didactica de las ciencias sociales. beatriz aisenberg

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136 DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES: ¿DESDE QUÉ TEORÍAS ESTUDIAMOS LA ENSEÑANZA? Beatriz Aisenberg* Resumen. Se analizan las características de los marcos teóricos de los especialistas en didáctica de las ciencias sociales, en relación con el objeto de estudio de esta última, es decir, la enseñanza, concebida como la relación entre docente- alumnos y los contenidos escolares acerca del mundo social, en el marco de propósitos sociales determinados. Palabras Claves: Didáctica de las Ciencias Sociales; Concepciones de ‘Didáctica’; Relaciones entre Didáctica, Teoría e Investigación. Abstract. The characteristics of the theoretical frameworks used by the specialists in social science didactics is analized, related to the main subjet of social science didactics, that is, teaching, conceived as the rapport between teacher, scholar and the scholar contents about the social world, in the framework of determined social purposes. Key Words: Social Sciences Teaching. Teaching Concepts. Teaching, Theory and Investigation Relations. __________________ * Profesora Investigadora. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires / Dirección de Curriculum. Secretaría de Educación. Gobierno de Buenos Aires.

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DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES:¿DESDE QUÉ TEORÍAS ESTUDIAMOS

LA ENSEÑANZA?

Beatriz Aisenberg*

Resumen.

Se analizan las características de los marcos teóricos de losespecialistas en didáctica de las ciencias sociales, en relación con elobjeto de estudio de esta última, es decir, la enseñanza, concebidacomo la relación entre docente- alumnos y los contenidos escolaresacerca del mundo social, en el marco de propósitos socialesdeterminados.

Palabras Claves: Didáctica de las Ciencias Sociales; Concepcionesde ‘Didáctica’; Relaciones entre Didáctica, Teoría e Investigación.

Abstract.

The characteristics of the theoretical frameworks used by thespecialists in social science didactics is analized, related to the mainsubjet of social science didactics, that is, teaching, conceived as therapport between teacher, scholar and the scholar contents about thesocial world, in the framework of determined social purposes.

Key Words: Social Sciences Teaching. Teaching Concepts. Teaching,Theory and Investigation Relations.

__________________

* Profesora Investigadora. Facultad de Filosofía y Letras. Universidadde Buenos Aires / Dirección de Curriculum. Secretaría de Educación.Gobierno de Buenos Aires.

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Introducción.

Este trabajo está dirigido a todos los colegas que,provenientes de distintas disciplinas (Historia, Geografía,Pedagogía, Psicología, Antropología, etc.), se abocan hoya trabajar en didáctica de las ciencias sociales. También aquienes estén interesados en acercarse a este campo deconocimiento.

Mi intención es promover la reflexión y la discusión entorno a las fuentes y a la naturaleza del conocimientoproducido en el campo de la didáctica de las cienciassociales1 . Considero que para mejorar la calidad de nuestrosaportes es preciso despejar las concepciones subyacentesacerca de qué es -y qué debiera ser- nuestra didáctica. Enrelación con ello, presentaré algunos argumentos a favor dela necesidad de construir una teoría didáctica fundada eninvestigación empírica sobre la enseñanza de las cienciassociales en el aula.2

1. Del Status Epistemológico del ConocimientoDidáctico.

En las últimas décadas se han producido - en Argentina yen otros países- avances importantes en la didáctica de las

___________________1 En Argentina la denominación 'didáctica de ciencias sociales' hace

referencia a la enseñanza de la historia, de la geografía y de otrasdisciplinas sociales.

2 El presente artículo retoma ideas presentadas por la autora en elSeminario Internacional sobre "Constructivismo y Educación enrelación a las Didácticas Especiales", Proyecto Alfa dirigido por M.Carretero; Colonia. Uruguay. Octubre/96.

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ciencias sociales. Hemos asistido a un fuertecuestionamiento de la concepción positivista tanto acercade los contenidos del área como de la enseñanza misma. Asu vez, tomando como base nuevas concepciones, se hanrealizado desarrollos teóricos y propuestas didácticas endiferentes niveles: en diseños curriculares, en libros de texto,en estrategias de enseñanza para el aula.

Tal vez debido a la urgencia por encontrar alternativas almodelo didáctico tradicional y por responder a las legítimasdemandas para mejorar la enseñanza en el Área, los nuevosavances no han sido suficientemente acompañados por unareflexión acerca de la naturaleza del conocimiento didáctico:¿qué tipo de conocimiento producimos en didáctica de lasciencias sociales?.

Esta cuestión es particularmente importante dado que noexiste consenso sobre qué es la didáctica misma; se tratade un antiguo pero vigente problema de nuestro campo: “esindudable que, en la actualidad, el status epistemológico dela didáctica es una cuestión controvertida que ha dado lugara diferentes interpretaciones” (CAMILLONI, 1994:27). Estaautora postula como hipótesis que “el campo de la didácticaes reconocido y demarcado por los didactas, pero no es uncampo reconocido por otras disciplinas” (CAMILLONI,1996:22). Y, al menos en didáctica de las ciencias sociales,ni siquiera es claro que todos los que trabajamos en ella nosasumamos como didactas.

