“los italianos y el mundo laboral en

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1 UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS UNIDAD DE GESTION DE EDUCACION A DISTANCIA CICLO DE LICENCIATURA EN HISTORIA TITULO: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN MAIPU, 1860-1900” ALUMNO: OSCAR A. FANTINI DIRECTOR DE TESIS: MARCELINO IRIANNI 2017-TANDIL

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO

DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

UNIDAD DE GESTION DE EDUCACION A DISTANCIA

CICLO DE LICENCIATURA EN HISTORIA

TITULO:

“LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

MAIPU, 1860-1900”

ALUMNO: OSCAR A. FANTINI

DIRECTOR DE TESIS: MARCELINO IRIANNI

2017-TANDIL

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INDICE

1.Introducción 3

2. Marco Historiográfico 6

Antecedentes historiográficos locales 10

3. Objetivos de Trabajo de Investigación 13

Operacionalización Metodológica 13

Métodos o técnicas a utilizar 16

4. Fuentes 19

5.El trabajo como valor del Inmigrante. 21

Planteo del Problema. 23

Miradas y Aportes brindados desde la Inmigración Italiana 25

6. Movimiento Inmigratorio en Argentina 28

7. Poblamiento de Monsalvo-Maipú- 32

Encuentro Social Argentino-Italiano

8. Trabajo Italiano reflejado en el Censo de 1869 39

9. Estructura Social y Ocupacional de Argentinos e Italianos.

Censo Nacional de 1895

43

10. Visión Laboral de los Italianos en el Partido de Maipú 57

11. El sastre: un trabajo artesanal. 60

Paisanos Italianos 67

12. Visión Laboral 1869-1895 68

13. Características de la integración social de la Inmigración Italiana 69

14. Integración Ítalo –Argentina según el Censo Nacional de 1895 73

15.Integración Social del italiano en la Sociedad Maipuense. 76

Participación política Italiana 81

16. Conclusiones 86

17. Bibliografía 90

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1

INTRODUCCION

El problema de la inserción del inmigrante italiano analizada desde

su recepción por la sociedad local.

En el presente trabajo, analizamos la inmigración italiana en el Partido de Maipú,

sudeste de la Provincia de Buenos Aires, en el marco de un proceso demográfico con números

interesantes para tal pequeña población.

Intentamos ponderar en qué medida el flujo de inmigrantes, especialmente los

italianos, colaboró en el desarrollo y urbanización del escenario en cuestión. Nos

preguntamos, por ejemplo, ¿Qué variantes laborales favorecieron la integración del colectivo

italiano en el Partido de Maipú? En tal caso, ¿fué más determinante aquel bagaje o tratarse de

un lugar nuevo, en construcción, con un abanico de posibilidades reales de inserción? Quizá

pensar en ambas situaciones actuando en aquella inserción, sea un buen punto de partida para

avanzar en esta investigación.

Los inmigrantes italianos llegaron al Partido de Maipú en sus orígenes

institucionales. Cuando era el momento de desarrollar estructuras tales como ferrocarriles,

construcciones edilicias, urbanizaciones, caminos, actuaron como uno de los protagonistas en

la gestación de un proceso nacional desarrollado bajo un ideario de país, estructurado en el

modelo agro-exportador, que se imponía desde los planteos que provenían del capitalismo

mundial. Es necesario investigar, por lo tanto, si la capacitación laboral previa del inmigrante

italiano, heterogénea en su diversidad, posibilitó su desarrollo individual e integración

colectiva en Maipú.

Con respecto a esta posibilidad, la comunidad italiana que llega al Partido de

Monsalvo-Maipú, inicialmente trabajó en ambientes rurales como se reflejan en datos

extraídos del Censo Nacional de 1869 y del Censo Nacional de 1895. Sin embargo, a medida

que avanza el proceso de urbanización, la comunidad italiana se ubica preferentemente en

estos ámbitos, destacándose entre los protagonistas de la inmigración en Maipú los

provenientes de regiones como el norte y el sur italianos. Sobresalen primero los lombardos y

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piamonteses y luego los provenientes de la Basilicata, con labores registradas en los Censos y

con su origen detallado cronológicamente en los Registros de la Sociedad Italiana de Maipú.

Maipú, desde el nudo de comunicación ferroviaria, ejerció una influencia importante

desde lo económico y comercial, ya que desde esta localidad se divide el Ferrocarril Sur, por

Mar del Plata y hacia Tandil, generando una importante movilidad de mercancías, con

supremacía de los artículos rurales. Aparece así sobre la inmigración en general y la italiana

en particular una posibilidad cierta y la comodidad de acceder tanto a ámbitos rurales como a

los urbanos que se desarrollaban a instancias del ferrocarril. Se plantea entonces una

hipotética cuestión: ¿Las variantes laborales seleccionadas por italianos influyen en su

radicación urbana?

En el período que va de 1860 a 1900 se persigue como objetivo general estudiar y

analizar la integración paulatina de la comunidad italiana, dentro de una comunidad

mayoritariamente argentina. Esta comunidad desarrollaba sus actividades junto a otras

nacionalidades europeas y americanas, mediante el uso de las variantes laborales,

desempeñadas desde el conocimiento previo que los acompañaban desde su Italia natal.

Particularmente el trabajo en la diversidad de variantes laborales desempeñadas en

los ámbitos rurales y urbanos nos presenta una problemática: ¿La intención del italiano en una

radicación mayormente urbana favoreció su integración, ejerciendo así influencias de distinta

magnitud en la sociedad maipuense?

También podríamos cuestionarnos, ¿qué percepción sobre el mercado de trabajo

observaba el italiano -llegado en pequeños números al inicio, aumentando luego-, y cuáles

eran las estrategias seleccionadas para insertarse?. Suponemos, a priori, que su ideario se

basaba en migrar para mejorar su situación económica y regresar a su patria. Salvo en

aquellos casos de persecución política o religiosa -y sin siquera en todos ellos- los resultados

de múltiples trabajos sobre inmigración muestran una esperanza alta de retorno, no siempre

cumplida. De todos modos, a sabiendas de la parquedad de la documentación para señalar con

exactitud sobre estrategias claras o improvisación sobre la marcha, optamos por un equilibrio

entre miradas cuantitativas y cualitativas del fenómeno.

Esta integración, en relación con las demás colectividades como la española y la

francesa, busca obtener una impresión de la inmigración italiana en el ámbito maipuense,

reflejada en las huellas materiales manifiestas en instituciones, barrios y edificios escolares.

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Dichas huellas se mantienen presenten a través de recuerdos populares y fechas aproximadas,

conformando una parte de la memoria en la historia maipuense.

En el período trabajado (1860-1900) partimos desde el partido de Monsalvo-Maipú,

hasta el nacimiento de Maipú, como estructura urbana. En este período verificamos italianos

radicados desde la década de 1850, registrados en el Censo Nacional de 1869. Inmigrantes

con hijos argentinos, hasta el decaimiento de este proceso demográfico, aproximadamente

hacia 1920. Las consecuencias que deja la Primera Guerra Mundial, y una nueva estructura

política peninsular italiana, no facilitan la partida de italianos hacia estas tierras.

El espacio a considerar, en el que asienta la comunidad italiana forma parte de la

llanura pampeana deprimida, con un buen número de lagunas, pastizales y bosques naturales

de tala, conocidos como los Montes Grandes de Monsalvo, con fauna característica,

carpinchos, coipos, perdices, etc. Se trata de un espacio económico dedicado en esta época a

la cría de ganado ovino, vacuno y equino, junto a las actividades conectadas y explotación de

subproductos derivados, como asimismo huertas y quintas productoras de verduras, frutas y

animales de consumo domésticos.

El progreso generalizado en una zona de cría ovina y vacuna, como reflejo del

modelo agro-exportador, se convierte en el último cuarto del siglo XIX en un ambiente

propicio para el inmigrante. Dicho proceso toma consistencia a partir de su reflejo en la

sociedad de Maipú, mediante su integración laboral, con la diversidad de trabajos aceptados y

desarrollados en los diversos espacios geográficos del Partido, permitiéndoles así ingresar a

un lento proceso de participación social, económico y político.

El fenómeno dado en Europa, hacia mediados del siglo XIX, relacionado con la

industrialización expulsaba a los artesanos, ante la imposibilidad de comerciar sus productos.

Otros fueron expulsados por las mejoras técnicas en el trabajo rural que ya no necesitaba de

su mano de obra.

Así, muchos imaginaron que en una América preindustrial productora de materias

primas podrían desarrollar sus prácticas laborales. Otros se lanzaron intentando mejorar su

situación sin imaginar o diseñar una estrategia laboral.

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2

MARCO HISTORIOGRAFICO

Dada la enorme producción sobre el fenómeno inmigratorio en su conjunto, el

presente trabajo se propuso explorar y sintetizar un repaso historiográfico de las ideas y

teorías relevantes para el tema que aquí se analiza. Sin desconocer que el mundo de la

inmigración nos ha legado miles de páginas desde la década de 1960, hemos revisado

contenido y marcos teóricos para estructurar esta investigación en textos editados en las

últimas décadas.

El problema de la inserción del inmigrante italiano, analizado desde la recepción de

la sociedad local, es según la visión de Halperin Donghi y Armus (Devoto-Rosoli: 2000, 12),

un punto complejo por las trasformaciones en la élite argentina, y la variación de la imagen de

la inmigración en masa de los italianos da como resultado un “prejuicio”. Aunque en la

década anterior se trazaron las primeras ideas, fue desde 1970 cuando la inmigración

constituyó un campo de estudios fructífero desde el punto de vista de los enfoques macro y

micro. A partir de la década de 1980, con la multiplicación de casos de estudios y nuevos

documen tos, aparecerán teorías que desmistifican estereotipos y permiten repensar

conceptos.

Partiendo de la evolución de estudios generales a estudios particulares, se

desalmidonan conceptos difundidos como:

-La extrema pobreza de inmigrantes

-se relativiza la solidaridad étnica

-el porcentaje elevado de endogamia (casamiento entre integrantes de la misma

nacionalidad).

En nuestra investigación se observó movilidad geográfica y laboral, integrándose a

la sociedad, colaborando y beneficiándose con los distintos grupos productores y oficios

artesanales rentables.

La sociedad bonaerense, específicamente en la región sudeste, recibió durante el

último cuarto del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX, un volumen de población asentado

en una diversidad inmigratoria (españoles, franceses, italianos). En Maipú esto se reflejó con

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números que demostraron una interacción importante entre la sociedad local y los inmigrantes

y posteriormente sus descendientes con los nuevos inmigrantes.

Entre esos inmigrantes se movieron variadas fuerzas, como con la italiana, en una

interacción desde lo económico, político, cultural y religiosa, junto a los argentinos y otras

etnias reconociendo intereses variados y vinculados como organización espontánea de un

grupo familiar, comercio de los inmigrantes y explotación de los mismos centros comerciales

en ocasiones.

En el siglo XX, el estudio de los movimientos inmigratorios se profundiza a partir

de las décadas de 1950 a 1960, ante la preocupación generada desde los movimientos

económicos de la Argentina Moderna y su influencia sobre la conformación de la estructura

social.

Analizada en profundidad desde la década de 1970 la inmigración ha constituido un

campo de estudios que dio como resultado a partir de 1980 publicaciones acerca de las

vivencias de los inmigrantes.

Si bien el análisis del uso de la cadena migratoria entre italianos es muy importante,

también lo es valorizar sus estrategias. Formuladas por los migrantes hacen girar el eje de la

investigación y lo dirigen hacia el estudio del papel que las redes sociales cumplieron en la

decisión del destino inmigrante, en la inserción en el mercado laboral, en sus prácticas

matrimoniales y los resultados de la movilidad social.

Los estudios que analizan el contexto sobre el que se apoyó el inmigrante para lograr

trabajo, vivienda o inserción en la sociedad maipuense permiten desarrollar el problema de la

inserción del inmigrante italiano. Estos análisis, desde la recepción por parte de la sociedad

local, se convierten, desde el enfoque de H. Donghi y Armus, en la ansiada búsqueda para el

inmigrante.

Este marco historiográfico modificó el imaginario repetido en numerosas ocasiones.

Se modificaron los enfoques: de miradas macros se pasa a miradas acotadas; se revisan y

relativizan conceptos como, por ejemplo: la extrema pobreza de los inmigrantes, la

solidaridad étnica y el alto porcentaje de endogamia (casamiento entre connacionales). Es en

el mencionado enfoque dónde la estadística importaba, dada la necesidad de resaltar

resultados que cuantificaban en lugar de cualificar esos conceptos.

Se van a desarrollar nuevos esquemas, con formas de adaptación, que marcan

diferencias nacionales y regionales, tal como lo hiciera, entre otros, la historiadora Bjerg. Esta

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recalca cómo la problemática de la inmigración es encarada desde el representar pequeñas

historias en las que sobresalen pequeñas o grandes trayectorias, desesperación y nostalgias,

con relaciones afectivas trasnacionales (Bjerg, 2009:81)

Con estas pequeñas historias, se va conformando una alternativa, donde el

pluralismo cultural va ganando terreno (Borges, 1988:386), caracterizando una relación

migrante-sociedad local y su grado de asimilación.

¿Qué entendemos por asimilar? A primera vista, se presenta como algo diferente o

complementario del proceso de integración. La historiografía nos muestra un abanico de

experiencias grupales diferenciadas (según la etnia, el momento, el escenario, las coyunturas)

respecto a la integración-asimilación. Algunos grupos como el danés o el irlandés, intentaron

(junto a comportamientos endogámicos o no) frenar la asimilación preservando

institucionalmente idiomas, costumbres y tradiciones. La sociedad local intenta (más o menos

conscientemente) asimilar el agente foráneo que se instala en su matriz, ya sea con la

educación pública o por medio de las relaciones de intercambio habituales (mercado,

vecindario, trabajo) en toda sociedad.

Según Marcelo Borges, “es un proceso por el cual personas de medios técnicos o

culturales diversas llegan a inter-actuar en la vida de una comunidad libre de trabas

anteriores” (Borges, 1988 :386)

Este proceso de inserción del inmigrante italiano en la sociedad argentina, y

maipuense en particular representa una variedad de características atravesadas por conflictos

sociales (ideológicos, políticos, religiosas, incluidas las diferencias culturales), que se

reiterarán (generalmente tendiendo a disminuir en colectividades abiertas) con las nuevas

generaciones de descendientes, en una nueva variedad de vínculos positivos y/o negativos.

Indicadores del proceso de inserción/integración (sólo separados para su análisis)

serían el modo y celeridad con que los inmigrantes encuentran vivienda, empleos y

desarrollan sus organizaciones. Suelen detectarse distancias (generalmente posibles de acortar

con el tiempo) entre la élite de un colectivo étnico y la masa social de la misma, conflictos

que, originados en la patria europea, son de razones sociales y políticas. Estos conflictos son

enumerados por Devoto en su trabajo sobre Sociedades de Socorros Mutuos. (Devoto, el al,

2000: 43).

Estas situaciones de incapacidad de reconocer consensos, también es detectada en

Maipú, hasta que la razón y el interés común los llevó a la unión. Según la apreciación de

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Devoto, la fortaleza de las asociaciones italianas se ve limitada seriamente por la diversidad

socio profesional de sus miembros, por la composición de la élite dirigente, y por la falta de

propuestas e intereses políticos hacia la sociedad receptora. Esto hizo que fuera considerada

por la masa de sus miembros como una mutual de asistencia médica, farmacológica y

financiera. (Devoto-Rosoli, 2000: 44).

El proceso de asimilación reconoce una variabilidad importante reflejada desde

cambios de pautas culturales por las de la sociedad receptora, entrada masiva de los

inmigrantes en instituciones del grupo primario de la sociedad receptora; matrimonios mixtos

y desarrollo de un sentido de pertenencia colectiva en la nueva sociedad.

La adaptación o asimilación cultural implica según el pensamiento de Baily, la

adquisición de valores básicos y las pautas de comportamiento de la sociedad receptora, es

decir, conocerse y organizarse de manera que el inmigrante funcione efectivamente en su

desempeño en el nuevo medio. (Devoto, el al, 2000:45).

A modo de paneo general y con resultados de muchas investigaciones de casos,

Marcelo Borges ubica al argentino concentrado laboralmente en el ámbito rural, mientras el

inmigrante italiano dominaría el ámbito urbano. (Borges, M., 1988:387). Aunque no es

errónea en un panóptico del fenómeno, esta aseveración sintetiza mayormente otro escenario

geográfico, menos ruralizado que Maipú, más cercano al puerto de llegada. Es importante en

el proceso de investigación, y tomando las fuentes censales, corroborar este tipo de

apreciaciones pensadas para otros espacios y tiempos diferentes al contexto que analizamos

en esta tesis.

Las pautas matrimoniales, una cuestión importante para el inmigrante, resultan

fundamentales para los análisis sociales, y constituyen un indicador importante, aunque no

exclusivo del grado de integración, ya que el origen étnico de los contrayentes condiciona la

naturaleza y el rumbo de la futura familia y por ende de sus hijos.

Un papel protagónico en el contexto inmigratorio y en el proceso de integración

italiana lo desempeñaron instituciones denominadas Sociedades de Socorros Mutuos. Un

interrogante planteado se daría en la representación de la colectividad o en el caso de que

ciertos sectores dominaran políticamente su accionar, o el que algunos sectores no tuvieran

acceso a su representación. Devoto considera a estas instituciones escasamente representativas

frente a las sociedades locales, con un nulo poder de mediación política.

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A pesar de la opinión de Devoto considero que en Maipú las instituciones sociales

desempeñaron un rol decisivo difundiendo los aspectos culturales italianos, e integrándolos

tanto a argentinos como a otras colectividades.

Así, cultivando pautas como la solidaridad, el mutualismo fue tomando forma

hacia el último cuarto del siglo XIX, con un carácter reivindicatorio del patriotismo italiano, e

intentando conformar en palabras de Emma Civotti , una “colonia”, sin eco en estos ámbitos,

aunque sí integrando a estos inmigrantes en una “comunidad” que desarrolló pautas

económicas, sociales y culturales, a través de sus instituciones, y participando en políticas por

medio de mecanismos informales, que le ofrecía la vida de asociación en el período de

trabajo.

La institución cumple un nexo vinculando al italiano con otros inmigrantes que,

desempeñando diversas actividades políticas y económicas, permitieron los contactos sociales

que daban el trabajo y los momentos de ocio. Esto no solo se efectuaba para sí mismo sino

también para sus vecinos, cumpliendo el papel de integración. La opinión de Devoto no se

aplica en esta instancia debido al ámbito pequeño en el que se conectaban los emigrantes de

diversas etnias.

Así se convierte el trabajo en una vía de integración para el italiano, ya cumpliendo

un importante papel en la relación y participación social, permitiendo incluirse en el

pluralismo cultural de Argentina en este período de inmigración.

La élite de las asociaciones italianas se conectaba con la dirigencia política local a

los efectos de consensuar apoyos y clientelismo con el objeto de acceder a espacios que

detentaba la élite política local. Esta conceptualización según Miguez, prueba la importancia

que una integración social aportaba al poder político de la época. (Miguez, 1991:181).

Antecedentes Historiográficos Locales

Más allá de publicaciones de escaso rigor y calidad académica, o trabajos de síntesis

en diarios locales, tenemos una visión de la colectividad italiana en Maipú, desde los autores

Iver Gramigna (1978) y Juan José Barbieri (1978) basado en cronologías sucintas de los

hechos, que permitieron la creación de la Sociedad Italiana de Maipú, sin profundizar en

razones socio-económicas de la migración, analizando en ambos trabajos la llegada de los

primeros inmigrantes italianos, destacando como lo hace Barbieri:

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“Aquí en Maipú, el trabajo en el campo, y la posibilidad de instalarse

en un tranquilo pueblito, donde los oficios y profesiones eran necesarios

para su desarrollo, constituyeron poderosos factores de atracción”

(Barbieri, J.J. 1978, 45)

Por su parte, en su libro Barbieri relata “que los primeros profesionales del pueblo

fueron inmigrantes italianos: dentistas, doctores, igualmente quienes tenían un oficio y

comerciantes, establecieron negocios que perduraron en el tiempo”. (Ledesma, 2013:122).

Como se adelantará Maipú se beneficiaba con la llegada de profesionales que encontraban en

esta economía, al margen de un capitalismo preindustrial, una posibilidad propicia.

Observando el conjunto, Ledesma profundiza sobre la influencia en la sociedad

maipuense desde lo económico y cultural, destacando su capacidad laboral. En este caso se

plantea la disyuntiva de fijar la mirada sobre cuáles eran las capacidades del italiano. Hacia

1900 previa lectura de los Censos Nacionales de 1869 y 1895, el italiano nos mostraba una

afinidad con actividades laborales fundadas en servicios u oficios que reflejaban sus vivencias

previas. Así por ejemplo tareas como albañil, sastre, zapatero y comercios que nutrían sus

estanterías con productos que el italiano añoraba, eran las actividades que prevalecían.

El grueso de inmigrantes no se dedicó al campo, pues Ledesma nos plantea que la

presencia de familias como los Ortiz Basualdo, Ramos Mejía o los Alzaga y Sanchez Elía,

adquirieron grandes extensiones de tierra, en grandes latifundios, sin posibilidades de

fraccionar esas extensiones. Por ello los inmigrantes italianos accedieron a ámbitos

suburbanos, de una a cinco hectáreas de producción minorista. Esta situación se modificó

cuando se produjo el fraccionamiento de esos campos por herencia o ventas.

Así, el inmigrante se establecía en el espacio urbano donde desarrollaban oficios

destacándose en los ámbitos manufacturero, industrial o comercial, destacando el hecho de

que los varones, ingresan en mayor número, produciendo una diferencia entre sexos,

substancial entre el primer y segundo Censo Nacional. Estos hombres, que migraban, en

general lo efectuaban en edad de desarrollar actividades laborales, o de eludir el servicio en

las fuerzas armadas. No conformaban una familia nuclear y debían estar dispuestos al

esfuerzo y a las privaciones derivadas de la migración.

