revista chale completa

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CAMBIO DE DESTINO

Por Noemí Correa España

Despierto a causa del dolor <<

sentada en el comedor donde

desayunaba con mis hermanas>>.

Recuerdo eso perfectamente. Se

escucha un sonido detonante que

aturde los oídos y corrompe la

tranquilidad del ambiente. En este

momento alguien grita ¡Empieza la

guerra! Y en seguida un hombre

grita la frase ¡Mi corazón palpita

desenfrenado! ¿Será dejavú? O

podré ver el futuro…

Mi mente retrocede en el tiempo.

Me vi tirada en el suelo llorando;

y la melancolía era extrema hasta

que vi una mujer, era como un

Hada, con un resplandor inmenso

que murmuro: - tienes que salvar a

tus hermanas y cambiar tu

destino-. En seguida mi hermana

Daniela jala de mi brazo. Vuelvo

en sí y me dice ¡Corre! Cuando

salí de la casa quedé impactada y

no me pude mover. Había un tumulto

de gente realizando una clase de

danza. Mis hermanas quedaron

anonadadas y un poco asustadas. Me

preguntaron qué hacer. Yo

intentaba recordar, pero ni

siquiera sostenía la mirada.

Entonces Tania me soltó una

bofetada y me pidió que

reaccionara. En eso, dijo

Estrella: - miren, parece que nos

van a atacar-. Esa escena como

predestinada vino a mi mente y les

dije escaparan al patio detrás de

la casa. Yo me escondí por ahí

mismo y noté que a la gente la

metían en una clase de esfera

cristalina que expulsaban esos

tanques y la gente subía por los

cielos y cuando bajaban parecían

no tener alma y empezaban a actuar

igual que la mayoría de las

personas que danzaban con

desenfreno, como animales

retorciéndose. Mis piernas no las

sentía y me temblaban. A la hora

de querer correr, caí boca abajo y

pensé infinidades de

posibilidades; en cómo salvar a

quienes más amo, mis hermanas, y

en el recuerdo tan repentino de

aquella mujer.

El hecho de pensar ambiciosamente

queriendo rescatar solo a mi

linaje me parecía algo egoísta y

estúpido. Me levanté y corrí

donde estaban mis hermanas;

Daniela, la menor, estaba llorando

y me decía: - Jenny, qué está

pasando, por qué la gente se

comparta así-. Le dije que no

había tiempo para explicaciones,

teníamos que ser fuertes y luchar

contra ello. Tania me miró y dijo:

- Sabes que papá siempre decía que

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si había problemas mayores,

utilizáramos las armas.

Sigilosamente entramos a la casa.

Esas bestias verdes y enanas

estaban en la habitación, uno

piensa que será fácil matarlos,

pero no son algo natural. Su nivel

de controlar tiempo-espacio es

impresionante. Mientras explicaba

esto a mis hermanas; uno de esos

enanos estaba atrás de Estrella.

Antes de que pudiera atacarla,

agarré su brazo, lo jalé, tapé su

boca y le rompí el cuello. Todo

eso en un solo segundo. Estrella

casi gritaba, pero se detuvo.

Todas me veían como si yo no fuera

yo. Tania preguntó qué era lo que

me pasaba, le respondí que no

había tiempo para explicaciones.

Ya había visto ese futuro. Las

creaturas verdes estaban saqueando

la casa. Enfurecí tanto, que la

fuerza corrompió mis huesos y

empecé a actuar impulsivamente.

Entré al cuarto y renací en un

espectro de nombre Shisha. Mis

ojos eran tornasol y fluía como

el agua de las cascadas. Iba y

venía de un lado a otro quebrando

brazos y rompiendo piernas,

azotando cráneos y partiendo a la

mitad las mandíbulas de aquellos

monstruos. Mis hermanas quedaron

petrificadas. En el cuarto solo mi

voz se escuchó diciendo ¡Saquen

las armas! Estrella y Tania

sacaron del cajón de la ropa de

papá la llave; Daniela se metió

debajo de la cama donde se ubica

un contenedor y abrió la

cerradura que nos permitió agarrar

las armas. Le dije a Daniela que

ella venía conmigo. Ella me miró

con asombro y me dijo: - Tú nos

salvaras-. Sombríamente le

respondí que no solo a ellas, sino

a todo el mundo

Salimos por la parte trasera de la

casa y de la nada salió un tanque

destrozando el rejado. Apuntando

hacia nosotras salieron las

esferas cristalinas. Empecé a

esquivar las esferas. Daniela

estaba muy espantada y le dije

mandé irse a un refugio con mis

otras hermanas, que después las

buscaría.

Las creaturas me atraparon en la

esfera y mientras subía por el

aire, podía ver los rostros

desesperados de gente huyendo. Me

senté en la esfera y me sentí

inútil. Cuando alcé la mirada vi

una especie de nave donde entraban

y salían esferas. Vi mujeres y

niños llorando. Eso me dio valor

para romper con esas ligaduras.

