios o instrucciones en inglés con palabras en es-pañol.

Durante la guerra civil por razones de prudencia, du-rante el conflicto religioso por razones dogmáticas y aho-ra por razones de carácter moral, casi todas las familiasacomodadas que tienen hijas o hijos que educar, los hanenviado a colegios americanos, lo cual ha aumentado con-siderablemente el número de las personas que en Méxicohablan el idioma inglés, sin haber conservado una basesuficiente de español para afirmar el uso de éste comolengua madre. Pero en este punto tocamos una cuestiónde educación.

Educación. Fuera de la educación espontánea produci-da por el gran movimiento de población que produjo laguerra civil durante los años de 1910 a 1917, en materiaeducativa se han hecho grandes adelantos, aunque másbien como consecuencia de una necesidad imperiosa delas clases bajas y como movimiento espontáneo partidode ellas y al cual es justicia reconocer que han respon-dido los gobiernos revolucionarios.

El problema principal es, por supuesto, la educaciónalfabética del indígena, para el efecto de enseñarle el es-pañol con tendencia a relegar el uso de las lenguas indí-genas.

133

Page 132: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Bastante se ha logrado en esta materia. Hay ahora me-nos analfabetismo en las clases bajas, pero en cambiose siente un enorme descenso en la calidad y amplitudde la educación primaria que se imparte a la poblaciónurbana. Un niño de doce años que sale de una escuelaprimaria del Distrito Federal, después de terminar su sextoaño, o su segundo grado de tercer ciclo, como se dice ahoraen jerga pedagógica, es un pobre muchacho que no sabeni sirve absolutamente para nada.

Hay una tendencia a la enseñanza técnica que no hadado resultados ningunos y, por otra parte, el GobiernoFederal y los gobiernos locales siguen desperdiciando ener-gía en la enseñanza profesional.

En la actualidad, la educación primaria se desatiendepor querer hacer al mismo tiempo educación técnica.12La secundaria, con inglés, por supuesto, tiene los caracte-res de la preparación para la empleomanía comercial, yla profesional asume el aspecto de educación burocrática.

En materia educativa, debemos proponernos ante todo:

I. La conversión del indio al idioma español por mediode la lectura y escritura. Dos años.

II. La educación primaria elemental de nuestras clasescampesinas de habla española. Cuatro años.

III. La educación primaria superior con enseñanza ele-mental técnica obrera, para la población infantil urbana ycon enseñanza elemental geográfica para la población in-fantil rural. Dos años.

12 En aquellos tiempos (1931) no nos había llegado la educa-ción socialista, ni se había extendido tanto la educación ruralfederal invadiendo la esfera de acción de los estados. En la actua-lidad, a pretexto de educación socialista casi no se hace nada eneducación primaria. Los profesores rurales federales no son másque agitadores y propagandistas del comunismo que no han hechonada en favor de la educación.

134

Page 133: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

IV. La educación secundaria no es función del Estado,o cuando menos no debe pesar exclusivamente sobre éste.

V. La educación profesional debe ser abandonada porel Estado definitivamente, concretándose a vigilar el fun-cionamiento de instituciones privadas en que se imparta,para legalizar los títulos profesionales.

La Universidad Nacional Autónoma, que, entre parén-tesis, no es ni Universidad, ni Nacional, ni Autónoma, sinouna Agrupación Subvencionada de Institutos Educativosdel Distrito Federal, debe subsistir, si puede, como insti-tución realmente autónoma, derivando la mayor parte desus recursos de los alumnos mismos. Esto resolvería de pasoun problema de politiquería estudiantil que no tiene ra-zón de ser.

Hay, en cambio, tres fines a los cuales la Federación ylos Estados deberían dedicar todos los esfuerzos y recursosque les quedaran disponibles después de atender a la edu-cación alfabética y primaria: la enseñanza normal, la en-señanza agrícola y la enseñanza de artes y oficios.

La enseñanza normal es de urgencia, pues debemosconfesar que ya no quedan maestros. Los que hubo enun tiempo son ahora periodistas, diputados o políticos,y los que todavía ejercen, son oficinistas que están ha-ciendo mucho daño a la educación por el alambicamien-to burocrático de la enseñanza. Hay muy pocos maestros,y los pocos que quedan, todos quieren ser jefes de depar-tamento, inspectores en la ciudad o directores de escuelaen el primer cuadro. Todos son apóstoles en Roma, peronadie quiere ser misionero en las Indias.

Se necesitan maestros para las escuelas urbanas; másmaestros para las foráneas, muchos maestros para los pue-blos, para las aldeas, para los ranchos; y, sobre todo, mu-chísimos maestros para los indígenas remontados en nues-tras montañas.

135

Page 134: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La educación agrícola es una necesidad tan urgente,que basta decir que es imposible que se consolide la insti-tución del ejido si no hay agricultores. Necesitamos agri-cultores prácticos con nociones de agronomía, casi tantocomo arados y bueyes, para que la política agraria dela revolución no fracase.

En cuanto a la enseñanza de artes y oficios, es esencialpara la resolución del problema obrero.

Ya no tenemos obreros. Los que había son ahora carnede motín o empresarios de huelgas con dotes oratorias,rebaños para manifestaciones o líderes de clubes. Peroobreros propiamente dichos, ya no tenemos ni hemos for-mado nuevos, quizás porque no se necesitan por el mo-mento, puesto que México prefiere importar los zapatosy las mezclillas y los percales y las mantas y hasta las sue-las para los huaraches.

Problemas económicos

De todos los problemas económicos, el más importante yel más trascendental, es sin duda el problema agrario.

El problema agrario consiste en una nueva distribuciónde la propiedad, de manera que aumente la producción denuestros artículos de primera necesidad, especialmenteel maíz, el trigo y el frijol y la cebada en forma tal, quepodamos bastarnos a nosotros mismos en materia de ali-mentación.

El problema agrario consta de cinco capítulos:

I. La división de los grandes latifundios.II. La formación y fomento de la pequeña propiedad.

III. La dotación de ejidos a los pueblos.IV. La irrigación, yV. El crédito agrícola.

136

Page 135: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La Revolución no ha hecho en materia agraria másque el capítulo de dotación de ejidos a los pueblos.

Desgraciadamente, aun la política ejidal deja muchoque desear y la propiedad ejidal sigue todavía inseguray estéril.

El desiderátum en materia agraria para el futuro seríaatender a cada uno de los cinco capítulos antes men-cionados.

La división de los grandes latifundios no solamente fa-cilitará la explotación de ellos, sino que reducirá al mí-nimo los conflictos futuros entre la grande y la pequeñapropiedad y, sobre todo, permitirá el desarrollo y cultivode la propiedad ejidal, como complemento del salario.

El fomento de la pequeña propiedad reconocida por laConstitución como base esencial de nuestro desarrollo agra-rio, no solamente no se ha llevado a cabo, sino que, porun celo mal entendido de los gobiernos revolucionariosen la materia ejidal, la pequeña propiedad ha sido sacri-ficada tanto en sus conflictos con la gran propiedad comoen sus relaciones con los pueblos.

La política de dotaciones ejidales adolece de tres vicios,a cual más peligrosos:

La primitiva idea de conservar la forma comunal en elmanejo de los ejidos tenía su razón de ser y, en mi con-cepto, ha sido un grave error pasar al sistema de parcelaspulverizando la propiedad de los pueblos y cayendo en elmismo error en que se había caído conforme a las leyesde desamortización de 1856.

Por otra parte, las ilegalidades y arbitrariedades de queha tenido que hacerse uso sin necesidad, para dotar deejidos a los pueblos, son causa de que la propiedad ejidalno se consolide, temerosa de revocaciones.

El tercer vicio consiste en haber tomado la dotación deejidos como el fin y no como el medio.

137

Page 136: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El objeto de la dotación de ejidos a los pueblos ha sidofomentar la producción agrícola de las tierras incultas,procurando el mejoramiento de la población campesina ycomo un complemento de los salarios.

La política ejidal ha supuesto que el objeto esencialera formar terratenientes, de donde ha resultado que seha tomado de las fincas las partes cultivadas o irrigadas,dejando a las haciendas la parte estéril y a los pueblosen situación de no poder utilizar las tierras recibidas.

La política ejidal debe continuarse, pero habrá de rec-tificarse primero en cuanto a definir, con toda precisiónla personalidad agraria de las congregaciones y pobladosque los necesiten; en seguida en cuanto a no hacer dota-ciones de terrenos cultivados; y, por último, en cuanto ano hacer dotaciones si no se tiene la seguridad de poderproporcionar un pequeño crédito agrícola a los ejida-tarios.

Respecto de la irrigación hemos dicho ya que el esfuer-zo debe tender a los sistemas de irrigación cooperativa, afin de favorecer la pequeña propiedad y, por consiguien-te, la ejidal.

Aprovechamiento de los recursos naturales. Fuera delos productos agrícolas que son de consumo interior, losdemás productos de nuestro territorio son de exportacióny, por consiguiente, se han visto sujetos al acaparamiento,especialmente después de la guerra europea.

Con excepción de nuestra producción carbonífera, queno tendría mercado en el extranjero ni sería costeable suexportación, y que, por consiguiente, ha permanecido enmanos de nacionales, o cuando menos, al servicio de em-presas nacionales, el resto de nuestros productos de expor-tación se encontraban desde antes de la Revolución y seencuentran todavía en manos de extranjeros. Me refieroespecialmente a la minería, al petróleo y a ciertos pro-

138

Page 137: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ductos vegetales como el henequén, el guayule, el chicle,el palo de tinte, etc., etc. La Revolución no ha podido na-cionalizar los recursos naturales de exportación.

Hizo un gran esfuerzo con respecto al petróleo y fra-casó en él, pues no obstante la nacionalización del sub-suelo, toda la explotación petrolífera sigue haciéndose concapitales extranjeros, y para beneficio exclusivo de los ex-tranjeros.

La guerra europea tuvo una considerable influencia aeste respecto, y casi podemos decir que nuestros gobiernosrevolucionarios no han tenido responsabilidad en el fracaso.

Éste es quizás el problema más difícil de los que tieneMéxico que resolver, pero me limito por ahora a indicarla conveniencia de nacionalizar las fuentes de producciónde nuestros recursos naturales, lo cual no podrá lograrsesino abriendo campos de consumo interior a esos mismosrecursos, de manera que nuestras industrias absorban lamayor parte de nuestra producción.

Industria. Desgraciadamente, no llevamos trazas de te-ner una industria nacional.

El problema obrero, es decir, la emancipación y liber-tad de las clases proletarias obreras, ha tenido una graninfluencia y ha sido el motivo, hasta cierto punto jus-tificado, de que no haya podido extenderse nuestra in-dustria.

Existe un conflicto entre las medidas de protección alobrero en lo personal y la protección a nuestras industrias.El resultado ha sido el decaimiento de éstas y la invasiónde las industrias americanas.

Esto es, sin embargo, un fenómeno mundial del cualno somos los únicos en quejarnos.

Nuestra futura política en materia de industria debe con-sistir en fijar definitivamente las respectivas situacionesdel capital y del trabajo en condiciones tales, que puedan

139

Page 138: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

desarrollarse las industrias mexicanas y competir con losartículos de importación.

Las industrias que deben protegerse son las que tienensu aprovechamiento de materias primas y su campo deconsumo en México mismo: tejidos de algodón, tejidosde fibras como el ixtle y el henequén, artículos de pele-tería, etc., etc.

Comercio. El fracaso de la política revolucionaria denacionalizar el comercio, no es imputable a la Revolución,sino que depende de condiciones extrañas a México y,sobre todo, de la situación de Europa y Estados Unidos,después de la Guerra Mundial.

El gran comercio de importación sigue siempre en ma-nos de extranjeros, franceses, españoles, alemanes y ame-ricanos.

El pequeño comercio, de abarrotes y ropas, que habíaestado casi siempre en manos de mexicanos, últimamenteha ido pasando a manos de sirios y de inmigrantes balcá-nicos y eslavos, dejando en manos de mexicanos el comer-cio ínfimo, que casi toca los límites de la mendicidad:mercados y comercio ambulantes; y aun en estos ramosel vendedor sirio, chino, polaco, griego, han estado echan-do fuera al mexicano.

Política bancaria. Uno de los ideales de la Revoluciónfue el monopolio bancario por medio del Banco de Esta-do, pero los gobiernos revolucionarios dejaron pasar elperiodo destructivo de la Revolución, sin aniquilar com-pletamente a los bancos antes establecidos y, sobre todo,sin modificar los sistemas de funcionamiento de ellos.

La industria bancaria sigue en manos del antiguo Ban-co Nacional, que no ha retirado sus tentáculos de toda laRepública. Al Banco Nacional se han agregado las sucur-sales de bancos extranjeros que con gran facilidad domi-nan a los bancos locales.

140

Page 139: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El Banco de México no ha respondido a las esperanzasque en él se habían puesto y no ha llenado su cometido,quizás por haberse salido de sus funciones, pues en vez deser un superbanco, es decir, una institución bancaria demero redescuento, se ha puesto a trabajar en el mercadocomercial al nivel de cualquier otro banco privado, desa-tendiendo los fines para que fue creado."

En la actualidad no hay crédito bancario inmobiliarioy la propiedad raíz urbana y rústica siguen siendo refac-cionadas por los prestamistas particulares, contándose en-tre éstos los pequeños bancos regionales que sólo hacen ne-gocios de agio."

La reciente organización del Banco Agrícola ofrece es-peranzas de crear el crédito agrícola para la pequeñapropiedad, si no se desvía, como lo hizo la Caja de Présta-mos, hacia las grandes inversiones.

Moneda, finanzas y empréstitos. Hay ciertos problemasque parecen de gran importancia en los momentos ac-tuales, pero me abstengo de tratarlos porque asumen ca-racteres tales a causa de condiciones transitorias.

El desequilibrio de nuestra moneda depende al mismotiempo de factores distintos, entre los cuales la baja dela plata no tiene la importancia que se quiere darle. Nues-tra balanza comercial no es tampoco motivo suficientepara tan pronunciado desequilibrio monetario.

Dicho desequilibrio depende en el fondo de las condicio-nes de inseguridad para la permanencia de los capitales

13 Esto era en 1931. Ahora el Banco de México ya no operadirectamente con el público, sino que es eslabón que cierra lacadena con que los bancos privados tienen aherrojados al co-mercio, a la industria y a la agricultura.

14 Desde entonces se han formado varios bancos hipotecariosy las compañías de seguros han acaparado el crédito inmobilia-rio en el Distrito Federal. En el resto del país no hay créditoinmobiliario.

141

Page 140: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

nacionales en el país y para la inversión de capitales ex-tranjeros.15

Tan pronto como mejoren las condiciones de nuestraindustria y de nuestra agricultura, automáticamente me-jorará la situación de nuestra moneda, aun cuando laplata no vuelva a recobrar su antiguo nivel.

Por no alargar esta conferencia, me abstengo de tratarotras cuestiones de carácter hacendario y financiero queaun cuando son importantes para nuestro país, no se re-fieren a la política general seguida por la Revolución.

Me limitaré solamente a hacer notar que la Revolucióntuvo siempre el constante propósito de no contraer nue-vos compromisos en el extranjero, en forma de nuevosempréstitos.1e

15 En julio de 1931, meses después de escrito este Balance, elGobierno abandonó su moneda de oro y en 1935, la de plata.

16 En 1930 se hizo el tercer intento de reasumir el serviciode nuestra deuda pública exterior, por medio de un arreglocon el Comité Internacional de Banqueros formado al rededorde la Casa Morgan. En septiembre de 1933 el Gobierno del ge-neral Rodríguez contrató un empréstito de 25 millones de pesospara obras de provisión de aguas y saneamiento en el DistritoFederal entregando en garantías a un Banco la recaudación delos impuestos de aguas, y comprometiendo los impuestos predia-les del Distrito Federal.

En los momentos en que se publica este libro (enero de1936), el Gobierno del general Cárdenas se propone hacer un nue-vo intento de reajustar su deuda exterior. Por lo tanto, el Con-greso acaba de aprobar un empréstito de cinco millones y mediode dólares (veinte millones de pesos mexicanos), para obras pú-blicas con garantía de los ingresos del petróleo, a pesar de quese dice haber un superávit de $ 160 millones de pesos. Se haaprobado también otro empréstito por 50 millones de pesos parala construcción del Ferrocarril del Istmo a Campeche, con ga-rantía de los ingresos de los ferrocarriles. Todo esto demuestraque en veinte años no hemos aprendido nada de la experienciadolorosa de nuestra historia en materia de empréstitos.

142

Page 141: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

En la actualidad, las condiciones monetarias del mundoson tales que, más que solicitar dinero que rebosa en lasarcas de los bancos extranjeros y especialmente de los ame-ricanos, nuestro problema consiste en defendernos de lainvasión de capitales extranjeros que vienen al país a com-prar, a acaparar y monopolizar las fuentes de nuestra in-dustria y de nuestro comercio.

La situación hacendaria de nuestro país no es conse-cuencia del buen o mal manejo de los fondos públicos porparte de la Secretaría de Hacienda, sino de la economía,del orden y de la honradez que se tenga para todos losgastos públicos.

Podemos, en resumen, decir que la política económica deMéxico debe consistir en seguir los principios enunciados,pero desgraciadamente no realizados todavía por la Revo-lución, a saber:

Bastarnos a nosotros mismos en productos agrícolas ali-menticios. Controlar las fuentes de nuestros recursosnacionales. Fomentar la industria mexicana de los artícu-los de producción y consumo mexicanos. Mexicanizarnuestro comercio. Tener nuestro propio sistema banca-rio. Sanear nuestras finanzas, estabilizar nuestra moneda,y no contraer compromisos internacionales que no poda-mos cumplir desahogadamente.

PROBLEMAS POLÍTICOS

Libertad, igualdad, justicia, sufragio efectivo, no reelec-ción, autonomía de los poderes, municipio libre, soberaníade los Estados, independencia internacional...

Palabras, palabras, palabras.La Revolución no ha resuelto ninguno de los problemas

políticos del país.

143

Page 142: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Ni podrá resolverlos mientras esos problemas se estudiencon hipocresía, hablando para la galería y pensando enla manera de conseguir una colocación o de obtener unacurul, o de escalar un puesto.

El problema político de México consiste en tener leyesque correspondan realmente a nuestro modo de ser, a nues-tra condición económica y a nuestras necesidades.

Para que haya libertad política es necesario que hayaigualdad económica y social.

Mientras la nación no sea homogénea no puede haberigualdad jurídica ni igualdad política.

En un país de capas superpuestas, de clases desigualesracial y económicamente, no puede haber igualdad consti-tucional ni igualdad ante la ley.

Y mientras no tengamos la franqueza de ver cara a carael problema de nuestra heterogeneidad de clases, sinoque partamos de las declamaciones huecas sobre "las liber-tades del pueblo" y "los derechos de los ciudadanos", nopodremos pasar de nuestro estado de leyes teóricas ina-plicables e inaplicadas.

Pero entonces se me dirá: ¿cuánto tiempo habrá queesperar a que se logre la homogeneidad de raza y la igual-dad económica, para que haya justicia, libertad y sufra-gio? ¿Un siglo?

Y yo digo: no tanto, pero es peor que sigamos vivien-do en un sistema político falso que estorba y estorbarásiempre la realización de los ideales revolucionarios enmateria social y económica.

Porque estamos en un círculo vicioso: no tenemos liber-tades porque no tenemos igualdad económica y social, peroal mismo tiempo no podremos completar nuestra Revo-lución económica y social si no salimos del pantano defalsedades constitucionales en que vivimos.

Y no hay que esperar a que se realice por completo

144

Page 143: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

la homogeneidad de raza y la emancipación económicadel indio y del proletario para comenzar a tener liber-tades.

I-Iay que buscar las fórmulas legales adecuadas a nues-tras condiciones reales y efectivas. ¿Que es difícil la ta-rea? Es cierto, pero no es imposible.

En derecho constitucional, la inferioridad de las unida-des individuales hay que compensarla creando las uni-dades colectivas. En materia política hay que admitir la re-presentación gremial o la representación comunal.

Si el voto del indio no puede valer lo que un votode ciudadano civilizado, menos malo es que cien votos deindio valgan lo que un voto del hacendado, y no que sepierdan esos cien votos o que el hacendado los cuentecomo cien votos efectivos sumados al suyo.

Y en derecho civil, hay que abrir la puerta a las perso-nalidades gremiales, o a las personalidades funcionales, oa las personalidades comunales para que puedan obtenerjusticia frente a las personalidades físicas poderosas o fren-te a las corporaciones, sociedades y demás personas mo-rales.

La tarea es difícil y larga; pero hay que emprenderladesde ahora.

Talento no nos falta. México ha acometido y resueltomuchos de sus problemas antes que otras naciones, la se-paración de la Iglesia y el Estado, por ejemplo. Pero eranotros tiempos y otros varones.

Lo que nos falta es valor civil, honradez y patriotismo.Valor civil para hablar francamente de los problemas;honradez para confesar nuestras lacras y nuestros defectos,y patriotismo para orientar nuestros esfuerzos en bien dela patria y no perseguir nuestra conveniencia personal.

