patria del criollo

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Universidad de San Carlos de Guatemala Centro Universitario Metropolitano CUM Escuela de ciencias Psicológicas Curso: Introducción a la Psicología Social Licda. Liliana Álvarez. Cuarto Semestre Jornada Vespertina PATRIA DEL CRIOLLO Carné Nombre Completo 201315908 Walner Arturo Solís Alvarez

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El presente trabajo es el resultado de la lectura de la obra “La Patria del Criollo”, escrita en la década de los sesentas por el historiador guatemalteco Severo Martínez Peláez, donde se efectúa un análisis histórico de la época de la colonia

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Universidad de San Carlos de GuatemalaCentro Universitario Metropolitano CUMEscuela de ciencias PsicológicasCurso: Introducción a la Psicología Social Licda. Liliana Álvarez.Cuarto Semestre Jornada Vespertina

PATRIA DEL CRIOLLO

Carné Nombre Completo 201315908 Walner Arturo Solís Alvarez

Fecha: 21 de Octubre del 2014

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INTRODUCCION:

El presente trabajo es el resultado de la lectura de la obra “La Patria del Criollo”, escrita en la década de los sesentas por el historiador guatemalteco Severo Martínez Peláez, donde se efectúa un análisis histórico de la época de la colonia. Está dividida en un análisis del entorno de la Patria del Criollo, debido a que para lograr entender algo es necesario analizarlo en todas sus partes. Se hace una pequeña reseña del autor, luego el contexto histórico de la obradel libro. Para empezar a discutir las ideas de los ocho capítulos que conforman esta pieza de la literatura guatemalteca. La intención al elaborar este trabajo es exteriorizar mis puntos de vista personales sobre “La Patria del Criollo”, la sensación que me dejo el haber leído todo el libro en más de una ocasión.

CAPITULO 1 (LOS CRIOLLOS):

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El 18 de febrero de 1,651 día terrible para la ciudad de Santiago de Guatemala. Comenzó a retumbar el suelo y a sacudirse violentamente. Entre la muchedumbre que se aglomeraba por aquellos días en los atrios, se hallaba un niño que no olvidó jamás las impresiones del terremoto, y que, cuarenta años más tarde iba a recordarlas en las páginas de una célebre crónica La Recordación Florida.

Por lo demás, los indios, si bien es cierto que había que tenerlos a raya y patentizarle en todo momento su subordinación ¡consejo cotidiano de padres y abuelos! De allí que resultara tan difícil comprender el desprecio que los mayores recomendaban para con estos seres descalzos y raídos, que olían a sudor. Si él hacía un ademán, pongamos el caso, de querer chancearse con algún chicuelo acompañante de los indios, en el acto se veía asido por la mano enérgica de la abuela, quien lo apartaba con un susurro insistente y enfático: “…aparte somos nosotros y aparte los naturales, Francisco Antonio De Fuentes y Guzmán fue descendiente de los conquistadores y primeros inmigrantes españoles de Guatemala. En el Ayuntamiento de Guatemala ocupó a la edad de dieciocho años, el puesto de regidor. Durante treinta y ocho años. Disfrutó también de las Alcaldías Mayores de Totonicapán y Sonsonate. Fuentes y Guzmán no era sólo un descendiente de conquistadores, sino que era, además, un heredero de la conquista. Herencia de Sangre y Herencia de Poder no eran una misma cosa.

La palabra criollo designaba a los hijos de españoles nacidos en América sin ningún mestizaje. Los criollos, a su vez, preferían llamarse a sí mismos españoles, haciendo a un lado su lugar de nacimiento y subrayando su origen. Se daba por supuesto que el origen español acarreaba superioridad, frente a los sectores indígenas y mestizos. Entre la gente de origen europeo aparecía una serie de facultades desarrolladas y una habilidad general que la ponía, sin lugar a dudas, en un plano de ventaja respecto de la población morena. Entre indios y mestizos, por otro lado, era evidente cierto atraso en cuanto a desarrollo intelectual y de habilidades. En qué radicaba o de dónde provenía, entonces, la efectiva superioridad de los blancos sobre los indios y los mestizos en el contexto de la sociedad colonial. A principios del siglo XVI era España uno de los países más desarrollados del mundo. Había recibido los aportes culturales de las civilizaciones del Mediterráneo y del Cercano Oriente.

