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® 15 de marzo de 2015 Cultural Los hijos de las élites del régimen norcoreano se educan en el único centro privado del país, financiado por cristianos evangelistas. PÁGINAS 8 A 10 La universidad más peculiar del mundo

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Page 1: Domingo 2015/03/15

®

15 de marzo de 2015

Cultural

los hijos de las élites del régimen norcoreano se educan en el único centro privado del país,

financiado por cristianos evangelistas.Páginas 8 a 10

La universidad más peculiardel mundo

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR gEnERAL orlanDo tomás DeánDar martínez

[email protected] Adrián Altamirano Jaime

[email protected]

DISEÑo Mariela olvera

ApArtAdo postAl 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

Esperamos sus comentarios en los correos electrónicos: [email protected]

2Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 psicoloGía

por Borja Vilaseca

El sistema sobre el que se asienta nues-tra existencia padece en la actualidad una profunda “crisis institucional”. La oleada de escándalos y corrupción ha provocado un sentimiento de frus-tración e impotencia generalizado. La gente se siente engañada y esta-fada. Está harta de escuchar tantas mentiras. De ahí que cada vez más ciudadanos estén dejando de creer en las organizaciones establecidas.En medio de este turbulento escena-rio social, político y económico están surgiendo nuevos mensajes y consig-nas para afrontar con una nueva acti-

tud los cambios que se avecinan. En el ámbito del crecimiento personal, por ejemplo, palabras como coaching o emprendedor aparecen por todas partes. Se han puesto de moda. Tanto que empiezan a cansar a muchos. Y no es para menos. Parece como si hoy todo el mundo estuviera llamado a ser coach. O que la panacea sea abor-dar un proyecto o un negocio por su cuenta.Tanto el coaching como la fiebre por crear negocios propios son dos bur-bujas laborales. Y como tales, tarde o temprano reventarán. Estudiar un oficio no implica que seamos válidos para ejercerlo competentemente. El

Homenaje a los- Ni creer ciegamente, ni oponerse a lo nuevo

y desconocido por sistema- Para evolucionar es necesario verificar y con-trastar la información con nuestra experiencia

escépticos

“Si tu madre te dice que te quiere, verifícalo”. Arnold dornfield

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315 de marzo de 2015 / el mañana / DomingopsicoloGía

para saber másnoVela

w‘Un mundo feliz’ Aldous Huxley ( Editorial Debolsillo). En la línea de novelas distópicas como 1984, de George orwell, o Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, el autor describe una sociedad futurista en la que se condi-ciona y narcotiza a las personas para llevar un estilo de vida privadode libertad y responsabilidad.

pelícUla

w‘JFK’ oliver stone. En esta pelícu-la, Kevin Costner interpreta al exfis-cal del distrito de Nueva orleans Jim Garrison, quien en su búsqueda de la verdad examinará quién mató al presidente Kennedy, cuestionando la versión oficial sobre su asesinato.

“Por más que te explique a qué sabe el fruto de los bao-babs, no lo sabrás hasta que lo prue-bes por ti mismo”.

Proverbio mAlgAche

talento no puede comprarse. Tan solo puede desarrollarse. Principalmente porque viene de serie. No importa lo buenas que sean nuestras intencio-nes o lo mucho que lo deseemos: el paso del tiempo revela la verdad en forma de resultados emocionales y económicos. Y estos ponen de manifiesto el grado de sabiduría o ignorancia desde donde tomamos nuestras decisiones.Sea como fuere, palabras como las que hemos señalado anteriormente muestran una nueva tendencia social y laboral imparable. Para verla se ha de leer entre líneas. Están indicando, por un lado, que cada vez más perso-nas están llegando a una saturación de sufrimiento. No en vano, los seres humanos tendemos a salir de nuestra zona de comodidad cuando nuestro nivel de insatisfacción es mayor a nuestro miedo al cambio.Así, una minoría emergente de la sociedad se encuentra inmersa en una crisis existencial. Y, más allá de su connotación negativa, se trata de un proceso de autoconocimiento y transformación que lleva a cuestio-narse el viejo modo de concebir las cosas y crea la situación para abrirse a una nueva forma de comprender la vida. En este caso, a dejar de buscar la felicidad fuera de nosotros mismos para empezar a cultivarla en nuestro interior.Por otro lado, también revelan que cada vez más profesionales están iniciando un proceso de reinven-ción laboral. Debido a la escasez de contratos indefinidos –los cuales van a menos–, las personas que trabajan como autónomos o freelance no para de crecer. Y viendo que el Estado no es capaz de resolver sus propios pro-blemas financieros, cada vez son más los que deciden hacerse cargo de sí mismos laboral y económicamente, montándoselo por su cuenta.Cambio del modelo económico. Cambio del modelo político. Cambio del modelo empresarial. Cambio del modelo energético. Cambio del modelo educativo… Nos guste o no, la transformación ha venido para que-darse. Por más que nos resistamos, el sistema está inmerso en un gigantes-co proceso de metamorfosis cultural. Y las circunstancias actuales son la crisálida que necesitamos para que

los ciudadanos sigamos creciendo y madurando.Debido a la globalización y a las nuevas tecnologías, los cambios van a ser cada vez más numerosos y se van a propiciar cada vez más rápido. De ahí que sea fundamental cómo cada uno se enfrenta a lo diferente y lo desconocido. De la actitud que adoptemos individualmente frente a lo nuevo dependerá la dirección en la que evolucionemos como sociedad.Se cuenta que un importante catedrá-tico universitario oyó hablar de un sabio que acababa de llegar a la ciudad para impartir durante una tempora-da unos cursos de autoconocimiento. Con el tiempo empezó a cansarse de escuchar por todas partes a personas hablando sobre lo novedosas que eran las enseñanzas del supuesto erudito.

Al considerarse una persona “escép-tica y de mente científica”, alegaba que el desarrollo personal no era más que “una sarta de tonterías para gente desesperada y sin criterio”.Finalmente, harto de oír su nombre y movido por la curiosidad, el cate-drático concertó una cita con aquel sabio. Y una vez en su despacho, le dijo con soberbia: “Te concedo diez minutos para que me hagas un resu-men de tus enseñanzas”. Y el sabio,

con tranquilidad, le contestó: “Permíteme que antes te invite a una taza de té”.Seguidamente, empezó a llenar la taza del catedrático. Y una vez llena, siguió sirviéndole hasta que el té se desbordó de la taza, derra-mándose sobre la mesa. Molesto, el erudito estalló en gritos: “Pero ¿qué haces, necio? ¿Acaso no ves que la taza está llena y que no cabe nada más en ella?”. Sin perder la compostura, el sabio le respon-dió: “Por supuesto que lo veo. Y

de la misma manera veo que tu mente está demasiado llena de prejuicios. A menos que la vacíes un poco, no puedo enseñarte nada nuevo”.Frente a cualquier idea que desa-fíe nuestro statu quo intelectual, es importante no confundir la arrogancia con el escepticismo. Más que nada porque el arrogante no suele plantearse nuevos inte-rrogantes porque cree que cuen-

ta con todas las respuestas, erigién-dose como portavoz de la verdad. Reconocer que no sabe, o que puede estar equivocado, es demasiado dolo-roso para su ego. Así es como va encerrándose en una cárcel intelectual, construida a base de creencias.Por más seguridad que aparente, la arrogancia es una fachada que suele esconder un profundo miedo al cam-bio. Así, el presuntuoso hace todo lo posible para no modificar su postura rígida y estática frente a la vida. Le cuesta ser autocrítico y cuestionarse a sí mismo. De ahí que cuando entra en contac-to con información nueva se sienta molesto y amenazado. Por eso tiende a ridiculizar, demonizar e incluso a oponerse violentamente cada vez que escucha ideas diferentes a las