Podemos reconocer tres interpretaciones vigentes sobrela naturaleza del conocimiento didáctico. Según una primeraconcepción “... la didáctica, como parte de una teoría de la

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educación, es una teoría práctica, no científica” (CAMILLONI,1994:27).

De acuerdo con una segunda posición, las didácticasespecíficas debieran constituirse -y de hecho algunas seencuentran en este camino- en disciplinas científicas coninvestigación empírica sobre su propio objeto -la enseñanza,entendida como una relación triádica entre docente, alumnosy contenidos de un campo de conocimiento específico(CHEVALLARD, 1997); relación atravesada y marcada porpropósitos sociales determinados-. Dentro de esta línea, setoman los aportes de disciplinas relacionadas con la didáctica(como la psicología y las ciencias ligadas a los contenidosdel área que se trate), pero estos aportes se integran enuna teoría didáctica que se valida con investigación de laenseñanza de contenidos específicos en el aula, y queconstruye sus propios conceptos –que son, también,específicamente didácticos-.

Por último, una tercera postura concibe a la didáctica comoun conjunto de reflexiones sustentadas en diferentesciencias, sin llegar a constituirse ella misma en una disciplinacientífica –por no contar con investigación específica ni conconceptos propios-. A modo de ejemplo, se ha intentadoconstruir una didáctica fundada en la psicología delaprendizaje, intento que ha sido duramente cuestionadocomo aplicacionismo y reduccionismo psicológicos(BROUSSEAU, G. 1991; COLL, C., 1996; LERNER, D. 1996; LENZI,1998). Como veremos más adelante, el “psicologista” no esel único aplicacionismo posible.

La última interpretación presentada, por las vinculacionesque establece entre la didáctica y diferentes ciencias, muchas

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veces es tomada y se difunde como equivalente de unadidáctica científica.

Ahora bien, todo trabajo didáctico -desde un desarrolloteórico hasta la propuesta de una estrategia concreta deenseñanza- conlleva, de modo explícito o implícito, algunade estas concepciones sobre la didáctica, y, en algunasocasiones, sus mezclas posibles, dado que no siempresomos todo lo coherentes que quisiéramos ser.

Se nos plantea pues, la necesidad de analizar y definir acuál de estas posiciones responden nuestros trabajos. Laelucidación de este problema es relevante en virtud de queel modo de seguir avanzando en la construcción de unadidáctica de las ciencias sociales y la calidad de nuestrasproducciones dependen en gran medida de la postura queasumamos acerca del status epistemológico de la didácticadel área y de la coherencia con que sustentemos dichapostura.

Dado que existen relaciones entre la concepción dedidáctica que asumimos (explícita o implícitamente) losespecialistas en didáctica de sociales y los marcos teóricosdesde los cuales teorizamos sobre la enseñanza, una víapara comenzar el análisis de nuestros supuestos acerca delstatus epistemológico del conocimiento didáctico, consisteen reflexionar sobre las características de dichos marcosteóricos. Éstos constituyen nuestros conocimientos previosdesde los cuales analizamos la enseñanza y elaboramosnuestras propuestas. En los próximos apartados desarrollaréuna reflexión acerca de nuestros marcos teóricos en relacióncon el problema referido a qué es lo que pueden aportar

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para comprender la enseñanza de las ciencias sociales, yqué límites tienen.

2. De los Marcos Teóricos de los Especialistas enDidáctica de las Ciencias Sociales: su Conformacióny su Fragmentariedad.

En didáctica de las ciencias sociales nos encontramos aúnmuy lejos de poseer una teoría específicamente didáctica,es decir, una teoría que dé cuenta de la relación ternariaque supone la enseñanza, con sustento en investigaciónempírica sobre nuestro objeto.

Quienes trabajamos como especialistas en el área nohemos sido formados como tales, sino que provenimos dediferentes campos disciplinares (de la historia, de lageografía, de la psicología, de la pedagogía, de la sociología,etc.) que se relacionan con nuestra didáctica. Pero ningunode estos campos enfoca a la enseñanza dentro de undominio específico del saber –y en el marco dedeterminados propósitos- como su objeto de conocimiento.

¿Qué consecuencias tiene abordar el estudio de un objetode conocimiento desde marcos teóricos que no fueronconstruidos para dicho objeto? ¿Cómo operan nuestrospropios conocimientos previos en nuestras construccionesteóricas sobre la enseñanza y en nuestras propuestasconcretas de materiales curriculares y de desarrollocurricular?

Para intentar responder estos interrogantes puede ser útilpuntualizar cuáles son nuestros marcos de referencia parateorizar sobre la enseñanza, así como sus característicasen relación con ella.

