la llamarada n15

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Órgano de difusión de la Agrupación Hombre Nuevo

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En DebateSOBRE LAS ORGANIZACIONES INTERMEDIAS

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Arte“¿Qué DEMOCRACIA?”

PÁGINA14 Una crítica desde el documental al “mejor” de los sistemas

EconomíaLA ECONOMÍA EN EL CENTRO DEL DEBATE

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InternacionalNuEvOS ALINEAMIENTOS y DISpuTAS EN AMéRICA LATINA

EL CONFLICTO MINERO EN BOLIvIAPÁGINA

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En LuchaTRIuNFOS y DESAFÍOS DE LA LuChA DOCENTE

PÁGINA12

PÁGINA13 AZuCAREROS: ExpERIENCIA DE LuChA y ORGANIZACIóN

CONSTRuyENDO uNIDAD EN LA LuChA DE LOS TRABAJADORES

TRIuNFO DE LOS TRABAJADORES EN vILLA MERCEDES, SAN LuIS

NacionalPÁGINA

PÁGINA

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6OTRA DéCADA GANADA (pERO NO pARA EL puEBLO)

LA DéCADA ARRASADAEl modelo Kirchnerista desde la óptica socioambiental

Un horizonte entre ceja y cejacomo un juguete a cuerda.Lugar en las costillas para sentir el dolor de la humanidad entera.Un espacio adicional para los nuevos brazos que te crecen. Un hora más al día para organizar tu amor.El extraño nombre de la vigilia.El barro para ser caminado al ladito de otros. Un canto, la pancarta, una pintada.El plural de la primera persona en lugar del nombre.Una columna vertebral anodizada por los sueños.El potrero de la ideología y la academia del barrio.Marx, Lenin, el Che como un jarabe para el mundo paciente. La barba depende de ella, no es excluyente.Un territorio de la tierra para probar que no es imposible nada.Una baldosa del sueño para jugarse entero.Un equilibrado rechazo del abismo.Organizar hasta el compás de las orugas.

Fallar en el intento y levantarse de un salto, de rodillas nunca.Acariciar todos los días una estrella.Apuntar y echar las piedras necesarias.Odiar la paz que mata niños de hambre.Odiar las guerras que matan pueblos enteros.Hacerle la guerra al hambre y sobre todo al hambreador

monte a caballo, en jeep o en mercedes benz.La vida entregada si hay un compañero caído y merodeanlos chacales al acecho.Saber que uno está en el lugar correctosi está donde van los overoles, los delantales,las manos sucias, los pies descalzos, los de abajo.Tener la realidad sometida al examen de la lupapara tratar de sacarle un poco de verdades.Aprender contra todos los aplazos-aunque parezca una quiniela o una quimera- que el futuro es nuestro.

eXiGiMoS LiBeRtAd y dEsPrOcEsAmIeNtO De

tOdOs lOs pReSoSpOr lUcHaR!

LOS TRABAJADORES JUDICIALIZADOS DE LAS HERAS. UNA CAUSA PARA PONER

TRAS LAS REJAS LA LUCHA CONTRA LA PRECARIZACIÓN LABORAL Y LAS

PROTESTAS OBRERAS EN GENERAL.En 2006 en la Pcia. de Santa Cruz, gobernada en aquel entonces por Sergio Acevedo (ex vicegobernador de Néstor Kirchner y a cargo de la SIDE antes de retornar a la pro-vincia), en la localidad de Las Heras, los trabajadores precarizados agremiados en la OUCRA, que venían realizando tareas idénticas a las de un petrolero y percibiendo peores salarios, comenzaron un reclamo por mejores condiciones laborales. A esta protesta se unieron los petroleros incorporando al reclamo la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Como reacción, la buro-cracia sindical entregó una nómina con los nombres de 180 trabajadores petroleros al gobierno y la policía detuvo a uno de los voceros de las asambleas, hecho que des-embocó en la legítima bronca del pueblo y de los trabajadores en lucha. La respuesta del gobierno fue una furiosa represión contra los trabajadores y una persecución que culminó con la detención de 58 petroleros, seis de los cuales estuvieron en prisión durante tres años. En la actualidad a 12 trabajadores se los responsabiliza de la muerte de uno de los represores que en aquellas jornadas fue herido por la espalda. Las detenciones, producto de una verdadera cacería casa por casa, apagones en la ciudad y posteriores torturas físicas y psicológicas sobre los obreros, fueron la antesala de una causa plagada de irregularidades, haciendo evidente una vez más que la justicia no es imparcial en un sistema que condena siste-máticamente a las mayorías y protege los intereses de unos pocos. El 17 de junio próximo comenzará el juicio a los trabajadores de Las Heras, a través del cuál se pretende disciplinar a todos los trabajadores que protesten, se organicen y luchen por mejores condiciones de trabajo y de vida, contra todos los trabajadores que luchen contra el patrón. No es un hecho aislado en un marco donde se hacen visibles cada vez con más noto-riedad los intentos del gobierno nacional por aplastar los reclamos y a quiénes recla-man. Los más de 4.000 trabajadores judicializados, la Ley Antiterrorista, el Proyecto X, la infiltración en la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh, los asesinatos Qom en Formosa y en Chaco son la muestra de que este estado no es ni de “todos” ni de “todas”, y que el endurecimiento de sus métodos de represión (Las Heras, sin ir más lejos, sufre un estado de sitio de hecho desde hace algunos años) y la represión selectiva, sólo protege a aquellos que ven incrementar sus ganancias con el sudor del pueblo trabajador.En este sentido es prioritario el apoyo a los trabajadores enjuiciados, colaborar con el Comité de Apoyo por la Absolución de los petroleros de Las Heras, con su fondo de lucha y con la difusión del conflicto. Recuperar, fortalecer y ampliar esa soli-daridad entre trabajadores y oprimidos en general, que es la única garantía y principio básico que tenemos para poder pensar y proyectar un sociedad sin explota-dos, sin explotadores.

AbSoLuCióN De lOsLuChAdOrEs cOnDeNaDoS

Y De lOs qUe eStáNEn pRoCeSo dE JuIcIo

TODO PRESO ES POLÍTICO

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(Una vez más) Es necesario volver al Che

Es cierto. Ya lo hemos dicho. Y probable-mente lo repitamos unas cuantas veces más. Es de esas sentencias que no caducan, que siem-pre tienen vigencia.

El Che, con su mirada potente desde el flamear de una bandera o los trazos en una pared, nos sigue interrogando, o más bien, nuestros anhelos y convicciones (pero tam-bién nuestras interpretaciones) son llamadas a contrastarse cuando la mirada se detiene en esos ojos que avistan siempre un horizonte, un futuro en el que ni siquiera entonces su memoria merecerá ser condenada al bronce de la estatua o la fría rigidez de los museos y los libros de texto.

Honrar al Che, a 85 años de su natalicio, a 10 años de kirchnerismo o en cualquier día de cualquier año en cualquier lugar del mundo implica mucho más que celebrar su aniversa-rio y colgarlo de un poster para emparentarlo con un fulano que nunca cuadra en la misma imagen (es lógico, sólo unos pocos pueden dar la talla). Las operaciones y campañas que in-tentan apropiarlo para auto-validarse tienen al mismo tiempo, lo busquen o no, lo quieran o no (generalmente lo primero), el efecto de va-ciar el pensamiento revolucionario, la decisión

inagotable, la pasión con el esfuerzo, la ternura con el odio, cualidades necesarias para la cons-trucción de un mañana en el que el hombre, y la mujer, se entiende, sean la medida de todas las cosas.

El Che era un hombre cabal, no sólo por su persistencia y coherencia, sino porque reafir-mamos que para comprenderlo y aprehenderlo cabalmente no puede diseccionarse tal o cual frase que sólo busca una cita para justificarse.

Cuando decía Revolución, Revolución pues, y no caricatura.

Decimos que para unos, incorporar al Che parece tener el mismo sentido que la confesión. Se exculpan, se permiten pecar. Para nosotros, el adosarlo a proyectos capitalistas representa lo que es, un insulto.

En épocas en el que se arrían banderas aje-nas sin coherencia en la cotidianeidad de los actos, debemos salvar al Che. Es cierto, la co-rrelación de fuerzas no nos es favorable, y el adversario, que también lo sabe, pretende ha-cer de ello un argumento, como quien afirma tener razón por el simple hecho de tener más edad.

Necesitamos ingenio, dedicación, hones-tidad, coherencia, actitud, tesón, reflexión,

profundidad, vergüenza, amor y verdad, volcados a la formación y la mi-litancia. Necesitamos desnudar al rey para que no haya “nue-vas ilusiones que sucedan a las anteriores y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres sea nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir jamás la tiranía”.

Ese sí era Mariano Moreno. No el que, como a la pasada, la presidenta asemeja con Rosas. No es casual que así lo encadene. El “modelo nacional y popular” necesita validar-se con nuevos íconos. Por eso la apelación a un Guevara mutilado, a un Ernesto que encaje con fórceps.

Ese recorte, esas composiciones, buscan la legitimidad de la que carecen. Y por eso quedan “pedaleando en el aire”. La imagen de Maxi y Darío junto a Néstor Kirchner tiene el mismo sentido que la de Julio López en un patrullero.

Porque nadie recuerda al ex presidente ni a Cristina Fernández denunciando el complot del gobierno de Duhalde. Porque es Aníbal Fer-nández quien habiendo tenido una participa-ción activa en la masacre del Puente Pueyrre-dón sigue siendo más de 10 años después una pieza importante del gobierno. Porque es muy tierno recibir a un niño que llora por conocer a la presidenta que está en un palco rodeada de

aliados que apremian, reprimen y matan a los pueblos originarios que piden desde hace tiem-po ser recibidos… pero no hay twits para ellos.

No hay una sola experiencia en la historia de la humanidad que valide la posibilidad de un cambio radical de la sociedad en el que la transformación sea en convivencia entre opre-sor y oprimido. Pocas cosas pueden ser tan ri-dículas como imaginar a los esclavos luchando codo a codo con los esclavizadores para todos juntos acabar con la esclavitud. De la misma manera, resulta imposible construir una socie-dad verdaderamente justa avalando la explo-tación de una clase sobre la otra, menos aun, trabajando armónicamente para acabar con esa explotación.

No lo hubiera hecho el Che ciertamente. Tampoco lo haremos nosotros.

Es cierto. Ya lo hemos dicho, y probable-mente lo repitamos unas cuantas veces más todavía.

Toda victoria implica que alguien ha perdido algo; alguna persona o sector o clase social se ha visto perjudicado, expropiado, esquilmado. La historia de esta primera década del siglo XXI, se mide o se cuenta hoy en clave de slogan, y es ese remate la síntesis de un balance que hacen los ganadores, los que, como dice la canción po-pular, escriben la historia. Esto no es tan discuti-ble, es decir, quiénes hegemonizan el discurso e instalan el relato oficial. El problema, y no es un sencillo problema, radica en desentrañar y poder ubicar en el tablero, quiénes son los ganadores y quiénes los que perdieron o vienen perdiendo en esta década. Porque se da por hecho que la san-ción de algunas leyes de corte progresista resol-vieron los problemas fundamentales, profundos de todo el pueblo, y que todos somos beneficia-dos y todos somos, hoy por hoy, los ganadores de esta partida.

Tenemos que escudriñar qué es lo que ha perdido nuestra clase en estos diez años. La fragmentación del movimiento obrero que el kirchnersimo se ha ocupado de fomentar, la debilidad de los laburantes frente a la avanza-da pérdida de salario y derechos conquistados con sangre, sudor y lágrimas, la precarización laboral y una recuperación económica basada en la devaluación y una mayor explotación, y no en una justa distribución de la riqueza como se quiere creer o pensar. Resultado: Patrones 1, Trabajadores 0.

La afinidad de los intereses monopóli-cos con el gobierno. La década que ganan la Barrick Gold y Monsanto son los decenios de salud y medioambiente sanos que pierden nuestros pueblos. Extractivismo y monopolios

agroindustriales 1, salud de los pueblos y de los trabajadores 0.

En sintonía, el problema de la tierra sigue siendo, EL problema. La lucha que desde hace siglos llevan adelante los pueblos origina-rios, tiene hoy la misma respuesta oficial que hace siglos: negación del problema, represión, muerte. Aquí los asesinos vienen ganando por goleada y las cifras son muy altas, y son vidas humanas, como para seguir con la metáfora del score futbolístico.

