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Planeta Océano El muere Jane Lubchenco * Durante siglos, los pueblos se han beneficiado de nuestra biosfera sea sostenible necesitamos un océa- las riquezas del mar, tan inmensas que apenas al- no vivo y sano. Iniciativas como la E 1 nuestro es un planeta de agua. Los océanos cubren el 71% de la superficie terrestre. Sin em- bargo, hasta hace poco tiempo, nos manteniamos alejados de las cosas que su~edeu mar a&mlro debido a que somos criaturas terrestres y a que nuestro impacto sobre los océanos no es tan visible. Frente al importante pa- pel que los océanos desempeñan para la humanidad, hemos permanecido en la ignorancia, asl como frente a los grandes cambios que en ellos se están dando y a sus consecuencias sobre la vida en la Tierra. La explosión demo- grtica, nuestro uso insostenible de las fuentes de cncrgia y la continua gene- ración de desechos y desperdicios es- tán teniendo graves consecuencias pa- ra los ocCanos del planeta, por lo que, en la actualidad, se necesita que haya un conocimiento profundo de estos cambios y de su alcance. Debemos asumir que los océanos no son ni una fuente ilimitada de alimen- to ni un basurero en el que todo cabe. MAS alla de la visión miope de los que buscan mantener sus ganancias eco- númicas, de los que extraen del mar los materiales que necesitan, y de la ignorancia y apatia de la mayoría de la población humana, debemos empe- zara pensar holisticamente en los eco- sistemas marinos, y a plantear formas m& responsables de explotarlos, de tal manera que se minimice el impac- to sobre ellos. Ha llegado el momento de aprender a cuidar mejor nuestros tesoros, si no queremos que todo que- de arrasado por la dejadez y la impru- dencia. La acción humana ha provocado una crisis sin precedentes que amenaza a nuestra principal fuente de riqueza La riqueza de los océanos es tal que no podemos siquiera imaginarla. La diversidad de las plantas, los anima- les y los microbios que en ellos viven es inmensa, exótica y maravillosa. La variedad marina se refleja en las for- mas de vida, en los órganos sensitivos de las diferentes especies, en los mo- dos de reproducción, en el material genético, en las interacciones ecológi- cas, etc. El hombre aún no ha descu- bierto más que una pequeña parte de toda esta variedad, resultado de billo- nes de arios de evolución, debido, en- tre otras cosas, a que mucho5 de los hábitats marinos nos resultan inacce- sibles. La riqueza del reino marino es extensisima: tanto en los sistemas que nos son más cercanos, como los arre- cifes de coral, los bosques de algas, las playas de arena, los acantilados, las bahias, los manglares y los estua- rios, como en las llanuras abisales, los cañones y montañas del interior del mar. En ellos, la vida de los organis- mos interactúa con la del resto de su entorno y se desarrolla con igual va- riedad en los polos 0 en las aguas tro- picales, en las zonas más superficia- les del océano o en sus profundidades más oscuras. Bienes y servicios Los pueblos se han beneficiado du- rante siglos de las riquezas del mar, riquezas que han sido aprovechadas por el hombre sobre todo como tibie- nes», ya sean alimentos, materiales 0 medicinas; pero los océanos también producen una serie de <<servicios>> mucho menos apreciados, aunque igual de importantes para nuestra vi= da: Los ockanos producen oxígeno e influyen en el clima gracias a los ci- clos del carbono y de los sulfuros, de esta forma crean y mantienen los há- bitats que otras especies necesitan para sobrevivir; los bosques de algas y los arrecifes de coral son el hogar de

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Planeta Océano

El muere Jane Lubchenco *

Durante siglos, los pueblos se han beneficiado de nuestra biosfera sea sostenible necesitamos un océa- las riquezas del mar, tan inmensas que apenas al- no vivo y sano. Iniciativas como la

E 1 nuestro es un planeta de agua.

