el santo evangelio según san marcos

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El Santo Evangelio Según SAN MARCOS Predicación de Juan el Bautista (Mt. 3.1-12; Lc. 3.1-9, 15-17; Jn. 1.19-28) Capítulo 1 1:1 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 1:2 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. 1:3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. 1:4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. 1:5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 1:6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus 1

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SAN MARCOS

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El Santo Evangelio Segn SAN MARCOS Predicacin de Juan el Bautista (Mt. 3.1-12; Lc. 3.1-9, 15-17; Jn. 1.19-28) Captulo 1

1:1Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 1:2Como est escrito en Isaas el profeta: He aqu yo envo mi mensajero delante de tu faz, El cual preparar tu camino delante de ti. 1:3Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Seor; Enderezad sus sendas.

1:4Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdn de pecados. 1:5Y salan a l toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusaln; y eran bautizados por l en el ro Jordn, confesando sus pecados. 1:6Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tena un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y coma langostas y miel silvestre. 1:7Y predicaba, diciendo: Viene tras m el que es ms poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. 1:8Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero l os bautizar con Espritu Santo. El bautismo de Jess (Mt. 3.13-17; Lc. 3.21-22)

1:9Aconteci en aquellos das, que Jess vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordn. 1:10Y luego, cuando suba del agua, vio abrirse los cielos, y al Espritu como paloma que descenda sobre l. 1:11Y vino una voz de los cielos que deca: T eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Tentacin de Jess (Mt. 4.1-11; Lc. 4.1-13)

1:12Y luego el Espritu le impuls al desierto. 1:13Y estuvo all en el desierto cuarenta das, y era tentado por Satans, y estaba con las fieras; y los ngeles le servan. Jess principia su ministerio (Mt. 4.12-17; Lc. 4.14-15)

1:14Despus que Juan fue encarcelado, Jess vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 1:15diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentos, y creed en el evangelio. Jess llama a cuatro pescadores (Mt. 4.18-22; Lc. 5.1-11)

1:16Andando junto al mar de Galilea, vio a Simn y a Andrs su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 1:17Y les dijo Jess: Venid en pos de m, y har que seis pescadores de hombres. 1:18Y dejando luego sus redes, le siguieron. 1:19Pasando de all un poco ms adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, tambin ellos en la barca, que remendaban las redes. 1:20Y luego los llam; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron. Un hombre que tena un espritu inmundo (Lc. 4.31-37)

1:21Y entraron en Capernaum; y los das de reposo, entrando en la sinagoga, enseaba. 1:22Y se admiraban de su doctrina; porque les enseaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 1:23Pero haba en la sinagoga de ellos un hombre con espritu inmundo, que dio voces, 1:24diciendo: Ah! qu tienes con nosotros, Jess nazareno? Has venido para destruirnos? S quin eres, el Santo de Dios. 1:25Pero Jess le reprendi, diciendo: Cllate, y sal de l! 1:26Y el espritu inmundo, sacudindole con violencia, y clamando a gran voz, sali de l. 1:27Y todos se asombraron, de tal manera que discutan entre s, diciendo: Qu es esto? Qu nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espritus inmundos, y le obedecen? 1:28Y muy pronto se difundi su fama por toda la provincia alrededor de Galilea. Jess sana a la suegra de Pedro (Mt. 8.14-15; Lc. 4.38-39)

1:29Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simn y Andrs, con Jacobo y Juan. 1:30Y la suegra de Simn estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. 1:31Entonces l se acerc, y la tom de la mano y la levant; e inmediatamente le dej la fiebre, y ella les serva. Muchos sanados al ponerse el sol (Mt. 8.16-17; Lc. 4.40-41)

1:32Cuando lleg la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenan enfermedades, y a los endemoniados; 1:33y toda la ciudad se agolp a la puerta. 1:34Y san a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y ech fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocan. Jess recorre Galilea predicando (Lc. 4.42-44)

1:35Levantndose muy de maana, siendo an muy oscuro, sali y se fue a un lugar desierto, y all oraba. 1:36Y le busc Simn, y los que con l estaban; 1:37y hallndole, le dijeron: Todos te buscan. 1:38El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique tambin all; porque para esto he venido. 1:39Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios. Jess sana a un leproso (Mt. 8.1-4; Lc. 5.12-16)

1:40Vino a l un leproso, rogndole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. 1:41Y Jess, teniendo misericordia de l, extendi la mano y le toc, y le dijo: Quiero, s limpio. 1:42Y as que l hubo hablado, al instante la lepra se fue de aqul, y qued limpio. 1:43Entonces le encarg rigurosamente, y le despidi luego, 1:44y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, mustrate al sacerdote, y ofrece por tu purificacin lo que Moiss mand, para testimonio a ellos. 1:45Pero ido l, comenz a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jess no poda entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venan a l de todas partes. Jess sana a un paraltico (Mt. 9.1-8; Lc. 5.17-26) Captulo 2

2:1Entr Jess otra vez en Capernaum despus de algunos das; y se oy que estaba en casa. 2:2E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no caban ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 2:3Entonces vinieron a l unos trayendo un paraltico, que era cargado por cuatro. 2:4Y como no podan acercarse a l a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yaca el paraltico. 2:5Al ver Jess la fe de ellos, dijo al paraltico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 2:6Estaban all sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 2:7Por qu habla ste as? Blasfemias dice. Quin puede perdonar pecados, sino slo Dios? 2:8Y conociendo luego Jess en su espritu que cavilaban de esta manera dentro de s mismos, les dijo: Por qu cavilis as en vuestros corazones? 2:9Qu es ms fcil, decir al paraltico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levntate, toma tu lecho y anda? 2:10Pues para que sepis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paraltico): 2:11A ti te digo: Levntate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 2:12Entonces l se levant en seguida, y tomando su lecho, sali delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. Llamamiento de Lev (Mt. 9.9-13; Lc. 5.27-32)

2:13Despus volvi a salir al mar; y toda la gente vena a l, y les enseaba. 2:14Y al pasar, vio a Lev hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos pblicos, y le dijo: Sgueme. Y levantndose, le sigui. 2:15Aconteci que estando Jess a la mesa en casa de l, muchos publicanos y pecadores estaban tambin a la mesa juntamente con Jess y sus discpulos; porque haba muchos que le haban seguido. 2:16Y los escribas y los fariseos, vindole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discpulos: Qu es esto, que l come y bebe con los publicanos y pecadores? 2:17Al or esto Jess, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de mdico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. La pregunta sobre el ayuno (Mt. 9.14-17; Lc. 5.33-39)

2:18Y los discpulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: Por qu los discpulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discpulos no ayunan? 2:19Jess les dijo: Acaso pueden los que estn de bodas ayunar mientras est con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 2:20Pero vendrn das cuando el esposo les ser quitado, y entonces en aquellos das ayunarn. 2:21Nadie pone remiendo de pao nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 2:22Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. Los discpulos recogen espigas en el da de reposo (Mt. 12.1-8; Lc. 6.1-5)

2:23Aconteci que al pasar l por los sembrados un da de reposo, sus discpulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. 2:24Entonces los fariseos le dijeron: Mira, por qu hacen en el da de reposo lo que no es lcito? 2:25Pero l les dijo: Nunca lesteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sinti hambre, l y los que con l estaban; 2:26cmo entr en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comi los panes de la proposicin, de los cuales no es lcito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con l estaban? 2:27Tambin les dijo: El da de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del da de reposo. 2:28Por tanto, el Hijo del Hombre es Seor aun del da de reposo. El hombre de la mano seca (Mt. 12.9-14; Lc. 6.6-11) Captulo 3

3:1Otra vez entr Jess en la sinagoga; y haba all un hombre que tena seca una mano. 3:2Y le acechaban para ver si en el da de reposo le sanara, a fin de poder acusarle. 3:3Entonces dijo al hombre que tena la mano seca: Levntate y ponte en medio. 3:4Y les dijo: Es lcito en los das de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 3:5Entonces, mirndolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y l la extendi, y la mano le fue restaurada sana. 3:6Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra l para destruirle. La multitud a la orilla del mar