Nos debemos el ejercicio serio, sesudo, sin exitismo mediante y sin catastrofismo -que sólo conducen a la confusión de nuestro pueblo-, de poder visualizar quiénes son los grandes perde-dores y los grandes ganadores de esta década. No hay posibilidad de una independencia real, de una emancipación profunda, radical si no somos capaces de comprender las grandes contradicciones que mueven los engranajes de la historia, de la nues-tra.

Con la impaciencia impaciente como combustible necesario, nos te-nemos que concentrar en construir una alternativa de poder para nuestra clase. Sin subirnos al éxito de unos pocos que lo disfrazan de victoria popular, sin en-candilarnos ni entusiasmarnos con los otras fracciones y expresiones políti-cas de la misma clase hegemónica que pregonan la unidad de los trabajadores con los patrones, sin sectarismo entre nuestras propias fuerzas, construyendo desde abajo, con prácticas honestas y una estrategia firme que no nos lleven a

reeditar experiencias fallidas en las que el pue-blo trabajador termina en un callejón sin salida.

Nadie le quita habilidad y capacidad de recomposición a esta clase que nos sigue chu-pando la energía vital en las fábricas, en los talleres, en el campo. Pero no podemos ser tan ingenuos de asimilar sus victorias a las nece-sarias y tan ansiadas victorias nuestras. Algu-na enseñanza debemos sacar de tanta lucha y tanto compañero y compañera empeñados en su vida, entregando su vida para revertir, in-sistimos, de raíz las desigualdades de este sis-tema. Algún aprendizaje hemos sacado, y no nos conformamos con controlar el precio del azúcar, no nos conformamos con ser participa-dos de la fiesta de los ganadores que no tie-nen problemas para llegar a fin de mes, no nos

conformamos con llegar “bien” a fin de mes. Lo único que deberá conformarnos es que el gobierno sea de y para los trabajadores. Y esas enseñanzas, cimentadas en el amor al pueblo que nos enseñó el Che, y en el odio al enemigo, constante, asfixiante, permanente, nos tienen que prestar la ayuda necesaria para distinguir la paja del trigo. No se ha ganado nada para este lado del tablero, nada sustancial, nada que efectivamente represente una pérdida, una de-rrota necesaria sobre esa clase social que sigue viviendo de las grandes mayorías.

un ganador

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Gobernadores feudales y burócratas sindicales, parte

del elenco de la década ganada

El anuncio es hecho en medio de un acto de masas, ante una muchedumbre de la cual, al menos una porción, hace una década, hu-biera repudiado las declaraciones que recién nomás aplaudió. “La Argentina ha hecho un esfuerzo descomunal siendo hoy pagadores netos de los organismos internacionales. Es-tamos pagando regularmente nuestras deu-das. Desde 2005 hemos pagado, esta última parte con reservas, unos 32 mil millones de dólares. Hemos pagado rigurosamente todo lo que nos hemos comprometido”.

Así lo expresaba Cristina Fernández de Kirchner en parte de su discurso frente a una multitudinaria movilización en el acto del pasado 25 de mayo. A confesión de parte, relevo de pruebas. El discurso presidencial exalta, y no por primera vez, una década donde el gobierno pagó religiosamente una deuda externa ilegítima y fraudulenta. Este hecho es presentado ante la sociedad como una muestra de soberanía.

El acto kirchnerista tuvo un fuerte con-tenido electoral. Bajo el eslogan “La década ganada”, y ante cánticos militantes de “Va-mos por una década más”, éste se enmarcó en su estrategia de recuperar la iniciativa po-lítica en la carrera por posicionarse ante las próximas elecciones. El empeoramiento de la situación eco-nómica, la escala-da inflacionaria que “ningún mirar para cuidar” puede conte-ner, el agravamiento de la situación de los trabajadores y los nu-merosos hechos de corrupción vinculados a Lázaro Báez, empresario del riñón kirchne-rista, y a otros funcionarios oficiales, deli-nean un escenario político complejo para los próximos meses.

En el palco central la presidenta se en-contró custodiada por su equipo de minis-tros, gobernadores oficialistas, dirigentes rentados de La Cámpora. Como agregado para tan particular foto, la presidenta se vio escoltada por Gildo Insfrán -el gobernador de la provincia de Formosa, responsable po-lítico de los numerosos asesinatos del pueblo Qom que no deja de luchar por la tierra- y por Gerardo Martínez, burócrata sindical de la UOCRA y servicio de inteligencia del Ba-tallón 601.

Empresariado local y transnacional, invitados estelares en una década de ganancias

En esta década, en un marco de recom-posición del capitalismo post devaluación, el gobierno kirchnerista logró no sólo apuntalar la gobernabilidad e institucionalidad burgue-sa, sino fundamentalmente renovar la hege-monía política de esa clase en un sentido am-plio. Esto lo logró, por una parte, otorgando ciertas reivindicaciones sociales y democrá-ticas a los sectores populares, siempre con-tando con el apoyo de las distintas fracciones de la burguesía que no dejaron de ver en el llamado “modelo” las garantías para seguir acumulando inmensas ganancias. El partido gobernante logró en esta década dividir a los movimientos sociales, al movimiento de de-rechos humanos, al movimiento obrero, a los sectores intelectuales, entre otros, instalando una fuerte polarización política basada en una hábil retórica que lo instala como la su-peración de la década neoliberal (insistimos, una retórica; una formulación que se des-cascara con datos acerca de la ganancia de monopolios extractivos, banqueros y otros grandes ganadores del período). De esa ma-nera, el gobierno nacional pretendió también apropiarse de la bandera de los 70, como si fuera posible mimetizar con un proyecto bur-gués las nobles ideas revolucionarias de toda una generación entera de nuestro país, que luchó por un cambio radical y profundo de la sociedad antagónico a todo capitalismo, y no por barnizar al sistema, por endulzarlo o atenuar sus efectos adversos.

Desde 2003 en adelante, la recaudación fiscal y gran parte de la economía se vieron favorecidos por una mejoría en las condicio-nes de la economía mundial para la exporta-ción de commodities, junto con una impor-tante demanda internacional y un aumento de precios de ciertas materias primas. Para los trabajadores, la devaluación que dio impulso al “modelo”, representó una profunda pérdi-da del salario real. A diferencia de otros go-biernos, el kirchnerismo no solo se limitó a capear el temporal, sino que desde sus inicios se proyectó a largo plazo. Habiendo nacido de un débil 22% de los votos, pero asentán-dose en parte del duhaldismo primero, y en el apoyo de intendentes y gobernadores más ex-tendidamente, se dedicó también a construir su propia base social, combinando acciones políticas distintivas respecto a las anteriores administraciones, pero manteniendo claras continuidades, como la profunda extranjeri-zación de la economía, el extractivismo, la represión (más selectiva, menos desemboza-

da en algunos casos, pero persistente) hacia las luchas sociales, los bajos salarios, la pre-carización laboral, el ajuste (dosificado, pero presente) y la tremenda concentración de la riqueza en los 500 grupos empresariales más poderosos del país.

Indicábamos en anteriores análisis que la economía no crecerá como lo hizo en los primeros años del kirchnerismo, dado el es-cenario tendiente al estancamiento económi-co, que muestra los límites en los márgenes del modelo. Se avanza en un ajuste silencio-so que se refleja en una pérdida de fuentes de trabajo, en los recortes a presupuestos provinciales, en una paulatina reducción del gasto social y en un techo salarial que no tiene ningún correlato con la inflación ni con los precios de los alimentos de la canasta básica. Recientemente el gobierno habilitó el aumento de las naftas, lo que repercute en el flete de muchos otros productos, y beneficia a YPF, pero también a la British Petroleum, Cristóbal López, y Bulgheroni entre otros.

Si bien la recaudación fiscal creció en es-tos últimos cuatro meses del año, uno de los principales ingresos provino del IVA, el im-puesto más regresivo y desigual que implica un porcentaje muy significativo de la recau-dación fiscal nacional. Asimismo el llamado impuesto a las ganancias es otro de los gran-des aportantes en dicha recaudación, siendo los trabajadores los afectados por su alcance.

Repite y repite el gobierno que estamos mejor. Pero la rela-tiva recomposición del empleo también ha estipulado que casi un 37% de los trabajadores sobre-viva en condiciones de precariedad labo-ral, sin ningún tipo de derechos y conde-nado prácticamente a la subsistencia.

¿Han ganado lo mismo los banqueros como Brito, del grupo Macro, que sus em-pleados? ¿Quién salió ganando, de verdad, en esta década? ¿Los monopolios como Techint, que se consolida como líder mun-dial en la producción de caños sin costura y que es parte del grupo Rocca que factura anualmente por encima de los $90.000 mi-llones? ¿O los trabajadores pauperizados o desocupados que perciben $340 al mes para mantener a cada criatura mediante la Asignación por Hijo, no tan universal?

Oposición de derecha, consenso y represión en la década ganada”

Los próximos meses estarán determina-dos por la disputa electoral. En agosto próxi-mo se realizarán las elecciones primarias y en el mes de octubre se votará para senadores y diputados nacionales.

Cuando apenas faltan días para oficia-

lizar las listas, la oposición de derecha se encuentra atravesada por una gran fragmen-tación. Los candidatos y fuerzas del sistema continúan contándose las costillas minuto a minuto, puesto que no han hallado aun los liderazgos ni plataformas que vertebren una

alianza política más o menos perdurable. Desde los siempre dubitativos radicales, el cada vez más “amplio” y menos “progresis-ta” FAP con la indecisión reformista de blo-ques como Buenos Aires Para Todos y aso-ciados; los restos del desmembrado Proyecto Sur y la siempre conservadora Coalición Cívica; el cavernario Peronismo Federal y el definitivamente reaccionario Pro… ninguno por sí solo se posiciona como una fuerza con capacidad de disputa frente al kirchnerismo.

El Frente Amplio Progresista (FAP), la UCR, la Coalición Cívica y Proyecto Sur se encaminan a unirse en tres de los distri-tos más importantes del país: Capital Fede-ral, provincia de Buenos Aires y Santa Fe, una alianza atada con alambre, acompañada de buena dosis de pragmatismo, y que tra-jo graves fracturas al interior de las propias fuerzas.

Por su parte hay quienes pretenden des-empolvar del ropero al intendente de Tigre como posible candidato, habrá que ver qué ocurre con este nuevo personaje, ensalzado por los medios y disputado por las distintas corrientes peronistas e incluso del PRO. Pero lo cierto es que la oposición de derecha (en todas sus variables), está empantanada, con una gran dispersión o asentada en acuerdos absolutamente inestables.

Desde buena parte de este tan poco ho-mogéneo sector se ha intentado erosionar al oficialismo bajo un discurso republicano, con diversos llamados a “recuperar la con-fianza”, disfrazando una clara política de ajuste, devaluación y mayor represión hacia los sectores populares.

Sin embargo, la política represiva y que rinde tributo de los 90 no habita de un solo lado del armado electoral burgués. Los nu-merosos hechos represivos más visibles en estos últimos meses no constituyen una no-vedad. El autodenominado “gobierno de los derechos humanos” se ha caracterizado por perfeccionar, pertrechar, aceitar y desplegar en las calles al aparato represivo.

La represión al pueblo Qom, a la re-sistencia de los pueblos cordilleranos que se levantan contra la megaminería, el es-pionaje y la persecución a los dirigentes

Es necesario no quedar entrampados exclusivamente en el plano reivindicativo, y trabajar por una proyección política.

Otra década ganada(pero no para el pueblo)

La represión al pueblo Qom, a la resistencia de los pueblos cordilleranos que se levantan contra la megaminería, el espionaje y la persecución a los dirigentes sindicales combativos, las patotas y barrabravas sacados del lumpenaje para hacer aquello por lo cual el aparato represivo regular no quiere rendir cuentas; todo ello forma parte

del modelo y de la década.

¿Podemos hablar de una década ganada para los aborígenes masacrados impunemente y arrojados como perros a las cunetas de las rutas de nuestro noroeste? ¿Y para los obreros que sobreviven con un salario mínimo de menos de $2.900 gracias a la tutela de sindicalistas mafiosos amigos del gobierno? ¿En esta década ganó el pueblo pobre que hace filas de horas o días en la puerta de los hospitales públicos para recibir un turno, o que no tiene jardines de infantes o escuelas para sus hijos mientras millones de dólares se siguen yendo para pagar una deuda externa espuria? La década ganada, definitivamente, no lo fue para ellos.