Los océanos cubren el 71% de la superficie terrestre. Sin em-

bargo, hasta hace poco tiempo, nos

manteniamos alejados de las cosas que su~edeu mar a&mlro debido a que somos criaturas terrestres y a que nuestro impacto sobre los océanos no es tan visible. Frente al importante pa- pel que los océanos desempeñan para

la humanidad, hemos permanecido en la ignorancia, asl como frente a los grandes cambios que en ellos se están dando y a sus consecuencias sobre la vida en la Tierra. La explosión demo- grtica, nuestro uso insostenible de las fuentes de cncrgia y la continua gene- ración de desechos y desperdicios es-

tán teniendo graves consecuencias pa-

ra los ocCanos del planeta, por lo que, en la actualidad, se necesita que haya un conocimiento profundo de estos cambios y de su alcance.

Debemos asumir que los océanos no son ni una fuente ilimitada de alimen- to ni un basurero en el que todo cabe. MAS alla de la visión miope de los que buscan mantener sus ganancias eco- númicas, de los que extraen del mar los materiales que necesitan, y de la

ignorancia y apatia de la mayoría de

la población humana, debemos empe- zara pensar holisticamente en los eco-

sistemas marinos, y a plantear formas

m& responsables de explotarlos, de tal manera que se minimice el impac- to sobre ellos. Ha llegado el momento de aprender a cuidar mejor nuestros tesoros, si no queremos que todo que- de arrasado por la dejadez y la impru-

dencia.

La acción humana ha

provocado una crisis sin

precedentes que amenaza

a nuestra principal fuente

de riqueza

La riqueza de los océanos es tal que no podemos siquiera imaginarla. La diversidad de las plantas, los anima- les y los microbios que en ellos viven es inmensa, exótica y maravillosa. La variedad marina se refleja en las for- mas de vida, en los órganos sensitivos

de las diferentes especies, en los mo-

dos de reproducción, en el material genético, en las interacciones ecológi-

cas, etc. El hombre aún no ha descu-

bierto más que una pequeña parte de toda esta variedad, resultado de billo- nes de arios de evolución, debido, en- tre otras cosas, a que mucho5 de los hábitats marinos nos resultan inacce- sibles. La riqueza del reino marino es

extensisima: tanto en los sistemas que nos son más cercanos, como los arre- cifes de coral, los bosques de algas, las playas de arena, los acantilados, las bahias, los manglares y los estua- rios, como en las llanuras abisales, los cañones y montañas del interior del

mar. En ellos, la vida de los organis-

mos interactúa con la del resto de su entorno y se desarrolla con igual va- riedad en los polos 0 en las aguas tro- picales, en las zonas más superficia- les del océano o en sus profundidades

más oscuras.

Bienes y servicios

Los pueblos se han beneficiado du- rante siglos de las riquezas del mar, riquezas que han sido aprovechadas por el hombre sobre todo como tibie-

nes», ya sean alimentos, materiales 0 medicinas; pero los océanos también producen una serie de <<servicios>>

mucho menos apreciados, aunque igual de importantes para nuestra vi= da: Los ockanos producen oxígeno e

influyen en el clima gracias a los ci- clos del carbono y de los sulfuros, de esta forma crean y mantienen los há- bitats que otras especies necesitan

para sobrevivir; los bosques de algas

y los arrecifes de coral son el hogar de

tras. ,A, :.,,: l La’cantidad &l de &%dos di-

.* tiuestro planeta esti cubierta por el rian& al ‘wste del F’&ffico; .$ .’ agua de los ocbanos.