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En primer lugar, contamos con los distintos marcos teóricosde nuestras respectivas disciplinas “de procedencia”, quenos han brindado herramientas conceptuales pertinentespara analizar científicamente algún aspecto de la relacióndidáctica. Por ejemplo, desde la Historia o desde la Geografíase han realizado análisis acerca de las concepciones quesustentan los contenidos del área; desde distintas teoríaspsicológicas del aprendizaje se han analizado los supuestospsicológicos de diversas prácticas de enseñanza. En estesentido, estos marcos teóricos nos han permitido realizaraportes enriquecedores y sólidamente fundados para elestudio de algún aspecto de la enseñanza.

En segundo lugar, el intercambio a través de lecturas ydiscusiones con colegas de “procedencias” diferentes a lapropia (de las disciplinas relacionadas con los contenidos,de la psicología, de la didáctica general) nos ha permitidocomenzar a integrar los distintos “recortes” teóricos, lo cualtambién constituye un paso necesario, aunque todavíainsuficiente para la construcción de una teoría unitaria sobrela enseñanza dentro de nuestro dominio específico.

Por último y, en general, contamos con vasta experienciadocente, de elaboración y prueba de propuestas concretasde enseñanza, y con un proceso de reflexión sobre nuestrapráctica.

Estos elementos -que conforman nuestros marcos teóricospara el estudio de la enseñanza- nos han permitido realizaravances significativos para construir una didáctica de lasciencias sociales, pero también pueden plantearnosdificultades. ¿Por qué? Porque, en relación con el objetoque estudiamos, nuestros marcos teóricos son, por lo

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general, fragmentarios, es decir, no abarcan la totalidad denuestro objeto de estudio sino algunos recortes del mismo.

La enseñanza, objeto de la didáctica, es un fenómeno socialcomplejo. Involucra diversos aspectos que en su interacciónla constituyen conformando un único proceso. La enseñanzano es un conjunto de fenómenos aislados (propósitos-docente- alumnos- contenidos) que se relacionan, sino quela enseñanza es la propia relación. Se trata de un objetosocial en el que - como en tantos otros objetos sociales-interactúan diferentes aspectos (AISENBERG, en prensa). Enconsecuencia, no es pertinente para una tarea didáctica -por ejemplo, definir qué y cómo enseñar- basarse en unosolo de estos aspectos independientemente de su relacióncon los restantes.

Teorizar o investigar sobre la enseñanza implica abordaresta relación, nuestro objeto, y no solamente alguno de susaspectos en forma aislada -para derivar luego implicacionesrespecto de los restantes-.

Nuestros marcos teóricos para estudiar la enseñanza delas ciencias sociales constituyen más bien una sumatoria derecortes teóricos provenientes de diferentes disciplinas -conalgunas articulaciones y/o yuxtaposiciones-, que una teoríaunitaria. En consecuencia, “atrapamos” más fácilmenteaspectos o recortes de nuestro objeto que al objeto en sutotalidad. En virtud de la complejidad del objeto -y de nuestraformación “parcial”- es comprensible que, por ejemplo, paraquienes provienen de la Historia o de la Geografía seanobservables problemas relativos a los contenidos, quepodrían pasar desapercibidos para profesionalesprovenientes del campo psicológico; y, del mismo modo,

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aspectos del aprendizaje claramente observables paraquienes provienen de la Psicología podrían no ser registradospor otros especialistas. Asimismo, quienes poseen un marcoteórico fuertemente centrado en la Psicología del Aprendizajepodrían desdibujar -en sus análisis y propuestas- aspectosinstitucionales y socio-políticos que caracterizan –y tambiénconstituyen- al aprendizaje escolar, que serían evidentes paraespecialistas provenientes de la política o sociologíaeducacional.

Quisiera remarcar que no es mi intención invalidar losaportes de los trabajos realizados en el área por especialistasde distintas “procedencias” (en cuyo caso invalidaría casitodos los trabajos existentes, incluidos los de mi propiaautoría), simplemente pretendo señalar que no debemosperder de vista que constituyen producciones sobre recortesdel objeto didáctico; son imprescindibles, pero no suficientes.

A diferencia de lo que ocurre con la fragmentariedad denuestros marcos teóricos para el estudio de la enseñanza,tal vez en el campo de nuestra experiencia concreta deenseñanza (en la elaboración y prueba de secuenciasdidácticas en las aulas) es donde más nos acerquemos alabordaje de nuestro objeto en forma unitaria; en cierto modoporque la realidad nos lo impone, “resiste”. En la prácticaconcreta estamos forzados a incluir los tres polos de larelación didáctica, sin los cuales no hay enseñanza posible;y, probablemente, utilizamos conocimientos prácticos queno tenemos suficientemente tematizados, que permanecen

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implícitos3. En este sentido, es posible que los supuestosde nuestras producciones concretas para el aula sean másconsistentes con una teoría unitaria que nuestros propiosdiscursos teóricos; lo cual no implica que dichos supuestosno encierren contradicciones, justamente por no haber sidoanalizados.

