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ADENAG VIRTUAL – Jornadas # 1 APRENDIZAJE, INNOVACION Y CAMBIO EN LAS ORGANIZACIONES 19 y 20 DE NOVIEMBRE 2020 EJE 1: Gestión de las Organizaciones. SUB-EJE 1.1. Gestión de organizaciones públicas y privadas. TITULO DE LA PONENCIA Más planificación y menos planes: los desafíos organizacionales ante la pandemia de Covid-19 AUTORES CANTERO, Javier J. M Gutiérrez 1150 - Los Polvorines - Prov. de Bs. As. Instituto de Industria - Universidad Nacional de General Sarmiento TE laboral: 54 11 44 69 75 65 Cel.: 15 55 84 20 29 [email protected] BENÍTEZ, Gustavo J. M Gutiérrez 1150 - Los Polvorines - Prov. de Bs. As. Instituto de Industria - Universidad Nacional de General Sarmiento [email protected] JIMÉNEZ, Alfredo J. M Gutiérrez 1150 - Los Polvorines - Prov. de Bs. As. Instituto de Industria - Universidad Nacional de General Sarmiento [email protected]

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ADENAG VIRTUAL – Jornadas # 1

APRENDIZAJE, INNOVACION Y CAMBIO EN LAS

ORGANIZACIONES

19 y 20 DE NOVIEMBRE 2020

EJE 1: Gestión de las Organizaciones.

SUB-EJE 1.1. Gestión de organizaciones públicas y privadas.

TITULO DE LA PONENCIA

Más planificación y menos planes: los desafíos organizacionales ante la pandemia de Covid-19

AUTORES

CANTERO, Javier

J. M Gutiérrez 1150 - Los Polvorines - Prov. de Bs. As.

Instituto de Industria - Universidad Nacional de General Sarmiento

TE laboral: 54 11 44 69 75 65

Cel.: 15 55 84 20 29

[email protected]

BENÍTEZ, Gustavo

J. M Gutiérrez 1150 - Los Polvorines - Prov. de Bs. As.

Instituto de Industria - Universidad Nacional de General Sarmiento

[email protected]

JIMÉNEZ, Alfredo

J. M Gutiérrez 1150 - Los Polvorines - Prov. de Bs. As.

Instituto de Industria - Universidad Nacional de General Sarmiento

[email protected]

Palabras Clave: planificación organizacional – modelos de gestión – Covid-19 – inercia y cambio organizacional – gestión de la incertidumbre

Más planificación y menos planes: los desafíos organizacionales ante la pandemia de Covid-19[footnoteRef:1] [1: El presente trabajo se encuadra en el proyecto de investigación “Planes y planificación en sectores riesgosos y estratégicos de Argentina. (Cod. 30/4112, Universidad Nacional de General Sarmiento – Instituto de Industria)”, dirigido por Javier Cantero. ]

Javier Cantero

Gustavo Benítez

Alfredo Jiménez

INTRODUCCIÓN

Siete meses de vigencia del ASPO/DISPO en Argentina permiten analizar desde la perspectiva de las ciencias de la gestión, en particular movilizando la teoría de la planificación, en qué situación sanitaria y económica se encuentra el país.

Desde el comienzo del año en curso, el Ministerio de salud de la Nación formula el Plan Operativo de Preparación y Respuesta al Covid-19. Posteriormente, en marzo, el PEN establece el ASPO mediante el Decreto 297/2020 y a partir de ahí las sucesivas actualizaciones quincenales y las diversas normas que especifican las actividades esenciales que estarán exentas de las restricciones y demás disposiciones que se aplicarán en las etapas del ASPO.

A mediados de octubre, el acumulado nos indica que hay más de 930.000 contagiados de Covid-19, equivalente al 2% de la población argentina. Se superaron las 24.900 víctimas fatales, con una tasa de letalidad de 2,67%, mientras que el 89% de los contagiados se recuperaron.[footnoteRef:2] [2: Cifras acumuladas hasta el 15 de octubre de 2020. Fuente: Reportes Ministerio de Salud de la Nación Argentina.]

