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por publicaciones por cuestiones por años Versión imprimir enviar por email Publicado el 19.12.06 , por Santiago López Petit Aunque este texto se presente en la forma de 28 tesis es absolutamente provisional. En él se intentan analizar los procesos de politización en la actualidad. El punto de partida es que, por lo general, la explotación en la esfera del trabajo no sólo ya no genera conciencia de clase, sino que tampoco politiza. La politización surge más bien cuando una vida es sacudida. Se trata de estudiar qué significa eso, qué cambios concretos se producen en el querer vivir, a dónde conducen. En mi libro El infinito y la nada. El querer vivir como desafío (Ed. Bellaterra) está desarrollado el modelo que aquí se emplea. La innovación radicaría en introducir el concepto de interioridad común estrechamente ligado a la nuevos modos de politización. Creemos que las reflexiones que contemplan la precariedad más allá de la esfera del trabajo, como una verdadera precariedad de la vida, pueden quizá encontrar en estas tesis elementos para su impulso. 1) Somos un flujo intensivo de contornos indeterminados y móviles, formado por un conjunto entremezclado de percepciones, sentimientos y pensamientos. Este flujo es confuso, abigarrado pero para nada amorfo e indiferenciado. Este flujo es el texto de la vida. Un texto que no tiene destinatario porque adolece de intención comunicativa. Vivir es, pues, escribir un texto que se busca a sí mismo. 2) Es un error proyectar sobre el texto de la vida el modelo de organización del mundo exterior, el modelo físicoquímico basado en objetos y sus relaciones. La psicología que desarrolla un análisis elemental y establece asociaciones no sirve porque cosifica el flujo al cortarlo. El texto de la vida no tiene ningún tema privilegiado al que reconducirlo, pero esta ausencia no significa que el texto sea absurdo. La autocomprensión del texto de la vida está, sin embargo, siempre aplazada. 3) Descifrar cómo se produce el texto de la vida coincide con el análisis de cómo se organiza el flujo intensivo que nos atraviesa. En ambos casos se trata de lo mismo: estudiar de qué manera se determina el querer vivir en relación a la vida. La determinación del querer vivir no se realiza mediante negación. El querer vivir no tiene que negar nada para constituirse. Pero tampoco por afirmación. El querer vivir tampoco es una pura afirmación. El querer vivir es ambivalencia, más exactamente, contracción de la ambivalencia de infinito y de nada. Esa determinación se produce concretamente como ralentización del flujo intensivo. 4) Si la vida es respuesta, el querer vivir es pregunta. El querer vivir produce la vida y se produce en la vida. Pero en esta circularidad el querer vivir tiene la primacía, y por eso podemos hacer la afirmación paradójica: “la vida no existe, existe sólo el querer vivir”. El querer vivir que produce y, a la vez, organiza el flujo intensivo que nos atraviesa. 5) El querer vivir es, pues, una contracción o inadecuación, o ralentización de la ambivalencia. ¿Pero qué es en sí mismo? No tiene sentido plantear esta cuestión ya que el querer vivir se constituye precisamente empujando el ser fuera del querer vivir. La pregunta correcta es entonces: ¿cómo funciona el querer vivir?. O lo que es igual: ¿cómo se escribe el texto de la vida? 6) El querer vivir es siempre mío. Yo soy mi querer vivir. Y, sin embargo, el querer vivir lo comparto ya que es inmanente a la relación con el otro. De aquí que el querer vivir siendo mío, en cierto modo, me posea. Como también me posee por cuanto el querer vivir no implica generalmente una decisión (D) a mi disposición. No decido a cada instante que quiero La interioridad común y la nueva politización // apúntate a la lista // contacta // // quiénes somos // preguntas frecuentes // colabora // Comprar Más en Politizar el malestar

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 enviar por emailPublicado el 19.12.06 , por Santiago López Petit

Aunque este texto se presente en la forma de 28 tesis es absolutamente provisional. En él se

intentan analizar los procesos de politización en la actualidad. El punto de partida es que, por

lo general,  la explotación en la esfera del trabajo no sólo ya no genera conciencia de clase,

sino que  tampoco politiza.  La  politización  surge más bien  cuando una  vida  es  sacudida. Se

trata de estudiar qué significa eso, qué cambios concretos se producen en el querer vivir, a

dónde conducen. En mi libro El infinito y la nada. El querer vivir como desafío (Ed. Bellaterra)

está  desarrollado  el  modelo  que  aquí  se  emplea.  La  innovación  radicaría  en  introducir  el

concepto  de  interioridad  común  estrechamente  ligado  a  la  nuevos  modos  de  politización.

