alfonso lopez quintas, vertigo y extasis

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    EL AMOR HUMANOAo 2009 n 15 septiembre

    Los procesos de vrtigo (o fascinacin)

    y los de xtasis (o creatividad)*

    Dr. Alfonso Lpez Quints

    * Las ideas expuestas en este artculo y en los anteriores de la serie son explanadas en la obraDescubrir la grandezade la vida(Descle de Brouwe, Bilbao 2009) y en los tres cursos on line que ofrece la Escuela de Pensamiento yCreatividad (www.escueladepensamientoycreatividad.org)

    Al descubrir, por experiencia propia, las doce fases de nuestro desarrollo perso-

    nal, advertimos que nuestra posibilidad de encontrarnos de veras con realidades

    que nos ofrecen posibilidades de crecimiento depende de nuestra actitud de gene-

    rosidad. Esta experiencia es la que inspira los procesos de xtasis. Si nos ence-

    rramos, por egosmo, en nosotros mismos, bloqueamos nuestro desarrollo y anu-lamos nuestra personalidad. Esa cerrazn destructora da lugar a las temibles ex-

    periencias de vrtigo. Ha llegado el momento de analizar cuidadosamente estos

    dos procesos opuestos: el de vrtigo y el de xtasis.

    1. El proceso de vrtigo o fascinacin

    En la extraordinaria pelcula de Carl Theo-

    dor Dreyer Dies irae, un joven y una jo-ven, vinculados por un amor imposible, seacercan a un lago y saltan a un pequeo

    bote. A dnde vamos a ir?,pregunta eljoven. Su amada responde, resignada: Adonde nos lleve la corriente. En este pl-cido lago no haba corrientes de agua que

    pudieran arrastrar una barca impulsada porun remero fornido. Ob-viamente, elsentido de esta respuesta va ms all de susignificadocotidiano. Cul es exactamente ese sentido? Al responder la joven que irn a donde les

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    lleve la corriente, se refiere a un tipo de corriente espiritual que arrastra sin mostrar la me-ta, porque la meta de la seduccin es el vaco, y ste no ofrece rostro. Esa corriente quearrastra a las personas -a menudo, contra su voluntad- es el vrtigo.

    Esta imagen de unos jvenes perplejos ante su incierto desti-no, al verse dominados inte-riormente por una pasin, nos lleva a preguntar-nos en qu consiste el proceso de vrtigo ycmo se desarrolla.

    Supongamos que me hallo ante una persona que me resulta atractiva debido a lasdotes que ostenta. Si soy egosta y me muevo slo en el nivel 1, tiendo a tomarlacomo un medio para mis fines; no la considero como un ser dotado de personali-dad propia, deseosa de realizar sus proyectos de vida, crecer en madurez, esta-

    blecer relaciones enriquecedoras para todos en condiciones de igualdad. La reba-jo a condicin de mera fuente de sensaciones placenteras y procuro dominarlapara ponerla a mi servicio. En el nivel tico, el dominio se logra a travs de laseduccin y lafascinacin.Fascinar y seducir a una persona equivale a arrastrar-la, a doblegar su libertad interior y rebajarla al nivel 1.

    Cuando logro ese dominio, siento euforia, exaltacin interior. (Notmoslo bien: Nodigo exultacin, gozo, sino exaltacin, euforia. Es decisivo matizar bien el len-guaje si queremos evitar la corrupcin de la mente y, con ella, la de la vida per-sonal y comunitaria).

    Esa forma de exaltacin es tan llamativa como efmera, porque se trueca rpidamen-te en decepcinal advertir que no puedo encontrarmecon la realidad apetecida

    por haberla reducido a mero objeto de complacencia. (Recordemos que con losobjetos no podemos encontrarnos porque son realidades cerradas).

    Al no encontrarme con ella, no desarrollo mi personalidad, pues soy un ser de en-

    cuentro. Ese bloqueo de mi crecimiento se traduce en tristeza, que es unsenti-miento de vaco, de alejamiento de la plenitud personal a la que tiendo por natu-raleza.