Más allá de la incertidumbre de encontrarse antes, durante o después del “pico” de la curva, se observa un registro diario que supera ampliamente los 10.000 contagiados nuevos por día, con brotes en varias provincias. La tensión de los sistemas de salud de cada distrito resulta evidente al observar la ocupación de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI). Luego de casi siete meses de ASPO, se alcanzó un 64,1% de ocupación de camas UTI a nivel país y un 63,5% en el AMBA.[footnoteRef:3] [3: Fuente: Ministerio de Salud de la Nación Argentina. ]

Por su parte, las variables macro y microeconómicas evidencian el impacto negativo de la pandemia. Los últimos registros oficiales indican que el EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) de julio bajó 12,3% con respecto al mismo mes de 2019.[footnoteRef:4] El intercambio comercial internacional (exportaciones e importaciones) disminuyó 15,3% en relación al año anterior. El PIB experimentó una brusca caída interanual del 19,1% (segundo trimestre de 2020 con respecto al año anterior) y una baja del 12,3% de la actividad económica para el mismo período.[footnoteRef:5] [4: Fuente: INDEC. Informes técnicos. Vol. 4, Nº 179. Cuentas Nacionales, Vol. 4, Nº 17.] [5: Fuente: INDEC. Informes técnicos. Vol. 4, Nº 179. Cuentas Nacionales, Vol. 4, Nº 16.]

Los indicadores socio-económicos muestran evoluciones negativas en línea con la caída macroeconómica. La tasa de desocupación abierta del segundo trimestre de 2020 se ubicó en el 13,1%, experimentando un aumento de casi tres puntos porcentuales con respecto al año anterior.[footnoteRef:6] 40,9% fue la cifra de pobreza informada por el INDEC al cabo del primer semestre de 2020.[footnoteRef:7] [6: Fuente: INDEC. Informes técnicos. Vol. 4, Nº 174. Trabajo e Ingresos, Vol. 4, Nº 5.] [7: Fuente: INDEC. Informes técnicos. Vol. 4, Nº 181. Condiciones de vida, Vol. 4, Nº 13.]

Este contexto de depresión económica y fuerte deterioro socioeconómico podría haber sido aún más acuciante si no fuera por el rol activo del Estado Nacional. Las políticas sociales y económicas activas como el establecimiento del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) junto con una miríada de medidas monetarias, fiscales, sociales y sanitarias, se destinaron recursos equivalentes al 5,9% del PBI anual.[footnoteRef:8] [8: Fuente: Oficina de Presupuesto del Congreso (2020) Impacto financiero del Covid-19. Argentina. Al 5 de Octubre de 2020.]

Sólo una certeza se impone ante tanta incertidumbre y provisionalidad de las conclusiones: la planificación constituye un imperativo categórico para toda organización a la hora de gestionar en pandemia de Covid-19. Antes que tomar decisiones instantáneas, no planificadas, descoordinadas y contradictorias, se impone la planificación como herramienta necesaria para enfrentar los desafíos de la pandemia.

La presente ponencia tiene como objetivo analizar la gestión de la pandemia Covid-19 en Argentina desde el sector público y sus impactos en el sector empresarial. Para ello se utiliza el marco teórico de la teoría de la planificación y se adopta una estrategia metodológica basada principalmente en fuentes documentales.

Más allá de los contrapuntos maniqueístas entre planificación e improvisación, en el presente trabajo se sostiene la idea de que todas las organizaciones deben planificar y desarrollar metodologías innovadoras para enfrentar contextos turbulentos como el de la pandemia de Covid-19. Además, se plantean los desafíos de la postpandemia tanto para el Estado como para las empresas.

CONSTRUCCIÓN DEL MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO PARA COMPRENDER LOS DESAFÍOS DE LA GESTIÓN DE LA PANDEMIA DE COVID-19 EN ARGENTINA

El campo de estudio de la planificación, como toda praxiología, no ha cesado de construir conocimiento y aplicarlo en el ámbito organizacional. Desde su origen hasta la actualidad se observa una suerte de fertilización cruzada dialéctica entre la praxis y la teoría de la planificación. Apelando a la noción evolucionista de path dependence, se observa que el campo disciplinar de la teoría de la planificación moldea sus desarrollos a través de cuatro senderos evolutivos: 1) desde su versión emergente hasta el intento de formalización por parte del modelo normativo; 2) desde el modelo básico de planificación estratégica hasta sus variantes más complejas; 3) desde las certezas de los pronósticos y la planificación centralizada hasta la proliferación de herramientas para lidiar con la incertidumbre del futuro y 4) desde los enfoques que monopolizan el rol planificador en los técnicos y tecnócratas hacia la polifonía de la planificación participativa (Cantero, 2019).