Creemos que las reflexiones que contemplan la precariedad más allá de la esfera del trabajo,

como una verdadera precariedad de la vida, pueden quizá encontrar en estas tesis elementos

para su impulso.

1) Somos un flujo intensivo de contornos indeterminados y móviles, formado por un conjuntoentremezclado  de  percepciones,  sentimientos  y  pensamientos.  Este  flujo  es  confuso,abigarrado pero para nada amorfo e indiferenciado. Este flujo es el texto de la vida. Un textoque no tiene destinatario porque adolece de intención comunicativa. Vivir es, pues, escribir untexto que se busca a sí mismo.

2)  Es  un  error  proyectar  sobre  el  texto  de  la  vida  el  modelo  de  organización  del  mundoexterior,  el  modelo  físicoquímico  basado  en  objetos  y  sus  relaciones.  La  psicología  quedesarrolla un análisis elemental y establece asociaciones no sirve porque cosifica el  flujo alcortarlo. El texto de la vida no tiene ningún tema privilegiado al que reconducirlo, pero estaausencia no significa que el texto sea absurdo. La autocomprensión del texto de la vida está,sin embargo, siempre aplazada.

3) Descifrar cómo se produce el texto de la vida coincide con el análisis de cómo se organizael  flujo  intensivo que nos atraviesa. En ambos casos se trata de  lo mismo: estudiar de quémanera se determina el querer vivir en relación a la vida. La determinación del querer vivirno se  realiza mediante negación. El querer vivir no  tiene que negar nada para constituirse.Pero tampoco por afirmación. El querer vivir tampoco es una pura afirmación. El querer vivires ambivalencia, más exactamente, contracción de la ambivalencia de infinito y de nada. Esadeterminación se produce concretamente como ralentización del flujo intensivo.

4) Si  la vida es  respuesta, el querer vivir es pregunta. El querer vivir produce  la vida y seproduce  en  la  vida.  Pero  en  esta  circularidad  el  querer  vivir  tiene  la  primacía,  y  por  esopodemos  hacer  la  afirmación  paradójica:  “la  vida  no  existe,  existe  sólo  el  querer  vivir”.  Elquerer vivir que produce y, a la vez, organiza el flujo intensivo que nos atraviesa.

5)  El  querer  vivir  es,  pues,  una  contracción  o  inadecuación,  o  ralentización  de  laambivalencia. ¿Pero qué es en sí mismo? No  tiene sentido plantear esta cuestión ya que elquerer vivir se constituye precisamente empujando el ser fuera del querer vivir. La preguntacorrecta es entonces: ¿cómo funciona el querer vivir?. O lo que es igual: ¿cómo se escribe eltexto de la vida?

6) El querer vivir es siempre mío. Yo soy mi querer vivir. Y, sin embargo, el querer vivir  locomparto ya que es  inmanente a  la relación con el otro. De aquí que el querer vivir siendomío,  en  cierto  modo,  me  posea.  Como  también  me  posee  por  cuanto  el  querer  vivir  noimplica generalmente una decisión (D) a mi disposición. No decido a cada instante que quiero

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vivir. Vivo. Por eso vivir es, simplemente, la expansión del querer vivir. En cambio, cuando elser puede con el querer vivir – cuando el miedo o el  cansancio se apoderan de nosotros –entonces el querer vivir se transforma en una decisión (D).

8) El querer vivir no existe aislado y suspendido en el aire. El querer vivir funciona dentro dela máquina formal de la existencia (MFE). Más exactamente: el querer vivir está formado poresa máquina y sus dos puntos de apoyo: el sí mismo y el Yo o identidad personal. El querervivir  es,  en  definitiva,  la  tríada  formada  por:  sí mismo—MFE—Yo.  Vivir  se  confunde  con  elfuncionamiento de esta tríada, con su movimiento interno. El resultado, como ya sabemos, esel texto de la vida. La vida, o sea, las vidas que están en la vida.

