oper med en la rep. de gen

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN 1

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Page 1: Oper med en la rep. de gen

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES

ACATLÁN

PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN

OPERACIONES MEDIACIONALES EN LA REPRESENTACIÓN DE GÉNEROMario Alberto Revilla Basurto

1

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CONTENIDO:

INTRODUCCIÓN: La oportunidad de analizar una representación durante su proceso de ajuste 3

1. TEORÍA DE LA MEDIACIÓN: los códigos de las ideologías 91.1 El campo de estudio 91.2 Mediación e ideología 10

2. APUNTES SOBRE TOERÍA DE GÉNERO: un modelo de Representación 13

3. LOS ANÁLISIS LÓGICOS: de la restricción ideológica a la constricción (15)3.1 Análisis de los códigos del contenido 153.2 Estructuras narrativas épica y parábola 163.2.1 Estructura épica y sobrevivencia del grupo (16); 3.2.2 Estructura de parábola y objetivos legítimos (17); 3.2.3 Personajes función (18); 3.2.4 Las variantes en los relatos parabólicos (19)3.3 Modelo canónico del análisis de la mediación cognitiva 213.3.1 Categorías de análisis (22); 3.3.2 Modelos o códigos de mediación (24)

4. REPRESENTACIÓN DE GÉNERO: el código de la diferencia en la comunicación reproductiva 264.1 Apariencia mosaica de los personajes femeninos 264.2.1 Código jerárquico en la Representación de género referida a los roles femeninos (27);4.2.2 Código jerárquico en la Representación de género referida a los roles masculinos (30); 4.2.3 (De)Codificación del modelo articular en la Representación de género (32)4.3 Crisis y comunicación reproductiva 34

BIBLIOGRAFÍA 37

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INTRODUCCIÓN: La oportunidad de analizar una representación durante su proceso

de ajuste

Como sabemos, todos los grupos humanos a lo largo de la Historia y lo ancho de la

Geografía han contado cuentos con los que narran lo que les sucede, lo que anhelan, lo que

resulta entre ese anhelar y ese suceder: se relatan su acontecer. Con estos relatos se

reconstruyen las vivencias, a veces se reflexiona sobre ellas y bajo ciertas circunstancias,

hasta se prevé o anticipa algunas de las situaciones que están por venir; de esta manera se

complementa la experiencia de la vida. Por tanto, los relatos se han ocupado de todos los

temas, de todos los asuntos que contienen, amueblan o decoran la realidad social.

Es decir, los relatos dibujan la identidad, no sólo individual, sino también grupal, al

definir las relaciones correctas entre los miembros del grupo, delinean la cohesión social,

ilustran las normas. Los relatos mantienen actualizados, al rememorarlos, aquellos signos

de origen del grupo, señalan los lugares emblemáticos y recuerdan los grandes

acontecimientos que forjan la historia: las catástrofes con sus víctimas y los héroes con sus

hazañas. Los relatos fijan las aspiraciones y sus riesgos; cuentan los pormenores de las

tareas diarias, las maneras como se construyen y expresan los afectos.

Cuando la vivencia se convierte en relato, se cobra conciencia, es decir, se introduce

un orden y un sentido. La experiencia deja de ser un mero estímulo de la realidad

circundante porque el relato de-signa, nombra y relaciona los elementos de la experiencia,

la historiza. Cada relato se nutre de la experiencia y a la vez la preserva, por eso los relatos

son una fuente de enculturización.

Entendemos la enculturización como la participación de/en una forma de entender el

Mundo y de actuar en él, es aprehender un hacer y un modo de relacionarse, es apropiarse

de símbolos y prácticas, de propósitos y de los códigos que dotan de sentido a esos

símbolos, esas prácticas y esos propósitos. En los relatos se reproducen las formas a-

propiadas para esos haceres, relaciones, sentires, símbolos y propósitos, a la vez que en los

relatos se formalizan los códigos que les dan un orden. Por eso, por la variedad de temas

que abordan y sin importar las tecnologías que los soporten materialmente, los relatos son

fundamentales para la organización social.

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Las instituciones enculturizadoras, en general, ejercen una función de control

cognoscitivo al exhibir o transferir juicios de valor sobre los diversos aspectos de la

realidad, para lo cual se valen de códigos sociales tales como las normas, prohibiciones o

coerciones; los relatos de los medios de comunicación, ejercen esta función empleando

códigos lógicos: la versión o versiones ideológicas del mundo que soportan los relatos de

los medios, se expresan en modelos cuyas estructuras lógicas pueden ser identificadas por

un “análisis lógico”.

Se entiende como proceso de mediación el paso de la restricción social a la

constricción cognoscitiva. Por ende, cabe remontarse a los códigos sociales de control

social partiendo del sistema de orden que utilizan los relatos de los medios de

comunicación, en estos relatos encuentran un punto de articulación las constricciones

cognoscitivas y las restricciones sociales.

Ahora bien, si una cuestión –cuestión como “tema” y como “pregunta”-, se ha vuelto

relevante para la reflexión en nuestros días, es la Representación de género. Basta voltear

con cierta atención a cualquier momento de la historia para darse cuenta de la importancia

de la participación de las mujeres. Guerreras, gobernantes, revolucionarias, filósofas,

científicas y artistas, trabajadoras: se sabe que las mujeres siempre han laborado, inclusive

formalmente a cambio de un salario. Simplemente, ahí tenemos las representaciones

mitológicas de figuras femeninas para dar testimonio de la importancia de la estela social

de las mujeres, presencia suficiente como para cuestionar la idea de que la participación de

las mujeres en la historia ha estado reducida a su reclusión a las prácticas doméstico-

maternales.

Entonces llama la atención toda esa energía invertida, por lo menos conforme

avanzaba el siglo XX, para que se reconozca la solvencia de las mujeres en cualquier

actividad. Desde luego, más que reconocer su capacidad, me parece que esa energía va

dirigida hacia el propósito del reconocimiento de derechos y oportunidades, escamoteadas

por un sistema de discriminación el cual, a su vez, pretende su legitimación en ideologías

que marcan los roles asociados a ciertas actividades como “propios” de las mujeres y otros

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como “propios” de los hombres. Ideologías que, insisto, se ha probado una y otra vez a lo

largo de la historia, difícilmente encuentran eco en la realidad.

Quizá la novedad de los tiempos que corren, respecto a la Representación de género,

tenga que ver con varios fenómenos, tales como la creciente cantidad de mujeres que se

incorporan a las actividades y responsabilidades que el sistema capitalista originalmente

reservó a los hombres, en consecuencia el número de mujeres que asumen abiertamente

hacerse cargo de sus familias; también contribuyen en esta metamorfosis social, las

novedosas formas de relacionarse amorosamente y la administración de los ciclos

reproductivos, merced al uso de las tecnologías médicas para la anticoncepción y la

contracepción. Y por supuesto, también inciden los movimientos y estudios dedicados a la

denuncia del sistema de discriminación y a exigir la reversión de esa situación, actividades

que han logrado llamar la atención entre las élites hegemónicas y aún entre la población en

general, al menos en ciertos aspectos.

Para un estudio sobre la dinámica de los procesos madiacionales, con relación a las

transformaciones socioculturales resulta una oportunidad valiosísima un tema como la

Representación de género en estos momentos. De un lado, digamos a nivel del

comportamiento y las relaciones, podemos observar un repertorio enorme de datos que

registran la ya mencionada creciente incorporación de las mujeres en prácticamente todos

los campos de la actividad social y de los ajustes a las maneras de relacionarse

amorosa/eróticamente, así como a la administración de la maternidad; si bien también nos

advierten esos datos sobre ciertos diques que impiden una plena igualdad en estos procesos

de incorporación y ajustes, límites que se asientan fundamentalmente en condiciones

ideológicas, políticas o culturales, y también en las duras y puras ecuaciones económicas.

Por otra parte, estamos en posición de observar si se (re)modela y en tal caso, cómo

o en qué sentido, la Representación de género en los relatos que pueblan los imaginarios

sociales, ahí donde la gente reconstruye sus vivencias para completar su ciclo de

experiencia, donde hacen conciencia de su experiencia: por ejemplo, en los relatos de los

medios de comunicación, como componentes centrales del sistema social de comunicación

actual. Y entonces, observar si en estos relatos se aprecian (o no) cambios solidarios con la

experiencia en el campo de las relaciones. Desde la perspectiva mediacional, plantearse el

análisis de los relatos es plantearse el análisis de la manera como las sociedades de-signan o

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significan su experiencia, cómo registran y valoran lo que les acontece, cómo lo ordenan.

Es posible que estemos atestiguando un reajuste trascendente respecto a la reorganización

de los roles y las relaciones sociales.

Cuando las prácticas sociales se ajustan para así responder a las condiciones que la

propia sociedad va provocando en su continua dinámica de transformación, se generan

tensiones inevitables, pues por un lado está la experiencia probada, por ejemplo la manera

como se han pautado los roles y las relaciones de género, y por el otro la exigencia

innovadora de hacer frente a condiciones o situaciones inéditas, como las ya descritas.