    Si no cambio mi actitud bsica de egosmo, tal vaco crece de da en da hasta hacer-se muy profundo. Al asomarme a l, siento esa forma de vrtigo espiritual quellamamos angustia. Tengo la sensacin de que no hago pie, que me falla el fun-damento de mi vida que es el encuentro- y estoy a punto de destruirme como

    persona, pero no puedo volver atrs.

    Es el sentimiento de desesperacin, la conciencia amarga de haber cerrado todas las

    puertas hacia mi realizacin personal.El presentimiento angustioso de estar bor-

    deando el abismo desemboca, finalmen-te, en una soledad asfixiante, frontal-mente opuesta a la vida de comunidadque me vea llamado a fundar por micondicin de persona.

    Sobrevolemos esta breve descripcin. El procesode vrtigo es falaz y traidor: nos promete, al princi-

    pio, una vida intensa y cumplida, y nos lanza sbi-tamente por una pendiente de excitaciones crecien-tes, que no hacen sino apegarnos al mundo fasci-

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    nante de las sensaciones (nivel 1) y alejarnos irremediablemente de la vida creativa y delideal de la unidad (niveles 2 y 3). El vrtigo nos aleja del encuentro y, en consecuencia,amengua al mximo nuestra capacidad de unirnos a las realidades del entorno y nos encegue-ce para los grandes valores. Nos entrega, temerariamente, a todo tipo de riesgos por ser radi-calmente imprudente, es decir, por rehuir la inspiracin del ideal de la unidad. Certeramentesubraya dicha temeridad una de las obras cumbre de la literatura espaola:

    Oh amor, amor!-exclama Pleberio, cuando llora la muerte de su hija Melibea-. (..)Quin te dio tanto poder? Quin te puso nombre que no te conviene? (...) Dulcenombre te dieron; amargos hechos haces. (...) Por qu te riges sin orden ni concier-to?. Y apostrofa as al mundo, por incitarnos falazmente al vrtigo: Cbasnos, mun-do falso, con el manjar de tus deleites, y al mejor sabor nos descubres el anzuelo. Nolo podemos huir, que nos tienes cazadas las voluntades. Prometes mucho, nada cum-

    ples; chasnos de ti porque no te podamos pedir que mantengas tus vanos prometi-mientos. Corremos por los prados de tus viciosos vicios, muy descuidados, a rienda

    suelta; descbresnos la celada cuando ya no hay lugar de volver.

    (Fernando de Rojas: La celestina, Salvat-Alianza Editorial, Barcelona 1970, pgs.177, 179).

    Al hacernos cargo de esta condicin siniestra del vrtigo, comprendemos por dentro el des-valimiento que sienten las personas entregadas a algn tipo de vrtigo: de ambicin o de po-der, de evasin a travs de la embriaguez producida por el alcohol o la droga, de cultivo de lasexualidad desgajada del amor, de entrega descontrolada al juego de azar... La cada en elabismo que provoca el proceso de vrtigo puede visualizarse en una lnea descendente:

    1. Actitud de egosmo

    2. Goce, euforia, exaltacin superficial

    3. Decepcin

    4. Tristeza

    5. Angustia

    6. Desesperacin

    7.Soledad asfixiante y destruccin

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    2. El proceso de xtasis o creatividad

    Este proceso sigue el camino opuesto al de vrtigo. No va de arriba abajo, sino de abajo arri-ba.

    Si soy generoso y desinteresado, al ver una realidad atractiva -por ejemplo, una perso-na- no tomo esa atraccin como un motivo para querer dominarla, es decir,sedu-cirla yfascinarla (nivel 1), sino como una invitacin a respetarla, estimarla y co-laborar con ella, intercambiando posibilidades de todo orden. Ese intercambio dalugar a una relacin personal de encuentro(nivel 2).

    Al encontrarme, siento exultacin, alegra y gozo por partida doble, pues con elloperfecciono mi persona y colaboro a enriquecer a quien se encuentra conmigo.