Entendida como un proceso decisorio que apunta a estados futuros deseados (Ackoff, 1997), la planificación constituye una herramienta de mediación entre el conocimiento y la acción (Friedmann, 1991). Es el vaso comunicante entre los medios y los fines organizacionales (Banfield, 1969). Superados el predominio de la planificación económica y la disyuntiva Planificación versus Mercado –propia del período de guerra fría del siglo XX– en la actualidad planificar es un ejercicio libertario ya que cuando una organización y sus miembros (i.e. mánagers, empresarios, gobernantes) planifican toman decisiones de manera anticipada, proponen estados futuros deseados, enumeran posibilidades e intentan construir el futuro autónomamente, yendo a contracorriente de los determinismos del futuro y las imposiciones exógenas (Matus, 2006).[footnoteRef:9] [9: Incluso defensores a ultranza del liberalismo y la libertad absoluta del mercado como Ludwig Von Mises en su ensayo “Planificación para la libertad” reconocía la existencia de una forma de planificación que generaba libertad para lxs ciudadanxs.]

En tanto que paradigma dominante o mainstream teórico-metodológico, desde comienzos del siglo XX, el enfoque de planificación normativa, basado en el conocimiento científico, la racionalidad limitada (Simon, [1947] 2011) y los determinismos de la realidad y del futuro impone, un deber ser del proceso de planificación.

Operacionalmente hablando, la planificación normativa adquiere la forma de un conjunto de etapas que implican el establecimiento de un diagnóstico, el diseño y evaluación de cursos de acción, la formulación del plan, su puesta en práctica y su posterior monitoreo y actualización (Banfield, 1959; Chadwick, 1971; McLoughlin, 1969; Wilson, 1969).

Con frecuencia Deber Ser y Ser transitan senderos autónomos o presentan importantes brechas. En ese sentido, la metodología normativa en su versión latinoamericana de los años 1960 y 1970 arrojó resultados dispares (De Mattos, 1987; Prebisch, 1963) y desembocó en una crítica y posterior aggiornamento del modelo, conocido como “planificación estratégica”.

Con una fuerte raigambre empresarial, autores como Ansoff (1965), Steiner (1969), Andrews (1971) y Lorange (1980), contribuyeron a la formalización del proceso de planificación estratégica. Establecieron una secuencia lógica en las etapas del proceso, postularon la naturaleza top-down del proceso y propusieron, junto con otros autores, una nutrida caja de herramientas y técnicas para formular y evaluar las estrategias.

Contextos altamente dinámicos y turbulentos, fallas de concepción del enfoque estratégico (Mintzberg, 1994) y falencias de planificadores constituyeron un caldo de cultivo insoslayable que dio lugar a críticas y posteriores reformulaciones del enfoque. En ese sentido, se propusieron nuevas técnicas para desarrollar las capacidades de previsión (e.g. sistema de monitoreo de señales débiles (Ansoff, 1975); método Delphi (Dalkey, 1967), análisis prospectivos (Cuervo & Máttar, 2013; Godet, 1985, 1997; Máttar & Perrotti, 2014; Medina Vázquez et al, 2014), técnica de escenarios (Ringland, 2002; Van der Heijden, 2006; Wack, 1985; Schwartz, 1991; Wilson, 2003)).

Además, en las últimas décadas del siglo XX surgieron diversas corrientes de pensamiento que propusieron concepciones y lecturas alternativas a la planificación estratégica de otrora. Entre ellas cabe destacar el enfoque de Carlos Matus (1987) de Planificación Estratégica Situacional (PES), la planificación transaccional (Friedmann, 1973), la planificación dialogada (Forester, 1989, 2009), el enfoque de la planificación de conflictos políticos (Sandercock, 1998) y la planificación colaborativa (Healey, 1997). Con diversos matices, el proceso planificador, concebido como un proceso técnico por los teóricos normativos pasa a ser un proceso político (Sandercock, 1998) donde se dirimen relaciones de poder (Wildavsky, 1964; Flyvbjerg, 1998, 2002).

