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Antología literaria 2°2°TM

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Page 1: Antología

Antología

literaria 2°2°TM

Page 2: Antología

PRÓLOGO

Los cuentos que integran esta antología fueron realizados por los

alumnos de segundo año. Es el corolario de todo el trabajo sobre

narración realizado durante el segundo trimestre.

Fueron escritos en su totalidad por los chicos, en forma autónoma,

según pautas establecidas, y constó de varias etapas: elaboración de un

plan de escritura, redacción del cuento, dos instancias de autocorrección

(orientados por la docente a partir de los contenidos de gramática textual

y de gramática oracional vistos en la materia durante el año), una última

corrección conjunta con la docente, tanto de aspectos de la narración

como de la edición, selección del diseño y plantado en power point, y

ajustes de edición. Es un trabajo muy completo que integra aspectos

fundamentales tales como estructura y elementos de la narración,

mecanismos de cohesión, coherencia, sintaxis, uso de los tiempos

verbales, el diálogo, la descripción, ortografía, puntuación y conceptos

básicos de edición, entre otros.

Page 3: Antología

Más allá de los aspectos técnicos específicos de la materia, es destacable la

creatividad y el esfuerzo de los autores, ya que generar las historias, los

personajes, los conflictos y sus resoluciones, partiendo de una página en

blanco no es tarea sencilla, y luego, ir dando forma y puliendo la obra, como

el artesano, requiere de tiempo, paciencia y dedicación.

Como puede apreciarse, el trabajo fue muy intenso, pero el resultado está a

la vista: una vez más, los chicos nos sorprenden con su creatividad, su

sensibilidad y su humor.

A los padres: felicitaciones por el trabajo de sus hijos.

A los docentes: tenemos una tarea hermosa que vale la pena.

A los chicos: caminen, caminen… nunca se detengan. Todo lo que ven

hacia adelante es para ustedes: tomen lo bueno, procuren ignorar lo malo e

intenten reparar lo reparable con optimismo y alegría. ¡Felicitaciones por el

trabajo realizado!

La profe de Lengua

Page 4: Antología

Alien en Bosnia, de Francisco Ríos pág. 5

Nunca me olvides, de Romina Álvarez

Maldonado y Sofía Gutiérrez pág. 19

Masacre en el crucero, de Marjorie

Fernández y Tomás Radetic pág. 38

El amor eterno de Clío y Berenice, de

Casandra Pacheco y Nicolás Mancilla pág. 62

El compañero, de Jennifer Guaymaz pág. 71

La gran pelea, de Mayra Galeano y

Melanie Rodríguez Lima pág. 86

La bruja y la varita mágica en el pueblo

embrujado, de Luciano Santos pág. 91

Índice

Page 5: Antología

ALIEN EN BOSNIA Por Francisco Ríos

Page 6: Antología

Sean bienvenidos a Tintagel Huar en la costa del

mar Adriático, hoy Bosnia Herzegovina... Era plena

Edad Media cuando se comenzaba a conocer el

mundo. Y en este pueblo, un noble castillo era la

sede de gobierno totalitario de la reina Melitsa I,

donde supervisaba sus tierras y dominios, emitía

sus decretos, imponía justicia y mucho más.

Page 7: Antología

Cada ciudadano amaba la justicia y la protección de la reina... la

amaban. La amaban o morían en sus calabozos. En este mundo vivió

un hombre justo y noble, un guardia que sólo quería hacer lo correcto,

este hombre fue Odenoll pero estaba bajo las órdenes de Melitsa. Un

día él había estado rodeando el castillo y de una taberna de la esquina

salieron dos borrachos.

— ¡Fuera de aquí, Osbert! ¡Y tú también, Willwen! ¡Están

completamente tomados los dos! No quiero que los guardias estén en

mi cantina para arrestarlos! —les dijo el cantinero.

Page 8: Antología

—¡Argt! Cuando se enteren de los caballos de Paki ya verán —

gruñó Willwen.

— ¿Ahí, Willwen, ves lo mismo que yo? —preguntó su

compañero.

—Si, Osbert, un par de doncellas que necesitan compañía

masculina.

Se acercaron con una esperanza vacía de conquistarlas pero las

doncellas en Tintagel huar eran un tanto especiales, y les dieron

una paliza tan grande, que tuvo que detenerlas Odensoll.

Page 9: Antología

Una vez que las hubo separado, siguió su camino y

después entró en el castillo.

—Ven rápido, Odensoll, que necesitamos ayuda— dijo

otro guardia.

Él se acercó y vio que allí llevaban a un joven arquero

que trataba de escapar más que de luchar. pero él tenía

una orden que era atraparlo y llevarlo al calabozo.

Page 10: Antología

Se podía ver en el rostro del joven una pequeña

expresión de miedo en su cara rígida y seria. De

repente se dio por vencido al tener a casi toda la

brigada de guardias en su alrededor. Lo llevaron y

todo se solucionó.

— ¿Estuvo brava la cosa hoy, no? — le dijo un

compañero golpeándole el hombro suavemente.

—Así fueron estas últimas semanas con la nueva

reina. ¿Y qué había hecho el joven? —preguntó

Odensoll

— ¡Sé lo mismo que vos! Creo que se llama Mladen!

—¡Qué raro nombre! —le dijeron con tono bromista los

guardias.

Page 11: Antología

Tras pasar unos días sumamente ocupado en arrestos, el

noble y recto guardia por fin decidió hablar con su

majestad. pero sin esperanzas de que pudiera modificar

algo. Cuando se acercó escuchó tras la puerta que

hablaba con alguien que dijo:

—Estás ignorando tu promesa de mantener viva a

Morgan.

A lo que la reina contestó:

—Mordred… Mordred... te preocupas demasiado. habrá

mucho tiempo para eso después... pero ahora tenemos

un visitante...

Page 12: Antología

¿Cómo se dio cuenta de que alguien estaba atrás de la gran

puerta? Se sorprendió Odensor, pero lo único que podía

hacer era entrar y saludar.

— ¡Salve, reina Melitsa! ¡Salve la más grande de los

monarcas! Me presento para reportar que todos los

arrestos que Su Majestad ordenó se cumplieron. Pero tengo

una inquietud en mi mente. ¿Por qué el número de

arrestados ha aumentado dramáticamente? —dijo.

Ella contestó:

—Tranquilízate, ¿alguna, fruta, tal vez? mm... Rica. Bueno,

mira, desde que tuve el trono hubo muchos rebeldes. Pero

como recompensa de este gran informe te elijo mi guardia

de honor y jefe de toda la armada.