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Un aspecto destacado de la vinculación social del italiano resulta ser el religioso

dado en su participación como padrino de hijos naturales.

La mayoría de los padrinos de hijos naturales eran de nacionalidad argentina, en un

87,5 %; el resto eran italianos. No aparecen de otra nacionalidad, destacando los lazos

solidarios del italiano, junto a su relación religiosa - católica. No se descarta en este hecho una

situación que “excedía” por la relación vincular que se establecía desde lo social y comercial

con los padres.

Los datos los proporcionan los primeros años de los registros parroquiales y las

madres de esos hijos naturales se registran como argentinas. Devoto nos explica que quienes

tomaban la decisión de cruzar el Atlántico hacia nuevas tierras, lo hacían con la idea de torcer

su destino de marginación y relativa pobreza. Así se forjó la idea de que el movimiento de

inmigración había sido un movimiento de masas hambrientas empujadas por una miseria

extrema. Así planteó que:

“La miseria sobre todo si extrema parece más un obstáculo

que un motor para la emigración” (Devoto, 1991:57)

Corroboran estos conceptos encuestas realizadas en Italia, en 1907-1908,

expresando por lo mismo que muchos campesinos no emigraron a América porque no

disponían de dinero para hacerlo. (Devoto, 1991: 57). Aunque los que no tuvieron un margen

económico podrían haber logrado un crédito que les facilitase el viaje, siempre y cuando

dispusieran, de un bien para dejar como garantía. La partida es un fenómeno complejo. Tener

o no dinero, bienes, papeles para salir en forma legal, ganas de hacerlo, posibilidades de

“abandonar” -temporalmente o no- sus familias en un momento más o menos difícil. Esta

última posibilidad abre otra puerta: dejar la familia solía ser un alivio al conjunto asfixiado en

la ecuación recursos/bocas que alimentar o un problema, si se marchaba un hombre y

quedaban mujeres solas, o un matrimonio mayor a cargo de la casa.

Otro aspecto a mencionar en la emigración es el proceso previo tendiente a financiar

el viaje y lograr un capital necesario para iniciarse en un territorio desconocido, al cual se

escogió por la relación con sus paisanos. El inicio de una búsqueda de progreso debía ir

acompañada de una instrucción adecuada, ya que no quedaba margen para errores. Por ello

los mensajes con parientes ya establecidos con progresos palpables eran conducentes para

arriesgarse al viaje.

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La información censal brinda informaciones interesantes. Las cifras del Censo de

1869, en un ámbito totalmente rural, nos brinda el dato de un 44% de alfabetización. El Censo

Provincial de 1881 establecía un 28,4 de argentinos que sabían leer y escribir y un 61 % de los

emigrantes alcanzaban el grado de instrucción sin discriminar las etnias. En este Censo

Provincial en el ámbito rural un 59,4% de los emigrantes sabían leer y escribir y en el ámbito

urbano crecía al 77,3%, sin detalles en el caso específico de Maipú.

En el Censo Nacional de 1895, con un proceso de escolarización en desarrollo un

68,9 de italianos estaban alfabetizados con variables importantes entre rural y urbano.

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OBJETIVOS DEL TRABAJO DE INVESTIGACION

El Objetivo General de la tesis se presenta, al menos en su enunciado, sencillo:

Estudiar y analizar actividad laboral desempeñada por los inmigrantes italianos en el ámbito

espacial seleccionado y los procesos que provocaron su integración social a partir de la

relación tejida con la comunidad maipuense.

Los objetivos específicos intentan abarcar sólo algunas de las puertas que se abren en ese

pasillo que conforma el extraordinario fenómeno de la inmigración:

1- Estudiar y analizar la inserción socio-económica de los inmigrantes italianos en

el ámbito espacial seleccionado dentro de una sociedad mayoritariamente argentina mediante

su actividad laboral.

2-Analizar cómo las variantes laborales desempeñadas por italianos influyen para su

radicación en los ámbitos espaciales de Maipú y del sudeste bonaerense.

3- Comparar actividades laborales de argentinos e italianos, según los ámbitos de sus

desempeños: Rural o Urbano

4- Explicar mediante la sistematización de cuadros comparativos de argentinos e

italianos, a los efectos de definir las diferentes actividades laborales a las que accedieron en el

período comprendido entre 1860 y 1900, analizando la diversificación laboral de los italianos.

5- Describir condiciones nupciales de argentinos e italianos, explicitando por la

misma actividad la inserción social de los inmigrantes italianos, analizando el valor social del

matrimonio.

Operacionalización Metodológica.

Tomando en cuenta lo temático, se responde a la presunta generalización (según lo

explicitado en el marco historiográfico), de la ocupación de los puestos laborales por parte de

los inmigrantes.

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En el aspecto espacial se abarca un partido, con características económicas que lo

transforman en el ámbito adecuado para la inmigración en el período cronológico

comprendido entre la Organización Nacional, y el final del siglo XIX. En el mismo se

incluyen las expectativas generadas desde el modelo agroexportador de la generación del 80,

que generaría gestación de demanda de mano de obra en polos laborales planificados desde la

dirección política nacional. Así el estado tomaba decisión sobre la orientación básica de la

producción nacional. Esto multiplicaba la demanda de oficios y destrezas en distintos puntos

del territorio, principalmente en la pampa húmeda, pero, también la elección de una economía

agro exportadora, que nucleaba nichos regionales como productos de la tierra, demandaba

obras básicas de vialidad y tendido de redes ferroviarias, indispensables para hacerla

operacional.

La presente investigación se efectúa basada en técnicas estadísticas, con datos

susceptibles de cuantificar, buscando establecer el sentido y el valor de la asociación entre

variables, posibilitando proposiciones susceptibles de tener carácter predictivo.

Utilizo como metodología comparaciones dentro del ámbito laboral, teniendo en

cuenta el período histórico 1860-1900, incluyendo para ello un diseño diacrónico, que incluye

dimensión temporal, conocido como” método histórico comparativo”, centralizado sobre el

proceso histórico, que da lugar a la inmigración italiana: el fenómeno socio-económico.

En el uso de esta metodología “comparada”, se efectuará la misma sobre las etapas

del fenómeno inmigratorio, comparando al trabajador italiano con el trabajador argentino, y

las experiencias resultantes de adaptación a la sociedad argentina. Hay diferencias en la

sociedad argentina de entonces, si tenemos en cuenta propietarios de campos, o terratenientes,

hasta criollos artesanos o gente de oficios. Igualmente, los italianos observaban diferencias

desde su antigüedad en el país basada en distintos grados de progresos respecto a los recién

llegados con un modesto capital. Esta comparación se efectúa desde las diferentes variables

mencionadas: sexo, edad, especificidades laborales, tomando como referencia los Censos

Nacionales de 1869 y 1895.

Nuestra investigación impregnada de temporalidad no puede dejar de observar el

efecto de un flujo de arribos de extranjeros a modo de goteo. Comienza en cada ocasión una

trayectoria tan individual como facilitada en algún punto por la llegada de paisanos que lo

precedieron y ahora se convierten en escalones donde apoyarse. Ese mecanismo se conoce

como redes sociales.

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Metodológicamente se avanzará sobre requisitos como:

- Situaciones individuales, que trate particularidades de cada caso, tratando de no

ingresar en generalizaciones, considerando este estudio como un muestreo que nos permita

profundizar la investigación;

-Universalizadora, demostrando que, mediante el análisis de los indicadores, se

sigue una misma regla.

-Identificadora de diferencias: lo que permite identificar el principio de variación, en

el carácter o la identidad de un fenómeno, analizando las diferencias entre casos. Estas pautas

metodológicas se ordenan trabajando sobre la universalizadora, a los efectos de demostrar que

los casos trabajados siguen una misma regla de conducta.

En segundo lugar, buscando por medio del esquema identificador de diferencias, se

trata de establecer posibles razones de elecciones laborales entre italianos y con respecto a las

elecciones laborales de argentinos. Desde una visión globalizadora, nos permite imaginar

casos de adecuación e integración en la sociedad argentina.

En el esquema de operacionalización a desarrollar debemos tener en cuenta la

disponibilidad de fuentes implicadas en la provisión de datos necesarios para dilucidar

indicadores:

-La integración del inmigrante se dinamiza desde la dimensión socio-económico. La

variable dependiente a desarrollar, comprende las actitudes adoptadas por el inmigrante en su

integración social. Estas, experimentadas de distintas maneras por los distintos individuos

según ámbitos de inserción, disponibilidad de tiempo, etc., eran económicas, religiosas,

culturales, institucionales, mediante su inserción laboral.

Aunque sabemos, que nos movemos en un terreno donde pudo predominar lo

afectivo, imposible de cuantificar, una variable podría intentar avanzar desde la frecuencia de

matrimonios endogámicos y exogámicos, tomando en cuenta las situaciones marcadas en las

fuentes de los Censos nacionales de 1869 y 1895, dadas situaciones como:

1- Italianos, casados con italianos;

2- Italianos, casados con argentinos;

3- Italianos, casados con otras nacionalidades;

4- Padrinos y madrinas de uniones varias;

5- Descendencia con nacionalidad italiana o argentina

Page 17: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

17

Esta variable está conectada con el ámbito de radicación y su relación con la

comunidad.

- Los indicadores, son tomados de las siguientes fuentes:

Registro Parroquial de bautismos y casamientos, período 1860 a 1900, (Dolores-y

Monsalvo-Maipú); Registro de los Censos Nacionales de 1869 y 1895; Registro del Censo

Provincial de 1881; Registro de periódicos locales y regionales, (1903-1915); Registro del

Archivo del Juzgado de Paz de Maipú (períodos 1878 a 1900).

Las variables a relevar de acuerdo a los indicadores del proceso de

operacionalización tienen en cuenta:

Registros parroquiales, en los que se identifican: Edad de cónyuges; Nacionalidad de

los contrayentes; Nacionalidad de los padrinos; Comparación de la variable cuantitativa según

Censos.

Laboralmente las variables relevadas en las fuentes que brindan los Censos

Nacionales de 1869 y 1895, son:

Ámbito laboral; Actividad (Rural-Suburbano-Urbano); Sexo del trabajador; Edad;

Proceso de alfabetización.

Algunos inmigrantes solían desempeñar tareas complementarias a la principal en

chacras, en cercanías del pueblo o movilizándose a los campos vecinos, o a otros pueblos.

El Censo de 1895, más detallado que el de 1869 indica una sola actividad laboral,

sin especificar si desempeñaba, según las condiciones climáticas, otra actividad o en busca de

conseguir mayores ingresos en inmediaciones de la localidad u en otra. En el caso de los

mercachifles, por ejemplo, trabajaban en el campo cuando el tiempo lo aconsejaba sin que nos

lleguen los detalles del resto de su tiempo laboral.

Métodos o técnicas a utilizar

Metodológicamente pusimos énfasis en los censos: Nacionales de 1869 y 1895, con

el objeto de efectuar una lectura relativa de la inserción laboral de la comunidad italiana,

como asimismo las relaciones sociales entabladas por parte de los inmigrantes italianos.

Comparamos actividades laborales entre argentinos e italianos, bajo un esquema

temporal dado desde el análisis de las fuentes mencionadas, y los análisis de testimonios

orales. Como lo mencionáramos, se tuvo en cuenta la estratificación social, en el que se

Page 18: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

18

entremezclan grandes propietarios con jornaleros, peones, como en el grupo de italianos

donde conjugan chacareros, artesanos, comerciantes y empleados varios, dado el espacio

temporal entre ambos censos, en el que se conformó una comunidad diversa y heterogénea.

Para establecer una dimensión de la integración social del inmigrante italiano, se

efectuaron análisis de nuevas familias, surgentes del contacto inmigratorio, como sus

resultantes económicos, comprendiendo las políticas adoptadas por el inmigrante en su

integración social. Una variable independiente se daría en la frecuencia de matrimonios

endogámicos y exogámicos, como la situación dada por el padrinazgo de niños por parte de

inmigrantes italianos, en su política de adaptación social, para lo cual se emplearían unidades

de análisis, como los registros parroquiales de casamientos y bautismos.

No descartamos, aunque es difícil de cuantificar, que el padrinazgo, que solía recaer

en comerciantes u oficios que dejaban un margen de tiempo, o empleados que quedaban a

cargo del establecimiento, haya sido una variable tenida en cuenta al momento de solicitar un

padrinazgo. Es probable, que la presencia de un extranjero en aquel momento trascendente de

una pareja brindara relevancia social.

Posteriormente se trabajó sobre el aspecto demográfico, el estado civil de los

integrantes de esta inmigración, asimismo, como se relacionaron desde el aspecto

matrimonial.

Por último, desde la institucionalización de la comunidad italiana, se investigó

utilizando como fuente material periodístico. Así mismo el papel e influencia que cumple en

la población de Maipú, apreciando desde el periódico “La Voz”, las informaciones de

instituciones y familias de origen italianas integradas socio-económicamente en el Maipú del

siglo XX. Este análisis engloba desde aspectos artísticos hasta la interrelación política que

desempeñaron los italianos.

Uno de los aspectos más difundidos fue la utilización del teatro de la Sociedad

Italiana, que creemos contribuyó a la inserción italiana en la sociedad residente.

Análisis del Contenido:

Se efectuaron comparaciones, como método aplicado a la colectividad italiana, con la

población de origen (comparación explícita). Esta metodología incluyó funciones

exploratorias, generando conceptos teóricos. Este conocimiento producido, adquiere

Page 19: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

19

significado mediante la comparación aplicada a dos o más casos, (en ámbitos espaciales

diferentes: urbano-rural), trabajándose los datos sobre el Censo Nacional de 1895.

Siguiendo el diseño inspirado en Stuart Mill, se propició como forma de muestreo,

un diseño de máxima semejanza en el que se planteó un método histórico comparativo con

diseño temporal (diacrónico)

Se utilizó en la recolección de datos la posición identificadora de las diferencias,

como requisito metodológico.

Los datos resultantes se ordenaron secuencialmente en:

-Encuesta a descendientes de italianos;

-Relevamientos estadísticos sobre registros censales;

-Relevamientos sobre registros parroquiales;

-Conformación de tablas estadísticas que permitan elaborar un cuadro de actividades

laborales;

A los efectos de estructurar una dimensión de la integración se realizó la

conceptualización, con perspectivas cuantitativas y cualitativas.

Se efectuaron análisis de familias surgentes del contacto entre inmigrantes y sus

relaciones laborales.

Page 20: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

20

4

FUENTES

El estado social, su núcleo familiar, y los aportes educativos, religiosos del

inmigrante italiano, junto a su lugar de origen o hábitat original, son los datos que analizamos

en diversas fuentes.

Estos registros nos permitieron profundizar el estudio de los inmigrantes relevando

edad, origen, características laborales, estado religioso, conformación de núcleos familiares y

grado de alfabetización.

El Censo Nacional de 1869, nos permitió delimitar el número de extranjeros;

también capacidad laboral y ámbito de ubicación en el Partido de Monsalvo; luego Maipú; de

los inmigrantes italianos ya ubicados en él a pesar de las dificultades de transporte y

comunicación de la época.

Por su parte el censo Provincial de 1881, nos ilustra con el valor del número de la

inmigración que crece en los primeros tres años de vida de Maipú, ya con el ferrocarril desde

1880, que facilitó la movilidad del movimiento inmigratorio, su llegada y distribución por la

región.

La consulta efectuada en el Censo Nacional de 1895, ubica en Maipú una

colectividad italiana con las particularidades de un asentamiento estable, con una estructura

laboral, comercial, social y un cuarto de siglo de vida en la localidad.

Estos censos nos permitieron revisar el mundo laboral italiano, en los diversos

ámbitos: rural y urbano, efectuando un paralelismo con el habitante argentino en idénticas

condiciones geográficas, (con diferentes conocimientos de las mismas) su mundo social, años

de matrimonio, hijos resultantes de las uniones con italianos, argentinos y otras etnias, junto a

su grado de alfabetización.

A los datos brindados desde los registros de la Sociedad Italiana, se suman los

registros del Consejo Escolar con sus censos, los que nos permiten apreciar la educación del

ámbito rural y urbano con la participación de niños italianos en edad escolar.

Es muy valorable y significativo el aporte brindado desde el Archivo Fotográfico

del Museo Municipal, como del Archivo del Diario La Voz, que permitió efectuar un estudio

cronológico de las actividades culturales italianas en el medio social de Maipú.

Page 21: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

21

También se efectuaron entrevistas a descendientes de los inmigrantes italianos de

fines del siglo XIX, destacados por su actividad laboral y artesanal dentro de la sociedad.

Fueron consultados los Registros de Casamientos y Bautismos Parroquiales de la

Parroquia Nuestra Señora del Rosario en Maipú, período 1878 a 1889.

Toda la documentación consultada resulta pertinente para el estudio de la

colectividad italiana en Maipú, que no solo abarca la llegada de inmigrantes, sino también la

influencia cultural, social, económica que brindó la presencia de la inmigración italiana, como

el universo de prácticas y relaciones que rodearon a estos hombres y mujeres en el contexto

regional.

Page 22: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

22

5

EL TRABAJO COMO ELEMENTO INTEGRADOR DEL INMIGRANTE.

El contacto entre individuos de culturas diversas se hunde en la antigüedad. En

ellos se producen intercambios sociales, culturales, y económicos a partir de las variantes

laborales. El trabajo es una actividad humana necesaria para sobrevivir y realizarse como

persona en una sociedad, y por la misma suele recibir una contraprestación. Por lo que el

valor económico atribuido al trabajo es fundamental en la vida de un individuo y su grupo en

una sociedad receptora.

Tras un proceso de migración, el individuo debe enfrentar un nuevo contexto

cultural, donde muchos de sus comportamientos y tradiciones pueden presentar mayor o

menor relevancia para la nueva sociedad y por lo tanto atravesar un proceso de cambio y

adaptación.

Las formas que tenían aprendidas y conocen contrastan con una realidad diferente,

lo que les genera un esfuerzo para adaptarse. Aquel esfuerzo de alquimista, buscaba conciliar

parte de lo viejo con lo nuevo.

Aquello no era el único obstáculo a superar, no debe haber resultado fácil enfrentar

un escenario con idiomas y formas de trabajo diferentes.

El inmigrante atraviesa un fenómeno de adaptación cultural, en las que el trabajo

cubierto por el italiano/a, guardaba similitud con el que desempeñaba en su país,

especialmente lo relacionado con artesanías u oficios de relativa dificultad. El siguiente era la

relación con salarios, venta y compra de productos o contratación de actividades laborales. En

esa adaptación cultural se encuentra implícita una adaptación psicológica dividida en pasos:

a) Aprendizaje cultural;

b) La adquisición de habilidades sociales, que posibilita adaptarse a la

sociedad receptora, estableciendo vínculo con los miembros de la mencionada

sociedad y

c) Aprendizaje de conductas adecuadas para la resolución de tareas

sociales.

Page 23: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

23

En este proceso de adaptación, no debieron faltar aquellos que optaron por

refugiarse en un entorno afectivo y cultural con sus paisanos, ni otros que decidieron el

retorno por no poder adaptarse.

La inmigración italiana tuvo dimensiones cuantitativas y culturales, tan distinguidas

como atractivas, respecto al resto de las etnias. Formando parte de un proceso migratorio

europeo, que llegó al país, desde la mitad del siglo XIX, integró estudios a partir de los

trabajos de Onega, Halperin, Devoto, Galvez y otros. (Devoto, 2003 :28)

Como era de esperar, el resultado de las investigaciones muestra que distintas

prácticas culturales como el trabajo, la religión, la arquitectura, la música, las fiestas, la

comida y hasta la propia lengua, en sus manifestaciones comunicativas se vieron afectadas

por este contacto intercultural.

Aunque la inmigración hunde sus inicios en una época tan temprana como 1840,

sus impactos son inocultables cuarenta años más tarde. La década de los ochenta ha

constituido, en efecto, el laboratorio argentino en que ha madurado la historia social de los

trabajadores.

La nueva historia obrera, en cambio suele dirigir la investigación más bien sobre

una ciudad, una comunidad, una empresa. Solo a estos niveles más circunscriptos parece

posible recuperar la complejidad de la experiencia de los trabajadores y recortar la incidencia

de sus diferentes dimensiones. Esta mayor penetración de la micro historia conlleva mayores

exigencias para el historiador, acompañadas de documentación que la hagan posible.

Un riesgo inherente a la micro historia es el terminar aislando el universo

circunscripto de la ciudad, la comunidad o la empresa bajo estudio de los procesos globales,

de naturaleza económica y política de la sociedad.

La República Argentina definía junto a la segunda mitad del siglo XIX, su proyecto

nacional económico, alentando la recepción de grupos migrantes de origen europeo.

La necesidad de poblar grandes extensiones de tierra con mano de obra activa, capaz

de hacerlas redituables, motivó a la Generación del 80, a intentar implementar políticas

migratorias con fines precisos.

La inmigración europea se sumerge así en una nueva cultura con normas, valores y

costumbres a la que se adaptaron e incorporaron con las dificultades de un encuentro cultural

de tanta magnitud. En especial con la llegada de los primeros inmigrantes, atenuándose con

los siguientes grupos.

Page 24: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

24

Planteo del Problema

A partir de la renovación historiográfica sobre la influencia cultural de la

inmigración italiana, se ha enriquecido la visión sobre el mundo migratorio en el sudeste

bonaerense.

Basado en los trabajos de Devoto (Devoto-Rosoli, 2000: 141), sobre las Sociedades

de Socorros Mutuos, y su influencia por medio de los espectáculos montados en sus salas, el

investigador Castelli ha observado, por ejemplo, la influencia cultural italiana y los valores

que ella implicaba en su relación con la sociedad argentina como objeto de análisis.