3:7Mas Jess se retir al mar con sus discpulos, y le sigui gran multitud de Galilea. Y de Judea, 3:8de Jerusaln, de Idumea, del otro lado del Jordn, y de los alrededores de Tiro y de Sidn, oyendo cun grandes cosas haca, grandes multitudes vinieron a l. 3:9Y dijo a sus discpulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gento, para que no le oprimiesen. 3:10Porque haba sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenan plagas caan sobre l. 3:11Y los espritus inmundos, al verle, se postraban delante de l, y daban voces, diciendo: T eres el Hijo de Dios. 3:12Mas l les reprenda mucho para que no le descubriesen. Eleccin de los doce apstoles (Mt. 10.1-4; Lc. 6.12-16)

3:13Despus subi al monte, y llam a s a los que l quiso; y vinieron a l. 3:14Y estableci a doce, para que estuviesen con l, y para enviarlos a predicar, 3:15y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 3:16a Simn, a quien puso por sobrenombre Pedro; 3:17a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellid Boanerges, esto es, Hijos del trueno; 3:18a Andrs, Felipe, Bartolom, Mateo, Toms, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simn el cananista, 3:19y Judas Iscariote, el que le entreg. Y vinieron a casa. La blasfemia contra el Espritu Santo (Mt. 12.22-32; Lc. 11.14-23)

3:20Y se agolp de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podan comer pan. 3:21Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decan: Est fuera de s. 3:22Pero los escribas que haban venido de Jerusaln decan que tena a Beelzeb, y que por el prncipe de los demonios echaba fuera los demonios. 3:23Y habindolos llamado, les deca en parbolas: Cmo puede Satans echar fuera a Satans? 3:24Si un reino est dividido contra s mismo, tal reino no puede permanecer. 3:25Y si una casa est dividida contra s misma, tal casa no puede permanecer. 3:26Y si Satans se levanta contra s mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. 3:27Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podr saquear su casa. 3:28De cierto os digo que todos los pecados sern perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 3:29pero cualquiera que blasfeme contra el Espritu Santo, no tiene jams perdn, sino que es reo de juicio eterno. 3:30Porque ellos haban dicho: Tiene espritu inmundo. La madre y los hermanos de Jess (Mt. 12.46-50; Lc. 8.19-21)

3:31Vienen despus sus hermanos y su madre, y quedndose afuera, enviaron a llamarle. 3:32Y la gente que estaba sentada alrededor de l le dijo: Tu madre y tus hermanos estn afuera, y te buscan. 3:33El les respondi diciendo: Quin es mi madre y mis hermanos? 3:34Y mirando a los que estaban sentados alrededor de l, dijo: He aqu mi madre y mis hermanos. 3:35Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, se es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Parbola del sembrador (Mt. 13.1-23; Lc. 8.4-15) Captulo 4

4:1Otra vez comenz Jess a ensear junto al mar, y se reuni alrededor de l mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sent en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar. 4:2Y les enseaba por parbolas muchas cosas, y les deca en su doctrina: 4:3Od: He aqu, el sembrador sali a sembrar; 4:4y al sembrar, aconteci que una parte cay junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. 4:5Otra parte cay en pedregales, donde no tena mucha tierra; y brot pronto, porque no tena profundidad de tierra. 4:6Pero salido el sol, se quem; y porque no tena raz, se sec. 4:7Otra parte cay entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. 4:8Pero otra parte cay en buena tierra, y dio fruto, pues brot y creci, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. 4:9Entonces les dijo: El que tiene odos para or, oiga. 4:10Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de l con los doce le preguntaron sobre la parbola. 4:11Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que estn fuera, por parbolas todas las cosas; 4:12para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. 4:13Y les dijo: No sabis esta parbola? Cmo, pues, entenderis todas las parbolas? 4:14El sembrador es el que siembra la palabra. 4:15Y stos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero despus que la oyen, en seguida viene Satans, y quita la palabra que se sembr en sus corazones. 4:16Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han odo la palabra, al momento la reciben con gozo; 4:17pero no tienen raz en s, sino que son de corta duracin, porque cuando viene la tribulacin o la persecucin por causa de la palabra, luego tropiezan. 4:18Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, 4:19pero los afanes de este siglo, y el engao de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 4:20Y stos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Nada oculto que no haya de ser manifestado (Lc. 8.16-18)

4:21Tambin les dijo: Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? No es para ponerla en el candelero? 4:22Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. 4:23Si alguno tiene odos para or, oiga. 4:24Les dijo tambin: Mirad lo que os; porque con la medida con que meds, os ser medido, y aun se os aadir a vosotros los que os. 4:25Porque al que tiene, se le dar; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitar. Parbola del crecimiento de la semilla

4:26Deca adems: As es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; 4:27y duerme y se levanta, de noche y de da, y la semilla brota y crece sin que l sepa cmo. 4:28Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, despus grano lleno en la espiga; 4:29y cuando el fruto est maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado. Parbola de la semilla de mostaza (Mt. 13.31-32; Lc. 13.18-19)

4:30Deca tambin: A qu haremos semejante el reino de Dios, o con qu parbola lo compararemos? 4:31Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la ms pequea de todas las semillas que hay en la tierra; 4:32pero despus de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra. El uso que Jess hace de las parbolas (Mt. 13.34-35)

4:33Con muchas parbolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podan or. 4:34Y sin parbolas no les hablaba; aunque a sus discpulos en particular les declaraba todo. Jess calma la tempestad (Mt. 8.23-27; Lc. 8.22-25)

4:35Aquel da, cuando lleg la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 4:36Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y haba tambin con l otras barcas. 4:37Pero se levant una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 4:38Y l estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, no tienes cuidado que perecemos? 4:39Y levantndose, reprendi al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y ces el viento, y se hizo grande bonanza. 4:40Y les dijo: Por qu estis as amedrentados? Cmo no tenis fe? 4:41Entonces temieron con gran temor, y se decan el uno al otro: Quin es ste, que aun el viento y el mar le obedecen? El endemoniado gadareno (Mt. 8.28-34; Lc. 8.26-39) Captulo 5

5:1Vinieron al otro lado del mar, a la regin de los gadarenos. 5:2Y cuando sali l de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espritu inmundo, 5:3que tena su morada en los sepulcros, y nadie poda atarle, ni aun con cadenas. 5:4Porque muchas veces haba sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas haban sido hechas pedazos por l, y desmenuzados los grillos; y nadie le poda dominar. 5:5Y siempre, de da y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hirindose con piedras. 5:6Cuando vio, pues, a Jess de lejos, corri, y se arrodill ante l. 5:7Y clamando a gran voz, dijo: Qu tienes conmigo, Jess, Hijo del Dios Altsimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 5:8Porque le deca: Sal de este hombre, espritu inmundo. 5:9Y le pregunt: Cmo te llamas? Y respondi diciendo: Legin me llamo; porque somos muchos. 5:10Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella regin. 5:11Estaba all cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 5:12Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envanos a los cerdos para que entremos en ellos. 5:13Y luego Jess les dio permiso. Y saliendo aquellos espritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipit en el mar por un despeadero, y en el mar se ahogaron. 5:14Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qu era aquello que haba sucedido. 5:15Vienen a Jess, y ven al que haba sido atormentado del demonio, y que haba tenido la legin, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. 5:16Y les contaron los que lo haban visto, cmo le haba acontecido al que haba tenido el demonio, y lo de los cerdos. 5:17Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. 5:18Al entrar l en la barca, el que haba estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con l. 5:19Mas Jess no se lo permiti, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuntales cun grandes cosas el Seor ha hecho contigo, y cmo ha tenido misericordia de ti. 5:20Y se fue, y comenz a publicar en Decpolis cun grandes cosas haba hecho Jess con l; y todos se maravillaban. La hija de Jairo, y la mujer que toc el manto de Jess (Mt. 9.18-26; Lc. 8.40-56)

