anemia hemolítica adquirida por autoanticucrpos calientes
TRANSCRIPT
Rev. Med. Univ. i\iavarm XI; 253, 1967
UNIVERSIDAD DE NAVARRA. FACULTAD DE MEDICINA
DEPARTAMENTO DE MEDICINA INTERNA
Y LABORATORIO CLINICO
Anemia hemolítica adquirida por autoanticucrpos calientes
A propósito de dos casos
J. Bueno Gómez, A. Rivera, A. López Borrasca y S. García Merlo
El descubrimiento de que el organismo, en determinadas circunstancias, puede reaccionar contra sus propias células y tejidos, ha supuesto una revolución en la patogenia de múltiples enfermedades.
Normalmente, el sistema inmunitario ha aprendido, durante la época embrionaria, a reconocer a las sustancias propias co· mo tales. Este "reconocimiento de lo propio" implica la "tolerancia inmunológiq1" con respecto a esos diversísimos componentes orgánicos. Así, podría definirse la normal homeostasis inmunitaria c;:omo "organismo que se tolera a sí misrrio".
Tal equilibrio puede, sin embargo, romperse en variadas circunstancias. Entonces, el sistema celular inmunocompetente reacciona con anticuerpos contra las células o componentes tisulares propios. Se desarrolla una enfermedad de base inmunitaria: la enfermedad autoinmune.
Existen muy diversas posibilidades patogenéticas de enfermedad autoinmune,
que, de acuerdo con Hoppe y Gerhartz 9,
podrían esquematizarse como sigue:
l. Modificaciones cuantitativas y cuali. tativas de los antigenos propios.
a. Alteraciones cualitativas moleculares pueden acaecer tras la agresión por agentes bacterianos o virales. Las proteínas orgánicas así modificadas actúan como antígenos y provocarían la correspondiente formación de anticuerpos. Ello es sobre todo tí· pico en ciertas enfermedades virásicas, por ejemplo, hepatititis epidémica o mononucleosis infecciosa.
b. Determinados agentes químicos pueden actuar como haptenos uniéndose a las proteínas celulares. El complejo hapteno más proteína orgánica se comporta como antígeno. El anticuerpo por él provocado reacciona contra la propia estructura orgáni-
254 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
c.
ca. Ejemplo típico: la púrpura trombopénica por Sedormid.
Otras veces se trata de modificaciones cuantitativas del antígeno própio. La tiroglobulina, por ejemplo, apenas si tiene contacto normalmente con el sistema inmunocompetente, y lo mismo otras muchas proteínas orgánicas (las del espermatozoide o del cristalino). Si por cualquier razón (traumatismo, inflamación) estas proteinas pasan a la sangre, el sistema inmunitario responde formando los correspondientes anticuerpos. Dichos anticuerpos reaccionan con los correspondientes parénquimas originando la enfermedad autoalérgica.
2. Disfunciones del sistema celular inmunitario.
También una excesiva y anárquica función del sistema inmunocompetente, o bien una extrema susceptibilidad del mismo a estímulos antigénicos subliminares, pueden ser responsables del fenómeno autoinmune. Tal es el caso de las autoinmunopatías desarrolladas en el curso de leucemia o linfadenosis, así como de las reticulosis paraproteinémicas: mieloma y ma:::roglobulinemia de Waldenstrom.
Siguiendo la hipótesis de Burnet de la sele:::ióü clonal, correspondería este grupo a la proliferación de los "clonos prohibidos", entendida tal "prohibición" en tanto en cuanto son los clonos relacionados con las propias proteinas orgánicas. Otro ejemplo relacionado con este camino pa -togenético .es la miastenia gravis apare:::ida en el curso de un timoma o per::isten:::ia tímica. Para las colagenosis, en las que se demostró una patogenia autoinmune, se postula así mis-
mo una especial susceptibilidad de las células inmunocompetentes a estímulos antigénicos procedentes del propio organismo.
3. Por último, algunos heteroanticuerpos específicos contra virus, bacterias y otros antígenos pueden mostrar también apetencia contra componentes propios. Es decir, una especie de reacción cruzada inespecífica. Tal sería el caso de los fenómenos autoinmunitarios tras la inyección de determinadas hormonas heterólogas, por ejemplo, la insulina de cerdo.
MacKay y Burnet 12 han expresado una serie de criterios clínicos, inmunológicos y patológicos que permiten sospechar la patogenia autoinmune de un determinado cuadro clínico :
1. La elevación del nivel de gamma globulinas por encima de 1,5 gramos % , expresiva de la hiperfunción de las células productoras de anticuerpos.
2. Demostración, por diversos métodos, de autoanticuerpos dirigidos contra componentes del propio organismo.
3. El depósito, en los lugares de elección, de gammaglobulinas o de sustancias resultantes de la unión antígeno anticuerpo. La demostración tisular de tales complejos por medio de la inmunofluorescencia constituye una elegante afirmación del mecanismo inmunitario lesiona!.
4. La infiltración de linfocitos y células plasmáticas en los tejidos dañados. En definitiva, ambos tipos celulares son representantes del sistema inmunitario; tienen, por tanto, carácter patogénico.
5. La a veces brillante mejoría del cuadro clínico con los corticosteroides. El mecanismo de acción de tales hormonas es objeto de múltiples dudas. Por una parte actúan deprimien-
Diáembre 1967 ANEMIA HEMOLÍTICA POR AUTOANTJCUERPOS CALIENTES 255
do la producción de anticuerpos. De otro lado, al parecer, inhiben o retrasan la reacción antígeno-anticuerpo. En todo caso, la buena respuesta a los esteroides corticales es indicio de mecanismo inmunitario.
6. La asociación de un determinado cuadro clínico con otro de reconocida patogenia autoinmune es indiciaria del mismo mecanismo para los fenómenos asociados.
Witebsky 29 establece asimismo una serie de criterios que la enfermedad autoinmune debe llenar:
1. Demostración directa de anticuerpos circulantes libres que han de reaccionar a la temperatura corporal, o bien demostración indirecta de anticuerpos fijos.
2. Identificación del antígeno contra el cual se dirigen los anticuerpos.
3. Posibilidad de inducir en el animal de experiencia la formación de anticuerpos contra el mismo antígeno.
4. Aparición en el animal de lesiones histológicas superponibles a las halladas espontáneamente en el hombre.
5. Posibilidad de transmitir la enfermedad de un animal enfermo a uno sa -no, bien mediante suero (que contiene anticuerpos) o bien por medio de células inmunocompetentes del animal inmunizado activamente.