Otros autores destacan el papel que el trabajo, como “valor cultural”, aporta en el

conocimiento de los “nuevos vecinos” de estas tierras. En este sentido más allá de algún

oficio poco frecuente en una zona nueva, de incipiente urbanización preferimos referirnos al

aporte del trabajo como valor cultural. No en manos de los extranjeros, sino en ese conjunto

de modificaciones que trajo consigo el ordenamiento del mercado de trabajo, sus ritmos y

reglas de juego. Esto no quita que los italianos provenientes del continente, donde se inicia

dicho proceso, de la Revolución Industrial portaran nuevas modalidades. Estas, en alguna

medida debieron adaptarse en distintos puntos entre extremos de jornadas de 12 horas de

trabajo y temporadas de doma o yerra que se extinguían. Otra de las preocupaciones entre los

autores es el relevamiento de las actividades desempeñadas por los italianos en este ámbito

bonaerense. En principio surge la diferencia entre “urbanos” y “rurales”, y cuál es el grado de

adaptación ante las problemáticas sociales y económicas a su paso.

La variedad de encuentros entre argentinos e inmigrantes nos deja una imagen de

conformación de una nueva sociedad. Míguez en su obra nos enfrenta a un dilema de

encuentros sociales en los que el italiano no se integra rápidamente, sino que lo efectúa

paulatinamente, por medio de su desempeño laboral, en los que el factor masculino guarda un

papel predominante.

Por ello se propone desde un análisis de la inmigración italiana en Maipú, analizar

cómo se desempeñó laboralmente y desde lo económico, en una labor de gestación de

progreso material y / patrimonial. Desde lo social se desarrollará un planteo enfocado desde el

aspecto de unión matrimonial, y su interrelación como padrino-madrina de bautismo,

vinculando al italiano con sectores postergados o no del ámbito en que les tocó desempeñarse.

Page 25: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

25

Ello no nos hace olvidar que la mujer colaboró en el proceso de integración en el

ámbito de la cotidianeidad, el mercado, el barrio. Los momentos de ocio, mayormente

masculinos con otros familiares, como romerías, espectáculos deportivos fechas patrias

hicieron lo suyo informalmente. En este trabajo propongo profundizar sobre la influencia que

italianos e italianas llevaron a cabo en materia económica, política, social y cultural, tanto en

el ámbito urbano como en el rural, efectuando un paralelismo con el argentino.

En el trabajo, esperamos que las vivencias de estos italianos, y descendientes nos

permitan abordar aspectos desarrollados por otros autores, a efectos de su contrastación, en la

región del sudeste bonaerense.

En esta actividad de investigación, no es un sujeto el objeto de estudio, sino un

colectivo, con diferencias notables de formación cultural, profesional, económica. Esto nos

dará lugar a variantes que nos presenten las fuentes, y con ello los obstáculos, lo que nos

representará dificultades para categorizar la realidad que se pretende analizar con lo cual hay

un aspecto arbitrario e ineludible que merecerá otros análisis. Una de las dificultades es la

presencia en el colectivo italiano de muchos individuos con actividades diversificadas, con la

problemática de definir a grupos de acuerdo a la labor desarrollada.

Aunque el objeto de análisis es el inmigrante, es necesario ponerlo en el contexto de

época para comprender la adaptación, y las estrategias necesarias para desarrollarse según sus

aptitudes laborales.

¿Cuál es su grado de adaptación laboral ?,¿y en qué medida fue influenciado ...?

¿Cómo se modifica en el tiempo? ¿qué estilo de vida llevaba?

¿Cuál es su elección laboral??¿tiene que ver su comunidad ...?

¿Sobre qué ámbitos, urbano o rural influenciaron los inmigrantes italianos?

Estas preguntas y otras que surgieron con la investigación se responderán quizás en

el futuro mediante la utilización de fuentes o documentación con los que hoy no contamos,

con el objetivo de dimensionar la presencia del inmigrante italiano en Maipú y su influencia a

nivel local.

Junto a los documentos estatales y periódicos, hay un universo de documentos

privados o semiprivados, que raramente se cruzan con el historiador. A veces, cartas de

inmigrantes, libros personales se nos presenten, abriendo puertas a comportamientos

fundamentales de nuestro objeto de estudio.

Page 26: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

26

Este planteo nos permite ubicar a estos inmigrantes dentro del proceso general

cultural, estructura social y económica entre mediados del siglo XIX y finales del mismo.

El recorte temporal 1860-1900, se justifica por el proceso de surgimiento, desarrollo

y expansión de la inmigración italiana, que se reflejara en Maipú, como en el resto del país,

con la instalación de pobladores, integración laboral y social, como difusión de sus vivencias

y valores culturales. Este recorte lo fundamenta la posibilidad de analizar los Censos

Nacionales de 1869 y 1895, con la disponibilidad de datos que proporcionan.

Entiendo que, para la localidad de Maipú, las fechas las establece el mismo

fenómeno inmigratorio, ya que las primeras oleadas se verán rebasadas por los descendientes

argentinos, con nuevas vivencias, además de la movilidad constante que tiene en la zona la

inmigración italiana. Es importante que en este período de tiempo se seleccionara la primera

oleada de inmigrantes y a sus descendientes, que conformaron un núcleo social con valores

culturales compartidos.

En cuanto a la estructura del trabajo, se efectúa en primer lugar un análisis del perfil

laboral del italiano paralelo al argentino y en segundo lugar la integración institucional, con

sus expresiones sociales, que brindó la Sociedad de Socorros Mutuos, donde convivieron

italianos, argentinos, españoles y franceses junto a otras nacionalidades varias.

Miradas y aportes brindados desde la inmigración italiana.

En la mitad del siglo XX, la historiografía que trazó el seguimiento del movimiento

migratorio italiano, había trabajado sus análisis sobre el concepto de su influencia sobre la

“modernización de la sociedad”. Esto venía acompañado con la idea de la asimilación del

inmigrante al medio receptor, sin considerar los conflictos inherentes al proceso de

integración.

Continuando en la década del 60, con la visión de José Luis Romero, (Romero, J.L-

1988) quién planteó la realidad argentina, como producto de la inmigración masiva con la

fusión entre criollos e inmigrantes dando lugar a una sociedad híbrida denominando a este

proceso “era aluvial”.

Le sucede una posición posterior de Gino Germani, que trasciende a través de la vía

matrimonial, posición sustentada en la presencia de una mayoría de inmigrantes italianos

masculinos.

Page 27: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

27

Surgirían más tarde trabajos que con miradas estructurales proveyeron datos que hoy

reconocemos fundamentales para comprender las dimensiones de la inmigración con cifras

necesarias. Hoy, lo social nos ocupa por sus dimensiones importantes esfuerzos

Tres décadas más tarde, con nuevos aportes, visiones y fuentes adecuadas se

produce una visión micro histórica, desplazando enfoques macro históricos sociales, ya que la

visión micro revela al sujeto social que con su accionar nos muestra su conducta de acuerdo a

la oferta laboral y al lugar que le permitiría acceder a la sociedad del siglo XIX.

Con las pequeñas historias transitamos trayectorias de separación, nostalgias y

relaciones afectivas trasnacionales, donde surgen subjetivamente formas de adaptación en las

que se marcan y establecen diferencias nacionales y regionales.

Este enfoque nos permite dar forma a un nuevo concepto donde migración-sociedad

receptora da lugar a una alternativa basada en un pluralismo cultural, en la que valores como

el trabajo asumen un protagonismo substancial. Esta visión micro nos permite un análisis en

el que el sujeto hilvana sus estrategias, capacidades, logros y /o frustraciones, caracterizando

la relación migrante-sociedad local y su grado de asimilación por medio de sus relaciones

sociales y laborales- económicas.

La asimilación es un proceso en el que personas de medios técnicos o culturales

diversos llegaron a interactuar en la vida de una comunidad, con cambios de pautas culturales,

por las de la sociedad receptora, por ejemplo, la celebración de matrimonios mixtos a partir de

una primera generación, ya educada en tierra argentina y con dominio de los dos idiomas e

integrados a la sociedad local.

Esta mirada de la inmigración italiana, nos presenta en Maipú un nudo de relaciones

con la sociedad local, dado desde la incorporación de la masa inmigratoria al mundo laboral, y

como influyó en el desarrollo económico local y regional. Desde lo social, las micro historias,

nos relatan sus experiencias económicas, sus vivencias culturales, religiosas, los enlaces

matrimoniales y sus repercusiones en el proceso de asimilación como asimismo su

participación en las Sociedades de Socorros Mutuos.

Resultan trascendentales las entrevistas a descendientes de inmigrantes italianos de

fines del siglo XIX, destacados por su actividad laboral dentro de la sociedad de Maipú. Para

ello se entrevistó a descendientes de italianos en tercera o cuarta generación, con una memoria

transmitida, los que fueron seleccionados e inducidos a reflejar las vivencias de sus

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28

antepasados, teniendo en cuenta las características y la actividad del primer inmigrante, y la

sucesión de sus particulares elecciones laborales.

También fueron consultados los Registros de Casamientos y Bautismos Parroquiales

de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario en Maipú, período 1878 a 1889.

Toda la documentación consultada resultaría pertinente para desarrollar un estudio

de la colectividad italiana en Maipú, que no solo abarca la llegada de inmigrantes, sino

también la influencia cultural, social, y económica a medida que se produzca la aparición de

nuevos aportes y fuentes; como el universo de prácticas y relaciones que rodearon a estos

hombres y mujeres en el contexto regional.

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29

6

MOVIMIENTO INMIGRATORIO EN ARGENTINA

El aporte inmigratorio tuvo diferentes etapas, donde las variaciones cuantitativas

estaban dadas por las problemáticas dadas en los vaivenes de producción o necesidades de

materias primas. Marcaron esos vaivenes las necesidades laborales de Brasil, Uruguay y otros

países latinoamericanos. Junto a ello, destacado en la historiografía, las crisis económicas y

financieras del mercado receptor, como en 1873 y principalmente en 1890 frenaban el flujo

que retomaba sus guarismos tiempo después. Esto nos habla de información y estrategias de

los inmigrantes, echando por tierra la improvisación y traslados a ciegas.

Paralelamente se desarrolla una sociedad cambiante, heterogénea en construcción,

con un proceso de integración que inicialmente pasó a conocerse como “crisol de razas”,

luego, con los estudios de las décadas de 1980/1990, se optó por el pluralismo.

La inmigración italiana descripta en Maipú, se ubica sobre un marco cronológico

limitado por los años 1860 a 1900, en el que se registran los dos primeros censos nacionales

de 1869 y 1895.

La condición de emigrante, la decisión de emigrar, es una de las experiencias vitales

que conecta dos facetas esenciales del hombre moderno: la individual y la social. En el

proceso de migración quedan evidenciados los dos aspectos identitarios de esos grupos de

hombres y mujeres que se desplazan desde un país hacia otro.

Pero también de una región a otra, toda vez que tanto Italia como Argentina no

mostraban un paisaje homogéneo. La identidad social de seres pertenecientes a comunidades

vulnerables a malas decisiones políticas, víctimas de cambios económicos, persecuciones

raciales, se funde con la identidad privada, con la esencia individual de personas anhelantes

de libertad, y de superación personal. Este último aspecto puede pesar, ya que aún cuando la

estructura de un país indique síntomas de crisis o degradación, no son todos los que optan por

el desarraigo; se van los que quieren y pueden. (Pastoriza-Bartolucci, 2006: 25)

Un aspecto relevante a establecer es la noción de inmigrante y los aspectos tenidos

en cuenta a la hora de seleccionar el destino de este rincón de pampa húmeda en la provincia

de Buenos Aires. Para ello es importante analizar los elementos políticos y sociales que

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30

conformaron la recepción del proceso inmigratorio, junto al movimiento social derivado el

cual es mucho más vasto e ininteligible que lo apreciado a simple vista.

Argentina era un país de puertas abiertas, demográficamente urgido de ello, con una

constitución que amparaba al inmigrante y gobiernos que fomentaron la llegada.

Retomando lo histórico, es necesario apreciar el contexto del último cuarto del siglo

XIX, y el factor económico que significó la aparición y desarrollo del ferrocarril, junto a su

conexión con los centros urbanos de Buenos Aires, Mar del Plata, Tandil, destacados

económicamente como polos de desarrollo.

Para el contexto de fines del siglo XIX, se consideraban inmigrantes a los europeos

más o menos pobres, campesinos, artesanos o trabajadores en oficios, y practicantes de las

llamadas profesiones liberales, varones, mayoritariamente analfabetos, que llegaban a

“hacerse la América”, según su mirada, y para poblar la inmensidad del territorio argentino,

según los dirigentes políticos, con una capacidad de trabajo, que se consideraba virtuosamente

como un valor económico. Además, llegaban mayoritariamente con la intención de instalarse.

Así la República Argentina consideraba inmigrantes a los llegados en segunda

clase, europeo trabajador en una caracterización rústica, mientras en el caso italiano se

consideraba emigrantes sólo a los que viajasen en tercera clase a largas distancias.

La migración en cualquier contexto, se aplica a trabajadores libres, engañados en

algunas oportunidades, obligados por las circunstancias de vida en otras, pero siempre

efectuado voluntariamente. Interesa recalcar como la categoría inmigrante es ambigua, como

cambia su estructura a lo largo de la vida de las personas y de sus descendientes.

La inmigración en la Nación Argentina plasma un carácter civilizado, que se le

atribuye a la Constitución de 1853 y a las Leyes de Inmigración y Colonización de 1876. En

esta definición constitucional, inmigrante era el europeo, especificado en el art N° 12:

“Reputase inmigrante para los efectos de esta ley, a todo extranjero que llegase a la

República, para establecerse en ella, en buques de vapor o vela, en segunda o tercera

categoría”

Resulta interesante que la definición tenía un esperanzado componente de que se

establecieren. Fenómeno improbable, toda vez que los números finales marcan un retorno de

50 % de los arribados, aunque entre ellos se encuentre la “migración golondrina”. Por su

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31

parte, en el Art N° 18, aclaraba que los buques de inmigrantes eran aquellos que “llegaban de

los puertos de Europa o de los situados Cabo Afuera”.

La ley también señalaba que se identificaba como inmigrante a “a aquel que llegase

en segunda y tercera clase, a los menores de 60 años (con edad laboral) libres de defectos

físicos o enfermedades, que los hagan inútiles para el trabajo”. La definición de inmigración

según la ley, comprendía a toda persona que laboralmente se desempeñara como jornalero,

artesano, industrial, agricultor o profesor, ampliando el marco a profesiones y viajantes de 2°

clase.

De acuerdo a las percepciones de los analistas contemporáneos del siglo XIX, la

política inclusiva argentina consideraba a estos inmigrantes algo más que duros trabajadores

manuales calificados o no calificados. La Constitución Argentina alberdiana promovía la

inmigración europea y estimulaba a los “extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra,

mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes”.

Es difícil separar a los inmigrantes pobres de aquellos comerciantes, profesionales

técnicos o pequeños empresarios, esa pequeña burguesía urbana, que también llegaba con el

objetivo de “hacerse la América”.

Jurídicamente, el inmigrante es un extranjero, y lo aplica la Constitución en el Art

25, utilizando como sinónimos “inmigrantes y extranjeros”, y en el Art N° 20, se refiere a los

derechos civiles indicando que “los extranjeros gozan de todos los derechos civiles del

ciudadano”. La abundancia de mano de obra inmigrante proporcionó dentro de la dirigencia

argentina, la opción de elegir acerca de quiénes eran los inmigrantes deseables, Armus nos

plantea como los napolitanos, sicilianos o calabreses fueron aceptados como un dato más de la

inmigración masiva, recibidos con algo de resignación o hasta en algún caso extremo

estigmatizados como extranjeros indeseables. En estas dos últimas perspectivas los italianos

del sur compartieron con otros grupos étnicos los coletazos del fantasma racial. (Armus en

Devoto- Rosoli, 2000: 96)

El rumor de que en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires había posibilidades

de trabajo fue uno de los elementos de comunicación que posibilitaron el traslado de italianos.

El conjunto social italiano se intentó resguardar a sí mismo mediante las relaciones de

parentesco, amistad y vecindad, unido al conocimiento de habilidades necesarias para la

subsistencia facilitando su inserción laboral y social en una nueva sociedad urbana.

Page 32: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

32

Los inmigrantes, hombres y mujeres, fueron ingresando y configurando la nueva

sociedad maipuense, marcada por una fuerte movilidad social y espacial en el sudeste

bonaerense. Muchos de esos individuos se adaptaron al nuevo escenario, algunos llegaron a

ser importantes comerciantes, empresarios e industriales; otros se convirtieron en trabajadores

de oficios, obreros, empleados y profesionales, insertándose en un circuito económico,

político y cultural, dejando una marca indeleble en la historia de Maipú.

A partir de 1880, el panorama social se enriqueció y complejizó como consecuencia

de la llegada de miles de inmigrantes de origen europeo interesadas en sumarse a un mercado

de trabajo en expansión. Paralelamente el Estado y las asociaciones privadas invirtieron en

obras de infraestructura que además de ocupar la mano de obra extranjera, lograron que esos

pueblos se modificaran creciendo hasta transformarse en ciudades.

“Así los paisajes sociales cambiaron al ritmo de los paisajes urbanos, que

generaron posibilidades de trabajo, afianzando expectativas de mejoramiento económico que

los impulsó a migrar” (Pastoriza-Bartolucci, et al, 2006: 25).

Una visión que indudablemente se aplica a un contexto que no se daba en el siglo

XIX.

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33

7

POBLAMIENTO DE MONSALVO-MAIPU

Estas tierras fueron pobladas en las primeras décadas del siglo XIX,

fundamentalmente con la llegada de Francisco Ramos Mexía, hacia 1815, y la posterior

fundación de su establecimiento ganadero: Miraflores, campo adquirido a las autoridades de

la Provincia de Buenos Aires, y por otro lado a las tribus pampas, que rodeaban el lugar

elegido, generando una extensión de 250.000 hectáreas. En 1820 Miraflores, fue elegida como

sede de la reunión de los caciques indígenas que habitaban desde las sierras de Tandil, hasta la

zona de Dolores, donde se firmó la Paz de Miraflores, que el gobierno de Martín Rodríguez

no acató, generando los malones posteriores, y la destrucción de Dolores.

Con la puesta en marcha del Movimiento de los Libres del Sur en 1839, los

estancieros de la zona fueron castigados por su intervención y confiscadas sus propiedades,

entre las que se incluían descendientes de Francisco Ramos Mexía: su esposa e hijos. Al

restituirse definitivamente esta propiedad, continúa el poblamiento del llamado Partido de

Monsalvo, entre los que se destacan italianos, que en forma individual o con estructura

familiar se instalaron con diversas actividades y un grado de propiedad de la tierra casi nulo.

La estructura demográfica argentina en el siglo XIX, fue influenciada por el peso

inmigratorio, que actuó sobre el crecimiento poblacional nativo. Para ello debemos

contemplar el panorama argentino del siglo XIX, con las guerras civiles, amén de la

mortalidad importante observada en todo el territorio argentino. La inmigración en territorio

bonaerense no fue tan intensa como en el litoral rioplatense. Aquí el tema demográfico es

enfocado desde una visualización regional: partido de Monsalvo –Maipú, en el sudeste

bonaerense, ubicado en una encrucijada de caminos, hacia Mar del Plata y a Balcarce por

tierra, y por otro lado es el nacimiento de la estructura ferroviaria, orientada hacia Mar del

Plata por un lado y hacia Tandil por otro.

Volviendo a las rutas terrestres, las diferentes poblaciones en esta oportunidad se

distribuyeron siguiendo los caminos o senderos ya utilizados desde el siglo XVIII, y en la

proximidad de los cursos de agua y lagunas. (Annessi-Fantini, 2010: 17). Estos caminos

atravesaban hacia 1878; fecha de establecimiento como cabecera del Partido de Maipú; a la

región provenientes desde Dolores, Velázquez (Gral. Guido), jalonando con postas y

Page 34: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

34

pulperías el recorrido hacia Balcarce. Otro camino cruzaba el partido y enlazaba con un

recorrido que se prolongaba hacia Mar del Plata, mientras un tercer camino circundaba el

partido hasta llegar al puerto de Ajó, por la zona de Tuyú. (Gral. Madariaga). Cuando el

ferrocarril llega en 1880 a Maipú, esta localidad pasa a ser un punto de referencia laboral y

lanzamiento hacia otros destinos, como Mar del Plata, Ayacucho, Tandil y también destino de

los inmigrantes de diferentes orígenes, convirtiendo a los italianos en protagonistas del

poblamiento.

El peso inmigratorio, no desplaza poblaciones instaladas, sino que la incorporación

de grupos tan numerosos altera en gran medida las características sociales, culturales y

laborales de la región.

Los primeros números de este proceso son perceptibles en los Censos Nacionales de

1869 y Provincial de 1881. Al producirse el Segundo Censo Nacional en 1895, el proceso se

completa, pero la inmigración se renueva, fundamentalmente por el producto de una fuerte

movilidad hacia otros destinos y vuelta de los que habían probado suerte en otros ámbitos de

la región y continuarán llegando masivamente por otros 20 años, reforzando un perfil social,

que, con el inicio del siglo XX, adquiere rasgos esenciales.

El número de inmigrantes se pudo aquilatar a partir del año 1869, aun cuando estos

se manifestaban desde la organización política del país cuando esta región se denominaba

Monsalvo y sus cifras manifestaban poblamiento de españoles y franceses en primer lugar e

italianos y una segunda inmigración de españoles más adelante.