La televisión, parte central del sistema de comunicación de masas, es una de las

instituciones mediadoras más comprometidas con la dinámica del cambio y el ajuste

sociales: por un lado, ejerce la función de control al pro-poner una sensación de estabilidad

de la realidad en los relatos que oferta. Y a la vez, como todo medio de comunicación está

abierto al acontecer, el cual compromete la pretensión de estabilidad dados los desajustes

que los emergentes provocan. Esta condición, junto con su capacidad de cobertura, hace de

la televisión un objeto privilegiado, desde el punto de vista de la teoría de la comunicación,

para nuestro estudio sobre la Representación de género.

En este estudio nos asomamos a los relatos de la televisión porque es el gran relator

de nuestro tiempo, es una fuente significativa en los procesos de enculturización. Salvo las

comunidades excluidas y pese a las tecnologías de la interconectividad, hoy en día la

televisión es el gran relator de lo que nos acontece, el gran pro-ponedor de referentes y

códigos, con los cuales construye y ofrece un repertorio de representaciones sobre nuestro

Mundo, en este caso sobre la Representación de género.

La televisión es el medio de comunicación con mayor alcance de difusión en la

sociedad actual. Es un compendio de, por una parte, una tecnología de comunicación

fácilmente accesible por sus expresiones audio-visuales, que lo hacen un relator altamente

eficaz; al mismo tiempo, es una industria que se erige como uno de los campos de

desarrollo tecnológico de punta y de fuerte impacto financiero; y a la vez, lo que más

importa para este estudio, una institución mediadora, al que hemos reservado un papel

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central en el tratamiento de los temas enculturizadores o de “ciclo largo”: familia, amor,

moral, vida, enfermedades, etc.

De todos los tipos de relatos que la televisión ofrece, publicidad, espectáculos

musicales o deportivos, periodismo, concursos, etcétera, hemos escogido trabajar sobre un

tipo de relatos de larga tradición, ficciones que tratan temas de la vida cotidiana: nuestro

análisis se aplicó a una muestra de series de televisión producidas en Estados Unidos, pero

presentes en los canales de televisión abierta nacional y con cierto éxito de teleaudiencia,

Sexo en la ciudad (Sex & the city), Esposas desesperadas (Desperates housebands), E. R.,

Dr. House, CSI y La ley y el orden (The law and order), con sus dos variantes: Víctimas

especiales y Intento criminal. Y también se revisaron las producciones nacionales Casos de

la vida real (transmitida en Televisa) y Lo que callamos las mujeres (transmitida por T.V.

Azteca), -de hecho con estas dos series se inició este estudio-, así como las telenovelas

Pasión morena (T.V. Azteca, 2009) y Corazón Salvaje (Televisa, 2009).

Se eligieron 4 capítulos de cada serie, uno por semana, transmitidos entre 2008 y

2010. Esta muestra es suficiente para el objetivo de este estudio, además de la conocida

redundancia de los contenidos temáticos y la reiteración respecto a los formatos narrativos

de este tipo de series, porque el “Análisis lógico” se caracteriza por la búsqueda de códigos,

los cuales deben aparecer en cada capítulo.

En la perspectiva mediacional se reconocen dos formas o estrategias comunicativas, a una

la podemos definir como la forma innovadora o “productiva”, que se caracterizaría

esencialmente, por poner los modelos narrativos a disposición de los datos sobre el

acontecer, a dar cuenta de lo que acontece. Mientras que a la otra la definimos como

conservadora o “reproductiva” y se caracteriza por poner los datos sobre el acontecer al

servicio de los modelos, están orientados a legitimar los modelos utilizando el acontecer

como pretexto. Este estudio parte de la idea de que los relatos por analizar cumplen una

función reproductiva, y se tratará de explicar cómo y por qué.

Dedicaremos las siguientes páginas a descubrir cuál es la Representación de género en

relatos de la televisión y cómo está conformada; vamos a distinguir los elementos

incidentales de los constantes, lo que permitirá develar cuáles son los códigos que modelan

la Representación de género. Partimos de la idea que las representaciones se ajustan para

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incorporar algún tipo o grado de las novedades, confiriéndoles normalidad, pero sin alterar

en lo esencial la representación consolidada socialmente, lo cual se puede definir como una

forma “reproductiva” o conservadora de comunicación.

Para este estudio nos basaremos en la Teoría de la Mediación (como la formula el

Dr. Manuel Martín Serrano), de la cual expondré sus conceptos básicos en el primer

apartado de este informe.

Enseguida haré, en el segundo apartado, unos apuntes para aclarar el concepto de

“género” presente a lo largo de estas reflexiones.

En el tercer apartado haré una exposición sobre la génesis y características del

“análisis lógico” y el desarrollo de mi propuesta de aplicación de este tipo de análisis de

contenido.

Entonces, en el cuarto apartado, expondré los resultados de la aplicación del

análisis, a partir de lo cual mostraré los códigos y las operaciones mediacionales respecto a

la Representación de género en los relatos analizados, ilustrando así como funciona la

comunicación de carácter reproductivo.

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1. TEORÍA DE LA MEDIACIÓN: los códigos de las ideologías

1.1 El campo de estudio

Esta teoría tiene como eje de reflexión la dinámica y condiciones de las transformaciones

sociales. Las relaciones entre los procesos de producción y sus lógicas innovadoras y las

contradicciones que provoca, respecto a las tradiciones socio-culturales y su tendencia

conservadora.

La Teoría de la mediación estudia los procesos por los cuales la vivencia o el

suceso, se convierte en experiencia, es decir, cómo la realidad es aprehendida: transformada

en dato, ordenada bajo parámetros lógicos, para dotarla de sentido, hacerla entonces

comprensible y manejable. Para que la vivencia, hecha experiencia, permita operar de

regreso en la realidad.

Esto es así, porque la Realidad sucede siguiendo una dinámica de causalidad. La

mente humana, en cambio, opera con criterios lógicos. Los procesos de mediación salvan

esta esencial distancia. Por eso como individuos, como grupos o como sociedad utilizamos

sistemas de regulación para reducir la disonancia o estupor, sistemas para integrar en

modelos manejables la experiencia. En este sentido, se define a la mediación como el

“sistema de reglas y de operaciones aplicadas a cualquier conjunto de hechos, o de cosas

pertenecientes a planos heterogéneos de la realidad, para introducir un orden.” (Martín

S.,08;71-72).

La realidad social de entrada se aparece como un conjunto de estímulos desprovistos

de sentido. Los sucesos en sí no significan nada y, sin embargo, pueden adquirir cualquier

significado. El sujeto frente a la realidad reacciona estupefacto: la aporía provocada por lo

indefinido, en el sentido de la multiplicidad de significados que en principio se pueden

adjudicar a ese conjunto de estímulos; el propio sujeto no alcanza a distinguirse de los

estímulos. Es la operación mediadora lo que transforma los estímulos en datos, al introducir

un principio o modelo de orden: aparece la clasificación lógica y desaparece el estupor al

mismo tiempo que la neutralidad o indisitinción del sujeto frente a su entorno y a la vez, se

introducir un modelo de orden implica deshechar las otras posibilidades de significación.

Encontramos procesos de mediación cuando determinados significados –o

valoraciones- son adjudicados a significantes –o estímulos- específicos mediante un código

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mediador, inhibiendo o restringiendo cualquier otra significación o interpretación. El

impacto social de los procesos de mediación se verifica por el concurso de instituciones

como la educación, la clase social, la comunicación.

En términos del análisis, es importante distinguir el modelo o los modelos de la

realidad: confundir algún modelo con la realidad o atribuir el carácter del modelo a la

realidad, es un mecanismo básico de restricción de la libertad, es una forma de opresión

sobre la que se erige el control ideológico. El análisis pretende distinguir y reconocer al

modelo y la orientación que establece.

1.2 Mediación e ideología

Se apuntó líneas arriba, que la realidad no significa nada, pero puede significar muchas

cosas y que al elegir un sentido se desplazan otras significaciones posibles: a partir de la

imposición de un particular modelo de re-presentación de la realidad, se genera un sistema

de control sobre esa realidad. Los modelos sólo existen como realidades ontológicas en un

plano simbólico, pero al inter-ponerse entra la realidad y su re-presentación devienen en

eficaces instrumentos de control social.

“La mediación se define como la actividad que impone límites a lo que puede ser

dicho, y a las maneras de decirlo, por medio de un sistema de orden” (Martín S., 08; 76).

Una vez establecido un modelo mediador, esto es, un modelo de orden que genera una

visión estable y confortable de la realidad, se produce un fenómeno comunicativo: la

comunicación elaborada por los agentes mediadores se dedicará a comunicar el modelo y

no lo que acontece, la realidad es un pretexto para comunicar, para explicar y reciclar el

modelo ideológico y el orden que promueve (Martín S., 08;75). A esta manera de

comunicar la reconoceos como “reproductiva” o conservadora o reiteratva: reproduce,

reitera, un modelo (Martín S., 08;125ss).

La Teoría de la Mediación plantea que los modelos ideológicos pautan el sentido

que socialmente se da al acontecer de lo social y a sus transformaciones al imponer una

particular forma de presentar/interpretar ese acontecer, se introduce un sistema de control

sobre la realidad; estos modelos de mediación entre la realidad y el conocimiento sobre

ella, actúan a nivel cognitivo. Acá, la ideología es concebida, igual que en la perspectiva

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marxista, como un proceso de mediación entre la realidad y el conocimiento sobre ésta

(realidad y conocimiento: planos heterogéneosde la existencia).

