política y estrategia

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ACADEMIA NACIONAL DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y ESTRATÉGICOS (ANEPE) Santiago de Chile Nº 108 OCT-DIC 2007 ISSN 07167415 POLÍTICA y ESTRATEGIA POLÍTICA y ESTRATEGIA A C A D E M I A N A C I O N A L D E E S T U D I O S P O L I T I C O S Y E S T R A T E G I C O S C H I L E CAROLINA LLACH VALDIVIESO LENGUA, TERRITORIO Y PODER COMO ESPACIOS GEOPOLÍTICOS SERGIO PRINCE CRUZAT EPISTEMOLOGÍA PARA UNA GEOPOLÍTICA DE LA POSMODERNIDAD ARTURO CONTRERAS POLGATI ANÁLISIS CRÍTICO DE LA GEOPOLÍTICA CONTEMPORÁNEA PATRICIO CARVAJAL ARAVENA GEOPOLÍTICA DE LOS ENTORNOS Y SOCIEDAD DEL RIESGO. UNA INTEPRETACIÓN DESDE LA GEOPOLÍTICA CRÍTICA. EL CASO CHILENO FRANCISCO LE DANTEC GALLARDO CONTRIBUCIÓN DE LA GEOPOLÍTICA CRÍTICA A LA COMPRENSIÓN DE LA ACTUAL CONCEPCIÓN DE SEGURIDAD CRISTIÁN LEYTON SALAS GEOPOLÍTICA ENERGÉTICA EN AMÉRICA DEL SUR JOSÉ WILLIAM VESENTINI LA CRISIS DE LA GEOPOLÍTICA BRASILEÑA TRADICIONAL. ¿EXISTE HOY UNA NUEVA GEOPOLÍTICA BRASILEÑA?

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Publicación TRIMESTRAL de la ACADEMIA NACIONAL DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y ESTRATÉGICOS, PERÍODO OCTUBRE - DICIEMBRE DEL AÑO 2007

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  • ACADEMIA NACIONAL DE ESTUDIOS POLTICOSY ESTRATGICOS (ANEPE)

    Santiago de Chile

    N 108OCT-DIC

    2007

    ISSN 07167415Polticay

    EstratEgiaPolticay

    EstratEgiaACAD

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    TUDIOS POLITICOS Y ESTRATEGICOS

    CHILE

    CAROLINA LLACH VALDIVIESO LENGUA, TERRITORIO Y PODER COMO ESPACIOS GEOPOLTICOS

    SERGIO PRINCE CRUzAT EPISTEMOLOGA PARA UNA GEOPOLTICA DE LA POSMODERNIDAD

    ARTURO CONTRERAS POLGATI ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA

    PATRICIO CARVAjAL ARAVENA GEOPOLTICA DE LOS ENTORNOS Y SOCIEDAD DEL RIESGO. UNA INTEPRETACIN DESDE LA GEOPOLTICA CRTICA. EL CASO CHILENO

    FRANCISCO LE DANTEC GALLARDO CONTRIbUCIN DE LA GEOPOLTICA CRTICA A LA COMPRENSIN DE LA ACTUAL CONCEPCIN DE SEGURIDAD

    CRISTIN LEYTON SALAS GEOPOLTICA ENERGTICA EN AMRICA DEL SUR

    jOS WILLIAM VESENTINI LA CRISIS DE LA GEOPOLTICA bRASILEA TRADICIONAL. ExISTE HOY UNA NUEVA GEOPOLTICA bRASILEA?

    ANEPEEliodoro Yez 2760 - Providencia - Santiago

    Telfono: (56-2) 5981000Fax: (56-2) 5981043

    Pgina Web: www.anepe.cl Correos Electrnicos: [email protected]

    [email protected]

  • PolticaY

    EstratEgia

    N 108

    Publicacin TRiMESTRal dE la acadEMia naciOnal dE ESTudiOS

    POlTicOS Y ESTRaTGicOS, PEROdO OcTubRE - diciEMbRE dEl aO 2007

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  • DIRECCIN DE LA REVISTA

    DirectorJulio E. Soto Silva

    EditorJuan Araya Daz

    SecretarioIvn Rojas Coromer

    CONSEJO EDITORIAL

    PresidenteContraalmirante Enrique OReilly Merino

    Vocales

    Patricio Carvajal AravenaMagster en Gestin y Planificacin Estratgica

    Facultad de Economa y Administracin de la Universidad de ValparasoANEPE. Chile.

    Fernando Duarte Martnez-CondeMagster en Ciencias Militares

    Academia de Guerra del EjrcitoANEPE. Chile.

    Carlos Molina JohnsonMagster en Ciencia Poltica, Universidad de Chile

    Magster en Ciencias Militares, Academia de Guerra del Ejrcito. Doctor (C) Filosofa,Universidad de Salamanca

    MDN. Chile.

    IMPRESIN: INSTITUTO GEOGRFICO MILITAR

    REVISTA

    POLTICA Y ESTRATEGIAPUBLICACIN TRIMESTRAL

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    STUDIOS POLITICOS Y EST

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  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 20074

    academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos

    Consejeros 2007/2008

    RObERtOARANCIbIA ClAVEl

    Doctor en Historia - Universidad Catlica de Chile

    General de Ejrcito en retiro. Mutualidad del Ejrcito y Aviacin. Chile

    FRANklINbARRIENtOS RAMREz

    Doctor en Ciencias Polticas - Universita degli Studi di Milano - Italia

    Universidades: la Repblica - Central - tec-nolgica Metropolitana. Chile

    MARIANO C.bARtOlOM

    Doctor en Relaciones Internacionales - Uni-versidad del Salvador - Argentina

    Escuela Superior de Guerra, Escuela de De-fensa Nacional - Universidades Nacional de la Plata y Universidad de Palermo. Argentina

    FERNANDOCAAS PAlACIOS

    Magster en Negocios Universidad Adolfo Ibez - Chile

    Metrogas S.A. Chile

    ARtUROCONtRERAS POlGAtI

    Doctor en Estudios Americanos mencin Relaciones Internacionales - Universidad de Santiago de Chile

    Coronel de Ejrcito en retiro. ANEPE. Chile

    RObERtODURN SEPlVEDA

    Doctor en Ciencia Poltica - Universidad de Ginebra - Suiza

    Instituto de Ciencia Poltica Universidad Ca-tlica. Chile

    JAIMEEtCHEPARE JENSEN

    licenciado en Filosofa con mencin en His-toria - Universidad de Chile

    Departamento de Ciencias Histricas y So-ciales Universidad de Concepcin. Chile

    UlDARICIOFIGUEROA Pl

    Administrador Pblico - Universidad de Chile

    Ex Embajador. ANEPE. Chile

    ClAUDIOFUENtES SAAVEDRA

    Doctor en Ciencia Poltica - Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill - EE.UU.

    Director de la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales (FlACSO). Chile

    CRIStIN GARAy VERA Doctor en Estudios Americanos - Universi-dad de Santiago de Chile

    Instituto de Estudios Avanzados de la USACH. Chile

    EDUARDOGARCA DOMNGUEz

    Magster en Ciencias Polticas y Martimas con mencin en Estrategia - Academia de Guerra Naval - Chile

    Director del Centro de Estudios Estratgicos de la Armada. Chile.

    SERGIOGONzlEz MIRANDA

    Doctor en Estudios Americanos - Universi-dad de Santiago de Chile

    Director Ejecutivo Instituto de Estudios Inter-nacionales Universidad Arturo Prat de Iqui-que. Chile

    OMARGUtIRREz VAlDEbENItO

    Magster en Ciencia Poltica Aplicada - Uni-versidad Martima de Chile

    Oficial de Marina en retiro. Centro de Estu-dios Estratgicos de la Armada. Chile

    GUIllERMOHOlzMANN PREz

    Doctor (C) en Estudios Americanos - Univer-sidad de Santiago de Chile

    Departamento de Ciencia Poltica - Instituto de Asuntos Pblicos Universidad de Chile. Chile

    JEANNEttEIRIGOIN bARRENNE

    Doctor (C) en Derecho Internacional - Univer-sidad Complutense de Madrid

    Facultad de Derecho Universidad de Chile. Chile

    CRIStINlE DANtEC GAllARDO

    Magster en Gestin de Negocios Internacio-nales - Universidad Gabriela Mistral

    General de Ejrcito - Director de Finanzas del Ejrcito. Chile

    MIGUEllECAROS SNCHEz

    Doctor en Filosofa mencin Historia - Uni-versidad Pars II (Francia) y Universidad del Salvador - Argentina

    Decano Escuela de Aviacin Capitn Ma-nuel valos Prado. Chile

    JOSMORAND lAVN

    Doctor (C) en Estudios Internacionales - Uni-versidad de Denver - EE.UU.

    Director del Instituto de Estudios Internacio-nales de la Universidad de Chile. Chile

    WAltERSNCHEz GONzlEz

    Doctor en Ciencia Poltica - Universidad de Notre Dame - EE.UU.

    Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Chile

    HERNN l.VIllAGRN NARANJO

    MSc (Fsica) - Universidad Catlica de Val-paraso

    Analista/Consultor Ciencias, tecnologa y Po-lticas Pblicas

    IVNWItkER bARRA

    Doctor en Comunicaciones - Universidad Carlos IV de Praga - Repblica Checa

    ANEPE. Chile

  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 5

    A NUESTROS LECTORES Y COLABORADORES

    1. la revista Poltica y Estrategia, editada cuatro veces al ao, es una instancia de reflexin acadmica que ofrece sus pginas a profesionales universitarios, investigadores, docentes y, en general, a todos los lectores y personas chilenas como extranjeras, estudiosas de las materias relacionadas con la seguridad y la defensa nacional y con los altos niveles de la poltica y la estrategia, invitndolos a colaborar en su difusin, en un marco de pluralismo y diversidad de opiniones, con el solo espritu de conocer los distintos pensamientos acadmicos sobre estos temas de inters, a travs de esta publicacin de la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos.

    2. En fecha reciente nuestra publicacin ha pasado a formar parte del Sistema de Informacin en lnea para Revistas cientficas de amrica latina, el caribe, Espaa y Portugal, Lantindex (http://www.lantindex.org), como paso previo a su futura incorporacin al proyecto SciELO Chile.

    3. Cumplimos con el deber de informarles que nuestra revista est en el proceso de incorporacin a la biblioteca cientfica SciElO chile, de conycit, lo que implica un reconocimiento a la trayectoria de nuestra revista en el mundo de las ciencias sociales. Esto conlleva un gran desafo tanto para la academia, su consejo Editorial como para todos los acadmicos nacionales y extranjeros que son fieles colaboradores a esta publicacin, difusora de las materias propias de la Seguridad y la defensa, que cada da advierten un mayor inters por parte de la ciudadana informada.