Habían sido introducidas en aquella sociedad los alcances de la cultura material y espiritual de muchos pueblos. Los ágiles caballos de guerra españoles, eran producto del desarrollo de la ganadería caballar más antigua, pasando, claro está, por la romana y la de los árabes. Las técnicas del trabajo del acero, la pólvora, con la que habríamos mencionado los tres factores tecnológicos decisivos de la superioridad bélica de los conquistadores. La cultura española del siglo XVI fue resultado de una complejísima trama de procesos históricos en la que jugaron papel determinante los procesos económicos.

Los criollos no tenían en sus manos el gobierno de la provincia. Tampoco poseían todas las fuentes de riqueza, ni controlaban a los indígenas en forma absoluta (Esto no ocurrió sino mucho tiempo después, con la Independencia, que fue la toma del poder por ellos). Aquella clase compartía el poder económico y político, en un plano de subordinación, con la monarquía española representada en sus funcionarios. Para extender y consolidad su dominio sobre las tierras indianas, la corona española se vio obligada a estimular ya premiar a los conquistadores y a quienes quisieran venir a probarlas. El premio consistía en concederles diversos privilegios y ventajas que despertaban el interés por la conquista. Entre los descendientes de los conquistadores y primeros colonos (es decir entre los criollos) fue desarrollándose un sentimiento de suficiencia y de rebeldía frente al dominio de España, conforme aumentaba la capacidad productiva de sus propiedades y se hacían económicamente más fuertes.

CAPÍTULO 2 (DOS ESPAÑAS)

En los siglos coloniales corría un proverbio, burlón y elocuente; que decía: gachupín con criollo, gavilán con pollo. El proverbio debe haber corrido entre las capas medias de la población, entre las capas medias de la población, entre mestizos y mulatos, porque en su mucho acierto y poca parsimonia denota algún

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rudo desprecio para los dos grupos dominantes por igual. En la mentalidad del criollo había dos Españas. Una era la España conquistadora, que a él se le antoja sublime, llena de hidalguía y de elevadas miras; otra es la España mezquina representada por funcionarios de espíritu calculador y por barcadas de emigrantes que ambicionaban una tajada del Nuevo Mundo. Explicar cómo la España grata a la memoria de los criollos vino a convertirse en la España que disputaba los provechos de América, ese es el asunto que ahora tenemos entre manos. Fuentes y Guzmán ve en la conquista un hecho providencial, y en los conquistadores el bienestar que a los criollos les deparaba su privilegiada posición económica y social se la debían, en efecto, a quienes habían tomado la tierra y habían sometido a los indios. Los criollos tenían clara conciencia de que ellos estaban gozando lo que otros habían conquistado. De allí que los herederos de la conquista, los criollos, sintieran verdadera veneración por los conquistadores