Los modelos de mediación actúan a la manera de un código, es decir, establecen

reglas de relación, establecen las combinaciones que están permitidas y ofrecen una

interpretación validada de la realidad; a la vez proscriben otras relaciones que

eventualmente plantearían otras interpretaciones.

Por tanto, las representaciones ideológicas de la realidad, deben ofrecer un modelo

del mundo reconocible o fácticamente posible; que sugiera a los sujetos comportamientos

factibles y además, aceptables en lo general, para todos los grupos de la sociedad, es decir:

pueden ser partidistas, pero no excluyentes; también deben proporcionar gratificaciones

afectivas, donde los sujetos encuentren un sentido de pertenencia y seguridad, por lo cual

las representaciones ideológicas de la realidad pueden ser falsas, pero nunca banales.

(Martín S., 86;45).

La actividad mediadora de los medios de comunicación de masas, entre otras

instituciones mediadoras, trabaja en el mantenimiento y restauración de las

representaciones sociales, al ajustar la consonancia entre los sucesos y las creencias. Esta es

una función social clave, porque esa consonancia es permanentemente amenazada por los

cambios, tanto los emergentes que provienen del entorno como de las transformaciones que

experimentan los propios valores sociales.

La confortación que se supone o espera, aportan los medios de comunicación en la

dinámica de la cultura moderna, se basa en el hecho de que tanto los agentes mediadores,

productores de los relatos comunicantes, como los consumidores de la comunicación,

tienden a compartir el mismo universo simbólico, o sea, las pautas de interpretación que

dotan de sentido los relatos; los modelos ideológicos tienen su origen en la tradición

cultural, no son de autoría o propiedad exclusiva de los agentes de los medios de

comunicación. (Martín B.,87).

Las ideologías, pues, cumplen una función histórica negativa, en tanto que

dificultan o al menos embozan el cambio; pero socialmente cumplen una función positiva

porque genera estabilidad, a nivel del sistema social, como a nivel emocional en los

individuos (Martín S.,86;45).

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Ahora bien, “toda restricción ideológica -nivel de las relaciones sociales- puede

expresarse mediante una constricción de la lógica” -nivel de los relatos-, (Martín S.:

2008;80; subrayado del autor).

Esta afirmación es el cimiento teórico de los análisis lógicos como el método para

investigar el control social a través de las representaciones –ideológicas- colectivas

propuestas -más bien impuestas-, en los relatos del sistema institucionalizado de

comunicación o en otros productos culturales que también cumplan tareas mediadoras.

Este método de análisis permite revelar y dar cuenta de los códigos, o sea, esas

“constricciones lógicas” que estructuran los relatos de los medios de comunicación y que

son semejantes a los códigos que estructuran las ideologías, es decir, esas “restricciones”

que rigen sobre las relaciones sociales.

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2. APUNTES SOBRE TOERÍA DE GÉNERO: un Modelo de Representación

En este punto se hace necesaria una aclaración, dada la polisemia con que se carga el

término “género” (LAGARDE, 96; 49ss), y porque es importante no confundir la realidad

modelada con el modelo en sí, cuestión fundamental en una reflexión sobre operaciones

mediacionales.

A lo largo del siglo XX se acumularon los estudios y reflexiones sobre el impacto

de la cultura en la identidad y roles de los sexos. Un par de ejemplos clásicos, el trabajo de

Margaret Mead, en 1935, acerca de los condicionamientos culturales en los roles de los

sexos; o la reflexión de Simone de Beauvoir, en 1949, que postulaba que el ser mujer no es

algo con lo que se nace, sino que es algo que se aprende. Las mujeres protagonizaban

conductas, como su incorporación masiva a espacios fuera del hogar, o el uso de la píldora

anticonceptiva, que demandaban una explicación; a la vez que enarbolaban demandas sobre

sus derechos que exigían una toma de posición. Todo ello a la par de los ajustes y

reorganizaciones globales que pergeñaba el sistema socio-económico.

Se enardecía una polémica, aún viva (BADINTER, 03), por dilucidar si la hombría

o lo masculino y lo mujeril o femenino y los roles y conductas consecuentes, son una

determinación de la impronta biológica (cfr. GONZÁLEZ, 06) o si, como ya lo planteaban

y denunciaban trabajos como los mencionados, se trata de un aprendizaje y una

configuración cultural. Pero, sobre todo, si sobre esa configuración se yergue y se justifica

una relación de desigualdad y falta de equidad en las oportunidades de realización y

derechos entre hombres y mujeres (Sánchez, 03; 99).

En este panorama, hacia la década de los 60, es cuando Stoller y Money introducen

el término “género” en el campo de la psiquiatría, con la intención explícita de diferenciar

el carácter cultural de la asunción de identidad y el cumplimiento de roles, en oposición a la

interpretación de la determinación biológica. En los 70, Gayle Rubin introduce la categoría

“sistema sexo-género”, según la cual “sexo” se refiere a la diferencia biológica, hembra–

macho, mientras que “género” se refiere al sistema representacional que orienta el

comportamiento, la identidad y los roles, en función de exigencias y expectativas

culturales, lo femenino-masculino. Se planteaba que más que una disyuntiva, ambas

instancias con-forman la realidad en cuestión, por eso: “sistema”.

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El concepto teórico de “género” ha perdido especificidad al difundirse; al parecer,

se ha contaminado con resistencias ideológicas procedentes del modelo tradicional

biologista, propio del capitalismo industrial; así,“género” se confunde y aún sustituiría al

término “sexo”. Por ello, incluso en ambientes académicos, el antiguo significado de

“sexo” asociado a diferencia/desigualdad, es asignado al término “género”.

Esto es porque en el proceso de divulgación de una idea novedosa, la población

recurre a nociones ya conocidas para otorgar contenido a la novedad, proceso de

“objetivación” de las representaciones; a la vez, la idea novedosa establece relaciones con

otros conceptos del sistema conceptual/cultural para integrarse al sistema, a este fenómeno

se le define como proceso de “anclaje” (FLORES, 01;11). Proceso que podemos identificar

también, como operación mediacional: la articulación de una situación novedosa encajada

en la lógica de la tradición; justo el tipo de procesos de transformación por los que se

interesan la Teoría de la Mediación.

Estas líneas obedecen a la necesidad de establecer lo que se entiende por “género” a

lo largo de este trabajo: un modelo, un sistema de representación o simbolización que

involucra a ambos elementos, lo macho/masculino y lo hembra/femenino y a los códigos de

relación entre ambos, en términos de Rubin, el “sistema sexo-género”; el cual encuentra

manifestaciones locales en distintas culturas, sin alterar su estructura, especificidades

locales que los individuos aprenden e interiorizan, constituyendo así una identidad y la

prescripción de las conductas apropiadas para cada rol (FLORES,01/ LAMAS,02; 21ss y

51ss). Modelo que se reproduciría (cfr. BOURDIEU, 91; 91ss) en los múltiples relatos que

pueblan el imaginario social, incluidos los relatos de los medios de comunicación, como

parte de su proceso de asimilación. Modelo que se trata de identificar y explicitar en este

trabajo.

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3. LOS ANÁLISIS LÓGICOS: de la restricción ideológica a la constricción lógica

3.1 Análisis de los códigos del contenido

Se puede incluir el “análisis lógico” como un tipo de análisis de contenido, pero un tipo de

análisis de contenido particular: se distingue del clásico content analysis porque no opera

sobre el nivel semántico o de los contenidos explícitos del relato (Martín S.:2008;213ss;

cfr. Moragas:1981;54ss), sino sobre los códigos de organización que generan

interpretaciones acotadas de lo que acontece en la realidad social privilegiando de un

sentido sobre otros posibles. El análisis lógico se inscribiría más bien en la tradición de los

análisis estructuralistas de origen lingüístico (Lévi-Strauss:, 84;186-210) y de los métodos

semiológicos del análisis social. Si bien estos métodos surgen en el ámbito de trabajos de

corte estructuralista etnológicos o lingüísticos, por su potencia como herramienta para

explorar la construcción de sentido, se pueden reformular y extrapolarlos a trabajos en otros

campos (Martín S.,08;184; cfr, Moles, 95;184). Son métodos apropiados para el análisis de

una realidad “imprecisa” por su naturaleza, realidades en las que el sentido se va

construyendo en la medida que el propio discurso se va desarrollando. (cfr. Moles,

95;197ss).

El modelo ideológico mediador controla el conocimiento sobre los hechos, a través

de las relaciones que establece entre los propios hechos y que expresa, como datos, en

alguna forma de relato. “El modelo nada dice de ‘la realidad’ (de la que, por cierto, nada

puede decirse…), pero dice todo de las ideologías” (Martín S., 08; 80). El modelo señala –a

la manera de cualquier código- los tipos de relaciones que se establecen entre los datos o

que se adjudican a los hechos: las relaciones excluyentes: datos e interpretaciones que no

pueden aparecer juntas; las incluyentes: datos e interpretaciones que sólo pueden aparecer

juntos, las relaciones que se implican: datos e interpretaciones que pueden o no aparecer

juntas y relaciones de igualdad: datos e interpetaciones que se con-funden.

