cuentos orientales

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    Grupo Vivir del Cuento 2015-2016"Los cuentos se han util izado desde la antigedad inmemorial, como

    portadores de conocimiento e instrumentos de comprensin"

    Idries Shah

    La distancia ms corta entre el hombre y la verdad es un cuento

    ATENCIN: Instrucciones de uso

    UNO:lee un cuento al da, justo antes de acostarte, o en recreo

    de tu instituto, as tu mente tendr toda la noche y la tardepara pensar en L y todo el da para intentar comprenderlo.

    DOS:letelos a ti mismo/a

    Leselos a otros

    TRES:

    vvelos, sintelos, imagnalos,comprndelos, transmtelos.

    CUATRO:y cuando hayas comprendido el mundo, intenta mejorarlo.

    La vida est hecha de pelotas de golf,

    canicas, arena y cerveza

    Un profesor delante de su clase de filosofa, sin decir palabra, cogi un botegrande vaco de mayonesa y procedi a llenarlo de pelotas de golf. Despuspregunt a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieronde acuerdo en decir que s.

    As el profesor cogi una caja llena de canicas y la vaci dentro del bote demayonesa. Las canicas rellenaron los espacios vacos entre las pelotas de

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    golf. El profesor volvi a preguntar a los estudiantes si el bote estaba llenoy ellos volvieron a decir que s.

    Despus el profesor cogi una caja de arena y la vaci dentro del bote. La

    arena llen todos los espacios vacos y el profesor pregunt de nuevo si elbote estaba lleno. En esta ocasin los estudiantes respondieron con un sunnime. El profesor rpidamente sac dos jarras de agua de debajo de lamesa y vaci su contenido en el bote y efectivamente llen todos losespacios vacos entre la arena. Los estudiantes rieron.

    Cuando pararon las risas el profesor dijo: Quiero que se den cuenta de queeste bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantescomo la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que teapasionan, son cosas que aunque perdiramos todo lo dems y nada ms

    nos quedaran estas, nuestras vidas an estaran llenas. Las canicas son lasotras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche,la arenaes todo lo dems, las pequeas cosas.

    Si ponemos la arena en el bote en primer lugar no habr espacio para laspelotas de golf. Lo mismo ocurre con nuestra vida, si utilizamos todonuestro tiempo y nuestra energa en las cosas pequeas, nunca tendremosespacio para las cosas realmente importantes.

    Presten atencin a las cosas cruciales para su felicidad: Jueguen con sushijos, dense tiempo para ir al mdico, salgan con su pareja a cenar,practiquen su aficin favorita. Ocupen su tiempo en las cosas querealmente importan, establezcan sus prioridades, el resto es slo arena.

    Uno de los estudiantes levant la mano y pregunt qu representaba elagua. El profesor sonri y dijo: Me alegro de que hayas preguntado. Lasjarras de agua slo muestran que no importa lo ocupada que tu vida puedaparecer, siempre hay momentos para saciar la sed con un amigo.

    Un nio

    Por Helen Buckley

    Una vez un nio fue a la escuela. l era bien pequeo. Y la escuela erabien grande. Pero cuando el nio vio que poda ir a su clase caminando

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    directamente desde la puerta de afuera, l se sinti feliz, y la escuela no lepareca tan grande as:

    Una maana, cuando haca poco que l estaba en la escuela, la maestra

    dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Bien pens l.

    A l le gustaba dibujar. El poda hacer todas las cosas: leones y tigres,gallinas y vacas, trenes y barcos..., y tom su caja de lpices y comenz adibujar. Pero la maestra dijo:

    Esperen! No es hora de comenzar!

    Y l espero hasta que todos estuviesen prontos.

    Ahora! dijo la maestra- Vamos a dibujar flores. Bueno! pens el nio.

    A l le gustaba dibujar flores con lpiz rosa, naranja, azul. Pero lamaestra dijo:

    Esperen! Yo les mostrar cmo se hacen. As!

    dijo la maestra, y erauna flor roja con tallo verde. Ahora s! dijo la maestra -. Ahora pueden comenzar.

    El nio mir la flor de la maestra y luego mir la suya. A l le gustabams su flor que la de la maestra. Pero l no revel eso. Simplemente guardsu papel e hizo una flor como la de la maestra. Era roja, con el tallo verde.

    Otro da, cuando el nio abri la puerta de afuera, la maestra dijo:

    Hoy vamos a trabajar con plastilina. Bien! pens el nio.

    El poda hacer todo tipo de cosas con plastilina: vboras y muecos denieve, elefantes y rabitos; autos y camiones... Y comenz a apretar yamasar la bola de plastilina, pero la maestra dijo:

    Esperen! No es hora de comenzar. Y l esper hasta que todos estuviesenprontos.

    Ahora! dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una vbora. Bien, pens el nio. A l le gustaba hacer vboras. Y comenz a hacer

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    unas de diferentes tamaos y formas. Pero la maestra dijo: -Esperen! Yo les mostrar cmo hacer una vbora larga. As! dijo la maestra. Ahora pueden comenzar

    El nio mir la viborita de la maestra. Entonces, mir las suyas. A l legustaban ms las suyas que las de la maestra. Pero no revel eso.Simplemente amas la plastilina, en una gran bola e hizo una viborita comola de la maestra. Que era una viborita larga.

    As luego el nio aprendi a esperar y a observar; y a hacer cosas comola maestra, y luego l no haca las cosas por s mismo.

    Entonces sucedi que el nio y su familia se mudaron para otra casa, en

    otra ciudad y el nio tuvo que ir a otra escuela.

    Esa escuela era mucho mayor que la primera, entonces haba puertasafuera. Para llegar a su saln, l tena que subir algunos escalones y seguirpor un corredor largo para finalmente llegar a su clase.

    Y justamente en el primer da, que l estaba all, la maestra dijo:

    Hoy vamos a hacer un dibujo.

    Bien

    pens el nio. Y esper a la maestra para que le dijera cmo hacer.Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el saln. Cuando se acerc alnio, ella dijo: T no quieres dibujar? S dijo el nio-. Pero qu vamos a hacer? Yo no s, hasta que t lo hagas dijo la maestra. Cmo lo har? pregunt el nio. Por qu?- dijo la maestra- De la manera que t quieras. Y de cualquier color? pregunt l. De cualquier color dijo la maestra-. Si todos hiciesen el mismo dibujo yusasen los mismos colores, cmo yo podra saber quin hizo qu, y cualsera de quin?. Yo no s- dijo el nio. Y comenz a hacer una flor roja, con el tallo verde.

    CUENTO BREVE

    Los discpulos le preguntaron al maestro:

    Por qu siempre nos cuentas cuentos pero nunca nos explicas susignificado?

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    Y el maestro les respondi:

    Les gustara que alguien les ofreciera fruta y la masticara antes de

    drsela?