La insuficiente tematización y explicitación acerca de losconocimientos que ponemos en juego en nuestras prácticasse expresa frecuentemente en las dificultades que surgenen los intentos de comunicarlas, de señalar claramente lasdiferencias –generales y específicas- respecto de otrasprácticas. Esto se refleja tanto en las discusiones quetenemos entre colegas, como en la escasa producción escritaacerca de las condiciones específicas que deben reunir lassituaciones didácticas para la enseñanza de las cienciassociales. A modo de ejemplo, muchos de nosotrossostenemos la idea del maestro “puente” entre losconocimientos previos de los alumnos y los contenidosescolares. Sin embargo, contamos con muy poca producciónteórica que precise esta idea general, es decir, queestablezca las condiciones específicas que debe reunir una3 Diversas corrientes psicológicas señalan la existencia de diferentes

niveles de conocimiento (procedimental/declarativo; implícito/explícito;conciente/inconciente). Por ejemplo, el modelo de redescripciónrepresentacional (KARMILOFF-SMITH, 1994) postula la existencia derepresentaciones implícitas, y de representaciones con diferentesniveles de explicitación; sostiene que "... en la mente coexistenmúltiples representaciones del mismo conocimiento con diferentesniveles de detalle y explicitud". (KARMILOFF-SMITH, 1994:42);habría, por ejemplo, "...representaciones (que) se hacen accesibles ala conciencia pero aún no pueden expresarse verbalmente"(KARMILOFF-SMITH, 1994:42)

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situación didáctica para concretizar esta idea.4 En generalson escasos los análisis de clases que ejemplifiquenteorizaciones acerca de las interacciones cognitivas entremaestros, alumnos y contenido (sin las cuales no hayenseñanza posible). Lo mismo ocurre con las estrategiasdidácticas necesarias para la conceptualización, con losprocesos de contextualización y descontextualización de losconceptos que enseñamos.

He puntualizado hasta aquí la conformación de nuestrosmarcos teóricos para el estudio de la enseñanza de lasciencias sociales. Dichos marcos nos han permitidorealizar avances significativospara construir una didáctica

___________________4 ¿Tenemos, entonces, derecho a quejarnos porque los maestros

promueven la explicitación de las ideas de los alumnos, y luego nosaben qué hacer con ellas, y por ello -y en el mejor de los casos- lasabandonan para pasar a "transmitir" los contenidos curriculares?.Tanto en el trabajo de desarrollo curricular de la Dirección deCurriculum de la M.C.B.A. de 1992 (equipo dirigido por S.ALDEROQUI, y conformado por B. AISENBERG; A. CAMILLONI; M.KAUFFMAN; A. SERULNIKOFF, e ISABELINO SIEDE), como en eltrabajo exploratorio del equipo de investigación de la Facultad dePsicología realizado en 1995 (dirigido por A. LENZI y J.A.CASTORINA), hemos observado clases de ciencias sociales demaestros "constructivistas", que se limitan a promover la explicitaciónde ideas de los alumnos sobre algún tema, y allí termina la tarea de"enseñanza". No es éste un problema de los docentes que no nosentienden; es un problema nuestro: no vamos más allá de laenunciación de generalidades que poco sirven para orientar el trabajodel aula, no damos precisiones acerca de cómo funcionan losconocimientos previos en la asimilación de los contenidos escolaresy de qué debiera hacer el docente para promover la articulación entreconocimientos previos y contenidos a enseñar (AISENBERG,1994).

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de las ciencias sociales, pero también puedenplantearnos dificultades. Dada la finalidad del presenteartículo, me detendré en estas últimas; más específicamente,en algunos riesgos derivados de la “fragmentariedad” denuestros marcos teóricos para el estudio de la enseñanza.

3. De los Límites de Nuestros Marcos Teóricos paraEstudiar la Enseñanza.

La fragmentariedad de nuestros marcos teóricos para elestudio de la enseñanza conlleva algunos riesgosrelacionados con: a. El status científico que muchas vecesatribuimos a nuestras afirmaciones sobre la enseñanza; b.los sesgos que generan nuestros marcos teóricos al teorizaracerca de la enseñanza, que nos hacen proclives a caer enposturas aplicacionistas5. Pasaré a explicar cada uno deellos.

3.1. Del “status” que atribuimos a nuestras afirmaciones sobre la enseñanza.

Una parte importante de nuestras proposiciones acercade la enseñanza –por ejemplo, acerca de qué y cómoenseñar- deriva de disciplinas como la Historia, la Psicología

___________________5 El aplicacionismo consiste en derivar ideas o prescripciones para la

enseñanza de campos disciplinares que no se ocupan específicamentede ella, por lo cual no contempla su naturaleza y su complejidad. Seconsidera a la enseñanza como una mera cuestión práctica o técnicaque se puede enriquecer con aportes de diferentes disciplinas, y queno requiere de una teoría ni de investigación específica. Se tratasimplemente de "aplicar" al campo educativo resultados deinvestigación en otros campos.

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del Aprendizaje, la Geografía, etc., y no de una teoríaespecíficamente didáctica. Dichas proposiciones,aunquepuedan parecer o ser muy pertinentes para una teoríadidáctica, no han sido contrastadas en investigación empíricasobre la enseñanza escolar; por lo tanto, no constituyenverdades validadas sino, en el mejor de los casos, hipótesisplausibles o interesantes.