    Si me encuentro con una realidad muy valiosa, porque me facilita grandes posibilida-des de desarrollo y me eleva a un nivel de excelencia personal, siento entusiasmo,ungozo desbordanteque supone la medida colmada de la alegra, es decir, de laconciencia feliz de estar desarrollando plenamente mi personalidad.

    Al adentrarme en un estado de plenitud personal, siento felicidad, veo que he llegadoa una cumbre. Al encontrarnos por primera vez con obras geniales, comoElMoi-

    ss de Miguel ngel oLa Pasin segn San Mateo de Bach, pensamos que ha va-lido la pena vivir hasta ese momento para poder realizar tal experiencia. Cierta-mente, la felicidad se da en lo alto, en el nivel 2, no en el nivel 1. Ese ascensohacia lo elevado, lo per-fecto, lo bien logrado, fue denominado por los griegosxtasis. Lo bien logrado en cuanto al desarrollo personal viene dado por la vidaautntica de comunidad, que se configura mediante una trama de relaciones de en-cuentro.

    Al vivir en estado de encuentro, sentimos que hemos realizado plenamente nuestravocacin y nuestra misin como personas, y ello nos procurapaz interior, amparoy gozo festivo, es decir jbilo. La fiesta es la corona luminosa y jubilosa del en-cuentro. Por eso rebosa simbolismo y marca el momento culminante de la vida detodos los pueblos.

    En sntesis, el xtasis es un proceso de autntico y verdadero desarrollo personal. Por sercreativo, es exigente: pide generosidad, apertura veraz, fidelidad, cordialidad, participacinen tareas relevantes... Si cumplimos estas exigencias, nos lo da todo porque nos facilita elencuentro, que es un espacio de realizacin personal festiva, en el cual recibimos luz para

    ahondar en los valores, energa para incrementar nuestra capacidad creativa, poder de discer-nimiento para elegir en cada instante lo que da sentido a nuestra existencia.

    Este proceso exttico podemos visualizarlo en una lnea ascendente:

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    3. Oposicin entre las experiencias de vrtigo y las de xtasis

    El vrtigo nos seduce y arrastra; el xtasis nos entusiasma y libera.El vrtigo nos desorienta porque no se deja inspirar por el ideal dela unidad. El xtasis nos centra porque se mueve, agradecido, a laluz del ideal del encuentro.

    El proceso de fascinacin o vrtigo no nos plantea exigencias, res-ponde a una actitud de entreguismo. Nos invita simplemente a de-

    jarnos arrastrar; nos exalta y enardece; nos da una primera impre-sin eufrica de poder, parece prometernos una rpida plenitud, pe-ro, al instante, nos pone fuera de juego y nos asfixia en el aspectoldico-creador.

    El xtasis, en cambio, se muestra muy exigente; nos introduce enuna noche de largas y pacientes purificaciones que parecen vaciar-nos interiormente. Al perder el apoyo de cuanto solemos consideraren la vida cotidiana como fundamental e indispensable (nivel 1),sentimos una sensacin difusa de desvalimiento. Pero este sentimiento de inestabilidad se

    trueca pronto en una impresin exultante de seguridad eminente cuando, tras superar los mo-dos fusionales de unidad, creamos con las realidades valiosas que nos apelanmodos autnti-cos de encuentro (nivel 2).

    El vrtigo es la consecuencia de la fascinacin que nos produce el halago de las gananciasinmediatas, sean de tipo intelectual o de tipo sensible.

    El xtasis es fruto de la atraccin que ejerce sobre nosotros lo valioso cuando no queremosdominarlo, sino respetarlo, estimarlo y colaborar con l.

    El vrtigo es alienantepor entregarnos a una realidad distinta, distante, externa y ex-traa. En la misma medida, nos deja fuera de nosotros mismos, dispersos, faltos de la

    unidad que nos otorga la vinculacin creadora a lo valioso. Recurdese la teora pas-caliana del divertissement (la diversin, en sentido de prdida de s). El divertirsesuperficial, entendido como mero salir de s, es una actitud propia del nivel 1.