Llegué al lugar donde entraban las

esferas. Me paré y la esfera

desapareció. Atrás de la gente

estaban los monstruos y nos

hicieron formar. En el centro del

lugar había un cilindro del que

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salió una pantalla enorme y uno de

los monstruos hizo una

presentación: sus nombres eran

chaneques - ja, menudo nombre para

las bestias- pensé. En eso, su

líder pidió a la gente cediera a

rendirle culto y ser sus esclavos;

de lo contrario… Agarró a una

niñita y la partió a la mitad.

Sentí una rabia enorme. El

cheneque prosiguió diciendo que si

querían vivir tendrían que entrar

de uno en a la cámara. La gente

sumisa y asustada obedeció las

órdenes. Pude observar varios

túneles adentro de la nave; caminé

hacia el más cercano y cuando pude

escapar y llegar al túnel, empecé

a inspeccionar el lugar; parecía

un laberinto. Caminé sin tener un

rumbo fijo hasta que llegué a un

lugar que parecía una incubadora

donde se encontraban las crías de

los cheneques. Pensé << ahora es

mi turno>>. Mi mente se empezó a

perder y mi cuerpo respondía por

sí solo. Introduje la mano en los

huevos, saqué los fetos y los

aplasté con mis garras. De

repente, entraron varios chaneques

y empezaron a atacarme. Nunca

sentí tanta adrenalina. Empecé a

fluir. Me convertí de nuevo en

Shisha. Los chaneques quedaron

sorprendidos y se retiraron, pero

uno de ellos alcanzó a atacarme,

no me lastimó, pero me hizo

aparecer en otra realidad, la cual

parecía un lugar donde se realizan

peleas. Apareció su líder y , me

miró me dijo: - Así que tú eres

Shisha-. Le respondí que yo me

llamaba Jennifer, que provenía de

la familia Jiménez. El líder se

rió brutamente y me dijo: - En

serio crees que eres humana-. -No

lo creo, lo afirmo- respondí. Se

alzó una pared circular que nos

encerró a los dos. Me dijo que

eligiera un lugar para pelear. En

ese momento pensé que si llegase a

morir me gustaría que fuera en el

mejor lugar de todos. Y con solo

pensarlo, nos encontrábamos ya en

aquel lugar; se veía tan joven

como cuando de niña jugaba allí.

Las flores tenían el mismo brillo.

El cheneque dijo que ese era un

buen lugar para yacer. Sacó una

espada de su mano y me la lanzó.

Empezamos a pelear, pero estaba un

poco distraída con el paisaje <<

no recuerdo haber estado aquí con

mi mamá, pero de algún modo siento

como si la mayor parte de mi

tiempo la hubiera pasado aquí con

una persona especial>>. La pelea

parecía ir en mi contra. Estaba

muy distraída pensando en quién

podría ser esa persona a la cual

le tuve este afecto. Mi mente tuvo

un pequeño recuerdo: << Era la

cara de aquella Hada que me

estaba sonriendo. Me impacté

cuando volví en sí y noté que el

Cheneque me había lastimado un

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brazo. No pude negarme a mi

transformación. Mi mente divagaba

entre recuerdo y realidad ¿El

Hada que me rescató en aquellas

memorias podría ser algo mas que

un solo recuerdo? Me pregunté a mí

misma. Ella tal vez podría ser mi

madre de otra vida, pero, quién

soy realmente. Mientras me

cuestionaba, el cheneque líder

lastimó mi otro brazo. Aún así

quise luchar. Una luz emergió de

mi pecho, por un momento sentí que

mis heridas sanaban, pero, un

frío aterrador y el dolor

carcomían mis entrañas. Cuando

bajé la mirada vi que la espada

estaba clavada en mi vientre; el

muy maldito logró traspasarme con

ella mientras estaba indefensa. En

un último esfuerzo, saqué la

espada y con un solo movimiento,

corté su cabeza.

El campo de flores desapareció y

mi mente solo pensó en un lugar y

ese fue el laberinto. El campo de

batalla se transformó en esa

escena. Mi cuerpo empezó a

entumecerse. Mi vida caía gota por

gota. De la nada apareció un

destello, voltee a ver y era el

Hada de mis recuerdos. Me mira y

abraza tiernamente. Ella cerró

mi herida y dijo: - Tanto tiempo

sin verte, por lo visto no pudiste

evitar tu muerte, pero cumpliste

tu cometido hija mía. Quiero que

veas tu mundo. Agarró mi frente y

vi un panorama donde había gente

muerta, incluyendo mis hermanas.

Lloré, y le pregunté el porqué de

esa situación. El Hada me

respondió dijo que cuando maté al

líder de los chaneques; ellos

mataron a los humanos en venganza,

pero tú puedes cambiar este final

por otro que te plazca; ya que tu

poder no tiene fin. Pero a cambio

de regalar esperanza a la raza

humana, tu vida será quitada. me

estremecí y le dije que quería

vivir. Ella sonrió diciendo que se

refería a mi vida como humana. Tú

serás conmigo y yo en ti. Miré

hacia arriba y un destello iluminó

todo lo que alcanzaba a observar

mi vista. Al fin comprendí que yo

pertenecía al mundo de la hada;

ella me tomó de la mano y dijo: -

todo estará bien.