    La importancia de la luna

    Nasrudin entr a una casa de t y declam: "La luna es ms til que elsol". "Por qu"? le preguntaron.

    "Porque por la noche todos nosotros necesitamos ms luz."

    Saben de qu les voy a hablar?

    Esta historia comienza cuando Nasrudin llega a un pequeo pueblo enalgn lugar lejano de Medio Oriente.

    Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se habareunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudin, que en verdad no sabiaque decir, porque l saba que nada saba, se propuso improvisar algo y asintentar salir del atolladero en el que se encontraba.

    Entr muy seguro y se par frente a la gente. Abri las manos y dijo:

    -Supongo que si ustedes estn aqu, ya sabrn que es lo que yo tengo para

    decirles.

    La gente dijo:

    -No... Qu es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos Hblanos!Queremos escucharte!

    Nasrudin contest:

    -Si ustedes vinieron hasta aqu sin saber que es lo que yo vengo a decirles,entonces no estn preparados para escucharlo.

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    Dicho esto, se levant y se fue.

    La gente se qued sorprendida. Todos haban venido esa maana para

    escucharlo y el hombre se iba simplemente dicindoles eso. Habra sido unfracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno-mientras Nasrudin se alejaba, dijo en voz alta:

    -Qu inteligente!

    Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice "quinteligente!", para no sentirse un idiota uno repite: "si, claro, quinteligente!". Y entonces, todos empezaron a repetir:

    -Qu inteligente.-Qu inteligente.

    Hasta que uno aadi:

    -Si, qu inteligente, pero... qu breve.

    Y otro agrego:

    -Tiene la brevedad y la sntesis de los sabios. Porque tiene razn. Cmonosotros vamos a venir ac sin siquiera saber qu venimos a escuchar? Questpidos que hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa.Qu iluminacin, qu sabidura. Vamos a pedirle a este hombre que d unasegunda conferencia.

    Entonces fueron a ver a Nasrudin. La gente haba quedado tan asombradacon lo que haba pasado en la primera reunin, que algunos habanempezado a decir que el conocimiento de l era demasiado para reunirlo en

    una sola conferencia.

    Nasrudin dijo:

    -No, es justo al revs, estn equivocados. Mi conocimiento apenas alcanzapara una conferencia. Jams podra dar dos.

    La gente dijo:

    -Qu humilde!

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    Y cuanto ms Nasrudin insista en que no tenia nada para decir, con mayorrazn la gente insista en que queran escucharlo una vez ms. Finalmente,despus de mucho empeo, Nasrudin accedi a dar una segundaconferencia.

    Al da siguiente, el supuesto iluminado regres al lugar de reunin, dondehaba ms gente an, pues todos saban del xito de la conferencia anterior.Nasrudin se par frente al pblico e insisti con su tcnica:

    -Supongo que ustedes ya sabrn que he venido a decirles.

    La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con lainfantil respuesta de la anterior conferencia; as que todos dijeron:

    -Si, claro, por supuesto lo sabemos. Por eso hemos venido.

    Nasrudin baj la cabeza y entonces aadi:

    -Bueno, si todos ya saben qu es lo que vengo a decirles, yo no veo lanecesidad de repetir.

    Se levant y se volvi a ir.

    La gente se qued estupefacta; porque aunque ahora haban dicho otracosa, el resultado haba sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otroalguien, grit:

    -Brillante!

    Y cuando todos oyeron que alguien haba dicho "brillante!", el restocomenz a decir:

    -Si, claro, este es el complemento de la sabidura de la conferencia deayer!

    -Qu maravilloso-Qu espectacular-Qu sensacional, qu brbaro

    Hasta que alguien dijo:

    -Si, pero... mucha brevedad.-Es cierto- se quej otro

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    -Capacidad de sntesis- justific un tercero.

    Y en seguida se oy:

    -Queremos ms, queremos escucharlo ms. Queremos que este hombrenos de ms de su sabidura!

    Entonces, una delegacin de los notables fue a ver a Nasrudin para pedirleque diera una tercera y definitiva conferencia. Nasrudin dijo que no, que deninguna manera; que l no tenia conocimientos para dar tres conferencias yque, adems, ya tenia que regresar a su ciudad de origen.

    La gente le implor, le suplic, le pidi una y otra vez; por sus ancestros,por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencialo persuadi y, finalmente, Nasrudin acept temblando dar la tercera ydefinitiva conferencia.

    Por tercera vez se par frente al publico, que ya eran multitudes, y les dijo:

    -Supongo que ustedes ya sabrn de qu les voy a hablar.

    Esta vez, la gente se haba puesto de acuerdo: slo el intendente delpoblado contestara. El hombre de primera fila dijo:

    -Algunos si y otros no.

    En ese momento, un largo silencio estremeci al auditorio. Todos, inclusolos jvenes, siguieron a Nasrudin con la mirada.

    Entonces el maestro respondi:

    -En ese caso, los que saben... cuntenles a los que no saben.

    Se levant y se fue.

    Cuento para pensar

    Jorge Bucay

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    En un oasis, escondido entre los ms lejanos paisajes del desierto, seencontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmerasdatileras.

    Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevarsus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras pareca cavar en laarena.- Que tal anciano? La paz sea contigo.- Contigo -contest Eliahu sin dejar su tarea.- Qu haces aqu, con esta temperatura, y esa pala en las manos?- Siembro -contest el viejo.- Qu siembras aqu, Eliahu?- Dtiles -respondi Eliahu mientras sealaba a su alrededor el palmar.-Dtiles!! -repiti el recin llegado, y cerr los ojos como quien escucha lamayor estupidez.-El calor te ha daado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea yvamos a la tienda a beber una copa de licor.- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...- Dime, amigo: cuntos aos tienes?- No s... sesenta, setenta, ochenta, no s... lo he olvidado... pero eso, quimporta?- Mira, amigo, los datileros tardan ms de cincuenta aos en crecer y recin

    despus de ser palmeras adultas estn en condiciones de dar frutos.Yo no estoy desendote el mal y lo sabes, ojala vivas hasta los ciento unaos, pero t sabes que difcilmente puedas llegar a cosechar algo de lo quehoy siembras. Deja eso y ven conmigo.-Mira, Hakim, yo com los dtiles que otro sembr, otro que tampoco socon probar esos dtiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comermaana los dtiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aqueldesconocido, vale la pena terminar mi tarea.- Me has dado una gran leccin, Eliahu, djame que te pague con una bolsa

    de monedas esta enseanza que hoy me diste - y diciendo esto, Hakim lepuso en la mano al viejo una bolsa de cuero.- Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: t mepronosticabas que no llegara a cosechar lo que sembrara. Pareca cierto ysin embargo, mira, todava no termino de sembrar y ya cosech una bolsade monedas y la gratitud de un amigo.- Tu sabidura me asombra, anciano. Esta es la segunda gran leccin queme das hoy y es quizs ms importante que la primera. Djame pues quepague tambin esta leccin con otra bolsa de monedas.

