proyecto de vida.pdf

23
1 PROYECTO DE VIDA Objetivo Adquirir, analizar y reflexionar la información necesaria, sobre su persona y su entorno, que le permita plantearse metas y tomar decisiones inteligentes para construir su proyecto de vida como soporte de su realización personal. Contenidos temáticos 6.1 El aquí y el ahora 6.2 Acción y decisión 6.3 Establecimiento de metas 6.4 El trabajo y su significado 6.5 La realización humana Proyecto de vida Proyecto de vida Proyecto de vida Proyecto de vida Se cierra un ciclo y comienza otro. Los jóvenes saben que es necesario planear su futuro para no verse sorprendidos por las exigencias de una realidad que les va a demandar una actuación responsable basada en una preparación sólida y eficiente. El futuro no se puede improvisar. Cada una de las decisiones que tomen en este momento, va a tener irremediablemente efectos sobre su porvenir. Si deciden no estudiar para un examen, no asistir a una clase, no cuidar de sí mismos ingiriendo alcohol en exceso, consumiendo drogas, teniendo relaciones sexuales sin protección, manejar un vehículo sin precaución, esto tendrá sus consecuencias. Para muchos la juventud es sinónimo de inmortalidad. Creen que no les va a pasar nada si hacen esto o aquello. Están convencidos que si cruzan una calle sin voltear, siempre se detendrán los autos y que si acaso los golpean en su cuerpo de hule, la librarán sin problemas. Piensan que no tienen que hacer nada en este preciso momento, pues hay que vivir cada instante con toda la intensidad posible. La juventud es corta y hay que disfrutarla al máximo. La realidad es que en el obituario y en la página roja, aparecen muchos jóvenes que truncaron la existencia por no cuidar de sí mismos, o por la irremediable presencia de la fatalidad. También el mundo está lleno de gente adulta fracasada. Llenos de tristeza y amargura, lamentándose porque no supieron planear su vida y se gastaron la juventud en forma irresponsable. Si bien nadie tenemos la existencia asegurada, las probabilidades de alcanzar la vejez son mayores que las de morir, y más nos vale tomar previsiones para vivir una vejez con dignidad.

Upload: oscar-cesar-a-ulibarria

Post on 05-Aug-2015

135 views

Category:

Documents


8 download

TRANSCRIPT

Page 1: PROYECTO DE VIDA.pdf

1

PROYECTO DE VIDA Objetivo

Adquirir, analizar y reflexionar la información necesaria, sobre su persona y su entorno, que le permita plantearse metas y tomar decisiones inteligentes para construir su proyecto de vida como soporte de su realización personal.

Contenidos temáticos

6.1 El aquí y el ahora 6.2 Acción y decisión 6.3 Establecimiento de metas 6.4 El trabajo y su significado 6.5 La realización humana

Proyecto de vidaProyecto de vidaProyecto de vidaProyecto de vida Se cierra un ciclo y comienza otro. Los jóvenes saben que es necesario planear su futuro para no verse sorprendidos por las exigencias de una realidad que les va a demandar una actuación responsable basada en una preparación sólida y eficiente. El futuro no se puede improvisar. Cada una de las decisiones que tomen en este momento, va a tener irremediablemente efectos sobre su porvenir. Si deciden no estudiar para un examen, no asistir a una clase, no cuidar de sí mismos ingiriendo alcohol en exceso, consumiendo drogas, teniendo relaciones sexuales sin protección, manejar un vehículo sin precaución, esto tendrá sus consecuencias. Para muchos la juventud es sinónimo de inmortalidad. Creen que no les va a pasar nada si hacen esto o aquello. Están convencidos que si cruzan una calle sin voltear, siempre se detendrán los autos y que si acaso los golpean en su cuerpo de hule, la librarán sin problemas. Piensan que no tienen que hacer nada en este preciso momento, pues hay que vivir cada instante con toda la intensidad posible. La juventud es corta y hay que disfrutarla al máximo. La realidad es que en el obituario y en la página roja, aparecen muchos jóvenes que truncaron la existencia por no cuidar de sí mismos, o por la irremediable presencia de la fatalidad. También el mundo está lleno de gente adulta fracasada. Llenos de tristeza y amargura, lamentándose porque no supieron planear su vida y se gastaron la juventud en forma irresponsable. Si bien nadie tenemos la existencia asegurada, las probabilidades de alcanzar la vejez son mayores que las de morir, y más nos vale tomar previsiones para vivir una vejez con dignidad.

Page 2: PROYECTO DE VIDA.pdf

2

No se trata de vivir temerosos por lo que no tiene remedio, sino de pasárnosla lo mejor posible los días que tenemos contados. La muerte no es una tragedia, es tal vez lo que le da sentido a la vida. Hacemos obras de arte, nos desarrollamos intelectualmente, inventamos vehículos, computadoras, aparatos diversos, construimos edificios y obras arquitectónicas de las que nos maravillamos, porque sabemos que vamos a morir, porque estamos conscientes de la finitud de nuestra existencia. Si supiéramos que somos inmortales, nunca tuviéramos prisa por terminar algo. Jamás nos diéramos tiempo para finiquitar un proyecto, al fin y al cabo la eternidad siempre esperaría, cosa que la muerte no hace, pues siempre está al acecho para tomar nuestras vidas. Si así como son las cosas, a veces nos la pensamos para hacer las actividades más elementales, imagínense si fuésemos eternos. Es importante entonces, definir nuestro proyecto de vida, saber quiénes somos, qué queremos, y el precio que tenemos que pagar para conseguirlo, parafraseando a Gioconda Belli, poetisa nicaragüense.

6.1 El aquí y el ahora

Cambio y transformación en la adolescenciaCambio y transformación en la adolescenciaCambio y transformación en la adolescenciaCambio y transformación en la adolescencia La adolescencia es una época de cambios vertiginosos en el cuerpo, en la forma de pensar, de concebir y de representarse el mundo y las relaciones con los demás, y que tiene efectos en todas las actividades que se derivan de estos cambios. Los adolescentes exhiben una peculiar forma de comportamiento que tiene la «virtud» de exasperar a los adultos; particularmente a los que tienen autoridad sobre ellos, como son los padres, maestros, directivos, etc. Para un mejor entendimiento entre los jóvenes y los adultos, es importante una compresión de la psicología de la adolescencia, para poder explicarse a qué obedecen sus reacciones, qué circunstancias están modelando su pensamiento y su carácter, el por qué hacen y dejan de hacer de manera contraria lo que los adultos decretamos. En primer lugar hay que señalar que este período posee características universales, que son matizadas por la cultura, el entorno socioeconómico, el tipo de familia, etc. Estas características obedecen a las situaciones que el adolescente tiene que resolver en este período de transición en el que tendrá que dejar de ser niño - con el proceso de duelo que esto implica-, para convertirse en adulto. Muchas de las actitudes y reacciones que exhibe, y que llegan a constituir algo que Knobel (1992) llama «patología normal», no son más que consecuencia de los conflictos propios de la delicada tarea de aprender a ser adulto y abandonar los «privilegios» de depender de los otros, la «comodidad» de vivir una existencia a la medida de las imposiciones del adulto, pero extraviado en los laberintos de una identidad prestada. Lo que menos se puede esperar de un adolescente es que sea sumiso, obediente y consecuente con las demandas que el mundo del adulto le impone, digamos que esto, va contra su naturaleza. Para construir su propia identidad tiene que decirle NO al adulto, oponerse a él, desafiar su autoridad, seguir otros rumbos distintos a los que le tiene trazados, y esto a veces sin detenerse a pensar sobre la racionalidad o pertinencia de las demandas del adulto. Si el adulto piensa que esta actitud es algo personal, dirigido hacia él, como producto de un capricho irracional, seguramente le hará pasar un mal rato al muchacho en venganza de los agravios padecidos. En cambio, si piensa que su forma de actuar es consecuencia de este proceso de ajuste típico de todos los jóvenes, tal vez responda de manera distinta, ejerciendo autoridad, sí, pero sin

Page 3: PROYECTO DE VIDA.pdf

3

violencia, como una operación necesaria para estructurar la subjetividad del adolescente, que como todo ser humano, tendrá que ceñirse a una ley, que está más allá de la voluntad personal de los implicados. Una ley fundamental que norma el campo de las relaciones humanas, como un ejercicio de la función paterna como una metáfora que crea y renueva pactos desde lo simbólico. Las pretensiones del adolescente de transformar el mundo y construir una sociedad mejor, se estrellan contra una sociedad adulta caracterizada por la incongruencia, hipocresía, falsedades, corrupción y renuncia a los ideales y valores que alguna vez sostuvieron. Por eso el adolescente impugna al adulto, y hace un ajuste de cuentas con las figuras más cercanas, posición que incomoda a sus mayores, pues se ven confrontados con una verdad sobre ellos mismos que no quieren asumir. Para un adulto conformista, ya sea un padre, un maestro, un directivo, etc., sometido a los otros, que vive sus días de forma acartonada y rutinaria sin pena ni gloria, que no emprende nuevos proyectos, que no protesta de nada para no ser perturbado ni removido de sus pequeños privilegios, y que ha hecho de la mediocridad su destino, no le va a gustar nada verse cuestionado por la actitud fresca, rebelde, impugnadora del adolescente. Los adultos también tienen que aprender a enfrentar y resolver su propia ambivalencia y resistencias a aceptar el proceso por el que atraviesan los jóvenes. Esto lo lograrán de mejor manera si en lugar de conducir su relación al enfrentamiento radical, se esfuerzan por identificarse con la fuerza vital, transformadora y revolucionaria que emana de los jóvenes.

