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PODER DICIEMBRE 2011 8 actualidad Cifras y descripciones contundentes de las verdaderas calamidades de la región que protestó. Diferentes gobiernos locales y nacionales jamás construyeron una carretera que la atravesara a lo largo. La principal depredadora del medio ambiente es la agricultura minifundista. Ambos problemas no parecen estar en el primer lugar de la agenda de soluciones. POR RICARDO UCEDA Los enemigos de Cajamarca l contenido de la re- ceta para solucionar la pendiente crisis en Cajamarca tiene tres componentes: obras públicas para enfren- tar el atraso de la región, mano dura si las tentativas de diálogo con las dirigencias no prosperan, y mejoramiento del estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto Conga, que desató el conflicto. La línea de invertir en el desarrollo se desplegó desde antes del cambio de gabinete, bajo el liderazgo del ministro de Vivienda y Construcción, René Cornejo, quien ya anunció una represa y otros desembolsos en distintos sectores. La del palo y la zanahoria comenzó con la detención por 10 horas del dirigente antimi- nero Wilfredo Saavedra y el congelamiento momentáneo de las cuentas del gobierno regional, como mensajes simultáneos al patrocinio de mesas de diálogo. Finalmente, el mejoramiento del EIA se hará a partir de un peritaje internacional. El primer y el tercer componente dependen del gobierno pero el segundo, el manejo político, tiene imponderables. Intervienen factores como la actitud de la dirigencia o la percepción que tendrá la población ante las iniciativas. ¿Las obras públicas y un peritaje internacional del EIA de Conga tendrán realmente impacto? Aunque se anunció el levantamiento del paro, es posible que la corriente anti-Yanacocha, que desde 1993 suscita las mayores movilizaciones políticas, se oponga a soluciones que mantengan el proyecto Conga, independientemente de la reevaluación del EIA o de si las obras de desarrollo resuelven E ILUSTRACIÓN: LUCHO CHUMPITAZI

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Page 1: actualidad Los enemigos de CajamarcaPor alguna razón, en Cajamarca la población se moviliza para protestar contra Yanacocha pero, como se verá, no para resolver otros problemas

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actualidad

Cifras y descripciones contundentes de las verdaderas calamidades de la región que protestó. Diferentes gobiernos locales y nacionales jamás construyeron una carretera que la atravesara a lo largo. La principal depredadora del medio ambiente es la agricultura minifundista. Ambos problemas no parecen estaren el primer lugar de la agenda de soluciones.

por ricardo Uceda

Los enemigos de Cajamarca

l contenido de la re-ceta para solucionar la pendiente crisis en Cajamarca tiene tres

componentes: obras públicas para enfren-tar el atraso de la región, mano dura si las tentativas de diálogo con las dirigencias no prosperan, y mejoramiento del estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto Conga, que desató el conflicto. La línea de invertir en el desarrollo se desplegó desde antes del cambio de gabinete, bajo el liderazgo del ministro de Vivienda y Construcción, René Cornejo, quien ya anunció una represa y otros desembolsos en distintos sectores. La del palo y la zanahoria comenzó con la detención por 10 horas del dirigente antimi-

nero Wilfredo Saavedra y el congelamiento momentáneo de las cuentas del gobierno regional, como mensajes simultáneos al patrocinio de mesas de diálogo. Finalmente, el mejoramiento del EIA se hará a partir de un peritaje internacional. El primer y el tercer componente dependen del gobierno pero el segundo, el manejo político, tiene imponderables. Intervienen factores como la actitud de la dirigencia o la percepción que tendrá la población ante las iniciativas. ¿Las obras públicas y un peritaje internacional del EIA de Conga tendrán realmente impacto?

