la llamarada, una novela de la tierra

6
8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 1/6  Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un... La llamarada de Enrique Laguerre una novel de la tierra Marithelma Costa CITY UNIVERSITY OF NEW YORK CUANDO EN JULIO DE 193 5 sale a la luz La llamarada es una obra de actualidad que, al igual que las novelas de la tierra de la década anterior, se inscribe dentro del discurso mimético realista y pone de manifiesto la fuerza y unicidad del continente americano, y la lucha del hombre en su entorno natural. Enrique Laguerre sitúa los hechos en un marco espacio temporal sumamente significativo: las plantaciones de caña de azúcar puertorri- queñas que para esa fecha ocupan todos los llanos costeros de la Islay la Gran Depresión. A partir de la primera edición, la novela sufre varias modificaciones, unas veces por voluntad del autor y otras, sin su consentimiento. En esta comunicación me propongo señalar dichas transformaciones y subrayar la necesidad de ubicar la obra en el ámbito hispanoamericano donde surgió. Conviene que nos detengamos en el contexto histórico de la obra para comprender mejor su significado y valor. A partir de la invasión estadounidense, y a fin de aprovechar el estatuto arancelario ventajoso que se le concede al azúcar puertorriqueña, en la Isla se apuesta por una economía de monocultivos. En efecto, entre 1900 y 1910 se invierten 10 millones de dólares en la compra y arrendamiento de tierras y en la importación de maquinaria tanto para producir electricidad, como para triturar la caña, extraer el azúcar negra y la melaza, y transportar los productos. Las primeras compañías que se instalan en el país son: la Ford and Company de Boston, que en julio de 1899 crea la Central Aguirre con un capital inicial de medio millón de dólares; la South Porto Rico Sugar Co., una corporación de Nueva Jersey que se forma en 1901 con un capital de cinco millones y un molino en Guánica; y la Fajardo Sugar Co. que se incorpora en Nueva York con un capital de dos millones (Silén, p. 215). Las centrales de corporaciones puertorriqueñas son más numerosas, más chicas, y se concentran en las costas del noroeste. Hacia 1934, las más importantes eran la Coloso (cerca de la cual vivía la familia Laguerre ), la Cambalache, la Monserrate y la Mercedita de los Serrallés. Desde su infancia, Enrique Laguerre, hijo de un pequeño propietario de tierras del noroeste del país, es testigo del paulatino abandono de la ganadería y la agricultura mixta o de subsistencia en favor del producto único, y de los efectos que conlleva esta nueva práctica agrícola en el nivel de vida de la población. Basta recordar que si alrededor de 1898 había una cuerda de tierra sembrada de frutos alimenticios por cada seis habitantes, hacia 1930 momento en que se redacta la obra, la proporción era de una cuerda por cada 125 entro Virtual ervantes

Upload: leonela-alejandro

Post on 07-Jul-2018

223 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: La Llamarada, Una Novela de La Tierra

8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra

http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 1/6

 Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un...

La llamarada de

Enrique

Laguerre

una novel de la tierra

Marithelma Costa

CITY UNIVERSITY OF NEW YORK

CUANDO EN JULIO DE

193 5 sale a la luz

La llamarada

es una obra de actualidad que, al

igual que las novelas de la tierra de la década anterior, se inscribe dentro del discurso

mimético realista y pone de manifiesto la fuerza y unicidad del continente americano, y

la lucha del hombre en su entorno natural. Enrique Laguerre sitúa los hechos en un marco

espacio temporal sumamente significativo: las plantaciones de caña de azúcar puertorri-

queñas que para esa fecha ocupan todos los llanos costeros de la Islay la Gran Depresión.

A partir de la primera edición, la novela sufre varias modificaciones, unas veces por

voluntad del autor y otras, sin su consentimiento. En esta comunicación me propongo

señalar dichas transformaciones y subrayar la necesidad de ubicar la obra en el ámbito

hispanoamericano donde surgió.