suyas.El quid de la cuestión es que la petu-lancia es una actitud ineficiente e insostenible que limita la capaci-dad de ver y comprender las cosas desde una nueva perspectiva. Desde un punto de vista biológico es anti-natural, pues nos impide evolucio-nar psicológicamente como seres humanos. Por el contrario, la humil-dad de reconocer que no sabemos y que estamos dispuestos a aprender nos permite desarrollar un sano y constructivo escepticismo. Es decir, la actitud de explorar aquello que se desconoce para expandir la com-prensión y entendimiento.Así, es esencial estar abiertos a lo nuevo, pero sin creer nada de lo que nos digan, veamos o leamos, inclu-yendo, por supuesto, el contenido de este artículo. Es más, hemos de analizar, cuestionar y contrastar detenidamente toda la información que llega desde el exterior. Y, en la medida de lo posible, verificarla a través de la propia experiencia. Para adoptar una postura crítica frente a la realidad es imprescindible comen-zar por ser autocrítico, cuestionan-do el núcleo desde donde procede nuestra forma de pensar. El mayor obstáculo para evolucio-nar como seres humanos y progresar como sociedad es apegarse a nuestro actual sistema de creencias. Es hora de cuestionarnos nuestro modo de vivir. ¿Quién da el primer paso?

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4Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 salUd

por daniel Mediavilla

En 1954, Robert Hockett fue contra-tado por el Comité de Investigación de la Industria del Tabaco en EU. El objetivo (no declarado) de esta ins-titución era sembrar dudas sobre la solidez científica de los estudios que mostraban los peligros de fumar. A través de herramientas como esta, las tabaqueras establecieron vías de colaboración con el Estado, en princi-

La industria del azúcar manipuló la ciencia como la del tabaco

empresAs de eu influyeron en el diseño de lAs polítiCAs públiCAs de prevenCión de lA CAries pArA que no se redujese el Consumo de AzúCAr

pio, para cooperar en el desarrollo de estrategias para reducir los daños de sus productos. Sin embargo, como han determinado sentencias judiciales de los últimos años, la industria aprovechó aquellos espacios para bloquear todo tipo de medidas que pudiesen perjudi-

car a sus intereses comerciales, como la financiación de programas para dejar de fumar.Las malas prácticas de la industria del tabaco han quedado plasmadas en numerosos litigios en los que se hicie-ron públicos documentos que mostra-

ban sus tácticas de manipulación. Sin embargo, los vendedores de humo no son los únicos que han utilizado la ciencia para desvirtuar resultados científicos que podían perjudicar su negocio. De hecho, Hockett, antes de trabajar para las tabaqueras, había hecho carrera fomentando la sospe-cha para la industria del azúcar. En este caso, el objetivo era evitar que la evidencia de sus daños sobre la salud dental se tradujese en políticas

El Estado aceptó el 78% de las propuestas de la industria del azúcar para evitar la caries.

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515 de marzo de 2015 / el mañana / DomingosalUd

El ‘lobby’ del azúcar presiona para evitar que la OMS ponga límites a su consumo.

sanitarias que redujesen el consumo de azúcar.Esta semana, investigadores de la Universidad de California en San Francisco publican en la revista PLOS Medicine un análisis de 319 documen-tos internos de la industria del azúcar producidos entre 1959 y 1971. A través de ellos se puede ver cómo trataron de influir en las prioridades científicas del Programa Nacional para la Caries (NCP, de sus siglas en inglés) que se diseñó al final de ese periodo.“La industria azucarera no podía negar el papel de la sacarosa en la caries dental dada la evidencia científica”, explican los autores. “Por lo tanto, adoptaron una estrategia que consistía en des-viar la atención hacia intervenciones de salud pública que consistiesen en reducir los daños del azúcar en lugar de restringir su consumo”, añaden. Con ese plan, fomentaron la financiación de investigaciones sobre enzimas capaces de deshacer la placa dental y de una vacuna experimental contra el deterio-ro de los dientes que nunca demostró ser aplicable a gran escala.Los resultados de la estrecha relación entre la industria y los responsables de los organismos públicos que debían fijar las prioridades de la salud pública y la investigación se observa en algunos datos llamativos: el 78% de un informe remitido por la industria fue incorpo-rado a la convocatoria de proyectos de investigación del Instituto Nacional para la Investigación Dental y otros trabajos, como los pensados para medir cómo algunas comidas específicas cau-san caries (un enfoque que podía perju-dicar a la industria) desaparecieron de la lista de prioridades del NCP. Después de una década liderando la agenda cien-tífica para combatir la caries en EU, el NCP “no logró reducir significativa-mente el problema de la caries dental, una enfermedad prevenible que sigue siendo la principal enfermedad cróni-ca entre niños y adolescentes de EU”, concluyen los investigadores.Ildefonso Hernández, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Alicante, afirma que tácticas como las reflejadas en los documentos publicados por PLOS Medicine siguen vigentes. “Es lo que se llama captura de la ciencia”, apunta Hernández. “La estrategia de la industria azucarera que se ve en estos documentos es la

misma que sigue ahora con la obesidad, centrando el foco sobre la necesidad de hacer ejercicio y dejando a un lado la de reducir el consumo de azúcar”, continúa.En la actualidad, la Organización Mundial de Investigación del Azúcar (WSRO), el lobby científico de la industria azucarera mundial -en el que se encuentran corporaciones como la Asociación Azucarera de EU y Coca-Cola, según recuerda el estu-dio- sigue presionando para que las políticas sanitarias no perjudiquen a su negocio. En 2003, las empresas logra-ron que no se asumiesen como políti-cas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la recomendación de un comité conjunto de esta organización y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de reducir los azúcares añadidos a un máximo del 10% de las calorías consumidas a diario. La WSRO defendió que, en lugar de tratar de reducir el azúcar en la dieta, las políticas de salud dental deberían centrarse en el uso regular

de pasta de dientes con flúor.Finalmente, la OMS no incluyó en sus guías un límite concreto y se conformó con el impreciso consejo de “limitar la ingesta de azúcares añadidos”. La WSRO también se ha opuesto a la reco-mendación de 2014 de la OMS que pide reducir los azúcares añadidos al 10% de la dieta diaria con una aspiración de dejarlo en un 5% en el futuro.

control insuficiente del lobby

Hernández considera que los conflictos de intereses de las personas que dise-ñan las políticas sanitarias y de investi-gación aún no están regulados por una legislación adecuada. “En Europa, tanto la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) han lla-mado la atención sobre el problema del conflicto de interés, pero la legislación aún no es bastante estricta”, plantea el investigador. Para el catedrático de la UMH, es necesario que legislaciones como las que deben regular la investiga-

ción para reducir los daños derivados del consumo excesivo de azúcar las redacten agencias con la suficiente independencia. “Una agencia inde-pendiente, acreditada y legítima puede ser vital para que el público confíe en ella y para que las políticas basadas en pruebas avancen”, apunta. “Ahora es un buen momento para crear este tipo de agencias, porque la gente está cansa-da de las influencias de las empresas sobre las políticas públicas, pero hay poca voluntad política para facilitarlo”, explica. En EU, los autores aseguran que sí que se ha experimentado una mejora. “Las primeras políticas rela-tivas a la declaración de conflictos de interés para consejos asesores fede-rales se desarrollaron a principios de los 60”, escriben. “Antes de eso, la preocupación porque los intereses empresariales fuesen una amenaza para la integridad científica era un punto de vista minoritario”, siguen. Esto comenzó a cambiar en los 70´s, y en 2015, los NIH (la mayor agencia de financiación de la biomedicina de EU) tenían un programa completo dedica-do al contacto ético entre sus institutos para hacer frente a los efectos adversos para la ciencia de conflictos de interés con la industria.

los azúcaRes añadidos en la CoMida se Han relaCionado Con la Caries.