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EL DESTIERRO.

Por Alejandro Robles Deloya

Por falta menos grave que la de

Luzbel. Alcanzó proporciones de

caída. Un ángel fue condenado a la

pena de destierro en el mundo.

Tenía que cumplirla por un año, lo

cual supone una inmensa pérdida de

felicidad; ya que este ángel tenía

complejo de superioridad ante los

otros ángeles, un año es una

eternidad que no se recupera de la

noche a la mañana. Sin embargo, el

ángel, sin saber el porqué de su

penitencia, no chistó; bajó los

ojos, abrió las alas, y con vuelo

lento descendió a nuestro planeta.

Lo primero que sintió al poner los

pies en la tierra fue una dolorosa

impresión de soledad y

aislamiento. A nadie conocía y

nadie le conocía a él tampoco bajo

la forma humana que se le había

dado a adoptar. Su estancia en el

mundo se le hacía pesada e

intolerable, pues los ángeles no

son aislados con los demás seres,

sino sociables, puesto que nunca

andan solos. Se juntan y acompañan

para cantar himnos de gloria, para

agruparse al pie de su trono y

hasta para recorrer las amenidades

del Paraíso.

Aburrido de ver pasar caras

desconocidas y gente indiferente;

el ángel, la tarde del primer día

de su castigo, salió de una gran

ciudad, se sentó a la orilla del

camino, sobre una piedra y alzó

los ojos hacia el cielo que le

ocultaba su verdadero hogar y que

estaba a la sazón teñido de un

verde luminoso, ligeramente

franjeado de naranja a la parte

del Poniente. El desterrado gimió

pensando cómo podría volver a la

casa de sus hermanos, pero sabía

que una orden de lo más alto no se

revoca fácilmente y entre la

melancolía del atardecer apoyó en

las manos la cabeza y lloró

hermosas lágrimas, pues aparte del

dolor del castigo, pedía perdón

por alguna falta que hubiese

cometido sin saberlo, este ángel

era un ángel bastante bueno.

Apenas se calmó, se le ocurrió

mirar hacia el suelo, y vio que

donde habían caído gotas de su

llanto, nacían y crecían muchas

flores blancas, de las que llaman

margaritas, pero que tenían los

pétalos de perlas y el corazoncito

de oro. El ángel se inclinó,

recogió una por una las

maravillosas flores y las guardó

cuidadosamente en su manto. Al

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bajarse para la recolección

distinguió en el suelo un objeto

blanco -Un pedazo de papel, un

trozo de periódico-. Lo tomó

también y empezó a leerlo, con

gozo profundo vio que ocupaban una

columna del periódico unos

desiguales renglones, bajo este un

texto que decía: A un ángel.

¡A un ángel! ¡Qué coincidencia!

Leyó afanosamente, y, por el

contexto de la poesía, dedujo que

el ángel vivía en la Tierra y

habitaba una casa en la ciudad,

cuyas señas daba minuciosamente el

poeta describiendo un jardín

tapizado de jazmín, de donde se

desbordaban las enredaderas y los

rosales, hasta llegar a la calle,

con la torre de la iglesia a la

vuelta. Alguno de mis hermanos -

pensó el desterrado- ha cometido,

sin duda, otro delito igual al mío

y le han aplicado la misma pena

que a mí. ¡Qué consuelo tan grande

recibirá cuando me vea!¡Qué

felicidad la suya, y también la

mía, al encontrar un compañero! Y

no puedo tener dudas que no lo

sea. El texto lo dice bien claro;

que ha bajado del cielo, que está

aquí en el mundo, por casualidad,

y el poeta añora aquel día menos

pensado regresar a su hogar...

¡Claro, es él! Tengo que buscarlo

lo más pronto posible.

Dicho y hecho, el ángel se dirigió

hacia la ciudad. No sabía en qué

barrio podría vivir su hermano;

pero estaba seguro de encontrarlo

pronto. Hasta suponía que de la

casa habitada por el ángel se

exhalaría un perfume peculiar que

delataría su presencia. Empezó, a

recorrer calles y callejones. La

luna brillaba, y a su luz

clarísima el ángel podía examinar

los jardines y ver por cuál de

ellos se enramaba el jazmín y se

desbordaban las rosas.

Al fin, en una calle muy

solitaria, un aroma que traía la

brisa hizo latir fuertemente el

corazón del ángel. No olía a

gloria, pero sí a jazmín; y el

perfume era embriagador, como un

pensamiento amoroso. A la vez que

percibía el perfume, vio tras los

barrotes de una reja una cara muy

bonita, rodeada de una aureola de

pelo oscuro. No cabía duda, aquel

era el otro ángel desterrado, el

que le hacía olvidar la pena de la

soledad. Se acercó a la reja lleno

de emoción.