Hasta aquí una reseña sucinta de las nociones y enfoques a partir de los cuales analizaremos la gestión de la pandemia de Covid-19. No se trata de una decisión epistemológica y metodológica meramente casual, azarosa o discrecional. El abordaje desde la teoría de la planificación se impone a partir de una relación causal. En efecto, los Estados desplegaron su praxis política a partir de la formulación y puesta en práctica de planes e incluso las empresas se ven compelidas a enfrentar los desafíos de la pandemia de Covid-19 proyectándose hacia el futuro.

El Plan Operativo de preparación y respuesta al Covid-19 del Ministerio de Salud de la Nación y el Plan Estratégico de Respuesta Integrada al Covid-19 constituirán las fuentes documentales principales que se analizarán. También se recurrirá a fuentes documentales adicionales como el Dispositivo Detectar, informes técnicos de la Oficina de Presupuesto del Congreso Nacional y diversos informes estadísticos, artículos de revistas académicas y de divulgación.

MULTIPLICIDAD DE ENFOQUES PLANIFICADORES PARA GESTIONAR LAS INCERTIDUMBRES DE LA PANDEMIA

La naturaleza cambiante del contexto organizacional es un fenómeno que se incorpora unánimemente en los diversos enfoques de las ciencias de la gestión. Tanto a nivel local, regional como global, los contextos epidemiológicos que enfrentan las organizaciones (v.g. empresas y sector público) se caracterizan por su alto nivel de dinamismo. No sólo se trata de una situación epidemiológica cambiante sino fundamentalmente inesperada, de duración indeterminada y altamente incierta.

La respuesta planificadora consistió en poner en práctica diversas herramientas para gestionar la emergencia e intentar predecir y/o prever el futuro: especialmente pronósticos y formulación de escenarios.

Múltiples fueron los enfoques de gestión de la pandemia de Covid-19. Al intentar una taxonomía de enfoques o estrategias estatales de gestión de la pandemia se pueden identificar cinco variantes que van desde el laissez-faire por parte del Estado hasta la estrategia de confinamiento social estricto. Inmunidad “de rebaño”, aislamiento voluntario o indicativo por parte del Estado y la gestión a través del aislamiento social parcial constituyen los enfoques intermedios dentro de una suerte de continuum taxonómico de enfoques de gestión de la pandemia Covid-19.

Se agrega un sexto enfoque ecléctico que da cuenta de la evolución en el tiempo y de los allers-retours de la Pandemia de Covid-19: estrategia que combina elementos y dispositivos de varios de los enfoques esbozados precedentemente.

Entre tanta incertidumbre una primera conclusión nos lleva a verificar, una vez más, la teoría de la contingencia. En este caso aplicada a los procesos de planificación: no existe el one best way de gestión de la pandemia de Covid-19.

GESTION DE LA PANDEMIA DE COVID-19 MADE IN ARGENTINA

El gobierno nacional argentino se posicionó en el enfoque de gestión de la pandemia a través de un confinamiento estricto durante las primeras semanas al establecer de manera obligatoria una cuarentena (v.g. ASPO) en todo el territorio. En lo sucesivo se fueron tomando medidas de administración del ASPO y mutación hacia el DISPO[footnoteRef:10], permitiendo ampliar el desconfinamiento de actividades económicas en ciertos departamentos al mismo tiempo que se prorrogan las restricciones en otros.[footnoteRef:11] Cabe señalar que el enfoque de gestión de la pandemia no se circunscribe al dispositivo de cuarentena. En paralelo se desplegó una panoplia de medidas complementarias de índole económica y social. [10: Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio] [11: Desde el 20 de marzo hasta la actualidad se fueron sucediendo 14 etapas. Las primeras siete etapas de ASPO se extendieron en todo el territorio hasta el 7 de junio. A partir de ahí conviven ASPO y DISPO en distintas provincias atendiendo al enfoque de la segmentación geográfica. ]

En febrero de 2020 el Ministerio de Salud de la Nación Argentina, formula y publica un Plan Operativo de Preparación y Respuesta al Covid-19. Este es el primer antecedente de planificación estatal previo al establecimiento del ASPO.

