miguel soler lecciones de un maestro

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La ANEP presentó el Libro Miguel Soler: Lecciones de un maestro.Este libro, el primero de una colección editada por la ANEP que recopilará obras de Julio Castro, Juan Grompone y Enriqueta Compte y Riqué. En este caso, en la obra recopilada de Soler que recoge diversos escritos se muestra a un autor "crítico y contestatario", tal como lo definió la presidenta del Consejo de Educación Inicial y Primaria, Edith Moraes.

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ANEP PRESENTÓ EL LIBRO “MIGUEL SOLER: LECCIONES DE UN MAESTRO”, DEL EMBLEMÁTICO EDUCADOR

Fuente: http://www.anep.edu.uy/infoeducar2/

La Administración Nacional de Educación Pública presentó el libro “Miguel Soler: lecciones de un ma estro”, durante un emotivo acto académico que se celebró en la sala Alberto Gómez Ruano del Museo Pedagógico “José Pedro Varela”.

Este libro, el primero de una colección editada por la ANEP que recopilará obras de Julio Castro, Juan Grompone y Enriqueta Compte y Riqué. En este caso, en la obra recopilada de Soler que recoge diversos escritos se muestra a un autor "crítico y contestatario", tal como lo definió la presidenta del Consejo de Educación Inicial y Primaria, Edith Moraes.

La situación de la educación en varios momentos contada y vista desde los ojos de un hombre que dedicó su vida a la educación y en particular a la escuela rural. Soler, tras un extenso comentario por parte de Moraes, y con la humildad que lo caracteriza, se mostró agradecido por la publicación. Asimismo, narró al detalle cómo fue capaz de escribir desde el exilio, con la ayuda de maestros que vivían en nuestro país, y así como otros maestros exiliados, una crítica a los planes educativos de primaria de mitad de siglo, y del plan de Primaria de 1979, cuando aún la dictadura obligaba a él y otros uruguayos a permanecer fuera del país.

En una entrevista a Miguel Soler publicada en 2006 por LA REPUBLICA, un año después de haber sido reconocido por la Universidad con el título Doctor Honoris Causa, se le preguntó: "¿Maestros eran los de antes?". El entrevistado respondió: "Yo no creo en el maestro apóstol ni en el maestro sabelotodo. Creo en el educador profesional con sus componentes éticos y profesionales". Tal vez por eso, el lunes Soler se ubicó no en el rol de protagonista, sino en el rol de "agradecido". "Debo agradecerle a mucha gente", dijo.

Uno de los momentos más importantes de la noche fue cuando leyó una carta que le escribiera Carlos Quijano con motivo del pedido de Soler de que se publicara su material en los "Cuadernos de Marcha".

"No nos olvide", terminaba la misiva. "El pide que no los olviden", dijo Soler, quien desde el exilio nunca dejó de preocuparse por la escuela rural y por el país que tanto le debía. Por tal motivo lamentó que no saliera el sí a favor del voto epistolar el 25 de octubre, ya que "era una forma de mantener los

lazos", haciendo una comparación con la frase de la carta que pedía no olvidar al país.

Soler recordó a su amigo y colega Julio Castro, desaparecido durante la dictadura, a quien le dedicó palabras de agradecimiento por su obra. No pasó por alto el trabajo realizado por las Misiones Pedagógicas. Junto con su esposa, la maestra Nelly Couñago de Soler, desde 1945 organiza el Núcleo Escolar Experimental de La Mina.

En la ceremonia, que fue encabezada por las máximas autoridades del sistema educativo nacional presididas por el Dr. Luis Yarzábal, se tributó un merecido homenaje al maestro Miguel Ángel Soler Roca, figura referente del

magisterio nacional y educador fuertemente comprometido con los más acendrados principios del humanismo y la cátedra vareliana. La obra, que es la primera entrega de la Colección de Clásicos de la Educación Uruguaya, compila textos, aportes y testimonios, que analizan los grandes desafíos educativos, la solidaria experiencia de Soler en la enseñanza rural y su inclaudicable compromiso ético. Durante más de medio siglo, el maestro Miguel Ángel Soler contribuyó a formar y dignificar al magisterio nacional, en las distintas trincheras y escenarios en los que actuó, desde su temprano comienzo, en 1943, como maestro rural.