El cambio El concepto de cambio está teñido de matices ideológicos que es necesario dejar en claro. Cambiar para qué, desde los ideales de quién, en qué dirección, etc., son algunas cuestiones a considerar en toda propuesta o consigna de cambio. De lo que se trata no es cambiar para ceñirse a las expectativas del otro, sino sostener la legitimidad de un deseo propio. Esto conduce necesariamente a la desadaptación, pues en la mayoría de los espacios sociales, entre ellos la escuela, exigen docilidad, sumisión, obediencia, dejarse conducir bajo el discurso - o la vara domesticadora - de quien ejerce el poder. Esta reflexión no apunta a promover posiciones anárquicas ni mucho menos. Sin una imposición de límites y el ejercicio de la autoridad, la formación de los jóvenes es imposible, sólo que existe mucha distancia y confusión entre la instrumentación perversa del poder y la puesta en práctica de la autoridad como forma discursiva que organiza lugares y establece funciones que apuntalan el orden de la Ley. La adolescencia es esencialmente cambio, desprendimiento de lo que se fue (en el sentido de haber sido y de haberse ido) y muchas interrogantes sobre lo que se llegará a ser. El adolescente anda en una búsqueda frenética de los ingredientes que le permitirán darle forma a su propio adulto, apoyándose en las relaciones que establece con sus padres, maestros y otros adultos significativos para él, a través de mecanismos identificatorios, de tal manera que las enseñanzas, prohibiciones, ideales, que proceden de los adultos, pasarán - previa inspección rigurosa- a formar parte de sus inventarios personales. El adolescente -y de alguna manera todos los sujetos humanos-, estamos conformados por diferentes trozos de humanidad que no alcanzan aún una integración definitiva. Tal vez por eso los adolescentes a los adultos en ocasiones nos parezcan monstruosos, o bestias peludas como les llama cariñosamente una maestra que conozco y sabe de su oficio.

Page 4: PROYECTO DE VIDA.pdf

4

Es necesario ver a los jóvenes como sujetos en transición que aún no han abandonado del todo la condición de niños. Están intentando acomodarse a las nuevas demandas que se ciernen sobre ellos, propias de la condición de adultos, sobre la que conocen muy poco. Los conflictos que resultan entre la dependencia que significa ser niños y la autonomía propia del adulto, se expresan en actitudes que llegan a perturbar a los mayores, pues atentan contra el orden, la disciplina, la calma y la quietud que son el sello distintivo del mundo de los adultos y que a veces con violencia les intentamos imponer a los jóvenes. Ellos por supuesto no se dejan, se resisten y montan sus propias trincheras para hacer frente a eso que viven como ajeno, como algo impuesto desde fuera, que viola su intimidad y atenta contra una forma de ser, que les convence más que lo que el mundo adulto les ofrece, y analizándolo con calma, creo que no les falta razón. Los muchachos saben que necesitan de los adultos, y reconocerlo les produce coraje, pero se lo aguantan; incluso fingen, siguen la corriente, adulan, mienten, para conseguir dinero y recursos y para eludir castigos, reprimendas, rollos interminables, lecciones de moral que sienten como homenajes que el vicio le rinde a la virtud. Cuando el adulto utiliza el poder del dinero para someterlos, lo que produce es más distancia y resentimiento entre su generación y la del muchacho que pretende formar. Las exigencias de los adultos a veces los confunden, y los llevan a apartarse en su mundo interior, aislarse de los demás para reencontrarse con su pasado y desde ahí enfrentar al futuro. Si el adolescente tiene que resolver un duelo por la pérdida del niño que fue, el adulto también tiene que desprenderse del niño que tuvieron y evolucionar hacia una relación con el hijo adulto. Este proceso conlleva dificultades, pues implica aceptar su envejecimiento y abandonar la idealización de que era objeto. De ser un ídolo pasará a ser odiado y amado de manera ambivalente, administrándosele, casi permanentemente, buenas dosis de crítica, burla y sarcasmo, que muchas veces no son fácilmente tolerables, y que pueden desembocar en conflictos terribles. Un síntoma de este desencuentro, suele ser el otorgar una libertad sin límites que más bien huele a abandono. La libertad es necesaria, sí, pero con límites, cuidados, cautela, observación, contacto afectivo permanente, diálogo auténtico, una escucha generosa ausente de descalificaciones y juicios sumarios, pero sobre todo con un irrestricto respeto a su persona.

6.2 Acción y decisión Quien no hace nada, nunca se equivoca, pero comete el peor de los pecados: dejarse llevar por la inmovilidad, el desgano, la pereza, la contemplación de la existencia sin tomar parte de ella. Hacer implica correr riesgos, cometer errores, fracasar, pero también implica aprender, crecer, y desarrollarse haciéndolo. Somos hijos de la dificultad, no hay manera de sacar a relucir lo mejor de nosotros mismos si no enfrentamos retos. Lo que en muchas ocasiones empobrece nuestras vidas es el miedo; sentirlo es algo natural, lógico y sobre todo un síntoma de que estamos vivos. Si queremos trascender y hacer de nuestra existencia algo más que una miserable viñeta sin pena ni gloria, tenemos que aprender a enfrentar el miedo que representa tomar acciones significativas para la construcción de un proyecto de vida digno. Quien desea para sí mismo una vida exitosa se propone metas a lograr, abandona el espacio de confort que representa la inactividad. Experimenta el miedo que acompaña a su ejecución, enfrenta los riesgos implícitos de esta aventura. Recoge los frutos de su obra, se goza de los reconocimientos

Page 5: PROYECTO DE VIDA.pdf

5

que él mismo se otorga y los que los demás tengan a bien concederle. Se toma un merecido descanso, examina nuevos retos y metas y comienza un nuevo ciclo. Quien lleva una vida mediocre y fracasada, evade responsabilidades; no enfrenta el reto de vivir, inventa razones para no hacer lo que tiene que hacer, le echa la culpa al destino, a su dotación genética, al gobierno, a sus padres. Esto ocasiona sentimientos de ineptitud, de desmerecimiento, que lo conducen a una actitud de culpa permanente. Se le desencadenan periodos depresivos y ansiedad. Adopta una posición de víctima, se deja dominar por la autocompasión, suprime la acción, se instala de nuevo en acciones evasivas como el tomar alcohol en exceso, consumir drogas, criticar, odiar, atacar, amenazar, etc. El triángulo de la vida A continuación te presentamos una propuesta de Bob Trask, presidente de “ARAS FOUNDATION”

una organización dedicada a impartir seminarios y cursos de desarrollo humano en California. En el nos muestra como vivir un estilo de vida responsable, exitoso, encarando desafíos, construyendo metas y dignificando la existencia.

TRIÁNGULO DE LA VIDA

Propuesta de Bob Trask

www.arasfoundation.org

Este es un modelo o esquema de comportamiento sobre como reaccionamos ante la posibilidad de cambiar. Es un recorrido con dos opciones: circular alrededor o dentro de un triángulo. El

RECONOCIMIENTO AUTOESTIMA

CORRER RIESGOS

MIEDO

EXITO DESCANSO

AUTOANALISIS

DESMERECER EVADIR

CULPA PARALISIS

ANSIEDAD

ABURRIMIENTO

Page 6: PROYECTO DE VIDA.pdf

6

recorrido externo, muestra como la progresión de patrones de comportamiento adecuados y actitudes positivas nos conducen al crecimiento. El recorrido interno conduce a la inhibición del desarrollo personal. Las esquinas externas representan momentos decisivos, oportunidades para desarrollar el potencial. Los ángulos internos por el contrario, constituyen momentos de caída emocional donde priva el desamparo y la confusión. ¿Adentro o afuera? ¿Cuál es la opción? En el exterior están los pasos que mejoran progresivamente nuestras vidas; en el interior, pasos que erosionan sistemáticamente nuestras facultades. En el exterior aprendemos a aceptar el miedo como una experiencia inherente a todo ser vivo ante la posibilidad de cambiar. Si en lugar de enfrentar el miedo y encarar el desafío que representa vivir la experiencia del cambio, nos permitimos funcionar como victimas, se experimenta irremediablemente ansiedad, pesimismo y desesperación.

Podemos comparar al miedo con la gasolina, la dinamita o cualquier otra fuente de la energía. Cuando no está bien encauzada puede producir destrucción. Cuando el miedo nos paraliza, caemos en una posición de víctima. Cuando enciende nuestro animo y lo enfocamos a la realización de nuestras metas, el miedo se transforma en nuestro amigo, ayudándonos a crear valor para nuestra vida y nuestro entorno familiar, social, laboral. La vida en el exterior del triángulo es una experiencia emocionante de recompensas constantes. FUERA DEL TRIÁNGULO: Con el valor y la claridad de permanecer fuera del triángulo, corriendo riesgos, encontramos nuestras vidas constantemente renovadas y enriquecidas. En cada esquina del triángulo hacemos las decisiones que nos autorizan a crecer y vivir en libertad.

El primer paso, cuando decidimos construir un proyecto de vida con dignidad, es correr riesgos. Descubrimos cuál es nuestra visión, nos enfocamos en esta y emprendemos las acciones que nos dan vida, a seguir aquello que nos excita e inspira. Planeamos los pasos conforme a nuestra misión, y nos hacemos de recursos para llevarla a cabo.

