evangelio san marcos

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  • 1. 1

2. 1, 1Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 3. 1, 2-3Conforme est escrito en Isaas el profeta: Mira, envo mi mensajero delante de ti,el que ha de preparar tu camino.Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Seor, enderezad sus sendas... 4. 1, 4-5 ...apareci Juan bautizando en el desierto, proclamandoun bautismode conversinpara perdn de los pecados.Acuda a l gentede toda la reginde Judea y todoslos de Jerusaln,y eran bautizadospor l en el ro Jordn,confesando sus pecados. 5. 1, 6Juanllevaba un vestido de pielde camello;y se alimentaba de langostasy miel silvestre. 6. 1, 7-8Y proclamaba: Detrs de m viene el que es ms fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinndome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua,pero l os bautizar con Espritu Santo. 7. 1, 9-10Y sucedi que por aquellos das vino Jess desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordn. En cuanto sali del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espritu, en forma de paloma, bajaba a l... 8. 1, 11Y se oy una voz que vena de los cielos:T eres mi Hijo amado, en ti me complazco. 9. 1, 12A continuacin, el Espritu le empuja al desierto, 10. 1, 13y permaneci en el desierto cuarenta das, siendo tentado por Satans.Estaba entre los animales del campo y los ngeles le servan. 11. 1, 14-15Despus que Juan fue entregado, march Jess a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios est cerca;convertios y creed en la Buena Nueva. 12. 1, 16-18Bordeando el mar de Galilea, vio a Simn y Andrs,el hermano de Simn, largando las redes en el mar,pues eran pescadores. Jess les dijo:Venid conmigo, y os har llegar a ser pescadores de hombres.Al instante, dejando las redes, le siguieron. 13. 1, 19-20 Caminando un poco ms adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban tambin en la barcaarreglando las redes y al instante los llam. Y ellos, dejandoa su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras l. 14. 1,21-22Llegan a Cafarnam. Al llegar el sbadoentr en la sinagogay se puso a ensear.Y quedaban asombrados de su doctrina,porque les enseabacomo quien tieneautoridad,y no como los escribas. 15. 1,23-26 Haba precisamenteen su sinagoga un hombre posedo por un esprituinmundo, que se puso a gritar:Qu tenemos nosotros contigo, Jess de Nazaret? Has venido a destruirnos?S quin eres T: el Santo de Dios. Jess, entonces, le conmin diciendo: Cllate y sal de l.Y agitndole violentamente el espritu inmundo,dio un fuerte grito y sali de l. 16. 1, 27-28Todos quedaron pasmados de tal manera que sepreguntaban unos a otros:Qu es esto?Una doctrina nueva,expuesta con autoridad! Mandahasta a los espritusinmundos y le obedecen.!Bien pronto su fama se extendi por todas partes,en toda la regin de Galilea. 17. 1, 29 Cuando salide la sinagoga se fuecon Santiago y Juana casade Simn y Andrs. 18. 1, 30-31La suegra de Simn estaba en cama con fiebre;y le hablan de ella. Se acerc y, tomndola de la mano, la levant. La fiebre la dej y ella se puso a servirles. 19. 1, 32-34Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermosy endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.Jess cur a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expuls muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocan. 20. 1, 35-37 1 , 3 5 - 3 6De madrugada, cuando todava estaba muy oscuro, se levant, sali y fue a un lugar solitario y all se puso a hacer oracin. Simn y sus compaeros fueron en su busca;al encontrarle, le dicen: Todos te buscan. 21. 1, 38-39El les dice:Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos,para que tambin all predique; pues para eso he salido.Y recorri toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. 22. 1, 40-42 Se le acerca unleproso suplicndole y, puesto de rodillas, le dice: Si quieres,puedes limpiarme.Compadecido de l,extendi su mano, le toc y le dijo: Quiero; queda limpio.Y al instante, le desapareci la lepra y qued limpio. 23. 1, 43-45 Lo despidi al instante prohibindole severamente: Mira, no digas nada a nadie,sino vete, mustrate al sacerdote y haz por tupurificacin la ofrenda queprescribi Moiss para que les sirva de testimonio.Pero l, as que se fue, se pusoa pregonar con entusiasmoy a divulgar la noticia, de modo que ya no poda Jesspresentarse en pblicoen ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras,en lugares solitarios. Y acudana l de todas partes. 24. 2 25. 2, 1-2Entr de nuevo en Cafarnam; al poco tiempo haba corrido la vozde que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta haba ya sitio, y l les anunciaba la Palabra. 26. 2, 3-4 Y le vienen a traer a un paraltico llevado entre cuatro. Al no poder presentrselo a causa de la multitud,abrieron el techo encima de donde l estaba y,a travs de laabertura que hicieron,descolgaronla camilla donde yaca elparaltico. 27. 2, 5Viendo Jess la fe de ellos, dice al paraltico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 28. 2, 6-7Estaban all sentados algunos escribas que pensaban en suscorazones: Por qu ste habla as? Est blasfemando. Quin puede perdonar pecados, sino Dios slo? 29. 2, 8-9 Pero, al instante, conociendo Jess en su espritu lo que ellospensaban en su interior, les dice:Por qu pensis as en vuestros corazones?Qu es ms fcil,decir al paraltico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levntate, toma tu camilla y anda? ... 30. 5, 10-12...Pues para que sepis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paraltico -: A ti te digo, levntate, toma tu camilla y vete a tu casa. 31. 2, 12 Se levant y, al instante, tomando la camilla, sali a la vista detodos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificabana Dios, diciendo: Jams vimos cosa parecida. 32. 2, 13Sali de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acuda a l, y l les enseaba. 33. 2, 14Al pasar, vio a Lev, el de Alfeo, sentado en el despacho deimpuestos, y le dice: Sgueme. El se levant y le sigui. 34. 2, 15Y sucedi que estando l a la mesa en casa de Lev, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jess y susdiscpulos, pues eran muchos los que lo seguan. 35. 2, 16-17 Al ver los escribas de los fariseos que coma con los pecadoresy publicanos, decan a los discpulos: Qu? Es que come con lospublicanos y pecadores? Al or esto Jess, les dice:No necesitan mdico los que estn fuertes, sino los que estn mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 36. 2, 18 Como los discpulos de Juan y los fariseos estaban ayunando,vienen y le dicen: Por qu mientras los discpulos de Juany los discpulos de los fariseos ayunan, tus discpulos no ayunan? 37. 2, 19-20 Jess les dijo:Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio est con ellos?Mientras tengan consigo al novio no puedenayunar. Das vendrn en que les serarrebatado el novio; entonces ayunarn, en aquel da... 38. 2, 21-22 ...Nadie cose un remiendo de pao nuevo en un vestido viejo, pues de otro modo, lo aadido tira de l, el pao nuevo del viejo,y se produce un desgarrn peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventara los pellejos y se echara a perder tanto el vino como lospellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos... 39. 2, 23-24Y sucedi que un sbado, cruzaba Jess por los sembrados, y susdiscpulos empezaron a abrir camino arrancando espigas.Decanle los fariseos: Mira por qu hacen en sbadolo que no es lcito? 40. 2, 25-26 l les dice:Nunca habis ledo lo que hizo Davidcuando tuvo necesidad, y l y los que le acompaaban sintieron hambre, cmoentr en la Casa de Dios, en tiemposdel Sumo Sacerdote Abiatar, y comilos panes de la presencia, que slo alos sacerdotes es lcito comer, y diotambin a los que estaban con l?... 41. 2, 27-28 Y les dijo:El sbado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sbado.De suerte que el Hijo del hombre tambin es Seor del sbado. 42. 3 43. 3, 1-2Entr de nuevo en la sinagoga, y haba all un hombre que tena lamano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sbadopara poder acusarle. 44. 3, 3-4Dice al hombre que tena la mano seca: Levntate ah en medio.Y les dice: Es lcito en sbado hacer el bien en vez del mal,salvar una vida en vez de destruirla? Pero ellos callaban. 45. 3, 5-6Entonces,mirndoles con ira, apenado por la durezade su corazn, dice al hombre:Extiende la mano.El la extendiy qued restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianoscontra l para vercmo eliminarle. 46. 3, 7-9Jess se retir con sus discpulos hacia el mar, y le sigui una granmuchedumbre de Galilea. Tambin de Judea, de Jerusaln, de Idumea, del otro lado del Jordn, de los alrededores de Tiro ySidn, una gran muchedumbre, al or lo que haca, acudi a l. