hoja parroquial - 07 de agosto de 2011 - num. 32

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Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Hoja parroquial Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106 1 Dios nos da la fe para no hundirnos N.º 32 • Domingo XIX Ordinario, Ciclo A • 7 de Agosto de 2011 A penas ayer conmemoramos una de las efemérides más dolorosas para la humanidad: el “estreno” de las bombas atómicas, la energía nuclear en contra del propio mundo. Fue el 6 y 9 de agosto de 1945, hace 66 años, cuando murieron más de 220,000 personas. Podríamos decir que la ciencia avanza, pero pro- gresa destruyendo a la gente. Hoy, la violencia nos lleva también al temor y a la desesperanza, junto con toda una larga lista de problemas internos y externos. Preocupación, miedo y desconfianza nos acechan si no confiamos en Dios… La escena del Evangelio nos muestra esa tentación en la que podemos caer los seguidores de Jesús cuando no estamos seguros de nuestra propia fe. La barca no está en peligro de hundirse, pero los tripulantes, discípulos de Jesús y pes- cadores de oficio, llevados más por el miedo que por la pericia, se abandonan a los sentimientos de pánico. Tal estado de ánimo los lleva a ver a Jesús, que se acerca en medio de la tormenta, como un fantasma salido de la imaginación. Es tan grande el desconcierto, que no atinan a reconocer en aquella visión al maestro Jesús que los ama. Las familias y la Iglesia con miedo La Iglesia del presente, en muchos de sus miembros, se parece a Pedro, quien duda y se hunde porque no cree que Jesús se pueda imponer a los «vien- tos contrarios»: a las fuerzas adversas que se oponen a la tarea de la Iglesia de nuestros días. Muchos dudamos que en la Iglesia podremos salir de los problemas y respirar aire de paz. Jesús quiere darles a sus discípulos razo- nes de esperanza y de confianza para que crean en Él, que descubran que Él es capaz de traer la paz y disipar las tormentas que nos preocupan. A pesar de la noche oscura, de tantos problemas, Jesús nos sigue diciendo: “¡Ánimo, soy yo, no teman!”. Jesús nos quiere sacar de nuestras dudas, para que sepamos reconocerlo como el Señor, y sepamos también difundir esta buena noticia. Dios es de la suave brisa El profeta Elías siente que tiene dema- siados enemigos que lo persiguen; ya ni quería cumplir con la tarea que Dios le había asignado. Pero, a pesar de todo, Elías quiere cumplirle al Señor porque sabe que su pueblo Israel le ha quedado mal, y quiere interceder por los demás. Aún así, siente temor para encontrarse con Dios… La mejor sorpresa es que Él no va a estar en un huracán, ni en el viento que destruye, ni en el fuego, ni en el terremoto. Dios, para el que quiere hacerle caso, se muestra con ternura y amor: como en la suave brisa que ha probado el profeta, y sólo en ella pudo sentir el con- suelo divino.

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Boletín Semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara

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Page 1: Hoja Parroquial - 07 de Agosto de 2011 - Num. 32

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

Hoja parroquial Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes.

INDA-04-2007-103013575500-106

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Dios nos da la fe para no hundirnos

N.º 32 • Domingo XIX Ordinario, Ciclo A • 7 de Agosto de 2011

Apenas ayer conmemoramos una de las efemérides más dolorosas para la humanidad: el “estreno” de las bombas

atómicas, la energía nuclear en contra del propio mundo. Fue el 6 y 9 de agosto de 1945, hace 66 años, cuando murieron más de 220,000 personas. Podríamos decir que la ciencia avanza, pero pro-gresa destruyendo a la gente. Hoy, la violencia nos lleva también al temor y a la desesperanza, junto con toda una larga lista de problemas internos y externos. Preocupación, miedo y desconfianza nos acechan si no confiamos en Dios…

La escena del Evangelio nos muestra esa tentación en la que podemos caer los seguidores de Jesús cuando no estamos seguros de nuestra propia fe. La barca no está en peligro de hundirse, pero los tripulantes, discípulos de Jesús y pes-cadores de oficio, llevados más por el miedo que por la pericia, se abandonan a los sentimientos de pánico. Tal estado

de ánimo los lleva a ver a Jesús, que se acerca en medio de la tormenta, como un fantasma salido de la imaginación. Es tan grande el desconcierto, que no atinan a reconocer en aquella visión al maestro Jesús que los ama.

