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IMPORTANCIA D E L A F I S I C A eu los estudios de la Facultad de Farmacia.

Sometidas á discusión en las Córtes las nuevas bases de una ley de Instrucción, pública, entendemos de toda oportunidad ocuparnos nuevamente de una cuestión sobradamente debatida y sobre la que existe unanimidad de pareceres, la importancia ó si se quiere la imprescindible necesidad de que en el cuadro de asignaturas de la Farmacia figure en primer término la de Física con aplicación á las ciencias que constituyen dicha facultad. Con-viénese por todos en que las bases, si no son del todo aca­badas, si algo dejan que desear, en su conjunto son apreciables; pero conviénese también en que al desarrollar su articulado, lo mismo puede resultar una excelente ley de instrucción pública, al nivel de los progresos de la época, que una que no corres­ponda á las aspiraciones de los amantes de los adelantamientos de nuestra época. Si ha de responder á las- necesidades de la enseñan­za, preciso es se tenga en cuenta cuáles sean éstas y de qué modo pueden atenderse en cuantos detalles haya de abrazar.

Natural y legítimo es, por la índole de esta Revista, ocu­parnos de lo que á la facultad de Farmacia se refiere, y como ya sea conocida nuestra opinión relativa á la forma en que debe darse su enseñanza, que condensada podemos expresar diciendo «mucha práctica en sus asignaturas, dotando por consiguiente . sus gabinetes y laboratorios de cuanto sea-preciso para realizar este propósito,» «el más acertado para que lleguemos á ponernos á la altura de nuestros comprofesores de los demás países ilus­trados;» vamos hoy únicamente á llamar la atención de los que influir pudieran en el desarrollo de la futura ley, sobre la necesidad é importancia en la enseñanza farmacéutica, de la Física aplicada.

De buen grado consignaríamos las razones en que fundamos nuestra opinión; .mas teniéndolas en poca valía, entendemos de más oportunidad para nuestro fin transcribirlas del distinguido Decano de la Escuela de Farmacia de París, J. Regnault*, al dar á conocer la obra de Buignet, encargado de aquella enseñanza en la misma, hasta su sentida muerte há poco ocurrida, y titulada Traité des manipwlationes fhysiques. Ellas demostrarán el por qué de hallarse hace ya años establecida esta asignatura en aque­lla Escuela, y cómo en vez de haber decaído su importancia, ésta se acrecienta cada dia.

Después de tributar justos elogios al distinguido profesor de física, tan pronto arrebatado por la muerte á la ciencia y á sus amigos, de hacer resaltar cómo ha sabido dar carácter propio á la asignatura, acomodándola al de las demás de la facultad, y consi­derar su obra como un Códex physicus para el uso de los discípu­los, continúa:

«La introducción de los métodos farmacéuticos en la enseñanza de la física es tanto más interesante de observar, cuanto que se

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realiza precisamente en el momento en que el papel de los farma­céuticos en el terreno de la química tiende, no á disminuir de interés, sino á resistir el impulso poderoso de los sabios de origen físico-matemático. Las memorias especiales y los tratados de quí­mica desde hace una treintena de años llevan patente el sello de esta evolución. Durante el período anterior los químicos se con­formaban con los métodos seguidos en las ciencias naturales, l i ­mitados á descubrir minuciosamente las propiedades de los cuer­pos, extendiéndose con complacencia sobre los procedimientos de preparación de las materias conocidas ó de las combinaciones nue­vas; bajo el punto de vista especial de la Farmacia, esta rama de la ciencia no ha perdido su valor. Sin embargo, fácil es comprobar que gradualmente las cuestiones relativas á la constitución y agrupamiento moleculares alcanzan el primer lugar; la química es impulsada hácia los procedimientos más generales de las ciencias físicas y mecánicas; el estudio del individuo cede el lugar al de la especie, del género, á la serie. Antes, un procedimiento se limita­ba á una nueva combinación; hoy un método origina una serie de cuerpos cuya génesis se anuncia de antemano, dejando sólo el cui­dado de calcular entre qué límites está comprendido el número, mu­chas veces considerable, de términos que es probable obtener. Ob­servemos aun que estas series son examinadas bajo el punto de vista de las propiedades generales de la materia, que en los compuestos formados se procura determinar la coordinación posible de los ele­mentos, fijar el valor numérico de los calores atómicos, la tensión de los vapores y poder refringente; investigar la influencia del agrupa­miento de los átomos y de la condensación del éter, en la propaga­ción de las ondas luminosas. Del mismo modo que la física por su pro­greso gravita hácia las ciencias matemáticas, la química en sí misma se nos presenta como una rama de la física, y se presiente que sus problemas en el porvenir serán resueltos por los métodos térmicos eléctrico y óptico. Desde hace ya bastantes años no es posible re­ducirse á el circunscrito campo de las antiguas farmacopeas; para estudiar la química .es preciso estar iniciados en los principios fun­damentales de la física, y todo químico de la época actual debe ser á la vez físico. En resumen, la química, esta ciencia base de los estudios farmacéuticos, presenta dos aspectos y comprende dos en­señanzas distintas: la una esencialmente descriptiva, destináda á condensar los caractéres importantes y obtención de los cuerpos cuya verdadera denominación es la de Farmacia química; la otra, la de que acabamos de reseñar los principales rasgos, que puede ser ménos práctica, pero no ciertamente ménos útil al progreso.»