Así para 1869, el peso de los inmigrantes variados e italianos ocupa un lugar

mínimo, como se observa en el cuadro:

Cuadro N° 1: Valoración Migratoria según Censo Nacional de 1869

Var. Muj. Total % del Total % de Varones

Argentinos 2011 1362 3373 88,53 59,622011 1362 3373 88,53 59,62

Españoles 115 23 138 31,58 83,33

Franceses 88 23 111 25,4 79,28

Italianos 43 8 51 1,34 84,31

Totales 2257 1416 3673

Fuente: Annessi et al. 2013: 26.

Page 35: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

35

“Se reflejan en el cuadro, los valores de inmigración, sobresaliendo los masculinos,

en todas las etnias, incluso la italiana. Para este año, el partido de Monsalvo contaba con

3810 habitantes, incluyendo otras etnias, dispersos en su gran mayoría por su espacio rural,

y en esta población se manifestaba el número de la inmigración transoceánica, involucrando

un 11,47 % del total de la población, teniendo en cuenta el valor cronológico de estas cifras,

al que faltaría incluir otros inmigrantes”. (Annessi y Demirta, 2013:23)

El perfil de los inmigrantes llegados antes de 1869 a Monsalvo, eran varones en

edades de 21 a 40 y mujeres de 21 a 30 años. El índice de masculinidad era de 162,76 varones

por cada 100 mujeres. Con respecto a la edad, el 43,91 % tenía menos de 15 años, mientras el

0,52% superaba los 70 años, con una gran proporción de población en edad activa, sobresale

el elemento masculino como personal laborable, si tenemos en cuenta que en el Censo se

consideraba a hombres con una edad de 12 en adelante con aptitudes laborales. La mujer

tenía números entre la inmigración muy acotados, no resultando tanta la diferencia entre

argentinos.

El Censo Provincial de 1881, realizado el 9 de octubre, fue encomendado por el

Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Dardo Rocha, indagándose por él mismo

actividades agropecuarias, industriales y comerciales, además de las demográficas, junto a los

datos de: sexo, edad, nivel de instrucción, alfabetismo, lugar de nacimiento, lugar de

residencia (urbano-rural).

Los datos del Censo Provincial de 1881 en Maipú se reflejan en el presente cuadro:

Cuadro N° 2

Valoración Migratoria Censo Provincial 1881

Origen Sexo Total % del Total % de Varones

Var. Muj. Total % del total % Varones

Argentinos 2067 1689 3756 3756 74,76 55,03

Españoles 389 117 506 10,07 76,88

Franceses 209 77 286 22,56 73,08

Italianos 269 64 333 6,63 80.78

Totales 3039 1985 5024 2934 1947 4881

Fuente: Annessi et all, 2013: 28.

Los inmigrantes de los países extranjeros aquí mencionados, representaban el 88,72

% de los extranjeros censados en el Partido, ya que no se incluyen, sudamericanos y otras

etnias europeas y norteamericanas.

Page 36: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

36

La distribución por sexo y por edades resulta poco equilibrado. Mientras el índice de

masculinidad entre los argentinos observa escasas diferencias, los franceses y españoles

disminuyen entre uno y otro censo, al igual que los italianos que mantienen un índice superior

al 80 %.

Con respecto a la instrucción este censo establece que los argentinos se consideran

instruidos en un 28,4 %, los extranjeros duplicaban esta cifra alcanzando la cifra de

61 %, manteniéndose esta diferencia sea ámbito rural o urbano.

Los extranjeros radicados en el ámbito urbano afirman que saben leer y escribir el

77,3 % y entre los argentinos eran el 49,4%. De los extranjeros localizados en el campo los

instruidos sumaban un 59,4 % y de los argentinos sólo el 27,5%.

Para el Segundo Censo Nacional de 1895, la población en Maipú era de 5437, y un

22,7% eran extranjeros, incrementándose el peso de los europeos en este porcentaje, con un

perfil masculino, aunque menor que en censos anteriores.

Para este censo por primera vez los italianos se convierten en la primera colectividad

extranjera, desplazando a los españoles al segundo lugar, y continuando los franceses en el

tercer lugar.

En este censo, a las consideradas en el de 1869, se incorporaron condiciones de

propiedad, religión, origen étnico y número de hijos según el matrimonio, como así también

el número de años de matrimonio.

En este último censo de 1895 predominan entre los extranjeros, los hombres en

edad activa, difiriendo de los porcentajes entre los argentinos.

En el siguiente cuadro, se reflejan las cifras que ofrece el Censo Nacional de 1895:

Cuadro N° 3

Valoración Migratoria según Censo de 1895

Origen Sexo Total % Total % Varones

Var. Muj.Totales % del Total % Varones

Argentinos 2136 2097 4233 77,86 50,464233 77,86 50,46

Españoles 300 142 442 8,13 67,87442 8,13 67,87

Franceses 152 82 234 4,30 64,96234 4,3 64,96

Italianos 304 143 447 8,22 68,01447 8,22 68,01

Totales 2892 2464 53565356

Fuente: Annessi et al. 2013: 37

Page 37: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

37

“Los datos volcados precedentemente nos dan un predominio del inmigrante

masculino sobre el femenino, lo que nos muestra la tendencia del italiano a llegar solo. Se

observa una diferencia entre sexos más destacados en el primer y segundo Censo Nacional, y

más equilibrado en el tercero. En la mayoría de los casos eran los hombres los primeros que

migraban, siempre y cuando estuvieran en edad de trabajar.” (Ledesma, 2013: 110)

En todo el partido fueron mayoría los varones, profundizándose en el espacio rural.

Los españoles de acuerdo a los datos precedentes, se ubicaban en un 50% en la zona rural,

mientras los italianos ubicaban solo una cuarta parte de su población en el ámbito rural. Por

su parte los franceses se repartían por partes iguales campo y ciudad.

Por los datos censados, se puede apreciar que los italianos eran una colectividad,

que consideraba a esta zona un espacio atractivo para desenvolverse en ellos, ya sea por las

conexiones epistolares, ya por el conocimiento de las ofertas laborales que se presentaron

desde la llegada del ferrocarril y las conexiones que se derivaron del mismo.

Imagen 1: ubicación del Partido de Maipú

Fuente: Elaboración propia.

Page 38: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

38

Encuentro Social Argentino Italiano

El fenómeno social de la inmigración produjo grandes modificaciones en la realidad

argentina, especialmente en las estructuras económicas, ya que se pasa de una explotación

netamente pastoril y ganadera a una agrícola ganadera, explotando las riquezas de la tierra

hasta entonces desaprovechadas, esto como consecuencia de lo establecido en la coyuntura

internacional, dictada por las potencias industriales

Este cambio económico repercutió en las modalidades culturales del país,

fundamentalmente con los contingentes masivos de pobladores inmigrantes, entre ellos

italianos que vienen a trabajar en este ámbito, tratando de forjarse sus propios destinos.

(Castelli, 1987: 141).

Este encuentro debió producir choques, asimilación y simbiosis entre sus formas

culturales. La preeminencia entre italianos de campesinos y artesanos podría suponerse una

escasa influencia cultural sobre el medio, pero queda demostrado que no fue así, ya que la

cultura no se agota en la creatividad artística, sino que involucra todo el quehacer humano,

especialmente hábitos y formas de vida, pero a la vez puesta la mira en el posible

enriquecimiento que permitiera un retorno a la patria, o el traer a su familia desde Italia, lo

que le hacía defender a su lengua, a sus tradiciones, hábitos sociales, religiosos y cultivara ese

valor, no solo a través de la transmisión de los mayores a sus hijos, sino a través de

instituciones destinadas tanto a la protección colectiva como al cultivo y a la difusión de esos

sostenes culturales.(Castelli, 1987: 142)

La presencia del inmigrante italiano en el ámbito rural fue muy acotada. Por

ejemplo, con la práctica de hábitos pastoriles, pero al perder valor la crianza del ganado

ovino, muy aisladas representaciones del italiano como criador de hacienda vacuna se

presentan especialmente en los datos del Censo de 1895. Sí es visible el aporte del italiano en

el ámbito urbano y suburbano (chacras y quintas). A esta propiedad podrán aferrarse en este

suelo como propietarios, cuando era posible o como arrendatarios para sacarle el último

provecho, ya que el trabajo para los inmigrantes, era la única defensa posible frente al futuro

en esta tierra. Junto a su grupo familiar era entendido como una empresa común, en el que la

mujer se incorpora con sus labores.

“Quisiéramos destacar la enorme importancia del trabajo como factor organizador

y estabilizador de la vida psíquica, especialmente si es un trabajo para el cual el sujeto tiene

Page 39: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

39

habilidad y del que obtiene satisfacción: en lo más inmediato reafirma la autoestima del

inmigrante al permitirle solventar sus gastos y reasumir una de las funciones de adultez,

después del período regresivo de la llegada”

“Por otra parte le hace sentir que tiene un sitio en la nueva sociedad. Finalmente

trabajar significa profundamente poner en juego la capacidad creativa, con contenidos

reparatorios para el propio “self” y los objetos abandonados o perdidos” (Mansione Isabel,

2009)

Un lugar de reunión para el italiano fuera de los eminentemente sociales: fondas,

restaurants, hoteles de paisanos eran las instituciones sociales. En nuestro país sobresalen por

su acción de protección social comunitaria o de sociedad mutual, integrada con la doble

finalidad de sostenerse colectivamente, satisfaciendo necesidades sociales, económicas,

educativas, de salud y sobre todo culturales, que fueron desarrollándose desde 1876 en

adelante. En el encuentro de dos sociedades, según visualizamos anteriormente, en los

Censos Nacionales de 1869 y 1895, además del Provincial de 1881, notamos en los valores

demográficos, que la distribución por sexo y por edades resulta poco equitativo, mientras el

índice de masculinidad entre los argentinos es casi neutro, los franceses y españoles lo

muestran disminuido entre uno y otro censo, mientras los italianos mantienen un índice

superior al 80 %.

Si observamos, la conformación de las familias a partir de los estados civiles entre

argentinos, la proporción de solteros es mayor que la de casados, teniendo en cuenta que se ha

trabajado sobre una población masculina mayor de 15 años, tanto entre varones como entre

mujeres.

Esto no es obstáculo para conformar una imagen: parejas en concubinatos esperando

la oportunidad para efectuar el casamiento, que en muchos casos se unificaba con el bautismo

de los hijos, especialmente si tenemos en cuenta las distancias rurales, los medios de

transporte y las demandas laborales. Particularmente no resultan cifras tan contundentes entre

los italianos, la población inmigratoria a estudiar específicamente en Maipú

Page 40: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

40

8

EL TRABAJO ITALIANO REFLEJADO EN EL CENSO DE 1869

El Censo Nacional de 1869, encuentra a Monsalvo como un partido netamente rural,

sin estructura urbana, sobresaliendo a nivel edilicio las postas, pulperías y los cascos de

estancias, con caminos de tierra, surcados por los arreos de hacienda al mercado de Bs. As, y

al puerto de Ajó, por galeras, carretas y volantas que comunicaban con la localidad de

Dolores. La lejanía de asentamientos indígenas permitía el asiento de una población de 3373

argentinos, 138 españoles, 111 franceses y solo 51 italianos, con 43 varones, que

desempeñaban las siguientes labores:

Quintero: 2

Zapatero: 1

Peón: 4

Carrero: 1

Comerciante: 4

Jornalero: 2

Puestero: 2

Pastor: 2

Criador de ovejas: 5

Peón Jornalero: 2

Peón de ovejas: 1

Cocinera: 1

Hacendado: 1

Medianero: 7.

Las condiciones laborales estaban dadas por explotación ganadera: bovina, ovina y

equina, con escasa agricultura, y huertas dentro de los cascos de las estancias, ya que no se

ubican en la fecha cascos urbanos. Las actividades que los italianos desarrollaron, tienen que

ver con esas condiciones, relevándose 35 trabajadores sobre 51 habitantes, los restantes eran

menores que no participaban todavía del mercado laboral específicamente rural. Los

italianos, en número de 51, 43 varones y 8 mujeres representaban un 11,67% del total de

Page 41: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

41

extranjeros, con una edad laboralmente activa, ya que el promedio de edad era de 28 años,

ubicados un 55% en el cuartel denominado Monsalvo, un 35 % en el cuartel N ° 9 y el 7,5 %

en el cuartel N° 1.

Los italianos en 1869 sabían leer y escribir en un porcentaje de 44%. Los

matrimonios conformados por italianos, incluían italianas, conformando parejas con

integrantes de otras nacionalidades de inmigrantes, con hijos argentinos, dándose casos de

italianos con esposas argentina, que al año del censo ya tienen hijos argentinos.

Laboralmente los italianos se identificaron con las actividades rurales como peones, puesteros

de hacienda ovina y como medianeros. (trabajando a medias hacienda ovina o bovina). Solo

cuatro italianos según el Censo gestaron actividades comerciales.

Es importante recalcar la trayectoria laboral que se desarrollaba en el ámbito rural

como era el de las estancias, nada estático. Por ejemplo, la labor desempeñada por los peones

se basaba en lo reglamentado por el Código Rural de 1894, que exigía que todo peón o

empleado de campo sea conchabado por contrato escrito en el Registro de Conchabos. Los

peones dirigidos por un mayordomo pueden ser “peones de a pie”, “de campo a caballo” y

“sin caballo” (Reguera, 1991: 114), que se contrataban estacionalmente para trabajos

agrícolas o ganaderos y/ u ocasionalmente para algún tipo de trabajo en especial. Esto califica

a los trabajadores en permanentes y temporarios u ocasionales. El Art. 223 del código Rural

señala que el peón es destinado a desempeñar indistintamente todos los trabajos generados

que la naturaleza del establecimiento exija y puede ser: por día, quincena, meses y /o años.

La definición que proporcionan los censos de 1881 y 1895 es más simple: “personal

de fatiga que no tiene trabajo fijo”. El peón debe entender de todo un poco. Así los hombres

deben adecuarse a las demandas que exige la productividad del establecimiento. Los

quinteros, como otras de las actividades aceptadas por el italiano, se contratan para trabajos de

forestación como para el trabajo específico de cultivar verduras y legumbres. Así el trabajador

asalariado entra y sale libremente del mercado de trabajo cada vez que lo exigen sus

necesidades. El camino laboral que suelen efectuar los inmigrantes, consiste en comenzar a

trabajar como empleados, aprendices o peones en la casa de negocio, taller o estancia de algún

integrante de la colectividad.

Para iniciar el desarrollo de un oficio, fue necesario el aporte de conocimientos

propios, adquiridos en el núcleo familiar, en su Italia natal, un capital inicial y en muchas

Page 42: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

42

oportunidades como reflejan historias locales, la venida con las herramientas necesarias o

básicas, continuando de esta manera la trayectoria familiar.

Las condiciones económicas creadas por el desarrollo de una economía capitalista

en Italia, llevó a los primeros afectados por esa coyuntura a emigrar a regiones donde esa

industrialización aún no había llegado. Especialmente donde las condiciones económicas del

entorno, y el espacio, se prestaron para que el italiano comenzara su establecimiento tanto en

el ámbito rural como el urbano.

La posibilidad de acceder a la vivienda y al trabajo en Maipú comenzó con la

organización de la localidad, conformando en sus albores la primera Asociación Italiana, que

integraba a italianos septentrionales y a meridionales, con sus particularidades socio-

económicas. La vivienda en Maipú para el italiano se distribuyó desde las casas de

inquilinatos o pequeños locales donde desarrollaron oficios como sastres, zapateros,

cigarreros. En las afueras de Maipú, sobre terrenos fértiles en las inmediaciones de una

laguna, se afincaron en chacras o quintas, italianos con origen diverso: Lombardía o de la

Basilicata, desempeñándose según el Censo como labradores, peones y albañiles.

Constituyeron, junto a los constructores, un elemento laboral que aportó a la heterogeneidad

que brindaban las demás etnias inmigrantes una ventaja substancial por el número de sus

integrantes.

Desde lo enunciado constitucionalmente, la Ley de Inmigración, favorecía desde lo

civil y político a los inmigrantes, por sobre la realidad del argentino. El italiano ingresaba al

territorio argentino luego de una sucesión de guerras y conflictos políticos de conformación

del Estado, buscando paz y encauzar su vida. El argentino, desde 1874, había visto sacudido

el partido de Monsalvo por las aventuras de Mitre contra el gobierno nacional. Los años

siguientes fueron de reorganización económica, especialmente en estos campos de Monsalvo-

Maipú, que sufrieron la confiscación y levas, derivados de la incursión militar mitrista

(caballos y hombres).

Estas circunstancias conformaron un espacio, que, junto a la aparición del

ferrocarril, se transformó en el tiempo de llegada del italiano. Esta llegada que como se

mencionara, involucra al italiano septentrional y meridional, incorporándose, cercano al

Censo de 1895, un número apreciable de italianos del centro de la península italiana.

Page 43: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

43

El censo de 1895, nos señala que, sobre una población de 5437 habitantes, un

8,22% de sus habitantes eran italiano, cuyos hijos ya conforman la matrícula de las primeras

escuelas de Maipú, siendo para entonces la inmigración europea más numerosa.

Entre las posibilidades laborales que se ofrecían tanto a argentinos como a

inmigrantes figuraban las opciones más requeridas: peones o jornaleros.

¿Era mejor ser peón con la idea de trabajo permanente que ello acarreaba?,¿o acaso

mostrarse como jornalero, con una paga diaria más alta, pero la incertidumbre de desempeñar

una labor todos los días? Con la posibilidad, en una coyuntura de altos salarios, de ser

jornalero, era una mejor posibilidad de progreso y además de variar las actividades en un

ámbito de libertad de elección.

“Si bien el jornalero trabaja salteado, cuando surge una tarea, esa libertad le

permite tomar un abanico mayor de oportunidades privativas para el peón. Por último,

podemos decir que el jornalero suele ocultar la destreza o el conocimiento en algún trabajo

que por ello mismo se convierte en digno y rentable” (Irianni, 2010: 153). Obreros urbanos,

trabajadores agrícolas y arrendatarios campesinos, provistos casi totalmente por la

inmigración, configuraban un mercado único en la Argentina”. (Miguez ,1991; 105)

Page 44: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

44

9

ESTRUCTURA SOCIAL Y OCUPACIONAL DE ARGENTINOS E

ITALIANOS. CENSO NACIONAL DE 1895

Como ya se planteara anteriormente, la generación de la actividad económica en la

Argentina, a partir del proyecto agro-exportador, dejó como principal secuela la necesidad de

una infraestructura, y con ello la obra pública, especialmente en los ámbitos urbanos.

A partir de las presidencias de Roca (1880-1886) y Juárez Celman (1886-1890), se

desarrollaron muchas obras públicas derivadas del Estado, generando empleo directo e

indirecto. Durante la presidencia de José E. Uriburu, se llevó a cabo el Segundo Censo

Nacional, en 1895, por el cual se registró una población para Maipú de 5437 habitantes, en el

que un 22,7 % era extranjero, y los italianos se convierten en la primera colectividad

extranjera con 447 integrantes, convirtiéndose en la segunda fuente de mano de obra a

continuación de la argentina.

En cuadros del poblamiento, apreciamos la mano de obra masculina y femenina

argentina e italiana, en los radios rural y urbano. Esta representa una franja etaria, que abarca

entre 15 y 70 años, que efectuaba labores en diferentes ámbitos y con diferentes

remuneraciones. Asimismo, se aprecia la masa laboral argentina mayoritariamente en el radio

rural, mientras la italiana se ubicaba esencialmente en el radio urbano. La masa italiana se

caracterizaba por la diversificación laboral: servicios y artesanos, sin descuidar las tareas

manuales rurales, en las que se contrataba como jornalero. Con las características

mencionadas el italiano lograba ahorrar parte de su paga diaria. (Devoto, 2006: 126)

La alfabetización del italiano de acuerdo al Censo de 1895 es de un 68,90 sobre 447

italianos, observándose menos analfabetos en el ámbito rural y superando en su totalidad los

varones a las mujeres. Este porcentaje de alfabetización puede haber influido positivamente

en la ubicación del italiano en puestos laborales en los que leer y escribir resultaba

imprescindible.

Page 45: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

45

Cuadro N° 4: Alfabetización de la inmigración italiana

Total de italianos Que saben leer %

447 308 68,9%

Alfabetos por edades

menos de 20 años 37 26,6%

21 a 30 65 46,8%

31 a 40 86 61,9%

41 a 50 55 39,6%

51 y más 31 22,3%

Alfabetos por sexo

Mujeres 67 24,1%

Varones 211 75,9%

Alfabetos por localización

Urbana 229 82,4%

Rural 49 17,6%

Fuente: Censo Nacional de 1895 y elaboración Propia.

Con respecto a los peones y jornaleros rurales, su vida cotidiana era bastante dura,

tanto para argentinos como para italianos, pero con un salario elevado en relación a los

pagados en Italia. Una buena parte de los italianos orientaban su accionar hacia la Provincia

de Buenos Aires, trabajando como quinteros, arrendatarios, medianeros o jornaleros, o

alternando entre actividades rurales o urbanas, por ejemplo, oficios ambulantes. Los

comerciantes, profesionales pequeños y medianos arrendatarios, iban dando vida a esa clase

media rural, de origen inmigrante, siendo una nota distintiva de los pueblos y ciudades del

sudeste, como Maipú.

“La vida no solo era trabajo, también se disfrutaba “.

Page 46: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

46

La vida cotidiana estaba signada por demandas no satisfechas: a la escasez de

ofertas educativas, de servicios sanitarios, se le sumaban positivamente la sociabilidad, dada

por fiestas de todo tipo, reuniones rurales (yerras, por ejemplo), ceremonias religiosas, y las

reuniones llevadas a cabo en los almacenes de ramos generales, y a fines del siglo en las

Instituciones Sociales. Si antes relativizamos la magnitud de una frase como venir “con una

mano atrás y otra delante”, ahora lo hacemos con “el trabajo de sol a sol, ahorrando hasta el

último centavo...” Si hubo una tarea que los hacedores de la revolución industrial debieron

emprender, no con poca resistencia, fue cierta tendencia a descansos durante la jornada, a la

dificultad de establecer días laborales de sol a sol, sin distracciones como cantar, comer algo a

mitad de mañana, echar una siesta para reponer fuerzas, etc. Muchos de los que huyeron de la

proletarización y esas maniobras (generalmente ejecutadas so pena de descuentos o multas)

que buscaban encerrarlos en talleres sin ventilación ni luz, sin encender la luz hasta llegar a

niveles de tantear los objetos, llegaron a nuestro puerto, preservando como tesoro en su bagaje

cultural, esas costumbres ancestrales de trabajo.