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sindicales combativos, las patotas y barra-bravas sacados del lumpenaje para hacer aquello por lo cual el aparato represivo regular no quiere rendir cuentas; todo ello forma parte del modelo y de la década. No como un quiste molesto que el gobierno no ha podido extirpar; no como parte de “lo que resta cambiar”, sino como contrapar-te de la dominación impuesta mediante el consenso, como contracara cercana del aparato clientelar y propagandístico para quienes no se dejan convencer o, en otros casos, comprar. El gobierno nacional inten-ta disciplinar y amedrentar a todos aquellos que cuestionan la miseria y la opresión, y para frenar la organización y las luchas des-plegadas por los trabajadores y por los dife-rentes movimientos populares a los fines de aleccionar, existen verdaderas campañas de estigmatización contra la organización y los métodos de lucha de los trabajadores.

Desde junio de 2010 han sido asesinados 18 luchadores populares y estos crímenes, en distinto grado, siguen enmarcándose en la impunidad. La política de espionaje para armar las causas judiciales con las que son perseguidos numerosos trabajadores y lu-chadores, en combinación con la ampliación de la llamada “Ley Antiterrorista”, lejos de ser parte de una pesada herencia de la dé-cada previa son parte de las iniciativas de la actual política estatal. Todavía resuena el furcio presidencial emitido hace semanas en La Plata, ciudad de Julio López, cuando la mandataria parafraseó la letra de Charly García refiriéndose a las bondades de nuestra democracia: “Y en esta Argentina maravillo-sa (…) afortunadamente, nadie puede desa-parecer de ningún lado, estamos todos vivi-

tos y coleando”. Una frase cargada de ironía, aunque no consciente, probablemente. Una frase que insulta a los pibes como Luciano Arruga, asesinados y desaparecidos por la policía; a julio López, a las mujeres víctimas de trata, como Marita Verón; a los asesinados en las calles de nuestro país, como el docente Carlos Fuentealba o como Mario y Roberto López del pueblo Qom; como los muertos impunes del Indoamericano, los balazos y palazos nazis de la Metropolitana macrista, pero gestada con votos del FpV, sobre los jó-venes en la Sala Alberdi y los pacientes, tra-bajadores y periodistas en el Hospital Borda.

¿Será ésta una década ganada para el pueblo que lucha y no se resigna a lo menos malo; para quienes entienden que la pelea por una vida digna aquí y ahora también es parte de los DD.HH?

Los cambios ministeriales y otras pastillitas”

En las últimas semanas se profundizaron los retos mediáticos de Cristina Kirchner contra el gobernador bonaerense. La tensión entre el sciolismo y la casa rosada, se da nada menos que en la provincia más importante a nivel político y a nivel electoral. Un fuer-te llamado de atención para Scioli, en una elección reñida para el 2015, parece ser, por ahora, la táctica más conveniente para asegu-rarse su disciplinamiento. Un escenario polí-tico complejo, en donde desde el oficialismo se busca que nadie saque los pies del plato. En esos mismos días, se anunciaron tam-bién fuertes cambios en el Gabinete nacio-nal: retiro de Nilda Garré del ministerio de Seguridad, designando en su lugar a Arturo

Puricelli (ex gobernador de Santa Cruz bajo el ala de la derecha peronista, que se identi-fica con un sector del ala militar vinculado al terrorismo de estado) y la designación de Agustín Rossi en la cartera de Defensa. Los recientes cambios, se avizoraban desde hace mucho tiempo en los pasillos oficiales. El desgaste político de Garré, que culminó en su reciente caída, se inició con el paro de la Gendarmería, Prefectura y de la Armada en octubre de 2012, cuando no pudo disciplinar a los diferentes sectores de la fuerza en aquel conflicto y se profundizó cuando salió a la luz el Proyecto X.

La resolución de aquel levantamiento ubicó a Sergio Berni en un lugar central, que demostró su eficiencia como “general de ba-talla” para desactivar conflictos, sean estos de las fuerzas militares o protestas de sec-tores de trabajadores. Su contundencia para enfrentar la protesta social le valió varias medallas dentro del aparato gubernamen-tal. Pero lo cierto es que estos cambios en el gabinete son parte de la preparación del gobierno para enfrentar con represión y ju-dicialización un escenario de mayor conflic-tividad social.

Luchamos para que gane el pueblo

El problema de la intervención y de la acumulación política es uno de los dilemas centrales que debemos resolver como iz-quierda. El crecimiento de la oposición do-cente en las elecciones de Suteba, la impor-tante movilización al Ministerio de Trabajo, impulsados por el sindicato de neumáticos contra el impuesto a las ganancias y por au-

mento salarial, el significativo paro de los trabajadores de la salud, la huelga de los tra-bajadores de prensa y los diversos conflictos que se vienen desarrollando en el país, pro-tagonizados por diferentes sectores popula-res, nos abren camino, en el largo proceso de acumulación, de desarrollar construcciones opositoras clasistas y democráticas dentro de sectores de nuestra clase. Sin embargo, te-nemos que estar atentos y evitar el peligro de caer en una política exitista sobre estos logros y tampoco sectaria que nos separe de las bases; hay que trabajar en consolidar un arco unitario, con una clara independencia política y que ayude a la politización, pero con una agenda propia y no de la burguesía.

Es necesario, además, no quedar en-trampados exclusivamente en el plano reivindicativo, y trabajar por una proyec-ción política. Frente a una agudización de la situación económica, hay que prepararse para enfrentar de manera unificada la crimi-nalización de la protesta, la persecución y la represión sea esta desde el estado mismo o tercerizada. Es necesario intervenir con una visión estratégica en la coyuntura, conside-rar la relación de fuerzas real, diferenciarse de la política sectaria que se pierde en la dis-puta mezquina por los cargos y de los arma-dos electorales oportunistas y de ocasión. Es necesario trabajar sin descanso en la tarea lenta, pero necesaria de un proyecto estra-tégico para la revolución, meta lejana pero siempre presente.

Agrupación

Hombre NuevoJunio de 2013

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Esta década estuvo signada, a nivel continental, por el aumento de los precios internacionales de las mate-

riales primas y los bienes de consumo, gra-cias a un incremento en la demanda, concen-trada tanto en productos alimentarios como el maíz, la soja y el trigo, como en hidrocar-buros, metales y minerales.

Más allá de que se trate de gobiernos de derecha, serviles a los intereses de las grandes potencias, o de gobiernos más o menos progre-sistas y algunos incluso anti-imperialistas, esta demanda fue satisfecha vía extranjerización, extracción, sobreexplotación y exportación de bienes naturales, en su gran mayoría no reno-vables. Estos procesos generan un alto impac-to ambiental, destrucción de la biodiversidad, despojo y centralización de tierras, excluye del pueblo en la toma de decisiones, violación de leyes, y un largo etcétera. En síntesis, se atenta contra los derechos humanos con represión, saqueo y contaminación.

De todo tipo y en cada punto del país

La problemática ambiental impacta en cada provincia de nuestro país y no se reduce a los espacios rurales. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en el Conurbano bonaerense, el interés de los negocios inmobiliarios arrasa con los espacios verdes, las reservas naturales (como la ribera de Quilmes y Avellaneda) y se expresa también en los intentos de privatización de espacios públicos (en la ciudad claramente evidenciados por el pacto entre el PRO y el FpV para beneficiar a la empresa IRSA en desmedro de espacios verdes urbanos y de planes de vi-vienda sociales), lo que ha generado importan-tes conflictos en los últimos tiempos, como se evidenció con la represión en el Borda, los cons-tantes desalojos en villas y asentamientos, etc.

Desde una óptica socio ambiental más in-tegral debemos también señalar la falta de una política seria de abordaje de los Residuos Sóli-

dos Urbanos. Más allá de las declaraciones de intención, no se implementan, en la práctica, políticas concretas en este sentido y los gobier-nos municipales y las empresas continúan ge-nerando innumerables basurales ilegales en los barrios más pobres de nuestro país.

El avance sobre los terrenos, la construc-ción de edificios sin ningún tipo de planifica-ción, la acumulación de basura y la falta de obras públicas, son algunos de los factores que incidieron en las inundaciones de principios de abril en varias localidades, siendo La Plata una de las zonas mas afectadas.

Política ambiental oficial

En esta “década arrasada” pocas veces lo-gramos construir resistencias, con una fuerza tal que quiebre el manto de indiferencia (combina-do con la fuerte represión), que desde todas las esferas del poder se tejen para garantizar opu-lentos negociados. Cuando el gobierno nacional

se vio obligado a sentar posición supo hacer el ridículo, como en caso de la puesta en escena del dirigente del PJ local disfrazado de obrero catamarqueño, charlando en cadena nacional con la presidencia, criticando la lucha contra la mega minería. Pero no escatima esfuerzos en estigmatizar a los asambleístas, antes que en es-bozar argumentos que discutan con ellos.

¿Dónde quedó la intervención del estado na-cional a favor de medio ambiente que se enun-ciaba en el caso de Botnia en Gualeguaychu? Frente a aquel conflicto se defendió la causa dándole carácter nacional. Pero lo cierto es que, por un lado, no era ese un conflicto tan incómo-do para el gobierno, y por el otro, este supo con-ducirlo hacia una elegante derrota.

Desde los sectores más reaccionarios de la oposición no se vislumbran propuestas más alentadoras. De ninguna manera van a tomar la lucha contra el extractivismo ni plantean en-tre sus demandas políticas socio-ambientales integrales, ya que el saqueo y la contamina-ción también forman parte de sus programas. Y los medios monopólicos de comunicación, solamente dirigen su atención de forma fugaz y parcial hacia el abordaje de ciertas luchas como la resistencia contra la megaminería, de-fensa de sus tierras de la comunidad Qom, con el objeto de que estas sean funcionales a sus intereses corporativos.

Por un proyecto socialista con una perspectiva ambiental

Las resistencias populares llevadas a cabo por asambleas, movimientos sociales, y orga-nizaciones políticas, se enfrentan a la cortina de silencio de los grandes medios y a la repre-sión del estado. Poniendo en cuestión muchos de los pilares del discurso kirchnerista.

No se puede hablar de derechos humanos en un país en donde para facilitar los grandes negociados se regala soberanía exportando na-turaleza por regalías insignificantes. ¿Existen corporaciones buenas y malas? ¿O es que para el kirchnerismo, Monsanto, Chevron y la Ba-rrick, las multinacionales más renombradas, no son corporaciones?

¿No es inútil, en este marco, esperar en el kirchnerismo el camino hacia la Liberación Nacional y la Justicia Social?

Queda expuesta la incoherencia de plantear la necesidad de construir un capitalismo en se-rio, cuando es en función de la acumulación, necesidad vital del capitalismo y parte cons-titutiva de su naturaleza, donde se explica el avasallamiento del ser humano y la naturaleza.

Pero, por sobre todo, las lecciones funda-mentales deben derivar en guiar nuestros es-fuerzos a construir una alternativa socialista que incluya una perspectiva socio ambiental de forma integral. Despojarse de las herencias productivistas y erigir una sociedad en donde el ser humano entable una relación armónica con la naturaleza y consigo mismo. Esto im-plica no solamente que forme parte de nuestra perspectiva estratégica sino que, además, de-bemos esforzarnos por incorporar en las cons-trucciones actuales de Poder Popular, la educa-ción ambiental popular, proyectos y luchas que vayan cimentando una conciencia acorde a los grandes desafíos que la clase trabajadora tiene por delante.

Marcelo Retamoso

Los límites y contradicciones del modelo se evidencian cada vez más en su política ambiental y respecto del uso de los recursos naturales.

LA DÉCADA ARRASADAEl modelo Kirchnerista desde la óptica socioambiental

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EN LUCHA

En el pasado mes de mayo se realizó en Cali la VII Cumbre de la Alianza para el Pacífico (AP). Formada por

México, Colombia, Perú y Chile, en junio de 2012, la Alianza cuenta con más de 210 millones de habitantes, un PIB superior al billón y medio de euros —casi un 40% del total de América Latina—, y más del 50% de sus exportaciones. Sus cinco miembros han suscrito tratados de libre comercio con EE.UU. Mientras en Bogotá se anunciaba la creación del parlamento de la AP, el gru-po se comprometía a liberalizar a marchas forzadas hasta el 90% del comercio entre sus cuatro socios fundadores.

La cumbre le dio un nuevo impulso al proceso de integración regional y no sólo en el área del comercio, entre países alineados tras Estados Unidos y que tienen tratados de libre comercio firmados con la potencia he-gemónica mundial. Entre la batería de acuer-dos figura crear un visado único de turismo con validez para los cuatro países y realizar campañas conjuntas de promoción turística, la creación de un fondo de cooperación o el lanzamiento de una segunda convocatoria de becas para los estudiantes de los cuatro paí-ses. También estuvieron de acuerdo en com-partir embajadas (la primeras serán Ghana y Singapur) y ampliar la red de oficinas co-merciales conjuntas. Con la reciente integra-ción de Costa Rica, luego de que firmara un acuerdo de libre comercio con Colombia, la Alianza para el Pacífico ha abierto la puerta al acercamiento a otros países, muchos de

los cuales forman parte del Mercosur y algu-nos incluso de los que se encuadran formal-mente en el eje bolivariano. Entre los paí-ses observadores de la cumbre participaron Ecuador, El Salvador, Honduras, Paraguay y República Dominicana.