El problema se plantea cuando en nuestras produccionespresentamos (explícita o implícitamente) estas hipótesiscomo si fueran verdades, lo cual, a mi entender, ocurrefrecuentemente.6 En relación con ello, afirma GIMENOSACRISTAN (1997):

Desde campos y lenguajes con mayor prestigio social seproduce conocimiento cuya validez se justifica a veces porla autoridad que socialmente ha cobrado ese campo y notanto por su capacidad real para aportar conocimientorelevante que permita entender y mejorar la prácticaeducativa. (GIMENO SACRISTAN, 1997:10).

Contar con respaldo científico en alguna disciplinarelacionada con la didáctica no nos autoriza a atribuir“cientificidad” a proposiciones sobre la tarea de enseñanza(BROUSSEAU, 1991). Tener conciencia de esta limitación yexplicitarla es fundamental por dos razones:

___________________6 Probablemente esto se relacione con el deseo y/o la necesidad de

brindar respuestas a los docentes... o tal vez a nosotros mismos.

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Una de ellas se refiere a las condiciones para construiruna teoría didáctica unitaria7: si tomamos como verdadaquello que no es más que hipótesis, no se plantea lanecesidad de investigación empírica sobre nuestro objeto,con lo cual obturamos nuestras posibilidades de avanzar.

La segunda razón, de índole social, se relaciona con lasresponsabilidades que asumimos ante los docentes, y porende con las responsabilidades que les atribuimos a ellosen relación con los problemas que plantea la enseñanza enel área. ¿Por qué?

Gran parte de nuestras proposiciones sobre la enseñanzason de carácter general e inclusive vago (precisamente,debido al escaso desarrollo de nuestra didáctica). Si ademáslas presentamos como verdades científicas a los docentes,de alguna forma les estamos diciendo que nosotros ya hemoscumplido con nuestra función, que si tienen algún problemaen la práctica de la enseñanza se debe a sus propiasdeficiencias. Dejamos a los docentes la responsabilidad degestionar los problemas acerca de nuestro propio objeto deestudio (BROUSSEAU, 1991).

Hay quienes justifican el quedarse en enunciaciones decarácter general escudándose en que no es posible darrecetas para la enseñanza, y criticando a los docentes quelas solicitan. Acuerdo en que es imposible pensar en recetas,pero entiendo que lo que la mayoría de los docentes reclama

__________________7 Con esta expresión me refiero a una teoría que tome como un objetoen sí mismo a la relación que supone la enseñanza, entre el docente,los alumnos y los contenidos de un área de conocimiento específico,en función de propósitos determinados; teoría cuya construcción suponeun campo de investigación de la enseñanza en el aula.

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–y con justicia- no son recetas sino especificaciones acercade cómo se plasman nuestras proposiciones teóricasgenerales en la práctica de enseñanza.

Hay un campo de problemas de la enseñanza que esresponsabilidad de los docentes, y que ninguna teoría podráresolver de antemano, porque –en primer lugar- cadasituación de aula es única y requiere de la toma de decisionesdel maestro “aquí y ahora”, y –en segundo lugar, perofundamentalmente- porque sin el compromiso y la autonomíadel docente en tanto sujeto social no es pensable unaenseñanza orientada a la formación en los alumnos de unamirada crítica sobre el mundo social. Pero también existeun amplio campo de problemas didácticos ligados acuestiones teóricas que se encuentran aún sin respuesta, yque son nuestra responsabilidad como especialistas. Si losencaráramos a través de la investigación podríamos brindara los docentes una base mucho más sólida que la existentepara que ellos resuelvan los problemas de su competencia.Veamos, a modo de ejemplo, algunas de estas cuestiones:

- Es fácil afirmar que hay que enseñar conceptos y nocúmulos de hechos. Pero, ¿qué estrategias de enseñanzaes preciso llevar a cabo para que los alumnos lleguen aconstruir conceptos (que son herramientas de conocimientoy no simples definiciones a repetir)?. Es decir, ¿quécondiciones específicas deben reunir las situacionesdidácticas para favorecer aprendizajes conceptuales?.¿Contamos, acaso, con investigaciones sistemáticas quevaliden que determinadas estrategias y/o condiciones sonmás eficaces que otras?

- ¿Qué características debieran reunir los textos y las fuentespara el trabajo con niños de 7, 9 o 12 años?. Sí podemos

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encontrar algunas sugerencias generales sobre estacuestión, pero, ¿están acaso fundadas en investigaciónsobre la lectura en sala de clase de textos de distintascaracterísticas?; en relación con los problemas que planteala lectura, ¿cómo advertir las distorsiones de significadoque realizan los alumnos en sus lecturas y cómo intervenirpara contribuir a que lleguen a interpretaciones másobjetivas?

- ¿Cómo afrontar la aparente paradoja entre la necesidadde enseñar contenidos pre-determinados y la necesidadde favorecer la autonomía de los alumnos, para lo cual esfundamental la búsqueda de respuestas a las preguntasque ellos mismos se formulan acerca del mundo social?.