¡Cambia!: ¡atrévete a crecer! Somos nosotros, no los otros, los que debemos cambiar para lograr nuestra visión. La intención de expandir nuestra identidad agregándole a nuestra vida atributos que antes no poseíamos, despierta siempre miedo. Asumir este reto es lo que nos posibilita llegar al éxito. Quienes corren el riesgo de expandir su identidad son los soñadores, los dueños de su existencia, los constructores de su destino. Cuando nos sentimos abrumados por los cambios en y alrededor de nosotros, recordemos que las cosas están en una constante evolución. Muchos de estos cambios tal vez no sean justos para nosotros. Aceptando la realidad que no podemos cambiar, permaneciendo firmes en nuestra intención de crecer, ejecutando las acciones pertinentes para transformar nuestra realidad interna y externa, es lo que nos da felicidad. Quienes están atareados, construyendo, creando, encaminando su proyecto de vida por la ruta de la excelencia, no tienen tiempo de deprimirse, de sentirse agotados, de preocuparse.

Como ganadores, buscamos reafirmar el amor, la confianza, la fe en nosotros mismos. Solamente cuando estamos seguros de nuestro valor, podemos alcanzar un nivel más alto en la afirmación de nuestra identidad. Ahora, debemos definir claramente cada paso que damos, afianzar los cambios positivos, y así, experimentar la sensación de sentirnos amados, bendecidos, seguros y en libertad. Esto implica otorgarnos a nosotros mismos un reconocimiento. Felicitarnos, alegrarnos, sentirnos satisfechos por lo que hemos hecho y reconocernos por ello. Darnos a nosotros mismos un premio, un regalo material, aunque sea modesto, acompañado de palabras de elogio a nosotros mismos. Si esperamos que este reconocimiento provenga del exterior, posiblemente no llegue. Si otros nos lo otorgan hay que disfrutarlo. Si no, nos tenemos a nosotros mismos. Que provenga de nuestro

Page 7: PROYECTO DE VIDA.pdf

7

interior. De ninguna manera depender del otro para alentarnos a seguir en la lucha. No arriesgar nuestra dignidad buscando la aprobación de los demás a toda costa. DENTRO DEL TRIÁNGULO En cada esquina tenemos la opción de permanecer fuera del triángulo, creciendo en alegría y satisfacción, o dejarnos atrapar por el miedo, dejando que se convierte en un pavor que devora nuestra energía y autoestima dejando una sensación de desamparo y abandono.

Siguiendo la trayectoria externa del triangulo, encontramos después de la línea inferior, justamente en la esquina, un momento para tomar un descanso. Después de recuperar energía, la trayectoria se continúa. Cuál es mi paso siguiente, qué voy a hacer ahora, cual es mi siguiente meta, mi próximo desafío. Reflexiono sobre mis prioridades, de acuerdo a mi misión y visión personal, considero mis recursos, mis apoyos y me dispongo de nuevo a confrontarme con mi compromiso de crecimiento. Este nuevo proyecto, está amenazando también. Si nos descuidamos, nos deslizamos adentro del triangulo, deteniendo la marcha, refugiándonos en la evitación, escondiéndonos de la verdad. Hay una y mil formas de evadir la responsabilidad que tenemos con nosotros. Pasando horas interminables chateando, viendo TV, platicando tonterías, vagando, enojándonos, haciéndoles berrinches a los padres, a la pareja, a los maestros; usando drogas, durmiendo de más, deprimiéndose, confundiéndose, olvidándose de lo importante, fingiendo, aparentando, mintiendo, perdiendo el tiempo, suicidándose, etc. Pronto la evasión se convierte en aburrimiento… a veces mortal.

Ante una nueva posibilidad de instrumentar el cambio, podemos sentirnos abrumados por el miedo y elegir no tomar un riesgo. De nuevo instalados en la ansiedad, la parálisis, la inamovilidad. Esto incluye la sensación de estar cansados, sentirnos solos, desamparados y una negación para hacer frente a realidad.

Es relativamente fácil entrar dentro del triangulo, por cualquiera sus puntos. Si no nos autorizarnos a triunfar, en lugar de experimentar la sensación de éxito, sentimos que no lo merecemos, disminuimos la importancia de nuestros logros, de esta forma, desciende nuestra autoestima y caemos en la sensación de que no nos merecimos nada. Esto nos lleva rápidamente a llenarnos de culpa y vergüenza. Esto nos lleva a mantener un dialogo con nosotros mismos plagado de descalificaciones tales como: “fallé otra vez”, “no soy suficiente”, “no puedo hacer nada bien” y nos dedicamos a acusar y culpar a los demás y a nosotros mismos.

Esto puede devenir en una espiral descendente, en la que cada vez más la persona se siente atrapada en el desmerecimiento, sintiéndose invadida por las peores sensaciones: soledad, angustia, impotencia, vergüenza, infelicidad, amargura, resentimiento contra si mismo y los otros, depresión y tristeza. La sensación de invalidez se agrava a tal grado que resulta insoportable, eligiendo formas de evadir la realidad mucho más extremas: el crimen, las drogas o el suicidio.

Hasta que algún día, decidamos cambiar, construir una visión, correr riesgos y levantarnos hacia la luz. Sólo de esta forma, nuestras vidas continuarán por esta pendiente, ascendiendo y creciendo constantemente. Engrandeciendo nuestras vidas y viendo los problemas cada vez más pequeños.

Autoestima: Construcción, reparacióAutoestima: Construcción, reparacióAutoestima: Construcción, reparacióAutoestima: Construcción, reparación y servicion y servicion y servicion y servicio

Page 8: PROYECTO DE VIDA.pdf

8

Un ingrediente indispensable para la construcción de un proyecto de vida exitoso es la confianza de la persona en sus propias capacidades. La fe depositada en sí misma, el respeto y el amor que sea capaz de dirigir a su persona, un alto concepto de sí misma; en eso consiste la AUTOESTIMA. La autoestima es el resultado de la forma en que ha sido significada la existencia de una persona desde el deseo de sus padres, del tipo de lugar que le prepararon en el mundo antes de venir a la existencia. Si un niño no fue deseado, si el deseo de los padres fue un mar de inconsistencias, o algunas de sus características no coincidieron con las expectativas de uno o ambos padres, probablemente se le dificultará tener una imagen valiosa de sí mismo, cayendo en niveles de autoestima muy bajos e insuficientes para armar un proyecto de vida adecuado. Sin embargo, es posible recuperarse cuando las cosas no han transcurrido de la mejor manera posible en la vida. La capacidad para imponerse a las situaciones difíciles y remontar las grandes o pequeñas tragedias de la vida, se le llama resiliencia. El vocablo tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. Las etapas del desarrollo que plantea Erikson ya revisadas en la segunda unidad, señalan que el recorrido por la vida se traduce en retos a vencer para alcanzar el grado de madurez necesario y poder avanzar por las diferentes etapas en el devenir de la existencia. La experiencia ha demostrado que no se pueden vencer retos sin una autoestima saludable. Reflexiona ahora ¿cómo anda tu autoestima? La relación de características de una persona con alta y baja autoestima que te presentamos a continuación, tal vez contribuya a realizar este análisis. ¿Cómo es una persona que se estima a sí misma? - Se siente importante, tiene la sensación de que el mundo es mejor por el hecho de contar con su

presencia. - Tienen fe en su propia competencia. - Solicita ayuda, pues tiene confianza en sus propias decisiones y siente que ella misma es su

mejor recurso. - Aprecia su valor, aquilata y respeta el valor de los demás. - Irradia confianza y esperanza. - Se acepta a sí misma totalmente como ser humano. - No permite que los problemas le arruinen su estado de ánimo de manera permanente. ¿Cómo es una persona que no se aprecia a sí misma? - Piensa que vale poco. - Espera ser engañada, pisoteada, menospreciada, se anticipa a lo peor, lo atrae y le llega. - Es desconfiada, solitaria y aislada. - Está constantemente invadida por la apatía y la indiferencia hacia sí misma y hacia los demás. - Tiene dificultades para ver, escuchar y pensar con claridad, por lo que es propensa a pisotear y

despreciar a otros. - Tiene mucho temor, no se arriesga. - Experimenta una constante desesperación. - Está en un gran riesgo de caer en adicciones, suicidio y asesinato.

La construcción de la autoestima La forma de crianza constituye un elemento decisivo en el grado de confianza en sí mismo. Las actitudes de los padres son los determinantes más influyentes para la generación de autoestima. Algunas de estas actitudes son:

Page 9: PROYECTO DE VIDA.pdf

9

- Constancia. - Responsabilidad. - Interés. - Presencia. - Atención. - Sentimiento interno de seguridad. - Aceptación Los sentimientos positivos sólo pueden florecer en un ambiente donde se toman en cuenta las diferencias individuales, se toleran los errores, la comunicación es abierta y las reglas son flexibles. Cuando estos sentimientos están ausentes, lo más seguro es que sobrevengan sentimientos de soledad, rechazo, minusvalía e ineptitud para alcanzar metas. La autoestima no se acompaña de actitudes de presunción, soberbia o megalomanía (delirio de grandeza). La persona con autoestima exhibe en sus actos modestia y humildad auténtica. La baja autoestima generalmente conduce a las personas a un sometimiento a los patrones vigentes de comportamiento, no manifiesta nunca desacuerdo. No expresa sus puntos de vista, no reclama, permite humillaciones, malos tratos, etc., parece estar siempre pidiendo perdón a los demás por existir. En cambio, una autoestima alta conlleva un reconocimiento de cualidades y defectos, junto con una clara conciencia de sus alcances y limitaciones. La adolescencia es un periodo en el que la autoestima se ve amenazada. Los profundos cambios en la imagen corporal provocan una gran confusión de roles, sobreviniendo una necesidad de valorar sus logros, validar su independencia, y experimentar reconocimiento y confianza en él mismo. Si logra superar los retos que se le presentan, abordará la vida con responsabilidad, luchará por sus convicciones, se abocará a estimular su crecimiento personal, verá la vida con alegría, desarrollará su creatividad, experimentará sentimientos de libertad, amor, amistad, plenitud y oblatividad (capacidad para dar y recibir) hacia el mundo.