    -Y a veces pasa esto -sigui el anciano y extendi la mano mirando las dosbolsas de monedas-: sembr para no cosechar y antes de terminar de

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    sembrar ya cosech no solo una, sino dos veces.-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues ensendome cosas tengomiedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte...

    Las estrellas de marUna maana de invierno, un hombre que sala a pasear cada da por laplaya, se sorprendi al ver miles de estrellas de mar sobre la arena,prcticamente estaba cubierta toda la orilla.

    Se entristeci al observar el gran desastre, pues saba que esas estrellasapenas podan vivir unos minutos fuera del agua.

    Resignado, comenz a caminar con cuidado de no pisarlas, pensando en lofugaz que es la vida, en lo rpido que puede acabar todo.

    A los pocos minutos, distingui a lo lejos una pequea fgura que se movavelozmente entre la arena y el agua.

    En un principio pens que poda tratarse de algn pequeo animal, pero alaproximarse descubri que, en realidad, era una nia que no paraba decorrer de un lado para otro: de la orilla a la arena, de la arena a la orilla.

    El hombre decidi acercarse un poco ms para investigar qu estabaocurriendo:-Hola -salud.-Hola -le respondi la nia.-Qu haces corriendo de aqu para all? le pregunt con curiosidad.

    La nia se detuvo durante unos instantes, cogi aire y le mir a los ojos.-No lo ves? -contest sorprendida- Estoy devolviendo las estrellas al marpara que no se mueran.

    El hombre asinti con lstima.-S, ya lo veo, pero no te das cuenta de que hay miles de estrellas en laarena, por muy rpido que vayas jams podrs salvarlas a todas... tuesfuerzo no tiene sentido.

    La nia se agach, cogi una estrella que estaba a sus pies y la lanz confuerza al mar.-Para esta s que ha tenido sentido.

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    Los zapatos del hombre afortunado

    Hace ya mucho, mucho tiempo... en un reino muy, muy lejano... haba un

    rey cuyo poder y riqueza eran tan enormes como profunda era la tristezaque cada da le acompaaba.

    Lo tena todo y aun as no consegua ser feliz, siempre senta que le faltabaalgo. Un da, harto de tanto sufrimiento, anunci que entregara la mitad desu reino a quien consiguiera devolverle la felicidad.

    Tras el anuncio, todos los consejeros de la corte comenzaron a buscar unacura. Trajeron a los sabios ms prestigiosos, a los magos ms famosos, a

    los mejores curanderos incluso buscaron a los ms divertidos bufones,pero todo fue intil, nadie saba cmo hacer feliz a un rey que lo tena todo.

    Cuando, tras muchas semanas, ya todos se haban dado por vencidos,apareci por palacio un viejo sabio que asegur tener la respuesta:

    Si hay en el reino un hombre completamente feliz, podris curar al rey.

    Solo tenis que encontrar a alguien que, en su da a da, se sienta

    satisfecho con lo que tiene, que muestre siempre una sonrisa sincera en su

    rostro, que no tenga envidia por las pertenencias de los dems Y cuandolo hallis, pedidle sus zapatos y traedlos a palacio.

    Una vez aqu, su majestad deber caminar un da entero con esos zapatos.

    Os aseguro que a la maana siguiente se habr curado .

    El rey dio su aprobacin y todos los consejeros comenzaron la bsqueda.

    Pero algo que en un principio pareca fcil, result no serlo tanto: pues elhombre que era rico, estaba enfermo; el que tena buena salud, era pobre; elque tena dinero y a la vez estaba sano, se quejaba de su pareja, o de sushijos, o del trabajoFinalmente se dieron cuenta de que a todos les faltabaalgo para ser totalmente felices.

    Tras muchos das de bsqueda, lleg un mensajero a palacio para anunciarque, por fin, haban encontrado a un hombre feliz. Se trataba de un humildecampesino que viva en una de las zonas ms pobres y alejadas.El rey, al conocer la noticia, mand buscar los zapatos de aquel afortunado.Les dijo que a cambio le dieran cualquier cosa que pidiera.

    Los mensajeros iniciaron un largo viaje y, tras varias semanas, sepresentaron de nuevo ante el monarca.

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    -Bien, decidme, lo habis conseguido?Habis localizado al campesino?-Majestad, tenemos una noticia buena y una mala. La buena es que hemosencontrado al hombre y en verdad que es feliz. Le estuvimos observando y

    vimos la ilusin en su mirada en cada momento del da. Hablamos con l ynos recibi con una amplia sonrisa y con la alegra reflejada en sus ojos-Y la mala? -pregunt el rey impaciente.-Que no tena zapatos.

    Cruzar el ro

    Un maestro envi a dos jvenes monjes a una aldea cercana para realizarunas compras. Como estos nunca haban salido al mundo exterior les avisde que se encontraran con peligros y tentaciones que deban saberacometer correctamente, sobre todo las relacionadas con los temas carnales.

    Ambos jvenes se pusieron en marcha desconociendo lo que se podanencontrar por el camino. Durante las primeras dos horas se cruzaron concomerciantes, peregrinos... hasta que, al llegar a un ro, escucharon a unachica joven con un vestido medio roto llorando en la orilla. Ambos monjesse acercaron para ver qu ocurra.

    -Acabo de caerme por esa ladera y me he torcido el tobillo. No tengofuerzas para cruzar el ro y llegar a mi casa que est ah enfrente, podisayudarme a pasar al otro lado?

    Uno de los monjes, sin pensarlo, la cogi en brazos y, ante el asombro desu compaero, comenz a cruzar el ro con ella encima.

    Tras unos minutos la dej en la otra orilla y la acompa hasta su casa queestaba a unos metros. La joven le dio un beso en la mejilla en seal deagradecimiento.

    El monje cruz de nuevo para reunirse con su compaero, pero este, encuando lo tuvo al lado, comenz a recriminarle su comportamiento.-Has llevado a una chica joven medio desnuda en tus brazos, vas a cargarcon un gran pecado, nos lo haban advertido.

    Pasaban las horas y durante todo el camino de regreso su compaero noparaba de recriminarle lo que haba hecho.

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    En cuanto llegaron al monasterio fue a contarle al maestro lo ocurrido.-S, s, la ha cogido en brazos y la ha llevado hasta el otro lado! -insista.-Bueno, al menos l solt a la mujer al cruzar el ro, en cambio t todava lallevas encima -le contest el maestro.

    El cielo y el infierno

    Dos amigos tenan una duda que nadie era capaz de resolverles, por esodecidieron ir en busca de una de las mujeres ms sabias que haba por lazona.