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discpulos que le prepararan una pequea barca, para que no lo aplastaran. 47. 3, 10-12Pues cur a muchos, de suerte que cuantos padecan dolenciasse le echaban encima para tocarle. Y los espritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: T eres el Hijo de Dios. Pero l les mandaba enrgicamente que no le descubrieran. 48. 3, 13-15Subi al monte y llam a los que l quiso; y vinieron donde l.Instituy Doce, para que estuvieran con l, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. 49. 3, 20-21Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modoque no podan comer. Se enteraron sus parientes y fuerona hacerse cargo de l, pues decan: Est fuera de s. 50. 3, 22 Los escribas que haban bajado de Jerusaln decan: Est posedo por Beelzebuly por el prncipe de los demonios expulsa los demonios. 51. 3, 23-26l, llamndoles junto a s, les deca en parbolas:Cmo puede Satans expulsar a Satans? Si un reino est dividido contra s mismo,ese reino no puede subsistir. Si una casa est dividida contra s misma,esa casa no podr subsistir. Y si Satans se ha alzado contra s mismo y est dividido, no puede subsistir,pues ha llegado su fin... 52. 3, 27-30...Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte;entonces podr saquear su casa.Yo os aseguro que se perdonar todoa los hijos de los hombres,los pecados y las blasfemias, por muchas que stas sean. Pero el que blasfeme contra el Espritu Santo, no tendr perdn nunca, antes bien, ser reo de pecado eterno. Es que decan:Est posedo por un espritu inmundo. 53. 3, 31-32 Llegan su madre y sus hermanos, y quedndose fuera, leenvan a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanasestn fuera y te buscan. 54. 3, 33 35l les responde: Quin es mi madre y mis hermanos?Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, se es mi hermano,mi hermana y mi madre. 55. 4 56. 4, 1-2 Y otra vez se puso a ensear a orillas del mar. Y se reuni tanta gente junto a l que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sent;toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseaba muchascosas por medio de parbolas. Les deca en su instruccin: 57. 4, 3-4Escuchad. Una vez sali un sembrador a sembrar. Y sucedi que, al sembrar, una parte cay a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron... 58. 4, 5-7...Otra parte cay en terreno pedregoso, donde no tena mucha tierra, y brot en seguida por no tener hondura de tierra;pero cuando sali el sol se agost y, porno tener raz, se sec. Otra parte cayentre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. 59. 4, 8-9 ...Otras partes cayeron en tierra buena y,creciendo y desarrollndose, dieron fruto; unasprodujeron treinta, otras sesenta, otras ciento.Y deca: Quien tenga odos para or, que oiga. 60. 4, 10-12 Cuando qued a solas, los que le seguan a una con los Docele preguntaban sobre las parbolas.l les dijo:A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que estn fuera todo se lespresenta en parbolas, para que por muchoque miren no vean, por mucho que oigan noentiendan, no sea que se conviertan y se les perdone... 61. 4, 13-15 Y les dice:No entendis esta parbola? Cmo, entonces, comprenderistodas las parbolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que estn a lo largo del camino donde sesiembra la Palabra son aquellos que, en cuantola oyen, viene Satans y se lleva la Palabrasembrada en ellos... 62. 4, 16-17...De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que,al or la Palabra, al punto la reciben con alegra,pero no tienen raz en s mismos,sino que son inconstantes;y en cuanto se presenta una tribulacino persecucin por causa de la Palabra, sucumben en seguida... 63. 4, 18-20...Y otros son los sembrados entre los abrojos;son los que han odo la Palabra, pero las preocupaciones del mundo,la seduccin de las riquezas y las dems concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto.Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra,la acogen y dan fruto, unos treinta,otros sesenta, otros ciento. 64. 4, 21-23 Les deca tambin:Acaso se trae la lmparapara ponerla debajo delcelemn o debajo del lecho? No es para ponerla sobreel candelero? Pues nadahay oculto si no es paraque sea manifestado; nadaha sucedido en secreto, sino para que venga a serdescubierto.Quien tenga odos para or, que oiga. 65. 4, 24-25Les deca tambin:Atended a lo que escuchis. Con la medida conque midis, se os medir y aun con creces.Porque al que tiene se le dar, y al que no tiene,aun lo que tiene se le quitar. 66. 4, 26-29Tambin deca: El Reino de Dios es como un hombre queecha el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de da, el grano brota y crece, sinque l sepa cmo. La tierra da el fruto por smisma; primero hierba, luego espiga, despustrigo abundante en la espiga. Y cuando el frutolo admite, en seguida se le mete la hoz,porque ha llegado la siega. 67. 4, 30-32 Deca tambin:Con qu compararemos el Reino de Dios o con qu parbola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en latierra, es ms pequea que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada,crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra. 68. 4, 33-34Y les anunciaba la Palabra con muchas parbolas como stas,segn podan entenderle; no les hablaba sin parbolas;pero a sus propios discpulos se lo explicaba todo en privado. 69. 4, 35-36Este da, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla. Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e ibanotras barcas con l. En esto, se levant una fuerte borrasca y lasolas irrumpan en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. 70. 4, 38-39l estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y ledicen: Maestro, no te importa que perezcamos?l, habindose despertado, increp al viento y dijo al mar: Calla, enmudece! El viento se calm y sobrevino una gran bonanza. 71. 4, 40-41Y les dijo: Por qu estis con tanto miedo? Cmo no tenis fe?Ellos se llenaron de gran temor y se decan unos a otros: Pues quin es ste que hasta el viento y el mar le obedecen? 72. 5 73. 5, 1-2Y llegaron al otro lado del mar, a la regin de los gerasenos.Apenas salt de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros,un hombre con espritu inmundo, 74. 5, 3-5que moraba en los sepulcros y a quien nadie poda ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues muchas veces le haban atado con grillos y cadenas, pero l haba roto las cadenas y destrozado losgrillos, y nadie poda dominarle. Y siempre, noche y da, andaba entre los sepulcros y por los montes,dando gritos e hirindose con piedras. 75. 5, 6-9Al ver de lejos a Jess, corri y se postr ante l y grit con gran voz:Qu tengo yo contigo, Jess, Hijo de Dios Altsimo? Te conjuro porDios que no me atormentes. Es que l le haba dicho:Espritu inmundo, sal de este hombre Y le pregunt: Cul es tu nombre? Le contesta: Mi nombre es Legin, porque somos muchos. Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la regin. 76. 5, 10-13 Haba all una gran piara de puercos que pacan al pie del monte; y le suplicaron: Envanos a los puercos para que entremos enellos. Y se lo permiti. Entonces los espritus inmundos salieron yentraron en los puercos, y la piara -unos 2.000- se arroj al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. 77. 5, 14,16Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y sali la gente a ver qu era lo que haba ocurrido. Llegan dondeJess y ven al endemoniado, al que haba tenido la Legin, sentado,vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo haban visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. 78. 5, 17-20 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su trmino. Y alsubir a la barca, el que haba estado endemoniado le peda estar conl. Pero no se lo concedi, sino que le dijo:Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuntales lo que el Seor ha hecho contigo y que ha tenido compasin de ti. El se fue y empez a proclamar por la Decpolis todo lo que Jess haba hecho con l, y todos quedaban maravillados. 79. 5, 21-24Jess pas de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomer juntoa l mucha gente; l estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplicacon insistencia diciendo: Mi hija est a punto de morir; ven, impntus manos sobre ella, para que se salve y viva. Y se fue con l.Le segua un gran gento que le oprima. 80. 5, 25-26Entonces, una mujer que padeca flujo de sangre desde haca doceaos, y que haba sufrido mucho con muchos mdicosy haba gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo odo lo que se deca de Jess, se acercpor detrs entre la gente y toc su manto. Pues deca:Si logro tocar aunque slo sea sus vestidos, me salvar. 