Se trata de un plan que combina los aspectos descriptivos relativos al origen y características del virus. Se hace eco de la declaración de la OMS en la que el brote de coronavirus adquiere el rango de Emergencia de Salud Pública de importancia internacional. Desde el punto de vista más operativo se adopta un enfoque mitigador ante el desconocido virus. Según el plan, se explicita el compromiso de Argentina a « desarrollar las acciones necesarias para detener la transmisión de persona a persona, y ante la eventual presencia de casos cuidar a las personas afectadas ».[footnoteRef:12] [12: Extraído del Plan Operativo. Disponible en https://www.argentina.gob.ar/salud/coronavirus-COVID-19/plan-operativo ]

Siete son las definiciones teleológicas del Plan Operativo: a) detección de personas con Covid-19; b) minimizar la diseminación, morbilidad y mortalidad de la enfermedad; c) asistir a las personas enfermas con covid-19; d) monitoreo de brotes; e) caracterizar la naturaleza del virus; f) recomendar estrategias de manejo de enfermedades respiratorias; g) contribuir a la recuperación de lxs contagiadxs.

Además de las definiciones teleológicas se contempla la organización intra e intersectorial, la comunicación, la vigilancia epidemiológica, el diagnóstico por laboratorio, la preparación del sistema de salud y la evaluación de la respuesta sanitaria.

Dos meses más tarde, el gobierno nacional explicitó el Plan Estratégico de Respuesta Integrada a la Covid-19. Además de trazar un estado de situación de la pandemia[footnoteRef:13] y dar a conocer el reforzamiento del sistema de salud se establecían cinco fases de administración del ASPO: 1) aislamiento estricto; 2) aislamiento administrado; 3) segmentación geográfica; 4) reapertura progresiva y 5) nueva normalidad. Así, el plan estratégico estructuraba y construía sentido a partir de la incertidumbre en virtud de la posible evolución de la pandemia. [13: El día del anuncio, las estadísticas arrojaban menos de 4000 casos de personas contagiadas y las víctimas fatales ascendían a 186.]

Al contrastar los datos del avance de la pandemia en Argentina con los objetivos del Plan Operativo de Preparación y Respuesta al Covid-19 formulado en febrero de 2020 y el Plan Estratégico de Respuesta Integrada al Covid-19 presentado por el PEN a fines de abril del presente año, se observan resultados coherentes con los objetivos formulados. Esta observación puede resultar intrascendente pero adquiere relevancia cuando se analizan los planes económicos argentinos propuestos durante todo el siglo XX –e incluso en las dos primeras décadas del siglo XXI– donde primaba el idealismo utópico (De Mattos, 1987). En esta oportunidad, si bien el ideal utópico sería que la ciudadanía saliera indemne de la pandemia, los objetivos formulados en los planes arrojaron resultados en todos las dimensiones (c.f. Tabla Nº 1). En efecto, el Plan Operativo apuntaba a la contención y a la mitigación de los efectos de la expansión de la pandemia. Objetivo parcialmente alcanzado, al menos hasta la cuarta etapa (i.e. 27 de abril – 10 de mayo). Similares consideraciones merece la preparación del sistema de salud, la organización intra e interjurisdiccional, el diagnóstico por laboratorio y las acciones de comunicación.

Cabe señalar que desde el punto de vista político, la coordinación de acciones entre autoridades nacionales, locales (v.g. CABA) y provinciales (especialmente Provincia de Buenos Aires) se tradujo en acuerdos para gestionar la crisis sanitaria en los distritos donde se concentró el virus en la primera etapa (especialmente CABA y AMBA). Por otra parte, el gobierno nacional constituyó un comité de expertos que asumió el rol de asesoramiento calificado para dotar de racionalidad científica-técnica a los procesos decisorios de lxs policy makers. En otras palabras, la experiencia planificadora asumió la complejidad técnico-política.

Determinar el éxito o el fracaso constituye una valoración compleja en el ámbito de la gestión, y de la planificación en particular, que se torna aún más cuestionable y/o apresurada ya que se trata de un proceso continuo e inconcluso. Hasta el momento los planes operativo y estratégico de gestión de la Covid-19 en Argentina arrojaron resultados positivos parciales al mismo tiempo que se observan asignaturas pendientes. Por lo pronto, luego de siete meses continúa la pandemia: se alcanzan niveles récords de contagiados y la cantidad de víctimas fatales supera las 25.000 personas. El virus, que estaba concentrado en CABA y AMBA, circula en todo el territorio e incluso hay brotes de proporciones considerables en provincias como Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Salta y Jujuy. Sin caer en la trampa de las correlaciones espurias, se podría señalar que la experiencia planificadora desde el estado no posee el monopolio de la planificación y tampoco cuenta con el control de todas las variables contextuales y de los comportamientos de los actores socio-económicos.