Por ello, el análisis lógico es capaz de revelar el grado de apertura que permiten los

códigos que estructuran los relatos; esto es, cuántas combinaciones admite o restringe entre

los “datos de referencia” y las “valoraciones de referencia”, de donde se puede indicar el

grado de varianza de las interpretaciones posibles sobre la realidad que plantean aquéllos

relatos.

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3.2 Estructuras narrativas épica y parábola

Los relatos televisivos organizan el acontecer en dos grandes esferas, a cada una de las

cuales se puede aplicar este método de análisis de las representaciones: la esfera del

“acontecer sociopolítico” y la de la “vida cotidiana”. De hecho, esta división que puede ser

interpretada como una primera “mediación”; no hace sino reproducir la forma en que la

sociedad burguesa se organiza a sí misma desde su surgimiento. (Martín S., 86;416). Los

relatos con que se da cuenta de estas esferas son, como ya se apuntó, mediaciones que

operan a nivel cognitivo, a partir de estructuras narrativas profundas específicas para cada

esfera, y cuya eficacia mediadora consiste en la influencia que se logre directamente sobre

las creencias, sobre las representaciones (Martín S., 86;419)

3.2.1 Estructura de Gesta y sobrevivencia del grupo.

La estructura narrativa profunda que sustenta a los relatos de la esfera del “acontecer

sociopolítico”; o sea, concerniente a los temas que afectan a la sociedad en su conjunto,

como la política, la economía, la salud, la educación y sus instituciones, es la “Gesta”

(Martín S., 86; 416 ss).

Se caracteriza por la confrontación entre dos personajes nucleares, el Héroe y el

Antihéroe. El primero es un personaje poderoso, dotado de características que lo distinguen

del resto del grupo al que pertenece y, a la vez, representa los valores de ese grupo; su

prevalencia supone la prevalencia del propio grupo. El “Antihéroe”, también posee

poderosas características especiales, pero representa los anti-valores del mismo grupo; es

una amenaza a la sobrevivencia del grupo: se entiende que esta confrontación es radical.

Héroe y Anti-héroe se circunscriben en una relación de exclusión.

Esta relación se puede formalizar así: H/Vg // A-h/Av (el Héroe asociado a los

Valores grupales opuestos al Antihéroe asociado a los Anti-valores).

Los objetivos de cada personaje están definidos por sus características. La

prevalencia del grupo estará representada por el cumplimiento del Orden; esto es, la manera

o estilo de vida del grupo, que a su vez puede aparecer expresado en el relato como la Ley,

las Instituciones, los Valores, etc. La confrontación no puede hacer concesiones, uno de los

elementos, el Anti-héroe, según el código, tiene que ser vencido, erradicado.

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Un claro ejemplo de relatos con esta estructura son los periodísticos, donde las

amenazas a la tranquilidad social provenientes tanto de fenómenos naturales (inundaciones,

sequías, terremotos, incendios, etc.), como de sucesos sociales (corrupción, delincuencia,

variaciones bursátiles, inflación, etc.) se representan en el rol del Anti-héroe; mientras que

encontramos en el rol de Héroes a las instituciones públicas, enfrentadas permanentemente,

desde distintos campos, a aquellas amenazas. Desde luego que, en ocasiones, algún agente

social puede asumir el papel de Héroe o Anti-héroe.

3.2.2 Estructura de parábola y objetivos legítimos

Los relatos referidos a la “vida cotidiana”, a los asuntos de índole doméstica o familiar, del

corazón y de las relaciones propias del acontecer diario como el trabajo, la escuela, las

enfermedades, etcétera, se sustentan en una estructura narrativa “Parabólica” (Martín S.,

86;416ss). Esta estructura ilustra con toda claridad las consecuencias de las acciones y las

pasiones, en tanto se apegan o difieren del modelo establecido para los roles representados

por los personajes. Se caracteriza porque establece una relación unívoca (relación

incluyente) entre carácter y/o proceder de los personajes y la suerte que corren en el relato,

es decir: que logren o no su objetivo. Se puede expresar de la siguiente forma: a conductas

aceptables –según el código que el relato/la cultura establecen- corresponde el logro de

objetivos. Se puede formalizar así: C+/L // C-/F (Conductas positivas asociadas a Logros

opuestas a Conductas negativas asociadas a Fracasos. Desde luego, se puede plantear una

formulación desde una postura que podemos llamar religiosa: AV/R // AP/C: “Acciones

Virtuosas asociadas a la Redención opuestas a Acciones Pecaminosas asociadas al

Castigo). Aquí se puede apreciar con toda nitidez la correlación entre constricciones en el

relato que representan restricciones en las relaciones sociales (Revilla,1990; 90). De ahí la

importancia que en los relatos “parabólicos” representa el Objetivo que los personajes

persiguen: la función mediadora establece cuáles son considerados válidos y, por ende,

pueden cumplirse y cuáles no.

Por ejemplo, son objetivos validados la entrega sexual justificada por amor; la

realización amorosa como sincera entrega sentimental; el enriquecimiento como resultado

de un trabajo o negocio legal, si va acompañado de altruismo; el éxito profesional como

consecuencia de la correcta aplicación de los principios y valores de la profesión. En

17

Page 18: Oper med en la rep. de gen

contraparte, son objetivos no validados, el enriquecimiento acompañado de avaricia o

egoísmo; la entrega sexual por intereses económicos o políticos; el éxito profesional sin

seguir las reglas, etcétera.

3.2.3 Personajes función

La estructura parabólica se realiza narrativamente a través de un triángulo de personajes

nucleares: la Víctima, el Malhechor y el Justiciero. El Malhechor (M) y el Justiciero (J)

sostienen relaciones de oposición (//) y ambos determinan ( ) a la Víctima (V), por

tanto: VJ//MV (Víctima determinada por el Justiciero opuesto al Malhechor que

determina a la Víctima).

Puede haber un cuarto personaje, sobre todo en los relatos más antiguos o

elaborados por mediadores profesionales mejor capacitados, el Bobo: este personaje

introduce relajación en la densidad dramática tejida por los otros tres (Bentley, 85). Sin

duda, el nudo melodramático descansa en el triángulo J-V-M. (Martín B., 03;57).

Sobre la Víctima o Heroína recaen las acciones de los otros dos personajes y su

suerte; es decir: el logro de su objetivo o Premio o redención, normalmente una

reivindicación frente a una ofensa o daño original. Tal reivindicación depende de la acción

del Justiciero. Víctima o Heroína: suele ser designada en femenino, porque la mayoría de

las veces en las parábolas melodramáticas, el personaje protagónico suele ser mujer.

El Justiciero es el personaje encargado de mantener o reponer la armonía; es decir,

de resolver el conflicto que anuda el relato, sea en el orden moral, policial o legal y aún

médico o científico. En la medida que realiza su trabajo, logrará su Objetivo. Al

Justiciero se le puede nombrar también Héroe; sobre todo en las parábolas épicas, en las

que, por su parte, será el personaje protagónico.

Al Malhechor se le designa también como Villano. Es el agente que amaga la

armonía, amenaza directamente a la Víctima o al grupo, sea porque rompe las reglas

morales, la ley o puede presentarse también como un acontecer: un accidente o una

enfermedad. Será enfrentado o perseguido y sometido por el justiciero, por lo cual

fracasará en su Objetivo y recibirá un Castigo. (Revilla, 90; 98ss).

18

Page 19: Oper med en la rep. de gen

3.2.4 Las variantes en los relatos parabólicos

Los relatos de “vida cotidiana”, estructurados parabólicamente ofrecen dos variantes: las

parábolas melodramáticas y las épicas. Cada tipo de narración pondrá el acento en

algunos u otros aspectos de los roles representados.

Reconoceremos como parábolas épicas a los relatos cuyas acciones de vida

cotidiana se desarrollan preferentemente en espacios públicos, oficinas, hospitales, calles;

su temática desarrolla un enfrentamiento entre los Justicieros/Héroes, representados por

agentes de la Ley (abogados), la medicina, la policía, etc.

Puede parecer que la Parábola Épica comparte algunos elementos con la Gesta, en

todo caso la estructura codifica esos elementos de manera totalmente diferente. En las

Parábolas Épicas el Justiciero/Héroe tiene un papel central: es común que este personaje

sea encarnado por un policía, un abogado, también tienen una presencia constante otras

profesiones, tales como bomberos, médicos y, en los últimos tiempos, “científicos” de

varios tipos: forenses, laboratoristas, expertos en Internet, criminólogos, psicólogos….

La forma de estas narraciones consiste en la verificación de una fechoría en la que

el Villano daña a la Víctima, provocando la intervención del Justiciero, estructuralmente a

través de una persecución: tal cual, en los casos de policías; para otras profesiones, la

persecución toma la forma de un diagnóstico-cirugía o terapia, en el caso de los médicos; el

procesamiento de evidencias, para el caso de los laboratoristas forenses; el seguimiento de

un juicio, para los abogados. Persecución que finaliza con la supresión del malhechor:

reclusión o muerte en los casos policíacos; erradicación del trauma en los casos médicos;

resolución del juicio, entre los abogados. La eliminación del Mal supone una reivindicación

para la Víctima y el restablecimiento del orden alterado.