81. 5, 29-31Inmediatamente se le sec la fuente de sangre y sinti en su cuerpoque quedaba sana del mal. Al instante, Jess, dndose cuenta de la fuerza que haba salido de l, se volvi entre la gente y deca: Quin me ha tocado los vestidos?Sus discpulos le contestaron: Ests viendo que la gente te oprimey preguntas: Quin me ha tocado?. 82. 5, 32-34 Pero l miraba a su alrededorpara descubrir a la que lo haba hecho.Entonces, la mujer, viendo lo que le haba sucedido, se acerc atemorizada y temblorosa, se postr ante ly le cont toda la verdad.l le dijo:Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad. 83. 5, 35-37 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagogaunos diciendo: Tu hija ha muerto; a qu molestar ya al Maestro?Jess que oy lo que haban dicho, dice al jefe de la sinagoga:No temas; solamente ten fe. Y no permiti que nadie le acompaara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 84. 5, 38-40 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice:Por qu alborotis y lloris? La nia no ha muerto; est dormida.Y se burlaban de l. Pero l despus de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la nia, a la madre y a los suyos,y entra donde estaba la nia. 85. 5, 41-43 Y tomando la mano de la nia, le dice:Talit kum, que quiere decir: Muchacha, a ti te digo, levntate.La muchacha se levant al instante y se puso a andar, pues tenadoce aos. Quedaron fuera de s, llenos de estupor. Y les insisti mucho en que nadie lo supiera;y les dijo que le dieran a ella de comer. 86. 6 87. 6, 1-2Sali de all y vino a su patria, y sus discpulos le siguen. Cuandolleg el sbado se puso a ensear en la sinagoga. La multitud, alorle, quedaba maravillada, y deca: De dnde le viene esto? y qu sabidura es sta que le ha sido dada?Y esos milagros hechos por sus manos? 88. 6, 3No es ste el carpintero, el hijo de Mara y hermano de Santiago,Joset, Judas y Simn? Y no estn sus hermanas aqu entre nosotros? Y se escandalizaban a causa de l. 89. 6, 4-6Jess les dijo: Un profeta slo en su patria, entre sus parientesy en su casa carece de prestigio.Y no poda hacer all ningn milagro, a excepcin de unos pocosenfermos a quienes cur imponindoles las manos. Y se maravill desu falta de fe. Y recorra los pueblos del contorno enseando. 90. 6, 7-11Y llama a los Doce y comenz a enviarlos de dos en dos, dndolespoder sobre los espritus inmundos. Les orden que nada tomasenpara el camino, fuera de un bastn: ni pan, ni alforja, ni calderilla enla faja; sino: Calzados con sandalias y no vistis dos tnicas. Y les dijo: Cuando entris en una casa, quedaos en ella hasta marchar de all. Si algn lugar no os recibe y no os escuchan,marchaos de all sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies,en testimonio contra ellos. 91. 6, 12-13Y, yndose de all, predicaron que se convirtieran;expulsaban a muchos demonios,y ungan con aceite a muchos enfermos y los curaban. 92. 6, 14-15Se enter el rey Herodes, pues su nombre se haba hecho clebre.Algunos decan: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos ypor eso actan en l fuerzas milagrosas. Otros decan: Es Elas;otros: Es un profeta como los dems profetas. Al enterarse Herodes, dijo: Aquel Juan, a quien yo decapit, se ha resucitado. 93. 6, 17-20Es que Herodes era el que haba enviado a prender a Juan y le haba encadenado en la crcel por causa de Herodas, la mujer de suhermano Filipo, con quien Herodes se haba casado. Porque Juandeca a Herodes: No te est permitido tener la mujer de tu hermano. Herodas le aborreca y quera matarle, pero no poda, pues Herodes tema a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protega;y al orle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 94. 6, 21-23Y lleg el da oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaos, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales deGalilea. Entr la hija de la misma Herodas, danz, y gust mucho aHerodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: Pdeme lo que quieras y te lo dar. Y le jur: Te dar lo que mepidas, hasta la mitad de mi reino. 95. 6, 24-25Sali la muchacha y pregunt a su madre: Qu voy a pedir? Y ellale dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidi: Quiero que ahoramismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista. 96. 6, 26-28El rey se llen de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mand el rey a uno desu guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y ledecapit en la crcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a lamuchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 97. 6, 29Al enterarse sus discpulos, vinieron a recoger el cadvery le dieron sepultura. 98. 6, 30-32Los apstoles se reunieron con Jess y le contaron todo lo quehaban hecho y lo que haban enseado. l, entonces, les dice:Venid tambin vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.Pues los que iban y venan eran muchos, y no les quedaba tiempo nipara comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. 99. 6, 33-34Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allcorriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y aldesembarcar, vio mucha gente, sinti compasin de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor,y se puso a ensearles muchas cosas. 100. 6, 35-36Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discpulosy le dijeron: El lugar est deshabitado y ya es hora avanzada. Despdelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer. 101. 6, 37-40l les contest: Dadles vosotros de comer. Ellos le dicen: Vamosnosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles decomer? El les dice: Cuntos panes tenis? Id a ver. Despus dehaberse cerciorado, le dicen: Cinco, y dos peces. Entonces lesmand que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Yse acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. 102. 6, 41Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos alcielo, pronunci la bendicin, parti los panes y los iba dando a losdiscpulos para que se los fueran sirviendo.Tambin reparti entre todos los dos peces. 103. 6, 42-44Comieron todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y tambin lo de los peces. Los que comieron los panes fueron 5.000 hombres. 104. 6, 45-46Inmediatamente oblig a sus discpulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras l despeda a la gente. Despus de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. 105. 6, 47-48Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y l, solo, en tierra.Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia elloscaminando sobre el mar y quera pasarles de largo. 106. 6, 49-50Pero ellos vindole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le haban visto yestaban turbados. Pero l, al instante, les habl, dicindoles:Animo!, que soy Yo, no temis. 107. 6, 51-52Subi entonces donde ellos a la barca, y amain el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, pues no haban entendido lo de los panes,sino que su mente estaba embotada. 108. 6, 53-56Terminada la travesa, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron.Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella regin y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oan que l estaba. 109. 6, 56Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedan que tocaran siquiera la orlade su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados. 110. 7 111. 7, 1-2Se renen junto a l los fariseos,as como algunos escribas venidos de Jerusaln. Y al ver quealgunos de sus discpulos coman con manos impuras,es decir no lavadas... 112. 7, 3-4 -es que los fariseos y todos los judos no comen sin haberselavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradicin de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se baan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradicin, como la purificacin de copas, jarros y bandejas-. 113. 7, 5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: Por qu tus discpulos no viven conforme a la tradicinde los antepasados, sino que comen con manos impuras? 114. 7, 6-8l les dijo:Bien profetiz Isaas de vosotros, hipcritas,segn est escrito:Este pueblo me honra con los labios,pero su corazn est lejos de M. En vano me rinden culto,ya que ensean doctrinas que son preceptos de hombres. Dejando el precepto de Dios,os aferris a la tradicin de los hombres. 115. 7, 9-13Les deca tambin: Qu bien violis el mandamiento de Dios,para conservar vuestra tradicin!Porque Moiss dijo: Honra a tu padre y a tumadre y el que maldiga a su padre o a su madre,sea castigado con la muerte.Pero vosotros decs: Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de m podras recibircomo ayuda lo declaro Korbn - es decir: ofrenda, ya no le dejis hacer nada por su padre y por su madre, anulando as la Palabra de Dios porvuestra tradicin que os habis transmitido;y hacis muchas cosas semejantes a stas. 116. 