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WORKING PAPER CENTRAL AMERICA SECURITY ENERO 2013 Seguridad en Nicaragua: ¿la excepción en Centroamérica? ROBERTO CAJINA Consultor Civil en Seguridad, Defensa y Gobernabilidad Democrática homicidios, hasta que fue superado por Honduras en 2007. La tendencia incremental de los homicidios en Guatemala es clara, aunque menos pronunciada. Hasta 2006, Panamá acusó tasas más bajas que las de Nicaragua, y Costa Rica las más bajas de la región. Contrario a lo que pudiera pensarse, la violencia homicida en el Triángulo Norte no es un fenómeno nuevo, como lo muestran sus altas tasas de homicidios entre 1995 y 2006. Entre 1995 y 1997 El Salvador registró una media de 123 homicidios por 100.000 habitantes, entonces la más alta de América Latina y el Caribe 1 . El efecto derrame de la “guerra contra las drogas” en México disparó esa tendencia a partir del 2007. Acosados por la presión militar, los cárteles mexicanos trasladaron parte de sus operaciones a Centroamérica, especialmente Guatemala y Honduras. El crimen transnacional organizado se instaló así en dos estados débiles, próximos a México, con autoridades maleables, fronteras porosas y sin presencia en extensas zonas de sus territorios. “El incremento de la narcoviolencia en ambas naciones centroamericanas está íntimamente ligado al traslado de las bases de operaciones”, según Bruce Bagley de la Universidad de Miami 2 . 1 Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), “2011 Global Study on Homicide,” octubre de 2011, disponible en www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/homicide.html. 2 Bruce Bagley, “Drug Trafficking and Organized Crime in the Americas: Major Trends in the Twenty-First Century,” 11 August 2012, Woodrow Wilson Center Update on the Americas, en www.wilsoncenter.org/publi- cation/drug-trafficking-and-organized-crime-the-americas-major-trends- the-twenty-first-century. Introducción En las últimas cuatro décadas del siglo pasado, Nicaragua, El Salvador y Guatemala vivieron guerras civiles de naturaleza, intensidad y duración distintas. Al finalizar éstas era lógico suponer que a la violencia política seguiría una “paz firme y duradera” (Esquipulas II 1987) para hacer de Centroamérica una “Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo” (Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica 1995). Sin embargo, la violencia delictiva se apoderó de El Salvador y Guatemala, además de Honduras, mas no así de Nicaragua, que ha logrado mantener niveles relativamente bajos de inseguridad en una región que, se asegura, es “la más violenta del mundo”. ¿Por qué? ¿Qué factores marcaron la diferencia? ¿Fue la irrupción de la violencia delictiva un fenómeno inédito en el Triángulo Norte? ¿Han estado los países del Triángulo Sur ajenos a la violencia? ¿Es este fenómeno algo nuevo en los países del istmo? Éstas son algunas de las preguntas que este ensayo busca responder. Violencia en Centroamérica Las estadísticas de la ONUDD muestran que la violencia ha sido una constante diferenciada en la región, y que desde antes de la irrupción del crimen transnacional organizado la tasa de homicidios por 100.000 habitantes ha partido en dos a Centroamérica: Triángulo Norte y Triángulo Sur. Saliendo del conflicto armado, El Salvador acusaba la mayor tasa de

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WORKING PAPERCENTRAL AMERICA SECURITY

ENERO 2013

Seguridad en Nicaragua: ¿la excepción en Centroamérica?

ROBERTO CAJINAConsultor Civil en Seguridad, Defensa y Gobernabilidad Democrática

homicidios, hasta que fue superado por Honduras en 2007.

La tendencia incremental de los homicidios en Guatemala es

clara, aunque menos pronunciada. Hasta 2006, Panamá acusó

tasas más bajas que las de Nicaragua, y Costa Rica las más

bajas de la región. Contrario a lo que pudiera pensarse, la

violencia homicida en el Triángulo Norte no es un fenómeno

nuevo, como lo muestran sus altas tasas de homicidios entre

1995 y 2006. Entre 1995 y 1997 El Salvador registró una

media de 123 homicidios por 100.000 habitantes, entonces la

más alta de América Latina y el Caribe1.

El efecto derrame de la “guerra contra las drogas” en México

disparó esa tendencia a partir del 2007. Acosados por la

presión militar, los cárteles mexicanos trasladaron parte de

sus operaciones a Centroamérica, especialmente Guatemala y

Honduras. El crimen transnacional organizado se instaló así

en dos estados débiles, próximos a México, con autoridades

maleables, fronteras porosas y sin presencia en extensas zonas

de sus territorios. “El incremento de la narcoviolencia en

ambas naciones centroamericanas está íntimamente ligado al

traslado de las bases de operaciones”, según Bruce Bagley de

la Universidad de Miami2.

1 Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), “2011 Global Study on Homicide,” octubre de 2011, disponible en www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/homicide.html.2 Bruce Bagley, “Drug Trafficking and Organized Crime in the Americas: Major Trends in the Twenty-First Century,” 11 August 2012, Woodrow Wilson Center Update on the Americas, en www.wilsoncenter.org/publi-cation/drug-trafficking-and-organized-crime-the-americas-major-trends-the-twenty-first-century.

IntroducciónEn las últimas cuatro décadas del siglo pasado, Nicaragua, El

Salvador y Guatemala vivieron guerras civiles de naturaleza,

intensidad y duración distintas. Al finalizar éstas era lógico

suponer que a la violencia política seguiría una “paz firme y

duradera” (Esquipulas II 1987) para hacer de Centroamérica

una “Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo” (Tratado

Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica 1995).

Sin embargo, la violencia delictiva se apoderó de El Salvador

y Guatemala, además de Honduras, mas no así de Nicaragua,

que ha logrado mantener niveles relativamente bajos de

inseguridad en una región que, se asegura, es “la más violenta

del mundo”. ¿Por qué? ¿Qué factores marcaron la diferencia?

¿Fue la irrupción de la violencia delictiva un fenómeno inédito

en el Triángulo Norte? ¿Han estado los países del Triángulo

Sur ajenos a la violencia? ¿Es este fenómeno algo nuevo en los

países del istmo? Éstas son algunas de las preguntas que este

ensayo busca responder.

Violencia en CentroaméricaLas estadísticas de la ONUDD muestran que la violencia ha

sido una constante diferenciada en la región, y que desde

antes de la irrupción del crimen transnacional organizado la

tasa de homicidios por 100.000 habitantes ha partido en dos

a Centroamérica: Triángulo Norte y Triángulo Sur. Saliendo

del conflicto armado, El Salvador acusaba la mayor tasa de

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

2 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

PRESENTACIÓN

El Diálogo Interamericano se complace en publicar el informe de Roberto Cajina, experto nicaragüense en

temas de seguridad, defensa y gobernabilidad democrática y miembro de la Junta Directiva de la Red de

Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL). La publicación de estudios como éste pretende alentar

un debate público amplio e informado sobre temas complejos de interés tanto para analistas y autoridades

como para ciudadanos interesados en la agenda latinoamericana de políticas públicas.

El estudio de Cajina ofrece una visión sistemática de las distintas características del panorama de

seguridad en Nicaragua y analiza los desafíos políticos de hoy y los posibles riesgos que Nicaragua se

enfrentará en el futuro. Mirando más allá de la tasa de homicidios y explorando otros indicadores de la

violencia, Cajina examina la aseveración de que Nicaragua es el país más seguro de Centroamérica, una

región frecuentemente referida como “la más violenta del mundo”. Además, Cajina ilustra la trayectoria

de la Policía Nacional de Nicaragua y argumenta que su visión preventiva, proactiva y comunitaria ha sido

relativamente exitosa en contener la violencia juvenil, pero la politización creciente de las fuerzas plantea un

considerable riesgo institucional. Finalmente, el estudio destaca la situación de los territorios abandonados

en la costa Atlántica, los cuales se convierten en un refugio para el narcotráfico internacional y podrían

generar niveles de violencia e inseguridad aún más profundos.

Este estudio es el primero en una serie llevada a cabo por la Iniciativa de la Seguridad y Migración en

Centroamérica y México liderada por el Diálogo Interamericano. El proyecto trabaja con centros de políticas

públicas e investigación y periodistas independientes en México y Centroamérica para abordar estos dos

desafíos apremiantes. Nuestro trabajo busca influir en las comunidades políticas y mediáticas en los Estados

Unidos, México y los países de Centroamérica; introducir las perspectivas de México y Centroamérica a

los debates y discusiones en Washington; y promover ideas novedosas y prácticas que faciliten una mejor

cooperación para enfrentar estos problemas.

Esta iniciativa del Diálogo ha incluido tres importantes reuniones. La primera reunión se llevó a cabo

en Washington, en julio de 2011 y examinó las posibilidades de moldear la política estadounidense en

estos temas. La segunda reunión se realizó en Guatemala en febrero de 2012 y contó con la presencia de

distinguidos invitados como el Presidente Otto Peréz Molina y la Fiscal General Claudia Paz y Paz. El evento

abordó la violencia criminal creciente en los países del Triángulo Norte y estrategias cooperativas para

posibles acciones futuras. En octubre de 2012, se llevó a cabo la tercera reunión en la ciudad de Managua

para explorar los distintos niveles y formas de violencia en Nicaragua y su modelo policial único.

Como parte de este esfuerzo, el Diálogo lanzará en enero de 2013 un portal web para contribuir con datos,

análisis, legislación y otros recursos relacionados a la seguridad en Centroamérica.

Agradecemos el generoso aporte de la Tinker Foundation en la producción del presente estudio.