    7. Felicidad (paz, amparo, jbilo)

    6. Entusiasmo

    5. Alegra, gozo

    4. Encuentro

    3. Colaboracin

    2. Respeto y estima

    1. Generosidad

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    Los procesos de vrtigo y los de xtasis

    Hay programas en los medios de comunicacinadvierte Ernesto Sbato- donde di-vertirse es degradar, o donde todo se banaliza Esta desesperacin por divertirsetiene sabor a decadencia. La bsqueda de una vida ms humana debe empezar porla educacin. Por eso es grave que los nios pasen horas atontados delante de la te-levisin, asimilando todo tipo de violencias; o dedicados a esos juegos que premianla destruccin. El nio puede aprender a valorar lo que es bueno y no caer en lo que

    les es inducido por el ambiente y los medios de comunicacin.(Cf.La resistencia, Seix Barral, Barcelona 2000, pgs. 87, 67).

    El xtasis, por su parte, pide recogimientopara despertarsobrecogimiento ante lo que encie-rra valor. En la medida en que crea vnculos entre nosotros y las realidades relevantes, elxtasis configura nuestra identidad personal.

    Las experiencias de xtasis constituyen los jalones de nuestro proceso de desarrollo.

    Las experiencias de vrtigo son momentos degenerativos que bloquean el despliegue de lapersonalidad.

    El xtasis nos ampara, al abrirnos a formas autnticas de encuentro, tan arriesgadas comofecundas.

    El vrtigo, tras la exaltacin del primer instante, nos deja en situacin de desamparo espiri-tual.

    El xtasis provoca en nuestro nimo una sana in-quietud, una interna tensin hacia aquelloque nos ofrece posibilidades que impulsan nuestra actividad y hacen viable nuestro cabaldespliegue como personas. Esta inquietud no engendra desasosiego, sinopaz, la paz del quetiene conciencia lcida de estar en todo momento nutrido por la realidad que busca esforza-damente.

    La apasionada entrega a las experiencias de vrtigo, por el contrario, provoca una ineludibledesaznen cuanto nos arrastra, nos succiona y nos sita fuera del juego de la vida autntica-mente personal. El vrtigo, contra lo que puede parecer a una mirada superficial, no engen-dra dinamismo, sino simple agitacin. El hombre entregado al frenes del vrtigo, en cual-quiera de sus modalidades, no hace sino girar sobre su propio eje sin avanzar. Al tomar con-ciencia de que su agitacin ha sido mero desgaste baldo de energas, el hombre fascinado

    por la exaltacin del vrtigo siente ineludiblemente una amarga decepcin.

    El xtasis suscitagozo desbordante, por lo que implica de plenitud, e inspira sentimientos deoptimismo realista al abrir ante nosotros horizontes de sentido, cuajados de valores. Valor y

    sentido, profundamente entendidos, penden de la creatividad, y, en concreto, de los aconteci-mientos de juego y encuentro.

    El vrtigo engendra decepcinypesimismo, debido al desnivel que media entre la magnitudde las expectativas que despierta en quien se rinde a su hechizo y la condicin catastrficadel resultado a que aboca.

    El xtasis aviva en nuestro interior la melancola, sentimiento profundo de aoranza por rea-lidades valiosas, todava no del todo alcanzadas, tan slo entrevistas. El hombre exttico vi-ve en esperanza.

    El vrtigo despierta pasin, por cuanto embriaga con el halago efmero del momento presen-

    te. El hombre del vrtigo es un obseso de ganancias inmediatas. Vive a la espera del instantegozoso, se atiene hedonsticamente al Carpe diem horaciano y exclama con el poeta Alp-honse de Lamartine: temps, suspends ton vol (Oh tiempo, suspende tu vuelo).

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    Los procesos de vrtigo y los de xtasis

    El xtasis suscita agradecimiento, pues el hombre que responde creadoramente a la apela-cin de las realidades que producen entusiasmo tiende a interpretarlas como un don.

