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o BIBLIOTECA

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~ o

~ BIBLIOTECA

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EL EDIFICIO DE LA CIUDADELA HA SIDO ADECUADO PARA ALBERGAR UNA BIBLIOTECA I

de bibliotecas, como un universo que se multiplica al interior en varios universos distintos,

aunque complementarios. En esta entrevista, el arquitecto Gómez-Pimienta nos cuenta cómo

f ,se adaptó este inmueble para dar cabida a tan singular cosmos y nos detalla el proyecto con el

que edificó la Biblioteca Castro Leal, una de las cinco que se integran a la Ciudad de los Libros.

n 1997 el poeta y ensayista Jaime Moreno

Villarreal, Cle la revista Biblieteca de México, me

pidió conversar con los dueños de cuatró de las

mejores bibliotecas de México. Así disfruté la char­

la de F;lías Tr~btllse, JQsé Luis Martínez, Fernando del Paso y Carlos

Monsiváis. El tiempo que pase con ellos -iünguno era el tipo de en­

trevistado que maneja un discurso siempre idéntico-, fue sumamente

instructivo. Con José Luis Martínez (1918-2007), escritor e rustoriador,

estuve un jueves lluvioso entre las 8 de la noche y las 3 de.lamañana. Su

austera residencia n'o era la casa h~pitual enPolanco:sirÍo una extraor­

dinaria bibliot~ca con ~it;ntos y.cientos de 'libros-distribuidosen las seis

o siete habitaciones del inmueble. Apenas que~aba espacio para vivir y

era hermoso ver al anciano estudioso inclinándose sobre los libros de

la editorial Gallimiud. Por esos días llamé por teléfono a José Emilio ·

Pacheco, cuya biblioteca es casi mítica, y muy gentil~ente me con-

testó que él no dab~ entrevistas p~ró qu~ en su ·casa ya había libros

incluso en el sue~o. ~ Lo mism.o puede décirse de la casa de la calle

de San Simón, a unas cuadras del metro Portales, donde 'vivía

Monsiváis (1938-2010), cuya biblioteca también estará en la

llamada Ciudad de los Libros. El visitante caminaba entre

gatos, libr?s, revistas, éuadros, artesanías mexicanas y

. papeles. Había libros encima de su cama, del

sillón, del buró y de la cómoda. ~

-( Ex libris de Antonio

Castro Leal a partir de

un dibujo del explorador

francés Jean-Frédéric

Waldeck.

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Él observaba el panorama doméstico con una

sonrisa similar a la del gato de Cheshire y,

como este personaje de Alicia en el país de las

maravillas, desaparecía y reaparecía por los rin-

---- cones menos previstos. , "Mira esto. Apenás

quepo': presumía el cronista que comencé a

leer 'en la adolescencia gracias al ejemplar de

Amor perdido que estaba en mi casa familiar.

\ Mientras caminábamos por la casa, yo recorda­

ba_ que mi primera entrevista profesional se

la hice a Monsiváis y que, antes de comenzar

a grabar en un café, me condujo a saludar a

unos amigos suyos, llegados con el exilio es­

pañol, dueños de una tienda de marcos en la

cé~trica calle de Morelos. Al final, antes de

trasponer la puerta, aquel verano del 97, me ob­

sequió un pequeño crucifijo tejido con palma.