    4. Los trabajos o artculos que se remitan para ser publicados en nuestra revista deben ser: originales, inditos y exclusivos.

    5. Los conceptos, puntos de vista e ideas expuestos por los autores de los artculos que se publican, sern de su exclusiva responsabilidad, y no representan necesariamente el pensamiento de la Academia.

    6. Con el objeto de lograr una mayor eficiencia y precisin en la publicacin de los trabajos que se reciben, es conveniente que sus autores consideren las siguientes pautas:

    Original en tamao carta, con una extensin no mayor a 30 pginas, espacio simple, escritos en sistema Word, letra tamao Arial N 12. Adjuntando el disquete correspondiente o remitirlo por medio de correo electrnico.

    Las fotografas, grficos y/o imgenes, dentro del texto, slo sern publicadas si su inclusin permite apoyar o clarificar el texto para una mejor compresin de los lectores. Los grficos deben estar dibujados o diseados en computacin o, en su defecto, en papel de dibujo transparente, con tinta negra.

    Todos los mapas deben ser publicables, es decir, sin restricciones de derechos de autor ni condiciones que necesiten autorizaciones especiales de la direccin de lmites y Fronteras de chile, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.

  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 20076

    academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos

    De ser imprescindible la inclusin de algunos de los elementos citados precedentemente, debe hacerse llegar el material en forma fsica con la finalidad de obtener una buena resolucin de impresin, indicando la fuente de origen, con el propsito de no infringir la Ley de Propiedad Intelectual.

    Para las citas y referencias bibliogrficas se debe tomar como referencia el Manual de Estilos de la A.P.A. (American Psychological Association), 5 Edicin, ao 2001, instructivo que se encuentra publicado en el sitio web de la academia; indicndose, de entre varias derivaciones, algunos ejemplos:

    cita textual (Transcripcin de un texto literalmente de otro autor o un documento previamente publicado): Sobre el olvido, Luria (1988) dice que el problema del olvido est estrechamente vinculado con el del recuerdo y ha despertado la misma atencin. Qu es lo que causa la desaparicin de las huellas de la memoria o, como es normalmente llamado, el olvido (p. 281).

    cita contextual (Resume una parte especfica de un documento o del contenido del mismo): La Programacin Neurolingstica (PNL) es una herramienta de trabajo para todas las personas que trabajan con o para las personas. Define Zambrano (2001) la PNL como una serie de tcnicas destinadas a analizar, codificar y modificar conductas, por medio del estudio del lenguaje, tanto verbal, como gestual y corporal.

    Bibliografa (un autor): GONZLEZ J., J. (2000). Visin por Computador. Madrid, Espaa: Paraninfo.

    Bibliografa (ms de un autor): achaRd, diego y FlORES, Manuel. (1997). Gobernabilidad: un reportaje de Amrica Latina. Mxico: Fondo de Cultura Econmica.

    Los autores deben incluir palabras claves para facilitar que los artculos sean localizados en los motores de bsqueda de internet. Por ejemplo: La misin de las Fuerzas Armadas en el combate del terrorismo yihadista. Palabras claves: Yihadismo, Terrorismo, Conflictos asimtricos.

    Las palabras claves, al igual que el ttulo, deben venir en espaol e ingls.

    Adjuntar un breve resumen (abstract) del tema, en espaol y en ingls, de una extensin mxima de 15 lneas.

    Adjuntar breve currculum del autor, principalmente institucin de trabajo, pas, direccin de contacto (e-mail o direccin postal), ttulos y grados acadmicos, adems telfono para efectos de que se puedan realizar los contactos entre la editorial y los autores que remiten artculos.

    7. Cada artculo es sometido a revisin de evaluadores externos o de acadmicos de la ANEPE. Sus respectivos informes son remitidos al Consejo Editorial, cuyos integrantes deciden la publicacin o no de los trabajos. Los artculos que, por alguna razn, no

  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 7

    sean aprobados por el consejo de la revista, sern devueltos a sus autores, quedando a su total disposicin.

    Tambin el consejo podr formular observaciones para que los artculos sean revisados y se ajusten a la poltica editorial de la revista.

    8 . El sumario de la revista podr ser consultado en la pgina web de la ANEPE (http://www.anepe.cl ), donde se incluir un resumen del contenido de cada uno de los artculos.

    9. Los escritos debern ser remitidos al Director de la revista Poltica y Estrategia.

    10. Para cualquier informacin srvase contactarse al correo electrnico [email protected]

    INFORMACIN

    Es grato informarles que a partir del mes de diciembre de este ao, nuestro Consejo Editorial estar conformado, adems del Director, Subdirector de la Acade-mia y del Director de la Revista, por los siguientes acadmicos: Doctores Roberto Arancibia Clavel, Jos Piuzzi Cabrera, Roberto Durn Seplveda, Miguel Lecaros Snchez; Magsteres Fernando Caas Palacios, Cristin Ledantec Gallardo, Gus-tavo Basso Cancino y el candidato a Doctor Carlos Molina Johnson.

    A todos ellos, la Revista Poltica y Estrategia les da la ms cordial bienve-nida y les agradece su valiosa cooperacin que enriquece nuestro quehacer aca-dmico.

    Finalmente, la Revista Poltica y Estrategia cumple con informar a sus lectores que el 21 de diciembre de 2007 ha asumido como nuevo Director de la ANEPE el General de Brigada Area (A) don Carlos Stuardo Escobar.

  • BL 8

  • SUMARIO

    Pgina

    H Editorial ____________________________________________________________ 11

    H lengua, territorio y poder como espacios geopolticos ______________________ 12 Magster Carolina llach Valdivieso

    H Epistemologa para una geopoltica de la posmodernidad____________________ 19 Dr. Sergio Prince Cruzat

    H Anlisis crtico de la geopoltica contempornea ___________________________ 29 Dr. Arturo Contreras Polgati

    H Geopoltica de los entornos y sociedad del riesgo. Una intepretacin desde la geopoltica crtica. El caso chileno _______________________________________ 46 Magster Patricio Carvajal Aravena

    H Contribucin de la geopoltica crtica a la comprensin de la actual concepcin de seguridad ________________________________________________________ 71 Dr. Francisco le Dantec Gallardo

    H Geopoltica energtica en Amrica del Sur ________________________________ 83 Seor Cristin leyton Salas

    H la crisis de la geopoltica brasilea tradicional. Existe hoy una nueva geopoltica brasilea?___________________________________________________________ 108 Profesor Jos William Vesentini

    H Recensin de libro ___________________________________________________ 121 Magster Patricio Carvajal Aravena

    H libros Coleccin de Investigaciones ANEPE ______________________________ 125

  • BL 10

  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 11

    EDITORIAL

    La Revista Poltica y Estrategia, fiel a su tradicin de ser rgano de difusin del pensamiento en materias de Seguridad y Defensa, dedica el nmero 108 (lti-mo trimestre de 2007) al entendimiento, desde el punto de vista de la geopoltica, de los desafos de la globalizacin y la dinmica de las relaciones internacionales.

    Dada la relacin que la geopoltica, como disciplina de estudio, tiene con la Seguridad y la Defensa, la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos (ANEPE) organiz el 8 y 9 de noviembre de 2007 el Primer Congreso de Estudios Polticos y Estratgicos en esta disciplina.

    El evento reuni a miembros de la comunidad de defensa con el propsito de analizar y reflexionar sobre esta relacin y verificar sus manifestaciones den-tro del contexto y las caractersticas del mundo del siglo XXI. Parte del producto de este congreso se pone a disposicin de los lectores para su conocimiento en la presente edicin.

    El nmero 108 incluye ponencias seleccionadas presentadas por los ex-positores en dicho congreso, que abordan temas tales como: Lengua, territorio y poder como espacios geopolticos, Epistemologa para una geopoltica de la pos-modernidad, Anlisis crtico de la geopoltica contempornea, Geopoltica de los entornos y sociedad del riesgo para la comprensin de las relaciones internacio-nales en el contexto multicivilizatorio y cultural de la globalizacin, Contribucin de la geopoltica crtica a la comprensin de la actual concepcin de seguridad, as como la Geopoltica energtica en Amrica del Sur, y un anlisis de las caracte-rsticas de la geopoltica brasilea en cuanto modelo militar-empresarial vinculado entre otros objetivos a la ocupacin de la Amazonia y el desarrollo de un Estado fuerte y su actual situacin por el cambio del contexto en que fue formulada.

    Con la edicin de estos trabajos damos el primer paso en un proceso que pretende reinstalar el estudio de la Geopoltica, como otro de los factores rele-vantes en el estudio de la Seguridad y la Defensa. en ese sentido, las reflexiones publicadas en este nmero, constituyen elementos de juicio para entender desde el punto de vista de la geopoltica, los desafos de la Globalizacin y la dinmica de las relaciones internacionales, con la particular ptica en que cada autor enfoca el tema.

    Para ello, invitamos a nuestros lectores a opinar sobre las materias incor-poradas en este nmero, con el fin de generar lneas de debate y anlisis que permitan conformar un cuerpo temtico base para un futuro evento acadmico de mayor amplitud.

  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 200712

    academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos

    * Magster en Lingstica, Universidad de Chile. Chile. [email protected] Fecha de Recepcin: 151107 Fecha de Aceptacin: 291107

    LENGUA, TERRITORIO Y PODER COMO ESPACIOS GEOPOLTICOS

    CAROLINA LLACH VALDIVIESO*

    RESUMEN

    Aparentemente, algunas nociones e ideas fundamentales de la geopoltica crtica han sido cercanas histricamente, como la distincin implcita entre lmite y frontera de la geolingstica y la dialectologa. Sin embargo, ambos enfoques han realizado sus estudios sustentados en los supuestos epistemolgicos de su tiempo. De all que se establezca que la vertiente de la lingstica contempornea pertinente para el estudio de la produccin y circulacin de los discursos geopolticos que median la configuracin efectiva del territorio por parte de los sujetos es el Anlisis Crtico del Discurso.Palabras claves: Lengua Territorio Geopoltica Crtica Anlisis Crtico del Discurso.

    LANGUAGE, TERRITORY AND POWER AS GEOPOLITICAL SPACES

    ABSTRACT

    Apparently, some fundamental ideas of critical geopolitics have been historically close, like the implied distinction between boundary and border of geo-linguistic and dialectology. However, both approaches have made their studies sustained in the so call language studious of their own time. From there we can state that the apex of the contemporary linguistic for the study of production and circulation of geopolitical discourses that mediate the effective configuration of territory on behalf of the subjects, is the Critical Analysis of the DiscourseKey words: Language Territory Critical Geopolitics Critical Analysis of Discourse.