Sin duda desde el primer momento,

sin más explicaciones, se convino

en que, efectivamente era un ángel

la criatura resguardada por la

reja; acostumbrada a llamar en

verso, no extrañó que esa voz

fuese angélica.

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Lo que también comprendió el ángel

desterrado fue que el otro ángel

era doblemente desdichado que él,

pues se quejaba de no poder salir

de allí, de que le tenían encerado

y vigilaban mucho, de que le

tenían sujeto entre cuatro paredes

y de que su único desahogo era

asomarse a aquella reja a respirar

el aire nocturno para distraerse.

El desterrado prometió acudir sin

falta todas las noches a darle su

compañía como consuelo al recluso,

y tan a gusto cumplió su promesa

que desde entones lo único que le

pareció largo fue el día, mientras

no llegaba la hora de poder ver a

su criatura.

Cada noche se prolongaba más y,

por último, solo cuando amanecía y

se apagaban las estrellas se

retiraba de la reja el ángel, tan

dichoso, como si ya estuviera en

su hogar. Sin embargo, el recluso

iba mostrándose descontento y

exigente. Sacando los dedos por la

reja y agarrando los de su amigo,

le pregunto, con mal humor, cuándo

pensaba libertarse de aquel

cautiverio.

El ángel, para entretenerle, le

arregló las margaritas de corazón

de oro y pétalos de perlas; hasta

que le tuvo que decir que sin duda

el encierro era disposición de

Dios, y que no se debían

desobedecer los mandatos de Dios.

Una carcajada burlona fue la

respuesta del encerrado, y a la

otra noche, al acudir a la reja,

el ángel vio con sorpresa que por

la puertecilla del jardín salía

una figura tapada, que un brazo se

cogía de su brazo y una voz dulce,

apasionada le decía al oído - Ya

somos libres... Llévame contigo...

Escapemos pronto, no sea que me

echen de menos -.

El ángel no tardó en responder.

Apretó el paso y huyeron, no sólo

de la calle, sino de la ciudad,

refugiándose en el monte. La noche

era hermosa, del mes de diciembre;

se acogieron al pie de un árbol

frondoso; él, saboreando

plácidamente, como ángel que era,

la dicha de estar juntos; y ella

no podía explicarse -ahora que ya

no se interponía entre ellos la

reja -cómo su compañero de fuga,

no formaba planes de vida, como no

hablaba de matrimonio y otros

temas de indiscutible actualidad.

Nada, allí se mantenía sereno,

contento al parecer; extasiado,

sonriendo; abrigándola con su

manto y mirando al cielo, lo mismo

que si de la luna fuese a caerle

alimento. La mujer, que empezó por

extrañarse, acabó por indignarse y

enfurecer. Se alejó algunos pasos

y como el ángel le preguntaba la

causa de su enojo, alzó la mano de

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súbito y descargó en la hermosa

mejilla angélica una estruendosa

cachetada. Después de haberlo

hecho empezó a correr en dirección

de la ciudad como una loca. Y él,

abandonado, sin sentir el dolor ni

la ofensa, murmuraba tristemente:

-¡El poeta mentía! ¡No era un

ángel!

A lo que se refería era a ella

misma, hasta ese momento

reaccionó, al analizar con

detenimiento todo, decidió volver

a aquella reja para reencontrarse

con aquella criatura que le había

demostrado que en su mundo no todo

era malo ya que ella, la había

dado un giro muy peculiar a su

destierro. Al momento de tenerla

frente a frente, las nubes se

abrieron y una multitud de ángeles

bajaron, y se escuchó una voz que

le decía:

- Estas perdonado –

Y sin pensarlo su respuesta fue:

- Para que ir a mi hogar, si estoy

en el –

Y en un santiamén, desaparecieron

los ángeles celestiales llevándose

consigo las alas que habían

acompañado al ángel durante su

destierro y su búsqueda, quedando

solo aquella criatura hermosa

llevaba por nombre Alejandra y el

verdadero ángel al cual se le

asignó el nombre de Santiago

enlazados con un beso, el beso del

verdadero amor.

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EL JUEGO DE LA SOLEDAD

Por Ester Abigail Martínez Cianca

Me encadenaron a bloques de cemento.

Miré a mi alrededor y vi gente

gritando en la misma situación que

yo. Tengo miedo. Salen de mi cabeza

preguntas como ¿Qué es este lugar?

¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son estas

personas?

Vi un charco de sangre y armas que

me aterrorizan, las lámparas

iluminan muy poco el lugar que es

amplio alto y con paredes de

ladrillo. Se percibía un olor a

humedad y las ratas se paseaban de

un lado a otro.

Llega a mi mente un vago recuerdo:

acuchillé a esa persona en múltiples

ocasiones y vi en el suelo un charco

de sangre, tenía miedo y escalofrió

al pensar que podían hacer lo mismo

conmigo.