‘;‘: ,* l El agua de los océanos no ha SI-

a : j L ‘,: l La cantidad total de agua en los do siempre salada. Las saIes han ido océanos es de 1.370 millones de ki- llegando hasta el mar desde el’ agua lómetros cúbicos. :” de corrientes subterrsneas de lä Tie-

l La superficie de Venus, cubier- rra o desde terrenos gridos, cuyos ta por nubes de acido sulfúrico y tan materiales eran arrastrados por el alejada de nuestra vista, está mejor viento. ‘. x: ! cartografiada que la superficie ma-

” *’ ,.& ., ., l M8s;de la mitad de las’es@cies

rina de la Tierra. ,_ animales del mundo son especies l Se estima que en los océanos mannas. ‘$) 1’. * ‘).

terrestres aún existen 10 milloqes de . El vòlcán’&bm&ino Gra; Me- especies marinas sin clasificar y to- te&o, situado en el noreste del talmente desconocidas para el hom- Atlántico, tiene una base de 100 ki- bre. . . lómetros de diámetro y una altura de

9 Seis de cada diez pers&s de .‘ 4 kildmetros. .,. :;. ,, la Tierra viven en zonas costeras. l Hay más especies de peces que

l 1,’ : El agua transmite los sonidos cin- de mamfferos, reptiles y pAjaros jun- ‘_ CO veces más tipidamente que el aire. tos. :, *

l Las montañas m8s altas y las si- _; ..&. * i, ‘?,, ?,; 1: . ‘J, ; .’

_

:.‘losocéanos. , :, -Id -R.

mas más profundas de nuestro pla- l .,Los tsunamis, u olas glgantes,

sofi’consecuencia de los movimien- neta se encuentran baio el agua de tos sfsmicos. Pueden medir cientos

de Eilónietros de lari; y viaja& m& de &O’kilómetros .por hbrzG Mar adentro .no son tan peligrobodpero,

_ “,“-’ <. 5 4 ::* ‘. 2 ,.‘,

,l; l La mayor profundidad re&stra- da en los océanos es de ll kil6me-

multitud dr esprcips costeras, ade- ITl63 fk ~>rfJtC~f’r 103 fYI?tn:3 <k h CrO-

sión que protiucrn las olas; la5 ostras

en las bahías filtran las aguas, y las sales desintosican los contaminantes v rf?r”YlgVn w.l~rr,er,loS r~“‘J, de otra fi.W-

ma. podrfan atrapar v ahogar a multi- tud de plantas y an’ímalcs marinos. Eslos srrvif~ios son ~*oris~~~it~n~~ia tlrl f~trtc~i»ttatrtic~rito iinLriral (1(*I c~~~sislc- tna, de las intrracciotws de bstr con los organismos qué lo forman. Y todo supone una organización (lite tttantie- ne los sistemas tlr vida del planeta T;erra. Sin emlwgo. los hiettes y los s~~t-vicios fútil nos aporta f:l ntar f:st8ri amenaza(los por 18 rlistninucihn de la (livcrsi~lwl gf.ní.tic.a, por la fragmcn- wi6n tl~ lis+ pobliwionf3, por IA pPr- dicla de espwirs y los rksastrcs cn los kY’OSihWJ~lS. k:%kl ~k’di<h tk f!S~WCk

supone cambios cn la configuraci6n c3pacial. (‘n In c~antidutl c intcnsidnd dc sus rc~la~~iottw con otrac; especies, y to(lo pi~c.flt. c*trtilrilJutr a que se transformrn taniI,iPn las fun(,innes deI propio sistr*tnx

contaminación quirnica, la dqrada- ci6n dc los hzíbilals 0 911 dc5tntcción;

asi como la introdwcicin de especies exbticas PII enlnrnos ajenos, son algu-

nas de ellas. El cambio climiítico y el incremento de las radiaciones ultra-

violetas, consecuencia del agujero de oíx~no, se utwn a las primeras.