    I. INTRODUCCIN

    Como se explicar en este artculo, los estudios lingsticos siempre han tenido una fuerte relacin con el territorio, sin embargo, para investigar el lenguaje desde una mirada geopoltica actual, se debe analizar la vinculacin efectiva del

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    lEnGua, TERRiTORiO Y POdER cOMO ESPaciOS GEOPOlTicOS

    territorio por parte de los sujetos, lo que se puede rastrear slo a travs de la pro-duccin y circulacin de los discursos al interior de los grupos, donde se configuran las cogniciones de cada uno respecto del territorio.

    Una de las bases epistemolgicas fundamentales de la geopoltica crtica es la distincin que establece con la geopoltica clsica respecto de la diferencia entre lmites y fronteras. Mientras la geopoltica clsica, de corte organicista vincu-lada a la ideologa del nazismo germano (Prince, 2007), configura su cartografa fundamentalmente a travs de la idea de lmite, entendido como una separacin ra-dical y esttica, la geopoltica crtica lo hace a travs del concepto de frontera, com-prendida como una distincin dinmica, en permanente cambio y que trasciende el mundo fsico, pues incluye aspectos culturales tales como la lengua y la virtualidad que ofrecen las nuevas tecnologas.

    La nocin de frontera ha sido cercana a la visin de las distintas subdisci-plinas lingsticas, no obstante esta aparente cercana, deben realizarse algunas distinciones para determinar la forma en que la geopoltica crtica y la lingstica contempornea pueden entrelazarse para realizar una mirada transdisciplinaria de algunos fenmenos culturales, pues no todas las vertientes de esta ltima compar-ten bases epistemolgicas con la geopoltica crtica que les permitan formular un discurso coherente.

    II. LA vARIACIN EN LINGSTICA

    Uno de los primeros fenmenos que dieron origen a los estudios sobre el lenguaje fue la variacin lingstica. Desde observaciones ms bien gruesas como la existencia de lenguas pertenecientes a diversos grupos humanos, pasando por fenmenos como la formacin de koin, lingua franca y pidgins que respondan a diversos procesos de intercambio social entre grupos de hablantes de culturas diferentes, hasta variaciones en los planos lxico, sintctico y fontico dentro de un mismo idioma. Tales variaciones mostraron tempranamente a los lingistas que la divisin entre lenguas no corresponda exactamente a la separacin establecida por los lmites geopolticos clsicos. De all que proliferaran los estudios sobre las diferencias lxicas, sintcticas y fonolgicas de una lengua entre grupos de inmi-grantes, de diversas regiones de un pas, de diversos barrios dentro de una ciudad, entre otros.

    Dentro de las subdisciplinas tradicionales, la dimensin diatpica de la va-riacin lingstica ha sido el objeto de estudio de la geolingstica. Especficamente, se ocupa de delimitar la extensin y disposicin en el espacio de diferentes fenme-nos lingsticos. Si bien acepta los lmites de la geografa poltica como un recurso metodolgico para organizar sus estudios de campo, la presentacin cartogrfica de sus resultados obvia deliberadamente dicha informacin. Un ejemplo es el Atlas Lingstico Etnogrfico del Sur de Chile ALESUCH (1973), creado para representar

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    academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos

    variaciones del espaol de Chile. La dialectologa, por su parte, posee como objeto de estudio las variedades de la lengua, consideradas en general como dialectos (Moreno, 1993), describiendo, por ejemplo, el espaol de Chile, el espaol culto de Santiago, pero tambin el espaol de los inmigrantes peruanos de Santiago de Chile o el alemn de los descendientes de los primeros colonos del sur de Chile. Por tanto, tampoco funcionan estrictamente los lmites geopolticos.

    Otra subdisciplina ocupada de la descripcin de la variacin es la sociolin-gstica. Uno de sus precursores, William Labov, pretenda dar una explicacin al fenmeno de la variacin libre en los planos fonolgico, sintctico y lxico a la luz del programa racionalista de Chomsky. El fenmeno de la variacin libre consis-ta en una vieja idea sobre la posibilidad de cualquier hablante aun conociendo perfectamente la estructura y funcionamiento de su lengua materna de realizar o producir un sonido o una palabra de acuerdo con diferentes formas reconocidas en su grupo, sin variar por eso el significado de la expresin. Por ejemplo:

    En el plano fontico, en Chile existen, al menos, tres formas de realizar el fonema /s/:

    1. los coches [los koches]2. [loh kocheh] (aspiracin)3. [lo- koche-] (elisin)

    Ante estas tres posibles realizaciones, Labov (1999) seala que la selec-cin de una de ellas por parte de los hablantes no es libre como se haba afirmado hasta entonces, sino que responde a factores culturales, especialmente, socioeco-nmicos. Las hiptesis de Labov llevaron a comprender la variacin lingstica no en trminos de lmites geopolticos clsicos, sino de distinciones socioeconmicas. De acuerdo con el autor, las personas no slo realizan la lengua segn hayan aprendido en sus hogares, sino tambin segn su sentido de pertenencia al gru-po socioeconmico del que forma parten o segn sus aspiraciones sociales. En consecuencia, algunos grupos como las mujeres jvenes de clases sociales bajas y hombres jvenes que trabajan en sectores de clase media y media alta, selec-cionan formas de hablar adecuadas a su situacin y aspiracin laboral, es decir, la variacin no es libre, sino que est adecuada a la forma de realizacin del lenguaje de la clase media alta y alta. Tal marco podra dar cuenta de algunos fenmenos lxicos y fonticos como la seleccin de ciertos hablantes peruanos avecindados en Chile de formas propias del espaol de Santiago. Sin embargo, la sociolingsti-ca tampoco responde a la base epistemolgica propia de la geopoltica crtica. Por tanto, la lengua sigue siendo considerada un objeto de estudio concebido como un sistema, una estructura que puede ser descrita como tal.

    Como se ha podido observar, los datos que aportan tales subdisciplinas lingsticas sobrepasan la nocin de lmite en el sentido clsico del trmino geopo-

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    lEnGua, TERRiTORiO Y POdER cOMO ESPaciOS GEOPOlTicOS

    ltico. Sin embargo, los datos no lingsticos que entregan son usados como parte del contexto cultural para lograr explicaciones coherentes sobre el lenguaje, pero no se logra un estudio de las cogniciones del sujeto respecto de su entorno. Esto se debe a que comparten con la geopoltica tradicional, en lneas generales, la base epistemolgica del empirismo lgico (Hempel, 1948).

    III. ANLISIS DEL DISCURSO Y GEOPOLTICA CULTURAL

    La nueva geopoltica o geopoltica crtica asume principios acordes con su tiempo, en el sentido de sobrepasar la visin racional de la modernidad, configuran-do una nueva forma de comprender la realidad a la luz de la posmodernidad. Uno de los elementos principales de esta nueva poca es el pensamiento crtico. En este contexto, se asume la necesidad de distanciarse de los fenmenos sociales para observarlos como un conjunto de discursos producidos en situaciones parti-culares, con finalidades especficas y que, muchas veces, intentan mantener las relaciones de poder convenientes para los Estados u otros grupos. Adems, el rol del investigador no se limita a la descripcin y explicacin de ciertos hechos, sino que se orienta a la accin, al cambio de situaciones de desequilibrios o abusos de poder. Es aqu donde los programas de la geopoltica crtica y la lingstica com-parten su agenda.

    Esta agenda compartida se aprecia en la concepcin de geopoltica crtica que sustenta Yves Lacoste:

    Le terme de gopolitique, dont on fait de nos jours de multiples usages, dsigne en fait tout ce qui concerne les rivalits de pouvoirs ou dinfluence sur des territoires et les populations qui y vivent: rivalits entre des pouvoirs politiques de toutes sortes et pas seulement entre des tats, mais aussi entre des mouvements politiques ou des groupes arms plus ou moins clandestins, rivalits pour le contrle ou la domination de territoires de grande ou de petite taille. Les raisonnnements gopolitiques aident mieux comprendre les causes de tel ou tel conflit, au sein dun pays ou entre des tats, mais aussi envisager quelles peuvent tre, par contrecoup, les consquences de ces luttes dans des pays plus ou moins loigns et parfois mme dans dautres parties du monde (Lacoste, 2006).

    Adems, se observa en los temas centrales como la abolicin de la guerra y defensa de los derechos humanos, o los que seala en su concepcin de la geopo-ltica como un proceso eminentemente cultural.

    Como se ha visto en el apartado anterior, la lingstica posee diversas co-rrientes que an coexisten. No obstante, la subdisciplina que puede ser compatible

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    academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos

    con los estudios geopolticos crticos es el Anlisis Crtico del Discurso. Con este nombre se renen diversos enfoques terico-metodolgicos que buscan develar las relaciones de poder entre diversas instituciones sociales, comprendiendo que a travs de ellos se reproducen las ideologas de diversos grupos que obtentan el poder y la de otros grupos minoritarios que intentan luchar contra tales ideas o que resultan daados de alguna manera por ellos (Fairclough, 1992; Wodak & Meyer, 2003). Ms all de las teoras sociales que fundamenten a cada una de estas ver-tientes, el Anlisis Crtico del Discurso posee una metodologa de trabajo pertinente para el estudio de los discursos geopolticos.

    Sin embargo, an se debe dar un paso ms all en la convergencia de ambos enfoques. A travs del ACD, diversos autores han estudiado el racismo, problemas de gnero, xenofobia, identidad y otras cuestiones sociales. Mas debe tenerse en cuenta que, si se considera que el aspecto cultural de la geopoltica crtica est centrado en la vivencia de la territorialidad de los sujetos, el ACD debe ser una herramienta terico-metodolgica pertinente para analizar los discursos a travs de los cuales las personas se apropian del territorio o, tambin, estudiar el lenguaje en el que se configura el territorio. En otros trminos, el ACD no puede ser extrapolado total y fielmente a los estudios geopolticos, sino que deben utilizarse aquellos elementos que permitan identificar, en los diferentes planos del discurso como texto situado, las cogniciones a travs de las cuales los sujetos configuran su territorialidad.

    De all la importancia de definir la cultura siguiendo a (Lavandero & Mal-partida, 2003:63) como el conjunto de configuraciones conservativas que pautan agenciamiento y pertenencia para un observador-entorno o un conjunto de ellos dentro de una red de comunicacin.