5:21Pasando otra vez Jess en una barca a la otra orilla, se reuni alrededor de l una gran multitud; y l estaba junto al mar. 5:22Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postr a sus pies, 5:23y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija est agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivir. 5:24Fue, pues, con l; y le segua una gran multitud, y le apretaban. 5:25Pero una mujer que desde haca doce aos padeca de flujo de sangre, 5:26y haba sufrido mucho de muchos mdicos, y gastado todo lo que tena, y nada haba aprovechado, antes le iba peor, 5:27cuando oy hablar de Jess, vino por detrs entre la multitud, y toc su manto. 5:28Porque deca: Si tocare tan solamente su manto, ser salva. 5:29Y en seguida la fuente de su sangre se sec; y sinti en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. 5:30Luego Jess, conociendo en s mismo el poder que haba salido de l, volvindose a la multitud, dijo: Quin ha tocado mis vestidos? 5:31Sus discpulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: Quin me ha tocado? 5:32Pero l miraba alrededor para ver quin haba hecho esto. 5:33Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella haba sido hecho, vino y se postr delante de l, y le dijo toda la verdad. 5:34Y l le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; v en paz, y queda sana de tu azote. 5:35Mientras l an hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; para qu molestas ms al Maestro? 5:36Pero Jess, luego que oy lo que se deca, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente. 5:37Y no permiti que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. 5:38Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 5:39Y entrando, les dijo: Por qu alborotis y lloris? La nia no est muerta, sino duerme. 5:40Y se burlaban de l. Mas l, echando fuera a todos, tom al padre y a la madre de la nia, y a los que estaban con l, y entr donde estaba la nia. 5:41Y tomando la mano de la nia, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Nia, a ti te digo, levntate. 5:42Y luego la nia se levant y andaba, pues tena doce aos. Y se espantaron grandemente. 5:43Pero l les mand mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer. Jess en Nazaret (Mt. 13.53-58; Lc. 4.16-30) Captulo 6

6:1Sali Jess de all y vino a su tierra, y le seguan sus discpulos. 6:2Y llegado el da de reposo, comenz a ensear en la sinagoga; y muchos, oyndole, se admiraban, y decan: De dnde tiene ste estas cosas? Y qu sabidura es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? 6:3No es ste el carpintero, hijo de Mara, hermano de Jacobo, de Jos, de Judas y de Simn? No estn tambin aqu con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de l. 6:4Mas Jess les deca: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. 6:5Y no pudo hacer all ningn milagro, salvo que san a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. 6:6Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorra las aldeas de alrededor, enseando. Misin de los doce discpulos (Mt. 10.5-15; Lc. 9.1-6)

6:7Despus llam a los doce, y comenz a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espritus inmundos. 6:8Y les mand que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordn; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, 6:9sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos tnicas. 6:10Y les dijo: Dondequiera que entris en una casa, posad en ella hasta que salgis de aquel lugar. 6:11Y si en algn lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de all, y sacudid el polvo que est debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el da del juicio, ser ms tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. 6:12Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. 6:13Y echaban fuera muchos demonios, y ungan con aceite a muchos enfermos, y los sanaban. Muerte de Juan el Bautista (Mt. 14.1-12; Lc. 9.7-9)

6:14Oy el rey Herodes la fama de Jess, porque su nombre se haba hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actan en l estos poderes. 6:15Otros decan: Es Elas. Y otros decan: Es un profeta, o alguno de los profetas. 6:16Al or esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapit, que ha resucitado de los muertos. 6:17Porque el mismo Herodes haba enviado y prendido a Juan, y le haba encadenado en la crcel por causa de Herodas, mujer de Felipe su hermano; pues la haba tomado por mujer. 6:18Porque Juan deca a Herodes: No te es lcito tener la mujer de tu hermano. 6:19Pero Herodas le acechaba, y deseaba matarle, y no poda; 6:20porque Herodes tema a Juan, sabiendo que era varn justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. 6:21Pero venido un da oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaos, daba una cena a sus prncipes y tribunos y a los principales de Galilea, 6:22entrando la hija de Herodas, danz, y agrad a Herodes y a los que estaban con l a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pdeme lo que quieras, y yo te lo dar. 6:23Y le jur: Todo lo que me pidas te dar, hasta la mitad de mi reino. 6:24Saliendo ella, dijo a su madre: Qu pedir? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. 6:25Entonces ella entr prontamente al rey, y pidi diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 6:26Y el rey se entristeci mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con l a la mesa, no quiso desecharla. 6:27Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mand que fuese trada la cabeza de Juan. 6:28El guarda fue, le decapit en la crcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 6:29Cuando oyeron esto sus discpulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro. Alimentacin de los cinco mil (Mt. 14.13-21; Lc. 9.10-17; Jn. 6.1-14)

6:30Entonces los apstoles se juntaron con Jess, y le contaron todo lo que haban hecho, y lo que haban enseado. 6:31El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venan, de manera que ni aun tenan tiempo para comer. 6:32Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. 6:33Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron all a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a l. 6:34Y sali Jess y vio una gran multitud, y tuvo compasin de ellos, porque eran como ovejas que no tenan pastor; y comenz a ensearles muchas cosas. 6:35Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discpulos se acercaron a l, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. 6:36Despdelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qu comer. 6:37Respondiendo l, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? 6:38El les dijo: Cuntos panes tenis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces. 6:39Y les mand que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. 6:40Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 6:41Entonces tom los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y parti los panes, y dio a sus discpulos para que los pusiesen delante; y reparti los dos peces entre todos. 6:42Y comieron todos, y se saciaron. 6:43Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobr de los peces. 6:44Y los que comieron eran cinco mil hombres. Jess anda sobre el mar (Mt. 14.22-27; Jn. 6.15-21)

6:45En seguida hizo a sus discpulos entrar en la barca e ir delante de l a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que l despeda a la multitud. 6:46Y despus que los hubo despedido, se fue al monte a orar; 6:47y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y l solo en tierra. 6:48Y vindoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quera adelantrseles. 6:49Vindole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; 6:50porque todos le vean, y se turbaron. Pero en seguida habl con ellos, y les dijo: Tened nimo; yo soy, no temis! 6:51Y subi a ellos en la barca, y se calm el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. 6:52Porque an no haban entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones. Jess sana a los enfermos en Genesaret (Mt. 14.34-36)

6:53Terminada la travesa, vinieron a tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla. 6:54Y saliendo ellos de la barca, en seguida la gente le conoci. 6:55Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oan que estaba. 6:56Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponan en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos. Lo que contamina al hombre (Mt. 15.1-20) Captulo 7

7:1Se juntaron a Jess los fariseos, y algunos de los escribas, que haban venido de Jerusaln; 7:2los cuales, viendo a algunos de los discpulos de Jess comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. 7:3Porque los fariseos y todos los judos, aferrndose a la tradicin de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. 7:4Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. 7:5Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: Por qu tus discpulos no andan conforme a la tradicin de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? 7:6Respondiendo l, les dijo: Hipcritas, bien profetiz de vosotros Isaas, como est escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazn est lejos de m. 7:7Pues en vano me honran, Enseando como doctrinas mandamientos de hombres.