    El vrtigo, por el contrario, fomenta actitudes de resentimiento frente a las realidades que,por no ser fcilmente reducibles a objeto de posesin, no provocan actitudes de entrega fasci-nada, antes apelan a la libertad creadora. Pinsese en el amor humano bien entendido, en las

    realidades religiosas, en el gran arte de todos los tiempos.El xtasis fomenta la actitud de generosidad y respeto. El hombre exttico se abre a los de-ms para ofrecerles, en un campo de juego comn, sus posibilidades creadoras. Esta ofrendasignifica, en el fondo, un obsequio al poder creador de los otros, que uno reconoce y acoge.

    El vrtigo, en cambio, es fuente a la par desadismoy masoquismoporque arrastra al hombreque lo sufre como si fuera un mero objeto, y lo impulsa a no ver en los dems seres sino sucondicin de objetos manipulables. El vrtigo no es respetuoso ni generoso. El hombre quees presa del vrtigo tiende por igual a dominar y a dejarse dominar, a absorber en s las reali-dades del entorno, negndoles toda independencia, y a perderse en ellas, anulando de raz su

    capacidad personal de iniciativa. El vrtigo convierte al hombre en un ser dominador e indo-lente a la vez.

    De ah que el vrtigo del totalitarismoy el del gregarismosean, en rigor, dos vertientes deun mismo error bsico: la adopcin de una actitud reduccionista. Sentirse a resguardo e, in-cluso, en posicin de dominio porque se est al da y todos piensan igual que uno constitu-ye la ingenuidad radical del hombregregario, que interpreta como energa personalla fuerzade arrastreque ejerce sobre su nimo el vrtigo del gregarismo.

    Al reduccionismo se debe que en tantas obras literarias y cinematogrficas puedan seguirsesin solucin de continuidad escenas de erotismo y de violencia, vinculando as la aparente

    ternura con la crueldad vesnica. Decimos aparente, porque de hecho el erotismo implica lareduccinde una persona a mero objeto de complacencia fugaz, carente de la debida creati-vidad, y, en la misma medida, constituye un modo violentode interrelacin. Por el contrario,el hombre que realiza experiencias de xtasis se muestra siempre respetuoso con la condicinde cada realidad. Lo hace fundamentalmente porque se asienta en la conviccin de que la vi-da personal es vida creadora, y la creatividad slo es posible entre realidades que no son me-ros objetos, sino centros de iniciativa que ofrecen determinadas posibilidades de juego aquien pueda asumirlas. Las realidades personales, si son reducidas a objetos, dejan de ser po-sibles compaeros de juego.

    Al ser reduccionista y no fundar autnticas relaciones de encuentro y de juego creador, la ex-periencia de vrtigo no alumbra sentido, provoca la ceguera para los valores, orienta al hom-bre hacia la actitud existencial del absurdo. Con ello, desplaza al hombre de su verdaderolugar, lo sume en tinieblas y lo adentra en el reino de fealdad que engendra el desorden.Realmente, como bien escribi Ernesto Sbato, lo peor es el vrtigo(O. cit.,p. 101).

    Por su talante creador de formas autnticas de juego y encuentro, la experiencia de xtasisalumbra luz, pone al hombre en verdad y es fuente de la ms honda belleza. Desde antiguo sedefine la belleza como el esplendor del orden, entendido ste positivamente como ordena-cin, entreveramiento de diversas vertientes de la realidad.

    Es obvio que las experiencias de vrtigo y de xtasis se oponen por su origen, su desarrollo ysus consecuencias, pero actualmente se los confunde con frecuencia. Es una cuestin demxima transcendencia que urge precisar.

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    Los procesos de vrtigo y los de xtasis

    4. Confusin de los procesos de vrtigo y los de xtasis

    Como acabamos de ver, vrtigo y xtasisson procesos opuestos por su origen, sudesarrollo y sus consecuencias.