,No me extrañó pues él admitía ser un gran

lector de la Biblia. Ésa fue la segunda de las tres

conversaciones que sostuve con Monsiváis, y la

mejor porque vi y escuché maravillas. Por su

parte, Trabulse (1942) me recibió en un estudio

donde había antigüedades e incunables virrei­

nales. El novelista Del Paso (1935), en cambio,

no tenía su biblioteca en la ciudad de Méxi­

co, así que platicamos en un café cercano a su

departamento de la antigua glorieta de Chil­

pancingo, cercano a Insurgentes. , Aquel año

aprendí algo sobre la belleza de una biblioteca

formada con pasión. Y lo confirmé, en agosto

pasado, recorriendo dos de las bibliotecas que

contendrá la Ciudad de los Libros: la Biblioteca

José Luis Martínez, por donde me guió Miguel

Bañuelos, para quien la gran riqueza de ese

fondo es que él seleccionó lo más granado de

finales del siglo XIX y principios del xx. Tan

sólo en este acervo el público tendrá acceso

a 73 mil 500 piezas bibliográficas y hemero­

gráficas sobre literatura mexicana y universal,

historia y arte; así como la biblioteca que per­

teneció a Antonio Castro Leal, el abogado,

escritor y diplomático que formó una colección

de literatura e historia pero también de música

y danza. "La biblioteca de Castro Leal (1896-

1981) es la gran desconocida", afirma Javier

Castrejón, quien se encarga de ella, "porque

era un hombre de otro siglo, tenía la distancia

de los intelectuales del México de la época': ,

Este fondo bibliográfico cuenta con unos 40

mil volúmenes y casi diez mil documentos. ,

En esta ocasión el entrevistado es el arquitecto

Bernardo Gómez-Pimienta (1961), comisio­

nado no sólo para construir la biblioteca del

potosino Castro Leal sino para diseñar, CQn el

arquitecto Alejandro Sánchez García, un plan

maestro de intervención arquitectónica en la

Ciudadela. Gómez-Pimienta asegura que se

dará un diálogo entre tres vocabularios: los

elementos contemporáneos, la recuperación

de la intervención arquitectónica de los ochen­

ta del siglo pasado, concebida por Abraham

Zabludovsky, y la recuperación del estilo del

siglo XVIII . ,

EL GRAN PÚBLICO Y LA CIUDADELA

Distinguido en 1998 con el Premio Mies van

der Rohe Latinoamericano, entre otros galar­

dones internacionales, Gómez-Pimienta ha

realizado, además de esta biblioteca, la Casa

MTY, en San Pedro Garza García, Nuevo León;

la Casa Francia II, ubicada donde se encontra­

ba la primera embajada de Francia en México;

el Pabellón Aeroespacial que estará situado en

el Museo Tecnológico de eFE y el Hotel Antica­

villa, en Cuernavaca, Morelos. Cuando formulo

la primera pregunta puedo ver cierta sorpresa

en su rostro:

Artes de México: ¿Qué va a pasar con los ado­

lescentes de secundaria y prepa que hacen aquí

sus tareas? ¿La vocación de la biblioteca cam­

bia sustancialmente al alojar bibliotecas perso­

nales de escritores y bibliófilos?

Bernardo Gómez-Pimienta: Ese tipo de pú­

blico es muy importante y esta intervención

detonará una mejora general. Los vecinos uti­

lizan la Ciudadela de forma muy intensa. De

hecho, hay una anécdota reciente muy indica­

tiva. En algún momento del proceso me dicen

que la mamá de un niño no está convencida y

quiere hablar conmigo. "¿Podrás presentarle

el proyecto?", preguntan. Acepto y llegan se­

senta mamás y papás que me dicen: "Oye, no

estamos de acuerdo': Incluso un señor, muy

pesado, comenta: "¿Cómo van a cerrar seis

meses un edificio tan grande? Déjenlo abier-

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to, por favor». Respondo que esto no es una

"pintada': que hay hoyos, zanjas, polvo, rui­

do. Eso es demasiado peligroso aún para los

adultos. Al final las mamás callan al hombre:

"Momentáneamente es una lata, pero nos va a

mejorar la vida. Déjalos trabajar". Y así es. Los

vecinos emplean muchísimo ésta que será

una biblioteca de bibliotecas. Los invidentes

vienen, y los que van a ver los avisos de oca­

sión en los periódicos, la gente de la estación

del metro Balderas que llega a recorrer el edi­

ficio, los vendedores ambulantes de videos pi­

rata y los que bailan danzón en la plaza. En la

zona de consulta general, el público del barrio

podrá hacer las tareas o leer a Octavio Paz.

AM: ¿La Ciudad de los Libros llegará a ser la

"gran hazaña cultural del siglo XXI': como dijo

Carlos Monsiváis a Consuelo Sáizar, la directora

del Conaculta, cuando esto estaba en ciernes?

BGP: Tuvo toda la razón Monsi. El proyecto

tiene muchas cosas positivas. Nosotros quere­

mos que los patios sean patios. Recuperamos

un edificio abandonado del siglo XVIII . Eso

ya es maravilloso, pero además se recupera la

intervención de los ochenta de Zabludovsky.