Estas cuestiones ejemplifican algunos de los problemasque tendríamos que abordar mediante la investigaciónempírica de la enseñanza escolar de las ciencias sociales.

3.2. De nuestros sesgos, y el riesgo del “aplicacionismo disciplinar”.

He señalado que nuestros marcos teóricos para el estudiode la enseñanza orientan nuestra mirada sobre algunos desus aspectos, desviándonos de una mirada unitaria. Es decir,los marcos de nuestras respectivas disciplinas deprocedencia nos llevan a observar y a pensar de manerasesgada el objeto de la didáctica de las ciencias sociales.Por lo tanto, corremos el riesgo de que nuestros discursos ypropuestas respondan a supuestos aplicacionistas, aunqueexplícitamente rechacemos esta postura. Nuestros orígenes“nos traicionan”; paradójicamente, aquellos conocimientosque nos han permitido acercarnos al campo de la didácticay producir fecundos aportes, son los mismos que nos limitan

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a avanzar en un pensamiento específicamente didáctico. Eneste sentido, al igual que para los alumnos, nuestros marcosde referencia son tanto la condición de posibilidad como elobstáculo para avanzar en la construcción de una teoríaespecíficamente didáctica. Es decir, nos permiten avanzaren la comprensión de ciertos aspectos de la enseñanza enel área, pero son “ciegos” frente a los restantes. Sonobstáculo justamente porque no nos permiten atrapar elobjeto didáctico en su totalidad.

Son conocidas las críticas a los intentos de derivar lascondiciones de enseñanza –e incluso otros aspectosdidácticos- de una teoría psicológica, por lo cual no medetendré en este tipo de aplicacionismo, sino en lo quepodríamos denominar “aplicacionismo disciplinar”, que seobserva en los intentos de formular los contenidos del áreade ciencias sociales, tomando como base exclusiva losaportes de las disciplinas relacionadas con los contenidosdel área, desconociendo que la selección, formulación,estructuración y secuenciación de los contenidos es unatarea didáctica que no puede prescindir de una concepciónunitaria de la relación didáctica.

Sin lugar a dudas, historiadores, geógrafos, sociólogos,etc. pueden realizar –y de hecho lo hacen- aportesimprescindibles para la elaboración de los contenidos delárea de ciencias sociales. Sin embargo, por ser ésta unatarea didáctica, no depende solamente de cuestionesdisciplinares. El conocimiento escolar constituye unaconstrucción específica que no deriva solamente de lasciencias sino que

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...viene dado por la integración de la diversidad deconocimientos presentes en nuestra sociedad, y muyespecialmente por la inclusión de perspectivas ideológicascríticas y alternativas (GARCIA, 1997:75).

De acuerdo con GARCIA, son diversas las fuentes queconforman los contenidos escolares, entre ellas: a. una visióndel mundo que actúa como marco de referencia; b. “losproblemas socioambientales más relevantes para la vida delos sujetos”; c. los aportes del “conocimiento científico-técnicoen relación con dichos problemas socio-ambientales”; y d.el “conocimiento cotidiano, presente en las ideas de losalumnos y en el medio social” (GARCIA, 1997:76). Sólo através de una teoría unitaria de la enseñanza es posiblearticular estos diferentes aspectos.

Quienes pretenden la formulación fundamentalmentedisciplinar de los contenidos muchas veces operan con elsupuesto de que un cambio en la concepción epistemológicade los contenidos, implica necesariamente un cambio –en elmismo sentido- de las concepciones de la enseñanza y delaprendizaje. Por el contrario, los hechos demuestran queson muchas las ocasiones en que conviven, en un mismodocente y en un mismo acto de enseñanza -o en una mismaproducción teórica-, una concepción crítica acerca de loscontenidos y una concepción positivista de la enseñanza ydel aprendizaje. Al respecto, en la década del ‘70 se produjoen España un cambio importante en los contenidos deenseñanza de la Historia: se pasó de un enfoque positivista(contenidos concebidos como hechos: nombres de reyes,fechas y batallas) a un enfoque explicativo, conceptual y deprocesos. Joaquim PRATS, al revisar y criticar la experiencia“Germania-75” (una de las que llevó a la práctica este cambiode contenidos, y de la cual él mismo fue autor), nos advierteque

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de memorizar datos se puede pasar a memorizarcomprensiones -es decir, explicaciones de otros- o en elmejor de los casos a tener una visión simplificada y groseradel pasado. (PRATS, J., 1989:204).

Del mismo modo, en Argentina, muchos docentes hanabandonado claramente la concepción positivista de lahistoria; se proponen enseñar una historia explicativa, deacuerdo con el paradigma dominante en el que fueronformados. Sin embargo, hay quienes presentan lasexplicaciones para que los alumnos las repitan..., al igualque antes repetían de memoria nombres de batallas, fechasy obras de gobiernos. En lugar de repetir estos datos, losalumnos repiten explicaciones –y también definiciones de“conceptos”-, muchas veces sin significado para ellos. Esdecir, son explicaciones para el docente, no para los sujetosque aprenden. Por consiguiente, más allá de las intenciones,de los contenidos que se desea enseñar, se promueve unaprendizaje memorístico, que desvirtúa los contenidos quese pretende enseñar.8

Queda claro que de una concepción epistemológicadeterminada acerca de los contenidos no deriva“naturalmente” una -y la misma- concepción epistemológica

___________________8 Una herramienta conceptual útil para analizar estas cuestiones es la

diferenciación que establece la corriente francesa de didáctica delINRP, entre saberes disciplinares, saberes a enseñar, saberesenseñados y saberes aprendidos (MARBEAU, L. y AUDIGIER F.,1988).