Aunque se anunció el levantamiento del paro, es posible que la corriente anti-Yanacocha, que desde 1993 suscita las mayores movilizaciones políticas, se oponga a soluciones que mantengan el proyecto Conga, independientemente de la reevaluación del EIA o de si las obras de desarrollo resuelven

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grandes problemas del departamento. El fondo del conflicto es que una agenda de desarrollo de Cajamarca que tenga la minería como uno de sus pilares va a chocar con los planes de un movimiento antiminero basado en la animadversión, en muchos sentidos merecida, a Yanacocha, por malas prácticas ambientales, entre otras. La cuestión en última instancia no es si Conga va o no va. Los más tenaces opositores al proyecto, en especial el padre Marco Arana, de Tierra y Libertad, tienen el objetivo de paralizar otras inversiones de esta industria que vienen detrás, y que representarán cinco veces más de lo que ya está invertido. La idea de estos activistas es que la minería no solo no ha traído progreso a Cajamarca sino que no lo pro-ducirá, por lo que habría que buscar otras formas de desarrollo.

—Tendríamos que asumir que no toda la gran inversión minera que se ha anunciado necesariamente vendrá— ha dicho repetidas veces Carlos Monge, miembro de Tierra y Libertad y director de Revenue Watch, una ONG que fiscaliza a la industria.

Aunque no toda la corriente anti-Yanacocha se opone a la inversión minera, parece cierto que la dirigencia sí. El presidente regional, Gregorio Santos, pasó de moderado a extremo, pero luego del estado de emergencia aceptó el peritaje internacional. Como Ollanta Humala tiene previsto financiar buena parte de su programa de inclusión social con las regalías de la industria minera, ganar esta pelea de fondo es cosa de vida o muerte. Para obtener la victoria es que se cambió el gabinete. Ahora el equipo de gobierno no muestra fisuras respecto de la pertinencia del proyecto Conga ni de la estrategia del palo y la zanahoria. Como quiera que los más recalcitrantes de la protesta quizá no den su brazo a torcer, el gobierno está dispuesto a reprimir si hay desmanes pero también a convencer aportando o facilitando obras tangibles que sirvan al desarrollo regional. Al cierre de esta nota el presidente Humala evaluaba las condiciones en que se levantaría el estado de emergencia.

El problema del agua tiene varias dimensiones. Por ejemplo, se ha confundido la discusión sobre el proyecto Conga, que consiste en el resarcimiento del daño ecológico causado por la desaparición de cinco lagunas de Celendín, con la falta de agua en los centros poblados y en el campo. No dispone de agua la ciudad de Cajamarca como servicio público ni la agricultura regional como recurso de riego. En apariencia, esta privación se ha convertido en un elemento central del conflicto, incluso en forma antagónica: oro o agua. El gobierno mismo, al explicar su política de solucionarlo –declaraciones de Humala, del mi-nistro Cornejo– sostiene que primero estará la satisfacción de las necesidades de agua, ante todo la de consumo humano. Pero las carencias hídricas de la capital tienen otras explicaciones, para nada vinculadas con las lagunas del proyecto. Sedacaj, la empresa municipal a cargo, hizo una pésima administración de un crédito del alemán Kf W y se quedó sin dinero para obras indispensables. Y la causa de la desertificación de las laderas no es la minería sino principalmente la depredación causada por una agricultura familiar rudimentaria y minifundista. Una de las cosas que ha quedado clara en el debate público previo a la crisis de gabinete es que tratándose de agua para el riego, el proyecto Conga incluso proporcionaría más y mejor el recurso. Lo que permanece vigente es el dilema ecológico, principalmente

pobre mercado interno cajamarquino se dinamizara.Todo esto lleva a la siguiente pregunta: ¿qué espera ahora la

gente? Es un misterio. Por alguna razón, en Cajamarca la población se moviliza para protestar contra Yanacocha pero, como se verá, no para resolver otros problemas fundamentales. Si tenemos en cuenta lo que ocurre en otras partes del mundo, así es la gente: los indignados se movilizan contra lo que no les gusta.