Sus domos se taparon después de 25 años y va­

mos a dejarlos como los pensó originalmente.

El tercer objetivo -adquirir varias bibliotecas

personales- es fundamental. Con cumplir úni­

camente eso ya sería sensacional. Estamos ubi­

cando en la Ciudadela las cinco bibliotecas

una al lado de la otra. Todo el acervo se está

digitalizando para hacerlo accesible a la gente.

AM: ¿Cuál es el fundamento del plan maestro

de remodelación?

BGP: Se consideran varias vertientes por tra­

tarse de un edificio de tres hectáreas: 1) Había

que entender cómo funcionaban y reordenar

programáticamente las diversas funciones;

2) Hubo que recuperar las circulaciones tanto

del eje norte-sur, como las perimetrales, por­

que el edificio estaba fraccionado y entre uno

y otro segmento no había comunicación. No

había manera de pasar de un patio a otro y re­

tiramos todos para volver a entender no sólo

la circulación entre áreas sino el funciona­

miento. El edificio se inundaba y era un desas­

tre. No solamente había tuberías por dentro,

59

sino que los drenajes de toda la zona estaban

llenos de lodo y mugre. ~ Descubrimos un

colector que pasa por la calle de Enrico Mar­

tínez. El tubo de dos metros de diámetro data

de la época de Porfirio Díaz y tenía un tramo de

un metro y veinte centímetros totalmente obs­

truido. Por otro lado, los vendedores ambu-

1antes del Metrobús le habían echado grasa y

cemento. Como no se puede desahogar tube­

ría por tramos cortos tuvimos que desazolvar

cinco kilómetros de drenaje. Los baños eran

casi los únicos que había en cinco kilómetros a

la redonda. En cuanto a la electricidad, los ve­

cinos habían colgado "diablitos': El edificio no

había explotado de milagro. Usamos lumina­

rias de bajo consumo e instalamos el sistema

inalámbrico Wi-Fi para el internet. Hicimos

entonces un planteamiento de intercomuni­

cación digital. La infraestructura fue muy im­

portante: limpiar parches, remozar acabados

como parte de un proyecto integral con pisos

a diferentes niveles. Hemos retirado los mate­

riales no originales y estamos cubriendo todo el

edificio. Así se eliminan obstáculos. Todos po­

díamos tropezarnos habiendo tantas rampas. ~

UN ESPACIO PARA TODOS

Gómez-Pimienta habla, asimismo, del nuevo

piso de lava volcánica: un elemento que da

unidad porque aglomera los espacios. Unos

días después de la entrevista observo, a la

salida de la Biblioteca José Luis Martínez, los

canales para bastones de ciegos y los avisos en

braille para leerse con el bastón. De hecho,

aquí no sólo habrá libros en braille sino en

audio, porque este tipo de escritura se des­

gasta. En todo el edificio hay guías táctiles

para los invidentes. La construcción, de 170

X 170 metros cuadrados, ha envejecido muy

bien: con un hundimiento de 60 metros im­

perceptible para el ojo humano. Agrega el

entrevistado: "Te enteras de que se inunda

porque el agua tiene la mala costumbre de

irse horizontalmente. El edificio estaba fuera

de la ciudad y los muros tenían dos metros de

espesor, excepto arriba donde el espesor es

de un metro". ~

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AM: ¿Cómo van a disponerse las áreas ajenas a

los fondos bibliográficos como las librerías, la

"bebeteca", el teatro y otras?

BGP: Estamos volviendo a acomodar las dife­

reIltes secciones en el acceso norte. Ahí habrá

dos librerías: una de Educal para adultos y

otra par~niños. Había un teatrito en mal esta­

do qu~ se ha trasladado a una de las esquinas

para que la gente llegue desde dentro y pueda

~rse por ~na salida independiente al terminar

la función. Hay ahí una pieza artística del Dr.