7:8Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferris a la tradicin de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacis otras muchas cosas semejantes. 7:9Les deca tambin: Bien invalidis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradicin. 7:10Porque Moiss dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 7:11Pero vosotros decs: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbn (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, 7:12y no le dejis hacer ms por su padre o por su madre, 7:13invalidando la palabra de Dios con vuestra tradicin que habis transmitido. Y muchas cosas hacis semejantes a estas. 7:14Y llamando a s a toda la multitud, les dijo: Odme todos, y entended: 7:15Nada hay fuera del hombre que entre en l, que le pueda contaminar; pero lo que sale de l, eso es lo que contamina al hombre. 7:16Si alguno tiene odos para or, oiga. 7:17Cuando se alej de la multitud y entr en casa, le preguntaron sus discpulos sobre la parbola. 7:18El les dijo: Tambin vosotros estis as sin entendimiento? No entendis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 7:19porque no entra en su corazn, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto deca, haciendo limpios todos los alimentos. 7:20Pero deca, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 7:21Porque de dentro, del corazn de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 7:22los hurtos, las avaricias, las maldades, el engao, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 7:23Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. La fe de la mujer sirofenicia (Mt. 15.21-28)

7:24Levantndose de all, se fue a la regin de Tiro y de Sidn; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 7:25Porque una mujer, cuya hija tena un espritu inmundo, luego que oy de l, vino y se postr a sus pies. 7:26La mujer era griega, y sirofenicia de nacin; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 7:27Pero Jess le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no est bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 7:28Respondi ella y le dijo: S, Seor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 7:29Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 7:30Y cuando lleg ella a su casa, hall que el demonio haba salido, y a la hija acostada en la cama. Jess sana a un sordomudo

7:31Volviendo a salir de la regin de Tiro, vino por Sidn al mar de Galilea, pasando por la regin de Decpolis. 7:32Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. 7:33Y tomndole aparte de la gente, meti los dedos en las orejas de l, y escupiendo, toc su lengua; 7:34y levantando los ojos al cielo, gimi, y le dijo: Efata, es decir: S abierto. 7:35Al momento fueron abiertos sus odos, y se desat la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 7:36Y les mand que no lo dijesen a nadie; pero cuanto ms les mandaba, tanto ms y ms lo divulgaban. 7:37Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos or, y a los mudos hablar. Alimentacin de los cuatro mil (Mt. 15.32-39) Captulo 8

8:1En aquellos das, como haba una gran multitud, y no tenan qu comer, Jess llam a sus discpulos, y les dijo: 8:2Tengo compasin de la gente, porque ya hace tres das que estn conmigo, y no tienen qu comer; 8:3y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarn en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. 8:4Sus discpulos le respondieron: De dnde podr alguien saciar de pan a stos aqu en el desierto? 8:5El les pregunt: Cuntos panes tenis? Ellos dijeron: Siete. 8:6Entonces mand a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los parti, y dio a sus discpulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. 8:7Tenan tambin unos pocos pececillos; y los bendijo, y mand que tambin los pusiesen delante. 8:8Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que haban sobrado, siete canastas. 8:9Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidi. 8:10Y luego entrando en la barca con sus discpulos, vino a la regin de Dalmanuta. La demanda de una seal (Mt. 16.1-4; Lc. 12.54-56)

8:11Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con l, pidindole seal del cielo, para tentarle. 8:12Y gimiendo en su espritu, dijo: Por qu pide seal esta generacin? De cierto os digo que no se dar seal a esta generacin. 8:13Y dejndolos, volvi a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera. La levadura de los fariseos (Mt. 16.5-12)

8:14Haban olvidado de traer pan, y no tenan sino un pan consigo en la barca. 8:15Y l les mand, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes. 8:16Y discutan entre s, diciendo: Es porque no trajimos pan. 8:17Y entendindolo Jess, les dijo: Qu discuts, porque no tenis pan? No entendis ni comprendis? An tenis endurecido vuestro corazn? 8:18Teniendo ojos no veis, y teniendo odos no os? Y no recordis? 8:19Cuando part los cinco panes entre cinco mil, cuntas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. 8:20Y cuando los siete panes entre cuatro mil, cuntas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. 8:21Y les dijo: Cmo an no entendis? Un ciego sanado en Betsaida

8:22Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. 8:23Entonces, tomando la mano del ciego, le sac fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le pregunt si vea algo. 8:24El, mirando, dijo: Veo los hombres como rboles, pero los veo que andan. 8:25Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. 8:26Y lo envi a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea. La confesin de Pedro (Mt. 16.13-20; Lc. 9.18-21)

8:27Salieron Jess y sus discpulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino pregunt a sus discpulos, dicindoles: Quin dicen los hombres que soy yo? 8:28Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elas; y otros, alguno de los profetas. 8:29Entonces l les dijo: Y vosotros, quin decs que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: T eres el Cristo. 8:30Pero l les mand que no dijesen esto de l a ninguno. Jess anuncia su muerte (Mt. 16.21-28; Lc. 9.22-27)

8:31Y comenz a ensearles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar despus de tres das. 8:32Esto les deca claramente. Entonces Pedro le tom aparte y comenz a reconvenirle. 8:33Pero l, volvindose y mirando a los discpulos, reprendi a Pedro, diciendo: Qutate de delante de m, Satans! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 8:34Y llamando a la gente y a sus discpulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de m, niguese a s mismo, y tome su cruz, y sgame. 8:35Porque todo el que quiera salvar su vida, la perder; y todo el que pierda su vida por causa de m y del evangelio, la salvar. 8:36Porque qu aprovechar al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? 8:37O qu recompensa dar el hombre por su alma? 8:38Porque el que se avergonzare de m y de mis palabras en esta generacin adltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzar tambin de l, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ngeles. Captulo 9

9:1Tambin les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que estn aqu, que no gustarn la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder. La transfiguracin (Mt. 17.1-13; Lc. 9.28-36)

9:2Seis das despus, Jess tom a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llev aparte solos a un monte alto; y se transfigur delante de ellos. 9:3Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningn lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 9:4Y les apareci Elas con Moiss, que hablaban con Jess. 9:5Entonces Pedro dijo a Jess: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aqu; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moiss, y otra para Elas. 9:6Porque no saba lo que hablaba, pues estaban espantados. 9:7Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que deca: Este es mi Hijo amado; a l od. 9:8Y luego, cuando miraron, no vieron ms a nadie consigo, sino a Jess solo. 9:9Y descendiendo ellos del monte, les mand que a nadie dijesen lo que haban visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. 9:10Y guardaron la palabra entre s, discutiendo qu sera aquello de resucitar de los muertos. 9:11Y le preguntaron, diciendo: Por qu dicen los escribas que es necesario que Elas venga primero? 9:12Respondiendo l, les dijo: Elas a la verdad vendr primero, y restaurar todas las cosas; y cmo est escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada? 9:13Pero os digo que Elas ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como est escrito de l. Jess sana a un muchacho endemoniado (Mt. 17.14-21; Lc. 9.37-43)

9:14Cuando lleg a donde estaban los discpulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 9:15Y en seguida toda la gente, vindole, se asombr, y corriendo a l, le saludaron. 9:16El les pregunt: Qu disputis con ellos? 9:17Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espritu mudo, 9:18el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discpulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 9:19Y respondiendo l, les dijo: Oh generacin incrdula! Hasta cundo he de estar con vosotros? Hasta cundo os he de soportar? Tradmelo. 9:20Y se lo trajeron; y cuando el espritu vio a Jess, sacudi con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 9:21Jess pregunt al padre: Cunto tiempo hace que le sucede esto? Y l dijo: Desde nio. 9:22Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y aydanos. 9:23Jess le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 9:24E inmediatamente el padre del muchacho clam y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 9:25Y cuando Jess vio que la multitud se agolpaba, reprendi al espritu inmundo, dicindole: Espritu mudo y sordo, yo te mando, sal de l, y no entres ms en l. 9:26Entonces el espritu, clamando y sacudindole con violencia, sali; y l qued como muerto, de modo que muchos decan: Est muerto. 9:27Pero Jess, tomndole de la mano, le enderez; y se levant. 9:28Cuando l entr en casa, sus discpulos le preguntaron aparte: Por qu nosotros no pudimos echarle fuera? 9:29Y les dijo: Este gnero con nada puede salir, sino con oracin y ayuno. Jess anuncia otra vez su muerte (Mt. 17.22-23; Lc. 9.43-45)