    Mediante estas consideraciones, podemos pensar la geopoltica crtica y su metodologa de anlisis discursivo lejos de la esquizofrenia de las derechas y las izquierdas, del marxismo y del fascismo, para situar a la nueva geopoltica en el mbito de la complejidad transdisciplinaria que pretende instaurar el agenciamiento democrtico como paradigma del desarrollo de las libertades humanas.

    Iv. UN EjEMPLO DE ESTUDIOS DE GEOPOLTICA CULTURAL

    Como ejemplo de lo anterior, expondr brevemente los aspectos lingsti-cos que han sido considerados en el marco de los estudios de la geopoltica cultural en torno a la situacin de la lengua francesa. Una de las investigaciones de mayor inters para el mundo acadmico que relaciona geopoltica y lenguaje es la que se da al estudiar las relaciones entre la lengua francesa y la inglesa. Jams se ha negado que los francfonos sean miembros de una comunidad lingstica de impor-tancia internacional, aun considerando que la supremaca del ingls es innegable. La relevancia de la lengua anglosajona est directamente relacionada con su espa-

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    lEnGua, TERRiTORiO Y POdER cOMO ESPaciOS GEOPOlTicOS

    cialidad territorial y al auge econmico que estos territorios coloniales lograron con el devenir de los aos.

    El francs como lengua se ve amenazado de tal modo que, desde una visin geopoltica clsica, hoy es muy difcil reconocer el mbito cultural de origen galo en medio de una cultura planetaria que considera al ingls como su lengua matricial. Este es un ejemplo de las dificultades que debe enfrentar la geopoltica crtica al indagar sobre las fronteras culturales del siglo XXI. Desde esta perspecti-va, no interesa la configuracin de la lengua ni su variacin distrtica ni diatpica en s misma, sino la funcin tanto poltica como cultural de esta lengua y las relaciones de poder que se establecen entre grupos caracterizados por su uso.

    Por ejemplo, se estudian los conflictos que genera el uso del francs por parte de miembros de naciones que fueron colonias francesas, lo que es conside-rado una forma de traicin por los ciudadanos de otros grupos de dichos pases (Lacoste, 2006). Otro caso es el anlisis de las letras de canciones de los grupos de rap callejero de los suburbios de Pars, donde se aprecia una territorializacin efectiva de Francia muy distinta del resto de los franceses, pero tambin de la cul-tura afroamericana desde donde surge esta subcultura y de la cultura rabe de la que provienen muchos de estos jvenes (Loyer, 2006).

    CONSIDERACIONES FINALES

    El propsito de este artculo ha sido mostrar que lengua y territorio han estado unidos histricamente dentro de los estudios lingsticos. Sin embargo, tal unin ha respondido a los fundamentos epistemolgicos de diferentes pocas, por lo que, pese a la aparente cercana entre las ideas clsicas de la lingstica con las de la geopoltica crtica, se debe establecer que la nica vertiente de esta disciplina que puede servir como aproximacin terico-metodolgica para los anlisis del lenguaje desde una mirada geopoltica crtica, es el anlisis crtico del discurso. Mas no en la versin estricta del programa de ACD de Fairclough, Wodak y otros, sino conservando los supuestos propios de la posmodernidad y el sentido de lo crtico como la realizacin del anlisis desde una lejana investi-gativa que contribuya a identificar las cogniciones que permiten la configuracin efectiva del territorio por parte de los sujetos en el proceso de produccin y circu-lacin de los discursos geopolticos.

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  • Revista Poltica y Estrategia N 108 - 2007 19

    EPISTEMOLOGA PARA UNA GEOPOLTICA DE LA POSMODERNIDAD

    SERGIO E. PRINCE CRUZAT*

    RESUMEN

    La geopoltica crtica es posmoderna, por lo tanto, compleja. Hoy, el conocimiento se constituye a partir de los discursos que circulan dando cuenta de nuestras prcticas sociales. Nuestras prcticas estn dominadas por tecnologas sofisticadas y, en general, recientes. En cambio, nuestros discursos sociales y polticos son herencias de prcticas cuestionadas. El choque entre las nuevas tecnologas y los lxicos heredados han producido una fragmentacin en los procesos de constitucin de nuestro conocimiento sobre el espacio y el territorio. Aunque el discurso de la globalizacin y las propuestas de una geopoltica crtica nos quieran presentar un modelo holstico del mundo, an somos sujetos fragmentados o multifrnicos. La integracin es un proyecto as como la Ilustracin fue el proyecto de la Modernidad. En la presente reflexin, pretendo sealar una perspectiva de la conformacin actual de nuestro saber y cmo esto afecta los conceptos de territorialidad que sustentan el conocimiento de la geopoltica.Palabras claves: Geopoltica Posmodernidad Conocimiento Territorialidad.

    LANGUAGE STUDY FOR A POS-MODERN GEOPOLITICS

    ABSTRACT

    Critical Geopolitics is pos-modern, therefore complex. Today, knowledge is constituted from discourses that circulate presenting our social practices, at the same time , they are dominated by sophisticated technologies and, in general, very recent ones. Instead, our political and social discourses are a legacy of questionable practices. The impact among new technologies and the inherit lexicon has produced a fragmentation in the process of constitution of our knowledge about space and territory. Even though the discourse of globalization and proposals of a Critical Geopolitics want to present us a holistic model of the world, we are still fragmented subjects.

    * Doctor en Filosofa mencin Filosofa Poltica Universidad de Chile. Chile. [email protected] Fecha de Recepcin: 151107 Fecha de Aceptacin: 291107

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    Integration is a project as well as the illustration was in Modernity. In the present reflection, I pretend to point out a perspective of the present conformation of our knowledge and how this affects the concepts of territory that sustain the knowledge of geopolitics.Key words: Geopolitics Pos-modern Knowledge Territoriality.

    I. INTRODUCCIN. MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD

    Para explicar esta distincin, seguiremos de cerca a Herrera (1996). El au-tor nos explica que existe consenso entre los especialistas en que la modernidad se puede entender como sinnimo de Ilustracin. Pero qu es la Ilustracin? Po-demos distinguir entre la Ilustracin en el sentido que le da el historiador, es decir, la sensibilidad cultural propia del siglo XVIII, resultado de un proceso que comienza en la Alta Edad Media y, por otra parte, la Ilustracin en el sentido que le da el fil-sofo, es decir, como un esfuerzo reflexivo para explicitar y fundamentar filosfica-mente esta sensibilidad cultural, obra llevada a cabo, principalmente, en Alemania por kant y Hegel.

    kant (1784) en su escrito Qu es la Ilustracin? define Ilustracin como la salida del hombre de su autoculpable minora de edad hacia una mayora de edad gracias a la cual busca determinar su existencia y su accin a partir exclusi-vamente de la razn. Esta definicin implica, entre otras cosas, que para el hombre ilustrado la existencia no es un destino regido por Dios o por la naturaleza.

    La Ilustracin es un aspiracin, una vocacin, un fin que debe y puede ser determinada y conquistada autnomamente por el mismo hombre. Es la expresin del fenmeno de la secularizacin. El hombre ilustrado es alguien que ha abando-nado la idea judeo-cristiana de la religacin. Del mismo modo, kant sostiene que la autoridad y la tradicin que hasta la Edad Media fundamentaban el saber sobre el ser y quehacer del hombre, deben ceder el paso a la razn. Es la razn quien debe decirnos cmo se debe definir el ser y el quehacer del hombre: Atrvete a pensar por ti mismo fue el lema de la Ilustracin.

    Herrera (1996) afirma que, a partir de la definicin dada, kant explicitar, en sus dos crticas, que la misin del hombre sobre la tierra no es asegurar la salvacin de su alma y contemplar la naturaleza para cantar la grandeza de su Creador. En kant (2005 [1781]), desde el punto de vista terico, es la de dominar y transformar la naturaleza mediante la ciencia y la tecnologa para que responda a la dignidad de la persona humana. Se trata de la humanizacin de la naturaleza. De acuerdo con el mismo kant (2002 [1788]), esta misin, desde el punto de vista tico, es la de instaurar un reino de libertad, de justicia, de igualdad, de tolerancia, de paz perpetua, de reconocimiento de la dignidad de la persona, de respeto de los derechos humanos, de democracia poltica. En otras palabras, el problema es cmo el hombre podra humanizarse a s mismo.

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    EPiSTEMOlOGa PaRa una GEOPOlTica dE la POSMOdERnidad

    Hegel (2002 [1807]) trat de superar a kant haciendo de la subjetividad trascendental de ste, que le pareca demasiado abstracta, pura y, por lo mismo, vaca, una subjetividad concreta: el espritu subjetivo absoluto, un universal con-creto o, mejor, una totalidad concreta que se expresa en la ciencia, la moral, el arte y en las objetivaciones de la sociedad. Por otra parte, crey encontrar un principio de inteligibilidad de las diferentes etapas histricas con todas sus contradicciones y fragmentaciones: la esencia de la racionalidad histrica est en la negatividad. En contra de la razn kantiana que despreciaba la pasin, Hegel proclama que es a travs de sus intereses como los hombres hacen la historia, constituyndose as en los medios y los instrumentos de algo ms elevado, ms vasto, que ignoran y realizan inconscientemente: el espritu absoluto. La existencia temporal encierra en s misma la destruccin, la infelicidad, la desgracia. Pero slo as sirve a lo eter-no, slo as el espritu absoluto se puede objetivar. A partir de aqu, Hegel realiza la reconciliacin de lo finito y lo infinito, de la razn y la sinrazn, de la esclavitud y la libertad. La filosofa, autoconciencia de cada poca, conlleva la amarga expe-riencia de la negatividad: el extraamiento y la alienacin. De esta manera, la razn todo lo puede justificar, inclusive los millares de vidas sacrificadas en el altar de la historia. Sin ellas, el Absoluto, el fin y el sentido de la historia no se pueden realizar (Herrera, 1996).

    El proyecto emancipatorio proclamado por la modernidad ha fracasado. Los hechos estn ah: negacin de la dignidad de la persona y de sus derechos, into-lerancia, desigualdad, violencia, regmenes polticos represivos, destruccin de la naturaleza, dominio de la tcnica sobre el hombre, ente otros grandes temas de la distopa moderna. Muchos autores utilizan una palabra para designar el paso de la modernidad a la posmodernidad: Auschwitz, palabra que designa todos los campos de exterminio construidos por los nazis a partir de la teora sobre la raza que se consideraba cientfica y, por consiguiente, fundamentada en la modernidad. Pensemos en las guerras mundiales, en la bomba atmica, en la destruccin de la capa de ozono, entre otros problemas. Esto nos hace sospechar que la utopa de que la razn con su poder absoluto garantizaba el triunfo de la civilizacin sobre la barbarie tan slo fue un simple sueo (Herrera,1996).