La docena mágica de la autoestima Para lograr una autoestima saludable, Brandes (1996), sugiere adoptar las siguientes actitudes y comportamientos: 1. Aceptar que todos tenemos cualidades y defectos. 2. Reconocer que todos tenemos algo bueno de lo que podemos estar orgullosos. 3. Liberarnos de conceptos negativos sobre nosotros mismos. 4. Convencernos de que todos somos importantes. 5. Vivir responsablemente, de acuerdo a la realidad, reconociendo lo que nos gusta y lo que no nos

gusta. 6. Aceptarnos a través de lo que sentimos y lo que somos. 7. Liberarnos de la culpa. 8. Actuar de acuerdo a lo que deseamos, sentimos y pensamos, sin tener como base la aprobación

o desaprobación de los demás. 10. Vivir auténticamente, ser congruentes entre lo que sentimos, pensamos y actuamos. 11. Fomentar la autoestima de los otros con honestidad. 12. Amarnos como personas. Es un derecho que todos tenemos. Una contribución importante a las reflexiones para favorecer la autoestima es la de Virginia Satir (1982), quien planteó la siguiente declaración personal:

Mi declaración de autoestima

Yo soy yo

Page 10: PROYECTO DE VIDA.pdf

10

En todo el mundo no existe nadie exactamente igual a mí. Hay personas que tienen aspectos míos, pero ninguna forma el mismo conjunto mío. Todo lo mío me pertenece - mi cuerpo, todo lo que hace; mi mente, con todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis sentimientos cualesquiera que sean - ira, alegría, frustración, amor, decepción, emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces, o cortantes, correctas o incorrectas; mi voz fuerte o suave; y todas mis acciones, sean para otros o para mí. Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Son míos mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores. Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo llegar a quererme y sentir amistad hacia todas mis partes. Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco. Pero mientras yo me estime y me quiera, puedo buscar con valor y optimismo soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome cada vez más. Como quiera que parezca o suene, diga o haga lo que sea, piense y sienta en un momento dado, todo es parte de mí ser. Esto es real y representa el lugar que ocupo en ese momento del tiempo. A la hora de un examen de conciencia, respecto de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán inadecuadas. Pero puedo descartar lo inapropiado, conservar lo bueno e inventar algo nuevo que supla a lo descartado. Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo los medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productiva, y para lograr darle sentido y orden al mundo de personas y cosas que me rodean. Me pertenezco, y así puedo estructurarme. Yo soy yo y estoy bien. Evaluando la realidad Los sentimientos que nos producen los acontecimientos externos, son el resultado de la forma en que procesamos y evaluamos la información que recibimos. Dependiendo de cómo sea significada la realidad es como vamos a sentirnos, los hechos nos perturban en la medida en que nosotros lo permitimos. La actitud del individuo hacia sí mismo, es decir, el concepto en que se tiene a sí mismo, depende de principios que prevalecen en la comunidad, religión y familia en la que ha crecido. “El conjunto de creencias forman el modo de ser de la persona, y éste determina su comportamiento. El cual, a su vez, determinará su éxito o su fracaso en lo que emprenda” afirma Rigoberto González (2002). Ciertamente, todo el conjunto de actos humanos, son organizados por su sistema de creencias conscientes e inconscientes y los resultados estarán en función de la calidad de estas creencias, de su apego o desapego a la realidad y a la verdad. “El deseo es el deseo del otro” afirma Lacan (1982). El deseo humano quiere poseer lo que el otro tiene; y, además, ser deseado por los demás, ser aceptado, obtener el reconocimiento de los otros. De esto se aprovechan quienes gustan de manipular a los demás y someterlos utilizándolos para sus propios fines. La moda consiste justamente en vendernos lo que sea y utilizarlo con tal de conseguir

Page 11: PROYECTO DE VIDA.pdf

11

la aprobación de los otros, sentirnos parte de un grupo, ser popular, ser deseado por los amigos y compañeros que conforman el círculo social en el que nos movemos. Lo admirable de una persona no son los objetos que posee, su dinero, su coche, su residencia, sus joyas, su pareja. Eso no se admira, se envidia. Lo que realmente se puede admirar de alguien es el brillo de su deseo, su pasión por un proyecto, por una carrera, por un hijo, por una obra, por una causa (Morales, 1996). La culpa Nada estorba más al desarrollo humano que sentirnos culpables, pues en un afán de expiar esta culpa hacemos las peores atrocidades. Hay incluso quienes delinquen por sentimientos de culpa o quienes fracasan al triunfar, (Freud, 1926), justamente por la invasión de la culpa en sus vidas. Si quienes son importantes en la vida de un niño tienen el hábito de culparlo, harán que el niño aprenda a culparse; en cambio, si le demuestran aceptación, el niño muy probablemente se aceptará a sí mismo. Se puede establecer una secuencia de: a).- acto, b).- desaprobación, c).- sentimientos de desamor, que conducen a d).- ideas irracionales que e).- distorsionan la realidad y, constituyen un f).- pase directo a la infelicidad al no lograr concretarlas, dada su naturaleza irracional. Dan Greenburg en la obra “Como ser una buena judía” («Idische mame»), refiere con sarcasmo las instrucciones que se han se seguir para sembrar la culpa en su vástago: «Procure que su hijo la oiga suspirar todos los días; si usted no sabe qué ha hecho él para hacerla sufrir, él lo sabrá.» Goethe en su obra “Poderes celestiales” refiere lo siguiente: “Nos introducís en la vida y dejáis que el desdichado caiga en la culpa. Luego le abandonáis a su dolor, pues toda la culpa se paga sobre la tierra”. La culpa puede ser un antiguo ligamen de un ser amado de quien «se ha tomado en préstamo» el sentimiento inconsciente de culpa. Para deshacer el problema, será necesario identificar al antiguo objeto de amor que todavía vive como enfermedad. De acuerdo a Ellis (1986), uno de los supuestos irracionales con los que nos manejamos y que nos conducen a este desastre emocional, se gesta bajo la siguiente cadena pseudológica: debes ser bueno, es desastroso no ser bueno, debes ganarte la aprobación de todo el mundo; conclusión: todo mundo tiene que amarme. Si las cosas marchan en otro sentido, sobrevendrá un sentimiento de tristeza al no ajustarse la realidad a esta expectativa estúpida. Es importante entonces deshacerse de la culpa, y no comprarle discursos de víctima a nadie; ni siquiera a los propios padres, pues no sólo se envilece el destinatario, sino quien lo emite. Nada hay más degradante que la autocompasión y la autoconmiseración. De lo único que se puede sentir culpable el ser humano es de ceder sobre su propio deseo, afirma Lacan, destacando la importancia de ser nosotros mismos y no una copia de otros.

Filosofía de la irracionalidad

Page 12: PROYECTO DE VIDA.pdf

12

Otras ideas de este tipo, que pueden conducir a descalabros afectivos son: -Debemos ser aprobados o apreciados por todo el mundo. -Depender de los demás es en extremo importante y mejor que depender de uno

mismo. -Una persona debe ser totalmente competente, adecuada, talentosa e inteligente en todos los

aspectos posibles. El triunfo es el objetivo supremo en la vida; la incompetencia, en cualquier cosa que fuere, indica que la persona es inadecuada e inútil.

-Uno debe culparse severamente por todos los errores y malas acciones; castigarse a sí mismo prevendrá una actuación deficiente.

-Debe culpar a los demás por los propios errores; debe contrariarse por los errores de los demás;

debe dedicarse tiempo y energía corrigiendo a los otros; la mejor ayuda es criticar directa y severamente.

-Si algo nos afectó severamente, deberá afectarnos para siempre. -Infancia es destino. -Es catastrófico que las cosas no sean como queremos que sean. -Es mejor evitar las dificultades y responsabilidades, no hacerles frente, posponerlas hasta

donde sea posible. -La infelicidad es causada por los acontecimientos externos. -Tenemos que preocuparnos siempre por los posibles peligros de la vida. Toda esta basura ideológica tenemos que suplirla por una concepción realmente apegada a la cordura: la realidad es tal como es y no como nos gustaría que fuese; lo único razonable que puede hacerse en una situación desagradable es tratar de modificarla o, si ello no es posible, aceptarla. Al hombre se le proporcionan conceptos con los que piensa la realidad que lo circunda y lo mismo se hace con las representaciones de sí mismo. ¿Qué concepto tenemos de la realidad y de nosotros mismos, y a qué te conduce esto? ¿Qué supuestos irracionales gobiernan nuestra existencia? ¿Qué vamos a hacer para deshaceros de ellos? En muchas ocasiones, los padres, motivados por una molestia de otro tipo, un problema en la oficina, en la calle, etc., ven a su hijo caminando arrastrando un poco los pies y le sueltan con rencor el calificativo “caminas como tonto”. El niño desconoce la motivación que dio origen a este episodio y sólo recibe las palabras típicas de un estado de ánimo cargado de agresividad. Si para él sus padres son adultos que saben de la vida, son entes casi todopoderosos, el impacto que le causa esta escena será terrible, pues una vez que se le ha dado al niño una imagen con la que éste se identifica: la representación totalizadora de «tonto», no le será fácil desprenderse de ella, pues queda desvinculada de la motivación específica que la generó. ¿Cómo se puede ayudar a los hijos a adquirir una autoestima saludable? Aquí proponemos algunas acciones: - Ayudarse a sí mismos, cultivar lo bueno en su propio huerto para que dé frutos y se comparta con otros.