ANEMIAS AUTO-INMUNES
De todas las enfermedades por autoinmunidad son las anemias hemolíticas autoinmunes las que constituyen el más claro ejemplo. En ellas es muy objetiva la demostración de anticuerpos circulantes o fijos al eritrocito cuyo carácter patogénico resulta evidente. Es también de las pocas enfermedades que hallan un
correlato en el reino animal. Es por ello que la atención de los inmunólogos y los clínicos se ha fijado en este conjunto de procesos cuyo nexo común es el hallazgo de una hiperhemo1isis debida a autoanticuerpos contra las propias células rojas.
Para el sistema eritrocitario se admiten por Dacie 3 tres mecanismos autoinmunes fundamentales :
l. Alteración de la membrana eritrocitaria por bacterias, virus y enzimas. Los eritrocitos adquieren potencia antigénica. Los anticuerpos despertados por su influencia reaccionan también con los eritrocitos normales.
contra hematíes, a cargo de anticuerpos engendrados por otras causas: por ejemplo, aglutininas frías en la neumonía vírica.
3. Pérdida -por causas no bien conocidas- de la tolerancia a los eritrocitos propios, con la subsiguiente formación de anticuerpos contra los mismos.
La serología, esto es, el estudio de la clase de los anticuerpos inducidos y el modo de reacción antígeno-anticuerpo, es punto de capital importancia para una adecuada clasificación patogenética de las anemias hemolíticas autoinmunes. De los mecanismos fundamentales arriba expuestos se deduce su multiplicidad. En efecto, los anticuerpos autohemolíticos pueden ser de diverso tipo atendiendo a distintos aspectos:
1. Según se comporten como anticuerpos completos o incompletos. Estos últimos son "monovalentes" o "bloqueantes", y -una vez adheridos a superficie eritrocitaria- precisan la colaboración de la antiglobulina o sustancias coloides para provocar la formación de "puentes intercelulares aglutinantes''. Son los más frecuentes y a esa clase pertenece la mayoría
256 J. BUENO GOMEZ, A. !UVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
de los anticuerpos "calientes". Los completos provocan su efecto eritrocitario por sí mismos ; son anticuerpos bivalentes, y a ellos pertenecen fundamentalmente 1 a s aglutininas frías.
2. Según su capacidad reactiva en relación con la temperatura. Se distingue entre autoanticuerpos "calientes", que actúan a la temperatura corporal (37°C) y "fríos", que son activos a bajas temperaturas y no a la temperatura normal. Un comportamiento intermedio es el representado por las hemosilinas "bitérmicas" de Donath-Landsteiner, propias de la hemoglobinuria paroxística "a frigore": se unen a los hematíes sólo por deba. de los 15ºC, pero la hemolisis propiamente dicha no tiene lugar hasta que la temperatura asciende a zonas normales.
3. Ya que se trata de globulinas, según su clase dentro del grupo de las inmunoglobulinas. Así, los autoanticuerpos calientes incompletos son globulinas gamma-2, IgG, tipo 7S, mientras los autoanticuerpos fríos pertenecen a la fracción beta-2M, de carácter macroglobulínico 19-S.
4. Según su carácter específico o no. Muchos anticuerpos antieritrocitarios están dirigidos contra determinados grupos antigénicos del soma eritrocítico, por ejemplo, contra los diversos componentes del grupo Rh. Otras veces no es posible demostrar dicha especificidad y entonces se habla de su carácter "inespecífico".
En la tabla-resumen que tomamos de Dacie 5 quedan expuestas las características fundamentales de los autoanticuerpos fríos y calientes.
"CALIENTES" "FRIOS" Naturaleza Electroforesis Sedimentación
Clase de anticuerpos Completo o incompleto
Potencialidad hemolítica
Test de Coombs Presencia de prozona Efecto adición gammaglob.
al suero antiglob.
Dependencia del complemento
Reacción con suero antigammaglobulina
Reacción con suero no antigamma
Tennosensibilidad
Especificidad
gamma-2 7S
Usualmente incompleto raramente aglutinina
Incapaz lisar células normales o tratadas con enzimas.
Frecuente Usualmente marcada inhi
bición
Independiente
Siempre positiva
Puede ser positiva
Máxima actividad a los 37º e
Usualmente "no específicos"; en 1 /3 casos "espec·ificidad" a n .ti - R h, asociada a elementos no "específicos".
Completo
beta-2M 19S
Típicamente lisa células rojas normales. Si tratadas con enzimas más intensamente.
No prozona No inhibición por peque
ñas dosis de gammaglobulina.
Depediente
Negativa; puede ser positiva débil
Siempre muy positiva
Típicamente no activos a los 37° e
"Anti-!", típicamente en la enfermedad por crioaglutininas; menos frecuentemente en las formas secundarias.
Diciembre 1967 ANEMIA HEMOLiTlCA POR AUTOANT!CUERPOS CALIENTES 257
Un punto de gran interés, previo al estudio nosológico de las anemias hemolíticas autoinmunes por anticuerpos calientes, es el mecanismo de acción de los anticuerpos en general. In vitro se diferencian netamente de los anticuerpos completos e incompletos. Los primeros provocan una aglutinación espontánea e inmediata· o bien, con la ayuda del complemento, desencadenan la rápida lisis del hematíe. Los anticuerpos incompletos "cubren" al hematíe y solo son demostrables in vitro mediante el test de la antiglobulina de Coombs. In vivo existen también diferencias, al parecer. Los "autoaglutinados", a consecuencia de anticuerpos incompletos, se detienen en los "estrechos" de diversos capilares de todos los territorios orgánicos, sobre todo del hígado y el bazo. La alteración mecánica de la membrana eritrocitaria condicionada por el estasis sería la responsable de la lisis celular (Schubothe 24).
Otro es el caso de las hemolisimas con consumo de complemento: aquí se lleva a cabo una auténtica destrucción inmediata del hematíe, como se puede demostrar con la "prueba del dedo" de Ehrlich *. Menos conocida aún es la acción de los anticuerpos incompletos. Es probable que en todo caso condicionen alteraciones estructurales de la membrana que hacen al hematíe más frágil ante los mecanismos de lisis normal.
Los hematíes no del todo destruidos pueden ser, además, fagocitados por diversas células, tanto fijas como móviles, dando lugar a un fenómeno celular de notable representatividad en el cuadro. morfológico de las anemias hemolíticas. En
• En 1881, propuso Paul Ehrlich 1a prueba para la demostración de una hemolisis in vivo: se provoca é.stasis por 1igadura en un dedo y se introduce en agua muy fría durante unos minutos ; a continuación se introduce en agua caliente. La extracción de sangre del dedo antes de soltar la ligadora muestra en el plasma la existencia de una notable cantidad de Hb libre, expresión de la hiperhemolisis local.
el bazo, por ejemplo, se hallan muy abundantes imágenes de eritrofagocitosis en sus senos (Rappaport y Crosby) 21
al igual que en el hígado a cargo de la células de Kupffer, o en el retículo de la médula ósea (Herrador y de Castro) 6•
Clasificación de las anemias autoinmunes '
Actualmente se adopta Jna clasificacióri: etiopatogénica en la que quedan representados de un lado el tipo de anticuerpo implicado y de otro la causa que les ha dado lugar:
l. Anemias hemolíticas autoinmunes por anticuerpos calientes:
a. Primarias e idiopáticas. b. Secundarias o sintomáticas.