El 70% de la población de Cajamarca vive en la zona rural, que comprende sierra y selva. De acuerdo con las cifras del informe final de gestión del gobierno de Alan García, el 56% de la población es pobre o extremadamente pobre. En el ranking departamental de pobreza está en el penúltimo nivel, pongamos el C. En el más bajo, el D, solo hay dos: Apurímac y Huancavelica, cuyos pobres son más del 70%. Y su compañía en el C es la de Amazonas, Cusco, Huánuco, Pasco, Ayacucho, Loreto y Puno, el rango de los que ahora mismo están con 50 a 70% de pobres. Lo interesante es que Cajamarca permanece en el mismo nivel, con Amazonas y Cusco, desde hace más de cuatro años. Departamentos más postrados dejaron el D para estar junto a ellos en el C, y precisamente eso es lo que mostró el gobierno de García como avance significativo. Los que eran más pobres son menos pobres. Es también interesante que otros departamentos que estaban a su nivel lo sobrepasaran, subiéndose a la “clase media”. Así, del C al B, donde los pobres son más de 30% y menos del 50%, ascendieron San Martín, Junín y Piura. Ucayali fue el más destacado: pasó, saltándose un estrato, del C hasta el A, el piso de los departamentos con menos del 30% de pobres. Allí ya están Lima, Arequipa, Ica, Tumbes, Tacna y Moquegua. Otro logro expuesto por el gobierno saliente, que al comenzar se encontró con que solo Tumbes, Ica y Arequipa exhibían prosperidad. Por supuesto, estas cifras y parámetros, basados en la Encuesta Nacional de Hogares del INEI del 2005 y del 2009, y publicados en El Peruano, pueden ser discutidas; pero es lo más firme que se tiene a mano para afirmar que Ca-jamarca, con su millón y medio de habitantes, 13 provincias y 127 distritos, es un departamento pobre y estancado.

Esto al mismo tiempo que en los últimos años creció notablemente la minería. Yanacocha y Gold Field La Cima metieron US$ 1.647 millones entre el 2006 y el 2010, creando, según información del BCR, 3.636 empleos directos. Pero hasta ahora ni la actividad minera, que representa el 26,3% de su estructura productiva, ni la agropecuaria, a cargo del 19,4%, consiguen cambiar las cifras del atraso. Para el mismo periodo, por ejemplo, el gobierno de AGP no pudo mostrar a la ciudad de Cajamarca entre las que mostraban crecimiento acumulado de empleo urbano en empresas de más de 10 trabajadores. El informe de gestión, que está colgado en la página web del MEF, indica que Huancayo creció cerca al 40%, seguida por Puno, Piura, Arequipa, Paita y Tarapoto, cada una con más de 30%, y luego por otras 12 ciudades con tasas de entre 5% y 30%. Cajamarca, en el puesto 19, mostró crecimiento negativo.

¿De qué está sirviendo que el departamento aporte el 11,7% de la minería peruana y sea el primer productor de oro del país? Las cantidades crecientes que recibe por concepto del canon no han cambiado cifras deprimentes: el 31% de las familias carece de agua, el 65,2% de servicios de saneamiento y el 38,2% de electricidad. En el 2005, el canon, que había sido de S/. 30.4 millones en el 2001,

Oscar Valdés y presidente regional Gregorio Santos.La estrategia de mano dura o diálogo, todo al mismo tiempo, ha puesto en aprietos al representante regional.

Agricultores depredando una ladera en una imagen del Institutode Cuencas Andinas. Que esta actividad es la principal amenaza parael medio ambiente de la región no es una propaganda antiminera: estáen cualquier diagnóstico serio sobre Cajamarca.

a partir de un informe del Ministerio del Ambiente que no se ha publicado en su totalidad.