El trabajo para los italianos y el inmigrante en general, resultó un elemento

sustentador en la soledad, desde lo psicológico era un elemento que le permitía olvidar en

parte los sinsabores del desarraigo. Otro aspecto de la diversificación laboral italiana, la

brindaba la construcción de viviendas y edificios públicos, dominando ampliamente en este

aspecto, variando entre la industria (fábrica de alimentos como pastas secas, jabones), el

artesano y el comercio al menudeo o mayorista. Alimentos, zapatos, barberos y profesiones

dedicadas a servicios abarcaban el espectro laboral de los italianos, dominando sobre la

construcción, alimentación y metalurgia, en este último rubro como herreros y pequeñas

fundiciones.

Estableciendo una diferencia, el trabajador argentino destacó inicialmente en el

radio rural, con labores relacionadas con la ganadería vacuna y ovina, a la cual Maipú

destinaba gran parte de su territorio en su explotación, y estableció en el jornal diario su

metodología de pago, con períodos de quincenas.

Análisis de los Datos Censales de 1895

El análisis de los datos brindados por el Censo de 1895, tiende a vincular el aspecto

socio-ocupacional con el origen étnico de la población, tomando en relación argentinos e

italianos.

Page 47: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

47

En los análisis pertinentes, se agrupa la estructura ocupacional tomando en cuenta a

los argentinos e italianos mayores de 15 años, y de acuerdo a un nomenclador que contiene

actividades desarrolladas en el período del censo y en la región de Maipú, en ámbitos rurales

y urbanos según la división planteada por el Censo en cuarteles rurales y sectores urbanos,

poblados de acuerdo a las ventajas que produce la distribución de aguas y rutas comerciales.

Cuadro N°5: Estructura ocupacional de varones argentinos e italianos. Ámbito Rural

Trabajo Argentinos % del total Italianos % del total

Jornalero 122 45,9 4 28,6

Criador 62 23,3 1 7,1

Empleado 1 0,4 ---- ----

Comercio 8 3,0 2 14,3

Cabañero 2 0,8 ---- ----

Puestero 6 2,3 ---- ----

Carrero 9 3,4 1 7,1

Peón 20 7,5 ---- ----

Encargado 2 0,8 ---- ----

Mayordomo 1 0,4 ---- ----

Mensual 1 0,4 ---- ----

Sirviente 1 0,4 ---- ----

Hacendado 2 0,8 ---- ----

Domador 4 1,5 ---- ----

Mucamo 1 0,4 ---- ----

Agricultor 3 1,1 ---- ----

Capataz 3 1,1 ---- ----

Quintero 1 0,4 1 7,1

Dependiente 2 0,8 1 7,1

Repartidor 1 0,4 ---- ----

Panadero 1 0,4 ---- ----

Pastor 10 3,8 ---- ----

Cochero 1 0,4 ---- ----

Alambrador 1 0,4 ---- ----

Estanciero 1 0,4 ---- ----

Albañil ---- ---- 2 14,3

Mercachifle ---- ---- 1 7,1

Chacarero ---- ---- 1 7,1

Totales 266 100,00 14 100,0

Cuadro Censal N° 1

Estructura Ocupacional de Varones Argentinos e Italianos, Según Censo de 1895

Cuarteles Rurales: Cuarteles N°1, N° 2°,N° 3°,N° 4° y N° 6

Fuente: Censo de Nacional de 1895.Elaboración Propia.

Page 48: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

48

Sobre un total de 266 argentinos y 14 italianos, se practica un primer análisis, donde

las actividades nos demuestran un grado de segmentación socio-ocupacional, que tienden a

vincular trabajo con el origen de la población. Encontramos disciplinas laborales, en las que

interviene mayoritariamente el argentino, sobre el italiano, ya que se involucra un espacio

rural, sin centro urbano, dónde sobresalen cascos de estancias.

Sobre la edad de los trabajadores italianos el Censo nos permite datos y promedio: Jornalero:

44 años; Criador: 36; Comerciante: 33; Carrero: 22; Quintero: 39; Dependiente: 35; Albañil:

43; Mercachifle: 37; Chacarero: 34. Se destacan en las plantas edilicias las construcciones de

barro, madera y chapa.

Cuadro N° 6: Estructura Ocupacional de varones Argentinos e Italianos. San Simón

Trabajo Argentinos % del total Italianos % del total

Jornalero 42 44,2 1 10,0

Criador 12 12,6 2 20,0

Empleado 1 1,1 ----- -----

Comercio ----- ----- 1 10,0

Cabañero 2 2,1 ----- -----

Quintero 1 1,1 1 10,0

Carrero 3 3,2 ----- -----

Peón Chacra 7 7,4 1 10,0

Cocinero 1 1,1 ----- -----

Mayordomo 1 1,1 ----- -----

Carretero 2 2,1 1 10,0

Maestro 1 1,1 ----- -----

Capataz 1 1,1 ----- -----

Pastor 11 11,6 ----- -----

Cochero 1 1,1 ----- -----

Carpintero ----- ----- 1 10,0

Albañil ----- ----- 1 10,0

Labrador ----- ----- 1 10,0

Peón 9 9,5 ----- -----

Totales 95 100,0 10 100,0

Cuadro Censal N° 2Estructura Ocupacional de Varones Argentinos e Italianos, según

Censo de 1895Cuarteles Rurales: Maipú Rural San Simón

Fuente: Censo Nacional de 1895.Elaboración Propia.

Page 49: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

49

Este espacio rural sobresale por un casco de estancia importante, San Simón, que por

su dimensión hizo necesaria la instalación de escuela rural, dada la demanda de la población,

entre hijos de argentinos y los descendientes de la emigración europea.

De acuerdo al período (1895), y la región (espacio dedicado fundamentalmente a la

cría de ganado ovino, bovina y equino), resaltan además de las tareas remuneradas con jornal,

entre los argentinos, las ubicadas como criadores, pastores, cabañeros, hacendados, puesteros,

domadores, etc. Esta situación nos ubica en un sector como el rural donde sobresalen las

tareas de yerra, encierro de hacienda, atención de aguadas, y en otro sector laboral,

destacamos las tareas de mantenimiento de las viviendas.

El trabajador italiano lo hace en actividades de servicio u ocasionalmente como

comerciante y a tareas relacionadas con el labrado de la tierra y quinta de manutención. El

promedio de edad de los italianos se muestra así: Jornalero: 35; Criador: 41; Comerciante: 37;

Quintero: 29; Peón 40; Carretero: 50; Carpintero: 38; Albañil, 48; Labrador: 33.

Cuadro N° 7: Estructura ocupacional de varones Argentinos

e Italianos-Cuartel N° 5

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Page 50: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

50

En el Cuartel N° 5, ya se encuentra un pequeño Centro Urbano, en inmediaciones de

la Estación del Ferrocarril, junto al casco de la Estancia Las Armas, además de ubicarse el

empalme de los caminos hacia Balcarce, provenientes de Dolores y de Maipú.

Las actividades desarrolladas en este cuartel muestran un número importante de

jornaleros como de criadores de hacienda ovina. En menor medida los italianos desarrollan

actividades como comerciantes, prestadores de servicios, y de pescadores, originarios de la

región de la Liguria, que aprovecharon las numerosas lagunas de la zona. Se presenta en el

censo un propietario, lo cual significaba ser “rentista” (vivir de rentas). La edad de los

trabajadores italianos variaba según las actividades desempeñadas; el promedio establecido

según el Censo, nos dice lo siguiente:

Pescadores: 42 años de promedio; Agricultores: 27; Propietarios: 41; Albañil: 38;

Comerciante: 33 años; Criadores: 51 años, Jornaleros: 34; Carpintero: 45; Hacendado: 35;

Chacarero: 30. Las viviendas utilizadas por los trabajadores italianos eran viviendas de

madera y / o ranchos.

Cuadro N° 8: Estructura ocupacional de Varones Argentinos

e Italianos. Ámbito Urbano

Sector Urbano Sección Maipú Urbano

Trabajo Argentinos % total Italianos % total

Jornalero 59 37,3 15 9,6

Comercio 20 12,7 34 21,7

Carrero 10 6,3 6 3,8

Rentista 3 1,9 1 0,6

Empleado 11 7,0 1 0,6

Cochero 4 2,5 2 1,3

Emp.FC Sur 1 0,6 7 4,5

Escribano 1 0,6 ---- ----

Platero 1 0,6 ---- ----

Sacristán 1 0,6 ---- ----

Carnicero 2 1,3 4 2,5

Of.Policía 1 0,6 ---- ----

Policías 7 4,4 ---- ----

Carpintero 4 2,5 8 5,1

Page 51: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

51

Telegrafista 3 1,9 ---- ----

Resero 2 1,3 ---- ----

Criador 4 2,5 ---- ----

Agrimensor 1 0,6 ---- ----

Agricultor 3 1,9 2 1,3

Industrial 1 0,6 ---- ----

Peón 5 3,2 7 4,5

Estudiante 1 0,6 ---- ----

Panadero 2 1,3 7 4,5

Sastre 1 0,6 8 5,1

Dependiente 1 0,6 ---- ----

Maestro 2 1,3 ---- ----

Albañil ---- ---- 12 7,6

Labrador ---- ---- 1 0,6

Médico ---- ---- 1 0,6

Aparador ---- ---- 1 0,6

Pintor 1 0,6 4 2,5

Barbero ---- ---- 2 1,3

Quintero ---- ---- 1 0,6

Peón FC Sur ---- ---- 3 1,9

Cocinero ---- ---- 4 2,5

Guarda hilos ---- ---- 1 0,6

Emp.Comer. ---- ---- 2 1,3

Herrero 2 1,3 4 2,5

Talabartero ---- ---- 2 1,3

Verdulero ---- ---- 1 0,6

Zapatero 3 1,9 8 5,1

Relojero ---- ---- 2 1,3

Músico ---- ---- 1 0,6

Hojalatero ---- ---- 1 0,6

Confitero ---- ---- 1 0,6

Lavandero ---- ---- 1 0,6

Acopiador ---- ---- 1 0,6

Mercachifle ---- ---- 1 0,6

Page 52: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

52

Acarreador 1 0,6 ---- ----

Totales 158 100,0 157 100,0

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

El cuadro N° 8 nos da una imagen de una estructura urbana y suburbana de Maipú, con la

presencia de Oficina de Correo y Estación de Ferrocarril, presentando italianos cumpliendo y

desarrollando tareas en servicios y oficios como zapateros y sastres, junto a albañiles y

constructores. Según el Censo, se registran en este ámbito construcciones con techos de tejas

aunque se mantiene una estructura de ranchos y viviendas de chapas y maderas.

La edad promedio de los trabajadores italianos nos permite esta lectura:

Jornaleros: 37años; Comerciantes: 37; Albañiles: 40; Zapatero: 42; Peluquero: 27,

Sastre: 27, agricultores: 49; Cocinero: 38, Constructor: 42, Pintor 55; Labradores: 47. Los

oficios con personal más joven son: sastres y peluqueros, mientras los labradores y

agricultores tenían el mayor promedio de edad, con las características de un trabajo con

condiciones y exigencias climáticas que lo hacían más duro. Los empleos públicos tenían a

los argentinos como protagonistas, por ejemplo, Empleados del Correo y del Ferrocarril Sur.

Page 53: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

53

Cuadro N° 9: Estructura Ocupacional de Argentinos e Italianos. Sección 5 Urbana

Trabajo Argentinos % del total Italianos % del Total

Jornalero 31 49,2 9 17,3

Comercio 10 15,9 11 21,2

Cochero 3 4,8 ---- ----

Telegrafista 1 1,6 ---- ----

Emp.Correo 1 1,6 ---- ----

Albañil 2 3,2 8 15,4

Cazador 1 1,6 ---- ----

Curandero 1 1,6 ---- ----

Hacendado 1 1,6 ---- ----

Propietario 1 1,6 ---- ----

Criador 2 3,2 ---- ----

Sepulturero 1 1,6 ---- ----

Zapatero 1 1,6 7 13,5

Dependiente 2 3,2 ---- ----

Barbero-Pel 2 3,2 1 1,9

Emp.FC Sur 2 3,2 ---- ----

Sastre ---- ---- 2 3,8

Agricultor ---- ---- 4 7,7

Cocinero ---- ---- 2 3,8

Constructor ---- ---- 1 1,9

Pintor ---- ---- 1 1,9

Labrador ---- ---- 6 11,5

Procurador 1 1,6 ---- ----

Totales 63 100,0 52 100,0

Cuadro Censal N° 5

Estructura Ocupacional de Varones Argentinos e Italianos,

Sector Urbano: Sección 5 Urbana

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

La diversidad de actividades laborales es importante, a pesar de que, en el censo, se

reflejen individuos censados que no especifiquen tareas laborales. Podemos pensar en recién

llegados o individuos en tránsito de un trabajo a otro, aún no consolidado. Se repite el caso

del Cuadro N° 8 donde actividades relacionadas con la función pública o servicios

relacionados con el estado son cubiertos por argentinos.

Resulta importante ver que, entre jornaleros y peones, se registran grandes

porcentajes que declaran no saber leer ni escribir. Se muestra en el cuadro precedente, la zona

urbana, donde superan a los otros cuarteles, con la presencia de servicios y oficios varios,

con un promedio de edad variable, según la actividad : Jornalero: 38 años; Comercio: 45;

Empleado:51; Cochero: 25; Empleado FC Sur: 38; Carnicero: 37; Agricultor: 43, Peón:

39;Panadero: 28; Sastre: 33; Albañil: 45; Labrador: 39;Médico: 26; Pintor: 28; Barbero: 38;

Page 54: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

54

Quintero: 60; Peón FC.: 39; Guarda hilos: 45; Cocinero: 44; Emp.Comercio:24 ; Herrero: 48;

Talabartero: 24; Verdulero: 40; Zapatero: 41; Relojero:36;Músico:39; Hojalatero:

26;Confitero: 60; Lavandero: 55; Acopiador: 43. Aunque no existe una relación directa entre

peones, jornaleros y analfabetos, sí existe una tendencia a que en aquellas tareas, se

desempeñaran personas sin formación específica u oficios generalmente originarias de

sectores social y geográficamente marginales.

La distribución laboral de los italianos, se encuentra limitada a los oficios, y a una

porción de trabajadores en el sector suburbano con quintas y pequeñas explotaciones para el

servicio de casas y comercios, es el único sector urbano donde la paridad de trabajadores

argentinos e italianos numéricamente, se presenta como novedad.

La edad promedio de los trabajadores italianos se presenta con las cifras:

Jornaleros: 35 años; Peón: 31; Carpintero: 40; Comercio: 41; Zapatero: 38; Agricultor: 52;

Carrero: 35; Mercachifle: 43; Peluquero: 38; Rentista: 60; Empleado FC. Sur: 26; Albañil: 38;

Talabartero: 27; Sastre: 32; Panadero: 27; Herrero: 44.

Cuadro N° 10: Estructura Ocupacional de Mujeres Argentinas e Italianas, Sector Rural

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Trabajo Argentinas % del Total Italianas % del Total

Jornaleras 26 19,7 ---- ----

Cocinera 4 3,0 ---- ----

Planchadora 4 3,0 ---- ----

Panadera 1 0,8 ---- ----

Agricultor 3 2,3 ---- ----

Sirvienta 4 3,0 ---- ----

Lab. De Hogar 3 2,3 ---- ----

Costurera 8 6,1 1 33,3

Lavandera 52 39,4 ---- ----

Rentista 2 1,5 1 33,3

Criadora 21 15,9 1 33,3

Empleadas 2 1,5 ---- ----

Maestra 1 0,8 ---- ----

Mucama 2 1,5 ---- ----

Totales 132 100,0 3 100,0

Cuadro Censal N° 6

Estructura Ocupacional de Mujeres Argentinas e Italianas, según

Censo Nacional de 1895

Sector Rural: Cuartes 1 °, 2°, 3°, 4°, 5° , 6° y San Simón

Page 55: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

55

Encontramos un porcentaje mínimo de mujeres italianas, en relación a las

argentinas, en este espacio rural, la mayor parte del Partido. Es llamativo el caso de las

argentinas criadoras, una mayoría viuda, asimismo con el caso de la criadora italiana.

Es necesario aclarar que el término Labores de Hogar figura como actividad laboral,

en todos los casos forman parte de matrimonios. En cuanto a los promedios de edad de las

italianas se registran: Costurera: 22; Propietaria: 40; y Criadora: 39.

Cuadro N° 11: Estructura Ocupacional de Mujeres Argentinas

e Italianas.Sector Urbano

Trabajo Argentinas % del Total Italianas % del Total

Jornaleras 5 2,9 ---- ----

Cocineras 5 2,9 ---- ----

Planchadora 10 5,7 ---- ----

Modista 6 3,4 1 3,4

Prostituta 7 4,0 ---- ----

Sirvienta 15 8,6 1 3,4

Lab. De Hogar 25 14,3 2 6,9

Costurera 33 18,9 ---- ----

Lavandera 40 22,9 13 44,8

Partera 1 0,6 ---- ----

Cigarrera 2 1,1 ---- ----

Peón 1 0,6 ---- ----

Limosnera 1 0,6 ---- ----

Maestra 4 2,3 ---- ----

Mucama 2 1,1 ---- ----

Comercio 2 1,1 6 20,7

Rentista 1 0,6 ---- ----

Institutriz 1 0,6 ---- ----

Agricultor ---- ---- 1 3,4

Ama de Casa 14 8,0 5 17,2

Totales 175 100,0 29 100,0

Estructura Ocupacional de Mujeres Argentinas e Italianas, según

Censo Nacional de 1895

Cuadro Censal N° 7

Sector Urbano.

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Page 56: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

56

Cuadro N°12: Estructura Ocupacional de Mujeres Argentinas e Italianas. Sección 5° Maipú

Trabajo Argentinas % del Total Italianas % del Total

Rentista 1 1,7 ---- ----

Ama de Casa 2 3,4 ---- ----

Planchadora 3 5,2 2 25,0

Maestra 3 5,2 ---- ----

Jornalera 10 17,2 ---- ----

Sirvienta 15 25,9 1 12,5

Sastre ---- ---- 1 12,5

Costurera 2 3,4 1 12,5

Lavandera 21 36,2 3 37,5

Cigarrera 1 1,7 ---- ----

Totales 58 100,0 8 100,0

Cuadro Censal N° 8Estructura Ocupacional de Mujeres Argentinas e Italianas, Según

Censo Nacional de 1895

Sector Urbano: Sección 5 ° Maipú

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

El análisis de los datos permite ver que se destacan entre las trabajadoras italianas,

labores hacia fuera del hogar. Existe relación con las trabajadoras argentinas, por el mercado

de fuerte demanda masculina, en tareas de lavandería, costureras y servicio doméstico.

Sobresale entre las italianas la labor comercial, al igual que en el sector masculino.

Como presuponíamos, el promedio de edad de las italianas varía según la tarea:

Sirvienta: 25; Labores del Hogar: 45, Lavandera: 23; y Comercio: 33. Esto requiere una

explicación: hay ocupaciones laborales que demandaban cierto aprendizaje, por los

requerimientos de la clientela. Otros surgen por el conocimiento del espacio y de su gente, en

este aspecto es importante el paisano italiano. En otros casos la mujer habiendo criado a sus

hijos reanudaba sus actividades laborales. Es evidente la disparidad entre mujeres y varones

italianos aún en el radio urbano, sobresaliendo en actividades como lavandera por las

necesidades de la época y el alto porcentaje de varones que reclamaban esos servicios.

El promedio de edad de las italianas se registra: Modista: 38; Comercio: 41;

Lavandera: 23; Agricultora: 38; y Ama de Casa: 34. Las italianas que declaran como actividad

comercios o actividad en agricultura probablemente lo efectuarían con maridos o familiares.

La modista se incluía en una actividad informal en una actitud pre-capitalista, ya que se

desconocen tareas en talleres.

El análisis de los cuadros N° 11 y 12, nos adelantan una estructura laboral

ocupacional, con características distintas al masculino. No llama la atención que

observáramos tendencias con la misma orientación que las internacionales.

Page 57: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

57

La labor femenina no

demuestra especialización, salvo si tomamos como tal los oficios domésticos que se extienden

fuera del hogar. Sí es llamativa la ocupación de mujeres como rentistas, hacendadas o

criadoras, lo que nos permite deducir la colaboración con sus maridos o en su defecto

incapacidad física de aquellos, o viudez. Es difícil confirmar la real situación de estas

mujeres, pero la situación familiar, vivir solas, sin parejas, y en otros casos complementando

los ingresos del marido, aprovechando la coyuntura del hombre solo que demandaba tareas de

lavado, cocina, arreglos de ropa y limpieza de habitaciones o ranchos. En las Libretas del

Censo se ubicaron dificultades, por la ausencia de labores en muchas declaraciones, lo cual no

señalaba impedimentos para realizar quehaceres hogareños.

Imagen N° 2: Distribución de la Población en Maipú por Cuarteles.