    El trmino posmodernidad expresa la desazn, el malestar, el desengao que el hombre actual experimenta frente a las promesas falaces de la modernidad. Digmoslo en palabras de Lyotard:

    Ya hemos pagado suficientemente la nostalgia del todo y de lo uno, de la reconciliacin del concepto y de lo sensible, de la experiencia transparente y comunicable. Bajo la demanda general de relajamiento y apaciguamiento, nos proponemos mascullar el deseo de recomenzar el terror, cumplir la fantasa de apresar la realidad. La respuesta es: guerra al todo, demos testimonio de lo impresentable, activemos los diferendos, salvemos el honor del hombre (Lyotard, 1979).

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    Ante el fracaso de la modernidad, no son pocos los que asumen una actitud nihilista e irracionalista que nos invita a aceptar como vlido cualquier punto de vis-ta y, lo que es peor, a renunciar a todo futuro: vivamos el presente hasta donde nos sea posible, que ya veremos qu pasar maana. Inclusive, no son pocos los que viven esta autoalienacin, esta autodestruccin, como la posibilidad de un goce esttico de primer orden. No son pocos los que viven la posmodernidad como el imperio de la arbitrariedad. Para estos, el lema de la posmodernidad sera el todo vale, de Heller (1991: 21).

    El trmino posmodernidad expresa, igualmente, la reflexin filosfica que en los ltimos aos han adelantado autores como Lyotard, Foucault, Derrid, Ha-bermas y Vattimo para comprender, explicitar, validar o invalidar esta sensibilidad cultural del hombre del siglo XX y para descubrir la falla y, por ende, la responsa-bilidad de la modernidad. Desde este punto de vista, la posmodernidad constituye una crtica a la racionalidad moderna en todos los autores, sin excepcin, ya sea que esta crtica culmine con su condenacin a muerte, como es el caso de Vattimo, o a reconocer sus errores, pero al mismo tiempo sus virtudes, como en Habermas, que se ha esforzado en redefinir los ideales de la modernidad en funcin de una nueva realidad social donde reine no la arbitrariedad sino la tolerancia, el antidog-matismo, el reconocimiento de la particularidad y singularidad de los individuos y de las pequeas comunidades, el respeto por la pluralidad de formas de vida, de manifestaciones culturales, de juegos del lenguaje.

    II. LA GEOPOLTICA CRTICA COMO GEOPOLTICA DE LA POSMODERNIDAD

    Esta confianza en la razn que promueve el pensamiento Ilustrado es el marco intelectual en el que se desarrolla la geopoltica clsica, aquella fundada por kjellen. Este autor desarroll, hacia 1916, la idea de el Estado como organismo viviente (Der Staat als Lebensform), donde el trmino geopoltica fue utilizado por primera vez. Su uso se da dentro de la concepcin organicista propia del nazismo germano y que tambin comparten otros modos de pensamiento totalitario (Toal 1996). El organicismo geopoltico es una muestra de Darwinismo social que pro-mueve la lucha por sobrevivir. Esta la gana el ms fuerte, lo que se objetiva en el mundo utilizando la terminologa hegeliana en el derecho a poseer la tierra, el territorio. Los espacios vitales en donde se configura la vida. Este organicismo tambin se aprecia en el pensamiento estratgico del gegrafo alemn F. Ratzel (1891, 1897). Segn ste, los Estados tienen muchas de las caractersticas de los organismos vivientes. Tambin introdujo la idea de que un Estado tena que crecer, extender o morirse dentro de "fronteras vivientes", por ello, tales fronteras son din-micas y sujetas al cambio.

    La racionalidad organicista y los fundamentos filosficos que la sustentaban sufren un golpe demoledor al enfrentarse al pensamiento crtico y a la racionalidad

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    popperiana que abren las puertas a la posmodernidad y que, entre otras ideas, se caracteriza por la prdida de fe en la razn y la ciencia, la prdida de fe en el poder pblico y una bsqueda de lo inmediato. Los individuos slo quieren vivir el presente; futuro y pasado pierden importancia. En este mbito, surge, en la dcada del noventa, la geopoltica crtica como un movimiento acadmico radical y que, en oposicin a la geopoltica clsica, define la geopoltica como un sistema complejo de discursos, representaciones y prcticas, ms que como una ciencia coherente, neutral y objetiva. La geopoltica crtica ve la geopoltica como un constructo tripar-tito que incluye la geopoltica popular, formal y prctica. La versin acadmica de la geopoltica crtica se ocupa de modo preferente de problemas relacionados con la prctica discursiva de la geopoltica y la historia de la geopoltica.

    La geopoltica crtica se ocupa de la operacin, interaccin y respuesta a los discursos geopolticos. Esta orientacin del posestructuralismo sostiene que las realidades del espacio poltico global no se revelan simplemente a observa-dores separados, omniscientes. Los conocimientos geopolticos se consideran como parciales, cualidades emergentes, situaciones subjetivas particulares. En este contexto, las prcticas geopolticas resultan de complejas constelaciones de ideas y discursos que compiten y se modifican unos a otros. Por lo tanto, la prc-tica geopoltica no es derechamente correcta o natural. Por el contrario, puesto que se considera el conocimiento geopoltico como parcial, situado y corporalizado, los Estados-Nacin no son la nica unidad legtima del anlisis geopoltico en la geopoltica crtica.

    Por lo tanto, la geopoltica crtica nos ofrece dos miradas distintas pero re-lacionadas. En primer lugar, busca abrir la geopoltica como disciplina y concepto. Hace esto, en parte, considerando los aspectos populares y formales de la geopol-tica junto a la geopoltica prctica. Adems, se enfoca en las relaciones de poder y su dinmica. En segundo lugar, la geopoltica crtica se ocupa de los temas geopo-lticos tradicionales, siempre dentro del paradigma democrtico, considerando la desterritorializacin del conocimiento, utilizando las bases epistemolgicas y me-todolgicas de los estudios interdisciplinarios de la estructura del espacio, consi-derando la cultura como un fenmeno y un proceso clave y promoviendo el inters medioambiental y el discurso crtico del colonialismo y la globalizacin.

    III. CONOCIMIENTO Y TERRITORIALIDAD POSMODERNA

    Quisiera presentar aqu las ideas de Lavandero y Malpartida (2003). Si-guiendo a Piaget, los autores afirman que la territorialidad es, en tanto cognicin, la cognicin efectiva del mundo. La idea de representacin es constitutivamente objetual, especialmente, por la idea de trascendencia en el conocer. As, uno de sus pilares fundamentales es formular la constancia del objeto, la cual resulta ser uno de los elementos cognitivos adquiridos en la niez y modulados culturalmente (Piaget, 1954). Esta idea de Piaget recogida por los autores nos permite interpre-

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    tar lo que, desde el punto de vista psicolgico, es la relacin mapa-territorio, que constituye una de las bases epistemolgicas y cognitivas del discurso geopoltico. Veamos, si siguiramos la lgica de la Ilustracin, buscaramos una relacin objeti-va entre mapa-territorio lo que, en otros trminos, quiere decir que el mapa es una representacin verdadera del territorio, por lo que un observador puede llegar a la comprensin efectiva del objeto por medio del estudio cartogrfico.

    Por el contrario, desde la visin piagetiana, nos vemos obligados a estable-cer la distincin mapa-territorio, ya que la comprensin efectiva del objeto territorio slo es posible en un proceso de conocimiento trascendente que se configura des-de la niez y que nos facilita la interpretacin territorial por la experiencia efectiva de nuestros entornos, lo que nos permite tener configuraciones de significado a partir de nuestra actividad como observadores. Esto nos indica que el mapa no es capaz de capturar la subjetividad cognitiva del observador territorial. En otros tr-minos, el mapa slo es capaz de generar una representacin simblica del mismo modo que el lenguaje formal puede llegar a ser una representacin del lenguaje na-tural. La cognicin efectiva y afectiva del territorio no es posible por medio de la car-tografa. As, Lavandero & Malpartida (2003) han llegado a definir la territorialidad como un proceso de equivalencia efectiva en el intercambio de mapas o paisajes (configuraciones de significado) a partir de la actividad generada en la actividad de los observadores en los entornos en comunicacin. Asimismo, podemos afirmar que la efectividad cognitiva del territorio emerge en el dominio de lo afectivo. Esta dimensin cognitiva se incorpora al discurso geopoltico crtico cuando se formula la posibilidad de una geopoltica cultural que se ocupa de la territorialidad del len-guaje en la cual no existen lmites sino fronteras difusas en permanente cambio e imposibles de captar en la esttica de una cartografa invariante.

    La nueva geopoltica inserta en su paradigma democrtico pone especial atencin en el intercambio de cogniciones efectivas dentro del proceso de comu-nicacin que se da entre los observadores. Dicho de otro modo, la efectividad de la cognicin territorial es la efectividad de la cultura entendida como un conjunto de configuraciones que pautan el agenciamiento y pertenencia de un observador y su entorno. No existe posibilidad de intercambio territorial cartogrfico, ya que la dimensin de lo humano agencia significado a territorialidades virtuales del mismo modo que agencia la territorialidad del espacio geogrfico. Esto obliga a la geopo-ltica crtica a incorporar la nocin de paisaje, ausente en la geopoltica organicista de corte clsico. El paisaje ha sido definido por Lavandero & Malpartida como la aplicacin cultural de intercambio sobre configuraciones dentro del proceso de comunicacin entre observadores.

    Cuando Tuathail (1996) o Wallerstein (2007) se refieren al aspecto cul-tural de la geopoltica crtica, declaran de modo implcito la necesidad de construir una cartografa efectiva de los afectos territoriales de los observadores ya que, siguiendo la lgica de la cognicin de un territorio, la cultura no es otra cosa que

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    el conjunto de configuraciones conservativas que pautan agenciamiento y perte-nencia para un observador - entorno o un conjunto de ellos dentro de una red de comunicacin (Lavandero & Malpartida, 2003:63).