Las familias y la Iglesia con miedoLa Iglesia del presente, en muchos de sus miembros, se parece a Pedro, quien duda y se hunde porque no cree que Jesús se pueda imponer a los «vien-tos contrarios»: a las fuerzas adversas que se oponen a la tarea de la Iglesia de nuestros días. Muchos dudamos que en la Iglesia podremos salir de los problemas y respirar aire de paz. Jesús quiere darles a sus discípulos razo-nes de esperanza y de confianza para que crean en Él, que descubran que Él es capaz de traer la paz y disipar las tormentas que nos preocupan. A pesar de la noche oscura, de tantos problemas,

Jesús nos sigue diciendo: “¡Ánimo, soy yo, no teman!”. Jesús nos quiere sacar de nuestras dudas, para que sepamos reconocerlo como el Señor, y sepamos también difundir esta buena noticia.

Dios es de la suave brisaEl profeta Elías siente que tiene dema-siados enemigos que lo persiguen; ya ni quería cumplir con la tarea que Dios le había asignado. Pero, a pesar de todo, Elías quiere cumplirle al Señor porque sabe que su pueblo Israel le ha quedado mal, y quiere interceder por los demás. Aún así, siente temor para encontrarse con Dios… La mejor sorpresa es que Él no va a estar en un huracán, ni en el viento que destruye, ni en el fuego, ni en el terremoto. Dios, para el que quiere hacerle caso, se

muestra con ternura y amor: como en la suave brisa que ha probado

el profeta, y sólo en ella pudo sentir el con-

suelo divino.

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Lectura del primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-13aAl llegar al monte de Dios, el Horeb, el profeta Elías entró en una cueva y permaneció allí. El Señor le dijo: “Sal de la cueva y quédate en el monte para ver al Señor, porque el Señor va a pasar”.

Así lo hizo Elías, y al acercarse el Señor, vino primero un viento huracanado, que partía las montañas y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Se produjo después un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Luego vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se escuchó el murmullo de una brisa suave. Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la cueva.

Palabra de Dios.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 9, 1-5Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo, que ten-

go una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de

mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

EVANGELIOLectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-33

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba Él solo allí.

Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacu-dían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!”. Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.

Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres Tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!”. Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”.

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente Tú eres el Hijo de Dios”.

Palabra del Señor.

ANTÍFONADE ENTRADASal 73, 20. 19. 22. 23

Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.

SALMO RESPONSORIALdel salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

ACLAMACIÓNANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra. R. Aleluya.

ANTÍFONA DELA COMUNIÓNSal 147, 12. 14

Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.

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Creo en un solo Dios,Padre todopoderoso,Creador del cielo y de la tierra,de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo,Hijo único de Dios,nacido del Padre antes de todos los siglos:

Dios de Dios, Luz de Luz,Dios verdadero de Dios verdadero,engendrado, no creado,de la misma naturaleza del Padre,por quien todo fue hecho;que por nosotros, los hombres,y por nuestra salvación bajó del cielo,y por obra del Espíritu Santose encarnó de María, la Virgen,y se hizo hombre;y por nuestra causa fue crucificadoen tiempos de Poncio Pilato;padeció y fue sepultado, y resucitóal tercer día, según las Escrituras,y subió al cielo, y está sentadoa la derecha del Padre;y de nuevo vendrá con gloriapara juzgar a vivos y muertos,y su Reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,Señor y dador de vida,que procede del Padre y del Hijo,que con el Padre y el Hijorecibe una misma adoración y gloria,y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una,santa, católica y apostólica.Confieso que hay un solo Bautismopara el perdón de los pecados.Espero la resurrección de los muertosy la vida del mundo futuro.

Amén

Gloria a Dios en el Cielo,y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor.Por tu inmensa gloriate alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos;te damos gracias, SeñorDios, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso.Señor Hijo único Jesucristo,Señor Dios, Cordero de Dios,Hijo del Padre;Tú que quitas el pecado del mundo,ten piedad de nosotros;Tú que quitas el pecado del mundo,atiende nuestra súplica;

Tú que estás sentadoa la derecha del Padre,ten piedad de nosotros,porque sólo Tú eres santo,sólo Tú, Señor,sólo Tú, Altísimo Jesucristo,con el Espíritu Santoen la gloria de Dios Padre.