Por otra parte, en Cajamarca habría una mayoría silenciosa que acepta la minería pero con ánimo inhospitalario respecto de Yanacocha. Hay un doble discurso, una doble expectativa. Por un lado se espera que Yanacocha, cuyas inversiones impulsaron el mayor crecimiento experimentado por la región en los últimos años, aporte más. Al mismo tiempo se la impugna, acentuando su fama de empresa indolente y conflictiva. Esta relación de ne-cesidad y rechazo entre la minera y los cajamarquinos explica en cierto modo la forma en que se desarrollaron los conflictos. A un nivel más amplio, en la región nadie desea para sí el estigma de prominero, y esto explica por qué sus dirigentes hablan en voz baja cuando reconocen que la minería es la clave de su prosperi-dad. A finales del 2009, el gobierno regional, entonces presidido por Jesús Coronel, presentó un plan de desarrollo concertado. Este plan, si bien reunió aportes de todos los sectores, no habla claramente del rol que tendría la minería en el futuro de Caja-marca. “La considera, pero de una manera vergonzante”, dijo para esta nota uno de los coautores. Un año después, ninguno de los candidatos que pretendió suceder a Coronel en el gobierno regional hizo del tema minero la cuestión central, cuando ya existían en cartera proyectos que en conjunto representarían más de US$ 10.000 millones. Aunque el plan del Movimiento de Afirmación Social, (MAS), el grupo que ganó las elecciones con Gregorio Santos a la cabeza, se refirió a la minería en términos recriminatorios, desaconsejándola como factor de desarrollo por su conflictividad y carácter primario-exportador, no la porscribió como uno de los recursos explotables de la región. En un lenguaje más radical, Santos compartió con el resto de candidatos ofertas típicas para el bien común: más carreteras, más hospitales y centros de salud, más escuelas. No dijo de dónde saldrían los recursos para estas obras y cómo se lograría que el fo

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subió a 285.9 millones. Entre el 2006 y el 2011, de acuerdo con cifras oficiales del MEF, las transferencias han sumado 1.181.861 millones, que fueron a los distritos donde opera la mina (10%), a la provincia (25%) y al departamento (40%) correspondientes, y al gobierno regional 25%, que a su vez cedió un 20% de su parte a la universidad nacional. Como Cajamarca es una de las regiones más beneficiadas por el canon –cuarta después de Cusco, Áncash y La Libertad– y sigue en paños menores, se han lanzado severas críticas a la capacidad de ejecución de sus gobiernos locales, incluido el regional. Sin embargo, las transferencias por todo concepto –incluido el canon– hechas por el MEF a las regiones durante el 2010, muestran a Cajamarca en el puesto 18 conside-rando los fondos recibidos en relación con su población: 133.7 millones, o S/. 96 por habitante. De acuerdo con el sorprendente cuadro de estas páginas, Moquegua y Madre de Dios están arriba, con S/. 756 y S/. 640 por habitante, respectivamente. Por otra parte, la relación canon-obras, indica que los fondos del canon no permiten hacer todo. Entre el 2004 y el 2010 el gobierno regio-nal recibió por este concepto S/. 403,55 millones. Hasta el año pasado, la gestión de Jesús Coronel gastó S/. 330 millones en el saneamiento de 11 ciudades, S/. 220 millones en electrificación rural y S/. 100 millones en el Hospital Regional de Cajamarca. Las obras y las cifras son verificables.

De todos modos, si llegan los nuevos proyectos mineros proyectados –Galeno, La Granja, Michiquillay, Tantahuatay– el dinero del canon se multiplicará y la necesidad de fiscalizar la eficacia de su gasto será más perentoria, sobre todo si la situación general no se está revirtiendo.

El caso de la carretera longitudinal de la sierra es una buena

muestra de lo que impide desarrollarse a Cajamarca. Tal vez la principal necesidad de la región, representa una desinteligencia de varios años entre los líderes regionales y el Poder Ejecutivo. Los tres espacios económicos de Cajamarca están desconecta-dos, por falta de vías: el norte agrícola, donde se cultiva café, arroz y cacao; el centro, también agrícola y además pecuario; y el sur, principalmente ganadero y minero. Cajamarca aporta el 6,3% del producto agropecuario nacional y es la segunda más importante cuenca lechera. Solamente 1.055 de sus 2.564 km de vías nacionales y departamentales –sin contar las vecinales– están asfaltados. Los habitantes norteños de Jaén- San Ignacio se unen a Chiclayo a través de la carretera IIRSA (Integración dela Infraestructura Regional Sudamericana) Norte, que está asfaltada y en buenas condiciones. Los del centro, Hualgayoc-Chota-Cutervo-Santa Cruz, se conectan también con Chiclayo a través de una vía afirmada que llega hasta Ferreñafe. Y los del eje Celendín-Cajabamba-Cajamarca se articulan con Trujillo o Chiclayo a través de una carretera afirmada hasta la capital y de allí asfaltada hasta Pacasmayo. Las vías los comunican con la costa pero no a sus provincias entre sí.