Muchas veces el Villano puede adoptar, según la lógica estructuralista, la forma

narrativa del “Destino”, por ejemplo, un accidente, para los casos de los Héroes médicos.

Como ejemplos de estos relatos están series como las trilogías La ley y el orden y

CSI y para el tema de los médicos E.R. o Dr. House.

Por otra parte, reconoceremos como parábolas melodramáticas a los relatos cuya

cotidianidad se desarrollan preferentemente en escenarios domésticos, sus temas se centran

en la búsqueda del reconocimiento a través de lo amoroso y lo familiar. Aquí, las fechorías

19

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del Malhechor son más de tipo moral que delictivo, lo cual define también el tipo de

reivindicación de la Víctima. Así el personaje central es, justamente, la Víctima/Heroína.

La forma de la historia consiste en un perjuicio que el Villano provoca a la Víctima,

por ejemplo, difundir una mentira denigrante o montar una trampa que la hace perder algo

valioso (estructuralmente semejante al delito o accidente en las Parábolas Épicas); en lugar

de la persecución propia de la Épica, en el Melodrama el Justiciero se encargará de resolver

este enredo: él es depositario de la verdad y al revelarla conjura el daño. Más que por una

profesión, en el Melodrama el Justiciero actúa con una autoridad moral, de ahí el peso o la

fuerza de su intervención aclaratoria que desvanecerá el obstáculo que impide a la Víctima

el logro de su Objetivo: casi siempre, el amor, el reconocimiento de su origen o la limpieza

de su nombre.

Puede ser que la Víctima/Heroína haya cometido alguna falta, como consecuencia

de la trampa y el relato expone la penitencia que deberá cumplir, regularmente con la ayuda

o guía del Justiciero, para lograr el perdón y la redención, o sea: el reconocimiento.

En este caso tenemos como ejemplos las telenovelas, verdadera especialización de

la televisión mexicana o series como Lo que callamos las mujeres y Casos de la vida real,

o las más recientes con un toque religioso A cada quien su santo o La rosa de Guadalupe;

así como algunas series producidas en Estados Unidos y que también se han transmitido en

México como Sexo en la ciudad y Esposas desesperadas.

RELATOS PARABÓLICOSÉPICOS MELODRAMÁTICOS

Escenarios (preferentemente)

Protagonista

Temática

Conflicto(preferentemente)

Forma

Públicos

Héroe/Justiciero

Ley, medicina, ciencia

Delincuencia, enfermedad, jurídico

Fechoría-persecución-solución del caso-supresión del Villano

Domésticos

Víctima/Heroína

Amor, familia

Moral

Perjuicio-develación de la verdad-a veces penitencia-reconocimiento-supresión del Malhechor

20

Page 21: Oper med en la rep. de gen

3.3 Modelo canónico del análisis de la mediación cognitiva

El análisis de las estructuras narrativas nos permite vislumbrar el grado de apertura o

flexibilidad que los modelos de mediación puestos en juego en los relatos ofrecen con

respecto a la relación personajes-objetivos: qué objetivos son pautados como legítimos y

cuáles no, qué personajes logran sus objetivos y cuáles no.

Ahora veremos cómo analizar los roles que juegan, porque esta es otro nivel para

evaluar los grados de apertura de los modelos, nivel que surge de las asociaciones

aceptadas o rechazadas entre los personajes y sus atributos; entre los personajes y sus

acciones y de las asociaciones referidas a las relaciones entre personajes.

Manuel Martín Serrano, autor de los análisis lógicos, propone un “Modelo

canónico” para el análisis de la mediación cognitiva, o sea, para el análisis de las

representaciones mediacionales (Martín S., 86;137ss). Este Modelo considera las siguientes

categorías (resaltadas en negritas): en todo relato encontraremos personajes, que dotados

de ciertos atributos, trabarán relaciones con otros personajes y realizarán una serie de

acciones, valiéndose de ciertas herramientas, para lograr o no, ciertos objetivos, todo lo

cual constituye un rol. Cada personaje puede representar uno o varios roles; el rol es la

unidad del análisis lógico.

El análisis de estas categorías arrojará datos de referencia y valores de referencia:

los primeros son las anécdotas de lo que hacen en su circunstancia los personajes, cómo lo

hacen, dónde, etcétera. En cambio, los valores se aprecian en la sanción, explícita en el

relato, a la conducta de los personajes; es decir, la aprobación o desaprobación de la forma

en que el personaje desempeña el rol y que indica la existencia de normas que pautan la

interpretación o sentido que se da al relato en general.

A partir de este modelo general, se pueden agregar áreas o plantear distintos grados

de detalle en el trabajo a realizar, según el objetivo específico, el interés o las necesidades

de la investigación.

Por ejemplo, en este estudio sobre la Representación de género en los relatos

transmitidos por la televisión mexicana, nos hallamos con la necesidad de agregar la

categoría escenarios, que ha resultado un elemento muy útil para discriminar las

Representación de género referida a lo femenino, entre las parábolas melodramáticas y los

21

Page 22: Oper med en la rep. de gen

épicas: como se verá en el siguiente capítulo hay una asociación entre aspectos de la

Representación de género, con los escenarios en que se conducen los personajes femeninos.

3.3.1 Categorías de análisis

a) Personajes

A los personajes les suceden las cosas y realizan las acciones que se narran en los

relatos. Se les puede dividir en:

- Protagonistas aquéllos sobre los cuales gira la historia y se describieron como el

Héroe/Justiciero, en las Parábolas Épicas, y la Heroína/Víctima en el Melodrama;

también sería el Héroe en la estructura narrativa de Gesta.

- Antagonista, el que se opone a los anteriores, se ha identificado como el Villano en

las Parábolas, el Anti-héroe en la Gesta.

- Comparsas, los personajes secundarios que acompañan a los protagonistas en el

relato. Es común que se agrupen como ayudantes de los personajes centrales.

b) Atributos de los personajes

Se entienden como atributo las características propias del personaje. Encontramos varios

tipos de atributos para los personajes:

- Físicos: se refieren a la descripción de la apariencia (sexo, edad, talla, etcétera).

- Intelectuales: son el desglose de sus conocimientos y habilidades.

- Morales: delinean los valores que rigen la conducta del personaje.

- Personalidad: reseña los dispositivos y habilidades psicológicas del personaje. Este

aspecto se puede trabajar por oposiciones, por ejemplo: activo//pasivo;

persistente//negligente; negociador//intransigente; entre muchas otras.

- Sociales: ubican al personaje como agente social (clase, religión, etc.).

Algunos aspectos se pueden trabajar por oposiciones, por ejemplo, en los

atributos de personalidad: persistente//negligente, persistente//negligente; desde luego

en los morales: honesto//deshonesto. En otros casos, se puede desarrollar con un alto

grado de especificidad cada uno de los tipos de atributos.

22

Page 23: Oper med en la rep. de gen

c) Acciones

Las acciones se refieren a todo lo que hace un personaje a lo largo de un relato, solo, en

colaboración con otros personajes, en oposición a otros personajes: Acciones de trabajo,

de sociabilidad, eróticas y/o amorosas..

En esta categoría surge con toda claridad la necesidad de detallar según las necesidades

de la investigación.

d) Herramientas

En este punto se identificarán toda clase de instrumentos que un personaje utiliza para

realizar sus acciones; por lo tanto guardan una relación estrecha con el punto anterior: de

Transporte, de comunicación, propios de su trabajo, Vestimenta. Esta es una Herramienta

interesante pues, además de la información que aporta por su carácter meramente

instrumental, por ejemplo, uniforme de bombero, chaleco antibalas, mandil, casco de

obrero, toga, cámara fotográfica, etcétera; también puede aportar datos sobre otras

categorías: por ejemplo, ropa y accesorios austeros o lujosos, informa sobre la

Personalidad o la clase social; e incluso puede proveer datos sobre aspectos más sutiles,

por ejemplo si el cuerpo se exhibe o se difumina, por el uso de escotes o gabardinas.

Como se apuntó en otras categorías, habrá que consignar todas las herramientas que el

proyecto de análisis requiera.

e) Relaciones

Esta categoría se refiere a las interacciones que cada personaje traba con otros personajes.

Como en el caso de los atributos se pueden considerar varios niveles de interacción o

relación: Personales, amorosas, amistosas, familiares; laborales, jerárquicas, de liderazgo,

etcétera.

Desde luego, que entre los personajes se dan a la vez más de un tipo de relación, por

ejemplo: pueden ser amigos y compañeros de trabajo jefe/subordinado y uno de ellos, no

necesariamente el jefe, juega el rol de líder en esa asociación. Por supuesto el objetivo de la

investigación demarca las relaciones a las que se debe poner mayor o menor atención.

23

Page 24: Oper med en la rep. de gen

f) Objetivos

Son las motivaciones que dan sentido a los afanes de los personajes. También pueden ser

de varios tipos: profesionales, o laborales, económicos, de servicio social, políticos,

familiares, amorosos, etcétera.