- Hacer evidente el aprecio, no el rechazo y desaprobación. - Permit ir que marchen a su propio ri tmo, sin cri t icar los fracasos, to lerando sus errores.

- No exigir perfección, no demandar que sea el mejor, siempre y en todo. - No inculcar tabúes innecesarios. - No sobreproteger, marcar límites, ejercer autoridad (no autoritarismo). - Cubrir sus necesidades de manera suficiente.

Page 13: PROYECTO DE VIDA.pdf

13

La existencia del inconsciente implica que el sujeto ya no es el centro productor de sentido, ni poseedor del saber acerca de sus enunciados, por lo que al menos debemos observar una especie de certeza suspendida en cuanto al significado de nuestro decir, y al decir de otros. Habremos de prestar mucha atención a los desfiladeros del significante presentes en todo discurso, y hacer una apreciación más profunda y extensa de lo que se habla y de lo que hablamos. La falta de autoestima es en última instancia un síntoma, la expresión enigmática de un deseo inconsciente, por lo que vendría a ser entonces un enigma a descifrar. La autoestima es el deseo de imponerle al mundo el respeto por lo que significa nuestro propio deseo, elevado a la categoría de bien supremo. 6.3 Establecimiento de metas

El proyecto de vida personal es un instrumento en el que depositamos nuestras ideas y sentimientos, organizados por la voluntad para ir realizando todas aquellas metas que nos hemos trazado. Este planteamiento es aparentemente sencillo en la práctica. Se llega a complicar de manera ostensible cuando consideramos el concepto de inconsciente, pues como lo ha demostrado ampliamente el psicoanálisis, el yo no es el amo de su propia casa, quedando la supuesta autonomía y libre voluntad del sujeto en una quimera ilusoria. ¿Hasta dónde es capaz el sujeto de tener conciencia sobre las experiencias que lo determinan? ¿Qué papel juega la voluntad en la consecución de un proyecto? ¿Realmente se puede hablar de un proyecto personal, si tomamos en cuenta y damos crédito a las tesis lacanianas: “Yo soy otros”? Esta afirmación nos remite a pensarnos como una síntesis de identificaciones, partes de otros tomadas en préstamo para conformar lo que yo soy, lo que considero mi identidad singularizada. Sin embargo, con todo y lo vapuleada que queda la razón, algo de ella queda, para configurar parte de nuestro destino. Al fin y al cabo, el sujeto siempre es responsable de su acto, afirmaba Lacan. A nadie, ni aun al psicótico, puede marginársele en forma absoluta de la posibilidad de elegir entre varios destinos. El derecho de elegir, no es sólo una consigna democrática, es la prerrogativa más preciada para cualquiera, pues en ello se asienta la posibilidad de organizar sus actos desde una estructura de sujeto. Yo tengo la posibilidad de elegir con qué cosas me quedo de la vida y de cuáles me deshago, en un ejercicio ético simple y sencillo a la manera como lo propone Savater en su “Ética para Amador”: se trata de comportarse de tal forma que mis resultados sean adecuados, gratificantes, con los que me sienta cómodo, satisfecho, es decir, simplemente, que me vaya bien. En esta tesitura se encuentra la propuesta kantiana: obra de tal forma que de tu acto se pueda derivar una consigna universal y bajo esa circunstancia se siga sosteniendo. Si elijo matar, e intento hacer de ello una categoría universal, para el otro también se valdrá matar, y eso me anula en mi existencia. De este modo, nadie gana, y de lo que se trata es de participar en el juego de la vida de tal forma que todos salgamos ganando. Sólo en el marco del respeto a la vida y a las diferencias con el otro, puede florecer una relación satisfactoria, por lo que la escuela es un espacio ideal para fortalecer las relaciones personales, practicar la tolerancia y poner a prueba las convicciones y principios personales.

Page 14: PROYECTO DE VIDA.pdf

14

El eje escuela, familia y sociedad se retroalimentan mutuamente, en las funciones que cada una desempeña. Lo que sucede en cada espacio, repercute necesariamente en los demás. La manera en que los padres significan la escuela, será decisiva para el tiempo de permanencia en ella de los hijos. Los procedimientos que utilice la escuela para apuntalar los valores de la convivencia humana, jugarán un papel importante en el tipo de ciudadano que una sociedad tiene. La forma en que la sociedad estimule y apoye el saber que se produce en las escuelas, le impondrá ciertos rasgos a éstas. La naturaleza del pensamiento humano requiere crear modelos, rutas, acciones y formas de vida propias que nos ayuden a responder a preguntas cruciales de la existencia: ¿Qué es lo que queremos? ¿Qué queremos ser? ¿Hacia dónde nos deberemos dirigir? ¿Qué posibilidades y límites nos imponen las circunstancias? ¿Cómo podemos ser mejores? ¿Dónde queremos estar en un escenario del futuro? ¿De qué manera nos vamos a apropiar de lo necesario para construir este futuro? Un ingrediente esencial para realizar esta empresa, es poseer la actitud apropiada para conseguir lo que el ser humano se propone. Ante la gran cantidad de determinaciones que se ciernen sobre el sujeto, y que de alguna manera le imponen un destino, se requiere una buena dosis de valor, de pasión, de determinación y voluntad para sublevarse a estos designios, de tal manera que no se convierte en un mero títere de las circunstancias y de la historia, sino un sujeto que diseña su destino a la medida de su deseo… a pesar de todo. El papel de las actitudes y valores personales en la gestación de un proyecto personal de calidad Los seres humanos proyectamos en todo lo que hacemos, lo que hemos adquirido a lo largo de nuestra historia. Las cosas que hacemos y dejamos de hacer, nuestras preferencias y elecciones, pueden dar cuenta de lo que hemos recibido y de lo que hemos carecido en el transcurso de la vida. Una de las áreas que más reflejan lo que somos, es el lenguaje. Este “…puede ser concebido como la realidad simbólica que funciona como descifradora de la realidad social y material, constituyendo el más poderoso instrumento para transformar el medio en el que vivimos y también, un medio para transformarnos a nosotros mismos en este proceso. Es mediante el lenguaje que podemos tomar conciencia no sólo de nuestro cuerpo, sino de nosotros mismos y de la realidad que nos rodea” (Castañeda 2000). El lenguaje es el vehículo en el que se transporta nuestra verdad, aunque también lo utilizamos para encubrirnos tras sus ropajes. En la equivocación, se esconde una intención más allá del simple error. Cuando solemos decir “quería”, en vez de “quiero”; “es posible”, en vez de “trataré”; “no se pudo”, en vez de “no pude”; “ni modo”, en vez de “evitaré que pase”, se hacen evidentes nuestras dificultades para asumir a plenitud la responsabilidad de nuestros actos. Las frases típicas que frecuentemente utilizamos en nuestro contexto cultural, dan cuenta de un estilo de actuar y pensar supuestamente característica del latino (Rodríguez Estrada, 1992) y nos pueden servir de indicadores para ubicar lo que necesitamos para incrementar nuestro desarrollo personal. Reconocer nuestros alcances y limitaciones es una tarea necesaria para emprender un programa personal de mejora. Reconocer en qué sentido somos independientes, asumiendo además en qué situaciones somos co o interdependientes, representa un acto de responsabilidad con nuestro propio compromiso de ser mejores. Estamos más acostumbrados a hablar que a escuchar; a competir, en vez de compartir; a destacar, en vez de ayudar; a vencer, en vez de convencer; a pedir, en vez de dar; a discutir, en vez de

Page 15: PROYECTO DE VIDA.pdf

15

dialogar. Nuestra cultura, tanto en el terreno laboral como en el familiar o personal, posee singularidades que en muchas ocasiones, de manera un tanto injusta o tendenciosa, ha sido estereotipada negativamente, lo que ha traído como consecuencia una imagen desfavorable que poco ha contribuido a estrechar lazos positivos con otras comunidades del mundo. Uno de los ensayos más interesantes sobre las cualidades del mexicano como pueblo, lo escribió Ikram Antaki, bajo el pseudónimo de Polibio de Acadia que, entre otras tesis, afirma lo siguiente:

“Los mexicanos no han podido asimilar su derrota. Esa mirada ajena que tanto importa a los mexicanos, pertenece a un rostro que no quieren, ellos no aman al mundo, por eso lo ignoran.

La ley es que no hay ley. La tiranía sustituyó al poder ético. Los dichos reemplazan a los hechos. Utilizan el lenguaje con una hipocresía extrema. Pueden llevar el desprecio hasta el punto de robar horas y días de sus semejantes; no

llegan, llegan tarde a sus compromisos, y tachan con enorme desprecio a quien se atreve a

reclamarles sus hechos. Así, la vileza pasa por quien reclama, y por el lado de quien causó el reclamo. El temor al rechazo, a la expulsión fuera del grupo, lleva a unos cuidados inauditos: el tono

de la voz, los elementos del discurso, la mirada, el erguimiento… No son corteses: aquí en los hechos reales, en la ignorancia de la necesidad ajena, en la violación de la autonomía de los demás, en la agresión contra su tiempo, su sensibilidad, sus

espacios y sus posesiones, la descortesía es la regla y la ley. La forma en este pueblo es la

máscara pura. Los hombres construyen comunidades por una necesidad recíproca. Un miembro sirve y se

le sirve. Cada uno se subordina a los fines del organismo entero.

No gustan de la vida retirada, perciben la imperfección de su individualidad. El problema es la educación, pero la colaboración de los demás es necesaria para cualquier obra de educación, y los mexicanos no gustan de la colaboración.