Continúa después Regnault dando cuenta de las vicisitudes de esta asignatura en la enseñanza farmacéutica de Fmncia, indican­do cómo los esfuerzos de Bussy dieron por resultado llegar á que figurase permanentemente en el cuadro de aquella, y encargado Robiquet de la misma, Bourbuze después y por último Buiguet, la han sabido dar una importancia incuestionable como Personae al análisis químico.

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Veamos cómo Buignet ha redactado el programa de su curso, y su exámea vendrá á demostrar incuestionablemente su interés real.

«Entre los ejercicios de primera necesidad que éste comprende, coloca la determinación de los pesos específicos de los líquidos y sólidos, y los estudios comparativos sobre los métodos areométricos, habiendo enlazado con acierto á estas cuestiones los problemas re­lativos á la medida del volumen de los gases y densidades de los vapores, y expuesto dicho físico en esta sección su procedimiento ingenioso para dosificar el ácido carbónico en las aguas gaseosas bicarbonatadas y para conocer la relación entre el ácido libre y el combinado que contienen.

Las manipulaciones que reconocen por base los fenómenos tér­micos, ofrecen un interés real; comprenden ejercicios sobre ter-mometría, dilatación de los cuerpos y aplicaciones de los puntos de fusión y ebullición al ensayo de las sustancias usadas en Far­macia ó á su purificación por el método de las destilaciones frac­cionadas. A estas cuestiones ha reunido la práctica de los aparatos enométricos, alambique de Gay-Lussac y Salieron; dilatómetro de Silbermann; ebullióscopos de Brossard, Vidal, de Conatí y Mali-gand. En el capítulo de los calores de constitución, trata de la producción del hielo artificial mediante los aparatos de Carré y Tosellí. Los métodos higrométricos son de tal utilidad en los estu­dios de la química pneumática y tan grande su valor para la h i ­giene y meteorología, que han hallado lugar en este conjunto don­de el conocimiento de las leyes generales de la materia no es mé-nos indispensable que el estudio profundo de las del calor.

Seis manipulaciones tienen por objeto la comprobación de los principios fundamentales de la electrólisis y algunas de sus aplica­ciones á la industria y al análisis químico. En cuanto á la óptica y propiedades de la luz, son objeto de numerosos ejercicios, tales como las experiencias comparativas de los diversos métodos foto-métricos, sobre la medida angular de los cristales y determinación de los índices de refracción. Concede un primer lugar al micros­copio, no limitándose sólo á las demostraciones geométricas que se hallan en todos los tratados de física, sino entrando en los más minuciosos detalles de la montura del moderno, indicando si todos los medios de exámen son exactos, insistiendo sobre los procedi­mientos propios para calcular el verdadero aumento resultante de la combinación de los objetivos y oculares, para determinar las di ­mensiones reales de los objetos. En este capítulo comprende igual­mente el empleo racional de la cámara lúcida, de los micrómetros y por último de los polarizadores y analizadores. En el laboratorio se ejercitan los discípulos durante algunas lecciones en la práctica del instrumento que desempeña el papel en las ciencias médicas y naturales del anteojo y telescopio en la astronomía y cosmografía. Aprenden á manejar el microscopio, comprender é interpretar lo que se ve en su campo, elegir el aumento adaptable á un objeto, emplear los medios de iluminación convenientes, evitando un ex­ceso de luz que agrada á los principiantes y es perjudicial á las

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buenas observaciones, así como á la retina; á no dejarse engañar por el defecto de no elegir bien las distancias, por las aberraciones y la difracción, es, no lo repetiremos bastante, toda una educación qne exige mucho tiempo y continuados estudios.