Michael Shifter

Presidente

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 3

Pero tomar la tasa de homicidios como único indicador

de la violencia y hacer comparaciones sobre esa base

es tanto un reduccionismo peligroso como un error

metodológico y de política. Los niveles de seguridad de un

país no pueden estar determinados por un solo indicador,

haciendo abstracción de los delitos que, de hecho, son los

que generan más inseguridad en la población, entre ellos:

lesiones, violaciones, violencia sexual e intrafamiliar, hurto,

robo con fuerza, robo con intimidación y robo con violencia.

Lo único que puede afirmarse con certeza es que en el

Triángulo Norte se cometen más homicidios por 100.000

habitantes que en el Triángulo Sur, lo que no refleja el

nivel real de violencia ni indica que Centroamérica sea

“la región más violenta del mundo”. En Nicaragua, El

Salvador y Guatemala la guerra civil dejó un funesto legado:

buena parte de la población con preparación militar, base

social, conocimiento del terreno y buzones de armas a

disposición, todos ingredientes esenciales de la violencia.

Esto obliga a buscar respuestas a otras preguntas clave: ¿Por

qué Nicaragua tiene una menor tasa de homicidios que el

Triángulo Norte?

Condicionantes históricos y culturales de la violencia en NicaraguaHasta 1990 la violencia política fue el instrumento por

excelencia para resolver diferencias y tomar el poder o

perpetuarse en él, como lo evidencia una sucesión casi

interminable de guerras civiles, revoluciones, dictaduras,

regímenes autoritarios, guerrillas y levantamientos

armados efímeros, conjuras fracasadas, conspiraciones

fallidas, cruentos golpes de Estado, asesinatos políticos e

intervenciones extranjeras.

Nicaragua continúa siendo uno de los países más pobres

y menos desarrollados de América Latina y el Caribe. “El

crecimiento por persona de Nicaragua en los últimos 100

años ha sido mínimo, cuando mucho el 1% anual,” según

un estudio elaborado por la organización FUNIDES3. El PIB

3 Mario A. De Franco, “Causas del (de)crecimiento económico de largo plazo de Nicaragua”, Series de Estudios Especiales, FUNIDES, junio de 2011, p. 1, disponible en www.funides.com/documentos/es-tudios_especiales/crecimiento_economico_largo_plazo/Causas_del_-de-crecimiento_economico_de_largo_plazo_de_Nicaragua.pdf

per cápita era de US$1.526 en 1920 y de apenas US$2.183

en 2007, un aumento promedio de míseros US$7.3 al año4.

¿Cómo se explica entonces que un país azotado por la

violencia política, con significativos niveles de pobreza y

desigualdad y limitado desarrollo económico y social no

presente elevados índices de violencia delictiva? Parte de

la respuesta parece estar en la violencia política misma.

A cada guerra civil o revolución le sucedieron férreas

dictaduras o rígidos regímenes autoritarios. Edelberto

Torres-Rivas asegura que Nicaragua heredó “dos tradiciones

antidemocráticas recientes; ‘el sentido del orden’ de

la dictadura somocista y el ‘sentido del cambio’ de la

revolución sandinista”5, ambas con su respectiva estela de

represión que abarcó todos los espacios de la vida nacional,

en una especie de control y corrección de conductas de los

elementos potencialmente peligrosos que pudieran afectar

al “orden” impuesto, o a la naturaleza, dirección y velocidad

del “cambio” determinado por quienes detentaban el poder.

Todo sugiere que 136 años -de 1854 a 1990- en los que

se escenificaron siete cruentas guerras -cinco civiles, una

nacional y otra de liberación nacional- cuatro décadas de

dictadura de la familia Somoza (1937-1979) y el régimen

autoritario del FSLN (1979-1990) se amalgamaron para

moldear de alguna forma la conducta social del nicaragüense.

Francisco Bautista Lara, subdirector de la Policía

Nacional (2001–2005), ensaya una hipótesis a tres bandas

para explicar el porqué de la relativa contención de la

violencia en Nicaragua. Primera: la violencia política que

ha saturado el ambiente y ocupado casi todos los espacios

de la vida nacional en los últimos 200 años ha “sustituido

parcialmente formas de violencia criminal en la conducta

social e histórica del país”6. Segunda, “la reducción de

los niveles de desigualdad en la distribución del ingreso

de los años 80, así como un conjunto de medidas

económicas, sociales (y) políticas han tenido consecuencia

en el comportamiento de (las) aún relativamente reducidas

expresiones de la violencia delictiva”7. Tercera: “factores

4 Ídem.5 E. Torres-Rivas. “La gobernabilidad centroamericana en los noventa. Consideraciones sobre las posibilidades democráticas en la postguer-ra”, 6 de febrero de 1996, p. 19, disponible en www.raco.cat/index.php/papers/article/viewFile/25406/60570.6 Francisco Javier Bautista Lara. Policía, seguridad ciudadana y violencia en Nicaragua (PAVSA, Managua, 2003), pp. 99 y 136.7 Ídem, p. 136.

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

4 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

institucionales y culturales, particularmente la existencia

de una institución policial estable y profesional, no carente

(…) de críticas y limitaciones; y, por otro lado, una cultura

social (…) ‘parroquial’ o ‘pueblerina’ que permite que

todo mundo se conozca y que de alguna forma limita el

desarrollo de la violencia criminal en sus manifestaciones

públicas y más graves”8.

La realidad refuta la segunda. En la década de 1980

hay dos etapas diferenciadas en el comportamiento de la

actividad delictiva: una de breve y drástica reducción (1980-

1983) y otra de crecimiento progresivo (1984 a 1991). En la

primera, la tasa de crecimiento fue negativa (-77.7%) y en la

segunda positiva, con un aumento del 194.9%9.

Si bien entre 1979 y 1990 el gobierno del FSLN aplicó

algunas medidas económicas y sociales de beneficio para

la población, éstas fueron asistencialistas y de corto y

muy limitado efecto. A medida que la guerra civil ganaba

intensidad, la crisis económica crecía de forma exponencial

y con ésta las demandas de una población desabastecida

hasta de lo básico. Para comprender por qué la violencia

delictiva se dispara a partir de 1984 es preciso reconocer que

decenas de miles de jóvenes fueron reclutados para cumplir

con el servicio militar obligatorio, lo que permitió a los

sobrevivientes regresar con preparación y experiencia militar

a hogares ahogados por la crisis económica. Sin establecer

una relación mecánica con lo anterior, es importante señalar

que entre 1983 y 1991 las tasas de crecimiento global de los

delitos contra las personas y la propiedad se incrementaron

233.9% y 314% respectivamente10, lo que evidencia el poco

o nulo impacto de las medidas económicas y sociales en el

comportamiento de la actividad delictiva.

La tercera hipótesis complementa la primera. Ambas

resumen de forma lógica una explicación de la violencia

delictiva y sus condicionantes históricos y culturales, y

constituyen una respuesta plausible al por qué ésta es

relativamente baja en Nicaragua en comparación con

otros países del istmo. No es definitiva, pero sí una certera

aproximación a la realidad.

8 Ídem.9 Roberto Cajina. “De la seguridad del estado a la inseguridad ciu-dadana”, Managua, Nicaragua, febrero de 2000, inédito, pp. 21-26.10 Ídem.

Modelo Policial de NicaraguaEn teoría, el Modelo Policial de Nicaragua “es único y se

define como comunitario y proactivo, en lo comunitario

por la presencia policial dentro de la comunidad y en lo

proactivo enfocado en [el] monitoreo de forma anticipada

de los fenómenos de competencia policial”11. Es además

preventivo y de “responsabilidad compartida” y se tiene

como “el sistema de funcionamiento policial que contribuye

a asegurar que la institución cumpla su misión constitucional

con la mejor calidad profesional y humana”12.

La primera comisionada Aminta Granera, directora general

de la Policía, asegura que el modelo “está vinculado a dos

acontecimientos históricos que nos han condicionado como

institución policial: nuestros orígenes y el contexto histórico

internacional en que se funda y da sus primeros pasos”13.

Granera retrocede tres décadas en el tiempo y establece

una solución de continuidad entre la Policía Sandinista, al

servicio de un régimen autoritario de izquierda, y la actual,

de la democracia, al menos hasta los primeros días de 2007.

El contexto histórico es complejo: una revolución armada

triunfante en el complicado escenario de la Guerra Fría y el

enfrentamiento del FSLN con Estados Unidos.

Granera también se ha referido a la “mística” que insufla

el espíritu de servicio de los efectivos policiales: aunque

difícilmente puede ser la de los primeros años de la

revolución sandinista, llama la atención que Tomás Borge,

uno de sus fundadores y ex Ministro del Interior, asegurara

que luego de la derrota electoral de 1990, él y Daniel Ortega

recomendaban “a la Policía a no cambiar, que fueran la

misma Policía de siempre”. Según Borge, “La Policía logró

sobrevivir a los intentos de la ultraderecha de convertirla

en una Policía asesina […], pero no lograron cambiar la

esencia, la Policía sigue siendo buena, a pesar de todos estos

esfuerzos por transformarla, sigue siendo una Policía con

mística sandinista”14. ¿A qué “mística” se refiere entonces

11 Policía Nacional de Nicaragua, Sistematización del modelo policial proactivo de Nicaragua, 2011, disponible en www.policia.gob.ni/cedoc/sector/revistas/sistematizacion.pdf.12 Ídem.13 Ídem.14 Pedro Ortega Ramírez, “Tomás Borge: La mística revolucionaria sigue intacta en la Policía”, El 19, 3 de septiembre de 2009, disponible en www.el19digital.com/index.php?option=com_content&view=article&id=6176:tomas-.

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 5

Granera? ¿A la partidaria, ideologizada de la década de

1980, o a la genuina mística que toda Policía profesional

debe tener?