Conviene que nos detengamos en el contexto histórico de la obra para comprender

mejor su significado y valor. A partir de la invasión estadounidense, y a fin de aprovechar

el estatuto arancelario ventajoso que se le concede al azúcar puertorriqueña, en la Isla se

apuesta por una economía de monocultivos. En efecto, entre 1900 y 1910 se invierten 10

millones de dólares en la compra y arrendamiento de tierras y en la importación de

maquinaria tanto para producir electricidad, como para triturar la caña, extraer el azúcar

negra y la melaza, y transportar los productos. Las primeras compañías que se instalan en

el país son: la F ord and Company de Boston, que en julio de 1899 crea la Central Aguirre

con un capital inicial de medio millón de dólares; la South Porto Rico Sugar Co., una

corporación de Nueva Jersey que se forma en 1901 con un capital de cinco millones y un

molino en Guánica; y la Fajardo Sugar Co. que se incorpora en Nueva York con un capital

de dos millones (Silén, p. 215). Las centrales de corporaciones puertorriqueñas son más

numerosas, más chicas, y se concentran en las costas del noroeste. Hacia 1934, las más

importantes eran la Coloso (cerca de la cual vivía la familia Laguerre ), la Cambalache, la

Monserrate y la Mercedita de los Serrallés.

Desde su infancia, Enrique Laguerre, hijo de un pequeño propietario de tierras del

noroeste del país, es testigo del paulatino abandono de la ganadería y la agricultura mixta

o de subsistencia en favor del producto único, y de los efectos que conlleva esta nueva

práctica agrícola en el nivel de vida de la población. Basta recordar que si alrededor de

1898 había una cuerda de tierra sembrada de frutos alimenticios por cada seis habitantes,

hacia 1930 momento en que se redacta la obra, la proporción era de una cuerda por cada

125

entro Virtual ervantes

Page 2: La Llamarada, Una Novela de La Tierra

8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra

http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 2/6

 Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un...

126

MARITHELMA COSTA

quince habitantes (Scarano, pp. 589-90). El país empezó entonces a depender de

productos importados como el arroz, la leche, las legumbres y las carnes enlatadas, por

los que, además de pagar impuestos, había que sufragar el transporte acatando las leyes

de cabotaje estadounidenses. Harold Ickes, Secretario del Interior de los Estados Unidos,

resumió el problema con gran claridad: «Mientras la inclusión de Puerto Rico dentro de

nuestras murallas arancelarias ha sido altamente beneficiosa para los inversionistas de

aquellas corporaciones [las azucareras], la masa de los puertorriqueños ha quedado al

margen de esos beneficios. Al contrario, éstos han visto las tierras en que antes cultivaban

cosechas de subsistencias entregadas a la producción azucarera, mientras ellos fueron

gradualmente obligados a importar todos sus alimentos habituales, pagando por los

mismos los elevados precios motivados por los aranceles. Existe hoy una más difundida

miseria e indigencia y mucho más desempleo en Puerto Rico que en cualquier tiempo

anterior de su historia» (Scarano, p. 597).

A los veintitrés años el novelista vive asimismo los efectos devastadores que tiene en

Puerto Rico la Gran Depresión. Dos datos pueden verter luz sobre las difíciles realidades

que vivían los trabajadores de la caña, y el joven autor se propone denunciar. El Informe

Brookings<que se publica en Washington y estudia los problemas económicos de laIsla<

revela que en 1930 el ingreso per capita de la población se reducía a

2 ~

diarios. A

manera de contraste, para las mismas fechas en el sur de los Estados Unidos se requerían

6 ~

diarios para alimentar un cerdo. Resulta interesante señalar que frente a la penuria

económica que se impone sobre la masa obrera tras la caída de la Bolsa de Valores y que

el autor retrata en personajes como Ventura Rondón y don José del Valle y Zárraga, los

inversores apenas se ven afectados por la Depresión. Ejemplo de ello es

el

promedio de

más de un 30 en dividendos que genera la Central Aguirre entre 1920 y 1935, cifra que

para 1929, el peor año de la crisis, sólo desciende a 27.5 (Bird, 40-43). En el país se

ponían en evidencia dos de los rasgos distintivos de la industria azucarera: sueldos de

miseria para los trabajadores y beneficios seguros para los inversionistas (Lewis, 90).