Ecosistelnas en apuros

Por t«(lo el planeta, hay sCñalrs del daño que las actividades humanas orasionan en los entornos marinos. I,a desaparición de rndias de las pes-

Las ca115as <IP mtos cambios son nitiltiplrs y rotnplrjas: la sohrr-cxplo- tari6n de Itrs re(‘ttt-sos pesqueros, la

sueltos en lowocbanos es ,de millones de toneladas. .” x. ,.

l Los oc6anos del sur del planeta iJ cubren alrededor de 35 millones de,’ kil6metros cuadrados de superficie, i< de los que casi dos tercios se conge-? lan cada invierno. .‘. &’

l Cada afro, se e&porari207.120’i kil6metros ctibicos del agua de 1~ superficie de los océanos, de los que 62.136 llegan a tierra en forma de nubes. :

l La medi’a de salinidad en los : océanos de la Tierra es de 34,7 par- ‘~ tes por cada mil. ‘,, :: %’

l El pescado e’s’fa maji,r fuente;.; de proteina animal, sup&ando la:; cantidad de pioteinas que àportan la: carne de vaca, la de ovejalila de PO-:!:

‘110 y los huev0s. A!, ‘c ‘,? .” I’ q’ .,.3

-:* Fiente: CSIRQ.

.# “, ,&_‘, ’ .“*.

ip. / ;’ 3

: \& :& :: g:, / **$

querías lia llamado la atención gene- ral. y ha put=sto en alerta de la sn-

hreeuplotación de los recursos. Sin cmhargo, la desaparición de especies no cwiierciales cotno las algas, así cn-

rno la disminuci6n de las cantidades de marisco son problemas igualmtmtc~ importantes. La mortalidad en masa de muchas de las especies marinas ha sido c~ontinuametite denunciada.

La calidad del agua está tnriy dcte-

riorada en las zonas costeras, lo qw en ttiuclif~s lugarrs rrpresrnta uti:i

gran amenaza para la salud humana. l-3 iticwmrntn (1~ los d~spf3dic~ios, cs-

pec.iültnrttte de los plüsticos, es ya mia

El hombre y los oc6anos Los mares han estado durante mu-

cho tiempo sujetos a la llamada «li- bertad de las aguas», un principio impuentn en PI siglo XVTI que limi-

taba los derechos y las jurisdicciones de los paises sobre los ockanos a una estrecha franja de mar que bordeaba las costas nacionales. Se consideró, a partir de entonces, que el resto de la extensiún marina no pertenecia a nadie. Esta @ación prevaleció has- ta principios del siglo XX pero, a mediados de éste, las naciones co- menzaron a reclamar los derechos de explotación de un mar más alejado de sus costas. Numerosas reclama- ciones, UII aumenlu de la conlamiria- ri6n, y la compf4itividad por los de-

rechos de las pesquetias comerciales en las costas y en otras áreas mari- nas hizo que lo tensión entre los pnf-

ses costeros colindantes aumentara.

En 1945, el presidente norteame-

ricano Harry S. Truman, en parte co- mo reeSpuesta a las presiones de los

intereses del petrúleo nacional, au- mentó unilateralmente el radio de jurisdicción de los Estados Unidos en el mar circundante, lo que oca-

sionó que muchos otros paises si- guieran su ejemplo: durante los cua- tro aííos siguientes, Argentina, Chi-

le, Peni y Ecuador, imponen el de- recho soberano sobre 200 millas de

mar alrededor de sus costas. Una vez acabada la Segunda Guerra Mun- dial, también lo hicieron Egipto, Etiopia, Arabia Saudf, Libia, Vene- zuela, y algunos pafses del Este de

Europa y, más tarde, los archipiéla- gos de4ndonesia y de Filipinas, que impusieron su dominio sobre las aguas que separaban sus islas. En 1970, CanadA proclamó su derecho a regular la navegación en un área ‘de 100 millas alrededor de sus cos-

tas con el fin de proteger el Artico de la contaminaci6n.

instalaron lejos de sus costas inun dando zonas maritimas profundas;-_,

las reservas de pescado empezaron: a dar claras seaales de agotamiento,+ y surgieron graves problemas entre distintos pakes a consecuencia de la jui:ist]iccióli de las aguas, corllo fUe

la crisis del fletkn entre Canada y España hace unos afios.