Más contundentes son las palabras de Doris Tijerino,

jefa de la Policía Sandinista (1985-1990): “Para mí sigue

siendo la misma Policía, no importa que le hayan quitado el

sandinista y puesto el nacional”15. Y lo preocupante es que

ante tan ominosas confesiones, la Policía calla.

Orígenes de la Policía NacionalDerrocada la dictadura de la familia Somoza en 1979, la

revolución sandinista desmantela el Estado somocista

y disuelve las estructuras formales e instituciones del

poder real: Guardia Nacional, Oficina de Seguridad

Nacional, Servicio de Inteligencia Militar y Servicio

Secreto Anticomunista16.

El Estatuto Fundamental de la República de Nicaragua17

prescribía la existencia de una “Policía Nacional” sujeta a

un régimen especial que tomaría en cuenta la naturaleza

de sus funciones cívicas y de protección de la ciudadanía.

Esa “Policía Nacional” nunca existió, y al denominársele

“Sandinista” quedó atada a su matriz ideológica: el Frente

Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

La Policía Sandinista surgió separada del Ejército y

adscrita al Ministerio del Interior. En su etapa inicial se

procedió a la creación, organización y despliegue territorial

y a la definición de sus normas operativas básicas y

administrativas18, tras lo cual surgieron las especialidades

que marcan la división del trabajo policial19. Pero la guerra

civil de la década de 1980 interfirió en su desarrollo

institucional, limitó su desempeño y exacerbó aún más su

carácter partidario. “La guerra y la influencia partidaria que

se institucionalizó en esta reciente organización comenzó a

ser una limitación de su desarrollo. Aquello que comenzó

15 Pedro Ortega Ramírez. “Doris Tijerino Haslam, primera mujer jefa policial: La Policía sigue siendo sandinista”, 4 de septiembre de 2009, disponible en el19digital.com/index.php?option=com_content&view=article&catid=21:politica&id=6196:la-policia-sigue-siendo-sandinista-&Itemid=14.16 Roberto J. Cajina. Transición política y reconversión militar en Nicara-gua, 1990–1995 (Managua: CRIES, 1997), pp. 81-82.17 La Gaceta, Nº 1, 22 de agosto de 1979.18 Christian Munguía, “Las relaciones de trabajo e interacción Policía-comunidad en Nicaragua”, Exposición a los Jefes de Policía de Municipios (s.l., s.f., s.p.). Fotocopia.19 Flor de María Pichardo, “Origen de la Policía Nacional”, Visión Policial, Año I, Nº 6, Managua, septiembre 1999, p. 8.

como una voluntad de consenso nacional, se convirtió en

una Policía del partido de gobierno y no en una Policía de

la nación,” según Bautista Lara20.

La principal consecuencia de la matrícula partidaria fue la

conformación y existencia de una Policía que si bien alcanzó

un relativo grado de pericia, el espíritu de cuerpo no estaba

determinado por el quehacer policial sino por la condición

de militante del FSLN: eran “políticos uniformados”.

Reconversión del Sector Seguridad PúblicaLa derrota electoral del FSLN (febrero 1990) fue un

duro golpe para la Policía Sandinista, por las debilidades

estructurales que arrastraba y la falta de un liderazgo con

visión de futuro, competente y flexible que la condujera

en medio de los graves conflictos que se desataron en una

sociedad altamente polarizada en la que antisandinistas

radicales exigían su desmantelamiento. El sustento político

de la reconversión del Sector Seguridad Pública es el

“Protocolo para la Transferencia del Poder Ejecutivo de la

República de Nicaragua” (marzo 1990), acordado entre los

gobiernos entrante y saliente. Se conviene en respetar el

profesionalismo del cuerpo policial, sus grados, escalafón

y mandos; la despartidización de la Policía Sandinista,

su redimensionamiento, fuertes recortes al presupuesto

de seguridad y el reconocimiento de la supremacía de la

autoridad civil.

Jurídicamente la reconversión tiene dos etapas. La primera

se inicia con la promulgación del Decreto No. 1-90, Ley

Creadora de los Ministerios de Estado21 que crea el Ministerio

de Gobernación en remplazo del Ministerio del Interior22,

y el Decreto No. 64-90, Ley Orgánica del Ministerio de

Gobernación, que “restablece el nombre de Policía Nacional

al órgano policial e identifica sus especialidades”23. Esta

etapa culmina con una profunda reforma parcial a la

Constitución Política (1995), la aprobación de la Ley 228

de la Policía Nacional (1996), y la aprobación de la Ley 290

de Organización, Competencia y Procedimientos del Poder

20 Francisco Bautista Lara, “La utopía posible de la nueva Policía”, Visión Policial, Año I, Nº 6, Managua, septiembre de 1999, p. 31.21 La Gaceta Nº 87, Managua, 8 de mayo de 1990.22 Munguía, op. cit.23 Discurso del Primer Comisionado Franco Montealegre, Director General de la Policía Nacional, en la celebración del XX Aniversario de la Policía, septiembre de 1999. Fotocopia. Archivo propio.

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

6 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

Ejecutivo que lista 12 funciones específicas del Ministerio de

Gobernación (MINGOB) y establece la estructura y lógica

funcional de la cadena de mando.

ContrarreformaLas leyes 228 y 290 parecían haber cerrado una etapa

fundamental de la reforma del sector, pero no fue así. Antes

de una semana de haber iniciado su mandato, el presidente

Daniel Ortega introdujo ante la Asamblea Nacional un

proyecto de reforma y adición a la Ley 290 que incluía una

reforma a la Ley 228. En consonancia con la involución

autoritaria impulsada por el presidente Ortega, se iniciaba

la contrarreforma y con ello la partidización de la Policía y

la seguridad pública.

La Ley 612 de Reforma y Adición de la Ley 290, Ley

de Organización, Competencia y Procedimientos del

Poder Ejecutivo24 elimina cuatro de las 12 funciones del

MINGOB directamente relacionadas con el control civil y la

subordinación de la Policía a la autoridad civil25, reduce la

estatura institucional del MINGOB y abre mayores espacios

de autonomía funcional a la Policía.

La reforma de la Ley 228 es demoledora. Las leyes 290

y 228 establecían el carácter intermediador del MINGOB

entre el Presidente de la República y el Director General de

la Policía Nacional, pero la reforma la redujo a Presidente de

la República-Director General de la Policía. Además, releva

al Director General de la obligación de presentar al Ministro

de Gobernación los planes anuales de la Policía. ¿Quién

24 La Gaceta Nº 20, 29 de enero del 2007.25 Roberto Cajina, “Reforma del sector seguridad ciudadana, transición política y construcción democrática. Ley 290 y Ley 228”, en: IEEPP, Mirador de Seguridad, Managua, febrero de 2009, p. 42, disponible en www.enlaceacademico.org/uploads/media/desafios_in-stitucionales_policia.pdf.

entonces los aprueba? ¿Quién ejerce el control civil esencial

en todo régimen democrático?

La invisibilización del MINGOB y los nuevos espacios

de autonomía funcional de la Policía, muy cercanos a

la autonomía institucional, fracturaron el proceso de

construcción de institucionalidad democrática en Nicaragua.

¿Policía-Comunidad o Policía-Partido?En diciembre de 2007 la Directora General de la Policía

Aminta Granera declaró que se había reunido con “la

compañera Rosario” (forma en que los partidarios del FSLN

se refieren a la esposa del presidente Ortega) “para ver cuál

era la mejor forma de relacionar el trabajo de la Policía con

el trabajo de los Consejos del Poder Ciudadano…el fin es

una mejor seguridad ciudadana;

ese fin es común, tanto para la

Policía Nacional como para los

Consejos del Poder Ciudadano.

El vínculo —entre la Policía y los

CPC— es la prevención social del

delito.”26

Tres años después, al referirse

al Consejo o Comisión Nacional

de Convivencia y Seguridad

Ciudadana, Granera le atribuye a Ortega la autoría del

mismo27, aunque lo que éste hizo fue reformar un decreto

de 200428, no para fortalecer y hacer funcionar al Consejo,

sino para incluir representantes de los Consejos y Gabinetes

del Poder Ciudadano29, estructuras partidarias paraestatales

del FSLN.

26 Título de la presentación que la Directora General de la Policía Nacional hizo al presidente Ortega en 2007, disponible en www.conamornicaragua.org.ni/documentos_4/NOVIEMBRE/Presenta-cion%20Presidente.pdf ; Eduardo Marenco, “CPC harán ‘vigilancia revolucionaria,’” El Nuevo Diario, 5 de diciembre de 2007, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/politica/3049.27 “ Entrevista a Aminta Granera, Directora General de la Policía Na-cional”, La Lucha Sigue, 8 de septiembre de 2010, disponible en www.laluchasigue.org/index.php?option=com_content&view=article&id=505:estudio-tn8-con-erving-vega&catid=81:nicaragua&Itemid=198.28 Creación de la Comisión Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana y sus Reformas, Decreto Presidencial Nº 83-2004, 3 de agosto de 2004, disponible en www.policia.gob.ni/cedoc/sector/leyes/DECRETO%2083-2004.pdf.29 Reformas al Decreto Nº 83-2004 de Creación de la Comisión Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Decreto Nº 110-2007, Aprobado el 21 de noviembre del 2007, La Gaceta Nº 226 del 23 de noviembre del 2007, disponible en legislacion.asamblea.gob.ni/Normaweb.nsf/bbe90a5bb646d50906257265005d21f8/c90d3d8ec03524ab062573d700651360?OpenDocument

La invisibilización del MINGOB y los nuevos espacios de autonomía funcional de la Policía,

muy cercanos a la autonomía institucional, fracturaron el proceso de construcción de

institucionalidad democrática en Nicaragua.