La introducción definitiva de los métodos ópticos en las cues­tiones de química analítica se remonta á los descubrimientos de Biot sobre el poder rotatorio molecular; la polarimetría se inauguró por este sabio; Soubeiran en sus interesantes estudios relativos á la influencia del calor en las disoluciones del azúcar; Bouchardat en el descubrimiento del poder rotatorio de los alcaloides, han de­mostrado el partido que las ciencias farmacológicas pueden obtener de él. ¡Cuántas aplicaciones científicas é industriales han surgido después de estos trabajos de los discípulos de Biot para confirmar las esperanzas concebidas por él al empezar sus investigaciones! Así es que no es de sorprender el que Buignet se haya visto obligado á invertir con el estudio de la luz polarizada seis manipulaciones; su programa abraza la monografía más completa publicada sobre la materia'; comprendiendo esta parte la descripción completa de los primeros procedimientos de Biot hasta la de los aparatos más modernos, de los que datan de ayer: necesario es añadir que los medios usados para la dosificación de las mezclas de azúcar, por la inversión, la de la glucosa en la orina, de la lactosa en la leche, vienen á constituir un trabajo magistral, verdaderamente clásico, sobre las materias azucaradas.

Consagrados los últimos capítulos, al análisis espectral, á la fotografía, á la resolución de algunas cuestiones numéricas presen­tadas bajo la forma de problemas derivados dé las principales leyes de la física, vienen á completar su obra.»

Juzguen, pues, por lo expuesto si tiene razón de ser en la en­señanza farmacéutica un curso de Física, y no habrá quien pue­da seriamente oponerse á su creación, cuando tanta importancia puede llegar á dársela, según en la Escuela de Farmacia de París lo han hecho Buignet y sus antecesores, tanto más hoy que los principales problemas de la Química y la Historia natural están llamados á resolverse por ella. Acaso podrán oponer razones de economía; pero si siempre surgen éstas, ¿cómo hemos de colocar nuestra enseñanza al nivel que alcanza en los pueblos ilustrados de Europa? ¿Hemos de acomodarnos á quedar retrasados á todos los que de ciencia se ocupan tanto en el viejo mundo como en el nue­vo? Creemos que nadie se conformará con semejante solución.

Actos oficiales.

MINISTERIO DE FOMENTO.

Reales órdenes. limo. Sr.: En vista de una comunicación del Rector de la Uni­

versidad de Madrid acerca de las falsificaciones de documentos

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académicos, proponiendo los medios á su juicio conducentes á evi­tarlas en lo sucesivo, S. M. el Rey, de conformidad con el parecer del Consejo de Instrucción pública, ha tenido á bien disponer:

1. ° No se concederá la traslación de matrículas de un estable­cimiento de enseñanza á otro sino por motivos suficientemente jus­tificados.

2. ° Los Jefes de los respectivos establecimientos apreciarán las razones en que se fundaren las instancias en solicitud de traslado de matrícula, y concederán ó negarán ésta, previos los informes y la presentación de justificantes que considerasen oportuno.

3.9 Para la admisión á exámen de prueba de curso de carrera, y para los grados académicos en una escuela á los alumnos proce­dentes de otra, será requisito indispensable que identifiquen su persona con el testimonio escrito y firmado de dos vecinos de co­nocido arraigo, á satisfacción del Jefe del establecimiento.

De Real órden lo digo á V . I . para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde á V . I . muchos años. Madrid 23 de Abril de 1877.—C. Toreno.—Sr. Director general de Instrucción pública.

limo. Sr.: Habiendo legado el difunto catedrático D. José Camps y Camps al departamento de la Facultad de Farmacia de la biblio­teca de la Universidad de Madrid una colección de libros compuesta de 392 volúmenes, 449 folletos y dos manuscritos, relativos á las ciencias físicas y naturales; S. M. el Rey (Q. D. G.) se ha servido disponer que se haga público por medio de la Gaceta de Madrid ejemplo tan laudable, en prueba de gratitud y estimación con que el Estado acepta el donativo y honra la memoria de tan insigne profesor, como asimismo del aprecio con que S. M . ha visto el cumplimiento de la voluntad del finado por parte de sus herederos.

De Real órden lo digo á V. I . para su inteligencia y demás efec­tos. Dios guarde á V. I . muchos años. Madrid 23 de Abril de 1877.—C. Toreno.—Sr. Director general de Instrucción pública.