De repente, siento una mano que se

pega a mi pantorrilla. Me está

buscando una vena. Me clava una

aguja. Siento frio… Me siento débil.

Lo que haya sido que me inyectaron,

me durmió por no sé cuanto tiempo,

pero fue lo suficiente para que me

trajeran a este otro lugar que es

muy diferente: parece un hospital,

no huele mal y la blancura de los

uniformes me deslumbra. Tengo

hambre, quisiera saber qué es lo que

esta pasando, pero me da miedo

preguntar.Aquella mujer ya lo hizo y

la ignoraron. No me quiero

arriesgar…

¿Comida? Sí, huele a comida. Cómo

quisiera que fuera para mí. Creo que

sí es para mí.

-Anda comete todo, todo

¿Entendiste?- Ahora regreso.

-Gracias pero…

-Nada, no te molestes en preguntar

nada.

Eso me aterrorizó, pero la verdad es

que tenía mucha hambre, así que no

pregunté nada más y me devoré todo.

Estas personas parecen más amables y

la verdad no sé si debería

tranquilizarme o preocuparme. No

recuerdo quién soy, me veo en el

espejo y trato de recordar, pero

nada, no recuerdo nada.

No tengo idea de cuánto tiempo llevo

aquí en este lugar. Parece que el

tiempo no transcurre. Solo sé que

aquel señor con enorme barba me

trae comida. Tal vez eso quiere

decir que ya es me dio tarde o medio

temprano. No lo sé. Realmente solo

trato de consolarme, pero no sé

nada. Comienzo a frustrarme mucho,

pienso que tal vez mi familia, si es

que tengo, esté sufriendo por mí o

talvez ellos me mandaron aquí, pero

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porqué alguien puede ser tan cruel

acaso.

Me quedé dormido un rato, no sé

cuánto, pero hubiese deseado no

soñar. Esa pesadilla otra vez ronda

por mi cabeza. No puedo sacarme la

imagen de esa persona a la que

acuchillé ¿Y si no es un sueño? ¿Si

de verdad lo mate? Podría tener

sentido…

No muy lejos de ahí, tan solo unos

cuantos pisos debajo…

Doctor Skaldavora, el paciente 0089

aún no recupera la memoria y todo

el día se la pasa hablando,

preguntándose a si mismo cientos de

cosas.

Si enfermero, usted debe entender

desde que lo rescatamos de aquel

encierro – ¿cual encierro?- preguntó

el enfermero.

Ese paciente solo es una víctima más

de Tooby Toy, un enfermo mental que

drogó a sus víctimas y las obligó a

matar a su familia cruelmente.

Después les inyectó una droga para

olvidar todo, pero los mantiene

encerrados y en muy mal estado hasta

que llegue el momento de que se

aburra de ellos y pueda comerlos.

¿Comerlos? Si comerlos, está loco te

lo dije.

El paciente 0089 es uno de los siete

únicos, hasta ahora sobrevivientes,

de este hombre y créeme mientras

Tooby Toy esté suelto, no hay mejor

lugar para el paciente 0089 que este

manicomio y de todos modos si algún

día recupera la memoria, loco se

volverá cuando recuerde que mató a

la única familia que tenía: su hijo.

Page 12: revista chale completa

LA VAMPIRO DE DONCELES

Por Omar Rodríguez Romero

En una noche como cualquier otra,

Daniel Valmen, un chico de 28 años,

caminaba por las frías calles de la

ciudad de México dirigiéndose al

tren nocturno para un recorrido

turístico, cuando a pocas calles de

llegar, se percató de una presencia

extraña que lo seguía desde lejos.

Él comenzó a correr, pero así como

se acercaba a su destino, aquella

persona se hacia cada vez mas

presente. Se encontró en un callejón

sin salida. Poco a poco una sombra

amorfa se abalanzó sobre él.

Al día siguiente, en la librería

del viejo que esta ubicada en la

calle Donceles en el Centro

Histórico de la Ciudad de México, el

bibliotecario Alexander Kesington se

encontraba trabajando cuando

llegaron dos mujeres una de ellas,

de unos 26 años, hermosa y

deslumbrante atraía las miradas de

todos los caballeros presentes en la

librería. Aquella joven de nombre

Elizabeth Bathory, se acercó al

bibliotecario preguntando por un

libro especial sobre. Después, la

amiga de Elizabeth, Alice Montecali,

se acercó preguntando por un libro

de mitos y leyendas urbanas.

Enseguida Alexander buscó los libros

que le pidieron las dos mujeres y se

los entregó. Elizabeth mira

fijamente a Alexander y le pregunta

si no tiene una vacante disponible a

lo que él responde que no, pero que

podía dejar sus datos y si había

posibilidad de trabajar, él se

comunicaba con ella. Elizabeth abrió

su bolso y sacó una tarjeta de

presentación que entregó al

bibliotecario.