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SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 7

Así, los Comités de Prevención Social del Delito, creados

y organizados por la Policía Nacional bajo la genuina

relación Policía-comunidad, quedaron bajo el control

de una estructura partidaria, trocándose esta relación en

Policía-partido y atentando contra uno de los pilares del

modelo policial.

La contrarreforma alcanzó su límite máximo en

septiembre de 2011. El 5 de ese mes vencía el mandato de

Aminta Granera como Directora General; sin embargo, el

presidente Ortega decidió prolongar su permanencia en el

cargo, violando ambos el artículo 88 de la Ley de la Policía

Nacional que taxativamente establece un período de cinco

años para el Director General, cumplidos los cuales pasará

a retiro. La institucionalidad de la Policía Nacional quedó

en ruinas y desde esa fecha Granera “ejerce como Directora

General de facto. A pesar de ello, Nicaragua continúa

vendiendo al mundo su ‘modelo policial′ como algo digno

de imitar, y lo irónico es que hay quienes se lo creen”30.

Términos nuevos, práctica antiguaPara el comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar, los

términos que ahora se usan para definir el modelo policial

nicaragüense son nuevos, mas no la práctica:

“Cuando la Policía Sandinista surgió en 1979, pero

sobre todo para 1980, se fue desarrollando el concepto

del ‘policía jefe de sector’; éste era visto como la

presencia integral de la Policía en un determinado

territorio que, entre otras funciones, tenía la

obligación de visitar a los vecinos del sector, conocer

sus problemas, invitarlos a integrarse a las labores

de vigilancia y a denunciar conductas que afectaran

la tranquilidad de la comunidad. Ése es el modelo

preventivo-proactivo: ir logrando que desde el seno

de la comunidad salieran las preocupaciones, las

necesidades, y que además la comunidad se integrara

a las labores de prevención. Todo lo que surge de una

acción coordinada entre la Policía y la comunidad es

lo que recoge la esencia de ese modelo preventivo,

proactivo y comunitario, y además la acción de la

comunidad en la corrección de la conducta de los

30 Roberto Cajina, “Los réditos de una crisis”, Atenea Digital, 6 de agosto de 2012, disponible en www.revistatenea.es/revistaatenea/re-vista/articulos/GestionNoticias_6002_ESP.asp.

elementos potencialmente peligrosos, es decir, que la

comunidad aborde al padre, a la madre, al hermano,

al familiar de alguien que anda en riesgo y que lo

conminen a enderezar su conducta. Ésa es la labor

comunitaria-preventiva-proactiva. Eso, repito, no es

nuevo, hoy se dice eso, antes se decía el jefe de sector,

el Policía de la comunidad”31.

Lamentablemente, esta práctica se fue perdiendo. En el

contexto de la guerra civil de la década de 1980, el Policía

jefe de sector se dedicó más a buscar información sobre

aquello que atentaba contra la revolución y se fue alejando

de la comunidad. Esto se acentuó a inicios de los años 90,

ya que al enfrentar las conmociones sociales de esa época

“la Policía comenzó a ser vista como represiva y la figura

del jefe de sector fue perdiendo importancia y utilidad en

el territorio”32.

Identidad policial en CentroaméricaTeóricamente las policías de Centroamérica tienen la

misma misión, y las diferencias en sus estructuras son más

formales que sustantivas. Las dos excepciones son Costa

Rica y Panamá. En el primero, la fuerza pública cuenta

con el Servicio de Vigilancia Aérea, el Servicio Nacional

de Guardacostas, dos unidades que cumplen misiones

de defensa nacional, y recientemente ha organizado una

“Policía de Fronteras” que cumplirá misiones militares.

Panamá, por su parte, dispone del Servicio Nacional

Aeronaval y del Servicio Nacional de Fronteras, ambos con

misiones propias de la defensa nacional.

Cuatro diferenciasEntre Nicaragua y los países del Triángulo Norte hay al

menos cuatro diferencias básicas. La primera: el ethos

policial. “Las policías del Triángulo Norte no son policías,

lo son sólo de nombre. La naturaleza de ser Policía no está

interiorizada en ellas, se llaman Policía pero tienen una

concepción militar de lo que están haciendo; se sitúan fuera

31 Entrevista al comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar, jefe de la Policía de Managua (1993-1998) y jefe antidrogas (1998-2002), Managua, Nicaragua, 4 de agosto de 2012.32 Ídem.

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8 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

de la población, fuera de la comunidad, y sus estructuras

no están adecuadas para desarrollar esa relación; hacen vida

cuartelaria, salen a patrullar nada más. No hay un concepto

policial interiorizado”33.

La Policía de Nicaragua, en cambio, tiene una identidad

policial definida; “en general no se hace vida cuartelaria,

tiene un horario más administrativo; sólo las fuerzas

operativas hacen cierta forma de vida cuartelaria. Éstas son

las unidades de patrulla y las fuerzas antimotines o fuerzas

especiales, es decir, cerca de un 10% del total de las fuerzas;

el resto sólo hace turnos operativos conforme a un rol de

trabajo que significa quedarse trabajando durante la noche

o en fines de semana. Por lo demás, este personal va a su

casa todas las noches y descansa los fines de semana a

menos que esté de turno, según el rol”34.

Regresar cada día a casa y descansar los fines de semana

le da otra dimensión a la relación Policía-comunidad, más

personal, ya que el Policía participa con su familia de la vida

de la comunidad. La vida de cuartel, propia de los militares,

conlleva el aislamiento de la comunidad. Las policías que

hacen ese tipo de vida son policías “acuarteladas”: patrullan

y regresan a sus cuarteles, y su contacto con la población es

relativamente limitado.

La segunda diferencia está relacionada con dos conceptos

institucionales básicos: permanencia y estabilidad. “Si

se analiza la rotación de las jefaturas superiores de las

policías de la región, puede constatarse, por ejemplo,

33 Entrevista al comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar.34 Ídem.

que en Nicaragua y Costa Rica es donde más estabilidad

hay en el cargo de los directores de Policía, lo que genera

estabilidad institucional. En cambio, entre 2011 y lo que va

de 2012, los directores de Policía de Guatemala, El Salvador

y Honduras fueron removidos de sus cargos. Esto provoca

inestabilidad y movimientos en el eslabón inmediato, un

movimiento en cascada a lo interno que impacta en la

ejecución de los planes de corto, mediano y largo plazo”35,

según el ahora Inspector General de la Policía, comisionado

general Juan Ramón Grádiz. En Nicaragua, al menos hasta

2011, conforme a la ley el cambio de Director General se

hace cada cinco años, un plazo razonable que da estabilidad

a la institución.

La tercera: la Policía nicaragüense es la única en

Centroamérica que cuenta con una Comisaría de la Mujer y

la Niñez, como una especialidad

nacional “que funciona con un

modelo de atención especializada

a la violencia contra las mujeres

y la niñez. Actualmente existen

61 comisarías en todo el país,

con un modelo integrado de

atención que está comenzando

a implementarse y policías

preparadas para atender este tipo

de casos […] La Comisaría es la

puerta de entrada de las mujeres

a la justicia”36.

La cuarta diferencia: el hecho de

que no existan maras en Nicaragua

no significa que no haya violencia juvenil. La diferencia con

el Triángulo Norte está en el enfoque preventivo, proactivo

y comunitario que la Policía nicaragüense ha dado a la

seguridad pública, y cuya expresión más emblemática

es lo que podría calificarse como política de juventud.

Cuando los gobiernos de El Salvador y Honduras refinaban

la aplicación de sus políticas de cero tolerancia, mano

dura y súper mano dura, en Nicaragua se implementaba

una de mano inteligente, sustentada en una comprensión

diferenciada de las agrupaciones juveniles locales: grupos

juveniles en alto riesgo social y pandillas juveniles. Esto

35 Entrevista al comisionado general Juan Ramón Grádiz, Inspector General de la Policía Nacional, Managua, 22 de agosto de 2012.36 Ídem.

Cuando los gobiernos de El Salvador y Honduras refinaban la aplicación de sus

políticas de cero tolerancia, mano dura y súper mano dura, en Nicaragua se implementaba una de mano inteligente, sustentada en una

comprensión diferenciada de las agrupaciones juveniles locales: grupos juveniles en alto

riesgo social y pandillas juveniles.

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SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 9

llevó a la Policía a crear la Dirección de Asuntos Juveniles

(DAJUV).

Ambos grupos tienen características comunes pero

también diferencias notables, particularmente que en

las pandillas hay consumo habitual de alcohol y drogas,

cometen delitos y se enfrentan con otros grupos o pandillas

en defensa de su “territorio”, haciendo uso de armas de

fuego y armas blancas. Penalmente son tipificadas como

asociación para delinquir y generan “un gran sentimiento

de inseguridad en las zonas en las que operan”37.

Pero el trabajo con jóvenes en riesgo social y pandillas

no lo inicia la Policía, sino la Fundación Nicaragua Nuestra

(FNN). Las autoridades policiales reconocen que ésta “juega

un papel determinante porque es la que entra al territorio ya

que la Policía por sí no puede entrar por el hecho que hay

un rechazo a la autoridad [y que fue el] enlace, el eslabón

perdido entre la comunidad y la Policía [de tal forma

que] logra engarzar a ésta con una nueva visión para que

se integre en la comunidad, y que a su vez la comunidad

confíe en la Policía”38.

El ahora subdirector de la Policía, comisionado

general Francisco Díaz, reconoció que la FNN les “ayudó

muchísimo, no solamente a trabajar con los muchachos,

hombres y mujeres o ‘chavalos’ que estaban involucrados

en las pandillas, y con su familia y con los vecinos, sino

también nos ayudó a sensibilizarnos a nosotros mismos,

los policías, porque había unos compañeros policías…

igual en la concepción del gobierno de ese entonces, que la

respuesta debía de ser la represión policial”39.