II. Anemias hemolíticas autoinmunes por crioaglutininas:
a. Primarias. b. Sintomáticas.
III. Anemias hemolíticas autoinmunes por hemolisinas bitérmicas, tipo Donath-Landsteiner. Hemoglobinuria paroxística nocturna :
a. Sifilítica. b. No sifilítica, aguda y crónica.
IV. Un caso especial lo constituyen, por las razones arriba citadas, las anemias autoinmunes secundarias a un mecanismo químico-alérgico.
ANEMIA AUTOINMUNE POR ANTICUERPOS
CALIENTES
De todas ellas vamos a ocuparnos espe-, cialmente del grupo 1, esto es, de las anemias autoinmunes causadas por anticuerpos "calientes". Son indudablemente las más frecuentes, hasta constituir prácticamente más de un 70 % (129 de
· 175) de los síndromes anémicos autoinmunes en determinadas estadísticas (Dacie) ·~ .
258 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
Clínicamente se distinguen dos variedades, la idiopática y las secundarias. Estas últimas se presentan a consecuencia de cualquier otro proceso fundamental, principalmente enfermedades del sistema linforeticular o colagenosis (sobre todo el lupus eritematoso diseminado).
La:, anemia hemolítica autoinmune idiopáfica ha recibido la mayor atención por ser proceso relativamente frecuente y exhibir caracteres de modelo en cuanto a a su carácter de enfermedad autoinmune. Vamos a tratar de exponer in extenso sus rasgos fundamentales.
Distribución
No presenta una distribuc10n ni preferencia especiales. Sobreviene en cualquier edad y raza y sólo muestra una ligera predilección por el sexo femenino (Martín y Nowicki) I4.
Sintomatología
La. enfermedad puede adoptar muy diversos grados (Dacie) 4• En ocasiones -sobre todo, aunque no exclusivamente, en niños- ofrece un cuadro febril muy agudo con el desarrollo rápido de una intensa anemia, hemoglobinuria, postración, shock, cuadro que justifica hablar de anemia hemolítica aguda. Otras veces el curso de comienzo agudo va declinando lentamente --de forma espontánea o por efecto de la medicaciónhasta desembocar en un cierto estado de cronicidad. Otros casos ofrecen una evolución cíclica con episodios agudos recidivantes. Y, por último, otros enfermos presentan un cuadro de comienzo lento con una evolución también crónica.
La sintomatología que presentan estos enfermos se puede esquematizar en los diversos grupos de distinta expresividad fisiopatológica:
1. Síndrome anémico. Puede ser de
grado variable, en relación con la intensidad de la hipoxia: taquicardia, disnea, cefaleas, dolor precordial, vértigos y otros síntomas cerebrales (con E. E. G. patológico).
2. Síndrome hemolítico, generalmente poco expresivo. En casos agudos, crisis febriles. En los casos de evolución crónica sin una especial sintomatología subjetiva, puede dominar el cuadro objetivo de una ictericia cuyo carácter puntualizaremos más tarde.
3. En raros casos, aparición de equimosis de muy variada localización, debidas a la obstrucción por aglutinación de hematíes y hemorragia secundaria en la luz de arteriolas y vénulas superficiales.
La exploración clínica del enfermo con este tipo de anemia hemolítica muestra, congruentemente con los síntomas antes apuntados, los siguientes datos:
l. Palidez cutáneo-mucosa más o menos intensa, y los datos de disnea, taquicardia, etc., típicos del síndrome anémico.
2. Ictericia acolúrica, con fuerte eliminación de urobilinógeno urinario y fecal y elevación en sangre de la bilirrubina indirecta, no conjugada. En ocasiones, en casos graves, se puede hallar bilirrubinuria, muestra de una elevación de la bilirrubina directa en suero. Son estos los casos en que sobrevino una lesión hepática por necrosis focal múltiple (Dacie).
La esplenomegalia se encuentra en la gran mayoría de los pacientes. No suele ser un bazo tan grande como el de la anemia microesferocítica hereditaria, sobresaliendo bajo la arcada costal unos 3-4 cm. Es blando, desplazable e indoloro, excepto en casos crónicos de larga duración en los que se produjeron episodios de trombosis con periesplenitis y colagenización. En los casos con brotes agu-
Diciembre 1967 ANEMIA HEMOLiTICA POR AUTOANTICUERPOS CALIENTES 259
dos recidivantes suele remitir la esplenomegalia en las fases intercríticas.
El hígado es, en la mayoría de los casos, normal. En algunos puede objetivarse una hepatomegalia discreta con hígado blando e indoloro.
La intensa pleocromia fecal es un signo siempre valedero de hiperhem6lisis. Pisciotta y cols 20 publicaron un caso, sometido a transfusiones preoperatorias, que eliminaba la enorme cantidad de 20.000 mgr diarios de estercobilina.
Rasgos hematológicos
El grado de anemia es también muy variable. Es frecuente la existencia, en sangre periférica, de abundantes macrocitos que derivan de una eritropoyesis macronormoblástica "de urgencia". Junto a ellos los microesferocitos contribuyen a dar una imagen de marcada anisocitosis, con grandes diferencias de diámetro eritrocitario y curva de Price-J ones de más amplia base.
Como en otros tipos de enfermedad hemolítica es la regla hallar un aumento de los reticulocitos en sangre periférica. En casos o fases agudas puede alcanzar cifras de hasta 50 % que luego ceden prontamente al mejorar el cuadro. En las graves crisis aplásticas intercurrentes puede desaparecer la reticulocitosis, tomando ello entonces el carácter de signo ominoso.
También se encuentran a menudo en sangre periférica células nucleadas de la serie roja, normoblastos por demás normales, que son expresión de la extremadamente activa eritropoyesis, con focos tal vez extramedulares.
Para contribuir a dar un carácter más personal y polimorfo al hemograma de la enfermedad hemolítica hay que ·sumar otros dos elementos: los siderocitos y la eritrofagocitosis. Los primeros, células ro-
jas conteniendo gránulos sideróticos, se hallan en relación - al parecer- con una eritropoyesis rápida ante el gran aumento de las exigencias periféricas. También se puede observar eritrofagocitosis en sangre periférica, sobre todo a expensas de monocitos y más raramente de leucocitos n·eutrófilos.
Todos estos elementos formes de sangre periférica pueden ser objeto de autoaglutinación espontánea, visible en microscopio o a simple vista, que se presenta sobre todo con títulos altos de anticuerpos. Tal aglutinación espontánea debe ser diferenciada de la formación de rouleaux, hecho de origen conocidamente muy distinto.