Los españoles recién venidos a Indias, trataban de negar y disminuir la importancia de la conquista. La deformación de la conquista de Guatemala alcanzó su punto más extremado y grosero en la idealización de Pedro de Alvarado. Este personaje sanguinario ( “este infelices malaventurado tirano” como lo llama en algún lugar Fray Bartolomé de las Casas) se convirtió, por obra de la admiración de los criollos, en un semidiós adornado con virtudes que nunca tuvo. Fuentes y Guzmán lo califica moralmente como “…incapaz de ladearse a otra parte que la de la razón y justicia…”, “…compasivo y esclarecido…” Llega al flagrante extremo de presentarlo animado de una actitud amorosa y piadosa hacia los indios. Los avisos y embajadas que enviaba Alvarado a los indios antes de hacerles guerra, los famosos requerimientos, eran una formalidad legal enderezada a justificar la violencia y la esclavización de prisiones, y los interpreta como pruebas de que el capitán agotaba todos los recursos para evitar la lucha, según eran sus inclinaciones dulces y piadosas. Alvarado aparece como un guerrero impulsivo, el de las masacres. El proceso por el cual la monarquía, vino a recuperar el gobierno efectivo de las provincias, es el desarrollo de dos instituciones coloniales: la encomienda y el repartimiento. Las implantó Cristóbal Colón en las Antillas. El repartimiento tenía dos aspectos, pues consistía en repartir tierras y también indios para trabajarlas; y como este segundo aspecto se justificaba diciendo que los indígenas eran entregados para que el favorecido velase por su cristianización. La encomienda primitiva era en realidad un pretexto para repartirse los indios y explotarlos. El repartimiento y la encomienda primitivos, eran una manera de apropiarse y esclavizar a los indios. Junto a ello estaba la esclavitud legal, amparada en trucos como el requerimiento.

La voz más poderosa en defensa de los indios salió de la orden religiosa de Santo Domingo, de aquella que se hallaba más vinculada al trono de España y más identificada con los intereses de la corona. La defensa que los dominicos hacían de los indios, era, en el fondo, la defensa de los intereses de la monarquía enfrentada a la voracidad de conquistadores y colonos. Fray Bartolomé de las Casas y antes que él otros, como Fray Antonio de Montesinos, se atrevieron a gritar que la conquista era injusta, que España carecía de derechos para despojar y esclavizar a los indios, y que el rey se estaba condenado con los robos y crímenes que se hacían a su sombra. Tan atrevidas acusaciones hubieran podido costarle la vida al fraile bajo otras circunstancias. Las Leyes Nuevas fueron pregonadas en la ciudad de Santiago en mayo de 1,544. Llegó a Guatemala el Licenciado Alonso López de Cerrato. Vino como Presidente de la Audiencia con encargo de hacer cumplir las Leyes Nuevas. Estas leyes fueron un acontecimiento que ayudo a los esclavistas a sacarlos de la esclavitud.

CAPITULO 3 (DOS ESPAÑAS, CONTINUACIÓN)

En las Leyes Nuevas se decía que el rey, seguía deseoso de premiar a los conquistadores y primeros colonos. Puesto que todos los indios pasaban a ser vasallos libres, tributarios de la corona, ésta se avenía a cederles parte de la tributación a los españoles que mereciesen tal estipendio. Los colonizadores

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iniciaron gestiones para conseguir que la nueva encomienda se hiciese hereditaria. El forcejeo en torno a la perpetuidad de las encomiendas pone de manifiesto ciertos hechos.

Según la ley, las tasaciones de tributos debían hacerse por comisionados que nombraba la Audiencia, y el cobro lo harían los Corregidores. Los Corregidores fueron los funcionarios más dados a maltratar y robar a los indios, y un elevado porcentaje de ellos eran criollos. Una definición académica de la encomienda sería la siguiente: Concesión, librada por el rey a favor de un español con méritos de conquista y colonización, consistente en percibir los tributos de un conglomerado indígena, tasados por la Audiencia y recaudados por los Corregidores o sus dependientes.

En el último tercio del siglo XVI había en el reino de Guatemala aproximadamente doscientas encomiendas. Mucho más importante que la nueva encomienda fue el repartimiento de indios: Sistema que obligaba a los nativos a trabajar por temporadas en las haciendas, retornando con estricta regularidad a sus pueblos para trabajar en su propio sustento y en la producción de tributos. El repartimiento fue la pieza clave del sistema económico de la colonia. La base de aquella estructura social fue su régimen de trabajo: el repartimiento de indios, el trabajo en sus pueblos, eran enviados periódicamente a trabajar a las haciendas y labores de los españoles y de sus descendientes. El repartimiento fue el mecanismo dentro del cual quedó conquistado el indio: es decir, el mecanismo que garantizó su sujeción y su explotación, y por ende su posición de inferioridad. Fue el resultado del conflicto que suscitaron las Leyes Nuevas de 1,542.