Page 13: Antología

Pero para Odens eso estaba mal. No era correcto que solo por sospechar le dieran un puesto superior, pero era una ventaja y lo aceptó. Había mucho por averiguar e iba a comenzar por el joven Mladen. Ahora sabía que tenía que tener sumo cuidado de no despertar sospechas de nadie o terminaría en el calabozo.

Se dirigió a paso firme hacia la prisión subterránea mientras los demás abrían paso indiferentemente. Su porte orgulloso y su mandíbula firme disimulaban sus ojos preocupados y su ligera inseguridad, que no fueron percibidos por quienes lo miraban. Oden siguió caminando sin perder el detalle hasta que encontró a Mladen, el joven arquero. Con un gesto imperioso se quedó solo con el joven en el calabozo. Le dijo:

Page 14: Antología

— Necesito tu ayuda. ¡Yo sé lo que pasa! —

Con esto, el arquero lo miró a los ojos celestes agua y dijo:

—La reina no es la reina, ella fue remplazada, de hecho capaz nunca existió Melitsa. Es un invento de una mente de arriba que la controla y quién sabe a quiénes más. Pero también tienes que saber que en el calabazo de abajo, el calabozo secreto hay algo que es como su fuente de energía un tipo de magia.

—No hay un piso más bajo —aseguró Oden.

—Eso es lo que piensas ahora —dijo Mladen.— Pero tengo que advertirte que vamos a ser vigilados y capaz no haya escapatoria si te me unes.

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Oden no titubeó en su palabra y respondió con un rotundo “Sí”

—Bueno, —respondió Mladen— ¡comencemos sacándome de este pútrido calabozo! —

Más abajo del calabozo había una pared de tierra húmeda y fría pero al apenas tocarla,

se deshizo y se abrió una jaula de un metal plateado, que tenía por piso un precipicio. Al

asomarse, vieron a Morgan, con grilletes de hierro forjado en manos y pies y

desvaneciéndose en lo profundo del calabozo del castillo. Ella peleaba en contra de sus

grilletes y se escuchaba un leve llanto. Era como que le estuvieran sacando su fuerza

vital.

Pero esta mujer era un ser un tanto extraño de contextura, pues no era humana, a lo que

quedaron atónitos. Pero no tuvieron mucho tiempo para pensar porque mientras la miraba

otro ser casi humano pero esta vez hecho como de energía oscura apareció delante y la

liberó.

Esta fuerza siguió creciendo, la tomó de la mano y salió del calabozo para sacarla,

quedando fuera de la vista del guardia y del arquero. Estos intentaron seguirlos, pero

cuando estuvieron afuera del castillo, Morgan y la misteriosa fuerza ya se habían ido y no

había huellas de estos extraños seres. Solo a lo lejos unos árboles destrozados en la

cúspide.

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Fueron lo más rápido posible y los encontraron sentados. Los

miraron y comenzaron a hablarles. Les dijo:

—Soy Morgan, no teman, yo debería temer, les contaré:

pertenezco a una raza que es usada como esclavos, que es

dominada por su reina, la que llaman Melitsa. Llevo un tiempo

encarcelada y nadie me ayudó, pero gracias por intentarlo.

Ahora voy de vuelta con mi familia bien lejos de aquí.

Page 17: Antología

Y la fuerza misteriosa agarró a Morgan

Tiempo después, hubo cambios en el reino: en primer

lugar, no estaban la reina ni unos cuantos aldeanos,

era como si estos se hubieran evacuado del mundo

conocido. ¿Pero quién remplazaría a la reina?

Con el tiempo a nadie le importó lo que pasó y

siguieron echando del bar a Willwein y Osber.

Page 18: Antología

Pero la tinta no se borra y

acá queda mi historia de

aliens en Bosnia

Herzegovina.

Escrito y diseñado por Francisco Ríos un joven que no se cree común y trata de ser

diferente. Nacido en Jujuy, provincia argentina y vive en CABA. Le gusta la música

con su actual banda. No le gusta el deporte.

Page 19: Antología

Nunca me

olvides...

Page 20: Antología

• Estaba tan emocionada, por fin iba a cumplir mi sueño de ir a

Roma a estudiar baile como lo había soñado toda mi vida.

• Mi mejor amiga, Sofía, estaba conmigo en el avión. Estaba tan

nerviosa, quizás más que yo. Mi papá nos había alquilado un

departamento, vimos las fotos por internet y en verdad la casa

era muy linda. El viaje era realmente agotador solo habíamos

llevado un par de horas volando y ya no podía más del

cansancio, me puse los audífonos, prendí el iPod y me puse a

escuchar música, cada vez mis párpados pesaban más...

Page 21: Antología

• —Hemos llegado al destino, por favor descender del lado

derecho del avión, gracias por utilizar aerolíneas Euro sur,.

Euro sur la compañía más económica y cómoda de Europa—

dijo la azafata por el altavoz.

• Mi amiga, desesperada por bajar, ya tenía todo en la mano,

en verdad estaba muy ansiosa y verle la cara al bajar fue

todo un poema. Fuimos a buscar nuestras valijas y a tomar un

taxi. El viaje fue puro silencio, pero fue silencio de admiración,

es una ciudad realmente bella y con siglos de historia

encerradas en los muros de Roma.

Page 22: Antología

• Cuando llegamos al departamento fue realmente emocionante

explorarlo, para dos chicas recién graduadas de la secundaria

era bastante grande, un baño grande con un mueble para

poder meter nuestras cosas, dos habitaciones con camas de dos

plazas y un mueble para cada una, la cocina amplia, con

varios utensilios y la sala de estar con el sofá y la televisión.

Una casa bastante cómoda.

• — Vamos, Romí, recién llegamos y quiero explorar. Vamos a

comer y a pasear un rato, es sábado y el lunes a la mañana

tenemos clases, hagamos algo divertido.

• —Mmm, estoy algo cansada pero sí, vamos, será divertido.

• Salimos a comer y cuando terminamos le dije que iba a ir al

baño para después ir a comprar, pero cuando estaba llegando

choqué con alguien.

Page 23: Antología

• —Te podrías fijar por dónde vas?

• —Disculpa. Pero el que choco fuiste vos.

• —No importa. ¿Estás bien?

• —Si, gracias—dije irónica.