Como en otros síndromes hemolíticos, la médula ósea muestra una notable hiperplasía de la serie eritroide con desviación de la relación eritroide: mieloide. En ocasiones, sobre todo cuando sobrevienen agudizaciones del proce"o hemolítico, los normoblastos exhiben caractere> distintos de los normales: tamaño mayor, lobulación nuclear y citoplasma voluminoso, con un aspecto "megaloblastoide" (Remy) 22 • Tal aspecto probablemente traduce una hematopoyesis acelerada que se lleva a cabo en condiciones de r.ehtiva deficiencia de vitamina B1~ .
Serología
El estudio de los anticuerpos responsables de la hemolisis es de capital importancia desde el punto de vista diagnóstico, patogénico y aún pronóstico.
Muy diversos pueden ser los tipos de autoanticuerpos encartados. La literatura al respecto es realmente copiosísima.
En la mayoría de los casos se trata de anticuerpos incompletos "univalentes" no aglutinantes. Estos ya fueron demostrados en 1946 por Loutit y Mollison por medio del test de Coombs y posterior-
260 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
mente han sido múltiples veces confirmados.
Dichos anticuerpos pueden hallarse "fijos" a los eritrocitos que entonces quedan "sensibilizados" a la acción de la antiglobulina. Es por ello que el mejor método para su demostración es la reacción directa de Coombs. En realidad los anticuerpos incompletos fijos pueden por sí solos provocar autoaglutinación de los hematíes suspendidos en el plasma o suero, pero solamente cuando se hallan a títulos muy elevados. De aquí el que se haya de recurrir comúnmente a artificios como el ya citado de la reacción de Coombs directa. Otros métodos hacen uso de diversas sustancias no específicas, como la seroalbumina (Evans y Weiser), el polivinilpirrolidón (Jandl y Castle) 10, o bien sustancias de carácter enzimático como la bromelina (test de la bromelina de Pirofsky) 18•
Otras veces, los autoanticuerpos incompletos pueden hallarse también libres en el suero. En realidad ello es menos frecuente que en el caso anterior, encontrándose, por lo general, en títulos muy bajos apenas detectables. Tres variantes influyen en este hecho (Evans y Weiser): l. La velocidad de fijación a los eritrocitos, 2. La cuantía de producción de autoanticuerpos, que puede superar a la primera y 3. La suelta, a partir del soma del hematíe, de unos anticuerpos -previamente fijados- bien antes o después de la destrucción del soma celular. En general, cuanto más grave es la anemia tanto mayor es la posibilidad de encontrar anticuerpos incompletos libres en suero. Son también diversos los métodos utilizados para la demostración de dichos anticuerpos. En primer lugar, el test indirecto de Coombs. Sin embargo, el porcentaje de positividades con tal test no es elevado, probablemente por la dificultad de inducir la "sensibilización" (adhesión de los anticuerpos al soma celular) de los hematíes normales usados. De ahí
el que se haya de recurrir a nuevos artificios. Por medio del tratamiento de tales hematíes con enzimas que actúan sobre su membrana se puede conseguir una más pronta sensibilización; en tal principio se basa el uso de hematíes tripsinizados o papainizados, con los que la demostración de reacciones positivas es mucho más sensible.
En definitiva, los autoanticuerpos incompletos "calientes" ocasionan las siguientes alteraciones intravitales (Scheiffarth y Frenger) 23 : l. Esferocitosis y eritrofagocitosis, 2. Disminución de la vida media de los hematíes sensibilizados (cuya intensidad no marcha siempre paralela a los otros hallazgos serológicos), 3. Formación de trombos intravasculares (en vasos conjuntivales) y 4. Moderada hemofüis intravascular.
En otros casos, raramente, se pueden encentrar autoanticuerpos calientes con carácter de autoaglutinas completas capaces de producir aglutinación en hematíes suspendidos en solución salina. Pisciotta y cols 20 los demostraron muy elevados en un caso grave, habiéndolos hallado en títulos modestos en solo un 1 O % de sus casos (Pisciotta e Hinz) 19.
Todavía más raramente se pueden detectar en esta enfermedad auto-hemolisinas calientes, es decir, activas solamente alrededor de 37º. Dameshek y Schwartz 6
demostraron que se trata de anticuerpos termoestables que precisan de la cooperación del complemento para producir la lisis eritrocitaria, aún cuando pueden fijarse a la superficie del hematíe en ausencia de los componentes termoestables del complemento. Como afirma Schubothe 24
"la posición <le las hemolisinas calientes permanece oscura. Teóricamente es presumible que tales hemolisinas jueguen un papel en las crisis hemolíticas y que, tras su utilización intravital, no sean demostrables in vitro". En todo caso, la presencia de hemolisinas se aprecia general-
Diciembre 1967 ANEMIA H EMOLiTICA POR AUTOANTICUERPOS CALI ENTES 261
mente en casos con grave hemolisis, incluso con hemoglobinuria.
Un punto de gran interés serológico son los niveles del complemento en suero. En muchos casos de anemia hemolítica autoinmune puede hallarse bajo. Ello sucede sobre todo cuando hay predominio o abundancia de autohemolisinas (Dausset) 7, es decir, sustancias que consumen complemento. En este caso, la capacidad del organismo para reponerlo es superada por el nivel de gasto en la eritrocitolisis. Otras veces, sin embargo, el título de complemento es bajo a pesar de la poca intensidad de la hemolisis: entonces se piensa, hipotéticamente, que la producción es baja o, aún , que el suero contiene una capacidad anti-complementaria independiente de los anticuerpos (Dacie).
Por último, otro aspecto serológico de importancia es la especificidad de los anticuerpos en relación con los diversos antígenos que pueda ofrecer el hematíe. En la gran mayoría de los casos, los autoanticuerpos calientes no muestran preferencia específica, reaccionando contra los eritrocitos del propio paciente y contra una abundante serie de hematíes de muy distinto tipo serológico; es decir, se comportan como autoanticuerpos a la vez que isoanticuerpos. Evans y Weiser (cit. por Dacie) 4 pudieron demostrar una vez la inespecificidad de los autoanticuerpos probando las propiedades serológicas de los anticuerpos de hematíes de una anemia hemolítica autoinmune.
En un 30 % de casos se puede demostrar una especificidad antigénica, dirigida sobre todo contra componentes del sistema Rh propios del hematíe del mismo paciente. Fundamentalmente se demuestran a·nti-e, pero también son frecuentes, el anti-e y anti-C (Martin y Nowicki) 14 • De todas formas el problema de la especificidad o no especificidad de los autoanticuerpos hemolíticos es asunto no resuelto.