    Tras caminar un buen rato por el bosque finalmente llegaron a su casa: unapequea cabaa junto a un bonito lago.

    -Buenas tardes, muchachos, qu os ha trado hasta aqu? -les dijoamablemente la anciana.-Buenas tardes. Queramos hacerle una pregunta que nadie ha sabidorespondernos hasta ahora.-Decidme, decidme -contest de nuevo la mujer mientras serva tres tazas

    de t.-Nos gustara saber la diferencia que hay entre el cielo y el infierno -ledijeron los dos amigos mientras aceptaban las infusiones.-Vaya, una pregunta difcil- susurr la anciana.

    Dej pasar unos minutos y, tras respirar lentamente, comenz a hablar.

    -Veo una montaa de arroz recin cocinado, muy sabroso y todavahumeante. A su alrededor hay muchos hombres y mujeres, pero todos ellos

    estn muy hambrientos y desnutridos.

    Sus palillos de comer son ms largos que sus propios brazos y por ms quelo intentan, no pueden llevarse ni un solo grano de arroz a la boca.

    La mujer se mantuvo en silencio durante unos instantes, tom un pequeosorbo de su t y volvi a hablar de nuevo.

    -Veo tambin una montaa de arroz recin cocinado, igual de humeante ysabroso que el anterior. Y a su alrededor hay muchos hombres y mujeres,

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    todos ellos se miran satisfechos, estn muy bien alimentados y sus rostrosreflejan verdadera felicidad.

    Sus palillos de comer tambin son ms largos que sus propios brazos, pero

    han decidido darse la comida los unos a los otros.

    El nio que pudo hacerlo

    Dos nios llevaban toda la maana patinando sobre un lago helado cuando,

    de pronto, el hielo se rompi y uno de ellos cay al agua.

    La corriente interna lo desplaz unos metros por debajo de la parte helada,por lo que para salvarlo la nica opcin que haba era romper la capa que locubra.

    Su amigo comenz a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudabusc rpidamente una piedra y comenz a golpear el hielo con todas susfuerzas.

    Golpe, golpe y golpe hasta que consigui abrir una grieta por la quemeti el brazo para agarrar a su compaero y salvarlo.

    A los pocos minutos, avisados por los vecinos que haban odo los gritos desocorro, llegaron los bomberos.

    Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cmo aquelnio tan pequeo haba sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.

    -Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene lafuerza suficiente cmo ha podido conseguirlo?-comentaban entre ellos.

    Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversacin, seacerc a los bomberos.-Yo s s cmo lo hizo -dijo.-Cmo? -respondieron sorprendidos.-No haba nadie a su alrededor para decirle que no poda hacerlo.

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    El anillo del equilibrio

    Exista, en un pas muy lejano, un rey que no era capaz de mantener elequilibrio entre la alegra y la tristeza. Cuando algo bueno le suceda, nocaba en s de gozo y lo celebraba por todo lo alto; pero, en cambio, cuandoalgo malo ocurra, se deprima tanto que pasaba varios das en cama.

    Harto de esta situacin, prometi mil monedas de oro a aquella personacapaz de fabricar un anillo que le ayudara a tolerar mejor las malassituaciones y a no celebrar de forma tan exagerada las buenas. Un anillo

    para encontrar el equilibrio en sus emociones.

    Durante semanas fueron pasando por palacio famosos joyeros, magos,hechiceros, artesanosTodos le trajeron anillos distintos: fundidos en oro,en plata, con piedras preciosas, de distintas formaspero ninguno de ellosera capaz de proporcionar al rey el equilibrio que necesitaba.

    Cuando haban pasado ya casi dos meses y todos se haban dado porvencidos, lleg al reino un viajero que solicit audiencia.

    -Qu deseis? -le preguntaron los guardias.

    -Quiero ver a su majestad, pues tengo el anillo que est buscando

    Aquel viajero entr en palacio ante la mirada de todos los cortesanos.Avanz lentamente hasta el trono y, con una voz suave, dijo:-Majestad, tengo aqu el anillo que necesita. A m me ha servido desde haceaos para mantener el equilibrio. Cada vez que me encontraba muy triste o

    muy alegre, lo observaba durante unos minutos.

    Lentamente se lo quit para drselo al rey.

    Este, nada ms cogerlo, se dio cuenta de que era un simple anillo debronce, sin ningn valor econmico aparente y sin ninguna caractersticaespecial hasta que, de pronto, se qued mirando las tres palabras que habaescritas en su superficie. Las ley, sonri y se lo puso.

    -Gracias, viajero, este es justo el anillo que necesito.

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    Y dirigindose a todos los cortesanos exclam:

    -Este hombre ha trado el anillo que tanto tiempo he estado buscando. Unsimple anillo de bronce, un anillo que tiene tres palabras escritas, las

    mismas tres palabras que quiero que a partir de ahora se incluyan en miescudo real: Esto tambin pasar.

    Buena suerte o mala suerte

    Haba una vez un hombre que viva con su hijo en una casita del

    campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tena un caballo para la labranza ypara cargar los productos de la cosecha, era su bien ms preciado. Un da elcaballo se escap saltando por encima de las bardas que hacan de cuadra.

    El vecino que se percat de este hecho corri a la casa del hombrepara avisarle: -Tu caballo se escap, que hars ahora para trabajar elcampo sin l? Se te avecina un invierno muy duro, qu mala suerte hastenido!

    El hombre lo mir y le dijo:-Buena suerte, mala suerte, quien sabe?

    Pas algn tiempo y el caballo volvi a su redil con diez caballossalvajes ms. El vecino al observar esto, otra vez llam al hombre y le dijo:-No slo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos ms,podrs vender y criar, qu buena suerte has tenido!

    El hombre lo mir y le dijo:

    -Buena suerte, mala suerte, quien sabe?

    Unos das ms tarde el hijo montaba uno de los caballos salvajes paradomarlo y call al suelo partindose una pierna. Otra vez el vecino fue adecirle:-Qu mala suerte has tenido!, tras el accidente tu hijo no podr ayudarte, tueres ya viejo y sin su ayuda tendrs muchos problemas para realizar todoslos trabajos.

    El hombre, otra vez lo mir y dijo:-Buena suerte, mala suerte, quien sabe?

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    Pas el tiempo y estall la guerra con el pas vecino de manera que elejrcito empez a reclutar jvenes para llevarlos al campo de batalla. Alhijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al accidentado se le declar

    no apto. Nuevamente el vecino corri diciendo:-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su piernarota. Qu buena suerte has tenido!

    Otra vez el hombre lo mir diciendo:-Buena suerte, mala suerte, quien sabe?

    El asno y el camelloUn asno y un camello caminaban juntos. El camello se mova con pasoslargos y pausados. El asno se mova impacientemente tropezndose de vezen cuando. Al fin el asno dijo a su compaero:

    -Cmo es que me encuentro siempre con problemas, cayndome yhacindome rasguos en las patas, a pesar de que miro cuidadosamente alsuelo mientras camino, mientras que t que nunca pareces ser consciente delo que te rodea, con tus ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso tan

    rpido y fcil en apariencia?