9) Si llevamos a cabo un análisis fenomenológico de lo que significa vivir encontraremos quela máquina formal de la existencia (MFE) está formada por tres operadores. Son estos: 1) Eloperador  de  construcción  de  constelaciones  (palabrascuerposcosas).  2)  El  operador  deapertura  de  vidas  paralelas.  3)  El  operador  de  fijación  de  las  vidas.  El  primer  operador  seencarga  de  abrir  cada  vida,  es  decir,  una  constelación  de  palabras,  cuerpos  y  cosas,  quepermite  afirmar  el  verbo  querer  vivir  como  conjugado.  El  segundo  operador multiplica  lasvidas que pueden o no pueden ser vividas. Finalmente, el tercer operador consolida las vidasen una vida que es la mía. Lo hace fijando las constelaciones por estratificación.

10) Si deseamos que este mecanismo produzca realmente novedad capaz de singularizar, sideseamos  que  el  texto  de  la  vida  prolifere  en  sus  multiplicidad  de  sentidos,  tenemos  queadmitir  que  no  es  suficiente  con  hacer  intervenir  sólo  intensidades  y  umbrales.  De  algunamanera se  requiere una condición cualitativa. Es  lo que cumple el querer vivir. Por un  ladotiene una cara cuantitativa: es impulso. Por otro lado tiene una cara cualitativa: es señal. Laprimera,  activa.  La  segunda,  selecciona.  Así  podemos  empezar  a  pensar  la  vida  como  unproceso autosuficiente de autocatálisis. Con todo falta añadir algo. El querer vivir circula porla máquina formal de la existencia (MFE) como nodecisión (noD). Si no queremos introducirel inconsciente hemos de aceptar este estatuto aparentemente extraño. (ver funcionamientoen el gráfico)

11)  La máquina  formal  de  la  existencia  (MFE)  se  autoproduce  como  la  tríada  de  la  que  yahemos hablado. Podemos encarar la explicación a partir de las operaciones de apertura y decierre. La MFE tiene que abrirse y lo hace por el Yo o la identidad personal. Pero sólo podráverdaderamente abrirse a condición de cerrarse. El sí mismo es por donde se cierra.

12)  El  querer  vivir  es  una  auténtica  paradoja.  Por  un  lado,  remite  a  la  decisión  “yo  quierovivir”(D) y, por tanto, a quién  la pronuncia. En este sentido se trata de mi querer vivir. Porotro  lado, querer vivir  remite  también a una ausencia de decisión  (noD) de  la  cual yo soydependiente, y en la que la forma anónima del querer vivir me pone en relación con el tú, életc. Ahora querer vivir apunta a el querer vivir. La paradoja constitutiva está formada, pues,por  una decisión  y una ausencia  de decisión: D/noD.  El  sí mismo,  lo  que  yo  soy  es  cómoarticulo la D y la noD, cómo recompongo esta paradoja existencial. El sí mismo es mi secretoal que nadie puede asomarse ni tampoco yo. ¿Por qué? Porque la decisión de querer vivir nose deduce de nada ya que se hunde más allá de las emociones, pasiones… El sí mismo es lamorada del querer vivir, lo que me singulariza. Dice si algún día seré vencido.

13)  El  Yo  o  la  identidad  personal  hay  que  entenderlo  como  el  residuo  ficcional  delfuncionamiento de la máquina formal de la existencia (MFE). Ficcional significa que ese lugarvacío  ocupado  por  el  “yo  vivo”  permite  organizar  las  diferentes  identidades  contingentes(ciudadano,  trabajador…)  confiriendo  a  la  vida  una  trayectoria.  Gracias  al  Yo  las múltiplesvidas que abrimos – con sus muertes correspondientes – pierden su carácter de  irrupción yde  ruptura.  El  Yo  reescribe  el  texto  de  la  vida  separando  lo  propio  y  lo  extraño.  Pero  ladualidad  “mundo  del  ser”  y  “mundo  del  parecer”  es  demasiado  simple.  Ni  el  sí  mismopertenece al “mundo del ser” ni el Yo al del parecer. Todo  lo más que se puede afirmar esque si el sí mismo es el  lugar de una cierta unidad, el Yo es el  lugar de la división. Divisiónentre pasividad y actividad, entre posibilidad y realidad. El Yo nos abre al mundo.