• —Me alegra— dicho esto desapareció y no lo pude ver.

• Cuando terminé de ir al baño, con Sofí nos fuimos a comprar

ropa, comida y cosas para la casa. Cuando terminamos nos

dirigimos a nuestro departamento, acomodamos las cosas y me

fui a dormir.

Page 24: Antología

• El lunes por la mañana estaba totalmente distraída, fui por mis horario a la secretaria y cuando estaba llegando al aula choqué con alguien de vuelta.

• —Lo sient... Ah, ya sé soy ciega.

• —Disculpa. Tú te pusiste ahí.

• —Ten más cuidado— dijo y desapareció en el interior del aula.

• Cuando entré en el aula con Sofí me perdí en mi mundo, había muchos chicos con distintos talentos y maneras de bailar, hoy nos tocaba hip-hop. Cuando entró el profesor se limitó a tomar lista.

• —Justin Bieber, Alfredo Flores, Harry Styles, Zayn Malik...— así que ese era el nombre del tal tonto.

• El profesor nos puso en grupos de a dos y nos dijo que armáramos una pequeña coreografía para ver nuestros talentos. A mí por mala suerte me toco con Malik.

• —Bien hagamos esto rápido.

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• —Me contaron que venís de Irlanda, ¿te echaron de allá?

• —No, vine a Roma para conocer gente amable y resulta que

me encontré con vos.

• En ese momento se me ocurrió copiarme de la coreo que hice

en la clase de mi antiguo profesor. La hice y me quedó

perfecta.

• —¿Y eso de donde lo sacaste?

• —Es de una coreo que hice cuando era chica. Vamos, no es tan

difícil.

• —Bueno, mira esto.

• Lo hizo a la perfección, le salió igual, en verdad era un gran

bailarín pero jamás lo iba a admitir.

• Cuando la clase terminó nos fuimos con Sofí al apartamento,

nos tiramos rendidas en la cama, era tanta la exigencia y el

ejercicios que parecía que habíamos corrido una maratón.

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• Había pasado casi un mes y Malik y yo solo empeoramos,

peleas verbales, travesuras, insultos, etc. No había nada bien

con nosotros éramos pelea tras pelea. Por suerte Sofí encontró

el amor en la segunda semana de clases, Justin la invitó a salir

y se pusieron de novios.

• Estaba yendo al aula y de pronto veo a Malik en el piso

sollozando, me preocupé y fui en donde estaba.

• —¿Qué pasa Malik?

• —Romina, mi mamá murió...

• —¿Qué? Dale Malik dame las llaves del auto, te llevo.

• Él no hizo nada, no dijo nada, solo me las dio y salimos al

hospital, cuando llegamos y fuimos a recepción donde nos

dijeron que estaba en el cuarto piso, corrimos por las escaleras

y llegamos donde estaba el padre.

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• —Cómo pasó papá??

• —No lo sé, ¡estaba mal y de pronto se fue!—dijo llorando igual que Zayn.

• —Papá tranquilo todo ya está hecho.

• —¿Quién es ella?

• —Oh, perdón. Ella es Romina, una amiga de la escuela— se giró hacia mí y dijo— Romina él es Yaser, mi papá.

• —Un gusto, Romina—dijo Yaser.

• — El gusto es mío— le respondí.

• Fueron pasando las horas y me quedé todo el tiempo con él, solo lloraba y esperaba que Yaser terminara de hacer los papeles. Cuando terminó le dijo a Yaser que me iba a llevar. Afuera el clima era horrible, llovía a más no poder y había muchos truenos, los cuales odiaba por el miedo que le tenía. Cuando me dejó en casa, lo invité a tomar un café ya que no habíamos comido nada en todo el día.

• Estábamos en mi casa cunado la luz se cortó, me asusté; Zayn me abrazó y me tranquilizó, pero cuando un rayo cayó me aferré al brazo de Zayn.

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• —Yo estoy acá, no tengas miedo— me dijo.

• —Le tengo terror a los truenos Zayn.

• Estábamos tan cerca el uno del otro que podíamos sentir

nuestras respiraciones, pero de pronto la luz volvió y nos

separamos sobresaltados.

• —Mmmm creo que mejor me voy a mi casa— dijo medio

nervioso.

• —Bueno mejor, cuidado cuando conducís.

• Cuando se fue, a los minutos llego Sofí, contentísima. Justin

le había regalado un peluche, se veían tan bien juntos. Se

pasaron las horas viendo la tele con Sofí, ella se fue al

cuarto y yo la imité.

• Los días habían pasado y Zayn estaba bastante distinto,

ya no era el niño rico que no le importaba nada.

Page 29: Antología

• Estaba sentada en mi casa, el tiempo estaba horrible

desde hacía varios días, escuché mi celular sonar: una

llamada de Zayn, qué raro.

• —Hola, ¿qué pasa Zayn?

• —Estoy en la puerta, ¿podés bajar?

• —Sí, ahora voy.

• Bajé rápido y me lo encontré en la vereda todo

mojado por la lluvia.

• —¿Qué pasa Zayn?

• —Ya no puedo más, en serio, desde que te conocí

fuiste la única que se resistió a mí y eso me gusta, te

necesito y te quiero a mi lado, por favor sé mi novia.

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• —Solo decime que sí. Solo eso y te prometo que vas

a ser la persona más feliz de la tierra.

• Estaba demasiado conmovida, él era hermoso y en la

forma en que me lo pidió era muy lindo.

• —¡¡Zayn, sabes que sí!!

• —Sos muy especial, gracias— dijo acercándose para

plantarme un beso, tierno y lleno de amor.

• Pasaron cinco meses desde que salimos, yo me mudé

con Zayn.

• Una mañana, me levanté totalmente perezosa de la

cama y fui a la heladera, había un nota de Zayn:

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•Romina: me fui a comprar para la

semana

No me esperes para comer,

también sé que hoy salís con Sofí .

Suerte

te quiero

Zayn <3

Page 32: Antología

• Vino Sofí a comer a casa, se nos fue la hora volando y

Zayn todavía no llegaba. Me preocupé, Sofí lo notó y

me dijo que seguro no pasaba nada. Una hora

después recibí una llamada de Yaser, me dijo que

Zayn estaba en el hospital, salí corriendo. Sofí

condujo, yo no podía. Cuando llegué, pregunté en

recepción dónde estaba y corrí hasta la sala.

• —Yaser, ¿qué pasó?

• —Él estaba volviendo y chocó con un camión y

después lo trajeron, todavía no sé nada.

