VERDADES Y MENTIRAS EN LA EDUCACION AMBIENTAL

Juan Lizárraga T.

Mazatlán, 3 de octubre de 1998

La conservación de la naturaleza es uno de los campos de estudio de la educación ambiental, aunque suele convertirse en un propósito a ultranza. Es un sesgo conservacionista. La educación ambiental ha configurado un campo muy complejo que tiene que ver con desarrollo comunitario, la salud, los indígenas, los derechos humanos, la democracia, género, procesos productivos, educación para el consumo.

Tal apreciación de la educación ambiental hizo el doctor Edgar González Gaudiano, director general del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable de la SEMARNAP ante los alumnos de la Maestría en Educación Ambiental al arranque del ciclo educativo.

Sostuvo que la educación ambiental tiene como retos principales transformar inercias sociales, promover la aceptación de los costos asociados a la sustentabilidad (desarrollo sustentable es el que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades); otros retos son ampliar enfoques científicos tecnológicos, profundizar en el conocimiento de los procesos sociales y educativos, permear instituciones y organismos, recuperar experiencias.

Explicó que la educación ambiental se desarrolla en tres áreas: 1) concientización pública, en el que la participación social es lo más conocido; 2) un nuevo campo pedagógico, que pretende la articulación de saberes y 3) formación ambiental que se aplica a la solución de problemas.

SESGOS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

El doctor González Gaudiano afirmó que la educación ambiental siempre ha existido y tiene raíces éticas, científicas y socioeconómicas y a través de ella se generan valores como la tolerancia, la pluralidad y el compromiso social; se supera el paradigma dominante de la racionalidad científica-tecnológica por el enfoque sistémico que busca restablecer el carácter relacional; se pretende la equidad en la idea de que no es sinónimo de igualdad ya que no se puede tratar igual a los desiguales y se actúa bajo el principio de que se debe dar más a quien más lo necesite.

Pese a su carácter interdisciplinario e interrelacional, a la educación ambiental se le enfoca bajo sesgos conservacionistas, ecologistas, tecnicistas, educacionistas, indigenistas o activistas. El conferencista explica:

Conservacionista. Se considera equivocadamente que los problemas ambientales son naturales, pero la educación ambiental es social, su campo de estudio es la gente, no la conservación de la naturaleza, aun cuando es uno de sus propósitos.

Ecologista. No existe una estructura en la Secretaría de Educación Pública sobre educación ambiental. Se cree que educación ambiental es enseñanza de ecología y que el educador ambiental debe manejar los conceptos de los ecologistas y los conceptos son herramientas. Hay que saber cuando usar un martillo y cuando una tijera y no darle martillazos a todo.

Tecnicista. Este sesgo es muy común en educación ambiental, aunque ciertamente, algunos problemas pueden tener una solución técnica.

Educacionista. Se cree que todos los problemas del país se arreglan con educación. Sí la necesitamos, pero no todo se resuelve con educación general. Se requieren nuevas leyes, nuevos instrumentos tecnológicos.

Indigenista. Es una posición romántica promovida por algunos antropólogos. Es una posición engañosa e injusta esa idea de volver a lo primitivo, pues las culturas en general se desarrollaron a partir de los problemas que han ido enfrentando. La vuelta a lo primitivo es un recurso tramposo.

Activista. El activismo es bueno, pero no tiene sentido si no se enmarca en proyectos, si no se articula con otros procesos.

En síntesis, la educación ambiental ha configurado un campo muy complejo, se encuentra en constante crecimiento y reformulación y ha generado un amplio interés social.