14) El texto de la vida que la tríada formada por el sí mismoMFEYo genera debe entendersedentro de una concepción pragmática del lenguaje. Con eso queremos decir que el lenguajeni  es  fundamentalmente  informativo,  ni  tampoco  comunicativo.  El  lenguaje  antes  que  nada

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transmite  consignas que pueden  ser  o no obedecidas. Si  es  así,  si  toda pragmática  es unapolítica de la lengua, hallaremos en el texto de la vida frases que promueven la adaptación alo dado, y otras que empujan a la rebelión.

15) Se origina una crisis cuando una perturbación afecta el texto de la vida. Un encuentro conalguien, una muerte, la lectura de un libro… pueden constituir perturbaciones que interrumpenel  despliegue  del  texto.  El  concepto  de  crisis  (krisis)  tiene  una  larga  historia.  En  la  GreciaAntigua  la  palabra  “krisis”  derivaba  del  verbo  “krinein”  que  significaba  decidir,  escoger.También  luchar.  La  medicina  hipocrática  empleaba  el  término  “krisis”  para  designar  uncambio operado en el estado de un enfermo. Tucídades lo adoptó para aplicarlo a la historia.El  historiador  como  el  médico  debía  ordenar  los  hechos,  y  ponerlos  en  relación  con  unospuntos  de  bifurcación  decisivos.  Pero  no  sólo  eso.  “Krisis”  era,  además,  el momento  de  laverdad. En el siglo XVII y XVIII el concepto fue importado a los análisis de la sociedad.

16)  En  la  actualidad,  en  la  sociedad  postmoderna  que  es  la  nuestra,  toda  politización  essinónimo de krisis, de vida sacudida. En  los apartados que siguen  intentaremos explicar enqué consiste esta krisis así como las consecuencias.

17) En la época que existía el movimiento obrero, cuando la clase trabajadora era un sujetopolítico capaz de intervenir en la sociedad, politizarse significaba tener conciencia de clase. Laconciencia  de  clase  no  suponía  krisis,  más  bien  al  contrario.  La  conciencia  de  clase  dabaseguridad  porque  permitía  entender  el  mundo.  Nacía  del  saberse  mercancía  –  fuerza  detrabajo explotada por el capital – y ese mismo autoconocimiento implicaba un cambio internoque desembocaba en la constitución de un nosotros o sujeto histórico. La conciencia de clasedefinía  posiciones  y  ponía  en marcha  la  historia.  La  politización  hoy,  en  cambio,  si  sacudecada  una  de  las  vidas  es  justamente  porque  deja  en  la  intemperie,  a  la  vez  que  parececongelar la historia.

18) Tomemos la frase siguiente: “Puedo hacer mi vida.” En principio esta frase no es en ellamisma nada problemática, y en el texto de la vida pasa totalmente desapercibida. Si le añado“sólo puede hacer mi vida” se produce un cambio radical. La palabra “sólo” introduce un giroque socava el tópico. “Sólo puedo hacer mi vida” significa que no puedo hacer otra cosa quemi vida. Que estoy encerrado en ella.  La  frase completa  “Puedo hacer mi vida,  sólo puedohacer  mi  vida”  no  supone  tanto  un  choque  contra  unas  reglas  sociales  dadas  cuanto  unalimitación interna. En la medida que es así, la frase constituye una auténtica perturbación deltexto de la vida. Asumir esta frase en toda su radicalidad conlleva una crisis, y puede ser elprincipio de un proceso de politización.

19)  Toda  politización  se  inicia  cuando  una  frase  interrumpe  el  texto  de  la  vida.  Entonces,nuestra  vida  sacudida,  zozobra.  Hoy  día,  politizarse  es  zozobrar.  Resulta  fácil  explicar  elporqué. Cuando se produce una perturbación, y toda perturbación verdadera es interna, el símismo se pone entre paréntesis,  lo que supone que el querer vivir no resuelve  la paradojaque  le  constituye.  Por  su  parte,  el  Yo  o  la  identidad  personal    que  es  nuestro  modo  deimplicarnos  en  la  movilización  total  de  la  vida  que  llamamos  fascismo  postmoderno  –  sedesestabiliza. Como resultado de  la crisis nuestro querer vivir zozobra:  lo que era  inestablese estabiliza, y lo que era estable se desestabiliza. La máquina formal de la existencia (MFN)a su vez, desligada ahora tanto del sí mismo como del Yo, se detiene. Zozobrar quiere decir,pues,  que  vivir  se  confunde  con  la  imposibilidad  de  vivir.  Y  eso  es  así,  porque  no  somoscapaces de abrir nuevas vidas, ni de llevarlas hasta el final, ni de consolidarlas. Pero no todazozobra conlleva una politización.