El año 1,575, las órdenes religiosas iniciaron un pleito con los encomenderos. Exigían que éstos pagasen una cuota por la labor que los frailes doctrineros realizaban en los pueblos de encomienda. Los encomenderos estaban obligados a cuidar que sus indios de encomienda fuesen instruidos en la fe, y que, habiendo desatendidos siempre dicha obligación, justo era que pagaran a quienes atendían la cristianización de los nativos. Las órdenes religiosas exigieron que se les pagara por mantener indoctrinados a los indios. Quedó así instituido el sínodo, nombre que se le dio a la cuota

CAPITULO 4 (TIERRA MILAGROSA)

La Recordación Florida es una crónica que combina geografía, etnografía, historia y paisaje. Combina objetividad con elementos subjetivos, que ligan al autor a su país, siendo una obra única histórica que presenta

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un paisaje de Guatemala, desde la perspectiva de un criollo, terrateniente. Siendo la tierra su interés, relata las intrigas, litigios, trámites y sistemas de cultivo, legislación, normas de trabajo. El problema clave de la tierra en Guatemala es que la mayoría de ésta se encuentra en pocas manos. Aún más, poca de esta tierra se trabaja y la gente no tiene donde cultivar. Los principios de la política agraria colonial se resumen así:

Primero, la tierra es propiedad de la Corona, por el señorío que ésta ejerce en América. Esta es la expresión legal y significó la apropiación de la tierra conquistada, aboliéndose el derecho de los americanos. El rey, único propietario de la tierra, la repartía entre los conquistadores y éstos entre sus soldados, confirmando este punto el rey. Segundo, la tierra se usó como aliciente, para motivar las expediciones a América, estando la Corona imposibilitada para sufragar tales empresas. El territorio conquistado estaba sujeto a la Corona y ésta premiaba con tierra y nativos. Tercero, ya con una generación de conquistadores asentados en América, con tierras, ciudades, familia y descendientes, la Corona aplicó el principio de “composición de la tierra”, el cual significó que tierras usurpadas por los criollos se cedían pagando éstos un valor monetario por ellas. Esto era fuente de ingresos para España. Este principio se convirtió en un procedimiento común para hacerse de tierras y propició ingresos para la Real Hacienda todo el período colonial. Esto favoreció a los terratenientes, quienes se hicieron de más tierras. Cuarto, la monarquía expresa su interés en que los indios, y sus pueblos, tengan suficientes tierras para sus siembras. Ninguna tierra usurpada a indígenas se admite a composición. Quinto, no era una ley, pero sí una práctica, la del bloqueo agrario contra los mestizos, siendo éstos un grupo grande, diferenciado y carente de recursos y tierras. Esta práctica favoreció el crecimiento de los latifundios. Aparece en este punto el tema de las tierras de los indios que, en la colonia, eran de diversos tipos. En principio, los ejidos que eran tierras comunes cerca de los pueblos, útiles para extraer madera, pasto, y debían ser suficientes para el pueblo. Segundo, las tierras comunes administradas por el Ayuntamiento, útiles para siembra. Aquí aparecen facciones de indios ricos, afines a la autoridad, explotadores de otros indios, no sirvientes. Éstos, junto a algunos ladinos, poseían algunas tierras, pero no en la proporción de los latifundios y de los terratenientes y era poco común este hecho. Finalmente, debe reconocerse que el problema agrario de Guatemala es el de propiedad de tierras, concentrada en grandes cantidades y pocos propietarios.