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia

El promedio de edad de las trabajadoras italianas se registra con las siguientes cifras:

Planchadora: 24; Sirvienta: 18; Sastre: 24; Costurera: 29; Lavandera: 30. Estas ocupaciones

Page 58: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

58

demostraban una situación de colaboración con sus maridos, imposibilidad física de ellos o

viudez. Es difícil confirmar la real situación de estas mujeres, pero la situación familiar, vivir

solas, sin parejas y en otros casos complementando los ingresos del marido, aprovechando la

coyuntura del hombre solo que demandaba tareas de lavado, cocina, arreglos de ropa y

limpieza de habitaciones o ranchos.

Page 59: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

59

10

VISION LABORAL DE LOS ITALIANOS EN EL PARTIDO DE MAIPÚ

En una mirada panorámica sobre el ambiente de Maipú, en 1895, los vecinos podrían

suponer que predominaban los jornaleros y comerciantes entre los italianos, sobre otras

ocupaciones que no eran tan numerosas. Así, pensando mayormente en una impresión

general, más que en los números estadísticos detallados, los vecinos observarían que

predominaba claramente lo anteriormente mencionado, en el ámbito rural. Los maipuenses

que desbordaran el núcleo urbano podían toparse con: 28 Jornaleros; 10 Criadores; 6

comerciantes; 2 Carreros; 2 Quinteros: 1 Dependiente o empleado; 3 Albañiles; 1

Mercachifle; 2 Chacareros; 1 Peón de Chacra; 2 Carpinteros ;4 Labradores o Agricultores; 1

Hacendado; 1 Propietario o Rentista. Un total de 64 trabajadores italianos con actividad

declarada.

En el ámbito urbano los varones italianos, presentaban los siguientes números,

algunos visibles para el vecindario, otros cambiantes frente a demandas rentables alternativas:

24 Jornaleros; 45 Comerciantes; 6 Carreros; 1 Quintero; 3 Dependientes; 20 Albañiles; 1

Mercachifle; 8 Carpinteros; 6 Labradores; 13 Agricultores; 1 Rentista; 15 Zapatero; 3

Peluqueros; 10 Sastres; 6 Cocineros; 1 Constructor; 5 Pintores; 2 Cocheros; 7 Empleados del

Ferrocarril Sur; 4 Carniceros; 7 Peones; 7 Panaderos; 1 Médico; 1 Aparador; 3 Peones del FC

Sur; 1 Guarda hilo; 4 Herreros; 2 Talabarteros; 1 Verdulero; 2 Relojeros; 1 Músico; 1

Hojalatero; 1 Confitero; 1 Lavandero; 1 Acopiador. Un total de 209 trabajadores con

actividad declarada.

La posición de las mujeres en el indefinido mercado laboral rural presenta las

siguientes cifras: 1Costurera; 1 Propietaria o rentista; 1 Criadora, un total de 3 trabajadoras.

En el ámbito urbano, las italianas se desempeñaban en un abanico más amplio de

posibilidades, observándose las siguientes cifras: 1 Costurera; 2 Sirvientas; 7 Amas de Casa o

Labores del Hogar; 16 Lavandera; 6 Comercio; 1 Modista; 1 Agricultor; 2 Planchadora; 1

Sastre. Un total de 37 trabajadoras, lo que debió ser claramente visible para los maipuenses y

otras etnias. Influye en el establecimiento de los inmigrantes, el reacomodamiento de la

Page 60: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

60

estructura productiva bonaerense, debido a la organización política del Estado Nacional. Esta

estructura facilitó el ingreso y establecimiento de los italianos en el sudeste provincial, con la

consiguiente multiplicación de puestos de trabajo, no solo en el ámbito rural, como en el

urbano. La llegada del ferrocarril y la inversión de capitales en la zona, fueron impulsores

importantes. Al crecer la provincia, se multiplicaron las oportunidades laborales para una

gran diversidad de oficios, con los cuales también se cubría y ampliaba el mercado

consumidor.

A través de los datos brindados por la edad y la ocupación, se nos brinda un

panorama en los cuales los jornaleros tienen un promedio etario de 37 años, y los peones 36

años, en los ámbitos rural y urbano.

En el ámbito urbano los más jóvenes asistían a una demanda laboral favorecidos por

el llamado de un conocido o pariente cercano, con acceso al rentable pero incierto mundo de

los jornaleros, mientras los que reconocen una edad mayor, y con un capital adecuado,

ingresan o prueban su suerte en algunos de los oficios típicos del italiano, como carpinteros,

sastres o zapateros. Un jornalero atravesando la mitad de su vida, nos confirma que era una

ocupación rentable igual o mayor que la de peón. Con las cifras de los censos de 1869 y

1895, se presenta una variación de peones, transformados en jornaleros, debido a la

estacionalidad de los trabajos, en especial en el ámbito urbano. Volvemos a preguntarnos:

¿Era mejor ser peón, con la idea de trabajo permanente, que ello acarreaba?; o ¿acaso

mostrarse como jornalero, con una paga diaria más alta, pero la incertidumbre de laborar

todos los días? En una coyuntura de altos salarios, ser jornalero, era una posibilidad de

progreso, y además de variar las actividades en un ámbito de libertad de elección.

La construcción, con un crecimiento destacado por las demandas solicitaba

albañiles, carpinteros, constructores, etc. Hay oficios con los cuales los italianos se

introdujeron en el mundo laboral, como carreros, carreteros, mercachifles, los cuales le

permitían interrelacionarse socialmente. Era común en aquel Maipú, de 1895, visualizar al

italiano en los comercios al menudeo, restaurants, hoteles, casas de baile (seudo –prostíbulos),

como también despachos de bebidas, chacinados, pequeños almacenes con venta de productos

importados de Italia, lo que permite deducir la relación tan afectiva como comercial con su

tierra natal.

Los datos visualizados en cuanto al número de hombres en relación a las mujeres,

estimulaban en estas la aparición de labores como costureras, lavanderas, mucamas, etc.

Page 61: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

61

El crecimiento demográfico del Maipú urbano, trajo también la aparición de

labradores, quinteros y peones, que alimentaban con verduras y productos de chacra frescos.

Algunos hoteles de Maipú, a cargo de italianos: Brunini, Nosotti, Cametti, observaban la

presencia de restaurantes, con lo cual alimentaban y hospedaban a los inmigrantes que

llegaban y solicitaban albergue hasta completar su instalación y desarrollo laboral. Al

desarrollo de hoteles, surgieron fondas que cumplieron el papel de aquellos, económicos y

sencillos, que brindaban comida, y una cama, estimulando la llegada y sociabilidad de los

italianos recién arribados, hasta lograr su inserción económica. Estos se titulaban con carteles

como La Fonda de Magdalena, La Fonda” Lombardía”, Fonda “Los Hermanos Unidos”, que

junto al Hotel “Italia” de Carlos Tiessi, actuaban como imanes para los inmigrantes,

convirtiéndose en centros de llegada y contacto para los inmigrantes que llegaban a este

pueblo.

Los 10 carpinteros,4 herreros, 23 albañiles, 15 zapateros y 11 sastres, nos señalan

las características de una inserción laboral, lógica de un espacio nuevo necesitado de oficios

para habitantes, que acercaba el ferrocarril y los transportes como galeras y carretas, que se

trasladaban por los caminos de tierra. Estos consumían alimentos, que permitió el trabajo de

panaderos, confiteros junto a trabajadores de la tierra, proveyendo animales de las quintas y

chacras instalados en las mejores tierras, sobre la laguna al S.O de Maipú. Quintas o chacras

seguramente enriquecidas con el aporte de semillas que proveían amigos distantes, vecinos

viajeros o migrantes recién arribados que venían de su Italia con semillas de plantas frutales, y

otros elementos con los que satisfacían el consumo.

Page 62: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

62

11

EL SASTRE: UN TRABAJO ARTESANAL

La actividad laboral del sastre fue una de las manifestaciones de trabajo privativa de

los inmigrantes en este caso casi exclusiva de los italianos. No así los zapateros en la que

participaron inmigrantes de otras etnias. Igualmente se registran casos de zapateros italianos

con una edad de 12 a 15 años, lo que indicaba que venían de su tierra natal con una trayectoria

como aprendices, desde el seno familiar. Así lo manifestaron en Maipú, donde el padre

trabajaba con hermanos e hijos, atendiendo a la demanda. Esta razón provocó la elección de

esta familia en Maipú, por la memoria vigente en sus descendientes.

Es importante dentro de las vivencias de estos artesanos la jerarquización del

trabajo, ya que desde muy jóvenes comenzaban a desarrollar las etapas de aprendiz,

remendón, el que cosía los botones, planchadores y zapateros, sin especificar si era el artesano

y/o el propietario del taller/comercio.

Para el inmigrante italiano, el oficio artesanal o manufactura iba acompañado de una

ampliación del radio geográfico (ámbito de trabajo), de forma tal que cubría la demanda para

la prestación del trabajo. Ya que el número de vecinos aumentaba constantemente, la oferta de

oficios no cubría la demanda que provocaban la construcción de edificios y ampliaciones de

edificios. La práctica de determinados oficios artesanales que cubrieran necesidades básicas

también hizo posible la aparición en Maipú de oficios como zapateros, sastres, ladrilleros,

hojalateros, poceros en muchos casos, dada la amplitud del ámbito rural, el artesano se

transformaba en “errante”, o ambulante, agrarizando su oficio con un intercambio que pasaba

del metálico al “trueque”.

Entrados en el siglo XX, para la flamante clase media, el artesano significó un

hombre que se dedicó al comercio, para el obrero el artesano es el hombre que “tiene un

oficio”, o desde lo comercial la diferencia entre los que producen y los que venden;

corresponde a un sentimiento donde se establecen variantes. (Howshan, 2013: 93)

“Dedicarse al comercio” era aún contemplado con cierto desdén; “tener un oficio” o

“valerse por sí mismo” mantenía cierto sentimiento de orgullo.

El derecho a ser artesano se convirtió en un patrimonio familiar. Los hijos de

artesanos se convertían en artesanos, porque el trabajo significaba mayores probabilidades en

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el mundo laboral y ellos no pretendían algo mejor para sus hijos. Existen preciados ejemplos

entre los italianos del viejo Maipú, delegando sus carreras en hijos, que desde muy jóvenes se

lanzaban de lleno a desarrollar su carrera artesanal como salida laboral e introducirse en la

sociedad de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

En “Gente poco Corriente”, obra de E. Howshan, este historiador marca la

importancia ideológica de los pequeños artesanos, entre los inmigrantes del siglo XIX, que

con una mirada crítica no exenta de principios filosóficos, analizaba el presente de la sociedad

decimonónica.

Esa mirada crítica evaluaba el esfuerzo que demandaba una vida entre artesanos

como zapateros, sastres, hojalateros, relojeros, todos con una especificidad técnica, aprendida

desde la infancia en su tierra natal. Sus aportes técnicos les facilitaron el ingreso en el

mercado laboral, un reconocimiento que les permitió cierto ascenso social, convirtiéndose en

la puerta de entrada más segura a un mercado pre-capitalista, que les había impedido el

crecimiento en sus países de origen.

El sastre siempre fue un obrero calificado con buenas remuneraciones, pudiendo

trabajar en un taller o como en Maipú en sus casas de manera independiente.

Julio Latorraca, nieto de Doménico Latorraca, nos comentaba como su abuelo llegó a

especializarse con el cargo de maestro sastre.

Julio recuerda lo que expresara don Doménico: “Cuando terminé la escuela

(primaria), mi padre que era sastre me explicó: hijo, yo no puedo darte estudios, tienes que

aprender un oficio”, así comenzó como aprendiz.

“APRENDER UN OFICIO “, nos relata nuestro entrevistado” NO ERA

SINONIMO DE UNA VIDA FACIL O PLACENTERA.”

“-¡Este sí es un oficio ingrato, llevaba mucho tiempo aprender, tiene muchos

detalles!”

“-¡El trabajo es esclavista, no hay tiempo de visitar a los amigos, ni de conversar con

ellos y se trabajaba hasta el domingo para cumplir con el trabajo!”

“¡El trabajo se termina cuando el cliente lo necesita y sino no se cobra!, ¿sabe que se

trabajaba hasta 12 horas diarias?”

“¡Y que a pesar del mucho trabajo, pocos sastres lograron tener su casa, hacer

estudiar a sus hijos y vivir siempre con lo justo…”!

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64

“Además los sastres conocidos en Maipú vivían situaciones parecidas. A medida que

el tiempo traía nuevos comercios, los sastres ingresaron en esas empresas como empleados,

con un horario más aliviado” (Fuente: Entrevista sostenida con Julio Latorraca, nieto de

Doménico).

Es importante reflexionar como lo que en Europa hubiera significado

proletarizarse, en América se convierte en empleado para usufructuar el tiempo de descanso

que brinda un horario acordado. Un análisis en primera instancia nos permitiría individualizar

las características laborales de estos artesanos, entre finales del siglo XIX y comienzos del

siglo XX: una labor ajena a las ventajas que obtendrían con sus protestas otros italianos en las

grandes ciudades. Un trabajo que coincidentemente los alejaba de la sociedad, a pesar de su

integración por medio de la lectura y el debate ideológico que caracterizaba a los sastres y

zapateros, en la visión de Howsbawm.

Pese a todo, una mirada estrictamente profesional nos lleva a definir al sastre como

el artesano especialista en confeccionar ropa masculina, labor bien remunerada, cuando eran

dueños del taller o empleados antiguos, debido a la moda de la época. Las costumbres

establecían entre los hombres de diversas clases sociales, el uso de traje y corbata con

diversidad de prendas: sacos, pantalones, chalecos y corbatas Asimismo existían jerarquías

entre los sastres.

Los de primera categoría eran los caracterizados por un,” buen corte” y la excelente

terminación. Los denominados “media medida”, confeccionaban ropa considerada

“standard”; por último, estaban aquellos que elaboraban todo tipo de ropa masculina.

Volviendo a la entrevista con Julio, este nos narra entrecortados episodios de su

abuelo sastre Doménico.

Don Doménico Latorraca trabajó desde su adolescencia como cadete en la tienda

“El Sol”, en calles Alsina y Madero. Decía Doménico; “que desde que llegó de Italia, trabajó

con su padre en la elaboración de trajes “encargados a medida”. “Los sastres más importantes

en el pueblo eran: Mónaco Fernando, Longo Cosme, y Napolitano Domingo”.

“Confeccionaban las tres prendas principales: saco, pantalón y chaleco, además de ropa de

trabajo para el peón y el jornalero”. Cada sastrería y sastre se especializaban en la confección

de cada una de las prendas.

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65

Julio menciona también lo contado por su abuelo, acerca de cómo se conformaba

el proceso de “confección”:

“Cada cliente asistía a la sastrería a tomarse las medidas en papel, se trazaba el

molde, luego sobre la tela, se cortaba, esta tarea solo la realizaba el “cortador”.

“Cada prenda era cosida por separado y la confección del saco al” saquero”,

general- mente un hombre, porque la plancha utilizada para planchar, se calentaba con

carbón, y pesaba hasta 7 kilos, no apto para mujeres.”

“Las mujeres, elaboraban los chalecos, debido a que era una prenda más liviana,

trabajo efectuado con gran dedicación y paciencia, muy meticulosas, con los ojales, armado

uno por uno y tejidos con un sedal grueso y trenzados paso a paso”

“Eran de 6 a 10 ojalillos según el modelo. La plancha para esta prenda era más

liviana, aunque se necesitaba buena vista y habilidad”

“El abuelo Doménico recordaba a doña Sabina Catania, que vivía en calle

Avellaneda, era chalequera, mientras que Ana y Luisa Guana eran pantaloneras, porque las

italianas eran muy buenas para la costura y el tejido”. “Los pantalones los confeccionaban

tanto hombres como mujeres”. “Había verdaderos especialistas que se dedicaban a cada

prenda, con todos los detalles por la demanda existente, aunque un buen sastre sabía hacer

de todo”.

¿Cómo se integra laboralmente el inmigrante italiano en Maipú?

Llegados hasta aquí nos preguntamos ¿La inserción laboral colaboraba en la

integración de los italianos a la sociedad maipuense? Los datos censales nos muestran el

porcentaje de italianos en los ámbitos de adhesión laboral tanto rural cómo urbano. Es un

elemento a tener en cuenta la cercanía de italianos, clientes; en el servicio o comercio, que

estos desarrollaban para su evolución económica. Audacia y capacidad estratégica de un

italiano, se ponían en juego para instalar su oficio o comercio, en los que la sociabilidad del

italiano y la presencia de una clientela con las que se guardaba una estrecha relación, de parte

del propietario y de su familia.

Es importante el papel que desempeñan las actividades autónomas llevadas a cabo

por los italianos.

Sobresalen un porcentaje que reúne a los trabajadores con bajas calificaciones, por

ejemplo, peones, peones de quinta y jornaleros que en el ámbito rural observan los siguientes

Page 66: “LOS ITALIANOS Y EL MUNDO LABORAL EN

66

números: 6,5 %, y en el urbano, un 7%. El porcentaje de trabajadores coincide con un

importante número de habitantes que consumen productos, servicios, conformando un

mercado interno con potencialidad laboral.

En diversos rubros como sastrerías, zapaterías, y comercios al menudeo, la

presencia italiana es significativa, como lo es en fondas, hoteles, y restaurants acaparando en

Maipú un alto nivel de presencia. Esta actitud comercial iba acompañada con el ingreso de

capitales en forma de centenares de pesos como pequeños ahorros, valiosos en todas las

etapas de esa naciente historia como nación.

Estas razones laborales afirmarían la presunción del asentamiento laboral, con la

inserción en múltiples tareas, en forma precaria o definitiva, produciendo asimismo una

dispersión geográfica en el sudeste bonaerense, que buscaron otras posibilidades.

La integración e inserción fue consecuencia de una decisión precedida en noches de

insomnio en su patria lejana, soñando con iniciar sus inquietudes en otros ámbitos. Se trata de

un esfuerzo buscando progresos materiales, o las posibilidades sociales de formar una familia

con un futuro intuido promisorio. Estos sueños no siempre confluyen en los resultados

ansiados desde la llegada a estas tierras.

La demanda de los productos del sudeste bonaerense, y por lógica la provisión de

trabajos con la capacidad de insertarse socialmente, hacían que el italiano imaginara

positivamente su futuro especialmente si su capacitación cultural, educativa y técnica

facilitaba su accionar. Un importante número de italianos pareciera haber informado de sus

mejoras económicas y calidad de vida, por el importante número de “paisanos” que siguió

fluyendo sobre estas tierras, continuando con su dispersión geográfica en el sudeste

bonaerense si las expectativas no los satisfacían.

La información positiva que llegaba a sus pueblos de origen se transformaría en

fuentes confiables, que impulsarían el viaje a lugares como Maipú. Para ello fue en auxilio del

italiano el número de familias y la relación con la sociedad original que conformaron en su

mayoría con hijos, lo que nos muestra un asentamiento a mediano plazo o definitivo, con la

posibilidad que daba un empleo permanente. Los casos aislados de emigrantes sin empleo

permiten deducir una inserción social sin inconvenientes.

El ritmo de desarrollo económico alcanzado por los italianos respondió a los rubros

elegidos. Por ejemplo, a largo plazo fueron los peones y jornaleros, ingresando en el mismo

avance los quinteros o peones de quinta, y los albañiles; e ingresando en un escalón más

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cómodo los que atendían a servicios de demanda social como sastres, zapateros, y en el lugar

de mayor confort social, los constructores, comerciantes y los que desarrollaban industrias

como panificadoras, fábrica de pastas, jabones, etc. En este caso, el comercio se transformó

para el italiano en una vía importante para progresar en el ámbito urbano de Maipú,

caracterizados en general por ser modestos y en general al menudeo. Algunos comerciantes

adquirían un capital con el que llegaban a modificar su orientación laboral, para el cual

intervenía la mujer en tareas de servicios como lavadoras, costureras, planchadoras, etc.

jugando con una colaboración inestimable en el progreso familiar. Era previsible que un

italiano modificase sus inquietudes laborales ante una oportunidad más rentable, quizás

sorpresiva como el lugar abandonado por un familiar, por vejez o muerte, lo que no le daba

mayores alternativas.

¿Cómo imaginar la vida y el desempeño de un italiano, cuando los espacios en el

último cuarto del siglo XIX eran diferentes, y el ferrocarril como medio de comunicación

comenzaba a desarrollarse?

Trabajar como peón o jornalero tenía como contrapartida una retribución importante,

que le permitía un ahorro indispensable para los que retornarían a su patria, o enviase remesas

a sus familias no emigradas. Pero este no sería su único objetivo en la vida. Trabajaban,

pero eran personas con afectos, temores e ilusiones, acompañados de una incertidumbre sobre

el futuro de su instalación en este país. Cualquier situación impensada que se presentara: el

surgimiento de un afecto, el nacimiento de hijos, la aparición de sueldos beneficiosos,

convertían al sueño de volver en algo difícil de concretar. Este balance los inclinaba a

radicarse y aún más desde que el nacimiento de sus hijos los invitaba a crecer y desarrollarse

en una realidad cada día menos diferente a la de su Italia natal.

Poco a poco, estas razones inclinaron la decisión para su residencia permanente con

lo cual, se desarrolla una integración, que siguió diferentes comportamientos determinado por

las elecciones del inmigrante: afectos, participación en instituciones sociales, o su adaptación,

o mantenimiento del idioma.

Estas decisiones del inmigrante eligiendo su trabajo, sus afectos, las conductas con

sus “paisanos”, provenían de su carga cultural y de su familia de origen.

Pudo haber sido determinante en sus decisiones el ámbito de residencia: rural o

urbano, y la relación con otros inmigrantes y los argentinos. En oportunidades, la actitud

discriminatoria del argentino, debió influir en sus decisiones sociales, laborales y afectivas.

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68

Ejemplos de fobia hacia el italiano se dieron en la primera etapa especialmente con la

disparidad de habilidades en el ámbito rural (dominio de cabalgaduras o herramientas

utilizadas por el hombre de campo argentino) y en otros casos manifestada por la protección

de la ley hacia los emigrantes. Una de las actividades que facilitó la integración fue la laboral,

que permitió al italiano cohesionar en torno de sus actividades a sus connacionales e

integrantes de la sociedad maipuense, en torno a los servicios y actividades comerciales que

permitía desarrollarse, especialmente en el ámbito urbano.