Y en cada uno de nuestros problemas políticos que to-quemos, salta a la vista que no es por falta de inteligencia

145

Page 144: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

por lo que no los hemos resuelto sino por falta de valorcivil, por falta de honradez y por falta de patriotismo.

La Revolución no ha hecho nada, absolutamente nada,para resolver nuestros problemas políticos.

El principio de la no-reelección, que no es un principio,sino un propósito de renovación que nos obligaría a edu-car constantemente nuevos hombres para el Gobierno, pa-recía conquistado definitivamente; nadie lo impugnaba,había sido inscrito en nuestra Constitución y Carranzamismo fue sacrificado por él.

Más tarde fue borrado a toda prisa por razones de con-veniencia política. Y ahora que esas razones ya no exis-ten, ¿por qué no lo restablecemos?

Porque no tenemos valor civil para exigirlo, temiendolastimar con nuestras sospechas al general Calles o al li-cenciado Portes Gil, o al ingeniero Ortiz Rubio. Porqueno tenemos honradez para cerrar la puerta a las ambicio-nes y porque no tenemos patriotismo para poner los inte-reses de nuestra patria sobre nuestras conveniencias futu-ristas.lT

No tenemos sufragio-efectivo. Ni podremos tenerlo conun sistema electoral hipócrita y falso, basado en la men-tira convencional de los comicios.

Pero no tenemos el valor civil de decirlo, y aunque lodigamos a sotto-voce, no tenemos el valor de escribirlo ypublicarlo. Ni tenemos la honradez suficiente para confesarque no hay un solo funcionario que haya sido realmenteelecto por el pueblo; ni el patriotismo para reformar nues-tra Constitución y nuestras leyes electorales, y preferimosirla pasando con un sistema que, si no sirve para elegir

17 En abril de 1933 fue nuevamente reformada la Constituciónrestableciendo el principio de no-reelección. Pero en estos días(enero de 1937) se habla ya de reformarla de nuevo para permi-tir la reelección del general Cárdenas "por una sola vez".

146

Page 145: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

buenos mandatarios, en cambio se acomoda perfectamentea nuestras conveniencias políticas, y nos ayuda a realizarnuestras ambiciones personales.l$

No tenemos justicia.Ni la hemos tenido, ni podremos tenerla mientras no

hagamos una verdadera revolución jurídica.Pero no tenemos el valor civil, sobre todo los abogados

postulantes, de decir que todo está podrido en Dinamarca,que nuestras leyes son absurdas y nuestros procedimientosestultamente anticuados; y que los tribunales a donde noha llegado la marca de la corrupción y del cohecho estánenfermos de apatía o de servilismo o de miedo de dar acada quien lo suyo.

Ni tenemos tampoco la honradez suficiente para enfren-tarnos con la corrupción judicial y combatirla, ni el pa-triotismo necesario para arrojar la toga, arremangarnosy poner manos a la obra de reformar las leyes y de echara latigazos a los mercaderes del Templo de la Justicia.19

No tenemos ejército. Ni lo hemos tenido nunca; ni po-demos tenerlo en un medio de desigualdad social. El queteníamos era un contingente recogido de leva en las comi-sarías y en las prisiones, regido por una oficialidad edu-cada en el militarismo profesional.

Y el que formó la Revolución lleva dados cinco ejem-plos de lo que es capaz el pretorianismo militar cuando

18 Con el funcionamiento del Partido Nacional Revolucionario,órgano electoral oficial, ha quedado definitivamente suprimidoel Sufragio Efectivo en México.

19 En diciembre de 1934 fue reformada la Constitución supri-miendo definitivamente la inamovilidad del Poder Judicial, ydejando al Poder Ejecutivo el nombramiento de los ministros dela Suprema Corte y magistrados del Tribunal Superior. Desdeenero de 1935 en que fueron designados los nuevos ministros ymagistrados no queda ya ni sombra de independencia del PoderJudicial.

147

Page 146: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

sabe que, a falta de urnas electorales, las crisis políticastienen que resolverse con la culata del fusil.

Pero nos falta valor civil para decirlo. No nos atre-vernos ni a comentar los pronunciamientos y despronun-ciamientos de los últimos cinco años, ni a indignarnosante el inmundo lodazal de cohechos y cobardías en queha nadado la deslealtad de las recientes revueltas; ni me-nos a decir que nuestro ejército no está curado ele su pre-torianismo crónico.

Ni tenemos honradez para confesar que ese mal no pue-de curarse mientras no funcionen democráticamente lospartidos políticos, y que por mucho que nos duela, laselecciones generales seguirán oscilando entre la insurrec-ción y el caudillaje.

Ni podemos concebir que haya quien tenga el patriotis-mo suficiente para abstenerse de emplear el poder militaren pro de sus ambiciones políticas, como lo veremos den-tro de dos o tres años. . . si vivimos.20

No tenemos libertad de imprenta. Ni la hemos tenidodesde la muerte de Madero.

Pero el reciente congreso periodístico fue testigo de queno tenemos el valor civil de decir, o no nos convienepublicar, que las verdaderas causas del silencio o de la hipo-cresía de nuestra prensa no proceden de la ley, ni tantode la presión oficial, sino de la organización económicade nuestras grandes empresas periodísticas que se hallancohibidas para expresar libremente la opinión pública, oporque no conviene a los intereses que las sostienen o por-que temen sufrir en su negocio antagonizando al go-bierno o a los grandes intereses económicos o políticos.

Y no hablo de la dependencia pecuniaria de los noti-20 El autor se equivocó en este punto, porque han pasado ya

seis años y todavía no se ha ofrecido otro cuartelazo militar.

148

Page 147: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

cieros y redactores que los priva de libertad, porque estemal sería remediable si no existiera el vicio de organiza-ción de nuestra prensa noticiera.

No hay municipios libres ni puede haberlos. Pero notenemos el valor civil de confesar que nos liemos equivo-cado al crear esa institución antes de educar a nuestropueblo y antes de reformar toda nuestra legislación elec-toral. No tenemos la honradez ni el patriotismo paracombatir la corrupción política de los ayuntamientos, nisiquiera el de nuestra propia aldea, donde se roba y des-pilfarra nuestro propio dinero y el de nuestros hijos.

No hay soberanía de los Estados, ni hemos tenido nun-ca una República Federal; ni podemos tenerla; ni nosconviene tenerla.

Pero carecemos de valor civil para decirlo; ni nos atre-vemos a soportar la rechifla que se nos vendría encimacuando dijéramos que los Ramos Arizpe y los GómezFarías y los Ocampos y los Zarcos se habían equivocadolastimosamente.

Por el contrario, en cuanto se toca la cuestión del cen-tralismo o tan siquiera la de reintegrar entidades federa-tivas más grandes y menos numerosas somos los primerosen sacar a relucir nuestro provincialismo, especialmentesi a la sazón está de moda ser de Oaxaca o de Coahuila,o de Sonora, o Tamaulipas o Michoacán.21

Ni tenemos la honradez suficiente para confesar quela soberanía de los Estados siempre ha sido una mentiray que sólo ha servido para eludir responsabilidades delcentro o para facilitar los caciquismos con que los caudi-llos máximos pagan a sus lugartenientes.

21 Se refiere el autor a las épocas en que fueron presidentes

Díaz, de Oaxaca; Madero y Carranza, de Coahuila; Obregóny Calles, de Sonora; Portes Gil, de Tamaulipas, y de Michoacán,Ortiz Rubio, que era el Presidente en la época de esta conferencia.

149

Page 148: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Y cuando se nos ponen al frente las ventajas que lapatria obtendría de su unificación territorial y política, sa-camos en seguida a relucir nuestro patriotismo de campa-nario, prefiriendo el federalismo teórico que nos sirve paramedrar y que es la base de las tiranías locales, a un cen-tralismo que odiamos a ciegas y por mera tradición, cornocontinuamos creyendo por mera rutina y por convenienciaen el sistema federativo.

No tenemos en fin soberanía internacional. Ni la he-mos tenido; ni podremos tenerla mientras no seamos fuer-tes, o cuando menos relativamente sanos, y mientras notengamos la independencia económica que consiste en bas-tarse a sí mismo.

Pero no tenemos valor civil para confesarlo.Cuando se trata de la integridad de nuestro territorio

somos unos tigres y ya estarnos alharaqueando porqueun señor americano dijo que sería conveniente comprarBaja California; y llevamos años de estar orgullosos por-que un Juez declaró que el Chamizal nos pertenece, perono tendríamos valor para sacarnos esa espina, aunque ha-ga más de sesenta años que no se encuentra en nuestropoder ese pedazo de tierra arrancado por el Río Bravo.22

Los políticos americanos, que conocen nuestro lado fla-co, nos dan coba a cada rato diciendo que no pretendenquitarnos una sola pulgada de territorio ... más de lo que

22 En 18 de enero de 1934 fue reformada nuestra Constituciónpara eliminar la Isla Clipperton o de la Pasión ele entre las par-tes integrantes de la República Mexicana. Esto se hizo para cum-plir un laudo del Rey de Italia, declarando que esa Isla era deFrancia y no nuestra. El arbitraje había sido planteado duranteel Gobierno del general Díaz, años antes de la Guerra Mundial,cuando Italia se suponía neutral respecto a Francia; pero fue fa-llado en 1933 cuando Italia era de hecho aliada internacionalde Francia.

150

Page 149: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ya nos quitaron, y nosotros quedamos tan campantes y or-gullosos de tener asegurada nuestra integridad territorial.

Pero en cuanto a la soberanía propiamente dicha, queno hemos tenido nunca, ésa no nos preocupa.

En lo económico estamos atenidos a la importación detoda clase de artículos no sólo de lujo, o de vestir, sinoaun los de primera necesidad: el trigo, el maíz, los hue-vos, la manteca, necesitamos comprarlos fuera. Usamosde preferencia mercancías de importación. Anunciamos eninglés y aun ponemos a nuestros propios productos etique-tas en inglés, por patriotismo, y para venderlos a mejorprecio.

En nuestras relaciones internacionales, tenemos un cos-tosísimo servicio diplomático decorativo y literario, peroperfectamente inútil, pues cada día se asolvan más y máslos conductos diplomáticos europeos y suramericanos.

Durante la guerra europea, la doctrina Monroe llegó asignificar que cualquier asunto importante que Méxicotuviera que tratar con Europa, debería tratarlo por con-ducto de Washington, y seguimos en igual condición.

Pero no tenemos valor de suprimir nuestro costososervicio diplomático porque preferirnos guardar las aparien-cias antes que confesar la verdad.

Ni tenemos la honradez y el patriotismo suficiente paradecir no, cada vez que nuestro vecino del Norte nos invitaa cederle una parte de nuestra soberanía.

Obregón, por necesidad de orden político, para que losEstados Unidos lo reconocieran, tuvo que firmar los tra-tados de Bucareli, que crearon una jurisdicción especialpara los americanos y privilegios que prácticamente exi-men al hacendado americano a contribuir a la resolucióndel problema agrario.

Un grupo pequeño de senadores pensó oponerse. Field

151

Page 150: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Jurado fue asesinado y tres senadores más fueron formi-dados [sic] secuestrándolos.

Los tratados fueron aprobados casi por unanimidad consólo la lectura de unas objeciones que fueron rebatidasdespectivamente con denuestos para su autor.23

Y tras de los tratados de Bucareli, siguieron tratados se-mejantes con Inglaterra, con Francia, con Italia, con Bél-gica, con España, con Alemania, generalizándose así elprecedente.

Y lo malo no es lo que tengamos que pagar por esasreclamaciones, sino que llevamos siete años de comisionesinternacionales y lleva trazas de convertirse en sistema decapitulaciones lo que fue una debilidad de nuestra parte,con mengua de una soberanía ya bastante mermada pornuestra inferioridad geográfica y económica.

Resumen

En suma y para terminar repito que la resolución denuestros problemas políticos requiere valor civil, honradezy patriotismo, de que desgraciadamente andamos muy es-casos los mexicanos.

Los problemas políticos no pueden resolverse en laforma democrática pura mientras subsistan nuestras desi-gualdades social y económica.

Hemos hecho algo en lo económico y en lo social,

23 El licenciado Cabrera fue quien elevó al Senado un estudiocombatiendo los tratados de Bucareli, en cuyo documento se basóla última débil resistencia que opuso el grupo minoritario delSenado, después d l asesinato del senador Field Jurado y del se-cuestro de los senadores don Ildefonso Vázquez, don Enrique delCastillo y don Francisco Trejo. Y sin embargo, recientemente seha llegado a decir que el licenciado Cabrera prohijó esos trata-dos. Así se escribe la Historia.

152

Page 151: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

pero la Revolución no ha hecho nada por resolver losproblemas políticos, y lo que había hecho lo deshicimosvergonzosamente.

Por último, la Revolución económica y social de Mé-xico no puede consolidarse sin una reforma política quepermita la participación de los mexicanos en el gobiernode su república.

México y Rusia están a este respecto en condicionessemejantes: mientras las reformas económicas del comu-nismo tengan que sostenerse por la fuerza, bajo el régimendictatorial del proletariado, no podrá verse si son utópi-cas o si pueden subsistir y consolidarse.24

Mientras las reformas sociales y económicas de Méxicotengan que sostenerse por medios dictatoriales, no sabre-mos si podremos mantenerlas y consolidarlas o si son unvano ensayo que más tarde habrá que abandonar.

Madero no alcanzó a ver los problemas sociales y econó-micos por estar contemplando los problemas democráticos.Era un soñador.

Carranza fijó su atención en las reformas sociales yeconómicas de México y de su pueblo. Era un hombrepráctico.

Madero, el vidente, murió por no haber visto haciaabajo, por haber fijado su atención en los hombres y enla tierra.

Carranza, el prudente, murió por no haber visto ha-cia arriba.

24 En los últimos días de noviembre de 1936 fue aprobada lanueva Ley Fundamental de la Unión de las Repúblicas Soviéti-cas Socialistas, en que se establece un régimen democrático yqueda abolida la dictadura del proletariado; pero aún no estiempo de emitir un juicio sobre los resultados del nuevo sistema,ni siquiera sobre si realmente va a implantarse o si se trata deuna nueva maniobra política.

153

Page 152: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

¿ Madero el iluso, el teorizante, se equivocó? ¿O con lapureza de su corazón y la sencillez de su espíritu vio másallá que nosotros?

Como quiera que sea, nosotros tenemos el deber decontinuar y llevar a cabo la tarea que se impusieron unoy otro, aprovechando la lección de sus errores y de susacrificio: QUE NO PUEDE HABER LIBERTAD POLÍTICA SIN

IGUALDAD ECONÓMICA Y SOCIAL; PERO QUE TAMPOCO PUEDE

i[ABER BIENESTAR ECONÓMICO Y SOCIAL SIN LIBERTADES.

154

Page 153: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La Revolución de Entonces(y la de Ahora)*

Revista de los principios fundamentales de la Revolución, talescomo se entendían de 1910 a 1917.

ADVERTENCIA

Sería un error leer el presente estudiocreyendo que se propone analizar los pro-blemas económicos y sociales de actuali-dad en México, para buscarles una solu-ción.

El objeto único de este estudio es mos-trar cuáles fueron los ideales de la Revo-lución de 1910-1917, contrastándolos conla forma en que se trata de resolver losproblemas de México conforme a las"nuevas ideas".

EL AUTOR.

LLAMO la Revolución de Entonces a la que inició Maderoy consumó Carranza. La que cristalizó en la Constituciónde 1917.

Llamo la Revolución de Ahora a la que se propone des-truir nuestra Constitución, por anticuada, y sustituirla porlas nuevas teorías sobre la organización de una sociedadsin clases.

* 26 de noviembre de 1936.

155

Page 154: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

En el lenguaje de mitin y de polémica, se mencionacon frecuencia la palabra Revolución sin precisar su sig-nificado ni determinar de cuál revolución se trata.

Y ya con mala fe, es frecuente que apoyándose en elprestigio indiscutible de la Revolución de Entonces, sequiera aprovechar la palabra para justificar la Revolu-ción de Ahora, como si esta revolución fuese la continua-ción de la de Antaño.

Del mismo modo, cuando los Revolucionarios de En-tonces no van de acuerdo con los Revolucionarios deAhora, éstos motejan a aquéllos de desleales a sus princi-pios y los llaman tránsfugas de la Revolución.

Para decir que alguien es revolucionario se necesitaríaante todo precisar de cuál Revolución se habla. Y paradecir que alguien es tránsfuga de la Revolución es precisodefinir cuáles fueron sus principios como revolucionario,cuál fue la Revolución a que sirvió, cuáles son sus ideasactuales y cuál es la revolución de que ahora se trata.

Con motivo del vigésimo sexto aniversario de la Re-volución de Entonces, creo oportuno aclarar estos con-ceptos. Y aunque hablo por cuenta propia, no dudo quemis palabras serán aprobadas por la mayoría de los vie-jos revolucionarios que, desorientados, no reconocen en laRevolución de Ahora la hija aquella a quien engendra-ron en 1910.

Cuál Revolución es la Revolución

Una de las frases que más se me han echado en cara,es aquella de "La Revolución es la Revolución".

Cuando la lancé, en 1911, a raíz del triunfo de Madero,quise decir con ella que la Revolución era revolución deverdad, y no un mero cambio de gobierno. Con ella con-

156

Page 155: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

testaba yo a los que querían que todo se redujera a cam-biar al general Díaz por De la Barra, y aquí no hapasado nada; mientras que yo insistía en que las refor-mas verdaderamente trascendentales para los pueblos nopueden hacerse dentro de la Ley, sino por medio de lafuerza. De esto, a decir que yo aconsejaba en todo casoel atropello, y la fuerza, y el capricho, no había más queun paso.

Pero la maliciosa interpretación que mis enemigos hi-cieron de esa frase fue nada en comparación de la quemás tarde le dieron mis amigos los revolucionarios.

La lucha era sangrienta, la revolución era despiadada.Mi frase sirvió entonces para justificar las consecuenciasde la guerra civil; no sólo las naturales, sino las innece-sarias; y para 1915 muchos sostenían, con la autoridadde mi palabra, que lo principal era matar, y saquear, ydestruir, y robar, porque al fin y al cabo estábamos enrevolución. Y militares hubo que ganaron sus grados, ypolíticos que se enriquecieron al grito de "La Revolu-ción es la Revolución", sin que yo haya tenido nada quever en sus fechorías.

Por el contrario, cuando protestaba yo contra los atro-pellos y las brutalidades de mero salvajismo y sobre todocuando intenté contener el saqueo y el despilfarro de losbienes incautados, muchos me increpaban: ¿pues no erestú aquel mismo que dijo que "La Revolución es la Re-volución"? Se me consideraba ya como desleal a mis"principios".

En la actualidad ya no hay guerra civil y, sin embar-go hay muchas cosas que se hacen fuera de la ley. Cadavez que la Constitución o las leyes estorban para algo,se invoca el interés público y los principios revoluciona-rios para no respetar la ley; y cuando los atropelladosacuden a la Suprema Corte en demanda de justicia, ma-

157

Page 156: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

gistrados hay que se meten la Constitución en el bolsillotrasero del pantalón, diciéndole como el personaje de lazarzuela: "perdona Irene", y luego, en vez de exclamarcomo cualquier coronel, "cartucheras al cañón" o de usarla ya embotada palabra de Cambronne, dicen más a lamoderna y con tono dogmático la frase mexicana de "LaRevolución es la Revolución"; y añaden que el verdaderoalcance de este "principio" constitucional es el de que laley debe interpretarse con criterio revolucionario. Y depaso llaman ignorante y tránsfuga de la revolución alautor de la frase, cuando éste repudia la nueva inter-pretación de sus palabras.'

Mas todo es de poca importancia en comparación deluso de que ahora se pretende hacer de ese apotegma.

Usted ha dicho que "la Revolución es la Revolución"—me arguyen—, de modo que los revolucionarios debenseguir siendo revolucionarios, y por consiguiente todo elque haya tomado parte en la Revolución debe apoyara la revolución. Todo esto, por supuesto, acompañadode vaguedades hipócritas en las que el respeto al Go-bierno y la confianza en el señor Presidente y la lealtada la Revolución van hechos un revoltillo de sabor in-definible.

En suma, hay quienes creen que eso de la Revolución,quiere decir que la Revolución de Entonces es la Revo-lución de Ahora, y que "por consiguiente", los viejos re-

En la Segunda y en la Cuarta Sala de la Suprema Cortecasi no hay día en que algún magistrado no funde su voto di-ciendo que "la Constitución debe interpretarse con criterio re-volucionario siguiendo los lineamientos de la sabia política delseñor Presidente Cárdenas". Sobresalen en esta moderna juris-prudencia los señores Agustín Gómez Campos, autor de la teoríadel "socialismo de oportunidad" y el Lic. Xavier Icaza, autorde la teoría de que la Corte puede reformar la Constitución afuerza de jurisprudencia.

158

Page 157: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

volucionarios deben prestar su nombre y su apoyo per-sonal a las tendencias y a los principios de la Revolu-ción de Ahora.

Y cuando alguien protesta contra esa confusión de re-voluciones se le llama desleal y tránsfuga, alegando que lalealtad consiste en seguir obedeciendo a la misma palabra,aunque ya tenga un significado enteramente distinto.