En 1,810 se redactó un documento que aportaba datos sobre la economía y agricultura en Guatemala. Es el punto de vista de los comerciantes, no dueños de la mayoría de tierra, quienes señalan que la economía sufría una contracción y que era necesario elevar la capacidad de compra de indios y ladinos, explotados y que enriquecían a los criollos. Sugieren facilitar la tierra a indios y ladinos pobres, mientras la clase criolla se oponía; ve que el problema agrario en el país es por los terratenientes. Creen que la tierra ociosa debiera ser vendida a precio razonable y proponen instalar el trabajo libre asalariado, no explotación.

CAPITULO 5 (EL INDIO)

En la Recordación Florida surgen imágenes de una tierra amena, fértil y benévola con el hombre, con un paisaje exuberante. Aquí reluce la imagen de los conquistadores, admirados por los criollos; a la vez, surge la imagen del aventurero, advenedizo en busca de fortuna y cierto temor criollo por no creer dominar a

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todos los indios. Se ve la imagen de familias acaudaladas, otras menos y de último, la idea del indio como ser humillado a quien se le tiene como desconfiado, receloso y holgazán, aunque en todo el documento se le ve trabajando incansablemente. Los indios no adoptaron como única la religión católica, el paganismo supervivió. Fuentes tiene la tendencia de desvalorizar al indio; a veces comenta su fuerza física, el hecho de que han soportado trabajo forzado y que su vestimenta consistía en calzoncillo y una camisa, la cual usaban en todo tiempo. Los criollos hacen ver a los indios como que viven bien en la pobreza y que se les debe obligar a trabajar arduamente y que son viciosos.

Los indígenas hicieron ver que en algunos pueblos se había abolido el trabajo forzado y pidieron esto para todo el reino; a la vez, pidieron el trabajo voluntario y asalariado. Los criollos abogaban por el repartimiento y arguían que el trabajo asalariado encarecería la mano de obra y que los indios pedirían mucho dinero. Por ello, perpetuaron el prejuicio de que el indio es holgazán. Es probable de que la supuesta haraganería nativa fuera el resultado de su resistencia a trabajar forzadamente, para producir para el hacendado, a la vez que debía trabajar para dar tributo al rey, además de su trabajo para subsistir. Para ello, cultivaban maíz, cacao, chile y hacían artesanías de manta, lana y petates. Los esclavos negros y los mestizos estaban libres del tributo, por lo que el indio no tenía motivación para producir para todos.

El indio sólo podía trabajar en tierras comunales, asignadas para su sustento, y por ello prefería trabajar con quien pagaba; esto evidencia su esfuerzo laboral. De ahí la “dejadez” del indígena, que no sentía ningún deseo de trabajar y no recibir nada a cambio. Otros prejuicios “menores” fueron que el indio es desconfiado, malicioso, rechaza los avances de la civilización y que es abusivo, cuando se le da confianza. Se relata el caso de Fray Francisco Bravo, que fingió amistad con los indios para conocer un yacimiento de oro.

Finalmente, cuando la población no quiso hablar, fue atacada de maliciosa y desconfiada, fruto de un potencial abuso de poder de los criollos. Fuentes aparece a veces como defensor de los indígenas, en ciertas situaciones, a pesar de que en su documenta se narran expresiones adversas y de desprecio hacia ellos. Pero ante todo, su Recordación es fruto de la mente de un criollo, terrateniente. Se duele de las pestes de viruela y sarampión que mataron muchos indios, pero por la reducción del número de estos y la potencial pérdida de encomiendas, que eran necesarias para sostener el estilo de vida colonial.

El encomendador aparece como defensor de las tierras comunales de los nativos, pero sólo porque éstas producían el tributo que se daba a la Corona. Se funde así, diversas opiniones, pero todo desde la perspectiva criollista, latifundista. De los indios, entonces, se hace referencia a que practican un sincretismo religioso y que esto se debe a su resistencia a la plena cristianización. Además que se resistían al trabajo forzado y gratuito, y que se les podía contratar por salario bajo y a destajo; además que debía trabajar para producir para todos: hacendados, frailes, encomendados, rey.