7, 14-16 Llam otra vez a la gente y les dijo:Odme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en l, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.Quien tenga odos para or, que oiga. 117. 7, 17-19Y cuando, apartndose de la gente, entr en casa, sus discpulos lepreguntaban sobre la parbola. El les dijo: Conque tambin vosotros estis sin inteligencia? Nocomprendis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puedecontaminarle, pues no entra en su corazn, sino en el vientre y va a parar al excusado?as declaraba puros todos los alimentos -. 118. 7, 20-23 Y deca: Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina alhombre. Porque de dentro, del corazn de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios,avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia,insensatez. Todas estas perversidades salen de dentroy contaminan al hombre. 119. 7, 24-25Y partiendo de all, se fue a la regin de Tiro, y entrando en una casa quera que nadie lo supiese, pero no logr pasar inadvertido, sinoque, en seguida, habiendo odo hablar de l una mujer, cuya hijaestaba poseda de un espritu inmundo, vino y se postr a sus pies. 120. 7, 26-28Esta mujer era pagana,siro fenicia de nacimiento,y le rogaba que expulsara de su hijaal demonio.l le deca: Espera que primerose sacien los hijos, pues no est bien tomarel pan de los hijosy echrselo a los perritos.Pero ella le respondi: S, Seor; que tambin los perritos comen,bajo la mesa, migajasde los nios. 121. 7, 29-30l, entonces, le dijo: Por lo que has dicho,vete; el demonioha salido de tu hija.Volvi a su casa y encontr que la niaestaba echada en la camay que el demoniose haba ido. 122. 7, 31-34Se march de la regin de Tiro y vino de nuevo, por Sidn, al mar de Galilea, atravesando la Decpolis. Le presentan un sordo que, adems, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobrel. l, apartndole de la gente, a solas, le meti sus dedos en losodos y con su saliva le toc la lengua.Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: Effat, que quiere decir: Abrete! 123. 7, 35-37Se abrieron sus odos y, al instante, se solt la atadura de su lengua yhablaba correctamente. Jess les mand que a nadie se lo contaran. Pero cuanto ms se lo prohiba, tanto ms ellos lo publicaban. Y semaravillaban sobremanera y decan: Todo lo ha hecho bien; hace or a los sordos y hablar a los mudos. 124. 8 125. 8, 1-3Por aquellos das, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendoqu comer, llama Jess a sus discpulos y les dice:Siento compasin de esta gente, porque hace ya tres das que permanecen conmigo y no tienen qu comer.Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecern en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos. 126. 8, 4-6Sus discpulos le respondieron: Cmo podr alguien saciar de pan a stos aqu en el desierto? l les preguntaba: Cuntos panes tenis? Ellos le respondieron: Siete. Entonces l mand a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los parti e iba dndolosa sus discpulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. 127. 8. 7-10Tenan tambin unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendicinsobre ellos, mand que tambin los sirvieran. Comieron y sesaciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos 4.000; y Jess los despidi. Subi a continuacin a labarca con sus discpulos y se fue a la regin de Dalmanut. 128. 8, 11-12Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con l, pidindoleuna seal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un profundo gemido desde lo ntimo de su ser, dice: Por qu esta generacin pide una seal? Yo os aseguro:no se dar, a esta generacin ninguna seal. 129. 8, 13-15Y, dejndolos, se embarc de nuevo, y se fue a la orilla opuesta. Sehaban olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca ms que un pan. l les haca esta advertencia:Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseosy de la levadura de Herodes. 130. 8, 16-17Ellos hablaban entre s que no tenan panes. Dndose cuenta, les dice: Por qu estis hablando de que no tenis panes? An nocomprendis ni entendis? Es que tenis la mente embotada? ... 131. 8, 18-21... Teniendo ojos no veis y teniendo odos no os? No os acordis de cuando part los cinco panes para los 5.000? Cuntos canastos llenos de trozos recogisteis? Doce, le dicen. Y cuando part los siete entre los 4.000, cuntas espuertas llenas de trozosrecogisteis? Le dicen: Siete. Y continu: An no entendis? 132. 8, 22-24Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque.Tomando al ciego de la mano, le sac fuera del pueblo, y habindolepuesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba:Ves algo? l, alzando la vista, dijo: Veo a los hombres, pues los veo como rboles, pero que andan. 133. 8, 25-26 Despus, le volvi a ponerlas manos en los ojos y comenz a verperfectamente y qued curado, de suerte que vea de lejosclaramente todas las cosas. Y le envi a su casa,dicindole: Ni siquiera entres en el pueblo. 134. 8, 27-28Sali Jess con sus discpulos hacia los pueblos de Cesarea deFilipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discpulos: Quindicen los hombres que soy yo? Ellos le dijeron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elas; otros, que uno de los profetas. 135. 8, 29-31Y l les preguntaba: Y vosotros, quin decs que soy yo? Pedro lecontesta: T eres el Cristo. Y les mand enrgicamente que a nadiehablaran acerca de l. Y comenz a ensearles que el Hijo del hombredeba sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumossacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres das. 136. 8, 32-33Hablaba de esto abiertamente. Tomndole aparte, Pedro, se puso areprenderle. Pero l, volvindose y mirando a sus discpulos, reprendia Pedro, dicindole: Qutate de mi vista, Satans! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. 137. 8, 34-36 Llamando a la gente a la vez que a sus discpulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de M,niguese a s mismo, tome su cruz y sgame.Porque quien quiera salvar su vida,la perder;pero quien pierda su vida por My por el Evangelio, la salvar.Pues de qu le sirve al hombreganar el mundo entero si arruina su vida?... 138. 8, 37-38... Pues qu puede dar el hombrea cambio de su vida? Porque quien se avergence de My de mis palabrasen esta generacin adltera y pecadora,tambin el Hijo del hombre se avergonzarde l cuando venga en la gloria de su Padrecon los santos ngeles. 139. 9 140. 9, 1 Les deca tambin: Yo os aseguroque entre los aqu presentes hay algunos que no gustarn la muertehasta que vean venir con poderel Reino de Dios. 141. 9, 2-4Seis das despus, toma Jess consigo a Pedro, Santiago y Juan,y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfigur delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes,muy blancos, tanto que ningn batanero en la tierra sera capaz deblanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elas y Moiss, y conversaban con Jess. 142. 9, 5-6Toma la palabra Pedro y dice a Jess:Rabb, buenoes estarnos aqu.Vamos a hacer tres tiendas,una para Ti, otra para Moissy otra para Elas;pues no saba qu responder ya que estaban atemorizados -. 143. 9, 7 Entoncesse form una nubeque les cubri con su sombra,y vino una vozdesde la nube:Este es mi Hijo amado, escuchadle. 144. 9, 8-10 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie ms que aJess solo con ellos. Y cuando bajaban del monte les orden que a nadie contasen lo que haban visto hasta que el Hijo del hombreresucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendacin, discutiendo entre s qu era eso de resucitar de entre los muertos. 145. 9, 11-13Y le preguntaban: Por qu dicen los escribas que Elas debe venir primero? l les contest:Elas vendr primero y restablecer todo; mas, cmo est escrito del Hijo del hombre que sufrir mucho y que ser despreciado?Pues bien, yo os digo: Elas ha venido ya y han hecho con l cuanto han querido, segn estaba escrito de l. 146. 9, 14-16 siAl llegar donde los discpulos, vio a mucha gente que les rodeaba y aunos escribas que discutan con ellos. Toda la gente, al verle, qued sorprendida y corrieron a saludarle. El les pregunt:De qu discuts con ellos? 147. 9, 17-19 si Uno de entre la gente le respondi: Maestro, te he trado a mi hijo que tiene un espritu mudo y, dondequiera que se apodera de l, lederriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le dejargido. He dicho a tus discpulos que lo expulsaran, pero no hanpodido. l les responde: Oh generacin incrdula! Hasta cundo estar con vosotros? Hasta cundo habr de soportaros?Tradmelo! 