La Alianza se enmarca en la disputa re-gional en torno a los alineamientos inter-nacionales en la configuración geopolítica mundial y la disputa por los espacios comer-ciales. La posibilidad de la integración de Japón a este acuerdo de comercio inter-pací-fico y los pasos dados para un posible tratado de libre comercio entre la Unión Europea y los EEUU plantean un nuevo escenario de disputas para China, Rusia, India, y también para los países del Mercosur. El presidente chino se aprestó a visitar justamente los paí-ses centroamericanos que forman parte de la AP, como Costa Rica y México, a fin de rea-lizar acuerdos comerciales.

El reciente triunfo del partido Colorado en Paraguay, y los realineamientos encarados por el presidente Horacio Cartes han sumado nuevos problemas a los socios del Mercosur, que además de sus permanentes disputas co-merciales cuentan ahora con un “socio” más alineado con el eje norteamericano. Luego de que Paraguay fuera suspendido en sus fa-cultades plenas en el Mercosur, la Unasur y la Celac a partir del golpe de estado que des-tituyó a Fernando Lugo se abrieron dificul-tades tanto para Argentina como para Brasil, dado que Paraguay es un proveedor clave de energía eléctrica para ambos países y que

la incorporación plena de Venezuela al Mercosur requería aún de la aprobación del senado paraguayo. A esto se suman las disputas con Uruguay, que ha mani-festado recientemente su intención de sumarse a la Alianza para el Pací-fico. Desde Brasil se han alzado las voces de alerta, condicionando cualquier acuerdo bilateral con la AP al consentimiento del conjunto del bloque de países que integran el Mercosur.

En el marco de la crisis mun-dial, el crecimiento económico que sustentó en 2003 el giro de varios países latinoamericanos hacia políticas más pro-gresistas y no directamente alineadas con las disposiciones de Washington comienza a desacelerarse. En este contexto, las dis-putas por las áreas de influencia y compe-tencia económica vuelven a aflorar con más fuerza, poniendo en discusión anteriores alineamientos y alianzas. La ajustada victo-ria de Nicolás Maduro en Venezuela, en el marco de importantes dificultades económi-cas, plantea un escenario complicado para el país que asume actualmente el liderazgo de una política claramente antiimperialista en la región. Los conflictos internos en Bolivia y los caminos seguidos por Ecuador no per-miten pensar en una profundización de los

cambios sociales en una línea claramente anticapitalista. El reagrupamiento de los paí-ses alineados tradicionalmente tras políticas neoliberales y emanadas de las usinas impe-rialistas parece fortalecerse y ponen sobre la mesa el peligro de un giro hacia la derecha del conjunto de la región. El reciente pedido del presidente Santos para que Colombia in-grese a la OTAN es una muestra más de esta estrategia y ofensiva.

Será la lucha de los pueblos la única ca-paz de construir una verdadera unidad lati-noamericana que, lejos de intereses de capi-talistas locales y extranjeros, logre forjar la verdadera emancipación social.

Agustina Villegas

La huelga general de los trabajadores mi-neros, organizados en la COB, con movili-zaciones y bloqueos que paralizaron al país durante 13 días, comenzó el 6 de mayo por mejoras salariales y por una modificación en el sistema de pensiones. A los trabajadores de la COB, luego se unieron maestros, tra-bajadores de salud y de universidades, trans-formándose en una de las luchas más inten-sas de los últimos años.

En la actual ley de pensiones el finan-ciamiento de la jubilación recae en los tra-bajadores. Esta ley votada por el gobierno del MAS, y apoyada en su momento por la COB, prevé que la patronal aporte el 3%, el estado no aporte nada y el trabajador finan-cie el 97% restante. Contemplando la com-plejidad del proceso boliviano y los avances que se han producido en muchos aspectos, el reclamo levantado por los trabajadores constituye una demanda legítima y que se garantiza para otros sectores: por ejemplo a

los militares se les computa el 100% del salario al momento de la jubilación, y no puede pretenderse que los demás sectores se resignen a recibir un 70%, en el mejor de los casos.

Frente a la dificultad de contener estos genuinos reclamos, que forman parte de un sector del pueblo que se ubica a la izquier-da del MAS, desde el gobierno se identificó la protesta con una intención de desestabili-zación, acusando a la dirigencia de la COB y a los trabajadores de antidemocráticos y golpistas, estigmatizando el reclamo de los trabajadores a la vez que generando una po-larización entre los sectores populares, con-vocando a campesinos y afines al gobierno a enfrentar a los mineros. Discurso conspira-tivo que ya fuera utilizado, lamentablemen-te, contra las movilizaciones en defensa del TIPNIS en el Amazonas, para justificar la represión contra los habitantes de la región.

Si bien la dirigencia de la COB genera

desconfianza en tanto ha tenido políticas y posicionamientos oportunistas y burocráti-cos, el gobierno de Evo Morales ha pues-to en este conflicto a la clase obrera, re-presentada en la COB, de la vereda de enfrente, asumiendo intere-ses opuestos a los suyos, mien-tras se apoya cada vez más en los sectores empresarios, fomentando el extractivismo con subsidios y financia-miento, además de garantizar bajos cos-tos salariales.

Una vez más, afloran las contra-dicciones de una construcción que, enarbolando la identidad pluri-nacional del pueblo boliviano y posicionándose con una clara política antiimpe-rialista en algunos as-pectos, no termina de avanzar en una pers-pectiva anticapitalista

que modifique de raíz el sistema económico social.

Clara García B.

Nuevos alineamientosy disputas en

América Latina

EL CONFLICTO MINERO EN BOLIVIA

La posible consolidación de la Alianza para el Pacífico plantea una vez más el peligro de un nuevo fortalecimiento del

neoliberalismo en América Latina. Los alineamientos de los países de la región en función de los intereses comerciales abren nuevas

disputas a las ya complicadas relaciones del Mercosur. ¿Se avecina un giro hacia la derecha en América latina?

La demanda de los trabajadores mineros y las respuestas del gobierno de Evo Morales, ponen sobre la mesa aristas contradictorias del proceso del país andino.

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La recomposición de la burguesía a par-tir de la asunción de Néstor Kirchner tuvo como una de sus bases la reconstitución del consenso; de la hegemonía. El nuevo gobier-no sabía que para reconstruir la instituciona-lidad tenía que tomar ciertas reivindicacio-nes de los movimientos sociales, y para ello distribuyó subsidios y ayudas focalizadas. Esta táctica, acompañada del crecimiento económico de la Argentina durante sus años de gestión, fue efectiva para profundizar la atomización y desarticulación de parte im-portante de los movimientos sociales. El kir-chnerismo, a partir de la cooptación, logró el apoyo de muchos dirigentes piqueteros, ofreciendo cargos como legisladores o in-corporándolos en funciones de estado. Muy hábilmente logró dividir aguas dentro del movimiento obrero, las organizaciones de derechos humanos, el movimiento estudian-til, sectores intelectuales, etc.

Esta situación, vislumbró y evidenció los límites de nuestras propias construcciones. La tremenda fragmentación, y el corpora-tivismo demostraron la poca consolidación política del movimiento en su conjunto, los límites de la lucha sindical como eje de acu-mulación, más aún, el camino erróneo que produce entender la lucha sindical como lu-cha política; también los límites de la lucha política en términos sólo del programa de máxima.

A partir de un balance crítico de nuestra praxis política de los últimos 10 años, es que vimos la necesidad de construir espacios in-termedios en unidad con otras organizacio-nes que pudieran articular aspectos políticos y sociales, de la mano también de un progra-ma intermedio (de reformas no reformistas) que pudieran interpelar a sectores más am-plios de la población.

Esta ha sido en definitiva una de nues-tras principales preocupaciones a la hora de impulsar un reagrupamiento multisectorial, superar la lucha corporativa, y articular un marco de definiciones políticas que nos ayu-den a elevar el nivel de conciencia de nues-tras organizaciones de base, sin pretender exigir un alto nivel de definiciones como implicaría ser parte de una organización política. Desde sus inicios vimos la ne-cesidad de construir una referencia nacio-nal amplia, con fuer-te inserción que nos permita intervenir en la coyuntura política desde la izquierda anticapitalista.

En este marco, la construcción del frente amplio antimperialista y por el socialismo

(en tanto concepto y no réplica de las expe-riencias que nos antecedieron) es parte de nuestra tarea a largo plazo, en función de constituir una herramienta para la unidad de los sectores más radicalizados de nuestro pueblo, con una perspectiva clara de inde-pendencia política. Sin embargo la confor-mación de dicho ámbito no puede entenderse al margen del proceso de la lucha de clases y del avance de las fuerzas populares.

Los reagrupamientos actuales a la luz de la experiencia histórica

Desde Hombre Nuevo, reivindicamos la necesidad de recuperar las experiencias his-tóricas y el bagaje teórico de nuestra clase para evitar empezar la lucha desde cero. In-sistimos en la imprescindible tarea de vol-ver a los clásicos, a nudos teóricos tan fun-damentales como actuales del marxismo, a tener una visión del conjunto de la experien-cia histórica. La idea de que todo es nuevo oculta las profundas continuidades que nos atraviesan como agrupaciones y militantes y mucho de lo que hoy se presenta dentro de la Nueva Izquierda como superación del “mar-xismo tradicional” no implica para nosotros una superación sino un retroceso respecto de los momentos más avanzados en términos organizativos y de capacidad de lucha contra nuestro enemigo de clase.

Dicho esto, creemos que entre quienes reivindicamos el hecho de que nuestra lucha se inserta en un proceso mucho más amplio y anterior a nuestra existencia, se suele come-ter un error metodológico y político de tratar de identificar algunos desarrollos actuales con experiencias pasadas. La identificación de nuestras experiencias de reagrupamientos con la de los Frentes (Social y Político, An-tiimperialista, por la Liberación Nacional y Social) que han marcado la historia de la lu-cha de clases del siglo XX contiene una serie de problemas metodológicos y políticos.

En primer lugar, la conformación de cada modalidad de fren-te respondió a una coyuntura precisa que torna compleja la abstracción de un concepto válido para todas las épocas. En segundo lugar, esos frentes fueron cons-tituidos por organi-zaciones políticas nacionales, con una

profunda inserción de masas. Es decir, esos frentes tuvieron la capacidad de incidir en la vida de cada país en el que se constituyeron no sólo como resultado de la unión sino por

la preexistencia de un desarrollo a una escala y en una calidad que, lamentablemente, no es el que las organizaciones de la Nueva Iz-quierda tenemos hoy. Esos frentes constitui-dos por las representaciones principalmente de partidos políticos fueron expresión y per-mitieron intervenir en momentos definitorios de la lucha de clases, tanto cuando estuvieron marcados por la resistencia a una ofensiva enemiga (Frente Antijaponés, Frente Anti-fascista, Frente Democrático Antifascista que impulsa el PRT en el 75) o de un avance pro-pio (Frente Nacional de Liberación, Frente Antiimperialista por el Socialismo). En tercer lugar, desde los inicios de la formación del movimiento obrero, las corrientes marxistas encararon el trabajo sindical o social des-de una perspectiva, una

orientación y una pertenencia partidaria. La cons-trucción social de los grandes parti-dos como el Partido Socialdemócrata Alemán, o los Partidos Comunistas, no sur-gía escindida de la esfera específicamente política aun cuando tuviera diferente grado de masividad y, por ende, de definición.

La situación actual de la Nueva Izquier-da es producto de un fenómeno diferente: construcciones “sociales” que de a poco se comienzan a plantear la necesidad de avan-zar en definiciones, programas, orgánicas y tareas más específicamente políticas. Es esta realidad la que nos induce a pensar que es más útil retomar los debates acerca de las diferencias y los vasos comunicantes entre lucha social / sindical y política para pensar estos reagrupamientos; poniendo énfasis en los diversos grados de definición que contie-nen en su seno cada uno de estos polos.

Lucha sindical, lucha política

Existen diferentes concepciones sobre las relaciones que deben establecerse entre los espacios organizativos de la clase, orga-nizaciones políticas, frentes de masas, espa-cios intermedios, etc.