Para los italianos la institucionalización de su comunidad, a partir de 1882, presentó

una imagen de asimilación de pasos lentos a la sociedad maipuense, a pesar de que no todos

los italianos participaban de su conformación. Esa diferencia cultural planteada en la

diversidad de sus miembros puede haber sido decisiva en la integración definitiva.

Indudablemente es muy difícil, en parte por la ausencia de documentación como

cartas personales o no quedar inscripto en una institución, aunque participaba, reconstruir

experiencias de integración de los italianos, dados la variedad cultural, y el origen de los

individuos participantes.

El período de inmigración, registrado entre los dos primeros censos nacionales, nos

muestra una variedad de regionalismos que, ante la primera generación nacida en este nuevo

lugar del sudeste bonaerense, se debilitó en su formación original, facilitando su asimilación e

integración social.

El ámbito receptor, el sudeste bonaerense, entre 1860 y 1900, debe haber

colaborado en buena medida a la integración de ese núcleo de inmigrantes, ya que una nación

joven, en formación de sus bases de identidad, necesitaba del esfuerzo de todos sus habitantes.

Los inmigrantes conformaron en esos pueblos nuevos, una participación solidaria, haciendo

un frente común, más espontaneo e intuitivo que organizado, ante las necesidades

elementales, con una idea de integración individual y grupal, junto a inmigrantes de otras

nacionalidades y argentinos.

Paisanos italianos

El resultado de la experiencia de la inmigración italiana, como del resto de las etnias

que emigraron a la Argentina, en su proceso de integración social es inevitable, aunque en el

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69

primer período de la misma se verifica un debilitamiento. En la segunda generación nacida en

el país, se produce una cobertura, donde los sentimientos italianos son empañados por los

resultados de la integración.

Analizando la homogeneidad de la comunidad italiana, nos hallamos con un conjunto

de actitudes individuales de sus miembros, reflejadas desde lo institucional en el registro de

sus actas, aunque podemos discernir que se presentaban las actitudes personales con diferente

intensidad, dividiendo a la sociedad, entre los que participaban en todas las actividades, hasta

los que no se asimilaban totalmente, motivados en sus bagajes culturales. Todas las relaciones

laborales y culturales italianas, no se reflejaban en lo institucional, pero la integración se

efectuó lentamente, desapercibida para algunos, pero manifiesta por actitudes reflejadas en

ceremonias como los matrimonios, bautismos, donde lo religioso, centraba el accionar social

de la comunidad. Este interrelacionarse y vincularse de italianos y argentinos, y también otras

nacionalidades, mediante lo laboral y social, fue un elemento integrador.

Desde lo cuantitativo podemos analizar las actividades laborales del italiano, los

casos de participación en ceremonias religiosas, pero es insuficiente para comprender el

proceso de integración a un ámbito como Maipú, que sí se manifestaba en el trabajo, el

comercio, las relaciones en los ámbitos institucionales que marcaban una participación del

italiano en sus diferentes estratos sociales.

Esa relación social del italiano también se manifestó en los contactos dados en las

fondas, los bares, hoteles, lugares de trabajo, o en la capilla, como en los préstamos y atención

médica que se gestionaban desde el ámbito de la Sociedad Italiana. Es un signo evidente de la

integración italiana, la participación en comisiones de educación, sanidad, instalación de

sistemas sanitarios y su participación política desde la conformación de Juntas Municipales,

en ocasiones sin connotación política partidaria, sí como vecino solidario.

Laboralmente tanto el artesano o práctico de oficio como el comerciante italiano,

aceleraron su integración en el intercambio diario con sus proveedores y clientes argentinos o

de otras nacionalidades: españoles y franceses, fundamentalmente en Maipú, con el diálogo e

intercambio social y económico, en el que el idioma por su adaptación jugaba un papel

trascendental.

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12

VISION LABORAL 1869-1895

El ambiente rural con que se desempeñaba el italiano en 1869, nos permite

enmarcarlo, como prestador de servicios: zapatero, comerciante, carrero, cocinera,

desempeñando estas tareas, con la movilidad que ello implicaba, brindando la gestación de

capital a la inicial con el que comenzara estas tareas.

Las demás labores desempeñadas por los italianos según cuarteles que no coinciden

con el Censo de 1895, coinciden con el rubro económico característico del Partido: ganado

ovino y bovino, por ello los puesteros, pastores y criadores de ovejas, como los medianeros,

una actividad para pastores que consistían en desempeñar labores de cría, esquila a medias u

otro porcentaje acordado con el dueño de majada.

Comparando con el Censo de 1895, resalta la variedad de trabajos que el italiano

adoptó para su desarrollo, junto al capital de conocimientos y herramientas. Refiero en esta

oportunidad a los artesanos u oficios, por los cuales el italiano incorporaba su capital

tecnológico, que aportaba en su equipaje, y que le permitiría desarrollarse laboralmente.

En los cuadros correspondientes a los ámbitos urbanos sobresale ese factor de

producción que lo transforma en un prestador de servicios además de protagonismo esencial

del comercio maipuense, fundamentalmente cuando provee a sus connacionales de productos

añorados.

Comparando ambos Censos Nacionales, el inmigrante que se repite es Pedro

Moyano: en el Censo 1869, desempeña las tareas de Quintero en una estancia de Monsalvo,

llegando al año 1895, como criador de hacienda bovina, evidenciando un avance económico,

estableciendo su familia en este ámbito rural. La presencia de este único caso deja al

descubierto la importancia de la movilidad geográfica que se generó con la aparición de otros

centros urbanos en el sudeste bonaerense sumado a la mortalidad entre los 26 años

transcurridos entre ambos registros. Las fuentes posibles impiden medir las experiencias

laborales de aquellos paisanos que convivieran con Moyano alrededor de 1869.

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13

CARACTERISTICAS DE LA INTEGRACION SOCIAL DE

LA INMIGRACION ITALIANA

La distribución de los italianos en el Partido de Maipú, obedecía a elecciones

personales, pero influenciados por relaciones laborales y sociales, en los que influye el ámbito

geográfico: rural o urbano. En los cuadros que se sucederán se visualiza la diferencia en

relación con el ámbito laboral argentino, como así también el estado civil presentado por

ambas comunidades, de acuerdo a los registros del Censo Nacional de 1895.

Cuadro N° 13: Estado Civil de Trabajadores Argentinos e Italianos. Ambito Rural

Cuarteles Rurales, 1°, 2°, 2° de campaña,3°,4° y 6°

Varones de 15 a 70

Argentinos solteros : 201 Italianos Solteros: 10

Argentinos Viudos: 6 Italianos Viudos: 1

Argentinos Casados: 68 Italianos Casados: 4

Totales: 275 15

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 14: Estado Civil de Trabajadores Argentinos e Italianos. San Simón

Cuartel Rural San Simón

Varones de 15 a 70 años

Argentinos Solteros: 85 Italianos Solteros: 6

Argentinos Viudos: 4 Italianos Viudos : 1

Argentinos Casados: 27 Italianos Casados: 4

Totales : 116 11

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 15: Estado Civil de Trabajadores Argentinos e Italianos. Cuartel N° 5

Cuartel Rural N° 5

Varones de 15 a 70 años

Argentinos Solteros: 192 Italianos Solteros: 19

Argentinos Viudos: 9 Italianos Solteros: 19ros: 1

Argentinos Casados: 82 Italianos Casados: 30

Totales: 283 50

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

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Cuadro N° 16: Estado Civil de Trabajadores Argentinos e Italianos.

Totales ámbito rural

Argentinos e Italianos-Edad y Estado Civil. Maipú, 1895

Argentinos Solteros 478 solteros: 478 Italianos Solteros: 35

Argentinos Viudos: viudos: 19 Italianos Viudos: 3

Argentinos Casados: 177 Italianos Casados 38

Totales 674 76

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 17: Estado Civil de Trabajadores Argentinos e Italianos. Sector Urbano

Ambito Urbano -Argentinos e Italianos.Edad y Estado Civil, Maipú, 1895

Maipú Urbao, Sección 5° Urbano, Cuartel 1° Urbano,

Varones de 15 a 70 años

Argentinos Solteros: 137 Italianos Solteros: 72teros: 72

Argentinos Viudos: 11 Italianos Viudos: 10dos: 10

Argentinos Casados: 106 Italianos Casados: 138ados: 138

Totales: 254 220

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 18: Estado Civil de Trabajadoras Argentinas e italianas.

Ambito Rural, Censo 1895

Argentinas e Italianas-Edad y Estados Civil. Maipú, 1895

Cuarteles Rurales N° 1°,2° ,2° Campaña, 3°, 4° y 6°

Argentinas Solteras: 66 Italianas Solteras: ----

Argentinas Viudas: 15 Italianas Viudad: ----das: ---

Argentinas Casadas: 80 Italianas Casadas: 5 adas: 5

Totales: 161 5

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

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Cuadro N° 19: Estado Civil de Trabajadoras Argentinas e Italianas- San Simón

Argentinas e Italianas. Edad y Estado Civil- Maipú, 1895

Cuartel San Simón

Argentinas Solteras: 28 Italianas Solteras: -----

Argentinas Viudas; 3iudas: 3 Italianas Viudas: -----

Argentinas Casadas; 32 Italianas Casadas: 2

Totales: 63 2

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 20: Estado Civil Trabajadoras Argentinas e Italianas. Cuartel 5° Rural

Cuadro N° 8

Argentinas e Italianas-Edad y Estado Civil. Maipú, 1895

Cuartel 5° Rural

Argentinas Solteras: 110 Italianas Solteras: ----

Argentinas Viudas: 22 Italianas Viudas: ----

Argentinas Casadas: 88 Italianas Casadas: 7

Totales: 220 7

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 21: Estado Civil Trabajadoras Argentinas e Italianas. Totales ámbito rural.

Argentinas e Italianas-Edad y Estado Civil- Maipú. 1895

Totales del Ambito Rural

Argentinas Solteras: 204 Italianas Solteras: ----

Argentinas Viudas: 40 Italianas Viudas: ----

Argentinas Casadas: 200 Italianas Casadas: 14

Totales: 444 14

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

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Cuadro N° 22: Estado Civil Trabajadoras Argentinas e Italianas. Ámbito Urbano.

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Los totales de solteros y solteras nos marcan una disparidad importante en el ámbito

rural. El argentino soltero duplicaba el número de argentinas solteras, mientras que el número

de casados era inferior al de mujeres casadas. Los documentos muestran la unión de las

argentinas solteras, además de los argentinos a otras etnias.

Mientras los italianos solteros no encontraban esposa entre sus paisanas, derivaban

sus intenciones nupciales hacia argentinas u otras etnias. Los hombres italianos casados

superaban dos veces y media a las italianas casadas, lo cual involucraba a estos con mujeres

argentinas y a todas las italianas.

En el ámbito urbano los argentinos solteros son superados ampliamente por las

mujeres solteras al igual que las argentinas casadas. Los italianos superaban seis veces a las

italianas solteras, en forma similar los italianos casados casi duplicaban a las italianas casadas.

Estos índices nos marcan una participación mayor de los inmigrantes italianos varones sobre

las inmigrantes italianas mujeres.

Entre las mujeres resalta el porcentaje de casadas, entre italianas, mientras las

solteras entre las argentinas superan con escaso margen a las casadas. También entre las

mujeres italianas, dado el desequilibrio por sexo de la población, se observa una nupcialidad

mayor, y una proporción de viudas, debido a una mayor expectativa de vida, femenina similar

en cifras a las solteras-

Se destaca entre varones una nupcialidad importante entre los italianos, superior en

porcentaje a los argentinos.

Argentinas e Italianas-Edad y Estado Civil.Maipú, 1895

Sección 5° Urbano, Sección 1° Urbano, Maipú Urbano

Argentinas Solteras: 194 Italianas Solteras: 12

Argentinas Viudas: 47 Italianas Viudas: 10

Argentinas Casadas: 182 Italianas Casadas: 89

Totales: 423 111

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75

14

INTEGRACIÓN ITALO ARGENTINA SEGÚN EL CENSO NACIONAL DE 1895

Hacia 1895, como lo demuestra el Censo Nacional, el peso de los migrantes europeos

es evidente, y en este caso con los italianos, se observa una influencia importante.

Demográficamente, el peso de los jóvenes mantiene un valor demoledor, más del 90% de los

menores de 15 años, era argentino, mientras entre los adultos, el porcentaje de extranjeros

superaba el 50 %, y el resto un 48% era argentino.

Hay una tendencia o especulación en la que se plantea que los contrayentes

provengan entonces de un mismo origen nacional. Aunque también se debe incluir en esa

especulación el redondeo de familias, sobre todo el llamado de novias y el casamiento entre

descendientes de italianos. Muchas veces aceptado en el conjunto del fenómeno endogámico.

La excepción vendría a expresarse con las mujeres argentinas, que con frecuencia

conformaron uniones con italianos.

En los siguientes registros, se observa la coincidencia con la nacionalidad de los

contrayentes, de un mismo origen nacional, según los ámbitos rurales y/ o urbanos, en los que

se destaca, junto al número de hijos que acompañaban a estos matrimonios en los diversos

ámbitos en los que se radicaran.

Cuadro N° 23: Matrimonios de Inmigrantes con sus hijos. Ambito Rural

Cuarteles Rurales:1°,2°, 2° de Campaña, 3°, 4° y 6°

Italianos con esposas italianas: 2 matrimonios; Hijos Argentinos: 8

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 24: Matrimonios de Inmigrantes con sus hijos. San Simón

Italianos con esposas italianas: 2 matrimonios; Hijos Argentinos: 8

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

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Cuadro N° 25: Matrimonios de Inmigrantes con sus hijos. Cuartel N° 5

Italianos con Esposas Italianas: 7 matrimonios,

Italianos con Esposas Argentinas: 7 matrimonios

Hijos Argentinos: 56 Hijos Italianos: 3

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Cuadro N° 26: Matrimonios de Inmigrantes con sus hijos. Ámbito Urbano

Sección 5° Urbana, Cuartel 1° Urbana, Maipú Urbana.

Italianos con Esposas Italianas: 56

Italianos con Esposas Argentinas: 23

Italianos con Esposas Españolas: 5

Italiano con Esposa Francesa: 1

Italiano con Esposa Uruguaya: 1

Hijos Argentinos: 276

Hijos italianos: 36

Fuente: Censo Nacional de 1895. Elaboración Propia.

Como dijimos la excepción la constituyen las mujeres argentinas que conforman

uniones con italianos o extranjeros de otra nacionalidad. No se identifican para el caso de

Maipú parejas de argentinos con extranjeras en este censo nacional. Todos los hijos

identificados corresponden en los datos del censo a hijos con padres detallados en las fichas

censales (con apellido paterno). En conclusión, hay un primer momento de la inmigración,

donde se produce un fuerte predominio de familias endogámicas, y en un segundo momento,

crece el número de los varones extranjeros casados con mujeres argentinas. En este caso se

pueden haber dado uniones no formalizadas, que presentan en el censo un buen número de

hijos ilegítimos sin confirmar la participación de italianos, sí con el reconocimiento maternal.

Respecto de la unión matrimonial, las mujeres argentinas participaron en gran

porcentaje en la dinámica poblacional de Maipú, junto al impacto de la presencia inmigrante.

Esto resultó en una articulación entre elementos de la sociedad argentina, heredados y las

condiciones con que se desenvolvieron en el medio receptor.

Tomando en cuenta los cuadros precedentes, la mayor presencia de hijos de

matrimonios italianos, nacidos en Italia, corresponden al radio urbano, posiblemente las

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77

expectativas laborales los ubicaba en este ámbito. Del total de niños nacidos y bautizados en

Maipú entre 1877 y 1880, el 32 % son naturales y de madres argentinas. Convertirse en

padrino de un hijo natural, implicaba una responsabilidad, que los italianos aceptaron, y en

muchos casos respaldando al niño ante la falta de un padre. El primer padrino de un hijo

natural hallado en este registro es un reconocido italiano por su actividad comercial y socio

cultural maipuense: Nicolás Galante, padrino de un niño, el 9 de julio de 1878. Un análisis de

los datos de archivos religiosos muestra la nacionalidad de padrinos en porcentajes sobre el

total de bautismos. Un 44% son padrinos extranjeros, de ellos el 16 % son italianos. Por lo

expuesto se deduce la importancia que el sacramento del bautismo tuvo para convertirse en un

instrumento cultural valedero para la integración social. (Ledesma, 2013:126).

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15

INTEGRACION SOCIAL DEL ITALIANO EN LA SOCIEDAD MAIPUENSE

Junto al laboral otro aspecto de la integración, fue experimentada por los italianos

por medio de su intervención de la vida socio-cultural en Maipú, que se vinculó con

manifestaciones como el deporte, arquitectura, artística, destacando el teatro, la música, hasta

la implementación del teatro como sala cinematográfica, en el edificio de la Sociedad Italiana.

El italiano participó activamente ingresando y fundando instituciones deportivas en Maipú.

El caso más llamativo fue la creación del Club Atlético Maipú, el 12 de julio de

1906, con reunión en el Teatro de la Sociedad Italiana, de socios de la comunidad, entre ellos:

Ángel Pisani, Juan Fontanetto, Simón Platini, Antonio Vertullo, Cayetano Ferretti, Domingo

Di Paolo, Luis Fontanello, Angel Forni, José Mutti, integrando la primera comisión como:

Presidente: Ángel Pisani;

Secretario: Simón Platini;

Vocales: Juan Fontanetto y Ángel Forni.

Imagen del Club Atlético Maipú, año 1913, año de inundaciones, esquina Roca y

Alsina. Construcción efectuada por constructores y albañiles italianos.

Fuente: Archivo fotográfico del Museo Municipal.

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79

Estos integrantes relevan la importancia para la población de Maipú, de la

influencia cultural italiana, junto a la participación de sus miembros en la formación de pautas

costumbristas maipuenses. Destacando la actividad deportiva, en el Club Atlético, un italiano,

Quirico Cova enseñaba esgrima, en forma gratuita, a grupos de hasta 40 personas,

inmediatamente de instalarse en su original sede social. Otro club deportivo; Social de Maipú,

fundado en 1916, allí hubo destacada participación italiana, desde la iniciativa de Tomás y

Angel Macchi, acompañando Alejandro Lorenzi, Nicolás Napolitano, Valentín y Luis

Tancredi, José y Esteban Mónaco, José Marino, Eduardo Parisi, Leonardo Campagna y Luis

Chiessa.

Desde el nivel educativo, la gestión de la comunidad italiana inició gestiones en la

creación de la Escuela Normal Popular de Maipú, el inicial intento de crear una Escuela

Secundaria en la localidad, su personal lo integraban italianos y descendientes de los mismos,

ocupando los siguientes cargos:

Director: Luis O. Chiessa;

Profesor de Pedagogía y Crítica Pedagógica: Angela R. de Vertullo;

Profesora de Economía: Celestina P. de Perotto;

Profesora de Lectura, Caligrafía y Geografía: Ursula B de Di Rago;

Profesor de Música: Luis Tancredi;

Profesor de Ciencias: Fernando Roumiguieri;

Profesor de Instrucción Cívica: Martín Rappallini;

Profesor de Fisiología e Higiene: Juan J. Barbieri;

Profesor de Anatomía: Manuel Daneri.

Tiene un aspecto destacado, el énfasis puesto en el uso del castellano en las clases

en general, olvidando con este accionar el intento mencionado anteriormente de la “colonia”,

por un sector de inmigrantes, afianzando la integración con la sociedad de Maipú.

La participación de los italianos en la sociedad de Maipú, sobresale en especial lo

relativo a la música, desde lo creativo y aún más desde lo educativo. El culto hacia la música

por parte de los italianos facilitó su ingreso y participación integral en lo social, destacándose

músicos como:

-Julio Belfiore, uno de los músicos italianos más reconocidos en Maipú, dirigiendo

la Banda Municipal en 1896, la Escuela Municipal de Música en 1897, la Banda Popular entre

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80

1916 y 1919, animando las películas mudas, ejecutando en el piano melodías de acuerdo a la

temática del argumento cinematográfico.

Entre sus autorías musicales, un tango: “Se hace lo que se puede”, dedicado al Sr

Arrieta. (Diario La Voz, Nº 3697, 4-5-1915).

Otras expresiones musicales de Belfiore, fueron los valses “Doux Mysteri” y el

tango “Chamuyando”, ejecutadas por la orquesta del Club Atlético, en el debut de la misma

en el cine “Traquete” del italiano Baltasar Nosotti: (Diario La Voz Nº 3704, 19-4-1915).

Por último, es autor del tango “Liatu”, que obsequió como regalo de bodas a los

esposos Luis Laferrieri y Tulia Valinoti. (Diario La Voz N º 3794, 21-8-1915)

-Luis Tancredi, conocido profesor de música de la Escuela Nacional Popular de

Maipú, en 1914, Director de la misma escuela en 1916 y autor de obras teatrales,

representadas en el Teatro de la Sociedad Italiana de Maipú.

Es autor conjuntamente con Julio Belfiore del Himno a la Bandera Argentina,

ejecutado el 25 de mayo de 1915, en la ceremonia llevada a cabo en el Teatro de la Sociedad

Italiana, asociándose de esta manera al acontecimiento cívico.

-Otro autor italiano Raimundo Valinoti, es el autor del tango “Alborada”, dedicado

a la Srta. Raquel Laferrieri. (Diario La Voz, N º 3851, 6-11-1915)

-Juan B Belfiore, siguiendo los pasos a su padre, crea el tango “Jaula de Oro”, con

letra de Manuel Menéndez. Este músico dirigió varios conjuntos locales, entre ellos el

quinteto “Los cinco del Odeón”, que animaba en la década de 1910, películas mudas en el

cinema Odeón, esquina Sarmiento Belgrano, de otro italiano: José Marino. (Diario La Voz N º

5854).