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de la enseñanza. Por el contrario, y tal como señala GILPEREZ,

El problema no se limita, por otra parte, a que los profesoresposeamos, o no, concepciones correctas acerca de laciencia. Como señala HODSON (1993), coincidiendo conotros investigadores, poseer concepciones válidas acercade la ciencia no supone necesariamente que elcomportamiento docente sea coherente con dichasconcepciones. Es preciso tomar en consideración, añade,la pérdida de coherencia en el paso de la ‘retórica a laacción’, identificar los posibles conflictos entreconcepciones sobre la ciencia y concepciones sobreel aprendizaje, y reconocer la inestabilidad de las posturasfilosóficas de los docentes cuando son confrontadas conlas exigencias de la ‘realidad’ (programas, limitaciones detiempo, necesidad de calificar...). (GIL PEREZ, 1994:21).(negrita agregada).

La tarea de enseñanza (y su teoría) es compleja, involucradiferentes cuestiones epistemológicas. Y, lamentablemente,no existe una “regulación automática” que garantice lacoherencia entre todos los supuestos epistemológicospresentes en la enseñanza (sobre los contenidos, sobre elaprendizaje y sobre las intervenciones del docente). Se tratade problemas epistemológicos diferentes: la naturaleza delconocimiento científico y las condiciones de su producción;la construcción o reconstrucción de los contenidos escolarespor parte de los alumnos, y la naturaleza y las condicionesde la comunicación de los contenidos o enseñanza. Esnecesario construir esta coherencia, y esto es posible hacerlosólo desde una mirada teórica unitaria de la enseñanza -esto es la didáctica-, que involucra de modo articulado todoslos aspectos epistemológicos señalados, justamente por

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centrarse en su interrelación. Y la principal base paraconstruir tal teoría es la investigación.

Aunque, por cierto, es preciso un cambio epistemológicoen los contenidos, éste no es suficiente para modificar laenseñanza, ni es correcto plantearlo como un paso en símismo, independiente de los otros aspectos que conformanla enseñanza. No se trata de “añadir” a posteriori un métodode enseñanza a contenidos previamente determinados. Paraque los alumnos aprendan explicaciones -así comorelaciones o procesos- es necesario determinar loscontenidos teniendo en cuenta también las característicasdel proceso de aprendizaje de los alumnos y las condicionesde enseñanza en el aula. La relación entre los contenidos ylas estrategias de enseñanza son mucho más estrechas delo que se suele suponer. La forma de enseñanza no es sólocuestión de forma, sino que determina los contenidos quese aprenden (EDWARDS, V., 1985; CAMILLONI, en prensa). Estacuestión ha sido señalada también por investigacionesantropológicas, al respecto NOVARO señala que:

Se advirtió cómo, con distinta modalidad (de enseñanza),contenidos aparentemente reaccionarios pueden adquiriruna potencialidad cuestionadora frente al discursomodernista y positivista por momentos imperante, y tambiéncómo contenidos aparentemente cuestionadores puedencon el uso ser neutralizados en su capacidadpotencialmente crítica (NOVARO, 1993).

Es por ello que los contenidos deben formularse en unproceso que contemple al mismo tiempo y de modo articuladolos propósitos de la enseñanza, los aportes disciplinares,

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los sujetos de aprendizaje y las condiciones de la enseñanza9.No se trata -como se pretendía desde la didácticatecnocrática, o como se desprende de un “aplicacionismodisciplinar”- de pasos sucesivos e independientes.

4. Algunas Vías de Acción.

Existe hoy un amplio consenso respecto de la necesidadde transformar la enseñanza de las ciencias sociales. Setrata de transformar una realidad existente, que tiene unahistoria, una dinámica y un determinismo propios(CHEVALLARD, 1997; GIMENO SACRISTAN, 1997). Sin embargo,es común que se pretenda transformar el sistema deenseñanza desconociendo las características señaladas."Lejos de considerarlo espontáneamente como dotado deun determinismo específico que se trataría de desentrañar,no le concedemos comúnmente sino una voluntad débil,enteramente sometida a nuestro libre arbitrio de sujetosdeseantes" (CHEVALLARD, 1997:12). En este sentido es queeste autor afirma que "...el sistema educativo (...) sigue siendoterritorio favorito de todos los voluntarismos" (CHEVALLARD,1997:13), y que en los intentos de cambios que desconocenla realidad está vigente la idea de que "... el sistema educativo(...) podría moldearse según la forma de nuestros deseos,de los cuales no sería sino una proyección, en la materiainerte de la institución" (CHEVALLARD, 1997:13). Es notableque, pese al fracaso de tantos intentos innovadores, aún___________________

9 En una investigación dirigida por A. LENZI y J. A. CASTORINA, hemosformulado contenidos de enseñanza sobre el tema Gobierno Nacionalpara alumnos de 6º año de E.G.B. siguiendo un proceso que articulalos diferentes aspectos señalados (AISENBERG, en prensa).