Organizó y dirigió, entre 1954 y 1961, el Primer Núcleo Escolar Experimental en la Mina, departamento de Cerro Largo, una experiencia pionera en materia pedagógica, orientada a la formación y la inserción social de la población marginada del medio rural. Como sindicalista, fue protagonista de hitos fundamentales de la lucha de los educadores por sus legítimos derechos, participando, en 1945, en la fundación de la Federación Uruguaya del Magisterio, de la cual fue su primer Secretario. Su talento y prestigio le permitieron trascender fronteras. Como técnico –a nivel internacional- Soler trabajó en varios organismos internacionales, cumpliendo relevantes funciones de asesoramiento y dirección de proyectos educativos.

El compromiso docente

La apertura de la parte oratoria estuvo a cargo de la Directora General del Consejo de Educación Inicial y Primaria, Magíster Edith Moraes, quien ensayó una minuciosa reseña en torno a los contenidos del libro del

homenajeado. Al respecto, se refirió concretamente a la dimensión eminentemente humanista de las enseñanzas del emblemático educador, que están plasmadas en este trabajo. Uno de los textos más significativos incluidos en este volumen, refiere al maestro Julio Castro, comprometido educador desaparecido y asesinado por el gobierno autoritario. El trabajo “Julio Castro, educador latinoamericano”, elaborado por Miguel Soler para la revista “Educarnos” del Codicen, fue publicado en la edición de octubre de 2007. Moraes destacó que el libro, que contiene abundantes trabajos, artículos y fermentales reflexiones, también recoge testimonios que

refieren a los rasgos personales y profesionales del autor. En ese contexto, se narran historias de vida, “componentes de la condición humana, que, en la función docente, requieren equilibro y articulación”, señaló. Con referencia a estos conmovedores relatos que recogen experiencias en la

escuela rural de Tacuarembó, la Directora de Primaria afirmó que, “a pesar de lo triste y dramático de los episodios, el educador no se aparta un milímetro de la necesaria distancia para analizarlos e interpretarlos desde el lugar del docente”. La oradora reafirmó que el texto explicita “cómo se gesta, se anida y se anuda fuertemente el compromiso docente de un joven maestro. Las narrativas, propias de la vida social de los seres humanos, juegan un papel relevante en la construcción de las identidades”. Moraes añadió que luego aparecen tres discursos muy recientes. Uno de ellos es “Contribución a la historia de la historia”, a requerimiento del Movimiento de Educadores para la Paz, del cual Soler fue confundador. Explicó que esa pieza oratoria fue pronunciada en el marco de la implementación, por parte del Codicen, de la adecuación de los planes y programas de estudio, “a los efectos de que los docentes dicten el análisis de la historia de la segunda mitad del siglo XX. La polémica sobre la laicidad vuelve a surgir y, en ese texto, se pone a disposición de los docentes instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, que sostienen el derecho del educando a conocer la realidad de la que forma parte”. Precisó que el segundo discurso fue pronunciado el 29 de noviembre de 2006, en el acto inaugural del Congreso Nacional de Educación Maestro Julio Castro. Miguel Ángel Soler concurrió en representación de la Comisión Organizadora del Debate Educativo. Finalmente, se transcribe el discurso pronunciado el 14 de julio de 2006, cuando el educador recibió el título Doctor Honoris Causa otorgado por la Universidad de la República. “Este libro encierra en sus páginas el testimonio de más de sesenta años de un maestro cuya actividad, tanto en el Uruguay como en el exterior, da cuenta de su compromiso como persona, profesional y ciudadano, tal cual él mismo lo expresó en más de una oportunidad”. Finalmente, la Directora del Consejo de Educación Inicial y Primaria, Magíster Edith Moraes, convocó a “seguir militando por la escuela pública, que es del pueblo y de los hijos del pueblo”.

El libro y la diáspora

El maestro Miguel Ángel Soler agradeció el trabajo de compilación y edición que posibilitó la publicación del libro y felicitó a las autoridades del Consejo Directivo Central, por el lanzamiento de la colección Clásicos de la Educación Uruguaya, “que recoge el pensamiento de distintos educadores en distintas épocas de la vida del país”.