Esto me recuerda la fábula del gato y el perro quedisputaban sobre la fidelidad, y en la cual el gato, quenunca ha salido de la casa, resulta más fiel que el perro,que cambia de casa por seguir a su amo.

Traducida al lenguaje burocrático esta fábula puedesustituirse por la anécdota del viejo portero de un minis-terio que decía: El Gobierno es el Gobierno; yo nuncahe chaqueteado, yo siempre sirvo y serviré al Gobierno,sin importarme que cambien los presidentes o los mi-nistros.

Los IDEALES DE LA REVOLUCIÓN DE ENTONCES

En los pródromos de la Revolución (1908), durante sudesarrollo (1910) y en su más grave crisis (1913) , hastasu cristalización en 1917, había ciertos ideales, o princi-pios, que formaban el alma de la Revolución.

Todos esos principios fueron los que nos orientaron enel camino para pasar de la Dictadura Porfiriana a laConstitución de 1917, y habrá que contrastarlos y com-pararlos con los nuevos principios que profesan los re-volucionarios de Ahora, los que pretenden derogar laConstitución de 1917, por anticuada e inútil para implan-tar la Dictadura del Proletariado a base de una sociedadsin clases.

159

Page 158: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La libertad

La Revolución de Entonces era en el fondo un anheloy un movimiento libertario.

Todos los ideales revolucionarios, todas las aspiracio-nes de los mexicanos, todas sus necesidades, tanto mate-riales como espirituales y morales podrían resumirse enuna sola palabra: libertad.

Por más que ahora algunos consideran la libertad comoun concepto teórico pasado de moda, lo cierto es que nohay otro vocablo para denominar mejor al conjunto delos derechos del hombre.

Libertad, palabra eterna, de connotación infinita; con-cepto vago e indefinible que condena todos los anhelosimprecisos del hombre que siente la necesidad de vivirconforme a su propio criterio y de realizar sus aspira-ciones.

Los romanos, hombres prácticos como jamás los ha ha-bido, reconocían la existencia humana de la libertad y lallamaban cosa inestimable. (Libertas inaestimabilis res est.)

Contrasta la vaguedad del concepto con las profundasraíces que tiene en la naturaleza humana. Y es que lalibertad es la esencia misma de la vida.

La libertad, no como concepto teórico, sino como ne-cesidad humana palpable, es al mismo tiempo, el derechoa comer, el derecho a trabajar, el derecho a gozar de losfrutos de nuestro esfuerzo, el derecho a amar, el derechoa formar una familia, el derecho a perpetuarnos en nues-tros hijos no sólo material, sino también espiritualmente;el derecho a pensar, el derecho a creer; en suma, el derechoa vivir conforme a nuestras propias aspiraciones.

Los modernos teorizantes del materialismo histórico,creen haber descubierto un nuevo mundo cuando nosdicen que el individuo no puede tener absoluta libertad,

160

Page 159: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

y que sus actos deben estar restringidos por los derechosde la sociedad. Nadie ha negado eso, ni es una novedaddescubierta por Marx. Hace más de dos mil años quelos romanos, no sólo en teoría, sino en la práctica, se go-bernaban por ese mismo principio de que la libertad decada quien estaba restringida por los derechos de los de-más, y de que el justo medio consistía en vivir honesta-mente, no hacer daño a los demás y dar a cada quien losuyo. (Honeste vivere, alterum non laedere, suum cuiquetribuere.) Sólo que ahora en vez de decir "los demás" seha inventado una especie de fetiche con el nombre deSociedad (así, con mayúscula), término todavía más vagoy concepto más impreciso que el de libertad.

Para los modernos socialistas el individuo no existe, laSociedad es todo. Creen que la sociedad es una entidadindependiente, una especie de rival del individuo. Comosi pudiera haber patria sin mexicanos, como si pudierahaber ejército sin soldados, o sindicato sin obreros, o coope-rativas sin campesinos.

La sociedad no es otra cosa que el conjunto de los in-dividuos organizados para poder lograr mejor la felicidadde los hombres de carne y hueso, que comen, que pien-san y que viven. Como el Sindicato no es más que laforma en que están agrupados los obreros, que son losque trabajan; como la cooperativa no es más que el pro-cedimiento para que los campesinos puedan sembrar ycosechar y comer, y vivir de lo que rinda la tierra. Comola patria no es en suma más que el conjunto de loshombres que agrupados a su vez en familias van mar-chando a través de los siglos y de generación en genera-ción hacia una vida mejor y más humana.

La sociedad, por sí sola, no tiene necesidades, ni tienederechos, ni piensa, ni ama, ni sufre, ni ha menester lalibertad.

161

Page 160: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Lo que por vía de concisión se llama los derechos dela sociedad, son los derechos de los hombres que la com-ponen, entendidos esos derechos de modo que realmenteconduzcan a su mejoramiento, sin que los intereses o lasambiciones de unos cuantos restrinjan o impidan el bien-estar de los demás. Siempre se ha entendido así la libertad.

La libertad ha llegado a ser un concepto imprecisoporque resume y condensa no sólo el derecho a satisfacernuestras necesidades materiales, sino principalmente la for-ma en que cada quien entiende y siente esas necesidades;y además porque abarca no sólo los derechos sobre nosotrosmismos, sino a través del tiempo sobre nuestra familia ynuestros hijos; y porque incluye, además de nuestras ne-cesidades materiales, todas nuestras aspiraciones y nuestrosanhelos morales y espirituales.

La libertad en el salvaje casi no significa más que elderecho a comer y a vivir. En el hombre civilizado, lalibertad "es una cosa inestimable" que abarca desde elderecho a comer, hasta el derecho a creer en Dios.

Pero los modernos teorizantes del materialismo históri-co nos dicen que los pueblos del mundo siempre se hanmovido exclusivamente por la materialidad de sus nece-sidades económicas y que, por consiguiente, lo único quese necesita es organizar a los hombres de modo que pro-duzcan lo suficiente para comer, que es la única necesidadcomún a todos los mortales.

El individuo, dicen, no debe tener libertad frente alos derechos sociales; el individuo debe ser un esclavode la Sociedad, cuyas necesidades interpreta y representael Estado. Todos deben ser servidores del Estado, esclavosde la tierra, agentes del sindicato, peones de la coopera-tiva, empleados de un servicio público. Si comen, y sivisten, y si viven y si se reproducen, ha de ser solamentepara beneficio de la Sociedad.

162

Page 161: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

r

Y como el Estado es el Supremo intérprete de los de-rechos de la . Sociedad, todos los hombres deben estar alservicio del Estado.

Los que combatimos la tiranía del general Díaz porconvencimiento de que no había libertad en el régimenporfirista, no podemos estar conformes con un sistemaque es mucho más tiránico que aquél.

Los nombres cambian, pero los dictadores subsisten. Elgeneral Díaz llegó a ser el supremo intérprete de la feli-cidad de la patria conforme a las ideas de los científicos

de lOES terratenientes. Con que se eamhie pl nomhre v

se diga ahora que el Estado es el supremo intérprete delos derechos de la Sociedad, no hemos adelantado nada.Porque detrás de la palabra Estado, está la palabra Go-bierno, y detrás de la palabra Gobierno estarán siemprelos hombres que quieran arrogarse la facultad de resolvercuáles son las necesidades sociales a que ha de estar es-clavizado el individuo.

Los modernos sociólogos nos dicen: el individualismoestá bien muerto; no hay que hacer caso de los derechosindividuales, ni tener en cuenta la voluntad del hombre,cuando se persigue el bien de la Sociedad. Por lo demás,concluyen, la libertad nunca ha existido, ni menos enMéxico y, por consiguiente, no hay necesidad de preocu-parse por respetar la libertad.

Los revolucionarios de Entonces no podemos resignarnosa este modo de pensar.

Bien está que los derechos individuales no sean abso-lutos, sino que los de cada hombre tengan por límite losderechos de los demás, que son también hombres con de-recho a vivir.

Pero por más que se quiera hacer predominar los dere-chos de la Sociedad sobre los del individuo, siempre habráun mínimo de necesidades concretas de cada ser hu-

163

Page 162: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

mano, de las cuales no puede prescindirse y que las leyesy las autoridades deben respetar y garantizar y protegeren cada individuo. Porque aunque se diga que la Sociedadestá por encima del individuo, aquélla no puede existirsin éste; y ahora, como siempre, la vida humana, los dere-chos del hombre, deben ser la base y el objeto de las ins-tituciones sociales, que no tienen otra finalidad que propor-cionar al hombre las mejores condiciones de existenciaque sean posibles.

Y el derecho de cada hombre a vivir, en el pleno sen-tido de la palabra, dejando al mismo tiempo vivir a losdemás, es lo que se ha llamado y lo que seguirá llamán-dose libertad.

Los revolucionarios de Entonces no luchábamos por unalibertad teórica o por la mera libertad política. Luchába-mos por las libertades concretas cuya ausencia asumía laforma de esclavitudes: el contingente, la cárcel, el destie-rro, la relegación, el cacique, el capataz, el amo, el patrón,que eran otras tantas instituciones de crueldad contra lalibertad humana.

Los revolucionarios de Entonces no podremos prescin-dir del concepto de libertad. Y seguiremos aspirando aella, aunque jamás la hayamos tenido. Precisamente por-que no la tenemos todavía, y porque nuestra Revolución,la de Entonces, no pudo realizarla.

Los desleales

Y que no se nos llame desleales porque no aceptamos unsistema que suprime la libertad como base de las institu-ciones sociales. Los desleales son otros.

Los traidores, los tránsfugas, los inconsecuentes, son losque han cambiado de principios y con sus actos demues-

164

Page 163: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

tran, o cuando menos piensan, que la tiranía de Enton-ces, la que encabezaba el general Díaz, era mala; peroque la tiranía de Ahora ésa sí es buena, porque se ejerceen nombre de la Sociedad.

Y conste que no me refiero a los que no tomaronparte en la Revolución de Entonces, o porque no hubie-ran nacido todavía, o porque no quisieron seguirla. Nome refiero a esos que he llamado los niños de teta de laRevolución, no sólo porque estaban todavía en pañalescuando nosotros ya habíamos hecho la Revolución, sinoporque lo único que les interesa de la Revolución es lateta. Éstos no pueden ser traidores a ideales que no cono-cieron. Pero de igual modo sería injusto que se nos lla-mara tránsfugas e inconsecuentes a los que seguimos fir-mes en nuestras ideas y en nuestra conducta, y no comul-gamos con principios o tendencias que ni siquiera se ha-bían esbozado cuando nosotros ya actuábamos.

Los traidores a la Revolución son más bien los que ha-biendo tomado parte en la Revolución de Entonces ha-biendo combatido la tiranía porfiriana, comprenden quela revolución de Ahora va contra la Constitución de 1917y contra sus principios; pero por debilidad, o por hambre,o por cobardía, han cambiado de chaqueta y ahora acep-tan una nueva forma de tiranía.

Este capítulo sobre la libertad será calificado como unatirada lírica, como una prueba de que soy un espíriturezagado, que vive todavía en la era del liberalismo clási-co de la Revolución Francesa.

Pero no es así. Yo no creo en los derechos teóricos delindividuo, ni en su libertad absoluta, ni menos en quelos procedimientos del sufragio universal puedan ser lapanacea de la libertad; cuando precisamente he sido quienha clamado siempre contra el idealismo utópico de nues-

165

Page 164: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

tros sistemas políticos copiados de constituciones extran-jeras inaplicables a México.

Me doy cuenta de lo utópico que ha sido desde hacecien años nuestro sistema político; me doy cuenta de quelos problemas económicos y sociales de México están aúnsin resolver. Pero no creo que puedan resolverse a fuerza,sino teniendo en cuenta y utilizando los móviles naturalesdel hombre, sus instintos, sus intereses, sus inclinaciones,sus aspiraciones, sus ideales, dejándolos manifestarse contoda su amplitud en cuanto no estorben a los demás.

Así entiendo la libertad, como medio de mejorar lacondición del hombre sobre la tierra, facilitando el plenodesarrollo de las aptitudes humanas.

Y para que no se me llame un mero declamador, voy aanalizar a continuación cada una de las principales ten-dencias de la Revolución de Entonces, para demostrarque en lo político, en lo económico y en lo social, losrevolucionarios de Ahora van contra los ideales de losRevolucionarios de Entonces.

Por supuesto, la Revolución de Entonces era una; nohubo varias revoluciones. Comenzó en 1910 y terminó en1917 y no puede decirse que haya habido una revoluciónen 1910 y otra en 1913 y otra en 1917. Del mismo mododebe decirse que la Revolución de Entonces era una solaen cuanto a sus ansias, que eran muy complejas. Sólopara comodidad del estudio y para su mejor inteligenciahablaré de una trinidad de revoluciones; la revoluciónpolítica, la revolución económica, la revolución social. Peroentiéndase que no puede separarse una de éstas de lasotras dos.

166

Page 165: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

LA REVOLUCIÓN POLÍTICA

La oligarquía

El régimen porfirista que nosotros combatimos en 1910era, ante todo, una oligarquía, es decir el Gobierno deunos cuantos, de una clase privilegiada, que se creía due-ña del país y superior a todas las demás clases sociales.

Pero no es lo malo que una clase social sea la que go-bierne, sino que gobierne solamente para ella, sin teneren cuenta que existen otras clases sociales que tambiéntienen derechos.

La oligarquía porfirista gobernaba, pero el general Díazfue durante mucho tiempo bastante taimado y hábil parareconocer, en teoría, que todas las clases sociales teníaniguales derechos. En la práctica, sin embargo, las leyessólo existían en favor de los que gobernaban, y la Cons-titución sólo se aplicaba en favor de los privilegiados,que eran los únicos que tenían derecho a vivir. El restode la nación no tenía derechos.

Los revolucionarios de antes de 1910 (Madero sobretodo) no pensábamos al principio en derrocar al generalDíaz; lo que queríamos era que se respetaran y fueranefectivos los derechos de todas las clases sociales, y espe-cialmente de las clases proletarias y de la clase media.

Si el general Díaz, y la oligarquía militarista, científicay terrateniente en que estaba engarzado, hubieran com-prendido la justicia de gobernar para todos y de respetarlos derechos de las otras clases sociales, clase media, cam-pesinos, obreros, indios, habrían podido seguir gobernandomucho tiempo más y la revolución política se habría rea-

167

Page 166: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

lizado sin necesidad de la insurrección. Otra cosa es larevolución económica y social de que después hablaré.

Los revolucionarios de Entonces, la mayor parte miem-bros de una clase media que empezaba a formarse, com-prendimos que ésa era la más grave de las injusticias, y lamás urgente de las reformas políticas y comenzamos a ata-car el porfirismo, es decir, al cientificismo y al militarismo,y a la casta terrateniente, porque sentíamos la necesidad yla justicia de que el gobierno fuera para todas las clasessociales y de que todas las clases sociales participaran enel gobierno.

En la actualidad se dice que hay que tender hacia unasociedad sin clases. Pero como es absurdo que pueda existiruna sociedad sin clases, o cuando menos todavía está porver cómo sería esa nueva sociedad entre tanto nos con-vencemos de ella, se pretende establecer otra vez el go-bierno de una sola clase. Sólo que ahora se trata delgobierno de las clases bajas, estableciendo la dictadura delproletariado, como ahora se dice.

En buena hora que el gobierno esté en manos de laclase proletaria, si ella es la más numerosa y la másfuerte. Pero no se trata de quien gobierne, sino de la con-dición y de los derechos de las clases que no gobiernan.Porque si se tienen en cuenta y se respetan los derechosde las demás clases sociales nada importa que el gobiernosea proletario. Pero si se trata de que sólo la clase proleta-ria gobierne y sólo ella tenga derechos y sólo ella puedaexistir, entonces se habrá establecido otra oligarquía denuevo cuño, aunque parezca paradójico aplicar ese nom-bre a una clase numerosa.

Porque la oligarquía no es solamente el gobierno delos pocos sobre los muchos, sino principalmente el gobier-no de una clase social con desconocimiento de los dere-chos de las demás clases sociales.

168

Page 167: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Ahora bien, los revolucionarios de Entonces, los quecombatimos la oligarquía porfirista no vamos a aceptar lanueva oligarquía que pretenden establecer los revolucio-narios de Ahora.

¿Y quiénes son los tránsfugas y los inconsecuentes, y lostraidores a la Revolución? ¿Los que seguimos protestan-do contra las oligarquías, o los que ahora piensan que estaoligarquía "ya es otra cosa"?

Yo sigo creyendo que toda oligarquía es inhumana ydetestable; y como yo hay todavía muchos revoluciona-rios (muchos más de lo que se supone) que piensan lomismo y que en el fondo de su conciencia sienten, aunqueno puedan explicarla, una repulsión instintiva hacia lanueva forma de oligarquía.

La dictadura

Hemos entendido siempre por dictadura el Gobierno quese ejerce conforme a la voluntad de un hombre o de ungrupo de hombres sin sujeción a leyes, y especialmentesin obediencia a una Constitución.

La dictadura del general Díaz, al principio personalí-sima y después multiplicada por sus gobernadores y suscaciques, llegó a constituir una enfermedad endémica denuestro país.

Por supuesto el capricho de un dictador siempre va dis-frazado con el nombre del interés público. Todos los dic-tadores, y así lo hacía el general Díaz, justifican sus actosdiciendo que aunque no estén enteramente ajustados ala Ley son en cambio dictados por el más alto patriotismoy "por la conveniencia pública".

La dictadura es inicua aunque el dictador sea un hom-bre de buenas intenciones y aunque obre honradamente;pues aun cuando acierte en sus juicios, faltándole el res-

169

Page 168: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

paldo de la Ley para hacerse obedecer, necesitará siem-pre apelar a la fuerza para imponer sus mandatos.

Los que combatimos la dictadura del general Díaz ja-más podremos admitir otro régimen dictatorial, aun cuan-do el dictador fuera una asamblea de sabios. Mucho me-nos cuando la dictadura se llama dictadura del proletariadoy se supone que es la voluntad de las masas.

La voluntad de las masas, impuesta sin ley, es todavíamás peligrosa por inconsulta, por amorfa y porque no hayun medio seguro para definir si esa voluntad se ha forma-do conscientemente o es mero capricho de una efervescen-cia desorientada.

Por lo demás la voluntad de las multitudes es siempreen el fondo la voluntad de los caudillos o líderes quelas encabezan o dirigen, sólo que la dictadura de lasmasas es menos franca que la dictadura de un tirano,porque en el tirano existe una responsabilidad histórica,mientras que en la dictadura de las masas los verdaderostiranos eluden su responsabilidad.

Lo que constituye la esencia de la dictadura no es sola-mente que la nación esté gobernada por una sola persona,o por unos cuantos, sino fundamentalmente que quien-quiera que ejerza la dictadura no tenga leyes a qué some-terse.

En los tiempos actuales no sólo las decisiones de lasautoridades ejecutivas y administrativas sino lo que espeor las resoluciones de las autoridades judiciales mismaspretenden apoyarse en la conveniencia pública más que enla Ley. Pero como el concepto de conveniencia públicano está definido y precisado en un texto legal, resultasiempre que las decisiones de las autoridades en cuantoafectan a los particulares, y aun a las clases proletariasmismas, tienen como única base el arbitrio de los go-bernantes.

170

Page 169: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

No somos, pues, inconsecuentes los que clamábamos con-tra la dictadura del general Díaz, y ahora clamamos contrala dictadura de las masas proletarias. Tan dictador eraaquél como éstas. Seguimos repugnando un gobierno sin ley.

La democracia

Los revolucionarios de Entonces queríamos que el pueblotodo, es decir, todos los ciudadanos de la nación, toma-ran participación en el Gobierno, eligiendo debidamentea sus mandatarios para administrar, a sus representantespara legislar, y a sus jueces para hacer justicia. La demo-cracia no significa el reconocimiento teórico de la sobera-nía del pueblo, sino que la voluntad del pueblo esté debi-damente expresada.

Los revolucionarios de 1910 pudimos habernos equivo-cado en cuanto al procedimiento para recoger y anotarla voluntad del pueblo, aturrulados por la complejidadde nuestras clases sociales tan disímiles y deslumbrados almismo tiempo por las teorías utópicas contenidas en loscapítulos políticos de nuestra Constitución. Pero en elfondo había un anhelo que estaba claramente expresadoen la primera parte del lema elegido por Madero: "Sufra-gio Efectivo."

Sufragio Efectivo. Nuestra Constitución había conte-nido siempre las más hermosas teorías sobre la representa-ción popular, pero enteramente inadaptables a nuestromedio ambiente y por eso jamás se habían cumplido. Alestallar la revolución de 1910, no veíamos claro si nohabía habido Sufragio Efectivo, porque el dictador hubie-ra impedido la emisión del voto, o por indiferencia delos ciudadanos, o porque realmente nuestro sistema elec-toral era inadecuado a nuestras condiciones sociales; pero

171

Page 170: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

en el fondo queríamos firmemente que se auscultara lavoluntad de los ciudadanos y que sus mandatarios y re-presentantes y jueces interpretaran realmente las necesida-des y los sentimientos del pueblo mexicano.