'Lakra. Las butacas van sobre gradas móviles

con diferentes acomodos, sea a la italiana o al

vacío. {\rriba habrá una parrilla para que, de

maneraísegura, se pueda fabricar la escenogra­

fía, así cQmo cuartos donde entrenen los acto­

res y vestidores. ~ En cuanto a la librería para

niños, con acceso independiente por la calle de

Enrico Martínez, debo aclarar: no es una guar­

dería, sino una librería donde tú acompañas

, a tu hijo para que, mediante nuevas tecnolo­

\gías, adquiera el gusto por la lectura. Estamos

abriendo más patios para que los niños puedan

jugar. En este espacio la artista invitada es Ma­

gali Lara. Ella dice que los niños siempre están

v~~ndo para abajo, por lo que la obra artística

va en el piso. Hicimos galerías para exposiciones

y cuartos de cómputo con alrededor de setenta

l computadoras para todo público. Ahí estamos

adecuando uno de los patios como zona de lec­

tura. La gente podrá sacar libros y ponerse a

leer. Cada uno de los patios principales tiene

una intención diferente de uso, como el patio

d~ los escritores, concebido para presentacio­

nes de libros y conferencias. Un segundo patio

albergará la hemeroteca del Fondo Reservado

donde, además, se proyectarán películas por

las noches. Y otro es para la gente que trabaja

en la Biblioteca. Al comunicar todas las áreas

se hace innecesario contratar gente en exceso.

AM: Hablabas también del centro geográfico

del edificio .. .

BGP: Recuperamos el cernidor del centro del

edificio y ahora funciona como un centro geo­

gráfico. Para recuperar muros tuvimos que

demoler las losas de los patios que se fueron

construyendo con el tiempo. Y también para

que haya más luz y un micro clima. En el Cen-

60

tro de la Imagen está volviendo a trabajar Isaac

Broid, quien ya hizo una intervención en los

noventa. La idea es comunicar este museo con

la Ciudad de los Libros. Las instalaciones son

sustentables y de bajo consumo energético.

Hicimos una investigación sobre los sistemas

constructivos de las bóvedas. Encontramos

que algunas estaban inundadas justamente en

Balderas, lugar donde hubo una acequia. Ahí

tenemos agua, mientras que la zona corres­

pondiente a la calle de Enrico Martínez es más

seca. Éste es el primer edificio del siglo XVIII

que va a funcionar ecológicamente de acuer­

do con los parámetros del siglo XXI. Por otro

lado, estamos rehaciendo las fachadas. En al­

gún momento se retiraron los recubrimien­

tos y los muros absorbían mucha humedad.

Rehicimos los acabados exteriores con cal y

baba de nopal, como en el siglo XVIII. La fa­

chada será roja. La vegetación del exterior se

va a renovar. Había plantas, .arbustos y árboles

enfermos o muertos. Los árboles sanos tenían

muchísimas raíces que tapaban el edificio y

lo deterioraban. Anteriormente los baños es­

taban concentrados en la puerta norte. Como

éste es un edificio abierto al público, estamos

reubicándolos. Hay núcleos principales para

que todo sea mucho más eficiente y la gente

no tenga que circular de lado a lado. Los mate­

riales son casi indestructibles por la intensidad

de uso que van a tener. Estamos sobrados de

reglamento yeso es importante. Por último, se

está planeando que haya una cafetería. ~

CRUJÍAS PARA 50 MIL LIBROS

AM: En marzo pasado se inauguró la Biblioteca

Antonio Castro Leal que estuvo a tu cargo.

BGP: Así es. A Alejandro Sánchez García le

tocó la Biblioteca José Luis Martínez y a mí la

Castro Leal. Algunas bibliotecas son espacios

de consulta con una o dos crujías. Cómo de­

cía, todas cuentan con la pieza de un artista.

En Consulta General tenemos cuatro. Tuve

la suerte de conocer la casa de Castro Leal,

ubicada en Coyoacán. La pude visitar con su

hija Marcia. Ahí estaban los libreros, ya vacíos,

de piso a techo. Forraban toda la casa y eran

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de madera café oscuro. Retomé estos dos ele­