    Respondi el camello:

    -Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos y cuando has vistoalgo es demasiado tarde para corregir tus movimientos. Miras a tualrededor y no evalas lo que ves. Piensas que la prisa es velocidad,imaginas que mirando puedes ver, piensas que ver cerca es lo mismo quever lejos. Supones que yo miro el horizonte, aunque en realidad slo

    contemplo hacia el frente como modo de decidir qu hacer cuando lo lejanose convierta en cercano. Tambin recuerdo lo que ha sucedido antes y asno necesito mirar hacia atrs y tropezar una vez ms. De este modo lo quete parece confuso o difcil se vuelve claro y fcil.

    El cuento de las arenas.

    Un ro, desde sus orgenes en lejanas montaas, despus de pasar a travsde toda clase y trazado de campias, al fin alcanz las arenas del desierto.

    Del mismo modo que haba sorteado todos los otros obstculos, el ro trat

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    de atravesar este ltimo, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecanen las arenas tan pronto llegaba a stas.

    Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este

    desierto y sin embargo, no haba manera. Entonces una recndita voz, quevena desde el desierto mismo le susurr:

    "el Viento cruza el desierto y as puede hacerlo el ro"

    El ro objet que se estaba estrellando contra las arenas y solamenteconsegua ser absorbido, que el viento poda volar y sa era la razn por lacual poda cruzar el desierto.

    "Arrojndote con violencia como lo vienes haciendo no logrars

    cruzarlo. Desaparecers o te convertirs en un pantano. Debes permitir queel viento te lleve hacia tu destino"

    -Pero cmo esto podr suceder?

    "Consintiendo en ser absorbido por el viento".

    Esta idea no era aceptable para el ro. Despus de todo l nunca habasido absorbido antes. No quera perder su individualidad. "Y, una vezperdida sta, cmo puede uno saber si podr recuperarla alguna vez?"

    "El viento", dijeron las arenas, "cumple esa funcin. Eleva el agua, latransporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, elagua nuevamente se vuelve ro"

    -"Cmo puedo saber que esto es verdad?"

    "As es, y si t no lo crees, no te volvers ms que un pantano y an esotomara muchos, pero muchos aos; y un pantano, ciertamente no es la

    misma cosa que un ro."-"Pero no puedo seguir siendo el mismo ro que ahora soy?"

    "T no puedes en ningn caso permanecer as", continu la voz. "Tu parteesencial es transportada y forma un ro nuevamente. Eres llamado as, anhoy, porque no sabes qu parte tuya es la esencial."

    Cuando oy esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en lospensamientos del ro. Vagamente, record un estado en el cual l, o una

    parte de l cul sera?, haba sido transportado en los brazos del viento.Tambin record --o le pareci?-- que eso era lo que realmente deba

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    hacer, an cuando no fuera lo ms obvio. Y el ro elev sus vapores en losacogedores brazos del viento, que gentil y fcilmente lo llev hacia arriba ya lo lejos, dejndolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado lacima de una montaa, muchas pero muchas millas ms lejos. Y porque

    haba tenido sus dudas, el ro pudo recordar y registrar ms firmemente ensu mente, los detalles de la experiencia. Reflexion:"S, ahora conozco miverdadera identidad" El ro estaba aprendiendo pero las arenassusurraron:"Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto da tras da, yporque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que vadesde las orillas del ro hasta la montaa"

    Y es por eso que se dice que el camino en el cual el Ro de la Vida ha decontinuar su travesa est escrito en las Arenas.

    La taza de t

    Cierta vez, el sabio Nan-in recibi a un vanidoso profesor universitarioque lo visitaba para conocer sus enseanzas.

    Nan-in le sirvi t. Llen la taza de su visitante y cuando la misma

    rebals, sigui vertiendo la infusin.

    El profesor se qued mirando cmo el lquido se derramaba y pensandoque el sabio era un tonto. Finalmente no pudo contenerse:Est colmada exclam. Ya no cabe ms!Como esta taza dijo Nan-in, usted est lleno de sus propiasopiniones y prejuicios. Cmo puedo mostrarle la verdadera sabidura amenos que vace su taza antes?

    Sabidura

    "En el Techo del Mundo, o sea en el Tbet, un peregrino, con motivo deuna larga peregrinacin a uno de los santuarios ms sagrados, encontr trescrneos.

    La noticia se extendi por todas partes y lleg hasta el rey. Los tres crneosse haban encontrado juntos y nadie saba de su procedencia. El rey sintigran curiosidad por el suceso y orden que le trajeran los crneos. Los

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    coloc ante s, los observ y se pregunt: A quines perteneceran estoscrneos? Qu clase de personas seran sus propietarios? Y quedpensativo y se dijo: Me gustara saber cual de las tres personas era la msbondadosa.

    El monarca era un hombre joven, que valoraba la benevolencia en los sereshumanos. Aquellos crneos le intrigaban. Cmo investigar algo sobreellos? Entonces le hablaron de un lama-mdico forense.

    - Hacedle venir -orden el rey-. Quiero ver a ese lama-mdico lo antesposible.

    Unos das despus, procedente de su monasterio en remotas tierras del Pasde las Nieves, lleg el lama-mdico.

    - Tengo conocimiento de que eres no slo un piadoso lama, sino un granforense. No te voy a entregar una tarea fcil, pero confo en ti. Mira estostres crneos. Los encontr un peregrino en una de sus peregrinaciones.Estaban juntos y yo no he podido dejar de preguntarme cul de ellosperteneca a la mejor persona entre las tres. Podrs averiguarlo?

    -Necesito unos das, majestad-dijo el lama serenamente-. En ese tiempoespero poder traeros una respuesta que os satisfaga.

    - Tambin yo lo espero -concluy el rey.

    El lama-mdico se llev los crneos con l. Durante unos das se encerr enla celda de un monasterio a investigar minuciosamente sobre los mismos.En principio no era una tarea sencilla.

    Unos das despus, el lama-mdico acudi a visitar al monarca. El rey nopoda disimular su impaciencia.

    - Has descubierto algo?

    - S, seor, tengo la respuesta.

    Coloc los tres crneos sobre una mesa y seal uno de ellos.

    - ste, seguro, era el crneo de la persona ms bondadosa.

    - Seguro? pregunt escptico el rey-Quiero una explicacin convincente.

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    El lama-mdico se expres as:

    - Cog uno de los crneos y pas un alambre por uno de los odos y observque el alambre sala directamente por el otro odo. Sin duda se trataba de

    una persona a la que lo escuchado a los dems le entraba por un odo y lesala por el otro.