El autor había comenzado a recopilar material cuando inicia sus estudios universita-

rios en 1926, y ya estaba escribiendo la obra durante las primeras huelgas cañeras que se

desencadenan con la crisis económica y paralizan el país. Resulta especialmente

significativo que los conflictos obreros, que sitúa en la tercera y cuarta parte de la novela,

se iniciaran en el noroeste de la Isla, zona que el autor conocía muy bien pues allí había

nacido, se había criado y en ese momento, se trata de 1931, se ganaba la vida de maestro

rural.

Al acercamos a esta novela hay que tener en cuenta que

La llamarada

es una obra de

juventud, fue escrita a los veinticinco años y está marcada por la necesidad que sentía

Laguerre de probarse ante sus profesores como escritor. En efecto, en 1935 el novelista

era aún un estudiante universitario y su inseguridad, que él mismo ha descrito en múltiples

ocasiones, se combinó con su inexperiencia, para producir una primera versión de

La

llamarada con una marcada tendencia hacia estructuras verbales ampulosas y un lenguaje

hiperliterario.

Antonio S Pedreira y Concha Meléndez ambos profesores suyos le señalan de

inmediato este fallo estilístico. Nilita Vientós Gastón le critica el tono retórico, y

Washinton Lloréns declara que resulta chocante que en una novela que tiene por escenario

entro Virtual ervantes

Page 3: La Llamarada, Una Novela de La Tierra

8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra

http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 3/6

 Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un...

L LLAMARADA DE ENRIQUE LAGUERRE ...

127

un campo rudo y semi bárbaro se utilicen frases como «en la estuosidad de la tarde» o «en

las perspicuas lejanías». Laguerre no se rebela ante las críticas, sino que las acepta y en

1939 somete a la Biblioteca de Autores Puertorriqueños una versión revisada de este

clásico de la literatura puertorriqueña. En las páginas preliminares justifica las debilidades

de la primera edición como un «alarde juvenil» y proporciona dos razones adicionales que

explican el rebuscamiento verbal.

La primera coincide con su falta de experiencia y corresponde al impacto que ejercen

en él los comentarios de Tomás Navarro Tomás quien, en las clases que dictaba en la

Universidad de Puerto Rico y tomaba Laguerre, solía señalar el empobrecimiento

lingüístico de la población debido a la imposición del inglés. El aplicado estudiante

decidió contrarrestar este fenómeno nacional acudiendo a un vocabulario y a unas

estructuras gramaticales complejas que no funcionaron. La segunda se relaciona con la

concepción del lenguaje literario que aún defiende el autor. Como ha hecho público en sus

comentarios sobre los narradores de los

70

conocidos por su cultivo del coloquialismo,

para Laguerre existe una importante diferencia entre el lenguaje literario permanente y

transnacional y el hablado que se halla marcado por la transitoriedad. Este rasgo

ideológico se puede constatar en sus catorce novelas, ya que aunque en sus diálogos

reconstruye magníficamente tanto el habla jíbara como el de la población urbana, en los

pasajes narrativos y sobre todo descriptivos, utiliza un registro culto, que en la primera

versión de La llamarada rozó lo ampuloso y lo artificial.