9:30Habiendo salido de all, caminaron por Galilea; y no quera que nadie lo supiese. 9:31Porque enseaba a sus discpulos, y les deca: El Hijo del Hombre ser entregado en manos de hombres, y le matarn; pero despus de muerto, resucitar al tercer da. 9:32Pero ellos no entendan esta palabra, y tenan miedo de preguntarle. Quin es el mayor? (Mt. 18.1-5; Lc. 9.46-48)

9:33Y lleg a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les pregunt: Qu disputabais entre vosotros en el camino? 9:34Mas ellos callaron; porque en el camino haban disputado entre s, quin haba de ser el mayor. 9:35Entonces l se sent y llam a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, ser el postrero de todos, y el servidor de todos. 9:36Y tom a un nio, y lo puso en medio de ellos; y tomndole en sus brazos, les dijo: 9:37El que reciba en mi nombre a un nio como este, me recibe a m; y el que a m me recibe, no me recibe a m sino al que me envi. El que no es contra nosotros, por nosotros es (Lc. 9.49-50)

9:38Juan le respondi diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero l no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos segua. 9:39Pero Jess dijo: No se lo prohibis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de m. 9:40Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. 9:41Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perder su recompensa. Ocasiones de caer (Mt. 18.6-9; Lc. 17.1-2)

9:42Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeitos que creen en m, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. 9:43Si tu mano te fuere ocasin de caer, crtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 9:44donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 9:45Y si tu pie te fuere ocasin de caer, crtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 9:46donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 9:47Y si tu ojo te fuere ocasin de caer, scalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 9:48donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 9:49Porque todos sern salados con fuego, y todo sacrificio ser salado con sal. 9:50Buena es la sal; mas si la sal se hace inspida, con qu la sazonaris? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros. Jess ensea sobre el divorcio (Mt. 19.1-12; Lc. 16.18) Captulo 10

10:1Levantndose de all, vino a la regin de Judea y al otro lado del Jordn; y volvi el pueblo a juntarse a l, y de nuevo les enseaba como sola. 10:2Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lcito al marido repudiar a su mujer. 10:3El, respondiendo, les dijo: Qu os mand Moiss? 10:4Ellos dijeron: Moiss permiti dar carta de divorcio, y repudiarla. 10:5Y respondiendo Jess, les dijo: Por la dureza de vuestro corazn os escribi este mandamiento; 10:6pero al principio de la creacin, varn y hembra los hizo Dios. 10:7Por esto dejar el hombre a su padre y a su madre, y se unir a su mujer, 10:8y los dos sern una sola carne; as que no son ya ms dos, sino uno. 10:9Por tanto, lo que Dios junt, no lo separe el hombre. 10:10En casa volvieron los discpulos a preguntarle de lo mismo, 10:11y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; 10:12y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio. Jess bendice a los nios (Mt. 19.13-15; Lc. 18.15-17)

10:13Y le presentaban nios para que los tocase; y los discpulos reprendan a los que los presentaban. 10:14Vindolo Jess, se indign, y les dijo: Dejad a los nios venir a m, y no se lo impidis; porque de los tales es el reino de Dios. 10:15De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un nio, no entrar en l. 10:16Y tomndolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendeca. El joven rico (Mt. 19.16-30; Lc. 18.18-30)

10:17Al salir l para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de l, le pregunt: Maestro bueno, qu har para heredar la vida eterna? 10:18Jess le dijo: Por qu me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino slo uno, Dios. 10:19Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. 10:20El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 10:21Entonces Jess, mirndole, le am, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrs tesoro en el cielo; y ven, sgueme, tomando tu cruz. 10:22Pero l, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tena muchas posesiones. 10:23Entonces Jess, mirando alrededor, dijo a sus discpulos: Cun difcilmente entrarn en el reino de Dios los que tienen riquezas! 10:24Los discpulos se asombraron de sus palabras; pero Jess, respondiendo, volvi a decirles: Hijos, cun difcil les es entrar en el reino de Dios, a los que confan en las riquezas! 10:25Ms fcil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 10:26Ellos se asombraban aun ms, diciendo entre s: Quin, pues, podr ser salvo? 10:27Entonces Jess, mirndolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. 10:28Entonces Pedro comenz a decirle: He aqu, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. 10:29Respondi Jess y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de m y del evangelio, 10:30que no reciba cien veces ms ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 10:31Pero muchos primeros sern postreros, y los postreros, primeros. Nuevamente Jess anuncia su muerte (Mt. 20.17-19; Lc. 18.31-34)

10:32Iban por el camino subiendo a Jerusaln; y Jess iba delante, y ellos se asombraron, y le seguan con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenz a decir las cosas que le haban de acontecer: 10:33He aqu subimos a Jerusaln, y el Hijo del Hombre ser entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarn a muerte, y le entregarn a los gentiles; 10:34y le escarnecern, le azotarn, y escupirn en l, y le matarn; mas al tercer da resucitar. Peticin de Santiago y de Juan (Mt. 20.20-28)

10:35Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querramos que nos hagas lo que pidiremos. 10:36El les dijo: Qu queris que os haga? 10:37Ellos le dijeron: Concdenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 10:38Entonces Jess les dijo: No sabis lo que peds. Podis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? 10:39Ellos dijeron: Podemos. Jess les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seris bautizados; 10:40pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mo darlo, sino a aquellos para quienes est preparado. 10:41Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. 10:42Mas Jess, llamndolos, les dijo: Sabis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 10:43Pero no ser as entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros ser vuestro servidor, 10:44y el que de vosotros quiera ser el primero, ser siervo de todos. 10:45Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. El ciego Bartimeo recibe la vista (Mt. 20.29-34; Lc. 18.35-43)

10:46Entonces vinieron a Jeric; y al salir de Jeric l y sus discpulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 10:47Y oyendo que era Jess nazareno, comenz a dar voces y a decir: Jess, Hijo de David, ten misericordia de m! 10:48Y muchos le reprendan para que callase, pero l clamaba mucho ms: Hijo de David, ten misericordia de m! 10:49Entonces Jess, detenindose, mand llamarle; y llamaron al ciego, dicindole: Ten confianza; levntate, te llama. 10:50El entonces, arrojando su capa, se levant y vino a Jess. 10:51Respondiendo Jess, le dijo: Qu quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 10:52Y Jess le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobr la vista, y segua a Jess en el camino. La entrada triunfal en Jerusaln (Mt. 21.1-11; Lc. 19.28-40; Jn. 12.12-19) Captulo 11

11:1Cuando se acercaban a Jerusaln, junto a Betfag y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jess envi dos de sus discpulos, 11:2y les dijo: Id a la aldea que est enfrente de vosotros, y luego que entris en ella, hallaris un pollino atado, en el cual ningn hombre ha montado; desatadlo y traedlo. 11:3Y si alguien os dijere: Por qu hacis eso? decid que el Seor lo necesita, y que luego lo devolver. 11:4Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. 11:5Y unos de los que estaban all les dijeron: Qu hacis desatando el pollino? 11:6Ellos entonces les dijeron como Jess haba mandado; y los dejaron. 11:7Y trajeron el pollino a Jess, y echaron sobre l sus mantos, y se sent sobre l. 11:8Tambin muchos tendan sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los rboles, y las tendan por el camino. 11:9Y los que iban delante y los que venan detrs daban voces, diciendo: Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Seor! 11:10Bendito el reino de nuestro padre David que viene! Hosanna en las alturas! 11:11Y entr Jess en Jerusaln, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anocheca, se fue a Betania con los doce. Maldicin de la higuera estril (Mt. 21.18-19)

11:12Al da siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. 11:13Y viendo de lejos una higuera que tena hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando lleg a ella, nada hall sino hojas, pues no era tiempo de higos. 11:14Entonces Jess dijo a la higuera: Nunca jams coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discpulos. Purificacin del templo (Mt. 21.12-17; Lc. 19.45-48; Jn. 2.13-22)