• —No pasa nada, todo va a estar bien— le dije para

que se tranquilice, aunque estaba tan desesperada

como él.

Page 33: Antología

• Cuando salió el doctor dijo que solo pasemos a verlo

de a uno. Pasé y no pude resistir llorar cuando lo vi

ahí tan frágil, con todos cables conectados a su

cuerpo.

• —No llores linda, todo va a estar bien— dijo Zayn.

• —Sí, es solo que me afecta un poco verte así.

• —No pasa nada todo va a salir bien, ¿si?

• —Sí. — dije con un poco de ánimo optimista.

• Cuando mi visita terminó el doctor habló conmigo dijo

que él estaba bastante mal y podría sufrir una

recaída y empeorar. Después de eso pasé a avisarle

a Zayn que iba a tomar una ducha y a bañarme en

casa y que en una hora volvía...

Page 34: Antología

• Estaba cruzando la puerta de la habitación del cuarto de Zayn y él estaba viendo a la ventana. Entré y empezó a hablar.

• —Sabés siempre tuve un loco sueño en que yo me convertía en un cantante exitoso y las chicas gritaba mi nombre.

• —”Chicas”, eso no me gusta, pero como decís vos, vas a ser un gran cantante.

• —Yo sé que no estoy bien, que puede ser que no salga de esto...

• —No te despidas, por favor no lo hagas— lo interrumpí con la voz entrecortada y llorando.

• —Quiero darte una carta por las dudas, por si todo esto sale mal.

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• —Ok—dije llorando a más no poder.

• Cuando agarré la carta y me la guardé, le di un beso en la boca, entonces las máquinas empezaron a sonar y empecé a gritar , entonces los doctores me sacaron. Después de treinta minutos salieron rendidos y lo único que me dijeron fue “lo siento”. Ahí mi mundo cayó a mis pies y nada más tenia sentido, Zayn no estaba y por más que quisiera volver en el tiempo no podía.

• Dos días después de su muerte se hizo el funeral, llegué a mi casa y me senté en el sillón a pensar, recordé todo lo que viví con Zayn y lloré hasta que me acordé de la carta, fui corriendo a mi habitación y la saque, me senté en el sillón dispuesta a leer lo que me iba a decir Zayn través de la carta.

Page 36: Antología

Romina: es difícil para mi despedirme y si estás leyendo

esto es porque es una despedida. Cómo decirte que vos

sos mi sol, sos mi ángel, mi vida, mi todo... desde que

llegaste siempre supe que íbamos a terminar juntos, será

por eso que tanto te odié al principio. Vine a Roma por

un motivo, mi motivo era cumplir mi sueño y aunque no

me convertí en un cantante exitoso, sí cumplí mi sueño,

te tuve a vos, lo más preciado que tuve en la vida. Ahora

te quiero pedir tres favores conociéndote sé que vas a

llorar hasta perder las fuerzas asi que: 1. quiero que

sigas adelante, que te enamores como me enamoré yo de

vos, que tengas una maravillosa familia e hijos; 2. que

sigas tu sueño, vas a hacer una maravillosa cantante:

Page 37: Antología

• tu voz parece la de un ángel asi que seguí tu sueño;

3. por último y más importante, nunca me olvides,

no me olvides porque yo no me voy a olvidar de vos,

te voy a estar viendo esté donde esté y te voy a cuidar

con todas mis fuerzas.

• Me caí rendida en el sillón llorando y pensando.

• —Nunca te voy a olvidar Zayn. Sos el amor de mi

vida.

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Masacre en el crucero

Por Tomás Radetic y

Marjorie Fernández

Page 39: Antología

Otro día aburrido de mi vida llegando del colegio. Aburre después de un rato que nadie te escuche mientras que tus papás solo te complican la vida.

En el lugar antes mencionado, no pasa nada más que estar sentado, escuchando cómo molesta todo tipo de “música”, tipos estúpidos escuchando a todo volumen como si no llevaran audífonos, muy molesto.

Llegar a casa y que ni el perro te salude, es…. muy… estresante…

Page 40: Antología

Aunque últimamente algo está cambiando, veo como mi mamá empieza a vigilarme más de lo habitual.

El nueve de diciembre, días después de mi cumpleaños, mamá me sorprendió con su regalo, me había comprado un boleto para un crucero por tres meses desde Argentina a Nueva Zelanda.

Agradecido exclamé:

— ¡Gracias! ¿Cuando salimos?

— No, no entendiste. Te vas solo. Pensé que lo necesitabas. Leo tus mensajes.

Page 41: Antología

No sabía si sentirme ofendido o dejado, pero instintivamente miré el boleto, decía “¡Viaje en Boarcoa, Crucero de capacidad de hasta 25.000 personas!”, en mi cuarto, seguí leyendo, al lado de Steve, mi labrador de año y medio. No muy grande, perfecto por el momento, ya que estaba escrito “Mascotas de hasta 15 kilos permitidos. Fecha de partida 17/12”.

Page 42: Antología

Sí, en ocho días. No sabía si era tiempo suficiente: tenía que empacar y llevar a Steve al veterinario porque si no, no podría subir.

Una vez que me despedí de todos mis amigos y de mi mamá; subí al taxi, el cual amablemente me dejo subir a mi fiel amigo; llegue a la entrada, me pidieron todos los papeles necesarios y fui directo a mi camarote, con la mala suerte de saltar a la cama, junto con la maleta y clavármela en la espalda. Atormentado del dolor pude notar que habían puesto una cama especial para perros y un chicle de menta, los que más odio…

Page 43: Antología

Lo que no me avisaron es que mi cuarto se situaba al lado de la morgue del barco, me di cuenta de la peor manera ya que saliendo de allí encontré a dos hombres vestidos de blanco llevando un cuerpo en camilla tapado con una mano colgando, dijeron que solo estaba enfermo, pero no soy estúpido, no sabía si sentirme emocionado o asustado, sí “emocionado” era la mejor palabra para definirlo.

Page 44: Antología

La primera noche se me ocurrió ir a la cena para no estar tan solo, todo bien, buen “espectáculo”, buena música, y un bufet, todavía no paraba de preguntarme cuánto le había salido el pasaje a

mi familia.

En el salón hubo un momento en el que las luces rojas titilaron pero no le di importancia, escuché gruñidos en las paredes aproximadamente a los veinticinco minutos de empezada la obra. Soy muy supersticioso con eso del “apocalipsis” y no se me ocurrió otra cosa que levantar mis sobras para Steve e irme corriendo junto con él al congelador de la cocina.