Hasta aquí tenemos dos versiones de la novela: la edición príncipe de 1935, y la

revisada por Laguerre de 1939. En la «Advertencia» preliminar a esta segunda edición

declara «es

mi

decisión firme que La llamarada permanezca intocada»; que «vaya a los

lectores tal como fue la del 31 de julio de 1935». El problema radica en que la versión que

publica la Editorial Orión en México (en 1952) y siguieron reproduciendo la Editorial

Campos de San Juan (1958), las Nuevas Ediciones Unidas (1961) y la Editorial Rumbos

de Barcelona ( 1967), el Instituto de Cultura Puertorriqueña (para lasObras completas de

197 4) y la Editorial Cultural de Río Piedras desde 1971 hasta hoy, sí fue retocada sin el

conocimiento ni la autorización del autor.

Los cambios, que se mantienen dentro de los parámetros de las revisiones de 1939,

constituyen nuevas simplificaciones léxicas y de estilo. Un ejemplo de las primeras

aparece en la segunda sección de «Surcos abiertos» donde se sustituye el desusado

sustantivo

exfoliador

por el más común

almanaque:

«En la misma pared, un exfolia-

dor/almanaque, con el rojo dominguero de su número y el anuncio de un perfume

norteamericano». Y uno de las segundas es la supresión del fragmento descriptivo que

figura en la séptima sección del capítulo «Mientras la caña crece»: «Me figuré que eran

gens de piu traídas a estos bailes a última hora, que hacían alardes de gens de condición.

Y así es, como he averiguado más tarde». Esta ola de cambios mantuvo el espíritu de la

primera revisión y aunque no fue aprobada por el autor y sólo recientemente se enteró de

su existencia, sí ayudó a fortalecer las debilidades estilísticas de esta importante novela

del cañaveral.

A pesar de los defectos señalados, en

193

5 la obra tiene un éxito sin precedentes tanto

entre los intelectuales como entre el público lector. Antonio

S

Pedreira comunica sus

objeciones al novelista de forma privada, pero cara al público la reseña muy favorable-

entro Virtual ervantes

Page 4: La Llamarada, Una Novela de La Tierra

8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra

http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 4/6

 Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un...

128

MARITHELMA COSTA

mente en el periódico El Mundo. La obra es asimismo respaldada por el premio que le

concede el Instituto de Literatura Puertorriqueña y por el hecho de que en varias escuelas

superiores se adopta como lectura obligatoria en los programas de estudio. El número de

lectores no se limita a los de la primera edición que se agota rápidamente, sino que la obra

goza de un canal adicional de difusión: la prensa periódica. En efecto, entre

193

7 y

193

8

Luis Muñoz Marín la publica por episodios en el diario La Democracia lo que la

convierte en la única novela puertorriqueña que llega al público a través de la prensa.

Cuando hacia los años cincuenta se desmonta la industria azucarera, la obra no pierde

vigencia ni lectores. Y hoy con siete editores, y treinta y tres ediciones oficiales, es la

novela puertorriqueña que más ha circulado en el país. Si en el momento en que se publica

reconstruía el día a día de los trabajadores de la caña, sesenta y siete años más tarde se ha

convertido en un documento histórico que recrea la vida en los llanos costeros durante la

Gran Depresión.

Quisiera dedicar los minutos que me quedan al segundo objetivo de esta comunica-

ción: convencerlos que esta novela no debería limitarse a ser un clásico de la literatura

puertorriqueña, sino que dada su temática, el texto llena un importante vacío en el

panorama de la literatura hispánica. Me explico. EnLa llamarada se explora el mundo de

las plantaciones de caña de azúcar de las Antillas, una realidad económica y social que se

extiende a lo largo de cuatro siglos y cuya importancia para la historia del continente no

puede pasar desapercibida.

Conviene recordar que el Caribe fue el laboratorio de la conquista. En la pequeña

corte de Diego Colón a principios del siglo XVI se empezó a gestar la colonización que

luego se expandió al resto de las Américas. Como ha declarado el autor, el archipiélago

fue un laboratorio de gente, de animales; un laboratorio botánico donde una de las

primeras plantas que se aclimata es la caña de azúcar. La gramínea prende rápidamente

y durante los siglos XVII y XVIII, el azúcar americana que se produce sobre todo en las

Antillas Menoresse transforma en la mercancía que ocupaba el primer renglón en las

transacciones comerciales; es decir el azúcar era algo análogo a lo que es el petróleo hoy.