20) La zozobra porque es krisis constituye un punto de bifurcación. Si de la zozobra se salemediante  la  rearticulación  de  la  tríada  (sí  mismoMFEYo)  no  se  produce  una  politización,simplemente  se  retorna  a  la  normalidad.  Esa  normalidad  será  distinta  según  el  predominiosea del Yo o del sí mismo. En el primer caso, nos hallamos ante una normalidad sin fisuras.En el segundo caso, en cambio, la zozobra marcará al querer vivir por cuanto generará unainterioridad  de  carácter  totalmente  religioso.  El  sí  mismo,  puesto  ante  él  mismo,  se  eligecomo  único.  Esta  decisión  de  ser  uno  mismo  implica  una  interiorización  de  la  diferencia.Podríamos  decir  que  la  zozobra,  profundizando  en  la  inmanencia  de  la  interioridad,desemboca en la trascendencia absoluta. El retorno sobre sí mismo nos pone ante Dios. Esainterioridad no nos interesa porque es un espacio del miedo.

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21)  Si  de  la  zozobra,  en  cambio,  no  se  sale mediante  una  nueva  articulación  de  la  tríada,entonces efectivamente, sí tiene lugar un proceso de politización. Politizarse es no encajar enesta sociedad por muchos esfuerzos que uno haga. Politizarse es ser un extranjero entre losextranjeros.  Ahora  ya  podemos  afirmar  lo  que  hemos  venido  preparando:  la  politizaciónrequiere que  la  zozobra  se prolongue en odio. Únicamente el  odio  sobre  nuestra(s)  vida(s)puede  permitir  que  la  máquina  formal  de  la  existencia  (MFE)  funcione  en  el  vacío  y,  sinembargo, desligada. En otras palabras, el odio es lo único que puede arrancarnos de nosotrosmismos, y liberarnos del miedo. Hay un odio  el odio libre  que libera al querer vivir.

22) Estamos en condiciones de precisar en qué consiste el proceso de politización. Una vidase politiza cuando zozobra y se odia a sí misma. El odio  libre no  tiene nada que ver con elodio al otro. Tampoco con el odio contra uno mismo que puede terminar a veces en suicidio.El odio  libre demarca qué vidas estamos dispuestos a vivir y cuáles no. En  este  sentido,  elodio  libre es sobre todo una potencia de vaciamiento, que actúa sobre  las mediaciones queaún nos atan. En resumen: la zozobra y el odio libre nos arrancan fuera de nosotros mismos.Arrancarse fuera de sí consiste en un proceso de desarraigo y de supresión del miedo, quenada tiene que ver con el anterior “retorno dentro de sí”. Arrancarse fuera de sí desoculta y ala vez oculta. En referencia a  la máquina  formal de  la existencia (MFE) se puede afirmar  lamisma cosa: la MFE cuando funciona en el vacío tiene una cara que mira hacia afuera y unaque  mira  hacia  adentro.  Se  desoculta  la  individuación  o  vida  personal  en  todas  susinnumerables expresiones políticas. Se oculta un espacio interior que llamaremos interioridadcomún. Una vida que se politiza  consta, pues, de dos caras: una exterior particular, y otraoculta común. Ambas están presentes ya que ninguna es virtual.

23) La individuación exteriorizada, la cara visible de la politización no puede ser descrita tantaes su diversidad. Una vida que ahoga el exceso de vida. Una plenitud que se intensifica día adía. O una vida que tiene  la muerte en ella. Todas son vidas rotas que se resisten.  Inclusoaquella  que  lleva  el  dolor  de  la  muerte  con  ella.  Como  nos  dice  Kleist  en  su  Pentasilea:“Muerto  el  roble  resiste  a  la  tempestad,  pero  lleno  de  savia,  se  rompe  y  se  cae  conestruendo”. Vida  reseca,  intensa, o anhelada. Todas escupen el  ser, para afirmar el querervivir.