Los teorizantes del materialismo histórico nos dicen quenunca ha habido verdadera democracia y que especialmen-te en México, nunca ha habido Sufragio Efectivo, y deahí concluyen que es innecesario consultar la voluntadde la Nación por medio de las elecciones. El mitin, lamanifestación y el plebiscito son, según ellos, los procedi-mientos más adecuados en nuestro medio inculto paraauscultar la voluntad popular y, naturalmente, como siem-pre sucede, esas manifestaciones tumultuosas no expresanninguna voluntad concreta, sino que son sencillamentemanifestaciones de fuerza en favor de los propósitos re-cónditos de los líderes que las azuzan y las conducen.Son los líderes los que forman los programas de gobiernoy son ellos los que designan a los representantes y a losmandatarios, sometiendo sus decisiones a una formalidadhipócrita, que es la aprobación estrepitosa de un motínorganizado en forma de plebiscito.

Porque el plebiscito, más ciego y más impreciso cuan-to más inculta es la masa de donde emana, ha sido siem-pre, no de ahora, sino desde hace siglos, el procedimien-to clásico de los tiranos para imponer su voluntad, elu-diendo responsabilidades y aparentando al mismo tiempouna sumisión hipócrita a la Voluntad del Pueblo.

Mas como el plebiscito es una forma demasiado cruda,hay ahora procedimientos modernos para dar aparienciademocrática a la formación misma de las decisiones y alas designaciones de funcionarios y representantes que hande someterse a la resolución de las masas. Tal es el ori-gen de los Partidos Oficiales.

Frente a la designación de representantes y mandata-

172

Page 171: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

ríos hecha en forma de tumulto, existe un procedimientode falsear la voluntad popular, que consiste en la forma-ción de un Partido Oficial sostenido con los dineros delos servidores del país, y el cual es árbitro de todas lasfunciones electorales que deben verificarse.

El Partido Oficial y el plebiscito son, pues, las dosinstituciones por medio de las cuales se consulta en laactualidad la voluntad de la nación.

Quedan, por supuesto, en vigor las leyes electoralesteóricas, utópicas y jamás aplicadas en la práctica, consu inextricable maraña de censos, cédulas y registros, ypor medio de la cual se visten de apariencia legal todaslas farsas democráticas que periódicamente necesitan re-presentarse para cumplir con la letra de la Constitución.

Nos encontramos, en suma, en las mismas condicionesexactamente en que nos encontrábamos en la época delgeneral Díaz, con la sola diferencia de que mientrasel general Díaz asumía históricamente la responsabilidaddel Gran Elector, en la actualidad el Gran Elector es elPartido Nacional Revolucionario que dizque auscultapreviamente el sentir de las masas por medio del ple-biscito.

Los que enarbolamos la bandera del sufragio efectivono podemos estar conformes con esos procedimientos queno sólo no conducen a explorar la voluntad del pueblo,sino que falsifican esa voluntad por medio de maniobrasde apariencia democrática.

Nosotros seguimos queriendo, ahora como entonces, queel Sufragio sea Efectivo. Si la experiencia nos ha conven-cido ya definitivamente de que las teorías de la RevoluciónFrancesa y de la Constitución Americana son inaplicablesen nuestro país, será indispensable estudiar procedimien-tos adecuados a nuestra condición social, para que puedaexpresarse honradamente la verdadera voluntad de los ciu-

173

Page 172: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

dadanos, y para que éstos tomen en el Gobierno la parti-cipación y la responsabildad que les corresponde.

Nosotros no podemos cambiar la bandera del SufragioEfectivo por la bandera de la falsificación del Sufragio.Bien está que los que no habían nacido en tiempo delgeneral Díaz digan que el estandarte del Sufragio Efectivoes un guiñapo; pero los que habiendo luchado bajo eseestandarte desconozcan el valor de los sacrificios hechospor ese principio, merecen el nombre de traidores a larevolución.

No Reelección. La democracia exige además para suconservación y para su perfeccionamiento la constante re-novación del material humano que toma parte directa enel Gobierno. Esta era la segunda parte del lema de Made-ro: "No Reelección".

Los que combatimos desde mucho antes de 1910 con-tra el continuismo y las reelecciones constantes del gene-ral Díaz, lo hicimos no porque tuviéramos ambiciones depoder, sino porque estábamos convencidos de que no seestaba educando a los ciudadanos en la democracia.

Nosotros no podemos estar conformes con el continuismobajo las formas solapadas que éste ha asumido; no po-demos estar conformes, sobre todo, con el sistema iniciadopor Obregón y continuado por Calles, de los presidentesde nombre y de los presidentes tras del biombo.

Los revolucionarios de ahora no se preocupan por esteproblema; para ellos el Presidente de la República no esnadie; el proletariado —dicen ellos— es el único soberanodel país, y continúa expresando su voluntad por medio desus líderes, quienquiera que sea el Gobierno nominal. Perono tardaremos en ver que en México, como en Italia,como en Rusia, como en Alemania, se empiece a perfilaruna nueva dinastía, a pretexto de que seis años son muy

174

Page 173: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

poco para desarrollar un plan tan vasto como el de destruirnuestra patria y volver a reconstruirla.

El nacionalismo

Independencia, autonomía, nacionalismo: son tres con-ceptos paralelos que tienden hacia un mismo fin: ase-gurar la existencia de una patria mexicana autónoma. Sininjerencias o intervenciones de otra nación extranjera;bastándonos a nosotros mismos, siguiendo nuestras propiastradiciones y conforme a nuestros propios caracteres deterritorio, de raza, de idioma y de religión.

Construir una patria, mexicana por su esencia y paranosotros los mexicanos, fue el ideal de los Revoluciona-rios de Entonces y fue la política de los verdaderos go-biernos de la Revolución, que se propusieron acabar conlas intervenciones diplomáticas, mexicanizar nuestros re-cursos naturales y formar una nacionalidad propia, quenunca hemos tenido.

Nosotros nunca pensamos en una confederación uni-versal a base de "unión de todos los trabajadores delmundo"; ni predicábamos la abolición del concepto depatria, ni enseñábamos a nuestros hijos a cantar la Inter-nacional, ni nos propusimos copiar otras institucionesasiáticas.

Ésas son cosas de los niños de teta de la revolución deAhora, que creen haber descubierto un nuevo mundo yun nuevo concepto de Patria Universal, que entre parén-tesis, ya está pasando de moda. Ahora que hasta Rusiase ha vuelto nacionalista y que Stalin ha abandonado lasideas de Marx, todo se reduce a una nueva forma deimperialismo en que algunos quieren que seamos conquis-tados por Rusia, para no caer en el imperialismo ameri-

175

Page 174: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

cano. A menos —se dice— que los Estados Unidos seconviertan en comunistas, en cuyo caso sí estarían con-formes los niños de teta, en "unirse" al comunismoyanqui.2

Nosotros no hemos cambiado de ideas. Nosotros segui-mos creyendo que tenemos suficientes elementos en territo-rio, en población, en idioma, en raza y en tradiciones, para

z Los comunistas de México se disfrazan con el nombre de"anti-imperialistas" y dicen ser enemigos del imperialismo alemáno italiano; pero nada chistan del imperialismo americano, quees el que nosotros sentimos de cerca. Esto va de acuerdo con lasenseñanzas de sus maestros Marx y Engels.

En el número de prueba de la Revista Comunista de Londresde septiembre de 1847, se decía: "Los norteamericanos siguenliados en guerra con los mexicanos. Hay que esperar (hope) quese adueñen de la mayor parte del territorio mexicano y sepanutilizar mejor el país, de lo que éstos lo han hecho."

Y en un artículo publicado el 23 de enero de 1848 en la Ga-ceta Alemana de Bruselas, escrito por Engels, se decía lo si-guiente, que los mexicanos no debemos olvidar: "Hemos presen-ciado también con la debida satisfacción la derrota de Méxicopor los Estados Unidos. También esto representa un avance.Pues cuando un país, embrollado a más no poder en sus propiosnegocios, perpetuamente desgarrado por guerras civiles y sin salidaalguna para su desarrollo, y cuya perspectiva mejor habría sido lasumisión industrial a Inglaterra; cuando este país se ve arrastradoforzosamente al progreso histórico, no tenemos más remedio queconsiderarlo como un paso dado hacia adelante. En interés desu propio desarrollo convenía que México cayese bajo la tutelade Estados Unidos. La evolución de todo el Continente America-no no saldrá perdiendo nada con que éstos, tomando posesiónde California, se pongan al frente del Pacífico."

No el Presidente Poik, ni Zacarías Taylor, ni Teodoro Roose-velt, ni Henry Lane Wilson, ni Fall, ni el mismísimo WilliamRandolph Hearst habrían hablado con más elocuencia.

Ésta es una de las deudas de gratitud que tenemos los mexi-canos con los comunistas, y esto explica la "patriótica" actitudde los comunistas mexicanos respecto al imperialismo ruso y alimperialismo americano.

176

Page 175: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

constituir una nacionalidad mexicana que pueda seguirdesarrollándose como nación independiente sobre linea-mientos propios. Así entendemos el nacionalismo.

Nosotros, que clamamos contra la injerencia de Esta-dos Unidos en nuestros asuntos interiores, no vamos a vol-ver a dar el ejemplo de llamar a una potencia europea(o asiática) para que nos defienda contra la absorciónamericana.

LA REVOLUCIÓN ECONÓMICA

De los múltiples problemas económicos que producían elhondo malestar que culminó en la Revolución, dos hayque eran fundamentales en aquella época: el de la tierray el del trabajo. En ellos me ocuparé solamente.

El problema agrario

A poco de haber comenzado la revolución política, ycuando Madero creyó que ya había terminado su tarea,todos los revolucionarios de Entonces nos dimos cuenta deque faltaba por realizarse la verdadera revolución, la eco-nómica.

Nos pasó lo que al cirujano, que creyendo habérselascon un sencillo apéndice, se encuentra con que en el vien-tre de su paciente hay un tumor canceroso. Y hubo quevolver a abrir, después de que Madero había dejado porconcluida la operación, y aun se había lavado las manos.

El problema agrario se nos presentó en toda su pavorosatrascendencia. ¡ Tierra!, fue el supremo grito de la Re-volución, y todas las manos se tendían en demanda detierra.

177

Page 176: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El problema se planteaba con una sencillez tremenda.El territorio nacional, todo, era de unos cuantos mar-

queses o latifundistas feudales. El campesino no tenía dón-de trabajar por su propia cuenta.

Lo fundamental era dividir las haciendas para formarla pequeña propiedad, la base de toda nacionalidadagrícola.

Teóricamente debieron haberse dividido todas las ha-ciendas en pequeños ranchos y luego éstos en granjas,para formar la pequeña agricultura. Pero en la prácticaesto habría sido imposible, porque no había suficientes re-cursos, ni suficientes agricultores, para pasar de golpe dela Hacienda al Rancho y del Rancho a la Granja, sinque la tierra dejara de cultivarse para seguir viviendo.

Tomar las tierras y desmenuzarlas para dar a cada cam-pesino una parcela, habría equivalido a repetir la expe-riencia de 1856 con los terrenos de común repartimiento.Los campesinos que no contaban más que con sus manospara trabajar, sin un arado, ni una yunta de bueyes,no habrían tardado en abandonar sus parcelas, y la tierra,"pulverizada", habría vuelto en seguida, corno la marma-ja frente al imán, a reintegrarse en forma de Hacienda.

Entonces se pensó en el ejido. Más bien dicho, no sepensó, sino que por mero instinto comprendimos que elejido era el único medio de transición para pasar de lagrande a la pequeña propiedad.

Frente a la Hacienda, como institución agrícola, habíaexistido, en otros tiempos, el Pueblo, que de su vidaagrícola sólo conservaba el recuerdo vago, casi la leyenda,de que en un tiempo había tenido tierras propias, sufundo legal, sus montes y pastos, su ejido y sus "propios".Esas tierras hacía muchos años que habían pasado a for-mar parte de las Ilaciendas circundantes, dejando el purocasco del pueblo enclavado y aprisionado entre ellas, y

178

Page 177: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

los vecinos del pueblo no tenían otro medio de trabajarque alquilarse como peones en las fincas circunvecinas.

Primero se pensó en la posibilidad teórica de que lospueblos recobraran sus antiguas tierras comunales, sus eji-dos; pero a poco andar nos dimos cuenta de que esto erauna ilusión, pues ni legal ni prácticamente era posible esareinvindicación de las antiguas tierras despojadas.

Fue entonces cuando tomó cuerpo la idea de «recons-truir los ejidos de los pueblos" como un procedimiento paraproporcionar al campesino un medio propio de trabajo,tomando las tierras inmediatas a los poblados.

El ejido no excluye la posibilidad de que el campesinoejidatario pudiera trabajar además como peón libre enalguna hacienda cercana, de modo que el rendimientodel ejido fuese el complemento de su salario, y al mismotiempo una garantía de su libertad y de su independen-cia, no estando obligado a trabajar en la hacienda comoúnica fuente de jornal.

La idea primordial fue que el ejido no se fraccionara,sino que permaneciera explotado en común por el Pueblo.De ese modo el ejido sería verdaderamente un almácigode agricultores, donde se seleccionarían automáticamentelos más aptos, quienes pasarían a ser pequeños rancheros.

Porque se entendía que la división de los grandes lati-fundios en pequeños ranchos y granjas, era el propósitofundamental, la verdadera solución del problema agrario,que no debía abandonarse.

El ejido no era más que una institución de efectos tran-sitorios para la evolución del campesino, el medio de ha-cerlo pasar de peón a ranchero.

El problema, como puede verse, era a la vez un pro-blema de libertad de trabajo. Lo esencial no era la tierra,sino la manera de libertar al campesino de la esclavitudde la hacienda.

179

Page 178: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Lo que se ha hecho con el ejido en estos veinte añospasados, no es éste el lugar para decirlo.

Sería cuento muy largo relatar todas las vicisitudes dela política ejidal de la Revolución, desde cuando se pen-saba que sólo los pueblos debían recibir ejidos, hasta quea fuerza de ampliar el concepto de poblado, el ejido fueperdiendo su unidad geográfica y su cohesión humana.Sería también inoportuno explicar aquí por qué las ha-ciendas, a pesar de la amenaza de las dotaciones ejidales,no se dividen todavía.

Básteme por ahora afirmar que el ejido ya no lo cono-cen ni sus propios padres. De la idea del ejido puedo yodecir lo que decía Kipling:

...the truth you've spokenTrzisted by knaves to make a trae for fools.

(Las verdades que uno ha dichoretorcidas por los pillospara hacer una trampa para tontos.)

Algún otro cha relataré la tragedia del ejido, y cómofue que debiendo ser un centro agrícola, un núcleo detrabajo formado alrededor de un pueblo, ha llegado aser ahora una cadena de grandes latifundios, adminis-trados todos por un Banco, en que los ejidatarios no sonmás que los peones del nuevo terrateniente.

El nuevo amo. Porque ahora los ejidos ya no se dana los pueblos, ni alrededor de los pueblos, sino a todo elque los pide, aunque no los necesite ni sea vecino delpueblo; y si en la comarca no hay quien los pida, para esohay camiones que por cuenta del Banco Ejidal traigancampesinos de otras partes para formar el censo.

Porque es el Banco Ejidal el que pone los ojos en latierra que le parece propia para ejidos; él es quien busca

180

Page 179: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

los campesinos para que los soliciten; y cuando se ha con-cedido la dotación, él es quien organiza las sociedades decrédito ejidal en cuyo nombre se trabajarán las tierras;él resuelve los cultivos a que se ha de destinar el suelo; éldice cuándo se ha de sembrar, cuándo se ha de escar-dar; él es quien da el dinero para los trabajos agrícolas;él compra los arados y los bueyes; él nombra los capata-ces; él paga los jornales del ejidatario, diciéndole que son"anticipos" a cuenta de sus utilidades; él levanta las co-sechas y él las vende; él lleva las cuentas; y sobre todo,él es quien dice quiénes pueden trabajar y quiénes no.Y ¡ guay! del campesino que no se "disciplina" o que no"coopera" con el Banco, porque ése no es ejidatario, sinoun descartado que no encontrará trabajo en diez leguasa la redonda.

Porque el ejidatario es un ciudadano libre para recibir"sus" tierras en el papel del acta de posesión, y en losinformes bombásticos que se publican para alardear delos progresos del sistema ejidal; pero es un mero peónjornalero para trabajar "las tierras del ejido". Y cuandollega el fin de año agrícola le leen a toda prisa en asam-blea las cuentas del Gran Capataz y le informan de loque queda debiendo por la cosecha pasada. Y si algunoobserva humildemente que el jornal no le alcanza paracomer, le completan la ración con una rebanada de panázimo de la vanidad, diciéndole que en cambio ya es cam-pesino libre, propietario de la tierra que trabaja, porqueel ejido "es suyo" y no debe quejarse si lo deja regadocon su sudor y con su sangre. Así como así, el Banco noes más que una institución de beneficencia para aconse-jarlo, refaccionarlo, guiarlo y educarlo, todo gratis... me-diante un moderado rédito.

Y es así como en el nuevo sistema ejidal, el Banco esel terrateniente, es el amo, es el patrón, es el hacendado,

181

Page 180: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

es el banquero, es el comisario municipal, y hasta elmaestro de ateísmo. Sustituye en suma al latifundista, albanquero, al gobierno y al clero; las cuatro tiranías quedurante siglos han venido pesando sobre el campesino.

¿ Y, para esto se hizo la Revolución Agraria?No. Nosotros hicimos la revolución para dar al campe-

sino tierra y trabajo. Pero, sobre todo, libertad. Para eman-ciparlo, para redimirlo, para librarlo de la esclavitud dellatifundio. No para cambiarle de amo.

Porque el ejidatario no ha hecho más que pasar depeón del hacendado, a ser peón del Banco, que ni siquieraes un ser humano.

Cuando la condición del ejidatario se mira desde ellugar donde vive, se comprende que no ha ganado nada,pero su situación no impresiona tanto porque las cosas si-guen como siempre: la tierra sombría, el hombre encor-vado sobre el suelo, trabajando para el amo, "y el cieloimpasible y puro".

Al fin y al cabo, como dicen los modernos teorizantesdel materialismo histórico, la libertad nunca ha existido,y ¿a dónde irá el buey que no are?

Pero cuando se contempla el cuadro desde un planogeográfico más alto y a mayor distancia en tiempo, un ex-traño escalofrío recorre nuestro cuerpo al comprender quelo que pasa en cada región se repite y se extiende por todoslos ámbitos del territorio nacional.

La moderna encomienda. Es un sistema en forma. ElSistema. La institución colonial del repartimiento y de laencomienda, perfeccionada y modernizada. En la épocacolonial, como ahora, la tierra era lo de menos, habíainmensas extensiones; lo que valía de ella era el númerode cabezas de vasallos que contenía, por sitio de ganadomayor; y el Rey concedía la tierra a los conquistadores

182

Page 181: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

y pobladores asignándoles determinada cantidad de indiospara que las trabajaran.

El sistema ha sido perfeccionado conforme a los pro-cedimientos de la tecnocracia. El Banco Ejidal calculala extensión de los ejidos por el número de ejidatariosque se le pueden proporcionar. No hay más diferenciaentre el sistema de la Colonia y el sistema actual, que losprocedimientos científicos que ahora se usan para la ex-plotación del indio. Porque eso sí, el Banco Ejidal estáorganizado a la moderna: estadística, cuadros, gráficas,archivos, donde está calculada hasta la última pulgada detierra y hasta la última gota de sangre humana de quepuede disponerse. Es, en suma, una maquinaria científicapara exprimir al ejidatario y para ejercer con él un con-trol económico, social y político en cada comarca del país.

Los Revolucionarios de Entonces no podemos estar con-formes con que se haya hecho la revolución para volveral sistema de los repartimientos y de la encomienda.Nosotros queríamos y seguiremos queriendo que el ejidosea una escuela viviente de agronomía, un almácigo defuturos agricultores independientes, que después serántrasplantados a las granjas y a los ranchos. Los revolucio-narios verdaderos queremos que desaparezca la haciendacomo sistema de esclavitud y de opresión, pero que nodesaparezca la agricultura.

Es en esta materia ejidal donde estalla más francamenteel conflicto entre lo que la Revolución pensó hacer y loque está haciendo.

Nosotros pretendíamos que el ejido fuera un medio deemancipación del campesino, no un nuevo sistema de es-clavizarlo; nosotros pensamos en el ejido como en un sis-tema transitorio; para pasar del feudalismo latifundistaa la pequeña propiedad; nosotros pensamos en la desapa-rición de la hacienda como régimen de esclavitud, pero no

183

Page 182: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

en la desaparición de la propiedad privada; por el con-trario, nosotros pensábamos, y seguimos pensando, en lapequeña propiedad como el mejor régimen agrario, y asílo dice expresamente la Constitución.

Pero lo que ahora se está haciendo es una cosa total-mente distinta de lo que pensábamos y de lo que seguimoscreyendo conveniente para los intereses del país, para laconveniencia de la agricultura y para la emancipación delcampesino.