En nuestro país, en los últimos años han predominado políticas que van desde la ne-gación de la necesidad de la organización política revolucionaria, y en las que todos los esfuerzos se destinan a la construcción del movimiento de masas, en cuyo seno se resolverían todas las tareas estratégicas in-herentes a la transformación radical de la

sociedad; hasta las que, por el contrario, ponen su acento de manera casi exclusiva en la construcción de la organización políti-ca revolucionaria, y cuya intervención en el movimiento de masas se realiza de manera vertical, entendiendo los espacios de orga-nización del pueblo como apéndices de la propia organización, los cuales deben acatar las directivas que bajan desde el partido sin posibilidad de debate real.

Ambas concepciones plantean una se-paración tajante entre la lucha sindical y la lucha política. Unos, cayendo en políticas basistas y espontaneístas que niegan la ne-cesidad y centralidad de una organización política revolucionaria; otros, concibiendo

La relación entre las organizaciones políticas y las organizaciones de base ha sido siempre un tema de debate entre los que apostamos a construir un proyecto de emancipación social. Actualmente, la construcción de espacios intermedios de articulación de la lucha política y la construcción social ha dado lugar a diferentes concepciones en torno a qué tipo de herramienta es necesaria en esta etapa. Hacemos aquí algunos aportes al debate en torno a las características, diferencias, atribuciones y vínculo entre organizaciones de base, organizaciones intermedias y organización política.

SOBRE LAS ORGANIZACIONES INTERMEDIAS

la conformación de cada modalidad de frente respondió a

una coyuntura precisa que torna compleja

la abstracción de un concepto válido para

todas las épocas

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a los organismos de base como subsidiarios de la organización política. La idea de que sólo hace falta el “partido” tiene sus raíces en una lectura errónea de las críticas que rea-lizara Lenin al economicismo (o, traducido a la actualidad, al basismo, al sindicalismo) en el ¿Qué hacer?. La tajante diferenciación entre el trabajo sindical y el trabajo político

proviene de una apropiación dogmática de la relación entre lucha sindical y lucha política.

Al marcar las diferencias entre la lucha sindical y la lucha política, Lenin quería establecer las particularidades de cada una para cuestionar la concepción de que la con-ciencia política de clase surgiría de la simple evolución del trabajo sindical. Sostenía que la lucha económica, gremial, sindical, “se-guirá conservando esta importancia mien-tras subsista el capitalismo, que engendra necesariamente la autodefensa de los obre-ros”, y que las denuncias de lo ocurrido en cada fábrica, o en las distintas ramas del tra-bajo “se convierten en el punto de partida para despertar la conciencia de clase, para iniciar la lucha sindical y la difusión del socialismo”1. Pero alerta-

ba que esta lucha podía conducir, dirigida por fracciones reformistas que hacen culto a la espontaneidad, a la lucha exclusivamen-te sindical. Enfatizaba que la conciencia de clase corresponde a otro tipo de reflexión que descubre la dinámica general del siste-ma capitalista, lo que luego Lukács ha sinte-tizado como conciencia de la totalidad. Sin embargo, no hay una línea en la que pueda encontrarse la afirmación de que los revolu-cionarios deban dejar librada la lucha sindi-cal a la acción de otras tendencias no revolu-

1 Lenin, V. I., ¿Qué hacer?, Edición Nuestra América, pág. 104.

cionarias y dedicarse en manera exclusiva a una construcción partidaria.

Las organizaciones de base deben en-tenderse como organismos amplios de ma-sas, que no necesariamente desarrollan un alto grado de definiciones. Constituyen “el punto de partida para despertar la con-ciencia de clase, para iniciar la lucha sin-dical y la difusión del socialismo”. No se trata por tanto de no luchar por reformas, de no desarrollar la lucha sindical (teniendo en cuenta sus particularidades) pero tampoco de limitarla a la lucha por reivindicaciones económicas. Los agrupamientos sindicales, sean estos de trabajadores desocupados, ocupados u organizaciones sectoriales, son organizaciones en las que una parte de la clase se agrupa en función de defender sus intereses económicos inmediatos y en los que debemos realizar un trabajo para de-sarrollar políticamente la conciencia del pueblo, sin que esto implique imponer defi-niciones que corresponden al nivel de con-ciencia y desarrollo de las organizaciones políticas, que tiene una función específica en la conducción del proceso revoluciona-rio. Es preciso desarrollar la lucha sindical, atendiendo a su especificidad, pero enmar-cándola en un proyecto más general, lo que de ninguna manera brotará de manera espontánea de la lucha económica. Por

ello, la politización es una tarea crucial en todas las ins-tancias de inter-vención, ya que consideramos estratégico que las organiza-ciones de base se eleven de lo meramente reivindica-tivo, que los compañeros que se acercan a ellas adquieran experiencia y formación, así como que vayan asumiendo en forma creciente responsabilidades políticas, con-

virtiéndose en sujetos (y no objetos) de su historia. En este sentido, entendemos que el marco de definiciones a asumir no puede estar escindido del avance de la lucha de clases y que por lo tanto, es dinámico y de-penderá del desarrollo de esa lucha general.

Sintetizando, para nosotros se trata de construir un proyecto integral de organi-zación que contemple los distintos niveles de definición acordes a cada instancia, para que se establezca una relación dialéctica (no formal) entre todas ellas y los vasos comunicantes que garanticen que exista una verdadera ligazón interna. Creemos que sólo con una profunda y densa inser-

ción de masas, que no se mide simplemen-te por “estar” en organizaciones de base o intermedias, sino por la capacidad de hacer

que el pueblo se eleve po-líticamente, avance en auto-conciencia y homogeneidad, se comprometa en un proceso de transformación; sólo de ese modo una organización política tiene la posibilidad de dejar de ser un núcleo de militantes para con-vertirse en un verdadero partido de

clase. Será producto de la forma de desarro-llo de ese proceso histórico si la dirección revolucionaria se constituirá como un par-tido único o si se conformará a partir de un frente de organizaciones políticas.

¿Qué espacios es necesario construir en la actualidad en función de la etapa en la que estamos?

Asumiendo que sólo constituimos un destacamento más de los muchos grupos que caminan en esta dirección, es entonces nuestra tarea en esta etapa, en la que el so-cialismo no se encuentra a la vuelta de la esquina, la de aportar al desarrollo de una organización revolucionaria con la central tarea de “preparar la revolución”; fortale-cer y masificar nuestra inserción de base, apuntando a la construcción de embriones de poder popular; y a su vez aportar a la conformación de un reagrupamiento so-cial y político con capacidad de interven-ción política, que aporte a la politización del pueblo y contribuya a conformar un afluente de cara a articulaciones superio-res.

Sostenemos que hay que construir un proyecto político integral que atienda y promueva las más diversas instancias de unidad y que respondan a los distintos ni-veles de conciencia presentes en la clase trabajadora y en la sociedad en su conjun-to. Por ello, entendemos que, en una etapa claramente no revolucionaria, es necesario construir un espacio intermedio como una corriente social y política que debe tener, y mantener, un tipo intermedio de defini-ciones estratégicas que nos permita avan-zar en niveles de politización pero a la vez contener genuinamente a las más amplias

capas del pueblo.Al mismo tiempo, entendemos que

es una tarea central e indispensable aportar a la construcción y con-

solidación de una organización política revolucionaria que se

constituirá efectivamente al calor de la lucha de clases,

que dé coherencia y arti-culación entre las distin-tas instancias a través de un vínculo dialéctico,

proyectándolas hacia una lucha revolucionaria por el

socialismo. Una organiza-ción política que, sin aislarse

de las masas pero más allá de sus oscilaciones, se mantenga en

el camino correcto con claridad y firmeza, preparándose para di-

rigir de conjunto el proceso revo-lucionario. Retomando a Mandel, entendemos que “(…) la construc-

ción del partido revolucionario de la clase trabajadora es la integración de la conciencia del núcleo revolucionario con la conciencia de los obreros avanzados. […] Una situación revolucionaria —o sea la posibilidad de la conquista revolucio-naria del poder— aparece cuando ha sido alcanzada la integración de las acciones de la vanguardia y las masas con la con-ciencia de la vanguardia y de los estratos revolucionarios”2.

Agrupación

Hombre NuevoJunio de 2013

2 Ernest Mandel, Teoría leninista de la organización.

la politización es una tarea crucial en todas las instancias

de intervención, ya que consideramos estratégico que las organizaciones

de base se eleven de lo meramente reivindicativo es una tarea central

e indispensable aportar a la

construcción y consolidación de una organización política

revolucionaria

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Inflación

Quienes vivimos de nuestro trabajo sabemos que desde hace unos años la in-flación carcome nuestros salarios. Lejos de los procesos hiperinflacionarios de fines de los ochenta o de la estampida post – devaluación de 2002 la realidad es que los precios aumentan mucho más aceleradamente y en mayor proporción que nuestros ingresos.

Los ortodoxos del mercado señalan como causas del fenómeno la emisión monetaria vinculada a las políticas ex-pansivas emprendidas por el oficialismo (validación de aumentos en paritarias, asignación universal, entre otras), “ol-vidando” que los aumentos salariales vienen ubicándose por debajo del nivel de inflación y que incluso el reciente aumento de las asignaciones no alcan-za a cubrir el acceso a los bienes más indispensables. Los heterodoxos, con la presidente a la cabeza, reconocen que el gobierno no puede controlar los precios, critican la estructura de oligopolio y al poder de mercado de grandes empresas pero responden con un “control” que lejos de expresar un “empoderamiento” de la sociedad civil muestra que su he-terodoxia no llega a cruzar el umbral de la fijación de precios máximos por parte del estado.

La inflación es un mecanismo ca-racterístico del capitalismo para incre-mentar la ganancia en situaciones en que las relaciones de clases no permiten el recorte liso y llano de los ingresos de los trabajadores. Hace más de siete décadas que el tan admirado Keynes formulaba el contenido de clase de su propuesta sin ningún encubrimiento “nacional y popular”: la erosión de los salarios reales vía inflación era mucho menos disruptiva que el recorte nomi-nal de los mismos. Es cierto que la in-flación es hoy un inconveniente también para un sector del empresariado, pero no puede abstraerse el fenómeno de las con-diciones generales en las que el sistema tuvo que recomponer la rentabilidad del capital y la hegemonía de la burguesía luego de la impugnación desde abajo del 2001.

Devaluación I: los pilares del "modelo"

El problema de la moneda y el tipo de cambio ha estado en el ojo de la tor-menta en los últimos meses. Los voceros de la economía liberal repiten una y otra

vez que el “retraso del tipo de cambio” es una de las causas principales de la pérdida de competitividad de la econo-mía local. La “sobrevaluación” del tipo de cambio marca la modificación de uno de los pilares del llamado modelo post-devaluación.

Efectivamente, la devaluación del 40% del peso respecto del dólar realiza-da por el gobierno de Duhalde en 2002 fue, junto al default, una de las medidas

que aceleró el inicio del ciclo ascendente a partir de 2004. En primer lugar, la anu-lación de la convertibilidad a paridad fija con el dólar significó la reapropiación por parte del estado de una herramien-ta de política económica fundamental. Recordemos que, esquemáticamente, la emisión durante la convertibilidad esta-ba supeditada a la existencia de la misma cantidad de dólares en reserva. Al levan-tarse esta restricción monetaria el esta-do recobró el manejo del tipo de cambio que es -nada menos- una de las media-ciones importantes que existe entre las productividades que imperan en el mer-cado mundial y en la economía nacional. Por otra parte, internamente, un margen más amplio para el manejo de la emisión monetaria, junto a la re-estatización de las jubilaciones, facilitó la adopción de medidas pro o contra-cíclicas.

En segundo lugar, la devaluación al-teró la posición relativa entre diversos sectores de la burguesía. Si durante la década de los noventa la sobrevaluación del peso había redundado en beneficio de los capitales dedicados a la produc-ción de bienes “no transables”, la de-valuación benefició a los abocados a la producción de bienes “transables”1. La sobrevaluación actual del peso, impul-sada por el proceso inflacionario, está afectando particularmente a este último subconjunto de sectores y son quienes más están presionando por una deva-luación más drástica que les permitiría

1 Se denomina transables a los bienes que pueden ser exportados o importados en contraposición a los no transables que necesariamente se consumen dentro de la economía que los produce (por ejemplo, telefonía, gas, agua, transporte interno, etc.).

competir en los mercados externos en mejores condiciones.