    El vrtigo es impulsado por el egosmo;el xtasis, por la generosidad;

    El vrtigo provoca tristeza, angustia ydesesperacin; el xtasis suscita alegra,entusiasmo, felicidad.

    El vrtigo aboca a la desolacin de la soledad que sigue a la destruccin del encuentro; elxtasis culmina en la paz y el gozo de una convivencia amorosa.

    A pesar de esta triple oposicin, hoy da se tiende a confundir los procesos de vrtigo y de

    xtasis para rodear a los primeros del aura de prestigio que orla de antiguo a los segundos.Esta confusin nos impide discernir qu conductas edifican nuestra personalidad y qu otrasla disuelven. Cuando nos entregamos a la fascinacin del vrtigo, podemos pensar ilusamen-te que nos elevamos a lo mejor de nosotros mismos. Cuando nos damos cuenta de que so-mos unos ilusos, es, a menudo, demasiado tarde porque ya hemos cado por el tobogn delvrtigo y apenas podemos, de hecho, cambiar la experiencia bsica del egosmo por una degenerosidad y renunciar al uso indiscriminado de la libertad de maniobra para adquirir es-forzadamente una verdadera libertad creativa.

    Es sobremanera importante para nuestra vida personal distinguir netamente las experienciasde vrtigo y las de xtasis. Esta labor se halla dificultada en extremo por la semejanza queuna mirada desprevenida cree descubrir entre ciertos fenmenos humanos como:

    el arrastrey la atraccin,

    lafascinaciny la admiracin,

    la exaltaciny la exultacin,

    la entrega desmadrada y la entrega entusiasta,

    la unidad fusionaly la unidad-de-integracin.

    A menudo se afirma, en la conversacin diaria, que algo nos fascinapara indicar que nosatrae poderosamente, debido a su valor. En realidad, queremos decir que suscita nuestra ad-miracin e incluso a veces nos produce sobrecogimiento por su relevancia. Si no precisamoscon rigor el sentido de estos trminos y otros semejantes, corremos peligro de tomar comoacontecimientos afines las experiencias de vrtigo y las de xtasis, que, vistas adecuadamen-te, presentan condiciones opuestas.

    Para poner en forma la capacidad de matizar debidamente los conceptos antedichos, es tilconfrontar fenmenos tales como

    el vrtigo de la pura competicin (que es ambiciosa, por ser propia del puro nivel 1) yel xtasis deportivo (que se muestra generoso, como corresponde a los niveles 2 y

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    Los procesos de vrtigo y los de xtasis

    3).

    el vrtigo de la embriaguez rtmica electrizante -que arrastra- y el xtasis de la inmer-sin libre y enriquecedora en una obra musical valiosa,

    el vrtigo del erotismo y el xtasis del amor oblativo,

    el vrtigo de la entrega a fuerzas destructivas y el xtasis de la unin personal con el

    fundamento de toda realidad, es decir, con el Dios creador.

    Esta confrontacin aquilatada nos permite descubrir, ms all de cualquier afinidad aparente,una abrupta diferencia cualitativa entre los fenmenos de fascinacin o vrtigo y los de juegocreador o xtasis, ya que aquellos provocan la quiebra -en mayor o menor medida- de la ca-

    pacidad creadora, y stos la llevan a cotas diversas de desarrollo.

    Vrtigo y xtasis coinciden en que sacan al hombre de s, pero el primero lo aliena -porquelo deja a merced de realidades o fuerzas distintas, distantes, externas y extraas a l-, y el se-gundo -el xtasis- lo eleva a lo mejor de s mismo, al estado de encuentro plenificante al queaboca el ser humano cuando se relaciona con realidades valiosas que, a travs del juego crea-dor o trato, se convierten en ntimassin dejar de ser distintas.