148. 9, 20-22siY se lo trajeron. Apenas el espritu vio a Jess, agit violentamente almuchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.Entonces l pregunt a su padre: Cunto tiempo hace que le vienesucediendo esto? Le dijo: Desde nio. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con l; pero, si algo puedes, aydanos, compadcete de nosotros. 149. 9, 23-25Jess le dijo: Qu es eso de si puedes! Todo es posible para quien cree! Al instante, grit el padre del muchacho: Creo, ayuda a mipoca fe! Viendo Jess que se agolpaba la gente, increp al espritu inmundo, dicindole: Espritu sordo y mudo, yo te lo mando sal de l y no entres ms en l. 150. 9, 26-27 Y el espritu sali dando gritos y agitndole con violencia. Elmuchacho qued como muerto, hasta el punto de que muchosdecan que haba muerto. Pero Jess, tomndole de la mano,lo levant y l se puso en pie. 151. 9, 28-29 Cuando Jess entr en casa, le preguntaban en privado susdiscpulos: Por qu nosotros no pudimos expulsarle? Les dijo:Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oracin. 152. 9, 30-32Y saliendo de all, iban caminando por Galilea; l no quera que se supiera, porque iba enseando a sus discpulos. Les deca: El Hijodel hombre ser entregado en manos de los hombres; le matarn y alos tres das de haber muerto resucitar. Pero ellos no entendan loque les deca y teman preguntarle. 153. 9, 33-35Llegaron a Cafarnam, y una vez en casa, les preguntaba: De qudiscutais por el camino? Ellos callaron, pues por el camino habandiscutido entre s quin era el mayor. Entonces se sent, llam a losDoce, y les dijo: Si uno quiere ser el primero, sea el ltimo de todosy el servidor de todos. 154. 9, 36-37Y tomando un nio, le puso en medio de ellos, le estrech entre susbrazos y les dijo: El que reciba a un nio como ste en mi nombre, a M me recibe; y el que me reciba a M, no me recibe a Msino a Aquel que me ha enviado. 155. 9, 38-40 Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demoniosen tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedrselo porque no vena con nosotros. Pero Jess dijo:No se lo impidis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de M. Pues el que no est contra nosotros, est por nosotros ... 156. 9, 41-42... Todo aquel que os d de beber un vasode agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perder su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeos que creen,mejor le es que le pongan al cuellouna de esas piedras de molinoque mueven los asnos y que le echen al mar ... 157. 9, 43-48 ... Y si tu mano te es ocasin de pecado,crtatela. Ms vale que entres manco en la Vidaque, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasin de pecado, crtatelo.Ms vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasin de pecado, scatelo. Ms vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna,donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego 158. 9, 50... Buena es la sal;mas si la sal se vuelve inspida,con qu la sazonaris? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros. 159. 10 160. 10, 1Y levantndose de all va a la regin de Judea, y al otro lado del Jordn, y de nuevo vino la gente donde l y, como acostumbraba, les enseaba. 161. 10, 2Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba,preguntaban: Puede el marido repudiar a la mujer? 162. 10, 3-5 l les respondi: Qu os prescribi Moiss? Ellos le dijeron:Moiss permiti escribir el acta de divorcio y repudiarla. Jess lesdijo: Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazn escribi paravosotros este precepto ... 163. 10, 6-9 ... Pero desde el comienzo de la creacin, El los hizo varn y hembra. Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre, y losdos se harn una sola carne. De manera que ya no son dos, sino unasola carne. Pues bien, lo que Dios uni, no lo separe el hombre. 164. 10, 10-12Y ya en casa, los discpulos le volvan a preguntar sobre esto. l lesdijo: Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aqulla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio. 165. 10, 13-16 Le presentaban unos nios para que los tocara; pero los discpulos les rean. Mas Jess, al ver esto, se enfad y les dijo: Dejad que los nios vengan a m, no se lo impidis, porque de losque son como stos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que noreciba el Reino de Dios como nio, no entrar en l.Abrazaba a los nios, y los bendeca poniendo las manos sobre ellos. 166. 10, 17 Se pona ya en camino cuando uno corri a su encuentro yarrodillndose ante l, le pregunt: Maestro bueno, qu he de hacer para tener en herencia vida eterna? 167. 10, 18-19Jess le dijo: Por qu me llamas bueno?Nadie es bueno sino slo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio,no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto,honra a tu padre y a tu madre. 168. 10, 20-21El, entonces, le dijo: Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud. Jess, fijando en l su mirada, le am y le dijo:Una cosa te falta: anda, cuanto tienes vndelo y dselo a los pobres y tendrs un tesoro en el cielo; luego, ven y sgueme. 169. 10, 22-23Pero l, abatido por estas palabras, se march entristecido, porque tena muchos bienes. Jess, mirando a su alrededor, dice a susdiscpulos: Qu difcil es que los que tienen riquezasentren en el Reino de Dios! 170. 10, 24-25Los discpulos quedaron sorprendidosal orle estas palabras. Mas Jess,tomando de nuevo la palabra, les dijo: Hijos, qu difcil es entrar en el Reino de Dios!Es ms fcil que un camello pasepor el ojo de la aguja, que el que un rico entreen el Reino de Dios. 171. 10, 26-27Pero ellos se asombraban an msy se decan unos a otros: Y quin se podr salvar?Jess, mirndolos fijamente, dice:Para los hombres, imposible;pero no para Dios,porque todo es posible para Dios. 172. 10, 28-31Pedro se puso a decirle: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jess dijo: Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o haciendapor m y por el Evangelio, quedar sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda,con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros sern ltimos y los ltimos, primeros. 173. 10, 32-34 Iban de camino subiendo a Jerusaln, y Jess marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguan tenan miedo.Tom otra vez a los Doce y comenz a decirles lo que le iba a suceder:Mirad que subimos a Jerusaln, y el Hijo del hombre ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarn a muerte y leentregarn a los gentiles, y se burlarn de l, le escupirn, le azotarny le matarn, y a los tres das resucitar. 174. 10, 35-37 Se acercan a l Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen:Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos. l les dijo: Qu queris que os conceda?Ellos le respondieron: Concdenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda. 175. 10, 38-40Jess les dijo: No sabis lo que peds. Podis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado? Ellos le dijeron: S, podemos. Jess les dijo:La copa que yo voy a beber, s la beberis y tambin serisbautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero,sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa ma el concederlo,sino que es para quienes est preparado. 176. 10, 41-44Al or esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jess, llamndoles,les dice: Sabis que los que son tenidoscomo jefes de las naciones,las dominan como seores absolutosy sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser as entre vosotros,sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, ser vuestro servidor,y el que quiera ser el primero entre vosotros, ser esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos. 177. 10, 46-48Llegan a Jeric. Y cuando sala de Jeric, acompaado de susdiscpulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jess de Nazaret, se puso a gritar: Hijo de David, Jess,ten compasin de m! Muchos le increpaban para que se callara. Pero l gritaba mucho ms: Hijo de David, ten compasin de m! 178. 10, 49-52Jess se detuvo y dijo: Llamadle. Llaman al ciego, dicindole: Animo, levntate! Te llama Y l, arrojando sumanto, dio un brinco y vino donde Jess. Jess, dirigindosea l, le dijo: Qu quieres que te haga? El ciego le dijo:Rabbun, que vea! Jess le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y al instante, recobr la vista y le segua por el camino. 179. 11 180. 11, 1-3Cuando se aproximaban a Jerusaln, cerca ya de Betfag y Betania, al pie del monte de los Olivos, enva a dos de sus discpulos,dicindoles:Id al pueblo que est enfrente de vosotros, y no bien entris en l,encontraris un pollino atado, sobre el que no ha montado todavaningn hombre. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os dice:"Por qu hacis eso?", decid: "El Seor lo necesita,y que lo devolver en seguida. 181. 11, 4-6Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en lacalle, y lo desataron. Algunos de los que estaban all les dijeron:Qu hacis desatando el pollino? Ellos les contestaron segn les haba dicho Jess, y les dejaron. 182. 11, 7-10Traen el pollino donde Jess, echaron encima sus mantos y se sentsobre l. Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follajecortado de los campos. Los que iban delante y los que le seguan, gritaban: Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Seor!Bendito el reino que viene, de nuestro padre David!Hosanna en las alturas! 183. 11, 11-14Y entr en Jerusaln, en el Templo, y despus de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, sali con los Doce para Betania. Al dasiguiente, saliendo ellos de Betania, sinti hambre. Y viendo delejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercndose a ella, no encontr ms que hojas; es que no eratiempo de higos. Entonces le dijo: Que nunca jams coma nadie fruto de ti!Y sus discpulos oan esto. 184. 11, 15-16Llegan a Jerusaln; y entrando en el Templo, comenz a echar fuera a los que vendan y a los que compraban en el Templo; volc lasmesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomasy no permita que nadie transportase cosas por el Templo. 185. 11, 17Y les enseaba, dicindoles:No est escrito: Mi Casa ser llamada Casa de oracin para todaslas gentes? Pero vosotros la tenis hecha una cueva de bandidos! 186. 11, 18-19Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cmo podran matarle; porque le tenan miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina.Y al atardecer, sala fuera de la ciudad. 187. 11, 20-21Al pasar muy de maana, vieron la higuera, que estaba seca hasta laraz. Pedro, recordndolo, le dice: Rabb, mira!, la higuera que maldijiste est seca. 188. 11, 22-23Jess les respondi: Tened fe en Dios.Yo os aseguro que quien diga a este monte: "Qutate y arrjate al mar" y no vacile en su coraznsino que creaque va a suceder lo que dice, lo obtendr ... 189. 11, 24 25 ... Por eso os digo:todo cuanto pidis en la oracin, creed que ya lo habis recibidoy lo obtendris. Y cuando os pongis de pie para orar, perdonad,si tenis algo contra alguno,para que tambin vuestro Padre,que est en los cielos, os perdone vuestras ofensas. 190. 11, 27-28Vuelven a Jerusaln y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y ledecan: Con qu autoridad haces esto?, o quin te ha dado tal autoridad para hacerlo? 191. 11, 29-30Jess les dijo: Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os dir con qu autoridad hago esto. El bautismo de Juan, era del cielo o de los hombres? Respondedme. 192. 11, 31-32Ellos discurran entre s: Si decimos: "Del cielo", dir:"Entonces, por qu no le cresteis? Pero vamos a decir:De los hombres? Tenan miedo a la gente;pues todos tenan a Juan por un verdadero profeta. 193. 11, 33Responden, pues, a Jess: No sabemos.Jess entonces les dice:Tampoco Yo os digo con qu autoridad hago esto. 194. 12 195. 12, 1Y se puso a hablarles en parbolas: Un hombre plant una via,la rode de una cerca, cav un lagar y edific una torre;la arrend a unos labradores, y se ausent... 196. 12, 2-3... Envi un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la via. Ellos le agarraron, legolpearon y le despacharon con las manos vacas... 197. 12, 4-5... De nuevo les envi a otro siervo; tambin a ste le descalabraron y le insultaron. Y envi a otro y a ste le mataron; y tambin a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros... 198. 12, 6-8 ... Todava le quedaba un hijo querido; les envi a ste, el ltimo,diciendo: "A mi hijo le respetarn". Pero aquellos labradores dijeron entre s: "Este es el heredero. Vamos, matmosle, y ser nuestra laherencia. Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la via... 199. 12, 9-11...Qu har el dueo de la via? Vendr y dar muerte a loslabradores y entregar la via a otros. No habis ledo estaEscritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedraangular se ha convertido; fue el Seor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?... 200. 12, 12Trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque haban comprendido que la parbola la haba dicho por ellos. Y dejndole, se fueron. 201. 12, 13Y envan donde l algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. 202. 12, 14-15Vienen y le dicen: Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condicin de las personas,sino que enseas con franqueza el camino de Dios: Es lcito pagartributo al Csar o no? Pagamos o dejamos de pagar?Mas l, dndose cuenta de su hipocresa, les dijo:Por qu me tentis? Traedme un denario, que lo vea. 203. 12, 16-17 Se lo trajeron y les dice:De quin es esta imagen y la inscripcin?Ellos le dijeron: Del Csar. Jess les dijo:Lo del Csar, devolvdselo al Csar, y lo de Dios, a Dios. Y se maravillaban de l. 204. 12, 18-19 Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que hayaresurreccin, y le preguntaban: Maestro, Moiss nos dej escrito quesi muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano 205. 12, 20-23Eran siete hermanos: el primero tom mujer, pero muri sin dejar descendencia; tambin el segundo la tom y muri sin dejardescendencia; y el tercero lo mismo. Ninguno de los siete dej descendencia. Despus de todos, muri tambin la mujer. En laresurreccin, cuando resuciten, de cul de ellos ser mujer?Porque los siete la tuvieron por mujer. 206. 12, 24-25 Jess les contest:No estis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder deDios? Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarn mujer ni ellasmarido, sino que sern como ngeles en los cielos... 207. 12, 26-27 ... Y acerca de que los muertos resucitan,no habis ledo en el libro de Moiss,en lo de la zarza, cmo Dios le dijo:Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaacy el Dios de Jacob?No es un Dios de muertos, sino de vivos.Estis en un gran error. 208. 12, 28-30Acercse uno de los escribas que le haba odo y, viendo que leshaba respondido muy bien, le pregunt: Cul es el primero de todos los mandamientos? Jess le contest: El primero es:Escucha, Israel: El Seor, nuestro Dios, es el nico Seor, yamars al Seor, tu Dios, con todo tu corazn, con toda tu alma,con toda tu mente y con todas tus fuerzas... 209. 12, 31 ... El segundo es:Amars a tu prjimo como a ti mismo.No existe otro mandamiento mayor que stos. 210. 12, 32-34 Le dijo el escriba:Muy bien, Maestro; tienes razn al decir que Dios es nico y que no hay otro fuera de l, y amarle con todo el corazn,con toda la inteligenciay con todas las fuerzas,y amar al prjimo como a si mismo vale msque todos los holocaustosy sacrificios.Y Jess, viendo que le habacontestado con sensatez, le dijo:No ests lejosdel Reino de Dios.Y nadie ms se atrevaya a hacerle preguntas. 211. 12, 35-37Jess, tomando la palabra, deca mientras enseaba en el Templo: Cmo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? Davidmismo dijo, movido por el Espritu Santo: Dijo el Seor a mi Seor:Sintate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama Seor; cmo entonces puede serhijo suyo? La muchedumbre le oa con agrado. 212. 12, 38-40 Deca tambin en su instruccin:Guardaos de los escribas,que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,ocupar los primeros asientos en las sinagogasy los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrn una sentencia ms rigurosa. 213. 12, 41-42Jess se sent frente al arca del Tesoro y miraba cmo echaba lagente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Lleg tambin una viuda pobre y ech dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. 214. 12, 43-44Entonces, llamando a sus discpulos, les dijo:Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado ms que todoslos que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba,sta, en cambio,ha echado de lo que necesitaba,todo cuanto posea, todo lo que tena para vivir. 215. 13 216. 13, 1-2Al salir del Templo, le dice uno de sus discpulos: Maestro, mira qu piedras y qu construcciones. Jess le dijo: Ves estas grandiosas construcciones?No quedar piedra sobre piedra que no sea derruida... 217. 13, 3-4Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo, lepreguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrs: Dinoscundo suceder eso, y cul ser la seal de que todas estas cosasestn para cumplirse. 218. 13, 5-6Jess empez a decirles: Mirad que no os engae nadie.Vendrn muchosusurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy", y engaarn a muchos... 