Es importante destacar que desde 2007 el ritmo de devaluación del peso fue más rápido que el de la inflación lo que significa que en el último quin-quenio ha tenido lugar una devalua-ción del orden del 65%2. Por supuesto, los sectores de la oposición derechista optarían por modos mucho más abier-tos de modificación del tipo de cambio,

pero esto no significa que el oficialismo “nacional y popular” no lo haya venido haciéndo a su modo. Lo mismo debe afir-marse respecto del freno y deterioro a nivel salarial. Los Prat Gay, los Sturzenegger, los Melconian lo harían tal como lo hicie-ron cada vez que fueron gobierno; sin embargo, los techos a las paritarias, la consolidación de un tercio de la fuerza de trabajo en condiciones de precarie-dad muestran que la tan mentada dis-tribución del ingreso tiene límites bien precisos.

En tercer lugar, pero de primordial importancia, no hay que perder de vista que fue la brutal devaluación de 2002 uno de los puntapiés para la instaura-ción del tan mentado “modelo” y que significó una erosión tan significativa de los salarios que aún hoy una masa considerable de trabajadores no ha recuperado los niveles de ingreso real que tenía veinte años atrás.

Devaluación II: los límites del tipo de cambio

La situación del dólar en el país vie-ne a demostrar que una cosa es contar con una herramienta de política econó-mica clave como el manejo del tipo de cambio y otra muy diferente es pretender que ese instrumento por sí mismo permi-ta sortear los problemas de la economía. Por supuesto que hay sectores que tienen capacidad para ejercer presión a favor de una devaluación, pero no se puede redu-

2 http://rolandoastarita.wordpress.com/2013/05/10/lorenzino-kicillof-y-devaluacion-desfachatez-o-ignorancia/

cir el problema de la pérdida de divisas a este hecho. De igual modo que resulta inválida la explicación de todos los pro-blemas de la actual coyuntura a la “falta de respeto por las instituciones”, al “es-tatismo” o a cualquier idea semejante que la derecha de oposición le atribuye al gobierno.

Por un lado, el hecho de que las ta-sas de crecimiento promedio en la últi-ma década hayan sido de las más altas y continuadas de la historia no signi-fica que se haya superado el carácter dependiente de nuestro país. Esta de-pendencia se ve reflejada paradigmática-mente en la falta de inversiones a gran escala en sectores estratégicos como el de combustibles, energía o transporte a lo largo de todos estos años de balanza comercial favorable. Crecimiento no es sinónimo de desarrollo. Este déficit se manifiesta en problemas de productivi-dad que afectan seriamente los costos de las exportaciones y que el propio gobier-no ha reconocido al dejar caer el contrato de la concesión ferroviaria con América Latina Logística. Esta debilidad busca ser subsanada a través de una modifica-ción del tipo de cambio que compense esos mayores costos relativos.

Por otro lado, el problema de la pér-dida de reservas y la orientación hacia el dólar que el gobierno atribuyó durante meses a una “cultura anti moneda nacio-

nal” terminó siendo reconocido de un modo vergonzoso con la ley de blanqueo de capitales. Si bien a diferencia de otros momentos de la historia argentina toda-vía hay superávit comercial, no hay que olvidar que el dinero cumple la función de reserva además de la de medio de cir-culación y/o de pago. Y esa función de modo mucho más notorio que las otras requiere de una moneda mucho más fuerte que la nuestra.

Desaceleración de la economía

La última publicación de los datos de recaudación fiscal desmienten los pronós-

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Los representantes del establishment y los defensores del llamado "proyecto nacional" vienen intercambiando diagnósticos y propuestas sobre un escenario económico que a todas luces enfrenta problemas. El discurso económico de unos y otros deja fuera a la clase trabajadora como sujeto. El desafío de mantener la independencia de clase en una coyuntura marcada por disputas interburguesas.

LA ECONOMÍAEN EL CENTRO DEL DEBATE

Hace más de siete décadas que el tan admirado Keynes formulaba el contenido de clase de su propuesta sin ningún encubrimiento "nacional y popular": la erosión de los salarios reales vía inflación era mucho menos disruptiva que el recorte nominal de los mismos

desde 2007 el ritmo de devaluación del peso fue más rápido que el de la inflación lo que

significa que en el último quinquenio ha tenido lugar una devaluación

del orden del 65%

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ticos de inminente caída en picada que vienen realizando diversos sectores de oposición. Desde el oficialismo se han to-mado esos datos para hablar de una tam-bién inminente fase expansiva. El hecho de que la catástrofe que la oposición de derecha pronostica no se concrete, no habilita tampoco a validar las “buenas noticias” del oficialismo.

El propio INDEC se ha visto obliga-do a reconocer el aumento de la tasa de desempleo del 7,2 al 7,9%3. Como siem-pre ocurre, los jóvenes están entre los más afectados: la tasa de desempleo se ubica para quienes tienen entre 18 y 24 años en torno al 20%4.

Las condiciones ventajosas que se ofrecen a los empresarios no redundan en una recuperación de la dinámica de inversión. Basta releer a Marx para no-

tar que no todo dinero se transforma en capital y que en la decisión de invertir influye un conjunto de elementos entre los cuales la rentabilidad actual y espe-rada es primordial.

3 http://www.telam.com.ar/notas/201305/18279-el-desempleo-se-ubico-en-79-en-el-tercer-trimestre.html4 http://www.lanacion.com.ar/1589112-la-desocu-pacion-entre-los-jovenes-llega-al-20

La independencia política y teórica de la clase trabajadora

¿Qué posición adoptar en este escenario? Marx decía que la econo-mía política era el ámbito privilegiado de la ideología burguesa. La veneración por los “datos”, por los “hechos”, era la principal manifestación de la ideología en tanto el análisis no incluía la histo-ricidad del “objeto de estudio”. Al estu-diar la sociedad capitalista sin hacer la crítica de la misma, esto es, sin recono-cer los límites de esta forma social, bo-rraba el carácter históricamente relativo del capitalismo.

La izquierda tradicional actual entien-de que la crítica es la denuncia repetida del carácter explotador del sistema. Sien-do un punto de partida básico, esa afirma-

ción no basta para guiar la acción ni para comprender la de nuestro enemigo. Algo similar ocurre con quienes consideran que la independencia de clase consistiría en una especie de abstencionismo en aspectos nodales de la actualidad. Esto se traduce en una negativa a reconocer diferencias, matices, orientaciones dentro de la misma burguesía ya que todos se benefician del trabajo de nuestra clase.

La pobreza de los análisis teóricos y de las intervenciones políticas a que dan lugar estas posiciones es respondida a menudo desde el amplio y complejo arco de la llamada “nueva izquierda” con una invocación a hacer propuestas positivas. Saludamos la disconformidad con la re-petición de fórmulas a las que nos tie-ne habituados un sector de la izquierda, pero alertamos que en el alejamiento del sectarismo el riesgo de caer en el preci-picio del reformismo es alto.

En la búsqueda por definir progra-mas factibles de ser agitados y reali-zados hoy, muchos análisis terminan adoptando el punto de vista de la ges-tión, la visión del funcionario (sea éste del color político que sea) cuyo princi-pal problema consiste en administrar lo que existe. Dentro del horizonte del capitalismo y del carácter dependiente de nuestra economía, ¿cómo se pueden resolver los problemas mencionados en esta nota? ¿Cómo controlar la infla-ción? ¿Qué hacer con el tipo de cambio? ¿Cómo generar empleo o paliar la situa-ción de quienes no lo tiene?

Pero esas preguntas, desde su misma formulación, desdibujan los límites de la política económica en el capitalismo, un sistema en el que el proceso social de producción no está regido por la volun-tad y conciencia ni de los individuos ni de las fracciones de clase. Desde el punto de vista de la gestión tal como existe hoy, y en la coyuntura actual, las posibilida-des de acción no son tantas. En otras pa-labras, al responder “técnicamente” esas preguntas que parten del supuesto de que podríamos ser gobierno sin que se modi-ficara nada más de la situación se termina

haciendo abstracción de las relaciones de clase. Pensamos y proponemos medi-das sin contestar otras preguntas tanto o más importantes como ¿con qué fuerza podríamos imponerlas? ¿O vamos a tra-

tar de “convencer” al estado de que nues-tras medidas son mejores o a impulsarlas desde alguna banca o sillón conseguido en las elecciones? ¿Serían realizables en dichas condiciones esas medidas? ¿No contribuiría ese nivel de definición de medidas de política económica a depo-sitar expectativas en que el estado (o un gobierno burgués “amable”) va a resol-ver nuestros problemas de fondo?

Hay una famosa intervención de Marx en la Sociedad Democrática de Bruselas en el debate sobre librecambio o proteccionismo. Su definición no par-tió de cuál era la fracción menos mala de la clase dominante, ni tampoco pro-puso la indiferencia de la cuestión para los trabajadores, sino que se centró en cuál de las dos orientaciones creaba las mejores condiciones para la acción de la clase obrera. Ese es el desafío, aportar a la lucha teórica con las distintas vertien-tes burguesas para poder intervenir con independencia de clase.

Ana Marchesi

la brutal devaluación de 2002 uno de los puntapiés para la instauración del tan

mentado "modelo" y que significó una erosión tan significativa de los salarios que aún hoy una masa considerable de trabajadores no ha recuperado los niveles de ingreso

real que tenía veinte años atrás

el hecho de que las tasas de crecimiento promedio en la última década hayan sido de las más altas y continuadas de la historia no significa que se haya superado el carácter dependiente de

nuestro país

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FURS vs. La Celeste

En estas elecciones del SUTEBA, por primera vez en varias décadas, las agrupa-ciones de oposición a la celeste conforma-ron a nivel provincial un espacio unitario: el Frente Único por la Recuperación del Suteba (FURS), que se presentó como lista provincial Lila- Multicolor, encabezada por el compañero Raúl López, actual Secretario General de Bahía Blanca. Asimismo en la mayoría de los distritos donde hay oposición se conformaron listas unitarias. Este marco de unidad ya avizoraba la posibilidad de re-cuperación de algunas seccionales.

El contexto en que se dan estas eleccio-nes es el de un profundo malestar producto, entre otras cosas, de un salario carcomido como consecuencia de un ajuste continuo descargado en las espaldas de los trabajado-res docentes, que no ha encontrado eco en la conducción de la lista celeste. Los docentes tomaron nota de que, en un contexto de au-mentos por decreto, insuficientes y en cuo-tas, sumado a la situación de deterioro de la escuela pública, la conducción celeste, con Baradel a la cabeza, llevó adelante paros ais-lados y aceptó una conciliación obligatoria que dilató aún más el conflicto. Los docentes también tienen registro de la obsecuencia de la conducción actual del Suteba con el go-bierno nacional. El desprestigio que fue co-brando la figura de Baradel es difícil remon-tar, aunque haya desaparecido por un tiempo de los actos del gobierno nacional.

La conformación del FURS provincial y de su réplica en las seccionales, no solo es expresión de la urgente necesidad de recupe-rar el SUTEBA sino también de cambiarlo. Hacer retroceder a la burocracia no implica solamente que las nuevas conduc-

ciones no frenarán la lucha de los trabajado-res de la educación, sino que los esfuerzos van a estar dados en desterrar una forma de sindicalismo que concibe a la militancia gre-mial como un privilegio, retirándose de las escuelas para apoltronarse en despachos ofi-ciales y locales sindicales como un apéndice del estado.

A través de las listas unitarias, la oposi-ción logró retener cinco seccionales que ya estaban en sus manos: Quilmes, Berazate-gui, Marcos Paz, Escobar y Bahía Blanca. Y se recuperaron además otras cinco seccio-nales: La Plata, donde se revirtió el fraude de la elección pasada a manos del oficialis-mo; Matanza, cuna de Mary Sánchez y la jurisdicción más numerosa de la provincia; también Ensenada, Tigre, San Martín-Tres de Febrero y Esteban Echeverría. En los dos últimos distritos, sin embargo, se continúa dando pelea ya que la Celeste intenta impo-ner el fraude apelando a los clásicos meca-nismos de impugnación de urnas.

Estos importantísimos triunfos ponen de manifiesto la necesidad de continuar en la línea de construcción de la unidad. Unidad programática amplia, sostenida por la vo-cación de que la unidad sea, además, desde abajo. Unidad para que las y los trabajadores podamos recuperar nuestras organizaciones sindicales, poniéndolas al servicio de la lu-cha y de la construcción democrática y de base, promoviendo una amplia participación. Unidad que requiere y requerirá seguir tra-bajando cotidianamente para renovar ciertas prácticas sindicales. Frente a la descascarada burocracia sindical, pero también ante la in-dispensable superación de prácticas sectarias y autorreferenciales que padecemos dentro de muchos exponentes de la oposición.