Se pretende hoy que el ejido debe ser un régimen per-manente, un sistema de propiedad agraria aplicable atodo el país, con exclusión de la propiedad privada, esdecir, se pretende ampliar ilimitadamente todas las do-taciones ejidales, no sólo en cuanto a la extensión de lastierras, sino principalmente en cuanto al material huma-no, encorralando a todos los campesinos en los censos,quieran que no, y organizando el trabajo de modo quepor la fuerza tengan que someterse. La Hacienda, se dice,debe desaparecer, para que todo el territorio nacional seexplote en forma de ejidos y para que todos los campe-sinos trabajen bajo un sistema "cooperativo" o "comunal",cosa muy diferente —aclaran— del comunismo. Para esolos estamos educando —concluyen.

Yo no quiero aquí denunciar como un ensayo de co-munismo la política ejidal del gobierno, ni defender lahacienda como régimen económico, ni siquiera preguntarpor qué no se sigue formando la pequeña propiedad quenuestra Constitución reconoce como preferente al ejido.

Condenación del Sistema. Pero es necesario decirlo deuna vez en voz alta para que lo oiga toda la Nación: LaPolítica Ejidal que se sigue en estos momentos, es contra-ria a la conveniencia nacional y a los principios revolucio-narios.

Yo la denuncio abiertamente: como perjudicial para

184

Page 183: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

los intereses agrícolas del país; como retardataria de laeducación del campesino; como lesiva para la libertad delagricultor; como peligrosa para la soberanía de los Esta-dos; como hipócrita en cuanto a sus verdaderos fines;como inconstitucional y enemiga de la pequeña propiedad.En suma, como contraria a los principios de la Revolución.

Es perjudicial para los intereses agrícolas del país por-que las dotaciones ejidales no han dado por resultado au-mentar la producción de cereales que sigue estacionaria,porque en vez de abrirse nuevas tierras y crearse nuevariqueza, la política ejidal se ha limitado a tomar las tierrascultivadas antes, cuando no las cosechas mismas, reducien-do con esto la capacidad agrícola del país; sin que porotra parte haya mejorado la condición del campesino,porque los salarios ejidales son siempre inferiores a lossalarios de la hacienda.

Es retardataria de la educación del campesino, porqueel ejidatario, de tan protegido, ha llegado a la condiciónen que estuvo el indio a raíz de la conquista, es un menorde edad maniatado y tutoreado por los mismos que lo ex-plotan sin darle oportunidad de que se eduque.

Es un detrimento de la libertad del campesino, porquelo reduce nuevamente a la condición de peón adeudado.

Es peligrosa para la soberanía de los Estados, porquela creciente absorción de tierras para ejidos reduce pocoa poco el campo de acción agrícola del Estado, parapasarlo a la Federación, la cual acabará por dominar laagricultura, dejando casi sin funciones a los gobiernoslocales.

Es hipócrita en cuanto a sus verdaderos fines, porquediciendo mejorar la condición del campesino, en realidadse propone ejercer sobre él un control político y social,e implantar un régimen comunista.

Es inconstitucional, porque no sigue el principio del

185

Page 184: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

artículo 27 de respetar la pequeña propiedad privada,como régimen preferente reconocido en la Carta de 1917.

Es, en suma, contraria a los principios de la Revolución,porque no conduce a la emancipación moral y social delcampesino.

Y ahora ya puede decirse quiénes son los traidores a laRevolución.

El problema obrero

Con el elemento obrero pasa algo semejante a lo que hapasado con el campesino.

La Revolución comenzó en los precisos momentos enque la industria nacional empezaba a desarrollarse y enque el artesano iba siendo desalojado paulatinamente delas ciudades por la fábrica.

Los obreros no tomaron casi ninguna participaciónen los principios de la Revolución, pues estaban en nú-mero mucho menor que los campesinos. Pero, en cambio,como el obrero tenía un estándar de vida superior, y unacultura un poco más alta, había llegado a adquirir, hastacierto punto, la conciencia de clase, que le permitió or-ganizarse, gracias a su homogeneidad.

En realidad para el obrero había suficiente trabajo enaquella época. El trabajo, sin embargo, estaba mal remu-nerado y los obreros no gozaban en las fábricas de la plenaprotección de las leyes, sino que se encontraban tambiénen una esclavitud de hecho, y, como es bien sabido, losprimeros intentos de organización y de reclamaciones desus derechos, fueron reprimidos duramente por la dicta-dura porfiriana.

La libertad de contratación frente al patrón, no la te-nían y éste era el problema principal, que como en el caso

186

Page 185: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

del campesino era un problema de libertad, más bien quede trabajo.

La homogeneidad y la organización de los obreros lespermitieron en 1917 obtener del Gobierno Revolucionarioel máximo de protección, y puede decirse que fueron laclase social que mayores ventajas obtuvo de la Revolución.

El artículo 123. La Constitución de 1917, consagrán-doles un capítulo especial, humanizó la condición del tra-bajador, legislando sobre sus jornadas, sobre la protecciónde los menores y las mujeres; sobre salarios, sobre las con-diciones higiénicas del trabajo y sobre indemnización poraccidentes.

Pero la parte fundamental del artículo 123 consistió enla garantía del derecho de huelga, que México fue de losprimeros países del mundo en consagrar en su Consti-tución.

El artículo 123 dio igualmente al obrero organizado unasituación jurídica igual a la del patrón, creando los Tri-bunales de Conciliación y Arbitraje. Puede decirse queese artículo satisfizo completamente los anhelos de laclase obrera y que difícilmente podrá superarse en Mé-xico o en el extranjero su condición legal.

La aplicación que se ha hecho de las leyes del trabajono sólo ha mantenido las garantías del artículo 123, sinoque las ha venido reforzando hasta el grado de que puedeafirmarse que el obrero tiene una situación privilegiadafrente al patrón.

El nuevo patrón. Y precisamente de esa situación pri-vilegiada es de donde se han originado las nuevas difi-cultades, o, para hablar más claro, las nuevas tiranías aque se ve sometido el obrero: el Sindicato y el Líder.Claro es que cuando digo el Sindicato, no quiero decirque éste sea una institución extraña al obrero mismo, sinoque en el seno de toda organización sindical se encuentran

187

Page 186: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

los elementos de tiranía que oprimen y dañan al traba-jador como individuo.

Porque en la actualidad los sindicatos gozan de la ple-na protección de la Ley y pueden reputarse omnipoten-tes y aun más poderosos que el gobierno mismo; pero elobrero, como individuo, ha llegado a ser un verdaderoesclavo del Sindicato. Porque no existen acciones jurí-dicas ni medios legales para que el obrero pueda defen-derse contra las decisiones del Sindicato.

El Código del Trabajo no prevé conflictos entreobreros y obreros, ni entre el obrero y el sindicato. Esmás, la cláusula de exclusión se aplica siempre contraobreros a quienes se supone indisciplinados.

El obrero se encuentra respecto del sindicato, exacta-mente en la misma situación que el individuo respectode la sociedad. Es la misma ideología.

La sociedad —dicen los modernos teorizantes del ma-terialismo histórico— está interesada en que todos tra-bajen. "El que no trabaja no come", dicen los moder-nos sociólogos, traduciendo el apotegma del ruso, sinsaber que es de San Pablo, creyendo haber dicho algoestupendamente nuevo y haberle enmendado la plana aAquel que dijo: "Ganarás el pan con el sudor de tufrente", lo cual es anticuado y reaccionario, por estar enla Biblia.

Eso, por supuesto, ya lo sabíamos. Claro es que nun-ca hemos entendido por libertad el derecho a comerse eltrabajo de los demás, pues evitar la explotación del trabajoajeno fue el objeto principal de la Revolución. Aunqueahora en el seno mismo de los sindicatos hay casi mászánganos que abejas.

La novedad en materia de trabajo consiste en otracosa. "La sociedad —dicen— está interesada en que nohaya libertad de trabajo para que haya eficiencia."

188

Page 187: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"¿Qué sería del mundo si dejáramos que cada quientrabajara en lo que le diera la gana?" "La libertad es per-judicial, la libertad estorba; no debe haber libertad detrabajo." El ideal sería que desde que nacieran los hom-bres vinieran ya especializados para determinada clasede trabajos. Los líderes para mandar, y los obreros, natu-ralmente, para obedecer.

En general puede decirse que la política obrera delos revolucionarios hasta ahora ha ido de acuerdo con losideales de la revolución, tales como cristalizaron en la Cons-titución de 1917. Lo malo es la exageración en todo.

El Evangelio de la desconfianza. El trabajo, la ini-ciativa y el capital, son los tres factores esenciales de laproducción industrial, fundación del Estado consiste enmantenerlos dentro de un equilibrio que haga posible lacoexistencia y la cooperación de esos tres factores.

Se ha desatado, sin embargo, en los últimos tiempos,una propaganda de rencores que tiende a romper eseequilibrio. Se educa al obrero en el odio de clase contrael capital, y, lo que es peor, contra el empresario en lopersonal.

No se predica la igualdad de derechos del trabajofrente al capital, sino que se dice al obrero que él es elúnico que tiene derechos, y que él debería adueñarsede la empresa y del capital; que su enemigo es el patróny contra él todos los medios son justos. Se le predica,en suma una doctrina de odio, cuyos primeros efectoshan sido una desconfianza mutua, que impide el enten-dimiento recíproco. En la actualidad los patrones no tie-nen ya oportunidad de acercarse al obrero y observar decerca su vida y sus necesidades para comprenderlas ymejorar su condición. Y los obreros mismos tampoco seacercan al patrón, por temor al "que dirán" los compa-

189

Page 188: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

fieros, que envenenados por la propaganda de rencor,pudieran creer que traicionan a su clase.

Y este nuevo evangelio del odio se enseña desde laescuela, donde los libros oficiales de texto dicen al niñoque el primer uso que debe aprender del martillo esdejarlo caer sobre la cabeza del patrón.

La protección a todo trance. Por otra parte, la polí-tica de protección a todo trance, que han venido desa-rrollando las Juntas de Conciliación y las autoridades delTrabajo, sancionada por magistrados que quieren hacerolvidar sus antecedentes de aristócratas reaccionarios afuerza de radicalismos estúpidos, podrá producir benefi-cios a los líderes y a los zánganos y a los "coyotes" dereclamaciones fabulosas, y si acaso a uno que otro obre-ro de esos que prefieren devengar sus tres meses de suel-do, no en el taller, sino en los corredores de las Juntasde Conciliación. Pero al obrero honrado y a la clasetrabajadora en general, esa política no le ha traído másque perjuicios y empobrecimiento. Ejemplo de esto sonlos porteros, los choferes y los sirvientes que no encuen-tran trabajo porque la gente de la clase media prefiereservirse a sí misma, temerosa de las reclamaciones antelas Juntas de Conciliación.

De la huelga se ha abusado en demasía. Esto lo sabe-mos todos y lo confiesan los obreros mismos.

Las huelgas contra las pequeñas industrias y los pe-queños comercios producen siempre como resultado laquiebra, y la clausura de esas negociaciones, con lo cualno se hace más que contribuir a fortalecer el monopoliode las grandes empresas.

Algo semejante puede decirse de las huelgas injustifi-cadas contra las industrias en grande, a quienes se exigeno lo que tienen obligación de cumplir, sino lo que se creeque están en posibilidad de dar. Estas huelgas, aunque

190

Page 189: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

aparentemente logren la rendición de las empresas y aun-que redunden en perjuicio de éstas, casi nunca resultanen beneficio de los obreros, sino que embotan el armade la huelga, que cuando llega el caso de verdadera yjusta necesidad, ya no puede emplearse.

Las huelgas contra las empresas de servicios públicossiempre resultan, moralmente, en perjuicio de los traba-jadores, porque la presión que se ejerce por medio deellas no va contra las empresas mismas, sino contra elpúblico en general.

Yo no dudo que la política de halagos al obrero y deprotección irracional a todos los caprichos, redunde enventajas efímeras para los obreros en la actualidad, peroconsidero que a la larga es una rémora para la elevaciónde la clase proletaria en su conjunto y no le produceverdadero beneficio.

Los tres pecados capitales del obrero mexicano. Tresson los defectos capitales de nuestro obrero mexicano: el

deficiente rendimiento de su trabajo, el estancamiento desus necesidades y la falta de ahorro.

El obrero mexicano, por idiosincrasia, por apatía, opor mera falta de educación, nunca produce todo lo quepodría producir en una jornada, y cuando ésta es a des-tajo, es deficiente la calidad de su labor. La garantía delsalario mínimo, sin una contragarantía del rendimientomínimo, trae como consecuencia el aumento innecesariode obreros en los talleres y fábricas. Esto, a primera vis-ta, es benéfico para las clases obreras porque proporcionamás trabajo; pero a la larga es perjudicial, porque casisiempre pone en peligro la solidez de las negociacionesque lo emplean, y da constantemente lugar a desequili-brios o a reclamaciones que, falladas siempre en favordel obrero, acaban por desorganizar las empresas.

El obrero mexicano que obtiene una alza en su salario,

191

Page 190: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

y que de $ 2.00 diarios, por ejemplo, pasa a ganar $ 4.00,el primer uso que hace de esta mejoría, es el de reducirsus días de trabajo, puesto que con tres días de laborgana ahora lo que antes ganaba con seis. Las necesida-des del obrero no quedan mejor satisfechas por sólo elalza de salarios; el obrero no eleva su estándar de vida;y lo peor es que casi siempre el aumento de salarios sólofavorece al obrero en lo personal proporcionándole hol-gura para una vida de disipación; pero no cambia lacondición de las personas de su familia que de él depen-den. Esto por supuesto sin tener en cuenta que a toda alzade salarios corresponde siempre una alza de precios, yque por consiguiente la bonanza que se creía haber al-canzado, pronto se convierte en nuevas estrecheces y na-turalmente en nuevas solicitudes de aumento y en nuevosconflictos con el empresario.

En cuanto al ahorro, puede decirse que en la actuali-dad no sólo no existe entre los obreros, sino que se com-bate persistentemente y se predica contra él por conside-rarlo como una costumbre burguesa. El seguro social yla posibilidad de las indemnizaciones en caso de enfer-medad, de accidente, o de muerte, se ha creído que essuficiente para una situación imprevista, como la pensiónde retiro se cree suficiente para hacer frente a la inevi-table llegada de la vejez.

El seguro social en favor del obrero no debería elimi-nar la costumbre del ahorro. Se llama costumbre bur-guesa al ahorro porque se piensa que el obrero que pu-diera reunir una pequeña fortuna que le asegurara laindependencia económica, ya no sería un obrero en elsentido social de la palabra. Y es verdad, porque tendríauna independencia que desorganizaría la disciplina delsindicato, o para hablar en términos más claros, sería unhombre libre, emancipado de la tiranía del sindicato y del

192

Page 191: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

líder y se perdería sobre él el control que tan necesarioes para el funcionamiento de la máquina socialista.

Como se ve, estos tres defectos del obrero mexicanono sólo no se combaten, sino que por el contrario, puedeafirmarse que la política de protección a todo trance con-duce necesariamente a agravarlos.

En suma, las promesas de la Revolución respecto delobrero han sido cumplidas al pie de la letra. La emanci-pación del obrero y el adelanto de la clase proletariaen general, no son ya una cosa que pueda hacerse pormedio de las leyes, o por medio de la acción oficial, sinoque requieren, como toda libertad, que se riegue constan-temente la planta.

La Revolución nunca ha sido enemiga del obrero; ycuando los revolucionarios señalamos los peligros del abu-so del sindicalismo, no lo hacemos por espíritu reacciona-rio, ni en defensa del empresario, sino viendo a muchamayor distancia por los verdaderos intereses de las clasesproletarias.

Los PROBLEMAS SOCIALES

La educación

De los problemas sociales sólo tocaré brevemente uno,el de la educación.

Este problema tiene que resolverse como se resuelva elproblema de la libertad.

Porque si el hombre ha de tener derecho a vivir, ya trabajar en lo que le parezca, y a formar una familia y acontinuarse espiritual y moralmente en sus hijos, enton-ces deberá reconocérsele también el derecho de pensar

193

Page 192: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

y de hablar, derecho que no sirve de nada en el hombresi no es para comunicar a otros sus ideas, sus enseñanzasy sus principios.

Deberá tener también libertad religiosa, que no es so-lamente la libertad de creer en un dogma, pues ésta seconfundiría con la libertad de pensar, sino el derecho deajustar su conducta y la de su familia a determinadosprincipios de moral.

Y deberá reconocérsele, por último, el derecho de pre-parar a sus hijos para el trabajo u ocupación que creamás provechoso, o más grato, o más adecuado para lasaptitudes del educado. Esta es la libertad de enseñanza.

La libertad de enseñanza es una consecuencia de la li-bertad de trabajo. Pero si admitimos que el hombre notiene sobre la tierra otra misión que servir a la Sociedadconforme a las órdenes que dicte el Estado, entonces ten-dremos que admitir que es el Estado quien debe educara las futuras generaciones para utilidad social, y no parael bien de los hombres mismos.

El Estado —se dice— tiene el derecho exclusivo deeducar a la niñez y a la juventud para que sean útilesa la sociedad. Esto no quiere decir nada; ni se entiende,si no se explica qué es la sociedad, y cuál debe ser lafunción del hombre y sus deberes respecto a la sociedad,y quién es el llamado a precisar esos deberes y a hacer-los cumplir.

Como se ve, el dilema es ineludible: o es libre el hom-bre y entonces los padres son quienes tienen derecho aeducar a sus hijos, o no debe ser libre y entonces el Esta-do es quien debe educar a la juventud y a la niñez.

¿Pero desde qué edad debe comenzar la educación so-cialista? ¿En la juventud? ¿Desde la niñez? ¿Desde lainfancia? ¿Desde la cuna? ¿O en el vientre mismo dela madre?

194

Page 193: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Recomendamos a nuestros teorizantes de la educaciónsocialista (y a los revolucionarios también) la lectura deuno de los últimos libros de Aldous Huxley que se llamaValiente Nuevo Mundo, en el cual se habla de la edu-cación socialista desde el embrión; por supuesto, no en laactualidad, sino para cuando las mujeres ya no páran,sino que se limiten a poner huevos. Que para allá vamos.

Como el fin último del hombre, según los modernosteorizantes, es servir a la Sociedad conforme al criteriodel Estado, será éste quien imponga las reglas de euge-nesia para que los hombres, nazcan ya con las aptitudesnecesarias para el trabajo a que habrán de ser destinados.Y así, desde la ampolleta en que se esté desarrollando elóvulo, habrá que fabricarlos, estandarizándolos, unos paraobreros, otros para campesinos, otros para escribientes,otros para maestros, otros para sabios y unos cuantos paralíderes y gobernantes. La selección habrá que hacerla atiempo, a fin de evitar que los hombres nazcan inadecua-dos, y podando en ellos todas las aptitudes que no seanútiles a la sociedad, como se hace con los árboles frutales.

Se acabaron ya los tiempos en que el Estado era unorganismo encargado de cuidar que los hombres, talescomo son, puedan vivir en paz unos con otros. Ahora hayque hacer a los hombres de nuevo, y esa es la función delEstado. Así piensan los modernos teorizantes de la educa-ción socialista.

Los Revolucionarios de Entonces pensábamos con mássencillez en la libertad de enseñanza, y sólo nos preocu-pábamos por garantizarla. Entonces todavía no habíantomado cuerpo las nuevas ideas sobre la educación por elEstado, y para la sociedad, porque aunque ya se hablabade la educación socialista, nadie sabía lo que 'era (y si-gue no sabiéndose ahora), y eso que ya Marx habíaexistido, aunque no se le tomaba en serio.

195

Page 194: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El problema de la libertad de enseñanza es un pro-blema de neutralidad entre las posibles influencias quepueden coartar esa libertad.

Cuando se pensaba que el hombre sólo existía paraservicio de Dios, la Iglesia (y no solamente la católica)pretendía naturalmente apoderarse del hombre desde lacuna.

Se comprendió después que la libertad de enseñanzasólo podía realizarse apartando la escuela de la religión,y se adoptó el principio de la educación laica.

Ahora se piensa que el hombre sólo existe para servira la sociedad, y es el Estado quien pretende adueñarsedel hombre desde la cuna.

Los Revolucionarios de Entonces, partidarios de la li-bertad de enseñanza, estamos en el justo medio: no que-remos ni la intervención de la Iglesia, ni la intervencióndel Estado. Los hijos pertenecen a los padres.

Esto no es una cuestión religiosa, sino un problemahumano. ¿Oísteis decir a los antiguos: al César lo quees del César y a Dios lo que es de Dios? Pues yo os digo:la educación de los hijos no es cosa del César ni de Dios.Al hombre lo que es del hombre. El derecho de educara sus hijos conforme a los dictados de su propio cora-zón, para hacer de ellos hombres libres en sus pensa-mientos, en sus creencias y en sus actos, pertenece alpadre.

La libertad de enseñanza no excluye la educación reli-giosa, como tampoco excluye la educación social. La li-bertad de enseñanza exige que la que se dé en las escue-las sea laica (no antirreligiosa), para dejar libre el cam-po a cualquiera educación religiosa.

Pero del mismo modo la educación debe ser "laica",es decir, independiente con respecto a la moderna idola-tría del Estado.

196

Page 195: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

En suma, la enseñanza socialista que se pretende darbasándola en el principio de que el hombre ha venido almundo para servir al Estado y a la sociedad, es contrariaa la libertad de enseñanza y a todas las libertades.