Corporaciones faGiiltativas.

COLEGIO DE FAUMACEUTICOS DE MADRID.

•Dictdmen de la Sección científica relativo á la obra «Curso de fráct ica de operaciones farmacéuticas.»

La Sección científica acordó designar á los que suscriben para que, examinando el libro Curso de f rác t ica de operaciones farma­céuticas, presentado al Colegio por su autor, D. Ricardo de Sáda-ba, emitieran su dictámen.

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A l recibir tal encargo los individuos de la comisión nombrada, titubearon entre aceptar tamaña honra ó declinar un cometido do­blemente difícil por ser superior á sus fuerzas y exigirse perento­riedad en el desempeño, condición incompatible con las múltiples ocupaciones que cada cual tenía.

Sin embargo de que, el exámen detenido y el concienzudo es­tudio que han menester trabajos de esta índole, podrían otros ha­berle hecho, de los que en su seno cuenta la Corporación, con más lucidez y prontitud que los llamados á ejecutarle, decidieron éstos, por fin, no corresponder con un desaire á la deferencia que se les dispensara, que así podría interpretarse, tanto por los colegiales en general, como por el autor de la obra en particular, la renuncia del cargo para que fueron elegidos; y ante el dilema planteado, se dispusieron á llenar la misión, si faltos de dotes, sobrados de buena voluntad.

Sirvan, pues, de disculpa á la comisión las razones apuntadas para justificar su tardanza en emitir el dictámen que hoy tiene el honor de presentar á sus dignos compañeros.

Al tomar entre las manos la obra del Sr. Sádaba impresionó agradablemente el ánimo de la comisión ver á la juventud estudio­sa cultivar el árido campo de la Ciencia con vocación decidida é inusitada pericia, y esto sólo fuera un mérito apreciable del libro que nos ocupa, si además no tuviera otros que resaltan en todas sus partes.

Forma el libro, objeto de este dictámen, un volúmen de 750 páginas, que la comisión ha leido con detenimiento, estudiando su contenido y examinando su doctrina para formar, si no cabal y perfecto juicio, la idea más aproximada en obtención de su pro­pósito.

En un bien escrito capítulo se halla espuesto el concepto que su autor tiene formado de la asignatura de Prác t i ca de operaciones farmacéuticas, concepto con el cual la comisión está conforme, especialmente en la parte que se refiere á lo que debe ser dicha asignatura y las cuestiones que debe abarcar, tomando por base y fundamento las Farmacopeas oficiales ó Códigos vigentes en toda su extensión, con la crítica razonada de los mismos, y aun su re­forma en aquellos puntos que así lo exija el progreso de las cien­cias físicas y naturales, basamento de la Farmacia.

Ocúpase luégo de las operaciones en general, presentando un cuadro de las físicas y tratando en particular de la determinación del peso de los cuerpos, del peso específico de los mismos, de la licuación, solidificación, vaporización, licuefacción y gasificación, y por último, de los tubos de seguridad.

En otro capítulo, bajo el epígrafe de Operaciones químicas, trata luégo de los reactivos, siguiendo á Fresenius, de cuya exce­lente obra de Anál is is química, según el mismo autor indica, toma esta parte, que comprende la acción general de los reactivos sobre las bases y los ácidos.

Constituye lo anteriormente expuesto la primera parte del libro

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que el autor llama Introducción^ j empieza la seg-unda con el título Obtención y preparación de los medicamentos, que es lo que verdaderamente forma la asignatura de práctica de operaciones, conforme con la doctrina adoptada.

E l autor admite la división de los medicamentos en definidos ó químicos y no definidos, ocupándose únicamente de los primeros; hallándose al fin de la obra con el epígrafe Medicamentos no defi­nidos, el lugar donde el Sr. Sádaba expone las razones que le han movido para no ocuparse de ellos en su libro de P rác t i ca de ofera-ciones farmacéut icas .

En la obtención de los medicamentos químicos adopta el autor una clasificación metódica, base de toda exposición razonada, si­guiendo en ésta el ejemplo de la farmacopea francesa, en la cual se exponen dichos medicamentos con arreglo á la clasificación química.

La comisión no puede por ménos de hacer n o t a r á la Sección científica del Colegio la gran copia de datos prácticos que se en­cuentran expuestos en el libro con claridad y órden, condiciones necesarias de todo trabajo didáctico. E l gran número de hechos que se encuentran en los tratados de química general y aplicada á la Farmacia, ya españoles, ya extranjeros, se hallan aquí ordena­dos y sujetos á una sana crítica y elección de procedimientos que los firmantes juzgan de suma utilidad para la preparación de ios medicamentos químicos.