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no hemos tomado conciencia suficiente de que "El sistemadidáctico no es el efecto de nuestra voluntad" (CHEVALLARD,1997:16). La realidad del sistema de enseñanza parece sertan terca como nosotros mismos.

Desde una postura materialista mínima debemosreconocer que no basta con la voluntad para transformar elsistema de enseñanza (CHEVALLARD, 1997). Para ello espreciso conocer esa realidad, lo cual requiere de lainvestigación. En consecuencia, considero que nuestraresponsabilidad ineludible como especialistas en el áreaconsiste en asumir la necesidad de una investigaciónespecíficamente didáctica. Se trata de una responsabilidadsocial: constituye el intento más sólido que podemos realizarpara mejorar la enseñanza del conocimiento sobre lasociedad.

Son diversos los aspectos en los cuales podemosapoyarnos para iniciar la tarea investigativa de la enseñanzade las ciencias sociales en el aula. En primer lugar, contamoscon nutridos desarrollos y diversas hipótesis sustentadosen nuestros marcos teóricos de referencia.

En segundo lugar, la reflexión sobre nuestra experienciade enseñanza también puede dar bases para la investigación.He señalado que en nuestras propuestas concretas somosmás “didactas” que en nuestra producción teórica, dado quenecesariamente la acción de la enseñanza se apoya en algúnsupuesto epistemológico de la misma. Por ello considerofundamental profundizar en la tematización de nuestraexperiencia. Esta tematización nos permitirá:

- recuperar aspectos positivos de nuestras prácticas:conceptualizar y sistematizar estrategias de intervención

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docente que utilizamos para las distintas instancias de latarea de enseñanza. Estas conceptualizaciones puedenser una muy buena base para elaborar hipótesis para lainvestigación didáctica.

- descubrir nuestras propias incoherencias epistemológicas,derivadas de la fragmentariedad de nuestros marcosteóricos en relación con nuestro objeto.

Una tercera vía de acción –complementaria de lasanteriores- que puede resultar fructífera reside en analizarlos conceptos construidos por otras didácticas específicas -en particular la de la Matemática, que es la que cuenta conmayor desarrollo investigativo y conceptual-. Los conceptosde la didáctica de la Matemática –por ejemplo, el de ladidáctica misma, y otros como el de contrato didáctico(BROUSSEAU, 1991; BROUSSEAU, 1993)- pueden servirnoscomo punto de partida para profundizar en nuestratematización, ya que garantizan la mirada didáctica “unitaria”-por haber sido construidos desde una teoría didáctica y apartir de la investigación sobre la enseñanza-, que constituyejustamente nuestra carencia. Esta tematización debieratomar los recaudos necesarios para evitar caer entraspolaciones y nuevos aplicacionismos inter-didácticasespecíficas, teniendo muy presentes las especificidadesdadas por las diferencias entre los distintos dominios deconocimiento en cuestión.

Por último, es posible que el trabajo en equiposconformados por especialistas en didáctica de las cienciassociales con diversas formaciones teóricas, contribuya aatenuar los riesgos que plantean nuestros marcos dereferencia didácticos fragmentarios, en el sentido de que

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puede generar controles recíprocos para evitar desviacionesaplicacionistas y lograr una mirada más abarcadora del objetodidáctico.10

Para finalizar, quisiera señalar que el “llamado” a lainvestigación didáctica no supone que ésta sea una llavemágica para la transformación de la enseñanza. Los frutosdela investigación -por valiosos que sean- no serán suficientespara garantizar un cambio en la enseñanza de las cienciassociales. La enseñanza es una práctica social compleja conmúltiples determinaciones; su transformación requiere decontextos y coyunturas sociales que van mucho más allá delos aportes de la investigación (GIMENO SACRISTAN, 1997).Pero, por poco que podamos contribuir, creo que vale lapena intentarlo. El conocimiento de la realidad de laenseñanza que pueda surgir de la investigación dará mayorsustento y posibilidades de concreción a la voluntad delcambio que, por suerte, sigue existiendo. El voluntarismono es condición suficiente para transformar la enseñanza,pero sigue siendo imprescindible.

___________________10 La experiencia del equipo de Didácticas Sociales de la M.C.B.A.,

integrado de esta forma, resulta al respecto tan enriquecedora comodifícil. Enriquecedora, porque implica un lugar de aprendizaje basadoen el intercambio, y difícil porque se plantean tensiones y conflictos-que se producen fundamentalmente por las diferencias entrenuestrosrespectivos marcos teóricos- que no son sencillos dedestrabar. Pero, creemos, será más productivo afrontar los conflictosque ignorarlos.

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