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6Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 reportaJe

por Macarena Vidal liy

En las afueras de Pyongyang, 270 mucha-chos en torno a los 20 años, todos hijos varones de la élite norcoreana, prepa-ran su futuro. Su vida está reglamenta-da estrictamente desde que se levantan hasta que se acuestan. Organizados en pelotones, y con un comisario por grupo, carecen de autorización para abandonar el recinto, vigilado por guardias feme-ninas. No se trata de ningún cuartel. Es la única universidad privada en la comunista Corea del Norte. Además de impartir todas sus clases en inglés, la Pyongyang University of Science and

Technology (PUST) tiene otra peculia-ridad: está gestionada y sufragada por cristianos evangelistas.“En esencia, los cristianos evangélicos del mundo están educando a los líde-res futuros de Corea del Norte”, dice la periodista y escritora estadounidense de origen surcoreano Suki Kim. Ella sabe de lo que habla. Se infiltró como profesora en la PUST durante dos trimestres en 2011 –su marcha coincidió con la muerte del Querido Líder, Kim Jong-il– y cuenta su experiencia en el libro Sin ti no hay nosotros (Blackie Books), disponible en español.Esta enigmática universidad comenzó

La universidad más peculiar del mundo- en CoreA del norte, los CAChorros de lAs

élites prepArAn su futu-ro en el úniCo Centro universitArio privAdo

del pAís.

- lA pyongyAng university of sCienCe

está gestionAdA por CristiAnos evAngelistAs y ACoge A 300 veinteA-ñeros. unA periodistA

infiltrAdA en sus AulAs CuentA su experienCiA

en un libro.

a funcionar en 2009. Oficialmente se describe como un proyecto conjunto. Pero construirla, dice la periodista Suki Kim, costó 35 millones de dólares y su mantenimiento diario “requiere muchí-simo dinero”. “Por lo que yo sé”, prosigue Kim, “Corea del Norte no pone ni un centavo”. Son los donantes mundiales, principalmente iglesias surcoreanas y estadounidenses, quienes cubren los gastos. “Al régimen de Corea del Norte le da igual que seas cristiano, musulmán o ateo, al final todo es lo mismo porque no crees en su Gran Líder, así que si esta organización de extranjeros quiere traer este montón de dinero, ¿por qué van a decir que no?”.Su fundador y presidente es James Kim, un cristiano evangelista de origen corea-no y nacionalidad estadounidense que ya dirigía otro centro similar en Yanbian, en China, y que desde los años noventa cortejaba al régimen de Pyongyang. A principios de la pasada década recibió el visto bueno personal de Kim Jong-il. “Este grupo está aquí con su permiso, (en el régimen) saben exactamente quié-nes son estos cristianos evangélicos”,

celebRación en el estadio Cubierto de pyongyang en 2002.

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7reportaJe 15 de marzo de 2015 / el mañana / Domingo

En la Pyongyang University of Science and Technology

de Corea del norte no habían oído hablar de

Steve Jobs y carecían de Internet.

la PeRiodista suki kiM, durante la séptiMa Feria internaCional de otoño de pyongyang.

toRRe de la inmoRtalidad (2011), Con la insCripCión “el CaMarada gran líder kiM il-sung está eternaMente Con nosotros”.

asegura la autora de Sin ti no hay noso-tros en conversación telefónica desde Seúl.La única condición aparente es que no proseliticen. Si bien “eso es lo que hay en la superficie, no sabemos si se pac-taron otros acuerdos”, matiza Suki Kim. Aunque los responsables de la PUST van de la mano del régimen, “se sienten justificados”, pues para ellos se trata de “un proyecto a largo plazo, con el que llevan la misión de Dios” a Corea del Norte, el régimen totalitario más estricto del mundo. Los profesores ni siquiera cobran: o bien trabajan gratis, o tienen que buscarse un patrocinio, general-mente el de sus iglesias.Cuando la periodista Suki Kim empezó a trabajar en el centro se estaba desa-rrollando el trimestre de primavera. Lo primero que le llamó la atención fue la “hipervigilancia” en el campus. La universidad está construida en forma semicircular, de modo que cualquier área es visible desde cualquier otra y todo el mundo puede vigilar a todo el mundo. “Ya había estado varias veces en Corea del Norte desde 2002, sabía que todo estaba controlado, pero esto era como un cuartel”.Los profesores y los estudiantes con-viven en el campus, en bloques de dormitorios adyacentes y vigilados por un grupo de guardias femeninas veinteañeras. “Al principio parece que eran hombres, militares varones, pero se decidió cambiarlos por mujeres para dar una imagen menos intimidatoria. Nos dijeron que eran para proteger-nos, pero no de qué nos protegían. Más bien, su misión era impedirnos salir”. Cada movimiento estaba vigilado por los “acompañantes” oficiales que el Gobierno impone a los extranjeros y que incluso comparten bloque de dormito-rio con los profesores. Los docentes solo están autorizados a abandonar el recin-to una vez por semana, para comprar provisiones en Pyongyang o para excur-siones milimétricamente organizadas, y siempre escoltados por sus “acompa-ñantes”. Para los estudiantes, el régimen parecía incluso más claustrofóbico. No podían salir de la universidad bajo nin-guna circunstancia. Cuando llegó Suki, muchos llevaban meses enteros sin ver a sus familias. Ni siquiera ellos, los hijos de la élite del régimen, están libres de vigilancia y deben desenvolverse en una atmósfera de desconfianza y miedo.

Diariamente, los estudiantes llegan al comedor en formación militar, cantan-do al unísono himnos al partido y a los líderes, perfectamente uniformados con traje y corbata y carteras idénticas. Cada grupo forma un pelotón y cuenta con un comisario encargado de vigilar el desa-rrollo de las clases. Por turno rotatorio, media docena de alumnos vela cada noche el edificio dedicado al estudio de las enseñanzas de Kim Il-sung y Kim Jong-il. También en patrullas se reparten tareas como la limpieza del monumento dedicado al Gran Líder o el cuidado del jardín y la poda –a mano– del césped.Las actividades diarias están estricta-mente organizadas. Cada lección, cada libro de texto, debe recibir la aprobación de las “contrapartes”, el profesorado nor-coreano encargado de la supervisión. En los primeros tiempos de la universidad, solo se daban clases de inglés. A pesar del nombre de este centro, no había pro-fesores de ciencia ni de informática, que sí llegaron en años posteriores.Los docentes pueden interactuar con los alumnos no solo durante la clase, sino también en las horas dedicadas al deporte o durante las comidas. La carne escasea en dichos almuerzos, que suelen limitarse a arroz con verduras en salmuera. En un país donde el 84% de la población sufre una dieta insufi-ciente, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, comer tres veces al día ya representa un privilegio.Los temas de conversación no son mucho más variados que los platos del campus. Se limitan, sobre todo al principio, al deporte, a los estudios o, un poco más adelante, a novias reales o soñadas. “Estábamos vigilados 24 horas al día 7 días a la semana; si los chicos daban la más remota muestra de curio-sidad sobre el mundo exterior, eso se acallaba inmediatamente”, explica Suki Kim. “Cada vez que tenía la sensación de que habíamos avanzado un poco en nuestra relación personal, ellos .