Weiner 27 afirma con razón que, por definición , un anticuerpo tiene que ser "específico" con respecto al antígeno que lo despertó, esto es, que no cabe hablar de inespecificidad. En el caso de los autoanticuerpos "inespecíficos" podría tratarse, tal es su hipótesis, de anticuerpos desencadenados contra componentes antigénicos "muy comunes", es decir, presentes en un gran núm~ro de diversos individuos; podría trat~.rse de un antígeno "básico" del sistema Rh.
Otros métodos diagnósticos
En una anemia hemolítica interesa grandemente conocer la vida media de los hematíes. Para ello nos servimos de métodos inespecíficos, independientem~nte, pues, de la causa que pueda originar la hiperhemolisis. Sea citado aquí solamente el método isotópico por su importancia, fidedignidad y difusión, y, además, porque sus resultados son no sólo de interés diagnóstico sino también de peso para la decisión terapéutica.
El cromato potásico radiactivo (Cr51 0 4
Na2) se fija intensamente al hematíe, de forma que este puede ser seguido en la circulación durante las semanas que dure su vida. Cuando el hematíe muere, el cromo es eliminado con la orina o almacenado en médula ósea, sin que sirva para nuevos marcajes intravitales. Por ello puede seguirse la tasa de desaparición de los hematíes midiendo la persistencia del Cr51 en sangre circulante, excepción hecha del factor de corrección que es preciso introducir en razón de la elución del radioisótopo en los hematíes (Miescher y cols.) 17. Con este método se obtienen resultados en todo congruentes con los procedentes de otras técnicas (método de Ashby, por ejemplo). También por medio de la detección isotópica podemos obtener datos muy aproximados acerca del papel eritrocaterético del bazo, lo que debe ser valorado cuidadosamente en el momento terapéutico.
262 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
Tratamiento
Comentaremos las diversas medidas que se han venido utilizando, con sus resultados, valor y dificultades.
l. Corticosteroides. Los derivados glucocorticoides son sin duda la principal medida y la primera a utilizar, pues con eilos se pueden alcanzar remisiones espectaculares y aún resultados duraderos. Ahora bien, son precisas dosificaciones muy elevadas. La dosis inicial no debe ser inferior a 200-300 mgr por día de prednisona hasta que se obtiene una remisión ; entonces se puede rebajar la dosificación hasta cifras de mantenimiento. Esta dosis de mantenimiento acostumbra a ser muy individual (Martin y Nowicki), de forma que, al igual que un diabético con la insulina, cada paciente requiere una cantidad de corticoides que apenas puede ser rebajada, so pena de exponerle a una nueva recidiva. Esa alta dosificación inicial (que es preciso mantener incluso varias semanas) y la necesidad de una larga medicación suponen, lógicamente, la inducción en muchos casos de un Cushing iatrógeno, con su obesidad, osteoporosis, deficitaria defensa ante las infecciones, etc., que es preciso tener muy en cuenta para tratar de evitar.
2. Citostáticos. Pueden utilizarse en los casos refractarios a la terapéutica con esteroides. De ellos son la 6-mercaptopurina y la 6-tioguanina los de mayor interés. Schwartz y Dameshek exponen muy buen resultado en 4 de 9 casos de anemia resistente a los corticoides. También se han usado con ventaja otros preparados como la Actimicina C (Martin) 13 o el Natulan (Martin). Y a que en general se trata, en la anemia hemo1ítica, de médulas hiperregenerativas, estos pacientes suelen
soportar altas y prolongadas administraciones del citostático. A veces puede ser de gran beneficio el uso combinado o alternante de los corticoides y citostáticos.
3. Esplenectomia. En la era preinmunológica del conocimiento de las anemias hemolíticas, antes también del uso de los esteroides corticales, la esplenectomia era la regla en estos casos de anemia con esplenomegalia. Ello era debido a la consideración del gran papel patogénico del bazo, concepto que después ha sido, lógicamente, destruido. El bazo es lugar de lisis de gran número de hematíes, 't"'\01•" ttr'\ ol l~n.-Ír>r'\ " l1n frvrni~rlAr rrnnr !-'V.LV .lJ.V \..tt U.lJ..11...-V, .,f U.1.L LV.1..1..LJ.U~.._,..._ .s..i.11.._.J
modesto de anticuerpos si se compara con los que provienen de otros orígenes. De ahí la irregularidad y, tal vez la pobreza, de los resultados de la esplenectomia. En efecto, una curación o mejoría efectiva debe coincidir con desaparición o disminución del título de anticuerpos y esto sucede muy raramente tras esplenectomia (Chertkow y Dacie) 2 • Estos autores revisan sus propios resultados y los de 255 casos de la literatura general ccncluyendo sobre la imposibilidad de predicción tras la esplenectomia ; en conjunto es me'los probable la curación en pacientes jóvenes, en anemias intensas, cuando haya asociación con trombopenia y cuando el bazo sea pequeño. La esplenectomia está, no obstante, indicada cuando por medio de los radioisótopos se demuestre una gran eritrocateresis esplénica. Pero nunca sin haber sometido previamente al paciente a una cura esteroide a las altas dosis imprescindibles. Cuando el resultado sea deficiente o nulo, las dosis necesarias muy elevadas, o si persiste una tendencia a la recidiva deberá evaluarse una posible extirpación del bazo (Bube) 1.
Diciembre 1967 ANEMIA HEMOLITICA POR AUTOANTICUERPOS CALIENTES 263
4. Otros métodos. Una intervención que merece una ulterior sanción es la timectomia. Wilmers y Russell 28 probaron el buen resultado de tal proceder en un niño que antes había sido sometido sin beneficio a esplenectomia, y cuyo timo no ofrecía, por demás, caracteres patológicos. Otro tanto de provisionalidad debe decirse acerca de la terapéutica con heparina que algunos autores (Me Farland y cols.) 15 han ensayado con éxito, bien que temporal, en algún caso de anemia hemolítica autoinmune sintomática.
5. Transfusiones. Ante un paciente con una intensa anemia, con transtornos del aporte periférico de 0.,. es casi automático acto reflejo el pensar en una substitución mediante transfusiones. Sin embargo, es preciso usar con cautela la transfusión y meditar su indicación, a consecuencia de dos hechos fundamentales :
l. Porque los eritrocitos transfundidos, que han de ser lógicamente compatibles con los del receptor, son lisados con la misma velocidad que los del paciente, con lo cual el beneficio es muy pasajero.
2. Porque, dada la dificultad del reconocimiento serológico de los autoanticuerpos responsables, la administración de hematíes extraños puede desencadenar aumento de la producción de anticuerpos que luego han de reaccionar con los del propio enfermo también.