3.3.2 Modelos o códigos de mediación

La identificación y registro de los roles cobra su pleno sentido al identificar, como ya se

apuntó, el sistema de orden o código que los rige. Nuestro autor reconoce como centrales 4

modelos de organización, los cuales cubren las operaciones lógicas fundamentales (Martín

S., 08; 83ss):

1.- Los modelos jerárquicos se basan en la estructura de la inclusión, a->b (si a, entonces

b), y operan configurados por determinaciones. El orden se expresa en términos de

dependencia, por capas que se aparecen una detrás de otra, sin posibilidad de saltos entre

ellas. Ofrece la idea de un mundo sin tiempo, que permanece inalterable o con muy poca

variación. Por ello los significados saltan sobre el acontecer o los sujetos, lo significados

son el modelo.

2.- El modelo articular genera sistemas de orden “que permiten la utilización de

‘sustancias’ diferentes (...) las cuales pueden intercambiarse entre ellas sin que cambien el

mensaje” (Martín S., 08; 89). Mientras los intercambios de sustancias significantes

(palabras, íconos, normas) se realicen respetando una forma, conserva el mismo sentido de

la visión del mundo propuesta. La secuencia del relato es un proceso variable, que se ancla

en un orden que se mantiene permanente y es lo que sustenta al sistema. Se basa en la

estructura de exclusión, a)(b y operan configurados en una doble articulación (g es a h,

como j es a k): los significantes “g”, “h”, “j”, “k” cambian, no así el significado articular

“es a”.

3.- Los modelos mosaico ofrecen una visión de la realidad donde los hechos en el medio

humano sucederían de manera independiente entre ellos y con la misma probabilidad de

ocurrencia. La mediación mosaica desarticula los datos y los presenta unos junto a otros sin

discriminación alguna. Por heterogéneos que sean los hechos referidos, pueden integrarse

en un mismo nivel de realidad, es un orden por secuencias. Esta ordenación de relaciones

abstractas de intercambio y cooperación caracterizaría la idea de una “sociedad abierta”, es

24

Page 25: Oper med en la rep. de gen

decir, teóricamente propone un amplio espectro de libertad interpretativa, dado el alto grado

de apertura en sus posibilidades combinatorias.

Su estructura es la implicación: a veces r, a veces m, y operan aceptando cualquier

tipo de datos sobre cualquier tipo de hechos en el mismo espacio o tiempo expresivo, cabe

plantear en el mismo relato, o cualquier tipo de relatos en los hechos comunicativos.

Pero los códigos mosaicos imponen una visión fragmentada de la realidad;

contradictoria, que deja sin resolución las contradicciones que pueden aparecer en la

exposición de los datos. Es común que el orden mosaico sea, tan sólo, una apariencia que

oculta el sistema de orden real que se emplea.

4.- El modelo latente o abstracto de mediación se caracteriza por no presentar un modelo de

orden explícitamente; no muestra los criterios de clasificación o relación entre los datos.

Basado en la estructura de igualdad, anula la posibilidad de distinción de los elementos del

sistema, su configuración es que “todo da lo mismo”. No habría concordancias ni

contradicciones, simplemente planos o contextos equivalentes entre sí y desconectados: la

presencia simultánea de hechos contradictorios aparenta una diversidad de temas en lugar

de un conflicto.

El modelo abstracto o latente siempre es una apariencia que esconde otro sistema de

orden.

El valor del análisis lógico es, justamente, su potencia para identificar y diferenciar

esos distintos tipos de orden y revelar la relación que juegan con respecto a la versión de la

realidad social que postulan o, incluso, que imponen.

25

Page 26: Oper med en la rep. de gen

4. REPRESENTACIÓN DE GÉNERO: el código de la diferencia en la comunicación

reproductiva

Se ha establecido que el “Análisis lógico”, más que un content análisis, es un análisis de

los códigos del contenido, cuyo objetivo es develar los principios de estructuración del

relato; más allá de las asociaciones metafóricas que puedan plantearse desde las anécdotas,

el “Análisis lógico” se avoca a revelar las pautas que articulan esas anécdotas metafóricas,

produciendo un sentido para el relato y restringiendo otros posibles, lo que da una

profundidad ideológica. Es, a la manera en que Lèvi-Strauss (84) indica para los mitos, otro

nivel u orden de lectura.

A continuación expondremos el código y por tanto, el sentido, que respecto a las

Representaciones de género ofrecen las parábolas analizadas.

4.1 Apariencia mosaica de personajes femeninos

En los cuadros “Representación de género referida a personajes femeninos (cuadro 1) y

masculinos (cuadro 2)”, se condensa el registro de los elementos significativos que surgen

de la descomposición sistemática de los relatos parabólicos, dispuestos con dos criterios:

por tipo de relato, Épico o Parabólico; y por referencias a personajes, Femeninos y

Masculinos.

Al revisar los cuadros sobre la Representación de género, llama la atención las

diferencias en las referencias entre personajes masculinos y femeninos en las parábolas

melodramáticas; a la vez que los personajes masculinos casi no varían de un tipo a otro de

relato; mientras que los personajes femeninos presentan muchas diferencias de un tipo a

otro de relato, si bien conservan algunas semejanzas que, por lo demás, parecen ser muy

significativas.

Estas situaciones parecen describir un orden tipo mosaico, los cuales se sustentan en

operaciones lógicas de intersección. En este caso, las características que comparten los

personajes femeninos y los masculinos en las parábolas épicas son el elemento que

comparten los conjuntos, o sea la intersección o implicación, y los conjuntos serían las

acciones, instrumentos, objetivos, etc. propios del mundo de lo doméstico, melodramas, y

del mundo de lo público, parábolas épicas.

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Page 27: Oper med en la rep. de gen

Se formalizaría así: sea Q las características que los pM (personajes masculinos),

presentan tanto en los relatos épicos como en los melodramas, y que comparten con los pF

(personajes femeninos) en los relatos épicos, R características de los pM sólo en los

melodramas; S, las características de los pF en los melodramas y T las características que

los pF presentan tanto en los melodramas como en los épicos. Entonces: en los

melodramas, cuyo espacio es de lo doméstico, tenemos: ED: (pF/T, pF/Q), (pM/Q, pM/R);

y en los épicos, espacio de lo público, tenemos: EP: (pF/Q, pF/T), (pM/Q).

Como se observa, hay elementos compartidos que inducen a suponer una operación

de intersección o implicación (“elementos asociados a veces”), propia de los modelos

mosaicos.

Se apuntó que los modelos mosaico ofrecen una visión de mundo en la que pueden

aparecer con la misma oportunidad distintas situaciones, un mundo abierto, sin restricción.

Y también se apuntó que los modelos mosaico suelen encubrir otro tipo de modelos de

mediación (supra; 25): parece ser que éste es el caso.

Las situaciones que refieren a los personajes femeninos ofrecen una dicotomía tan

pronunciada entre los melodramas y los relatos épicos, que parecieran plantearse dos tipos

de personaje femenino. Sin embargo, es posible que esta cualidad mosaica que ofrece con

las mismas posibilidades a dos tipos de personajes femeninos, se agote en el nivel

anecdótico del relato: es en las coincidencias donde se encuentran las situaciones

definitorias para éstos personajes.

Justamente, las semejanzas referidas a los personajes masculinos (Q), por un lado, y

a los femeninos (T), por el otro, presentes tanto en los relatos épicos como melodramáticos,

indican otro tipo de modelos de mediación, jerárquico y aún articular, que desglosaremos a

continuación.

4.2.1. Código jerárquico en la Representación de Género Referida a los Roles Femeninos

En las situaciones referidas a los personajes femeninos, tenemos que tienen algunas

semejanzas indicativas en ambos tipos de relatos, pese a las muchas diferencias:

- En los Atributos, la “belleza física” es una característica presente en ambos tipos de

relatos para los personajes femeninos.

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Page 28: Oper med en la rep. de gen

Cuadro 1. Representación de género referida a personajes femeninos

Parábolas Melodramáticas Parábolas Épicas

1. Atributos Físico: Belleza (sobre todo en las protagonistas)Intelectual: “Intuición femenina” (pocos elementos, no es determinante) Estudios en las jóvenesMoral: Buenas // malas (según un sistema maniqueo de corte religioso* propio del melodrama)IntegradasCabe la Traición (en algunos casos)

Físico: Belleza (sobre todo en las protagonistas)Intelectual: Inteligencia, astucia, profesionalismo/altruismoPasado universitarioMoral: Apego a una ética profesional (también maniqueo) LealesIntegradas

2. Objetivos Realización por amor, maternidad, bienestar familiar

Realización por el trabajo profesional

3. Acciones (Cierta pasividad, tal vez por la estructura narrativa)

Hablar, gritar, comeracciones eróticas, quehacer doméstico, descansar. Con poca frecuencia:Trabajar profesionalmente (y más bien mencionado, no mostrado),Estudiar (ésta en los casos de jóvenes)

(Activas)

Actividades profesionales, (observar, leer, investigar, registrar, a veces dirigir)Hablar,Comer/beber/descansar, (como actividades de tiempo libre),Trabajo doméstico (los personajes no protagónicos)

4. Instrumentos Vestimenta: que subraya los atributos físicos, Teléfono, piezas de vajilla, Con poca frecuencia: trastos de limpieza Con muy poca frecuencia: Los propios del estudio

Vestimenta: que subraya los atributos físicos y en algunos casos, definida por la actividad profesional, Propios de la profesión (teléfono, computadora, portafolio, autos, instrumental de laboratorio)

5. Escenarios Domésticos (sala de estar, cocina, dormitorio, etc.), De esparcimiento (cafés/restaurantes, etc.)Con escasa frecuencia y más bien como visitantes: Oficinas

Propios de la profesión (la calle, oficinas, escenario de crimen, hospitales, juzgados y cárceles, laboratorio, etc.)De esparcimiento (cafés/restaurantes/bares etc.) Domésticos (los personajes no protagónicos)

6. Relaciones Pareja, maternales, filiales, amistosas (estas últimas sobre todo con otras mujeres)Líderes

Laborales: a veces con jerarquía y entonces seguidoras; a veces líderes y entonces subordinadasAmistosas (sobre todo con los compañeros de trabajo), De pareja, familiares (éstas más bien mencionadas, o poco explícitas)Líderes (personajes no protagonistas)

* Cfr. Revilla, 90; 115ss

28

Page 29: Oper med en la rep. de gen

- Del mismo modo, en ambos tipos de relato, en los Instrumentos, los personajes femeninos

ostentan una “vestimenta” que subraya esos atributos físicos.