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8Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 reportaJe

“Los cristianos evangélicos del mundo están educando

a los líderes futuros de Corea del norte”.

estudiantes de la pyongyang university oF sCienCe (pust) realizando ejerCiCios Matinales. la iMagen Fue toMada en 2011.

aeRoPueRto internaCional de sunan, en pyongyang, en 2002.

volvían a meterse inmediatamente en su concha”.En aquellos días de 2011, además, se vivía un momento “especialmente vulnerable” para los estudiantes. El resto de los universitarios norcorea-nos habían sido enviados a trabajar en obras de construcción. Oficialmente, porque se conmemoraba el centena-rio del nacimiento del fundador de la dinastía, Kim Il-sung, y había que ofre-cerle una “nación poderosa y próspera”. Extraoficialmente, porque en Oriente Próximo se desarrollaba la primave-ra árabe y probablemente el régimen temía un posible contagio. Los alumnos de la PUST fueron los únicos en todo el país que no fueron convocados a dicha labor, una muestra más de sus privile-gios especiales. Pero la desconfianza y la vigilancia diarias generaban un teji-do de mentiras. Mentiras por parte del régimen: para demostrar la existencia de la libertad de culto, los profesores fueron invitados a un servicio religio-so cristiano en Pyongyang. Pronto les quedó claro que el coro de elegantes damas que entonaba himnos era un grupo de cantantes profesionales, y los feligreses, meros comparsas que desaparecieron rápidamente tras el último amén.La periodista también ocultaba la ver-dad. Aunque presentó su solicitud con su nombre auténtico y James Kim sabía que era escritora, Suki nunca reveló que su intención era escribir un libro sobre el centro, algo que hubiera podido aca-rrearle consecuencias graves. “Tratar de cubrir Corea del Norte, el país más corrupto del mundo, es como cubrir la mafia o la industria farmacéutica, no hay más opción que infiltrarse para intentar obtener algo de la verdad de ese sitio. Fingí ser profesora, pero enseñé de verdad y no me comporté de modo engañoso con mis alumnos. Mi comportamiento con ellos y mi cariño eran genuinos”. Y los alumnos recu-rrían también a constantes engaños: “Había diferentes niveles. Las mentiras que sus supervisores les ordenaban que contaran. Las que solta-ban por puro hábito. Las que les habían enseñado y creían verdad”. Buena parte de la cultura general de los estudiantes estaba basada en falsedades: creían que el coreano se habla en cualquier lugar del mundo o que jugar al baloncesto les haría crecer. Desconocían la existencia

de la Torre Eiffel. No habían oído hablar de Steve Jobs. Carecían de Internet y únicamente tenían acceso a una Intranet muy limitada. “No sabían cómo pensar de manera crítica. Enseñarles a esta-blecer un argumento, aportar ejem-plos, exponer tu tesis para llegar a una conclusión no era posible, no entendían el concepto de introducción, o conclu-

sión, o demostración. En su sistema del Gran Líder no se demuestra nada, no se incentiva el pensar por uno mismo”, cuenta Kim.Pese a todo, a lo largo de las conversa-ciones, y en cartas que le escribían como ejercicios de clase, algunas veces apare-cen indicios de que algo hay tras las más-caras. Los chicos admiten aburrimiento

por la rutina, nostalgia por sus familias, con las que no pueden tener contacto. Las actitudes clonadas se convierten en gestos individuales, personalidades definidas. Alguno llega a confesar que le gusta el rock and roll, otro se atreve a preguntar por el concepto de asam-blea nacional. Y la periodista también se anima a mencionarles los países donde ha viajado, a hablarles de Skype. El día antes de partir, Suki Kim tiene la oportu-nidad de mostrar a un grupo de alumnos Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Pero los muchachos apenas tienen oca-sión de regodearse de la experiencia: ese mismo día, el 20 de diciembre de 2011, se anuncia la muerte de Kim Jong-il.Tras su marcha y la publicación del libro, que le ha valido duras críticas de los res-ponsables de la PUST, Kim no ha vuelto a saber de sus alumnos. “Una parte de mí se preocupa. Cualquier noticia de Corea del Norte siempre es tan tremenda…”

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915 de marzo de 2015 / el mañana / Domingosociedad

por patricia tubella

Una impactante pareja de esculturas, respectivas encarnaciones de la locura y la melancolía, flanquea la escalina-ta que conduce al Museo de la Mente, singular centro artístico del sur de Londres ubicado en el hospital psiquiá-trico más antiguo del mundo. La galería del Bethlem Royal Hospital, fundado en 1247, estrena un perfil remozado y ampliado para exhibir con holgura su colección de obras de artistas –entre

un museo para los recovecos de la mente

unA gAleríA ubiCAdA en el hospitAl psiquiátriCo más Antiguo del mundo exhibe en londres lAs obrAs de ArtistAs que fueron sus pACientes

ellos notables pintores de la era victo-riana- con el nexo común de que todos fueron sus pacientes. Un vasto desplie-gue del llamado arte marginal (outsider art) que se despliegan como forma de expresión de los recodos de la mente y para confrontar el estigma social de las enfermedades mentales.Las dos figuras a tamaño natural de la

entrada, una encadenada y la otra atada para doblegar “el delirio de la locura”, fueron ejecutadas en 1676 por el escul-tor Caius Gabriel Cibber y coronaron la verja del hospital en su antiguo empla-zamiento. Hasta bien entrado el siglo pasado, aquella sede era popularmen-te conocida por los londinenses como “Bedlam”, un término que en la lengua

inglesa se traduce como “alboroto” o “caos” y que entonces respondía a la idea de un manicomio o “casa de locos”. El trato brutal dispensado a los allí recluidos forma parte de la leyen-da negra de un centro cuya historia ha evolucionado a la par que el enfoque médico y social de la salud mental, hasta estar hoy posicionado entre la vanguardia de los centros psiquiátri-cos. Y el arte es una herramienta fun-damental en sus terapias.Richard Dadd, un pintor victoriano de

En el Siglo XVIII se pagaba un penique por “contemplar a los dementes”.

el PintoR RichaRd dadd, el paCiente Más FaMosos de betHleM.

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10Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 sociedad

Entre los ingentes fondos del Bethlem Royal Hospital, destacan los cuadros de notables autores de la era victoriana que sufrieron enfermedades mentales.

escultuRas realizas por paCientes psiquiátriCos exHibidas en el betHleM royal Hospital de londres.

PaReja de escultuRas, respeCtivas enCarnaCiones de la loCura y la MelanColía, que Flanquea la esCalinata que ConduCe al Museo de la Mente.

carrera prometedora hasta que mató a su padre de resultas de una crisis ner-viosa, es el paciente más famoso de Bethlem. Una vez internado, no solo no abandonó el pincel sino que, lejos de los temas convencionales que hasta entonces había cultivado, se sumergió con sus cuadros en un fascinante uni-verso de fantasía e imaginación. En aquel Siglo XIX, el arte comienza a

tener cabida en el entorno hospitalario, con los todavía hoy populares dibujos de gatos antropomórficos que firmó Louis Wain durante su estancia en el centro o las extravagantes pinturas de Jonathan Martin, confinado después de que intentara prender fuego a la catedral de York.Las obras de estos y otros autores inte-gran los ingentes fondos del Bethlem

exhibidos en una muestra permanente junto con objetos históricos que des-granan el desarrollo y cambios en el tratamiento de las enfermedades men-tales. Las instalaciones audiovisuales con testimonios de los actuales pacien-tes y de sus progresos contrastan con las camisas de fuerza, los cerrojos o la máquina de descarga de electrodos de antaño. También con la antigua urna de madera para recoger donaciones que recuerda cómo Bethlem fue una suerte de atracción turística en el Siglo XVIII: se pagaba un penique por “contemplar a los dementes”. “Si no mostráramos ese lado negativo de nuestra historia no tendríamos credibilidad, pero tampoco