Tabla Nº 1 Análisis de resultados obtenidos por el Plan Operativo de Preparación y Respuesta al Covid-19

Fuente: Elaboración propia en base a información del Ministerio de Salud de la Nación

Si existían altas expectativas centradas en la superación de la pandemia en el corto plazo, en la actualidad se ven fuertemente acotadas y emergen cuestionamientos acerca de la precocidad de la implantación de la cuarentena, su perdurabilidad en el tiempo[footnoteRef:14], la priorización de la salud pública por sobre la dimensión económica e incluso la exigua participación de la ciudadanía en el proceso decisorio. [14: Se organizan movimientos de protesta y anticuarentena con acciones violatorias de las normas establecidas.]

La revalorización del rol del Estado y de la gestión pública en todo el mundo, resultante de la pandemia de Covid-19, implicó un reforzamiento de los procesos de planificación tanto de los Estados como de las empresas. Planificar es una condición sine qua non para gestionar la pandemia y se proyecta como una herramienta insoslayable para encarar la postpandemia.

PANDEMIA, PLANIFICACION Y POSTPANDEMIA: LOS DESAFÍOS FUTUROS DEL ESTADO Y DE LAS EMPRESAS

La otrora incompatibilidad entre mercado (v.g. libertad) y planificación experimentó una mutación hacia una relación complementaria en la que ambos dispositivos son tributarios de la libertad de los actores sociales y económicos. En la actualidad no hay dudas acerca de que planificar es un ejercicio libertario (Matus, 2006).

Estados nacionales, provinciales, locales, Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) y empresas adoptan e institucionalizan la práctica de la planificación en sus procesos decisorios. No sólo constituye un proceso inherente a las organizaciones, como sostenía el enfoque cibernetista, sino también es una condición sine qua non de racionalidad en la gestión organizacional.

Superada la disyuntiva entre mercado, libertad y planificación y teniendo en cuenta la experiencia planificadora para gestionar la pandemia de Covid-19 en Argentina conviene identificar las asignaturas pendientes o los aspectos a considerar hacia el futuro.

En primer lugar, el enfoque o estrategia para gestionar objetivos múltiples por parte del Estado. Claramente el Estado Nacional adoptó una estrategia de priorización de objetivos ante la conflictividad y multiplicidad de fines. La incertidumbre generada por la pandemia impidió lograr la conciliación de objetivos así como tampoco resultó factible la optimización teleológica vía el establecimiento de trade-offs.

La perdurabilidad de la pandemia pone en riesgo la supervivencia de diversos sectores económicos, que más allá de la asistencia estatal de emergencia, presionan por retornar a la “normalidad” (v.g. asumir el riesgo de contagiarse de Covid-19). En otras palabras, la jerarquización se pone en debate y los estados responden con el proceso de desconfinamiento de las actividades económicas aún en momentos en que la curva de contagios aumenta. El desafío tanto de los estados como de las empresas apunta a conciliar las dimensiones sanitaria y económica.

Desde el punto de vista procedual y metodológico de la planificación estatal se observan cinco desafíos futuros: 1) actualizar los planes en virtud de la evolución epidemiológica, social y económica; 2) articular y coordinar las praxis planificadoras de los distintos niveles estaduales; 3) ampliar la participación de los actores sociales y económicos en los procesos de planificación relativos a la gestión de la pandemia; 4) reconstruir e institucionalizar la práctica de la planificación estatal; 5) subsanar las carencias metodológicas de los planes formulados sin caer en la falacia de la formalización (Mintzberg, 1994).

Por el lado de las empresas, el impacto de la pandemia mundial de Covid-19 exigió la reformulación de los modelos de gestión, teniendo como desafío responder al distanciamiento y/o aislamiento social. Transcurridos siete meses desde el impacto inicial, se observa un predominio de la adaptación por sobre la innovación empresarial. En otras palabras, se produjeron ciertos cambios en la forma de hacer negocios pero no se constatan cambios de paradigmas de gestión. Aún sigue vigente el sueño de la vuelta a “la normalidad”.