El homenajeado consideró que esta obra “constituye un mirada hacia atrás y, en algunos casos, hacia muy lejos en el tiempo y en el espacio y hacia años muy positivos en la historia de la escuela uruguaya”. Explicó que “hay partes que fueron escritas en el silencio de los campos, porque no había otra música que el canto de los pájaros. La preparación del libro hizo resurgir variadas situaciones, al como buscar en los anaqueles y sacar cuanto papel se había producido. Aparecieron personas, países, éxitos y fracasos de más de medio siglo, que tenían diversidad temática y alguna unidad vital”. Respecto al título, el educador aportó su propia interpretación: “se titula ‘Lecciones de un maestro’. No crean que son las lecciones impartidas por un maestro, sino las lecciones nacidas de la realidad, que él recibió de la vida, de sus compañeros y de la experiencia profesional”. Saliendo deliberadamente del tema central de la convocatoria, el maestro Soler recordó su libro “Análisis crítico de los programas escolares de 1949”, que fue escrito en el exilio, cuando el gobierno autoritario no le permitía residir en nuestro país. Evocó que el trabajo fue muy complejo, por la necesidad de recopilar material en tiempos que no existían los correos electrónicos. En tal sentido, valoró la colaboración de colegas y amigos. Como la intención inicial era elaborar un trabajo breve, Soler consultó al periodista Carlos Quijano, que se encontraba exiliado en México, con el

propósito de incluir el texto en Cuadernos de Marcha. Pese a estar profundamente conmovido por la muerte del intelectual y amigo Ángel Rama, Quijano acogió amablemente la iniciativa. Con relación a esta anécdota, reflexionó: “el exiliado pide no ser olvidado por los que han quedado acá. He tenido un argumento más para deplorar el resultado del plebiscito del 25 de octubre sobre el voto epistolar”. Narró que, en febrero de 1984, el borrador del libro estaba preparado. En esas circunstancias, el maestro pidió a otros colegas exiliados que lo leyeran. Ellos aportaron contribuciones que fueron incluidas en una segunda versión corregida de la obra. Explicó que dedicó el libro, que fue publicado inicialmente en Barcelona, a un referente del magisterio nacional. Al respecto, Soler leyó: “este trabajo ha sido elaborado pensando en Julio Castro, en su fecunda vida y en su injusta muerte”. El paradigmático educador narró varias emotivas anécdotas, que dan cuenta de los testimonios de la resistencia, la solidaridad entre exiliados durante la dictadura e incluso del apoyo recibido por parte de quienes permanecieron en nuestro país. Finalmente, Miguel Ángel Soler afirmó –enfáticamente- que “no se deben olvidar los tiempos difíciles. Conviene que la gente joven sepa que algunas cosas costaron mucho y exigieron un trabajo esforzado, de equipos y personas unidas para preservar nuestra escuela y proyectarse hacia una nueva realidad educacional”.

Un modélico líder

Finalmente, hizo uso de la palabra el Presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Dr. Luis Yarzábal, quien construyó una emotiva semblanza autobiográfica, aludiendo a su larga y entrañable relación con el maestro Miguel Ángel Soler. Yarzábal recordó que conoció a Soler cuando tenía apenas 12 años, en el Congreso de Maestros Rurales y Granjas que se realizó en 1949, en Piriápolis. Evocó que, a sugerencia de Julio Castro y Enrique Brayer, su padre lo llevó al congreso, para que apreciara como se desempeñaban los docentes uruguayos en ese ámbito. Yarzábal valoró esa experiencia de aprendizaje, que le permitió apreciar el trabajo de referentes del magisterio de la época, en su dimensión ética, docente y política. Allí conoció a Miguel Ángel Soler, que por entonces era director de una escuela rural. “Sus intervenciones esclarecedoras me permitieron comprender la importancia de la población rural en medio de la cual yo había convivido”. “También me permitió abordar los problemas que generaba el latifundio y me