Page 45: Antología

Por terror, me puse a platicar con el chef, el cual trataba de calmarme (sólo habrá pensado que estaba loco).

Gritos descontrolados se empezaron a escuchar. ya temía lo peor cuando Bradley (el chef) Salió a “ayudar”. Normalmente cuando creo estas cosas no me equivoco pero rogaba por haberlo hecho, pero un vistazo a la ventana lo cambió todo. Lo que temía estaba sucediendo, gente corriendo alborotada, mordiendo a otras personas, al instante supe de qué se trataba. Steve se puso a la defensiva ladrando y llamando mucho la

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atención, pensé en ponerle fin a su vida para que no tuviera que pasar por lo que se avecinaba, con la cuchilla más cercana, pero ya era muy tarde, tenía a mi indefenso perro aullándole a un carnívoro.

El miedo me invadía, voy a dar la descripción más detallada que pude observar. Piel grisácea con muchas manchas de un gris más oscuro, corneas muy blancas con pupilas amarillas y muy dilatadas, de su boca salía una espuma muy espesa y abundante, manchando el piso cada segundo. No parecía interesado en mi can, solo en mí.

Page 47: Antología

Traté de agarrar la cuchilla lo más rápido que pude pero él ya venía corriendo hacia mí, mordió mi brazo, aunque por suerte llevaba muchas capas de camisetas y buzos, por lo cual me dio tiempo para enterrar el afilado instrumento directo en su ojo atravesando su cabeza No tuve problema en hacerlo, meses preparándome emocionalmente para eso. sabía que ya no eran humanos, gente vino amontonada hacía la cocina y en un momento de imprudencia fui el único al que se le ocurrió cerrar la puerta y trabarla con una madera.

Page 48: Antología

La decisión algo difícil fue cuando vi en una de las familias a un chico de unos cinco años convulsionando con una mordida en el cuello, ni lo pensé, levante mi arma y le corte la cabeza atravesándola una vez decapitada. Aunque trate de explicarle a sus padres y a su pequeña hermana que era inevitable mi acción parecían saberlo y aceptarlo.

Éramos unos diez, cinco hombres, tres mujeres y yo. Sólo a mí se me ocurrió exclamar:

— ¡Llenemos de sillas y objetos las puertas y ventanas!

— Ok— dijeron todos con una cara asombrada.

Page 49: Antología

Sí, con sólo 15 años cumplidos hace menos de unas semanas, me había convertido en el líder de un grupo de personas todas mayores de por lo menos 23 años. Desgraciadamente Lucy, la niña, tuvo un ataque de asma y murió. Sus padres estaban destrozados, menos de 24 horas y sus hijos ya estaban muertos. Empezamos una discusión: Decidíamos quién saldría para ver las cosas.

Page 50: Antología

Teníamos comida y agua, pero necesitábamos saber qué pasaba más allá de las puertas, pues no se escuchó ruidos en unas 20 horas y ya era una semana de tal hecho. Los “candidatos” eran siete:

Juan: Mecánico, 36 años. 1,65 m. 60 kilos. No era muy fuerte, pero tampoco había que subestimar su inteligencia y capacidades físicas

Max: Informático, 22 años. 1,88 m. 80 kilos. Escuálido. Alto pero en verdad no pensé que duraría mucho.

Alejandro: Motociclista, 45 años. 1,90 m. 120 kilos. Ese sí era de los típicos tipos fuertes y rudos, exactamente con en las películas.

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Vincent: Jubilado, 63 años. 1,67 m. 110 kilos. Típico rechoncho, viejito y gordo, pero simpático y muy agradable.

Gastón: Estudiante de intercambio, 17 años. 1,76 m. 90 kilos. Pobre, el más joven después de mí, daba pena verlo ahí solo en un rincón lamentándose por todo.

Pablo: Ex oficial, 48 años. 1,77 m. 95 kilos. Padre de las dos criaturas. El más deprimido por esta situación.

María: Modelo, 21 años. 1,60 m. 64 kilos. Se veía atraída por el tal Max, era muy linda. Los días que llevábamos atrapados no le habían afectado en nada, salvo emocionalmente.

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Por último Ana, la madre de los niños y esposa de Pablo. Nadie la metió en esto, la mujer ya había sufrido bastante.

Después de largas discusiones nos decidimos por Max.

— Lamento que hoy no sea tu día de suerte —le dije.

— Ya tuve muchos de esos —fueron sus últimas palabras antes de salir.

En el momento en que dio el primer paso afuera, más de dos mil carnívoros se acercaron espumando desde sus bocas. Lo introdujimos lo más rápido posible y cerramos la puerta. Unos vistazos rápidos y creímos que no pasaba nada, pero María gritó horrorizada:

— ¡Ahí! ¡En su espalda!

— Revisaré — dijo Pablo.

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Y entonces lo encontramos, un simple rasguño, pero era suficiente. Pablo, y todos nosotros (salvo de la desconsolada María), lo esposamos a un caño de la cocina. Pensábamos ver la transformación.

1 segundo, empezó a dilatar sus pupilas; 2, 3 ,4 segundos sus dientes se amarillentaron; 5, 6, 7, 8, 9 segundos su piel cambió a un grisáceo con manchas y su boca empezó a espumar; 10,11, 12, 13, 14, 15 segundos cayó y perdió la conciencia. 5 segundos más convulsionando y, por fin, su “Aullido” marcó el término de la transformación.

Page 54: Antología

Fue lo más traumatizante que vi. Hasta que Alejandro tomó su pistola y le dio en la cabeza. Ya no íbamos a soportar quedarnos ahí, así que sacamos el mapa y decidimos subir dos pisos hasta la cabina de comando, pues se sentía que el crucero seguía andando. Llevamos cuchillos, armas, protección y a Steve.

Preparados, Yo lideraría, Alejandro escoltaría a nuestras mujeres, Juan y Pablo cortarían cabezas, Vincent y María junto con Ana llevarían comida en unas mochilas, y Gastón llevaría herramientas por si había puertas cerradas. También llevaba platos para arrojar contra la pared provocando ruido, si era necesario distraer a los infectados.

Nada más abrir, nos atacaron, se llevaron a Pablo y lo despedazaron frente a nosotros. Alejandro nos obligó a dejar de mirar y continuar.