A finales de los afios 60,” se desa- rrollaron cada vez mds los equipos

de perforación y exploración de pe- tróleo, y los lechos rocosos de los

márgenes continentales fueron per- forados hasta profundidades incon- cebibles apenas dos décadas antes: ålgunas de estas perforaciones al- canzaron 105 4.000 metros. Además,

, los barcók de kuímerósos paises se ,,” *.

des retos. El futuro, sin duda, alberga grandes sorpresas.

Hoy, los peligros son numerosos:

submarinos nucleares, disefio de mi- siles que se colocar8n en el fondo del mar, petroleros enormes que van

contaminando las aguas, tensiones y. luchas por la explotación de recur- sos entre diferentes paises, bidones

radiactivos abandonados en el fondo de los océanos, etc. El mar esti ge- nerando numerosas demandas, con-

trademandas y disputas por su sobe-, ranía, y la única esperanza quiz8 es-

té en el establecimiento de una le-’

gislación fija que fomente un uso*

más apropiado y una gestión m&’ justa de los recursos del mar, lo que. nos llevarfa a una mejora de las re- _’ laciones entre los diferentes paises;.‘:

$ .

Fuente: Doalos, ONU: ‘.

‘,>

hasta ahora se ha tenido hacia los O&ancJS: Un htgar f?nOrme, ahlndan~e

t‘ infinilamrntr rrsistrntf=. Todos los

problemas a los que en la wtualitlad llOS fdrWtXttfJS, sttt fVtt~JX~O, SLt~k-

wn quf: f*slf* rf~frlíti ha f~~trflutlo oJ)so- If’lfJ. IhI oc~í-atlo t~sl¿lmos aptx*ndif3i-

,lfJ ‘plf’ f%tc*, f~s[,~f+llnlfw= ?lI las %O-

nus costrrah, w encwntra sometido a continuas iinlf’tlazas que se it~cre-

nlenlan C’OII (‘1 p¿lso tkl t ictnpo y q”‘:

Ijroccdetl flr tli\~ersas t;rrntes. ‘I’o<la-

vTa no wt110~ c~a~~~ws de ni?tlir con f:xactiltt~l Id \ f*rflatlcra mügnilirfl (1~ los prot,lfVllas ‘~“f’ rsta~~los fTtus¿lnflrJ

211 nklr. pPrI’” IfIS r~spc“‘inli~t:ls t3rán IO-

flo5 tlf. iif.uf.rfIo PII flur rlos rtll‘rrttlu- nio5 a una rribis tlc itna c~omplcjitlafl sin precwlrntes, tle unas proporc.iu- nw Y ~~or~~;cc~~r~~f~ii~‘i que wriiti rlifíc.i- Irs tie su~)sanitr. I .ii rna~nitutl. la c.la- S<’ y la vrl<,<~i~l;l<I clr los cwlll,icls son sorprendwtes. Si hacemos prefliccio- nrs sotJrfr los resultados posil)les tle esta crisis, p¿irf:cf* qw no wrvithi co-

mo solución ni 11113 nliw3 gestión de los recursos marinos ni alternativas polilic*as ;iI flfwistrf:. 1,a inwrtitlum- hrc:, unifla a ~tttü irtt~~orlarrte carencia dc informaci6n básica acerca de los sistrwtaï. Itner qkte sc> ptxcnlf*n gran-

I.as rlccisinnf3 (1~ la sfwif~latl snhre

las actividades que afectan a los océa- nos y sot)w el uso fle los recursos tlr

los hábitats marinos pnclrían camhiat

Un asesoramiento comprensivo, científico e internacional, como el que lleva ;1 cabo el Panel Intergubc-rna- mrntnl del Cambio Climbtko (IPCC), podría ser un mecanismo efectivo. Utlu polític*a prt-tinaz de asesoramien- Lo, Ilevatla a cabo por científicos es- pecializados, proporcionaría la posi- bilitlatl tlr un mayor cwnsenso y de un buetl nivel <Ir certeza en la toma tlf, dwisionrs a la hora de atlmirlistrar los rwursos oceánicos. En la evaluaciútl

cienlíllca de los problemas sería esen- cial 5ahrr qu6 problemas son los más urgrlllrs. y qijf? posibles soluc~iones tcwlría~l.