    El mdico retir ese crneo y aadi:

    - Mirad, majestad, este otro crneo. Lo investigu afondo. Introduje unalambre por el odo y el mismo sali directamente por la boca. Era elcrneo de una persona que, indiscretamente, contaba en el acto todo lo quehaba escuchado.

    El monarca no pudo reprimir la risa. Luego se puso serio y dijo:

    - Y el tercer crneo?

    El lama-mdico tom entre sus manos el tercer crneo y aadi:

    - Seor, este crneo es el que perteneca a la persona ms bondadosa. Porqu? Os lo explicar. Recurr de nuevo a la prueba del alambre.

    Insert el alambre por uno de los odos y ste apareci por el corazn. Asse evidencia que esta persona escuchaba con amor a los dems y sabaguardar sus secretos. No era solamente la ms bondadosa, sino tambin lams sabia y prudente.

    El monarca, muy complacido, dijo:

    - Si eres tan buen lama como forense, no dudo de que alcanzars lailuminacin.

    El lama-mdico no quiso ninguna recompensa. En una humilde mulillaregres a su monasterio.

    El rey de casi-todo

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    "El rey de casi-Todo tena casi todo. Tena tierras, ejrcitos y tenamucho oro. Pero el rey no estaba satisfecho con el casi-Todo. l queraTodo.

    Era lgico. Quera Todas las tierras. Quera Todos los ejrcitos del Mundo.Y quera Todo el oro que hubiese. Entonces, mand a sus soldados a porTodo.

    As fueron conquistadas ms tierras. Otros ejrcitos fueron dominados, y ensus cofres ya no caba tanto oro. Pero el rey todava no tena Todo. Seguasiendo el rey de casi-Todo. Por eso, quiso ms y ms.

    Quiso las flores, los frutos y los pjaros. Quiso las estrellas y el Sol. Flores,frutos y pjaros le fueron trados. Se apresaron las estrellas y el Sol tambinperdi su libertad en sus dominios.

    Pero el rey todava no tena Todo. Porque teniendo las flores, no podaquitarles la belleza y el perfume. Teniendo los frutos, no poda quitarles elsabor. Teniendo los pjaros, no pudo quitarles el canto.

    Teniendo las estrellas y el Sol, no poda quitarles la luz. El rey era an elrey de casi-Todo. Y se puso triste.

    Muy triste. Sus reinos eran ahora muy feos. No haba flores ni frutos. Lanoche no tena estrellas y el da no tena Sol.

    Entonces el rey de casi-Todo no quiso nada ms. Devolvi las flores a loscampos y orden que se entregasen las tierras conquistadas. Solt a lospjaros y mand que distribuyesen las estrellas por el cielo y que liberaranal Sol. Y el rey fue feliz. Su Reino volva a ser hermoso. Razonablementehermoso. En su inmensa alegra, sinti paz y vio que no era ms el rey decasi-Todo. l ahora lo tena Todo."

    La verdad es la verdad?

    El rey haba entrado en un estado de honda reflexin durante los ltimosdas. Estaba pensativo y ausente. Se haca muchas preguntas, entre otraspor qu los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este ltimointerrogante, pidi que trajeran a su presencia a un ermitao que moraba enun bosque cercano y que llevaba aos dedicado a la meditacin, habiendo

    cobrado fama de sabio y ecunime.

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    Slo porque se lo exigieron, el eremita abandon la inmensa paz delbosque.

    - Seor, qu deseas de m? -pregunt ante el meditabundo monarca.

    - He odo hablar mucho de ti -dijo el rey-. S que apenas hablas, que nogustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oroy uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.

    - La gente dice, seor -repuso indiferente el ermitao.

    - A propsito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. Cmolograr que la gente sea mejor?

    Puedo decirte, seor -repuso el ermitao-, que las leyes por s mismas nobastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene quecultivar ciertas actitudes y practicar ciertos mtodos para alcanzar la verdadde orden superior y la clara comprensin. Esa verdad de orden superiortiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.

    El rey se qued dubitativo. Luego reaccion para replicar:

    - De lo que no hay duda, ermitao, es de que yo, al menos, puedo lograr

    que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.

    El eremita sonri levemente, pero nada dijo. Guard un noble silencio.

    El rey decidi establecer un patbulo en el puente que serva de acceso a laciudad. Un escuadrn a las rdenes de un capitn revisaba a todo aquel queentraba a la ciudad. Se hizo pblico lo siguiente: Toda persona que quieraentrar en la ciudad ser previamente interrogada. Si dice la verdad, podrentrar. Si miente, ser conducida al patbulo y ahorcada.

    Amaneca. El ermitao, tras meditar toda la noche, se puso en marcha haciala ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba conlentitud. Avanz hacia el puente. El capitn se interpuso en su camino y lepregunt:

    - Adnde vas?

    - Voy camino de la horca para que podis ahorcarme -repuso sereno el

    eremita.

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    El capitn asever:

    - No lo creo.

    - Pues bien, capitn, si he mentido, ahrcame.

    - Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitn-, habremosconvertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremosahorcado por mentir, sino por decir la verdad.

    - As es -afirm el ermitao- Ahora usted sabe lo que es la verdadSuverdad!-

    LA CONCENTRACIN Y LA PIEDADUn joven, preso de la amargura, acudi a un monasterio en Japn y le

    expuso a un anciano maestro:

    Querra alcanzar la iluminacin, pero soy incapaz de soportar los aos deretiro y meditacin. Existe un camino rpido para alguien como yo?

    Te has concentrado a fondo en algo durante tu vida? pregunt elmonje.

    Slo en el ajedrez, pues mi familia es rica y nunca trabaj de verdad.

    El maestro llam entonces a otro monje. Trajeron un tablero de ajedrez yuna espada afilada que brillaba al sol.

    Ahora vas a jugar una partida muy especial de ajedrez. Si pierdes, tecortar la cabeza con esta espada; y si ganas se la cortar a tu adversario.

    Empez la partida. El joven senta las gotas de sudor recorrer su espalda,pues estaba jugando la partida de su vida. El tablero se convirti en elmundo entero. Se identific con l y form parte de l. Empez perdiendo,pero su adversario cometi un desliz. Aprovech la ocasin para lanzar unfuerte ataque, que cambi su suerte. Entonces mir de reojo al monje. Viosu rostro inteligente y sincero, marcado por aos de esfuerzo. Evoc supropia vida, ociosa y banal...

    Y de repente se sinti tocado por la piedad. As que cometi un errorvoluntario y luego otro... Iba a perder. Vindolo, el maestro arroj el

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    tablero al suelo y las piezas se mezclaron.

    No hay vencedor ni vencido dijo, No caer ninguna cabeza.

    Se volvi hacia el joven y aadi:

    Dos cosas son necesarias: la concentracin y la piedad. Hoy hasaprendido las dos.