En muchos, no obstante, se imp9ne la transfusión como medida de cierta urgencia mientras hacen efecto las otras medidas terapéuticas. En tal situación nunca se deben usar sin la concomitante administración de glucocorticoides. Bube 1 aconseja la infusión muy lenta a lo largo de 24 horas, de cantidades oscilantes entre 300 y
500 ml; con esta técnica se consigue, por razones no bien conocidas, evitar la rápida caída de los valores de Hb alcanzados. En todo caso, si la anemia no es muy intensa, o si la respuesta inicial a los corticoides es buena, será mejor prescindir de las transfusiones. Por último, un perfecto estudio de la especificidad de los autoanticuerpos (por ejemplo, mediante anticuerpos de los hematíes) contribuirán a la mayor inocuidad de una transformación muy individualizada.
Otras medidas inespecíficas antianémicas, como la ferro y hepatoterapia, vitamina B1~ y ácido fálico, cumplen un papel muy secundario en las anemias autoinmunes. Su uso, aunque no justificado ni etiológica ni patogénicamente, puede cubrir un papel terapéutico teniendo en cuenta que se trata de un proceso que somete a la médula a una intensa actividad con masivo consumo de los factores necesarios para la eritropoyesis.
CASUÍSTICA
A continuación exponemos 2 casos estudiados ultimamente por nosotros, con características distintivas que serán posteriormente comentadas.
CASO 1.0• J. M.F. N. Historia clínica: 18.230.
Varón. 21 años. Pamplona. Ingresa 18-VI-66. Dos meses antes de su ingreso empezó a notar orinas oscuras, al tiempo que intensa astenia y moderada disnea al esfuerzo. Poco después le apreciaron marcada palidez y ligera ictericia de piel y conjuntivas. En una ocasión, lipotimia tras esfuerzo. Ultimamente, junto a la acentuación de lo descrito, deposiciones con heces más oscuras de lo normal. No fiebre ni otros molestias. Antecedentes perso!lales y familiares sin interés.
Exploración clínica Enfermo obeso, con marcada palidez y tinte amarillento ligero de piel y mucosas. Taquicardia rítmica, 100 p.m. T. A. 110/60. Abdomen: se percute hígado a 2 cm bajo arcada costal
264 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
sobre línea medioclavicular; no se palpa. Bazo se palpa a 7 cm bajo arcada costal, de consistencia firme, desplazable y no doloroso. Resto de exploración normal.
Análisis (a su ingreso) Hemograma: hematíes: 1.630.000.
Hb: 6,6 gr (41 %). V.G.: 1,2. Reticulocitos: 4 3 % . Manifiesta discromia con policromatofilia. Intensa anisocitosis con hematíes microesferocíticos junto a otros macrocíticos, dianocitos, virocíticos o bacilocíticos. Leucocitos: 10.200 (E 1, C 2, S 66, L 24, M 7, eritroblastos 7). V. de S.: l.ª hora 2, 2.ª hora 5. l. de Katz 2,25.
Sideremia : 95 gammas % . Orina: intensa urob!lmuria. Resto normai. Transaminasas: SGOT 35 m. U./m.
SGPT 10 m. U./ml. Heces: Pigmentos: test de Schmidt fuertemente
positivo para estercobilina y estercobilinogeno. Reacción de Grigan: negativa para la bilirrubina y fuertemente positiva para la estercobilina.
Bilirrubinemia: directa inmediata 1 directa retardada 0,3 indirecta 2,5 total 3,8
Pruebas de labilidad coloidal: cadmio Mac Lagan Kumkel Sellek
mg % mg % mg % mg % 4,3 u. 4 u. 8,4 u. 4,3 u.
Proteinograma : proteinas totales prealbúmina albúmina
6,00 gr. % 0,15
alfa 1 alfa 2 beta 1 beta 2 g11mma gfobulinas totales cociente alb/glob.
Fenómeno L. E.: negativo.
3,50 0,38 0,46 0,59 0,15 0,77 2,5 1,4
Informe hematológico a los dos días de su ingreso
Sangre periférica." Serie roja: hematíes 1.910.000
Hb 7,5 gr. % hematocrito 27 % retiCulocitos 43 % (V.N. 1-2 %) cmpúsculos de Hernz: se observan en tan escasa cantidad -1
M.C.V. 140
por cada 2-3.000 hematíes- que no se consideró significativa.
(V.N. 82-92 M.C.H. 40 (V.N. 27-31 ) M.C.H.C. 28 % (V.N. 32-40 %) Morfológicamente llama la atención la presencia de eritroblastos ortocromáticos en número de 7-8 por cien células nucleadas contadas. Asimismo la franca anisocitosis ya antes comentada. No se ha observado el fenómeno de la eritrofagocitosis. Serie blanca : normal. Serie trombocítica: normal.
Médula ósea
Eritropoyesis fuertemente aumentada, con abundantes nidos eritroblásticos formados por normoblastos, proeritroblastos y eritroblastos. Resto -mielopoyesis, trombopoyesis, células de estirpe reticular- en límites normales. Es, pues, una méduia claramente desviada hacia la eritropoyesis. • Resistencia globular osmótica Realizada con hematíes del paciente, frescos y tras incubación a 37° durante 2 horas y 24 horas. Se hizo al mismo tiempo un control con hematies de persona normal al objeto de obviar las variaciones debidas a pH y temperatura.
Hematíes frescos
Paciente Hemolisis parcial Hemolisis total
0,9 % 0,35 %
Control 0,5 % 0,25 %
Hematíes tras incubación a 37°, 2 horas Hemolisis parcial 0,9 % 0,6 % Hemolisis total 0,35 % 0,25 %
Hematíes tras incubación a 37°, 24 horas Hemolisis parcial 0,9 % 0,6 % Hemolisis total 0,35 % 0,25 %
Estudio inm1111ológico
Gen~tipo: Sistema ABO: B/O Sistema Rh-Hr: cDe/cDE; R0/R2
Fenotipo: Sistema ABO: B Sistema Rh-Hr: cDE.
Test de Coombs directo: reiteradamente posi-tivo.
Test de Coombs indirecto: reiteradamente negativo.
Crioaglutininas: negativas a títulos menores del 1/30.
Criohemolisinas (test de Donath-Landsteiner): negativas.
Diciembre 1967 ANEMIA HEMOLÍTICA POR AUTOANTICUERPOS CALIENTES 265
Hemolisinas sericas "calientes" (Test de Dacie): negativas.
Hemolisis eritropática (test de Ham): positiva. Anticuerpos completos circulantes: no se de
tectaron. Anticuerpos incompletos circulantes:
test de hematíes tripsinados por la metódica de Morton-Pickler: positivo test de aglutinación en medio albuminoso: se utilizaron tres tipos de hematíes 0-cde, 0-CDe y B-CDE: resultó negativo.
Autoanticuerpos circulantes: el test de los hematíes del paciente activados por la tripsina resultó positivo. La aglutinación de los hematíes del paciente en medio albuminoso frente a su propio suero fue constantemente positiva.