CAPITULO 6 (EL MEZTIZAJE Y LAS CAPAS)

Los primeros mestizos nacieron justo luego de la conquista, producto del rapto y violación de las mujeres. Éstas, junto a sus hijos, servían al hombre, mientras éste esperaba que llegaran mujeres de España, lo cual se dio cercana la mitad del siglo XVI. La ley española promovía el matrimonio entre ellos y los indios,

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pero esto no se dio, dándose el mestizaje al margen del matrimonio, para luego incrementarse el número.

Los mestizos no eran siervos, como los indios, pertenecían a la capa media que debía buscar trabajo. Con la introducción de las Leyes Nuevas y esclavos africanos, se dio otro tipo de mestizaje: el mulato (español/negra) y el zambo (negro/india), coexistieron con criollos, mestizos, negros. Los mestizos no constituyeron una clase social específica y se mantuvo la separación criollos y otros grupos (castas). Los mestizos formaron capas, y no clases, dado que no tenían intereses económicos comunes, ni una función específica en el engranaje económico ni solidaridad común. La situación de los esclavos negros era difícil como la de los indios esclavos. La población mestiza se incrementó grandemente.

La capa social media urbana alta no se describe muy claramente; es un resultado del coloniaje, apareciendo en las décadas de independencia. Aquí surge la idea de libertad de forma violenta, aunque fue difícil porque el ejército y la iglesia, afines a España, estaban compuestos en su mayoría por criollos y otros grupos, como artesanos, criollos sin fortuna y de mediana fortuna, se unían a ellos. El empobrecimiento criollo resultó en un grupo de mediana fortuna o pobre, que abogaba por independencia; estos eran la capa social media alta. La clase terrateniente local se oponía, para entonces, a la alta burocracia española, en el tema de independencia. En medio de éstas se encuentran las capas medias; a la vez que los esclavistas perdían su dotación de indios. En medio de esto, ya ocurría el mestizaje inicial, resultado de la desigualdad de la mujer, aunque también es una unión biológica. El mestizaje secundario fue la combinación de mestizos entre sí, y otros grupos, lo cual vino a complicar más la situación mestiza.

La disgregación de los ladinos llamó la atención de Pedro Cortéz y Larraz y de Francisco García Peláez, que resaltaron el no cumplimiento de las leyes que dictaban darles tierras. El esfuerzo en adquirir tierras y la cesión de las mismas dio resultado las villas. La mayoría de ladinos vivía alrededor de las haciendas (rancherías). Dado el poco número de villas, los ladinos vivían dispersos, sin formar pueblos, algunas veces en medio de un pueblo de indios; aunque éstos sí tendían a formar pueblos. A fines del siglo XVIII los ladinos eran considerados intrusos por los indígenas, quienes se negaban a venderles propiedades; lo cual, según Antonio García Redondo ayudaría en la economía del país.

La ciudad de Santiago de Guatemala se construyó según la perspectiva y necesidades españolas. Cerca de la ciudad se hallaban los pueblos que le servían, y señoreaba el criollo sobre la tierra y los nativos. La opresión se daba hacia éstos y entre diversos grupos, mientras la plebe hacía amotinamientos en la forma de interceptar los caminos. Los mestizos, casi inexistentes en el siglo XVIII, se nutrían de criollos empobrecidos, negros liberados e indios ricos; siendo algunos de aquellos dados a robar en las haciendas, las cuales se nutrían de trabajadores (gañanes) cuando no había suficientes indios de repartimiento. Los criollos empobrecidos se ubican en puestos que requerían personas con educación.