queremos que el museo se convierta en la casa de los horrores”, subraya Victoria Northwood, directora del museo y de más de cinco siglos de archivos que desgranan las historias de quienes estuvieron recluidos. Y la expresión artística forma parte de ese relato. El arte de la esquizofrenia, por ejemplo, es el título de la exposición estrenada este mes en la galería destinada a las muestras temporales y protagonizada por los cuadros de Bryan Charnley, un destacado artista británico que examinó con sus autorretratos la experiencia de la enfermedad y el efecto de diversas medicaciones hasta su muerte en 1991.“El arte me da poder y libertad, me per-mite canalizar mi creatividad a pesar de la enfermedad”, explica en la inau-guración del museo Dan Duggan, un artista londinense con un largo historial de problemas mentales que también es paciente del Bethlem. Beth Elliott, res-ponsable de la galería temporal, precisa que su programación “es muy variada, a veces responde al valor artístico de las obras y en otras se prima su relación con los temas de salud mental, aunque este último punto es nuestra gran prio-ridad”. Ese arte marginal y subjetivo, cultivado tanto por profesionales como por otros pacientes sin instrucción en el medio, subraya Elliott, “es especial-mente relevante si pensamos que uno de cada cuatro británicos experimenta problemas mentales en algún momento de su vida”. Y en el Bethlem, el pincel se pone al servicio de esas obsesiones internas.

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1115 de marzo de 2015 / el mañana / Domingoopinión

por Mario Vargas llosa

Leí en alguna parte que una encuesta hecha en el mundo entero había deter-minado que Dinamarca era el país más feliz de la Tierra y me disponía a escri-bir esta columna, prestándome el títu-lo de un libro de cuentos de mi amigo Alfredo Bryce que venía como anillo al dedo a lo que quería —burlarme de aquella encuesta—, cuando ocurrió en Copenhague el doble atentado yihadis-ta que ha costado la vida a dos daneses —un cineasta y el guardián judío de una sinagoga— y malherido a tres agentes.¿Qué mejor demostración de que no hay, ni ha habido, ni habrá nunca “paí-ses felices”? La felicidad no es colecti-va sino individual y privada —lo que hace feliz a una persona puede hacer infelices a muchas otras y viceversa— y la historia reciente está plagada de ejemplos que demuestran que todos los intentos de crear sociedades feli-ces —trayendo el paraíso a la Tierra— han creado verdaderos infiernos. Los gobiernos deben fijarse como objetivo garantizar la libertad y la justicia, la educación y la salud, crear igualdad de oportunidades, movilidad social, reducir al mínimo la corrupción, pero no inmiscuirse en temas como la felicidad, la vocación, el amor, la salvación o las creencias, que per-tenecen al dominio de lo priva-do y en los que se manifiesta la dichosa diversidad humana. Esta debe ser respetada, pues todo intento de regimentarla ha sido siempre fuente de infortunio y frustración.Dinamarca es uno de los países

más civilizados del mundo por el funcionamiento ejemplar de su

democracia —basta ver la magní-

La felicidad, ja, jaen dinAmArCA, uno de los pAíses más CivilizAdos del mundo, lA seguridAd es AhorA preCAriA y nAdie Allá está libre de ser AsesinAdo por lA olA de fAnAtismo

que se extiende por el mundo

fica serie televisiva Borgen para com-probarlo—, por su prosperidad, por su cultura, porque las distancias que separan a los que tienen mucho de los que tienen poco no son tan vertigino-sas como, digamos, en España o el Perú, y porque, hasta ahora al menos, su polí-tica hacia los inmigrantes, esforzándo-se por integrarlos y al mismo tiempo respetar sus costumbres y creencias, ha sido una de las más avanzadas, aun-que, por desgracia, tan poco exitosa como las de los otros países europeos. Pero la felicidad o infelicidad de los daneses está fuera del alcance de las mediciones superficiales y genéricas de las estadísticas; habría que escarbar en cada uno de los hogares de ese bello país y, probablemente, lo que resultaría de esa exploración impertinente de la intimidad danesa es que las dosis de dicha, satisfacción, frustración o des-esperación en esa sociedad son tan varias, y de matices tan diversos, que toda generalización al respecto resulta arbitraria y falaz. Por otra parte, basta con pasar revista a las manifestacio-nes de dolor, perplejidad, angustia y confusión en que ha sumido al pue-blo danés el último atentado terrorista para advertir cómo, al igual que todos los otros países de la Tierra, de los más ricos a los más pobres, de los más libres a los más tiranizados, también en Dinamarca la seguridad es ahora precaria y nadie allá está libre de ser asesinado —o decapitado— por la ola

Los europeos se enfrentan al desafío del terror y luchan para salvar de la barbarie a

la humanidad

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12Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 opinión

El dibujante Lars Vilks no pretendía ofender las creencias de nadie sino ejercitar una libertad.

de fanatismo que se sigue extendien-do por el mundo igual que esas pestes que en la Edad Media parecían caer sobre los hombres como castigos divinos.El terrorista Omar Abdel Hamid El Hussein, un joven de 22 años, de ori-gen palestino pero nacido y educado en Dinamarca, no era, según el testi-monio de profesores y compañeros, un marginado semianalfabeto lleno de rencor hacia la sociedad de la que se sentía excluido, sino —algo que no es infrecuente entre los últimos yihadistas europeos— inteligente, estudioso, amable y “con voluntad de servir a los demás”, según precisa uno de sus conocidos. Sin embargo, formó parte de pandillas y estuvo en prisión por atracos y violencias diversas. En algún momento esta “buena persona” se volvió un delincuente y un fanático. Antes de cometer sus crímenes colgó vídeos de propaganda del Estado Islámico —probablemente en los mis-mos días en que este Estado decapita-ba en Libia a 21 cristianos coptos sólo por el crimen de no ser musulmanes y filmaba semejante hazaña con lujo perverso de detalles— y lanzaba fero-ces arengas antisemitas. Todo indica que sin el valeroso Dan Uzan, que le impidió la entrada ofrendando de este modo su vida, el terrorista hubiera perpetrado en la sinagoga, donde se celebraba un bar mitzvah, una matanza descomunal.Su objetivo primero, cuando atacó el centro cultural donde lo atajaron los tres guardias que resultaron malhe-ridos, era Lars Vilks, el dibujante y caricaturista sueco —Suecia es, como Dinamarca, otro de los países más civilizados, democráticos y próspe-ros del mundo—, a quien los faná-ticos islamistas persiguen con saña desde que, en el año 2007, realizó una exposición de sus trabajos en los que Mahoma aparecía con el cuerpo de un perro. Hombre tranquilo, nada pro-vocador, Lars Vilks ha explicado que no hizo aquello con el ánimo de ofen-der las creencias religiosas de nadie, sino para ejercitar una libertad que considera la irreverencia y el humor cáustico derechos irrenunciables. Lo ha pagado caro; ya ha sido víctima de dos atentados, le han quemado su casa, debe andar protegido por una escolta del gobierno sueco las