Los agricultores del norte no pueden traer sus productos al sur, y enrumbar hacia la capital Cajamarca, o hacia Chiclayo, La Libertad o Lima. Los habitantes de los poblados aledaños padecen la misma limitación. Hay una carretera afirmada longitudinal que no permite el paso de camiones de carga y es insegura para el tránsito regular. Para ir de la ciudad de Cajamarca a Jaén es preferible dar una vuelta por Chiclayo. En el 2005, el gobierno regional aprobó un plan vial que consideraba prioritario unir la ciudad de Cajamarca con el norte pero el presidente Felipe Pita, contando con fondos, no pudo llevarla a cabo. Su sucesor

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Paredes, líder de Sierra Productiva, explicó que el MEF considera que el apoyo estatal a estas familias es un subsidio a privados y no inversión pública. Choca frontalmente con el SNIP.

Esta lista de padecimientos es incomprensible por las condiciones que tiene Cajamarca para progresar. Leopoldo Mozón, gerente de Proesmin, una consultora líder en catas-tro territorial, sostiene que es la región con mayor potencial de desarrollo. Aparte de tener cuantiosas reservas de oro y cobre, principales productos de exportación peruanos, en la zona colindante con Ecuador no ha explotado ni el 7% de sus territorios aptos para café, lo más exportable de la agricultura nacional. Las condiciones para trabajar con cacao y palta, otros productos de enorme demanda, están intactas.

—Solo falta infraestructura –añade Monzón–: una carretera que una Cajamarca con Jaén

Sierra Productiva, en sociedad con Proesmin, ha propuesto aplicar sus tecnologías en el área de influencia del proyecto Conga, abarcando un ámbito de cinco cuencas, mucho más amplio que el considerado en el EIA. En vez de una inclusión de 32 comunidades, como plantea originalmente el proyecto, trabajaría con 25 mil personas, en un área con riego tecnificado de 7.500 hectáreas. Habría 500 hectáreas de huertos, 25 millones de arbustos y árboles nativos, pasto verde los 12 meses del año en 1.250 hectáreas, producción abrumadora de huevos, granos, tubérculos y hortalizas mientras por doquier correrían los cuyes y pasearían más lentamente las vacas y el ganado de engorde. En este Edén las familias obtendrían ingresos de S/. 60 millones en el primer año y cuatro veces más en el cuarto, todo a partir de un almacenamiento anual de agua de 39 millones de metros cúbicos al año, suficientes, claro está, para inundar toda discusión sobre las lagunas de Conga. ¿Cuánto costaría todo esto? S/. 300 millones.

¿Qué hacer con las vías? ¿Qué hacer con el minifundio? Son dos preguntas básicas que tendrá que hacerse el gobierno si de verdad quiere atacar problemas centrales de Cajamarca. Siendo más sencillo, lo de las vías es más caro, aunque el MTC ha ido avanzando a retazos en su plan vial, como puede verse en los gráficos. Sin embargo el vacío mayor, el trecho que realmente integrará al departamento –el tramo de Cutervo a Jaén–, está en una etapa precaria de los estudios. En cuanto al subsidio al

minifundio, por lo menos podría darse una discusión detenida. El país se ha endeudado sobremanera para financiar las caras irrigaciones de la costa, y algunas de ellas, como la de Olmos y Tinajones, han empleado agua proveniente de cabeceras de cuenca de Cajamarca. Carlos Paredes, en defensa de su proyecto, ha recordado que los agroexportadores de la costa, ellos sí con la bendición del SNIP, reciben subsidios de US$ 2.000 por hectárea para regar por goteo, y hay solicitudes de US$ 100.000 para 50 hectáreas, mientras al pequeño productor de la sierra se le niega S/. 1.000 para instalar riego tecnificado en su chacra. El Estado también subsidia la alimentación de los pobres con el Pronaa y la casa propia de los trabajadores urbanos con Mi Vivienda. ¿Por qué no los minifundistas de Cajamarca?

