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La Querella de las Investiduras
Enfrentamiento entre Reyes y Papas para hacer prevalecer sus derechos.
La Querella de las Investiduras
La Querella de las Investiduras
es reconocida como el
enfrentamiento entre papas y
reyes entre el 1073 d.C. y el 1122
d.C.
Sus causas fueron
desencadenadas por dos
personajes emblemáticos que son
el Papa Gregorio VII y el
Emperador del Sacro Imperio
Romano Germánico, Enrique VII,
en donde ambos disputaron la
supremacía del poder.
Ya en el año 1075 d.C. fue
nombrado como Papa el monje
Hildebrando, en el cual emite un
Dictatus Papae que da a entender
27 puntos, en estos especifica la
absoluta supremacía del Papa.
Podemos mencionar los siguientes puntos relevantes: IX.- “Quod solius pape
pedes omnes príncipes deosculentur” (Que todos los príncipes deben de besar
los pies solamente del Papa); XXII.- “Quod illi liceat imperatores deponere”
(Que le es licito deponer a los emperadores); XXVII.- “Quod a fidelitate
iniquorum subiectos potest absolveré” (Que el Papa puede eximir a los súbditos
de la fidelidad hacia príncipes inicuos).
Hay que mencionar y complementar que en este Dictatus se da a entender el
concepto de nicolaismo y simonía del cual la Iglesia está en contra, porque la
simonía se basa en la venta de cargos eclesiásticos y uno de estos puntos nos
dice: “Quod nulla siynodus absque precepto eius debet generalis vocari” (Que
ningún sínodo se llame general si no ha sido por orden del Papa).
El nicolaismo hace referencia a la vida no célibe de los clérigos, es decir, que
los obispos y sacerdotes pueden llevar una vida formando una familia, este
ideal se conoce hoy en día como el voto de castidad que realiza los curas
correspondientes de la fe católica.
Con los puntos ya aludidos, se armo una disputa entre el Emperador Alemán
(Enrique IV) y el Papa, a través del cual el primero no estaba dispuesto a
entregar su poder a la Iglesia y nombro arzobispos en Milán, territorio que
había rechazado los nuevos dirigentes papales.
Debido a esto, el Papa Gregorio VII hizo un llamado de atención hacia la
desobediencia de Enrique VII, pero al poco tiempo el Emperador convoco a un
conjunto de obispos en Worms en 1076 d.C. quienes le dieron su apoyo, negando
a reconocer los nuevos criterios de la Iglesia, esto trajo como resultado la
excomunión del Emperador y de quienes lo acompañaban, destronándolo de la
corona imperial, sucedido esto el emperador pidió perdón al Papa, este evento
se conoce como el “Paseo de Canossa”, en virtud al viaje que hace Enrique IV al
castillo de Canossa en donde se encontraba Gregorio VII.
Después de un tiempo no hubo más problemas y los emperadores se sometieron
al Papa, pero la querella se reaviva cuando regresa el emperador a Alemania y
se encuentra con un grupo importante que lo proclama Emperador. Ante esto, la
reacción de Enrique IV fue nuevamente convocar un grupo de cardenales en
Brixten, desposeyendo a Gregorio VII y nombrando en su lugar al antipapa,
Clemente III.
El Papa, en estas circunstancias, confirmo a Roberto de Suabia y pidió ayuda al
normando Roberto Guiscardo, quien se lanzó contra Roma. El resultado fue un
conflicto sangriento con intervención popular en el que perecieron civiles.
Gregorio VII, escoltado por Guisardo, huyo a Salerno en donde este le ofreció
refugio hasta su muerte, un año mas tarde, en el año 1085 d.C.
Acontecido esto, fue nombrado como Papa Víctor III, pero la querella de las
investiduras se mantuvo hasta la llegada del Papa Calixto II, quien firmo el
Concordato de Worms en 1122 confirmado por el Concilio de Letrán.
Sucedido esto, se pudo establecer un acuerdo entre la Iglesia y el Imperio a
través del cual la primera se reservaba el poder de las consagraciones
religiosas, en tanto que al poder imperial correspondía la investidura temporal
y los derechos de prerrogativa. Así también el emperador tenia el poder de
asistir a la elección de cargos eclesiásticos y utilizar su voto cuando el quórum
no fuese suficiente.