24 horas del día y Al Qaeda ofrece un premio de 100.000 dólares a quien lo mate (y 50.000 a quien “degüelle” a Ulf Johansson, el editor que publicó sus caricaturas). El caso de Lars Vilks es interesante porque muestra las ambi-ciones ecuménicas del fanatismo islamista: no persigue sólo restaurar el fundamentalismo primitivo de su religión entre los creyentes sino inter-venir en los espacios donde el islam no existe o es minoritario a fin de someterlo a las mismas prohibiciones y tabúes oscurantistas. El Occidente democrático y liberal, que ha dejado de considerar a la mujer un ser infe-rior y un objeto en manos del varón, que ha separado la religión del Estado, que respeta la crítica y la disidencia y practica la tolerancia y coexistencia en la diversidad, es su enemigo y un objetivo cada vez más frecuente de sus operaciones sanguinarias.Es obvio que esta amenaza no va a tener éxito ni destruir a Occidente. El peligro es que, por prudencia o, incluso, por convicción, algunos Gobiernos occidentales comiencen a hacer concesiones, autoimponién-dose limitaciones en el campo de la libertad de expresión y de crítica, con el argumento multiculturalista de que las costumbres y las creencias del otro deben ser respetadas (¿aún a costa de tener que renunciar a las propias?). Si este criterio llegara a prevalecer, los fanáticos islamistas habrían ganado la partida y la cultura de la libertad entrado en un proceso que podría culminar en su desaparición. Por este camino todas las grandes conquistas de la democracia, desde el pluralismo político, la igualdad entre hombres y mujeres, hasta el derecho de crítica que incluye el de la irreverencia por supuesto, habrían sellado su senten-cia de muerte. Ya en algunos lugares en Europa se ha admitido el uso del velo islámico, símbolo flagrante de la humillación y discriminación de que es víctima la mujer en algunos países musulmanes, y la existencia de pis-

cinas públicas separadas por sexos, con argumentos que podrían llegar a la demencia de tolerar los matrimo-nios pactados por los padres y hasta la castración ritual de las adolescentes para garantizar su virtud. Cualquier concesión en este campo no sirve para apagar la sed de los fanáticos; por el contrario, los envalentona y convence de que el enemigo está retrocediendo, que tiene miedo y se sabe ya derrotado.La primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, en el homenaje

que rindió a sus compatriotas asesi-nados por el yihadista danés, recordó que las mayores víctimas del fanatismo islamista son los propios musulmanes, a los que los fanáticos asesinan y tor-turan por millares en el Oriente Medio y en África. Hay que tenerlo presente y saber, por eso, que los europeos que como el dibujante Lars Vilks se enfren-tan con coraje al desafío del terror, luchan para salvar de la barbarie no sólo a Europa y Occidente, sino a la humanidad entera.

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por Kiko amat

“Londres después de medianoche”, de Augusto Cruz (México, 1971), fue una de las novelas más apasionantes, audaces y documentadas de 2014. Era una road movie, era un Indiana Jones con pelícu-la ignota en lugar de arca perdida, era El corazón de las tinieblas y El mundo perdido. En ella aparecían exagentes del FBI con pasado ominoso, übervi-llanos al modo Bond (Martínez, basa-do en el misterioso millonario David Martínez), un coleccionista de cornu-copia terrorífica (Forrest Ackerman, as himself), incluso Edward James, el ícono surrealista inglés. Y, en el centro de todo, quizás la más buscada de las películas desaparecidas del cine mudo: Londres después de medianoche, de Tod Browning.Augusto Cruz me abre los ataúdes de su debut en una charla que es casi tesis magistral. Antes de despedirnos, me graba con tinta roja un sello en mi copia de la novela. “Es una reproduc-ción exacta del anillo que llevaba Bela Lugosi en Drácula”, me cuenta, deján-dome ojiplático- Kurt Vonnegut dijo: “Haz que todo personaje desee algo, aunque solo sea un vaso de agua”. Tu novela ya viene con búsqueda: el santo grial de las películas mudas.- Es lo que los estudiosos llaman “nece-sidad dramática”. Incluso en el cine surrealista el personaje tiene que buscar algo. Es una búsqueda externa e interna. ¿Qué es lo que busca Rocky en Rocky? Rocky no busca ganar el campeonato del mundo; sabe que eso es imposible, porque lucha contra el mejor boxeador del mundo. Él solo quiere mantener-se quince rounds, para demostrar que puede ser un hombre y no el rompenu-

Augusto Cruz: ‘La pérdida del cine mudo

fue una tragedia’el Autor mexiCAno esCribe en ‘londres después de mediAnoChe’

sobre lA mítiCA pelíCulA de vAmpiros de 1927, desApAreCidA Como lA mAyor pArte de filmes de entonCes.

dillos de un gatillero de cuarta. Como decía Joseph Campbell, lo que encuen-tras te transfigura o incluso a veces llega a no ser tan importante como lo que te sucedió por el camino.- En un montón de películas, al final el héroe acaba tirando a la basura lo que tanto anhelaba hallar.- O sucede como en las de Indiana Jones. Ya tienes en las manos el Santo Grial, pero se te escapa porque decides que es mejor salvar a una persona. Por una acción más noble que la posesión de un objeto.- Háblame de Londres después de medianoche. ¿Qué tenía el filme para que haya generado ese culto?- Es la primera película norteamerica-na que trata el tema de los vampiros. Londres... juntó a Tod Browning y a Lon Chaney, el número uno del terror. Era muy famoso, pero también muy reservado. Se decía “entre película y película, no existe Lon Chaney”. No iba a fiestas, era muy misterio-so. Chaney era el hombre de las mil caras, en sus estuches vivían todos los hombres. Prefería los personajes las-timeros, tullidos, con deformaciones. Sus padres eran sordomudos, así que tuvo que aprender a hablar con ellos mediante la mímica. Cuando Chaney muere, su lápida no lleva inscripción; solo es un bloque cuadrado.- Se rumoreaba que en la película par-ticiparon verdaderos vampiros, ¿no?- Sí. Creo que el rumor empezó con Forrest Ackerman, el coleccionista que tenía la capa de Bela Lugosi, el anillo de Drácula, parafernalia que amasó a lo largo de más de 70 años. Él vio la pelí-cula a los 11 años, y a través de su mítica revista Famous Monsters of Filmland la empezó a popularizar en los 50. Él hizo de ella el santo grial del cine de terror. Nadie la había visto desde el 27. De las actrices nunca más se supo. Edna Tichenor, que hacía de chica vampiro, hizo un par de películas y desapareció. Nadie sabe cuándo murió.- El último clavo de fascinación lo pone su carácter elusivo de película desaparecida.- ¿Cuándo se pierde un objeto? Cuando desaparece físicamente, o cuando las personas que han estado en contac-to con él mueren o lo olvidan. En el libro, Ackerman decide contratar a un exagente del FBI para que le ayude a localizar una copia. Sabe que cuando el escRitoR MexiCano augusto Cruz, Con una répliCa del anillo de dráCula.

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“¿Cuándo se pierde un objeto? Cuando las personas que han estado en contacto con él mueren o lo olvidan”.

sus recuerdos se desvanezcan, el filme se perderá para siempre. Eso sucedió con el 80% del cine mudo. Se perdió o se tiró a la basura, se quemó... Es una tragedia cultural increíble. Imagina que se hubiesen perdido un 80% de las novelas del Siglo XVIII. A la gente joven le pregunto: “Te gusta La guerra de las galaxias? Pues imagina que de las 6 películas de Star Wars solo nos quedaran tres minutos. Y solo cono-ces a un caballero negro robotizado que le corta la mano a un muchacho, le dice “Soy tu padre” y el muchacho salta al vacío. No tienes nada más, solo alguna reseña y foto. ¿No sería eso una pérdida impresionante para ti? De ese tamaño es la pérdida del cine mudo para nosotros”.- Esa fue la última vez en la historia moderna en que algo fue desechado como no-arte. Lo hemos conservado todo desde entonces. Algunas porque-rías también.- Claro. Piensa en el cisma terrible que representó la legada del cine sonoro. Y no solo para las actrices con voces chillonas. Piensa en Billy Wilder, que tuvo que aprender a escribir en inglés a los treinta años. Ese cambio lo retrata muy bien el propio Wilder en Sunset Boulevard, cuando Norma Desmond dice: “Palabras, palabras, palabras. ¡No necesitábamos palabras, tenía-mos rostros!”. Ella es un personaje en peligro de extinción. Cuando le dicen que ella había sido grande, responde: “Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas”. Y se refiere a los talkies. El director fue perdiendo control. Antes el actor no estudiaba el guión, le iban diciendo donde colocarse y qué expresión poner. El director les hablaba durante el rodaje, algo que el sonido mató. La paradoja es que toda esa gente como Mary Philbin, la actriz que aparece en El fantasma de la ópera, dejó de trabajar cuando llegó el sonido; pero luego, décadas después, cuando se descubrió que aún vivía, todo el mundo quería escucharla hablar. Fue un doble cisma: la llegada del sonido, y el fin de los reestrenos de cine mudo. Fue un cisma tan grande que cuando apareció el Drácula de Tod Browning, que es hablada, se hizo una versión con subtítulos para la gente que no estaba acostumbrada al cambio.- ¿Llegaste a conocer a Forrest