-José Galante, destacado músico, es el autor de las siguientes piezas musicales:

marcha “A Maipú”, vals “Azucena”, preludio “Paciencia” y el vals “Al fin volvemos”. Hacia

1910 dirigió la banda local “La Popular”, dirigiendo paralelamente obras de teatro, estrenadas

en el Teatro de la Sociedad Italiana, convirtiéndose la música en su medio de vida

destacándose el himno o marcha “A Maipú”.

En general las bandas musicales con dirección y participación de italianos como

Belfiore, Galante, Bernazza, Giúdice, daban funciones o representaciones en el kiosco,

ubicado en el centro de la Plaza San Martín.

Las funciones y retretas se repetían domingos y feriados, ofreciendo

representaciones musicales muy variadas: óperas, marchas, tango, jazz y pasos dobles, como

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concesión a la Colectividad Española, concurriendo a aniversarios, acontecimientos familiares

y comerciales e inclusive ejecutaban música sacra en los cementerios en oportunidad de la

participación de integrantes de la comunidad. Igualmente asistían a las Romerías Españolas.

Esto puede considerar una experiencia, digna de la integración socio-étnica, junto a

otras manifestaciones culturales. Un comportamiento que trazó puentes, que facilitaron la

integración italiana a la sociedad de Maipú.

Con respecto a la intervención del italiano en la música de tango, en algunas

oportunidades se aprecia una influencia de esa “italianidad”, ya que el personaje inmigrante

aparece de modo pintoresco, en otras letras se lo ve doliente, trágico, efusivo, nostálgico, tal

como reflejo del fenómeno inmigratorio, en los que sobresale la nostalgia, el desarraigo y la

desilusión del emigrante con su nueva tierra, manifestados en poemas, que visualizan la

soledad del italiano en la mesa de algún boliche. En estas letras dos pasiones se muestran

sacudiendo al inmigrante: el amor de una mujer que lo ata a esta tierra, y el recuerdo de la

tierra natal, lejana, que lo tira al regreso.

Hay simbolismos en las letras como “Ya no cantas Chingolo”, “Viejo Ciego”, “A la

deriva, “Tinta Roja”, donde los versos exclaman:

“donde lloraba el tano,

Su rubio amor lejano

Que mojaba con bon vin”… (Russo G. 1999, 62 y 199)

TANGO: JAULA DE ORO

Música: Juan B. Belfiore. Letra: Manuel Menendez.

I. Ojos hondos de misterio

Soñadores ojos negros

Insinuantes del placer de amor

Ojos llenos de ternuras,

Provisores de dulzuras

Infinitas, que soñé sin par;

Luz piadosa de ilusiones

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Que enciende los corazones

Y los impulsa a soñar su bien

Por esa gloria hechicera

Canta un almo prisionero

En las redes del amor

II Fue una tarde al declinar

Cuando enciende el amor

Sus altares de luz y pasión

Que me vencieron tus ojos

Alma y corazón

En un instante ideal de

Comprensión

Y esa tarde al palpitar

En mi mundo interior

La caricia augural

De la ilusión.

Ansias tuve de echarme a cantar

Y al quererlo me puse a llorar.

III Ojos hondos de mi amor,

Bellos ojos de pasión

A cuya luz escalé, mi edén

Fuego azul de mis visiones

Libro fiel de bendiciones,

Manantial de una infinita digestión

Yo deshojo de emoción

Ante su ara pasional, la divina flor ideal

Que arraiga en el corazón.

Publicado en el Diario La Voz Nº 5854, año 1919

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Una de las tantas composiciones musicales del italiano Belfiore, para lo cual se

presenta una interesante correlación con el español Manuel Menéndez, reflejando las

relaciones sociales de los inmigrantes en esta tierra maipuense.

Las fechas de datación de estas crónicas, son las manifestaciones de italianos,

activos socialmente, en general ya registrados en el Censo Nacional de 1895, con hijos

argentinos que continuaban sus inquietudes.

Participación Política Italiana en Maipú.

A pesar de que la República Argentina propició una apertura desde lo social, y

laboral, y que los italianos conformaron paulatinamente su integración en la sociedad

argentina; desde lo político, la participación italiana fue efectuándose en forma lenta y

pausada.

Los inmigrantes no se nacionalizaron, salvo en pequeños porcentajes, lo que los

excluía en la complejidad de los trámites a efectuar desde lo administrativo.

El prestigioso historiador de la inmigración Fernando Devoto, observa la dificultad

en el pensamiento de los inmigrantes… ¿por qué inmiscuirse a fines del siglo XIX en un

sistema electoral riesgoso; y que no ofrecía garantías de influir con el voto; en las decisiones

de orden social …?

Además, el perder la ciudadanía italiana implicaba perder el apoyo de su red

diplomática, e inclusive de su relación con la eficaz red institucional étnica, Sociedad Italiana

de Socorros Mutuos. (Devoto, 2003 :324)

En el caso de la participación socio –política de los italianos se debe diferenciar

entre inserción de ciertos sectores del grupo emigrado que pudieran o no cumplir un papel

dirigente en el seno del mismo y la integración de los sectores bajos y medio bajos de la

colectividad. Por ello es posible que la política de la base del grupo emigrado debería

rastrearse en el interior del mismo grupo étnico.

Algunos aspectos se han analizado como los referidos a la participación de los

inmigrantes en la vida asociativa y sociedad en general de la sociedad receptora y su inserción

en la vida económica local de Maipú

Cuando hacia 1912 se dicta la Ley Sáenz Peña, cambiaron las condiciones

imperantes, y los italianos se involucraron pausadamente en las elecciones municipales,

integrando los registros electorales de extranjeros.

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Esta participación no fue insignificante, incluyéndose en estas lides electorales a los

líderes de esas comunidades italiana, en especial los que dirigían las sociedades italianas

caracterizados por su participación socio-económica.

El Registro de Extranjeros habilitados a votar y su respectiva edad y domicilio nos

permite recuperar algunos ejemplos que se detallan hacia 1912, siendo estos:

Cova Quirico, (53), Alsina 488

Marino José, (52), Madero 471;

Rago Domingo, (48), Sarmiento 218;

Rappallini Fernando, (65), Roca 478;

Spina Francisco, (48), Madero 499;

Tavela Juan, (60), Cuartel I;

Valinoti Nicolás, (39), Avellaneda 394,

Vannelli Alberto, (63), Quinta 54.

Los mencionados en el Registro, figuran mencionados anteriormente en las Listas y

Registros de la Sociedad Italiana, como autoridades o socios de la misma. Se registran como

en anteriores párrafos, la participación de estos inmigrantes, que ya habían concretado por

medio de sus labores la integración en la sociedad de fines del siglo XIX.

Por la edad de los ciudadanos, se aprecia pertenecer al grupo de inmigrantes llegado

a Maipú en sus primeros años de vida, y todos pertenecientes al rubro de comercio.

La participación de los italianos surge de la consulta a los Libros de Actas del

Concejo Deliberante, en la formación de las Comisiones Municipales.

Esta información desborda nuestro período de análisis. Así se proyecta esta

situación al siglo XX. Así por ejemplo al 2 de enero de 1899, Andrés Bernazza, junto a Vital

Delfino, conforman la presencia italiana, el último con el cargo de Secretario de la Comisión.

Se reitera en 1900, la presencia del mencionado Bernazza, en su carácter de

Defensor de Menores, curioso cargo en carácter de extranjero, lo que lo hacía merecedor de

ponderación.

En el ciclo anual de 1905, entre los concejales suplentes, se destaca Mariano Passini,

y como consejero Escolar Martín Rappallini, ya mencionado en 1894.

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Varían las personalidades italianas en 1909, los municipales suplentes cuentan con

Eduardo Malone, y entre los consejeros escolares Mariano Montaldo y Manuel Daneri.

Hacia 1910, la Secretaría del Concejo Municipal, la ejerce Vital Delfino, que

reiterará en 1911, acompañado por Nicolás Valinoti, en el cargo de Vice 1 º.

En el año 1911, vísperas de la ley Electoral, solo hay un Partido, el Conservador, y a

Vital Delfino se incorpora Manuel Daneri como seguidores del Partido.

Los Concejos Deliberantes de 1912-13, cuentan con Delfino como Vice 1 º y el

vocal Nicolás Valinoti, agregando al secretario Nicolás Napolitano, como Vice-Síndico 1º.

Hacia los ciclos 1914, 1915, 1916, la conformación del Concejo con un solo partido

el Conservador, mantiene a Vital Delfino, Tomás Macchi, Pascual Valinoti y Nicolás

Napolitano como integrantes de la comunidad italiana.

El año 1917, y merced a la intervención nacional, luego del triunfo radical de

Hipólito Irigoyen, es nombrado Comisionado Municipal Martín Rappallini, que conforma al

Secretario Simón Platini. Así es como el radicalismo comienza a desarrollar su gestión en

Maipú, bajo el régimen de la Ley Sáenz Peña.

Hacia el año 1918, se designa el 1 de marzo como Comisionado Municipal al Dr.

Juan José Barbieri, que constituirá las autoridades municipales el 30 de abril de 1918, con tres

italianos en su conformación:

Intendente: Martín Rappallini; Defensor de Menores: Francisco Spina; Síndico

Fiscal: Ambrosio Vertullo.

Martín Rappallini retoma nuevamente en 1919, incorporando como Consejero

Suplente a Héctor Marino y Juan José Barbieri.

Por noviembre de 1919, al introducirse en el Art 16, modificación de la Ley

Orgánica Municipal, se aumentó la representación de 10 municipales, con los cuales los

italianos, en 1920, ostentan al presidente del Concejo Deliberante: Ambrosio Vertullo, al Vice

1 º Ricardo Valinoti, Defensor de Menores Francisco Spina y Síndico Fiscal José Marino.

A fines de 1920, el 28 de noviembre, se efectuó un escrutinio por los cargos

legislativos, presentándose como representante de la UCR Martín Rappallini, Partido

Socialista: Gustavo Baumeister y Conservador Manuel Daneri, con las siguientes cifras:

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Cuadro N° 27: Resultado de las elecciones en 1920, con participación de candidatos de

origen italianos.

Resultado de las elecciones en 1920

Mesas Partido Electores Partido Electores Partido

Electores

Nº 1 UCR 80 Conservador 88 Social. 14

Nº 2 UCR 56 Conservador 68 Social 11

Nº 3 UCR 61 Conservador 64 Social 8

Nº 4 UCR 44 Conservador 65 Social 12

Nº 5 UCR 33 Conservador 57 Social. 6

Nº 6 UCR 53 Conservador 52 Social 2

Nº 7 UCR 58 Conservador 59 Social 3

Total 385 453 57

En blanco se registran 33 votos.

Fuente: Libro de Sesiones del Honorable Concejo Deliberante de Maipú, pág. 349.

Se dividió por el total de candidatos con un cociente: 179. El Partido Conservador se

adjudica tres concejales, uno italiano: Manuel Daneri, La UCR tiene entre sus filas a Martín

Rappallini y Ambrosio A. Vertullo.

La participación de estos italianos y los ámbitos de actividad política en que lo

efectuaron, nos demuestra el grado de integración y el reconocimiento a su capacidad y

valores puestos de manifiesto no solo en la Sociedad Italiana, sino al frente de las demandas

socio-políticas de entonces. Estos italianos se registran en el Censo Nacional de 1895 y como

se refleja en la crónica precedente, se acompañan con los primeros descendientes de esa

emigración.

El fenómeno de la inmigración a la Argentina es un largo proceso. A los pioneros

que llegaron al país, debemos sumar los pioneros en llegar a cada sitio, aunque aquello fuese

tiempo después. Los inmigrantes que arribaron posteriormente, al igual que las generaciones

de descendientes nacidos en el país, experimentaron otras realidades, generalmente

apuntaladas por los que los precedieron.

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Las fondas y restaurantes, los almacenes donde concurrían a diario, las instituciones,

los momentos de ocio, las cadenas migratorias, las redes y los ámbitos de sociabilidad

abiertos, nos permitieron hilvanar, apoyados en documentación variada, la experiencia de

inserción e integración a lo largo de tres décadas en un rincón de la pampa húmeda llamado

Maipú.

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16

CONCLUSIONES

La inmigración italiana generó resultados muy apreciables, llegando a un país que

carecía de dos factores de producción indispensables: trabajo y capital.

El primero fue determinante en la construcción de un país moderno, ya que el

trabajo de los inmigrantes si no fue decisivo, fue importante. Con un capital menor el

crecimiento hubiera sido más lento, pero sin trabajadores hubiera sido imposible. Su aporte

laboral fue un valor que el inmigrante italiano aportó cuando se desarrollaba un mercado de

trabajo que tenía sus propios límites en el contexto geográfico y de producción basado en una

explotación agro -ganadera en continua expansión. Cientos de inmigrantes italianos aportaron

pequeños capitales, ya fuere en dinero o en herramientas, que trajeron en sus maletas en los

barcos.

Los inmigrantes italiano/as, llegaron con la visión de aprovechar las ofertas

laborales y oportunidades de progreso ofrecidas por un mercado en formación pampeano y

específicamente de la zona de Maipú, que podía ser aprovechado por un colectivo europeo

reducido. Todo parece indicar que aquellas eran altamente rentables -aunque con altibajos

coyunturales durante el período- comparadas con las que podía ofrecer la región de la que

provenían.

Una primera mirada de las variantes laborales seleccionadas por los italianos, nos

permite deducir que la capacitación o labores previas desempeñadas en la Italia natal,

ocuparon un papel primario en la elección de su actividad laboral en las tierras del Partido de

Maipú, hacia 1895. Así, servicios como sastres, zapateros y comercios, consistentes en

expendios de productos comestibles típicos de su tierra fueron algunas de las variantes.

También lo fueron el desempeño al frente de los restaurants instalados en los alrededores de la

plaza y en los hoteles a cargo de los italianos. Con la visión puesta en las necesidades de la

época, se sumaron a los argentinos y extranjeros, que iniciaron negocios conocidos como

“Casas de Baile”. En estas variantes se incluyen a los italianos desempeñándose como

jornaleros y /o peones, cuando llegaban con edad y capacidad física para los trabajos

ofrecidos, lo que les permitió avanzar en su desempeño laboral y económico.

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La ética del trabajo fue un “valor”, que los italianos aportaron como un remanente

de la cultura burguesa europea, “legitimando” cierta posición social preminentemente relativa,

frente a la sociedad local, que aportaba su propia visión del trabajo. Las leyes nacionales

brindaban un paraguas político, social y económico a los extranjeros -vedado o limitado

parcialmente a los locales- que colaboraron en esa legitimación.

Los inmigrantes italianos trajeron un número de habilidades artesanales, aprendidas

desde su ámbito familiar europeo, útiles en una sociedad donde no abundaban, por ejemplo,

sastres o zapateros, con lo que se conformó un panorama productivo atractivo por las

demandas existentes. Su bagaje cultural y costumbres conllevaron a que el inmigrante italiano

contribuyera a generar una comunidad abierta, entrelazada con redes viejas y nuevas, donde la

movilidad social, desde lo económico abría un panorama con expectativas muy fuertes.

El esquema laboral del siglo XIX oculta posibilidades que el inmigrante logró

desentrañar en la búsqueda de un lugar en la sociedad maipuense. Las cifras que nos brindan

los censos consultados, permite inferir que peón y jornalero eran las opciones más solicitadas

entre los casos que no disponían de especialización tecnológica u oficios dominantes entre los

inmigrantes.

Especialmente en el ambiente urbano, surgen las oportunidades en las que el

jornalero trabaja salteado cuando surgen las tareas, con una libertad que le permite disponer

una elección, entre la diversidad de ofertas laborales, en un esquema contrario al peón, que

mantiene un trabajo rutinario marcado por la estacionalidad.

Con el aporte de nuestro estudio podemos considerar al jornalero como un

inmigrante que no manifiesta sus destrezas o conocimientos específicas hasta tanto surjan

oportunidades rentables, por medio de las cuales incluirse en el sistema socioeconómico

mediante una red de clientes y personas que dispensaban sus confianzas para el cumplimiento

de tareas, hasta definir el momento de incluirse en una actividad artesanal y /o comercial, con

la que se arraigara en la comunidad maipuense.

Las variantes mencionadas, a las que se sumaban los aportes brindados por la mujer

en la cooperación familiar, fueron significativos para su implementación en el ámbito urbano

y suburbano. Para las familias que en su diseño laboral implementaron un servicio de

productores de alimentos naturales, que incluso se refleja en los registros de Ferrocarril Sur,

como un proveedor al ámbito de Bs. As. Así las variantes escogidas o implementadas por el

italiano, les permitieron desarrollarse en el ámbito urbano, aunque muchas de esas actividades

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se trasladaban al campo; servicios a domicilio; que eran apreciados por ser importantes

económicamente.

A fines del siglo XIX, en dicho mercado laboral participa el Estado, por medio del

Municipio y Provincia, junto a asociaciones privadas, que invirtieron en obras de

infraestructura primaria logrando realzar la dinámica de los pueblos del sudeste bonaerense.

Para el inmigrante italiano, la aparición de los pequeños espacios urbanos en el sudeste

bonaerense generó posibilidades de trabajo, resaltando en este sentido la influencia del

ferrocarril, afianzando expectativas de mejoramiento económico, razón que los impulsara a

emigrar.

Pese a que la integración era un hecho que tarde o temprano ocurriría, el conjunto

social italiano se resguardó asimismo por relaciones de parentesco, amistad, vecindad y

previo conocimiento. A todo esto, se une el conocimiento de habilidades necesarias para la

subsistencia.

Todo estaba por construirse en estos ámbitos, especialmente el desarrollo de

infraestructura, lo que facilitó la llegada de albañiles, constructores, carpinteros, techistas,

como individuos que hallaron en este ámbito una inserción en el desarrollo económico.

La construcción fue un escenario en el que se ensayaron oficios viejos y nuevos, de

acuerdo a los avances tecnológicos, cuestiones de las que, en su Italia natal, los habían

relegado y marginados de las posibilidades reales de crecimiento; en este espacio geográfico

se los incluía en una progresista sociedad.

La relación laboral y comercial que establecieron entre sí los inmigrantes con los

argentinos y demás colectividades facilitó su ingreso social, conformando una nueva sociedad

marcada por una fuerte movilidad social y espacial en el sudeste bonaerense.

Los inmigrantes vinieron interesados en sumarse a un mercado de trabajo, que

conservaba una identidad social, como seres pertenecientes a comunidades vulnerables a

decisiones políticas de la Italia natal, a condiciones laborales, en las que la industrialización

expulsaba a los artesanos, que se superponía a una identidad privada anhelante por lograr esa

superación personal que los encaramase en la escala social.

Esta búsqueda de una nueva identidad no significaba optar por un desarraigo

obligado. Venían como inmigrantes los que querían y podían costearse el viaje y creyendo en

sus posibilidades de proyección.

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Estos individuos transitaron un dificultoso proceso de adaptación a la sociedad

surgente en este rincón del sudeste bonaerense. Esta aventura de ingresar en un ambiente

desconocido contó con la herramienta más importante: su capacidad laboral y adaptación a las

condiciones vigentes bajo valores, convicciones, códigos y sensibilidades propias de su

identidad.

En el terreno social, el aporte de la inmigración italiana fue favorable. Contribuyó a

generar una sociedad abierta en la cual la movilidad social era un horizonte de expectativas

muy fuerte, convirtiéndose en un punto destacado en la vida del inmigrante. La convivencia

con etnias diversas generó en el italiano un acostumbra- miento que influyó en el nivel social,

donde la diversidad era vital para desempeñarse. Los inmigrantes italianos vinieron a este

rincón del sudeste bonaerense con el objetivo de labrarse un futuro, hallando personas con las

que construyeron un entramado de experiencias que hoy denominamos sociedad maipuense.

Al radicarse mayoritariamente en el ámbito urbano, por su adaptación laboral,

favoreció sus relaciones sociales, en las diversas capas sociales maipuenses, seguramente

respondiendo a sus capacitaciones laborales, y de estudios en el contexto de época.

Estas relaciones a pesar de las diferencias reconocidas entre los provenientes del

norte y sur italiano generaron afinidades entre la diversidad social existente dentro y fuera de

la Sociedad Italiana, como en las manifestaciones argentinas y de otras colectividades

importantes en Maipú: Sociedad Española y Sociedad Francesa.

El intercambio social les permitió integrarse con expresiones culturales como el

teatro, la música y la danza, junto a la integración que permitía el italiano casándose con

diversos individuos de los colectivos sociales maipuenses.

El ingreso a esa sociedad contuvo una diversidad de trayectorias de vidas

intelectuales, generando un microcosmos a analizar con detalle. Esta posibilidad se daría

merced al hallazgo de otras fuentes con las que se podrá hacer un balance de “la aventura” de

emigrar a estos territorios y construirse un futuro en base a sus capacidades y al entrelazarse

con otros inmigrantes y con el argentino, que también aprendió a convivir y conformar la

nueva sociedad maipuense, cosmopolita claramente bonaerense y argentina.

Un aspecto de la integración italiana se manifestó claramente mediante su relación

laboral y sus manifestaciones culturales derivadas de actividades que socializaron la misma.

Nuestro aporte, en un escenario acotado como el maipuense, y un grupo de estudios

minoritario, aunque en crecimiento durante este período temporal, reside en observar ciertas

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pautas laborales y sociales recurrentes, más o menos generalizadas de la comunidad italiana,

que les permitió preservar la identidad por un tiempo, pero aceleró la integración del

conjunto con el trabajo, su participación desde instituciones y con el aporte de la cultura,

transformándose estos en puentes destacados para lograrlo.

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93

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