El trabajo de la FNN en el territorio y la diferenciación de

las características de las agrupaciones juveniles condujeron

a dos políticas también diferenciadas: el esfuerzo articulado

de la Policía, organizaciones de la sociedad civil y la

comunidad para evitar que los jóvenes en riesgo traspasen

la delgada línea roja que les separa de las pandillas; y para

éstas, lograr su desmovilización y reinserción en la sociedad.

Hasta 2007, los logros de la DAJUV fueron extraordinarios.

En junio de ese año, el entonces jefe de la DAJUV declaraba:

“A nivel nacional en la actualidad contabilizamos cerca de

37 Véase: Dirección de Asuntos Juveniles de la Policía Nacional, “Cat-egorías”, disponible en www.policia.gob.ni/dajuv/categoria.html.38 Fundación Nicaragua Nuestra. Metodología comunitaria para ado-lescentes y jóvenes en riesgo social, disponible en https://docs.google.com/file/d/0B28AOHotrqeuMzA0M2QxZTUtZjhiZi00M2UyLWI4NWEtODA3OThhODkzYTll/edit?hl=es.39 Ídem.

4 mil jóvenes integrados, reinsertados, trabajando, eran de

aquellos jóvenes que participaban en las 268 agrupaciones

juveniles denominadas pandillas en todo el país. Estos

grupos en la actualidad se han reducido apenas a 35

pandillas juveniles y 171 agrupaciones. Lo que significa

que los jóvenes cada día han sido más protagonistas en

el sentido positivo y no en la parte negativa como se vio

reflejada en algún momento”40.

Pero la interferencia de la política partidista comenzó a

socavar el trabajo de la Policía con la juventud en riesgo. El

FSLN ha reclutado a jóvenes desmovilizados y pandilleros

activos para convertirlos en fuerzas de choque del gobierno

del presidente Ortega que agreden a sus adversarios ante la

mirada impasible de la Policía.

Otro factor que explica en parte la ausencia de maras en

Nicaragua, y por tanto un tipo diferente de violencia juvenil,

es el geográfico, ya que este país no comparte fronteras

terrestres con El Salvador, y aunque sí las comparte con

Honduras, los pocos intentos de infiltración han sido

frustrados, esencialmente por la población que informa

a la Policía Nacional de la presencia de desconocidos en

las comunidades.

Pero las posibilidades de expansión de las maras a

Nicaragua no están fuera del cálculo de las autoridades

nicaragüenses. A la porosidad de las fronteras se suma la

flexibilización del tránsito de personas y mercancías entre

Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, países

que en junio de 2005 suscribieron el Acuerdo Regional de

Procedimientos Migratorios CA-4. La Directora General de

la Policía reconoció que puede haber un desplazamiento de

maras y de la violencia del Triángulo Norte hacia Nicaragua,

y que por ello tienen “un trabajo de inteligencia muy

fuerte en el Golfo de Fonseca (que comparten El Salvador,

Honduras y Nicaragua)”41.

Desde otra perspectiva, culturalmente el nicaragüense

no es muy inclinado a someterse a formas rígidas de

organización y prefiere actuar sin órdenes ni imposiciones.

En alguna medida eso explica, por ejemplo, los relativamente

bajos niveles de afiliación partidaria formal —lo que no

40 Moisés González Silva, “Asuntos Juveniles Incansable Rescatando Muchachos”, Diario El Informativo, 24 de junio de 2007, disponible en elinformativonica.com/index.php?option=com_content&task=view&id=207&Itemid=40.41 “Granera teme desplazamiento de maras hacia Nicaragua”, La Prensa, 14 de febrero de 2012, disponible en www.laprensa.com.ni/2012/02/14/ambito/90702/imprimir.

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10 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

quiere decir que no tenga preferencias políticas—, el rechazo

de formas cooperativas de asociación, particularmente en

el campo, y el predominio del minifundio individual o a

lo sumo familiar. Pero además existe otro factor, difícil de

cuantificar y de precisar su impacto en la conducta social: el

estado de desmovilización social que embargó a la sociedad

nicaragüense luego de la derrota electoral del FSLN y el fin de

la guerra civil en 1990. Es una suerte de “desgano vital social”.

Cooperación internacionalCon una deuda externa en ascenso, superior al PIB, y

una balanza comercial deficitaria, Nicaragua depende

considerablemente de la cooperación internacional, incluso

para equilibrar su presupuesto, más aún después de perder

buena parte de los recursos de la Cuenta Desafío del Milenio

(2009) y el soporte del Grupo de Apoyo Presupuestario

(2010), por el fraude en las elecciones municipales de

2008. Quizás esto explica por qué es el único de los países

de la ALBA que mantiene relaciones con Estados Unidos en

materia de seguridad y defensa.

Cooperación de Estados UnidosLa asistencia de Estados Unidos al Ejército y la Policía de

Nicaragua (2008-2013) asciende a US$27.842.219, 10.9%

del total a Centroamérica, ligeramente superior a la otorgada

a Costa Rica, cerca de la mitad de las de Panamá, El Salvador

y Honduras, y tres veces menor que la de Guatemala42. Es

claro que las prioridades de Washington en la región son

el Triángulo Norte y Panamá. En el decenio 2001-2010,

Estados Unidos entrenó a 21.282 militares y policías

centroamericanos: 83.3% del Triángulo Norte y Panamá, y

16.6% de Nicaragua y Costa Rica.43 Del total de la asistencia a

Nicaragua, la lucha antinarcóticos acapara 60.1%44.

42 Just the Facts, “Military and Police Aid, All Programs, Entire Re-gion, 2008-2013”, consultado el 7 de noviembre de 2012, disponible en justf.org/Print_All_Grants_Country?country=&year1=&year2=&subregion=&funding=&x=296&y=12.43 Just the Facts, “U.S. Military and Police Trainees Listed By Country, All Programs, Central America, 1999-2010”, consultado el 7 de noviembre de 2012, disponible en justf.org/All_Trainees_Country?year1=1999&year2=2010&funding=All+Programs&subregion=Central+America&x=87&y=17.44 Just the Facts, “U.S. Aid to Nicaragua, All Programs, 2008-2013”, consultado el 7 de noviembre de 2012, disponible en justf.org/Country?country=Nicaragua.

CARSI y ESCANicaragua es parte de la Iniciativa de Seguridad Regional

de Centroamérica (CARSI) y de la Estrategia de Seguridad

de Centroamérica (ESCA) del Sistema de Integración

Centroamericana (SICA). De la primera sólo se conocen

montos globales, información parcial en comunicados

ocasionales de la Embajada de Estados Unidos en Managua, y

datos dispersos en los medios de comunicación. De la segunda,

que tiene cuatro componentes entre los que distribuyen 22

proyectos, ocho de ellos priorizados. La limitada política de

comunicación del SICA no permite conocer los montos de

cada proyecto ni cómo éstos se ejecutan.

Más de la mitad de los fondos CARSI están destinados a las

fuerzas de seguridad45. “El grueso de la asistencia suministrada

a través de CARSI provee a las naciones centroamericanas de

equipos, mantenimiento, apoyo técnico y entrenamiento para

apoyar la interceptación de narcóticos y otras operaciones

policiales. Además de la entrega y reacondicionamiento de

aeronaves, lanchas y otros vehículos, CARSI provee equipos

de comunicación, inspección fronteriza y de seguridad

tales como radios, computadoras, equipos de rayos X para

inspección de carga, sets de identificación de narcóticos,

armas, chalecos antibalas y visores nocturnos”46.

Por sólo presentarse montos globales por año y programa,

no hay forma de determinar cómo se distribuye la asistencia,

cuánto y que tipo de equipo corresponde a cada país, cuánto

personal ha sido entrenado y menos aún qué capacidades

institucionales se han creado a nivel regional y nacional,

como tampoco cuántos programas comunitarios han sido

beneficiados o cuáles han sido sus resultados.

Asistencia en riesgoEl presidente Ortega ha calificado como “migajas” la

asistencia de Washington, reclamando más ayuda para

fortalecer al Ejército y la Policía47. “No nos sentimos

45 U.S. Department of State, Executive Budget Summary, Function 150 & Other International Programs, Fiscal Year 2013, February 13, 2012; U.S. Department of State, FY 2010 Spending Plan for the Central America Regional Security Initiative, July 29, 2010.46 Peter J. Meyer and Clare Ribando Seelke, Central America Regional Security Initiative: Background and Policy Issues for Congress, Washing-ton, February 21, 2012, p. 25, disponible en www.fas.org/sgp/crs/row/R41731.pdf.47 “Ortega acusa EEUU de impulsar cooperación militar desigual en Latinoamérica”, El Economista, 12 de septiembre de 2009, disponible en ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/1535586/09/09/Ortega-acusa-EEUU-de-impulsar-cooperacion-militar-desigual-en-Latinaomerica.html.

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SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 11

satisfechos con esta suma que están aprobando Estados

Unidos, son centavos, con eso es muy poco lo que se puede

hacer; no nos queda más que decirle al presidente Obama

(...) que mande recursos para Centroamérica […]. Con dos

millones, ¿qué se puede hacer?”, se preguntó, demandó

a Washington “más recursos, sobre todo a Nicaragua que

está contribuyendo de manera efectiva en la lucha contra el

narcotráfico y el crimen organizado”48.

Con una de las economías más débiles de Centroamérica,

Nicaragua necesita de la asistencia de Washington, pero

el presidente Ortega la está

poniendo en riesgo. Por la falta

de transparencia de su gobierno

en el manejo de la “cooperación

venezolana”, en junio de 2012

Washington declinó concederle

el waiver de la transparencia

fiscal, lo que le significará no

recibir unos US$3.0 millones en

ayuda directa, parte de la cual

estaba destinada al Ejército y la

lucha antinarcóticos. Al perder

este año la asistencia directa

de Estados Unidos al Ejército y la Policía, podría estarse

marcando el inicio de una peligrosa tendencia si Ortega

continua manejando, como hasta ahora, los millonarios

recursos que le provee Hugo Chávez, los que por cierto no

se invierten en la seguridad pública de Nicaragua.