- Tanto en los relatos melodramáticos, como en los épicos, en las Acciones se registra que

siempre hay algún personaje femenino que realiza “trabajo doméstico”.

- En ambos tipos de relato, siempre aparecen personajes femeninos en los Escenarios

“domésticos”.

- Una diferencia significativa para las situaciones que refieren a los personajes femeninos:

en las Relaciones, mientras que éstos personajes aparecen siempre como “líderes” en los

espacios domésticos, en relatos de melodrama, en los relatos épicos aparecen ocupando

diversos tipos de posiciones.

Resulta consistente con los relatos épicos que los personajes aparezcan en sus

espacios y con objetivos propios de la vida pública y que ello determine sus acciones; en

todo caso lo indicativo será el papel que los personajes femeninos reportan en las relaciones

de liderazgo. Por otro lado también es indicativo el que, sin importar el tipo de relato,

siempre que hay un espacio doméstico, asociado a éste aparece algún personaje femenino y

algún personaje femenino, además, tendrá el rol de líder.

Lo que no parece tener ninguna relación con los temas propios de los relatos ni, por

tanto, con sus tareas, instrumentos, acciones, objetivos y que por eso resulta una situación

definitoria para los personajes femeninos es la belleza física y la vestimenta que la resalta,

independientemente de que la vestimenta además, ilustre la ocupación, profesional o

doméstica, de estos personajes. Tanto más indicativo parece, si se compara con el caso de

los personajes masculinos, los cuales pueden o no ser “bellos”, pero de ninguna manera su

vestuario indica o subraya tal condición, entre ellos el vestuario adquiere otro sentido.

Así pues, parece ser que las situaciones que refieren a los personajes femeninos en

los relatos parabólicos, indican que se caracterizan por su belleza física, resaltada por su

vestuario, y siempre están presentes en los escenarios domésticos; en los cuales, además,

se desempeñan como líderes, aunque puedan actuar en los espacios públicos y pueden

regirse por una moralidad maniquea tipo religioso o regida por los valores de la profesión,

pueden tener objetivos domésticos o profesionales, realizar acciones domésticas o

profesionales, utilizar instrumentos para las tareas domésticas o profesionales.

29

Page 30: Oper med en la rep. de gen

4.2.2. Código jerárquico en la Representación de Género Referida a los Roles

Masculinos

En las situaciones referidas a los personajes masculinos tenemos que son muy semejantes

en ambos tipos de relato, con algunas diferencias:

- En Atributos Morales, en los relatos épicos, los personajes masculinos ostentan un

sistema maniqueo regido por la “ética de la profesión”, que también aparece en los

melodramas, si bien en estos últimos relatos también reportan un sistema maniqueo

“de corte religioso”.

- Respecto a los Objetivos, si bien en los melodramas aparece la “realización por

amor”, la “realización por el trabajo o la profesión” está presente en ambos tipos de

relatos.

- En cuanto a los Escenarios, se aprecia que los personajes masculinos tienen poca

presencia en los “espacios domésticos” en los relatos épicos, aunque sí aparecen en

esos espacios en los melodramas.

- Y en el rubro Relaciones, mientras que en los relatos épicos la inmensa mayoría de

los líderes son personajes masculinos, en los melodramas estos personajes ocupan

siempre un papel de “seguidor”.

Al tener los melodramas como temática el mundo de lo doméstico, se comprende

que los personajes, todos, actúen en esos Escenarios: lo significativo es que los personajes

masculinos casi no actúan en estos escenarios en los relatos épicos. Es consecuente

también, que los Objetivos melodramáticos incluyan la “Realización amorosa”, pero es

indicativo que no desaparece la “Realización asociada a la profesión u ocupación”; lo que

se anuda con la situación de los Atributos Morales, pues aunque se consigna un

“maniqueísmo de corte religioso”, se mantiene presente el “maniqueísmo apegado a la ética

profesional”. La otra diferencia determinante es el papel claramente secundario o de

“Seguidor”, que adoptan los personajes masculinos en las Relaciones, en los melodramas.

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Cuadro 2. Representación de género referida a personajes masculinos

Parábolas Melodramáticas Parábolas Épicas

1. Atributos Físico: Apostura (al menos en los protagonistas)Intelectual: Definido por una profesión o actividad, por ejemplo: “hombre de negocios”, “médico”, “hacendado”, “licenciado”Moral: Justo // injusto (según un sistema maniqueo de corte religioso propio del melodrama)

Físico: FuerzaIntelectual: Inteligencia, sabiduría, astucia, profesionalismoMoral: Apego a una ética profesional (también maniqueo) o Altruista Leales (con raras excepciones)Integrados, normalmente

2. Objetivos Realización por el amor Realización por trabajo profesional

Realización por el trabajo profesional

3. Acciones Dirigir, hablar, apoyar/agredir, acciones eróticas, Comer y beber (a menudo asociadas a negocios)

Dirigir, hablar, actividades propias de la profesión (observar, leer, investigar, registrar, correr, pelear, etc.), Comer y beber (asociadas a esparcimiento)

4. Instrumentos Vestimenta: definida por el rol / profesión Sólo permite ver el rostro, las manos y a veces, el pechoTeléfono, computadora, documentos, portafolios, Copas (llama la atención la frecuencia con que aparece este enser)

Vestimenta: definida por la profesiónSólo permite ver el rostro, las manos y a veces, el pechoPropios de la profesión (teléfono, computadora, armas, documentos, autos, instrumental de laboratorio, etc.)

5. Escenarios Domésticos y oficinasDe esparcimiento

Propio de la profesión (oficinas, calle, escenario de crimen, hospitales, cárcel, etc.)Propios de esparcimiento (cafés/restaurantes/bares)

6. Relaciones De pareja, familiares, amistosas, laborales (en estas últimas siempre como jefe)Subordinado (siempre)

Laborales a veces como subordinado y líder; a veces con jefe y seguidor; y a veces con jefe y líder, Amistosas (sobre todo con compañeros de trabajo), De pareja o familiares (con escasa frecuencia y más bien sólo mencionadas)

O sea, las situaciones referidas a los personajes masculinos, establecen que:

- Para los relatos épicos, la realización de los personajes masculinos es definida tan sólo

por su profesión u ocupación (no aparece la realización doméstica de lo amoroso ni

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familiar), ocupan mayoritariamente posición de líder en las relaciones y sus atributos

morales también están definidos solamente por el apego a la ética profesional.

- Mientras que para los relatos melodramáticos, pese a verificarse en el mundo doméstico,

los personajes masculinos sostienen su realización por su profesión u ocupación (aunque

presenten la “realización por amor”), también mantienen su moral apegada a una “ética

profesional” (independientemente de también presenten una moral de “corte religioso”) y

además ocupan posiciones de seguidor en las relaciones de liderazgo en el campo

doméstico.

4.2.3 (De-)Codificación del modelo articular en la Representación de género

Si se formalizan las situaciones enunciadas según los cuadros de Representación de género,

referidos a personajes femeninos y masculinos, se tiene que:

a) “En todo espacio doméstico habrá y liderará un personaje femenino,

independientemente de que actúe en los espacios públicos” o sea: “(EP) (ED->pF”;

b) “Todo personaje femenino, se caracteriza por su belleza física”, es decir: “pF->bf”.

Entonces: c) “(EP) (ED->pF) -> bf” (puede actuar o no, en el Espacio Público, pero si es en

el Espacio Doméstico, entonces debe haber un personaje Femenino, y se identifica por su

belleza).

Por otro lado, tenemos que d)“Todos los personajes masculinos se caracterizan por

su ocupación o profesión”: “pM->p”; además, e) “Los personajes masculinos se

desempeñan en los espacios públicos, aunque puedan actuar en los espacios domésticos”,

queda: “(pM->EP) (ED)”. Entonces: f) “(ED) (pM->EP)->p” (si es personaje masculino,

entonces debe actuar en el espacio público, aunque pueda actuar en Espacios domésticos, y

se identifica por su profesión).