La propuesta puede caer entonces en saco roto por los criterios vigentes de la inversión pública. Pero tampoco a los ambientalistas radicales les agrada, pues propone salvar el pro-yecto ampliando la cobertura de beneficiados y salvando tres de las cuatro lagunas que serían afectadas: los botaderos en que se convertirían serían instalados en otro lugar. Por otra parte, no queda claro que Yanacocha estaría feliz: el movimiento adicional costaría unos US$ 500 millones más. Hay algún tiempo para las decisiones: hasta que el peritaje internacional del EIA sea elaborado, todo lo concerniente a Conga quedará congelado. Lo que seguirá caminando por cuerda separada será la agenda de obras, con el ministro Cornejo yendo y viniendo para hacer visiblemente más por Cajamarca que el gobierno regional. Por lo pronto concretó la postergada construcción de la represa Chonta, que garantizará el abastecimiento de agua de la ciudad capital y ampliará la frontera agrícola en 2.000 hectáreas.

Lo mismo que la industria minera con su pasado de con-taminación y relaves, el Estado también tiene una deuda con Cajamarca. Si empieza a pagarla es un mal momento para Gre-gorio Santos, el presidente regional, que puede verse atrapado en su línea de confrontación. Aunque probablemente piense lo contrario: que Yanacocha, así como no pudo explotar el cerro Quilish, una falsa despensa de agua debajo de la cual hay oro en ingentes cantidades, tampoco podrá desaparecer las lagunas de Conga. Como Humala está convencido de que está pensando precisamente eso, puso al comandante retirado Oscar Valdés al frente del gabinete.

tampoco, pese a que fue su principal oferta electoral. Como se verá, hubo un conflicto de competencias con el ministerio de Transportes y Comunicaciones que no pudo ser resuelto.

Hasta un niño descubre la necesidad de una vía recta y asfal-tada entre Cajamarca, Chota, Bambamarca, Cutervo y Jaén. Es el espacio sin integrar. El tramo más urgente es el de Cutervo y Jaén, a las que unía una arteria departamental que daba un rodeo por una serie de pueblitos. Pero el MTC catalogó como “vía nacio-nal” el tramo Cutervo Jaén, poniéndola bajo su responsabilidad. Un gobierno regional no puede construir una vía nacional, ni siquiera hacer los estudios concernientes. Lo suyo son los caminos departamentales. A su vez, las carreteras del MTC tienen una rígida reglamentación y plazos que pueden o no convenir a las necesidades de una región. Resultó que el tramo directo que el Coronel quería hacer desde Cutervo a la carretera IIRSA Norte, en línea recta hacia Jaén, sigue hasta ahora sin asfaltar, inser-vible para la carga pesada. De nada sirvieron gestiones, viajes a Lima, intensas reuniones con los directivos del MTC, ministro incluido. Coronel no tuvo más remedio que dedicar sus fondos a otras obras y dejó de pelear por la obra urgente.

Por la misma época el gobierno regional perdió otra disputa con el MTC debido a las objeciones que puso a la carretera Cunturhuasi que Yanacocha construiría para uso propio y comunal, y que iba de Chilete a Porcón. Era de enorme interés local, pero en la medida en que la empresa la convino con el MTC, pasó a ser “vía nacional”. Cuando el proyecto estaba aprobado y los materiales de construcción comprados y unos contratistas colombianos ya habían llegado a Cajamarca para comenzar su trabajo, el MTC paró el proyecto. No encuadraba con unas exigencias del Sistema Nacional de Inversión Pública, SNIP. Dos años después finalmente la autorizó, pero sin las capas de asfalto proyectadas. Tampoco encuadraban en el (SNIP).