Igual de inquietantes son las declaraciones hechas por la

Directora General de la Policía el 23 de agosto de 2012 tras

la inauguración de la XXXI Reunión Extraordinaria de la

Comisión de Jefes y Directores de Policía de Centroamérica,

México, el Caribe y Colombia: “La estrategia de seguridad

regional del SICA —aseguró— ya tiene fondos para los ocho

proyectos priorizados; sin embargo, los cuerpos policiales

dijimos: no vamos a depender de la ayuda internacional,

como no hemos dependido hasta ahora”49, al tiempo que

contradictoriamente aseguraba que el escenario de violencia

48 “C.A. inconforme con ayuda de EE.UU. contra narcotráfico”, Diario CoLatino, 1 de septiembre de 2010, disponible en www.diariocolatino.com/es/20100901/internacionales/83825/CA-inconforme-con-ayuda-de-EEUU-contra-narcotráfico.htm?tpl=69.49 Matilde Córdoba y Arlen Pérez, “No dependeremos de ayuda internacional”, El Nuevo Diario, 24 de agosto de 2012, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/261878-no-dependeremos-de-ayuda-internacional.

en Centroamérica “es una responsabilidad compartida con

los países del mundo”. Pero en la lucha contra el crimen

transnacional organizado, Centroamérica en general y

Nicaragua en particular no son autosuficientes y dependen

en buena medida de la cooperación internacional. Si no,

¿por qué reclamar mayor asistencia de Estados Unidos?

¿Para qué fue entonces la Conferencia Internacional de

Apoyo a la ESCA, si no para conseguir recursos de la

cooperación internacional y poder implementarla?

Relaciones internacionales diversificadas de la Policía NacionalA pesar de lo anterior, la Policía Nacional tiene relaciones de

cooperación internacional diversificadas que comprenden

intercambio de información y asistencia técnica y financiera

con distintos países del hemisferio, Europa y Asia, así como

con la DEA, FBI, Interpol y AMERIPOL, la Comisión de

Jefes y Directores de Policía de Centroamérica, México,

Colombia y el Caribe, y la Asociación de Comisionados del

Caribe. Asimismo, tiene vínculos de trabajo y obtención de

financiamiento con organismos multilaterales adscritos a la

ONU, OEA y Unión Europea, y recibe cooperación técnica

y financiera de agencias internacionales de cooperación con

objetivos afines a la institución50.

50 Policía Nacional, División de Secretaría Ejecutiva Nacional, “En-foque Criminológico”, Año II, Edición V, 2010, disponible en www.policia.gob.ni/cedoc/sector/revistas/EnfoqueV.pdf.

Al perder este año la asistencia directa de Estados Unidos al Ejército y la Policía, podría estarse marcando el inicio de una peligrosa tendencia si Ortega continua manejando, como hasta ahora, los millonarios recursos que le provee Hugo Chávez, los que por cierto no se invierten en la seguridad pública de Nicaragua.

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12 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

Los recursos aportados por la cooperación internacional a

la Policía Nacional constituyeron el 15.3% de su presupuesto

anual en 2009 y el 13.3% en el 201051. Pero desde 2007

las relaciones con Estados Unidos parecen deteriorarse: por

un lado, no tiene relaciones con la DEA, y por otro, ni la

Fuerza Naval ni la Policía intercambian información de

inteligencia sobre narcotraficantes capturados con el Servicio

de Guardacostas que opera en el Caribe, a pesar de que éste sí

lo hace sobre operaciones marítimas del narcotráfico.

Deterioro de la situación de seguridad: un riesgo latenteDe acuerdo al Informe Mundial sobre las Drogas 2012, seis

países latinoamericanos aparecen entre los 10 que más

cocaína incautan en el mundo. Nicaragua ocupa el noveno

lugar (3%), superado por Panamá (8%) y seguido muy de

cerca por Costa Rica (2%)52. La región incauta 12% del total

mundial53, y de éste Nicaragua decomisa 13%54. Nicaragua

ha tenido un buen desempeño relativo en la lucha contra

el narcotráfico internacional. Entre 2002 y 2011 registra la

incautación de un poco más de 64 toneladas de cocaína,

con una tasa de crecimiento global de las incautaciones

en el decenio de 213.8%. Éstas, sin embargo, han sido

irregulares; de 2004 a 2008 hay una tendencia creciente,

siendo los mejores años 2007 y 2008, con 44.9% del total

del período.

Si bien las incautaciones se redujeron en 2008–2009 y

2010–2011, esas caídas no significan disminución de los

flujos de cocaína a través del país, ya que la tendencia es

incremental. Más bien parecería indicar una baja de la

capacidad operativa de la Policía y el Ejército, o bien que

los cárteles están empleando modalidades no detectadas

para el traslado de la droga. Cualquiera de los dos casos

51 Policía Nacional de Nicaragua, Anuario estadístico 2010, 167, dis-ponible en www.policia.gob.ni/cedoc/sector/estd/ae2010%20PN.pdf.52 ONUDD, “Seizures 2006-2010”, disponible en www.unodc.org/unodc/secured/wdr/Seizures.pdf.53 ONUDD, “Global Seizures of Cocaine: 2000-2010”, disponible en www.unodc.org/unodc/secured/wdr/Graphs_Cocaine_globa_sei-zures_all.pdf.54 Letzira Sevilla Bolaños, “No estamos a salvo”, El Nuevo Diario, 1 de julio de 2012, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/naciona-les/256467.

es preocupante, ya que dicen relación con la efectividad

del trabajo operativo y de inteligencia de las fuerzas

de seguridad.

En la lucha contra el narcotráfico la Policía cuenta con

el apoyo de los servicios de inteligencia del Ejército y las

fuerzas naval, aérea y terrestre. El Código Militar precisa

que una de las funciones del Ejército es “coadyuvar con

la Policía Nacional en la lucha contra el narcotráfico en

el territorio nacional conforme lo dispuesto en las Leyes

y de acuerdo a los planes e instrucciones emanadas del

Presidente de la República” (Art. 2).

Entre 2006 y 2011 el Ejército incautó un poco más de 35

toneladas, es decir, más de la mitad de la cantidad reportada

por la Policía en 2002-2011. Entre enero y julio de 2012

ha ejecutado 11 operaciones en las que se han ocupado

3,467 kilos con 971 gramos de cocaína, 15 lanchas rápidas,

39 armas de guerra, US$31,280, C$13,200 y 11 personas

vinculadas al narcotráfico55.

Además de la incautación de drogas, la lucha de la Policía

y el Ejército contra el narcotráfico internacional también

está dirigida a evitar que los cárteles desarrollen estructuras

locales de apoyo. Entre 2009 y 2010 la Policía puso énfasis

en el desmantelamiento de redes logísticas de los cárteles que

intentan instalarse en Nicaragua. El entonces subdirector de

la Policía, comisionado general Carlos Palacios, declaró en

agosto de 2010 que la Policía había incautado lanchas y

medios automotores y desmantelado redes completas de las

estructuras logísticas, agregando que “nosotros no hacemos

nada con incautar droga y que las redes logísticas queden

en el país”56.

Un mes más tarde, la Directora General de la Policía

aseguró que en 2010 “nos dispusimos quebrar la base

logística que todavía quedaba en nuestro territorio; es decir,

que más importante para la Policía que las dos toneladas y

media que hemos incautado en estos primeros meses del

año y los más de 700 vehículos que se le han quitado al

narcotráfico y las más de 200 armas largas, más importante

que eso es haber desmantelado su plataforma terrestre,

55 Carlos Larios, “Narcos han creado pequeños grupos de apoyo en Nicaragua”, El Nuevo Diario, 31 de julio de 2012, disponible en www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/259353-narcos-han-creado-peque-nos-grupos-de-apoyo-nicaragua.56 Elizabeth Romero, “Redes logísticas de narcos en la mira de la Policía”, La Prensa, 27 de agosto de 2010, disponible en www.lapren-sa.com.ni/2010/08/27/nacionales/35926-redes-logisticas-narcos-mira.

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SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 13

y hemos totalmente desarticulado la base social. Esto le

dificulta y le impide cada vez más a los cárteles de la droga

hacer uso de nuestro territorio como camino o paso de la

ruta de la droga”57.

Las declaraciones de Palacios y Granera plantean dos

preguntas obligadas: ¿Qué debe hacer la Policía, incautar droga

o desmantelar redes logísticas del narcotráfico? ¿Es correcto

priorizar los desmantelamientos sobre las incautaciones? Esa

dicotomía lleva a otra interrogante: ¿Existe en Nicaragua una

política de Estado antidrogas, o la Policía funciona en base

a eventualidades o planes de ocasión? En octubre de 2007,

el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas

(IEEPP) advirtió que Nicaragua no contaba con un plan de

lucha contra el narcotráfico, ya que

el aprobado para 2002–2006 no fue

renovado en 2007, año en que Daniel

Ortega inició su segunda presidencia58.

La Policía y el Ejército continúan

luchando contra el narcotráfico, pero

sin un instrumento que articule a todas

las agencias involucradas más allá de

eventuales reuniones de coordinación.

La costa Caribe: una bomba de tiempoCon 551 km de línea costera, un poco más de 60 mil km2 de

superficie y aproximadamente 630 mil habitantes, el Caribe

nicaragüense es la zona más extensa y menos poblada del

país. Administrativamente está dividido en las regiones

autónomas del Atlántico Sur (RAAS) y Atlántico Norte

(RAAN), que ocupan casi la mitad del territorio nacional.