    Nos queda por aclarar el concepto de entorno, entendido como configu-raciones relacionales de territorialidad nicas y permanentes para un sistema. (Lavandero & Malpartida, 2003:63). Las configuraciones relacionales se dan en el lenguaje y permiten la construccin de sentido territorial, es decir, los espacios geogrficos se presentan ante nosotros como espacios afectivos en los cuales de-sarrollamos nuestra vida y construimos nuestro conocimiento del mundo. Los entor-nos virtuales son de tanta importancia para la geopoltica crtica como los entornos fsicos. Lo virtual del entorno en el cual se desarrolla gran parte de nuestra actividad cognitiva se ve destacado por una tendencia filotecnolgica que ha otorgado al ciberespacio un valor instrumental y tico impensable dentro de la racionalidad ilus-trada moderna. Ni la razn kantiana ni el absoluto hegeliano pueden llegar a repre-sentar la complejidad de la configuracin afectiva de la virtualidad. La cartografa de los entornos virtuales es de gran importancia a la hora de formular una geopoltica humanista y que haga suyo el principio de desterritorializacin.

    Tambin debemos destacar que en el pensamiento relacional complejo que sustituye la racionalidad moderna, el concepto de comunicacin es fundamental. As, podemos decir que la territorialidad se puede entender como un acto comuni-cativo, ya que es en el intercambio de informacin entre observadores donde sur-gen las distinciones que configuran la territorialidad subjetiva de ambos. En tanto busquemos un acto de comunicacin objetivo, corremos el riesgo de negar la co-municacin, ya que si la objetividad se entiende como lo verdadero, el intercambio efectivo de los afectos territoriales es absolutamente imposible, ya que al menos en una de las partes existir la imposibilidad de decodificar la llamada experiencia objetiva de la cognicin efectiva del otro. Es as que la comunicacin es, para La-vandero & Malpartida (2003:63), toda actividad que organice el intercambio de configuraciones (formas de la extraccin de diferencias) que conserven la relacin organismo-entorno. De esta manera, comunicacin es una condicin de la unidad viva que organiza la relacionalidad y sus formas, las cuales denominamos lenguaje.

    Si continuamos el anlisis relacional sustituyendo la lgica bivalente de la racionalidad cartesiana por una lgica compleja que recoge las paradojas, entonces debemos afirmar que la geopoltica crtica en su intento de establecer la relacin hombre territorio debe enfrentar la paradoja de la invarianza-cambio. Para explicar esto, recurriremos a una formalizacin libre desarrollada por Lavandero & Malparti-da (2003) que nos permite revisar en forma breve el contenido de esta paradoja.

    La paradoja de la inavariaza-cambio se da cuando se afirma que el sistema es lo mismo siendo distinto. Ahora bien, desde la relacin Observador-Entorno, se da cuando se dice que: Sea un observador X que configura un conjunto de dis-

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    tinciones i dentro de un contexto de significado particular y que lo organiza como abstraccin para un determinado instante tj. Entonces;

    (Ci (tj)) Obsx ----------------------- (Ci (tj))

    Sea a la vez un observador y que genera para ese mismo contexto y mo-mento tj una configuracin f

    (Cf (tj)) Obsy ----------------------- (Cf (tj))

    Entonces, Def. paisaje de la configuracin (Mxy): Toda aplicacin P que, actuando sobre las configuraciones particulares (Ci (tj)) y ( Cf (tj)), sirva como forma de intercambio dentro de la comunicacin entre ambos observadores, as:

    P(Ci (tj)) obsx -------------Mx

    P( Cf (tj)) obsy ------------ My

    Sea (Mx My) (el observador X & el observador Y generan & comparten territorialidad). Esta territorialidad se computa a partir de las relaciones de equiva-lencias en los mapas Mx My. Estas equivalencias se producen en al menos dos mbitos:

    (1) (Mx, My (P(Ci, f))

    El primer mbito se manifiesta cuando la forma de generar las configuracio-nes es similar. Estas configuraciones son invariantes en el tiempo signndoseles un nombre que las hace distintas.

    El segundo mbito se manifiesta cuando la otra computacin de equivalen-cias es para tj lo que implica

    (2) i[(Mx, My) (T(Ci, f))]

    Finalmente, si

    [(Mx, My) T(Ci, f) (Mx, MyP(Ci, f))]

    se dan en el proceso de intercambio, los mapas

    Mx My

    generaran territorialidad o cognicin efectiva, lo cual es slo experienciable en el dominio de los afectos (Lavandero & Malpartida, 2003).

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    CONCLUSIN

    Adnde nos lleva el camino que va desde la racionalidad moderna a la complejidad posmoderna? A una geopoltica crtica, posmoderna, a la cual prefiero llamar geopoltica de la complejidad. De la formalizacin propuesta por Lavandero y Malpartida, se puede concluir que los invariantes y sus cambios son parte de nuestra dinmica relacional como observadores, entonces, no existe posibilidad de formali-zar procesos relacionales del observador, ya que el proceso y el resultado son cons-titutivos de esta relacionalidad, clausurada por la cultura y por su biologa del cono-cer, por lo tanto, son siempre nicos y particulares (Lavandero & Malpartida, 2003).

    El mapa no es el territorio, y el nombre no es la cosa nombrada. Este prin-cipio, hecho clebre por Alfred korzybski y Gregory Bateson, hace referencia a distintos niveles de nuestros procesos cognitivos y, por las caractersticas de su contenido, nos ayudar a clarificar lo que debe ser una geopoltica que asuma los retos del pensamiento complejo. En primer lugar, nos trae a la vista el hecho de que cuando pensamos en territorios o en cartografa de territorios, no tenemos territo-rios en nuestra mente-cerebro. An mejor, la afirmacin del fundador de la teora de la semntica general nos dice que en todo pensamiento o percepcin o comu-nicacin de una percepcin hay trasformacin, codificacin. Poner un nombre, nos dice Bateson, es siempre clasificar; trazar un mapa es, en esencia, lo mismo que poner un nombre.

    Por otra parte, los desafos de una cartografa poltica compleja nos obligan a aceptar que no existe la experiencia objetiva. Toda experiencia es subjetiva y toda geopoltica es, en ltimo trmino, la interpretacin subjetiva del territorio conocido efectivamente y configurado en los afectos. El desafo de cualquier nueva geopo-ltica es permitir y construir la libertad de los ciudadanos-observadores del paisaje democrtico.

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    ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA

    ARTURO CONTRERAS POLGATI*

    RESUMEN

    La geopoltica ha sido una de las disciplinas integradoras de las diferentes dimensiones de las ciencias geogrficas que ms ha servido a la poltica para la toma de decisiones estatales en materia de poltica exterior e interna. En dicho contexto, su desarrollo, tanto en sus vertientes europea alemana y britnica as como norteamericana y asitica, tuvo un desarrollo constante y sistematizado hasta 1945 en que los Estados Unidos y Gran Bretaa, sin fundamentos cientficos ni evidencia emprica alguna, la estigmatizaron oficialmente como ciencia nazi durante la II Guerra Mundial.Este despropsito ideolgico fundamentalmente instrumental hizo que, a partir de entonces, la geopoltica fuera marginada del estudio cientfico. En Estados Unidos se la subsumi forzadamente en una rama de la geografa, la geografa poltica, vacindosela as de sus contenidos y bases originales, camino que fue imitado en muchas otras partes del mundo.No obstante, a poco andar de la Guerra Fra y del desarrollo de los procesos de integracin y de globalizacin, elites cientficas provenientes de diversas disciplinas sociales, polticas y econmicas, se dieron cuenta de que los fenmenos emergentes no podan ser explicados al margen de la geopoltica. Sin embargo, sin atreverse a contradecir el dictamen oficial de los vencedores de la II Guerra Mundial, optaron por dar origen a una emergente geopoltica llamada Crtica, la cual surge como contestataria de los principios fundamentales de la geopoltica tradicional explicitando que sus postulados son diametralmente opuestos a los de aquella.Dejar constancia de cun sustantivas o aparentes son las diferencias y las coincidencias que hay entre los postulados de ambas geopolticas, es de lo que trata este artculo.Palabras claves: Geopoltica Guerra Fra Globalizacin Soberana Estado Territorio.

    * Doctor en estudios Americanos, mencin Relaciones Internacionales, Universidad de Santiago de Chile. Ac-tualmente es director de la ctedra de Seguridad y defensa de la academia nacional de Estudios Polticos y Estratgicos (ANEPE). Chile. [email protected]

    Fecha de Recepcin: 151107 Fecha de Aceptacin: 291107

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    CRITICAL ANALYSIS OF CONTEMPORARY GEOPOLITICS

    ABSTRACT

    Geopolitics has been one of the integrating disciplines of different dimensions of geographic science that has been more useful for Politics when taking state related decisions regarding foreign and internal politics.In due context, its development, as much as its European German and British branches, and as much as North American and Asian, had a constant and systematic development until 1945, when United States and Great Britain, without scientific foundations or empiric evidence, officially stigmatized as Nazi science during the II World War.This ideological piece of nonsense mainly instrumental provoked that, from there on, Geopolitics was left aside from the scientific study. In the United States, it was sub placed by force in a geographic branch of Political Geography, leaving it empty, without its contents and original basis, path imitated in many other parts of the world..However, at the beginning of the Cold War, and the development of globalization integration process, scientific elites coming from different social, political and economical disciplines realized that the arising phenomenon could not be explained at the margin of geopolitics. However, without daring to contradict the official judgment of the victorious of the II World War, they chose to create a arising geopolitics called Critical, which arises as a conflicting analysis of the fundamental principles of traditional geopolitics leaving clear that their demands are completely opposite to the others.This article is for leaving evidence of how substantive or feign are the differences and coincidences among the demands of both geopolitics.Key words: Gepolitics Cold war Globalization Sovereignty State Territory.

    INTRODUCCIN

    La geopoltica ha sido una de las disciplinas de las ciencias polticas que habiendo sistematizado el estudio de las relaciones e interdependencias que exis-ten entre las diferentes dimensiones de las ciencias geogrficas y su influencia en el desarrollo del Estado ms ha servido a la poltica para la toma de decisiones es-tatales en materia de relaciones espaciales, tanto de poltica exterior como interna.

    Tradicionalmente, se considera que la geopoltica es una disciplina in-herente a la poca moderna. Quienes sostienen esto los geopolticos clsicos

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    ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA

    y tambin quienes adhieren a la geopoltica crtica sin duda tienen razn en lo que se refiere al nombre de geopoltica, el cual, por cierto, surge y se asocia a los procesos polticos internacionales de la era industrial y del colonialismo mo-derno.

    Sin embargo, en lo que respecta a la lgica poltica de sus contenidos, la historia es prdiga en ejemplos que demuestran, empricamente, que ella se re-monta a la antigedad clsica, cuando los Estados e imperios adquieren conciencia geogrfica y comprenden los efectos polticos de la relacin que existe entre los vnculos espaciales, y el desarrollo y proyeccin del poder por parte de unidades polticas independientes o soberanas.