Diagnóstico hematológico: anemia hemolítica autounmune por autoanticuerpos "calientes" no específicos de grupo o sistema, de carácter severo. Forma idiopática.
A continuación -tras una pequeña transfusión de 300 c. c. que discurrió sin incidentes- fue instaurada una terapéutica masiva con esteroides corticales: 160 mgr por día de 16-metilprednisolona. También concomitantemente vitamina B12 y ferroterapia a las dosis habituales. Los siguientes resultados ilustran el curso seguido por el hemograma:
Día 2. 0 (tras transfusión y corticoides): Hematíes: 1.820.000; Hb: 8,3 gr % ; reticulocitos: 30 % ; eritroblastos: 1 % ; morfología : igual.
Día 4.º
Día 5.º
Día 6.º
Día 8.º
Día 9.º
Día 10.0
Día 14.0
(27-8-6): hematíes: 1.980.000; Hb: 7,9 % ; reticulocitos: 20 % ; eritroblastos: 1 % ; morfología: igual. (28-8-66): Hematíes: 2.100.000; Hb: 1 O % ; reticulocitos: 29 % ; eritroblastos: 2 % ; morfología: igual. (29-8-66): hematíes: 2.430.000; Hb: 9,2 % ; reticulocitos: 18 % ; eritroblastos : 1 % . (31-8-66): hematíes: 2.650.000; Hb: 10,45 % ; morfología: mejora grandemente la anisocitosis. (1-9-66): hematíes: 2.800.000; Hb: 11,85 %. (2-9-66): hematíes: 3.050.000; Hb: 11,6 % ; reticulocitos: 16 % . ( 6-9-66): hematíes: 2.910.000 ; Hb : 12 % . Anisocitosis, algunos esfe-rocitos. No eritroblastos. Test de Coombs débilmente positivo.
Día 20.° (12-9-66): hematíes: 3.320.000; Hb: 13,5 gr %.
En esta fecha se rebajan los esteroides a 120 mgr de 16-metilprednisolona por día.
Durante esa evolución ha experimentado el enfermo una gran mejoría clínica. En efecto, ha desaparecido la astenia, mejorado el apetito y el bienestar general. Al tiempo, ha desaparecido la ictericia y las orinas se han normalizado de color. El bazo, al principio muy aumentado, ha desaperecido bajo la arcada costal. El día 24.0 del comienzo de la terapia esteroide es dado de alta para que continúe en casa el tratamiento con dosis más bajas.
CASO 2. 0 .-C. G. R. Historia clínica 18.454. Mujer. 58 años. Soltera. Burgos. Residencia Fuenterrabía.
Hace 5 años, de forma brusca, sensación de gran malestar general, escalofrío y cianosis en labios y lecho ungueal. En pared anterior de tórax le apareció una extensa mancha de ~olor azul violáceo que luego permaneció muchos días. Con tratamiento a base de sueros cedió el estado colapsa! en que al parecer se hallaba, y quedó bien, aunque desde- entonces viene aquejando moderada astenia.
Un año más tarde del comienzo, ictericia de mediana intrnsidad, sin otras molestias, con orinas rojizas y heces más oscuras de lo normal. Ello no le impidió hacer su vida habitual. Le duró mes y medio, cediendo de forma espontánea.
Siguió bien, sin otras molestias que las de una litiasis renal ya de antes conocida, hasta hace un año. es decir, a los cuatro del comienzo de su historia. Fue entonces cuando se presenta de nuevo ictericia de comienzo brusco, acompañada de náuseas y sensación de peso y ligero dolor en hipocondrio derecho. Le descubrieron una intensa anemia (l.800.000 hematíes) y le dijeron tenía el hígado y bazo engrosados. Fue tratada con hepato y ferroterapia y mejoró paulatinamente en el curso de unos dos meses. No ha vuelto a sufrir nuevos episodios como el descrito, pero se queja de marcada astenia y fácil fatigabilidad, sensación de peso en hipocondrio derecho y digestión lenta y pesada.
Antecedentes personales y familiares sin interés.
Exploración física
Obesidad proporcionada de grado medio. Acentuada palidez de piel y mucosas. Soplo holosistólico suave en to<los los focos.
Abdomen se palpa difícilmente por el abundante panículo adiposo. Se palpa hígado, dudosamente, a tres cm bajo arcada costal, desplazable con las inspiraciones profundas, ligeramente doloroso. Pulso 88 p.m. T. A. 150/80. Todos los demás extremos de la exploración son normales.
266 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
A11álisis
Hemograma: hematíes: 2.020.000 Hb: 8,3 % V.G.: 1,2 Reticulocitos: 365 % Intensa aniso-poiquilocitosis con microesferocitosis y algún eritroblasto aislado. Leucocitos: 8.500 (B 1, E 4, C 2, S 68, L 19, M 1). V. de S.: l.ª hora 10, 2.ª hora 40, I. de Katz 15.
Resistencia osmótica marcadamente disminuida. Test de Coombs directo, positivo ( + + + ). Test de Coombs indirecto, negativo. Medulograma: hipercelularidad con fuerte pre-
dominio de la serie roja, con abundantes nidos de eritroblastos gigantes de aspecto megaloblastoide e inversión de la relación uÜeloide/eritroidc.
Bilirrubinemia total 3,2 mgr % . Directa inmediata 0,3 mgr. Directa retardada 0,3. Indirecta 2,4.
Orina, normal. Transaminasas normales. Proteinograma: proteínas total~s 6,30 gr %
prealbúmina 0,07 albúmina 3,44 alfa-1 0,22 &lfa-2 0,53 beta-1 0,68 beta-2 0,30 gamma 1,06
Pruebas hepáticas de labilidad proteica, normales.
Juicio c/í11ico En virtud de los diversos hallazgos tanto morfológicos, bioquímicos, como inmunológicos concluíamos en el diagnóstico de an:mia hemolítica autoinmune idiopática por anticuerpos incompletos "calientes''. A la enferma, que no pudo permanecer ingresada en nuestra Clínica, se le recomendó un tratamiento con dosis intensas, masivas, de corticosteroides, además de la correspondiente terapia hematológica tradicional. Estamos' pendientes de la verificación de nuevos controles.
COMENTARIOS
El caso l.º corresponde a un joven cuya historia comienza de forma aguda con sintomatología inespecífica a la que des-
pués se suma una moderada disnea, palidez, lipotimias y leve ictericia que en el curso de pocos días sufren marcada acentuación, excepto la ictericia que persiste leve.
El estudio morfológico y bioquímico coinciden en el diagnóstico de síndrome anémico hemolítico grave. El estudio serológico pone de manifiesto, la existencia de autoanticuerpos incompletos fijos y circulantes de tipo "caliente" "no específicos".