Históricamente han sido regiones olvidadas y abandonadas

cuyas principales vías de comunicación son los ríos. Aparte

de unos pocos enclaves mineros de compañías extranjeras,

de la pesca industrial y artesanal y de la explotación

maderera, su economía es de subsistencia y el desempleo

superior al 80% de la población económicamente activa.

La ausencia del Estado, su porosa frontera con Honduras

al norte y su proximidad al Caribe costarricense al sur la

han convertido en paraíso del narcotráfico internacional,

57 “Entrevista a Aminta Granera, Directora General de la Policía”, op. cit.58 Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), Factores que generan el comercio de las drogas ilegales en Nicaragua: una antesala al estudio del narcomenudeo, Series de Defensa y Seguridad, 2011.

apoyado por habitantes del litoral que han encontrado

en las drogas una alternativa de solución a sus problemas

económicos. El Fiscal General de la República puso esta

realidad de forma breve, pero cruda: “(los narcotraficantes)

se apoyan en la miseria de nuestras etnias de la

Costa Atlántica”59.

Según Roberto Orozco, experto en seguridad y

crimen organizado, en el Caribe existen “ocho grupos

fuertemente desarrollados que colaboran con el narcotráfico

internacional, dominan ciertas áreas geográficas, tienen sus

rutas y brindan apoyo logístico; la droga va pasando de

zona en zona hasta llegar al norte. Estos grupos han crecido

por la falta de atención del Estado, la corrupción estatal y

la que ellos mismos generan”60. La Policía Nacional asegura

que Nicaragua es el país “más seguro de Centroamérica” sin

embargo, recientemente ha tenido que reconocer que otra

es la realidad que se vive en la RAAS, con 42.1 homicidios

por 100.000 habitantes61. Para brindar seguridad a los

336.834 habitantes de los 11 municipios de la RAAS

esparcidos en 24.407 km2 de superficie, en 2011 la Policía

Nacional destinó 250 efectivos, es decir, un policía por cada

1.347 habitantes y por cada 110 km2. Si se consideran las

limitaciones materiales de la Policía y que las principales

vías de comunicación son fluviales, es evidente que los

habitantes de la RAAS están en el desamparo.

Como parte de la Estrategia “Muro de Contención”, en

julio de 2012 la Fuerza Naval desarrolló la “Operación

Fortaleza”, incautando 432.80 kilos de cocaína y pertrechos

militares de uso restringido: “15 radios walkie-talkies con sus

auriculares, 15 pasamontañas, 15 chalecos porta cargadores,

59 Carlos Larios, “Narcos han creado pequeños grupos de apoyo en Nicaragua”, op. cit.60 Entrevista a Roberto Orozco, Managua, 28 de julio de 2012.61 Octavio Enríquez, “RAAS, la región más violenta del país”, Confi-dencial, 9 de mayo de 2012, disponible en www.confidencial.com.ni/articulo/6518/raas-la-region-mas-violenta-del-pais.

La ausencia del Estado, su porosa frontera con Honduras al norte y su proximidad al Caribe costarricense al sur la han convertido en paraíso del narcotráfico internacional…

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

14 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

10 capas impermeables, 5 trajes impermeables, 15 gorras

camufladas, 13 pares de botas Swat (tipo jungla), 4 visores

nocturnos y 7 teléfonos celulares nuevos”62 procedentes

de Colombia. Es evidente que se trata de pertrechos

para pequeñas unidades de fuerzas comando. El Ejército

advierte que éstos son “para realizar operaciones especiales,

altamente peligrosas y efectivas para operaciones nocturnas,

lo que deja al descubierto el nivel de avituallamiento y la

intención en desarrollar este tipo de operaciones delictivas

en la región centroamericana”63.

Según Orozco, la violencia en el Caribe tiende a

incrementarse. “Es la respuesta natural a las acciones de

contingencia e interdicción de las autoridades en esa zona

y porque el Estado dejó desarrollar fuerza y músculo al

narcotráfico local,” según él64. Es paradójico, agregó, porque

al parecer “en la medida en que el Estado vaya operando y

golpeando a estos grupos, la resistencia se irá incrementando.

El desarrollo y fortalecimiento de la presencia disuasiva y

operativa de la Fuerza Naval podría agravar el problema, ya

que el Estado no está dando ningún acompañamiento a las

acciones puramente militares. El Caribe continúa siendo una

zona abandonada y el incentivo del narcotráfico es sumamente

atractivo. No pagan en efectivo, sino con droga, pero ésta es

dinero en efectivo en este país y en cualquier otro”65.

62 Dirección de Relaciones Públicas del Ejército de Nicaragua. Nota de prensa Nº 107/2012, disponible en www.ejercito.mil.ni/contenido/relaciones-publicas/publicaciones/docs/np2012107.pdf.63 Ídem.64 Ídem.65 Entrevista a Roberto Orozco, op. cit.

Los ocho grupos que operan en el Caribe aparentemente

colaboran entre sí, y Orozco no ve la posibilidad de que

la presión de la Fuerza Naval produzca un efecto derrame

hacia el Pacífico, sino un “efecto dominó”. Los focos que se

encuentran en las rutas internas del tráfico de drogas “se irán

descomponiendo poco a poco. Ya explotó Bluefields, también

explotarán Rivas (sur) y Chinandega (noroeste), y ya está

explotando Bilwi (noreste), lugares en donde se han dado los

casos más graves de corrupción policial y en los que se ha

demostrado que sí ha habido penetración a nivel primario,

penetración en los departamentos, policías locales”66.

La descomposición en la RAAS fue constatada por InSight

Crime: “Las disputas entre grupos rivales por el robo de

mercancía han hecho de la

otrora bucólica región la más

peligrosa del país. En 2010,

(…) la tasa de homicidios en la

RAAS fue de 40 por 100.000

habitantes, en contraste

con los 17 por 100.000 de

Managua”67.

En cualquier país el

consumo de drogas es uno de

los principales disparadores

de la inseguridad, y en

Nicaragua es relativamente

poco lo que el Estado hace

para frenar el narcomenudeo. Con el incremento del

consumo aumentan los asesinatos, homicidios y robos

en todas sus modalidades, situación que se agravará en la

medida en que no se controle el tráfico interno.

Otros factores que pueden incidir en el deterioro del

relativo nivel de seguridad de Nicaragua están incrustados

en el sistema de justicia penal: debilidades de la Fiscalía,

un sistema penitenciario que sólo custodia a los privados

de libertad y carece de programas de rehabilitación para

su reinserción en la sociedad, y sobre todo un sistema

de administración de justicia muy permisivo y proclive a

la corrupción.

66 Ídem.67 Jeremy McDermott, “Bluefields: Nicaragua’s Cocaine Hub”, Insight Crime, July 8, 2012, disponible en www.insightcrime.org/nicaragua-a-paradise-lost/bluefields-nicaraguas-cocaine-hub.

En cualquier país el consumo de drogas es uno de los principales disparadores de la

inseguridad, y en Nicaragua es relativamente poco lo que el Estado hace para frenar

el narcomenudeo. Con el incremento del consumo aumentan los asesinatos, homicidios

y robos en todas sus modalidades...

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 15

La “Evaluación del progreso del control de drogas

2007-2009 del Mecanismo de Evaluación Multilateral de

la CICAD”, ratifica lo anterior: de los 2.179 acusados por

tráfico de drogas en 2009, sólo 17 fueron condenados.

El Gobierno reconoce además que “no cuenta con una

oficina centralizada en el ámbito nacional que organice,

realice estudios, recopile y coordine las estadísticas y otra

información relacionada con las drogas [ni con] los datos

sobre el número de funcionarios públicos formalmente

acusados y condenados por delitos relacionados con el

tráfico ilícito de drogas, durante los años 2006–2009”68.

Reflexiones finalesEl principal desafío para la democracia y la seguridad en

Centroamérica es la violencia delictiva, fenómeno de larga

data potenciado en 2007 por la irrupción del crimen

transnacional organizado como efecto advertido de la

“guerra contra las drogas” en México. Si se toma como único

indicador de seguridad o inseguridad la menor o mayor tasa

de homicidios por 100.000 habitantes, Nicaragua está en

mejores condiciones que otros países de la región.

En comparación con el Triángulo Norte, ha mantenido

por tres lustros (1995–2011) bajos niveles de homicidios,

lo que sin embargo no indica que sea la excepción ni “el

país más seguro de Centroamérica”. Entre 2002 y 2011,

Costa Rica y Nicaragua registraron respectivamente 10.6 y

13.2 homicidios por 100.000 habitantes, las tasas promedio

más bajas. En 2011 Costa Rica marcó 10 contra 12.5 de

Nicaragua. En consecuencia, afirmar que “Nicaragua es el

país más seguro de Centroamérica” choca con la realidad

y revela una conciencia de resignación: las autoridades

nicaragüenses que se regocijan por ser el mejor entre los

peores, sin reparar en que se está peor que los mejores.

Aunque algunos son comunes, los factores

desencadenantes de la violencia no son los mismos en los

países de Centroamérica, como tampoco la identidad de las

agencias encargadas de enfrentarla y la forma en que lo hacen.

68 Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), “Nicaragua: Evaluación del Progreso de Control de Drogas, 2007-2009”, Organización de Estados Americanos, 2010, disponible en www.cicad.oas.org/mem/reports/5/Full_Eval/Nicaragua%20-%205ta%20Rd%20-%20ESP.pdf.

Las policías de El Salvador, Honduras y Guatemala tienen

una identidad corporativa militar, defecto de origen del que

al parecer aún no han podido librarse. La nicaragüense, en

cambio, desde su etapa de policía partidaria en la década

de 1980 surgió separada orgánica y funcionalmente del

Ejército, con una identidad definida y certeza de su misión.