Page 55: Antología

— ¡Donde están las escaleras!— exclamé.

— ¡A la izquierda!— prosiguió María.

Vimos la puerta detrás de la cual, según el plano, estaban las escaleras. Gastón trató de abrirlas pero Alejandro la pateó y la rompió de un solo golpe. Subimos rápidamente, lástima que en la subida lograron llegar hasta Alejandro y Gastón, que iban últimos. Ni siquiera nos dimos cuenta.

Como las escaleras eran como un cuarto cerrado subimos hasta el pasillo final. No había ni uno sólo.

— Qué suerte— suspiramos mientras bloqueábamos la puerta con su mecanismo para no dejar que nadie entre.

Page 56: Antología

Nos dirigimos a la otra puerta al final del espacio; emocionado, Vincent intentó abrirla. Y un disparo le atravesó la cabeza mientras todos observábamos horrorizados.

De la puerta salieron tres hombres con armas y uniforme de oficiales. Ana corrió alterada hacia ellos mientras nosotros seguíamos paralizados. Le dio una bofetada al que tenía la gorra, el capitán del barco. Y con sumo odio les dijo:

— ¡Como se atreven! Somos humanos igual que ustedes.

El hombre, sin sentimiento alguno, levantó su arma y le disparó en la frente.

Page 57: Antología

Lleno del odio, levanté la mía y maté a sus dos acompañantes. Me acerqué a darle el último a él y me rogó.

— ¡Por favor no! Creímos que estaban infectados. ¿No ves que les disparé en la cabeza?

— Porque usted es un infeliz.

— No, ¡todos estamos infectados!

Juan, María y yo no sabíamos cómo reaccionar.

Juan lo levantó por el uniforme y dijo con una voz escalofriante:

— ¿Cómo que todos estamos infectados?

— Jejejejejejejejejejeje —rio y luego le escupió a la cara. Juan lo soltó y prosiguió:

— ¿De qué reís imbécil?— y le pisó el estómago.

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— ¡Ahhhhh! Te diré, te diré…

— Te escuchamos —solté.

— Todos estamos infectados, un estúpido científico o lo que sea puso algo así como un veneno en el agua y la comida. Una vez muertos, no importa de qué, si no tenemos nuestro cerebro dañado, “volvemos”.

— ¡Ahhhhhh! —lloraba María desconsolada.

Y, refiriéndose a Steve, el capitán me dijo con una risa escalofriante:

—Tranquilo chico, el virus sólo nos afecta a nosotros, no buscan a mascotas como la tuya, ni se infectan.

— Llevanos a Nueva Zelanda, como era nuestro destino —dijo Juan.

El capitán se levantó y fue a dirigir el barco en forma de que llegara solo a destino. Nos avisó que iríamos a la popa para soltar bengalas y llamar la atención cuando pasara un helicóptero o alguien los pudiera ver.

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— ¡Llegamos! — nos dijo.

— Era lo menos que podías hacer por nosotros— le respondió María, rencorosa.

— Tranquilos, aquí no nos puede hacer nad…— y escuchamos uno de los peores gritos. Sólo había quedado un carnívoro que atacó precisamente al Capitán en el brazo.

— ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh!

— Ahí voy —exclamó Juan con fastidio, y baleó la cara del zombi.

Cuando Juan se acercaba a dispararle al moribundo capitán, María lo frenó y le dijo:

—Esperá, probemos esto— Y de una cuchillada le cortó el brazo al hombre.

— ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!

— Veamos si funciona —dijo la mujer.

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— Bien, aquí vamos 1, 2, 3, 4, 5, 6… — Y el desangrado hombre terminó de transformarse atacándola.

Juan se abalanzó y de un machetazo le rebanó la cabeza verticalmente.

— ¡Me mordió! ¡Me mordió! — lloraba María en el piso.

— No, no te mordió. Tranquila, no te mordió, yo lo vi —la tranquilizaba Juan.

La chica pudo calmarse y escuchamos el ruido de los motores de un helicóptero, encontré la bengala y la disparé. Los habían contactado para salvar solo al capitán, pero nos terminaron encontrando a nosotros, por suerte.

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Estaba eufórico, había sobrevivido más de 25 días en ese “nuevo mundo”.

Pero lo que vino no fue mejor, nos encerraron a los cuatro en un cuarto de control de enfermedades. Seguíamos infectados, lo había olvidado. Al menos seguía con Steve.

Pasado un tiempo, me enteré de que después de salvarnos, quemaron el barco. Por suerte nos salvaron antes, tenían la orden de bombardearlo antes de que el virus se propagara.

No me mienten escucho temblores, llegan, o mejor dicho ellos llegaron…

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El amor eterno de Clío y Berenice

Por Nicolás Mancilla y Casandra Pacheco

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Hubo una vez una chica llamada Clío. Era delgada, su piel era

blanca cual yeso, sus ojos eran tan azules como el mar, sus labios

eran rojizos como una rosa en verano; su cabello negro y

ondulado podía atraer la atención de cualquier muchacho, sin

embargo a ella no le importaba. Ella creía que su amor verdadero

la estaba esperando, solo que no sabía cómo era ni quien era,

solo sabía que cuando lo encontrara lo reconocería en el instante.

Clío era una aldeana común como todas las demás, su familia

estaba formada por sus padres y su hermano, eran pobres y lo

poco que tenían lo adquirían con mucho trabajo, sin embargo eran

felices. Sus padres eran Aglaía y Atanasio y su hermano se

llamaba Eunice. Ellos vivían en Delfos (ciudad de Grecia).

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Clío había nacido el mismo día que el príncipe Berenice. Luego de tanto trabajo para poder comer, Clío y su familia fueron al palacio real para una audiencia a la mañana del siguiente día con su majestad, el rey Liceo, la reina Eulalia y por supuesto el príncipe Berenice para hablar sobre los nuevos impuestos. Eran muy elevados, nadie los podía pagar. Los padres de Clío y su hermano habían quedado asombrados por los lujos de los reyes y estaban dispuestos a escuchar los consejos y quejas de los campesinos y el rey con una voz fuerte dijo: —Dime, estimado aldeano, ¿qué es lo que te está molestando? Atanasio respondió con sumo respeto al rey: —Los impuestos son muy elevados, los aldeanos apenas podemos pagarlos, perderemos todo si los pagamos.