    La dilemtica oposicin entre vrtigo y xtasis parecevenir desmentida por el hecho de que un fenmeno tansignificativo como el amor conyugal presenta una ver-tiente -la atraccin sexual- que implica, a primera vis-ta, un movimiento de vrtigo, y otra -el encuentro per-sonal- que constituye un acontecimiento exttico. Cier-

    tamente, el amor conyugal puede llevar consigo ciertomomento de fascinacin, pero ste debe ser asumidopor el dinamismo creador de un campo de amistad per-sonal generoso y lcido. El instinto sexual se convierteen fuerza provocadora de vrtigo cuando el hombre loautonomiza, no lo encauza hacia una meta superior,como si fuera una potencia autrquica, disoluta, es de-cir, desgajada del dinamismo integral de la persona.Esta energa instintiva que amenaza con arrebatar alhombre y lanzarlo por el plano inclinado del frenes sexual cobra un valor peculiar y un sere-

    no equilibrio al ser asumida conscientemente por la persona e integrada en el proceso de fun-dacin de un campo de juego amoroso, un espacio de encuentro. Lo que en s presenta unsignificadode vrtigo adquiere en este contexto creador unsentidode xtasis. Esta transfor-macin responde a un cambio radical de actitud por parte del hombre: sustituye la actitud deentrega fascinadaa los valores inferiores -queseducen-por la actitud decolaboracin amo-rosa con los valores superiores, que atraen.

    A la vista de esta oposicin entre las experiencias de vrtigo y las de xtasis, sorprende queactualmente se los presente a menudo como afines. Este malentendido se comete, a veces,

    por inadvertencia -debido a un escaso conocimiento de ambos fenmenos-, pero con frecuen-cia responde al intento manipulador de lograr que multitud de personas -sobre todo, jvenes-se dejen seducir por las experiencias de vrtigo al confundir la euforiaque produce el vrtigocon el entusiasmo que suscita el xtasis.

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    Los procesos de vrtigo y los de xtasis

    La forma ms peligrosa de manipulacin radica en confundir de propsito, dolosa y artera-mente, las experiencias de vrtigo y las de xtasis. Con esta tergiversacin, en aparienciainocua, se subvierten los valores que estn en la base de la mejor cultura occidental, y se de-

    ja a las personas y a los grupos humanos inermes frente a los afanosos de poder fcil.

    Ante esta forma sutil de manipulacin no hay ms salida que estar alerta, conocer en porme-

    nor los recursos de la estrategia del lenguaje y fomentar la creatividad. Pueblo poco creativoy escasamente formado es pueblo fcilmente manipulable. Pueblo creativo y bien formadoes pueblo que sabe enfrentarse con xito a la marea de la manipulacin.

    De lo antedicho se desprende que fomentar las experiencias de vrtigo es el modo ms efi-caz -y siniestro- de amenguar al mximo la creatividad de los pueblos, distorsionar el len-guaje y hacer, con ello, posible la manipulacin masiva de las gentes. Promover la creativi-dad significa incentivar las experiencias de xtasis, en todas sus facetas, y desor las vocesde sirena que incitan al vrtigo. Amplio, difcil y fecundo programa para una tarea educativacon visin de futuro.

    Para llevar a cabo tal programa debemos investigar las causas que provocan la injustificableidentificacin de los procesos de vrtigo y los de xtasis.

    5. Causas que provocan la confusin de ambos procesos

    Hemos destacado ya varios de los motivos que inducen a identificar estos procesos. Ve-moslos un poco ms de cerca:

    Ambos entraan unasalida de nosotros mismos. Ello explica que se hable tanto de "xtasis

    mstico" como de xtasis pasional. Visto con rigor, el llamado xtasis pasional no es sinoun tipo de vrtigo, pues nos halaga con el hechizo de una aventura excitante, para sumirnos,al final, en una situacin de extremo desamparo. El xtasis msticoes una forma de xtasisautntico, pues nos libera del apego a las actitudes egostas propias del nivel 1y nos lleva arealizar -con las actitudes creativas de los niveles 2, 3 y 4- modos de encuentro valiossimosque engendran felicidad.

    En la descripcin de los dos procesos movilizamos trminos que parecen sinnimos o, almenos, muy semejantes, y tal afinidad nos lleva a confundirlos.