Por la noche y en su casa, Alexander

vio en las noticias el u anuncio de

la desaparición del turista Daniel

Valmen. Los dos extranjeros que

dieron aviso de su desaparición eran

reconocidos mundialmente por ser los

mejores expositores fotográficos de

la cultura mundial. Ellos se

llamaban Jonathan McCain y Derek

Valmen y buscaban al hermano menor

de Derek. Alexander al ver la foto

de Daniel, se acordó de haberlo

visto en la librería cuando ya

estaba a punto de cerrar.

De nuevo en la librería, Elizabeth y

Alice volvieron por otros libros

similares a los que pidieron la

primera vez. Alexander les

recomendó dos libros muy

interesantes y los mas viejos de la

librería. Alexander les empezó a dar

una breve sinopsis de lo que trataba

cada libro. Ellas, después de

terminar de oírlo, decidieron

llevarse los libros, pero Alexander

atreviéndose demasiado, le preguntó

a Elizabeth que si tenía un novio

que le gustara el tema de los

Page 13: revista chale completa

vampiros. Elizabeth sorprendida

contestó que no; luego, Alice

interrumpiendo la plática empezó a

echarle carilla a Elizabeth y

Alexander; a quien se le ocurrió

invitarlas al recorrido turístico en

tren que se iba a llevar a cabo ese

mismo día por la noche. Las dos

jóvenes aceptaron y quedaron de

verse a las ocho de la noche en

salida del metro Bellas Artes.

A las ocho en punto, Alexander fue

por Elizabeth y Alice al metro. A su

llegada empezaron a platicar sobre

sus intereses. En fin, el recorrido

terminó y Alexander acompañó a las

mujeres a la estación del metro. Ya

de regreso, Alexander pasó por las

mismas calles que Daniel Valmen

antes de su desaparición. Y al igual

que Daniel, se percató de una

presencia extraña que lo seguía.

Empezó a caminar más rápido, pero

sin saber cómo se encontró en un

callejón sin salida. Vio como se

acercaba la presencia extraña hacia

él. La presencia tenía silueta de

mujer y cuando menos se esperó, la

tuvo de frente mordiéndole el

cuello. Alexander perdió el

conocimiento.

A la mañana siguiente despertó en

su casa, pero se sentía extraño;

cuando fue a lavarse los dientes se

dio cuenta que sus colmillos

crecieron considerablemente, su

fuerza y resistencia también habían

aumentado. Salió a la calle y al

exponerse a la luz del sol, su piel

se tornó pálida. Al ver esto,

Alexander le preguntó a un señor que

si su piel estaba pálida, pero él le

contestó que no, que tenía un tono

normal. Al dirigirse a su trabajo se

dio cuenta que atraía todas las

miradas de las chicas que se

encontraba en la calle. En su

trabajo se acordó de la situación

que vivió la noche pasada, pero

pensó que había sido un simple sueño

extraño, todo porque leyó el libro

que le había pedido Elizabeth.

Al cabo de tres semanas Alexander se

sentía extraño. Tenía deseos de

beber un poco de sangre. No sabía

porqué sentía eso, pero entre más

pasaba el tiempo, más deseaba beber

la sangre de alguien. Salió a la

calle de noche y vio dos siluetas

bajo la oscuridad de la noche; una

de ellas mordiendo el cuello de la

otra. Sin pensarlo, Alexander corrió

para confirmar su sorpresa. Una de

las sombras era Alice mordiendo a

una mujer no mayor de 25 años.

Cuando Alice se dio cuenta de la

presencia de Alexander se acercó a

él y y lo indujo a seguirla.

Alexander empezó a caminar detrás de

Alice hasta llegar a una casa muy

extraña cerca del tren turístico.

Alice le pidió entrar con ella. En

la puerta apareció una mujer que a

la luz de la luna dejó ver su

Page 14: revista chale completa

rostro; era Elizabeth. Alexander

caminó hacia ella.

Elizabeth le explicó a Alexander

que lo que el vivió aquel día de la

mordida fue real y que la culpable

era ella misma, que los cambios que

siente en él era porque se

transformó en vampiro, pues ella no

se bebió toda la sangré de él y que

para librarse del deseo de sangre

tenía que beber un poco. Elizabeth

y Alice lo acompañaron para que

tomara un poco de sangre; sino lo

hacia, se iba a transformar en un

monstruo bebe sangre y que nunca iba

a tener control de él después de esa

transformación salvaje.

Page 15: revista chale completa

NOS ATRAPARON

Por Angélica Guerrero Radilla

Por Dios ¿A quién se le ocurrió

hacer esta babosada? Esta vez no nos

la van a perdonar, enserio ¿Por qué

no pensamos las cosas antes?

-Tranquila, Mali, relájate todas

participamos así que todas nos

aguantamos y deja de estar hablando

porque si no, nos van a descubrir.

-Ok ya no digo nada, pero enserio,

si mis padres se enteran me matan o

me dan con la chancla.