Por ello la cuenca del Caribe, zona hoy marginal y más bien limitada a la industria del

turismo, se convierte en esos años un centro de la economía internacional.

Hacia finales del siglo XVIII se introduce un leve cambio en esta situación. La

independencia de Haití y el descenso en el rendimiento de los ingenios ingleses y

franceses (debido a la pauperización de la tierra), hacen que el foco de la actividad

azucarera se traslade a las Antillas Mayores. Y ya para la séptima década del siglo XIX,

Cuba y Puerto Rico se habían convertido en los mayores exportadores de azúcar del

hemisferio occidental. La política arancelaria que los Estados Unidos implanta en Puerto

Rico a partir de 1898 afianza esta tendencia y hace que la industria del azúcar nacional se

desarrolle de una manera desenfrenada. Ese es el momento en que como se ve en

La

llamarada

las viejas haciendas se transforman en plantaciones y los llanos costeros se

destinan de forma exclusiva a la producción de caña de azúcar.

Aunque existen otras novelas que exploran el tema cañero, resulta muy significativo

que la gran novela hispánica del cañaveral no se haya producido ni en Cuba ni en Santo

Domingo, sino en Puerto Rico. El hecho, que puede parecer un tanto sorprendente, tiene

una explicación de tipo

entro Virtual ervantes

Page 5: La Llamarada, Una Novela de La Tierra

8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra

http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 5/6

 Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un...

L LLAMARADA DE ENRIQUE LAGUERRE ..

129

histórico: a pesar de ser la menor de las Antillas Mayores, Puerto Rico fue el prototipo de

país azucarero caribeño, es decir, fue la isla donde se llevó a su extremo la economía de

la plantación. Y aunque en Cuba se producía más cantidad de azúcar y su industria era

más conocida internacionalmente, Puerto Rico era la isla de mayor especialización cañera

en proporción a su población y a la cantidad de tierra cultivable.

Los números lo explican todo. Hacia 1930 en la República Dominicana se producían

22 toneladas de azúcar por milla cuadrada de territorio, en Cuba la cifra ascendía a 122

toneladas, mientras que en Puerto Rico llegaba a 246. Si se comparan los tres países, en

la Isla se producía, por unidad de territorio nacional, prácticamente el doble del azúcar de

Cuba y diez veces más de la de Santo Domingo (Ayala p. 70). Además, el fenómeno

azucarero debía ser especialmente sofocante en un país de 100 millas de largo por 35 de

ancho y una densidad poblacional, para los años en que se redacta la obra, de 442

personas por milla cuadrada. En la misma época en Cuba había 90 personas por milla

cuadrada y en la República Dominicana sólo 75. La sensación de asfixia se combinó así

con la gran crisis económica del siglo

XX

para que en la más pequeña de las Antillas

Mayores se escribiera la más importante recreación del universo de las plantaciones y la

más sutil denuncia de las injusticias que se producen en él.

Existen tres novelas publicadas en la década de los veinte análogas a La llamarada.

Se trata de las novelas de la tierra, obras que se centran en la fuerza y unicidad de la

naturaleza americana y recrean el entorno natural y los problemas de los seres que lo

pueblan. Me refiero, por supuesto, a La vorágine (1924) del colombiano José Eustasio

Rivera donde se registra el avance de las compañías explotadoras del petróleo y el caucho

en las regiones de la selva amazónica, a

Don Segundo Sombra

(1926) del argentino

Ricardo Güiraldes, quien explora en clave poética las luchas del gaucho en las pampas,

y a Doña Bárbara (1929) del venezolano Rómulo Gallegos donde se dramatizan los

conflictos sociales de los llanos. Las tres se escriben en el sur del continente y exploran

dos de sus ecosistemas más importantes: la llanura y la selva.