En los momentos dramáticos, surge una suerte de solidaridad masiva emocional, pero se apaga rápidamente: jamás la he visto surgir para la realización de una tarea racional constructiva de largo plazo.

La sociedad, la escuela, la casa deben de educar de igual manera.

Cualquier tentativa de criticar algún aspecto de la vivencia social se enfrenta a la masa de los conacionales, enemigos entre sí en la vida diaria, pero solidarios en defender sus

particularismos, aun los menos defendibles, como el desorden, la deshonestidad o la

ineficiencia. Otro aspecto enemigo de la educación es el rechazo a la globalidad del conocimiento y del rigor de la aprehensión.

A los que van armados con el rigor del conocimiento, difícilmente se les podrá embrutecer con las ideologías y las mentiras. El conocimiento forma así, lo esencial de la herramienta ética.

Quienquiera que contradiga o discuta sus afirmaciones se vuelve su enemigo. La duda basta

para tacharse de agresión. Habría que quererles y aceptarles fuera de toda razón. Para los mexicanos la libertad es opuesta a la ley, que es limitante y represiva.

Aquél que no construye un mundo con sus propias manos, con lealtad y empeño, jamás

logrará comprenderlo”. Polibio de Acadia: “El pueblo que no quería crecer”

El contenido de cada una de estas tesis no tiene desperdicio, son observaciones rigurosas que revelan con crudeza lo que somos, y no nos queda de otra más que asumirlas, aceptar esa realidad como el primer paso para construir otra realidad distinta, más digna, más valerosa.

Page 16: PROYECTO DE VIDA.pdf

16

Por fortuna, también poseemos recursos que como personas y como conjunto social hemos construido y que resultan de un singular valor para emprender proyectos de transformación individual y social. La autora mencionada, pudiendo optar por la nacionalidad francesa, se quedó en México más de veinte años porque, con todo y sus contradicciones, en nuestro país existen otros ingredientes que tienen un enorme valor para una existencia grata y fructífera. El carácter lúdico de las relaciones, la intensa afectividad desplegada en los sistemas vinculares, el ingenio, la picardía incluso, le inyectan una pasión enorme al deseo de vivir, que finalmente es la base para apreciar la vida. Será porque todo nos falta que lo deseamos tanto y de tan diversas maneras, será porque la falta, la carencia, es lo que inflama el deseo, será porque la felicidad está en la lucha, como lo afirmaba Lenin, ese ya casi olvidado cazador de quimeras. Será por todo eso que insistimos en la necia idea de tener una sociedad mejor.

6.4 El trabajo y su significado

Reza una frase popular que el trabajo es tan malo que hasta pagan por hacerlo. Tiene gran parte de razón, pero también de mentira, es decir, es una situación con dos polos que habría que explorar. En el polo positivo encontramos el trabajo que contribuye a nuestra realización personal. En el que depositamos pasión, gusto, creatividad y alegría que representa una fuente de satisfacciones considerables y de ninguna manera se ve como un sacrificio desgastante y penoso. En el polo negativo podemos ubicar el trabajo rutinario, enajenante, poco gratificante, aburrido, despersonalizante, mal pagado, en condiciones insalubres, en un ambiente de poco respeto a las personas. Bajo estas condiciones, el trabajo seguramente va a ser significado como algo malo, que desgraciadamente hay que realizar por una paga que permita la subsistencia. El lado positivo del trabajo representa muchas bondades que habría que señalar: (Baró M. 1982)

• Proporciona un marco de referencia estable para la organización social y personal. • Contribuye a definir el sentido de la existencia. • La sociedad se organiza en función del trabajo y las personas estructuran su vida en etapas

y tiempos laborales. • Las estructuras político-sociales establecen sus bases sobre la división del trabajo, que hace

posible la organización de núcleos poblacionales, la asignación de cargas y responsabilidades así como la distribución de bienes y beneficios.

• Es el soporte alrededor del cual gravitan la mayoría de las relaciones humanas. La amistad y la solidaridad florecen con mucha frecuencia en las oficinas, fábricas, comercios, etc. Muchas relaciones de pareja se gestan entre los grupos laborales; las familias de los empleados se relacionan entre sí, gracias al lugar común que poseen sus miembros.

• Alimenta la visión y perspectiva de lo que somos, de nuestros derechos y obligaciones ciudadanas.

• Plasma la realización personal, los éxitos y fracasos, la orientación existencial. • Ayuda a mantener la integridad humana a través de los sentimientos de valía personal que

representa el sentirse útil.

En un sentido negativo el trabajo puede propiciar: • La alienación, el enquistamiento y la desintegración personal. • Cosificar a las personas al hacerlas sólo un eslabón en la cadena productiva. • El fomento del individualismo, la competencia o la violencia para conseguir los objetivos

de la empresa, pasando por encima de la propia dignidad y la ajena.

Page 17: PROYECTO DE VIDA.pdf

17

• El que se organice con base en el nepotismo, disminuye la exigencia de no rendir más de lo necesario, medrar al calor del anonimato, el ejercicio y encubrimiento de prácticas corruptas y otras formas degradantes de asumir el trabajo.

La opción más favorable será aquélla en la que todas las partes involucradas se propongan favorecerse mutuamente sin detrimento de la dignidad ni el valor de ninguna. Jugar a ganar ambos, en una relación equilibrada, justa y satisfactoria para todos. Empleados y empleadores tendrán que buscar un punto de encuentro en el que coincidan sus intereses, sin que nadie pretenda triunfar a toda costa sobre el otro en una posición que signifique abuso, venganza, humillación o traición. Sólo cuidando los intereses de ambas partes pueden salir ganando los dos. Si alguien se siente sometido, manipulado, engañado, o explotado, seguramente va a buscar la venganza, y de alguna manera la va a conseguir. La única forma saludable de convivir es otorgándole al otro la dignidad que posee. Sin restarle derechos a nadie, sino promoviéndolo a la misma categoría que se otorga a sí mismo, de otra forma, tarde o temprano sobrevendrá la violencia y todo mundo saldrá perdiendo.

6.5 La realización humana No encontré forma mejor de reflexionar sobre este asunto que utilizando una historia que forma parte de mis vivencias personales. Espero que su lectura resulte atractiva y sobre todo que ilustre bien la forma en que es posible acceder al camino de la realización personal. “El Joaquín y El Tarín”, o la fortaleza del deseo

En muchas ocasiones se ha debatido sobre la naturaleza de las circunstancias que estimulan o limitan el desarrollo de los sujetos, lo que determina el éxito académico y profesional, y el papel que juegan la familia, el medio, los profesores, los programas, el currículum, en la construcción de personas de calidad. Sin negar la importancia de una familia integrada, un medio estimulante y una institución educativa caracterizada por la búsqueda constante de mejores índices de calidad de los servicios educativos que ofrece, el deseo aparece como el ingrediente que marca la diferencia en cuanto al tipo de egresados que se producen en los distintos niveles de educación: brillantes, mediocres o francamente malos. Tenemos así, alumnos que dejan mucho que desear, en el terreno académico y personal aun cuando asisten a instituciones educativas con todos los recursos habidos y por haber. Existen también alumnos en escuelas públicas con limitaciones de todo tipo, que se empeñan en remontar la baja calidad de su institución con un esfuerzo personal y sostenido, llegando a darle las buenas y las

malas a cualquiera. Tampoco se puede dejar de lado la dotación biológica que administra la genética, aunque ésta parece funcionar como un límite último en casos extremos, pues vemos que la inteligencia, como muchas otras características, parece estar repartida en forma más o menos equiparable entre la mayoría de los seres humanos. A continuación les presento una breve historia con algunos elementos autobiográficos, donde se puede entrever la fuerza de la determinación, el coraje, la voluntad, el deseo, como la premisa básica de la realización humana. La historia

En la prestigiada Escuela Preparatoria del Instituto Tecnológico de Sonora de Ciudad Obregón, podíamos convivir los jóvenes de las familias más pobres y más ricas de la ciudad (incluyendo los clase medieros), pues sin ser una escuela pública, su sistema de financiamiento, hacía posible el pagar solamente lo que nuestras condiciones económicas nos permitieran, habiendo casos de alumnos que pagaban cinco pesos mensuales de cuota.