CAPITULO 7 (PUEBLOS DE INDIOS)

La colonia se basaba en el trabajo de los indígenas y en los pueblos cercanos a la ciudad. La abolición de la esclavitud contó con la resistencia de conquistadores y

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colonos que veían cómo los indios ya no les tributaban sino sólo la mitad. Con las Leyes Nuevas el panorama se afianzó para los indios, luego de una explotación sin medida, ya que ahora se debía pagar por el trabajo realizado, la llamada paga que luego se llamó salario.

Los defensores (jueces) supervisaban que todo se hiciera y los indios se hicieron conscientes de los campos positivos para ellos. Se inició la fundación de pueblos de nativos con materiales sencillos, y se debieron abandonar las amplias áreas de tierra, ya que ahora eran del rey. El cambio de leyes permitió ahora un tipo de explotación para beneficio del rey, aunque se mantuvo en menor grado la de los terratenientes, que podían tener no más de 10 indios a servicio, una forma de trabajo forzado para las haciendas por períodos establecidos.

La existencia de los pueblos de indios (concentrados) sirvió para este efecto, para tener familias nativas a disposición, las cuales debían trabajar sin paga, o por una muy mala. Esta fue una forma legal de explotación colonial. Aparte de producir artesanías, frutos y tejidos, los indígenas podían vender su fuerza de trabajo, pero después de cumplir con el repartimiento. Siendo así el trabajo o era forzoso, o semi forzoso o de mala paga. La idea era tener pueblos concentrados, libres de la injerencia de ladinos. Éste fue el régimen de pueblos. Fue así que la idea de cambiar a los indígenas a “vasallos libres” fracasó. A la vez, la situación precaria de los indios se debió a que España no facilitaba “tecnología” a sus colonias, ya que podían dejar de serlo, por lo que los indígenas sólo podían manejar azadones, machetes, siendo sus ganancias insignificantes e impidiendo la consolidación de la colonización. El trabajo forzado era en haciendas, minas, talleres. Varios países abolieron el repartimiento como México (1633) y se dio la autorización para retener a los indígenas en rancherías y haciendas por medio de deudas. En Guatemala el inicio del repartimiento tuvo varias formas como la coerción, para favorecer las necesidades de criollos; la rotación, que establecía “turnos” semanales y el pago forzado, que iba de 4 reales/semana a 1/día. En el siglo XVIII se consagró definitivamente el repartimiento por Cédula Real. Al ser revisada la libertad indígena se vio como mito, pero lo legal establecía que sólo se podía retener a los indios por un tiempo y luego devolverlos a sus pueblos; se les debía pagar en moneda y sólo los varones debían prestar servicio y no se podían retirar antes de la semana.

Esta explotación indígena era el medio de producir diversos bienes y los hacendados optaron por pagar en especie a los nativos, reteniendo de su paga lo que debían ellos pagarle a la Corona por el repartimiento; además de que se descontaba el premio de quien los enviaba obligados a la hacienda, a donde iban a trabajar en condiciones precarias y,o peligrosas. Una variable de este tema es el indígena jornalero, que vendía su trabajo por 1 o 1.5 de real, lo que le permitía mejorar sus ingresos. El castigo podía venir no sólo de los hacendados, sino de variedad de personas que actuaban con impunidad, siendo el Corregidor el más emblemático, los cuales vigilaban, dirigían los pueblos y cobraban los tributos. A la vez, obligaban a los indios a comprar mercancías que no necesitaban, por ejemplo, los hilos e hilazas a las mujeres indígenas. Es de señalar que este régimen de sometimiento debía ser cruel, si querían lograr su objetivo de someter a un grupo que era numéricamente mayor y persistió durante toda la colonia

CAPITULO 8 (LA COLONIA Y NOSOTROS)

¿Hasta qué punto se ha superado el esquema social colonial? Aún no, y para ello basta ver que la mitad de