11:15Vinieron, pues, a Jerusaln; y entrando Jess en el templo, comenz a echar fuera a los que vendan y compraban en el templo; y volc las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendan palomas; 11:16y no consenta que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. 11:17Y les enseaba, diciendo: No est escrito: Mi casa ser llamada casa de oracin para todas las naciones? Mas vosotros la habis hecho cueva de ladrones. 11:18Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cmo matarle; porque le tenan miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. 11:19Pero al llegar la noche, Jess sali de la ciudad. La higuera maldecida se seca (Mt. 21.19-22)

11:20Y pasando por la maana, vieron que la higuera se haba secado desde las races. 11:21Entonces Pedro, acordndose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 11:22Respondiendo Jess, les dijo: Tened fe en Dios. 11:23Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Qutate y chate en el mar, y no dudare en su corazn, sino creyere que ser hecho lo que dice, lo que diga le ser hecho. 11:24Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiris, y os vendr. 11:25Y cuando estis orando, perdonad, si tenis algo contra alguno, para que tambin vuestro Padre que est en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 11:26Porque si vosotros no perdonis, tampoco vuestro Padre que est en los cielos os perdonar vuestras ofensas. La autoridad de Jess (Mt. 21.23-27; Lc. 20.1-8)

11:27Volvieron entonces a Jerusaln; y andando l por el templo, vinieron a l los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 11:28y le dijeron: Con qu autoridad haces estas cosas, y quin te dio autoridad para hacer estas cosas? 11:29Jess, respondiendo, les dijo: Os har yo tambin una pregunta; respondedme, y os dir con qu autoridad hago estas cosas. 11:30El bautismo de Juan, era del cielo, o de los hombres? Respondedme. 11:31Entonces ellos discutan entre s, diciendo: Si decimos, del cielo, dir: Por qu, pues, no le cresteis? 11:32Y si decimos, de los hombres...? Pero teman al pueblo, pues todos tenan a Juan como un verdadero profeta. 11:33As que, respondiendo, dijeron a Jess: No sabemos. Entonces respondiendo Jess, les dijo: Tampoco yo os digo con qu autoridad hago estas cosas. Los labradores malvados (Mt. 21.33-46; Lc. 20.9-19) Captulo 12

12:1Entonces comenz Jess a decirles por parbolas: Un hombre plant una via, la cerc de vallado, cav un lagar, edific una torre, y la arrend a unos labradores, y se fue lejos. 12:2Y a su tiempo envi un siervo a los labradores, para que recibiese de stos del fruto de la via. 12:3Mas ellos, tomndole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacas. 12:4Volvi a enviarles otro siervo; pero apedrendole, le hirieron en la cabeza, y tambin le enviaron afrentado. 12:5Volvi a enviar otro, y a ste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. 12:6Por ltimo, teniendo an un hijo suyo, amado, lo envi tambin a ellos, diciendo: Tendrn respeto a mi hijo. 12:7Mas aquellos labradores dijeron entre s: Este es el heredero; venid, matmosle, y la heredad ser nuestra. 12:8Y tomndole, le mataron, y le echaron fuera de la via. 12:9Qu, pues, har el seor de la via? Vendr, y destruir a los labradores, y dar su via a otros. 12:10Ni aun esta escritura habis ledo: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ngulo; 12:11El Seor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

12:12Y procuraban prenderle, porque entendan que deca contra ellos aquella parbola; pero teman a la multitud, y dejndole, se fueron. La cuestin del tributo (Mt. 22.15-22; Lc. 20.20-26)

12:13Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra. 12:14Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseas el camino de Dios. Es lcito dar tributo a Csar, o no? Daremos, o no daremos? 12:15Mas l, percibiendo la hipocresa de ellos, les dijo: Por qu me tentis? Traedme la moneda para que la vea. 12:16Ellos se la trajeron; y les dijo: De quin es esta imagen y la inscripcin? Ellos le dijeron: De Csar. 12:17Respondiendo Jess, les dijo: Dad a Csar lo que es de Csar, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de l. La pregunta sobre la resurreccin (Mt. 22.23-33; Lc. 20.27-40)

12:18Entonces vinieron a l los saduceos, que dicen que no hay resurreccin, y le preguntaron, diciendo: 12:19Maestro, Moiss nos escribi que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 12:20Hubo siete hermanos; el primero tom esposa, y muri sin dejar descendencia. 12:21Y el segundo se cas con ella, y muri, y tampoco dej descendencia; y el tercero, de la misma manera. 12:22Y as los siete, y no dejaron descendencia; y despus de todos muri tambin la mujer. 12:23En la resurreccin, pues, cuando resuciten, de cul de ellos ser ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 12:24Entonces respondiendo Jess, les dijo: No erris por esto, porque ignoris las Escrituras, y el poder de Dios? 12:25Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarn ni se darn en casamiento, sino sern como los ngeles que estn en los cielos. 12:26Pero respecto a que los muertos resucitan, no habis ledo en el libro de Moiss cmo le habl Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 12:27Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; as que vosotros mucho erris. El gran mandamiento (Mt. 22.34-40)

12:28Acercndose uno de los escribas, que los haba odo disputar, y saba que les haba respondido bien, le pregunt: Cul es el primer mandamiento de todos? 12:29Jess le respondi: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Seor nuestro Dios, el Seor uno es. 12:30Y amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 12:31Y el segundo es semejante: Amars a tu prjimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que stos. 12:32Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de l; 12:33y el amarle con todo el corazn, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prjimo como a uno mismo, es ms que todos los holocaustos y sacrificios. 12:34Jess entonces, viendo que haba respondido sabiamente, le dijo: No ests lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. De quin es hijo el Cristo? (Mt. 22.41-46; Lc. 20.41-44)

12:35Enseando Jess en el templo, deca: Cmo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 12:36Porque el mismo David dijo por el Espritu Santo: Dijo el Seor a mi Seor: Sintate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.

12:37David mismo le llama Seor; cmo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oa de buena gana. Jess acusa a los escribas (Mt. 23.1-36; Lc. 11.37-54; 20.45-47)

12:38Y les deca en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, 12:39y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; 12:40que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirn mayor condenacin. La ofrenda de la viuda (Lc. 21.1-4)

12:41Estando Jess sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cmo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 12:42Y vino una viuda pobre, y ech dos blancas, o sea un cuadrante. 12:43Entonces llamando a sus discpulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre ech ms que todos los que han echado en el arca; 12:44porque todos han echado de lo que les sobra; pero sta, de su pobreza ech todo lo que tena, todo su sustento. Jess predice la destruccin del templo (Mt. 24.1-2; Lc. 21.5-6) Captulo 13

13:1Saliendo Jess del templo, le dijo uno de sus discpulos: Maestro, mira qu piedras, y qu edificios. 13:2Jess, respondiendo, le dijo: Ves estos grandes edificios? No quedar piedra sobre piedra, que no sea derribada. Seales antes del fin (Mt. 24.3-28; Lc. 21.7-24; 17.22-24)