    EL VALOR DE LAS COSAS

    "Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzaspara hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy

    torpe y bastante tonto. Cmo puedo mejorar? Qu puedo hacer para queme valoren ms?"

    El maestro, sin mirarlo, le dijo:-Cunto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mipropio problema. Quizs despus...- y haciendo una pausa agreg Siquisieras ayudarme t a m, yo podra resolver este tema con ms rapidez ydespus tal vez te pueda ayudar.-E...encantado, maestro -titube el joven pero sinti que otra vez eradesvalorizado y sus necesidades postergadas.-Bien-asinti el maestro. Se quit un anillo que llevaba en el dedo pequeode la mano izquierda y dndoselo al muchacho, agreg- toma el caballo queest all afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porquetengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por l la mayorsuma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya yregresa con esa moneda lo ms rpido que puedas.

    El joven tom el anillo y parti.

    Apenas lleg, empez a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lomiraban con algn inters, hasta que el joven deca lo que pretenda por elanillo.

    Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos rean, otros ledaban vuelta la cara y slo un viejito fue tan amable como para tomarse lamolestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para

    entregarla a cambio de un anillo. En afn de ayudar, alguien le ofreci una

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    moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tena instruccionesde no aceptar menos de una moneda de oro, y rechaz la oferta.

    Despus de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado

    -ms de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo yregres.

    Cunto hubiera deseado el joven tener l mismo esa moneda de oro.Podra entonces habrsela entregado al maestro para liberarlo de supreocupacin y recibir entonces su consejo y ayuda.

    Entr en la habitacin.-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizspudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda

    engaar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contest sonriente el maestro-.

    Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar yvete al joyero. Quin mejor que l, para saberlo? Dile que quisieras venderel anillo y pregntale cuanto te da por l. Pero no importa lo que te ofrezca,no se lo vendas. Vuelve aqu con mi anillo.

    El joven volvi a cabalgar.

    El joyero examin el anillo a la luz del candil, lo mir con su lupa, lopes y luego le dijo:-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle msque 58 monedas de oro por su anillo.-58 monedas?!-exclam el joven.-S -replic el joyero- Yo s que con tiempo podramos obtener por l cercade 70 monedas, pero no s... si la venta es urgente...

    El Joven corri emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

    -Sintate -dijo el maestro despus de escucharlo-. T eres como este anillo:una joya, valiosa y nica. Y como tal, slo puede evaluarte verdaderamenteun experto. Qu haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tuverdadero valor?

    Y diciendo esto, volvi a ponerse el anillo en el dedo pequeo de sumano izquierda.

    A los que se les daban bien los nmeros.

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    De entre todos los pueblos que el mula Nasrudin visit en sus viajes,haba uno que era especialmente famoso porque a sus habitantes se lesdaban muy bien los nmeros. Nasrudin encontr alojamiento en la casa deun granjero. A la maana siguiente se dio cuenta de que el pueblo no tena

    pozo. Cada maana, alguien de cada familia del pueblo cargaba uno o dosburros con garrafas de agua vacas y se iban a un riachuelo que estaba a unahora de camino, llenaban las garrafas y las llevaban de vuelta al pueblo, loque les llevaba otra hora ms.

    "No sera mejor si tuvieran agua en el pueblo?", pregunt Nasrudin algranjero de la casa en la que se alojaba. "Por supuesto que sera muchomejor!", dijo el granjero. "El agua me cuesta cada da dos horas de trabajopara un burro y un chico que lleva el burro. Eso hace al ao milcuatrocientas sesenta horas, si cuentas las horas del burro como las horasdel chico. Pero si el burro y el chico estuvieran trabajando en el campo todoese tiempo, yo podra, por ejemplo, plantar todo un campo de calabazas ycosechar cuatrocientas cincuenta y siete calabazas ms cada ao."

    "Veo que lo tienes todo bien calculado", dijo Nasrudin admirado. "Porqu, entonces, no construyes un canal para traer el agua al ro?" "Eso no estan simple!", dijo el granjero. "En el camino hay una colina que deberamosatravesar. Si pusiera a mi burro y a mi chico a construir un canal en vez deenviarlos por el agua, les llevara quinientos aos si trabajasen dos horas al

    da. Al menos me quedan otros treinta aos ms de vida, as que me es msbarato enviarles por el agua."

    "S, pero es que seras t el nico responsable de construir un canal? Sonmuchas familias en el pueblo."

    "Claro que s", dijo el granjero. "Hay cien familias en el pueblo. Si cadafamilia enviase cada da dos horas un burro y un chico, el canal estarahecho en cinco aos. Y si trabajasen diez horas al da, estara acabado unao."

    "Entonces, por qu no se lo comentas a tus vecinos y les sugieres quetodos juntos construyis el canal?

    "Mira, si yo tengo que hablar de cosas importantes con un vecino, tengoque invitarle a mi casa, ofrecerle t y hablar con l del tiempo y de la

    nueva cosecha, luego de su familia, sus hijos, sus hijas, sus nietos. Despusle tengo que dar de comer y despus de comer otro t y l tiene que

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    preguntarme entonces sobre mi granja y sobre mi familia para finalmentellegar con tranquilidad al tema y tratarlo con cautela. Eso lleva un daentero. Como somos cien familias en el pueblo, tendra que hablar connoventa y nueve cabezas de familia. Estars de acuerdo conmigo que yo no

    puedo estar noventa y nueve das seguidos discutiendo con los vecinos. Migranja se vendra abajo. Lo mximo que podra hacer sera invitar a unvecino a mi casa por semana. Como un ao tiene slo cincuenta y dossemanas, eso significa que me llevara casi dos aos hablar con misvecinos. Conociendo a mis vecinos como les conozco, te aseguro que todosestaran de acuerdo con hacer llegar el agua al pueblo, porque todos ellosson buenos con los nmeros. Y como les conozco, te digo, que cada unoprometera participar si los otros participasen tambin. Entonces, despusde dos aos, tendra que volver a empezar otra vez desde el principio,invitndoles de nuevo a mi casa y dicindoles que todos estn dispuestos aparticipar." "Vale", dijo Nasrudin, "pero entonces en cuatro aos estaraspreparados para comenzar el trabajo. Y al ao siguiente, el canal estaraconstruido!"

    "Hay otro problema", dijo el granjero. "Estars de acuerdo conmigo queuna vez que el canal est construido, cualquiera podr ir por agua, tantocomo si ha o no contribuido con su parte de trabajo correspondiente."

    "Lo entiendo", dijo Nasrudin . "Incluso si quisierais, no podrais vigilar

    todo el canal."

    "Pues no", dijo el granjero. "Cualquier caradura que se hubiera libradode trabajar, se beneficiara de la misma manera que los dems y sin costealguno."

    "Tengo que admitir que tienes razn", dijo Nasrudin.