Page 18: PROYECTO DE VIDA.pdf

18

Ahí conocí a Joaquín y a Julio César, mejor conocido como «el Tarín» en referencia a su apellido. Corrían los años 70, cuando los jóvenes creíamos en la revolución comunista como una religión. El Ché era objeto de culto, la marihuana circulaba por todos lados y la minifalda hacía su aparición en la moda femenina, incendiando el deseo del mundo masculino. La vida de casi todos giraba en torno al desmadre. La juventud, “divino tesoro”, debía gozarse con intensidad, la consigna suprema era vivir el momento de la mejor manera posible. La escuela era uno de los espacios para este ejercicio lúdico y dionisiaco; lo académico, tenía también su lugar, pero estaba lejos de constituir el eje existencial de la mayoría de nosotros. No recuerdo exactamente cómo empezó nuestra relación amistosa; tal vez la necesidad de vincularnos al compartir nuestra condición de desposeídos fue lo que nos reunió en torno a un proyecto de trabajo. Debíamos sobrevivir en nuestras duras circunstancias y acompañando nuestras soledades resultaba más fácil hacerlo. Joaquín carecía de ambos padres. Cuando tenía trece años, su mamá falleció de cáncer, dejando huérfanos a sus seis hijos, de los cuales Joaquín era el mayor. Su padre nunca pudo soportar su ausencia; se sumó también a la orfandad de sus hijos como un hermano más, y al año de la muerte de su esposa, acabó sus días por su propia mano. Quien sabe por qué razón, hizo testigo de su propio ahorcamiento al “Gordo”, un hermano de Joaquín, cuando éste apenas tenía ocho años de edad. Tal vez la dificultad de elaborar la experiencia de ver el cuerpo de su padre pendiendo de un lazo, invadido por la angustia, el asombro y la impotencia, lo acercó a un encuentro con el mundo de las drogas. Las tías, por la línea materna, decidieron repartirse a todos los niños entre ellas “como si fueran perros”, al decir de Joaquín. Con apenas unos meses el más pequeño, y de seis, ocho, diez, doce, y trece años sucesivamente, «difícilmente se podrán sostener por sí mismos, y hay que acomodarlos en un nuevo hogar, a como de lugar», decidieron implacables. Joaquín no permitió que su familia se disgregara. Con la presencia de su abuela materna, y su trabajo, los hermanos siguieron viviendo juntos. El trabajo y el apoyo de los que los conocían nunca faltaron. Cierto día, Joaquín me invitó a trabajar como repartidor de fotografías en un conocido periódico local. Aprendimos el oficio y en poco tiempo no sólo comercializábamos las fotografías de los eventos sociales, sino que las tomábamos y las procesábamos. Nos dábamos nuestras mañas para asistir a clases, estudiar a ratos y trabajar en los espacios libres. No era raro que llegáramos a nuestras casas después de una agotadora tarea nocturna por la madrugada. El proceso de revelado en blanco y negro requiere en su parte final, lavar vigorosamente con agua las fotografías, para posteriormente secarlas en una plancha o cilindro caliente. Un día trabajamos hasta ya muy avanzada la noche, y decidí llevarme las fotografías ya procesadas a casa, para dejarlas lavándose en la pila del lavadero. Desperté con los gritos de alarma de mi abuela, al descubrir más de doscientas fotografías flotando en el agua. « ¡Se va a morir Mauricio!» decía afligida, haciendo responsable de la fechoría a mi hermano menor, quien solía hacer de las suyas con alguna frecuencia. Aclarada la cuestión ese día, a sus setenta años, mi abuela aprendió algo insólito para ella, y mi pobre hermano padeció una de las recriminaciones más duras, de las pocas donde no tuvo responsabilidad. Mi situación era también difícil, pues mis padres se separaron desde mis tres años de edad, por lo que mi madre y sus ocho hijos (cuatro procreados con mi padre y cuatro más en otra relación también fallida) nos las arreglamos prácticamente solos. Pero aún así, nuestra vida no tenía los tintes de dramatismo y extrema dificultad características de la existencia de Joaquín y sus hermanos. Yo me podía permitir dejar de trabajar algunos días y andar en la pachanga con mis otros

Page 19: PROYECTO DE VIDA.pdf

19

amigos. Mi trabajo era un apoyo importante en mi familia, pero para Joaquín era cuestión de sobrevivencia. «El Tarín», se unió a nuestra sociedad unos meses después de comenzar a trabajar Joaquín y yo. Era un muchacho flaco y de ojos vivarachos, con una apariencia deplorable, pues su situación económica sólo le permitía vestir harapos y comer lo indispensable. Joaquín se percató de su miseria y quiso compartir la suya propia con la de él. Su solidaridad y buen corazón no conocían límites. Julio César fue prácticamente regalado a sus padrinos de bautizo. Unos viejecitos que habitaban una choza aledaña a los patios del ferrocarril. Su madre, abandonada por el hombre que fecundó su vientre, quiso darse otra oportunidad para volver a reencontrarse en el amor con un nuevo hombre, pero su hijo, representaba un obstáculo. Se casó y tuvo más hijos, dejando al primero, al Tarín, al cuidado de sus compadres, que con todo y su miseria y años a cuestas, compensaron su infertilidad criando a esta criatura, montado ahora en su bicicleta junto a las nuestras en busca de un destino hasta ese momento aún incierto. La inteligencia del Tarín brillaba a pesar de su indigencia. Su habilidad en la asignatura de Inglés le valió ser designado por el mocho, o el Sinaloa -apodos inmisericordes impuestos al maestro Federico dada su falta de una de sus extremidades- como el administrador de la clase, quien tenía la encomienda de organizar un sorteo de los temas con los que éramos examinados al final del semestre. Julio se guardaba para sí algunos números del sorteo y los vendía en cincuenta pesos a quienes no querían arriesgar una calificación reprobatoria, y con el número de tema entregado de antemano entre sus dedos, sólo hacían la finta de recoger aquel papelito con un tema entre sesenta posibles. Con todo y su gran pobreza, su dignidad era grande. Si alguno de los del grupo no le simpatizaba, se negaba a proporcionarle el pasaporte a la acreditación. Era todo un espectáculo ver a las niñas bien… pedantes de la sociedad sonorense rogar por una ficha a aquel orgulloso miserable. A pesar de todo, nunca nadie lo denunció; la complicidad se mantuvo a toda prueba, incluso pienso ahora, por el mismo maestro que sabía de la condición de su secretario particular.

Terminamos los estudios de Preparatoria y las escasas oportunidades de educación superior en nuestra entidad, nuestras vocaciones y deseos de descubrir el mundo más allá de nuestra pequeña comunidad, nos hicieron decidir emprender el viaje a la Ciudad de México. Presentamos el examen de admisión en la UNAM, con resultado adverso para Joaquín en sus pretensiones de ingresar a la carrera de Medicina. Le ofrecían como alternativa la carrera de Psicología, pero no aceptó, decidió regresarse a Obregón, seguir trabajando y prepararse de nuevo para el examen de selección. Esto le permitió sentar mejores bases para sostener a su familia durante su prolongada ausencia. Presentó de nuevo el examen y finalmente fue admitido en la carrera de su elección. Vivir en el Distrito federal no era una empresa fácil. Para nosotros era indispensable trabajar y estudiar. Para mí era difícil, pero no tanto como para Joaquín, pues yo sólo veía por mantenerme a mí mismo, y aunque era poco el dinero que mis padres me podían enviar, de alguna manera constituía un apoyo. Joaquín no sólo debía sostenerse, sino también enviar dinero a su familia, por lo que fue un verdadero milagro ver concluida su carrera. Vivimos cada quien por su cuenta, en cuartos de servicio, en las azoteas de viejos edificios. En la casa del estudiante, entre jóvenes idealistas con el proyecto de hacer la revolución, pero que no eran capaces de mantener su habitación limpia, mucho menos ser estudiantes regulares. Vivíamos al acecho de otros grupos que profesaban ideologías distintas, con planes de tomar la casa por la

Page 20: PROYECTO DE VIDA.pdf

20

fuerza. Los huéspedes, teníamos la obligación de hacer guardias nocturnas, armados con pistolas y bombas molotov. Para los líderes era más importante participar en las múltiples marchas con el propósito de reivindicar cualquiera de las muchas causas de los grupos de trabajadores, de los partidos de izquierda, y toda voz opositora vista a sí misma como dueña del espacio público. Era también parte de nuestras obligaciones, participar en la toma a la fuerza de otras casas ocupadas por opositores políticos. Todo esto, con la tensión y violencia implicadas; era más importante que ser buen estudiante, u organizarse para asear y cocinar. La limpieza y la congruencia con el rol de estudiante, eran descalificadas por ser posiciones pequeño-burguesas ajenas al espíritu revolucionario del estudiantado proletario. A Joaquín no le faltaban los problemas. Uno de sus hermanos, había caído en el hábito de drogas más perniciosos: los inhalantes, lo que motivó a ir por él a Ciudad Obregón, pidió ayuda a uno de sus maestros; un excelente psiquiatra a cargo de los servicios médicos universitarios, quien le facilitó un período de internamiento, consultas, tratamientos psicoterapéuticos y medicamentos. Cuando vio la posibilidad de perder la batalla, se la jugó en un último intento: le hizo ingerir un medicamento que le provocó una espantosa reacción del sistema extrapiramidal, haciéndole experimentar una sensación de muerte. A partir de ahí cambió su situación, se reintegró a la vida. Estudió computación a nivel técnico, consiguió un empleo en una secretaría de estado, se casó con una odontóloga y lleva una vida relativamente normal. Otro de sus hermanos más pequeños, presentó también graves problemas de salud mental. Tuvo un brote psicótico y hubo que internarlo en un hospital psiquiátrico. Con todo y sus problemas pudo terminar una licenciatura en contaduría pública que le permite vivir dignamente, a pesar del acecho de la locura. De cualquier forma, Joaquín siempre está pendiente de sus hermanos. Un modelo de identificación como el provisto por Joaquín, ha permitido a sus hermanos darle sentido a su vida a pesar de su tragedia. Joaquín no sólo terminó la licenciatura en Medicina. Ya casado y con dos hijos, cursó una especialidad en el Hospital 20 de Noviembre de la Ciudad de México, donde se le conocía como el doctor del queso, pues distribuía más de trescientas piezas de un excelente queso menonita enviado desde la ciudad de Chihuahua por uno de sus múltiples amigos. Las ganancias de este negocio, solían ser muy superiores a los ingresos de un residente de especialidad, lo que le permitía mantener con cierta holgura a su esposa e hijos, y seguir apoyando a sus hermanos y abuela. Para Joaquín, las exigencias académicas de la escuela no le han resultado fáciles. Se sabe poseedor de una tenacidad extraordinaria, pero no de un coeficiente intelectual sobresaliente. Sabe de su necesidad de dedicar tiempo a estudiar para aprender bien algo, y quienes lo conocemos nos consta su terquedad y empeño a toda prueba, ante la que ninguna dificultad, por enorme que parezca, le ha hecho desistir. Actualmente ejerce su profesión de manera brillante en una ciudad fronteriza. Julio César, “el Tarín” también estudió medicina, más motivado por las expectativas de sus mecenas, que por una vocación bien definida. En muchas ocasiones pasó materias con calificaciones poco brillantes, sin depositar mucho esfuerzo de su parte. Su clara inteligencia le permitía emprender numerosos proyectos simultáneamente en áreas muy diversas. En el décimo semestre de la carrera, decidió no ser médico. Estudió un curso para controladores aéreos en seis meses. Suficiente para tener al poco tiempo ingresos considerables, superiores a los de cualquier médico de una institución hospitalaria del sector público. Su afición por la electrónica, la arquitectura, decoración, filmación y computación, le llevaron a estudiar la carrera de ingeniería en el área de informática con su respectivo postgrado. Se le puede encontrar en Monterrey controlando vuelos desde la pantalla del radar en el aeropuerto comercial,