219. 13, 7-8 ... Cuando oigis hablar de guerrasy de rumores de guerras, no os alarmis;porque eso es necesario que suceda,pero no es todava el fin. Pues se levantar nacin contra naciny reino contra reino. Habr terremotos en diversos lugares,habr hambre: esto ser el comienzo de los dolores de alumbramiento... 220. 13, 9-11... Pero vosotros mirad por vosotros mismos;os entregarn a los tribunales, seris azotados en las sinagogas y compareceris ante gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos. Y es preciso que antes sea proclamadala Buena Nueva a todas las naciones. Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupis de qu vais a hablar; sino hablad lo que se os comuniqueen aquel momento. Porque no seris vosotros los que hablaris, sino el Espritu Santo... 221. 13, 12-13 ... Y entregar a la muertehermano a hermano y padre a hijo; se levantarn hijos contra padres y los matarn. Y seris odiados de todospor causa de mi nombre;pero el que persevere hasta el fin, se se salvar... 222. 13, 14-18... Pero cuando veis la abominacin de la desolacin erigida donde no debe (el que lea, que entienda), entonces, los que estn en Judea, huyan alos montes; el que est en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa, y el que est por el campo, no regrese en buscade su manto. Ay de las que estn encintao criando en aquellos das! Orad para que no suceda en invierno, ... 223. 13,19-20 ... Porque aquellos das habr una tribulacin cual no la hubodesde el principio de la creacin,que hizo Dios, hasta el presente, ni la volver a haber.Y si el Seor no abreviase aquellos das, no se salvara nadie, pero en atencin a los elegidos que lescogi, ha abreviado los das... 224. 13, 21-23 ... Entonces, si alguno os dice:"Mirad, el Cristo aqu" "Miradlo all",no lo creis. Pues surgirn falsos cristosy falsos profetas y realizarn sealesy prodigios con el propsito de engaar, si fuera posible, a los elegidos. Vosotros, pues, estad sobre aviso;mirad que os lo he predicho todo... 225. 13, 24-27 ... Mas por esos das, despus de aquellatribulacin, el sol se oscurecer, la luna no dar su resplandor, las estrellas irn cayendodel cielo, y las fuerzas que estn en los cielossern sacudidas. Y entonces vern al Hijo del hombreque viene entre nubes con gran poder y gloria;entonces enviar a los ngelesy reunir de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo... 226. 13, 28-31 ... De la higuera aprended esta parbola:cuando ya sus ramas estn tiernas y brotan las hojas, sabis que el verano est cerca. As tambin vosotros,cuando veis que sucede esto, sabed que l est cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasaresta generacin hasta que todo esto suceda.El cielo y la tierra pasarn, pero mis palabras no pasarn... 227. 13, 32-33... Mas de aquel da y hora, nadie sabe nada,ni los ngeles en el cielo, ni el Hijo, sino slo el Padre. Estad atentos y vigilad, porque ignoris cundo ser el momento... 228. 13, 34-37... Al igual que un hombre que se ausenta:deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabis cundo viene el dueo de la casa, si al atardecer, o a media noche,o al cantar del gallo, o de madrugada.No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.Lo que a vosotros digo, a todos lo digo:Velad!. 229. 14 230. 14, 1-2 Faltaban dos das para la Pascua y los zimos. Los sumossacerdotes y los escribas buscaban cmo prenderle con engao y matarle. Pues decan: Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo. 231. 14, 3 Estando l en Betania, en casa de Simn el leproso,recostado a la mesa, vino una mujer que traa un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, de mucho precio; quebr el frasco y lo derram sobre su cabeza. 232. 14. 4-5Haba algunos que se decan entre s indignados: Para qu estedespilfarro de perfume? Se poda haber vendido este perfume porms de trescientos denarios y habrselo dado a los pobres.Y refunfuaban contra ella. 233. 14, 6-7Mas Jess dijo: Dejadla. Por qu la molestis? Ha hecho una obrabuena en M. Porque pobres tendris siempre con vosotros y podris hacerles bien cuando queris; pero a M no me tendris siempre... 234. 14, 8-9 ... Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar micuerpo para la sepultura. Yo os aseguro: dondequiera que se proclamela Buena Nueva, en el mundo entero, se hablar tambin de lo que sta ha hecho para memoria suya. 235. 14,10-11Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumossacerdotes para entregrselo. Al orlo ellos, se alegraron yprometieron darle dinero. Y l andaba buscando cmo le entregaraen momento oportuno. 236. 14, 12El primer da de los zimos, cuando se sacrificaba el corderopascual, le dicen sus discpulos: Dnde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua? 237. 14, 13-15Entonces, enva a dos de sus discpulos y les dice: Id a la ciudad;os saldr al encuentro un hombre llevando un cntaro de agua; seguidle y all donde entre, decid al dueo de la casa: "El Maestro dice: Dnde est mi sala, donde pueda comer la Pascua con misdiscpulos? El os ensear en el piso superior una sala grande, yadispuesta y preparada; haced all los preparativos para nosotros. 238. 14, 16-17Los discpulos salieron, llegaron a la ciudad,lo encontraron tal como les haba dicho, y prepararon la Pascua.Y al atardecer, llega l con los Doce. 239. 14, 18-19Y mientras coman recostados, Jess dijo: Yo os aseguro que unode vosotros me entregar, el que come conmigo. Ellos empezarona entristecerse y a decirle uno tras otro: Acaso soy yo? 240. 14, 20-21 El les dijo: Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.Porque el Hijo del hombre se va, como est escrito de l, pero ay deaquel por quien el Hijo del hombre es entregado! Ms le valdra a ese hombre no haber nacido! 241. 14, 22-24 Y mientras estaban comiendo, tom pan, lo bendijo, lo parti y selo dio y dijo: Tomad, Este es mi cuerpo. Tom luego una copa y,dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo:Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos... 242. 14, 25-26...Yo os aseguro que ya no beber del producto de la vid hasta el da en que lo beba nuevo en el Reino de Dios. Y cantados los himnos,salieron hacia el monte de los Olivos. 243. 14, 27-28Jess les dice: Todos os vais a escandalizar, ya que est escrito: Herir al pastor y se dispersarn las ovejas. Pero despus de miresurreccin, ir delante de vosotros a Galilea. 244. 14, 29-31Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no. Jess ledice: Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, t me habrs negado tres. Pero l insista:Aunque tenga que morir contigo, yo no te negar.Lo mismo decan tambin todos. 245. 14, 32-34 Van a una propiedad, cuyo nombre es Getseman, y dice a susdiscpulos: Sentaos aqu, mientras yo hago oracin. Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenz a sentir pavor y angustia. Y les dice: Mi alma est triste hasta el punto de morir;quedaos aqu y velad. 246. 14, 35-36Y adelantndose un poco, caa en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de l aquella hora. Y deca: Abb, Padre!; todo es posible para Ti; aparta de M esta copa; pero no sea lo que Yo quiero, sino lo que quieras T. 247. 14, 37-40 Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: Simn,duermes?, ni una hora has podido velar?Velad y orad, para que nocaigis en tentacin; que el espritu est pronto, pero la carne esdbil. Y alejndose de nuevo, or diciendo las mismas palabras. Volvi otra vez y los encontr dormidos, pues sus ojos estabancargados; ellos no saban qu contestarle. 248. 14, 41-42Viene por tercera vez y les dice: Ahora ya podis dormir y descansar. Basta ya. Lleg la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregadoen manos de los pecadores. Levantaos! vmonos! Mirad, el que me va aentregar est cerca. 249. 14, 43-44 Todava estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas,uno de los Doce, acompaado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de losancianos. El que le iba a entregar les haba dado esta contrasea:Aquel a quien yo d un beso, se es.Prendedlo y llevadlo con cautela. 250. 14, 45-46Nada ms llegar, se acerca a l y le dice: Rabb, y le dio un beso. Ellos le echaron mano y le prendieron. 251. 14, 47-49 Uno de los presentes, sacando la espada, hiri al siervo del Sumo Sacerdote, y le llev la oreja. Y tomando la palabra Jess, les dijo:Como contra un salteador habis salido a prenderme con espadasy palos? Todos los das estaba junto a vosotros enseando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras. 252. 14. 50-52Y abandonndole huyeron todos. Un joven le segua cubierto slo deun lienzo; y le detienen.Pero l, dejando el lienzo, se escap desnudo. 253. 