la situacicítl, si la sfwietlatl tuviera la

información ncccsaria y supiwa cómo sus acciones diarias üîrcklti al mar y corw~ieran, asirnistuo, la forma tlr ha- cer que éstas kngun un impacto me- nor. Desgraciadamente, este tipo de información no Ilega a la sociedad y, en muchos casos, ni siquiera so ma-

neja a la hora tle realizar una labor

administrativa. Se necesitan nuevos mecanismos para difundir los ronoci- niierilos c*ienlíficos tle forma m,ís efw-

tiva, de manera q~ic Cstn pufda iitili- zarse ni& al~ropi;ifl;lmf~nte.

Los serrs htlnt;lttos flrpf~ttrlrn tk lo

qlte rl oc,Gano It3 prfJpf~r~iotti1. I!nu

IJiosff~ra soslf~~til)lf~ rt.quirrr iin oc+a-

no vivo y. por rs;ta razbn ha llegado el momento de (crear nuevos plantea- nlil-titos a la Ilora tlr gestiorlar tanto las ac*tivitlades lerrestrrs con10 las ma- rinas que amfwazan a nuestros oc&-

nos. Los mares no pueden seguir sien- do un asunto marginal. +

Expo’98: Amar el mar . A lo largo de los siglos, el mar no

~610 ha sido una rebosante despen- sa, sino la via a través de la cual las culturas y los pueblos podían rela- cionarse. Los océanos inspiran el fondo y la forma de la última expo- sici6n universal del siglo XX: la

.” Expo de Lisboa, que podrA visitar- se desde el 22 de mayo hasta el 30

‘, de septiembre. 3 Los pabellones de esta Expo se-

” rán jardines de agua o inmersio- ’ nes a los fondos marinos en los

que el visitante podrá divertirse 4; con mhquinas y juegos acuáticos. {. Destaca el Pabellón de los Océa- :, nos, un edificio diseñado por el 3’

arquitecto norteamericano Peter Chermayeff, que evoca un navio imaginario. En el centro de la construcción, se ubica un tanque de agua, metáfora da la globaliza- ción de los mares. Habitando las esquinas de este particular océa- no se encuentran cuatro tanques de menor dimensión que acogen diferentes hábitats marinos de nuestro planeta.

La Expo de Lisboa costará 300.000 milloues de pesetas y se- r& visitada por nueve millones de personas, las cuales, gracias a ella, aprenderán a conocer y a

.,:, - Gulas temáticas. - Actividades.

: * Servicios profesi II - Información pen

www.mn6mm

onales. nanentemente actualizada.’

El 00% dr la Iwl)lncicít1 vlve eti ~111

radio de 80 kil6twtros alredrclor tlr las costas del pl;lnetn. 1.0s hiíhitals costr~ros aopw tatt la IlIa) or parte (IV las actividatleh tanto terwstw5 como ina- rítimas de los homl~res: turismo, ocio, ,>W”“, <IrspCl-‘lic~ioì, ~lolrl~stiwS (’ ill- tlustriales, a(*tivida(lt~s militares.

transporte, industrias wergéticas y minería, etc. Como resultado, las ba- hías, los estuarios, las zonas de mar cerradas y los arrecifes de coral se han transformado en una prail cantidad de problemas. Muchos de estos ecosiste- mas, especialmente los de los arreci-

fes de coral, los estuarios, los bosques de algas marinas y las coslas rocosas

están entre los sistemas nks produc- tivos de la Tierra; las aguas costeras producen el 75% de las capturas de pescado mundiales. La prioridad es

clara, asegurar la sostenibilidad de las costas.

Una crisis de una complejidad

sin precedentes

Un viejo adagio dice: ~~Disolwr la contaniinaci6n es la solucGn». La fra- se describe muy bien la actitud que