Por fortuna hasta ahora, lo único nuevo que se ha lle-vado a la práctica en materia de educación socialista, enlas escuelas oficiales, y sobre todo en las federales regio-nales, es enseñar a saludar con el puño cerrado en alto,como quien se dispone a dar un coscorrón: a decir"quihúbole, camarada", en vez del tradicional "buenosdías" y a cantar la Internacional en vez del Himno Me-xicano.

En lo demás todavía estamos discutiendo qué es la so-ciedad y cuál debe ser la educación socialista.

LA REVOLUCIÓN DE AHORA

Hacéis con la palabra proletariado lo que losdemócratas con la palabra pueblo: la conver-tís en objeto de adoración. Y lo mismo quelos demócratas, deslizáis de contrabando en elproceso revolucionario la palabra revolución...

KARL MARX

Es tiempo ya de que se definan los campos y se sepa cuálfue la Revolución de Entonces y cuál es la Revoluciónde Ahora, para que no se siga abusando de la palabra.

Yo quiero conceder que la Revolución de Ahora seauna verdadera revolución en cuanto se propone transfor-mar el concepto de los derechos y de las libertades. Unarevolución que se quiere hacer en México imitando aRusia, pero que todavía no se ha hecho.

197

Page 196: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Pero para que un movimiento de protesta contra unrégimen merezca el nombre de revolución, no basta quesea una revoltura de ideas, sino que es preciso ademásque en su fondo moral y en la manera de obrar esté ala altura de los grandes movimientos de los pueblos.

Una revolución es siempre un movimiento nacional conpropósitos de elevación, de mejoramiento, de redencióny de liberación de los oprimidos. La mera conquista bru-tal del poder para satisfacer ambiciones personales o paralibrarse de toda ley, será un cuartelazo o un motín, perono es una revolución.

Una revolución necesita además demostrar esa mismaexcelsitud de miras en el momento de la acción, esco-giendo para jefes a verdaderos hombres de corazón bienpuesto y de honradez insospechable en cuanto a sus pro-pósitos personales.

El comunismo fue una revolución en Rusia y podrállegar a ser una revolución en otras partes del mundo;pero en México todavía no pasa de ser un río revueltoa cuyas márgenes hay demasiados pescadores.

Mientras los que representan al comunismo en Méxicovivan en suntuosas residencias y paseen por la calle enlujosos automóviles, comprados con la cuota mensual delos camaradas obreros y campesinos; mientras los profe-tas de las nuevas doctrinas perciban dos o tres sueldosde profesor, o dietas de senador, o emolumentos de magis-trado; mientras los organizadores del nuevo régimen seanbanqueros, o propietarios, o funcionarios cohechables, nohay peligro de que el comunismo merezca el nombre derevolución.

Y, sobre todo, mientras la lucha no sea franca en elcampo de las ideas y en el procedimiento de ataque, elcomunismo seguirá siendo una revolución hipócrita quese cobija con la capa ajena de nuestra revolución y que

198

Page 197: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

intriga desde el cómodo escritorio del burócrata, sin darla cara ni salir a la calle.

El rasgo característico del comunismo en México es lahipocresía. Nadie confiesa su credo. Yo no he logrado en-contrar un solo comunista en toda la República. Todosson socialistas. A lo sumo he hablado con "simpatizantes".

Y es que los Revolucionarios de Ahora están todosagazapados en sus empleos, y conforme a las enseñanzasde sus maestros, y las instrucciones de sus amos, prefierentrabajar desde la sombra. Esto no debe ser.

Los Revolucionarios de Ahora deben tener el valor deprecisar sus tendencias y aclarar sus propósitos, para quese vea y se comprenda que pretenden otra cosa distintade lo que ahora existe. Es preciso que se quiten la caretacon que salen todos los días a la calle, llamándose revo-lucionarios. Es preciso que anden con sus propios pies,que sigan su propio camino y que confiesen su credo.

Es preciso que se sepa que la Revolución de Ahora escosa diferente y absolutamente contraria a la Revoluciónde Entonces.

Es menester, en suma, que se vea claramente que laRevolución de Ahora pretende derogar la Constitución de1917 con todos sus principios y sus libertades para esta-blecer una dictadura, la dictadura del proletariado. Mascomo las revoluciones, es decir, las reformas verdadera-mente transcendentales para los pueblos no se hacen pormedios legales sino por medio de la fuerza y por la con-quista del poder, es necesario que los nuevos revolucio-narios tengan la franqueza de decir que van al derroca-miento del orden constitucional y que quieren adueñarsedel Gobierno para implantar sus ideas y sus nuevas teorías.

Pero esto deben hacerlo como nosotros lo hicimos anta-ño, como lo hacen los hombres: por medio de una insu-rrección, desconociendo francamente nuestra Constitución,

199

Page 198: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que les estorba, y derrocando el gobierno establecido con-forme a ella. No por medio de meras conspiraciones depalacio dentro del gobierno mismo, abusando de los em-pleos hasta donde se han colocado, y con el dinero delpresupuesto.

Si quieren hacer su revolución, deben comenzar porsalirse del gobierno, para luchar desde afuera, como lohicimos nosotros y como lo hacen todos los revolucio-narios.

Y en cuanto al señor general Cárdenas, con todo elrespeto que debe tenérsele, por ser el representante de laLey, es tiempo también de que diga si está con la Cons-titución de 1917, que juró cumplir, o si participa de las"nuevas ideas". Su actitud indefinida no puede menos deperjudicarle, pues para nadie es un secreto que en elseno del gobierno están los que predican el comunismo yque con el dinero de la Nación se paga la propagandacomunista.

Un jefe de Estado que tolera que a su lado se cons-pire contra las instituciones en que se basa su gobierno, seexpone a ser la primera víctima de los conspiradores.O lo que es peor, a tener que encabezar él mismo uncuartelazo contra su propio Gobierno, como hizo Co-monfort.

Los Revolucionarios de Entonces seguimos como siem-pre, leales a nuestros principios. A los nuestros. Los quepredicamos en otro tiempo contra la tiranía, contra laoligarquía y contra todas las opresiones, y luchamos porel mejoramiento de todas las clases sociales, por la eman-cipación del campesino y del obrero, por la libertad, ensuma, no vamos ahora a aceptar nuevas formas de tiranía,disfrazadas con nombres hipócritas, ni una nueva dicta-dura, aunque se llamara "la dictadura del pueblo" mismo.

En estos tiempos de escepticismo en los ideales, se cree

200

Page 199: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que la libertad es un concepto hueco e inútil que ha desa-parecido definitivamente. Y no hay tal; el sol de la liber-tad no se apaga; se pone. Desaparece transitoriamentebajo el horizonte, para ir a iluminar a otros pueblos delglobo. Pero entre tanto quedan algunos que velan y que,como Chantecler, anuncian el retorno del nuevo día, cuan-do todos duermen en las tinieblas de la noche.

Desgraciadamente todos los Revolucionarios de Enton-ces están ya viejos y no tienen ni el vigor físico ni laagilidad intelectual para la lucha. Es más, la mayor partede ellos están desarmados y postergados. No podrán hacerotra vez la misma revolución que hicieron hace veinti-tantos años.

Ni es necesario; porque la reconquista de las liberta-des la harán muy pronto las mismas clases proletarias,sacudiendo la tiranía de sus falsos apóstoles y echando alos mercaderes de sus templos.

Los revolucionarios de antaño tendremos que limitarnuestra acción a la palabra y al ejemplo, conformándo-nos con alzar nuestra voz de protesta contra la profa-nación de nuestros ideales y en defensa de la libertad.

Y será preciso que todos los verdaderos revoluciona-rios abran los ojos y vean que esto no es lo mismo queaquello, sino que esto quiere matar a aquello. Y que enlo sucesivo, cuando alguien les hable de la revolución,antes de oírlo le pregunten y le exijan que aclare a cuálrevolución se refiere: ¿A la Revolución de Entonces, o ala de Ahora'

201

Page 200: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Mi credo político y social*

EL SEÑOR licenciado Vicente Lombardo Toledano, en unartículo que titula "La conversión de los revolucionariosmexicanos" hace una especie de interpelación pública alos viejos revolucionarios para que declaren su credo yhagan confesión general de culpas y errores, formulándo-les un interrogatorio que me parece interesante, aunque sihe de decir verdad, bastante desordenado.

El señor Lombardo Toledano piensa que sería intere-sante analizar a los revolucionarios de ayer para ver cómohan venido cambiando de ideas hasta convertirse en revo-lucionarios de hoy, porque cree que todos son de lamisma condición humana, y aun supone que con su ha-bilísimo interrogatorio de preguntas y repreguntas harácaer a muchos en flagrantes contradicciones consigo mis-mos.

Mucho me temo que en la investigación filosófico-his-tórico-psicológica que el señor Lombardo se propone lle-var a cabo, sufra una decepción, y que en vez de encon-trar las evoluciones o cambios que busca, se tope, por elcontrario, con que los revolucionarios de 1910 no hansido capaces de "evolucionar" como se llama en nuestrajerga política de ahora al chaqueteo acomodaticio.

Por mi parte no tengo inconveniente en prestarme a laprueba, y con objeto de dar el ejemplo a las demás per-sonas que se encuentren en mi caso, me doy por aludidoy me apresuro a contestar públicamente el interrogatoriodel licenciado Lombardo Toledano, no sin advertir algo

* 9 de diciembre de 1936.

202

Page 201: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

que me parece pertinente para que se pueda juzgar deun hombre en las diversas épocas de su vida.

Ante todo, nadie hay que a los sesenta años piensecomo pensaba a los veinte. En todo hombre tiene que efec-tuarse la evolución natural que la experiencia y la refle-xión deben producir en sus ideas y en su carácter. Porconsiguiente, tan falso sería que alguien dijera que ahorade viejo sigue pensando lo mismo que de joven, comofalso e hipócrita es lo que algunos convertidos de últimahora quieren hacer creer cuando afirman que siemprepensaron antes como piensan ahora.

El estudio que se propone hacer el señor LombardoToledano será muy útil no sólo para precisar las trans-formaciones efectuadas en los hombres, sino, principal-mente, para saber cómo ven los revolucionarios de en-tonces la revolución de ahora, y cómo juzgan los revolu-cionarios de ahora la Revolución de Entonces.

Datos biográficos

Antes de contestar concretamente al interrogatorio del se-ñor licenciado Lombardo Toledano, debo dar mis gene-rales: Soy originario de Zacatlán, Estado de Puebla, decuna bastante humilde. Mis padres no tuvieron ningunosmedios de fortuna y su trabajo era insuficiente para dar-nos una educación esmerada. Comencé mi educación pre-paratoria en México, al lado de mi tío el señor donDaniel Cabrera, fundador y director que fue de El Hijodel Ahuizote, periódico de oposición al general Díaz, don-de hice mis primeras armas como escritor liberal y anti-rreeleccionista. Posteriormente tuve que trabajar para sos-tenerme mientras terminaba mi carrera, habiéndome re-cibido de abogado en el año de 1901. Ejercí la profesión

203

Page 202: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

hasta el año de 1912 y, modestia aparte, tenía yo ya unareputación como profesionista y como escritor cuando en1908 comencé a tratar públicamente sobre problemas polí-ticos y sociales. En 1912 fui electo (realmente electo)diputado por el 11 4 Distrito Electoral del Distrito Fede-ral y formé parte de la XXVI Legislatura, donde orga-nicé y fui jefe del Grupo Renovador. A la muerte deMadero me expatrié. No reconocí al gobierno del generalHuerta sino que me uní a Carranza, habiendo servidoal gobierno de la Revolución desde 1913 hasta 1920.

A la muerte del Presidente Carranza me retiré de lavida pública y de la política activa, aunque no he con-traído con nadie el compromiso de no pensar o de noescribir lo que pienso sobre la situación de nuestro país.He ejercido mi profesión de abogado desde 1922 hasta1936 con tesón y con honradez y he tenido en ella éxitomoral y pecuniario sin ayuda del gobierno.

Hecho este bosquejo biográfico, paso a dar contesta-ción a las preguntas, pero en vez de repetir éstas procu-raré que en la contestación vaya involucrada la preguntaque se formula.

1. Sobre la propiedad

Al iniciar mi vida pública no pensaba yo en "la supre-sión futura de la propiedad privada." Percibía yo los in-convenientes de la acumulación de la propiedad agrariae industrial en unas cuantas manos, y veía yo los peligrosdel acaparamiento del crédito comercial y bancario paraprovecho de una sola clase social. Desde el principio demi carrera política ataqué el "hacendismo", el "fabri-quismo" y el "cientificismo", como representantes de es-tas tres formas de acaparamiento de la propiedad privada.

204

Page 203: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Sigo pensando que el acaparamiento de la propiedadprivada es causa de la esclavitud de las clases proleta-rias, pero no creo que la solución consista en que lapropiedad en vez de estar acaparada por individuos, estéacaparada por el Estado, o por cualquiera otra instituciónsemejante, pues el nuevo acaparamiento de la propiedadpor el Estado, será causa más incontrastable de avasalla-miento de las clases trabajadoras.

2. Sobre la nacionalización de los recursos naturales

Sobre la nacionalización de las tierras, del subsuelo, de lasaguas y de los instrumentos físicos o naturales de la pro-ducción económica, pienso lo mismo que sobre la nacio-nalización de la tierra en general. Es decir, que el traba-jador será siempre esclavo de aquellos en cuyas manosse encuentren las tierras, el subsuelo, las aguas y, sobretodo, los instrumentos físicos o naturales de la produccióneconómica.

Pienso, sin embargo, que un gran número de activida-des que antes se dejaban a la iniciativa privada debenser asumidas por el Estado, especialmente los serviciospúblicos y todas las industrias directamente encaminadasa proporcionar un servicio público. Pienso especialmen-te que puede dejarse a la iniciativa privada toda la liber-tad que se quiera, pero que la moneda y el crédito ban-cario deben estar en manos del Estado, a disposición dela iniciativa privada para fomento del esfuerzo individual,pero bajo la vigilancia de aquél, para que no se conviertanen instrumentos de presión en manos de acaparadores.

Más injusta que la propiedad de la tierra me parecela especulación bancaria con el dinero y con el crédito.Los verdaderos socialistas deberían comenzar por nacio-

205

Page 204: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

nalizar los bancos, y con eso harían mucho más que na-cionalizando la tierra y las industrias, porque el dineroes el medio de producción por excelencia.

3. Sobre el imperialismo

Pensaba yo antes, y sigo pensando ahora, que el impe-rialismo americano, el único que hasta ahora conocemos,ha sido factor importante de los problemas económicos,políticos y sociales de México. Y que, por consiguiente todolo que México pueda hacer para emanciparse económicay políticamente de la tutela de los Estados Unidos, tenderáal engrandecimiento de nuestra patria.'

4. Sobre la industria extranjera

Pensaba yo antes, y sigo pensando ahora, que la indus-tria establecida en México nunca ha sido mexicana, sinouna forma de inversión extranjera de capital en el país,para explotar nuestros recursos naturales aprovechandola baratura de jornales.

5. Sobre las intervenciones diplomáticas

Pensaba yo antes, y sigo pensando ahora, que toda clasede gestiones diplomáticas públicas o privadas para exigiral Gobierno protección para los intereses materiales delos extranjeros residentes en México, constituye un ata-que a la soberanía nacional y entraña un privilegio enfavor de los extranjeros. En mi práctica profesional siem-

1 Véase la nota de la página 176 que se refiere a la opiniónde Marx y Engels sobre la conquista de México por EstadosUnidos.

206

Page 205: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

pre he seguido la invariable costumbre de procurar entodo caso que los clientes extranjeros a quienes he patro-cinado se sometieran a los Tribunales mexicanos paraobtener justicia. Así fue como en 1909 patrociné a laCompañía de Tlahualilo en el juicio que ésta siguió contrael Gobierno Federal.

6. Sobre la deuda agraria

Opinaba yo desde 1912, y después en 1915, que Méxicotendría suficientes recursos económicos para resolver elproblema agrario a base de expropiación de las tierras,pagando éstas, si no al contado y en su pleno valor, cuandomenos en condiciones de que el propietario expropiado, sinhacer un negocio con la expropiación, pudiera sentirsetratado justamente por el Gobierno.

Sigo creyendo que podrían establecerse todavía las ba-ses de un crédito agrario emitiéndose bonos con un va-lor relativamente firme, para pagar las tierras expropia-das, cuando menos en su valor fiscal. Sigo creyendo quelas cosechas no deben ser objeto de la dotación ejidal yque cuando la tierra tenga que entregarse ocupada consiembras, el propietario debe tener derecho a levantar-las, o cuando esto sea imposible, o dilatado, los ejidata-rios deben abonar a los propietarios el importe de lascosechas ocupadas. No creo que este sistema constituyeraun privilegio para los grandes propietarios, porque siem-pre he creído, y sigo creyendo, que la división de la granpropiedad, el fraccionamiento de los latifundios, es elproblema fundamental agrario de México y a él debióatender por otros medios más radicales y más sensatos.2

2 En los momentos en que se corrigen las pruebas de estelibro la Secretaría de Hacienda da los primeros pasos para rea-

207

Page 206: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

7. Sobre reclamaciones por daños de la Revolución

Nunca fui de opinión que debieran pagarse los daños cau-sados por la Revolución. Pero admito que las condicionesespeciales en que tuvieron que luchar, obligaron a Ma-dero y después a Carranza, a contraer el compromiso pú-blico de pagar los daños de la Revolución.

Pensaba yo, sobre todo, que era la más oprobiosa de lasinjusticias, que los extranjeros tuvieran preferencia parael pago de esos daños y con ese criterio me opuse porescrito y públicamente, a la aprobación de los llamados"Tratados de Bucareli" que tenían por objeto el estable-cimiento de comisiones especiales en favor de los extran-jeros. Cuando en el Senado de la República se aprobaronesos Tratados, el único estudio que se presentó objetán-dolos fue el que yo formulé y por el cual fui injuriadoen el curso de la discusión aun por personas como donFrancisco Iglesias Calderón, pues como en aquellos tiem-pos el general Obregón tenía gran interés en ser recono-cido por los Estados Unidos, se consideraba "patriótica"la aprobación de esos tratados y llegó a decirse entonces,como en otras cosas se dice ahora, que los Tratados deBucareli formaban parte integrante de los ideales de laRevolución.

8. Sobre la deuda pública de México

Siempre he creído que la deuda pública de México seha formado por una cadena de descaradas estafas inter-nacionales, de las cuales ha sido México la víctima a cau-sa de la estulticia y de la corrupción de nuestros gober-

nudar el pago de las tierras expropiadas para ejidos con bonosque tengan algún valor.

208

Page 207: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

nantes y, por consiguiente, nunca he creído que debamospagar esa deuda si no es después de una cuidadosa revi-sión de valores para acomodarla a las posibilidades deMéxico. Porque en esta materia creo que un país, comoun particular, no está obligado más allá de sus posibili-dades económicas, satisfaciendo previamente el presupues-to de sus servicios públicos. En la época en que estuveen el Gobierno, a causa de la guerra europea, no fue po-sible hacer ningún arreglo para redimir nuestra deudapública extranjera. Posteriormente me he opuesto, en1922 y en 1930, a los intentos de arreglo con los banque-ros tenedores de nuestros bonos, porque esos arreglos notomaban en cuenta nuestra verdadera capacidad econó-mica para el pago, sino que se procuraba extender inde-finidamente por años y años nuestra responsabilidad comodeudores, que no podíamos afrontar.

Siempre me he opuesto enérgicamente a que se conti-tinúe el sistema de dar en prenda los ingresos del paíscon peligro de dejar en descubierto los servicios públicos.Creo que los empréstitos contraídos con garantía de de-terminada fuente de ingresos, son fundamentalmente con-trarios a nuestra Constitución.

9. Sobre la intervención de los Estados Unidos

Siempre he pensado, entonces como ahora, que toda in-tervención, directa o indirecta de los Estados Unidos enlos problemas propios de México, es contraria al libredesarrollo de nuestra economía. Ahora pienso, como en-tonces, que cualquiera intervención de cualquiera otrapotencia extranjera, es tan antipatriótica y tan condena-ble como la intervención de los Estados Unidos. Pero voymás allá.

209

Page 208: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Creo que, en caso de un conflicto entre los EstadosUnidos y alguna otra nación de otro continente, nuestrodeber es colocarnos al lado de los Estados Unidos envez de repetir la conducta suicida de los mexicanos queen 1861 pretendieron traer a otra potencia europea a Mé-xico para librarnos de la absorción americana.

10. Sobre el programa agrario

El programa agrario que aceptaba yo en 1915 era antetodo el de la división de las grandes propiedades, y tran-sitoriamente el de la reconstitución de los ejidos de lospueblos. Este programa podrá parecer ahora insuficientey quizás lo sea; pero no creo que deba sustituirse por elde la socialización de la tierra. Sobre ese punto puedeverse el capítulo sobre el problema agrario de un ensayomío publicado últimamente bajo el nombre de "La Re-volución de Entonces y la de Ahora". Y lo que seguirédiciendo todavía sobre el mismo punto.

11. Sobre el clero católico

Respecto de las actividades políticas del clero en sus di-versas formas, pero sobre todo en la económica, publi-qué en 1916 un folleto llamado La cuestión religiosa an-tes de que se expidiera la Constitución de 1917, en quesostenía yo la aplicación estricta de las Leyes de Reforma.