Amén

San Miguel de la Mora de la Mora

Nació en el municipio de Tecalitlán, Jalisco, el 19 de junio de 1874. Durante su infancia,

supo de las faenas agríco-las y ganaderas, y llegó a ser buen jinete. Adoles-cente ingresó al Semi-nario conciliar de Colima, donde cursó los estudios ecle-siásticos hasta su ordenación pres-biteral, en 1906.

Cuando se decretó la sus-pensión del culto público, eligió perma-necer en el domicilio de su familia. “¿Cómo se va a quedar Colima sin sacerdotes?”, dijo. Allí celebraba, con mucha discre-ción, la Eucaristía; pese a sus cui-dados. Lo arrestan y sale libre bajo fianza.

Dejó Colima para refugiarse en su lugar de origen. La madru-gada del 7 de agosto de 1927, con ropas de paisano, acompañado por

su hermano Regino y el presbítero Crispiniano Sandoval, salió rumbo a la sierra. En el mesón de Car-dona, Colima, alguien lo recono-

ció: “¿Es usted padrecito?”. “Sí, lo soy”. Esto bastó para que

un agrarista los aprehen-diera, remitiéndolos a

pie y atados a la jefa-tura de operaciones

militares. Enterado del

asunto, el general Flores dispuso la eje-cución inme-diata de los

hermanos De la Mora, en la

caballeriza del cuartel, sobre el estiércol de los caba-

llos. Mientras recitaba el rosa-rio, fue acribillado por los verdugos ante la mirada atónita de su her-mano Regino, quien salvó la vida alegando que él no era sacerdote. El cadáver fue sepultado en el panteón municipal. Dos años después, sus restos fueron colocados en la igle-sia Catedral.

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Consulta la Hoja Parroquial en nuestra página de Internet:www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial

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Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 200,000 a 300,000. $40.00 ciento

JUBILEO CIRCULAR

Pedidos a domicilioal teléfono: 3613 3043

Te invita a escuchar

“MUNDO FAMILIA”Un programa conducido por

Lupita Venegas y Meche Covarrubias

Lunes a viernes 11:00 hrs.

1480 AM

Pabellón • La Gran Plaza • Plaza Patria • Arboledas • Iteso • Galerías

12, 13 y 14 de agosto de 2011

8, 9 y 10: Lunes, Martes y MiércolesSAN JOSÉ, Río Verde

SAN JOSÉ ARTESANO

JESÚS MAESTRO

NTRA. SRA. DE GUADALUPE, El Tapatío

SAN MARTÍN DE PORRES, La Huerta

SEÑOR DE LA ASCENSIÓN, Teuchitlán

NTRA. SRA. DE GUADALUPE, La Primavera

11, 12 y 13: Jueves, Viernes y SábadoSANTUARIO DE NTRA. SRA. DE GUADALUPE

SAN FRANCISCO DE SALES

SAGRADO CORAZÓN, Col. Atlas

NTRA. SRA. DE GUADALUPE, Lomas del Tapatío

SAN IGNACIO DE LOYOLA, La Mojonera

SAN JOSÉ, Ocotlán

SAN RAFAEL, Calerilla

19, 20 y 21 de agosto de 2011

San CayetanoConfesor

No os inquietéis, diciendo: ¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?,

¿con qué nos cubriremos?, como hacen los paganos, que bien sabe vuestro Padre la

necesidad que de estas cosas tenéis.(Mateo 6, 31-32)

San Cayetano, nacido en Vicenza, Italia, llamó la atención desde su infan-cia por una inocencia tan grande de costumbres, que se le llamaba el Santo.

Como supiera que el Papa Julio II quería ele-varlo a las dignidades ecle-siásticas, dejó la corte de Roma y fundó una Orden de Clérigos Regulares, llamados Teatinos, a los cuales estableció como regla que nada poseyesen ni pidiesen, y que viviesen únicamente de las limosnas espontáneamente ofrecidas por los fieles. Se consagró

a Dios junto con Pedro Caraffa, mediante votos solem-nes. Pedro Caraffa, obispo de Teati, fue después elegido Papa con el nombre de Pablo IV. San Cayetano murió siendo superior de su Orden, en Nápoles, el 7 de agosto de 1547.