No sé cómo me involucré en esto,

pero todo fue culpa de ellas lo

juro. Y si no me creen les contaré:

Mis amigas y yo éramos de las chicas

más queridas de la escuela porque le

echamos ganas en todas las materias

y éramos conocidas por nuestras

bromas hacia maestros y alumnos.

Nuestras bromas eran inocentes

(claro al principio) no pasábamos

de pegarle un chicle a una niña en

el pelo, poner resistol en los

asientos para que tuvieran sus

pompis todas blancas, sacar todas

las sillas de los salones de los

niños de primero, encerrar a una

niña en el baño, llenar de yogurt al

niño que odiábamos o cosas así.

Casi nunca tuvimos problemas graves

por eso, solo chillaban como niñas

pero después les pedíamos perdón. Yo

nunca había sido tan aventada como

mis amigas; de hecho, a veces hasta

sentía feo, pero la verdad me

divertía mucho.

El castigo más grande que nos dieron

fue cuando metimos a un niño de

primero en un bote de basura y lo

empezamos a rodar por todo el patio,

y pues el chamaco no se aguantó y

nos acusó con la orientadora. Así

que nos pusieron a lavar los baños

por una semana completa. Era un

total fastidio. Aún así valió la

pena.

Nunca pensé que fueramos a tener

problemas más grandes por nuestras

bromas, pero cada vez las hacíamos

más pesadas. Los niños de primero

nos odiaban y los de tercero nos

apoyaban y nos decían que hiciéramos

más. Eso último les encantó a mis

amigas. Empezaron a crear un plan

enorme prometiéndome que iba a ser

la última; así que tendría que ser

una broma que nunca se olvidaría y

que nos recordaran todos los

maestros y los niños. Me imaginé de

plano que esto se iba a poner feo,

pero en ningún momento me eché para

atrás. Seguí con ellas.

El plan consistía en que:

a dos semanas antes de salir de

vacaciones; un viernes para ser

exactos, íbamos a llegar muy

temprano a la escuela, y nos abriría

Page 16: revista chale completa

el hijo del conserje y amigo

nuestro. Estando dentro, todas las

bancas de todos los salones estarían

arriba de las azoteas; los baños,

iban a estar atascados de papel y

con un olor a putrefacción.

Esconderíamos micrófonos y

apagaríamos todas las fuentes de

energía para que no pudieran

escuchar a la directora por las

bocinas. Y ahí, todos en la escuela,

poncharíamos las llantas de los

carros de los profesores.

Dentro de nuestro plan había un reto

en el que estaban en juego dos mil

pesos que juntamos todos los de

tercero para hacer esto más grande y

se le darían a la chava que se

atreviera a darle una nalgada a la

directora enfrente de todos. Aparte,

se tenía que echar la culpa de

absolutamente todo.

Cuando supe del plan, me eché para

atrás inmediatamente, pero todas

empezaron a decirme que era una

gallina y una chillona. Me

culparían de todo si no lo hacía.

Así que no tuve de otra más que

hacerlo.

Los días pasaron volando. Un día

antes traté otra vez de hacer que

mis amigas y yo no hiciéramos nada,

pero mi esfuerzo fue en vano.

Al otro día tuve que pararme a las

cuatro de la mañana. Me vestí como

pude y sin que se dieran cuenta mis

padres, salí hacia la escuela.

Cuando llegué, ya estaban todas mis

amigas esperándome. Carlos, el hijo

del conserje, bajó para abrirnos y

nos dio las llaves de todos los

salones incluyendo, la de la

dirección.

Nos separamos para acabar más

rápido. Solo teníamos tres horas

para hacer todo lo planeado. A

Carlos, mi amiga Paty y yo nos tocó

subir todas las bancas a la azotea,

mientras que a Dafne y Liliana les

tocó los baños. A Miriam y a Tifany

les tocó esconder los micrófonos y

fuentes de energía.

Aun no sabíamos quién era la que se

iba a atrever a darle la nalgada,

obvio, yo no iba a ser. Estoy

estúpida pero no es para tanto.

Todas cansadas y con quince minutos

de anticipación a la hora de entrada

al colegio, nos fuimos a poner

nuestros uniformes para entrar junto

con todos nuestros compañeros. La

panza no paraba de dolerme. Los

nervios y el miedo de que nos

descubrieran era enorme. Casi tenía

ganas de chillar, pero no quería que

se dieran cuenta que yo estaba

involucrada.

Todos los alumnos empezaron a llegar

y los maestros no tardaban en

hacerlo. Los estudiantes empezaron a

hacer un gran alboroto: gritaron,

maldijeron; y como era de esperarse,

Page 17: revista chale completa

nos empezaron a decir hasta de lo

que nos íbamos a morir. Pero

nosotras nos hacíamos las mensas,

como si no supiéramos lo que pasaba.

Cuando llegaron los maestros y la

directora se pusieron peor que esos

gritones. Nosotros seguimos con el

plan. Nos dirigimos discretamente al

estacionamiento a ponchar todas las

llantas de los profesores y nos

fuimos rápido a donde estaban todos.