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los guatemaltecos son indígenas y que subsisten los terratenientes, latifundistas, a la vez que la explotación en muchos órdenes. Con la Reforma en Guatemala sólo se consolidaron legalmente los medios para retener a los indios en las fincas, ya que debían acudir forzosamente cuando se les requería; a la vez, se eliminó la paga. Si no cumplían con cierto número de jornales se les tenía por reos de vagancia, siendo obligados a trabajar. Esto persistió hasta 1945, cuando se abolió el trabajo forzoso. Con todo, persistieron los bajísimos salarios al indígena, fruto de más de 400 años de servidumbre forzada, lo cual perpetúa las condiciones de miseria en las que muchos se encuentran. Esto hace de Guatemala un país subdesarrollado. Esto, también por la perpetuación del dominio criollo y la acción del imperialismo, que obtiene beneficios del subdesarrollo. Se ha dicho que la opresión ha hecho al indio; podría ser cierto, pues un análisis de la cultura indígena actual no toma en cuenta cómo era antes de la colonia.

La población nativa prehispánica se convirtió en “indios”, homogéneos, pero esto no era así antes, ya que existían señoríos y una estructura de líderes, nobleza, jefes, esclavismo que se cayó con la conquista. Con todo, el indígena fue transformado en indio, servil y esclavo y esto aún hoy ha hecho que formen parte del semi y proletariado, con mentalidad de siervo colonial. Siendo así, la explotación colonial no sólo formo la mente indígena, sino también la del explotador, de tal modo que la explicación de la cultura indígena se hace a partir del entendimiento de todo lo que la conquista le quitó y, lo obligó a asumir. Un ejemplo de lo que el indio ha retenido como suyo es el lenguaje, el cual aún conserva y que los mismos frailes doctrineros no les quitaron, al contrario, estudiaron sus idiomas.

Las lenguas indígenas les fueron “permitidas” lo que convirtió a los nativos en políglotas, pero a la vez, ayudó a los propósitos de los conquistadores, pues no favorecía el desplazamiento de los indios de un pueblo a otro, dado que cada grupo tenía diferente idioma. A la vez, conservar su lengua fue una evidencia de resistencia del indio en la época colonial. Así, la evidencia de la opresión son todo lo que se ha dicho, pues conformaron al siervo y su cultura. A esto debe sumarse la vestimenta, que no era autóctona, sino con rasgos europeos, como las chaquetas, sombreros, camisas. Todo lo anterior deja ver que el régimen colonial era feudal, aunque incluyó todos los tipos de explotación (esclavista, feudal, capitalista).

El nativo tenía todas las características del siervo feudal, aunque se trata de maquillar. Es de anotar, también, que los inmigrantes españoles eran a la vez personas explotadas por la burguesía de su país. No vinieron nobles a poblar América, sino personas desplazadas, pobres y desempleadas. Por ello, se reconoce que las capas y clases sociales empezaron en la época colonial y han perdurado, usando a la cultura como un elemento dominador y no de “regalo” para los aborígenes. Así, este libro que nos fue facilitado por el criollo Francisco Antonio Fuentes y Guzmán nos deja ver la trama colonial y social de Guatemala en el siglo XVII. Su escrito facilitó comprender todos los elementos que ayudaron a comprender la realidad de aquel entonces y algunos elementos de la actual.

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COMENTARIOS:

Desde antes, desde ahora, y para siempre serán valores literales este tipo de obras ya que por medio de ella nos daremos y nos damos cuenta de que no todo lo que nos dicen de nuestra historia es cierto y que hay obras que nos relatan acontecimientos de nuestra historia como el popol vuh, el señor presidente que no teníamos concepto de ella y ni siquiera sabíamos que formábamos parte de ella,

A veces nos desvalorizamos como nación por medio de que no sabemos que tan grande es nuestra civilización también que tanto hicieron esos personajes que vinieron de algún modo a cambiar nuestra cultura.

Criollo, mestizo, mulato, indígena, indio sea cual sea son parte de nuestra historia y aquí nos dejan ver una gran panorámica en que defectos o como colaboraron para nuestra historia.