13:3Y se sent en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrs le preguntaron aparte: 13:4Dinos, cundo sern estas cosas? Y qu seal habr cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? 13:5Jess, respondindoles, comenz a decir: Mirad que nadie os engae; 13:6porque vendrn muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engaarn a muchos. 13:7Mas cuando oigis de guerras y de rumores de guerras, no os turbis, porque es necesario que suceda as; pero an no es el fin. 13:8Porque se levantar nacin contra nacin, y reino contra reino; y habr terremotos en muchos lugares, y habr hambres y alborotos; principios de dolores son estos. 13:9Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarn a los concilios, y en las sinagogas os azotarn; y delante de gobernadores y de reyes os llevarn por causa de m, para testimonio a ellos. 13:10Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. 13:11Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupis por lo que habis de decir, ni lo pensis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que hablis, sino el Espritu Santo. 13:12Y el hermano entregar a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarn los hijos contra los padres, y los matarn. 13:13Y seris aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, ste ser salvo. 13:14Pero cuando veis la abominacin desoladora de que habl el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estn en Judea huyan a los montes. 13:15El que est en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; 13:16y el que est en el campo, no vuelva atrs a tomar su capa. 13:17Mas ay de las que estn encintas, y de las que cren en aquellos das! 13:18Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; 13:19porque aquellos das sern de tribulacin cual nunca ha habido desde el principio de la creacin que Dios cre, hasta este tiempo, ni la habr. 13:20Y si el Seor no hubiese acortado aquellos das, nadie sera salvo; mas por causa de los escogidos que l escogi, acort aquellos das. 13:21Entonces si alguno os dijere: Mirad, aqu est el Cristo; o, mirad, all est, no le creis. 13:22Porque se levantarn falsos Cristos y falsos profetas, y harn seales y prodigios, para engaar, si fuese posible, aun a los escogidos. 13:23Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes. La venida del Hijo del Hombre (Mt. 24.29-35, 42-44; Lc. 21.25-36)

13:24Pero en aquellos das, despus de aquella tribulacin, el sol se oscurecer, y la luna no dar su resplandor, 13:25y las estrellas caern del cielo, y las potencias que estn en los cielos sern conmovidas. 13:26Entonces vern al Hijo del Hombre, que vendr en las nubes con gran poder y gloria. 13:27Y entonces enviar sus ngeles, y juntar a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 13:28De la higuera aprended la parbola: Cuando ya su rama est tierna, y brotan las hojas, sabis que el verano est cerca. 13:29As tambin vosotros, cuando veis que suceden estas cosas, conoced que est cerca, a las puertas. 13:30De cierto os digo, que no pasar esta generacin hasta que todo esto acontezca. 13:31El cielo y la tierra pasarn, pero mis palabras no pasarn. 13:32Pero de aquel da y de la hora nadie sabe, ni aun los ngeles que estn en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. 13:33Mirad, velad y orad; porque no sabis cundo ser el tiempo. 13:34Es como el hombre que yndose lejos, dej su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mand que velase. 13:35Velad, pues, porque no sabis cundo vendr el seor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la maana; 13:36para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. 13:37Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad. El complot para prender a Jess (Mt. 26.1-5; Lc. 22.1-2; Jn. 11.45-53) Captulo 14

14:1Dos das despus era la pascua, y la fiesta de los panes sin levadura; y buscaban los principales sacerdotes y los escribas cmo prenderle por engao y matarle. 14:2Y decan: No durante la fiesta para que no se haga alboroto del pueblo. Jess es ungido en Betania (Mt. 26.6-13; Jn. 12.1-8)

14:3Pero estando l en Betania, en casa de Simn el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derram sobre su cabeza. 14:4Y hubo algunos que se enojaron dentro de s, y dijeron: Para qu se ha hecho este desperdicio de perfume? 14:5Porque poda haberse vendido por ms de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. 14:6Pero Jess dijo: Dejadla, por qu la molestis? Buena obra me ha hecho. 14:7Siempre tendris a los pobres con vosotros, y cuando queris les podris hacer bien; pero a m no siempre me tendris. 14:8Esta ha hecho lo que poda; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. 14:9De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, tambin se contar lo que sta ha hecho, para memoria de ella. Judas ofrece entregar a Jess (Mt. 26.14-16; Lc. 22.3-6)

14:10Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregrselo. 14:11Ellos, al orlo, se alegraron, y prometieron darle dinero. Y Judas buscaba oportunidad para entregarle. Institucin de la Cena del Seor (Mt. 26.17-29; Lc. 22.7-23; Jn. 13.21-30; 1 Co. 11.23-26)

14:12El primer da de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discpulos le dijeron: Dnde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? 14:13Y envi dos de sus dscipulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldr al encuentro un hombre que lleva un cntaro de agua; seguidle, 14:14y donde entrare, decid al seor de la casa: El Maestro dice: Dnde est el aposento donde he de comer la pascua con mis discpulos? 14:15Y l os mostrar un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros all. 14:16Fueron sus discpulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les haba dicho; y prepararon la pascua. 14:17Y cuando lleg la noche, vino l con los doce. 14:18Y cuando se sentaron a la mesa, mientras coman, dijo Jess: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 14:19Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: Ser yo? Y el otro: Ser yo? 14:20El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. 14:21A la verdad el Hijo del Hombre va, segn est escrito de l, mas ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 14:22Y mientras coman, Jess tom pan y bendijo, y lo parti y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 14:23Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 14:24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 14:25De cierto os digo que no beber ms del fruto de la vid, hasta aquel da en que lo beba nuevo en el reino de Dios. Jess anuncia la negacin de Pedro (Mt. 26.30-35; Lc. 22.31-34; Jn. 13.36-38)

14:26Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 14:27Entonces Jess les dijo: Todos os escandalizaris de m esta noche; porque escrito est: Herir al pastor, y las ovejas sern dispersadas. 14:28Pero despus que haya resucitado, ir delante de vosotros a Galilea. 14:29Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no. 14:30Y le dijo Jess: De cierto te digo que t, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negars tres veces. 14:31Mas l con mayor insistencia deca: Si me fuere necesario morir contigo, no te negar. Tambin todos decan lo mismo. Jess ora en Getseman (Mt. 26.36-46; Lc. 22.39-46)

14:32Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getseman, y dijo a sus discpulos: Sentaos aqu, entre tanto que yo oro. 14:33Y tom consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenz a entristecerse y a angustiarse. 14:34Y les dijo: Mi alma est muy triste, hasta la muerte; quedaos aqu y velad. 14:35Yndose un poco adelante, se postr en tierra, y or que si fuese posible, pasase de l aquella hora. 14:36Y deca: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de m esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que t. 14:37Vino luego y los hall durmiendo; y dijo a Pedro: Simn, duermes? No has podido velar una hora? 14:38Velad y orad, para que no entris en tentacin; el espritu a la verdad est dispuesto, pero la carne es dbil. 14:39Otra vez fue y or, diciendo las mismas palabras. 14:40Al volver, otra vez los hall durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueo; y no saban qu responderle. 14:41Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aqu, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. 14:42Levantaos, vamos; he aqu, se acerca el que me entrega. Arresto de Jess (Mt. 26.47-56; Lc. 22.47-53; Jn. 18.2-11)

14:43Luego, hablando l an, vino Judas, que era uno de los doce, y con l mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los escribas y de los ancianos. 14:44Y el que le entregaba les haba dado seal, diciendo: Al que yo besare, se es; prendedle, y llevadle con seguridad. 14:45Y cuando vino, se acerc luego a l, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le bes. 14:46Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron. 14:47Pero uno de los que estaban all, sacando la espada, hiri al siervo del sumo sacerdote, cortndole la oreja. 14:48Y respondiendo Jess, les dijo: Como contra un ladrn habis salido con espadas y con palos para prenderme? 14:49Cada da estaba con vosotros enseando en el templo, y no me prendisteis; pero es as, para que se cumplan las Escrituras. 14:50Entonces todos los discpulos, dejndole, huyeron. El joven que huy

14:51Pero cierto joven le segua, cubierto el cuerpo con una sbana; y le prendieron; 14:52mas l, dejando la sbana, huy desnudo. Jess ante el concilio (Mt. 26.57-68; Lc. 22.54-55, 63-71; Jn. 18.12-14, 19-24)