Ackerman?- Sí. Me daba miedo buscar referencias sobre él porque pensaba que ya habría muerto. De repente me armé de valor y le dije a un amigo de Los Ángeles que lo buscara en la guía telefónica. Y allí estaba. Debía tener 92 años, por aquel entonces. Ackerman vivía entre dos mundos: entre la gente que tiraba los objetos de cine a la basura, y los que pagaban millones de dólares por poseerlos. Él hizo que todos aquellos objetos sobreviviesen para nosotros, rebuscando en la basura, escribiendo cartas a directores para que le consi-guieran escenografía. Tenía una casa de 18 habitaciones que llenó de objetos de cine. Esa casa la tuvo que vender por un problema legal y se deshizo de gran parte de su colección, quedándose solo los icónicos. Algunos decían que los buitres se abalanzaron sobre su colec-ción, pero él lo veía como si regresa-se a los fans. Yo le devolví algunos de esos objetos, que compré por internet, y a él le pareció intrigante. Como si la vida fuese un búmeran, que viaja de ida y vuelta. Finalmente le llamé por teléfono. Se puso su asistente, con un tremendo acento filipino y peor inglés que el mío (sonríe), y traté de explicarle que buscaba conocer a Ackerman, por-que estaba escribiendo un libro... Ella me dijo: “Ackerman está indispuesto. Llámele mañana”. Le llamé, y tras un largo silencio escuché esa voz caver-nosa. Yo (con mi inglés rudimentario) traté de decirle todo lo que representaba él para el cine de terror, que quisiera ir a visitarle a Los Ángeles, y de repente, ¡pum! Se cortó la línea. Vuelvo a llamar-le, y vuelve a ser la enfermera, que me dice que Ackerman solo recibe a gente los sábados de 9 a 12 en su bungalow-museo, pero que por ser de México me iba a recibir cuando yo quisiera. Volé hacia allí, hubo una tormenta terrible, la dirección que me dio la enfermera fue capaz de despistar a un GPS (ríe)… Al final llego, y me traen a un hombre en silla de ruedas. La enfermera me dice que se va al cajero automático y se larga, dejándome solo con Forrest Ackerman, con todas sus piezas al alcance de la mano. Pude haber cogido cualquiera

de ellas y salir corriendo. Ackerman no pudo ver la novela terminada, pero tuve el privilegio de decirle la primera frase: “Forrest Ackerman vivió para los monstruos, y algunos monstruos, los más legendarios, se mantenían en vida gracias a él”. A él le debió parecer curio-so que un joven mexicano recorriera tantos kilómetros para soltarle una frase que trataba de condensar toda su vida.- Me chifla también tu detective prin-cipal, con su pasado ominoso y el mis-terio de la desaparición de su familia que lleva a cuestas.- Investigando descubrí que una compa-ñía, Blackhawk Films, se había dedicado a vender películas raras sin permiso de los dueños de los derechos. Las ven-dían por suscripción. En el listado apa-recía Londres después de medianoche por 43 dólares. El gobierno incautó la compañía, juntó todas las películas y las quemó. Mi idea para la novela fue: ¿Qué tal si alguna copia de Londres fue a parar a algún lugar fuera de Estados Unidos? ¿Y qué tal si contrataban a un detective para ir en su busca? Mi detective había sido secretario de Edgard Hoover, lo habría visto todo, así que me pregunté: ¿Qué le habría puesto en desventaja? Pues llegar a un México violento, a un estado con guerra caótica entre cárte-les, donde puedes encontrarte un pue-blo sitiado, con un Jaguar último mode-lo ametrallado y vuelto al revés. Trato siempre de poner a mis personajes en la mayor desventaja psicológica y física posible. Y todo eso independientemen-te del parque fantástico y surrealista de Edward James, el poeta inglés, que tam-bién halla en su periplo. Quise sacarle de su zona de confort, y enfrentarle a personajes peligrosos de verdad...- Como Martínez. Esa especie de über-villano Bond...- Lo bueno es que ese es un personaje que existe. Es un millonario mexicano llamado David Martínez, un misterioso hombre de negocios del que no se sabe nada, que rescata países en deuda, que usa el metro, que tiene un departamento en el edificio Warner de NY con paredes de plata, que compra obras de Jackson Pollock por cientos de millones de dóla-res y luego va por ahí sin escolta...

- Ahora estoy leyendo The age of the moguls, el libro sobre los grandes mag-nates americanos de principios del XX, y por supuesto aparece William Randolph Hearst, que inspiró al Ciudadano Kane y también a tu Martínez.- Sí, Martínez en parte está basado en los Carnegies, los Hearst y todos los demás millonarios extraños y reclusivos. Leí ayer que la capacidad de sentir dolor o lástima en los millonarios es menor que el de las personas normales. Necesitan ese porcentaje menor para escalar hacia la cima. Ese tipo de millonario desea-ría que el teorema de Fermat nunca se hubiese descubierto; hubiese pagado para que no se publicase. Martínez cree que el hombre necesita misterios para seguir avanzando. Aquellos territo-rios en blanco que había en los mapas antiguos eran fascinantes. Cuando el mundo se empezó a llenar de ríos, de montañas, de geografía, ganamos en certeza pero perdimos en imaginación. Martínez busca mantenerlos, porque son los que nos hacen mover a buscar vacunas o territorios inexplorados. El mundo debería tener misterios reserva-dos para que podamos seguir viviendo.- Me alegró mucho ver el parecido entre tu novela y El mundo perdido de Conan Doyle. También hay algo de Apocalypse Now. Ese adentrarse en un lugar hostil que funciona con leyes extrañas.- Claro. Y más aún para un exagente del FBI. Si creemos la idea aceptada de que el presidente de los Estados Unidos es el personaje más poderoso del mundo, siete de esos presidentes no pudieron despedir a Hoover. Eso nos lleva al axioma de que Hoover fue el hombre más poderoso del mundo durante siete mandatos presidencia-les. La novela es una suerte de trián-gulo entre Ackerman, que colecciona objetos para el bien de todos, Hoover, que colecciona objetos e información para uso personal y venganza, y el Sr. Martínez, que busca que los objetos no aparezcan. Mi detective, McKenzie, aca-rrea también el misterio de qué sucedió con su familia o la muerte de su padre, y ambas van motivando la búsqueda por esas tierras inhóspitas. Los exagentes y los detectives tienen vidas complicadas, pues qué podría ser más complicado que buscar algo tan abstracto como la verdad. Por 25 dólares al día más los gastos, parafraseando al Marlowe de Chandler (sonríe).