    En tal sentido, ni los Estados antiguos, ni los premodernos, como tampoco los actuales, se han desarrollado al margen o alienados de conciencia espacial, geogrfica y geopoltica. Esta conciencia, como fuente primaria de la voluntad poltica, se constata en la dinmica de desarrollo de las civilizaciones e imperios histricos, desde la ms remota antigedad, tal como han consignado sin lugar a dudas Tucdides (1991), Flavio Josefa (1997), Jenofonte (2000), Maquiavelo (1943 y 1960), Arnold Toynbee (1984), Paul Johnson (1988) y los autores de la Historia General de las Civilizaciones (Aymand y Auboyer,1977) entre muchos otros que han estudiado el desarrollo de los procesos polticos histricos en dife-rentes pocas.

    En todas ellas, las sociedades polticas en proceso de formacin, de desa-rrollo y de consolidacin de sus Estados, han tenido conciencia del espacio geogr-fico que ocupan y de aquel que comparten con otras sociedades y, en consecuen-cia, han desarrollado percepciones ms o menos objetivas de las posibilidades, vulnerabilidades y debilidades que las relaciones espaciales del territorio represen-taban para su desarrollo, seguridad e independencia poltica.

    En dicho contexto, el desarrollo conceptual de la geopoltica clsica fue el resultado del estudio y de la observacin cientfica de hechos histricos que, aunque pueden ser subjetivos en cuanto a su interpretacin, forman parte de la realidad emprica. De tal manera, su evolucin terica refleja las diversas inter-pretaciones de las realidades objetivas que caracterizan a todas las escuelas de la geopoltica clsica, tales como la alemana, la rusa o la britnica en Europa, as como a las norteamericana y asitica, por citar a las que han sido ms gravitantes en los siglos XIX y XX.

    Todas ellas tuvieron un desarrollo constante y sistematizado hasta 1945 en que los Estados Unidos y Gran Bretaa, sin fundamentos cientficos ni evidencia emprica alguna, estigmatizaron oficialmente a la geopoltica como una ciencia nazi al trmino de la II Guerra Mundial, tal como la obra de Cairo Carou (1993) no deja lugar a dudas.

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    Este despropsito ideolgico fundamentalmente instrumental hizo que, a partir de entonces, la geopoltica fuera marginada del estudio cientfico. En Estados Unidos se la subsumi forzadamente en una rama de la geografa, la geografa poltica, vacindosela as de sus contenidos originales. En otras partes, se la em-pez a confundir con las relaciones internacionales o bien, simplemente, se dej de hablar de ella.

    Sin embargo, a poco andar de la Guerra Fra y del inicio del desarrollo de los procesos de integracin y de globalizacin, elites cientficas provenientes de diversas disciplinas sociales, polticas y econmicas, as como de las ideologas liberal y marxista, se dieron cuenta de que los fenmenos emergentes no podan ser explicados prescindiendo de la teora geopoltica.

    Se explica as el resurgir de la geopoltica a mediados de los 70, tanto en los Estados Unidos con el pensamiento de Henry kissinger y de Z. Brezezinski como en el mundo marxista y de la izquierda europea vinculada a la Escuela de Frankfurt con el pensamiento de Max Horheimer, Theodor Adorno, Jrgen Haberlas, Michel Foucault y Jaques Derrida, principalmente (kelly y Prez, 2007) quienes, inca-paces de romper el empate de la Destruccin Mutua Asegurada, inspiraron y/o buscaron caminos ideolgicos alternativos para volver a potenciar sus posiciones desde una perspectiva geopoltica comprensible.

    Se vuelve as a mirar los acontecimientos internacionales a travs de una geopoltica que, en cuanto nueva, bien habra podido ser considerada como con-tempornea si no hubiera tratado de presentarse as misma como una visin nueva completamente independiente, libre de toda sospecha de nazismo aunque no de marxismo, o de un utilitarismo poltico en el que se mezclan el pragmatismo y el ideologismo idealista con fines de poder especficos.

    Sobre el particular kissinger (1981) seala que es por eso que hemos tenido xito en nuestras relaciones exteriores siempre que hemos combinado nues-tro idealismo y nuestro pragmatismo, desde los das en que los padres fundadores manipularon las rivalidades entre las monarquas europeas para asegurar nuestra independencia y lanzar el gran proyecto democrtico que solo pueden ser man-tenidos a travs de una combinacin moral y de sentido prctico (p.80); visin pragmtica que sistematiza Brezezinski (1988) en el desarrollo de su propuesta geopoltica. De tal manera, la geopoltica, como cualquier otra disciplina o ciencia terica, no es ajena o inmune a la desinformacin, a la manipulacin o a la instru-mentalizacin ideolgica.

    De hecho, ambas tendencias, sin atreverse a contradecir el dictamen ofi-cial de los vencedores de la II Guerra Mundial, optaron por dar origen a una nue-va geopoltica llamada Crtica, la cual surge como un dogma que contradice los principios fundamentales de la geopoltica tradicional cuyas bases conceptuales

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    ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA

    fueron desarrolladas, entre otros, por Mahan, Mackinder y Haushoffer explicitando que sus postulados son diametralmente opuestos a los que ellos formularon.

    En tal sentido, el objeto de este artculo, que forma parte de una inves-tigacin mayor que dirige el autor y que lleva el ttulo de Visin Crtica de la Geopoltica posmoderna, es llamar la atencin sobre las diferencias reales o aparentes que hay entre lo verdaderamente nuevo en geopoltica, si es que lo hay, y la vigencia emprica de las bases de la geopoltica clsica. Para ello re-flexionaremos sobre la concepcin de Estado y de espacio que ambas escuelas postulan para concluir si estamos o no en presencia de un cambio de paradigma geopoltico,

    De lo que se trata es de superar la ambigedad conceptual que, en esta materia, es una de las causas de la incertidumbre que domina a la globalizacin, proceso que las ciencias sociales, en su conjunto, an no atinan a definir integral-mente. Por ello, la generacin de certezas a travs de la observacin cientfica de los hechos de uno o varios procesos polticos, el establecimiento de relaciones de causa y efecto verificables, y el retorno al rigor de las precisiones terico-concep-tuales, permitir superar los prejuicios ideolgicos que se han apoderado del espa-cio terico de la geopoltica alterando su carcter de disciplina fundamentalmente integradora, circunstancia que amerita un debate conceptual, tico y cientfico que no puede seguir postergndose por ms tiempo.

    BASES DE LA GEOPOLTICA CLSICA

    El objeto de estudio de la geopoltica es el Estado en funcin de sus re-laciones geogrficas, tanto internas como internacionales. Esta afirmacin nos permite establecer, como punto de partida, que la poltica interna e internacional de los Estados est relacionada con el efecto que las diferentes dimensiones e interdependencias de la geografa ejercen sobre el desarrollo de la sociedad, cuya voluntad poltica constituye la base del poder poltico que el Estado repre-senta.

    Sin temor en caer en la tentacin de repetir cosas conocidas, en pocas de incertidumbre conceptual, es siempre bueno volver sobre las viejas ideas, porque por sabidas sus verdades se han callado, y por callarlas las hemos olvidado. Se da as la circunstancia de que en la actualidad, en los intentos por explicar la globali-zacin y al Estado contemporneo, se omite la dimensin geogrfica y la lgica y dinmica de los fenmenos polticos1 con el consiguiente efecto en la comprensin de los fenmenos actuales.

    1 Se entiende por poltico todo aquello que simultneamente tiene que ver o involucra a las relaciones de poder y al bien comn.

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    En consecuencia, es frecuente encontrar personas estudiando geopoltica en cursos de diverso tipo, muy entusiasmados por la forma en que la economa, la poltica, las relaciones internacionales y otras disciplinas sociales inciden en la geopoltica, como si sta fuera una ciencia autnoma y prctica.

    Sin embargo, ella no es nada de eso. Es una disciplina descriptiva bsica-mente analtica e integradora que extrae conclusiones del anlisis de las interde-pendencias y condicionamientos que presentan entre s las diferentes categoras y especializaciones de las ciencias geogrficas para darlas a conocer a la autoridad poltica. Es decir, estudia y deduce los efectos que tienen para el Estado las depen-dencias y las interdependencias de sus interacciones espaciales internas e interna-cionales, las cuales hoy se caracterizan por un mutuo y creciente condicionamiento e interdependencia, como describe Contreras (2007).

    De tal manera, las conclusiones del anlisis geopoltico constituyen slo insumos para el proceso de toma de decisiones polticas que un Estado puede adoptar en el contexto de las relaciones espaciales que conforman los mbitos en los que ste se desenvuelve. En esa perspectiva, sin una previa decisin poltica, la geopoltica no puede devenir ni en ideologa (visin geopoltica determinista), ni en un proyecto poltico determinado (proyecto gubernamental).

    As, desde el punto de vista utilitario, la geopoltica presenta un antes y un despus que marca una profunda diferencia en su condicin de uso como un mtodo sistemtico para comprender o interpretar una determinada realidad, y su utilizacin en beneficio de un proyecto poltico por materializar. En consecuencia, podemos encontrar tantas concepciones geopolticas como Estados existan, lo que explica porqu la diversidad de sus interacciones encuentra en la teora general de la geopoltica un sentido de unidad coherente, que emana de la deduccin y verificacin de relaciones de causa y efecto en el marco de una multiplicidad de relaciones espaciales interestatales.

    Desde el punto de vista de la especificidad, al ser el Estado y sus relaciones geogrficas el objeto de estudio de la geopoltica, no hay una geopoltica sino mu-chas, tal como empricamente demuestran los pensamientos del estadounidense Mahan, del ingls Mackinder, del ruso Stalin, del sueco kjellen y del alemn Haus-hffer, entre otros, algunas de cuyas ideas inspiraron o sirvieron de base argumen-tal a la poltica exterior seguida por algunos pases que fueron actores principales en el proceso poltico internacional de los siglos XIX y XX. Pero hay muchas otras concepciones que no han tenido un alcance mundial o continental pero que hacen sentir su influencia en niveles regionales, subregionales y vecinales y que tambin son datos objetivos del proceso poltico mundial y de la globalizacin.

    En ese contexto salvo la especificidad de las concepciones geopolticas nacionales la geopoltica como disciplina de carcter general, desde el momento

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    ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA

    en que cuenta con un cuerpo sistematizado de conocimientos que obedece a una lgica geogrfica multidimensional; que tiene un objeto de estudio concreto (el Es-tado), que posee un lxico propio y que ha desarrollado y un mtodo de anlisis cientfico sistemtico y sistmico, no puede ser sino neutral frente a las decisiones polticas o ideolgicas nacionales y a su consiguiente efecto en las relaciones es-paciales interestatales.