14, 53Llevaron a Jess ante el Sumo Sacerdote, y se renen todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas. 254. 14, 54Tambin Pedro le sigui de lejos, hasta dentro del palacio del SumoSacerdote, y estaba sentado con los criados, calentndose al fuego. 255. 14, 55-59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrn entero andaban buscandocontra Jess un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban. Pues muchos daban falso testimonio contra l, perolos testimonios no coincidan. Algunos, levantndose, dieron contral este falso testimonio: Nosotros le omos decir: Yo destruir esteSantuario hecho por hombres y en tres das edificar otro no hechopor hombres. Y tampoco en este caso coincida su testimonio. 256. 14, 60 Entonces, se levant el Sumo Sacerdote y ponindose en medio,pregunt a Jess:No respondes nada? Qu es lo que stos atestiguan contra ti? 257. 14, 61-62Pero l segua callado y no responda nada. El Sumo Sacerdote lepregunt de nuevo: Eres t el Cristo, el Hijo del Bendito?Y dijo Jess: S, yo soy, y veris al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo. 258. 14, 63-64El Sumo Sacerdote se rasga las tnicas y dice: Qu necesidadtenemos ya de testigos? Habis odo la blasfemia. Qu os parece?Todos juzgaron que era reo de muerte. 259. 14, 65Algunos se pusieron a escupirle, le cubran la cara y le daban bofetadas, mientras le decan: Adivina, y los criados le recibieron a golpes. 260. 14, 66-69Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote y al ver a Pedro calentndose, le mira atentamente y ledice: Tambin t estabas con Jess de Nazaret. Pero l lo neg: Ni s ni entiendo qu dices, y sali afuera, al portal, y cant ungallo. Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban all: Este es uno de ellos. 261. 14, 70-72Pero l lo negaba de nuevo. Poco despus, los queestaban all volvieron a decir aPedro: Ciertamente eres deellos pues adems eres galileo. Pero l, se puso aechar imprecaciones y a jurar:Yo no conozco a ese hombrede quien hablis!Inmediatamente cant un gallopor segunda vez. Y Pedro record lo que le haba dicho Jess:Antes que el gallo cante dosveces, me habrs negado tres. Y rompi a llorar. 262. 15 263. 15, 1-2Pronto, al amanecer, prepararon una reunin los sumos sacerdotescon los ancianos, los escribas y todo el Sanedrn y,despus de haber atado a Jess, le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntaba: Eres t el Rey de los judos? l le respondi: S, t lo dices. 264. 15, 3-5Los sumos sacerdotes le acusabande muchas cosas.Pilatovolvi a preguntarle:No contestas nada?Mira de cuntas cosaste acusan. Pero Jessno respondi ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido. 265. 15, 6-8 Cada Fiesta les conceda la libertad de un preso, el que pidieran.Haba uno, llamado Barrabs, que estaba encarcelado con aquellossediciosos que en el motn haban cometido un asesinato.Subi la gente y se puso a pedir lo que les sola conceder. 266. 15, 9-11Pilato les contest: Queris que os suelte al Rey de los judos? (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le haban entregado por envidia.) Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase ms bien a Barrabs. 267. 15, 12-14Pero Pilato les deca otra vez: Y qu voy a hacer con el que llamis el Rey de los judos? La gente volvi a gritar: Crucifcale! Pilato les deca: Pero qu mal ha hecho?Pero ellos gritaron con ms fuerza: Crucifcale! 268. 15, 15Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les solt a Barrabs y entreg a Jess, despus de azotarle, para que fuera crucificado. 269. 15, 16-17 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorioy llaman a toda la cohorte.Le visten de prpura y,trenzandouna corona de espinas, se la cien. 270. 15, 18-20Y se pusieron a saludarle: Salve, Rey de los judos!Y le golpeaban en la cabeza con una caa, le escupan y, doblando las rodillas, se postraban ante l.Cuando se hubieron burlado de l, le quitaron la prpura, lepusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle. 271. 15, 21Y obligaron a uno que pasaba, a Simn de Cirene, que volva del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. 272. 15, 22-23Le conducen al lugar del Glgota, que quiere decir: Calvario. Le daban vino con mirra, pero l no lo tom. 273. 15, 24-26 Le crucifican y se reparten sus vestidos,echando a suertesa verqu se llevaba cada uno. Era la hora terciacuando le crucificaron. Y estaba puesta la inscripcinde la causade su condena:El Rey de los judos. 274. 15, 27-31Con l crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Y los que pasaban por all le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: Eh, t!, que destruyes el Santuario y lolevantas en tres das, slvate a ti mismo bajando de la cruz!.Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellosjunto con los escribas diciendo: A otros salv y a s mismo no puede salvarse. 275. 15, 32-33El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que loveamos y creamos. Tambin le injuriaban los que con l estabancrucificados. Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. 276. 15, 34-35A la hora nonagrit Jesscon fuerte voz: Elo, Elo, lemasabactan?,que quiere decir Dios mo, Dios mo!por qu me has abandonado?Al or esto algunosde los presentes decan:Mira, llama a Elas. 277. 15, 36-38Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y,sujetndola a una caa, le ofreca de beber, diciendo: Dejad, vamos a ver si viene Elas a descolgarle. Pero Jess lanzando un fuerte grito, expir. Y el velo del Santuario se rasg en dos, de arriba abajo. 278. 15, 39Al ver el centurin, que estaba frente a l, que haba expiradode esa manera, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. 279. 15, 40-41Haba tambin unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, Mara Magdalena, Mara la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salom, que le seguan y le servan cuando estaba en Galilea, y otras muchas que haban subido con l a Jerusaln. 280. 15, 42-43 Y ya al atardecer, como era la Preparacin, es decir, la vspera del sbado, vino Jos de Arimatea, miembro respetable del Consejo,que esperaba tambin el Reino de Dios, y tuvo la valenta de entrardonde Pilato y pedirle el cuerpo de Jess. 281. 15, 44-45Se extrao Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando alcenturin, le pregunt si haba muerto haca tiempo.Informado por el centurin, concedi el cuerpo a Jos, 282. 15, 46-47quien, comprando una sbana, lo descolg de la cruz, lo envolvi en la sbana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro. Mara Magdalena y Mara la de Joset se fijaban dnde era puesto. 283. 16 284. 16, 1-2Pasado el sbado, Mara Magdalena, Mara la de Santiago y Salom compraron aromas para ir a embalsamarle. Y muy de madrugada,el primer da de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro. 285. 16, 3-4Se decan unas otras: Quin nos retirar la piedrade la puerta del sepulcro? Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que era muy grande. 286. 16, 5Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una tnica blanca, y se asustaron. 287. 16, 6-7 Pero l les dice:No os asustis. Buscis a Jess deNazaret, el Crucificado; ha resucitado, no est aqu. Ved el lugar donde le pusieron. Pero id a decir a sus discpulos y a Pedro que ir delante de vosotros a Galilea;all le veris, como os dijo. 288. 16, 8Ellas salieron huyendo del sepulcro,pues un gran temblor y espanto se haba apoderado de ellas,y no dijeron nada a nadie porque tenan miedo... 289. 16, 9Jess resucit en la madrugada, el primer da de la semana, y se apareci primero a Mara Magdalena,de la que haba echado siete demonios. 290. 16, 10-11 Ella fue a comunicar la noticia a los que haban vivido con l,que estaban tristes y llorosos. Ellos, al or que viva y que habasido visto por ella, no creyeron. 291. 16, 12-13Despus de esto, se apareci, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicrselo a los dems; pero tampoco creyeron a stos. 292. 16, 14-15Por ltimo, estando a la mesa los once discpulos, se les apareci y les ech en cara su incredulidad y su dureza de corazn,por no haber credo a quienes le haban visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creacin 293. 16, 16-18 El que crea y sea bautizado,se salvar; el que no crea, se condenar.Estas son las seales que acompaarna los que crean: en mi nombreexpulsarn demonios, hablarn en lenguas nuevas, agarrarn serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les har dao;impondrn las manossobre los enfermosy se pondrn bien. 294. 16, 19 Con esto, el Seor Jess, despus de hablarles,fue elevado al cielo y se sent a la diestra de Dios. 295. 16, 20Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Seor conellos y confirmando la Palabra con las seales que la acompaaban.