    Decimos que el vrtigo arrastray el xtasis atrae. Parecen acciones semejantes, pero

    es un espejismo, porque arrastrar significa restar libertad, mientras atraer haciaalgo valioso implica invitar a enriquecerse libremente.

    El vrtigo provoca una entregaeufrica, desmadrada, y el xtasis suscita una entregaentusiasta. La euforia es una exaltacin superficial y pasajera. El entusiasmo im-

    plica plenitud personal.

    El vrtigoseducey el xtasis enamora.

    El vrtigofascina y el xtasissobrecoge... Lo fascinante arrebata de modo irresistiblehacia algo atractivo que anula la voluntad. Lo que sobrecoge nos emociona con el

    valor de algo muy elevado.Los trminos subrayados presentan un sentido muy diferente. Si queremos determinarlo con

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    Los procesos de vrtigo y los de xtasis

    precisin, debemos considerar que las experiencias de vrtigo se realizan en el nivel 1, y lasde xtasis en el nivel 2.Ningn proceso de vrtigo es inspirado por una realidad quese hagavaler ante nuestra inteligencia y persuada a nuestra voluntad a dejarse enamorarpor el atrac-tivo de las posibilidades creativas que nos ofrece -nivel 2-. Se limita a fascinar oseducirnuestra voluntad, es decir, a arrastrarlamediante una forma fcil de halago, que al principionos pone eufricospero luego nos vaca y nos aleja del entusiasmo y lafelicidad.

    6. Finalidad perseguida con la confusin de vrtigo y xtasis

    Si confundo las experiencias de xtasis y las de vrtigo, proyecto sobre stas el inmensoprestigio que han adquirido aqullas desde antiguo tanto en el campo filosfico y teolgicocomo en el artstico y el amoroso. Este falso prestigio nos lleva a pensar que, al entregarnos a

    la fascinacin de un vrtigo, nos eleva-mos a lo mejor de nosotros mismos. Alvivir la exaltacin eufricadel vrtigo,

    la confundimos fcilmente con la exul-tacin jubilosadel xtasis y nos hace-mos la ilusin de que estamos vivien-do una experiencia cum-

    bre (Abraham Maslow). Si nos deja-mos fascinar por una accin que en-candila los instintos y sentimos ennuestro ser una especie de fuerza de

    gravitacin que nos arrastra como untorbellino pasional, creemos estar lo-grando una personalidad desbordantede energa.

    El gran escritor ruso Fedor Dostoyevski expres de forma inolvidable, enEl jugador, su pro-pia experiencia del poder de arrastre que posee el vrtigo. Tras sealar que una anciana rusahaba perdido a la ruleta todos sus ahorros, comenta con decisin:

    No poda ser de otro modo: cuando una persona as se aventura una vez por ese ca-mino, es igual que si se deslizara en trineo desde lo alto de una montaa cubierta denieve: va cada vez ms deprisa.

    (O cit., Alianza Editorial, Madrid 1980, pgs. 126-127).

    En la experiencia de vrtigo, nuestra libertad individual es anulada violentamente por unafuerza de gravitacinque nos catapulta al vaco. Al ser arrebatados por esa energa aniquila-dora, podemos tener en principio una sensacin de poderoy libertad sin fronteras, pero setrata de un otro espejismo. No tenemos el menor poder; somos arrastrados hacia un estado deabsoluto desvalimiento. No alcanzamos la suprema libertad; vivimos la experiencia lmite dela cada en el vaco.

    Si vrtigo y xtasis se confunden, no tendremos dificultad en conceder la primaca a las ex-

    periencias de vrtigo, porque halagan nuestros instintos y nos prometen una fcil realizacinpersonal. No tardaremos en descubrir que es una promesafalaz, pero, una vez entregados a laseduccin del vrtigo, apenas podremos reiniciar una vida creadora de mbitos. El que se en-

  • 7/24/2019 Alfonso Lopez Quintas, Vertigo y Extasis

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