14:53Trajeron, pues, a Jess al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas. 14:54Y Pedro le sigui de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentndose al fuego. 14:55Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jess, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. 14:56Porque muchos decan falso testimonio contra l, mas sus testimonios no concordaban. 14:57Entonces levantndose unos, dieron falso testimonio contra l, diciendo: 14:58Nosotros le hemos odo decir: Yo derribar este templo hecho a mano, y en tres das edificar otro hecho sin mano. 14:59Pero ni aun as concordaban en el testimonio. 14:60Entonces el sumo sacerdote, levantndose en medio, pregunt a Jess, diciendo: No respondes nada? Qu testifican stos contra ti? 14:61Mas l callaba, y nada responda. El sumo sacerdote le volvi a preguntar, y le dijo: Eres t el Cristo, el Hijo del Bendito? 14:62Y Jess le dijo: Yo soy; y veris al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. 14:63Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: Qu ms necesidad tenemos de testigos? 14:64Habis odo la blasfemia; qu os parece? Y todos ellos le condenaron, declarndole ser digno de muerte. 14:65Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas. Pedro niega a Jess (Mt. 26.69-75; Lc. 22.55-62; Jn. 18.15-18, 25-27)

14:66Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; 14:67y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirndole, dijo: T tambin estabas con Jess el nazareno. 14:68Mas l neg, diciendo: No le conozco, ni s lo que dices. Y sali a la entrada; y cant el gallo. 14:69Y la criada, vindole otra vez, comenz a decir a los que estaban all: Este es de ellos. 14:70Pero l neg otra vez. Y poco despus, los que estaban all dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente t eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. 14:71Entonces l comenz a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien hablis. 14:72Y el gallo cant la segunda vez. Entonces Pedro se acord de las palabras que Jess le haba dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negars tres veces. Y pensando en esto, lloraba. Jess ante Pilato (Mt. 27.1-2, 11-14; Lc. 23.1-5; Jn. 18.28-38) Captulo 15

15:1Muy de maana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jess atado, y le entregaron a Pilato. 15:2Pilato le pregunt: Eres t el Rey de los judos? Respondiendo l, le dijo: T lo dices. 15:3Y los principales sacerdotes le acusaban mucho. 15:4Otra vez le pregunt Pilato, diciendo: Nada respondes? Mira de cuntas cosas te acusan. 15:5Mas Jess ni aun con eso respondi; de modo que Pilato se maravillaba. Jess sentenciado a muerte (Mt. 27.15-31; Lc. 23.13-25; Jn. 18.3819.16)

15:6Ahora bien, en el da de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. 15:7Y haba uno que se llamaba Barrabs, preso con sus compaeros de motn que haban cometido homicidio en una revuelta. 15:8Y viniendo la multitud, comenz a pedir que hiciese como siempre les haba hecho. 15:9Y Pilato les respondi diciendo: Queris que os suelte al Rey de los judos? 15:10Porque conoca que por envidia le haban entregado los principales sacerdotes. 15:11Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase ms bien a Barrabs. 15:12Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: Qu, pues, queris que haga del que llamis Rey de los judos? 15:13Y ellos volvieron a dar voces: Crucifcale! 15:14Pilato les deca: Pues qu mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun ms: Crucifcale! 15:15Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les solt a Barrabs, y entreg a Jess, despus de azotarle, para que fuese crucificado. 15:16Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compaa. 15:17Y le vistieron de prpura, y ponindole una corona tejida de espinas, 15:18comenzaron luego a saludarle: Salve, Rey de los judos! 15:19Y le golpeaban en la cabeza con una caa, y le escupan, y puestos de rodillas le hacan reverencias. 15:20Despus de haberle escarnecido, le desnudaron la prpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle. Crucifixin y muerte de Jess (Mt. 27.32-56; Lc. 23.26-49; Jn. 19.17-30)

15:21Y obligaron a uno que pasaba, Simn de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que vena del campo, a que le llevase la cruz. 15:22Y le llevaron a un lugar llamado Glgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. 15:23Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas l no lo tom. 15:24Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre s sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qu se llevara cada uno. 15:25Era la hora tercera cuando le crucificaron. 15:26Y el ttulo escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDOS. 15:27Crucificaron tambin con l a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. 15:28Y se cumpli la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos. 15:29Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: Bah! t que derribas el templo de Dios, y en tres das lo reedificas, 15:30slvate a ti mismo, y desciende de la cruz. 15:31De esta manera tambin los principales sacerdotes, escarneciendo, se decan unos a otros, con los escribas: A otros salv, a s mismo no se puede salvar. 15:32El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. Tambin los que estaban crucificados con l le injuriaban. 15:33Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 15:34Y a la hora novena Jess clam a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, lama sabactani? que traducido es: Dios mo, Dios mo, por qu me has desamparado? 15:35Y algunos de los que estaban all decan, al orlo: Mirad, llama a Elas. 15:36Y corri uno, y empapando una esponja en vinagre, y ponindola en una caa, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elas a bajarle. 15:37Mas Jess, dando una gran voz, expir. 15:38Entonces el velo del templo se rasg en dos, de arriba abajo. 15:39Y el centurin que estaba frente a l, viendo que despus de clamar haba expirado as, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. 15:40Tambin haba algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban Mara Magdalena, Mara la madre de Jacobo el menor y de Jos, y Salom, 15:41quienes, cuando l estaba en Galilea, le seguan y le servan; y otras muchas que haban subido con l a Jerusaln. Jess es sepultado (Mt. 27.57-61; Lc. 23.50-56; Jn. 19.38-42)

15:42Cuando lleg la noche, porque era la preparacin, es decir, la vspera del da de reposo, 15:43Jos de Arimatea, miembro noble del concilio, que tambin esperaba el reino de Dios, vino y entr osadamente a Pilato, y pidi el cuerpo de Jess. 15:44Pilato se sorprendi de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurin, le pregunt si ya estaba muerto. 15:45E informado por el centurin, dio el cuerpo a Jos, 15:46el cual compr una sbana, y quitndolo, lo envolvi en la sbana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una pea, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 15:47Y Mara Magdalena y Mara madre de Jos miraban dnde lo ponan. La resurreccin (Mt. 28.1-10; Lc. 24.1-12; Jn. 20.1-10) Captulo 16

16:1Cuando pas el da de reposo, Mara Magdalena, Mara la madre de Jacobo, y Salom, compraron especias aromticas para ir a ungirle. 16:2Y muy de maana, el primer da de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. 16:3Pero decan entre s: Quin nos remover la piedra de la entrada del sepulcro? 16:4Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. 16:5Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. 16:6Mas l les dijo: No os asustis; buscis a Jess nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no est aqu; mirad el lugar en donde le pusieron. 16:7Pero id, decid a sus discpulos, y a Pedro, que l va delante de vosotros a Galilea; all le veris, como os dijo. 16:8Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les haba tomado temblor y espanto; ni decan nada a nadie, porque tenan miedo. Jess se aparece a Mara Magdalena (Jn. 20.11-18)

16:9Habiendo, pues, resucitado Jess por la maana, el primer da de la semana, apareci primeramente a Mara Magdalena, de quien haba echado siete demonios. 16:10Yendo ella, lo hizo saber a los que haban estado con l, que estaban tristes y llorando. 16:11Ellos, cuando oyeron que viva, y que haba sido visto por ella, no lo creyeron. Jess se aparece a dos de sus discpulos (Lc. 24.13-35)

16:12Pero despus apareci en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo. 16:13Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron. Jess comisiona a los apstoles (Mt. 28.16-20; Lc. 24.36-49; Jn. 20.19-23)

16:14Finalmente se apareci a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reproch su incredulidad y dureza de corazn, porque no haban credo a los que le haban visto resucitado. 16:15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16:16El que creyere y fuere bautizado, ser salvo; mas el que no creyere, ser condenado. 16:17Y estas seales seguirn a los que creen: En mi nombre echarn fuera demonios; hablarn nuevas lenguas; 16:18tomarn en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortfera, no les har dao; sobre los enfermos pondrn sus manos, y sanarn. La ascensin (Lc. 24.50-53)

16:19Y el Seor, despus que les habl, fue recibido arriba en el cielo, y se sent a la diestra de Dios. 16:20Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudndoles el Seor y confirmando la palabra con las seales que la seguan. Amn.

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