—Es un absurdo que una obra que traerá tantas mejoras a una población, y que ya estaba prácticamente iniciada, se pare por ‘quítame esta paja’ en el SNIP — dijo para esta nota Germán Estela, quien dirigiera Provías en Cajamarca y después fuera gerente regional. Estela, autor de los mapas de subdesarrollo vial que acompañan esta nota, estima que integrar y asfaltar Cajamarca como es debido costará S/. 1.300 millones. El MTC está avanzando por partes, en distintas zonas de la región.

Los problemas de vialidad nunca han formado parte de las preocupaciones centrales de los dirigentes de la movilización política de las masas cajamarquinas. Tampoco el déficit de irrigaciones, que deprime aún más a los sectores rurales pobres. Ante la falta de presión, el gobierno también lo ha olvidado.

La tasa de crecimiento poblacional de las zonas rurales de Cajamarca es negativa desde hace varios años. Cada vez quedan menos territorios para sembrar. Al mismo tiempo las familias subdividen su predio entre los herederos, produciendo nuevas propiedades cada vez más pequeñas. El 50,1% de las unidades productivas del departamento tiene menos de 3 hectáreas. Aquí, donde se hacen realidad las condiciones de mayor analfabetismo e insalubridad y falta de acceso a la educación, se aplican tecno-logías agropecuarias desertificadoras, que extinguen bosques, pastos naturales y tierras de protección. Los minifundistas queman pajonales, reforestan inadecuadamente con pinos, hacen

sobrepastoreo. Los suelos quedan pelados y sueltos, a merced de las lluvias, vientos e insolación. Tras las lluvias se produce una escorrentía negra que erosiona las laderas, y extingue la biodiver-sidad. De acuerdo con el Instituto de Cuencas de Cajamarca, la desertificación del departamento es 52,2% de moderada y 45,2% fuerte, con tendencia a severa. Las pendientes dan fuerza a la escorrentía que arrastra miles de toneladas de suelo fértil. Las cifras demuestran que la desertificación es el principal problema ambiental por afrontar en Cajamarca. Sin embargo, las dirigen-cias del movimiento campesino han minimizado este problema para centrar el blanco de ataque en la minería, que pese a haber contribuido a la contaminación con sus relaves e insanidad, no es la causa principal de la desertificación.

El plan de desarrollo concertado de Cajamarca señala que la desertificación es uno de los problemas mayúsculos del de-partamento. El sociólogo Telmo Rojas ha llamado la atención sobre el hecho de que la propuesta de Zonificación Ecológica Económica de Cajamarca, a cargo del actual gobierno regional, no la ha priorizado. A su juicio la forma de contrarrestar el fenómeno sería desplegando una enérgica política de cosecha de agua a través de reservorios para uso doméstico y de riego. La fuente no sería otra que la lluvia, que cae en cantidades suficientes en el departamento como para cubrir varias veces la demanda. El Instituto de Cuencas sostiene que solo almacenando la escorrentía y convirtiéndola en riego se detendría la deserti-ficación. Un acopio mayor volvería competitiva la producción agropecuaria local. Sin embargo, apoyar a los minifundistas no es una política de Estado ni entra en los planes del MEF ni es una prioridad del gobierno regional.

Según Carlos Esteves, gerente general del gobierno regional de Cajamarca en el 2010, solo el 20% de las tierras agrícolas del departamento está bajo riego. “La actividad agrícola es signi-ficativa pero se halla estancada porque no se usa la tecnología que corresponde”. Se requiere, añade, programas públicos de desarrollo rural e infraestructura vial que integre los territorios a los mercados. Sin embargo, programas como el de Sierra Pro-ductiva, que en diversas regiones contribuyó decisivamente a elevar el nivel de vida de campesinos minifundistas mediante programas de tecnificación de unidades familiares, no pudieron ser aplicados en Cajamarca por la oposición del MEF. Carlos

Carlos Paredes, coautor de la propuesta de Sierra Productiva que puede hacer la diferencia en el agro más deprimido (página opuesta.)

Ministro René Cornejo, responsable de las obras. Ha comenzado con la represa de Chonta.

El primer ministro ante Humala después de su juramentación. Ambosse juegan la financiaciónde la Hoja de Ruta.

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