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—Tal vez tengas razón, me he excedido un poco con los nuevos impuestos. Los bajaré a una cifra más placentera para ustedes, los aldeanos, y debo felicitarlo por tan hermosa familia tiene: un hijo muy apuesto y una esposa y una hija extraordinariamente bellas. —Gracias, Su Majestad, y con su permiso nos retiramos. —contestó Atanasio. Gracias, Su Majestad, y con su permiso nos retiramos. —contestó Atanasio. —Claro, mi buen aldeano, pero antes de que se vayan les quiero presentar a mi hijo el príncipe Berenice Berenice y Clío se enamoraron al segundo de haberse mirado —¡¡¡Hola!!!!! —dijo entusiasmado el príncipe a la hermosa joven al besarle su mano

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—Hola. Dijo Clío temerosa de ofender al príncipe —Eres la joven más hermosa que he visto jamás —Gracias, tú eres muy apuesto también. El rey, al ver que su hijo estaba muy impresionado por la joven, decidió invitarla a ella y a su familia a la fiesta de cumpleaños del príncipe. La humilde familia agradeció y aceptaron con mucha felicidad. Llego el día de la fiesta del príncipe que Clío y su mamá había llevado puesto dos vestidos que ellas mismas habían confeccionado en cambio, su padre y su hermano, no se concentraron mucho en lo que iban a usar. —Disculpe señor Atanasio me puedo llevar a su hija un segundo. —dijo el príncipe Berenice. —Por supuesto. —dijo, Atanasio.

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Berenice llevó a Clío hacia los rosales del castillo. —Eres la primera mujer que traigo aquí—dijo el príncipe. —Es algo tonto pero me siento halagada. —Noto que estas algo distraída ¿qué es lo que te ocurre? — dijo el príncipe con voz suave . —Hoy también es mi cumpleaños sin embargo nadie lo ha recordado porque también es el suyo su majestad. Dijo inclinándose —Lo siento mucho no era mi intención opacarte en tu día. Al ver que su disculpa no resultó, cortó la rosa más hermosa del jardín y dijo —Pensé que no es mucho pero es lo único que puedo darte en este momento Clío sonrió y dijo con su melodiosa voz.

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—Es el regalo más hermoso que me han dado y no lo digo solo porque usted sea el príncipe estoy siendo totalmente sincera. Pasaron horas y horas hablando pero mientras ellos estaban en el mundo perfecto. Por desgracia los dioses que ellos tanto adoraban los estaban envidiándolos desde los cielos. Apolo, el dios de la profecía quien había estado observando a Clío durante toda su vida porque estaba enamorado de ella desde que había nacido Estaba planeando una vileza con Afrodita, que estaba enamorada de Berenice para separarlos. Cuando por fin se les ocurrió el plan perfecto. —Les daremos dos opciones le daremos a elegir entre la vida junto a nosotros y sus muertes. Dijo muy firme: —No se negarán. Contestó Afrodita muy contenta

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A la mañana siguiente, Apolo y Afrodita bajaron a la tierra donde estaba Berenice y Clío. Apolo con voz furiosa dijo: —Hemos estado observándolos durante años. —dijo Apolo —Y venimos a hacerles una propuesta Clío te propongo vivir los dos juntos en el Olimpo como mi amada. Afrodita le había propuesto lo mismo a Berenice ambos se negaron; no querían estar separados. Apolo y Afrodita furiosos dijeron: “O viven con nosotros en el Olimpo o eligen la muerte...” Berenice y Clío se miraron y ambos contestaron: “Elijo la muerte.” Los dioses, sorprendidos por sus respuestas, decidieron no matarlos pero hicieron que Deméter los transformara a los dos en árboles juntos y sentenciaron a sus almas a permanecer por siempre en esos dos árboles. Sus familias lloraron sus muertes no entendían por qué, ni qué les había pasado. Vieron que estaban naciendo dos árboles juntos. A lo lejos, habían crecido.

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Nicolás Mancilla nació en Buenos Aires el 1 de noviembre de 1998. Está en 2° año de la Escuela de Comercio N° 31 de CABA. En su tiempo libre le gusta armar computadora, También programar computadoras y hacer taekwondo Casandra Pacheco nació en bs. As. El 11 de marzo de 1999. esta cursando el 2°año de la escuela de comercio n°31 de CABA. En su tiempo libre disfruta de escribir poesía y de practicar gimnasia artística

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~^EL COMPAÑERO^~

Por Jennifer Guaymaz

Page 72: Antología

Hace mucho tiempo en Córdoba, vivía un chico

llamado Ezequiel que ayudaba a su papá en las

tareas del campo.

Un día, su padre se enfermó muy gravemente.

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—Hijo, le dijo antes de morir, como no tengo nada valioso para

dejarte, te regalaré un sueño para ser feliz.

Y esa noche Ezequiel soñó que su padre le mostraba una chica

hermosa de ojos verdes y cabellos rojos. Cuando se despertó,

comprendió que, para ser feliz, debía encontrar a la chica y se

fue de viaje.

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Por el camino vio dos hombres que amenazaban a un viejito

porque les debía plata.

—¡Déjenlo en paz! —lo defendió— Yo voy a pagar lo lo que

le debe.

—Fuiste tan bueno conmigo que te lo recompensaré. —le dijo

emocionado el viejito.

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Ezequiel siguió su viaje. Después se le acercó un

caminante que tenía una mirada dulce y agradable. Sin

conocerlo, Ezequiel le contó su historia y el hombre le dijo

que lo iba ayudar a cumplir su sueño.

Page 76: Antología

Luego de caminar algunas horas encontraron a una viejita

que cargaba un montón de leña. Cuando cruzaba el río, la

viejita se cayó y se lastimo el pie. Entonces, el compañero de

Ezequiel sacó un frasco y derramó tres gotas sobre la

herida. La viejita se curó enseguida y muy agradecida le

regaló una capa mágica con la que podía volverse invisible.

Page 77: Antología

Ezequiel y su compañero siguieron el viaje.

Más tarde, mientras comían, aparecieron unos pájaros que

tenían hambre y los compañeros de Ezequiel les dieron toda

su comida. Los pájaros agradecidos le regalaron un par de

alas doradas con las que podía volar.

Page 78: Antología

Ezequiel y sus compañeros siguieron caminando y al atardecer

llegaron a una casa donde un titiritero ofrecía un espectáculo.

De repente un perro mordió a uno de los muñecos y lo

destrozó.

El compañero de viaje de Ezequiel echó tres gotas de su

misterioso frasco sobre la marioneta que de inmediato quedó

como nueva. El titiritero le dio las gracias y el regaló un par

de tijeras.