Se aprecian relaciones incluyentes (->) que indican un orden de tipo jerárquico o de

implicación. A su vez, un traslado de significantes propio de los órdenes de tipo articular,

en las fórmulas c) “(EP) (ED -> pF) -> bf” y

f) “(ED) (pM -> EP) -> p”.

Los modelos jerárquicos o de implicación, como se apuntó en el capítulo 3, ofrecen

la idea de un mundo sin tiempo, como inalterable. Los significados o el sentido salta sobre

los sucesos: la mediación jerárquica se orienta menos por entender la realidad, que por

hacerla parecer perdurable, atemporal (Martín S., 08; 88).

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Las asociaciones forzosas entre los personajes femeninos y los espacios domésticos,

por un lado, y por el otro lado, de los espacios públicos con los personajes masculinos, es

una operación incluyente o jerárquica, presupone la inalterabilidad de esas relaciones. Del

mismo modo que las asociaciones forzosas entre los personajes femeninos y su belleza, así

como de los personajes masculinos con su ocupación o profesión.

Y esas relaciones incluyentes se relacionan en un segundo nivel, que sustenta un

orden articular, en este caso la diferenciación que se de-signa entre lo “hombre-masculino”

y lo “mujer-femenino”.

Los modelos articulares, también se acotó, se caracterizan por su capacidad para

reiterar un sentido pese al cambio o sustitución de los elementos enunciados. En este caso,

los elementos enunciados son las determinaciones entre espacios domésticos y personajes

femeninos y belleza física (ED -> pF) -> bf, por una parte, y por la otra, entre personajes

masculinos y espacios públicos y ocupación (pM -> EP) -> p. Y la relación que los articula

es la diferencia u oposición complementaria:

pF // pM (personaje femenino opuesto a personaje masculino)

pF / ED // pM / EP (personaje femenino en espacio doméstico opuesto personaje masculino

en espacio público)

pF / ED / bf // pM / EP / o (personaje femenino en espacio doméstico con belleza física

opuesto personaje masculino en espacio público con ocupación).

Como puede apreciarse, la oposición ( // ) se mantiene en todos los niveles de la

Representación y se sabe, es la base de la Representación de género: la diferencia, por

opuestos complementarios, entre hombres y mujeres, que se traslada a entre lo femenino y

lo masculino.

Ahora bien, los relatos parabólicos de la televisión, específicamente los que se han

definido como épicos, ofrecen una situación muy interesante: la función EP (espacios

públicos) para las referencias a lo femenino. Esta función de apariencia mosaica introduce,

en el nivel anecdótico, lo novedoso, esto es, la presencia y actuación de personajes

femeninos en esos espacios públicos, apuntando a la normalización de esta disposición,

pero sin alterar y por tanto, sin poner en riesgo, la estructura característica de la

Representación de género, la diferencia entre sexos.

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En cambio, la función ED (espacios domésticos) para las referencias a lo masculino,

sean en relatos épicos o melodramáticos, no suponen una operación equivalente, pues los

personajes masculinos siguen sin una presencia significativa en estos espacios.

4.3 Crisis y comunicación reproductiva

El modelo centrado en la diferencia descubierto en el repertorio de los relatos parabólicos

de la televisión resulta consistente con la Representación de género que cabe atribuir al

modelo social burgués o moderno (BADINTER, 81; 165), el cual se constituyó por las

diferencias entre:

desde el orden de lo biológico:

órganos reproductivos de la hembra // órganos reproductivos del macho;

desde el orden de lo social:

mujer / tareas domésticas / polo del consumo // hombre / trabajo asalariado / polo de la

producción;

desde lo cultural:

lo femenino / naturaleza // lo masculino /cultura,

donde se aprecia también el código de la “relación de diferencia”, saltando entre una serie

de elementos de diverso orden (cfr. BADINTER, 03;126/ BOURDIEU, 05; 120/ Lamas,

02; 43/ Flores, 01; 19/ Vendrell, 04; 67).

He aquí un caso que ilustra con nitidez la noción de “comunicación reproductiva” o

conservadora. Esta estrategia de comunicación se caracteriza por su orientación a la

reproducción de los modelos de orden: el comunicador se vale de los datos sobre la

realidad, en este caso, sobre las acciones de los sujetos como trabajar, amar, cuidar de una

familia, divertirse, etc. para ejemplificar o validar el modelo preexistente, en este caso, el

modelaje centrado en la diferencia entre hombres y mujeres.

La comunicación conservadora ofrece información acerca de la información o

acerca del modelo; la validez de la comunicación se comprueba por la fidelidad al código,

no por la fidelidad de los datos con los hechos. Así, el mensaje reproduce siempre alguno o

varios aspectos del modelo en función, con la intención de conducir al consumidor a que lo

evalúe como único posible y le adopte como propio (Martín S., 08; 126 y 133).

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Lo que a nivel simbólico codifica o regula la Representación de género, y se ilustra

en los relatos parabólicos, es la sexualidad y las identidades de los sexos (LAGARDE, 96;

61). De ahí su valor social, establecer el marco normalizado de las relaciones reproductivas

a través de la división de tareas y aspiraciones según el sexo, de las relaciones entre sexos

válidas, que terminan por impactar en instituciones específicas como la Familia, según la

organización social burguesa (BADINTER, 81; 201). Una forma tradicional de regulación

basada en prescripciones que se pretenden de carácter absoluto. Así, los roles de género

orientan las prescripciones instituyentes de la diferencia de los sexos como disposición

necesaria para el equilibrio de las relaciones reproductivas (cfr. Flores, 01;1-3).

La estrategia de comunicación conservadora o reproductiva, adquiere relevancia en

el seno de una sociedad auto-definida en crisis (Giddens, 01; 33 ss), en la que se suceden

una serie de cambios o ajustes a una gran velocidad, como parte del funcionamiento del

sistema. En la sociedad global, “global” por su alcance Geográfico y “global” por la

cantidad de actividades que subsume en la lógica de mercado, de pronto ya no hay tiempo

para que se estabilicen los cambios en las representaciones sociales, por ejemplo, los roles

tradicionales para hombres y mujeres ni, por tanto, para que se normalicen las regulaciones

emergentes, de nuevo por ejemplo, las relaciones inter-sexos.

Representaciones de valores antes estables, congruentes, de donde su pretensión de

absolutas, devienen en asincrónicas y disonantes (cfr. BERMAN, 95; 108ss). La sociedad

entonces, se sostiene porque ha desarrollado estrategias de ajuste como la comunicación

conservadora y otras industrias culturales, que permiten a la población adaptarse a vivir en

un estado de crisis permanente, pero sin cuestionar el sistema global ni sus estrategias de

ajuste, las cuales pasan inadvertidas.

Para hacer frente a esa crisis, se incita al sujeto para que se cambie siempre que sea

necesario, así las contradicciones posibles entre los emergentes, por ejemplo, la actividad

de las mujeres iguales a las de los hombres en espacios públicos o la administración del

embarazo, y los modelos establecidos, en el ejemplo, la diferencia entre mujeres y

hombres, se hace aparecer como un desajuste individual, se le hace sentir al individuo que

es una situación que le toca decidir como si fuera una crisis personal: dedicarse al hogar y a

la familia o al desarrollo profesional, para continuar con el ejemplo. El problema pues,

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parece no pasar por las prescripciones sociales, sino por las decisiones individuales en el

concierto de las relaciones personales. (Martín S.,08;20).

El confort que el sistema de comunicación debe proporcionar a los sujetos sociales,

a través de las representaciones de un mundo estable y confiable, se reorganiza en la

sociedad global trasladando a cada sujeto individual la carga de resolver las

contradicciones, con tal de mantener intocadas sus pautas organizadoras. Es así como los

procesos de mediación logran articular instancias igualmente importantes para el sistema,

pero contradictorias entre sí, como el caso de la Representación de género de la diferencia,

a la vez que la incorporación del sector femenino de la población al mercado laboral (cfr.

BAOURDIEU, 05; 126).

La traslación de la carga de las contradicciones a los individuos, se produce porque

la enajenación genera identidad desde el consumo. Por un lado, consumo de bienes

materiales, como la moda y, por otro lado, consumo de información.

El consumo de bienes materiales, como la moda, aporta no sólo una guía para la

apariencia, sino también se constituye en una pauta codificante, estructural para el

comportamiento (BOURDIEU, 05; 123): las mujeres se visten en función de su cuerpo, los

hombres en función de su ocupación (nótese la relevancia de la anécdota metafórica del

indicador vestimenta en el análisis).

Por su parte, la mediación cognitiva, el consumo de información, aporta como

cualquier otra industria, diseños desde fuera de los individuos, pero que les induce a una

manera de ser y de comportarse “en consonancia (o en disonancia) con lo que hay (y no

hay), con lo que pasa (y no pasa). Por ejemplo con valores y formas de vivir” (Martín S.,

08;22).

Los procesos de mediación no son definitivos, se suceden unos detrás de otros,

llenando unos los huecos que dejan los otros. Se abre la oportunidad de explorar, si no

todos, otros campos de operaciones mediacionales como el amor, la democracia, la

corrupción, la educación, las propias tecnologías de la realidad virtual, que permitan

comprender con detalle las dinámicas de reproducción de la sociedad global y plantearse si

cabe un límite para soportar el peso emocional de la crisis perpetua.

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