La directora estaba más que enojada,

casi se le querían salir los ojos y

estaba más roja que Elmo. Buscaban

los micrófonos y al no encontrarlos

comenzó a gritar. Preguntó quien

había sido el responsable de tales

cosas y todos nos apuntaban a

nosotras. No sabíamos qué hacer. La

directora nos hizo pasar a mitad

del patio. En cuanto estuvimos a

lado de ella, Paty me dijo al oído

que esos dos mil pesos iban a ser

suyos y que si no salía viva de

esta, quería que supiera que yo era

su mejor amiga.

En cuanto quise detenerla ya no

estaba a mi lado y ¡Zaz! Se escuchó

un grito al tiempo de un golpe

parecido al de un tambor. Paty lo

había hecho y comenzó a correr como

loca. La directora no sabía que

hacer, solo se quedó parada sin

decir nada, y yo sentí compasión

por mi mejor amiga Les dije a las

chicas que corrieran e hicieran lo

mismo. Así fue. Yo quería que se

enojara más conmigo para que no le

hiciera nada a mi amiga, así que le

di una buena patada en su trasero.

Ni los maestros ni nadie nos podían

alcanzar. Todas corrimos hacia el

baño y como teníamos las llaves, nos

encerramos ahí; esperando los

toquidos y patadas a la puerta que

estaba a punto de caer.

Page 18: revista chale completa

POEMAS

Por Fabián Omar Trejo Jiménez

I

Miles de miradas veo a diario.

Muchos saludos recibo. Conozco a

varias personas en un día, pero

cuando pasaste a mi lado, me

preguntéalgo ¿Por qué esa hermosa

niña no la conozco? Me daba temor

al rechazo de ti hacia mí.

Un día me atreví a hablarte. Me

contestó con una hermosa voz.

Desde ese instante descubrí que esos

temores son la mayor perdición para

estar al lado de las personas que

ahora nos regalan una sonrisa, un

abrazo y las ganas

tan grandes de un beso.

II

Esa tarde miraba el cielo pensando

si pudiera lograr bajar una nube del

cielo.

En ese mismo día llegó la noche.

Pensaba de misma forma,

si llegara a lograr bajar una

estrella,

qué haría con la nube y esa

estrella;

Es muy simple,

La nube la tendría para subir al

cielo

y observarte en la mañana y en el

atardecer

Y la estrella la usaría para cuidar

tus más lindos sueños....

Page 19: revista chale completa

LA VIDA ES DULCE Y MÁS SI HAY AMOR

Por Viridiana Serna

I

Los amigos son como

Las estrellas…

Te iluminan en las

Noches más obscuras

De tu vida.

II

La pérdida de una buena amiga

es como perder parte de tu vida,

y pierdes mas por un error tuyo

y no poderla recuperar deja

un hueco en ti que no se llena

con nada ni con nadie…

III

EL AMOR ES ESE SENTIMIENTO

QUE TE LLEVA A LO MAS ALTO DEL

CIELO, PERO CUANDO TERMINA,

TE ARRASTRA HASTA LO MAS

PROFUNDO DEL INFIERNO …

IV

MI CORAZÓN YA ESTÁ HARTO DE SUFRIR,

PERO CÓMO NO SUFRIR

SI MI CORAZÓN SE ENTREGA

POR COMPLETO Y NO ENTIENDE

QUE LO PUEDEN VOLVER A

ROMPER UNA VEZ MÁS.

V

CÓMO SACARTE DE MI CORAZÓN,

SI NO RECUERDO CÓMO ENTRASTE EN ÉL.

CÓMO SACARTE DE MI VIDA,

SI NO SÉ CÓMO LLEGASTE A ELLA.

CÓMO SACARTE DE MI MENTE,

SI NO SÉ CÓMO ENTRASTE HASTA EL

FONDO.

NO SÉ CÓMO, PERO TE QUIERO

EN MI VIDA POR SIEMPRE.

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Colegio de Bachilleres Plantel 10 Aeropuerto

Coordinadores de Chaaale “Cultura sin pedantería”

EN MEMORIA A Maurilio Fuentes Zaleta

JEFES DE REDACCIÓN

Karine Díaz SantillánRafael S. Bravo Pérez

COLABORADORES

David Alejandro Robles DeloyaAngélica Guerrero RadillaOmar Rodríguez RomeroEster Abigail Martínez CiancaViridiana Serna GonzálezFabián Omar Trejo JiménezNoemí Correa EspañaAlfredo Suarez González

JEFE DE DISEÑOAlfredo Suarez González

CONTACTOS [email protected][email protected]

La revista Chaaale. Cultura sin

Pendantería, a través del

facilitador M. Martín Cuitzeo

Domínguez Núñez, recibió el apoyo

del programa Construye-T en tu

escuela, impulsado por el PNUD de

las Naciones Unidas para el

Desarrollo, la SEP y la OSC CEJUV

para su edición digital e impresa.

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