Page 21: PROYECTO DE VIDA.pdf

21

filmando o retratando eventos sociales, reparando computadoras, haciendo programas de software, diseñando espacios interiores y muchas otras cosas que su polifacética personalidad le imponía. ¿Por qué algunos se hunden en el fango de la autoconmiseración y otros pueden hacer de sus desgracias y derrotas su mejor inspiración para triunfar en lo que se proponen? No existe una respuesta sencilla para esta pregunta, pues las motivaciones humanas no dan la cara tan fácilmente y hay que rastrearlas por el inconsciente de cada sujeto en la narración que de su historia hace, en condiciones tales que este inconsciente se haga escuchar. He presenciado algunos casos donde las circunstancias son diametralmente opuestas: jóvenes que cuentan con una familia bien avenida que les provee prácticamente de todo: buena alimentación, escuelas de primer mundo, ropa cara, coche del año, casa bien equipada y amueblada, en fin, una cómoda vida burguesa para no preocuparse por nada en lo económico. Se tienen en apariencia todas las condiciones para ser un estudiante de primera, y para nuestra sorpresa nos encontramos con un estudiante flojo, apático, superficial y frívolo dedicado a reventarse los fines de semana y entre semana también. ¿Qué falla aquí? La presencia de una falta que lo lleve a desear. En la abundancia de todo, no se puede desear nada. Los padres no se dan cuenta de las graves consecuencias de darlo todo, sin imponer límites ni restricciones, en donde todo parece caer del cielo y para lo cual no hay qué hacer nada para ganárselo. Entre la abundancia sin límites y las grandes carencias, parecen preferibles las segundas, si de promover el deseo se trata, para llegar a ser una persona con calidad, útil a sí mismo y a los otros. Lo que pude observar en estos dos amigos, fue la presencia constante de un espíritu de lucha a pesar de todo y contra todo. Jamás se abandonaron a una actitud de víctima ni se aplicaron a sí mismos más limitaciones de las que la realidad les imponía. Nunca perdieron de vista lo que querían para sus vidas. Sabían perfectamente qué necesitaban hacer para conseguirlo y siempre estuvieron dispuestos a pagar los precios necesarios para ello. Su deseo se acompañó siempre de la acción, su voluntad indeclinable siempre fue precedida del acto adecuado y a tiempo. Desde luego que el deseo por sí mismo tampoco es omnipotente. Existen límites objetivos a tomar en cuenta en cualquier empresa personal o colectiva. Para realizar este deseo, se requiere una sociedad dispuesta a aportar un mínimo de recursos. En este caso hubo, por fortuna, escuelas públicas a nuestro alcance y pudimos graduarnos sin pagar las altas colegiaturas de las universidades privadas. Ciertamente se le facilitan más las cosas a un egresado de una institución como el TEC de Monterrey que a un estudiante de la UNAM o de cualquier universidad pública. Sin embargo, no se está tampoco tan desamparado, si se saben usar bien los recursos puestos a nuestro alcance. Tampoco se puede pensar que existan vidas exentas de síntomas. Una vida perfecta, si existiera, sería tremendamente aburrida y esta caracterización por sí misma la llevaría al fastidio absoluto y por lo tanto a la pérdida del interés por la existencia misma. Sin hacer una apología de los problemas, sin ellos la vida sería insoportable. La vida de mis amigos que aquí relaté, se ha caracterizado por grandes aciertos en lo fundamental, aunque sus circunstancias los han llevado a cometer también errores y a no ser completamente felices, pero son ejemplos vivos de una heroicidad casi desconocida, hombres destacados en sus vidas profesionales a pesar de haber tenido casi todo en contra, pero a su favor el recurso más valioso que un ser humano pueda tener: la voluntad indeclinable de construir su destino a la medida de su propio deseo. METAS

Page 22: PROYECTO DE VIDA.pdf

22

Muchas ocasiones no te atreves a perseguir tus sueños por el temor a un mal resultado que te haga sentir impotente, triste, decepcionado, enojado contigo mismo, frustrado, incompetente. Sin embargo, el precio por vivir sin metas ni ilusiones ya lo estas pagando. Ya vienes arrastrando en tu vida en una u otra medida esos sentimientos ¿O no? Entonces, si de cualquier manera ya estas instalado en ese estado de ánimo en forma permanente u ocasional, mejor corre el riesgo de perseguir lo que quieres y si lo haces con una estrategia inteligente, lo más probable es que lo consigas tarde o temprano. Una forma de elevar la probabilidad de construir metas inteligentes, es someter su diseño a un control de calidad en el que consideres los siguientes factores. Guía para evaluar tus metas 1.- ¿Se expresa en forma positiva? ¿Expresa mi meta lo que sí quiero alcanzar, más que lo que no quiero que pase? ¿Cuál es el

resultado real y positivo que yo espero alcanzar? 2.- ¿Tiene un fundamento personal? ¿Es una meta mía o de otras personas? ¿Es de mi interés y está bajo mi control lograrla? 3.- ¿Incluye el factor emocional? ¿Tengo presente en mi mente lo que voy a conseguir con mi meta? ¿Estoy decidido y entusiasmado por conseguir esa ganancia o recompensa? ¿Empiezo a sentir

desde ahora el gozo de conquistar mi meta y creo que voy a disfrutar de todo el proceso? 4.- ¿Se apoya en un modelo? ¿Tengo una idea de la persona que quiero ser al conseguir esa meta? ¿Tengo claro el tipo de vida a la que aspiro al lograr esa meta? ¿Qué personas me inspiran para alcanzar mi meta? 5.- ¿Es específica y visual? ¿Está clara mi meta en términos de lo que deseo alcanzar?, ¿Qué?, ¿cuánto?, ¿cómo?, ¿dónde? ¿Puedo ver los detalles importantes de mi meta ya conquistada? ¿Puedes verte a ti mismo

conquistando tu meta? ¿Puedes imaginarte lo que dicen y sienten los que te rodean? 6.- ¿Es de un tamaño apropiado? ¿Tiene mi meta un tamaño apropiado a mis aspiraciones y a mis posibilidades personales? ¿Considero que es una meta realista, alcanzable, además de estimulante y retadora? ¿Necesito subdividirla en porciones menores o relacionarla con otra meta mayor para hacerla

más manejable o atractiva? 7.- ¿Tiene un marco de tiempo adecuado? ¿He establecido una fecha límite en que debe estar concluida mi meta? ¿Considero que el plazo

fijado es realista?, ¿Es adecuado? ¿He establecido los resultados parciales por lograr en fechas próximas en caso de que mi meta sea a largo plazo?

8.- ¿Considera los recursos necesarios? ¿Tengo noción de los recursos internos y externos que necesitaré para alcanzar mi meta? ¿Considero tenerlos ya? Si no los tengo, ¿Cómo pienso conseguirlos? 9.- ¿Permito saber cuándo se ha alcanzado?

Page 23: PROYECTO DE VIDA.pdf

23

¿Cómo sabré que he conseguido mi meta? ¿Qué es lo que espero ver, oír, sentir, para tener evidencia de que conseguí lo que esperaba? ¿Cómo y cuándo verificaré el progreso hacia mi meta para saber si la voy alcanzando?

10.- ¿Tiene un marco ecológico? ¿Considero que mi meta está en armonía conmigo, con mis relaciones y con mi entorno? ¿Qué pasa si la consigo? ¿Tendrá efectos no deseados para mí o para los que me rodean? Si así es el caso, ¿podría cambiar mi meta para conseguir los mismos o parecidos resultados y

evitar de esa manera los efectos no deseados?

El Vencedor y el Perdedor

Cuando un vencedor comete un error, dice: «Yo me equivoqué.» Cuando un perdedor comete un error, dice: «No fue mi culpa.»

Un vencedor trabaja duro y tiene más tiempo.

Un perdedor está siempre «muy ocupado» para hacer lo que es necesario.

Un vencedor enfrenta y supera los problemas.

Un perdedor da vueltas y nunca consigue resolverlos.

Un vencedor se compromete. Un perdedor hace promesas.

Un vencedor dice: «Yo soy bueno, sin embargo

no tan bueno como me gustaría ser.» Un perdedor dice: «Yo no soy tan malo como tantos otros.»

Un vencedor escucha, comprende y responde.

Un perdedor sólo espera una oportunidad para hablar.

Un vencedor respeta a aquéllos que son superiores a él y trata de aprender algo con ellos.

Un perdedor resiste a aquéllos que son superiores a él

y trata de encontrar sus defectos.

Un vencedor se siente responsable por algo más que sólo su trabajo. Un perdedor no colabora y siempre dice: «Yo sólo hago mi trabajo.»

Un vencedor dice: «Debe haber una mejor forma de hacerlo...» Un perdedor dice: «Esta es la forma que siempre lo hicimos.»