En varias ocasiones cita el Sr. Sádaba los autores de donde ha tomado los datos que esmaltan su obra, y no pocas veces recuerda al eminente catedrático que acaba de bajar al sepulcro, y que por tantos años explicó la asignatura de P rác t i ca de operaciones f a r ­macéuticas, el limo. Sr. D. José Camps y Camps, sabio venerable, que, figurando á la cabeza del escalafón del profesorado español como el más antiguo en el sacerdocio de la enseñanza, fué, y será siempre, una de nuestras más legítimas glorias científicas. ¿Y qué mucho si el jóven escritor, discípulo primero y ayudante profesor auxiliar más tarde del que fué Decano de nuestra Facultad, libó á raudales la ciencia con que aquel ilustrado maestro fertilizó por tanto tiempo la juventud estudiosa? Justo tributo de gratitud, loable conducta la de honrar, honrándose á sí propio, un nombre para todos respetable, citando sus ideas y empleando en muchos puntos hasta sus mismas palabras, como las recordarán agradable­mente al repasar el libro cuantos se envanezcan como nosotros, de haber sido discípulos de aquel cuya pérdida nos lega hondo vacío que contemplamos con el dolor del cariño y el respeto de la ve­neración.

Séales.permitido á los que suscriben esta digresión, ya que, sorprendidos por la súbita muerte del que es objeto de ella, creen cumplir este humilde homenaje ante sus humeantes cenizas.

La comisión no se entretiene en un análisis detallado y minu­cioso de la obra objeto de este juicio, considerando que así inter­preta los deseos de la Sección, puesto que basta para el fin pro-

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puesto emitir, como lo hace, su opinión en general y en conjunto, formulando para terminar su criterio acerca del mérito contraído por el jóven y laborioso autor del Curso de practica de operaciones farmacéut icas .

La obra es una producción notable en el fondo y no ménos va­liosa por su forma, de utilidad indiscutible para la preparación de los medicamentos químicos; abraza puntos de importancia suma, presentados con originalidad, habiendo logrado embellecer la ari­dez que en su severidad reviste la ciencia con elegantes formas l i ­terarias.

Por todo lo expuesto, la comisión es de parecer que su compa­ñero el Sr. D. Ricardo de Sádaba se ha hecho acreedor á una dis­tinción del Colegio de Farmacéuticos, en la forma que éste juzgue oportuno; permitiéndose proponer que esta sea la superior en ar­monía con las ya otorgadas en análogas ocasiones á individuos que han presentado trabajos de esta índole. Madrid 18 de Marzo de 1877.—Cárlos Ferrari.—Gabriel de la Puerta. — Vicente M . de Argenta.

Sección científica.—En la junta general celebrada por esta Sección en este dia, fné aprobado el antecedente dictámen sin dis­cusión y por unanimidad, y acordó se pasara al Colegio por el con­ducto ordinario. Madrid 20 de Marzo de 1877.—El Presidente, Ma­nuel Escolor.—El Secretario, F . Marin y Sancho.

Aprobado por unanimidad se sesión de 21 de Marzo, concedien­do al autor de la obra, objeto de este dictámen, una medalla de oro laureada.—El Secretario 1.°, Victorino Muñoz.

Noticias varias.

Los ESCOLARES MÉDICOS.—En su última junta esta Sociedad dió por terminada la discusión que con el tema Fiebre tifoidea había presentado el socio y aventajado jóven cubano Sr. Mar­tínez Morales, partidario acérrimo de las teorías que sustenta el Dr. Jaccoud; se extendió lo necesario para defenderlas y hacer ver el predominio que tiene sobre todas las demás, y sobre lo que los Sres. Verdejo, Lozano, Iglesias y Coba, Lecha y Martínez, Martin de Argenta y otros que no recordamos, creyeron hacer jus­tas observaciones en pro y en contra, al disertante.

TRASLADO Á QUIEN CORRESPONDA.—Con sentimiento hemos visto inaugurarse la Exposición Vinícola, y decimos con sentimiento, porque sin duda han creído conveniente los encargados de repar­t ir las invitaciones que la prensa científica no tuviera en aquel acto legítima representación. Es indudable que en este país ha .de se­guirse la marcha de siempre: mucho bombo y relumbrón, y lo de­más qué importa