En el sector salud (v.g. laboratorios, instrumental y equipo) se activaron procesos de I+D directamente vinculados a la Covid-19. La búsqueda de la vacuna es el ejemplo más evidente aunque también es dable destacar los procesos de desarrollos de tratamientos (e.g. plasma, efectividad de medicamentos existentes) y toda una serie de dispositivos de prevención de la enfermedad (e.g. barbijos, máscaras, burbujas sanitizantes).

El patrón de adaptación predomina en las denominadas actividades esenciales. Entre ellas cabe destacar el sector alimentación que no experimentó cambios sustanciales e incluso fue beneficiado por el contexto epidemiológico. Otros sectores económicos (e.g. sector automotriz, comercios, profesiones liberales) posteriormente habilitados se adaptaron a través del desarrollo de protocolos y/o reformulación de los sistemas de comercialización compatibles con el distanciamiento social.

El gran desafío futuro –de corto y mediano plazo– de las empresas se centra en los sectores económicos de servicios cuya naturaleza implica necesariamente proximidad social. Un listado no taxativo nos remite al transporte en común[footnoteRef:15], turismo de masas, eventos culturales masivos, sector gastronómico, educación. Aquí se plantea la tensión entre la búsqueda de modelos de negocios innovadores versus la reformulación de los existentes apuntando a mitigar los riesgos de la pandemia en las actividades económicas de estos sectores. [15: Transporte público de pasajeros en todas sus modalidades.]

Más allá de la perdurabilidad de la pandemia, las altas dosis de incertidumbre futura y los cambios en los patrones de interacción social, comercial y laboral adaptados al distanciamiento, subyace en los actores económicos cierta confianza o expectativa de superación de la pandemia y la vuelta a la normalidad. En definitiva, así como la pandemia de Covid-19 exige más praxis (y expertise) planificadora también se evidencia la tensión entre la inercia y el cambio organizacional.

REFLEXIONES A MODO DE CONCLUSION

Ante contextos turbulentos como el de la pandemia de Covid-19 planificar se erige como un imperativo categórico para toda organización. No necesariamente asegura el éxito organizacional pero sí se revela como un dispositivo tan necesario como idóneo frente a tanta incertidumbre e impactos sanitarios, económicos y sociales negativos.

Más planificación y menos planes significa centrar los esfuerzos de los estados y de las empresas en la praxis planificadora y no en la formulación formal de planes-libro (De Mattos, 1979, 1987) alejados de las decisiones y la acción.

La praxis planificadora del sector público a través del Plan Operativo de Preparación y Respuesta al Covid-19 y del Plan Estratégico de Respuesta Integrada a la Covid-19 da cuenta de un resurgimiento de la capacidad de planificación estatal. Además, un análisis preliminar permite observar un inédito nivel de obtención de resultados que contrasta con las experiencias frustradas de planificación económica a lo largo de la historia argentina.

Así como se observan aspectos positivos de la experiencia planificadora para gestionar la pandemia de Covid-19 en Argentina, también surgen desafíos futuros. En lo que se refiere a la planificación estatal cabe resaltar la gestión de objetivos múltiples y contradictorios; la actualización de los planes en virtud de la evolución epidemiológica, social y económica; la necesidad de articular y coordinar las praxis planificadoras de los distintos niveles estaduales; la participación de los actores sociales y económicos en los procesos de planificación relativos a la gestión de la pandemia; la reconstrucción e institucionalización de la práctica de la planificación estatal y subsanar las carencias metodológicas de los planes formulados sin caer en la falacia de la formalización. Por el lado de las empresas, se observan algunos aspectos identificados para el sector público, sin embargo el gran desafío apunta a resolver la tensión entre la adaptación y la innovación para asegurar su supervivencia y desarrollo.

El riesgo sanitario persiste y la supervivencia y resiliencia de numerosos sectores económicos se encuentran amenazadas. Planificar es un proceso técnico-político en el que se desarrollan relaciones asimétricas de poder. En esa arena dialéctica los estados, las empresas y el conjunto de actores sociales dirimirán la combinación de inercia y cambio. En otras palabras, cuánto tendrá de nueva o de vieja la normalidad futura.

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