Perspectivas de la lucha docente

En el contexto de la discusión paritaria 2013, la celeste decidió jugar en la inter-na del PJ haciendo uso de la base docente. Esto sumó al desprestigio que ya viene aca-rreando por estar pegados a cada gobierno de turno. El encierro del conflicto salarial, producto de que ni Scioli retrocede en el es-quema de ajuste de lo público, ni el gobierno nacional suelta la soga lo suficiente como para dar aire a la provincia, encuentra una conducción sindical arrinconada por su pro-pia lógica burocrática que no da verdadero cauce a la lucha desde las bases, y comienza a golpear puertas impaciente ante un conflic-to que le significó un costo importantísimo cuantificado en votos. Para pesar de la Ce-leste, su actitud mendicante no alcanza para que el gobierno nacional quiera dar respues-ta. Este, no los considera dentro de sus filas, y al gremio docente lo entiende como un sector al cual desarticular para avanzar con la reforma mercantilizadora de la educación.

De todos modos no debemos caer en actitudes y lecturas triunfalistas, la des-movilización está tanto en la práctica po-lítica de la conducción burocrática como en el acostumbramiento de la docencia en general, que en gran parte considera el sindicato como una mutual y descree de esta herramienta de organización de los trabajadores por identificarla directamente con los dirigentes. Hace falta un proceso en el que las bases se desembaracen de las prácticas funcionales a la burocracia y al gobierno, y puedan, a fuerza de su propia determinación, cambiar el funcionamiento del sindicato. Por ello hay que desarrollar

con cuidado la actividad de las nuevas conducciones seccionales, no desplegar un mero consignismo, sino acompañar las consignas con prácticas que integren a la mayoría de los docentes. Es necesario que los representantes sindicales no abando-nen el espacio de trabajo. Hay que tomar desde las tareas más grises, de resolver los problemas cotidianos de las y los traba-jadores de la educación, hasta la política educativa, tomando por supuesto la rei-vindicación salarial, pero integrándola en el conjunto de problemas que tiene hoy la educación. Hacer el trabajo de partir del lugar en el que se encuentra la conciencia de los trabajadores docentes, para luego ayudar a que se desenvuelva un proceso de conciencia hacia consignas más profundas.

Tenemos la oportunidad de continuar creciendo este año. En septiembre se ce-lebrarán las elecciones en CTERA, en las que podremos llegar nuevamente en un frente de unidad. Es otra ocasión para des-plegar la crítica a la burocracia de Hugo Yasky, sin que se enfríen todavía los re-sultados de la elección de la Provincia de Buenos Aires, provincia que aporta la ma-yoría de los afiliados. Sin duda la creación de una corriente nacional docente desde la Corriente Político Sindical Rompiendo Cadenas plantea mejores condiciones den-tro de la construcción de los sectores de la nueva izquierda. Nuevamente es impor-tante valorar las luchas y métodos de las conducciones del interior como Neuquén, Santa Cruz, y recientemente Tierra del Fuego, como también aprender del pro-ceso desarrollado en Bahía Blanca, para orientar el rumbo de lo que debería ser la lucha docente.

Marcela Freires

El 22 de mayo se realizaron elecciones en SUTEBA, sindicato docente mayoritario de la provincia de Buenos Aires. El resultado de las mismas ha reflejado un importante paso en la pelea contra la burocracia sindical representada por la lista Celeste.

Triunfos y desafíosde la lucha docente

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En abril de este año se conformó ofi-cialmente la Federación Azucarera Regional, integrada por sindicatos

del azúcar de Jujuy y Salta, que trabajaran en forma conjunta en la reivindicación laboral de trabajadores de los ingenios que agrupan. Impulsada fuertemente por el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma, y también por el Centro de Em-pleados del Azúcar del Ingenio Río Grande; el sindicato de Obreros del Azúcar del inge-nio Río Grande La Mendieta y también por el Sindicato de Trabajadores del Azúcar del Ingenio San Martín del Tabacal, la nueva Federación busca agrupar a los trabajado-res rurales y también a los de la industria del azúcar, a fin de luchar unificadamente por mejores condiciones laborales y salariales, fundamentalmente ante las negociaciones paritarias 2013-2014.

A pesar de los aprietes empresariales y de las denuncias que buscan perseguir y amedrentar a los dirigentes sindicales, los trabajadores continúan luchando unifica-damente por el establecimiento de las nue-

vas bases y escalas salariales, teniendo en cuenta los nuevos índices sobre la canasta familiar real, por la percepción universal de asignaciones familiares, por mejoras en las condiciones de trabajo, en respaldo a los azucareros jubilados y contra la ter-cerización del trabajo a través de empresas de servicios eventuales, contratistas, imple-mentación de turnos relevantes, cuarto tur-no; disminución de personal o reducción de días de “zafra”.

Frente a la arbitrariedad habitual de las empresas, el bloque azucarero, que viene teniendo un importante crecimiento desde las luchas que se desplegaron durante el 2011, se plantea recuperar las tradiciones de lucha y organización de los trabajadores de la rama, promoviendo además una cons-trucción sindical basada en la amplia parti-cipación y democracia de base.

Desde Hombre Nuevo, saludamos este nuevo agrupamiento, compartiendo las pa-labras de Rafael Vargas, secretario general del SOEAIL “queremos transmitir esa es-peranza a los trabajadores, que por ahí lo

ven como un sueño muy lejano, que verda-deramente se puede contar con dirigencias comprometidas, leales, con principios, con ideales, que embanderen las necesidades de los más oprimidos y que tenemos claros ejemplos”1.

Agustina Villegas

1. Entrevista del Colectivo Radio Pueblo

A principios de mayo los trabajadores de FATE, en asamblea, mandataron a sus delegados del SUTNA –San

Fernando- a convocar a una reunión para coordinar acciones contra el impuesto a las ganancias que se aplica al salario, y para exigir la universalización de las asignacio-nes familiares.

Dicha convocatoria se concretó el 11 de mayo. A la cita acudieron representantes y delegados de diversos gremios, seccionales, comisiones internas, organizaciones socia-les, partidos políticos… superando amplia-mente las 150 personas.

A propuesta de la asamblea de trabajado-res de FATE, se resolvió apoyar y convocar a una movilización que llevara como consig-nas los puntos arriba mencionados.

El 24 de mayo, a espaldas de los medios de comunicación “oficialistas” y “oposi-tores”, y esquivando el laberinto en que se encuentran atoradas las centrales sindicales, se llevó a cabo la movilización desde el obe-lisco al Ministerio de Trabajo, apostando a la unidad y concretándola en la acción, es-

grimiendo la independencia de clase como estandarte, un principio tan básico como au-sente en estos tiempos de seguidismo políti-co por parte de las cúpulas sindicales.

En base a la voluntad expresada por to-dos los presentes, se acordó también dar continuidad a estos encuentros a fin de ir construyendo una coordinación más estable en el tiempo.

Desde Hombre Nuevo, saludamos este paso dado y esperamos sirva de base para la concreción de mayores espacios y niveles de organización, espíritu que el 11 de mayo fue tan expreso como necesario. En este sentido, es que consideramos más que importante, en relación a la estructura del mercado laboral en esta etapa del capitalismo en nuestro país, de convocar también al gran arco de trabaja-dores precarizados, tercerizados y en negro, que con problemáticas particulares conver-gen como clase para enfrentar al capital y poder golpear todos juntos, como un solo puño.

Santiago Peña

La fábrica Cannon Puntana S.A., ubicada en Villa Mercedes, San Luis, se dedica a la producción de

perfumes para marcas como Paula Cahen D´Anvers y Cheeky. Pertenece al empre-sario David Sutton, miembro del millona-rio Grupo Alvear, dueño de un verdadero imperio inmobiliario. Desde hace años, la patronal de la fábrica no da respuestas a los constantes reclamos de los trabajadores por la aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo, aumento salarial, etc.

Desde el 2012, ante la falta de respuesta de la empresa, los trabajadores comenzaron a intensificar su actividad sindical, convocan-do a asambleas de base en las cuales maduró la idea de realizar medidas de fuerza. En este marco, Darío Villegas, uno de los obreros de la fábrica, asumió el rol de delegado “de he-cho” por elección de sus compañeros.

A mediados de mayo de este año, en una avanzada sobre la actividad sindical de la planta, la patronal le dio la baja a uno de los trabajadores más activos del conflicto y posteriormente el 24 de mayo despidió a Darío Villegas. Frente a esto, los obreros decidieron paralizar la producción de la fá-

brica y evitar la circulación de los camiones para el ingreso de materia prima y la salida de productos, hasta tanto no se cumplan sus exigencias, las cuales incluyeron: la reincor-poración de los trabajadores despedidos, la aplicación del Convenio Colectivo de Traba-jo correspondiente, las necesarias categori-zaciones y escalas salariales (lo cual implica pasar de una remuneración básica de $3825 a una de entre $5525 y $5980 según el sec-tor), elecciones de delegados en el corto pla-zo y mejoras en las condiciones de trabajo.

Luego de varios días de lucha y de nego-ciaciones con la empresa, los trabajadores, con su firme compromiso en la defensa de sus derechos, lograron que la patronal rein-corpore a los obreros despedidos y se com-prometa a cumplir con el pliego de reivindi-caciones exigidas en un plazo de alrededor de 60 días, lo cual representa un pequeño pero importante triunfo para los trabajado-res de la localidad puntana que comienzan a organizarse, mostrando que con unidad, determinación y construcción democrática, pueden torcerle el brazo a los patrones.

Daniel Manzur

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AZUCAREROS:experiencia de lucha y organización

CONSTRUYENDO UNIDAD EN LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES

En el norte de nuestro país nació la Federación Azucarera Regional, nueva experiencia de organización, participación desde abajo, y esperanza de unidad en la lucha de los trabajadores.

Triunfo de los trabajadores en Villa Mercedes, San Luis

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De este trabajo en particular

La Llamarada: ¿Cuándo y cómo surge el proyecto de este trabajo?

Patricio Escobar y Carolina Fernández: -El tema surge a partir de que nosotros empe-zamos a charlar con la gente cuando hacíamos los debates de “La crisis causó dos nuevas muertes” , y surgía el tema de la democracia y la representatividad. Cuando estábamos ter-minando ese documental nos dimos cuenta de que la democracia lo que hacía era descompri-mir los conflictos, que es un poco lo que dice la película. Es lo que hizo Duhalde cuando lla-ma a elecciones después que matan a los pibes en el puente. Dos semanas antes él decía que se iba a quedar 5, 6 años para solucionar los problemas de la crisis. Desde que llama a elec-ciones cambia el panorama y todo se centra en ver quiénes eran los candidatos, cuando nadie estaba pensando ni en candidatos ni en nada.

El proyecto también surge de experiencias propias, de estar en lugares donde la gente pe-día un representante, en asambleas donde se preguntaba “¿Cuál es nuestro representante político?”

Todas esas cositas nos fueron haciendo pensar: “Bueno, vamos a hacer una película

sobre la democracia”. El tema era cómo hacía-mos una película con un tema tan filosófico.

En principio fuimos a grabar todo lo que eran las elecciones del 2007 (presidenciales). Mientras tanto íbamos pensando la estructura de la película, cómo iba a ser, qué personajes íbamos a tener, material de archivo.

Fuimos investigando; vos ya venís leyendo cosas de Castoriadis, cosas sobre la democra-cia. Y se nos cruza en el camino el libro “La voluntad del pueblo”, de Eduardo Colombo y ahí dijimos: “Listo”. El marco teórico estaba por Castoriadis, Colombo, varios anarquistas. Entonces decidimos hacer una crítica a la de-mocracia burguesa, con lo que dice Tomás Ibá-ñez: “se puede criticar a la democracia sin ser autoritario, sino pidiendo más

En la democracia representativa, así como la conocemos ahora, tiene mucho que ver la parafernalia que se monta arriba de la demo-cracia con los candidatos, osea: la parte electo-ral de la democracia. Por eso la película tiene mucho de la parte electoral. Para nosotros es muy importante criticar eso y que la gente se de cuenta de que normalmente cuando habla-mos de participar es solamente referido a la parte electoral. La otra parte, la parte política de participación, casi no existe.

- ¿Qué película es “¿Qué democracia?”?

- “¿Qué democracia?” es una película que es una gran pregunta.

Lo que nosotros ahora reafirmamos es cómo pega la película, muchos te vienen a pre-guntar “¿Qué proponen?” Y nosotros no que-remos proponer demasiado, lo que queremos es generar preguntas; generando preguntas pueden surgir cosas nuevas, o pueden surgir cosas que ya están hechas pero que se pueden retomar.

Lo que queríamos hacer nosotros es gene-rar preguntas en el que ve la película. No de-cirle “Esto es así”, darle todo masticado. No sabemos qué democracia, estamos haciendo una crítica a esta.