24)  La  cara  ocultada  de  la  politización  empieza  con  el  no  elegir  la  elección.  Se  elige  noelegirse a sí mismo. La vida, entonces, puede ser reinventada a cada instante ya que no sehalla atada. Pero esta reinvención continua de nosotros mismos no se plasma en un carnaval.El  carnaval  es,  en  el  fondo, muy  poco  subversivo.  El  festival  de  las  diferencias  lo  efectúaperfectamente el capitalismo. Esta reinvención abre la puerta a la celebración del anonimatoque es algo completamente distinto. Y eso es así, porque ahora mi querer vivir coincide conel  querer  vivir. De aquí  que podamos hablar de  interioridad  común. Arrancarse  fuera de  sínos da, aunque esté oculto, un espacio de interioridad que ha expulsado de sí el miedo, y quecompartimos  con  los  demás.  La  interioridad  común es  el  espaciamiento del  querer  vivir.  Elodio  libre  ha  limpiado  el  espacio  interior  de  trascendencias.  Al  final  sólo  queda  la máquinaformal  de  la  existencia  (MFE)  funcionando  en  el  vacío  con  sus  dos  caras.  Un  espaciotrascendental sin sujeto  formado por  las distintas máquinas  formales de  la existencia  (MFE)acopladas o no.

25) Que  la  interioridad  del  querer  vivir  es  lo  que  tenemos  en  común  quiere  decir  que  esainterioridad no es mía. O lo que es igual: que la interioridad común es la total exterioridad delquerer vivir. Mi querer vivir es plenamente él mismo, en tanto que es el querer vivir. En  lainterioridad común no hay  retorno a  sí  sino arrancarse  fuera de sí, por eso es un  lugar deresistencia al poder. Una vida que se politiza no tiene paz interior. Es una vida en permanentecólera contra el mundo. Es una vida desesperada.

26)  La  interioridad  común  es  la  interioridad  del  querer  vivir.  En  la  nueva  politización  locomún,  paradójicamente,  no  es  lo  que  aparece  sino  lo  que  se  esconde  en  el  aparecer.  Encierta manera se invierte el modelo tradicional de la política que nació en la Polis griega. Lapolítica ya no será un aparecer ante los demás, un tomar la palabra que, puesta en el centro,está a disposición de todos. La política, que involucra esta politización de nuevo cuño, arrancadel querer vivir. Eso significa que deberá ser una política nocturna puesto que se construyemás allá de la razón y de los sentimientos domesticados, con la fuerza del anonimato.

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16/3/2015 La interioridad común y la nueva politización  espai en blanc

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27)  Una  vida  politizada  no  es  todavía  una  vida  política.  Para  ello  es  necesario  que  el“arrancarse fuera de sí “ culmine en desafío. Una vida política es aquella vida rota en la queel querer vivir se hace desafío. Desafío en alemán es “Herausforderung”, es decir, exigencia(Forderung) de ponerse afuera (heraus). Si la tensión interna al querer vivir no puede venirde  la  Trascendencia  ¿cómo  explicar  que  se  pueda  entonces  producir  el  desafío?  La  únicamanera  es  admitir  que  es  la  propia  interioridad  común  la  que  (nos)  llama  a  hacer  laexperiencia del nosotros, a realizar el desafío. Pero con esta llamada la interioridad común seha convertido en comunidad, ya que sólo el nosotros puede llamar al nosotros. La interioridadcomún era completamente transparente, la comunidad tiene que ser obligatoriamente opaca.

28)  Oponer  a  la  idea  de  revolución  entendida  como  “toma  del  poder”,  la  idea  de  crítica  ypolitización de la vida cotidiana, inauguró una praxis y una época. Hoy día cuando los modosde  politización  sitúan  la  vida  en  el  centro,  se  impone  un  nuevo  salto.  Este  salto  no  puedeconsistir más que en considerar la vida misma – no ya la vida cotidiana – como el auténticocampo  de  experimentación.  Una  apuesta  así,  ciertamente,  no  se  reduce  a  reciclar  formasantiguas  como,  por  ejemplo,  llamar  a  la  política  “biopolítica”,  o  al  antiguo  sindicalismo“biosindicalismo”. Al  transformarse  la propia vida en campo de batalla, necesariamente hayque  romper  con  la  crítica  de  la  economía  política.  Se  imponen  nuevas  categorías:  desafío,interioridad  común,  odio  libre…  Afirmar  que  de  nosotros  depende  la  evolución  de  la  nuevapolitización, es decir, que se agote en ella misma o que pueda ir más allá, es sólo un deseo.Construirnos como vida política que intenta comunicar con la interioridad común, en cambio,depende únicamente de nosotros y es, por tanto, siempre factible.