También ha sido diferente el tratamiento de la violencia

delictiva: en el Triángulo Norte predomina el modelo

reactivo-represivo, en tanto Nicaragua ha optado por uno

preventivo, proactivo y comunitario.

Lo excepcional de la experiencia nicaragüense no son

sus tasas relativamente bajas de homicidios, sino por

qué, luego de cuatro décadas de dictadura militar, una

revolución que dio inicio a un régimen autoritario de

izquierda y una década de guerra contrarrevolucionaria,

haya salido prácticamente indemne, a diferencia de sus

vecinos del Norte. Una hipótesis informada explica cómo la

persistente violencia política parece haber ocupado buena

parte de los espacios naturales de la violencia delictiva,

moldeando rasgos característicos de la conducta social

del nicaragüense. A esto se suma la existencia de patrones

culturales propios de una sociedad aldeana, en la que los

mecanismos de control social son sencillos y aparentemente

efectivos: “todo el mundo se conoce”, la población detecta

comportamientos irregulares e informa a las autoridades, y

la existencia de una institución policial profesional.

Igualmente excepcional es la historia de la actual Policía.

Como consecuencia de la derrota electoral del FSLN

en febrero de 1990, la Policía Sandinista fue compelida

por la necesidad de sobrevivir en un escenario adverso a

entrar en un proceso de reconversión que la transformó

en Policía Nacional. Sin embargo, con el retorno del

presidente Daniel Ortega al poder en enero de 2007, está

regresando a la anacrónica y peligrosa confusión Estado-

Partido-Policía de la década de 1980, dañando así su

identidad e institucionalidad y poniendo en entredicho

su profesionalismo.

Que Nicaragua mantenga una tasa de homicidios

relativamente baja no significa que tenga menores niveles

de violencia delictiva en general. Entre 2001 y 2011, la

tasa de crecimiento global de los delitos fue de 67.8%,

y al desagregarla por familias delictivas, la tendencia

incremental se mantiene: los delitos contra las personas

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16 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

crecieron 109.8%, contra la propiedad 26.6% y contra la

salud pública 114%, lo que indica que el tráfico interno y el

consumo crecen peligrosamente. En el mismo período los

asesinatos y homicidios también mostraron una tendencia

incremental: los primeros crecieron 27.7% y los segundos

42.2%, y en 2011 los delitos graves —homicidios,

parricidios, asesinatos y lesiones graves— crecieron 2.4%.

Centroamérica no cuenta con un sistema uniforme de

registro estadístico de la actividad delictiva que permita

comparar todos los ilícitos a nivel regional y determinar los

reales niveles de violencia. La Subcomisión de Estadísticas

Policiales de Centroamérica, México y el Caribe (Sepolcamc)

no ha podido llenar ese vacío, a pesar de las innumerables

reuniones y talleres realizados entre 1997 y 2011 y de contar

con guías, manuales y formatos para su recopilación69.

Aunque Nicaragua no está exenta de violencia juvenil,

ésta no ha alcanzado los niveles del Triángulo Norte porque

ha sido relativamente contenida como resultado de una

inédita alianza entre organizaciones de la sociedad civil,

la Policía y la comunidad. No obstante, la interferencia

partidista, en particular del FSLN, está atentando contra

este original esfuerzo al reclutar a jóvenes desmovilizados

de las pandillas para convertirlos en fuerzas de choque

contra sus adversarios. Al ver que la Policía no interviene

cuando agreden a opositores al gobierno del presidente

Ortega, estos jóvenes tienden a desarrollar una sensación

de impunidad que les invita a regresar a las pandillas,

porque asumen que no serán perseguidos ni reprimidos por

la Policía.

Los cárteles de las drogas han intentado, hasta ahora

infructuosamente, establecer bases logísticas de apoyo en

el territorio nacional, y el “efecto cucaracha” provocado por

la política de “guerra contra las drogas” del Gobierno de

México no le alcanzó por una razón muy simple: Nicaragua

no comparte fronteras con México. Esto no significa que no

sea eslabón clave en la cadena del tráfico de drogas, aunque

69 Subcomisión de Estadísticas, Comisión de Jefes(as), Directores(as) de Centroamérica, México y el Caribe, julio de 2011, disponible en grupocisalva.univalle.edu.co/bpr2/esp/Descargas/Memorias/10_Re-union_Regional_con_Policias_Jul_2011/RRP%202011_Comision%20Centroamericana_Saul%20Tobar.pdf.

la narcoviolencia por el control de rutas y territorios aún no

estalla. A pesar de ello y de los severos golpes que la Policía

y el Ejército han dado al narcotráfico, la droga continúa

transitando con el apoyo de grupos locales autónomos que

operan independientemente y sin articulación orgánica.

Esta relativa tranquilidad podría no durar mucho. Un alto

jefe policial en retiro ha manifestado su preocupación por

las primeras manifestaciones de sicariato o ajuste de cuentas

por encargo70. Un experto nicaragüense y un organismo

especializado en crimen organizado han puesto sobre la mesa

el tema del narcotráfico y la violencia en la Región Autónoma

del Atlántico Sur (RAAS), en donde las disputas entre grupos

rivales por droga robada o “tumbada” están provocando un

preocupante incremento de la tasa de homicidios.

Prácticamente aislado del resto del país, el Caribe

nicaragüense —zona históricamente olvidada y abandonada

en donde la presencia del Estado es mínima o inexistente,

con una población con grandes demandas económicas y

sociales insatisfechas y altas tasas de desempleo— podría

convertirse en el disparador de formas superiores de

violencia delictiva. La causa es paradójica: en la medida

en que la respuesta del Estado sea exclusivamente militar

y cada vez más intensa, los grupos de apoyo logístico al

narcotráfico responderán militarmente, como ya lo han

hecho en algunos ocasiones, dando inicio a una espiral de

violencia de resultados impredecibles71.

Roberto Orozco ha advertido sobre lo que caracteriza

como “efecto dominó”, es decir, la descomposición

progresiva de los principales focos del narcotráfico,

en particular, la Región Autónoma del Atlántico Norte

(RAAN) y las ciudades cercanas a las fronteras sur y norte

de Nicaragua, por donde entra y sale la droga. Igual o más

grave aún es el efecto residual del narcotráfico internacional.

Cada vez es mayor la cantidad de droga que se queda en

el país, lo que aumenta el tráfico y el consumo internos,

y en consecuencia, las posibilidades del incremento de la

violencia y, correlativamente, de la inseguridad.

70 Entrevista al comisionado mayor en retiro Pedro Aguilar.71 Entrevista a Roberto Orozco.

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SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA? 17

SugerenciasComo todo emprendimiento institucional, la experiencia de

la Policía Nacional de Nicaragua muestra tanto buenas como

malas prácticas. Las primeras podrían ser consideradas

como insumos a considerar, pero nunca para replicarlas

mecánicamente. Esto es obvio. Entre ellas sobresalen su

identidad corporativa —el ethos policial—, condición que

contribuye a su eficiencia y que implica la desmilitarización

de las fuerzas de seguridad pública; su modelo preventivo-

proactivo y la relación sociedad civil-Policía-comunidad

que ha contribuido a la contención relativa de la violencia

y a desarrollar nuevas formas de abordar el problema de

la delincuencia en general y de la violencia juvenil en

particular; su modelo de atención a la violencia sexual e

intrafamiliar a través de las Comisarías de la Mujer y la

Niñez; hasta 2011, la observancia de tiempos razonables

de rotación de la jefatura policial, y por último, su registro

estadístico de la actividad delictiva y el desempeño policial.

Las segundas —las malas prácticas— deben tomarse

como advertencia de lo que nunca debe hacerse, como la

politización de las policías, su subordinación partidaria y

en consecuencia la partidización de la seguridad pública; y

la violación a la Ley de la Policía y la entronización de una

jefatura de facto.

Finalmente, es preciso subrayar que el desempeño policial

no puede estar regido por planes de corto plazo y que es

preciso formular políticas de seguridad pública —como

políticas de Estado que trasciendan gobiernos y partidos—

que potencien en el mediano y largo plazo la efectividad del

trabajo policial y permitan el uso racional y efectivo de los

escasos recursos disponibles.

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INTER-AMERICAN DIALOGUE WORKING PAPER

18 SEGURIDAD EN NICARAGUA: ¿LA EXCEPCIÓN EN CENTROAMÉRICA?

Diálogo Interamericano Junta Directiva

Michelle Bachelet, Copresidente, Chile

Carla A. Hills, Copresidente, Estados Unidos

Enrique Iglesias, Covicepresidente, Uruguay

Thomas F. McLarty III, Covicepresidente, Estados Unidos

David de Ferranti, Tesorero, Estados Unidos

Peter D. Bell, Presidente Emérito, Estados Unidos

Fernando Henrique Cardoso, Presidente Emérito, Brasil

Ricardo Lagos, Presidente Emérito, Chile

Alicia Bárcena, México

Francis Fukuyama, Estados Unidos

L. Enrique García, Bolivia

Donna J. Hrinak, Estados Unidos

Marcos Jank, Brasil

Jim Kolbe, Estados Unidos

Thomas J. Mackell, Jr., Estados Unidos

M. Peter McPherson, Estados Unidos

Billie Miller, Barbados

Brian O’Neill, Estados Unidos

Pierre Pettigrew, Canadá

Jorge Quiroga, Bolivia

Marta Lucía Ramírez, Colombia

Eduardo Stein, Guatemala

Martín Torrijos, Panamá

Elena Viyella de Paliza, República Dominicana

Ernesto Zedillo, México

Michael Shifter

Presidente