    "As que como a cada uno de nosotros se nos dan bien los nmeros,

    intentaremos escabullirnos. Un da el burro no tendr fuerzas, el otro elchico de alguien tendr tos, otro la mujer de alguien estar enferma, y elnio, el burro tendrn que ir a buscar al mdico.

    Como a nosotros se nos dan bien los nmeros, intentaremos escurrirnosel bulto. Y como cada uno de nosotros sabe que los dems no harn lo quedeben, ninguno mandar a su burro o a su chico a trabajar. As, laconstruccin del canal ni siquiera se empezar."

    "Tengo que reconocer que tus razones suenan muy convincentes", dijo

    Nasrudin. Se qued pensativo por un momento, pero de repente exclam:"Conozco un pueblo al otro lado de la montaa que tiene el mismo

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    problema que ustedes tienen. Pero ellos tienen un canal desde hace yaveinte aos."

    "Efectivamente", dijo el granjero, "pero a ellos no se les dan bien los

    nmeros."

    EL ARBOL QUE SUPO SER

    Haba una vez un hermoso jardn lleno de rboles y arbustos de todas

    clases. La felicidad reinaba en l pues todos estaban contentos con lo queeran: el manzano, el peral, los limoneros, el rosal... todos eran felices.Bueno, todos no. En el centro del jardn, haba un enorme rbol, precioso,pero no era feliz, estaba triste. Envidiaba la felicidad de los dems puestodos saban lo que eran y para qu estaban en el jardn, menos l. No tenani idea de para qu serva ni qu era. Los pjaros se posaban en sus ramas,y cantaban y hacan sus nidos, pero l no les prestaba atencin, pues estabasumido en sus pensamientos tristes.

    Los dems rboles del jardn, para ayudarle, le decan lo que tena quehacer. "Mira que manzanas ms hermosas tengo" le deca el manzano. Slotienes que querer hacer manzanas y las tendrs, as de fcil.

    "No le hagas caso al manzano, le deca el peral. Es mucho ms sencillohacer peras, mrame a m, qu peras ms jugosas tengo!"

    "Qu decs, murmuraba el rosal, es muchsimo ms sencillo dar rosascomo las mas. Mirad qu colores y qu perfume tan agradable tienen!"

    El pobre rbol no saba qu hacer, quera agradar a los dems e intentabacon todas sus fuerzas que de sus ramas brotasen rosas, manzanas o peras,pero era intil, y segua sientndose infeliz.

    Un buen da, se pos sobre sus ramas un bho, que segn dicen es elanimal ms sabio de la naturaleza. Al enterarse del problema que tena ledijo:

    "No te preocupes, ese problema que tienes se puede resolver fcilmente.Slo tienes que escuchar tu voz interior, y ya vers como desaparece solo, ydespus sers feliz al igual que tus compaeros del jardn."

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    El rbol, al principio no entendi nada..."escuchar su voz interior", habadicho el bho. Qu era aquello de de su voz interior! Pens y pens y alfinal crey encontrar la solucin. Cerr los ojos, tap sus odos y abri sucorazn... y entonces la escuch. Al principio dbil, como un pequeo

    susurro... pero despus fue llegndole el sonido ms firme y al fin pudoescucharla del todo: "T no eres un manzano, as es que no puedes darmanzanas; ni un peral, as que tampoco puedes dar peras; ni tampoco eresun rosal... t eres un roble. Y la misin de un roble es crecer sano y fuertepara dar cobijo a los pjaros, sombra al caminante y frondosidad al jardn,esa es tu misin, y si la cumples sers feliz!"

    Y as fue como nuestro rbol, que era un hermoso y robusto roble, supo porfin quien era y para qu estaba all entre todos los dems rboles de aquelprecioso rincn, y nunca ms estuvo triste al contrario, fue el ms feliz ylongevo de los rboles del jardn.

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    El Pato en la EscuelaPor Miguel ngel Santos Guerra

    Cierta vez, los animales del bosque decidieron hacer algo para afrontar losproblemas del mundo nuevo y organizaron una escuela. Adoptaron un currculo de

    actividades consistente en correr, trepar, nadar y volar y para que fuera ms fcilensearlo, todos los animales se inscribieron en todas las asignaturas.

    El pato era estudiante sobresaliente en la asignatura natacin. De hecho, superior asu maestro. Obtuvo un suficiente en vuelo, pero en carrera result deficiente. Como erade aprendizaje lento en carrera tuvo que quedarse en la escuela despus de hora yabandonar la natacin para practicar la carrera. Estas ejercitaciones continuaron hastaque sus pies membranosos se desgastaron, y entonces pas a ser un alumno apenasmediano en la natacin. Pero la mediana se aceptaba en la escuela, de manera que anadie le preocup lo sucedido salvo, como es natural, al pato.

    La liebre comenz el curso como el alumno ms distinguido en carrera pero sufriun colapso nervioso por exceso de trabajo en natacin. La ardilla era sobresaliente entrepa, hasta que manifest un sndrome de frustracin en la clase de vuelo, donde sumaestro le haca comenzar desde el suelo, en vez de hacerlo desde la cima del rbol.

    Por ltimo enfermo de calambres por exceso de esfuerzo, y entonces, la calificaroncon 6 de 10, en trepa y con 4 de 10, en carrera.

    El guila era un alumno problema y recibi malas notas en conducta. En el curso detrepa superaba a todos los dems en el ejercicio de subir hasta la copa del rbol, pero seobstinaba en hacerlo a su manera.

    Al terminar el ao, un anguila anormal, que poda nadar de forma sobresaliente ytambin correr y trepar y volar un poco, obtuvo el promedio superior y la medalla al

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    Intentaremos aadir cuentos poco a poco para que disfrutis de ellos tan a menudo comopodamos. Esperamos que dejis vuestros cuentos en nuestra seccin "El bal de lostesoros".

    El regalo

    Una maestra, en el da de su cumpleaos, estaba abriendo todos los regalos que lehaban hecho cuando, de pronto, se le acerc una nia que llevaba una pequea flornaranja en su mano.

    -Vaya -dijo la maestra sorprendida al verla- dnde has encontrado esa flor tan bonita?-Bueno, en realidad no la he encontrado, he ido a buscarla. Esta es una flor que solocrece en las partes ms alejadas del bosque, justo a la orilla del lago.

    La profesora saba que el lago estaba a unos seis kilmetros de distancia de la escuela yque aquella nia habra tardado horas en conseguir la flor.Se emocion tanto que no pudo evitar derramar unas lgrimas.

    -Muchas gracias, muchas gracias, es un detalle tan, tan bonito, pero no debiste ir tanlejos para buscarme un regalo.-Bueno -contest la nia- eso tambin forma parte del regalo.

    http://juliosalashernandez.blogspot.com.es/search/label/Filosof%C3%ADa