dio a conocer las razones que expresaban la existencia del fenómeno del rancherío”, explicó el orador. Yarzábal recordó que “comenzó a comprender la importancia y el papel de una escuela rural activa y productiva, a favor de los más necesitados”. El jerarca definió al Soler que conoció, a fines de la década del cuarenta, como un hombre de buen talante, que sonreía con frecuencia pero que tenía una imagen austera y conversación atractiva. Con una visión cronológica, Luis Yarzábal reseñó la fecunda vida del homenajeado, evocando su inicial trabajo en la industria frigorífica extranjera instalada en el cerro de Montevideo. Recordó, naturalmente, sus primeras experiencias como maestro en la década del cuarenta, como Director de la escuela rural Nº 89 de Tacuarembó y su fecundo trabajo en otros departamentos del Interior, que marcaron claramente su vocación docente. Obviamente, Yarzábal destacó la descollante actuación de Miguel Soler en el pionero Núcleo Escolar Experimental, que, en octubre de 1954, comenzó a funcionar en La Mina, Cerro Largo. Explicó que estas experiencias – que conoció personalmente en 1958- apuntaban a superar el aislamiento de las regiones despobladas, coordinando y apoyando el trabajo de varias escuelas. Yarzábal calificó a Miguel Soler como un “líder modélico y un conductor de grupos humanos, que, con una clara visión político pedagógica apoyada en una manifiesta capacidad didáctica, había conformado un equipo de altas calificaciones que estaba construyendo una escuela rural activa, creadora y alegre, con el niño como centro del proceso educativo”. La vinculación de Soler con el proyecto se extendió hasta 1961, cuando renunció por circunstancias históricas y políticas que tornaron inviable su permanencia. Luis Yarzábal también recordó el activo protagonismo sindical del homenajeado, quien fue, en 1945, uno de los cofundadores de la Federación Uruguaya del Magisterio. Asimismo, se refirió a la destacada actuación del ejemplar maestro en Bolivia, México, Santiago de Chile, Argentina y en organizaciones internacionales como la UNESCO. Con relación a su exilio, Yarzábal recordó que la dictadura le vedó a Soler el regreso a nuestro país, porque lo consideraba un “enemigo”. Yarzábal resaltó, muy particularmente, la valiosa colaboración de Miguel Soler como asesor honorario de la Presidencia del Consejo Directivo Central. “Sus invalorables y acertados análisis sobre los desafíos que teníamos por delante, su infinita generosidad para compartir la erudición y los conocimientos acumulados y su consecuente solidaridad como amigo, hicieron que, durante esos casi dos años, la ímproba tarea de conducción compartida de la ANEP fuera asumida con serenidad y optimismo”, afirmó enfáticamente. Recordó que, en ese período, se convocó a la Comisión Coordinadora del

Debate Educativo, en la cual Soler trabajó como miembro honorario, “en su

condición de maestro ejemplar”. Obviamente, también se refirió al otorgamiento del título de Doctor Honoris Causa, por parte de la Universidad de la República. Al respecto, leyó un

fragmento del discurso del homenajeado: “...esta trayectoria tiene una robusta columna vertebral: la educación pública uruguaya. Desde los cinco años de edad, me está formando. Desde los 21 años, la estoy sintiendo. Soy deudor de lo que fui, de lo que soy, de lo que pude hacer, de lo me permite hacer ahora…” El Dr. Luis Yarzábal concluyó expresando que “Soler nunca ha estado afiliado a ningún partido político ni practica ninguna religión. Se considera, a sí mismo, un trabajador independiente de izquierda. Entre los distintos anti que cultiva, sobresalen el antifascismo y el antimilitarismo. No como aficiones, sino como manera de ser. Ese es el autor del libro que vamos a leer”.

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Soler también participó en homenaje a Julio Castro el 20 de julio de 2010. Miguel Soler sostiene que el secuestro de Julio Castro el primero de agosto de 1977 por la dictadura y su posterior desaparición truncaron su vida y su obra, (“Julio Castro: un desaparecido que esta con nosotros”, M. Soler). El maestro Miguel Soler fue amigo y colega de Julio Castro. Mantuvieron una nutrida correspondencia entre 1954 y 1977.

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