Page 79: Antología

—No tengo otra cosa, pero quizás algún día te

sean útiles. —le dijo.

Ezequiel y su compañero llegaron entonces a La Plata. Era

un lugar muy lindo, pero todos ahí estaban tristes, porque el

ogro de la montaña había hecho prisionera a la única hija

del rey Pablo.

Page 80: Antología

.

Para salvarla, había que averiguar cuál era la debilidad del

poder del ogro.

Ezequiel decidió rescatarla. Pero no sabía cómo. Su

compañero de viaje decidió ayudarlo y le prestó las alas de

pájaro, la capa mágica y las tijeras.

Page 81: Antología

Esa noche, Ezequiel se puso las alas de pájaro y voló

hasta la montaña. Ahí vio a Tamara que estaba

prisionera. Era de verdad hermosa, Con su pelo rojo y

sus ojos verdes. Y comprendió que ella era la chica de su

sueño.

Page 82: Antología

—Vengo a liberarte. —le dijo.

Pero tengo que averiguar cuál es la debilidad de poder del

ogro.

En ese momento apareció el ogro. Ezequiel se tapó con la

capa mágica y se volvió invisible. Tamara rápidamente le

hizo muchas preguntas hasta que el ogro confesó que la

fuente de su poder estaba en su barba gris.

Page 83: Antología

Entonces, el muchacho esperó hasta que el ogro se quedara

dormido tapado con la capa mágica que lo hacía invisible, se

acercó al ogro, sacó las tijeras y le cortó la barba. El ogro

perdió todo su poder, y se transformó en un horrible pájaro

desplumado.

Así Ezequiel pudo liberar a Tamara y llevarla de nuevo a

La Plata, donde al poco tiempo se casaron.

Page 84: Antología

Después de la fiesta, el compañero se despidió de Ezequiel,

quien le pidió que se quedara a vivir con ellos.

—No puedo. —Respondió— Ya cumplí mi misión. Me

mandó el viejito que una vez ayudaste, Ahora debo volver

con él para recompensar a otras personas tan buenas como vos.

Page 85: Antología

Y se fue. Ezequiel no volvió a verlo nunca más, pero nunca

se olvidó de él.

.

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LA GRAN PELEA

POR MAYRA GALEANO Y MELANIE RODRÍGUEZ LIMA

Page 87: Antología

Les voy a contar una historia que pasó hace aproximadamente un año en el Abasto. Era un día como todos los otros, eran las 12:00 am, había mucho sol, los niños corrían. Lucas era un chico muy bueno pero muy celoso, le gustaba salir a divertirse con sus amigos y pasar tiempo con su novia y su familia, era alto y tenía unos ojos marrones claros que brillaban. Él tenía una novia muy bella que se llamaba Micaela. Ella era petisa, morocha, muy bonita y muy simpática le gustaba pasar el tiempo cuidando a sus sobrinos, porque su hermana trabajaba mucho.

Un día fueron juntos a la casa de Lucas y el perro recibió a los ladridos a Micaela. Ella del susto le metió una patada y lo lastimó, entonces Lucas se enojó con ella y Micaela se fue llorando. En el camino se cruzó con el mejor amigo de Lucas que se llama Matías, él era alto con ojos celestes y era muy bueno, pero medio tímido. Él le preguntó qué le había pasado. Ella le contó la discusión con Lucas, entonces Matías la invitó a comer para poder hablar más tranquilos y de paso levantarle el ánimo.

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Cuando se sentaron a comer apareció Lucas, desconfió al verlos juntos e hizo una escena de celos. Cuando Matias y Micaela quisieron explicarle, él los calló a los gritos:

— ¿Qué hacen juntos? ¡Pensé que eras mi amigo! —dijo Lucas.

—Es que soy tu amigo, ella estaba mal y la invite a sa…

—¡No me importa no quiero hablar más con ustedes, para mí no existen más! —lo interrumpió gritando.

Lucas se va y Micaela llorando lo agarró del brazo y él la empujó y se fue rápidamente. Pasan dos semanas, y ellos siguieron sin hablarse hasta que un día Matías fue a la casa de Lucas para poder aclarar todo. Lucas lo atendió y le dijo:

— ¿Qué haces acá?

—Vine a arreglar las cosas, no me gusta estar distanciado con vos, por un mal entendido, déjame explicarte

—Bueno decime…

—Micaela salió de tu casa llorando y le pregunté qué le había pasado y me empezó a explicar, entonces la invité a comer para subirle el ánimo.

— ¿En serio me decís? ¿No me mentís?

—No amigo para qué te voy a mentir, aparte sabes cómo soy, nos conocemos desde que tenemos 3 años…

—Tenes razón Mati, perdóname por desconfiar, pasa que me puse celoso no sé por qué, no te das una idea de lo que la amo ..

Page 89: Antología

—No pasa nada Lu, sé lo que significa para vos Mica, soy incapaz de lastimarte.

Se dieron un abrazo y en ese momento sonó el timbre.

— ¿Quién es? —dijo Lucas

—Soy Micaela, ¿podemos hablar?

—Sí.

Bajó y cuando Micaela le quizo explicar, Lucas la callo con un beso y le dijo:

— Matias ya me explico todo, perdóname por reaccionar así te amo mi amor.

—Está bien, yo también te pido perdón por lo que sucedió con tu perro. Te amo mucho más mi amor y si no vine a aclarar las cosas antes es porque estaba ocupada cuidando a mis sobrinos y además estaba un poco enojada.

— Bueno está bien, yo también estaba enojado, ahora lo que importa es que estamos bien, ¿vamos arriba que lo dejé a Matí solo?

— Bueno, dale.

Micaela y Lucas subieron de la mano y Matías dice:

— Qué tiernos, ya se arreglaron. ¿Vamos a tomar un helado?

— Bueno, dale —dijeron al mismo tiempo Micaela y Lucas.

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Biografías:

Melanie Rodrigues : Nació el 12/07/1998, vive en Villa

Crespo, Buenos Aires, Argentina. Asiste a la Escuela de

Comercio N° 31 “Naciones Unidas”.

Mayra Galeano: Nació el 13/05/1998, vive en Palermo,

Buenos Aires, Argentina. Asiste a la Escuela de

Comercio N° 31 “Naciones Unidas”.

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Escuela de Comercio N° 31

D. E. 9

CABA

Noviembre 2013