Dada la ausencia de signos de otra enfermedad coincidimos en el diagnóstico de anemia hemolítica autoinmune idiopática por anticuerpos calientes.
La evolución ulterior significa la espec· tacular respuesta al uso de d9sis muy altas de glucocorticoides (16- 'metilprednisolona, 160 mgr por día), puesto que en el curso de muy pocos días se eleva notablemente la cifra de hematíes y desaparece la sintomatología subjetiva. Una transfusión de 300 c. c. fue soportada al principio sin incidentes. Los últimos controles (no recogidos en el trabajo) muestran incluso una completa normalización de los valores hemáticos. En la actualidad se persiste en una medicación concorde de sostenimiento.
Se trata, pues, de un caso agudo idiopático con evolución sumamente favorable. La expectante observación del futuro nos enseñará si es una curación completa o sólo una remisión pasajera.
El caso 2.º es más bien una forma crónica que presentó hace 5 años un comien
.·zo agudo que remitió con una medicación, ·al párecer, inespecífica. Un año más tarde hay un brote de ictericia de mediana intensidad con orinas rojizas y heces oscuras, que interpretamos como un nuevo brote de su enfermedad. Cuatro años después del inicio padece de nuevo ictericia y entonces le fue descubierta una intensa anemia de 1,8 millones con hepato y es-
Diciembre 1967 ANEMIA HEMOLITICA POR AUTOANTICUERPOS CALIENTES 267
plenomegalia. Desde esa fecha viene con astenia, fácil fatigabilidad y marcada palidez.
En el estudio que nosotros hacemos se descubre una intensa anemia bien tolerada, con síndrome bioquímico de hiperhemolisis. Serológicamente ponemos de manifiesto autoanticuerpos calientes incompletos fijos, pero no libres en el suero.
En virtud de los hallazgos citados concluimos en el diagnóstico de anemia hemolítica autoinmune idiopática por autoanticuerpos calientes "no específicos", de forma crónica con brotes agudos de hiperhemolisis y moderada ictericia. Llama, pues, la atención la evolución solapada y lo bien tolerado, relativamente, que es el síndrome anémico -por demás intenso- que padece la enferma.
CONCLUSIONES
1. Las anemias hemolíticas autoinmunes no son, evidentemente, procesos raros. Dentro de ellas las más frecuente·S, abstracción hecha de las sintomáticas o secundarias, son las provocadas por autoanticuerpos "calientes".
2. La clínica puede ser muy variada. Desde los casos sobreagudos hasta las formas crónicas apenas aparentes, caben las más diversas gradaciones.
3. El diagnóstico debe basarse primero en el reconocimiento del síndrome hemolítico en razón de los rasgos morfológicos y bioquímicos que le caracterizan. La confirmación de su estirpe inmunitaria viene determinada por los estudios serológicos, entre los cuales destaca el test de la antiglobulina, tanto directo como indirecto, qe Coombs. La tipificación serológica de especificidad, a menudo imposible, puede ser de gran interés terapéutico.
4. El tiatamiento más eficaz lo constituyen, sin duda, los glucocorticoides a altas dosis, aún a riesgo de las complicaciones bien conocidas de la terapia esteroide. La esplenectomia, de resultados imprevisibles, sólo debe usarse tras haberse probado la ineficacia de los primeros. Los citostáticos, en combinación con los cortisónicos, pueden asimismo ser de utilidad. Las transfusiones deben adoptarse únicamente en casos graves y en combinación con esteroides.
BIBLIOGRAFÍA
l. BuBE, F. W. lntemist. 7: 309, 1966. 2. CHERTKOW, G. y J. V. DACIE. Bril. J. Re
ma!. 2: 237, 1956. 3. DACIE, J. V. Acta Hemat. 20: 131, 1958. 4. DACIE, J. V. The Hemolytic Anaemias.
J. a A. Churchill. London, 1962. 5. DACIE, J. V. En Clinica/ Aspects of lm
mu110/ogy. Gell, P. G. H. y R. R. A. Coombs. Oxford. Blackwell, 1964.
6. DAMESHEK, W. y S. O. ScHWARTZ. New Eng/. J. Med. 218: 75, 1938.
7. DAUSET, J. Immu110-He111ato/ogie biologique et clinique. Flammarion. París, 1956.
8. HERRADOR, M. S. y S. DE CASTRO. Sangre. 5: 77, 1960.
7
9. HOPPE, I. und H. GERHARTZ. lntemist. 6: 115, 1965.
10. JANDL, J. H. y W. B. CASTLE. J. Lab. C/in. Med. 47: 669, 1956.
11. LOUTIT, J. F. y P. L. MOLLISON. J. Path. Bact. 58: 711, 1946.
12. MAc KAY, l. R. y F. M. BuRNET. Enfermedades por a11toi111111111idad. Noguer Edit. Barcelona, 1965.
13. MARTÍN, H. Proc. 9th. Cong. Europ. Soc. Haematol. Lisboa, 1963. Karger. Base!. New York, 1963.
14. MARTÍN, H. y L. NOWICKI. Internist. 7: 302, 1966.
15. Me FARLAND, W. GALBRAITH. R. G. y A. MIALE. Lancet. 2: 915, 1963.
268 J. BUENO GOMEZ, A. RIVERO, A. LOPEZ BORRASCA Y S. GARCIA MERLO Vol. XI
16. MIESCHER, P. A. und K. VoRLAENDER. !111-1111111opathologie i11 Kli11ik und Forsch1111g. Georg Thieme. Stuttgart, 1957.
17. MIESCHER, P. A., DAVID, J. y A. BRAVERMAN. Der brtemist. 7: 278; 1966.
18. PIROFSKY, B. Brit. J. Haemat. 6: 395, 1960.
19. PISCIOTIA, A. v. y J. E. HINZ. Amer. J. C/in. Path. 27: 619, 1957.
20. PiscrorrA, A. V., DowNER, E. M. y H1Nz.
Arch. In ter. Med. 104: 264, 1959. 21. RAPPAPORT, H. and w. H. CROSBY. Amer.
J. Path. 33: 429, 1957. 22. REMY, D. K/i11. Wschr. 30: 947, 1952.
23. ScHEIFFARTH, E. y W. FRENGER. lm11111-11ohiimato/ogie. Steinkopff. Darmstadt, 1961.
24. ScHUBOTHE, H. Georg Thieme. Stuttgart, 1957.
25. ScHUBOTHE, H. lntemist. 6: 148, 1965. 26. SCHWARTZ, R. y w. DAMESHEK. Blood.
19: 483, 1962. 27. WEINER, W. Kli11. Wschr. 38: 885, 1960. 28. WILMERS, M. J. y P. A. RUSSELL. La11-
cel. 2: 915, 1963. 29. WITEBSKY, E. Verh. dtsch. Ges. Med.
68: 349. 1962.