Soy católico porque en esa religión nací y en ella fuieducado, aunque con el indiferentismo natural de la épo-ca positivista de la escuela preparatoria. No creo en loscome-curas que dicen: "Gracias a Dios que soy ateo" ybautizan a sus hijos con el nombre de Luzbel o Barra-bás. Ni menos creo en las nuevas idolatrías con que se

210

Page 209: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

pretende sustituir las idolatrías de nuestros antepasadosaztecas o españoles.

Soy enemigo de la limitación de los derechos de ciu-dadanía de los sacerdotes. Soy enemigo de radicalismostontos, como el de pretender que los curas deben casarseo el de que se les considere como súbditos de un Estadoextranjero y, por consiguiente, puedan ser expulsados delpaís como extranjeros perniciosos.

Sigo creyendo que el acaparamiento de la riqueza terri-torial por el clero, en sus diversas formas, es contrario alos intereses nacionales, que la ingerencia del clero en lapolítica es indebida y que, en general, las Leyes de Re-forma de 1847 garantizaban la separación de la Iglesiadel Estado. Pero soy enemigo de que el Estado se entro-meta en cuestiones religiosas, y de que, a pretexto de re-glamentar el número de sacerdotes, se favorezca la pro-paganda protestante.

Considero que la Iglesia no debe tener bienes raíces,según el precepto evangélico, de que el apóstol no debellevar segunda túnica, ni moneda en la faja. Cuando fuiMinistro de I-Iacienda, en cumplimiento del artículo 27Constitucional, ordené y llevé a cabo la nacionalizaciónde diversas propiedades del clero que llegaron a entrar dehecho al patrimonio de la nación. Pero me he opuestosiempre a que no so pretexto de quitarle sus bienes alclero se meta mano en los bienes de los particulares y sesirva al espíritu de rapiña y de venganza a que ha dadolugar la reciente Ley de Nacionalización de Bienes. Yesto no en defensa de la Iglesia Católica como propieta-ria, ni siquiera en defensa de los intereses privados ame-nazados, sino por la corrupción misma y la codicia que sefomenta en el seno de la administración pública con estaclase de procedimientos.

Respecto a la nacionalidad de nuestros sacerdotes, opi-

211

Page 210: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

no que debe procurarse a todo trance que sean mexica-nos; pero creo que si queremos tener sacerdotes mexica-nos debemos autorizar el funcionamiento de seminariosmexicanos, para evitar que los futuros sacerdotes se edu-quen en Italia, en los Estados Unidos, o en España, comoantes sucedía, volviendo a México más extranjerizados quesi hubieran nacido fuera del territorio.

12. Sobre el movimiento obrero

Sobre el movimiento obrero, "como fuerza fundamentalpara la transformación del régimen burgués", no teníayo opinión antes, pero ahora creo que en México es unerror creer que el movimiento obrero, él solo, habrá detransformar el régimen económico. Nuestro país nuncaserá industrial. Opino, en cambio, que es el movimientocampesino el que dará su verdadera orientación al futuroeconómico de México.

13. Sobre las huelgas

Respecto de las huelgas opino que sólo pueden existir enel actual régimen capitalista, pero que conforme vayannacionalizándose las industrias irá desapareciendo la huel-ga, y los obreros tendrán que someterse al gobierno comopatrón, sin chistar palabra.

Opino que las últimas huelgas que hemos presenciadoy todas las demás de importancia que se ofrezcan no obe-decen a causas realmente económicas, sino a maniobraspolíticas, y que han sido posibles solamente gracias al fo-mento oficial de ellas.

Considero la huelga (contra el patrón) como un de-recho; pero es una arma de dos filos que sólo debe usarse

212

Page 211: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

cuando no haya medio legal de solucionar los conflictoseconómicos por medio del arbitraje oficial, que debe serobligatorio.

14. Sobre la democracia

Opino que la democracia en México no puede realizarseni conforme a la Constitución Americana traducida alespañol, ni menos conforme al principio del sufragio uni-versal directo de hombres y mujeres de más de 18 años,como acaba de aprobarse en Rusia. Creo esto porque lacomposición de nuestra nacionalidad es terriblemente he-terogénea, formada por capas sucesivas de población quese encuentran cada una de ellas en un diferente estadode progreso social, es decir, en diferentes civilizaciones.Creo que la democracia debe entenderse no como unsistema exclusivamente político para la elección de losfuncionarios, sino como una participación efectiva de to-das las clases sociales en el Gobierno y en la administra-ción pública.

Siempre me opuse a que se dejaran en nuestra Cons-titución las utopías políticas democráticas; pero no forméparte del Congreso Constituyente de Querétaro.

La forma en que el pueblo mexicano, o más bien dicho,cada una de las capas sociales del pueblo mexicano, puedaser consultada sobre cuestiones de política y de administra-ción, está todavía por estudiarse, pues hasta ahora nadiese ha ocupado en acometer el problema honradamente conpropósito sincero de hallar un sistema adecuado a Méxi-xico, sino que todos se han ocupado en copiar lo que estáde moda: la Constitución francesa, la Constitución ame-ricana, la Constitución rusa, la Constitución italiana.

En otro tiempo creía yo en la división de Poderes, pero

213

Page 212: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

en la actualidad estoy convencido de que el Congreso nosirve para legislar y de que el Poder Judicial no sirve paraimpartir justicia, por lo cual no me importaría que elPoder Ejecutivo asumiera francamente estas dos funcio-nes, por medio de organismos especiales. Lo que nuncahe admitido ni admitiré es la hipocresía de que se siga ha-blando en voz alta de la independencia de los Poderescuando ésta no existe.

Opino, en suma, que hasta ahora nunca hemos tenidodemocracia en México, ni en el sentido liberal teórico dela palabra, ni en el sentido efectivo en que yo desearíaver establecido un sistema democrático cualquiera entrenosotros. Opino ahora otras muchas cosas sobre esta mate-ria, totalmente diferentes de las opiniones vagas y utópi-cas que profesaba yo a los 20 años, pero no es éste el lugaren que pueda yo expresar ampliamente mis ideas.3

No tengo opinión sobre "las garantías que puedan otor-garse a los sectores de partidos menos avanzados que elGobierno en las luchas cívicas", ni sobre "cuáles derechoscreo que deban reconocérseles", porque, en mi concepto,no es cierto que existan ningunos sectores o partidos quemerezcan ese nombre. Los partidos políticos en Méxicosiempre han sido o grupos francamente oposicionistas sinfuerza, con miras hacia la rebelión, u organismos oficialesque se desbaratan en cuanto el Gobierno quiere retirarlessu protección.

15. Sobre la imposición

Nunca he aceptado, ni públicamente, ni con mi silencio,la imposición de alguno o de varios candidatos para lospuestos de elección popular. Lo que se ha dado en lla-

3 Véase mi libro Los problemas trascendentales de México.

214

Page 213: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

mar la imposición de Bonillas no llegó a consumarse, nien ella tuve ninguna responsabilidad. La influencia "de-cisiva" que se supone tenía yo en el Gobierno del señorCarranza, no era suficiente para cambiar el curso de losacontecimientos. Hice todo lo posible por evitar el con-flicto de 1920 y fui el único carrancista que conferenciócon el general Obregón para tratar de convencerlo deque debía quitar a su candidatura el carácter oposicionis-ta que tuvo desde el principio y que acabó por ligarlo contodos los enemigos de la Revolución. Ésta es una cuestiónhistórica en que algún día me extenderé ampliamente.

Sobre la postulación de candidatos oficiales del par-tido del Estado, creo que constituye siempre una formade imposición hipócrita disfrazada con traje democrático.

Opino que toda organización de un partido oficial envez de conducir a garantizar la libre expresión de lavoluntad de los ciudadanos, sólo conduce a falsificar elsufragio y a consumar imposiciones oficiales.

16. Sobre mis relaciones con la clase patronal

Antes de 1912 era yo abogado y, por consiguiente, tuverelaciones de patrocinio con empresas capitalistas. Du-rante el tiempo en que estuve a sueldo y al servicio de laRevolución no ejercí la profesión y jamás patrociné inte-reses de nadie, ni recibí honorarios de nadie, ni percibíun peso que no me fuera pagado por el Gobierno a quienestaba yo sirviendo.

Después de la Revolución volví a abrir mi bufete y vol-ví a tener relaciones con las clases patronales aconseján-dolas, como abogado, siempre en el sentido de cohonestarel cumplimiento de la Ley con la realización de los idea-les revolucionarios.

215

Page 214: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

17. Sobre mi fortuna personal

Al comenzar mi carrera política, si es que así puede lla-marse mi participación en el gobierno revolucionario, te-nía yo una pequeña fortuna que no llegaba a cincuentamil pesos y que había yo hecho durante diez años detrabajo. Durante la Revolución consumí toda mi fortunay en el año de 1920 no tenía yo absolutamente ningunosbienes fuera de mi casa habitación, que tuve que venderpara vivir durante los años de 1920 y 1921 en que nopude trabajar.

En la actualidad, después de 14 años de trabajo inten-so, tengo algunos bienes que no llegan a ciento cincuen-ta mil pesos y que no son propiamente una fortuna, puesen ellos están incluidos mi casa habitación, mi bibliotecaprivada y mi despacho. Esa fortuna, no tiene el carácterde "capital" que me coloque en la condición de capita-lista que vive de sus rentas sin trabajar, ni que me saquede la clase media intelectual a que pertenezco, pues con-tinúo en el ejercicio de mi profesión para poder completarmis gastos personales y los de mi numerosa familia. Des-de 1920 en adelante, nunca he desempeñado ningún em-pleo público, ni he recibido un solo centavo del Gobierno,ni aun en los casos en que he sido consultado por algu-nos funcionarios sobre asuntos públicos, pues si he prestadoalgunos servicios ha sido siempre gratuitamente.

Tampoco he ganado ningún dinero con la publicaciónde libros o con mis escritos en la prensa, pues todo estolo he hecho siempre gratuitamente, con una sola excep-ción. Don Rafael Alducin, fundador del Excelsior, mepagó mil pesos en 1920 por la serie de artículos que seconocen con el nombre de La herencia de Carranza y estedinero me fue útil para vivir escondido en los primerosdías después de la tragedia de Tlaxcalantongo.

216

Page 215: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

18. Sobre mis haciendas, mis ranchos y mis fábricas

No tengo haciendas, ni ranchos, ni minas, ni fábricas enla actualidad. Ni los he tenido nunca. Ni he sido jamásdueño de una hectárea completa de terreno.

Puedo decir con orgullo que jamás, ni en la época másálgida de la Revolución, ni después, usé un automóvil"avanzado", ni viví en casa incautada, ni sembré ha-cienda confiscada.

19. Sobre las libertades individuales

Siempre he creído que "el criterio político para calificarlos derechos de las personas y de las instituciones, así comopara impedir la libertad de prensa, o para estorbarla libertad de pensamiento, o para reprimir la libertadde censura al Gobierno", es un error fundamental. Creoque aun por encima de las libertades económicas y polí-ticas está la libertad espiritual. Siempre me ha parecidono sólo un atropello, sino principalmente un error del Go-bierno, toda clase de medidas para evitar que un hom-bre piense y diga lo que piensa.

Me parece, sobre todo, que el primer derecho del hom-bre es vivir y trabajar y pensar en su patria. El destierropor decir lo que se piensa me parece el más inhumanode los actos de tiranía.

La hospitalidad que nuestro gobierno ofrece a Trotskyes un alarde noble y generoso de nuestro respeto a la li-bertad de pensar. Pero como mexicano me avergüenzo deque Trotsky encuentre asilo en México mientras haya to-davía en el extranjero mexicanos desterrados por sus ideas .4

4 Así se llamen Vasconcelos o Calles, los dos enemigos másirreconciliables entre sí; pero ambos revolucionarios de entoncesy ambos mexicanos.

217

Page 216: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

20. Sobre las creencias religiosas

Considero las creencias religiosas como un factor moralen el individuo y como un factor social en la historia, delos que no debe prescindirse para juzgar los problemaspolíticos, sociales y aun económicos.

Siempre he sido de la mayor amplitud en la toleranciade las creencias religiosas ajenas y cuanto más avanzanlos tiempos más inútiles me parecen las represalias o per-secuciones de carácter religioso.

21. Sobre la educación

Considero la educación como un deber del Estado frentea la incapacidad material de las clases pobres para poderpagar la educación de sus hijos. Pero no como un dere-cho. El derecho de educar pertenece a los padres.

La "orientación de la conciencia pública mediante laescuela oficial" me parece peligrosa, porque constituyeuna injerencia en materia educativa, tan vituperable cornolo era la injerencia del clero en la educación. Creo quela libertad de educación debe ser absoluta y no estoy con-forme con la reciente reforma del artículo 3

0 constitu-

cional. La educación en manos del Estado tendrá siem-pre por objeto principal el control político sobre los in-dividuos.

22. Sobre la violencia revolucionaria

Siempre he pensado, antes y ahora, que las reformas ver-daderamente trascendentales de los pueblos nunca se lia-rán por procedimientos legales, sino por medio de la fuer-za; pero no creo en la lucha de clases, cuando menos

218

Page 217: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

en el odio de clases, como táctica permanente para cum-plir los designios de una Revolución. Si hay que haceruna Revolución, hay que hacerla por la fuerza, pero, enseguida, debe restablecerse, como lo está haciendo ahoraRusia, un régimen de libertad para que pueda verse silas conquistas de esa Revolución son firmes.

23. Sobre el término de la Revolución

Yo no creo que haya una sola Revolución mexicana, nimenos soy de los que piensan que la Revolución actuales la continuación de la Revolución de Dolores o de laRevolución de Ayutla o de la Revolución de 1910. Loque se llama "la Revolución" en la actualidad, es partede la transformación del mundo entero frente al dese-quilibrio económico, como consecuencia de los abusos delrégimen capitalista. La Revolución de 1910 terminó en1917 al expedirse la Constitución. La revolución actuales otra Revolución, para la cual, no sólo en México, sinoen el mundo entero, todos los hombres están en periodode formación de nuevos conceptos acerca de la solución delos problemas sociales. En este sentido todos los espí-ritus están evolucionando y todas las opiniones estántransformándose. En una cosa estoy de acuerdo, y esen que ni la Revolución de entonces puede juzgarse conel criterio de la Revolución actual, ni la Revolución deahora puede juzgarse conforme al criterio de los revolu-cionarios de 1910.5

s El señor Presidente de la República, general Lázaro Cárde-

nas, cree y ha dicho públicamente que la revolución es indivi-sible y que constituye un conjunto de aspiraciones "en orgánicomovimiento de renovación". Es decir, que la Revolución de ahoraes la continuación de la Revolución de entonces.

En cambio el Futuro, órgano oficial de los comunistas mexi-

219

Page 218: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Cltimas preguntas

Para terminar contestaré también a las tres últimas pre-guntas, meramente retóricas, con que concluye el señorLombardo Toledano.

Creo haber conservado mi actitud original como revo-lucionario natural que en mi ideología han producido loshechos mundiales, la experiencia y la edad; quiero decir,que sigo los mismos ideales de libertad y de redención delos oprimidos, aunque en los medios prácticos de realizaresos ideales haya yo empeorado en el sentido del escep-ticismo que me produce la pobreza del material humanocon que se cuenta en México.

No me ha conquistado la clase conservadora en el sen-tido de que haya yo pasado a formar parte de ella, o deque se me haya elevado al rango de defensor de sus inte-reses. No soy capitalista, ni pienso como capitalista. Comoabogado no he ofendido los intereses de esa clase contrala Revolución, sino el cumplimiento de las leyes mientrasexisten derechos reconocidos por la ley. Y aun en esecarácter de patrono siempre me he considerado indepen-diente de las clases capitalistas, como soy independienterespecto del gobierno o de las clases proletarias, para mos-trarles sus errores y criticar sus faltas cuando acuden ami consejo. Tampoco puede decirse que me haya "con-quistado" la clase proletaria como defensor contra otra

canos, dedica entero su número de diciembre de 1936 a "La Re-volución Mexicana de Ayer, y la de Hoy" para demostrar queésta es otra cosa. Ellos y yo estamos pues de acuerdo en que laRevolución de Entonces no es lo mismo que la de Ahora. Comola Revolución Francesa de 1879 nada tenía que ver con la de1830, o con la de 1848, o con la de 1870. Como la RevoluciónRusa de 1905 no era lo mismo que la Revolución de Lenin ennoviembre de 1917. Como la revolución de Ayuda nada tiene quever con la de Dolores. Q. E. D.

220

Page 219: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

clase, pues como revolucionario desde un principio estuvecon las clases desvalidas y reconozco las injusticias delrégimen capitalista, aunque en los remedios sociales noestoy de acuerdo con los comunistas.

Por último, como revolucionario de ayer, no pretendoser digno de llamarme revolucionario de hoy; pero qui-zás sea yo un revolucionario de mañana, cuando se ne-cesite luchar por los mismos ideales de ayer, desconoci-dos y vilependiados hoy.

Conclusión

Hago público el credo político y social que se contiene enlas anteriores respuestas y me uno al licenciado Lom-bardo Toledano para invitar a todos los revolucionariosprominentes de 1910 y especialmente a los funcionariosque desempeñan altos puestos públicos o que hayan to-mado importante participación en el gobierno del país,para que contesten con la misma franqueza el interroga-torio que yo he contestado.

Sería también conveniente que los revolucionarios deahora, los que no habían nacido a la vida pública antesde 1917, contestaran un interrogatorio semejante dicien-do, siquiera sea someramente, dónde y cuándo nacieroncuáles fueron sus orígenes, cuál ha sido su educación, des-de cuándo data su vida pública, de qué viven, en quétrabajan, qué empresas de esfuerzo personal han acome-tido y si en ellas han tenido éxito o han fracasado, y cómofueron conquistados por las clases proletarias, y conver-tidos a las nuevas ideas, o cómo fue que se afiliaron aellas desde un principio.

221

Page 220: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Bibliografía de carácter políticode Luis Cabrera *

LIBROS Y FOLLETOS

La Herencia de Carranza. México, Imprenta Nacional, S. A.,1920.

Obras Políticas. México, Imprenta Nacional, S. A., 1921. Re-copilación de escritos publicados durante los años de 1909a 1912 inclusive, con notas históricas y explicativas; unapéndice con los documentos políticos principales de esamisma época.

El Balance de la Revolución. México, El autor, 1931. Confe-rencia sustentada por el Lic. Luis Cabrera en la Bibliote-ca Nacional de México el día 30 de enero de 1931.

Observaciones sobre la Reforma del Artículo 10 de la Ley del6 de enero de 1915. México, El Autor, 17 de diciembre de1931.

Los Problemas Trascendentales de México. México, EditorialCultura, 1934.

La Revolución de Entonces (y la de Ahora). México, EditorialPolis, 1937, Recopilación de diversos artículos.

Veinte Años Después. México, Ediciones Botas, 1937. (In-cluye: "El Balance de la Revolución", "La Campaña Pre-sidencial de 1943", "Las Dos Revoluciones" y otros ar-tículos).

Un Ensayo Comunista en México. México, Editorial Polis,1937.

* Véase Mercedes Cabrera. Luis Cabrera. Bibliografía. Aspec-tos de su vida. Páginas escogidas. México, Editorial Cultura,T.G.S.A., 1951, y Stanley Ross, et al. Fuentes de la historia con-temporánea de México. Periódicos y Revistas. México, El Cole-gio de México, 1965 (vols. I, II).

223

Page 221: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

El Evangelio de la Revolución. México, El Autor, 1942. (Pu-blicado por La Reacción el 16 de febrero de 1942).

La Candidatura Presidencial del Lic. Luis Cabrera. México,1946. Diversos escritos con motivo de su postulación a laPresidencia de la República, para el periodo 1946-1952.

Una Opinión Mexicana sobre el Conflicto Mundial. México,Imprenta Nuevo Mundo, S. A., 1951. (Recopilación dediversos artículos sobre el problema de Corea, el problemade China y la Junta de Cancilleres que se reunió enWashington).

Discurso leído ante el Monumento Nacional de Faros, de laH. Veracruz, el día 5 de febrero de 1954 y Conferenciatitulada Carranza Revolucionario. Sustentada el día 14 denoviembre de 1950. México, El Autor, 1954.

ARTICULOS

"El Papa ante el Derecho Internacional". El Mundo. México*,5 de julio de 1899.

"Los más grandes errores de la Revolución". La Patria, Mé-xico, 1' de agosto de 1911.

"La Cuestión Religiosa en México". Veracruz, Imprenta delGobierno Constitucionalista, 1915. (Publicado también enInglés: "The Religious Question in Mexico", 1915) .

"El Dinero es el reactivo para conocer el verdadero Patriotis-mo". El Pueblo, México, 9 de junio de 1916.

"Quiénes manejaron fondos", El Universal. México, 6 de juniode 1917.

"Las Diversas Maneras de Robar en la Revolución", El Uni-versal. México, 7 de junio de 1917.

"La Ultima Meditación". El Universal. México, 8 de junio de1917.

"El Verdadero Panamá". La Vanguardia. Orizaba, Ver., 1°de noviembre de 1920.