- La película se está exhibiendo en ámbitos no tradicionales para el cine ¿A qué obedece esa decisión?

- La película tiene un subsidio del Instituto del Cine, así se cubrieron todos los gastos de la producción de la película. Entonces más que nada era mostrarla porque creemos que tiene un poder de debate, que está bueno que se vea por todos lados. Mostrarla en los parques, en los centros culturales, en lugares donde haya movimiento de gente.

También por otra cuestión, cuando uno ve la película, si bien no damos una respuesta, sí creemos que se esboza una idea de la participa-

ción, de ganar el espacio público, de lo que es común. Y en relación a eso, exhibirla en

espacios abiertos, gratuitos, libres, era como ser coherentes también con lo que estábamos planteando.

Ahora la vamos a subir a Internet. La idea es que se difunda.

- ¿Qué repercusiones han tenido de las pro-yecciones?

- Muchas. Se pueden hacer grupos: gente que te abraza, señoras que te dicen “Me abrie-ron la cabeza”. Y algo que rescatamos es que te dicen que la hicimos pensar sin darle la receta de la explicación. Entonces abre una puerta sin ser una bajada de línea. Eso fue algo a lo que tratamos de ponerle especial atención: que no fuese un panfleto de una idea ya acabada.

A diferencia de la otra película, pega de ma-nera muy diferente. De hecho al militante de partido le parece que “Está bien lo que dicen, pero ¿por qué no dan propuestas?” La película es una crítica, no es un qué hacer.

Está bueno ver cómo pega en distintos ám-bitos: la militancia, los docentes, la gente co-mún. Lo bueno es que todos te dicen que es llevadera, que no es densa.

- ¿Cuál es el aporte específico de la película? - No hay una película actual que cuestio-

ne el sistema tal cual está. Algunos te dicen: “Esta película, ahora, que hay más participa-ción…” Pero sí, hay más participación, pero el sistema de representatividad que viene desde hace un montón de años no cambia,

Entrevistamos a Patricio Escobar y Carolina Fernández, realizadores del docu-mental "¿Qué democracia?", reflexionando acerca de la democracia representativa y del rol del documental como militancia.

Recientemente hubo un conflicto entre el INCAA y asociaciones de do-cumentalistas. ¿Cuál es el reclamo?

El DOCA (Documentalistas Argentinos) en el 2007 consigue que el INCAA reco-nozca esta forma de producción que es la video digital, y de bajo presupuesto. ¿Qué quiere decir? Que se puede hacer pelícu-las sin fílmico, sin grandes productoras, ni grandes distribuidoras.

Ingresa al circuito la imagen de realiza-dor integral. Nosotros somos eso. Porque no es como en el cine tradicional que está el director, el productor, el vestuarista, etc.

Al principio fue como compra antici-pada de los derechos, después ya se re-organizó y es un subsidio, se da en cuotas y vos terminás la película. Entonces todos estos años había un jurado que lo con-formaban las seis asociaciones de docu-mentalistas. Vos llevabas una carpeta, te la evaluaban y te decían si la película daba para ser subsidiada o no. Ahora el proble-ma es que el INCAA quiere controlar más eso. Nosotros lo que habíamos logrado, con ese jurado, es que cada asociación ponía un jurado, y cada asociación si quería lo sacaba. A mí me parece que el INCAA lo que quiere es controlar más la producción de esa vía, es decir: la pro-ducción audiovisual. Quiere tener más un control de qué películas se producen. En-

tonces lo que va a hacer es eliminar el jurado de las asociaciones, nombrar a dedo tres jurados, y esos son los que van a evaluar. Es una cuestión política, no es una cuestión económica. Estos subsidios al INCAA le representan nada más que el 3% del presupuesto.

Y además ingresa ahora un control a película terminada, que es que van a chequear la película que vos terminás con el guión que vos presen-taste y que ellos te aprobaron. Que para nosotros, primero, es peligroso. Pero además es como pensar que un investigador en Ciencias Sociales tiene que terminar su trabajo de investigación co-rroborando su hipótesis sí o sí.

Lo que yo creo es que lo que el instituto quiere es controlar la temática del documental. Por ejem-plo nosotros tratamos de hacer documentales con una mirada libertaria, con una mirada contra el Es-tado- el mismo Estado que te estaba subsidiando. Se puede ver como una contradicción nuestra, una contradicción de ellos, pero hay miles de contra-dicciones y creemos que hay que aprovechar todo para criticar al Estado. Con este control, nuestra película no tendría subsidio. Ahora, como en to-dos lados, hay internas dentro de los documen-talistas, entre las asociaciones. Nosotros, DOCA, estamos en contra del gobierno, entonces somos los únicos a los que siempre dejan afuera. Somos la oveja negra. Pero a la vez es la asociación a nivel nacional que tiene más asociados.

Han dicho “Miren, muchachos, no se están aprobando proyectos que vienen del oficialismo, y esto no puede ser”. Más claro, echale agua.

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no mejora. ¿Y eso por qué pasa? Entonces, empezar a cuestionarnos eso.

- ¿Por qué eligieron que el relato lo lleve un profe-sor de matemática?

- Porque necesitábamos que un personaje aglutine todo. En principio habíamos pensado que fuera una animación- hay una animación en el medio, pero ha-bíamos pensado que hubiera más. Porque nos gustaba esta cuestión de jugar con la realidad y la ficción, que un poco la democracia representativa es esto, la reali-dad te dice una cosa y después la ficción te dice otra. Es como que estamos todos dentro de una ficción y cuando te das cuenta cuál es la participación real, hay un mecanismo complicado.

Decidimos que aparezca este personaje del mate-mático para que sea una línea entre todas las partes.Y este personaje además, al ser matemático, jugaba con esto de los números de la parte electoral. Justamente los números nos llamaban la atención, en 2007 el ga-nador tenía alrededor de 8 millones de votos, y los no representados son 7 millones de votos. Cuando noso-tros nos dimos cuenta de eso nos estimuló más a hacer la película.

De la labor de documentalistas y de los documentales

- ¿Por qué hacer documentales? - Creemos que es nuestra militancia. Tenemos co-

sas para decir, cosas que nos inquietan y elegimos un lenguaje, vamos encontrando un lenguaje.

Y por lo que generó “La crisis...”. Generó debates, reacciones. Ver a la gente emocionada te da ganas de seguir haciendo películas, y con la película llegas a más gente. Capaz no decís todo, en la película vos no podés profundizar en algunas cosas pero sí es un puntapié al debate.

Nosotros no somos especialistas en documenta-les, surgió de la necesidad de decir algo y buscar un canal, y el canal era el documental. Lo que quere-mos provocar es esta cuestión de generar concien-cia. Uno aporta su granito de arena.

- ¿De dónde surge la motivación y/o la necesidad de abordar determinadas temáticas?

- Somos personas, vivimos en esta sociedad, ve-mos que hay cosas que no funcionan, se nos generan preguntas y las abordamos desde el documental.

¿Por qué estos temas? Porque generas en la gente la posibilidad de que pueda ver la sociedad de otra for-ma. Pensar que con una película, un libro, un debate, las personas pueden empezar a debatir y cambiar el modo de ver las cosas. Por eso buscamos temas que a la gente le provoque algo, que está en lo cotidiano y que no se ve.

- ¿A qué público pensaban interpelar cuando pen-saron esta película?

- A nuestras mamás. Esa gente que va a votar cada 4 años, que es sensible, que es buena gente, pero que después en el medio no participa, no genera preguntas más allá; como que “Bueno, la cosa es así. Estará mal, pero es lo mejor que podemos conseguir”. Nosotros no creemos en eso, entonces un poco está apuntada a ese público. Pero también intentamos que el trabajo interpele en algún otro nivel a gente más comprometi-da o que le sirva como herramienta.

Quizás también en algún sentido nos propusimos que uno se sienta un boludo cuando va a votar, generar eso.

- ¿A qué herramientas técnicas y estéticas apelan en la realización de sus trabajos?

- Principalmente es un estilo que nos salió- no es que lo estábamos buscando- que es entrevistas, mate-rial de archivo, jugar mucho con el material de archivo en contrapunto, entre lo que dice uno y lo que dice el otro, en lo que dice el archivo y lo que están diciendo, en las cuestiones ridículas de los archivos. Y lo que nos dimos cuenta es que la gente cuando ve la película está viendo una totalidad- ¡que ya la vio!- “Yo vi todo esto”, te dicen. Lo que pasa es que nosotros estamos uniendo, estamos mostrando todo de una.

Tampoco es que hay algo que nunca había dicho nadie, o un archivo inédito. Sí hay un estudio en la recopilación de datos. Y eso puesto todo junto es lo que impacta. Creo que la gente también se da cuenta

de eso. Se siente interpelada a ese nivel también.Una de las estéticas es no tener voz en off, porque

nos obliga a pensar la producción de la película de otra forma, producir sentido de otra forma. La voz en off quizás sí sería más bajada de línea. Nosotros vamos a ver qué nos dicen sobre tal tema y a partir de ahí se construye sentido, no que la construcción de sentido la damos nosotros. Sí usamos placas informativamente, pero no bajada de línea.

La animación en esta película es la primera vez que la usamos. Y era una forma que encontramos para poder decir cosas filosóficas, digamos, o cosas histó-ricas, que nos permitan en poco tiempo decir mucho

- Los documentales llevan consigo el supuesto de que son -o deberían ser- relatos objetivos. “Demo-cracia”, así como “libertad”, parecieran ser valores universales, con una inequívoca carga de sentido ¿qué opinión les merecen estas apreciaciones?

- En lo personal no creemos en la objetividad. No-sotros elegimos un tema y fue por algo, fuimos a entre-vistar a determinada gente y fue por algo. Esta pelícu-la, si bien queremos que genere preguntas, debate, no es objetiva. Tiene nuestra posición sobre la crítica a la democracia y tiene cierto apego hacia lo asambleario. Tiene una mirada libertaria acerca del tema. Si bien no se profundiza en eso porque es una película y porque tiene que durar un cierto tiempo.

Tampoco estamos de acuerdo en que “democra-cia” y “libertad” sean valores universales. Cuando no-sotros pensamos en democracia pensamos en un tipo de democracia, y cuando los periodistas, los represen-tantes, hablan de democracia, hablan de otro tipo de democracia. Y la libertad también: para algunos, liber-tad será tener la libertad de ir a comprar dólares el día que quiera; nosotros pensamos que la libertad es otra cosa.

- ¿Qué rol cumplen los documentalistas y cuál en su opinión deberían cumplir?

- Generar herramientas para el debate, para la so-cialización de la información, abrir mentes. Que ten-gan esa intención, después si lo logran o no es otra cosa. De contar cosas que no se cuentan.

¿Por qué hacemos películas? Porque estamos en contra del sistema. Entonces nuestras películas van a tratar de analizar el sistema, o contradecirlo.

También el documentalista tiene un rol histórico: tiene una herramienta poderosa para registrar lo que pasa en el ahora y dejar registro de eso, una mirada sobre una situación.

De la producción y financiación

- ¿Cómo se consigue llevar adelante proyectos como este?

- Yo voy a contar nuestra experiencia, no sé los de-más. En nuestro caso es un laburo grande, imagínate que nos lleva muchos años hacer una película. Además somos pocos, dos o tres. El director es el que pensó el tema. En nuestro caso es estar todo el tiempo pensando en eso, todo el tiempo pensando en ese tema. Por ejem-plo la primera parte de la película surge porque estába-mos viendo en la televisión la represión en Catamarca y nos quedamos pensando en lo que dijo la mina. Todo el tiempo estamos pensando en relación a eso. Pero es nuestra forma de laburar, tal vez a otros no les pasa eso.

- ¿Es fácil hacer un documental hoy? - Con relación a décadas anteriores sí. Hoy con

una cámara y una computadora más o menos buenas, podes hacer una buena película. Nosotros somos la prueba de eso.

Después está encontrar la historia y cómo la vas a contar, eso es lo más difícil. Está el tema de cómo conseguir los recursos, pero si sos cabeza dura, llegás al producto final, con subsidio o sin subsidio.

Es ambigua la respuesta porque no es soplar y hacer botellas. Más que nada porque nosotros somos personas que venimos de otros lados, no venimos del cine, ni del cine documental. Cuando se hizo “La cri-sis…” no teníamos subsidio, no teníamos cámara; y se hizo y estuvo buenísimo. De cero. Por eso siempre animamos a todos los que tiene ganas de hacer una película y dicen “No, pero yo no sé”. Bueno, loco, ani-mate.

Victoria Rojo y Rolando Deschain

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