mentos, aunque en las crujías siguen un orden

estructural que tiene que ver con la bóveda

catalana con viguetas metálicas c~da metro y

medio. Lo primero fue entender este ritmo es­

tructural. A partir de eso cada vigueta nos da

el orden básico de esta biblioteca. Nosotros no

podemos tocar los muros históricos y la biblio­

teca tiene una estructura metálica que no se ve

separada de las paredes. Cada dos viguetas se

ubican libreros que miden casi tres metros de

eje a eje. ,. En la parte de atrás aprovechamos

para meter la inyección de aire y las instalacio­

nes eléctricas. Todo eso quedó oculto. Hay un

kilómetro de entrepaños para que quepan 50

mil ejemplares y en cada uno hay un saque de

iluminación para que los lomos de los libros

sean los protagonistas de esta biblioteca. Cada

lomo está iluminado y, de alguna manera, vi­

bra. Quisimos que todo fuera lo más luminoso

posible por lo que el piso es de madera clara y

los muebles de adentro son blancos, sean de

vidrio o de piel. Hay cuatro espacios principa­

les. En el primero trabaja la gente de la biblio­

teca, que controla que no se roben los libros y

demás. Después tenemos una zona donde se

puede trabajar en grupos de tres o cuatro, así

como otras mesas largas para investigadores.

En la cuarta zona, la de sillones con mesitas

bajitas, la gente puede trabajar de manera más

informal. Tuvimos la suerte de diseñar sillones

y mesas de varios tamaños porque eso también

lo hacemos en el despacho. Eso te da una vi­

sión muy interesante: empieza desde el obje­

to que tocas y se continúa en el lugar donde

te pones a trabajar. Es una visión integral. ,.

Cuando visité la biblioteca, Javier Castrejón

me mostró el juego doble de luces que permi­

te ver de distinta forma los libreros. Como los

libros van a estar digitalizados casi no habrá

necesidad de consultarlos directamente. No sé

si eso me gusta, pero garantiza la integridad

de cada volumen. Me muestra también, en la

sección de libros dedicados, uno que Juan José

Arreola obsequió al viejo sabio: ''A don Anto­

nio Castro Leal, un lector que ambiciono. Juan

José Arreola. Noviembre 14 de 1952': "

AM: Para finalizar, Bernardo: ¿Qué reto principal

representó la Biblioteca Antonio Castro Leal?

BGP: Una de las cosas complicadas que su­

ceden, sobre todo con edificios tan antiguos,

es que, aunque tenemos planos, cada vez que

hacemos un hoyo aparecen cimentaciones que

no conoCÍamos. Por eso hemos tenido que ir

adecuando el proyecto. La restauración es ha­

cerle bien al edificio, entenderlo. Yeso toma

mucho tiempo. ,. Gómez-Pimienta se emocio­

na a medida que habla: "Controlamos la hume­

dad. Pudimos quitar las etiquetas con un lector

digital y los libros están mucho más limpios.

Los hemos organizado de la misma forma en

que él los tenía, es decir por países. Están Fran­

cia, España, Inglaterra y otros, porque él fue

diplomático. También hay objetos personales

como diplomas y condecoraciones para que la

gente sepa quién era el dueño de esa biblioteca.

Fue rector de la UNAM a los 31 años, fundó la

Facultad de Economía, y después fue director

de Bellas Artes. Creó con otras personalidades

el grupo de los Siete Sabios que luego dio lugar al

Ateneo. Empezar a trabajar con él para hacer una

biblioteca al estilo del siglo XXI era importante':

,. y así parece haber sido: Era necesario enten­

der quién era Castro Leal para trasladar el espí­

ritu de su biblioteca a la Ciudad de los Libros . ..

Magali Tercero. Periodista. Autora de, Cuando

llegaron los bárbaros... Vida cotidiana y narco­

tráfico, San Judas Tadeo, santería y narcotráfi­

co, Cien freeways: D.F. y alrededores y coautora,

junto con Teresa Conde, de Frida Kahlo. Una

mirada crítica. Su obra está incluida en A uste­

des les consta. Antología de la crónica en México,

compilada por Carlos Monsiváis. Obtuvo con

"Culiacán, el lugar equivocado': publicado en

Letras Libres, el Premio Nacional de Periodis­

mo Cultural Fernando Benítez 2010. También

es Premio de Excelencia SIP 2007 (Miami, rama

crónica) y Premio Nacional de Crónica Urba­

na Manuel Gutiérrez Nájera UACM 2005. Es

columnista del suplemento "Laberinto" de Mi­

lenio, del semanario "Domingo" de El Univer­

sal y de la revista Cultura urbana. Pertenece al

SNCA desde 2007. Fue jefa de redacción de Artes

de México entre 1989 y 1998.