    En consecuencia, su valor analtico y metodolgico queda de relieve cuan-do dicho conocimiento neutro, es aplicado como instrumento de interpretacin de una realidad concreta, la cual, obviamente, no es neutral sino que refleja interrela-ciones geogrficas y motivaciones polticas e ideolgicas especficas. Es decir, sus conclusiones adquieren valor de uso cuando, habiendo contrastado una realidad con la teora, es capaz de llegar a conclusiones explicativas que pueden tener valor tanto para interpretar el pasado como para orientar la construccin del futuro.

    En dicho contexto, el Estado, dentro de la geopoltica general clsica, no puede ser visto sino como un cuerpo vivo, dotado de dinamismo, de vitalidad y de voluntad poltica, caracterstica sta ltima que slo puede ser entendida en funcin de una poblacin y de una soberana. Ello lo plasma en una trada denominada Ele-mentos Constitutivos del Estado: territorio (base fsica ms o menos estable aunque de alto dinamismo en los Estados en etapa de desarrollo o de disolucin); poblacin (factor dinmico base de la voluntad y del poder poltico de una sociedad); y de soberana (capacidad para tomar decisiones autnomas en el ejercicio de la autori-dad poltica en su espacio geogrfico y en relacin con la poblacin que lo habita).

    Sin estos tres elementos clave no hay Estado, entendiendo por tal a la so-ciedad poltica organizada que lleva a cabo por s misma las funciones que hacen de ella una res pblica, es decir, que ejecuta por s, ante s y ante terceros, las funciones polticas orgnicas ejecutiva, legislativa y judicial, caracterstica que era vlida para identificar a una sociedad polticamente organizada tanto en la antige-dad clsica como en la actualidad.

    Entendiendo que el Estado est geogrficamente circunscrito, las fronteras que lo contienen se comportan como la piel que lo vincula con su entorno. Si el Es-tado es concebido en trminos de vitalidad y de dinamismo poltico, sus fronteras sern tan dinmicas como lo sea la sociedad civil a cuyo servicio se encuentra o cuya soberana usurpa lo que marca una diferencia entre Estados democrticos y totalitarios haciendo de las fronteras un concepto amplio que trasciende con mucho al estrecho concepto de lmite geogrfico poltico internacional, que pre-domin como mbito de soberana estatal hasta el inicio de la revolucin de las comunicaciones.

    Por el contrario, la dinmica de las fronteras de la que se ocupa la geopo-ltica es coincidente con las dimensiones de las ciencias geogrficas de las que

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    ella se nutre, cuestin que constituye la piedra angular para comprender los fen-menos de la globalizacin. Vivimos en sociedades complejas y multidimensionales que producen problemas del mismo carcter cuya solucin es inabordable desde una sola perspectiva. Pues bien, la multidimensionalidad de los problemas actuales requiere tanto para su diagnstico como para su comprensin, de visiones multidi-mensionales integrales.

    En este aspecto, la geopoltica general nunca tuvo la soberbia de presen-tarse a s misma como una ciencia autnoma ni mucho menos univalente. Por el contrario, siempre fue concebida como una disciplina integradora multidimensional y slo secundariamente de carcter instrumental, circunstancia que, de ocurrir, no es de responsabilidad de la geopoltica ni de sus autores, como obviamente se deduce de la acusacin a Haushoffer en Nremberg, cuando el fiscal argumenta ante el tribunal (kuntzman, 1956) que: Como su teora geopoltica no era nada pero quera serlo todo se prest para alimentar y sustentar la criminal poltica del rgimen nazi (p.40).

    Como se quiera, es menester reconocer que existen muchas fronteras que tienen dinmicas propias y que en la actualidad no son coincidentes con los lmi-tes del territorio del Estado posmoderno. Las hay fsicas, polticas, econmicas, culturales, ideolgicas, espaciales, etc. de donde surge la pregunta dnde estn nuestras fronteras y cmo stas se comportan cuando la vitalidad de los objetivos e intereses de los diferentes Estados entran en contacto?

    La existencia de muchas fronteras, lgicamente, tiene relacin directa con la vitalidad de las sociedades y las interacciones estatales que las determinan, lo que refuerza el hecho de que hace bastante tiempo el Estado ha dejado de tener el monopolio de las relaciones internacionales, proceso en el que la sociedad civil ha ido adquiriendo un rol cada vez ms protagnico en las formulacin de las polticas exteriores e internas de los Estados, al menos en las sociedades democrticas.

    En tal sentido, los Estados difunden su influencia a la vez que reciben las de otros en todas las dimensiones del poder poltico, espacial, econmico, so-cial, ideolgico, cultural y moral entre otros factores que Freund analiza con detalle (1968) que desarrollan sus sociedades. Estas influencias o influjos de poder se emiten desde el interior del Estado, es decir, desde lo que la geopoltica clsica de-nomina el ncleo vital del Estado, a partir del cual las sociedades trascienden a su espacio de crecimiento interno y sus lmites polticos territoriales para proyectarse globalmente. Se vincula as con un entorno altamente dinmico e interactivo en el que sus intereses y objetivos encuentran oportunidades, retos y desafos, as como amenazas de la ms variada naturaleza.

    En este aspecto todos los Estados actuales son lugares de encuentro de fronteras, cuestin que amerita el desarrollo de precisiones conceptuales

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    ANLISIS CRTICO DE LA GEOPOLTICA CONTEMPORNEA

    que nos permitan identificar, geopolticamente, dnde residen las respuestas a las preguntas que la globalizacin nos plantea. Ms all de los prejuicios ideo-lgicos que separan a la Geopoltica Clsica de la Crtica, los cuales ocupan hoy el centro del debate, ha sido necesario recordar las bases conceptuales de la primera, para contrastarlas con el pensamiento crtico que dialcticamente aspira a reemplazarla, ya que en el desarrollo de dicha dialctica se profundiza su estigmatizacin al identificrsela con una concepcin arcaica, a la vez que su lxico preciso empieza a ser reemplazado por aparentes certeras afirmacio-nes.

    Palabras como ahora; en un mundo globalizado; los nuevos roles del Estado; las nuevas amenazas; la globalizacin como instrumento al servicio de un nuevo imperialismo, las nuevas dimensiones de la poltica, entre otras mu-chas, se han transformado en muletillas comunes que se repiten sin cesar, porque suenan convincentes.

    Cuando esas afirmaciones provienen de personas de renombre, la gente suele transformarlas en verdades, en tanto que la repeticin constante las convierte en dogma: El Estado Nacin est en crisis, La soberana ahora es internacional, Ahora la poltica tiene nuevas dimensiones, El Estado territorial est muerto, Las nuevas responsabilidades del Estado, o bien, La naturaleza de la poltica ha cambiado. Estas frases, pronunciadas con personalidad, pero sin relacin lgica de causa y efecto con los fenmenos que les son inherentes, han sembrado el desconcierto en el estudio del Estado en funcin de la geografa global. As, el ciu-dadano comn empieza a perder la nocin de la realidad. Simplemente no puede entender lo que est pasando.

    Pareciera que todo es nuevo en un proceso en el que todo aquel que cree descubrir una nueva verdad, busca sacar ventajas, tratando de imponerla o de llevarla a la prctica a pesar de la experiencia, del estudio cientfico y en definitiva de la realidad. A ro revuelto, ganancia de pescadores, seala el refrn. Nuevas naturalezas, nuevos roles, nuevas y ms nuevas argumentaciones, muchas de ellas en s mismas contradictorias, que tratan de cambiar lo que en esencia no cambia: la naturaleza de las cosas. En este caso la naturaleza de la poltica, del hombre y de la sociedad. Nos gustara que hubieran cambiado, pero no es as. Sus manifestaciones, sus lgicas y sus prcticas siguen siendo constantes de la vida de la humanidad.

    El hombre y sus sociedades siguen viviendo y desarrollndose en espacios fsicos tangibles. All se alimentan, se reproducen y mueren. Por lo tanto, es en esos espacios donde nace, crece, se desarrolla o muere la poltica, y si verdaderamente se cree en la persona como fuente de la democracia, se tiene que conceder que su ejercicio tambin tiene una dimensin espacial concreta. En esa lnea, pareciera que la aterritorialidad del Estado no pasa de ser un nuevo mito.

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    LA PROPUESTA DE LA GEOPOLTICA CRTICA

    El apellido Crtica de la geopoltica contempornea, viene de su crtica a los planteamientos clsicos. Los crticos reconocen que algunos factores geogr-ficos ejercen una influencia incontrastable en el desarrollo del Estado, pero ello es de menos entidad en funcin de su expresin cultural. Entre estos factores la geografa humana, en su dimensin ideolgica, juega un papel preponderante que trasciende a lo geogrfico como proceso estatal, de manera que centra su quehacer en las interpretaciones del discurso poltico. Esto es lo que define con-ceptualmente su separacin respecto de la geopoltica clsica, cuestin que es absolutamente coherente con las bases y postulados ideolgicos de la escuela de Frankfurt.

    Para Galtung (1999) Es un imperativo liberarse del discurso geopoltico tradicional contenido... en el discurso de sus telogos laicos, (p. 230). En tal sen-tido, esta corriente adhiere al pensamiento de la izquierda marxista tradicional, se-gn la cual el discurso ideolgico por s mismo es capaz de generar relaciones de poder que le permiten crear y consolidar estructuras sociales que posibilitan modifi-car la perspectiva nacional y estatal, superando, en palabras de Rodrguez (2005), el fetichismo del Estado (p. 2).

    En su opinin, la geopoltica clsica desconoce que el espacio es un compo-nente activo del poder y que el Estado desarrolla su propia espacialidad, razn por la cual busca recuperar la complejidad de los procesos polticos globales y exponer las relaciones de poder que caracterizan a un conocimiento geopoltico ocultado por la geopoltica ortodoxa (Rodrguez, p. 2). Este postulado de la geopoltica crtica demuestra un desconocimiento profundo de las bases conceptuales de la geopoltica clsica. Partir del supuesto de que sta slo tiene una dimensin inter-nacional prescindiendo de las interrelaciones que conllevan los elementos constitu-tivos del Estado, linda en la manipulacin terica.

    Esta aproximacin ideolgica del fenmeno atomiza al hecho geogrfico del Estado y a sus consiguientes relaciones espaciales. De hecho, la argumenta-cin es cierta slo si se la sita en el momento posresolutivo del proceso de anlisis geopoltico es decir despus que sus conclusiones han sido entregadas a la auto-ridad poltica dejando de ser de responsabilidad de la geopoltica pasando a serlo de los decis