* Cuando no se advierte lo contrario, al señalar como lugar depublicación México, se refiere a la ciudad de México.

224

Page 222: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"Se necesita un Panamá". La Vanguardia. Orizaba, Ver., 2 denoviembre de 1920.

"Panamá en México". La Vanguardia. Orizaba, Ver., 3 denoviembre de 1920.

"La Política Internacional de Interinato". La Vanguardia. Ori-zaba, Ver., 11 de noviembre de 1920.

"Los Problemas Internacionales de México". La Vanguardia.Orizaba, Ver., 16 de noviembre de 1920.

"El Verdadero Problema Internacional de México". La Van-guardia, Orizaba, Ver., 17 de noviembre de 1920.

"El Pacto Secreto". La Vanguardia. Orizaba, Ver., 18 de no-viembre de 1920.

"Por qué y cómo fue reconocido el Gobierno del Sr. Carran-za por los Estados Unidos". El Universal. México, 6 dediciembre de 1921.

"Observaciones I-Iechas al Artículo 1° de la Convención". ElUniversal. México, 5, 6, 7 y 8 de febrero de 1924.

"Ante la Tumba de Carranza". El Universal. México, 22 demayo de 1925.

"Los amigos del señor Carranza". México, publicado por ungrupo de obreros y amigos del señor Carranza, en hojassueltas, 15 de noviembre de 1925.

"Hasta cuándo Carranza no tendrá Enemigos". El Mundo.Tampico, Tamps., 22 de mayo de 1927.

"Homenaje ante la Tumba de Carranza". El Universal. México,22 de mayo de 1927.

"Los Bienes y la Propiedad conforme al Código Civil". Re-vista de Ciencias Sociales. México, abril de 1928.

"La Revolución Mexicana". El Universal. México, 12 de fe-brero de 1931.

"La Tragedia de Tlaxcalantongo". El Universal. México, 6 y 7de septiembre de 1932.

"Los Verdaderos Enemigos de la Revolución". Crisol. México,s/f. noviembre de 1932.

"Rayos y Centellas". (Refutación al libro de la señora LeonieMotts: Thunder in their Veins) El Universal. México, 24,25 y 26 de diciembre de 1932.

225

Page 223: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"Unas Palabras Sobre Disciplina Escolar". El Autor, 1° denoviembre de 1933.

"Declaraciones leídas el 24 de enero de 1934 en el PartidoAntirreeleccionista del Distrito Federal, en las que el Lic.Cabrera no acepta su candidatura para la Presidencia dela República". Excelsior. México, 25 de enero de 1934.

"Clave para interpretación de los problemas de México". ElUniversal. México, 24 de julio de 1934.

"No hay Derecho". Excelsior. México s/f., septiembre de 1934."La Temporalidad de la Justicia". s/d. México, 13 de septiem-

bre de 1934."Las Reformas Sociales". Omega. México, 27 de octubre de

1934."La Situación Actual de la Iglesia Católica". s/d. México,

15 de noviembre de 1934."La Copa del Maratón". El Universal. México, 30 de noviem-

bre de 1934."Basta ya". (Apuntes para un Programa Político). s/d. Mé-

xico, s/f. diciembre de 1934."Fall y Borah". El Universal. México, 12 de febrero de 1935."Encuesta Política". (Jorge Cuesta, opinión del Lic. Cabre-

ra). La Opinión. México, 12 de agosto de 1935."La Revolución". (Aniversario). Excelsior. México, 20 de no-

viembre de 1935."La Conquista de Yucatán". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,

5 de julio de 1936."Yucatán pertenece a México". Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 6 de julio de 1936."La Ley de Expropiación". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,

1° de noviembre de 1936."La Revolución de Entonces y la de Ahora". Diario de Yu-

catán. Mérida, Yuc., 20, 21, 22, 23 y 24 de noviembre de1936.

"Mi Credo Político y Social". El Universal. México, 10 dediciembre de 1936.

"El Mensaje Presidencial Agrario". El Porvenir. Monterrey,N. L., 16 de diciembre de 1936.

226

Page 224: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"Chantecler y las aves de corral". La Prensa. México, 25 dede diciembre de 1936.

"El Carnaval Sangriento". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,27 de enero de 1937.

"La Clase Media Intelectual". El Universal. México, 27 defebrero de 1937.

"El Sistema de Explotación del Ejido". Hoy. México, 15 demayo de 1937.

"La Religión del Suelo". Hoy. México, 22 de mayo de 1937."Polvos de aquellos lodos". Excelsior. México, 3 de agosto de

1937."La Cruzada del Mayab: La Conquista Moderna". El Hombre

Libre. México, 31 de agosto de 1937."La Revolución de Hoy". El Hombre Libre. México, 2 de

septiembre de 1937."Voz Clamante en el Desierto". Hoy. México, 4 de septiembre

de 1937."Un Viaje a Icaria". El Hombre Libre. México, 4 de sep-

tiembre de 1937."Tu Quoque, Brutus?" El Hombre Libre. México, 24 de sep-

tiembre de 1937."¡Sus! ¡Sus!". El Universal. México, 2 de noviembre de 1937."¡ Shoo! ¡ Shoo!". El Universal. México, 11 de noviembre de

1937."La Tarea Legislativa". El Universal. México, 15, 23, 26 y

27 de noviembre de 1937."El Acapizamiento Petrolero". Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 10 de marzo de 1938."S. O. S.". Hoy. México, 25 de junio de 1938."El Problema del Petróleo". Hoy. México, 2 de julio de 1938."El Problema del Petróleo". El Mundo. Tampico, Tamps., 8

de julio de 1938."El Problema del Petróleo". Los Verdaderos Móviles de la

Expropiación". Hoy. México, 9 de julio de 1938."El Problema del Petróleo. El aspecto internacional". Hoy.

México, 16 de julio de 1938.

227

Page 225: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"El Problema del Petróleo. El valor de las propiedades". Hoy.México, 23 de julio de 1938.

"El Problema del Petróleo. Las Soluciones Imposibles". Hoy.México, 30 de julio de 1938.

"El Problema del Petróleo. Las Soluciones Prácticas". Hoy.México, 6 de agosto de 1938. (Aparecieron igualmentecomo artículos seriados en El Porvenir. Monterrey, N. L.,los días 8, 14, 22 de julio y 4 de agosto de 1938).

"La Organización de la Putrefacción. Algunas verdades comopuños". Los Ecos. México, 2 de octubre de 1938.

"La Cosecha". Semanario La Reacción. México, 25 de octu-bre de 1938.

"Estamos Solitos". Semanario La Reacción. México, 22 denoviembre de 1938.

"Muchas Verdades". Semanario La Reacción. México, 21 defebrero de 1939.

"El Régimen de la Irresponsabilidad". Hoy. México, 4 de mar-zo de 1939.

"La Sucesión Presidencial". Hoy. México, 1° de abril de1939.

"El Ultimo Hachazo". (Intermezzo). El Mundo de Tampico.Tampico, Tamps., 7 de abril de 1939. Hoy. México, 8 deabril de 1939.

"Los Grupos Sociales. Tunas de Meditación Democrática parapolíticos incipientes. I. "El Pueblo". Hoy. México, 22 deabril de 1939.

"Jalisco nunca pierde". (Intermezzo epistolar). Hoy. México,29 de abril de 1939.

"Posibilidades". (Intermezzo Petrolero). El Mundo de Tam-pico. Tampico, Tamps., 12 de mayo de 1939. Hoy. Mé-xico, 13 de mayo de 1939.

"Los Grupos Sociales". II. Distribución Política de las Masas".Hoy. México, 20 de mayo de 1939.

"Los Refugiados Españoles". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc,.23 de junio de 1939.

"El Panamá de la Soberanía de la América Latina". Hoy. Mé-xico, 14 de octubre de 1939.

228

Page 226: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"Y el Chamizal?" Excelsior. México, 17 de marzo de 1940."Observación sobre la Administración Obrera de los Ferro-

carriles Nacionales". s/d., 12 de abril de 1940."Auto Interview". Novedades. México, 3 de julio de 1940."El Servicio Militar Obligatorio". Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29 y 30 de julio de 1940."In Memoriam, Andrés Molina Enríquez". El Mundo de Tam-

pico. Tampico, Tamps., 8 de agosto de 1940. Diario deYucatán. Mérida, Yuc., y El Porvenir de Monterrey. Mon-terrey, N. L., 8 de agosto de 1940.

"El Ensayo Comunista en Yucatán". Revista El Economista.México, 16 de julio de 1941.

"Leed". Hoy. México, 28 de julio de 1941. Prólogo del libro"La Tragedia de Yucatán", por el Lic. Gustavo MolinaFont. "La Independencia Nacional". Diario de Yucatán.Mérida, Yuc., 17 de septiembre de 1941.

"Mirando Hacia el Futuro". Mundo Libre. México s/f., marzode 1942.

"Decálogo para México Durante la Guerra Mundial". RevistaEl Economista. México, 1° de mayo de 1942.

"El Decálogo de la Economía de México". La Nación. Méxi-co, 9 de mayo de 1942.

"La Pena de Muerte". El Mundo. Diario de Tampico, Tamps.,17 de noviembre de 1942.

"La Constitución de 1917: I. Su Nacimiento; II. Sus veinti-séis años de vida; III. Después de la Guerra". El Dicta-men. Veracruz, Ver., 19 y 20 de febrero de 1943 y en ElSiglo de Torreón. Torreón, Coah., los días 20, 21 y 22 defebrero de 1943.

"Metiendo Baza", s/d., 28 de febrero de 1943."La Prensa de Provincia y los Escritores Independientes". Dia-

rio de Yucatán. Mérida, Yuc., 24 de junio de 1943."The Tropezón Mining Company". Bosquejo. s/d., 1° de fe-

brero de 1944."Lázaro Cárdenas y Luis Cabrera". Diario de Yucatán. Méri-

da, Yuc., 21 de febrero de 1944.

229

Page 227: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"Ideas sobre la industrialización de México". s/d., 17 dejulio de 1945.

"La Bomba Trágica". Novedades. México, 15 de agosto de1945.

"Juicio sobre la Prensa Nacional". Excelsior. México, 13 deseptiembre de 1946.

"Justicia Macabra". Novedades. México, 25 de octubre de1946.

"El Imperio Español". Novedades. México, 12 de diciembrede 1946.

"Los Dineros de la I. G. Farben". s/d., 12 de enero de 1947."¿A qué viene Mr. Truman?" Hoy. México, 1° de marzo de

1947."Los extremos se Tocan". Excelsior. México, 1° de abril de

1947."¿A qué fue Alemán a Washington?" Hoy. México, 3 de ma-

yo de 1947."La Crisis Económica". Novedades. México, 24 de junio de

1947."Sufragio Efectivo y No Reelección". El Universal. México,

2 y 3 de julio de 1947."Madero y Carranza en Conflicto". 2/d/24 de julio de 1947."La Vuelta del Hijo Pródigo". El Universal. México, 25 de

noviembre de 1947."Polvos de aquellos lodos". Excelsior. México, 28 de noviem-

bre de 1947."¿Con quién hablo?" Excelsior. México, 11 de diciembre de

1947."El Pa-ludismo", por el Dr. Cornelius Taurus, s/d., 16 de

diciembre de 1947."El Centenario Trágico". s/d., 30 de mayo de 1948."Ni están todos los que son ni son todos los que están". No-

vedades. México, 13 de junio de 1949."La Tempestad Lejana". El Siglo de Torreón. Torreón, Coah.,

5 de agosto de 1950."Cosechando Tempestades". El Siglo de Torreón. Torreón,

Coah., 6 de agosto de 1950.

230

Page 228: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"Carne Prieta de Cañón". El Siglo de Torreón. Torreón,Coah., 8 de agosto de 1950.

"Los Frutos de la Victoria". El Siglo de Torreón. Torreón,Coah., 9 de agosto de 1950.

"Las Estatuas de Sal". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,22 de agosto de 1950.

"¡Aquí está un Gallo, vengan otros!" Diario de Yucatán. Mé-rida, Yuc., 29 de agosto de 1950.

"El Periscopio". Periscopio. México, s/f., agosto de 1950."Tapando el Sol con un Dedo". Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 5 de septiembre de 1950."La Guerra Preventiva". El Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,

11 de septiembre de 1950."Un Viaje al Cielo". El Siglo de Torreón. Torreón, Coah.,

12 de septiembre de 1950."El Escuadrón 202". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 19

de septiembre de 1950."La Pena de Muerte". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 26

de septiembre de 1950."¿Qué pito estamos tocando?". El Siglo de Torreón. Torreón,

Coah., 10 de octubre de 1950."Tras de la calma vienen las tempestades". El Heraldo. San

Luis Potosí, S. L. P., 11 de octubre de 1950."La Libertad de Imprenta". El Heraldo. San Luis Potosí, S.

L. P., 18 de octubre de 1950."El Periodismo Mexicano Carro Completo". Diario de Yu-

catán. Mérida, Yuc., 18 de noviembre de 1950."Respuesta a una Encuesta de Hoy sobre el Petróleo". Hoy.

México, 18 de noviembre de 1950."La Revolución Mexicana". El Porvenir. Monterrey, N. L.,

22 de noviembre de 1950."La Guerra y la Bomba Atómica". Diario de Yucatán. Mé-

rida, Yuc., 8 de diciembre de 1950."El Verdadero peligro para México". El Siglo de Torreón.

Torreón, Coah., 20 de diciembre de 1950."In Memoriam". El Heraldo. México, 29 de diciembre de

1950.

231

Page 229: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"La Constitución y la Emergencia". El Mundo. México, 31de diciembre de 1950.

"Rudimentos de Economía Política". El Diario de Yucatán.Mérida, Yuc., 10 de enero de 1951.

"Amicus Truman". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 17 deenero de 1951.

"La Junta de Cancilleres". (Capítulos I y II). El Popular.México, 9 y 10 de febrero de 1951.

"Washington y Madero". El Siglo de Torreón. Torreón, Coah,.22 de febrero de 1951.

"Divide y Reinarás". El Siglo de Torreón. Torreón, Coah., 26de febrero de 1951.

"Una Igualdad Injusta". El Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,28 de febrero de 1951.

"Los Negocios son Negocios". El Heraldo. San Luis Potosí,S. L. P., 5 de marzo de 1951.

"La Inconciencia de Nuestra Fuerza". Diario de Yucatán. Mé-rida, Yuc., 9 de marzo de 1951.

"Volubilidades Constitucionales". El Mundo. Tampico, Tamps.,20 de marzo de 1951.

"Puntadas Legislativas". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 27de marzo de 1951.

"La Historia se Repite". Creso y el Oráculo de Delfos. ElPopular. México, 12 de abril de 1951.

"Lámpara en Agonía". El Popular. México, 26 de julio de1951.

"Que Dios nos ayude". Todo. México, 1 9 de febrero de 1952."El enano del tapanco". Todo. México, 8 de febrero de 1952."El Rascacielos". Todo. México, 15 de febrero de 1952."El Camino de la paz". Todo. México, 22 de febrero de 1952."Carranza y Washington". Excelsior. México, 26 de febrero de

1952."Los pueblos hablan". Todo. México, 6 de marzo de 1952."Cuartelazos, ¡no!" Todo. México, 20 de marzo de 1952."Entre Escila y Caribdis". Todo. México, 27 de marzo de 1952."Una Cuestión sin importancia". Todo. México, 3 de abril

de 1952.

232

Page 230: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"La Constitución como programa político". Todo. México, 10de abril de 1952.

"El Congreso y la Revolución". Todo. México, 17 de abrilde 1952.

"La Revolución Femenina". Todo. México, 1° de mayo de1952.

"El Voto Femenino". Todo. México, 8 de mayo de 1952."Viendo Moros con Tranchetes". Todo. México, 15 de mayo

de 1952."El Maestro". Novedades. México, 15 de mayo de 1952. Todo.

México, 22 de mayo de 1952."Coincidencias 1909-1952". El Popular. México, 28 de mayo

de 1952."Paños Calientes". Todo. México, 29 de mayo de 1952."Para allá vamos". Todo. México, 12 de junio de 1952."El que me los despistolizare". Todo. México, 19 de junio de

1952."La Biblioteca Nacional". Todo. México, 23 de junio de 1952."Recapitulación Política". Todo. México, 3 de julio de 1952."El Género Femenino". Todo. México, 10 de julio de 1952."Los primeros frutos". Todo. México, 17 de julio de 1952."¡Guay de los vencidos!" Todo. México, 24 de julio de 1952."El Ejemplo de México". Todo. México, 31 de julio de 1952."El machismo masculino". Todo. México, 4 de septiembre

de 1952."Maleficencia Pública". Todo. México, 11 de septiembre de

1952."La Independencia Nacional". Todo. México, 18 de septiem-

bre de 1952."El Aguila que Cayó". Todo. México, 25 de septiembre de

1952."Honroso Aniversario". El Informador. Guadalajara, Jal., 29

de septiembre de 1952."El Tonel de las Danaides". Todo. México, 2 de octubre de

1952."Los Apestados". Todo. México, 9 de octubre de 1952."El Día de la Raza". Todo. México, 16 de octubre de 1952.

233

Page 231: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"El Pinto y el Colorado". Todo. México, 23 de octubre de1952.

"D.E.P./E.P.D." Todo. México, 20 de noviembre de 1952."Ceses y renuncias". Todo. México, 27 de noviembre de 1952."Año nuevo, vida nueva". Todo. México, 4 de diciembre de

1952."Tengamos paciencia". Todo. México, 11 de diciembre de

1952."El primer problema". Todo. México, 18 de diciembre de

1952."La piñata Nacional". Todo. México, 25 de diciembre de

1952."La honradez Administrativa". Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 5 de enero de 1953."El Despilfarro Nacional". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,

12 de enero de 1953."Un hombre extraordinario". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,

19 de enero de 1953."El Presidente Eisenhower y su Política Internacional". Dia-

rio de Yucatán. Mérida, Yuc., 20 de enero de 1953."La tamalera de enfrente". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,

26 de enero de 1953."El ruido y las nueces". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 2

de febrero de 1953."¿Para qué son tantos brincos?" Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 9 de febrero de 1953."El Cacique en turno". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 16

de febrero de 1953."Imperialismo, Comunismo, Nacionalismo". Diario de Yuca-

tán. Mérida, Yuc., 23 de febrero de 1953."Las Castañas del fuego". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 2

de marzo de 1953."La Prensa y la Vida Privada". Diario de Yucatán. Mérida,

Yuc., 6 de marzo de 1953."La Prensa Hidrópica". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 9

de marzo de 1953.

234

Page 232: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

"La Reencarnación de Poinsett". El Popular. México, 23 demarzo de 1953.

"Voz Clamante en el Desierto". El Popular. México, 30 demarzo de 1953.

"La Diplomacia en voz alta". Diario de Yucatán. Mérida,Yuc., 13 de abril de 1953.

"No dejemos para mañana". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc.,20 de abril de 1953.

"Gritos y sombrerazos". Diario de Yucatán. l'viérida, Yuc., 27de abril de 1953.

"El orden contagioso". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 18de mayo de 1953.

"Las Castañas del fuego". Diario de Yucatán. Mérida, Yuc., 2El 14 de mayo de 1953 Cabrera envió al Director del Dia-rio de Yucatán una carta explicándole que como habíaaceptado colaborar con el entonces presidente Lic. AdolfoRuiz Cortines, dejaría de escribir sobre política. Dicha car-ta fue publicada el 22 de julio.( Véase como complemento: "Testamento Político". Revis-ta Siempre! México, 20 de marzo de 1954 y Diario de Yu-catán. Mérida, Yuc., 24 de marzo de 1954.)

235

Page 233: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

Indice

Prólogo, por Eugenia Mayer .................. 9

LuisCabrera: el hombre .................... 11

Luis Cabrera: el teórico (le la Revolución .... 21

Luis Cabrera: el crítico de la Revolución ..... 51

Advertencia.................................. 60

La Revolución es la Revolución .................. 61

Notapreliminar ............................. 61

El Lic. Blas Urrea y el folleto del licenciado VeraEstafiol................................... 62

La Revolución es la Revolución ............... 68

La propaganda democrática, 68; La revolución y laopinión pública, 69; La revolución sin programade reconstrucción, 73; Los vicios de la revolución,74; Las revoluciones son revoluciones, 85; La revolu-ción como reconstructora, 87; Quién debe hacer lareconstrucción, 89

El balance de la Revolución .................. 93

Ideas generales sobre una revolución, 93; Aspectossocial y económico de la revolución, 106; El balan-ce de la revolución, 119; Problemas políticos, 143

237

Page 234: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La Revolución de Entonces (y la de Ahora) .... 155

Los ideales de la Revolución de Entonces, 159; LaRevolución política, 167; La Revolución económica,177; Los problemas sociales, 193; La Revolución deAhora, 197

Mi credo político y social ..................... 202

Bibliografía de carácter político de Luis Cabrera . . 223

238

Page 235: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion

La edición estuvo al cuidadode Huberto Batis

TIPOGRÁFICA CUAUHTÉMOC

Tata Vasco, 90; México 21, D. F.

11-IX-1972

Edición de 10 000 ejemplares

Page 236: Luis Cabrera teorico y critico de la revolucion