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1515 de marzo de 2015 / el mañana / Domingoarte

por antonio Muñoz Molina

La señora Cézanne se ponía un vesti-do, se sujetaba el pelo en un moño, se sentaba en una silla o en un sillón con las manos juntas sobre el regazo y se quedaba inmóvil durante horas, nunca sabía con antelación cuántas, inmóvil y callada, porque a su marido no le gustaba que lo distrajeran, mirando al vacío, o mirándolo a él de soslayo, casi siempre cuando él no tenía los ojos alzados hacia ella, los ojos fijos y a la vez tan ausentes, entre la observación casi clínica y el puro ensimismamiento. Una vez él le había ordenado a una modelo: “¡Sé una manza-na!”. A su mujer no tenía que darle esas instrucciones, porque llevaba viviendo con él y posando para él desde que ella tenía 19 años, una de esas muchachas de clase obrera a las que los pintores usaban como modelos y a las que hacían sus amantes. Ella posaba en una escuela de pintura y ganaba algo más de dinero trabajando como encuadernadora. En muchos de los retratos que le hizo él tiene las manos juntas, en el regazo del vestido, unas manos fuertes que se ven más detalladas en los dibujos.En alguno de los retratos al óleo está cosiendo, sin duda porque él le había indicado que lo hiciera. Sería un alivio ocuparse con algo, distraer la mirada y las manos, aunque lo más probable es que él no le permitiera coser de verdad, ya que cualquier movimiento o cual-quier ruido alterarían su concentración. Él elegía el vestido que debía ponerse y la silla recta o el sillón más confortable en el que debía sentarse, y también el fondo, casi nunca el mismo de un retrato a otro, una cortina, una pared con un dibujo de papel pintado barato, una tapia de jar-dín. Unas veces ella tenía que mantener la cabeza erguida y mirando al frente. Otras le pedía que la ladeara, lo hacía él mismo, sujetando con sus dedos la fuerte barbilla hasta que alcanzara la postura exacta. Y quizás también había veces en que esperaba a que ella fuera

El retrato incesantelA señorA CézAnne se poníA un vestido, se sujetAbA el pelo en un moño, se sentAbA en unA sillA

y se quedAbA inmóvil durAnte horAs

RetRato de Hortense Fiquet (MadaMe Cézanne), en 1888.

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16Domingo \ el mañana \ 15 de marzo de 2015 arte

FLORES PARA TI

Las únicas flores que no se marchitan

son las que una pluma estampa en un papel,

en versos, cuartetos, sonetos y rimas

pero dando siempre honor a la mujer.

Hoy, en este día, te envío

este ramocon todo el aroma

de un pensamiento:“Que Dios te bendiga muchos,

muchos años,y que tu sonrisa borre

tus lamentos”.

La vida está hecha de altas y bajas...

Dios no prometió tan sólo años buenos,

más si perseveras, seguro que alcanzas

las mejores metas venciendo tus retos.

Y si en esas luchas sientes que te cansas,

respira profundo y comienza de nuevo…

Flavio Hinojosa Gutiérrez

cambiando de posición de manera inconsciente, ofreciera un escorzo ines-perado al volverse hacia un ruido, se que-dara absorta por completo en algo, con esa expresión tan seria, con esos rasgos tan sólidos que él conocía de memoria, y que se ajustaban tan útilmente a su deseo de simplificar las formas y hallar la osamenta de lo duradero bajo las percepciones fugaces, las que habían seducido a los impresionistas hasta un cierto grado de superficialidad, para él irritante, una fascinación frívola por lo azaroso y lo instantáneo.A otros los estimulaba lo extraordinario o lo desconocido. Él buscaba ahondar una y otra vez en lo más cercano, lo familiar, unas manzanas sobre un lienzo blanco o en un frutero, en la mesa de la cocina, un camino que recorría a diario, la misma montaña vista todos los días desde la ventana de su casa en el campo. Y casi más que nada, que nadie, esa pre-sencia tan asidua en su vida, Madame Cézanne, que en realidad sólo adquirió legalmente ese título cuando llevaban ya muchos años juntos y tenían un hijo de 16. Cuando la pintó por primera vez mostraba una cara desconcertada y redonda, todavía algo infantil. La pintó en un boceto al óleo, con el pelo suelto y los hombros desnudos, y aunque no se ve nada más se nota la incomodidad de la pose, el pudor de encontrarse des-nuda, no en la tarima de una aula sino en el cuarto de un hombre, mayor que ella, de una clase muy por encima de la suya, que la ha hecho o va a hacerla su amante, y que cuando la deje embara-zada no se casará con ella, y menos aún la presentará a sus padres, burgueses adinerados y católicos que ven a su hijo más o menos como un inútil encapricha-do con la pintura, al que le pasan una ayuda mezquina para que no se muera de hambre.Cézanne retrató a su mujer 29 veces a lo largo de unos treinta años. Pero son innumerables los dibujos a lápiz que hizo de ella, en cuadernos de apuntes, en grandes hojas de cuaderno, en los reversos de otros dibujos. En los retratos al óleo Madame Cézanne es una figura maciza, con algo de estatua, retraída en sí misma, a veces tan impenetrable en su solidez como un árbol o una montaña. La evidencia de lo idéntico vuelve más rico el despliegue de las variaciones, un contraste de obstinación y novedad, de monotonía y rareza, al que yo sólo le

encuentro comparación en los bodego-nes de Morandi y en las series de varia-ciones musicales de Beethoven. Igual que Beethoven explora todas las posibi-lidades que caben en un vals muy simple, Cézanne observa a una sola mujer a lo largo de treinta años y cada vez que le pide que se quede inmóvil y se pone a retratarla encuentra la perduración de lo mismo y las facetas inagotables de lo que parece que no cambia, las modifica-ciones continuas de cualquier presencia observada con algo de atención. Cambia un gesto, se ensancha o se endurece una cara, cambia la moda, todo es distinto si esa mujer de vestuario tan severo se pone de pronto un vestido rojo, si se hace otro peinado, si le da el sol en un jardín, si la cal de los muros y la policromía de las flores llenan el aire de reflejos. Algunas veces la mujer es retratada en presente: su aspecto se corresponde con la edad

que tenía cuando se pintó el retrato. Pero otras veces, en un retrato fechado años después, resulta ser mucho más joven, como si Cézanne, aunque la tiene delan-te, estuviera pintando un recuerdo.Las reproducciones tergiversan la pin-tura de Cézanne: la hacen parecer más grave, más laboriosa, más espesa de materia. Vistos en la realidad los cua-dros revelan una ligereza inusitada, como de acuarela, como de bocetos al pastel. Una mañana helada de invierno, en el Metropolitan, uno tras otro, los retratos de Madame Cézanne lo llevan a uno a través de toda una vida, las dos vidas, de todo un proceso de aprendiza-je y descubrimiento, la mujer de la que quedan muy pocos testimonios aparte de los retratos y los dibujos y dos o tres fotografías y el hombre que nunca se cansó de pintarla, aunque en los cua-dros deja muy pronto de haber rastros

de sensualidad. Hay lejanía, muchas veces, hay indicios de una confianza algo fatigada, la inercia de los que se conocen demasiado, el asedio lento de la mirada y la inteligencia que encuen-tra siempre nuevos matices, posibili-dades nuevas de organización de una experiencia visual depurada al extremo. Una vez más había que pintar el mismo cuello bordado del mismo vestido, las mismas bandas de pelo sobre las sienes muy anchas, la raya en medio, los brazos caídos, el gesto de las manos sobre la falda. Nuevos volúmenes y contrastes de color lo cambiaban todo. Entre una pincelada y otra podía pasar un rato largo. Y allí parece que siguen, él y ella, Paul Cézanne y Madame Cézanne, los dos inmóviles, cada uno a un lado del lienzo, tan aislados entre sí como si los separara un cristal o un muro invisible de tiempo.