Los estudiosos no suelen proponer una novela de la tierra para la cordillera andina

donde, debido a la importancia de la población autóctona, surge la novela indigenista, ni

para la América Central ni Insular. Resulta imprescindible revisar este acercamiento tan

limitado a la historia de la literatura pues, como señaló Antonio

S

Pedreira

La llamarada

representa la contribución de Puerto Rico a la novela de la tierra hispanoamericana. Y si

en Don Segundo Sombra y Doña Bárbara se exploran los problemas de las llanuras del

norte y el sur de Suramérica, y en

La vorágine

se recrea el mundo de la amazonía, en

La

llamarada se presenta la vida en uno de los ecosistemas más subestimados de Latinoamé-

rica: los llanos costeros de las islas del Caribe.

Resulta lógico que una obra que trata tan acertadamente el fenómeno de la caña de

azúcar una realidad socioeconómica que impera en las Antillas durante casi cuatrocientos

años, no siga relegada ni ignorada, sino que sea incluida en el canon de la literatura

hispanoamericana. La inclusión no sólo permite que la primera novela de Laguerre se

inscriba en un corpus y tenga obras con las que puede dialogar, sino que enriqueceel

canon mismo y evita que éste produzca una imagen parcial de la producción literaria

hispanoamericana en las primeras tres décadas del siglo XX.

Para concluir, insto a que de ustedes que conozcan la obra a relean

La llamarada

no

entro Virtual ervantes

Page 6: La Llamarada, Una Novela de La Tierra

8/18/2019 La Llamarada, Una Novela de La Tierra

http://slidepdf.com/reader/full/la-llamarada-una-novela-de-la-tierra 6/6

 Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Marithelma COSTA. «La llamarada» de Enrique Laguerre: un...

130

MARITHELMA COSTA

sólo

como

la

tragedia del

campesinado cañero puertorriqueño

sino

en su contexto

espacial

y

temporal; es decir, como la representante caribeña de

la

novela de la tierra americana

la

cual

al publicarse seis años después de Doña Bárbara

pudo

recoger los efectos de la

Gran Depresión en

los

países donde se había impuesto

el

monocultivo. A

los

que no la

han leído todavía los animo a que lo hagan desde

la

perspectiva que

he

tratado de

presentar en

esta comunicación.

BIBLIOGRAFÍA

La

llamarada

la edición. Aguadilla: Talleres Tipográficos Ruiz, 1935.

La llamarada

2a

edición. San Juan: Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 1939.

La llamarada 32a edición. Río Piedras: Editorial Cultural, 1994.

Ayala, César. American Sugar Kingdom. Chapel Hill: U ofNorth Carolina Press, 1999.

Bird, Esteban

A

Report on the Sugar Industry

in

Relation to the Social and Economic System of

Puerto Rico.

San Juan: Bureau

of

Supplies, Printing and Transportation, 1937.

Costa, Marithelma.

Enrique Laguerre. na conversación.

San Juan: Plaza Mayor, 2000.

Irizarry, Estelle. «La llamarada» clásico puertorriqueño: realidad y ficción. Río Piedras:

Editorial Cultural, 1985.

Lewis, Gordon

K

Puerto Rico. Freedom and Power in the Caribbean. New York: MR Press,

1963.

Lloréns, Washington. «La llamarada». Críticas profanas. San Juan: Tip. Progress, Romero y Del

Valle, 1936. pp. 15-19.

Picó, Femando. Historia general de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1998.

Scarano, Francisco.

Puerto Rico. Cinco siglos de historia.

San Juan: MacGraw Hill, 1993.

Silén, Juan Angel. Historia de la nación puertorriqueña. Río Piedras: Editorial Edil, 1979.

Vientós Gastón, Nilita. «Una novela de Laguerre, La ceiba en el tiesto». Indice Cultural

l

San

Juan: EDUPR, 1962. pp. 239-242.